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Sobre el amor y otros cuentos (Primera parte)

El mundo de la pareja es un mundo apasionante donde el que quiera puede encontrar


información infinita sobre el tema. Existe una gran literatura escrita sobre las relaciones de
pareja y una gran divulgación científica al respecto. Pero existe otro tipo de literatura sobre las
parejas, la no escrita (la de la vida), la cual difiere mucho de la escrita (científica).

Veamos por qué y comprobemos si esto de lo que vamos a hablar hoy, nos suena de algo.

-Quiero encontrar a mi media naranja

-¿Y por qué le/la voy a dejar si la/lo quiero?

-Los trapos sucios se lavan en casa

-Quien bien te quiere, te hará llorar

-El que no cela es porque no ama

-Por qué te masturbas, si tienes pareja

- Te vas de viaje sola/o?. Pero si tienes pareja

- Somos el uno para el otro//Somos la una para la otra

- Sin ti no puedo ser feliz

- Es que las parejas de hoy ya no aguantan nada

-Bla, Bla, Bla…

¿Te suena?. Seguramente más de uno lo pienses tú misma/o, y otros se los habrás oído decir a
alguien cercano. Bien, perteneces al 90% de la población mundial (dato estadístico que me
acabo de sacar de la manga, jeje).

El problema es que aunque la mayoría de la población piense de esta manera, y sea


comprensible por venir de donde nos viene (una educación
afectivo-sexual machista, retrógrada, vinculada únicamente
a la procreación, etc…), eso no quiere decir que sea sano,
adecuado, funcional, o cómo lo quieras llamar. Lo que está
claro es que esta forma de ver las relaciones de pareja crea
más infelicidad que felicidad.

La raíz de todos estos pensamientos se encuentran, sobre


todo, en los mitos que existen en torno al amor y a la
sexualidad.

Hoy solo hablaré de uno, quizás el más “famoso” de todos.


El de la media naranja. Somos uno. No existe ni un YO ni
un TÚ, solo existe un NOSOTROS. Cuando somos pareja
de alguien al parecer nos fusionamos con esa persona y nos
convertimos en uno solo (qué bonito). Mismos intereses, mismos gustos, inquietudes, filosofía
de vida. Todo hay que hacerlo juntos. Además debemos ser adivinos y saber en todo momento
qué necesita nuestra otra mitad. (“Es que yo no tengo
que decirle que por las mañanas me apetece que me de
un beso. Es obvio, debería saberlo”. “Es que no hace
falta decírselo, debería saberlo ya”. “Si tengo que
decírselo, entonces ya no tiene gracia. Tiene que salir
de él/ella”)

NOTA: Este estado de fusión es propio de la fase de


enamoramiento, esos primeros meses de relación
donde queremos pasar todo el tiempo posible con esa
persona, donde nuestros amigos comienzan a echarnos
un poquito de menos porque casi nunca estamos con
ellos. Ese sentimiento, ese estado de fusión, forma parte de un proceso natural dentro del
establecimiento de una relación de pareja. Pero posteriormente tiende a desaparecer. Si la
persona se encontrase en esta fase no necesariamente estaríamos hablando de este mito de la
media naranja. Cuando nos referimos a este mito hablamos de relaciones de pareja ya
consolidadas.

Muy bonito todo pero muy insatisfactorio a la vez. Como he oído por ahí, somos
naranjas que buscamos otras naranjas, (para hacernos un zumo o lo que surja). Y sí, esos
somos, personas, personas completas, no estamos partidas por la mitad y no necesitamos
complementarnos con nadie. Tenemos todo lo que necesitamos y si no lo tenemos lo podemos
buscar por nuestros propios medios. No es necesario que venga alguien a darnos nada.

Eso sí, cuando encuentras una buena naranja, esta, aunque no la necesitas para ser feliz, suma a
tu vida un plus de felicidad.

Pensamos que es esa persona y ninguna más. Esperamos a nuestro príncipe o princesa azul o
rosa o del color que prefieras, porque es él y solo él, o ella y solo ella la persona destinada a
nosotros. Es esa persona la que la vida, el universo, dios, el destino o la virgen de la Peña ha
puesto en nuestro camino. Es única, es especial, es esa y
nadie más. Pues siento decirte que no es así. Pero
tranquila/o, eso no es del todo malo. La realidad es que no
es solo ella o él, será ella durante un tiempo, luego vendrá
otra, y así. Hasta igual con alguna consigues estar el resto
de tu vida, por qué no, si ambos están felices, pa´lante como los de Alicante. Y en todas esas
relaciones puedes ser igual de feliz, estar igual de enamorado/a, sentir todas las mariposas que
quieras sentir….Entonces no hay una sola persona para nosotros, entonces no somos una media
naranja en busca de su mitad, ya que solo una mitad encajaría con la otra mitad, y esto, en la
vida real (en la de los seres humanos, no en la de las frutas) no pasa.

Cuando las personas están sin pareja (que no digo solas, que esa es otra creencia muy extendida
también. Sola indica estar sin nadie más que contigo misma, sin pareja significa exactamente
eso, sin pareja. Y aquí retornamos de nuevo a nuestra querida media naranja. Si no tenemos
pareja, estamos solas o solos. Porque aunque se entienda perfectamente que en tu vida existen
más personas, como la familia, los amigos, compañeros de trabajo, etc. Cuando alguien dice que
está solo todo el mundo sabe automáticamente que se refiere a que está sin pareja. (A menos que
lo especifique como tal. Es decir, la persona se siente sola todo el tiempo, siente que no tiene a
nadie en quien poder apoyarse, en quien poder confiar, etc..Pero esto ya es otro tema). Nadie
entiende por ejemplo, que se refiera a que no tiene
hijos, o padres, o hermanos. Para hacer referencia a
la carencia de hijos o de hermanos, simplemente
decimos “No, no tengo hijos”. “No, no tengo
hermanos”. Nadie dice que está solo para referirse a
que no tiene hermanos, por ejemplo. Por qué
entonces para referirnos a la carencia de pareja sí
recurrimos al “solo/a”? Pues porque la creencia que
tenemos es como si nos faltara algo. La persona no
está completa hasta que no encuentra a su otra mitad.
Puede vivir temporalmente siendo una media naranja,
pero eso no puede durar mucho tiempo (dios nos
libre de ser una media naranja para toda la vida). Pero volvamos al tema de antes….que me he
despistado un poco. Decía que cuando las personas están sin pareja, se dedican a hacer planes
como les venga en gana (faltaría más), quedan con quien les da la gana (y no hablo únicamente
de quedar para ligar, tontear, o tener sexo esporádico) o no quedan, prueban cosas nuevas, en
solitario o con amigos, etc..No consultan nada, si acaso piden consejos si no se sienten muy
seguras con alguna decisión que van a tomar, etc…Y todo esto es muy divertido pero fíjate tú
qué cosas que desde el momento que se tiene pareja…tachán….esto deja de ser divertido. Ahora
los planes pasan a ser con la pareja, o con la pareja y con los amigos (“un fin de semana con tus
amigos y otros con los míos, vale cariño?”. Recuerda que somos dos medias naranjas, no
pueden separarse”. Cómo va a ir una media naranja
paseando sola por ahí, no puede ser) (“Ay, Julia, me
encantaría poder ir este fin de semana a tu casa al
asadero, pero es que Pablo trabaja el sábado por la
mañana. Sale a las 4 y claro, ya a esa no merece la
pena ir”. Y a lo mejor la pobre Julia ni siquiera ha
invitado a Pablo, pero se acuerda que las mitades de
naranja no pueden ir solas por ahí y responde a su amiga con un “Oh, qué pena. Pues nada,
otra vez será”. Aunque hay algunas Julias que se atreven a decir “No, tranquila, si a Pablo no
le he invitado”, pero esas son pocas. Y sí, estarás pensando que otra opción es que se vaya ella
al asadero y que Pablo se quede trabajando y que vaya luego si quiere ir y si no quiere pues que
se quede. Sí, esa es otra opción y es otra opción que algunas personas hacen (estas personas
quizá sepan que no son medias naranjas, o piensen que lo son pero solo a ratos). Y aunque
afortunadamente esta opción también se da, en el ejemplo hablo solo de pasar un día en casa de
una amiga, distinto sería si hablara de irse de viaje. “Qué lástima Julia, con la ilusión que nos
hacía hacer ese viaje juntos, pero no va a poder ser, Pablo no consiguió que le dieran las
vacaciones para esas fechas” (Pablo no puede, pero ella sí, y aún así, probablemente cancelen
el viaje). Este es solo un ejemplo en donde una pareja heterosexual el que no puede hacer el
plan es él y ella, que sí puede, decide no hacerlo. Pero si hablamos de este mito, pasaría
exactamente lo mismo si fuera al revés, ella no puede y él sí puede, él decide quedarse. Si no
hablamos del mito sino que hablamos de machismo…eso ya es otra historia.

Pues como decía, en el momento en que ya tienen pareja comienzan a organizarlo todo en
función de ellos mismos y de su pareja. Dedican todo su tiempo a estar con su pareja. No van al
cine porque su pareja no va (por la razón que sea, no puede, no quiere, etc), no se van de viaje
(ya sea solos o con amigos) porque su pareja no va. No salen de fiesta porque su pareja ese día
no puede salir. Planean todos los fines de semana con su pareja. Antes de zambullirse en ningún
plan tienen que “consultar” con su pareja a ver qué planes tiene él o ella.

Como decía, existen más mitos, más cuentos y más pamplinas que nos meten en la cabeza en
cuanto a las relaciones de pareja. El amor todo lo puede, el amor es sacrificio, la exclusividad
sexual, etc… Donde además los cuentos de Disney tienen mucho que ver. Pero de esto y mucho
más hablaremos otro día.

Yurena Cabrera

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