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El valle de Bombón, a orillas del Marañón se encuentra la extensa fecunda chacra que comprende
a la provincia de Bolívar, ahí obsequian las agradables frutas, todo el año, frutos codiciados por los
jalquinos bolivarianos, sanmarquinos y “shilicos” (¹). Ahí vivía Amadeo Paredes con sus cuatro
bellas hijas. Además de tener frutas sabrosas, ellas hicieron popular al valle. Al otro lado de
Bombón está el río “El Miriles”, tributario del caudaloso Marañón, que riega la extensa playa fértil,
repleta de árboles frutales. En el suelo se desperdiciaba las frutas maduras, originando el aroma
característico de valle; las naranjas, limas, limones, mangos, guayabas, anonas, plátanos, papayas y
ciruelas, que parecía que nadie las consumía. Laureanita dominaba el fructífero valle, una mujer
huraña que vivía en su humilde choza de pirca de piedra, techada con hojas secas de que las
plátano. Aparentaba ser joven y pobre, sin duda, más bonita hijas de Amadeo Paredes. Ella estaba
detrás de su choza, que colinda con el camino que conduce a Oxamarca, Guanico, La Pauca y otros
pueblos que comprenden a San Marcos y Celendín, en el departamento de Cajamarca escuchaba
Laureanita se escondía detrás de los cercos cada vez que trajinar gente, en otras ocasiones se
escondía en su choza y, a veces como paloma montañera se escabullía entre las plantas de frutales
hasta que pasen los viajeros a la banda. Sigilosa miraba cuand se embarcaban en la vetusta balsa;
unos con facilidad, otros co padecimiento y, a los infortunados contemplaba cuando el Marañć
furioso los devoraba. En ciertas ocasiones que se dejaba ver, recelos les hablaba, orientándoles
como cruzar el Marañón, los hombr quedaban embobados al ver inigualable belleza vestida de
harapo
Con tal que dejaran regresar a sus hijos y a sus escuderos. El mayor
Bombón.
De pena, lleno de incertidumbre para que pueda ver a sus hijos, que
Tanto los necesita. Miró al vasto valle que lo dibuja el imponente río.
Demasiado lujo para un miserable. Todo afán de sus serviles era para
Tenerle exento de los zancudos y otros insectos del valle, a esa hora
Escuch
Antes, que no fue para menos, que a su cabello añada crema de pulpa
De palta, luego masajeó a su larga cabellera lacia de color oro, que sin
Que conoc
TOC
Es y bonita
La idea
En tanto, Laureanita levantó las exiguas pertenencias que estaban
Acomoden sus caballos y bajé señor. ¡No canse a esta pobre gente!...
-¡No mujer, estos son mis esclavos! -dijo sentado, como siempre
Otra agarró el fuste del armazón del anda, no era de adivinar, quedó
Recuerdo de mi abuelita.
-
¡Laureanita señor!
Sonrojada.
Ustedes son jóvenes – preguntó con timbre de voz alzada, pero ellos
Ordenó
Cubiertas en el suelo, otro cubría con esmero a su patron con una fina
Problema mortal.
Preguntó en tono
Indecorosas.
Órdenes! Eeeeeh….
Comentando:
Esta peña, con sus imposibles para cualquier mortal. …ella me crio.
Regresan. Cuando hay mucha gente, Amadeo los envenena y luego los
Arroja al río, sin pena y, la turbia agua lo lleva flotando a parar donde
Será, pues… - comentó la mujer con más libertad, sin mirar al rostro
Del extraño huésped.
Con presa. Es raro que estén en silencio un día. En todo caso, el tal
La noche, tiene cuatro hijas que bailan y bailan y los hombres observan
Por la mujer.
Para el Inca y a sus dioses. Pero un día, hubo mucho odio entre los hijos
¡Bueno…! En todo lugar que llegaba tenía hijos. Los hijos ya adultos
El rio creció mucho que afectó las bocas de mina y llevó abundante
Bonitas. Por eso las esclavizó para sacar oro de los socavones, que los
Padre se enojó por esa mala actitud del inca, que cometía contra de
Inti taita, dueño del imperio… Él, muy perverso ordenó que yo muera
Y mi
Reina! – exclamó muy alegre sin perderle de vista al rostro! ¡No tienes
Espejo…! Oye cholo, -ordenó a un esclavo- dale uno, oye tú. -se
Dirigió al más viejo-…de esos grandes, que se pueda ver hasta medio
Cuerpo. Eeeeeh.
Del Inti Taita. Entonces, si muero toda la gente del mundo se matará
Nación contra nación, pelearán continente contra continente para
Vez que converso con alguien y, ahora lo hago con usted señor. No sé
Que
Respondió:
Ella comía todo lo ofrecido, a veces con la boca llena relataba, aún
Incertidumbre. Ella afirmó pasarles en balsa al otro lado del río, con
Huéspedes.
La roca, para soltar la soga que ataba en la peña. Ella ordenó subir a
La mala pasada!
¡No señorcito! No… Sólo éste pobre viejo, que vive en la miseria,
Regala.
Instante. Muchas veces los convierte en oro, o en plata, que le sirve para
Hombre- que llega… de inmediato lo pasa a este lado para sus placeres.
Llegan con ambición del oro que Laureanita esconde. Luego, desde
Que llegamos aquí, los hombres vienen atraídos por los inigualables
Encantos que les atribuyó a mis hijas. Ellas eran feas, pero muy feas.
Desde aquel momento los hombres llegan a diario con sus fiambres y,
De eso vivo. ¡Créame! Hay mucha gente encantada aquí. Ella, desde la
Otra banda observa y goza de esas fantasías. Los hombres que vienen
Cuentan que existen fiestas día y noche en este lado. En noche de luna
Llena algunos hombres llegan a contarme sus pesares y, aun, así están
Mujeres estén aquí. A mis ruegos, no mató a mis hijitas, los mantiene
Para sus visiones, que lo divierte. Desde la banda hace cumplir sus
al cerro Miriles. Que en la mengua de luna sale con mucho oro para
estatua de oro, que, a ella le sirva para sus placeres. Laureanita, desde
a mi querido Cajamarquilla?
¿Cuántos años tienes viejito? - preguntó el hacendado,
años sin salir. Llegué con mis hijas por ambición a las frutas. Mi hija
dos mil años señor, o lago más. Es de la época antes del imperio de
los incas.
- Ella no tenía nombre, hasta que llegó una adolescente muy bella,
De oro, hasta que murió la pobre muchacha, entonces ella adoptó ese
Manos remaron hasta llegar al otro lado del río, debido a su escasa
Junto a sus esclavos a paso acelerado que ninguno quería ser último.
Al visitante:
Serán encantados.
“Laureanita de la banda.
Haré casar…
Siempre de ti me he de acordar.
Laureanita de la banda.
Que para ellos los años no habían pasado, que imparable cantaban.
Al final del grupo de gente salía Amadeo Paredes con la ayuda de sus
Sin dificultad.