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Créditos

Moderadora
ஓ¥anliஓ

Staff de Traducción

 Corazón de Tinta  Monsy  Nelshia


 Curitiba  Nayelli Wells  Rihano
 Malu_12  Nelly Vanessa  ஓ¥anliஓ
 Marijf22

Staff de Corrección

 Brenda Carpio  Maggiih  Nanis


 Dennars  Mir  Nony_Mo

Revisión y Recopilación
 Brenda Carpio

Diseño
 July
Contenido
El Comienzo Capítulo 16
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20 4

Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Capítulo 27
Capítulo 12 PlayList
Capítulo 13 Próximo libro
Capítulo 14 Autora
Capítulo 15
Sinopsis
H
ace eones, los vampiros trataron de convertir a las Hadas Oscuras con el
fin de aprovechar su magia, pero sólo lograron crear un enemigo
demoníaco más poderoso de lo que imaginaban.

Ahora Myst, la Reina Vampírica tiene el poder de comenzar una guerra


sobrenatural que había sido profetizada desde hace mucho. Y Cicely Waters,
una bruja capaz de controlar el viento, puede ser la única que puede detenerla y
salvar a su amado príncipe Fae de la esclavitud de la Reina.

Cicely Waters, ha vuelto a su casa en New Forest, Washington, después de


enterarse de que su familia está en peligro. La Corte Índigo tiene a la ciudad
5
aterrorizada.

La gente está desapareciendo, y extrañas muertes plagan la ciudad. Y cuando


ella es arrastrada a un encuentro inesperado y apasionado con Grieve, el
príncipe Fae que le enseñó cómo aprovechar el viento, ella se encuentra con un
amante feroz y territorial.

Pero Grieve ha sido esclavizado en la corte de Myst, y ahora, mientras está


atrapado ocurren dos males, los amantes deberán sobrevivir a las intrigas de la
reina Vampírica Fae, y Cicely tendrá que desenredar los secretos ocultos en su
propio legado.
El Comienzo
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Brenda Carpio

Y
ella se levantó de su lecho de muerte con un vestido de hilo de araña,
con ojos del color de la luz estelar y el cabello tan negro como la noche.

Y esos quienes eran sus captores temblaron, por el olor de la muerte y la


6
locura que emanaba de su alma, y sin embargo, ella no estaba muerta. Se
movía como las arañas que trepaban en las copas de los árboles, y nadie podía
apartar la mirada. Disponiendo de su primer captor, ella se alimentó profundo y
voraz.

Y así fue como Myst, Reina de la Corte Índigo, nació de la sangre de los
muertos.
Capítulo 1
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Brenda Carpio

L
as mujeres de mi familia siempre han sido brujas, lo cual por eso es que
cuando Ulean, mi aire Elemental, tiró de mi pelo en un cálido, ventoso
diciembre por la mañana y me susurró al oído para que escuchara al
viento, había un mensaje para mí viajando en las corrientes, lo hice. Haciendo
una pausa para cerrar los ojos y bajar al torbellino de la estela, oí una voz débil,
femenina llamándome. Cuando me dijo que mi tía Heather y mi prima Rhiannon 7
estaban en problemas, yo no esperé una segunda advertencia.

Las llamé para decirles que estaba en camino y tuve mi segunda sorpresa del
día.

―Marta está muerta.—La voz de Heather era tensa.

Me quedé mirando el teléfono. ¿Marta, muerta? La mujer había sido prehistórica


la última vez que estuve en casa, pero todos esperábamos que sobreviviera a
toda la ciudad. Que estuviera muerta parecía incomprensible.

―¿Está muerta? ¿Qué ha pasado?

―No lo sé, Cicely. La encontramos en su jardín. Su sangre fue drenada y su


garganta había sido... Desgarrada. Y me refiero a rasgada.

La respuesta obvia era un vampiro granuja, excepto por una cosa: la parte de
rasgada. La mayoría de los vampiros eran bastante ordenados, con su trabajo.

El Regente de la Nación Vampírica del Noroeste vivía en New Forest, y mantenía


el orden en la zona. Geoffrey era un buen tipo ―si puedes llamar a un vampiro
un buen tipo―y era difícil para mí creer que cualquiera de los vampiros bajo su
control sería tan estúpido como para matar a Marta. Ella tenía encanto en
abundancia para mantenerlos a raya y las repercusiones serían severas, incluso
para los vampiros.
―¿Crees que una de las personas de Geoffrey la mató? ¿Qué dice la policía?

Mi tía hizo una pausa. —No estoy segura de nada, para ser honesta. Están
pasando algunas cosas extrañas y la ciudad está... Cambiando. Los policías no
parecían demasiado interesados en la investigación de la muerte de Marta.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.

Extraño no es la palabra para eso, Ulean susurró. Hay tantas trampas en New
Forest ahora. La ciudad entera está en peligro.

―¿Estás segura que estás bien? Una voz en el viento me dijo que tu y Rhiannon
están en peligro. Estaba a punto de empacar.

Una pausa. Luego. —Por favor, ven a casa. Me encantaría que vinieras a casa
definitivamente. Es hora, Cicely. Krystal se fue, y te necesitamos. En este
momento, no estoy segura cuál es ese peligro, pero sí, está al acecho en los
bordes y en verdad, me tiene asustada. —Mi tía nunca admitía temer. Que ella 8
lo hiciera ahora sellaba mi decisión de regresar a New Forest. Heather hizo una
pausa, y luego añadió—: Creo que en este punto, todo el mundo es presa fácil,
pero los mágicos-de-nacimiento parecen estar cada vez más afectados. Te lo
explicaré cuando llegues aquí. Y hay otra razón por la que debes regresar.

―¿Qué? —Deber familiar, yo no tenía ningún problema con ello, a diferencia


de mi madre. Pero la voz de Heather sonaba extraña y un hormigueo en la parte
posterior de mi cuello me dijo que había algo más en juego.

―Marta te pasó la antorcha a ti. Ella te dejó su profesión. La ciudad no puede


prescindir de ella, y al parecer te ha elegido para ocupar su lugar. Vas a tener
que mudar el negocio hasta aquí a Veil House. Tomará un poco de tiempo para
ti conseguir preparar todo de nuevo, pero ella te dejó todas sus provisiones.

Aturdida, parpadeé. Marta era la bruja de la ciudad. La gente iba a pedirle


ayuda. También era la anciana de los secretos de la Sociedad Trece Lunas, el
círculo al que mi tía pertenecía. Nadie más que los familiares sabían de la
Sociedad y se mantenía así a propósito.

Infierno, ni siquiera yo sabía lo que hacían. Sólo cuando eras incluido en la


Sociedad te decían lo que pasaba.

―¿Marta me dejó su negocio? ¿Estás segura de eso? —Yo había estado en casa
una vez al año desde que tenía trece hasta que cumplí diecisiete, y esa había
sido la última vez que puse un pie en New Forest. Y mi madre había sido
persona non grata para la bruja mayor—. ¿Por qué Marta haría eso?

Heather se echó a reír. —Oh, Cicely, puede que tengas veintiséis años ahora y
estés por tu cuenta, pero sigues siendo una de nosotras. Siempre has sido una
de nosotras, a pesar de que tu madre trató de distanciarlas a la dos. Es hora de
volver a casa a New Forest —su voz se volvió seria—. Krystal está muerta. No
tienes que huir más. Vuelve. Te necesitamos. Yo tenecesito. Y tú… Nos necesitas.

Ella tenía razón. En mi corazón, yo sabía que era hora de volver a casa. Había
estado huyendo durante años, pero ahora no había más razón. No había habido
una razón para que me quede en la carretera durante dos años, ya que Krystal
había muerto.

Sólo que a veces correr se sentía como todo lo que sabía hacer. Pero ahora...
Marta me dejó sus negocios. Tenía algo para ir a casa, algo para enfocar mi vida
además de mantener a mi madre y a mí con vida. 9

—Estaré allí en tres días como máximo —le dije a Heather—. ¿Puedo tener la
habitación de mi madre? —Recuerdos de la habitación adornada de violeta y
marfil se alzaron en mi mente.

—Por supuesto que puedes, y puedes utilizar el saloncito trasero para tu negocio
y una de las habitaciones libres en el tercer piso para tus suministros y sala de
trabajo. —Heather se echó a reír de nuevo—. Oh Cicely, te he echado mucho de
menos. Estoy tan contenta de que estés viniendo a casa otra vez durante más
tiempo que una visita. Te hemos echado de menos.

Y con eso, tiré las pocas cajas de mis posesiones y mi mochila en mi Favonis
―mi Pontiac GTO de 1966 color azul marino que me había ganado en un juego
de dados en la calle― y me marché de California sin una sola mirada sobre mi
hombro.

Los Ángeles era como cualquier otra ciudad en la que había vivido desde que
tenía seis años: una parada en el viaje de senderismo que había sido mi vida.
Pero ahora, después de veinte años, mi pasado estaba a punto de convertirse
en mi futuro. Cuando presioné mi pie en el acelerador, el Favonis aceleró por el
corredor de la I-5.

Llevaba unos vaqueros negros, una camiseta sin mangas negra y mi mejores
botas ―un par de geniales botas motociclistas Icon Bombshell. No tenía trabajo
al que dar aviso― había recogido trabajitos aquí y allá desde los doce años,
pero nunca nada permanente. A lo largo de los años, yo sabía que había algo
que tenía que hacer ―que tenía que llevar a cabo― pero nunca había sabido
qué. Tal vez era esto.

Tal vez tomando el lugar de Marta llenaría el vacío.

―Vamos, bebé —engatusé—. No me defraudes.

Y Favonis no lo hizo. Ella ronroneó como un gatito, todo el camino hasta la


costa.

Acelerando por la autopista, abastecida por numerosas paradas en Starbucks y


expreso a lo largo del camino, mantuve los ojos bien abiertos por la salida que
me llevaría a la I-90. New Forest se acurrucaba contra las colinas
noroccidentales de las Cascadas de Washington y la promesa de ir a casa esta
vez de verdad colgaba delante de mí como un vial de crack frente de un
drogadicto.

Hace veinte años, había pateado y gritado todo el camino por los escalones de 10
la entrada de Veil House, rogándole a Krystal que me dejara con Heather, pero
mi madre me había arrastrado hasta el taxi, refunfuñando para que me callara.
Ahora, después de mil kilómetros en la carretera, y mil años en mi corazón, me
dirigía de nuevo a vivir en la única casa que alguna vez había pensado como
hogar. Y esta vez planeaba quedarme.

Sólo que ahora, tengo veintiséis años y mi madre está muerta. Algo está
terriblemente mal en New Forest. Y mi lobo ha despertado de nuevo.

Veinte kilómetros fuera de la ciudad, empecé a ver manchas de nieve, y para


cuando pasé la señal de BIENVENIDOS A NEW FOREST, la nieve cubría el suelo.
No queriendo molestar a mi tía hasta la mañana, me acomodé en el
estacionamiento del Motel Starlight 5. Me quedé mirando la luz parpadeante
que iluminaba el signo de VACANTE. Yo estaba en New Forest. Estaba
realmente de vuelta.

Agarrando mi mochila, arrastré mi culo del auto y me quedé allí temblando


mientras escuchaba las corrientes de aire rodando a mí alrededor. Algo no
estaba bien. Podía sentirlo. New Forest no se sentía como lo recordaba. Una
mirada al otro lado de la calle me mostró una cafetería abierta toda la noche.
Las ventanas de Anadey―un cartel de veinticuatro horas― brillaba con las luces
de Navidad. Recordé vagamente a Anadey de mis visitas. Ella era la hija de
Marta, si recordaba correctamente. Me preguntaba que hacía llevando una
cafetería, pero decidí registrarme en primer lugar y luego enganchar un bocado
para comer.

El recepcionista del motel me miró fijamente, sin parpadear.

—¿Quiere una habitación?

Asentí. —Sencilla. Una noche. —Mientras sacaba mi billetera, él empujó el


registro hacia mí, y escribí mi nombre y arrojé cincuenta dólares de diez en el
mostrador. Él contó los billetes, luego asintió y tendió una llave.

—Habitación 105-A. La salida al mediodía.

—Me iré antes que eso. ¿Tienes algo en el segundo piso? —Hace mucho tiempo
que había aprendido que era más seguro estar más arriba. 11

Me miró de nuevo y luego me dio una llave diferente. —Habitación 210-B. No


Fumadores y no se permite cocinar.

—No hay problema con ninguno.

Tomé la llave y me dirigí hacia fuera otra vez.

El motel era en forma de U y entorno al estacionamiento. Miré hacia el piso


superior hasta que encontré mi habitación y corrí escaleras arriba. En cuanto
desbloqueé la puerta, la fuerza de la costumbre me hizo comprobar los
alrededores, en busca de alguien o algo sospechoso.

Krystal me había criado para estar en guardia, a pesar de que había perdido su
propia destreza en los últimos años, gracias al crack y a la heroína. Nadie a la
vista. Abrí la puerta.

Cautelosamente, le eché una ojeada a la habitación. Cama queen sizes, un poco


abultada. Cabecera atornillada a la pared. Tocador utilitario y un espejo con el
televisor en lo alto. Utilizable, baño limpio con toallas blancas finas. Típico
motel baratito. Me dejé caer en la cama, pero estaba demasiado reprimida de
conducir para dormir. Mi estómago rugió y me di cuenta de que tenía hambre,
así que recogí la mochila ―de ninguna manera dejaría nada en este tugurio
durante mi ausencia― y me dirigí hacia la acera frente al motel. Esperé a que
cambiara el semáforo y crucé la calle hasta la Cafetería Anadey.
El café tenía ese ambiente de parada de camiones, aunque no había ningún
lugar para medio estacionar. Al empujar a través de las puertas, la tenue luz
sobre mi cabeza se filtró por todo lo largo y estrecho restaurante. Las persianas
utilitarias daban una visión en listones del estacionamiento, y la formica
gobernaba por completo. Las cabinas se alineaban en una pared, mientras que
en la otra, un largo mostrador flanqueaba la cocina, con taburetes fijados al
suelo.

Un alto y estrecho árbol de Navidad se ubicaba contra una esquina, brillando


con luces y adornos relucientes. El árbol era bonito y me hizo sonreír.

Varios noctámbulos estaban dispersos por la cafetería. Dos de los hombres


sentados en el mostrador parecía extraños, no eran mágicos-de-nacimiento, eso
era obvio, pero no eran humanos.

Podía leer la diferencia con sólo mirarlos. Ambos morenos, con el pelo negro
desgreñado y ojos de color topacio rodeados de círculos negros, ellos 12
observaban mientras los pasé, dándoles un gran rodeo.

Elegí un taburete libre en el extremo opuesto de la barra y me deslicé sobre él.


Recogiendo el menú, saqué uno de los platillos y volqué la taza.

La camarera me vio y se dirigió hacia mí, cafetera en la mano. La reconocí.

—Hola, cariño. Soy Anadey. ¿Qué vas a querer? Mi hija es la mejor cocinera de
comida rápida en la ciudad. —Ella cabeceó hacia la cocina, donde una mujer
joven, alta y maciza volteaba hamburguesas detrás de la parrilla. Una chispa de
magia brilló en el aura de la chica, y también rodeaba a Anadey, sólo que más
fuerte. Le di una sonrisa lenta. Ella no pareció reconocerme, por lo que decidí
esperar hasta que me instalara antes de volver y presentarme.

Por todo lo que sabía, podía estar enojada de que su madre me hubiera elegido
para darme el negocio familiar.

—Tu hija es preciosa.

—Esa es ella, querida. ¿Quieres café?

Anadey se cernió sobre la taza.

—Sí, y crema, por favor.

El café humeaba caliente y negro mientras lo servía en mi taza. Anadey vaciló


un momento y luego dijo. —Su nombre es Peyton. Vuelve en algún momento
cuando no estés tan cansada. Creo que le caerás bien. Te conseguiré la crema
ahora. ¿Quieres otro minuto con el menú?

—Sí. Gracias.

Salió afanosamente y volvió con la crema mientras añadía tres sobres de azúcar
a mi café.

Le di una sonrisa cariñosa ―ella parecía que estaba en alguna parte de sus
cincuenta y agotada― y abrí el menú. Todas las palabras parecían correr juntas
y lo cerré de nuevo, pase a mirar los carteles en la pared. La fatiga del viaje se
establecía a lo grande.

Le hice señas a Anadey. —Prepare mi orden para llevar, ¿si? Un batido de


chocolate grande. Hamburguesa con queso y papas fritas. Mantequilla sólo en
el pan. No le ponga los encurtidos y condimentos. Y un pedazo de pastel de
manzana si tiene alguno. Ah… Y asegúrese de que no tiene ningún residuo de
13
pescado añadido en ella, por favor. Soy alérgica al pescado y los mariscos.

Metí la mano en mi bolsillo y saqué mi EpiPen1para dar énfasis. Algunas


cafeterías no toman en serio las cuestiones alimenticias a menos que los
golpees duro con el discurso puedo morir.

—Tengo varios amigos con diversas alergias, por lo que mantengo una
vigilancia estricta en mi cocina. Tenemos una freidora dedicada a las papas
fritas para evitar cruzar la contaminación. Y una parte de la parrilla está
reservada sólo para las hamburguesas sin empanizar y se limpian cada vez. —
Ella me dio un guiño—. Te ves como si estuvieras a punto de estrellarte, cariño.

Asentí. —Un largo viaje para llegar hasta aquí. He estado conduciendo durante
dos días casi sin descansar por todo el camino.

—Iré por tu pedido para que puedas cerrar los ojos. Te ves acabada. —Ella salió
apresurada y tomé un sorbo de mi café. Mientras estaba sentada allí, me di
cuenta de que el tipo en el otro extremo de la barra se había levantado y estaba
paseándose en mi dirección, con los ojos clavados en mí.

No parecía impresionado.

1
EpiPen: Es un dispensador de epinefrina (adrenalina) medicamento para tratar la anafilaxia, una alergia
crónica que puede causar la muerte si no se trata con rapidez.
Le di un vistazo mientras se dirigía hacia los baños. Al cruzar detrás de mí, le oí
susurrar, —Perra mágica, ten cuidado. En New Forest no nos gusta más los de
tu clase.

Sorprendida, me giré completamente, pero él siguió caminando. Normalmente


me le enfrentaría ―he estado en bastantes peleas callejeras para defenderme―
pero estaba demasiado cansada para hacer frente a una confrontación. En su
lugar, sólo memoricé su aspecto y me volví hacia Anadey, que estaba limpiando
el mostrador frente a mí, con una expresión de preocupación en su rostro.

—¿Regular? —le pregunté, señalando a sus espaldas.

Ella me dio una breve inclinación de cabeza, con los labios apretados y pude ver
el destello de miedo en sus ojos. —No te cruces con él, chica. Él es un hombre
cruel y un borracho. Sólo déjalo ir. Tu comida debe estar lista en unos minutos.
—Ella miró al otro lado del mostrador, donde su amigo estaba sentado. Ella no
dijo una palabra, pero la mirada en sus ojos me dijo todo lo que quería saber. 14

Malas noticias... No confíes en ellos... No son mortales. La voz de Ulean hizo


cosquillas en mis oídos.

Dejé escapar un bajo: Umm-hmm.

Mientras Anadey empaquetaba mi comida y me lo entregaba, el Amigo


Amenazador regresó del baño, sus labios carnosos se crisparon de una lasciva y
burlona manera. Le devolví la mirada, manteniendo mi expresión neutral.
Lanzando uno de diez y un par de dólares de propina en el mostrador, me dirigí
hacia la puerta, mis sentidos en alerta máxima.

Vigila mi espalda.

Como siempre, Cicely... Como siempre. Llegaron los pensamientos calmantes


de Ulean.

Una vez que estaba en el estacionamiento, un cambio en la corriente me alertó.


Hice una pausa, escuchando.

Ellos te están siguiendo...

Lo sé, susurré suavemente. Puedo sentirlos.

No sólo ellos. Otro. Más viejo, más peligroso. Aunque no reconozco la energía.

Yo exhalé lentamente, relajando mi cuerpo.


La tensión podría arruinar un buen golpe, podría volver una buena pelea en una
mala. Le di un vistazo al estacionamiento. Cinco autos a mi izquierda. Otros tres,
a mi derecha. Midiendo el tiempo que me llevaría lanzarme a la calle, a través
de la nieve y el hielo, me dirigí a la acera. La calle estaba prácticamente vacía;
había pocos autos en la calle a estas horas de la noche, aunque dos limusinas
largas y oscuras, con vidrios polarizados pasaban por allí, deslizándose en
silencio, el sonido de sus motores amortiguado por la nieve que caía.

Vampiros a la caza. Los pensamientos de Ulean estaban llenos de disgusto.

Hice un gesto imperceptible y puse un pie en el camino. Inmediatamente sentí


que los hombres detrás de mí aceleraban. Estaba a dos metros cruzando la calle
antes de echar a correr. El sonido de unos pasos me dijo que habían hecho lo
mismo.

Mierda. Todavía no sabía quiénes eran o lo que querían, pero era obvio que no
me gustaban y no iba a quedarme para averiguar por qué. 15

Hice una pausa, Ulean azotaba mi espalda, empujándome hacia adelante. Con
una aclamación, mis seguidores agarraron el ritmo mientras sus botas
resonaban en un redoble de pasos corriendo. En el otro lado de la carretera,
evalué mi mejor opción.

De ninguna endiablada manera podría ir a mi habitación ―podrían romper


fácilmente la cerradura endeble. Favonis era mi mejor opción. Yo la había
equipado con una clave automática y mantuve mi llavero enganchado en mi
cinturón sólo para situaciones como esta. Me había pasado la vida despachando
el peligro de una u otra clase con mi madre y había aprendido una cosa o dos a
lo largo del camino.

Tiré la bolsa de comida a un lado y tanteé por mis llaves, pero incluso mientras
alcanzaba las sombras que rodeaban mi auto, un ruido cortó la noche detrás de
mí, un grito agudo, ahogado antes de que apenas comenzara. Me volví, sólo
para ver el trasero del Amigo Amenazador volviéndose para correr al otro lado
de la calle hacia la luz.

Resbaló una vez en una mancha de hielo negro, se enderezó, luego desapareció
en un camión y salió a toda velocidad de la zona de aparcamiento.

Mientras entrecerraba los ojos, tratando de averiguar qué demonios había


sucedido, otro sonido hizo eco en el estacionamiento ―un enfermizo
gorgoteo― y el olor de la sangre me inundó. Mientras daba marcha atrás hacia
mi auto, otro cambio en la energía cortó a través de la noche y cualquiera que
sea la fuerza oculta se desvaneció.

Se ha ido... Y también el hombre que gritó.

Mierda. ¿Se ha ido? ¿Dónde diablos podría haberse ido? Él había estado detrás
de mí. Lentamente me acerqué hacia la sombra que lo había engullido. El olor
de la sangre colgaba espesa pero cuando alumbré con la pluma linterna en el
suelo, pude ver sólo unas pocas gotas rojas dispersas sobre la nieve. Miré a
derecha e izquierda, no había lugar en el que podría haber desaparecido, pero
el hombre había definitivamente lanzado un acto de desaparición. No
voluntario, sin embargo.

Eché un vistazo al otro lado de la calle.

Nada.

¿Qué carajo está pasando, Ulean? 16

No lo sé, Cicely, pero eso es por lo que estamos aquí para averiguar.

¿Qué fue lo que se lo llevó? ¿Vampiros?

Una pausa, y luego, No... No vampiro. No te apresures a culpar a los señores


Vein. Esto... Es mucho más oscuro que la firma vampiro. Peligroso, salvaje...
hambriento de una manera que los vampiros no pueden ni empezar a igualar.

Caramba. Los vampiros estaban en la cima de la cadena alimentaria,


depredadores, a menudo sin piedad. Si esto era peor de lo que ellos eran... No
quería saber lo que era.

Sin decir una palabra, respiré profundamente, recuperé mi cena, y me dirigí


escaleras arriba hacia la habitación. New Forest había cambiado, okey, y tenía la
sensación de que sólo estaba bordeando la punta del iceberg.
Capítulo 2
Traducido por Curitiba

Corregido por Brenda Carpio

A
la mañana siguiente me quedé mirando al caserón de tres pisos que
había sido mi único hogar durante los primeros seis años de mi vida, y
contuve el aliento, temblando en la mañana de -5 grados C.

Yo no podía esperar para ver a la tía Heather y mi prima Rhiannon de nuevo.


Eran la única familia que tenía, y eran buenas personas. Llamé a la puerta y
17
Rhiannon atendió.

Habían pasado nueve años desde que la había visto, pero mi prima tenía el
mismo aspecto, sólo un poco mayor. Alta, esbelta, con el pelo rojo llameante
casi como el de tía Heather. Pero una mirada a su rostro me dijo que algo
estaba mal. Tenía los ojos rojos e hinchados, y parecía que su cabeza no había
tocado una almohada por un largo tiempo.

—¿Qué está pasando?

Ella negó con la cabeza.

—Heather desapareció.

Maldición. Llegué demasiado tarde.

—Pero hablé con ella hace unos días.

Me apoyé contra una de las columnas del porche cuando Rhiannon salió para
unirse a mí. Estaba envuelta en una bata difusa de gran tamaño, y se paró,
mirando fijamente el césped a través de la madera, con los ojos parpadeantes
como dos ámbares tallados.

—Llegué a casa del trabajo ayer y ella se había ido. Desaparecido. Como si
nunca hubiera estado aquí.

Me estremecí. Heather había sido más madre para mí que mi propia madre.
—¿Has llamado a la policía?

—Como si hubiera valido la pena. No van abrir un reporte de persona


desaparecida hasta después de cuarenta y ocho horas, y trataron de
convencerme de que había viajado y olvidado de decirme. —Rhiannon apretó
los labios con tanta fuerza que se le pusieron blancos—. Heather dejó su bolso
y las llaves de la casa. Su auto está en la entrada. Ella está ahí fuera, Cicely. —
Asintió hacia el bosque—. Lo sé.

Crucé los brazos, temblando cuando inspeccioné el barranco que refuerza el


borde del enorme gran césped. La Viel House, la casa de mi tía estaba situada
en un terreno de tres esquinas al final de la calle Vyne, un desértico callejón sin
salida. El césped lindaba con una maraña de árboles, que poblaban el barranco
por un lado y el otro. Un bosquecillo mezclado en un claro del bosque. Los
arboles espesos, lleno de abetos y cedros, pero un manto se cernía sobre la
zona como una niebla invisible y el aire se sentía polvoriento, como en una casa
abandonada que había estado cerrado por mucho tiempo. 18

Una ráfaga de viento cortó a través de mí y me pareció oír un gruñido.

Alguien no está contento de que hayas regresado. Ulean batió el aire a mi


alrededor, removiéndolo hacia arriba con una capa con que abrigó mis
hombros. Estás en peligro.

¿De qué?

No sé. La energía es difícil de leer, pero esto es el mismo tipo de criatura que
sentimos ayer por la noche en el estacionamiento. Es mortal y es poderosa, y te
está vigilando.

Joder, pensé mientras tiraba más apretada mi chaqueta de cuero. El peligro,


podía manejarlo, si supiera cual era. Otra ráfaga llegó azotando, haciendo subir
la neblina en un remolino de copos de nieve en el porche. Helado, esto estaba
demasiado frío incluso para un diciembre de aquí. En New Forest nevaba, pero
poco y nunca duraba mucho tiempo.

—Sé que hace frío aquí fuera, pero ¿hay alguna posibilidad de que tú puedas
sentir dónde ella podría estar? —Rhiannon se apoyó contra el barandal de
enfrente—. Siempre has sido una bruja poderosa, incluso cuando éramos
pequeñas. ¿Puedes leer el viento para mí?

—No soy realmente tan poderosa —le dije, pensando en cuánto se había
deslizado para el lado del camino mientras yo estaba sobre el con Krystal—.
Pero lo intentaré. —Cerré los ojos, concentrándome en la brisa afilada que pasó
silbando. A veces era Ulean hablándome. Otras veces era el propio viento.

Aleteos montaron el viento, susurros y pensamientos dispersos, lo de siempre.


Pero detrás de las ráfagas y giros repentinos se deslizó una sombra que me hizo
sentir incómoda. Algunas sombras son reconfortantes y protectoras. Otras
roban la luz. Y ésta aspiraba el calor y la vida directamente del día.

Llegué más allá, buscando la energía de Heather, enganchándome en lo que


más me acordaba de ella: lavanda y aromas de canela que se aferraba a su piel
y a su ropa. Con mi energía estirada al máximo, en busca de alguna pista, un
murmullo pasó:

—Ellos la tienen. Ellos la tienen. —Y luego se fue otra vez.

Rhiannon tenía razón, algo había secuestrado a mi tía. E independientemente


de lo que fuera, era grande y malo y estaba por ahí, en el bosque.
19
Abrí los ojos y bostecé, sacudiéndome la súbita oleada de energía.

—Vamos a entrar.

Cuando entramos en la casa, el calor me golpeó como una explosión de un


horno y me quité la chaqueta y me dirigí a la sala de estar que tan bien
recordaba, alejando la cortina para mirar por la ventana atrás del escritorio de
mi tía. El bosque era un país de las maravillas, cubierto de blanco, viéndose
prístino y hermoso, pero había algo oscuro allí ahora, una sombra que se
ocultaba bajo la capa brillante de nieve.

—Sólo sé que ella ha sido secuestrada. Alguien la tiene, pero no sé quién. —No
quería hacer la siguiente pregunta, pero tenía que hacerlo—. ¿Has visto a
Grieve? Puede que él sepa lo que está pasando.

Simplemente pronunciando su nombre hizo que mi corazón doliera. Lo


extrañaba. Pero la última vez que había venido a casa, nueve años atrás, él me
había pedido que me quedara. Yo no podía, y él se fue lejos. Me marché sin
decirle adiós.

Rhiannon envolvió su brazo alrededor de mi hombro, apretando su mejilla a la


mía.

—No, no se ha mostrado desde que te fuiste.


Eso imaginé. Tenía la sensación de que no regresaría tampoco, hasta que
pidiera perdón. Y aun así, podría haber perdido mi oportunidad para siempre.
Otro miedo del que había estado escapando desde que mi madre murió. Pero
ahora… Mi lobo gimió y froté suavemente la mano por el estómago, sintiendo
el movimiento del tatuaje que se agitaba preocupado. Grieve estaba ahí, y él
sabía que yo estaba en casa.

—Tengo que ir a buscarlo. Él podría ser capaz de ayudarnos.

—¿Estás segura? Tal vez él no quiera ser encontrado, teniendo en cuenta que lo
rechazaste.

—Tal vez —le dije—. Pero tengo que intentarlo.

Rhiannon bostezó, pareciendo más cansada de lo que yo me sentía.

—Estoy muy cansada. No he pegado el ojo desde anteanoche. Cuando me di


cuenta de que Heather se había ido y no sólo para hacer algún recado… —Su 20
voz se ablandó y estaba al borde del llanto. Rhiannon llamaba a su madre por
su nombre de pila, al igual que yo. Parecía ser una costumbre familiar.

—No he dormido bien tampoco. Tuve un poco de aventura cerca de la


cafetería. No me gustaría repetirla. —Mientras nos dirigíamos a la cocina y me
serví una taza de té, le conté mi experiencia en el motel.

Nos instalamos en la gran mesa de roble y Rhiannon dejó escapar un largo


suspiro.

—Creo que los hombres que te siguieron pueden ser del clan Lupa. Recuerda
que los licántropos tienen una fuerte aversión y desconfianza de los mágicos de
nacimiento y han estado en el borde últimamente. Toda la ciudad lo está. Y
todo eso en las sombras es… No sé. Todo lo que sé es que nadie sale después
de anochecer excepto los vampiros.

—¿Qué diablos está pasando, Rhia?

—Es toda la ciudad. Los niños en la escuela lo sienten. Puedo decir, los veo. Se
apresuran a sus clases, como si no quisieran estar fuera demasiado tiempo. —
Rhiannon trabajaba en el Conservatorio de New Forest, una de las varias
academias de todo el país para dotados. Y por dotados, me refiero a
estudiantes avanzados con talentos sobrenaturales, que no son del todo
humanos. Sobre todo mágicos de nacimiento. Algunos vampiros, algunos Faes.
Los lobos generalmente se mantienen alejados.
Miré fijamente mi taza.

—Esta es una bonita y agradable calle, con buenos vecinos amistosos. Todo
parecía tan normal mientras conducía por la ciudad hoy temprano.

Rhiannon se mordió los labios como si estuviera tratando de decidir cuánto


decir.

—Ten cuidado, Cicely. Tú realmente utilizas tus poderes, a diferencia de mí.


Creo que sea lo que sea esta cosa, se alimenta de la magia, como si fuera
comida. Personas han desaparecido, han muerto. No sé si Heather te dijo por
teléfono, pero un número de miembros de la Sociedad Trece Lunas han
desaparecido o aparecido muerto.

Cerré los ojos e inhalé profundamente. El tenue sabor de cuero, sudor y pasión.
Y algo detrás de ello.Magia montada en las corrientes. Magia de la sombra,
magia de araña, magia de sangre. El sabor dulce de veneno y vino. La energía se
21
apoderó de mí como una web, silenciando mi capacidad de sentir mi piedra de
toque. Lo que fuera esta fuerza, era fuerte. Potente. Antiguo.

Mareada, le eché un vistazo.

—¿Acaso Marta dijo algo acerca de lo que está pasando? Y, por cierto, voy a
tener que hablar con su abogado, si Heather tenía razón, heredé su negocio.

—Oh, tú eres su beneficiaria, correcto. Te voy a dar su nombre y puedes hablar


con él mañana. —Rhiannon se encogió de hombros—. En los últimos seis
meses, Marta se encerró. Ella se mantuvo mucho para sí misma, y ahora está
muerta. En los últimos tres meses, cinco miembros de la Sociedad se esfumaron
sin dejar rastro, y otros tres están muertos.

—Maldición. Eso deja…

—Cuatro. Hay sólo cuatro miembros del grupo local. Rupert y Tyne. LeAnn y
Heather. Y ahora Heather se ha ido. Y no son sólo los mágicos de nacimiento,
hay también habitantes de la ciudad. Marta mencionó que hacía unas cuantas
semanas que estaba recibiendo una gran cantidad de pedidos para encantos y
amuletos de protección. El pueblo tiene miedo.

Ella susurraba, pero con eso no evitaría a oídos indiscretos. Siempre había
criaturas escuchando. El viento se llevaba los secretos. Yo podía oírlos.
—Lo que me atacó, lo que está detrás del cambio en esta ciudad, se oculta por
ahí en el barranco. Y en los bosques más allá. —Fruncí el ceño, pensando—.
¿Cuándo fue la última vez que entraste en el bosque? ¿O Heather?

Ella pensó por un momento y luego dijo:

—Por lo menos un par de años para mí. En cuanto a mi madre… No sé. Ella
tiene varios cultivos de plantas medicinales en el bosque. Dudo si ha pasado
más de unos pocos meses. La energía mostrada al inicio era lenta, como una
tormenta que se avecina en alta mar. Nadie pensó que se quedaría. Supongo
que no lo tomamos en serio. Y entonces, un día, hace unos meses, nos
despertamos y la ciudad se veía envuelta en una sombra. Poco tiempo después
de eso, la Sociedad comenzó a desbaratarse. La gente empezó a desaparecer.

—Heather dijo que la garganta de Marta había sido desgarrada y ella


desangrada. Sin embargo, tu madre también dijo que no creía que hubiera sido
los vampiros que lo hicieron. ¿Qué hay de ti? ¿Qué piensas? Sé que los 22
chupasangres no tienen la culpa de todo, pero cuando el problema viene a casa
a descansar de una manera sobrenatural, nueve de cada diez vampiros están
involucrados.

Rhiannon se sonrojó.

—¿Francamente? No, no creo que ellos lo hicieron. Mi novio, Leo, es un


recadero diurno para Geoffrey. Y mientras Geoffrey admite que la energía se
siente similar a su gente, insiste en que no tienen la culpa de lo que ha estado
pasando.

Eso era noticia. Primero, que Rhiannon tenía un novio, ella siempre ha sido
bastante tímida y segundo, que estaba saliendo con alguien que trabajaba para
los vampiros.

Los Señores Vein, también conocidos como la Corte Carmesí, se cuidaban la


mayor parte, pero en ocasiones, se mezclaban con las personas. Socialmente,
no en un frenesí de alimentación. Ellos tienden a andar con los mágicos de
nacimiento más que con alguien más. Los vampiros tenían sus putas de sangre,
pero la mayoría de ellos eran seres humanos dispuestos, más que dispuestos a
jugar al anfitrión para sus maestros.

Mi tía y mi prima me habían mantenido al tanto de las últimas hazañas de los


mordelones, en el transcurso de nuestras llamadas telefónicas y en mis breves
visitas a casa.
—Pero, ¿podemos creer en Geoffrey? No estoy al 100% con la tradición de los
vampiros, pero son depredadores. No hay nada que diga que ellos no pueden
mentir.

—Creo que podemos tomar su palabra en ello. La Nación Vampírica tiene


mucho que perder si están mintiendo. Son más fuertes que nosotros, pero están
atrapados inmóviles la mitad del tiempo, y la venganza sería horrible si ellos
mintieran. No, nuestro problema no se esconde allí. No. —Ella sacudió la cabeza
y miró por la ventana de la cocina—. Lo que causó aquellas muertes, y las de
nuestros miembros de la Sociedad, lo que sea que se está llevando a la gente
de New Forest, no es humano. Y no creo que alguna vez lo fue.

—Entonces creo que el siguiente paso es buscar en el bosque, y ponerme en


contacto con Grieve. ¿Tienes a alguien que nos pueda ayudar? ¿Tal vez tu
novio?

Ella dejó escapar un largo suspiro y asintió. 23

—No he hablado con él acerca de Heather, sin embargo, debido a que su


hermana era una de los miembros de la Sociedad y ella desapareció, también. Y
él estaba estudiando el arte de cultivar hierbas medicinales con Heather. Ella
realmente lo quería y desde que Elise desapareció, Heather actuó como una
especie de amortiguador para él, casi como su tía. Yo no quería hacerlo pasar
por el dolor de perder a alguien de nuevo hasta que lo supiera con certeza.
Pero supongo… ¿Crees que realmente se ha ido? ¿Podría estar equivocada?

Odiaba romper la frágil esperanza en su voz, pero en este momento,


necesitábamos enfrentar la realidad.

—Sí, y si no la encontramos pronto, ¿quién sabe si alguna vez tendremos una


oportunidad? Llama a Leo mientras saco mis cosas del auto y tomo una ducha.
Entonces vamos a abrigarnos y salir al bosque a ver lo que podemos encontrar.

Y en un abrir y cerrar de ojos, sin ceremonia o siquiera tiempo para sentarme y


charlar, estaba en casa.
Capítulo 3
Traducido por Curitiba

Corregido por Brenda Carpio

M
ientras Rhiannon llamaba a Leo, me dirigí escaleras arriba hacia la
antigua habitación de mi madre, para desempacar y tomar una ducha.
El incidente en el hotel me había dejado tan inquieta que me había
dormido con la ropa puesta, no queriendo ser atrapada sin preparación.
Después de dos días en la carretera, estaba demasiado sucia y lista para lavarme
con manguera. 24

La idea de buscar a Grieve pesaba mucho en mi corazón, pero tenía que


enfrentarlo en algún momento. El recuerdo de su piel contra la mía, de sus
labios contra mis labios, pasó por mi mente y me tragué mi dolor.

Yo lo amaba. Siempre lo había amado, pero cuando él quiso que me quedara,


había sido demasiado joven para comprometerme… Demasiado asustada de lo
que significaba comprometerme con alguien tan fuerte y tan diferente. Ahora, a
los veintiséis años, nueve años lejos había puesto una gran cantidad de
kilómetros en mi alma. Había visto lo peor de lo peor. Estaba lista para entrar y
protegerme del frío, para construir un fuego en la chimenea. La única pregunta
era: ¿Todavía tengo una oportunidad con él? ¿Él incluso estaba por allí?

La habitación era como la recordaba, en tonos de violeta y marfil, lo que parecía


fuera de lugar para mi madre drogadicta, pero por otra parte, ella sólo había
estado empezando por ese camino la última vez que estuvo aquí.

Decidiendo dejar el desembalaje para más tarde, me saqué la camiseta por


encima de mi cabeza. La habitación estaba fría y me estremecí cuando expuse
mi piel al aire.

Una banda en mi brazo superior izquierdo, con un par de búhos al vuelo en


blanco y negro sobre una luna plateado con una daga atrapada por su centro.
Un tatuaje a juego en mi brazo derecho. El búho era mi familia, aunque no la
tengo, y nunca la he tenido. Los búhos respondían a mí, sin embargo, y me
siento atraída por ellos. Les eché una mirada, y una vez más, se sentía como si
estaban allí por una razón, pero no sabía por qué.

Cada tatuaje en tinta que llevaba tenía un significado. Mis dedos bajaron por mi
pecho izquierdo, deteniéndose en la piel que sobresalía ligeramente contra el
cual florecía una planta de belladona.

Una chica silvestre y salvaje se asomaba detrás de las hojas brillantes y flores
violetas caídas, con su sombra arrastrándose detrás de ella. Yo no sabía lo que
ella representaba tampoco, pero ella estaba allí por una razón.

Quitándome mis jeans, tracé la vid, salpicada de rosas plateadas, que se perdía
por mi muslo izquierdo, a través de mi bajo vientre, terminando cerca de las
costillas debajo de mi brazo derecho. Entrelazado entre las rosas destellaba un
rastro de cráneos violeta, y justo encima de mi ombligo, un lobo miraba
fijamente el mundo con ojos esmeralda.
25
Grieve... El lobo era por Grieve, aunque no podía recordar por qué lo asocié con
el animal. Lo había tenido tatuado en mí cuando tenía catorce años. Mientras
miraba el tatuaje, un escalofrío corrió por mi estómago, y el lobo dejó escapar
un gruñido, su aliento relucía contra mi piel. Mi cuerpo estaba hambriento, y la
sensación de su suave respiración me hacía anhelante.

Cerré los ojos y contuve el aliento. Es hora de empezar a moverse. No teníamos


tiempo que perder, Heather podría estar por ahí, herida.

O peor. Posibilidades prácticas se agolpaban en mi mente, podría haberse caído


y golpeado la cabeza, o romperse una pierna y resultarle imposible lograr
caminar a casa. Cualquier número de cosas que podría haber sucedido. Y sin
embargo... Y sin embargo... Yo sabía que no era el caso.

Después de saltar en la ducha para enjuagarme, me sequé con la toalla y me


vestí en unos jeans negros limpios y un jersey negro de cuello alto de punto.
Encogiéndome de hombros en mi chaqueta de cuero, me miré otra vez al
espejo.

—Muy bien. —Podría ser elegante en el Mercado-de-Valor, pero tenía el look


de chica roquera gótica, y lo llevaba bien. Volviéndome hacia los lados, me di
unas palmaditas en mis abdominales. Apretado, pero no cóncavo. Aunque la
mayoría de las mujeres se angustiaban por su peso, no me importó empaquetar
unos veinte kilos. Con 1,65 y 63,5 kilos, era sólida y musculosa por mis
entrenamientos y la vida en la carretera.
Mi cabello era recto, cubriendo un poco más allá de mis hombros, negro
azabache y con necesidad de un corte. Empujé los largos mechones detrás de
mis orejas y me miré a la cara fijamente. Las suaves hebras, rectas-de-seda en
contraste contra mis ojos verdes y piel pálida.

Una ráfaga sopló contra la ventana, sacándome de mis pensamientos.

Bienvenida de nuevo, Cicely. ¿No vas a venir a saludar?

Cautelosamente, abrí la ventana. El resplandor interior que siempre había


asociado con el bosquecillo se había desvanecido. La alfombra de bienvenida
había sido tirada. Mientras miraba el bosque, una sombra cubría el bosque. Me
apoyé en el alféizar y contemplé el matorral, gruesos copos de nieve flotaban
cubriendo en una manta blanca.

—¿De verdad sigues ahí fuera? —susurré—. ¿Estás esperando por mí? ¿Todavía
me quieres? ¿Qué pasó, Grieve? La luz se ha ido de los árboles.
26
Grieve... Uno nunca olvida su primer amor. Había tenido seis años cuando nos
conocimos, pero fue en una visita cuando tenía diecisiete años que me tomó de
la mano, me acostó, me hizo el amor, y me robó el corazón. Y le había roto el
suyo.

Grieve... ¿Estaría todavía ahí fuera? Mi lobo me dijo que lo estaba. ¿Estaba
esperando para que lo encontrara de nuevo? Solamente el tiempo lo dirá. Y
sabría lo que le pasó a Heather. Eso... Sólo podía esperar.

Sólo había una manera de encontrar las respuestas a mis preguntas. Me dirigí
escaleras abajo.

Leo Bryne estaba en la sala de estar. No estaba segura de lo que esperaba de


cómo luciera un recadero diurno, pero cualquiera que fueran mis expectativas,
Leo no los reunía. Él estaba en sus treinta años, alto, de pelo rojizo y una torcida
pero dulce sonrisa. Delgado y un poco desgarbado, la cazadora que llevaba le
daba un aspecto más joven.

Rhiannon nos presentó.

—¿Cuál es tu especialidad? ¿Mágico-de-nacimiento?


Él sonrió. —Brujo. Hierbas y curación. —Luego, poniéndose serio, añadió—. Tu
tía me estaba entrenando en estudios avanzados. No puedo creer que ella solo
agarró y se fue sin decirle a nadie.

—Eso es porque no lo hizo. Lo sabes. Rhiannon lo sabe. Yo lo sé. Las únicas


personas que se engañan a sí mismos son los policías. Así que, dime, ¿qué hace
un recadero diurno?

Él se sonrojó. —Hacer los recados para Geoffrey y su esposa que no pueden


hacer durante el día. Recoger la limpieza en seco, compras personales, llevar el
material de correo a la oficina postal, cosas así.

—¿Pagan bien? —Sabía que estaba siendo entrometida, pero no dolía saber
mis opciones.

Marta podría haberme dejado su negocio, pero dudaba que trajera mucho en la 27
forma de dinero.

—Eh… Nada mal. Recibo beneficios, lo que ayuda. —Agarró a Rhiannon por la
cintura con un brazo y ella apoyó la cabeza en su hombro. Era obvio que habían
estado saliendo por un tiempo, lucían tan cómodos juntos—. Y los beneficios
serán importantes en los próximos años.

Ruborizándose, ella le dio un manotazo. —No he puesto la fecha aún, y hasta


que encontramos a mi madre, no puedo ni siquiera pensar en ello. Así que
shoo, plaga.

Mirando a la pareja, me di cuenta entonces de que Rhiannon llevaba un anillo


de plata fina en el dedo anular de su mano derecha. Tenía un diamante en él,
minúsculo, pero un diamante, no obstante.

—¿Ustedes dos se van a casar?

Ella sonrió suavemente. —Estamos comprometidos. Pero sí, Leo es el único.


Hemos estado saliendo desde hace tres años. Cicely, ¿podemos ir a buscar a
Heather? Se está haciendo más frío ahí fuera y si está atrapada en algún lugar...

—Sí. Podría morir de hipotermia. Trae una manta, por si nos encontramos con
ella.

Las mantas eran voluminosas pero más vale prevenir que lamentar.
Salí al porche trasero. Escalones abajo, un camino de piedra estrecho conducía
al patio trasero donde el huerto y jardines de hierbas se extendían. No faltaba
privacidad, eso era seguro.

Estaba a punto de decir en voz alta el nombre de Heather, pero luego me di


cuenta que era ridículo esperar que ella respondiera. Empecé a caminar el
perímetro de la tierra hacia el bosque, dejando un rastro de huellas en la nieve
fresca. Hice un gesto a Leo y Rhiannon para que se dirigieran hacia el otro lado.

Puede que mi tía se hubiera caído y hecho daño. Tal vez ella se golpeó la
cabeza contra una roca y haber quedado fuera de combate. Tal vez... Un
destello de nieve relampagueó ―un fenómeno que ocurría en todo el Noroeste
del Pacífico de vez en cuando― iluminaba el cielo, directamente sobre el
bosque. Me quedé mirando la luz vacilante como el golpe de trueno, golpeando
en el aire como un mazo.

Si Heather está por ahí, por favor, llévame en su dirección, pensé. Una ráfaga se 28
levantó, enfriándome, empujándome hacia el noreste. Directo hacia el bosque.
Mierda. Cuatro miembros de la Sociedad estaban muertos. Cinco miembros
estaban desaparecidos.

Me dirigí hacia el bosque, primero a regañadientes, luego, mi miedo se abrió


paso y me puse en camino, corriendo por el césped. Cuando me acercaba a la
línea de árboles oí gritos detrás de mí y miré por encima de mi hombro para ver
a Rhiannon y Leo siguiéndome. Me detuve en seco y me volví, esperando por
ellos.

—¿Crees que ella está ahí? —dijo Rhiannon.

—El viento me ha traído aquí. —Miré sobre mi hombro hacia el camino oscuro
que atraía. En ese momento, una figura emergió a la carrera, oscura y
larguirucha en dos patas, con el vientre hinchado y largos brazos articulados.

—¿Qué carajo?

La criatura fue directo a mi garganta y me tambaleé hacia atrás, clavándole las


uñas mientras envolvía los anormalmente fuertes brazos alrededor de mi cuello.
Estrellé la palma de mi mano en su nariz, pero apretó su agarre y todo empezó
ponerse difuso. La siguiente cosa que supe, un búho se extendió de los árboles,
arremetiendo contra mi atacante con sus garras. Mientras el ave se levantaba en
espiral para conseguir una mejor ventaja, Leo saltó, golpeando a la criatura
quitándola de encima de mí mientras Rhiannon me tiró por un brazo.
Me puse de pie, frotándome el cuello mientras la cosa dejó salir un grito y
retrocedió, siseando antes de darse la vuelta y desaparecer en el follaje.

—Mierda y doble mierda. ¿Qué demonios fue eso? —Mientras miraba fijamente
la silueta partiendo, pensé, Sombra, me recuerda a una delgada, sombra
desagradable. Y el búho, ¿de dónde había venido la lechuza? Los búhos son
nocturnos, pero éste había estado en alerta máxima. Los búhos en las bandas
de mis brazos se agitaron. Sobresaltada, miré hacia mis mangas, pero la
sensación se detuvo.

Ulean, ¿qué está pasando?

No lo sé. Pero esa criatura estaba fuera por tu sangre. Ten cuidado, Cicely, este
bosque no es lo que era antes.

—No lo sé —dijo Leo—. Nunca he visto nada igual.

—¿Fae? —preguntó Rhiannon. 29

—No tengo idea —murmuré—. Sea lo que sea, es terriblemente fuerte. No creo
que esperaba que ustedes me ayudaran. Y el búho lo sorprendió.

Rhiannon se volvió hacia el bosque, mirando en silencio a los árboles. Después


de un momento, ella dejó escapar un largo suspiro. —¿Crees que mi madre vino
por este camino?

Leo tragó fuerte. —Tal vez Heather fue a buscar a mi hermana. —Se volvió hacia
mí—. Elise, mi hermana, es una de los miembros de la Sociedad Trece Lunas.
Desapareció hace unos meses.

—De cualquier forma, no creo que Heather fuera al bosque a buscarle —dije en
voz baja—. ¿Qué pasa con la Sociedad? ¿Pueden ayudarnos?

—Sólo Rupert, Tyne y LeAnn quedan, ahora que Heather ha desaparecido —dijo
Rhiannon—. Con Marta muerta, y Heather desaparecida, creo que podríamos ir
a LeAnn.

—LeAnn tiene un nuevo bebé —dijo Leo—. No podemos pedirle que se


arriesgue…

Pero fue interrumpido cuando la cabeza de Rhiannon se dejó caer hacia atrás.

—Ella está aquí... —Su voz sonaba lejana, como si estuviera hablando a través
de un túnel, y sus ojos vidriosos con un brillo blanco.
—¿Qué es? ¿Qué ves? —Solté su mano y dio un paso atrás, indicándole a Leo
para darle un poco de espacio—. Rhiannon, ¿puedes oírme?

—Así es como lucía mi hermana cada vez que entraba en trance. Ella era una
vidente. —Leo rodeó su espalda—. Si se cae, la atraparé.

—Espero que esté bien. Rhiannon, ¿puedes oírme? ¿Dónde estás? —Si ella no
respondía en otro momento, iba a sacudirla para sacarla. Un trance tan
profundo como en el que ella estaba podía arrastrar a una persona tan
profundo que nunca resurgiría. Pero luego, su garganta tembló y ella abrió la
boca. La voz que salía era antigua y quejumbrosa, donde podría romperse como
el cristal.

—La Corte Índigo se ha levantado. La Caza ha comenzado. Todos mis enemigos,


tiemblan de deseo, y dejan que sus corazones teman.

Rhiannon se desplomó en los brazos de Leo y él la agarró hasta que empezó a


30
recuperar la conciencia.

Me quedé mirando el bosque. ¿Qué diablos es la Corte Índigo? Mientras que la


brisa agitaba las hojas de helecho cerca de mis pies, esparciendo la nieve de sus
hojas, algo brillando de debajo de uno de los helechos de culantrillo me llamó
la atención. Silenciosamente, me arrodillé para recogerla. Un collar de la media
luna de oro blanco, y en el reverso, una palabra grabada: Heather.

Otra mirada sobre el suelo cubierto de nieve mostró gotas de sangre cerca de
donde el collar había descansado. Sabía, sin sombra de duda, lo que sea que
estaba escondiéndose en estos bosques había secuestrado a mi tía. La cuestión
no era Dónde estaba, sino; ¿Estaba viva?

Me puse en cuclillas sobre los talones al lado de la sangre, pasando los dedos
por las hojas a su alrededor. La nieve era compacta y la nueva no había logrado
cubrirlo todavía, y encontré varias huellas. Eran justo del tamaño y forma de las
botas de mi tía.

—¿Qué es eso? —Leo se arrodilló a mi lado.


Miré sobre mi hombro. —Problemas. Eso es lo que es. —Me puse de pie,
limpiándome las manos en los vaqueros. Rhiannon estaba de pie por sí sola,
pálida pero serena—. ¿Estás bien?

Ella asintió. —¿Qué ha pasado?

—Caíste en un trance —dijo Leo—. Reconocí los signos. ¿Qué diablos es la


Corte Índigo? ¿Y qué es la Caza?

—No lo sé. —Miré a mi prima—. ¿Recuerdas algo de lo que dijiste? Cualquier


imagen que podría haber estado corriendo por tu mente cuando estabas
canalizando lo que sea que era eso.

Rhiannon frotó el dorso de su mano por la frente, entrecerrando los ojos para
concentrarse.

—Creo... Recuerdo haber visto algo. Pero no estoy segura de qué pensar de ello.
Yo estaba de pie en un bosque que estaba bañado en azul oscuro. Las siluetas 31
de los árboles eran de plata y estériles... Surrealistas. Real, pero aún no del todo.
Y había redes... ¿Telas?... Extendiéndose a través de las ramas.

¿Exactamente donde había estado ella?

—¿Algo más?

—Sí —dijo ella en voz baja—. Una mujer estaba de pie allí. Una mujer alta y
delgada. Sus brazos me recuerdan a las piernas de una araña, toda articuladas y
delgadas. Iba vestida con una bata vaporosa. La mujer extendió los brazos y una
nube de niebla brillante se levantó de su cuerpo. —Rhiannon se abrazó—. Ella
miró hacia mí, y cuando sonrió, sus dientes eran afilados, como agujas
diminutas. Tenía los ojos negros —como los de un vampiro― excepto que
había un remolino de estrellas en ellos. Tenía el pelo largo y negro, y llevaba
una diadema de plata en la cabeza. Cuando me vio, ella torció el dedo y dijo,
'Únete a nosotros.' Y lo horrible es... Que yo quería. Yo quería ir con ella.

La miré fijamente. —No me gusta la dirección que esto está tomando.

—¿Qué es eso? —Rhiannon señaló a mi lado.

Bajé la mirada. Por un momento, me había olvidado de que estaba sosteniendo


el collar de la tía Heather. Silenciosamente, se lo entregué a ella.

—Este es el collar de mi madre —dijo en voz baja—. ¿Dónde lo encontraste?


—Por el helecho. —Negué con la cabeza, advirtiendo hacia su espalda—. Hay
sangre por allí. No mucho, pero... Creo...

—Ellos la capturaron. —Leo hizo una mueca—. Al igual que a Elise. Quien
quiera que está haciendo esto, están deshaciéndose sistemáticamente de la
Sociedad. Lo que significa que todo mágico-de-nacimiento por aquí puede
estar en peligro. ¿Pero por qué?

—No sólo están tomando a los mágicos-de-nacimiento. Personas de todos los


ámbitos de la vida están desapareciendo. —Rhiannon Frunció el ceño—.
Heather estaba vigilando las desapariciones. Lo extraño es que los policías no
han estado haciendo nada, ellos siguen titubeando y atascándose. Pensaría que
estaban en esto, pero... Eso suena escandaloso. Sin embargo, tal vez están
siendo influenciados.

—Lo que significa que en lo mejor, nos pueden ignorar. En lo peor, pueden
entorpecernos. ¿Qué piensan ustedes? ¿Hay que ir al bosque? Buscar a 32
Heather? —Me quedé mirando los árboles, sabiendo en mi interior que no
encontraríamos ningún signo de mi tía. Lo que sea ―quien quiera― que la
tenía, no nos dejará un rastro de migas de pan. Y podríamos encontrar más de
las criaturas como la que me había atacado.

Rhiannon miró las copas de los árboles, una lágrima corría por su mejilla.

—No hay nada que podamos hacer por ella ahora mismo. Si vamos en busca de
problemas, estamos obligados a encontrarlos, y no estamos preparados. Será
mejor hablar de esto antes de cargar en una misión de rescate. Averiguar lo que
significaba mi visión, si podemos. Ver si LeAnn nos ayudará. Tú necesitas
reunirte con el abogado. Tal vez Marta tenía algo entre sus suministros que nos
ayudará.

Leo asintió y le pasó el brazo por los hombros y la besó suavemente en la


mejilla cuando se volvieron de nuevo a la casa. Hice una pausa.

—Los alcanzaré. Voy a enviar unas palabras para Grieve primero. —Cuando me
dieron una mirada de preocupación, les tranquilice—. Tendré cuidado. Lo
prometo.

Leo se encogió de hombros, dirigiendo a Rhiannon hacia la casa. Me di la vuelta


hacia el bosque y di un paso en el sendero, sintiendo el silencio descendiendo
en el momento en que crucé la frontera.
Cerré los ojos, rezando para que el Fae espeluznante que me había atacado ya
se hubiera ido. Después de un momento, cogí el olor de la brisa al pasar y me
centré en aprovechar la corriente. Por un momento, todo parecía normal, y
entonces, la siguiente cosa que supe fue, que algo tiró de mí en la brisa y me fui
a toda velocidad por el bosque a una velocidad vertiginosa, como una nutria
atrapada en la corriente de un poderoso río rugiente.

Los árboles, la maleza, el camino eran un borrón mientras aceleraba, sacudida


como una hoja en el viento. Traté de separarme por mí misma de la corriente,
pero me encontré luchando con algo que me mantenía apretada. Y entonces vi
un rostro, tallado en hielo, capturado en una nube de niebla. Un Elemental de la
nieve, con los ojos cóncavos y una risa enloquecida en sus labios.

Déjame ir. Por favor, deja que me vaya…

El lazo de la criatura alada endureció su agarre, apretándome tan fuerte que


pensé que una costilla podría romperse. Luego, con otra risa, me soltó y me caí 33
al suelo, agitándome mientras me iba. Habíamos estado alto en el dosel ―iba a
romperme el cuello. Pero a medida que caía en picado hacia el suelo del
bosque, mi caída redujo la velocidad y, como una pluma, fui bajando a la
deriva…

...De nuevo en mi cuerpo.

Parpadeando, miré a mi alrededor. Estaba justo donde yo había estado de pie


cuando el Elemental me alcanzó.

No debes quedarte aquí. Ese es viejo, y no puedo luchar contra su fuerza. Estees
su territorio. Si toma tu cuerpo y alma, no podría detenerlo. El susurro de Ulean
me envolvió como la niebla de terciopelo.

Temblando, sin entender lo que había pasado, me obligué a centrarme


cuidadosamente en el siguiente soplo de brisa flotante.

Grieve, Chatter. Te necesitamos. Mi tía ha desaparecido. Algo en el bosque se la


llevó. Por favor, ayúdanos.

Cuando no hubo respuesta, me di la vuelta y corrí hacia la casa. No tuve que


mirar atrás para saber que el búho me miraba desde lo alto de uno de los
cedros mientras corría por el césped.
Capítulo 4
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Brenda Carpio

U
na llamada rápida a LeAnn confirmó nuestros miedos.

—No te puedo ayudar —dijo sobre el altavoz—. Ojalá pudiera, pero


tengo un bebé en quien pensar. Lo siento, pero me he resignado a lo
que queda de la Sociedad local. Se acabó, Rhiannon. Tu madre, junto con Elise y
los demás, están probablemente muertos. Te sugiero que salgas 34
endemoniadamente volando de Dodge mientras puedas. Para mañana, mi
familia estará a trescientos kilómetros de distancia, y seguros. —Colgó sin decir
adiós.

—Eso es todo. —Rhiannon se dejó caer en el sofá—. Tyne es el nieto de Marta,


nos puede ayudar, pero no tengo ni idea de dónde está. Y Rupert no estaba en
casa cuando lo llamé. Oh hombre, estoy cansada.

—Déjame hacer un poco de té para nosotros. —Me fui hasta la cocina, me daba
gusto que Leo estuviera aquí para ayudar. El deslizamiento de Rhiannon en el
trance me asustó y lo que diablos fuera la Corte Índigo, no la quería
curioseando en la cabeza de mi prima.

Cuando terminé de remojar el té, llevé la bandeja a la sala y me senté junto a la


ventana, con la humeante taza en la mano mientras miraba hacia el bosque.

—¿Qué estás pensando? —Rhiannon tomó un sorbo de té y algo de la tensión


desapareció de su rostro.

—Estoy pensando que necesito poner mi culo de vuelta por ahí para encontrar
a Grieve.

—Lo siento, Cicely. Esto no es justo. Acabas de llegar a casa esta mañana, ni
siquiera has tenido la oportunidad de desempacar.

—No es problema. Estoy acostumbrada a vivir fuera de mi auto. Y cuando


Krystal estaba viva, siempre estábamos a la carrera. Esto no es nada en
comparación a las noches cuando estábamos tratando de salir de esta ciudad, o
eso antes de que los matones con los que se enganchaba nos encontraran para
cobrar sus deudas de drogas.

Los recuerdos de pasar las noches oscuras corriendo por los callejones, tratando
de llegar a la autopista, así podíamos enganchar otro viaje a otra ciudad,
inundaron mi mente. Había aprendido pronto como montar en la jaula, y más
de una vez Ulean me había protegido de los violadores y asesinos en serie que
merodeaban las carreteras.

—No puedo comenzar a entender la vida que te hizo pasar —dijo Rhiannon—.
Heather quiso traerte de vuelta más de una vez, pero cada vez que hablaba con
Krystal, ella colgaba el teléfono llorando porque tu madre era como un caso
perdido y no dejaba que volvieras a casa. Y para cuando lo hiciste...

—Me sentí obligada a volver para ayudar a mi madre. Ella me entrenó bien con
la culpa. Yo quería quedarme cada vez que volvía a casa para una visita. 35
Demonios, sé que Heather hizo todo lo que pudo aparte de secuestrarme. Pero
estoy aquí, ahora. Eso es lo que cuenta. —Bajé mi taza de té y volví a ponerme
mi chaqueta—. Llama al abogado para hacer una cita para mí el día de hoy, si
es posible. Mañana. Voy en busca de Grieve. Si no vuelvo en una hora, llega al
linde del bosque y pronuncia mi nombre, pero lo que sea que hagas, no entres.

Leo asintió. —Lo tengo. Y Cicely, ten cuidado. Tu prima te necesita.

—¿De verdad vas a salir ahí? —Rhiannon se puso de pie.

—Sí. Tendré cuidado —le dije, cerrando la cremallera de mi chaqueta—. ¿Tienes


un par de guantes que pueda usar? No contaba con la nieve.

Rhiannon me dio un par de guantes de cuero y una bufanda. —Abrígate, está


frío ahí fuera. Y por favor, ten cuidado. No quiero perderte a ti también.

Antes de dirigirme al exterior, corrí escaleras arriba y agarré mi navaja.


Altamente ilegal portarla pero me importaba un comino. Había aprendido
pronto que protegerme era digno de conseguir los regaños de la policía si me
atrapaban. Cuando salí al porche, Rhiannon estaba al teléfono, hablando con el
abogado.

La nieve había cesado, las nubes se separaron lo suficiente para mostrar la luna
creciente, llena y redonda en el cielo de la tarde. El aire estaba maduro con la
espiga de la capa de ozono que presagiaba una dura tormenta de invierno.
Crucé el patio. Cuando era pequeña, se suponía que Rhiannon y yo no fuéramos
al barranco solas, pero siempre encontrábamos una manera de escabullirnos sin
ser descubiertas. Sospechaba que mi tía siempre sabía, pero nunca dijo nada.

El claro no tiene un nombre oficial.

Enorme, se extendía por unas buenas veinte millas, serpenteando a través de las
faldas de las Cascadas occidentales que bordeaban el extremo trasero de New
Forest, Washington.

Grieve lo había llamado la espesura del Bosque Dorado pero yo lo consideré


como cielo de araña. En primavera, verano y otoño, de oro y negro orbe las
tejedoras colgaban gruesas en el bosquecillo, haciendo girar sus redes de las
ramas de un árbol a los matorrales de helechos gigantes, una red de encaje
grueso para la captura de moscas y mosquitos y la libélula ocasional.

Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones cuando llegué a la orilla del
36
césped y volví la mirada hacia la casa. Rhiannon estaba sentada en la sala de
estar en el escritorio de Heather mientras hablaba por teléfono, iluminada por
la luz que se derramaba fuera de la ventana saliente. La miré con los ojos
entrecerrados. Por alguna razón, la idea de que pudiera verla tan claramente
desde aquí me puso nerviosa, como si yo fuera un cazador, viendo una cierva a
través de una mira telescópica.

Tomando una profunda respiración, me sacudí la sensación y me acerqué al


borde del barranco, mis botas chirriando sobre la nieve en polvo.

La maleza espesa, rica en helechos y zarzas y culantrillo permanecían por la


mitad, tan altos como yo. Cada sonido aumentaba ahogado mientras entraba
en el refugio de los altísimos abetos. Dejé escapar un largo suspiro, mirando
alrededor. Nada saltó hacia mí, o me capturó y di otro paso, y luego otro.

La tenue luz salpicaba a través de los árboles, para hacer una obra misteriosa de
títeres de sombra contra las hojas caídas y troncos. Mis botas crujían por el
camino mientras me arrastraba abriéndome paso por el sendero cubierto que
conducía al corazón de la quebrada. Haciendo una pausa, cerré los ojos y
escuché. Al principio todo lo que podía oír era la pelea de los pequeños
animales crujiendo a través de la maleza y la llamada de los pájaros que
resonaba en el aire helado. Después de un momento, capté la cadencia del
viento y dejé que mi mente vagara.

Allí, voces apagadas a mi derecha.


—Grieve? —susurré su nombre, enviándolo por la estela. Había pasado un
tiempo desde que había tratado de aprovechar la brisa de esta manera.

No había mucho por lo que llamar en la ciudad, pero aquí... Aquí, todo llegaba
en la corriente de vuelta.

Después de un momento, susurré su nombre otra vez. —Grieve, ¿estás aquí?


¿Estás realmente todavía aquí?

Nunca te apresures. La voz de Grieve hizo eco en mi memoria. Dale tiempo. No


te esfuerces tanto. Sé que es difícil ser paciente cuando aún eres tan joven, pero
necesitarás estas habilidades, Cicely. Los necesitaras a medida que crezcas.

Él había sabido, pensé. Había sabido que me iba pronto, y había tratado de
prepararme.

Otra pausa. Luego, poco a poco, el viento se levantó, llevando los sonidos de la
discusión dirigida a mi dirección. Antes de que pudiera parpadear, dos varones 37
estaban junto a mí.

El corazón me dio un vuelco en el pecho y me entraron ganas de llorar. Había


pasado tanto tiempo, tantos años, y sin embargo, aquí estaba él. Grieve... Ese
era Grieve. Y Chatter estaba a su lado.

Ambos esplendidos y cautivadores.

De piel aceitunada, Grieve y Chatter tenían los ojos rasgados y sus barbillas eran
agudas y estrechas, como si la carne había sido tensa en sus rostros. Grieve
tenía una gruesa cabellera de platino que se rizaba por su espalda, mientras que
Chatter ―ligeramente más fornido― llevaba el pelo recogido en una cola de
caballo negro azabache. Iban vestidos con pantalones de camuflaje. Pantalones
ajustados, que encajan la forma y franelas largas, lucía oh tan caliente.

Pero algo había cambiado... Mientras los ojos de Chatter todavía brillaban de
color azul claro, el azul del aciano, los de Grieve habían cambiado.

Se habían puesto oscuro, nada de blanco se mostraba, y sin pupilas, sólo


brillantes orbes de ébano. Pero a diferencia de los de un vampiro, esparcido en
medio de la negrura brillaba un campo de brillantes estrellas blancas. Como la
mujer en la visión de Rhiannon.

—Grieve... ¿Qué te pasó? —Mi susurro atravesó el silencio, mi corazón


retumbando en mi pecho. Cuando di un paso hacia adelante, Ulean susurró en
mi oído, deteniéndome.
Se cautelosa, ten cuidado.

Hice una pausa, sintonizando con la energía que pasó tambaleando. Grieve
tenía un borde en él que yo no recordaba, una arrogancia palpable.

Chatter, no tanto. Pero Grieve se sentía cauteloso, casi hostil.

Me quedé sin aliento, queriendo arrojarme en sus brazos, pero me contuve y les
di una suave inclinación de cabeza. Juega ligero, manteniéndolo superficial al
principio.

—Estoy de vuelta, chicos. Estoy en casa. Para quedarme. ¿Me han echado de
menos?

Chatter rompió el silencio primero. Extendió los brazos, tirando de mí cerca.


38
—Querida Cicely. Por supuesto que te echamos de menos. Hemos oído una
palabra en el viento que estabas en casa. —Olía a hierba dulce y frambuesas y
su abrazo me recorrió el cuerpo como las sábanas frescas de la secadora en una
noche fría—. Pero no deberías estar aquí. Ahora no. Tienes que abandonar el
bosque —susurró tan bajo que tenía la sensación de que incluso Grieve no
podía oírle—. Antes de que llegue la oscuridad, vete de aquí por tu propia
seguridad.

Di un paso atrás, mirándolo fijamente a los ojos. Parecía asustado.

—Chatter, te extrañé. —Me volví hacia Grieve, vacilando antes de decir—.


También te extrañé. —Por favor, oh por favor, no me rechaces.

Grieve se contuvo. Él no se acercó como Chatter. —Regresaste. —Había un dejo


de desconfianza en su voz y parecía enojado—. Pensé que habías terminado
conmigo. Con New Forest. Dijiste mucho, la última vez.

—Supongo que me lo merezco —le dije, picaba a pesar de que sabía que tenía
todo el derecho de estar enojado. Escarbé en el suelo—. ¿Estás tan triste de
verme?

Dio un paso atrás y negó.

—Tienes que irte. Tienes que salir de este bosque. Ahora. Y no te acerques,
especialmente durante la noche. —Pero mientras me observaba a la cara, sus
ojos se iluminaron y la punta de su lengua se deslizó lamiendo la comisura de
sus labios.
Confundida, no estaba segura de qué pensar, pero mi cuerpo respondió por mí,
el hambre brotando cuando vi sus gruesos labios curvarse en la insinuación de
una sonrisa. Sólo la mirada de él me dieron ganas de extender la mano y...
Tócame, tómame, saboréame, siénteme, sostenme. Mi lobo soltó un gruñido,
hambriento.

Grieve se había implantado a sí mismo en mi corazón años atrás, las raíces


teniendo fuerte influencia. Su rechazo dolía, aunque sabía que me lo había
causado a mí misma.

—Si soy tan indeseable, ¿por qué estás preocupado por mí? —Crucé los
brazos—. Puedo cuidar de mí misma, ¿sabes?

—Tú eres la que debería estar preocupada, Cicely —dijo Grieve, entrecerrando
los ojos. Un indicio de amenaza montaba el viento y lo miré con cautela. Oh sí,
Grieve había cambiado drásticamente.
39
Nunca muestres miedo si no estás segura de si son amigos o enemigos. Lección
número veintinueve del tío Brody, un viejo hombre de color que vivía en la
primera casa de huéspedes en la que nos habíamos quedado después de dejar
Veil House. Yo todavía le agradecía a ese viejo. Él me dio una posición ventajosa
de su guía de precauciones para vivir la vida a la que mi madre me había
arrastrado.

—Ya no tengo seis años. Demasiada vieja para ser capturada por un mutante.

—No es objeto sobre el cual bromear. No ahora, no aquí. —Grieve lentamente


se estiró por mi mano—. Has crecido por completo. Eres más hermosa de lo
que eras la última vez que viniste de visita. —Su mirada pasó sobre mí como
ascuas.

—Estoy en casa para quedarme, Grieve. Marta está muerta y me estoy haciendo
cargo de sus negocios.

Me quedé inmóvil, obligándome a respirar normalmente mientras se apoderó


de mi mano y se la llevó a los labios cuando, uno por uno, él dio un beso en
cada dedo, seda suave contra mi piel. Poco a poco, volvió mi brazo por lo que
mi palma quedó hacia arriba, y bajó sus labios a mi muñeca. Cerré los ojos,
sumergiéndome en su toque. Recordaba ese toque, esos labios.

Su sonrisa salvaje fue interrumpida por cavidades que no eran ni lindas ni


reconfortantes.
Afilados dientes blancos y brillantes resplandecían contra la penumbra del
bosque, y, mientras miraba, él rozó mi piel con ellos, dejando un rastro de
marcas rojas, delgadas por dos colmillos diminutos que nunca había notado
antes.

¿Qué carajo... ¿Qué estaba haciendo? ¿Mordiéndome?

Mi piel se amorató y un rubor corrió por las heridas a través de mi sangre. Yo


estaba dando vueltas, como cuando tuve la gripe o la única vez que había
comido atún y acabé desmallándome de una reacción alérgica.

Mientras el calor en espiral estallaba a través de mí, todo lo que podía pensar
era en lo que se sentiría si él me tomara con esos dientes y nunca me dejara ir.
El sentido común peleó con mi cuerpo. Sacudí la cabeza para aclarar mi mente,
y me las arreglé para deshacerme del glamur.

Chatter negó, luciendo aterrado.


40
—Grieve... Por favor... No a ella. —Dio un paso adelante, deteniéndose cuando
Grieve hizo un gesto con la otra mano—. Grieve, ella es nuestra Cicely.

—Silencio. Hablas demasiado, Chatter.

Grieve no apartó la mirada de mi cara.

Con miedo de hacer cualquier movimiento brusco, me mantuve en silencio


mientras Grieve llevó su mano a mi boca.

Mientras trazaba mis labios, lentamente los separé, incapaz de resistir mientras
apenas deslizaba un dedo adentro. Poco a poco envolví mi lengua a su
alrededor, probándolo con suavidad. Empalagosamente dulce, como dátiles
azucarados. Su sabor era diferente de lo que recordaba. Intenté retroceder, pero
me agarró la muñeca y la aferró, mirándome a los ojos.

Ulean me rozó en el viento. No te pierdas en él. No es seguro aquí. Sal de eso.


Despierta y ten cuidado.

El abrupto aguijón de su tacto en mi piel aclaró mis pensamientos. Me obligué a


centrarme. —Grieve, suéltame. Ahora.

Su frente se arrugó y un gesto desagradable cruzó su cara, pero él cedió. Me


alejé lentamente, luego di un salto sobre una trampa donde aparté la nieve y
me acuclillé, con la barbilla en las manos, los codos apoyados en mis rodillas.
Supe dos cosas: Grieve había cambiado, y cambio o no, todavía lo quería.
Estaba lista para acurrucarme dentro de su abrazo para siempre.

Cuando me sentí lo suficientemente estable, le dije:—¿Qué diablos está


pasando, muchachos? ¿Qué está pasando aquí?

La oscura mirada se desvaneció, Grieve negó con la cabeza. —Vete. No te


quedes por esta ciudad, Cicely.

Chatter habló. —Es malo, Cicely. Hemos perdido mucho en los últimos años.

—Cállate —dijo Grieve, sin siquiera echar un vistazo hacia él. Chatter cerró la
boca y bajó la cabeza, luciendo arrepentido. Alcancé a ver una serie de golpes
en la parte posterior de su cuello que parecían huellas digitales. Por favor, dime
que Grieve no hizo eso... Pero no dije nada.

No podía soportar la idea de las marcas que Grieve estaba haciendo.


41
Traté de resolver la interacción entre ellos. Grieve era un príncipe en la Corte de
los Ríos y Juncos, sobrino de Lainule, la Reina. Chatter era su primo, pero no
uno de la nobleza. Grieve siempre había sido un fanático del control, pero había
sido justo. Ahora, su elevado sentido de la autoridad me puso al borde. Chatter
había sido siempre jovial. Ahora él miraba sobre su hombro. Me recordó a un
cachorro apaleado.

—La gente ha muerto. Ya lo sabes, ¿verdad? Los miembros de la Sociedad Trece


Lunas están muriendo y desapareciendo. Marta está muerta, con la garganta
arrancada. Heather, Mi tía, está desaparecida. —Me quedé mirando a Grieve,
obligándome a no romper el contacto visual.

Chatter miró fijamente hacia Grieve, quien hizo un gesto negativo con su
cabeza.

Después de un momento, Grieve dijo. —Voy a decirte esto una vez, y sólo una
vez. Y sólo te lo digo porque una vez te amé. Convence a tu prima que lo mejor
es irse. Tómala y sal de la ciudad. Este bosque... Todo New Forest... Ahora es
gobernado por Myst, la Señora del Caos, Reina de la Corte Índigo. Nada más
saber esto podría ser perjudicial para ti.

Una vez te amé... Me tambaleé, pero traté de mantener la compostura. Debí


saber que probablemente no esperaría por mí, pero la prueba me golpeó como
un mazo en las tripas. Y entonces me di cuenta de que él había mencionado la
Corte Índigo, y un sudor frío se apoderó de mí. ¿Qué tenía que ver Grieve con la
visión de Rhiannon?

—Grieve, me voy a quedar. Te extrañé. Y necesito tu ayuda.

—Quédate por aquí y obtendrá más que mi ayuda —dijo, burlándose de mí.

Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero las aparté. No dejaría que él me hiciera
llorar.

—Eso suena como una amenaza.

—Tómalo como quieras.

Apartándome del árbol, me limpié las manos en las piernas de mis jeans. —
Nuestras raíces están aquí. La casa de mi tía está aquí. Ella es miembro de la
Sociedad —impulsivamente, añadí—. Entonces, ¿qué se necesita para conseguir
que me ayudes? ¿Quieres que te lo ruegue? ¿Llore? Por su vida me pondré de 42
rodillas y suplicare tu perdón.

Los ojos de Grieve brillaron y él agarró mi brazo de nuevo, torciendo el cuero


de la manga.

—No me desafíes, Cicely. No es seguro.

El peso de su mano sobre mi cuerpo era como el fuego.

Enojada y avergonzada, traté de alejarme. —Y tú no me presiones. Soy más


fuerte de lo que crees, y no voy a tolerar que nadie me trate como mierda.

Grieve estaba peligrosamente cerca. La verdad: estaba aterrada, pero sabía que
no debía demostrarlo.

Este nuevo Grieve me asustaba condenadamente, y sin embargo, por toda su


fiereza, la embriaguez que recordaba seguía allí, agravado por lo que sea que
fuera esta nueva energía. Quería presionar sus botones, arrojar el guante. El
lobo en mi estómago gruñó, pero ya fuera en advertencia o desafío, no estaba
segura y ahora mismo, no me importaba.

—Escúchame y escucha bien. Si insistes en ser estúpida y quedarte, entonces


No puedo ayudarte. Y muy bien puedo... —hizo una pausa.

—¿Tú puedes qué?


—Eres tan hermosa y fuerte —dijo, con la voz ronca—. Tu energía sigue
cantando para mí... —Sus labios estaban cerca de mi oído y su lengua lamió mi
cuello haciéndome cosquillas. No me pude contener. Me apreté contra él. Él
empuñó mi cabello, sosteniéndome rápido mientras susurró—. ¿Sabes lo que
los hombres de la Corte Índigo hacen con las mujeres hermosas, no? ¿Quieres
saber cuánto he cambiado, verdad, Cicely? Te puedo enseñar lo que significa
ser la amante de un príncipe oscuro.

—Me niego a jugar tu juego —le susurré—. No me puedes asustar.

Una pulgada más y estaría besándome. Cuando Grieve presionó sus labios
contra mi cuello, cogí un olor extraño. Polvo y noche fría bajo las estrellas del
otoño. Campos quemados hasta las cenizas y almizcle. El metálico sabor fuerte
de la sangre. Un aroma primario que me puso al borde y me recordó a los
cementerios.

—Grieve —la voz de Chatter rompió el silencio. 43

También pareció romper el enfoque de Grieve. Él frunció el ceño y casi me


empujó, ignorándome cuando me tropecé con una raíz y caí en un montón
suave de nieve y hojas.

—No entres al barranco de nuevo. Quédate en la tierra alrededor de la casa.


Mantente fuera de la ciudad por la noche, y podrás estar a salvo. Al menos por
ahora.

—Pero, ¿por qué es peligroso para mí estar aquí? ¿Qué hay aquí? ¿Por qué me
estás alejando? ¿Qué es la Corte Índigo? ¡Dime!

Chatter retrocedió cuando Grieve le hizo señas.

—Mujer obstinada —dijo Grieve—. No te quiero aquí. —Pero el tono de su voz,


dijo lo contrario—. Tú ya no perteneces aquí, Cicely Waters, y si insistes en
quedarte, no hay nada que podamos hacer para ayudarte a ti o a tu tía. Sigue
mi consejo y mantén la nariz fuera del mundo Fae. Nunca ha sido un lugar
seguro para jugar y es mucho más peligroso ahora. Los mortales son juguetes
del juego... Prescindible. El mágico-de-nacimiento está en peligro —hizo una
pausa, y luego añadió—. Especialmente las brujas. Sobre todo tú.

Una repentina ráfaga se levantó, soplando las hojas y la nieve alrededor de mi


cabeza. En cuanto me alejé, sombreando mis ojos del remolino, se oyó un ruido
rápido y oí un débil:—Adiós, Cicely. Fue bueno verte de nuevo. Estoy contento
de que hayas vuelto, pero estoy seguro de que deseo que las cosas fueran
diferente.—Girando en el viento. La voz de Chatter. Tan rápido como había
llegado, el viento murió y me volví para encontrar que ambos se habían ido.
Miré detrás de unos arbustos, pero no pude encontrar ninguna señal de que
alguna vez habían estado allí.

Un momento después, un ruido de un árbol cercano me sobresaltó. El búho


―un gran búho cornudo― orejas peludas, con los ojos redondos y brillante
topacio en la tenue tarde, dejó escapar una serie de resonancias profundas de
cinco pitidos, enviando un escalofrío que me recorrió la espalda, ya que se me
quedó mirando con sus ojos redondos y brillantes. El pájaro era enorme y
podría jurar que me estaba estudiando. Nerviosa, me alejé, en dirección hacia el
borde del busque, parando una vez para mirar detrás de mí.

El búho seguía mirando fijamente, como si estuviera esperando que yo dijera


algo. Apresurándome, giré la curva e irrumpí en la luz.

Mientras corría de vuelta por el césped de la casa, Rhiannon y Leo estaban de 44


pie en el porche. Cuando ella me vio, me empujó hacia dentro.

—Te ves congelada de arriba abajo, y asustada a muerte —dijo, afanándome


hacia la sala de estar—. ¿Qué pasó? ¿Encontraste algo?

Negué con la cabeza, incapaz de encontrar mi voz. Yo no quería hablar de


Grieve, sobre cómo había cambiado y me había apartado.

—Es... No vayas al bosque. Por favor, prométeme que no vas a ir al bosque sin
mí.

Ella me dio una larga mirada, luego asintió y me dejó ir. —El abogado está
reservado, pero se reunirá con nosotros en un par de horas, después de que
salga del trabajo. Se encontrará con nosotros en la Cafetería Anadey.

—Está bien. Necesito un baño. —Aunque me había duchado antes de salir a


buscar a Heather, me sentía extrañamente sucia.

Corrí a mi habitación y empecé a llenar la bañera con el agua tan caliente como
la pudiera soportar. Derramé varias tapas del baño de burbujas de lavanda de
Heather y el vapor se levantó, trabajando su magia mientras empezaba a
calmarme. El encuentro con Grieve me había dejado sintiéndome como si
tuviera arañas arrastrándose por encima de mi cuerpo y nerviosamente rasqué
mi brazo mientras esperaba a que el agua se calentara.
Mientras comenzaba a caer la tarde, una extraña luz brilló desde algún lugar
profundo en el Bosque Dorado. Cerré los ojos para escuchar todo lo que el
viento podría tener que decir, pero la única imagen que podía ver era la de un
gran búho cornudo, chillando en los árboles. Y su grito agudo sonó por todo el
mundo como alguien diciendo:—Abandona este lugar, Cicely, vete mientras
puedas.

Repentinamente aterrorizada, me aseguré de que la ventana estuviera


bloqueada y cerré las cortinas.

Aun así, todavía me sentía vulnerable y expuesta.

45
Capítulo 5
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Nony_mo

C
uando terminé y me vestí nuevamente —tenía que lavar la ropa pronto
teniendo en cuenta el número de veces que me había cambiado hoy y la
poca ropa que en realidad poseía— me senté en la cama, haciendo un
balance de la situación.

Grieve había cambiado. Sus ojos me perseguían y no pude averiguar qué 46


demonios había pasado. Y él había mencionado la Corte Índigo. Pero sobre
todo, sentí el aguijón de su rechazo. ¿Alguna vez me perdonaría? Y lo más
importante: ¿podría amar a este nuevo Grieve, quien era mucho más duro y
cruel? ¿Siquiera lo querría?

Nos dirigimos al encuentro del abogado en el restaurante, tomando el Favonis


desde que Rhiannon estaba demasiado alterada para conducir y Leo quería dar
una vuelta en mi Pontiac GTO. Su entusiasmo me habría hecho sonreír en algún
otro momento, pero después de todo lo que había sucedido hoy, realmente no
estaba para un festival de amor automovilístico.

Cuando nos detuvimos en el estacionamiento, miré a mi alrededor, nerviosa,


pero no parecía haber ningunas misteriosas criaturas escondiéndose. La noche
anterior había estado corriendo por mi vida aquí. Hoy estaba tranquilo, casi
sereno.

Mientras nos enfilamos a través de la puerta, Rhiannon asintió hacia un señor


que era probablemente de unos cuarenta y tantos años, esperando en una de
las cabinas.

Estaba de traje y corbata, pero tuve la sensación de que por debajo de ese
exterior profesional, no podía esperar a llegar a casa por vaqueros y una
camiseta. Sólo tenía esa mirada en sus ojos. Además, en lugar de café, estaba
bebiendo un batido de leche y un trozo de tarta de manzana cubierto de nata
montada esperaron frente a él. De alguna manera, el pastel y un batido de fresa
le hacían parecer menos imponente.

Nos deslizamos en la cabina.

—¿Cómo estás? Jim Fischer. —El abogado tendió la mano y me la estrechó.


Nada espectacular, muy caliente, firme y fuerte. El tipo de apretón que ofrece
confianza y seguridad.

—Cicely Waters. Y estoy bien, gracias.

Anadey estuvo en la mesa de inmediato con menús y café. Yo era la única que
volteé mi taza y me di cuenta de que había llevado crema con ella.

—Solo te tomaste un momento mirando el menú —dijo ella—. A menos que ya


sepas lo que quiere. Cicely, es bueno verte de nuevo. Me preocupé anoche
cuando esos dos rufianes salieron inmediatamente detrás de ti, pero observé y
me aseguré de que consiguieras llegar a tu habitación del motel de forma 47
suficientemente segura.

—¿Sabes quién soy, entonces? —Sorprendida, me preguntaba por qué no se


había presentado la noche anterior si me había reconocido.

—Por supuesto, pero estabas tan cansada anoche, no quise empujarte en una
larga conversación. Ahora bien, ¿qué puedo conseguirles? —Ella levantó la hoja
de pedido.

Le entregué de vuelta el menú.

—Sopa de pollo y queso a la plancha. Simple, asegúrate que nada con peces se
le acerque, por favor.

Leo y Rhiannon pidieron hamburguesas y papas fritas, y Anadey corrió la orden


para Peyton, quien echó una mirada desde la cocina y saludó con la mano.

—Ha tenido una vida muy dura, esa chica —dijo Rhiannon.

—¿Por qué? Su madre parece lo suficientemente agradable.

—La hija de Marta es agradable, Cicely —dijo Jim—. Pero el padre de Peyton
era un hombre puma. Y algunos de las criaturas, licántropos especialmente, no
ven a los medios-mágicos como auténticos a su naturaleza. Peyton fue objeto
de burlas sin piedad cuando niña por los hombres lobo, en especial el Clan
Lupa.
—¿Así que tú eres el abogado de Marta? Pareces un poco joven. —Me esperaba
algún siervo mayor de la familia.

—Marta me trasfirió su negocio hace diez años, cuando tomé la práctica por
primera vez. Ella nunca dijo por qué, y aprendí a no preguntar. Anadey es la hija
mayor de Marta. Ella también tenía un hijo menor, quien murió hace unos años.
Su mujer se fue de la ciudad, pero el nieto de Marta, Tyne, es miembro de la
Sociedad Trece Lunas.

—Hasta ahí, lo sé.

—Jim tiene razón —dijo Anadey, oyendo nuestra conversación mientras volvía a
derramar más café, y llevarle a Leo y Rhiannon sus Coca-Colas—.
Desafortunadamente, Tyne y mi madre nunca tuvieron el mismo parecer, y ella
le dejó fuera de la herencia familiar. Es terco, y embistió de cabeza con cada
mujer del círculo.
48
—¿Pero sigue siendo parte de la Sociedad?

—Sí, y siempre terminaba defiriendo con mi madre, como es propio, pero sólo
después de una discusión. Mi madre solía decir que perdían más tiempo
discutiendo de lo que hacían realmente realizando el trabajo.

Se me ocurrió que si no le gustaba las mujeres en la Sociedad, entonces tal vez


él vio su oportunidad de ascender al poder después de que su abuela murió, y
de alguna manera podría estar vinculado a la desaparición de mi tía, pero
mantuve discretamente ese pensamiento para mí misma. Hablaría con
Rhiannon más tarde.

—Le pedí a Jim que se encontrara contigo aquí porque quería asegurarte por
adelantado que estoy bien con que te hagas cargo de los negocios de mi
madre. —Anadey levantó la mano—. Sólo un segundo. —Llamó de nuevo a la
otra camarera—. Jenny, reemplázame, y dile a Rob que se encargue de la
parrilla. Peyton y yo nos tomaremos un par de horas esta tarde.

Me quedé mirando hacia Anadey. Nada más que sinceridad parecía fluir de ella.

—¿Estás segura? No quiero entrometerme en algo que querías de tu madre.


Diablos, ni siquiera realmente la conocía, más que un hola de pasada en una de
mis pocas visitas de vuelta a New Forest.

Anadey rió.
—No te preocupes. Conseguí la casa, y sólo los Dioses saben, que Peyton y yo
la necesitamos, pero, honestamente, no tengo interés en gestionar el negocio
de mi madre. Puedes venir a recoger sus suministros siempre que lo desees.
Además, estaba convencida de que eres la indicada para continuar por ella.
Confío en ella. Siempre lo hice, aunque no nos poníamos de acuerdo. Y ahora,
ante su palabra, confiaré en ti para hacer lo correcto por ella. Ya sabe, por
supuesto, eso significa que eres automáticamente miembro de la Sociedad,
aunque no es mucho lo que queda de la membrecía local. Te sugiero que
comiences a construirla de nuevo a partir de cero. Tendrás todos los desechos
de lo que te dejó, me temo. Con la forma en que van las cosas en esta ciudad.
—Su expresión me dijo que sabía más de lo que yo hacía.

—¿Cuánto sabes?

—Sé que tu tía se ha desvanecido. Sé que la Sociedad está siendo erradicada de


manera sistemática. —Anadey frunció el ceño—. La energía de la ciudad ha
cambiado, la gente está desapareciendo, y tengo realmente un mal 49
presentimiento acerca de lo que el viento está soplando en nuestro camino.
Ahora, si me disculpan, voy a dejar algunas instrucciones de última hora para mi
equipo y luego Peyton y yo estaremos de vuelta.

Se excusó. Tan pronto como ella estuvo fuera del alcance del oído, dije:

—Estoy confundida. ¿Por qué Marta no le dejó el negocio a su hija? ¿O a su


nieto? Ambos son mágicos de nacimiento. No tiene sentido.

Jim habló.

—Oh, sí lo hace, Cicely. Marta sabía algo. No estamos seguros de qué, pero ella
cambió su testamento hace unos dos meses. Anadey estaba con ella y accedió a
todos los cambios. Tyne estaba cabreado por ello, pero como no es su pariente
más cercano, no puede muy bien desafiar de lo que la hija de Marta no haría. —
Sacó una envoltura de documentos—. Aquí están todos los aspectos legales.
Marta me dejó dinero suficiente para que cambie el título de propiedad y
presentar nuevos documentos para ti. Todo lo que tienes que hacer es tomar
posesión de los bienes y suministros. Me pondré en una licencia de negocio
para ti tan pronto como me des tu información. —Sacando un talonario de
cheques del portafolio, me la ofreció—. Aquí está la chequera del negocio. He
hecho todos los cambios necesarios para moverlo a tu nombre. Sólo necesito
que firmes este formulario para el cambio de nombre y la prueba de la firma, y
lo cambiaré en el banco hoy. Entonces puedes hacerte cargo de la cuenta del
negocio. —Colocó los papeles frente a mí y me entregó una pluma.
Cuando Anadey regresó con nuestra comida, le eché una mirada a los
documentos y me sorprendí al ver un saldo de cuatro mil dólares en la
chequera. Demonios, Marta lo hizo bastante bien para ser la bruja de la ciudad.
Todavía me sentía extraña al aceptar el regalo, pero todo parecía en orden. Al
menos por lo que pude ver.

—¿Qué sigue?

—Firmas esos papeles, me los das, luego, consigue tus cosas de la casa de
Marta. Te presentaré todos los documentos pertinentes.

Anadey hizo pausa.

—Jim, voy a ir corriendo a casa con ellos y comenzar a arreglar las cosas. —Ella
me miró—. Hay un montón de cosas, puede que te tome un poco de tiempo,
pero te puedes hacer una idea de lo mucho que hay actualmente, y llevarte una
carga contigo.
50
Se apartó un mechón de pelo de sus ojos y en ese momento, vi el agotamiento
y el dolor que ocultaba detrás de su sonrisa. Se me ocurrió que debido a que su
madre había muerto hacía poco, debía decir algo reconfortante, pero
sinceramente, no tenía idea de lo que sería correcto. No tenía mucha práctica
en amortiguar los golpes de la vida para los demás. O para mí tampoco, para el
caso.

Anadey pareció sentir mi duda.

—Está bien, de verdad. Mi madre quería que tuvieras esto. Soy una poderosa
bruja por derecho propio, pero nunca tuve el deseo de trabajar con la Sociedad,
u ofrecer mis servicios. Siempre he sido del tipo solitaria cuando se trata de la
magia. Pero si alguna vez me necesitas, estoy aquí para ayudar.

—No sé qué decir. —Me mordí el labio—. Sólo lamento…

Colocando una mano sobre mi hombro, ella me sonrió.

—Cicely, mi madre tenía fe en ti. No estoy segura de lo que ella esperaba que
hicieras, pero estaba esperando a que volvieras. No le decepciones.

Terminamos en silencio, luego Anadey se quitó su delantal y llamó a Peyton


mientras Jim pagó la cuenta. Por encima de mi protesta, pagó por todos
nosotros.

Una vez en la calle, Leo se excusó.


—Mis patrones van a despertar pronto para la noche. Tengo trabajo que hacer
antes de entonces.

Rhiannon frunció el ceño.

—Esto no hace que tengas a Geoffrey esperando, ¿no?

Leo negó con la cabeza.

—No. No lo hace. Tengo que cambiarme antes de hacer mi informe diario.


Requieren ropa más formal que cazadoras y pantalones rasgados. —Le dio un
beso a Rhiannon y corrió por la calle.

—Llámame si necesitas algo. Pondré en marcha el papeleo y te dejaré saber


cuando estén listas las cosas para abrir oficialmente el negocio. Probablemente
tomará alrededor de una semana o algo así por todo lo que pasar. —Jim se
dirigió a un BMW plateado.
51
Mientras Peyton y su madre se sentaron en el asiento trasero, y Rhiannon y yo
subimos en la parte delantera del Favonis, no podía dejar de preguntarme
cuánto conocimiento tenía Marta de a qué nos enfrentamos. Y si había alguna
forma de contactar con su espíritu para averiguarlo.

La casa de Marta tenía que ser centenaria sin lugar a dudas. Uno de esos
maravillosos lugares con una amplia terraza, que contaba con un necesario
balancín, y si teníamos veranos más cálidos aquí en el oeste de Washington, me
podría imaginar las fiestas en el porche que tendríamos que ver. Así las cosas,
Marta parecía haber utilizado la mayor parte del espacio para almacenar varias
bolsas y cajas —rocas de sal, azufre y tierra abonada; lo que parecía una
enorme caja de velas blancas en forma de conos, cristales y otras piedras de
aspecto extraño; piezas de madera que supuse eran para varitas y bastones
cortos.

Un anuncio estaba grabado en uno de los pósteres. Decía: JARDINES


BEWITCHERY: PARA TODAS TUS NECESIDADES MÁGICAS. Bueno, sabía que iba
a estar cambiando ese nombre. No es mi estilo.

—Todo esto es tuyo. Bueno, quizás no el abono, pero no me voy a molestar por
eso si tú lo quieres.
Anadey desbloqueó la puerta y la seguimos por el vestíbulo hacia la sala, lo que
totalmente alteraba mis expectativas. El mobiliario era elegante, no muy pesado
y tapizado.

Una gran cantidad de cromo y cristal, un sofá de cuero gris, estanterías


manchadas de ébano en lugar de un caoba oscuro. Moderno, con una tendencia
minimalista. No en todo lo que había estado esperando. Unas cuantas fotos
dispersas de Anadey y Peyton adornaban las paredes, e incluso hubo un menor
número de tapetes y chucherías.

—Por favor, pónganse cómodas mientras encuentro mi lista aquí...

Ella rebuscó en una mesa en la esquina mientras yo vagaba por el salón. Marta
había sido ordenada, eso era evidente. Meticulosa, de hecho. Todo apuntaba en
la misma dirección, todo se alineaba perfectamente. Cuando me acerqué a la
estantería de DVD, me di cuenta que todas las películas estaban en orden
alfabético, por el título. 52

Peyton deambuló hasta mi lado.

—Mi abuela era una de esas personas todo-en-su-lugar. Yo solía mover sus
tuercas cuando era pequeña arrastrando cosas de los estantes o de los cajones
y volviendo a ponerlos mal.

Eché una mirada hacia ella. Peyton era alta, más alta que Rhiannon o yo, y se
notaba parte del Nativo Americano, con cabello largo y castaño y una nariz
ligeramente plana, y los ojos que eran de color chocolate oscuro. Ella no era
una belleza clásica, pero algo brillaba dándole una ardiente sensación sexy.

—¿Te gusta trabajar con tu madre?

Ella se encogió de hombros.

—Empezó el restaurante hace unos años y me necesitaba para cocinar. Estamos


llegando al punto en que va a ser capaz de contratar a alguien nuevo, pronto, y
podré hacer lo que realmente quiero hacer.

—¿Qué es eso?

—Quiero abrir una tienda llamada Investigaciones mágicas. Me gustaría trabajar


como investigadora psíquica. Soy medio-criatura, pero también medio mágica
de nacimiento, y tengo un don real con las cartas. También tengo
entrenamiento en artes marciales. Tengo un segundo empleo ahora, tomando
algunos clientes privados, pero me encantaría hacerlo a tiempo completo.
Eso me dio una idea.

—Hmm. Eso suena interesante. Y puede ser aún más divertido si tuvieras otra
bruja unida al negocio. ¿Qué piensa sobre trabajar en mi tienda una vez que la
ponga en funcionamiento? Podríamos formar un equipo si es necesario, sobre
todo porque yo no sé nada acerca de cómo llevar un negocio. Nuestro primer
caso puede ser averiguar dónde diablos está mi tía.

Peyton sonrió.

—Mi abuela tenía razón, eres una emprendedora. Pensaré en ello. En serio,
podría ser una combinación perfecta.

Un momento después, Anadey había extendido varias hojas de papel en la vieja


mesa de roble.

—Vamos, vengan aquí. —Ella hizo un gesto a Peyton, Rhiannon, y a mí—.


Siéntense, por favor. Hay una habitación arriba con herramientas mágicas de mi 53
madre, pero me gustaría esperar por eso. Puede haber algo que quiero, por su
valor sentimental.

—Por supuesto —le dije, una vez más no quería sobrepasar mis límites.

—Luego están los suministros en el porche delantero, otro cuarto lleno de


suministros y libros. En ese estante allá.—Señaló hacia una gran estantería
integrada de pared a pared―. Toda la sección media es tuya. ¿Por qué no
empiezas con ellos? Tenemos algunas cajas, podemos empaquetarlos
fácilmente esta tarde.

Rhiannon y yo nos acercamos a las estanterías, mientras que Peyton corrió a


buscar cajas para nosotras. Tomo tras tomo de trabajo mágico en fila, todos
para llevar. Yo estaba prácticamente babeando para cuando exploré dos
estantes.

Anadey dejó escapar un largo suspiro mientras se frotaba cansadamente sus


pies y se recostó en la mecedora.

Peyton volvió con una media docena de cajas para nosotras, y luego se dejó
caer al lado de su madre.

—Déjame frotar tus pies, has estado demasiado tiempo sobre ellos hoy.

Con un suspiro de alivio, Anadey se recostó.

—Entonces, cuéntame dijo después de un momento. —Háblame de Heather.


Rhiannon dejó el libro que había estado mirando.

—No hay mucho que contar. Llegué a casa del trabajo y ella se había ido. —Ella
fue hasta Anadey y le tendió el collar—. Esto fue todo lo que encontramos.
Bueno, esto y un poco de sangre.

—Creemos que lo que sea que está… en los bosques… la capturó —le dije.

Anadey nos miró, sosteniendo cada una de nuestras miradas a su vez. Cuando
ella pasó hacia mí, sonrió suavemente.

—No creo que Marta esperara toda una bola de nieve tan pronto. Dime, Cicely,
¿qué pasó con tu madre? La conocí cuando éramos adolescentes, antes de
quedar embarazada. Nos distanciamos después de eso.

Tragué saliva.

—Ella no pudo manejar sus poderes y huyó, llevándome con ella. Murió hace un 54
par de años, asesinada por un vampiro.

Rhiannon levantó la cabeza y se volvió hacia mí.

—No me dijiste eso. Todo lo que dijiste fue que tu madre estaba muerta.

—No hay mucho para estar orgullosa de su muerte, ¿verdad? Krystal estaba
hasta el cuello. Una adicta al crack. Así es como conseguía el dinero para sus
drogas: era una puta-de-sangre. Su último cliente enloqueció sobre ella y la
drenó. La encontré bañada en su propia sangre y orina. —Me encogí de
hombros—. No tengo un montón de amor por los vampiros. O camellos.

Rhiannon se quedó mirando hacia mí.

—¿Te molesta que Leo sea un recadero diurno?

Me encogí de hombros.

—En realidad no he tenido tiempo de pensar en ello. No sé cómo me siento


acerca de su trabajo. Pero me gusta él.

Anadey interrumpió.

—Lamento escuchar eso. Krystal había prometido mucho. Vamos a centrarnos


en Heather. Cuéntamelo todo. Tal vez pueda ayudar.
Rhiannon me miró y yo asentí. No podíamos mantener nuestro secreto por
mucho tiempo. Ya no éramos niñas, sino mujeres, mucho más allá de nuestra
infancia.

Tomé una respiración profunda.

—Todo comenzó cuando Rhiannon y yo apenas teníamos seis... y la primera vez


que tropezamos en el bosque de las arañas…

Rhiannon me siguió hasta el bosque, mirando sobre su hombro para asegurarse


de que no nos seguían. El sendero era sombrío. Estuvo siempre ensombrecido,
independientemente de la cantidad de luz transmitida a través de las ramas. La
tía Heather nos había advertido una y otra vez que permaneciéramos fuera de 55
la arboleda, pero a mi propia madre no le importaba —ella siempre estaba
fuera en una fiesta o lejos en algún viaje. Y así había convencido a Rhiannon
para que se uniera a mí en mis exploraciones. Y ahora, teníamos un precioso
secreto.

A los seis años, los árboles se elevaban tan altos que estaban creciendo en los
cielos. Tal vez si los trepábamos, encontraríamos el Valhalla. Heather lo llamó el
hogar de los Dioses. Mi madre dijo que no existía. Pero de cualquier manera, yo
no tenía miedo, y después de un tiempo colándonos en el bosque, Rhiannon
tampoco lo tenía. Éramos mágicas de nacimiento, las hijas de las brujas, y nada
podría hacernos daño.

A pesar de que mi madre no era feliz de ser una bruja, pensé. Había oído los
argumentos a altas horas de la noche, cuando se suponía que debía estar
dormida.

—Krystal, sigues negando tu derecho de nacimiento y los poderes van a


destruirte. No puedes reprimirlos por siempre. Por no hablar que tienes una
obligación por la familia. Por la Sociedad Trece Lunas. Y, sobre todo, tienes la
responsabilidad de velar de que tu hija reciba el entrenamiento que necesita. —
Las acusaciones de Heather se hicieron eco por las escaleras.

—Jódete y que se joda la Sociedad —contrarrestó mi madre—. Yo no doy una


mierda por la tradición de la familia o poderes mágicos. Nunca pedí nacer con
esta maldita habilidad y deseo que alguien sólo lo arranque de mi cabeza.
¿Sabes cómo se siente, ser capaz de oír voces todo el tiempo? ¿Las voces de las
personas quienes se ríen de ti? ¿Quiénes creen que eres una mujerzuela solo
porque quieres tener un poco de diversión? ¿Lo sabes?

Un susurro murmurado provino de Heather.

Entonces, la voz de Krystal nuevo.

—Bueno, eso es lo que he oído cada día cuando salgo. Las únicas cosas que
ayudan a ahogarlo son el alcohol y las pastillas, y déjame decirte, me inclinaré
ante una jarra de alcohol más rápido de lo que nunca me arrodillaré a los pies
de esa patética Sociedad o esa mojigata vieja urraca santurrona.

—Marta sólo está preocupada por ti…

—¡Dile que no se moleste!

Y Krystal salió hecha una furia de la casa —la puerta batiéndose tras ella— y mi 56
tía echándose a llorar. En ocasiones Heather no lloraba, sin embargo. A veces
ella se mantenía en silencio, pero la escuchaba murmurar, hasta el final en mi
habitación. Sus palabras se filtraban en la brisa.

—Date prisa —insté a Rhiannon mientras ella iba a la zaga—. Grieve y Chatter
están esperando por nosotras.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó ella, pero apuró el paso. Podría correr más
rápido y jugar más duro de lo que ella podría, pero Rhiannon era la agraciada.
Ella podría ser una bailarina, pensé. Cuando creciera, ella podría ser una
bailarina, era tan alta y esbelta.

—Están esperando. Puedo oírlos. Ahora vamos.

Empecé a correr y ella me siguió. Llegamos arrastrándonos delante de uno de


los enormes cedros centenarios y me mordí el labio. Cada vez que veníamos
aquí, una pequeña voz susurraba que era algo peligroso de hacer, que
podríamos salir lastimadas. Pero por encima de las órdenes de mi tía y el
sentido común, estaba la absoluta necesidad de visitar a nuestros extraños
amigos.

Extendí la mano y toqué el tronco del árbol tres veces. La tercera vez, se oyó un
ruido a la izquierda del sendero y me volví para ver a Grieve y a Chatter
saliendo desde detrás de un arbusto. Eran mayores —mayores de edad— pero
siempre habían sido educados y agradables y nunca hicieron nada para
hacernos sentir incómodas.
Nunca pensé en ellos como niños. Los niños eran ruidosos y desagradables y
sólo querían seguir alrededor de sus novias. Grieve y Chatter nunca dijeron
nada acerca de las chicas, y eran… bueno… diferentes. Ellos no eran humanos,
sabíamos eso, o mágicos de nacimiento. Eran Fae y parecían muy exóticos y
peligrosamente extraños. Sabíamos todo sobre los otros Súper en la zona, pero
sobre todo encontramos otros como nosotros.

Grieve nos hizo señas para que lo siguiéramos y sostuvo los arbustos a un lado
mientras nos deslizamos fuera del sendero y entrabamos en el bosque, evitando
el barranco mientras nos llevó a un claro a la izquierda.

Otro momento y estábamos sentados junto a un pequeño estanque donde los


árboles se abrieron y el sol en realidad brillaba, dispersando la luz a través de
las ramas. Yo me encaramé a un tronco y respiré hondo, inhalando los aromas
de las setas y el musgo. Rhiannon tímidamente saltó a mi lado. A ella le gustaba
Chatter más que Grieve. Él la hacía reír.
57
—Nuestro tiempo junto está llegando a su fin —dijo Grieve, de rodillas junto al
tronco del árbol.

Tenía una sonrisa triste en su rostro y parecía que iba a llorar.

—¿Por qué? —Yo no quería que nuestras visitas se detuvieran. Grieve y Chatter
nos habían enseñado cómo hacernos amigas de los Elementales y persuadirlos
para salir a jugar. Al menos, a veces. No siempre funcionaba, pero dijo que
cuanto más practicamos, mejor lo conseguiríamos.

—Cicely, tu madre… —Chatter empezó a decir, pero Grieve levantó la mano y


sacudió la cabeza.

—Para. No estamos autorizados para decirle —dijo—. Cicely, todo va a estar


bien. Es sólo que no vamos a ser capaces de hablar contigo por mucho tiempo.
No por un tiempo muy largo. Años, tal vez. Y Lainule, ¿te acuerdas de la
hermosa mujer que vino con nosotros para hablar contigo la otra vez?

Asentí, orgullosa de mi memoria.

—Ella es la Reina de los Ríos y Juncos.

—Así es, lo has hecho bien. De todos modos, Lainule quiere asegurarse de que
tengas un amigo que pueda ayudarte a enviar mensajes por el viento. Ella dice
que esto es muy importante. ¿Entiendes? Y debes recordar: siempre puedes
ponerte en contacto con nuestra gente a través del viento y alguien estará allí
para ayudarte, incluso si no los ves.

Me quedé mirándolo, con mi labio inferior temblando. De alguna manera,


incluso a mi edad, yo sabía que él estaba diciendo adiós y me dieron ganas de
llorar. Pero me obligué a retraer mis lágrimas, porque cuando Grieve decía que
algo era importante, lo decía en serio. Era un príncipe —me lo había dicho. Y yo
lo había visto enfadarse antes—no tanto hacia nosotras, sino con Chatter.
Grieve enojado era feroz e impredecible.

Después de un momento, asentí.

—Necesitas enseñarme a hablar con el viento, ¿no?

—Cierto. Ya puedes oírlo hablar, pero necesitas aprender a hablarle de vuelta,


para enviar información en lo que llamamos la estela. Y a tu edad, para hacer
eso, necesitas hacerte amiga de un Elemental del viento. Sé que algo de esto no
58
tiene ningún sentido por un tiempo, pero voy a tratar de enseñarte el camino
más fácil para comunicarte con la criatura. Ella siempre estará ahí para ayudarte.
Tienes que prometerme algo, sin embargo.

—¿Qué? —Yo le habría prometido cualquier cosa.

—Prométeme que no vas a olvidar esto. La magia que te hemos enseñado.


Prométeme que vas a seguir practicando, incluso si estás a miles de kilómetros
de distancia. —Se puso en cuclillas delante de mí y tomó mis manos entre las
suyas, sonriendo suavemente—. Y cuando seas mayor, vuelve. Vuelve a mí… a
nosotros. Me gustaría mucho saber cómo resultas. —Había algo en su voz, casi
una promesa de un futuro por venir, y me puso tan increíblemente triste y sin
embargo… feliz.

Lo miré fijamente a los ojos mientras la suave seda de su voz se deslizaba sobre
mí. El hombre de aspecto gracioso con los ojos tan claros, tan azules, que
parecían dos océanos contra la piel de aceituna de su rostro... Grieve fue
amable conmigo, y yo sabía que nunca me haría daño.

Solemnemente, asentí.

—Lo prometo —le dije—. Cruz en mi corazón y espero…

—No —me interrumpió, con los ojos brillantes—. No terminar la rima, Cicely.
Muchas criaturas repugnantes escuchan el viento. Escuchan los secretos
susurrados en salas oscuras, las promesas hechas en secreto, los juramentos y
las alianzas forjadas. No vuelvas a prometer por tu vida, ni por nadie.

—Está bien —le dije, con un poco de miedo. Nunca lo había visto tan
imponente. Era como si se hubiera cubierto con un manto y se veía aún menos
humano de lo habitual. Tenía la barbilla afilada, sus pómulos surcados, y sus
labios estaban llenos.

—Ahora ven conmigo y te voy a presentar a tu Elemental, y enseñarte a hablar.


—Y fijó el ritual que me vinculó a Ulean, y me enseñó a aprovechar el viento y
llamarlo a mi mando.

Anadey permaneció en silencio mientras derramábamos nuestros secretos 59


sobre Grieve y Chatter, y cómo Chatter le había enseñado a Rhiannon a conjurar
fuego, y cómo Grieve me había enseñado los caminos del viento.

—Luego, Krystal me llevó —le dije—. Y nada volvió a ser igual. Pero recordé, y
mantuve mi promesa. Ulean me ayudó, y con el tiempo, las cosas comenzaron a
suceder. Ella me advirtió cuando estábamos en peligro. El viento podía tomar
un papel de mi mano, yo lo perseguía y bingo, habría un billete de veinte
dólares en la calle justo cuando nos estábamos quedando sin alimentos. Y a
veces, la brisa hacía tropezar a la gente que amenazaban con hacerme daño,
como este tipo… Estaba a punto de darme una paliza y una repentina ráfaga
alcanzó un bote de basura cercano y lo golpeó por detrás, dándome tiempo
para correr.

—Has vuelto antes, varias veces, luego te ibas otra vez. ¿Por qué?

Yo había pensado en su pregunta una y mil veces.

—Mi madre me necesitaba. No podía dejarla allí sola, ella estaba tan...
Indefensa, tan frágil. Y yo no estaba lista, supongo. No estaba dispuesta a darle
la espalda a vagar. Comprometerme con la vida que yo sabía me esperaba aquí.
—Y la última vez, a los diecisiete años, yo no estaba preparada para
comprometerme con Grieve, por mucho que lo amara. Pero no quería decirlo en
voz alta.
—Y ahora, el viento te ha traído a casa. Tú y Ulean. —Anadey parecía querer
decir muchas cosas más, pero mantuvo su silencio.

—Fuimos en busca de Heather hoy, justo a la orilla del bosque. Y fuimos


atacados. Dos veces… Bueno, yo fui atacada dos veces. Pero Rhiannon y Leo
lucharon contra la primera criatura que amenazaba con ahogarme. Cuando
regresé, encontré a Grieve. Pero él estaba muy cambiado. —Le di una versión
condensada de lo que había pasado, incluyendo la diferencia que había notado
en Grieve.

—La criatura que describes es un tillynok, pero son por lo general pacíficas.
Algo debió de hacerla estallar. Y el Elemental de la nieve, ellos no son
conocidos por jugarles bromas a los humanos. A menos que estén vinculados,
como tu Ulean, por lo general sólo nos ignoran. Una extraña magia se ha
apoderado del bosque.

—¿Qué pasa con Grieve? ¿Qué pasa con la Corte Índigo que mencionó? ¿Eso 60
que Rhiannon visualizó?

—No lo sé —dijo Anadey.

—¿Cicely? Mira. —Rhiannon se dio la vuelta, sosteniendo uno de los libros que
había sacado de la estantería.

Un extraño cosquilleo comenzó atravesar mi mano cuando la extendí para


tomar el volumen de Rhiannon. La energía que rodea el libro era aterradora,
salvaje, antigua. No sabía si realmente quería tocarlo, pero no tenía otra opción.
Tuve que mirar. El tomo era grande, con una cubierta azul marino. Abrí la tapa
—la cual estaba en blanco— y leí el título, que apareció sólo en el interior.

El Surgimiento de la Corte Índigo.

—Parece que hemos encontrado una respuesta.

—De alguna manera, creo que tu respuesta sólo va a llevar a más preguntas —
dijo Anadey, mirándolo—. ¿Por qué me siento como que estamos abriendo la
caja de Pandora?

—Debido a que lo estamos. —Y lo abrí por la primera página.


Capítulo 6
Traducido por Malu_12

Corregido Nony_mo

P
oco a poco me abrí paso hasta la mesa del comedor, y los demás me
siguieron. Ajusté el libro sobre la mesa y lo abrí en la primera página
amarillenta. Las palabras estaban escritas a mano, en un texto claro y
firme. Tinta vieja. Páginas antiguas. El olor era de polvo de biblioteca y tiempo
pasado.
61
Inmersa en un secretismo más profundo que incluso el de la Corte Oscura está
la Corte Índigo. Mientras que los Unseelie son nefastos y peligrosos, la Corte
Índigo es considerada de los Fae caídos, corruptos porque no sólo tienen su
propia línea de sangre, sino también la sangre de la Nación Vampiro. La fusión
de las dos razas evolucionó en una raza más fuerte, y sin embargo, con sus
propias vulnerabilidades únicas.

Me detuve, mirando hacia arriba.

—¿Fae vampíricos? —La idea me hizo temblar. De alguna manera eso me


parecía... tan mal—. Nunca he oído hablar de ellos antes. ¿Los ha mencionado
Leo alguna vez? Trabaja para los vampiros.

Rhiannon negó con la cabeza.

—Nunca he oído hablar de ellos tampoco, pero, obviamente, su madre sabía


acerca de ellos o no tendría el libro. —Anadey se inclinó para mirar por encima
de mi hombro.

—¿Cómo empezaron? ¿Cómo en la tierra pudieron los vampiros mezclarse con


las Fae? ¿Los convirtieron como hacen con los humanos? —Peyton parecía tan
confundida como yo.

Eché una ojeada hasta que llegué a un pasaje que parecía responder a su
pregunta.
Hace unos mil años, un grupo de exploración de la Nación Vampiro dirigido por
Geoffrey el Grande intentó una incursión en la Corte Oscura. Se llevaron a los
presos —un grupo de cautivadoras hadas oscuras. Intentaron engendrar en las
mujeres con el fin de infiltrarse entre los Unseelie, utilizando las técnicas que
siempre habían usado con éxito en seres humanos.

Lo que no esperaban era que la mujer —a punto de morir y obligada a beber


sangre de los vampiros— vivió y recuperó su fuerza a un ritmo alarmante. La
sangre de vampiro había cambiado su composición.

En primer lugar, los vampiros descubrieron rápidamente que sus nuevas hijas
no estaban atadas a ellos como estaban los humanos. En segundo lugar, las
mujeres Unseelie todavía podían utilizar la mayor parte de su magia, así como
tenían la fuerza de los vampiros. Pero se habían desplazado aún más en el
Reino de las Sombras.

Los Fae vampíricos rápidamente tomaron el control de sus captores, 62


forzándolos a traer a los hombres de su raza y convertirlos. Como los Fae
vampíricos están vivos, en lugar de no-muertos, aún pueden aparearse. Sus
descendientes mantienen todas las características de sus padres.

La guerra estalló en el Corte Oscura, que consideraba a los Fae contaminadas


abominaciones, y a las hadas caídas, que fueron echadas, eran parias. Estos
nidos de vampiros vivos —Fae vampíricos— fueron expulsados, pero sólo
debido a su falta de números.

Despiadados, mucho más terribles que cualquiera de sus sires, cruzaron un


océano y se retiraron a los bosques oscuros para crear su propia estructura
social. La CorteÍndigo se rige por la Reina Myst, la Señora del caos, la Faerie
original, que fue convertida por los vampiros. Ella es impresionante en su
belleza, seduciéndote antes de golpearte.

Con los años, la Corte Índigo desapareció de la vista mientras crecía en número
y fuerza. La Nación Vampiro ha jurado obtener venganza por su derrota y
humillación. Una profecía de los suyos, primero presentada por Crawl, el
Oráculo de Sangre, habla de la ruptura en una eventual guerra entre las dos
razas.

—Santo puto infierno. —Empujé el libro—. Estamos frente a un grupo de vivos


y respirantes Fae vampíricos. Y sus enemigos mortales son... Supongo que
podrían llamarse los verdaderos vampiros.
El pensamiento se vertió en mí como un río de agua glacial, tan escalofriante
como las enormes montañas de hielo de las que había venido. La Reina Myst...
Grieve había mencionado que ahora gobernaba el bosque. Vivíamos al lado de
un nido de víboras, de los cazadores. Predadores, primero creados por...

—Me pregunto, ¿es ese el Geoffrey que conocemos? ¿Regente de esta zona?

Anadey negó con la cabeza.

—No lo sé, pero es lo suficientemente mayor para serlo.

—Y Myst vive en el bosque al lado de nuestra casa —susurró Rhiannon,


expresando mis pensamientos.

Me estremecí, sintiendo un anillo de alarma en la boca del estómago.

—Y ahora están listos para salir de la oscuridad hacia la luz. Eso bien podría
significar la destrucción de todos y todo lo que tocan. Y… creo que han 63
convertido a Grieve.

Me acerqué a la ventana y miré hacia fuera. La nieve estaba de vuelta,


ligeramente a la deriva. Si estábamos en lo cierto, el mundo acababa de
ponerse patas arriba y nosotros quedamos a un paso del caos. Me volví hacia
los otros.

—Entonces, ¿qué podemos hacer para detenerlos?

Anadey dejó escapar un largo suspiro.

—Supongo que descubrir cuáles son sus debilidades. Tenemos que buscar en
ese libro para obtener más información. Rhiannon, Leo trabaja de planificador
de agenda. ¿Crees que puede preguntarle a sus empleadores sobre la Corte
Índigo? Al parecer se odian tanto que los verdaderos vampiros creen que hay
una guerra avecinándose. Podríamos encontrar algo de información útil de
ellos.

Rhiannon arrugó la nariz.

—Puedo preguntar, pero parece peligroso. Pero... veré lo que puedo averiguar.

—Tengo que leer este libro de principio a fin —dije—. Por alguna razón, Marta
me confió su negocio. ¿Podría tener algo que ver con lo que se enfrenta New
Forest? Quiero decir, yo soy una bruja competente, pero totalmente
autodidacta, y Ulean es realmente la razón por la que estoy viva.
No, eso no es cierto. Puedes hacer mucho sin mi ayuda. Solo ofrezco lo que
puedo. Ulean barrió a mí alrededor, sus suaves corrientes abrazándome. Estaré
aquí para ayudarte en todo lo que pueda en esto. Ya lo sabes.

—No lo sé —dijo Anadey—. Pero ahora, más que nunca, creo que ella previó
algo que la hizo tenerte para hacerte cargo de su negocio y su lugar en la
Sociedad. Voy a ver si puedo encontrar información sobre cómo ponernos en
contacto con los dirigentes de la mayor organización. No tengo ni idea de
quiénes son. Mientras tanto, voy a hacer lo que pueda para ayudar. Confía en
mí, hay una razón por la que ella invirtió en ti con su práctica mágica.
Simplemente no sabemos lo que es. Aún.

No les di voz a mis pensamientos, pero no podía evitar desear que mi tía
estuviera alrededor para ayudarme y guiarme. Heather podría manejar esto
—yo no tenía ni idea de qué hacer. Me las arreglé para mantenerme con vida en
las calles a través de los años, pero eso era diferente. Las personas son más
fáciles de tratar que los Supes, y por lo que acababa de leer, la Corte Índigo 64
básicamente me hacía pensar en vampiros con esteroides.

Y ahora, Grieve era uno de ellos, o al menos parecía eso. Tenía que retroceder,
aferrarme a mi corazón hasta que supiera más acerca de lo que le había
sucedido. La idea hizo que me dieran ganas de llorar, pero lo había aprendido
de la manera difícil: la gente confía cuando le advierten que no confíes en ellos.
Grieve me había dado un montón de advertencias.

—Está bien, ¿qué sabemos acerca de la Fae vampíricos? ¿Cómo se diferencian


de los vampiros? Vamos a tener que averiguar si lo que funciona en los
vampiros funcionará en los miembros de la Corte Índigo. —Miré a mí
alrededor—. ¿Tomo una libreta?

—Mejor que eso —dijo Peyton. Sacó su netbook y la abrió—. ¿Cuál es tu


dirección de correo electrónico? Te voy a enviar un e-mail con una copia de mis
notas.

—¿E-mail? —Solté un bufido—. Yo ni siquiera tengo un ordenador.

—Nos ocuparemos de eso en casa —dijo Rhiannon—. Heather tiene un


ordenador portátil que utiliza para copias de seguridad en caso de que el del
escritorio se arruine. Y yo tengo mi propio ordenador portátil. Envíalo a mi mail,
Peyton. Cuando le creemos a Cicely su propia dirección, se lo enviaré a ella.

Peyton sonrió.
—Una mujer conforme a mi corazón, múltiples computadoras. Eso me gusta.
Bien, ¿cuál es tu dirección de e-mail?

—Fire_Maiden arroba bestwebmail punto com.

La miré.

—Al menos estás asumiendo tu poder a través de la magia del Internet.

Rhiannon me miró por un momento y luego rompió a reír.

—Oh, hombre, necesitaba esa sonrisa. Ni siquiera pensé en eso cuando elegí
ese nombre de usuario.

—Sí —dije en voz baja—. Creo que todos necesitamos reír, aunque sea un poco.
Bueno, vamos a la cuestión que nos ocupa. Vamos a ver… La plata hiere a los
vampiros, ¿verdad?
65
—Sí, pero a las hadas tienden a gustarle —dijo Anadey. Cuando la miré, ella
agregó—: Puedo ser propietaria de un restaurante, pero mi título es en la
mitología y el folklore.

—¿Así que los Fae vampíricos lo aman o lo odian? —Reflexioné sobre ambos y
decidí que no tenía lo suficiente para ir a por ello—. Está bien, pongamos un
signo de interrogación después de eso. ¿Qué más? ¿Ajo? ¿Agua bendita?

—Ajo… Otro tal vez —dijo Anadey, empujando hacia atrás su silla—. Pero
sabemos que los artefactos religiosos sólo tienen poder sobre los mortales. E
incluso entonces, sólo tienen poder sobre los vivos que creen en la religión, y
los fantasmas que siguieron ese sistema religioso en particular. Una cruz no
puede lesionar a un fantasma que era un ateo en vida, una estrella de David no
va a tocar el espíritu de un cristiano. Y las criaturas astrales que nunca fueron
humanas no son molestadas por ninguna de ellos. —Hizo una pausa y sacudió
la cabeza—. Voy a hacer un poco de té. Vuelvo en un momento.

Mientras ella estaba en la cocina, me dirigí a Rhiannon.

—Si Myst ahora gobierna el bosque, me pregunto qué pasó con Lainule. ¿Hay
alguna manera de ponerse en contacto con ella? La reina de los ríos y las
corrientes siempre parecía ser amigable con los seres humanos. Espero que ella
no esté muerta. —Un pensamiento cruzó por mi mente—. Si ella todavía está
viva, ¿nos ayudaría? Otra pregunta.

Peyton parpadeó.
—Yo puedo hacer una lectura del tarot y ver qué puedo averiguar.

—Pensé en otra cuestión —dijo Rhiannon—. ¿Los Faes vampíricos comen de


los seres humanos? ¿Beben sangre como los otros vampiros? —Su voz era baja
y yo sabía que estaba pensando en Heather—. Tal vez están manteniendo a la
gente como ganado, como donantes de sangre.

Había estado pensando en la misma línea y me puse a hojear el libro. Era denso,
y gran parte de él hablaba de cosas que yo no entendía, gente muerta desde
hace mucho tiempo, lugares de los que nunca había oído hablar. Leí, dejando
que Peyton y Rhiannon charlaran.

Después de un momento, llegué a un par de pasajes que parecían abordar


nuestras preguntas.

—Creo que hemos encontrado una respuesta, chicos. Escuchen esto.

Y así se alimentaban y bebían profundo de la sangre de su enemigo, y rasgaban 66


la carne de sus víctimas hasta que eran irreconocibles. Pero su sed era
insaciable hasta que Myst descubrió uno de sus nuevos poderes nacidos de su
línea de sangre de vampiro: los miembros de la Corte Índigo podían beber de
las almas de sus víctimas... Y una nueva ronda de terror comenzó cuando los
Cazadores de Sombras comenzaron a alimentarse de los humanos y Fae por
igual...

—Así que beben sangre, y arrancan los pedazos... —Miré a Peyton.

—La garganta de la abuela —su voz era clara, pero podía oír el temblor en ella.

—Sí, yo estaba pensando lo mismo. —Volví a las páginas amarillentas hasta que
encontré otro pasaje que parecía importante.

Los cambiados por la Corte Índigo tienen que ser Faes para ser convertidos. A
diferencia de los verdaderos vampiros, los Fae vampíricos no pueden cambiar a
los humanos o a la mayoría de los seres Súpernaturales. Sólo pueden
transformar a otras hadas y los mágicos de nacimiento. Su mordida les
esclavizará, y esa esclavitud puede durar toda la vida, pero si drenan a un
mortal —un mortal real— ese mortal morirá.

Los mágicos de nacimiento, sin embargo, responden al cambio casi de la forma


en que lo hacen los Fae vampíricos. Morirán en lugar de regenerarse, pero
cuando vuelven a caminar entre los vivos, conservan sus poderes mágicos, junto
con las capacidades de Fae diluidas. Pero nunca —por lo que esta comisión de
investigación sabe— a la altura de sus sires en la fuerza y el poder.

Tanto Peyton como Rhiannon se quedaron en silencio. Anadey, que estaba de


pie en el arco que conducía a la cocina, negó con la cabeza.

—Entonces, podemos asumir con seguridad que Myst y su gente son los que
atacan a los mágicos de nacimiento, así como a la gente del pueblo. Se
alimentan de la sangre y la energía, y pueden cambiar a los nacidos mágicos y
utilizarlos para sus propios fines. Una combinación terrorífica.

Se volvió hacia Rhiannon.

—Tenemos que hablar con Geoffrey. Las dos facciones son enemigos mortales,
o mejor dicho, inmortales. Si bien la Corte Índigo no puede cambiar seres
humanos de la misma forma en que un vampiro puede, sin duda pueden hacer
una comida de ellos. Puede que tengamos que pedir ayuda a la Nación
67
Vampiro.

Cerré el libro, mirando a la calle. Todo parecía tan normal, pero por debajo de la
corriente de la vida cotidiana corría un río oscuro de energía. Es lo que sentí
cuando vi por primera vez hacia el barranco junto a Veil House, y eso nos había
seguido hasta aquí. La idea de pedir ayuda a los vampiros me revolvió el
estómago después de lo que le había pasado a mi madre, pero Anadey podría
estar en lo cierto. Necesitábamos ayuda, no podríamos luchar contra toda la
Corte Índigo por nuestra parte.

Sin mirar por encima de mi hombro, dije:

—Así que... ¿supongo que el siguiente paso es hablar con Geoffrey?

La voz de Anadey era suave pero firme.

—Lo siento, pero sí. Creo que tenemos que hacerlo. La Sociedad se está
cayendo a pedazos. Estamos por nuestra cuenta aquí. Y a pesar de nuestra
magia, no somos competencia para Myst y su gente.

Mientras me apartaba de la ventana, pude sentir a alguien fuera tratando de


mirar adentro.

Las salas de Marta eran fuertes y lo que fuera eso no podía llegar más allá de
ellas. Todavía. Pero estaba segura de que los espías de Myst sabían que
estábamos aquí.
Después de que cargamos tres cajas de libros y cuatro cajas de suministros
mágicos en el baúl del Favonis, dejamos a Peyton y Anadey en el restaurante de
nuevo.

De camino a casa, le dije a Rhiannon:

—Me gustan, sobre todo Peyton. Es tranquila y de voz suave, pero hay una
fuerza en ella.

—Ella siempre era elegida cuando éramos estudiantes en el conservatorio —


dijo Rhiannon—. Así como a mí, pero porque siempre lo hacía mal. Era escogida
debido a su naturaleza mestiza.
68
Asentí.

—Eso debe haber sido duro, crecer. Al menos esun hombre puma y no un
licántropo, que sería mucho peor.

Estuvimos charlando y descubrimos que ambas entrenamos. Nos


encontraremos en el gimnasio del conservatorio mañana para trabajar juntas. Si
nos llevamos bien, tengo entendido que son sólo veinte dólares la tarifa por
mes. Puedo balancear eso.

—Suena bien. ¿Qué hay de esta noche?

—Todavía tengo que desempaquetar, y creo que debemos alejarnos de la casa.


Tenemos que hacer algo para protegernos a nosotras mismas.

Rhiannon asintió lentamente.

—¿Qué dirías si le pidiera a Leo que se quede por un tiempo? Me sentiría mejor
con alguien más en la casa. Sobre todo ahora, después de lo que hemos
descubierto. Y como él trabaja para Geoffrey, y los vampiros odian la Corte
Índigo…

Recogí su línea de pensamiento —si sabían que uno de sus empleados estaba
viviendo cerca de peligro, tal vez estarían dispuestos a protegernos. Traté de
empujar mis sentimientos conflictivos sobre Grieve fuera del camino, me mordí
el labio y asentí.
—Sí. ¿Por qué no lo llamas ahora? A ver si está en su casa.

Llamó y tuvimos suerte. Leo había sido dado de baja esta tarde y estaba
pasando el rato en su apartamento. Nos dirigimos allí antes de ir a casa, muy
conscientes de que la oscuridad estaba cayendo.

Leo vivía en un apartamento justo en el centro de la ciudad de New Forest, en el


cuarto piso. Era moderno, aunque modesto, uno entre una docena de otros
edificios que salpicaban la ciudad.

En el minuto en que llegamos al interior, sin más cosas por hacer, Rhiannon le
preguntó si se quedaría en casa con nosotras durante un tiempo. Ella tropezó
con sus palabras, y me pregunté si estaba preocupada por cómo afectaría esto
a su relación, pero Leo se lo tomó bien.

—Mierda —dijo mientras les explicábamos lo que habíamos averiguado—. Está


bien, estoy dentro. Me siento mejor al saber que ustedes dos no están allí solas,
69
así que esto aliviará la mente de todos.

—Pero ¿qué pasa con el alquiler de aquí? —pregunté.

Él se encogió de hombros.

—No te preocupes. Si parece que voy a estar en la Casa Veil más de un mes o
dos, daré aviso. Ahora que Elise se ha ido, compartíamos el apartamento, hay
un montón de equipaje aquí. —Él puso su brazo alrededor de Rhiannon—.
Estábamos hablando de irnos a vivir juntos, de todos modos. Este parece ser un
momento tan bueno como cualquier otro. ¿Puedes llevar a mi gato, Bart?

Tiró de una bolsa mientras yo animaba a Bart a bajar de la parte superior del
refrigerador. El Maine Coon era juguetón, pero cuando abrí el porta gatos, soltó
un purp y miró a Leo, que estaba llenando su mochila. Ya había llenado dos
maletas, una con ropa y otra con ingredientes de hechizos y hierbas.

Leo dio un silbido de tres tonos y Bart delicadamente saltó al mostrador, y


luego al suelo. Se acercó al portador y se metió en él, acurrucándose en el cojín
espeso del interior. Cerré la puerta y fijé el pestillo.

—Nunca he visto a un gato tan sensible. ¿Cómo lo entrenas?

Leo se echó a reír.

—Tú no entrenas gatos. Ellos te entrenan a ti. Marta me lo dio cuando tenía
nueve semanas de edad, y realizó un ritual de enlace para nosotros. Al parecer,
Bart tenía que estar con un curandero, así que Marta me presentó a él y Bart lo
aprobó. Hemos estado juntos cinco años, y ha sido de gran ayuda. Y un amigo
de verdad —agregó en voz baja.

Me asomé hacia adentro del portador. Me encantaban los gatos, pero no había
oportunidad de tener cualquier tipo de mascota cuando Krystal y yo estábamos
en la carretera.

Después de su muerte había estado demasiado inquieta para establecerme. Me


hice amiga de los perros callejeros a donde quiera que iba, hasta que dolía
demasiado dejarlos atrás.

—Hola, Bart—le susurré.

Hola. No vino como una palabra, sino como una impresión en la corriente de
aire que brotaba del filtro de aire en el suelo cerca de la recepción. Me quedé
mirando al gato. El saludo sin duda había venido del Maine Coon, pero él sólo
70
me miró y parpadeó, largo y lento. Parpadeé de nuevo.

—Estoy listo —dijo Leo, interrumpiendo mis pensamientos—. Son casi las cinco
y media. Tenemos que salir.

—Sí, la luz empieza a desvanecerse. —Me asomé por la ventana—. Será mejor
que nos vayamos.

Rhiannon comenzó a recoger la portadora de Bart.

—Vamos. Vamos a casa, pequeño amigo. Yo... Yo… —Su voz entrecortada me
hizo girarme. Dejó al gato y se sentó en una silla cercana, frotándose la
cabeza—. Heather es la única familia que tengo. No puedo perder a mi madre…
No puedo.

—Calla —susurré, acariciando su espalda—. La encontraremos. Vamos a llevarla


a casa y todo estará bien. —Quería como el infierno sentir lo que dije, pero mi
estómago se retorció en nudos. Teníamos un largo camino por recorrer antes
de encontrar a Heather. Si la encontrábamos—. Estoy aquí, soy tu familia.

—Y yo no soy de la familia aún, pero estoy aquí y te amo —dijo Leo, afligido—.
Todos vamos a cuidarnos los unos a los otros.

Ella lo miró.

—Te amo, Leo…

Él sonrió suavemente.
—Lo sé.

Se puso de pie y la envolvió en sus brazos, besándole las lágrimas. Aparté la


vista, con ganas de darles un poco de privacidad.

—Vamos. —Rhiannon se secó los ojos y cogió el portador de gatos mientras yo


agarraba una de las maletas—. Será mejor que nos vayamos antes de que
oscurezca.

Leo alzó su mochila al hombro y cogió la otra maleta. Tomando un último


vistazo al apartamento en silencio, apagó las luces y cerró la puerta. Pero a
pesar de que él no dijo nada, mientras bajábamos por los escalones de la
entrada, me di cuenta de que estaba pensando en su hermana.

El viaje de vuelta a la Casa Veil fue en silencio excepto por el maullido ocasional
de Bart.

—¿No le gustan los autos? —pregunté. 71

—No hay muchos gatos a los que les guste —dijo Leo, sacudiendo la cabeza—.
Pero Bart no está realmente quejándose, acaba de preguntar cuánto tiempo
tiene que permanecer en el portador.

—¿Es sólo de interiores?

—Sí, él tiene miedo de la naturaleza. No confío en el bosque cerca de tu casa.


¿Dejas a los gatos fuera?

—No a los bebés de interiores —dijo Rhiannon.

—Cuatro de ellos son salvajes y no soportan estar encerrados. Pero los otros
tres se quedan dentro de la casa. —Cuando nos detuvimos en el camino de
entrada, ella me miró—. Asegúrate de cerrar bien el Favonis. No queremos
sorpresas desagradables esperando en caso de que tengamos que despegar
durante la mitad de la noche.

La Fae probablemente podría abrir el auto, pensé, pero entonces, de nuevo, con
el acero y el hierro, tal vez no. Tenía la esperanza de que esa parte de la leyenda
y la tradición se pusieran a prueba.

El anochecer había golpeado para el momento en que regresamos a la Casa


Veil. A medida que nos dirigimos hacia el porche delantero, mantuve una
estrecha vigilancia sobre el bosque. Nada se movía, nada se mostraba, pero yo
podía sentirlos allí, observándonos.
—Revisen todas las habitaciones —dije, poniendo abajo el portador de gatos
de Bart—. Antes que nada, vamos a asegurar la casa.

Nos separamos. Rhiannon y yo registramos el piso de arriba, mientras que Leo


chequeó el piso principal. Rhiannon hizo un recuento de los gatos del interior.
Todos menos dos estaban tendidos en el salón, y el tercero —Beastbaby—
estaba esperando por el plato de comida, aullando por su cena.

Cuando nos reunimos en la sala de estar, cerré las cortinas.

—¿Y ahora qué? —dijo Leo.

Nos miramos los unos a los otros. Heather había desaparecido. Estábamos
frente a un grupo de Fae vampíricosque eran mucho más mortíferos que sus
parientes oscuros de cada lado. Estaba a punto de embarcarme en iniciar un
negocio del que no sabía nada, que no sabía cómo manejar, y no estaba segura
de poder llevar.
72
Oh, sí, y estábamos sentados como patos, esperando a que el otro zapato
cayera.

—Cenamos y luego aseguramos la casa. Llama a Geoffrey y haznos una cita, si


puedes. Leeremos acerca de la Corte Índigo y comprobaremos cada trozo de
información que podamos encontrar sobre ella.

Rhiannon asintió.

—Y tú y Peyton empiecen a planificar tu negocio. Más magia con la que


trabajes, será mejor para nosotros a largo plazo.

—Todavía creo que vamos a necesitar más ayuda. —Leo puso la portadora de
Bart en la mesa y la abrió. Bart lentamente se escabulló de allí, mirando a su
alrededor. Leo se tumbó en el sofá, con las piernas cruzadas en posición de
loto. Silbó y Bart pausadamente saltó a su regazo. Acariciando al Maine Coon
alrededor de las orejas y la barbilla, él dijo—: ¿En quién más podemos confiar?

—Ni me mires —le dije—. Acabo de llegar a la ciudad. Yo no conozco a nadie.


Excepto a Peyton.

—Creo que ella va a ser muy útil. Mañana durante el entrenamiento con ella,
lleva la conversación a preguntarle exactamente en lo que es más fuerte. —
Rhiannon se sentó en el escritorio de Heather y chasqueó los dedos—. ¡Ya sé!
¿Qué hay de Kaylin?
—¿Quién es él? —Me quité la chaqueta y me senté en la esquina del brazo sofá.

—Kaylin Chen. Él es un tipo gótico geek de la computadora. También es un


sensei de artes marciales. Probablemente podría romper tu cuello de un solo
golpe. Reservado. Intenso. Independientemente rico. Y él puede cantar y tocar
tambores Kodo como si no hubiera mañana. Es profesor de artes marciales en el
conservatorio. —Miró a Leo—. Apuesto a que se llevará bien con Cicely.

Leo soltó un bufido.

—Puede que tengas razón.

Sintiéndose simultáneamente abandonada y recogida, me crucé de brazos


sobre mi pecho y golpeteé mi pie.

—No cuentes los pollos antes de que se conviertan en KFC. ¿Por qué crees que
podría ser capaz de ayudarnos?
73
—Porque él es un rebelde, y su mejor amigo era un miembro de la Sociedad.
Murió en un accidente de auto, aunque sospecho ahora que fue la Corte Índigo.
—La cara de Leo se oscureció.

—Kaylin… Es un tipo especial. Es mucho más de lo que aparenta ser. Él pasó a la


clandestinidad. En este momento, nadie sabe dónde está, pero apuesto a que
puedo traerlo aquí. Le haré una llamada.

Miré a Leo cuando él sacó su teléfono celular. Comencé a darme cuenta de


hasta qué punto las cosas se habían ido al carajo. Personas desaparecidas,
personas que habían muerto, policías en los que no se podía confiar…

—¿Por qué no han enviado los federales a un equipo de investigación?

Rhiannon negó con la cabeza, con una expresión sombría en su rostro mientras
se levantaba.

—Mi conjetura es que la noticia no llegó a los actores principales. Heather


pensó… Yo pienso que la información está siendo enmudecida.

—¿Conspiración?

—Piensa en ello. A los policías no les importa que la gente esté muriendo y
desapareciendo. El mismo Grieve dijo que Myst controla la ciudad. Ella debe
tener alguna forma de controlar a las autoridades. Es probable que sea fácil
para ella ocultar historias como esta. —Comenzó a buscar a través de la mesa
de trabajo.
—Pero seguro que la gente habla… ¿Qué estás buscando?

—Cualquier cosa que nos pueda ayudar. Cualquier cosa que mi madre podría
haber escrito u ocultado que podamos utilizar. —Se detuvo y miró por encima
del hombro—. Tenemos que buscar en toda la casa. ¿Puedes revisar el buffet de
allí? —Señaló con la cabeza a un buffet de antigüedades parado contra la
pared.

Lentamente abrí el cajón y empecé a rebuscar entre los papeles adentro,


sintiéndome incómoda, como una voyeur. Esta era la casa de mi tía y yo estaba
manoseando sus cosas como un ladrón común. No es que yo no estuviera
familiarizada con tomar una billetera aquí o allá, pero esto era diferente.

Entonces se me ocurrió mirar hacia arriba y me encontré mirando a través de


una pequeña parte de las cortinas. Los árboles estaban a oscuras y con sombras
en la penumbra creciente, y algo en el camino que conducía al bosque me daba
escalofríos. Como una boca abierta cubierta de escarcha, a la espera de engullir 74
a cualquier persona que se acercara demasiado.

Volví a mi búsqueda.

—¿Qué es esto? —dijo Rhiannon, sacando una pequeña libreta. Ella la sostuvo
en alto—. Esto se parece… Ummm, a ver ¿qué te parece esto, ¿eh? —Cuando
ella volvió a la mesa, empujé el cajón de golpe y me le uní.

El cuaderno era un libro de estudio de campo —lleno de páginas y páginas de


diagramas, figuras y anotaciones en el papel cuadriculado. Fruncí el ceño.
Cuando le di la vuelta de nuevo al principio, eché un vistazo a la inscripción en
la cubierta interior: el nombre de Heather, y las palabras Un estudio mágico de
New Forest. Y entonces algo cambió cuando estudié las páginas.

—Parece que es un diagrama de la ciudad. —Señalé a un esquema que se


parecía mucho a lo que me imaginaba que lucía como la calle Vyne desde
arriba—. ¿No es esta nuestra calle? Y ahí está la casa.

—Tienes razón. —Rhiannon tamborileó con las uñas sobre la mesa—. Pero esa
marca… ¿Y eso? —Hizo un gesto a un círculo negro sobre el que se indicaba el
bosque y el barranco.

En el centro de un diagrama de la Casa Veil, un pentáculo había sido inscrito.

—Círculo oscuro. ¿Luna oscura, tal vez? ¿Luna nueva? —Me encogí de hombros.
—Por lo menos el pentáculo sobre la casa tiene sentido, ya que es un símbolo
mágico.

Leo interrumpió, cerrando de un tirón su teléfono.

—Kaylin estará mañana por la mañana. No le gusta viajar solo por la noche.

Le mostramos el libro y él lo reconoció.

—Tu madre estaba usando esto cuando estaba practicando mis artificios
salvajes. Heather me dijo que New Forest está construido sobre un campo de
energía muy potente y que es por eso que las plantas aquí son tan poderosas.
Dijo que la Sociedad origina una gran cantidad de energía de la tierra de por
aquí y ella hacía un seguimiento de las líneas de ley.

—Tienes que estar bromeando. —Rhiannon miró hacia arriba.

—No, no lo estoy. —Él negó con la cabeza—. New Forest está construido sobre 75
una poderosa serie de líneas de ley.

Las líneas ley eran las redes de energía que viajaban a través de la tierra. Podía
sentirlas cuando estaba cerca de una montaña o en zonas elevadas, y a veces
alrededor de los estanques o arroyos o lagos. Pero como mis poderes
procedían del viento, no siempre podía decir claramente dónde estaban.

No has tratado de sentirlas en el aire, susurró Ulean.

¿Ellas pueden ser percibidas a través de su estela?

Por supuesto.

—Tú puedes sentirlas, ¿no? —Me volví hacia Rhiannon—. Trabajas con fuego,
debes ser capaz de sintonizarlas en la zona de la cascada de los volcanes.

Ella apretó los labios.

—No he aprovechado el fuego desde… —Hundiéndose en una silla, se llevó la


mano a la frente.

—¿Desde qué? —Leo la miró, luego se volvió hacia mí—. ¿Qué me estoy
perdiendo?

Empecé a sacudir la cabeza, pero Rhiannon levantó la mano.

—No se lo he dicho. Pero iba a hacerlo, cuando pensara que era el momento
adecuado. Supongo que sería ahora. Y es hora de que te diga a ti toda la
historia también, Cicely. —Se miró las manos—. Ustedes dos podrían estar en
peligro al vivir aquí, y no sólo por la Corte Índigo.

—¿Por qué? ¿De qué estás hablando? —Leo se arrodilló a su lado.

Rhiannon se encogió de hombros.

—Es posible que no te apresures a llegar a mi mano cuando te diga la verdad.

—Estabas sobre los trece años, ¿no? —Sabía un poco de la historia, pero muy
poco.

—Sí, yo acababa de cumplir los trece años. Acaba de comenzar mi periodo y


mis hormonas estaban volando. Heather y yo estábamos de compras un día.
Estábamos en el estacionamiento del centro comercial Dale-Wood. Yo quería
un nuevo par de zapatillas de deporte y ella me dijo que no. —Su voz se quebró
y ella temblaba, su cuello tenso, su expresión sombría—. Estaba enojada y entré
automáticamente en llamas. Sin pensarlo, evoqué fuego. Alcanzó el 76
combustible en el tanque de gasolina de un auto cerca y hubo una explosión.

—Mierda. —Leo se dejó caer lentamente al sofá—. ¿Saliste herida?

Cuando Rhiannon volvió a hablar, su voz era tan baja que apenas podíamos
oírla.

—No, desearía haberlo sido. Pero se pone peor. Las llamas… Nunca olvidaré el
olor. Había una chica de diez años en el auto y no podía salir. Nadie podía
llegar a ella porque el fuego ardía tan caliente y entonces, el auto explotó. Ella
murió. Yo la maté. Ella murió por mí.

Leo puso su brazo alrededor de ella y la apoyó en su hombro.

Me senté a su lado y le tomé la mano. Nunca había sabido exactamente lo que


había sucedido, pero no me sorprendía.

—No quisiste hacerlo. Fue un accidente.

Ella sacudió la cabeza, sus ojos furiosos.

—Yo no quería hacerlo, pero Cicely, maté a esa niña y más de una década
después, todavía recuerdo sus gritos, sus golpes en la ventana, tratando de salir.
Y las llamas eran tan calientes… Tan calientes. Y luego la explosión… La vi morir,
y todavía la veo todos los días. Me persigue en mis sueños. No he tocado mi
fuego desde ese día.
—No puedes huir del fuego. Si sigues huyendo de él, las llamas se acumularán
dentro de ti. ¡Te devorarán! Mira lo que pasó con Krystal. Huyó de sus poderes y
terminó encadenada como una puta de sangre. Murió en un callejón sin
nombre, porque tenía miedo. Rhiannon, tienes que ser fuerte.

Ella soltó un bufido.

—La Sociedad dijo que era imperfecta, que nunca voy a ser capaz de controlar
mis poderes. Marta amenazó con patear a Heather si alguna vez me enseñaba a
usar mis habilidades. Lo descubrí por casualidad, así que un día le dije que
habían desaparecido, para impedir que se preocupara. Ella nunca me lo creyó.

—¿Qué? —Le di una larga mirada—. ¿La Sociedad te dijo qué?

—Marta se negó a autorizar cualquier formación para mí porque mis manos


estaban manchadas de sangre, y ya que Heather es miembro de la Sociedad,
tuvo que obedecer.
77
Solté un bufido.

—Que se jodan, pues. ¿Dónde estaban cuando necesitabas ayuda? Que se


jodan ellos y sus reglas. Marta está muerta y Heather te necesita. Está ahí fuera,
la Corte Índigo la tiene, y no sabemos qué demonios están haciendo con ella. Y
ya que la Sociedad no va a hacer su trabajo, entonces nosotros te ayudaremos.

Leo besó la parte superior de la cabeza de Rhiannon y la condujo suavemente


sobre sus pies. Estaba inestable, pero él apoyó su codo.

Negué con la cabeza.

—La Sociedad de las Trece Lunas está casi extinta. No podemos confiar en
nadie más que en nosotros. Estamos en esto solos. Pregúntale a Kaylin si está
interesado en unirse. Si confías en él, ve a por ello. Y Leo, ¿podría hacerle a
Geoffrey una llamada ahora que el sol está abajo?

—Todavía no creo que sea una buena idea, pero voy a organizar una reunión.
—La expresión de su rostro me dijo que pensaba que estaba loca.

—Haz eso. —Cansada, pues el día había parecido mucho más largo de lo que
las palabras pudieran expresar, suspiré y me empujé sobre mis pies—. Mientras
tanto, tengo que desempacar.

—Vamos a hacer la cena mientras haces eso. Luego averiguaremos cómo


proteger la casa.
Mientras me dirigía a las escaleras, le susurré a Ulean: Respáldame, amigo.Creo
que todos estamos en problemas.

Siempre y para siempre, fue su respuesta.

78
Capítulo 7
Traducido por Malu_12

Corregido por Nony_mo

U
na vez en mi cuarto, saqué mi billetera y conté la cantidad de dinero
que me quedaba. Las cuentas de cheques no habían sido parte de mi
vida. Quinientos veinte y tres dólares. Añade a eso los cuatro mil por
comprobar los negocios de Marta y aun así necesitaría un trabajo en poco
tiempo.
79
La cartera había sido de Krystal. Siempre había sospechado que se la había
quitado a algún John2. Por qué lo había guardado no lo sabía, pero era uno de
los pocos vínculos que tenía con mi madre. Había contenido una sola foto
cuando lo encontré en su cuerpo magullado y ensangrentado. Deslicé la foto
fuera de la cartera y le di la vuelta. Una arrugada foto de mi madre y Heather,
con los brazos de una alrededor de la otra. Krystal y Heather habían tenido
veinte años, de acuerdo con la fecha escrita en la parte posterior. Se veían tan
jóvenes, y Heather estaba sonriendo con el viento soplándole el pelo en la cara.
Krystal también sonreía, pero había algo en su mirada –un miedo que nunca
había salido de ella.

—Simplemente no puedes hacer las cosas bien, ¿verdad? Siempre las jodes. —
No había llorado cuando me enteré de su muerte, y dos años más tarde, todavía
no podía llorar. Sólo había un vacío–un agujero lleno de humo oscuro.

Eché un vistazo a la imagen de nuevo, y luego suspiré.

El pasado se ha ido. No había nada que pudiera hacer para cambiarlo ahora, y
de verdad, a pesar de los problemas de mi infancia, me gustaba a mí misma. Y
si lo hubiera tenido más fácil, ¿quién sabe qué habría resultado ser?

2
Jhon: Se refiere a Jhon Doe, término utilizado para referirse a un personaje anónimo, de
identidad desconocida.
Después de un momento, apoyé la foto contra la lámpara del escritorio y
cuidadosamente saqué un paño suave negro, enrollado y atado con una cinta.
Gracias a mi infancia nómada, había mantenido mis herramientas mágicas al
mínimo, también, haciendo de que cada ítem una multitarea.

Desaté la cinta y extendí la tela para revelar un Daga Athame3—mi daga ritual.
Doble hoja, la empuñadura de plata grabada con un motivo de búho, la hoja
pulida. Junto a él, envuelta en papel de seda para mantener su seguridad, había
una pluma de lechuza. La posesión misma de la pluma me podría atraer una
fuerte multa y/o tiempo en la cárcel ya que estaba protegida por las leyes de la
vida silvestre, así que la mantenía fuera de la vista. Cuando la toqué, zumbó.

Wow. La pluma nunca había hecho eso antes.

Esperé, pero no hizo nada más, y después de un momento me encogí de


hombros y lo puse abajo, entonces coloqué las pocas herramientas variadas que
tenía: un palo de mancha4, un cristal de cuarzo que había sintonizado a mí 80
misma, un abanico de ritual... ese era el alcance de mi bolsa mágica de
chucherías.

Pero con lo que heredé de Marta, mi escondite de herramientas y mis


componentes mágicos aumentarían drásticamente. La idea de ser capaz de
practicar de forma regular, con suficientes provisiones para ahondar realmente
en mi magia del viento, me ponía toda temblorosa en el buen sentido.A pesar
de que estaba todo liado con la desaparición de Heather y Grieve y con lo de la
Corte Índigo, no podía dejar de sonreír.

Primero, sin embargo, teníamos que hacer algo acerca de Rhiannon. Ahogar
toda esa energía mágica no podía ser bueno para ella.

Mi prima y yo habíamos nacido el mismo día del solsticio de verano con doce
horas de diferencia. Rhiannon nació al amanecer, una hija del sol, cuando el
curso estaba todavía creciente, y yo nací en la oscuridad, una hija de la luna,
cuando el curso había cambiado a menguante. Crecimos llamándonos gemelas,
a pesar de que no nos parecíamos en nada.

3
Athame: Es una daga ceremonial utilizada en la Wicca.
4
Palo de Mancha: Es un conjunto de hierbas secas a menudo utilizadas por los miembros de
distintos movimientos religiosos. Las hojas son generalmente atadas con cuerdas en un
pequeño paquete y luego secadas. Las plantas que se usan con frecuencia incluyen salvia,
cedro, lavanda, entre otras.
Ella se parecía a su madre, que me enteré después que era Krystal.

Ámbar y azabache, nos llamaba la tía Heather cuando éramos pequeñas. Fuego
y hielo.

Rhiannon había sido siempre la más tranquila, más empeñada en pensar las
cosas antes de actuar. No era exactamente tímida, sino que ella parecía delicada
para mí, casi como una caña hueca.

Las cañas son fuertes, ya sabes, me susurró Ulean. Se doblan durante las
tormentas, en lugar de romperse.

Parpadeé. Sí, pero las cañas no pueden sostener una casa.

Hacen una buena balsa, así que no las descuentes tan rápido.

Sacudí lejos de la idea de que Rhiannon era una balsa salvavidas y me dirigí
escaleras abajo para encontrarla terminando en la cocina. Se veía impecable. 81

Bostecé mientras me deslizaba en una de las sillas de la cocina.

—Entonces, ¿qué sigue? Nosotros… —Me detuve, dándome cuenta de que no


teníamos ni idea de qué hacer después de haber asegurado la casa. Por lo
menos en cuanto a la búsqueda de Heather—. ¿Qué diablos vamos a hacer
ahora?

—Sí, lo sé—dijo Rhiannon, en voz baja—. Estuve pensando en lo mismo. Mi


madre se ha ido, y nunca podré volver a verla. Amo a Heather. Sé que tenemos
nuestras diferencias, pero ella es sólida para mí y la amo. No estoy segura de lo
que voy a hacer si ella se ha ido para siempre.

—¡No digas eso! La encontraremos, vamos a traerla de vuelta. —Mientras decía


las palabras, no sabía si las creía.

—No puedo pensar en eso ahora. Todo es demasiado para asimilarlo. Así que
dime lo que pasó con Grieve.

Negué.

—¿Qué puedo decir? Es peligroso y lo amo. Los dos somos mutuamente


excluyentes, ¿no es así? Supongo que nunca dejé de amarlo. Ningún hombre en
los últimos nueve años ha significado nunca nada para mí más allá de una
aventura de una noche. O un amigo. Ahora sé por qué.

Rhiannon envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me abrazó fuerte.


—Sé que es doloroso de oír, pero Cicely, si te advirtió que te mantuvieras
alejada, tiene que haber una razón. —Una mirada a mi cara y se sentó en la silla
junto a mí—. Lo tienes mal.

—No estaba dispuesta a quedarme cuando estuve aquí antes. No estaba


dispuesta a comprometerme con él, y Krystal me necesitaba. Pero ahora lo
estoy. Y ahora es demasiado tarde. Pertenece al enemigo.

Se frotó los hombros.

—Déjalo ir. Lo que sucederá,sucederá. Y tal vez... tal vez es aún quién era. Tal
vez él pueda sacudirse del cambio de alguna manera… No es como si estuviera
muerto, si lo que el libro dice es correcto.

Hubo un sonido, como si tocaran la puerta. Eché un vistazo a mi prima, que


sacudió la cabeza.

—No lo hagas—dijo ella. 82

Estoy aquí, susurró Ulean.

Poco a poco, me dirigí a la puerta y la abrí. No había nadie allí. Salí al porche,
mirando a derecha e izquierda, y casi de inmediato sentí la mirada de alguien
centrada en mí desde el barranco.

Una mirada más al comienzo del sendero mostró a un lobo parado medio-
sobre y medio-fuera de la ruta.

Grieve.

Caminó hacia mí a través de la nieve, y lo siguiente que supe es que yo estaba


en el césped y luego a mitad de camino hacia la espesura con el lobo
acercándose a mí con los ojos brillantes de esmeralda y pelaje de color gris
plateado.

Extendí la mano y le toqué la nariz. Una chispa rebotó hacia arriba y abajo de mi
espina dorsal, luego se extendió a través de mi estómago donde se encontraba
la cabeza de mi tatuaje de lobo. Una resonancia hormigueó en mis abdominales
inferiores, cantando a través de la tinta. Di un grito ahogado cuando el lobo se
levantó, sus patas delanteras sobre mis hombros y me miró a los ojos. En otro
instante, el animal había desaparecido Grieve me tomó en sus brazos y apretó
sus labios contra los míos.
—Suéltame. —Grieve me abrazó tan fuerte que apenas podía respirar. Le di un
codazo, tratando de salirme.

—Deja de retorcerte—susurró—. Me vuelve loco cuando luchas, y podría


hacerte daño. —Y allí estaba, en su voz. La atracción hipnótica. Y una amenaza
mortal oculta detrás del deseo.

—Grieve, por favor para. —Había estado en suficientes situaciones con adictos
al crack locos en busca de dinero para la droga o de un polvo rápido que había
aprendido a relajarme y evitar desencadenar los botones de pánico. Grieve
podría no ser un drogadicto, pero noté el filo de navaja en su voz.

Estaba caminando en una línea delgada y yo no quería empujarlo al abismo. Me


obligué a seguir sosteniéndolo. Si luchaba, sería la presa. Si me sometía, él
podría llegar a sus sentidos. Cerré los ojos y me obligué a que el viento me
diera fuerza, me apuntalara y calmara mis temores. Cuando una brisa fresca
corrió sobre mí, mi pulso fue más lento y mi corazón dejó de correr carreras. 83

Grieve aflojó su abrazo, pero mi tatuaje de lobo mantuvo un lamento caliente


en todo mi cuerpo.

Tropecé alejándome, manteniendo mis ojos en él. Nunca le des la espalda a un


depredador. Es demasiado peligroso. Una pequeña sonrisa desviada arrugó la
comisura de sus labios y su lengua salió fuera cuando él llevó los dedos a su
boca, lamiéndolos.

—Puedo saborear tu sudor—dijo, sin apartar la mirada de encima de mí—.


Puedo olerte. Todavía me quieres. Ni siquiera tratas de mentir al respecto.

Me quedé mirándolo. Él lo sabía… una parte de mí no quería que supiera cómo


me sentía, ya que el conocimiento le daría una ventaja, y otra parte de mí quería
correr de nuevoa sus brazos.

—Cálmate. No hagas nada de lo que te arrepientas más tarde.

Él soltó un ladrido.

—¿Arrepentirme? Yo no me arrepiento. Ya no—agregó en voz baja, pero algo


en su voz que me dijo que estaba mintiendo. Al menos a sí mismo.

—Casi se me olvidó que podías transformarte en lobo. —En realidad no lo


había hecho, pero era algo que decir, algo que nos empujara de vuelta a la
seguridad.
—Yo soy un nacido del Fae Cambyra, el cambia-seres. Hay mucho que pareces
haber olvidado acerca de mí, Cicely Waters. Acerca de nosotros. —Miró a la
casa. Rhiannon y Leo estaban mirando desde el porche y yo rogaba que no
hicieran movimientos bruscos—. Siento lo de tu tía. Pero debería haber sido
más cuidadosa. —Él me rodeó lentamente.

Me volví, imitando sus movimientos.

—¿Tú te la has llevado? ¿Secuestraste a Heather?

—Secuestro es una palabra tan fea, ¿no te parece? —Se detuvo, su rostro
inexpresivo. Luego sacudió la cabeza—. No, yo no me la llevé, te lo juro por mi
vida que no lo hice. Pero sé quién lo hizo. Te lo dije, Myst gobierna la ciudad. Y
ella siempre obtiene lo que quiere.

—¿Sigue Heather viva?

—Esa es información de la que no estoy al tanto, Cicely. 84

Tomé una respiración profunda.

—Así que supongo que mi siguiente pregunta es, ¿gobierna Myst tus acciones?
¿Eres tú verdaderamente parte de la Corte Índigo ahora, Grieve? ¿Qué pasó con
tu devoción a la Reina de los Ríos y las Corrientes? ¿Sigue Lainule viva?

Se inclinó hacia mí y pensé que me podría besar de nuevo, pero en lugar de eso
se quedó a pocos centímetros de mis labios.

—La devoción es un atributo honorable, pero lamentablemente no tiende a


prolongar la vida en determinadas circunstancias.

Entrecerré los ojos. Él no me había hecho daño todavía, pero eso no garantizaba
que mi suerte se mantendría. Me tensé para correr en caso de que decidiera
venir por mí.

—Te lo voy a preguntar una vez más: ¿respondes a la Corte Índigo? ¿Eres… eres
uno de los Fae vampíricos? ¿Qué pasó con Lainule?

Los ojos de Grieve brillaron. Se echó a reír, bajo y roncamente.

—Yo nací del Cambyra… Pero pregúntate esto: ¿cómo crees que aquellos de
nosotros que pertenecemos a la nobleza salvamos nuestros cuellos? La Reina
de los Ríos y las Corrientes logró escapar. No sabemos dónde está, y por eso
estoy agradecido. No me gustaría verla a merced de Myst. Pero cientos de
personas en la corte fueron sacrificadas. Masacradas. Las vi morir,
despedazadas, con sus almas drenadas, aun cuando sus venas seguían
desangrándose. —Se estremeció, una mirada de repulsión llenando su cara—.
La Corte Índigo se alimentó en un frenesí, Cicely. Como tiburones o pirañas.
Pueden devorar vivos a sus víctimas. Son sangrientos y terribles, y todo sin
remordimiento. Decidí renunciar al placer de esa muerte en particular. Chatter
se salvó sólo por dos razones: él no es uno de la nobleza, y yo les rogué que me
dejaran tenerlo como mi mascota. Me puse de rodillas por él, y por eso vive.

Él extendió la mano y acarició mi mejilla.

—Chatter estaba preocupado de que te matara. Pero confía en mí en esto: yo


nunca deliberadamente te destruiría. Nunca deliberadamente te haría daño.
Hace mucho tiempo, alcancé a ver el futuro, una visión del potencial que tenías,
y de lo que llegarías a ser. Y de lo que eres. Estamos destinados a estar juntos,
Cicely. Siempre supe que volverías a mí cuando estuvieras lista. Te dije que te
alejaras, pero… no puedo soportar la idea de verte ir de nuevo.
85
Empecé a retroceder, pero él comenzó a seguirme. Parando, susurré:

—Has cambiado mucho.

—Más de lo que nunca podrás saber. —Con otra risa, pasó su mano abajo por
mi brazo, luego me enganchó por la cintura. El frío se colaba en mi cuerpo, pero
apenas me di cuenta. Un remolino de copos de nieve cayó, girando en torno a
nuestros rostros mientras su respiración venía en bocanadas suaves, calentando
mi cara.

—Creo que tú y tus amigos se pueden salvar de Myst, siempre y cuando me


obedezcan. No hay nada que pueda hacer para ayudar a tu tía. Pero tú… y tu
prima… puedo mantenerlas con vida si cooperan. Si miran para otro lado.

Apenas podía respirar; poco a poco negué con la cabeza.

—No podemos hacer eso. No podemos dejar a Heather, o la ciudad, a merced


de la Corte Índigo. Esto no es un juego, y la vida de Heather no será robada con
el fin de mantenernos vivas.

Dejó escapar un suspiro bajo.

—Entonces, la única forma en que puedo ayudar es mantener silencio acerca de


lo que me has dicho—susurró, su aliento arrastrándose por mi cuello en una
línea delgada de niebla.Él gimió suavemente y apretó sus dientes contra mi piel.
Me quedé inmóvil cuando los puntos afilados mellaron mi carne, lista para la
mordedura. Una gota de saliva golpeó mi piel, y luego otra, y reaccionando
ante el calor de su cuerpo, me apoyé en él.

—Grieve—murmuré su nombre—. Oh, Grieve… —Como si sintiera que yo había


perdido el control, Grieve se estremeció y me empujó.

—Vete. Vete antes de que te lleve justo aquí. Ya no puedo postergar más mi
naturaleza.

Lo miré, mi respiración entrecortada.

—Estás mintiendo. No estarías aquí, advirtiéndome, si no pudieras controlar tus


instintos.

—¡No dudes de mí! Yo sé quién soy. Yo sé lo que soy. Ahora, ¡vete, maldita sea!
—Se dio la vuelta con los ojos ardiendo, entonces el aire brilló cuando se
transformó de nuevo en lobo y enseñó los dientes. Muy lentamente, me alejé 86
hacia la casa, rezando para que ni Rhiannon ni Leo dijeran una palabra hasta
que estuviéramos en el interior. Un movimiento en falso, un sonido malo, y
Grieve estaría sobre mí y me rompería en pedazos o me llevaría lejos. Al llegar a
la entrada, subí los escalones, me giré y troté hacia el barranco.

—¡Vayan adentro! —dije con voz ronca—. ¡Ahora!

Leo cerró la puerta detrás de nosotros, y luego la boqueó. Una tabla delgada de
madera era lo único que se interponía entre nosotros y la Corte Índigo
peligrosamente seductora.

—¿Cómo vienen esos encantos de protección? —Corrí de habitación en


habitación, asegurándome de que todas las ventanas y las puertas estaban
cerradas con llave—. Tenemos que tener algún tipo de protección para las
puertas esta noche.

Rhiannon nos hizo señas para que la siguiéramos al cuarto de servicio.

—Encontré el lote de aceite de protección que Heather hizo. Mientras estabas


arriba desempacando, cubrí suficientes pináculos de madera con los que
contener las ventanas rápidamente.
—Y yo cargué varias botellas de brujerías. —Leo levantó las botellas de vidrio
transparente llenas de hilos y sales brillantes y hierbas—. Pon una por cada
puerta que da al exterior. Luego, una o dos gotas de sangre en ellas deben
activar el hechizo y mantener alejados a los intrusos. Pero no van a durar contra
un asalto sostenido y no tengo ninguna duda de que los magos que la Corte
Índigo tiene en sus filas serán capaces de romperlos. Yo no confiaría en ellos
durante más de dos días, tope.

—Nos ocuparemos de ello entonces. Voy a colgar los encantos de protección


en las ventanas de arriba. Rhiannon, toma las ventanas de la planta baja. Leotú
hiciste las botellas, así que deberías ponerlas en las puertas. Asegúrate de que
todos los gatos están adentro para la noche.

Rhiannon y Leo agarraron sus suministros y despegaron. Me dirigí hacia la


escalera, pero me detuve en la sala de estar, aprovechando la cortina para mirar
por la ventana. El crepúsculo había caído y las luces parpadearon desde el
barranco. 87

Luces de Faerie. Parecían luces de Navidad, brillando contra el paisaje nevado,


pero sabía que eran fragmentos de voluntad. Máscaras de ilusión, las velas
cadavéricas era heraldos de la muerte y sabía sin ninguna duda que Myst
controlaba todos sus movimientos. La Señora del Caos estaba a cargo, y uno de
sus sirvientes tenía una alimentación directa hacia dentro de mi cuerpo y
corazón.
Capítulo 8
Traducido por Rihano

Corregido por Maggiih

A
la mañana siguiente, de camino al gimnasio en el Conservatorio New
Forest, mantuve mis ojos abiertos, pero nada parecía fuera de lugar. Le
había prometido a Rhiannon que me encontraría con ella para tomar un
café después de mi entrenamiento antes de que se fuera a trabajar.

Temprano en la mañana, los cielos estaban más brillantes de lo que habían 88


estado el día anterior, pero una luminiscencia plateada de las nubes prometía
más nieve más tarde. El frío se filtraba a través de mi chaqueta de cuero y decidí
llevarla a una tienda de alteraciones y hacerla forrar.

En mi camino a través del campus, me impresionó lo silencioso que parecía el


conservatorio. El Conservatorio New Forest era una pequeña escuela en un gran
campus. Junto con un enfoque en la base de aprendizaje, la escuela enseñaba
habilidades mágicas y físicas a los nacidos mágicos en la zona, así como clases
de servicio a la comunidad para seres sobrenaturales más antiguos, vampiros y
hadas mayormente, a fin de ayudarles a adaptarse a la vida cotidiana. Pero la
mayoría de asistentes eran menores de dieciocho años, y de origen mágico.

Ubicado en un millar de hectáreas de tierras boscosas en las afueras de la


ciudad, la escuela aceptaba un total de mil estudiantes cada año, con la
preferencia concedida a los estudiantes que regresan que cumplían los estrictos
requisitos de progreso.

El conservatorio tiene una sensación de viejo mundo, lo que no era una


sorpresa, teniendo en cuenta que la gente de Geoffrey estaba a cargo. Los
vampiros recorrían casi todas las escuelas de esta manera. Eran los que tenían el
dinero. La mayor parte de los nacidos mágicos lo hacían bien, pero nada como
a lo que los vampiros podían llegar.

Eché un vistazo a los grandes ventanales en saliente salpicando los lados de los
edificios. Luces brillaban dentro, a excepción de dos edificios, los cuales
parecían no tener ventanas en absoluto. Al principio no podía entenderlo, pero
luego esto encajó, vampiros. Deben ser los edificios donde se llevaban a cabo la
mayoría de las clases de la noche.

—Hombre, este lugar tiene una gran cantidad de árboles —dije, mirando hacia
arriba a las espesas líneas de roble, cedro y abeto que se elevaban alrededor de
los edificios. Eso es una cosa de la que me había perdido en LA, los árboles.

Cuando llegué a Terrance Hall, el centro donde se encontraba el gimnasio, miré


alrededor buscando a Peyton, pero ella no estaba en ningún lugar a la vista. Se
suponía que nos encontráramos en la recepción, pero pensé que podríamos
encontrarnos la una a la otra al entrar en el edificio. Empujando a través de las
puertas dobles, corrí al gimnasio y me detuve en el mostrador de registro.

Una mujer joven estaba sentada detrás del escritorio, sus brillantes ojos topacio,
rodeados de negro.
89
¿Hada? No… Hombre lobo. Pude olerla directamente. Extraño que ella trabajara
aquí, pero al menos el Conservatorio New Forest no discriminaba en el empleo.

—Estoy buscando a Peyton Moon Runner. ¿Se ha registrado ya?

La nariz de la chica tembló y ella me dio una mirada de desdén, pero comprobó
el registro sin decir una palabra. Ella negó con la cabeza. —Lo siento, yo no la
veo listada aquí. Todo el mundo que entra está obligado a dejar su tarjeta de
membrecía en el escritorio, así que sabría si ella llegó.

—¿Estás segura? —eché un vistazo al reloj.

Siete y media. Justo a tiempo.

—Estoy segura —dijo, menos amigable—. ¿Desea comprobar usted misma?

Negando con la cabeza, me acerqué a uno de los bancos por la ventana grande
con vistas a la plaza principal. A las ocho menos veinte, estaba cada vez más
preocupada. Saqué mi teléfono celular y marqué el número de Peyton.

Después de sonar cinco veces entró su buzón de voz y dejé un breve mensaje. A
las siete cincuenta yo me estaba preocupando, ya a las ocho, agarré mi bolso y
salí. Me debatí si llamar a Anadey o a la policía, pero decidí esperar para ver lo
que Rhiannon tenía que decir.
Crucé el campus hasta el Grove, el principal restaurante en la escuela, y llamé a
Rhiannon en el camino. —Escucha, ¿puedes verme antes? ...Sí, el Grove, es… Yo
no sé si algo anda mal, pero no tengo un buen presentimiento sobre esto.

Mientras colgaba, entré a Brekhart Hall y tomé las escaleras hasta el piso
inferior. Los pasillos eran amplios y acogedores, si viejos, y me hacían desear
haber podido asistir aquí cuando era más joven. Pero esos días habían pasado
de largo.

Tal vez puedas asistir a una clase nocturna o dos, una clase patrocinada por la
comunidad, dijo Ulean.

Puede ser… Pero con lo que está pasando, no estoy muy segura de que sea una
buena idea.

El Grove era una agradable y amplia habitación. En lugar de largas mesas para
cenar, había decenas de mesas cuadradas, cada una con capacidad de cuatro a
90
seis personas.

El ambiente sin duda se sentía más como un restaurante que como una
cafetería. La edad promedio de los estudiantes parecía en línea con lo que yo
había leído, jóvenes adolescentes hasta mediados de veinte. Y todos ellos
sentían hormigueos de energía.

Rhiannon entró apresurada mientras yo recogí mi pedido, un mocca triple, una


salchicha y sándwich de queso de desayuno, y me deslicé en el asiento de
enfrente. Ella estaba temblando.

—Déjame conseguir café caliente, está nevando con fuerza.

Mientras se apresuraba hacia el mostrador, intenté con Peyton de nuevo. Y otra


vez, no hubo respuesta. Ahora estaba poniéndome seriamente asustada. Peyton
no me parecía del tipo de faltar a una cita sin llamar.

Cuando ella regresó, Rhia estaba cargando un mocca de chocolate blanco, un


plato de avena y dos huevos duros. Se sacó el abrigo y tomó un sorbo del
vaporoso mocca, sus ojos cerrándose en señal de gratitud.

—Caramba, hace frío afuera. Pero esto me hace sentir casi humana. —Ella dejó
escapar un largo suspiro.

—¿Qué pasa?
—Lo que pasa es que Peyton no se presentó y no puedo conseguirla por
teléfono. Traté de llamarla varias veces. Nada.

La expresión de Rhiannon cayó. —Mierda. ¿Has llamado a Anadey?

—Yo estaba esperando por tu consejo. No quiero asustarla en caso de que sólo
sea un problema con el auto. Pero Peyton tenía mi número de teléfono y estoy
segura de que me habría llamado si hubiera sido eso.

—A menos que se olvidara su teléfono en casa. Pero entonces, Anadey habría


contestado cuando llamaste, ¿no es así? Dale una llamada. Ella no va a estar en
el restaurante aún, por lo general va en la tarde y noche.

Mientras Rhia se calentaba con su café, llamé a Anadey, que respondió al


segundo timbre.

—¿Cicely? Por qué, hola, pensé que estabas con Peyton.


91
—Se suponía que debía reunirse conmigo esta mañana para un entrenamiento,
sí, pero… —Me detuve, no sabiendo muy bien cómo expresarlo.

Sólo dilo francamente, niña. Esa es la única forma en que puedes. La presencia
calmante de Ulean ayudó y me aclaré la garganta.

—Peyton nunca apareció y ella no ha llamado. ¿Pensé que tal vez se olvidó de
su móvil en casa y ha tenido problemas con el auto?

Silencio. Entonces, un suave pero audible jadeo llegó por el aire, como si
alguien se hubiera quedado sin aliento. —No, ella lo tenía cuando salió. Tenía la
intención plena de encontrarse contigo, Cicely. Creo que yo llamaría mejor a la
policía.

—¿Quieres que vaya? Rhiannon tiene que trabajar, pero yo puedo estar allí en
diez minutos. —Empujé hacia atrás mi silla.

—¿Lo harías, por favor? Aunque yo no sé qué bien hará la policía. Ellos no están
ayudando mucho a nadie últimamente. —Me dio su dirección y colgó.

Me volví hacia mi prima. —Peyton salió de la casa con su teléfono celular, de


acuerdo. Pero ella no se ha presentado. Me dirijo hacia allí ahora. Anadey está
llamando a la policía. Te voy a dar un timbre y dejarte saber lo que está
pasando después de que hablemos con ellos. Y, Rhia…

—¿Sí? —Su ceño apretado como si estuviera tratando de no llorar.


—Ten cuidado, ¿de acuerdo? No salgas del campus sin llamarme. Demasiadas
personas están desapareciendo últimamente.

Agarré mi café y el sándwich y me encaminé hacia el Favonis a la carrera,


tratando de apurarme entre las diminutas y punzantes escamas que estaban
bajando de los cielos furiosos. Para el momento en que llego al auto, parecía
que tenía un terrible caso de caspa. Deslizándome detrás del volante, dejo
escapar un largo suspiro. El día de hoy estaba comenzando con una nota muy
mala.

Anadey me estaba esperando cuando llegué a su apartamento. Pude ver por 92


qué ella estaba planeando mudarse a la casa de Marta, el lugar era pequeño, y
ella y Peyton tenían que sentirse apretadas.

Ella me llevó a la sala de estar, que era más pequeña que mi dormitorio en la
Casa Veil, e hizo un gesto para que me sentara. Los policías ya estaban allí, y
parecían aburridos.

Uno de ellos me dio un asentimiento y continuó con lo que al parecer había


estado diciendo cuando yo había interrumpido. —Como dije, probablemente
ella olvidó la cita y se paró en una tienda. Tal vez vio un par de zapatos que le
llamó la atención, o algo así.

Me enfadé. —Oye, Peyton estaba viniendo al gimnasio para entrenar conmigo,


no para hablar del esmalte de uñas o de la última moda. He intentado llamarla
varias veces y no hay respuesta. ¿Puede usted al menos tener a sus patrullas en
la calle buscando alrededor por cualquier signo de un accidente? ¿Y si ella está
herida? En caso de que no lo hayas notado, está malditamente frío y nevando
fuerte. Podría haber tenido un accidente.

Yo no lo creía por el momento, pero sólo en caso, y para levantarlos de sus


traseros, decidí impulsar esa posibilidad.

—Hemos hecho un llamado a todos nuestros hombres. Hemos comprobado la


estación de combustible y en todas partes donde Peyton podría haberse
detenido. La Sra. Moon Runner nos dio el número de la matrícula de su hija y la
descripción del vehículo. Pero señoras, eso es todo lo que puedo hacer por
ahora. Lo siento.

Él se puso de pie y, junto con su compañero, salió del apartamento. Anadey los
vio irse, y luego lanzó la puerta, cerrándola, furiosa.

—Esa es la actitud que todos los policías han tenido desde… Desde que todo
esto comenzó a suceder. Estoy sorprendida de que Geoffrey esté aguantándolo.
Los vampiros recorren la ciudad, tú lo sabes, ellos siempre lo han hecho. Ahora
parece que hay una nueva reina diciendo la última palabra y eso no puede estar
yendo muy bien. —Se inclinó contra el mostrador, sus labios apretados juntos.

Me uní a ella, palmeándole torpemente la espalda.

—Tal vez estamos equivocadas. Tal vez se detuvo en algún lugar.

Tú sabes que eso no es cierto, susurró Ulean.


93
Lo sé, pero ¿qué más puedo decir? La mujer tiene que aferrarse a alguna
esperanza y eso es lo único en lo que puedo pensar. No va a durar mucho, es
cierto, pero la va a mantener calmada por la siguiente hora más o menos.

—¿Se suponía que tenía que parar por algo antes de que ella se dirigiera al
gimnasio? Si es así, podemos seguir su progreso.

La cabeza de Anadey se levantó de pronto. —Sí, de hecho, lo tenía que hacer.


Ella mencionó que tenía que parar por combustible antes de encontrarte, lo
cual es el por qué se fue temprano. Conduce un Kia, un pequeño compacto de
color rojo. Siempre vamos a la estación de la Avenida 12, tienen los precios más
bajos y tenemos una cuenta allí.

—Estoy en eso —le dije—. ¿Tienes una foto de Peyton que pueda llevar
conmigo? Creo que debes quedarte aquí en caso de que ella llame y necesite
ayuda.

—Aquí, toma esta. —Anadey abrió un pequeño marco de plata labrada y retiró
la foto, entregándomela—. Gracias, Cicely. Gracias por buscar a mi bebé. Sé
que ella es una mujer adulta, pero…

—Pero ella es tu hija. —Hice una pausa—. Y Heather es mi tía. No podemos


solo actuar como si no pasó nada y seguir como siempre. Escucha, mientras
estoy buscándola, ¿me puedes hacer un favor y escribir un buen y fuerte
hechizo de protección? Tenemos que proteger la casa. Voy a decirte por qué
más tarde.
Anadey asintió. —Por supuesto. Ve ahora, por favor. Encuentra a mi hija por mí.

Salté en el Favonis y aceleré el motor.

Es hora de seguir rastros.

Me detuve en la estación de servicio en la doce y llené el Favonis. Mientras me


dirigía a pagar dentro mis compras, saqué la foto de Peyton.

Nadie más aparte del empleado estaba en la tienda y arrojé uno de diez en el
mostrador por mi combustible, luego extendí la foto.

—¿Puede decirme si Peyton Moon Runner estuvo esta mañana llenando su


94
auto? Necesito ponerme en contacto con ella y dijo que estaría viniendo aquí.
Quería ver si ya se presentó.

El hombre empujó la foto de nuevo hacia mí. —Conozco a Peyton. Y sí, pasó
para llenar su tanque. ¿Ella está en problemas?

—Espero que no —murmuré. Luego, más fuerte, dije—. No de mí. Sólo estoy
tratando de localizarla. Oye, ¿la policía vino a comprobar si había estado?

Él parpadeó. —¿Los policías? No. He estado aquí toda la mañana y usted es el


segundo cliente que he tenido desde que ella estuvo. ¿Por qué me lo pregunta?

—Por ninguna razón… Al parecer —dije, agregando una barra de caramelo a mi


compra, luego me dirigí de vuelta al auto. Así que los policías ni siquiera se
habían molestado en ver si ella había estado en la estación.

Lo qué había hecho. Lo que significaba que había desaparecido después de que
había llenado el combustible.

Me paré al lado del Favonis, cerrando mis ojos mientras trataba de escuchar el
viento por cualquier susurro que pudiera darme una pista. Cualquier pista.

Primera capa separada… contacto humano… discusiones cargadas


emocionalmente…

Ella dijo que estaba en la casa de su novia, pero más tarde, supe que estaba
jodiendo con mi mejor amigo…
La madre tiene cáncer. ¿Vas a venir de visita o no?

¿De qué demonios estás hablando? Yo no raspé tu auto, tienes al hombre


equivocado, idiota.

Y entonces, me agaché un poco más, sintonizando en el mundo astral, de lo


oculto, el mundo de los propios elementos.

El invierno llega con fuerza este año.

Ha habido una migración de hadas lejos de la zona desde que los Cazadores de
Sombras han venido a jugar. Cazan por el día y la noche. Peligrosos.

Y entonces… En el nivel de la magia misma.

La energía zumbó, y me agarró sosteniéndome de la cola. Abrí los ojos, ahora


capaz de ver visibles las hebras rodeando la zona. Fue como ver impulsos
eléctricos corriendo a través de un cuerpo, sólo que lo que estaba viendo eran 95
residuos de aquellos que caminaban a lo largo de las calles, los que volaban por
el aire, de los nacidos mágicos y de esos no nacidos al mundo humano, por
igual.

En la bomba junto a la mía, vi un rastro de destellos púrpuras, salían del lote y


hacia abajo por la calle. Algo me llamó y sentí a… Peyton. Había recogido su
firma de energía.

Salté de regreso en el Favonis y cautelosamente me dirigí hacia la calle. Era


difícil ver a través de los hilos de la energía recubriendo las aceras y la carretera,
pero hice todo lo posible para mantener mi concentración cuidadosamente
dividida, así no tenía un accidente o perdía la pista de los trazos que sabía
habían venido de Peyton. Y luego, ellos se convirtieron en un camino adelante.
Llevé al Favonis acelerando y siguiendo.

Mientras el auto se empujaba en un golpe de velocidad, eché un vistazo a los


carteles a ambos lados del camino. SUNSET PARK. Genial. Un parque completo
de cuatrocientos acres con senderos para trotar por el bosque y un camino de
bicicletas.

Madera salvaje. Un lugar perfecto para las hadas pasar el rato.

O la Corte Índigo.

Me estacioné en el aparcamiento y lentamente salí de mi auto, explorando por


todo lo que podría decirme… ¿Hola? Un Kia rojo, compacto, colocado al otro
lado del aparcamiento. Temiendo lo que había encontrado, me eché a correr y
corrí a través del lote, patinando hasta detenerme justo detrás del auto.

Una mirada alrededor y escuchar al viento me dijo que nadie estaba cerca de
aquí, pero los senderos de energía llevaban directo al auto y luego,
abruptamente, se cortaban, como si hubieran sido empapados.

La puerta del conductor estaba sin seguro y por eso la abrí, asomándome
dentro. El bolso de Peyton estaba en el asiento del pasajero, pero las llaves no
estaban por ningún lado que se vieran. Miré a mí alrededor, pero no encontré
nada inusual. Su bolsa de deporte estaba en la parte de atrás, por lo que había
estado en su camino a mi encuentro. Un recibo por la gasolina asomó del
mango del vaso.

Dando un paso atrás lejos del auto, miré alrededor. Un camino llevaba a la
izquierda, hacia el bosque. Un leve soplo de energía me tocó en el hombro.
96
¿Se fue por ese camino, Ulean?

Yo creo que sí, un débil resto de su aura permanece. Pero ella no está en
ninguna parte cerca de aquí, eso puedo decírtelo.

Me protegí los ojos del deslumbramiento del revestimiento plateado y miré


alrededor. No había manera de que estuviera yendo a ese bosque sola.
Demasiado peligroso.

Podía sentirlo arrastrándose, rodeándome como zarcillos de la vid. En ese


momento, un destello de brillo llamó mi atención y miré. Algo estaba en la
nieve cerca del comienzo del sendero.

Con cautela, corrí hacia esto.

Cuida mi espalda.

Tú lo has conseguido, pero no hay nada cerca de aquí ahora. Ni siquiera


miradas indiscretas. Sólo la energía residual.

Me incliné, manteniendo cuidadosamente mi vista en el bosque, Ulean tenía


razón la mayoría del tiempo, pero yo no iba a bajar mi guardia y levanté un
juego de llaves. Con un corazón hundiéndose, vi el símbolo para Kia impreso en
la llave del auto. De regreso al lote, traté en la cerradura. Efectivamente, estas
eran las llaves de Peyton. El pensamiento de que debería llamar a la policía pasó
por mi mente, pero lo rechacé. No es una buena idea, considerando lo
indiferentes que ellos habían estado con nosotros.
En cambio, marqué el número de Anadey.

Ella respondió inmediatamente.

—¿Sí? ¿Peyton?

—Lo siento, no. Es Cicely. Escucha, encontré el auto de Peyton, y encontré su


bolso y las llaves. Su energía se dirige directamente hacia el bosque y luego se
desvanece. ¿A menudo ella visita Sunset Park?

Anadey dejó escapar una tos estrangulada. —Sí, va allí a correr a veces, a pesar
de que solía ir mucho más, antes de que la sombra se apoderara de la ciudad.
Cicely, ¿crees… que ellos la tienen?

No quería decir que sí, pero las palabras se derramaron antes de que pudiera
detenerlas. —Creo que podemos suponer que sí —Miré a mi alrededor,
preguntándome que había dibujado ella aquí—. ¿Quieres que asegure su auto,
lleve su bolso y las llaves de regreso para que tú puedas venir? 97

—¿Lo harías? —Su voz había caído, y con esta su esperanza. Podía oír al miedo
escondiéndose detrás de sus palabras; este me había retenido, también. Recogí
el bolso de Peyton y aseguré el Kia, luego me deslicé de nuevo en el Favonis.
Con una última mirada al sendero, salí del estacionamiento y me dirigí de
nuevo a la de Anadey.
Capítulo 9
Traducido por Monsy

Corregido por Maggiih

P
asé una hora donde Anadey, tratando de tranquilizarla y recoger otra
carga de suministros del alijo de Marta. Yo no tenía ni idea de cómo ir
sobre la creación de la empresa, pero me las arreglaría. Era mediodía
cuando me dirigí de nuevo a la Casa Veil y descargué todo.

La casa parecía terriblemente tranquila. Rhiannon estaba en el trabajo, y Leo


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aún dormía. Dormía por las mañanas, despertando temprano en la tarde para
hacer los mandados para Geoffrey y los vampiros y luego prepararse para lo
que querían que hiciera de noche.

Me puse de pie en el porche delantero por un rato, mirando el bosque,


preguntándome si Grieve estaba cerca, pero mi lobo estaba en silencio. Se me
ocurrió que la Corte Índigo parecía capaz de existir en la luz, así que había otra
diferencia entre ellos y sus antecesores vampiros.

Por último, sin saber qué hacer a continuación, me dirigí hacia el interior.
Apenas cerré la puerta tras de mí cuando Bart vino corriendo hacia mí y se frotó
contra mi pierna. Me incliné y recogí al gato que parecía un soplo de polvo, era
enorme y pesado en mis brazos y recosté mi rostro en su pelaje.

—Ten cuidado, ¿de acuerdo? Dile a mis primos gatos que tengan cuidado,
también. Hay bestias allá afuera que se alimentan de pequeños como tú. —En
cuanto puse al ahora retorciéndose Maine Coon abajo, sonó el timbre de la
puerta. Con cautela, empujé las cortinas.

El camión de FedEx estaba al frente y abrí la puerta, sintiendo que me relajaba


sólo un poco. El conductor me entregó un sobre plano y me tendió el registro
para que firmara. Después, él inclinó su sombrero y se dirigió a la camioneta sin
decir una palabra. Preguntándome si era siempre así de silencioso, miré en el
paquete. Estaba dirigido a mí. Lo rompí para abrirlo mientras usaba la
marcación rápida para llamar a Rhia al trabajo.
—Un paquete llegó para mí. Estoy abriéndolo ahora mismo.

El movimiento de papeles me dijo que Rhiannon estaba en su escritorio.

—¿Encontraste a Peyton?

—No. No, y ellos la tienen. La maldita Corte Índigo se la ha llevado.

El sonido del silencio, y luego: —Infiernos. ¿Lo sabe Anadey?

—Le dije justo antes de venir a casa. Hmm, creo que hay una invitación en el
paquete. Papel marfil, sello de cera de rosa roja en la parte posterior. ¿Debo
abrirla?

—¿De qué otra forma vas a saber lo que es?

Corté el sobre con mi navaja y saqué una gran tarjeta doblada al estilo
pergamino. En el frente leí Está invitado... Y en el interior:
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De la Corte carmesí para la Srta.

Cicely Waters.

_______________

Por favor, considere esta una invitación a una fiesta esta noche a las 7:30 PM.
También tenemos una propuesta de negocios que nos gustaría discutir. Se
requiere su presencia, y sus amigos pueden asistir. Dirección: 12495 Ranchivo
Drive. Vestimenta: Formal.

_______________

Que esté bien, Regina Altos

Emisario a la Corte Carmesí.

Dulce cielo. O infierno. Una invitación a una fiesta de la Corte carmesí era como
recibir una convocatoria de la Reina de Inglaterra. En cierto modo, era la
convocatoria de una reina. Los Señores Vein gobernaban la Corte Carmesí.

—Creo que Geoffrey recibió nuestro mensaje. —Le leí la invitación.

—Creo que mejor despiertas a Leo. Saldré temprano e iré a casa. Esto suena
importante. Cicely… —Ella hizo una pausa.
—¿Qué es?

—Regina Altos tiene un hermano que enseña aquí en la escuela. Su nombre es


Lannan. Él es... No te cruces en su camino. No te involucres con él. Los rumores
sobre sus hábitos y preferencias son aterradores. —Sus palabras se vieron
limitadas, pero sentí un ataque grave de preocupación detrás de ellas.

—¿Por qué crees que lo haría?

—Porque Lannan toma lo que quiere. Y por lo que he visto alrededor del
campus, eres… —Una vez más, una pausa, y luego—. Me tengo que ir.
Hablaremos más esta noche.

Lentamente colgué el teléfono y miré la invitación de nuevo. Regina era


emisario de la Corte Carmesí. Su hermano era un profesor. Un pensamiento se
me ocurrió y me abrí paso por entre las cajas de libros que había traído de la
casa de Marta. Efectivamente, un libro que había llamado mi atención estaba
100
ubicado cerca El ascenso de la Corte Índigo.

Otra historia... Ésta es una historia de la Nación del vampiro... El volumen


encuadernado en piel olía a ajo, y tenía un cinturón de plata sosteniéndolo
cerrado. Lo que significaba que Marta no había querido que los vampiros
pusieran sus manos en él.

Recogiéndolo, me puse a hojear las páginas. Era impresión, no estaba escrito a


mano, pero mi apuesta era que no había libros electrónicos o versiones de
audio de este libro.

―El Tribunal carmesí es el órgano de gobierno de la Nación del vampiro.


Gobernado por milenios por un vampiro conocido solo como la Reina Carmesí,
la ubicación real de la corte es mantenida en secreto, y ninguna persona
viviente sabe dónde está. Varios periodistas de investigación que han hecho un
intento de rastrear la ubicación de la corte tuvieron muertes extrañas y
repentinas

La Reina de la Corte Carmesí se dice que es medio loca por su edad, se rumorea
que está bastante más allá de siete mil años. Sin embargo, otros rumores la
sitúan como nunca haber sido verdaderamente humana, sino una criatura del
plano astral que vino a la forma física. La raza de los vampiros se decía que
había empezado con ella, pero esto es considerado como especulación.

La reina tiene un harén de trece emisarios repartidos por todo el mundo y que
llevan a cabo sus órdenes. Gozan de autoridad por encima de la jurisdicción de
vampiros locales nidos y guaridas, e incluso los Señores Vein no pueden tocar a
los emisarios, que son, para todos los efectos, los ojos, lengua y manos de la
reina.‖

Y Regina Altos era un emisario, por lo tanto, ni siquiera Geoffrey podría


frustrarla. Lo que quería decir... Bueno, yo no estaba segura de lo que
significaba excepto que Regina tenía que ser tratada con guantes de seda. Miré
de nuevo el libro, rebuscando a través de las páginas hasta que encontré
mención de las palabras acuerdo y negocios.

―Un acuerdo hecho con los vampiros puede ser un asunto de hacer o romper. A
lo largo de la historia, hemos visto como la Nación del vampiro se ha
enriquecido a través del uso adecuado de la predicción y jugando con la
avaricia de los mortales. Al igual que el rey Midas, muchos de los que podrían
haber tenido relaciones prósperas con los vampiros arruinaron sus posibilidades
por preguntar demasiado, o prometer demasiado a cambio.
101
Desde institución religiosa a los líderes mundiales a estrellas de rock, un grupo
de humanos se han vendido a los vampiros con el sueño de llegar a ser ricos,
sin darse cuenta de que la arrogancia de la Nación del vampiro es una que
disfruta viendo a otros hacer el ridículo, y jugar a los títeres para la Corte
carmesí.‖

Cerrando lentamente el libro, pensé acerca de nuestro plan para solicitar ayuda
a Geoffrey. Obviamente, Leo había hablado con él, espera un minuto... ¿Leo
había hablado con él? Y si no, ¿por qué nos había sido emitida la invitación?

Dejé el libro de nuevo en la pila y subí las escaleras de dos en dos hacia la
habitación de Rhiannon, donde golpeé suavemente a la puerta. No hubo
respuesta. La abrí un poco y vi a Leo, muerto para el mundo, extendido en su
cama.

—¿Leo? ¡Leo! Hey, tú. —No queriendo arriesgarme a avergonzarnos a ambos, a


él ya mí, la manta apenas cubría sus regiones inferiores y yo no quería asustarlo,
levanté la voz.

Parpadeando, comenzó a entrar en razón, y luego sacudió la cabeza y se apoyó


en los codos, entrecerrando los ojos hacia mí. —¿Qué pasa?

—Necesito hablar contigo de algo. ¿Nos vemos abajo? Te haré algo para
desayunar.
—Por supuesto. Bajaré en diez. —Su pelo despeinado sobresalía en todas
direcciones mientras se frotaba los ojos y bostezaba.

Me deslicé fuera de la habitación y regresé a la cocina, donde saqué una sartén


y los huevos, luego encontré el pan y la mantequilla. Puse cuatro rebanadas de
pan en la tostadora, luego revolví medio docena de huevos. También podría
hacer algo para mi almuerzo.

Leo entró en la habitación, recién afeitado y vestido. —¿Qué pasa que


interrumpiste mi sueño de belleza?

—Hay mucho que hacer hoy y la mayoría de ello malo —le dije.

—Creo que será mejor que me digas lo malo primero. —Sirvió jugo de naranja
para los dos y añadió un tarro de mermelada a la mesa mientras ponía su plato
frente a él y me senté al otro lado con mi propia comida.

—¿Por dónde empezar? —Le hablé de Peyton y todo lo que había descubierto. 102

—Mierda. —Golpeó la mesa con el puño—. No. ¿Peyton, también? Ella no se


merece esto, ha tenido una vida muy dura y ahora... Ahora ni siquiera sabemos
si está viva. Y qué más… Y espero que mejore.

—Eso está por verse. ¿Ya has hablado con Geoffrey sobre nosotros queriendo
verlo? —Me recosté en mi silla y saboreé la comida caliente. Estaba más
hambrienta de lo que pensaba.

—Sí, me dijo que lo decidirá en unos pocos días.

—Bueno, parece que ya ha tomado una decisión. —Le di la invitación—. ¿Qué


puedes decirme sobre Regina... y Lannan? Rhia me dijo que tuviera cuidado con
él.

La mirada de Leo se levantó rápidamente para encontrarse con la mía.

—Sí, puedo ver por qué lo haría. Lannan es... Lannan es un pervertido, puro y
simple. Se nutre de la escena decadente de los vampiros, las putas de sangre y
la juerga. De hecho, tengo la sensación de que eso es lo que esta pequeña
fiesta se trata. Y por alguna razón te quieren allí.

—Dame la verdad sobre el decoro. Necesito saber qué no hacer.

—Buena idea. La formalidad entre los vampiros es que nunca se toma a la


ligera. Si ellos estaban respondiendo a mi pregunta, la invitación se habría
dirigido a mí. No, ellos quieren verte por alguna razón. No confíes en ninguno
de ellos, pero no puedes negarte a aparecer. Nadie puede negarse al Emisario.

Toqué la invitación, mi estómago daba sacudidas. La escena vampiro decadente


no me sienta bien. Y las putas de sangre aún peor. Mi madre había sido una
puta de sangre y eso había conseguido matarla.

—Rhia dijo algo sobre que yo tuviera cuidado alrededor de Lannan —le dije.

Leo mordió su tostada y masticó cuidadosamente. Después de un momento,


tragó saliva y dijo: —No me gusta hablar de ellos. Ellos me emplearon y tengo
que tener cuidado en dividir mis lealtades. Pero ella tiene razón. Lannan Altos
prefiere sus putas de sangre con el cabello largo y oscuro, musculosas, y... Para
ser franco... Calientes. Tienes el aspecto tras el que él iría.

¿Caliente? ¿Yo? Parpadeé. Nunca pensé en mí misma en esa categoría. Pero


sonaría como una insinuación si protestara. —Grandioso. Justo lo que necesito.
103
Un libertino chirriante y viejo tras de mí. Uno con colmillos, ni menos. —Él va a
llevarse una sorpresa si intenta algo. No me muevo de esa manera.

—Estás dentro para una sorpresa. Lannan es un chico dorado. Si me muevo en


su camino, sería difícil de resistir, pero soy heterosexual y estoy bajo la
protección de Geoffrey, así que no me puede tocar. Hey, ¿tienes algo que
ponerte para esta fiesta formal?

Me quedé mirándolo. —Hombre, acabo de llegar de la tierra LaLa, he vivido en


la carretera desde que tenía seis años, más o menos. ¿Crees que tengo algo
adecuado? —Yo no tenía tiempo para pensar en compras, no con todo lo que
sucedía. Pero Leo no lo dejaría pasar.

—Entonces vamos a seguir adelante. Fuiste la invitada, tienes que lucir bien. He
conseguido un esmoquin que ellos me compraron justo para estas ocasiones. Y
sé que Rhiannon tiene algunos vestidos bonitos que pueden funcionar. Termina
el desayuno. Nos vamos de compras.

Mirándolo fijamente como si le acabara de crecer otra cabeza, acabé mis huevos
y tostadas, y en silencio, lo seguí hasta el auto.

—Espero que te des cuenta de que no voy a gastar todo mi dinero en algún
vestido de baile brillante —murmuré.
Leo negó con la cabeza. —No te preocupes. Cubriré el costo. Geoffrey lo
aprobará. —Y justo así los vampiros estaban comprándome un nuevo vestido
elegante.

Después de que ella llegara a casa del trabajo y pasara unos minutos con Leo,
Rhiannon se unió a mí en mi habitación. Teníamos tres horas antes de que
tuviéramos que estar en la fiesta y tanto ella como Leo habían insistido en que
tenía que vestirme para la ocasión.

—¿Qué se usa para una velada de vampiros? —Levanté el pequeño vestido


negro que había comprado. Era corto, sofisticado, y podría sacar adelante
cócteles o bailes sin ningún problema. Hablando de cócteles, el pensamiento de 104
lo que podría estar en el menú de bebidas me hizo sentir un poco mareada.

—Eso está bien, ¿qué es? ¿Seda?

Asentí con la cabeza. —Leo no me dejaría comprar nada barato.

—Tiene un escote corazón. Hmm —dijo ella, con una expresión pensativa en su
rostro—. Hagas lo que hagas, no llames la atención a tu cuello. No hay collares
llamativos o gargantillas. No es un buen lugar para acentuar.

Se alisó la falda de terciopelo y la parte superior que llevaba. —¿Cómo me veo?


¿Está bien?

—¿Bien? Ese verde hace resaltar tu cabello y te convierte en una antorcha. Eres
preciosa. Te ves hermosa al estilo Viejo Mundo. —Hice una pausa—. Oye, Leo
me advirtió sobre Lannan. Voy a ser prudente. No soy la puta de sangre de
nadie. Nunca.

—Sé que esto es duro. —Ella hizo una pausa—. ¿Cuánto los odias, Cicely? ¿Y es
sólo por lo que le hicieron a tu madre?

Levanté la vista hacia ella, tratando de encontrar la manera de explicarlo. —No


lo hago. En realidad no. Krystal era una mujer adulta y ella tomaba sus propias
decisiones, tan estúpidas como fueran. La verdad es que yo no odio a los
vampiros. Solo no confío en ellos. No importa cuantas medidas de seguridad
establezcas, son depredadores y pueden perder el control. Y cuando un vampiro
pierde el control, estás frito.
—¿Es así como te sientes acerca de Grieve ahora?

Hice una mueca. —Lo amo... ¿pero puedo alguna vez volver a confiar en él? No
sé. Está en la corte del enemigo. Ellos parten a la gente en pedazos. Se
alimentan de la energía de la vida, así como de la sangre. Cuando piensas en
ello, la Corte Índigo es mucho peor que los Señores Vein. Los vampiros pueden
razonar hasta cierto punto, y están dispuestos a hacer ofertas. No creo que los
de la Corte Fae Índigo sean tan civilizados.

Levanté la correa de cuero rojo trenzado que había comprado. —¿Qué piensas
acerca de esta correa? Todavía no sé qué zapatos usar.

—La correa es genial. Usa estos —dijo, buscando a través de mi armario casi
vacío y levantando un par de botines de charol con candados—. Adorable. Muy
fetiche. Van a quedar bien.

—Me encantan las botas. —Me las puse, cerrando la cremallera de los lados y
105
ajustando los candados. Probando los tacones de aguja con cautela, colgué la
llave en mi cuello, luego me puse de pie para abrochar el cinturón alrededor de
mi cintura—. ¿Cómo me veo?

Rhiannon se quedó sin aliento. —¡Magnífica! ¡Te ves tan caliente! Necesitas
maquillaje sin embargo. —Hizo una pausa, y luego añadió—: Nunca pensé que
iba a estar esperando por la fiesta de un vampiro. Diablos, nunca pensé que
alguna vez asistiría a la fiesta de un vampiro. Leo me deja fuera de sus asuntos
de trabajo y eso es más o menos la forma en que yo lo quiero. Pero si pueden
ayudarme a salvar a mi madre, voy a ir. —Hizo una pausa, sus palabras
suaves—. La vida ha cambiado para siempre. No hay vuelta atrás, ¿verdad?"

Negué con la cabeza. —No, no hay vuelta atrás.

—¿Crees que Myst va a matar a Heather?

La pregunta era tan lastimera, tan inesperada, que drenó la energía de mí y me


dejé caer en la cama junto a ella.

Encogiéndome de hombros, sacudí la cabeza. —No lo sé, Rhia. No sé lo que va


a suceder. Pero toma un poco de tiempo libre en el trabajo. Mañana, vamos de
caza en el barranco. ¿No dijiste que Kaylin iba a venir hoy?

—Él llamó. Tendrá que hacerlo mañana. Él estará aquí en la mañana. ¿De verdad
crees que podemos entrar en la mansión de Geoffrey, en un nido de vampiros, y
logran salir con vida?
Asentí con la cabeza, fingiendo confianza. —Tenemos que detener a Myst.
Tenemos que encontrar a Peyton y Heather. Cuando lleguemos a casa, iremos a
través de los encantos de Marta y buscaremos algo que nos ayude a
protegernos.

—¿Y si están alimentándose de ella? ¿De Peyton? ¿Y si las están... usando?—El


brillante color ámbar de sus ojos se volvió acuoso.

—Entonces... Oramos para que puedan aguantar hasta que encontremos una
manera de salvarlas. Tu madre es fuerte, ella posee una gran cantidad de
energía. Peyton no es ninguna cobarde. Trata de mantener la esperanza. A
veces, la esperanza es lo único que tenemos.

Con un suspiro, ella asintió y recogió su bolso. Terminamos nuestros últimos


toques de maquillaje, joyas, y nos dirigimos abajo a donde Leo esperaba con
una limosina, enviada por Regina misma.
106
Una cosa es segura: la vida ciertamente no era aburrida. Y otra: Entrar en un
nido lleno de vampiros con alma de fiesta me asustaba totalmente. Sobre todo
cuando yo no sabía lo que querían.
Capítulo 10
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Maggiih

L
a limusina se deslizaba suavemente por las calles vacías de New Forest,
navegando por el hielo con facilidad.

Pensé en lo que se avecinaba. Geoffrey estaría allí. Era su casa y como


Regente de la Nación Vampírica, de la rama de norteamericana, tenía el
dominio sobre todo el continente cuando se trataba de los vampiros. Geoffrey 107
era uno de los vampiros más poderosos con vida... O no muerto, para ser
técnicamente correcto. Pero incluso él no podía tocar a Regina. Ella caminaba
entre la sagrada elite —una extensión de la Reina Carmesí a quien todos los
Señores Vein rendían homenaje. Todos, excepto los granujas, es decir.

Mientras esperaba la vuelta de Rhiannon a casa, me di una pasada más de


Una Historia de la Nación Vampírica, y pasé por unas pocas referencias de
Geoffrey, Regina, y Lannan. Por lo que podría decir, todos eran antiguos y
poderosos.

Geoffrey estaba estimado cerca de dos mil años de antigüedad. De lo que se


sabía, sus orígenes se basan en algún lugar en el período de Xiongnu lo que
eventualmente se convirtió en Mongolia. Se cree que había sido un lord durante
ese período de tiempo, a pesar de que, aparentemente, no había dado ningún
detalle real en su vida temprana. Y se rumoreaba que había engendrado a Myst
—aunque no se ha escrito mucho sobre su vida durante ese período.

Regina y Lannan, por el contrario, eran mucho mayores, con sus raíces que se
remontan de Sumeria. Regina era una sacerdotisa de Inanna, por lo que los
rumores iban, aunque no pudieron ser verificados, excepto por ella y no parecía
que hubiera estado charlando con el historiador.

Lo que se sabe era que no valía la pena decir no a ninguno de ellos. Eso por sí
solo sellaba alguna duda que tenía sobre la aceptación de su oferta, lo que sea
que pudiera ser. No me gustaba la idea de hacer frente al grupo de Geoffrey,
pero no quería que sus colmillos me drenaran hasta secarme tampoco. En
cuanto a traicionar a Grieve con ellos, tendría que encontrar una manera de
salvarlo, mientras conseguíamos deshacernos de Myst.

Eché un vistazo a algunos de los castigos e incentivos que los vampiros habían
utilizado en la vida a través de los años y decidí que mi conciencia había
necesitado una buena revisión de la realidad.

Leo y Rhiannon parecían un conjunto combinado —era obvio que estaban


juntos. Me pregunté qué pensaba Geoffrey sobre la implicación de Leo con mi
prima. Si se tomó la molestia de pensar en ello. Tal vez fue por debajo de su
anuncio.

Ulean había optado por quedarse en casa, o donde fuera que se quedaba
cuando ella no me estaba siguiendo en el astral. A los vampiros no les gustaba
pasar el rato con los seres astrales o Elemental y Ulean habían sentido que sería
más seguro en todos los sentidos. 108

Estaré escuchando desde lejos. Iré si me necesitas.

Cuando nos detuvimos en el camino de entrada de la gran propiedad, no me


sorprendió ver una gran cantidad de BMW, Porsche, Jaguar y otros autos de alta
gama.

Las luces de la mansión eran brillantes e incluso desde el jardín podríamos decir
que la fiesta estaba en marcha. La casa solariega se extendía a través del
estacionamiento —debe haber tenido unos buenos dos acres— una visión en
blanco con un borde dorado. Tres pisos de altura, y probablemente, un sótano,
me recordó a un templo griego sacado de la antigua Atenas y dejado caer en el
centro de New Forest. Las columnas apoyaban una amplia terraza cubierta y
enormes jarrones de granito que contenían rosales, estaban espaciados
uniformemente alrededor del perímetro del porche. La música flotaba a la
deriva, capté fragmentos de Lenny Kravitz y Gary Numan y Seether, junto con
voces montando el viento, susurros de conversación en lenguas mucho más
antiguas que cualquier otra que jamás había oído.

Mientras nos dirigíamos por las escaleras, eché una mirada atrás hacia los
demás.

―Manténganse unidos. No permitan que nos separen. No sabemos en lo que


nos estamos metiendo y no podemos darnos el lujo de quedar envueltos en
ninguna escaramuza.
Leo asintió.

―Recuerda que no debes encontrarte con la mirada de un vampiro. Es


considerado como un reto, y contra un viejo y poderoso vampiro, no durarías
un minuto.

Antes de que pudiera alcanzar el timbre, las puertas dobles se abrieron y un


hombre alto, maravillosamente esculpido se paró delante de nosotros. Llevaba
un uniforme de mayordomo y sus ojos eran del negro de la noche. Vampiro.
Hizo una reverencia, oscilando bajo.

―Hola, Regina me pidió que viniera… —empecé a decir, pero él me


interrumpió.

―Eres la señora Cicely Waters. Y con usted, sus compañeros, el Maestro Leo
Bryne y la Señora Rhiannon Roland. —El vampiro asintió a cada uno de
nosotros a su vez—. Se espera por usted. Por favor, sígame. 109

Él dio un paso atrás y miré fijamente la puerta, sentía como si estuviera a punto
de entrar directo en las fauces del monstruo gigante. Una vez que las puertas se
cerraran detrás de nosotros, estaríamos a merced de los vampiros y nadie sabía
dónde estábamos. Eché un vistazo a los otros. Leo asintió. Me tragué el miedo y
di un paso a través del umbral.

El vestíbulo brillaba. Un candelabro colgaba del techo, con un centenar de


cristales colgando de las luces de velas incandescentes, y el pasillo resplandecía
como si se bañara en diamantes por la luz refractada.

―Qué hermoso —susurró Rhiannon.

Mirando a la izquierda, un pequeño pasillo se bifurcaba hacia la derecha justo


antes de terminar en un par de puertas dobles, las superficies de marfil
cubiertas en volutas de oro. Justo en frente de nosotros, una escalera principal
subía varios tramos, dividiéndose en una T en los rellanos centrales.

A nuestra derecha, el corredor se bifurcaba en un giro a la izquierda, pero las


puertas dobles estaban abiertas y la música se filtraba desde la habitación.

Macetas enormes decoraban el vestíbulo, árboles en miniatura en jarrones de


porcelana que debían de pesar fácilmente 45 kilos sin el peso de la tierra o de la
planta. Tablas forraban las paredes, cubiertas de largas consolas de mármol,
latón forjado y bronce. Las pinturas se alineaban en las paredes y al
aproximarme a la cercana vi el nombre de Monet y las pinceladas, dándome
cuenta de que era auténtico. Quien fuera el propietario de esta finca tenía
dinero. Dinero del bueno.

La habitación estaba iluminada con lámparas de araña y una bola de discoteca


girando, pero de alguna manera nada de la ostentación parecía ordinaria,
simplemente reluciente y brillante. Había olores extraños en el aire, perfumes
que nunca había olido, pero que me hizo pensar en exuberantes jardines y
fumaderos de opio.

Y entonces, estaban los vampiros. Tuve visiones fugaces de los reales seres
humanos en la multitud, pero los vampiros eran fáciles de distinguir. Los ojos,
sin pupilas podrían ser extraños en Little Orphan Annie, pero los vampiros los
hacían funcionar. Sería tan fácil caer en la oscuridad, para perderse en ese
brillante vacío.

Parecían estar bailando en cámara lenta, estroboscopia por el parpadeo de la


luz giratoria, atrapando la imagen fija al ritmo de la música. La habitación 110
estaba llena de Armani, Vera Wang, Calvin Klein y de Yves Saint Laurent Rive
Gauche, y empecé a darme cuenta de que estos eran poderosos jugadores.
Dinero viejo perfumaba la habitación, aceitoso, espeso y arraigado en
transacciones de mucho polvo.

―¿Hay algún vampiro pobre? —susurró Rhiannon, y varios de los bailarines


más cercanos volvieron sus cabezas en nuestra dirección. Uno nos dio una
larga, y lánguida sonrisa—. Oh mierda, me escucharon —agregó.

Asentí de vuelta hacia el sonriente vampiro y murmuré en voz baja. —Sí, vigila
tu boca.

―Me alegra de que pudieras venir.

En un momento nos encontrábamos solas, al siguiente, una mujer estaba de pie


a mi lado. Tendió la mano y la acepté con cautela. Su piel era fresca pero no
húmeda y sedosa. Rubia dorada, con su cabello recogido en un elegante moño,
no era más alta que Rhiannon, pero llevaba el poder como un manto.

―Soy Regina Altos, Emisaria de la Reina Carmesí. —Se detuvo un momento en


mi mano, frotándomela con un dedo, antes de inclinar la cabeza hacia los
demás—. Estoy tan agradecida de que tú y tus amigos pudieran asistir a nuestra
pequeña velada.

Leo y Rhiannon murmuraron educadamente mientras yo trataba frenéticamente


de pensar en qué decir a continuación. Esta no era mi situación social normal.
Me apresuré, pero estaba en un espacio en blanco. ¿Debería actuar como si
perteneciera aquí? ¿Debería preguntarle lo que quería? ¿Era grosero hacerse
cargo de la conversación con alguien que era más viejo que las pirámides? Por
suerte, Regina puso fin a mi dilema.

―Ven. Volveremos a disfrutar de la fiesta, pero por ahora, una reunión. Tus
amigos están invitados para asistir; sin duda les contarás lo que digamos de
todos modos. —Ella hizo un gesto para que la siguiéramos y zigzagueamos a
través de la multitud hacia el extremo de la habitación donde pude ver otra
puerta.

En el camino, me topé contra un vampiro y él bajo la mirada hacia mí, el


hambre y el deleite cubrió su rostro. Conteniendo mi aliento, contraje mis
hombros y me apresuré a pasar, tratando de abrirme paso sin llamar la atención
más de lo necesario.

Regina nos llevó a un estudio —el cual era más grande que el salón de casa, y 111
allí, detrás del escritorio, estaba sentado un hombre, vagamente chino, pero
obviamente tenía algún otro linaje pasando ahí, también. Parecía tener unos
treinta años, pero en sus ojos, yo sabía que era mucho más viejo que eso. Iba
vestido con pantalones de cuero, una camisa con volantes color lavanda y un
chaleco de cuero. Sus largas y afiladas uñas estaban pintadas de oro y el pelo le
colgaba hasta la cintura, libre y suave ónix. En una palabra: impresionante.

Se puso de pie cuando entramos en la habitación y nos hizo señas para que
tomáramos asiento en un área de conversación. Nos sentamos alineados en el
sofá victoriano, y esperamos.

―Mira, ellos se agrupan como una camada de gatitos —dijo, sonriendo hacia
nosotros. Miró a Regina, quien dejó escapar una risa gutural—. Leo, mi recadero
diurno de confianza, es bueno que hayas venido con tu nueva amiga y tu
encantadora cortesana. —El hombre se sentó en un sillón frente a mí, y Regina
se sentó en la silla a juego a su lado.

―Gracias por la invitación, Lord Geoffrey. —Leo se inclinó formalmente, luego


tomó su lugar al lado de Rhiannon. Me quedé mirándolo. Su actitud había
cambiado totalmente. Él estaba en el bolsillo de Geoffrey por esta noche. Una
vez más, me pregunté acerca de la seguridad de tener a alguien tan alineado
con los vampiros viviendo en nuestra casa, pero pensar en la alternativa de
bienestar sin su protección adicional me puso así de nerviosa.
Me aclaré la garganta. —Lo siento, pero no nos han presentado. —Me puse de
pie y le di una breve inclinación. El instinto me dijo que reservara la estrechada
de manos para personas que no fueran propensas a mirar mi muñeca como una
estación de alimentación.

Él sonrió entonces, y miró a Regina. —Tienes razón. Ella tiene agallas. Huelo el
miedo escondido allí, también, pero lo cubre muy bien. —Sintiéndome aún
más incómoda, dejé escapar un breve resoplido y eso produjo otra respuesta.
Se inclinó hacia delante, con los ojos entrecerrados—. El valor puede ser una
cualidad encantadora. La impaciencia es molesta. No presiones tu suerte,
muchacha. —Como mucho, la depredadora sonrisa apareció en su rostro, me
sentí como de dos pulgadas de alto y tan vulnerable. Me acomodé de vuelta en
mi asiento—. Muy bien, nos entendemos —agregó—. En cuanto a las
presentaciones, sí, tienes razón. No me lo recuerdes, aunque te conocí cuando
eras pequeña. Y nunca he tenido el placer de conocer a tu prima. Soy Lord
Geoffrey, Regente de la División del Noroeste de la Nación Vampírica. 112
Regina cruzó las manos sobre su regazo. —Cicely, tenemos una propuesta para
ti. Y debes darnos una respuesta esta noche. Nuestra propuesta es simple:
Nuestra Reina requiere que vengas a trabajar para nosotros. Y como dije, me
aseguro que la Reina Carmesí consiga lo que quiere.

Me quedé mirando fijamente a Regina, sin absolutamente ninguna idea de qué


decir. Si sólo me ponía de pie y me alejaba, seria tostada por la mañana. Y, sin
embargo, por debajo de su risa, pude escuchar algo. Me esforcé para capturar
los matices.

Miedo... el miedo viene flotando en el viento, el miedo de lo que yo


representaba.

Muy despacio, me paré. —¿Qué es lo que quieres que haga?

―Cicely… —la voz de Rhiannon contenía una advertencia, pero yo negué con la
cabeza.

―¿Realmente crees que tengo una elección? Tengo que escuchar lo que dice
por lo menos. —O nunca lograré salir de esta casa con vida, con o sin acuerdo.

―Una mujer inteligente. —Refrenándose en su sensualidad, Regina de repente


fue todo negocio y su lado todo negocio era tan aterrador. La expresión de su
rostro me dijo que no pararía hasta que tuviera lo que quería—. Permítanme
llamar a mi hermano. Es tarde y él debería estar aquí antes de seguir adelante
con esto. —Ella tomó un teléfono y unos minutos más tarde, la puerta se abrió.

El hombre más bello del mundo entró en la habitación. Lannan Altos llevaba un
batín de brocado carmesí sobre unos pantalones vaqueros de color índigo
lavado, y su cabello caía en una masa de rizos a mitad de la espalda, del color
de oro tejido. Su rostro podría haber rivalizado fácilmente con Apolo y el
parecido entre él y Regina estaba claro. Ellos brillaron como el sol cuando se
juntaron, con los ojos negros como el espacio profundo.

Él inclinó la cabeza y sonrió, los colmillos descendiendo. Me sentí caer, cayendo


profundamente, cayendo completamente, cayendo como si hubiera caído en los
brazos de Grieve, pero esto era diferente, no había sentido de conexión más
que el delgado hilo de la comunicación silenciosa que pasaba entre nosotros.

¿Te preguntas qué se siente... Quieres saber? Te enseñaré. Todo lo que tienes
que hacer es darme el control y te daré la razón para tener hambre de mí. 113

Sentí que me estaba moviendo hacia él, hacia esa hermosa rica voz, que resonó
en mis pensamientos. Yo quería ir, para averiguar lo que estaba prometiendo.

Leo me agarró del brazo, incluso mientras una pequeña voz dentro chilló, No
mires en sus ojos...No escuches demasiado la profundidad de su voz... No dejes
que huela tu miedo...

Regina se echó a reír. —Veo que respondes a los encantos de mi hermano.


Como la mayoría de las mujeres lo hacen. Lannan, esta es Cicely Waters.
Cicely—mi hermano. Ahora, a nuestra propuesta: Sabemos de tu conexión con
el Fae llamado Grieve. Es un miembro de la Corte Índigo.

Luché por mantener mi voz neutral, pero por dentro, me sobresalté. Los
vampiros no tenían ningún amor por la Corte Índigo, por lo que no me
sorprendió que fueran conscientes de la presencia de Grieve. Lo que me
sorprendió fue que ellos supieran sobre Grieve y yo. Pero no podía dejar que
pensaran que me habían agarrado por un lazo.

—¿Y...?

—Lo único que queremos es que continúes lo que estás haciendo. Que
mantengas un ojo en él. Infíltrate en su mundo, y nos informes de todo lo que
ves y oyes. Antes de decir no, considera esto: Sabemos que entiendes la
naturaleza de la Corte Índigo... La historia de lo que son, y cómo llegaron a ese
estado. No habrá juego doble aquí. Serás nuestro agente. —Sus ojos, como
canicas de acero, brillaban en la penumbra.

—¿Por qué yo?

—La Reina tiene sus razones. Si decides trabajar con nosotros, recibirás una
cuantiosa recompensa monetaria y otras... Por así decirlo, ¿gratificaciones? Y
estarás bajo nuestra protección. Pero si te niegas a ofrecer tu ayuda... Nos
veremos obligados a pensar en otras formas de asegurar tu cooperación. —Su
voz bajó y la miré a la cara otra vez. La fiereza primitiva en su mirada me envió
tambaleándome de nuevo en la silla.

—Entonces, bien coopero o...

—O encontraremos métodos menos generosos de cautivar tus servicios.


—Regina se inclinó y plantó un beso en mi frente, el lápiz de labios formando
un puchero quemando mi piel. Quería borrarlo pero podría considerar eso un
114
insulto.

—¿Puedo pensarlo esta noche y darte una respuesta mañana? —Ganar tiempo,
algo de tiempo. No esperaba la oferta de un puesto de trabajo, y uno que
viene con ramificaciones tan empinadas.

—No. Tenemos que saber la respuesta ahora. ¿Nos ayudarás?

La miré fijamente, sintiéndome atrapada. O bien ayudo, o me castigarían. Y tal


vez a mis amigos. —¿Por qué quieres que yo haga esto? Tengo derecho a saber.

Lannan habló, riendo suavemente a través de sus palabras. —Déjame llevarla


para ver a Crawl. Podría convencerla. —Parecía demasiado ansioso, y quise
encogerme y alejarme, fuera de la vista, sin ser notada.

Regina le dirigió una mirada dura. —¿Crawl? ¿Estás bromeando?

—No. Llévasela a Crawl. Él es difícil de resistir.

Geoffrey se removió, parecía incómodo, pero se mordió la lengua y una mirada


pasó entre él y Leo. Leo bajó la cabeza, a pesar de que Rhiannon empujaba —
no tan suavemente— su brazo.

—Tal vez tienes razón. —Regina hizo señas a mí—. Pero voy a ser la que la lleve.
Entre tú y el Oráculo de Sangre, no habrá nada de la chica para que nos ayude.
—Ella deslizó su brazo alrededor de mi hombro y me condujo hasta una
estantería.
—Espera, ¿a dónde la llevan? —Rhiannon grito detrás de mí.

—Paciencia, dinamita —dijo Lannan detrás de mí—. Tú y Leo se quedan aquí.


Tomen una copa conmigo. Mi hermana va a mantener a tu prima segura.
Mientras ella se comporte.

Regina pulsó un libro en la estantería —no me di cuenta de cuál, y éste se


deslizó en silencio, para revelar un oscuro pasaje. La seguí, sabiendo que no
tenía otra opción. Había dejado atrás la elección cuando entré por la puerta
principal.

—Yo no haría esto —dijo una vez que se cerró—. Pero mi hermano tiene un
punto. Esto tal vez te convencerá más que lo que tenemos que decir. 115

—¿Qué es el Oráculo de Sangre? —Mejor prevenir que ser tomada por sorpresa.

—Es mejor preguntar quién. —Parpadeó—. El Oráculo de Sangre es el vidente


de la Corte Carmesí. Él ha mantenido su cargo durante dos mil años. Su nombre
es Crawl, pero nunca te dirijas a él directamente. Debes hacer todas las
preguntas a través de mí. Él ya no le habla a los mortales, ya sean mágicos de
nacimiento o humanos.

Pasamos a un cuarto oscuro. Una mesa se situaba en el centro, iluminada por


una sola bombilla del techo, y sobre la mesa de forma octogonal descansaba un
cristal, flotando sobre una losa carmesí despejada de vidrio que brillaba
suavemente. La sensación de la magia impregnaba la habitación y se arrastraba
subiendo por mis brazos como agujas clavándose, picando mis nervios. Esta era
magia pesada, magia antigua. Oscura y ominosa. El resto de la habitación
estaba envuelta en sombras de tinta y tuve la sensación de que poner un pie
fuera de la débil iluminación sería poner mi vida en peligro.

Empecé a preguntar lo que era, pero me detuve. Regina estaba mirando


fijamente el cristal, sus dedos rondando sobre él, y no quería interrumpir el hilo
de sus pensamientos porque podía sentir cuan profundo se estaba deslizando.
Crucé mis brazos, repentinamente fría y mareada. La magia se agitaba como las
olas encrespándose en un barco, y la habitación empezó a dar vueltas. Regina
se acercó y me agarró por la muñeca y lo siguiente que supe fue, que todo se
había vuelto negro en una masiva carrera del viento.
Capítulo 11
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Maggiih

E
l aroma de un millar de años recorrió el lugar, dando marcha a atrás hacia
los meses polvorientos del calendario. El humo tóxico, el polvo y la niebla
de un millón de incendios soplaban en ráfagas al pasar. Voces, gritos
perdidos en las profundidades del tiempo, susurros de viejos fantasmas
pasaban vagando, y el aullido de los lobos sacudían el viento.
116
Mi lobo dejó escapar un quejido, despertando mientras se estiraba para saber lo
que estaba pasando. Traté de consolarlo―porque sabía que era Grieve
sintiendo mi miedo, percibiendo mi caída en picada, pero él gruñó cuando rocé
mi mano sobre mi estómago.

Una cacofonía de sonido asaltó mis oídos y traté de apartarme de Regina para
cubrir mis oídos, pero luego todo quedó en silencio.

Nos detuvimos en una habitación tenuemente iluminada. La cámara era


enorme, con una mesa en el centro idéntica a la que dejamos en la mansión,
cristal y todo. El mismo zumbido de energía resonó en la gema y traté de
memorizar exactamente lo que parecía, así podía entender lo que era más
tarde.

La cámara en la que estábamos se extendía más allá de lo que podía ver, y el


techo estaba a unos buenos nueve metros de altura. Las paredes estaban
cubiertas con un papel de color carmesí, y la luz llegaba de alguna fuente
oculta. Bancos se alineaban en las paredes, y el suelo estaba cubierto con
símbolos mágicos. Magia pesada rodaba como la niebla en torno a mis tobillos,
haciendo que mi piel se crispara. Lo que sea que se haya hecho aquí había roto
el equilibrio y creado una fuerza superior a cualquier cosa que jamás había
sentido.

Regina me tocó el hombro. —Ven. Permanece en el pasillo.


Ella comenzó a moverse hacia lo que parecía ser la parte de atrás de la cámara y
la seguí, preguntándome a dónde diablos íbamos. Caminamos por un sendero
estrecho de oro Toscana, limitado por las líneas negras gruesas en ambos lados.
No había símbolos en las baldosas y, mientras nos habríamos paso por el
sendero, empecé a darme cuenta de que si daba un paso fuera del camino
aterrizaría en uno de los sellos. Las runas estaban activas y conscientes―no
había forma de decir qué clase de hechizo accionaría.

Al llegar al final de la cámara, una tarima se elevaba un buen metro y medio del
suelo y Regina ágilmente planeó y se subió en ella. Se detuvo volviéndose hacia
mí y se inclinó, extendiendo su mano. Alcé mi mano para agarrar sus dedos y,
con apenas un murmullo, tiró de mi hacia arriba montándome en la tarima.
Parpadeando ante su fuerza, esperé a que ella hiciera el siguiente movimiento.

Las cortinas que cubrían la parte de atrás de la tarima se separaron.

—¿Qué carajo... —Ne contuve antes de decir algo de lo que arrepentirme. 117

Regina me dio una mirada penetrante y yo asentí, entendiendo lo que quiso


decir. Cierra la boca y haz lo que te digo.

Allí, sentado en frente de nosotras, estaba una criatura doblada y retorcida. Tal
vez había sido humano. Una vez. Era difícil de decir. Estaba sentado en un cojín
elevado a un buen metro y medio sobre el estrado, encorvado, con la piel
ennegrecida de lo que parecían quemaduras viejas, curtidas —carbonizadas y
largo tiempo secadas. Su pelo se había degenerado revelando montones, como
rastas del peor tipo, y sus ojos estaban vidriosos, libre de párpados, los cuales
parecían haberse consumido. No llevaba otra cosa más que un taparrabos
carmesí, y sus costillas sobresalían tan firmemente que parecía una figura de
palo o una mantis religiosa.

Frente a él, una fuente de sangre burbujeaba con repiqueteos, rodeado por
llamas perpetuas que ni oscilaban ni cambian en intensidad. Se quemaban
intensamente, y la sangre en el centro olía cálida y pegajosa y dulce.

Regina se acercó a una almohada en el suelo junto a la fuente y se arrodilló, con


la cabeza hacia abajo. —Gran Padre de la Visión, vengo a buscar tu sabiduría.
Crawl, Oráculo de Sangre de la Corte Carmesí, busco tu visión.

Él soltó una carcajada que sonó como el silbido del viento a través de las hojas
secas de maíz y olí la descomposición y el polvo y el olor de la tumba.
—Regina, la favorita de Crawl. El Oráculo de Sangre te reconoce. Ponte de pie y
pregunta encantadora hija sangrienta, y ofrece el pago por los servicios del
Oráculo.

Se levantó, su falda rozando el suelo. Ella llevaba un corpiño de cuero rojo y una
falda larga de gasa negra. Ahora, apartó la falda donde tenía una abertura por
un lado del muslo y sacó un puñal de oro. Se volvió hacia mí y me hizo un gesto
hacia adelante.

—Espera, no vas a abrir mi vena con eso.—Me mantuve quieta todo el tiempo
mientras pensaba que estaba relativamente a salvo, pero todo este escenario no
era lo que yo esperaba, y las cosas estaban pareciendo peor a medida que
avanzaba la noche.

—Harás una pequeña donación por su servicio. Y lo harás sin quejarte.


¿Entiendes? —Ella se inclinó acercándose y sus labios rozaron los míos, suave y
sedoso y totalmente acogedor. Respiré profundamente y su lengua se deslizó 118
dentro de mi boca sólo por un momento―sólo el tiempo suficiente para
despertar mi hambre. Traté de alejarme, pero me encontré con firmeza envuelta
en sus brazos.

—Haz lo que digo —me susurró al oído—. Si te resistes, él saldrá de su trono y


te comerá hasta los huesos. Crawl es mayor que casi todos los vampiros vivos y
harías tu mejor esfuerzo para apaciguarlo con un cuarto de taza mísera de tu
sangre. Estoy aquí tratando de salvar tu vida.—Su voz superó la repentina
bruma de lujuria que su beso había desatado y, temblando asentí. Ella
retrocedió y levantó la daga—. Dame tu mano, niña.

Le tendí mi mano, temblando, orándole a cualquier Dios que pudiera estar


escuchando, que ella no se volviera en mi contra y me rebane en tiras por un
frenesí de alimentación. Ella colocó la hoja sobre mi palma y con un rápido
movimiento rebanó la parte cerca de mi pulgar. La hoja era ultra-afilada y un
hilo de sangre brotó.

Crawl se inclinó hacia adelante, con los ojos brillando mientras miraba la sangre
que se filtraba de mi carne. Convencida de que había estado loca por permitir
que ella me trajera aquí, traté de controlar mi miedo. Regina me arrastró hasta
la fuente y agitó su mano sobre dos de las llamas, que murieron de inmediato.
Ella sostuvo mi mano sobre la sangre burbujeante por lo que la mía se escurrió
sobre ella. Después de que un cuarto de taza había sido derramada,
gentilmente me aparto y se inclinó hacia abajo, lamiendo para limpiar mi mano.
A medida que comenzaba a sanar muy rápido, un estremecimiento recorrió su
cuerpo y después de otro momento me preocupé por su autocontrol, pero ella
dejó escapar un largo suspiro y se paró de nuevo.

Las llamas se elevaron alrededor de la fuente una vez más y se volvió hacia
Crawl. —Se ha hecho el pago. Ahora dime lo que necesito saber.

Crawl se movió rápidamente hacia adelante, me hizo recordar a una araña o un


cangrejo con larga articulación, y me miró maliciosamente.

—Ella es la única. Dile que estás en lo correcto. Ella traerá consigo la guerra e
iniciar el camino hacia nuestra recuperación. Lo has hecho bien, adorable hija.

Quise retroceder, dar media vuelta y correr, porque Crawl me estaba dando
demasiados escalofríos y parecía sólo cuestión de tiempo antes de que él se
abalanzara sobre mí y yo estaría muerta como un insecto en el parabrisas. Plaf.

Regina dejó escapar una risa suave. —Eso pensé.—Ella se volvió hacia mí—.
Hace mucho tiempo, Crawl aconsejó a los Señores Vein de formar una estrecha 119
red en todos los continentes, para vigilar a la Corte Índigo y realizar un
seguimiento de dónde se estaban extendiendo. Hay una guerra por venir,
Cicely. —Su tono de voz me dijo que no hiciera preguntas sobre ello, pero sus
palabras eran heladas y tan confidentes que le creí.

Levanté la vista hacia el Oráculo de Sangre, quien estaba apoyado fuera de la


tarima, como un largo insecto de palo. Metió su cara entre las llamas que
rodean la fuente y gritó mientras lamía la sangre burbujeante.

Regina me dio una suave sonrisa, se inclinó ante Crawl, quien no tomó ninguna
nueva orden de nosotros, y me llevó de vuelta al pasillo. Tenía miedo de que
pudiera venir tras nosotras y no dejaba de mirar por encima del hombro, pero a
unos pocos metros de la tarima, ella dijo:—No tengas miedo. Él está atrapado
allí, sin poder salir.

—¿Quién es él? —pregunté en voz baja.

Aún hablando suavemente, dijo:—Crawl, descendiente de la sangre de los


antiguos reyes guerreros, es uno de los vampiros más peligrosos que caminan
la tierra hoy en día, sólo superado por la Reina. Ella lo creó. Es su mascota. No
sólo hace su adivinación y las capacidades psíquicas desafían la clasificación,
sino que toda su atención se centra en la preservación del daño de la Nación
Vampiro, sin importar el costo, a través de su capacidad para ver en el futuro. Él
no tiene piedad, ni miedo, ni amor.
—¿Está loco?

—Supongo, en cierto modo, al ver que él es tan antiguo nadie sabe cuándo fue
convertido. Pero en cuanto a loco, no―loco como un zorro, tal vez, pero él sabe
lo que hace. Tiene plena comprensión. Simplemente ha dejado atrás cualquier
rastro de humanidad que ha tenido. Si él fue un ser humano, para empezar.

—Sé que puede y no quieras decirme, pero esta guerra... Es con la Corte Índigo,
¿no? Dices que soy el catalizador. ¿Es por eso que me pediste que viniera aquí
esta noche?

Estaba tratando de resolver las cosas. Las palabras de Crawl habían enviado más
que escalofríos a través de mí. Había algo de verdad en ellas que hicieron eco
en mis entrañas.

—Cicely, voy a ser honesta contigo. Te necesitamos. Y sin importar lo que


piensas, nos necesitas. La Corte Índigo es peligrosa. Myst sabe que eres la que
120
provocará su caída―no te dejará vivir. Ya sabes cómo empezaron.

—Sí, Geoffrey engendró a Myst. Lo hizo, ¿no? Él es el Geoffrey quien dirigió la


incursión en la Corte Oscura.

Regina dejó escapar un resoplido suave. —Sí. Geoffrey era más joven entonces,
y no había desarrollado la paciencia y la previsión que ahora ejerce. La Nación
Vampiro simplemente busca estar preparado para rectificar un error que
cometimos hace tantos años. Por lo tanto, te necesitamos... Y estamos
dispuestos a ayudarte a cambio. Si no estás de acuerdo, vamos a hacer tu vida
un infierno. Si unes fuerzas con nosotros, haremos todo lo que esté en nuestro
poder para protegerlos a ti y a tus amigos. No más por ahora, hasta que
volvamos con los demás.

Decidí atreverme con una última pregunta, provocada por lo que Crawl había
dicho. —¿Puedo preguntar... ¿eres la hija de Crawl? ¿Él te creo?

Ella bajó la mirada hacia mí y su sonrisa se desvaneció. —Lannan y yo llevamos


el poder del Oráculo de Sangre en nuestras venas. Ha sido una vida larga y
pesada para mi hermano y para mí, desde que Crawl llegó por primera vez a
nuestra tierra y nos llevó.

Y luego, ella me hizo un gesto para que prosiguiera hasta el cristal con ella, y al
cabo de unos momentos, estábamos de regreso en el cuarto oculto.
Al entrar en la oficina de Geoffrey, Regina me hizo señas para que me sentara
junto a Leo y Rhiannon. Agitada y queriendo nada más que ir a casa, accedí.

—Necesitamos tu respuesta, Cicely. ¿Vas a aceptar nuestro contrato y


arrendarnos tus servicios? ¿O estaremos obligados a tomar medios más
drásticos?

—Te das cuenta de que tú no me has dejado otra opción —le dije, ya sabiendo
lo que iba a hacer. Estaban convencidos de que me necesitaban. Prácticamente
dirían que los iba a ayudar si fuera voluntariamente o no. Bien podría conseguir
lo que pudiera sacar de ello. Me aclaré la garganta—. Acceder bajo amenaza de
castigo no es precisamente favorable a la buena voluntad. Pero antes de entrar
en la semántica, sí, te ayudaré. Con una condición. La Corte Índigo ha capturado
a mi tía y a nuestra amiga Peyton. Si hay alguna forma de ayudarnos a
rescatarlas, yo gustosamente acepto su oferta.

—La oferta es para ti, solamente, pero tus amigos están tácitamente incluidos 121
por asociación —dijo Geoffrey—. Estoy contento de que te hayas decidido a
hacer las cosas más fáciles. Haremos lo que podamos para ayudarte a rescatar a
tus seres queridos. Me horroricé al oír que las fuerzas de Myst se habían
atrevido a capturar a Heather, o matar a Marta. Hablando de la oferta, Emisaria,
tu hermano salió a conseguir el contrato y el pago del primer mes.

Regina le sonrió. —Lannan ayudará en ocasiones. No siempre es una mula


obstinada.—Volviéndose hacia mí, añadió—. Creemos en el pago por
adelantado de los servicios.—Ella sonrió y realmente creí que estaba orgullosa
de lo que estaba diciendo—.. No queremos que te sientas utilizada de ninguna
manera.

Me mordí la lengua. Señalar nuevamente que no tuve mucha opción, que me


utilizarían con o sin mi permiso, no parecía la decisión más acertada para hacer.
Después de la reunión con Crawl, realmente no quería estar en su lado malo o
podían enviarme de vuelta con él para dejarlo convencerme que cooperara.

Rhiannon levantó lentamente su mano. Regina se echó a reír. —¿Tienes una


pregunta?

—Sí —dijo ella suavemente—. Tenemos alguna información sobre la Corte


Índigo, pero hay tantas cosas que todavía no sabemos sobre ellos. Secuestraron
a mi madre. ¿Sabes lo que quieren con ella?

Geoffrey se levantó, paseando hasta situarse detrás de su silla. Después de un


momento, dejó escapar un suspiro hueco que no tenía aliento detrás.
—Tenemos nuestras sospechas. Los miembros de la Nación Vampiro
generalmente no pretenden ser aficionados a la mayoría de los mortales.
Nosotros―los vampiros verdaderos―acatamos el Tratado de Conducta
Súpernatural porque nos permite vivir junto a tu clase sin ser cazados, excepto
por esos que guardan rencores. Pero nosotros acatamos el tratado―a
excepción de los granujas― y honramos nuestros compromisos. La Corte
Índigo... —Hizo una pausa y miró a Regina.

—El Vampirismo Fae es caótico, mucho más caótico de lo que nosotros


somos—dijo, tras un momento—. Puedes pensar en nosotros como arrogantes,
pero confía en mí, el mundo de la Corte Índigo es mucho más peligroso que el
nuestro. No honran ningún tratado, ninguna promesa, y se consideran por
encima de todas las reglas, excepto las suyas. Se alimentan de la sangre y de la
magia.

—Cuando nos esforzamos por encontrar un compromiso para caminar entre los
vivos, ellos trataban de hacer a los vivos sus esclavos —dijo Geoffrey—. Nos 122
odian. Somos sus creadores y nunca nos perdonarán por ser los primero en
caminar entre los muertos vivientes. Así que ellos buscan esos que tienen fuerza
para añadir a su corte, con el fin de acabar con nosotros.

Aunque yo sabía que el sentimiento era mutuo, decidí mantener mi boca


cerrada.

—Tenemos una larga historia… —Regina se detuvo cuando la puerta se abrió y


Lannan Altos entró—. Hermano, estás de vuelta.

Después de una exagerada reverencia en dirección a nosotros, le entregó un


sobre de manila. Ella lo besó profundamente, lengua y todo. Parpadeé. Al
parecer, habían llevado su relación hermano-hermana a un nivel
completamente nuevo.

—¿Son amantes? Pero están relacionados.—Leo parpadeó cuando las palabras


estallaron de sus labios.

Ellos lo miraron y Regina se echó a reír. —Oh, verdaderamente, incluso los


nacidos mágicos pueden parecer tan humanos a veces. Sí, somos amantes, y sí,
somos hermanos. También somos los mejores amigos y camaradas para
gobernar nuestra línea familiar.

Leo tragó sacando un "Oh".

—¿Alguna otra pregunta? —preguntó.


Decidí arriesgarme. —Sí, en realidad. En ese tema... si son hermano y hermana,
y compañeros, entonces ¿por qué no es Lannan un emisario, también?

Mientras ella sacudía los papeles sacándolos del sobre y me los entregaba, se
encogió de hombros. —La Reina Carmesí no se preocupa por mi hermano.

Rápidamente le eché un vistazo a Lannan, esperando que su respuesta no


hubiera hecho surgir el equipaje que podría estar dispuesto a tomarla con
nosotros, pero él sólo dejó escapar una risa baja.

—Cierto, muy cierto. Regina es la señora de la concurrencia de cortesanos. No


sufro por los aduladores y lambiscones, y tienes que ser diplomático con el fin
de hacer lo que mi hermana hace. Estoy lejos de la diplomacia.

Geoffrey soltó un bufido. —Lannan, eres el epítome de la cortesía cuando eliges


serlo y el más grande idiota del mundo cuando eliges serlo. Trabajar por la
Reina —añadió—.Hay que dejar a un lado el ego y someterse a la propia
123
voluntad directamente de nuestra querida soberana. Y eso, nunca lo harás.
Quieres ser un pene andante, amigo mío.

Lannan se encogió de hombros y esbozó una sonrisa. —¿Puedes culparme? No


me inclino ante ningún hombre, aunque le respondo a la Reina cuando debo
hacerlo. Respondo sólo ante mí mismo todas las otras veces. Y.—Se volvió hacia
Regina—. A mi amor.—Él extendió la mano y rozó sus dedos con los de ella y
una chispa audible rompió el silencio.

En ese momento, ambos giraron la cabeza para mirarme y repentinamente me


sentí como carne fresca en el gancho. Rápidamente enterré mi nariz en los
contratos. Fueron redactados con claridad, aunque me di cuenta de un vacío
legal que estipulaba si dejara de informar diariamente, la Corte Carmesí tenía
derecho a "administrar remedio." También me di cuenta de que me estaban
ofreciendo dos mil quinientos dólares al mes por informarles de cualquier cosa
de lo que me entere. No era mal dinero, un trabajo que no requiere de ocho a
cinco o preguntar, '¿Quiere papas fritas con eso?'

—No estoy segura de lo que esto significa, pero podría significar, oh, tantas
cosas.—Señalé la cláusula—. ¿De qué tipo de remedios estás hablando? —En
realidad, yo tenía una idea, gracias a hojear de Una historia de la Nación
Vampiro—. La fraseología en esto tiene que cambiar de alguna manera.

Regina le echó una ojeada, luego miró hacia Geoffrey. —En realidad, nada tiene
que cambiar, pero tal vez podamos modificarlo. Debe haber alguna garantía de
que no omita tus deberes o seas negligente.
Lannan apoyó los codos en la parte posterior de la silla de Regina. —Redáctalo
de modo que por cada día que olvide enviar su informe―lo que puede ser a
través de e-mail si gusta― ella debe pasar una hora conmigo, y yo, a solas, se
me permitirá castigarla durante ese tiempo.

Un escalofrío me recorrió la espalda. —¿Qué tipo de castigo?

Se me quedó mirando. —Cualquiera que sea el castigo que yo elija.

—No con sangre —dijo Rhiannon—. No vas a extraer la sangre de ella. Y no


puedes mutilarla.

Regina le dio a Lannan una larga mirada y una sonrisa cruzó su rostro velado.

—Lannan nunca mutilaría una hermosa mujer tan joven.

—Espera.—Me quedé sin aliento, sintiendo al mundo cubrirme cada vez más. La
única manera de no aceptar su oferta sería la de salir de la ciudad, pero aun así, 124
me cazarían. Al estirarse por los papeles, yo los aparté de ella—. La parte de
ayudarnos con mi tíano está en el contrato. Vuelvo a preguntar: ¿Nos pueden
ayudar a rescatar a mi tía y a nuestra amiga Peyton? Si voy a firmar algo que
pone en peligro mi vida, tengo que ganar más que un par de mil dólares al mes
por ello.

Regina y Lannan se miraron entre sí y luego a Geoffrey. Tuve la clara sensación


de que estaban conferenciando sin que oyéramos una palabra.

Después de un momento, Lannan me miró directamente. Luché por mantener la


compostura y me di cuenta que si apartaba la mirada, me dirían que no.

—Buscas subir la apuesta, entonces tendrás el servicio de sangre.—Comencé a


protestar, pero Lannan levantó la mano—. Una vez al mes, bebo de ti —dijo—.
No voy a obligarte a beber de mí, y me comprometo evitar cautivarte, al menos
de forma permanente. No voy a hacerte mi puta de sangre, aunque creo que
me gustaría eso. Sí, Lo haría. Pero tú recordarás quien es tu amo. Puedes ser de
los nacidos mágicos, pero todavía estás a un paso de ser humana y no hemos
estado nada cerca de los humanos durante miles de años.

Mierda. Si Grieve percibía la esencia de Lannan en mí, se volvería loco. —¿Eso


no pondría sobre aviso a Grieve de que estoy pasando el rato contigo?—
Cualquier cosa, cualquier cosa para evitar ser una caja de jugo viviente.
—Eso sigue siendo tu problema a tratar como mejor te parezca. —Lannan se
encogió de hombros. Él esperó, dando golpecitos con el pie ligeramente sobre
el suelo.

Viendo mi futuro estrecharse tristemente, me encogí de hombros. ¿Qué


elección podía hacer a estas alturas? Y si ayudaba a salvar a Heather y a Peyton.

—Lo haré —le dije con gravedad—. Sólo asegúrate de no tomar suficiente para
dejarme débil, ni convertirme en una puta de sangre. Si te honras vinculándote
a ti mismo a eso, tenemos un trato.

—Sabes, nosotros no tenemos que ofrecerte nada de esto —dijo Geoffrey—.


Pero lo hacemos así por nuestro respeto por su tía, y Marta, quien creemos
firmemente que murió a manos de la Corte Índigo. Esa es otra posibilidad...

—¿Qué?

—Tal vez deberíamos ponerte a revisar su muerte. La policía ciertamente no lo 125


hace. Y Anadey tiene sus manos llenas. Puedes ser capaz de confirmar lo que
sabemos. En verdad, sigue siendo más fácil atraer a las moscas con miel en
lugar de vinagre.

—Y yo soy tu miel —le susurré, mientras Lannan se llevó los contratos de la


habitación para cambiarlos.

Regina sonrió y se acercó a mí. Yo seguía de pie, tan preocupada en los


pensamientos que ni siquiera pensé en hacer una reverencia. Ella dio un paso
tan cerca que podía sentir el crujido de la energía chispeante a su alrededor.

—Mi hermano disfruta de sus juguetes. Puede jugar contigo todo lo que quiera,
y yo le concedo permiso para disfrutarlo, es un muy buen compañero de juego.
Pero recuerda: nunca, debes creer que puedes alguna vez alejarlo de mí. Somos
una pareja acoplada. No interferirás o intentaras jugar a enfrentarnos el uno al
otro. Por otro lado, si decide jugar con los dos... No voy a objetar en lo más
mínimo.

Y luego, se inclinó hacia adelante y me dio un largo beso en los labios, y su


sabor y olor fueron tan embriagadores que ni siquiera me inmuté.
Capítulo 12
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Mir

C
on las palabras de Regina resonando en mi cabeza, me tropecé hacia
atrás. Ella me guiñó un ojo, pero el efecto crispómis nervios, con sus
inquietantes ojos de obsidiana.

—Confía en mí, no tengo ninguna intención de meterme entre ustedes dos, y


no tengo ningún interés en tu hermano—le dije, mis rodillas se tambalearon. 126
Jodido infierno, yo accedí a entregarme a su hermano una vez al mes, y no
estaba hablando de sexo. Incluso eso habría sido mejor que darle sangre, pensé.
Por otra parte, recordando su reputación, tal vez no.

—Bien. Entonces, tan pronto como firmes los contratos, serás libre de irte. Eres
bienvenida a quedarte y unirte a la fiesta, si crees que puedes soportarlo.—Su
voz era fría y no pude evitarlo: me reuní con su mirada.

Un desafío. Ella me estaba dando un desafío. Para ver si tenía las agallas para
hacer frente a su mundo. Me volví hacia Leo y Rhiannon, forzándome decir con
voz estable:—Pueden ir a casa, pero me quedaré por un tiempo.

No me atrevía a mostrar miedo, aún si pudieran olerlo en mí. Los vampiros eran
depredadores, ellos me respetarían si me mantenía firme. Bueno, tanto como
respetarían a alguien que no formaba parte de su mundo.

—Nos quedaremos contigo—dijo Leo, cruzando los brazos.

—Sanador, puede que se requiera un estómago más fuerte que el tuyo.—


Regina se paseó tranquilamente hacia él y puso su puntiaguda uña debajo de
su barbilla—. ¿Estás seguro de que estás a la altura?

—Lo manejará—dijo Geoffrey—. Es mi recadero diurno. Acobardarse me diría


que es el mortal equivocado para el trabajo. ¿No es cierto, Leo?—Le dio a Leo
una mirada que sólo podía tener una respuesta.
—Por supuesto, Lord Geoffrey.—Leo sonrió, pero yo podía sentir la tensión
detrás de sus palabras.

Regina dejó escapar una risita.

—Te prometo con seguridad. Con Cicely trabajando para nosotros, y este joven
león trabajando para Geoffrey, haremos lo que podamos para asegurar que
permanezcas sin ser señalado por ningún miembro de la Nación Vampiro que
viva en esta área.—Hizo una pausa, y luego añadió con una sonrisa suave—: A
menos que, por supuesto, emitas una invitación.

En ese momento, Lannan volvió a entrar en la habitación y Regina estuvo de


vuelta toda negocio. Extendió los contratos hacia mí y les eché una mirada
nuevamente, asegurándome de que no habían cambiado nada sin que me diera
cuenta. Pero todo se veía honesto y responsable, a pesar de que me entretuve
en la promesa de darle a Lannan mi sangre una vez al mes a cambio de su
ayuda con Heather. 127

—¿Pluma?—dije.

—Aquí, considera este el primero de muchos regalos—dijo Lannan, sus dedos


demorándose en los míos mientras aceptaba la Mont Blanc que me ofrecía.

Me quedé mirando la pluma. Seguramente valía uno de los grandes, y aquí


estaba entregándomela como si fuera una simple pluma. Lentamente, quité la
tapa. Una pluma estilográfica. Los contratos estaban en la mesa de centro y la
línea de puntos se alzaba como una línea de demarcación.

Sin firmar, todavía era dueña de mí. Firmaba y poseerían una parte de mí. Pero
si no estaba de acuerdo... Demasiadas oportunidades para que todos nosotros
salgamos lastimados. Demasiadas oportunidades para que los vampiros
demuestren lo duros que eran. Y no tenía duda de que podrían respaldar sus
amenazas.

Lentamente firmé con mi nombre y bajé la pluma.

—Ahora, sólo un poco más de tu sangre, por favor; una sola gota, al final de tu
nombre.—Regina se estiró por mi mano. Ella bajó su boca a mi pulgar y abrió el
final de la herida de nuevo, usando un colmillo para perforar la piel. Un
delicioso escalofrío me corrió y sentí que me elevaba sobre alas. Entonces, ella
se apartó, y apreté para sacar una gota sobre el papel, al final de mi nombre.
Lannan tendió su mano. Lentamente puse la mía en la palma de su mano y se la
llevó a los labios donde lamió lentamente a lo largo de la herida con su lengua.
El calor subió por mi cuerpo. Quise retorcerme, caer en sus brazos, sentir sus
labios cubrir mi cuello, mis pechos, mi estómago.

Mi lobo gruñó entonces, grave y enojado, y abrí mis ojos de golpe. Lannan
sonreía, seductor, astuto y malvado, todo en uno.

—Oh sí —susurró—. Esta va a ser una asociación muy interesante.

Jadeé y me quedé sin aliento cuando él se inclinó y me besó en la mejilla,


dejándome tambaleante. Cayendo nuevamente en el sofá, traté
desesperadamente de controlar el flujo de hambre que corría por mi cuerpo.
¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo pudo una simple frase darme ganas de abrir
mis piernas para él? Aterrorizada, dándome cuenta de lo mucho que me había
vendido a su servidumbre, empecé a temblar.
128
Leo, sentado a mi lado, puso una mano en mi pierna y sea lo que fuera que
estaba haciendo―sea cual fuere la energía que estaba dirigiendo―empezó a
sacar el miedo de mí. Después de un momento, empecé a respirar con
normalidad.

Regina le entregó los contratos a Geoffrey.

—Aquí tienes, vamos a necesitar una copia para la Corte, y otra para Cicely. Por
favor, haz que tu personal se encargue del asunto.

Él asintió.

—Por tu voluntad, Emisaria.

—Y ahora —dijo Regina—. Vamos a tener una fiesta.

Lannan envolvió su brazo alrededor de la cintura de su hermana. Mientras nos


conducían fuera de la habitación, miré a Geoffrey. Él me dio una mirada larga y
silenciosa, y entonces, con el más elemental de los movimientos, sonrió, pero la
curva de sus labios era triste.

Una alarma sonó en mi interior, y de repente, me di cuenta de lo que había


pasado por alto en el contrato. ¡Oh, mierda! Pero ya era demasiado tarde para
pedir un cambio.
No había sido estipulada una fecha de finalización. Estaba atada a ellos durante
el tiempo que quisieran. Simplemente me había obligado a trabajar para los
vampiros por el resto de mi vida, si lo querían así.

Regina y Lannan nos llevaron por la sala principal, a otro conjunto de puertas
dobles. Ella echó una mirada atrás hacia nosotros.

—¿Segura de que estás en el juego?

Tragué saliva. Ahora, más que nunca, tenía que demostrarles que podía
manejarlo.

—Sí, siempre y cuando tu promesa se mantenga. 129

—Se mantiene —dijo ella, sus ojos brillaban tenuemente. Me di cuenta de que
sus colmillos estaban extendidos. Abrió las puertas y nos llevó a otro pasillo. Los
seguimos a los tres por el corredor hasta que llegamos a un tercer juego de
puertas dobles a la derecha. Se detuvieron.

Lannan nos miró.

—Antes de entrar, sepan que estarán seguros si siguen algunas reglas simples.
Nada de movimientos bruscos. Manténganse juntos, a menos que prefieran
unirse a la diversión. No deben tratar de detener nada de lo que ven aquí; todo
el mundo aquí estuvo de acuerdo con las reglas del juego.

Eso dejaba mucho espacio, pensé, teniendo en cuenta las capacidades de los
vampiros para encantar y seducir. Las probabilidades eran, que había un buen
número de personas en todo New Forest―o cualquier ciudad, para el caso―
que se encontraban en fiestas de vampiros sin realmente querer aparecer allí.
Por supuesto, estaban las putas de sangre, las chicas-colmillo y los aspirantes,
pero venían con el territorio, y por lo que había visto, los vampiros disfrutaban
jugando con los que tenían reservas más que con los dispuestos.

Tragué saliva, preguntándome qué estaba pasando detrás de las enormes


puertas cerradas.

—Entendemos.
—Entonces entra en nuestro mundo, Cicely, junto con tus amigos, y tal vez
desees hacer algo más que observar —dijo, su voz saboreando mi nombre. Me
estremecí y él dejó escapar una risa suave mientras abría las puertas.

En cuanto se abrieron las puertas, nos encontramos frente a dos guardias. Uno
era alto y el otro más bajo, pero ambos eran fornidos. El hombre más bajo tenía
el cabello oscuro que se rizaba sobre sus hombros y lucía vagamente
mediterráneo. El más alto era rubio, con barba y tenía un martillo de Thor
tatuado en medio de la frente. No podía quitar mis ojos del tatuaje cuando
captó mi mirada.

Nos miraron de arriba abajo, pero no dijeron nada mientras nos asomábamos al 130
interior. La habitación era enorme,perfectamente del tamaño de toda nuestra
planta baja en casa. A primera vista, pensé en un nido de víboras, tenuemente
iluminado en tonos de rojo. Las paredes, la tapicería, las baldosas del suelo eran
todos en tonos de rojo y bronceespiral, oro y negro. No había ventanas
derramando luz en la habitación, y al principio lo único que podía ver era un
mar de cuerpos retorciéndose, girando juntos en una bola de apareamiento
masivo.

A mi lado, Rhiannon abrió la boca, pero no dijo nada. Leo no parecía afectado,
pero estaba acostumbrado a tratar con vampiros y, probablemente, había sido
testigo de sus juergas antes. Inhalé una respiración larga y luego exhalé
lentamente, ganando tiempo para adaptarme a lo que estaba viendo. Y
entonces, mientras Lannan gesticulaba para que entráramos, di un paso por el
umbral, a un mundo de sexo, sangre y pasión.

La música cambió de la contundente techno de la fiesta exterior. Aquí era


sinuosa, tentando a que nos uniéramos a la danza. Una simple nota larga subía
y bajaba, llevando a un tambor, una cadencia, los latidos del corazón de los
seres humanos llenaban el ambiente. Y en todas partes, debajo de la música, el
viento traía gritos de pasión y hacía doler mis oídos.

Tratando de dar sentido al caleidoscopio viviente, me concentré en un área a la


vez. Por allí, había un largo diván. Tres mujeres tendidas lánguidamente lo
atravesaban, sus vestidos eran vaporosos y translúcidos. Dos
hombres―vampiros― estaban turnándose con ellas, uno lamiéndoles sus
cuellos y el otro entre sus piernas.

Mi estómago se anudó cuando me di cuenta que los vampiros estaban


bebiendo sangre de ambas áreas y retiré mis ojos, rezando porque bebieran de
la arteria en el muslo y no de algo más doloroso. Pero las mujeres suspiraban, y
una dejó escapar un gemido que desató una fibra sensible dentro de mí. Tomé
otra respiración, llegando a perder el equilibrio antes de darme cuenta que me
había sostenido del brazo de Geoffrey en lugar del de mi prima. Él me dio una
sonrisa socarrona, pero sólo dio unas palmaditas en mi mano antes de sacarla
de su manga.

Otra pila de cuerpos en el suelo, de nuevo, una mezcla de vampiros y seres


humanos, una orgía de movimiento, miembros entrelazados, colmillos
destellando, cuellos goteando sangre, cabezas hacia atrás en éxtasis. Un gemido
aquí, un suave suspiro allí, y una mujer alzó la mirada hacia mí de repente, con
la barbilla manchada de rojo, colmillos extendidos, con los ojos tan negros que 131
me sentí caer en el abismo.

Ella sonrió, guiñó un ojo, gesticuló. Aturdida, di un paso hacia adelante, pero
Leo me detuvo. Retiré mi mirada de un jalón. La escuché sisear, pero ella volvió
a su puta de sangre, un hombre de unos veinte años con tensos abdominales y
el rostro de un dios griego. Otra mujer ―humana esta vez―lamía lentamente
su creciente erección.

Temblando, me volví hacia Rhiannon, cuya mirada estaba pegada a la escena.


Ella se mordía el labio y de repente me di cuenta que tal vez no era tan buena
idea tener a alguien que había reprimido su fuego por muchos años
―entremezclado con la sexualidad― en torno a un club de sexo vampiro ahora.
Pero no había forma de salir. No con Regina, Lannan, y Geoffrey flanqueando
nuestros costados.

Hablando de Lannan, me di cuenta de que estaba inclinado sobre mi hombro,


con sus labios peligrosamente cerca de mi oreja.

—¿Ves algo que te guste?

Me obligué a controlarme.

—Todo esto es muy interesante. Así que aquí es donde realizas tu…

—Este es nuestro equivalente a una fiesta de disfraces —dijo, riendo bajo—.


Puedes encontrarte con una referencia a un frenesí de alimentación... Como
puedes ver, no somos tiburones, arrancando a nuestras víctimas en pedazos.
Preferimos dar placer cuando lo tomamos.

—De alguna manera, no creo que todos los vampiros tengan ese credo.
¿Seguro que no eres parte de la Corte Índigo?—Yo estaba bromeando, tratando
de desviar el tema de Lannan dando placer a cualquiera, pero al parecer, mi
broma no tuvo éxito.

Antes de que pudiera dejar salir otra palabra, Lannan me había sujetado y en
unborrón, estábamos junto a la pared y él me estrellaba contra ella.
Estrechamente, él me sostuvo por el cuello con una mano, fijándome a la pared
con su cuerpo. Acercándose, sus colmillos brillaban en la penumbra.

—No vuelvas a sugerir tal cosa otra vez, Srta. Waters, o, protección o no, serás
castigada. Y yo voy a ser el que administre el castigo. Y confía en mí, espero ese
día. Oh, sí, lo hago.—Una mezcla de placer y de ira llenaba su rostro.
132
Tragué una bocanada de aire, sabiendo que ahora no era el momento para
tratar de librarme de su agarre. Eso podría llevar a su mente en todas las
direcciones equivocadas y con tanto sexo y alimentación pasando en la
habitación, tratar de escapar era claramente lo que no había que hacer.

—Nos perteneces ahora—añadió, con esos colmillos blancos brillantes suyos a


pocos centímetros de distancia—. No lo olvides, firmaste con tu sangre. ¿Estás
tan ansiosa por mi atención que voluntariamente rompes las reglas?—El
contacto de su piel contra la mía era fuego frío. No había calidez, sólo un
implacable escalofrío que se filtraba a través de sus dedos para extenderse a
través de mi cuerpo.

—Por favor, lo siento… No quise ofenderte. Sólo estaba haciendo una broma
de mal gusto—balbuceé. No estábamos jugando más un juego, había cedido mi
vida y ahora cualquier error que cometiera significaba que podían recoger
pedazos de mí en cualquier momento que ellos quisieran—. No me di cuenta lo
mala que era la broma.

Leo y Rhiannon luchaban al fondo. Geoffrey y Regina los sujetaban, observando;


sus expresiones eran neutrales.

Lannan extendió la otra mano y acarició mi mejilla, arrastrando la uña por la


piel, dejando un verdugón rojo. Su fuerza era inmensa. Con razón la gente le
tenía tanto miedo a los vampiros. Y sin embargo, si la Corte Índigo tenía la
fuerza de los vampiros más sus propios poderes, el otro lado del ejército al que
nos enfrentábamos era aún más aterrador.
Me tragué mi orgullo, una cosa difícil, difícil de hacer y bajé los ojos.

—Lo siento. Por favor, perdóname.—Esas palabras me costaron demasiado.

Lannan se apretó contra mí, más de lo necesario, pero luego, después de un


momento, se soltó lentamente y se alejó.

—Se te ha dado el aviso. La próxima vez que seas tan irrespetuosa, espera
castigo. Y cuando llegue el momento de tu primera donación de sangre,
disfrutaré tomándola, y haré que te corras con tanta fuerza que gritaras mi
nombre, aunque no pueda ponerte de esclava. Tienes mucho que aprender,
Cicely, y la humildad está en la parte superior de la lista. Y yo soy un maestro de
la enseñanza de la humildad.

Se dio la vuelta bruscamente e hizo un gesto a uno de las vampiros que estaba
cerca. Iba vestida con un corsé ajustado y falda larga, estrecha. Llevaba el pelo
recogido en un moño y se veía impecable. ¿Por qué demonios la mayoría de los
133
vampiros se ven bien? Incluso los ancianos, los calvos, aquellos con cicatrices,
lucían deliciosos. Bueno, excepto Crawl. Crawl había sido horroroso.

—Necesito una puta de sangre. Mujer. Tráeme una.—La voz de Lannan era
ronca y mantuvo los ojos apartados de mí.

Me escabullí, hacia el lado de Rhiannon, donde ella y los otros me flanquearon


protectoramente. Regina me dio una mirada severa, sacudiendo su cabeza
lentamente. Geoffrey parpadeó, pero no dijo nada.

La vampira que había surgido para responder a la petición de Lannan volvió,


tirando de una morena detrás de ella. La chica vestía de blanco, el cual hasta
ahora había logrado evitar ser salpicado de sangre. Tuve la sensación de que
eso estaba a punto de cambiar.

Yo no quería ver, pero Regina me agarró, empujándome hacia adelante. Ella


puso sus manos sobre mis hombros mientras se inclinó para susurrarme al oído.

—Harías bien en mirar, porque esto es a lo que te enfrentarás si te equivocas de


nuevo. Y si mi hermano está en uno de sus estados de ánimo, será a la vez
exquisito y doloroso. No lo suficiente para encantarte, pero lo suficiente como
para nunca olvidar su toque.—Ella ronroneó, riendo ricamente—. O... quizás te
gustará, y decides ofrecerte a su caballeriza.

—Yo no contaría con ello, Emisaria—dije cortésmente, con ganas de reírme en


su cara. Pero había visto justo lo que la reacción de mi sentido del humor
podría desencadenar y no quería repetir mi error con Lannan, quien, en ese
momento se volvió hacia mí, con una sonrisa burlona.

Alcanzó el hombro de la mujer y lentamente acarició su pecho bajó el vestido


de encaje blanco que llevaba. Ella gimió, su cabeza lentamente cayó hacia atrás
descansando contra su pecho. Lannan se inclinó y, con la mirada todavía fija en
mí, hundió sus colmillos profundamente en el cremoso cuello blanco mientras
acariciaba sus pechos. Ella abrió la boca, los ojos muy abiertos mientras él
perforaba su piel, llevándose dentro de ella con furia. Luego un resplandor
repentino cruzó su rostro y comenzó a frotar sus caderas contra su ingle.

Yo no quería ver. No quería ver lo que estaba haciendo, cómo la estaba


afectando, pero Regina me sosteníafuerte, y sus dedos se cerraron sobre mis
hombros.

—Mírala, le gusta su toque. Ella lo desea. Mi hermano es el mejor amante que


he tenido. De verdad deberías probarlo. Tal vez cuando tome la sangre de ti, 134
cambiarás de opinión.—Regina se apoyó en mí, sus pechos apretados a mi
espalda. Era extraño no sentir el pulso, niel latido, niel ascenso y la caída de su
aliento.

Lannan estiró su mano hacia abajo y escuché el sonido de una cremallera y,


luego, elevando el vestido de la mujer, se deslizó en su interior desde atrás,
golpeando al ritmo de la música, chupando su cuello, mientras la sangre
goteaba de su barbilla, que estaba manchada de un rojo intenso. Los riachuelos
carmesí se deslizaban hacia abajo por el pecho de la chica en líneas finas y
húmedas entre sus pechos, y el corpiño de su vestido comenzó a absorber las
gotas a medida que se propagaban en un patrón de una rosa contaminada. Ella
dejó escapar un gemido, y la felicidad desenfrenada se extendió por su rostro.

Me estremecí, incapaz de apartar la mirada. No tenía idea de lo que los otros


estaban pensando, pero yo estaba aterrada. ¿Qué pasaba si Lannan tenía ese
efecto en mí cuando llegara el momento? ¿Qué pasaba si voluntariamente le
permitía follarme porque que bebiera de mí se sentía tan bien? Yo no era mi
madre, no era una puta de sangre y que me condenen si voy a dejar que me
convierta en una.

Las manos de Regina en mis hombros ardían en frío ―fuego y hielo a través de
mi vestido―e imágenes de ella arrastrando sus dedos hacia abajo para acariciar
mis pechos pasaron por mi mente. Me quedé sin aliento y ella ronroneó en mi
oído.
—Podrías encajar con nosotros, Cicely. Piensa un poco en ello. Nos vendría bien
una bruja con tus poderes aquí en nuestro mundo. Y la conversión no es
terriblemente dolorosa. Estaría más que feliz de ser tu progenitora, si te
apetece.

Temblando, no dije nada. ¿Qué podía decir? Todo lo que salía de mi boca
parecía ser un error esta noche, y no quería hacer otro.

Lannan intensificó el ritmo, conduciéndose en la morena por detrás. Se centró


en mí, manteniéndome esclava. Pude ver su lengua bebiendo a lengüetadas de
su sangre, sus colmillos hundiéndose un poco más, ampliando los pinchazos, un
moretón floreciente se extendía por su piel. Las embestidas de él y los gritos de
ella me estaban volviendo loca y jadeé, dándome cuenta de que no quería nada
más que empujarla a un lado, para ensartarme a mí misma en él, para tomar su
lugar.

En ese momento, lo odiaba. Pero…oh, cuanto lo deseaba. 135

Y luego, con un gruñido final, él se apartó de ella y la arrojó a un lado. Ella cayó
al suelo, aturdida. El rostro de él era una masa sanguinolenta, sus colmillos de
aguja, afilados y goteando, su pene resbaladizo y era horroroso otra vez. Me
estremecí, con asco. Él se echó a reír, metiéndose nuevamente en los
pantalones y subiendo el cierre. Regina me empujó a su encuentro mientras
lentamente él se paseó hacia mí. Quería correr, pero él no había terminado
conmigo. El depredador acechaba fuerte detrás de esos ojos negros helados
suyos.

Me agarró por la cintura y pude sentirlo todavía rígido, presionando contra mi


muslo. Deslizó una mano hacia abajo para acariciar la curva de mi espalda, y el
vestido que llevaba parecía totalmente inadecuado. Bien podría estar desnuda.

—¿Quieres follar? Todo lo que tienes que hacer es pedirlo. Suplicarme. O...
simplemente cometer otro error.—Y luego, se inclinó y frotó su cara contra la
mía, untando la sangre de la chica a través de mis mejillas mientras ajustaba sus
labios contra los míos. El salado sabor metálico llenó mi boca mientras me
besaba profundamente. Y luego, sin decir una palabra, me soltó. Me tropecé, y
cuando me estabilicé y levanté la mirada, Lannan había desaparecido entre la
multitud. El pulso de la música vibraba en mi cabeza mientras continuaba la
fiesta.

Mi lobo gruñó, profundo, enojado y celoso. De alguna manera, Grieve sabía que
yo había respondido a alguien que no era él.
Veinte minutos más tarde, estábamos fuera, de pie junto al Favonis. Leo y
Rhiannon miraban con amargura hacia la casa, y yo sabía que sentían que me
habían fallado.

A decir verdad, ni siquiera yo sabía qué decir. Me sentía más sucia que nunca y
sin embargo... Y sin embargo... Un nudo en mi bajo estómago rogaba por
liberarse. La sensación de las manos de Lannan en mi piel seguía resonando a
través de mi cuerpo.

—Cicely... ¿estás bien?—La voz de Rhiannon se filtró a través de mi cabeza. Me


volví hacia ella—. No debí permitirte que lo hicieras… Debí ser yo. Heather es
mi madre. Lo siento. Lo siento mucho. 136
—No serías capaz de hacer frente a los vampiros. Y ambas, sabemos eso. Si
Lannan te tratara de la forma en que me trató, estarías muerta a estas alturas,
explosionando con alguna explosión de fuego. He aprendido cómo construir
mis defensas. Tú estás aprendiendo.—Con un suspiro, abrí las puertas.

Sacudiendo mi cabeza, me puse tras el volante.

—Fue mi elección. No te preocupes. Tendremos dinero entrante, tendremos


regalos, y vamos a tener su ayuda para rescatar a la tía Heather, y si pueden, a
Elise y a Peyton. Vale la pena unos cuantos besos sangrientos por sólo eso.

Forzando una sonrisa en mis labios, no queriendo decirles sobre mi visita a


Crawl aún, hice chirriar el auto al salir de la calzada. El estruendo del auto me
puso aún más nerviosa, y pisé a fondo el acelerador, incrementando la
velocidad todo el camino a casa. Y nadie dijo nada para detenerme.

Tan pronto como entramos en la casa, después de que hicimos una búsqueda
rápida, salté a la ducha, restregándome hasta que estuve en carne viva, tratando
de librarme de la sensación vil de sus dedos sobre mi piel. Pero el sabor
sangriento seguía allí, incluso después de lavarme los dientes, incluso después
de comerme la mitad de una lata de caramelos Altoids de menta en el baño.

Lentamente me envolví para regresar a mi habitación y abrí la puerta. Al entrar,


lo primero que noté fue que la ventana estaba abierta. Y la segunda era que
Grieve estaba sentado en mi cama, con el ceño fruncido, la mirada estrecha y
oscura.

137
Capítulo 13
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Mir

L
a sorpresa de ver a Grieve me hizo dejar caer mi toalla. Me quedé de pie
allí, completamente desnuda, mirándolo fijamente, incapaz de formular
una sola palabra.

—¿No vas que decir hola, Cicely?—Su voz me probaba, sus palabras se
deslizaban sobre mí como un bálsamo suave sobre una herida punzante. 138

Me quedé parada allí, cerrando mis ojos mientras Ulean se dejaba llevar detrás
de mí. Podía sentirla allí, abrazándome en su brisa refrescante.

Has tenido una noche tan horrible. Necesitas relajarte.

Grieve dio un círculo en torno a mí, con sus ojos en mi tatuaje de lobo.

—Te sentí esta noche. Te sentí responder, te sentí acelerarte. ¿Quién te ha


tocado? Huelo la esencia de polvo de cementerio y el velo hecho jirones en tu
aura. ¿Qué has estado haciendo?

Lentamente me di la vuelta, emparejando sus movimientos mientras él giraba a


mí alrededor. Mi pulso estaba latiendo en mi garganta. Por mucho que lo
quería, no podía decirle lo que había sucedido. Rhiannon, Leo… Sus vidas
dependían de mi discreción. Pero, ¿qué podía decir en su lugar? ¿Cómo podría
desviar sus preguntas?

—Estábamos pasando el rato en un cementerio, buscando tierra para los


hechizos. La energía es fuerte allí.—No parpadeé, ni me inmuté.

—¿Entonces por qué estás tan excitada? ¿Por qué el lobo me advirtió que
alguien estaba tocándote?—Él extendió la mano, trazó lentamente el contorno
de mi tatuaje con un dedo. Su toque hizo que mi cuerpo cantara.

—No lo sé.—Pensé en decirle que un desconocido se me había insinuado, pero


luego lo pensé mejor. Grieve iría en busca de alguien a quien culpar y
encontraría a un hombre inocente—. Tal vez tenía algo que ver con la energía
allí.

—Tal vez—dijo Grieve, colocando su mano plana contra la cabeza del lobo—.
Háblame de cuando conseguiste este tatuaje. Hay tantas cosas que no puedo
recordar desde que Myst llegó al poder.

¿El cambio había afectado su capacidad de recordar? No parecía posible, y sin


embargo, Grieve era tan parecido y aun así diferente a él mismo que me
preguntaba. Tragando el nudo que se había formado en mi garganta, dije:

—Cuando tenía quince años, soñaba con un lobo siguiéndome por las calles de
la ciudad. Él estaba protegiéndome, vigilándome. No me di cuenta de que era
tu forma espiritual. En ese momento, Krystal salía con un artista que hacía
tatuajes llamado Dane, quien estaba enamorado de ella. Fue uno de los pocos
novios que tuvo que era relativamente cuerdo. Él pagó por nuestra comida y
alojamiento durante unos tres meses. 139

—¿Alguna vez intentó algo contigo?—preguntó Grieve bruscamente.

Negué con la cabeza.

—Dane fue uno de los pocos que no lo hizo. Era un buen tipo. Una noche,
estábamos pasando el rato, fumando. Krystal estaba prostituyéndose por unos
dólares extra. Dane me miraba fijamente y cuando le pregunté por qué, me dijo
que podía ver a un lobo sentado junto a mí; un hermoso lobo plateado con
unos ojos verdes que cobraban vida cuando él los describía.

—Era yo —susurró Grieve suavemente, arrastrando su mano por sus ojos—. Lo


recuerdo. Hice lo que pude en forma astral para velar por ti.

—Ahora lo sé, pero en ese momento, la visión de Dane sonaba tan hermosa y
me puso a pensar en el protector de mi sueño. Le pregunté si tatuaría al lobo
en mí y él estuvo de acuerdo. Sé que suena estúpido, dejar que alguien
drogado te tatúe, pero supe, absolutamente, que él no lo iba a echar a perder, y
que tenía que tener este tatuaje. Ya había hecho el resto de mis tatuajes en los
meses anteriores, así que sabía que era bueno en su trabajo. Pasamos la noche
colados en Acapulcogold5 y él trabajó en la cabeza del lobo, las rosas y
calaveras durante cinco horas.

Cerré los ojos, recordando. Alrededor de las ocho, él había puesto un CD de


Gary Numan,Outland, que tocaba, una y otra vez. Los únicos sonidos a través de
las horas que pasaron fueron los del Electrónico Mago de Oz, el zumbido de la
pistola de tatuaje, y los silenciosos jalones que le dábamos a la hierba que él
había alineado en la mesa.

Había visto como la visión de mis sueños cobraba vida en colores brillantes,
primero el lobo con sus ojos esmeralda brillantes, luego el sendero de rosas y
calaveras de color violeta que se extendían a través de mi cintura, desde un
muslo hacia mi costado. Había dolido, pero la hierba ayudaba a trascender el
dolor, y perderme en la experiencia.

Luego, poco después de la una de la mañana, Dane dio un paso atrás y susurró:
140
—Dios mío, mírate. Eres hermosa.

Y yo había bajado la mirada, y encontrando al lobo que me había seguido


sueño tras sueño cobrar vida en mi piel. Y supe que él estaría siempre conmigo,
estaría siempre velando por mí.

—A la mañana siguiente, Krystal lanzó a Dane a la calle y me golpeó en la cara.


Estaba convencida de que me había acostado con él. Finalmente logré que me
creyera que él sólo me había tatuado, pero ya era demasiado tarde. Esa noche,
Dane estaba trabajando en su tienda y algún hijodeputa entró con un arma y le
voló los sesos, se llevó todo su dinero y desapareció en la noche. Nadie nunca
lo atrapó. La policía no buscó demasiado. Al igual que muchas de las personas
que conocimos en el camino, Dane estaba fuera de la corriente y la policía lo
consideraba prescindible. ―Sólo otro motociclista tatuador‖.

Me quedé en silencio, pensando en el hombre alto y rubio quien


cuidadosamente había entintado con esmero mi cuerpo. Tuve fantasías de que
él nos acogía, se casaba con Krystal, y nos daba una vida sedentaria. Su muerte
me había enviado en una profunda depresión, pero Krystal lo había echado
todo a perder, enojada de que su boleto para comida había desaparecido.

5
Acapulco gold: Marihuana derivada de una planta de Cannabis originaria del área alrededor
de Acapulco, México.
Después de esa noche, guardé al lobo de la vista pública, sin querer compartirlo
con los demás. Se sentía como si estuviera vivo y a veces le oía gruñirme,
advirtiéndome, llamándome. Con el tiempo, me di cuenta de que era Grieve, ya
sea su espíritu o un recuerdo, no lo sabía. A los hombres con los que había
dormido a lo largo de los años no les había gustado mucho el tatuaje, pero me
importaba un comino. El lobo era parte de mí y lo adoraba como a un buen
amigo.

—Y aquí estamos. Tú y yo juntos otra vez.—Grieve delineó suavemente el


tatuaje con sus dedos y sentí como si estuviera saltando desde un acantilado a
una piscina de medianoche, oscura y brillante, tan profunda que nunca tocaría
el fondo. Dejé escapar un gemido ahogado. Por favor, no más. No podría
manejarlo mucho más.

Dolorida por calmar el hambre que rabiaba dentro, lentamente bajé mi mano
para posarla sobre la suya.
141
—Cicely...—Su voz estaba quebrándose.

—No te detengas. Te necesito más de lo que puedo soportar—le dije, cerrando


los ojos ante la tormenta que se avecinaba. Corte Índigo o no, tenía que sentirlo
tocarme, entrar en mí, completarme—. No puedo decirte lo que pasó, pero no
puedo soportar esta tensión por más tiempo.

Grieve se acercó, su mano se arrastró lentamente por mi estómago para


descansar en mi cadera. Alzó mi barbilla y mis ojos revolotearon al abrirse. Esas
estrellas luminosas que salpicaban su mar de ónix me mantuvieron firmes.

—¿Estás segura? ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?—Parecía casi


triste, pero yo podía oler su excitación en la brisa, embriagadora y salvaje. Él no
olía para nada como Lannan. Vampírico o no, Grieve estaba vivo, y él era salvaje
y apasionado. Independientemente de lo que alguien más pensaba, sabía que
no quería hacerme daño, quería amarme.

—Sí, por favor.—Mis palabras eran ahogadas cuando él me tomó en sus brazos
y apretó sus labios contra los míos. Cerré los ojos, hundiéndome en el beso. Sus
labios eran cálidos y vibrantes, exigiendo y a la vez dando. Rozó una mano por
mi mejilla subiendo hasta mi cabello liso y mojado echándolo hacia atrás,
alejándolo de mi cara.

—Ningún otro hombre jamás te tocara otra vez, no si puedo estar allí para
detenerlo—susurró, presionando su frente contra la mía. Comenzó a besarme,
sus labios revoloteaban sobre mis ojos, mis mejillas, mis labios hasta mi cuello.
Podía sentir sus dientes contra mi piel, pero vaciló y retrocedió.

—Todavía no—murmuró, casi más para sí mismo que para mí. Y luego su boca
dejó un rastro de besos bajando por mi pecho, excitando mis pechos mientras
tiraba lentamente de un pezón con los dientes, cuidando de no perforar la piel.

Estaba tan conectada que todo lo que podía pensar era:Por favor, por favor,
fóllame. Pero Grieve no iba a moverse tan rápido.

Me acompañó hasta la cama, y en un borrón, su ropa estaba en el suelo. Él era


delgado y fuerte, su piel aceitunada, suave y resplandeciente. Su cabello caía
sobre sus hombros como hilos de plata.Y él me desea.

Mientras bajaba la mirada por su cuerpo, absorbiendo su desnudez, de repente


me di cuenta de algo, algo que nunca había visto, porque nunca había visto a
Grieve a la luz sin ropa antes. Incluso la primera vez, cuando tenía diecisiete
142
años, no había notado la marca, en el anochecer de la tarde de verano.

En la parte superior de su muslo derecho, tenía un tatuaje de mi cara, de mí de


adulta, no como una niña. Un círculo de rosas plateadas y cráneos púrpura
rodeaba mi rostro. Las mismas rosas y cráneos dispersos a través de la vid cerca
de mi tatuaje del lobo.

—¡Esa soy yo! ¿Cuánto tiempo has tenido eso?—pregunté, sin aliento,
estirándome para tocar mi rostro pintado sobre su piel.

—No eres la única vinculada en esta relación—dijo, bajando la mirada hacia mi


dedo mientras sonreía—. Desde mucho antes de que nacieras. No dejé que lo
vieras la última vez. Tenías que tomar decisiones por tu cuenta, sin que yo te
influyera. Te lo dije, Cicely, he estado esperando por ti. Y algún día te diré más,
cuando seas capaz de recordar.

Mi lobo gimoteó, un llanto de súplica, y me apreté contra él.

—Hazme olvidar el día. Hazme olvidar todo excepto tu toque.—Yo quería salir
de mi cabeza, ahogar mis pensamientos, acabar con la suciedad sangrienta que
me había visto obligada a presenciar en la fiesta de Regina.

Grieve me tomó en sus brazos otra vez, deslizando una pierna entre mis rodillas
y me abrí a su toque. Mientras fuimos cayendo sobre la cama, todo lo que podía
oír era el murmullo de los vientos, el suave ulular de los búhos, el aullido de los
lobos, y mi propio corazón acelerándose. Sus manos se deslizaron por mi
cuerpo, a lo largo de mis piernas, y dejé escapar un grito agudo cuando sus
dedos suavemente me rozaron,creando mi propio frenesí.

Cada vez que me besaba, el fuego incandescente―chisporroteando a una


quemadura―corría por mi cuerpo. Dejé escapar un gimoteo, y luego otro, pero
él se negó a detenerse y siguió dando vueltas con un dedo, volviéndome loca
de deseo.

Esto es por lo que has estado esperando, susurró Ulean, y un viento, cálido y
sensual del desierto, me bañó de fuego. Esta es la razón por la que ningún otro
hombre parece atraerte. Peligroso o no, fuiste vinculada, tú y Grieve, mucho
antes de que nacieras en esta vida.

Sacudida, girando, sin saber dónde terminaba mi cuerpo y dónde comenzaba el


toque de Grieve, la noche se convirtió en un borrón de toques, gestos y
movimientos. Sus labios en los míos, en mi cuerpo, lamiendo, besando,
mordisqueando, raspándome con esos dientes afilados que lastimaban 143
exquisitamente. Sus manos eran un torbellino de movimiento y los míos
reflejaban su hambre.

Me estiré para tocarlo, en ese momento, repentinamente necesitaba guiar. Lo


empujé de vuelta en la cama y me deslicé por su cuerpo, mi lengua saboreabael
dulce almizcle de su sudor. Me arrastré por el centro de su estómago, sobre sus
abdominales, bajando hacia el punto de apoyo de su deliciosa V, hasta
encontrarme con su creciente pasión, para llevarlo a mi boca, para degustar la
ardiente noche de otoño que se aferraba a su energía, a su propia carne.

—Cicely. —Su susurro fue rudo, su voz áspera, pero detrás de mi nombre había
una súplica para que no me detuviera, ni lo apartara.

Lo lamí en su totalidad, chupándolo a lo largo de un solo golpe, mi lengua


cosquilleaba por el largo pulso de su pene, rodeando la cabeza e incitándolo
fuertemente y más todavía. Y luego, de repente yo estaba debajo, y él estaba
encima de mí, la cabeza entre mis muslos, y el aguijón de sus dientes me hizo
gritar con voz ahogada.

—Déjame entrar. —Se elevó encima de mí, fijando las caderas, y me removí
para encontrarme con él mientras lentamente forjaba su camino en mi cuerpo,
en mi corazón. El lento ritmo de sus movimientos me sumió en una niebla
cubierta deflores. La esencia de claveles picantes flotaba sobre mí y capté el
breve vistazo de un bosque oscuro, donde nuestros cuerpos yacían
entrelazados en el suelo debajo de un árbol cubierto de musgo denso con
hojas. Sólo que no éramos nosotros mismos, sino otros dos, y sin embargo,
ellos eran nosotros.

Y luego, estábamos de vuelta en mi habitación y él estaba dirigiéndose más


duro mientras aumentada la intensidad. Traté de recordar lo que era, quién era,
pero todo lo que podía pensar era: él era el correcto. Él era el único con el que
estaba destinada a estar, estábamos vinculados. No tenía ni idea de cómo o por
qué, pero aquí estábamos.

Bajó sus labios hacia mi cuello y cortó la piel. Nuestros cuerpos entrelazados
mientras lamía mi sangre y una niebla índigo brillante comenzó a girar
alrededor de nosotros. Succionó más fuerte y gemí mientras él saboreaba mi
secreto más oculto, mi verdadera esencia. Después de un momento, él gimió,
luego retiró su cara. Tenía miedo de mirarlo, repentinamente retrocediendoa la
imagen de la boca y la barbilla de Lannan ensangrentadas después de que
había follado a la chica.
144
Pero el rostro de Grieve estaba limpio, con una sola gota de sangre en la
comisura de los labios y la expresión de sus ojos era una de vida, deseo, y
exquisita alegría, y me olvidé de mí misma cuando empezó a golpear con más
fuerza. Mi lobo gruñó, descarado y salvaje, y me deslicé en la llama de Grieve.
Todo pensamiento disminuyó a medida que la chispa se convertía en brasa y las
brasas se coronaban en un voraz incendio y no quedaba nada más que Grieve y
yo, y nuestra pasión.

Después, mucho después, estaba acostada en sus brazos, dormitando. Él me dio


un golpecito en el hombro y me besó en la frente.

—¿Qué pasa?—Levanté la mirada hacia él, dándome cuenta de que mientras,


estaba cautivada por el veneno en sus dientes, también había un poco de
energía mucho más profunda debajo de la superficie trabajando entre nosotros.

—Me tengo que ir. No quiero que ellos pregunten dónde he estado.—Y por
ellos, sabía que quería decir la Corte Índigo.

—Buena idea.—Deslizándome fuera de las sábanas, me puse mi albornoz—.


Tú... yo... no estoy segura de qué decir.—¿Debería preguntarle cuándo volvería?
¿Mantenerlo casual? Todo dentro de mí gritaba que esto no podía ser casual y
que si él lo quería así, yo ya era un caso perdido.
Él presionó su dedo en mis labios.

—Calla por ahora. Estamos destinados a estar juntos, Cicely. Deja las cosas así
por ahora. Hay demasiados problemas de los que ocuparse, teniendo en cuenta
quien sostiene mis cadenas, pero vamos a encontrar una forma. Te lo prometo.
Eres mía. Nunca lo olvides.

Y teniendo en cuenta quien tiene mis cadenas ahora, hay más problemas de lo
que piensas. Pensé eso, pero mantuve la boca cerrada, previendo tantas minas
terrestres por delante de nosotros.

Se inclinó y me besó de nuevo.

—Una cosa más. Te diré algo a pesar de que me pone en peligro.

—¿Qué es?

—Heather está viva. Y también lo está tu amiga Peyton. 145

Lo miré fijamente y su glamur cayó en picada, dejándolo verse vulnerable y


cansado. ¿Podría estar diciendo la verdad? ¿Estaba jugando conmigo? Vacilante,
toqué mi garganta.

—¿Vivas? ¿Estás seguro? ¿Dónde están?

—Estoy seguro, sí. No me atrevo a tratar de ayudarte a rescatarlas, pero te diré


que están en lo profundo del bosque, pasando por el barranco, están cautivas
en el Marburry Barrow. No sé cuánto tiempo van a permanecer con vida, pero
en este momento, están ahí y relativamente ilesas.—Sus ojos se estrecharon y él
se inclinó hacia mí—. Myst es la que las mantiene cautivas.

—¿Dónde está el Barrow? ¿Qué tan lejos en el bosque?

—No puedes simplemente dirigirte hacia allí. Tienes que encontrar el portal, de
lo contrario, sólo se verá como un gran montículo de tierra y hierba. Pero si
quieres ir allí, sigue el sendero hasta los arándanos rojos. Verás un anillo de
Hadas de hongos venenosos a la izquierda.—Él trazó un diagrama en la cama
para mí.

—¿Anillo de Hadas? ¿Esos no son peligrosos?

—Sí. Camina cuidadosamente, no entres en el anillo porque es una trampa.


Luego, continúa durante aproximadamente una hora. Gira a la derecha después
de caminar entre los Robles Gemelos; no los puedes perder, ellos son los únicos
robles de la zona, y encontrarás el Marburry Barrow. Sin embargo los robles son
portales, y ellos te empujarán a mi mundo y si hay un Fae Índigo por ahí,
morirás. Te lo garantizo.

—Tenemos que intentarlo. No podemos dejarlas ahí fuera.

Grieve hizo una pausa y luego agregó:—Cicely, hay criaturas en el bosque,


bestias peligrosas que la Corte Índigo crea y entrena. Y luego, están los
Cazadores de Sombras. Ellos…Nosotros…le dan una nueva definición al temor.

—Creo que ya conocí a una de sus bestias. Un tillynok.

—Los Tillynoks solían ser lo suficientemente seguros, pero todo en el bosque ha


sido viciado por la energía de Myst.—Él miró fijamente sus uñas—. No puedo
ayudarte más de lo que lo he hecho. Por lo menos… No ahora, no todavía.

Me miró entonces, sin fachada, y alcancé a ver al viejo Grieve, al Grieve a quien
recordaba de hace tantos años. El Grieve quien había mirado hacia mí tan
dolorosamente cuando me estaba preparando para la vida en la carretera con 146
Krystal.

Me acerqué a él, con ganas de consolarlo. Cuando puse mi mano sobre su


brazo, levantó la vista―casi demasiado rápido―su nuevo ladoluchando contra
el viejo, y cubrió mis dedos con los suyos. La cabeza del lobo en mi estómago
dejó escapar un gemido bajo, y me acerqué, presionando mis manos sobre sus
hombros.

Y entonces―en un borrón de movimiento― corrió hacia la ventana y se fue


como una hoja atrapada en el viento. Las cortinas alrededor de la ventana
abiertarevolotearon y corrí para mirar a la noche. Allí, galopando hacia el
bosque, corría un lobo. Levanté una mano y luego vi como un búho se levantó
desde los árboles, el gran pájaro real que había visto antes. Dando vueltas en
espiral, planeaba en el viento, siguiendo al lobo de vuelta en el bosque.

Lentamente volví hacia la cama.

¿Y ahora qué? Tenía que decirles a los demás. Teníamos que ir a rescatar a
Heather y a Peyton. Y Rhiannon y Leo merecían saber que Grieve y yo éramos
amantes en realidad. No estarían felices, pero no podría mantenerlo en secreto.
Me puse mi bata y me arrastré hacia el pasillo, golpeando ligeramente la puerta
de Rhiannon.

Ella respondió, luciendo soñolienta pero despierta.


—Leo se fue a trabajar, pero no de vuelta a la fiesta. Entra—dijo ella. Al cerrar la
puerta detrás de mí, me hizo sitio en su cama y me arrastré bajo el edredón con
ella. Nos acurrucamos como cuando éramos niñas, y cuando me tocó la mejilla
suavemente, me di cuenta de que ella ya sabía.

—Entonces. Grieve.—Sus palabras fueron moderadas, pero sus ojos estaban


llenos de comprensión.

—¿Puedes notarlo?

—Sí. Los escuché… Hablando bajo. Y puedo verlo en tu cara. Lo amas, ¿no?
¿Extremadamente?

—Sí, Grieve. Él vino a mí esta noche. Por favor, entiende. Lo necesitaba. Grieve
tiene un tatuaje de mi cara en su muslo. Al igual que yo tengo mi lobo. Él lo
consiguió antes de conocerme.

—Yo… Creo que no hay nada que pueda mantenerlos separados. Lo que sea 147
que los une es más fuerte que la Corte Índigo o los vampiros.—Ella sonrió—.
¿Fue bueno?

Me reí entonces.

—Sí, oh sí. Grieve es… Es lo que necesito. Él es con quien se supone que debo
estar. Sé que no puedes dejar de desconfiar, pero Grieve no es como los demás.
Él lucha contra su naturaleza vampírica. Él no es realmente parte de la Corte
Índigo. Él está tratando de ayudarnos. Y él me dijo dónde encontrar a Heather y
a Peyton.

—¿Vivas? ¿Dónde? ¿Podemos llegar a ellas ahora?

Le conté lo que Grieve me había dicho.

—Creo que podemos confiar en él.

Ella se puso seria.

—Suena como que vamos a necesitar más ayuda. No nos atreveremos a ir por
el bosque en la noche. Es demasiado peligroso.

—Tenemos los alijos de las cosas de Marta para pasar. A primera luz, veremos lo
que podemos confeccionar para protección. ¿Y dijiste que Kaylin llegará
mañana? ¿Va a ayudarnos?
—Tal vez—dijo Rhia, su sonrisa parpadeaba en la suave luz de la vela que ardía
en su mesita de noche. Romero y lavanda, estaba encantado para la protección,
para la paz de la mente. Aspiré hondo y contuve la respiración, dejando que la
fragancia trabajara su magia en mis pensamientos.

—¿Cuándo se van a casar Leo y tú?—pregunté al cabo de unos minutos.

—No lo sé—dijo suavemente—. Yo lo adoro. Es bueno para mí y nos llevamos


bien, y creo que quiero casarme con él. Pero no sé si tenemos lo que tú y Grieve
parecen tener. Tal vez cada gran historia de amor es diferente.

—Nunca pensé que lo iba a encontrar de nuevo, para ser honesta. Y ahora... Es
más difícil de lo que prometía ser. —Apoyé la espalda contra la cabecera de la
cama y nos cubrí con el edredón—. ¿Qué te hace pensar que no tienes el
mismo nivel de pasión que Grieve y yo compartimos?

—Tengo tanto miedo de perder el control, a causa del fuego. Tengo miedo de
148
lastimar a la gente. De lastimar... A Leo. Yo siempre contengo una parte de mí.

Puse mi brazo alrededor de sus hombros y le di un pequeño apretón.

—Tienes que aprender a controlar las llamas, Rhia. No puedes dejar que tu
miedo te domine siempre. Será contraproducente y luego ¿dónde estarás?
¿Dónde estaremos todos?

Y luego, porque las dos estábamos cansadas y no queríamos hablar de


vampiros o de sangre ni nada fuera de las paredes de la habitación, apagamos
la vela y nos deslizamos bajo las mantas. Tomadas de la mano como cuando
éramos jóvenes, nos quedamos dormidas con el suave sonido del filtro del aire.
Capítulo 14
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Mir

E
stábamos levantadas antes del amanecer. Leo seguía durmiendo, pero
Rhiannon lo despertó porque era probable que reconociera algunos de
los encantos que yo no podría. Haber estado en la carretera y trabajar
principalmente con la energía del viento me ponía en desventaja. Yo no hacía
las cosas de la forma que lo hacíanla mayoría de las brujas, y gran parte de mis
hechizos eran invocaciones en lugar de realmente trabajar con componentes de 149
conjuros.

Rebuscamos por las cajas y bolsas, en busca de cualquier cosa que pudiera
ayudar. Levanté una bola naranja del tamaño de una nuez.

—Esto está prácticamente tratando de saltar fuera de mi mano. ¿Saben lo que


es?

Rhiannon la tomó, la olió, y sus ojos se abrieron como platos.

—Sí, es un encanto chispadefuego. Puede llegar a convertir incluso la más


moderada de las llamas en un rugienteinfierno. No creo que yo debería tocar
esto.

—Ridículo. Tienes que superar tu miedo al fuego. El hecho de que estés


llevando algo no significa que vayas a hacerlo estallar—dijo Leo, levantando la
mirada hacia ella. Bart se frotaba alrededor de sus piernas; el Maine Coon
estaba arrastrando alrededor a un peludo ratón y parecía intentar engatusar a
Leo para jugar con él—. ¿Y no debería alguien estar haciendo el desayuno? Me
muero de hambre.

—Hazlo tú mismo—dijo Rhiannon, mirándolo fijamente con una expresión


herida—. No soy tu sirvienta o tu madre.

Leo se echó hacia atrás, en cuclillas sobre sus talones. Se frotó la frente y dejó
escapar un largo suspiro.
—Lo siento. No quería contestarte bruscamente. Es sólo…Que las cosas se
sienten como que se están saliendo de control y tenemos que tener una idea de
todo lo que nos pueda ayudar. Como tu poder sobre el fuego. ¿Quizás Anadey
pueda ayudarte?

Levanté de golpe mi cabeza.

—Él tiene un punto. Ella es una bruja chamánica y trabaja con los cuatro
elementos. Si alguien que conocemos nos puede ayudar, debería ser ella.

—Está bien. Voy a hablar con ella hoy.—Rhiannon frunció el ceño—. ¿Le
decimos lo que dijo Grieve sobre Peyton?

—No hasta que lo confirmemos. Queremos asegurarnos de que ella está a salvo
antes de que Anadey se ilusione.

Pasé mis dedos por mi cabello, mirando el enorme montón de cachivaches con
disgusto. 150

—No sé por qué Marta dejó todo esto para mí. Normalmente sólo trabajo con
energía, no con componentes reales. Podría haberle dejado esto a su hija, o a
Peyton, ellas serían capaces darle un mejor uso que yo.

—Nop, ella tenía sus razones. Marta nunca hacía nada sin pensarlo bien.—Leo
levantó un puñado de collares—. Bingo, amuletos de protección. No sé cuán
efectivos son, pero se sienten cargados. Hay cinco.

—Cada uno agarra uno, entonces. Y uno de repuesto.—Agarré una de las runas
Algiz colocándola sobre mi cabeza y de inmediato sentí el suave gemido de la
magia cubriendo mis hombros—. Vaya… esto es reconfortante. Bueno, vamos a
comer y luego…

Sonó el timbre. Leo fue a abrir y, un momento más tarde regresó, seguido de un
tipo que lucía alrededor de los treinta. Era chino, delgado pero musculoso, y
estaba vestido con un par de jeans rotos y una chaqueta de cuero negro sobre
una camisa gris. Botas de combate completaban el atuendo. Llevaba una
mochila pesada, la cual dejó caer en la esquina después de explorar
cuidadosamente la habitación.

—Kaylin Chen, te presento a Cicely Waters.

Kaylin me miró.
—Hemos estado esperando por ti, Cicely; el viento me dijo que estabas por
venir, y que esté pendiente de ti.

¿Qué de...?

—¿Puedes hablar con el viento?—Nunca había conocido a nadie con mis


habilidades antes. Pero él negó con la cabeza.

—No, pero los fantasmas pueden hablar a través del viento, y puedo hablar con
los fantasmas.—Y entonces sus ojos se iluminaron con una luz dorada, y me di
cuenta de que, parados detrás de Kaylin Chen, habían dos figuras translúcidas.
Ninguno de los dos parecía darse cuenta de que yo podía verlos.

Kaylin parpadeó.

—¿Qué estás mirando?—Luego, se relajó—. Puedes verlos.—Habló en voz tan


baja que Leo y Rhiannon no le escucharon.
151
—Sí, pero no creo que los espíritus sepan que puedo.

—Probablemente no. Están adaptados a mí en un nivel que no puedo explicar, y


muy pocos son los que saben que están conmigo. Incluso dotados psíquicos
por lo general no sintonizan con ellos.—Se volvió hacia Leo. Estrechándose en
un abrazo—. Me alegro de verte, hermano. Ha pasado mucho tiempo.

—Tú también, amigo. ¿Te has mantenido fuera de problemas?

—Tanto como puedo—dijo Kaylin. Saludó a Rhiannon, quien le dijo hola con la
mano.

—¿Quieres desayunar?—Ella le dedicó una amplia sonrisa y sus ojos brillaban.

Kaylin asintió.

—No es que fuera a decir que no.

—Vamos, Cicely. Vamos a cocinar mientras le informamos sobre lo que está


pasando.

Me la quedé mirando fijamente por un momento. Ella casi acababa de cortarle


la cabeza a Leo por pedirle que cocinara el desayuno; ahora estaba
ofreciéndonos de voluntarias a las dos. Volví a mirar fijamente hacia Kaylin y me
guiñó un ojo. Un destello en sus ojos brilló y sentí un repentino deseo de
hacerle feliz.
—Amigo, ¿tienes alguna clase de encanto activado?

Él se encogió de hombros.

—Sólo mi comportamiento natural.

—Bien. Vamos, Rhia. Pongamos el desayuno en marcha.

Kaylin nos siguió hasta la cocina. Su mirada revoloteó de vuelta hacia mí


mientras giraba una de las sillas y balanceaba una pierna sobre el asiento,
descansando los codos en la parte posterior de la misma.

—Entonces, Cicely, ¿eres la prima de Rhiannon?

—Aquí tienes, estás de servicio con las tostadas.—Empujé el pan en sus


manos—. Y sí, soy prima de Rhia.—Mientras Rhiannon batía los huevos para las
tortillas, revisé la nevera buscando un jamón que había visto más temprano y
comencé a cortar la carne para echarla en los huevos. 152

—Entonces estásal frente de las tuberías—dijo, tirando de la silla hasta el


mostrador donde comenzó a tostar el pan. Le entregué la mantequilla y,
mientras las rebanadas fueron saliendo de la tostadora, las fue untando y
cubriendo la pila con un paño de cocina para mantener el pan caliente.

Le di una mirada inquisitiva, pero fue Rhiannon quien respondió.

—Tuberías, así es como Kaylin llama a las autopistas.

Curioso, pensé, pero no pregunté por qué. En su lugar, examiné a los dos
espíritus que estaban a su espalda. Mientras me permití ir a la deriva,
escuchando al viento, me di cuenta de que eran un hombre y una mujer, ambos
vestidos con largas túnicas blancas que brillaban con bordados de oro. Parecían
ajenos a mí, en posición de firmes, enfocados exclusivamente en Kaylin, casi
como si lo estuvieran vigilando. Y entonces, supe quiénes eran.

—Ellos son tus padres.

Kaylin se tensó, apenas, pero lo suficiente como para decirme que había dado
en el clavo. Dejó el pan y me miró.

—¿Cómo puedes decirlo?

—Tiene sentido. La forma en que están de pie me recuerda a la policía, o a


guardias de seguridad.
Rhiannon mezcló los huevos y el jamón, rociando un puñado de queso rallado,
y luego los dividió en cuatro platos. Levantó la vista de su trabajo, con el ceño
fruncido hacia los dos.

—¿De qué están hablando?

—Cicely puede ver algo que ninguno de ustedes puede.—Se encogió de


hombros—. Mi familia me cubre la espalda. Literalmente. Los espíritus de mis
padres viajan conmigo, velan por mí, me dicen a quién evitar. Ellos no lo saben
todo, pero me da una ventaja y estoy tratando de hacer que me ayuden a
buscar al asesino de mi mejor amigo.

—Entonces, ¿crees que la Corte Índigo manipuló su accidente de auto?—


pregunté.

—¿La Corte Índigo? No estoy familiarizado con el nombre.—Terminó las


tostadas y las llevó a la mesa—. Pero sé que algo ha tomado el control de la
153
ciudad y lo que quiera que sea, fue responsable de la muerte de mi hermano.
Derek era único en su clase... No cometía errores simples como conducir
cuando estaba demasiado cansado.

—¿Estás dispuesto a ir en contra de sus asesinos?—preguntó Leo.

Kaylin nos dio una larga mirada.

—He estado buscando una manera de luchar contra esta fuerza desde hace
meses. Ya estoy en la línea del frente.

Me mordí el labio, tratando de decidir lo que sentía sobre él. Pero Leo y Rhia
confiaban él y ellos lo conocían mejor de lo que yo lo hacía.

—¿Estás dispuesto a hacer un pequeño viaje hacia el barranco con nosotros


hoy? Estamos buscando a Heather, y a Peyton Luna Runner.

—No tengo nada más que hacer. Claro.—Comenzó con el desayuno con tanto
gusto que me pregunté cuánto tiempo había pasado desde que había comido.
Pero él no se veía pobre. De hecho, su ropa parecía muy bien hecha y cara.
Kaylin era un bicho raro y quería saber más.

—Antes de que esto vaya más lejos, ¿cómo te sientes acerca de decirme quién y
qué eres? Es lo justo.—Había tenido suficiente de hacer ofertas inadvertidas. Mi
pacto con los vampiros estaba pesando fuerte en mi mente y no estaba a punto
de caer desprevenida con otra persona que podría tratar de sacar una victoria
sobre mí.
—Ella es segura—dijo Leo—. Los dos la avalamos. Por sangre, hermano.

Kaylin me miró con atención, luego se encogió de hombros.

—Muy bien. Confío en eso.—Él empujó su silla hacia atrás y se limpió la boca
con la servilleta—. Soy un caminante de sueños, Cicely. Cuando estaba en el
vientre materno, mi madre fue iniciada en una antigua tradición chamánica.
Había un demonio pasando el rato cerca y aprovechó la oportunidad para
entrar en mi alma. No está en mí, no como poseyéndome. Pero la experiencia
cambió mi propio ADN. Me abrió a un nivel psíquico. Cuando el demonio entró
en mí, murió, pero su esencia se mezcló en mi alma durante el ritual y ahora
somos uno. Soy ambos, Kaylin, y lo que queda del velo-nocturno.

—¿Velo-nocturno?—Oh maravilloso. Ahora estábamos tratando con demonios.


Aunque era difícil imaginar que cualquier demonio fuera peor que el Fae
vampírico.
154
—Son criaturas que vislumbras en las sombras, se esconden en áticos
polvorientos, se arrastran en sótanos viejos, y viven en graneros
descompuestos. Sólo durante la oscuridad de la noche es que emergen, y son
conectados a la Tribu Bat.

Tenía mucho que aprender. Gran parte de esto había pasado bajo mi radar,
viviendo todos esos años en la carretera.

—Me siento tan estúpida en comparación con todos ustedes. Tan poco
preparada. La mitad de estas cosas… Sabía que existían porque, diablos, soy
mágica de nacimiento. Pero mi vida estaba tan alejada de la mayor parte de la
magia, excepto los hechizos que podía convocar. Mi existencia con Krystal fue
como una mala película de carretera de los setenta. Aprendí todo lo que pude,
pero hay veces que pienso que voy a ser un perjuicio debido a mi ignorancia.

—Vas a estar bien. Hay más en ti de lo que parece. Sólo recuerda: En caso de
duda, pregunta.—Kaylin me dio una sonrisa gentil y de repente me sentí segura
con él. Sus ojos prometían que haría todo lo posible para ayudarnos, y eso era
suficiente para mí. Él estaba de nuestro lado, y en este momento eso es lo que
necesitábamos.

Y así como así, teníamos a nuestro cuatro integrante. Pasamos el resto del
desayuno rellenándolo sobre la Corte Índigo, y lo que estaba esperando por
nosotros en el bosque.
—No me gusta esto—dijo Leo mientras llevaba los platos al fregadero. Kaylin
estaba lavando los platos, mientras Rhiannon y yo limpiábamos el mostrador—.
Vamos a hacer que nos maten.

—Eso probablemente va a suceder de todos modos, si no hacemos algo sobre


los Cazadores de Sombras. Pero sabemos que Heather y Peyton están ahí y
tenemos que al menos, hacer el intento. Si los cuatro vamos juntos, podríamos
ser capaces de mantener a raya a los tillynoks y sea lo que fuera que pueda
estar allí.

Kaylin me miró por un momento, luego se limpió la boca con una servilleta.

—Leo tiene razón. Probablemente vamos a salir heridos, pero estoy dentro.

Doblé el trapo de cocina y lo colgué sobre la manija del refrigerador. 155

—Ya que todavía es bastante temprano, podríamos tener suerte y la gente de


Myst estará dormida.

Algunos de ellos lo estarán, pero ten cuidado, Cicely. No todas las bestias
prosperan en la oscuridad y la sombra.La voz de Ulean sonó clara en mi cabeza,
y lo mismo hizo su preocupación.

A las 8:55 nos encontrábamos frente al camino que conducía al barranco. El


cielo era de un curioso color plata y el aroma a cedro cubierto de nieve colgaba
espeso en el aire. En todas partes, la luz sobre la nieve brillaba como diamantes,
destellando en los helechos y arbustos.

Kaylin tenía su mochila, Leo estaba vestido con pantalones de color caqui y un
jersey a juego con el follaje circundante. Camuflaje, pensé. Rhiannon llevaba
unalinterna y las bombas de fuego que Leo y yo hicimos que trajera.

Yo opté por la apariencia de chica ruda: vaqueros negros, jersey negro de cuello
tortuga, y mi chaqueta de cuero. Todos nos pusimos las botas con las que
podíamos movernos a través de la nieve y el aguanieve. Para mi elección de
armas, deslicé mi navaja en la funda fijada a mi muñeca, y tenía pegada mi daga
en la vaina de mi bota. Ambas hojas eran altamente ilegales de llevar, pero
hacían el milagro.

—Okey, salgamos.—Respirando profundamente, me lancé al barranco. El


sendero era llano los primeros veinte minutos de caminata, luego poco a poco
comenzó a descender. Cuando Rhiannon y yo éramos niñas, solíamos
quedarnos a este lado del barranco, en el bosque cerca de la casa. Pero hoy,
teníamos una buena caminata frente a nosotros.

La alfombra de agujas y hojas bajo la nieve crujía mientras lideraba la marcha


hacia el bosquecillo espeso. A través de los bosques, las llamadas de los cuervos
hacían eco de árbol en árbol, y un pájaro solitario cantó para anunciar las
próximas tormentas. Escuché la brisa que se había elevado, pero Ulean me
advirtió de jugar demasiado en la estela.

Una tormenta está en camino, con fuertes nevadas detrás. Se trata de un


invierno inusual y Myst podría estar detrás de ello.

Genial. Las tormentas eran lo suficientemente locas por su cuenta. Trataba de


permanecer fuera de su camino, porque si podían sentir que habías sintonizado
con ellas, te apuntarían como un pararrayos. Y aquellos de nosotros que
trabajábamos con el viento o el clima, sintonizábamos con ellas como la aguja 156
de una brújula buscando el norte.

Le envié un abrazo mental a Ulean, sorprendida al sentir uno en respuesta. Se


me ocurrió que, ahora que me estaba estableciendo—y sobre todo si tuviera
que poner en marcha algún tipo de negocio de magia—necesitaba comenzar
con la meditación regular de nuevo. Me había instruido a como meditar con los
años y eso me mantuvo sana durante mi exilio con Krystal. Ahora podía
empezar realmente a meterme por completo en mi trabajo con Ulean y ver cuán
lejos podíamos llevar nuestra asociación.

Me gustaría eso. Una sonrisa irrumpió a través de sus palabras.

Me gustaría eso, también.

Me volví hacia los otros.

—Vamos a continuar, el mal tiempo se acerca.

Mientras me apresuraba hasta el borde del barranco, me di cuenta del estado


descuidado del camino que descendía a través de él. Cuando yo era pequeña,
había estado cuidadosamente atendido, pero ahora era una maraña de zarzas y
otros peligros, todos escondidos bajo una capa de blanco.

—Cuidado, hay ortiga por este camino y va a ser difícil de ver ahora. Todo está
tan crecido y salvaje, y la nieve sobre el suelo resbaladizo no hará esto más fácil.
—―¡Adelante, Macduff!‖6 Sólo no nos lleves a la ruina.—Leo estaba bromeando
pero podía sentir la tensión en su voz.

—Esperemos que no llegue a eso—le dije.

El sendero estaba resbaladizo, el descuidado follaje manchado por el contacto


del invierno. Los parches de las plantas que estaban despejados se habían
congelado y estaban manchados con hielo negro. Más abajo, la niebla se
levantaba desde el fondo del barranco. Y la temperatura rondaba los cero
grados. Menos mal que todos llevábamos ropa pesada.

Me abrí paso poco a poco al bajar, resbalando y deslizándome, en ocasiones


teniendo que inclinarme hacia la pendiente para equilibrarme con mi mano.
Ante un grito de Rhiannon, miré hacia atrás. Había aterrizado sobre su trasero
en una parcela de zarzas.

—¿Estás bien?
157
Ella asintió mientras Leo la ayudaba a levantarse.

—Sí, algunas espinas, pero nada importante.—Sacudiéndose las plantas


pegajosas, cautelosamente pasó sobre el terreno resbaladizo y volví a
desentrañar el mejor camino hacia abajo.

Los barrancos en el oeste de Washington suelen ser empinados, cubiertos de


zarzas espinosas, ortigas y helechos y son húmedos. Los hongos crecen gruesos
en ellos, y está la omnipresente sensación de que el suelo está vivo. Añadan una
capa de nieve y temperaturas bajo cero, y tienen la receta perfecta para un
accidente.

Los olores de la capa de ozono se mezclaban con el cedro y el abeto creando


una mezcla fuerte que iba directamente a mi cabeza. Los olores me afectaban
más de lo que lo hacía con los demás, probablemente debido a mi afinidad por
el aire.

La niebla flotaba por el lado de la ladera y me detuve, mirando fijamente los


espirales serpenteantes de la forma del vapor. Si había algo oculto en la niebla,

6
Lay on, Macduff!: Macduff es un personaje de la novela Macbeth de William Shakespeare. Son
las últimas palabras de Macbeth, que significan: ―Adelante, Macduff, maldito sea el primero en
llorar, ¡vamos a luchar hasta la muerte!‖, Antes de que Macduff lo matara en combate.
no podíamos verlo. Lo más probable es que lo que estuviera envuelto no
pudiera vernos tampoco, pero Rhiannon y Leo no eran hábiles en el traslado
silencioso. Kaylin parecía serlo, y yo sabía cómo suavizar mis pasos, pero con los
otros dos al remolque sería obvio que veníamos.

Levanté mi mano y señalé que se callaran. Lo hicieron, pausando mientras


escuchaba. En un primer momento, el sonido de la nieve cayendo de las ramas
hasta el suelo y el llamado de los cuervos eclipsaba todo lo demás, pero
mientras lo sintonizaba y le pedía a Ulean que separara los sonidos para mí, las
capas comenzaron a separarse. A la izquierda, un pequeño animal corría por la
vegetación exuberante. Sobre nuestras cabezas, los árboles crujían con el
viento, las ramas se rozaban entre sí.

Mientras descendía aún más en la estela de sonido, pude oír el siseo lento de la
niebla mientras rodaba por el suelo, con vida y buscando cobertura y ocultarse.
Y detrás de la niebla, los espíritus susurraban en su paso por el barranco. Labios
fantasmales interpretaban risas y lágrimas, gritos repentinos, luego, así tan de 158
repente, silencio.

Aún más abajo, tenía que bajar más.

Y por último, por debajo de la niebla, por debajo de los fantasmas y el susurro
de la brisa, más murmullos. Pero esta vez el ruido era en una frecuencia
diferente… No Elemental, sino perteneciente a… los Faes. Y eso significaba, los
Cazadores de Sombras. Pero no escuché pisadas advirtiéndome que estaban
cerca, ni pensamientos vocalizados para indicar que podrían estar esperando
abajo. No, esto era diferente… Como si estuviera escuchando a través de
auriculares a algo distante y lejano.

Dejé escapar un lento suspiro y me volví hacia los otros.

—Estamos siendo observados, pero no siento ningún peligro inmediato. Creo


que estamos lo suficientemente seguros.—Mantuve mi voz tan baja como pude,
pero no importa lo que hiciera, sabía que la estela lo capturaría para los oídos y
los ojos expectantes que se escondían detrás de la niebla.

Volviendo al camino, empecé a abrirme paso hacia abajo en la primera capa de


niebla que se levantaba alrededor de un tercio de la altura de los lados del
barranco. La niebla se arremolinó a mi alrededor, encubriendo todo a un par de
metros de mi camino. Aunque podía ver mis pies a través de los remolinos
blancos, estaríamos caminando a ciegas aquí. Esperé a que los demás me
alcanzaran.
—No se queden atrás. Iré lento. Tenemos que mantenernos a la vista el uno del
otro.

—¿Esto ayudará?—Kaylin me pasó una cuerda delgada—. Cada uno puede


sostenerse con ella.

—Me parece bien. No permitan que se enrede con nada. —Envolví el extremo
de la cuerda alrededor de mi brazo y una vez más nos dirigimos hacia la niebla.
El frío se hizo eco en mis pulmones, y por acto reflejo tosí, luego me giré hacia
un revuelo repentino en el rosal silvestre junto a mí.

—¡Mierda!—Tropecé hacia atrás cuando una criatura saltó y aterrizó cerca de


mis pies. Bajito, con los ojos hinchados, era de aproximadamente un metro, y
tenía los dientes de aspecto desagradable en una boca de gran tamaño. Y se
aferró a mi pierna.

Traté de quitármelo de encima, pero tenía un buen agarre y, oh mierda, estaba


159
a punto de morder. No tenía duda de que esos dientes podrían atravesar mis
jeans y tomar una buena parte de mí.

—¡Quítamelo!

Kaylin se precipitó hacia delante y le estampó una patada en el abdomen. La


criatura me soltó pero le siseó y se preparó para dar un salto. Antes de que
pudiera pensar, el instinto se hizo cargo, sacudí mi navaja y apuñalé con la
punta cuadrada el lomo del animal. Cuando me aparté para otro golpe, eso
saltó fuera de alcance, me recordaba a un sapo, y luego salió corriendo.

Jadeando, me enfrenté a Kaylin.

—¿Qué demonios era eso?

—Un perro goblin. Los goblins viven en el bosque con los Faes que conoces. En
realidad, son parte de todo el mundo Fae, pero ambos, los Seelie y los Unseelie
los evitan. Los perros Goblins son… Bueno, son inteligentes en un grado. Son
una mezcla entre duendes y otras… Criaturas. Los Goblins que no terminan de
desarrollarse normalmente, son utilizados como esclavos y soldados de primera
línea en las guerras. En otras palabras: en cualquier momento alguien tiene que
hacer el trabajo sucio y tiene buenas posibilidades de ser liquidado.

—Oh, qué encantador. Nunca he oído hablar de ellos. Demonios, apenas sé


nada sobre el mundo de los Faes.—Hice una pausa—. ¿Cómo sabes tanto?

Él me dio una larga mirada.


—Por la tradición chamánica a la que mi madre fue iniciada, la magia que
cambió mi ADN, está impregnada en la magia de la Corte de los Sueños. Los
habitantes de la Corte no son plenamente corpóreos y trabajan en el plano
astral. Son muy conscientes de los Faes y he aprendido mucho en los cien años
que he vivido.

Nunca había oído hablar de la Corte de los Sueños, pero la simple mención de
ella me cayó como un jarrón de agua fría. Algo sobre el nombre…

—Espera…¿cien años? ¿Tienes cien años?

—Ciento uno, sí.—Lo dijo así tan sin importancia que decidí dejar esa cuestión
caer allí. Podríamos hablar de su edad y cómo se las arregló para llegar allí sin
lucir ni un día más viejo de treinta años más tarde, cuando no estuviéramos
luchando con perros Goblins.

—Okey. Así que, ¿es esto también lo que te da la capacidad de ver fantasmas?
160
—Sí, y mis otras… Habilidades.—Kaylin asintió al fondo del barranco—. Será
mejor que nos movamos o esa cosa podría volver. Y, francamente, no sé si
estamos armados lo suficiente como para realmente acabar con ello. Aterrizaste
con un horrible golpe con tu espada y apenas le cortarte la piel.

La realidad de lo que estaba diciendo se apoderó de mí. Apenas le habíamos


hecho daño a la criatura. ¿Qué haríamos si nos enfrentáramos a algo más
peligroso? No había vuelta de hoja: teníamos que ponernos en forma porque
había muchas posibilidades de que no fuéramos a salir adelante en los
próximos meses, sin otra pelea. Kaylin tenía experiencia. Y yo sabía lo suficiente
como para enseñar lucha callejera. Saldríamos del paso.

—Mantengan los ojos abiertos. Si sucede algo, no se echen a correr en la niebla


solos. Kaylin y yo tenemos más experiencia en la lucha, por lo que Leo, te pegas
conmigo. Kaylin, ayuda a Rhia.

Rhiannon se movió al lado de Kaylin. Leo se detuvo delante de mí.

—¿Estamos listos? Vamos a continuar hacia el fondo del barranco.

Le mostré a Leo cómo estaba abriéndome paso lentamente hacia abajo, dando
un paso hacia un lado de la empinada y congelada colina. Entonces, probaba
con mi pie antes de poner todo el peso sobre la pierna. Él hizo lo mismo. Cada
pocos metros decía, ―Revisado‖ y Kaylin lo repetía de vuelta hacia mí. Después
de diez minutos, podía escuchar el sonido de tintineo del agua. La corriente
sonaba apagada, y supuse que estaba parcialmente congelada.

—Estamos casi en el final.—La niebla era tan espesa a nuestro nivel que se
atrapaba en mis pulmones, haciéndome resollar. Pero, efectivamente, en un
momento estábamos parados al lado del canal por el que fluía una corriente. O
lo hacía, bajo una fina capa de hielo.

—¿Y ahora qué?—preguntó Rhiannon.

—Ahora, cruzamos el arroyo y nos encaminamos por el otro lado.—Esto tomó


más tiempo de lo que pensé que sería. No había contado con la niebla, con ser
atacada, o en cuan dificultoso sería nuestro equilibrio. Todavía teníamos por lo
menos una hora—tal vez dos— de caminata, de acuerdo con las instrucciones
que Grieve me había dado.

—Tenemos que acelerar el paso.


161
—Aquí hay unos escalones de piedras—dijo Kaylin, señalando una serie de
piedras lisas y planas que habían sido colocadas a través del arroyo. Estaban
mojadas y cubiertas de hielo, pero estaban a un par de centímetros por encima
del agua y si nos balanceábamos cuidadosamente, podríamos no terminar
enterrados hasta las pantorrillas en la corriente. Ligeramente crucé hasta el otro
lado y los demás hicieron lo mismo.

—Ahora, a subir la colina y entrar en el Marburry Barrow —dije.

Pero aun cuando las palabras salieron de mi boca, un ruido a nuestra izquierda
nos alertó y nos volvimos. Allí, escondido detrás de un árbol, estaba Chatter
parado, luciendo petrificado. Y Grieve no estaba a la vista.
Capítulo 15
Traducido por Marijf22

Corregido por Mir

—¿C
hatter? ¿Chatter? ¡Te veo! —Mientras me dirigía hacia el
árbol, él parecía listo para escapar. Le tendí mi dedo,
agitándolo hacia él—. ¡No te atrevas!

Rhiannon le echó un vistazo al árbol y una gran sonrisa


se extendió en su cara.
162
—¡Chatter! Por favor, ¡no te vayas!

Él salió lentamente de detrás del árbol, mirando hacia nosotros cuatro con
nerviosismo. Después de un momento de rascar el suelo, se inclinó ante
Rhiannon.

—Srta. Rhiannon, es bueno verla de nuevo. Y querida Cicely…

—¿Qué estás haciendo aquí, Chatter? ¿Nos estabas vigilando? —Di un paso
hacia él.Él no me preocupaba tanto como Grieve. Grieve era un miembro de la
Corte Índigo. Chatter todavía parecía… Chatter.

Se sonrojó y sacudió la cabeza.

—Puedo ver por qué podrías pensar algo así. No, Srta. Cicely. No soy lo
suficientemente digno de ser utilizado como un espía. —Por el tono de su voz y
el descenso de su cabeza, me di cuenta de que la autoestima que solía poseer
se la habían sacado a fuerza de golpes. Oré porque Grieve no hubiera estado en
el otro extremo del garrote.

—Chatter… Mi amigo. ¿Qué estás haciendo aquí? —Le tendí la mano y él


lentamente la tomó. Cuando lo acerqué y le di un abrazo, se relajó lo suficiente
como para decirme que tenía tanto miedo como nosotros.

Hizo una mueca, inclinó la cabeza hacia un lado, encogiéndose de hombros.


—Sólo… Estoy tratando de mantenerme fuera del camino de la Reina y su Corte.
Grieve no está aquí hoy para protegerme.

Eso imaginé. Tenía la sensación de que la vida en la Corte Índigo no había sido
fácil para Chatter. De hecho, se me ocurrió que podríamos realmente tener una
mejor oportunidad de entrar a la Corte a través de él en vez de hacerlo a través
de Grieve. Por supuesto, si Myst se enteraba…

—Apuesto a que la vida no es muy fácil ahora que la Reina de los Ríos y Juncos
se ha ido. Lo lamento tanto. Me agradaba Lainule. —Yo sostuve su mirada,
queriendo quitarle un poco del dolor que veía detrás de esos límpidos ojos
marrones.

—No —susurró, con un destello de luz en sus ojos—. La vida ha sido dura en
los últimos años. Echo de menos a la Reina. Era justa y equitativa.

—¿Puedes decirnos qué pasó? —preguntó Rhiannon. Colocó una mano ligera
163
sobre su hombro. Él la miró, la tristeza llenando sus ojos lentamente.

A él le gusta, susurró Ulean.

Asentí con la cabeza, lentamente. Lo podía ver en su rostro.Chatter se


estremeció bajo su tacto cuando ella le acarició ligeramente el brazo. Le eché
un vistazo a Leo, quien no lucía muy complacido.

—Tenemos que saber lo que está pasando. Mi madre ha desaparecido, y una


amiga. No sabemos si están vivas o muertas.

Aliviada de que no derramara el secreto de Grieve y dejara escapar que él ya


nos había dicho que estaban vivas, me relajé por un momento.

Chatter cerró los ojos.

—Lo siento mucho. Lo lamento mucho por todo esto. Desearía que no hubieras
regresado, Cicely, no para hacer frente a este desastre. Y Srta. Rhiannon… Su
madre y su amiga… Me gustaría poder ayudar. —Sus ojos se empañaron y él
bajó la cabeza—. Luchamos contra ellos. Tantas muertes. Tanta sangre.
Luchamos y luchamos. Grieve guió una banda de nosotros muy dentro del
Barrow y trató de pasar a hurtadillas a las mujeres y niños a través del portal
hasta el otro lado. Pero ellos nos alcanzaron. Había tanta sangre y gritos, y
niños pequeños despedazados. —Se secó los ojos con una mano, pero el tono
de su voz era como una bisagra oxidada y yo sabía que él había sido quebrado.
—Oh, Chatter. —Rhiannon deslizó sus brazos alrededor de sus hombros y él se
apoyó en su abrazo—. No te habría hecho recordar, pero necesitamos tu ayuda.
Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. ¿Puedes decirnos qué pasó
con Grieve?

Él parpadeó.

—Nos atraparon. Iban a alimentarse de mí, pero Grieve les rogó que me
liberaran. Bebieron de él hasta llevarlo casi a la puerta de la muerte y luego le
obligaron a beber. Luego simplemente… Él se recuperó, con tanta rapidez. Y
cuando se levantó de nuevo, se veía tan extraño. Sus ojos cambiaron. Grieve
cambió. Parecía un niño salvaje y yo tenía miedo de que me acabara por sí
mismo, pero él sólo dijo: Déjenme quedarme con él. Es perezoso e inútil, pero
me divierte. Mi amigo nunca habría dicho eso antes del cambio.

—¿Y ellos estuvieron de acuerdo? —Tranquilamente cambié mi peso de pie. Mis


pies se estaban entumeciendo un poco por el frío, pero no quería romper el 164
estado de ánimo.

—Sí. Así que me quedo con Grieve la mayor parte del tiempo. Los otros me
odian, pero Grieve… Trata de ser él mismo. Les puedo decir que no le gusta en
lo que se ha convertido. Él nunca te trataría tan extrañamente, Cicely, si esto no
hubiera sucedido. Hay una batalla constante en su interior. Puedo verlo en sus
ojos. Él siempre está en guerra consigo mismo. —Chatter se acuclilló en el
suelo, haciendo caso omiso de la nieve. Él se apoyó en el tronco del árbol—. Me
canso, así que vengo aquí y respiro la ilusión de la libertad.

—¿Quieres venir a casa con nosotros? Podemos ayudarte. Podrías salir de la


ciudad, escaparte. —No tenía ni idea de cómo lo haríamos, pero la oferta
escapó de mí antes de que pudiera evitarlo.

Pero Chatter negó con la cabeza.

—Gracias, Srta. Cicely. Usted y la Srta. Rhiannon, son buenas amigas, a pesar de
que realmente las conocí cuando eran unas niñas. Pero me temo que no llegaría
lejos. Ustedes estarían en problemas y yo terminaría muerto. Y además…

—Además ¿qué? —¿Qué otra cosa podría haber más que escaparse y no mirar
atrás? Pero la respuesta de Chatter silenció el cinismo en mí.

—Yo ayudo a Grieve a mantenerse cuerdo. Sin mí se rendiría, y se volvería


plenamente uno de ellos. Y no puedo hacerle eso. Él fue mi mejor amigo en una
ocasión. Cazador de Sombras o no, Grieve sigue siendo mi hermano por un
juramento de sangre.

Quería hacer algo…Cualquier cosa… para ayudar. Pero no había nada que
pudiéramos hacer si se negaba.

—Entiendo. Chatter, ¿por lo menos prometes no hablar de que nos viste o


hablaste con nosotros?

Él asintió con la cabeza.

—No los voy a delatar. Te lo prometo. —Se levantó lentamente y se sacudió los
pantalones con las manos—. Será mejor que me vaya ahora, antes de que me
echen en falta. No quiero que vengan a buscarme y los encuentren. —Se volvió
y añadió—: Pero tengan cuidado. Estos bosques están repletos de criaturas que
podrían destrozarlos. Si yo fuera ustedes, me iría a casa. En serio, el bosque está
corrupto. No sé si alguna vez se podrá recuperar.
165
Me mordí el labio, deseando tomarlo de la mano, arrastrarlo a casa, y enviarlo
en un autobús hacia alguna parte, pero di un paso atrás. Si interferíamos
demasiado, sólo conseguiríamos meterlo en problemas. O causarle la muerte.

—Ve, pues, antes de que nos perciban. Pero Chatter… Si ves a mi tía, la madre
de Rhiannon, o a nuestra amiga Peyton… Si piensas en algo que pueda ayudar,
por favor, háznoslo saber.

Chatter asintió. Luego, volviéndose para irse, se detuvo.

—Por cierto, el búho te ha estado buscando, Cicely. Pregunta por ti, todos los
días. Te ayudaría, pero yo… No cuentes conmigo. —Negó con la cabeza—. Soy
inútil. Pero debes encontrar el búho cuanto antes. Si los Cazadores de Sombras
lo encuentran, van a acabar con él. Odian a los búhos. Y, no confíes en las
arañas. Las arañas del bosque ven y escuchan. Son las mascotas de Myst.

Corrió entonces, tan rápido que apenas pude seguirle la pista. En pocos
momentos, se había ido.
Seguimos nuestro camino hasta el otro lado del barranco en silencio. Me di
cuenta de que los otros estaban ansiosos por hablar de la reunión con Chatter,
pero éste no era el momento ni el lugar para eso.

Una vez que estuvimos en la cima del barranco, el recorrido fue más rápido y
nos movimos silenciosamente por el camino, nuestros sonidos eran
amortiguados por la nevada. Las nubes se habían movido sobre nosotros y
ahora una nevada ligera había comenzado, alisando nuestros pasos aún más.
Aunque todavía estaba muy cubierto, el camino no era tan malo como lo había
sido allá en el barranco. Alguien debía mantenerlo cuidado, y yo apostaba que
era la Corte Índigo. La luz caía entre los árboles de una manera extraña,
inclinada, y el cielo teñido de plata añadía un aire de aprensión a la atmósfera
inquietante que se filtraba a través del bosque.

Mantuve mis ojos abiertos buscando la posición de los arándanos rojos. Yo los
conocía de vista, incluso sin las bayas florecidas. Los arándanos azules crecían
con mayor frecuencia en las Cataratas, al este de Washington. Estaba 166
empezando a preguntarme si las instrucciones de Grieve eran correctas cuando,
a los pocos minutos, vi una línea gruesa de ellos por delante, debía de haber
veinte o treinta arbustos en una agrupación.

—Empiecen a buscar el anillo de las Hadas. No se paren dentro de él, tenemos


que rodearlo. Grieve fue claro en eso. No te pares en el interior del anillo de
setas venenosas.

Miré a mi alrededor. Las setas venenosas eran otra característica común en el


bosque, el crecimiento era impulsado por la humedad y el espesor decadente
que cubría el suelo del bosque. El musgo crecía abundantemente en estos
bosques, y los helechos, y todas las plantas vaporosas y mágicas. Que
estuvieran florecidas en la nieve era extraño, pero de nuevo, este era un bosque
mágico y los Fae podían hacer maravillas con la flora.

Pasamos lentamente a través del puesto de arándanos y yo me estaba


empezando a preguntar una vez más si habríamos dado un giro equivocado
cuando Leo dijo: —Lo encontré.

Sobre nuestra izquierda, a unos diez metros más allá de los arbustos, un amplio
anillo cubría el camino. De unos buenos cuatro metros de diámetro, el anillo se
componía de hongos venenosos que eran mohosos y marrones, con manchas
blancas que moteaban su piel. Algunos habían florecido, la parte superior era
plana y estaba totalmente abierta, lista para soltar las esporas. Otros aún
mantenían las cabezas bulbosas, fuertemente cerradas, en el tallo. Su aroma era
embriagador y amargo: a tierra acre, picante como basura fermentada. La nieve
en el anillo era virgen, inviolable siquiera por las huellas de animales, y el rastro
sobre un costado era claramente visible.

Rhiannon se alejó.

—Hay algo mal en ese círculo.

Leo se arrodilló junto a éste, con cuidado de no colocar su mano en el interior.


Se inclinó, tocando el suelo al lado del anillo.

—La magia aquí es profunda, fuerte. Magia de la Tierra, pero no es amigable


con nosotros. Puedo sentirla latiendo a través del suelo, tocando los árboles y
plantas de todo el lugar.

Extendí la mano, tratando de escuchar, pero mi poder residía en el viento y


había poco a lo que podía aferrarme.
167
—Kaylin, ¿qué te parece?

Kaylin hizo señas para que retrocediéramos del anillo.

—Rhiannon tiene razón, este anillo de Hadas es una trampa. No pisen dentro, ni
siquiera pongan un dedo dentro de él. No sé exactamente lo que pasaría, pero
está esperando a su próxima víctima.

—Grieve dijo que rodeáramos la parte exterior del mismo. Desde aquí, tenemos
que caminar durante una hora hasta llegar a lo que él llamó los Robles
Gemelos. Ahí giramos a la derecha después de caminar entre ellos, y estaremos
en el Marburry Barrow. —Miré al cielo, preguntándome cuánto tiempo
habíamos estado aquí hasta ahora. Hacía cada vez más frío, pero no estaba
dispuesta a dar la vuelta y regresar a casa todavía—. ¿Alguien tiene alguna idea
de qué hora es?

Kaylin abrió su teléfono celular.

—La recepción aquí, no es tan buena, pero el reloj dice que son las 10:30. Nos
llevó una hora cruzar el barranco y hablar con Chatter. Así que si mantenemos
un buen ritmo, llegaremos al Barrow un poco antes del mediodía.

—Pongámonos en marcha entonces. Me estoy congelando. Caminar ayuda.

Respiré hondo y me dirigí alrededor del anillo de setas, adelantando el peligro,


manteniéndome sobre su borde. El cosquilleo de la magia me siguió,
alcanzándome para sacudir mis sentidos, pero por lo demás me dejó en paz. Un
paso sobre la línea, sin embargo, y estaríamos en grandes problemas.

Viajar era más fácil en este punto, a pesar de que teníamos que mantener una
clara visual de las rocas y las raíces ocultas debajo de la capa de nieve.Dos veces
me detuve, sosteniendo mi mano para que los demás esperaran mientras
entraba en sintonía con el viento, escuchando los ruidos que venían a lo largo
de la estela.

Una vez, tuve la clara impresión de un alarido que vibró por mi columna, un
rayo de miedo oculto en ese solitario grito. Me mantuve en silencio, porque no
quería alarmar a los demás. Ni diez minutos más tarde, otro ruido hizo que mi
alarma se encendiera, pero lo que pensé que podría ser otro perro duende
resultó ser un conejo que trotaba por ahí. Se detuvo un momento, frunciendo
su nariz cuando se irguió sobre sus patas traseras para mirarnos, antes de
volverse para salir disparado hacia la maleza.
168
7
—¡Dios mío! ¡Dios mío! Voy a llegar muy tarde… —susurré en voz baja. Pero ya
que el conejo no llevaba ningún reloj de bolsillo, ni llevaba un chaleco, decidí
que ésta no era nuestra madriguera del conejo. Lástima que Myst no era tan
inocua como la Reina Blanca.

Efectivamente, a unos veinte minutos para el mediodía, el bosque comenzó a


abrirse en un claro y más adelante pudimos ver un par de árboles de roble,
elevándose a gran altura. El camino conducía directamente entre ellos, y más
allá, la ruta se volvía borrosa para el ojo.

—Un portal… —dijo Kaylin.

—¿Qué? —Me volví hacia él mientras se unía a mí en el comienzo del sendero.

—Los robles, constituyen los lados del portal. Desde aquí, no puedo ver nada
más que un montón de tierra yerma, pero ¿quieres apostar a que caminamos
por allí y bingo, estaremos en el Marburry Barrow?

Asentí, lentamente. Eso explicaría la falta de definición en los bordes.

—Creo que tienes razón. Grieve dijo que eran un portal, que teníamos que
pasar a través de los robles para encontrar el Barrow. Pero ahora me pregunto si

7
Hace referencia a Alicia en el País de las Maravillas.
¿puede haber miembros de la Corte Índigo merodeando las afueras? Sabemos
que pueden salir a la luz del día, así que ¿qué puede evitar que estén allí? Tal
vez no pensé en esto lo suficiente antes de sugerir que viniéramos aquí.

Rhiannon se presionó contra mi lado.

—Mi madre está allí, y Peyton. Me necesitan. Tengo que intentarlo.

Leo frunció el ceño.

—He traído algunas cosas de las herramientas de los rituales de Marta que nos
pueden ayudar. —Dejó su mochila y empezó a escoger cosas en ésta, sacando
un puñado de algo que parecían vértebras—. Huesos de serpiente —dijo—. He
estudiado lo suficiente como para saber que éstos pueden ser utilizados para
crear una nube de veneno…

Lo miré.
169
—¿Veneno? Pensé que eras un sanador.

—Heather me enseñó desde el principio: Una bruja que no puede hechizar, no


puede sanar. En el equilibrio de la luz y la sombra, hay un lugar para la
oscuridad, Cicely. Sabes eso debido a la vida que llevaste. —Se encogió de
hombros—. Tenemos que estar dispuestos a hacer lo que sea necesario,
teniendo en cuenta a quien nos estamos enfrentando y lo que está en juego.

Parpadeando, me di cuenta de lo lejos en el camino que habíamos llegado en


tan sólo cuestión de unos pocos días. El peligro ya no era un concepto. Lo
estábamos viendo a la cara. Y el mundo necesitaba tanto de la vida como de la
muerte, pero manteniendo un equilibrio.Los Fae vampíricosestaban alterando el
equilibrio.

—Sí, lo entiendo. ¿Crees que el gas funcionaría en la Corte Índigo?

—No lo sabemos, así que guárdalo como un último recurso —dijo Kaylin—. Yo
conozco una manera de colarnos allí y ver lo que está pasando.

—¿Y cuál sería? —le pregunté, mirándole de reojo.

—Soy un caminante de sueños. Iré allí por el plano astral.

Rhiannon negó con la cabeza.

—No, es demasiado peligroso. Podrías resultar herido.


—Siempre existe esa posibilidad, pero si las probabilidades están conmigo,
ellos no me notarán antes de que pueda escapar. La clave es, que ustedes
tendrán que estar listos para correr. Van a tener que correr rápido y duro,
porque son más fuertes que nosotros. Pero si puedo entrar ahí sin que lo sepan,
podría ser capaz de determinar cómo introducirnos realmente en el Barrow. —Él
me entregó su mochila—. Cuida esto por mí, por favor. Tiene algunos
elementos importantes en ella... Por si acaso.

—No estás hablando en serio acerca de esto… —empecé a decir, pero me


detuvo. Por supuesto que hablaba en serio. Ninguno de nosotros estaría aquí si
no estuviéramos siendo serios. Yo había estado dispuesta a entrar a grandes
zancadas en ese lugar y habría sido mucho más probable que me atraparan en
vez de a Kaylin, al colarse en el plano astral—. ¿Qué necesitas para poder
entrar?

Miró a su alrededor.
170
—Tenemos que encontrar un lugar para esconderme. Voy a tener que
tumbarme para prepararme para esto.

Pregúntale si puedes ir con él, solicitó Ulean.

Parpadeé. ¿Qué dijera qué? Yo no era un caminante de sueños y mientras que


Kaylin tenía un siglo de experiencia, ¿podría realmente llevar a otra persona con
él?

Sólo pregúntale. Yo puedo ir contigo.

Primera anotación por aterrorizarme. Pero Ulean podía ver más lejos que yo y
ella aparentemente sabía algo que yo no. Le di unas palmaditas a Kaylin en el
brazo.

—Oye, ¿sabes cómo llevar a alguien contigo? ¿Puedes hacer eso?

Se volvió bruscamente, y me dio una mirada dura.

—¿Por qué lo preguntas?

Me encogí de hombros.

—Ulean me dijo que te preguntara si podía ir contigo.

Cuando Kaylin volvió a hablar, su voz era fría.


—No voy a arriesgar tu vida, Cicely. No hay garantía de que no vayan a tener
algún tipo de campo anti-magia que rechazará el hechizo. ¿Qué pasaría
entonces?

—Dime exactamente qué es lo que haces. Entonces déjame tomar la decisión.


—Contuve el aliento.

Rhiannon negó con la cabeza.

—Mala idea. No dejes que te convenza de ello. —Ella arrastró sus pies. Ni ella ni
Leo se veían felices por mi petición.

Kaylin dejó escapar un largo suspiro.

—Cuando yo camino en los sueños, entro en un profundo trance, y sí, puedo


arrastrar a alguien conmigo. En cierto punto, es difícil de explicar cómo sucede,
veo una puerta. Cuando paso a través de ésta, mi cuerpo se convierte en
sombra. Del material que están hechos los sueños. Me puedo mover en ellos en 171
forma de sombra y también puede hacerlo quien sea que haya llevado
conmigo. Puedo espiar a la gente, pero no puedo entrar en acción. No puedo
entrar en una pelea, por ejemplo.

Pensé en ello por un momento.

—¿Hay un límite de tiempo?

Él asintió, lentamente.

—Algo así. Si me quedo en el plano astral durante demasiado tiempo, corro el


riesgo de no poder volver. Podría quedar atrapado como una entidad sombra.

—¿Y cuánto tiempo es demasiado tiempo?

—No lo sé —contestó—. Nunca he estado fuera más de una hora. Creo que
depende del poder del caminante de sueños, si tiene a alguien
acompañándolo... Un número de diferentes factores. Y hay otro pequeño
detalle: hay criaturas por ahí, y no todas ellas son agradables.

Oh, esto se estaba poniendo cada vez mejor.Ulean realmente me había jodido.

—Entonces, caminamos dentro de la sombra y podríamos no volver. Y podría


haber criaturas repugnantes. ¿Podemos luchar contra ellas mientras estamos
allí? Tú dijiste que no podíamos luchar desde el plano astral.
—No podemos hacer nada en el plano físico. Pero sí, podemos defendernos
contra todo lo que está en el Plano de los Sueños. Es decir, si somos más
fuertes que ellos. Las posibilidades de eso no son muy buenas. —Él me dio una
sonrisa a medias—. ¿Todavía quieres venir conmigo?

—Tal vez... —Sólo que no quería. Pero Ulean pensaba que era una buena idea y
ella aún no se había equivocado al guiarme—. Mencionaste algo acerca de si el
hechizo es rechazado... ¿qué sucede entonces?

—Entonces corremos como el demonio. Si es que podemos. Si el hechizo es


interrumpido, ya sea por accidente o a propósito, aparecemos en cuerpo donde
sea que estemos. En otras palabras, si estamos escondidos cerca del techo
sobre un grupo de Cazadores de Sombras hambrientos y alguien rechaza el
hechizo, nuestros cuerpos se solidificarán y caeremos justo en el centro del
grupo. Y, probablemente aterricemos muy, muy duro. Esto no es fácil. Caminar
en Sueños es peligroso. —Él descendió cerca de una fruta caída y apoyó los
codos en las rodillas, silbando suavemente. 172

Eché un vistazo a los Robles Gemelos. Si pasábamos por ellos en nuestros


cuerpos y había Fae vampíricosen el otro lado, estaríamos condenados. Nunca
escaparíamos de ellos. Y nada que Grieve, o cualquiera, hiciera, salvaría nuestros
culos.

—Está bien, ¡estoy dentro! ¡Hagámoslo! —Respiré hondo—. Rhiannon, Leo,


ustedes necesitan ocultarse, y me refiero a esconderse muy bien. Pase lo que
pase, no vengan detrás de nosotros. Si no regresamos…

—¡No digas eso! —Rhiannon se mordió el labio, al borde de las lágrimas.

—Si no regresamos —dije de nuevo, con énfasis—. Entonces saquen sus culos
de este bosque, díganles a los vampiros lo que me pasó, y no miren atrás.
Salgan de la ciudad antes del anochecer.

Leo pasó el brazo por los hombros de Rhiannon.

—Por favor, reconsidera esto. No podemos darnos el lujo de perderlos a


ninguno de los dos.

—Con un poco de suerte y un poco de sentido común, no tendrán que hacerlo


—dijo Kaylin—. Pero Cicely tiene razón. Esta es nuestra mejor oportunidad para
averiguar lo que está pasando ahí. No vamos a tardar mucho tiempo, sólo
intentaremos familiarizarnos con lo que está pasando así sabremos lo que
enfrentamos, y luego volveremos. No vamos a correr ningún riesgo innecesario,
¿verdad?—Él me miró fijamente.

Me encogí de hombros.

—Yo no estaba planeando nada, no. No soy una loca. Pero Ulean cree que
debería ir contigo, y por lo general ella tiene razón. He llegado a confiar en ella
durante los años, me salvó más de una vez.

—Entonces vamos a hacerlo —dijo Kaylin—. Prepárate para entrar en las


sombras. Es un viaje oscuro y frío, y no hay nada parecido en el mundo.

173
Capítulo 16
Traducido por Nayelli Wells

Corregido por Dennars

—T
endrás que acostarte en mis brazos —dijo Kaylin. Cuando lo
miré había una tenue sonrisa en su cara. Sacudió la cabeza, su
cabello oscuro bailando alrededor de sus hombros—. No, no
es nada de eso. Necesito sostenerte para ayudarte a cambiar conmigo.

—Justo pensé que eso es lo que ibas decir. —Decidí no hacerlo ruborizarse más
174
de lo que ya estaba. Si no estuviéramos en esta situación sería divertido hacerlo
ruborizar, pero dejé ese pensamiento para después.

Kaylin se acostó en el suelo sobre su espalda. Abrió uno de sus brazos y me


acurruqué contra él. Era una sensación rara acurrucarse contra un hombre
extraño, pero de algún modo él se sentía cómodo y seguro y de hecho me
relajé mientras rodaba para quedar frente a mí y envolver mis hombros con su
otro brazo.

—No te asustes —dijo, su aliento cálido oliendo a menta contra mi cara—.


Primero, sentirás un brillo dentro de tu cuerpo… No puedo explicarlo, pero es
como… Como… Cuando ves las líneas brincando en la televisión… Mala
recepción. Luego sentirás como que estás empezando a flotar. Mantén la calma.
Te sostendré. No dejaré que nada pase.

Inhalé una profunda respiración y asentí cerrando los ojos. No estaba segura de
estar preparada para ver mi cuerpo convertirse en vapor. O sombra. O lo que
sea parecido a gas no sólido. Podía tratar con el concepto, pero ser un testigo
de esto podría ser más de lo que podía soportar.

—Sigue respirando —dijo Kaylin—. No sostengas el aliento. Cuando estamos


caminando en sueños no necesitamos respirar, así que trata de no entrar en
pánico si notas que no estás respirando. —Hizo una pausa—. Todavía no creo
que sea una gran idea pero aquí vamos. ¿Lista?
Asentí, forzándome a inhalar-exhalar pensando que acababa de acostarme a
tomar una siesta. Kaylin comenzó a cantar algo bajo y profundo y casi fuera del
rango de mi oído. En segundos pasó de ser un lindo chico friki gótico, a irradiar
un poder que se sentía mucho, mucho más antiguo que yo. Luché por mantener
los ojos cerrados. Quería mirarlo.

Y luego mi cuerpo comenzó a fundirse.

Comenzó en algún lugar de mi tercer chakra justo por encima del plexo solar.
Una ola de agua se expandió, emanando desde ese lugar y ondulando a través
de músculo y hueso, sangre y venas, como ondas concéntricas en un estanque.
Mi cuerpo estaba fundiéndose como plata líquida, como La Mala Bruja del
Oeste o como Terminator 2 desamoblándose.

Mantén la calma, concéntrate en la sensación de los brazos de Kaylin alrededor


de ti.
175
Pero los brazos de Kaylin se estaban disolviendo también, mezclándose con la
piscina temblorosa que era mi cuerpo. Estábamos separados y sin embargo,
vinculados, mezclados pero todavía seres distintos. Y luego el murmullo se
esparció a mis manos y dedos, a mis pies y a los dedos de los pies, mi carne se
expandía y se separaba mientras me difuminaba y fragmentaba. Eso fue todo lo
que aguanté antes de entrar en pánico.

¿Qué está pasando? ¡Me estoy rompiendo!

Cálmate. Los pensamientos de Kaylin, como susurros, encontraron el camino


hacia los míos. Mientras viajamos puedo comunicarme contigo. Estás bien. Esto
es solo el proceso de convertirse en sombra. Solo un minuto o dos más y
estaremos completamente en el astral.

Una suave brisa sopló sobre mi difuminada forma.

Y yo estoy aquí. En lugar de escuchar la voz de Ulean en el viento, sonó a través


de mi… ¿cabeza? o mente supongo. El instinto afloró, traté de respirar pero no
pude, no había aire para confortarme. Tambaleándome di una vuelta de cabeza,
perdida en la fuerza de la corriente astral que se elevó para rodearnos.

¡No puedo respirar!

No lo necesitas. No pienses en eso. Concéntrate en mi voz. Concéntrate en tus


sentidos… ¿Puedes ver algo?

¿Ver algo? No tenía ojos…


Espera. Había una luz. Tal vez solo la sensación de una luz, pero de algún modo
estaba consciente de eso. Y entonces sentí un cambio. Me di cuenta de que
acababa de pestañear. Miré hacia abajo y me vi a mí misma, una silueta, una
sombra en el mundo astral en el que estábamos. Era yo, humo y vapor sin
rasgos distintivos. Levanté las manos en gesto de pregunta.

—Luzco como… Wow… No estoy segura de cómo. —¿Una muñeca de papel


recortado? ¿Una sombra huyendo en solitario?

—Luces bien… Eres exactamente como deberías ser.

Las palabras de Kaylin eran distintas. No estaba escuchándolas, no con mis


oídos, pero ahora se sienten mezcladas con mis propios pensamientos. Miré
alrededor en las sombras y a mi lado vi a Kaylin… O más bien la sombra de
Kaylin.

Un pensamiento me golpeó. Si puedo verlo a él, eso quiere decir que tal vez…
176
Lentamente giré a mi derecha. Ahí, en una nube de niebla y chispas débiles con
polvo de diamantes destellando en medio del círculo… Ulean arremolinado. Ella
no era una mujer pero era una vaga forma bípeda atrapada en el medio de un
vortex que gira eternamente.

¡Mis Dioses, eres hermosa! No podía dejar de mirarla.

Gracias amiga. Estoy tan feliz de que al fin puedas verme.

—Mejor nos vamos —dijo Kaylin, y me di cuenta de que se había perdido mi


intercambio con el Elemental. Así que incluso aquí, él no podía escucharla.
Pero…

—¿Puedes ver a Ulean? —Me moví hacia la niebla y vapor que era mi viento
Elemental. Él miró por un momento, luego inclinó suavemente la cabeza.

—Débilmente, pero hay estática. Tal vez es porque no estoy en sintonía con el
viento.

Él no está unido a mí. Solo tú puedes verme claramente aquí. Y solo tú, o esos
que yo elija pueden escucharme.

—Lo tengo. —Imaginé que la respuesta funcionaría para ambos—. ¿Ahora qué?

Kaylin señaló hacia adelante. Seguí su gesto y vi lo que parecían un par de faros
iluminados, más brillantes que el Space Needle en Año Nuevo. Mientras los
miraba, las formas comenzaron a hundirse y me di cuenta de lo que eran.
—¡Los robles gemelos!

—Sí. Si fueran solo árboles ordinarios, no podrías verlos tan bien de cerca. Ellos
brillan, sí, como las auras de todas las cosas vivas, pero no igual. Mira alrededor.
Depende del esfuerzo que hagas en enfocarte hacia fuera y abrir tu mente
podrás ver más de una dimensión a la vez.

Traté de respirar de nuevo y entré en pánico brevemente cuando no hubo aire


para aspirar dentro y fuera de mis pulmones. Me centré y dejé que mi miedo se
asentara.

—¿Qué estoy buscando?

—Piensa en Rhiannon y Leo. Luego búscalos.

Convoqué la cara de Rhiannon en mi mente. Su sonrisa, su trenza roja, la chispa


en sus ojos… Luego pensé en Leo y…
177
—Wow… ¡Ahí están!

Casi a dos metros de donde estábamos parados. Podía verlos vagos y difusos
pero sus auras brillaban como el neón de una señal de bar. La de Leo era verde,
firme y brillante. Pero la de Rhiannon crepitaba, su energía lucía apretada como
si tuviera restricciones. Brillando como la luz de un sol trataba de liberarse pero
regresaba otra vez para disolverse contra su cuerpo. La tensión era palpable
como si estuviera luchando contra un nido de serpientes retorciéndose.

—Mierda, va a explotar en algún momento y no muy lejano. Mira eso, tiene


mucha energía reprimida que se la comerá viva si no hace algo pronto.

Kaylin asintió.

—Tenemos que tomarla de la mano y ayudarla a superar su miedo al fuego.


Podría arder con tanta energía reprimida.

Combustión espontánea. El pensamiento me atravesó la cabeza con alarmante


claridad y pude verla fácilmente en esa situación. ¿Podía sentir el cambio de
energía? ¿O había bloqueado cualquier conexión natural por temor a hacer mal
uso de nuevo? De una u otra forma, teníamos que ayudarla a encontrar su
balance.

—¿Cómo lo estás llevando? ¿Crees que estás lista para checar en el Barrow o
necesitas más tiempo para adaptarte? —Kaylin, o la sombra de tinta negra que
era en ese momento, se inclinó contra una mancha negra que finalmente
vislumbré como una piedra en el espacio plano.

Medí mi nivel de comodidad. Todavía me sentía nublada y extrañamente sin


límites, pero había superado mi miedo a no respirar y las sombras en lo astral
estaban comenzando a ser más claras y más definidas a mis nuevos ojos.

—Creo que estoy lista. ¿Qué hacemos? ¿Y cómo sabremos si ellos nos ven? —
Miré mis pies en el suelo. Caminar en sueños se siente como lo que siempre
imaginé que se sentiría rebotar sobre la superficie de la luna.

—Si caemos en un campo que niega la magia lo sabremos enseguida. La


pregunta es: ¿Tendrán ellos algunos videntes capaces de descubrir a las
entidades astrales? Esencialmente espías psíquicos. Esta es nuestra mayor
preocupación, procurar que la magia se mantenga. Procura tener los ojos y
oídos abiertos. Concéntrate en la persona que quieres oír y sintoniza en esa
dirección. 178

Él se movió hacia mí y nos dirigimos hacia los robles gemelos. Sentí un


nerviosismo que nacía en mi plexo solar. Era extraño no sentir mi cuerpo. ¿Así
se sentía ser un Elemental? ¿Nunca sólido sino hecho de una cosa de sombras?

Nos acercamos a los robles y la energía entre ellos crepitaba, relámpagos en


miniatura quemaban entre los troncos. Los árboles eran viejos con aros girando
en sus auras. Viejos que contaban el pasado y sus raíces estaban
profundamente sumergidas en el mundo, sus venas brillaban debajo de la
superficie. Ellos enterraron metro a metro sus chispeantes anclajes ahondados a
través del suelo. Habían estado vivos y creciendo por mucho tiempo antes de
que mis ancestros se establecieran en esta tierra.

La energía fluyendo entre los troncos formaba una red de brillantes líneas a
través de la cual teníamos que pasar. Inhalé y me pregunté si el portal nos
patearía fuera del astral, o si simplemente era una puerta de salida.

Kaylin hizo una pausa.

—Déjame ir primero. Si algo sucede corres como el infierno y pides a tu


Elemental que te acompañe al caminante de sueños más cercano para ver si te
llevan de regreso al lado físico.

—¿No está justo al lado? —parpadeé—. ¿No había un límite de tiempo para el
hechizo?
—En teoría. En la práctica no lo sé. —Se encogió de hombros—. No pasa nada.
Cruzaré y regresaré por ti si todo está bien.

Antes de que pudiera contestar ni una palabra pasó a través del portal y en un
resplandor de humo y reflejos desapareció de mi vista.

Esperé mirando el portal. Si hubiera sido capaz de respirar habría estado


reteniendo el aliento pero en cambio conté los segundos. Por supuesto en el
astral, como en el reino Fae, el tiempo corre diferente. Podíamos estar fuera por
días y solo pasarían minutos en el mundo físico o viceversa. Todavía sin señal
de Kaylin. ¿Dónde diablos estaba y qué iba a hacer si no volvía?

Estaba a punto de seguirlo (supongo que no pensó que iba a correr y dejarlo si
algo pasaba ¿no?) cuando hubo un resplandor entre los robles y él reapareció
caminando hacia mí.

Me apuré a su lado, Ulean siguiéndome en su nube de cosas-como-estrellas.


179
—¿Es seguro?

Kaylin asintió.

—Al menos por ahora. Pero teníamos razón al preocuparnos. Hay un grupo Fae
de la Corte Índigo cerca del terraplén. No creo que puedan vernos. Vamos a
llevar los traseros antes de que cambie.

Agarró mi mano y el humo en su mano se mezcló con la mía para formar una
extraña fusión de cuerpos. Como si fuéramos gemelos siameses pegados por
los dedos.

—Aférrate a mí cuando crucemos el portal. Es un poco espeluznante.

Sin otra advertencia, me jaló hacia los robles gemelos y fui volando todo el
camino, arrastrada mientras él saltaba. El crujido de la energía me hizo temblar
alterando todo mi sistema.

—¡Mierda! ¿Así es como se siente ser un cable de alta tensión? —Las palabras
salieron de mi boca mientras salíamos del otro lado.

—Silencio —susurró Kaylin—. Tenemos que parecer como una sombra fugaz
aquí y allá. Pero si tienen a alguien que es clarividente o que puede escuchar al
viento como nosotros serán capaces de encontrarnos.
Entrecerré los ojos tratando de concentrarme en lo físico. El astral interactuaba
con la hilera de árboles, pero si mantenía mi atención en el bosque, se volvía
más claro. Distinto.

Emergimos en lo que parecía ser un gran claro circular. El bosque está


iluminado como una caja de fósforos, la energía corriendo a través de los
árboles, quemando con un brillo mortal. Todo estaba envuelto en un destello
de plata con tonos profundos de índigo. Los árboles estaban secos, sus ramas
tejiendo un entramado de redes de plata a través del cielo.

¡La visión de Rhiannon! Esto tenía que ser la Base de la Corte Índigo. O al
menos su sede en nuestra área.

Tienes razón. Ulean iba a la deriva detrás de nosotros y yo estaba aliviada de ver
que estaba bien después de atravesar la barrera. Me quedé atrás dejando que
180
Kaylin nos guiara.

El Marburry Barrow era enorme. El campus entero de El conservatorio New


Forest podía caber dentro. Lucía como una protuberancia enorme en el suelo.
Una cantidad indeterminada de figuras vagaba por los alrededores y desde aquí
se podía ver un brillo en el borde inferior. Sin duda una apertura.

El Barrow parecía que había sido construido sobre una plataforma circular
elevada a cuatro metros y medio sobre el suelo. Los escalones en uno de los
lados llevaban hasta la cima del montículo y al menos dos figuras estaban
descansando en la nieve justo ahí.

Escaneé las figuras. Todas tenían un tinte particular en sus auras y empecé a
entender por qué eran llamados la Corte Índigo. La energía se arremolinaba en
tonos profundos de índigo y púrpura, negro y plata. Los colores de la noche y la
sombra. Increíblemente hermoso, sus energías eran magnéticas y seductoras y
anhelaba acercarme más al grupo para disfrutar de su presencia.

Kaylin siseó. Asustada, salí de mi ensimismamiento y lo miré con un agradecido


asentimiento. Levanté las manos para asegurarle que estaba bien.

Miramos por un momento mientras trataba de memorizar el lugar del brillo que
estaba segura era una puerta. Si éramos capaces de escabullirnos de vuelta al
físico sabríamos por dónde llegar sin tener que revisar los alrededores
Y luego sucedió. La puerta brillante se abrió por un momento y un contingente
de la Corte Índigo salió con dos figuras entre ellos. Dos figuras que no eran
vampiros Fae. Ambas auras rojas denotaban seres nacidos de la magia, una más
poderosa que la otra.

Tu tía y tu amiga. Ulean estaba justo detrás de mí.

—¡Heather! ¡Peyton! —Me separé de Kaylin dirigiéndome a Heather.

—¡No! ¡Cicely, vuelve! —Kaylin estaba sobre mis talones alcanzándome por el
brazo. Se las arregló para atraparme antes de que hubiera caminado más que
unos pocos metros pero entonces Heather se volvió hacia nosotros y atrapé su
pequeño llanto en el viento.

En ese momento, uno de la Corte Índigo se dio vuelta hacia nosotros y gritó
algo, señalando en nuestra dirección.

¡Mierda! Fuimos descubiertos. 181

—¡Corre, corre tan rápido como puedas, tenemos que salir de aquí e irnos del
astral! —Kaylin se dio la vuelta, arrastrándome detrás de él en una carrera
rompe cuellos hacia el portal.

—Pero no los hemos rescatado…

—¡Ellos nos matarán si nos atrapan! —Me arrojó entre los robles y la sacudida
acalló la protesta en mi lengua. Nos dirigíamos hacia Rhiannon y Leo.

—No tenemos tiempo para salir suavemente —dijo Kaylin—. ¡Esto va a doler así
que prepárate! —Lanzó los brazos para abrazarme y sentí un destello de
entumecimiento cuando caímos, los cuerpos solidificándose, el humo de
nuestras sombras disipándose. Era como estar volando y luego ser lanzado
desde el cielo por un ancla de carne.

Pestañeé duro cuando tropecé y caí de boca frente a Leo, quien se apresuró a
levantarme. Kaylin cayó justo detrás de mí y ya estaba moviéndose hacia el
camino.

—Tenemos que salir de aquí. ¡Nos descubrieron!

—Oh mierda. —Leo agarró las bolsas y nos las arrojó mientras Rhiannon se
dirigía hacia el camino.
Pero ya era demasiado tarde. Hubo un ruido detrás de nosotros entre los robles
gemelos y tres hombres saltaron desde el portal. Tenían piel pálida y un tono
cerúleo en sus rostros. Vampiros Fae. Cazadores de sombras.

Comencé a correr, pero en mi corazón sabía que eran más rápidos que
nosotros. Nos atraparían y se alimentarían de nosotros y eso sería el fin de
todo.

—¡No! —La voz de Rhiannon retumbó a través del espacio. Se detuvo y se


volvió hacia ellos.

—¿Qué estás haciendo? ¡Corre! —La alcancé pero ella se soltó.

—No dejaré que nos lastimen… ¡No los dejaré tomarnos como tomaron a mi
madre! —Sus ojos llamearon peligrosamente y resplandores solares bailaron a
su alrededor luchando para liberarse mientras sacaba una de sus bombas.

Cuando la vieron los hombres, recelosos, ralentizaron el paso, pero siguieron 182
caminando en nuestra dirección. Nos miraban y podría jurar que estaban
tratando de averiguar qué demonios estábamos haciendo.

—No se acerquen más. Les estoy advirtiendo que ¡paren! —la voz de Rhiannon
se estaba quebrando y luego las lágrimas corrieron por su cara. Levantó los
brazos—. Les dije que se detuvieran…

Los siguientes segundos fueron un borrón.

Lanzo una bomba, extendió las manos y gritó unas palabras (no pude entender
cuáles) y una pared de llamas salió retorciéndose de sus palmas. Verde, dorado
y rojo. Un hermoso, mortal estallido de fuego dirigido en su dirección haciendo
explotar la bomba en una onda de choque de fuego.

Los hombres gritaron y se dieron la vuelta para correr mientras las llamas
lamían sus ropas, atrapando sus túnicas de gasa en el fuego. Los arbustos
alrededor del portal comenzaron a humear mientras las chispas volaban,
chisporroteando contra la nieve.

—Rhiannon ¡detente! ¡Frena! —Corrí a su lado, sin saber cómo ayudarla a


detener el fuego que llevaba tanto tiempo reprimido. Gritaba mientras el fuego
llameaba a unos centímetros de sus palmas y tenía los ojos tan abiertos como
un ciervo encandilado por faros.

—¡Muévete! —La voz vino del arbusto de arándanos a la derecha y apareció


Chatter—. Yo la ayudaré.
Presionó una mano contra su brazo y ella lo miró aturdida. Cuando empezó a
susurrar, las llamas disminuyeron. En unos segundos ella pudo succionarlas de
nuevo a su interior.

—Ahora corre, compraste algo de tiempo pero tienes que salir de aquí. —Se
mordió el labio mirándonos a todos—. Puedo ayudar llevando a uno. Puedo
correr mucho más rápido que cualquiera de ustedes.

—Toma a Rhiannon. ¡Ahora! —La empujé hacia sus brazos y ella se quejó
todavía aturdida. Él se dio la vuelta y en un borrón se habían ido—. Kaylin, sal
del astral.

—¿Qué pasará con ustedes? Puedo llevar a uno…

—Yo la llevaré a ella. —Grieve surgió de los arbustos por donde Chatter había
salido—. Tú lleva a Leo y yo a Cicely.

Lo miré con la boca abierta. 183

—¿Cómo nos encontraste?

—Seguí a Chatter. ¿De verdad pensabas que lo dejaría solo con esa multitud del
Barrow? Ahora cierra la boca y ven aquí. Tenemos que movernos antes de que
vuelvan a atravesar el portal. —Abrió los brazos y sin pensarlo dos veces caminé
hacia su abrazo y estuvimos fuera en un borrón de movimiento con mi Grieve
sosteniéndome bien apretada.
Capítulo 17
Traducido por Rihano

Corregido por Dennars

G
rieve me levantó en brazos y me apretó contra su pecho mientras nos
dirigíamos en línea recta a través del bosque, más rápido de lo que
podría haber imaginado. Aunque ningún vampiro, ni Fae, caminaban por
el astral, podían correr como el viento, un borrón de velocidad y movimiento.

Me apoyé contra él respirando el embriagador aroma de los sueños de otoño y


184
las hogueras, de la antigua y acre tinta de la tierra. La cadencia de su corazón
era diferente de la mía pero aún estaba vivo y respirando. LosFae vampiros de la
Corte Índigo me asustaban hasta dejarme sin palabras, pero Grieve no había
comenzado como uno de ellos y todavía no había sido conquistado por su
nueva naturaleza. De lo contrario no estaría ayudándonos.

Volamos a través de los árboles; los veía pasarcomo un borrón de ramas con
nudosos brazos de nieve,por la constante caída suave de los copos que se
descolgaban a la deriva desde las nubes. El viento silbaba a través de mi
peloque volaba hacia atrás mientras corríamos. Un coro de palabrasse
deslizaba, un aluvión de voces golpeaba mis oídos mientras corríamos a través
del bosque. Traté de captar lo que estaban diciendo, pero la cacofonía era tan
fuerte que finalmente me di por vencida.

Y entoncesllegamosal barranco,bajamos y subimos de nuevo hasta el otro lado


y estuvimos en el patio.

Sin embargo Grieve no se detuvo, no hasta que llegamos al porche.De repente


me encontré de pie delante de la puerta mosquitera. Rhiannon estaba del otro
lado esperando, abrió la puerta y me jaló.

Grieve entró.

—¿Ya han regresado Kaylin y Leo? —pregunté, sin aliento por el viaje.

Rhiannon negó con la cabeza.


—Todavía no. —Su cara estaba enrojecida y sopló un mechón de pelo de los
ojos mientras hacía un gesto con la cabeza hacia la sala de estar—. Grave, Chatter está
ahí.

—Danos un minuto ¿quieres? —Pusela mano en el brazo de Grieve—. Necesito hablar


contigo.

Él me siguió hasta la cocina. Una luz fervorosa irrumpió en sus ojos atravesando la
hosca expresión persistente de su rostro. Miró por encima del hombro y luego se volvió
hacia mí.

—¿Qué pasa?

—Grieve. —Di un paso hacia él—. Gracias. Gracias por salvarme. Gracias por dejar que
Chatter nos ayudara.

—Tenía que hacerlo. No puedo dejarla hacerte dañoy todavía no puedo liberarme de
su hechizo. —Me miró a los ojos—. Cicely, estoy dividido entre el deber y el corazón.
Tú me haces romper cada instinto hacia el que mi cuerpo me empuja. 185

Su voz se quebró.

Y entonces estuve en sus brazos, buscando sus labios.

—Te amo, Grieve. Siempre lo he hecho. No puedo evitarlo. Eres mi enemigo, pero te
necesito. Nos necesitamos mutuamente.

—¿Cómo puedes estar tan segura? —susurró ásperamente. No estaba sonriendo pero
la débil curva de su labio era más de lo que yo podía soportar—. ¿Cómo sabes que no
estamos cometiendo un error que podría costarte la vida?

—No me importa. Sé que eres peligroso, para ambos, tanto para ti como para mí. Pero
estamos unidos… Y no creo que haya nada que podamos hacer para impedirlo.

Lancé los brazos alrededor de su cuello y lo jalé hacia mí.

Sus manos se deslizaron por mi espalda, por encima de mi culo, dejando una estela de
chispas dondequiera que tocaba.

Busqué sus labios.

Con una mano enredada en mi pelo lanzó la lengua entre mis labios mientras ajustaba
su boca a la mía. Su toque era de seda y fuego mientras el beso bramaba a través de
mi cuerpo, absorbiendo cada poro, cada centímetro de mi piel. Yo gemía suavemente
mientras deslizaba una rodilla entre mis piernas y me apretaba contra el mostrador.

Cerré mis piernas alrededor de las suyas, sintiendo los músculos bajo sus pantalones
vaqueros, sintiendo el poder envuelto en su tenso y delgado cuerpo. Me excitó rápido,
moviendo sus labios desde mi boca a mi mejilla y a mi cuello, donde pasó su lengua
por mi piel, desencadenando una nueva serie de explosiones. Sus dientes rozaron la
suave piel de allí, y sentí un hilillo de sangre correr libre mientras él mordisqueaba
suavemente. Cuando su saliva golpeó la piel en carne viva, un calor creciente me
succionó, extendiéndose a través de mi sistema como una droga oscura. Y sin
embargo, no tuve la sensación de ser una puta de sangre, de ser utilizada.

Con la respiración pesada me apreté contra su pecho mientras sus manos se deslizaban
por debajo de mi camisa para ahuecar mis pechos. Acarició con sus dedos por encima
de mi sujetador mientras lamía el fino hilo de sangre goteando de mi cuello. El suave
deslizamiento de su lengua contra mi piel me irritada tanto como me excitaba. Había
una cualidad de lija, una leve aspereza.No pude sacar de mi mente que así es como se
sentiría esa lengua en otro lugar.

Mi lobo gruñó, bajo y con placer.

Grieve alcanzó mi hebilla y solté un gemido.

—Aquí no, no a plena vista por favor. 186

Renunció a jalar mi cinturón.

—Me olvido. Los Fae no son tan inhibidos para el sexo. Pero Cicely… Te deseo. Te
quiero ahora.

La razón golpeó contra mi confusión. Había un grupo de Fae Índigo ahí afuera
queriendo matarnos y aquí estábamos, parados en medio de la cocina besándonos.

—Para, por favor, solo por un momento. Tengo que asegurarme de que Kaylin y Leo
lleguen a casa a salvo. —Hice palanca contra su pecho. Maldita sea, no quiero parar, a
pesar de que sabía que estaba probando mi sangre. Quería desnudarlo justo aquí,
tirarlo al suelo y follar hasta que se le salieranlos sesos.

Luchó un momento para retenerme,sin embargo levantó la cabeza, el pelo platino


cayendo para rozar mi cara.Me dejó ir, temblando, mientras yo daba un paso atrás. Una
gota de mi sangre permanecía en sus labios y los ojos le brillaban.

—Sabes tan bien. Te deseo.Deseo cada parte de ti, una y otra vez.

Asomó los colmillos, agujas afiladasde un blanco brillante, pero ya no tenía miedo. No
sé si era por el shockde su cercanía o simplemente por la sensación de que lo de
nosotros era inevitable. Tenía confianza en que estaba de nuestro lado. Tanto como
podía tenerla.

De pronto, el frío me hizo estremecer.

—Yo… Oh Grieve, no sé en qué coño me estoy metiendo, pero te quiero.


Antes de que pudiera responderme bajé la camisa, me di la vuelta y me dirigí a la sala
de estar. Rhiannon estaba sentada al lado de Chatter en el sofá y me miraron al
unísono, Chatter con una expresión de preocupación en el rostro y
Rhiannoncuestionando.

—¿Kaylin y Leo han conseguido…? —Antes de que terminara la pregunta hubo un


ruido en la puerta y me puse rígida. Un segundo después, Leo y Kaylin irrumpieron
cerrando la puerta detrás de ellos. Kaylin parecía completamente agotado.

—Creo que los perdimos. Pero saben donde vivimos. Tenemos que proteger la casa y
el terreno. No hay otra manera de mantenerlos alejados.

—Será mejor empezar por proteger la tierra. Creo que tenemos un libro sobre hechizos
de protección en ese montón de allá.—Revisé la pila hasta encontrar un grimorio
dedicado a la purificación y a los hechizos de protección.

—Creo que vi algo aquí cuando lo estaba hojeando… Aquí está. Hechizo para proteger
una finca. Vamos a necesitar muchos cristales de cuarzo, no tienen que ser grandes
pero tienen que estar agujerados al menos por un lado. Vamos a necesitar ajo… 187
mierda… Una gran cantidad de ajo y azufre y sangre. Nuestra sangre.

En ese momento Grieve se unió a nosotros y deslizóun brazo por mi cintura. Me dejé ir
hacia atrás y apretó los labios contra mi coronilla.

—Cicely ¿sabías que tu cuello está sangrando?

Leo señaló mi camisa y me miré en el espejo enmarcado en bronce de la pared. Un


rastro de gotas rojas caía lentamente desde mi cuello hasta mi hombro derecho
manchando mi camisa.

Kaylin se quedó mirando. Fijamente. Pero no dijo ni una palabra. Leo parecía enojado.
Ambos le lanzaron a Grieve una mirada fría, pero no dijeron nada más.

—Voy a limpiarme —dije sintiéndome incómoda de pronto.

—Voy contigo—dijo Grieve.

Sabía que un paso dentro de mi habitación sería todo lo que se necesitaría, así que
negué y presioné una mano contra su pecho.

—Por favor, espera aquí. Tenemos que proteger este lugar antes de que tu nueva
familia envíe una partida de caza detrás de nosotros.

—Son más dados a atacar de nochecuando todos duermen—dijo Grieve—. Mientras te


cambias, Chatter y yo vamos a tener una pequeña charla sobre cómo manejaremos
esto cuando tengamos que volver alBarrow. Con un poco de suerte, los Cazadores de
Sombras no sabrán que te ayudamos a escapar.
Me volví hacia Kaylin.

—Dile a Leo y Rhiannon lo que vimos. Diles a quien vimos. —Y entoncessubí las
escaleras antes de que alguien pudiera decir una palabra más.

Despuésde lavarme el cuello y cambiarla camiseta por una camisa me sentí


relativamentenormal. Caminar en sueños con Kaylin ydespuésvivir la pasión de Grieve
me habían lanzado en picada. No estaba segura de quédemonios esperar la próxima
vez,solo sabía que no podía alejarme de Grieve. No ahora.

Mientras estaba bajando las escaleras oí un chillido. ¡Rhiannon! Salté por encima de los
últimos cinco escalones aterrizando en cuclillas y corrí a la sala de estar. 188

—¿Qué está pasando? ¿Qué sucedió? —Miré alrededor esperando algo horribley todo
lo que vi fue a Leo sosteniéndola contra su pecho. Pero el olor de humo me alertó.

—Mira allá —dijo Leo haciendo un gesto a una de las sillas.

La tapicería estaba empapada. A su lado, una cacerola boca abajo en el suelo. Una gran
quemadura en el chamuscado asiento. Kaylin me hizo un movimiento negando, e hizo
una ligera inclinación de cabeza hacia mi prima. Oh mierda, ella era la que había
prendido fuego a la silla.

—¿Rhiannon? ¿Tú hiciste eso? —Me senté a su lado y le tomé las manos.

Ella asintió.

—Sí, lo hice. Estaba discutiendo con Leo sobre Chatter y… La silla se incendió. Te dije
que una vez que lo desatara, no sería capaz de controlarlo.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Grieve y Chatter no estaban a la vista.

—A todo esto ¿dónde están?

—Hablando afuera en el porche —sollozó—. Tienes razón. Tengo que aprender a


dominar esto. Ahora que liberé el fuego, no hay manera de guardarlo de nuevo. Me
enojo y brotadesde el interior.

Mirándoselas manos, volteó las palmas hacia arriba entre las mías.
—Puedo matar, Cicely. Si no aprendo cómo lidiar con esto puedo matar sin pestañear.
Lo he hecho y puedo hacerlo de nuevo. Hace mucho tiempo Marta dijo que deberían
apagar mis poderes antes de que yo la jodiera de nuevo. Tal vez tuviera razón.

—¡No digas eso! —solté sus manos y la agarré por los hombros sacudiéndola
suavemente—. Aprenderás a controlar esto y vas a dominar las llamas que están
ardiendo en tu interior.

Ella estudió mi rostro, buscando respuestas.

—¿Realmente lo crees?

—Sí. Sí lo creo. —Miré a Leo y los celos en su carame confirmaronlo que había causado
la discusión.

—Vamos a pedirle a Chatter que te ayude. Él te enseñó cuando eras una niña, puede
hacerlo de nuevo.

—No… —empezó a decir Leo, pero lo detuve con una mirada. 189
—Ni siquiera vayas allí. Tú no puedes ayudarla. Y Kaylin y yo no trabajamos con fuego.
Chatter es nuestra mejor apuesta en este momento.

Y solo porque estés celoso amigo, no significa que puedas impedirle conseguir la
ayuda que necesita,pensé.

—¿Qué pasa con la idea de preguntarle a Anadey?

Los labios de Leo eran una raya blanca y pequeñas líneas se le marcaban alrededor de
los ojos. Oh sí, lo estaba pasando mal y era consciente de que Chatter tenía ojos para
mi prima.

Miré a Rhiannon.

—Todo depende de ti, o le preguntamos a Chatter o vamos a casa de Anadey esta


tarde y le pedimos ayuda. Cualquiera que elijas está bien para mí, pero tenemos que
conseguirte ayuda y tiene que ser pronto.

Ella se debatió mirando a Leo, luego a la puerta principal. Después de un momento


contestó.

—Supongo que será mejor preguntarle a Anadey primero —susurró—. Si ella no puede
ayudarme, entonces tal vez lo haga Chatter.

Leo se relajó visiblemente.

—Buena opción —murmuró, le di otro vistazo y se calló. La última cosa que


necesitábamos eran guerras de testosterona corriendo por aquí.
En ese momento, Grieve y Chatter regresaron.

—Será mejor que nos vayamos y regresemos al Barrow —dijo Grieve—. Ellos nos
estaránbuscando.

—¿Qué pasa si se enteran que ustedes dos fueron los que nos ayudaron a escapar? —
Sostuve su mirada sin querer que se fuera, con ganas de ir arriba y hacer cosas
indecibles, con cada centímetro de él.

—No te preocupes, no lo harán. Te lo prometo. Pero necesitas proteger esta casa o


escapar de aquí antes del anochecer.

Levantó mi barbilla agachándose para besarme ligeramente. No hice caso de Leo y de


los pelos de punta de Kaylin, envolví los brazos alrededor de sus hombros, dejándolo
levantarme del suelo mientras el beso se intensificaba.

Embriagador. Sabía como el vino del verano, incienso, setas salvajes y canela, dejé
escapar un débil gemido. Grieve tomó una respiración profunda y echó la cabeza hacia
atrás, los dientes relucientes y afilados listos para el ataque. 190

—Grieve…—La tímida voz de Chatter rompió a través de la bruma sexual en la que


flotaba y suavemente golpee a Grieve en el hombro.

Me mantuvo firme durante un minuto más, mirándome a los ojos con una sonrisa
triunfal en su cara, luego me soltó y, sin una palabra, se volvió para irse. Chatter
murmuró una despedida apresurada y antes de que pudiéramos parpadear, se habían
ido de la casa y yo cerré la puerta detrás de ellos.

Me volví hacia los otros.

—No lo digas. No digas ni una palabra. Grieve y yo... Somos lo que sea en lo que nos
estamos convirtiendo y nos guste o no, estamos vinculados.

—Tú quieres que esto sea así—dijo Leo, con un tono ligeramente acusador en su voz—
. No confíes en él, Cicely. Él es uno de ellos.

—¡No! Sí... Pero no totalmente...—Frustrada, patee la silla quemada—. No puedo


explicar esto. Tenemos algún tipo de vínculo que se formó mucho antes de que él
fuera convertido por la Corte Índigo. ¿Por qué más yo tendría el tatuaje del lobo
guardián y él tendría un tatuaje mío en el muslo? Confío en él... Hasta dónde puedo.

—Bien—dijo Leo abruptamente—.¿Confías en él? Bien. Pero ¿qué vas a hacer para
balancear tu trabajo con Regina y la Corte Carmesí y tus sentimientos por Grieve?

—No me olvido de los vampiros. Confía en mí amigo. Estoy tan confundida como tú y
lo que sea que haga, tiene que cabalgar ambos mundos. Y tengo que decidir si decirle
a Grieve al respecto.
—¿Vas a alimentar a Grieve a pesar de que estás espiándolo a él y a su gente? ¿Cuán
estúpida puedes ser?—Saltó Leo—. No me importa si lo jodes. Pero ¿estás olvidando el
pequeño detalle de que la nueva familia de Grieve secuestró a tu tía, a mi hermana y a
nuestra amiga Peyton? ¿Te olvidaste de todas ellas?

Su rostro se contorsionó, lanzó un puñetazo al aire y se fue hacia las escaleras.

—Leo…—comencé, pero Rhiannon me detuvo.

—No, déjalo ir. Está enojado y exaltado. Voy a tratar de calmarlo. Entiendo a ambas
partes, por desgracia. —Se volvió y corrió tras él.

Sin poder hacer nada, me volví hacia Kaylin.

—¿Está en lo cierto? ¿Simplemente no estoy viendo las cosas con claridad?

Él se acercó a mí.

—Niña, tú no estás viendo nada más que sábanas.


191
Me molestó lo de ―niña‖ pero él resopló.

—Recuerda, tengo ciento un años de edad. Puedo llamarte ―niña‖ o ―pequeña‖ o


―mocosa desobediente‖ si quiero, ya que eres más joven que yo.

—Realmente lo crees ¿verdad?

—Tengo setenta y cinco años más que tú, Cicely, nunca olvides eso, aunqueme vea de
tu edad. Rhiannon tiene razón. Y tú tienes razón. Ustedes tienen una conexión. Pero
también creo que te tiene bajo su poder. Probablemente un veneno en sus colmillos.
Los Fae de la Corte Índigo son extremadamente seductores y heredaron la habilidad
del vampiro para seducir con sus encantos naturales, lo que prácticamente los hace
genios cuando se trata de sexo.

Sin pensarlo, extendí la mano para tocar la piel irritada de mi cuello. ¿Tenía razón
Kaylin? ¿Estaba Grieve jugando conmigo?

El recuerdo de sus caricias, su lengua en mi cuello me arrastró de nuevo y solté un


suave gemido mientras presionaba la piel donde me había mordido.

—Demonios mujer, tienes suerte de que tenga honor—susurró Kaylin.

Mis ojos se abrieron. Me estaba mirando fijamente y me di cuenta de que estaba


excitado cuando vi esos pantalones vaqueros apretados. Ruborizada, bajé la mano.

—Lo siento... No sé...

—Hueles a deseo. Puedo olerte desde aquí. Y la expresión en tu cara. Estás pidiendo
ser follada. —Sacudió la cabeza cuando comencé a protestar—. Guárdatela. No estoy
para ceremonias, porque si yo fuera cualquier otro hombre, un hombre con una
voluntad más débil, estaríamos en el suelo en este momento y yo te estaría jodiendo
hasta los sesos. Sería mejor que fueras a tomar una ducha fría y pensaras largo y
tendido sobre la situación.

Aturdida y enojada me dirigí a mi habitación,me quité la ropa y entré a la ducha. Me


froté la ligeramente dolorosa herida en mi cuello y cualquier otra parte del cuerpo con
un gel de baño de vainilla, pensando en lo que Kaylin había dicho. Mientras estuve
parada bajo el agua una buena media hora, mis pensamientos empezaron a aclararse.

Mierda. ¿Podría Kaylin tener razón?

Después de un rato salí de la ducha y me sequé sintiéndome cohibida. Tal vez Grieve
estaba de nuestro lado, quería creerlo. Pero ¿estaríamos arriesgando la vida de Heather
y Peyton si mis sentimientos por Grieve se debían a un potente afrodisíaco en mi
sistema?

Lentamente me puse una camisa limpia y un par de vaqueros y dejé escapar un largo
suspiro. La verdad era que mi corazón no me dejaría alejarme. Y tampoco lo harían los 192
vampiros. Querían información y al parecer yo era su conducto.

Estaba atrapada entre dos enemigos, para uno era un peón y estaba enamorada del
otro.

Me dirigí hacia la escalera, por mi mente corrían docenas de preguntas.

Leo y Rhiannon estaban de nuevo en la sala de estar con Kaylin y todos me miraron
cuando entré en la habitación. Les lancé una mirada precavida.

—Lo siento. Yo...

—Kaylin nos explicó lo que podría estar pasando—dijo Rhiannon. Estaba sosteniendo
La Rebelión de la Corte Índigo en las manos—. Lo hojeé. Escucha esto:―Como
verdaderos vampiros, la Fae vampírica desarrolló un veneno en su mordedura. Pero el
veneno es muy específico. La mutación sucedió cuando el primer Unseelie fue
convertido. Los poderes sexuales del Fae fueron imbuidos en la toxina y el control se
vuelve de carácter sexual y no hay la capacidad de crear sugerencias generales. Es
decir, un miembro de la Corte Índigo puede esclavizar sexualmente a alguien a través
de su mordida.

Con los verdaderos vampiros la sugerencia puede ser de cualquier tipo, desde algo tan
simple como entregar dinero para matarse uno mismo. La diferencia principal, además
del componente sexual, es que el veneno de los verdaderos vampiros desaparecerá
después de un tiempo a menos que se cree un vínculo mutuo de sangre. Pero el
veneno del Fae de la Corte Índigo es acumulativo y en algún momento la víctima será
esclavizada, sin esperanza, incapaz de liberarse. El número de mordidas que toma esto
es desconocido.‖

Me miró.

—¿Cuántas veces te ha mordido?

Mi estómago se revolvió. Mis sentimientos no podían ser todoel resultado de una


droga ¿o sí? Había un vínculo entre nosotros, lo habíamos comprobado.

Me encogí de hombros.

—Solo una vez... ¿tal vez dos?

—No puedes dejar que te siga mordiendo—dijo Leo.

—Al menos no hasta que sepamos de qué lado está —añadió Rhiannon en voz baja. La
miré y me sonrió suavemente. Ella entendía.

Ella entiende mejor que cualquiera de ellos, la voz de Ulean susurró en voz baja detrás 193
de mí. Verdad es que hay un peligro con Grieve, pero no de la manera que ellos
piensan.

Quise protestar, pero decidí dejarlo pasar.

—Voy a tener cuidado. No voy a decirle nada sobre el trabajo con Regina sin hablar
con todos ustedes. —Dejé escapar un largo suspiro. Estaba a punto de ir a la cocina
por algo de comer cuando sonó el timbre de la puerta—. ¿Esperan a alguien?

Ellos negaron. Poco a poco me acerqué a la puerta, pero entonces se me ocurrió que la
Corte Índigo no vendría y llamaría a la puerta.

Habían secuestrado a Heather a la fuerza y no tocarían cortésmente el timbre.

Abrí la puerta pero no había nadie. Curiosa, abrí toda la puerta y me asomé.Entonces la
vi. En el porche, una enorme cesta llena hasta el borde con lo que parecían dulces
caros.

Estirándome, la golpeé con el pie.

Nada se movía o explotaba. Finalmente la levanté y la llevé a la sala. La canasta era


pesada y la coloqué en la mesa de centro.

—Al parecer a alguien le gustamos—les dije—. La navidad está todavía a un par de


semanas pero parece que tenemos un regalo anticipado.

—¿De quién es?—Rhiannon se inclinó hacia adelante.


—No lo sé. Déjame ver si hay una tarjeta. Pero mientras ¿hay algo de comer? estoy
muriendo de hambre.—Con cautela abrí el celofán que guardaba todo adentro. No
estaba acostumbrada a los regalos. La idea de Krystal de los cumpleaños o un regalo
de Yule habrían sido equiparables a una Cajita Feliz o a un cuarto de onza de
marihuana.

—Voy a preparar la cena—dijo Leo—.Avísame qué es y grita si me necesitas. Rhiannon


¿por qué no llamas a Anadey?

Se dirigió a la cocina.

La envoltura de celofán se mantenía unida por un gran listón burdeos y un lazo.


Losdeshice y los puse a un lado, luego quité la envoltura. Mientras comenzaba a
levantar cajas de chocolates caros, galletas, quesos importados y dulces, todo bien
empaquetado en sus envoltorios originales, vi finalmente una tarjeta en un sobre
carmesí. En silencio abrí el selloque estaba hecho con una cera dorada de copos
carmesí.

Sabes de quién es. Ulean estaba detrás de mí, pude sentir la suave brisa de su aliento 194
soplando en mi oído. Una sensación totalmente diferente a cuando Grieve lo hacía.

Oh, lo sé.

Ya sabía quién había enviado la canasta antes incluso de tocar la tarjeta, que lucía un
hermoso ramo de rosas rojas en la parte delantera. Mientras la abría, me di cuenta de
la escritura curva y elegante que brillaba en rojo:

De la Corte Carmesí a la Sra. Cicely Watersy Amigos.

______________

Una muestra para celebrar nuestra asociación.

Estamos deseando una larga y feliz relación. Su primer diezmo de sangre


esmañana en la noche. Favor de reunirseconLannan Altos en su oficina en el
Conservatorio New Forest el domingo por la noche. Él tendrá el salario de su
primer mes con antelación a esa fecha.

_____________

Atentamente, Regina Altos Emisaria de la Corte Carmesí.


Mierda. Levanté la vista de la nota. Quería esperar un mes o más para adaptarme a la
idea, pero su mensaje estaba claro. Me poseían por completo.

Y era el momento de pagar los platos rotos.

195
Capítulo 18
Traducido por Corazón de Tinta

Corregido por Dennars

T
raté de restar importancia a la nota. Nada que alterara a Rhiannon.
Mientras tanto, teníamos que ir a hablar con Anadey, decirle lo que
habíamos averiguado sobre Peyton y preguntarle si podía ayudar a
Rhiannon. La llamamos y accedió a reunirse con nosotros al día siguiente en su
casa. Pasamos el resto de la noche fortaleciendo las protecciones de la casa y
jugando al Scrabble. 196

A la mañana siguiente Leo y Kaylin se ofrecieron a quedarse en casa y tratar de


encontrar algún tipo de protección para la propiedadmientras Rhiannon y yo
saltábamos en el Favonis y nos dirigíamos hacia el apartamento de Anadey.

Se inclinó sobre la mesa cuando entramos tranquilamente después del Pasen,


taza de té en mano, luciendo diez años mayor que cuando la conocí el primer
día. Levantó la vista hacia nosotros con los ojos todavía enrojecidos por el
llanto. —¿Alguna noticia?

Estaba claro que tenía miedo de preguntar, pero tenía que hacerlo.

—Algunas. Encontramos su escondite gracias a Grieve. Pero tuvimos que salir


de allí antes de quedar atrapados. Heather y Peyton estaban allí, con vida.—Y
oré para que aún lo estuvieran después de nuestros torpes esfuerzos. ¿Qué pasa
si Myst las había matado para castigarnos por nuestra intromisión? Parecía
capaz hacer algo así.

Le contamos a Anadey sobre nuestro viajey juró en silencio cuando describimos


las habilidades de Kaylin.

Apartó su taza de té y dejó escapar un largo suspiro.

—Está bien, así que supongo que tendré que dejar de lamentarme y hacer algo
para ayudar a mi hija. Si tienes el coraje de enfrentar a la Corte Índigo, yo tengo
que encontrar mi propia fuerza. Sin embargo no estoy segura de cómo puedo
ser útil. Mi magia es mucho más sutil que la de mi madre. Yo trabajo con todos
los elementos, pero tienden a hacerlo más… A nivel molecular. Es difícil de
describir.No es tanto que lance hechizos sino más bien, reordeno los
acontecimientos.

—Me gustaría que pudieras saltar en el tiempo y reordenar la captura de


Heather y Peyton—dije suspirando. El salto en el tiempo era raro y por lo
general solo permitía ver los eventos, no interferir en ellos.

—Si pudiera ¿crees que no lo habría probado ya?—ContestóAnadey con un


movimiento de cabeza—. Hay más poder en el universo del que nunca
entenderemos. Y algunos aspectosde élespero nunca conocerlos.

—Anadey, tengo que pedirte un favor.—Rhiannon se inclinó sobre la mesa—.


Necesito tu ayuda. El fuego se ha desatado donde lo escondí todos estos años.

Ahora estoy teniendo problemas para controlarlo.

Anadey parpadeó. 197

—Marta me habló de ti.Del incidente del auto. Me preguntaba cuánto tiempo


pasaría antes de que te abrieras a las energías de nuevo. Nunca puedes suprimir
algo como esto para siempre. Madre pensó que había logrado erradicarlas, pero
yo sabía que no. Es un punto en el que diferimos.

Se puso de pie e hizo un gesto para que la siguiéramos a la cocinapara enjuagar


la taza y nos ofreció galletas de menta.

—Estas son las favoritas de Peyton. Supongo que pensé… Tal vez si hacía
unahorneada, actuarían como un encanto para llamarla a casa.

Acepté una de las galletas, debatiéndome si hacer una pregunta que había
estado corriendo por mi mente. Finalmente, decidí que no podía hacer daño.

—No te llevabas muy bien con Marta ¿verdad? —le pregunté.

Anadey dejó escapar una risa dura.

—Mi madre y yo nunca vimos las cosas igual, que es una de las razones por las
que nunca me dio entrada a su preciosa Sociedad. La Sociedad de las Trece
Lunas. Al menos esa sucursal estaba muerta antes de empezar y lo que queda
es una sombra de lo que podría haber sido si hubieran dejado de ser tan asnos.
Tu madre nunca perteneció totalmente—añadió para Rhiannon.

—¿Qué quieres decir?


—Heather tentó la paciencia de Marta, estaba dispuesta a dar un paso fuera de
la caja. Marta mantenía un estricto control sobre el liderazgo por temor de que
Heather se hiciera cargo en algún momento antes de estar lista. Yo sé que ella
estaba esperando que Cicely viniera a casa y tomara el control, pero no tenía ni
idea en lo que te habías convertido querida. —Me dolió escuchar su punto de
vista sobre mis debilidades.

—Nunca tuve a nadie que me enseñara cómo practicar mi magia de la manera


correcta—le dije. Mis palabras eran cortantesocultando el dolor en mi voz.

—Oh cielos. —Negó Anadey—.¿Crees que te estoy criticando? No, en absoluto.


No tienes ni idea de lo lejos que has llegado al trabajar en solitario y aprender
por ti misma a través de la experiencia. Eres mucho más fuerte de lo que crees.
Por otro lado, no tener a nadie que te enseñe la manera correctasignifica que
nunca creíste que lo estabas haciendo de forma incorrecta.

Mientras pensaba en lo que me había dicho, Rhiannon se hizo cargo en silencio 198
de lavar los platos de galletas. Se secó las manos con un trapo de cocina y dejó
pasar un momento antes de volverse a Anadey.

—Entonces ¿me puedes ayudar? ¿Me vas a enseñar?—Anadey dejó escapar un


largo suspiro y asintió.

—Sí, pero tienes que estar de acuerdo con una serie de condiciones. Debes
ponerte en mis manos. Debes escucharme. No te voy a enseñar la
prácticacomún del aprovechamiento de tus poderes, pero te ayudaré a
encontrar la mejor manera para ti. Cada bruja es diferente, cada hechicero o
brujo tiene que aprender su propio camino para que puedan convivir realmente
con las energías que han encerrado dentro de ellos. Sea como sea que quieras
llamarte, eres una nacida mágica y eres una hija del fuego. ¿Vas a seguir mis
indicaciones, incluso cuando tengas miedo?

Rhiannon miró la cara de Anadey, la mirada temerosa que había en sus ojos
comenzó a desaparecer.

—Lo haré.

—Entonces empezaremos a trabajar mañana domingo, ven a la salida del sol y


prepárate para estar todo el día. Lo haremos rápidamente. Y para ambas, si hay
algo que pueda hacer para ayudar a que mi hija vuelva a casa ¿me lo dejarán
saber? porque de alguna manera, por alguna razón, Cicely, creo que estás en el
corazón de esto y tanto la seguridad de Heather como la de Peyton descansa
sobre tus hombros.
El pesado manto de la responsabilidad me dobló. Al salir del apartamento miré
hacia atrás para ver a Anadey saludando por la ventana. Al menos Rhiannon
recibiría la ayuda que necesitaba para atar su poder, para usarlo en lugar de
dejar que la usara.

Para cuando llegamos a la casa, Leo y Kaylin habían protegido la tierra lo mejor
que pudieron. Se sentía mejor, más fuerte, como si estuviéramos en un colchón
que nos separaba de la selva. Decidí pasar la tarde peinando las páginas de Una

Historia sobrela Nación de los Vampiros mientras Rhiannon hojeabaEl Auge de


la Corte Índigo.

Necesitábamos familiarizarnos con esos dos mundos sangrientos tanto como 199
fuera posible.

La mayoría de los textos parecían bíblicos, había una larga lista de nombres,
quién fue engendrado por quiény a quiénes engendró y encuentros breves
entre personas que habían vivido y muerto hacía siglos.

La tarde se deslizó y llegó la noche, Kaylin y Leo se dirigieron al local de pollo


frito y regresaron con un par de cubetas de pollo y pan. Cuando traspasaron la
puerta, miré hacia arriba.

—Te aseguraste de que no tuvieran ninguna contaminación con pescado


¿verdad?

Rhiannon asintió.

—No hay problema. Ninguna aleta o escama en el local. Solo pollo. —Depositó
la comida sobre la mesa y fue a traer servilletas y platos—. ¿Qué estás
haciendo?

—Leí hasta que se me cruzaron los ojos y por fin encontré algo que creo que
necesitamos saber. —Cogí un muslo con una mano mientras sostenía el libro
abierto con la otra— Escucha:

La Profecía Najeeling (ver Capítulo 7:Examinando el Libro de los No


Muertos)habla de un miembro de la Corte Índigoque se elevará al
poder,mano a mano con su amor traicionero.Juntos, traerán los eventos
necesariosque pondrán en marcha la guerra finalen la que la Nación
Vampiro irá a laguerra contra la Corte Índigo.El resultado de la guerraes
desconocido. El investigadorque tradujo el Librode los NoMuertos murió
en unextraño accidente antes de quepudiera terminar su traduccióny el
libro real de losNo Muertos desapareció.

—Creo que esto está hablando de Grieve y de mí.—Golpeé el libro con la otra
mano mientras tomaba un bocado de muslo. Aunque la palabra "traidor" me
hizo sentir incómoda.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Mierda. Sabía que había olvidado algo.—Con toda la conmoción, me di


cuenta de que todavía no les había contado mi encuentro con Crawl.
Rápidamente esbocé mi visita al Oráculo de Sangre.Iba a decírselos antes, pero
con Grieve… Y la visita a Marburry Barrow se me borró por completo. 200

—¿Fuiste a ver al Oráculo de Sangre y no creíste que fuera importante


decírnoslo? Cristo Cicely, no puedes excluirnos de ese tipo de cosas. Estamos
juntos en esto y lo sabes.—Leo me miró enfadado y estaba empezando a ver
que realmente no le gustaba sentirse excluido de nada. O eso, o se sentía
susceptible porque hasta que regresé, los vampiros habían sido su territorio
exclusivo.

—Quería decírselos y lo acabo de hacer. Están sucediendo muchas cosas y es


difícil mantener todo ordenado. Pero eso sí, Crawl cree que soy ―la única‖ y
tengo la sensación de que esto se relaciona con lo que dijo. —Me encogí de
hombros—. Nos guste o no, los vampiros creen que soy su chica especial.
Francamente yo prefiero ser anónima para ellos. Esto es por lo que me quieren
espiando a la Corte Índigo. Piensan que al hacerlo voy a empezar esta gran
guerra entre los dos y esperan salir victoriosos.

—Mientras tanto, los miembros de la Corte Índigo están secuestrando a los


nacidos-mágicos para crear su propio ejército de vampiros mágicos utilizando
esclavos para luchar esta guerra. Piensen en el caos que lograrían si aprovechan
a un grupo de brujas tan poderosas como Marta y Heather. Los estragos que
podrían causar. —Leo se frotó el puente de la nariz y supe que estaba pensando
en su hermana.

—Serían casi invencibles. —Me detuve cuando Ulean me tocó el hombro.

Algo está sucediendo afuera. Necesitas atenderlo. Ten cuidado. Se acercan.


—Problemas chicos. Ulean acaba de advertirme.—Dejé el libro y la comida y
cautelosamente me asomé por la puerta principal con Rhiannon en mis talones.
Había algo. Lo sentía. En la periferia del terreno.

—Espera—dije en voz baja. Se quedó estática mirando por encima de mi


hombro.

—¿Algo ahí afuera?—Asentí. Examiné el patio, sin saber lo que debía buscar.

Ulean ¿puedes oírme?

Sí… en el límite. Leo y Kaylin hicieron bien su trabajo, no pueden entrar .

¿Qué hay ahí fuera? Puedo escucharlo… Sentirlo.

Ulean pasó delante de mí, mostrándome el olor mareante de lavanda y limón,


calmante y aun así tonificante. Lavó un poco de la oscuridad de mi aura e
inspiré profundamente, dejando escapar un lento suspiro mientras esperaba. 201
Después de un momento, volvió.

Llegas a un cruce de caminos… Ten cuidado, Cicely. Por favor no te apresures a


la acción. Escucha con atención. Las palabras traen engaño, incluso si provienen
de alguien que amas.

Un escalofrío corrió por mi espalda. ¿Qué demonios estaba pasando? Poco a


poco bajé los escalones, Rhiannon detrás de mí. Leo y Kaylin nos siguieron.

Al cruzar el patio hacia el barranco, sentí que estábamos de pie en el borde de


un precipiciodonde un océano se estrellaba de lleno en afiladasy dentadas
rocas. Y una de esas rocas se levantaba a nuestro encuentro.

Fuera de la quebrada, seguido por una nube de niebla que se arremolinaba a su


paso, caminaban cinco figuras.

La niebla era mercurio, añil chispeante y gris enrollándose como serpientes en


el frío de la noche. El bosque quedó en silencio, por lo menos para el oído, pero
yo recogía los sonidos en el viento: el giro de telaraña, el desplazamiento de las
arañas, el susurro de criaturas retorcidas que no tenían nombre.

Pasé por encima de la mangueray esta silbó y se convirtió en una serpiente, me


obligué a no mirar hacia abajo. Rhiannon dio un grito ahogado detrás de mí,
pero yo seguí caminando, mis zapatos sonando suavemente contra la nieve. Mi
mirada estaba fija en las figuras, siluetas en la noche, pero sus auras brillaban
con remolinos brillantes de azul celeste y plata.
La Corte Índigo.

Nos acercamos uno al otro a través del césped, pero se detuvieron a quince
metros del borde de la selva, esperando. Cuando medí la distancia, me di
cuenta de que se habían detenido justo en la línea en la que los hombres
habían protegido la propiedad.

Habían hecho un buen trabajo: El enemigo no podía pasar.

Seguí caminando y Rhiannon me alcanzó caminando a mi lado. Kaylin y Leo


protegían nuestras espaldas y nos detuvimos a unos metros de distancia de las
figuras envueltas. Levanté mi mano y esperé. Que sean los primeros en hablar.

Uno de los miembros de su grupo dio un paso adelante.

Una mujer, por lo que pude ver a través de la niebla que los rodeaba como una
maraña de vida, telarañas retorciéndose. Dio un paso hacia delante, vestida con
ropas largas y unos rizos rojos que caían en cascada sobre sus hombros. 202

Heather. Heather. Era Heather, oh grandes dioses, mi tía y era un vampiro.

El rostro de Heather estaba pálido como la crema, pálido como la luna de plata
y sus labios eran rojos como un capullo de rosa. Sus ojos brillaban negros, con
las estrellas de la Corte Índigo brillando en ellos.

—Heather—el grito de Rhiannon hizo añicos la noche—. ¡No! ¡No!

El dolor rompiendo su voz, retorciéndose en un espiral cada vez más alto.

—¡No! Dime que no es verdad… ¡Dime que no eres uno de ellos!

Heather se volvió hacia ella y un débil gesto de compasión asomó a su rostro


pero enseguida desapareció.

—Todavía soy tu madre.

—¡Tú no eres mi madre! ¡Eres un demonio vampiro! ¡Criatura asquerosa!

Rhiannon levantó sus manos y las palmas crujían con las llamas. Ella las empujó
hacia delante y el fuego corrió fuera de sus manos hacia Heather quien saltó
ágilmente a un lado.

Las llamas envolvieron a una pequeña planta de enebro, pero el follaje cubierto
de nieve chisporroteó y el fuego se apagó.

—Será mejor sacarla de aquí. —Heather se volvió hacia mí—. Ahora.


Demasiado aturdida para siquiera parpadear, me volví bruscamente y le hice un
gesto a Leoque saltó hacia adelante para agarrar a Rhiannon por los hombros.
Luchando con ella regresó a la casa.

―Heather.—Di un paso hacia adelante, mirando para ver si Peyton estaba con
los demás. Sin embargo no pude ver ninguna señal de ella—. Es cierto
entonces. Eres uno de ellos.

—Técnicamente pertenezco a Myst. Hizo una oferta que no pude rechazar.—


Una mirada vaga de incomodidad cruzó su rostro—. Cicely, me han pedido
hablar con ustedes esta noche.

Eché un vistazo a sus compañeros. Dos mujeres y dos hombres. Obviamente


nacidos en la Corte.

Su piel tenía el mismo color cerúleo que habíamos visto en los de la Marburry
Barrow.
203
Y Heather… Era un vampiro ahora, con poderes mágicos. Su esclavo.

—¿Por qué los has dejado convertirte?—No pude evitar las palabras, volaron de
mi boca como un enjambre de polillas hacia la luz—.¿Qué podrían ofrecerte
para que te entregaras a ellos?

Una leve sonrisa se extendió por su cara.

—A vecestenemos opciones. Y a veces la elección que hacemos no es la que


elegiríamos para nosotros, sino que la hacemos por los demás.

Escuchando sus palabrastrataba de leer el viento a sus espaldas, podía sentir


sus significados ocultos. Ella había sido acorralada para hacer esta elección.

El menor de los males. Ulean estaba a mi lado. Ella eligió la vida de Peyton
sobre la suya propia.

Cerré los ojos por un momento, tratando de pasar a través de las apariencias.
Kaylin, de pie junto a mí, apoyó su mano en mi hombro y me llenó con su
fuerza.Le di la bienvenida a esoschorros de energía que me sostenían en pie.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué quieres?

Heather bajó la cabeza.

—Te traemos una advertencia.


Ella se hizo a un lado y uno de los hombres se adelantó. Parecía similar a mi
Grieve y sin embargo era tan diferente a mi amor que me asusté. Grieve luchaba
en contra de su naturaleza, pero este hombrede aquí solo sentía una extraña
indiferencia, una fría chispa despiadada que corría desdelos ojos hasta la boca.

—Myst les está dando una advertencia justa yson las reglas de este bosque.
Sabemos que tratan de interferir en nuestros asuntos. Tengan en cuenta que en
caso de que continúen convertiremos a Peyton. Por ahora está a salvo, pero si
nos desafían, destruiremos a todos sus amigos y familiares ydespués a ustedes
mismos. Los dejamos vivir porque su tía accedió a unirse a nuestra Corte si les
dábamosnuestra protección. Pero esa protección termina si intentan intervenir
en la guerra que viene.

Lo miré hartahasta la médulay solté un bufido.

—¿Qué pasa con Peyton?


204
—Está viva. Por ahora. Su libertad en este momento no está en discusión.

—Oh sí, lo está. Diablos, ya han destruido a nuestras familias. Nosotros somos
los únicos que quedamos. Dígale a su reina que ha hecho su trabajo. Misión
cumplida. Hemos sido advertidos.

—¿Y su respuesta señora?—A pesar de su grosería se inclinó cortésmente.

Eché un vistazo a Kaylin.Me dio una inclinación de cabeza.

—Dile a Myst que su mente tiene arañas con todo y sus telarañas. Y dile que
vamos a pagarle por la amabilidadque ha mostrado con mi tía y la hermana de
Leo. Y si trata de dañar a Peyton vamos a quemar el bosque, destrozarlo rama
por rama y hoja por hoja. Vuelve y dile a Myst que La Corte Índigo podrá
gobernar el bosque, pero una vez que pasas a nuestra tierra yo soy la reina. Y
camino con los Señores Veina mi espalda, por lo que no creo que sea tan fácil
destruirnos.

El embajador me miró un momento y luego asintió.

—Como quieras Cicely Waters, pero no hemos terminado aún. Mi aconsejo: No


cuentes con tus aliados tanto que te quedes desarmada. Nuestros enemigos
pueden ejecutar en esta ciudad, pero somos una fuerza con la que no debes
enfrentarte.

Con una última mirada a Heatherque me miraba firmemente sin pestañear, me


volví caminando de vuelta a casa. Kaylin detrás de mí. No nos atrevimos a
mostrar miedo. No me atrevía a mirar atrás. En el momento en que llegamos a
la casa, el grupo de Cazadores de Sombras se había esfumado en la noche.

205
Capítulo 19
Traducido por Curitiba

Corregido por Dennars

L
eo y Rhiannon estaban en el sofá, él intentaba tranquilizarla y ella patinaba
entre la furia y la histeria. Sostuve sus manos apretadas tratando de bajarla
de la montaña rusa emocional en que viajaba. Después de un rato y dos
incendios menores, uno en un escabel y el otro en la chaqueta de Heather que
todavía colgaba en la puerta, entre Leo y yo nos las arreglamos para traerla
hasta un estado coherente. Llamé a Anadey para decirle lo que había pasado y 206
el resumen de la reacción de Rhiannon.

—Tiene que estar conmigo esta noche. Puedo hacerla dormir sin los sueños que
harían estragos ensu subconsciente. Tráiganla a la casa de Marta y yo me
encargo de ella esta noche.

—Espera. —Apreté el botón de silencio y dije a los demás lo que había dicho.

—Pero ¿van a estar seguras allí? —Leo miró a Rhiannon—. Yo no tengo nada
pendiente esta noche. Puedo ir con ella.

No me gustaba la idea de estar sola en Veil House y estaba a punto de decirlo


cuando Kaylin habló:

—Si lo haces, me quedaré aquí y protegeré a Cicely.

Una parte de mí se erizó ante la idea de que necesitada protección pero la


realidad era: si los vampiros y los Fae Vampíricos iban a la guerra y ambos
creían que yo era el catalizador para hacerla estallar, bien podría utilizar a
algunos hombres buenos a mi favor.

—Está bien. Lo siento Rhia, pero no confío en que tu subconsciente te deje


tranquila. Anadey te citóal amanecer de todos modos. Así puedes conseguir un
adelanto.

Rhiannon asintió, pálida y agotada.


—Siento ser una molestia. Pero tienes razón. No sé si soy de fiar mientras
duermo. No con lo que ha pasado. ¿Seguro que estarás bien aquí con Kaylin?

Eché un vistazo al caminante de sueños. Su aura centelleaba y pude ver su


energía fluir moviéndose en espiral. Estaba en estado de alerta y sus padres
estaban de pie detrás de él.

—Sí. Vamos a estar bien. Leo llévala a Anadey ahora, antes de que oscurezca
más. No es necesario empacar, sólo irán por una noche.

Sin decir una palabra, Leo la introdujo en su auto y desaparecieron por la


calzada. Mientras los miraba alejarse con inquietud, tuve elpresentimiento de
que la noche apenas comenzaba.

207

El búho está esperando en el bosque.Me rozó Ulean.

Miré sobre la mesa. Kaylin y yo habíamos terminado de cenar y ahora


estábamos clasificando los elementos de los conjuros del alijo de Marta.
Todavía nos quedaba bolso tras bolso por revisar, pero al menos ahora sabía en
el tesoro que estaba sentada. Entre Leo, Rhiannon y yoteníamos que ser
capaces de hacer una serie de hechizos y encantos para proteger la ciudad de
New Forest. La pregunta era: ¿viviríamos tanto tiempo?

Cicely… El búho te está esperando. Sé que está oscuro pero es necesario que
contestes a su llamado. Está volandodesde el bosque de Myst para conocerte.

¿Qué…? ¿El búho? Parpadeando dejé el paquete de diminutas gemas que


estaba clasificando. Ninguna era tremendamente valiosa, no eran más que un
montón de gemas semipreciosas y cabujones8 del tamaño de una ficha.

—Volveré. No voy lejos y definitivamente no fuera del perímetro del terreno,


pero hay algo que tengo que comprobar. —Empujé mi silla antes de que Kaylin

8
Cabujón: Piedra preciosa pulimentada y no tallada, en forma convexa.
pudiera detenerme y agarré mi abrigo. Antes de salir corrí escaleras arriba y
agarré mi pluma de búhometiéndola firmemente dentro mi bolsillo y luego, por
si acaso, puse mi estilete en la vaina que siempre llevaba en las botas y caminé
afuera.

Corrí por el camino empedradoatravesando los jardines de la parte trasera de la


casa. No estaba segura de lo que estaba buscando, pero lo sabría cuando lo
viera. Al mirar desde el césped al barranco escuché un leve pitido. Mierda, el
búho estaba allí.

¿Quién eres y qué quieres de mí?

Estoy esperando. Esperando por ti. No te quitaré mucho tiempo. La sensación


era que el pensamiento era masculino, aunque no podía estar segura. ¿Otro
Elemental de Viento?

No, no es otro Elemental. No sé quién es este. Las palabras de Ulean flotaban


208
sobre mí, frescas y tranquilas. No había sensación de peligro.

Y entonces recordé lo que había dicho Chatter. El búho te ha estado buscando a


propósito… Pregunta por ti todos los días. Te ayudaría pero soy solamente… No
cuentes conmigo. Soy un inútil. Pero pronto debes encontrar al búho. Si los
Cazadores de Sombras lo encuentran, van a acabar con él. Ellos odian a los
búhos.

Si la Corte Índigo odiaba a los búhos probablemente a mí me gustarían.

Avanzando sin saber por qué, solo que debía seguir, me dirigí a un roble alto
que se veía estéril contra el cielo de invierno y salté agarrándome de una rama
inferior. Me balanceé entre las ramas y comencé a subir siguiendo el murmullo
de la corriente que me impulsaba. No tenía miedo a las alturas; he estado
escalando la cima de los edificios desde los doce años.

Y entonces lo vi: un colganteadornando una de las ramas. Una lechosa piedra


de luna engarzada en plata colgandode una cinta negra. Los tatuajes de búho
en mis brazos formaron un escándalo y me estremecí. Estaba acostumbrada a
que mi lobo me hablara, pero los búhos nunca hablaban, siempre habían sido
silenciosos.

Despaciollegué hasta el colgante. Hizo eco en mi mano como un lamento.La


pluma de búho de mi bolsillo empezó a vibrar tan fuerte que la saqué
mirándola fijamente. Mientras miraba, comenzó a echar humo y luego estalló en
llamas y con un grito la dejé caer, viendo como el fuego rápidamente se
apagabade camino al suelo.

¿Qué diablos está pasando Ulean?

No puedo decirte. Este es un viaje que debes hacer sin la ayuda de mi


visión.Pero yo estaré aquí si me necesitas.

El colgante comenzó a brillar intensamente cuando lo sostuve junto a mi pecho.


No había aura de amenaza o de peligro. Nerviosa,pero sintiendo por
todoslados que esto era lo que había que hacer, deslicé la cinta por encima de
mi cabeza y, vacilando un instante, dejé que la joya descansara sobre mis
pechos.

Cuando cayó, una brisa fresca comenzó a emanar de la gema. Lo estreché en mi


mano cerrando los ojos y tratando de concentrarme en la energía. La gema latía
en mi mano y oí un ruido débil, como un susurro de alas.
209
Me deslicé profundamente en el ritmo palpitante que ahora resonabapor todo
mi cuerpo. Una música tenue se elevó en el viento, el eco de una guitarra
acústicaal ritmo de un tambor… Avanzó lentamente a través de mí, resonó a mi
alrededor, me inundó de adentro hacia afuera como la pintura que resbala por
una pared.

Te encontraré en el bosque. Nos reuniremos en la media luz entre resplandor


del día y el crepúsculo. Pero primero, niña, debes extender tus alas y volar.

No era Ulean.

Como en un sueño subí más arriba, escuchando la extraña voz cantando para
mí en el viento. Ulean comenzó a aullar, chillando en alguna lengua que no
podía reconocer, un grito de alegría y placer salvaje.Su locura me alentó.

Subí más alto hasta que llegué a una rama que estabaa doce metros del suelo.
Me acerqué albordede la rama sacudiendo la nieve haciael suelo.Entonces miré
fijamente al cielo que se estaba oscureciendo y comencé a quitarme la ropa.
Dejé caer mi chaqueta y camisa viéndolos desplomarse en picado y sin pensarlo
me quité los pantalones vaqueros y las bragasque desaparecieron también al
final del árbol.

Temblando, me agaché desnuda sobre la rama aferrándome con pies y manos


para mantener el equilibrio. Las nubes se abrieron entonces, una franja estrecha
que resplandecía mostrando el brillo de la luna. Debajo, la niebla se levantaba
rodando a lo largo del suelo, rezumando entrelos troncos como una manta
relajante de humo.

Bajo la capa de nubes y estrellas contemplé el cielo, incapaz de pensar, incapaz


de poner palabras a mis pensamientos. El collar creaba un tatuaje en staccato
sobre mi alma, la música se arremolinaba a mi alrededor, las notas inundandoel
viento. El llamado era demasiado fuerte. No podía ignorarlo, no podía
quitármelo de encima. Inhalando fuerte y sin saber exactamente lo que estaba
haciendo o por qué, me mecí en la rama y me dejé ir en caída libre, en dirección
al suelo.

210
Mientras el aire silbaba comenzó el cambio, mi cuerpo se retorció de adentro
hacia afuera. En un parpadeo me estaba deslizando silenciosamente en las
corrientes, las puntas de las alas amplias, rayas de cebra en blanco y negro. Abrí
elpico y dejé escapar una llamada y el chillido resonó a través de mi cuerpo,
áspero y chillón y suficiente para asustar como el infierno a cada rata y ratón
que estaban escondidos en el patio.

Entonces todo esto me golpeó.Estaba en el aire en vuelo delta a través del patio
hacia el bosque. Pero el barranco y el bosque brillaban con una luz que nunca
había visto antes y viré haciala derecha, evitando la línea de árboles. Había algo
ahí, algo repugnante que ponía trampas para los búhos como yo y no quise ser
parte de eso.

Floté sin esfuerzobajando un ala para deslizarme hacia la casa, viendo todo
desde una perspectiva muy diferente pero conservando el sentido de mí misma.
De hecho me sentía mucho más clara de lo que alguna vez me había sentido. El
collar todavía colgaba alrededor de mi garganta y yo sabía que si no lo llevaba
puesto, cambiaria de nuevo a mi forma humana.

Me moví en espiral haciendo un barrido sobre la casa y regresando para


aterrizar en la rama del roble. Allí, cerca de mí,estaba el gran búho cornudo
posado en la rama, sus garras horadando la corteza. Sus ojos giraron para
mirarme. Podría jurar que vi ternura en ellos, una sensación de bienvenida a
casa. Dejé escapar otro chillido y me respondió.
Saltó del árbolvolando bajo a través la niebla y lo seguí. Volamos a la par,
virando y girando en espiral para atravesar el banco de niebla, luego se elevó
de nuevo pasando por la cara de la luna y el verdadero significado de la libertad
inundó mi cuerpo. Nada más importaba. Ninguna otra cosa podría opacar la
magnificencia del mundo.

Con pura alegría hice un rizo y me lancé de cabezaal suelo, torciendo hacia
arriba justo a tiempo. El búho cornudo y yo seguimos ejecutando nuestro baile.
En algún momentovi a Kaylin de pie en el porche con mi ropa en los brazos,
observándonos dar volteretas en el viento.

Ulean, ¿estás aquí conmigo? ¡Estoy volando!

Así es mi niña. Vuelves a casa, a tu verdadera naturaleza.

¿Qué quieres decir?

No hay tiempo para eso. Hablaremos más tarde. Por el momento experimenta 211
tu nueva libertad, hija del viento. Y ella se rió y sus corrientes nos impulsaron
hacia adelante mientras montaba la ola con nosotros.

Pasamos a través de una multitud de espíritus deslizándose a través del patio y


se desparramaron por todos lados mirando aterrorizados como rompíamos su
compostura.

¿Pueden vernos?

El búho contestó: Sí, los fantasmas y los búhos están estrechamente


relacionados. Somos criaturas de la magia oscura. Montamos a caballo tras los
Sidhe Bean.9 Traemos noticias de entre los muertos. Fantasmas y espíritus son
parte de nuestro patrimonio.

¿Quién es usted? ¿Qué es esto? ¿Cómo estoy haciendo esto?

Tú, igual que tu amante, sonparte Cambyra Fae Por nacimiento, tú no eres
solamente una nacidamágica, pues la mitad de tu herencia se encuentra dentro
del Fae demoníaco. Tu padre perteneció a los Uwilahsidhe, el pueblo búho.

9
Sidhe Bean: Las banshees. Heraldos de la muerte en gaélico antiguo.
Parte Fae. ¿Yo era parte Fae? Mi mente trató de procesar el concepto pero solo
me cabía un pensamiento.

¿Conociste a mi padre? ¿Cómo era? ¿Cuál es su nombre? ¿Sigue vivo?

Sí, conocí a tu padre y a tu madre también. Y sí, él todavía vive. Su nombre es


Wrath.

Quiero conocerlo… ¿eso es posible?

Pero el búho se quedó en silencio mientras realizábamos otro bucle alrededor


de la casa y se posó suavemente en el roble otra vez para descansar. Dejó
escapar un llamado penetrante que traspasó la noche y yo respondí.

Ahora no. No aquí. Pero él sabe de tiniña. Él sabe de ti.

Y entonces saltó y se zambulló, estábamos una vez más volando a través de la


oscuridad y me enseñó a extender mis alas y volar. 212

Temprano en la mañana, el búho cornudo se posó en el alero junto a mi


habitación. Aterricé a su lado agotada, necesitando con desesperación un
descanso. Habíamos voladotoda la noche dando vueltas, bailando, pero
siempre evitando el bosque de Myst.

Es hora de que regreses a tu otra forma.

Parpadeé. Mi otra forma. Hubo unmomento durante la noche en que me había


olvidado de que tenía otra forma.

¿Cómo lo hago? No puedo quitarme el colgante.

Solamente enfócate en dejarla ir. Pero hazlo dentro o te caerás del techo. La voz
de Ulean era clara, distinta del búho.

Mientras reflexionaba sobre cómo conseguir entrar y así tratar de cambiar,


Kaylin se presentó en mi habitación y abrió la ventana. Suavemente extendió la
mano y me subí a su brazo, entonces me levantó y me puso adentro en el suelo.
Anduve como un pato alrededor, mis garras incómodas en el duro piso de
madera, pensandoen la manera de cambiar de nuevo.

Simplemente dejair la forma…

La voz reconfortante de Ulean se filtró como una estela y me silbó suavemente,


yo estaba agradecida de que me pudiera leer a pesar de que había cambiado
de forma.

Simplemente deja ir la forma…

Calmé mis pensamientos, llegando a lo más profundo. Deliberadamente dejé


que la forma del búho se disolviera imaginándome como… Yo…

Un parpadeo.

Unos pocos segundos después, me derrumbé en el suelo desnuda excepto por


el collar. 213

Daré crédito a Kaylin: En lugar de mirarme fijamente me cubrió de inmediato


con una manta de la parte inferior de la cama. Me senté despacio, frotándome
la cabeza que me dolía como una hija de puta. El collar palpitaba suavemente
contra mi pecho.

—Antes de que empecemos a hablar de esto, por favor ve abajo y tráeme una
taza de té. —Me quité la manta y me puse la gruesa bata de toalla que
Rhiannon me había prestado. Esta vez Kaylin observó.

—Amigo, los ojos en la cabeza. —Lo miré y él dejó escapar una risa suave.

—Lo siento pero no estás tapándote exactamente.

—Solamente cambié a búho y volé por el patio durante una hora, o dos o tres.
¿Por qué debería estar pensando en la modestia después de eso? Es decir,
vamos. Fue… —suavicé mi voz, el sarcasmo desaparecido—. Fue la cosa más
increíble que jamás me haya pasado.

Él cedió.
—Lo siento, pero tan viejo como estoy, soy todavía joven en comparación con
otros como yo. Y estás… Tienes un magnetismo sobre ti que es difícil de
ignorar. Cicely, ¿qué pasó ahí?

—Primero el té.

Mientras me metía en la cama temblando, porque ahora me sentía fría hasta los
huesos, Kaylin bajó corriendo las escaleras y regresó diez minutos después con
una bandeja que tenía una tetera, dos tazas, algunas tostadas y mermelada.

Mientras tomábamos el té y comíamos nuestro pan tostado le dije todo. Le


hablé de la conexión que siempre había sentido con el búho, de los tatuajes
que me hicesin entender por qué tenía que hacerlo, de la pluma de búho que
había encontrado en mi almohada una mañanay que nunca cuestioné, solo
acepté que había aparecido en mi vida.

—El búho del bosqueme dijo que yo soy en parte Cambyra Fae, como Grieve.
214
¿Puede esto ser posible?

Miré mis manos de una manera diferente que antes. Había sabido siempre que
yo era un nacidomágico, pero que alguien me dijera que soy parte Fae fue
como descubrir que nunca había sabido,realmente,quién soy. Nunca me había
conocido a mí misma. No completamente.

—¿Posible? sí. ¿Probable? parece que sí. ¿Qué más podría explicar lo que te
pasó? Supongo que podría ser una trampa muy elaborada, pero no se siente
así. —Se aseguró de que estaba cómoda y bajó después de cerrar mi ventana y
cerciorarse de que los hechizos de protección estaban firmesen ella.

Cuando miré afuera al alba creciente intenté repasar cada centímetro de lo que
había pasado, pero la belleza de la experiencia siguió desbordándome,
empujando la lógica y el pensamiento a un lado. Al cabo de media hora
estabadormida y, en mis sueños, me elevaba con el gran búho cornudo,
planeando en el cielo nocturno.
Capítulo 20
Traducido por Nelshia

Corregido por Dennars

A
la mañana siguiente estaba tan agarrotada que apenas podía salir de
la cama. Por lo menos mis brazos estaban rígidos. Los músculos de
los hombros palpitaban con un profundo ypunzante dolor que nunca
había sentido antes. Recordé la noche anterior preguntándome si había sido la
transformación, si mis alas habían sido vírgenes y necesitaban estirarse y cargar
para ganar fuerza. 215

Rhiannon estaba esperando abajo junto con Leo y Kaylin. Todos se volvieron
hacia mí y me di cuenta de que Kaylin había revelado el secreto. Eh, bueno, me
ahorraba tener que explicarlo de nuevo.

—Así que, ¿cómo estuvo tu noche? —preguntédejándome caer en la silla


mientras Leo colocaba un plato de tocino y huevos frente a mí. Miré hacia arriba
para encontrarlos a todos mirándomeen silencio—. ¿Qué? Bueno… Así que me
convertí en un búho, estuve deambulando por el patio y bum, aquí estoy,
hambrienta y dolorida como el infierno. ¿Qué más puedo decir?

—Eso nos dijo Kaylin. ¿Qué crees que signifique?

Me quedé mirando mi plato.

—Lo que significa—dije suavemente—. Por un lado es que no soy quien


siempre pensé que era. Por el otro lado... ¿Cómo puedo saber lo que significa
esto? Ni siquiera lo entiendo. Me va a tomar largo tiempo resolverlo, evaluar el
impacto que va a tener. Siempre supe que era de los nacidos mágicos pero,
Rhiannon... Si mi padre es un Fae Cambyra... ¿Significaque el tuyo podría serlo
también? Nacimos el mismo día. Ninguna de las dos conocimos a nuestro
padre. Y ahora ni siquiera podemos preguntarle a Heather.

Rhiannon palideció.

—Ni siquiera había pensado en eso. Pero ¿no lo sabría?


―Yo no sabía. —Mi infancia había sido un circo de anomalías.Siempre había
atribuido el sentirme fuera de lugar al medio ambiente en que crecí, sin pensar
en la sangre. Después de todono era completamente humana pues nací bruja y
nunca me sentí "diferente" debido a mi magia.

—¿Deberíamos decirle esto a Anadey? Ella podría ser capaz de arrojar algo de
luz sobre nuestra herencia.

La mirada en sus ojos me dijo que tenía la esperanza de saber más sobre su
pasado también. No era probable que Heather le dijera nada. Heather ahora
estaba perdida para nosotros.

Consideré la idea. Anadey era lo más parecido que teníamos a un asesor. Ella
erala hija de Marta aunque no fuera parte de su círculo y había conocido a
nuestras madres antes de que naciéramos. Por un momento me pregunté si
podíamos confiar en ella, pero tiré la preocupación por la ventana. Estábamos
mucho más allá del escenario de confiar o no confiar. Lo sobrepasamos en el 216
momento en que le hablamos de Grieve y la Corte Índigo.

—Sí. Creo que sí. Hoy es domingo y aquí nadie trabaja ¿verdad?

—Acerca de eso... —Leo se movió incómodo—. Me desperté con un correo


electrónico que explica que una de mis tareas hoy es conducirte a tu primera
ofrenda de sangre. Lannan quiere verte esta noche a las siete.

—Mierda, se me había olvidado. Supongo que quería olvidarlo.

Leo hizo una mueca.

—Me siento atrapado en el medio. Tengo la opción de revocar mi contrato sin


represalias. Estoy pensando en renunciar a mi trabajo como recadero diurno.
Sobre todo ahora que estás trabajando para los vampiros, Cicely. Tengo la
sensación de que te va a ser más difícil que a cualquiera de nosotros y no
quiero que me pongan en una posición que lo haga peor. Y me temo que
podría suceder.

Me quedé mirándolo. No había pensado en eso. ¿Qué pasaría si le ordenaran a


Leo hacerme algo, o hacer algo conmigo que ninguno de los dos quería? No
tendría más remedio que obedecer si aún estaba contratado.

No se lo permitas. La voz de Ulean era urgente, aguijoneando. Lo necesitarás


allí. Te lo prometo.

Eso lo decidió.
—Ulean acaba de decirme que te diga: Sigue en el trabajo por ahora. No voy a
decir que confío en ellos, pero no son estúpidos. Dudo que pongan nuestra
amistad en peligro, considerando que creen que soy la clave para su próxima
guerra.

—No, no son estúpidos. Tienes razón —dijo.

—Así que dime ¿qué pasó con Anadey? ¿Iniciará tu entrenamiento? —Quería
olvidarme de los vampiros y el Fae Vampírico por el momento y concentrarme
en los vivos.

Rhiannon sonriócon el rostro iluminado.

—Sí y no es tan difícil como me temía. Ya sabía un poco(he aprendido mucho


en los últimos años ayudando a Heather con sus hechizos y hierbas curativas) y
tengo que practicar mucho. Pero Anadey me enseñó una valiosa lección
anoche: como hacer retroceder el fuego cuando empiece a salirse de control. Es
217
mucho más fácil de lo que pensé.

Se veía tan orgullosa que salté y le di un abrazo. Por lo menos habíamos


resuelto uno de nuestros problemas.

—¿Qué hacemos hoy?

—Pensaba ir de nuevo a buscar a Peyton, pero apenas escapamos la primera


vez. Creo que deberíamos pasar el día trabajando en amuletos protectores.

—¿Vas a hablar con Grieve? —Kaylin me miró fijamente.

Me mordí el labio.

—¿Cómo podría? Voy a darle sangre a Lannan esta noche. Grieve sentirá que
algo pasa y tratará de detenerme. Tengo que presentarle un informe aLannan
pero puedo hacerlo vía e-mail. Voy a tener que decirles sobre Heather por
supuesto. Y creo que primero daré un paseo. No voy a entrar en el bosque pero
quiero encontrar a ese búhootra vez. A ver si puedo conseguir algunas
respuestas. ¿Por qué no empiezan ustedes con los amuletos? Regresaré pronto
para ayudar.

Terminé mi desayuno y agarrando mi chaqueta me dirigí al patio trasero. El


roble se alzaba por encima de mí y miré a través de las ramas, asombrada de
que hubiera sido capaz de subir tan alto la noche anterior. Poco a poco
comencé a escalar las ramas más bajasmidiendo cautelosamente mis pasos.
Estaba a mitad de camino cuando oí un susurro tranquilo, un susurro
diciendoHola. Busqué al búhoy me di cuenta de que no había nadie, ya sea
humanoide o criatura alada.

¿Quién eres?

Me estás usando de percha.

¿El árbol? Pero recordé queanteriormente Ulean me había enviado mensajes a


través de las corrientesdeslizantes de las plantas. La tierra vibraba y estaba
mucho más viva de lo que la mayoría de la gente creía. Apoyé la cabeza en la
corteza nudosa y me hundí en la energía de la madera antigua. Viejo. Más que
viejo. Mucho mayor que yo.

Vi la llegada de nuevas personas a esta tierra.

Bueno, entonces más de 600 años de edad. Me acurruqué contra el árbol


dejando al tronco protegerme del viento y el frío, empecé a relajarmey a
escabullirme de mi mente consciente. 218

¿Dónde está el búho?

Regresará. Él y yo somos amigos. Él me protege contra las criaturas del bosque,


losCazadores de Sombras.

¿Quién es él?

El Guardián del Bosque. Fue expulsado de la quebrada junto con la reina de los
Ríos y Juncos. No está muerta. Está esperando su momento.

Me gustaría poder hablar con ella. Demasiadas cosas estánsucediendo.

Quizá consigas tu deseo, joven Cambyra.Quizá consigas tu deseo.

Es cierto, entonces… ¿Qué pasó anoche?Yo era un búho... Volé.

Y vinieron a mi mente una serie de imágenes de la noche


anterior,arrastrándome de vuelta, hundiéndome profundamente en la
sensación de libertad que se derramó sobre mí en los cielos. Murmuré
suavemente, casi dormida en la cuna del árbol, sintiéndome protegida y
cuidada.

Debes despertar, joven búho. Tienes millas que recorrer antes de dormir...―Los
bosques son hermosos, oscuros y profundos, pero tengo promesas que cumplir
y kilómetros que recorrer antes de dormir...‖
Un poema. No puedes leer ¿cómo conoces las palabras?

Hay tantas cosas que pasan a través de las corrientes ¿realmente piensas que
no las escucho cuando cruzan mi camino? Lo siento joven búho, siento que
debas viajar hacia los sangrientos colmillos... Pero en verdad son menos
peligrosos que lo que aguarda en el bosque. A veces, los monstruos son
terriblemente hermosos y los héroes repugnantes.Vete ahora, descansa. Tu
amigo volverá para tu próxima lección de vuelo. Descansa segura. Él vela por ti.

Y entoncesparpadeé y recuperé la plena conciencia, congelándome de nuevo al


darme cuenta de que era hora de bajary dejar el árbol.

Ulean cruzósobre mi hombro. El árbol es viejo y sabio, aunque no tan viejo


como yo. Puedes confiar en él. Los árboles son así, una vez que eligen de qué
lado están rara vez cambian.

Me uní a los otros haciendo los amuletos de protección, ordené las hierbas y
219
cristales con cuidado, pero mis pensamientos estaban a miles de kilómetros de
distanciaelevándose hacia el cielo oscuro.

A las siete en punto estaba de pie afuera de la oficina de Lannan en Vecktor


Hall, en el Conservatorio New Forest, Leo estaba a mi lado, la limusina en que
habíamos llegado estaba esperando en la calle enfrente del edificio. Nerviosa,
preguntándome cómo iba a lidiar con esto, levanté una mano vacilante y toqué.

—Entre. —La palabra resonó en la sala cuando la puerta se deslizó en silencio.


Miré al interior y vi a Lannan sentado detrás de su escritorio.

La oficina de Altos era tan extrañamente contradictoria como él. El mobiliario


era viejo, pesado, oscuro y artesanal, pero los artefactos electrónicos llenaban
los estantes y, al igual que con Marta, había un toque minimalista una vez que
veías más allá de los muebles básicos. Sin embargo, el ambiente me recordaba
a los duraznos dejados en el árbolmás tiempo del necesario.

El cuartoestaba decorado en burdeos y negro con un gran sofá contra la pared.


Un tapiz colgabade la pared y, al mirar más de cerca, me di cuenta de que era la
imagen de una mujer follando con un lobo enorme mientras un hombre
presenciaba la escena y se masturbaba. Me estremecíy desvié los ojos. Una
segunda pared estaba cubierta de libros y cerca, un escritoriode
ébanoadornado con tallas a mano. Una puerta daba a otra habitación.

Miré alrededor buscando a alguien más pero estábamos solos. Leo se quedó
fuera. Lannan lo miró brevemente y lo despidió con la mano.

—Vuelve dentro de una hora. Debemos haber terminado para entonces.

Leo se veía como si quisiera hacer cualquier cosa excepto dejarme allí, pero se
alejó con los ojos brillantesde furia. Tomé una respiración profunda, crucé el
umbral y esperé a que Lannan hablara.

—Veo que elegiste ropa cómoda para vestir. —Una declaración—. La próxima
vez usa algo sexy. ─Una orden.

Genial. Él quería el show completo. Era un jugador maestrohasta donde podía


apreciar. Pero jugué a lo seguro. Sabía cómo escoger y elegir mis batallas. 220

—Sí, señor. —Mi voz sonó como el chillido de un ratón en un auditorio gigante.
Me obligué a quedarme quieta frente a su escritorio. Obligarlo a dar el primer
paso.

Lannan me miró, sus ojos oscuros brillaban. Si hubiera habido alguna chispa de
luz en ellos, algo parecido a la humanidad, habría sido capaz de mantener la
calma. Pero esos ojos abismales me succionaban yde repente empecé a
temblar. Él era un vampiro, un Señor Vein, iba a beber de mi cuerpo esta
noche.Se deslizó por detrás de la mesa y cruzó la habitación en silencio.

—¿Qué te produce miedo? ¿La idea de ofrecerme sangre? —su voz era suave,
tan suave que apenas podía atraparla.Se inclinóy me acaricióel cuello—. Eres
una cosita preciosa y tu aroma llena la habitación. ¿Sabes que los vampiros
tenemossentido del olfato a pesar de que no necesitamos respirar?

Mientras permanecía sobre mi hombroel corazón se me derrapóde lado. Ya


odiaba al hombre, sin embargo, su proximidad era un afrodisíaco y, aunque mi
mente y corazón se resistieran, mi cuerpo estaba respondiendo a las feromonas
que estaba emitiendo.

—Ah Cicely, no todo pago tiene que doler. Él mío usualmente lo hace, pero ten
en cuenta que puedo,y voy a hacerloplacentero para ti. Las ofrendas de sangre
no siempre son una tortura. —Levantó mi barbilla con la mano—. No te
preocupes, en menos de noventa minutos estarás a salvo en casa con tus
amigos.

Pero la expresión de su rostro me dijo que nunca sería la misma.

Lannan me soltó y se acercó a un pequeño equipo de sonido enuncentro de


entretenimiento y encendió la música. Compases sinuosos se entrelazaron
enroscándosea mi alrededora un ritmo palpitante. Se sirvió una copa de vino y
me lo entregó. Me quedé viendo fijamente dentro del líquido, preguntándome
si era seguro.
221
—No tengo necesidad de drogarte. Podría hipnotizarte y tomar lo que
quisiera... Si así lo eligiera.

Me quedé inmóvil, la bebida a medio camino de los labios. Hielo, pensé. La


doncella de hielo. Quédate quieta, permanece inmóvil, la imagen fija, no
respondas.Deja que haga lo que quiera y luego aléjate como si nunca hubiera
pasado.

—Comprendes que es mi derecho beber de ti por el acuerdo del contrato. Te


ofrecerás a mí —su voz era suave. Demasiado suave.

No dije nada.

—Dilo. Dime que has elegido esto. Quiero oírlo de tus labios, de tus curvados y
sensuales labios siempre llenosde vida.

Una vez más el silencio. Me quedé mirando el equipo de música, obligándome a


disolverme dentro de la música. Convertirme en las cuerdas, convertirme en la
melodía... Flotando en la brisa junto a las notas que pasaban. Efímera.

—Cicely. Te lo ordeno. —Y su voz era tan poderosa que no podía


desobedecer.Me di la vuelta para mirarlo.

—Te doy mi sangre, he elegido hacer esto. Firmé el contrato. Ahora, haz lo que
quieras.
Sus ojos oscuros brillaron y dejó escapar un pequeño gruñido cuando comenzó
a rodearme. Me puse en posición de firmes sin reaccionarni volverme para
seguirlo.Me las arreglé para no perder la cabeza hasta que se detuvo detrás de
mí y se apoyó cerca. Entonces comenzó el pánico.

—Puedo hacer de esto un éxtasis o hacerlo increíblemente doloroso. ¿Qué


crees que debo elegir? —susurró.

—Eso depende de usted, señor —dije luchando por mantener la voz, incluso
empecé a respirar entrecortadamente. Prefería que me doliera para recordar lo
que era.

—Debes tener una idea de lo que corre por mi mente. —Apretó los labios
contra mi oído mientras comenzaba a deslizar la mano por mi brazo derecho
con los dedos helados sobre mi piel—. ¿Qué crees que quiero hacerte? Dime.

Maldito sea. Era otra orden. Su voz me dominaba y no podía desobedecer. A


222
pesar de que había prometido no cautivarme eso no significaba que no pudiera
jugar con trucos mentales.

Abrí la boca, sin querer hablar pero sin poder detenerme.

—Quieres follar conmigo. Quieres beber de mí.

—Explícate —susurróapartando el pelo hacia un lado para presionar sus


colmillos contra mi cuello. No rompió la piel pero podía sentirlo, listo, a la
espera—.¿Cómo te jodería, Cicely? ¿Qué te haría? Dimecon detalles.

Quería llorar, pero mis ojos estaban secos. Quería correr pero mis pies estaban
congelados. Mis labios se abrieron y me oí hablar a pesar de que traté de
tragarme las palabras.

—Deslizas las manos debajo de mi camisa y me la arrancas. Luego desabrochas


mi sujetador y liberas mis pechos. —Mientras lamía mi cuello, un gemido se me
escapó de la garganta.

—Te gustaría eso ¿verdad? ¿Te gustaría que te desnudara? ¿Qué me encontraría
si deslizara mis dedos en el fondo de tu coño? ¿Está mojada, Cicely? No me
mientas, porque puedo comprobarlo y, si mientes, el castigo será mucho más
severo.

Temblé mientras su mano se deslizaba sobre mi vientre y debajo de mi camisa,


mi corazón quería correr para apartarlo. Pero mi cuerpo quería arrastrarlo hacia
abajo y dejarlo hacer lo que quisiera. Lannan tenía una droga, una que no tenía
necesidad de inyectar o empujar por la garganta. Pura feromona, puro
afrodisíaco. No es de extrañar que las putas de sangre acudieran en masa a los
vampiros.

—Sí —le susurré—. Estoy mojada.

—¿Dónde estás mojada? Dime. —Una vez más la suave persuasión mientras se
apretaba contra mi espalda. Podía sentirlo, rígido, duro, furioso.

Respondí tropezando con las palabras.

—Mi coño. Estoy tan mojada que no puedo soportarlo.

Lannan se echó a reír, crudo y áspero.

—Bien. ¿Me quieres? —No respondí. Su voz retumbó en la sala—.Respóndeme


mujer ¿quieres que te folle?
223
Un grito arrancado de la garganta.

—Sí... No... Te odio.

Con otra risa, el suave y sensual Lannan estaba de vuelta. Lentamente retiró mi
camisa por la cabeza y la tiró al suelo. Luego desabrochó mi sujetador y eso
también se fue al suelo. Mis pechos rebotaron suavemente mientras caían libres
del satén. Dejó escapar un gemido bajo y extendió la mano tocando apenas los
pezones. Me mordí el labio tratando de no mostrar mis sentimientos mientras
los puntos se endurecían bajo su toque. Quería el alivio desesperadamente,
pensé que iba a llorar pero no quería que triunfara.No quería que Lannan
ganara.

—Buena chica —su voz era suave pero todavía dominante—. Ahora podemos ir
directo a los negocios. Quiero que me ruegues que beba de ti. Ruégame Cicely.
De rodillas, con tus labios sobre mis pies. Ruégame. Ahora.

Caí de rodillas incapaz de desobedecer. Mi frente rozólos pantalones mientras


presionaba los labios contra sus botas de cuero pulido.

—Por favor... Por favor bebe de míLannan.

Tocó ligeramente mi barbilla con la punta de una bota.

—No puedo oírte… Un poco más alto por favor. Y con más sentimiento.
Mi cara enrojeció, ardiendo. Si quería humillarme, estaba haciendo un maldito
buen trabajo. Quería estacarlo ahí mismo.

—Lannan, por favor bebe de mí. ¡Por favor! —Me obligué a poner todo el
sarcasmo que pude pero todavía sonaba desesperada y él soltó una risa aguda.

—Mejor. Se te olvidó mi amo y señor. Pero voy a dejarlo por esta ocasión. —Dio
un paso atráslevantándome hacia sus brazos—. Ah niña, si no estuviera
ejerciendo uncontrol increíble estaría dentro de ti, perforándote tan fuerte que
nunca jamás me olvidarías.

Dejé escapar otro gemido. No, por favor, no lo dejes llegar a eso. Sabía que me
iba a intimidar, pero por favor, oh por favor, no lo dejes perder el control. Mi
cuerpo estaba respondiendo a él mientras mi corazón se hundía. Una lágrima
finalmente se deslizó y poco a poco bajó por mi mejilla.

Lannan me agarró por los hombros y me obligó a mirar dentro de sus


224
imperturbables ojos ébano. Brillaban como joyas oscuras. La expresión de su
rostro era fría otra vez, la suave sensualidad se había ido en un abrir y cerrar de
ojos.

Indiferente, tratando de ignorar el deseo sordo que resonaba a través de mi


cuerpo me estremecí cuando me dio la vuelta apretando mi cara contra el
respaldo del diván. Su mano me rodeó para apretar mi pezón con tanta fuerza
que dejé escapar un grito. Apretando los ojos contuve la respiración y esperé.

La música cambió. NineInchNails resonóen la salaatrapándome con la fuerza de


su ritmo. La risa de Lannan se hizo más fuerte, sus manos heladas
acariciándome mientras se inclinaba cerca de mi cuello. Ningún aliento cálido
que me mostrara que estaba allí, solo la presencia escalofriante.

Luego se lanzó sobre mí, sus labios lamiendo mi cuello, mientras gruñía y
atravesaba mi piel. El dolor era exquisito, enviándome a volar y a perder el
rastro de ira, el rastro de furia, cabalgando una ola tan alta que llegué allí
mismo, gritando, mientras su lengua raspaba contra mí, persuadiendo a la
sangre hacia la superficie, una gota carmesí a la vez.

Cuandola sangre entró en su boca, la comunión, una conexión que se formaba


entre nosotros, se enroscó como una serpiente. Luché por apagarla, luché
contra el hambre de ceder y rogarle que me convirtiera para hacerme uno de
los suyos.

—No… Se supone que no me cautivarías —le susurré.


Detente, por favor, detente. No te detengas. No me dejes colgada. No me dejes
sin terminar, sin tocar.Rásgame en pedazos y reconstrúyeme, hazme nueva,
hazme fuerte, hazme gritar, haz que te ame.

Cerrando los ojos busqué desesperadamente algo para bloquear mi creciente


deseo. Pensé en Grieve, en Heather, en mi prima... En todo lo que no fuera el
suave sonido del constantelamer de Lannan. Pero no pudefijar los
pensamientos y me deslicé cada vez más profundo dentro de la velada lujuria
carmesí que se filtraba a través de mis sentidos.

—No estoy cautivándote. Esta es solo la primera donación. Cada vez se sentirá
mejor.

Y luego se metióde nuevo en mi cuello bebiendo profundamente y se apoderó


de mí una euforia que remplazó cada sueño oscuro de éxtasis que alguna vez
hubiera experimentado.
225
Excepto uno.

El recuerdo de elevarme como búhoen la oscuridad de la casa se presentó y lo


cogí. Me aferré a él, desbordándome en la sensación del viento bajo mis alas, de
las vistas y los olores y los sonidos. La memoria se convirtió en un faro, una
línea de vida y sujeción a la que me aferré mientras la pasión de Lannan me
abofeteaba. Ese momento,volando libremente en la oscuridad,era la experiencia
más sublime que jamás había experimentado.

Pura, salvaje, primitiva, limpia…

Incluso mientras la lengua de Lannan me llevaba hacia el orgasmo, incluso


cuando perdí el control y me lancé albaile, mi mente se aferró a la imagen única
de mí misma-como-búho. Una brasa comenzó a crecer en la boca de mi
estómago, sabía que algún día en el futuro, cuando fuéramos libres de la Corte
Índigo, volvería a Lannan y atravesaría su corazón con una estaca para
retribuirle las profundidades a las que me había llevado.

Entonces la lujuria me golpeó con toda su fuerza y me vine de nuevo, gritando


de dolor tanto como de placer cuando él se separó, mi sangre chorreando por
su barbilla y una loca sonrisa triunfal extendiéndoseporla cara. Pero la parte de
mí que necesitaba salvar, la parte de mí que nunca podría ser vencida o
despojada de su dignidad se disparó,cabalgando los vientos, aleteando alto con
las alas extendidas y libre.
Capítulo 21
Traducido por Marijf22

Corregido por Dennars

N
o dije nada cuando me entregó un vendaje para el cuelloque todavía
zumbaba. Con las rodillas aún débiles, tropecé. Lannan me atrapó y, con
una delicadeza que contrastaba con su naturaleza, me cargó hasta el
sofá y me sentó, saliendo a la otra habitación por un momento y
regresando con un vaso de leche y un par de galletas de chocolate.

Mirando fijamente la comida y sumergida en las contradicciones que me habían 226


arrasado durante esta nochesolo pude levantar la mirada perpleja.

―¿Qué… por qué…?

—Necesitas alimento. Bebí bastante de ti, pero un poco de azúcar y una noche
de descanso y te recuperarás. Come y bebe ahora y ponte la camisa. La herida
está cubierta y no debería manchar tu ropa.

Regresó a su escritorio como si nada hubiera sucedido.

—¿Cómo puedes ser tan indiferente? —Hice un gesto de negación—. ¿Cómo


puedes actuar como si no me acabaras de devastar? Hiciste que me corriera, me
hiciste gritar tu nombre, maldita sea. Y actúas como si no pasara nada.

Lannan levantó la cabeza, el pelo dorado cayendo hacia adelante al mismo


tiempo que una mirada perpleja le cruzaba el rostro.

—¿Quieres que signifique algo? —preguntó en voz baja.

—No, sí… yo… —Me quedé mirando las galletas en la mano—. Bebiste de mí,
robaste mi sangre y actúas como si nada hubiera pasado, como si fuera solo
untragode una fuente de agua. ¿Sabes que me siento violada? ¿Sabes lo
enojada que estoy en este momento?

Tal vez no era la cosa más sabia gritarle a un vampiro, pero me sentía caliente y
muy cansada y mi mente se había deslizado en un banco de niebla. Con algo de
fuerza, mastiqué las galletas y bebí la leche, con la esperanza de poder despejar
mi cabeza.

Lannan frunció el ceño, se puso de pie lentamente y se encaminó de nuevo


hacia mí. Tomó el vaso y la comida y los puso en la mesa de café, luego me
ayudó a colocarme de nuevo el sujetador, lo abrochó por la espalda ydeslizó la
camisa por encima de mi cabeza. Después se sentó a mi lado y tomó mis manos
entre las suyas mirándome durante tanto tiempo que empecé a ponerme
nerviosa.

—Cicely, eres realmente una joya. La mayoría de los que nacen con magia
tienen una arrogancia que se iguala a la de los Señores Vein. Pero tú... Hay algo
diferente en ti. —Apartó el pelo de mi cara—. Tú eres mi tipo, sabes, de pelo
largo oscuro, ojos brillantes, curvas y firmeza. Escúchame, Cicely. Mi especie, los
vampiros, estamos en la cima de la cadena alimenticia. Ya no somos humanos.
Tú, ya sea que seas alguien nacido con magia, o humana, eres nuestra presa. Yo
bebo de ti porque puedo, porque deseo hacerlo. Tussentimientos no juegan en 227
realidad ningún papel en el asunto de cualquier manera.

Sintiéndome furiosa una vez más,retirélas manos de su agarre.

—Si soy una botella de jugo con piernas entonces deja que me vaya a casa, ya
he servido para mi propósito esta noche. No te molestes en tratar de explicarte
porque no puedes. No puedes tener la esperanza de que me solidarice contigo.

—Niña —dijo acercándome tanto que olí la sangre en sus labios—. Escúchame.
Si la Corte Índigo se alza en armas, simpatizarás con nosotros tan rápido y con
tanta fuerza que me rogarás que te convierta. Te comerán viva como pirañas
persiguiendo al ciervo que tropezó en el agua. No se preocuparán por tus gritos
o tus sentimientos o tu dolor, te roerán hasta los huesos mientras tu corazón
sigue latiendo. No te apresures a despreciarme.

Me senté muy quieta, tratando de no enojarme de nuevo. Él lucía a punto de


lanzarme al otro lado de la habitación. Pero entonces se levantó y abrió un
teléfono celular.

—Está lista para volver a casa. Espérala en la puerta delantera. No entres. —Lo
miré mientras cerraba el teléfono—. Leo te estará esperando en la limusina. Te
aconsejo que no te demores mucho. La noche es peligrosa y hay monstruos
acechando mucho más temibles que yo.

Temblando me puse de pie y terminé las galletas y la leche, luego recogí mi


bolso y me dirigí a la puerta sin decir una palabra. Mientras descendía
lentamente las escaleras de Vecktor Hall, oí un ruido en los arbustos cercanos y
algo susurró mi nombre en el viento.

Cicely... Cicely, necesito hablar contigo.

No era Ulean. Ella había elegido quedarse en casa ya que a los vampiros no les
gustaban mucho los Elementales.

¿Quién eres? ¿Qué quieres?

Tienes que venir a hablar conmigo. Estoy junto al Lago Dovetail. Por favor, ven
esta noche. La voz era femeninay no sentí ninguna hostilidad ni engaño en ella.

No sé, ha sido una noche difícil…

Por favor, detente en el camino a casa. Debo hablar contigo acerca de Grieve.

¿Grieve? ¿Qué pasa con Grieve?


228
Pero la voz se alejó, con un simple Nos vemos en el embarcadero.Estaré
esperándote.

Me dirigí a la limusina sacando mi teléfono celular. Respondió Rhiannon.

—No me preguntes cómo estuvieron las cosas por favor. Ahora no. Necesito
que hagas algo por mí. Quiero que vayas a mi habitación y digas en voz alta:
―Ulean, Cicely necesita que te reúnas con ella en el Lago Dovetail de inmediato‖.
¿Lo harás?

—Por supuesto, pero ¿qué está pasando?

—No lo sé, pero alguien quiere que nos veamos allí y te juro que he oído esa
voz antes, entró a través de las corrientes y parecía... Como algo que escuché
cuando era muy joven.

—¿Debería ir yo también?

—No —dije reflexionando sobre ello—. Tú y Kaylin quédense y vigilen la casa.


No demoraré mucho tiempo y Leo estará conmigo. —Mientras colgaba y me
metía en la limusina se me ocurrió que la vida se había vuelto terriblemente
complicada, terriblemente rápido. Mi antigua vida me había parecido una
pesadilla, pero no estaba segura si esta nueva era mejor.

Excepto que tengo a Grieve y a mi prima, anunció mi mente.


Sonreí. Cierto, me susurré a mí misma,tengo a Grieve y a mi prima y vale la pena
luchar por ambos.

Leo no tenía nada que hacer después de conducirme a casa así que después de
una discusión sobre el tema accedió a detenerse en el lago. Salí de la limusina y
le advertí que se quedara en el interior.

—Tienes que ser capaz de escapar en caso de que se trate de una trampa. Si las
cosas se ponen feas puedo convertirme en búho y escapar.

—No me gusta —argumentó, pero al final yo gané y él permaneció allí. Le


jugué la carta de Fui mordida por un vampiro así que tienes que complacerme.

El Lago Dovetail era,o un pequeño lago o un gran estanque, dependiendo de


cómo se le viera, una elipse de agua oscura escondida en un camino solitario.
Rodeado por un bosque de alisos y abetos, madera de cedro y sauce llorón, el
lago era un lugar de reunión local para los guerreros que buscaban un lugar
229
tranquilo para pescar el fin de semana. No era apto para bañarse, el lago era
más profundo que ancho y perdías pie repentinamente una vez que pasabas el
borde. La última vez que había vuelto a casa, dos chicos locales se habían
ahogado al tratar de nadar en él.

Me acerqué en silencio hasta el embarcadero y esperé junto a un puesto de


juncos y totoras congelados que estaban rasgados y abatidos por el clima.

El agua estaba inquieta y oscura echando espuma sobre los pilotes mientras el
viento agitaba la superficie. Me apoyé en uno de los rieles con cautela ya que
no se veían muyresistentes y creí oír algo en los arbustos cerca de la orilla del
lago.

Al darme la vuelta una forma apareció por detrás de uno de los matorrales de
alisos hacinados junto a la orilla. Ella brillaba, gloriosamente hermosa.Estaba
envuelta en un fuego plateado. Contuve la respiración y poco a poco salí del
muelle regresando al suelo helado y me dirigí hacia ella.

—Lainule. —Me quedé mirando fijamente a la Reina Fae parada delante de mí,
envuelta en la túnica rasgada de verano. La mirada de su rostro expresaba
tristeza y pérdida.El dolor y cansancio que la guerra provocaba. En mi
interiorsentíuna campana de reconocimiento y me arrodillé ante ella, dándome
cuenta de que si yo era un Fae Cambyra entonces también era parte de su
pueblo. Levanté la mirada ante el tacto suave en mi cabeza.
—Levántate, Cicely. Estoy agradecida de verte. Estoy contenta de que recibieras
mi llamada para regresar a casa. —Su voz bailaba ligeramente sobre las
palabrasinterpretando una escala musical con cada sílaba.

Era tan hermosa como Myst, tan aterradora como Myst y sin embargo, Lainule
no golpeaba mi corazón con la misma sensación de temor.

—Señora ¿tú fuiste quien me llamó para que regresara?

—Yo… sí. Y mis guardianes. El búho te convocó a casa, Grieve te convocó a casa,
y yo... yo te convoqué a casa. Te necesitamos Cicely.

—Pero, ¿qué puedo hacer yo? —La miré impotente—. No puedo luchar contra
Myst, me haría pedazos.

—No, no puedes luchar en su contra directamente pero hay maneras de hacerle


daño, de derrocarla. Ella ha profanado las Cortes, profanó a los Luminosos, a los
Oscuros. Destruyó La Corte de los Juncos y Ríos y es una abominación contra el 230
código que es la pura esencia de nuestro pueblo. Tu pueblo también, como ya
sabes. Es hora de exponerla, de comenzar la guerra para detenerla.

Lainule me acarició la barbilla sonriendo.Su sonrisa era feroz y temible pero me


atrajo cerca de ella. Entré en su abrazo y me murmuró palabras dulces al oído,
acariciando mi pelo, besándome suavemente en la frente.

—No quise que te fueras tan joven, pero era necesario. Necesitabas convertirte
en tu propia persona, lejos de New Forest y lejos de nuestro pueblo antes de
que pudieras volver a unirte a nosotros. Necesitabas aceptar ambos lados de tu
herencia y aprender a mantenerte fuerte y firme en tus propios pies. Tu madre
fue sacrificada para que nosotros pudiéramos tenerte.

Levanté la mirada, era alta, tan alta y radiante, su sonrisa me cegaba.

—Mi madre...

—Tu madre fue elegida para ser tu madre por mí y por tu padre.

—¿Qué hay de Rhiannon? ¿Ella es como yo?

—Eso tiene que descubrirlo ella, pero su camino vaen una dirección
ligeramente diferente. El fuego es denso en su interior.

—Puedo conocer a mi padre… —Siempre me había preguntado quién era, por


qué habría abandonado a mi madre después de dejarla embarazada de mí.
—Con el tiempo. —Ella me empujó suavemente hacia atrás, repasándome con
la mirada—. Hermosaniña. Has crecido maravillosa.

—¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar a combatir a Myst? ¿Cómo puedo
liberar a Peyton antes de que la maten? —Busqué en su rostro, orando para que
le importara lo suficiente y me ayudara.

—¿Peyton? Lo que vaya a suceder sucederá. El destino de Peyton no está en mis


manos sino en las tuyas. Por el momento vuelve a casa y espera. Grieve irá a ti y
no deberás hablarle de esta reunión. Pero ustedes dos se pertenecen. Él no es el
enemigo, no en el gran plan de las cosas. —Lainule se volvió para irse, entonces
se detuvo y miró por encima del hombro.

—Bienvenida a casa, Cicely, tanto al New Forest como a tu nueva familia. Podrás
servirle a los vampiros, pero eres mía en el corazón de todas las cosas, al menos
esta vez. Y me obedecerás por encima de cualquier otro, o puedes estar segura
de que te sacrificaré en este juego de ajedrez que Myst y yo estamos jugando. 231

Y luego, desapareció entre la maleza, observé su luz desvanecerse haciéndose


borrosa y desapareció de la vista.

—No sé qué pensar. Primero la guerra entre los vampiros y elFae Vampírico y
ahora otra batalla entre Lainule y Myst. Y estoy atrapada en medio del vórtice.
La Corte Índigo es mi enemigo por partida doble y ni siquiera sé si estamos
peleando por algo más que impedir que destruyan todo lo que tocan.

Leo, Rhiannon y Kaylin se habían sentadoconmigo en la sala de estar. Los miré


confundida y dolorida. La mordedura de Lannan todavía dolía y mi frente se
sentía caliente. Estaba avergonzada de mi reacción hacia él, pero mi cuerpo
seguía insistiendo, recordándome que aunque hubiera alcanzado el orgasmo
varias veces todavía añoraba el contacto real, una conexión con alguien a quien
pudiera entregarme en cuerpo y mente.

—Al menos sabemos que la Reina de los Juncos y Ríos está viva. Y si ella está de
nuestro ladomucho mejor. —Rhiannon echó un vistazo a su reloj—. Anadey me
quiere de nuevo al amanecer, me ha puesto en un programa de entrenamiento
así que me reuniré con ella antes de trabajar a diario las próximas semanas.
Aunqueeso no es suficiente para que aprenda a utilizar el fuego
completamente,me dijo que para este el fin de semana debería ser capaz de
controlarlo sin ningún problema, apagarlo y evitar incendios accidentales.

—Si tu madre te hubiera entrenado durante tu infancia, esto no habría


sucedido. —Leo frunció el ceño—. Heather parecía tan sensata... Parecía…

Su voz se desvaneció y se sonrojó

—Lo siento, no debería nombrarla ahora.

Rhiannon se encogió de hombros, con los ojos brillando de lágrimas.

—Tengo que aceptar lo que ha sucedido. Y Marta habría sacado a patadas a


Heather de la Sociedad. Por cierto, dicen los rumores que todos los miembros
restantes de la Sociedad, incluyendo a Tyne el nieto de Marta, han desaparecido
de la ciudad. Desvanecidos. —Rhiannon se encogió de hombros—. Son 232
inteligentes. Estoy casi tentada de hacerlo yo también ahora que Heather está
perdida para mí.

—No podemos. No podemos dejar que la ciudad caiga en manos de Myst,


extenderá sus horrores a la siguiente ciudad y después a la siguiente. Y además,
tenemos que rescatar a Peyton.

Kaylin me dio unas palmaditas en el hombro.

—Pensaremos en algo. He creado hoy algunos hechizos de ataque y también he


preparado más de un cóctel molotov. Si tenemos que hacerlo, quemaremos el
camino para entrar y tomarla por la fuerza. Podemos hacer mucho daño a la
Corte Índigo con el fuego.

Sintiéndome de pronto agotada me dejé caer de nuevo en mi sillón.

—Me parece bien. Deberíamos simplemente quemar todo el maldito bosque.


Asegúrate de que mi amigo búho sale de allí y enciende el fósforo. Está bien,
me voy a la cama. Rhia, te llamo mañana al trabajo para ver cómo van yendo las
cosas. Leo, no le digas a los vampiros sobre mi pequeña ida a los muelles esta
noche.

—Siempre y cuando no pregunten… —Se encogió de hombros.

—No. ¿Entiendes? Solo quédate en silencio perpetuo sobre el tema. No tengo


ningún deseo de que comiencen otra pelea. No por mi culpa.
Me impulsé fuera delsillón y me dirigí a las escaleras.

—Y la vida simplemente sigue. —Me volví moviendo la cabeza—. La gente


sigue haciendo compras yva a trabajar como si no pasara nada, pero tenemos
muertos y desaparecidos por todas partes. Uno pensaría que alguien tendría
algo que decir.

Kaylin se levantó para estirarse.

—Oh, la gente del pueblo sabe que pasa algo pero no quieren ser los próximos.
Vieja superstición: Si hablas de algo lo atraerás. Y no siempre es una
superstición. Buenas noches, Cicely. Que duermas bien.

Subí las escaleras. Cuando entré en mi habitación y me estaba quitando la ropa,


un sonido en mi ventana me sobresaltó y me volví. Grieve estaba esperando
afuera. Empujé el marco y asentí para que entrara, demasiado cansada para
hacer cualquier otra cosa.
233
—¿Cómo logras cruzar las protecciones cuando tu encantadora familia no
puede? n—Lo miré fijamente durante un largo rato—. ¿Y cuándo demonios ibas
a decirme lo que le habían hecho a Heather?

—Sucedió ayer. —Grieve bajó la cabeza—. No tenía ni idea de que la enviarían


a ti antes de que pudiera llegar hasta aquí para avisarte.

—Vete a la mierda tú también. —Me volví hacia él—. Y ¿cuál es tu parte en


esto? ¿Convencerme de dejar las cosas como están? ¿Convertirme y hacerme
uno de los esclavos de Myst como Heather? Al parecer, tus parientes adoptivos
parecen pensar que se está fraguando una guerra. Según ellos, no se supone
que yo deba interferir.

Grieve comenzó a acercarse y de repente se congeló.

—¿Con quién has estado? Has estado… ¿Estabas follando a alguien? ¿Alguien…
muerto? —Estuvo repentinamente a mi lado, sujetándome por los hombros—.
¿Has estado con un vampiro?

Me desprendí de él, demasiado enojada para tener miedo

—No, no dejé que un vampiro me follara, pero sí dejé que bebiera de mí. Está
en mi contrato. Tus espías parecen saberlo todo de mí así que tú debías saberlo
también.
—¿Qué quieres decir? —Parecía herido y me dejó ir—. Lo siento, no
debísacudirte de esa manera.

—Es mejor que te disculpes, maldita sea. Así está la cosa: me he visto obligada
a trabajar para la Corte Carmesí. Porque te conozco. Como bono iban a
ayudarnos a rescatar a Heather, que es más de lo tú ofreciste. Para obtener su
ayuda, tuve que acordar una donación mensual de sangre. Pero ahora mi
sacrificio es inútil al menos en lo que a Heather concierne.

—Cicely… —Levantó la cabeza e hizo una mueca—. Lo siento mucho…

Desestimé sus palabras con un gesto de la mano, sin importarme ya si hería sus
sentimientos. Él podría haberlos detenido, podría haber salvado a Heather de
alguna manera si de verdad lo hubiera querido. Creía eso a pesar de lo que
Lainule me había dicho.

—Lamentarlo no hará las paces o revivirá a las personas de entre los muertos
234
vivientes. No. Tu gente la convirtió y no hay oportunidad de salvarla. Se ha ido
para nosotros, su vida y todo lo que ella representaba acabó en un abrir y cerrar
de ojos. La hemos perdido y lo mejor que podemos hacer es clavarle una estaca
y poner su alma a descansar. Pero tal vez tenga suerte. Tal vez mi contrato no
sea completamente en vano. Peyton todavía está por ahí y vamos a rescatarla,
contra viento y marea.

—Entonces, ¿realmente estás trabajando para la Corte Carmesí?

Cuando me miró con incredulidad, resoplé.

—¿Escuchaste todo lo que dije?¿Y qué? Tú estás aliado con la Corte Índigo. Esta
confrontación es ataque y defensa, mi amor. Ante un ataque,una defensa. Los
dos estamos comprometidos ahora en los brazos del infierno.

Me miró de soslayo.

—¿Quién fue? ¿Quién bebió de ti?

Me di cuenta de que, Fae o no, él estaba jugando la carta de la testosterona. Yya


había tenido bastante de andar de puntillas en torno a eso.

—Está bien ¿quieres saberlo? te lo diré. Lannan Altos, un profesor del


conservatorio. Y sí, bebió mi sangre, me hizo rogarle y me hizo correrme con
tanta fuerza que casi perdí el conocimiento cuando sus colmillos golpearon mi
cuello. Él disfrutó a fondo y a pesar de que traté de bloquearlo, me corrí una y
otra vez.
—No quiero saber esto…

—¡Tú preguntaste! Una vez al mes le debo una copa de sangre, o lo que desee
tener. Tal vez debería entregarles mi vida para siempre y seguir adelante. Tú ya
debes saber lo que se siente trabajar para déspotas inflexibles.

Esperaba que saliera por la puerta o saltara por la ventana y se fuera. Pero
Grieve simplemente se dejó caer en la cama.

—Nunca pensé que irías tan lejos para recuperarlas —susurró él.

—¿Y qué es lo que pensaste? ¿Que dejaría que hicieran trizas a mi nueva familia
sin oponer resistencia? ¿Que los desangraran y los hicieran pedazos? Rhiannon
y yo somos primas. Heather es mi tía. O lo era. Ahora ella es una Muerta
Caminante y ¿adivina qué? eso nos desgarra. ¿Sabes lo que sucedió cuando
Heather vino aquí? Rhiannon trató de freír a su propia madre. —Ante su mirada
de asombro me acerqué más—. Sí, correcto. Dije que ella trató de freírla, trató
235
de quemar a Heather hasta volverla cenizas. Su madre es un vampiro, la esclava
de una reina sádica. La magia de Heather es ahora un arma para la Corte. Así
que Rhiannon intentó matarla.

Grieve dejó caer la cabeza sobre las manos y sus hombros comenzaron a
temblar. Me quedé mirándolo fijamente, muda por el shock. Estaba llorando y
no eran lágrimas de cocodrilo. Me arrodillé junto a él ytomé su barbilla para
levantarla. Lo miré de lleno a la cara.

—Yo venía a decirte esta noche sobre Heather. Tenía tanto miedo de que me
dijeras que me fuera, que nunca querrías verme otra vez.

Las lágrimas surcaban su rostro, serpenteando en riachuelos por sus mejillas.


Era tan extraño y a la vez tan familiar para mí. Lo conocía. Lo conocía por dentro
y por fuera. Me estaba preguntando cuándo le diría las verdades que descubrí
sobre mi cuando tuve una visión…

Estábamos sentados en la cima de una colina y él sostenía mi mano. Solo que


no era Grieve y yo no era Cicely pero estábamos allí, juntos, mirando las pilas
sangrientas de cuerpos que nos rodeaban.

—Mi amor, estamos condenados. Ya lo sabes, ¿no es así?


Y yo, la que no era yo, asentí.

—Van a llegar en cualquier momento. Y esta vez nunca nos dejarán ir. ¿Qué
vamos a hacer?

Él sostuvo en alto una botella

—Podemos escapar del futuro con esto. Tomamos esto juntos y estaremos
obligados a volver, para encontrarnos el uno al otro de nuevo en otro
momento. Y, con el favor de los dioses no seremos destrozados por nuestras
familias, por nuestras culturas. —Me apartó el largo cabello hacia atrás y
sacudiendo la cabeza susurró—: Te amo más que a la vida misma. Ellos nos van
a matar, lo sabes. Nos van a torturar, a destruirnos hasta hacernos pedazos.

Asentí en acuerdo. Venían por nuestras cabezas y no había ningún lugar a


donde escapar. Tomé la botella reconociendo la poción en su interior.
Moriríamos, sí, pero pondríamos en marcha un futuro al cual poder regresar,
236
encontrarnos de nuevo y terminar lo que habíamos empezado en esta vida.

—Hemos dejado un rastro de carnicería, eso es seguro. Tu gente no puede


soportar mioscuridad —le dije.

—Y tu pueblo no puede soportar mi luz. Mi dulce Cherish. Por favor, no les


permitas que nos separen. ¿Quién dice que no nos encontraremos el uno al
otro en la Tierra de las Silver Falls? Esto nos enlazará a la Rueda y regresaremos
juntos.

Abrí la parte superior de la botella.

—Recuérdame Shy. Acuérdate y ven por mí. Si decido regresar a este mundo
debo tener la promesa de que me buscarás.

Puso su mano sobre la mía y me contestó mientras yo sostenía la botella contra


loslabios.

—Te lo prometoCherish, por mi sangre y mi corazón, voy a buscarte hasta con


mi último aliento.

Levanté la botella. Bebí la mitad de la poción y se la entregué. Apuró el resto y


nos acurrucamos, sosteniéndonos el uno al otro, escuchando los gritos lejanos
de aquellos que nos cazaban. Nos iban a encontrar, correcto, pero estaríamos
fuera de su alcance. Estaríamos yendo hacia el futuro. Y nos encontraríamos de
nuevo, de una forma u otra.
Temblando me senté y lo miré largamente.

—Nosotros estuvimos juntos... antes. Creo que éramos nosotros.

—Cicely… —Grieve me tomó en sus brazos yahora las lágrimas fluían


libremente—. Te dije que te había estado esperando. Y ahora que has
recordado podemos estar juntos de nuevo. Te amo. Te he amado por muchas
vidas. Y ahora aquí estamos y no dejaré que te escapes esta vez.

Juntos, sí, pero una vez másestábamos en lados opuestos. Trabajando para
enemigos acérrimos, comprometidos con facciones despiadadas en busca de la 237
sangre del contrario. Pero todo eso se desvaneció en la lejanía cuando buscó
mis labios.Me besó profundamente. Alejó la sensación de las manos de Lannan
sobre mí. Deslizó sus labios hasta mi garganta, lamiendo las marcas que había
dejado Lannan, dejando su propio aroma, su propio reclamo. Tiré de su camisa
y en cuestión de segundos estaba tan desnudo como yo.

Lo deseaba, lo necesitaba para limpiarme de la memoria el tacto de Lannan. Lo


llené de besos mientras bajaba por su estómago, hacia su muslo, y lo tomé
mientras crecía grueso y hambriento.

Gimió y me levantó para estar cara a cara. Me sentó en su regazo y me senté a


horcajadas sobre él. Me rodeó la cintura con un brazo y puso el otro debajo de
mi trasero, sosteniéndome, manteniéndome equilibrada.Y mientras nos
mecíamos rítmicamente me perdí en el reflejo de sus ojos. Y a medida que
montábamos la oscura oleada, me olvidé de los vampiros y de las guerras y de
la humillación. Recordé lo que era el amor.
Capítulo 22
Traducido por Marijf22

Corregido por Dennars

U
n buen rato después Grieve me abrazó, el remolino de estrellas en el
negro de sus ojos me mareaba.

—Sé que volaste anoche. Sé que descubriste lo que eres. No podía


decírtelo, tenía que dejar que tú lo averiguaras por ti misma.

Sintiéndome un poco febril, incliné mi cabeza contra su hombro. 238

—No te habría creído. ¿Qué hacemos ahora Grieve? Myst te controla a ti y yo


trabajo para sus enemigos. Y ahora tiene a Heather, una poderosa bruja ¿quién
sabe a cuántos nacidos con magia ha convertido?

La advertencia de Lainule era un peso en mi corazón y aunque quería


contárselo, asegurarle que ella estaba bien, mantuve la boca cerrada.

—Te ayudaré a traer a Peyton de vuelta. Ya se me ocurrirá algo… Tiene que


haber una manera. —Se puso de nuevo la ropa.

—¿Cómo? Tenemos que actuar rápido si no queremos que la conviertan, su


sangre mestiza podría muy bien matarla. Para siempre.

Grieve frunció el ceño, pensativo.

—Vamos a crear una distracción para que Chatter o yo podamos lograr que
escape. Tiene que haber algo que atraiga la atención de Myst lo suficiente como
para reunir a la mayor parte de sus guardias.

—Quemar el bosque. Comenzaremos un incendio. Eso debería aniquilar


suficientes. —Me puse el camisón y la bata de baño. Todo lo que quería hacer
era dormir. Dormir por el sexo, por la pérdida de sangre… Dormir debido a
todo.
—¡No puedes quemar el bosque! No puedes ni pensar en hacer algo tan
horrible. El Bosque Dorado es nuestro hogar, nuestra tierra. —La mirada en la
cara de Grieve me tomó por sorpresa.

Negué moviendo la cabeza con fuerza.

—Voy a hacer lo que sea necesario y a nadie más tiene que gustarle. Además la
nieve no dejará que se queme, solo lo necesario para conseguir su atención.

—Espera, dame esta noche. Pensaré en algo. Por favor, no hagas algo tan
imprudente. —Sonaba tan lastimero que cedí.

—Está bien, pero si no tienes un plan para mañana voy a llegar allá con un
fósforo y lo encenderé ¿entiendes? haré lo que sea necesario para salvar a
cualquier víctima que siga con vida en el Barrow.

Grieve asintió, luego me besó una vez más y se deslizó por la ventana,
desapareciendo en la noche. Agotada la cerré, reforcé el hechizo de protección 239
y me metí en la cama. El lobo en mi estómago gruñía satisfecho y sin
embargo… Había algo allí… Algo extraño… Haciendo caso omiso de la
sensación ligeramente nauseabunda apagué la luz y estuve dormida antes de
que mi cabeza tocara la almohada.

A la mañana siguiente Rhiannon ya se había ido con Anadey en el momento en


que me levanté. Aparentemente Kaylin había decidido ocupar la residencia
porque aún estaba aquí. Haciendo el desayuno. Leo se había dormido en el sofá
de la sala de estar. Fruncí el ceño. Ya era hora de poner un poco de orden en la
casa.

—Hey, Kaylin ¿vas a vivir aquí o qué? Si es así vamos a arreglarte una
habitación. Y ¿por qué Leo no se fue a la cama anoche? Él y Rhiannon están
compartiendo su habitación.

Kaylin volteó los panqueques y me dio un café doble con leche y una pizca de
canela.
—Sí, creo que me quedaré aquí por un tiempo. Tengo un lugar donde vivir pero
tú me necesitas. En cuanto a Leo, estuvo diciendo que oía cosas afuera. Fuimos
a comprobar cada hora pero nunca vimos nada. Supongo que simplemente no
podía dormir.

—Está bien. Grieve se presentó ayer por la noche en mi habitación. Se ha


comprometido a descubrir una manera de sacar a Peyton con vida. —Bebí el
líquido humeante, agradecida por el tenue efecto de cafeína que ya estaba
caminando por mi sistema. Había oído que la droga tardaba cuarenta y cinco
minutos en golpear el torrente sanguíneo pero no lo creía—. Joder hombre,
esto está muy fuerte.

—Solo lo mejor para despertarte. Y dime ¿cómo está tu cuello esta mañana?

Extendí la mano para tocarme la zona donde Lannan me había perforado. Los
bordes se sentían calientes, en carne viva.
240
—¿Le echarías un vistazo? He estado algo mareada desde que salí de su oficina.
Y no es por lo que sucedió, es algo más.

Cuando Kaylin apartó suavemente el pelo para examinarmeel cuello, me


estremecí. Mi estómago cada vez estaba peor. En ese momento mi lobo se
levantó gimiendo. Un camino de fuego me recorrió, tan ardiente, que sentí
como si estuviera parada sobre un fósforo. Me agarré el estómago. Mi lobo
estaba enfermo. Grieve estaba enfermo.

—Ayúdame Kaylin… No me siento muy bien.

Traté de resistir, pero mis rodillas se doblaron y Kaylin me atrapó. A través de la


niebla que cercaba mi mente lo oí gritarle a Leo para que se despertara y la
siguiente cosa que supe es que me llevaba al piso de arriba. Dejé escapar un
pequeño gemido cuando me sacudió al girar en el descansillo. El sonido de
pasos detrás de nosotros penetró en la bruma.

—¿Qué le pasa? —La voz de Leo resonó en la oscuridad. Me di cuenta de que


mis ojos estaban cerrados e intenté forzarlos a abrirse.

—No lo sé. Se quejó de estar caliente, de no sentirse bien. Mira la herida en el


cuello. ¿Qué carajo?

Leo emitió un silbido y me las arreglé para abrir los ojos solo un poco.

—Agua. Me estoy quemando.


Kaylin pasó la mano por mi frente.

—Está caliente pero no mucho. Tráele un poco de agua. Date prisa.

Los ojos se cerraron cuando el rostro de Leo desapareció y me extendí en busca


del consuelo de aquel que mejor me conocía.

Ulean, ¿estás aquí? Ayúdame por favor.

Estoy aquí niña. Vas a estar bien. Tú no eres la que está enferma.

¿Qué quieres decir? Siento que me estoy muriendo.

Lo sé, chica. Lo sé, pero confía en mí, no lo estás. Aguanta, la ola va a pasar y
voy a hacer todo lo posible por sacarte de ella a tiempo para que Leo te ayude.

¿Qué ola? ¿De qué estás hablando? ¿Por qué me duele tanto el estómago si no
estoy enferma?
241
Porque niña… Grieve está enfermo. Terriblemente enfermo. Tienes que subir
esto para salir, salir de la comunión con el fin de ayudarlo.

Y después las manos de Leo estuvieron detrás de mí, levantándome para que yo
pudiera beber. El agua estaba fresca mientras corría por la garganta como hielo
en una quemadura. Dejé escapar un grito cuando mi estómago se retorció de
nuevo.

¡No! ¡Por favor no! Fuera... Déjame salir... ahora…

La corriente se abrió lo suficiente. Vi una oportunidad de salir de la comunión y


salté por la abertura. Hubo un sonido desgarrador, un horrible lloriqueo como
si mi lobo hubiera sido destrozado y en un abrir y cerrar de ojos aterricé a salvo
en mi interior, la conexión cortada. Mi estómago dolía por los espasmos, pero el
dolor comenzó a disminuir. La niebla se estaba levantando.

Con la ayuda de Kaylin y Leo, poco a poco me senté recta pero temblorosa.

—¿Qué diablos es esto? ¡Algo le pasó a Grieve! Lo sé. —Traté de levantarme


para llegar a la puerta pero me detuvieron y me obligaron a volver de nuevo a
la cama.

—Tengo que examinarte, Cicely. —Leo tenía un pequeño kit—. Traje mi maletín
de sanador cuando traje tu agua. No puedes salir de la cama hasta que no
sepamos lo que pasó.
—Ya sé lo que pasó. —Traté de alejarlo de un empujón—. Grieve está enfermo
y mi lobo lo sintió. Yo lo sintonicé con él. Déjame levantarme.

—Siéntate tranquila y permite que Leo haga lo necesario —dijo Kaylin


sosteniéndome rápidamente. Era más fuerte de lo que parecía—. Solo dime
qué estás planeando hacer ¿recorrer todo el bosque hasta encontrarlo? ¿Correr
directamente a los brazos de Myst?

Kaylin captó mi mirada y me congelé. Tenía razón ¿qué demonios iba a hacer?
¿Lograr que me atraparan? ¿Delatar a Grieve como un traidor? Resignada dejé
que Leo me revisara. Escuchó mi corazón, me tomó la temperatura y finalmente,
utilizando un hisopo de algodón, frotó suavemente a través de las heridas
punzantes en mi cuello. Me quedé mirando el líquido que rezumaba en el
algodón.

—Mierda, ¿estoy sangrando?


242
—Es más como… Pus. O Lannan no se cepilló los colmillos antes de morderte
o… Holaaa ¿qué es esto? —Leo extendió el hisopo y murmuró unas palabras
que no pude oír, luego observó. En la punta del hisopo las gotas se habían
vuelto de un color rosa brillante, fucsia para ser exactos.

—¿Qué significa eso? —Me quedé mirándolo fijamente. Excepto en lápiz labial
o flores, cualquier cosa de ese color no podía ser buena.

—Veneno. Fuiste envenenada... Pero no con algo como el arsénico. Esto es…
¿Una bacteria? ¿Un virus tal vez? Fuiste infectada con algo cuando Lannan te
mordió Cicely. —Leo me miró, un significado claro en sus ojos.

—Y cuando anoche Grieve lamió las heridas tomó un poco de esto en su


sistema y está muy enfermo. Pero ¿por qué está enfermo y yo no? Los dos
tenemos sangre Cambyra así que no puede hacer daño a los Fae.

Kaylin negó.

—Tal vez no está destinado a lastimar a los Fae. Pero apuesto cualquier cosa a
que los colmillos de Lannan estaban recubiertos con lo que sea que es esto.

—Si no es para los Fae, entonces… oh…

Y lo entendí. La Corte Índigo. La Fae Vampírica.

—¿Crees que… los vampiros podrían haber hecho su primer ataque contra
Myst? ¿Y podría ser yo su arma? —Me impulsé fuera de la cama, caminando
hacia la cómoda, donde me incliné hacia el espejo. Lo sabía en mis entrañas.
Los vampiros me habían utilizado como su Mary Tifoidea personal—. Me
pregunto si esto se puede propagar. Y si es así…

—Si es así entonces la Corte Índigo sufrirá algunas bajas. O por lo menos una
grave explosión de gripe estomacal.

—Grieve está enfermo y no puedo hacer absolutamente nada para ayudarlo en


este momento. ¿Y si se muere? ¿Y si me usaron para matarlo? —Me di la
vuelta—. Necesito hablar con Lannan. ¡Ahora!

—No puedes —dijo Leo—. Lannan duerme durante el día. No serás capaz de
hablar con él hasta esta noche.

—Entonces me voy al Lago Dovetail. Lainule puede saber algo acerca de esto y
por los dioses que va a decírmelo. —Frenética, aterrada de poder perder a
Grieve por segunda vez, corrí bajando las escaleras, con Kaylin y Leo sobre mis
243
talones.

—¿Estás segura de que quieres hacer eso? —Leo me agarró por la muñeca y me
hizo girar—. Creo que deberías esperar… Esperar hasta que yo pueda hablar con
los vampiros esta noche.

Él sabe algo, susurró Ulean.

Me quedé mirándolo. Hubo un destello en sus ojos. Ulean tenía razón, en sus
ojos se leía la culpa.

—¿Qué sabes acerca de esto? Dímelo ¡Ahora! Antes de que te de tantas


bofetadas que te mande a volar por la habitación. Y confía en mí, puedo
hacerlo.

Leo retrocedió

—No puedo decírtelo.

—Será mejor que me lo digas. Aprendí a luchar en las calles, niño, y eres lo
bastante inteligente como para darte cuenta de que no es bueno hacerme
enojar. —Empecé a avanzar hacia él con los puños apretados.

Leo retrocedió un paso y levantó sus manos.

—¡Está bien! De acuerdo... Párate. No te hagas daño a ti misma. O a mí. —Hizo


una pausa y movió la cabeza—. Siéntate y te diré lo que sé. Pero si Geoffrey se
entera, mejor sería empalarme a mí mismo en una horca.
Me crucé de brazos, esperando.

—Más vale que sea bueno.

—¿Bueno? No lo creo. Pero será la verdad. —Sus ojos parpadearon y dejó


escapar un largo suspiro—. Escuché a Geoffrey y Lannan hablando, ninguno
sabe que escuché a escondidas y si se enteran estoy frito. Hablaban de la mejor
manera de conseguir un primer ataque contra la Corte Índigo. Alguien, que no
era Crawl, pero alguien de su rango dentro de la Nación de los Vampiros, ha
descubierto un virus que afecta al Fae Vampírico. Se propaga a través del
contacto, como besar, abrazar, dar la mano.

—O el sexo y la alimentación por medio de la sangre.

—Correcto. Y provoca una disminución grave de la capacidad de los Fae


Vampíricos para soportar la luz del día. Creo que los vampiros están tratando
de igualar el campo de juego. Si la Corte Índigo solo puede salir de noche,
244
entonces estarán a la par con los vampiros y no tendrán la ventaja de causar
estragos mientras los vampiros duermen.

—Mierda. Entonces la forma en que Grieve está reaccionando…

—Es debido a que es de día. Creo… Creo que el virus o lo que sea está
funcionando. Y cuando regrese a la Corte comenzará a propagarlo. Y aquellos
que lo cojan, lo extenderán aún más. Los vampiros tienen la esperanza de crear
una pandemia.

Froté suavemente mi mano sobre mi lobo queriendo encontrar a Grieve, decirle


que saliera de la luz, que entrara y permaneciera en la oscuridad.

—Me gustaría matar a Lannan —dije en voz baja—. Quiero ser la que le clave la
estaca. Sabía que Grieve respondería a mi miedo e ira. Sé que él lo sabía. No sé
cómo reunieron la información pero saben todo acerca de mí y les apuesto lo
que quieran a que ellos saben que yo soy en parte un Fae Cambyra.

—Cicely, esto no tiene que ser algo malo. —Leo tomó mis manos y yo lo
fulminé con la mirada. Me soltó pero no se calló—. Estamos luchando contra la
Corte Índigo. No, no contra Grieve, sino contra todos los demás. Haz a un lado
tus emociones, por lo menos en lo que a él concierne y mira esto con lógica.
Podemos usarlo para ayudarnos a traer de vuelta a Peyton. Para mañana la
Corte va a ser un caos y podemos usar esa confusión como una tapadera.
Levanté la mirada para fijarla con tristeza en Kaylin, quien asintió pero no dijo
nada. Leo tenía razón. Por mucho que odiara a Lannan, tenía que admitir que el
plan era ingenioso. Y por la misma naturaleza de lo que estaba sucediendo, la
profecía se estaba cumpliendo, los vampiros estaban causando que Grieve, a
través de mí, se convirtiera en un traidor involuntario y llevara el virus a la Corte
Índigo.

Lo que hacía que me preguntara que había ocurrido primero ¿el plan? ¿la
profecía? ¿O había algún científico vampiro diseñando esta infección y aquellos
que pertenecían a los mandos superiores, quizá Crawl o la misma Reina,
tuvieron la idea de tomar la antigua profecía y hacerla suceder?

No importa como fuera, Grieve y yo realmente éramos ahora los amantes


traidores de la Profecía Najeeling. Porque sabía en mi corazón, por el enlace
que tenía con Grieve, que él estaba sufriendo horriblemente en estos
momentos. Y otros de la Corte pronto también sufrirían. Y no había nada que yo
pudiera hacer al respecto. Correr allí dentro para salvar a Grieve equivaldría a 245
ayudar a la Corte Índigo y no podía hacer eso. Ni siquiera por amor.

Levanté la cabeza lentamente, mirando a Kaylin y a Leo

—Prepárense —les dije en un ronco susurro—. Vamos a tener una charla con
Lainule. Necesitamos su ayuda y, al parecer, le debo lealtad.

Después de llamar a Rhiannon y decirle que nos esperara en casa de Anadey


nos dirigimos al Lago Dovetail. Yo aceleré el Favonis, preguntándome por qué
me había tomado la molestia de volver a casa. El mundo era deprimente y no
era capaz de encontrar un punto luminoso del cual agarrarme… Ni siquiera
cuando el sol brillaba sobre la imposiblemente fría, brillante y dura nieve que lo
cubría todo.

Cuando llegamos al lago estaba más allá de la depresión: estaba furiosa. Y la


furia me llevaba más lejos que la depresión. Salté fuera del auto en el momento
en que apagué el encendido y fui a grandes zancadas hacia los juncos,
pateando la nieve. Kaylin y Leo me seguían a cierta distancia.
—¡Lainule! ¡Sé que estás aquí! —Me detuve y forcé mis pensamientos dentro de
las corrientes.

Sé que puedes oírme, sabes quién soy y será mejor que salgas o comenzaré a
informar a lo largo y ancho que todavía estás aquí.

No juegues con ella, no la amenaces, niña. Sabes que eso no es seguro.

No me importa, Ulean. Estamos siendo manipulados como peones entre tres


fuerzas rivales y que me aspen si cederé a los demás mi poder. Por lo menos
vamos a conseguir una cosa de todo esto y eso es a Peyton, con vida y segura.

El susurro de la brisa de invierno se convirtió en una ráfaga helada mientras los


juncos se separaron.

Lainule, flanqueada por dos hombres que me recordaron a Grieve y a Chatter en


los viejos tiempos salieron de entre los arbustos separados.
246
—¿Te atreves a convocarme con ese lenguaje y amenazas? —Su voz era baja
pero el poder detrás de ella me hizo tambalearme hacia atrás. Yo tropecé en los
brazos de Kaylin y él me estabilizó.

Lainule podía ser hermosa en la noche pero durante el día era cegadora.
Radiante incluso con la túnica de verano destrozada, sus ojos eran del color azul
del cielo de la mañana y su pelo del color del platino entretejido con hebras de
castaño. Miró a Kaylin luego a Leo y al final a mí.

—¿Qué quieres, Cicely? Tiene que ser bueno para justificar este tipo de entrada
a mi mundo.

La Reina de los Juncos y los Ríos apartó la pila de totoras y juncos y asintió con
la cabeza para que pudiéramos entrar.

Dudé por un segundo y luego los atravesé. Kaylin y Leo me siguieron más
lentamente. Al pasar por la línea de arbustos, el invierno se desvaneció y
estuvimos de pie junto al lago en verano, los árboles estaban repletos de hojas,
el sol brillaba sobre nuestras cabezas, caliente y dorado. El hielo y la nieve se
habían ido y el agua ondulaba suavemente mientras una ligera brisa flotaba por
allí.

—Estamos... ¿Dónde estamos? —El cambio repentino había quitado el viento de


mis velas y yo sonreí mientras la luz del sol me calentaba.
Se sentía tan bien en comparación con la dureza del invierno que lo único que
quería era encontrar un punto suave en el césped donde tumbarme a dormir y
soñar.

—Pediste hablar conmigo. No me quedaré en el Lago Dovetail para que todo


el mundo me vea. Así que te traje a mi dominio. Lo que queda de él, por ahora.

—Dejó escapar un largo suspiro y sus ojos lucieron rojos por el llanto.

Fruncí el ceño

—¿Qué sucede?

—Estoy cansada, hija. Cansada y con el corazón dolorido. Pero ese es el camino
cuando uno pertenece al mundo de los inmortales. Ven, siéntate y descansa.
Tienes tiempo aquí. Dime qué es tan urgente para haberme venido a buscar.

Sus guardias la escoltaron de vuelta a un improvisado trono, un viejo tocón de 247


cedro que había sido velozmente tallado para convertirlo en un banco real
completo, con reposa-pies y reposa-brazos. A medida que subía para ocupar su
lugar tuve una repentina idea de lo que se había visto obligada a abandonar.
Más allá de sus posesiones y su bosque, había sido despojada de sus raíces.
Lainule fue la Reina de los Juncos y los Ríos, la soberana de la tierra en el New

Forest, y ahora estaba escondida en un campamento temporal, tratando de


mantenerse un paso por delante de Myst.

Dejé escapar un largo suspiro.

—¿Conspiraste con el vampiro Lannan Altos para que me infectara y así


pudieran contaminar a la Corte Índigo a través de Grieve?

Ella me miró, sus ojos firmes y claros.

—No es solo un virus, Cicely. Es una plaga. Y sí, conozco a Altos y a sus
compañeros sedientos de sangre. Este no es el momento de mantener viejos
rencores. Tenemos un enemigo en común. Nos corresponde trabajar juntos
para erradicar a Myst y sus alimañas. Cuando buscas exterminar una amenaza,
no utilizas agua y azúcar en lugar de veneno.

Casi me tragué mi lengua.

—¿Veneno? Pero Grieve… Utilizaste a tu propio Príncipe para llevar la toxina al


campamento de Myst.
—Se deben hacer sacrificios. Y como él no es un nacido en la Corte Índigo, hay
una posibilidad de que sobreviva. Voy a hacer lo que tenga que hacer, asumir
los riesgos que tenga que tomar. Y tú… Cuando dije que eras mía, no vi ningún
problema en compartirte con los vampiros para lograr nuestros objetivos.

¿Compartirme? Un repentino pensamiento me golpeó y la miré fijamente,


preguntándome si podría tener razón. No… Y aun así…

—¿Estás detrás de la insistencia de la Corte Carmesí para que trabajara con


ellos?

Lainule sonrió y su sonrisa fue a la vez feroz y brillante.

—Ay Cicely. Una cosa que aprenderás cuando conozcas mejor a la gente de tu
padre es que no nos inmutamos ante el peligro. Hacemos todo lo que sea
necesario.

Me estremecí. Nunca había considerado que los Fae fueran pacifistas, pero no 248
me había dado cuenta de que fueran seres tan crueles.

Fuéramos… Tenía que incluirme en eso. Yo era mitad Fae.

Lainule se inclinó hacia adelante y elevó mi barbilla mirándome a los ojos.

—Nunca cometas el error de imaginar a tu gente como criaturas apacibles que


juegan con flautas de plata y lanzan flores a su alrededor. Somos guerreros y
amantes: Somos los elegidos de la Madre para proteger sus santuarios salvajes
y gobernar los reinos de Maeve y Danu, de Aine y Mielikki. De Pan y Herne y
Cernunnos y Tapio. ¿Entiendes?

Asentí, mi estómago saltando de un nudo a otro. Lainule parecía más alta, más
fuerte, más poderosa de lo que yo había pensado al principio, podía aplastarme
entre las yemas de sus dedos si quería. No tenía duda alguna de que, si mi
muerte derribara a Myst, ella vería que yo fuera sacrificada.

—Ayudamos a mantener el equilibrio vigente y cuando alguien como Myst


busca alterar ese equilibrio vamos a la guerra, en cualquier forma que podamos.
Ganar es primordial. Voy a utilizar todos los recursos disponibles para
devolverle el golpe a la Señora del caos por invadir mi dominio y masacrar a mi
pueblo. Tanto si eso te incluye a ti y a Grieve, voy a hacer lo que sea necesario.
Siempre he hecho lo que es necesario.

Quise protestar pero algo en sus palabras, una finalidad que sonó acorde con
un déjà vu, me detuvo. No había más palabras. No podía defender a Myst y su
gente, incluso si aquellas personas incluían a Grieve. Por mucho que lo amara,
no podía anteponer su seguridad a ladetención de la Corte Índigo.

—¿Puedes ayudarnos a salvar a Peyton? Estábamos pensando que este podría


ser el mejor momento de atacar. Si este... Veneno… Funciona como dices que lo
hace, ellos estarán con las defensas bajas y no le estarán prestando mucha
atención a ella. —Miré el suelo—. Si no puedes, entonces te lo advierto, voy a ir
por mi cuenta para rescatarla. Tengo que hacerlo. Mi lealtad es para mis amigos
y familiares primero. Ahora que han convertido a Heather, mi primera tarea es
salvar a mi amiga, aunque me cueste la vida.

Lainule apoyó una mano en mi hombro.

—No puedo enviar a mi gente contigo, pero te daré esto… Tómalo, úsalo con la
conciencia tranquila. No lo pierdas. —Ella me tendió un delicado abanico
lacado de roble—. Te ayudará a controlar el viento. Y cuando cambies a la
forma del búho viajará contigo. 249

Parpadeé, aceptando el abanico. Zumbaba la magia, fuerte, brillante y


magnética. Con un suave susurro lo abrí de par en par y sentí el viento agitarse.

—Un balanceo del abanico y llamarás a una ráfaga fuerte. Dos balanceos y
llamarás un viento potente. Tres… Y podrás caminar en el viento. Pero tiene
limitaciones: Solo podrá ser utilizado por ti y solo cuando tu Elemental esté
cerca. Ulean me tiene al corriente de todas tus idas y venidas en los últimos
años y ella está vinculada a este abanico.

—¿Ulean? ¿La has utilizado para espiarme?

Sintiendo una afilada punzada de traición, levanté la cabeza con rapidez. Ulean
nunca, jamás me había dicho que estaba en contacto con la Reina de los Juncos
y los Ríos.

Lainule tocó mis labios con su dedo.

—Calla, hija. La Elemental no tiene elección. Ella está vinculada a ti pero


originalmente fue mía. Te la di para protegerte.

—¿Tú… Me la diste? Sabía que le pediste a Grieve que me mostrara el ritual de


vinculación, pero no sabía… No sabía que Ulean era tuya. —Y entonces levanté
la mirada hacia la Reina y vi algo en sus ojos que no pude descifrar—. ¿Por qué
me estás ayudando? ¿Aparte del hecho de que yo soy mitad Fae? ¿Por qué
elegir a mi madre para que diera a luz un hijo Cambyra?
Lainule gesticuló hacia el portal que conducía fuera de su reino.

—Es hora de que te vayas —dijo haciendo caso omiso de mi pregunta—. Usa el
abanico para ayudarte a recuperar a tu amiga. Mata a tantos de la Corte Índigo
como puedas. Y si puedes... Rescata a Grieve y quizá podamos encontrar la
manera de romper la conexión entre él y la Corte de Myst. También… A Chatter,
siempre fue uno de mis favoritos a pesar de que nació fuera de un
emparejamiento de nobleza.

Me dejé caer con una reverencia lo mejor que pude teniendo en cuenta que
usaba pantalones vaqueros y una chaqueta de cuero.

—Gracias. Voy a hacer mi mejor esfuerzo. Y si podemos de alguna manera


salvar a Grieve de sí mismo…

—Lo sé. Tú lo amas. Ustedes siempre han estado en lados opuestos, hija, tanto
en el pasado como en el tiempo presente. Quizá esta vez puedan hacer las
250
cosas bien.

—Entonces sabes…

—Es hora de irse. Permanece más tiempo en mi dominio y los años volarán en
el exterior. Por ahora es solo un momento después de haber entrado.

Cuando nos dimos la vuelta para irnos nos gritó:

—Kaylin, la Corte de los Sueños está apenas a un paso de mi propio dominio.


Presta especial atención. Tu demonio está a punto de despertar.

Kaylin se volvió bruscamente, pero los guardias de Lainule nos empujaron a


través del portal y estuvimos de pie en medio de la nieve nuevamente, caían
copos gruesos desde el cielo.

Eché un vistazo a mi reloj. Nos habíamos ido unos cinco minutos.

—Vamos. Recojamos a Rhiannon de casa de Anadey y, entonces… Entonces nos


iremos de caza. Estamos a punto de convertirnos en soldados en esta guerra
trilátera, aunque no estoy segura del lado de quién estamos.

Kaylin permaneció en un silencio pensativo, pero Leo soltó un bufido.

—Creo que conformamos el cuarto lado, Cicely. ¿No te has dado cuenta de que
tenemos nuestro propio pequeño ejército justo aquí? Vamos a movernos
porque si la Corte Índigo está realmente siendo golpeada en el estómago con
cualquier veneno o virus enviado a través de ti, ahora es el momento de
inmiscuirnos y ver qué daño podemos hacer.

Nos dirigimos de nuevo hacia Favonis. A la guerra. A la batalla. Para rescatar a


Peyton. Y con algo de esperanza... Sobrevivir.

251
Capítulo 23
Traducido por Rihano

Corregido por Dennars

C
uando llegamos, Anadey y Rhiannon estaban terminando unos ejercicios
de control de energía.

Esperamos hasta que hubieran terminado, luego contamos lo que había


sucedido con Lainule y Grieve y lo que estábamos planeando.

—Estoy muy contenta de que Lainule esté viva pero que esté lidiando con los 252
vampiros es inquietante. Los Fae y los vampiros tienden a la desconfianza
mutua y no gustan los unos de los otros. Debe estar muy desesperada si los
está buscando para que la ayuden.

—Su gente fue masacrada. Tiene a la corte al lado de un estacionamiento junto


al lago. Pienso que eso la califica como desesperada —le dije.

Anadey nos indicó que esperáramos.

—Déjame ver si tengo algo que pueda ayudarte. Habría ido contigo pero estoy
vieja y rígida, te atrasaría y eso es lo último que necesitas.

Asentí. Aunque dudaba que nos atrasara mucho, ahora no era el momento para
averiguarlo.

—Te diré lo que puedes hacer para ayudar: Si lo logramos, vamos a necesitar la
casa para estar tan protegidos que incluso una mosca no consiga atravesar los
escudos. Mientras estamos fuera rescatando a Peyton ¿puedes hacer algo para
reforzar nuestras protecciones? Porque lo que estamos a punto de emprender
es equivalente a librar la guerra con la Corte Índigo. Te garantizo que vendrán
por la revancha.

Sobre todo si somos capaces de sacar sigilosamente a Grieve y a Chatter, pensé.


—Puedo hacerlo. —Anadey examinó el abanico que Lainule me había dado. Se
estremeció mientras lo tocaba—. Esto pesa, es magia vieja Cicely. No del tipo
que solo repartes a capricho. Mantenlo seguro y no lo pierdas.

Ella dice la verdad. Has sido bendecida generosamente por la Reina de los
Juncos y Ríos. No subestimes lo que eso significa. Ulean sopló a través de mi
pelo y sentí una sensación de hormigueo en sus palabras, lo que siempre
indicaba que sabía más de lo que estaba diciendo.

¿Qué sabes de todo esto? No tenía idea de que tú pertenecías a Lainule antes
de que Grieve nos uniera.

Eso tienes que preguntárselo a la Reina. No es mi posición hablar. Pero voy a


estar contigo hoy voy a enseñarte a utilizar tu abanico con mayores ventajas.

Anadey hurgó en su alijo y llegó con varios artículos. Uno era una pequeña
botella llena de un líquido rojo, que entregó a Rhiannon.
253
—Sabes cómo sacar tu llama así que ahora debes ser capaz de utilizar esto. La
poción aumentará tu fuego, pero solo tengo una dosis para beber en el
momento en que lo necesites. Como último recurso.

A Leo y a Kaylin les ofreció frascos pequeños, también llenos de líquido.

—Agua de Hierro. No molestará a aquellos que tengan una parte de sangre Fae,
pero garantizo que se abre camino y quema a los pura sangre. Incluso de la
Corte Índigo.

Volviéndose hacia mí dejó escapar un largo suspiro.

—Eres Gente Búho y puedes aprovechar el viento con tu abanico… No estoy


segura de que pueda darte algo que sea más fuerte de lo que ya tienes. Pero
tengo una cosa… Perteneció a mi madre y lo encontré en su equipo de ritual
personal.

Ella me tendió un torque10 de plata. Era de hilos de plata enrollada y los


extremos en el frente tenían forma de dos flores.

10
Torque: Un tipo de collar antiguo, rígido, torcido ( porque se hace con metal entrelazado) y
abierto en la parte anterior. Tiene forma de herradura con figuras talladas en las puntas abiertas.
—Son flores de belladona, la baya mortal. De alguna manera parece apropiado
para ti. Marta nunca lo usó, pero ella seguía diciendo que un día encontraría su
hogar.

Lo tomé e irradió magia en mis dedos, aunque sutil, había una lenta y profunda
energía que corría sintonizada con las corrientes de las líneas ley y las altas
montañas de la tierra. El tatuaje en mi pecho izquierdo repentinamente se
estremeció y miré el torque de plata enrollada. Flores de belladona… Hierba
mortal, como las de mi tatuaje. Había una conexión, aunque no sabía cuál.

Levanté la vista y me encontré con sus ojos. Anadey me sonrió cansada, una
sonrisa que dijo que sabía lo que estábamos enfrentando y estaba ofreciendo
tanta esperanza como podía.

—Vamos a hacer lo que podamos para traer a Peyton a casa —dije—. Pero reza
algunas oraciones por nosotros porque las vamos a necesitar.
254
—Lo haré… Voy a empezar a tejer mis hechizos de protección desde el
momento en que salgan de aquí. —Hizo un gesto para que la siguiéramos a un
dormitorio de invitados. Allí, en el centro de la habitación, había un telar—. Yo
tejo mi magia en hilos y cuerdas. Voy a trabajar en uno para tu tierra, una
cuerda larga y delgada para enterrarse profundamente en todo el perímetro. No
sé cuánto tiempo va a tomarme, pero voy a empezarlo ahora.

Ella tomó su lugar en el telar y, mientras silenciosamente salíamos en fila india


de la habitación habló sin volver la cabeza.

—Trae a mi bebé a casa. Si puedes. Tú eres la única esperanza que tiene.

—Vístanse de blanco y negro. Tenemos nieve y árboles oscuros ahí —dije


clasificando lo que podíamos llevar con nosotros. Estábamos frente a, por lo
menos, una caminata de dos horas a través del bosque hasta Barrow. Si la
última vez fue una buena indicación.

Estábamos en la sala de estar, preparándonos para nuestra misión de búsqueda


y rescate. Me vestí con los pantalones más gruesos que tenía y un suéter de
cuello alto negro, me puse un par de botas de tacón ancho Doc Martin y fijé la
muñequera en mi brazo derecho, la que sostenía mi navaja de resorte como
profesional.

Puse el torque alrededor de mi cuello y sentí el profundo zumbido corriendo


desde el tatuaje en mi pecho e irradiando hacia el resto del cuerpo. Había
concluido que quien fuera que hizo el torque, estaba conectado con mi
herencia Fae.

La Daga athame estaba en la vaina de mi bota, abroché una correa de muslo y


deslicé en los soportes otro par de cuchillos de doble filo listos para lanzar.

Las cuchillas eran la única arma que aprendí a utilizar mientras vivía en la calle
con mi madre. El tío Brody solía decirme: Una buena cuchilla es mejor que un
buen marido; puedes confiar más en esta.

Los demás se habían cambiado y llevaban mezclilla y cuero también. Incluso


Rhiannon. Ella, Kaylin y yo nos aseguramos de que el pelo estuviera trenzado
255
atrás, difícil de agarrar. Rhia sacó su maquillaje y utilizamos el lápiz delineador
blanco y la máscara de pestañas para difuminar rayas de camuflaje a través de
nuestras caras.

Kaylin sostuvo un par de dagas y las hizo girar como el maestro que era, las
deslizó cuidadosamente en las vainas a juego colgando del cinturón. Añadió un
conjunto de pulidos Nunchakus negros y varias pequeñas Shurikens.

Para no ser menos, Leo sostuvo un bastón pequeño, girándolo ágilmente y


recordándome a un moderno y más guapo Fraile Tuck. 11

Incluso Rhiannon tenía un arma, aunque cuando vi lo que estaba llevando di un


paso lejos de ella. Se había fijado un par de bombas Molotov y estaba
colocándolas en una bolsa de compra verde.

Alegre, oh jubiloso festival de llamas.

Al menos está reclamando su poder, susurró Ulean en mi oído.

Sí, está en eso.

—Así que vamos a repasar esto una vez más. En orden de prioridad: Entrar y
salir vivos. Rescatar a Peyton. Sacar a Grieve y Chatter. Y si es posible, matar a
Myst. Este es un tiro grande pero pensé en lanzarlo solo por si acaso. —Mi lobo

11
Fraile Tuck: El monje compañero de Robin Hood.
no había hablado en todo el día y estaba preocupada de que Grieve estuviera
demasiado enfermo para encontrarlo, pero una voz baja dentro de mí susurró
que probablemente estaría durmiendo ya que ahora la luz le hacía daño.

—¿Estamos listos? —Los miré esperando.

—Más listos que nunca. —Asintió Rhiannon sombríamente—. Y si tú debes


enfrentar a Heather…

Su voz se apagó pero de inmediato se aclaró la garganta.

—Si vas a enfrentar a Heather clávale una estaca. —Levantó cuatro estacas de
madera y le entregó una a cada uno.

Atrapé su mirada.

—¿Estás segura? —Ni siquiera se inmutó.


256
—Estoy segura.

—Está bien, entonces… Vamos a hacer esto.

Y salimos por la puerta hacia la tormenta que finalmente se había


desencadenado.

Dos horas de viaje significaban que llegaríamos al Marburry Barrow a las tres de
la tarde.

Con luz del día suficiente para tomar ventaja de la plaga que Lainule había
desatado en la Corte Índigo. A medida que atravesábamos en silencio el patio
hacia el barranco, el viento rompió en nuestros talones y la nieve se arremolinó
en una danza loca alrededor de nuestras caras. La caminata hacia el barranco
sería más difícil esta vez; la tormenta estaba apenas comenzando.

No tenemos tormentas o nieve como está a menudo, silbó Ulean al pasar, Myst
rige el invierno. Ella es de los Oscuros y todavía lleva la magia del clima frío en
sus venas, Fae Vampírico o no. Estoy temiendo que el invierno va a ser duro
para esta ciudad y largo este año, tan largo como ella esté aumentando su
poder.

¿Estuviste con Lainule durante mucho tiempo?

Sí. La respuesta de Ulean fue débil, como si estuviera mirando sobre su hombro
mientras me hablaba. Lainule y yo nos conocemos desde hace mucho, mucho,
mucho tiempo.

¿Desde que Grieve y yo estábamos juntos antes?

Un muy corto sí y se quedó en silencio, tuve la clara sensación de que no tenía


interés en seguir ese hilo de conversación.

El camino estaba cubierto de nieve y, aunque todavía era visible a través de los
árboles, era difícil de transitar.

Las rocas y las ramasque obstruían el sendero estaban cubiertas y sería 257
absolutamente posible torcerse un tobillo o tropezar y caer. Me concentré en
seguir el camino, dando el paso cautelosamente cada vez que llegaba a un
bulto sospechoso bajo el manto blanco.

El bosque estaba en silencio, el silencio de la habitación del enfermo y los


hospitales, del algodón amortiguado, de un mundo perdido en el blanco
congelado. Elegimos caminar a lo largo del sendero mientras la nieve caía
espesa y pesada. Mojada, se apiñaría y congelaría esta noche. Pensé en lo que
había dicho Ulean. Myst tenía el poder del invierno en la punta de sus dedos y
se había preparado para un largo viaje nocturno en New Forest. Si su gente solo
podía salir a jugar por la noche ahora y con los verdaderos vampiros caminando
por ahí, tal vez deberíamos cambiar los horarios de sueño para que no
fuéramos tan vulnerables durante la oscuridad.

Treinta minutos, e íbamos más lentos debido al mal tiempo. Llegamos al


barranco. Quería tomar una ruta diferente para bajar pues podrían estar
viéndonos, pero no teníamos tiempo de revisar cuán seguro sería el camino de
descenso. Tomando una profunda respiración, me lancé hacia abajo, un paso a
la vez, usando una rama muerta caída para probar el camino. Con los helechos y
las vides escondidos debajo de la capa de nieve era doblemente peligroso.

Pensé que estaba evitando todas las trampas pero sin previo aviso mi pie quedó
atrapado debajo de un arbusto de mora y caí al suelo boca abajo rodando unos
tres metros por el barranco antes de lograr chocar contra un árbol.
—¿Estás bien? —Kaylin bajó por la colina y se arrodilló junto a mí.

—Mierda. —Haciendo una mueca me senté—. Eso dolió. La nieve evitó que me
destrozaran las zarzas. —Mientras me ayudaba revisé que no hubiera nada roto
y sacudí mis jeans.

—¡Cuidado de nuevo! —La voz de Leo rompió a través del aire.

Salté mirando hacia atrás a la colina y vi a un Fae Índigo salir de detrás de un


árbol. La mirada en el rostro del hombre era torturada, con los ojos
enloquecidos. Se abalanzó sobre Rhiannon, agarrándola alrededor de la cintura
por detrás y forzando su cabeza hacia un lado.

Enseñó los dientes y se lanzó al cuello.

Rhiannon gritó y Leo agarró al Fae.

El hombre se dio la vuelta y le dio un revés que lo dejó tirado de espaldas como 258
si fuera una mota de polvo. ¡Joder, es fuerte!

Trepé por el barranco pero Kaylin se me había adelantado. Había sacado sus
dagas y con silenciosa y mortal precisión envió ambas volando en espiral por el
aire hasta sumergirse en el costado del atacante.

El cazador de sombras soltó a Rhia y se dio la vuelta, enloquecido y sangrando.


Dejó escapar un gemido y se tambaleó hacia la izquierda, las dagas todavía
incrustadas en su costado. Se movía dos veces más rápido que Kaylin y, a pesar
de la sangre saliendo a borbotones de su costado, levantó una mano y Kaylin
cayó de rodillas con la mirada aturdida. Maldita sea, estaba usando magia.

El hombre volvió su rostro hacia mí, la boca abierta en un horrible estiramiento,


los colmillos relucientes junto a los dientes afilados. Comenzó a transformarse,
su cuerpo se retorció mientras cambiaba de forma a una horrible criatura
perruna. Un instante después saltó, tratando de alcanzar la garganta de Kaylin.

Sin pensarlo dos veces manipulé el abanico dos veces hacia él, susurrando,

—Fuerza de vendaval —susurré. Y una gran ráfaga de viento se precipitó hacia


la criatura derribándola y de paso tirándome de culo con el contragolpe.

Leo agarró su bastón y quebró el cráneo de la criatura mientras Rhiannon


adelantaba las manos y susurraba algo.

Una breve ráfaga de fuego abrasó la piel de la monstruosidad y gritó


invirtiendo el cambio. En cuestión de segundos estaba de regreso a la
normalidad, o al menos lo que supuse era su normal. Tal vez no lo era. Gimió
mientras rodaba en el suelo tratando de apagar las llamas.

Kaylin se sacudió el trance, se levantó y sacando dos de sus Shurikens las arrojó.
Aterrizaron directamente en la garganta del Fae de la Corte Índigo. Con un
último estremecimiento, el Cazador de Sombras se quedó inmóvil.

Me moví a un lado mirando sin pestañar al hombre cerca de mis botas. Era
guapo, extrañamente imponente incluso en la muerte, con pómulos duros y
ojos vidriosos, las estrellas en ellos habían desaparecido.

—Cristo, nos costó trabajo —dijo Kaylin recuperando sus dagas. Las limpió en la
nieve, luego las secó en la parte inferior de su camiseta—. Y estaba herido ¿viste
su expresión?

—Parecía enloquecido y sí, adolorido. —Lo miré fijamente. Nunca había matado
a nadie antes. O ayudado a matar a alguien.
259
Era una extraña sensación. Busqué la culpa, pero no sentí ninguna. Él había
estado ahí para matarnos y no habría dudado en desgarrarnos.

—Me pregunto si su cambio de forma… ¿Es así cómo se alimentan? —Estaba


pensando en Grieve. ¿Él también cambiaba a esa forma ahora?

—Sí. —Rhiannon se deslizó a mi lado para mirar al hombre y susurró—. Pero no


te preocupes, Grieve no nació en la Corte Índigo. Estoy segura de que no hace
eso.

Probablemente mentía para no herir mis sentimientos y justo ahora estaba


agradecida por la ilusión. La miré y me demostró que estaba manteniéndose
firme. Anadey había hecho maravillas con ella y miré hacia delante para verla
después de unos meses de práctica constante. Mi prima iba a ser muy fuerte.

Leo se acercó.

—¿Crees que estaba sufriendo por estar fuera durante el día a pesar de que
estamos cubiertos por una nube? Si estaba infectado con la plaga que Lainule y
Lannan cocinaron… —Leo se arrodilló junto al cazador de sombras y comenzó a
buscar en sus bolsillos. Ante mi mirada inquisidora, se encogió de hombros—.
¿Por qué no ver si tiene algo que podamos usar?

Y así es como nos convertimos en saqueadores además de asesinos.


Levantó una hoja de aspecto extraño hecha de obsidiana. La hoja se veía tan
filosa que yo casi tenía miedo de tocarla, pero cuando la tomé en mi mano la
energía se filtró atravesándome, enfriándome. Casi salté pero eso habría sido un
peligroso error y me contuve. La energía se hundía profundamente,
enroscándose en mis nervios, absorbiéndome hasta un entumecimiento que se
sentía extrañamente familiar.

—Ayuda… me… —Las palabras se sentían como melaza en mi boca. Dejé caer la
cabeza hacia atrás y se me doblaron las rodillas.

Kaylin se acercó y me quitó la hoja de la palma.

—Tus ojos… Estaban cambiando, cambiando a… No estoy seguro a qué. Pero vi


algo allí.

La niebla empezó a disiparse.

—No me dejes tocar eso de nuevo. —Negué con firmeza—. Me da miedo. 260

Y así era. Esa cosa me hizo pensar en hundirme en arenas movedizas, en ser
succionada en pozos de brea, en ser consumida viva. Y sin embargo tenía
curiosidad.

—Necesitamos saber lo que es. ¿Hay alguna manera de transportarla con


seguridad?

Asintió levantando su mochila.

Sacando una pequeña caja deslizó la hoja adentro, envolvió una banda elástica
alrededor de la caja y la devolvió a la mochila.

—Deberías estar bien ahora. Pero sí, creo que mejor averiguamos que mierda es
esto. —Extendiendo la mano frotó mi brazo de arriba a abajo y me estremecí.
Kaylin me hacía sentir cosas, sin duda. Si no hubiera sido por Grieve, estaría
muy bien con él—. ¿Estás bien?

—Sí, pero será mejor que mantengamos los ojos abiertos. Si uno de los
cazadores de sombras estaba cerca, puedes apostar que hay más. Y no están
muy felices en este momento, lo que nos dice que el plan de Lainule parece
haber funcionado, al menos en cierta medida.

Retomamos nuestra caminata por el lado del barranco y tuve más cuidado con
mis pasos. Amortiguados por la gruesa cubierta de nieve bajamos en silencio
hasta el fondo.
La superficie del arroyo se había congelado totalmente pero no confiaba en la
capa de hielo que pisábamos así que caminamos con cuidado hasta las
escarpadas piedras de nuevo.

Llegamos al otro lado y empezamos a subir la colina.

—Mira —susurró Rhiannon. Seguí su mirada.

Extendida entre dos abetos había una gigantesca tela de araña, los filamentos
resplandecían con gotas congeladas creando una escultura de hielo y seda, un
monumento a Arachne, un homenaje a la perseverancia. Era enorme, por lo
menos tres metros y medio de arriba a abajo y las cuerdas tensoras se anclaban
a unos buenos cuatro metros y medio entre los árboles. Un escalofrío recorrió
mi espalda mientras observaba. Esperando.

Poco a poco desde detrás del árbol salió el escurridizo escultor, el creador. El
cuerpo de la araña era fácilmente del tamaño de un plato de ensalada, las
261
articuladas patas extendiéndose hasta abarcar unos sesenta centímetros de
diámetro. La tejedora de orbe era blanca lechosa, con un brillante dorado
marcando todo su cuerpo. Caminó hacia el centro de la red. Otra se le unió y
una tercera. Esperaban, observándonos.

—Malditas… Hijas de puta… —La escena me dejó sin aliento. Yo no era


aficionada a las arañas, pero estas me pusieron los pelos de punta de una
manera que nunca antes me había pasado. Una ola de malevolencia se
expandía hacia nosotros.

Su mordida es mortal, no son tu típico tejedor de orbe. Ten cuidado porque


son las mascotas de Myst. Tejedoras de nieve. Ulean sopló a mi lado una ráfaga
fría, llena de copos de nieve y hielo.

Asentí lentamente incapaz de apartar la mirada. Eran hermosas y horribles,


chispeando con una energía que me hacía señas para avanzar hacia ellas.

Cicely, te están hipnotizando. Por favor di algo y rompe su dominio. Habla, niña.
Habla.

Hubo un jadeo súbito y me di cuenta de que era yo. Había estado aguantando
la respiración y el cuerpo había tomado el asunto en sus propias manos. Salí del
trance y rápidamente me volví hacia los otros.

—No las miren mucho tiempo, tienen algún tipo de control y los van a atraer y
a matarlos. O vincularlos a Myst. Son mágicos y le pertenecen a ella. —Estiré la
mano y sacudí a Rhiannon y después a Kaylin y a Leo, asegurándome de que no
fueran atrapados como estuvo a punto de pasarme.

—¿Entonces ella sabe que estamos aquí? ¿Ellas son sus ojos y sus oídos?

—Los búhos y las arañas se odian entre sí —susurré mirando de nuevo a las
arañas para asegurarme de que estaban todavía en sus redes. Y de verdad
cuando las miré quería derribar la red. Me dieron la sensación de fruta
demasiado madura o dulces empalagosos rodeados de moscas translúcidas.

—Y tú eres un Uwilahsidhe… de los búhos. —Kaylin se quedó mirando a las


arañas—. ¿Deberíamos matarlas? ¿Es demasiado tarde?

—Creo que la pregunta es ¿podemos matarlas?

Lo miré, nos leímos los ojos el uno al otro. Sacudió lentamente la cabeza. Le
hice un gesto de negación.
262
—No. Las dejamos. Tengo la desagradable sensación de que jugaríamos a la
ruleta rusa.

Tienes razón, son mucho más fuertes de lo que te imaginas. Pero se van a
quedar en sus telarañas. El fuego no les hará daño, por lo que tu prima debe
guardar su llama. Solo observa por donde caminas. Hay otras en el bosque.

Me di la vuelta para ver a Rhiannon sacando uno de los cócteles molotov.

—Detente. —Y le hice un gesto para que alejara la botella—. Ulean me acaba


de decir que el fuego no les hará daño, que su magia es muy fuerte. Pero
permanecerán en sus redes. Solo tengan cuidado mientras seguimos para no
tropezar con una red perdida por ahí, porque aparentemente hay más.

Y así continuamos nuestro camino hacia el Barrow, pero ahora Myst sabía que
estábamos llegando. Y habíamos matado a uno de los suyos. Sabía que la
Señora del caos nos estaría esperando con los brazos abiertos y los dientes
listos.
Capítulo 24
Traducido por Corazón de Tinta

Corregido por Nanis

L
legamos al círculo de setas y lo rodeamos cautelosamente, teniendo
mucho cuidado ya que el camino estaba ahora borrado por la nieve. Unas
huellas aquí y allá mostraban que alguien había pasado por aquí hacía
poco. Cuando dimos la vuelta para dirigirnos hacia los robles gemelos, oí un
ruido apagado al lado. Antes de que pudiera levantar mi abanico en posición,
Chatter salió de entre los árboles. 263

—¡Chatter!

Corrió hacia nosotros.

—Algo ha ocurrido; Grieve está enfermo. Todos los Fae Índigo están enfermos.
La luz hace que se enfermen y no pueden salir, pero aún permanecer en la
oscuridad no ayuda demasiado.

Rhiannon se acercó y deslizó suavemente la mano por su brazo, lo que parecía


calmarlo.

—Fue involuntario. Cicely estaba…

—Rhia, detente. —No podría decirle a Chatter lo que había sucedido, ni a


Grieve. Lainule tendría mi cabeza si derramaba sus secretos—. Chatter, ¿cómo
está Grieve? Pensé que podría estar enfermo, mi tatuaje de lobo me ha
alertado toda la mañana.

Un toque aquí, un poco de mentira allí, pero mi vida ya no era mía y haría lo
que tuviera que hacer con el fin de proteger a mi familia y amigos.

Chatter miró a Rhiannon, confundido por un momento, y luego se volvió hacia


mí.

—No está en el Barrow principal. Rara vez nos quedamos allí y a Myst parece no
importarle. Te puedo llevar a él, pero sigue siendo peligroso.
—Vamos a ir contigo, pero Chatter, si tengo que hacerlo mataré a cualquiera de
la Corte Índigo que nos amenace. Debes entender eso ahora. —Me miró a los
ojos, sosteniendo la mirada—. No puedo permitir que te vuelvas contra mí si
alguien cae.

Negó con la cabeza.

—No, no lo haré. Y si tomas a algunos de ellos, no voy a estar en tu camino. Los


Cazadores de Sombras viven para matar y hacer daño. —Sus ojos se nublaron
por un momento, luego los limpió de niebla y nos llevó fuera de la ruta
principal—. Sígueme. No quieres ir a la entrada principal del Barrow. Es
demasiado peligroso. Myst tiene guardias en pleno sol, están con dolor debido
a la luz, pero a ella no le importa. Eso es parte de su trabajo. Pero los hace
peores.

Estábamos irrumpiendo a través de la maleza ahora, de cara a un denso bosque.


Hacer camino en buen tiempo sería duro, pero con el invierno manteniéndonos 264
como rehenes, era más difícil. La nieve se acumulaba, unos buenos treinta
centímetros ahora, y me hundía profundamente con cada paso, tenía que
recorrer con dificultad a través de la acumulación pesada y mojada.

A los pocos minutos ya no podíamos ver el camino y me preguntaba si


seríamos capaces de encontrar el camino de vuelta, pero Chatter me dio una
sacudida de cabeza cuando abrí mi boca y me quedé en silencio, confiando en
él. Si decía que debíamos estar en silencio, estaría callada.

Terminamos alrededor a través de cedros y pinos, sobre troncos caídos, bajo


ramas arqueadas pesadas llenas de nieve, que en silencio regaban con rocío la
tierra dura en que se había convertido el bosque.

En un momento dado, Chatter levantó la mano y nos detuvimos.

Una pequeña encrucijada se encontraba delante de nosotros, y allí, abriéndose


camino lentamente a través del claro al otro lado, estaba una criatura forjada de
hielo. Era difícil distinguir la forma, aunque era vagamente bípeda, y brillaba
con vetas de color azul y morado congelados dentro de su cápsula de cristal
brillante.

Di un grito ahogado, pero guardé silencio. Ulean se agitó en mi hombro.

Elemental de Hielo, muy raro por aquí. Por lo general se encuentran en los
glaciares o en los polos. Se están muriendo, ya sabes, conforme se derriten los
glaciares. Estarán muertos cuando el mundo se caliente, a menos que otra edad
de hielo se desencadene de nuevo.

Era tan hermoso que quería arrastrarme hacia adelante, para recorrer mi mano
por el costado chispeante de la criatura, pero me contuve. Miré a Leo, Kaylin, y
Rhiannon, que estaba tan absorta como yo.

Es precioso… ¿Sabe que estamos aquí?

No puedo decirte. Los Elementales de hielo están mucho, muy lejos del mundo
de los sangre-caliente. Viven fuera del tiempo, vienen a la vida durante el
invierno y se decoloran durante el verano a menos que vivan en la tierra de las
largas noches.

Cuando desapareció entre la maleza al otro lado, Chatter esperó un momento, y


luego nos hizo señas. Lo seguimos más profundo en el bosque. Durante una
hora, seguimos al Fae, deteniéndose de vez en cuando mientras comprobaba la
265
estela por si había Cazadores de Sombras.

Por último, más adelante vi la entrada de una cueva que conducía a la ladera.
Chatter la señaló y nos dirigimos hacia la oscura abertura. Cuando se detuvo de
nuevo, esperando que yo entrara, inhalé profundamente y me detuve.

¿Es seguro, Ulean?

No hay lugar en este bosque que sea seguro, Cicely, pero no siento peligro al
alcance de la mano.

Entré, seguida por los otros. Chatter cerraba la marcha. Se detuvo, se volvió
hacia la entrada, y en voz baja entonó algunas palabras. Una luz brillante se
filtró sobre la apertura, encubriéndola, y me di cuenta de que acababa de hacer
que fuera más difícil de ver desde el exterior.

La cámara era negra como boca de lobo, pero después de un momento,


lucecitas Faerie comenzaron a iluminar el interior y me encontré mirando una
acogedora sala de estar. Varios asientos tallados en madera de roble colocados
alrededor de un pozo central, sobre el que un asador se había colocado. Una
pequeña estalagmita se levantaba del suelo, un plato astillado colocado en la
parte superior. El agua dulce burbujeaba en el recipiente, en un ciclo continuo.

Chatter dejó escapar un largo suspiro.

—Debemos estar lo suficientemente seguros por un rato. Tengo que ver a


Grieve. —Hizo una seña hacia los bancos—. Siéntense, por favor. —Con un
movimiento de la mano, encendió fuego en las piedras bajo el asador y ardió
con un calor placentero—. Caliéntense mientras estoy fuera.

—Déjame ir contigo. —Me acerqué a su lado—. Tengo que verlo. Por favor.

—Si estás segura… —Inclinó la cabeza—. No sé si es una buena idea.

—Chatter, estamos aquí para llevar a Peyton, Grieve, y a ti a casa con nosotros.
Voy a verlo, de una manera u otra. —Le sostuve la mirada y me sentí caer en su
mirada. Él parpadeó lentamente y me encontré avanzando hacia él, pero luego
negué con la cabeza—. No intentes eso en mí. Soy parte Cambyra Fae. Sé lo
que estás haciendo.

—Cicely, ¿cómo podemos ir contigo…?

—Cállate. —Levanté mi mano—. No tienes opción. Chatter, somos más fuertes


de lo que crees, y haremos todo lo necesario para salvar a nuestros amigos, a
nosotros mismos, y a esta ciudad. Amo a Grieve. Él me ama. Llévame con él. 266

—No te gustará lo que verás. —Una mirada hosca lavó su rostro, pero la
limpió—. De acuerdo, sígueme. Pero sólo tú. Grieve no toleraría más compañía
en estos momentos.

—¿Estás segura de que quieres ir sola? —preguntó Kaylin.

Me encogí de hombros.

—No tengo otra opción. Sigue alerta por aquí.

Seguí a Chatter a la parte posterior, donde otra apertura conducía a un pasillo


estrecho. Iba tan dentro en la montaña que no pude ver el final del mismo, pero
varias cámaras se abrían de cada lado. Chatter me llevó a la primera y se deslizó
por la entrada, agachando la cabeza para poder hacerlo.

La cámara estaba emplazada como dormitorio. Luces tenues iluminaban el


interior, delicado y brillante, y en la esquina una cama. La cama estaba tallada
en la roca, una montaña de musgo y mantas. Un aparador a la izquierda parecía
que había sido sacado de la época victoriana, y a la derecha, un sofá y una
mesa, ambos de los años Art Deco. Pero mi atención se centró en la cama,
descansando en el centro de las mantas, tan quieto como la muerte, estaba
Grieve.
Tan pronto como entré, él comenzó a dar vueltas. Mi lobo dio un gemido, ahora
que estábamos al alcance de la mano, sería difícil evitar que la conexión se
volviera a formar.

Corrí a su lado, pero me detuve cuando él se sentó, con una mirada feroz en su
rostro.

—No te acerques, estoy teniendo problemas para controlarme a mí mismo.


Incluso alrededor de Chatter. —Sus ojos brillaban, las estrellas brillando en
ellos, llamándome hacia adelante cuando me advirtió de nuevo.

—Grieve, ¿qué pasa? ¿Qué está pasando?

No me atreví a decirle que había causado esto, en su estado, ¿Cómo saber lo


que haría? La culpa luchaba con el triunfo, la idea de que podríamos ser
capaces de obtener una ventaja sobre la Corte Índigo a través de esta plaga
bailó en mi corazón como bailaría Campanita sobre la tumba de Hook.
267
—No lo sé, pero ha golpeado a varios de la Corte Índigo. —Luchó por
incorporarse—. Ahora es el momento para que puedas rescatar a Peyton, si
alguna vez lo harás. Será más fácil salir de aquí.

Me mordí el labio.

—No me puedes ayudar, ¿verdad? Estás muy enfermo.

Negó, pasando la mano por sus ojos.

—Estoy logrando aguantar. Pero los verdaderos Vampiros Fae, los nacidos de la
Corte, están teniendo problemas para mantenerse. Algunos están cayendo en la
locura, otros a sus naturalezas brutales plenamente. Me temo que esto, sea lo
que sea, los hará más peligrosos que antes, una vez que se adapten a ella.

Sus palabras golpearon como agua helada.

—¿Adaptarse? ¿No es eso… nadie se muere de eso, entonces?

—No que yo sepa, pero ha creado una condición en la que la luz del día es
como un veneno. A diferencia de los verdaderos vampiros, no nos estamos
muriendo por esto. Sólo incapacitados y parece poner de manifiesto la bestia
interior.

Me senté en la silla junto a su cama, cerrando los ojos. ¿Qué habían hecho
Lainule y Lannan? Incluso si no podían luchar con eficacia durante el día,
seguían siendo terriblemente peligrosos y no iban a hacer puff en un montón
de cenizas como la Corte Carmesí cuando la luz del sol los besaba. El plan había
fracasado, de una manera terrible. Ahora serían menos capaces de razonar.

—¿Qué pasa? ¿Cicely? —Grieve se incorporó sobre los codos—. ¿Estás bien?

Asentí con tristeza.

—Sí. Estoy bien. Pero tenemos que llevar a Peyton y Chatter fuera de aquí.

Con una finalidad horrible, me di cuenta de que llevar a Grieve a casa con
nosotros no era una opción. Incluso mi amor no podía cegarme al hecho de que
era mucho más peligroso, más cercano del borde que antes. Podía sobrevivir
aquí, entre sus hermanos locos, pero Chatter no podría.

Grieve me miró por un momento, leyendo mi cara.

—Querías que yo fuera, también. —Haciendo una mueca, se aferró al borde de


la cama y dejó escapar un gemido. Me acerqué a él, pero levantó la mano—. No 268
—dijo, con la voz entrecortada—. Podemos estar juntos en la noche, pero hasta
que me entere de lo que pasa, no me atrevo a que me toques durante el día.
Me intoxicas demasiado, me gustaría beber de ti demasiado profundo y podría
hacerte daño.

—Grieve… Te quiero. Te amo. —Fue todo lo que pude decir, mirándolo desde el
otro lado de la brecha que había surgido de repente, un abismo que
amenazaba con barrernos lejos el uno del otro.

Hizo una pausa y una sonrisa oscura se arrastró en su rostro.

—Podría convertirte. Podrías ser uno de nosotros, ahora que sabes que eres
parte Cambyra Fae. Podríamos estar juntos y cazar a través de la noche. Te
encantaría el poder que trae. Estarías con tu tía entonces.

Horrorizada, me dirigí a Chatter, que negó con la cabeza, me advirtió que no


hablara.

—Grieve. ¿Grieve? ¿Dónde está Peyton? —dijo, dando un paso más cerca de mi
amante caído.

—¿Peyton? ¿La nacida mágica? ¿Dónde crees que está, imbécil? Está en la
cárcel. Idiota. —La sonrisa de Grieve creció más oscura, más salvaje, y me tendió
la mano—. Ven a mí, amante. Te necesito. Necesito alimentarme…

—No… no. Grieve, vuelve a ti mismo. Grieve, ¿puedes oírme? —Salté de la


cama—. No dejes que esto te aspire. No dejes que te consuma. ¿Puedes
entenderme? Has sido infectado por alguna enfermedad y te está haciendo
daño. Lucha contra ella. Por favor, lucha contra ella.

Grieve resopló, pero después de un momento la claridad cruzó su rostro.

—Cicely… Sal de aquí. Por favor. No quiero que me veas así. No quiero que
escuches las cosas horribles que digo. —Él luchó para sentarse de nuevo—.
Escúchame. Te quiero, Cicely Waters. Tú eres mi único amor. Siempre has sido
mi amor. Pase lo que pase, recuerda eso. Chatter, ayúdala a llegar a Peyton y
salgan de aquí mientras puedan. Mi conjetura es que la cárcel no está
fuertemente custodiada en este momento. Myst está, probablemente, en pie de
guerra, y enferma. Y Chatter… No vuelvas. Es demasiado peligroso para ti.

Con otro grito, se torció hacia un lado, con las piernas hasta el pecho. Mi lobo
aulló cuando un dolor agudo me atravesó el estómago y caí de rodillas con un
grito. Chatter me agarró y me tiró sobre su hombro, llevándome fuera de la
habitación, me arrastró hacia la cámara principal, incluso mientras me debatía 269
en su espalda, tratando de detenerlo.

—No, tengo que ayudar a Grieve. ¡Suéltame!

—No puedes ayudarlo —dijo, bajándome una vez que estuvimos fuera de la
habitación y lo suficientemente lejos para que no pudiera correr de vuelta—. No
hay nada que puedas hacer para ayudarlo. Él tiene que trabajar a través de esto.
Ven. Te ayudaré con Peyton. Grieve tiene razón en que probablemente no va a
tener demasiada vigilancia en este momento.

Me llevó de vuelta a la cámara principal y lo seguí, incapaz de pensar. Mi lobo


me estaba pidiendo volver al lado de Grieve, ceder, dejar que hiciera lo que
fuera para que pudiéramos estar juntos.

Pero el cordel alrededor de mi cuello empezó a vibrar, tarareando suavemente,


calmándome, y un calor se extendió por mi pecho desde el tatuaje de la chica
Fae, hacia abajo, hacia mi lobo donde lavó el tatuaje en un resplandor de luz de
luna, aliviando el dolor. Mi cabeza se despejó lo suficiente como para sacudir
los pensamientos.

A medida que volvía a entrar en la sala, los otros nos miraban.

—Vamos. Chatter va a ayudarnos a encontrar Peyton y a largarnos de aquí. —


Me dirigí hacia la puerta.

—¿Qué hay de Grieve? —preguntó Rhiannon.


Me puse mis guantes.

—Olvídalo —le susurré—. Lo vamos a dejar aquí. Es lo mejor.

Chatter les dio una sacudida de cabeza y la expresión de su cara decía lo


suficiente para que, sin decir una palabra, se pusieran de pie y nos siguieran a la
nieve.

Tuvimos que subir la colina al lado de la cueva.

Resbalándonos y deslizándonos, hicimos nuestro camino a través de la maleza,


aferrándonos a las ramas, tirando de nosotros mismos en algunas de las
pendientes más pronunciadas. Las botas se deslizaban en las masas de hielo 270
flotantes, los dientes se cerraban fuertemente mientras luchábamos contra la
nieve fría y pesada, nos las arreglamos para finalmente llegar a la parte superior
de la pendiente. Me di la vuelta sobre mi espalda, mirando hacia el cielo helado,
dejando que los copos besaran mi cara con su toque delicado.

—Dioses, eso fue duro. Estoy en forma, pero maldita sea, eso fue como caminar
penosamente por el barro. —Me levanté a una posición sentada, paralizada por
mis músculos doloridos como si acabara de correr un maratón. En este punto,
sólo quería pasar el resto del día con vida. Feliz no era una opción ahora que
había visto a Grieve.

Y llevando el secreto de que había sido la responsable de su enfermedad y de


lo que podría hacer nuestra batalla contra la Corte Índigo peor, no ayudaba. La
culpa me carcomía, y aunque no había participado voluntariamente en el plan
de Lainule, el hecho era que había entrado en el contrato con los vampiros y
había accedido a obedecer a Lainule.

—Date prisa —dijo Chatter—. No tenemos mucho tiempo antes de anochecer y


¿quién sabe lo que el retorno de las sombras hará por Myst y su gente? Con las
cosas como son, esto podría haberlos fortalecido.

Con ese hermoso pensamiento persistente en mi mente, dejé que me tirara a


mis pies y nos encaminamos de nuevo, un penoso paso a la vez.

Gracias al tiempo en la cueva, no estábamos tan congelados, pero la


temperatura estaba bajando y los copos de nieve estaban haciéndose más
pequeños y más furiosos. Esto se pegaba a la nieve, mordiendo la nieve que se
acumulaba durante toda la noche.

Kaylin se deslizó a mi lado.

—¿Qué pasó allá atrás con Grieve? —preguntó en voz baja. Negué con la
cabeza, no quería hablar de ello, pero no quiso aflojar—. Sé que algo pasó.
¿Qué fue?

Volví la cabeza hacia él, mantuve mi voz baja.

—Está siendo superado por su naturaleza más oscura. Y dice que esta cura que
Lannan y Lainule pensaron que encontraron sólo puede hacer a la Corte Índigo
mucho más feroz y más peligrosa de manejar. Tendrías que haber visto la lucha
en él, tanto dolor y su deseo de ceder a su naturaleza vampírica. Kaylin, todo
está tan jodido.

Él pasó un brazo alrededor de mí y me ayudó a lo largo, sin decir una palabra 271
más. La expresión de su rostro era suficiente. Puede que no haya aprobado a
Grieve pero no estaba teniendo ningún placer por los acontecimientos. A
medida que caminaba con dificultad detrás de Chatter, apoyé la cabeza en el
hombro de Kaylin y él apretó sus manos alrededor de mi cintura.

Después de veinte minutos de lento, frío avance, Chatter levantó la mano. Kaylin
me soltó para que todos nos reuniéramos alrededor del Fae. Estábamos en la
cima de una cornisa, con vistas a otro barranco. Allá abajo, vi a tres guardias de
pie frente a lo que parecía la entrada a otra cueva.

—La cárcel —articuló Chatter.

Los guardias no lucían nada atentos. Uno se inclinó, vomitando sus tripas cerca
de un arbusto de arándano. Otro estaba gimiendo y balanceándose hacia
adelante y hacia atrás. El tercero intentaba mantenerse en pie, pero se apoyaba
en el tronco de un árbol cerca y parecía en peligro de perder el conocimiento.
Finalmente, un golpe de suerte.

Tomé una respiración profunda, la planificación de la batalla cerca en mi mente.


Ellos estaban débiles, pero aún debilitados, eran enemigos formidables.
Tendríamos que ir allí y matarlos antes de que pudieran dar la alarma.

Se me ocurrió que la idea de asesinar a tres desconocidos ni siquiera me hacía


estremecer, y miré, sorprendida y entumecida. Kaylin se encontró con mi mirada
y me dio un pequeño guiño.
Él entiende. Ha estado vivo mucho tiempo, Cicely, y no todo en su vida fue fácil
o sin dolor o libre de muerte y sangre.

El toque de Ulean era suave en mi piel.

¿En qué me estoy convirtiendo, que puedo contemplar la muerte de tres


personas que nunca he conocido sólo por ser quiénes son?

Te estás convirtiendo en la persona que tienes que ser. Te estás convirtiendo en


la persona que realmente está en tu interior: un sobreviviente. Un guerrero. Un
líder. Una mujer que va a hacer lo necesario para rescatar a sus amigos y
familiares. Eso es lo que significa amar, Cicely. Eso es lo que tu madre nunca
pudo enseñarte, porque ella se puso primero, siempre. Estás creciendo en la
mujer que puede llevar con orgullo sus alas y volar.

Ulean rozó a mi alrededor. Pensé en Peyton, y Grieve. Heather y Elise, la


hermana de Leo. Pensé en el mejor amigo de Kaylin, y los otros anónimos que
272
habían perdido sus vidas con estas criaturas. Y los que estaban próximos en la
lista.

Respirando profundo, revisé mis cuchillas y saqué mi abanico. Los otros


preparaban en silencio sus armas. Estábamos listos.

Si Myst quería caos, entonces íbamos a embutir un bote lleno de ella por su
garganta.

Sin pensarlo dos veces, fui a toda velocidad por la pendiente sobre los tres
guardias, agitando mi abanico dos veces, conduciendo el viento delante de mí.
Capítulo 25
Traducido por Nelshia

Corregido por Nanis

T
rajimos una pequeña avalancha, una cascada de nieve detrás de nosotros
en una ola de humo. Hubo un muy pequeño estruendo, ya que sólo una
pequeña vertiente de nieve se desprendió, pero mientras navegábamos el
blanco congelado, un rayo partió el cielo y un trueno sacudió el aire.

Nieve, rayos, ¡mierda!


273
Estábamos llenos de efectos especiales para esto.

He venido a descansar, en mis pies, por suerte, en frente del guardia que había
estado doblado, vomitando sus tripas. Brincó hacia atrás cuando la nieve caía
en cascada por la pendiente, y su mirada se elevó a encontrarse con la mía, sus
ojos rodeados con la misma neblina loca que había visto inundar el rostro
Grieve. Antes de que pudiera reaccionar, saqué mi daga y ataqué, cortando su
brazo izquierdo a lo largo del bíceps.

Él soltó un gruñido y se dio la vuelta, con su pie alcanzándome en el estómago.


En un sueño de dolor, volé de regreso a la nieve. Mientras luchaba por ponerme
de pie, saqué mi abanico.

A mi izquierda, Rhiannon y Leo tenían ocupado al segundo guardia. Leo plantó


su bastón en el suelo y lo usó para impulsarse hacia arriba y sobre la cabeza del
guardia, atrapando el cuello del hombre entre sus piernas con una patada de
tijera. El hombre se retorció, tratando de liberarse, y Leo dio una voltereta lejos
de él, aterrizando en cuclillas.

Desequilibrado, el guardia cayó. Mientras luchaba por recuperar el equilibrio,


Rhiannon extendió sus manos y una llama abrazadora se disparó hacia
adelante, envolviendo al Fae Vampiro.
A mi derecha, Kaylin y el tercer guardia estaban en ello. Por las apariencias,
Kaylin estaba ganando. Había sangre por toda la nieve y nada de esto parecía
venir de él.

Chatter fue bordeando el perímetro, buscando por cualquiera, sobre todo otros
guardias, que podrían estarse escondiéndose. Ignorando el dolor en el costado,
rápidamente me di la vuelta a mi atacante y sostuve el abanico. Mientras lo
ondeaba dos veces, susurrando, "Vendaval de fuerza", una ráfaga de viento tan
fuerte que me devolvió en mis pies corrió pasado, apuntada directamente hacia
el guardia. Le dio en el centro del pecho, deslizándolo por la nieve a unos diez
metros antes de golpearlo contra la cara de una roca. Él quedó flácido y corrí
con mi daga lista. Antes de que pudiera recobrar el conocimiento, deslicé mi
daga a lo largo de su garganta, cortando la piel de oreja a oreja. Mientras la
sangre fluía, su cabeza cayó hacia atrás, todavía atado a su cuello por un trozo
de carne. Con un gorgoteo final, su cuerpo se relajó y supe que estaba muerto.

Sé cautelosa con cuanto usas el abanico. Tiene limitaciones que Lainule no 274
recordó decirte. Y... repercusiones.Ulean se arremolinaba a mi alrededor, un
vórtice girando mientras me ayudó a levantarme con sus corrientes.

Me di la vuelta para ver cómo Rhiannon y Leo lo estaban haciendo. Leo cojeaba,
y el cuchillo del guarda estaba ensangrentado. Chatter estaba corriendo hacia
ellos, pero estaba demasiado lejos. Kaylin y yo nos reunimos en la Corte Índigo
Fae mientras él se balanceaba y, como la criatura que conocimos antes, su boca
comenzó a distenderse mientras su cuerpo cambiaba.

—¡Se está convirtiendo en una de esas criaturas tipo perro! —No podía usar el
abanico, los demás estaban demasiado cerca, así que le di vuelta a mi daga y
tratésaltar.

El Fae me recibió con la mano extendida, llegando a pegarme directamente en


el hombro. Apreté mi brazo con un gemido.

¿Cómo demonios podía ser tan fuerte? Mientras luchaba por salir del camino de
su segundo golpe, Kaylin saltó con sus Nunchakus y se puso a trabajar. Leo lo
rodeó por atrás e impactó su vara en la cabeza del hombre y, con un fuerte
crujido, estaba en el suelo. Sólo que el Fae estaba simplemente aturdido. Ya
estaba empezando a recuperar la conciencia y cuando lo hizo, comenzó su
transformación de nuevo.

Rhiannon se empujó hacia delante y extendió sus manos.


—No —dije en voz baja—. Déjame hacerlo. No llenes tus manos de sangre,
Rhia.

Ella soltó una carcajada.

—Han estado ensangrentadas por la mitad de mi vida. —Y con eso, dejó


escapar un baño de fuego que derritió la nieve alrededor del Fae y lo atrapó en
llamas. Él gritó una vez, luego Kaylin lanzó una de sus dagas con una precisión
mortal y el Fae cayó muerto.

Miramos fijamente la carnicería que nos rodeaba. Leo estaba cojeando, pero el
corte que había recibido era superficial y Chatter lo ató con una tira de tela
cortada de una de las túnicas de los guardias.

Mis costillas y los hombros se sentían oprimidos, pero viviría. Kaylin y Rhiannon
estaban ilesos.

Regresamos a la cueva. Peyton estaba allí, en alguna parte. La pregunta era... 275
¿estaban otros guardias esperándonos? Sólo había una manera de averiguarlo.
Me empujé hacia el frente y crucé el umbral.

La caverna era en realidad un túnel iluminado por una estela de luces


chispeantes púrpuras. Conducía dentro de la ladera de la montaña. Miré
alrededor, nadie a la vista. Aún. Haciendo señas a los otros que me siguieran,
me dirigí por el pasillo, tratando de ser lo más silenciosa posible.

Ulean estaba en mi hombro, podía sentirla.

—¿Es esta la cárcel? —Me detuve, señalando hacia Chatter.

Se puso a mi lado y asintió.

—He estado dentro un par de veces, cuando me encerraron como castigo. El


túnel sigue, con pasajes secundarios, algunos son celdas, otros son los cuarteles
de los guardias, creo. No recuerdo cuál es cuál.

El túnel estaba hecho de granito, y al principio me pregunté si había sido un


túnel de una mina vieja, pero mirando más de cerca, parecía demasiado suave.
Ningún pico minero había esculpido este pasaje. No, parecía casi como cristal
aún en su superficie. Me detuve brevemente y deslicé mis dedos por la pared
lisa, cerrando los ojos. Un escalofrío me recorrió la espalda.

Era un pasaje mágico, la energía destellaba desde dentro de la propia estructura


de la roca.

Respirando profundo, empezamos a bajar por el pasillo otra vez, Kaylin detrás
de mí, luego Chatter, luego Rhiannon y Leo. Al llegar al final, me asomé por la
esquina. Varias de las cámaras que Chatter había mencionado reforzaban el
canal principal a la derecha, y luego giraban al final. Poco a poco, con cautela,
nos trasladamos a la primera entrada lateral y nos detuvimos a unos metros
antes.

¿Puedes ver lo que hay dentro?

No puedo decirlo con certeza, este lugar está lleno de trampas mágicas y
hechizos protectores, pero Peyton no está allí. Eso es todo lo sé. Hay alguien
276
ahí, sin embargo.

Asentí, luego me volví y le susurré lo que Ulean me había dicho a Kaylin, que lo
pasó de nuevo a los otros. Miraron hacia mí para una decisión, aunque por la
expresión del rostro de Leo, me di cuenta de que estaba albergando una débil
esperanza de que pudiera ser su hermana. Indecisa, traté de decidir qué hacer.
Si intentáramos escabullirnos, quienquiera que fuese podría dar la alarma, o
tomarnos desde atrás. No, íbamos a tener que enfrentarlos, cualquiera que
fuera,enemigo o prisionero.

Y no estoy diciendo que un prisionero no será también tu enemigo.

Gracias, necesitaba eso.

Giré por la puerta, con la esperanza de atrapar a quienquiera con la guardia


baja. La persona se dio la vuelta. Joder, uno de los Índigo Fae. Una mujer esta
vez. Estaba acostada en una cama y mientras trató de incorporarse,
parpadeando, el dolor llenó su rostro.

No esperé. Me abalancé sobre ella y le caí encima, sujetándola mientras


levantaba mi daga en lo alto. Mordiéndome el labio, llevé la daga abajo directo
a su garganta. Ella dejó escapar un silbido, y me derribó, sentándose. Caí de
bruces al suelo, agachándome, mientras Kaylin saltaba sobre mí y consiguiendo
aterrizar un golpe justo en su estómago.
Ella aterrizó en la cama y agarró su garganta, tratando de detener la
hemorragia, pero la actividad había estimulado el flujo y ahora
desesperadamente trató de apretar sus manos contra su garganta. Kaylin sacó
una de sus dagas y en cuestión de segundos todo había terminado.

Miré mis manos, a las manchas de sangre que me cubrían. ¿En qué me estaba
convirtiendo?

Kaylin debió notar mi expresión.Se movió para poner su brazo a mi alrededor.

—Estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Si desea salvar a Peyton, no


tenemos elección. Estas criaturas, y son criaturas, claro está, te comerían viva y
no estoy bromeando.Creo que he descubierto a lo que el libro se refería cuando
menciona frenesí de alimentación. ¿Se imaginan un grupo de Faes Vampiros,
convirtiéndose en esas criaturas, atacando a una mujer? ¿Un niño? Se los
comerían hasta los huesos, sin tomarse la molestia de administrar un mordisco
mortal primero. Frenesí de alimentación. Piensen en ello. 277

Chatter respiró profundo.

—Eso es exactamente lo que sucede. Lo he visto —dijo—. Niños, mujeres, no


tienen ninguno importancia para ellos. No tienen conciencia, y les encanta el
caos. Se alimentan del miedo que provocan, así como de la carne. —Su boca
fruncida, viéndose como si estuviera a punto de llorar, negó—. Se deleitan en la
sangre.

Levanté la vista hacia él, y la imagen pasó por mi mente. Lo pude ver, muy
vívidamente. Frenesí de alimentación. Eran la piraña del mundo Fae. Volví a
pensar en las personas que habían desaparecido. En Heather y Peyton y Elise...
Oh Dioses... Elise. Me volví a Leo, que estaba blanco como la nieve recién caída.

—Mi hermana. Si ella no está aquí, y no la han convertido, entonces, se la


comieron. Sólo así... En un frenesí de sangre y huesos.

Rhia se apretó contra él, tomando su mano.

—Eso, no lo sabemos —dijo en voz baja.

—Sí, lo hacemos. Porque si no la obligaron a cambiar, entonces eso es lo que


pasó. Conozco a mi hermana. Ella no los ayudaría voluntariamente. —Él se pasó
la mano por los ojos, viéndose enfermo—. Los quiero muertos.
—Parece que estamos logrando eso —le dije, limpiando mi daga en mis
pantalones. Mi mente y mis manos estaban siempre manchadas de sangre, por
qué no mis jeans—. Supongo que esto es lo que significa ser un guerrero.

—Ese es el tamaño de ello. Haz lo que tengas que hacer, Cicely. Y lo que
tenemos que hacer ahora es encontrar Peyton. Lo más probable es que vamos a
estar peleando con más y tenemos que acabar con ellos antes de que den la
alarma.

Chatter se veía más fuerte de lo que lo había visto desde los viejos tiempos.
Estaba de pie alto.

—¿Qué crees que pasará con Grieve? —susurré.

Negó con la cabeza.

—No lo sé, pero no tenemos tiempo para especular en este momento.


Movámonos. 278

Nos arrastramos por el pasillo hasta la siguiente cámara, que estaba vacía.
Luego a la tercera, antes de la curva en el túnel. Me asomé por la esquina, con
cautela. Allí, detrás de un conjunto de barras de hierro, estaba Peyton. Estaba
desnuda, acurrucada bajo una manta andrajosa, pero pude ver sus ojos. Eran
normales, no había sido convertida. Levantó la vista y me vio, y corrió a
sentarse. Apreté mi dedo a los labios y asintió.

—¿Alguien puede abrir cerraduras?

Kaylin se empujó hacia delante.

—Déjame.

Mientras trabajaba, Peyton buscó en su celda, finalmente ató la manta raída


alrededor de ella, estilo toga. Me di cuenta de que no tenía nada de ropa y que
resultaría un problema para ella en nuestro camino de regreso a través de la
tormenta.

Un momento después, Kaylin liberó la cerradura y la puerta se abrió con un leve


chirrido.

Peyton se adelantó y cayó en mis brazos. La abracé por un momento,


susurrándole:
—¿Eres capaz de viajar? —No me molesté en preguntar cómo estaba. Me
imaginé que estaba abriendo una lata de gusanos y que era mejor dejarlo para
cuando estuviéramos a salvo.

Ella asintió.

—Pero tomaron mi ropa y zapatos. No tengo nada que ponerme, excepto esta
manta. —Sus brazos se veían magullados y cuando miré más de cerca, también
lo estaba un lado de su cara, aunque no lucía un ojo negro.

Me volví hacia los otros.

—¿Cómo vamos a llevarla a casa? No puede pasar dos horas en el frío vistiendo
una manta. Y nada de lo que los guardias llevaban le quedará, ella es mucho
más alta que la mayoría de la Corte Índigo Fae.

—Tengo una idea —dijo Leo—. Peyton, ¿puedes convertirte en una pantera?
279
—Pensé que era unhombre puma—le dije

—La misma cosa, pantera, león de montaña, puma... Son todos nombres
diferentes para el mismo gato. Lo sé, he estudiado ese lado de la historia de mi
familia —dijo Peyton—. Y sí, puedo, pero no aquí. Hay una barrera mágica que
me está impidiendo cambiar en la celda.

Miré por el túnel. ¿Y si Elise estaba aquí? ¿Y si los demás estaban aquí?

—Deberíamos...

Leo me tocó el brazo.

—Ahora no. Venimos a salvar a Peyton, Chatter, y Grieve. No podemos tomar


Grieve con nosotros, pero tenemos a Peyton y Chatter. Si mi hermana está aquí
—susurró—. Está de su lado. Y si no, está muerta.Vamos a cortar por lo sano e
irnos.

Tiene razón. Tienes que irte. La tarde se está desvaneciendo y deben estar en
casa antes de que oscurezca porque los Fae Índigo estarán de nuevo en toda su
fuerza entonces, y peor.Ellos están cambiando. Con lo que sea que Lannan y
Lainule los infectaron, les salió el tiro por la culata en más de lo que piensas.

Asentí, la urgencia de Ulean me estimuló a seguir.


Haciendo señas a los demás, nos dirigimos de nuevo al camino por el que
habíamos venido. Nos las arreglamos para salir de la cueva, de nuevo dentro de
la tarde menguante.

La nieve seguía cayendo tan espesa que era difícil ver a más de diez metros por
delante.El momento en que salimos de la cueva, Peyton comenzó a temblar. Ella
dio un paso a un lado.

—Peyton, escúchame. Si nos encontramos en una pelea, aléjate. Dirígete a la


casa. Anadey está trabajando en hechizos de protección más fuertes para
nosotros y podría tenerlo listo por ahora. Por el momento, debemos estar
seguros sobre los límites, pero no sé cuánto tiempo va a durar. —Tuve la
desagradable sensación de que no estábamos fuera de la sartén todavía. Y
quién sabía lo que estaría esperando en el fuego.

—Entiendo. Gracias, a todos ustedes... —dijo, pasando su mano delante de sus


ojos. Lágrimas brillaban detrás de sus pestañas besadas por la nieve, y luego, 280
sin alguna otra palabra, se movió con rapidez, y una magnífica puma rojiza
estaba allí.

Hice un gesto hacia el lado de la colina, y luego me detuve, mirando alrededor.


Los cuerpos de los guardias que habíamos derribado, faltaban.

—Infiernos, alguien ha estado aquí. Vamos a movernos.

—Nosotros podríamos regresarlos. Puedo tomar uno de ustedes a través de las


sombras y Chatter puede correr… —empezó Kaylin, pero negué.

—Somos 6, uno quedaría atrás y no voy a hacer eso. Dense prisa. —Luché a
través de la nieve fresca sobre la pendiente y empecé a caminar hacia arriba.
Los otros siguieron mi ejemplo, Ulean ayudándonos con ráfagas a nuestras
espaldas para darnos un empujón.

Nos las arreglamos para llegar a la parte superior y de regreso a través del
camino, liderado por Chatter.

Se detuvo, sin embargo, unos minutos más tarde.

—Ellos podrían estar esperando a lo largo del camino, y no van a correr riesgos.
Enviarán a más de lo que podemos manejar. Sé de otro camino, pero es
peligroso.

En silencio, miré a Leo y Rhiannon.


Ellos asintieron. Lo mismo hizo Kaylin. Peyton dejó escapar un resoplido suave.
Volviendo a Chatter, dejé escapar un largo suspiro.

—Vamos. Guíanos.

En silencio, se volvió hacia la derecha y nos sumergió a través de la maleza.


Estábamos luchando con nieve de unos buenos cuarenta y cinco centímetros de
profundidad por ahora, y maleza tan espesa que tuvimos que abrirnos paso a
través. Pensé acerca de nuestras huellas, pero con la velocidad a la que la nieve
estaba cayendo y el próximo atardecer, estarían cubiertas en breve.
Especialmente si caminamos en fila.

La tarde avanzaba, y según mi reloj, teníamos un poco más de una hora hasta
que el sol se pusiera oficialmente. La única cosa buena acerca de la puesta del
sol era que los vampiros estarían despiertos y tal vez, sólo tal vez, podríamos
esperar alguna ayuda de ellos. Pero, de nuevo, no tenían idea de lo que
estábamos haciendo. No había caballería para rescatarnos, ningún Dios en la 281
máquina.

Nos sumergimos en silencio hacia adelante, Peyton resoplando suavemente.


Probablemente estaba más caliente que el resto de nosotros. En su forma de
puma, estaba acostumbrada al frío y la nieve. Chatter se detuvo de vez en
cuando para darnos la oportunidad de recuperarnos y asegurarse de que
todavía estábamos todos juntos. Estaba empezando a preguntarme cuál era la
parte peligrosa cuando llegamos al borde del barranco. No había descenso fácil
aquí, el borde era escarpado y piedras cubrían la pendiente y el fondo de la
gran zanja.

Un depósito de aluvión, común en el estado de Washington, de cuando los


grandes glaciares se habían movido en toda la tierra. En su retirada, habían
dejado vastas zonas de rocas y piedras, un manto de piedra que cubre partes de
la tierra. Una avalancha aquí significa un desprendimiento de rocas, un peligro
en sí.

La nieve encima de las piedras sólo aumentó el peligro de torcerse un tobillo,


girando mal, consiguiendo un pie atrapado entre las rocas. Miré hacia abajo en
el lavado de piedra, hundiendo mi estómago. Nos llevaría unas dos buenas
horas para llegar al fondo, y la subida por el otro lado, una vez cruzado el
arroyo helado, sería agotadora.

Chatter se detuvo, arrodillándose para examinar la nieve en el borde.


—Esto no se va fácil. Pero... Puedo llevarlos abajo, uno por uno. Puedo llegar
hasta el fondo, pero me temo que no voy a tener las reservas para ayudarles a
subir hasta el otro lado.

—Pero, ¿puede hacerlo sin hacerte daño? Es un infierno de una fuerte subida.
—Miré por la pendiente, inquieta. Si fuéramos sorprendidos allí, estaríamos
atrapados.

—No lo sé, para ser honesto. Pero estoy dispuesto a intentarlo. —Él me miró,
sus ojos suaves y luminosos—. Cicely, Grieve quiere que haga todo lo posible
para ayudarte. Por favor, déjame ayudarte

Asentí, entonces. Pero antes de que pudiera moverme, Peyton se frotó contra
mi mano y soltó un resoplido suave. Caminó hasta el borde y fácilmente se
deslizó por la borda. Para ella, las cosas eran mucho más fáciles. Una persona
menos que Chatter tendría que llevar. Otro pensamiento me golpeó.
282
—Puedo volar hacia abajo, si tomas mi ropa, así puedo cambiar de nuevo,
después.

—¿Está segura? —Rhiannon me dirigió una larga mirada—. Sólo has volado esa
vez.

—Volé toda la noche.—Y entonces oí el suave chillido desde lo alto del árbol.
Miré hacia arriba. El gran búho real. Se movió en círculos rodeándome—. Me
estoy tomando eso como una señal.

Inmediatamente, comencé a desnudarme lo más rápido que pude. Le entregué


mi ropa a Chatter.

—Lleva a Leo y mi ropa abajo primero, luego Rhia, entonces Kaylin. Nos
encontraremos en la parte inferior.

Tan pronto como estuve desnuda, con los demás mirándome como si hubiera
perdido mi mente, me giré hacia las ramas del árbol más cercano. Me quedé
con el abanico que Lainule me había dado, el mango enroscado alrededor de
mi muñeca. Subí más alto, tratando de no resbalar en la nieve, mi cuerpo
temblando con cada rama. El búho se posó en una rama cercana y subí para
flexionarme junto a él. Mi dije colgaba alrededor de mi cuello, suave y brillante,
y los búhos en mis brazos empezaron a hormiguear. Me quedé mirando
fijamente al búho. Voló fuera del árbol, y respiré hondo y me zambullí con ella.
El suelo se precipitó, pero mi cuerpo cambió más rápido. No tenía una idea
clara de cómo lo hizo, pero en cuestión de segundos, me levanté, deslizándome
con el búho real. Hicimos espirales alrededor de la otra, y sentí una extraña
familiaridad.

La última vez, había estado tan concentrada en poder volar que no me había
dado cuenta plenamente, pero ahora sentía un parentesco con el búho. ¿Era
uno de los Uwilahsidhe?

Ven, vuela hacia el otro lado.

Pero mi ropa… No puedo esperar tanto tiempo hasta que Chatter las traiga y no
desafiaremos la oportunidad de que las lleve el mismo.

Entonces, en la parte inferior del desfiladero. Vuela y aterrizar suavemente en el


tronco cerca de la catarata.

Miré hacia abajo y vi el tronco del que estaba hablando. El árbol había caído a 283
lo largo de una serie de pequeñas caídas que estaban congeladas, en el otro
lado de la corriente. Me zambullí hacia abajo, en espiral, disfrutando de la
sensación de mis alas en el viento.

El búho real silbó suavemente cuando aterrizamos en la parte inferior. Esperó a


mi lado mientras esperaba a Chatter. En un momento, un borrón corrió por la
colina y se detuvo en la orilla junto a mí. Él apareció, sosteniendo a Leo
alrededor de la cintura. Me volví hacia mi compañero.

Gracias. ¿Nos vigilarás en nuestro camino a través del bosque? ¿Puedo


contactarte cuando estoy en forma humana?

No, no puedes leer mis pensamientos entonces, estamos conectados, pero sólo
cuando estás en forma de búho. Pero voy a ir contigo, te guardaré lo mejor que
pueda. Ahora cambia de vuelta y vístete.

Cambié de nuevo, vistiéndome rápidamente en el aire helado mientras la nieve


se arremolinaba alrededor de nosotros.

Chatter se dirigió de nuevo a la pendiente, un borrón en las crecientes sombras,


mientras Peyton cautelosamente caminaba a través de la corriente. A los pocos
minutos, todos estábamos en la base del barranco que nos llevaría al Golden
Wood y a casa otra vez. Mientras miraba por la ladera, un ruido detrás de
nosotros me sobresaltó.
Girando, pude ver un grupo de Fae Vampiros. Estaban bajando el depósito
aluvial. Ellos venían por nosotros y ambas Heather y Myst estaban con ellos.

284
Capítulo 26
Traducido por Nelly Vanessa

Corregido por Nanis

—¡D
iablos! Muévanse. Están en el camino.

Trepamos por la ladera del barranco.

Peyton no tuvo mucho problema en su forma de cuatro


patas, y Chatter fue rápido, pero el resto de nosotros no éramos tan ágiles.
Agarré una rama e ignoré las zarzas que atravesaron mis guantes, ignorando 285
las agujas cargadas que me dieron una bofetada en la cara mientras medio me
arrastraba, medio subía por la ladera. El barranco era alto, pero por suertetenía
un montón de rocas y árboles para ganar apoyo. Mi respiración era blancas
nubecitas, cargo hacia arriba, tratando de no centrarme en lo cerca que estaban.

Casi están junto a la pendiente del otro lado. Date prisa.

Mierda, había atravesado la franja de rocas y piedras como si estuviera saltando


piedras.

Me empujé hacia adelante. Y luego, Chatter estaba a mi lado y estábamos


corriendo en una falta de definición por la montaña. Parpadeé y me encontré de
pie en la parte superior del barranco.

—Chatter, estás demasiado cansado…

—Déjame hacer esto. —Él desapareció una vez más, con una falta de definición
por la pendiente. Me tomó un momento y miró a mi alrededor. Nadie por aquí
de este lado, gracias a los Dioses. Aunque me encantaría que un héroe llegara a
la carga para salvarnos, pero eso no sucedería. Saco mi abanico, preparándome
para lo que sabía vendría.

En ese momento, Chatter apareció de nuevo, Rhiannon estaba a remolque.


Peyton en la parte superior, todavía en forma de puma.

Ella se escabulló a mi lado.


Kaylin estaba ayudando a Leo, tratando de arrastrarlo más rápido. Chatter
respiró hondo y, con aspecto agotado, se dirigió de nuevo.

—No, no puedes traerlos a los dos. —Miré con horror a Myst y a su tripulación.
Habían llegado a la parte inferior y cruzaban con agilidad la secuencia
congelada. Esto iba mal. Muy mal. Myst no se suponía que vendría con ellos.
Sabía en mi corazón que no podía soportar estar en su contra.

Me vuelvo hacia Rhiannon.

—Ve, muévete de vuelta a la casa.

—No. Me quedo aquí contigo. —Sacó su bolsa con los cócteles molotov en
ella—.Bajamos juntos o no en absoluto.

Tomé una respiración profunda.

—Hagamos un pacto entonces. Si nos atrapan, si tratan de convertirnos, 286


haremos todo lo posible para evitar ese destino. Prefiero muy bien ser
despedazada que trabajar para ellos.

Ella asintió.

—Sé que Heather era el repuesto de Peyton, pero me gustaría no haberlo


hecho. —Habló en voz baja, pero pude oír la voz entrecortada.

Chatter aparece en lo alto, con Leo en sus brazos, mientras Kaylin se arrastra
sobre el borde. Todos estábamos agotados, y Chatter parecía que se iba a
desmayar.

—¿Qué tan lejos estamos de la casa? —Intento medir dónde estamos.

—Diez minutos a vuelo de pájaro. Quince a pie. —Señaló hacia un bosquecillo


de cedros y abetos—. Ahí está el camino que conduce a la barranca, a través de
ese grupo de árboles de allí.

Vagamente pude ver el acercamiento del anochecer. Asintiendo, digo:

—Haremos todo lo posible para que caiga duro sobre ellos y luego correr como
elinfierno. Si podemos llegar a la frontera con nuestras tierras, entonces
debemos estar seguros para la noche. Es decir, hasta que Myst encuentre una
manera de romper la barrera.

Abro el abanico y me centro en él. Ulean, ¿cuál es el peor daño que puedo
hacer con esto?
No quieres saberlo. Cada vez que utilizas las energías más potentes, el abanico
te poseerá un poco más.

Duro. Lo necesitamos. Prefiero ser poseída por un abanico que por Myst. Ahora,
dime. Me concentré en su energía, tratando de volver a casa con urgencia.

Tienes un punto. Muy bien. Fuerza Vortex.Pero mantente preparada para correr.
No estarás segura y no podrás controlar el poder una vez que hayas establecido
soltarlo.

Tomando una respiración profunda, digo:

—Desencadenaré un tornado. Lo que tengas, comienza ahora y retrocede. Esta


cosa es peligrosa.

Sin decir una palabra, Rhiannon encendió las botellas con un encendedor y las
arrojó al barranco.
287
Ella extendió las manos y una corriente de llama ardiente llegó a explotar a las
bombas de gas, enviando una inundación de fuego por la pendiente. Dio un
salto lejos, al igual que los demás, mientras barría el abanico dos veces y
susurré:

—Fuerza Vortex.

Ulean se deslizó a mi lado y lo sentí uniéndose, ayudando a calentar el aire que


nos rodeaba para que chocara con el frío. Mantuve mi concentración en las
corrientes, mientras comenzaban a azotarse en una espiral en sentido anti-
horario, crujiendo y gimiendo mientras aceleraban. Otros pocos segundos y
hubo un rugido mientras el monstruo volvía a la vida.

Con el sonido de un traqueteo como junto a un tren de carga, ráfagas de nubes


oscuras comenzaron a girar. La nube envolvió el fuego de Rhiannon en un
embudo y lo arrastró por la pendiente, una manta de remolinos de llamas en un
viaje ensordecedor. Mis oídos estallaron de la presión del cambiante aire.

—Corre. ¡Ahora! —Me volví y me dirigí a los árboles a una velocidad


vertiginosa, siguiendo a los otros que ya habían despegado. Ulean aulló a mi
lado, apoyándome. Yo salté sobre el tronco de un árbol caído y golpeé
elcamino, desviándome hacia la casa. Corrimos mientras los perros del infierno
estaban detrás de nosotros, sin mirar atrás, sin saber si Myst y sus
seguidoresestaban en nuestros talones o si los habíamos evitado retirándonos.
Y luego, rompiendo la línea de árboles, estábamos al otro lado de la frontera,
en nuestra tierra, y un suave resplandor iluminó el perímetro del patio. Anadey
estaba en el porche, mirando con ansiedad, mientras nosotros nos deteníamos
en seco. Estábamos en casa y Peyton estaba con nosotros.

Me volví, sin aliento, a tiempo para ver a Myst y a Heather llegar al borde de
nuestra propiedad, seguidos por media docena de guardias.

Mi corazón está en mi garganta, mientras los observaba trazar la frontera, pero


no pusieron un pie en ella. Lo que Anadey había hecho, se sostenía.

Enderezando los hombros, me enfrento a ellos, a la Señora del caos y a su


Corte. Ella me mira, quieta, sus luminosos ojos brillantes como estrellas, con la 288
piel del color del cielo en una noche clara, antes del anochecer pleno. Su
vestido fluía en las sombras, cortinas diáfanas de azul y negro y gris y plata.
Bella, pensé. Era tan increíblemente hermosa y aterradora.

Myst ladeó la cabeza hacia la izquierda, después a la derecha, y deja escapar


una risa lenta.

—Cicely Waters. ¿Crees que ganaste?

Negué.

—Si hubiéramos ganado, estarías muerta.

—Bien, entonces. No me subestimes. Niña, ¿ni siquiera tienes una idea de quién
eres? ¿En cuanto a quién fuiste?

El gran búho real sobrevoló la zona, viniendo a descansar en el roble detrás de


mí. Me aclaré la garganta y volví la mirada a Myst, dispuesta a no estremecerme.

—Soy Cicely Waters, nacida de la magia, nacida de la Uwilahsidhe. Sé quién soy.


Y sé lo que eres. —Era una tontería desafiarla, pero quería que supiera que
entendía que era un vicioso monstruo. Una Reina loca en busca de sangre—.
Camino con la Corte carmesí en mi espalda.

Ella inclinó la cabeza suavemente y, volviéndose a Heather, ligeramente trazó su


mano por la mejilla de mi tía, acariciándola suavemente. Entonces, sin pensarlo
dos veces, le dio la vuelta a Heather con tanta fuerza que mi tía cayó al suelo.
Heather se quedó allí, mirando sin una protesta. Oí a Rhiannon sofocar un grito,
pero no me volví, no mostré emoción.

—Un pensamiento —dice Myst, volviéndose, su mirada fija en mí—. Si trato así
a mis amigos, considera cómo trataré a mis enemigos. Entonces, decide de qué
lado quieres estar. Tu precioso Grieve es mío.

—¡No!—Tiré, incapaz de detenerme—.¿Qué quieres decir?

—Lo reclamo para mí. Él será mi consorte. Y tú, mi querida… ¿No te acuerdas de
quién solías ser? Piensa, piensa muy duro. —Sus ojos comienzan a girar y me
sentí caer profundamente en su hechizo.

Un vistazo… De pie en el bosque, Grieve y yo estamos lado a lado sólo que no


era Grieve, sino Shy. Y yo estaba allí… Era Cheris… y esta vez veo mis manos.
Llevaban un cerúleo débil.

Con asombro extiendo la mano y toco mis dientes. Afilados y con dos pequeños 289
colmillos.

Y me vuelvo hacia Shy, quien me sonreía, amándome, y sé que era una


traidorayo misma, a mi carrera, a mi madre.

—No —digo en voz baja—. ¡Yo no era uno de ustedes! ¡Era Cambyra Fae!

Myst se echó a reír. Profunda y rica, su voz resuena en la noche.

—Eres Cambyra Fae ahora… Pero oh sí, puedo verte recordar. Adiós por ahora,
hija. Nos reuniremos de nuevo. Pronto. Y recordarás cómo te convertiste en
parte de tu familia. Grieve no es el único que ha estado buscando por ti todos
estos años. Recuerda esto: Nunca olvides el rencor. —Y entonces, se volvió y
como una sombra en la noche, ella y sus compañeros desaparecieron.

Me vuelvo hacia los otros, que me miran, en silencio y esperando. Con un


sentimiento enfermizo de que las cosas se habían vuelto mucho peores, asiento
a la casa.

—Estamos a salvo por ahora. Necesitamos descansar.

Y fuimos dentro y cerramos contra la noche y la nieve y los demonios.


Capítulo 27
Traducido por ஓ¥anliஓ

Corregido por Nanis

E
scribí un e-mail para Lannan, exigiendo ver a Regina, Geoffrey y a él a la
noche siguiente. Había mucho que tenía que reportar para escribirlo todo.
También le dije en términos muy claros que Lainule debe estar presente, y
que llevaré a mis amigos. Estábamos todos juntos en esto.

Peyton estaba abajo, reunida con su madre, y las dejamos solas por un tiempo 290
para disfrutar de su regreso a casa. Todavía no sabíamos lo que la Corte Índigo
le había hecho a Peyton, pero nos lo diría cuando estuviera lista. Ella parecía
estar bien, y yo esperaba que sólo la hubieran maltratados un poco.

Rhiannon y Leo estaban cocinando la cena. Kaylin estaba trabajando en algún


encanto mágico, yo no sabía qué. Un golpeteo en la puerta sonó y me aparté
del escritorio y grité:

—Adelante.

Chatter entró en la habitación. Se unió a mí en la cama, cruzando una pierna


sobre la otra.

—Gracias por dejar que me quede aquí.

—Estás de nuestro lado ahora, nos guste o no. Por lo menos no te golpearán
más. Grieve nunca… Él no…—No estaba segura de lo que quería saber, pero él
negó con la cabeza.

—Grieve nunca me puso una mano encima. Te lo dije antes, él hizo lo que pudo
para luchar contra su naturaleza. Ahora, sin embargo, ¿quién sabe lo que va a
pasar? Y con Myst reclamándolo, ¿cuánto tiempo puede resistirse a su lado de
Cazador de Sombras?

Hice una mueca.


—Ella no puede tenerlo. Es mío. Y voy a hacer todo lo posible para detenerla.
Para liberarlo. —Un sollozo ahogó mi garganta y Chatter me tomó en sus
brazos, abrazándome suavemente mientras lloraba. Después de unos minutos,
me senté de vuelta y froté las lágrimas de mis ojos—. Llorar no va a ayudar.

—¿Qué te mostró Myst que te hizo enojar tanto? —Inclinó ligeramente mi


barbilla, sus ojos suaves y de corderito a la tenue luz de las velas que había
encendido.

Me mordí el labio. ¿Cómo iba a decirle lo que sospechaba? ¿Cómo iba a admitir
que una vez había estado en el otro lado, tan viciosa como ella era? Grieve y yo
habíamos intercambiado de bando en esta vida, pero un abismo de un
kilómetro de ancho todavía nos dividía. Sólo sabía que lo amaba, y haría lo que
fuera para matar a Myst y liberar al Bosque Dorado. Incluso si eso significaba
manejarme con los vampiros, alinearme a mí misma con Lainule, cortar
gargantas… lo que sea que necesitábamos, lo haría.
291
Cualquier cosa para evitar que Myst gane.

Negué con la cabeza.

—Eso no importa. Déjalo para mañana. Para cuando haya luz de nuevo y la
Corte Índigo se esconda por el dolor.

Él asintió, poniéndose de pie para ir. Lo vi salir de la habitación en silencio.

Después de que desconecté mi computadora, me acaricié el colgante alrededor


del cuello. El pulso de magia tranquilizadora latió por mi cuerpo. Más allá de los
vampiros, los Fae, los Fae Vampiro y la magia, estaba este, mi legado. Mi padre
era un Uwilahsidhe, y yo tenía su sangre en mis venas. Y tal vez algún día, lo
conocería.

Me quité la ropa y abrí la ventana. Un remolino de copos volaba de la noche


nevada. Era hermoso, un manto blanco espumoso. Bajé la mirada, deseosa de
dejar a un lado los acontecimientos del día. Mi abanico colgaba alrededor de mi
muñeca, brinqué ligeramente agachándome en el alféizar. Dejé escapar una
sonrisa mientras un fiero orgullo salvaje se levantó.

Lannan podía chuparme hasta dejarme seca. Los FaeVampiros podían esclavizar
a mi familia. Los vampiros podían iniciar su guerra. Nosotros habíamos ganado
nuestra batalla de hoy: rescatamos a Peyton y a Chatter. Ya era hora de celebrar.
Las pequeñas victorias son importantes ahora.
Mañana, tendría que enfrentarme a la cruda realidad de lo que había pasado,
pero esta noche, esta noche podía escapar.

Y nada de lo que ellos pudieran hacer cambiarían quién era yo, o lo que había
descubierto sobre mí misma. Me quedé mirando hacia la tormenta girando. El
invierno se había mudado con Myst, un invierno vengativo había llegado para
cubrirnos como una manta con la frialdad de la Corte Índigo, pero aún no
estábamos acabados. Habíamos vivido y lucharíamos otro día.

El tatuaje del búho en mi brazo soltó un chillido penetrante cuando me solté y


caí al suelo. En un abrir y cerrar de ojos, me giré, cambiando, y me fui
deslizando hacia el cielo nocturno, libre de todo y de todos.

El gran búho real se reunió conmigo, deslizándose desde el roble. Como


sombras silenciosas, sobrevolamos la casa, cabalgando las corrientes
proporcionadas por Ulean, quien corrió a nuestro lado, riendo. Y su aliento nos
dio un viento favorable que nos impulsó hacia adelante mientras dejaba a la 292
guerra, la sangre y la muerte detrás.

Fin
PlayList
 3 Doors Down: ―Loser‖
 Alice in Chains: ―Man in the Box‖
 Beck: ―Scarecrow,‖ ―Dark Star‖
 The Bravery: ―Believe‖
 CC Adcock: ―Bleed 2 Feed‖
 Chester Bennington: ―System‖
 Chris Isaak: ―Wicked Game‖
293
 Cobra Verde: ―Play with Fire‖
 David Bowie: ―China Girl‖
 Dead Can Dance: ―Yulunga,‖ ―Indus‖
 Death Cab For Cutie: ―I Will Possess Your Heart‖
 Depeche Mode: ―Personal Jesus,‖ ―Dream On‖
 Everlast: ―One, Two‖
 Gabrielle Roth: ―The Calling,‖ ―Dolphin,‖ ―Raven,‖ ―Mother Night,‖ ―Luna,‖
―Seducing Hades,‖ ―Black Mesa,‖ ―Stone Circle,‖ ―Rest Your Tears Here,‖ ―Totem,‖
―Night Whisper,‖ ―Zone Unknown,‖ ―Avenue A‖
 Gary Numan: ―Innocence Bleeding,‖ ―Prophecy,‖ ―Crazier,‖ ―My Breathing,‖
―Before You Hate It,‖ ―Dead Heaven,‖ ―The Angel Wars,‖ ―Noise Noise,‖ ―Stories,‖
―Telekon,‖ ―My Brother’s Time,‖ ―Hunger,‖ ―Devious‖
 Gorillaz: ―Clint Eastwood‖
 Jace Everett: ―Bad Things‖ Jay Gordon: ―Slept So Long‖
 King Black Acid: ―Great Spaces,‖ ―Rolling Under‖
 Ladytron: ―Black Cat,‖ ―Ghosts,‖ ―I’m Not Scared,‖ ―Burning Up,‖ ―They Gave You
a Heart,‖ ―Predict the Day,‖ ―Versus‖
 Led Zeppelin: ―When the Levee Breaks‖
 Lenny Kravitz: ―Fly Away‖
 Little Big Town: ―Bones‖
 Live: ―TBD‖
 Low with Tomandandy: “Half Light‖
 Metallica: ―Enter Sandman‖
 Nine Inch Nails: ―I Do Not Want This,‖ ―Sin‖ [long], ―Get Down, Make Love‖
 Nirvana: ―Heart-shaped Box,‖ ―You Know You’re Right‖
 Oingo Boingo: ―Dead Man’s Party‖
 Orgy: ―Blue Monday,‖ ―Social Enemies‖
 PJ Harvey: ―This is Love‖
 Puddle of Mudd: ―Psycho‖
 Red Hot Chili Peppers: ―Blood Sugar Sex Magik‖
 Saliva: ―Ladies and Gentlemen‖
 Seether: ―Remedy‖
 Steppenwolf: ―Jupiter’s Child‖
294
 Tangerine Dream: ―Dr. Destructo‖
 Thompson Twins: ―The Gap,‖ ―All Fall Out‖
 Toadies: ―Possum Kingdom‖
 Tori Amos: ―Little Amsterdam,‖ ―Professional Widow‖
 Wayne Static: ―Not Meant For Me‖
 Ween: ―Mutilated Lips‖
 Zero 7: ―In the Waiting Line‖
Próximo libro
Night Veil (La corte Índigo #2)
Hace eones, los vampiros intentaron convertir al
Fae Oscuro con el fin de aprovechar su magia, sólo
para crear una energía demoníaca más poderosa de
lo que podrían haber imaginado. Silenciosamente
acumulando sus fuerzas durante siglos, los Fae
Vampíricos —liderados por la despiadada Myst,
Reina de la Corte Índigo— están decididos a
esclavizar al mundo. Sólo una bruja se encuentra en 295
su camino....

Cicely Waters siempre había creído que era


simplemente una de los nacidos mágicos —una
bruja que puede controlar el viento— pero cuando
regresó a casa a New Forest, Washington,
descubrió que ella también es una de los Fae
cambiantes. Ahora ella debe perfeccionar su don. Por Myst, Reina de la Corte
Índigo, que ha capturado a Grieve, el príncipe Fae que tiene el corazón de
Cicely. Para salvar a su amado Grieve y a su amigo Kaylin —cuyo demonio está
despertando— Cicely debe viajar hasta el corazón de la Corte Índigo.

Pero incluso cuando Cicely reúne fuerzas, antiguas alianzas rompen la fe. Y
nuevos aliados, como el vampiro hedonista Lannan Altos, promete llevar a
Cicely por un camino mucho más oscuro de lo que alguna vez ha recorrido
antes.
Autora
Yasmine Galenorn

296

Escribe fantasía urbana-ficción paranormal. Ella es conocida por su serie ―el


Otro Mundo‖ ―Hermanas D’.Artigo.

También ha escrito dos series de misterio y ocho libros en ―paganismos


modernos‖, el más popular es ―Abrazar la Luna‖.

Ha participado activamente en el Arte desde 1980, aunque no es Wicca, es una


bruja chamánica. Yasmine Galenorn previamente escribió bajo el seudónimo de
―India Ink‖ por su serie ―Baño y Cuerpo‖.
297

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