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Un motor a reacción, es un tipo de motor que descarga un chorro de fluido a gran velocidad
para generar un empuje de acuerdo a las 2da y 3ra Leyes de Newton. Esta definición
generalizada del motor a reacción incluye turborreactores, turbofanes, cohetes y
estatorreactores pero, en su uso común, el término se refiere generalmente a una turbina de
gas utilizada para producir un chorro de gases para propósitos de propulsión.
La idea del vuelo con aparatos propulsados por reacción es mucha más antigua de lo que
podemos suponer. Aún antes de que Newton enunciara su famosísima ley, un filósofo
alejandrino −Heron− la empleo para hacer girar su "eolipila", una esfera hueca que recibía
la presión del vapor obtenido de una caldera.
El vapor se producía en uno de los soportes del eje de la esfera y salía por dos toberas
tangenciales, cuya reacción originaba una cupla que la obligaba a girar. Si bien este
dispositivo no pasó de ser un juguete con mucha inventiva, esbozó en su tiempo uno de los
descubrimientos más rentables de la humanidad. En cambio, el que si pensó en la utilidad
de las turbinas (del latín turbinis, remolino) para producir trabajo fue el italiano Giovanni
Branca, quien en 1629 ideo un dispositivo para la molienda que se basaba en una rueda de
paletas accionadas por un chorro de vapor. El giro era transformado mecánicamente en
movimientos alternativos, y se lo aprovechaba para moler los granos en varios morteros.
La concepción de aparatos volantes basada en esta ley física estuvo dominada durante
siglos por el cohete de propelente sólido, un dispositivo muy espectacular pero de escasa
utilidad. La primera patente de una turbina de gas fue obtenida por John Berber en 1792,
pero al no ofrecer posibilidades prácticas su máquina no prospero más allá del croquis.
La utilización de estas estaba limitada a maquinas donde su peso no importara (buques,
locomotoras). Sin embargo a fines del siglo pasado todavía algunos visionarios de la
actividad aérea sé aventaron a incluirla en sus diseños, entre ellos Ader y Henson, pero no
turbinas específicamente sino alternativas, que por entonces habían alcanzado su máximo
desarrollo.
A comienzos de este siglo con el advenimiento del motor de combustión interna, el vuelo
mecánico comenzó a desarrollare a pasos agigantados, lográndose los mejores resultados
con el propulsor de pistón de encendido eléctrico. Sin embargo, paralelamente al desarrollo
de esta planta de poder, no pocos ingenieros e inventores dedicaban muchas horas y dinero
al estudio de la propulsión a reacción con fondos privados, pues ningún estado manifestó
interés en artefactos que estaban en franca desventaja con los que se producían por
entonces.
Los primeros ensayos con reactores se limitaron al estudio de distintas combinaciones de
toberas y al empleo de los gases de la combustión. En 1908 el francés Rene Lorin, intento
aprovechar, aunque equivocadamente los gases de escape de un motor ortodoxo, pero la
potencia obtenida era muy inferior a la disponible en el eje del cigüeñal, razón por la cual el
mismo autor desechó el proyecto, no obstante, Lorin obtuvo importantes conocimiento en
la utilización de toberas, que en 1913 le permitieron conseguir un dispositivo
considerado actualmente como el antecesor del moderno estato reactor.
A mediados de la primera guerra mundial otro francés, O. Morize y un británico H. Harris,
propusieron en forma independiente el empleo de un compresor accionado mecánicamente
en el que los gases de la
Combustión pasaban a través de una tobera para obtener la fuerza propulsora deseada.Cada
uno por su lado, coincidieron en la utilización de un compresor para darle al aire una cierta
presión y su posterior inyección en una o varias toberas, al mismo tiempo que se inflamaba
el combustible atomizado.
Entre las originalidades del dispositivo de Harris debemos señalar que empleaba un
compresor centrífugo y estaba diseñado para quemar una gran variedad de combustible,
entre ellos carbono en polvo. Además contemplaba la posibilidad de orientar la salida de
gases, con el fin de contribuir al control de la aeronave, idea que resulto para su tiempo
revolucionaria.
En las décadas del ´20 y del ´30 proliferaron los intentos para obtener resultados prácticos
con estatoreactores y los pulsoreactores.
En 1928 el inventor alemán Paul Schmidt investigo el proceso de combustión intermitente,
y fue quizás el primer estudioso de la propulsión de reacción que recibió una
financiación efectiva por parte del estado, subsidio que duro hasta el final de la segunda
guerra mundial y que retribuyo el gobierno alemán con la puesta a punto de la planta de
poder de las famosas V−1. Por aquel entonces, Robert
Goddard, HemanOberth y otros escribían el primer capítulo de la era de los cohetes,
mediante el empleo de propelentes líquidos.
Es el tipo de motor a reacción más simple de todos. Consiste en una tubería hueca.
Compone tres partes, la entrada es el difusor, que hace que baje la velocidad del aire e
incremente su presión. En la parte central se encuentra la cámara de combustión, donde este
aire a alta presión se mezcla con el combustible y donde se produce el encendido de la
mezcla. La última parte es la tobera, en la que los gases pierden presión y ganan velocidad.
Como norma general, se emplean lo que se denominan “Toberas adaptadas”, es decir, la
presión de los gases es igual a la presión atmosférica. Para que este motor funcione, el
vehículo debe encontrarse ya en movimiento, así que suelen ser aviones lanzados desde
otros aviones, o bien misiles... Este motor no tiene utilidad fuera del mercado militar o
aviones de investigación.
Pulso-reactor
Este sistema de propulsión es similar al anterior, y fue utilizado ya en la 2da guerra mundial
en la Bomba V1.
El sistema de propulsión consiste en un motor del tipo llamado “pulso-reactor”, formado
por un tubo de acero soldado, que componía el difusor, cámara de combustión y tobera al
igual que el estatoreactor.
A la entrada del tubo (difusor) se encontraba una válvula de persiana y nueve inyectores de
combustible. La velocidad de avance hacía que la válvula se abriera, entrando aire en la
cámara de combustión, en la cual era inyectado el combustible. La presión inicial de la
combustión hacia que la válvula de no-retorno se cerrara, así que el aire se expandía a
través del tubo y era expulsado a gran velocidad a través de la tobera de salida,
proporcionando la propulsión a chorro. La inercia de los gases escapando reducía la presión
en la cámara de combustión, que era alimentada con butano, el cuál era encendido por una
única bujía que se mantenía en funcionamiento hasta que la temperatura de las paredes de
la cámara de combustible era suficientemente alta como para permitir el auto-encendido. La
bajada de presión en la cámara de combustión provocaba la apertura de la válvula y se
comenzaba a repetir el proceso. Esto se realizaba entre 40 y 45 veces por segundo (y daba a
este motor su característico sonido, por el que los aliados la conocieron como la Buzz-
bomb, impulsando a la bomba a una velocidad que variaba entre 624 y 656km/h
Turborreactor
Una vez comprimido el aire, se le hace pasar a la cámara de combustión, que a su vez
puede ser de diversos tipo. En la cámara de combustión se mezcla con el combustible
pulverizado y se quema. Cuanto mayor fuera la temperatura alcanzada, mayor sería el
rendimiento y la potencia del turborreactor. Sin embargo esta temperatura está limitada
(1100ºC máximo, aproximadamente) por los materiales que usamos en construir la cámara,
y los elementos posteriores que han de atravesar los gases a alta velocidad y temperatura.
Finalmente, los gases pasan por la tobera de escape, que tiene la función contraria al
difusor. En la tobera, los gases intercambian presión por velocidad, siendo acelerados.
Como apretar la salida de una manguera de agua
Cuanto mayor es la densidad del aire quemado, mayor es la potencia dada. Así pues, en
días de calor, en los que el aire es menos denso, la potencia sería menor. Eso mismo ocurre
también con la altitud. A mayor altitud, menor densidad de aire. Así pues el techo operativo
del avión viene marcado por su motor.
Turbofan
Al comienzo de emplear los motores a reacción, los más empleados fueron los
turborreactores, reemplazados finalmente por los turbofanes, por ser éstos últimos motores
de menor consumo, para un mismo empuje.
Se le conoce también como turborreactor de doble flujo. Para aumentar la eficiencia de los
reactores, y conseguir el mismo empuje con menor gasto de combustible, nacieron los
turbofanes o turboventiladores. El funcionamiento es el mismo, solo que existe un flujo
adicional de aire que pasa por fuera del motor, es decir, no se quema, y aumenta el empuje
del motor.
Turbohélice y turboeje
El turbo eje es idéntico al turbohélice, pero en vez de llevar acoplada la hélice, se une el eje
a una caja reductora y una serie de engranajes, para transmitir el movimiento a la hélice del
helicóptero P.E.
Turboreactor
Principio de funcionamiento
Unos serán álabes de estator y otros de rotor. En ocasiones existe más de un compresor,
siendo denominado el más próximo a la entrada de gases “de baja” (presión) y el más
cercano a la cámara de combustión “de alta” presión. En un compresor axial de 15 etapas
podríamos aumentar la presión 24 veces.
Una vez comprimido el aire, se le hace pasar a la cámara de combustión, que a su vez
puede ser de diversos tipo. En la cámara de combustión se mezcla con el combustible
pulverizado y se quema. Cuanto mayor fuera la temperatura alcanzada, mayor sería el
rendimiento y la potencia del turborreactor. Sin embargo esta temperatura está limitada
(1100ºC máximo, aproximadamente) por los materiales que usamos en construir la cámara,
y los elementos posteriores que han de atravesar los gases a alta velocidad y temperatura.
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Finalmente, los gases pasan por la tobera de escape, que tiene la función contraria al
difusor. En la tobera, los gases intercambian presión por velocidad, siendo acelerados.
Aunque este proceso de expansión reduce tanto la temperatura como la presión del gas,
estos se mantienen generalmente superiores a los del medio. El flujo de gas de salida de la
turbina se expande a la presión ambiental a través de una tobera de propulsión, produciendo
un chorro a altas velocidades.
Si la velocidad de este chorro de gases supera a la velocidad del avión, entonces hay un
empuje neto hacia delante.
Las toberas suelen estar adaptadas, siendo la presión de salida igual a la atmosférica, entre
otras cosas, hace que la expulsión de gases sea más silenciosa (si se formara una onda de
choque a la salida, el ruido sería mayor).