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UNIVERSIDAD DE ZAMORA

TRABAJO SOCIAL
TURNO VESPERTINO 8VO. SEMESTRE

MATERIA: DERECHO PENAL


PROFESOR: LIC. JORGE ALBERTO TORRES AVALOS

TEMA
DELINCUENCIA ORGANIZADA

ALUMNA: ROCINA FERNANDA RAMÍREZ GONZÁLEZ

ZAMORA MICHOACÁN 01 DE JULIO DEL 2019


DEFINICIÒN DE DELINCUENCIA ORGANIZADA

Se entenderá como Delincuencia Organizada, según el Diccionario Jurídico


Mexicano: “Es una agrupación permanente de delincuentes que tienen una
estructura jerárquica respetada, compuesta por tres o más individuos,
disciplinados para cometer una acción delictiva”. (1 DICCIONARIO JURIDICO
MEXICANO. 12va ed. Ed. Porrua. México. 1998. Pag. 218.)

Desde la perspectiva sociológica, la delincuencia es una expresión de


conductas en el seno de la sociedad, tales conductas deben tener la particularidad
de ser antisociales, por no decir antijurídicas, debido a que pueden ser por un
lado, violar o transgredir valores éticos, morales e incluso religiosos; lo cual
significa que no necesariamente son bienes jurídicos protegidos por las leyes, así
entonces observamos que la delincuencia cómo fenómeno social ocurre en la
forma de conductas transgresoras de valores individuales o colectivos mismas que
concatenadas como un todo, adquieren la característica de fenómeno delictivo o
delincuencia.

Una vez que las normas jurídicas previstas por la legislación y en base a
que son sistemas jurídicos adoptados por cada sociedad y en la medida en que se
absorben los valores sociales, morales, éticos y religiosos; la norma jurídica
adquiere supremacía, así ocurre que las conductas antisociales adquiere
estrictamente la condición de ser antijurídicas o delictivas; en este sentido la
delincuencia organizada surge del fenómeno antisocial pero mostrando
particularidades propias de su naturaleza por ejemplo: la organización, lo cual
significa que va más allá de la mera coalición o asociación; bajo este orden de
ideas la Delincuencia Organizada ha sido objeto de estudios y definiciones para
ubicarla en tiempo y espacio, pero sobre todo para calificarla, así los enfoques de
tipo jurídico atiende para su estudio a características propiamente establecidas o
contenidas en las leyes, pero que son derivadas de la afectación de valores
sociales, es decir, el sistema jurídico al adquirir la condición de norma imperativa
alberga los valores morales, étnicos, religiosos que desde la perspectiva
sociológica son los que la delincuencia afecta.
Los estudios de la Delincuencia Organizada se ubican ha inicios del siglo
XX realizado por los criminólogos Estadunidenses, especialmente por John
Landesco mismo que publicó en 1929 un estudio llamado “Organizad Crime in
Chicago”( FIGUEROA VAZQUEZ, Rogelio. El lavado de dinero en el derecho
penal mexicano. Tesis de Doctorado. UNAM. México. 1999. Pag. 209.) Este sería
el primer estudio formal de tal problema; hemos de mencionar que ha fines del
siglo XX fundamentalmente en la década de los 80 y 90, la Delincuencia
Organizada cobró mayor auge, ello debido a circunstancias propias de su entorno
o relación histórica que la rodeaban, tal como la caída del bloque socialista, el
proceso de globalización e integración económica, bajo las circunstancias
tenemos que la concepción de la Delincuencia Organizada adquiere una nueva
naturaleza enmarcada en el ámbito internacional, bajo este marco contextual
deben entenderse las siguientes funciones.

HISTORIA

En principio podemos advertir que la Delincuencia Organizada es un


sinónimo de Mafia, esta última palabra tiene su origen en Sicilia, Italia, donde
grupos de delincuentes operaban ya desde el siglo XX, cometiendo robos,
fraudes, estafas y sobornos contra personalidades públicas y pequeños
empresarios; pero la mafia italiana no es el origen histórico de la Delincuencia
Organizada, sino más bien un suceso dentro de su evolución; las delincuencia
organizada tiene, según diversas opiniones, una variedad de manifestaciones
históricas, la forma más primitiva de la Delincuencia Organizada sería la
Asociación Delictuosa, concepto que debe ser entendido no bajo las ideas
modernas del Derecho Penal, sino como una simple conjugación de personas
para cometer un ilícito, esta forma de delinquir se refleja en personajes tales como
mendigos, piratas, corsarios; personajes que tenían el denominador común de
usar la violencia en sus actividades criminales, además de actuar en asociaciones.
Históricamente podemos resaltar otro factor que puede ser un detonante
para el surgimiento de asociaciones delictuosas, la guerra entre pueblos
estableció condiciones idóneas tales como la violencia, la ausencia de normas y
orden, así como la imposición de la ley del más fuerte, en función de tales
condiciones los grupos de bandoleros o incluso de rebeldes entre los grupos
beligerantes era que aprovechaban el desorden para saquear, robar, violar o
matar en beneficio propio y en perjuicio de inocentes; de esa manera las guerras y
su participación en las mismas por grupos de mercenarios eran vistas como
potencial fuente de riquezas y beneficios, así desde épocas remotas como la de
los sumerios, hititas, romanos, egipcios; ocurrían estas formas prácticas de
delinquir para obtener poder económico mediante la acumulación de esclavos y
joyas.

Es precisamente el tráfico de esclavos una de las primeras manifestaciones


de la Delincuencia Organizada aunado al tráfico de utensilios y pertrechos de
guerra tales como: escudos, sables, lanzas; las cuales eran vendidas en mercados
a comerciantes. En otro contexto, la falsificación de moneda en el Imperio Romano
era una clara expresión de la Delincuencia Organizada, pues actuaban al margen
de la ley y de manera confabulada, lo mismo que traficantes de esclavos que
compraban y vendían personas para diversos usos, uno como servidumbre otros
como carne de espectáculos en el Coliseo Romano, hemos de decir que dichos
traficantes de personas actuaban bajo consentimiento del Emperador o de sus
representantes en las provincias romanas, situación que pone de manifiesto una
complicidad entre personas públicas y comerciantes.

En la época medieval, aún cuando cambian las condiciones de control


geográfico y político, la guerra sigue siendo un escenario ideal para la comisión de
conductas delictivas lo cual podemos advertir en las guerras por territorios entre
reinos, incluso en las cruzadas del siglo XIII donde el botín de guerra obtenido por
triunfo sobre el enemigo era distribuido entre los ejércitos compuestos por
hombres que provenían de diversos reinos o feudos, este también era distribuido
con los grupos mercenarios. En los feudos, los comerciantes al trasladarse por las
rutas de comercio que venían de medio oriente hacia Europa, era común que
fuera saqueados por grupos de bandoleros, los cuales comercializaban el
producto del robo en otras regiones o feudos, tales actividades no sólo iban
dirigidas contra los comerciantes, también los nobles en sus traslados a un feudo
a otro eran víctimas del pillaje y el asalto, asimismo el interior del feudo solían
practicarse las estafas y los robos, no es de menospreciar la leyenda de Robín
Hood y su banda de asaltantes con pretexto de despojar a ricos de sus
pertenencias, para ayudar a los pobres marginados.

Así, en consecuencia, el bandolerismo se convirtió en el prototipo del grupo


delictivo organizado desde la época feudal incluso hasta en fechas recientes. En
otras latitudes, la asociación delictuosa se manifiesta bajo el margen de triadas
chinas, que de igual manera a las anteriores actuaban al margen de la ley, la
Yakuza japonesa en otra expresión de los grupos delictivos que surgieron en
siglos pasados pero que aún siguen operando en los países asiáticos, gracias a su
capacidad organizativa y de adaptación a las nuevas circunstancias
socioeconómicas.

Otros ejemplos de delincuentes asociados son los bandidos del viejo oeste
americano en el siglo XVIII y XIX, los cuales son bien conocidos por sus leyendas
“Jese James”, “Billi The Kid”, etc., los cuales principalmente perpetraban asaltos a
los trenes o diligencias, o bien asaltaban bancos de un Estado a otro en la Unión
Americana; para el lado mexicano, las sociedades criminales históricamente
operan desde la época colonial, tales grupos delictivos se dedicaban a actividades
tan diversas como la falsificación de moneda, el asalto en caminos y despoblado;
estos grupos en esas épocas eran conocidos como facinerosos, ganzueros,
campeadores, incendiarios; mismos que cuando eran sorprendidos in fraganti en
la comisión de un delito eran ahorcados en el lugar de los hechos; ante tal
situación en 1805 la Novísima Recopilación incluyó once leyes sobre bandidos,
salteadores de caminos, facinerosos, contra falsificadores de moneda, todo lo
anterior expedido por los Virreyes de la Nueva España.

En la época de la independencia existió la necesidad de promulgar varias


leyes para enfrentar el problema de la creciente delincuencia, algunas de las
medidas en uso fueron la expedición de circulares para impedir de algún modo la
falsificación de moneda, también se expidió una circular para establecer la
prohibición de su comercio, otro ejemplo de ello es “La expedición de una circular
por parte de la Secretaría de Guerra donde se faculta a los gobernadores para que
ordenaran el fusilamiento de ladrones detenidos en flagrancia”.8 También en 1823
se expidió el bando real, “El cual disponía que los salteadores de caminos así
como los ladrones en despoblado serían juzgados según las normas penales
militares”9 es decir, se les impondrá penas más severas.

Casos muy sonados de bandolerismo en el siglo XIX, son el de “Chucho el


Roto (Jesús Arriaga) así como los bandidos de rio frio encabezados por el Coronel
Yáñez, quien era el jefe de ayudantes del Presidente Antonio López de Santa
Ana”10 son evidencia de que existía un fenómeno de criminalidad organizada en
forma precaria, al mismo tiempo que constituyen una prueba de cómo los
Servidores Públicos ya desde aquella época figuraban los grupos delictivos, lo
cual es un rasgo que está presente en la actualidad, mismo que refleja un cierto
grado de penetración de la Delincuencia en las Instituciones del Estado.

Entrando en el siglo XX en México y dentro del contexto revolucionario de


guerra, disturbios y desorden; los grupos delictivos adquieren mayor fama,
valiéndose de la ausencia de control en determinadas regiones del país imponían
sus propias reglas, practicaban el saqueo contra las haciendas con la finalidad de
obtener oro, joyas, caballos; este tipo de bandolerismo evidencia la forma
recurrente en que realizaban sus actos; aquí ya es posible percibir una
organización jerárquica en los grupos delictivos debido a que actúan como tales;
un elemento interesante en estos grupos es que las cabecillas gozaban de una
cierta simpatía pública, pero que, no por eso dejaban de ser villanos, también era
común que los miembros inferiores de dichos grupos no eran sino desamparados
campesinos o desertores del ejército que buscaban una mejora económica dada la
extrema situación de pobreza en la que vivían.

TIPICIDAD

Los elementos integradores del delito de delincuencia organizada son los


siguientes:

a) Un acuerdo de tres o más personas para organizarse o la existencia de


esa organización;

b) Que el acuerdo para organizarse o la organización sea en forma


permanente o reiterada;

c) Que el acuerdo o la organización tengan como fin o resultado cometer


alguno o algunos de los delitos que señala el artículo 2o. de la Ley Federal contra
la Delincuencia Organizada. Por su parte, el artículo 164 del Código Penal Federal
establece que el delito de asociación delictuosa es el acuerdo de constitución de
una asociación u organización de tres o más personas, cuyo elemento subjetivo
específico lo constituye el propósito de delinquir, esto es, cometer ilícitos.

De lo anterior puede establecerse el rasgo distintivo entre ambas figuras


delictivas, ya que mientras el delito de delincuencia organizada tiene como fin o
resultado cometer alguno o algunos de los delitos expresamente establecidos en
el artículo 2o. de la ley citada, el delito de asociación delictuosa, en forma general,
sólo se refiere al propósito de delinquir, sin hacer referencia a la clase de delitos
que pueden cometerse.

En estas condiciones, ambos tipos penales pueden contener elementos


constitutivos análogos, sin embargo, el rasgo distintivo anotado permite advertir
que el delito de delincuencia organizada es un tipo penal autónomo en relación
con el diverso de asociación delictuosa; máxime que la autonomía del delito de
delincuencia organizada se corrobora con lo dispuesto en el citado artículo 2o., en
el sentido de que: "... serán sancionadas por ese solo hecho ...", excluyendo dicha
porción normativa la aplicación del diverso tipo penal de asociación delictuosa.

PENAS

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), validó la pena que debe


imponerse a los integrantes de la delincuencia organizada que tengan funciones
jerárquicas dentro de la organización criminal.Fueron integrates de la Primera
Sala, quienes analizaron el amparo directo en revisión 604/2018 bajo la ponencia
del Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, validando que la pena que
establece el artículo 4, fracción I, inciso a), de la Ley Federal contra la
Delincuencia Organizada no vulnera la Constitución Federal, pues cumple con el
requisito de ser proporcional y se encuentra constitucionalmente justificada.

Indicado que dicho artículo contempla la privación de la libertad de veinte a


cuarenta años cuando el miembro de la organización delictiva tenga funciones de
administración, dirección o supervisión y además la finalidad de la organización
sea cometer delitos contra la salud.

PERFIL

Es un perfil de delincuente adulto teniendo en cuenta la media de edad del


estudio (33 años), siendo 31 para mujeres y 34 para hombres. La edad media en
otros estudios de este tipo (Van Kopper et al., 2010a) es ligeramente superior (38
años).

2.- En referencia al sexo, la presencia de la mujer es inferior al hombre


como ocurre en la delincuencia en general, aunque presenta variaciones
importantes según las actividades delictivas que estemos analizando. En alguna
de ellas, como el tráfico de inmigrantes, la trata de personas o el tráfico de drogas
de síntesis, la proporción de mujeres es superior a la de otro tipo de actividades
delictivas. Por otro lado y respecto al papel de la mujer en las actividades de
criminalidad organizada no se reserva únicamente a papeles secundarios o de
apoyo sino a papeles claves como: labores de encubrimiento, custodia de
mercancías, servir de “pantalla” en la firma de documentos de alquiler de
viviendas, compra de vehículos, adquisición de material, etc. También existe un
pequeño porcentaje que ocupa un puesto de liderazgo ya que existen 5
organizaciones de las 65 analizadas cuya dirección tiene representación femenina.

3.- En referencia al estado civil del infractor, el 92% de los sujetos


analizados tiene pareja estable y el 95% de ese grupo tiene hijos. Las teorías
criminológicas explicativas de la delincuencia se concentran prioritariamente en la
explicación de la delincuencia más prevalente que consiste en una delincuencia
limitada a la adolescencia (Moffitt, 1993), que cesa posteriormente por factores
favorecedores del desistimiento como el acceso a un trabajo legal o el matrimonio
(Farrington, 2003, Sampson y Laub, 2005). Sin embargo, en el presente estudio –
sobre el crimen organizado- nos encontramos con una delincuencia que se
produce a pesar de la existencia de dichas circunstancias. Estamos ante un tipo
de delincuencia propia de la edad adulta, con un perfil de delincuente opuesto al
del delincuente común: sujetos casados o con pareja estable y padres de familia.

4.- Respecto a la nacionalidad, nuevamente los datos rompen tópicos a los


que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación, los datos muestran
que los españoles participan en mayor medida en este tipo de actividades
delictivas, están presentes en la mayoría de las actividades ilícitas, ocupan
puestos relevantes en las organizaciones en mayor proporción, son poseedores
de contactos y recursos relevantes y facilitan en mayor proporción a los
extranjeros sus empresas legales para facilitar la ejecución de la actividad ilegal.

5.- Cuando se analiza la disposición de trabajo legal, nos damos cuenta de


que casi un 60% mantiene un trabajo legal en paralelo a su actividad delictiva y un
40% no tiene trabajo legal. Por tanto, el trabajo parece que no es un factor de
desistimiento de la carrera criminal (Sampson y Laub, 2005) ni el desempleo es un
factor de riesgo para la delincuencia en la edad adulta temprana (Loeber et al.,
2009), sino que el trabajo y la actividad ilegal son compatibles en diversas
condiciones. Como mínimo, del análisis cualitativo de los datos, encontramos tres
formas de relación distintas que pueden existir entre la actividad de delincuencia
organizada y el empleo legal:

La primera cumpliría una función acumulativa. En estos casos, la actividad


ilegal puede ofrecer un sobresueldo que se añada a la ganancia generada por la
vía legal constituyendo una ventaja acumulativa para quien las desarrolla.

En la segunda relación, la actividad legal ejercería una función protectora


respecto a la actividad ilegal sirviendo de pantalla para evitar el control policial. Ej:
poner a disposición de la organización tiendas de antigüedades para la venta de
objetos de arte robados, estancos para facilitar la venta de tabaco de contrabando,
talleres mecánicos que facilitan el doblaje de matrículas de vehículos, clubes de
alterne para facilitar la prostitución de jóvenes, etc.

La tercera relación sería (función) contractual, en virtud de la cual


determinadas personas que ejercen una actividad legítima, prestarían servicios a
una organización criminal a cambio de un precio. El ejemplo clásico y común de
este tipo de servicios es el prestado por abogados o notarios para el desarrollo y
gestión del dinero o ganancias procedentes de la actividad delictiva.

En relación a la población extranjera, el porcentaje de sujetos con trabajo


legal es mucho menor, pese a ello, entre el 20 y el 40% tienen un trabajo legal, lo
que confirma la coexistencia de dicha ocupación con la actividad delictiva como
una pauta ampliamente extendida.
Finalmente, respecto de los antecedentes policiales de los sujetos, nos
encontramos con más de un perfil no siempre relacionado con una larga carrera
delictiva. La muestra se agrupa en tres tipos:

Un grupo de delincuentes primarios, sin antecedentes, que pueden haber


iniciado tardíamente su delincuencia a partir de oportunidades ocurridas en la
edad adulta (trabajo, entorno, ocio, etc).

Un grupo de delincuentes con un pasado en la delincuencia común que les


ha permitido adquirir experiencia y encaminarse a la delincuencia organizada.

Finalmente, aparece otro grupo que sí tiene antecedentes en la


delincuencia organizada y, curiosamente, sus antecedentes son más numerosos
que los sujetos que sólo tienen antecedentes en la delincuencia común.

ESTUDIO POSIBLES POR PARTE DEL TRABAJADOR SOCIAL TANTO PARA


EL DELINCUENTE COMO PARA LA VICTIMA

1 Caracterizar la problemática delictiva en el ámbito territorial.

2 Investigación de la situación postpenitenciaria de las personas


encarceladas.

3Detectar la existencia de antecedentes de institucionalización que puedan


condicionar las actuales circunstancias que concurren en la comisión de actos
delictivos.
Por último, preguntarnos qué aporta el trabajo social a los espacios
institucionalizados creados supuestamente para la defensa social ante el delito. Ni
que decir tiene la limitada labor del trabajador social en los ámbitos policial, de la
administración de justicia y penitenciario. Pero este trabajo no por ser limitado es
menos urgente y prioritario, y aún más, puede dejarse de intervenir con criterios
profesionales y de política social que trasciendan las exigencias y dependencias
de la propia institución donde se adscribe el trabajador social.

Desde este punto de vista, es fundamental poner en funcionamiento


Servicios Sociales específicos en el ámbito policial, judicial y penitenciario que
supongan la introducción de medidas sociales para solucionar las situaciones de
naturaleza delictiva más allá de la aplicación de instrumentos estrictamente
coercitivos, penalizantes y reproductores de los problemas que presumiblemente
tratan de paliar.

La creación de servicios de asistencia social al detenido en el ámbito


policial y en la administración de justicia, la introducción de medidas
despenalizadoras alternativas a la pena privativa de libertad, la ampliación de la
red de servicios sociales generales de aplicación individualizada y abarcando la
totalidad de la etiología social del delito, son algunas de las cuestiones a investigar
y aplicar para conseguir un eficiente trabajo social preventivo en el campo de la
delincuencia.
BIBLIOGRAFIA

http://tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/19598/Capitulo1.pdf

https://www.juridicas.unam.mx/busqueda

http://eprints.uanl.mx/1623/1/1020150545.PDF

file:///C:/Users/ASUS/Downloads/Dialnet-TrabajoSocialYDelincuencia-2700202.pdf

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