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INTRODUCCION

Introducción y presentaciones a/c Jonathan

Dios nos creó con sentimientos y emociones. Así como sentimos alegría, gozo,
podemos Sentir tristeza, dolor, miedo, ira, amargura, ganas de llorar, necesitamos
lamentar, etc. Las historias y profecías Bíblicas están llenas de expresiones
emocionales. Como ser humano, ¿cuántas emociones expresó Jesús mismo?
También nosotros, somos seres emocionales. Muchas de nuestras Experiencias
en la vida diaria nos causan heridas emocionales que vamos acumulando, y a la
larga, afectan nuestra salud. Por esto, necesitamos identificarlas, reconocerlas y
buscar nuestra sanidad en Dios. El Salmo 42:3-6 dice:

Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días:
¿Dónde está tu Dios?
Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: cuando pasaré en el
número, iré con ellos hasta la casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza,
haciendo fiesta la multitud.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque
aun le tengo de alabar por las saludes de su presencia.
Dios mío, mi alma está en mí abatida: acordaréme por tanto de ti desde tierra del
Jordán, y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar.

Nuestra vida total depende de Dios. Nuestra salud física, espiritual, emocional, la
recibimos de Dios. El está interesado en nuestras angustias y quiere levantarnos.
El Salmo 103:3-5 “El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas
tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y
misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el
águila.

Así que, amigos que nos acompañan, pensando igual que el autor del libro de
Hebreos, digamos: Acerquémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Heb, 4:16)

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