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La primera vez que vi a Lucas fue en el recreo.

Estaba sentado solo en un banco, con la mirada


perdida y el rostro triste. Me llamó la atención su cabello rojo y sus pecas, que contrastaban con su
uniforme gris. Me acerqué a él con curiosidad y le pregunté su nombre.

- Lucas - me respondió con voz baja.

- ¿Eres nuevo? - le pregunté.

- Sí, acabo de llegar de otra ciudad - me dijo.

- ¿Y cómo te va aquí? - le pregunté.

- No muy bien - me confesó - Los otros niños se burlan de mí por mi aspecto. Me dicen cosas como
"zanaoria", "fuego", "sarpullido". Me empujan, me quitan mis cosas, me hacen bromas pesadas.
No tengo amigos.

Me quedé sin palabras. No podía creer que alguien fuera tan cruel con él. Sentí una mezcla de
pena y rabia. Quise consolarlo, pero no sabía qué decir. Entonces se me ocurrió una idea.

- ¿Te gustaría ser mi amigo? - le propuse.

Lucas me miró con sorpresa y esperanza. Sus ojos verdes se iluminaron un poco.

- ¿De verdad? - me preguntó.

- Claro - le dije - Yo también soy nuevo aquí. Llegué hace un mes. No conozco a mucha gente.
Podríamos ser amigos y ayudarnos mutuamente.

Lucas sonrió por primera vez. Me tendió la mano y yo se la estreché.

- Gracias - me dijo.

- De nada - le dije.

Así empezó nuestra amistad. Lucas y yo nos hicimos inseparables. Compartíamos el recreo, el
almuerzo, las clases, los deberes, los secretos, los sueños. Él era muy inteligente, divertido y
creativo. Me enseñó muchas cosas que yo no sabía. Yo le di mi apoyo, mi confianza y mi lealtad.
Juntos nos enfrentamos al bullying.

Lucas y yo nos hicimos amigos, pero eso no significaba que el bullying se acabara. Al contrario, los
acosadores se enfurecieron más al ver que no estábamos solos. Empezaron a atacarnos con más
frecuencia y violencia. Nos insultaban, nos golpeaban, nos tiraban al suelo, nos rompían la ropa,
nos rayaban los cuadernos. A veces nos esperaban a la salida del colegio y nos perseguían por las
calles. Otras veces nos llamaban por teléfono o nos enviaban mensajes amenazantes. No había
lugar donde estuviéramos seguros.

Intentamos pedir ayuda, pero nadie nos escuchaba. Los profesores decían que eran cosas de niños
y que debíamos defendernos solos. Los padres decían que eran exageraciones nuestras y que
debíamos ser más fuertes. Los compañeros decían que eran bromas inocentes y que debíamos
tener más sentido del humor. Nadie se ponía en nuestro lugar. Nadie entendía nuestro
sufrimiento.Nos sentíamos solos, asustados y desesperados. No sabíamos qué hacer. Pensamos en
escapar, en cambiar de colegio, en denunciar a los agresores, en enfrentarnos a ellos. Pero nada de
eso parecía posible. Estábamos atrapados en una pesadilla sin fin.

Un día, todo cambió. Fue el día más terrible y más maravilloso de nuestra vida.

Ese día, los acosadores nos tendieron una trampa. Nos dijeron que habían encontrado un tesoro
escondido en el sótano del colegio y que nos lo querían compartir. Nosotros, ingenuos, les creímos
y los seguimos. Cuando llegamos al sótano, nos cerraron la puerta con llave y apagaron la luz. Nos
dejaron encerrados en la oscuridad, sin salida.

Nos asustamos mucho. No sabíamos qué hacer. Empezamos a gritar, a golpear la puerta, a buscar
una ventana, una rendija, algo que nos permitiera escapar. Pero no había nada. Estábamos
atrapados.

Entonces, pasó algo increíble. Lucas empezó a brillar. Sí, como lo oyes. Su cabello rojo se iluminó
como una antorcha. Sus pecas se convirtieron en estrellas. Su piel se volvió de un color dorado. Era
como si tuviera fuego dentro de él.

Lucas se sorprendió tanto como yo. No entendía lo que le estaba pasando. Me dijo que no sentía
dolor, ni calor, ni nada. Solo una sensación extraña, como si algo se hubiera despertado en él.

Yo lo miré con asombro y admiración. Era hermoso. Era mágico. Era único.

Lucas me tomó de la mano y me dijo que no tuviera miedo. Que él me protegería. Que juntos
saldríamos de ahí.

Con su luz, pudimos ver el sótano. Era un lugar sucio, lleno de polvo, telarañas y objetos viejos.
Entre ellos, había una caja de metal con un candado. Lucas se acercó a ella y la tocó con su dedo
índice. El candado se derritió y la caja se abrió.

Dentro de la caja, había un libro antiguo, con una portada de cuero y unas letras doradas que
decían: "El libro de los secretos".

Lucas lo cogió y lo abrió. En sus páginas, había dibujos, símbolos y textos en un idioma
desconocido. Lucas los miró con curiosidad y empezó a leerlos en voz alta.
Entonces, el libro empezó a brillar también. Una luz blanca salió de él y nos envolvió a los dos.
Sentimos una fuerza que nos elevaba del suelo y nos transportaba a otro lugar.

Cuando abrimos los ojos, estábamos en un bosque encantado.

Lucas y yo nos encontramos en un bosque encantado, lleno de árboles, flores, animales y criaturas
mágicas. Era un lugar hermoso, pacífico y armonioso. Nos sentimos felices y libres.

El libro de los secretos nos habló. Nos dijo que éramos los elegidos para salvar ese mundo de una
amenaza terrible. Nos dijo que Lucas era un descendiente de los antiguos guardianes del fuego,
que tenían el poder de controlar la luz y el calor. Nos dijo que yo era un descendiente de los
antiguos guardianes del aire, que tenían el poder de controlar el viento y el sonido. Nos dijo que
juntos éramos más fuertes que separados.

Nos explicó que había un malvado hechicero llamado Zalazar, que quería destruir ese mundo y
todos los que lo habitaban. Nos dijo que Zalazar había creado un ejército de sombras, que se
alimentaban del miedo y el odio. Nos dijo que Zalazar tenía un plan para abrir un portal entre los
dos mundos y llevar su oscuridad al nuestro.

Nos pidió que lo ayudáramos a detenerlo. Nos dijo que teníamos que encontrar los otros tres libros
de los secretos, que estaban custodiados por los guardianes del agua, la tierra y el espíritu. Nos
dijo que con los cuatro libros podríamos cerrar el portal y derrotar a Zalazar.

Nosotros aceptamos el desafío. Sabíamos que era nuestra misión. Sabíamos que era nuestra
oportunidad de cambiar nuestro destino.

Así empezó nuestra aventura. Lucas y yo viajamos por ese mundo maravilloso, enfrentando
peligros, haciendo amigos, descubriendo secretos, aprendiendo magia, creciendo juntos.

Al final, logramos reunir los cuatro libros y llegamos al lugar donde estaba el portal. Allí nos
esperaba Zalazar, con su ejército de sombras. Fue una batalla épica, llena de acción, emoción y
suspenso.

Lucas y yo usamos nuestros poderes para luchar contra Zalazar y sus secuaces. Él era muy
poderoso, pero nosotros también. Le dimos todo lo que teníamos. No nos rendimos.
En un momento decisivo, Lucas y yo combinamos nuestros poderes y lanzamos un rayo de luz y
sonido que atravesó las defensas de Zalazar y lo golpeó en el pecho. Zalazar cayó al suelo,
derrotado.

Lucas y yo corrimos hacia el portal y colocamos los cuatro libros en sus respectivos pedestales. Los
libros se iluminaron y se abrió un círculo de luz en el centro del portal. Era la salida.

Lucas y yo nos miramos a los ojos. Sabíamos que teníamos que irnos. Sabíamos que no podíamos
quedarnos. Pero también sabíamos que no queríamos separarnos.

Nos abrazamos fuerte y nos dijimos lo mucho que nos queríamos. Nos dijimos lo mucho que
habíamos aprendido. Nos dijimos lo mucho que habíamos cambiado.

Nos soltamos y tomamos cada uno un libro. Los otros dos libros se quedaron en sus pedestales,
sellando el portal para siempre.

Lucas y yo entramos en el círculo de luz y volvimos a nuestro mundo.

Cuando abrimos los ojos, estábamos en el sótano del colegio. La puerta estaba abierta y la luz
estaba encendida. Los acosadores estaban ahí, mirándonos con asombro y miedo.

Lucas y yo nos levantamos del suelo y les sonreímos con confianza. Ya no nos importaba lo que
pensaran o hicieran. Ya no nos afectaba su bullying.

Lucas y yo salimos del sótano y fuimos al patio. Allí nos esperaban nuestros nuevos amigos: los
guardianes del agua, la tierra y el espíritu. Ellos habían venido con nosotros a nuestro mundo para
ayudarnos a adaptarnos y a protegernos.

Lucas y yo nos abrazamos de nuevo y celebramos nuestra victoria. Habíamos salvado dos mundos.
Habíamos encontrado nuestra felicidad.

FIN

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