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La historia del airbag, esa bolsa que salva vidas, es -como tantos otros inventos

importantes- mucho mucho más antigua de lo que se cree y tiene su origen en la


industria aeroespacial . Los orígenes del airbag se remontan a la II Guerra Mundial,
cuando hubo pilotos que llegaron a disponer de unos trajes de supervivencia que se
podían llenar de aire para que flotaran en el agua y algunos de ellos los activaban
cuando iban a sufrir un impacto, para retener su cuerpo.

En 1952, La primera patente de un airbag, registrada por el ingeniero


norteamericano John Hetrick a quien se le ocurrió el boceto después de
sufrir un accidente de automóvil con su familia. esa misma década General
Motors, Ford y Daimler iniciaron sus investigaciones sobre el airbag. En
cuanto empezó sus investigaciones sobre el airbag como dispositivo de
retención, en 1957, Ford se dio cuenta de que era imprescindible desarrollar
unos sensores más veloces y un sistema de llenado más rápido. Para que
el airbag pudiera ser eficaz, la bolsa debía hincharse entre 20 y 40
milisegundos después del impacto. En 1967, Allen Breed ideó un sensor
electromecánico que resultó ser básico para que el primer airbag llegara al
mercado.

Después de los prototipos presentados y probados por casi todos los


fabricantes de automóviles de EE. UU., el primer automóvil de producción
en presentar la innovación fue el Oldsmobile Toronado de 1973, seguido de
otros modelos de Buick y Cadillac.

La idea de Hetrick, para funcionar correctamente, requirió de numerosas


pruebas y mejoras tecnológicas, entre ellas el sensor de impacto, inventado
por Allen K. Breed, por lo que recién en los años setenta los fabricantes de
automóviles estadounidenses comenzaron a comercializar los primeros
modelos con este dispositivo a bordo, pero no fue un éxito y fue abandonado.
Hetrick no recibió ninguna compensación por su invento, aparte de la
gratitud de aquellos cuyas vidas había salvado.

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