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PAPELES DE COMPETENCIA
l pasado 30 de septiembre de 1999, el Tribunal de Defensa de la
TAMAÑO

E
Competencia (TDC) decidió desestimar el recurso de PR Larios
EMPRESARIAL Y (Larios) contra el Acuerdo del Servicio de Defensa de la
Competencia (SDC) que sobreseía el expediente incoado contra
PODER DE Bacardí y Cía (Bacardí) por conducta supuestamente abusiva
y desleal. Larios y Bacardí son empresas dedicadas a la
MERCADO NO SON elaboración y comercialización de bebidas alcohólicas, en especial ron. Larios
SINÓNIMOS: denunció a Bacardí ante el SDC por utilizar una publicidad presuntamente
engañosa con el fin de confundir a los consumidores sobre el origen del ron
EL CASO BACARDÍ Bacardí y así dificultar la entrada en el mercado de uno de sus principales
competidores, el ron Havana Club. De acuerdo con la acusación, esta publicidad
constituía una conducta desleal contraria al art. 7 de la Ley de Defensa de la
Competencia (LDC), así como una conducta abusiva de posición de dominio,
en contra del art. 6 de la LDC y del art. 82 del Tratado de Amsterdam (TCE). El
TDC denegó la existencia de un posible comportamiento abusivo por parte de
Bacardí al negar que ésta tenga una posición de dominio en el mercado español
del ron, el mercado relevante tanto para la denunciante como para el SDC. Y
eso, a pesar de que la cuota de mercado de Bacardí en dicho mercado se sitúa
alrededor del 70 por ciento. En unos momentos como los que vivimos en los
que las autoridades de defensa de la competencia, tanto españolas como
comunitarias, parecen poner un fuerte énfasis en la concentración del mercado
como elemento clave a la hora de juzgar su competitividad, ¿está la decisión
del TDC en el caso Bacardí justificada desde el punto de vista del análisis
económico?

¿Por qué es importante detectar una posición dominante


en el mercado?
Un principio económico generalmente aceptado es que un mercado
funciona adecuadamente cuando las empresas que operan en él se comportan
de forma competitiva, ya que, en ausencia de economías de escala importantes,
la competencia asegura el funcionamiento eficiente del mercado, tanto desde
un punto de vista productivo como asignativo. Es por ello que los gobiernos
se esfuerzan, en mayor o menor grado, en asegurar que el funcionamiento real
de los mercados se acerque a este ideal competitivo. De hecho, las autoridades
de defensa de la competencia tienen como objetivo fundamental proteger el
funcionamiento eficiente de los mercados para lo que deben evitar que las
empresas fijen precios de mercado por encima de su nivel competitivo.

En la práctica, esto se traduce en detectar la presencia de aquellas


empresas que son capaces de elevar el precio del mercado, bien de forma
unilateral bien coordinando sus estrategias de negocio, para así poder vigilar
su conducta y evitar que abusen de su posición de dominio (unilateral o colectivo).
Así pues, la razón por la que es importante detectar una posición de dominio
en el mercado radica en la necesidad de evitar todo tipo de abuso que
distorsione la competencia y genere, por tanto, ineficiencias de tipo asignativo
y/o productivo.

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PAPELES DE COMPETENCIA
¿Qué es poder de mercado?
Desde el punto de vista del análisis económico, se dice que una empresa tiene
una posición dominante en el mercado, o bien que goza de poder de mercado, cuando
es capaz de fijar un precio para su producto superior al de sus rivales o competidores
durante un periodo de tiempo sostenido sin perder una parte sustancial de su
cuota de mercado por ello.

De esta definición se deduce que el poder de mercado está asociado a la


capacidad de extracción de rentas de los consumidores a través de la fijación de
precios elevados. Para una empresa con poder de mercado puede resultar factible
y a la vez rentable elevar el precio a cobrar por la venta de su producto por encima
de su coste (incremental). Un precio alto asegura unos mayores ingresos unitarios
pero distorsiona el funcionamiento del mercado al excluir del consumo a algunos
consumidores con valoraciones por el bien superiores al coste de producción pero
inferiores al precio de mercado.

Para que una empresa goce de una posición dominante en el mercado es


necesario que pueda mantener unos precios elevados sin sufrir pérdidas
sustanciales en su cuota de mercado. Si, en respuesta a unos precios más altos, sus
clientes o consumidores finales son capaces de cambiar de proveedor, desplazando
sus compras hacia otros competidores, entonces la empresa no goza de poder de
mercado. En otras palabras, una empresa con poder de mercado puede fijar sus
precios sin verse restringida por la posible reacción de sus consumidores, clientes
y/o competidores.

Finalmente, para que una empresa tenga poder de mercado es necesario que
sea capaz de sostener rentablemente una política de precios altos durante un
periodo de tiempo suficientemente extenso. No se puede hablar de poder de mercado
en sentido estricto si la empresa tan sólo es capaz de mantener unos precios elevados
de forma rentable durante un periodo limitado; el tiempo necesario para que
empresas que estaban fuera del mercado decidan entrar en el mismo para
aprovecharse de sus altos precios.

La definición de poder de mercado que hemos venido discutiendo es


consistente con la definición empleada por el Tribunal de Justicia Europeo (TJE) en
la conocida sentencia United Brands y luego asumida por la Comisión Europea en
su Nota sobre la definición del mercado relevante. Para el TJE: «Una posición de dominio
... constituye una posición de poder económico que otorga a la empresa que la
detenta la capacidad de obstaculizar la competencia efectiva en el mercado
relevante, al proporcionarle el poder de comportarse con relativa independencia
sus competidores, de sus clientes y, en último término, de sus consumidores».

Esta definición, a la que se remite el TDC en el caso que nos ocupa, identifica
correctamente el poder de mercado con la capacidad de actuar con independencia
de competidores, clientes y consumidores, si bien es un tanto vaga al no precisar
cómo se obstaculiza la competencia efectiva y no definir con precisión que se
entiende por «relativa independencia». Desde un punto de vista económico, debe
entenderse que la distorsión de la competencia efectiva consiste en el mantenimiento
de precios supra competitivos, y que el grado de independencia necesario para
identificar poder de mercado está determinado por la capacidad de mantener precios
elevados sin sufrir pérdida de cuota de mercado.

¿Cómo se detecta una posición de dominio en el mercado?


Para detectar una posición dominante en el mercado es necesario en primer
lugar definir apropiadamente el mercado en cuestión, tanto en su dimensión
geográfica como de producto. Si nos centramos en esta última, el mercado relevante
para los propósitos de la política de competencia está compuesto por todos aquellos
productos que compiten entre sí. En otras palabras, los productos que forman parte
del mercado relevante no sufren ningún tipo de presión competitiva por parte de

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PAPELES DE COMPETENCIA
los productos que están fuera del mismo. Así pues, un mercado relevante es un
mercado que toda empresa desearía monopolizar con el fin de elevar rentablemente
los precios de los productos incluidos en el mismo.

De acuerdo con la Comisión Europea en su Nota sobre la definición del mercado


relevante: «el objeto de definir un mercado tanto en su dimensión de producto como
en su dimensión geográfica es identificar a todos aquellos competidores que pueden
... prevenir todo comportamiento que escape a la presión de la competencia efectiva».
Obviamente, cuanto más amplia sea la definición del mercado relevante, es decir
cuanto mayor sea el número de competidores que identifiquemos, menos probable
es que encontremos una posición dominante en el mismo, y viceversa.

Una vez definido el mercado relevante, existen varios tests para determinar si
existe o no una posición dominante en el mercado.

El más utilizado de ellos es el cálculo de las cuotas de mercado de las empresas


participantes. La Comisión Europea parece mantener el punto de vista de que toda
empresa con una cuota de mercado del 40 por ciento o más posee una posición
dominante, aunque tampoco descarta que exista una posición dominante cuando
la cuota de mercado se sitúa entre el 20 y el 40 por ciento. Sin embargo, desde un
punto de vista económico es difícil, sino imposible, definir con precisión la relación
entre cuota de mercado y poder de mercado.

Esto es así por varias razones. En primer lugar, y de forma más importante, la
cuota de mercado de una empresa no es exógena sino que depende de su política
de precios y, por tanto, de su eficiencia productiva. Una empresa con costes
relativamente más bajos que los de sus rivales puede permitirse fijar un precio
menor a los precios de éstos y, como resultado, obtener una mayor cuota de mercado.
Pero eso no quiere decir que goce de una posición de dominio, ya que si elevara su
precio por encima de los precios de sus competidores, sus clientes le abandonarían
y su cuota de mercado se reduciría de forma sustancial.

En segundo lugar, las cuotas de mercado prevalecientes en un momento dado


no reflejan la presión competitiva ejercida por los competidores potenciales, es
decir por todas aquellas empresas que estando fuera del mercado decidirían entrar
en él si el precio de mercado fuera suficientemente alto. En consecuencia, es necesario
determinar si existen o no barreras a la entrada sustanciales antes de poder concluir
que existe una posición de dominio en el mercado.

Finalmente, la cuota de mercado de una empresa puede ser alta por razones
históricas, por ejemplo porque esa empresa fue la primera en desarrollar el producto
en cuestión. Sin embargo, eso no indica poder de mercado, ya que la empresa
puede haber perdido y seguir perdiendo cuota de mercado como consecuencia de
la entrada gradual de nuevos competidores. Para poder establecer la existencia de
una posición de dominio a partir de las cuotas de mercado de las empresas es
preciso que dichas cuotas persistan en el tiempo.

Conclusión: una resolución que deja un buen sabor de boca


En el caso de la denuncia por supuesto abuso de posición dominante por
parte de Bacardí, el TDC decidió desestimar el recurso de Larios contra lo dispuesto
por el SDC al argumentar que Bacardí no pudo abusar de una posición de dominio
de la que no gozaba. Y no porque el mercado relevante fuera más amplio que el
propuesto por la denunciante, sino porque incluso definiendo el mercado de la
forma más estrecha posible, esto es el mercado español del ron, no «hay prueba
alguna en el expediente, ni razonables indicios, de que la denunciada tenga
independencia de comportamiento, ni respecto de los consumidores ni tampoco de
los competidores. Más bien el expediente evidencia lo contrario; es decir, que entre
los principales competidores ... se da una fuerte interdependencia, lo que les obliga
a estar en todo momento atentos a sus recíprocos movimientos».

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PAPELES DE COMPETENCIA
Esto es, el TDC, de forma consistente con el análisis económico, vincula la
existencia de una posición de dominio en el mercado a la capacidad de actuar con
independencia de competidores, clientes y consumidores. Además, subraya
correctamente que «una elevada cuota de mercado de una empresa no determina
necesariamente una posición de dominio para la misma. Es únicamente un factor
que sólo con el concurso de otros puede procurar tal posición dominante». Por
tanto, «incluso si el mercado relevante fuera el del ron ... el tener alrededor de un 70
por ciento de la cuota de mercado, como ostenta Bacardí en el mercado español, no
constituye base suficiente para atribuir a esta marca una posición de dominio ...».
Finalmente, el Tribunal, de forma nuevamente acertada, identifica como una variable
importante a la hora de determinar si existe una posición dominante en el mercado,
la existencia o no de barreras a la entrada. En el caso que nos ocupa, el TDC
considera que no existen dichas barreras y aún más que, a la luz de la evidencia, se
trata de un mercado contestable.

Con independencia de si estamos o no de acuerdo con el análisis del mercado


que subyace a la decisión del TDC, sobre el que no contamos con elementos para
emitir un juicio, debemos congratularnos por la naturaleza de los argumentos
empleados en su resolución. El TDC no se ha dejado llevar en esta resolución por la
corriente estructuralista que centra su análisis de forma casi exclusiva en la
concentración del mercado y que, lamentablemente, ha adquirido gran
predominancia entre las autoridades de defensa de todo el mundo, sobre todo en la
cuestión del control de operaciones de concentración económica.

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