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Moderadora
ஓ¥anliஓ
Staff de Traducción
Staff de Corrección
Revisión y Recopilación
Brenda Carpio
Diseño
July
Contenido
El Comienzo Capítulo 16
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20 4
Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Capítulo 27
Capítulo 12 PlayList
Capítulo 13 Próximo libro
Capítulo 14 Autora
Capítulo 15
Sinopsis
H
ace eones, los vampiros trataron de convertir a las Hadas Oscuras con el
fin de aprovechar su magia, pero sólo lograron crear un enemigo
demoníaco más poderoso de lo que imaginaban.
Y
ella se levantó de su lecho de muerte con un vestido de hilo de araña,
con ojos del color de la luz estelar y el cabello tan negro como la noche.
Y así fue como Myst, Reina de la Corte Índigo, nació de la sangre de los
muertos.
Capítulo 1
Traducido por ஓ¥anliஓ
L
as mujeres de mi familia siempre han sido brujas, lo cual por eso es que
cuando Ulean, mi aire Elemental, tiró de mi pelo en un cálido, ventoso
diciembre por la mañana y me susurró al oído para que escuchara al
viento, había un mensaje para mí viajando en las corrientes, lo hice. Haciendo
una pausa para cerrar los ojos y bajar al torbellino de la estela, oí una voz débil,
femenina llamándome. Cuando me dijo que mi tía Heather y mi prima Rhiannon 7
estaban en problemas, yo no esperé una segunda advertencia.
Las llamé para decirles que estaba en camino y tuve mi segunda sorpresa del
día.
La respuesta obvia era un vampiro granuja, excepto por una cosa: la parte de
rasgada. La mayoría de los vampiros eran bastante ordenados, con su trabajo.
Mi tía hizo una pausa. —No estoy segura de nada, para ser honesta. Están
pasando algunas cosas extrañas y la ciudad está... Cambiando. Los policías no
parecían demasiado interesados en la investigación de la muerte de Marta.
Extraño no es la palabra para eso, Ulean susurró. Hay tantas trampas en New
Forest ahora. La ciudad entera está en peligro.
―¿Estás segura que estás bien? Una voz en el viento me dijo que tu y Rhiannon
están en peligro. Estaba a punto de empacar.
Una pausa. Luego. —Por favor, ven a casa. Me encantaría que vinieras a casa
definitivamente. Es hora, Cicely. Krystal se fue, y te necesitamos. En este
momento, no estoy segura cuál es ese peligro, pero sí, está al acecho en los
bordes y en verdad, me tiene asustada. —Mi tía nunca admitía temer. Que ella 8
lo hiciera ahora sellaba mi decisión de regresar a New Forest. Heather hizo una
pausa, y luego añadió—: Creo que en este punto, todo el mundo es presa fácil,
pero los mágicos-de-nacimiento parecen estar cada vez más afectados. Te lo
explicaré cuando llegues aquí. Y hay otra razón por la que debes regresar.
―¿Marta me dejó su negocio? ¿Estás segura de eso? —Yo había estado en casa
una vez al año desde que tenía trece hasta que cumplí diecisiete, y esa había
sido la última vez que puse un pie en New Forest. Y mi madre había sido
persona non grata para la bruja mayor—. ¿Por qué Marta haría eso?
Heather se echó a reír. —Oh, Cicely, puede que tengas veintiséis años ahora y
estés por tu cuenta, pero sigues siendo una de nosotras. Siempre has sido una
de nosotras, a pesar de que tu madre trató de distanciarlas a la dos. Es hora de
volver a casa a New Forest —su voz se volvió seria—. Krystal está muerta. No
tienes que huir más. Vuelve. Te necesitamos. Yo tenecesito. Y tú… Nos necesitas.
Ella tenía razón. En mi corazón, yo sabía que era hora de volver a casa. Había
estado huyendo durante años, pero ahora no había más razón. No había habido
una razón para que me quede en la carretera durante dos años, ya que Krystal
había muerto.
Sólo que a veces correr se sentía como todo lo que sabía hacer. Pero ahora...
Marta me dejó sus negocios. Tenía algo para ir a casa, algo para enfocar mi vida
además de mantener a mi madre y a mí con vida. 9
—Estaré allí en tres días como máximo —le dije a Heather—. ¿Puedo tener la
habitación de mi madre? —Recuerdos de la habitación adornada de violeta y
marfil se alzaron en mi mente.
—Por supuesto que puedes, y puedes utilizar el saloncito trasero para tu negocio
y una de las habitaciones libres en el tercer piso para tus suministros y sala de
trabajo. —Heather se echó a reír de nuevo—. Oh Cicely, te he echado mucho de
menos. Estoy tan contenta de que estés viniendo a casa otra vez durante más
tiempo que una visita. Te hemos echado de menos.
Y con eso, tiré las pocas cajas de mis posesiones y mi mochila en mi Favonis
―mi Pontiac GTO de 1966 color azul marino que me había ganado en un juego
de dados en la calle― y me marché de California sin una sola mirada sobre mi
hombro.
Los Ángeles era como cualquier otra ciudad en la que había vivido desde que
tenía seis años: una parada en el viaje de senderismo que había sido mi vida.
Pero ahora, después de veinte años, mi pasado estaba a punto de convertirse
en mi futuro. Cuando presioné mi pie en el acelerador, el Favonis aceleró por el
corredor de la I-5.
Llevaba unos vaqueros negros, una camiseta sin mangas negra y mi mejores
botas ―un par de geniales botas motociclistas Icon Bombshell. No tenía trabajo
al que dar aviso― había recogido trabajitos aquí y allá desde los doce años,
pero nunca nada permanente. A lo largo de los años, yo sabía que había algo
que tenía que hacer ―que tenía que llevar a cabo― pero nunca había sabido
qué. Tal vez era esto.
Hace veinte años, había pateado y gritado todo el camino por los escalones de 10
la entrada de Veil House, rogándole a Krystal que me dejara con Heather, pero
mi madre me había arrastrado hasta el taxi, refunfuñando para que me callara.
Ahora, después de mil kilómetros en la carretera, y mil años en mi corazón, me
dirigía de nuevo a vivir en la única casa que alguna vez había pensado como
hogar. Y esta vez planeaba quedarme.
Sólo que ahora, tengo veintiséis años y mi madre está muerta. Algo está
terriblemente mal en New Forest. Y mi lobo ha despertado de nuevo.
—Me iré antes que eso. ¿Tienes algo en el segundo piso? —Hace mucho tiempo
que había aprendido que era más seguro estar más arriba. 11
Krystal me había criado para estar en guardia, a pesar de que había perdido su
propia destreza en los últimos años, gracias al crack y a la heroína. Nadie a la
vista. Abrí la puerta.
Podía leer la diferencia con sólo mirarlos. Ambos morenos, con el pelo negro
desgreñado y ojos de color topacio rodeados de círculos negros, ellos 12
observaban mientras los pasé, dándoles un gran rodeo.
—Hola, cariño. Soy Anadey. ¿Qué vas a querer? Mi hija es la mejor cocinera de
comida rápida en la ciudad. —Ella cabeceó hacia la cocina, donde una mujer
joven, alta y maciza volteaba hamburguesas detrás de la parrilla. Una chispa de
magia brilló en el aura de la chica, y también rodeaba a Anadey, sólo que más
fuerte. Le di una sonrisa lenta. Ella no pareció reconocerme, por lo que decidí
esperar hasta que me instalara antes de volver y presentarme.
Por todo lo que sabía, podía estar enojada de que su madre me hubiera elegido
para darme el negocio familiar.
—Sí. Gracias.
Salió afanosamente y volvió con la crema mientras añadía tres sobres de azúcar
a mi café.
Le di una sonrisa cariñosa ―ella parecía que estaba en alguna parte de sus
cincuenta y agotada― y abrí el menú. Todas las palabras parecían correr juntas
y lo cerré de nuevo, pase a mirar los carteles en la pared. La fatiga del viaje se
establecía a lo grande.
—Tengo varios amigos con diversas alergias, por lo que mantengo una
vigilancia estricta en mi cocina. Tenemos una freidora dedicada a las papas
fritas para evitar cruzar la contaminación. Y una parte de la parrilla está
reservada sólo para las hamburguesas sin empanizar y se limpian cada vez. —
Ella me dio un guiño—. Te ves como si estuvieras a punto de estrellarte, cariño.
Asentí. —Un largo viaje para llegar hasta aquí. He estado conduciendo durante
dos días casi sin descansar por todo el camino.
—Iré por tu pedido para que puedas cerrar los ojos. Te ves acabada. —Ella salió
apresurada y tomé un sorbo de mi café. Mientras estaba sentada allí, me di
cuenta de que el tipo en el otro extremo de la barra se había levantado y estaba
paseándose en mi dirección, con los ojos clavados en mí.
No parecía impresionado.
1
EpiPen: Es un dispensador de epinefrina (adrenalina) medicamento para tratar la anafilaxia, una alergia
crónica que puede causar la muerte si no se trata con rapidez.
Le di un vistazo mientras se dirigía hacia los baños. Al cruzar detrás de mí, le oí
susurrar, —Perra mágica, ten cuidado. En New Forest no nos gusta más los de
tu clase.
Ella me dio una breve inclinación de cabeza, con los labios apretados y pude ver
el destello de miedo en sus ojos. —No te cruces con él, chica. Él es un hombre
cruel y un borracho. Sólo déjalo ir. Tu comida debe estar lista en unos minutos.
—Ella miró al otro lado del mostrador, donde su amigo estaba sentado. Ella no
dijo una palabra, pero la mirada en sus ojos me dijo todo lo que quería saber. 14
Vigila mi espalda.
No sólo ellos. Otro. Más viejo, más peligroso. Aunque no reconozco la energía.
Mierda. Todavía no sabía quiénes eran o lo que querían, pero era obvio que no
me gustaban y no iba a quedarme para averiguar por qué. 15
Hice una pausa, Ulean azotaba mi espalda, empujándome hacia adelante. Con
una aclamación, mis seguidores agarraron el ritmo mientras sus botas
resonaban en un redoble de pasos corriendo. En el otro lado de la carretera,
evalué mi mejor opción.
Tiré la bolsa de comida a un lado y tanteé por mis llaves, pero incluso mientras
alcanzaba las sombras que rodeaban mi auto, un ruido cortó la noche detrás de
mí, un grito agudo, ahogado antes de que apenas comenzara. Me volví, sólo
para ver el trasero del Amigo Amenazador volviéndose para correr al otro lado
de la calle hacia la luz.
Resbaló una vez en una mancha de hielo negro, se enderezó, luego desapareció
en un camión y salió a toda velocidad de la zona de aparcamiento.
Mierda. ¿Se ha ido? ¿Dónde diablos podría haberse ido? Él había estado detrás
de mí. Lentamente me acerqué hacia la sombra que lo había engullido. El olor
de la sangre colgaba espesa pero cuando alumbré con la pluma linterna en el
suelo, pude ver sólo unas pocas gotas rojas dispersas sobre la nieve. Miré a
derecha e izquierda, no había lugar en el que podría haber desaparecido, pero
el hombre había definitivamente lanzado un acto de desaparición. No
voluntario, sin embargo.
Nada.
No lo sé, Cicely, pero eso es por lo que estamos aquí para averiguar.
A
la mañana siguiente me quedé mirando al caserón de tres pisos que
había sido mi único hogar durante los primeros seis años de mi vida, y
contuve el aliento, temblando en la mañana de -5 grados C.
Habían pasado nueve años desde que la había visto, pero mi prima tenía el
mismo aspecto, sólo un poco mayor. Alta, esbelta, con el pelo rojo llameante
casi como el de tía Heather. Pero una mirada a su rostro me dijo que algo
estaba mal. Tenía los ojos rojos e hinchados, y parecía que su cabeza no había
tocado una almohada por un largo tiempo.
—Heather desapareció.
Me apoyé contra una de las columnas del porche cuando Rhiannon salió para
unirse a mí. Estaba envuelta en una bata difusa de gran tamaño, y se paró,
mirando fijamente el césped a través de la madera, con los ojos parpadeantes
como dos ámbares tallados.
—Llegué a casa del trabajo ayer y ella se había ido. Desaparecido. Como si
nunca hubiera estado aquí.
Me estremecí. Heather había sido más madre para mí que mi propia madre.
—¿Has llamado a la policía?
¿De qué?
No sé. La energía es difícil de leer, pero esto es el mismo tipo de criatura que
sentimos ayer por la noche en el estacionamiento. Es mortal y es poderosa, y te
está vigilando.
—Sé que hace frío aquí fuera, pero ¿hay alguna posibilidad de que tú puedas
sentir dónde ella podría estar? —Rhiannon se apoyó contra el barandal de
enfrente—. Siempre has sido una bruja poderosa, incluso cuando éramos
pequeñas. ¿Puedes leer el viento para mí?
—No soy realmente tan poderosa —le dije, pensando en cuánto se había
deslizado para el lado del camino mientras yo estaba sobre el con Krystal—.
Pero lo intentaré. —Cerré los ojos, concentrándome en la brisa afilada que pasó
silbando. A veces era Ulean hablándome. Otras veces era el propio viento.
—Vamos a entrar.
—Sólo sé que ella ha sido secuestrada. Alguien la tiene, pero no sé quién. —No
quería hacer la siguiente pregunta, pero tenía que hacerlo—. ¿Has visto a
Grieve? Puede que él sepa lo que está pasando.
—¿Estás segura? Tal vez él no quiera ser encontrado, teniendo en cuenta que lo
rechazaste.
—Creo que los hombres que te siguieron pueden ser del clan Lupa. Recuerda
que los licántropos tienen una fuerte aversión y desconfianza de los mágicos de
nacimiento y han estado en el borde últimamente. Toda la ciudad lo está. Y
todo eso en las sombras es… No sé. Todo lo que sé es que nadie sale después
de anochecer excepto los vampiros.
—Es toda la ciudad. Los niños en la escuela lo sienten. Puedo decir, los veo. Se
apresuran a sus clases, como si no quisieran estar fuera demasiado tiempo. —
Rhiannon trabajaba en el Conservatorio de New Forest, una de las varias
academias de todo el país para dotados. Y por dotados, me refiero a
estudiantes avanzados con talentos sobrenaturales, que no son del todo
humanos. Sobre todo mágicos de nacimiento. Algunos vampiros, algunos Faes.
Los lobos generalmente se mantienen alejados.
Miré fijamente mi taza.
—Esta es una bonita y agradable calle, con buenos vecinos amistosos. Todo
parecía tan normal mientras conducía por la ciudad hoy temprano.
Cerré los ojos e inhalé profundamente. El tenue sabor de cuero, sudor y pasión.
Y algo detrás de ello.Magia montada en las corrientes. Magia de la sombra,
magia de araña, magia de sangre. El sabor dulce de veneno y vino. La energía se
21
apoderó de mí como una web, silenciando mi capacidad de sentir mi piedra de
toque. Lo que fuera esta fuerza, era fuerte. Potente. Antiguo.
—¿Acaso Marta dijo algo acerca de lo que está pasando? Y, por cierto, voy a
tener que hablar con su abogado, si Heather tenía razón, heredé su negocio.
—Cuatro. Hay sólo cuatro miembros del grupo local. Rupert y Tyne. LeAnn y
Heather. Y ahora Heather se ha ido. Y no son sólo los mágicos de nacimiento,
hay también habitantes de la ciudad. Marta mencionó que hacía unas cuantas
semanas que estaba recibiendo una gran cantidad de pedidos para encantos y
amuletos de protección. El pueblo tiene miedo.
Ella susurraba, pero con eso no evitaría a oídos indiscretos. Siempre había
criaturas escuchando. El viento se llevaba los secretos. Yo podía oírlos.
—Lo que me atacó, lo que está detrás del cambio en esta ciudad, se oculta por
ahí en el barranco. Y en los bosques más allá. —Fruncí el ceño, pensando—.
¿Cuándo fue la última vez que entraste en el bosque? ¿O Heather?
—Por lo menos un par de años para mí. En cuanto a mi madre… No sé. Ella
tiene varios cultivos de plantas medicinales en el bosque. Dudo si ha pasado
más de unos pocos meses. La energía mostrada al inicio era lenta, como una
tormenta que se avecina en alta mar. Nadie pensó que se quedaría. Supongo
que no lo tomamos en serio. Y entonces, un día, hace unos meses, nos
despertamos y la ciudad se veía envuelta en una sombra. Poco tiempo después
de eso, la Sociedad comenzó a desbaratarse. La gente empezó a desaparecer.
Rhiannon se sonrojó.
Eso era noticia. Primero, que Rhiannon tenía un novio, ella siempre ha sido
bastante tímida y segundo, que estaba saliendo con alguien que trabajaba para
los vampiros.
M
ientras Rhiannon llamaba a Leo, me dirigí escaleras arriba hacia la
antigua habitación de mi madre, para desempacar y tomar una ducha.
El incidente en el hotel me había dejado tan inquieta que me había
dormido con la ropa puesta, no queriendo ser atrapada sin preparación.
Después de dos días en la carretera, estaba demasiado sucia y lista para lavarme
con manguera. 24
Cada tatuaje en tinta que llevaba tenía un significado. Mis dedos bajaron por mi
pecho izquierdo, deteniéndose en la piel que sobresalía ligeramente contra el
cual florecía una planta de belladona.
Una chica silvestre y salvaje se asomaba detrás de las hojas brillantes y flores
violetas caídas, con su sombra arrastrándose detrás de ella. Yo no sabía lo que
ella representaba tampoco, pero ella estaba allí por una razón.
Quitándome mis jeans, tracé la vid, salpicada de rosas plateadas, que se perdía
por mi muslo izquierdo, a través de mi bajo vientre, terminando cerca de las
costillas debajo de mi brazo derecho. Entrelazado entre las rosas destellaba un
rastro de cráneos violeta, y justo encima de mi ombligo, un lobo miraba
fijamente el mundo con ojos esmeralda.
25
Grieve... El lobo era por Grieve, aunque no podía recordar por qué lo asocié con
el animal. Lo había tenido tatuado en mí cuando tenía catorce años. Mientras
miraba el tatuaje, un escalofrío corrió por mi estómago, y el lobo dejó escapar
un gruñido, su aliento relucía contra mi piel. Mi cuerpo estaba hambriento, y la
sensación de su suave respiración me hacía anhelante.
—¿De verdad sigues ahí fuera? —susurré—. ¿Estás esperando por mí? ¿Todavía
me quieres? ¿Qué pasó, Grieve? La luz se ha ido de los árboles.
26
Grieve... Uno nunca olvida su primer amor. Había tenido seis años cuando nos
conocimos, pero fue en una visita cuando tenía diecisiete años que me tomó de
la mano, me acostó, me hizo el amor, y me robó el corazón. Y le había roto el
suyo.
Grieve... ¿Estaría todavía ahí fuera? Mi lobo me dijo que lo estaba. ¿Estaba
esperando para que lo encontrara de nuevo? Solamente el tiempo lo dirá. Y
sabría lo que le pasó a Heather. Eso... Sólo podía esperar.
Sólo había una manera de encontrar las respuestas a mis preguntas. Me dirigí
escaleras abajo.
—¿Pagan bien? —Sabía que estaba siendo entrometida, pero no dolía saber
mis opciones.
Marta podría haberme dejado su negocio, pero dudaba que trajera mucho en la 27
forma de dinero.
—Eh… Nada mal. Recibo beneficios, lo que ayuda. —Agarró a Rhiannon por la
cintura con un brazo y ella apoyó la cabeza en su hombro. Era obvio que habían
estado saliendo por un tiempo, lucían tan cómodos juntos—. Y los beneficios
serán importantes en los próximos años.
—Sí. Podría morir de hipotermia. Trae una manta, por si nos encontramos con
ella.
Las mantas eran voluminosas pero más vale prevenir que lamentar.
Salí al porche trasero. Escalones abajo, un camino de piedra estrecho conducía
al patio trasero donde el huerto y jardines de hierbas se extendían. No faltaba
privacidad, eso era seguro.
Puede que mi tía se hubiera caído y hecho daño. Tal vez ella se golpeó la
cabeza contra una roca y haber quedado fuera de combate. Tal vez... Un
destello de nieve relampagueó ―un fenómeno que ocurría en todo el Noroeste
del Pacífico de vez en cuando― iluminaba el cielo, directamente sobre el
bosque. Me quedé mirando la luz vacilante como el golpe de trueno, golpeando
en el aire como un mazo.
Si Heather está por ahí, por favor, llévame en su dirección, pensé. Una ráfaga se 28
levantó, enfriándome, empujándome hacia el noreste. Directo hacia el bosque.
Mierda. Cuatro miembros de la Sociedad estaban muertos. Cinco miembros
estaban desaparecidos.
—El viento me ha traído aquí. —Miré sobre mi hombro hacia el camino oscuro
que atraía. En ese momento, una figura emergió a la carrera, oscura y
larguirucha en dos patas, con el vientre hinchado y largos brazos articulados.
—¿Qué carajo?
—Mierda y doble mierda. ¿Qué demonios fue eso? —Mientras miraba fijamente
la silueta partiendo, pensé, Sombra, me recuerda a una delgada, sombra
desagradable. Y el búho, ¿de dónde había venido la lechuza? Los búhos son
nocturnos, pero éste había estado en alerta máxima. Los búhos en las bandas
de mis brazos se agitaron. Sobresaltada, miré hacia mis mangas, pero la
sensación se detuvo.
No lo sé. Pero esa criatura estaba fuera por tu sangre. Ten cuidado, Cicely, este
bosque no es lo que era antes.
—No tengo idea —murmuré—. Sea lo que sea, es terriblemente fuerte. No creo
que esperaba que ustedes me ayudaran. Y el búho lo sorprendió.
Leo tragó fuerte. —Tal vez Heather fue a buscar a mi hermana. —Se volvió hacia
mí—. Elise, mi hermana, es una de los miembros de la Sociedad Trece Lunas.
Desapareció hace unos meses.
—De cualquier forma, no creo que Heather fuera al bosque a buscarle —dije en
voz baja—. ¿Qué pasa con la Sociedad? ¿Pueden ayudarnos?
—Sólo Rupert, Tyne y LeAnn quedan, ahora que Heather ha desaparecido —dijo
Rhiannon—. Con Marta muerta, y Heather desaparecida, creo que podríamos ir
a LeAnn.
Pero fue interrumpido cuando la cabeza de Rhiannon se dejó caer hacia atrás.
—Ella está aquí... —Su voz sonaba lejana, como si estuviera hablando a través
de un túnel, y sus ojos vidriosos con un brillo blanco.
—¿Qué es? ¿Qué ves? —Solté su mano y dio un paso atrás, indicándole a Leo
para darle un poco de espacio—. Rhiannon, ¿puedes oírme?
—Así es como lucía mi hermana cada vez que entraba en trance. Ella era una
vidente. —Leo rodeó su espalda—. Si se cae, la atraparé.
—Espero que esté bien. Rhiannon, ¿puedes oírme? ¿Dónde estás? —Si ella no
respondía en otro momento, iba a sacudirla para sacarla. Un trance tan
profundo como en el que ella estaba podía arrastrar a una persona tan
profundo que nunca resurgiría. Pero luego, su garganta tembló y ella abrió la
boca. La voz que salía era antigua y quejumbrosa, donde podría romperse como
el cristal.
Otra mirada sobre el suelo cubierto de nieve mostró gotas de sangre cerca de
donde el collar había descansado. Sabía, sin sombra de duda, lo que sea que
estaba escondiéndose en estos bosques había secuestrado a mi tía. La cuestión
no era Dónde estaba, sino; ¿Estaba viva?
Me puse en cuclillas sobre los talones al lado de la sangre, pasando los dedos
por las hojas a su alrededor. La nieve era compacta y la nueva no había logrado
cubrirlo todavía, y encontré varias huellas. Eran justo del tamaño y forma de las
botas de mi tía.
Rhiannon frotó el dorso de su mano por la frente, entrecerrando los ojos para
concentrarse.
—Creo... Recuerdo haber visto algo. Pero no estoy segura de qué pensar de ello.
Yo estaba de pie en un bosque que estaba bañado en azul oscuro. Las siluetas 31
de los árboles eran de plata y estériles... Surrealistas. Real, pero aún no del todo.
Y había redes... ¿Telas?... Extendiéndose a través de las ramas.
—¿Algo más?
—Sí —dijo ella en voz baja—. Una mujer estaba de pie allí. Una mujer alta y
delgada. Sus brazos me recuerdan a las piernas de una araña, toda articuladas y
delgadas. Iba vestida con una bata vaporosa. La mujer extendió los brazos y una
nube de niebla brillante se levantó de su cuerpo. —Rhiannon se abrazó—. Ella
miró hacia mí, y cuando sonrió, sus dientes eran afilados, como agujas
diminutas. Tenía los ojos negros —como los de un vampiro― excepto que
había un remolino de estrellas en ellos. Tenía el pelo largo y negro, y llevaba
una diadema de plata en la cabeza. Cuando me vio, ella torció el dedo y dijo,
'Únete a nosotros.' Y lo horrible es... Que yo quería. Yo quería ir con ella.
—Ellos la capturaron. —Leo hizo una mueca—. Al igual que a Elise. Quien
quiera que está haciendo esto, están deshaciéndose sistemáticamente de la
Sociedad. Lo que significa que todo mágico-de-nacimiento por aquí puede
estar en peligro. ¿Pero por qué?
—Lo que significa que en lo mejor, nos pueden ignorar. En lo peor, pueden
entorpecernos. ¿Qué piensan ustedes? ¿Hay que ir al bosque? Buscar a 32
Heather? —Me quedé mirando los árboles, sabiendo en mi interior que no
encontraríamos ningún signo de mi tía. Lo que sea ―quien quiera― que la
tenía, no nos dejará un rastro de migas de pan. Y podríamos encontrar más de
las criaturas como la que me había atacado.
Rhiannon miró las copas de los árboles, una lágrima corría por su mejilla.
—No hay nada que podamos hacer por ella ahora mismo. Si vamos en busca de
problemas, estamos obligados a encontrarlos, y no estamos preparados. Será
mejor hablar de esto antes de cargar en una misión de rescate. Averiguar lo que
significaba mi visión, si podemos. Ver si LeAnn nos ayudará. Tú necesitas
reunirte con el abogado. Tal vez Marta tenía algo entre sus suministros que nos
ayudará.
—Los alcanzaré. Voy a enviar unas palabras para Grieve primero. —Cuando me
dieron una mirada de preocupación, les tranquilice—. Tendré cuidado. Lo
prometo.
No debes quedarte aquí. Ese es viejo, y no puedo luchar contra su fuerza. Estees
su territorio. Si toma tu cuerpo y alma, no podría detenerlo. El susurro de Ulean
me envolvió como la niebla de terciopelo.
U
na llamada rápida a LeAnn confirmó nuestros miedos.
—Déjame hacer un poco de té para nosotros. —Me fui hasta la cocina, me daba
gusto que Leo estuviera aquí para ayudar. El deslizamiento de Rhiannon en el
trance me asustó y lo que diablos fuera la Corte Índigo, no la quería
curioseando en la cabeza de mi prima.
—Estoy pensando que necesito poner mi culo de vuelta por ahí para encontrar
a Grieve.
—Lo siento, Cicely. Esto no es justo. Acabas de llegar a casa esta mañana, ni
siquiera has tenido la oportunidad de desempacar.
Los recuerdos de pasar las noches oscuras corriendo por los callejones, tratando
de llegar a la autopista, así podíamos enganchar otro viaje a otra ciudad,
inundaron mi mente. Había aprendido pronto como montar en la jaula, y más
de una vez Ulean me había protegido de los violadores y asesinos en serie que
merodeaban las carreteras.
—No puedo comenzar a entender la vida que te hizo pasar —dijo Rhiannon—.
Heather quiso traerte de vuelta más de una vez, pero cada vez que hablaba con
Krystal, ella colgaba el teléfono llorando porque tu madre era como un caso
perdido y no dejaba que volvieras a casa. Y para cuando lo hiciste...
—Me sentí obligada a volver para ayudar a mi madre. Ella me entrenó bien con
la culpa. Yo quería quedarme cada vez que volvía a casa para una visita. 35
Demonios, sé que Heather hizo todo lo que pudo aparte de secuestrarme. Pero
estoy aquí, ahora. Eso es lo que cuenta. —Bajé mi taza de té y volví a ponerme
mi chaqueta—. Llama al abogado para hacer una cita para mí el día de hoy, si
es posible. Mañana. Voy en busca de Grieve. Si no vuelvo en una hora, llega al
linde del bosque y pronuncia mi nombre, pero lo que sea que hagas, no entres.
La nieve había cesado, las nubes se separaron lo suficiente para mostrar la luna
creciente, llena y redonda en el cielo de la tarde. El aire estaba maduro con la
espiga de la capa de ozono que presagiaba una dura tormenta de invierno.
Crucé el patio. Cuando era pequeña, se suponía que Rhiannon y yo no fuéramos
al barranco solas, pero siempre encontrábamos una manera de escabullirnos sin
ser descubiertas. Sospechaba que mi tía siempre sabía, pero nunca dijo nada.
Enorme, se extendía por unas buenas veinte millas, serpenteando a través de las
faldas de las Cascadas occidentales que bordeaban el extremo trasero de New
Forest, Washington.
Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones cuando llegué a la orilla del
36
césped y volví la mirada hacia la casa. Rhiannon estaba sentada en la sala de
estar en el escritorio de Heather mientras hablaba por teléfono, iluminada por
la luz que se derramaba fuera de la ventana saliente. La miré con los ojos
entrecerrados. Por alguna razón, la idea de que pudiera verla tan claramente
desde aquí me puso nerviosa, como si yo fuera un cazador, viendo una cierva a
través de una mira telescópica.
La tenue luz salpicaba a través de los árboles, para hacer una obra misteriosa de
títeres de sombra contra las hojas caídas y troncos. Mis botas crujían por el
camino mientras me arrastraba abriéndome paso por el sendero cubierto que
conducía al corazón de la quebrada. Haciendo una pausa, cerré los ojos y
escuché. Al principio todo lo que podía oír era la pelea de los pequeños
animales crujiendo a través de la maleza y la llamada de los pájaros que
resonaba en el aire helado. Después de un momento, capté la cadencia del
viento y dejé que mi mente vagara.
No había mucho por lo que llamar en la ciudad, pero aquí... Aquí, todo llegaba
en la corriente de vuelta.
Él había sabido, pensé. Había sabido que me iba pronto, y había tratado de
prepararme.
Otra pausa. Luego, poco a poco, el viento se levantó, llevando los sonidos de la
discusión dirigida a mi dirección. Antes de que pudiera parpadear, dos varones 37
estaban junto a mí.
De piel aceitunada, Grieve y Chatter tenían los ojos rasgados y sus barbillas eran
agudas y estrechas, como si la carne había sido tensa en sus rostros. Grieve
tenía una gruesa cabellera de platino que se rizaba por su espalda, mientras que
Chatter ―ligeramente más fornido― llevaba el pelo recogido en una cola de
caballo negro azabache. Iban vestidos con pantalones de camuflaje. Pantalones
ajustados, que encajan la forma y franelas largas, lucía oh tan caliente.
Pero algo había cambiado... Mientras los ojos de Chatter todavía brillaban de
color azul claro, el azul del aciano, los de Grieve habían cambiado.
Hice una pausa, sintonizando con la energía que pasó tambaleando. Grieve
tenía un borde en él que yo no recordaba, una arrogancia palpable.
Me quedé sin aliento, queriendo arrojarme en sus brazos, pero me contuve y les
di una suave inclinación de cabeza. Juega ligero, manteniéndolo superficial al
principio.
—Estoy de vuelta, chicos. Estoy en casa. Para quedarme. ¿Me han echado de
menos?
—Supongo que me lo merezco —le dije, picaba a pesar de que sabía que tenía
todo el derecho de estar enojado. Escarbé en el suelo—. ¿Estás tan triste de
verme?
—Tienes que irte. Tienes que salir de este bosque. Ahora. Y no te acerques,
especialmente durante la noche. —Pero mientras me observaba a la cara, sus
ojos se iluminaron y la punta de su lengua se deslizó lamiendo la comisura de
sus labios.
Confundida, no estaba segura de qué pensar, pero mi cuerpo respondió por mí,
el hambre brotando cuando vi sus gruesos labios curvarse en la insinuación de
una sonrisa. Sólo la mirada de él me dieron ganas de extender la mano y...
Tócame, tómame, saboréame, siénteme, sostenme. Mi lobo soltó un gruñido,
hambriento.
—Si soy tan indeseable, ¿por qué estás preocupado por mí? —Crucé los
brazos—. Puedo cuidar de mí misma, ¿sabes?
—Tú eres la que debería estar preocupada, Cicely —dijo Grieve, entrecerrando
los ojos. Un indicio de amenaza montaba el viento y lo miré con cautela. Oh sí,
Grieve había cambiado drásticamente.
39
Nunca muestres miedo si no estás segura de si son amigos o enemigos. Lección
número veintinueve del tío Brody, un viejo hombre de color que vivía en la
primera casa de huéspedes en la que nos habíamos quedado después de dejar
Veil House. Yo todavía le agradecía a ese viejo. Él me dio una posición ventajosa
de su guía de precauciones para vivir la vida a la que mi madre me había
arrastrado.
—Ya no tengo seis años. Demasiada vieja para ser capturada por un mutante.
—Estoy en casa para quedarme, Grieve. Marta está muerta y me estoy haciendo
cargo de sus negocios.
Mientras el calor en espiral estallaba a través de mí, todo lo que podía pensar
era en lo que se sentiría si él me tomara con esos dientes y nunca me dejara ir.
El sentido común peleó con mi cuerpo. Sacudí la cabeza para aclarar mi mente,
y me las arreglé para deshacerme del glamur.
Mientras trazaba mis labios, lentamente los separé, incapaz de resistir mientras
apenas deslizaba un dedo adentro. Poco a poco envolví mi lengua a su
alrededor, probándolo con suavidad. Empalagosamente dulce, como dátiles
azucarados. Su sabor era diferente de lo que recordaba. Intenté retroceder, pero
me agarró la muñeca y la aferró, mirándome a los ojos.
Chatter habló. —Es malo, Cicely. Hemos perdido mucho en los últimos años.
—Cállate —dijo Grieve, sin siquiera echar un vistazo hacia él. Chatter cerró la
boca y bajó la cabeza, luciendo arrepentido. Alcancé a ver una serie de golpes
en la parte posterior de su cuello que parecían huellas digitales. Por favor, dime
que Grieve no hizo eso... Pero no dije nada.
Chatter miró fijamente hacia Grieve, quien hizo un gesto negativo con su
cabeza.
Después de un momento, Grieve dijo. —Voy a decirte esto una vez, y sólo una
vez. Y sólo te lo digo porque una vez te amé. Convence a tu prima que lo mejor
es irse. Tómala y sal de la ciudad. Este bosque... Todo New Forest... Ahora es
gobernado por Myst, la Señora del Caos, Reina de la Corte Índigo. Nada más
saber esto podría ser perjudicial para ti.
—Quédate por aquí y obtendrá más que mi ayuda —dijo, burlándose de mí.
Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero las aparté. No dejaría que él me hiciera
llorar.
Apartándome del árbol, me limpié las manos en las piernas de mis jeans. —
Nuestras raíces están aquí. La casa de mi tía está aquí. Ella es miembro de la
Sociedad —impulsivamente, añadí—. Entonces, ¿qué se necesita para conseguir
que me ayudes? ¿Quieres que te lo ruegue? ¿Llore? Por su vida me pondré de 42
rodillas y suplicare tu perdón.
Grieve estaba peligrosamente cerca. La verdad: estaba aterrada, pero sabía que
no debía demostrarlo.
Una pulgada más y estaría besándome. Cuando Grieve presionó sus labios
contra mi cuello, cogí un olor extraño. Polvo y noche fría bajo las estrellas del
otoño. Campos quemados hasta las cenizas y almizcle. El metálico sabor fuerte
de la sangre. Un aroma primario que me puso al borde y me recordó a los
cementerios.
—Pero, ¿por qué es peligroso para mí estar aquí? ¿Qué hay aquí? ¿Por qué me
estás alejando? ¿Qué es la Corte Índigo? ¡Dime!
—Es... No vayas al bosque. Por favor, prométeme que no vas a ir al bosque sin
mí.
Ella me dio una larga mirada, luego asintió y me dejó ir. —El abogado está
reservado, pero se reunirá con nosotros en un par de horas, después de que
salga del trabajo. Se encontrará con nosotros en la Cafetería Anadey.
Corrí a mi habitación y empecé a llenar la bañera con el agua tan caliente como
la pudiera soportar. Derramé varias tapas del baño de burbujas de lavanda de
Heather y el vapor se levantó, trabajando su magia mientras empezaba a
calmarme. El encuentro con Grieve me había dejado sintiéndome como si
tuviera arañas arrastrándose por encima de mi cuerpo y nerviosamente rasqué
mi brazo mientras esperaba a que el agua se calentara.
Mientras comenzaba a caer la tarde, una extraña luz brilló desde algún lugar
profundo en el Bosque Dorado. Cerré los ojos para escuchar todo lo que el
viento podría tener que decir, pero la única imagen que podía ver era la de un
gran búho cornudo, chillando en los árboles. Y su grito agudo sonó por todo el
mundo como alguien diciendo:—Abandona este lugar, Cicely, vete mientras
puedas.
45
Capítulo 5
Traducido por ஓ¥anliஓ
C
uando terminé y me vestí nuevamente —tenía que lavar la ropa pronto
teniendo en cuenta el número de veces que me había cambiado hoy y la
poca ropa que en realidad poseía— me senté en la cama, haciendo un
balance de la situación.
Estaba de traje y corbata, pero tuve la sensación de que por debajo de ese
exterior profesional, no podía esperar a llegar a casa por vaqueros y una
camiseta. Sólo tenía esa mirada en sus ojos. Además, en lugar de café, estaba
bebiendo un batido de leche y un trozo de tarta de manzana cubierto de nata
montada esperaron frente a él. De alguna manera, el pastel y un batido de fresa
le hacían parecer menos imponente.
Anadey estuvo en la mesa de inmediato con menús y café. Yo era la única que
volteé mi taza y me di cuenta de que había llevado crema con ella.
—Por supuesto, pero estabas tan cansada anoche, no quise empujarte en una
larga conversación. Ahora bien, ¿qué puedo conseguirles? —Ella levantó la hoja
de pedido.
—Sopa de pollo y queso a la plancha. Simple, asegúrate que nada con peces se
le acerque, por favor.
—Ha tenido una vida muy dura, esa chica —dijo Rhiannon.
—La hija de Marta es agradable, Cicely —dijo Jim—. Pero el padre de Peyton
era un hombre puma. Y algunos de las criaturas, licántropos especialmente, no
ven a los medios-mágicos como auténticos a su naturaleza. Peyton fue objeto
de burlas sin piedad cuando niña por los hombres lobo, en especial el Clan
Lupa.
—¿Así que tú eres el abogado de Marta? Pareces un poco joven. —Me esperaba
algún siervo mayor de la familia.
—Marta me trasfirió su negocio hace diez años, cuando tomé la práctica por
primera vez. Ella nunca dijo por qué, y aprendí a no preguntar. Anadey es la hija
mayor de Marta. Ella también tenía un hijo menor, quien murió hace unos años.
Su mujer se fue de la ciudad, pero el nieto de Marta, Tyne, es miembro de la
Sociedad Trece Lunas.
—Jim tiene razón —dijo Anadey, oyendo nuestra conversación mientras volvía a
derramar más café, y llevarle a Leo y Rhiannon sus Coca-Colas—.
Desafortunadamente, Tyne y mi madre nunca tuvieron el mismo parecer, y ella
le dejó fuera de la herencia familiar. Es terco, y embistió de cabeza con cada
mujer del círculo.
48
—¿Pero sigue siendo parte de la Sociedad?
—Sí, y siempre terminaba defiriendo con mi madre, como es propio, pero sólo
después de una discusión. Mi madre solía decir que perdían más tiempo
discutiendo de lo que hacían realmente realizando el trabajo.
—Le pedí a Jim que se encontrara contigo aquí porque quería asegurarte por
adelantado que estoy bien con que te hagas cargo de los negocios de mi
madre. —Anadey levantó la mano—. Sólo un segundo. —Llamó de nuevo a la
otra camarera—. Jenny, reemplázame, y dile a Rob que se encargue de la
parrilla. Peyton y yo nos tomaremos un par de horas esta tarde.
Me quedé mirando hacia Anadey. Nada más que sinceridad parecía fluir de ella.
Anadey rió.
—No te preocupes. Conseguí la casa, y sólo los Dioses saben, que Peyton y yo
la necesitamos, pero, honestamente, no tengo interés en gestionar el negocio
de mi madre. Puedes venir a recoger sus suministros siempre que lo desees.
Además, estaba convencida de que eres la indicada para continuar por ella.
Confío en ella. Siempre lo hice, aunque no nos poníamos de acuerdo. Y ahora,
ante su palabra, confiaré en ti para hacer lo correcto por ella. Ya sabe, por
supuesto, eso significa que eres automáticamente miembro de la Sociedad,
aunque no es mucho lo que queda de la membrecía local. Te sugiero que
comiences a construirla de nuevo a partir de cero. Tendrás todos los desechos
de lo que te dejó, me temo. Con la forma en que van las cosas en esta ciudad.
—Su expresión me dijo que sabía más de lo que yo hacía.
—¿Cuánto sabes?
Se excusó. Tan pronto como ella estuvo fuera del alcance del oído, dije:
Jim habló.
—Oh, sí lo hace, Cicely. Marta sabía algo. No estamos seguros de qué, pero ella
cambió su testamento hace unos dos meses. Anadey estaba con ella y accedió a
todos los cambios. Tyne estaba cabreado por ello, pero como no es su pariente
más cercano, no puede muy bien desafiar de lo que la hija de Marta no haría. —
Sacó una envoltura de documentos—. Aquí están todos los aspectos legales.
Marta me dejó dinero suficiente para que cambie el título de propiedad y
presentar nuevos documentos para ti. Todo lo que tienes que hacer es tomar
posesión de los bienes y suministros. Me pondré en una licencia de negocio
para ti tan pronto como me des tu información. —Sacando un talonario de
cheques del portafolio, me la ofreció—. Aquí está la chequera del negocio. He
hecho todos los cambios necesarios para moverlo a tu nombre. Sólo necesito
que firmes este formulario para el cambio de nombre y la prueba de la firma, y
lo cambiaré en el banco hoy. Entonces puedes hacerte cargo de la cuenta del
negocio. —Colocó los papeles frente a mí y me entregó una pluma.
Cuando Anadey regresó con nuestra comida, le eché una mirada a los
documentos y me sorprendí al ver un saldo de cuatro mil dólares en la
chequera. Demonios, Marta lo hizo bastante bien para ser la bruja de la ciudad.
Todavía me sentía extraña al aceptar el regalo, pero todo parecía en orden. Al
menos por lo que pude ver.
—¿Qué sigue?
—Firmas esos papeles, me los das, luego, consigue tus cosas de la casa de
Marta. Te presentaré todos los documentos pertinentes.
—Jim, voy a ir corriendo a casa con ellos y comenzar a arreglar las cosas. —Ella
me miró—. Hay un montón de cosas, puede que te tome un poco de tiempo,
pero te puedes hacer una idea de lo mucho que hay actualmente, y llevarte una
carga contigo.
50
Se apartó un mechón de pelo de sus ojos y en ese momento, vi el agotamiento
y el dolor que ocultaba detrás de su sonrisa. Se me ocurrió que debido a que su
madre había muerto hacía poco, debía decir algo reconfortante, pero
sinceramente, no tenía idea de lo que sería correcto. No tenía mucha práctica
en amortiguar los golpes de la vida para los demás. O para mí tampoco, para el
caso.
—Está bien, de verdad. Mi madre quería que tuvieras esto. Soy una poderosa
bruja por derecho propio, pero nunca tuve el deseo de trabajar con la Sociedad,
u ofrecer mis servicios. Siempre he sido del tipo solitaria cuando se trata de la
magia. Pero si alguna vez me necesitas, estoy aquí para ayudar.
—Cicely, mi madre tenía fe en ti. No estoy segura de lo que ella esperaba que
hicieras, pero estaba esperando a que volvieras. No le decepciones.
La casa de Marta tenía que ser centenaria sin lugar a dudas. Uno de esos
maravillosos lugares con una amplia terraza, que contaba con un necesario
balancín, y si teníamos veranos más cálidos aquí en el oeste de Washington, me
podría imaginar las fiestas en el porche que tendríamos que ver. Así las cosas,
Marta parecía haber utilizado la mayor parte del espacio para almacenar varias
bolsas y cajas —rocas de sal, azufre y tierra abonada; lo que parecía una
enorme caja de velas blancas en forma de conos, cristales y otras piedras de
aspecto extraño; piezas de madera que supuse eran para varitas y bastones
cortos.
—Todo esto es tuyo. Bueno, quizás no el abono, pero no me voy a molestar por
eso si tú lo quieres.
Anadey desbloqueó la puerta y la seguimos por el vestíbulo hacia la sala, lo que
totalmente alteraba mis expectativas. El mobiliario era elegante, no muy pesado
y tapizado.
Ella rebuscó en una mesa en la esquina mientras yo vagaba por el salón. Marta
había sido ordenada, eso era evidente. Meticulosa, de hecho. Todo apuntaba en
la misma dirección, todo se alineaba perfectamente. Cuando me acerqué a la
estantería de DVD, me di cuenta que todas las películas estaban en orden
alfabético, por el título. 52
—Mi abuela era una de esas personas todo-en-su-lugar. Yo solía mover sus
tuercas cuando era pequeña arrastrando cosas de los estantes o de los cajones
y volviendo a ponerlos mal.
Eché una mirada hacia ella. Peyton era alta, más alta que Rhiannon o yo, y se
notaba parte del Nativo Americano, con cabello largo y castaño y una nariz
ligeramente plana, y los ojos que eran de color chocolate oscuro. Ella no era
una belleza clásica, pero algo brillaba dándole una ardiente sensación sexy.
—¿Qué es eso?
—Hmm. Eso suena interesante. Y puede ser aún más divertido si tuvieras otra
bruja unida al negocio. ¿Qué piensa sobre trabajar en mi tienda una vez que la
ponga en funcionamiento? Podríamos formar un equipo si es necesario, sobre
todo porque yo no sé nada acerca de cómo llevar un negocio. Nuestro primer
caso puede ser averiguar dónde diablos está mi tía.
Peyton sonrió.
—Mi abuela tenía razón, eres una emprendedora. Pensaré en ello. En serio,
podría ser una combinación perfecta.
—Por supuesto —le dije, una vez más no quería sobrepasar mis límites.
Peyton volvió con una media docena de cajas para nosotras, y luego se dejó
caer al lado de su madre.
—Déjame frotar tus pies, has estado demasiado tiempo sobre ellos hoy.
—No hay mucho que contar. Llegué a casa del trabajo y ella se había ido. —Ella
fue hasta Anadey y le tendió el collar—. Esto fue todo lo que encontramos.
Bueno, esto y un poco de sangre.
—Creemos que lo que sea que está… en los bosques… la capturó —le dije.
Anadey nos miró, sosteniendo cada una de nuestras miradas a su vez. Cuando
ella pasó hacia mí, sonrió suavemente.
—No creo que Marta esperara toda una bola de nieve tan pronto. Dime, Cicely,
¿qué pasó con tu madre? La conocí cuando éramos adolescentes, antes de
quedar embarazada. Nos distanciamos después de eso.
Tragué saliva.
—Ella no pudo manejar sus poderes y huyó, llevándome con ella. Murió hace un 54
par de años, asesinada por un vampiro.
—No me dijiste eso. Todo lo que dijiste fue que tu madre estaba muerta.
—No hay mucho para estar orgullosa de su muerte, ¿verdad? Krystal estaba
hasta el cuello. Una adicta al crack. Así es como conseguía el dinero para sus
drogas: era una puta-de-sangre. Su último cliente enloqueció sobre ella y la
drenó. La encontré bañada en su propia sangre y orina. —Me encogí de
hombros—. No tengo un montón de amor por los vampiros. O camellos.
Me encogí de hombros.
Anadey interrumpió.
A los seis años, los árboles se elevaban tan altos que estaban creciendo en los
cielos. Tal vez si los trepábamos, encontraríamos el Valhalla. Heather lo llamó el
hogar de los Dioses. Mi madre dijo que no existía. Pero de cualquier manera, yo
no tenía miedo, y después de un tiempo colándonos en el bosque, Rhiannon
tampoco lo tenía. Éramos mágicas de nacimiento, las hijas de las brujas, y nada
podría hacernos daño.
A pesar de que mi madre no era feliz de ser una bruja, pensé. Había oído los
argumentos a altas horas de la noche, cuando se suponía que debía estar
dormida.
—Bueno, eso es lo que he oído cada día cuando salgo. Las únicas cosas que
ayudan a ahogarlo son el alcohol y las pastillas, y déjame decirte, me inclinaré
ante una jarra de alcohol más rápido de lo que nunca me arrodillaré a los pies
de esa patética Sociedad o esa mojigata vieja urraca santurrona.
Y Krystal salió hecha una furia de la casa —la puerta batiéndose tras ella— y mi 56
tía echándose a llorar. En ocasiones Heather no lloraba, sin embargo. A veces
ella se mantenía en silencio, pero la escuchaba murmurar, hasta el final en mi
habitación. Sus palabras se filtraban en la brisa.
—Date prisa —insté a Rhiannon mientras ella iba a la zaga—. Grieve y Chatter
están esperando por nosotras.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó ella, pero apuró el paso. Podría correr más
rápido y jugar más duro de lo que ella podría, pero Rhiannon era la agraciada.
Ella podría ser una bailarina, pensé. Cuando creciera, ella podría ser una
bailarina, era tan alta y esbelta.
Extendí la mano y toqué el tronco del árbol tres veces. La tercera vez, se oyó un
ruido a la izquierda del sendero y me volví para ver a Grieve y a Chatter
saliendo desde detrás de un arbusto. Eran mayores —mayores de edad— pero
siempre habían sido educados y agradables y nunca hicieron nada para
hacernos sentir incómodas.
Nunca pensé en ellos como niños. Los niños eran ruidosos y desagradables y
sólo querían seguir alrededor de sus novias. Grieve y Chatter nunca dijeron
nada acerca de las chicas, y eran… bueno… diferentes. Ellos no eran humanos,
sabíamos eso, o mágicos de nacimiento. Eran Fae y parecían muy exóticos y
peligrosamente extraños. Sabíamos todo sobre los otros Súper en la zona, pero
sobre todo encontramos otros como nosotros.
Grieve nos hizo señas para que lo siguiéramos y sostuvo los arbustos a un lado
mientras nos deslizamos fuera del sendero y entrabamos en el bosque, evitando
el barranco mientras nos llevó a un claro a la izquierda.
—¿Por qué? —Yo no quería que nuestras visitas se detuvieran. Grieve y Chatter
nos habían enseñado cómo hacernos amigas de los Elementales y persuadirlos
para salir a jugar. Al menos, a veces. No siempre funcionaba, pero dijo que
cuanto más practicamos, mejor lo conseguiríamos.
—Así es, lo has hecho bien. De todos modos, Lainule quiere asegurarse de que
tengas un amigo que pueda ayudarte a enviar mensajes por el viento. Ella dice
que esto es muy importante. ¿Entiendes? Y debes recordar: siempre puedes
ponerte en contacto con nuestra gente a través del viento y alguien estará allí
para ayudarte, incluso si no los ves.
Lo miré fijamente a los ojos mientras la suave seda de su voz se deslizaba sobre
mí. El hombre de aspecto gracioso con los ojos tan claros, tan azules, que
parecían dos océanos contra la piel de aceituna de su rostro... Grieve fue
amable conmigo, y yo sabía que nunca me haría daño.
Solemnemente, asentí.
—No —me interrumpió, con los ojos brillantes—. No terminar la rima, Cicely.
Muchas criaturas repugnantes escuchan el viento. Escuchan los secretos
susurrados en salas oscuras, las promesas hechas en secreto, los juramentos y
las alianzas forjadas. No vuelvas a prometer por tu vida, ni por nadie.
—Está bien —le dije, con un poco de miedo. Nunca lo había visto tan
imponente. Era como si se hubiera cubierto con un manto y se veía aún menos
humano de lo habitual. Tenía la barbilla afilada, sus pómulos surcados, y sus
labios estaban llenos.
—Luego, Krystal me llevó —le dije—. Y nada volvió a ser igual. Pero recordé, y
mantuve mi promesa. Ulean me ayudó, y con el tiempo, las cosas comenzaron a
suceder. Ella me advirtió cuando estábamos en peligro. El viento podía tomar
un papel de mi mano, yo lo perseguía y bingo, habría un billete de veinte
dólares en la calle justo cuando nos estábamos quedando sin alimentos. Y a
veces, la brisa hacía tropezar a la gente que amenazaban con hacerme daño,
como este tipo… Estaba a punto de darme una paliza y una repentina ráfaga
alcanzó un bote de basura cercano y lo golpeó por detrás, dándome tiempo
para correr.
—Has vuelto antes, varias veces, luego te ibas otra vez. ¿Por qué?
—Mi madre me necesitaba. No podía dejarla allí sola, ella estaba tan...
Indefensa, tan frágil. Y yo no estaba lista, supongo. No estaba dispuesta a darle
la espalda a vagar. Comprometerme con la vida que yo sabía me esperaba aquí.
—Y la última vez, a los diecisiete años, yo no estaba preparada para
comprometerme con Grieve, por mucho que lo amara. Pero no quería decirlo en
voz alta.
—Y ahora, el viento te ha traído a casa. Tú y Ulean. —Anadey parecía querer
decir muchas cosas más, pero mantuvo su silencio.
—La criatura que describes es un tillynok, pero son por lo general pacíficas.
Algo debió de hacerla estallar. Y el Elemental de la nieve, ellos no son
conocidos por jugarles bromas a los humanos. A menos que estén vinculados,
como tu Ulean, por lo general sólo nos ignoran. Una extraña magia se ha
apoderado del bosque.
—¿Qué pasa con Grieve? ¿Qué pasa con la Corte Índigo que mencionó? ¿Eso 60
que Rhiannon visualizó?
—¿Cicely? Mira. —Rhiannon se dio la vuelta, sosteniendo uno de los libros que
había sacado de la estantería.
—De alguna manera, creo que tu respuesta sólo va a llevar a más preguntas —
dijo Anadey, mirándolo—. ¿Por qué me siento como que estamos abriendo la
caja de Pandora?
Corregido Nony_mo
P
oco a poco me abrí paso hasta la mesa del comedor, y los demás me
siguieron. Ajusté el libro sobre la mesa y lo abrí en la primera página
amarillenta. Las palabras estaban escritas a mano, en un texto claro y
firme. Tinta vieja. Páginas antiguas. El olor era de polvo de biblioteca y tiempo
pasado.
61
Inmersa en un secretismo más profundo que incluso el de la Corte Oscura está
la Corte Índigo. Mientras que los Unseelie son nefastos y peligrosos, la Corte
Índigo es considerada de los Fae caídos, corruptos porque no sólo tienen su
propia línea de sangre, sino también la sangre de la Nación Vampiro. La fusión
de las dos razas evolucionó en una raza más fuerte, y sin embargo, con sus
propias vulnerabilidades únicas.
Eché una ojeada hasta que llegué a un pasaje que parecía responder a su
pregunta.
Hace unos mil años, un grupo de exploración de la Nación Vampiro dirigido por
Geoffrey el Grande intentó una incursión en la Corte Oscura. Se llevaron a los
presos —un grupo de cautivadoras hadas oscuras. Intentaron engendrar en las
mujeres con el fin de infiltrarse entre los Unseelie, utilizando las técnicas que
siempre habían usado con éxito en seres humanos.
En primer lugar, los vampiros descubrieron rápidamente que sus nuevas hijas
no estaban atadas a ellos como estaban los humanos. En segundo lugar, las
mujeres Unseelie todavía podían utilizar la mayor parte de su magia, así como
tenían la fuerza de los vampiros. Pero se habían desplazado aún más en el
Reino de las Sombras.
Con los años, la Corte Índigo desapareció de la vista mientras crecía en número
y fuerza. La Nación Vampiro ha jurado obtener venganza por su derrota y
humillación. Una profecía de los suyos, primero presentada por Crawl, el
Oráculo de Sangre, habla de la ruptura en una eventual guerra entre las dos
razas.
—Me pregunto, ¿es ese el Geoffrey que conocemos? ¿Regente de esta zona?
—Y ahora están listos para salir de la oscuridad hacia la luz. Eso bien podría
significar la destrucción de todos y todo lo que tocan. Y… creo que han 63
convertido a Grieve.
—Supongo que descubrir cuáles son sus debilidades. Tenemos que buscar en
ese libro para obtener más información. Rhiannon, Leo trabaja de planificador
de agenda. ¿Crees que puede preguntarle a sus empleadores sobre la Corte
Índigo? Al parecer se odian tanto que los verdaderos vampiros creen que hay
una guerra avecinándose. Podríamos encontrar algo de información útil de
ellos.
—Puedo preguntar, pero parece peligroso. Pero... veré lo que puedo averiguar.
—Tengo que leer este libro de principio a fin —dije—. Por alguna razón, Marta
me confió su negocio. ¿Podría tener algo que ver con lo que se enfrenta New
Forest? Quiero decir, yo soy una bruja competente, pero totalmente
autodidacta, y Ulean es realmente la razón por la que estoy viva.
No, eso no es cierto. Puedes hacer mucho sin mi ayuda. Solo ofrezco lo que
puedo. Ulean barrió a mí alrededor, sus suaves corrientes abrazándome. Estaré
aquí para ayudarte en todo lo que pueda en esto. Ya lo sabes.
—No lo sé —dijo Anadey—. Pero ahora, más que nunca, creo que ella previó
algo que la hizo tenerte para hacerte cargo de su negocio y su lugar en la
Sociedad. Voy a ver si puedo encontrar información sobre cómo ponernos en
contacto con los dirigentes de la mayor organización. No tengo ni idea de
quiénes son. Mientras tanto, voy a hacer lo que pueda para ayudar. Confía en
mí, hay una razón por la que ella invirtió en ti con su práctica mágica.
Simplemente no sabemos lo que es. Aún.
No les di voz a mis pensamientos, pero no podía evitar desear que mi tía
estuviera alrededor para ayudarme y guiarme. Heather podría manejar esto
—yo no tenía ni idea de qué hacer. Me las arreglé para mantenerme con vida en
las calles a través de los años, pero eso era diferente. Las personas son más
fáciles de tratar que los Supes, y por lo que acababa de leer, la Corte Índigo 64
básicamente me hacía pensar en vampiros con esteroides.
Y ahora, Grieve era uno de ellos, o al menos parecía eso. Tenía que retroceder,
aferrarme a mi corazón hasta que supiera más acerca de lo que le había
sucedido. La idea hizo que me dieran ganas de llorar, pero lo había aprendido
de la manera difícil: la gente confía cuando le advierten que no confíes en ellos.
Grieve me había dado un montón de advertencias.
Peyton sonrió.
—Una mujer conforme a mi corazón, múltiples computadoras. Eso me gusta.
Bien, ¿cuál es tu dirección de e-mail?
La miré.
—Oh, hombre, necesitaba esa sonrisa. Ni siquiera pensé en eso cuando elegí
ese nombre de usuario.
—Sí —dije en voz baja—. Creo que todos necesitamos reír, aunque sea un poco.
Bueno, vamos a la cuestión que nos ocupa. Vamos a ver… La plata hiere a los
vampiros, ¿verdad?
65
—Sí, pero a las hadas tienden a gustarle —dijo Anadey. Cuando la miré, ella
agregó—: Puedo ser propietaria de un restaurante, pero mi título es en la
mitología y el folklore.
—¿Así que los Fae vampíricos lo aman o lo odian? —Reflexioné sobre ambos y
decidí que no tenía lo suficiente para ir a por ello—. Está bien, pongamos un
signo de interrogación después de eso. ¿Qué más? ¿Ajo? ¿Agua bendita?
—Ajo… Otro tal vez —dijo Anadey, empujando hacia atrás su silla—. Pero
sabemos que los artefactos religiosos sólo tienen poder sobre los mortales. E
incluso entonces, sólo tienen poder sobre los vivos que creen en la religión, y
los fantasmas que siguieron ese sistema religioso en particular. Una cruz no
puede lesionar a un fantasma que era un ateo en vida, una estrella de David no
va a tocar el espíritu de un cristiano. Y las criaturas astrales que nunca fueron
humanas no son molestadas por ninguna de ellos. —Hizo una pausa y sacudió
la cabeza—. Voy a hacer un poco de té. Vuelvo en un momento.
—Si Myst ahora gobierna el bosque, me pregunto qué pasó con Lainule. ¿Hay
alguna manera de ponerse en contacto con ella? La reina de los ríos y las
corrientes siempre parecía ser amigable con los seres humanos. Espero que ella
no esté muerta. —Un pensamiento cruzó por mi mente—. Si ella todavía está
viva, ¿nos ayudaría? Otra pregunta.
Peyton parpadeó.
—Yo puedo hacer una lectura del tarot y ver qué puedo averiguar.
Había estado pensando en la misma línea y me puse a hojear el libro. Era denso,
y gran parte de él hablaba de cosas que yo no entendía, gente muerta desde
hace mucho tiempo, lugares de los que nunca había oído hablar. Leí, dejando
que Peyton y Rhiannon charlaran.
—La garganta de la abuela —su voz era clara, pero podía oír el temblor en ella.
—Sí, yo estaba pensando lo mismo. —Volví a las páginas amarillentas hasta que
encontré otro pasaje que parecía importante.
Los cambiados por la Corte Índigo tienen que ser Faes para ser convertidos. A
diferencia de los verdaderos vampiros, los Fae vampíricos no pueden cambiar a
los humanos o a la mayoría de los seres Súpernaturales. Sólo pueden
transformar a otras hadas y los mágicos de nacimiento. Su mordida les
esclavizará, y esa esclavitud puede durar toda la vida, pero si drenan a un
mortal —un mortal real— ese mortal morirá.
—Entonces, podemos asumir con seguridad que Myst y su gente son los que
atacan a los mágicos de nacimiento, así como a la gente del pueblo. Se
alimentan de la sangre y la energía, y pueden cambiar a los nacidos mágicos y
utilizarlos para sus propios fines. Una combinación terrorífica.
—Tenemos que hablar con Geoffrey. Las dos facciones son enemigos mortales,
o mejor dicho, inmortales. Si bien la Corte Índigo no puede cambiar seres
humanos de la misma forma en que un vampiro puede, sin duda pueden hacer
una comida de ellos. Puede que tengamos que pedir ayuda a la Nación
67
Vampiro.
Cerré el libro, mirando a la calle. Todo parecía tan normal, pero por debajo de la
corriente de la vida cotidiana corría un río oscuro de energía. Es lo que sentí
cuando vi por primera vez hacia el barranco junto a Veil House, y eso nos había
seguido hasta aquí. La idea de pedir ayuda a los vampiros me revolvió el
estómago después de lo que le había pasado a mi madre, pero Anadey podría
estar en lo cierto. Necesitábamos ayuda, no podríamos luchar contra toda la
Corte Índigo por nuestra parte.
—Lo siento, pero sí. Creo que tenemos que hacerlo. La Sociedad se está
cayendo a pedazos. Estamos por nuestra cuenta aquí. Y a pesar de nuestra
magia, no somos competencia para Myst y su gente.
Las salas de Marta eran fuertes y lo que fuera eso no podía llegar más allá de
ellas. Todavía. Pero estaba segura de que los espías de Myst sabían que
estábamos aquí.
Después de que cargamos tres cajas de libros y cuatro cajas de suministros
mágicos en el baúl del Favonis, dejamos a Peyton y Anadey en el restaurante de
nuevo.
—Me gustan, sobre todo Peyton. Es tranquila y de voz suave, pero hay una
fuerza en ella.
—Eso debe haber sido duro, crecer. Al menos esun hombre puma y no un
licántropo, que sería mucho peor.
—¿Qué dirías si le pidiera a Leo que se quede por un tiempo? Me sentiría mejor
con alguien más en la casa. Sobre todo ahora, después de lo que hemos
descubierto. Y como él trabaja para Geoffrey, y los vampiros odian la Corte
Índigo…
Recogí su línea de pensamiento —si sabían que uno de sus empleados estaba
viviendo cerca de peligro, tal vez estarían dispuestos a protegernos. Traté de
empujar mis sentimientos conflictivos sobre Grieve fuera del camino, me mordí
el labio y asentí.
—Sí. ¿Por qué no lo llamas ahora? A ver si está en su casa.
Llamó y tuvimos suerte. Leo había sido dado de baja esta tarde y estaba
pasando el rato en su apartamento. Nos dirigimos allí antes de ir a casa, muy
conscientes de que la oscuridad estaba cayendo.
En el minuto en que llegamos al interior, sin más cosas por hacer, Rhiannon le
preguntó si se quedaría en casa con nosotras durante un tiempo. Ella tropezó
con sus palabras, y me pregunté si estaba preocupada por cómo afectaría esto
a su relación, pero Leo se lo tomó bien.
Él se encogió de hombros.
—No te preocupes. Si parece que voy a estar en la Casa Veil más de un mes o
dos, daré aviso. Ahora que Elise se ha ido, compartíamos el apartamento, hay
un montón de equipaje aquí. —Él puso su brazo alrededor de Rhiannon—.
Estábamos hablando de irnos a vivir juntos, de todos modos. Este parece ser un
momento tan bueno como cualquier otro. ¿Puedes llevar a mi gato, Bart?
Tiró de una bolsa mientras yo animaba a Bart a bajar de la parte superior del
refrigerador. El Maine Coon era juguetón, pero cuando abrí el porta gatos, soltó
un purp y miró a Leo, que estaba llenando su mochila. Ya había llenado dos
maletas, una con ropa y otra con ingredientes de hechizos y hierbas.
—Tú no entrenas gatos. Ellos te entrenan a ti. Marta me lo dio cuando tenía
nueve semanas de edad, y realizó un ritual de enlace para nosotros. Al parecer,
Bart tenía que estar con un curandero, así que Marta me presentó a él y Bart lo
aprobó. Hemos estado juntos cinco años, y ha sido de gran ayuda. Y un amigo
de verdad —agregó en voz baja.
Me asomé hacia adentro del portador. Me encantaban los gatos, pero no había
oportunidad de tener cualquier tipo de mascota cuando Krystal y yo estábamos
en la carretera.
Hola. No vino como una palabra, sino como una impresión en la corriente de
aire que brotaba del filtro de aire en el suelo cerca de la recepción. Me quedé
mirando al gato. El saludo sin duda había venido del Maine Coon, pero él sólo
70
me miró y parpadeó, largo y lento. Parpadeé de nuevo.
—Estoy listo —dijo Leo, interrumpiendo mis pensamientos—. Son casi las cinco
y media. Tenemos que salir.
—Sí, la luz empieza a desvanecerse. —Me asomé por la ventana—. Será mejor
que nos vayamos.
—Vamos. Vamos a casa, pequeño amigo. Yo... Yo… —Su voz entrecortada me
hizo girarme. Dejó al gato y se sentó en una silla cercana, frotándose la
cabeza—. Heather es la única familia que tengo. No puedo perder a mi madre…
No puedo.
—Y yo no soy de la familia aún, pero estoy aquí y te amo —dijo Leo, afligido—.
Todos vamos a cuidarnos los unos a los otros.
Ella lo miró.
Él sonrió suavemente.
—Lo sé.
El viaje de vuelta a la Casa Veil fue en silencio excepto por el maullido ocasional
de Bart.
—No hay muchos gatos a los que les guste —dijo Leo, sacudiendo la cabeza—.
Pero Bart no está realmente quejándose, acaba de preguntar cuánto tiempo
tiene que permanecer en el portador.
—Cuatro de ellos son salvajes y no soportan estar encerrados. Pero los otros
tres se quedan dentro de la casa. —Cuando nos detuvimos en el camino de
entrada, ella me miró—. Asegúrate de cerrar bien el Favonis. No queremos
sorpresas desagradables esperando en caso de que tengamos que despegar
durante la mitad de la noche.
La Fae probablemente podría abrir el auto, pensé, pero entonces, de nuevo, con
el acero y el hierro, tal vez no. Tenía la esperanza de que esa parte de la leyenda
y la tradición se pusieran a prueba.
Nos miramos los unos a los otros. Heather había desaparecido. Estábamos
frente a un grupo de Fae vampíricosque eran mucho más mortíferos que sus
parientes oscuros de cada lado. Estaba a punto de embarcarme en iniciar un
negocio del que no sabía nada, que no sabía cómo manejar, y no estaba segura
de poder llevar.
72
Oh, sí, y estábamos sentados como patos, esperando a que el otro zapato
cayera.
Rhiannon asintió.
—Todavía creo que vamos a necesitar más ayuda. —Leo puso la portadora de
Bart en la mesa y la abrió. Bart lentamente se escabulló de allí, mirando a su
alrededor. Leo se tumbó en el sofá, con las piernas cruzadas en posición de
loto. Silbó y Bart pausadamente saltó a su regazo. Acariciando al Maine Coon
alrededor de las orejas y la barbilla, él dijo—: ¿En quién más podemos confiar?
—Creo que ella va a ser muy útil. Mañana durante el entrenamiento con ella,
lleva la conversación a preguntarle exactamente en lo que es más fuerte. —
Rhiannon se sentó en el escritorio de Heather y chasqueó los dedos—. ¡Ya sé!
¿Qué hay de Kaylin?
—¿Quién es él? —Me quité la chaqueta y me senté en la esquina del brazo sofá.
—No cuentes los pollos antes de que se conviertan en KFC. ¿Por qué crees que
podría ser capaz de ayudarnos?
73
—Porque él es un rebelde, y su mejor amigo era un miembro de la Sociedad.
Murió en un accidente de auto, aunque sospecho ahora que fue la Corte Índigo.
—La cara de Leo se oscureció.
Rhiannon negó con la cabeza, con una expresión sombría en su rostro mientras
se levantaba.
—¿Conspiración?
—Piensa en ello. A los policías no les importa que la gente esté muriendo y
desapareciendo. El mismo Grieve dijo que Myst controla la ciudad. Ella debe
tener alguna forma de controlar a las autoridades. Es probable que sea fácil
para ella ocultar historias como esta. —Comenzó a buscar a través de la mesa
de trabajo.
—Pero seguro que la gente habla… ¿Qué estás buscando?
—Cualquier cosa que nos pueda ayudar. Cualquier cosa que mi madre podría
haber escrito u ocultado que podamos utilizar. —Se detuvo y miró por encima
del hombro—. Tenemos que buscar en toda la casa. ¿Puedes revisar el buffet de
allí? —Señaló con la cabeza a un buffet de antigüedades parado contra la
pared.
Volví a mi búsqueda.
—¿Qué es esto? —dijo Rhiannon, sacando una pequeña libreta. Ella la sostuvo
en alto—. Esto se parece… Ummm, a ver ¿qué te parece esto, ¿eh? —Cuando
ella volvió a la mesa, empujé el cajón de golpe y me le uní.
—Tienes razón. —Rhiannon tamborileó con las uñas sobre la mesa—. Pero esa
marca… ¿Y eso? —Hizo un gesto a un círculo negro sobre el que se indicaba el
bosque y el barranco.
—Círculo oscuro. ¿Luna oscura, tal vez? ¿Luna nueva? —Me encogí de hombros.
—Por lo menos el pentáculo sobre la casa tiene sentido, ya que es un símbolo
mágico.
—Kaylin estará mañana por la mañana. No le gusta viajar solo por la noche.
—Tu madre estaba usando esto cuando estaba practicando mis artificios
salvajes. Heather me dijo que New Forest está construido sobre un campo de
energía muy potente y que es por eso que las plantas aquí son tan poderosas.
Dijo que la Sociedad origina una gran cantidad de energía de la tierra de por
aquí y ella hacía un seguimiento de las líneas de ley.
—No, no lo estoy. —Él negó con la cabeza—. New Forest está construido sobre 75
una poderosa serie de líneas de ley.
Las líneas ley eran las redes de energía que viajaban a través de la tierra. Podía
sentirlas cuando estaba cerca de una montaña o en zonas elevadas, y a veces
alrededor de los estanques o arroyos o lagos. Pero como mis poderes
procedían del viento, no siempre podía decir claramente dónde estaban.
Por supuesto.
—Tú puedes sentirlas, ¿no? —Me volví hacia Rhiannon—. Trabajas con fuego,
debes ser capaz de sintonizarlas en la zona de la cascada de los volcanes.
—¿Desde qué? —Leo la miró, luego se volvió hacia mí—. ¿Qué me estoy
perdiendo?
—No se lo he dicho. Pero iba a hacerlo, cuando pensara que era el momento
adecuado. Supongo que sería ahora. Y es hora de que te diga a ti toda la
historia también, Cicely. —Se miró las manos—. Ustedes dos podrían estar en
peligro al vivir aquí, y no sólo por la Corte Índigo.
—Estabas sobre los trece años, ¿no? —Sabía un poco de la historia, pero muy
poco.
Cuando Rhiannon volvió a hablar, su voz era tan baja que apenas podíamos
oírla.
—No, desearía haberlo sido. Pero se pone peor. Las llamas… Nunca olvidaré el
olor. Había una chica de diez años en el auto y no podía salir. Nadie podía
llegar a ella porque el fuego ardía tan caliente y entonces, el auto explotó. Ella
murió. Yo la maté. Ella murió por mí.
—Yo no quería hacerlo, pero Cicely, maté a esa niña y más de una década
después, todavía recuerdo sus gritos, sus golpes en la ventana, tratando de salir.
Y las llamas eran tan calientes… Tan calientes. Y luego la explosión… La vi morir,
y todavía la veo todos los días. Me persigue en mis sueños. No he tocado mi
fuego desde ese día.
—No puedes huir del fuego. Si sigues huyendo de él, las llamas se acumularán
dentro de ti. ¡Te devorarán! Mira lo que pasó con Krystal. Huyó de sus poderes y
terminó encadenada como una puta de sangre. Murió en un callejón sin
nombre, porque tenía miedo. Rhiannon, tienes que ser fuerte.
—La Sociedad dijo que era imperfecta, que nunca voy a ser capaz de controlar
mis poderes. Marta amenazó con patear a Heather si alguna vez me enseñaba a
usar mis habilidades. Lo descubrí por casualidad, así que un día le dije que
habían desaparecido, para impedir que se preocupara. Ella nunca me lo creyó.
—La Sociedad de las Trece Lunas está casi extinta. No podemos confiar en
nadie más que en nosotros. Estamos en esto solos. Pregúntale a Kaylin si está
interesado en unirse. Si confías en él, ve a por ello. Y Leo, ¿podría hacerle a
Geoffrey una llamada ahora que el sol está abajo?
—Todavía no creo que sea una buena idea, pero voy a organizar una reunión.
—La expresión de su rostro me dijo que pensaba que estaba loca.
—Haz eso. —Cansada, pues el día había parecido mucho más largo de lo que
las palabras pudieran expresar, suspiré y me empujé sobre mis pies—. Mientras
tanto, tengo que desempacar.
78
Capítulo 7
Traducido por Malu_12
U
na vez en mi cuarto, saqué mi billetera y conté la cantidad de dinero
que me quedaba. Las cuentas de cheques no habían sido parte de mi
vida. Quinientos veinte y tres dólares. Añade a eso los cuatro mil por
comprobar los negocios de Marta y aun así necesitaría un trabajo en poco
tiempo.
79
La cartera había sido de Krystal. Siempre había sospechado que se la había
quitado a algún John2. Por qué lo había guardado no lo sabía, pero era uno de
los pocos vínculos que tenía con mi madre. Había contenido una sola foto
cuando lo encontré en su cuerpo magullado y ensangrentado. Deslicé la foto
fuera de la cartera y le di la vuelta. Una arrugada foto de mi madre y Heather,
con los brazos de una alrededor de la otra. Krystal y Heather habían tenido
veinte años, de acuerdo con la fecha escrita en la parte posterior. Se veían tan
jóvenes, y Heather estaba sonriendo con el viento soplándole el pelo en la cara.
Krystal también sonreía, pero había algo en su mirada –un miedo que nunca
había salido de ella.
—Simplemente no puedes hacer las cosas bien, ¿verdad? Siempre las jodes. —
No había llorado cuando me enteré de su muerte, y dos años más tarde, todavía
no podía llorar. Sólo había un vacío–un agujero lleno de humo oscuro.
El pasado se ha ido. No había nada que pudiera hacer para cambiarlo ahora, y
de verdad, a pesar de los problemas de mi infancia, me gustaba a mí misma. Y
si lo hubiera tenido más fácil, ¿quién sabe qué habría resultado ser?
2
Jhon: Se refiere a Jhon Doe, término utilizado para referirse a un personaje anónimo, de
identidad desconocida.
Después de un momento, apoyé la foto contra la lámpara del escritorio y
cuidadosamente saqué un paño suave negro, enrollado y atado con una cinta.
Gracias a mi infancia nómada, había mantenido mis herramientas mágicas al
mínimo, también, haciendo de que cada ítem una multitarea.
Desaté la cinta y extendí la tela para revelar un Daga Athame3—mi daga ritual.
Doble hoja, la empuñadura de plata grabada con un motivo de búho, la hoja
pulida. Junto a él, envuelta en papel de seda para mantener su seguridad, había
una pluma de lechuza. La posesión misma de la pluma me podría atraer una
fuerte multa y/o tiempo en la cárcel ya que estaba protegida por las leyes de la
vida silvestre, así que la mantenía fuera de la vista. Cuando la toqué, zumbó.
Primero, sin embargo, teníamos que hacer algo acerca de Rhiannon. Ahogar
toda esa energía mágica no podía ser bueno para ella.
Mi prima y yo habíamos nacido el mismo día del solsticio de verano con doce
horas de diferencia. Rhiannon nació al amanecer, una hija del sol, cuando el
curso estaba todavía creciente, y yo nací en la oscuridad, una hija de la luna,
cuando el curso había cambiado a menguante. Crecimos llamándonos gemelas,
a pesar de que no nos parecíamos en nada.
3
Athame: Es una daga ceremonial utilizada en la Wicca.
4
Palo de Mancha: Es un conjunto de hierbas secas a menudo utilizadas por los miembros de
distintos movimientos religiosos. Las hojas son generalmente atadas con cuerdas en un
pequeño paquete y luego secadas. Las plantas que se usan con frecuencia incluyen salvia,
cedro, lavanda, entre otras.
Ella se parecía a su madre, que me enteré después que era Krystal.
Ámbar y azabache, nos llamaba la tía Heather cuando éramos pequeñas. Fuego
y hielo.
Rhiannon había sido siempre la más tranquila, más empeñada en pensar las
cosas antes de actuar. No era exactamente tímida, sino que ella parecía delicada
para mí, casi como una caña hueca.
Las cañas son fuertes, ya sabes, me susurró Ulean. Se doblan durante las
tormentas, en lugar de romperse.
Hacen una buena balsa, así que no las descuentes tan rápido.
Sacudí lejos de la idea de que Rhiannon era una balsa salvavidas y me dirigí
escaleras abajo para encontrarla terminando en la cocina. Se veía impecable. 81
—No puedo pensar en eso ahora. Todo es demasiado para asimilarlo. Así que
dime lo que pasó con Grieve.
Negué.
—Déjalo ir. Lo que sucederá,sucederá. Y tal vez... tal vez es aún quién era. Tal
vez él pueda sacudirse del cambio de alguna manera… No es como si estuviera
muerto, si lo que el libro dice es correcto.
Poco a poco, me dirigí a la puerta y la abrí. No había nadie allí. Salí al porche,
mirando a derecha e izquierda, y casi de inmediato sentí la mirada de alguien
centrada en mí desde el barranco.
Una mirada más al comienzo del sendero mostró a un lobo parado medio-
sobre y medio-fuera de la ruta.
Grieve.
Extendí la mano y le toqué la nariz. Una chispa rebotó hacia arriba y abajo de mi
espina dorsal, luego se extendió a través de mi estómago donde se encontraba
la cabeza de mi tatuaje de lobo. Una resonancia hormigueó en mis abdominales
inferiores, cantando a través de la tinta. Di un grito ahogado cuando el lobo se
levantó, sus patas delanteras sobre mis hombros y me miró a los ojos. En otro
instante, el animal había desaparecido Grieve me tomó en sus brazos y apretó
sus labios contra los míos.
—Suéltame. —Grieve me abrazó tan fuerte que apenas podía respirar. Le di un
codazo, tratando de salirme.
—Grieve, por favor para. —Había estado en suficientes situaciones con adictos
al crack locos en busca de dinero para la droga o de un polvo rápido que había
aprendido a relajarme y evitar desencadenar los botones de pánico. Grieve
podría no ser un drogadicto, pero noté el filo de navaja en su voz.
Él soltó un ladrido.
—Secuestro es una palabra tan fea, ¿no te parece? —Se detuvo, su rostro
inexpresivo. Luego sacudió la cabeza—. No, yo no me la llevé, te lo juro por mi
vida que no lo hice. Pero sé quién lo hizo. Te lo dije, Myst gobierna la ciudad. Y
ella siempre obtiene lo que quiere.
—Así que supongo que mi siguiente pregunta es, ¿gobierna Myst tus acciones?
¿Eres tú verdaderamente parte de la Corte Índigo ahora, Grieve? ¿Qué pasó con
tu devoción a la Reina de los Ríos y las Corrientes? ¿Sigue Lainule viva?
Se inclinó hacia mí y pensé que me podría besar de nuevo, pero en lugar de eso
se quedó a pocos centímetros de mis labios.
Entrecerré los ojos. Él no me había hecho daño todavía, pero eso no garantizaba
que mi suerte se mantendría. Me tensé para correr en caso de que decidiera
venir por mí.
—Te lo voy a preguntar una vez más: ¿respondes a la Corte Índigo? ¿Eres… eres
uno de los Fae vampíricos? ¿Qué pasó con Lainule?
—Yo nací del Cambyra… Pero pregúntate esto: ¿cómo crees que aquellos de
nosotros que pertenecemos a la nobleza salvamos nuestros cuellos? La Reina
de los Ríos y las Corrientes logró escapar. No sabemos dónde está, y por eso
estoy agradecido. No me gustaría verla a merced de Myst. Pero cientos de
personas en la corte fueron sacrificadas. Masacradas. Las vi morir,
despedazadas, con sus almas drenadas, aun cuando sus venas seguían
desangrándose. —Se estremeció, una mirada de repulsión llenando su cara—.
La Corte Índigo se alimentó en un frenesí, Cicely. Como tiburones o pirañas.
Pueden devorar vivos a sus víctimas. Son sangrientos y terribles, y todo sin
remordimiento. Decidí renunciar al placer de esa muerte en particular. Chatter
se salvó sólo por dos razones: él no es uno de la nobleza, y yo les rogué que me
dejaran tenerlo como mi mascota. Me puse de rodillas por él, y por eso vive.
—Más de lo que nunca podrás saber. —Con otra risa, pasó su mano abajo por
mi brazo, luego me enganchó por la cintura. El frío se colaba en mi cuerpo, pero
apenas me di cuenta. Un remolino de copos de nieve cayó, girando en torno a
nuestros rostros mientras su respiración venía en bocanadas suaves, calentando
mi cara.
—Vete. Vete antes de que te lleve justo aquí. Ya no puedo postergar más mi
naturaleza.
—¡No dudes de mí! Yo sé quién soy. Yo sé lo que soy. Ahora, ¡vete, maldita sea!
—Se dio la vuelta con los ojos ardiendo, entonces el aire brilló cuando se
transformó de nuevo en lobo y enseñó los dientes. Muy lentamente, me alejé 86
hacia la casa, rezando para que ni Rhiannon ni Leo dijeran una palabra hasta
que estuviéramos en el interior. Un movimiento en falso, un sonido malo, y
Grieve estaría sobre mí y me rompería en pedazos o me llevaría lejos. Al llegar a
la entrada, subí los escalones, me giré y troté hacia el barranco.
Leo cerró la puerta detrás de nosotros, y luego la boqueó. Una tabla delgada de
madera era lo único que se interponía entre nosotros y la Corte Índigo
peligrosamente seductora.
A
la mañana siguiente, de camino al gimnasio en el Conservatorio New
Forest, mantuve mis ojos abiertos, pero nada parecía fuera de lugar. Le
había prometido a Rhiannon que me encontraría con ella para tomar un
café después de mi entrenamiento antes de que se fuera a trabajar.
Eché un vistazo a los grandes ventanales en saliente salpicando los lados de los
edificios. Luces brillaban dentro, a excepción de dos edificios, los cuales
parecían no tener ventanas en absoluto. Al principio no podía entenderlo, pero
luego esto encajó, vampiros. Deben ser los edificios donde se llevaban a cabo la
mayoría de las clases de la noche.
—Hombre, este lugar tiene una gran cantidad de árboles —dije, mirando hacia
arriba a las espesas líneas de roble, cedro y abeto que se elevaban alrededor de
los edificios. Eso es una cosa de la que me había perdido en LA, los árboles.
Una mujer joven estaba sentada detrás del escritorio, sus brillantes ojos topacio,
rodeados de negro.
89
¿Hada? No… Hombre lobo. Pude olerla directamente. Extraño que ella trabajara
aquí, pero al menos el Conservatorio New Forest no discriminaba en el empleo.
La nariz de la chica tembló y ella me dio una mirada de desdén, pero comprobó
el registro sin decir una palabra. Ella negó con la cabeza. —Lo siento, yo no la
veo listada aquí. Todo el mundo que entra está obligado a dejar su tarjeta de
membrecía en el escritorio, así que sabría si ella llegó.
Negando con la cabeza, me acerqué a uno de los bancos por la ventana grande
con vistas a la plaza principal. A las ocho menos veinte, estaba cada vez más
preocupada. Saqué mi teléfono celular y marqué el número de Peyton.
Después de sonar cinco veces entró su buzón de voz y dejé un breve mensaje. A
las siete cincuenta yo me estaba preocupando, ya a las ocho, agarré mi bolso y
salí. Me debatí si llamar a Anadey o a la policía, pero decidí esperar para ver lo
que Rhiannon tenía que decir.
Crucé el campus hasta el Grove, el principal restaurante en la escuela, y llamé a
Rhiannon en el camino. —Escucha, ¿puedes verme antes? ...Sí, el Grove, es… Yo
no sé si algo anda mal, pero no tengo un buen presentimiento sobre esto.
Mientras colgaba, entré a Brekhart Hall y tomé las escaleras hasta el piso
inferior. Los pasillos eran amplios y acogedores, si viejos, y me hacían desear
haber podido asistir aquí cuando era más joven. Pero esos días habían pasado
de largo.
Tal vez puedas asistir a una clase nocturna o dos, una clase patrocinada por la
comunidad, dijo Ulean.
Puede ser… Pero con lo que está pasando, no estoy muy segura de que sea una
buena idea.
El Grove era una agradable y amplia habitación. En lugar de largas mesas para
cenar, había decenas de mesas cuadradas, cada una con capacidad de cuatro a
90
seis personas.
El ambiente sin duda se sentía más como un restaurante que como una
cafetería. La edad promedio de los estudiantes parecía en línea con lo que yo
había leído, jóvenes adolescentes hasta mediados de veinte. Y todos ellos
sentían hormigueos de energía.
—Caramba, hace frío afuera. Pero esto me hace sentir casi humana. —Ella dejó
escapar un largo suspiro.
—¿Qué pasa?
—Lo que pasa es que Peyton no se presentó y no puedo conseguirla por
teléfono. Traté de llamarla varias veces. Nada.
—Yo estaba esperando por tu consejo. No quiero asustarla en caso de que sólo
sea un problema con el auto. Pero Peyton tenía mi número de teléfono y estoy
segura de que me habría llamado si hubiera sido eso.
Sólo dilo francamente, niña. Esa es la única forma en que puedes. La presencia
calmante de Ulean ayudó y me aclaré la garganta.
—Peyton nunca apareció y ella no ha llamado. ¿Pensé que tal vez se olvidó de
su móvil en casa y ha tenido problemas con el auto?
Silencio. Entonces, un suave pero audible jadeo llegó por el aire, como si
alguien se hubiera quedado sin aliento. —No, ella lo tenía cuando salió. Tenía la
intención plena de encontrarse contigo, Cicely. Creo que yo llamaría mejor a la
policía.
—¿Quieres que vaya? Rhiannon tiene que trabajar, pero yo puedo estar allí en
diez minutos. —Empujé hacia atrás mi silla.
—¿Lo harías, por favor? Aunque yo no sé qué bien hará la policía. Ellos no están
ayudando mucho a nadie últimamente. —Me dio su dirección y colgó.
Ella me llevó a la sala de estar, que era más pequeña que mi dormitorio en la
Casa Veil, e hizo un gesto para que me sentara. Los policías ya estaban allí, y
parecían aburridos.
Él se puso de pie y, junto con su compañero, salió del apartamento. Anadey los
vio irse, y luego lanzó la puerta, cerrándola, furiosa.
—Esa es la actitud que todos los policías han tenido desde… Desde que todo
esto comenzó a suceder. Estoy sorprendida de que Geoffrey esté aguantándolo.
Los vampiros recorren la ciudad, tú lo sabes, ellos siempre lo han hecho. Ahora
parece que hay una nueva reina diciendo la última palabra y eso no puede estar
yendo muy bien. —Se inclinó contra el mostrador, sus labios apretados juntos.
—¿Se suponía que tenía que parar por algo antes de que ella se dirigiera al
gimnasio? Si es así, podemos seguir su progreso.
—Estoy en eso —le dije—. ¿Tienes una foto de Peyton que pueda llevar
conmigo? Creo que debes quedarte aquí en caso de que ella llame y necesite
ayuda.
—Aquí, toma esta. —Anadey abrió un pequeño marco de plata labrada y retiró
la foto, entregándomela—. Gracias, Cicely. Gracias por buscar a mi bebé. Sé
que ella es una mujer adulta, pero…
Nadie más aparte del empleado estaba en la tienda y arrojé uno de diez en el
mostrador por mi combustible, luego extendí la foto.
El hombre empujó la foto de nuevo hacia mí. —Conozco a Peyton. Y sí, pasó
para llenar su tanque. ¿Ella está en problemas?
—Espero que no —murmuré. Luego, más fuerte, dije—. No de mí. Sólo estoy
tratando de localizarla. Oye, ¿la policía vino a comprobar si había estado?
Lo qué había hecho. Lo que significaba que había desaparecido después de que
había llenado el combustible.
Me paré al lado del Favonis, cerrando mis ojos mientras trataba de escuchar el
viento por cualquier susurro que pudiera darme una pista. Cualquier pista.
Ella dijo que estaba en la casa de su novia, pero más tarde, supe que estaba
jodiendo con mi mejor amigo…
La madre tiene cáncer. ¿Vas a venir de visita o no?
Ha habido una migración de hadas lejos de la zona desde que los Cazadores de
Sombras han venido a jugar. Cazan por el día y la noche. Peligrosos.
O la Corte Índigo.
Una mirada alrededor y escuchar al viento me dijo que nadie estaba cerca de
aquí, pero los senderos de energía llevaban directo al auto y luego,
abruptamente, se cortaban, como si hubieran sido empapados.
La puerta del conductor estaba sin seguro y por eso la abrí, asomándome
dentro. El bolso de Peyton estaba en el asiento del pasajero, pero las llaves no
estaban por ningún lado que se vieran. Miré a mí alrededor, pero no encontré
nada inusual. Su bolsa de deporte estaba en la parte de atrás, por lo que había
estado en su camino a mi encuentro. Un recibo por la gasolina asomó del
mango del vaso.
Dando un paso atrás lejos del auto, miré alrededor. Un camino llevaba a la
izquierda, hacia el bosque. Un leve soplo de energía me tocó en el hombro.
96
¿Se fue por ese camino, Ulean?
Yo creo que sí, un débil resto de su aura permanece. Pero ella no está en
ninguna parte cerca de aquí, eso puedo decírtelo.
Cuida mi espalda.
—¿Sí? ¿Peyton?
Anadey dejó escapar una tos estrangulada. —Sí, va allí a correr a veces, a pesar
de que solía ir mucho más, antes de que la sombra se apoderara de la ciudad.
Cicely, ¿crees… que ellos la tienen?
No quería decir que sí, pero las palabras se derramaron antes de que pudiera
detenerlas. —Creo que podemos suponer que sí —Miré a mi alrededor,
preguntándome que había dibujado ella aquí—. ¿Quieres que asegure su auto,
lleve su bolso y las llaves de regreso para que tú puedas venir? 97
—¿Lo harías? —Su voz había caído, y con esta su esperanza. Podía oír al miedo
escondiéndose detrás de sus palabras; este me había retenido, también. Recogí
el bolso de Peyton y aseguré el Kia, luego me deslicé de nuevo en el Favonis.
Con una última mirada al sendero, salí del estacionamiento y me dirigí de
nuevo a la de Anadey.
Capítulo 9
Traducido por Monsy
P
asé una hora donde Anadey, tratando de tranquilizarla y recoger otra
carga de suministros del alijo de Marta. Yo no tenía ni idea de cómo ir
sobre la creación de la empresa, pero me las arreglaría. Era mediodía
cuando me dirigí de nuevo a la Casa Veil y descargué todo.
Por último, sin saber qué hacer a continuación, me dirigí hacia el interior.
Apenas cerré la puerta tras de mí cuando Bart vino corriendo hacia mí y se frotó
contra mi pierna. Me incliné y recogí al gato que parecía un soplo de polvo, era
enorme y pesado en mis brazos y recosté mi rostro en su pelaje.
—Ten cuidado, ¿de acuerdo? Dile a mis primos gatos que tengan cuidado,
también. Hay bestias allá afuera que se alimentan de pequeños como tú. —En
cuanto puse al ahora retorciéndose Maine Coon abajo, sonó el timbre de la
puerta. Con cautela, empujé las cortinas.
—¿Encontraste a Peyton?
—Le dije justo antes de venir a casa. Hmm, creo que hay una invitación en el
paquete. Papel marfil, sello de cera de rosa roja en la parte posterior. ¿Debo
abrirla?
Corté el sobre con mi navaja y saqué una gran tarjeta doblada al estilo
pergamino. En el frente leí Está invitado... Y en el interior:
99
De la Corte carmesí para la Srta.
Cicely Waters.
_______________
Por favor, considere esta una invitación a una fiesta esta noche a las 7:30 PM.
También tenemos una propuesta de negocios que nos gustaría discutir. Se
requiere su presencia, y sus amigos pueden asistir. Dirección: 12495 Ranchivo
Drive. Vestimenta: Formal.
_______________
Dulce cielo. O infierno. Una invitación a una fiesta de la Corte carmesí era como
recibir una convocatoria de la Reina de Inglaterra. En cierto modo, era la
convocatoria de una reina. Los Señores Vein gobernaban la Corte Carmesí.
—Creo que mejor despiertas a Leo. Saldré temprano e iré a casa. Esto suena
importante. Cicely… —Ella hizo una pausa.
—¿Qué es?
—Porque Lannan toma lo que quiere. Y por lo que he visto alrededor del
campus, eres… —Una vez más, una pausa, y luego—. Me tengo que ir.
Hablaremos más esta noche.
La Reina de la Corte Carmesí se dice que es medio loca por su edad, se rumorea
que está bastante más allá de siete mil años. Sin embargo, otros rumores la
sitúan como nunca haber sido verdaderamente humana, sino una criatura del
plano astral que vino a la forma física. La raza de los vampiros se decía que
había empezado con ella, pero esto es considerado como especulación.
La reina tiene un harén de trece emisarios repartidos por todo el mundo y que
llevan a cabo sus órdenes. Gozan de autoridad por encima de la jurisdicción de
vampiros locales nidos y guaridas, e incluso los Señores Vein no pueden tocar a
los emisarios, que son, para todos los efectos, los ojos, lengua y manos de la
reina.‖
―Un acuerdo hecho con los vampiros puede ser un asunto de hacer o romper. A
lo largo de la historia, hemos visto como la Nación del vampiro se ha
enriquecido a través del uso adecuado de la predicción y jugando con la
avaricia de los mortales. Al igual que el rey Midas, muchos de los que podrían
haber tenido relaciones prósperas con los vampiros arruinaron sus posibilidades
por preguntar demasiado, o prometer demasiado a cambio.
101
Desde institución religiosa a los líderes mundiales a estrellas de rock, un grupo
de humanos se han vendido a los vampiros con el sueño de llegar a ser ricos,
sin darse cuenta de que la arrogancia de la Nación del vampiro es una que
disfruta viendo a otros hacer el ridículo, y jugar a los títeres para la Corte
carmesí.‖
Cerrando lentamente el libro, pensé acerca de nuestro plan para solicitar ayuda
a Geoffrey. Obviamente, Leo había hablado con él, espera un minuto... ¿Leo
había hablado con él? Y si no, ¿por qué nos había sido emitida la invitación?
Dejé el libro de nuevo en la pila y subí las escaleras de dos en dos hacia la
habitación de Rhiannon, donde golpeé suavemente a la puerta. No hubo
respuesta. La abrí un poco y vi a Leo, muerto para el mundo, extendido en su
cama.
—Necesito hablar contigo de algo. ¿Nos vemos abajo? Te haré algo para
desayunar.
—Por supuesto. Bajaré en diez. —Su pelo despeinado sobresalía en todas
direcciones mientras se frotaba los ojos y bostezaba.
—Hay mucho que hacer hoy y la mayoría de ello malo —le dije.
—Creo que será mejor que me digas lo malo primero. —Sirvió jugo de naranja
para los dos y añadió un tarro de mermelada a la mesa mientras ponía su plato
frente a él y me senté al otro lado con mi propia comida.
—¿Por dónde empezar? —Le hablé de Peyton y todo lo que había descubierto. 102
—Eso está por verse. ¿Ya has hablado con Geoffrey sobre nosotros queriendo
verlo? —Me recosté en mi silla y saboreé la comida caliente. Estaba más
hambrienta de lo que pensaba.
—Sí, puedo ver por qué lo haría. Lannan es... Lannan es un pervertido, puro y
simple. Se nutre de la escena decadente de los vampiros, las putas de sangre y
la juerga. De hecho, tengo la sensación de que eso es lo que esta pequeña
fiesta se trata. Y por alguna razón te quieren allí.
—Rhia dijo algo sobre que yo tuviera cuidado alrededor de Lannan —le dije.
—Entonces vamos a seguir adelante. Fuiste la invitada, tienes que lucir bien. He
conseguido un esmoquin que ellos me compraron justo para estas ocasiones. Y
sé que Rhiannon tiene algunos vestidos bonitos que pueden funcionar. Termina
el desayuno. Nos vamos de compras.
Mirándolo fijamente como si le acabara de crecer otra cabeza, acabé mis huevos
y tostadas, y en silencio, lo seguí hasta el auto.
—Espero que te des cuenta de que no voy a gastar todo mi dinero en algún
vestido de baile brillante —murmuré.
Leo negó con la cabeza. —No te preocupes. Cubriré el costo. Geoffrey lo
aprobará. —Y justo así los vampiros estaban comprándome un nuevo vestido
elegante.
Después de que ella llegara a casa del trabajo y pasara unos minutos con Leo,
Rhiannon se unió a mí en mi habitación. Teníamos tres horas antes de que
tuviéramos que estar en la fiesta y tanto ella como Leo habían insistido en que
tenía que vestirme para la ocasión.
—Tiene un escote corazón. Hmm —dijo ella, con una expresión pensativa en su
rostro—. Hagas lo que hagas, no llames la atención a tu cuello. No hay collares
llamativos o gargantillas. No es un buen lugar para acentuar.
—¿Bien? Ese verde hace resaltar tu cabello y te convierte en una antorcha. Eres
preciosa. Te ves hermosa al estilo Viejo Mundo. —Hice una pausa—. Oye, Leo
me advirtió sobre Lannan. Voy a ser prudente. No soy la puta de sangre de
nadie. Nunca.
—Sé que esto es duro. —Ella hizo una pausa—. ¿Cuánto los odias, Cicely? ¿Y es
sólo por lo que le hicieron a tu madre?
Hice una mueca. —Lo amo... ¿pero puedo alguna vez volver a confiar en él? No
sé. Está en la corte del enemigo. Ellos parten a la gente en pedazos. Se
alimentan de la energía de la vida, así como de la sangre. Cuando piensas en
ello, la Corte Índigo es mucho peor que los Señores Vein. Los vampiros pueden
razonar hasta cierto punto, y están dispuestos a hacer ofertas. No creo que los
de la Corte Fae Índigo sean tan civilizados.
Levanté la correa de cuero rojo trenzado que había comprado. —¿Qué piensas
acerca de esta correa? Todavía no sé qué zapatos usar.
—La correa es genial. Usa estos —dijo, buscando a través de mi armario casi
vacío y levantando un par de botines de charol con candados—. Adorable. Muy
fetiche. Van a quedar bien.
—Me encantan las botas. —Me las puse, cerrando la cremallera de los lados y
105
ajustando los candados. Probando los tacones de aguja con cautela, colgué la
llave en mi cuello, luego me puse de pie para abrochar el cinturón alrededor de
mi cintura—. ¿Cómo me veo?
Rhiannon se quedó sin aliento. —¡Magnífica! ¡Te ves tan caliente! Necesitas
maquillaje sin embargo. —Hizo una pausa, y luego añadió—: Nunca pensé que
iba a estar esperando por la fiesta de un vampiro. Diablos, nunca pensé que
alguna vez asistiría a la fiesta de un vampiro. Leo me deja fuera de sus asuntos
de trabajo y eso es más o menos la forma en que yo lo quiero. Pero si pueden
ayudarme a salvar a mi madre, voy a ir. —Hizo una pausa, sus palabras
suaves—. La vida ha cambiado para siempre. No hay vuelta atrás, ¿verdad?"
—Él llamó. Tendrá que hacerlo mañana. Él estará aquí en la mañana. ¿De verdad
crees que podemos entrar en la mansión de Geoffrey, en un nido de vampiros, y
logran salir con vida?
Asentí con la cabeza, fingiendo confianza. —Tenemos que detener a Myst.
Tenemos que encontrar a Peyton y Heather. Cuando lleguemos a casa, iremos a
través de los encantos de Marta y buscaremos algo que nos ayude a
protegernos.
—Entonces... Oramos para que puedan aguantar hasta que encontremos una
manera de salvarlas. Tu madre es fuerte, ella posee una gran cantidad de
energía. Peyton no es ninguna cobarde. Trata de mantener la esperanza. A
veces, la esperanza es lo único que tenemos.
L
a limusina se deslizaba suavemente por las calles vacías de New Forest,
navegando por el hielo con facilidad.
Regina y Lannan, por el contrario, eran mucho mayores, con sus raíces que se
remontan de Sumeria. Regina era una sacerdotisa de Inanna, por lo que los
rumores iban, aunque no pudieron ser verificados, excepto por ella y no parecía
que hubiera estado charlando con el historiador.
Lo que se sabe era que no valía la pena decir no a ninguno de ellos. Eso por sí
solo sellaba alguna duda que tenía sobre la aceptación de su oferta, lo que sea
que pudiera ser. No me gustaba la idea de hacer frente al grupo de Geoffrey,
pero no quería que sus colmillos me drenaran hasta secarme tampoco. En
cuanto a traicionar a Grieve con ellos, tendría que encontrar una manera de
salvarlo, mientras conseguíamos deshacernos de Myst.
Eché un vistazo a algunos de los castigos e incentivos que los vampiros habían
utilizado en la vida a través de los años y decidí que mi conciencia había
necesitado una buena revisión de la realidad.
Ulean había optado por quedarse en casa, o donde fuera que se quedaba
cuando ella no me estaba siguiendo en el astral. A los vampiros no les gustaba
pasar el rato con los seres astrales o Elemental y Ulean habían sentido que sería
más seguro en todos los sentidos. 108
Las luces de la mansión eran brillantes e incluso desde el jardín podríamos decir
que la fiesta estaba en marcha. La casa solariega se extendía a través del
estacionamiento —debe haber tenido unos buenos dos acres— una visión en
blanco con un borde dorado. Tres pisos de altura, y probablemente, un sótano,
me recordó a un templo griego sacado de la antigua Atenas y dejado caer en el
centro de New Forest. Las columnas apoyaban una amplia terraza cubierta y
enormes jarrones de granito que contenían rosales, estaban espaciados
uniformemente alrededor del perímetro del porche. La música flotaba a la
deriva, capté fragmentos de Lenny Kravitz y Gary Numan y Seether, junto con
voces montando el viento, susurros de conversación en lenguas mucho más
antiguas que cualquier otra que jamás había oído.
Mientras nos dirigíamos por las escaleras, eché una mirada atrás hacia los
demás.
―Eres la señora Cicely Waters. Y con usted, sus compañeros, el Maestro Leo
Bryne y la Señora Rhiannon Roland. —El vampiro asintió a cada uno de
nosotros a su vez—. Se espera por usted. Por favor, sígame. 109
Él dio un paso atrás y miré fijamente la puerta, sentía como si estuviera a punto
de entrar directo en las fauces del monstruo gigante. Una vez que las puertas se
cerraran detrás de nosotros, estaríamos a merced de los vampiros y nadie sabía
dónde estábamos. Eché un vistazo a los otros. Leo asintió. Me tragué el miedo y
di un paso a través del umbral.
Y entonces, estaban los vampiros. Tuve visiones fugaces de los reales seres
humanos en la multitud, pero los vampiros eran fáciles de distinguir. Los ojos,
sin pupilas podrían ser extraños en Little Orphan Annie, pero los vampiros los
hacían funcionar. Sería tan fácil caer en la oscuridad, para perderse en ese
brillante vacío.
Asentí de vuelta hacia el sonriente vampiro y murmuré en voz baja. —Sí, vigila
tu boca.
―Ven. Volveremos a disfrutar de la fiesta, pero por ahora, una reunión. Tus
amigos están invitados para asistir; sin duda les contarás lo que digamos de
todos modos. —Ella hizo un gesto para que la siguiéramos y zigzagueamos a
través de la multitud hacia el extremo de la habitación donde pude ver otra
puerta.
Regina nos llevó a un estudio —el cual era más grande que el salón de casa, y 111
allí, detrás del escritorio, estaba sentado un hombre, vagamente chino, pero
obviamente tenía algún otro linaje pasando ahí, también. Parecía tener unos
treinta años, pero en sus ojos, yo sabía que era mucho más viejo que eso. Iba
vestido con pantalones de cuero, una camisa con volantes color lavanda y un
chaleco de cuero. Sus largas y afiladas uñas estaban pintadas de oro y el pelo le
colgaba hasta la cintura, libre y suave ónix. En una palabra: impresionante.
Se puso de pie cuando entramos en la habitación y nos hizo señas para que
tomáramos asiento en un área de conversación. Nos sentamos alineados en el
sofá victoriano, y esperamos.
―Mira, ellos se agrupan como una camada de gatitos —dijo, sonriendo hacia
nosotros. Miró a Regina, quien dejó escapar una risa gutural—. Leo, mi recadero
diurno de confianza, es bueno que hayas venido con tu nueva amiga y tu
encantadora cortesana. —El hombre se sentó en un sillón frente a mí, y Regina
se sentó en la silla a juego a su lado.
Él sonrió entonces, y miró a Regina. —Tienes razón. Ella tiene agallas. Huelo el
miedo escondido allí, también, pero lo cubre muy bien. —Sintiéndome aún
más incómoda, dejé escapar un breve resoplido y eso produjo otra respuesta.
Se inclinó hacia delante, con los ojos entrecerrados—. El valor puede ser una
cualidad encantadora. La impaciencia es molesta. No presiones tu suerte,
muchacha. —Como mucho, la depredadora sonrisa apareció en su rostro, me
sentí como de dos pulgadas de alto y tan vulnerable. Me acomodé de vuelta en
mi asiento—. Muy bien, nos entendemos —agregó—. En cuanto a las
presentaciones, sí, tienes razón. No me lo recuerdes, aunque te conocí cuando
eras pequeña. Y nunca he tenido el placer de conocer a tu prima. Soy Lord
Geoffrey, Regente de la División del Noroeste de la Nación Vampírica. 112
Regina cruzó las manos sobre su regazo. —Cicely, tenemos una propuesta para
ti. Y debes darnos una respuesta esta noche. Nuestra propuesta es simple:
Nuestra Reina requiere que vengas a trabajar para nosotros. Y como dije, me
aseguro que la Reina Carmesí consiga lo que quiere.
―Cicely… —la voz de Rhiannon contenía una advertencia, pero yo negué con la
cabeza.
―¿Realmente crees que tengo una elección? Tengo que escuchar lo que dice
por lo menos. —O nunca lograré salir de esta casa con vida, con o sin acuerdo.
El hombre más bello del mundo entró en la habitación. Lannan Altos llevaba un
batín de brocado carmesí sobre unos pantalones vaqueros de color índigo
lavado, y su cabello caía en una masa de rizos a mitad de la espalda, del color
de oro tejido. Su rostro podría haber rivalizado fácilmente con Apolo y el
parecido entre él y Regina estaba claro. Ellos brillaron como el sol cuando se
juntaron, con los ojos negros como el espacio profundo.
¿Te preguntas qué se siente... Quieres saber? Te enseñaré. Todo lo que tienes
que hacer es darme el control y te daré la razón para tener hambre de mí. 113
Sentí que me estaba moviendo hacia él, hacia esa hermosa rica voz, que resonó
en mis pensamientos. Yo quería ir, para averiguar lo que estaba prometiendo.
Leo me agarró del brazo, incluso mientras una pequeña voz dentro chilló, No
mires en sus ojos...No escuches demasiado la profundidad de su voz... No dejes
que huela tu miedo...
Luché por mantener mi voz neutral, pero por dentro, me sobresalté. Los
vampiros no tenían ningún amor por la Corte Índigo, por lo que no me
sorprendió que fueran conscientes de la presencia de Grieve. Lo que me
sorprendió fue que ellos supieran sobre Grieve y yo. Pero no podía dejar que
pensaran que me habían agarrado por un lazo.
—¿Y...?
—Lo único que queremos es que continúes lo que estás haciendo. Que
mantengas un ojo en él. Infíltrate en su mundo, y nos informes de todo lo que
ves y oyes. Antes de decir no, considera esto: Sabemos que entiendes la
naturaleza de la Corte Índigo... La historia de lo que son, y cómo llegaron a ese
estado. No habrá juego doble aquí. Serás nuestro agente. —Sus ojos, como
canicas de acero, brillaban en la penumbra.
—La Reina tiene sus razones. Si decides trabajar con nosotros, recibirás una
cuantiosa recompensa monetaria y otras... Por así decirlo, ¿gratificaciones? Y
estarás bajo nuestra protección. Pero si te niegas a ofrecer tu ayuda... Nos
veremos obligados a pensar en otras formas de asegurar tu cooperación. —Su
voz bajó y la miré a la cara otra vez. La fiereza primitiva en su mirada me envió
tambaleándome de nuevo en la silla.
—¿Puedo pensarlo esta noche y darte una respuesta mañana? —Ganar tiempo,
algo de tiempo. No esperaba la oferta de un puesto de trabajo, y uno que
viene con ramificaciones tan empinadas.
—Tal vez tienes razón. —Regina hizo señas a mí—. Pero voy a ser la que la lleve.
Entre tú y el Oráculo de Sangre, no habrá nada de la chica para que nos ayude.
—Ella deslizó su brazo alrededor de mi hombro y me condujo hasta una
estantería.
—Espera, ¿a dónde la llevan? —Rhiannon grito detrás de mí.
—Yo no haría esto —dijo una vez que se cerró—. Pero mi hermano tiene un
punto. Esto tal vez te convencerá más que lo que tenemos que decir. 115
—¿Qué es el Oráculo de Sangre? —Mejor prevenir que ser tomada por sorpresa.
E
l aroma de un millar de años recorrió el lugar, dando marcha a atrás hacia
los meses polvorientos del calendario. El humo tóxico, el polvo y la niebla
de un millón de incendios soplaban en ráfagas al pasar. Voces, gritos
perdidos en las profundidades del tiempo, susurros de viejos fantasmas
pasaban vagando, y el aullido de los lobos sacudían el viento.
116
Mi lobo dejó escapar un quejido, despertando mientras se estiraba para saber lo
que estaba pasando. Traté de consolarlo―porque sabía que era Grieve
sintiendo mi miedo, percibiendo mi caída en picada, pero él gruñó cuando rocé
mi mano sobre mi estómago.
Una cacofonía de sonido asaltó mis oídos y traté de apartarme de Regina para
cubrir mis oídos, pero luego todo quedó en silencio.
Al llegar al final de la cámara, una tarima se elevaba un buen metro y medio del
suelo y Regina ágilmente planeó y se subió en ella. Se detuvo volviéndose hacia
mí y se inclinó, extendiendo su mano. Alcé mi mano para agarrar sus dedos y,
con apenas un murmullo, tiró de mi hacia arriba montándome en la tarima.
Parpadeando ante su fuerza, esperé a que ella hiciera el siguiente movimiento.
—¿Qué carajo... —Ne contuve antes de decir algo de lo que arrepentirme. 117
Allí, sentado en frente de nosotras, estaba una criatura doblada y retorcida. Tal
vez había sido humano. Una vez. Era difícil de decir. Estaba sentado en un cojín
elevado a un buen metro y medio sobre el estrado, encorvado, con la piel
ennegrecida de lo que parecían quemaduras viejas, curtidas —carbonizadas y
largo tiempo secadas. Su pelo se había degenerado revelando montones, como
rastas del peor tipo, y sus ojos estaban vidriosos, libre de párpados, los cuales
parecían haberse consumido. No llevaba otra cosa más que un taparrabos
carmesí, y sus costillas sobresalían tan firmemente que parecía una figura de
palo o una mantis religiosa.
Frente a él, una fuente de sangre burbujeaba con repiqueteos, rodeado por
llamas perpetuas que ni oscilaban ni cambian en intensidad. Se quemaban
intensamente, y la sangre en el centro olía cálida y pegajosa y dulce.
Él soltó una carcajada que sonó como el silbido del viento a través de las hojas
secas de maíz y olí la descomposición y el polvo y el olor de la tumba.
—Regina, la favorita de Crawl. El Oráculo de Sangre te reconoce. Ponte de pie y
pregunta encantadora hija sangrienta, y ofrece el pago por los servicios del
Oráculo.
Se levantó, su falda rozando el suelo. Ella llevaba un corpiño de cuero rojo y una
falda larga de gasa negra. Ahora, apartó la falda donde tenía una abertura por
un lado del muslo y sacó un puñal de oro. Se volvió hacia mí y me hizo un gesto
hacia adelante.
—Espera, no vas a abrir mi vena con eso.—Me mantuve quieta todo el tiempo
mientras pensaba que estaba relativamente a salvo, pero todo este escenario no
era lo que yo esperaba, y las cosas estaban pareciendo peor a medida que
avanzaba la noche.
Crawl se inclinó hacia adelante, con los ojos brillando mientras miraba la sangre
que se filtraba de mi carne. Convencida de que había estado loca por permitir
que ella me trajera aquí, traté de controlar mi miedo. Regina me arrastró hasta
la fuente y agitó su mano sobre dos de las llamas, que murieron de inmediato.
Ella sostuvo mi mano sobre la sangre burbujeante por lo que la mía se escurrió
sobre ella. Después de que un cuarto de taza había sido derramada,
gentilmente me aparto y se inclinó hacia abajo, lamiendo para limpiar mi mano.
A medida que comenzaba a sanar muy rápido, un estremecimiento recorrió su
cuerpo y después de otro momento me preocupé por su autocontrol, pero ella
dejó escapar un largo suspiro y se paró de nuevo.
Las llamas se elevaron alrededor de la fuente una vez más y se volvió hacia
Crawl. —Se ha hecho el pago. Ahora dime lo que necesito saber.
—Ella es la única. Dile que estás en lo correcto. Ella traerá consigo la guerra e
iniciar el camino hacia nuestra recuperación. Lo has hecho bien, adorable hija.
Quise retroceder, dar media vuelta y correr, porque Crawl me estaba dando
demasiados escalofríos y parecía sólo cuestión de tiempo antes de que él se
abalanzara sobre mí y yo estaría muerta como un insecto en el parabrisas. Plaf.
Regina dejó escapar una risa suave. —Eso pensé.—Ella se volvió hacia mí—.
Hace mucho tiempo, Crawl aconsejó a los Señores Vein de formar una estrecha 119
red en todos los continentes, para vigilar a la Corte Índigo y realizar un
seguimiento de dónde se estaban extendiendo. Hay una guerra por venir,
Cicely. —Su tono de voz me dijo que no hiciera preguntas sobre ello, pero sus
palabras eran heladas y tan confidentes que le creí.
Regina me dio una suave sonrisa, se inclinó ante Crawl, quien no tomó ninguna
nueva orden de nosotros, y me llevó de vuelta al pasillo. Tenía miedo de que
pudiera venir tras nosotras y no dejaba de mirar por encima del hombro, pero a
unos pocos metros de la tarima, ella dijo:—No tengas miedo. Él está atrapado
allí, sin poder salir.
—Supongo, en cierto modo, al ver que él es tan antiguo nadie sabe cuándo fue
convertido. Pero en cuanto a loco, no―loco como un zorro, tal vez, pero él sabe
lo que hace. Tiene plena comprensión. Simplemente ha dejado atrás cualquier
rastro de humanidad que ha tenido. Si él fue un ser humano, para empezar.
—Sé que puede y no quieras decirme, pero esta guerra... Es con la Corte Índigo,
¿no? Dices que soy el catalizador. ¿Es por eso que me pediste que viniera aquí
esta noche?
Estaba tratando de resolver las cosas. Las palabras de Crawl habían enviado más
que escalofríos a través de mí. Había algo de verdad en ellas que hicieron eco
en mis entrañas.
Regina dejó escapar un resoplido suave. —Sí. Geoffrey era más joven entonces,
y no había desarrollado la paciencia y la previsión que ahora ejerce. La Nación
Vampiro simplemente busca estar preparado para rectificar un error que
cometimos hace tantos años. Por lo tanto, te necesitamos... Y estamos
dispuestos a ayudarte a cambio. Si no estás de acuerdo, vamos a hacer tu vida
un infierno. Si unes fuerzas con nosotros, haremos todo lo que esté en nuestro
poder para protegerlos a ti y a tus amigos. No más por ahora, hasta que
volvamos con los demás.
Decidí atreverme con una última pregunta, provocada por lo que Crawl había
dicho. —¿Puedo preguntar... ¿eres la hija de Crawl? ¿Él te creo?
Y luego, ella me hizo un gesto para que prosiguiera hasta el cristal con ella, y al
cabo de unos momentos, estábamos de regreso en el cuarto oculto.
Al entrar en la oficina de Geoffrey, Regina me hizo señas para que me sentara
junto a Leo y Rhiannon. Agitada y queriendo nada más que ir a casa, accedí.
—Te das cuenta de que tú no me has dejado otra opción —le dije, ya sabiendo
lo que iba a hacer. Estaban convencidos de que me necesitaban. Prácticamente
dirían que los iba a ayudar si fuera voluntariamente o no. Bien podría conseguir
lo que pudiera sacar de ello. Me aclaré la garganta—. Acceder bajo amenaza de
castigo no es precisamente favorable a la buena voluntad. Pero antes de entrar
en la semántica, sí, te ayudaré. Con una condición. La Corte Índigo ha capturado
a mi tía y a nuestra amiga Peyton. Si hay alguna forma de ayudarnos a
rescatarlas, yo gustosamente acepto su oferta.
—La oferta es para ti, solamente, pero tus amigos están tácitamente incluidos 121
por asociación —dijo Geoffrey—. Estoy contento de que te hayas decidido a
hacer las cosas más fáciles. Haremos lo que podamos para ayudarte a rescatar a
tus seres queridos. Me horroricé al oír que las fuerzas de Myst se habían
atrevido a capturar a Heather, o matar a Marta. Hablando de la oferta, Emisaria,
tu hermano salió a conseguir el contrato y el pago del primer mes.
—Cuando nos esforzamos por encontrar un compromiso para caminar entre los
vivos, ellos trataban de hacer a los vivos sus esclavos —dijo Geoffrey—. Nos 122
odian. Somos sus creadores y nunca nos perdonarán por ser los primero en
caminar entre los muertos vivientes. Así que ellos buscan esos que tienen fuerza
para añadir a su corte, con el fin de acabar con nosotros.
Mientras ella sacudía los papeles sacándolos del sobre y me los entregaba, se
encogió de hombros. —La Reina Carmesí no se preocupa por mi hermano.
—No estoy segura de lo que esto significa, pero podría significar, oh, tantas
cosas.—Señalé la cláusula—. ¿De qué tipo de remedios estás hablando? —En
realidad, yo tenía una idea, gracias a hojear de Una historia de la Nación
Vampiro—. La fraseología en esto tiene que cambiar de alguna manera.
Regina le echó una ojeada, luego miró hacia Geoffrey. —En realidad, nada tiene
que cambiar, pero tal vez podamos modificarlo. Debe haber alguna garantía de
que no omita tus deberes o seas negligente.
Lannan apoyó los codos en la parte posterior de la silla de Regina. —Redáctalo
de modo que por cada día que olvide enviar su informe―lo que puede ser a
través de e-mail si gusta― ella debe pasar una hora conmigo, y yo, a solas, se
me permitirá castigarla durante ese tiempo.
Regina le dio a Lannan una larga mirada y una sonrisa cruzó su rostro velado.
—Espera.—Me quedé sin aliento, sintiendo al mundo cubrirme cada vez más. La
única manera de no aceptar su oferta sería la de salir de la ciudad, pero aun así, 124
me cazarían. Al estirarse por los papeles, yo los aparté de ella—. La parte de
ayudarnos con mi tíano está en el contrato. Vuelvo a preguntar: ¿Nos pueden
ayudar a rescatar a mi tía y a nuestra amiga Peyton? Si voy a firmar algo que
pone en peligro mi vida, tengo que ganar más que un par de mil dólares al mes
por ello.
—Lo haré —le dije con gravedad—. Sólo asegúrate de no tomar suficiente para
dejarme débil, ni convertirme en una puta de sangre. Si te honras vinculándote
a ti mismo a eso, tenemos un trato.
—¿Qué?
—Mi hermano disfruta de sus juguetes. Puede jugar contigo todo lo que quiera,
y yo le concedo permiso para disfrutarlo, es un muy buen compañero de juego.
Pero recuerda: nunca, debes creer que puedes alguna vez alejarlo de mí. Somos
una pareja acoplada. No interferirás o intentaras jugar a enfrentarnos el uno al
otro. Por otro lado, si decide jugar con los dos... No voy a objetar en lo más
mínimo.
C
on las palabras de Regina resonando en mi cabeza, me tropecé hacia
atrás. Ella me guiñó un ojo, pero el efecto crispómis nervios, con sus
inquietantes ojos de obsidiana.
—Bien. Entonces, tan pronto como firmes los contratos, serás libre de irte. Eres
bienvenida a quedarte y unirte a la fiesta, si crees que puedes soportarlo.—Su
voz era fría y no pude evitarlo: me reuní con su mirada.
Un desafío. Ella me estaba dando un desafío. Para ver si tenía las agallas para
hacer frente a su mundo. Me volví hacia Leo y Rhiannon, forzándome decir con
voz estable:—Pueden ir a casa, pero me quedaré por un tiempo.
No me atrevía a mostrar miedo, aún si pudieran olerlo en mí. Los vampiros eran
depredadores, ellos me respetarían si me mantenía firme. Bueno, tanto como
respetarían a alguien que no formaba parte de su mundo.
—Te prometo con seguridad. Con Cicely trabajando para nosotros, y este joven
león trabajando para Geoffrey, haremos lo que podamos para asegurar que
permanezcas sin ser señalado por ningún miembro de la Nación Vampiro que
viva en esta área.—Hizo una pausa, y luego añadió con una sonrisa suave—: A
menos que, por supuesto, emitas una invitación.
—¿Pluma?—dije.
Sin firmar, todavía era dueña de mí. Firmaba y poseerían una parte de mí. Pero
si no estaba de acuerdo... Demasiadas oportunidades para que todos nosotros
salgamos lastimados. Demasiadas oportunidades para que los vampiros
demuestren lo duros que eran. Y no tenía duda de que podrían respaldar sus
amenazas.
—Ahora, sólo un poco más de tu sangre, por favor; una sola gota, al final de tu
nombre.—Regina se estiró por mi mano. Ella bajó su boca a mi pulgar y abrió el
final de la herida de nuevo, usando un colmillo para perforar la piel. Un
delicioso escalofrío me corrió y sentí que me elevaba sobre alas. Entonces, ella
se apartó, y apreté para sacar una gota sobre el papel, al final de mi nombre.
Lannan tendió su mano. Lentamente puse la mía en la palma de su mano y se la
llevó a los labios donde lamió lentamente a lo largo de la herida con su lengua.
El calor subió por mi cuerpo. Quise retorcerme, caer en sus brazos, sentir sus
labios cubrir mi cuello, mis pechos, mi estómago.
Mi lobo gruñó entonces, grave y enojado, y abrí mis ojos de golpe. Lannan
sonreía, seductor, astuto y malvado, todo en uno.
—Aquí tienes, vamos a necesitar una copia para la Corte, y otra para Cicely. Por
favor, haz que tu personal se encargue del asunto.
Él asintió.
Regina y Lannan nos llevaron por la sala principal, a otro conjunto de puertas
dobles. Ella echó una mirada atrás hacia nosotros.
Tragué saliva. Ahora, más que nunca, tenía que demostrarles que podía
manejarlo.
—Se mantiene —dijo ella, sus ojos brillaban tenuemente. Me di cuenta de que
sus colmillos estaban extendidos. Abrió las puertas y nos llevó a otro pasillo. Los
seguimos a los tres por el corredor hasta que llegamos a un tercer juego de
puertas dobles a la derecha. Se detuvieron.
—Antes de entrar, sepan que estarán seguros si siguen algunas reglas simples.
Nada de movimientos bruscos. Manténganse juntos, a menos que prefieran
unirse a la diversión. No deben tratar de detener nada de lo que ven aquí; todo
el mundo aquí estuvo de acuerdo con las reglas del juego.
Eso dejaba mucho espacio, pensé, teniendo en cuenta las capacidades de los
vampiros para encantar y seducir. Las probabilidades eran, que había un buen
número de personas en todo New Forest―o cualquier ciudad, para el caso―
que se encontraban en fiestas de vampiros sin realmente querer aparecer allí.
Por supuesto, estaban las putas de sangre, las chicas-colmillo y los aspirantes,
pero venían con el territorio, y por lo que había visto, los vampiros disfrutaban
jugando con los que tenían reservas más que con los dispuestos.
—Entendemos.
—Entonces entra en nuestro mundo, Cicely, junto con tus amigos, y tal vez
desees hacer algo más que observar —dijo, su voz saboreando mi nombre. Me
estremecí y él dejó escapar una risa suave mientras abría las puertas.
En cuanto se abrieron las puertas, nos encontramos frente a dos guardias. Uno
era alto y el otro más bajo, pero ambos eran fornidos. El hombre más bajo tenía
el cabello oscuro que se rizaba sobre sus hombros y lucía vagamente
mediterráneo. El más alto era rubio, con barba y tenía un martillo de Thor
tatuado en medio de la frente. No podía quitar mis ojos del tatuaje cuando
captó mi mirada.
Nos miraron de arriba abajo, pero no dijeron nada mientras nos asomábamos al 130
interior. La habitación era enorme,perfectamente del tamaño de toda nuestra
planta baja en casa. A primera vista, pensé en un nido de víboras, tenuemente
iluminado en tonos de rojo. Las paredes, la tapicería, las baldosas del suelo eran
todos en tonos de rojo y bronceespiral, oro y negro. No había ventanas
derramando luz en la habitación, y al principio lo único que podía ver era un
mar de cuerpos retorciéndose, girando juntos en una bola de apareamiento
masivo.
A mi lado, Rhiannon abrió la boca, pero no dijo nada. Leo no parecía afectado,
pero estaba acostumbrado a tratar con vampiros y, probablemente, había sido
testigo de sus juergas antes. Inhalé una respiración larga y luego exhalé
lentamente, ganando tiempo para adaptarme a lo que estaba viendo. Y
entonces, mientras Lannan gesticulaba para que entráramos, di un paso por el
umbral, a un mundo de sexo, sangre y pasión.
Ella sonrió, guiñó un ojo, gesticuló. Aturdida, di un paso hacia adelante, pero
Leo me detuvo. Retiré mi mirada de un jalón. La escuché sisear, pero ella volvió
a su puta de sangre, un hombre de unos veinte años con tensos abdominales y
el rostro de un dios griego. Otra mujer ―humana esta vez―lamía lentamente
su creciente erección.
Me obligué a controlarme.
—Todo esto es muy interesante. Así que aquí es donde realizas tu…
—De alguna manera, no creo que todos los vampiros tengan ese credo.
¿Seguro que no eres parte de la Corte Índigo?—Yo estaba bromeando, tratando
de desviar el tema de Lannan dando placer a cualquiera, pero al parecer, mi
broma no tuvo éxito.
Antes de que pudiera dejar salir otra palabra, Lannan me había sujetado y en
unborrón, estábamos junto a la pared y él me estrellaba contra ella.
Estrechamente, él me sostuvo por el cuello con una mano, fijándome a la pared
con su cuerpo. Acercándose, sus colmillos brillaban en la penumbra.
—No vuelvas a sugerir tal cosa otra vez, Srta. Waters, o, protección o no, serás
castigada. Y yo voy a ser el que administre el castigo. Y confía en mí, espero ese
día. Oh, sí, lo hago.—Una mezcla de placer y de ira llenaba su rostro.
132
Tragué una bocanada de aire, sabiendo que ahora no era el momento para
tratar de librarme de su agarre. Eso podría llevar a su mente en todas las
direcciones equivocadas y con tanto sexo y alimentación pasando en la
habitación, tratar de escapar era claramente lo que no había que hacer.
—Por favor, lo siento… No quise ofenderte. Sólo estaba haciendo una broma
de mal gusto—balbuceé. No estábamos jugando más un juego, había cedido mi
vida y ahora cualquier error que cometiera significaba que podían recoger
pedazos de mí en cualquier momento que ellos quisieran—. No me di cuenta lo
mala que era la broma.
—Se te ha dado el aviso. La próxima vez que seas tan irrespetuosa, espera
castigo. Y cuando llegue el momento de tu primera donación de sangre,
disfrutaré tomándola, y haré que te corras con tanta fuerza que gritaras mi
nombre, aunque no pueda ponerte de esclava. Tienes mucho que aprender,
Cicely, y la humildad está en la parte superior de la lista. Y yo soy un maestro de
la enseñanza de la humildad.
Se dio la vuelta bruscamente e hizo un gesto a uno de las vampiros que estaba
cerca. Iba vestida con un corsé ajustado y falda larga, estrecha. Llevaba el pelo
recogido en un moño y se veía impecable. ¿Por qué demonios la mayoría de los
133
vampiros se ven bien? Incluso los ancianos, los calvos, aquellos con cicatrices,
lucían deliciosos. Bueno, excepto Crawl. Crawl había sido horroroso.
—Necesito una puta de sangre. Mujer. Tráeme una.—La voz de Lannan era
ronca y mantuvo los ojos apartados de mí.
Las manos de Regina en mis hombros ardían en frío ―fuego y hielo a través de
mi vestido―e imágenes de ella arrastrando sus dedos hacia abajo para acariciar
mis pechos pasaron por mi mente. Me quedé sin aliento y ella ronroneó en mi
oído.
—Podrías encajar con nosotros, Cicely. Piensa un poco en ello. Nos vendría bien
una bruja con tus poderes aquí en nuestro mundo. Y la conversión no es
terriblemente dolorosa. Estaría más que feliz de ser tu progenitora, si te
apetece.
Temblando, no dije nada. ¿Qué podía decir? Todo lo que salía de mi boca
parecía ser un error esta noche, y no quería hacer otro.
Y luego, con un gruñido final, él se apartó de ella y la arrojó a un lado. Ella cayó
al suelo, aturdida. El rostro de él era una masa sanguinolenta, sus colmillos de
aguja, afilados y goteando, su pene resbaladizo y era horroroso otra vez. Me
estremecí, con asco. Él se echó a reír, metiéndose nuevamente en los
pantalones y subiendo el cierre. Regina me empujó a su encuentro mientras
lentamente él se paseó hacia mí. Quería correr, pero él no había terminado
conmigo. El depredador acechaba fuerte detrás de esos ojos negros helados
suyos.
—¿Quieres follar? Todo lo que tienes que hacer es pedirlo. Suplicarme. O...
simplemente cometer otro error.—Y luego, se inclinó y frotó su cara contra la
mía, untando la sangre de la chica a través de mis mejillas mientras ajustaba sus
labios contra los míos. El salado sabor metálico llenó mi boca mientras me
besaba profundamente. Y luego, sin decir una palabra, me soltó. Me tropecé, y
cuando me estabilicé y levanté la mirada, Lannan había desaparecido entre la
multitud. El pulso de la música vibraba en mi cabeza mientras continuaba la
fiesta.
Mi lobo gruñó, profundo, enojado y celoso. De alguna manera, Grieve sabía que
yo había respondido a alguien que no era él.
Veinte minutos más tarde, estábamos fuera, de pie junto al Favonis. Leo y
Rhiannon miraban con amargura hacia la casa, y yo sabía que sentían que me
habían fallado.
A decir verdad, ni siquiera yo sabía qué decir. Me sentía más sucia que nunca y
sin embargo... Y sin embargo... Un nudo en mi bajo estómago rogaba por
liberarse. La sensación de las manos de Lannan en mi piel seguía resonando a
través de mi cuerpo.
Tan pronto como entramos en la casa, después de que hicimos una búsqueda
rápida, salté a la ducha, restregándome hasta que estuve en carne viva, tratando
de librarme de la sensación vil de sus dedos sobre mi piel. Pero el sabor
sangriento seguía allí, incluso después de lavarme los dientes, incluso después
de comerme la mitad de una lata de caramelos Altoids de menta en el baño.
137
Capítulo 13
Traducido por ஓ¥anliஓ
L
a sorpresa de ver a Grieve me hizo dejar caer mi toalla. Me quedé de pie
allí, completamente desnuda, mirándolo fijamente, incapaz de formular
una sola palabra.
—¿No vas que decir hola, Cicely?—Su voz me probaba, sus palabras se
deslizaban sobre mí como un bálsamo suave sobre una herida punzante. 138
Me quedé parada allí, cerrando mis ojos mientras Ulean se dejaba llevar detrás
de mí. Podía sentirla allí, abrazándome en su brisa refrescante.
Grieve dio un círculo en torno a mí, con sus ojos en mi tatuaje de lobo.
—¿Entonces por qué estás tan excitada? ¿Por qué el lobo me advirtió que
alguien estaba tocándote?—Él extendió la mano, trazó lentamente el contorno
de mi tatuaje con un dedo. Su toque hizo que mi cuerpo cantara.
—Tal vez—dijo Grieve, colocando su mano plana contra la cabeza del lobo—.
Háblame de cuando conseguiste este tatuaje. Hay tantas cosas que no puedo
recordar desde que Myst llegó al poder.
—Cuando tenía quince años, soñaba con un lobo siguiéndome por las calles de
la ciudad. Él estaba protegiéndome, vigilándome. No me di cuenta de que era
tu forma espiritual. En ese momento, Krystal salía con un artista que hacía
tatuajes llamado Dane, quien estaba enamorado de ella. Fue uno de los pocos
novios que tuvo que era relativamente cuerdo. Él pagó por nuestra comida y
alojamiento durante unos tres meses. 139
—Dane fue uno de los pocos que no lo hizo. Era un buen tipo. Una noche,
estábamos pasando el rato, fumando. Krystal estaba prostituyéndose por unos
dólares extra. Dane me miraba fijamente y cuando le pregunté por qué, me dijo
que podía ver a un lobo sentado junto a mí; un hermoso lobo plateado con
unos ojos verdes que cobraban vida cuando él los describía.
—Ahora lo sé, pero en ese momento, la visión de Dane sonaba tan hermosa y
me puso a pensar en el protector de mi sueño. Le pregunté si tatuaría al lobo
en mí y él estuvo de acuerdo. Sé que suena estúpido, dejar que alguien
drogado te tatúe, pero supe, absolutamente, que él no lo iba a echar a perder, y
que tenía que tener este tatuaje. Ya había hecho el resto de mis tatuajes en los
meses anteriores, así que sabía que era bueno en su trabajo. Pasamos la noche
colados en Acapulcogold5 y él trabajó en la cabeza del lobo, las rosas y
calaveras durante cinco horas.
Había visto como la visión de mis sueños cobraba vida en colores brillantes,
primero el lobo con sus ojos esmeralda brillantes, luego el sendero de rosas y
calaveras de color violeta que se extendían a través de mi cintura, desde un
muslo hacia mi costado. Había dolido, pero la hierba ayudaba a trascender el
dolor, y perderme en la experiencia.
Luego, poco después de la una de la mañana, Dane dio un paso atrás y susurró:
140
—Dios mío, mírate. Eres hermosa.
5
Acapulco gold: Marihuana derivada de una planta de Cannabis originaria del área alrededor
de Acapulco, México.
Después de esa noche, guardé al lobo de la vista pública, sin querer compartirlo
con los demás. Se sentía como si estuviera vivo y a veces le oía gruñirme,
advirtiéndome, llamándome. Con el tiempo, me di cuenta de que era Grieve, ya
sea su espíritu o un recuerdo, no lo sabía. A los hombres con los que había
dormido a lo largo de los años no les había gustado mucho el tatuaje, pero me
importaba un comino. El lobo era parte de mí y lo adoraba como a un buen
amigo.
Dolorida por calmar el hambre que rabiaba dentro, lentamente bajé mi mano
para posarla sobre la suya.
141
—Cicely...—Su voz estaba quebrándose.
—Sí, por favor.—Mis palabras eran ahogadas cuando él me tomó en sus brazos
y apretó sus labios contra los míos. Cerré los ojos, hundiéndome en el beso. Sus
labios eran cálidos y vibrantes, exigiendo y a la vez dando. Rozó una mano por
mi mejilla subiendo hasta mi cabello liso y mojado echándolo hacia atrás,
alejándolo de mi cara.
—Ningún otro hombre jamás te tocara otra vez, no si puedo estar allí para
detenerlo—susurró, presionando su frente contra la mía. Comenzó a besarme,
sus labios revoloteaban sobre mis ojos, mis mejillas, mis labios hasta mi cuello.
Podía sentir sus dientes contra mi piel, pero vaciló y retrocedió.
—Todavía no—murmuró, casi más para sí mismo que para mí. Y luego su boca
dejó un rastro de besos bajando por mi pecho, excitando mis pechos mientras
tiraba lentamente de un pezón con los dientes, cuidando de no perforar la piel.
Estaba tan conectada que todo lo que podía pensar era:Por favor, por favor,
fóllame. Pero Grieve no iba a moverse tan rápido.
—¡Esa soy yo! ¿Cuánto tiempo has tenido eso?—pregunté, sin aliento,
estirándome para tocar mi rostro pintado sobre su piel.
—Hazme olvidar el día. Hazme olvidar todo excepto tu toque.—Yo quería salir
de mi cabeza, ahogar mis pensamientos, acabar con la suciedad sangrienta que
me había visto obligada a presenciar en la fiesta de Regina.
Grieve me tomó en sus brazos otra vez, deslizando una pierna entre mis rodillas
y me abrí a su toque. Mientras fuimos cayendo sobre la cama, todo lo que podía
oír era el murmullo de los vientos, el suave ulular de los búhos, el aullido de los
lobos, y mi propio corazón acelerándose. Sus manos se deslizaron por mi
cuerpo, a lo largo de mis piernas, y dejé escapar un grito agudo cuando sus
dedos suavemente me rozaron,creando mi propio frenesí.
Esto es por lo que has estado esperando, susurró Ulean, y un viento, cálido y
sensual del desierto, me bañó de fuego. Esta es la razón por la que ningún otro
hombre parece atraerte. Peligroso o no, fuiste vinculada, tú y Grieve, mucho
antes de que nacieras en esta vida.
—Cicely. —Su susurro fue rudo, su voz áspera, pero detrás de mi nombre había
una súplica para que no me detuviera, ni lo apartara.
—Déjame entrar. —Se elevó encima de mí, fijando las caderas, y me removí
para encontrarme con él mientras lentamente forjaba su camino en mi cuerpo,
en mi corazón. El lento ritmo de sus movimientos me sumió en una niebla
cubierta deflores. La esencia de claveles picantes flotaba sobre mí y capté el
breve vistazo de un bosque oscuro, donde nuestros cuerpos yacían
entrelazados en el suelo debajo de un árbol cubierto de musgo denso con
hojas. Sólo que no éramos nosotros mismos, sino otros dos, y sin embargo,
ellos eran nosotros.
Bajó sus labios hacia mi cuello y cortó la piel. Nuestros cuerpos entrelazados
mientras lamía mi sangre y una niebla índigo brillante comenzó a girar
alrededor de nosotros. Succionó más fuerte y gemí mientras él saboreaba mi
secreto más oculto, mi verdadera esencia. Después de un momento, él gimió,
luego retiró su cara. Tenía miedo de mirarlo, repentinamente retrocediendoa la
imagen de la boca y la barbilla de Lannan ensangrentadas después de que
había follado a la chica.
144
Pero el rostro de Grieve estaba limpio, con una sola gota de sangre en la
comisura de los labios y la expresión de sus ojos era una de vida, deseo, y
exquisita alegría, y me olvidé de mí misma cuando empezó a golpear con más
fuerza. Mi lobo gruñó, descarado y salvaje, y me deslicé en la llama de Grieve.
Todo pensamiento disminuyó a medida que la chispa se convertía en brasa y las
brasas se coronaban en un voraz incendio y no quedaba nada más que Grieve y
yo, y nuestra pasión.
—Me tengo que ir. No quiero que ellos pregunten dónde he estado.—Y por
ellos, sabía que quería decir la Corte Índigo.
—Calla por ahora. Estamos destinados a estar juntos, Cicely. Deja las cosas así
por ahora. Hay demasiados problemas de los que ocuparse, teniendo en cuenta
quien sostiene mis cadenas, pero vamos a encontrar una forma. Te lo prometo.
Eres mía. Nunca lo olvides.
Y teniendo en cuenta quien tiene mis cadenas ahora, hay más problemas de lo
que piensas. Pensé eso, pero mantuve la boca cerrada, previendo tantas minas
terrestres por delante de nosotros.
—¿Qué es?
—No puedes simplemente dirigirte hacia allí. Tienes que encontrar el portal, de
lo contrario, sólo se verá como un gran montículo de tierra y hierba. Pero si
quieres ir allí, sigue el sendero hasta los arándanos rojos. Verás un anillo de
Hadas de hongos venenosos a la izquierda.—Él trazó un diagrama en la cama
para mí.
Me miró entonces, sin fachada, y alcancé a ver al viejo Grieve, al Grieve a quien
recordaba de hace tantos años. El Grieve quien había mirado hacia mí tan
dolorosamente cuando me estaba preparando para la vida en la carretera con 146
Krystal.
¿Y ahora qué? Tenía que decirles a los demás. Teníamos que ir a rescatar a
Heather y a Peyton. Y Rhiannon y Leo merecían saber que Grieve y yo éramos
amantes en realidad. No estarían felices, pero no podría mantenerlo en secreto.
Me puse mi bata y me arrastré hacia el pasillo, golpeando ligeramente la puerta
de Rhiannon.
—¿Puedes notarlo?
—Sí. Los escuché… Hablando bajo. Y puedo verlo en tu cara. Lo amas, ¿no?
¿Extremadamente?
—Sí, Grieve. Él vino a mí esta noche. Por favor, entiende. Lo necesitaba. Grieve
tiene un tatuaje de mi cara en su muslo. Al igual que yo tengo mi lobo. Él lo
consiguió antes de conocerme.
—Yo… Creo que no hay nada que pueda mantenerlos separados. Lo que sea 147
que los une es más fuerte que la Corte Índigo o los vampiros.—Ella sonrió—.
¿Fue bueno?
Me reí entonces.
—Sí, oh sí. Grieve es… Es lo que necesito. Él es con quien se supone que debo
estar. Sé que no puedes dejar de desconfiar, pero Grieve no es como los demás.
Él lucha contra su naturaleza vampírica. Él no es realmente parte de la Corte
Índigo. Él está tratando de ayudarnos. Y él me dijo dónde encontrar a Heather y
a Peyton.
—Suena como que vamos a necesitar más ayuda. No nos atreveremos a ir por
el bosque en la noche. Es demasiado peligroso.
—Tenemos los alijos de las cosas de Marta para pasar. A primera luz, veremos lo
que podemos confeccionar para protección. ¿Y dijiste que Kaylin llegará
mañana? ¿Va a ayudarnos?
—Tal vez—dijo Rhia, su sonrisa parpadeaba en la suave luz de la vela que ardía
en su mesita de noche. Romero y lavanda, estaba encantado para la protección,
para la paz de la mente. Aspiré hondo y contuve la respiración, dejando que la
fragancia trabajara su magia en mis pensamientos.
—Nunca pensé que lo iba a encontrar de nuevo, para ser honesta. Y ahora... Es
más difícil de lo que prometía ser. —Apoyé la espalda contra la cabecera de la
cama y nos cubrí con el edredón—. ¿Qué te hace pensar que no tienes el
mismo nivel de pasión que Grieve y yo compartimos?
—Tengo tanto miedo de perder el control, a causa del fuego. Tengo miedo de
148
lastimar a la gente. De lastimar... A Leo. Yo siempre contengo una parte de mí.
—Tienes que aprender a controlar las llamas, Rhia. No puedes dejar que tu
miedo te domine siempre. Será contraproducente y luego ¿dónde estarás?
¿Dónde estaremos todos?
E
stábamos levantadas antes del amanecer. Leo seguía durmiendo, pero
Rhiannon lo despertó porque era probable que reconociera algunos de
los encantos que yo no podría. Haber estado en la carretera y trabajar
principalmente con la energía del viento me ponía en desventaja. Yo no hacía
las cosas de la forma que lo hacíanla mayoría de las brujas, y gran parte de mis
hechizos eran invocaciones en lugar de realmente trabajar con componentes de 149
conjuros.
Rebuscamos por las cajas y bolsas, en busca de cualquier cosa que pudiera
ayudar. Levanté una bola naranja del tamaño de una nuez.
Leo se echó hacia atrás, en cuclillas sobre sus talones. Se frotó la frente y dejó
escapar un largo suspiro.
—Lo siento. No quería contestarte bruscamente. Es sólo…Que las cosas se
sienten como que se están saliendo de control y tenemos que tener una idea de
todo lo que nos pueda ayudar. Como tu poder sobre el fuego. ¿Quizás Anadey
pueda ayudarte?
—Él tiene un punto. Ella es una bruja chamánica y trabaja con los cuatro
elementos. Si alguien que conocemos nos puede ayudar, debería ser ella.
—Está bien. Voy a hablar con ella hoy.—Rhiannon frunció el ceño—. ¿Le
decimos lo que dijo Grieve sobre Peyton?
—No hasta que lo confirmemos. Queremos asegurarnos de que ella está a salvo
antes de que Anadey se ilusione.
Pasé mis dedos por mi cabello, mirando el enorme montón de cachivaches con
disgusto. 150
—No sé por qué Marta dejó todo esto para mí. Normalmente sólo trabajo con
energía, no con componentes reales. Podría haberle dejado esto a su hija, o a
Peyton, ellas serían capaces darle un mejor uso que yo.
—Nop, ella tenía sus razones. Marta nunca hacía nada sin pensarlo bien.—Leo
levantó un puñado de collares—. Bingo, amuletos de protección. No sé cuán
efectivos son, pero se sienten cargados. Hay cinco.
—Cada uno agarra uno, entonces. Y uno de repuesto.—Agarré una de las runas
Algiz colocándola sobre mi cabeza y de inmediato sentí el suave gemido de la
magia cubriendo mis hombros—. Vaya… esto es reconfortante. Bueno, vamos a
comer y luego…
Sonó el timbre. Leo fue a abrir y, un momento más tarde regresó, seguido de un
tipo que lucía alrededor de los treinta. Era chino, delgado pero musculoso, y
estaba vestido con un par de jeans rotos y una chaqueta de cuero negro sobre
una camisa gris. Botas de combate completaban el atuendo. Llevaba una
mochila pesada, la cual dejó caer en la esquina después de explorar
cuidadosamente la habitación.
Kaylin me miró.
—Hemos estado esperando por ti, Cicely; el viento me dijo que estabas por
venir, y que esté pendiente de ti.
¿Qué de...?
—No, pero los fantasmas pueden hablar a través del viento, y puedo hablar con
los fantasmas.—Y entonces sus ojos se iluminaron con una luz dorada, y me di
cuenta de que, parados detrás de Kaylin Chen, habían dos figuras translúcidas.
Ninguno de los dos parecía darse cuenta de que yo podía verlos.
Kaylin parpadeó.
—Tanto como puedo—dijo Kaylin. Saludó a Rhiannon, quien le dijo hola con la
mano.
Kaylin asintió.
Él se encogió de hombros.
Curioso, pensé, pero no pregunté por qué. En su lugar, examiné a los dos
espíritus que estaban a su espalda. Mientras me permití ir a la deriva,
escuchando al viento, me di cuenta de que eran un hombre y una mujer, ambos
vestidos con largas túnicas blancas que brillaban con bordados de oro. Parecían
ajenos a mí, en posición de firmes, enfocados exclusivamente en Kaylin, casi
como si lo estuvieran vigilando. Y entonces, supe quiénes eran.
Kaylin se tensó, apenas, pero lo suficiente como para decirme que había dado
en el clavo. Dejó el pan y me miró.
—He estado buscando una manera de luchar contra esta fuerza desde hace
meses. Ya estoy en la línea del frente.
Me mordí el labio, tratando de decidir lo que sentía sobre él. Pero Leo y Rhia
confiaban él y ellos lo conocían mejor de lo que yo lo hacía.
—No tengo nada más que hacer. Claro.—Comenzó con el desayuno con tanto
gusto que me pregunté cuánto tiempo había pasado desde que había comido.
Pero él no se veía pobre. De hecho, su ropa parecía muy bien hecha y cara.
Kaylin era un bicho raro y quería saber más.
—Antes de que esto vaya más lejos, ¿cómo te sientes acerca de decirme quién y
qué eres? Es lo justo.—Había tenido suficiente de hacer ofertas inadvertidas. Mi
pacto con los vampiros estaba pesando fuerte en mi mente y no estaba a punto
de caer desprevenida con otra persona que podría tratar de sacar una victoria
sobre mí.
—Ella es segura—dijo Leo—. Los dos la avalamos. Por sangre, hermano.
—Muy bien. Confío en eso.—Él empujó su silla hacia atrás y se limpió la boca
con la servilleta—. Soy un caminante de sueños, Cicely. Cuando estaba en el
vientre materno, mi madre fue iniciada en una antigua tradición chamánica.
Había un demonio pasando el rato cerca y aprovechó la oportunidad para
entrar en mi alma. No está en mí, no como poseyéndome. Pero la experiencia
cambió mi propio ADN. Me abrió a un nivel psíquico. Cuando el demonio entró
en mí, murió, pero su esencia se mezcló en mi alma durante el ritual y ahora
somos uno. Soy ambos, Kaylin, y lo que queda del velo-nocturno.
Tenía mucho que aprender. Gran parte de esto había pasado bajo mi radar,
viviendo todos esos años en la carretera.
—Me siento tan estúpida en comparación con todos ustedes. Tan poco
preparada. La mitad de estas cosas… Sabía que existían porque, diablos, soy
mágica de nacimiento. Pero mi vida estaba tan alejada de la mayor parte de la
magia, excepto los hechizos que podía convocar. Mi existencia con Krystal fue
como una mala película de carretera de los setenta. Aprendí todo lo que pude,
pero hay veces que pienso que voy a ser un perjuicio debido a mi ignorancia.
—Vas a estar bien. Hay más en ti de lo que parece. Sólo recuerda: En caso de
duda, pregunta.—Kaylin me dio una sonrisa gentil y de repente me sentí segura
con él. Sus ojos prometían que haría todo lo posible para ayudarnos, y eso era
suficiente para mí. Él estaba de nuestro lado, y en este momento eso es lo que
necesitábamos.
Y así como así, teníamos a nuestro cuatro integrante. Pasamos el resto del
desayuno rellenándolo sobre la Corte Índigo, y lo que estaba esperando por
nosotros en el bosque.
—No me gusta esto—dijo Leo mientras llevaba los platos al fregadero. Kaylin
estaba lavando los platos, mientras Rhiannon y yo limpiábamos el mostrador—.
Vamos a hacer que nos maten.
Kaylin me miró por un momento, luego se limpió la boca con una servilleta.
—Leo tiene razón. Probablemente vamos a salir heridos, pero estoy dentro.
Algunos de ellos lo estarán, pero ten cuidado, Cicely. No todas las bestias
prosperan en la oscuridad y la sombra.La voz de Ulean sonó clara en mi cabeza,
y lo mismo hizo su preocupación.
Kaylin tenía su mochila, Leo estaba vestido con pantalones de color caqui y un
jersey a juego con el follaje circundante. Camuflaje, pensé. Rhiannon llevaba
unalinterna y las bombas de fuego que Leo y yo hicimos que trajera.
Yo opté por la apariencia de chica ruda: vaqueros negros, jersey negro de cuello
tortuga, y mi chaqueta de cuero. Todos nos pusimos las botas con las que
podíamos movernos a través de la nieve y el aguanieve. Para mi elección de
armas, deslicé mi navaja en la funda fijada a mi muñeca, y tenía pegada mi daga
en la vaina de mi bota. Ambas hojas eran altamente ilegales de llevar, pero
hacían el milagro.
—Cuidado, hay ortiga por este camino y va a ser difícil de ver ahora. Todo está
tan crecido y salvaje, y la nieve sobre el suelo resbaladizo no hará esto más fácil.
—―¡Adelante, Macduff!‖6 Sólo no nos lleves a la ruina.—Leo estaba bromeando
pero podía sentir la tensión en su voz.
—¿Estás bien?
157
Ella asintió mientras Leo la ayudaba a levantarse.
6
Lay on, Macduff!: Macduff es un personaje de la novela Macbeth de William Shakespeare. Son
las últimas palabras de Macbeth, que significan: ―Adelante, Macduff, maldito sea el primero en
llorar, ¡vamos a luchar hasta la muerte!‖, Antes de que Macduff lo matara en combate.
no podíamos verlo. Lo más probable es que lo que estuviera envuelto no
pudiera vernos tampoco, pero Rhiannon y Leo no eran hábiles en el traslado
silencioso. Kaylin parecía serlo, y yo sabía cómo suavizar mis pasos, pero con los
otros dos al remolque sería obvio que veníamos.
Mientras descendía aún más en la estela de sonido, pude oír el siseo lento de la
niebla mientras rodaba por el suelo, con vida y buscando cobertura y ocultarse.
Y detrás de la niebla, los espíritus susurraban en su paso por el barranco. Labios
fantasmales interpretaban risas y lágrimas, gritos repentinos, luego, así tan de 158
repente, silencio.
Y por último, por debajo de la niebla, por debajo de los fantasmas y el susurro
de la brisa, más murmullos. Pero esta vez el ruido era en una frecuencia
diferente… No Elemental, sino perteneciente a… los Faes. Y eso significaba, los
Cazadores de Sombras. Pero no escuché pisadas advirtiéndome que estaban
cerca, ni pensamientos vocalizados para indicar que podrían estar esperando
abajo. No, esto era diferente… Como si estuviera escuchando a través de
auriculares a algo distante y lejano.
—Me parece bien. No permitan que se enrede con nada. —Envolví el extremo
de la cuerda alrededor de mi brazo y una vez más nos dirigimos hacia la niebla.
El frío se hizo eco en mis pulmones, y por acto reflejo tosí, luego me giré hacia
un revuelo repentino en el rosal silvestre junto a mí.
—¡Quítamelo!
—Un perro goblin. Los goblins viven en el bosque con los Faes que conoces. En
realidad, son parte de todo el mundo Fae, pero ambos, los Seelie y los Unseelie
los evitan. Los perros Goblins son… Bueno, son inteligentes en un grado. Son
una mezcla entre duendes y otras… Criaturas. Los Goblins que no terminan de
desarrollarse normalmente, son utilizados como esclavos y soldados de primera
línea en las guerras. En otras palabras: en cualquier momento alguien tiene que
hacer el trabajo sucio y tiene buenas posibilidades de ser liquidado.
Nunca había oído hablar de la Corte de los Sueños, pero la simple mención de
ella me cayó como un jarrón de agua fría. Algo sobre el nombre…
—Ciento uno, sí.—Lo dijo así tan sin importancia que decidí dejar esa cuestión
caer allí. Podríamos hablar de su edad y cómo se las arregló para llegar allí sin
lucir ni un día más viejo de treinta años más tarde, cuando no estuviéramos
luchando con perros Goblins.
—Okey. Así que, ¿es esto también lo que te da la capacidad de ver fantasmas?
160
—Sí, y mis otras… Habilidades.—Kaylin asintió al fondo del barranco—. Será
mejor que nos movamos o esa cosa podría volver. Y, francamente, no sé si
estamos armados lo suficiente como para realmente acabar con ello. Aterrizaste
con un horrible golpe con tu espada y apenas le cortarte la piel.
Le mostré a Leo cómo estaba abriéndome paso lentamente hacia abajo, dando
un paso hacia un lado de la empinada y congelada colina. Entonces, probaba
con mi pie antes de poner todo el peso sobre la pierna. Él hizo lo mismo. Cada
pocos metros decía, ―Revisado‖ y Kaylin lo repetía de vuelta hacia mí. Después
de diez minutos, podía escuchar el sonido de tintineo del agua. La corriente
sonaba apagada, y supuse que estaba parcialmente congelada.
—Estamos casi en el final.—La niebla era tan espesa a nuestro nivel que se
atrapaba en mis pulmones, haciéndome resollar. Pero, efectivamente, en un
momento estábamos parados al lado del canal por el que fluía una corriente. O
lo hacía, bajo una fina capa de hielo.
Pero aun cuando las palabras salieron de mi boca, un ruido a nuestra izquierda
nos alertó y nos volvimos. Allí, escondido detrás de un árbol, estaba Chatter
parado, luciendo petrificado. Y Grieve no estaba a la vista.
Capítulo 15
Traducido por Marijf22
—¿C
hatter? ¿Chatter? ¡Te veo! —Mientras me dirigía hacia el
árbol, él parecía listo para escapar. Le tendí mi dedo,
agitándolo hacia él—. ¡No te atrevas!
Él salió lentamente de detrás del árbol, mirando hacia nosotros cuatro con
nerviosismo. Después de un momento de rascar el suelo, se inclinó ante
Rhiannon.
—¿Qué estás haciendo aquí, Chatter? ¿Nos estabas vigilando? —Di un paso
hacia él.Él no me preocupaba tanto como Grieve. Grieve era un miembro de la
Corte Índigo. Chatter todavía parecía… Chatter.
—Puedo ver por qué podrías pensar algo así. No, Srta. Cicely. No soy lo
suficientemente digno de ser utilizado como un espía. —Por el tono de su voz y
el descenso de su cabeza, me di cuenta de que la autoestima que solía poseer
se la habían sacado a fuerza de golpes. Oré porque Grieve no hubiera estado en
el otro extremo del garrote.
Eso imaginé. Tenía la sensación de que la vida en la Corte Índigo no había sido
fácil para Chatter. De hecho, se me ocurrió que podríamos realmente tener una
mejor oportunidad de entrar a la Corte a través de él en vez de hacerlo a través
de Grieve. Por supuesto, si Myst se enteraba…
—Apuesto a que la vida no es muy fácil ahora que la Reina de los Ríos y Juncos
se ha ido. Lo lamento tanto. Me agradaba Lainule. —Yo sostuve su mirada,
queriendo quitarle un poco del dolor que veía detrás de esos límpidos ojos
marrones.
—No —susurró, con un destello de luz en sus ojos—. La vida ha sido dura en
los últimos años. Echo de menos a la Reina. Era justa y equitativa.
—¿Puedes decirnos qué pasó? —preguntó Rhiannon. Colocó una mano ligera
163
sobre su hombro. Él la miró, la tristeza llenando sus ojos lentamente.
—Lo siento mucho. Lo lamento mucho por todo esto. Desearía que no hubieras
regresado, Cicely, no para hacer frente a este desastre. Y Srta. Rhiannon… Su
madre y su amiga… Me gustaría poder ayudar. —Sus ojos se empañaron y él
bajó la cabeza—. Luchamos contra ellos. Tantas muertes. Tanta sangre.
Luchamos y luchamos. Grieve guió una banda de nosotros muy dentro del
Barrow y trató de pasar a hurtadillas a las mujeres y niños a través del portal
hasta el otro lado. Pero ellos nos alcanzaron. Había tanta sangre y gritos, y
niños pequeños despedazados. —Se secó los ojos con una mano, pero el tono
de su voz era como una bisagra oxidada y yo sabía que él había sido quebrado.
—Oh, Chatter. —Rhiannon deslizó sus brazos alrededor de sus hombros y él se
apoyó en su abrazo—. No te habría hecho recordar, pero necesitamos tu ayuda.
Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. ¿Puedes decirnos qué pasó
con Grieve?
Él parpadeó.
—Nos atraparon. Iban a alimentarse de mí, pero Grieve les rogó que me
liberaran. Bebieron de él hasta llevarlo casi a la puerta de la muerte y luego le
obligaron a beber. Luego simplemente… Él se recuperó, con tanta rapidez. Y
cuando se levantó de nuevo, se veía tan extraño. Sus ojos cambiaron. Grieve
cambió. Parecía un niño salvaje y yo tenía miedo de que me acabara por sí
mismo, pero él sólo dijo: Déjenme quedarme con él. Es perezoso e inútil, pero
me divierte. Mi amigo nunca habría dicho eso antes del cambio.
—Sí. Así que me quedo con Grieve la mayor parte del tiempo. Los otros me
odian, pero Grieve… Trata de ser él mismo. Les puedo decir que no le gusta en
lo que se ha convertido. Él nunca te trataría tan extrañamente, Cicely, si esto no
hubiera sucedido. Hay una batalla constante en su interior. Puedo verlo en sus
ojos. Él siempre está en guerra consigo mismo. —Chatter se acuclilló en el
suelo, haciendo caso omiso de la nieve. Él se apoyó en el tronco del árbol—. Me
canso, así que vengo aquí y respiro la ilusión de la libertad.
—Gracias, Srta. Cicely. Usted y la Srta. Rhiannon, son buenas amigas, a pesar de
que realmente las conocí cuando eran unas niñas. Pero me temo que no llegaría
lejos. Ustedes estarían en problemas y yo terminaría muerto. Y además…
—Además ¿qué? —¿Qué otra cosa podría haber más que escaparse y no mirar
atrás? Pero la respuesta de Chatter silenció el cinismo en mí.
Quería hacer algo…Cualquier cosa… para ayudar. Pero no había nada que
pudiéramos hacer si se negaba.
—No los voy a delatar. Te lo prometo. —Se levantó lentamente y se sacudió los
pantalones con las manos—. Será mejor que me vaya ahora, antes de que me
echen en falta. No quiero que vengan a buscarme y los encuentren. —Se volvió
y añadió—: Pero tengan cuidado. Estos bosques están repletos de criaturas que
podrían destrozarlos. Si yo fuera ustedes, me iría a casa. En serio, el bosque está
corrupto. No sé si alguna vez se podrá recuperar.
165
Me mordí el labio, deseando tomarlo de la mano, arrastrarlo a casa, y enviarlo
en un autobús hacia alguna parte, pero di un paso atrás. Si interferíamos
demasiado, sólo conseguiríamos meterlo en problemas. O causarle la muerte.
—Ve, pues, antes de que nos perciban. Pero Chatter… Si ves a mi tía, la madre
de Rhiannon, o a nuestra amiga Peyton… Si piensas en algo que pueda ayudar,
por favor, háznoslo saber.
—Por cierto, el búho te ha estado buscando, Cicely. Pregunta por ti, todos los
días. Te ayudaría, pero yo… No cuentes conmigo. —Negó con la cabeza—. Soy
inútil. Pero debes encontrar el búho cuanto antes. Si los Cazadores de Sombras
lo encuentran, van a acabar con él. Odian a los búhos. Y, no confíes en las
arañas. Las arañas del bosque ven y escuchan. Son las mascotas de Myst.
Corrió entonces, tan rápido que apenas pude seguirle la pista. En pocos
momentos, se había ido.
Seguimos nuestro camino hasta el otro lado del barranco en silencio. Me di
cuenta de que los otros estaban ansiosos por hablar de la reunión con Chatter,
pero éste no era el momento ni el lugar para eso.
Una vez que estuvimos en la cima del barranco, el recorrido fue más rápido y
nos movimos silenciosamente por el camino, nuestros sonidos eran
amortiguados por la nevada. Las nubes se habían movido sobre nosotros y
ahora una nevada ligera había comenzado, alisando nuestros pasos aún más.
Aunque todavía estaba muy cubierto, el camino no era tan malo como lo había
sido allá en el barranco. Alguien debía mantenerlo cuidado, y yo apostaba que
era la Corte Índigo. La luz caía entre los árboles de una manera extraña,
inclinada, y el cielo teñido de plata añadía un aire de aprensión a la atmósfera
inquietante que se filtraba a través del bosque.
Mantuve mis ojos abiertos buscando la posición de los arándanos rojos. Yo los
conocía de vista, incluso sin las bayas florecidas. Los arándanos azules crecían
con mayor frecuencia en las Cataratas, al este de Washington. Estaba 166
empezando a preguntarme si las instrucciones de Grieve eran correctas cuando,
a los pocos minutos, vi una línea gruesa de ellos por delante, debía de haber
veinte o treinta arbustos en una agrupación.
Sobre nuestra izquierda, a unos diez metros más allá de los arbustos, un amplio
anillo cubría el camino. De unos buenos cuatro metros de diámetro, el anillo se
componía de hongos venenosos que eran mohosos y marrones, con manchas
blancas que moteaban su piel. Algunos habían florecido, la parte superior era
plana y estaba totalmente abierta, lista para soltar las esporas. Otros aún
mantenían las cabezas bulbosas, fuertemente cerradas, en el tallo. Su aroma era
embriagador y amargo: a tierra acre, picante como basura fermentada. La nieve
en el anillo era virgen, inviolable siquiera por las huellas de animales, y el rastro
sobre un costado era claramente visible.
Rhiannon se alejó.
—Rhiannon tiene razón, este anillo de Hadas es una trampa. No pisen dentro, ni
siquiera pongan un dedo dentro de él. No sé exactamente lo que pasaría, pero
está esperando a su próxima víctima.
—Grieve dijo que rodeáramos la parte exterior del mismo. Desde aquí, tenemos
que caminar durante una hora hasta llegar a lo que él llamó los Robles
Gemelos. Ahí giramos a la derecha después de caminar entre ellos, y estaremos
en el Marburry Barrow. —Miré al cielo, preguntándome cuánto tiempo
habíamos estado aquí hasta ahora. Hacía cada vez más frío, pero no estaba
dispuesta a dar la vuelta y regresar a casa todavía—. ¿Alguien tiene alguna idea
de qué hora es?
—La recepción aquí, no es tan buena, pero el reloj dice que son las 10:30. Nos
llevó una hora cruzar el barranco y hablar con Chatter. Así que si mantenemos
un buen ritmo, llegaremos al Barrow un poco antes del mediodía.
Viajar era más fácil en este punto, a pesar de que teníamos que mantener una
clara visual de las rocas y las raíces ocultas debajo de la capa de nieve.Dos veces
me detuve, sosteniendo mi mano para que los demás esperaran mientras
entraba en sintonía con el viento, escuchando los ruidos que venían a lo largo
de la estela.
Una vez, tuve la clara impresión de un alarido que vibró por mi columna, un
rayo de miedo oculto en ese solitario grito. Me mantuve en silencio, porque no
quería alarmar a los demás. Ni diez minutos más tarde, otro ruido hizo que mi
alarma se encendiera, pero lo que pensé que podría ser otro perro duende
resultó ser un conejo que trotaba por ahí. Se detuvo un momento, frunciendo
su nariz cuando se irguió sobre sus patas traseras para mirarnos, antes de
volverse para salir disparado hacia la maleza.
168
7
—¡Dios mío! ¡Dios mío! Voy a llegar muy tarde… —susurré en voz baja. Pero ya
que el conejo no llevaba ningún reloj de bolsillo, ni llevaba un chaleco, decidí
que ésta no era nuestra madriguera del conejo. Lástima que Myst no era tan
inocua como la Reina Blanca.
—Los robles, constituyen los lados del portal. Desde aquí, no puedo ver nada
más que un montón de tierra yerma, pero ¿quieres apostar a que caminamos
por allí y bingo, estaremos en el Marburry Barrow?
—Creo que tienes razón. Grieve dijo que eran un portal, que teníamos que
pasar a través de los robles para encontrar el Barrow. Pero ahora me pregunto si
7
Hace referencia a Alicia en el País de las Maravillas.
¿puede haber miembros de la Corte Índigo merodeando las afueras? Sabemos
que pueden salir a la luz del día, así que ¿qué puede evitar que estén allí? Tal
vez no pensé en esto lo suficiente antes de sugerir que viniéramos aquí.
—He traído algunas cosas de las herramientas de los rituales de Marta que nos
pueden ayudar. —Dejó su mochila y empezó a escoger cosas en ésta, sacando
un puñado de algo que parecían vértebras—. Huesos de serpiente —dijo—. He
estudiado lo suficiente como para saber que éstos pueden ser utilizados para
crear una nube de veneno…
Lo miré.
169
—¿Veneno? Pensé que eras un sanador.
—No lo sabemos, así que guárdalo como un último recurso —dijo Kaylin—. Yo
conozco una manera de colarnos allí y ver lo que está pasando.
Miró a su alrededor.
170
—Tenemos que encontrar un lugar para esconderme. Voy a tener que
tumbarme para prepararme para esto.
Primera anotación por aterrorizarme. Pero Ulean podía ver más lejos que yo y
ella aparentemente sabía algo que yo no. Le di unas palmaditas a Kaylin en el
brazo.
Me encogí de hombros.
—Mala idea. No dejes que te convenza de ello. —Ella arrastró sus pies. Ni ella ni
Leo se veían felices por mi petición.
Él asintió, lentamente.
—No lo sé —contestó—. Nunca he estado fuera más de una hora. Creo que
depende del poder del caminante de sueños, si tiene a alguien
acompañándolo... Un número de diferentes factores. Y hay otro pequeño
detalle: hay criaturas por ahí, y no todas ellas son agradables.
Oh, esto se estaba poniendo cada vez mejor.Ulean realmente me había jodido.
—Tal vez... —Sólo que no quería. Pero Ulean pensaba que era una buena idea y
ella aún no se había equivocado al guiarme—. Mencionaste algo acerca de si el
hechizo es rechazado... ¿qué sucede entonces?
—Si no regresamos —dije de nuevo, con énfasis—. Entonces saquen sus culos
de este bosque, díganles a los vampiros lo que me pasó, y no miren atrás.
Salgan de la ciudad antes del anochecer.
Me encogí de hombros.
—Yo no estaba planeando nada, no. No soy una loca. Pero Ulean cree que
debería ir contigo, y por lo general ella tiene razón. He llegado a confiar en ella
durante los años, me salvó más de una vez.
173
Capítulo 16
Traducido por Nayelli Wells
—T
endrás que acostarte en mis brazos —dijo Kaylin. Cuando lo
miré había una tenue sonrisa en su cara. Sacudió la cabeza, su
cabello oscuro bailando alrededor de sus hombros—. No, no
es nada de eso. Necesito sostenerte para ayudarte a cambiar conmigo.
—Justo pensé que eso es lo que ibas decir. —Decidí no hacerlo ruborizarse más
174
de lo que ya estaba. Si no estuviéramos en esta situación sería divertido hacerlo
ruborizar, pero dejé ese pensamiento para después.
Inhalé una profunda respiración y asentí cerrando los ojos. No estaba segura de
estar preparada para ver mi cuerpo convertirse en vapor. O sombra. O lo que
sea parecido a gas no sólido. Podía tratar con el concepto, pero ser un testigo
de esto podría ser más de lo que podía soportar.
Comenzó en algún lugar de mi tercer chakra justo por encima del plexo solar.
Una ola de agua se expandió, emanando desde ese lugar y ondulando a través
de músculo y hueso, sangre y venas, como ondas concéntricas en un estanque.
Mi cuerpo estaba fundiéndose como plata líquida, como La Mala Bruja del
Oeste o como Terminator 2 desamoblándose.
Un pensamiento me golpeó. Si puedo verlo a él, eso quiere decir que tal vez…
176
Lentamente giré a mi derecha. Ahí, en una nube de niebla y chispas débiles con
polvo de diamantes destellando en medio del círculo… Ulean arremolinado. Ella
no era una mujer pero era una vaga forma bípeda atrapada en el medio de un
vortex que gira eternamente.
—¿Puedes ver a Ulean? —Me moví hacia la niebla y vapor que era mi viento
Elemental. Él miró por un momento, luego inclinó suavemente la cabeza.
—Débilmente, pero hay estática. Tal vez es porque no estoy en sintonía con el
viento.
Él no está unido a mí. Solo tú puedes verme claramente aquí. Y solo tú, o esos
que yo elija pueden escucharme.
—Lo tengo. —Imaginé que la respuesta funcionaría para ambos—. ¿Ahora qué?
Kaylin señaló hacia adelante. Seguí su gesto y vi lo que parecían un par de faros
iluminados, más brillantes que el Space Needle en Año Nuevo. Mientras los
miraba, las formas comenzaron a hundirse y me di cuenta de lo que eran.
—¡Los robles gemelos!
—Sí. Si fueran solo árboles ordinarios, no podrías verlos tan bien de cerca. Ellos
brillan, sí, como las auras de todas las cosas vivas, pero no igual. Mira alrededor.
Depende del esfuerzo que hagas en enfocarte hacia fuera y abrir tu mente
podrás ver más de una dimensión a la vez.
Casi a dos metros de donde estábamos parados. Podía verlos vagos y difusos
pero sus auras brillaban como el neón de una señal de bar. La de Leo era verde,
firme y brillante. Pero la de Rhiannon crepitaba, su energía lucía apretada como
si tuviera restricciones. Brillando como la luz de un sol trataba de liberarse pero
regresaba otra vez para disolverse contra su cuerpo. La tensión era palpable
como si estuviera luchando contra un nido de serpientes retorciéndose.
Kaylin asintió.
—¿Cómo lo estás llevando? ¿Crees que estás lista para checar en el Barrow o
necesitas más tiempo para adaptarte? —Kaylin, o la sombra de tinta negra que
era en ese momento, se inclinó contra una mancha negra que finalmente
vislumbré como una piedra en el espacio plano.
—Creo que estoy lista. ¿Qué hacemos? ¿Y cómo sabremos si ellos nos ven? —
Miré mis pies en el suelo. Caminar en sueños se siente como lo que siempre
imaginé que se sentiría rebotar sobre la superficie de la luna.
La energía fluyendo entre los troncos formaba una red de brillantes líneas a
través de la cual teníamos que pasar. Inhalé y me pregunté si el portal nos
patearía fuera del astral, o si simplemente era una puerta de salida.
—¿No está justo al lado? —parpadeé—. ¿No había un límite de tiempo para el
hechizo?
—En teoría. En la práctica no lo sé. —Se encogió de hombros—. No pasa nada.
Cruzaré y regresaré por ti si todo está bien.
Antes de que pudiera contestar ni una palabra pasó a través del portal y en un
resplandor de humo y reflejos desapareció de mi vista.
Estaba a punto de seguirlo (supongo que no pensó que iba a correr y dejarlo si
algo pasaba ¿no?) cuando hubo un resplandor entre los robles y él reapareció
caminando hacia mí.
Kaylin asintió.
—Al menos por ahora. Pero teníamos razón al preocuparnos. Hay un grupo Fae
de la Corte Índigo cerca del terraplén. No creo que puedan vernos. Vamos a
llevar los traseros antes de que cambie.
Agarró mi mano y el humo en su mano se mezcló con la mía para formar una
extraña fusión de cuerpos. Como si fuéramos gemelos siameses pegados por
los dedos.
Sin otra advertencia, me jaló hacia los robles gemelos y fui volando todo el
camino, arrastrada mientras él saltaba. El crujido de la energía me hizo temblar
alterando todo mi sistema.
—¡Mierda! ¿Así es como se siente ser un cable de alta tensión? —Las palabras
salieron de mi boca mientras salíamos del otro lado.
—Silencio —susurró Kaylin—. Tenemos que parecer como una sombra fugaz
aquí y allá. Pero si tienen a alguien que es clarividente o que puede escuchar al
viento como nosotros serán capaces de encontrarnos.
Entrecerré los ojos tratando de concentrarme en lo físico. El astral interactuaba
con la hilera de árboles, pero si mantenía mi atención en el bosque, se volvía
más claro. Distinto.
¡La visión de Rhiannon! Esto tenía que ser la Base de la Corte Índigo. O al
menos su sede en nuestra área.
Tienes razón. Ulean iba a la deriva detrás de nosotros y yo estaba aliviada de ver
que estaba bien después de atravesar la barrera. Me quedé atrás dejando que
180
Kaylin nos guiara.
El Barrow parecía que había sido construido sobre una plataforma circular
elevada a cuatro metros y medio sobre el suelo. Los escalones en uno de los
lados llevaban hasta la cima del montículo y al menos dos figuras estaban
descansando en la nieve justo ahí.
Escaneé las figuras. Todas tenían un tinte particular en sus auras y empecé a
entender por qué eran llamados la Corte Índigo. La energía se arremolinaba en
tonos profundos de índigo y púrpura, negro y plata. Los colores de la noche y la
sombra. Increíblemente hermoso, sus energías eran magnéticas y seductoras y
anhelaba acercarme más al grupo para disfrutar de su presencia.
Miramos por un momento mientras trataba de memorizar el lugar del brillo que
estaba segura era una puerta. Si éramos capaces de escabullirnos de vuelta al
físico sabríamos por dónde llegar sin tener que revisar los alrededores
Y luego sucedió. La puerta brillante se abrió por un momento y un contingente
de la Corte Índigo salió con dos figuras entre ellos. Dos figuras que no eran
vampiros Fae. Ambas auras rojas denotaban seres nacidos de la magia, una más
poderosa que la otra.
—¡No! ¡Cicely, vuelve! —Kaylin estaba sobre mis talones alcanzándome por el
brazo. Se las arregló para atraparme antes de que hubiera caminado más que
unos pocos metros pero entonces Heather se volvió hacia nosotros y atrapé su
pequeño llanto en el viento.
En ese momento, uno de la Corte Índigo se dio vuelta hacia nosotros y gritó
algo, señalando en nuestra dirección.
—¡Corre, corre tan rápido como puedas, tenemos que salir de aquí e irnos del
astral! —Kaylin se dio la vuelta, arrastrándome detrás de él en una carrera
rompe cuellos hacia el portal.
—¡Ellos nos matarán si nos atrapan! —Me arrojó entre los robles y la sacudida
acalló la protesta en mi lengua. Nos dirigíamos hacia Rhiannon y Leo.
—No tenemos tiempo para salir suavemente —dijo Kaylin—. ¡Esto va a doler así
que prepárate! —Lanzó los brazos para abrazarme y sentí un destello de
entumecimiento cuando caímos, los cuerpos solidificándose, el humo de
nuestras sombras disipándose. Era como estar volando y luego ser lanzado
desde el cielo por un ancla de carne.
Pestañeé duro cuando tropecé y caí de boca frente a Leo, quien se apresuró a
levantarme. Kaylin cayó justo detrás de mí y ya estaba moviéndose hacia el
camino.
—Oh mierda. —Leo agarró las bolsas y nos las arrojó mientras Rhiannon se
dirigía hacia el camino.
Pero ya era demasiado tarde. Hubo un ruido detrás de nosotros entre los robles
gemelos y tres hombres saltaron desde el portal. Tenían piel pálida y un tono
cerúleo en sus rostros. Vampiros Fae. Cazadores de sombras.
Comencé a correr, pero en mi corazón sabía que eran más rápidos que
nosotros. Nos atraparían y se alimentarían de nosotros y eso sería el fin de
todo.
—No dejaré que nos lastimen… ¡No los dejaré tomarnos como tomaron a mi
madre! —Sus ojos llamearon peligrosamente y resplandores solares bailaron a
su alrededor luchando para liberarse mientras sacaba una de sus bombas.
Cuando la vieron los hombres, recelosos, ralentizaron el paso, pero siguieron 182
caminando en nuestra dirección. Nos miraban y podría jurar que estaban
tratando de averiguar qué demonios estábamos haciendo.
—No se acerquen más. Les estoy advirtiendo que ¡paren! —la voz de Rhiannon
se estaba quebrando y luego las lágrimas corrieron por su cara. Levantó los
brazos—. Les dije que se detuvieran…
Lanzo una bomba, extendió las manos y gritó unas palabras (no pude entender
cuáles) y una pared de llamas salió retorciéndose de sus palmas. Verde, dorado
y rojo. Un hermoso, mortal estallido de fuego dirigido en su dirección haciendo
explotar la bomba en una onda de choque de fuego.
Los hombres gritaron y se dieron la vuelta para correr mientras las llamas
lamían sus ropas, atrapando sus túnicas de gasa en el fuego. Los arbustos
alrededor del portal comenzaron a humear mientras las chispas volaban,
chisporroteando contra la nieve.
—Ahora corre, compraste algo de tiempo pero tienes que salir de aquí. —Se
mordió el labio mirándonos a todos—. Puedo ayudar llevando a uno. Puedo
correr mucho más rápido que cualquiera de ustedes.
—Toma a Rhiannon. ¡Ahora! —La empujé hacia sus brazos y ella se quejó
todavía aturdida. Él se dio la vuelta y en un borrón se habían ido—. Kaylin, sal
del astral.
—Yo la llevaré a ella. —Grieve surgió de los arbustos por donde Chatter había
salido—. Tú lleva a Leo y yo a Cicely.
—Seguí a Chatter. ¿De verdad pensabas que lo dejaría solo con esa multitud del
Barrow? Ahora cierra la boca y ven aquí. Tenemos que movernos antes de que
vuelvan a atravesar el portal. —Abrió los brazos y sin pensarlo dos veces caminé
hacia su abrazo y estuvimos fuera en un borrón de movimiento con mi Grieve
sosteniéndome bien apretada.
Capítulo 17
Traducido por Rihano
G
rieve me levantó en brazos y me apretó contra su pecho mientras nos
dirigíamos en línea recta a través del bosque, más rápido de lo que
podría haber imaginado. Aunque ningún vampiro, ni Fae, caminaban por
el astral, podían correr como el viento, un borrón de velocidad y movimiento.
Volamos a través de los árboles; los veía pasarcomo un borrón de ramas con
nudosos brazos de nieve,por la constante caída suave de los copos que se
descolgaban a la deriva desde las nubes. El viento silbaba a través de mi
peloque volaba hacia atrás mientras corríamos. Un coro de palabrasse
deslizaba, un aluvión de voces golpeaba mis oídos mientras corríamos a través
del bosque. Traté de captar lo que estaban diciendo, pero la cacofonía era tan
fuerte que finalmente me di por vencida.
Grieve entró.
—¿Ya han regresado Kaylin y Leo? —pregunté, sin aliento por el viaje.
Él me siguió hasta la cocina. Una luz fervorosa irrumpió en sus ojos atravesando la
hosca expresión persistente de su rostro. Miró por encima del hombro y luego se volvió
hacia mí.
—¿Qué pasa?
—Grieve. —Di un paso hacia él—. Gracias. Gracias por salvarme. Gracias por dejar que
Chatter nos ayudara.
—Tenía que hacerlo. No puedo dejarla hacerte dañoy todavía no puedo liberarme de
su hechizo. —Me miró a los ojos—. Cicely, estoy dividido entre el deber y el corazón.
Tú me haces romper cada instinto hacia el que mi cuerpo me empuja. 185
Su voz se quebró.
—Te amo, Grieve. Siempre lo he hecho. No puedo evitarlo. Eres mi enemigo, pero te
necesito. Nos necesitamos mutuamente.
—¿Cómo puedes estar tan segura? —susurró ásperamente. No estaba sonriendo pero
la débil curva de su labio era más de lo que yo podía soportar—. ¿Cómo sabes que no
estamos cometiendo un error que podría costarte la vida?
—No me importa. Sé que eres peligroso, para ambos, tanto para ti como para mí. Pero
estamos unidos… Y no creo que haya nada que podamos hacer para impedirlo.
Sus manos se deslizaron por mi espalda, por encima de mi culo, dejando una estela de
chispas dondequiera que tocaba.
Con una mano enredada en mi pelo lanzó la lengua entre mis labios mientras ajustaba
su boca a la mía. Su toque era de seda y fuego mientras el beso bramaba a través de
mi cuerpo, absorbiendo cada poro, cada centímetro de mi piel. Yo gemía suavemente
mientras deslizaba una rodilla entre mis piernas y me apretaba contra el mostrador.
Cerré mis piernas alrededor de las suyas, sintiendo los músculos bajo sus pantalones
vaqueros, sintiendo el poder envuelto en su tenso y delgado cuerpo. Me excitó rápido,
moviendo sus labios desde mi boca a mi mejilla y a mi cuello, donde pasó su lengua
por mi piel, desencadenando una nueva serie de explosiones. Sus dientes rozaron la
suave piel de allí, y sentí un hilillo de sangre correr libre mientras él mordisqueaba
suavemente. Cuando su saliva golpeó la piel en carne viva, un calor creciente me
succionó, extendiéndose a través de mi sistema como una droga oscura. Y sin
embargo, no tuve la sensación de ser una puta de sangre, de ser utilizada.
Con la respiración pesada me apreté contra su pecho mientras sus manos se deslizaban
por debajo de mi camisa para ahuecar mis pechos. Acarició con sus dedos por encima
de mi sujetador mientras lamía el fino hilo de sangre goteando de mi cuello. El suave
deslizamiento de su lengua contra mi piel me irritada tanto como me excitaba. Había
una cualidad de lija, una leve aspereza.No pude sacar de mi mente que así es como se
sentiría esa lengua en otro lugar.
—Me olvido. Los Fae no son tan inhibidos para el sexo. Pero Cicely… Te deseo. Te
quiero ahora.
La razón golpeó contra mi confusión. Había un grupo de Fae Índigo ahí afuera
queriendo matarnos y aquí estábamos, parados en medio de la cocina besándonos.
—Para, por favor, solo por un momento. Tengo que asegurarme de que Kaylin y Leo
lleguen a casa a salvo. —Hice palanca contra su pecho. Maldita sea, no quiero parar, a
pesar de que sabía que estaba probando mi sangre. Quería desnudarlo justo aquí,
tirarlo al suelo y follar hasta que se le salieranlos sesos.
—Sabes tan bien. Te deseo.Deseo cada parte de ti, una y otra vez.
Asomó los colmillos, agujas afiladasde un blanco brillante, pero ya no tenía miedo. No
sé si era por el shockde su cercanía o simplemente por la sensación de que lo de
nosotros era inevitable. Tenía confianza en que estaba de nuestro lado. Tanto como
podía tenerla.
—Creo que los perdimos. Pero saben donde vivimos. Tenemos que proteger la casa y
el terreno. No hay otra manera de mantenerlos alejados.
—Será mejor empezar por proteger la tierra. Creo que tenemos un libro sobre hechizos
de protección en ese montón de allá.—Revisé la pila hasta encontrar un grimorio
dedicado a la purificación y a los hechizos de protección.
—Creo que vi algo aquí cuando lo estaba hojeando… Aquí está. Hechizo para proteger
una finca. Vamos a necesitar muchos cristales de cuarzo, no tienen que ser grandes
pero tienen que estar agujerados al menos por un lado. Vamos a necesitar ajo… 187
mierda… Una gran cantidad de ajo y azufre y sangre. Nuestra sangre.
En ese momento Grieve se unió a nosotros y deslizóun brazo por mi cintura. Me dejé ir
hacia atrás y apretó los labios contra mi coronilla.
Kaylin se quedó mirando. Fijamente. Pero no dijo ni una palabra. Leo parecía enojado.
Ambos le lanzaron a Grieve una mirada fría, pero no dijeron nada más.
Sabía que un paso dentro de mi habitación sería todo lo que se necesitaría, así que
negué y presioné una mano contra su pecho.
—Por favor, espera aquí. Tenemos que proteger este lugar antes de que tu nueva
familia envíe una partida de caza detrás de nosotros.
—Dile a Leo y Rhiannon lo que vimos. Diles a quien vimos. —Y entoncessubí las
escaleras antes de que alguien pudiera decir una palabra más.
Mientras estaba bajando las escaleras oí un chillido. ¡Rhiannon! Salté por encima de los
últimos cinco escalones aterrizando en cuclillas y corrí a la sala de estar. 188
—¿Qué está pasando? ¿Qué sucedió? —Miré alrededor esperando algo horribley todo
lo que vi fue a Leo sosteniéndola contra su pecho. Pero el olor de humo me alertó.
La tapicería estaba empapada. A su lado, una cacerola boca abajo en el suelo. Una gran
quemadura en el chamuscado asiento. Kaylin me hizo un movimiento negando, e hizo
una ligera inclinación de cabeza hacia mi prima. Oh mierda, ella era la que había
prendido fuego a la silla.
—¿Rhiannon? ¿Tú hiciste eso? —Me senté a su lado y le tomé las manos.
Ella asintió.
—Sí, lo hice. Estaba discutiendo con Leo sobre Chatter y… La silla se incendió. Te dije
que una vez que lo desatara, no sería capaz de controlarlo.
Mirándoselas manos, volteó las palmas hacia arriba entre las mías.
—Puedo matar, Cicely. Si no aprendo cómo lidiar con esto puedo matar sin pestañear.
Lo he hecho y puedo hacerlo de nuevo. Hace mucho tiempo Marta dijo que deberían
apagar mis poderes antes de que yo la jodiera de nuevo. Tal vez tuviera razón.
—¡No digas eso! —solté sus manos y la agarré por los hombros sacudiéndola
suavemente—. Aprenderás a controlar esto y vas a dominar las llamas que están
ardiendo en tu interior.
—¿Realmente lo crees?
—Sí. Sí lo creo. —Miré a Leo y los celos en su carame confirmaronlo que había causado
la discusión.
—Vamos a pedirle a Chatter que te ayude. Él te enseñó cuando eras una niña, puede
hacerlo de nuevo.
—No… —empezó a decir Leo, pero lo detuve con una mirada. 189
—Ni siquiera vayas allí. Tú no puedes ayudarla. Y Kaylin y yo no trabajamos con fuego.
Chatter es nuestra mejor apuesta en este momento.
Y solo porque estés celoso amigo, no significa que puedas impedirle conseguir la
ayuda que necesita,pensé.
Los labios de Leo eran una raya blanca y pequeñas líneas se le marcaban alrededor de
los ojos. Oh sí, lo estaba pasando mal y era consciente de que Chatter tenía ojos para
mi prima.
Miré a Rhiannon.
—Supongo que será mejor preguntarle a Anadey primero —susurró—. Si ella no puede
ayudarme, entonces tal vez lo haga Chatter.
—Será mejor que nos vayamos y regresemos al Barrow —dijo Grieve—. Ellos nos
estaránbuscando.
—¿Qué pasa si se enteran que ustedes dos fueron los que nos ayudaron a escapar? —
Sostuve su mirada sin querer que se fuera, con ganas de ir arriba y hacer cosas
indecibles, con cada centímetro de él.
Embriagador. Sabía como el vino del verano, incienso, setas salvajes y canela, dejé
escapar un débil gemido. Grieve tomó una respiración profunda y echó la cabeza hacia
atrás, los dientes relucientes y afilados listos para el ataque. 190
Me mantuvo firme durante un minuto más, mirándome a los ojos con una sonrisa
triunfal en su cara, luego me soltó y, sin una palabra, se volvió para irse. Chatter
murmuró una despedida apresurada y antes de que pudiéramos parpadear, se habían
ido de la casa y yo cerré la puerta detrás de ellos.
—No lo digas. No digas ni una palabra. Grieve y yo... Somos lo que sea en lo que nos
estamos convirtiendo y nos guste o no, estamos vinculados.
—Tú quieres que esto sea así—dijo Leo, con un tono ligeramente acusador en su voz—
. No confíes en él, Cicely. Él es uno de ellos.
—Bien—dijo Leo abruptamente—.¿Confías en él? Bien. Pero ¿qué vas a hacer para
balancear tu trabajo con Regina y la Corte Carmesí y tus sentimientos por Grieve?
—No me olvido de los vampiros. Confía en mí amigo. Estoy tan confundida como tú y
lo que sea que haga, tiene que cabalgar ambos mundos. Y tengo que decidir si decirle
a Grieve al respecto.
—¿Vas a alimentar a Grieve a pesar de que estás espiándolo a él y a su gente? ¿Cuán
estúpida puedes ser?—Saltó Leo—. No me importa si lo jodes. Pero ¿estás olvidando el
pequeño detalle de que la nueva familia de Grieve secuestró a tu tía, a mi hermana y a
nuestra amiga Peyton? ¿Te olvidaste de todas ellas?
—No, déjalo ir. Está enojado y exaltado. Voy a tratar de calmarlo. Entiendo a ambas
partes, por desgracia. —Se volvió y corrió tras él.
Él se acercó a mí.
—Tengo setenta y cinco años más que tú, Cicely, nunca olvides eso, aunqueme vea de
tu edad. Rhiannon tiene razón. Y tú tienes razón. Ustedes tienen una conexión. Pero
también creo que te tiene bajo su poder. Probablemente un veneno en sus colmillos.
Los Fae de la Corte Índigo son extremadamente seductores y heredaron la habilidad
del vampiro para seducir con sus encantos naturales, lo que prácticamente los hace
genios cuando se trata de sexo.
Sin pensarlo, extendí la mano para tocar la piel irritada de mi cuello. ¿Tenía razón
Kaylin? ¿Estaba Grieve jugando conmigo?
—Hueles a deseo. Puedo olerte desde aquí. Y la expresión en tu cara. Estás pidiendo
ser follada. —Sacudió la cabeza cuando comencé a protestar—. Guárdatela. No estoy
para ceremonias, porque si yo fuera cualquier otro hombre, un hombre con una
voluntad más débil, estaríamos en el suelo en este momento y yo te estaría jodiendo
hasta los sesos. Sería mejor que fueras a tomar una ducha fría y pensaras largo y
tendido sobre la situación.
Después de un rato salí de la ducha y me sequé sintiéndome cohibida. Tal vez Grieve
estaba de nuestro lado, quería creerlo. Pero ¿estaríamos arriesgando la vida de Heather
y Peyton si mis sentimientos por Grieve se debían a un potente afrodisíaco en mi
sistema?
Lentamente me puse una camisa limpia y un par de vaqueros y dejé escapar un largo
suspiro. La verdad era que mi corazón no me dejaría alejarme. Y tampoco lo harían los 192
vampiros. Querían información y al parecer yo era su conducto.
Estaba atrapada entre dos enemigos, para uno era un peón y estaba enamorada del
otro.
Leo y Rhiannon estaban de nuevo en la sala de estar con Kaylin y todos me miraron
cuando entré en la habitación. Les lancé una mirada precavida.
—Kaylin nos explicó lo que podría estar pasando—dijo Rhiannon. Estaba sosteniendo
La Rebelión de la Corte Índigo en las manos—. Lo hojeé. Escucha esto:―Como
verdaderos vampiros, la Fae vampírica desarrolló un veneno en su mordedura. Pero el
veneno es muy específico. La mutación sucedió cuando el primer Unseelie fue
convertido. Los poderes sexuales del Fae fueron imbuidos en la toxina y el control se
vuelve de carácter sexual y no hay la capacidad de crear sugerencias generales. Es
decir, un miembro de la Corte Índigo puede esclavizar sexualmente a alguien a través
de su mordida.
Con los verdaderos vampiros la sugerencia puede ser de cualquier tipo, desde algo tan
simple como entregar dinero para matarse uno mismo. La diferencia principal, además
del componente sexual, es que el veneno de los verdaderos vampiros desaparecerá
después de un tiempo a menos que se cree un vínculo mutuo de sangre. Pero el
veneno del Fae de la Corte Índigo es acumulativo y en algún momento la víctima será
esclavizada, sin esperanza, incapaz de liberarse. El número de mordidas que toma esto
es desconocido.‖
Me miró.
Me encogí de hombros.
—Al menos no hasta que sepamos de qué lado está —añadió Rhiannon en voz baja. La
miré y me sonrió suavemente. Ella entendía.
Ella entiende mejor que cualquiera de ellos, la voz de Ulean susurró en voz baja detrás 193
de mí. Verdad es que hay un peligro con Grieve, pero no de la manera que ellos
piensan.
—Voy a tener cuidado. No voy a decirle nada sobre el trabajo con Regina sin hablar
con todos ustedes. —Dejé escapar un largo suspiro. Estaba a punto de ir a la cocina
por algo de comer cuando sonó el timbre de la puerta—. ¿Esperan a alguien?
Ellos negaron. Poco a poco me acerqué a la puerta, pero entonces se me ocurrió que la
Corte Índigo no vendría y llamaría a la puerta.
Abrí la puerta pero no había nadie. Curiosa, abrí toda la puerta y me asomé.Entonces la
vi. En el porche, una enorme cesta llena hasta el borde con lo que parecían dulces
caros.
Se dirigió a la cocina.
Sabes de quién es. Ulean estaba detrás de mí, pude sentir la suave brisa de su aliento 194
soplando en mi oído. Una sensación totalmente diferente a cuando Grieve lo hacía.
Oh, lo sé.
Ya sabía quién había enviado la canasta antes incluso de tocar la tarjeta, que lucía un
hermoso ramo de rosas rojas en la parte delantera. Mientras la abría, me di cuenta de
la escritura curva y elegante que brillaba en rojo:
______________
_____________
195
Capítulo 18
Traducido por Corazón de Tinta
T
raté de restar importancia a la nota. Nada que alterara a Rhiannon.
Mientras tanto, teníamos que ir a hablar con Anadey, decirle lo que
habíamos averiguado sobre Peyton y preguntarle si podía ayudar a
Rhiannon. La llamamos y accedió a reunirse con nosotros al día siguiente en su
casa. Pasamos el resto de la noche fortaleciendo las protecciones de la casa y
jugando al Scrabble. 196
Estaba claro que tenía miedo de preguntar, pero tenía que hacerlo.
—Está bien, así que supongo que tendré que dejar de lamentarme y hacer algo
para ayudar a mi hija. Si tienes el coraje de enfrentar a la Corte Índigo, yo tengo
que encontrar mi propia fuerza. Sin embargo no estoy segura de cómo puedo
ser útil. Mi magia es mucho más sutil que la de mi madre. Yo trabajo con todos
los elementos, pero tienden a hacerlo más… A nivel molecular. Es difícil de
describir.No es tanto que lance hechizos sino más bien, reordeno los
acontecimientos.
—Estas son las favoritas de Peyton. Supongo que pensé… Tal vez si hacía
unahorneada, actuarían como un encanto para llamarla a casa.
Acepté una de las galletas, debatiéndome si hacer una pregunta que había
estado corriendo por mi mente. Finalmente, decidí que no podía hacer daño.
—Mi madre y yo nunca vimos las cosas igual, que es una de las razones por las
que nunca me dio entrada a su preciosa Sociedad. La Sociedad de las Trece
Lunas. Al menos esa sucursal estaba muerta antes de empezar y lo que queda
es una sombra de lo que podría haber sido si hubieran dejado de ser tan asnos.
Tu madre nunca perteneció totalmente—añadió para Rhiannon.
Mientras pensaba en lo que me había dicho, Rhiannon se hizo cargo en silencio 198
de lavar los platos de galletas. Se secó las manos con un trapo de cocina y dejó
pasar un momento antes de volverse a Anadey.
—Sí, pero tienes que estar de acuerdo con una serie de condiciones. Debes
ponerte en mis manos. Debes escucharme. No te voy a enseñar la
prácticacomún del aprovechamiento de tus poderes, pero te ayudaré a
encontrar la mejor manera para ti. Cada bruja es diferente, cada hechicero o
brujo tiene que aprender su propio camino para que puedan convivir realmente
con las energías que han encerrado dentro de ellos. Sea como sea que quieras
llamarte, eres una nacida mágica y eres una hija del fuego. ¿Vas a seguir mis
indicaciones, incluso cuando tengas miedo?
Rhiannon miró la cara de Anadey, la mirada temerosa que había en sus ojos
comenzó a desaparecer.
—Lo haré.
Para cuando llegamos a la casa, Leo y Kaylin habían protegido la tierra lo mejor
que pudieron. Se sentía mejor, más fuerte, como si estuviéramos en un colchón
que nos separaba de la selva. Decidí pasar la tarde peinando las páginas de Una
Necesitábamos familiarizarnos con esos dos mundos sangrientos tanto como 199
fuera posible.
La mayoría de los textos parecían bíblicos, había una larga lista de nombres,
quién fue engendrado por quiény a quiénes engendró y encuentros breves
entre personas que habían vivido y muerto hacía siglos.
Rhiannon asintió.
—No hay problema. Ninguna aleta o escama en el local. Solo pollo. —Depositó
la comida sobre la mesa y fue a traer servilletas y platos—. ¿Qué estás
haciendo?
—Leí hasta que se me cruzaron los ojos y por fin encontré algo que creo que
necesitamos saber. —Cogí un muslo con una mano mientras sostenía el libro
abierto con la otra— Escucha:
—Creo que esto está hablando de Grieve y de mí.—Golpeé el libro con la otra
mano mientras tomaba un bocado de muslo. Aunque la palabra "traidor" me
hizo sentir incómoda.
—¿Algo ahí afuera?—Asentí. Examiné el patio, sin saber lo que debía buscar.
Nos acercamos uno al otro a través del césped, pero se detuvieron a quince
metros del borde de la selva, esperando. Cuando medí la distancia, me di
cuenta de que se habían detenido justo en la línea en la que los hombres
habían protegido la propiedad.
Una mujer, por lo que pude ver a través de la niebla que los rodeaba como una
maraña de vida, telarañas retorciéndose. Dio un paso hacia delante, vestida con
ropas largas y unos rizos rojos que caían en cascada sobre sus hombros. 202
El rostro de Heather estaba pálido como la crema, pálido como la luna de plata
y sus labios eran rojos como un capullo de rosa. Sus ojos brillaban negros, con
las estrellas de la Corte Índigo brillando en ellos.
Rhiannon levantó sus manos y las palmas crujían con las llamas. Ella las empujó
hacia delante y el fuego corrió fuera de sus manos hacia Heather quien saltó
ágilmente a un lado.
Las llamas envolvieron a una pequeña planta de enebro, pero el follaje cubierto
de nieve chisporroteó y el fuego se apagó.
―Heather.—Di un paso hacia adelante, mirando para ver si Peyton estaba con
los demás. Sin embargo no pude ver ninguna señal de ella—. Es cierto
entonces. Eres uno de ellos.
Su piel tenía el mismo color cerúleo que habíamos visto en los de la Marburry
Barrow.
203
Y Heather… Era un vampiro ahora, con poderes mágicos. Su esclavo.
—¿Por qué los has dejado convertirte?—No pude evitar las palabras, volaron de
mi boca como un enjambre de polillas hacia la luz—.¿Qué podrían ofrecerte
para que te entregaras a ellos?
El menor de los males. Ulean estaba a mi lado. Ella eligió la vida de Peyton
sobre la suya propia.
Cerré los ojos por un momento, tratando de pasar a través de las apariencias.
Kaylin, de pie junto a mí, apoyó su mano en mi hombro y me llenó con su
fuerza.Le di la bienvenida a esoschorros de energía que me sostenían en pie.
—Myst les está dando una advertencia justa yson las reglas de este bosque.
Sabemos que tratan de interferir en nuestros asuntos. Tengan en cuenta que en
caso de que continúen convertiremos a Peyton. Por ahora está a salvo, pero si
nos desafían, destruiremos a todos sus amigos y familiares ydespués a ustedes
mismos. Los dejamos vivir porque su tía accedió a unirse a nuestra Corte si les
dábamosnuestra protección. Pero esa protección termina si intentan intervenir
en la guerra que viene.
—Oh sí, lo está. Diablos, ya han destruido a nuestras familias. Nosotros somos
los únicos que quedamos. Dígale a su reina que ha hecho su trabajo. Misión
cumplida. Hemos sido advertidos.
—Dile a Myst que su mente tiene arañas con todo y sus telarañas. Y dile que
vamos a pagarle por la amabilidadque ha mostrado con mi tía y la hermana de
Leo. Y si trata de dañar a Peyton vamos a quemar el bosque, destrozarlo rama
por rama y hoja por hoja. Vuelve y dile a Myst que La Corte Índigo podrá
gobernar el bosque, pero una vez que pasas a nuestra tierra yo soy la reina. Y
camino con los Señores Veina mi espalda, por lo que no creo que sea tan fácil
destruirnos.
205
Capítulo 19
Traducido por Curitiba
L
eo y Rhiannon estaban en el sofá, él intentaba tranquilizarla y ella patinaba
entre la furia y la histeria. Sostuve sus manos apretadas tratando de bajarla
de la montaña rusa emocional en que viajaba. Después de un rato y dos
incendios menores, uno en un escabel y el otro en la chaqueta de Heather que
todavía colgaba en la puerta, entre Leo y yo nos las arreglamos para traerla
hasta un estado coherente. Llamé a Anadey para decirle lo que había pasado y 206
el resumen de la reacción de Rhiannon.
—Tiene que estar conmigo esta noche. Puedo hacerla dormir sin los sueños que
harían estragos ensu subconsciente. Tráiganla a la casa de Marta y yo me
encargo de ella esta noche.
—Espera. —Apreté el botón de silencio y dije a los demás lo que había dicho.
—Pero ¿van a estar seguras allí? —Leo miró a Rhiannon—. Yo no tengo nada
pendiente esta noche. Puedo ir con ella.
—Sí. Vamos a estar bien. Leo llévala a Anadey ahora, antes de que oscurezca
más. No es necesario empacar, sólo irán por una noche.
207
Cicely… El búho te está esperando. Sé que está oscuro pero es necesario que
contestes a su llamado. Está volandodesde el bosque de Myst para conocerte.
8
Cabujón: Piedra preciosa pulimentada y no tallada, en forma convexa.
pudiera detenerme y agarré mi abrigo. Antes de salir corrí escaleras arriba y
agarré mi pluma de búhometiéndola firmemente dentro mi bolsillo y luego, por
si acaso, puse mi estilete en la vaina que siempre llevaba en las botas y caminé
afuera.
Avanzando sin saber por qué, solo que debía seguir, me dirigí a un roble alto
que se veía estéril contra el cielo de invierno y salté agarrándome de una rama
inferior. Me balanceé entre las ramas y comencé a subir siguiendo el murmullo
de la corriente que me impulsaba. No tenía miedo a las alturas; he estado
escalando la cima de los edificios desde los doce años.
No era Ulean.
Como en un sueño subí más arriba, escuchando la extraña voz cantando para
mí en el viento. Ulean comenzó a aullar, chillando en alguna lengua que no
podía reconocer, un grito de alegría y placer salvaje.Su locura me alentó.
Subí más alto hasta que llegué a una rama que estabaa doce metros del suelo.
Me acerqué albordede la rama sacudiendo la nieve haciael suelo.Entonces miré
fijamente al cielo que se estaba oscureciendo y comencé a quitarme la ropa.
Dejé caer mi chaqueta y camisa viéndolos desplomarse en picado y sin pensarlo
me quité los pantalones vaqueros y las bragasque desaparecieron también al
final del árbol.
210
Mientras el aire silbaba comenzó el cambio, mi cuerpo se retorció de adentro
hacia afuera. En un parpadeo me estaba deslizando silenciosamente en las
corrientes, las puntas de las alas amplias, rayas de cebra en blanco y negro. Abrí
elpico y dejé escapar una llamada y el chillido resonó a través de mi cuerpo,
áspero y chillón y suficiente para asustar como el infierno a cada rata y ratón
que estaban escondidos en el patio.
Entonces todo esto me golpeó.Estaba en el aire en vuelo delta a través del patio
hacia el bosque. Pero el barranco y el bosque brillaban con una luz que nunca
había visto antes y viré haciala derecha, evitando la línea de árboles. Había algo
ahí, algo repugnante que ponía trampas para los búhos como yo y no quise ser
parte de eso.
Floté sin esfuerzobajando un ala para deslizarme hacia la casa, viendo todo
desde una perspectiva muy diferente pero conservando el sentido de mí misma.
De hecho me sentía mucho más clara de lo que alguna vez me había sentido. El
collar todavía colgaba alrededor de mi garganta y yo sabía que si no lo llevaba
puesto, cambiaria de nuevo a mi forma humana.
Con pura alegría hice un rizo y me lancé de cabezaal suelo, torciendo hacia
arriba justo a tiempo. El búho cornudo y yo seguimos ejecutando nuestro baile.
En algún momentovi a Kaylin de pie en el porche con mi ropa en los brazos,
observándonos dar volteretas en el viento.
No hay tiempo para eso. Hablaremos más tarde. Por el momento experimenta 211
tu nueva libertad, hija del viento. Y ella se rió y sus corrientes nos impulsaron
hacia adelante mientras montaba la ola con nosotros.
¿Pueden vernos?
Tú, igual que tu amante, sonparte Cambyra Fae Por nacimiento, tú no eres
solamente una nacidamágica, pues la mitad de tu herencia se encuentra dentro
del Fae demoníaco. Tu padre perteneció a los Uwilahsidhe, el pueblo búho.
9
Sidhe Bean: Las banshees. Heraldos de la muerte en gaélico antiguo.
Parte Fae. ¿Yo era parte Fae? Mi mente trató de procesar el concepto pero solo
me cabía un pensamiento.
Solamente enfócate en dejarla ir. Pero hazlo dentro o te caerás del techo. La voz
de Ulean era clara, distinta del búho.
Un parpadeo.
—Antes de que empecemos a hablar de esto, por favor ve abajo y tráeme una
taza de té. —Me quité la manta y me puse la gruesa bata de toalla que
Rhiannon me había prestado. Esta vez Kaylin observó.
—Amigo, los ojos en la cabeza. —Lo miré y él dejó escapar una risa suave.
—Solamente cambié a búho y volé por el patio durante una hora, o dos o tres.
¿Por qué debería estar pensando en la modestia después de eso? Es decir,
vamos. Fue… —suavicé mi voz, el sarcasmo desaparecido—. Fue la cosa más
increíble que jamás me haya pasado.
Él cedió.
—Lo siento, pero tan viejo como estoy, soy todavía joven en comparación con
otros como yo. Y estás… Tienes un magnetismo sobre ti que es difícil de
ignorar. Cicely, ¿qué pasó ahí?
—Primero el té.
Mientras me metía en la cama temblando, porque ahora me sentía fría hasta los
huesos, Kaylin bajó corriendo las escaleras y regresó diez minutos después con
una bandeja que tenía una tetera, dos tazas, algunas tostadas y mermelada.
—El búho del bosqueme dijo que yo soy en parte Cambyra Fae, como Grieve.
214
¿Puede esto ser posible?
Miré mis manos de una manera diferente que antes. Había sabido siempre que
yo era un nacidomágico, pero que alguien me dijera que soy parte Fae fue
como descubrir que nunca había sabido,realmente,quién soy. Nunca me había
conocido a mí misma. No completamente.
—¿Posible? sí. ¿Probable? parece que sí. ¿Qué más podría explicar lo que te
pasó? Supongo que podría ser una trampa muy elaborada, pero no se siente
así. —Se aseguró de que estaba cómoda y bajó después de cerrar mi ventana y
cerciorarse de que los hechizos de protección estaban firmesen ella.
Cuando miré afuera al alba creciente intenté repasar cada centímetro de lo que
había pasado, pero la belleza de la experiencia siguió desbordándome,
empujando la lógica y el pensamiento a un lado. Al cabo de media hora
estabadormida y, en mis sueños, me elevaba con el gran búho cornudo,
planeando en el cielo nocturno.
Capítulo 20
Traducido por Nelshia
A
la mañana siguiente estaba tan agarrotada que apenas podía salir de
la cama. Por lo menos mis brazos estaban rígidos. Los músculos de
los hombros palpitaban con un profundo ypunzante dolor que nunca
había sentido antes. Recordé la noche anterior preguntándome si había sido la
transformación, si mis alas habían sido vírgenes y necesitaban estirarse y cargar
para ganar fuerza. 215
Rhiannon estaba esperando abajo junto con Leo y Kaylin. Todos se volvieron
hacia mí y me di cuenta de que Kaylin había revelado el secreto. Eh, bueno, me
ahorraba tener que explicarlo de nuevo.
Rhiannon palideció.
—¿Deberíamos decirle esto a Anadey? Ella podría ser capaz de arrojar algo de
luz sobre nuestra herencia.
La mirada en sus ojos me dijo que tenía la esperanza de saber más sobre su
pasado también. No era probable que Heather le dijera nada. Heather ahora
estaba perdida para nosotros.
Consideré la idea. Anadey era lo más parecido que teníamos a un asesor. Ella
erala hija de Marta aunque no fuera parte de su círculo y había conocido a
nuestras madres antes de que naciéramos. Por un momento me pregunté si
podíamos confiar en ella, pero tiré la preocupación por la ventana. Estábamos
mucho más allá del escenario de confiar o no confiar. Lo sobrepasamos en el 216
momento en que le hablamos de Grieve y la Corte Índigo.
—Sí. Creo que sí. Hoy es domingo y aquí nadie trabaja ¿verdad?
Eso lo decidió.
—Ulean acaba de decirme que te diga: Sigue en el trabajo por ahora. No voy a
decir que confío en ellos, pero no son estúpidos. Dudo que pongan nuestra
amistad en peligro, considerando que creen que soy la clave para su próxima
guerra.
—Así que dime ¿qué pasó con Anadey? ¿Iniciará tu entrenamiento? —Quería
olvidarme de los vampiros y el Fae Vampírico por el momento y concentrarme
en los vivos.
Me mordí el labio.
—¿Cómo podría? Voy a darle sangre a Lannan esta noche. Grieve sentirá que
algo pasa y tratará de detenerme. Tengo que presentarle un informe aLannan
pero puedo hacerlo vía e-mail. Voy a tener que decirles sobre Heather por
supuesto. Y creo que primero daré un paseo. No voy a entrar en el bosque pero
quiero encontrar a ese búhootra vez. A ver si puedo conseguir algunas
respuestas. ¿Por qué no empiezan ustedes con los amuletos? Regresaré pronto
para ayudar.
¿Quién eres?
¿Quién es él?
El Guardián del Bosque. Fue expulsado de la quebrada junto con la reina de los
Ríos y Juncos. No está muerta. Está esperando su momento.
Debes despertar, joven búho. Tienes millas que recorrer antes de dormir...―Los
bosques son hermosos, oscuros y profundos, pero tengo promesas que cumplir
y kilómetros que recorrer antes de dormir...‖
Un poema. No puedes leer ¿cómo conoces las palabras?
Hay tantas cosas que pasan a través de las corrientes ¿realmente piensas que
no las escucho cuando cruzan mi camino? Lo siento joven búho, siento que
debas viajar hacia los sangrientos colmillos... Pero en verdad son menos
peligrosos que lo que aguarda en el bosque. A veces, los monstruos son
terriblemente hermosos y los héroes repugnantes.Vete ahora, descansa. Tu
amigo volverá para tu próxima lección de vuelo. Descansa segura. Él vela por ti.
Me uní a los otros haciendo los amuletos de protección, ordené las hierbas y
219
cristales con cuidado, pero mis pensamientos estaban a miles de kilómetros de
distanciaelevándose hacia el cielo oscuro.
Miré alrededor buscando a alguien más pero estábamos solos. Leo se quedó
fuera. Lannan lo miró brevemente y lo despidió con la mano.
Leo se veía como si quisiera hacer cualquier cosa excepto dejarme allí, pero se
alejó con los ojos brillantesde furia. Tomé una respiración profunda, crucé el
umbral y esperé a que Lannan hablara.
—Veo que elegiste ropa cómoda para vestir. —Una declaración—. La próxima
vez usa algo sexy. ─Una orden.
—Sí, señor. —Mi voz sonó como el chillido de un ratón en un auditorio gigante.
Me obligué a quedarme quieta frente a su escritorio. Obligarlo a dar el primer
paso.
Lannan me miró, sus ojos oscuros brillaban. Si hubiera habido alguna chispa de
luz en ellos, algo parecido a la humanidad, habría sido capaz de mantener la
calma. Pero esos ojos abismales me succionaban yde repente empecé a
temblar. Él era un vampiro, un Señor Vein, iba a beber de mi cuerpo esta
noche.Se deslizó por detrás de la mesa y cruzó la habitación en silencio.
—¿Qué te produce miedo? ¿La idea de ofrecerme sangre? —su voz era suave,
tan suave que apenas podía atraparla.Se inclinóy me acaricióel cuello—. Eres
una cosita preciosa y tu aroma llena la habitación. ¿Sabes que los vampiros
tenemossentido del olfato a pesar de que no necesitamos respirar?
—Ah Cicely, no todo pago tiene que doler. Él mío usualmente lo hace, pero ten
en cuenta que puedo,y voy a hacerloplacentero para ti. Las ofrendas de sangre
no siempre son una tortura. —Levantó mi barbilla con la mano—. No te
preocupes, en menos de noventa minutos estarás a salvo en casa con tus
amigos.
No dije nada.
—Dilo. Dime que has elegido esto. Quiero oírlo de tus labios, de tus curvados y
sensuales labios siempre llenosde vida.
—Te doy mi sangre, he elegido hacer esto. Firmé el contrato. Ahora, haz lo que
quieras.
Sus ojos oscuros brillaron y dejó escapar un pequeño gruñido cuando comenzó
a rodearme. Me puse en posición de firmes sin reaccionarni volverme para
seguirlo.Me las arreglé para no perder la cabeza hasta que se detuvo detrás de
mí y se apoyó cerca. Entonces comenzó el pánico.
—Eso depende de usted, señor —dije luchando por mantener la voz, incluso
empecé a respirar entrecortadamente. Prefería que me doliera para recordar lo
que era.
—Debes tener una idea de lo que corre por mi mente. —Apretó los labios
contra mi oído mientras comenzaba a deslizar la mano por mi brazo derecho
con los dedos helados sobre mi piel—. ¿Qué crees que quiero hacerte? Dime.
Quería llorar, pero mis ojos estaban secos. Quería correr pero mis pies estaban
congelados. Mis labios se abrieron y me oí hablar a pesar de que traté de
tragarme las palabras.
—Te gustaría eso ¿verdad? ¿Te gustaría que te desnudara? ¿Qué me encontraría
si deslizara mis dedos en el fondo de tu coño? ¿Está mojada, Cicely? No me
mientas, porque puedo comprobarlo y, si mientes, el castigo será mucho más
severo.
—¿Dónde estás mojada? Dime. —Una vez más la suave persuasión mientras se
apretaba contra mi espalda. Podía sentirlo, rígido, duro, furioso.
Con otra risa, el suave y sensual Lannan estaba de vuelta. Lentamente retiró mi
camisa por la cabeza y la tiró al suelo. Luego desabrochó mi sujetador y eso
también se fue al suelo. Mis pechos rebotaron suavemente mientras caían libres
del satén. Dejó escapar un gemido bajo y extendió la mano tocando apenas los
pezones. Me mordí el labio tratando de no mostrar mis sentimientos mientras
los puntos se endurecían bajo su toque. Quería el alivio desesperadamente,
pensé que iba a llorar pero no quería que triunfara.No quería que Lannan
ganara.
—Buena chica —su voz era suave pero todavía dominante—. Ahora podemos ir
directo a los negocios. Quiero que me ruegues que beba de ti. Ruégame Cicely.
De rodillas, con tus labios sobre mis pies. Ruégame. Ahora.
—No puedo oírte… Un poco más alto por favor. Y con más sentimiento.
Mi cara enrojeció, ardiendo. Si quería humillarme, estaba haciendo un maldito
buen trabajo. Quería estacarlo ahí mismo.
—Lannan, por favor bebe de mí. ¡Por favor! —Me obligué a poner todo el
sarcasmo que pude pero todavía sonaba desesperada y él soltó una risa aguda.
—Mejor. Se te olvidó mi amo y señor. Pero voy a dejarlo por esta ocasión. —Dio
un paso atráslevantándome hacia sus brazos—. Ah niña, si no estuviera
ejerciendo uncontrol increíble estaría dentro de ti, perforándote tan fuerte que
nunca jamás me olvidarías.
Dejé escapar otro gemido. No, por favor, no lo dejes llegar a eso. Sabía que me
iba a intimidar, pero por favor, oh por favor, no lo dejes perder el control. Mi
cuerpo estaba respondiendo a él mientras mi corazón se hundía. Una lágrima
finalmente se deslizó y poco a poco bajó por mi mejilla.
Luego se lanzó sobre mí, sus labios lamiendo mi cuello, mientras gruñía y
atravesaba mi piel. El dolor era exquisito, enviándome a volar y a perder el
rastro de ira, el rastro de furia, cabalgando una ola tan alta que llegué allí
mismo, gritando, mientras su lengua raspaba contra mí, persuadiendo a la
sangre hacia la superficie, una gota carmesí a la vez.
—No estoy cautivándote. Esta es solo la primera donación. Cada vez se sentirá
mejor.
N
o dije nada cuando me entregó un vendaje para el cuelloque todavía
zumbaba. Con las rodillas aún débiles, tropecé. Lannan me atrapó y, con
una delicadeza que contrastaba con su naturaleza, me cargó hasta el
sofá y me sentó, saliendo a la otra habitación por un momento y
regresando con un vaso de leche y un par de galletas de chocolate.
—Necesitas alimento. Bebí bastante de ti, pero un poco de azúcar y una noche
de descanso y te recuperarás. Come y bebe ahora y ponte la camisa. La herida
está cubierta y no debería manchar tu ropa.
—No, sí… yo… —Me quedé mirando las galletas en la mano—. Bebiste de mí,
robaste mi sangre y actúas como si nada hubiera pasado, como si fuera solo
untragode una fuente de agua. ¿Sabes que me siento violada? ¿Sabes lo
enojada que estoy en este momento?
Tal vez no era la cosa más sabia gritarle a un vampiro, pero me sentía caliente y
muy cansada y mi mente se había deslizado en un banco de niebla. Con algo de
fuerza, mastiqué las galletas y bebí la leche, con la esperanza de poder despejar
mi cabeza.
—Cicely, eres realmente una joya. La mayoría de los que nacen con magia
tienen una arrogancia que se iguala a la de los Señores Vein. Pero tú... Hay algo
diferente en ti. —Apartó el pelo de mi cara—. Tú eres mi tipo, sabes, de pelo
largo oscuro, ojos brillantes, curvas y firmeza. Escúchame, Cicely. Mi especie, los
vampiros, estamos en la cima de la cadena alimenticia. Ya no somos humanos.
Tú, ya sea que seas alguien nacido con magia, o humana, eres nuestra presa. Yo
bebo de ti porque puedo, porque deseo hacerlo. Tussentimientos no juegan en 227
realidad ningún papel en el asunto de cualquier manera.
—Si soy una botella de jugo con piernas entonces deja que me vaya a casa, ya
he servido para mi propósito esta noche. No te molestes en tratar de explicarte
porque no puedes. No puedes tener la esperanza de que me solidarice contigo.
—Niña —dijo acercándome tanto que olí la sangre en sus labios—. Escúchame.
Si la Corte Índigo se alza en armas, simpatizarás con nosotros tan rápido y con
tanta fuerza que me rogarás que te convierta. Te comerán viva como pirañas
persiguiendo al ciervo que tropezó en el agua. No se preocuparán por tus gritos
o tus sentimientos o tu dolor, te roerán hasta los huesos mientras tu corazón
sigue latiendo. No te apresures a despreciarme.
—Está lista para volver a casa. Espérala en la puerta delantera. No entres. —Lo
miré mientras cerraba el teléfono—. Leo te estará esperando en la limusina. Te
aconsejo que no te demores mucho. La noche es peligrosa y hay monstruos
acechando mucho más temibles que yo.
No era Ulean. Ella había elegido quedarse en casa ya que a los vampiros no les
gustaban mucho los Elementales.
Tienes que venir a hablar conmigo. Estoy junto al Lago Dovetail. Por favor, ven
esta noche. La voz era femeninay no sentí ninguna hostilidad ni engaño en ella.
Por favor, detente en el camino a casa. Debo hablar contigo acerca de Grieve.
—No me preguntes cómo estuvieron las cosas por favor. Ahora no. Necesito
que hagas algo por mí. Quiero que vayas a mi habitación y digas en voz alta:
―Ulean, Cicely necesita que te reúnas con ella en el Lago Dovetail de inmediato‖.
¿Lo harás?
—No lo sé, pero alguien quiere que nos veamos allí y te juro que he oído esa
voz antes, entró a través de las corrientes y parecía... Como algo que escuché
cuando era muy joven.
—¿Debería ir yo también?
Leo no tenía nada que hacer después de conducirme a casa así que después de
una discusión sobre el tema accedió a detenerse en el lago. Salí de la limusina y
le advertí que se quedara en el interior.
—Tienes que ser capaz de escapar en caso de que se trate de una trampa. Si las
cosas se ponen feas puedo convertirme en búho y escapar.
El agua estaba inquieta y oscura echando espuma sobre los pilotes mientras el
viento agitaba la superficie. Me apoyé en uno de los rieles con cautela ya que
no se veían muyresistentes y creí oír algo en los arbustos cerca de la orilla del
lago.
Al darme la vuelta una forma apareció por detrás de uno de los matorrales de
alisos hacinados junto a la orilla. Ella brillaba, gloriosamente hermosa.Estaba
envuelta en un fuego plateado. Contuve la respiración y poco a poco salí del
muelle regresando al suelo helado y me dirigí hacia ella.
—Lainule. —Me quedé mirando fijamente a la Reina Fae parada delante de mí,
envuelta en la túnica rasgada de verano. La mirada de su rostro expresaba
tristeza y pérdida.El dolor y cansancio que la guerra provocaba. En mi
interiorsentíuna campana de reconocimiento y me arrodillé ante ella, dándome
cuenta de que si yo era un Fae Cambyra entonces también era parte de su
pueblo. Levanté la mirada ante el tacto suave en mi cabeza.
—Levántate, Cicely. Estoy agradecida de verte. Estoy contenta de que recibieras
mi llamada para regresar a casa. —Su voz bailaba ligeramente sobre las
palabrasinterpretando una escala musical con cada sílaba.
Era tan hermosa como Myst, tan aterradora como Myst y sin embargo, Lainule
no golpeaba mi corazón con la misma sensación de temor.
—Yo… sí. Y mis guardianes. El búho te convocó a casa, Grieve te convocó a casa,
y yo... yo te convoqué a casa. Te necesitamos Cicely.
—Pero, ¿qué puedo hacer yo? —La miré impotente—. No puedo luchar contra
Myst, me haría pedazos.
—No quise que te fueras tan joven, pero era necesario. Necesitabas convertirte
en tu propia persona, lejos de New Forest y lejos de nuestro pueblo antes de
que pudieras volver a unirte a nosotros. Necesitabas aceptar ambos lados de tu
herencia y aprender a mantenerte fuerte y firme en tus propios pies. Tu madre
fue sacrificada para que nosotros pudiéramos tenerte.
—Mi madre...
—Tu madre fue elegida para ser tu madre por mí y por tu padre.
—Eso tiene que descubrirlo ella, pero su camino vaen una dirección
ligeramente diferente. El fuego es denso en su interior.
—¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar a combatir a Myst? ¿Cómo puedo
liberar a Peyton antes de que la maten? —Busqué en su rostro, orando para que
le importara lo suficiente y me ayudara.
—Bienvenida a casa, Cicely, tanto al New Forest como a tu nueva familia. Podrás
servirle a los vampiros, pero eres mía en el corazón de todas las cosas, al menos
esta vez. Y me obedecerás por encima de cualquier otro, o puedes estar segura
de que te sacrificaré en este juego de ajedrez que Myst y yo estamos jugando. 231
—No sé qué pensar. Primero la guerra entre los vampiros y elFae Vampírico y
ahora otra batalla entre Lainule y Myst. Y estoy atrapada en medio del vórtice.
La Corte Índigo es mi enemigo por partida doble y ni siquiera sé si estamos
peleando por algo más que impedir que destruyan todo lo que tocan.
—Al menos sabemos que la Reina de los Juncos y Ríos está viva. Y si ella está de
nuestro ladomucho mejor. —Rhiannon echó un vistazo a su reloj—. Anadey me
quiere de nuevo al amanecer, me ha puesto en un programa de entrenamiento
así que me reuniré con ella antes de trabajar a diario las próximas semanas.
Aunqueeso no es suficiente para que aprenda a utilizar el fuego
completamente,me dijo que para este el fin de semana debería ser capaz de
controlarlo sin ningún problema, apagarlo y evitar incendios accidentales.
—Oh, la gente del pueblo sabe que pasa algo pero no quieren ser los próximos.
Vieja superstición: Si hablas de algo lo atraerás. Y no siempre es una
superstición. Buenas noches, Cicely. Que duermas bien.
—¿Con quién has estado? Has estado… ¿Estabas follando a alguien? ¿Alguien…
muerto? —Estuvo repentinamente a mi lado, sujetándome por los hombros—.
¿Has estado con un vampiro?
—No, no dejé que un vampiro me follara, pero sí dejé que bebiera de mí. Está
en mi contrato. Tus espías parecen saberlo todo de mí así que tú debías saberlo
también.
—¿Qué quieres decir? —Parecía herido y me dejó ir—. Lo siento, no
debísacudirte de esa manera.
—Es mejor que te disculpes, maldita sea. Así está la cosa: me he visto obligada
a trabajar para la Corte Carmesí. Porque te conozco. Como bono iban a
ayudarnos a rescatar a Heather, que es más de lo tú ofreciste. Para obtener su
ayuda, tuve que acordar una donación mensual de sangre. Pero ahora mi
sacrificio es inútil al menos en lo que a Heather concierne.
Desestimé sus palabras con un gesto de la mano, sin importarme ya si hería sus
sentimientos. Él podría haberlos detenido, podría haber salvado a Heather de
alguna manera si de verdad lo hubiera querido. Creía eso a pesar de lo que
Lainule me había dicho.
—Lamentarlo no hará las paces o revivirá a las personas de entre los muertos
234
vivientes. No. Tu gente la convirtió y no hay oportunidad de salvarla. Se ha ido
para nosotros, su vida y todo lo que ella representaba acabó en un abrir y cerrar
de ojos. La hemos perdido y lo mejor que podemos hacer es clavarle una estaca
y poner su alma a descansar. Pero tal vez tenga suerte. Tal vez mi contrato no
sea completamente en vano. Peyton todavía está por ahí y vamos a rescatarla,
contra viento y marea.
—¿Escuchaste todo lo que dije?¿Y qué? Tú estás aliado con la Corte Índigo. Esta
confrontación es ataque y defensa, mi amor. Ante un ataque,una defensa. Los
dos estamos comprometidos ahora en los brazos del infierno.
Me miró de soslayo.
—¡Tú preguntaste! Una vez al mes le debo una copa de sangre, o lo que desee
tener. Tal vez debería entregarles mi vida para siempre y seguir adelante. Tú ya
debes saber lo que se siente trabajar para déspotas inflexibles.
Esperaba que saliera por la puerta o saltara por la ventana y se fuera. Pero
Grieve simplemente se dejó caer en la cama.
—Nunca pensé que irías tan lejos para recuperarlas —susurró él.
—¿Y qué es lo que pensaste? ¿Que dejaría que hicieran trizas a mi nueva familia
sin oponer resistencia? ¿Que los desangraran y los hicieran pedazos? Rhiannon
y yo somos primas. Heather es mi tía. O lo era. Ahora ella es una Muerta
Caminante y ¿adivina qué? eso nos desgarra. ¿Sabes lo que sucedió cuando
Heather vino aquí? Rhiannon trató de freír a su propia madre. —Ante su mirada
de asombro me acerqué más—. Sí, correcto. Dije que ella trató de freírla, trató
235
de quemar a Heather hasta volverla cenizas. Su madre es un vampiro, la esclava
de una reina sádica. La magia de Heather es ahora un arma para la Corte. Así
que Rhiannon intentó matarla.
Grieve dejó caer la cabeza sobre las manos y sus hombros comenzaron a
temblar. Me quedé mirándolo fijamente, muda por el shock. Estaba llorando y
no eran lágrimas de cocodrilo. Me arrodillé junto a él ytomé su barbilla para
levantarla. Lo miré de lleno a la cara.
—Yo venía a decirte esta noche sobre Heather. Tenía tanto miedo de que me
dijeras que me fuera, que nunca querrías verme otra vez.
—Van a llegar en cualquier momento. Y esta vez nunca nos dejarán ir. ¿Qué
vamos a hacer?
—Podemos escapar del futuro con esto. Tomamos esto juntos y estaremos
obligados a volver, para encontrarnos el uno al otro de nuevo en otro
momento. Y, con el favor de los dioses no seremos destrozados por nuestras
familias, por nuestras culturas. —Me apartó el largo cabello hacia atrás y
sacudiendo la cabeza susurró—: Te amo más que a la vida misma. Ellos nos van
a matar, lo sabes. Nos van a torturar, a destruirnos hasta hacernos pedazos.
—Recuérdame Shy. Acuérdate y ven por mí. Si decido regresar a este mundo
debo tener la promesa de que me buscarás.
Juntos, sí, pero una vez másestábamos en lados opuestos. Trabajando para
enemigos acérrimos, comprometidos con facciones despiadadas en busca de la 237
sangre del contrario. Pero todo eso se desvaneció en la lejanía cuando buscó
mis labios.Me besó profundamente. Alejó la sensación de las manos de Lannan
sobre mí. Deslizó sus labios hasta mi garganta, lamiendo las marcas que había
dejado Lannan, dejando su propio aroma, su propio reclamo. Tiré de su camisa
y en cuestión de segundos estaba tan desnudo como yo.
U
n buen rato después Grieve me abrazó, el remolino de estrellas en el
negro de sus ojos me mareaba.
—Vamos a crear una distracción para que Chatter o yo podamos lograr que
escape. Tiene que haber algo que atraiga la atención de Myst lo suficiente como
para reunir a la mayor parte de sus guardias.
—Voy a hacer lo que sea necesario y a nadie más tiene que gustarle. Además la
nieve no dejará que se queme, solo lo necesario para conseguir su atención.
—Espera, dame esta noche. Pensaré en algo. Por favor, no hagas algo tan
imprudente. —Sonaba tan lastimero que cedí.
—Está bien, pero si no tienes un plan para mañana voy a llegar allá con un
fósforo y lo encenderé ¿entiendes? haré lo que sea necesario para salvar a
cualquier víctima que siga con vida en el Barrow.
Grieve asintió, luego me besó una vez más y se deslizó por la ventana,
desapareciendo en la noche. Agotada la cerré, reforcé el hechizo de protección 239
y me metí en la cama. El lobo en mi estómago gruñía satisfecho y sin
embargo… Había algo allí… Algo extraño… Haciendo caso omiso de la
sensación ligeramente nauseabunda apagué la luz y estuve dormida antes de
que mi cabeza tocara la almohada.
—Hey, Kaylin ¿vas a vivir aquí o qué? Si es así vamos a arreglarte una
habitación. Y ¿por qué Leo no se fue a la cama anoche? Él y Rhiannon están
compartiendo su habitación.
Kaylin volteó los panqueques y me dio un café doble con leche y una pizca de
canela.
—Sí, creo que me quedaré aquí por un tiempo. Tengo un lugar donde vivir pero
tú me necesitas. En cuanto a Leo, estuvo diciendo que oía cosas afuera. Fuimos
a comprobar cada hora pero nunca vimos nada. Supongo que simplemente no
podía dormir.
—Solo lo mejor para despertarte. Y dime ¿cómo está tu cuello esta mañana?
Extendí la mano para tocarme la zona donde Lannan me había perforado. Los
bordes se sentían calientes, en carne viva.
240
—¿Le echarías un vistazo? He estado algo mareada desde que salí de su oficina.
Y no es por lo que sucedió, es algo más.
Leo emitió un silbido y me las arreglé para abrir los ojos solo un poco.
Estoy aquí niña. Vas a estar bien. Tú no eres la que está enferma.
Lo sé, chica. Lo sé, pero confía en mí, no lo estás. Aguanta, la ola va a pasar y
voy a hacer todo lo posible por sacarte de ella a tiempo para que Leo te ayude.
¿Qué ola? ¿De qué estás hablando? ¿Por qué me duele tanto el estómago si no
estoy enferma?
241
Porque niña… Grieve está enfermo. Terriblemente enfermo. Tienes que subir
esto para salir, salir de la comunión con el fin de ayudarlo.
Y después las manos de Leo estuvieron detrás de mí, levantándome para que yo
pudiera beber. El agua estaba fresca mientras corría por la garganta como hielo
en una quemadura. Dejé escapar un grito cuando mi estómago se retorció de
nuevo.
Con la ayuda de Kaylin y Leo, poco a poco me senté recta pero temblorosa.
—Tengo que examinarte, Cicely. —Leo tenía un pequeño kit—. Traje mi maletín
de sanador cuando traje tu agua. No puedes salir de la cama hasta que no
sepamos lo que pasó.
—Ya sé lo que pasó. —Traté de alejarlo de un empujón—. Grieve está enfermo
y mi lobo lo sintió. Yo lo sintonicé con él. Déjame levantarme.
Kaylin captó mi mirada y me congelé. Tenía razón ¿qué demonios iba a hacer?
¿Lograr que me atraparan? ¿Delatar a Grieve como un traidor? Resignada dejé
que Leo me revisara. Escuchó mi corazón, me tomó la temperatura y finalmente,
utilizando un hisopo de algodón, frotó suavemente a través de las heridas
punzantes en mi cuello. Me quedé mirando el líquido que rezumaba en el
algodón.
—¿Qué significa eso? —Me quedé mirándolo fijamente. Excepto en lápiz labial
o flores, cualquier cosa de ese color no podía ser buena.
—Veneno. Fuiste envenenada... Pero no con algo como el arsénico. Esto es…
¿Una bacteria? ¿Un virus tal vez? Fuiste infectada con algo cuando Lannan te
mordió Cicely. —Leo me miró, un significado claro en sus ojos.
Kaylin negó.
—Tal vez no está destinado a lastimar a los Fae. Pero apuesto cualquier cosa a
que los colmillos de Lannan estaban recubiertos con lo que sea que es esto.
—¿Crees que… los vampiros podrían haber hecho su primer ataque contra
Myst? ¿Y podría ser yo su arma? —Me impulsé fuera de la cama, caminando
hacia la cómoda, donde me incliné hacia el espejo. Lo sabía en mis entrañas.
Los vampiros me habían utilizado como su Mary Tifoidea personal—. Me
pregunto si esto se puede propagar. Y si es así…
—Si es así entonces la Corte Índigo sufrirá algunas bajas. O por lo menos una
grave explosión de gripe estomacal.
—No puedes —dijo Leo—. Lannan duerme durante el día. No serás capaz de
hablar con él hasta esta noche.
—Entonces me voy al Lago Dovetail. Lainule puede saber algo acerca de esto y
por los dioses que va a decírmelo. —Frenética, aterrada de poder perder a
Grieve por segunda vez, corrí bajando las escaleras, con Kaylin y Leo sobre mis
243
talones.
—¿Estás segura de que quieres hacer eso? —Leo me agarró por la muñeca y me
hizo girar—. Creo que deberías esperar… Esperar hasta que yo pueda hablar con
los vampiros esta noche.
Me quedé mirándolo. Hubo un destello en sus ojos. Ulean tenía razón, en sus
ojos se leía la culpa.
Leo retrocedió
—Será mejor que me lo digas. Aprendí a luchar en las calles, niño, y eres lo
bastante inteligente como para darte cuenta de que no es bueno hacerme
enojar. —Empecé a avanzar hacia él con los puños apretados.
—Es debido a que es de día. Creo… Creo que el virus o lo que sea está
funcionando. Y cuando regrese a la Corte comenzará a propagarlo. Y aquellos
que lo cojan, lo extenderán aún más. Los vampiros tienen la esperanza de crear
una pandemia.
—Me gustaría matar a Lannan —dije en voz baja—. Quiero ser la que le clave la
estaca. Sabía que Grieve respondería a mi miedo e ira. Sé que él lo sabía. No sé
cómo reunieron la información pero saben todo acerca de mí y les apuesto lo
que quieran a que ellos saben que yo soy en parte un Fae Cambyra.
—Cicely, esto no tiene que ser algo malo. —Leo tomó mis manos y yo lo
fulminé con la mirada. Me soltó pero no se calló—. Estamos luchando contra la
Corte Índigo. No, no contra Grieve, sino contra todos los demás. Haz a un lado
tus emociones, por lo menos en lo que a él concierne y mira esto con lógica.
Podemos usarlo para ayudarnos a traer de vuelta a Peyton. Para mañana la
Corte va a ser un caos y podemos usar esa confusión como una tapadera.
Levanté la mirada para fijarla con tristeza en Kaylin, quien asintió pero no dijo
nada. Leo tenía razón. Por mucho que odiara a Lannan, tenía que admitir que el
plan era ingenioso. Y por la misma naturaleza de lo que estaba sucediendo, la
profecía se estaba cumpliendo, los vampiros estaban causando que Grieve, a
través de mí, se convirtiera en un traidor involuntario y llevara el virus a la Corte
Índigo.
Lo que hacía que me preguntara que había ocurrido primero ¿el plan? ¿la
profecía? ¿O había algún científico vampiro diseñando esta infección y aquellos
que pertenecían a los mandos superiores, quizá Crawl o la misma Reina,
tuvieron la idea de tomar la antigua profecía y hacerla suceder?
—Prepárense —les dije en un ronco susurro—. Vamos a tener una charla con
Lainule. Necesitamos su ayuda y, al parecer, le debo lealtad.
Sé que puedes oírme, sabes quién soy y será mejor que salgas o comenzaré a
informar a lo largo y ancho que todavía estás aquí.
Lainule podía ser hermosa en la noche pero durante el día era cegadora.
Radiante incluso con la túnica de verano destrozada, sus ojos eran del color azul
del cielo de la mañana y su pelo del color del platino entretejido con hebras de
castaño. Miró a Kaylin luego a Leo y al final a mí.
—¿Qué quieres, Cicely? Tiene que ser bueno para justificar este tipo de entrada
a mi mundo.
La Reina de los Juncos y los Ríos apartó la pila de totoras y juncos y asintió con
la cabeza para que pudiéramos entrar.
Dudé por un segundo y luego los atravesé. Kaylin y Leo me siguieron más
lentamente. Al pasar por la línea de arbustos, el invierno se desvaneció y
estuvimos de pie junto al lago en verano, los árboles estaban repletos de hojas,
el sol brillaba sobre nuestras cabezas, caliente y dorado. El hielo y la nieve se
habían ido y el agua ondulaba suavemente mientras una ligera brisa flotaba por
allí.
—Dejó escapar un largo suspiro y sus ojos lucieron rojos por el llanto.
Fruncí el ceño
—¿Qué sucede?
—Estoy cansada, hija. Cansada y con el corazón dolorido. Pero ese es el camino
cuando uno pertenece al mundo de los inmortales. Ven, siéntate y descansa.
Tienes tiempo aquí. Dime qué es tan urgente para haberme venido a buscar.
—No es solo un virus, Cicely. Es una plaga. Y sí, conozco a Altos y a sus
compañeros sedientos de sangre. Este no es el momento de mantener viejos
rencores. Tenemos un enemigo en común. Nos corresponde trabajar juntos
para erradicar a Myst y sus alimañas. Cuando buscas exterminar una amenaza,
no utilizas agua y azúcar en lugar de veneno.
—Ay Cicely. Una cosa que aprenderás cuando conozcas mejor a la gente de tu
padre es que no nos inmutamos ante el peligro. Hacemos todo lo que sea
necesario.
Me estremecí. Nunca había considerado que los Fae fueran pacifistas, pero no 248
me había dado cuenta de que fueran seres tan crueles.
Asentí, mi estómago saltando de un nudo a otro. Lainule parecía más alta, más
fuerte, más poderosa de lo que yo había pensado al principio, podía aplastarme
entre las yemas de sus dedos si quería. No tenía duda alguna de que, si mi
muerte derribara a Myst, ella vería que yo fuera sacrificada.
Quise protestar pero algo en sus palabras, una finalidad que sonó acorde con
un déjà vu, me detuvo. No había más palabras. No podía defender a Myst y su
gente, incluso si aquellas personas incluían a Grieve. Por mucho que lo amara,
no podía anteponer su seguridad a ladetención de la Corte Índigo.
—No puedo enviar a mi gente contigo, pero te daré esto… Tómalo, úsalo con la
conciencia tranquila. No lo pierdas. —Ella me tendió un delicado abanico
lacado de roble—. Te ayudará a controlar el viento. Y cuando cambies a la
forma del búho viajará contigo. 249
—Un balanceo del abanico y llamarás a una ráfaga fuerte. Dos balanceos y
llamarás un viento potente. Tres… Y podrás caminar en el viento. Pero tiene
limitaciones: Solo podrá ser utilizado por ti y solo cuando tu Elemental esté
cerca. Ulean me tiene al corriente de todas tus idas y venidas en los últimos
años y ella está vinculada a este abanico.
Sintiendo una afilada punzada de traición, levanté la cabeza con rapidez. Ulean
nunca, jamás me había dicho que estaba en contacto con la Reina de los Juncos
y los Ríos.
—Es hora de que te vayas —dijo haciendo caso omiso de mi pregunta—. Usa el
abanico para ayudarte a recuperar a tu amiga. Mata a tantos de la Corte Índigo
como puedas. Y si puedes... Rescata a Grieve y quizá podamos encontrar la
manera de romper la conexión entre él y la Corte de Myst. También… A Chatter,
siempre fue uno de mis favoritos a pesar de que nació fuera de un
emparejamiento de nobleza.
Me dejé caer con una reverencia lo mejor que pude teniendo en cuenta que
usaba pantalones vaqueros y una chaqueta de cuero.
—Lo sé. Tú lo amas. Ustedes siempre han estado en lados opuestos, hija, tanto
en el pasado como en el tiempo presente. Quizá esta vez puedan hacer las
250
cosas bien.
—Entonces sabes…
—Es hora de irse. Permanece más tiempo en mi dominio y los años volarán en
el exterior. Por ahora es solo un momento después de haber entrado.
—Creo que conformamos el cuarto lado, Cicely. ¿No te has dado cuenta de que
tenemos nuestro propio pequeño ejército justo aquí? Vamos a movernos
porque si la Corte Índigo está realmente siendo golpeada en el estómago con
cualquier veneno o virus enviado a través de ti, ahora es el momento de
inmiscuirnos y ver qué daño podemos hacer.
251
Capítulo 23
Traducido por Rihano
C
uando llegamos, Anadey y Rhiannon estaban terminando unos ejercicios
de control de energía.
—Estoy muy contenta de que Lainule esté viva pero que esté lidiando con los 252
vampiros es inquietante. Los Fae y los vampiros tienden a la desconfianza
mutua y no gustan los unos de los otros. Debe estar muy desesperada si los
está buscando para que la ayuden.
—Déjame ver si tengo algo que pueda ayudarte. Habría ido contigo pero estoy
vieja y rígida, te atrasaría y eso es lo último que necesitas.
Asentí. Aunque dudaba que nos atrasara mucho, ahora no era el momento para
averiguarlo.
—Te diré lo que puedes hacer para ayudar: Si lo logramos, vamos a necesitar la
casa para estar tan protegidos que incluso una mosca no consiga atravesar los
escudos. Mientras estamos fuera rescatando a Peyton ¿puedes hacer algo para
reforzar nuestras protecciones? Porque lo que estamos a punto de emprender
es equivalente a librar la guerra con la Corte Índigo. Te garantizo que vendrán
por la revancha.
Ella dice la verdad. Has sido bendecida generosamente por la Reina de los
Juncos y Ríos. No subestimes lo que eso significa. Ulean sopló a través de mi
pelo y sentí una sensación de hormigueo en sus palabras, lo que siempre
indicaba que sabía más de lo que estaba diciendo.
¿Qué sabes de todo esto? No tenía idea de que tú pertenecías a Lainule antes
de que Grieve nos uniera.
Anadey hurgó en su alijo y llegó con varios artículos. Uno era una pequeña
botella llena de un líquido rojo, que entregó a Rhiannon.
253
—Sabes cómo sacar tu llama así que ahora debes ser capaz de utilizar esto. La
poción aumentará tu fuego, pero solo tengo una dosis para beber en el
momento en que lo necesites. Como último recurso.
—Agua de Hierro. No molestará a aquellos que tengan una parte de sangre Fae,
pero garantizo que se abre camino y quema a los pura sangre. Incluso de la
Corte Índigo.
10
Torque: Un tipo de collar antiguo, rígido, torcido ( porque se hace con metal entrelazado) y
abierto en la parte anterior. Tiene forma de herradura con figuras talladas en las puntas abiertas.
—Son flores de belladona, la baya mortal. De alguna manera parece apropiado
para ti. Marta nunca lo usó, pero ella seguía diciendo que un día encontraría su
hogar.
Lo tomé e irradió magia en mis dedos, aunque sutil, había una lenta y profunda
energía que corría sintonizada con las corrientes de las líneas ley y las altas
montañas de la tierra. El tatuaje en mi pecho izquierdo repentinamente se
estremeció y miré el torque de plata enrollada. Flores de belladona… Hierba
mortal, como las de mi tatuaje. Había una conexión, aunque no sabía cuál.
Levanté la vista y me encontré con sus ojos. Anadey me sonrió cansada, una
sonrisa que dijo que sabía lo que estábamos enfrentando y estaba ofreciendo
tanta esperanza como podía.
—Vamos a hacer lo que podamos para traer a Peyton a casa —dije—. Pero reza
algunas oraciones por nosotros porque las vamos a necesitar.
254
—Lo haré… Voy a empezar a tejer mis hechizos de protección desde el
momento en que salgan de aquí. —Hizo un gesto para que la siguiéramos a un
dormitorio de invitados. Allí, en el centro de la habitación, había un telar—. Yo
tejo mi magia en hilos y cuerdas. Voy a trabajar en uno para tu tierra, una
cuerda larga y delgada para enterrarse profundamente en todo el perímetro. No
sé cuánto tiempo va a tomarme, pero voy a empezarlo ahora.
Las cuchillas eran la única arma que aprendí a utilizar mientras vivía en la calle
con mi madre. El tío Brody solía decirme: Una buena cuchilla es mejor que un
buen marido; puedes confiar más en esta.
Kaylin sostuvo un par de dagas y las hizo girar como el maestro que era, las
deslizó cuidadosamente en las vainas a juego colgando del cinturón. Añadió un
conjunto de pulidos Nunchakus negros y varias pequeñas Shurikens.
—Así que vamos a repasar esto una vez más. En orden de prioridad: Entrar y
salir vivos. Rescatar a Peyton. Sacar a Grieve y Chatter. Y si es posible, matar a
Myst. Este es un tiro grande pero pensé en lanzarlo solo por si acaso. —Mi lobo
11
Fraile Tuck: El monje compañero de Robin Hood.
no había hablado en todo el día y estaba preocupada de que Grieve estuviera
demasiado enfermo para encontrarlo, pero una voz baja dentro de mí susurró
que probablemente estaría durmiendo ya que ahora la luz le hacía daño.
—Si vas a enfrentar a Heather clávale una estaca. —Levantó cuatro estacas de
madera y le entregó una a cada uno.
Atrapé su mirada.
Dos horas de viaje significaban que llegaríamos al Marburry Barrow a las tres de
la tarde.
Con luz del día suficiente para tomar ventaja de la plaga que Lainule había
desatado en la Corte Índigo. A medida que atravesábamos en silencio el patio
hacia el barranco, el viento rompió en nuestros talones y la nieve se arremolinó
en una danza loca alrededor de nuestras caras. La caminata hacia el barranco
sería más difícil esta vez; la tormenta estaba apenas comenzando.
No tenemos tormentas o nieve como está a menudo, silbó Ulean al pasar, Myst
rige el invierno. Ella es de los Oscuros y todavía lleva la magia del clima frío en
sus venas, Fae Vampírico o no. Estoy temiendo que el invierno va a ser duro
para esta ciudad y largo este año, tan largo como ella esté aumentando su
poder.
Sí. La respuesta de Ulean fue débil, como si estuviera mirando sobre su hombro
mientras me hablaba. Lainule y yo nos conocemos desde hace mucho, mucho,
mucho tiempo.
El camino estaba cubierto de nieve y, aunque todavía era visible a través de los
árboles, era difícil de transitar.
Las rocas y las ramasque obstruían el sendero estaban cubiertas y sería 257
absolutamente posible torcerse un tobillo o tropezar y caer. Me concentré en
seguir el camino, dando el paso cautelosamente cada vez que llegaba a un
bulto sospechoso bajo el manto blanco.
Pensé que estaba evitando todas las trampas pero sin previo aviso mi pie quedó
atrapado debajo de un arbusto de mora y caí al suelo boca abajo rodando unos
tres metros por el barranco antes de lograr chocar contra un árbol.
—¿Estás bien? —Kaylin bajó por la colina y se arrodilló junto a mí.
—Mierda. —Haciendo una mueca me senté—. Eso dolió. La nieve evitó que me
destrozaran las zarzas. —Mientras me ayudaba revisé que no hubiera nada roto
y sacudí mis jeans.
El hombre se dio la vuelta y le dio un revés que lo dejó tirado de espaldas como 258
si fuera una mota de polvo. ¡Joder, es fuerte!
Trepé por el barranco pero Kaylin se me había adelantado. Había sacado sus
dagas y con silenciosa y mortal precisión envió ambas volando en espiral por el
aire hasta sumergirse en el costado del atacante.
Sin pensarlo dos veces manipulé el abanico dos veces hacia él, susurrando,
Kaylin se sacudió el trance, se levantó y sacando dos de sus Shurikens las arrojó.
Aterrizaron directamente en la garganta del Fae de la Corte Índigo. Con un
último estremecimiento, el Cazador de Sombras se quedó inmóvil.
Me moví a un lado mirando sin pestañar al hombre cerca de mis botas. Era
guapo, extrañamente imponente incluso en la muerte, con pómulos duros y
ojos vidriosos, las estrellas en ellos habían desaparecido.
—Cristo, nos costó trabajo —dijo Kaylin recuperando sus dagas. Las limpió en la
nieve, luego las secó en la parte inferior de su camiseta—. Y estaba herido ¿viste
su expresión?
—Parecía enloquecido y sí, adolorido. —Lo miré fijamente. Nunca había matado
a nadie antes. O ayudado a matar a alguien.
259
Era una extraña sensación. Busqué la culpa, pero no sentí ninguna. Él había
estado ahí para matarnos y no habría dudado en desgarrarnos.
Leo se acercó.
—¿Crees que estaba sufriendo por estar fuera durante el día a pesar de que
estamos cubiertos por una nube? Si estaba infectado con la plaga que Lainule y
Lannan cocinaron… —Leo se arrodilló junto al cazador de sombras y comenzó a
buscar en sus bolsillos. Ante mi mirada inquisidora, se encogió de hombros—.
¿Por qué no ver si tiene algo que podamos usar?
—Ayuda… me… —Las palabras se sentían como melaza en mi boca. Dejé caer la
cabeza hacia atrás y se me doblaron las rodillas.
—No me dejes tocar eso de nuevo. —Negué con firmeza—. Me da miedo. 260
Y así era. Esa cosa me hizo pensar en hundirme en arenas movedizas, en ser
succionada en pozos de brea, en ser consumida viva. Y sin embargo tenía
curiosidad.
Sacando una pequeña caja deslizó la hoja adentro, envolvió una banda elástica
alrededor de la caja y la devolvió a la mochila.
—Deberías estar bien ahora. Pero sí, creo que mejor averiguamos que mierda es
esto. —Extendiendo la mano frotó mi brazo de arriba a abajo y me estremecí.
Kaylin me hacía sentir cosas, sin duda. Si no hubiera sido por Grieve, estaría
muy bien con él—. ¿Estás bien?
—Sí, pero será mejor que mantengamos los ojos abiertos. Si uno de los
cazadores de sombras estaba cerca, puedes apostar que hay más. Y no están
muy felices en este momento, lo que nos dice que el plan de Lainule parece
haber funcionado, al menos en cierta medida.
Retomamos nuestra caminata por el lado del barranco y tuve más cuidado con
mis pasos. Amortiguados por la gruesa cubierta de nieve bajamos en silencio
hasta el fondo.
La superficie del arroyo se había congelado totalmente pero no confiaba en la
capa de hielo que pisábamos así que caminamos con cuidado hasta las
escarpadas piedras de nuevo.
Extendida entre dos abetos había una gigantesca tela de araña, los filamentos
resplandecían con gotas congeladas creando una escultura de hielo y seda, un
monumento a Arachne, un homenaje a la perseverancia. Era enorme, por lo
menos tres metros y medio de arriba a abajo y las cuerdas tensoras se anclaban
a unos buenos cuatro metros y medio entre los árboles. Un escalofrío recorrió
mi espalda mientras observaba. Esperando.
Poco a poco desde detrás del árbol salió el escurridizo escultor, el creador. El
cuerpo de la araña era fácilmente del tamaño de un plato de ensalada, las
261
articuladas patas extendiéndose hasta abarcar unos sesenta centímetros de
diámetro. La tejedora de orbe era blanca lechosa, con un brillante dorado
marcando todo su cuerpo. Caminó hacia el centro de la red. Otra se le unió y
una tercera. Esperaban, observándonos.
Cicely, te están hipnotizando. Por favor di algo y rompe su dominio. Habla, niña.
Habla.
Hubo un jadeo súbito y me di cuenta de que era yo. Había estado aguantando
la respiración y el cuerpo había tomado el asunto en sus propias manos. Salí del
trance y rápidamente me volví hacia los otros.
—No las miren mucho tiempo, tienen algún tipo de control y los van a atraer y
a matarlos. O vincularlos a Myst. Son mágicos y le pertenecen a ella. —Estiré la
mano y sacudí a Rhiannon y después a Kaylin y a Leo, asegurándome de que no
fueran atrapados como estuvo a punto de pasarme.
—¿Entonces ella sabe que estamos aquí? ¿Ellas son sus ojos y sus oídos?
—Los búhos y las arañas se odian entre sí —susurré mirando de nuevo a las
arañas para asegurarme de que estaban todavía en sus redes. Y de verdad
cuando las miré quería derribar la red. Me dieron la sensación de fruta
demasiado madura o dulces empalagosos rodeados de moscas translúcidas.
Lo miré, nos leímos los ojos el uno al otro. Sacudió lentamente la cabeza. Le
hice un gesto de negación.
262
—No. Las dejamos. Tengo la desagradable sensación de que jugaríamos a la
ruleta rusa.
Tienes razón, son mucho más fuertes de lo que te imaginas. Pero se van a
quedar en sus telarañas. El fuego no les hará daño, por lo que tu prima debe
guardar su llama. Solo observa por donde caminas. Hay otras en el bosque.
Y así continuamos nuestro camino hacia el Barrow, pero ahora Myst sabía que
estábamos llegando. Y habíamos matado a uno de los suyos. Sabía que la
Señora del caos nos estaría esperando con los brazos abiertos y los dientes
listos.
Capítulo 24
Traducido por Corazón de Tinta
L
legamos al círculo de setas y lo rodeamos cautelosamente, teniendo
mucho cuidado ya que el camino estaba ahora borrado por la nieve. Unas
huellas aquí y allá mostraban que alguien había pasado por aquí hacía
poco. Cuando dimos la vuelta para dirigirnos hacia los robles gemelos, oí un
ruido apagado al lado. Antes de que pudiera levantar mi abanico en posición,
Chatter salió de entre los árboles. 263
—¡Chatter!
—Algo ha ocurrido; Grieve está enfermo. Todos los Fae Índigo están enfermos.
La luz hace que se enfermen y no pueden salir, pero aún permanecer en la
oscuridad no ayuda demasiado.
Un toque aquí, un poco de mentira allí, pero mi vida ya no era mía y haría lo
que tuviera que hacer con el fin de proteger a mi familia y amigos.
—No está en el Barrow principal. Rara vez nos quedamos allí y a Myst parece no
importarle. Te puedo llevar a él, pero sigue siendo peligroso.
—Vamos a ir contigo, pero Chatter, si tengo que hacerlo mataré a cualquiera de
la Corte Índigo que nos amenace. Debes entender eso ahora. —Me miró a los
ojos, sosteniendo la mirada—. No puedo permitir que te vuelvas contra mí si
alguien cae.
Elemental de Hielo, muy raro por aquí. Por lo general se encuentran en los
glaciares o en los polos. Se están muriendo, ya sabes, conforme se derriten los
glaciares. Estarán muertos cuando el mundo se caliente, a menos que otra edad
de hielo se desencadene de nuevo.
Era tan hermoso que quería arrastrarme hacia adelante, para recorrer mi mano
por el costado chispeante de la criatura, pero me contuve. Miré a Leo, Kaylin, y
Rhiannon, que estaba tan absorta como yo.
No puedo decirte. Los Elementales de hielo están mucho, muy lejos del mundo
de los sangre-caliente. Viven fuera del tiempo, vienen a la vida durante el
invierno y se decoloran durante el verano a menos que vivan en la tierra de las
largas noches.
Por último, más adelante vi la entrada de una cueva que conducía a la ladera.
Chatter la señaló y nos dirigimos hacia la oscura abertura. Cuando se detuvo de
nuevo, esperando que yo entrara, inhalé profundamente y me detuve.
No hay lugar en este bosque que sea seguro, Cicely, pero no siento peligro al
alcance de la mano.
Entré, seguida por los otros. Chatter cerraba la marcha. Se detuvo, se volvió
hacia la entrada, y en voz baja entonó algunas palabras. Una luz brillante se
filtró sobre la apertura, encubriéndola, y me di cuenta de que acababa de hacer
que fuera más difícil de ver desde el exterior.
—Déjame ir contigo. —Me acerqué a su lado—. Tengo que verlo. Por favor.
—Chatter, estamos aquí para llevar a Peyton, Grieve, y a ti a casa con nosotros.
Voy a verlo, de una manera u otra. —Le sostuve la mirada y me sentí caer en su
mirada. Él parpadeó lentamente y me encontré avanzando hacia él, pero luego
negué con la cabeza—. No intentes eso en mí. Soy parte Cambyra Fae. Sé lo
que estás haciendo.
—No te gustará lo que verás. —Una mirada hosca lavó su rostro, pero la
limpió—. De acuerdo, sígueme. Pero sólo tú. Grieve no toleraría más compañía
en estos momentos.
Me encogí de hombros.
Corrí a su lado, pero me detuve cuando él se sentó, con una mirada feroz en su
rostro.
Me mordí el labio.
—Estoy logrando aguantar. Pero los verdaderos Vampiros Fae, los nacidos de la
Corte, están teniendo problemas para mantenerse. Algunos están cayendo en la
locura, otros a sus naturalezas brutales plenamente. Me temo que esto, sea lo
que sea, los hará más peligrosos que antes, una vez que se adapten a ella.
—No que yo sepa, pero ha creado una condición en la que la luz del día es
como un veneno. A diferencia de los verdaderos vampiros, no nos estamos
muriendo por esto. Sólo incapacitados y parece poner de manifiesto la bestia
interior.
Me senté en la silla junto a su cama, cerrando los ojos. ¿Qué habían hecho
Lainule y Lannan? Incluso si no podían luchar con eficacia durante el día,
seguían siendo terriblemente peligrosos y no iban a hacer puff en un montón
de cenizas como la Corte Carmesí cuando la luz del sol los besaba. El plan había
fracasado, de una manera terrible. Ahora serían menos capaces de razonar.
—¿Qué pasa? ¿Cicely? —Grieve se incorporó sobre los codos—. ¿Estás bien?
—Sí. Estoy bien. Pero tenemos que llevar a Peyton y Chatter fuera de aquí.
Con una finalidad horrible, me di cuenta de que llevar a Grieve a casa con
nosotros no era una opción. Incluso mi amor no podía cegarme al hecho de que
era mucho más peligroso, más cercano del borde que antes. Podía sobrevivir
aquí, entre sus hermanos locos, pero Chatter no podría.
—Grieve… Te quiero. Te amo. —Fue todo lo que pude decir, mirándolo desde el
otro lado de la brecha que había surgido de repente, un abismo que
amenazaba con barrernos lejos el uno del otro.
—Podría convertirte. Podrías ser uno de nosotros, ahora que sabes que eres
parte Cambyra Fae. Podríamos estar juntos y cazar a través de la noche. Te
encantaría el poder que trae. Estarías con tu tía entonces.
—Grieve. ¿Grieve? ¿Dónde está Peyton? —dijo, dando un paso más cerca de mi
amante caído.
—¿Peyton? ¿La nacida mágica? ¿Dónde crees que está, imbécil? Está en la
cárcel. Idiota. —La sonrisa de Grieve creció más oscura, más salvaje, y me tendió
la mano—. Ven a mí, amante. Te necesito. Necesito alimentarme…
—Cicely… Sal de aquí. Por favor. No quiero que me veas así. No quiero que
escuches las cosas horribles que digo. —Él luchó para sentarse de nuevo—.
Escúchame. Te quiero, Cicely Waters. Tú eres mi único amor. Siempre has sido
mi amor. Pase lo que pase, recuerda eso. Chatter, ayúdala a llegar a Peyton y
salgan de aquí mientras puedan. Mi conjetura es que la cárcel no está
fuertemente custodiada en este momento. Myst está, probablemente, en pie de
guerra, y enferma. Y Chatter… No vuelvas. Es demasiado peligroso para ti.
Con otro grito, se torció hacia un lado, con las piernas hasta el pecho. Mi lobo
aulló cuando un dolor agudo me atravesó el estómago y caí de rodillas con un
grito. Chatter me agarró y me tiró sobre su hombro, llevándome fuera de la
habitación, me arrastró hacia la cámara principal, incluso mientras me debatía 269
en su espalda, tratando de detenerlo.
—No puedes ayudarlo —dijo, bajándome una vez que estuvimos fuera de la
habitación y lo suficientemente lejos para que no pudiera correr de vuelta—. No
hay nada que puedas hacer para ayudarlo. Él tiene que trabajar a través de esto.
Ven. Te ayudaré con Peyton. Grieve tiene razón en que probablemente no va a
tener demasiada vigilancia en este momento.
—Dioses, eso fue duro. Estoy en forma, pero maldita sea, eso fue como caminar
penosamente por el barro. —Me levanté a una posición sentada, paralizada por
mis músculos doloridos como si acabara de correr un maratón. En este punto,
sólo quería pasar el resto del día con vida. Feliz no era una opción ahora que
había visto a Grieve.
—¿Qué pasó allá atrás con Grieve? —preguntó en voz baja. Negué con la
cabeza, no quería hablar de ello, pero no quiso aflojar—. Sé que algo pasó.
¿Qué fue?
—Está siendo superado por su naturaleza más oscura. Y dice que esta cura que
Lannan y Lainule pensaron que encontraron sólo puede hacer a la Corte Índigo
mucho más feroz y más peligrosa de manejar. Tendrías que haber visto la lucha
en él, tanto dolor y su deseo de ceder a su naturaleza vampírica. Kaylin, todo
está tan jodido.
Él pasó un brazo alrededor de mí y me ayudó a lo largo, sin decir una palabra 271
más. La expresión de su rostro era suficiente. Puede que no haya aprobado a
Grieve pero no estaba teniendo ningún placer por los acontecimientos. A
medida que caminaba con dificultad detrás de Chatter, apoyé la cabeza en el
hombro de Kaylin y él apretó sus manos alrededor de mi cintura.
Después de veinte minutos de lento, frío avance, Chatter levantó la mano. Kaylin
me soltó para que todos nos reuniéramos alrededor del Fae. Estábamos en la
cima de una cornisa, con vistas a otro barranco. Allá abajo, vi a tres guardias de
pie frente a lo que parecía la entrada a otra cueva.
Los guardias no lucían nada atentos. Uno se inclinó, vomitando sus tripas cerca
de un arbusto de arándano. Otro estaba gimiendo y balanceándose hacia
adelante y hacia atrás. El tercero intentaba mantenerse en pie, pero se apoyaba
en el tronco de un árbol cerca y parecía en peligro de perder el conocimiento.
Finalmente, un golpe de suerte.
Si Myst quería caos, entonces íbamos a embutir un bote lleno de ella por su
garganta.
Sin pensarlo dos veces, fui a toda velocidad por la pendiente sobre los tres
guardias, agitando mi abanico dos veces, conduciendo el viento delante de mí.
Capítulo 25
Traducido por Nelshia
T
rajimos una pequeña avalancha, una cascada de nieve detrás de nosotros
en una ola de humo. Hubo un muy pequeño estruendo, ya que sólo una
pequeña vertiente de nieve se desprendió, pero mientras navegábamos el
blanco congelado, un rayo partió el cielo y un trueno sacudió el aire.
He venido a descansar, en mis pies, por suerte, en frente del guardia que había
estado doblado, vomitando sus tripas. Brincó hacia atrás cuando la nieve caía
en cascada por la pendiente, y su mirada se elevó a encontrarse con la mía, sus
ojos rodeados con la misma neblina loca que había visto inundar el rostro
Grieve. Antes de que pudiera reaccionar, saqué mi daga y ataqué, cortando su
brazo izquierdo a lo largo del bíceps.
Chatter fue bordeando el perímetro, buscando por cualquiera, sobre todo otros
guardias, que podrían estarse escondiéndose. Ignorando el dolor en el costado,
rápidamente me di la vuelta a mi atacante y sostuve el abanico. Mientras lo
ondeaba dos veces, susurrando, "Vendaval de fuerza", una ráfaga de viento tan
fuerte que me devolvió en mis pies corrió pasado, apuntada directamente hacia
el guardia. Le dio en el centro del pecho, deslizándolo por la nieve a unos diez
metros antes de golpearlo contra la cara de una roca. Él quedó flácido y corrí
con mi daga lista. Antes de que pudiera recobrar el conocimiento, deslicé mi
daga a lo largo de su garganta, cortando la piel de oreja a oreja. Mientras la
sangre fluía, su cabeza cayó hacia atrás, todavía atado a su cuello por un trozo
de carne. Con un gorgoteo final, su cuerpo se relajó y supe que estaba muerto.
Sé cautelosa con cuanto usas el abanico. Tiene limitaciones que Lainule no 274
recordó decirte. Y... repercusiones.Ulean se arremolinaba a mi alrededor, un
vórtice girando mientras me ayudó a levantarme con sus corrientes.
Me di la vuelta para ver cómo Rhiannon y Leo lo estaban haciendo. Leo cojeaba,
y el cuchillo del guarda estaba ensangrentado. Chatter estaba corriendo hacia
ellos, pero estaba demasiado lejos. Kaylin y yo nos reunimos en la Corte Índigo
Fae mientras él se balanceaba y, como la criatura que conocimos antes, su boca
comenzó a distenderse mientras su cuerpo cambiaba.
—¡Se está convirtiendo en una de esas criaturas tipo perro! —No podía usar el
abanico, los demás estaban demasiado cerca, así que le di vuelta a mi daga y
tratésaltar.
¿Cómo demonios podía ser tan fuerte? Mientras luchaba por salir del camino de
su segundo golpe, Kaylin saltó con sus Nunchakus y se puso a trabajar. Leo lo
rodeó por atrás e impactó su vara en la cabeza del hombre y, con un fuerte
crujido, estaba en el suelo. Sólo que el Fae estaba simplemente aturdido. Ya
estaba empezando a recuperar la conciencia y cuando lo hizo, comenzó su
transformación de nuevo.
Miramos fijamente la carnicería que nos rodeaba. Leo estaba cojeando, pero el
corte que había recibido era superficial y Chatter lo ató con una tira de tela
cortada de una de las túnicas de los guardias.
Mis costillas y los hombros se sentían oprimidos, pero viviría. Kaylin y Rhiannon
estaban ilesos.
Regresamos a la cueva. Peyton estaba allí, en alguna parte. La pregunta era... 275
¿estaban otros guardias esperándonos? Sólo había una manera de averiguarlo.
Me empujé hacia el frente y crucé el umbral.
Respirando profundo, empezamos a bajar por el pasillo otra vez, Kaylin detrás
de mí, luego Chatter, luego Rhiannon y Leo. Al llegar al final, me asomé por la
esquina. Varias de las cámaras que Chatter había mencionado reforzaban el
canal principal a la derecha, y luego giraban al final. Poco a poco, con cautela,
nos trasladamos a la primera entrada lateral y nos detuvimos a unos metros
antes.
No puedo decirlo con certeza, este lugar está lleno de trampas mágicas y
hechizos protectores, pero Peyton no está allí. Eso es todo lo sé. Hay alguien
276
ahí, sin embargo.
Asentí, luego me volví y le susurré lo que Ulean me había dicho a Kaylin, que lo
pasó de nuevo a los otros. Miraron hacia mí para una decisión, aunque por la
expresión del rostro de Leo, me di cuenta de que estaba albergando una débil
esperanza de que pudiera ser su hermana. Indecisa, traté de decidir qué hacer.
Si intentáramos escabullirnos, quienquiera que fuese podría dar la alarma, o
tomarnos desde atrás. No, íbamos a tener que enfrentarlos, cualquiera que
fuera,enemigo o prisionero.
Miré mis manos, a las manchas de sangre que me cubrían. ¿En qué me estaba
convirtiendo?
Levanté la vista hacia él, y la imagen pasó por mi mente. Lo pude ver, muy
vívidamente. Frenesí de alimentación. Eran la piraña del mundo Fae. Volví a
pensar en las personas que habían desaparecido. En Heather y Peyton y Elise...
Oh Dioses... Elise. Me volví a Leo, que estaba blanco como la nieve recién caída.
—Ese es el tamaño de ello. Haz lo que tengas que hacer, Cicely. Y lo que
tenemos que hacer ahora es encontrar Peyton. Lo más probable es que vamos a
estar peleando con más y tenemos que acabar con ellos antes de que den la
alarma.
Chatter se veía más fuerte de lo que lo había visto desde los viejos tiempos.
Estaba de pie alto.
Nos arrastramos por el pasillo hasta la siguiente cámara, que estaba vacía.
Luego a la tercera, antes de la curva en el túnel. Me asomé por la esquina, con
cautela. Allí, detrás de un conjunto de barras de hierro, estaba Peyton. Estaba
desnuda, acurrucada bajo una manta andrajosa, pero pude ver sus ojos. Eran
normales, no había sido convertida. Levantó la vista y me vio, y corrió a
sentarse. Apreté mi dedo a los labios y asintió.
—Déjame.
Ella asintió.
—Pero tomaron mi ropa y zapatos. No tengo nada que ponerme, excepto esta
manta. —Sus brazos se veían magullados y cuando miré más de cerca, también
lo estaba un lado de su cara, aunque no lucía un ojo negro.
—¿Cómo vamos a llevarla a casa? No puede pasar dos horas en el frío vistiendo
una manta. Y nada de lo que los guardias llevaban le quedará, ella es mucho
más alta que la mayoría de la Corte Índigo Fae.
—Tengo una idea —dijo Leo—. Peyton, ¿puedes convertirte en una pantera?
279
—Pensé que era unhombre puma—le dije
—La misma cosa, pantera, león de montaña, puma... Son todos nombres
diferentes para el mismo gato. Lo sé, he estudiado ese lado de la historia de mi
familia —dijo Peyton—. Y sí, puedo, pero no aquí. Hay una barrera mágica que
me está impidiendo cambiar en la celda.
Miré por el túnel. ¿Y si Elise estaba aquí? ¿Y si los demás estaban aquí?
—Deberíamos...
Tiene razón. Tienes que irte. La tarde se está desvaneciendo y deben estar en
casa antes de que oscurezca porque los Fae Índigo estarán de nuevo en toda su
fuerza entonces, y peor.Ellos están cambiando. Con lo que sea que Lannan y
Lainule los infectaron, les salió el tiro por la culata en más de lo que piensas.
La nieve seguía cayendo tan espesa que era difícil ver a más de diez metros por
delante.El momento en que salimos de la cueva, Peyton comenzó a temblar. Ella
dio un paso a un lado.
—Somos 6, uno quedaría atrás y no voy a hacer eso. Dense prisa. —Luché a
través de la nieve fresca sobre la pendiente y empecé a caminar hacia arriba.
Los otros siguieron mi ejemplo, Ulean ayudándonos con ráfagas a nuestras
espaldas para darnos un empujón.
Nos las arreglamos para llegar a la parte superior y de regreso a través del
camino, liderado por Chatter.
—Ellos podrían estar esperando a lo largo del camino, y no van a correr riesgos.
Enviarán a más de lo que podemos manejar. Sé de otro camino, pero es
peligroso.
—Vamos. Guíanos.
La tarde avanzaba, y según mi reloj, teníamos un poco más de una hora hasta
que el sol se pusiera oficialmente. La única cosa buena acerca de la puesta del
sol era que los vampiros estarían despiertos y tal vez, sólo tal vez, podríamos
esperar alguna ayuda de ellos. Pero, de nuevo, no tenían idea de lo que
estábamos haciendo. No había caballería para rescatarnos, ningún Dios en la 281
máquina.
—Pero, ¿puede hacerlo sin hacerte daño? Es un infierno de una fuerte subida.
—Miré por la pendiente, inquieta. Si fuéramos sorprendidos allí, estaríamos
atrapados.
—No lo sé, para ser honesto. Pero estoy dispuesto a intentarlo. —Él me miró,
sus ojos suaves y luminosos—. Cicely, Grieve quiere que haga todo lo posible
para ayudarte. Por favor, déjame ayudarte
Asentí, entonces. Pero antes de que pudiera moverme, Peyton se frotó contra
mi mano y soltó un resoplido suave. Caminó hasta el borde y fácilmente se
deslizó por la borda. Para ella, las cosas eran mucho más fáciles. Una persona
menos que Chatter tendría que llevar. Otro pensamiento me golpeó.
282
—Puedo volar hacia abajo, si tomas mi ropa, así puedo cambiar de nuevo,
después.
—¿Está segura? —Rhiannon me dirigió una larga mirada—. Sólo has volado esa
vez.
—Volé toda la noche.—Y entonces oí el suave chillido desde lo alto del árbol.
Miré hacia arriba. El gran búho real. Se movió en círculos rodeándome—. Me
estoy tomando eso como una señal.
—Lleva a Leo y mi ropa abajo primero, luego Rhia, entonces Kaylin. Nos
encontraremos en la parte inferior.
Tan pronto como estuve desnuda, con los demás mirándome como si hubiera
perdido mi mente, me giré hacia las ramas del árbol más cercano. Me quedé
con el abanico que Lainule me había dado, el mango enroscado alrededor de
mi muñeca. Subí más alto, tratando de no resbalar en la nieve, mi cuerpo
temblando con cada rama. El búho se posó en una rama cercana y subí para
flexionarme junto a él. Mi dije colgaba alrededor de mi cuello, suave y brillante,
y los búhos en mis brazos empezaron a hormiguear. Me quedé mirando
fijamente al búho. Voló fuera del árbol, y respiré hondo y me zambullí con ella.
El suelo se precipitó, pero mi cuerpo cambió más rápido. No tenía una idea
clara de cómo lo hizo, pero en cuestión de segundos, me levanté, deslizándome
con el búho real. Hicimos espirales alrededor de la otra, y sentí una extraña
familiaridad.
La última vez, había estado tan concentrada en poder volar que no me había
dado cuenta plenamente, pero ahora sentía un parentesco con el búho. ¿Era
uno de los Uwilahsidhe?
Pero mi ropa… No puedo esperar tanto tiempo hasta que Chatter las traiga y no
desafiaremos la oportunidad de que las lleve el mismo.
Miré hacia abajo y vi el tronco del que estaba hablando. El árbol había caído a 283
lo largo de una serie de pequeñas caídas que estaban congeladas, en el otro
lado de la corriente. Me zambullí hacia abajo, en espiral, disfrutando de la
sensación de mis alas en el viento.
No, no puedes leer mis pensamientos entonces, estamos conectados, pero sólo
cuando estás en forma de búho. Pero voy a ir contigo, te guardaré lo mejor que
pueda. Ahora cambia de vuelta y vístete.
284
Capítulo 26
Traducido por Nelly Vanessa
—¡D
iablos! Muévanse. Están en el camino.
—Déjame hacer esto. —Él desapareció una vez más, con una falta de definición
por la pendiente. Me tomó un momento y miró a mi alrededor. Nadie por aquí
de este lado, gracias a los Dioses. Aunque me encantaría que un héroe llegara a
la carga para salvarnos, pero eso no sucedería. Saco mi abanico, preparándome
para lo que sabía vendría.
—No, no puedes traerlos a los dos. —Miré con horror a Myst y a su tripulación.
Habían llegado a la parte inferior y cruzaban con agilidad la secuencia
congelada. Esto iba mal. Muy mal. Myst no se suponía que vendría con ellos.
Sabía en mi corazón que no podía soportar estar en su contra.
—No. Me quedo aquí contigo. —Sacó su bolsa con los cócteles molotov en
ella—.Bajamos juntos o no en absoluto.
Ella asintió.
Chatter aparece en lo alto, con Leo en sus brazos, mientras Kaylin se arrastra
sobre el borde. Todos estábamos agotados, y Chatter parecía que se iba a
desmayar.
—Haremos todo lo posible para que caiga duro sobre ellos y luego correr como
elinfierno. Si podemos llegar a la frontera con nuestras tierras, entonces
debemos estar seguros para la noche. Es decir, hasta que Myst encuentre una
manera de romper la barrera.
Abro el abanico y me centro en él. Ulean, ¿cuál es el peor daño que puedo
hacer con esto?
No quieres saberlo. Cada vez que utilizas las energías más potentes, el abanico
te poseerá un poco más.
Duro. Lo necesitamos. Prefiero ser poseída por un abanico que por Myst. Ahora,
dime. Me concentré en su energía, tratando de volver a casa con urgencia.
Tienes un punto. Muy bien. Fuerza Vortex.Pero mantente preparada para correr.
No estarás segura y no podrás controlar el poder una vez que hayas establecido
soltarlo.
Sin decir una palabra, Rhiannon encendió las botellas con un encendedor y las
arrojó al barranco.
287
Ella extendió las manos y una corriente de llama ardiente llegó a explotar a las
bombas de gas, enviando una inundación de fuego por la pendiente. Dio un
salto lejos, al igual que los demás, mientras barría el abanico dos veces y
susurré:
—Fuerza Vortex.
Me volví, sin aliento, a tiempo para ver a Myst y a Heather llegar al borde de
nuestra propiedad, seguidos por media docena de guardias.
Negué.
—Bien, entonces. No me subestimes. Niña, ¿ni siquiera tienes una idea de quién
eres? ¿En cuanto a quién fuiste?
—Un pensamiento —dice Myst, volviéndose, su mirada fija en mí—. Si trato así
a mis amigos, considera cómo trataré a mis enemigos. Entonces, decide de qué
lado quieres estar. Tu precioso Grieve es mío.
—Lo reclamo para mí. Él será mi consorte. Y tú, mi querida… ¿No te acuerdas de
quién solías ser? Piensa, piensa muy duro. —Sus ojos comienzan a girar y me
sentí caer profundamente en su hechizo.
Con asombro extiendo la mano y toco mis dientes. Afilados y con dos pequeños 289
colmillos.
—No —digo en voz baja—. ¡Yo no era uno de ustedes! ¡Era Cambyra Fae!
—Eres Cambyra Fae ahora… Pero oh sí, puedo verte recordar. Adiós por ahora,
hija. Nos reuniremos de nuevo. Pronto. Y recordarás cómo te convertiste en
parte de tu familia. Grieve no es el único que ha estado buscando por ti todos
estos años. Recuerda esto: Nunca olvides el rencor. —Y entonces, se volvió y
como una sombra en la noche, ella y sus compañeros desaparecieron.
E
scribí un e-mail para Lannan, exigiendo ver a Regina, Geoffrey y a él a la
noche siguiente. Había mucho que tenía que reportar para escribirlo todo.
También le dije en términos muy claros que Lainule debe estar presente, y
que llevaré a mis amigos. Estábamos todos juntos en esto.
Peyton estaba abajo, reunida con su madre, y las dejamos solas por un tiempo 290
para disfrutar de su regreso a casa. Todavía no sabíamos lo que la Corte Índigo
le había hecho a Peyton, pero nos lo diría cuando estuviera lista. Ella parecía
estar bien, y yo esperaba que sólo la hubieran maltratados un poco.
—Adelante.
—Estás de nuestro lado ahora, nos guste o no. Por lo menos no te golpearán
más. Grieve nunca… Él no…—No estaba segura de lo que quería saber, pero él
negó con la cabeza.
—Grieve nunca me puso una mano encima. Te lo dije antes, él hizo lo que pudo
para luchar contra su naturaleza. Ahora, sin embargo, ¿quién sabe lo que va a
pasar? Y con Myst reclamándolo, ¿cuánto tiempo puede resistirse a su lado de
Cazador de Sombras?
Me mordí el labio. ¿Cómo iba a decirle lo que sospechaba? ¿Cómo iba a admitir
que una vez había estado en el otro lado, tan viciosa como ella era? Grieve y yo
habíamos intercambiado de bando en esta vida, pero un abismo de un
kilómetro de ancho todavía nos dividía. Sólo sabía que lo amaba, y haría lo que
fuera para matar a Myst y liberar al Bosque Dorado. Incluso si eso significaba
manejarme con los vampiros, alinearme a mí misma con Lainule, cortar
gargantas… lo que sea que necesitábamos, lo haría.
291
Cualquier cosa para evitar que Myst gane.
—Eso no importa. Déjalo para mañana. Para cuando haya luz de nuevo y la
Corte Índigo se esconda por el dolor.
Lannan podía chuparme hasta dejarme seca. Los FaeVampiros podían esclavizar
a mi familia. Los vampiros podían iniciar su guerra. Nosotros habíamos ganado
nuestra batalla de hoy: rescatamos a Peyton y a Chatter. Ya era hora de celebrar.
Las pequeñas victorias son importantes ahora.
Mañana, tendría que enfrentarme a la cruda realidad de lo que había pasado,
pero esta noche, esta noche podía escapar.
Y nada de lo que ellos pudieran hacer cambiarían quién era yo, o lo que había
descubierto sobre mí misma. Me quedé mirando hacia la tormenta girando. El
invierno se había mudado con Myst, un invierno vengativo había llegado para
cubrirnos como una manta con la frialdad de la Corte Índigo, pero aún no
estábamos acabados. Habíamos vivido y lucharíamos otro día.
Fin
PlayList
3 Doors Down: ―Loser‖
Alice in Chains: ―Man in the Box‖
Beck: ―Scarecrow,‖ ―Dark Star‖
The Bravery: ―Believe‖
CC Adcock: ―Bleed 2 Feed‖
Chester Bennington: ―System‖
Chris Isaak: ―Wicked Game‖
293
Cobra Verde: ―Play with Fire‖
David Bowie: ―China Girl‖
Dead Can Dance: ―Yulunga,‖ ―Indus‖
Death Cab For Cutie: ―I Will Possess Your Heart‖
Depeche Mode: ―Personal Jesus,‖ ―Dream On‖
Everlast: ―One, Two‖
Gabrielle Roth: ―The Calling,‖ ―Dolphin,‖ ―Raven,‖ ―Mother Night,‖ ―Luna,‖
―Seducing Hades,‖ ―Black Mesa,‖ ―Stone Circle,‖ ―Rest Your Tears Here,‖ ―Totem,‖
―Night Whisper,‖ ―Zone Unknown,‖ ―Avenue A‖
Gary Numan: ―Innocence Bleeding,‖ ―Prophecy,‖ ―Crazier,‖ ―My Breathing,‖
―Before You Hate It,‖ ―Dead Heaven,‖ ―The Angel Wars,‖ ―Noise Noise,‖ ―Stories,‖
―Telekon,‖ ―My Brother’s Time,‖ ―Hunger,‖ ―Devious‖
Gorillaz: ―Clint Eastwood‖
Jace Everett: ―Bad Things‖ Jay Gordon: ―Slept So Long‖
King Black Acid: ―Great Spaces,‖ ―Rolling Under‖
Ladytron: ―Black Cat,‖ ―Ghosts,‖ ―I’m Not Scared,‖ ―Burning Up,‖ ―They Gave You
a Heart,‖ ―Predict the Day,‖ ―Versus‖
Led Zeppelin: ―When the Levee Breaks‖
Lenny Kravitz: ―Fly Away‖
Little Big Town: ―Bones‖
Live: ―TBD‖
Low with Tomandandy: “Half Light‖
Metallica: ―Enter Sandman‖
Nine Inch Nails: ―I Do Not Want This,‖ ―Sin‖ [long], ―Get Down, Make Love‖
Nirvana: ―Heart-shaped Box,‖ ―You Know You’re Right‖
Oingo Boingo: ―Dead Man’s Party‖
Orgy: ―Blue Monday,‖ ―Social Enemies‖
PJ Harvey: ―This is Love‖
Puddle of Mudd: ―Psycho‖
Red Hot Chili Peppers: ―Blood Sugar Sex Magik‖
Saliva: ―Ladies and Gentlemen‖
Seether: ―Remedy‖
Steppenwolf: ―Jupiter’s Child‖
294
Tangerine Dream: ―Dr. Destructo‖
Thompson Twins: ―The Gap,‖ ―All Fall Out‖
Toadies: ―Possum Kingdom‖
Tori Amos: ―Little Amsterdam,‖ ―Professional Widow‖
Wayne Static: ―Not Meant For Me‖
Ween: ―Mutilated Lips‖
Zero 7: ―In the Waiting Line‖
Próximo libro
Night Veil (La corte Índigo #2)
Hace eones, los vampiros intentaron convertir al
Fae Oscuro con el fin de aprovechar su magia, sólo
para crear una energía demoníaca más poderosa de
lo que podrían haber imaginado. Silenciosamente
acumulando sus fuerzas durante siglos, los Fae
Vampíricos —liderados por la despiadada Myst,
Reina de la Corte Índigo— están decididos a
esclavizar al mundo. Sólo una bruja se encuentra en 295
su camino....
Pero incluso cuando Cicely reúne fuerzas, antiguas alianzas rompen la fe. Y
nuevos aliados, como el vampiro hedonista Lannan Altos, promete llevar a
Cicely por un camino mucho más oscuro de lo que alguna vez ha recorrido
antes.
Autora
Yasmine Galenorn
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