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RAPTURE 2

Quinn Loftis
Índice

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Sinopsis
Triktapic, el mortal elfo oscuro asesino, ha sido restaurado por los Señores
del Bosque al lugar que le corresponde como rey del reino de los Elfos.
Ahora, debe enfrentar a sus antiguos compañeros mientras intenta
detener a Lorsan, Rey de los Elfos Oscuros, de esclavizar a la raza
humana. Lorsan ya empezó a distribuir Rapture, la bebida irresistible que
destruye a aquellos que se vuelven adictos a ella sin saberlo. ¿Podrá
Cassie, su Elegida, darle a Trik la fuerza que necesita para enfrentar su
oscuro pasado?

Mientras tanto, Elora, la mejor amiga de Cassie, se encuentra en una


lucha por su propia vida. Elora, su madre, y un pequeño grupo de Elfos de
la Luz han viajado profundamente en el reino de los Elfos Oscuros con la
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esperanza de rescatar a Cassie y Trik. Pero su misión se convierte
rápidamente en una batalla por su propia vida, mientras son rodeados por
Lorsan y sus guerreros. Aunque superados en número de diez a uno, los
humanos y los elfos luchan heroicamente. Luchan por un rey, una vez
perdido, pero ahora encontrado. Luchan por el reino de los humanos que
todavía no sabe que está en necesidad de salvación. Ellos luchan por el
amor; un amor que ya ha sido descubierto y un amor que está esperando a
ser revelado. A pesar de sus valientes esfuerzos, la banda es capturada y
mantenida cautiva por el Rey Elfo Oscuro.

El mundo pacífico que Cassie y Elora conocían, es cosa del pasado,


destrozado por su comprensión de que los elfos caminan en secreto entre
ellos, y decididos a su destrucción. Pronto, cada una de las chicas se verá
obligada a elegir su propio camino. Cassie debe decidir a qué mundo
pertenece y Elora debe decidir si va a pelear por un guerrero empeñado en
mantenerla a su lado.

Dos especies, humanos y elfos, están al borde de la guerra, unidos en una


meta; destruir el plan del Rey Elfo Oscuro y unir una raza dividida bajo el
mandato de su único y verdadero rey.
Importantes Términos
Élficos
Traducido por flochi

Corregido por Helen1

A'maelamin (Mi amada)

Amin mela lle (Te amo)

Im harma le (Te aprecio)

Amin naa lle nai (Soy tuyo para lo que ordenes)


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Arwenamin (Mi señora)

Sereg'wethrin (Asesino)

Lle amin (Eres mía)

Melethron (amante, masculino)

Sh'mai (amado de mi alma)

Almare (Dicha) Planta utilizada para hacer Rapture.

Lotse (flor) lótë

Tirith (Guardianes leales a Triktapic -Tyndril y Tao)


Prólogo
Traducido por Helen1

Corregido por flochi

“Solo existe tanta oscuridad como la raza humana puede soportar. En


algún punto las sombras se envolverán alrededor de ellos y sofocarán
cualquier luz que podría haberles dado razón para la esperanza. Sin
esperanza empezarían a morir ya que, uno por uno, sus almas se han
extendido y tomado la oscuridad”.
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~Cush

Nunca pensé que moriría virgen, se dijo Elora mientras permanecía de pie
en el oscuro y húmedo calabozo. Por otro lado, tampoco pensé que estaría
atrapada en un calabozo con un grupo de elfos y mi mamá. Sus ojos
vagaron por la habitación, aterrizando brevemente sobre cada miembro de
su pequeño grupo de rescate hasta que aterrizaron en él. Ah sí, ahora si
estos otros cinco espectadores no estuvieran en el camino, podría no tener
que morir con dicha virtud intacta. Su estómago gruñó, sacando su mente
de sus pensamientos menos inocentes y se apartó de la pared.

—¿He mencionado el hambre que tengo? —preguntó Elora mientras


empezaba a caminar. Lorsan los había arrojado en una celda, después que
terminó de patear sus traseros, y allí habían estado durante tres días con
solo pan y agua de vez en cuando. El aire estaba cargado de humedad y
las paredes resbaladizas con la condensación. Las hebras que caían del
moño desordenado de Elora se pegaban a su cuello mientras el sudor
corría por su espalda.

—Solo dieciséis veces —respondió Tamsin secamente.


—Bueno, al parecer las dieciséis veces fueron muy pocas porque todavía
no veo ningún alimento —replicó ella.

Su misión una vez esperanzadora para rescatar a Trik y Cassie, no había


ido exactamente como estaba planeado. Ahora aquí estaban, dos humanas
y cinco elfos, con cicatrices de batalla, enojados y hambrientos esperando
su destino en las manos de un psicótico Rey Elfo Oscuro empeñado en
esclavizar a la raza humana.

Elora miró alrededor de la habitación en penumbra, iluminada solo por


varias ventanas pequeñas en la parte superior de las paredes de seis
metros, viendo los rostros de sus compañeros. Casi resopló a sí misma por
pensar de ellos en esos términos. Por otro lado, había estado en una
batalla con ellos, así que, ¿qué otra cosa podrían ser? Lisa se sentaba con
la espalda contra la pared del fondo frente a la puerta. Sidhion, también
conocido como Sid como ella lo llamaba; Rincavornon, alias Rin; y Beleg,
también conocido como Bel, estaban apoyados contra la pared a la
izquierda de la puerta, sus ojos constantemente vagando por la pequeña
habitación. Tamsin estaba sentado a pocos metros de Lisa con sus piernas
encogidas y los brazos sobre sus rodillas. Cush se encontraba agachado
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sobre las puntas de sus pies, los brazos apoyados en sus rodillas. Había
estado sentado así durante horas, inmóvil, y Elora se maravilló de su
paciencia. Tenía las piernas acalambradas solo de mirarlo, pero a él no
parecía molestarle. Sus ojos miraban a la puerta de hierro, como si
estuviera dispuesto a abrirla por la pura fuerza de su mente. Elora trató
fuertemente de no mirarlo, pero finalmente se rindió cuando se dio cuenta
que podría morir en cualquier momento, así que ¿por qué no disfrutar de
la vista mientras pudiera?

Cush sintió un estremecimiento de conciencia y supo que sus ojos estaban


fijos en él. Al principio, había estado tratando de ser discreta al respecto,
pero ahora se daba cuenta de que no estaba tratando de ocultar que lo
estaba observando. Era un poco desconcertante, su nivel de confianza y su
descarado audaz comportamiento, inquietante y muy sexi. Sus músculos
se sentían tensos mientras se acuclillaba, mirando la puerta, a la espera
de que se abra para que pudiera entrar en acción. No estaba preocupado
de que fueron capturados; él y sus hermanos habían sido capturados
antes. Habían sido superados en número en la batalla muchas veces en el
pasado y aún vivían. Pero por alguna razón, esta vez se sentía diferente, y
tenía la sensación de que tenía algo que ver con la bella, oscura,
misteriosa chica cuyos ojos estaban fijos en él. Finalmente, volvió la
cabeza lentamente hasta que sus ojos se encontraron. Esperaba que
mirara hacia otro lado, al estar avergonzada por haber sido sorprendida,
pero en lugar de eso solo le devolvió la mirada. Él le sostuvo la mirada y
sus ojos de color púrpura parecían estar buscando los suyos, haciendo
una pregunta silenciosa. Tal vez era la misma pregunta que había estado
haciéndose a sí mismo, ¿por qué estaba allí este tirón entre ellos? ¿Qué
era la energía magnética que parecía estar atrayéndolo hacia ella?
Finalmente levantó una ceja, un reto silencioso para que él ceda. Su
mandíbula se apretó mientras luchaba con el deseo de ir hacia ella y
asegurarse de que estaba bien. Él le dio una leve inclinación de cabeza y
luego se volvió hacia la puerta. Quería abrirla, necesitando luchar,
necesitando deshacerse de la reprimida energía construyéndose dentro de
él, pero sobre todo necesitando conseguir estar lo más lejos posible de
Elora.

Elora dejó escapar un suspiro molesto y apartó la mirada del guerrero que
acababa de rechazarla. No sabía por qué le importaba, no sabía por qué le
importaba que la evitara incluso en el pequeño espacio en el que todos
estaban amontonados como cinco dedos de los pies metidos en un zapato
dos tallas más pequeñas. Sus ojos se posaron en Tamsin que le estaba
dando una mirada extraña. Parecía haber sido testigo del pequeño
intercambio entre ella y Cush y la pequeña sonrisa en su rostro le decía
que le parecía divertido.

—¿Qué? —le espetó.

Él se encogió de hombros, pero no contestó.

—Entonces, ¿tenemos un plan? —habló Lisa.

Tamsin comenzó a responder, pero Cush levantó la mano para silenciarlo.

Todos ellos se tensaron de repente. Los que estaban sentados se


levantaron lentamente y los que se encontraban apoyados se enderezaron
y dieron pasos hacia la puerta.
Hubo un crujido justo al otro lado y luego un ruido sordo. La puerta se
estremeció y luego se abrió de golpe. El grupo se armó de valor, esperando
con ansiedad a que el enemigo entrara.

—¿Van ustedes a permanecer allí mientras que los rescatamos o van a


darnos una mano con las docenas de elfos oscuros que seguro se dirigen
en nuestra dirección? —Trik entró en la celda cubierto de armas de pies a
cabeza, viéndose un poco como el asesino que su reputación decía ser.

—Te tomó mucho tiempo —gruñó Tamsin, pero fue seguido por una
sonrisa.

—Sí bueno, de lo que entendimos, ustedes iban a ser los salvadores, no los
salvados. Así que deja de refunfuñar y vámonos —contestó Cassie
mientras salía alrededor de Trik.

Elora sonrió y se acercó a su mejor amiga.

—No estoy contenta contigo —le dijo.

—Yo también te quiero. —Cassie sonrió y le dio un abrazo. 9


Lisa pasó junto a los elfos y envolvió a Cassie en un abrazo tan pronto
como Elora la soltó.

—Estoy tan contenta de que estás bien —susurró.

Cassie asintió.

—Yo también.

—Muy bien, hermosa —habló Trik—. Tenemos que ir andando antes que
Lorsan se dé cuenta de lo que está pasando.

Cassie asintió y tomó la mano extendida de Trik.

Elora observó cuando Cush, Sid, Rin, y Bel; ella les había dado sus apodos
porque sus nombres eran demasiado complicados; caminaron delante de
Trik y salieron al pasillo. Al parecer, irían primero. Miró a Tamsin.

—¿No debería el todopoderoso Trik ir primero? —preguntó.

—Vamos a proteger al rey a toda costa —le dijo.

Ella puso los ojos en blanco.


—Lo más tonto que he escuchado —se quejó en voz baja.

—Todos los elfos van a estar bien, Elora —le dijo Tamsin, la implicación
fuerte en su tono mientras la empujaba hacia delante para seguir a los
demás.

—No tengo idea de lo que estás diciendo.

Él se rio entre dientes detrás de ella.

—Solo sigue diciéndotelo a ti misma, si tienes que hacerlo.

Elora miró sobre el hombro de su madre, mientras caminaba por el oscuro


pasillo. Vio a Cush y se sintió respirar un poco más fácil.

Mierda, pensó para sí misma. Tengo un enamoramiento con un elfo. Eso no


es algo que una chica admite todos los días. No sabía cuándo había
ocurrido, pero sabía que no era bueno, nada bueno en absoluto.

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Lorsan se paseaba en su estudio mientras esperaba a Melda, la elfo que en
un momento estuvo a cargo de la atención de Cassie. Sabía que le había
cogido cariño a la humana e incluso había ayudado a Trik a recuperarla.
Ella sería castigada por eso. Sonrió para sí, y qué mejor manera de
castigarla que hacerla traicionar a su nueva amiga, pensó con aire de
suficiencia.

Oyó un golpe en la puerta y se preparó para el desempeño que estaba a


punto de dar.

—Entra —llamó para que ella lo escuchara a través de la gruesa puerta.

Melda entró con la cabeza gacha y pudo ver el ligero temblor de sus manos
mientras las rodeaba delante de ella. Era obvio que pensó que iba a
castigarla. Trató de no reírse de su actitud patética. Después de todo, él
sabía que era realmente un acto. Cualquier persona lo suficientemente
valiente para desafiarlo y ayudar a su enemigo no era tan dócil.

—Melda —ronroneó su nombre. Su cabeza se levantó y abrió mucho los


ojos, obviamente sorprendida por el sonido de su voz—. Te he estado
observando.
—Mi señor —dijo ella con una cantidad convincente de aprehensión.

—Has hecho un buen trabajo cuidando de Cassandra, y aunque estoy


decepcionado de que la dejaste escapar, me encuentro fascinado con tu
tenacidad y obstinación.

Sus ojos se abrieron aún más.

Lorsan se acercó meticulosamente hacia ella, lentamente mirándola, su


interés tan claro como el día en el rostro. Ella no era una elfo fea, pero
tenía una Elegida con belleza incomparable. Así que convencer a Melda de
su interés con el fin de conseguir la sumisión que quería podría ser
complicado. Pero estaba seguro que estaba a la altura. ¿Qué mujer no
querría estar con un rey?

—Me encuentro en la necesidad de una distracción durante estos tiempos


difíciles, con la guerra llamando a mi puerta y mi Elegida constantemente
molestando sobre esto y aquello. Necesito una mujer que solo me escuche
y satisfaga ciertas necesidades. Verás, un hombre de mi estatus tiene
necesidades, Melda, y bien, una mujer como tú... —Hizo una seña a su 11
forma femenina con deseo bailando en sus ojos—, sin duda podría
satisfacer esas necesidades.

Tragó saliva y él pudo ver que fue con gran dificultad. Sus manos estaban
ahora apretadas con tanta fuerza que sus nudillos se habían puesto
blancos y tenía los ojos como platos.

—Ahora, lo que creo que es importante que sepas es que viene una guerra,
y habrá muchas muertes, pero los que están más cerca de mí, los que —
Hizo una pausa dramática—, me ayuden, tendrán el peso completo de mi
protección. Quién sabe qué clase de muerte horrible Triktapic ha planeado
para los elfos oscuros. A pesar de que lo ayudaste, sigues siendo un elfo
oscuro, querida, y estarás sujeta a su ira si él llegara tan lejos. —Se dio
cuenta de que estaba realmente empezando a pensar en lo que estaba
diciendo, comenzando a entender que podía mantenerla con vida. Si
Lorsan sabía algo acerca de sus elfos oscuros era que por encima de todo,
la supervivencia era su instinto. Harían lo que tenían que hacer para
sobrevivir.

—¿Qué quiere que haga, mi rey? —preguntó finalmente después de varios


minutos de silencio.
Él sonrió mientras caminaba delante de ella y pasaba el pulgar por sus
labios.

—Me alegro de que estés viendo las cosas a mi manera.

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Capítulo 1
Traducido por flochi, Dianna K y Jessy

Corregido por veroonoel

“¿Alguna vez has notado que algo tan suave como la leche se desliza
con facilidad por tu garganta pero puede causar muchas obstrucciones
en el extremo opuesto? Sí, bueno piensa en nuestro escape como la
leche. Empezó suave pero luego la salida se volvió dificultosa”.

~Elora

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Elora se arrastró silenciosamente hasta estar de pie junto a Cassie. Los
guerreros elfos de la luz estaban explorando delante de ellas en los oscuros
túneles de la mazmorra, asegurándose de que el camino estuviera
despejado. Elora se sorprendió de cuan silenciosamente se movían, en
especial por lo grandes y musculosos que eran. Ella se encontró
sintiéndose como un niño descuidado trastabillando en la oscuridad en
comparación.

—Entonces, ¿cómo conseguiste llegar hasta nosotros tan rápido? —le


preguntó a su mejor amiga.

Cassie le echo un rápido vistazo.

—¿Rápido? —preguntó con un resoplido—. Nos tomó tres días. ¿Cómo


puedes pensar que eso fue rápido?

—¿Encontraste mi cuerpo muerto en descomposición en la mazmorra


luego de meses de captura, golpizas y tortura? —susurró Elora.

—No.

—Entonces por eso es que pienso que tres días es rápido.


Cassie hizo un rápido cabeceo.

—Está bien, veo tu punto.

»Honestamente, El, todo fue demasiado sencillo. Bueno, al principio todos


los caminos al reino de los elfos oscuros parecían estar bloqueados para
Trik. Entonces intentamos ir a través de su cabaña, pero no podíamos
llegar a más de seis metros y empezamos a ir en círculos. Finalmente,
Syndra nos dijo que intentáramos el Santuario. Fue uno de esos
momentos cuando te preguntas: Por qué demonios no pensé en eso.

—Odio esos momentos —bromeó Elora.

—Lo sé, ¿cierto? —Cassie se agachó y Elora también, balanceándose


contra las paredes resbaladizas.

—Entonces Trik caminó a través de un espejo al Santuario y caminamos


directamente hasta aquí. Noqueó a unos pocos elfos oscuros en el camino,
y luego bam, estábamos parados frente a tu celda.

—Tienes razón; algo no está bien con esta misión de rescate. La nuestra no 14
fue tan libre de problemas.

—¿En serio? —Los ojos de Cassie se agrandaron con sorpresa—. Porque


pensé que todo el asunto de ser atrapados debió haber sido parte de tu
plan.

Elora entrecerró los ojos.

—¿Quién encendió tu interruptor de perra?

Cassie se cubrió la boca con rapidez antes de que la risa pudiera escapar.

—Me gusta esa —susurró.

Elora puso sus ojos en blanco.

—Por lo que veo, sigues divirtiéndote con facilidad.

Lisa se paró junto a ellas entonces y se inclinó hacia adelante en su


espacio.

—¿Qué es tan gracioso?

—Interruptor de perra —respondió Elora secamente, lo cual trajo otra risa


de Cassie.
De repente, un cuerpo enorme se cernió sobre ellas, y las tres levantaron
sus cabezas desde donde estaban agachadas.

—¿Les gustaría enviar a los elfos oscuros un mensaje para dejarles saber
dónde estamos? —gruñó Cush con los dientes apretados.

Elora se puso de pie lentamente, Lisa y Cassie la siguieron. Cuando


alcanzó su metro setenta y tres de altura, se encontró con la mirada glacial
de Cush, y sonrió mientras hablaba:

—Estaba pensando en invitaciones grabadas. —Elora ignoró la mandíbula


abierta de su madre y las risitas de su mejor amiga mientras rodeaba a
Cush, siendo sumamente cuidadosa para no tocarlo.

Trik dio vuelta la esquina y les hizo un gesto para que lo siguieran.

—Costa despejada; movámonos, gente.

Cassie se apresuró hasta ponerse al lado de Trik y le tomó la mano. Él la


llevó a sus labios y besó sus nudillos con suavidad.
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—¿Estás bien? —le preguntó mientras se movía con tan rápida y
silenciosamente que era espeluznante.

—Sí, estoy bien. Un poco nerviosa sobre la razón por la cual esto está
resultando tan…

Las palabras de Cassie quedaron atrapadas en su garganta cuando una


fuerte explosión sacudió sus oídos y bajó por su pecho enviando su cuerpo
volando hacia atrás a través del aire. Estuvo sola por un instante hasta
que los brazos de Trik la rodearon instantáneamente para amortiguar su
aterrizaje con su cuerpo.

Piedras y polvo nadaron en el aire y cayeron sobre el grupo mientras todos


chocaban contra el suelo del túnel. Unos pocos chillidos de las chicas y
gemidos de los chicos y luego todo fue silencio.

Cush parpadeó un par de veces, intentando reunir sus facultades. Sus


oídos estaban zumbando por la explosión y encontró difícil el llevar aire a
sus pulmones por todo el polvo en el aire húmedo y espeso. Tan pronto
como su mente se aclaró, sus pensamientos saltaron a Elora. ¿Dónde
había estado cuando la explosión sucedió? Había pasado delante de él y
junto a Sidhion y Tamsin y luego no había sido capaz de verla. Se puso de
pie ágilmente empujando rocas de sus piernas y empezó a inspeccionar los
daños. Ya casi todos los elfos se encontraban de pie. Tamsin estaba
ayudando a Lisa a ponerse de pie, y en los varios metros delante de ellos,
vio cabello oscuro con vetas rojas desparramado sobre los escombros. Se
estuvo moviendo antes de pensarlo, maniobrando a través de las rocas
caídas con facilidad, y luego estuvo arrodillado junto a ella.

Sus ojos estaban cerrados y sangre corría por un corte en su frente. Se


inclinó hacia adelante, poniendo su oreja a centímetros por encima de su
boca y sintió su respiración cálida contra esta. Cerró los ojos con fuerza
contra la emoción inundando su pecho. Viva, se dijo a sí mismo, estaba
viva.

—¿Se encuentra bien? —Escuchó la voz de Lisa detrás de él.

—Está respirando, pero no está consciente —le dijo ásperamente. No se


movió de su lado. Quizás debería haberlo hecho, Lisa era la madre de
Elora después de todo. Pero ella era su… su mente se congeló con ese
pensamiento. ¿Su qué? ¿Qué creía que era ella? Su corazón lo sabía, pero
su mente no estaba lista para aceptarlo, nunca estaría lista para aceptarlo.
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Su mano ahuecó su mejilla a la vez que se acercaba a su oído.

—Despierta, pequeño cuervo. —La miró y esperó, deseando que abriera


sus ojos. Otra explosión sacudió los túneles y Cush cubrió el cuerpo de
Elora con el suyo. El suelo tembló debajo de ellos y el techo de encima
retumbó bajo el estrés de la erupción. Esperó a que el polvo se asentara
antes de volver a ponerse de pie. Miró encima de ella para asegurarse de
que ninguna roca o piedra hubiera caído sobre ella y luego volvió a mirar
su cara. Se quedó inmóvil cuando sus ojos chocaron con los de ella.

—La mayoría de los chicos me piden una cita antes de intentar llegar a
tercera base —le dijo con una sonrisa.

Cush suspiró interiormente, aliviado de que estuviera consciente.

—¿Puedes moverte? —preguntó, ignorando su comentario.

—Creo que podría si salieras de encima.

Se la quedó mirando, confundido por su tono hosco. Recién la había


protegido de una muerte segura y prácticamente le estaba gruñendo. No se
dio cuenta que una vez más su mano se encontraba en el rostro de ella,
acunándola suavemente, no hasta que su voz llenó su mente.
«La única vez que un chico se encuentra sobre mí y ni siquiera se encuentra
interesado». Escuchó las palabras en su cabeza y sintió sus ojos
agrandarse. La comprensión lo alcanzó: su toque, los pensamientos de
ella, su mente. Cush casi se empujó lejos en su prisa por ponerse de pie.
Se apartó a un lado y dejó que Lisa se moviera junto a Elora. Vio el
destello de dolor en los ojos de Elora, pero lo apartó hacia un lado a la vez
que se daba la vuelta para comprobar a los demás.

—¿Todos están bien? —La voz de Trik fue llevada a través del aire
ennegrecido.

—Estamos todos bien —gritó Lisa a la vez que ayudaba a Elora a ponerse
de pie. Elora alzó los ojos para encontrar a Cassie y vio que estaba de pie
junto a Trik y entera. Se dieron gestos tranquilizadores y pequeñas
sonrisas entre ellas.

—Supongo que es seguro decir que Lorsan sabe de nuestra pequeña


excursión —dijo Tamsin mientras se desempolvaba la ropa.

—El final está bloqueado, Tamsin. ¿Qué hay sobre la otra dirección? — 17
preguntó Trik.

—También está bloqueado —respondió Sid.

—Vamos a tener que regresar en la dirección que hemos venido y ver si


hay otro camino para salir de aquí —habló Cush—. Señor —Se volvió hacia
Tamsin—, había pequeñas ventanas en la celda. Podríamos intentar
agrandarlas.

Tamsin asintió.

—Podría ser nuestra única opción.

Trik miró fijamente hacia las pequeñas ventanas en la parte superior de la


celda. Pequeñas era ser generoso. Trik dudaba que incluso Cassie pudiera
pasar a través de ellas. Levantó su brazo y frotó su cara frustrado. Piensa,
Trik, piensa, murmuró interiormente. No había hecho todo este camino
solo para ser capturado en el maldito castillo que conocía como la palma
de su mano. Antes de que una idea pudiera comenzar a formarse en su
mente, fue interrumpido.

—¿Soy la única viendo a la elfo que está mirándonos espeluznantemente


desde la puerta? —preguntó Elora.
Cassie jadeó.

—¿Flora? —Comenzó a caminar hacia la mujer que había cuidado de ella


mientras había sido capturada por Lorsan, pero Trik dio un paso en frente
de ella con el ceño fruncido plasmado en su demasiado guapo rostro.

—¿Por qué estás aquí? —exigió Trik.

Flora estaba impávida. Miró alrededor de él para poder ver a Cassie.

—Quiero ayudar —dijo con seriedad—. Debería haberlos ayudado antes.


Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Si me siguen, puedo
sacarlos de aquí.

—¿Por qué deberíamos confiar en ti? —preguntó Cush mientras daba un


paso junto a Trik, bloqueando eficazmente su vista de los demás.

—Probablemente no deberían. Pero les doy mi palabra; no quiero hacerles


ningún daño. —Miró de Cush a Trik—. Además, ¿quién sería tan estúpido
como para atacar a nuestro rey?
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—¿Sabes quién soy? —preguntó Trik.

Flora asintió y apretó sus labios forzadamente.

—Su retorno no va a pasar desapercibido, Mi Señor. Muchos estarán


contentos que esté de vuelta. Otros solo tratarán más duro de matarlo.
Pero realmente no tenemos tiempo para hablar de eso en este momento.

Elora y Cassie solo se empujaron alrededor de Trik y Cush con Lisa justo
detrás de ellas.

—Guía el camino, Flora. Confío en ti —le dijo Cassie.

Sin otra palabra, Flora se giró y se apresuró a la puerta. Cassie y Elora


salieron después de ella, ignorando las voces masculinas oponiéndose
detrás de ellas.

—Um, Flo —habló Elora mientras la seguían hacia la dirección de la


explosión—, estábamos justo aquí y tuvimos la suerte de salir con todos
nuestros pedacitos intactos.

Flora levantó una mano y la agitó para que la siguieran sin responder.
Tropezaron por las piedras derrumbadas y tosieron cuando sus pies
agitaron el polvo fresco, creando una niebla encapotada a su alrededor.
—Cassie. —La voz de Trik llegó desde detrás de ellas.

—Está bien, Trik. Ella no va a lastimarnos —le gritó ella.

—Aquí. —Flora se dio vuelta para mirarlos, y Cassie y Elora miraron


boquiabiertas la apertura que parecía surgir de la nada en el suelo. Cassie
dio un paso hacia el agujero y miró hacia abajo. Era alquitrán negro.

—¿Es seguro? —le preguntó a Flora.

—¿Estamos en un túnel que acaba de ser volado por maldita magia elfo y
estás preocupada de si la posible ruta de escape por dicho túnel volado es
segura? —preguntó Elora secamente.

—Buen punto. —Cassie se encogió de hombros.

—Iré primero —dijo Tamsin mientras los alcanzaba.

Trik levantó su mano para detener al rey elfo de la luz.

—Deberías dejarme a mí.


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Tamsin sacudió su cabeza.

—Eres demasiado importante…

—No debería ser ninguno de ustedes. —Cush elevó la voz—. Ambos son
importantes.

—Oh, por el amor de Dios —gruñó Elora—, ¿qué importa? Todos vamos a
morir de envenenamiento por asbesto si nos quedamos aquí más tiempo,
caramba. —Miró hacia atrás al grupo y puso los ojos en blanco justo
mientras daba un paso.

—¡ELORA! –—gritaron Cush, Lisa, y Cassie al mismo tiempo, pero era


demasiado tarde. Ella bajó a la nada del agujero y desapareció.

—¡ELORA! —gritó Lisa mientras miraba al vacío negro—. ¿Dónde está?


¿Está bien?

—Probablemente está bien —le aseguró Flora.

—¿Qué quieres decir con probablemente? —gruñó Lisa como solo una
mamá osa podía—. ¿No sabes dónde está?

Flora sacudió su cabeza.


—El portal la llevó adonde ella quería ir.

—¿Portal? —Esta vez todos los elfos hablaron al mismo tiempo.

Flora saltó ante las colectivas voces profundas. Asintió.

—No hay superficie reflectante —señaló Trik.

—No todos los portales necesitan una reflexión, Rey. —Flora se dirigió a
él—. Hubo un tiempo hace mucho tiempo cuando los Señores del Bosque
dieron tres portales que no requerían reflexiones. —Hizo una pausa y
esperó—. ¿Lo recuerda?

Trik cerró sus ojos y trató de concentrarse, trató de recordar un tiempo


antes de elfos de luz y de oscuridad, un tiempo antes de la guerra y la
destrucción. Sí, lo recordaba.

—Portales Maestros —dijo sin aliento.

Flora asintió y sonrió como un profesor orgulloso.

—Estoy segura de que se supone que es importante —interrumpió 20


Cassie—, pero mi mejor amiga acaba de salir disparada en este portal
maestro y me gustaría saber adónde se la llevó.

—Debe haberla llevado a donde su corazón más anhelaba estar —explicó


Flora.

—¿Es el único lugar al que te llevará? —preguntó Cassie.

Flora sacudió su cabeza.

—No, actuará en base de la intención también. Pero para tu amiga, ya que


lo más probable es que no fuera consciente de que tenía que estar dándose
un lugar, la llevó adonde ella anhela estar.

Cassie le echó un vistazo a Lisa.

—¿Sabes dónde está eso?

—Podría estar con Oakley, o podría estar en la tienda —le dijo Lisa.

Cassie asintió en acuerdo.

—Ambos lugares son seguros, Cassie —le aseguró Lisa—. Tienes que ir con
Trik. Yo puedo cuidar de Elora.
—Serán un objetivo —argumentó Cassie—. No pueden solo irse por
ustedes mismas.

—La encontraré y luego volveré al castillo de los elfos de la luz, pastelito —


le aseguró Lisa. Cassie no parecía convencida.

—Las acompañaré —dijo Cush—, si eso está bien con el rey. —Se volvió
para mirar a Trik, esperando su respuesta.

Trik asintió y luego hizo un gesto hacia el elfo de la luz a su izquierda.

—Rincavornon, irás con Nedhudir y mantendrás a Lisa y Elora a salvo.

Lisa se acercó al borde del agujero y miró hacia la oscuridad. Decidió que
el mejor lugar para empezar sería con Oakley.

—Ten cuidado. —Cassie la agarró en un abrazo rápido.

Lisa palmeó su espalda.

—Estaremos bien.
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—De verdad deberíamos estar de camino ahora —interrumpió Flora.

Cush dio un paso hacia adelante junto a Lisa y le hizo un gesto a Rin para
que hiciera lo mismo a su otro lado. Ambos colocaron sus grandes manos
sobre cada uno de los codos de ella.

—Damos un paso juntos y tú piensas adónde tenemos que ir.

Ella le asintió y sin una mirada, Lisa bajó al vacío con los dos elfos de la
luz a su lado.

—Tu turno —le dijo Flora a Cassie con una pequeña sonrisa.

Trik tomó su mano para evitar que ella se acercara al borde del agujero. Le
dio a Flora una mirada que hizo que diera un paso atrás y se giró hacia el
resto del grupo.

—Vamos al castillo de Tamsin, la sala del trono. —Entonces dio un paso


hacia el portal jalando a Cassie con él.

Melda, la elfo que Cassie conocía como Flora, vio mientras el último de los
elfos de la luz cruzaba a través del portal. Contó hasta veinte como Lorsan
le había dicho, para asegurarse de que todos estaban del otro lado y luego
extendió su mano sobre el portal. Ante sus palabras susurradas, observó
mientras el agujero se encogía en sí mismo hasta que hubo desaparecido
por completo. Melda se sonrió mientras desempolvaba sus manos.

—Hacer que la tonta chica humana confíe en ti. Listo. —Hizo el gesto de
marcar una lista en el aire—. Convencer a tontos humanos y elfos de
pasar por un portal. Listo. Cerrar todos los portales de modo que no haya
forma de volver al reino humano o de que los elfos regresen al reino elfin.
—Hizo una pausa y sonrió—. Listo. Listo.

Elora parpadeó varias veces mientras sus ojos intentaban ajustarse a la


brillante luz a su alrededor. Había esperado caer unos cuantos metros,
golpear el duro suelo, y que sus dientes se sacudieran fuera de su cabeza.
Pero en vez de eso, era como si acabara de caminar por una puerta
abierta. En un minuto estaba en el desmoronado túnel del castillo de
Lorsan y en el siguiente estaba, bueno… ¿Dónde estoy exactamente?,
pensó. 22
Apató su melena negra despeinada de su rostro y dio una mirada
alrededor. El aire era helado y seco, quemaba sus pulmones. Juzgó que
debía ser invierno donde fuera que estuviera, porque todo el césped
prolijamente cortado alineando las calles contenía cesped seco muerto.
Estaba de pie en una acera con la calle a un lado de ella y un complejo de
apartamentos en el otro. Le echó un vistazo a la acera para ver si había un
signo de carretera, pero solo vio una señal de pare. Justo cuando se daba
vuelta hacia los apartamentos, la puerta directamente frente a donde
estaba se abrió y salió un chico alto y desgarbado en jeans estilo skater
sueltos, una camisa negra, y Vans. Los ojos de Elora se ampliaron y una
sonrisa de extendió por su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí, hermanita? —preguntó Oakley.

Elora corrió directamente hacia él y tuvo que morderse el interior de su


labio para evitar chillar como una niña. Era tan malditamente bueno verlo
y oír su voz, y entonces estuvo en sus brazos cuando se lanzó hacia él.

—¡Umph! —gruñó mientras ella enterraba el rostro en su pecho—. Oye,


oye —dijo él mientras palmeaba su espalda. Se negó a llorar, demonios, ni
siquiera sabía por qué sentía la necesidad de llorar, pero no iba a
entregarse a ello.
»¿Qué sucede, Elora? —le preguntó mientras la empujaba hacia atrás con
cuidado para así poder mirar su rostro. Ella supo por la forma en que su
frente se arrugó en concentración que estaba intentando ver más allá del
frente que ella estaba intentando mantener en su lugar desesperadamente.
¿Pero que podía decirle? Oye, hermano mayor, tanto tiempo sin vernos, y ya
que preguntas, acabo de ser rescatada del calabozo de de un elfo oscuro por
una elfo oscura que pensamos que era una chica mala, pero que tal vez no
sea una chica mala y oh, por cierto, mamá todavía está ahí. Por alguna
razón no pensó que eso fuera a resultar demasiado bien. Así que mintió.

—Nada, solo decidí que necesitaba verte. —Le sonrió e intento parecer
inocente, lo cual para ella no era fácil, ya que normalmente no lo era. Él
miró su apariencia y supo que el aspecto cubierto de polvo y desaliñado no
estaba haciendo nada para ayudar a su farsa y supo que su próxima
pregunta solo iba a hacer las cosas peores—. ¿Qué mes es?

—Es enero, día cuatro para ser exacto. ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó
sospechosamente mientras miraba alrededor por su auto. Haría la
pregunta más obvia primero. Era válida, por supuesto, ya que él vivía a
dos horas de la ciudad de Oklahoma.
23
—Tomé el autobús —mintió otra vez. Enero, maldición, ¿cuánto tiempo
habían estado en la tierra de las hadas?, pensó, pero intentó que ese
pensamiento no se mostrara en su rostro.

Su preocupación se transformó en molestia cuando se levantó en sus dos


metros de altura y cruzó los brazos frente a él.

—¿Qué demonios está sucediendo, Elora? Te apareces en mi acera en


frente a mi apartamento, donde nunca has estado, podría agregar. Te ves
como si hubieras estado en una maldita explosión o incendio, y estás
cubierta de ceniza y mierda. —Dio un paso hacia ella y extendió la mano
por su brazo—. Y mierda, estás temblando como un drogadicto. Ahora
dime lo que está sucediendo. —Le dio a su brazo una pequeña sacudida,
no suficiente para lastimarla, pero suficiente para llamar su atención—.
¿Esto tiene algo que ver con esos elfos? Le he dicho a mamá antes que no
me gustaba que hiciera negocios con ellos.

—Te advertiré una vez, que quites tu mano de la dama. —Una profunda
voz llegó desde detrás de Elora. Los ojos de Oakley se ampliaron cuando
miró más allá de su hermana para ver a dos tipos grandes y, con su
cabeza inclinada hacia un lado, su mamá.
—¿Mamá? —Su voz era ronca.

—Hola, bebé. —Lisa sonrió ampliamente—. Um, podrías querer


adelantarte y dejar ir a tu hermana. —Lisa hizo un gesto con la cabeza
hacia el tipo alto a su izquierda—. Cush parece pensar que la estás
lastimando.

—¿Cush? —preguntó Oakley mientras miraba desde su mamá al tipo que


ella había indicado. Todavía no había soltado el brazo de Elora,
sorprendido como estaba.

Los ojos de Cush se entrecerraron mientras veía la mano masculina


apretarse imperceptiblemente en el brazo de Elora. Había intentado ser
agradable, pero aun así el macho todavía no la liberaba, le concedía que
parecía un poco aturdido. Caminó lentamente hacia ellos y dijo:

—Suéltala. —El chico finalmente soltó su brazo y Cush sintió algo en su


interior aliviarse un poco.

»Elora —Su nombre salió más suave de lo que pretendía, más como una
caricia—, ¿estás bien? —Ella no respondió. De hecho, no se había movido 24
desde que él, su madre, y Rin había aparecido del portal. Dio un paso
alrededor, empujado efectivamente al chico y arrodillándose para así poder
mirar su rostro. Sus ojos estaban fuertemente cerrados y sus labios se
estaban moviendo ligeramente. Se inclinó más cerca para intentar
escuchar lo que estaba murmurando y casi se echó a reír cuando
finamente lo descifró.

Una y otra vez Elora murmuraba:

—Las chicas góticas no lloran, las chicas góticas no lloran.

—¿Pensaba que eran las chicas grandes las que no lloran? —susurró cerca
de su oído para que solo ella pudiera oírlo. Ella se congeló. Sus ojos se
abrieron de golpe y sus murmullos cesaron inmediatamente. Sus ojos
encontraron los suyos y esperó a que ella dijera algo, todo el tiempo
luchando el deseo natural de envolver los brazos a su alrededor y acercarla
al refugio de su cuerpo. Cuando finalmente habló, solo confirmo lo que él
ya sabía.

Elora miró fijamente a Cush y se dio cuenta que estaba viéndolo en su


forma de elfo en el reino humano.
—¿Por qué no estás usando tu glamour? —preguntó ella. Su corazón saltó
ante el destello de posesividad que vio en sus ojos.

—Estoy usándolo —le dijo.

—Entonces, ¿por qué estoy viéndote en tu forma elfin? —Su mandíbula se


tensó y pudo decir que no quería responderle.

—Esa es una discusión que es mejor guardarla para una situación más
privada. —Se puso de pie y dio un paso atrás de ella y ese pequeño espacio
entre ellos se sintió como el Gran Cañón. Elora se sacudió mentalmente y
echó sus hombros hacia atrás. Respiró profundamente y exhaló
lentamente y luego se volvió a enfrentar a los demás.

—¿Alguien podría por favor decirme qué está sucediendo? —preguntó


Oakley—. Porque luce como si mi mamá y dos hombres extraños acabaran
de aparecer de la nada en mi acera.

Elora cruzó los brazos en frente de ella y levantó la cadera hacia un lado
mientras miraba a su hermano.
25
—¿Quieres la historia completa o el resumen?

—Elora, no puedes contarle todo —dijo Cush.

Una sola ceja se levantó en su frente mientras encontraba los ojos de


Cush.

—Es mi hermano, Cush. Ya sabe de los elfos; es solo toda la otra mierda la
que no conoce, así que el resumen para comenzar —dijo y mientras
continuó hablando, sus ojos nunca dejaron los de Cush—. Cassie conoció
a un chico caliente que terminó siendo un elfo oscuro asesino. El rey de
los elfos oscuros tiene una malvada conspiración para volver a los
humanos adictos a una droga producida por una planta de su reino, así
gastarán más dinero en sus casinos. Cassie fue capturada, fuimos a
rescatarla, y luego nos capturaron. Fuimos rescatados; ahora estamos
aquí. Supongo que Cassie y su hombre van a volver al castillo de los elfos
de la luz. —Hizo una pausa como si pensara y luego dejó salir una risa
seca y sin humor—. Oh, y aparentemente, soy la Elegida de Cush.
Capítulo 2
Traducido por Areli97, AnnaTheBrave y Helen1

Corregido por flochi

“Conozco la importancia de aprender del pasado. Debo mirar atrás


para avanzar. Debo recordar mi pasado si voy a evitar repetir los
mismos errores. Pero conforme miro atrás, me son recordadas mis
transgresiones pasadas. Soy puesto cara a cara con la fealdad que h
sido mi vida, y descubro que estoy roto de nuevo”.
26
~Triktapic

Syndra sintió el cambio en el aire justo cuando Trik y Cassie aparecieron


enfrente de ella y justo después de ellos, Tamsin, Beleg y Sidhion. Ella
esperó para ver si aparecerían más de la misma manera y cuando nadie
más lo hizo frunció el ceño.

—¿Dónde están Elora y Lisa? —le preguntó a Tamsin—. ¿Nedhudir y


Rincavornon?

—¿No estás ni un poco molesta de que solo aparecimos de la nada? —


preguntó Cassie.

—Tsk, tsk. —Syndra hizo caso omiso—. Estoy más preocupada de que no
todos ustedes aparecieron de la nada.

—Elora tomo un desvío al reino humano —le dijo Tamsin mientras


envolvía los brazos alrededor de ella y la atraía más cerca. Syndra se
permitió un momento para estar cómoda en su presencia y para
asegurarse que él estaba a salvo.
—Pensé que había dejado claro cuando estuve de acuerdo en toda esta
cosa de reina que no te dejarías ser arrojado en un calabozo por un rey elfo
oscuro —le tomó el pelo.

—Perdóname, mi reina —le dijo con una ligera sonrisa mientras tomaba su
rostro entre las manos y la inmovilizaba mientras la besaba. Cuando se
retiró ambos estaban respirando pesadamente—. No dejaré que suceda
otra vez. —Tamsin retrocedió un paso y le dio algo de espacio.

Syndra se abanicó al tiempo que trataba de volver a orientarse y Cassie


atrapó su mirada. Estaba sonriendo y ruborizándose y demonios si el
sonrojo de la chica humana no hacía que su propia cara se encendiera de
un brillante rojo.

—Explica el comentario de Elora, por favor —dijo Syndra necesitando


enfocarse en otra cosa aparte de la muy pública demostración que Tamsin
había dado para que todos vieran.

27
Cassie sintió la cálida mano de Trik en la parte baja de su espalda justo
antes de que sintiera su cálido aliento en su oído.

—¿Interesada en ver si podemos superar al Rey y la Reina de los elfos de la


Luz en demostraciones de afecto?

Ella giró su cabeza para que así pudiera levantar la vista hacia él. Sus ojos
plateados bailaban con travesura mientras la miraba y se preguntó si
existiría un momento alguna vez en el que ella no fuera dejada sin aliento
por su belleza.

—Me imagino que eres raramente superado —se burló—, así que no siento
la necesidad de intentarlo.

—Te dejaré en paz por ahora, Cassie amor, pero más tarde, eres toda mía.
—Su voz era suave como el terciopelo y atada con seducción, ocasionando
que un escalofrío corriera por su espalda. Ella no respondió a su
advertencia porque sabía que si abría su boca, simplemente le rogaría que
cumpliera su amenaza, y oh, cuán dignificante se vería eso.
Tamsin le estaba contando a Syndra qué había pasado en el castillo de
Lorsan. Apenas había empezado a contarle acerca del portal de escape
cuando Cassie regresó.

—¿Así que Lisa atravesó el portal para seguir a Elora, solo que ella no
sabía a dónde había ido Elora? —pregunto Syndra.

—Hay como mucho dos lugares a los que Elora pudo haber ido. Así que
era una oportunidad de cincuenta-cincuenta de terminar en el lugar
correcto —apuntó Cassie.

Syndra resopló.

—Cincuenta-cincuenta bajo estas circunstancias se empiezan a parecer


mucho a más bien jodido.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Cassie.

—Esperamos a que Cush las traiga de vuelta —tomó la palabra Trik.

Cassie sacudió la cabeza.


28
—Lo siento, Bebé, pero tengo que ir a casa.

—No va a suceder —dijo Trik como si fuera un hecho—. No es seguro.

—Mis padres van a estar enloqueciendo. —Ella le echó un vistazo a


Syndra—. Estabas usando algún hechizo sobre ellos mientras yo estaba en
tu castillo, ¿cierto?

Syndra asintió.

—Usé un poco de magia en ellos para evitar que pensaran que estabas
perdida. Era magia sugestiva, así que cuando sea que ellos pensaran en ti
la magia les hacía pensar que realmente te habían visto recientemente. Y
te has ido por un par de meses. Es enero en el reino humano.

—Mierda santa dos meses, ¿piensas que el hechizo sigue funcionando?

—Debería estarlo, mi magia es buena mientras esté con vida. Pero aun así
es una buena idea que tú vayas a verlos realmente. Reforzará la magia
cuando no estés ahí.

—Voy a contarles todo. —Cassie encontró los ojos de Trik—. No quiero


pasar mi vida tratando de esconder esto de ellos. Si voy a estar contigo…
—¿SI? —casi gruñó Trik—. No hay un si Cassie. Eres mía, punto. Si
quieres decirles a tus padres les diremos. Les contaré todo y que tú
perteneces a mi lado.

Cassie sonrió.

—Dime cómo te sientes realmente.

Una sonrisa sensual bailó a través del rostro de Trik.

—Preferiría mostrarte.

Syndra se quejó.

—Consíganse una habitación. —Tronó sus dedos a Trik cortando su


respuesta—. Después de que hayan salvado al mundo.

Cassie se rio.

—No creo que pueda esperar tanto —bromeó Tamsin.

La risa de Cassie se convirtió en una tos ahogada ante las palabras de 29


Tamsin. Miró a Trik y vio el deseo en sus ojos y sintió su rostro calentarse.
Le sacudió la cabeza.

—Tenemos que ir al reino humano y hablar con mis padres —le dijo
intencionadamente—. No hay tiempo para andar jugando un poco.

—Bebé, siempre hay tiempo para jugar un poco —ronroneó Trik.

—En eso tengo que estar de acuerdo con el asesino —dijo Syndra con un
guiño.

Trik observó a Cassie pensativamente. Él sabía que Cassie tenía razón,


pero odiaba la idea de que estuviera en peligro, y en ese momento sentía
que cualquier lugar que no fuera el castillo delos Elfos de la Luz era un
peligro para Cassie.

—Está bien —dijo finalmente—, iremos de vuelta con tus padres, pero —
sostuvo un dedo en alto—, solamente para contarles la verdad y luego
vamos a volver justo aquí. Tenemos planes de batalla que hacer.

Cassie le sonrió y envolvió sus brazos alrededor de él.

—Gracias —susurró.
Trik besó sus labios suavemente.

—Te amo.

Ella sonrió.

—Te amo.

—Ahora que pienso que voy a vomitar, ¿nos podemos ir? —preguntó
Syndra mientras tomaba la mano de Tamsin y se dirigía hacia las paredes
de espejos.

Tamsin miró a sus guerreros.

—Todos ustedes quédense aquí en caso que los otros regresen.

Beleg inclinó su cabeza.

—Sí, Mi Señor.

30
Cassie siguió a Trik a los espejos, cada uno tomando sus respectivos
lugares al lado de Tamsin y Syndra. Dieron un paso al mismo tiempo para
ir a través de los espejos y todos fueron empujados hacia atrás con una
fuerza tan fuerte que cada uno aterrizó sobre sus traseros.

—¡Demonios! —gritó Trik.

—¿Qué significa eso? —preguntó Cassie mientras se levantaba y sacudía


sus ropas.

—Significa que no vas a volver a Kansas, Dorothy —dijo Syndra mientras


miraba fijamente a la pared de espejos como si acabara de insultarla
magníficamente.

—Y si nosotros no podemos atravesar hacia el reino humano, eso quiere


decir que Elora y los otros están…

—Jodidos —terminó Syndra por ella.

El suelo debajo de ellos comenzó a temblar, y Cassie tuvo que sostenerse


para evitar caerse. Miró a Trik y su boca se abrió. Él estaba bañado en luz
y su largo cabello oscuro azotaba a su alrededor como si tuviera vida
propia. Su mandíbula estaba apretada fuertemente y su rostro era la
imagen de la ira apenas contenida.

—Trik —dijo Cassie su nombre suavemente conforme se movía hacía él. Se


aproximó a él como lo haría con cualquier depredador, aunque sabía que
nunca le haría daño. Por lo menos no a propósito.

—Estoy atascado aquí mientras los elfos de Lorsan producen Rapture en el


reino humano y lo venden a las personas en los casinos —gruñó—. ¡¿Qué
se supone que haga desde aquí?!

—¿Qué hay acerca del Santuario? —preguntó Syndra—. ¿Crees que los
portales ahí estén funcionando?

Trik meneó su cabeza.

—El portal por el que acabamos de viajar para venir aquí era un portal
maestro, lo que quiere decir que si alguien lo cerró entonces los cerraron
todos.

—No es por sonar como un disco rayado, ¿pero qué hacemos ahora? — 31
Cassie miró a cada uno de los elfos reales ante ella y sintió su pecho
apretarse a medida que se daba cuenta cuán molestos estaban por esta
nueva revelación.

―Vamos a tener que ir a la ofensiva —dijo Trik decididamente. Comenzó a


pasearse alrededor del salón del trono mientras hablaba—. Lorsan ha
forzado mi mano en esto. No puedo esperar por su siguiente movimiento.
—Se detuvo y miró hacia Tamsin—. Vamos a tener que convocar a los
Elfos de la Luz y dejarles saber que ha llegado el momento en que los
Señores del Bosque han rehabilitado a su rey.

Tamsin asintió.

—Te darán la bienvenida, Triktapic.

—No todos. He enojado a muchos en tu corte. He herido a muchos. No


imagino que me aceptarán con los brazos abiertos. De hecho, apuesto que
tendré unos pocos atentados antes de que la semana acabe.

—¿Qué clase de atentados? —preguntó Cassie, sin gustarle el sonido de lo


que Trik estaba diciendo.
—Del tipo de asesinato —le contó Trik calmadamente como si no estuviera
discutiendo sobre alguien tratando de matarlo.

Ella frunció el ceño.

—¿Realmente crees que las personas tratarán de matarte?

—No.

Cassie dejó salir la respiración, aliviada.

—Sé que lo harán —terminó.

Los ojos de ella se ampliaron y juró que su corazón se saltó un latido ante
el mero pensamiento de la vida de Trik terminando, de no tenerlo aquí con
ella. Caminó hacia él y levantó la mirada. Sabía que sus ojos estaban
húmedos por las lágrimas no derramadas pero no podía evitarlo, incluso la
idea de una vida sin Trik era suficiente para romper su corazón.

—Nadie va a matarte —le dijo firmemente.

El labio de Trik se crispó. Claramente estaba divertido por su declaración. 32


—¿Vas a protegerme?

Cassie resopló.

—Ni siquiera me gusta matar moscas. No, se las dejo a Elora.

Trik se encogió.

—No lo vale, ni siquiera un atentado contra mi vida.

Cassie sonrió.

—Exactamente, ahora no más de hablar de ti muriendo.

—Estoy de acuerdo —concordó Tamsin—. Ahora volvamos a las cosas que


actualmente podemos controlar. Sid. —Miró hacia el guerrero que estaba
esperando en silencio—.Lo siento, pero es más fácil que decir tu nombre
completo.

—Está bien, señor —le dijo Sid rígidamente.

—Necesito que tú y Beleg envíen mensajeros al reino para una reunión


mañana aquí al almuerzo. —Sid hizo una reverencia y se volvió
rápidamente, saliendo de la habitación. Tamsin miró de nuevo a Trik—.
Tendremos una reunión mañana. Les diremos de tu regreso ¿entonces qué?

Trik frotó su barbilla y sus ojos se estrecharon mientras pensaba.

—Les daré a los guerreros la opción de luchar conmigo o quedarse atrás.

—¡No! —dijo Cassie de repente cerrando su mano en un puño. Los ojos de


Trik se ensancharon en sorpresa mientras miraba a su Elegida. Ella se
puso de pie con la espalda recta y la barbilla en alto mientras lo miraba.

—Eres el Rey Elfo, Triktapic. Sí, cometiste errores, pero no vas a gobernar
de puntillas a los Elfos de la Luz porque están enfadados contigo. Vas a
decirles los hechos y recordarles que cuando divides un pueblo, problemas
como Lorsan son con los que acabas. Y luego los llamarás a pelear, por
ellos mismos y por su rey.

Trik la miró, momentáneamente sin habla por su Elegida, y luego una


enorme sonrisa rompió a través de su cara.

—Vas a ser una magnifica reina —le dijo. 33


—Gracias. —Le sonrió. Vio un familiar destello en los ojos de Trik antes de
que él hablara y su estómago se volteó y su mandíbula cayó abierta ante
sus siguientes palabras.

—Vas a ser una igualmente magnifica amante. Y siento la necesidad de


señalar que soy muy bueno en este momento. Porque realmente todo lo
que quiero hacer es arrastrarte a una habitación privada y tener mi
perverso camino contigo.

Elora salpicó agua fría en su cara de pie en el baño del departamento de


su hermano. Apretó sus ojos con fuerza mientras el aire enfriaba su piel
húmeda. Cuando los abrió de nuevo y se miró a sí misma en el espejo,
trató de ver si parecía diferente. ¿Convertirse en la Elegida de alguien te
hacía lucir diferente? Ella se sentía diferente. Se sentía reclamada pese a
que él no había negado o confirmado su declaración. Ella se sentía como si
le perteneciera y peor aún, le gustaba eso.
—¡Arg! Contrólate, Elora. —Gimió para sí mientras secaba sus manos y su
rostro con la toalla. Respiró hondo y soltó el aire lentamente antes de abrir
la puerta del baño. Mientras abría la puerta, se topó con una sólida pared
de pecho. Un pecho bastante agradable, debía agregar.

—Hola —su voz fue lisa y sofocante mientras miraba al guerrero que
actualmente ocupaba la mayoría de sus pensamientos.

—¿Estás bien? —le preguntó Cush mirándola.

Elora no sabía cómo responder a su pregunta. ¿Realmente quería saberlo?


Porque si lo hacía, entonces ella podría soltar un gran y gordo demonios,no,
ella no estaba bien. Luego probablemente lo seguiría con un ―podría por
favor envolverla en sus brazos y decirle que la quería y necesitaba tanto
como ella a él‖. Y si realmente no quería saber, si solo estaba preguntando
por algún extraño sentido del deber porque era una cosa educada de hacer,
entonces ella le daría un rodillazo en la entrepierna. Vio sus cejas juntarse
y sus labios apretados, y ante su último pensamiento él cambió de postura.
Se movió como si hubiese oído sus pensamientos. Fue en ese momento
que se dio cuenta que su brazo estaba tocándola. Casi cierra los ojos y 34
gime de nuevo mientras recordaba todo lo que sabía acerca de Cassie
convirtiéndose en la Elegida de Trik. Cuando se tocaban piel con piel, él
podía leer su mente y viceversa.

—Mierda —murmuró por lo bajo.

—Realmente quiero saber —su voz profunda le sacó de sus pensamientos


y lo miró a su cara divertida—, no porque esté siendo educado. En realidad
no me importa ser educado —agregó.

—Bueno, has cogido todas esas cosas que me pasaron por la cabeza, así
que así es cómo me siento —le dijo ella sin apartar la vista. Ella no iba a
estar avergonzada o incómoda acerca de quererlo, y si él tenía algún
problema con eso podía besarle el trasero.

—Tengo un problema con eso —respondió él a sus pensamientos.

Ella sacudió su brazo con un gruñido de frustración.

—No te preocupes, no voy a forzarte a que te cases conmigo. Algún día te


olvidaré —le dijo ella y entonces se pateó mentalmente a sí misma porque
sabía que no había una maldita manera en la que pudiera olvidarlo—. Hay
muchos peces en el mar y todo ese rollo.
Ella pasó a su lado empujándolo, ya no tenía energía para una lucha
verbal con él. En lugar de eso solo quería acostarse y dormir por… algo así
como… para siempre.

Cush observó a Elora bajar por el pasillo hacia la sala de estar alejándose
de él. Había entendido el mensaje alto y claro. Ella lo quería, pero no iba a
mendigar. Se estuvo diciendo a si mismo que era algo bueno que ella fuera
capaz de resignarse al hecho de que nunca podrían completar su
emparejamiento. Él no tenía espacio para una mujer en su vida y no
estaba capacitado para hacerla feliz. De hecho, la volvería loca. Porque una
vez que la hubiera reclamado, que la hiciese suya, nunca podría dejarla ir.
Él sabía el tipo de hombre que era: posesivo, celoso, egoísta, dominante.
No la querría cerca de otros machos. La metería en una jaula para
protegerla y eso la rompería. Mira, es mejor de esta manera, pensó
mientras iba en la dirección que ella acababa de tomar hacia la pequeña
sala de estar del departamento de su hermano. 35
Sus pies y sus pensamientos se congelaron en su lugar al momento en el
que entró a la sala y vio a Elora envuelta en los brazos de otro macho al
que nunca había visto antes. Sintió sus músculos ponerse rígidos y su
mandíbula apretarse mientras sus dientes se juntaban. Se forzó a
apoyarse casualmente contra la pared porque si no lo hacía iba a arrancar
los brazos del macho humano que seguía tocando a su Pequeño Cuervo. Él
observó mientras Elora, su hermano, el macho desconocido, y Lisa
hablaban y reían. Ellos eran obviamente amigos. Amigos, se dijo a sí
mismo, eso es todo. Pero entonces el idiota fue y golpeo a su compañera en
el trasero, estúpido humano.

Cush vio rojo al tiempo que la mano hacia contacto con la muy tentadora
parte posterior de su Elora y estaba cruzando la habitación con su
antebrazo presionado contra la garganta del macho humano antes de que
la idea cruzara siquiera por su mente.

—¡Cush! —Él escuchó el jadeo de Elora pero ignoró todo salvo al humano
que tenía presionado contra la pared.

—Dame una razón para no remover tu mano de tu cuerpo —dijo Cush


calmadamente.
Los ojos del macho se ampliaron y Cush podía sentir el pulso en su
garganta golpeando contra su antebrazo.

—Hombre, yo no, quiero decir… Elora es solo… nosotros no —tartamudeó


el chico estúpidamente.

—Ella no te pertenece —señaló Cush. El chico sacudió su cabeza—.


¿Entonces por qué la tocas de tal manera?

—Solo estaba haciendo tonterías, solo jugaba —chilló él.

—¡Cush, déjalo ir! —La voz de Elora rompió a través de él. Giró la cabeza
para mirarla mientras ella intentaba, en vano, empujarlo lejos del humano.

—Él te tocó —dijo Cush innecesariamente.

—¿Y qué? —espetó Elora—. Estoy soltera, Cush. Puedo dejar que
cualquier chico me toque si quiero. Ahora deja a Paul irse.

Por alguna razón, el nombre del macho en los labios de Elora solo
aumentó su furia. Él se volvió hacia el humano. Paul, escupió
36
mentalmente el nombre. El chico se estaba volviendo azul, lo que le
indicaba a Cush que estaba empujando con mucha fuerza.

—No la toques de nuevo —habló lentamente y pensó que a pesar de que no


gritó, sus palabras contenían la cantidad correcta de amenaza—, jamás. —
Terminó y dio un paso atrás. Su súbita libertad hizo a Paul caer al suelo
lo que causó que sus labios se crisparan. Se dio vuelta para alejarse y
mientras Elora caminaba para acercarse a Paul, él envolvió un brazo
alrededor de su cintura y la empujó hacia atrás.

—No —le advirtió al mismo tiempo que se inclinaba para susurrar en su


oído—. No sé qué va a pasar. No sé qué siento por ti. Pero lo que sé es que
si veo a cualquier hombre tocarte, o ser tocado por ti, está en peligro de
morir en mis manos. Así que por favor, no vayas por él.

Elora se congeló ante la fría dureza que envolvía su voz. Inclinó la cabeza
hacia atrás para poder verlo y vio que sus ojos azul grisáceos brillaban
casi resplandeciendo. Su mandíbula estaba apretada por el esfuerzo que le
tomaba no actuar o lo que fuera que él estuviese pensando.
—Entonces estás diciendo que no me quieres ¿pero nadie más puede
tenerme tampoco? —le preguntó mientras se soltaba de su agarre. Ella no
hubiese sido capaz de obtener la libertad si él no lo permitía, pero no iba a
detenerse en ese pequeño detalle.

Cush le frunció el ceño y ella casi rio. Era obvio que a él no le gustaba la
manera en la que eso sonaba cuando ella lo exponía de ese modo.

—No sé lo que quiero, Elora, pero sé que ver a otro macho tocarte me está
volviendo más violento de lo usual.

Elora alzó una ceja.

—¿Más violento? —Él no dijo nada más. Simplemente tomó su mano y tiró
de ella a la más lejana pieza de mueblería de la sala de la habitación y la
empujó en ella. Elora puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos, pero se
quedó donde él la había puesto—. Sigue tratándome como a un maldito
perro, Cush, y voy a morder tu…

—¡Elora! —espetó Lisa. Su voz fue brusca pero cuando Elora miró a su
madre vio una pizca de humor detrás de su tono. 37
—Solo estoy dándole una pequeña advertencia. ¿Paul está bien?

Lisa asintió.

—Está un poco nervioso pero estará bien.

—Bueno. —Oakley vino y se paró al lado de Lisa, con los brazos cruzados
sobre el pecho—. Ahora que Legolas ya no está tratando de matar a mi
compañero de piso, ¿están dispuestas a decirme todo?

Elora dejó escapar un suspiro exagerado.

—Rayos, si tenemos que hacerlo... o podríamos pedir comida china y jugar


en tu X-Box. Realmente esa es una elección obvia, Oak. —Ella lo miró
esperanzadoramente, pero la mirada severa que él le regresó le dijo que no
iba por ello—. Está bien, sentémonos en la alfombra; esto va a tomar un
rato.

Elora se deslizó hacia abajo en el suelo con su espalda apoyada contra el


sofá y se puso cómoda antes de que ella y Lisa comenzaran su historia.

—Era una noche oscura y tormentosa —comenzó Elora. Oakley la fulminó


con la mirada, pero ella oyó un resoplido provenir desde la dirección de
Cush y eso la hizo sonreír. Genial, estoy sonriendo porque hice reír a mi
enamoramiento elfo de ensueño. Soy una retrasada, pensó.

Dos horas más tarde Oakley se levantó una vez más y se paseó mientras
Elora terminaba su explicación.

—Así que, así es cómo terminé en tu puerta. Supongo que aquí es donde
yo quería estar —dijo—. Mamá me siguió con —Ella señaló a Cush y Rin—,
esos dos. El melancólico sexi es Cush y el atractivo no-melancólico es Rin.

Cush no reparó en Oakley. Solo siguió mirando a Elora quien le dio un


guiño y le lanzó un beso. Sus labios temblaron y ella sabía que él estaba
tratando de contener una sonrisa.

—¿Y Cassie está en el reino elfo? —preguntó.

—Sí, con su compañero, Trik —contestó Lisa.


38
—¿Y ahora qué? —Oakley se detuvo y miró a Cush y Rin.

—Tenemos que llegar al castillo de los Elfos de la Luz y ver lo que el rey ha
planeado —dijo Cush mientas se apartaba de la pared en la que estaba
apoyado. Se acercó a la gran ventana frontal y luego miró por encima del
hombro a Elora—. Debemos irnos.

Elora asintió y se puso de pie. Miró de nuevo a Oakley y sonrió.

—Tengo que salvar al mundo.

Oakley se rió.

—Si alguien puede, son tú y Cassie.

Lisa lo abrazó y lo besó en la mejilla.

—Regresaremos. Cuídate.

Oakley asintió y luego vio cuando el grupo se acercó a donde Cush estaba
parado frente a la ventana.

—Imaginen la sala del trono en su mente. Lisa. Toma la mano de Elora y


sigue con ella —instruyó Cush y luego dio un paso hacia la ventana. Su
pie y cabeza golpearon el vidrio al mismo tiempo. Probablemente no lo
habría agrietado, excepto que Elora se topó con la espalda de él seguida
por su madre, lo que creó un sándwich de Elora muy doloroso.

—Qué mier... —dijo Elora mientras trataba de enderezarse y alejarse de


Cush, tropezando con Lisa en el proceso.

Cush miró fijamente el vidrio ahora agrietado. Su mano se acercó


lentamente, como si el cristal lo mordería.

—Algo está mal —dijo distraídamente.

—¿Cuál fue tu primera pista? ¿La incapacidad para caminar a través del
vidrio o la incapacidad para caminar a través del vidrio? —preguntó Elora
secamente. Lisa le golpeó el brazo y la miró—. ¿Qué? —gruñó Elora—. Lo
siento, pero me inclino a ponerme enojada cuando las cosas no salen como
se supone que deben.

—¿Cuándo no estás enojada? —preguntó Rin, rompiendo su largo silencio.

Elora le dio la mirada de una ceja levantada. 39


—¿Finalmente saliendo a jugar?

Rin se rio y luego miró más allá hacia el elfo detrás de ella. Él negó con la
cabeza.

—No tengo ganas de morir.

Elora miró por encima del hombro y vio que Cush estaba arrojando dagas
con la mirada a ella y Rin. Se encogió de hombros.

—Lo que sea.

—Entonces qué, ¿no se pueden regresar a su reino? —preguntó Oakley.

—Los portales se han cerrado —respondió Cush sombríamente.

—Maldición. —De repente Elora exhaló mientras la comprensión la


golpeó—. Eso significa que Cassie no puede volver aquí. —Ella miró a su
mamá—. Sabes que sus padres están probablemente volviéndose locos.

—Tienes razón, Elora, tenemos que ir a verlos y hacerles saber que Cassie
está bien.

Elora echó los brazos en el aire.


—¿Qué vamos a decir? Oigan, su hija está bien, pero no pueden verla
porque ella está con su chico portador de carcaj en el reino elfo, y oh sí, ella
está atrapada allí.

—¿Portador de carcaj? —La voz profunda de Cush retumbó detrás de ella y


oyó la diversión en ella sin ver su rostro. Se volvió hacia él y lo inmovilizó
con sus ojos.

—¿Estás tratando de decirme que no llevas un carcaj?

Cush dio un paso y su enorme cuerpo se alzó sobre ella. Lo miró con
recelo mientras una lenta sonrisa se formaba en los sensuales labios de él.
Se agachó junto a su oído y le susurró:

—No, Pequeño Cuervo, no llevo un carcaj. Yo empuño una espada.

Tomada por sorpresa ante su declaración, soltó una carcajada y


rápidamente golpeó una mano sobre su boca. Él se puso de pie de nuevo
en toda su estatura y la miró. Elora sintió su rostro calentarse. Se aclaró
la garganta y trató de recobrar la compostura.
40
—Bueno, por todos los medios, mantenla a distancia. —Sus ojos se
encontraron mientras ella puntualizó su coqueta declaración con un guiño.

—Elora.

—¿Sí, Lisa? —respondió Elora, finalmente alejándose de la intensa mirada


de Cush.

—Oakley nos va a llevar a casa.

—¿Lo voy a hacer? —interrumpió él.

—Lo harás —confirmó Lisa—. Y luego iremos a casa de Cassie y


hablaremos con su madre. Cush y Rin, ustedes van a tener que quedarse
con nosotras hasta que todo esto esté resuelto.

Los elfos se miraron y se encogieron de hombros. Sin un plan mejor


presentándose, se subieron a la camioneta de Oakley, un vehículo que,
aunque sin duda lo suficientemente amplio, no fue diseñado para seres
tan grandes como Cush y Rin.

—Oakley, ¿cuándo conseguiste una van? —preguntó Elora mientras


empezaba a subir detrás de Rin, pero fue retirada hacia atrás por Cush,
que se aseguró de que no terminara en el asiento al lado del otro elfo.
Quiso estar molesta por ello, pero había una parte de ella, muy, muy, muy,
muy en el fondo que le gustaba lo posesivo que era. Madre de las perlas,
soy un bicho raro, pensó mientras Cush se sentaba en el asiento de al lado.
Tal vez sea así, pero si eso es lo que consigo con ser un bicho raro,
realmente ¿quién soy yo para quejarme? Elora casi se echó a reír a
carcajadas con su monólogo interior.

—La gané —respondió Oakley vagamente.

—Uh-uh, bien —respondió Elora muy vagamente.

A los veinte minutos de conducción, Lisa se volvió de pronto y miró a Elora.


Su rostro tenía una de esas miradas que decía que acababa de recordar
algo que la sorprendió la primera vez que lo había oído, y aun así
continuaba haciéndolo.

—¿Elegida? —Sus ojos se estrecharon hacia su hija y luego se dirigieron a


Cush—. Aunque son bienvenidos a quedarse en mi casa, y entiendo lo que
es una Elegida y qué tan fuerte es la conexión, ¡no habrá espada
blandiéndose en mi casa! 41
Los ojos de Elora se ensancharon ante las palabras de su madre y su boca
se abrió, pero nada salió. Cush no parecía tener el mismo problema porque
las palabras que salieron de su boca fluyeron tan suaves como la
mantequilla.

—Me siento honrado de ser permitido en tu casa, Lisa, y entiendo que


Elora y yo tendremos que practicar nuestro manejo de la espada fuera de
las instalaciones.
Capítulo 3
Traducido por Becca Herondale, crazy_mofos168 y Selene 1987

Corregido por Helen1

“Llega un punto en la vida cuando “Solo di no”1, no debería ser un


lema, debería ser una canción y algunas personas deberían
reproducirla en sus oídos sin parar”.

~Tony
42
Tony permaneció como un testigo silencioso ante el horror que estaba
tomando lugar ante él, mientras contemplaba el piso del casino desde la
percha de su oficina. Él, como la mayoría de los gerentes de casinos, tenía
un cristal unidireccional revistiendo su oficina así podía observar sin que
el público fuera capaz de verlo. Mientras dos de sus guardias de seguridad
llevaban otro cliente violento hacia el suelo, se preguntaba si poner el
vidrio unidireccional había sido una idea inteligente.

Su teléfono vibró en su bolsillo justo cuando el hombre en el suelo era


finalmente controlado.

―Dime ―dijo mientras respondía la llamada.

―Hemos llamado a la policía otra vez. Parece que el Sr. Black no puede
recordar quién es o dónde vive. ―La profunda voz de Rick Lawson, jefe de
seguridad de Inequity, retumbó a través de la línea y Tony podía oír el
cansancio que sabía pesaba en todos ellos.

1
Just say no: (solo di no), fue el lema de una campaña de publicidad en contra de la
drogas en Estados Unidos. El lema fue creado por Nancy Reagan durante la presidencia
de su marido.
―Empezarán a cobrarme tantas veces como tengan que venir ―dijo Tony
solo medio bromeando.

―Jefe. ―Tony puso los ojos en blanco. Rick solo lo llamaba jefe cuando
estaba a punto de decir algo con lo que nadie más se saldría con la suya.―
Tienes que librarte de la sustancia. Algo acerca de ella no está bien.

Tony apretó los dientes mientras detenía el gruñido de frustración e


indignación que sintió por las palabras de Rick.

Tony sabía acerca de qué estaba hablando, y sabía que tenía razón, pero
sus manos estaban atadas. Los elfos oscuros que poseían la mayoría de
Las Vegas estaban a cargo de la distribución del Rapture y le habían
dejado en claro que él debía mantenerlo en el bar y mantener su nariz lejos
de sus asuntos. Pero, así como su padre antes que él, soportó la carga
solo. Ninguno de sus empleados sabía algo acerca de los elfos, de luz u
oscuros. Nadie sabía que no tenía poder real. Era un subordinado para los
elfos oscuros así como sus empleados lo eran para él.

―Se ha constatado que piensas que la venta de Rapture se ha convertido 43


en perjuicio para nuestro negocio ―dijo Tony firmemente.

Rick dejó salir una risa sin gracia.

―Un perjuicio para nuestro negocio mi trasero, Tony. Es un perjuicio para


la vida de las personas. La semana pasada un tipo intentó matar a un
hombre durante un juego de cartas. La semana anterior a eso un hombre
casi se suicida cuando lo apartamos del bar.

―No necesito un resumen de toda la mierda que ha estado sucediendo ―


gruñó―. Estoy aquí cerca de veinticuatro horas al día, sé exactamente qué
está pasando.

―Tony, tengo hombres listos para renunciar porque temen por sus vidas.
Las personas que están bebiendo este Rapture actúan como adictos
empedernidos. Has estado en este negocio un largo tiempo, has visto lo
que las adicciones pueden hacerle a cierto tipo de personas. Son peligrosos
para ellos mismos y para todos a su alrededor.

Tony se forzó a respirar profundamente varias veces antes de contestar.

―Te escucho, y estoy de acuerdo, pero hay más cosas sucediendo de las
que sabes. Estoy intentando tratar con ellas, por favor créeme cuando
digo que así no es como quiero que mi casino funcione.
Rick estuvo en silencio por varios minutos.Finalmente dijo:

—Bien. Por ahora te dejaré hacer lo que sea que necesites hacer para
manejar esto, pero hazlo rápido, o todos nos iremos de paseo

A Tony le costó mucho no arrojar el celular a través de la habitación.


Después de todo no era culpa de su celular que todo se hubiera salido de
control. Seguía esperando a que Trik llegara deambulando a través del
espejo de su oficina con uno de sus comentarios sabelotodo y una sonrisa
comercial, pero bien podría haber estado esperando a que los cerdos
vuelen. Al final, Trik podría ser su amigo, pero era un elfo oscuro ante
todo, lo que significaba que Tony estaba por su cuenta.

―¿Qué demonios voy a hacer? ―preguntó a la oficina vacía mientras


caminaba hacia su bar personal. Se sirvió un vaso de agua helada.
Curiosamente, Tony nunca bebía, pero tomaba agua como si fuera whisky
puro de malta. El agua helada golpeó su cerebro con una punzada aguda y
le dio la bienvenida al dolor que le ayudaba a aclarar sus pensamientos.
Una cosa que sabía con seguridad era que el Rapture no podía continuar
vendiéndose en su casino, o en cualquier casino para el caso. Pero no 44
sabía cómo detenerlo o cómo continuar incluso con vida si lo intentaba.

—¿Por qué los dejaste escapar? —estalló Ilyrana, parándose en seco para
mirar a su rey entonces reanudó su paso enojado—. Y digo dejaste,porque
esa es la única manera en que esos imbéciles pudieron haber sido capaces
de irse.

Lorsan escuchó pero no respondió de inmediato. Amaba a su Elegida, no


había duda de eso, pero no permitiría que su amor lo hiciera débil. No
sería ordenado por su mujer, no importa lo mucho que la amara. Seguía
siendo el rey y ella no. Así que por ahora solo la observaba
constantemente, permitiéndole guisarse en sus propios jugos.

—Si queremos que nuestra corte continúe siguiéndonos y que no vayan


arrastrándose tras Triktapic, debemos hacerlo el villano —explicó Lorsan
como si estuviera hablándole a un niño—. Ahora Trik ha irrumpido en el
calabozo y robado a mis prisioneros quienes invadieron el territorio de los
elfos oscuros. Ha roto nuestras reglas.
—¿Quieres ser capaz de justificar atacarlo? —preguntó, mientras otra vez
venía a pararse frente a él.

—No tengo que justificarme —dijo sarcásticamente—. Pero eso hará que
sea más fácil a largo plazo a quienes, de otra manera, podrían ser difíciles
de convencer de seguirme. —Respiró profundamente y tronó su cuello,
deshaciéndose de la tensión que había estado acumulada ahí—. Los
hechos son estos, querida. —Tomó su mano y la atrajo hacia él mientras
hablaba—. Triktapic es el rey otra vez, puesto en esa posición por los
Señores del Bosque. Está destinado a reinar.

—Suenas resignado a la derrota mi amor. Eso no es atractivo.

—Me conoces mejor que eso. Derrota no es un término que incluso


reconozca en mi vocabulario. No te preocupes, cariño. Los Señores del
Bosque han puesto en marcha el destino de Trik antes que él. Lo
controlan. Pero yo soy el amo de mi propio destino. Elijo mi futuro. Y mi
futuro no incluye a Trik como rey.

45

—Está bien, vamos a hacer esto —dijo Elora secamente, mientras


deslizaba la puerta de la furgoneta y comenzaba a salir.

—¿No crees que deberíamos tener un plan antes de que vayamos allí? —
preguntó Lisa, sin hacer ningún movimiento para salir del vehículo.

—No sé qué es lo que hay que planear —dijo Elora desde el lugar en el que
estaba de pie en la acera, con sus brazos cruzados sobre el pecho—.
Cassie está con un elfo asesino en otro reino. Eso es todo lo que hay.

—¿Vas a revelarles nuestro reino? —le preguntó Cush. Sin embargo no


sonaba alarmado, solo resignado.

—No van a creernos —dijo Lisa como un hecho—. Van a escucharnos


empezar a hablar sobre su hija y tan pronto como digamos, elfos, y, otro
reino, van a despedirnos.

—Bueno, realmente no tienen ninguna otra opción —señaló Oakley.


—Claro que la tenemos. —Elora sonrió—. Podemos ir a Sin City2 a ver al
amigo de Trik.

CushLevantó la cabeza bruscamente y sus ojos se estrecharon.

—¿Conoces a Tony?

Elora frunció el ceño, insegura de por qué él le estaba dando su mirada de


―Estoy fuera de control‖.

—Sé sobre él. No hemos intercambiado números ni nada. Trik le habló a


Cassie sobre él y sus ―negocios‖ —hizo comillas en el aire—. Y
naturalmente, Cassie me lo dijo.

—Naturalmente —respondió tan secamente como Elora normalmente


hacía.

—Entonces, para seguir con mi punto, mi querido hermano —empezó de


nuevo, dándole a Cush una mirada mordaz—. Definitivamente tenemos
una opción. Pero estaríamos escogiendo la opción incorrecta si no
paráramos aquí y les dijéramos primero qué está pasando. 46
El crujido de la puerta del pasajero rompió el silencio repentino mientras
Lisa salía del auto.

—Tienes razón, tenemos que hacer esto. Si yo estuviera en su lugar y


cualquiera de ustedes estuviera perdido, me gustaría saber, sin importar
cuán imposible eso pareciera.

—Esto está más allá de las líneas de la desilusión, mamá —dijo Oakley.

—No estás ayudando —canturreó Elora con una sonrisa sombría.

Cush y Rim deslizaron sus altos cuerpos fuera de la pequeña puerta de la


furgoneta, de alguna forma, viéndose tan agraciados como siempre, y se
unieron a los otros en la acera. Elora hizo un esfuerzo consiente de no
babear mientras observaba a Cush moverse, incluso aunque ella no
trataba de ocultar el hecho de que estaba mirando. Y la sonrisa que él
lanzó comprobaba que no le había pasado desapercibida su atención.

—¿Vienes, o solo vas a quedarte allí? —gritó Lisa por encima de su


hombro. Elora no se había dado cuenta que su madre y Oakley estaban a
medio camino de la puerta principal de los Tate. Malditas hormonas,

2
Sin City: Así se le dice a Las vegas, que traduce ―Ciudad del Pecado‖.
pensó. Sacudiendo su momentánea distracción causada por el elfo
guardián, se apuró tras su madre con Cush y Rin siguiéndola, sin dudar
en vigilar por cualquier peligro potencial de los elfos oscuros.

La mujer que abrió la puerta principal de Cassie difícilmente se asemejaba


a la mujer que Elora conocía como la madre de Cassie. Estaba delgada,
incluso más de lo que solía ser. Su cabello colgaba en su cabeza como si
toda la vida hubiese sido aspirada fuera de él. Sus ojos, una vez felices y
brillando con alegría, ahora estaban tan aburridos y sin vida como su
cabello. Lucía cansada y perdida.

—Sra. Tate —dijo Elora su nombre como una pregunta porque estaba
empezando a preguntarse si esta mujer siquiera la reconocería como la
mejor amiga de Cassie—. ¿Podemos pasar? —La Sra. Tate dio un breve
asentimiento y luego dio un paso atrás para dejar pasar al grupo. Elora
pasó primero y los demás la siguieron mientras llenaban la sala de estar.
Observó la familiar habitación, la cual, de alguna manera, sin Cassie
parecía extraña. Nada había cambiado que ella pudiese decir, pero aunque
no hubiera un cambio visible, la casa de Cassie estaba mucho más
diferente de lo que estaba dos meses atrás.
47
Elora se congeló cuando Cush se colocó detrás de ella y se inclinó de
manera que su boca estaba junto a su oído.

—Aquí ha sido usada magia; puedo sentirlo.

La cabeza de Elora se alzó rápidamente, casi chocando con su rostro, y


sus ojos se ampliaron.

—¿Qué tipo de magia? —susurró de vuelta. Antes de que pudiera


responderle, la atención de ambos cambió a donde Sylvia tenía agarrada a
Lisa por la muñeca y una mirada en su cara digna de un oso pardo
enojado.

—¡DEJA DE DECIR ESO! —gritó Sylvia. Elora vio la cara de su madre


arrugarse con dolor y se apuró al lado de ellas, para hacer qué, no tenía
idea.

—¡No tengo una hija, Lisa! —espetó Sylvia.

Elora miró sobre su hombro hacia Cush y él pronunció la palabra ―magia‖.

Ella casi grita un gran duh hacia él, pero decidió que hubiese sido menos
que útil.
—Sra. Tate, hay que hablar sobre esto por un minuto —dijo Elora,
tratando de aplacar a la, notablemente furiosa, mujer—. ¿Podría soltar a
mi madre? Creo que está lastimándola.

Como oxígeno siendo aspirado del fuego, su furia murió con las palabras
de Elora y soltó la muñeca de Lisa. Parecía horrorizada y observó su mano,
como si ella fuera la culpable de actuar de esa forma por su cuenta, y
luego se volvió hacia Lisa.

—Lo lamento tanto, Lisa —tartamudeó—. Yo-yo- no sé- qué-qué me pasó.

Lisa sonrió con su gentil sonrisa y palmeó el brazo de Sylvia.

—¿Tal vez el trabajo ha sido un poco estresante? —preguntó, expertamente


alejando la atención del tema que la había enojado.

Sylvia asintió ausentemente y luego hizo señas al sofá y las sillas. Los
labios de Lisa estaban apretados en una línea mientras se encogía de
hombros, dejándole saber a Elora que no tenía idea.

Todos menos los dos elfos se sentaron y el incómodo silencio que le siguió 48
hizo que Elora quisiera gruñir, lo que era un pensamiento preocupante,
porque, por lo general, no se inquietaba con tanta facilidad.

—Entonces, ¿cómo ha estado, Sra. Tate? —preguntó Elora finalmente—.


¿Ha tenido algún visitante extraño? —Elora gruñó cuando su madre la
codeó—. ¿Qué? ¿De qué otra manera vamos a averiguar algo? —le susurró.

—Estoy cansada —respondió Sylvia, y pareció confundía por su propia


sinceridad.

—Me identifico —acordó Elora con una pequeña sonrisa.

—Lo siento, um, no quiero sonar ruda —les dijo Sylvia mientras miraba
hacia donde Cush y Rin estaban de pie, luciendo menos que accesibles en
su postura guerrera—. Pero, ¿Por qué están acompañados de hombres de
la Marina?

Elora trató de detener su risa, pero eso no iba a suceder. Lanzó su cabeza
hacia atrás y solo la dejó salir. Eso tal vez no fue realmente tan gracioso,
pero las cosas estaban empezando a llegarle, y esta era la forma en que
lidiaba con ello.
—No son de la Marina, Sra. Tate —aseguró Elora mientras limpiaba las
lágrimas de risa de sus ojos—. Son amigos de Oakley.

Oakley levantó la cabeza y la observó. La mirada que Elora le devolvió dejó


claro que tenía que seguirle el juego.

—Sí, son amigos míos. —Tosió y se volvió en su silla, por lo que solo Elora
le oyó murmurar—: Los conocí mientras pasaba por mi fase de peleas
clandestinas.

Elora resopló e intentó cubrir la risa con una tos.

—Amigos de Oakley —dijo Sylvia casi distraídamente.

Elora siguió mirando a la madre de su mejor amiga a quien había conocido


durante toda su vida. Estaba convencida de que estaba mirando a una
desconocida o alguien que había secuestrado el cuerpo de la señora Tate.
Era horripilante, y francamente, estaba preparada para salir de la casa a
algún lugar que no se sintiera tan sin vida.

—Está bien, bueno, ya nos vamos —dijo de repente mientras se levantaba 49


y empezaba a caminar hacia la puerta. Golpeó la pierna de su madre
mientras andaba y le dio una mirada de, o al menos eso esperaba:
―Levanta tu culo. Esto es horripilante, y de verdad que estoy preparada
para no estar aquí‖. Debía haber estado escrito en español en su cara
porque su madre estaba levantada y despidiéndose también.

—¿Alguien más siente como que acabamos de salir de una dimensión


desconocida? —preguntó Oakley mientras arrancaba el motor.

—Damas y caballeros, por favor, tengan en cuenta que están saliendo de la


Villa Horripilante —dijo Elora con su mejor voz de azafata.

—¿De verdad me estás diciendo que piensas que fue más rara que ustedes
dos? —habló Rin. Lisa puso su mano sobre la boca para cubrir su risa.

Oakley miró por el espejo retrovisor al elfo guerrero y frunció el ceño.

—Dice el elfo de otro reino que parece un GI Joe con pelo de arcoíris. —
Elora rio y después de un momento añadió:

—No te olvides del carcaj. Ya sabes que el amigotiene que llevar un carcaj.

Cush se rió y miró a su amigo de toda la vida.


—Debería haberte advertido que los humanos de hoy en día no son como
los recuerdas.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Elora.

—Rin ha estado lejos del reino humano muchísimo tiempo. Ha mantenido


actualizado su conocimiento sobre los tiempos, pero no es lo mismo como
con una interacción humana de verdad. No está acostumbrado a cómo
ahora la población femenina habla abiertamente.

Las cejas se Elora se alzaron mientras miraba el asiento de Rin.

—Te gusta tu mujer callada, ¿eh?

Una sonrisa maliciosa apareció en la cara de Rin.

—Me gusta mi mujer de cualquier manera que venga.

Elora cerró los ojos y meneó la cabeza.

—Acabo de caer directamente, ¿no?


50
—Fue casi demasiado perfecto —dijo Rin.

—Está bien, está bien, crees que somos raros. Pero tienes que admitir que
algo pasa con Sylvia —les dijo Elora—. La Sylvia que conozco estaba llena
de vida, y siempre estaba haciendo algo, era inteligente, perspicaz y esa…
—apuntó hacia la casa—, esa persona no es ninguna de esas cosas.

Elora no pasó por alto la mirada que Cush le dio a Rin.

—¿Qué? ¿Qué es esa mirada que le acabas de dar?

—Quizás deberíamos contárselo. No es que no vaya a ser tu mujer con el


tiempo y vaya a estar al tanto de todos nuestros secretos —dijo Rin
mientras se hundía hacia atrás en su asiento con los brazos cruzados
sobre su pecho.

Elora quiso reírse de la broma que Rin le había hecho a Cush, pero decidió
ser madura… por ahora.

—Te dije cuando estábamos ahí que sentí la presencia de magia, o más
bien como el resto, o residuos de ella. —Elora asintió, animándole a
continuar—. No ha visto a su hija en meses. No dijo nada sobre ello.
Basándonos en eso, diría que alguien ha estado robando.
—¿Robando? —dijo Elora desconcertada. Respiró profundamente y sus
ojos se abrieron—. ¿Quieres decir que alguien le robó los recuerdos?

—¿Estamos hablando de robos tipo Harry Potter? —preguntó Oakley desde


el asiento del conductor.

—No exactamente —respondió Cush, para sorpresa de Elora. La miró y se


encogió de hombros—. Me gusta Harry Potter.

Elora se quedó mirándolo un minuto como si estuviera viéndolo por


primera vez. Entonces se obligó a sí misma a lidiar con el asunto en
cuestión.

—Está bien, ese es un tema para más tarde. Entonces lo que estás
diciendo es que alguien, y por alguien todos sabemos que fue uno de los
compinches de Lorsan, vino y le robó los recuerdos, y probablemente
también al señor Tate. ¿Qué hacen con ellos? ¿Están en una estantería en
algún lugar simplemente ahí con los demás recuerdos robados?

Rin se rio.
51
—¿Qué? —dijo Elora—. Es una buena pregunta.

—Están al cuidado de quien los robó —respondió Cush con su forma


exasperante.

—Solo dime esto: ¿los llevan por ahí en un tarro?

—No —respondió Cush sin gracia—. Los llevan en su mente.

—Mierda —bufó Elora mientras se hundía en el asiento, con cuidado de no


tocar a Cush en el asiento de al lado—. Está bien, tengo que comer antes
de que empecemos a salvar a todo el mundo y volver a poner el mundo en
su eje.

—Podría comer.

—Comer estaría bien —dijeron Cush y Rin al mismo tiempo.

—Sin comentarios en lo de salvar al mundo, ¿no? —preguntó Elora


sarcásticamente.

—Creo que no hace falta decir que yo y mi espada somos capaces de salvar
el mundo —respondió Cush.
Elora se quedó muda por la confianza pura que él había rezumado. Estaba
intentando con todas sus fuerzas no quererlo, y si no fuera tan seguro de
sí mismo, apuesto, calmado bajo presión y gracioso (de una forma muy
inesperada), lo estaría llevando bien. Pero era todas esas cosas y seguía
diciendo cosas que la sacaban de balance. Lo miró por la ranura del ojo.
Mal movimiento, genio, se dijo. Regla número uno: no mirar al chico sexi.
Está bien, quizás esto podría funcionar si se hubiera puesto unas propias
reglas. Debería llamarlas: Reglas para permanecer no-elfada. Mentalmente
sonrió y mentalmente se golpeó por básicamente tener una conversación
consigo misma, riéndose de sus propias bromas. Se recompuso en su
asiento sin responder a su comentario ingenioso y ciertamente gracioso.

—Despiértenme cuando lleguemos al restaurante —dijo Elora a nadie en


particular.

—Elora, tomará cinco minutos llegar a un lugar para comer —apuntó Lisa.

Lo que Elora quería decir era: esos cinco minutos son demasiados para
estar atrapada en este viaje con el único chico que había conocido que hacía
que batiera sus pestañas y sonriera como una idiota, pero lo que en 52
realidad dijo fue:

—Cinco minutos de sueño es mejor que ninguno.

¿Ingenioso? No. ¿Sin drama? Al menos por fuera sí.


Capítulo 4
Traducido por Areli97, AnnaTheBrave y Dianna K

Corregido por Helen1

“Siento como si estoy sentado en el precipicio de algo grandioso y


potencialmente terrible. No sé qué es ese algo, y por lo que sé voy a
ser empujado por el borde, pero sé que ese algo está llegando, algo
grande. Y por primera vez, tengo algo valioso que perder. Estaría
mintiendo si dijera que no estoy asustado porque la verdad es que
estoy aterrado. Aterrado de que le fallaré y su vida será el precio”. 53
~Trik

―Sé a ciencia cierta que Syndra te dio tu propia habitación, Trik ―bromeó
Cassie mientras salía del baño, recién duchada y viéndose demasiado
inocente para estar con alguien como él.

Sonrió sugerentemente mientras yacía tendido a través de su cama, para


su placer visual, por supuesto.

―Sí, pero tu habitación es mucho más agradable ―bromeó de vuelta. Ella


se detuvo justo fuera de su alcance, lo cual estaba seguro era su intención,
y cruzó sus brazos.

―¿Cómo es mi habitación más agradable que la tuya? ―Le frunció el ceño,


e incluso su maldito ceño era sexi.

―Bebé, pensaría que eso sería obvio. ―Se detuvo y casi se rio cuando ella
le dio un impaciente resoplido―. Tu habitación te tiene a ti, mientras que
la mía tiene una decidida carencia de ti ―observó él, a medida que sus
mejillas se llenaban de calor y ella luchó con su obvio deseo de acercarse a
él.

―Cassie, amor, ven aquí. Siempre he sido un perfecto caballero ¿o no?

Ella inclinó su cabeza a un lado y lo consideró. Finalmente, y con él casi


gritando en victoria, se encogió de hombros, cerró la distancia restante y
se subió en la cama. Él envolvió un brazo a su alrededor y la atrajo más
cerca de su cuerpo. Empujó su poder hacia la habitación, apagando todas
las velas.

―Buen truco. ―Soltó una risita.

―Aquí es donde perteneces ―le susurró. Él sintió su cuerpo empezar a


relajarse gradualmente y entonces sus pequeñas manos cubrieron las de
él.

―Estoy lista para que todo esto se acabe, para que las cosas sean… ―se
detuvo.

―¿Sean qué? ―la impulsó Trik. 54


―Bueno, iba a decir para que vuelvan a la normalidad. ―Una pequeña risa
escapó de ella―. ¿Pero las cosas nunca volverán a ser normales verdad?

―Podrías verlo como una nueva normalidad. ¿Es un mal cambio? ¿Yo, mi
mundo? ―Quería la respuesta, y al mismo tiempo, estaba aterrado de ella.

No contestó de inmediato y él no buscó la respuesta en su mente. No


invadiría su privacidad sin su permiso, sin importar cuán tentador era.

―No ―contestó finalmente―. No es un mal cambio. Sí es, sin embargo, un


gran cambio. Quiero decir, me estoy perdiendo la escuela justo ahora por
lo que sé voy a tener que ponerme al día. Mis padres están… bueno…
mierda, no sé cómo están pero los extraño.

Trik se apoyó en un codo para así poder mirarla. Sacó su mano de debajo
de la de ella y la estiró para trazar su mandíbula.

―Sé que lo haces, y arreglaré esto, Cassie. Serás capaz de hacer lo que sea
que quieras hacer. Voy arreglarlo. ―Quería darle el mundo. Quería hacerla
feliz y segura pero tenía la sensación que habría mucho dolor y lucha
antes de que eso sucediera.
―¿Tienes el peso de un pueblo sobre tus hombros y aun así te estás
preocupando por mí? ―preguntó Cassie mientras levantaba la vista hacia
él en la oscura habitación. La luz de la luna brillaba a través de las
ventanas y emitía un suave brillo sobre su rostro.

―Eres mía, Cassie, mi Elegida. No puedo hacer lo que tengo que hacer sin
ti. ―Sintió las emociones, que parecían haber estado acumulándose todo el
día, empezar a atravesarlo, y casi lo abrumaron. Ahuecó su rostro, se
inclinó hacia abajo y presionó sus labios con los de ella. No debería estar
acostado aquí con la mujer más increíblemente dulce que había conocido
alguna vez. No la merecía, y aun así, no la dejaría ir, nunca.

Cassie gimió a medida que Trik la besaba. Si había una cosa que su
asesino podía hacer, era besar. Sus labios pusieron un hechizo sobre ella
mientras abría sus labios para él. Su sabor se precipitó dentro de ella y se
empujó más cerca de él, necesitando sentirlo contra ella, necesitando
saber que estaba a salvo y que Trik no dejaría que le pasara nada. Sus
brazos se envolvieron alrededor de ella y los rodó de forma que ella estaba
encima de él. Ella se rio en su beso ante el rápido movimiento, y cuando
abrió los ojos, vio los plateados de él mirándola de vuelta.
55
―Eres tan hermosa, A’maelamin ―le susurró.

Sintió sus manos recorrer su espalda y detenerse en la parte más baja. Le


gustaría decir que se estaba sintiendo virtuosa, pero eso sería una gran y
gorda mentira. Se meneó contra él y Trik gimió y se apoderó de sus
caderas repentinamente, manteniéndola quieta.

―¿Sabes lo que dicen acerca de aquellos que juegan con fuego? ―le
preguntó en una peligrosamente baja y absolutamente seductora voz.

Cassie se inclinó hasta que su boca estaba junto a su oído.

―¿Qué están rogando ser quemados?

Trik le dio una palmada en el trasero, no demasiado fuerte, pero lo


suficiente para dejar claro su punto.

―No tienes idea de cuán atractiva eres incluso sin intentarlo, pero cuando
pones algo de esfuerzo en serlo, maldición mujer, eres peligrosa ―casi le
gruñó Trik. Ella tuvo que morder su labio para evitar sonreír. Sabía que no
debería estar satisfecha consigo misma, pero lo estaba porque Trik todavía
la deseaba.
―¿Qué fue eso? ―Trik frunció el ceño―. Te prometo, Cassie, que no estaba
escuchando, pero esa fue una emoción realmente fuerte, y tú básicamente
me la gritaste. ¿Pensaste que podría no desearte?

Cassie trató de apoyar su frente contra su hombro pero él la rodó de nuevo


hasta que ambos estaban sobre sus costados y luego alzó su barbilla para
que lo mirara.

―El modo en el que actué mientras estaba bajo el Rapture, Trik, fue
horrible y es tan embarazoso. La manera en la que bailé. Mierda, ni
siquiera sabía que podía hacer esos movimientos.

―¿Quieres enseñarme? ―preguntó Trik con un guiño.

Ella se rió.

―Estoy siendo seria.

―A’maelamin, escúchame ―esperó hasta que ella miró una vez más a sus
ojos―. ¿Dormiste con múltiples hombres, juntos, o individualmente?
56
Cassie jadeó, asqueada por lo que estaba sugiriendo.

―¿Qué? ¡NO! Nada como eso.

―Está bien, entonces déjame ponerlo así, incluso si lo hubieras hecho,


todavía te desearía. Pero todo lo que me estás diciendo que hiciste fue algo
de baile sexi.

Ella lo miró fijamente, buscando por cualquier pequeña grieta en su


armadura calmada.

―¿Así que no estás asqueado de mí?

Trik se rió.

―Bebé, podría rodarte en alquitrán y cubrirte con plumas y luego rociar


lodo sobre ti y aunasí no tendría asco de ti.

―Está bien, eso es un poco perturbador. ―Sonrió ante su descripción.

―Nunca declaré ser nada menos.

Ella se rio y por ese breve momento sintió una pequeña cantidad de paz.

―Gracias, Trik ―le dijo seriamente.


―Impresionante, hermosa Cassie, no hay nada por lo que agradecerme. De
hecho, deberías estacarme porque incluso en tu estado vulnerable, todavía
deseo corromperte de las maneras más deliciosas.

Se sonrojó y cuando él presionó su palma en su mejilla y cerró sus ojos


ella se confundió. De repente su mente estaba llena de pensamientos y
jadeó mientras se daba cuenta que estos, definitivamente, no eran sus
pensamientos.

El deseo que ella sentía por Trik no era nada más que una chispa
comparado con el anhelo de él por ella. Sentía su cuerpo acalorarse desde
la punta de sus pies hasta la cima de su cabeza y se preguntó como él
podía andar por ahí con todo eso dentro de sí mismo. Finalmente, él alejó
su mano con la respiración pesada y Cassie se dio cuenta de que, para su
sorpresa, ella también tenía la respiración dificultosa.

—Vaya—murmuró.

Los labios de Trik se curvaron hacia arriba en una sonrisa torcida.

—Podría decir que eso fue digno de algo más que un vaya. 57
—¿Cómo? Quiero decir, vaya —tropezó Cassie e intentó mantener sus
palabras y su voz estables.

Trik rio entre dientes.

—Vamos a dormir, amor. Podemos hablar más de esto después que


estemos casados, lo cual necesita ocurrir muy, muy pronto.

—Quieres que me duerma después que me acabas de mostrar… ella fue


interrumpida por los labios de él presionando contra los suyos. Comenzó a
responder, pero rápidamente lo empujó lejos—. Está bien, sin besos hasta
después de que durmamos.

—Ahora estas sintiendo solo una pizca del deseo que yo siento por ti.—La
atrajohacia él y besó su frente.

Cassie se acurrucó contra él y saboreó la seguridad que sentía en sus


brazos.

—Te amo, Trik—susurró.

—Oh, bebé—le canturreó, haciéndola reír—, también te amo.


Ella apretó la cara contra su pecho y absorbió su calor, aspiró su olor, y
comenzó a quedarse dormida.

—¿Qué hay acerca de ese libro que tienes, Lisa?—preguntó Elora mientras
ellos se sentaban reunidos en la sala de estar, una habitación que
normalmente parecía en promedio grande de tamaño pero ahora estaba
empequeñecida por los dos altos guerreros que la ocupaban.

Los ojos de Lisa se dispararon hacia Elora y luego rápidamente volvieron a


Cush y Rin.

—Em—comenzó ella.

—¿Mamá?—incitó Elora.

—Sí, bueno, ves ese libro… bueno es… —tropezó Lisa con sus palabras
mientras retorcía sus manos en su regazo nerviosamente.
58
—Mamá ¿Qué pasa?—preguntó Oakley finalmente—. ¿De qué libro está
hablando Elora?

—Está bien, basándome en tu comportamiento sospechoso—interrumpió


Elora—, voy a adivinar que piensas que tweedledee y tweedledumb aquí,
van a atarte como a un cerdo o algo cuando sepan de tu libro. Te aseguro
que no.—Ella se giró, mirò a Cush y a Rin—. ¿Van a hacerlo, chicos?—
Casi rio cuando Rin agitó rápidamente la cabeza como si tuviese miedo de
ella, una pequeña humana. Cush sacudió la cabeza, aunque, con menos
entusiasmo—. ¿Ves? Entonces, Lisa, dime por qué ese libro te enloquece
tanto y esta vez dime la verdad.

Lisa dejó salir un suspiro y se sentó de nuevo en la silla. Cruzó sus


piernas y mordió su labio inferior por varios segundos antes de empezar a
hablar.

—Este libro, como te dije antes, es el Libro de los Elfos. —Pausó y miró a
los dos guerreros. Efectivamente, sus ojos estaban tan amplios como
platos de cena. Ella asintió hacia ellos—. Mi compañero me lo dio para
esconderlo. Hubo varios segundos de silencio antes de que Elora hablara.
—Vaya, Vaya, espera un segundo—dijo ondeando las manos hacia su
madre—. Lo siento pero podría jurar que dijiste tu compañero, no esposo,
compañero.

Lisa le dio a Elora una de sus miradas y Elora levantó sus manos en
rendición.

—Está bien, está bien, me callaré hasta que termines, pero quiero avisar
que no estoy feliz.

Oakley puso los ojos en blanco.

—¿Cuándo se convirtió en una reina del drama?

Lisa rio.

—Desde que el mundo se fue al infierno en una canasta de mano, un


nuevo lado de tu hermana emergió. A mí como que me gusta, ella es toda
valiente. Es lindo.

—Estoy sentada justo aquí.—Elora se señaló a sí misma—. Puedo


59
escucharte totalmente.

—Como estaba diciendo—continuo Lisa—, mi compañero me lo dio para


esconderlo de Lorsan, y luego fue asesinado. Oakley, Elora, su padre era
un elfo oscuro. Ahí lo dije. No más secretos.

—Sangriento infierno, no vi venir esa—murmuró Elora mientras miraba a


su madre con los ojos muy abiertos.

—Yo tampoco —concordó Oakley, estupefacto.

—Después que él murió, era más seguro cortar lazos con ese mundo y
entonces los crié en el mundo humano, aunque Syndra y yo nos
mantuvimos en contacto. Nos convertimos en aliadas y ella me ayudó a
proteger la magia del libro para mantenerlo oculto.

—Em, poniendo aparte por un segundo que estas alegando que mi padre
es un… elfo—interrumpió Oakley—. ¿Qué en ese libro es tan peligroso?—
preguntó.

—Profecías e historias—replicó Cush solemnemente. Todas las cabezas se


giraron para mirarlo—. Pasado y futuro, todo contenido en un libro. ¿Qué
podría ser más peligroso? El que sostiene el libro sostiene el destino de los
elfos en sus manos.
—No puedo leer la mayor parte de él—admitió Lisa—. Está en su idioma.
Pero mi compañero me dijo que era imperativo que Lorsan nunca pusiera
sus manos en él. Por lo que lo mantuvimos oculto por siglos, y yo continúe
manteniéndolo escondido cuando él se fue.

Hubo silencio y entonces Oakley casi gritó.

—¿Siglos?

Lisa asintió lentamente y luego miró a Elora que se había quedado en


silencio.

—Oh, no me importa —le dijo Elora cuando se dio cuenta de que Lisa la
estaba mirando—. Aún estoy atorada en ―su padre era un elfo oscuro‖.
Solo, em… —Ella sacudió su mano hacia ellos—, continúen.

—Em, hermanita, creo que necesitas mantener tu cabeza en el juego


porque nuestra madre acaba de decirnos que ella ha mantenido el libro a
salvo por siglos, como en plural.

—Son solo dos siglos y medio, Oakley, no te pongas dramático conmigo 60


también —le dijo Lisa con un suspiro.

—¿Tienes más de 200 años?—le preguntó Cush.

Ella asintió.

—Pero ¿cómo? Vives en el reino humano y tu compañero está muerto.

—Hay maneras—le dijo Lisa evasivamente. Miró a Elora y sus facciones se


suavizaron—. ¿Estás bien?

—Yo solo desearía que me lo hubieras dicho—dijo Elora tranquilamente—.


Espera, ¿entonces todo el tiempo que actuabas como si no pudieras ver a
Syndra en su verdadera forma era mentira? ¿Todo lo que dijiste que no
sabías, fue solo una mentira? Vaya, es solo… quiero decir… Entiendo que
era tu secreto y que tienes tus razones, y no voy a tener alguna gran crisis
o escena de llanto sobre esta revelación porque, dramática o no, yo no
hago escenas de llanto.

—¿Tú respiras?—Rio Rin—. Porque tu cara casi empieza a ponerse azul


con esa pequeña diatriba.

Elora lo miró con los ojos entrecerrados.


—Cuidado, portador de carcaj, tienes que dormir alguna vez.

—Quería decirte—intervino Lisa—, realmente quería, y hubieron


muchísimas veces que hablé con Syndra sobre esto, y entonces cuando
Cassie terminó siendo la Elegida de Trik, casi solté todo.

—¿Por qué no lo hiciste? —preguntó Oakley.

—Miedo, vergüenza, y cualquier otra razón a la que un padre puede llegar


por no decirle a sus hijos la verdad —respondió tímidamente—. Solo
quería que tuvieran una vida normal. Quería que crecieran y se casaran y
no se preocuparan por si su amor iba a ser asesinado por un Rey Elfo
Oscuro. Un gran bien que me hice, ¿eh? —Le sonrió a sus dos hijos y se
sintió aliviada al ver que no había juicio en sus ojos.

—¿Así que estoy asumiendo que Lorsan mató a nuestro padre? ¿Que no
nos dejó cuando éramos bebés? —preguntó Elora.

—Sí, pero deberían saber que el nombre de su padre no era Ben Thomas.

Lisa sonrió y sus ojos parecían vidriosos mientras su mente regresaba a 61


otro lugar en el tiempo.

—Su nombre era Steal.

Elora cubrió su boca mientras se reía.

—¿Tu hombre robó el libro elfo y su nombre era Steal3? —Miró a Rin y
Cush mientras sacudía su cabeza—. ¿Qué pasa con ustedes y sus
nombres locos?

Una sola ceja se levantó en el rostro de Cush y sus labios se curvaron


mientras la miraba.

—¿Ustedes? —preguntó—. ¿No querrás decir, nosotros?

—Amigo, puedo ser medio elfo, pero mi nombre no significa almohada para
trasero.

—Ay. —Rio Oakley—. ¿Es por eso que te llama Cush?

Cush no contestó, solo siguió sosteniendo la mirada de Elora.

3
Steal: Robar, en español.
—Está bien ustedes dos, la tensión sexual en esta habitación es suficiente
para estrangular a un elefante. ¿Qué tal si no hacemos contacto visual
directo? —les dijo Lisa y aunque era obvio que estaba bromeando, también
era igualmente obvio que había una pequeña gota de seriedad en su
reprimenda.

Elora finalmente rompió el contacto visual con Cush y frotó su mano por
su cara. Su mente se sentía como papilla, su cuerpo dolía, y aunque
quería saber todo y cualquier cosa que había que saber de su padre,
también quería una ducha y una cama. Ahora solucionar, ¿cuál de esas
necesidades era la más grande?

—Está bien —dijo mirando a Cush—, así que podrías seguramente leer lo
que está en este libro elfo, ¿cierto?

Cush asintió.

—¿Y podría arrojar algo de luz sobre cómo abrir los portales?

Cush se encogió de hombros.


62
—Honestamente no lo sé, pero supongo que podría ser una posibilidad.

—Bueno, entonces, digo que mañana tomemos este libro y te dejemos a ti


y a Rin intentarlo.

Oakley asintió.

—Estoy de acuerdo. Tenemos que empezar en algún lugar, ¿y qué mejor


lugar que nuestra historia?

Lisa le sonrió a su hijo y luego miró a Elora que también estaba mirando a
su hermano.

—¿Nosotros? —le preguntó.

Oakley frunció el ceño.

—No pienses ni por un segundo que los voy a dejar a ustedes dos hacer
esto solos.

—No estarán solos —elevó Cush la voz.

Oakley puso sus ojos en blanco.


—Amigo, ni siquiera me hagas comenzar con las otras razones por las que
me voy a quedar alrededor, que tiene todo que ver contigo desconociendo
si quieres a mi hermana, pero sabiendo que no puedes vivir sin ella.
Espada, carcaj, flechas, o lo que sea... si lastimas a mi hermana, te haré
pagar.

Elora trató de no reírse, pero ver a su hermano nerd decirle a un guerrero


elfo que iba a hacerlo pagar, era casi demasiado.

—Está bien, Oakley, es suficiente. —Elora se puso de pie y se acercó a él y


le dio un abrazo—. Gracias —susurró.

—En serio lo mataré si te lastima —le susurró en respuesta.

Elora se apartó y levantó la vista a sus ojos serios.

—Te creo —le dijo finalmente y luego se dio la vuelta y se dirigió hacia su
habitación—. Buenas noches —gritó por encima de su hombro, sin
molestarse en mirar hacia atrás. Estaba drenada. Su cabeza dolía, sus
emociones estaban en carne viva y sentía como si cada nervio en su
cuerpo hubiera sido expuesto a los elementos, y estaba lista para estar 63
sola.

Tomó una ducha rápida, cepilló sus dientes, se puso su top negro favorito
y su sudadera gris, y se metió en su cama. Justo cuando iba a caer
dormida, oyó un suave golpe en la puerta. Sabía que era una de dos
personas. O era su mamá viniendo para ver cómo estaba, en cuyo caso no
tenía ganas de hacer la escena madre-hija de te quiero, o era Cush. Y ella
no tenía ni idea de lo que quería y, por el momento, estaba tan cansada
que no le importaba. Así que ignoró los golpes y se dejó llevar por el sueño.

Cush se quedó escuchando su respiración al otro lado de la puerta


cerrada. Podía decir que aún no estaba del todo dormida, lo que
significaba que había optado por ignorar sus golpes. Esto lo irritaba y lo
divertía. No sabía por qué la había buscado. Tal vez fue para asegurarse
que estaba bien después de enterarse que su padre era un elfo oscuro y
que su madre le había mentido toda su vida. Esas parecían ser piezas de
información bastante grandes para que una persona se enterara, y una
parte de él se preocupaba de que estuviera en su habitación sola, lidiando
con esta información nueva sin ningún apoyo. No quería una Elegida, pero
ella era la suya, y odiaba la idea de ella lastimada, y quería ser el que la
consolara.
—Contrólate —se gruñó cuando finalmente se alejó de su puerta,
aceptando que ella no iba a contestar. Regresó a la habitación que Lisa les
había dado a él y Rin para compartir y encontró que su compañero ya
estaba roncando suavemente, profundamente dormido, lo que era muy
bueno ya que no estaba de humor para escuchar sus pequeños
comentarios acerca de cómo no podía evitar el destino. Rin ya había
compartido su opinión con él sobre cómo Elora era su Elegida y debería
aceptarlo, no luchar contra ello. Cuando Cush no respondió a eso, Rin se
lanzó derecho alargumento¿Sabes cuantos guerreros tomarían tu lugar?, lo
que había hecho que Cush quisiera matar algo.

Sí, él era muy consciente de cuántos hombres estarían felices de


encontrar a su Elegida e incluso más emocionados al ver que era Elora…
hermosa, exótica, sexi, Elora. Resopló mientras se desnudaba y se metía
en la cama que era completamente demasiado pequeña. Pero entonces él
se había ofrecido para venir a esta pequeña misión así que no podía
quejarse. Cerró sus ojos e inmediatamente su rostro le vino a la mente.
Sus ojos se abrieron bruscamente y se quedó mirando hacia el techo
blanco. No sabía cuánto tiempo estuvo allí luchando con sus instintos, con 64
su necesidad de ir a ella, antes de que finalmente cayera en un sueño
inquieto.

Lisa se sentó en el borde de su cama. Su corazón se encontraba más


pesado de lo que había estado en mucho tiempo. Hablar de Steal había
sacado a relucir viejos dolores y finalmente decirle a Oakley y Elora sobre
su padre la había agotado. La mayoría de los días trataba de olvidar, pero
entonces la mayoría de los días fracasaba miserablemente porque no
olvidas a tu Sh'mai. De hecho, la mayoría ni siquiera siguen una vez que
pierden a su pareja. Pero ella tenía a Oakley y Elora para cuidar después
de que Steal murió. Ella no tuvo el lujo de acurrucarse en una bola y darle
la espalda al mundo. Tenía que seguir viviendo. Tuvo que vivir y darle a
sus hijos la vida que haría que el sacrificio que él hizo valiera la pena.

No les había dicho todo. Casi había mordido su lengua mientras esperaba
que ellos le preguntaran cómo había muerto, pero de alguna manera la
pregunta no había surgido, aún. Sabía que iba a llegar y temía tener que
responderla, temía ver el dolor en los ojos de Elora. ¿Cómo le dices a tu
hija que el compañero de su mejor amiga mató a su padre?
Capítulo 5
Traducido por iarii, flochi y martinafab

Corregido por Helen1

“Sería bueno poder diferenciarnos de la raza humana, para poder ser


capaces de decir que somos superiores, de alguna manera, no importa
cuán grande o pequeño sea. Pero la verdad es, que somos más
parecidos de lo que muchos de los de mi especie querrían admitir.
Amamos, odiamos, peleamos, nos desmoronamos y tratamos de
levantarnos otra vez. Solo puedo esperar que, a medida que 65
avancemos hacia un nuevo momento de nuestra historia,
demostraremos estar tan dispuestos a cambiar como he sido testigo
de que los humanos hacen. Solo puedo esperar que no lleguemos a ser
víctimas del orgullo y la codicia”.

~Syndra

—¿Eso es, todos? —preguntó Trik.

—Sí, todo el reino de los Elfos de la Luz. Hemos reunido a todos en el patio
principal—le dijoTamsin mientras estaban mirando fijamente a la multitud
desde la ventana del segundo piso.

Los ojos de Trik escanearon los rostros y oró en silencio que no


reconociera a nadie, porque si lo hacía, entonces eso más que
probablemente significaba que él había matado a alguien relacionado con
ellos.

—Es un buena asistencia—dijo Tamsin, sin duda tratando de sonar


optimista.
Trik asintió, pero no contestó.

—Deja de preocuparte, Triktapic —dijo Syndra mientras caminaba


rápidamente hacia la habitación—. Tú eres el rey legítimo, y ellos van a
aceptarlo o no.

Trik quería gruñir pero apretó los dientes en su lugar.

—No sé por qué todos ustedes insisten en pensar que de alguna manera
estoy asustado de estas personas. Sigo siendo Triktapic el elfo oscuro
asesino. Puede que no sea tan vicioso como lo fui una vez, pero no me
acabo de convertir de repente en marica durante la noche.

Cassie, que había entrado justo detrás de Syndra, deslizó sus brazos
alrededor de su cintura y apoyó la cabeza contra su pecho. Sin pensarlo
sus brazos la rodearon y la atrajo más cerca de él.

—Creo que esa es la forma en que debería comenzar tu discurso —bromeó


Cassie.

—¿Qué? Con: ―¿Hey solo para que lo sepan, no soy marica?‖ 66


Ella se rio y él absorbió el dulce sonido, a sabiendas de que los tiempos de
risas serían pocos y distantes entre sí en los próximos días.

—Tienes que admitir que es pegadizo.

Trik se retiró de modo que podía mirar hacia abajo a su cara. Su belleza,
mucho más allá de la piel, lo dejó sin aliento. Cuando sus ojos bailaron
con picardía y sus labios se movieron con humor apenas contenido, estaba
momentáneamente sin habla. Ella inclinó la cabeza hacia un lado,
interrogante.

—Eres impresionante—explicó—. Todo lo que tienes que hacer es estar allí


y respirar, y la tierra bajo mis pies se mueve.—Vio cómo el calor se
encendió en sus mejillas y se oscureció a un color rojo oscuro. Él pasó un
dedo por su mejilla sonrojada y sonrió—. Te amo—le dijo simplemente.

Ella contuvo el aliento cuando levantó la mirada hacia él, y él sabía que
podía ver lo mucho que quería decir esas palabras, cuán
desesperadamente las sentía.

—Lo sé —respondió ella—, y te amo.


Trik se inclinó y presionó sus labios en los de ella. No se permitió
profundizar el beso porque Cassie era una tentación que no podía resistir.
Cuando rompió el beso le tomó la mano entre las suyas, pero dio un paso
atrás poniendo algo de espacio entre sus cuerpos. Miró a Tamsin que
estaba estudiosamente mirando por entre la multitud con su propia
Elegida a su lado.

Trik respiró hondo y soltó el aire antes de hablar.

—Vamos a hacer esto.—Se dio la vuelta y se dirigió a la puerta, llevando a


Cassie junto a él. El tiempo para pensar y preocuparse había pasado y
ahora sabía que era hora de tomar medidas. Independientemente del
resultado, independientemente de las próximas reacciones de sus
compañeros elfos, era el momento de que su pueblo sea presentado a su
rey.

El estómago de Cassie bailó al ritmo de un millar de alas de mariposa


cuando salieron al patio. A pesar de que estaba de pie al lado de Trik
todavía se sentía vulnerable y expuesta. No tenía miedo por su propia
seguridad. No, temía por Trik, y sabía que si él estaba escuchando sus 67
pensamientos sería capaz de recoger ese temor fuerte y claro. Siguió cerca
detrás de él mientras subía las escaleras de un pedestal que le permitiría
ver a la ruidosa multitud y permitir que ellos lo vieran.

«Deja de preocuparte, amor. Puedes manejar esto». Escuchó la voz de Trik


en su mente y la calidez de esa cercanía era suficiente para calmar sus
nervios. Lo que sea que enfrentarían, sería al lado del otro, juntos. Ya no
estaban solos, Trik ya no estaba solo.

«Nunca más, Cassie», confirmó él sus pensamientos y ella lo miró y sonrió.


Él se volvió hacia la multitud y sintió que tiró un poco de poder en su
cuerpo. Tal como lo había visto hacer antes, liberó la gloria que era su
reinado y tomó todo el poder que le fue otorgado por los Señores del
Bosque. Parecía crecer en tamaño e irradiaba luz y calor. El murmullo que
había estado recorriendo la multitud se detuvo de repente. Cassie juraba
que el absoluto silencio fue tan completo que todo el mundo en la multitud
podía oír los latidos del corazón en su pecho.

—Observen.—Una retumbante voz profunda resonó al lado de Cassie. No


se había dado cuenta que Tamsin y Syndra se les habían unido.
—Los Señores del Bosque han considerado oportuno restablecer al legítimo
rey de toda la raza élfica. Él una vez demandó nuestra lealtad. Y nos
rebelamos llevándolo así a su propia rebelión. En ese momento, los
Señores del Bosque le despojaron de su realeza y lo exiliaron. Él debía
permanecer en el exilio hasta el momento en que encontrara la otra mitad
de su alma, su Elegida, el único ser que podría atraerlo de nuevo a la luz.
Ha llegado ese momento. —Tamsin hizo una pausa. Cassie pensó que
debía ser para dar énfasis, y estaba funcionando porque estaban clavados.
Ella estaba clavada.

»¡Los Señores del bosque han traído de vuelta a nuestro rey! Le doy mi
lealtad; le prometo mi lealtad. Los Señores del Bosque han traído a
nuestro rey una compañera, su reina designada. Le doy mi lealtad; le
prometo mi lealtad. ¡Salve al Rey Triktapic y la Reina Cassandra!

Absoluto silencio siguió al discurso de Tamsin. Cassie esperó con


ansiedad. Se preguntaba si los elfos podrían exonerar a Trik de su pasado
o si mancharía para siempre su liderazgo.

Hubo un ruido repentino de truenos y nubes que no había estado allí hace 68
unos momentos, comenzó a llegar a través del cielo. Ella levantó la mirada
hacia el cielo y luego hacia las personas que estaban tan nerviosas como
ella se sentía. Echó un vistazo a Trik, pero parecía tan confiado como
siempre.

—Los Señores del Bosque —le murmuró y luego asintió. Ella siguió el
movimiento y vio a la multitud comenzar a separarse. Observó con
asombro como tres seres que parecían estar hechos de luz caminaban
hacia ellos. Se detuvieron a unos veinte metros de distancia y luego se
volvieron para dirigirse a la multitud, que inmediatamente cayó de rodillas.

—Se podrían inclinar ante sus creadores y humillarse porque ustedes son
los creados. ¿Y sin embargo, no se inclinan ante el líder que sus creadores
les han dado? —Cassie se sorprendió al escuchar que la voz que hablaba
sobre la multitud era de tres voces distintas, hablando en perfecto
unísono—. ¿Debemos recordarles sus propios malos pasos? ¿Debemos
delinear las deficiencias de cada persona reunida aquí hoy? ¿O preferirían
que perdonemos su insolencia y los amemos a pesar de sus defectos? Hay
un mal que va en aumento, una oscuridad que busca destruir todo lo
bueno y puro. Hemos elegido a Triktapic tal como lo hicimos en el
principio, para cuidarlos, liderarlos, amarlos, cuidarlos, y proteger nuestra
creación, ustedes, la raza Elfin. Sus defectos son muchos y sus pecados
tan numerosos como las estrellas en el cielo, pero él es nuestro y lo hemos
humillado y elegido para exaltarlo porque lo van a necesitar. Ustedes
necesitarán su fuerza, su terca tenacidad yrápida inteligencia. Ustedes
necesitarán a su reina, la mujer que le hemos dado a él como su Elegida.
Ustedes necesitarán su amor, su compasión, y la fuerza de su carácter.
Antes del final, ustedes serán puestos a prueba más allá de lo que piensan
que pueden soportar. ¡Escúchennos ahora! Manténganse firmes. No se
rindan y no dejen que el mal tenga un punto de apoyo. Dejen de lado
cualquier mala voluntad que tengan en su corazón y opten por seguir
adelante. Porque si no lo hacen, se perderán, y sus enemigos triunfarán.
Los Señores del Bosque se volvieron y miraron a Cassie y a Trik y ella
sintió la fuerza de su luz. Sus rodillas se doblaron por su voluntad y se
arrodilló junto a Trik, que también había caído de rodillas.

—Triktapic, has actuado bien. Continúa en tu búsqueda y aplasta a tu


enemigo antes de que pueda destruir a la raza humana. Cassandra, tienes
que ser fuerte y saber que fuiste creada para grandes cosas. Triktapic te
necesitará y tú lo necesitarás. No dejes que nada se interponga entre
ustedes. Bendecimos su unión y será fructífera con el tiempo, y estaremos 69
con ustedes y su descendencia. Los hemos escogido a ambos, dos almas
unidas finalmente para salvar a dos razas. ¡Salve Rey Triktrapic y reina
Cassandra! —Sus voces llenaron el patio y un rugido de aprobación se
elevó mientras los Señores del Bosque se desvanecían ante sus ojos.

Trik ayudó a Cassie a ponerse de pie y miró a las personas, su pueblo.


Había tantas cosas en sus rostros, pero esperanza era algo que todos
tenían.

—No soy digno de ser su rey —les dijo—. Pero me esforzaré en serlo.
Nunca más me alejaré del deber que me fue dado, y nunca más toleraré
que la oscuridad reine en mi corazón o en el corazón de nuestra raza. —La
multitud aplaudió y Trik sintió su corazón hincharse—. Los Señores del
Bosque les han dicho que viene un gran mal, y estoy aquí para decirles
que ya está llamando a nuestra puerta. Lorsan, el rey de los elfos oscuros,
se ha vuelto tan hambriento de poder que busca esclavizar a la raza
humana a través de una droga llamada Rapture. Ya la está
proporcionando a través de los casinos que le pertenecen en el reino
humano y ya varias vidas han sido destruidas. De alguna manera también
ha bloqueado los portales por lo que no hay manera de que lleguemos al
reino humano. El rey Tamsin y yo hemos intentando idear un plan para
seguir adelante, y estamos de acuerdo en una cosa: no podemos sentarnos
y esperar a que Lorsan haga el siguiente movimiento. Debemos atacar.
Debemos ser ofensivos si deseamos ganar esta guerra, y eso es
exactamente lo que es esto: una guerra. —Trik hizo una pausa y miró a
Tamsin quien le hizo un gesto de asentimiento.

—Si cualquiera de ustedes puede pelear, se les necesita. Si cualquiera


puede fabricar armas, se les necesita. Y si cualquiera de ustedes está
respirando. —Una suave risita onduló por la multitud—… son necesarios.
—Miró a sus rostros, haciendo contacto visual con muchos de su pueblo,
implorándoles con su espíritu que defendieran sus derechos y libertad.

—Pelearé. —Un elfo alto dio un paso hacia adelante y los miró. Sus ojos se
encontraron con los de Cassie e inclinó la cabeza—. Mi reina, le doy mi
fidelidad. Le doy mi lealtad. —Se volvió hacia Trik e inclinó la cabeza y
repitió las palabras. Trik asintió y tomó su antebrazo en un apretón de
manos de guerrero.

—Gracias, hermano —le dijo Trik y esperó transmitir cuánto significaba.

Cassie no supo cuánto tiempo estuvieron allí de pie mientras uno tras otro 70
de los elfos de la luz se comprometían con el rey y la reina. Estaba un poco
abrumada mientras se recordaba que era la reina ante la que se estaban
inclinando, y ese pensamiento trajo todo un nuevo conjunto de
preocupaciones mientras consideraba la responsabilidad que ahora
tendría. «Hace unos meses todo lo que tenía que manejar era llegar a tiempo
a clases», pensó, cuando otra persona se arrodilló ante ella, «y tenía
problemas con eso. ¿Ahora tengo que encontrar una manera de salvar dos
razas y destruir al rey elfo oscuro? Pan comido», resopló y luego se mordió
el labio cuando Trik la miró por el rabillo del ojo.

Alargó la mano y tomó la de él y quiso suspirar ante el consuelo que el


tacto le trajo.

—Lo siento, solo teniendo un mini momento de locura —le dijo. Su sonrisa
favorita torció sus labios y de repente deseó que no estuvieran de pie ante
la raza de los elfos de la luz. «¿Podía ser ella más inapropiada?»¿ Pensó.

—Podría ayudarte con eso. —La voz aterciopelada de Trik acarició sus
entrañas y tuvo que liberar su mano para quitarlo de su cabeza. Soltó una
profunda exhalación y sonrió a la mujer que se puso de pie luego de jurar
lealtad. Cassie asintió hacia ella y estrechó su mano para luego darse
cuenta que era la última. Se preguntó si sería completamente
desvergonzado hacer un baile de alegría, y luego decidió que sí, lo sería.

—Gracias —le dijo Trik a la multitud—. Me humillan con sus palabras y


su disposición a poner sus vidas en juego. Empezaremos a entrenar
mañana por la mañana. Todos aquellos que irán a la batalla encuéntrense
aquí al amanecer. Syndra estará a cargo de la construcción de armas, así
que todos aquellos que la ayudarán encuéntrense con ella en el gran
salón.

Después se dio la vuelta y miró a Cassie. De repente ella se dio cuenta que
él quería que se dirigiera a los elfos reunidos. De alguna manera consiguió
evitar entrar en un ataque de pánico. Cassie se aclaró la garganta y sonrió
en lo que esperaba fuera una sonrisa genuina. Miró a todos los rostros
desconocidos y se recordó que todas estas personas se ponían los
pantalones de la misma manera que ella, o al menos eso esperaba.

—Como Trik dijo, yo también quiero agradecerles. Gracias por aceptarme


como una de ustedes, por recibirme, y por estar dispuestos a luchar por
mi raza como también por la suya. Resistiré y lucharé con ustedes. — 71
Cassie sintió el orgullo hincharse dentro de su pecho mientras seguía
hablando y se dio cuenta que no eran solo palabras, era la verdad—. Los
guiaré, les serviré, y haré lo que sea necesario con el fin de que la raza
Elfin prospere. Me esforzaré por ser la clase de reina que merecen y, con
su ayuda, nos convertiremos en las personas que los Señores del Bosque
pretendían que seamos.

El estallido de aplausos subió mientras vitoreaban y supo que estaba


sonriendo como una idiota, pero no le importaba porque quería que estas
personas estuvieran sanas y salvas, al igual que quería que la humanidad
estuviera sana y salva. Y se dio cuenta tal vez por primera vez cuánto
estaba dispuesta a dejar que esas cosas pasaran.

—Eres natural —le dijo Trik a la vez que pasaba un cepillo a lo largo de su
cabello. Ella cerró los ojos y se concentró en sus dedos rozando su mejilla
cuando reunía los rizos rubios en su gran palma.

—¿Una natural idiota? —medio bromeó.


—Ya sabíamos que eras una idiota, Cassie. Me refiero a que eres una líder
natural. Las personas se empaparon en ti como si fueras el último poco de
lluvia que conseguirían por años. Estuviste fascinante.

El asombro en su voz tuvo a Cassie volviendo su cabeza para mirarlo. Vio


sus ojos de plata casi brillando mientras llevaba su cabello hacia su rostro
y olía profundamente.

Ella sonrió.

—Eso es un poco espeluznante.

—Tal vez —estuvo de acuerdo despreocupadamente—, pero sabías, cuando


te dije que te acosaría por el resto de tu vida, que yo era un espeluznante.
¿Qué es oler un poco de cabello en comparación a eso?

Cassie echó la cabeza hacia atrás y se rio de sus palabras. Lo que hacía
que fuera más gracioso es que eso era cierto. La acosaría incluso si le
dijera que no lo quería. Miró a su increíblemente apuesto rostro, su cabello
brillante y negro como la noche y sus ojos de plata y pensó que estaría loca
en no quererlo. Tenía una presencia que la atraía como un imán al metal. 72
La llamaba y ella anhelaba estar cerca de él. Muy bien, quizás ella era tan
espeluznante como él.

—Me di cuenta mientras estaba de pie hablando que todo lo que dije era
cierto.

—Bueno, siempre es bueno asegurarse que lo que uno dice es verdad —


bromeó Trik con ella.

Ella puso los ojos en blanco.

—Solo quiero decir que por fin me he dado cuenta de lo mucho que quiero
esto, cuánto te quiero a ti.

Los ojos de Trik brillaron y él se animó desde su posición descansada en la


cama.

—¿Por fin te has dado cuenta?

Ella asintió y luego se volvió para estar frente a él completamente,


haciendo que su cabello se deslizara entre sus dedos y cayera de sus
manos.

—He sabido que te quería, Trik, pero no sabía si quería todo el elfo-kabob.
Trik rió.

—¿Elfo-kabob?

Ella dejó escapar un suspiro de frustración.

—No estoy diciendo esto correctamente. Bueno, básicamente supongo que


me di cuenta de que me necesitan y que estoy donde se supone que debo
estar.

—Entiendo lo que dices, Amor. Y me alegro de que quieras estar aquí, de


que me quieres a mí y a mi elfo-kabob.

Cassie agarró una almohada y lo golpeó mientras él se reía.

—Eso no es lo que quise decir y lo sabes, Triktapic.

—Estoy seguro de que sonaba como si estuvieras diciendo que querías mi


ka-bob. —Se reía tan fuerte ahora que ya no trató de bloquear sus golpes
de almohada. En cambio, rodó y la agarró por la cintura y siguió rodando
hasta que cayeron rodando de la cama. Cassie gritó hasta que el aire salió
73
de ella al caer al suelo.

—¡Umph! —gruñó Trik cuando ella aterrizó encima de él.

—¡Trik!

—¡Cassie! —repitió él con la misma voz indignada—. ¿Por qué estamos


gritando nuestros nombres si no nos encontramos en el fuego de la
pasión?

—¡Uf! —gimió Cassie—. Eres incorregible.

Trik se estiró y tomó su rostro entre sus dos manos, obligándola a


mirarlo. Se quedó sin aliento en los pulmones al ver la emoción pura
donde hace solo unos momentos había estado la diversión.

—¿Entonces te quedarás conmigo, serás mi esposa, mi reina, mi Elegida?


—le preguntó en serio.

Cassie sintió como si todo el aire hubiera sido aspirado de sus pulmones, y
lo único que podría devolvérselo fuera el hombre que tenía delante. Sus
manos grandes y cálidas, capaces de destruir, le sostenían su rostro
suavemente como si esperara sinceramente su respuesta.
—Lo haré —dijo ella finalmente. Muy dentro de ella, sabía que tal
proclamación debería sentirse pesada, como si tal vez el peso de una raza
sobrenatural acabara de ponérsele sobre los hombros. Pero por alguna
razón, en realidad se sentía más ligera. Tan pronto como las palabras
salieron de su boca y la intención llenó su corazón, sabía que estaba
cumpliendo con su destino, su papel en este mundo, y por suerte para ella
estaba pasando al lado del más sexi, aunque mortal, elfo asesino. Pero no
la oirías quejarse.

Trik acercó su cara a la suya y le colocó un tierno beso en los labios.

—Te amo —exhaló y el calor de su aliento se vertió sobre su cara. Quería


arrastrarse en ese calor y envolverse a sí misma y luego moverse alrededor
en absoluta felicidad—.Hay veces que piensas las cosas más extrañas —le
susurró al escuchar sus pensamientos.

Cassie puso los ojos en blanco.

—Solo puedo imaginar cómo sería un paseo por tu cabeza.

—Soy un libro abierto, nena —le guiñó un ojo—, por lo menos para ti. 74
Puedes dar un paseo por las entrañas de mi mente cuando quieras.

Ella se echó a reír.

—No creo que quiera pasear por las entrañas de nada. —bostezó y deseó,
no por primera vez, que ojalá tuviera el nivel de energía de Trik. Podría
hacer muchas más cosas si no tuviera que dormir.

—Es hora de que tomes tu sueño de belleza —le murmuró Trik mientras se
erguía. Toda una hazaña, ya que ella estaba tendida sobre él. Él la movió
en su regazo para que pudiera llevarla y ponerse de pie sin ningún
esfuerzo en absoluto. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y
apoyó la cabeza en su hombro mientras la llevaba de vuelta a la cama.

Después de que la metiera debajo de las sábanas, comenzó a alejarse de la


cama y los ojos de Cassie se abrieron.

—¿No te vas a quedar? —le preguntó ella, de repente entrando en pánico


ante la idea de que Trik no se quedara con ella.

Él frunció el ceño mientras la miraba, tratando de buscar el origen de su


inseguridad. Absorbió su repentino estado de alerta y nerviosismo e
inmediatamente volvió a su lado.
—Me conoces mejor que eso, amor —canturreó mientras le apartaba el
pelo de la cara—. Tú y yo siempre compartiremos una cama, de día o de
noche. —Le sonrió con malicia—. ¿Ahora dime por qué te asustaste ante la
idea de que te dejara?

Cassie trató de agachar la cabeza pero Trik no lo aceptaba. Él puso un


dedo bajo su barbilla y la levantó con cuidado para que ella lo mirara.

—Habla conmigo, Cassie.

Ella dejó escapar un suspiro exagerado y se arrojó contra la cabecera.

—No sé por qué, ¿de acuerdo? —casi gimió—. Por alguna razón, de vez en
cuando simplemente tengo estos pequeños momentos de aferramiento
irracional.

—Aferramiento irracional —repitió él y sonaba mucho más ridículo


saliendo de su boca.

Cassie le frunció el ceño.


75
—No juzgues la elección de mis palabras, chico carcaj —gruñó ella, lo que
causó que Trik riera.

—La gatita y sus garras —se rio.

—Promete que dormirás conmigo esta noche —le imploró ella con lo que
sabía que era un gemido, pero simplemente no tenía la energía para
importarle.

—Oh, cómo he anhelado oírte decir esas palabras —gimió Trik mientras se
sacaba la camisa por la cabeza.

—Uh, Trik, yo estaba... quise decir... no...—balbuceó mientras asimilaba


su muy cincelado, muy musculoso y muy lamible físico.

Él retiró las mantas, subió a su lado y le pasó un brazo por la cintura


atrayéndola a su lado. Ella seguía farfullando cuando él usó su poder para
apagar las luces.

—Eres demasiado fácil, nena —se burló de ella mientras la acercaba a su


cuerpo—. Y sí, Me hubiera gustado que significara fácil de múltiples
maneras no solo fácil de molestar. Ahora ve a dormir. Tenemos una vida
muy ocupada por delante, y no necesito que te quedes dormida cuando
esté salvando el mundo.
No pudo evitar soltar la risa de colegiala que salió de ella. Él siempre sabía
exactamente qué decir y qué hacer para que se sintiera cómoda.
»Impresionante, maldito novio elfo«, pensó para sí misma con un resoplido
mental.

—Sí, lo soy —murmuró él contra su cuello donde había enterrado la cara—


. Ahora ve a dormir. Puedes pensar en mi genialidad mañana.

Aunque ella estaba sonriendo para sí misma, soltó un bufido.

—¿Soy yo o el autoritarismo ha empeorado desde que te pusieron la


corona?

Trik le pellizcó el trasero, haciendo que soltara un gritito y luego se ríó de


ella.

—Mujer —gruñó bajo Trik—, duérmete, o voy a encontrar una manera de


agotarte hasta que puedas dormir.

Cassie se calmó al instante.


76
—Eso es lo que pensé —murmuro él.

Sin dejar de sonreír, ella envolvió sus brazos alrededor del que él había
extendido sobre su estómago y se acurrucó de nuevo. Su calor la envolvió
en un capullo de amor, y cuando sus labios se presionaron contra su
cuello, sintió que su corazón se hinchaba y se preguntó si el Dr. Seuss
tuvo razón cuando el corazón del Grinch creció de amor. Se sentía como si
su propio corazón fuera a estallar en su pecho. Cuando finalmente se
quedó dormida, dejó ir sus preocupaciones, dejó de lado sus miedos, y
abrazó la esperanza que se había puesto delante de ellos hoy en la forma
de un pueblo dispuesto a perdonar a su rey y luchar por un mundo al que
no pertenecían.
Capítulo 6
Traducido por Mari NC

Corregido por veroonoel

“Nota mental: Ríete ante la idea de un alma gemela, porque en


realidad la broma es sobre ti. Mientras tanto, los poderes que
orquestaron este pequeño fiasco están muertos de risa mientras tú
intentas evitar saltar sobre sus huesos y él trata de evitar matar a
todo lo que respire demasiado cerca de ti. Ahh, los buenos tiempos”.

~Elora
77

—¿Estamos listos para hacer esto? —preguntó Elora mientras se servía un


vaso de leche. Se frotó la cabeza distraídamente, tratando de alejar el dolor
sordo que había tomado residencia allí.

—¿Estás bien? —le preguntó Cush mientras la miraba desde su posición


apoyado contra la pared.

Elora miró por encima de él, su vaso congelado a medio camino a su boca.

—Uh, supongo que sí. Tengo un poco de dolor de cabeza y el mundo se va


a arruinar a causa de algún veneno líquido y un rey elfo delirante, pero por
lo demás estoy jugosa como un melocotón.

Oakley soltó un resoplido burlón mientras miraba de ella a Cush. Elora


prefirió ignorarlo, no que eso fuera difícil ya que Cush se había empujado
repentinamente lejos de la pared y estaba caminando hacia ella con el
ceño fruncido plasmado en su hermoso rostro.

—¿Tienes un dolor de cabeza? —le preguntó a ella y la preocupación que


se mostró en sus ojos le derritió el corazón.
Malditas hormonas, pensó, sabiendo muy bien que no tenía nada que ver
con sus hormonas, o casi nada.

—No nos dan dolores de cabeza —le dijo.

La cabeza de Elora se inclinó hacia atrás para mirarlo.

—¿Nunca? —preguntó con escepticismo.

—¿Puedes recordar estar enferma alguna vez?

Elora pensó por un momento y luego pensó un poco más. Sus ojos se
abrieron al darse cuenta de la respuesta a su pregunta.

—¿Cómo nunca me he dado cuenta de eso? —Ella miró a Lisa, quien


estaba sentada en el mostrador, luciendo más como una adolescente que
una mamá—. ¿Soy así de lerda?

Lisa se rio.

—No, Elora, simplemente no pensaste en ello porque no era algo que


sacáramos a colación. Nadie nunca estuvo enfermo en nuestra casa. 78
—Pero Cassie ha estado enferma antes —argumentó.

Cush dio un paso más cerca de ella, obviamente no gustándole el hecho de


que no le estuviera dando toda su atención.

—El punto es que no deberías tener dolor de cabeza.

—Punto o no, el hecho es… —le espetó—, es que tengo dolor de cabeza. Así
que en lugar de estar ahí parado mirándome por tener algo que no puedo
controlar, por qué no me consigues Tylenol, Motrin o un martillo.

Él inclinó la cabeza hacia ella.

—No lo hagas —murmuró Oakley.

—¿Por qué necesitarías un martillo? —preguntó Cush ignorando a su


hermano que ahora estaba sacudiendo su cabeza.

Elora le sonrió y ladeó la cadera hacia un lado mientras cruzaba sus


brazos delante de ella.

—Porque entonces podría golpearte con él y tu cabeza te dolería también.

Los labios de Cush se apretaron.


—¿Y qué lograría eso? Aun así tendrías dolor de cabeza.

—La miseria ama la compañía, chico elfo. —Ella le guiñó un ojo y luego
bebió su leche. Dejándolo en su silencio de asombro, caminó a su
alrededor y le sonrió a su hermano, quien se estaba riendo por lo bajo—.
Muy bien gente, vamos a poner en marcha este espectáculo. Tenemos un
libro que traducir, portales que abrir, y vidas que salvar. No hay tiempo
para holgazanear.

—¿Quién es ella y adónde se fue mi hermana? —le preguntó Oakley a Lisa.

Lisa sonrió.

—Ella sigue siendo ella, pero ahora tiene eso —Señaló a Cush, quien
estaba mirando tras Elora—, con que lidiar, y está sacando su lado
valiente.

—Tú dices valiente, yo digo cachondo, ¿pero quién soy yo para corregir
palabras? —bromeó Oakley.

Cush lo miró por el rabillo del ojo. 79


Oakley se encogió de hombros.

—Solo lo llamo por lo que veo. Es posible que desees asegurarte de cerrar
con seguro tu dormitorio por la noche o podrías encontrarte siendo
atacado por una medio elfo.

—Ella solo dijo que quería pegarme con un martillo —señaló Cush
secamente.

—Para Elora, eso es el juego previo —replicó Oakley secamente. Rin, que
había estado en silencio escuchando todo, arrojó jugo de naranja en todas
partes ante la declaración de Oakley.

Lisa se rio mientras le arrojaba una esponja húmeda.

—Solo bromea, Cush —Hizo una pausa y luego volvió a mirar a Oakley—;
más o menos.

Cush sacudió la cabeza y murmuró en voz baja mientras se daba la vuelta


y seguía a Elora.

—Tomemos este libro y hagamos lo que hay que hacer— casi gruñó.

Lisa golpeó el brazo de Oakley mientras seguían detrás de Cush.


—Ella va a matarte cuando se entere que has dicho eso.

Oakley sonrió, ni el más mínimo remordimiento.

—Nah, me dará su mirada diabólica y podría tener que esconder mi cepillo


de dientes por un tiempo, pero en privado deseará haber podido ver la cara
de Cush cuando le dije.

Rin rio.

—Tengo que venir al reino humano con más frecuencia; ustedes son
extremadamente entretenidos.

—Podrías ser decepcionado con otros humanos —le dijo Lisa mientras
subían a la camioneta—. No todos son tan divertidos como Elora y su
martillo.

—¿Qué pasa con mi martillo? —Elora elevó la voz ante la mención de su


nombre.

—No vas a conseguir un maldito martillo —gruñó Cush.


80
Elora se giró para mirar a Oakley y a Rin mientras ambos dejaban salir
estruendosas risas y Lisa le sonreía. Elora miró a un Cush obviamente
irritado y luego de vuelta a su mamá.

—No lo entiendo —dijo finalmente.

Cush la miró y ella vio algo en sus ojos que incitó a las siempre presentes
mariposas. Tragó saliva y trató de evitar abanicarse a medida que el deseo
se vertía de él en olas que amenazaban con ahogarla.

—No hay nada que entender; solo que sepas que no vas a conseguir un
martillo —dijo lentamente y su profunda voz vibró en su pecho.

—Tiene miedo de que intentes darle con él —espetó Oakley.

Elora golpeó una mano sobre su boca para no reírse pero no pudo evitar
que sus hombros temblaran. Miró a Oakley, quien conducía y trataba de
explicarle a un confuso Rin por qué su declaración era tan escandalosa.
Ella vio el momento en que Rin lo entendió, como una bombilla
encendiéndose en su rostro iluminado y la risa salió de él como la
alfombra roja de los Oscar. Ella no lo pudo evitar entonces.
Cush estaba en la oficina de Lisa viendo como ella subía a un mostrador y
alcanzaba profundamente en los recovecos de un gabinete. Sacó un libro
grueso del gabinete y luego se volvió y se arrodilló sosteniéndolo hacia él.
Cuando se estiró hacia este, los ojos de ella se cruzaron con los suyos.

—Él matará por este libro —le advirtió ella.

Cush tomó el libro de ella.

—Entonces vamos a asegurarnos de que no se entere de que lo tenemos —


respondió con firmeza.

Ella saltó del mostrador y luego hizo un gesto para que él tomara asiento
en su escritorio. Una vez instalado, abrió el libro y las páginas crepitaron
con la edad. Las palabras en las páginas saltaron hacia él inmediatamente
mientras la lengua de su pueblo susurraba en su mente. Este libro estaba
lleno de magia y poder. Podía sentirlo en sus dedos. Mientras pasaba las
páginas, hormigueos afilados reverberaban en su mano y muñeca.

—Esta es magia vieja —dijo en voz baja y su profunda voz pareció rebotar
en las paredes de la tranquila habitación—. Magia antigua. —Sus ojos 81
atraparon una frase y él volteó de nuevo a la página que había atraído su
atención. Acercó más el libro y comenzó a leer.

“Los Señores del Bosque establecieron tres portales que no requerían una reflexión con el fin de
recorrerlos. Estos son conocidos como los portales maestros y controlan cada portal entre el reino
elfin y el reino humano. Cuando uno de estos portales es cerrado, entonces todos ellos se cierran”.

—No es para señalar lo obvio —dijo Oakley desde su posición en el


extremo de la mesa—, pero como que nos imaginamos esa parte. ¿Hay algo
que diga cómo abrirlos?

Los labios de Cush se apretaron mientras miraba a Oakley.

—Paciencia.

—No es lo mío —replicó Oakley.

Elora se adelantó y empujó a su hermano por el borde de la mesa y lejos


del elfo ceñudo.

—Eso es suficiente —les dijo a ambos—. Oakley, deja de tratar de irritar a


Cush. Y Cush, deja de mirar a mi hermano como si fueras a coser sus
labios.
—No es una mala idea —le dijo Cush con un encogimiento de hombros
indiferente.

Elora afiló hacia él su mirada púrpura.

—Tampoco la paz mundial, pero no va a suceder así que no te hagas


ilusiones. —Ella señaló de nuevo el libro como si dijera manos a la obra.

Cush reprimió la sonrisa que quería dibujarse en su cara ante sus


maleducadas bromas porque él quería encontrarla atractiva, o linda, o
sexy, y sin embargo, mientras ella lo miraba en toda su oscura gloria, eso
fue exactamente lo que sintió. Volvió a mirar hacia abajo a las páginas
ante él, sacudiéndose los pensamientos de lo que no quería, pero sí quería,
pero no sabía qué hacer al respecto, y se centró en las palabras ante él.

Leyó en silencio, volteando página tras página, sintiendo la magia


intensificarse en ocasiones solo para luego disminuir. De vez en cuando
vería a alguien moverse por el rabillo del ojo, pero nadie lo interrumpió
mientras leía. Sus ojos se movían rápidamente y su mente traducía el
lenguaje mientras buscaba algo que pudiera ayudarles con cualquier parte 82
de su dilema. Entonces encontró algo.

—Bingo —murmuró.

—¿Bingo? ¿Qué es Bingo? —Elora se animó ante el sonido de la voz de


Cush después de lo que parecieron horas de silencio. Ella lo miró
expectante.

Él se aclaró la garganta antes de comenzar a leer en voz alta otra vez.

“Si un portal maestro es cerrado, la única manera de que los portales se abran de nuevo es
mediante una ofrenda de sangre de aquel que los cerró”.

Elora bufó.

—Por supuesto que solo pueden ser abiertos por algún elfo psicótico en
otro reino, porque por qué querríamos que esto sea factible. ¿Dónde
estaría la diversión en eso?

Cush ignoró su pequeña diatriba y continuó escaneando la página.

—Fisura. —Él le sonrió, pero rápidamente desvió la mirada cuando vio la


forma en que sus labios se abrieron y sus ojos se agrandaron por su
sonrisa—. Dice que los portales también pueden ser abiertos por el
sacrificio voluntario de un siervo.

—¿Quieres decir que uno de los elfos oscuros tendría que sacrificarse? —
preguntó Elora.

—Solo dice un sacrificio voluntario. No dice que tiene que ser su vida —
señaló Cush.

—Bueno, eso es un poco más factible —dijo ella mientras recogía su


cabello largo y oscuro en una cola de caballo, asegurándolo con una banda
de goma de la muñeca. Bajó los brazos y apoyó las manos en su cintura y
se mordió el labio inferior mientras pensaba—. Ahora solo tenemos que
encontrar un chivo expiatorio entre los elfos oscuros en el reino de los
humanos. —Ella miró a su madre y luego a Cush y sonrió—. ¿Saben lo
que esto significa?

—Uh, ¿qué? —preguntó Oakley sin comprender.

—¡Vegas, nene! —gritó.


83
—¿Qué hay en Las Vegas?

—Por lo que Cassie me dijo, es la capital de los elfos oscuros del mundo.

—¿Y de verdad crees que puedes conseguir un elfo oscuro para que
voluntariamente dé un sacrificio para abrir los portales? —argumentó él.

Elora se encogió de hombros.

—Todo el mundo tiene un precio.

Elora tocó su barbilla con su dedo mientras miraba en su armario. Ya


había preparado todos los elementos mundanos necesarios para viajar
pero, sabía que necesitaba algo con un poco de fanfarroneo; iban a la
ciudad del pecado, después de todo. Su mente se dirigió a Cassie y sintió
un toque de pesar en sus entrañas porque su mejor amiga no estaría con
ella para ver las brillantes luces de Las Vegas en todo su esplendor a todo
volumen.
—¿Cuál es tu precio, pequeño cuervo? —Una voz profunda retumbó desde
su puerta, sobresaltándola de sus pensamientos.

Se volvió lentamente, dándose tiempo para recomponerse, para ver a Cush


de pie en toda su gloria de Elfin guerrero. Su cabello estaba recogido en su
larga trenza por la espalda, y la banda que llevaba alrededor de su cabeza
debería haber parecido femenina, pero en vez de eso lo hacía parecer
majestuoso sin disminuir nada de su masculinidad. Su chaleco verde
moldeado a su pecho. Pantalones marrones esbozaban poderosas piernas
y las botas eran como la cereza del pastel: el tipo era caliente. A ella le
encantaría decir que su aliento no se contuvo, o que su corazón no hizo
algún aleteo femenino ridículo, o que las malditas mariposas no estaban
bailando el tango en su estómago otra vez, pero el quid de la cuestión era
que ella estaba en la maldita luna por el tipo. Y ahí estaba él, de pie allí,
mirándola con esos ojos y esa boca y, toma el control, gruñó para sus
adentros.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con cautela.

Él dio un paso dentro y dejó que sus ojos vagaran por la habitación. Ella 84
sabía que su habitación no se parecía exactamente a la de una típica chica
adolescente. Era oscura y atrevida, igual que ella. Donde algunas chicas
podrían tener One Direction, ahógame, pensó, colgando de sus paredes,
ella tenía al Drácula de Bram Stoker. Y donde algunas chicas podrían
tener acogedoras sábanas de franela, ella tenía negras satinadas.

Sus ojos finalmente se dirigieron de nuevo a ella, y ella todavía estaba


bebiendo del alto vaso de chardonnay elfo.

—Muéstrame lo que los humanos ven —dijo de repente muy curiosa en


cuanto a lo que era su apariencia humana. Él inclinó la cabeza hacia un
lado, obviamente sorprendido por su petición, pero de repente de pie frente
a ella había un tipo que parecía ser de unos veinte años con el rubio
cabello corto y ojos azules, que no estaban brillando como lo habían
estado anteriormente. Su ropa se alteró solo un poco, el chaleco se
convirtió en una camisa y las botas ya no estaban atadas en la parte
exterior de los pantalones. Entonces la imagen se había ido.

Su primer pensamiento fue que le gustaba el cabello corto, pero luego se le


ocurrió otro pensamiento a medida que su forma elfin volvía a surgir.
—¿Por qué Syndra fue capaz de mantener su forma oculta de mí si soy
medio elfo?

—Syndra es de la realeza —le dijo simplemente como si eso contestara


todas sus preguntas.

—Debe ser agradable —murmuró Elora mientras seguía mirando a la


perfección masculina que estaba tan fuera de lugar en su habitación.

»Nunca me contestaste —le dijo ella—. ¿Qué quieres decir con ―cuál es mi
precio‖?

Cush la miró y ella empezó a preguntarse si le iba a contestar. Cuando


finalmente lo hizo, no fue lo que ella esperaba.

—Nunca pensé que te encontraría —dijo entre dientes, y podía decir que
estaba conteniendo la emoción que amenazaba con desbordarse—. Pensé
que podía ser feliz sin ti, que mi vida tenía un montón de significado y
propósito sin ti. Pero ahora… —Sacudió su cabeza en señal de frustración
y pellizcó el puente de su nariz.
85
Elora cruzó sus brazos frente a ella y lo miró con una ceja levantada.

—¿Pero ahora ves cuán malditamente increíble soy y simplemente no


puedes verte a ti mismo sin mí? —preguntó sarcásticamente, deseando
que ella realmente no quisiera que él se sintiera de esa manera exacta.

—Eres mi elegida, Elora. —La voz de Cush era tan baja que tuvo que
esforzarse solo para oírlo. Su cuerpo estaba rígido por el control mientras
se levantaba orgulloso delante de ella en su dormitorio—. De todos los
lugares en los que podrías estar, estás aquí, la mejor amiga de la Elegida
del rey. —Él soltó un bufido de risa que sonaba a todo menos humor—.
Una Elegida. —Dio dos pasos rápidos y estuvo súbitamente de pie justo
frente a ella. Sus ojos brillaban mientras taladraban en los de ella y su
aliento quedó atrapado en la pasión desenfrenada que vio allí y se
preguntó cómo ninguno ardió en llamas—. Mi Elegida, justo aquí delante
de mí. Una Elegida que no puedo tener —murmuró mientras extendía la
mano y le acariciaba la mejilla. Elora trató de no presionarse contra su
mano, pero la tentación fue demasiado grande, como una polilla buscando
el calor de la llama cedió y se apoyó en él. Por un momento, sintió su calor,
sintió la comodidad que vendría de él, sintió su alma estirándose por la de
ella y luego se fue. Él retrocedió, moviéndose tan rápido que ella casi se
cayó hacia adelante donde su mano había estado hace solo unos
segundos.

Ella cerró los ojos y trató de sacudirse la bruma de deseo.

—Entonces, ¿qué me estás diciendo? Primero, me preguntas cuál es mi


precio, ¿y ahora dices que no me puedes tener? —preguntó Elora mientras
abría los ojos y los estrechaba peligrosamente hacia el elfo de la luz.
Estaba tratando de conciliar al elfo aparentemente enojado con el coqueto
que había entrado en su habitación unos momentos atrás. Era como si no
pudiera decidir de un segundo al siguiente lo que quería.

Cush tiró los hombros hacia atrás y se elevó en su completo metro noventa
mientras la miraba.

—Te estoy diciendo que no importa. La vida continúa. Soy un guerrero, mi


trabajo es proteger al rey, proteger a mi gente. Eres una chica humana, tu
trabajo es hacer… —La miró de arriba a abajo mientras buscaba las
palabras—, lo que sea que hagan las chicas humanas —finalizó.

—Débil —dijo Elora secamente mientras se recostaba contra su pared. Se 86


sentía vulnerable bajo su intensa mirada enojada pero trató de no parecer
afectada.

Cush le gruñó.

—¿Acabas de gruñirme? —Elora rio—. Hombre, no sé si eso te hace sexy o


simplemente psicótico.

—No entiendes —espetó, ignorando su pregunta—. Nunca he querido esto.


—Hizo un gesto entre ellos casi con violencia.

—Maldita sea hombre, dime cómo te sientes realmente —gruñó Elora a


medida que el dolor de sus palabras le atravesaba el corazón. Ese mismo
dolor pinchó su temperamento y sintió la furia crecer mientras miraba al
elfo de la luz demasiado guapo para su propio bien—. ¿Quién diablos te
crees que eres? —La cabeza de Cush se levantó de pronto por el tono
agudo de su voz—. ¡Yo tampoco pedí ser tu Elegida! No pedí sentirme de
esta manera por ti. No pedí sentirme vacía cuando sales de la habitación.
No pedí sentir el aliento ser arrancado de mi pecho cuando me miras. No
invité a las malditas mariposas revoloteando con su aleteo loco y
desmayándose en mi estómago, y no pedí quererte con una intensidad
que, francamente, no puede ser sana. Así que puedes tomar tu pequeño
berrinche y metértelo por el culo, Cush. ¡PORQUE YO TAMPOCO QUISE
ESTO! —Ella respiró hondo, tratando de calmarse—. Vienes campante a
mi habitación con tu sonrisa sexy y tu profunda y deliciosa voz haciendo
tus preguntas intrigantes, y luego vas y lanzas un berrinche porque no
puedes tener tu pastel y comértelo también. Si quieres que me solidarice
contigo, entonces has venido a llorarle a la chica equivocada porque no
simpatizo con personas del tipo perezoso, o egoísta, o ―soy demasiado
importante para todos los demás”. Caramba, Cush, tienes como, qué, unos
pocos siglos, ¿y de pronto la vida te lanza una bola curva y te golpea en los
huevos y te pones a rodar como una maldita chica porque ha interrumpido
tu juego? ¡Sobreponte ya! Si no deseas esto —Hizo un gesto entre ellos—,
entonces haz como una pelota de goma y rebota tu trasero elfin fuera de
mi casa. Pero no vengas aquí y me gruñas porque las cosas no han salido
para ti de la manera en que deseas. —Esto en cuanto a calmarse, pensó
mientras sus hombros se elevaban con cada respiración y miraba al objeto
de su ira.

Cush observó mientras su elegida se paseaba por la habitación como un


tigre enjaulado. Su negra y larga cola de caballo azotaba a su alrededor 87
como un látigo enojado y su respiración era superficial y rápida. Era
hermosa y la deseaba. Mucho de lo que decía era verdad, pero no todo. No
estaba molesto por haberla encontrado, tomado por sorpresa, sin duda,
pero no estaba decepcionado. Y mientras miraba a la apasionada y
abnegada mujer delante de él, se dio cuenta de que era un tonto. Los
Señores del Bosque habían creado Elegidas para los elfos por una razón y
se estaba volviendo obvio que una de las razones era para mostrarles sus
propias debilidades y luego darles la fuerza para dejar atrás esas
debilidades. Sí, la quería y había terminado de luchar contra ello.

Le tomó dos grandes zancadas y tuvo su brazo alrededor de su cintura.


Envolvió su otra mano alrededor de la parte posterior de su cuello,
manteniéndola inmóvil mientras sus labios tomaban los de ella. Todo lo
equivocado de repente desapareció y todo lo que Cush podía ver era ella,
su pequeño cuervo. Por un latido ella empujó contra él, pero cuando jadeó
ante el contacto de sus labios, él se aprovechó de su boca abierta e
invadió. Su sabor inundó sus sentidos y de repente todo su mundo era
Elora. Ella sabía a la miel más dulce. Su lengua bailó con la suya,
empujando audazmente de vuelta. Sus labios eran suaves y firmes al
mismo tiempo y él juró que lo estaban marcando como suyo. La empujó
hacia atrás hasta que estuvo presionada contra la pared. Su cuerpo
apretado muy cerca del suyo y su calidez llenó cada lugar vacío en él. Le
soltó la cintura y envolvió ambos brazos alrededor de ella, tirándola con
más fuerza contra él. Ella gimió y Cush la presionó imposiblemente más
cerca. Quería darle todo de él, quería sentir su alma, pero se contuvo. No
dejó que sus almas se encontraran, todavía no, no hasta que ella
entendiera. Sintió sus pequeñas manos en su rostro y se echó hacia atrás
para mirarla. Sus labios estaban hinchados y brillaban con la humedad de
su beso, sus ojos estaban cargados de pasión sin reservas, y su
respiración era tan pesada como la suya.

—Te ves bien amada, pequeño cuervo —susurró.

Ella pasó un dedo por sus labios y él lo mordió con los dientes provocando
que una risita tonta saliera de ella.

—Te acabas de reír tontamente.

—Yo no me rio tontamente —dijo Elora con severidad, aunque una sonrisa
bailaba en sus hermosos labios.

—Creo que podría encontrar maneras de hacer que rías tontamente —se
burló mientras sus manos corrían por su espalda. 88
Los ojos de Elora se estrecharon.

—¿Eres bipolar? Porque hace un segundo estabas enlistando razones de


por qué no podíamos hacer esto.

Cush apoyó su frente contra la de ella.

—Diste un argumento convincente y soy un aprendiz rápido.

Elora cerró los ojos y respiró hondo. Su aroma la envolvió y ella supo que
si le decía que no quería esto, que no lo quería a él, estaría mintiendo
entre cada uno de sus queridos dientes. Abrió los ojos y lo miró. Era
precioso, robusto, impresionantemente guapo y lo quería, sí.

—Quiero esto —dijo ella con valentía—. Te quiero.

Cush miró a los ojos de su elegida y vio su resolución.

—Te quiero —le dijo—. Te quiero con una ferocidad que no sé si puedes
comenzar a entender. Eres mía, Elora, mi Elegida, hecha para mí y sé que
si accedo a esto, si acepto esto, no voy a dejarte ir, nunca. Ese es el precio.
—Le tomó la cara entre las manos e inclinó la cabeza para que ella
estuviera mirando directamente a sus ojos—. ¿Me oyes, pequeño cuervo?
Si me dejas tenerte, si te hago mía, nunca te dejaré ir. Querré poseerte en
todas las maneras posibles. Querré ser el aire que respiras; querré estar
tan cerca de ti como tu propia piel. Te necesitaré y me necesitarás en la
medida en que estar separados va a ser doloroso. ¿Estás dispuesta a pagar
ese precio?

Elora se estremeció ante la posesividad que vio en sus ojos y el deseo que
sentía en sus manos. Ella sintió su alma entonces, por primera vez, él la
estaba dejando entrar.

—Muéstrame —susurró ella y cerró los ojos, esperando.

Cush se inclinó y presionó sus labios a los de ella de nuevo, pero esta vez
no se contuvo. Esta vez dejó su alma libre y se abalanzó sobre ella. El alma
de Elora se levantó a recibir la suya y él gruñó al sentirla aferrarse a él.
Sus brazos se acercaron alrededor de su cuello y tiró de él contra ella como
si no pudiera acercarse lo suficiente y él entendió el sentimiento. Dejó que
sus manos vagaran libremente mientras su boca exploraba la de ella y sus
almas bailaban por primera vez. No sabía cuánto tiempo estuvo allí
extasiando a su Elegida, pero sabía que si no se detenían, él podría hacerla 89
suya allí mismo, en el suelo.

«No me estoy quejando». Oyó sus pensamientos en su mente y sonrió.

—Pequeño cuervo. —Mordió su labio inferior y se apartó de su beso.

—¿Has terminado de huir? —le preguntó mientras se apartaba el cabello


de la cara y dejaba que sus manos se deslizaran hacia abajo para
descansar en sus caderas.

—No te dejaré ir, Elora. No hay rupturas, divorcios, o cualquier otra cosa
tonta que los humanos hacen cuando se cansan de su pareja.

—No te preocupes, amor. Mato a mis hombres cuando he terminado con


ellos —le dijo con una sonrisa maliciosa y un guiño. Esto sacó una
carcajada de él.

—Está bien, está bien —Se rió entre dientes—, entonces he terminado de
huir y eres mía. —Sus ojos se oscurecieron y su voz bajó—. Por la
eternidad, Elora, eres mía.

Ella apretó un tierno beso en sus labios y luego se apartó y entrecerró los
ojos hacia él.
—¿Así que no más cosas sosas? ¿No más de esto: No sé lo que quiero, soy
un guerrero, mato cosas y no tengo espacio para ti, bla bla bla?

Cush se rio entre dientes mientras negaba con la cabeza y daba un paso
hacia atrás.

—No más cosas sosas —estuvo de acuerdo—. Soy tuyo y eres mía.

—Es bueno saberlo —le dijo mientras miraba en su armario y trataba muy
difícilmente de no hacer algún baile femenino ridículo o algún otro truco
vergonzoso que le ganaría un lugar en el salón de la fama de los idiotas.

Él echó un vistazo a su cama y se dio cuenta de la maleta llena.

—Me sentiría más cómodo si no hicieras esto. Sabes que Rin y yo


podríamos manejar esto por nuestra cuenta y luego volver por ti.

Elora casi se rio en voz alta, pero de algún modo reunió la pequeña pizca
de madurez que había decidido fomentar.

—¿Realmente crees que simplemente voy a dejarles toda la diversión a


90
ustedes dos, aspirantes de la Marina?

Cush puso los ojos en blanco, y ver al alto y masculino tipo duro hacer tal
movimiento adolescente solo la hizo sonreír más ampliamente.

—¿Has conocido a alguien de la Marina? —preguntó secamente.

—No es el punto.

—Como que lo es —estuvo en desacuerdo.

—Voy. El hecho de que hayamos decidido dar el salto a toda esta carroza
de la Elegida no significa que me vas a esconder en una burbuja para
tratar de mantenerme a salvo. Peligro es mi segundo nombre.

—Nunca te consideré del tipo dramático.

Elora resopló mientras comenzaba a agarrar vestidos de su armario y los


tiraba en su cama.

—No era así hasta que te conocí, así que estoy totalmente echándote la
culpa a ti. Siéntete libre de recogerla y pavonear esa cosa como si
estuvieras orgulloso de ello, bebé.
Cush le impidió poner otro vestido en la cama. Comenzó a colgarlo en el
armario, pero se dio cuenta de que era rojo en vez de negro y bastante
revelador. Miró del vestido a ella y luego de vuelta al vestido.

—Puedes llevar este —le dijo como si fuera un hecho.

Elora negó con la cabeza.

—¿Qué pasa con los hombres y el rojo? —murmuró en voz baja—. El rojo
no hace que el trasero de una mujer se vea más pequeño.

—¿Quién dijo que queríamos que se vea más pequeño? —La voz de Cush
bajó y se envolvió a su alrededor como el terciopelo.

Ella se estremeció, pero se negó a mirarlo. Metió todo en la maleta y cerró


la cremallera y luego se volvió a mirarlo. Casi gimió ante la mirada de sus
ojos.

—Está bien, lo entiendo. Eres un tipo; te gustan grandes traseros pintados


en rojo.
91
—Ni siquiera sé qué decir a eso —admitió, su actitud pétrea en su lugar.

—Sin palabras. —Elora sonrió—. Es una buena apariencia para ti.

Cush tiró de su cola de caballo juguetonamente y gruñó.

—Trata de comportarte y no hagas que te maten, por favor.

—Cuidado con tirar del pelo, chico elfo. Mi hermano ya ha señalado mi


pasión por jugar rudo. Sigue así y nunca llegaremos a Las Vegas.

—Maldita sea, mujer —gruñó Cush bajo mientras la guiaba a la camioneta


donde todo el mundo estaba esperando mientras ella sonreía sin
arrepentimiento.
Capítulo 7
Traducido por flochi, martinafab y Shilo

Corregido por veroonoel

“Solo aquellos sin ninguna ambición y la incapacidad de entender


verdaderamente el poder son felices sin este. Viven en sus pequeñas
burbujas, nunca sospechando que hay más en el mundo. Están
contentos de simplemente existir. Quiero hacer más que existir;
quiero crear, destruir, evolucionar”.

~Lorsan
92

—¿Crees que no vendrá por ti? —preguntó Ilyrana mientras Lorsan estaba
erguido mirando al jardín oscuro. El suave brillo de la luna iluminaba a
través de los árboles concediéndole al bosque más allá un extraño
resplandor.

—Oh, vendrá —respondió con entusiasmo—. Estoy contando con ello. Se


sentirá orgulloso de su propio poder y creerá que puede derrotarme. Será
su usual orgullo y engreimiento lo que será su perdición.

—Pareces muy confiado, mi amor.

Lorsan se dio la vuelta para mirar a su elegida.

—He pasado milenios construyendo este reino. Me he infiltrado en el reino


humano y voy a poner a la raza humana de rodillas por mi cuenta debido
a su propio comportamiento voraz. Así que discúlpame, mi amor, si estoy
un poco seguro de mí mismo.

Ilyrana se acercó y colocó una mano fría en su mejilla.

—Shh —lo tranquilizó—, no soy tu enemiga. Olvidas que es mi trabajo


asegurar que veas cualquier debilidad o falla en tu plan. Hago esto porque
te amo. Por favor, no me empujes a un lado en tu apuro por conquistar el
mundo.

Soltó un suspiro profundo, se recostó y presionó un suave beso en su


frente.

—Tienes razón, como siempre. Perdóname, amante.

—Prométeme una cosa y te perdonaré —le dijo ella.

Sus ojos se entrecerraron a la vez que inclinaba la cabeza hacia un lado.

—¿Qué?

—Mátalo. Lo quisiste como un hijo y te paga traicionándote. Prométeme


que lo matarás, pero no antes de verme arrancarle el corazón a su Elegida.

Una sonrisa taimada cruzó los labios de Lorsan.

—Siempre has sido una cosita sedienta de sangre. Y por eso, querida, es
por lo que te amo tanto. Considéralo hecho.
93

—Entonces, ¿ahora están juntos?

Elora se mordió la lengua para evitar espetar: Está sentado a mi lado, y en


cambio le sonrió a su madre.

—Uh-huh.

—Ella pertenece a mi lado —dijo Cush desde el otro lado de ella donde
estaban sentados apretados en una fila de asientos en el avión que apenas
habían tomado.

—Um-hmm —murmuró Lisa con lentitud—, y dime, ¿qué significa


exactamente pertenece a tu lado?

—Ugh, Lisa —gruñó Elora—. ¿Realmente vamos a hacer esto cuando


estamos por despegar en un maldito avión?

—Oh, lo siento —dijo Lisa inocentemente mientras llevaba una mano a su


pecho—. ¿Preferirías que esperara hasta que alcancemos altitud de
crucero y la luz para abrocharse el cinturón se apague para discutir el
hecho de que has decidido atarte a un guerrero elfo para toda la
eternidad?

Elora se humedeció los labios y parpadeó varias veces mientras miraba


fijamente a su madre.

—Graciosa mujer —dijo sarcásticamente—. Lo que preferiría es no discutir


mi vida amorosa en un avión donde todo el mundo está metido como
sardinas y pueden escuchar cada esencial y delicioso detalle.

—¡Qué! —espetó Lisa a los gritos—. ¿Hay detalles deliciosos? Estuvieron


en tu habitación solo quince minutos. ¿Cuántos malditos detalles
deliciosos pueden ser posibles?

—Cuando eres tan bueno, el tiempo no tiene importancia —murmuró


Cush.

Elora le dio un codazo mientras la boca de Lisa caía abierta y sus ojos se
agrandaban.

—No estás siendo de ayuda —espetó Elora. 94


El rostro de Cush era tan serio como siempre mientras se encogía de
hombros.

—Solo declaraba los hechos, amor.

Elora sintió un golpecito en el hombro y se volvió para ver a Oakley


inclinándose desde los asientos detrás de ellos.

—Es un elfo muerto —gruñó él.

Elora lanzó las manos en el aire.

—Por el amor de Dios —gruñó ella. Se dio la vuelta lo mejor que pudo
desde su posición sujeta por el cinturón y fulminó a su hermano con la
mirada—. Primero que nada, te amo, Oak, pero Cush podría patearte el
trasero con todas sus extremidades atadas y con los ojos vendados, así
que no, no es un elfo muerto. Segundo, una vez más, mi vida amorosa NO
está abierta a discusiones porque es justamente eso, MÍA. —Se dio la
vuelta en su asiento, ahora resoplando por su diatriba, y cruzó los brazos
sobre su pecho.

Cush se inclinó y sus labios le rozaron el oído cuando habló, causando que
un estremecimiento la traspasara.
—¿Te sientes mejor, pequeño cuervo? —Su voz estaba lazada con humor
aunque sus ojos bailoteaban con deseo.

Ella apoyó la cabeza contra el asiento y cerró los ojos ante su sensualidad.

—Maldito infierno —gimió—. No, no me siento mejor. Tengo a mi madre


entrometiéndose en mis asuntos, mi hermano quiere matarte, y sigues
mirándome como si pudieras intentar devorarme.

—Quita el pudiera intentar y reemplázalo con definitivamente voy a y


estarás en lo correcto —le dijo Cush suavemente.

—TIENES que dejar de decir cosas como esas. —Sus ojos se abrieron de
golpe mientras se giraba para mirarlo.

—En serio, amigo, estoy sentada aquí mismo —intervino Lisa—.


Probablemente no sea lo mejor intentar seducir a mi hija mientras estoy
sentada junto a ella.

—No lo he olvidado, Lisa. Blandir la espada se hace fuera de tu casa y


supongo que ahora quieres decir que tampoco en tu presencia. 95
—Voy a dormir —interrumpió Elora antes de que su mamá pudiera
responder a su comentario—. Por favor, despiértenme cuando aterricemos.

Escuchó las risitas de Cush a su lado, pero cuando lo miró, su rostro


estaba tan serio como siempre. Extraño y sexy elfo, pensó mientras
cerraba sus ojos una vez más e intentaba evitar saltar a su regazo.

Cush miraba mientras Elora y su madre salían del baño, y luchó contra el
impulso de agarrar a su elegida y obligarla a regresar al avión con destino
a su casa. Ahora que había abrazado el hecho de que ella era suya, la idea
de no poder protegerla era nauseabunda. Era un sentimiento al que no
estaba acostumbrado y no lo estaba disfrutando en lo más mínimo. Tan
pronto como habían aterrizado en el territorio de los elfos oscuros, sus
sentidos habían estado en alerta máxima mientras la energía oscura se
arremolinaba alrededor de él. Elora pareció revivir al salir del avión y un
suave rubor se había apoderado de su piel. Era como si el solo hecho de
estar en las Vegas fuera vigorizante para ella. El pensamiento lo preocupó
cuando lo consideró y entonces se dio cuenta. Ella era mitad elfo oscura.
Claro que la oscuridad de la ciudad sería atractiva para ella.
Probablemente ni siquiera fuera consciente de ello porque era una parte de
ella, la hacía estar atraída a la oscuridad.
Su pequeño cuervo no era una chica gótica por casualidad, literalmente
estaba viviendo lo que era mediante una moda humana, pero sin toda la
maldad. Alzó su cabeza de pronto y sus ojos se encontraron como si lo
hubiera escuchado. Ella le dio una sexy sonrisa y un guiño. Sí, su elegida
definitivamente tenía un lado oscuro, y tenía la sensación de que iba a
tener que mantener una estrecha vigilancia sobre ella mientras se
encontraran en la ciudad del pecado. No debería ser muy difícil dado que
no planeaba apartarla de su vista.

—Oye. —Ella le sonrió cuando se detuvo frente a él. Se había quitado la


cola de cabello y su cabello oscuro con rayas rojas cubría parcialmente su
rostro de alabastro. Él alzó la mano y le apartó la cortina negra de cabello
de la cara y se inclinó y presionó un beso en la frente, necesitando el
contacto íntimo aunque fuera un minuto.

—Oye, tú —dijo él manteniendo la voz baja, solo para sus oídos—. Eres
preciosa.

Le encantó la forma en que sus ojos se abrieron y sus exuberantes labios


se entreabrieron mientras levantaba la mirada para mirarlo. 96
—Um, está bien —dijo ella, obviamente tomada con la guardia baja—.
Entonces, ¿adónde?

Cush escuchó a alguien aclararse la garganta y levantó la vista de su


Elegida para ver a los otros estaban de pie justo a su lado. Los ojos de
Oakley se estrecharon al observar su mano, la cual estaba enterrada en el
cabello de Elora. Cush le enseñó los dientes a su hermano en una sonrisa
lobuna mientras la acercaba más a él hasta que cayó sobre su pecho. Su
hermano tendría que hacerse a la idea. Elora era suya. Había sido
estúpido por no agarrarla en el momento en que se había dado cuenta,
pero la decisión ya había sido tomada y nada la apartaría de él. Ni siquiera
su propia carne y sangre.

—Qué posesivo —dijo ella y sus palabras salieron ahogadas debido a que
su cara estaba presionada contra el pecho de él.

—Pequeño cuervo, no tienes ni idea. Tu hermano tendrá que quitarse esa


mirada de muerte. Me está desafiando y no me tomo a la ligera el ser
desafiado —le dijo en voz baja.

Ella se rió y echó la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos.
—¿Qué? ¿Eres un lobo?

Cush sonrió con su mejor sonrisa lobuna.

—¿Quieres saber si muerdo?

—Oh, querido —exhaló Elora.

—¿Podríamos por favor ponernos en movimiento antes de que se desgarren


la ropa en medio del maldito aeropuerto? —La voz de Oakley interrumpió
su conversación privada.

Cush luchó contra el impulso de llegar a él y noquearlo.

—Es mi hermano —le recordó Elora, después de haber leído sus


pensamientos.

—Eres mi Elegida.

—¿Quieres tatuármelo en la frente para que no me olvide?

Cush sonrió. 97
—Puedo pensar en un sitio mejor para tatuártelo.

—Idiota4 —gruñó.

—Exactamente.

—Mierda, fui totalmente directa con esa.

—¡Hola! —dijo Oakley de nuevo—. La gente está empezando a mirar.

Elora se apartó, pero Cush le pasó un brazo por la cintura antes de que
pudiera llegar muy lejos. Cush miró otra vez a su hermano y tomó todo el
auto control que tenía.

—Solo le quitaría la ropa a tu hermana en público si me lo pidiera


amablemente, y ya que Elora no parece que pida nada amablemente, no
tienes nada de qué preocuparte.

4 Idiota:Eneste contexto Elora usa ―ass‖ en el texto original como idiota, pero ―ass‖
también puede significar culo, de aquí el juego de palabras.
Elora casi se ahogó cuando captó la risa que burbujeaba en las palabras
de Cush. La cara de su hermano brilló de color rojo brillante con una
mezcla de vergüenza y enojo y ella debería estar indignada con su, ¿su
qué? ¿Novio? Pero estaba demasiado sorprendida como para estar
indignada. Y francamente, era bastante gracioso, maldita sea. Miró a su
mamá, que estaba riéndose mientras miraba a Cush, todo el tiempo
moviendo la cabeza e intentando poner una mirada de desaprobación pero
fallando miserablemente. Rin estaba observándolos con diversión y por un
segundo pensó que iba a decirle algo a Oakley pero luego pareció pensarlo
mejor. Él la atrapó mirándolo y debió ver la pregunta en sus ojos.

—Es demasiado entretenido como para decir algo —explicó él con una
sonrisa.

Elora resopló.

—Te entretienes con facilidad.

—Es verdad.

—Creo que un buen lugar para empezar sería en el casino, Iniquity —los 98
interrumpió Cush—. Tengo un contacto allí que es humano, pero tiene
profundas conexiones entre los elfos oscuros.

—¿Qué te hace pensar que va a ayudarnos y cómo sabes eso? —preguntó


Elora.

—Todo el mundo tiene un precio —repitió su sentimiento—. Trik no era el


único espía en nuestro mundo, amor; él simplemente era el mejor. —Cush
lo dejó así. No era el momento de darle una lección de historia de su vida y
prefería que estuvieran solos una vez que finalmente tuvieran esa
conversación. No estaba dispuesto a compartir sus trapos sucios con su
familia.

—Guía el camino —dijo Oakley.

El sonido constante de las máquinas tragamonedas, el suave despliegue de


las cartas, y el estruendo constante de las voces en las mesas de juego
eran la música de fondo constante en la vida de Tony. Mientras pasaba
caminando por el suelo del casino, asintiendo a los habituales, saludando
a los nuevos clientes, y recordando a los empleados reglas que nunca
debían ser rotas, sintió que el fuego en su sangre comenzaba a disminuir.
Esto era algo que le era familiar, algo que conocía y disfrutaba. Por el
momento no había alguien tratando de matar a otro por esa maldita
bebida, y no había nadie llorando desesperadamente en el bar por una
extensión de sus fichas. Por ahora, las cosas estaban yendo como deberían
ir. El dinero se estaba poniendo en las máquinas, las fichas estaban
siendo intercambiadas entre los distribuidores, y las bebidas regulares
estaban siendo consumidas gracias a su decisión ejecutiva de tener una
hora libre de Rapture. Si eso no era irónico, entonces no sabía qué lo era.

Había tratado de ponerse en contacto con los perros al mando, pero


ninguno de los elfos de Lorsan le devolvía las llamadas, y ni siquiera podía
ponerse en contacto con Trik. Con el riesgo de que su casino fuera
destruido y que sus empleados renunciaran, había decidido cerrar la barra
a Rapture temprano a la noche. Le encantaría también hacerlo más tarde
en la noche, pero sabía que eso nunca funcionaría. Lorsan bajaría a darle
con un puño de hierro.

Justo cuando daba la vuelta a la última fila de máquinas tragamonedas,


99
se encontró cara a cara con las puertas delanteras del casino y con un
grupo de personas que supo de inmediato que no estaban allí para jugar.
Vio a uno de sus hombres de seguridad dirigirse hacia ellos, sin duda iba a
checar la identificación de la más joven ataviada de negro. Ella podría
tener veintiún años, pero por muy poco. Estos días era muy difícil saber la
edad basado solo en el aspecto. Él llamó la atención del guardia de
seguridad y negó con la cabeza, indicando que él mismo se ocuparía.

—Hola —dijo él caminando hacia el macho más alto del grupo. Tony
estuvo inmediatamente en guardia cuando el macho se volvió hacia él y vio
su rostro por primera vez. Su belleza sobrenatural lo marcó claramente
como no humano—. Algo me dice que no están aquí para gastar dinero —
continuó en su más encantadora voz.

La chica de negro rodeó al macho alto y estoico y le tendió la mano.

—De hecho, estamos buscando al propietario de este buen honrado


establecimiento. —Tony instintivamente extendió la mano para estrecharle
la mano y se acordó rápidamente de por qué generalmente había una
política de no tocar a las mujeres de ninguna manera en su casino, nunca,
porque nunca se sabe cuándo hay un elfo enojado en el otro extremo de
esa mujer. La chica ahogó un jadeo cuando el gran macho la agarró de la
cintura y la puso detrás de él, moviéndose con una rapidez y una gracia
que era innata entre la raza elfin.

Tony levantó las manos en un gesto de ofrenda de paz y dio un paso atrás.

—Mi intención no era faltar el respeto. Soy Tony, y yo soy el gerente de


Iniquity. —De repente, detrás de él hubo un fuerte estruendo y luego una
voz masculina gritó. Tony se volvió para ver a uno de sus guardias de
seguridad tirar a un hombre que estaba tratando de pasar por encima de
la barra.

—Déjame adivinar —habló la voz de la mujer joven. Él se dio la vuelta para


verla mirar alrededor desde el lado del gran macho. Sus grandes ojos
purpura brillaron hacia él y permaneció con una sonrisa sardónica—.
¿Tienes una fea infestación de un pequeño problema llamado Rapture?

Si pensaba que su vida no podría ser más desastrosa, estaba equivocado,


muy, muy equivocado.

—Creo que probablemente deberíamos tener esta conversación en mi


oficina. —Les indicó que lo siguieran. 100
—Eso probablemente sería lo mejor —habló la otra mujer esta vez, y se dio
cuenta de que era mucho mayor que la más joven, e que incluso
posiblemente estaban relacionadas.

Los ojos de Elora se ampliaron mientras se adentraban en el casino,


pasando al hombre que luchaba, al que los guardias de seguridad estaban
tratando de dominar. Debía estar desplazándose muy cerca de la acción
porque Cush, su intrépido protector, envolvió un brazo alrededor de su
cintura y la empujó a su lado. Continuaron siguiendo al hombre que se
había presentado a sí mismo como Tony, y ella trató de ignorar al
incesante hormigueo que había empezado en el momento en que
aterrizaron y que se estaba poniendo peor con cada minuto que pasaba.

Una vez que todos fueron conducidos a una espaciosa oficina de paneles
de caoba, Tony les indicó que tomaran asiento. Cush y Rin no lo hicieron,
así que ella tampoco. Siempre había odiado ser la única sentada entre un
grupo de gente de pie.

—Eres un elfo —le dijo francamente Tony a Cush.

—¿Qué lo delató? —le preguntó Elora—. ¿La piel increíble, ojos inusuales,
cabello ridículamente exquisito, o la mirada felina?
Tony rio.

—Sí —respondió simplemente.

—Soy Nedhudir, guerrero elfo de la luz, y este es mi camarada,


Rincavornon.

—Para tu información, responden a Cush y Rin —agregó Elora para


ayudar—. Porque solo enfrentémoslo, esos nombres son tan ridículos como
su exuberante cabello. Soy Elora y esa es mi mamá, Lisa, y mi hermano,
Oakley.

—Me encantaría decir que es bueno conocerlos, Nedhudir y Rincavornon


—replicó Tony, inclinando ligeramente su cabeza sin mucha duda—, pero
honestamente me han encontrado en un mal momento. El hecho de que
todos se aparecieran aquí en el mismo momento en el que tengo a clientes
tratando de matarse entre ellos por una droga inventada por su gente… —
Señaló a Cush—, no es precisamente de buen augurio para mí.

—Mi gente —dijo Cush entre dientes apretados—, no tuvo nada que ver
con el Rapture. 101
Elora sintió la tensión en el cuarto elevarse un par de niveles mientras los
dos hombres se enfrentaban. Esperó un latido antes de ponerse entre los
dos, porque tenía que admitir que Tony era sexy, y su hombre también. Y,
en realidad, ¿quién era ella para entrometerse entre dos hombres sexys
que querían arreglar las cosas a puñetazos? Pero luego Tony dio un paso
hacia adelante, Cush se tensó y Elora decidió que tendría que dejar su
fetiche a un lado por el bien común. Ugh, las cosas a las que renuncio en
nombre de la paz, gruñó internamente mientras daba un paso adelante y
colocaba una mano en el pecho de Tony para evitar que se acercara más.
Mirando en retrospectiva, esa probablemente no fue la mejor cosa que
pudo haber hecho.

—De verdad pienso que los elfos oscuros tratando de apoderarse de la raza
es guerra suficiente para nuestra gente en este momento, sin añadirlos a
ustedes dos a la mezcla, ¿no creen? —preguntó Elora mientras miraba a
ambos hombres.

«Pequeño cuervo, ¿deseas que el humano muera?». Elora escuchó la voz de


Cush en su mente y sus ojos se lanzaron hacia la muñeca que ahora él
sostenía en su gran mano.
—No me gusta el homicidio; simplemente no funciona para mí —le dijo
calmadamente.

«Entonces serías prudente en remover tu mano de su pecho».

Elora miró a la mano infractora presionada firmemente contra el pecho de


Tony y rápidamente la quitó.

—¿En serio? —preguntó con incredulidad—. ¿Estabas molesto por eso?

—Espera —habló Tony de repente—, ¿eres su Elegida?

—No me gusta que toques a otros hombres —le dijo Cush simplemente,
sin hacer caso de la pregunta de Tony.

—No es como si estuviera tratando de provocar una reacción —argumentó


Elora.

—Te dije que era posesivo —contrarrestó Cush.

—Eso es describirlo levemente, ¿no crees? —dijo de nuevo Tony, esta vez a
Elora—. Si eres su Elegida, entonces harías bien en no respirar el mismo 102
aire que otros hombres.

—Eres mía —agregó Cush.

—Sí, ya establecimos eso. ¿Entonces cuando finalmente conoces a tu


Elegida de repente te devuelves y tu mentalidad se revierte al hombre de
las cavernas? ¿De repente sientes la necesidad de arrastrarme tomada del
cabello?

—Yo no le daría ideas —murmuró Tony.

—Y tú —dijo Elora bruscamente mientras se volvía y lo señalaba —, nadie


está pidiendo un comentario adicional al espectáculo ―Esta es la vida de
Elora‖, entonces resérvate tus indirectas.

—Tienes tus manos llenas. —Tony miró más allá de ella hacia Cush.

Elora se dio la vuelta rápidamente cuando escuchó un suave jadeo de risa,


pero el rostro de Cush estaba quieto como la piedra con su mirada
inquebrantable.

—Vale la pena —dijo mientras sus ojos se encontraban con los de ella.

Elora puso sus ojos en blanco.


—Sabes qué, como sea. Si los dos quieren matarse, adelante. Aquellos de
nosotros que queremos salvar al mundo solo esperaremos hasta que
terminen.

—Estás siendo dramática de nuevo —dijo Oakley detrás de ella.

—Nadie te preguntó, hermano —dijo Elora, sin quitar la vista de los


hombres que todavía se miraban con furia.

—No soy un elfo oscuro y no tengo deseos de ver a los humanos


esclavizados, ni nadie de mi gente —le dijo Cush a Tony.

Tony cruzó sus brazos en su pecho —su muy amplio pecho, admitió Elora
para sí misma— y miró de Rin a Cush.

—No lo entiendes. Eres un elfo. No me importa si eres de la luz, u oscuro,


o algo en el medio. Solo estás preocupado por tu propia gente. He estado
lidiando con tu rey por demasiado tiempo; sé exactamente de lo que eres
capaz y qué clase de poder ejerces. Aquellos que tienen poder siempre van
a terminar queriendo más.
103
—Has estado lidiando con el rey elfo equivocado si esas han sido tus
únicas experiencias con mi raza. ¿No tienen humanos malvados? ¿No
tienen personas que han matado a los suyos? ¿Condenarías a toda la raza
humana por esas ovejas negras? —Cush habló calmadamente, sus
palabras medidas y parejas.

Tony frotó su rostro, claramente exhausto, antes de finalmente responder.

—Miren, por qué no solo hablamos acerca de por qué están aquí. ¿Quién
los envió?

—Triktapic, Rey de los Elfos —le dijo Cush.

—Más o menos —agregó Elora mientras se acercaba a Cush.

El entrecejo de Tony subió con sus palabras.

—¿Qué quieres decir con más o menos?

—En realidad pensó que nos encontraríamos con él y su mujer en el


castillo de los elfos de la luz, pero el plan se truncó.

—¿Trik está bien? —preguntó Tony, la alarma en su voz también evidente


en su rostro.
Cush inclinó su cabeza hacia un lado y ojeó al humano.

—¿Cómo conoces a Trik?

—Es un amigo —dijo Tony vagamente.

—¿Qué tan buen amigo? —preguntó Elora mientras se colocaba al lado de


Cush. Tomó su mano en la de ella y su calidez se coló hacia ella
inmediatamente.

—Un muy buen amigo —expresó Tony.

Elora sonrió.

—Eres ese amigo del que me contó Cassie.

—¿Conoces a la elegida de Trik? —preguntó Tony.

—Podrías decir eso —dijo Elora fríamente.

«¿Estás bien?», preguntó Cush mientras ella le apretaba la mano.

«Sí, solo sintiéndome un poco inquieta. Tocarte ayuda». Elora levantó la vista
104
y odió que estuviera causando que se preocupara por ella, pero la energía
corriendo a través de ella se estaba poniendo peor. Pasó su peso de un pie
a otro y se mordió el labio inferior. Se imaginó que probablemente se veía
como alguien que necesitaba usar urgentemente el baño. Se congeló en
medio del cambio de peso entre sus pies mientras se daba cuenta que
todos la estaban mirando fijamente.

—¿Qué? —preguntó mientras observaba de rostro en rostro.

—¿Tu elegida es humana? —le preguntó Tony a Cush.

Elora resopló.

—Hombre, estoy aquí. Me puedes preguntar.

—¿Por qué lo preguntas? —preguntó Cush, su voz profunda y baja. A


nadie se le escapó la amenaza que contenía.

—Porque se está retorciendo como un elfo oscuro que no ha alimentado su


lado oscuro en un tiempo.
Capítulo 8
Traducido por iarii, Selene1987 y veroonoel

Corregido por flochi

“No puedo ni siquiera empezar a describir lo viejo que soy, todo lo que
he visto, hecho y experimentado. Y sin embargo, con todo eso, ella
todavía me asombra. Es tan pura como la nieve recién caída, tan
esperanzadora como una nueva vida en la primavera, y me ama.
¿Cómo voy a ser digno de eso?”.
105
~Trik

—Es un poco espeluznante despertar y ver unos brillantes ojos color plata
mirándome tan intensamente —dijo Cassie mientras bostezaba y estiraba
sus extremidades rígidas. Trik estaba sentado en una silla al lado de su
cama. Tenía los brazos descansando sobre sus piernas mientras se
inclinaba hacia ella.

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

—Acostúmbrate a ello, hermosa, porque tengo la intención de verte dormir


cada vez que pueda.

—Tu comentario solo aumentó el factor espeluznante varios puntos —le


dijo mientras se sentaba y pasaba las piernas por encima para colgar a un
lado de la cama. Trik salió de la silla hasta que estuvo arrodillado ante ella
con sus manos en su cintura y sus caras niveladas entre sí, un hecho poco
habitual ya que él era mucho más alto.

—Tú sabías que era espeluznante cuando me tomaste como propio, Cassie
—señaló mientras pasaba su nariz a lo largo de su mandíbula.
Cassie dejó caer la cabeza hacia un lado dándole acceso a su cuello y
sonrió cuando su profunda risa envió una bocanada de aire caliente a
través de su carne.

—Supongo que es cierto —concedió ella, su voz adquirió una calidad


soñadora mientras se dejó rendirse a su toque. Sus manos recorrieron su
espalda hasta que una sostenía su cuello y la otra se enterraba en su
cabellera rubia. Trik maniobró su cuerpo entre sus muslos y la atrajo
hacia él. Cassie sintió los labios que habían estado presionados en su oreja,
firmemente contra los suyos y de repente estaba hambrienta por él.
Profundizó el beso, agarrando sus poderosos hombros y acercándolo más.
Sintió su alma elevándose desde lo más profundo de ella, como si estuviera
burbujeando desde la punta de los dedos de sus pies. La sintió elevarse
hasta encontrarse con la de él y justo cuando pensaba que las emociones
dentro de ella no podían hacerse más poderosas pareció explotar en su
interior.

Ella oyó su jadeo cuando sus dedos se clavaron en su carne. Dio la


bienvenida a la pequeña cantidad de dolor que trajo porque le demostró
que esto era real, que realmente estaba en los brazos del hombre que
106
amaba. Era prueba de que había sobrevivido a su breve estadía en el
infierno, adicta al Rapture, desfilando frente a los elfos oscuros y rogando
una próxima dosis. Sus dientes tiraron de su labio inferior y sonrió a su
juego y cuando ella le hubo presionado todavía más, él comenzó a alejarse.
Sus respiraciones eran rápidas, pechos subiendo y bajando rápidamente,
labios hinchados y húmedos. Estaba segura de que eran un espectáculo
para la vista.

—Nunca me cansaré de ti, nunca dejarás de sorprenderme, y nunca voy a


tener suficiente de ti —le dijo mientras la miraba a la cara con asombro.
Cassie quiso resistirse a la forma en que la miraba. ¿Quién era ella para
tener a alguien como Trik mirándola como si hubiera inventado el agua
corriente? Este ser poderoso arrodillado ante ella, tocándola con reverencia,
como si fuera la cosa más preciosa en su mundo.

—Humana tonta —bromeó Trik—, tú eres lo más preciado en mi mundo.


¿No lo sabes todavía? ¿Mis acciones no lo han revelado?

—A veces es difícil creer que me amas, no... —Ella levantó la mano para
detener su refutación—, no porque no crea que soy digna de tu amor, sino
porque solo parece imposible. ¿Elfos oscuros, elfos de la luz, otro reino
completamente? Quiero decir, en serio Trik, si le dijera a las personas
sobre esto se podría pensar que Lisa me ha vendido algunos malos
inciensos o algo así.

Trik retiró el pelo desordenado de su cara y pasó el pulgar por sus labios.
Sus ojos se encontraron con los de ella y la inmovilizaron en su lugar, pero
fueron sus palabras las que la mantuvieron cautiva.

—Después de siglos y siglos en la oscuridad, con suficiente sangre en mis


manos para condenar a cientos de hombres, te encontré. Eso, mi amor, es
algo para estar verdaderamente orgulloso. Y por alguna razón me quieres,
cuando me merezco nada menos que tu desprecio, me das la aceptación.
Cuando me merezco tu vergüenza, encuentras orgullo de quién crees que
puedo ser. Cuando me merezco tu juicio, me das gracia y me amas de
todos modos. Soy yo quien debe ser incapaz de creer que nada de esto es
real, Cassie. Soy yo quien debería estar preocupado de que voy a despertar
y darme cuenta que esto era solo un sueño y que tú no eres real, que tú no
eres mía.

Ella le sonrió mientras presionaba su frente contra la suya.


107
—Estamos bastante a la par, ¿no?

—Lo estamos amor.

Cassie miró más allá de él a la ventana y vio la luz del sol comenzando a
romper a través de la oscuridad a medida que la noche se desvanecía
rápidamente en día.

—Hoy es un gran día —le dijo con lo que esperaba sonara como
entusiasmo, a pesar de que estaba realmente temiéndolo.

Los labios de Trik temblaron con diversión mientras se levantaba y la


ayudaba a ponerse de pie.

—Te olvidas de que puedo oír tus pensamientos cuando nos estamos
tocando, A'maelamin. —Pasó a hablar en sus pensamientos mientras le
acariciaba la mejilla sonrojada—. «No puedes esconderte de mí».

—No me estoy escondiendo. Es solo que no quiero que pienses que no te


apoyo —explicó honestamente.

—Hmm —dijo Trik, arrastrando la palabra mientras buscaba sus ojos—.


Sé que me apoyas. Sé que estarás a mi lado, pero no espero que estés
haciendo volteretas sobre el hecho de que vamos a la guerra.
—Lo sé, pero siento que tenemos que ir todo Corazón Valiente para los
guerreros que estarán luchando, para infundirles ánimos —le dijo
mientras daba un paso a su alrededor y se dirigía al cuarto de baño—.
Siempre pensé que era raro que en las películas justo antes de una gran
batalla, el líder siempre dé este gran discurso para conseguir a los
hombres todos emocionados —gritó por encima del hombro. Se dio la
vuelta justo cuando estaba cerrando la puerta del baño y lo miró a los
ojos—. Porque en realidad todo lo que estaban haciendo era conseguirlos
preparados para ir y morir.

Trik se quedó mirando la puerta cerrada, las palabras de su elegida


resonando siniestramente en su mente. Era su trabajo inspirar a los
guerreros para la batalla venidera, pero no para morir. Tenía que hacerlos
luchar para salir victoriosos a pensar de las bajas que estaban obligados a
pasar. Era su trabajo estimularlos, pero también era su trabajo
prepararlos para la batalla que estarían enfrentando y lo que sucedería. A 108
pesar de su apariencia juvenil él era antiguo, por lo que no soñaba que
entrarían en combate y saldrían por el otro lado ilesos. Sería feo,
sangriento y mortal. Eso es lo que la guerra era. Pero así como lo era la
muerte, también lo era la vida. Era un nuevo comienzo y un fin a las viejas
formas.

—¿Listo?

La voz de Cassie lo apartó de sus pensamientos y se volvió a verla de pie,


vestida en la ropa de un guerrero elfo de la luz. Su boca se abrió y tuvo
que hacer un esfuerzo consciente para no babear.

—Te ves increíble —le dijo sin aliento.

Ella le sonrió.

—Syndra dijo que si yo voy a ser ruda, entonces tengo que estar en el
papel.

Los pantalones ajustados de color marrón oscuro abrazaban sus muslos y


pantorrillas, acentuando amorosamente sus curvas. El chaleco verde sin
mangas encajaba muy bien. El material elfin se movía junto con su cuerpo,
permitiéndole un rango de movimiento libre para que ella no se vea
obstaculizada en una pelea. Su botas altas hasta la rodilla marrones
atadas alrededor de sus piernas y sonrió cuando vio una daga metida en la
funda. Sí, su elegida era una guerrera, y era sexi.

—Te queda bien —le dijo con un guiño.

Ella resopló.

—Bien, ahora si yo tuviera los movimientos para ir con la ropa.

Trik tomó su mano y comenzó a llevarla fuera de la habitación.

—Hermosa, tienes movimientos, no lo dudes. Pero hoy solo se irán


sumando a tu repertorio.

—Fantástico —gimió Cassie.

Trik se rió entre dientes.

—Me encanta tu entusiasmo.

—Cállate, chico carcaj. 109


—Luchadora —continuó riéndose—. Me gusta.

—Trik.

—Sí, amor.

—Sigue así y voy a utilizar mis nuevos movimientos en ti primero —le


advirtió.

—Mm, eso es lo que estoy esperando, A'maelamin —canturreó.

—Ha pasado mucho tiempo desde que tenías que hacer armas —dijo
Tamsin mientras observaba a Syndra revolotear por la sala del trono
direccionando a la gente aquí y allí mientras ella se preparaba para las
actividades del día.

Se detuvo a su lado, su pelo largo estaba echado hacia atrás en una trenza
sobre su espalda. Llevaba su traje de guerrera en lugar de la ropa humana
que tanto la favorecía. Sus ojos se encontraron con los de él y una triste
sonrisa apareció en su hermosa cara.
—Ha pasado mucho tiempo desde que necesitábamos tantas armas de
repente.

Tamsin levantó el brazo y ahuecó su cara gentilmente.

—Y pasará mucho tiempo más una vez que haya acabado.

—Ah, mi amor, siempre tan optimista —dijo ella mientras aceptaba su


abrazo—. ¿Estarás ayudando a entrenar a los guerreros hoy con Trik? —le
preguntó con su cara presionando contra su pecho.

Atesoraba esos momentos porque su reina no era del afecto público, ni le


gustaba sentirse vulnerable.

—Sí —respondió—. Alguien tiene que demostrarle a ese elfo cómo se hace.
—Ella rio como él había pretendido, y cuando abrió los ojos estaban llenos
de humor.

—Por favor, dale en el trasero al menos una vez. —Sonrió ella


maliciosamente.
110
—A las mujeres siempre les ha ido el sexo sanguinario. De verdad que
deberías ser tú quien nos llevara a la batalla —se burló de ella mientras se
giraba para marcharse.

—Tú lo llamas sanguinario, pero solamente es un incentivo para que los


demás no se metan conmigo —dijo tras él. Tamsin se encontró sonriendo
todo el camino hacia el patio.

Cassie escuchó y observó en silencio mientras Trik y Tamsin daban varias


técnicas de lucha y estrategias. Dejó de centrarse en sus palabras cuando
Trik empezó a decir cosas como si blandes tu espada a tu enemigo
asegúrate de blandirla para matar porque cuantas menos veces lo hagas
más energía conservarás para el siguiente. Sí, eso hizo que se centrara más
en las técnicas que estaba mostrando. ¿Quién sabía que había tantas
maneras de acercarse a un oponente? Sin mencionar las muchas maneras
de matar solo con tus manos. No había duda de que ella estaba muy, muy,
muy fuera de su alcance. Se encogió mientras observaba a Trik agarrar a
otro hombre por el brazo y sacudirlo hacia delante con una velocidad que
la dejó sorprendida. En una serie de rápidos movimientos con los pies,
hizo que el hombre se cayera de espaldas en el suelo con una daga en su
garganta. Mierda, de dónde ha salido la daga, pensó para ella. Trik miró
hacia arriba desde donde había posicionado al elfo y le guiñó el ojo. Ella
puso los ojos en blanco. Solo él podía verse así de sexi mientras colocaba
una daga en la garganta de otro hombre.

—¿Estás lista para intentarlo? —le preguntó mientras ayudaba al elfo,


cuyos ojos estaban abiertos por la sorpresa, desde el suelo.

—Um, sí, déjame que lo piense —hizo una pausa y luego respondió
rápidamente—: no. —Cassie levantó la mano con la palma hacia fuera
mientras Trik empezó a acercarse a ella como un gato, lentamente—. Trik,
en serio, solo estoy mirando. Déjame quedarme aquí y hacer lo mío,
mientras tú haces lo tuyo —le dijo arrastrando las palabras mientras
intentaba alejarse de él.

—Lección número uno —dijo Trik mientras continuaba persiguiéndola—:


nunca huyas de un depredador. —Le sonrió mientras le agarraba el brazo
tan rápidamente como había hecho con los hombres, solo que con ella fue
mucho más gentil. Le dio un tirón hacia su pecho y envolvió sus brazos de 111
hierro a su alrededor—. Eso te convierte en una presa —terminó mientras
miraba su cara.

Cassie se quedó floja contra él, sabiendo que no tenía sentido luchar. Era
mejor esperar y esperar hasta que se distrajera, entonces podría huir.

—Te das cuenta de que estoy escuchándote ahora mismo, ¿verdad? —


preguntó con una ceja levantada.

—Maldición —le espetó ella—. ¿Por qué siempre lo hago?

—Porque subconscientemente quieres que sepa cada pequeño detalle


sobre ti —murmuró Trik contra su oído.

Cassie sintió el calor de su aliento desde su oreja hasta las uñas de los
pies. Luchó por no cerrar los ojos y dejarse llevar por la atracción que era
Trik y al aclararse una garganta incrementó su fuerza de voluntad. Se
inclinó para poder mirar más allá de los grandes hombros de Trik, porque
él se negaba a dejarla marchar, para ver a Tansim y unos cientos de elfos
mirándoles.

—No me has distraído —susurró Trik, obviamente ignorando la


interrupción de Tamsin.
—¿Qué? —preguntó ella aún mirando a la gente tras él y queriendo gatear
hasta un agujero.

—Mentalmente farfullaste porque me negaba a dejarte marchar. Y yo


amablemente estaba diciendo que supuestamente vas a esperar hasta que
me distraiga para escabullirte de mí, y has fracasado en distraerme.

Cassie juntó sus labios mientras le miraba. Parecía tan relajado, tan
calmado consigo mismo, y sin sorprenderla, completamente serio.

—Te das cuenta de que se supone que tienes que entrenar a todas esas
personas, ¿verdad?

—¡Emparéjense, preferiblemente con alguien de un tamaño distinto al


suyo! —gritó mientras sus ojos seguían mirando los de ella—. ¡Trabajen en
las técnicas de lucha que acabamos de hacer! ¡Usen armas de verdad; los
hará ser más eficaces! ¡Se aceptan heridas que puedan curar, las heridas
mortales no!

Donde había habido silencio, de repente hubo un frenesí de actividad tras


él. Cassie nuevamente se echó hacia atrás tras él y vio que los cientos de 112
hombres y mujeres estaban haciendo exactamente lo que Trik les había
pedido que hicieran. Se recompuso y entonces le miró. Llevaba la cara que
iba con la camiseta que le vio llevar una vez que decía ―Soy un gran
problema”.

—¿Te gusta eso ahora? —dijo mientras meneaba sus cejas hacia ella.

Cassie no pudo evitar reírse. Meneó la cabeza pero la sonrisa siguió en sus
labios.

—Grr —gruñó—. Está bien, estoy preparada. Muéstrame tus movimientos.

—Palabras que a cada chico le gusta oír. —Le sonrió con superioridad
mientras la liberaba de su abrazo—. Bien. —Su voz inmediatamente se
transformó en modo de negocios—. Lo primero que tienes que aprender es
que ser mujer en realidad te da ventaja en el campo de batalla.

—¿Cómo? —preguntó con curiosidad.

—Siempre serás subestimada por todos los hombres con los que te
encuentres.

Cassie pensó en eso durante un minuto.


—No sé si debería sentirme insultada o no. Verás, por eso necesito a Elora
conmigo. Siempre sabe cuándo ponerte en tu lugar.

Tan rápido como se había puesto, su voz de negocios se fue y de repente


estaba viendo sus ojos provocadores.

—Conozco mi lugar, Cassandra. —Su voz bajó aún más y aunque no se


acercó más, juraba que podía sentir su aliento suave y caliente sobre su
cara—. Mi lugar es donde tú estés. Y tu lugar es a mi lado, por lo que debo
insistir en que aprendas a luchar.

Y la voz de negocios está de vuelta, pensó para sí misma mientras


suspiraba mentalmente, ya extrañando su coqueteo.

—Estoy completamente bien con aprender cómo pelear —discutió—. Solo


que estoy, quiero decir que no sé. —Suspiró con frustración y pisoteó
hasta él tomando su mano en las suyas. Abrió su mente a él y le permitió
ver lo que no podía expresar.

—No crees que puedas matar a alguien. —Trik puso palabras a su


preocupación mientras ella miraba el suelo. Su pecho se apretó y sus 113
palmas se humedecieron ante el solo pensamiento de tener que tomar la
vida de otro—. Eso no es algo de lo que avergonzarse, amor —le dijo Trik
mientras levantaba su barbilla con un dedo—. La facilidad con la que tomo
vidas no es una fortaleza, Cassie. No es algo de lo que estar orgulloso.
Estaría preocupado si no estuvieras molesta en lo más mínimo por matar.

Cassie sacudió su cabeza mientras sus ojos se encontraban con los suyos.

—Deberías tener una Reina tan fuerte como tú. Estarías mejor con alguien
como Elora. —A pesar de que las palabras salieron de su boca, sintió como
si un cuchillo hubiera entrado en su corazón ante el pensamiento de Trik
con otra.

Le gruñó mientras su penetrante mirada de ojos plateados sostenía la suya.

—No hay otra para mí. Si estuviera emparejado con Elora, uno de los dos
terminaría matando al otro.

—Pero es dura —interrumpió Cassie—, y no está asustada de nada y


puede ser despiadada cuando se requiere. Realmente es tu equivalente,
excepto por las partes de chico —terminó susurrando la última parte. Su
corazón y mente estaban llenos de dudas e incertidumbre.
—Cassie, hermosa, ¿por qué en los siete reinos querría estar con alguien
que fuera mi igual? ¿Por qué querría estar emparejado con alguien que
compartiera mis mismos defectos, mis mismas debilidades, o incluso mis
mismas fortalezas? ¿Cómo tener a alguien así me ayudaría de alguna
manera? ¿No ves por qué eres tan perfecta para mí? ¿No ves por qué llevas
la otra mitad de mi alma?

Cassie sacudió su cabeza, sin confiar en sí misma para hablar sin estallar
en un lío enredado.

—Eres todo lo que no soy. Eres compasiva, desinteresada y cariñosa. No


soy nada de esas cosas, no naturalmente. Solo soy compasivo porque tú
me recuerdas que lo sea. Solo soy cariñoso porque tú me muestras cómo
serlo. Y ambos sabemos que aún estoy trabajando en toda la parte de ser
desinteresado. —Rió entre dientes—. No, Cassie, no podría estar con Elora,
o cualquier otra mujer. Eres perfecta para mí y eres más fuerte de lo que
crees. Y por ti, soy más fuerte también.

Cassie se quedó sin palabras mientras escuchaba no solo sus palabras,


sino la pasión detrás de ellas. Sabía que tenía razón y también sabía que 114
ninguna cantidad de sus quejas sobre lo que no era cambiarían algo. Si
pensaba que Trik necesitaba a una mujer fuerte para gobernar a su lado,
entonces solo iba a tener que madurar y hacer lo que había que hacer.

—Está bien. —Asintió—. Hagamos esto.

Una amplia sonrisa se extendió por su rostro.

—Esa es mi chica. Como dije, serás subestimada y puedes usar eso para
tu ventaja. Un luchador macho te mirará y no verá una gran amenaza
porque no pensarán que seas lo suficientemente fuerte para hacerles daño.

—Pero no lo soy —lo interrumpió.

—Pero eres pequeña y rápida. La velocidad puede ser mejor que la


resistencia la mayoría de las veces. Entonces en lo que vamos a trabajar es
en condicionamiento.

—Eso se traduce en correr, ¿cierto?

—Y agilidad —continuó, sin responderle—. También aprenderás


combatemano a mano. Y como eres más pequeña, creo que aprenderás con
dos dagas de mano en vez de una espada. Finalmente, aprenderás
arquería porque preferiría mucho más que no estés en el meollo de las
cosas hasta que absolutamente tengas que estar.—Entonces, ¿primero qué?
—preguntó cuando él terminó.

Pensó por un minuto y luego sonrió mientras se frotaba las manos como
un niño a punto de jugar con su juguete favorito.

—Empecemos con algo de combate mano a mano.

Y así comenzó su entrenamiento. Trik le mostró los fundamentos de lo que


ella llamaría algún tipo de arte marcial. Y había estado de acuerdo con ella
de que un estilo que le mostró era similar al Jujitso y que otro era similar
al Judo, el que había sido su favorito porque realmente era capaz de
conseguir tirar a Trik al suelo.

Trik miró hacia el patio mientras el sol de la tarde comenzaba a deslizarse


en el horizonte. Elfos masculinos y femeninos estaban en varios tipos de
reposo, algunos acostados sobre sus espaldas jadeantes por la corrida y 115
algunos encorvados con sus manos en sus rodillas. Los había empujado
duramente y los empujaría incluso más duro mañana.

—Sé que el día de hoy fue un reto, pero he oído decir que nada que valga
la pena viene fácilmente. Y lo que queremos vale la pena: libertad. Libertad
no solo para nosotros, sino para la raza humana. Tenemos una batalla por
delante y tomará cada gramo de entrenamiento para asegurarnos de salir
victoriosos. —Hizo un gesto con las manos y de repente todos estuvieron
de pie, alertas, preparados y escuchando a su rey.

»Saldrán de este patio con sus cabezas en alto y sus hombros hacia atrás.
No se verán cansados y desgastados para el resto como para juzgarlos
como menos que preparados —les dijo con firmeza, corrigiéndolos como un
padre corregiría a sus hijos—. ¡Somos guerreros! —Su grito llenó el
silencioso patio—. Y nos comportaremos como tales. Todos lo han hecho
bien hoy. A la misma hora mañana —Asintió mientras miraba al gran
grupo—, ahora vayan y descansen. —Todos los guerreros machos cruzaron
un brazo sobre sus pechos en un saludo de guerrero e hicieron una
reverencia, mientras que las guerreras femeninas solo inclinaron sus
cabezas. Como uno, se movieron perfectamente al unísono.
—¿Qué pensaste? —preguntó Tamsin mientras se dirigía hacia el frente del
improvisado campo de entrenamiento del patio.

—Creo que hay algunos que han nacido guerreros y creo que hay algunos
que son hechos guerreros —respondió Trik honestamente—. Tienes una
mezcla de ambos, pero ambos son igual de buenos.

—¿Cuánto falta para que estén listo?

Trik echó una mirada hacia donde Cassie estaba de pie hablando con una
de las elfos femeninas. Sabía que los guerreros podían estar listos en
cuestión de días, esa no era su preocupación. Miró de nuevo a Tamsin,
quien lo estaba mirando de cerca y obviamente había entendido sus
pensamientos.

—Desearía poder darle más tiempo —le dijo Trik, sabiendo que el rey elfo
de la luz entendería.

—Todos la protegeremos, Trik. No tienes que tratar de prolongar esto para


su beneficio.
116
Trik asintió.

—Lo sé, pero no me detiene de quererlo. Puede que sea el rey, Tamsin,
pero ella siempre será mi Elegida primero. —Comenzó a ir hacia Cassie
pero miró sobre su hombro al rey elfo de la luz mientras su mandíbula se
tensaba, no queriendo decir las palabras pero obligándolas a salir—.
Partiremos en tres días. —Mientras se volvía de nuevo hacia Cassie,
murmuró en voz baja—. Y que los Señores del Bosque nos salven a todos
si algo le pasara a ella.
Capítulo 9
Traducido por IvanaTG & Jadasa Youngblood

Corregido por Mariandrys Rojas

“Siempre he sabido que algo sobre mí era simplemente un poco raro.


Fue una de esas cosas que solo acepté. Pero ahora al descubrir que lo
que estuve aceptando era oscuridad, que por mi ADN en realidad soy
propensa a los malos deseos, solamente digamos que no lo afronté
muy bien. Está bien, tal vez eso es ponerlo de forma ligera”.
117
~Elora

—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó Elora y luego añadió—: Y si


me das una vaga respuesta típica de hombre juro que te golpearé.

—Podrías golpearlo con tu martillo —ofreció Oakley. Rin se atragantó con


una carcajada mientras Cush volvía su dura mirada hacia él. Oakley solo
se encogió de hombros.

Tony dejó escapar un profundo suspiro.

—Está bien, elfos oscuros 101 será —bromeó—. Los elfos oscuros no son
llamados elfos oscuros porque les gusta vestirse de negro y usar
abundante delineador de ojos.

—Está bien, debería haber aclarado que una respuesta de sabelotodo


también conseguirá que te golpee —dijo Elora secamente.

¿«Podrías dejar que termine antes de que lo golpees, por favor»? —le
preguntó Cush.
«No hago promesas». —Sonrió cuando sintió su humor a través del extraño
vínculo entre ellos. Cush la atrajo hacia sí y pasó un brazo alrededor de
ella, asegurándola delante de él, con su espalda contra su pecho.

Tony miraba de Cush a Elora, obviamente esperando por ellos.

—Como decía —comenzó de nuevo—, los elfos oscuros se sienten atraídos


por el mal. Su propia naturaleza está pre-programada para buscar las
cosas malvadas en este mundo. Es como si tuvieran una adicción incluso
antes de haber probado la droga. Incluso si nunca están expuestos al mal,
o para cosas de autocomplacencia, todavía tendrían la necesidad innata de
buscar por ello. Las Vegas. —Le hizo una seña al edificio del casino—. Es
la meca de un elfo oscuro. Y si un elfo oscuro que en realidad nunca se
había dado a su naturaleza más oscura viene a Las Vegas, sería parecido a
tomar a un adicto a las drogas y soltarlos en un campo de opio.

Las palabras de Tony parecían resonar profundo en su alma. Las sentía en


sus huesos, en las células que formaban su cuerpo y sabía que él tenía
razón. Dejó que su mente pensara en los tiempos pasados de su vida
cuando sintió el mismo tirón, aunque para nada cerca de esta intensidad. 118
Incluso había comenzado un diario que nadie, ni siquiera Cassie, lo
conocía porque escribir sobre cómo se sentía parecía ayudarla a controlar
los impulsos que no comprendía. ¿Cuántas veces había estado en una
fiesta y anhelaba sumergirse en el licor sin pensar en las consecuencias?
En las pocas citas que se había permitido ir, ¿cuán fuerte había luchado
contra un deseo que ella no entendía? No era el mismo tipo de deseo que
sentía por Cush, ni se acercaba, pero había estado allí y se había sentido
tentada y repugnada al mismo tiempo.

Sintió que Cush se tensó detrás de ella mientras recibía sus pensamientos.
No se molestó en tratar de ocultárselos; estaba cansada de mantener esta
parte de sí misma en secreto. Si tenía que compartirlo con alguien, se
alegraba de que fuera él.

—¿Así que, soy malvada realmente? —Las palabras en cierto modo se


derramaron sin un esfuerzo o pensamiento consciente y luego
repentinamente se encontraba enfrentando a Cush y sus manos estaban
en su rostro, obligándola a mirarlo. Sus ojos parecían latir con poder y su
hermoso rostro se hallaba tenso por el obvio esfuerzo de mantenerse bajo
control.
—Tú. No. Eres. Malvada —dijo cada palabra con cuidado, como si al
hacerlo las haría asentarlas hondamente—. Todos deseamos cosas que no
debemos a veces. Todos hacemos cosas que no deberíamos. Todos tenemos
la capacidad para el mal pero eso no nos hace malvados.

—Te estás olvidando del hecho que tengo ADN de elfo oscuro circulando en
mis células —señaló innecesariamente.

—Sin embargo, no has dejado que dicte quien eres.

Elora se acercó y tomó sus manos de su rostro y las sostuvo en las suyas.
Ella entendía lo que Cush decía, pero no quitó los agitados sentimientos
dentro de ella, sentimientos de los cuales no sentía totalmente el control.
Una garganta aclarándose la tuvo girándose para mirar a Tony.

—¿Así que, tienes sangre de elfo oscuro? —preguntó.

Lisa habló antes que Elora pudiera contestar.

—Yo fui la Elegida de un elfo oscuro, Elora y Oakley son producto de esa
unión. 119
—Espera. —Elora se dio la vuelta para mirar a su hermano de repente,
como si un pensamiento la hubiese golpeado— ¿Por qué no estás
temblando como un drogadicto? Tú también tienes sangre de elfo oscuro
corriendo por tus pequeñas venas corruptas.

Oakley se encogió de hombros.

—No lo sé. Quiero decir, me siento un poco raro, como si acabase de


beberme un Red Bull 5 . En cierto punto preparado, ¿sabes? Pero eso es
todo.

—Oakley, ¿eres mayor que Elora? —preguntó Tony.

Oakley asintió.

—¿Y has experimentado más en la vida?

Oakley sonrió.

—¿Es esa tu forma educada de preguntar si he aprovechado...

5 Red Bull: es una bebida energética, tiene un efecto revitalizador y desintoxicante


científicamente comprobado, así como propiedades que incrementan las capacidades
físicas y potencia la velocidad mental.
—¡Oakley! —interrumpió Lisa bruscamente.

—¿Qué? él preguntó —dijo señalando a Tony.

Tony puso los ojos en blanco.

—Si Oakley ha, uh ¿cuál es la palabra que estoy buscando? Si él ha...

—Oh, santo cielo. Tengo diecisiete años, no soy una jodida niña. ¿Estás
diciendo que porque Oakley ha tenido relaciones sexuales y probablemente
hecho otras cosas de las cuales realmente no queremos los detalles, por
alguna razón es más fácil para él estar aquí? Y como yo no...

«¿Eres virgen?», escuchó retumbar la voz de Cush en su mente parándola


en seco. Ella se volvió y lo miró. Su frente se arrugó cuando preguntó:

—¿De verdad quieres tener esa conversación en este momento? —hizo un


gesto a la sala llena de gente.

—Más tarde, entonces —dijo él con severidad.

Se volvió de nuevo hacia Tony, no queriendo siquiera pensar en la 120


conversación que estaría sucediendo entre ella y Cush.

—Así que, es más difícil para mí porque...

—Porque tú no te has entregado a esa parte de ti misma —terminó por


ella.

—Pero, ¿eso no debería hacerlo más sencillo? —preguntó— Quiero decir, si


nunca has comido chocolate no sería difícil rechazarlo porque no sabrás lo
que te pierdes, ¿correcto? Entonces, ¿por qué es esto diferente?

—Porque no es cuestión de que sepas que estás perdiéndote de algo


—explicó Tony—. Está en tu naturaleza misma. Es una parte de quien eres
y lucharás con esa parte de ti por el resto de tu vida, o cederás ante ella.

Elora se estremeció bajo el ominoso sonido de sus palabras.

—Bueno, eso es una lástima.

—No exactamente —respondió.

—¿Qué quieres decir? —entornó sus ojos hacia él.


—Eres una elfo oscuro, aun así eres la Elegida para un elfo guerrero de la
luz —le dijo Tony—. Conozco un montón de elfos oscuros y ninguno de
ellos tiene una elfo de la luz Elegida. Algo está pasando en el reino Elfin. Si
ese algo es realmente una lástima aún está por verse.

—¿Tú qué sabes? —habló Cush mientras atraía a Elora de nuevo a su


lado.

Los ojos de Tony se estrecharon hacia el guerrero.

—¿Puedo preguntar primero cuáles son tus intenciones?

—Amigo, tu eres el empleado de los jodidos elfos oscuros —resopló Elora—


. Creo que nosotros deberíamos ser los preocupados por las intenciones.

—Así como tú naciste en lo que eres, yo nací en lo que soy. No elegí esta
vida. Me fue dada e hice lo mejor que pude.

—¿Y ahora? —preguntó Cush.

—Ahora me encuentro que hay cosas con las cuales simplemente no puedo
121
hacerme la vista gorda por más tiempo.

Cush observaba al hombre humano de cerca, tratando de determinar si


había algún engaño en sus palabras. Pero todo lo que pudo ver en el
hombre fue una cansada decisión. Tendría que ser suficiente para confiar
en él, porque en realidad no tenían ninguna otra opción.

—Tenemos que encontrar la fuente del Rapture —expresó finalmente el


plan que estuvo trabajando en silencio en su cabeza—, para que así
podamos destruirlo. No es suficiente con solo sacarlo de los casinos —
continuó—. Tenemos que detener la producción en la fuente.

Tony asintió.

—Al igual que matar a la reina de una colmena.

—¿Qué pasa con los portales? —preguntó Rin.

—Puede ser que sea beneficioso dejarlos cerrados por ahora —explicó
Cush—. En este momento Lorsan no tiene manera de enviar más de su
propio medio, a menos que los abra como apoyo. Pero eso sería permitir
que nuestro pueblo lo atravesase también. Así que si los dejamos cerrados,
todo con lo que tenemos que lidiar son con los que ya están aquí.
—¿Cuántos hay? —preguntó Lisa.

—No hay forma de saber eso —respondió Tony—. Pero si sé dónde se está
haciendo el Rapture.

Cuando él no continuó Elora puso los ojos en blanco.

—¿Tenemos que suplicar?

Los ojos de Tony se estrecharon hacia ella.

—No tienes que hacerlo, pero no estoy diciendo que no sería bueno de
observar.

Cush dejó escapar un gruñido grave para el humano.

—¿Recuerdas quién es ella? —le advirtió.

Tony levantó sus manos.

—Lo siento, riesgos del trabajo y una especie de hábito.

—¿Qué? —preguntó Elora, obviamente confundida por el intercambio


122
entre los dos hombres.

—En mi línea de trabajo, el coqueteo es solo parte de ello. No quiero decir


nada con ello —le explicó Tony, pero dirigió su último comentario a Cush.

—De todos modos —refunfuñó Cush—, guarda tú coqueteo para otras


mujeres.

Elora miró por encima de su hombro a Cush y sintió la familiar urgencia


de deseo cuando sus ojos púrpuras encontraron los suyos.

—¿Celoso?

Cush se inclinó para que su boca estuviese cerca de su oído.

—¿Y qué te hace sentir el pensamiento de otra mujer sonriéndome,


coqueteando conmigo, Pequeño Cuervo?

Él prácticamente podía oírla apretando sus dientes.

—Buen punto.

Solo porque podía, presionó sus labios en la piel justo debajo de su oreja,
un sutil recordatorio de que ella era su Elegida, él tenía ese derecho.
—¿Dónde se está haciendo el Rapture, Tony? —preguntó Rin mientras se
apartaba de la pared en la que había tomado posesión de su cargo.

—En el Valle de San Joaquín, ubicado al sur de California. Lorsan compró


allí 500 acres porque tiene algunos de los suelos más ricos del mundo y
soportaría el crecimiento de la planta necesaria traída del reino elfo.

Cush miró a Rin.

—¿Estás listo para una redada?

Los labios de Rin se torcieron.

—Será como en los viejos tiempos.

Elora dio un paso atrás y se volvió para mirarlo con el ceño fruncido.

—También podrías simplemente compartir con todo el grupo, Cush.


Ustedes dos no harán esto por sí solos.

—Tú no vendrás —le dijo con una voz que no invitó a una discusión. Él
esperaba que discutiera, pero en cambio ella solo le sonrió. Sus ojos se 123
estrecharon y quiso alcanzarla, buscando ver las pequeñas ruedas girando
en esa mente. Pero ella se alejó, permaneciendo justo fuera de su
alcance—. Elora —le advirtió.

—No, es totalmente genial. Tú y Rin vayan y hagan su redada. Yo me


quedaré aquí en Las Vegas, Oakley me puede mostrar los alrededores y
presentarme todas esas cosas con más experiencia que él ha probado
—sonrió mientras subía sus brazos al aire y comenzaba a sacudir sus
caderas a un ritmo que solo ella podía oír—. Creo que es hora de que este
Pequeño Cuervo extienda sus alas y deje que su lado oscuro salga solo un
poco.

Cush sintió que su sangre comenzaba a hervir cuando vio que los ojos de
Tony se ensanchaban mientras su Elegida giraba en un círculo, rotando
con demasiada habilidad. Él la agarró del brazo y tiró de ella hacia él,
poniendo fin efectivamente a su pequeño baile.

—¿Tienes habitaciones donde podríamos alojarnos por esta noche?


—preguntó al operador del casino.
Los ojos de Tony todavía estaban congelados en el sitio que Elora acababa
de ocupar, pero rápidamente se recompuso y se convirtió en el anfitrión
que usualmente mostraba a sus clientes.

—Sí, puedo acomodarlos. La comida y las habitaciones serán por la casa.


Además, me gustaría discutir más acerca de su plan.

Cush asintió.

—¿Podemos encontrarnos más tarde esta noche?

—Eso funcionará. Tendré reservadas una de las salas de conferencias. Uno


de mis hombres vendrá y te buscará a las diez. —Tony hizo una llamada y
luego antes de que Cush lo supiera, estaban siendo escoltados a una de
las suites más bonitas de todas en Las Vegas.

—Te sientes enérgico y audaz —Elora se burló del ceñudo guerrero elfo de
124
luz, quien se veía muy fuera de lugar en la opulenta habitación del hotel.
Sus brazos estaban cruzados sobre su amplio pecho y su atractivo rostro
se encontraba rígido por la frustración—. No mucha gente podría salirse
con la suya informándole a mi mamá que su hija se estaría quedando en
una habitación con un chico mientras ella tiene que dormir en la
habitación del frente.

—Tú madre entiende lo que somos —su voz sonaba tensa por la ira—.
Sabe que será doloroso para nosotros estar separados.

—Es verdad —concedió Elora—, pero podrías haber sido un poco más
educado que todo el ―Elora se queda conmigo”. Y luego cerrarle la puerta
en sus caras, bueno, eso fue simplemente clásico. —Se sentó sobre el gran
y mullido sofá. Alisando su corta falda negra, se dio cuenta de que las
medias de red color negro que usaba habían comenzado a desteñirse y
ahora se veían más de un tono gris oscuro. Cruzó una pierna sobre la otra
e hizo una mueca cuando las pesadas botas de combate en sus pies
sobrecargaron su pierna incómodamente. Cuando volvió a mirar
a donde él se encontraba de pie, contuvo el aliento mientras la intensidad
de su mirada atravesaba su alma—. ¿Cush? —preguntó cautelosamente.

Pasaron varios segundos antes de que finalmente le respondiera.


—No puedes venir con nosotros, Elora.

—¿No acabas de decir que sería doloroso para nosotros estar separados?
—contrarrestó.

—Es apenas incómodo siempre y cuando estemos de acuerdo en estar


separados. Pero es doloroso cuando somos forzados a separarnos.

—Créeme, no tienes que explicármelo. Vi lo que le hizo a Cassie cuando


estuvo separada de Trik. Pero, ¿qué te hace pensar que estaré de acuerdo
en permanecer aquí mientras vas a enfrentarte a los elfos oscuros? —Se
levantó del sofá, de repente muy agitada ante su comportamiento
tranquilo—. Entiendo que no quieres que me lastimen. Entiendo
eso porque no quiero que te lastimen. Pero ¿por qué ustedes, los chicos
siempre piensan que es justo pedirles a las chicas que se queden detrás
dónde tendrán que sentarse y preguntarse si el hombre que les importa
está bien?

—No eres un guerrero, Elora —dijo exasperado, mientras sus brazos


caían a sus costados y daba un paso hacia ella—. He estado luchando 125
por mucho tiempo. Soy muy bueno en lo que hago.

—Oh, apuesto a que lo eres —murmuró en voz baja y luego se sonrojó


cuando sus ojos se abrieron ampliamente ante ella—. ¿Qué? Lo
siento, tiendo a ser un poco sarcástica cuando estoy frustrada.

—El punto es... la razón por la cual los hombres le piden a sus mujeres
que se queden atrás reside en que está en nuestra composición genética
proteger lo que es nuestro. Eres mi Elegida y te protegeré de todo, incluso
de ti misma.

Elora resopló.

—Sí, buena suerte con eso. ¿Vas a atarme o algo así?

Una ceja se arqueo en su precioso rostro.

—Infiernos, lo harías, ¿no es así? —preguntó.

—No hay mucho que no haría por mantenerte a salvo


—admitió desvergonzadamente.

—A riesgo de sonar completamente trillada, no puedes protegerme de todo


—señaló.
Sus labios temblaron y ella podía notar que estaba entreteniéndose a sus
expensas.

—Tal vez no, pero puedo protegerte de esto.

—¿Y no estás al menos un poco preocupado por dejarme a mí y a mi


naturaleza oscura en la Ciudad del Pecado?

Sus ojos se estrecharon sobre ella y sintió como un escalofrío de


entendimiento se arrastró por su columna vertebral.

—Sobre eso —comenzó y su atención fue atrapada por su boca cuando se


lamió los labios. Ella no creía que estuviera intentando ser seductivo, pero
por Dios si no era simplemente por naturaleza. Sus ojos rumiaron
sobre ella, sin prisa, comenzando desde sus pies y subiendo lentamente—.
Mencionaste que pensabas que era hora de que el Pequeño Cuervo
extendiese sus alas —su voz acariciaba su piel repentinamente demasiado
sensible.

—Podría haber dicho algo en ese sentido —admitió con voz temblorosa.
126
—Si realmente sientes que es necesario, o si hay algo —hizo una pausa y
su mirada se encontró con la de ella—, urgente que necesitas hacer porque
estamos en Las Vegas y tu naturaleza de elfo oscuro lo está exigiendo, no
hay necesidad de que esperes hasta que me vaya.

—¿En serio? —casi chilló. Despejó su garganta y se obligó a recomponerse,


aunque lentamente se convertía en un charco a sus pies—. ¿Por qué es
eso exactamente?

—Porque soy más que feliz de complacer a mi Elegida en cualquier manera


que ella necesite. Es mi privilegio satisfacer tus necesidades. Y
honestamente —su voz bajo una octava—, mientras más oscuro, mejor.

Las palmas de Elora habían comenzado a sudar, no es eso sexi, pensó


mientras se las secaba sobre sus muslos. Su corazón latía en su pecho y
estaba segura de que en cualquier momento iba a latir de una manera tal,
que saldría directamente de su cuerpo. Se rehusó a retroceder
cuando Cush empezó a dar pasos hacia ella. Cuando finalmente se
encontraba de pie directamente frente a ella, tuvo que apretar sus dientes
para no rogarle que siguiera adelante en complacerla ya.

—¿Me necesitas?
—Sí —musitó rápidamente antes de que su cerebro tuviera la oportunidad
de decirle a sus hormonas que se callasen, joder.

Él rio y antes de que tuviera la ocasión de considerar qué tan


malditamente sensual era su risa, sus manos se encontraban en su
cabello tirando de ella hacia él y luego sus labios estaban sobre los
suyos. Elora sentía despertar algo en su interior, como siendo sacada de
un profundo sueño por primera vez. Su alma alcanzó la de él, pero esta vez
sintió la oscuridad levantándose con ella. Se apretó más a él y en
respuesta, sintió sus dedos cerrándose en su cabello, lo cual solo la incitó
a seguir. Su boca se abrió mientras jadeaba y sus lenguas se
encontraron. Lo escuchó gruñir y vibró contra su pecho, estimulando la
pasión, encendiendo una llama que no sabía si sería capaz de apagar.

Cush sintió su respuesta y la fuerza detrás de ello lo tenía balanceándose


sobre sus pies mientras la apretaba contra él. No había planeado besarla,
no había planeado tocarla. En realidad esperaba hacerla retroceder en su
amenaza de alimentar su naturaleza oscura, pero esta idea fracasó
completamente. Su Pequeño Cuervo mordió el anzuelo y se dejó llevar.
127
Él sintió sus pequeñas manos envolverse alrededor de su cuello y
tirarlo más cerca. El calor de sus cuerpos claramente incineraba sus
huesos. Necesitaba detener esto cuando aún podía. A pesar de lo que ella
pudiera pensar que quería, él sabía que este no era el momento ni el lugar.

«¿Qué mejor momento o lugar que una maldita habitación de hotel, Cush?»

—Escuchó su apasionada voz en su mente y se sorprendió de que ella


fuese capaz de concentrarse lo suficiente para captar sus pensamientos.
Dejó que sus manos bajaran por su cuello, hombros y brazos hasta que
sostenía sus manos y luego interrumpió el beso. Cuando sus labios
dejaron los de ella, supo que los milagros realmente ocurrían porque era
un milagro que fuera él quien los detuviera de seguir adelante.

—Bajo circunstancias diferentes, sería perfecto —murmuró mientras


pasaba su pulgar sobre aquellos labios hinchados—. Eres bastante
lanzada, Elora. —Sonrió cuando ella se sonrojó—. Te deseo, pero no de
esta manera, no bajo estas circunstancias.

Dejó escapar un profundo suspiro y se alejó de él, necesitando


controlarse.
—Lo sé —gimió—. No quiero esto así tampoco. Bueno, quiero decir que sí
quiero, pero no. —Sacudió su cabeza y rio—. Mierda, no sé lo que quiero
decir.

—Eres virgen —dijo, gentilmente esperando que ella pudiese escuchar


cuán complacido le ponía esa información.

—Sí, a pesar de mi comportamiento actual, usualmente no soy una


mujerzuela.

—Estoy contento de escuchar eso —bromeó—. ¿Es porque el hombre


correcto no se ha presentado? —preguntó, realmente queriendo saber por
qué en un mundo que sabía era liberal con su sexualidad, había
permanecido pura.

Elora se dio la vuelta y lo miró, su ceño fruncido mientras lo estudiaba.

—Cassie y yo hablamos sobre ello —sacudió su cabeza con una pequeña


sonrisa—. Quiero decir, ambas llegamos a la conclusión de que no había
ninguna razón en apresurarnos a regalar algo que no tenía una póliza de
retorno. ¿Sabes? Me refiero a que cuando esa barrera sea infringida, 128
por así decirlo, no hay regreso. Una vez que se traspasa, es un nivel de
inocencia que nunca se puede recuperar. No quise darle eso a cualquiera.
Sin mencionar toda la responsabilidad que viene al abrir esa puerta. Me
refiero, ¿sabes todas las enfermedades que una persona puede conseguir
por tener sexo rudo?

Cush ahogó una carcajada.

—¿Sexo rudo?

Se encogió de hombros.

—Simplemente llamo a las cosas como son. De todas formas, Cassie y yo


decidimos que nuestra primera vez sería con la única persona que se
mereciera tenerlo. Y cuestiones religiosas a un lado, porque no soy muy
religiosa, para mí ese sería mi esposo. De la manera en que lo veo, si él
realmente me desea, entonces se va a comprometer conmigo para toda la
vida.

Sintió el pecho prensarse y los puños cerrarse a sus costados mientras ella
hablaba acerca de tener un esposo y el sentimiento posesivo al que
estaba acostumbrándose se precipitó a través de él.
—¿Qué pasa con un alma gemela? —preguntó. El gruñido en su voz hizo
que los ojos de ella volarán rápidamente a su rostro y se ampliaran
ligeramente.

Lo miró fijamente en silencio durante unos segundos. Él observó su


rostro cuidadosamente, intentando conseguir una lectura sobre qué era lo
que estaba pensando y sintiendo. Ambos todavía eran desconocidos entre
sí y aún tenía mucho que aprender de ella.

—Supongo que un alma gemela podría funcionar —dijo indiferentemente.

Gruñó cuando levantó su mentón para así poder ver completamente su


rostro.

—Me casaré contigo si eso es lo que necesitas de mí. Haré cualquier ritual
humano que necesites para que sientas que estoy atado a ti, pero
necesitas saber esto, Pequeño Cuervo, en el momento en que nuestras
almas se conectaron, fui tuyo. Y si no hubiese tales cosas como Elegidas, o
almas gemelas, aún así me habrías cautivado.

Los labios de Elora se separaron mientras el aliento salía de ella como si la 129
hubieran golpeado en el estómago.

—Vaya —dijo con voz ronca—, eso fue totalmente digno de un libro.

Él inclinó su cabeza hacia un lado.

—¿Qué?

Sonrió.

—Tu pequeño discurso. Fue digno de estar en una de esas novelas


románticas donde el héroe está digno de desmayarse que incluso otros
hombres babean por él.

—No estoy seguro de si debería tomar eso como un cumplido o no —


admitió.

Ella aclaró su garganta y apartó el cabello de su cara.

—Oh, créeme, lo es. —Dejó escapar un profundo suspiro y frotó su cara


con cansancio—. ¿Entonces, ahora qué?

—¿Qué quieres decir?


—Quiero decir, ¿qué hacemos ahora? Obviamente no vamos a actuar
bajo mis impulsos más oscuros, a pesar de tu sermón —bromeó—. Así
que, qué vamos a hacer entre ahora y lo de la reunión, a la cual voy a ir,
por cierto. —Levantó su mano cuando él empezó a discutir—. A menos de
que realmente vayas a atarme a la maldita cama, voy a ir, así que no
gastes tu aliento, no ganarás esto, chico elfo.

Cush cruzó sus brazos sobre su pecho mientras la miraba.

—¿Siempre eres así de dramática?

Elora se rio entre dientes mientras se sentaba en el sofá y se retorcía hasta


que se encontraba cómoda.

—¿Puedo echarle la culpa a mi lado oscuro?

Él se sentó a su lado y tiró de las piernas de ella montándolas sobre su


regazo.

—Claro que sí, tengo una sensación de que le echarás la culpa a ello tanto
como puedas. —Su cabeza se sacudió a un lado cuando sintió algo 130
húmedo en su oreja. Sus ojos se estrecharon hacia ella quien sostenía el
dedo que acababa de lamer y luego introdujo en su oreja.

Ella se encogió de hombros y sonrió con malicia.

—Mi lado oscuro me obligó a hacerlo.


Capítulo 10
Traducido por Verae, Selene1987 & Jane

Corregido por Mariandrys Rojas

“Donde hay civilización, hay guerra. La idea misma de la civilización


es una contradicción. Cuando los seres, ya sean humanos, elfos, o de
otro tipo, se reúnen en un solo lugar para establecer una sociedad,
siempre habrá conflictos. Siempre estarán aquellos más interesados
en imponer su propia voluntad a otros, que preferir sacrificarse a sí
mismos por lo que es mejor para el conjunto. Aunque esto podría 131
causar desesperanza en algunos, hay quienes incitarán a buscar la
paz. Estos son el remanente, los que se niegan a dejar que el mal
prevalezca”.

~Señores del Bosque

—Has tomado un gran riesgo para reunirte conmigo —le dijo Myrin al Rey
Elfo de la Luz.

Tamsin se rio entre dientes con una sonrisa lobuna.

—Solo sería un gran riesgo si temiera por mi seguridad, anciano.

—No tienes manera de saber dónde yacen mis lealtades —señaló.el


anciano

—Te preocupas por Trik y sabes lo que dicen los textos antiguos. A menos
que seas un tonto, imagino que has descubierto quien será el vencedor en
la batalla que se avecina.

—Nunca has sido una persona con pelos en la lengua —replicó Myrin.
—Estamos al borde de una guerra civil, no tengo tiempo para tener pelos
en la lengua —dijo Tamsin con una mirada penetrante.

Los ojos de Myrin se encontraron con los suyos y los siglos de historia
entre los dos elfos de repente parecieron insignificantes.

—¿Cómo está él? —finalmente preguntó Myrin.

—Tan arrogante como siempre. —Tamsin se rio con el anciano—. Pero la


tiene a ella y saca lo mejor de él.

—Debe ser muy especial.

Tamsin asintió.

—Lo es, pero también lo es Triktapic, incluso si es tan molesto como una
herida abierta con sal encima.

—¿Sabe que compartes tal afecto por él? —preguntó Myrin.

—Créeme, es mutuo. —Tamsin hizo una pausa y luego dejó salir el aire
que había estado conteniendo desde que entró en el Santuario—. ¿Conoces 132
alguno de sus planes?

—Lorsan ya no confía en ninguno de los ancianos. Desde que Triktapic se


fue, solo confía en su Elegida.

Tamsin frunció el ceño mientras consideraba las palabras del anciano.

—¿Cuántos de los ancianos le son leales?

—Ellos le temen, no le son leales.

—El miedo puede ser un gran motivador —contrarrestó Tamsin.

Myrin se levantó de la mesa y volvió a colocarse la capucha de su manto


sobre la cabeza. Cuando se volvió para irse, se encontró con los ojos de
Tamsin.

—Es cierto, pero hay un factor de motivación incluso más grande que el
miedo. —Hizo una pausa y miró a su alrededor, hacia la sala casi vacía y
oscura, que por lo general estaba repleta de música a todo volumen y
cuerpos retorciéndose. Sus ojos adquirieron el aspecto de un recuerdo de
otra época, una época más feliz—. La esperanza, Tamsin. La esperanza es
mayor que el miedo. Si Trik puede darles esperanza, tendrá su lealtad.
Tamsin vio cómo el anciano se escabulló en el cuarto oscuro. Había venido
con la esperanza de obtener información; en cambio todo lo que obtuvo
fueron más preguntas. Se preguntaba si Trik alguna vez tendría realmente
la lealtad de cualquiera de los elfos oscuros. Eran una raza construida
sobre la auto-indulgencia y el caos. Prosperaban escondiéndose en las
sombras. Ahora la cubierta protectora de oscuridad estaba a punto de ser
arrancada de sus vidas. Sus andanzas, sus modos, quedarían al
descubierto para que todos las vean. ¿Puede haber redención para alguien
como esos? Así lo esperaba, realmente lo hacía, por el bien de los elfos
oscuros y por el bien de su nuevo rey.

Un golpe en la puerta de su oficina tuvo a Tony desviando su mirada de los


números ante él. Frunció el ceño a la puerta como si la persona en el otro
lado pudiese ver su desaprobación por haberle interrumpido.

—Adelante —exclamó. 133


La puerta se abrió con una fuerza que era completamente innecesaria.
Tony se puso de pie rápidamente y tomó la pistola que llevaba en la
espalda debajo de la chaqueta del traje, pero se congeló cuando Tarron, el
químico de Lorsan, se dirigió de manera eficiente en la habitación. Tony
sintió el frío, que siguió al elfo demente, fluir dentro de su oficina y
arrastrarse sobre su piel. Luchó con la necesidad de alejarse del demonio
que acababa de entrar y su necesidad de no parecer débil enfrente de ese
mal. Sabía la clase de hombre que era Tarron. Se alimentaba de las
debilidades de los demás. Sentía placer del dolor y Tony no estaba
dispuesto a darle ese tipo de poder.

—Tarron —dijo Tony mientras dejaba caer la mano a su lado.

Los anormales ojos verdes de Tarron se encontraron con los suyos y las
manos de Tony picaban para agarrar su arma. En su lugar, se metió las
manos en los bolsillos de sus pantalones.
—Escuché algunas noticias preocupantes —dijo Tarron mientras
lentamente se acercaba a la ventana de una sola dirección6 que daba al
casino. Tony reconoció el movimiento por lo que era. Tarron le hacía saber
que no lo consideraba una amenaza, un hombre no le da la espalda a algo
o alguien que considera es un riesgo para sí mismo. No le respondió al elfo
oscuro, pero esperó a que continuara.

—Me dijeron que Rapture no estaba a disposición de los clientes todo el


tiempo. —Tarron se volvió hacia él y se inclinó casualmente contra el
cristal. Tony no se dejó engañar por la actitud casual. Sabía lo rápido que
los elfos podían moverse. También sabía que por más tranquilo que
actuara, generalmente, en más problemas estabas.

—La gente estaba destrozando mi casino por esa cosa —le dijo Tony, con
los hombros tensos mientras intentaba moderar su ira—. Cuando ya no
podían pagar ello, algunos se volvieron locos. Es peligroso y, francamente,
me estaba cansando de limpiar el desorden.

—¿Tu casino? —preguntó Tarron fríamente.


134
Ahora lo has hecho, pensó Tony para sí mismo mientras observaba al elfo
oscuro quedarse muy quieto.

—Simplemente eres el cuidador de este establecimiento, al igual que tu


padre lo era antes que tú. No puedes tomar decisiones como la que has
hecho. Te aconsejo que remedies la situación de inmediato.—Tony se
mordió la lengua para impedirse decirle al químico que se fuera al infierno.
Sabía que todo lo que conseguiría sería un billete de ida hacia allá. Asintió
con la cabeza en su lugar, pero mantuvo sus labios firmemente cerrados.
Tarron estaba cerrando la puerta justo cuando lo miró sobre su hombro y
habló—: Y Tony, espero que no hayamos puesto nuestra confianza en el
humano equivocado. Odiaría tener que decirle a Lorsan que mantienes
compañías cuestionables.

La puerta se cerró con un chasquido audible y Tony sintió que le llegaba


hasta los huesos.

—¡Mierda! —gruñó mientras tomaba su teléfono celular, a punto de


marcar, pero luego se dio cuenta de lo estúpido que había sido. Se obligó a

6 Ventana de una sola dirección: Se trata ventajas o espejos que son fabricados con
material reflector siendoparcialmente reflectantey parcialmentetransparente.Cuando un
ladodel espejoestá bien iluminadoy el otro oscuro, permite ver desde el lado oscuro.
esperar veinte minutos para darle tiempo a Tarron de salir del casino antes
de marcharse de su despacho y dirigirse hacia el piso donde los Elfos de la
Luz y las mujeres se alojaban.

El golpe en la puerta sorprendió a Elora desde donde estaba dormitando


en el sofá. Cush no estaba cerca de ella y cuando miró por la habitación,
vio que la puerta al cuarto de baño estaba cerrada. Se puso de pie, se
estiró y empezó a caminar hacia la puerta justo cuando vino otro golpe,
solo que esta vez fue más insistente que el primero.

—Está bien, está bien, relájense —refunfuñó. Justo cuando alcanzó el


pomo de la puerta, sintió que el aire a su alrededor cambió y de repente
una gran mano mantenía la puerta cerrada. Volvió la cabeza para mirar a
Cush que le estaba frunciendo el ceño—. ¿Muy prepotente?

—¿Te molestaste en preguntar quién era? —le gruñó— ¿O has olvidado


que estás en territorio enemigo? 135
Elora retrocedió y cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Cuántas veces tengo que recordarte que yo —se señaló—, soy una elfa
oscura? Técnicamente estoy en mi propio territorio —le sonrió
inocentemente.

Cush se tragó el gruñido que estaba queriendo surgir mientras otro golpe
vino de nuevo y esta vez una voz con él.

—Guerrero, abre la puerta, tenemos un problema. —La voz de Tony llegó a


través de la puerta.

Se colocó enfrente de Elora para bloquearla de la vista mientras quitaba el


cerrojo y abría la puerta para revelar a un muy nervioso dueño del casino
al otro lado. Entró sin ser invitado, pasando al lado de Cush y luego
dándose la vuelta para mirarlos a los dos.

—Todos tienen que irse. Ahora.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Cush.

—En serio, amigo. Pareces un poco asustado y de verdad que no te queda


nada bien —dijo Elora inútilmente.
Tony le dirigió una mirada mordaz.

—¿Qué? —Se encogió ella de hombros—. Es mi naturaleza oscura. Solo


escupo palabras por la boca. De verdad no tengo ni idea de lo siguiente
que podría decir o hacer.

—Eso es mi culpa, ¿no? —preguntó Tony a Cush mientras inclinaba la


cabeza hacia Elora.

Cush le mostró sus dientes al humano.

—Sí, gracias por eso.

—No es por romper el momento de hermandad ni nada de eso —


interrumpió Elora—, pero nos estabas diciendo que teníamos que salir de
aquí inmediatamente. ¿Podrías explicarnos, por favor?

—Tarron estuvo aquí.

Cush se quedó quieto ante el nombre del elfo oscuro.

Los ojos de Tony se entrecerraron. 136


—¿Debo asumir que sabes quién es?

—Conozco a Tarron —confirmó Cush bruscamente—. Y si estuvo aquí,


entonces tienes razón en que tenemos que irnos.

—Él sabe que ustedes están aquí.

Cush dejó salir una sarta de maldiciones en su lengua madre mientras


Elora lo miraba con ojos abiertos.

—No puedes echarle la culpa de eso a tu lado oscuro, compañero —le dijo
secamente.

Cush meneó la cabeza mientras le agarraba la mano y empezaba a


empujarla hacia la puerta.

—Gracias por tu ayuda, Tony —le dijo al humano. Estaban en el vestíbulo


golpeando la puerta de Lisa cuando Rin y Oakley salieron de la habitación
que estaban compartiendo.

—¿Qué está sucediendo, Cush? —preguntó Rin.

—Tenemos que irnos. Tarron sabe que estamos aquí —explicó Cush.
Rin dejó escapar unas palabras similares mientras entraba rápidamente
en su habitación. Oakley se apresuró por el vestíbulo tras ellos, frunciendo
el ceño mientras miraba de Cush a Elora y a Tony.

—¿Supongo que este Tarron es malas noticias? —preguntó Oakley.

—Al parecer, es merecedor de insultos élficos —le dijo Elora.

La puerta de la habitación de Lisa finalmente se abrió y ahí estaba ella de


pie, desaliñada, obviamente acabada de despertar.

—¿Qué pasa? —le preguntó a Cush.

—Tenemos que marcharnos —respondió Cush sin decir mucho más.

Lisa asintió, sin cuestionarle. Se apresuró en ponerse los zapatos y pasó


los dedos por su cabello en un intento de quitarse lo despeinada.

En cuestión de minutos estaban en el estacionamiento siguiendo a Tony.


Aunque eran casi las diez de la noche, las luces de las Vegas lucían como
si fuera plena luz del día. Elora se giró para mirar esas luces y se empapó
137
del ruido y la vida de la ciudad. Sintió el incómodo deseo de huir, moverse
bajo su piel. ¿A dónde? No lo sabía, simplemente sabía que la noche la
llamaba. Cush, sintiendo su agitación, envolvió un brazo alrededor de su
cintura y la acercó.

—No tengo ni idea de cuánto sabe Tarron —admitió Tony—. Fui estúpido
al no considerar que me estaban observando. Probablemente tengan
cámaras en mi oficina y en las salas de conferencias y sin duda dentro del
casino. Les voy a dar un vehículo que está limpio para que sea seguro.

—¿Qué importa si está sucio? —preguntó Elora.

Tony le sonrió.

—No limpio de esa manera. Me refiero a que esté limpio, como libre de
micrófonos o GPS para que no puedan seguirlos.

—Oh, te entiendo —asintió Elora.

—Ojalá pudiera decirte que ella estaría a salvo si se quedara aquí —dijo
Tony, hablándole a Cush—. Pero no soy demasiado orgulloso como para no
admitir que su poder es demasiado grande para mí.
—Lo entiendo y no te pondría en esa posición. Ella pertenece a mi lado de
todas formas.

—Bueno, al menos sabes en la clase de problemas en los que se está


metiendo —señaló Tony.

—Ella está justo aquí —rechinó Elora.

Tony los llevó a un todoterreno negro, genérico, no obstante con aspecto


oficial. Se subieron con Cush tomando el asiento del conductor y Elora a
su lado en el asiento del pasajero. Cush bajó la ventana mientras encendía
el vehículo. Tony se quedó de pie a varios metros observándoles. Sus ojos
estaban entrecerrados y la piel alrededor de su boca estaba rígida por el
estrés.

—¿Estarás bien? —le preguntó Cush.

Tony se encogió de hombros.

—En el peor de los casos, me torturarán; en el mejor caso, simplemente


me matarán. 138
La boca de Elora se abrió ante sus palabras.

—Está bromeando, ¿verdad?

Cush empezó a retroceder y mientras ponía el auto en marcha y salía del


estacionamiento miró a Tony por última vez. Luego miró a Elora y negó
con la cabeza.

—No, desafortunadamente lo dice muy en serio.

—¿Tortura? ¿De verdad? Es decir, ¿quién hace eso? —preguntó Elora


incrédula.

—Por lo visto, los elfos oscuros —respondió Oakley, y luego añadió—: Y a


decir verdad, sabiendo ahora que somos medio elfos oscuros, explica
mucho.

Tarron observaba desde las sombras como el todoterreno negro se retiraba


del estacionamiento. Había esperado que el humano que estaba a cargo de
Iniquity huyera con los elfos guerreros de la luz. Pero se quedó. Ya sea que
lo hiciera valiente, o tonto, aún no podía decirlo. Lo que sí sabía era que lo
hacía muerto. Tarron no tenía forma de ponerse en contacto con Lorsan en
el reino de los elfos oscuros ya que el rey había cerrado los portales. Así
que no podía conseguir una confirmación de que su rey realmente quería a
Tony el humano, eliminado. Pero el humano los había traicionado. Desde
el punto de vista de Tarron, la traición era una sentencia de muerte
automática.

Salió de las sombras. Tarron pudo ver por la rigidez de los hombros de
Tony que el humano sabía que tenía compañía. Tarron se preparó para
tener que correr detrás del humano. Los humanos son presas y, después
de todo, eso es lo que hacen las presas; huyen de cualquier cosa más
letales que ellos mismos y el elfo era definitivamente mucho más
letal. Pero, una vez más, el humano lo sorprendió. Tony se volvió
lentamente hacia él. Tenía la mandíbula tensa y sus ojos recorrieron el
estacionamiento antes de finalmente aterrizar de nuevo en Tarron.

—Tu familia ha trabajado para los elfos oscuros por muchas generaciones
—dijo Tarron mientras daba un paso hacia el humano—. ¿Conoces el
costo de la deslealtad, pero todavía sigues aquí?
139
—Conozco el costo —concordó Tony—. Pero también sé que el costo del
Rapture para mi raza es más de lo que estoy dispuesto a soportar.

Tarron rio.

—¿De repente te ha nacido una conciencia?

—Algo así —bromeó Tony.

—Creo que es un poco tarde para el arrepentimiento, humano —ronroneó


Tarron—. Hiciste tu cama y has invitado al enemigo a que se acueste
contigo en ella. ¿Qué es lo que los humanos siempre dicen? ¿Cosechas lo
que siembras? —Sonrió mientras daba un paso más cerca.

Tony sabía que miraba a la muerte. No había otra manera de decirlo. El


sádico elfo oscuro que se encontraba a menos de veinte metros de él lo iba
a matar. Se dio cuenta que experimentaba uno de esos momentos que ves
pasarle a la gente en las películas, donde su vida aparece delante de sus
ojos. Para él todo lo que vivió hasta ese momento lo miraba a la cara y le
gritaba, ¿esto fue lo que hiciste con tu vida? ¿Esta es la forma en que
gastaste los pocos años que te dieron, al servicio del mal? Lo terrible de
tener que mirar a la realidad en la cara es que no hay vuelta atrás. No hay
escondite de lo que ya ha sucedido. Está hecho y no puede deshacerse. Y
ahora, mientras estaba allí, mirando al hombre que pondría fin a su
patética versión de vida, se dio cuenta de cuanto quería hacer algo bueno
con ella.

Quería ayudar a alguien o devolverle un favor de alguna manera, y ahora,


ahora no sería capaz de hacer eso. Nunca sería capaz de redimirse de toda
la oscuridad que él mismo había provocado y sabía, que si había un
infierno, si era un lugar real, estaba a punto de comprobarlo por sí
mismo. Tarron dio otro paso más, y otro, y la espera solo hacía a Tony
querer gritarle que se apresurase. De repente, hubo un chirrido de ruedas
en la calle y los faros iluminaron al par, dirigiéndose directamente a su
verdugo. Tony seguía pensando que el vehículo iba a frenar o desviarse,
pero no hizo ni lo uno ni lo otro. De hecho, parecía estar
acelerando. Tarron debió ver la alarma en sus ojos porque se dio la vuelta
para ver el vehículo que venía hacia ellos y, en un acto de último segundo
desesperado de auto-preservación, saltó como únicamente un ser
sobrenatural podía. Tony estaba a punto de salir del camino cuando los
neumáticos se detuvieron en seco. La puerta trasera negra del pasajero del 140
todoterreno negro se abrió de golpe y Rin, el guerrero, asomó la cabeza.

—Parece que podrías necesitar un aventón.

Tony rio, pero no perdió tiempo en saltar dentro del vehículo.

—Pensé que ibas a golpearlo con el carro. —Tony escuchó la voz de Elora
en la parte delantera del vehículo.

—Saltó fuera del camino, Elora —respondió Cush como si estuviera


hablando con un niño caprichoso.

—Siempre podrías retroceder y entonces ver si lo golpeas —señaló.

Tony tosió por la sorpresa, lo que llamó la atención de la chica. Ella se


volvió para mirarlo con los ojos púrpura brillando.

—¿Sedienta de sangre? —le preguntó Tony.

Ella se encogió de hombros y se señaló.

—Lado oscuro.

—No puedes culpar de cada pequeño defecto a tu lado oscuro, hermana


—resopló Oakley.
—Está bien, bueno, si no es mi lado oscuro, entonces voy a echarle la
culpa a mis ovarios.

Eso provocó carcajadas en todos, mientras Cush pisaba el acelerador y


dirigía el auto en dirección a California.

Tony miró sobre su hombro por la ventana trasera. No vio ninguna señal
de Tarron, pero pudo sentirlo. Al igual que una herida supurante a punto
de estallar y extender su veneno, Tarron esperaría y luego atacaría.

141
Capítulo 11
Traducido por Verae, Veroonoel & Rihano

Corregido por Mariandrys

“A donde vayas, voy. Donde estés, estoy. Tu gente ahora es mi gente.


A quién ames, amaré. A quién sirvas, serviré. Cuando sufres, sufro.
Cuando ríes, rio. Todos mis días estaré atado a ti y cuando dejes este
mundo, solo puedo esperar dejarlo contigo”.

~Trik 142

Cassie gimió cuando se recostó en la hierba y miró hacia el cielo. Todo su


cuerpo le dolía. Le dolían lugares que ni siquiera sabía que tenía y en
lugares que nunca se le ocurriría decir que le dolía. Podía sentir su cuerpo
cambiar, templarse, volviéndose más sagaz, como resultado de las
rigurosas series de ejercicios de auto-defensa en que Trik la estaba
poniendo a ella y a los elfos. Apartando el cálido clima, mirando hacia el
cielo, casi podía fingir que estaba de vuelta en el reino humano recostada
en su propio patio trasero. Sería un enero frío allá, eso sabía. Alejó sus
preocupaciones, recurriendo a los recuerdos de su vida antes de Trik,
antes de Rapture, antes de la vida y la muerte. La cara de su madre
irrumpió de repente y tuvo que luchar contra las lágrimas mientras una
ola de nostalgia la atravesaba. Extrañaba a sus padres ferozmente y
estaba empezando a dudar que alguna vez volvería a verlos. Pero no
importaba lo mucho que quería estar con sus padres, sabía que estaba
donde tenía que estar. Por desgracia, estar donde necesitas estar no
disminuye el sentimiento de querer estar en otro lado.

Los recuerdos comenzaron a recorrerla: la risa de su madre, la sonrisa de


su padre, el olor de su casa, el calor de su propia cama. Todos los
recuerdos cayeron sobre ella y ya no pudo contener las lágrimas.
Cuando las lágrimas comenzaron a caer, se convirtieron en una
purificación muy necesaria para su alma, una que ni siquiera sabía que
necesitaba. Sollozó. Lloró por la injusticia de la vida y por la pérdida de la
inocencia. Lloró por los años oscuros que Trik se permitió vivir y lloró por
el dolor que continuará soportando como consecuencia de la oscuridad
que dejó reinar por tanto tiempo. Lloró por Elora y Lisa y se permitió
finalmente llegar a término con la intensa pérdida que sentía al no tener a
su mejor amiga con ella. Lloró hasta que estuvo segura de que no había
más lágrimas dentro de ella y luego, tirada en el patio real, cayó en un
profundo sueño, de alguna manera un poco mejor de lo que había estado
antes.

A medida que la oscuridad de la noche envolvía los alrededores del castillo


de los Elfos de la Luz, Trik encontró a su Elegida acurrucada en la esquina
del patio real. Dejó escapar un profundo suspiro de alivio mientras se
arrodillaba a su lado y apartó algunos mechones de cabello de su cara.
Había estado buscándola por varias horas. Aunque sabía que nada malo le
había pasado, no saber dónde estaba lo había vuelto loco. La tomó en sus
brazos y el hecho de que ni siquiera se moviera bajo sus empujones 143
testificó lo cansada que estaba. Los últimos tres días de entrenamiento
habían sido brutales, pero él sabía que era necesario. Mejor que se agotará
por los entrenamientos, a que se agotara en el medio de la batalla cuando
importaba. La llevó a su habitación; bueno, era realmente la habitación de
ella, sonrió para sus adentros. Había logrado escabullirse en su espacio y
ella aún tenía que echarlo. Él no iba a irse voluntariamente. La acostó en
la cama y la cubrió con las sábanas. Después de una última mirada, la
dejó dormir. Todavía tenía un poco de planificación que repasar con
Tamsin. Aunque lo único que quería hacer era meterse en la cama a su
lado y bloquear al mundo, tenía que asegurarse que todavía existiese un
mundo que bloquear antes de poder permitirse ese tiempo con ella.

Cassie sintió el cálido aliento en su mejilla y por un solo momento pensó


que era Trik. Tan pronto como la gran mano le tapó la boca se dio cuenta
de lo muy equivocada que había estado. Sus ojos se abrieron de golpe y los
latidos de su corazón se aceleraron mientras el miedo se instalaba en sus
huesos. Sintió que le arrancaban las sábanas y el aire fresco de la noche
se precipitó sobre ella. Cuando otro par de manos le agarraron los tobillos,
se dio cuenta de que había más de un atacante y trató de no dejar que esa
revelación la empujara del miedo al completo terror. Su corazón latía sin
cesar contra su pecho y consideró brevemente la posibilidad de tener un
infarto a su edad, no era probable incluso bajo una gran presión.
Mentalmente se reprendió a sí misma por pensar en algo tan tonto en un
momento tan crítico.

—¿Qué crees que hará para traerte de vuelta? —Una profunda voz grave le
susurró al oído—. ¿Qué piensas tú a lo que él habría de renunciar?

A todo, era la respuesta que habría dicho si hubiese podido, porque sabía
que era verdad. También sabía que no podía permitirles llevársela porque
Trik era necesario, y no podía salvar a los elfos y a los humanos si se
enfocaba en encontrarla y traerla de vuelta. Con un renovado propósito,
comenzó a luchar. Durante tres días había estado entrenando con el
asesino más letal que alguna vez honrara a su reino o al de él mismo. No
era sólo una pequeña indefensa estudiante más. Ella era una reina. Haló
de nuevo sus piernas y retorció sus caderas al mismo tiempo. Debió haber
tomado a sus atacantes con la guardia baja porque de pronto una pierna
estaba libre. La atrajo hacia atrás y pateó con todas sus fuerzas y el fuerte
gruñido que siguió le dijo que había dado a su objetivo. Tiró su cuerpo,
rodando una y otra vez, sacudiéndose a sí misma para liberarse del que le
había cubierto la boca. Rodó al borde de la cama, hace cuatro días habría
aterrizado en su trasero, pero su entrenamiento con Trik tenía sus reflejos
144
a toda marcha.

Rodó hasta el borde y torció sus piernas alrededor de modo que sus pies
aterrizaron en el suelo con un ruido sordo. Rápidamente saltó para mirar
alrededor de la oscura habitación. Sus ojos se adaptaron rápidamente y
vio a los dos hombres que la miraban con los ojos muy abiertos. El largo
cabello oscuro, las ágiles siluetas altas y los ojos brillantes le mostraron su
herencia élfica oscura. Habían esperado una presa fácil. Bueno, tenían que
pensar en otra cosa si pensaban que ella simplemente se quedaría
acostada mientras la ataban como a un preciado cerdo. Se agachó en la
posición de combate que Trik le había enseñado y miró a cada a uno a los
ojos.

—Entonces, ¿vamos a bailar o qué? —preguntó con bravuconería que


realmente no sentía. Justo cuando al que había pateado hizo un
movimiento hacia ella, las puertas detrás de ella se abrieron de golpe, y
Trik y todo su poder irrumpieron dentro. Estiró su brazo y los dos elfos
oscuros fueron arrojados contra la pared. Sus piernas colgaban
inútilmente a varios metros del suelo manteniéndolos en su lugar por la
pura voluntad de su compañero. Trik se dirigió directamente hacia ella y la
observó. Debió haber visto algo que no le gustó porque sus ojos
comenzaron a arremolinarse y a brillar como el color de la plata.

—¿Estás bien? —le preguntó gentilmente mientras tomaba su rostro entre


sus manos.

Asintió.

—Estaba usando lo que me enseñaste —le dijo con orgullo.

Sus labios mostraron una leve sonrisa.

—Mi hermosa reina feroz.

—No lo olvides —se burló de él. Se puso de puntillas y le dio un beso en


los labios—. Estoy bien —susurró contra ellos—. No me hicieron daño.

Trik presionó su frente en la de ella y ella pudo notar que él apenas se


estaba conteniendo.

—¿Por qué los envió? —preguntó finalmente cuando se volvió para


enfrentarse a los dos elfos oscuros. Lo miraron fijamente, en blanco, como 145
si hubiera hablado en una lengua extranjera—. Agog —dijo Trik el nombre
del elfo con un ronroneo familiar—. Creo que estuviste en un par de
misiones conmigo. Sabes de lo que soy capaz.

—Eres un elfo de la luz ahora —lo interrumpió Agog.

Una sonrisa lenta se extendió por el rostro de Trik y envió escalofríos a los
brazos de Cassie y no del bueno.

—Cuando se trata de mi Elegida, no hay nada que no sea capaz de hacer.


Así que, si piensas por un minuto que no voy a utilizar todas mis
habilidades, tan vastas como son, con el fin de protegerla, entonces estás
muy, muy equivocado.

Cassie se volvió para ver a Tamsin y Syndra cuando entraban a su


habitación. Syndra se apresuró hacia ella.

—¿Estás bien? —Cassie estuvo un poco sorprendida cuando la reina de los


elfos de luz la abrazó.

—Sí, estoy bien. No tuvieron oportunidad de hacerme daño —le dijo con
honestidad.

—¿Qué vas a hacer con ellos, Trik? —le preguntó Tamsin.


Trik observó a los hombres y con un movimiento de su muñeca cayeron al
suelo. No estaban muertos. Cassie aún podía ver sus pechos moviéndose
de arriba a abajo mientras respiraban, pero definitivamente estaban
inconscientes.

—Enciérrenlos. Voy a interrogarlos después de haber tenido la


oportunidad de asegurarme de que mi Elegida esté bien.

Cassie comenzó a hablar pero la mirada que Trik le lanzó hizo que
mantuviera la boca cerrada. Trik la tomó de la mano y la llevó hasta el
baño. Cerró la puerta detrás de ellos y bloqueó la cerradura, efectivamente
aislando a los demás.

—Trik.

—Shh. —Él envolvió sus brazos alrededor de ella y presionó sus labios en
los suyos. Comenzó como algo dulce y suave pero luego algo cambió, y de
repente la tenía contra la pared con sus manos en su cabello inclinando su
cabeza hacia atrás para profundizar el beso. Ella podía escuchar sus
pensamientos en voz alta y clara en ese momento. Estaba aterrado de 146
perderla de nuevo. Estaba aterrado de lo que Lorsan le haría si la
atrapaba. Ella pasó sus manos por su rostro mientras le devolvía el beso y
poco a poco se suavizó hasta que finalmente él se apartó. Jadeó mientras
trataba de recuperar el aliento y estuvo agradecida de no ser la única que
sonaba como si hubiera estado corriendo un maratón.

»Podrían haberte llevado —susurró contra sus labios. Puede que hubiese
dejado de besarla, pero no se estaba alejando de ella. Sus manos subieron
y bajaron por sus brazos y espalda y luego se apoderaron de sus
caderas—. Podrían haber… —no terminó la oración; el horror de ello
estaba brillando en sus ojos.

—Pero no lo hicieron —señaló—, y luché contra ellos y haciendo un trabajo


bastante bueno. Estaban esperando una chica indefensa, pero me has
enseñado que no tengo que ser indefensa. Me has enseñado a defenderme.

Trik sacudió su cabeza.

—Una mujer, una mujer humana contra elfos oscuros no tiene una
oportunidad, Cassie. Podrían haberte matado. El hecho de que estés viva
significa que Lorsan no te quiere muerta.
—Bueno, gracias a Dios por los pequeños favores —dijo mientras dejaba
escapar un suspiro cansado—. Ahora, ¿exactamente por qué estamos en el
baño?

Trik sacudió su cabeza mientras apartaba la mirada de ella brevemente.

—Te necesitaba para mí unos momentos. —Suspiró y luego añadió—:


Necesitaba calmarme para no matar a esos dos hombres.

Los ojos de Cassie se agrandaron ante su confesión.

—¿No vas a matarlos? —Estaba más sorprendida ante la idea de que los
dejara vivir, no de que quisiera matarlos.

—No dije eso. Pero por ahora los necesito vivos. Lorsan tiene un plan y
probablemente saben, al menos un poco, acerca de lo que se trata. Una
vez me hayan dado lo que puedan, entonces, decidiré sus destinos.

—Sabes que no tienes que matarlos —le dijo cuidadosamente, totalmente


consciente de lo delicado que era cuando se trataba de su seguridad—. No
pueden hacerme daño, ya no. 147
Los ojos de Trik se encontraron con los de ella y sintió la intensidad de su
mirada en su alma. Era como si la estuviera desnudado, revelando cada
capa, haciendo brillar la luz en cada lugar oscuro.

—No es acerca de lo que pueden o ya no pueden hacer, amor. Algunos


elfos oscuros solo entienden una cosa, y eso es la vida y la muerte. Solo le
dan valor a una cosa y eso es a ellos mismos. Para asegurar que otros no
vengan detrás de ti, tengo que dar un ejemplo con ellos. Los elfos oscuros
tienen que saber que no toleraré amenazas y que te protegeré a toda costa.

—¿Y qué acerca de la misericordia? ¿Los reyes no otorgan perdón?


—desafió—. ¿A ti no te fue concedida misericordia?

—Cuando se trata de tu seguridad, de tu vida, no hay misericordia en mí.

Elora limpió la baba de su labio inferior mientras se apartaba de la


ventana del lado del pasajero donde se había quedado dormida. Notó que
la noche estaba comenzando a desvanecerse dando paso a la mañana y el
cielo comenzaba a tener una tonalidad rosa ya que el sol comenzaba a
levantarse. Cuando estiraba los brazos encima de su cabeza, escuchó una
garganta aclarándose. Su cabeza se volvió lentamente y vio los ojos
celestes de Cush rastrillándola.

—¿Dormiste bien? —Su profunda voz retumbó en el vehículo, causando


que un calor se propagara dentro de ella.

—Simplemente me viste babear, ¿cierto? —preguntó, más enojada que


avergonzada.

—Pudo ser peor —le dijo.

Ella resopló.

—Es cierto, pude haberme tirado un pedo —su cabeza se levantó de


golpe—. Santa mierda, dime que no me tiré un pedo —dijo
desesperadamente.

Él se rio entre dientes.

—Mi pequeño cuervo está toda nerviosa; se ve lindo en ti.


148
Puso sus ojos en blanco y le hizo caso omiso.

—Lo que sea. Entonces, ¿dónde estamos?

—Hemos estado conduciendo por tres horas, lo que, de acuerdo con el GPS
significa que todavía tenemos tres horas más por delante —dijo su
hermano desde el asiento trasero.

—¿Tenemos un plan para cuando lleguemos allí? —le preguntó a Cush.

—Los humanos se quedan en el auto mientras los elfos queman el lugar.

—¿Qué? —soltó—. ¿Esperas que simplemente me quede sentada y observe


mientras ustedes explotan al rey elfo oscuro? —Sacudió su cabeza y cruzó
sus brazos sobre su pecho—. Nop, no va a suceder. Esta chica también
juega con fósforos.

—No puede echarle la culpa de eso a su lado oscuro —habló Lisa—. Ella
sacó eso de mí, totalmente.

Exactamente dos paradas para hacer pis, un descanso para comer, varias
discusiones y tres horas y media más tarde, Cush estacionó en el largo
camino de tierra que supuestamente dirigiría a los campos donde se
estaba cultivando las plantas de Almare. Habiendo sido hace un tiempo un
famoso viñedo, encontrar la granja no había sido demasiado difícil.

Se detuvo a un lado de la carretera y apagó el motor. La tensión dentro del


vehículo era palpable. Ninguno de los humanos quería ser dejado atrás, y
aunque Cush solo se preocupaba de lo que le pasara a Elora, sabía que
tenía que proteger a los demás porque ella se preocupaba por ellos.

—Entonces, ¿cómo va a ser, GI Joe 7 ? —preguntó Elora—. ¿Nos vas a


noquear, atarnos, pegar nuestras manos con pegamento al vehículo?

Cush le enseñó los dientes en frustración. A decir verdad, no quería


perderla de vista. Mientras pudiera verla, podía protegerla. Pero si ella
sabía que él se sentía de esa manera, lo usaría para su ventaja.

—Cush. —La suave voz de Lisa flotó hacia la parte delantera de la


cabina—. Sé que estás preocupado por ella, créeme, como su mamá lo
entiendo. Pero también sé que si la encierras, te resentirá. Tienes que
dejarla ir contigo, tienes que dejarla estar a donde pertenece, y eso es a tu
lado. 149
Cush sabía que ella tenía razón. Podía sentir la verdad de sus palabras en
su alma pero el hombre en él quería que su mujer estuviera tan lejos del
peligro como fuera posible. Sintió un cálido toque en su rostro y se volvió
para enfrentar a Elora. Ella se había estirado y colocado su pequeña mano
en la mejilla de él y parecía estar implorándole con sus grandes ojos
púrpura.

«¿La verdad, Cush?»

Él asintió.

«La idea de no ser capaz de verte me enferma. La idea de no saber si estás


bien o si necesitas ayuda es suficiente para volverme loca, y nunca me he
sentido así por nadie. Estoy totalmente fuera de mi elemento con todas
estas emociones delicadas y sentimentales, y honestamente, me está
haciendo querer romper algo. Por favor no me dejes aquí. No vayas a donde
no pueda estar contigo».

7
GI Joe: Government Issue, Joe. Es un cómic sobremilitares, considerados indestructibles.
El uso del nombre en clave ―JOE‖, hace referencia a los héroes militares audaces y más
altamente capacitados que forman parte de las fuerzas especiales cumpliendo con
misiones riesgosas y con los problemas gubernamentales de Estados Unidos.
Casi gimió ante su sincera confesión mientras desabrochaba su cinturón
de seguridad y la arrastraba a través de la consola hacia su regazo.

—¿Esto de nuevo? Vamos, ustedes dos, ¿en serio? —Cush oyó las palabras
de Oakley pero lo ignoró, en su lugar, se enfocó en su Elegida.

—Me estás matando —le dijo—. Todo lo que quiero hacer es mantenerte a
salvo. Todo lo que quiero hacer es asegurarme de que al final del día estás
viva y bien, y me estás pidiendo que te arrastre a un lugar que pondrá en
amenaza ese resultado.

—Considéralo un ejercicio de formación de carácter —bromeó.

Cush presionó sus labios contra los de ella rápido pero firmemente.

—Quédate conmigo. No dejes mi lado.

Le sonrió triunfalmente.

—No lo haré; estaré justo a tu lado todo el tiempo.

—Donde perteneces —le murmuró. 150


—Justo donde pertenezco —concordó.

—Estaré al frente —dijo Cush al pequeño grupo que estaba de pie a varios
metros de donde habían salido del vehículo—. Rin, estarás en la
retaguardia. Oakley y Tony, ustedes flanquearán a las mujeres.

—¿Flanquear a las mujeres? —preguntó Elora secamente—. Eso suena


como un extraño castigo.

—No me tientes —le dijo Cush con una tensa sonrisa—. Nuestro objetivo
no es atacar al enemigo. Queremos llegar a los cultivos y prenderles fuego.
Con suerte, eso hará que todos salgan de adentro. Entonces entraremos y
veremos si hay una manera de destruir el Rapture que ya ha sido creado.

Se movieron hacia la formación que Cush había ordenado y lo siguieron.


Elora tuvo que trotar para alcanzarlo por sus largas zancadas. Él se movía
con tal sigilo, que ella se sentía como un toro en una tienda de porcelana
china mientras le seguía detrás. Los otros detrás de ella sonaban igual de
ruidosos, excepto por Tony y Rin. Cuando ella se volvió para mirarlos por
encima de su hombro, vio que estaban moviéndose con casi la misma
gracia y silencio con que Cush lo hacía.
Se desviaron de la carretera y se dirigieron hacia un campo que,
obviamente, había sido un viñedo alguna vez. Las altas plantas estaban
crecidas y rebeldes. Se retorcían y escalaban entre sí y parecían haber
adquirido vida propia sin la guía de un viñador. Cush apartó las ramas y
Elora fue cuidadosa de sostenerlas hasta que su mamá, detrás de ella, fue
capaz de agarrar las ramas para evitar que la golpearan en la cara. El
suelo comenzó a inclinarse y Cush se detuvo y miró hacia ellos.

—Va a estar un poco empinado, así que caminen con cuidado.

Cuando empezaron a moverse de nuevo, Elora se encontró echándose


hacia atrás para evitar rodar hacia adelante y hacer una inmersión cabeza
abajo por la colina. Después de lo que pareció una eternidad, la tierra se
niveló otra vez. El sol se estaba poniendo más alto mientras la mañana
avanzaba. Elora no había considerado previamente cuán grande
probablemente era el viñedo. Pensó que a este ritmo podría anochecer
antes de llegar al primer cultivo de Almare.

—Bingo. —Oyó susurrar a Cush.


151
De repente, levantó la vista y vio una planta de aspecto muy diferente
entre las que habían estado caminando penosamente durante la pasada
media hora. Ante ella se levantaban filas y filas de altas plantas de hoja,
cada una cargada con pequeños frutos rojos, aproximadamente del
tamaño de una cereza, solo que más brillante. Está bien, así que no está
anocheciendo, entonces, pensó para sí misma un tanto aliviada.

—¿Ahora qué? —le susurró a él.

—Cuando yo diga corre, tú me sigues y corres. No te pares y no mires o


digas oohh y aahh, ¿de acuerdo?

Elora asintió, sin tener ni idea de lo que él estaba hablando pero


suponiendo que sería mejor para ella solo estar de acuerdo con él que
hacer preguntas.

De repente, Rin y Cush alargaron sus manos y rayos de luz salieron


disparados. El campo delante de ellos que había estado desbordado con
una exuberante planta cómo de vid, repentinamente estaba ardiendo en
una llamarada azul y blanca. Elora sintió su boca formando una O justo
cuando escuchó la voz de Cush sobre el crepitar de las llamas.

—¡CORRE!
Ella sintió su brazo siendo jalado y finalmente apartó la mirada de la
increíble vista ante ella. Se dio la vuelta y corrió detrás de Cush, moviendo
sus brazos a la vez con sus piernas. Miró hacia atrás rápidamente para
asegurarse de que Lisa estaba con ella y, por supuesto, su mamá estaba
justo detrás. Aunque sorprendente debido al fuego rugiendo, Elora pudo
oír voces viajando sobre los campos. Los sonidos solo la hacían querer
correr más rápido. Llegaron a otro campo y una vez más Rin y Cush
hicieron su acto de lanzamiento de llamas y corrieron de nuevo. Elora
estaba convencida que de alguna manera su cuerpo estaba alimentándose
a sí mismo con mega dosis de adrenalina porque ella no podía creer que
todavía estaba corriendo. Quemaron filas tras filas y luego corrieron hasta
que finalmente fueron detenidos de pronto por un gran edificio.

—Entorno desconocido —dijo sin aire mientras se inclinaba sobre sus


rodillas tratando de recuperar el aliento. Miró a Cush quien estaba
irritantemente relajado e imperturbable. Idiota, pensó ella mientras él le
dedicó una sonrisa arrepentida.

—La mitad del trabajo ya está hecho —dijo Rin, tan tranquilo y sereno
como Cush lo estaba.
152
Elora los despidió con un movimiento de manos.

—Ustedes vayan adelantándose —dijo, todavía intentando recuperar el


aliento—. En serio, estaremos vigilantes, si vemos algunos elfos oscuros
les pegaremos un grito.

Cush rio.

—Nena, ni siquiera puedes hablar; ¿cómo demonios vas a gritar?

—Tecnicismos —jadeó ella.

Él se acercó y tomó su mano, poniéndola detrás de él.

—Vámonos, chica dura —bromeó—. Sigue respirando así y podrías


ahuyentar a cualquiera que se meta en nuestro camino.

—Ja, ja —replicó ella—. Eres jodidamente gracioso.

Los otros siguieron detrás de Cush mientras él los llevaba hacia una
puerta lateral. Su cabeza se inclinó a un lado como si estuviera
escuchando, aunque Elora no podía imaginar qué podía posiblemente
escuchar por encima de las llamas que ellos habían encendido y por los
elfos oscuros gritando en los campos tratando de hacer frente al caos.
Después de varios minutos, puso su mano en el pomo de la puerta y tiró
de ésta abriéndola sin esfuerzo.

—¿Eso estaba desbloqueado? —susurró Elora.

—Si te digo que no, ¿vas a pensar que soy impresionante? —le preguntó
con una chispa de travesura. Fue entonces cuando Elora se dio cuenta de
que él se estaba divirtiendo.

—Te gustan este tipo de cosas, ¿no?

Él la instó a entrar y dejó a Oakley hacerse cargo de sostener la puerta.

—Es para lo que estoy entrenado. Así que, supongo que se podría decir
que sí, disfruto haciendo para lo que he sido entrenado.

Ella lo siguió por un pasillo largo y de apariencia estéril. Las luces


alineadas en el techo y las bombillas fluorescentes brillando en las
austeras paredes blancas eran irritantemente brillantes. Elora observó a
Cush mientras se movía, su cuerpo a punto y listo para atacar. Sus 153
palabras resonaron en su mente, es para lo que estoy entrenado, sí,
disfruto hacer aquello para lo que he sido entrenado. Por primera vez desde
que él le había dicho que no quería una Elegida, ella finalmente lo
entendió. Cush era un guerrero. Esto era quién él era y lo que hacía. No
solo eso, sino que realmente le encantaba. Y ella, bueno, ella era una
preocupación y una distracción. No había querido traerla con él porque
estaba preocupado de que ella sería lastimada. Probablemente, él ni
siquiera se había dado cuenta, pero Cush no sería capaz de disfrutar
haciendo lo que amaba porque estaría demasiado ocupado preocupándose
por ella. Mientras ella miraba su increíble estampa, no pudo dejar de
preguntarse cuánto tiempo tomaría hasta que él comenzara a resentirse
con ella. Si era ella quien le impedía hacer lo que realmente disfrutaba
haciendo, cuánto tiempo hasta que él la mirara con sus ojos celestes sin
contener la ternura que ella veía en ellos ahora.

Cush se detuvo de repente y la alcanzó. Elora nunca había tratado de


bloquear sus pensamientos de él, pero no quería que supiera cómo se
estaba sintiendo en ese momento, así que, se imaginó la más gruesa y alta
pared imaginable y mentalmente la puso entre ellos. Tan pronto como sus
dedos se entrelazaron con los de ella, supo que había sido un éxito basado
en el ceño que él le dio. Ella le devolvió la mirada con un encogimiento de
hombros.

—Vamos a hablar de esto una vez que hayamos terminado con este lío —le
dijo con severidad.

Jodidamente que sí lo haremos, pensó a salvo detrás de su pared, y entre


ahora y entonces voy a encontrar la forma de como dejarte ir.

154
Capítulo 12
Traducido por rihano y Jessy

Corregido por Annius

“Soy un ser humano egoísta. Nunca he negado eso, ni he intentado


afirmar lo contrario. Pero ahora, de repente, me encuentro deseando
hacer lo correcto y, francamente, lo correcto es una mierda. No, retiro
lo dicho, lo correcto lanza trozos absolutamente de la clase más
enferma, y realmente todo lo que quiero hacer es zapatear y gritar que
no quiero y tú no puedes obligarme”. 155
~Elora

Cush fue momentáneamente sorprendido mientras tiraba de Elora detrás


de él, su mano todavía apretada en la suya. Cuando había tomado su
mano en la suya, Cush sintió su alma buscar por la de ella. Pero para su
sorpresa y frustración, en el momento en que su mano se había envuelto
alrededor de la suya, todo lo que obtuvo fue una pared de piedra fría de
nada. Él entrecerró sus ojos mientras la miraba. Qué estás ocultando,
Pequeño Cuervo, preguntó, aun sabiendo que ella no lo oiría. Todo lo que
ella le dio fue un encogimiento de hombros en respuesta a su mirada, la
pequeña zorra. Él no tenía el tiempo para interrogarla acerca de eso, no
cuando estaban en medio de territorio enemigo, y eso solo lo frustraba
más.

Él encontró una puerta con un símbolo de riesgo biológico pegado en el


frente de esta y decidió arriesgarse. Había tenido la esperanza de que
prender fuego a los cultivos sacaría a la mayoría de los elfos oscuros que
podrían estar trabajando allí, dándoles un mejor acceso a las drogas que
ya habían sido creadas. Cuando él abrió la puerta escuchó por cualquier
movimiento. No se molestó en mirar atrás, él confiaba en que Rin
manejara las cosas a su espalda.

Captó en el sitio varias enormes cubas plateadas alineadas a las paredes.


Cush se acercó a la más cercana y abrió un pico situado en la parte
inferior del tanque. Líquido rojo oscuro comenzó a derramarse en el suelo.

—Bingo —dijo en voz baja Elora.

Una vez que todos estaban en la habitación, Cush les indicó que
retrocedieran contra la pared donde se encontraba la puerta.

—¿Por qué tengo la sensación de que esto está a punto de volverse muy
complicado? —preguntó Lisa.

—Ese es el por qué siempre debes vestir de negro, Lisa, —explicó Elora
mientras presionaba su espalda contra la pared—. Nada tiñe el negro.

—¡Oye! —Un grito repentino atrapó su atención.


156
Cush dio la vuelta al oír la voz profunda. Inmediatamente localizó al
propietario de la voz y juzgó su proximidad a Elora. Un elfo oscuro alto se
paró justo dentro del umbral, a solo unos pocos metros de su Elegida. El
elfo oscuro se dio cuenta de inmediato quine era una presa fácil y comenzó
por los humanos, pero Rin y Cush ya se estaban moviendo.

Rin arrastró al elfo oscuro como un defensa profesional y lo llevó hacia la


pared del fondo.

Ellos la golpearon con tal fuerza que sacudió el edificio alrededor de ellos.
Cush se volvió para encarar la habitación y cerró los ojos y llamó a la
energía del viento. Su gente estaba cerca de la naturaleza. Tenían una
comunión con esta que la mayoría no tenía, por lo que eran capaces de
recurrir a su poder. La naturaleza era una fuerza a tener en cuenta. El
viento azotó a través de la sala, derribando las cubas; el líquido rojo se
derramó en el suelo como un océano de Rapture que bañaba todo en su
camino.

Cush se volvió para ver a Rin aún luchando con el elfo oscuro. Comenzó a
dirigirse hacia él para ayudarlo pero Rin gritó:

—¡VETE!
Cush hizo una pausa, pero luego se dio cuenta de que su compañero tenía
evaluada la situación correctamente. Necesitaban salir rápidamente antes
de que más elfos oscuros regresaran. Agarró la mano de Elora, una vez
más y les indicó a los demás que siguieran.

—¿Qué hay de Rin? —gritó Lisa mientras corrían de regreso por el largo
pasillo.

—Puede manejarse —gritó Cush por encima de su hombro, creyendo en


sus palabras totalmente, a sabiendas de que Rin era un talentoso
guerrero.

Ellos regresaron afuera donde los incendios continuaban haciendo


estragos. Cush contuvo una sonrisa mientras los elfos oscuros echaban
agua a las llamas sobrenaturales, haciéndolo peor sin saberlo. Corrieron,
siguiendo la dirección por donde habían venido, pero apartándose mucho
más que la primera vez. Cush sabía que los humanos necesitaban
descansar pero él no podía parar; quería a Elora tan lejos de ese lugar
como fuera posible, tan lejos como fuera posible de los elfos oscuros que la
matarían sin pensarlo dos veces. 157
Para el momento en que lograron regresar al vehículo, Lisa, Oakley, Tony y
Elora parecían como caballos cansados que habían sido corridos por días.
Sus cabellos eran arrastrados por el viento y pegados a sus cabezas con
sudor, sus ojos abiertos ampliamennte por el miedo y la conmoción, y sus
ropas un revoltijo rasgado por las ramas que los habían golpeado mientras
corrían. Sus zapatos estaban empapados con el líquido rojo y ahora
cubiertos de tierra también. Los cuatro cayeron, se inclinaron o se
arrodillaron en el suelo, tratando de recuperar sus alientos. Momentos
después de su regreso, Rin saltó a través del terreno cubierto de malezas y
aterrizó junto a Cush. Él pareció en todo momento tan tranquilo como
Cush lo hacía, ni siquiera la más mínima pérdida de aliento.

—¿Lo eliminaste? —preguntó Cush.

Rin asintió solemne.

—Bien, tenemos que irnos —les dijo Cush mientras se acercaba a Elora y
la levantaba. Agarró con sus manos su cara y la miró a sus ojos muy
abiertos—. ¿Estás bien?

Ella asintió.
—Solo un día normal en la vida de mi novio guerrero.

—¿Novio? —Sus labios temblaron con el asomo de una sonrisa.

—¿Cómo quieres que te llame? —preguntó ella mientras se sacudía los


sucios pantalones.

—Mientras me llames tuyo —le susurró al oído. Cush no sabía por qué
sentía la necesidad de recordárselo, pero por alguna razón el lado posesivo
que había asomado su fea cabeza en el momento en que ella había entrado
en su vida, estaba gruñendo por ser oído. Se volvió para llevarla al
vehículo cuando Rin le gritó.

—¡CUSH, ESPERA!

Él se congeló y luego se volvió para mirar a su amigo. Rin estaba


escuchando algo. Cush intentó no prestarle atención a todo lo que le
rodeaba y trató de escuchar lo que la naturaleza les estaba diciendo.

—Una bomba —rompió el silencio finalmente Rin.


158
—¿En el auto? —preguntó Oakley y retrocedió desde el vehículo que él
estuvo a punto de tocar.

Rin asintió.

—¿Lo oyes? —preguntó Cush.

Cush lo oyó. El viento estaba gritándoles, diciéndoles que había algo malo
con el vehículo. Elora lo miró inquisitiva.

—Te lo explicaré cuando no haya una bomba esperando para estallar.

—Buen punto —añadió ella.

—¿Supongo que esto significa que vamos a tener que correr de nuevo? —
preguntó Tony.

Cush no respondió sino que alzó a Elora en sus brazos. Miró a Rin y luego
a Lisa, y Rin entendió lo que le estaba pidiendo que hiciera. Una vez que
una Lisa discutiendo estuvo en los brazos de Rin, ellos partieron a un
ritmo de trote decente, alejándose del valle y hacia el último pueblo que
habían encontrado. Iba a ser una larga carrera.
—Él los ha capturado, mi señor.

Las palabras rechinaron en el último nervio de Lorsan y tomó todo de él no


fulminar al mensajero. Pero ¿qué bien haría eso? A qué propósito serviría
matar a uno de los suyos solo porque él estaba irritado con Triktapic.

El mismo nombre del asesino, no espera, del rey, hacía hervir su sangre y
a su corazón latir fuerte.

Él quería su cabeza sobre una pica para decorar su jardín. Quería su


gloria destrozada y su fuerza y poder despojados de él hasta que estuviera
tan desnudo como el día en que nació. Y lo tendría. Trik no era un
cobarde; no se escondería detrás de las paredes de los Elfos de la Luz para
siempre. Atacaría pronto y cuando lo hiciera finalmente vería por qué
Lorsan era el Rey de los Elfos Oscuros. Trik al final vería que seguía
habiendo un poder que era más grande que el de todos los demás, Señores
del Bosque o no. Había algunas cosas que no podían ser destruidas.

—Vamos, Trik, estoy esperándote. Ven a ver a tu viejo rey —murmuró


Lorsan hacia la sala del trono vacía. 159

Cassie abrió la puerta al oír el suave golpe. Syndra estaba parada justo
afuera viéndose tan regia como siempre.

—Vine a ver cómo estás —le dijo.

Cassie sonrió.

—¿Trik te envió?

Syndra rio.

—Oh niña, ¿no has aprendido todavía? Yo no hago nada de lo que nadie
me dice que haga, rey o no rey. —Entró en sus habitaciones y cerró la
puerta detrás de ella mientras Cassie daba un paso atrás—. No, he venido
por mi propia voluntad. Ser atacada en tu cama mientras estás
durmiendo, y no por tu pareja, bueno eso puede ser un poco demandante.

Cassie no trató de ahogar la risa casi histérica que hervía por salir. Solo
Syndra podría haber puesto algo que había sido tan aterrador en términos
que sonaban tan displicentes.
—Demandante —repitió ella las palabras de la elfo.

Syndra asintió y se dirigió hacia el sofá grande. Se sentó y se puso cómoda


y luego le indicó a Cassie que tomara asiento también. Cassie sabía que no
había forma de disuadir a Syndra así que mejor simplemente se unía a
ella.

—¿Va a matarlos? —soltó Cassie de repente.

Los ojos de Syndra se abrieron un poco y alzó las cejas.

—¿Crees que debería matarlos?

Cassie resopló y se echó hacia atrás en la silla.

—Odio cuando me contestas con una pregunta. Me recuerda a mi mamá.


Ella es una abogada, ya sabes. Es tan buena en llevar a una persona a
discutir en círculos, y para el momento en que ha terminado contigo, todo
lo que puedes hacer es asentir y decir: sí, señora.

Syndra no respondió. Simplemente se quedó mirandola y esperó.


160
Finalmente Cassie respondió.

—Me preocupa que si él los mata permitirá a ese lado de sí mismo


gobernar. Quiero decir, enfrentemos los hechos, Syndra. Trik fue un chico
malo por mucho tiempo. Esos, um, esos. —Se atascó mientras intentaba
llegar a la palabra correcta—. Esos impulsos no se desvanecen. Me dijo
una vez que estaba en su naturaleza ser malvado, que era una parte de él.

Syndra puso los ojos en blanco.

—Deja a Trik ser melodramático. Mira —dijo ella, trabando la mirada de


Cassie con la suya—. No estoy diciendo que Trik no hizo cosas muy
terribles en su pasado. Digo, como van los armarios, el suyo está
rebosante de esqueletos, y quiero decir eso literalmente.

—No ayudas, Syndra —dijo Cassie secamente.

Syndra siguió hablando.

—Lo que estoy diciendo es que todos tenemos maldad en nosotros. Todos
tenemos la capacidad de ser crueles, de hacer daño, de hacer la vista
gorda cuando deberíamos hablar, todos nosotros, no solo los elfos oscuros.
—Ella sonrió entonces mientras su rostro se llenaba con algo que Cassie
reconoció como esperanza—. Pero al igual que todos tenemos la capacidad
para la maldad, también somos capaces de lo bueno. Tienes que tener más
fe en él, Cassandra. ¿Creo que es sabio para ti cuestionarlo? Sí, él necesita
que le digas esas cosas para que así piense antes de actuar. Pero después
de lo que le hiciste pensar, tienes que apoyarlo y recordarle que sabes que
es capaz de ser un hombre de honor.

Cassie se sentó sin palabras mientras observaba a la Reina Elfo de la Luz


ponerse de pie y salir con gracia de la habitación cerrando la puerta
silenciosamente tras ella. Frunció el ceño hacia la ahora cerrada puerta.

—Entonces eso fue un, ¿no, él no debería matarlos? —gritó, sabiendo que
Syndra la escucharía y que sin duda la ignoraría.

—¿Por qué los mandó aquí a tomar a Cassie? —le preguntó Trik a los dos
hombres por tercera vez. Todavía arrodillados mirando al suelo, ninguno
dispuesto a hablar. Podría hacerlos hablar si tuviera ganas de hacer un 161
desastre, pero la verdad de ello era que, Trik estaba cansado de torturar a
la gente. Se había cansado de ello hace mucho tiempo, pero antes no había
tenido opción, ahora la tenía.

Miró hacia Tamsin, que sin duda estaba esperando que pidiera algún tipo
de herramienta. En vez de eso, dijo:

—Tocaron a mi reina con la intención de hacerle daño. Por esa razón,


pierden sus vidas. No voy a conseguir ninguna información de ellos, y
Cassie está a salvo. Francamente, no tengo ganas de tener partes de
cuerpos esparcidas por la habitación. Mátenlos, y luego manden sus
cuerpos de vuelta a Lorsan.

Tamsin asintió, pero no dejó que la sorpresa que Trik sabía que sentía se
mostrara en su rostro.

—No mueras antes de ella —habló finalmente uno de ellos justo cuando
Trik se estaba dando la vuelta para irse.

—¿Qué dijiste?

El elfo oscuro que Trik conocía como Agog habló otra vez.
—Si mueres antes que ella, le hará cosas terribles. Cosas que no puedes
siquiera comenzar a imaginar.

Trik entrecerró los ojos hacia él y luego se arrodilló justo enfrente.

—¿Te dijo que me dijeras esto? ¿Crees que me asusta?

Agog sacudió la cabeza.

—No, sé que no te asustas fácilmente. Pero si algo debería asustarte,


debería ser lo que él le hará a tu reina, y lo que le permitirá a otros
hacerle.

—¿Por qué me estás diciendo esto ahora? —preguntó Trik.

—Voy a morir. Tal vez pueda redimirme de alguna manera. Tú eres el


legítimo rey; siempre lo has sido.

—Eres un traidor a tu gente —le espetó Tran, el elfo oscuro, a Agog.

Agog se encogió de hombros.


162
—No somos más que hombres muertos; no tenemos gente.

—No te voy a conceder tu vida —le dijo Trik—. Pero me aseguraré de que
tu muerte sea rápida.

Agog le dio un asentimiento final y luego encontró su mirada.

—Espero que salgas victorioso.

Cuando Tamsin cerró la puerta tras de ellos bloqueando a los dos


prisioneros de la vista, Trik dejó escapar un cansado suspiro y sacudió la
cabeza.

—Me estoy volviendo demasiado viejo para esto.

Tamsin se rió entre dientes.

—Tanto tú como yo. —Hizo una pausa y miró atrás hacia la puerta como si
pudiera ver más allá de esta a lo elfos oscuros—. Estás haciendo lo
correcto —le aseguró.

Trik asintió.

—No podía dejarlos vivir, pero tampoco tenía que hacerlos pedazos. Nos
vamos a primera hora. Estoy cansado de esperar. Estoy listo para que
Lorsan sea destruido y para saber que mi Elegida está a salvo, así como
también nuestra gente y los humanos.

—Me aseguraré de que todos estén preparados —le aseguró Tamsin.

—Tamsin —dijo Trik antes de que el Rey Elfo de la Luz pudiera alejarse—.
Gracias.

—¿Los mataste? ¡GAH! —gruñó Cassie—. Siento que todo lo que hago es
preguntar si vas a matar a alguien o si alguien piensa que deberías matar
a alguien.

Trik hizo una pausa mientras permanecía de pie en la puerta abierta de


su habitación. Miró hacia su obviamente agotada Elegida y no pudo evitar
pensar lo hermosa que era, incluso en su estado de estrés. Se puso de pie
mirándolo con ojos bien abiertos y serios y supo lo que ella quería oír, pero
no era lo que él podía decirle. 163
—Están programados para morir —dijo finalmente mientras cerraba la
puerta tras de él. Caminó hacia ella y cuando estuvo al alcance de sus
brazos, la tiro hacia él y la abrazó. Supo en ese momento que era más por
su propia comodidad que la de ella. No podía darle lo que quería, sin
importar lo decepcionada que podría estar de él.

—Trik. —Ella se apartó y miro hacia él—. Cariño, no estoy decepcionada


de ti. ¿Eso es lo que realmente piensas? —le preguntó, obviamente
después de captar sus pensamientos.

—Sé que no quieres que sea un asesino —le dijo.

Dio otro paso, poniendo un espacio entre ellos que él no quería. Levantó la
mano para que no se acercara y él le frunció el ceño.

—Espera —dijo con severidad—. Necesitas escuchar esto. NO estoy


decepcionada de ti. Todo lo contrario. Estoy tan malditamente orgullosa de
ti. Te admiro, y, sí, temo por ti. ¿Crees que no he visto dentro de ti?
Constantemente me estás diciendo que eres un libro abierto para mí y que
no escondes cosas de mí. Bueno, noticias de última hora, chico carcaj, he
mirado. He visto. Y sé que no quieres ser quien fuiste una vez, y mi única
preocupación era que si matabas a esos hombres luego la oscuridad que
he visto luchando en tu interior ganaría nuevo terreno —respiró
profundamente y luego exhalo mientras apartaba mechones de cabello de
su rostro—. Por favor no pienses que me has decepcionado. Por favor
comprende que apoyo tu decisión y la acepto; la entiendo.

—¿Lo haces? —preguntó él sorprendido por sus palabras.

—Sí, lo hago. Sé que como un rey tendrás que tomar decisiones difíciles, y
sé que la seguridad de aquellos bajo tu cuidado van primero.

—No —negó con la cabeza—. Tú seguridad viene primero, luego la de todos


los demás.

Ella sonrió.

—Bien, mi seguridad es primero. Siento que Lorsan te haya puesto en la


posición de tener que matar.

Trik dejó salir un profundo suspiro.

—Bueno, va a estar poniéndome en esa posición muchas veces a partir de


164
mañana.

—¿Qué? —preguntó Cassie confundida.

—Salimos a primera hora. —La miró, extendió la mano y acarició


suavemente su mejilla con su pulgar—. Para la batalla, amor. Estoy
cansado de esperar. Es hora de terminar esto.

Ella caminó hacia sus brazos abiertos y apoyó la cabeza en su pecho. Trik
sintió lo correcto de su cálido cuerpo y cuando cerró los ojos y dejó su
esencia y su familiaridad absorberse en sus huesos, rezó a los Señores del
Bosque que esta no fuera la última vez que sostuviera a su Elegida. Rezó
que hubiera muchas noches más, ojala con menos ropa.

—Escuché eso —dijo con la voz amortiguada y él rió mientras besaba su


frente.

—No puedes culpar a un hombre por tener esperanzas, Hermosa,


especialmente cuando su futura esposa se ve como tú.
Capítulo 13
Traducido por Jane, Jadasa Youngblood y Shilo

Corregido por Annius

“Hemos hecho al mundo arder. Hemos tomado lo mismo que


utilizábamos para hacerlo genial y derramado por el suelo,
pisoteándolo mientras huimos. Hemos golpeado, y ahora corremos
cuando la bestia que hemos provocado viene a la vida. Si perdemos, al
menos podemos decir que no nos fuimos en silencio en la noche. Nos
pusimos de pie por lo que era correcto. Nos pusimos de pie por 165
aquellos que no pudieron ponerse de pie por sí mismos”.

~Tony

Elora oyó la explosión antes de sentir el calor de esta mientras Cush la


llevaba en sus brazos. Estableció su ritmo y sus pies nunca vacilaron
incluso cuando la tierra tembló.

—Casi nos metimos en ese vehículo —murmuró para sí misma con


incredulidad—. Habríamos explotado en pequeños pedazos.

—No puedo imaginarte en pequeños pedazos —le dijo Cush, ni siquiera


respirando con dificultad.

—¿Acabas de hacer una broma?—preguntó mientras miraba a los ojos.

Sus labios temblaron pero no le respondió. Ella envolvió sus brazos


alrededor de su cuello y se impulsó para poder mirar por encima de su
hombro. Su boca se abrió ligeramente al ver las llamas que envolvían el
vehículo. Estas llamas no eran las mismas que las que Rin y Cush habían
producido; estas llamas eran negras.
—¿Qué dia…? —murmuró.

—¿Llamas negras? —preguntó Cush mientras continuaba corriendo.

Ella asintió mientras sus ojos seguían mirando fijamente a las llamas
impares.

—Su magia es un producto de lo que está dentro de ellos. Magia negra


para un alma oscura —explicó.

—Así que, básicamente, ¿cómo te ves en el interior es lo que saldrá?

—Exactamente —concordó él.

Continuaron en silencio y Elora finalmente se acomodó en sus brazos.


Apoyó la cabeza contra su pecho y trató de mantener el muro entre ellos.
Estaba cansada de sostenerlo. Lo echaba de menos, por extraño que
pareciera, incluso cuando estaba en sus brazos. Echaba de menos la
cercanía que se sentía entre ellos cuando no tenía un muro mental,
separándolos. Sabía que en el momento en que lo bajara él sabría lo que
pensaba y sabría que tenía la intención de permanecer en el mundo 166
humano sin él. Y sabía que él probablemente explotaría de furia, así que
por ahora mantendría esa pequeña información para sí misma. Maldita
sea, ¿dónde está mi mejor amiga cuando la necesito? Pensó. Oh, es correcto,
está atrapada en otra dimensión intentando sacar un rey elfo oscuro, agregó
y sonrió para sus adentros. Cassie se burlaba de ella por hablar consigo
misma, pero si Elora conocía a Cassie, su mejor amiga ya había tenido
muchas de sus propias charlas de ánimo consigo misma.

No sabía cuánto tiempo corrieron cuando finalmente sintió a Cus


comenzar a disminuir. Levantó la cabeza de su pecho y miró a su
alrededor. Vio que su mamá se encontraba de pie junto a ellos así que
Elora se apartó de Cus, haciendo un gesto para que él la dejara en el
suelo. Se dio cuenta de que él no quería, pero finalmente cedió.

—Hay un motel allí —dijo Tony sin aliento. Se refería a un edificio en


ruinas que lucía un parpadeante letrero de neón que luchaba para hacer
publicidad V_CA_CY.

—Bien —jadeó Oakley mientras también trataba de recuperar el aliento—.


Correr por mi vida me agota y me vendría bien una ducha.

—Tenemos dos habitaciones —tomó la palabra Cush.


—Digo que, mujeres y hombres —dijo Elora rápidamente antes de que
Cush pudiera asignarlas. Cush frunció el ceño, pero ella simplemente se
encogió de hombros.

—Tienes mucho que aprender si piensas que lo vas a disuadir —le susurró
Lisa cuando se acercó más.

—¿Qué se supone que significa eso? —preguntó Elora a su mamá.

—Hablaremos pronto. —Lisa le sonrió suavemente—. Estoy de acuerdo


con tu hermano; necesito una ducha.

Cush tomó la mano de Elora.

—Vamos a las habitaciones; ustedes observen cualquier cosa que parezca


sospechosa.

—¿Y por sospechar que quieres decir? —preguntó Oakley.

—Personas que son demasiado hermosas, llamas negras, o alguien


sosteniendo un cartel que dice soy un elfo oscuro y estoy aquí para
167
matarte —bromeó Elora.

—Correcto —Oakley se rio entre dientes—, gracias, hermanita.

—En cualquier momento, hermano, como he dicho, te cuido la espalda.

Veinte minutos más tarde Elora se arrojó sobre la rancia cama del motel y
suspiró.

—Salvar el mundo es agotador.

Lisa se rió.

—¿Estás segura de que salvar al mundo es lo que te tiene agotada?

—Ugh, no me lo recuerdes —se quejó—. Bueno, ¿sabes cómo en las


películas la gente siempre tiene revelaciones en los momentos más
inoportunos?

Lisa asintió mientras se sentaba en la cama frente a su hija.

—Bueno, eso sucede en realidad —continuó Elora—. Quiero decir que


estábamos en medio de una zona de guerra con Cush y Rin disparando
magia de elfos y llamas por todas partes y BAM! —gritó—. Simplemente
me golpeó, a Cush le gusta lo que hace, Lisa. Le gusta ser un guerrero. Le
gusta cazar a los malos y eliminarlos y me interpondré en eso. Es por eso
que no quería una Elegida. Es por eso que en un primer momento no me
quería. —Las palabras fueron solo un poco dolorosas cuando las dijo,
aunque sabía que le harían un daño peor si pensaba que él realmente no
la quería.

—Está bien —Lisa la impulsó a continuar.

—Bueno, me di cuenta de que no puedo quitarle eso. Quiero decir, en


serio, ¿cuánto tiempo hasta que se dé la vuelta una noche y me mire y
piense ¿esto es por lo que renuncié a luchar? No quiero que se resienta
conmigo, Lisa —dijo mientras se sentaba y estrellaba una mano contra su
pecho con énfasis—. Me mataría si un día se diera cuenta de que era
infeliz y habría sido más feliz si no me hubiera tomado como Elegida, o lo
que sea, sinoque hubiera continuado siendo un guerrero.

—Elora, cariño —comenzó Lisa pero Elora levantó la mano para detener a
su madre.

—No, sé lo que vas a decir y lo entiendo. Lo hago. Sé que porque soy su 168
Elegida hay una cierta mística de compañeros del alma, y vas a decir que
no hay manera de que alguna vez pueda resentirse, pero no creo eso.

—Bueno, eso no es lo que iba a decir. —Lisa se rió entre dientes—. Pero
buena suposición. Lo que iba a decir es que ¿no crees que Cush tenga
edad suficiente para decidir por sí mismo lo que quiere?

Elora pareció sorprendida.

—No —dijo decidida, lo que consiguió otra risa de su madre.

—¿Y por qué no? —preguntó Lisa.

—Porque es un chico y más que probable que simplemente esté pensando


en lo que sucede en el dormitorio, si estamos juntos o lo que sea.

—Elora. —Lisa sacudió la cabeza—. Cush no es un muchacho de dieciséis


años. Es un hombre adulto, un antiguo guerrero, que ha sabido toda su
vida que un día podría conocer a su Elegida. Necesitas darle más crédito
que eso.

Elora pensó por unos momentos antes de que finalmente se encogiera de


hombros.
—Puede ser. Pero, ¿es realmente una oportunidad que deba tomar?

—¿Se trata de Cush? ¿O es eso de tener miedo de que te hagan daño? —


preguntó Lisa.

Elora sintió como si una tonelada de ladrillos cayera sobre su pecho. Parte
de ello era definitivamente por Cush, pero ahora que su madre había
hecho la pregunta que había tan estudiadamente evitado en su propia
mente, la simple verdad de eso la miraba a la cara y no podía darle la
espalda. Lo amaba. Simple y llanamente, amaba al elfo guerrero que era
agobiante, mandón, agresivo, y sin embargo sorprendente, divertido y
dulce. Lo amaba y estaba aterrorizada de que él no, no pudiera amarla.

—Eres terrible —le dijo a su mamá con una media sonrisa.

Lisa le acarició la pierna.

—Habla con él.

—Sí, está bien, haré eso —hizo una pausa—, después de que el mundo
esté a salvo. 169
Lisa sacudió la cabeza y se puso de pie y caminó hacia la puerta de su
habitación de motel. Ella la abrió y miró a su hija.

—No, lo harás ahora.

Los ojos de Elora se abrieron cuando Cush entró.

—Gracias, Lisa —le dijo a su mamá, sus ojos sin dejar de mirarla.

—Mierda —exhaló Elora cuando el objeto de su conversación cerró la


puerta detrás de su mamá y la bloqueó.

Tony observó cuando Lisa entró en la habitación de motel que compartía


con Oakley y los otros dos elfos guerreros de luz. Parecía muy joven para
tener un hijo adulto y su hija casi adulta, pero si hubiera estado acoplada
a un elfo, estaba, al menos, cerca de la inmortalidad.

—Entonces, ¿cuál es tu historia? —le preguntó mientras se sentaba en la


pequeña mesa y sillas que se encontraban en la esquina de la habitación.
La cabeza de Lisa se levantó para mirarlo; sus ojos se abrieron un poco
ante su pregunta.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

Tony se acercó y se sentó frente a ella.

—Quiero decir, ¿cómo terminó una humana de Elegida de un elfo oscuro,


teniendo a sus hijos, y luego terminando como una viuda?

Ella sonrió, pero no llegó a sus ojos.

—¿Te das cuenta de que me preguntaste cómo terminé de viuda de un elfo


oscuro, verdad? Tiene mucho más sentido que si soy una viuda sería de
un elfo oscuro y no de un elfo de luz, ¿no es así?

—Estás esquivando la pregunta —señaló.

Ella se encogió de hombros.

—No es algo de lo que me gusta hablar. Todos nosotros —ella lo miró


deliberadamente—, tenemos esqueletos en nuestros armarios, algunos 170
más que otros.

Tony levantó las manos en señal de rendición.

—Touché.

—Todo lo que necesitas saber, Tony, es que mi compañero era un buen


hombre y murió haciendo lo correcto.

—¿Trik lo mató?

Las palabras quedaron suspendidas en el aire entre ellos como una


enfermedad contagiosa que ninguno de ellos quería agarrar. Lisa encontró
su mirada y le dio una pequeña asentimiento. Tony la observó por unos
segundos más antes de volver a hablar.

—¿Y ahora qué? ¿Cush tiene un plan después de destruir la producción de


Rapture?

—Necesitamos llegar a los portales traseros para abrirlos —le dijo ella—.
Descubrimos que la única manera de hacerlo es tener a uno de los
súbditos de Lorsan voluntariamente dando un sacrificio de sangre.
Tony se rió en voz alta mientras su mano se estrellaba de golpe sobre la
mesa.

—¿Crees que conseguirás que uno de los elfos oscuros traicione a su rey?
—Sacudió su cabeza—. No es probable. Están demasiado asustados de lo
que él les hará.

Rin se incorporó de donde se encontraba recostado sobre una de las


camas de motel.

—Nunca dijimos que iba a ser uno de los elfos oscuros —señaló—. Dijimos
que tenía que ser un súbdito de Lorsan, es decir, cualquiera bajo su
gobierno.

La cabeza de Tony giró lentamente hasta que sus ojos se encontraron de


golpe con el gran guerrero.

—Ahh —dejó escapar un suspiro—. Quieres que yo sea el sacrificio.

171
—¿Estás lista para hablar? —preguntó Cush.

Elora enderezó su camisa por enésima vez, a pesar de que no lo había


necesitado, tampoco las otras noventa y nueve veces, y estudiadamente
intento evitar encontrarse con su mirada penetrante.

—Bueno, no creo que tenga mucho para elegir, parece que tú y mi mamá
están confabulados en mi contra.

Escuchó el cálido retumbar de su profunda risa y luchó contra el impulso


de subirse en su regazo y rogarle que la abrace. Tenía que ser fuerte y
conseguir que malditamente comprenda porque necesitaba que él entienda
que ella no iba a dejar que esto suceda entre ellos solo porque se hallaban
destinados el uno al otro. ¿Ella lo quería? Infiernos, sí, pero no si le
costaba hacer lo que más le gustaba.

—¿Y? —La animó cuando ella no continuó.

Finalmente, levantó su cabeza para mirarlo. Inmediatamente se dio cuenta


de que esto era una mala decisión porque sus ojos celestes estaban casi
bailando con deseo, y prácticamente podía verlo temblando como un adicto
con su necesidad de colocar sus manos sobre ella. Ella conocía la
sensación.

—Hoy me di cuenta de algo mientras estábamos ahí —señaló la puerta


junto a él—, quemando plantas de elfos y corriendo por nuestras vidas.

Él esperó.

Ella retorcía sus manos en su regazo y un poco su labio inferior antes de


continuar:

—Me di cuenta de que realmente disfrutas cazar a los chicos malos, y


realmente disfrutas ser un guerrero, haciendo lo que estás entrenado para
hacer.

—¿Te diste cuenta de esto porque te lo dije? —preguntó.

Sacudió su cabeza.

—No, me di cuenta porque estaba escrito en tu rostro. Eras como un niño


en Navidad.
172
—¿Y?

Sus ojos se abrieron ampliamente ante él y apretó su mentón mientras la


cólera brotaba en su interior.

—¿Y? —espetó—. Y yo decidí que no voy a ser quien te detenga. No voy a


ser la razón de que dejes de hacer lo que estás entrenado para hacer, lo
que obviamente amas hacer.

Respiraba un poco más pesadamente cuando terminó mientras intentaba


controlar sus emociones. Eran tan fuertes por él y todavía no se
acostumbraba a sentirse tan emocional y, honestamente, no le gustaba.

—¿Qué quieres decir con que decidiste? —Su tono de voz fuerte y palabras
suaves debería haber sido una bandera roja para que se calle, pero luego
Elora era realmente muy buena ignorando las banderas rojas cuando se
trataba de Cush—. ¿Qué exactamente decidiste? —preguntó.

Dejó escapar un profundo suspiro y pasó sus dedos por su cabello. Estiró
su larga melena por encima de su hombro y rápidamente la trenzo,
usándola como excusa para pensar antes de finalmente solo decir lo que
necesitaba decir.
—Decidí que una vez que todo esto termine, una vez que se hagan cargo de
Lorsan, y Trik y Cassie estén a salvo y todo esté bien en el mundo,
nosotros... —hizo un gesto entre ellos—, simplemente nos limitaremos a
seguir con nuestras vidas. —Hizo una pausa—.Por separado, en nuestros
propios reinos.

Elora decidió, tan pronto como la última palabra salió de su boca, que
nunca escuchó tal absoluto y completo silencio. Era como si los malditos
chinches, que estaba segura, vivían en la cama del motel, contenían la
respiración esperando ver lo que el guerrero haría. Dio un paso hacia ella y
luchó por no pararse desde donde se encontraba sentada y alejarse de su
imponente presencia.

—¿Honestamente crees que elegiría mi trabajo por encima de ti? —


Preguntó finalmente después de varios minutos tensos de silencio—.
¿Crees que preferiría ir a la batalla que estar con mi Elegida? —preguntó
antes de que pudiera responder a la primera pregunta.

Elora lamió sus labios nerviosamente y luego enderezó sus hombros y se


puso de pie así no tenía que reclinar su cabeza para mirarlo. 173
—De eso se trata, Cush. Puedo ser tu Elegida, pero no me elegiste. —BAM,
pensó para sí misma, ¿cómo te gustan las manzanas?—. Sientes lo que
sientes, porque tienes que sentirlo. No tienes elección y eso no es lo
suficientemente bueno para mí. No cuando esto significa que simplemente
puedes dejar de lado eso que te encanta hacer, algo que en realidad
elegiste.

Él se rió, pero ni por un minuto creyó que había humor en esa risa.

—¿Crees que elegí ser un guerrero? ¿Crees que no me obligaron a esta


vida? No somos humanos, Elora. No vivimos en una sociedad en la que
vamos a la escuela y llegamos a ser lo que desean nuestros pequeños
corazones. Como un hombre de mi carrera, es para lo primero que
evalúan, antes de que incluso tengamos un puñado de años de edad, es
nuestra capacidad de combate. ¿Nos defendemos o nos escondemos?
Protegemos primero a los demás o pensamos primero en nuestra propia
seguridad. Fui elegido por mi rey antes de cumplir cuatro veranos. Fui
seleccionado para ser un guerrero mucho antes de que incluso tuviera
aspiraciones o sueños. No pienses ni por un minuto que alguna vez elegí
esta vida. Fue elegida para mí. Estaba predestinado para ello, del mismo
modo que estabas predestinada para mí.
Elora no sabía qué decir a eso. No podía imaginar lo que debe haber sido
para un niño y que te digan que serás un guerrero, que no tenías otra
opción.

—Ves, ese es mi punto —dijo de repente dándose cuenta de lo que


intentaba hacerle comprender. Acababa de señalárselo y no iba a dejar
pasar la ventaja—. En tu vida, nunca te han dado una opción y no voy a
hacer lo mismo contigo. Está bien, lo entiendo, somos almas gemelas. Creo
totalmente en eso. —No iba a negarlo porque podía sentir que su alma le
gritaba por cerrar su gran trampa—. Pero no te voy a decir que tienes que
estar conmigo solo porque estábamos hechos el uno para el otro. Eso no es
justo para ti. —Hizo una pausa y luego terminó con—. O para mí.

Cush entrecerró sus ojos.

—Espera, ¿esto no es realmente sobre no querer ser forzada a estar


conmigo o esto es sobre el hecho de que no quieres estar conmigo? Acabas
de decir que no es justo para ti. ¿Sientes que estoy forzándote en esto? —
Podía ver el dolor en sus ojos y debía corregirlo. Debería decirle la verdad,
pero vio esto como su oportunidad de alejarlo, una oportunidad para 174
asegurarse de que no se quedaba con ella.

—Mira, me doy cuenta de que eres la otra mitad de mi alma. Entiendo que
sin ti no estaré alguna vez completa. Pero, Cush, simplemente eso, no es
suficiente para que te entregue mi vida y para ti tampoco debería ser
suficiente. —Se alejó de él y tuvo que morder su lengua para no llorar
porque sabía que en cualquier momento él iba a decirle que tenía razón.
En cualquier momento, iba a decirle que tenga una vida agradable e iba a
romper su corazón. No quería que él la viera sí hacía eso y cuando
finalmente lo hiciera.

—Tienes razón —dijo después de varios segundos.

Elora sintió que su corazón comenzaba a romperse en mil pedazos


diminutos. Apretó sus manos en puños y dio la bienvenida al dolor de sus
uñas clavándose en sus palmas. Lo había dicho; estaba de acuerdo con
ella. Ahora solo tenía que ser lo suficientemente fuerte como para dejarlo
alejarse.

—Si todo lo que había entre nosotros era la conexión de almas gemelas, no
sería suficiente —continuó y ella apenas estaba escuchando porque
realmente lo único que quería era que se fuera así podía acurrucarse en
una bolita y llorar como la chica que nunca pretendió ser—. Si la única
cosa que nos hizo lo que somos el uno para el otro fue el lazo de Elegida
entonces no te pediría que te alejes de tu vida, pero eso no es todo lo que
hay y lo sabes. ¡MÍRAME! —gritó de repente y Elora saltó.

Lentamente se dio la vuelta y sus ojos se posaron sobre un guerrero elfo de


la luz muy enojado. Sus ojos casi brillaban y su pecho subía y bajaba
rápidamente con sus respiraciones cortas.

—Dímelo. Mírame a los ojos, Elora, y dime que no me amas.

—¿Qué? —casi le gritó.

Dio un paso acercándose y otro y otro hasta que estuvo a menos de treinta
centímetros de ella. Tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás para levantar
la vista hacia su rostro y observar su increíble belleza tan cerca de ella,
solo a una exhalación.

—Dime —susurró— que no me amas. Dime que la única cosa entre


nosotros es el enlace debido a que eres mi Elegida.
175
Las palabras estaban en la punta de su lengua. Podría mentir; razonó
consigo misma. Sería por el bien de él, después de todo, y solo sería una
pequeña mentira. Casi se rio en voz alta por ese pensamiento porque
verdaderamente sería la madre de todas las mentiras. Ella amaba a Cush.
Amaba todo lo que lo hacía quien era, hasta su terca inclinación de
barbilla y la llama de posesividad producto de su hostilidad.

—Y si me vas a mentir, por favor al menos trata de hacerlo convincente —


habló justo cuando tomó aliento para hablar.

Cerró sus labios y lo miró con furia. Encogió sus enormes hombros y luego
cruzó los brazos sobre su amplio pecho, esperando.

Elora quería pisotear y tener un momento de alguien de dos años, pero se


imaginó teniendo que contárselo todo a Cassie y decidió que no le daría a
su mejor amiga el placer de tal historia. En lugar de eso respiró
profundamente y consideró sus opciones. Podía mentir y tratar de ser
convincente, o podía decirle la verdad y esperar que no se riera de ella.
Inclinó su cabeza hacia un lado y miró por encima de su corpulenta figura
a la puerta detrás de él. O podría tratar de correr, pensó ella. Podría
totalmente sobrevivir en alguna playa de México. Hacen trajes de baño
negros después de todo. Cush dio un paso al lado, bloqueando
efectivamente su vista de la puerta. En realidad no podría superarlo; la
derribaría y luego su asombroso cuerpo estaría sobre el de ella y una cosa
llevaría a la otra. Su pulso se aceleró y casi sonrió cuando pensó, bueno,
entonces correr tenía sus posibilidades.

—Pequeño Cuervo. —La profunda voz de Cush la trajo de vuelta al


presente—. ¿Me vas a responder?

—Yo no… —empezó y casi dio un paso atrás cuando sus ojos se
entrecerraron peligrosamente. Se aclaró la garganta—, yo no tengo que
mentir.

—¿Estás diciendo que no me amas? —preguntó con incredulidad.

—No, estoy diciendo que lo que siento por ti nunca ha estado cuestionado.
Dije que no debería ser suficiente para ti sólo quedarte conmigo porque soy
tu Elegida —le recordó.

Sus labios se alzaron en esa exasperante media sonrisa suya mientras


habló.
176
—¿Entonces sí me amas?

—Maldición, Cush —gruñó finalmente Elora con frustración—. Realmente


no he dicho nada, buey. Solo que, no creía que debemos estar juntos solo
porque estamos predestinados. ¿Qué estás diciendo tú? ¿Qué quieres? —
La última parte salió más estridente de lo que quería.

—Te dije que te quería a ti. —Sus brazos se descruzaron y la alcanzó,


acunando su rostro en sus manos grandes—. Eres mía. Tu alma me
pertenece y la mía te pertenece a ti. Tú…

—Eso no es…

—Calla —le dijo cuando interrumpió—. No he terminado. Me has cautivado


con tu lealtad intensa e increíble valentía. Me deslumbras con tu belleza y
me honras con tu confianza y yo… te… amo.

Elora juró que si sus manos no hubieran estado en su rostro y su cuerpo


tan cerca del de ella, se hubiera desmayado. Lo había dicho.

—¿Qué? —jadeó. Tal vez quería escucharlo de nuevo; demándala.

—Te amo, Pequeño Cuervo. Eres mía y si piensas que voy a dejar que te
alejes de mí, que tengas tu propia vida con alguien más, entonces no
entiendes por completo la posesividad de un hombre de mi raza hacia su
Elegida.

—¿Estás seguro? —preguntó de repente.

—¿Estoy seguro de que no entiendes la posesividad? —empezó, pero lo


detuvo con un movimiento de su mano.

—No, eso no, G.I Joe gigante. ¿Me refiero a si estás seguro de que me
amas?

Una sonrisa se extendió por el rostro de Cush.

—Sí, Elora, estoy seguro.

Ella sintió una lágrima caer de su ojo y él la limpió con su pulgar. Su


rostro estaba ligeramente borroso por las lágrimas que no había
derramado, pero no quería parpadear para alejarlas, no quería dejar de
mirarlo, ni siquiera por el espacio de tiempo que le tomaría a sus párpados
cerrarse y volverse a abrir.
177
—¿No tienes algo que decirme a mí? —preguntó finalmente mientras la
miraba fijamente.

—Creí que ya lo sabías —molestó.

—Elora —gruñó Cush.

—Te amo —dijo rápidamente—. Amo todo sobre ti y la idea de no estar


contigo. —Contuvo un sollozo—. La idea que tal vez no me quieras, gah,
me siento como una niña. —Alcanzó su rostro para limpiar las lágrimas.
Cuando abrió sus ojos y alzó la mirada hacia Cush, contuvo el aliento por
la poderosa emoción que pulsaba sobre él.

—Siempre te voy a querer —le dijo antes de que sus labios se encontraran.
Elora jadeó y su boca se abrió dejando que Cush profundizara el beso. Sus
lenguas bailaron y la empujó más cerca, envolviendo una mano en su
cabello y la otra alrededor de su cintura. No necesitaba el estímulo. Se
presionó más cerca y fue recompensada cuando él gruñó su nombre
contra sus labios.

—¿Cómo podías pensar que no te amaba? —susurró contra su boca,


mientras se alejaba, sin aliento y ebrio de su olor.
—Mira, puedo ser un poco segura de mí misma a veces, pero no iba a
asumir que me amabas solo porque soy tu Elegida —le dijo mientras lo
miraba, deseando que solo se callara y la besara un poco más.

Una sonrisa malévola se extendió por su rostro.

—Escuché eso.

Elora no se había dado cuenta que la pared que había erigido tan
diligentemente se había derrumbado en el momento en el que había
confesado sus sentimientos por ella.

—¿Entonces por qué seguimos hablando? —preguntó mientras empujaba


su rostro hacia el de ella.

—«Buena pregunta». —Su voz acarició sus pensamientos mientras sus


labios reclamaban los suyos de nuevo.

Cush trató de dominar sus deseos mientras la empujaba hacia la cama del
hotel. Su mente estaba sin control con deseo, enojo, amor, lujuria, y luego
la intensa necesidad de reclamar y fundir sus almas, en el modo de su 178
gente, lo recorrió. Ella había planeado dejarlo. Honestamente había creído
que solo la dejaría ir y la dejaría estar con otro. Su pequeño cuervo necio
necesitaba una lección acerca de lo que verdaderamente significaba ser
una Elegida, lo que significaba ser su Elegida.

La presionó contra el colchón y cubrió su cuerpo con el suyo mucho más


grande. Los pequeños ruidos que estaba haciendo estaban empezando a
volverlo loco y cuando las manos de ella se dejaron llevar debajo de su
camiseta para encontrar piel sobre piel, se escuchó a sí mismo gruñir.
Luchó con la necesidad de tomarla, aunque su alma le estaba diciendo que
tenía todo el derecho sobre su inocencia porque ella le pertenecía. Él sabía
que a pesar de su urgencia ahora, ella quería casarse a la manera de los
humanos. Era la única vida que conocía y él no le permitiría hacer algo en
el calor de la pasión y emoción y luego arrepentirse después. La dejó
explorarlo un poco más e incluso recorrió la cálida piel de su estómago con
su mano, disfrutando su jadeo antes de alejarse finalmente.

—Elora —murmuró contra sus labios—. Mi precioso pequeño cuervo—.


Mordió su labio inferior y tuvo que agarrar rápidamente sus muñecas
cuando sus manos empezaron a vagar por lugares que realmente quería
que lo hicieran, pero sabía que si lo permitía, sería un pequeño cuervo
desnudo demasiado rápido.
—¿Qué? —preguntó inclinando su cabeza hacia un lado—. ¿Qué estabas
pensando?

Consideró bloquearla, pero estaba cansado de los muros entre ellos,


entonces se lo mostró. Jadeó y se sonrojó con varios hermosos tono de
rojo.

—Tus expectativas de mí son demasiado altas, Guerrero —le dijo


ligeramente avergonzada.

—Ya has superado cualquier expectativa que tuve alguna vez, Amor, y sé
de hecho que no te ves bajo una luz adecuada.

Sus ojos se ampliaron y quería reírse por las preocupaciones que bailaban
en su mente.

—¿Me has visto? ¿Cómo, a través de mi propia memoria?

Se rió.

—No, Elora, cálmate. Lo que te mostré es algo que todo hombre se


179
pregunta acerca de su mujer. Eso fue mi imaginación, Amor, no tus
recuerdos.

—Bueno, eres muy —Se aclaró la garganta y lo miró enfáticamente—


generoso.

La besó lentamente una última vez antes de levantarse y halarla con él.
Sostuvo su mirada, queriendo que tomara sus próximas palabras muy
seriamente.

—No más conversaciones de estar separados. Una vez que Lorsan ya haya
sido vencido, te vas a casar conmigo. Podemos discutir dónde vamos a
vivir una vez que estemos unidos y luego. —Sus labios se crisparon con
diversión mientras la veía con los pelos de punta—, luego me vas a dar
muchos, muchos niños. —Hizo una pausa y lamió sus labios y luego
agregó para dar énfasis—: muchos.

—Si te pateo en la entrepierna por ser un idiota, ¿vas a ser capaz de


procrear luego cuando ya no esté enojada contigo? —le preguntó con
calma Elora como si estuviera preguntando por el clima.

—Eres sexy cuando eres violenta —le dijo con una sonrisa.
Ella lanzó sus brazos al aire caminando más allá de él hacia la puerta con
un resoplido.

—Bien, no puedo amenazar a mi hombre porque piensa que lo estoy


incitando. Genial.

Él se rio mientras la seguía, disfrutando su exasperación un poco más de


lo que era saludable.

180
Capítulo 14
Traducido por IvanaTG, Verae & Veroonoel

Corregido por Annius

“Muchas vidas se han perdido en mi mano; tantos corazones


destruidos, tanto figurativa como literalmente. Aun así, habrá más
antes de que termine el día. Tendré que matar; Tendré que matar para
mantener a la que amo a salvo. Debo desatar a la oscuridad solo una
vez más. Espero que me perdone por lo que tengo que hacer”.
181
~Trik

Cassie podía sentirlo alejándose, poniendo distancia entre ellos. Ella


observaba mientras él ataba los cordones de sus botas, una tarea tan
humana, y sin embargo, lo hizo con la gracia de un ser de otro mundo. No
la miró, pero ella sabía que podía sentir sus ojos en él. Finalmente,
después de una mañana de calma, se levantó y se encontró con su mirada.

—¿Qué, Cassandra?

—Sé que hoy no será bonito. Sé que habrá bajas y que tendrás que matar.
Así que, ¿por qué me estás tratando como si te he condenado? —preguntó
repentinamente sonando tan desesperada como se sentía. Ella no lo
necesitaba alejándose, no ahora, no justo antes de que fuera contra el
único hombre que la había despojado de su dignidad.

Trik dejó escapar un profundo suspiro y apartó la mirada de la suya


mientras hablaba.

—Eres tan joven y tan inocente, y no digo eso —se apresuró—, para que te
sientas como una niña o insinúo que no eres capaz de manejar lo que
enfrentaremos hoy. Lo digo porque tengo que recordarme a mí mismo que
no todo el mundo ha estado en batalla. No todo el mundo ha matado para
ganarse la vida y no todo el mundo es tan frío en el interior como yo. —Se
volvió hacia ella y sus ojos plateados se bloquearonen los suyos—. Solo
vamos a salir de esto con vida y después podemos hacer frente a las
consecuencias, sea lo que sea. Nos vemos en la sala del trono cuando estés
lista.

Comenzó a decir algo, pero ya estaba cerrando la puerta detrás de él.


Cassie se quedó mirando la puerta, preguntándose qué había hecho mal.
Durante toda la noche la había abrazado, la besó, y le dijo lo mucho que
quería un futuro con ella, y luego esta mañana era como si él acababa de
girar un interruptor y de repente era Trik, el oscuro asesino, otra vez. No
sabía cómo hablar con este Trik; no sabía cómo razonar con él.

Terminó de vestirse y decidió hacer exactamente lo que dijo, centrarse en


seguir con vida y ganar a través de la lucha. Podía tratar con él cuando
todo estuviera dicho y hecho. Solo esperaba que ambos estuvieran vivos
para hacer eso cuando llegara el momento.
182
De repente la puerta se abrió de golpe y Trik irrumpió. En su rostro, una
mezcla de dolor, ira, miedo y amor luchaba como si no pudiera decidir cuál
de ellos lo gobernaba. Se acercó a ella y miró a sus ojos.

—Cásate conmigo —le dijo—. Cásate conmigo en este momento. —Se


volvió entonces y Tamsin entró mucho más tranquilamente.

—Cassie. —Sonrió suavemente.

Cassie miró a Trik.

—¿Es esto lo que ha sido tu problema esta mañana? ¿Estás de mal humor
porque no me he casado contigo? —Habían hablado sobre ello con detalle
en la oscuridad de la noche, pero Cassie no se había comprometido en un
periodo de tiempo. Todavía se sentía demasiado joven en muchos aspectos
para casarse, pero también sabía que en muchos aspectos casarse con
Trik era la menor de sus responsabilidades.

Trik la ignoró y volvió a su lugar hacia Tamsin y le indicó que inicie.

—Nos hemos reunido hoy aquí. —Sus palabras fluían y Cassie miraba a
Trik en estado de shock. ¿Qué demonios estaba haciendo? Ella no
escuchaba a Tamsin; su atención se centraba demasiado en Trik.
—Acepto —dijo Trik mientras sus ojos se clavaron en los suyos.

—¿Cassie? —la llamó Tamsin por su nombre. Ella se volvió y lo miró.

—¿Tomas a Triktapic para ser tu legítimo esposo? ¿Lo amarás y


consolarás, honrarás y cuidarás, en la salud y laenfermedad, serás fiel, y
te conservarás solo para él, mientras los dos vivan?

Cassie miró de Tamsin a Trik. Sabía lo que quería decir, sabía que quería
esto más que nada, y sin embargo, las palabras se congelaron en la punta
de su lengua.

—¿Cassie? —preguntó de nuevo Tamsin.

—¿Por qué? —Cassie logró articular finalmente.

—¿Por qué, qué? —preguntó Trik.

—¿Por qué ahora? ¿Por qué haces esto ahora?

—Porque si muero hoy tengo que morir sabiendo que eras mía en todos los
reinos, mi Elegida en este reino y mi esposa en el tuyo. Necesito saber que 183
me reclamabas para ti en todos los sentidos, porque te amo. Desde el
momento en que entraste corriendo en esa sala de juntas viendote
absolutamente aterrorizada y hermosa, supe que eras para mí. Cásate
conmigo, Cassandra. Se mi esposa, mi reina, mi amor.

Cassie sintió que el aire se aspiraba de sus pulmones al escuchar la


sinceridad en sus palabras. El plateado en sus ojos se arremolinaba
mientras sostenía su mirada. Cuando su mano tomó su rostro, sintió su
alma gritando por la suya.

—Acepto —se encontró diciendo casi sin pensar—. Acepto —dijo de nuevo
con más firmeza. El rostro de Trik estalló en una impresionante sonrisa y
sus labios se presionaron con los suyos antes de Tamsin siquiera pudiera
pronunciar las palabras puede besar a la novia.

Cassie no oyó el clic de la puerta al cerrarse cuando Tamsin los dejó solos.
Toda su atención se centró en su marido. La besó como si su vida
dependiera de ello, como si el aire de sus pulmones le diera esa vida.
Cassie sintió sus almas tocarse y sintió lo correcto entre ellos. Trik era
donde pertenecía. Extrañaba a sus padres, anhelaba su mundo, pero con
Triktapic, su oscuro asesino, era donde estaba destinada a estar.
—Gracias —murmuró contra sus labios cuando él se retiró y luego salpicó
su mandíbula con suaves besos.

Cassie se rió.

—¿Me estás dando las gracias por haberme casado contigo cuando
prácticamente me lo ordenaste? —bromeó.

Hizo una pausa y la miró, con su cabeza inclinada ligeramente.

—Supongo que lo hago.

Ella sacudió su cabeza y besó su cuello.

—Te das cuenta de que ahora estás atrapado conmigo, ¿verdad?

—Creo que puedo manejar eso.

Continuó para besar su cuello hasta su clavícula.

—Eh, Trik. —Aclaró su garganta cuando sintió sus manos deslizarse bajo
su espalda y más abajo todavía—. ¿No tenemos un rey elfo oscuro para 184
destronar?

Sus manos se detuvieron y su frente se apoyó contra la suya.

—Amigo está tan muerto por interferir en mi luna de miel.

—No creo que lo puedas culpar en esto a él, chico carcaj. Es tu culpa por
planificar tu boda el día en que se supone que vas a atacarlo —señaló, oh
tan amablemente.

—Oh, lo estoy culpando bien. —Trik tomó su mano y la arrastró tras él


cuando salió de la habitación—. Si él no fuera un malvado bastardo,
estaría en las sábanas con mi mujer en este momento en vez de arrastrarla
a la guerra.

—Mi corazón sigue latiendo; mi hombre tiene una habilidad con las
palabras —canturreaba Cassie sarcásticamente mientras se apresuraba
tras él.

—Las palabras nunca han sido mi especialidad, mi amor. Pero lo que


puedo hacer con mis manos, ahora eso es un talento.

Trik miró por encima de su hombro y le guiñó un ojo justo al entrar en la


sala del trono de los elfos de la luz.
Cassie le sonrió con malicia a su compañero mientras hablaba.

—Si Elora estuviera aquí ahora te diría que en realidad lo que haces con tu
carcaj cuenta.

Trik soltó una risita mientras daba un paso al frente de la habitación y


luego volvió a mirar las caras ansiosas de los guerreros reunidos.

Syndra se acercó a su lado y miró a uno y a otro y luego negó con la


cabeza.

—Casados y todavía sin ejecutar la acción —murmuró.

La mandíbula de Cassie se abrió ante la reina, pero rápidamente la cerró


mientras la voz de Tamsin sonaba.

—¡Salve, el Rey Triktapic y la Reina Cassandra!

La sala estalló en un coro unido, haciendo eco de lo que Tamsin había


dicho. Cassie tomó ese momento para inclinarse hacia Syndra.

—Hemos estado casados veinte minutos. 185


Una sola ceja en la cara de la reina elfo de luz se levantó.

—Bueno ¿Cuánto tiempo podría posiblemente tomar?

Cassie se mordió el labio para no estallar en carcajadas completamente


inadecuadas y deseó por centésima vez que Elora estuviera allí para decir
las cosas inapropiadas que ella no podía.

—Solo vamos a mantener a los elfos oscuros bajo control y no te preocupes


por mi estado virginal, ¿de acuerdo? —replicó.

Syndra tapó la risa con una tos.

—¿Virginal? ¿De verdad, mi Reina?

Cassie se encogió de hombros.

—Era todo lo que tenía.

—Hoy es un gran día —retumbó la voz de Trik, robando efectivamente su


atención. —Hoy he tomado a Cassie como mi esposa en la forma de su
gente. —Aplausos estallaron—. Y hoy retomamos nuestra libertad como
pueblo, una nación soberana de elfos. Ya no vamos a estar divididos por la
tiranía, ya no vamos a estar separados por un abismo de odio. —La sala
aumentó mientras decía sus palabras—. Ya no somos de luz o de
oscuridad. Somos la nación Elfin, un solo pueblo, con un solo propósito:
hacer lo que es correcto ante los ojos de los Señores del Bosque, para
defender lo que es bueno, para proteger a las personas que necesitan
protección, y luchar por aquellos que no pueden luchar por sí mismos.
¡Hoy vamos a la guerra!

Cassie sintió los latidos de su corazón acelerarse mientras la sala rugía


aprobando las palabras de Trik.

Las paredes parecían temblar a su alrededor mientras los aplausos se


hicieron más fuertes. Trik levantó las manos y con la misma rapidez que el
ruido se había levantado, se disipó.

—Tamsin sin duda les ha dado sus órdenes. Cada elfo tiene un papel que
desempeñar. ¡Aténganse al plan y saldremos victoriosos!

Hubo una ráfaga de movimiento mientras Tamsin comenzaba a dirigir a


los guerreros. Trik se volvió hacia Cassie y se inclinó para que pudiera 186
oírla por encima del ruido.

—Quédate cerca de mí. El mundo no va a estar a salvo de mi ira si algo te


sucede.

—Estamos haciendo esto para proteger al mundo, ¿recuerdas? —le


preguntó tímidamente.

Trik le dio una afamada sonrisa mientras frotaba sus los labios con su
pulgar.

—Solo mantente con vida por el bien de todos.

—Como quiera, mi Señor —dijo Cassie con empalagosa voz dulce.

—Recuerda esa frase para después —ronroneó a su espalda.

—En serio, voy a atragantarme hasta morir si tengo que escucharlos a


ustedes dos lanzarse bromas sexuales y todo el camino hasta llegar al
castillo oscuro —resopló Syndra.

—¿Podrías por favor abstenerte de morir hasta después de que hayamos


ganado? —le preguntó Trik.

—Solo si puedes abstenerte de hacerlo en los arbustos.


Cassie resopló pero rápidamente acomodó su cara cuando su marido le
disparó a ella y Syndra una mirada de advertencia.

—Está de mal humor —murmuró Syndra

—Él no consiguió hacerlo con su nueva esposa —gruñó Trik de regreso


mientras les indicaba seguirlo.

Cassie negó con la cabeza a su espalda mientras Syndra sonreía sin


arrepentimiento.

Viajaron con sorprendente rapidez para un grupo tan grande y después de


una media hora a pie en el bosque, Cassie se encontró en los brazos de
Trik.

—¿Vas a llevarme allí? —le preguntó con escepticismo.

—No logré llevarte por el umbral de una nueva casa, así que supongo que
tendrá que ser el umbral del castillo que estamos asaltando —bromeó.

—Trik, en serio puedo mantener el ritmo —dijo mientras intentaba zafarse


187
de su agarre.

—No tengo ninguna duda sobre tu capacidad, Hermosa. Tal vez


simplemente quiero llevar a mi esposa.

Su boca se abrió cuando lo miró. Todavía estaba asombrada por su


belleza, pero aún más por el encanto que venía con eso. Era un guerrero,
un asesino, y el rey, pero también era el chico malo coqueto que había
conocido en una sala de conferencias de la oficina, y era suyo.

—Te gusta llamarme tu esposa —señaló.

Le sonrió brevemente, pero luego volvió a mirar hacia arriba para ver a
dónde iba cuando se movió con rapidez alrededor de los árboles y
arbustos. Ni siquiera estaba sudando mientras llevaba su ejército a través
del bosque. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando comenzó a
reducir la velocidad y finalmente se detuvo. La deslizó al suelo y mantuvo
las manos en su cintura hasta que estuvo firme de pie.

—¿Estamos aquí? —preguntó en un susurro.

Trik hizo un gesto con la cabeza detrás de ella y se dio la vuelta. Sintió
escalofríos estallando a través de su piel mientras el castillo de los elfos
oscuros se levantaba en su presencia. Cerró los ojos con fuerza,
empujando los recuerdos de lo que había ocurrido la última vez que había
estado allí, pero aun así su corazón se aceleró por el miedo.

—Cassie. —Los labios de Trik estaban en su oreja—. No va a hacerte daño,


Amor, nunca más.

Asintió. Sabía que sus palabras eran ciertas. Sabía que Trik caminaría a
través de los fuegos del infierno para mantenerla a salvo.

—Y matar a todos los demonios que me encuentre mientras esté allí —le
dijo, después de haber escuchado sus pensamientos.

Empujó sus hombros hacia atrás y enderezó su espalda. Era una reina, no
le daría a Lorsan la satisfacción de ver su miedo.

—Esa es mi chica —dijo Trik mientras presionaba sus labios en su frente.

Hizo un gesto con sus manos y lentamente los guerreros comenzaron a


caminar más cerca del castillo. Ella siguió su ejemplo, silenciando a la
pequeña niña que le rogaba que no se acercara más.
188
Trik podía sentir la ansiedad desprendiéndose de Cassie y se odió a sí
mismo por traerla de nuevo al único lugar donde una medida de su
inocencia había sido despojada contra su voluntad. Si fuera por él, ella
nunca tendría que soportar otro día de dolor, ya fuera físico o mental, pero
no era un dios para poder mantener el destino de ella en sus manos. Todo
lo que podía hacer era protegerla al máximo de su capacidad y eso
comenzaba con la derrota de su enemigo más peligroso. Se movió en
silencio con ella a su lado mientras se acercaban cada vez más al castillo
al que él alguna vez había llamado hogar. El latido de su corazón era
constante en su pecho y su respiración era uniforme. Al igual que antes de
cualquier matanza, estaba tranquilo. Las palmas de sus manos no
sudaban y su boca no se secaba. Estaba completamente inafectado por lo
que se acercaba; siempre lo había estado. Matar era parte de él. Era tan
natural para él como respirar, una parte necesaria de su mundo.

Tamsin dejó escapar un silbido agudo y levantó su mano causando que


todos los guerreros se detuvieran en seco. Todos se quedaron muy quietos,
atentos a lo que fuera que hubiera alertado al Rey Elfo de la Luz. La
cabeza de Trik se giró al oír movimiento. Tan pronto como ve los cuerpos
grandes y ágiles de Tyndril y Tao, sabe que solo los ha visto porque ellos lo
han permitido. Los grandes ojos de Tao se encuentran con los suyos
mientras la bestia hace un gesto con la cabeza hacia él, haciéndole saber
que él y Tyndril estaban allí para él, que pelearían con él.

—Los Tiriths —susurró Cassie con asombro mientras observaba a las dos
bestias pasearse de arriba a abajo en el bosque.

—Están con ganas de una buena presa —le dijo Trik.

—Entonces ¿les gusta la carne oscura? —Cassie le guiñó un ojo y él no


pudo evitar reírse por lo bajo de su broma de mal gusto.

—Ellos pelean contra quien yo peleo, así que realmente les gusta cualquier
carne —le dijo. Miró a Tamsin y asintió—. Hagamos esto.

Irguió la espalda y extendió sus manos hacia el castillo y comenzó a tirar


con el poder que le había sido concedido por los Señores del Bosque. Hizo
un llamado a los elementos a su alrededor, buscando la ayuda de toda la
naturaleza y comenzando a canalizar el poder a través de su cuerpo y
fuera de sus manos. Un impulso de luz salió disparado de las palmas de
sus manos y Trik lo dirigió con su mente a encontrar el punto más débil
del castillo. Su poder lo golpeó con una fuerza que sacudió la tierra debajo 189
de ellos.

—Y así comienza —dijo Cassie mientras observaba que parte del lado
derecho del castillo explotaba.

—Han comenzado su ataque —dijo Ilyrana innecesariamente—. Supongo


que Tran y Agog no tuvieron éxito en su intento de tomar a su Elegida.

—Mi amor, ¿hay alguna razón para que insistas en estar allí de pie
hablando tediosamente de lo obvio mientras nuestro hogar está siendo
destruido? —le espetó a su Elegida, incluso sabiendo que no debería, pero
fue incapaz de detenerse.

Ilyrana se volvió hacia él; sus ojos se entrecerraron en ira.

—Incluso los elfos oscuros tratan a sus Elegidas con respeto y amor, y aun
así me has tratado con mucho menos que eso durante el último par de
semanas. ¿Por qué?
—Ilyrana, no tengo tiempo para calmar tu malhumor. Sabes que te amo y
por ahora eso tendrá que ser suficiente. Tengo a Trik y sus guerreros
golpeando mi puerta. No sé cómo les está yendo a nuestros elfos oscuros
con Rapture en el reino humano, y francamente, estoy cansado de
escuchar tus quejas sobre cómo te trato o no.

Justo entonces Melda entró en la sala del trono mientras él terminaba de


hablar. Ella pasó por el lado de Ilyrana y se dirigió directamente hacia él,
luciendo demasiado interesada para su gusto.

—Mi Rey. —Inclinó su cabeza.

—Serías prudente de reconocer a tu reina también —le gruñó él.

Lorsan había puesto el encanto para que ella traicionara ala humana y
ahora ella creía honestamente que él estaba interesado en ella. A pesar de
cómo había estado tratando a su Elegida, la elfa no podía ver a su reina y
lo adorable que era. Este mequetrefe no se igualaba a ella, y sin embargo
ella creía estúpidamente que él se alejaría de su compañera… como si
pudiera. Pero incluso si pudiera, no querría, mujer tonta. Sus ojos se 190
abrieron mientras se daba vuelta para mirar a Ilyrana, quien le devolvió la
mirada con asesinato en sus ojos.

—Mi reina. —La elfa inclinó su cabeza a Ilyrana pero luego se volvió a él—.
¿Está listo para que yo vuelva a abrir los portales?

—Aún no —espetó—. No quiero que Trik y su banda de guerreros sean


capaces de huir una vez que entren. Los quiero atrapados, para que
cuando el castillo se vaya, ellos se vayan con él.

—¿Así que quieres proseguir con tu plan? —preguntó Ilyrana, sin mover
sus ojos de la joven elfa que aún lo miraba a él con ojos estrellados. Lorsan
sintió que su corazón se suavizaba hacia su Elegida.

Caminó hacia ella y tomó su barbilla en su mano, atrayendo su atención.

«Te he tratado injustamente en los últimos tiempos, mi amor. Lo siento.


Simplemente he estado bajo mucha presión. Pero eres la última persona con
quien debería desquitarme»—le dijo silenciosamente.

—Gracias —susurró y luego terminó silenciosamente—. «Una vez que ella


no sea de ningún uso para nosotros, la quiero muerta. Te está mirando como
ninguna mujer debería mirar a un macho emparejado, y no toleraré mujeres
insolentes en nuestro reino.»
—Como desees, mi amor —le dijo antes de besarla suavemente. Cuando se
apartó, las paredes se sacudieron mientras el poder de Trik golpeaba el
castillo nuevamente—. Maldito asesino —gruñó.

Ilyrana sonrió.

—Lo extrañas.

—¿Cómo no podría? Fue el único dispuesto a bromear conmigo sin


acobardarse como un debilucho delante de mí. No hay muchos hombres
como él y me duele perderlo. —Hizo una pausa y cuando el castillo se
sacudió una vez más, se encogió de hombros—. Pero tengo una política
estricta de que no importa lo mucho que me guste un hombre, una vez que
comienza a intentar matarme, nuestra amistad se termina.

—Es una buena política a tener, mi amor. —Le sonrió.

—Suficiente de esto —dijo mientras uno de sus guerreros entraba a la


habitación del trono—. Déjenlos entrar; estoy listo para ponerme en
camino.
191
—Sí, mi señor. —El guerrero hizo una reverencia y luego se fue a hacer lo
que su rey ordenó.

—Prepárate para abrir esos portales, Melda —le dijo Lorsan a la mujer.
Tomó la mano de su compañera y tiró de ella hacia una de las paredes con
espejos—. No correré riesgos contigo, mi reina. Tan pronto como los
guerreros elfos de la luz aparezcan, quiero que te dirijas a los viñedos en el
mundo humano. Estaré justo detrás de ti. Solo quiero ver el rostro de Trik
una vez que se dé cuenta que ha entrado directo en mi trampa.
Capítulo 15
Traducido por Becca Herondale & crazy_mofos168

Corregido por Dianna K

“Has escuchado el dicho En retrospectiva se ve claramente. Bien,


quién haya dicho eso sabía de qué malditamente estaba hablando.
Siempre puedes mirar atrás y ver perfectamente el dedo que está a
punto de dispararte en la cabeza mientras el mundo se quiebra a tu
alrededor. Es en esos momentos en los que una persona se encuentra
deseando que su visión retrospectiva fuera tan mala como su visión 192
normal”.

~Elora

Las enormes puertas del Castillo de los Elfos Oscuros se abrieron y los
guerreros se aprovecharon de eso antes de que Trik pudiera ordenarles
detenerse.

—¡Maldita sea! —gritó mientras agarraba la mano de Cassie y comenzaba


a correr con ella hacia la puerta por la que los guerreros estaban entrando.
Sabía que abrir una brecha en los muros del castillo de los Elfos Oscuros
no debería haber sido muy sencillo. Lorsan debía tener un plan bajo la
manga y lo más probable es que terminara con todos ellos como cadáveres.

—¡Tamsim, hazlos retirarse! —le gritó al otro rey. Tamsim asintió y empezó
a gritar órdenes para dar marcha atrás pero la pelea ya había comenzado.
Elfos, de luz y oscuros, se encontraron en los corredores entre destellos de
acero y magia. Trik observó que los elfos oscuros estaban retrocediendo
como si se retiraran, lo que solo encendió el depredador deseo de batalla
de los elfos de la luz. ¿Qué hace un depredador cuando su presa corre?
Ellos dieron cacería incluso cuando Tamsim les gritó que retrocedieran.
Malditos elfos indisciplinados, pensó Trik.

—¡TRIK! —Fue alejado de sus pensamientos por el pánico en la voz de


Cassie. Se giró justo a tiempo para verla esquivar la espada de un elfo
oscuro. Se movió cómo él le había enseñado, agachando la hoja, y en un
movimiento fluido ella sacó la pequeña daga de su bota y cortó a través de
las rodillas de su atacante. Ella se deslizó junto a él agotada y Trik acabó
con él con un pulso de poder directo a su corazón.

Observó mientras su Elegida se levantaba jadeando, mirando al elfo oscuro


ahora muerto. Era extraordinaria y era suya. Él le sonrió.

—Me gusta cuando gritas mi nombre.

Ella rió, que era exactamente por lo que hizo la escandalosa afirmación en
el momento más inapropiado. La batalla aún continuaba y tanto como
quería estar de pie y admirar a su chica, tenía un rey que matar.

—Vamos, Hermosa. Vamos a usar esas habilidades patea traseros en


algunos elfos oscuros. 193
Ella tomó su mano nuevamente y continuaron por el corredor. Trik
conocía este castillo como la palma de su mano y comenzó moviéndose a la
Sala del Trono. Podía oír el choque de espadas y los gritos de furia
mientras las dos facciones peleaban y por primera vez en todos sus años
de batalla se preocupaba por sus hombres, se preocupaba por la vida de
alguien que no fuera él mismo. Francamente, era muy extraño para él
sentir semejantes emociones. Hizo eso a un lado mientras entraba a la
Sala del Trono que ahora parecía un campo de batalla. Cuerpos cubrían el
piso, oscuros y de luz, el choque de espadas de acero y los destellos de luz
de la magia elfica resonaban a través del corredor. Empujó a Cassie
detrás de él mientras sus ojos buscaban en la habitación al elfo que venía
a matar, los demás eran daños colaterales.

Después de un vistazo lo encontró y supo que estaban en problemas al


segundo de ver la sonrisa burlona en el rostro de Lorsan. Lorsan le dio un
ligero asentimiento y fue cuando vio a la elfa Melda parada junto a él
trabajando en algún tipo de magia sobre los espejos. Sus ojos volvieron a
Lorsan que de repente hizo un movimiento de explosión con sus manos. El
corazón de Trik cayó cuando leyó los labios de Lorsan.
—Puf —dijo el Rey Elfo Oscuro y luego se fue a través del nuevo portal
ahora abierto.

—Oye, ¿esa no era la elfa que me ayudó? —preguntó Cassie junto a él


cuando alcanzó a ver al elfo retirándose mientras ella desaparecía a través
del portal.

—Eso no es realmente importante ahora, Amor. Debemos salir de aquí


rápido. —Trik gritó el nombre de Tamsim. Tan pronto como el Rey Elfo de
la Luz despachó al guerrero oscuro con el que estaba ocupado, Trik le dio
una señal con la mano enviándole a sacar a todos. Pero entonces sintió el
desplazamiento del suelo a sus pies y las paredes temblando. Sabía que
nunca podrían salir a tiempo.

—¡Cassandra, ven aquí! —le gritó sobre el ruido. Él envolvió un brazo


alrededor de su cintura y elevó el otro. Hizo la única cosa que sabía hacer.
Pudo sentir la explosión contrayéndose hacia ellos. Mientras el aire se
cargaba con electricidad caliente, su propio poder comenzaba a aumentar.
Cuando la explosión finalmente golpeó cerró sus ojos y expulsó su poder
con todas sus fuerzas, gastando cada onza de energía que pudo reunir. 194
Sintió el calor de la explosión mientras pasaba junto a ellos. Forzó a los
daños que se habrían derrumbado sobre ellos hacia afuera, desviando los
escombros tan lejos de ellos como pudo. Aun así, sintió fragmentos
cayendo sobre ellos, pero estaban vivos. Estaban todos vivos. Bueno, los
elfos de la luz al menos.

—Vaya. —La voz de Cassie hizo que sus ojos se abrieran


instantáneamente.

—Eufemismo, Hermosa.

—Tony está de acuerdo con dar su sangre para abrir los portales —le dijo
Lisa a Cush y Elora mientras caminaba en la habitación del motel.

—¿Puedo ser quién lo corte? —preguntó Elora cuando tomó asiento en el


borde de una de las camas.

—¿Sedienta de sangre, hermanita? —le preguntó Oakley mientras miraba


entre Elora y Cush. Ella le disparó una sonrisa mordaz pero no lo honró
con una respuesta.
—Preferiría cortarme a mí mismo, pero gracias por la oferta —le dijo Tony
de una manera caballerosa que, si su corazón no le perteneciera a otro,
pudo haberla hecho desmayarse tras él.

Asintió y le sonrió, más por costumbre que por un deseo de ser coqueta.
Sintió una gran mano tibia en su cuello y luego una presencia familiar en
su mente.

«¿Debo decirte que solo tienes permitido representar tus tendencias violentas
hacia mí?»

Casi puso los ojos en blanco, pero se contuvo y en vez de eso se aclaró la
garganta.

«¿Así que me dejarías cortarte?»

Ella sintió su risa más que escucharla y eso la hizo estremecerse.

«Muy profundo y tantas veces como quieras.»

Elora carraspeó cuando sus palabras entraron en su mente y casi se cae


195
en la cama. Si no fuera por su mano en su cuello, habría estado en el piso.
Se giró para levantar la vista hacia él y la perversa mirada en su rostro fue
suficiente para decirle que su comentario había sido cualquier cosa menos
inocente.

—He creado un monstruo —le dijo.

Él se encogió de hombros y su rostro volvió a estar vacío, sin emociones.

—De acuerdo, así que volviendo al humano cortándose —intervino Rin de


repente mientras todos miraban la interacción entre Elora y Cush.

Elora lo miró con una sonrisa mordaz.

—¿Hay un lugar especial en el que deba ser hecho? —preguntó Oakley.

Cush sacudió su cabeza.

—No había nada en el libro que dijera que debía ser un lugar específico.
Imagino que solo necesitamos tener algo que funcione como portal, un
espejo o algo que refleje.

—¿Así que podemos hacerlo aquí en la habitación del motel? —preguntó


Lisa.
—No veo por qué no —respondió Cush. Sacó una daga de uno de sus
muchos lugares escondidos y Elora se encontró conteniendo una sonrisa.
Su hombre era caliente, eso era todo.

Tony tomó la daga del guerrero y caminó hacia donde colgaba el espejo.

—¿Alguna cosa en especial que deba decir?

Cush pensó en el libro y en lo que había leído, lo que había omitido


deliberadamente a los otros. Había algo que debía ser dicho. Pero si Tony
pronunciaba esas palabras, estaría vinculado al portal, atascado para
siempre entre los reinos.

—De acuerdo hombre, conozco esa cara. Es la misma cara que mi padre
tenía cuando me dijo acerca de los elfos oscuros y cómo mi familia estaba
obligada a servirlos por toda la eternidad. ¿Qué es, guerrero? —preguntó
Tony finalmente.

—Hay palabras que debes decir, pero si las dices quedarás atado entre
reinos.
196
—¿Qué? —espetó Elora—. ¡No nos dijiste esa parte antes!

—¿Eso habría cambiado si hubiéramos ido tras Tony?

Elora lo consideró y luego sacudió su cabeza.

—No. —Ella miró hacia Tony—. Lo siento, pero una vida no es más
importante que la raza humana. —Lo que en realidad quería decir es que
una vida no valía no ver a su mejor amiga nunca más, nunca saber si
estaba a salvo y si Lorsan estaba muerto, pero imaginó que eso sonaba
mucho más egoísta.

—Estoy de acuerdo —le dijo Tony y miro de nuevo a Cush—. Dime que
debo decir.

—Es la lengua de mi gente así que solo repite lo que digo mientras pasas el
cuchillo por tu piel y dejas gotear tu sangre en el espejo. —Cush no sabía
que podría pasarles a aquellos próximos a uno de los portales así que
ejerció su magia y puso un escudo para asegurarse que ninguno de ellos
se arrastrara con Tony cuando los portales finalmente estuvieran abiertos.
Comenzó a recitar las palabras que había memorizado del libro y la voz de
Tony lo siguió mientras cortaba su antebrazo con la daga, rebanando sin
esfuerzo su carne. La sangre brotó inmediatamente y era tan profundo que
comenzó a fluir libremente. Tony la presionó contra el espejo mientras
continuaba repitiendo lo que Cush decía.

El cabello de Elora comenzó volar alrededor de ella y las luces en la


habitación empezaron a parpadear mientras la sangre de Tony chorreaba
en el espejo. Entonces, tan rápido como el aire vino, se había ido.

Y Tony aún estaba parado allí.

—No lo entiendo —habló ella mientras todos excepto Cush miraban


boquiabiertos al humano. Cush tenía el ceño fruncido—. ¿Funcionó?

Cush caminó hacia el espejo y alejo el brazo de Tony. Lentamente puso su


mano en el espejo y presionó. El grupo jadeó colectivamente cuando su
brazo fue inmediatamente a través de él. Elora quería agarrarlo por alguna
razón. Tenía ese horrible sentimiento de que algo iba a aferrarse a él desde
el otro lado y no lo liberaría. Y como si sus pesadillas hubieran sido
escuchadas por alguien, Cush sacudió de golpe su brazo. Podía decir que
él había estado tirando contra algo.

—¡Cush! —Ella lo agarró y lo jaló, girando su rostro hacia ella—. ¿Qué 197
pasó? —Se contuvo, de alguna manera, de acariciarlo por todos lados para
asegurarse que estaba en una pieza. En realidad se estaba convirtiendo en
tal chica.

—Los portales ya han sido abiertos. Pero están siendo vigilados —le dijo
seriamente.

—¿Qué significa eso? —preguntó Oakley.

—Significa que si atravesamos el portal no vamos a estar seguros. Solo


atravesé mi brazo y alguien lo agarró —explicó Cush—. Es
extremadamente difícil vigilar los portales, pero puede ser hecho con
alguien que tenga mucho poder.

Elora miró a Cush y luego a Rin porque los dos guerreros estaban viéndose
entre sí y ella pudo ver la misma frustración reflejada allí. Ahí había dos
hombres acostumbrados a la acción, a proteger a aquellos a su cuidado, y
no tenían una pista de cómo ayudarse ellos mismos.

—Seguramente no pueden vigilar cada portal en todas partes —señaló


Elora.
—En realidad no quiero arriesgarme a descubrirlo —le dijo Cush de forma
significativa.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Elora, la frustración era


evidente en el profundo tono de su voz—. Quiero decir Tony está allí
sangrando hasta morir, estamos en un motel de sexo casual, nuestro
vehículo fue volado hasta el infierno, los elfos oscuros saben que estamos
en algún lugar alrededor porque quemamos hasta el suelo su pequeña
operación de granja, y no podemos ni divertirnos en Las Vegas porque el
escalofriante elfo Dr. Malvado está allí. A mí me parece que aquí no
tenemos muchas opciones.

—Creo que necesitamos algo de descanso, y luego podemos averiguar cuál


es el siguiente paso. —Lisa elevó la voz. Caminó hacia Elora y puso una
mano en su hombro—. Sé que quieres acción, Elora. Eres justo como tu
padre, siempre corriendo y blandiendo sus armas, pero debemos dormir en
algún momento. Solo entonces pensaremos claramente.

Elora trató de no estremecerse ante la mención de su padre. Era aún un


tema doloroso, y uno que no habían tenido tiempo de discutir 198
completamente. Cedió finalmente.

—Bien, de acuerdo, dormiremos primero. —Se dirigió hacia la puerta del


motel, pero una larga mano alrededor de su cintura la detuvo en seco. No
volteó, reconocería ese toque en donde sea.

—Tú te quedas conmigo. —El aliento de Cush se precipitó a su cuello


mientras sus labios rozaban su oído con cada palabra.

Cuando la sostuvo en sus brazos, no se resistió. Solo dejó que cuidara de


ella.

—Es cuestión de tiempo —susurró él cuando la acostó en la cama y jaló


las mantas. Subió al lado de ella, inclinándose contra la cabecera y luego
la hizo acostarse contra su pecho. Su autoritarismo debería cabrearla,
pero mientras su cuerpo calentaba el de ella, y su latido la ayudaba a
conciliar el sueño, no pudo encontrar la energía para estar irritada, no
digamos estar enojada.

Cush luchó contra la urgencia de armarse de valor y matar a alguien o


algo. Mientras descansaba con su Elegida en sus brazos en la oscura
habitación del motel, su mente regresaba continuamente al momento en el
que puso su brazo en el portal. Alguien, y sabía que era un alguien porque
había sido una mano, había agarrado su brazo. Había sentido el calor de
su piel contra la suya, y cuando lo habían jalado al portal, lo habían
enfurecido. La cantidad de maldad en ese toque dejó su piel sintiéndose
como si miles de hormigas estuvieran marchando en sus nervios, todas
haciendo un baile con el tono de "Otro Que Muerde El Polvo".

Quienquiera que lo hubiera tocado, había querido que sintiera esa maldad.
Habían querido que supiera que eran cazados, que eran presas, y pocas
cosas lo enojaban más que sentirse como una presa.

—Estás pensando terriblemente alto. —La voz de Elora quebró sus


pensamientos.

Pasó una mano sobre su cabello y su espalda, disfrutando cómo se sentía.

—Shh, Pequeño Cuervo, necesitas dormir más.

—Tu pequeño cuervo va a picotear tus globos oculares si no paras de


decirle qué hacer. —Cush se rió de su gatita como si gruñera—. Te gusta
cuando te mando —bromeó mientras le susurraba al oído. Ella aún estaba
tendida sobre su pecho, donde la había puesto, he incluso aunque estaba 199
discutiendo con él, no había hecho ningún intento de moverse.

—Sí, bueno, también me gusta el olor de la gasolina y cómo se siente una


serpiente, así que no depositaría tus acciones demasiado en lo que me
gusta.

—¿La manera en que se siente una serpiente? —repitió, y aunque ella no


podía verlo, arqueó una ceja.

—Culpa a la sangre oscura —dijo secamente.

Ella se acercó más y presionó su cara contra su cuello. Cush trató


tercamente de no disfrutarlo mucho, pero su caliente aliento se deslizó
sobre su piel y lo distrajo de la maldad en la que había estado tan
concentrado.

—Sigo escuchando sobre maldad nadando en tus pensamientos, Guerrero


—dijo suavemente—. ¿Qué maldad?

Él sabía que tenía que abrirse con ella, pero su primer instinto fue
protegerla, para evitar que tuviera que lidiar con cosas peligrosas. Sabía
que si intentaba enjaular a su cuervo, iba a picotear sus ojos. Dejó salir un
profundo suspiro antes de responderle.
—Lo que me haya tocado era algo tan malvado, tan vil, que aún puedo
sentir los residuos de eso en mi piel —admitió y realmente sintió su humor
aclararse después de que las palabras salieran.

Elora se enderezó para ver su rostro y vio la preocupación en sus ojos,


preocupación por él. Él levantó una mano y pasó sus dedos sobre su
mejilla, completamente asombrado por la criatura que se preocupaba por
él.

—¿Crees que es Lorsan, o estás pensando que hay alguien más uniéndose
a la refriega? —preguntó.

—Quienquiera que fuera, era definitivamente un jugador de Lorsan, pero


no creo que fuera el mismo Lorsan.

—¿Por qué?

Se encogió de hombros.

—No se sentía masculina.


200
Ella dejó escapar un no muy femenino bufido.

—¿Siquiera quiero saber por qué crees eso? Tal vez tu mano aterrizó en
algo.

Su dedo se movió sobre sus labios, silenciándola, mientras sus ojos se


estrechaban amenazantes. Cuando él finalmente quitó su dedo, dejó salir
un exasperado bufido.

—Dije que no la sentí masculina porque la magia puede tener una


cualidad masculina o no masculina. Esta era definitivamente no
masculina —explicó.

—¿Entonces cómo vamos a traer de vuelta a Trik y Cassie?

—No lo sé —admitió finalmente, luego de varios latidos de silencio.

—Probablemente me estoy preocupando por nada —dijo mientras se


acurrucaba más contra él—. Ellos probablemente azotaron a Lorsan con
una cuerda y están teniendo una fiesta.
—¿No estábamos de pie en un castillo? —preguntó Cassie observando los
escombros que la rodeaban. Estaba tratando de no ver a Trik como si
acabara de desviar una explosión y hubiera mantenido a todos a salvo
mientras permitía que la destrucción llevara su mortalidad a los elfos
oscuros que seguían en los alrededores. Pero francamente, eso es lo que
acababa de hacer, y maldito infierno, ¿quién tiene ese tipo de poder?, pensó
mientras miraba a su esposo.

Trik la miró al estilo Trik, le guiñó un ojo.

—Solo piensa en lo que puedo hacer en la habitación.

Cassie puso los ojos en blanco y desvió su atención a los demás a su


alrededor. Syndra estaba hablando con Tyndril y Tao, tan raro como era
eso. Los dos tigres estaban ilesos, pero lucían muy agitados. Tamsin
estaba revisando a los demás guerreros y estaba recogiendo a cualquiera
de los elfos oscuros que hubieran sobrevivido la explosión.

—Él sabía que su gente sería asesinada y perjudicada, ¿y aun así hizo
estallar su propia maldita casa? —gruñó Cassie. 201
—A Lorsan le importa el poder, Amor, nada más es importante para él —le
dijo Trik.

—Sí, ¿pero no se dio cuenta que si mataba a todos sus guerreros no sería
capaz de mantenerse en el poder?

Trik le sonrió.

—Obviamente no tiene una reina con una sabiduría como la tuya para
advertirle.

Cassie rió.

—Si no estuviéramos en el medio de un castillo explotado, creería que


estás tratando de ganar algunos puntos extras por alguna razón.

—Siempre, hermosa Cassandra, siempre. —Tomó su mano y la guió hasta


donde Tamsin estaba con los cautivos arrodillados y con las manos
atadas a sus espaldas.

—Muchos de ellos ni siquiera sabían que habías regresado al poder —le


dijo Tamsin a Trik—. Estaban completamente despistados. Entonces, o
Lorsan no confía en su propia gente, o había estado planeando
sacrificarlos todo este tiempo y no quería que fueran conscientes de ello.

—Amigo, es enfermo —murmuró Cassie bajo su aliento.

—Y malvado —agregó Syndra mientras venía hacía ellos—. ¿Qué harás con
ellos, Trik? —preguntó

Trik bajo la mirada hacia los elfos oscuros arrodillados ante él. Eran
alrededor de veinticinco y todos lo estaban observando, algunos temerosos,
otros confusos, pero ninguno de ellos lo miraba hostilmente. Estos habían
sido sus compañeros guerreros por siglos, y de pie aquí como su Rey,
sintió como si jamás los hubiera conocido.

—Los Señores del Bosque han encontrado justo restablecerme como el


legítimo rey de los elfos. Pueden jurar su lealtad a mi reina y a mí. —
Señaló a Cassie—. Y a los Señores del Bosque, o pierden sus vidas. —
Imaginó que eso haría la decisión bastante simple.

—¿Puedo hablar? —habló un hombre con largo cabello oscuro y ojos rojos.
202
Trik asintió y recordando el nombre del guerrero respondió:

—Leer, ¿qué dices?

El elfo oscuro se puso de pie e hizo sus hombros hacia atrás mientras
estrechaba sus ojos hacia Trik.

—Probablemente te conocemos mejor que el rey y la reina de la luz.


Conocemos tu reputación y hemos visto de primera mano las muertes que
has repartido por siglos. ¿Por qué deberíamos seguirte? ¿Por qué
deberíamos jurar lealtad a un asesino, uno que trabajó tan de cerca con
Lorsan? —Hubo un murmullo de acuerdo detrás de Leer mientras los otros
elfos oscuros concordaban con sus preguntas

Trik sabía que estás preguntas iban a venir. Sabía que no podía esperar
que los elfos de la luz u oscuros olvidaran todo su pasado, estarían locos
por no cuestionarlo. Él no quería ser el líder de una raza que no pensara
por sí misma. Jamás les pediría que lo siguieran ciegamente y jamás
lideraría al azar.

—Hacen bien al preguntar, y contestaré lo mejor que me sea posible. —


Tomó una profunda bocanada de aire y bajó la vista cuando sintió una
pequeña mano deslizarse entre las suyas. Cassie le estaba sonriendo, su
cara era la imagen de la inocencia y la verdad, su verdad. Se apoyó en la
confianza que le dio y giró hacia los elfos oscuros—. Cuando abandoné la
corona hace tantos siglos, los Señores del Bosque me dieron una profecía
que no recordé hasta que empezó a formarse. Decían que la elección se
pondría delante de mí cuando encontrara a mi Elegida. Dijeron que ella
sería portadora de bondad y luz, una tan pura que conquistaría la
oscuridad que había permitido, un punto de apoyo en mi propia alma.
Cassandra es mi Elegida. Por qué los Señores del Bosque me dieron a
alguien tan gentil y bondadosa, jamás lo sabré. Sí sé que podré ser
muchas cosas, pero no soy un tonto y sería una ridiculez regresar el regalo
de mi Elegida. Ella ha restaurado la luz en mi vida, me ha ayudado a ver
que nuestros creadores, los Señores del Bosque, tienen un propósito, un
plan para nosotros, y jamás fue para que seamos una nación dividida.

»Me he comprometido una vez más a su liderazgo y enseñanza y elijo


seguirlos. No dejaré que la maldad mande en mi corazón ni la dejaré reinar
en ninguno de nuestros elfos, de luz u oscuros. Una era de limpieza viene
y va a borrar a cualquiera de este reino que no elija el camino correcto. El
cambio es doloroso, y el cambio por el bien es más que doloroso, algunas 203
veces porque requiere muerte para que nueva vida pueda crecer. —Los
ojos de Trik se encontraron con los de Leer y luego con cada uno de los
elfos oscuros cautivos—. Tienen la oportunidad de hacer algo bueno, algo
desinteresado, no dejen pasar esta oportunidad.

Se volvió a Tamsin.

—Si juran lealtad, libérenlos de inmediato, sino, entonces tráiganlos al


castillo y yo lidiaré con ellos.

—No tienes que hacerlo solo —le dijo Tamsin.

Trik encontró sus ojos.

—He fijado su sentencia. Debería ser el que la lleve acabo. —Escuchó a


Cassie tomar aliento y supo que argumentaría contra él, pero él sabía que
esto era lo correcto—. Cassie y yo continuaremos buscando sobrevivientes,
y Syndra usará su poder de curación con los heridos. —Observó al resto
de los elfos de la luz guerreros aún esperando órdenes—. Estén atentos al
registrar las ruinas, y si pueden evitar asesinar, entonces háganlo.
Encontraremos a tantos vivos como podamos y les daremos la oportunidad
de elegir su propio destino.
—¿Por qué crees que tienes que ser el que los mate? —preguntó Cassie tan
pronto como se alejaron de los demás.

—¿En serio vamos a discutir esto ahora? —le preguntó Trik.

—Bueno, siempre podemos esperar y discutir el hecho de que crees que


tienes que ser el que lidie con las sentencias de muerte luego, cuando
estemos solos, en la habitación que ahora compartimos porque estamos
casados. —Cassie sabía que no estaba jugando limpio, pero entonces,
estaba casada con un asesino. En la manera en que ella lo veía, él
probablemente jamás sabría cómo jugar limpio.

—Eso está mal, Cassandra —casi le gruñó Trik.

Ella se encogió de hombros con indiferencia.

—Estoy segura de que no hay nada que prefieras hacer luego, así que
estás completamente en lo correcto, no hay necesidad de hablar de ello
ahora.

—Cassie —advirtió Trik. 204


—No puedo escucharte —canturreó mientras continuaba buscando elfos
oscuros heridos, al mismo tiempo que una sonrisa secreta danzaba en sus
labios. No debería manipularlo, pero al observar sobre su hombro al
frustrado, ahora enfadado rey, no pudo esconder la pequeña cantidad de
satisfacción que encontró en ello. Bien, tal vez no fuera tan pura y gentil
como ellos pensaban.
Capítulo 16
Traducido por BookLover;3 y scarlet_danvers

Corregido por Mari NC

“La vida está sucediendo a nuestro alrededor. Guerra, derramamiento


de sangre, lealtades siendo cedidas y arrebatadas y sin embargo
todavía estamos nosotros. Al final del día eres el único con el que
comparto mis heridas, mis preocupaciones, mis miedos y mis
esperanzas. Tú eres el único que me ve desmoronarme cuando me he
estado sosteniendo delante de todos los demás. Cuando todo lo demás 205
se está cayendo a pedazos, eres el único que continuamente me
mantiene unida”.

~Cassie

Cassie fue a dormirse profundamente en la habitación que hasta ahora


había llamado su hogar durante más días de los que podía recordar. Ella
ni siquiera sabía si podía recordar como lucía su dormitorio en la casa de
sus padres, y ese pensamiento casi la dejó caer de rodillas. Estaba tan
cansada, el tipo de cansancio que se filtra en tus huesos y no te suelta
hasta que te has rendido en él y dormido durante días, pero ella sabía que
eso no estaría sucediendo. Después de buscar en los escombros y luego
viajar por todo el reino de vuelta al castillo de los elfos de la luz, ahora
tenían cerca de cincuenta elfos oscuros cautivos con los que tratar. Por
supuesto, su compañero pensaba que tenía que manejarlo todo por sí
mismo. No se imaginaba que ella estaba a punto de poner su pie en el
suelo y que él iba a escuchar.

Siguió adelante y se duchó rápidamente, necesitándolo para conseguir


sacar el polvo de su cabello y aprovechó el tiempo para ordenar sus
pensamientos. Había estado armando su argumento durante todo el día,
sabiendo que tendría que ser bastante convincente para conseguir que
Trik cambiara de opinión. En el momento en el que estuvo limpia, vestida
con un sencillo camisón, y trabajando en los enredos en el pelo, fue que
Trik entró a la habitación de ella, bueno ahora de ellos. Se veía tan
cansado y sin embargo cuando sus ojos se posaron en ella parecía llenarse
de vida, como un globo que se infla de nuevo.

—Hola, Hermosa —dijo sonriendo a pesar de su evidente cansancio.

—¿Por qué no te das una ducha? —sugirió Cassie antes de que pudiera
envolver sus sucios brazos alrededor de ella.

Trik se miró a sí mismo, su ropa cubierta de ceniza y polvo, y luego volvió


a mirar hacia ella.

—¿Así que no te gusta tu hombre sucio? —preguntó con un guiño.

Cassie sintió a su corazón tartamudear ante el inhumanamente hermoso


elfo delante de ella. Trik era precioso en un buen día, pero cuando él
coqueteaba lo llevaba a otro nivel. Ella no quería ser afectada por él en este 206
momento, así que hizo lo posible para fruncirle el ceño, pero podía decir
que él no se lo creía.

—Relájate, Cassie, iré a tomar una ducha para que así puedas seguir
trabajando con tu argumento en contra de mí matando a los cautivos. —Él
se rió cuando su ceño se convirtió en un ceño fruncido. Cuando la puerta
se cerró, le oyó gritar—: Y no creas que la discusión va a posponer
cualquier otra actividad que debe suceder y que va a hacerlo.

La puerta se cerró antes de que pudiera responder a ese comentario. Miró


a la puerta como si fuera la que había hecho la increíblemente concedida
declaración. Si no estuviera tan avergonzada de posiblemente ver a Trik en
toda su gloria, habría abierto la ofensiva puerta y le daría una parte de su
opinión, aunque ese no era la parte que sabía que él quería. Casi se rió de
sí misma ante su propio descaro. Hombre, deseo que Elora estuviera aquí
para apreciar mi humor, pensó con nostalgia.

Elora paseó por la pequeña habitación de motel sintiéndose nerviosa e


inquieta como los demás que se reunían en torno de la pequeña mesa
redonda. Todos ellos habían dormido durante varias horas pero el
cansancio aún era evidente en los hombros encorvados y el agotamiento
escrito a través de cada una de sus frentes.

—Bueno, vamos a recapitular —habló Oakley—. Tarron, el químico del


infierno, se ha hecho cargo del funcionamiento de Inquinity, los cultivos
han sido destruidos, y los portales están abiertos, pero no son utilizables
porque algo malo los está cuidando. ¿Es todo eso correcto?

Cush asintió solemnemente.

—¿No crees que necesitamos al menos tratar de regresar con Trik y hacerle
saber lo que está pasando? —le preguntó Rin a Cush.

—¿Tenemos elección? —preguntó Lisa—. No realmente —ella empezó de


nuevo cuando Cush comenzó a sacudir la cabeza—. No podemos
quedarnos aquí y dejar que Tarron tenga control. Tú y Rin son poderosos,
pero no se sabe cuántos elfos oscuros tiene Lorsan en este reino y si
vamos a necesitar más elfos de la luz para luchar contra ellos.

—Ella tiene un punto, Bebé —señaló Elora. 207


Cush dejó escapar un suspiro de frustración.

—Necesitamos ese libro. —Miró a Lisa con intención.

—Lisa, por favor di que trajiste el libro contigo —suplicó Elora.

Lisa cruzó los brazos sobre su pecho y entrecerró los ojos hacia su hija.

—¿Por qué diablos traería un libro tan poderoso a territorio enemigo?

Elora se encogió de hombros.

—Uh, porque tú eres tú.

—Maldita sea —resopló Lisa—, eso es cierto. Bien, sí, lo traje. Está en el...
—Se congeló antes de que la palabra saliera de su boca y su cabeza giró
bruscamente hacía Cush—… vehículo —terminó sin aliento.

Elora gimió y golpeó su frente.

—¿Te refieres al vehículo que explotó a varios kilómetros de aquí hace solo
unas pocas horas?

—Um, síp —dijo Lisa e hizo un chasquido en el final de la palabra.


—Excelente —gruñó Rin.

Elora se sorprendió porque era la primera vez que había visto al guerrero
incluso un poco agitado. Miró por encima de su propio guerrero que ahora
estaba mirando por la ventana en el estacionamiento casi vacío del motel
barato. Él tenía la mirada perdida en la dirección donde el vehículo en
cuestión había mordido el polvo.

—¿Qué estás pensando, Guerrero? —le preguntó Elora mientras caminaba


hacia donde él se encontraba. Giró la cabeza para mirarla y ella vio
tensarse su mandíbula y sus ojos entrecerrarse. Era un rostro que estaba
empezando a reconocer como su aspecto determinado.

—Voy a ir por él —respondió cuando sus ojos se encontraron con los


suyos.

—Um, no —dijo Elora bruscamente—. Probablemente el libro es un


montón de cenizas, y si vas de regreso corres el riesgo de ser capturado o
asesinado por los elfos oscuros que aún pueden estar al acecho alrededor.
No puedes volver atrás y conseguirlo, Cush. 208
—Elora. —La voz de Cush era baja mientras daba un paso más cerca de
ella—. Un libro tan poderoso probablemente tiene protección. Puede ser
que esté completamente intacto.

—¿Quieres que arriesgue tu vida en algo que podría ser?

—No, quiero que me dejes hacer mi trabajo.

Elora contuvo el comentario sarcástico que estaba en la punta de su


lengua. Sabía que incitarlo solo lo impulsaría a querer hacerlo más. En
cambio, relajó su cara y trató de suavizar su tono.

—Entiendo que eres un guerrero. Entiendo que es tu trabajo proteger, pero


si tratas de ir a buscar este libro que ya ni siquiera podría existir, entonces
me dejarás sin protección. —Casi sonrió mientras él le fruncía el ceño.

—Eso no es justo, Pequeño Cuervo —casi susurró—. Vas a estar


perfectamente segura con Rin y Tony.

—Oye —dijo Oakley luciendo indignado.

Cush rodo los ojos.

—Y tú hermano; todos ellos son capaces de protegerte.


—Está bien, puede ser, pero ¿quién va a protegerlos —señaló a los que él
había indicado—, de mí?

Los labios de Cush temblaron y Elora podría decir que estaba luchando
contra una sonrisa.

—¿Por qué necesitan protección de ti?

—Porque voy a patear sus traseros si te dejan salir del motel en una
misión suicida en busca de un libro que probablemente ahora está
esparcido por todo el campo como un fertilizante. —La boca de Elora se
estiró en una recta y delgada línea y su frente estaba arrugada con
frustración mientras seguía mirando a Cush, esperando su respuesta a su
pequeña diatriba. ¿Estaba siendo un poco sobreprotectora con su guerrero
elfo de 1,93 metros? Tal vez, pero él era su guerrero elfo de 1,93 metros y
ella quería que se quedara como estaba, vivo.

—Lo siento, Cuervo, este es solo uno de una larga lista de desacuerdos que
estoy seguro que vendrán en el transcurso de nuestra relación. No puedo
darte lo que quieres. —Su profunda voz era suave y gentil mientras 209
hablaba con ella.

—¿Por qué no puede alguien más ir a por él? —Elora odiaba sonar como
una niña malhumorada, pero de nuevo, si conseguía lo que quería...

—Porque yo soy el líder de este grupo de guerra y soy responsable de la


seguridad de cada uno de sus miembros. Por favor —dejó escapar un
suspiro antes de continuar—. Por favor, solo confía en mí. Voy a estar de
vuelta antes de que lo sepas.

Elora se dirigió a la puerta de la habitación del motel y se volvió hacia el


grupo. Cruzó los brazos sobre el pecho y ladeó su cadera hacia un lado.

—La única manera en que vas a salir de esta habitación es ir a través de


mí, Cush.

—¡No puedo creer que dejaras que me ataran! —casi gritó Elora—. ¡Eres mi
madre! ¿No se supone que tienes que evitar que estas cosas me ocurran a
mí? —Elora tiró contra las cuerdas que tenían sus manos atadas detrás de
la silla, pero no se movieron. Movió los tobillos, probando para ver cuán
apretadas estaban las cuerdas, pero no sirvió de nada. El maldito elfo
sabía cómo atar la cuerda eso es seguro, pensó para sí misma y luego se le
ocurrió otra cosa y casi sonrió, nota para sí misma, hábil en las ataduras.
Casi se rió en voz alta porque solo podía imaginar la mirada que Cush le
daría si hubiera oído que ese pensamiento. Esto fue suficiente para casi
hacerla que lo perdonara, casi.

—Si no bajas la voz vamos a pegar con cinta adhesiva tu boca la próxima
vez —le dijo Lisa con una sonrisa, no pareciendo ser molestada en lo más
mínimo por la situación actual de su hija.

—¿Y tú, Oakley? —le preguntó Elora a su hermano—. ¿Cómo puedes dejar
que estos guerreros elfos me aten?

Oakley negó con la cabeza.

—Esa pregunta está mal en muchos niveles.

Rin rió.

—Ella definitivamente tiene una habilidad con las palabras. 210


—Hey, Rinky-tinky-Tavey, nadie te preguntó —espetó Elora. Rin
simplemente se rió entre dientes.

—Es Rikki-Tikki-Tavi, hermanita.

—No me importa —bufó Elora.

—Relájate, estará de regreso antes de que te des cuenta, Elora, y luego


vamos a desatarte. —Rin habló como si fuera la cosa más lógica y normal
en el mundo y Elora quería estrangularlo aún más por ello.

—Oh, bueno, ya que te pones así —asintió Elora con entusiasmo—. ¡Me
sentaré aquí tranquilamente atada a una maldita silla mientras la otra
mitad de mi alma corre precipitadamente hacia las manos de los elfos
oscuros! Caramba ¿por qué no pensé en eso? Relajarse, correcto.

Cush pudo ver la lenta ruptura del sol de la mañana mientras


comenzaba a salir por el horizonte. Los estallidos de color naranja y
amarillo comenzaron a alzarse paulatinamente hasta alcanzarlo como
dedos ansiosos de ahuyentar la última cubierta restante de la noche.
Siempre había amado eso sobre el reino de los humanos. Tenían puestas
de sol y amaneceres en su reino también, pero había algo tan refrescante y
nuevo sobre eso en el reino humano. Tal vez era porque eran mortales y
todos los días estaban envejeciendo, llegando un poco más cerca de su
inevitable desaparición. Sus vidas estaban contados desde el momento de
su concepción, por lo que cada nuevo amanecer era como un triunfo
glorioso donde el ser humano podía mirar hacia el luminoso cielo y decir,
¡mira, todavía estoy aquí, lo hice otro día! Cada amanecer era una danza de
la victoria para los que tienen la vida aun corriendo a través de ellos, no
solo los seres humanos, sino los animales y plantas también. Todos los
seres vivos parecían detener lo que estaban haciendo y volver su rostro a
la gloriosa luz que se elevaba para saludarlos y eso nunca dejó de
sorprenderlo e inspirarlo.

Él continuó corriendo, su rostro enfocándose en el cielo mientras sus pies


recordaban el camino que habían tomado cuando habían dejado el valle
donde el Rapture estaba siendo producido. Realmente se sorprendió de
que los elfos oscuros no los hubieran encontrado escondidos en la 211
habitación de un motel. Cush sabía que podrían hacerlo si hubieran
utilizado su magia y él completamente esperaba un ataque durante la
noche, pero nunca llegó. Con cada paso que lo llevaba más cerca del valle
esperaba que los elfos oscuros hubieran dejado este reino. Él no estaba
preocupado acerca de sí mismo; sabía lo que era capaz de hacer y que su
magia era fuerte. Pero estaba preocupado por su Elegida, su preocupación
ahora era siempre para ella.

Su atención fue desviada de la hermosa salida del sol cuando el olor de la


ceniza lo golpeó. Miró al frente y vio los campos quemados, acre tras acre.
El fuego que él y Rin habían iniciado había hecho su trabajo. Ellos habían
alimentado el fuego mágico con una meta consciente; no era solo una
llama sin sentido que había destruido esos cultivos de plantas élficas. El
fuego había tenido un propósito, y había hecho muy bien su trabajo. Ni
una sola hoja quedó sin calcinar.

Cush comenzó a virar a la derecha, corriendo hacia la carretera donde


habían aparcado el vehículo y para su sorpresa, todavía estaba allí. Si los
elfos oscuros no habían venido a limpiar su desorden, solo podía significar
una cosa: habían abandonado el lugar. Redujo la velocidad al acercarse a
la camioneta completamente quemada. Esperaba que tuviera razón, que el
libro élfico tuviera algún tipo de protección en él para evitar que fuera
dañado. Pero había sido magia de elfo oscuro lo que había destruido el
vehículo, por lo que podría haber sido capaz de destruir el libro también.

Se asomó por la ventana destrozada y trató con la manija de la puerta. Se


abrió y luego se cayó de sus goznes. Dejó caer la puerta al suelo y comenzó
su búsqueda. Lisa había dicho que lo había puesto bajo la segunda fila de
asientos. Metió la mano bajo el asiento, tamizando a través de cenizas y
escombros. Su mano acababa de aterrizar en algo que se sentía como un
libro cuando una voz detrás de él lo hizo tirar su mano hacia atrás y darse
la vuelta con tanta rapidez que las cenizas se esparcieron a su alrededor.

—Dime, guerrero, ¿por qué volverías a la escena de tu crimen? ¿Por qué


volver al lugar donde tus enemigos seguramente están? —La voz de Tarron
bailó a través de todos los nervios de Cush en todas las malas maneras. No
estaba seguro de si debía atacar o si debía satisfacer al elfo oscuro y
entablar una conversación. Tarron era el tipo de depredador al que le
gusta jugar con su comida y Cush sabía que podía utilizar eso a su favor
para tomar al elfo oscuro por sorpresa.

—Un buen soldado siempre se asegura de que el trabajo se ha hecho bien 212
—dijo Cush fríamente mientras se levantaba de la posición agachada en la
que había estado. Obligó a su cuerpo a relajarse con la esperanza de traer
a Tarron una falsa sensación de seguridad—. Necesitaba asegurarme de
que su pequeña producción se había cerrado por completo.

Tarron rió.

—Por favor, dime que no eres tan ingenuo como para pensar que este es el
único lugar en el que teníamos cultivos en crecimiento.

Los ojos de Cush se estrecharon mientras trataba de escuchar, más allá de


la falsa valentía, la mentira con la que él sabía estaba siendo alimentado.

—¿De verdad crees que Lorsan se limitaría a sí mismo de esa manera? —


preguntó Tarron.

Cush oyó un crujido detrás de él. Vio un cambio en la luz a su izquierda y


vio el ligero movimiento en los ojos de Tarron y supo que Tarron no estaba
solo. Se tragó la maldición cuando se dio cuenta de que Tarron
simplemente no había estado jugando con él; había sido una distracción
para que sus hombres pudieran ponerse en su lugar. No sabía cuántos
elfos oscuros estaban alrededor de él porque no quería apartar los ojos de
la persona que realmente importaba.
—¿Qué fue por lo que realmente regresaste? —preguntó Tarron de repente.

Cush dejó que sus labios se curvaran en una sonrisa lenta. Deseó ahora
haberle dado a Elora un buen adiós en lugar del beso rápido que había
presionado a su frente después de que la había atado. Deseaba poder
decirle una vez más que la amaba y que en todos sus años nunca podría
haber imaginado ser bendecido con alguien como ella. Deseaba esas cosas
porque mientras el malvado elfo oscuro frente a él le devolvía la sonrisa,
sabía que no iba a vivir a través de esto. Tarron no era conocido por su
misericordia. De hecho, era sabido en el reino de los elfos de la luz que él
era rotundamente psicótico. Mientras Cush se apartaba de la cubierta del
vehículo, llegó al hombro y desenvainó la espada que llevaba, y se preparó
para una batalla que esperaba no solo fuera el final de su vida, sino
también la del malvado de pie ante él porque se negaba a morir sin llevarse
a Tarron consigo.

213
—Algo está mal —dijo Elora repentinamente mientras se sentaba desde la
posición desplomada en la que había permitido que su cuerpo se relajara.

—No va a funcionar, Elora —le dijo Oakley secamente—. No vamos a


desatarte así que date por vencida.

—Lo digo en serio, Oakley. Algo está mal con Cush; él está en problemas
—imploró. Se volvió para mirar a Rin que estaba observándola de cerca—.
Mira, Rin, no estoy jugando, está bien. Cush está en peligro. No puedo
explicar cómo lo sé, solo lo hago. Tenemos que ayudarlo.

Lisa se acercó a ella y se arrodilló así estaba con los ojos a la altura de su
hija.

—Hablas en serio, ¿verdad?

Elora asintió y luchó contra el impulso de gritar.

—Sí, por favor desátame y déjame ir tras él.

—Rin, por favor desátala —dijo Lisa mientras continuaba observando a su


hija.
Elora sintió el temor creciendo en la boca del estómago, como una
serpiente desenrollándose este comenzó a subir, subiendo por su garganta,
y amenazando con ahogarla. Sus manos temblaban mientras Rin las
desataba. Tan pronto como sus piernas fueron desatadas estaba de pie y
moviéndose hacia la puerta. Ella la abrió y el sol de la mañana bañaba su
rostro en la calidez que solo dejaba en claro cuán fría el miedo la estaba
haciendo.

—Estoy seguro de que él está bien —dijo Oakley desde justo detrás de ella.

—Sí, estoy segura de que lo está ya que solo iba de regreso a la casa club
del elfo oscuro que sucede que acabamos de quemar en busca de un libro
que Lorsan mataría por tener en sus manos. Sí, estoy segura de que está
bien. —Elora sabía que la amargura en su tono no era necesaria, pero lo
único en lo que podía pensar era en Cush y cómo sabía que no estaba
bien.

—Aquí —dijo Rin mientras le entregaba un puñal corto, justo como el que
Cush le había dado cuando los hombres de Lorsan los habían atacado—.
Vamos. —Él pasó junto a ella al aire fresco de la mañana. Ella deslizó la 214
daga en su bota y rápidamente lo siguió, sin esperar a ver si su madre,
hermano, y Tony venían. Ella sabía que lo harían.

Corrieron a una velocidad que Elora no creía que fuera capaz de hacer,
pero al parecer cuando el hombre al que amaba estaba en peligro, ella era
perfectamente capaz. Trató de no imaginar las cosas que su temor le
conjuraba, pero cuando su alma parecía gritar dentro de ella por Cush,
sabía que algo malo le estaba pasando. Ella le gritó en su mente,
preguntándose si en tiempos de crisis tal vez su extraño vínculo
funcionaría a través de largas distancias, pero no obtuvo respuesta.
Empujó sus piernas más duro y cuando una mano se posó en su hombro,
se volvió y atacó, tirando el golpe que había arrojado a pocos centímetros
de la cara del Rin.

Él levantó las manos y se encontró con su mirada frenética.

—Paz, Pequeña Guerrera —dijo suavemente. Su voz era suave y profunda,


pero no era la voz que ella quería oír. Él apretó un dedo en sus labios,
indicando que quería que se callara, y luego hizo un gesto con la cabeza.
Se dio la vuelta para ver lo que estaba indicando y cuando sus ojos se
posaron en Cush ella casi gritó. Si no fuera por la mano que se envolvía
alrededor de su boca, ella no solo habría gritado su nombre, sino cada
blasfemia que sabía contra el monstruo encima de él.

—Espera —la voz de Rin le susurró al oído.

Ella asintió con la cabeza, haciéndole saber que no iba a hacer nada
estúpido, todavía.

—Hay solo cuatro de ellos, pero vamos a tener que acercárnosles


sigilosamente —estaba susurrando Tony cuando ella se dio la vuelta. No
podía seguir viendo la pelea pasando ante ella. Aunque Cush estaba
luchando, lo superaban en número, y sabía que no importaba lo rudo que
fuera, solo no podía luchar contra tantos a la vez. No ayudaba que no solo
estaban luchando con golpes físicos; estaban usando magia en él también
y Elora decidió que el uso de magia en un rival en inferioridad numérica
era simplemente mierda de pollo. Sí, lo pensé, se dijo mientras sus ojos se
estrechaban.

—¡ELORA! —susurró Oakley, severamente acaparando su atención—.


Vamos a dispersarnos alrededor de ellos y acercarnos ¿de acuerdo? —Ella 215
asintió con la cabeza y luego siguió la dirección de Rin mientras apuntaba
que ella fuera a la derecha. Se movió tan silenciosamente como pudo, sin
apartar los ojos de Cush o de la escoria de elfo que lo estaba atacando.
Poco a poco su círculo se formó y luego comenzó a cerrar la escena. Paso a
paso se acercaban y ahora Elora podía oír la voz del elfo oscuro, la de
Tarron, y la verdad le hacía querer apuñalarse a sí misma en los oídos; así
de molesta sonaba su dulce y enfermiza voz pero de alguna manera
malvada.

—¡Oh, qué dulce!, tienes un equipo de rescate, Guerrero.

Elora se congeló ante la declaración del oscuro elfo y buscó a Rin para
saber qué hacer. Él hizo un gesto para que se mantuviera en movimiento
por lo que lo hizo.

—¿Cómo te hace sentir el saber que una vez que estés muerto tu Elegida
será libre de ser tomada por cualquier número de elfos elegibles?

Elora se congeló de nuevo al ver a su guerrero perder totalmente su calma.


Tenía que admitir que era sexy. Cush rugió, como un león, un león
seriamente cabreado, y cerró su mano en el pecho de Tarron. El elfo
oscuro se tambaleó hacia atrás y Rin, obviamente, lo tomó como su señal
porque dejó escapar un rugido tambien y corrió a toda velocidad. Elora no
pensó; solo corrió. Tirando de la daga en su bota y dando su propio grito
de batalla, saltó en medio, persiguiendo al primer elfo oscuro trás el que
estaba yendo.

Él se giró justo cuando ella lo alcanzaba y algo dentro de ella dijo,


agachate, por lo que lo hizo. Él extendió una mano y ella sintió el pulso de
magia, pero lo perdió mientras iba por debajo de su brazo. Se dio la vuelta
mientras se deslizaba y hundía la daga en la parte posterior de su muslo,
pero la satisfacción de ver a su oponente gritar de dolor y tropezar fue de
corta duración mientras brazos llegaron alrededor para agarrarla por
detrás. Los brazos eran como bandas de acero restringiendo su
movimiento y luego tirando sus pies del suelo. Ella pateaba y se agitaba
pero quien fuera el que la tenía se limitó a seguir cargándola.

Sus ojos encontraron a Cush y gritó:

—¡CUSH!

Su cabeza giró bruscamente hacia ella al sonido de su nombre. Comenzó a


ir hacia ella solo para ser interrumpido por Tarron. Elora podía ver la 216
frustración en su rostro y la sintió reflejarse en sí misma. No era una
damisela en apuros, maldita sea. De acuerdo, así que, situación actual a un
lado, pensó para sí misma, no soy normalmente una damisela en apuros.
Mientras miraba a su mamá y a Tony luchando con otro elfo oscuro, y a su
hermano y Rin haciendo lo mismo, tuvo otro momento. Se dio cuenta de
que si iba a ser parte de la vida de Cush, la mujer de un guerrero, si
quieres, entonces iba a tener que ser capaz de luchar. Cush necesitaba
saber que podía manejarse a sí misma, y lo haría, empezando por el idiota
tratando de llevársela a quién sabe dónde.

Elora movió sus muñecas para ver cuánto espacio tenía. Ella todavía tenía
el puñal en una mano. Giró la muñeca y en un rápido movimiento apuñaló
a su captor en el muslo. Él dejó escapar un profundo grito de dolor y su
control sobre ella se aflojó y estaba lista. Giró la cabeza y dejó caer su
hombro, liberando efectivamente la mitad de su cuerpo. Usando la
velocidad que ella no sabía que tenía, se arrancó a sí misma hacia abajo y
lejos del hombre. Se giró rápido, tirando de la daga de su pierna, lo que
provocó otro grito de dolor. Sintió una sonrisa salvaje extenderse en sus
labios mientras se agachaba en posición de ataque, lista para abalanzarse
sobre el elfo oscuro. Comenzó a moverse hacia él cuando hubo una
explosión repentina de aire desde detrás de ella.
—¡BASTA! —oyó a Tarron rugir. El elfo oscuro frente a ella le dio un
gruñido de frustración antes de girar de repente y correr más rápido de lo
que ella podía rastrear sus movimientos. El resto de los elfos oscuros lo
siguieron, corriendo rápidamente a través de las cultivos quemados.
Ninguno de los elfos de la luz o los humanos los persiguieron.

Elora giró lentamente para ver a su madre, Oakley, y Tony jadeando pero
ilesos. Rin estaba mirando en la dirección por la que los elfos oscuros se
habían acabado de retirar y Cush la estaba mirando.

Sus ojos se estrecharon en el hermoso ejemplar de hombre que había


reclamado como suyo.

—¿Ya puedo decir: te lo dije?

217
Capítulo 17
Traducido por âmenoire90 y Feer:)

Corregido por Mari NC

“Toda niña pequeña sueña con ser una princesa, conocer a su príncipe
y vivir en un hermoso castillo. Y aunque toda niña pequeña sueña con
eso, nunca piensan que en verdad vaya a suceder, pero sucedió para
mí. Tengo mi príncipe, aunque puede ser oscuro, y tengo mi castillo. 218
Lo que las niñas pequeñas no saben es que cuesta conservar al
príncipe y al castillo, una vez que el polvo de hadas se asienta. Hay
una batalla, y si pierdo, perderé mucho más que solo un sueño.
Perderé al hombre que amo”.

~Cassie

—¿Te has calmado? —preguntó Trick mientras salía del baño vestido con
un pantalón de pijama hecho de algún material que parecía moverse con
su cuerpo, como si pudiera predecir el movimiento antes que sucediera.
Cassie tuvo que luchar contra el deseo de mirarlo fijamente, apreciándolo
en toda su gloria. No quería darle la satisfacción de saber lo mucho que la
afectaba.

—No, y no me calmaré hasta que cedas —le informó mientras miraba


detalladamente todo lo que había en la habitación excepto a él.

—Es mi trabajo Cassandra. Soy el rey. No puedo esperar que otros hagan
mi matanza por mí. ¿Qué tipo de líder sería?
Una parte de ella entendía completamente lo que estaba diciendo e incluso
estaba de acuerdo con él. Ella sabía que estaba tratando de hacer lo
honorable, lo correcto, pero eso no significaba que tenía que gustarle.

—¿Qué va a pasar cuando empieces a disfrutar matar? Una vez me dijiste


que te gustaba, Trik. —Finalmente había encontrado su mirada y sus ojos
plateados tuvieron el mismo efecto de siempre. Su respiración se torció en
sus pulmones mientras era atrapada en su red—. ¿Lo recuerdas? —
concluyó después de varios latidos.

Él asintió y dio un paso hacia ella, pero ella alzó su mano para detenerlo.

—No, Trik, Vamos a hablar.

—¿No podemos hablar y tocarnos al mismo tiempo? —preguntó con una


voz sensual que hizo que su sangre se calentara hasta un nivel que creía
que no era saludable.

—No —dijo duramente—. No estoy avergonzada de admitir que tu toque le


hace cosas a mi mente que evitan que pueda tener una conversación
coherente. 219
Él rio.

—Bueno, no es a tu mente a la que estoy tratando de hacerle cosas.

—Trik, es en serio, nada va a pasar entre nosotros hasta que no


arreglemos esto.

Él dejó salir un suspiro exasperado y ella se dio cuenta que había notado
que no iba a ceder, no esta vez.

—Bien, quieres hablar, hablemos.

Cassie observó mientras se alejaba a través de la habitación. Sus hombros


se tensaron más con cada paso y por un segundo, dudó. Tal vez estaba
presionando demasiado. Tal vez no era tan relevante que matara a algunos
prisioneros. Cuando giró su cara hacia ella, era el rey quien estaba de pie
ante ella, no su esposo. Podía ver el enojo escrito sobre las arrugas de su
frente y la frustración fija en su mandíbula mientras sus ojos se
estrechaban hacia ella.

—Hubo un tiempo en que dejé que nuestra gente hiciera su libre albedrío,
Cassie. Eso los dividió, mientras la mitad de ellos decidieron que ellos
mismos era todo lo que importaba, la otra mitad creía que el sacrificio era
todo lo que importaba. Querían cosas diferentes, y no pudieron estar en
paz los unos con los otros, no quisieron escuchar a su rey, así que
renuncié. Fue una decisión cobarde y me arrepiento. Pero no seré ese rey
de nuevo. Esta vez nuestra gente escuchará y obedecerá, o sufrirá las
consecuencias. Si los elfos oscuros no ceden y cambian sus modos, de la
forma en que yo me comprometí a hacerlo, entonces la consecuencia es la
muerte y soy quien tendrá que lidiar con eso. Sé que estás asustada de
que empiece a disfrutar matar, pero estás olvidando algo. —Hizo una
pausa.

—¿Qué? —preguntó finalmente cuando él no continuó de inmediato.

—Tú eres mi luz. —Dio un paso hacia ella y esta vez no lo detuvo—. Tú
alejas a la oscuridad. Me haces querer ser mejor de lo que era. No puedo
ceder a la oscuridad porque la oscuridad no puede sobrevivir donde vive la
luz. ¿Estás pensando abandonarme aquí para hacer esto solo?

—No —contestó rápidamente, de alguna manera enojada de que hubiera


siquiera preguntado. 220
Él le sonrío y su corazón tartamudeó.

—Entonces no tienes que preocuparte porque renuncie. Tengo una


segunda oportunidad, Cassandra, y no voy a echarlo a perder, no cuando
eso significa que podría perderte.

Estaba de pie directamente enfrente de ella para cuando terminó de hablar


y ella estaba cautivada por sus ojos plateados y su profunda voz. Trik
tenía ese efecto en ella y no quería que eso cambiara alguna vez. Parpadeo
varias veces en un intento de aclarar su mente de la niebla inducida por la
lujuria.

—Está bien —dijo lentamente—. ¿Entonces realmente crees que estarás


bien si matas a estos hombres?

—Si lo estoy haciendo por las razones correctas, que así lo estoy haciendo
—explicó—, entonces sí, estaré bien.

Cassie exhaló una profunda respiración y lo miró.

—Está bien.

Trik inclinó su cabeza y su imagen confundida casi la hizo reír.


—¿Está bien? ¿Eso es todo? ¿Sin gritos, ni pataleos, ni berrinches?

Ella puso sus ojos en blanco.

—Yo no pataleo o hago berrinches

Una sola ceja se levantó en su frente

—Al menos que esté justificado —suavizó con una risa.

—¿Entonces estamos bien? —preguntó.

Cassie escuchó el ronquido en su voz y sintió erizarse la piel de sus


brazos. Sintió que su piel se empezó a calentar bajo el rubor que sabía
estaba ascendiendo mientras miraba sus ojos vagar sobre ella. De repente
estuvo muy consciente del hecho de que Trik era su esposo y ella era su
esposa.

—Ooooh cielos —jadeó mientras luchaba por calmar su respiración. De


repente sintió como si hubiera terminado de correr un maratón con un
cierre mortal. Se había casado hoy. Claro que era una adulta, pero ni
221
siquiera había pensado en preguntarles a sus padres o incluso
preocuparse que ellos pudieran estar muy enfadados una vez que lo
averiguaran. Inhaló y sintió su garganta estrecharse. Su pecho se sentía
como si cincuenta kilos hubieran sido colocados sobré él y una docena de
elefantes se hubieran parado encima también. Cerró sus ojos y se
concentró en respirar porque todo lo demás parecía ser demasiado.

—Cassie.

Su voz rompió a través de su pánico y ella abrió sus ojos para verlo de pie
muy cerca. El suave brillo de la luz de las velas bailaba por su piel.
Frunció el ceño y se inclinó para mirar alrededor de él. Todas las luces se
habían apagado y velas colgaban en el aire, flotando como si pendieran de
un hilo, rodeando la gran cama. Su boca se abrió. Cuando había pasado
eso, pensó para sí misma.

—Magia —susurró Trik junto a su oído, causando que un estremecimiento


bajará por su columna.

Su mano estaba deslizándose arriba y abajo por su brazo, lenta y


gentilmente. Se enderezó y miró hacia él. Su largo cabello negro brillaba
como el ónix negro y sus ojos plateados buscaban en su cara, paciente,
esperando. Miró hacia abajo, al sencillo camisón que usaba y resopló una
risa.

—Creo que podría haber escogido algo un poco más agradable.

Él levanto su barbilla con un dedo y sonrió, provocando que su estómago


cayera hasta los dedos de sus pies.

—Luces encantadora y además, —Dejó que sus ojos bajaran por su


cuerpo—, no estará puesto por mucho tiempo, de todas formas.

—No puedes decir cosas como esa si no quieres que me desmaye por culpa
de un ataque de pánico —admitió finalmente—. Mira, estoy nerviosa, Trik.
Estoy… he… esto. —Sus palabras tartamudeaban en un parloteo
incoherente y deseó que él simplemente hiciera algo para así callarse.

—Como tú quieras —murmuró, justo antes que sus labios tocaran los de
ella.

Quería estar molesta con él porque estaba escuchando sus pensamientos


mientras diestramente rozaba sus dedos a lo largo de su hombro expuesto, 222
pero ahora sus labios estaban sobre los de ella, y la pasión que sólo Trick
podía encender estaba empezando a formarse, así que no tenía espacio
para estar molesta. Simplemente quería sentir. Quería sentirlo y quería
disfrutar las sensaciones que solo él podía darle. Mientras sus labios se
alejaban de los de ella y depositaba besos a lo largo de su mandíbula y
bajaban por su cuello hasta su mandíbula, ella dejó caer su cabeza hacía
atrás y él se rio.

—Relájate, hermosa, yo te cuidaré. —Sus susurros aliviaron algo dentro de


ella y cuando lo sintió deslizar un tirante de su camisón para quitarlo de
su hombro, no se asustó como pensó que lo haría. En lugar de eso se
convirtió en la pícara desvergonzada que Elora siempre le dijo que sabía
que estaba dentro de ella y le ayudó a quitar el otro tirante. Los ojos de
Trick se encendieron mientras ella dejaba que cayera el camisón. Cassie
supuso que debería estar avergonzada pero no podía, no cuando su amor
la estaba mirando como si pensara que iba a devorarla como un banquete
de tres tiempos y luego considerara repetir.

—Y repetir —susurró en su oído mientras la levantaba en sus brazos y la


cargaba hacia su cama.
Se rio pero trató de no hacerlo muy fuerte mientras miraba al asesino elfo
oscuro besar su piel sonrojada. Él subió por su cuerpo mientras yacía
presionada contra el colchón. Sus brazos estaban en cada lado de su
cabeza sosteniéndolo justo encima de ella, para así poder bajar la mirada
hacia su cara.

—Mi hermosa, Cassie —susurró y luego la besó lenta y profundamente—.


Gracias por amarme —dijo contra sus labios.

Ella sonrió mientras él se retiraba.

—Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo.

Él se rió y ella jadeó ante la sensación que le creaba eso. Sus ojos se
oscurecieron y se presionó más cerca.

—Déjame mostrarte lo mucho que te amo.

Cassie escuchó sus palabras y pensó que podía haber asentido pero no
estaba segura porque para ese punto Trik empezó a hacerle cosas que no
estaba convencida que fueran legales a lo largo de los cincuenta estados y 223
todas las preocupaciones y miedos que tenía, de repente se fueron. Solo
estaba Trik, sus manos, su boca y su profunda voz llenaban su habitación
mientras le susurraba palabras de devoción al tiempo que le hacia el amor.

—Esas velas nunca se extinguirán, ¿verdad? —preguntó Cassie mientras


yacía extendida a través el estómago de Trik. Levantó la barbilla para así
poder mirar hacia las velas flotantes y se encontró a sí misma fascinada
por las llamas danzantes. Estaba agotada y bien amada, pero no podía
dormir. Sabía que Trik no tenía problemas para dormir porque estaba
dormitando y quería evitar despertarlo con preguntas tontas.

—Son velas mágicas, amor —murmuró mientras sus manos acariciaban


su pelo y su espalda desnuda.

—¿Es tu magia que las está haciendo flotar y arder?

—Sí.

—¿Tienes que concentrarte para mantenerlas flotando?

Él rió entre dientes.

—Obviamente no, porque hace poco tiempo, como sabes, las velas
flotantes eran las cosas más lejanas de mi mente.
Cassie sonrió, como la enferma loca de amor que era, al pensar en lo que
había ocurrido solo hace un momento, como él decía.

—¿Así que eres feliz? —preguntó nerviosamente.

—No, Cassie, no hay palabra en el lenguaje humano que pueda describir


como estoy.

Se volvió para mirarlo a la cara y vio que tenía sus ojos abiertos y estaba
mirándola. Su piel se sonrojó y alcanzó las sabanas para cubrirse pero
Trick se las arrebató.

—¡Oye! —resopló—. Tengo frío.

—Mentirosa.

Sus ojos se entrecerraron en él.

—Me siento expuesta.

—Estás expuesta. —Hizo una pausa y una sonrisa se levantó en su


pecaminosamente sexy boca mientras examinaba sus curvas—. Y me 224
gustas de esa manera.

Ella puso sus ojos en blanco y se dejó caer sobre él, ganándose un gruñido
que la hizo sonreír con suficiencia.

—Desvergonzada —murmuró él.

—Trick.

—Sí, amor.

—Gracias.

Él alcanzó su rostro y suavemente la volvió hacia él. Ella sabía lo que iba a
ver, una chica profundamente enamorada que tenía miedo que no pudiera
ser real.

—¿Por qué? —preguntó lentamente.

—Por esta noche, por amarme, por esperarme. —Cassie se encontró con su
mirada y esperó que él estuviera sintiendo lo que sentía porque no sabía si
realmente podría ponerlo en palabras tampoco.

—Es para mí un honor y privilegio, Cassandra.


—¿Estás bien? —le preguntó Cush a Elora mientras ella limpiaba la
sangre de su daga en la pierna de su pantalón. Deslizó la hoja en su bota y
luego se enderezó para mirarlo. Quería gritar y gritar y decirle lo idiota que
había sido de ir solo, pero sabía que no podría cambiar nada.

Así que en su lugar simplemente dijo:

—Estoy bien.

Él la miró durante unos segundos, y cuando ella no dio más detalles, le dio
un solo movimiento de cabeza y luego se volvió hacia el SUV carbonizado.

—¿El libro todavía está aquí? —le preguntó Lisa a Cush.

Cush asintió de nuevo.

—Tarron sabía que yo había regresado por una razón; sospechaba.


225
—¿Él sabe sobre el libro? —preguntó Elora.

Cush metió la mano en el vehículo y sacó el libro de debajo del asiento.


Miró de nuevo a Elora y negó con la cabeza.

—No, él no sabía nada de él, al menos no de mí. No le dije que estaba aquí.

—Cush, tenemos que conseguir que el libro vuelva a Trick —le dijo Rin—.
Es viejo y poderoso y si cae en las manos equivocadas… —dejó que sus
palabras se arrastraran hasta apagarse, el resultado de tal sugerencia
siendo obvio.

—Estoy de acuerdo —dijo Cush mientras hizo un gesto a todos para


moverse más cerca—. Esto es lo que vamos a hacer. Rin llevarás el libro y
viajarás a través del portal. Tendrás que ocultarlo en tu persona de alguna
manera. Llevaré a Elora y a su familia de vuelta a casa y mantendré un ojo
en ellos hasta que vuelva a escuchar de ti. Tony, —Él miró al macho
humano y frunció el ceño—, bueno, eres un hombre grande así que haz lo
que sientas que necesitas.

—Voy con Rin —dijo Tony como un hecho. Levantó su mano cuando Rin
empezó a objetar—. Mira, Voy a tener que pedirle asilo a Trick. Él sabe que
mi familia trabajó para los elfos oscuros y estoy básicamente desertando,
alejándome de ellos. Lorsan querrá verme muerto y francamente, no tengo
ganas de morir en este momento.

—¿La gente no se da cuenta que es un inconveniente para nosotros


matarnos cuando todavía tenemos mierda que hacer? —preguntó Elora
secamente.

Tony le dio una sonrisa juguetona que le valió una mirada de Cush.

—Estoy de acuerdo, Tony se va con Rin —dijo Cush.

Tony se rió y negó con la cabeza al guerrero.

—¿No estás un poco viejo para estar celoso?

—Oye, calla —gruñó Elora—. Es sexy cuando está celoso.

Los labios de Cush se curvaron.

—Sí, Tony —enfatizó el sonido T dramáticamente—, ella piensa que es sexy


cuando estoy celoso.
226
—Por Dios —resopló Oakley—, ¿Podemos ir ya? Siento como si los elfos
oscuros van a volver con refuerzos.

Cush tomó a Elora en sus brazos y le indicó a todos que lo siguieran


mientras se dirigían hacía el motel rápidamente, pero no tan rápido como
les había tomado en el camino para rescatar a Cush.

Elora estaba junto a su madre y hermano mientras observaban a Cush


hablar con Rin y Tony.

—Mantén tu arma lista —le dijo Cush a Rin mientras permanecía de pie
junto al guerrero frente al espejo—. Y ve por cualquier cosa que trate de
aferrarse a ti.

—Este no es mi primer rodeo, tú sabes —dijo Rin divertido ante la


preocupación de Cush.

—Solo ten cuidado —dijo Cush sin reconocer el uso de su camarada de la


frase humana.
Tony estaba junto a Rin, con la cuchilla en mano que él le había dado.
Ambos miraron el espejo como si posiblemente pudieran ver lo que podría
estar al acecho en el portal para agarrarlos, pero por supuesto todo lo que
veían eran sus reflejos.

Rin giró hacía Tony.

—¿Estás listo?

Tony asintió. Y entonces ambos hombres entraron en el espejo al mismo


tiempo. Los ojos de Elora se agrandaron cuando vio por primera vez sus
piernas, luego el torso, y finalmente todo de ellos ser absorbidos por el
espejo. Esperó, de pie tan quieta como los otros, para ver si de pronto eran
escupidos de nuevo, pero como el tiempo pasó y nada ocurrió, se dio
cuenta de que no iban a volver. No podía decidir si eso era algo bueno o
algo malo y sabía que no había manera de que supieran hasta que
estuvieran todos reunidos.

—¿Así que nos dirigimos a casa? —se volvió y habló con su mamá.

Lisa asintió. 227


—No sé qué más podemos hacer, Elora. Quiero decir, paramos la
producción de Rapture, pero no veo cómo podemos sacarlo de los casinos
sin conseguir que nos maten o capturen.

—Ninguno de ustedes va a volver a las vegas —habló Cush.

—¿Así que solo vamos a juguetear con los pulgares en la tienda de Lisa? —
espetó Elora.

—No, vas a quedar atrapada con tus deberes —le dijo Lisa—. Voy a tener
que idear alguna razón de por qué te has perdido mucho y espero que no
te hagan repetir todo el semestre.

—Solo quería señalar que creo que esta idea apesta —les dijo Elora
mientras observaba a Cush marcar un número en su teléfono y luego
proceder a comprar todos los billetes de avión de regreso a la ciudad de
Oklahoma.

Elora volvió su atención a su mamá.

—No puedo creer que estés preocupándote sobre la escuela en un


momento como este. Quiero decir, vamos a pensar en ello lógicamente.
—¿Qué es ilógico acerca de esto, Elora? —interrumpió Lisa.

—Ese no es el punto, Lisa. El punto es ¿realmente voy a necesitar un


diploma de escuela segundaría en tierras elfo? —Elora arqueó una ceja a
su madre—. Quiero decir seriamente, mamá. Voy a ser la esposa de un
guerrero elfin. No creo que esté muy preocupado por la cantidad de álgebra
que hago o no sepa.

—No vamos a tener esta conversación ahora cuando estás emocional y


cansada, ¿De acuerdo?

Elora sabía que su madre no estaba realmente preguntando; estaba


prácticamente diciendo que lo dejara ir. Decidió que lo haría, por ahora.

—Los pasajes están reservados, he llamado un taxi para que nos lleve al
aeropuerto —les dijo Cush mientras deslizaba su teléfono en el bolsillo de
atrás—. Así que ahora solo nos queda esperar.

—Esperar es una mierda —dijeron Oakley y Elora al mismo tiempo.

Cush miró a uno y a otro. 228


—Es una cosa americana —le dijo Elora—. No somos pacientes.
Capítulo 18
Traducido por Becca Herondale, BookLover;3, Mikiliin y Feer:)

Corregido por Mari NC

“Me pregunto si él sabe de qué es realmente capaz. Me pregunto si


sabe que sin él seguirían divididos. Aunque soy inmortal, nunca
imaginé que viviría para ver el día en el que Triktapic reclamaría su
trono, y ahora que ese día está aquí me pregunto si cualquiera de
nosotros vivirá para ver la paz entre una raza que ha estado peleando
por demasiado tiempo”. 229
~Myrin

Trik escuchó el golpe en su puerta y quiso destripar a quien se atrevía a


interrumpir el tiempo con su nueva esposa. Desafortunadamente él
también sabía que solo porque había tomado a su Elegida y la había unido
a él, el mundo no paraba de girar por ellos. Todavía había una guerra por
pelear, prisioneros con los que tratar, y un reino humano por salvar. No
importaba cuánto quisiera apretarla en el refugio de sus brazos y cerrarse
al resto del mundo, no podía.

—Puedo ir por ello —murmuró Cassie mientras empezaba a salir del calor
de su cama.

Trik envolvió un brazo alrededor de su cintura como una banda de acero y


haló su espalda a su pecho.

—No estás apropiadamente vestida para estar abriendo puertas, Amor.

Cassie rió y el sonido bailó a través de su piel y se adentró en su alma


llenándolo de calidez.
—No estoy vestida en absoluto.

—Precisamente mi punto.

—Iba a ponerme ropa Trik, caray —le siseó ella como un adorable gatito.

—ENTRE —bramó él mientras se aseguraba de que las sábanas cubrían


por completo a Cassie. Trik vio a Tamsin entrar. Cualquiera, excepto tal
vez Syndra, se habría sonrojado o al menos parecería algo avergonzado de
interrumpirlo a él y a su Elegida, pero no Tamsin. Él lucía demasiado
satisfecho consigo mismo.

—¿Viniste a asegurarte de que está siendo creado un heredero? —gruñó


Trik cuando Cassie le dio un codazo, como sabía que ella haría, por la
afirmación.

Tamsin rió.

—Deja de avergonzar a tu reina. Tan interesante como sé que es crear un


heredero, ese no es el por qué me arriesgué a molestarlos. Encontramos a
alguien entre los prisioneros que necesita hablar contigo. 230
Eso tuvo la atención de Trik.

—¿Quién?

—Myrin.

Los ojos de Trik se ampliaron.

—¿Alguno de los otros ancianos sobrevivió?

—No hemos encontrado ninguno —le dijo Tamsin seriamente.

Trik asintió.

—De acuerdo, llévenlo a la sala del trono. Estaré allí en un minuto.

Tamsin salió sin decir otra palabra.

—¿Quién es Myrin? Y ¿Qué es un anciano? —preguntó Cassie y se dio la


vuelta así él podría ver su rostro.

—Myrin es el más viejo y el más sabio de los ancianos de los elfos oscuros.
Los Ancianos son una clase de historiadores. Ellos guardan los hechos de
nuestra gente, y usualmente son muy poderosos. No conozco su historia,
pero sé que en una época él fue un anciano de toda nuestra raza, no solo
de los elfos oscuros. Me ha ayudado en el pasado.

—¿Él te dará su lealtad? —preguntó Cassie.

—Sí, creo que lo hará.

—Bien.

—Sí, lo es. Ahora, es doloroso para mi decir esto —dijo él mientras recorría
un dedo bajo su hombro descubierto y a través de su brazo—. Pero
tenemos que vestirnos.

Él vio su rostro sonriente y la travesura danzaba en sus ojos.

—¿Sabes que hay un beneficio en vestirse?

—Fracaso al ver qué es, ilumíname por favor.

—Eso solo significa que después tenemos que desvestirnos de nuevo. —


Ella sonrío perversamente.
231
—Me alegro de que uno de nosotros sea optimista —le dijo Trik mientras
salía de la cama. Miró sobre su hombro hacia ella y le guiñó cuando la
atrapo mirándolo—. Ponte tu ropa de pelea, la mejor manera de agotar las
molestias de la batalla es un buen entrenamiento —le dijo.

—Pensé que acababas de darme un buen agotamiento —dijo ella y después


chilló cuando él saltó sobre ella y comenzó a hacerle cosquillas.

—Me retrasas, mujer. Ahora, sé una buena reina y haz como se te ha


dicho. —Le dio un manotazo en el trasero mientras salía de nuevo de la
cama y se dirigía al baño por una ducha rápida.

Cassie escuchó el agua correr mientras cepillaba su cabello y luego lo


trenzaba así este permanecería fuera de su rostro. Se había opuesto a una
ducha, sabiendo que si se unía a su esposo entonces se retrasarían aún
más de lo que ya estaban. Así que en cambio se vistió con la ropa que Trik
había solicitado e intentó no gemir por el entrenamiento que sabía que
vendría.
Además intentaba cuidadosamente de evitar lo pensamientos de que Trik
tendría que afrontar pronto, las vidas que tendría que tomar. Caminó
hacia la ventana y empujó la largas, y plateadas cortinas a un lado y
contempló la luz de la mañana. No estaba segura de qué hora era, pero era
temprano lo que significaba que no había dormido mucho en absoluto.

Eso condujo a pensamientos de lo que ocurrió entre ella y Trik y sintió el


calor de su sangre mientras viajaba por su piel. Nada en su imaginación
más salvaje pudo prepararla para el amor que compartieron. La
intensidad de ello, la pasión y lo correcto de aquello, era como nada que
hubiera conocido, y sabía que nunca podría ser de esa manera con otra
persona. Que desperdicio, pensó, entregarte a alguien y que no se sienta
como si la tierra desmoronara debajo de ti, realmente un desperdicio. Sus
labios hormiguearon con el recuerdo de sus más recientes besos. Caminó
hacia el espejo y se vio a sí misma, pensando si se veía diferente. Sus ojos
recorrieron su reflejo y vio un par de pequeños moretones en la parte
superior de sus brazos donde la camisa sin manga los dejaba
descubiertos.

—Supongo que estuve un poco entusiasta. —La profunda voz de Trik


retumbó en su pecho y su espalda donde se presionaba contra ella. Sus
dedos trazaban los pequeños moretones y cuando ella miró hacia su rostro
observó la vergüenza allí.
232
—No me duelen y no recuerdo quejarme —le dijo.

—Aun así, necesito ser más cuidadoso. — Él besó su frente y deslizó su


mano en la de ella—. Hora de trabajar, Amor. Prepárate para las burlas de
Syndra y desde luego siéntete libre de ruborizarte. Amo cuando tu piel se
torna de es hermoso color rosa. —Se burló de ella mientras la sacaba de
su cuarto.

—Ugh —se quejó Cassie—. No estoy segura de quién será peor: Syndra o
Elora.

Trik se rió lo que le valió un pellizco en su costado.

—Cassie, una reina no debería pellizcar a su rey —le informó con voz
arrogante.

—Oh —dijo ella inocentemente mientras caminaba junto a él—. ¿Está bien
para una reina picar al rey con sus propias flechas mientras duerme?

La miró por el rabillo del ojo, y tuvo que contener la risa ante la cara seria
que ella mantenía en su lugar mientras entraban en la sala del trono.
—Myrin. —La voz de Trik fue llevada a través del gran salón y tenía al
anciano girándose para enfrentarlo. Parecía cansado y desgastado, Trik
observó, pero estaba vivo y eso estaba diciendo algo.

—Rey Triktapic. —El anciano puso una rodilla en el piso y se inclinó ante
ellos—. Reina Cassandra —continuó mientras se mantuvo en posición de
rodillas—. Prometo mi lealtad a los dos. Voy a honrarlos y protegerlos con
mi propia vida. Te daré consejo sensato y respetaré las leyes de los Señores
del Bosque.

Trik miró al elfo ante él, quien le juró fidelidad sin siquiera escuchar todo
lo que podría implicar y él que se arrodillara lo honró—. De pie, Myrin.

—¿Me aceptas, mi señor? —preguntó Myrin mientras se levantaba y


miraba a Trik a los ojos.

—Te he conocido desde hace mucho tiempo. En todo mi tiempo como el


asesino del rey, nunca me traicionaste. Te acepto. Pero… —hizo una pausa
y entrecerró sus ojos—, es necesario que entiendas que a partir de este día
en adelante, si asistes a los elfos oscuros, de cualquier manera, es una 233
sentencia de muerte automática.

—Lo entiendo —asintió Myrin.

—Bueno. Ahora, ¿tienes alguna información para mí que me ayudará a


sacar a Lorsan? Él hizo estallar su propio castillo, Myrin, sabiendo que iba
a matar a sus propios elfos oscuros.

—Se ha vuelto loco con la necesidad de más poder —le dijo Myrin—.
Incluso ha sido duro con su Elegida.

Trik frunció el ceño.

—¿La golpeó? —Si Lorsan se estaba volviendo violento con su Elegida,


entonces de hecho se había vuelto loco y necesitaba ser detenido más
temprano que tarde.

—No es que lo haya visto. Está obsesionado con la distribución de Rapture


y con matarlo a usted. Es todo de lo que se habla en cualquiera de las
reuniones del consejo.

—¿Cuándo fue su última reunión? —preguntó Trik.


—Ha sido hace varias semanas —respondió Myrin—. Su círculo de
aquellos en los que confía se vuelve más y más pequeño. No teníamos ni
idea de que iba a cerrar los portales. Nunca hubiéramos apoyado tal
acción.

Trik asintió.

—No me imagino que lo hicieras, pero Lorsan puede ser muy convincente
cuando tiene que serlo.

—Trik. —La voz de Myrin adquirió una urgencia que tanto Cassie y Trik
reconocieron, y los dos observaron al anciano de cerca—. Tienes que
matarlo. Él va a destruir la raza humana y nuestra propia raza si no se
detiene.

—Lo sé, Myrin. —Trik extendió la mano y le dio unas palmaditas al elfo
mayor—. Él será llevado ante la justicia.

—La justicia no será suficiente si se las arregla para esclavizar a una


nación entera. No, necesitas más que la justicia. Necesitarás un ajuste de
cuentas de todo lo que ha hecho; todo lo que él ha lastimado, y entonces 234
tendrás que darle restitución a la raza humana. Está alterando el
equilibrio, Trik; si lo altera demasiado gravemente entonces los Señores del
Bosque solo podrían cerrar todos los portales, —Hizo una pausa y miró a
Cassie, con los ojos llenos de seriedad—, para siempre —terminó
finalmente.

Cassie sintió esas palabras como un puñetazo en su estómago. ¿Cerrar los


portales para siempre? Eso no era algo que podría suceder, no si iba a
estar viviendo en el reino elfo con Trik y sus padres estaban en el reino
humano. Miró a Trik y pudo ver que entendía plenamente lo mucho que la
lastimaría si eso ocurriera.

—No va a llegar a eso —le dijo Trik—. Lo mataré antes de que llegue tan
lejos.

Ella asintió, sabiendo que iba a hacer todo lo posible para mantener los
portales abiertos para que todavía pudiera ver a sus padres.

Una conmoción detrás de ella llamó la atención de Trik, y se volvió justo


cuando Trik la puso detrás de él, cubriéndola con su cuerpo. Se inclinó
sobre su hombro para ver lo que pasaba y vio a Rin venir a través de la
pared de espejos junto con un hombre al que no conocía. Los dos estaban
respirando fuertemente y blandiendo espadas y dagas como si acabaran de
llegar de una batalla. Al mirar con más atención, vio que había algunos
lugares en ambos donde su ropa había sido desgarrada.

—Lo consiguieron. Lo siento, señor, pero lo consiguieron. —Los ojos de Rin


estaban muy abiertos por la conmoción mientras miraba a Trik.

—Rin, Tony. —Trik dio un paso hacia ellos y levantó la mano para detener
a algunos de los guerreros elfos de la luz de agarrar al hombre que llamó
Tony—. ¿Qué pasó? ¿Quién tiene qué? ¿Dónde están Nedhudir y Elora?

Rin parecía estar tratando de ordenarse a sí mismo mientras contestó.

—Ellos están regresando a la tienda que la madre de Elora posee.

—¿De regreso? —habló Cassie, rodeando a Trik sólo para ser jalada a su
lado por uno de sus fuertes brazos—. ¿Dónde estaban?

Rin volvió su atención a Cassie, y pudo ver que a pesar de que no estaba
respirando con dificultad, estaba cansado.
235
—Perdóneme, mi reina, pero es una larga historia. ¿Hay alguna manera de
que pudiéramos sentarnos antes de empezar?

Cassie asintió.

—Por supuesto.

—Vamos a ir al comedor. Voy a tener comida y agua allí —les dijo Trik
cuando se volteó hacia uno de los guerreros y le indicó que llevara a cabo
sus órdenes.

Una vez que todos se establecieron en la mesa con agua para Tony y Rin, y
alguna especie de patatas fritas y aderezo versión elfo, Rin finalmente
comenzó el relato a partir de cuando él y Nedhudir, que él ahora llama
Cush gracias a Elora, entraron a través del portal principal con Lisa.
Tamsin y Syndra se unieron a ellos en algún momento durante la historia,
y todos escuchaban absortos mientras les contó sobre llegar donde Oakley,
ver a los padres de Cassie, el Libro de los Elfos, ir a Las Vegas y Elora
teniendo impulsos malvados, lo que hizo a Cassie reír. Les habló de Tarron
y su intento de matar a Tony, y luego la forma en que fueron a California y
quemaron las cosechas y destruyeron el Rapture que ya había sido
producido. Cuando finalmente llegó a la parte de Cush atando a Elora
para que pudiera volver a su vehículo explotado para recuperar el Libro de
los Elfos, Cassie estaba casi rodando por el suelo riendo junto con Syndra.

—Lo siento —dijo ella mientras levantaba la mano en un gesto


conciliador—. Sé que es serio y realmente estoy aterrorizada por todas sus
vidas, pero realmente me gustaría poder haberla visto atada.

—Apuesto a que estaba insultando locamente —concordó Syndra.

—Ella tuvo unas palabras para todos nosotros —les dijo Rin y luego
continuó su relato. Él regreso un momento para decirles sobre Tony
tratando de abrir los portales solo para que Cush fuera agarrado cuando
puso su mano en el espejo. Entonces por fin les habló de cómo llegaron a
ser los únicos que viajaron a través del portal solo para ser atacados
mientras estaban dentro del portal por los elfos oscuros. Cuando Rin
terminó de hablar, se levantó y buscó detrás de él. Quitándose su camisa,
sacó lo que parecía ser la tapa rasgada de un libro debajo de ella y la dejó
sobre la mesa delante de ellos.

—Esto es lo que han conseguido —dijo, respondiendo a la anterior 236


pregunta de Trik.

Por unos instantes nadie se movió. Todos ellos simplemente lo miraron.


Basada en las reacciones de los elfos a su alrededor, Cassie supuso que
esto debía ser una pieza del Libro de los Elfos.

—¿Lisa lo tenía en su poder? —preguntó finalmente Trik a Rin.

—Sí, mi señor, y hay algo más que usted necesita saber. —Rin miró de
Trik a Cassie y de vuelta otra vez. Dejó escapar una respiración profunda
antes de hablar de nuevo—. Lisa les contó a sus hijos acerca de su padre,
pero no les contó cómo murió.

—¿Qué? —jadeó Cassie—. ¿Quién era? ¿Cómo murió? —Cassie vio un


sinfín de emociones cruzar el rostro de Trik mientras miraba hacia ella.

—Lisa era una Elegida —respondió él finalmente—. Era la Elegida de un


elfo oscuro llamado Steal.

La boca de Cassie cayó abierta pero no salió ningún sonido. Ella no sabía
qué decir. No podía creer que Elora tuvo que ir a través de eso sin ella,
tuvo que averiguar acerca de su padre frente a Rin y Cush. Oh y pobre
Oakley, ella pensó en el hermano de su mejor amiga y cómo él siempre se
había sentido un poco diferente, pero mantuvo esos sentimientos para sí
mismo. Ella solo lo sabía porque él había llegado a casa una noche un
poco borracho y ella había estado pasando la noche en casa de Elora.
Había estado a punto de conseguir una bebida cuando Oakley entró, y se
sentó en la mesa de la cocina luciendo tan perdido. Ella podía decir que él
necesitaba hablar así que se limitó a escuchar, y ellos nunca hablaron de
ello con nadie, ni siquiera el uno al otro.

—Steal desertó de Lorsan y robó el libro —continúo Trik e hizo un gesto


hacia el libro delante de ellos—. Yo, siendo quién era, fui enviado tras él.

—Oh no. —La mano de Cassie se acercó a tapar su boca al darse cuenta
de lo que su compañeroestaba a punto de decirle, y no quería escucharlo—
. No, Trik.

—Lo siento tanto, amor; lo siento. —Él se acercó y se arrodilló ante ella,
tomando sus manos entre las suyas—. Necesitas escucharlo de mí, al igual
que Elora y Oakley. Maté a Steal. Me dijeron que consiguiera el libro y si
no podía, tenía que tomar su vida.

Los ojos de Cassie se llenaron de lágrimas al sentir el dolor dentro de Trik, 237
el tormento con el que lidiaba respecto a las vidas inocentes que había
tomado.

—Elora no tiene padre por mi culpa —dijo mientras su mandíbula se


apretaba y luchaba contra sus emociones.

Cassie se inclinó hacia adelante y envolvió sus brazos alrededor de su


cuello. Colocó su boca cerca de su oído y susurro:

—Ella te perdonará.

Él sacudió su cabeza.

—No debería.

—Tal vez, pero lo hará. —Cassie presionó un beso en su oreja y luego se


retiró. Miró a su humilde rey y su corazón se rompió por él. No podía
quitarle los años de oscuridad; todo lo que podía hacer era ayudarlo a ver
la luz que estaba delante de él ahora. No podía arreglarlo, eso era algo que
el tiempo podía hacer, pero ella podía llorar con él, podía sufrir con él, y
podía vivir un día a la vez con él hasta que sanara.

Trik se puso en pie y se volvió para enfrentar al grupo quienes los


observaban a ambos atentamente.
—Así que, ¿Lorsan tiene el Libro de los Elfos?

—Lorsan o tal vez Tarron —habló Tony por primera vez—. Va a ser peor si
es Tarron quien lo tiene.

Trik dejó escapar una sarta de malas palabras que hizo a los ojos de
Cassie ampliarse.

—¿Qué exactamente hay en este libro que es tan valioso? —preguntó—.


¿Por qué es tan peligroso que Lorsan lo tenga?

—Es nuestra historia, así como nuestro futuro —dijo Syndra mientras se
levantaba de su lugar en la mesa. Ella parecía visiblemente agitada en un
sentido muy poco de Syndra—. Y posee algunas verdades en nuestra
magia que aquellos con sed de poder no deben nunca saber.

A Cassie le hubiera gustado decir que las palabras de Syndra tenían


sentido, pero si era honesta, estaba tan despistada como lo había estado
antes de preguntar. Decidió que solo hablaría con Trik de ello más tarde
en vez de avergonzarse a sí misma haciendo a Syndra que explicara más
detalladamente un tema que obviamente la perturbaba. Para la sorpresa 238
de Cassie, Syndra continuó.

—La historia es conocimiento y el conocimiento es poder. —La reina de los


elfos de la luz encontró la mirada de Cassie y aunque sus manos todavía
temblaban ligeramente, su voz era estable—. Estoy segura de que te
enseñaron eso en tus estudios. Nosotros los elfos hemos visto naciones
levantarse y caer en su mundo. Los líderes van y vienen y aquellos que
han querido mantener el poder para ellos mismos todos hacen lo mismo.
Restringen la cantidad de la historia y el conocimiento que sus personas
pueden aprender. Se llevan la habilidad de un pueblo para pensar por sí
mismos y son fácilmente mantenidos por el miedo y la dependencia. Es por
eso que ese libro es tan importante. Es de conocimiento y en las manos
adecuadas es una gran herramienta de aprendizaje, pero en las manos
equivocadas podría ser el final de más de una raza.

La habitación estaba en silencio mientras Syndra se quedó mirando a la


nada y sus palabras bañaban a todos en la realidad de cuán mal las cosas
se habían puesto.

—¿Así que lo que estás diciendo es que el Rapture que todavía está en los
casinos es la menor de nuestras preocupaciones? —preguntó Cassie.
—Bingo —contesto Syndra.

—¿He mencionado que realmente aprecio el método de viajar de los


portales? Porque si no lo he expresado realmente me gustaría —dijo Elora
mientras auto-arrastraba su cansado ser dentro de la tienda de su mamá
con Cush, Oakley, y su mamá en remolque.

—Lo mencionaste una vez cuando ese chico estaba sentado en tu asiento
en el avión, y luego de nuevo cuando ese mismo chico se levantó tres veces
para usar el baño y tuvo que trepar por encima de ti y Cush, y luego creo
que trajiste de nuevo el tema cuando él sintió la necesidad de contarle a
ustedes dos acerca de sus problemas de vejiga. —Oakley sonrió satisfecho
mientras enumeró sus muchos males del viaje a casa.

—Bueno tú y mamá la tenían fácil; tú no estabas sentado junto al chico


vejiga, y no solo tenía la vejiga del tamaño de un guisante, sus palabras,
sino que también escupía cuando hablaba. Quiero decir, en serio, ¿quién 239
hace eso? —gimió.

Oakley se echó a reír.

—Mi parte favorita fue cuando casi hizo pis en sí mismo cuando Cush le
dijo que quitara su mano de tu hombro.

Elora rodó sus ojos.

—Él solo estaba equilibrándose. Lo juro, ese chico no tenía suficientes


células cerebrales para siquiera pensar acerca de atrapar un sentimiento.

—Él sabía lo que estaba haciendo —se quejó Cush no por primera vez.

Lisa puso el seguro en la puerta y se aseguró que el cartel de cerrado


seguía mirando hacia afuera, y luego todos hicieron su camino de regreso
a la zona de almacenamiento que era la sala de descanso designada. Elora
saltó sobre el mostrador mientras los otros arrastraban cajas y sacaron
sillas para sentarse. El cansancio se estableció como un manto sobre ellos,
a medida que parecía que tomaban una respiración colectiva por lo que
Elora sintió fue la primera vez en días.
—Sigo sin poder creer que esperas que solo vuelva a la escuela mientras
todo esto está pasando —dijo Elora mirando a Lisa.

—Lisa. —La voz de Cush superaba la intensa mirada de madre e hija—. Yo


sé que Elora es tu hija, pero tengo que expresar mis reservas acerca de ella
yendo a la escuela mientras Lorsan y Tarron andan sueltos en el reino
humano.

Elora empezó a decir algo pero la mirada que Cush le dio la tuvo fijando
sus labios cerrados. Entrecerró sus ojos hacia él, lo que solo parecía
divertirle.

—Entiendo tu preocupación, Cush, pero realmente me gustaría que la vida


de Elora continuara tan normalmente como fuera posible mientras se
pueda —le dijo Lisa.

—¿Normal? —Elora ahogó una carcajada—. Pasamos normal unas pocas


batallas elfo atrás, Lisa. No hay normal nunca más.

—Normal es tan sobrevalorado.


240
La cabeza de Elora giró a la izquierda ante el sonido de la voz de Cassie, y
cuando vio a su mejor amiga emerger plenamente del gran espejo que se
encontraba en la esquina de la bodega, saltó de su percha en el mostrador
sin un pensamiento.

—¡UMPH! —gruñó Cassie mientras Elora la envolvió en un fuerte abrazo.

—No tienes idea de lo bueno que es verte —dijo Elora con fuerza mientras
su garganta amenazó con cerrarse bajo una ola de emociones que sentía.
Sabía que había extrañado a Cassie; ella simplemente no se había dado
cuenta hasta ese momento de que había sido como si se hubiera cortado
una parte de su propio cuerpo y ahora por fin lo tenía de vuelta.

—Oh, creo que tengo una idea —le dijo Cassie mientras le palmeó la
espalda cariñosamente.

Cuando Elora finalmente liberó a su mejor amiga, vio que Trick, Syndra,
Tamsin, Rin y Tony también habían llegado a través del portal.

—Bienvenidos de nuevo, muchachos —le dijo Elora a Rin y Tony con una
sonrisa. Le dio a Tamsin y Syndra un guiño saludo mientras retrocedía
para hacer espacio para todos ellos. Sintió grandes manos en su cintura y
se encontró recostada contra la sólida forma que era Cush, y mientras Rin
comenzó a hablar, Elora descubrió que estaba muy agradecida que él
estaba en su espalda.

—Me quitaron el libro. —Rin encontró los ojos de Cush mientras hablaba;
su mandíbula todavía tensa con la frustración de perder una batalla—.
Luchamos pero eran demasiados, y me di cuenta bastante rápido que en
realidad no estaban detrás de nosotros. Basado en la forma en que
estaban luchando, estaban tratando de distraernos.

—No podría haber hecho nada mejor Rin —le dijo Cush a su camarada,
con la esperanza de que le ayudaría a saber que él no era el responsable—.
¿Sabemos si fue Lorsan el que lo consiguió?

Rin negó con la cabeza.

—Podría haber sido Tarron.

—¿No es lo mismo? —preguntó Elora—. ¿Tarron no trabaja para Lorsan?

—Tarron solo trabaja para Tarron —respondió Trick—. Él es su propia


raza de maldad y si ha encontrado una manera de salir de debajo del 241
pulgar de Lorsan, entonces puedes apostar que la tomará.

—Excelente —murmuró Elora—. Justo lo que el reino humano necesita, no


solo un loco elfo oscuro, sino dos. —Ella sintió a Cush apretar su cintura y
levantó la mirada hacia él y deseó no haberlo hecho porque entonces no
habría visto la preocupación en sus ojos tormentosos. Si Cush estaba
preocupado, entonces era malo.

—¿Tiene un plan, mi señor? —preguntó Cush a Trick y todas las cabezas


se volvieron a mirar al ex asesino.

Trick respiró hondo y miró a Cassie y luego al resto del grupo.

—Voy a quitarme mi corona por un corto tiempo y volver a tomar mi arco y


flecha. Y voy a hacer lo mejor que sé hacer. Me gustaría poder decir que
tengo este gran plan para derrocar a Lorsan y sacar a Tarron y salvar a los
humanos y restaurar nuestro pueblo. Desearía saber que soy suficiente
para salvarnos a todos. —Bajó los ojos al sentir el peso de lo que había
delante de él descendiendo totalmente sobre sus hombros. Su pueblo
dependía de él. Estas personas estaban buscándolo en busca de
orientación y liderazgo y él no les fallaría, no de nuevo—. Vamos a ir de
caza —dijo mirando a Cush.
—Creo hablar por todos cuando digo que vamos a respaldarte sin importar
qué —le dijo Cush y murmurados acuerdos siguieron sus palabras.

—Por fin tengo la oportunidad de ver si sabes cómo usar tu arco y flecha.
Estaba empezando a preguntarme si solo llevabas tu carcaj porque
pensaste que te hacía ver genial —dijo Elora secamente.

—Hermosa, ¿vas a dejar que se burlen de tu marido así? —le preguntó


Trick a Cassie, pero sus ojos estaban en Elora.

La mandíbula de Elora se abrió al mismo tiempo que la cabeza de Cassie


giró para disparar una mirada a Trick.

—¿Eres qué? —dijeron Elora y Lisa al mismo tiempo.

El rostro de Cassie se volvió una sombra de rojo brillante mientras miraba


desde Trick a Lisa y finalmente a Elora.

—Él me obligo a hacerlo.

242
Capítulo 19
Traducido por âmenoire90, Feer:), Mikiliin y scarlet_danvers

Corregido por Dianna K

―Un padre puede decir que el único amor verdaderamente


incondicional en este mundo es el amor que un padre tiene por su
hijo. Tendría que discrepar. Diría que hay otro amor verdaderamente
incondicional y ese es el amor de un hijo hacia un padre. No importan
sus fallas, no importan sus errores, nada puede reemplazar a tus
padres. Nadie puede llenar ese espacio en nuestros corazones que está 243
reservado solo para ellos, y por eso no hay nada que evitaría que
derribe el mundo por los míos”.

~Cassie

—No puedo creer que te casaras con el chico carcaj —le dijo Elora a
Cassie, mientras estaban de pie, esperando a que los guerreros decidieran
el próximo movimiento. Lisa había preparado sándwiches para todo el
mundo y una vez que todos habían comido, fue decidido que había que
conseguir formular algún tipo de plan.Elora había sugerido que acaba de
estar en Las Vegas, y con ese comentario ella y Cassie habíansido
empujadas desde el pequeño círculo de planificación. Ella se encogió de
hombros y dijo:

—Tu pérdida.

—Lo sé. En realidad yo tampoco lo puedo creer —admitió Cassie y luego


solamente contó todo. Le dijo a Elora todo lo que había pasado desde el
momento en que Elora entró en el portal hasta el momento en que regresó
a la tienda de Lisa.
—Espera, ¿qué quieres decir con que los Señores del Bosque podrían
cerrar los portales para siempre? —interrumpió Elora.

—Trik no dejará que eso pase —le aseguró Cassie.

—Eh, Cas, siento decirte esto, pero no creo que los Señores del Bosque
tomen ordenes de CC. Solo es una suposición basada en todo el evento de
―oye si no quieres ser el rey, te haremos un elfo oscuro asesino y
borraremos tu mente‖. —Se encogió de hombros—. Solo digo.

Cassie apretó el puente de su nariz mientras pensaba en las palabras de


Elora y sabía que su amiga estaba en lo correcto.

—Tenemos que ir por mis padres —dijo de repente mientras se paraba y se


giraba hacia Trik—. Trik tenemos que ir por mis padres y llevarlos al
casillo de los elfos de la uz. No quiero tomar el riesgo de ser separada de
ellos.

Trik caminó hacia ella y bajo la mirada a sus ojos. Cassie mantuvo su
mirada, usándolo para que entendiera que tan importante era esto para
ella. 244
—Por favor, Trik —susurró

—Está bien. —Asintió—. Está bien, iremos por tus padres y luego iremos
tras Lorsan y Tarron.

Sus manos se agitaron mientras sostenía el libro con veneración, como un


padre sostendría a su hijo. Miró hacía su cubierta rasgada. El poder
emanando del libro pulsaba hacia sus manos causando que se
estremeciera. Lo entendía. Después de todo este tiempo, estaba finalmente
en su poder, y ahora tenía el poder de poner a los humanos en su lugar.
Acomodó el libro y se giró para mirar a sus dos prisioneros. Les había
restaurado sus recuerdos. Así que ahora lo miraban llenos de miedo y
dolor y él quería escupir hacia su debilidad. Amor, de cualquier tipo, ya
fuera de un amante o de un hijo, era debilidad. Había aprendido eso de la
forma difícil y todo por culpa de una humana.
—Tu hija no es la primera en tu línea de sangre en ser una Elegida,
¿sabían? —preguntó Tarron a la mujer humana—. Hubo una antes que
ella, hace tiempo, que también era una Elegida.

Su mente regresó hacía un tiempo antes de que la tecnología conquistara


al reino humano, cuando las cosas eran más simples. Los elfos oscuros
usualmente estaban en el reino humano durante algún tiempo,
empujando detrás del escenario para levantar la prohibición, y así fue
como la había conocido, su Lucy. Ella se estaba yendo del almacén y lo
había detenido en su camino.

—No sabemos de lo que estás hablando. —La voz de la mujer humana


irrumpió a través de sus pensamientos, empujando lejos el recuerdo de la
cara de su Elegida.

Sus ojos se estrecharon cuando la miró e incluso tres generaciones


después, todavía podía ver las facciones del rostro de su amada, en la cara
de la mujer delante de él. No creía que estuviera cerca de la belleza de
Lucy, pero había ciertas similitudes.
245
—No te preocupes —ronroneó, mientras recorría su mejilla con uno de sus
dedos—. Lo harás.

—¡Quita tus manos de ella! —gritó el hombre humano.

Tarron abofeteó al hombre, callándolo efectivamente, pero ahora la mujer


estaba llorando.

—¿Ustedes humanos alguna vez se callan? —gruñó mientras se alejaba de


la pareja. Caminó hacia donde estaba el libro—. Tantas decisiones que
hacer —murmuró para sí, ignorando los lloriqueos detrás de él—. Tantas
decisiones.

—Está demasiado tranquilo —dijo Cassie cuando abrió la puerta delantera


de su casa. Trik agarró su brazo y tiró de ella detrás de él, ganándose una
puesta de ojos en blanco.

—Cassie, ¿cuántas veces te tengo que recordar que la rubia siempre muere
primero en las películas? —murmuró Elora mientras seguían a Trik y
Tamsin dentro de la casa, con Lisa, Syndra y Oakley detrás de ellas, y
Cush, Rin y Tony entrando por la parte trasera.

—Esto no es una película, Elora —replicó Cassie.

—Cierto, pero la mayoría de las películas están basadas en alguna pizca de


verdad.

—¿Y esta pizca justo tiene que ser que la rubia siempre muere primero? —
Miró de nuevo a su mejor amiga.

Elora sonrió.

—Totalmente, porque ya sabes que si resulta que está entre tú y yo, voy a
lanzar tu trasero debajo del autobús.

Cassie se rió pero su risa se extinguió pronto cuando entraron en la sala y


sus ojos aterrizaron en todo el caos y la destrucción. Sentía su corazón
latiendo fuertemente en su pecho mientras veía las sillas volcadas, la mesa
de café rota y los vidrios tirados en el piso. Sus ojos se deslizaron a través
del cuarto y sin pensar estaba corriendo. 246
—¡MAMÁ, PAPÁ! —gritó mientras corría, sin poner atención a los pasos
detrás de ella o el sonido de Trik diciéndole que se detuviera. Llego a las
escaleras y las subió de dos en dos abriendo las puertas mientras llegaba
al pasillo hasta que entró en su cuarto. Irrumpió en su cuarto primero,
luego en el baño y luego en los armarios, pero estaban tan vacíos como el
resto de la casa. Salió del armario de su papá, con sus hombros hundidos
hacía adelante en señal de derrota, y sintió la primera lágrima caer. Sintió
manos sobre sus hombros y levantó la mirada hacia los ojos plateados de
Trik, y su hermosa cara se nubló mientras el resto de las lágrimas
comenzaban a caer.

—Shh, Amor. —Él la jaló al refugio de sus brazos—. Los encontraremos —


prometió—. Los traeremos de vuelta.

Cassie hundió la cara en su amplio, firme pecho y se hundió en el temor


que era la pesadilla de cada niño, la pérdida de sus padres. No sabía si
estaban vivos o heridos. No sabía si podría haber evitado esto si les
hubiera contado la verdad sobre Trick. Ella no sabía cómo traerlos de
vuelta, o si alguna vez lo haría. En ese momento no sabía mucho de nada
que no fuera el dolor que la envolvía.
—No tienes que saber, Cassandra —le dijo Trick mientras la sostenía con
fuerza—. Yo lo sé, y me haré cargo de ti.

Elora se situó en el cuarto de Cassie sosteniendo la nota que había


encontrado tendida en la cama junto a una foto de Cassie. Su mano
temblaba mientras leía por tercera vez, y luchó contra la bilis que se elevó
en su garganta.

—¿Qué pasa, pequeño cuervo?

La profunda voz de Cush puso sus pies en la tierra y tragó antes de


contestar, asegurándose de que no vomitaría.

—Es una nota de Tarron. —Su nombre era como ácido en su lengua, y
deseó tenerlo delante de ella ahora para poder sacarle los ojos con una
cuchara, la culpa es de su lado oscuro—. Él tiene a los padres de Cassie.

—¿Qué? —Cush tomó suavemente la nota de ella y por alguna razón


ilógica ella se rió cuando maldijo. Está bien, quizá el estrés estaba llegando
a ella y finalmente estaba quebrándose.
247
—¡Señor! —La voz de Cush se escuchó a través de la casa que ahora se
sentía como una tumba—. Tiene que ver esto.

Todos se reunieron de nuevo en la sala de estar. Oakley y Tony habían


asumido la tarea de recoger el desorden, enderezar las sillas y barrer el
vidrio.

—Gracias —les dijo Cassie entre sorbidos y ambos hombres se sonrojaron,


simplemente asintiendo como respuesta. Trick Haló a Cassie hacia él
mientras se volvía a dirigir al grupo.

—Tarron se ha llevado a los padres de Cassie —les dijo.

—¿Por qué? —preguntó Lisa, sus ojos abiertos por el miedo.

—Aparentemente tiene una historia con la línea de sangre de Cassie —


explicó Trick y luego leyó la nota en voz alta para todos—: Querida
Cassandra, pensé que había perdido a mi Elegida hace mucho tiempo, pero
parece que el destino la ha traído de nuevo a mí en la misma línea de
sangre en tu elegante forma. Verás, tu bisabuela, Lucy, era mi Elegida. La
perdí y solo ahora ha regresado a mí. Tus padres permanecerán conmigo
hasta que tomes su lugar, entonces los voy a devolver a su casa. Tengo
mucho que hacer antes de que podamos estar juntos, pero se paciente,
Cassandra, voy por ti pronto. Tuyo, Tarron.

—¿Ha perdido su maldita mente? —gruñó Elora.

—Cerca —respondió Tamsin—. Perdió a su elegida, lo que puede volver


loco al compañero sobreviviente. Había olvidado la historia de Tarron. Su
elegida era humana, ella eligió vivir en el reino humano, envejecer y morir,
pero Tarron no quería morir. Por encima de todo siempre ha anhelado
poder y entonces él no murió con ella como debería. La dejó en el reino
humano para vivir su propia vida, y como sus acciones han demostrado, él
ha sido llevado a la locura por su pérdida, debido a las decisiones que
tomó.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Cassie cuando miró a Trick mientras


las lágrimas seguían tiñendo sus mejillas sonrojadas.

Él suavemente le secó las lágrimas mientras sostenía su cara entre sus


manos. Se inclinó y le dio un suave beso en los labios y luego susurró:

—Voy hacer lo que sea para traer a tus padres de vuelta a salvo, y tú vas a 248
confiar en mí para hacer eso. Hay una razón por la que soy el mejor espía
y asesino en la historia de los tiempos, Cassie, porque soy bueno en lo que
hago.

Ella presionó su frente contra la suya y asintió. No podía hablar porque


solo le rogaría salvar a sus padres. Le habría suplicado que arreglara todo,
que tomara todas las cosas malas y rotas en su vida y las arreglara. Sabía
que moriría en el intento, así que no se lo pediría porque no podía perderlo
también.

—Así no es como esperaba terminar este día —le dijo Elora a Cush
mientras la sostenía en sus brazos en el sofá de la sala de Cassie. Cassie
no estaba lista para salir de su casa por lo que habían acordado pasar la
noche, para llorar y descansar, y luego reagruparse en la mañana.

—Ella es fuerte —dijo Cush y sintió sus labios rozar contra su cabeza
mientras hablaba—. Va a lograrlo, sin importar el resultado. Es una
sobreviviente.
—Oh, créeme, lo sé mejor que nadie. Cassie puede parecer toda gentil y
mansa pero es dura como una roca. Eso no significa que no la lastima, y
odio que tenga que pasar por todo esto porque ese idiota no se quedó con
su Elegida Tú… —Hizo una breve pausa antes de terminar su pregunta—.
¿Te quedarías conmigo si eligiera el reino humano?

—¿Y renunciar a mi inmortalidad? —preguntó, su voz grave retumbando


en su pecho contra su espalda—. En un latido —dijo él finalmente después
de que para Elora se sintiera como la pausa más larga de la historia—.
Pero eres mitad elfo, por lo que las reglas son diferentes para ti. Tu vida
será más larga, incluso si permaneces en el reino humano porque
envejecerás mucho más lento. De todos modos, pequeño cuervo, donde tú
vas, yo voy. Así es y ya.

Ella sonrió y apoyó la cabeza en su pecho. Se acurrucó y colocó la manta


que había tomado del armario del pasillo sobre ellos y mientras bostezaba,
dijo:

—Bueno, pues resulta que es así.


249
Él se rio y besó la cima de su cabeza.

—Te amo —susurró él en su oído—. Ahora descansa, Amor, porque


mañana cazamos.

—¿Cómo no me había dado cuenta que Cassie era de la misma línea de


sangre de Lucy? —le preguntó Tamsin a su Elegida mientras estaban
sentados en el borde de la cama en la habitación de los padres de Cassie—
. Si hubiera reconocido la relación yo podría…

—¿Haber hecho qué? —interrumpió Syndra, su voz áspera con


frustración—. ¿Hubieras sido capaz de detener a un hombre loco?
¿Hubieras sido capaz de predecir las decisiones de un lunático? No puedes
tener la culpa por este macho. Tú ya no eres el rey y sin embargo, todavía
piensas que es tu deber soportar toda la responsabilidad de los humanos y
elfos.

Tamsin la miró con asombro. Solo ella podía recordarle que no era
omnisciente y todo poderoso. Sin importar cuánto quería ser capaz de
prevenir que sucedan cosas malas a la gente que le importaba, no podía.
Esa era la forma en que era en su reino y el reino humano. El libre
albedrío le daba a la gente el derecho de elegir su propio destino, bueno o
malo.

—Lo sé —accedió finalmente—. Solo odio ver otro a humano herido gracias
a nuestra gente.

—Entiendo eso, y vamos a hacer todo lo posible para hacer las cosas bien.

Tamsin tomó su mano y la besó tiernamente.

—Por desgracia, tengo la sensación de que antes de que todo esté dicho y
hecho, va a haber un montón de cosas que tenemos que hacer bien.

—No recuerdo la última cosa que le dije a mis padres. —La pequeña voz de
Cassie atravesó la oscuridad de su dormitorio mientras Trik yacía a su
lado en la cama. Su cabeza fue presionada contra su pecho y el ritmo
250
constante de su corazón parecía traerle una pequeña medida de
consuelo—-. No recuerdo la última vez que les dije que los quería.

—De todos modos, saben que los amas, Cassie —le aseguró Trik mientras
pasaba su mano dulcemente por su cabello.

—Pero les mentí. No les dije nada de lo que estaba pasando conmigo y si
hubiera sido honesta con ellos podría haber sido capaz de prevenir esto.

—Yo podría argumentar también que si hubiera optado por dejarte en paz
en vez de perseguirte, entonces esto se habría evitado —respondió él—. No
juegues el juego de la culpa, Amor, porque nunca vas a ganar. Solo hay
una persona a la que culpar y ese es Tarron.

—¿Cuándo te volviste tan sabio? —preguntó ella juguetonamente, aunque


su voz todavía vacilaba.

—Soy un viejo hombre casado ahora, ¿no se supone que me hace más
sabio?

—No, creo que solo te hace no disponible. —Ella rió entre dientes.

—Ah, Hermosa, dejé de estar disponible en el momento que puse los ojos
en ti en esa sala de juntas. —La haló más fuerte contra él y agradeció a los
Señores del Bosque, no por primera vez, por traerla a su vida y por su
disposición a perdonar sus muchas transgresiones y amarlo de cualquier
manera.

—No es difícil ya sabes, amarte —le dijo sacándolo de sus pensamientos.

—Dime eso dentro de cien años —desafió.

—Solo logremos pasar de mañana —suspiró suavemente mientras dejaba


a la calidez y familiaridad de Trik calar en sus cansados huesos. Sus
emociones estaban en carne viva como nervios expuestos y ella solo quería
olvidar. No quería pensar en el infierno que sus padres podrían estar
pasando, no quería pensar en el Rapture todavía siendo dado a las
personas en los casinos, y no quería pensar en el Libro de los Elfos y todo
el poder que retenía y en manos de quién podría estar. Solo quería estar en
los brazos del hombre que amaba y que la amaba. Quería descansar
sabiendo que el haría todo en su poder para protegerla y traer a sus
padres a casa a salvo. Quería ser feliz por Elora y Cush y el amor que
había visto en sus caras cuando se miraban el uno al otro. Quería ser feliz
por sí misma y el nuevo matrimonio que todavía tenía que disfrutar. 251
—Respira, Cassie —susurró Trik contra su oído y su cálido aliento envió
placenteros escalofríos por su piel—. Te tengo.

Ella giró su rostro hacia él, y él con mucho gusto le dio lo que quería,
presionando firmemente sus labios contra los de ella, vertiendo en su
mente todo el amor que sentía por ella. Su alma clamó por ella y su alma
contestó como siempre lo hacía, encontrando la totalidad en él. Trik le
susurró en la hermosa lengua de su gente, y sintió paz y amor fluir sobre
ella mientras él la amaba. Él escuchó sus pensamientos y le dio el
consuelo que necesitaba, consuelo que solo él podía dar, y ella lo tomó con
avidez. Absortos en la noche se deleitaron en su pasión, y mientras Cassie
se quedaba dormida, Trik le hizo una promesa.

—Voy a destruir al que te causó tanto dolor, mi amor. Por ti destruiría el


mundo.

—¿Vas a destruirlo? —preguntó Ilryana a su compañero cuando se


pararon afuera en la tranquila noche en la calle frente a la casa de Cassie.
Lorsan levantó la mirada a la casa que actualmente resguardaba a su
enemigo en una falsa seguridad y protección. Él podría derribarla incluso
antes de que abrieran los ojos y destruirlos sin su conocimiento, pero
entonces ¿cuál sería la satisfacción en eso? No, él quería ver la mirada en
la cara de Trik mientras moría. Quería que Trik supiera que era Lorsan
quién estaba entregando ese golpe mortal, y quería que su pequeña
compañera observara mientras el último aliento de vida era tomado del
cuerpo de Trik.

—No esta noche, Amor —le dijo—. Esta noche vamos a dejarlos creer que
están a salvo de mi ira. Vamos a dejarlos tener esta noche, pero mañana
es un nuevo amanecer. Ven. —Él tomó su mano y se alejó de la casa de
Cassie—. Tenemos planes que hacer, muertes que organizar, ciudades que
destruir, y cierto elfo oscuro con el que tratar. Él tiene algo que me
pertenece y me gustaría que regresara.

—Dios mío, sí que tenemos una agenda llena. —Ella le sonrió mientras
caminaban hacia la fría noche.

—Ya sabes lo que dicen, no hay descanso para los malvados. 252

Lisa le entregó a Tony una segunda copa de vino que había encontrado en
los gabinetes de Tate y se sentó al otro lado de la barra. Era guapo, sin
duda, también un poco joven. Pero no demasiado joven para tomar una
copa.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó Tony.

Ella se echó a reír.

—Lo acabas de hacer.

Él sonrió.

—¿Cómo has permanecido tan joven? ¿Cómo Oakley y Elora no recuerdan


a su papá? ¿Por qué no te quedaste en el reino Elfin?

Las preguntas parecían derramarse de él tan suavemente como el vino que


venía de la botella, y Lisa pensó que el vino tenía algo que ver con eso. Ella
lo consideró y luego pensó, qué demonios.
—Es una larga historia —le dijo.

—Tengo toda la noche. —El extendió los brazos como si esto probara su
punto.

Ella asintió.

—Muy bien, solo otros dos saben esta historia y están durmiendo en la
habitación de los padres de Cassie en este momento. No voy a decirte
cuántos años tengo, porque eso no es algo que una mujer debería tener
que revelar. Solo digamos que me veo increíble para mi edad. Cuando Steal
murió. —Hizo una pausa, sin estar preparada para la cantidad de
emociones que su nombre aún evocaba y se tragó el dolor que, incluso
después de todo este tiempo, aún permanecía—. No pensé que fuera a
sobrevivir y si no hubiera tenido a Oakley y Elora, probablemente no lo
habría hecho. Se sintió como si una parte de mi hubiera sido arrancada de
mi cuerpo. Algunos días no podía respirar, solo seguí viviendo día tras día,
porque mis hijos me necesitaban y yo los amaba.

—Cuando me di cuenta que iba a tener que recobrarme si quería darles 253
cualquier tipo de vida, busqué a Syndra y le pedí ayuda. Le conté sobre el
libro, y tanto ella como Tamsin lo querían escondido lejos del reino Elfin.
Sabíamos que tenía que estar en el reino de los humanos si lo queríamos a
salvo de Lorsan y las dos pensamos que la mejor forma para los niños y
para mí de estar a salvo era llegar a ser plenamente humanos, y con esto
quiero decir sumergirme completamente a mí misma en el reino humano
de nuevo.

—Así que nos mudé desde el escondite en el que había estado viviendo en
el reino Elfin y Syndra me ayudó aponer está tienda. Ella alteró la
memoria de los chicos a petición mía porque no quería que tuvieran algún
recuerdo de esa parte de su vida. Eventualmente, les dije a Oakley y Elora
acerca de los elfos, pero solo que conocía a Syndra. Me hice la tonta sobre
casi todo. Sabía que un día tendría que decirles más, pero no fue hasta
que Cassie se encontró con Trik que me di cuenta de que ese día había
llegado demasiado rápido. Todavía hay mucho que necesito decirles, pero
es difícil porque cortarles significa revivir para mí y es doloroso. —Ella
tomó un sorbo de su vino y aprovechó el tiempo que se tardó en tragar
para recomponerse.

—¿Y por qué luces así? —Tony hizo un gesto hacia ella
Ella miró su ropa y luego de nuevo a él.

—¿Hago compras en Kohl? —dijo ella, pero salió como una pregunta.

Él se rió.

—Eres joven.

—Oh. —Ella bufó—. Claro, ¿cómo no he envejecido? Eso es un secreto de


Syndra y uno que prometí hace mucho tiempo no revelar jamás. Así que,
eso es todo lo que diré al respecto.

Él levantó las manos.

—Muy bien, no voy a presionar con lo que no es tuyo para dar.

—Entonces, ¿qué hay de ti? —preguntó Lisa—. ¿Cómo acabaste con los
elfos oscuros?

—Es un negocio familiar —escupió con disgusto evidente—. Nunca quise


ser parte de eso, pero decir no, nunca es una opción para los hombres de
mi familia. Éramos básicamente siervos de los elfos oscuros, servías o... 254
—Morías —terminó por él.

Él asintió mientras tomaba un sorbo de vino.

—Exactamente.

Lisa sintió el vino frenando sus pensamientos y sabía que era el momento
de terminar la noche. Se puso de pie y dejó la copa en el fregadero.

—Tony, ha sido un placer hablar contigo, y como alguien que ha estado


alrededor de los elfos oscuros voy a decir que te ha ido bastante bien. Y si
mi corazón estuviera disponible y no fueras tan joven, incluso podría
considerarte una opción. —Hizo una pausa y luego se echó a reír—. Y ese
es el vino hablando. —Ella hizo un gesto cuando salió de la habitación—.
Buenas noches —gritó por encima de su hombro.

Tony la observó marcharse, su corazón latiendo solo un poco más rápido


de lo que había estado.

—No me descartaría tan pronto, Lisa, no todavía —susurró a la cocina


vacía.
—Tienes que seguir moviendo los pies. Esto mantiene a tu oponente fuera
de equilibrio y un objetivo en movimiento es mucho más difícil de apuñalar
que uno que está parado repartiendo una invitación por escrito —le dijo
Rin a Oakley mientras permanecían en el patio trasero de Cassie.

La única luz que brillaba sobre ellos era la gran luna llena y el cielo
nocturno estaba salpicado de estrellas. El aire frío quemaba los pulmones
de Oakley mientras él, con la espada en la mano, una vez más tomaba la
postura que Rin le había mostrado. Oakley no lo había pedido. Rin
simplemente caminó junto a él una vez que las cosas se calmaron y le dijo
que era el momento de que se pusiera en contacto con su otra mitad.

—Eres mitad elfo, Oakley. Tienes los reflejos, la velocidad, todo eso, solo
tienes que aprender a usarlo. —Rin siguió hablando mientras atacaba y
Oakley desviaba y bailaba alrededor del patio

—¿Voy a tener una Elegida? —preguntó Oakley de repente.

Rin se detuvo a medio ataque y bajó la espada y se encontró con los ojos
del mestizo. 255
—Probablemente, pero podrían pasar siglos antes de encontrarla. Todavía
tengo que encontrar la mía. Y le tomó a Trik, bueno... —se rió entre
dientes— no vamos a hablar de lo viejo que es el rey a sus espaldas.

Oakley sonrió pero se desvaneció rápidamente mientras pensaba en no


encontrar a la única persona que lo completaría durante otros cien años.

—¿Cómo lo haces? ¿Cómo sigues adelante?

—Luchamos. —Rin sonrió con picardía—. ¿Por qué crees que hay elfos de
la luz y de la oscuridad? Nos enfermamos de solo sentarnos a esperar a
nuestras Elegidas así que empezamos a matarnos unos a otros.

Oakley se rió.

—Bueno saber que los humanos no son la única raza estúpida.

Rin resopló.

—Te das cuenta de que eso significa que tienes una dosis doble de
estúpido, ¿verdad?

Oakley sonrió.
—Estoy tan contento de que mi hermana no esté aquí para verme caer en
esa.

—No te preocupes, se lo diré.

—Espera, ¿no hay algún código de guerrero o algo acerca de no humillar a


los demás? —preguntó Oakley.

Rin volvió a una posición de batalla y miró a Oakley con una ceja
levantada.

—Te diré qué. Golpéame una vez y no voy a decirle a tu hermana que te
etiquetaste a tí mismo como estúpido al cuadrado.

—Triktapic. —Trik abrió los ojos ante el sonido de su nombre. Ya no


estaba en la habitación de Cassie. Estaba en el bosque y los Señores del
Bosque estaban frente a él. Se arrodilló e inclinó la cabeza mientras sentía
256
su gloria verterse sobre él y por él. Por primera vez en mucho tiempo,
sintió esperanza, esperanza real, fluir través de sus venas.

—Lo has hecho bien, nuestro sirviente. Aunque te sientas desanimado y


estés cansado, sabes que serás victorioso. Quédate en el camino que es
verdad. Será difícil, será estrecho, y tu enemigo atacará por todos lados,
pero si luchas por una buena causa los conquistarás. Hemos creado para
ti un momento como este, gran rey de la raza élfica. Te hemos dado el
poder y la fuerza que necesitas para salir victorioso. Utiliza a los que te
rodean y acepta su ayuda, porque ningún hombre fue creado para ser una
isla. Toma tranquilidad de tu Elegida y prestar atención a su sabiduría,
protegela con la tuya. Por ella, tu linaje continuará liderando los elfos.
Estamos muy contentos contigo, Triktapic, has hallado gracia con
nosotros.

Trik sintió a su corazón hincharse mientras las lágrimas caían de sus ojos.

—Gracias. —Se ahogó con las palabras y luego se derramaron de él sin


control—. Me temo que voy a colapsar bajo el peso de lo que debo hacer.
Siento el dolor y miedo de Cassie y no puedo quitárselo y esto me desgarra
por dentro. ¿Cómo puedo hacer lo que debo, cuando sé que ella está
sufriendo? ¿Cómo puedo seguir adelante sabiendo que otros podrían
resultar perjudicados a causa de mis decisiones y mi liderazgo? ¿Cómo
puedo ser lo que quieren que sea?

Se sintió envuelto en la protección cuando una mano le tocó la frente. Y si


pudiera recordar un momento en que su madre o su padre lo sostuvieron,
se imaginó que esto es como se debe haber sentido.

—Te mueves cuando te digamos que lo hagas, vas a donde te digamos,


haces lo que te pedimos, amas a quien amamos, sacrificas libremente,
perdonas, pero impartes justicia, donde te mostremos que es necesaria.
Confía en tus Creadores y cuando te tropieces, recuerda que vamos a
ayudarte a levantarte. Esto no es demasiado para ti, Triktapic. Es
suficiente, pero no es demasiado. Te hemos dado amplios hombros para
soportarlo y una espalda fuerte para llevar la carga y cuando es
demasiado, te arrodillas delante de nosotros y nosotros la llevaremos por
ti. Eres amado, eres elegido, y eres bendecido. No olvides lo que te hemos
dicho, no te olvides de nosotros, para que nunca te olvidemos.

257
Epílogo
Traducción por Mikiliin.

Corregido por Dianna K

“Tengo que preguntarme si realmente hay tal cosa como demasiado


tarde y parte de mí, la romántica en mí, quiere decir que nunca es
demasiado tarde. Pero entonces me encuentro ante un mal que nunca
he experimentado, y es tan oscuro y tan horrible que me encuentro de
todo corazón asintiendo que sí, existe efectivamente tal cosa como
demasiado tarde”. 258
~ Cassie

—No puedo ir contigo. Lo siento, Tarron. Te amo, pero esa no es la vida


que quiero. No quiero vivir para siempre. Quiero vivir por los ochenta años
o así permitidos para mí. Quiero vivir esta vida que tengo al máximo y
experimentar todo lo que tiene para ofrecer con el conocimiento de que
podría ser la última vez que lo experimente. Eso es lo que hace la vida tan
preciosa, ¿no lo ves? —le imploró Lucy.

Tarron había dejado de escuchar después de no puedo ir contigo. Su mente


se había cerrado en aquellas palabras, y todo lo que podía oír era su voz
resonando en sus oídos con la finalidad de rechazo. Ella estaba eligiendo
vivir como un ser humano sin él porque él ya le había dicho que no iba a
rebajarse a la condición de mortal. ¿Acaso ella no veía a lo que estaba
renunciando? ¿No veía el regalo que él le estaba ofreciendo?, y sin
embargo, aquí ella se levantó lanzándoselo en su rostro. Sintió amargura
echar raíces y envolverse alrededor de su corazón como una vid retorcida
aplastando cualquier compasión o afecto que podría haber tenido por su
Elegida a pesar del hecho de que ella era humana.
—Entonces vivirás una corta, miserable vida porque estar separado de tu
pareja en contra de tu voluntad es doloroso. Esa es la vida que tú elijes —
le dijo.

—Podrías quedarte aquí conmigo —dijo Lucy esperanzada con sus grandes
ojos inocentes—. ¿No quieres estar conmigo? Me dijiste que me amabas,
Tarron. ¿Una vida de nuestro amor no es suficiente para ti?

Aquellos ojos en un tiempo podrían haberle persuadido a mover montañas


por ella, pero ya no.

—Ya te dije que no iba a elegir una vida mortal. ¿Por qué lo haría cuando
puedo tener muchas vidas?

—Entonces yo no soy la única que elije vivir con dolor —respondió ella,
aunque no con dureza.

Lucy nunca era grosera, era la criatura más dulce que había conocido y
por algún cruel giro del destino, los Señores del Bosque se la habían dado
a él. Tendrían que haber sabido que él nunca podría manejar algo tan
frágil y puro. 259
—Siempre te amaré, Tarron. Estaré aquí si cambias de opinión y siempre
te tomaré de nuevo. —Su voz hizo eco en su mente cuando ella se giró y se
alejó de él. Fue la última vez que habló con ella, y fue la última vez que se
permitió sentir algo más que ira hasta ahora.

Tarron despertó con un sobresalto mientras el sudor caía por su frente y


través de su espalda. Su respiración era rápida mientras los recuerdos
frescos de Lucy inundaron su mente y el dolor que siempre seguía sacudía
sus músculos. Incluso después de su muerte, el pensamiento de ella,
podía evocar el dolor en él. El la odiaba y aun así, la seguía amando.

Sacó la foto que había tomado de la casa de Cassie de su bolsillo y se


quedó mirando la belleza rubia que se asemejaba tan estrechamente a su
Lucy. Frotó un dedo a través de ella con suavidad, como si estuviera
acariciando su preciosa piel.

—Vas a ser mía, y esta vez vas a elegir la vida. Esta vez no voy a dejarte ir.
Quinn Loftis

Quinn es una galardonada autora que vive en la hermosa Arkansas


occidental con su esposo, dos hijos, Nora la Doberman, y Phoebe la gata 260
(que piensa que es un ninja disfrazado). Ella es la autora de trece novelas,
incluyendo el best-seller de USA today, Fate and Fury. Quinn está más
que agradecida que ella ha sido bendecida para ser capaz de escribir a
tiempo completo y espera que los lectores sepan lo mucho que todo su
apoyo significa para ella. Algunos de sus pasatiempos incluyen la lectura,
hacer ejercicio, crochet, y pasar tiempo con la familia y amigos. Ella da
todo el crédito de su éxito a Dios porque él le dio el espíritu creativo y
vívida imaginación que se necesita para escribir.
Créditos
Moderadoras:
Shilo y Helen1
Traductores:
âmenoire90 flochi martinafab

AnnaTheBrave Helen1 Mikiliin

areli97 iarii rihano

Becca Herondale IvanaTG scarlet_danvers 261


BookLover;3 Jadasa Youngblood Selene1987

crazy_mofos168 Jane. Shilo

Dianna' Jessy Verae

Feer:) Mari NC Veroonoel

Correctores:
aniiuus Mari NC

Dianna K Mariandrys Rojas

Flochi Veroonoel

Helen1

Recopilación: Diseño:
Helen1 Francatemartu
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