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TEMA:
ESTUDIANTE:
Mateo Bosmediano
DOCENTE:
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Patologías en las que el sistema inmunitario ataca al propio organismo por error al considerar células y
tejidos como extraños o ajenos al individuo.
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(virus, bacterias o levaduras). Es así como estos medicamentos, al estar compuestos por
elementos producidos «naturalmente» por el mismo organismo humano o de organismos
biológicamente similares, pueden prevenir o retrasar la evolución de las enfermedades y en
la mayor parte de las terapias en las que se aplican generan efectos claros, relativamente
rápidos y espontáneos de mejoría.
Básicamente, el proceso de elaboración de este tipo de fármacos «(…) parte de una línea de
células genéticamente modificadas, por tanto, de naturaleza única, e implica procesos de
fermentación y purificación que deben ser estrictamente controlados para garantizar la
calidad, seguridad y eficacia del producto final» (Asociación Española de Bioempresas
[ASEBIO], [s.f], p. 6). Se denotan de esta manera las complejidades que envuelven los
procedimientos para la fabricación de medicamentos a partir de elementos vivos, esto debido
a las varias técnicas específicas de ingeniería genética combinadas con herramientas
biotecnológicas que, en conjunto, llegan a ser capaces de producir alteraciones moleculares
en los materiales biológicos que emplean a manera de materia prima con el objetivo de
reformar sus propiedades y procesos de actuación en el organismo.
En la actualidad existe una amplia variedad de fármacos fabricados a partir de estas técnicas,
que están considerados dentro de la clasificación de los biológicos. De entre estos, los que
más importancia cobran dentro del arsenal terapéutico, al ser utilizados con mucha mayor
frecuencia para inmunización y tratamiento de afecciones, son: vacunas, hormonas,
citocinas, derivados de la sangre y plasma humano, enzimas, anticuerpos e
inmunoglobulinas. Cada uno de estos, una vez administrados, cumplen determinadas
funciones en el organismo para prevenir la enfermedad, atenuar sus efectos o inducir la
recuperación al convertirse en efectores de procesos como la estimulación inmunológica y
la modificación de respuestas biológicas.
En sus varios tipos, los FAME biológicos fundamentalmente «(…) actúan contrarrestando o
bloqueando el TNF-α2, una proteína que participa de forma muy activa en los procesos
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Factor de Necrosis Tumoral alfa. Tumoral Necrosis Factor (TNF) por sus siglas en ingles.
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Otra de las ventajas más notorias que trae consigo el consumo de estos fármacos para AR es
su velocidad de actuación en conjunto con sus formas de suministración en el organismo,
pues los resultados se manifiestan visiblemente en cortos períodos que varían desde unos
cuantos días hasta alrededor de tres meses después de las primeras aplicaciones de los
medicamentos, mientras, por el otro lado, los fármacos tradicionales de síntesis química
tardan hasta seis meses en denotar respuestas positivas de recuperación. En cuanto a su
administración, estos fármacos se suministran únicamente por vías subcutáneas o
intravenosas, lo que en parte estimula la actuación y efectos del principio terapéutico en el
cuerpo al relacionarse de forma algo más directa con los elementos dañinos sobre los que
efectúa sus propiedades.
Uno de los inconvenientes más notorios que representa la utilización de fármacos biológicos,
a pesar de sus elevados índices de seguridad, es la aparición de efectos secundarios
originados a partir de la suministración del medicamento. En el caso del tratamiento de AR
a partir de FAME biológicos las respuestas adversas registradas son principalmente:
reacciones locales como dolor, picor o enrojecimiento, en el punto en donde se realizó la
inyección del biofármaco; pueden llegar a favorecer la aparición y desarrollo de infecciones
leves, particularmente en los pulmones; y en determinadas situaciones, dependiendo del
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estado y características del paciente, provocan síntomas generales como dolor de cabeza,
escalofríos, hipertensión o hipotensión, fiebre o sintomatología cardiorrespiratoria. Todos
estos síntomas secundarios son únicamente transitorios y pueden ser fácilmente
solucionados con medicamentos complementarios.
Nuestro organismo también puede llegar a rechazar los principios activos del medicamento,
generando reacciones inmunológicas en contra de este, inutilizando su aplicación. Por esta
razón, es necesario realizar un seguimiento y monitorización continua de los pacientes que
siguen un tratamiento con fármacos biológicos, con el objetivo de descartar cualquier
posible contrariedad durante el período de recuperación. Para el tratamiento de AR, este
proceso también conocido como farmacovigilancia es algo complejo, pues:
Se tornan evidentes las dificultades que envuelve todo el proceso de tratamiento a partir de
medicamentos de origen biológico, al tener que realizar estudios adicionales, emplear varias
técnicas y fármacos a la vez, con el objetivo de mantener bajo control cualquier posible
reacción adversa con relación al recibimiento del medicamento por parte del organismo.
La última desventaja que presentan los tratamientos biológicos para la AR, y uno de los más
relevantes, es el elevado costo económico de adquisición de los medicamentos, lo que se
traduce al mismo tiempo en un acceso bastante más limitado de estos recursos médicos para
gran parte de los pacientes que sufren patologías de este tipo. Por ejemplo, el etanercept, la
opción más barata entre los FAME biológicos, cuesta aproximadamente $130 por una sola
dosis de 25 mg de solución inyectable. Lo que hace que estas terapias puedan llegar a montos
de hasta decenas de miles de dólares en períodos anuales dependiendo del fármaco recetado,
lo que a la vez las hace poco accesibles. Estos elevados costos se deben a la complejidad del
desarrollo y producción de los medicamentos.
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Enfermedades que afectan a la cubierta de las fibras nerviosas del cerebro, nervios ópticos y médula
espinal.
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más complejos y elaborados, solucionan también de manera más rápida, eficaz y segura
varios tipos de afectaciones bastante complejas, tal como en el caso de la Artritis
Reumatoide, que no contaba previamente con tratamientos apropiados, pues los
medicamentos químicos antes aplicados llegaban a generar mayor afectación debido a su
prolongado uso. Sin embargo, los regímenes terapéuticos biológicos tampoco se exentan de
contar con desventajas e inconvenientes relacionados tanto a su adquisición, por lo elevado
de sus costos, como a los efectos secundarios originados tras su aplicación, a pesar de ser
estos relativamente leves y fácilmente solucionables. Es por estas razones que se debe
considerar relevante la utilización y la continuación del desarrollo y mejoramiento de estas
herramientas médicas, que constituirán, sin duda, el futuro de la medicina.
Bibliografía