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En particular, los titulares de la vindicta pública tuvieron por
cierto “la existencia y funcionamiento de una asociación ilícita de
carácter estable y permanente ideada con motivo de un acuerdo
de voluntades entre los ex Presidentes de la Nación, Néstor
Kirchner y Cristina Fernández, ex funcionarios públicos de distintas
agencias estatales y otras personas de su extrema confianza,
montada en base a una división de roles definidos y estratégicos
dentro y fuera de la estructura administrativa del Estado, y
sostenida ininterrumpidamente a lo largo de más de 12 años,
destinada a cometer múltiples delitos para sustraer y apoderarse
ilegítimamente y de forma deliberada de millonarios fondos
públicos”.
Puntualizaron que “la integración de esta organización
criminal tuvo como jefes a los ex primeros mandatarios Néstor
Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández, y como
organizadores al ex Ministro de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios Julio Miguel De Vido, al ex Secretario de Obras
Públicas José Francisco López, al ex Subsecretario de Coordinación
de Obra Pública Federal Carlos Santiago Kirchner, al ex
Administrador General de la Dirección Nacional de Vialidad Nelson
Guillermo Periotti, al amigo personal y socio comercial de los ex
Presidentes, Lázaro Antonio Báez, entre otras personas. Esta
asociación delictiva, como dijimos, funcionó en forma estable y
permanente dentro de la estructura administrativa estatal y fuera
de ella a través de la instauración de una ingeniería societaria
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en las causas n° 11.352/14 —denominada públicamente
‘Hotesur’— y n° 3732/16 —conocida como ‘Los Sauces’— y
consistió en definitiva en que los jefes de la asociación ilícita
recibieran una parte de los fondos que habían sido sustraídos por
la organización criminal que ellos dirigían y que pudieran disponer
libremente de ellos.”
En lo que hace al tramo de la investigación elevada a esta
instancia plenaria, concretamente reconocieron como “punto de
partida la instrumentación de una compleja maniobra de
corrupción perpetrada dentro de la Administración Pública, en la
que una estructura permanente y coordinada de personas —
principalmente funcionarios públicos— logró la sustracción de
fondos millonarios por medio de la defraudación al Estado
Nacional a través de la obra pública vial en la provincia de Santa
Cruz. La modalidad escogida para la apropiación de los fondos del
Tesoro Nacional fue adjudicar prácticamente el 80% de la obra
pública vial de la provincia a la que intencionalmente más dinero
se direccionó en nuestro país a uno de los miembros de la
organización criminal, Lázaro Báez, quien recibió entre los años
2003 y 2015 contrataciones del Estado por valores cercanos a
8.000 millones de pesos, monto que actualizado a agosto de 2016
asciende a la suma de prácticamente 46.000 millones de pesos.”
Para ello necesitaron, siempre según la acusación estatal,
de “la participación criminal organizada de funcionarios públicos
nacionales y provinciales que direccionaran en forma permanente
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Con relación a los imputados Abel Claudio Fatala, Raúl
Osvaldo Daruich, Mauricio Collareda, Héctor René Jesús Garro,
Juan Carlos Villafañe, Raúl Gilberto Pavesi y José Raúl Santibáñez,
formalizaron su reproche únicamente a tenor de la figura de
administración fraudulenta a la que se hiciera referencia con
anterioridad.
II.- Por su parte, el representante de la Unidad de
Información Financiera y la titular de la Oficina Anticorrupción,
ambos organismos bajo la órbita del Ministerio de Justicia y
Derecho Humanos de la Nación y constituidos como partes
querellantes en autos, formalizaron sus requerimientos de
elevación a juicio a fs. 7589/7682 y 7725/7838 respectivamente.
En cuanto al desarrollo de la plataforma fáctica y el
encuadre normativo asignado, a sus presentaciones nos
remitimos a efectos de evitar reiteraciones innecesarias,
destacando únicamente que, en lo esencial, resultan coincidentes
con lo planteado por los Sres. Fiscales de instrucción.
III.- Con ese panorama, es que luego de radicada la
presente causa por ante este Tribunal Oral en lo Criminal Federal
nro. 2, a través de la resolución que luce a fs. 8809/8814, se
declaró la conexidad subjetiva y objetiva de esta investigación
con aquella registrada bajo el nro. 3017/2013/TO1 que, en la
actualidad, tramita por ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal
nro. 4.
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del órgano judicial a intervenir, en tanto Báez afronta acusaciones
por delitos de acción pública en una misma jurisdicción.
C) Asimismo, sostuvimos que existen otras y mejores que
justifican y aconsejan la tramitación conjunta de ambos
expedientes pues, a la luz de las previsiones del art. 41, inc. 2°, del
ritual, se encuentran vinculados por una relación de conexidad
objetiva.
Resaltamos las afirmaciones realizadas por la Sala II de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal en cuanto a que el complejo esquema de blanqueo de
capitales habría sido pergeñado “para canalizar -al menos- parte
de las ganancias procedentes de aquel sistema de
direccionamiento de los fondos públicos” y las oportunidades en
los que los tribunales intervinientes han resaltado la comunidad
probatoria, identidad de imputados y demás beneficios de
entender en forma universal y global las maniobras delictivas a las
que se hizo referencia.
A tal punto que el Sr. Juez instructor de la causa nro.
3017/2013, en su auto de mérito del día 25 de agosto del año
2017, decretó su incompetencia parcial por razones de conexidad
en favor del Juzgado del fuero nro. 10 para que se acumule a la
presente causa. Si bien tal temperamento fue revocado por el
tribunal de alzada el día 25 de octubre del año 2017 (ver trámite
del incidente identificado con el nro. CFP 3017/2013/227/CA62),
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Por eso concluimos, en aquella ocasión, que la unidad de
juzgamiento se compadece con un buen servicio de
administración de justicia, se evitaría el pronunciamiento de
sentencias contradictorias y, por sobre todas las cosas, se
respetaría el principio de inmediatez de la prueba y permitirá un
análisis único, conglobado, integral y “bajo un mismo paradigma
delictivo” de una serie de expedientes que, como vienen
resaltando tribunales y partes intervinientes, parecería ser
diferentes dimensiones de un único designio criminal.
D) Por todo ello y conforme lo establece el artículo 42, debe
hacerlo aquél que investigue el delito “más grave” (inc. 1).
Superada la comparación de escalas penales en juego en ambas
investigaciones, concluimos que debe ser aquél que tramita la
causa nro. 3017/2013/TO1 quien concentre y unifique la
tramitación de ambos procesos.
IV.- Nuestros distinguidos colegas que integran el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal nro. 4, a través del decisorio que luce a
fs. 8829/8836, decidieron rechazar la competencia atribuida,
devolver las actuaciones e invitar a los suscriptos a que, para el
caso de mantener la posición sustentada, sea el Superior común
quien dirima la contienda. Proposición que, por cierto, a través del
presente interlocutorio habremos de aceptar.
Para fundar tal decisión presentaron una serie de
argumentos que, en honor a la brevedad, a ellos nos remitimos y
que aquí damos por reproducidos.
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tramitación”. En sus propias palabras, he ahí “el quid de la
cuestión”.
V.- Dicho esto, corresponde que nos adentremos al fondo
del asunto, adelantando desde un principio que habremos de
mantener el criterio sustentado a fs. 8809/8814 y, en
consecuencia, aceptaremos el convite realizado por el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal nro. 4 de elevar los presentes actuados
al Superior para que dirima el conflicto de competencia suscitado.
A) Como se advierte de una simple constatación del
desarrollo argumental planteado, el fundamento central que
presentamos en nuestra declinatoria de competencia no se
encuentra controvertido, esto es, que se verifica la conexidad
subjetiva establecida en el art. 41 inc. 3° y que a su vez el art, 42
inc. 1° del CPPN imponen que sea el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nro. 4 quien intervenga en la sustanciación de un único
debate. Los reparos en términos de conveniencia procesal que
fueron planteados serán abordados al final de esta consideración.
B) Lo que fue controvertido y, por lo tanto, constituye
objeto de discrepancia jurídica, es la declaración de conexidad
objetiva que dispusiéramos en los términos del art. 41 inc. 2° del
código de rito.
Nuestros colegas negaron enfáticamente cualquier tipo de
relación procesal y probatoria entre ambos expedientes y
afirmaron, con relación a la necesidad de un abordaje global e
integral de los sucesos que fue planteada por la totalidad de los
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ella o una autónoma), de lo que no queda duda es que, por
definición, resultan estructural y dogmáticamente equiparables
uno a otro y, por ello, aplicables las consideraciones mencionadas
con anterioridad.
Precisamente por eso es que entendemos que no resulta
válido el argumento presentado por el Tribunal declinante, en
tanto que la especial relación que une a los ilícitos investigados en
ambos expedientes resulta por demás suficiente para dar por
satisfechos los requisitos establecidos por el legislador para
considerar que entre ambas pesquisas existe una relación de
conexidad objetiva, en los términos del art. 41 inc. 2 del CPPN.
Ello no implica, como presuponen nuestros colegas, que
cuestionemos la autonomía e independencia propia del delito de
lavado de activos ni mucho menos que entendamos que la
acreditación del delito precedente constituya un elemento
objetivo del tipo. Por el contrario, compartimos las afirmaciones
realizadas en tal sentido, pudiendo compulsarse el análisis que
sobre tal estructura típica realizamos en la causa nro. 1807
“Miceli, Felisa Josefina s/ inf. art. 277 inc. 2° en función del inciso
1° “c” y agravado por el inciso 3 “d” en concurso real con el delito
previsto en el art. 255, ambos del C.P.” (sentencia del 6 de febrero
del año 2013).
Pero además, nuestros colegas del TOF 4 cuestionaron la
comunidad probatoria que existiría entre ambas investigaciones al
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3037862/2013/TO1/11/CFC9 –registro nro. 284/17 de fecha 6 de
abril de 2017).
Similares consideraciones fueron valoradas por el Sr.
Representante del Ministerio Público Fiscal a fs. 8818/8819 de
estos actuados, en tanto solicitó se proceda a la unificación de
ambos procesos, recordando el contenido de las
recomendaciones efectuadas por esa sala del Tribunal casatorio al
momento de confirmar los procesamientos de Báez, Pérez Gadin,
entre otros. Nuevamente: se apoyó en la necesidad de “analizar
con una visión global e integradora”.
Por las razones de hecho y derecho que brindamos en esta
ocasión, sumadas a las volcadas a fs. 8809/8814, es que
entendemos que ambas investigaciones se encuentran vinculadas
a partir de una relación de conexidad objetiva que, a la luz del art.
43 del CPPN, imponen que sea un único tribunal quien afronte
uno o, incluso, dos debates por separado pero respetando la
mirada global y concentrada que exige el tribunal superior.
C) Precisamente esta afirmación es determinante para
abordar el último de los aspectos que se encuentra controvertido
entre ambas judicaturas: la supuesta inconveniencia que traería
aparejada la concentración de los expedientes.
Nuestros distinguidos colegas del Tribunal del fuero nro. 4
presentaron un desalentador panorama ante la eventual
unificación: “retardo colosal e innecesario” fueron algunas de las
frases que escogieron para describir la situación, y afirmar que
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Código Penal”) y dos procesos en los que se investigan crímenes
de lesa humanidad (causas nros. 2315 caratulada “Muiña, Luis y
otro s/ inf. Art. 80 inc. 2° del C.P.” y 2484 caratulada
“Monteverde, Enrique Julio y otros s/ inf. arts.144 bis inc. 1° y
último párrafo -ley 14.616- en función del art. 142 inc. 1° -ley
20.642- del C.P.N.; 144 bis, último párrafo en función del art. 142
inc. 5° del C.P., en concurso real con inf. arts. 144 ter, primer
párrafo -ley 14.616- del C.P.).
Pero aquí no se trata de sopesar la carga de trabajo de uno
y otro tribunal pues no resultan argumentos de entidad para
decidir sobre la controversia plantada. Es que bajo esa lógica,
podría argumentarse como contrapartida que someter a dos
tribunales orales a una apretada agenda de audiencias por los
próximos meses afectaría de forma directa la duración y posible
culminación de los restantes procesos que ya se encuentran
radicados en ambas sedes. Por el contrario, si fuera un único
tribunal quien debiera sopesar esa carga laboral, de echar mano a
la vía administrativa a la que se hiciera referencia anteriormente,
quedaría neutralizado cualquier riesgo de extensión innecesaria a
los que se aludiera con anterioridad.
Tan sólo resta evaluar si, como lo plantean, la decisión que
nosotros proponemos atenta directamente contra los principios
de celeridad y economía procesal y el derecho que poseen los
acusados de obtener un pronunciamiento judicial rápido.
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reglamentado” (Julio B. J. Maier, “Derecho Procesal Penal. I.
Fundamentos”, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2004, pág. 163).
Es que, al fin de cuentas, no es más que la “forma de traducir a la
realidad cotidiana de la persecución penal la protección necesaria
de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución del
Estado para quien es perseguido penalmente”.
Sin embargo, el propio art. 43 del CPPN otorga la solución
para esos casos: “No procederá la acumulación de causas cuando
determine un grave retardo para alguna de ellas, aunque en todos
los procesos deberá intervenir un solo tribunal”. Máxime en el
presente caso, en el que ambas investigaciones se encuentran en
idéntico estadio procesal.
Y es lógico que así sea, en tanto se preservan los fines
buscados a partir de la acumulación de los procesos por
cuestiones de conexidad objetiva, que persigue la “fusión de todas
las actuaciones originadas en un mismo contexto en un solo
proceso y se justifica con el fin de procurar que no existan
pronunciamientos contradictorios” y que “las incriminaciones
penales se encuentran de alguna manera vinculadas entre sí,
independientemente de que medie relación entre los imputados,
por lo que en estos supuestos la ley considera conveniente que
sea un solo Tribunal el que intervenga en todos los casos, más
aún cuando la prueba emergente de una investigación pueda
influir en la otra habida cuenta la comunidad probatoria
existente” (ver resolución nro. 65/2006 adoptada por el pleno de
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