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Proverbios

Buscando y hallando la sabiduría, Proverbios 2:1-22


Cómo encontrar la sabiduría
Se requieren 4 cualidades compuestas para encontrar la sabiduría:
1. Fe y memorización, vv.1-2a.
El recibir las palabras de la sabiduría implica que creemos y aceptamos profunda y
permanentemente tal enseñanza. Hay personas que reciben de Dios lo que les conviene, y
rechazan lo que no les conviene:  Disciplina sólo positiva. Pero He 12:6.
Si nosotros recibimos la Palabra, debemos “guardarla en nuestro corazón”, o sea, memorizar
porciones de ella, Sal 119:11. Debemos “oír” atentamente esos pasajes en nuestro corazón,
pues por medio de ellos nos habla la sabiduría. Contrariamente a mucho de lo que enseñan
los «consejeros» modernos, no nos menciona nada aquí de la supuesta terapia de
desahogarnos contando nuestros problemas; más bien debemos escuchar el consejo sabio de
otras personas, y sobre todo el consejo de Dios.
2. Disposición del corazón, v.2b.
No sólo es necesario leer sobre la sabiduría, oír sobre la sabiduría, o memorizar los pasajes,
debemos además inclinar nuestro corazón hacia ella, lo que significa, buscarla de corazón, y
poner el más grande esmero en ser como ella nos instruye que seamos. En este caso la
sabiduría nos instruye a ser prudentes. Cuidado con oír y no hacer, Ez 33:31, Stg 1:22. Dios
puede inclinar nuestro corazón hacia la sabiduría, Sal 119:36, pero a la vez se requiere una
determinación nuestra, Sal 119:112, hasta llegar a tener “inclinaciones” por la sabiduría. A
algunos les encanta el futbol.
3. Clamor en oración, v.3.
Clamamos cuando sentimos una profunda y urgente necesidad. Así que aquí se nos instruye a
clamar por la sabiduría, sintiendo una urgente necesidad por ella, Stg 1:5. Note la repetición
en este versículo 3 para enfatizar la importancia de este clamor. Note también los sinónimos
de la sabiduría que se usan: prudencia e inteligencia. Otros sinónimos que se pueden usar
aquí son: discernimiento, entendimiento y sensatez. Pidamos esta sabiduría que es la base
para la vida correcta, Ef 1:17-18, Sal 119:34.
4. Búsqueda intensa, v.4.
La avaricia movió a los buscadores del oro en el viejo oeste. Es claro que no nos enseña aquí
que tengamos tal motivación negativa. Pero aparte de tal avaricia, es cierto que quien busca
tesoros lo hace con mucho empeño; con mucha esperanza, paciencia, y persistencia; y eso
mismo necesitamos nosotros para encontrar los tesoros de la sabiduría. Ella dice que la
encuentra el que “madruga” para buscarla, Pro 8:17. Hay que “velar a sus puertas” porque en
una de esas, ella sale, y el que la halle, halla la vida, Pro 8:33-34. Es triste ver que el ser
humano a menudo muestra más celo por adquirir las riquezas materiales que por adquirir las
espirituales. -----
5. Relación personal con Dios, vv.5-8
v.5 El sabio es el que entiende el temor de Dios, y el que le conoce, v.5. Ninguno de los que
anhelan entrar en buena relación con Él será defraudado.
v.6 Este pasaje confirma una vez más que Jesús es Jehová, porque Jehová es quien da la
sabiduría, y en el NT se nos dice que en Cristo están escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y del conocimiento de Dios, Col 2:3, 1:28, 1 Co 1:24. De hecho, Jesús es la Palabra
que sale de la boca de Dios, Jn 1:1 y 14, y aquí nos dice que de la boca de Jehová proviene el
conocimiento y la inteligencia. Jesús es la puerta al camino de la sabiduría. Los que le reciben
empiezan a caminar por su instrucción.
Vv.7-8 Hay una sana sabiduría, y hay una sabiduría diabólica, según nos dice Santiago (3:14-
17). Como creyentes somos los alumnos del Señor. Él nos enseña a pensar rectamente, a
discernir la verdad y el error, y a desarrollar prudencia divina, Stg 3:17. Él provee grandes
cantidades de sana sabiduría a los rectos. Además, Jesús ayuda a los suyos, y los guarda en su
camino, vv.7b-8. Los santos son los creyentes, 1 Co 1:2, los cuales viven en limpieza moral.
Dios hace tres cosas por ellos: Él les da la sabiduría, v.6, Él les reserva su ayuda, v.7, y Él cuida
su camino, v.8.

7 beneficios de la sabiduría, Proverbios 2:9-22


Note el “camino”, vv.9, 12, 13, 15, 18, 19, 20. Con la sabiduría...:
1. Entendemos todo buen camino, v.9.
‘Justicia’ es una palabra que tiene que ver primero con la relación correcta de una persona
hacia Dios. “Entender el camino de la justicia” equivale a vivirlo. A causa del pecado, el
hombre vive en injusticia, Ro 1:18, 29, 1 Pe 3:18, pero por medio de la fe en Cristo puede
producir los frutos de la justicia, Ro 10:10, Ef 6:14, Fil 1:11. Sólo los creyentes entendemos y
vivimos el camino de la justicia, por medio de la Biblia, 2 Ti 3:16, y el Espíritu Santo, Ef 5:9.
‘Juicio’ tiene que ver más con las relaciones entre las personas. Todos nosotros ejecutamos
continuamente juicios sobre las personas y las cosas. Pero entender el camino del juicio
equivale a hacer juicios justos según el derecho de cada quien, equivale también a vivir en
rectitud, y a distinguir correctamente entre lo bueno y lo malo.
‘Equidad’ significa igualdad; ser ecuánime, ser parejo con las personas. La diferencia entre el
juicio y la equidad es que el juicio nos lleva a ser justos con las personas, teniendo a veces
poca misericordia con ellos, mientras que la equidad nos lleva a ser parejos con todos, y esto
da más lugar a la misericordia. Pero si enfatizamos el tratar a todos por igual, no siempre
seremos justos. Por eso son necesarias las dos cualidades.
Esta no es una lista exhaustiva de todas las cualidades del creyente; hay muchas otras
cualidades incluidas en la frase: “Todo buen camino”. La fidelidad, la sinceridad y la
compasión son ejemplos de otros senderos del bien. Con la sabiduría vamos a poder
entenderlos todos, ella nos enseñará a vivir conforme a la voluntad de Dios, Sal 25:4, Is 2:3, Jer
6:16.
2. Somos librados del mal camino de los ‘amigos’, vv.10-15.
‘Discreción’ es reflexión, pensar sabiamente. La reflexión y la inteligencia libran al sabio del
mal camino. Tales cualidades son realmente inseparables de él, pues son su habitual forma de
proceder, y son la clave de su liberación. Reflexiona conforme la sabiduría le ha enseñado, e
inteligentemente rechaza el vivir como los malos. Se mencionan aquí 4 pecados de los malos:
(1) Hablan perversidades, v.12; (2) son apóstatas, v.13; (3) se alegran cometiendo el mal, v.14;
y (4) Se regocijan en las perversidades del vicio, v.14. El mal camino de los malos es además:
(1) tenebroso, v.13; (2) torcido, v.15; y (3) extraviado, v.15.
3. Somos librados del camino mortal de la mala mujer, vv.16-19.
La reflexión y la inteligencia nos librarán también de la mala mujer (a las mujeres creyentes las
librará de los malos hombres). ¿Cómo es la mujer adúltera? (1) Es halagadora, v.16; (2)
abandona a su esposo, v.17; (3) se olvida del pacto matrimonial que hizo ante Dios, v.17. (Mal
2:13-16). En los próximos capítulos hablará más extensamente de ella. El fin de la mujer
extraña es la muerte, v.18. Es difícil volver a la vida (o sea, a una vida normal y feliz), después
de haber cometido adulterio con ella, v.19. Además, quien persiste en relaciones con ella
siempre termina en la “segunda muerte”, 1 Co 6:9, Ap 21:8.
4. Caminamos por el camino de los buenos, el cual tiene un buen fin, vv.20-22.
El versículo 20 sería la continuación positiva del versículo 11 si consideramos que los vv.12-19
hablan de lo que no debemos hacer. La sabiduría fomenta el compañerismo con los buenos y
justos, vv.20-21. Los justos tendremos el buen fin de que viviremos para siempre sobre la
tierra, v.21, Sal 37:29, 34, en cambio los impíos y prevaricadores serán desarraigados de la
tierra, v.22. Éstos últimos son los transgresores, los desleales e infieles. Ahora…; la promesa
de habitar para siempre sobre la tierra no significa que no vamos a morir, o que no vamos
ahora a padecer por causa de Cristo; lo que significa es que vamos a resucitar y vamos a gozar
de la vida eterna en la nueva tierra, Is 66:22, 2 Pe 3:13, Ap 21:1.

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