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Constelaciones

Individuales ®

y sus Matrices Relacionales


Fain, Eduardo Andrés
Constelaciones individuales : y sus matrices relacionales / Eduardo Andrés Fain. -
1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : el autor, 2017.
160 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-42-5301-9

1. Relaciones Interpersonales. I. Título.


CDD 158.24

Septiembre de 2017

Edición y Producción Editorial: Signos Ediciones


www.signosediciones.com

Reservados todos los derechos. Este libro no puede reproducirse total


ni parcialmente, en cualquier forma que sea, electrónica o mecánica,
sin autorización escrita del autor y/o la editorial.

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Impreso en Argentina
Constelaciones
Individuales ®

y sus Matrices Relacionales

Dr. Eduardo Fain


Dedicado a Graciela, mi amor, mi compañera de la vida, con la cual hemos
construido una hermosa familia y recorremos, juntos, el mundo de las
constelaciones. Agradezco todo su apoyo y comprensión.
A mis hijos, Lucía y Matías, quienes siguen bellamente su camino.
A mis nietos, Joaquín y Rocío. Un hermoso regalo de la vida.
A mis viejos, Renné y Guillermo, con amor.
Me siento agradecido. Cuando voy hacia atrás y descubro todas las per-
sonas que han influido en mi vida y de los cuales he tomado, la lista se
vuelve interminable.

Si pienso en estos últimos 17 años, en el contexto de las constelaciones,


quiero agradecerle a mi amiga, Silvia Murk, la persona que me acercó “ca-
sualmente” a las constelaciones familiares. A Tiiu Bolzmann, que fue quien
trajo las constelaciones familiares a la Argentina y confió en mí para que
fuera docente, desde los inicios, del llamado, en esa época, Centro Bert
Hellinger de Buenos Aires. A Bert Hellinger del cual tuve la posibilidad de
tomar, durante muchos años, un sinnúmero de aprendizajes.

A todos los maestros de los cuales me nutrí y a los colegas constelado-


res con los que compartimos estas experiencias. A los organizadores de
formaciones que me han invitado a participar para enseñar este abordaje.
A todos los estudiantes de constelaciones que, asintiendo a esta mirada,
me desafían a comprender el material de las constelaciones para que pue-
da ser transmitido de manera simple, sencilla, basado en la experiencia. A
todos los consultantes, que confiando en este abordaje, me permitieron ir
desarrollando lo que hoy son las constelaciones individuales.

A Teresa Briozzo, colega que me acompañó, orientó y colaboró en las


correcciones y prologa el presente libro.

A mi analista, Lic. Alejando Conrad, el cual, desde su apertura mental,


me sigue acompañando desde hace más de 12 años.

Estoy muy agradecido a la vida.

Gracias, gracias, gracias!


Dr. Eduardo Fain
Índice

Prólogo 7

Introducción 11

El Amor que ve 13

El abordaje social 17

Las cuatro conciencias 27

De lo social a lo individual 43

Las Matrices Relacionales 57

Matriz Autoridad / Poder 65

Matriz Agresión 77

Matriz Elección 89

Matriz Pertenencia 99

Matriz Responsabilidad 111

Los Sonidos Primarios en las constelaciones 121

Palabras finales 125


Prólogo

E
duardo Fain ejerce rigor profesional y actúa con sensibilidad huma-
na. Una alquimia tan necesaria como poco usual que hace de él un
constelador atípico y confiable. Su don es infrecuente porque com-
bina la agudeza perceptiva con la necesaria contención de esa vertiente
generosa en favor de la necesidad estricta de su consultante.

Tal vez su anterior especialidad, la homeopatía, le ha procurado la


exactitud de la dosis, lo ha hecho experto en esa difícil práctica de la eco-
nomía y la creatividad, en donde menos es más. Desde esa mirada, ejercita
la confianza en la sabiduría de su consultante y su sistema y se entrega
a la abundante información del campo constelatorio. Entonces, logra ser
prudente para tomar de lo disponible solo lo necesario en cada momento.

En este libro Eduardo Fain dice las matrices relacionales. Este es su


aporte y se mantiene leal a la filosofía hellingeriana. Sin embargo, la tras-
ciende cuando la corrobora, cuando la amplía y la realza. La enriquece. Y
lo hace con la contundente sencillez de un maestro.

Cuando fui su discípula aprecié sus delicadas intervenciones que, a la


vez, eran firmes y precisas. Esa difícil mixtura que puede ejercer el que
sabe y confía en su propia intuición para ser silenciosamente brillante. De
él aprendí a no abundar, a poner por delante las verdades que revelaba el
campo aunque mi pensamiento dudara.

Y ahora también me enseña lo que es la maestría cuando me honra con


la posibilidad de prologar su valioso libro. Así puede hacer quien ejerce la
humildad porque ya está en el camino de la sabiduría.

7
Dr. Eduardo Fain

Ya desde el primer capítulo, cuando nos habla de pertenencia, la entra-


ma con la biología y nos da como médico unas comprensiones ampliadas
que nos permiten asentir a ella por más razones que las específicas de un
abordaje determinado.

Más adelante dice el Dr. Fain:

“Las MR (Matrices relacionales) son modelos, estructuras sociales, dan


un ordenamiento y están al servicio de la convivencia dentro del sistema y
a la supervivencia del mismo, llámese: país, empresa, organización, familia
u otro.

(…) Al conocerlas podemos descubrir, en diferentes circunstancias, cómo


se activan y se ponen en juego. Vivimos representando roles sin ser cons-
cientes de que forman parte de matrices y de que al ser sociales, nos
indican que estaban antes que el individuo.”

Considero que citar textualmente al Dr. Fain le dará ganas al lector de


seguir leyendo. Es placentero ver cómo unos conceptos que se estaban
necesitando pueden ser dichos con tanta claridad.

A sus agudas explicaciones el Dr. Fain les agrega comentarios y ejem-


plos audaces cuando no provocativos:

Cap. 11 “(…) La serpiente tienta a Eva a traspasar el límite impuesto,


la incita al cambio, a la transgresión, a la evolución. El desafío es si nos
atrevemos a expandir este mapa para que pueda aparecer lo nuevo, aun al
precio de la exclusión. (Matriz autoridad)”

Observemos cómo continuamente encontramos alusiones a lo social y


somos advertidos sobre la importancia de tener en cuenta que los siste-
mas familiares están insertos en los sistemas sociales. Esta congruencia
hoy nos resulta indispensable.

“Nivel sano de la MR

8
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

(…) Líder: En este extremo de la matriz sana, el que acata es aquel que
se deja guiar sin perder la noción de que quien lo guía también es un ser
humano, como él, al cual le reconoce la capacidad de liderar hacia el bien
común. Sabe que forma parte de la comunidad y que la comunidad son todos
y que todos son valiosos. También es el que sigue las normas establecidas
porque siente que se compromete con la totalidad del grupo y que el objeti-
vo es el bien común.

Un Transgresor, en este extremo de la matriz, puede permitirse discre-


par sin sentir que su vida corre peligro o que su pertenencia está en juego.
Que su mirada puede ser un aporte para que las cosas puedan mejorar. Que
lo diferente pueda ser incluido o por lo menos tenido en cuenta. En este
sentido, aporta aquello que considera valioso y critica aquello que considera
que está mal hecho.

Iba a terminar con esta cita tan contundente, pero me tenté por la be-
lleza filosófica del pensamiento de nuestro autor. Imagínense cómo po-
dríamos vivir adhiriendo a estas enseñanzas:

“Matriz Agresión:

En el nivel sano, el Agresor puede ver al otro como un otro válido. Pue-
de disentir, discutir, tener puntos de vista diferentes y, a la vez, respetar
al otro sin que se transforme en un enemigo. Puede ser un protector de
su punto de vista de manera cabal sin ofenderse si otros disienten. Puede
poner límites de manera firme y apropiada. Puede evaluar lo que le di-
cen y tomar lo válido. Su intención no es ganarle al otro sino ampliar su
entendimiento. Entiende que el cuestionamiento o reconocer un error no
ponen en juego su autoridad. Entiende que es bueno encontrar los puntos
de encuentro con el otro y cuál es el bien mayor para todos los que forman
parte.”

Ahora, en serio, la última cita:


Del cap. 8
“Lo social

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Dr. Eduardo Fain

En las constelaciones individuales las imágenes que emergen no solo


conllevan contenidos familiares. El material que surge, en ocasiones, puede
ser simbólico, transpersonal o social. Es decir, que la constelación muestra
que están activas Matrices Vinculantes en el consultante. No solo en la cons-
telación sino también en su vida cotidiana.

Me resta agradecer al Dr. Fain por la generosa entrega de sus investi-


gaciones. Estoy segura de que serán bien recibidas y valoradas tanto por
los seguidores de esta filosofía en su cotidiana tarea profesional como por
las personas interesadas en su crecimiento personal. Estas reflexiones son
necesarias, mejor digo imprescindibles, en este momento de nuestra evo-
lución humana.

Estimado lector, a disfrutar, a pensar, a celebrar. A agradecer.



Teresa Briozzo

10
Introducción

L
a intención al escribir este libro es de compartir con ustedes algunas
comprensiones sobre el trabajo de constelaciones que fui desarro-
llando en los últimos 17 años.

Es un libro que, aunque tiene un punto final, me impulsa a seguir pro-


cesando. Desde que lo empecé a escribir, hace un año aproximadamente,
surgieron capítulos que no estaban en mis planes escribirlos y que consi-
dero hoy que son fundamentales. Es como si el desarrollo mismo del libro
me fue guiando para incluir aquello que sí tiene que estar presente en él.

Mi intención es que pueda despertar inquietudes, cuestionamientos


sobre principios que damos por sabidos. Esto permite ampliar nuestra
mirada sobre las constelaciones y, por ende, sobre lo humano.

Yo digo que las constelaciones individuales son un proceso vivo. La


observación del trabajo aporta comprensiones que, en ocasiones, me sor-
prenden. Algo de lo nuevo surge a través de la experiencia.

Las constelaciones son una vivencia que se basa en principios desde


donde miramos al individuo, a la familia, a los grupos (cualesquiera sean),
a la sociedad.

Los temas centrales que desarrollo en el libro son:

- Las constelaciones individuales abordan al individuo desde una mira-


da social.

11
Dr. Eduardo Fain

- Los individuos establecemos formas relacionales específicas que lla-


mo Matrices Relacionales. Ellas condicionan a los individuos. Iremos
viendo cuáles son, y cómo, estas formas, pasan de generación en gene-
ración, repitiendo roles y hechos a través de ellas.

- El sonido como herramienta transformadora en las constelaciones.

- Los individuos tenemos diferentes conciencias según las situaciones.


En el libro desarrollo las cuatro conciencias que emergen vivencial-
mente en las constelaciones.

Este abordaje nos aporta una mirada humanista que trasciende, en sí, a
las constelaciones. Digo que es una forma de mirar la vida. Una mirada
amplia, comprensiva e inclusiva.

Dr. Eduardo Fain


Agosto 2017

12
El Amor que ve

C
uando alguien consulta para hacer una constelación es porque
algo en su vida no está funcionando bien. Tal vez ya hizo inten-
tos por diferentes vías para tratar de resolver aquello que, como
un destino, parece seguirlo adonde vaya. El proceso de la constelación
permite descubrir en relación con qué, con quién y de qué manera el
consultante se encuentra inmerso en situaciones que le producen su-
frimiento.

El material que puede emerger en una constelación puede ser de la


familia actual, de la de origen y en ocasiones, material transpersonal.

En todas las familias ocurren u ocurrieron hechos que se cuentan,


que se callan o que se ocultan. Ellos encierran en sí formas relacionales
que se establecieron.

Sobre los hechos “sustantivados” no se puede actuar pero sobre los


procesos, sí.

La constelación permite transformar “lo sucedido” en un proceso


presente en el consultante, sobre el cual sí se puede intervenir.

El modo de afrontar esas situaciones activaron formas de relación,


matrices relacionales, que puestas en marcha marcaron los roles que
ocupa cada miembro del grupo ante lo que sucedió. Estos modos re-
lacionales, en muchas ocasiones, son disfuncionales, por lo cual, traen
mayor sufrimiento al sistema.

13
Dr. Eduardo Fain

Si podemos ver a la familia, a una organización o a un país como


una continuidad a través del tiempo podemos darnos cuenta de cómo
esas formas relacionales establecidas pasan de generación en genera-
ción, del mismo modo o de manera complementaria, eligiendo nuevos
actores para roles ya establecidos.

La constelación permite sacar a la luz aquello que la cotidianeidad


oculta. No son hechos del pasado, ni de otras generaciones, nadie va
hacia atrás. Lo que emerge son imágenes que habitan al individuo, aquí
y ahora, mostrando formas relacionales activas que condicionan actual-
mente al consultante.

Durante la Constelación el individuo va haciendo consciente sensa-


ciones, posturas, actitudes que van emergiendo. Esto es posible porque
se va activando en él la conciencia del observador que, no siendo neu-
tro, puede modificar lo que está sucediendo.

A través de las constelaciones es posible llegar a un material que de


otro modo sería muy difícil de alcanzar. Donde la palabra no llega, la
vivencia sí, este es el poder transformador.

Las constelaciones facilitan integrar lo excluido, reconocer lo agre-


dido, soltar lo que no corresponde que sea sostenido, poder hacerse car-
go de lo que a cada uno nos toca.

Ver más allá

Comprendernos como seres sociales nos permite entender cuánto


estamos condicionados por las relaciones familiares, sociales, cultura-
les y cuánto de ello limita la comprensión de nuestra vida y la posibili-
dad de desplegarla.

Los órdenes del amor y las matrices relacionales no son una cuali-

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Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

dad de las constelaciones sino que forman parte de la estructura social


en la cual vivimos.

En la medida que integramos esta mirada, sutilmente, nos vamos sa-


liendo de la reactividad diaria ante los hechos que nos suceden; y desde
la observación facilitamos el despliegue del ser consciente que somos.

Podemos seguir perteneciendo a los mismos grupos, a la vez que


vamos comprendiendo el entramado relacional que nos habita y que
habitamos.

Quiero mencionar ahora un elemento fundamental en nuestro tra-


bajo. Cuando vamos desplegando los contenidos que surgen en las
constelaciones, aun los más horrorosos, lo que emerge en el fondo es
el amor, aunque en ocasiones se presenta como desamor. No es casual
que Hellinger haya llamado a los órdenes como: Los Órdenes del Amor.

El Amor fluye por donde los órdenes lo permiten. Cada grupo con-
diciona el amor a su supervivencia. Por lo cual, en ocasiones, este amor
está sostenido por una lealtad que no nos permite cuestionar o por un
mandato por el que sacrificamos lo propio para hacernos cargo de lo
que le corresponde a otro o vivimos nuestra vida de la misma manera o
de manera reactiva a lo que nos tocó en nuestra familia de origen.

A este tipo de amor lo llamamos amor ciego. Es posible identificarlo


porque en su accionar produce peso, agobio, sufrimiento. En las conste-
laciones son muchas las frases que representan esta situación:

“Yo lo hago por vos”, “Yo me sacrifico”, “Yo ocupo su lugar”, “voy
a seguir enojado de por vida”, “me merezco este sufrimiento”, “por mi
culpa”, “no sirvo”, “yo me arreglo solo”, etc.

A través de las constelaciones podemos vivenciar los desórdenes en


cada familia, grupo, sistema y el lugar que ocupamos en ellos.

15
Dr. Eduardo Fain

En la medida en que la conciencia personal trasciende lo que el gru-


po impone, comienza a entrar en contacto con una consciencia más
vasta: la conciencia de totalidad. Esto permite desplegar un orden más
amplio, más inclusivo, donde cada uno puede ocupar su propio lugar,
donde puede desarrollar su propio poder, donde puede ver al otro como
un otro válido, tan válido como uno. Para que esto suceda es necesario
encontrar esos lugares donde el fluir del amor fue interrumpido. Permi-
tir que ello emerja y facilitar su transformación.

Este reordenamiento permite que el amor pueda fluir. Este amor es


un amor que ve. Un amor que nos ve a través de los ojos de nuestros
padres, de nuestros ancestros, que nos abraza, que nos mira con buenos
ojos, que nos autoriza, que nos permite ver y siendo la vida misma, nos
dice: ¡Sí!

16
El abordaje social

¿Dónde me pongo? ¿Dónde me pongo?...


Pepe Biondi

E
l ser humano es básicamente un ser relacional. Lo vemos en su
biología que integra sistemas, aparatos y funciones y en su psi-
quismo que incluye sentimientos, emociones y creencias, hasta
en las relaciones que establece con su medio, llámense pareja, familia,
sociedad. Esta integración nos permite entender al ser humano como
un ser bio-psico-social.

Cabe preguntarnos, entonces, desde dónde los facilitadores de cons-


telaciones abordamos nuestra tarea. Está claro que no lo hacemos desde
lo biológico o lo médico, tampoco lo hacemos analizando el psiquismo
de la persona, lo pulsional, sentires, conductas o estructura psicológica
como lo haría un psicólogo.

Este abordaje que mira al individuo y sus relaciones lo hace desde


una mirada social. El tema es que el sentido de la palabra “social” es
muy amplio, muy ambiguo y nos puede llevar a generalizaciones im-
precisas.

Bert Hellinger, creador de las constelaciones familiares, delineó


claramente, a través de los Órdenes del Amor, qué estamos mirando
cuando miramos un sistema. Y me gusta decir sistema porque el con-
cepto es abarcativo, porque no se reduce a lo estrictamente familiar
ya que estos mismos Órdenes se aplican en ámbitos organizaciona-
les, judiciales, psicopedagógicos, médicos, comunitarios, laborales y
muchos más. Porque donde hay un individuo en relación con otro,
allí se ponen en juego estos principios, que Hellinger llamó “Los Ór-
denes del Amor” y que describe a través de un poema que transcribo,
en parte:

17
Dr. Eduardo Fain

“El Amor llena lo que el orden abarca. El uno es el agua, el otro el


jarro. El orden recoge, el amor fluye. …….el amor se guía por el orden.
……..así, nuestra alma difícilmente se hace a un amor sin orden. ……En
realidad, empero, nos viene dado: actúa aunque no lo entendamos. No
es idea, se encuentra. Lo conocemos, igual que el sentido y el alma, por
su efecto”. (Gunthard Weber, Felicidad Dual. Ed. Herder)

Dos términos se entrelazan aquí: los Órdenes y el Amor.

El amor como ese sentimiento de afecto, inclinación y entrega en re-


lación a otro. O también en ocasiones, ese sentir unitivo, de completud
que experimentamos ante un amanecer, ante el contacto con un bebé,
en un templo, escuchando una música, meditando, o frente al mar o en
el bosque o la montaña.

En lo profundo y en lo superficial, se trata del Amor que va a tomar


la forma de los Órdenes: “…como un jarro que lo contiene…”

Aquí Hellinger es simple, claro y preciso. Los Órdenes del Amor son
tres:
- La Pertenencia
- El Equilibrio entre el Dar y el Tomar
- Las Reglas de convivencia *

Es desde allí que vamos a estar mirando lo social.

En la Pertenencia nos preguntamos: ¿Quién forma parte? ¿Quién no


forma parte? ¿Quién formando parte es excluido o no tenido en cuenta?
¿Quién se autoexcluye?

En el Equilibrio entre el Dar y el Tomar, por ejemplo, podemos ob-

* Que Hellinger en la traducción menciona como: “El Orden” y que para no confundir con
los Órdenes del Amor lo denomino: “Reglas de convivencia”. Felicidad Dual. Weber. Ed.
Herder. Pags.:42, 48.

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Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

servar: ¿Quién da? ¿Es compensado por quien recibe? Veamos si hay
quienes todo el tiempo están dando o si hay quienes quieren recibir
todo el tiempo o, también, si hay quienes no están dispuestos a ni a
recibir ni a dar.

En las Reglas de Convivencia, por ejemplo, podemos descubrir quié-


nes cumplen o quiénes transgreden las reglas. Determinar cuáles son
esas reglas y ver el efecto que esto tiene en el grupo.

Cada Orden nos permite generar observaciones y también una serie


de preguntas que facilitan descubrir la interacción del grupo en cues-
tión en relación con otros grupos (interrelacional) o dentro del mismo
grupo (intrarrelacional). También nos permite descubrir cómo lo inte-
rrelacional afecta a lo intrarrelacional y viceversa.

Por ejemplo: una familia religiosa conformada por los padres y tres
hijos, el mayor de 21 y dos mujeres de 19 y 17 respectivamente. La hija
del medio se enamora de un hombre que no pertenece a su religión.

¿Cómo lo vive su familia de origen? ¿Cómo reacciona su madre? ¿Y


su padre? Imaginen la reacción del hermano mayor y qué sucede con
su hermana menor cuando se entera.

¿Qué sucede con ella ante esta situación familiar? Y ¿qué ocurre
con la pareja?

Seguramente podrán descubrir cómo la pertenencia en la familia


condiciona las relaciones hacia dentro y fuera y cómo, en ocasiones, se
puede sacrificar el amor en nombre del grupo.

Tenemos que reconocer que en la medida que se integra la mirada


de los órdenes se amplía nuestra escucha y nuestras comprensiones, lo
cual permite realizar, al percibir los órdenes y desórdenes intervinien-
tes, un sinnúmero de intervenciones de manera verbal o vivencial, a
través de las constelaciones.

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Dr. Eduardo Fain

Otro ejemplo:

Juan tiene 21 años, es el segundo de tres hermanos: Marcos es el


mayor y Malena, la menor. Cuando tenía 15 años sus padres se se-
pararon, el padre se fue de la casa y se desentendió de la familia. Su
hermano mayor, que en ese entonces tenía 17 años, tuvo que salir a
trabajar para ayudar a sostener económicamente a la familia. La ma-
dre quedó muy afectada por la separación y se apoyó en este hijo, el
cual, en poco tiempo, se convirtió en cabeza de familia. Dice Juan:

- A mi padre ni se lo nombra en casa.

Marcos dice que él, ahora, es el hombre de la casa y mi madre


asiente. Realmente, gracias a él pudimos comer y estudiar en todo este
tiempo. El problema mayor lo tiene mi hermana, que ahora tiene 17,
porque mi hermano la controla cómo se viste y no la deja ir a bailar.
Mi hermana tiene carácter fuerte, entonces tienen discusiones diarias
con mi hermano. Yo, como tengo mi grupo de amigos, me voy de casa
todo lo que puedo.”

Si miramos este ejemplo desde la Pertenencia y desde la Jerarquía,


que forma parte de ella, podemos ver la exclusión de un padre que en
principio se autoexcluye y luego la familia lo termina de excluir. El hijo
mayor “ocupa el lugar del padre” lo cual trastoca la jerarquía. Esto con
el consentimiento de la madre que no puede tomar su lugar para reor-
denar la situación, dejando que recaiga el peso en el hijo mayor. Este
desorden trae sufrimiento a la familia.

En una situación así nos podemos preguntar si, para mantener los
órdenes, el hijo mayor se tiene que desentender de la situación y no
hacer nada. Todo lo contrario, está bien que haya salido a trabajar para
ayudar a sostener la familia, el tema es desde qué lugar lo hace. Si lo
hace ocupando el lugar del padre y queriendo ser mejor que él o lo hace
simplemente como hijo mayor, reconociendo que el padre sigue siendo
su padre y que es un lugar que él no puede ocupar.

20
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Podemos mirar este mismo ejemplo desde El Equilibrio entre el Dar


y el Tomar. En ese caso descubrimos el daño que está haciendo el padre
al desentenderse de su responsabilidad y cómo el hijo mayor se hace
cargo con todo lo que eso implica. Si lo miramos desde las Reglas, el
padre, al separarse de su mujer, aparentemente se separa de su familia,
desentendiéndose de ella. Como mínimo tendría que pasarles dinero
suficiente para alimentos, situación de la que no se hace cargo; la mujer
podría hacerle un juicio. Aquí vemos cómo se transgrede una regla de
convivencia y el dolor que conlleva.

En este ejemplo podemos descubrir como “Los des…órdenes” están


en juego a la vez. Facilitar esta comprensión podría ser el primer paso
para que el sistema pudiera recuperar el equilibrio.

Por lo tanto, lo que Hellinger llamó Órdenes del Amor lo po-


demos ver como Órdenes Sociales por donde el amor puede fluir.
Sabiendo que el área de lo social es muy amplia, en este abordaje
tomamos estos órdenes para mirar desde ellos las relaciones que
se establecen, ya sea en la familia, la escuela, el consorcio, la ciu-
dad, la empresa, el país, el planeta, etc.

Observarlos nos da la oportunidad de clarificar y abordar in-


numerables formas de relación que se crean entre los individuos
y su medio y nos permite detectar órdenes y desórdenes de la
convivencia en los distintos sistemas.

Los Órdenes Sociales en la vida cotidiana

Veamos algunos ejemplos de la vida cotidiana para observar como


los Órdenes se ponen en juego.

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Dr. Eduardo Fain

Pertenencia 1

Sucedió en Brasil. La presidente fue acusada de maquillar las cuen-


tas públicas, ocultar el déficit estatal para conseguir la reelección, emi-
tir decretos que modificaron el presupuesto sin la autorización del con-
greso, violando la constitución.

¿Qué ocurrió? La presidente fue destituida, es decir, perdió su auto-


ridad, su poder y fue llevada a juicio político. Muchos consideran que
esta situación la conduce al final de su carrera política. Si es condenada
podría ser expulsada de su partido, es decir, excluida.

Pertenencia 2

En Argentina en el 2005, un candidato a diputado ganó una ban-


ca por el PRO e inmediatamente se pasó al Frente para la Victoria (la
oposición). Con este acto mostró un claro cambio de pertenencia, de-
fraudando a sus correligionarios y a quienes lo habían votado. Aunque
no pudo ser condenado legalmente por ese acto, sí lo fue socialmente
por su actitud moral reprochable. Al punto que cuando una persona
cambiaba súbitamente de partido o bando decían que “se había boroco-
tizado” (haciendo alusión a la actitud de ese diputado).

Pertenencia 3

En relación al fútbol, en casa éramos todos de River. Esto se debía a


que mi padre había jugado desde las inferiores hasta la primera en este
club. Recuerdo que cuando íbamos a la cancha, en ocasiones lo recono-
cían y nos dejaban pasar.

Ya de más grande me enteré que mi padre, de chico, era de Indepen-


diente porque un tío de él jugaba en ese club.

Ahora, de grande, aunque no soy muy futbolero sigo siendo de Ri-


ver. Es muy difícil que uno cambie de equipo.

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Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Equilibrio entre el Dar y el Tomar 1

Recuerdo una palabra de cuando era chico: “gauchada”. Era posible


que alguna vecina se quedara sin harina, azúcar o huevos cuando estaba
cocinando. Esto hacia que fuera o mandara a uno de sus hijos a pedirle a su
vecina para que la sacara del apuro. Lo cual generalmente sucedía. Esto ge-
neraba una actitud de estar dispuesto a ayudar y compensar cuando el otro
lo necesitara. En ocasiones se le devolvía luego lo prestado y se le agregaba
“algo más”. Eran muchas “las manos que se daban” en el barrio.

Equilibrio entre el Dar y el Tomar 2

Hace muchos años atrás, en el 2001, estalló un escándalo por coimas


en el senado en el gobierno de De La Rúa. El caso fue denunciado por
Pontaquarto, quien era en ese momento secretario parlamentario de la
Cámara de Senadores, y catalizó la caída del gobierno. El soborno esta-
ba en relación al debate de la ley de reforma laboral. De haberse ”pro-
bado”, hubiésemos estado ante un intercambio entre el dar y el tomar,
en este caso, a cambio de dinero.

Reglas de convivencia 1

En el primer cuatrimestre del 2016 el gobierno de Macri determinó


un tarifazo en relación a los valores de luz, gas y agua, que estaban re-
legados y subsidiados. Por el modo de aplicación y los porcentajes que
impusieron generaron rechazo en gran parte de la sociedad.

Este aumento fue frenado porque el gobierno no había realizado au-


diencias públicas. Estas audiencias corresponden al 3er. Orden que con-
siste en las Reglas de Convivencia. Es decir, que hay reglas sociales de
convivencia que deben ser respetadas y que, cuando hay un estado de
derecho, ni siquiera un gobierno puede saltearlas. Esto no pone en juego
la gobernabilidad (pertenencia). Lo que sí cometieron fue una infracción,
por lo que tuvieron que cumplir con las audiencias y retrotraer las tarifas,
para luego poder aumentarlas consensuada y paulatinamente.

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Dr. Eduardo Fain

Reglas de convivencia 2

En cada familia existen determinadas reglas de convivencia, por


ejemplo: quiénes levantan la mesa después de comer, quiénes se turnan
para lavar la vajilla u ordenar cada habitación. Si alguno de los miem-
bros no cumple con estas reglas es posible que reciba una reprimenda o
reclamo por parte del resto del grupo. Es decir, comete una infracción,
entonces debería reconocerlo, disculparse y compensar su falta. Por su-
puesto que esto no pone en juego su pertenencia.

Creo que se podría escribir un libro entero sobre los Órdenes del
Amor en la vida cotidiana. Del mismo modo, especialistas en distintas
áreas como la salud, la escuela, las organizaciones, las empresas po-
drían ejemplificar cómo en ellas se juegan estos órdenes.

La intención de estos ejemplos radica en la necesidad de poder en-


tender que los órdenes del Amor no son psicológicos ni biológicos sino
sociales. Nosotros miramos desde esa postura.

La Red
Este enfoque mira al grupo como un sistema y dentro de él
las relaciones que se establecen ya sea en la familia, una orga-
nización, la escuela y otros sistemas. El rol que ocupa cada
miembro.

Observamos cómo impactó aquello que ocurrió en otras etapas o ge-


neraciones, estableciendo formas de relación que fueron repitiéndose a
través del tiempo. En ocasiones, cuando se constela aparecen imágenes
que trascienden lo familiar, que son patrimonio de la humanidad y cuan-
do aparecen están en relación directa con el tema que trae el consultante.

Cuando observamos un grupo tenemos en cuenta su totalidad. Sabe-


mos que si alguien queda afuera o es mal visto o no reconocido esto trae

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Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

disturbios al sistema. Que si un miembro se afecta, afecta a todos. Que


esa totalidad es rica y compleja y que es más que la suma de individuos.

Podemos ver qué lugar ocupa cada miembro en el grupo de referen-


cia. En realidad no estamos teniendo en cuenta las características par-
ticulares de cada uno sino lo relacional establecido entre ellos. Poder
descubrir qué rol tiene cada uno y cómo lo ejerce.

Como humanos formamos parte de una red familiar que incluye a la


familia actual, a la de origen y también integra a nuestros antepasados,
parejas, hijos, padres, tíos, abuelos, a veces bisabuelos. Todos los que
beneficiaron o perjudicaron al sistema también quedan vinculados con
el mismo. Todos ellos forman parte.

Desde ya que aquellos hechos sucedidos en la familia actual como en


la de origen van a producir modos de reacción y relación de los miem-
bros del mismo.

También aquellos hechos sociales que ocurrieron a través de las ge-


neraciones: migraciones, genocidios, epidemias, guerras, hambrunas
tuvieron un efecto en los que lo padecieron y esas vivencias condiciona-
ron la manera de relacionarse para poder seguir adelante.

Por lo tanto no son, exclusivamente, los hechos sucedidos


los que condicionan a las generaciones siguientes sino el
modo de afrontarlos, es decir, las matrices relacionales que
continúan activas a través de las generaciones.

A la vez esta red incluye a las generaciones siguientes. Por lo cual


podemos tomar consciencia de que la decisiones que tomemos hoy, en
nuestro aquí y ahora, también afectarán nuestro futuro y condiciona-
rán a nuestros hijos, nietos, bisnietos y a los habitantes del futuro.
Es que como humanos formamos parte del planeta. Como dice
Drexler en su canción “La edad del cielo”:

25
“….No damos pie entre tanto tic, tac, entre tanto big, bang, solo un
grano de sal en el mar del cielo….”

En la corrida diaria es difícil vernos como seres que venimos desde


el comienzo de la vida, como esos descendientes que somos, como esos
sobrevivientes y herederos de todo lo que ocurrió desde el principio.
Venimos de allí, también del misterio. Estamos hechos de todo eso.

Ana tiene 58, está divorciada, consulta porque se siente triste y des-
valorizada, no reconocida tanto en su trabajo como con sus amigas. Al
desplegar su constelación se muestra que su madre no la mira. Al gi-
rarse la madre hacia sus anteriores, los abuelos de Ana aparecen lejos
y no miran a la madre de ella sino a lo lejos. Al indagar, Ana refiere
que sus abuelos vinieron de Europa cuando eran jóvenes, escapando del
hambre y de la guerra. Al seguir mirando hacia lo lejos apareció en los
abuelos una tristeza enorme, los de allá tampoco los miraban a ellos.

Fue necesario que, en la imagen, los que quedaron en Europa se


giraran hacia el origen para que, luego de un sonido, emergiera un
hermoso amanecer que despertaba y conectaba a todos sus anterio-
res. Ahora los de allá podían ver a los de acá. La frase de los de allá
fue: “Estén donde estén, hagan lo que hagan, ustedes forman parte”.

Sus abuelos se llenaron de amor y reconocimiento y al girarse pu-


dieron ver a su hija y esa hija, al ser vista, pudo mirar como madre a
Ana. Y entonces Ana se siente mirada y siente en ella la fuerza de una
madre que ahora la ve y la habita de esta manera.

Para que el material de las constelaciones pueda transformarse es


necesario, en ocasiones, ingresar en una conciencia más amplia. En este
caso para que se pudiera sanar la imagen fue necesario que Ana pasase
de una conciencia grupal a una conciencia de totalidad.

Para poder comprender un gran número de situaciones conflictivas


cotidianas es necesario conocer las diferentes conciencias que están en
juego en cada situación.
Las cuatro consciencias

C
uenta una leyenda que hace mucho, mucho tiempo atrás había
arribado a la aldea de El-Sik un sabio maestro llamado: AbúRos-
hiJoaq. Su fama lo había precedido y los habitantes del lugar fue-
ron a recibirlo en la plaza central. El hombre tenía un aspecto simple,
noble y silente. Ante su presencia la gente se sentía confiada y tranquila.

En el encuentro, una persona se atrevió a preguntarle:


– Maestro, ¿cómo se desarrolla la conciencia?

Luego de una pausa prolongada el Maestro respondió:


– Tu pregunta denota ignorancia y, a la vez, cierta verdad. A la con-
ciencia no se la desarrolla, a la conciencia se accede. Mejor dicho, a las
conciencias.

Un silencio recorrió el lugar. Nadie se atrevía a hablar, hasta que una


mujer le preguntó:
– Maestro, su respuesta me confunde. Usted habla de muchas concien-
cias y como si ellas estuvieran dadas. ¿Puede explicarnos más sobre ello?

El maestro respondió:
– Parte de lo que les voy a hablar consiste en una vivencia. Por lo
tanto, no puede expresarse con palabras. Aún así les diré algo sobre ello.

El maestro tomó una vara,


hizo un círculo en la tierra y les dijo:

27
Dr. Eduardo Fain

– Cuando un bebé se está gestando en el vientre materno, su Ser,


está inmerso en una Conciencia de Totalidad.
Este estado es de ser total. En el círculo hay un ser delimitado. Hacia
adentro incluye lo que abarca, el todo y la nada. Hacia afuera se expan-
de en el misterio, la inmensidad, lo incognoscible.

En la medida en que el bebé se va desarrollando accede a una con-


ciencia de sí.

Con la vara que tenía en su mano dibujó un segundo círculo por


dentro del anterior:

Y agregó: - No hablamos de ser una persona con nombre, apellido,


costumbres, sino de ser un ser consciente de sí mismo y separado de lo
que lo rodea.
Esta segunda conciencia es la Conciencia del Observador. Esta con-
ciencia del Ser es individual: es quien observa sin juzgar.

Si la gestación prospera, en su tiempo, ese bebé sale al mundo conti-


nuando con su relación más cercana, su madre, e incluyendo luego a la
familia y la comunidad.

Allí dibujó con su vara otro círculo interior:

28
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Cada grupo, cada familia, cada comunidad tiene conciencia de sí. De


quiénes forman parte y quiénes no. Existe una Conciencia Grupal que
busca la supervivencia del grupo y para ello establece formas de convi-
vencia que le permitan continuar en el tiempo.

El grupo sociabiliza. Es decir, que a ese Ser se le enseña desde las


costumbres más básicas hasta las creencias más preciadas que debe se-
guir. El grupo también establece roles y formas de relación.

Aquí podemos ver que aunque la conciencia está dada, existe un


proceso de incorporación de contenidos según la cultura, el tiempo y el
lugar. Este es el desarrollo sobre el que preguntaban al comienzo: es la
integración de los contenidos a través de la conciencia.

En este proceso se produce el pasaje del Ser al de ser un miembro de


la comunidad. La comunidad incluye y protege a los suyos.
Esta conciencia grupal vela por la convivencia y supervivencia del
grupo. Para que ello sea posible, el grupo establece mecanismos de fis-
calización. Al principio son externos hasta que se internalizan.

Por ejemplo: la madre le dice al niño: - Eso no, eso no, eso no. Hasta
que el niño entiende que eso no y no lo hace. Esto va a marcar los lími-
tes entre lo que está permitido y lo que no.

Entonces, en ese momento el maestro dibujó en el centro de los cír-


culos un círculo aún más pequeño, casi un punto. Así:

Y dijo: - Cada individuo que forma parte de un grupo, sea cual fuere,
sabe lo que puede hacer para seguir formando parte y también sabe que

29
Dr. Eduardo Fain

ciertos actos ponen en riesgo su pertenencia. Esta cuarta conciencia es


la Conciencia Personal.

Y agregó: - Esta Conciencia Personal está rodeada por su círculo más


cercano, la conciencia grupal, que, de “manera naturalizada”, le indica
“lo correcto”.

Esto pone al individuo frente a los requerimientos que impone su


comunidad y el desafío de seguirlos o transgredirlos.
Estas son las cuatro conciencias. Las más amplias abarcan e inclu-
yen a las restantes. Dos de ellas corresponden al Ser: la de la Totalidad
y la del Observador; y dos corresponden a lo social: la Personal y la
Grupal.

El silencio era total. El maestro miró al grupo y les dijo:


- He viajado durante tres días y tres noches y ya es muy tarde. Les
propongo seguir mañana con esta disertación.

COMENTARIOS

Entendemos al ser humano como un ser social. Vemos a través de


las constelaciones cómo estamos condicionados por los órdenes del
amor, por las matrices relacionales y por las implicaciones. Lo social
reviste tal importancia que podría ocupar nuestro foco de atención de
manera exclusiva.

Sin embargo, durante las constelaciones individuales también emer-


ge material que trasciende el aspecto social del individuo.
Este material corresponde al término: Ser, del ser humano. Con esto
quiero decir que como humanos somos más que todo aquello que nos
marca, indica, impone la sociedad, la comunidad, la familia, más allá de
que estemos de acuerdo, en parte, y de que entendamos que es necesa-
rio un orden para la convivencia.

30
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

En muchas ocasiones las constelaciones nos muestran cómo desde


un material personal o familiar, comienzan a emergerle al individuo
unas imágenes ancestrales, arquetípicas o simbólicas. Este material,
que también nos habita, abarca lo humano, incluyendo y trascendiendo
lo personal. Es transpersonal.

En este nivel del trabajo, en muchas ocasiones, aparece la vivencia


del ser. Es una experiencia difícil de poner en palabras. Aun así, cons-
tituye una profunda conexión con el ser que somos. Es más, en innu-
merables ocasiones es necesario abordar este estado para que pueda
transformarse el material de la constelación.

La vivencia de este nivel es lo que humaniza, trasciende, integra,


iguala a los seres.Es profundamente transformadora.

Cuando prestamos atención a estas dos esferas, la del ser y la social,


podemos descubrir que en ellas se encuentran cuatro conciencias que se
ponen en juego en las constelaciones y, por lo tanto, en la vida cotidiana.

1. La Conciencia Grupal

Los humanos nacemos dentro de una familia. Ya desde la infancia


vamos adaptándonos a una forma relacional que nos es dada. Hay una
conciencia grupal que establece lo que se puede hacer, los roles que de-
ben ocupar sus miembros y de qué manera hacer lo que hay que hacer.
También aprendemos lo que no se puede hacer, lo que está prohibido.

Si la persona transgrede lo que el grupo ha establecido, el grupo gra-


cias a su Conciencia Grupal trata de corregir a quien comete la transgre-
sión. Si no fuera posible, expulsa al miembro en cuestión.

Por ejemplo: Dios le dice a Adán: “- de este árbol no has de comer”.


Esto es lo estipulado por Dios.Y Eva le dice a Adán: “- La serpiente me
dijo….”. Etc. Sabemos cómo termina la historia.

31
Dr. Eduardo Fain

La función de la Conciencia Grupal es la convivencia y la superviven-


cia del grupo y, en lo posible, procura que sean respetadas las maneras
en que fueron estipuladas. Por lo cual, toda ruptura de las leyes es vivi-
da como transgresión o traición, se vive como posible exclusión.

Los integrantes del grupo están al servicio de la Conciencia Grupal.


Si alguno de ellos debe ser sacrificado por la totalidad, se lo hace. Esto
explica porqué las madres permiten que sus hijos vayan a la guerra por el
bien del país. También, que los jóvenes estén dispuestos a ir al frente para
proteger a los suyos. Todo esto es por un bien mayor (que el individual).

El grupo, a través de sus autoridades, miembros, simpatizantes,


ejercen un poder fiscalizador. Tenemos que entender que esta concien-
cia grupal no está solo afuera, nos habita. Esta conciencia actúa desde
dentro y desde fuera.

Como ejemplo: Francisco era una persona que se había escapado


de Italia justo cuando empezaba la segunda guerra mundial y estaba
alistado en el ejército. Siempre había vivido con la culpa de no haber
cumplido con su deber y con sus compañeros. Cuando su hija, después
de más de 50 años de haber finalizado la guerra, le decía de volver a
Italia, al pueblo, él con tristeza le respondía que no quería volver por-
que tenía miedo de que lo detuvieran.

La conciencia grupal vela por sus miembros, siempre y cuando res-


pondan a los mandatos y a la forma relacional que establece el grupo.
Esta conciencia es consciente y es moral. El grupo establece lo que se
debe y lo que se puede.

A su vez, esta conciencia grupal es la que pone un límite y distingue


a los de afuera. En el mejor de los casos: “nosotros y los otros”, respe-
tando a los otros como “otros válidos”; y en otras circunstancias, los
otros pueden pasar a ser: los bárbaros, los judíos, los musulmanes, los
herejes, los cabecitas, los bolitas, las ratas, las cucarachas, los gitanos,
los negros, los trans, los y las homo y cualquier otra discriminación que
implique una descalificación humana.
32
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Tanto la Conciencia Personal como la Conciencia Grupal están al


servicio del grupo, sea cual fuere. Nosotros como humanos estamos im-
plicados en las tramas de los grupos a los que pertenecemos.

Cuanto más se expande esta conciencia, cuanto más abarcativa sea,


más inclusiva se vuelve. En todos los niveles intermedios, están “los
otros”, los diferentes, los que no pertenecen. La vivencia de la Concien-
cia de Totalidad incluye a todos.

Características de la Conciencia Grupal

1. Consiste en una conciencia consciente.

2. Está al servicio de la supervivencia del grupo.

3. Fiscaliza que se cumpla con lo indicado de la manera enque fue esti-


pulado.

4. Excluye a quien no cumpla con ello.

5. Puede sacrificar a sus miembros al servicio del grupo.

6. Puede excluir el material o la situación que ponga en riesgo la super-


vivencia del grupo.

7. Pone un límite entre los que forman parte y los que no.

8. Puede expandirse o reducirse.

9. Descalifica o combate todo lo diferente que pueda poner en riesgo la


supervivencia del grupo.

Somos sujetos de esta conciencia grupal y sujetos por esta concien-


cia grupal.

33
Dr. Eduardo Fain

2. La Conciencia Personal

Para poder convivir en grupo los humanos hemos establecido creen-


cias, modos relacionales, criterios y normas que, a su vez, nos diferen-
cian de otros grupos. Cada comunidad, cada colectividad, cada familia
hace lo que hace según lo establecido en ellas.

Existe una Conciencia Personal que nos hace saber qué acciones
pueden poner en riesgo nuestra pertenencia. Bert Hellinger menciona a
la conciencia personal como un órgano de equilibrio que tiende a corre-
gir o a evitar salirse de lo que estipula el grupo.

A la vez esta conciencia, en ocasiones, nos enfrenta con aquello que


está más allá de lo que estipula el grupo. Es decir nos lleva a mirar más
allá de los límites del nuestro modelo social. Si uno sigue las normas
se siente cobijado. Si uno transgrede alguna de ellas siente culpa y esta
culpa es vivida como exclusión.

Cabe aclarar que en muchas ocasiones “lo bueno” no va de la mano


de “lo que se debe”.

Como ejemplo:

Un psicólogo formado en una línea terapéutica convencional co-


mienza a indagar en otras prácticas psicoterapéuticas no ortodoxas se-
gún su formación. Puede sentir culpa y tal vez no revele inicialmente su
transgresión a sus colegas por temor a ser excluido o mal visto por ellos.

Si observamos el ejemplo, también nos podemos dar cuenta de que


hay una conciencia grupal que pone un límite entre “nosotros y los
otros” y entre lo que “se puede y no se puede con los otros” para seguir
perteneciendo.

La conciencia personal en ocasiones se encuentra en la disyuntiva


entre la conciencia grupal (lo nuestro es lo válido) y la conciencia de

34
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

totalidad que excede ese límite:

“Lo de los demás es tan válido como lo nuestro” o “Deseo algo que
está más allá de lo que la conciencia grupal dictamina”.

Esto se logra cuando lo humano se pone por encima de lo que el


grupo permite.

La conciencia personal se muestra también en los intercambios que


establecemos con los otros. Lo que Bert Hellinger llama el Equilibrio
entre el Dar y el Tomar. Cuando hemos tomado algo del otro sentimos
culpa u obligación de compensar por haberlo hecho.

Como ejemplos:
Si uno recibe un regalo de un otro luego puede sentir la obligación
de compensar con una acción semejante.

Si alguien nos hace “una gauchada”, nosotros quedamos agradeci-


dos y atentos de poder compensar esa acción: “Te debo una”.

En relación a las Reglas de Convivencia, cuando se transgreden, la


conciencia personal nos hace sentir culpa y la vivimos como infracción.

Como ejemplos:

Si una persona no paga la luz, lo posible es que le corten el servicio


y luego tenga que pagar la factura con recargo más la reconexión del
servicio.

Si una persona pasa un semáforo en rojo y lo pescan deberá pagar


una multa. Sin embargo, si una persona pasa un semáforo en rojo o
varios y esto es debido a que, por ejemplo, lleva a una mujer a punto
de parir al hospital, seguramente que si la policía motorizada lo detec-
ta, en lugar de hacerle una multa, lo escolte y le facilite el camino para
que pueda llegar lo antes posible.

35
Dr. Eduardo Fain

Hay un límite que el grupo impone y la conciencia personal, en oca-


siones, transgrede ese límite en pos de incluir lo nuevo, lo otro, al otro.
También porque circunstancialmente no puede cumplir con lo estable-
cido, por ejemplo: el pago de la luz u otra obligación que lo exceda.

Recuerdo un relato jasídico:

Una mujer viuda, la más humilde de la aldea, va a ver al rabino y


le pregunta:
- Rebe: Solo tengo diez pesos y debo elegir entre comprar las velas
para el primer rezo del shabat o el pan para el siguiente rezo, ¿puedo
elegir comprar el pan?
A lo cual el rabino le respondió que sí, que podía comprar el pan
para comenzar con el segundo rezo.

Cuando la mujer se retiró, de la habitación contigua salió la esposa


del rabino, que había escuchado la conversación, y lo increpó dicién-
dole que él sabía que lo que debía hacer la mujer era comprar las velas
porque el primer rezo era el más importante.

A lo que el rabino le respondió que, seguramente, Dios vería con


buenos ojos que la mujer y su hijo pudieran comer un trozo de pan el
viernes por la noche.

En ocasiones nuestra conciencia personal puede quedar atrapada


por la conciencia grupal o, transgrediéndola, entrar en una conciencia
más amplia: la Conciencia de Totalidad.

3. La Conciencia de Totalidad

Si hablamos del ser humano como ser social podemos decir que hay
dos conciencias que están al servicio de lo social: la conciencia personal
y la conciencia grupal.

36
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Existen otras dos conciencias que observamos en el trabajo de cons-


telaciones individuales: la conciencia de totalidad y la conciencia del
observador. Estas pertenecen al ámbito del Ser. Es decir, aunque inclu-
yen lo social, lo trascienden.

La Conciencia de Totalidad se muestra en los grupos como un “todos


forman parte”. Los de antes y los de ahora. Los buenos y los malos. Los
excluidos y los maltratados. Nosotros y los otros. Todos. Cuanto más
abarcativa se torna, más inclusiva.

La conciencia de totalidad se muestra, por lo menos, de dos mane-


ras: una, incluyendo a todos aquellos que por el motivo que fuere han
sido excluidos o mal vistos, restituyéndoles su lugar.

Como ejemplo:

Si en una familia el hombre, de repente, se va con otra mujer, es


posible que la mujer y los hijos se enojen con él por esta actitud. Se-
gún el grado de enojo es probable que los hijos digan que no solo no
lo quieren ver sino que “para ellos ha dejado de ser su padre”. Para la
conciencia grupal esto puede estar justificado pero para la conciencia
de totalidad el padre sigue formando parte “de esta manera”.

El otro modo como la conciencia de totalidad se presenta en las


constelaciones es como vivencia de totalidad.

Esta es una experiencia que integra el todo y la nada. La sensación


es de completud, de liviandad, de paz. Las palabras no alcanzan para
expresarla o definirla. Cuando aparece esta vivencia se produce un salto
de conciencia que humaniza. El efecto es sanador, es una vivencia, la
vivencia de Ser.

La experiencia, que llamo Conciencia de Totalidad, también aparece


en muchas situaciones cotidianas.

37
Dr. Eduardo Fain

Como ejemplo:

Ante un amanecer o atardecer, en un bosque, al entrar en un tem-


plo, ante la presencia de alguna obra de arte.También quien tiene un
hobby, es posible que en esa práctica entre, por momentos, en este es-
tado de conexión.

Quienes corren carreras de varios kilómetros expresan que en un


momento de la misma “cambian el aire” y entran en un estado de flui-
dez. Este mismo relato lo escuché de personas que practican otros de-
portes o de quienes realizan una actividad artística. Es unos de los
motivos por el cual vamos tras esas actividades: el fluir en lo que está
sucediendo.

Aquellos que realizan prácticas meditativas refieren entrar en es-


tos estados. Son de conexión con el ser que somos, trasciende al ser
social que somos y lo integra. Incluye a los opuestos y lo que estaba
excluido aquí se integra.
Por lo cual esta conciencia de totalidad es más común de lo pensado.

Como esta conciencia es abarcativa, incluye a todos. Como trascien-


de lo social se puede vivir desde lo personal o grupal como transgresora,
ya que incluye a aquellos que están por fuera, situación compleja para la
persona desde las conciencias grupal y personal.

Así lo podemos ver en la obra de Sófocles: Antígona.

Antígona, hija de la relación incestuosa entre Edipo y Yocasta, te-


nía dos hermanos varones: Etéocles y Polinices y una hermana mujer:
Ismene.

Ante el enfrentamiento y muerte de los dos hermanos varones,


uno a mano de otro, por la disputa por el reinado de Tebas, Creonte,
(conciencia grupal), que es el jefe de estado, decide que Polinices - por
haber atacado las puertas de la cuidad y haber dado muerte a su en-

38
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

tonces rey, Etéocles-, no sea enterrado y que su cuerpo se pudra y sea


comido por las alimañas. El comunicado indicaba que quien se atre-
viera a enterrarlo sería condenado a muerte.

Antígona, hermana de ambos, decide (conciencia personal) que todo


ser humano merece ser enterrado más allá de lo que hubiese cometido
(conciencia de totalidad). Cuando lo entierra, es encerrada y condena-
da (conciencia grupal), hecho que desata una catarata trágica.

Cabe aclarar que para los griegos el entierro era un ritual fundamen-
tal para que el muerto descansara en paz.

Antígona, desde la conciencia grupal es una transgresora, desde la


conciencia personal debe decidir si transgrede a la conciencia grupal,
sabiendo que esa acción le va a costar la vida. Desde la conciencia de to-
talidad es un acto de inclusión, de amor, más allá de las consecuencias.
Y vos, lector, al ir leyendo estas líneas, por momentos, te ubicás en la
conciencia del Observador.

4. La Conciencia del Observador

Estar presente en el aquí y ahora. No juzgar, no cambiar, simple-


mente estar consciente de lo que está sucediendo en este instante. Esta
es la manera de expresar la vivencia de la conciencia del observador.

Son numerosas las prácticas cotidianas que llevan a la activación de


la conciencia del observador.

Por ejemplo:
– El yoga o la gimnasia consciente durante su práctica nos llevan a
activar el observador.
– Lo mismo sucede con diferentes técnicas de meditación.
– Actualmente en occidente se está expandiendo el mindfulness. Un
modo de meditación occidental sin la religiosidad de oriente y con

39
Dr. Eduardo Fain

los avales de la ciencia moderna. Se ha comprobado cómo su prác-


tica desciende los niveles de estrés y reduce las enfermedades. Esto
hace que pueda ser incorporada por la conciencia grupal.

Cuando realizamos este tipo de prácticas se activa el observador per-


mitiéndole a la persona habitar conscientemente el ser que es, estando
presente. El estado de bienestar que esto produce es inmenso.

Sin embargo, ello no modifica las formas relacionales disfuncionales


que nos habitan, por lo cual, al entrar nuevamente en relación con los
otros es posible que se nos vuelvan a activar nuestros modos históricos
de vincularnos.

Una forma simple de decirlo es como si “tomáramos un recreo para


luego volver a la lucha”.

Cuando trabajamos con Constelaciones Individuales, parte de la


transformación se logra a través de la activación de la Conciencia del
Observador.

En la constelación individual, la Conciencia del Observador del con-


sultante se activa cuando va desplegando sus imágenes y este hecho es
uno de los elementos que facilitan la transformación del material que
va emergiendo.

Este modo de abordar la constelación hace que a través del obser-


vador el consultante se salga, en ese momento, de lo relacional de las
matrices. La conciencia del Observador pertenece al campo del Ser.

Las conciencias en acción

Quiero mostrarles través de una situación actual cómo estas con-


ciencias actúan socialmente:

40
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

En el año 2015 se firmó el Acuerdo de París, por el cual cada país


se comprometía a limitar el uso de contaminantes que produjeran un
recalentamiento del planeta. Para ello, cada país debía convertir sus
industrias y producciones para utilizar fuentes de energía renovables
y lograr una notable reducción de la emisión de CO2 para el año 2025.
Esto fue firmado por 196 países, es decir, todos los países menos Siria
y Nicaragua. Lo que se buscaba evitar era que la tierra sufra mayores
niveles de calentamiento, que suban las temperaturas medias, que se
acelere el deshielo de los polos y el crecimiento del nivel del mar.

En el 2017, EEUU, a través de su presidente, Donald Trump, decide


salir del Acuerdo diciendo, en otras palabras, que ese acuerdo es “un
cuento chino” para perjudicar la producción de su nación y que no
van a tomar medidas para el mejoramiento del ecosistema. Agregó
que cumplir el acuerdo generaría un deterioro en la productividad y
economía de su país. Hay que tener en cuenta que EEUU es el segundo
país más contaminante. Por lo cual su salida del acuerdo pone en ries-
go el objetivo firmado.

Si observamos el funcionamiento de las conciencias podemos ver


que, antes de la firma del Acuerdo, cada país (conciencia grupal) tenía
en cuenta su propia conveniencia en relación al desarrollo de su econo-
mía y productividad y no los efectos que pudiera tener en el ecosistema.

Luego, por investigaciones en relación al calentamiento global, se


comprueba el impacto que este va a tener en el planeta y en sus habi-
tantes, por lo cual se firma entre todos los países el Acuerdo de París.

Podríamos ver aquí el funcionamiento de la Conciencia de Totali-


dad: “todos forman parte”y “lo hacemos por el bien común”. En este
caso el precio que ello conlleva es que cada grupo pierde algo de lo pro-
pio para un bien mayor. Es decir, tienen que reconvertir sus industrias
con las pérdidas que ello implica.

41
Dr. Eduardo Fain

Para que esto ocurra, cada presidente (conciencia personal) tuvo


que elegir entre el bien del grupo (conciencia grupal) o un bien mayor,
el del planeta (conciencia de totalidad).

En el 2017, Trump (conciencia personal) decide salirse del Acuerdo


porque no beneficia a corto plazo a su país (conciencia grupal) aunque
con ello vaya en detrimento del planeta (conciencia de totalidad).

Como esto ocurrió ayer (02/06/2017), veremos (conciencia del ob-


servador) en el tiempo qué efecto tiene esta decisión en los demás países.

Como humanos, sin saberlo, vivimos inmersos en lo social que habi-


tamos y que nos habita. Involucrados en los Órdenes y las Matrices. Im-
plicados en situaciones que nos sacan de nuestro ser. Vivimos perdidos
en modos relacionales, en ocasiones disfuncionales, que nos enajenan.

Conociendo ahora estas conciencias podemos descubrir cómo se po-


nen en juego en diferentes situaciones.

42
De lo Social a lo Individual

L
a leyenda continúa: segundo día, segunda parte.
La voz se había corrido. De los alrededores llegaban peregri-
nos que querían ver y escuchar al maestro. Visto desde arriba,
los alrededores de la aldea de El-Sik parecía un pan con miel al cual las
hormigas se dirigían. Era una oportunidad única para poder saciar el
hambre de ser que tenían aquellos que, día a día, se enfrentaban con la
dureza de lo cotidiano.

Abúroshijuaq salió temprano hacia el manantial que daba vida a la


aldea. Cientos de peregrinos iban con él. Él era el silencio, alrededor el
movimiento.

Miró hacia todos y dijo: - No voy a hablarles de verdades, solo de


experiencias. Puedo mostrarles algo del camino recorrido que puede
inspirar a otros en sus senderos.

Un hombre de estatura pequeña le preguntó:


- ¿Cómo podemos ampliar nuestra conciencia aquellos que somos
personas comunes?

Abúroshijoaq respondió:
- Como humanos, vemos la evolución de la humanidad desde el
hombre primitivo hasta los seres que hoy somos y que seguiremos evo-
lucionando. Sin embargo, los que conocen cómo era antes de este prin-
cipio cuentan que solo existía el Ser Social como un todo. No había
individuos como los entendemos hoy en día. El ser social era un grupo
de seres relacionados, cumpliendo cada uno su función, al servicio de

43
Dr. Eduardo Fain

la totalidad. Estaban en contacto con su medio, latiendo con él, respi-


rando en él.

Actualmente podemos ver este funcionamiento en los animales que


viven en grupos o sociedades. Ellos hacen lo que hacen no para sí mis-
mos o para un pequeño grupo sino como cuerpo social total dispuesto
a la supervivencia y en equilibrio con el medio del cual forman parte. A
cada uno se lo puede ver como el crespón de la ola que parece diferente
del resto pero que al romper sobre la costa se descubre como formas del
mismo mar.

Con su vara el maestro lo dibujó así:

Para que el círculo pueda sostenerse, dentro de él hay dos ejes for-
mando una cruz con cinco direcciones:

Hacia arriba: el Padre,


el Sol, la Autoridad.

Hacia abajo: la Madre, la Tierra,


la Responsabilidad.

Hacia atrás: la Familia,


los Ancestros, la Pertenencia.

Hacia adelante: el Destino,


la Muerte, la Agresión.

44
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

En la intersección de los ejes aparece el quinto lugar: la Persona, el


Ser Consciente, el Elegido.

Dibujó una cruz y fue señalando los roles de cada lugar:

Padre - Sol - Autoridad

Familia – Ancestros Muerte


Pertenencia Destino
Agresión

Persona
Ser consciente
Elegido

Madre – Tierra – Responsabilidad

Cuando miren a este esquema permítanse verlo como una imagen


multidimensional. Las esferas de las conciencias de totalidad y grupal
en contacto. Las cinco direcciones, mostrando en el centro al Ser que le
da sentido a todo, en este caso el Ser Social, viviendo su aquí y ahora,
fluyendo en el presente como experiencia total.

En esta etapa ocurre un salto de consciencia: el despertar del yo.


Aquí un nuevo ciclo se inicia: el yo consciente de sí, el yo individual,
para sí y para su grupo. Lo social se separa de lo total. Aunque todos
forman parte de la totalidad, el individuo y su grupo conscientes de sí
buscan sobrevivir expandiendo su dominio o reinado. Es decir, para sí.

45
Dr. Eduardo Fain

Con la vara borró lo anterior y así lo dibujó:

Este modo de vincularse ya no está al servicio de la totalidad sino de


la supervivencia y convivencia del grupo. Seres que, siendo conscientes
de sí, ponen en acción formas de relación para provecho propio y de su
grupo. Quienes nacen dentro de esta comunidad, quienes pertenecen,
toman con naturalidad lo establecido. También dentro de cada grupo
están los que, en nombre del mismo, desoyen sus propios deseos y for-
talezas y, por lealtad, se autoinvisibilizan. Los otros, quienes no perte-
necen, pueden no ser reconocidos o llegar a la categoría de objetos o ni
siquiera ser vistos.

En esta etapa de la evolución estamos transitando un nuevo ciclo


donde cada individuo va tomando consciencia de que los otros y noso-
tros formamos parte, con nuestras individualidades, de un gran Noso-
tros. Allí modificó su dibujo:

Un desafío hermoso y costoso porque para que ello suceda cada gru-
po tiene que morir. Por lo menos de la forma en que antes estaba con-
cebido. Como en la concepción, es abrirse a lo nuevo, dejando algo de
lo propio, integrando lo diferente para que de esa unión surja el nuevo
ser. El impulso de la vida, podríamos llamarlo instinto, así lo muestra.
De producirse, este ciclo reunirá la conciencia de grupo con la de la to-
talidad como un todo, pero esta vez, de manera consciente.

46
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Una suave brisa soplaba en el atardecer, parecía como si todos res-


piraran con su ritmo.

Sobre el final un participante que escuchó con atención la diserta-


ción, en tono de broma le comentó:

– Maestro: le salieron un poco torcidas las líneas.

Un silencio espectral llenó el ambiente. ¿Era una burla? ¿Una falta


de respeto? Todos miraron al maestro sin saber cómo reaccionar.

Abúroshijoaq hizo una pausa, respiró profundo y soltó una carcaja-


da. Con una mirada cómplice le dijo:

– Lo humano no es lo perfecto, todo lo contrario, somos la imperfec-


ción, lo fallido, lo no logrado, esto permite la evolución, el interrogante,
el misterio.

El maestro entró en un silencio profundo. Quienes estaban allí poco


a poco se fueron retirando. La brisa cálida se fue aquietando y dio lugar
a una hermosa noche estrellada.

El ciclo presente

Como humanos podemos reconocernos como seres conscientes de


sí, al servicio de lo propio y de los grupos de los cuales formamos parte.
Vamos accediendo cada vez más a la consciencia de totalidad, un poco
por evolución y otro poco porque vamos viviendo los efectos que con-
lleva la desatención que tenemos con los otros, incluso con el planeta.

Si definimos al grupo como “una pluralidad de seres que forman un


conjunto” podemos entender que como humanos formamos parte de
muchos grupos a la vez: familia, trabajo, amigos, religión, profesión,
partido político, equipo de futbol, barrio, comunidad, país, etc.

47
Dr. Eduardo Fain

En cada grupo se ponen en juego estructuras de funcionamiento, ma-


trices vinculantes, que permiten establecer: cómo, cuándo, dónde, quién,
por qué, para qué, con quién y para quién. Se ejerce la Autoridad/Po-
der, se distribuyen las Responsabilidades, se establece la Pertenencia, se
expresa la Agresión y la Elección. Los contenidos de esta estructura se
completarán según la época, según el grupo, es decir, según la cultura.

El abordaje social

Así como existen diferentes abordajes psicológicos y médicos del in-


dividuo también existen abordajes sociales del mismo. Si partimos de la
idea del ser humano como ser social podemos entender que los diferen-
tes eventos que suceden en su vida, en su país y en este mundo cada vez
más globalizado pueden influir en su vida cotidiana y por consiguiente,
en las representaciones sociales que lo habitan.

Como ejemplo: Vino a visitarme una colega que vive en Rosario y


me comenta que en Rosario, ya casi no existen los edificios que tengan
portero eléctrico del lado interno de la puerta de salida del mismo.
Que si alguien tiene que salir hay que acompañarlo hasta abajo para
abrirle la puerta y que muchos edificios tienen una guardia de segu-
ridad en la planta baja para controlar quién entra y sale del edificio.

Mi comentario fue que, lamentablemente, esto es muy común, tam-


bién, en la Ciudad de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense. Es
que se ha naturalizado tanto la inseguridad que cada vez vamos toman-
do mayores recaudos para evitar posibles riesgos.

Es decir que, socialmente, nuestros comportamientos van variando.


Como ejemplo: si alguna persona, con lo que consideramos “actitud
sospechosa” o “portación de rostro” pasa por la puerta de nuestra casa
al mismo tiempo que estamos entrando a nuestro domicilio nos puede
provocar por un segundo (o más) el temor de ser asaltados o sufrir
una entradera.

48
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Si en ese momento tenemos la posibilidad de observar las imágenes


que se activaron en nuestro interior, descubriremos posiblemente que
son imágenes de situaciones agresivas. A su vez esas representaciones
nos van a generar emociones, pensamientos y hasta imágenes de posi-
bles acciones.

Estamos habitados por estas imágenes sociales, relacionales, que


se activan ante situaciones externas. En el momento en que las esta-
mos teniendo, constituyen para nosotros una vivencia que está suce-
diendo.

Por supuesto que la inseguridad existe y que es “normal” tomar re-


caudos para prevenir estos hechos. De lo que se trata aquí es de com-
prender que ante el encuentro con “esa persona sospechosa” se nos ac-
tivan pensamientos, emociones y acciones que tienen que ver con nues-
tras imágenes internas y no tanto con lo que realmente está sucediendo:
“nadie me está asaltando”.

Siguiendo el ejemplo: Al ver a la persona acercarse pienso: -“me va


a robar” y siento miedo o enojo y esto puede derivar en una acción:
abrir rápido la puerta de calle para ingresar y quedar a salvo; o cuan-
do intento hacerlo, por los nervios, no puedo hacer entrar la llave en
la cerradura. La persona pasa por la puerta de casa y sigue de largo.
Aún así yo tuve la vivencia.

Estas imágenes probablemente se fueron formando por experien-


cias personales, familiares, sociales, culturales, transgeneracionales y
ancestrales. En este caso en particular estas imágenes responden a la
Matriz Agresión.

Ante otras situaciones cotidianas, por ejemplo: relación con un jefe


o con algún empleado, con la pareja, con miembros de la familia, con
amigos, en la realización de un proyecto, etc. también se activan imáge-
nes internas que, si son disfuncionales, producen cotidianamente pade-
cimiento a la persona y a su sistema.

49
Dr. Eduardo Fain

Todo esto conlleva a lo que en medicina se denomina estrés cróni-


co. Estas imágenes se nos activan muchas veces por día favoreciendo
la producción de alteraciones somáticas. A su vez, al ser relacionales,
establecen modos sufrientes de relacionarnos con los otros.

En esta situación, la mala noticia es que estamos condicionados por


una gran cantidad de imágenes disfuncionales de las cuales no tenemos
mucho registro. La buena noticia es que siendo imágenes internas se las
puede explorar y vivenciar para poder transformarlas.

La imagen inicial

Cuando alguien consulta para hacer una constelación individual, lo


hace porque algo en su vida cotidiana no está funcionando bien, en el
área que fuere.

En principio, la intención de la constelación no es reparar lo que no


funciona sino sacar a la luz la situación que está en juego, mostrar su
trama relacional y descubrir las compensaciones y disfunciones pre-
sentes. Como humanos estamos condicionados por representaciones
relacionales que nos habitan. En ellas se muestran pensamientos, emo-
ciones y sentimientos que derivan en acciones.

Cuando el consultante despliega su representación puede recorrer,


vivencialmente, no solo su lugar sino aquellos lugares complementarios
de la imagen, descubriendo miradas, posturas, pensamientos, sentires
que completan su representación.

En general ver una constelación nos permite entender con


mayor claridad de qué se trata. Si lo desea hacer puede entrar en
www.eduardofain.com y desde allí clickear en: Ver una constelación in-
dividual.

La imagen inicial se despliega según el planteo del consultante y


va mostrando la estructura relacional establecida. Desde allí pueden

50
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

emerger hechos sucedidos y cómo fueron abordados en su momento.


También pueden mostrarse formas de relación establecidas.

Alguien podría preguntarse si los hechos ocurrieron realmente así


o si fueron de otra manera o si esas formas de relación que emergen
fueron de ese modo realmente. La respuesta es que trabajamos con la
representación tal como lo habita al consultante. Es la representación la
que lo condiciona y no lo que ocurrió. Esa es su “imagen real”.

A través de la constelación el consultante va a ir descubriendo qué


roles ocupa en la trama relacional y cómo recuperar el propio lugar.

Las cinco direcciones

En las constelaciones individuales las imágenes que emergen no


solo conllevan contenidos familiares. El material que surge, en ocasio-
nes, puede ser simbólico, transpersonal o social.

Estos contenidos emergentes no son azarosos sino congruentes con


el tema planteado y muestran formas relacionales específicas. Es decir,
que la constelación muestra que están activas Matrices Vinculantes en el
consultante. No solo en la constelación sino también en su vida cotidiana.

Existe una concordancia entre los contenidos de la constelación, los


niveles en que se expresan y las matrices en juego. Veámoslo nueva-
mente en un gráfico:

51
Dr. Eduardo Fain

1 2

3 4

1. Hacia atrás: Familiar: La familia – Social: El país, barrio, comuni-


dad – Transpersonal: Los ancestros – Matriz: Pertenencia.

2. Hacia arriba: Familiar: El padre – Social: El presidente, patrón,


dirigente –Transpersonal: El soberano, el sol, el poderoso – Matriz:
Autoridad/poder.

3. Hacia abajo: Familiar: La madre – Social: El Ministerio de Bien-


estar Social, comedores escolares o centros asistenciales comunitarios
– Transpersonal: La tierra, la luna, el agua – Matriz: Responsabi-
lidad.

4. Hacia adelante: Familiar: La salida al mundo, los proyectos, la


muerte – Social: Las guerras, los robos, la explotación – Transper-
sonal: El destino más grande, lo que nos toca más allá de desearlo o
no – Matriz: Agresión.

5. En el centro: Familiar: El miembro del grupo, la persona – Social:


El paisano, el ciudadano, quienes viven en tribus u otras formas de or-
ganización diferente – Transpersonal: El Ser Consciente – Matriz:
Elección.

Este esquema bidimensional representa a una imagen multidimen-


sional. Donde se encuentre el ser humano se desplegarán las esferas de
las conciencias, se establecerán las direcciones y la dimensión temporal.
El ser humano, ocupando el centro de la escena, da sentido a lo demás.

52
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Si cambiamos el punto de vista y miramos el esquema desde arriba o


desde abajo, el padre y madre pasan a formar parte de los lados, uno a la
derecha, el otro a la izquierda. Las conciencias, como esferas incluidas
unas en otras, marcan un límite.

En relación a la dimensión temporal, en las constelaciones indivi-


duales se despliegan tres modalidades de tiempo: Cronos: un tiempo
cronológico en el cual el consultante expone la situación cotidiana por
la que consulta y al que vuelve luego de la constelación. Kairós: un tiem-
po presente, un aquí y ahora, donde se desarrolla la constelación. Aión:
la vivencia, en algunas constelaciones, de un tiempo sin tiempo, un es-
tado de completud, de totalidad.

Las transformaciones que se producen en las constelaciones favore-


cen el despliegue de lo propio, se orientan a que la acción tenga sentido
en sí misma, para encontrar la manera de llevarla a cabo. En los térmi-
nos de Gandhi: “Sé el cambio que quieres para el mundo”.

En cada constelación al consultante le aparecen las representacio-


nes que le surgen en ese momento. Teniendo en cuenta estas concor-
dancias podemos ampliar nuestra comprensión y modo de trabajo. Esa
mirada nos permite abordar el material así como aparece y comprender
qué matrices vinculantes están presentes.

Como ejemplo:

Carlos tiene 45 años y consulta porque se siente angustiado. Dice


que su pareja actual no está conforme de cómo es él. Que a ella le gus-
taría que él fuera de otra manera. Las críticas de ella van en la direc-
ción del modo en que él demuestra el afecto o cómo se viste o cómo se
relaciona con los otros. Esto no es nuevo para él ya que algo parecido
le había sucedido con sus dos parejas anteriores.

Cuando despliega su constelación y se muestra la relación con su


actual pareja, a él le viene la imagen de la relación que tenía con su

53
Dr. Eduardo Fain

madre cuando era chico. Ella todo el tiempo le estaba “encima” y le


hacía sentir que estaba en falta.

Al continuar la constelación, esos dos lugares se transformaron en


el de él y en el de la madre. Aquí se mostraba claramente que la madre
no lo veía y que esto le provocaba a él mucha angustia.

Cuando en la constelación su madre se gira hacia su familia de ori-


gen, ella siente angustia y tristeza y allí aparece, a lo lejos, una tierra
seca y chica.

Esta imagen me llama la atención y le pregunto qué había sucedi-


do con los anteriores de la mamá y me relata que su abuela materna
murió cuando su madre tenía cuatro años.

Le pido entonces que chequee cual es el sentir de esa tierra seca y


chica y me dice que está sin sentires. Le pido que desde este no sentir,
que es un tipo de sentir, la tierra se gire hacia la tierra más grande,
de la cual forma parte. El consultante refiere que ante esta tierra sin
sentires se despliega un mundo lleno de vida. La tierra seca y chica
tiene el anhelo de estar allí.

Luego de que, como facilitador, hago un sonido, surge en la tierra


más grande un profundo amor con deseos de abrazar y contener. Des-
de este sentir, la tierra grande abraza a la tierra chica. La tierra chica
siente que puede respirar y se relaja. Desde ese abrazo mira a la mujer
y le dice: - Ahora puedo verte… formás parte.

Desde ese lugar la madre se gira hacia su hijo (hacia él) viéndolo y
le dice: - Ahora puedo verte. A él le surge decirle: - Te necesité mucho.
Madre e hijo se funden en un abrazo.

Fin de la constelación.

54
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Comentarios

En principio hay algo que se le repite a este hombre en las relacio-


nes. Al desplegar la constelación se da cuenta del parecido de este modo
relacional en la relación con su madre. En el giro de su madre hacia los
anteriores aparece un material no familiar sino simbólico. Desde allí
podemos seguir trabajando con esa imagen: la de la tierra chica y seca,
tal como le emergió.

Al preguntarle, él responde que su abuela había muerto cuando su


madre era pequeña. Seguimos trabajando con la imagen tal como apa-
rece. La tierra chica y seca está sin sentires. En ese no sentir podemos
percibir la desconexión de la tierra con la mujer y esto forma parte de
la Matriz Pertenencia.

La constelación continúa en un nivel simbólico, ahora en la cone-


xión con la tierra más grande. Allí no solo aparece nuevamente en ac-
ción la matriz de pertenencia sino que también se muestra la Matriz
Responsabilidad: “la disponibilidad de abrazar y contener”.

Recién desde esta reconexión la madre (que lo habita) está disponi-


ble para verlo (matriz pertenencia) y contenerlo (matriz responsabili-
dad).

Si miramos las correspondencias veremos en lo familiar: parejas –


relación madre-hijo. En lo transgeneracional: madre- abuela que mue-
re joven. Va en la dirección de los Ancestros, del origen y de la matriz
pertenencia.

En lo transpersonal: tierra seca y chica – la tierra grande que contie-


ne. Va en la dirección de la madre-tierra y de la matriz responsabilidad.

También en lo familiar, que la abuela haya muerto joven pone de


relieve al destino, a aquello que nos toca más allá de nuestra decisión.
Esto va en la dirección de la Matriz de Agresión. El destino vivido como

55
Dr. Eduardo Fain

agresor y la abuela como víctima. Esa misma agresión se muestra rela-


cionalmente en el consultante cuando las parejas lo quieren cambiar.

Si miramos el material en relación con las matrices en juego, pode-


mos encontrar congruencias con el material que se despliega, más allá
de que sea familiar, transgeneracional o transpersonal.

Cada imagen muestra cuál es su desorden y al hacerlo nos indica


cuál es el camino hacia la sanación.
La labor de la constelación tiene que ver con dar lugar, transformar,
reconciliar en esas imágenes aquello que está desordenado, trastocado,
deshumanizado y poder hacerlo de manera vivencial. Con lo cual, las
imágenes se transforman, las matrices se sanan y la persona se huma-
niza, cada vez más.

56
Las Matrices Relacionales

Para una relación hacen falta, por lo menos, dos.


Dicho popular

L
os humanos somos seres sociales, vivimos en grupos. En ellos
ocupamos roles preestablecidos, específicos, y el modo de hacer-
lo está condicionado por los usos y costumbres de la familia y de
la sociedad en la que nos encontramos inmersos.

Cuando comparamos las formas de relacionarnos actuales con las de


otras generaciones podemos ver las diferencias y la evolución. En ocasio-
nes analizamos comportamientos de otro tiempo y lugar desde nuestra mi-
rada presente. Nos cuesta darnos cuenta de que no estamos en una cultura
fija sino en un proceso cultural que construimos cada día, juntos, con el
otro. En otras situaciones intentamos entender otras culturas desde la pro-
pia, lo cual termina generando una larga lista de juicios y equívocos.

Aunque los modos de vincularnos pueden ir cambiando con el tiem-


po o de una cultura a otra, existen formas relacionales sociales que pro-
curan la estructura para que cada cultura pueda expresarse.

Al conocerlas podemos descubrir, estudiar y analizar distintas for-


mas de organización social desde un modelo que las abarca.

Con estos elementos podemos, también, ver a la familia como organi-


zación social y comprender su funcionamiento a partir de estas matrices.

Pero vayamos de a poco: ¿Qué son estas matrices?

57
Dr. Eduardo Fain

Interrogantes

Al ir integrando los Órdenes del Amor y las constelaciones en mi


práctica diaria comencé a indagar sobre la praxis. Me preguntaba:
¿Cómo puede ser que imágenes o hechos que ocurrieron en otras gene-
raciones, afecten a quienes están en el presente?

También me intrigaban estas situaciones: ¿Qué determina que esas


imágenes o hechos anteriores se repitan y recaigan en un pospuesto?
Dicho en otras palabras: ¿Qué lugar está ocupando esa persona, en el
aquí y ahora, para que le suceda esto a él? Además, observaba cómo
otros miembros de su sistema terminaban ocupando roles, en ocasio-
nes, complementarios. **

Mara tiene 52 años. Consulta porque se siente agotada y agobiada.


Cuando le pregunto por una situación diaria que la agota me dice que
ella se hace cargo de aquello que su hija no hace. Que se ocupa de su
nieto como si fuera la madre y a su vez su hija, que es la madre de su
nieto, se dedica a ir al gimnasio, al cine, dejando a su hijo a cargo de
ella. En pocas palabras ella se hace cargo de algo que le corresponde
a su hija. A la vez, su hija no se hace cargo de lo que le corresponde en
su vida: criar a su hijo.

Posicionamos esta situación a través de una constelación individual.

Cuando le pregunto por esta modalidad de funcionamiento y si en


su familia de origen ha ocurrido algo similar, ella me cuenta que en
relación a no hacerse cargo de los hijos, su abuela materna los repar-
tió entre conocidos para que los criaran. Su madre fue criada por una
amiga de la abuela.

** Aclaración: La constelación que voy a describir está subida a mi página. Si tiene algún
medio electrónico para verla puede ingresar en www.eduardofain.com.ar ir a: ver una
constelación, en la página principal y luego de verla puede seguir en el libro, más abajo,
donde están los comentarios de la misma.

58
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Al escuchar la historia, los lugares de la constelación se transfor-


maron: ella ocupaba el lugar de la conocida de la abuela que crió a su
madre, su nieto ocupaba el lugar de la mamá cuando era pequeña y
su hija ocupaba el lugar de la abuela, que no se hizo cargo de sus hijos
y los dio para que otros los criaran.

En esta constelación se muestra cómo una matriz relacional, al es-


tar activa, pasa a otra generación, y encuentra nuevos actores para los
mismos roles.

También muestra que estamos ocupando un rol en nuestro presen-


te, para que aquello que ocurrió, en otro tiempo y lugar, pueda tener
alguna influencia. En el caso de Mara: “la que se hace cargo de lo que su
hija no se hace cargo (nieto).

Con el tiempo empecé a darme cuenta de que los hechos que ocu-
rrieron en la familia actual o la de origen no eran la clave del desorden
familiar, sino el modo con que lo afrontan quienes son parte de esa si-
tuación sistémica. Estos modos establecen una forma de relación parti-
cular que, además, van a influir en las generaciones siguientes. A estos
modos de vincularse los denominé: Matrices Relacionales (MR).

Cuando los seres humanos nos relacionamos con otros lo hacemos


a través de pautas vinculares. Modelos que enlazan roles complemen-
tarios.

Ana tiene 32 años, está casada y tiene un hijo de 3. Consulta porque


está angustiada. Su marido es muy servicial y se encarga de todo lo de
la casa. Hace poco se mudaron a un departamento en Capital Federal.
Además de ocuparse de la mudanza, el marido dispuso la ubicación de
los muebles, también eligió y colocó todas las plantas en los balcones.
Ana se siente mal, cada cosa que dice o hace es descalificado por su
marido. Él es el que sabe y dice cómo se tienen que hacer las cosas.
Hasta la manera de alimentar a su hijo. En el último tiempo él comen-
zó a cocinar, desplazándola también de la cocina.

59
Dr. Eduardo Fain

Al hablarlo con sus conocidos, algunos le dicen que envidian que


tenga a un hombre que se dedique tanto al hogar. Ella no sabe cómo
responder a esta situación. Hasta ahora fue cediendo ante él, tapando
la situación pero actualmente se siente descalificada, angustiada e in-
comprendida y no da más.

Cuando observamos las MR en funcionamiento podemos darnos


cuenta de que no se presentan en forma aislada. En este caso podemos
ver la Matriz Autoridad, en la cual el marido de Ana ocupa el lugar de
“Quién dirige” y Ana el lugar de “la que acata”.

Ante esta situación de “no dar más” comienza a surgir la transgreso-


ra, la que ya no tolera la situación. También está en juego la Matriz de
Agresión: donde su pareja ocupa el lugar del agresor y ella es la descali-
ficada, agredida. En esta forma de relación se puede observar, también,
que al consultar por este tema y ver cómo encararlo está surgiendo en
ella el lugar de la salvadora (de ella misma). En este caso hay una terce-
ra matriz en juego y es la de Responsabilidad: él es el que se hace cargo
“de todo”, hasta de las cosas de Ana y ella queda en el lugar de la que no
puede hacerse cargo de lo propio.

Las MR son modelos, estructuras sociales, dan un ordenamiento y


están al servicio de la convivencia dentro del sistema y a la superviven-
cia del mismo, llámese: país, empresa, organización, familia u otro.

Primero, son modelos, porque aunque su contenido está condicio-


nado por las experiencias vividas y por el entorno de ese miembro del
sistema, la estructura que lo contiene es la misma (Matriz).

Segundo, el modelo establece roles que determinan una forma vin-


cular específica (Relacional).

Al conocerlas podemos descubrir, en diferentes circunstancias,


cómo se activan y se ponenen juego. Vivimos representando roles
sin ser conscientes de que forman parte de matrices y de que
al ser sociales, nos indican que son previas al individuo.

60
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Las Matrices Relacionales

En ocasiones, cuando trabajamos con constelaciones individuales,


emergen representaciones de la familia actual o de la de origen y se
muestran imágenes relacionadas con la red sistémica que a veces van
más allá de lo familiar: me refiero a imágenes ancestrales, simbólicas o
arquetípicas, propias de lo humano. En ellas vemos desórdenes en los
lugares que ocupa cada miembro de la familia, muertes tempranas, ex-
clusiones, migraciones, guerras, hambrunas, epidemias, desastres na-
turales, etc. A partir de allí queda expuesto un modo relacional que se
activa ante los hechos sucedidos. Esta estructura o una complementaria
es la que va pasando de generación en generación.

Sofía tiene 32 años. Consulta porque tiene miedo de salir sola a la


calle. Refiere que desde hace 2 años se mudó de la casa de sus padres y
vive sola en Castelar. Cuando sale a la calle tiene miedo, le transpiran
las manos, se siente sola y desprotegida y teme desmayarse y quedar
a merced de cualquiera. También siente que si un hombre, con ciertos
rasgos, la mira, corre peligro de ser abusada.

Le propongo hacer una constelación. Cuando se ubica en su lugar


recuerda que cuando venía hoy a atenderse, en el subte, al girarse vio
cómo un hombre la miraba y presintió que quería abusar de ella. Le
pregunto qué siente al respecto y me dice que necesita poner sus ma-
nos delante de su pubis, como protección.

Coloco un lugar para este hombre y al entrar en el lugar de él co-


menzó a sentirse grande, autoritario, rígido, descalificador y que po-
día hacer con ella lo que quisiera.

Cuando le pregunto por esta forma de relación en su familia, con


connotación sexual o más allá de ella, refiere que sus padres son au-
toritarios pero que ese rasgo de rigidez le recuerda a su madre. Des-
de allí continuamos la constelación entre ella y su madre. Ella siente
angustia y dolor de panza ante su madre y desde el lugar de la madre

61
Dr. Eduardo Fain

se siente grande, poderosa, que podría hacer con “la chiquita” lo que
quisiera. Desde el lugar de la madre le aparece una risa siniestra y
arcadas. Cuando le pido que, desde el lugar de su madre, se gire hacia
aquello que genera este estado, no ve nada. Después que hago un soni-
do, le aparece a lo lejos un campo y al recuperar lo que ocurrió allí le
aparecen “manos de gente con hambre”, “que no alcanza, que la tierra
no da frutos”. Le pido que sea la tierra y le aparece un enojo enorme
por no ser reconocida por los humanos, solo usada y ultrajada y que,
como tierra, no les iba a dar nada más.

Allí es cuando le pido que la tierra mire a la Tierra con mayúsculas


y hago otro sonido. Al hacerlo, comienza a surgir un amor inmenso
de la Tierra grande y un agradecimiento de la tierra chica. Desde esta
reconexión, desde este amor, la tierra mira a sus hijos y los abraza, los
ama. Ese mismo amor fluye hacia la madre y desde la madre hacia
ella y la abraza.

Cuando le pido entrar en su lugar y percibir el deseo de abrazarla


de la madre, le sale un: “- Ahora es tarde.” Yo le pido que lo diga de
esta manera: “- Aún estoy enojada.” Ella siente que es así y se lo dice.
Cuando vuelve a entrar en el lugar de la madre siente culpa y com-
prensión. Le digo que le diga a la hija: “- Me quedo, te espero.”

Al volver a su lugar escucha y siente la actitud de la madre y me


dice: - Ahora podemos estar ambas y ella puede respetarme.

En esta constelación podemos ver cómo lo ancestral, lo simbólico


y lo arquetípico se muestran cuando la consultante desde el lugar de
la madre se gira: Las manos hambrientas, la tierra enojada por no ser
vista ni reconocida y la Gran Madre Tierra que a todos contiene. Estas
representaciones no solo emergen sino que nos dan la posibilidad de
trabajar sistémicamente con ellas para que se reordenen, se reconcilien.
En Sofía es poder sentirse enojada y, a la vez, aceptada en su enojo, po-
der estar sin ser invadida. Lo simbólico y lo arquetípico, lo familiar y lo
cotidiano conviviendo en ella, ahora, de esta manera.

62
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Tenemos en cuenta los hechos sucedidos no para juzgarlos, ni inter-


pretarlos sino para descubrir qué es lo que se hizo o se hace ante aque-
llo que sucedió y qué forma de relación se activó a partir de entonces.
Estas asociaciones procuran comprensiones acerca de una dinámica de
funcionamiento que implica al sistema, que tiene su propia estructura y
que está dada por la matriz relacional.

En el caso de Sofía, podemos ver las matrices de Autoridad y Agre-


sión como las más activas. Las observamos de diferente manera y en
varios pasajes de la constelación: el hombre y ella, la madre y ella, la
tierra ultrajada y los humanos.

Entonces tenemos la posibilidad de descubrir qué MR está acti-


va en cada grupo en particular, qué lleva a sus integrantes a ocupar
ciertos lugares y a actuar de ciertos modos. No nos estamos refirien-
do a las características propias de una persona o aaspectos de ella, ni
siquiera a un rol particular que ejerce o al arquetipo que represen-
ta, sino a una manera relacional donde hay otros que ocupan lugares
complementarios, necesarios, para que esto suceda. Ej.: no hay vícti-
ma sin perpetrador.

Cada uno de nosotros tenemos MR activas que, como vemos, con-


dicionan el mundo y, por lo tanto, inciden en cómo nos relacionamos
con los otros.

Las MR tienen un sentido práctico y consisten en la organización de


un sistema, para que quienes forman parte puedan convivir y sobrevi-
vir. En consecuencia, están determinando una estructura social.

El grado de consciencia humana y social de quienes ocupen estos


lugares condicionará y tendrá efecto sobre los que están dentro de su
esfera de acción.

63
Dr. Eduardo Fain

No importa si estos lugares van cambiando de nombre a través de


la historia; los roles siguen estando y los objetivos son siempre los mis-
mos: la convivencia y la supervivencia del grupo o la especie.

Las 5 Matrices Relacionales son:

1. Autoridad / Poder: Quién dirige – Quién obedece – Quién trans-


grede.

2. Agresión: Agresor – Agredido – Salvador.

3. Elección: El que elige – El elegido – El no elegido.

4. Pertenencia: Un todo – Los que forman parte – Los que no for-


man parte.

5. Responsabilidad: El que se hace cargo de lo propio – El que no


se hace cargo de lo propio (porque no puede o no quiere) – El que se
hace cargo de lo del otro.

Esta manera de entender las relaciones no es diádica sino triádica.


Es una relación entre tres. Son roles específicos y la persona que tiene
activa una matriz es probable que ocupe los otros lugares complemen-
tarios en diferentes situaciones. Veamos cómo se muestran en la vida
cotidiana.

64
Matriz Autoridad/Poder

“Donde manda capitán no manda marinero”


Refrán

“¿Quién te creés que lo hizo? ¡¡¡Papá!!!”


Dicho popular

L
a vida de relación requiere de un orden y una jerarquía para su
realización y evolución. Existe socialmente una estructura que
determina quién dirige y quién cumple con lo indicado. Esto po-
demos verlo tanto en la biología, en la célula (núcleo – citoplasma) has-
ta en las naciones (gobierno – pueblo).

La matriz Autoridad muestra los roles necesarios para ejercer el


poder y los posibles modos de responderle.

Los roles de esta matriz los nombramos como:

- Quién dirige.
- Quién obedece.
- Quién transgrede.

Según la época o el área particular a la que se refieren estos roles


podríamos nombrarlos de otros modos:

65
Dr. Eduardo Fain

- Líder.
- Quién acata.
- Quién transgrede.

O también:

-Soberano.
- Súbdito.
- Transgresor.

Entendemos que quien dirige se constituye porque por un lado,


hay quien acata su indicación y por otro, existe la posibilidad de que
alguien no esté dispuesto a seguir lo estipulado y se convierta en un
transgresor.

El que dirige se encarga de guiar al grupo en una dirección dada,


ya sea familia, empresa, país. Es quien ejerce la autoridad; en última
instancia, es quien decide. También es quien establece lo estipulado. El
ejercicio de este rol no consiste en un lugar aislado, sino que se desarro-
lla en relación con otro u otros que lo posibilitan.

El que obedece es quien va a seguir las indicaciones y a cumplir


con lo que se espera de él o con lo que el líder indique.

El transgresor no coincide, en alguna medida, con lo que indica


el soberano, piensa o quiere hacerlo de otro modo: la tensión se ha es-
tablecido.

EL JARDÍN DEL EDÉN

….Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del


huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal
no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás….

66
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

No puedo pensar en un Dios que no cumple con sus dictámenes, por


lo cual la muerte cierta que le anuncia a Adán si come del árbol debe ser
metafórica, y de hecho lo es:

... y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual


comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y co-
nocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera…

¡Ay Eva, Eva! ¡Qué transgresora! ¡En qué quilombo metiste a Adán!
Gracias, muchas gracias en nombre de la humanidad.

Un párrafo especial para la serpiente que fue tan mal vista durante
tanto tiempo:

…Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis; sino que sabe


Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios, sabiendo el bien y el mal….

La serpiente trae esa porción de inteligencia que bordea el límite de


lo impuesto y que puja por transgredir.

La Matriz Autoridad forma parte del Orden que Hellinger llama Per-
tenencia: lo que el soberano dictamina, los demás - sus súbditos - lo
cumplen y si no, se transforman en transgresores y el castigo por la
desobediencia, por la innovación, es la exclusión.

Para mantener la pertenencia hay que seguir las reglas y hacerlo


siempre de la manera en que está estipulado. Esto asegura la convi-
vencia y la estabilidad de las relaciones del sistema tal como están y
conviene que las cosas se hagan, en lo posible, del mismo modo en que
se vienen haciendo.

La serpiente tienta a Eva a traspasar el límite impuesto, la incita al


cambio, a la transgresión, a la evolución. El desafío es si nos atrevemos
a expandir este mapa para que pueda aparecer lo nuevo, aun al precio
de la exclusión.

67
Dr. Eduardo Fain

Dios establece una prohibición y coloca al hombre en una disyunti-


va. Lo ubica en el lugar de tener que decidir: ¿obedezco o desobedezco?
Aquí Dios es la Autoridad y Adán, su creación, quien debe obedecer o
no. Eva en esta historia es la Transgresora. A la vez podemos reconocer-
la con autoridad ante Adán cuando lo convence de comer la manzana, lo
cual lo convierte en transgresor y a ella en soberana.

La desobediencia tiene su precio, los transgresores tienen que pagar:

Y Jehová Dios dijo a la serpiente: maldita serás entre todas las bes-
tias…. Sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida…

A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores de tus


preñeces; con dolor darás a luz a los hijos; y tu deseo será para tu
marido, y él se enseñoreará de ti.

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y co-


miste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita
será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de
tu vida… Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas
a la tierra….

Y los sacó Jehová del huerto del Edén……

En este caso el castigo por la desobediencia a la Autoridad es la mal-


dición y la exclusión, no solo para quienes se atrevieron a desobedecer
sino para las generaciones siguientes.

Conozco el caso de una familia religiosa en la cual su hijo se ena-


moró de una mujer de otra religión y se fue a vivir con ella. A partir
de allí el padre no le habló más y prohibió mencionar en la casa el
nombre de ese hijo.

En este ejemplo podemos ver en acción no solo la Matriz de Autori-


dad sino como se pone en juego la Matriz de Pertenencia, que veremos

68
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

más adelante. Desde el punto de vista del hijo podemos darnos cuenta
de que ejerce su propia autoridad y no reconoce – transgrede - la del
padre.

Desde el comienzo de la cultura ya las matrices están en juego. Son


el desafío que nos toca recorrer a lo largo de la vida.

LOS NIVELES DE CONSCIENCIA

Las MR denotan relaciones pero no establecen el modo en cómo


esas relaciones son ejercidas. Para esto podemos establecer niveles in-
sanos y sanos de la matriz.

Teniendo en cuenta esta escala podemos pensar que en un extremo


está el soberano que solo se mira a sí mismo y sus conveniencias y en
el otro, cuando ejerce su responsabilidad ante los demás y se ocupa de
favorecer el bien común. El nivel medio muestra una combinación que
varía según hacia qué extremo se acerque.

EL LIDER INSANO

Si describimos las características extremas de los roles podemos


pensar en un líder que puede sentirse el dueño de su gente. Puede creer
que los otros están para servirlo, para que satisfagan sus deseos o nece-
sidades. Creerse que es el supremo, el original, el mayor, el más grande.
El que guía al rebaño estando por encima, mirando desde arriba, sin-
tiéndose más que los otros. Como tiene el poder, lo ejerce a su antojo:
despreciando, condenando, matando, eligiendo desde su conveniencia
y uso. Llegando en ocasiones al abuso. Desterrando a quien se opone
o le molesta, excluyendo a quien considere que no le sirve a sus fines.

Se hace cargo de todo para poder tener todo bajo control. O lo delega
a aquellas personas que considera sus más leales sirvientes. Que quede

69
Dr. Eduardo Fain

claro, para los que lo ejercen de esta manera, el poder es todo, hay que
tenerlo a cualquier precio y ejercerlo.

EL LIDER LIDERADO

Teniendo en cuenta que en la vida hay escalas de líderes, a veces,


no se tiene el poder supremo, ya que arriba puede haber otro soberano
más poderoso. Por lo cual, a veces un líder debe saber mostrarse ante
un superior como un súbdito que obedece sus designios. Si le es posible,
hasta creando compromisos y estrategias para escalar, como un trans-
gresor solapado, hacia su más preciado fin: tener el poder.

Al hacerlo evita que otros puedan ejercer su poder sobre él, que lo
quieran usar, condicionar, transformándolo en una cosa, en un objeto
para su uso.

También detenta el poder teniendo información sustancial, nece-


saria. Puede condicionar a otros por sus debilidades o faltas para que
digan o callen o hagan o no hagan lo que desea. En este extremo de la
matriz, para el soberano, el fin justifica los medios.

EL QUE ACATA

Quien acata, en este extremo de la matriz, es la persona más leal


que existe. A tal punto que, en ocasiones, no existe por sí mismo sino
que el soberano le da sentido a su existencia. Su palabra es sagrada.

Quisiera adivinar y satisfacer la necesidad de su soberano antes de


que la formulase. Podría dar vuelta el refrán a: “Sus órdenes son deseos
para él”. Porque vive por ese otro. Y aquí amplío el sentido y lo digo
también como si ese otro le concediese la vida. En ocasiones el súbdito
está “enamorado” de un ideal y entiende que ese soberano es quien lo
encarna y puede llevarlo a cabo, por lo cual lo apoya a ultranza.

70
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

No hay crítica, solo el entendimiento que lo que el soberano hace es


lo mejor de lo mejor y que no es necesario entender. Él sabe por qué.
Tiene la intención de justificar todo lo que el soberano dice y hace.

No tolera que otros lo critiquen, no es que piensen diferente, están


conspirando, se vuelven enemigos. Puede tapar errores, no verlos o jus-
tificarlos. No hay duda de que moriría por su rey y no dudemos de que,
en un sentido, lo hace.

Un Transgresor, en este nivel de la matriz, sabe que está en un


campo minado y si no lo sabe, ¡pum!, ya fue. No piensa igual pero si lle-
ga a decirlo abiertamente va a ser, por lo menos, excluido. Vive la con-
tradicción de seguir con las órdenes del soberano y a la vez, la tensión
de no estar de acuerdo con lo que el mandamás dice. Se vuelve crítico a
sus dichos y acciones. Lo ve y no está dispuesto a seguirlo ciegamente.
En algunas cosas coincide y en otras no. A veces no lo obedece pero lo
hace de una manera discreta, para que no se den cuenta, como si fuera
un súbdito más, aunque ya no lo es.

SANANDO LA MATRIZ RELACIONAL

Cuando observamos el nivel sano de la MR descubrimos a un líder


que siente que tiene una responsabilidad: ocupar un lugar al servicio
de otros y guiarlos teniendo en cuenta el bien común. Le ha tocado en
la vida este rol y lo asume y está dispuesto a cumplirlo en pos de sus
semejantes.

Puede ver en cada uno de los que guía a seres que tienen necesida-
des, formas de pensar diferentes. Siente el compromiso de implementar
lo necesario para facilitarles las condiciones, que de él dependan, para
que puedan cubrir no solo sus necesidades básicas sino también desa-
rrollar el potencial que cada uno trae a esta vida. El líder sano cobija,
protege, guía teniendo en cuenta el bien común. Para él, el poder es el
poder de los otros que se lo confieren para que los conduzca en la di-

71
Dr. Eduardo Fain

rección más favorable para todos. Facilita ámbitos de reconocimiento


recíproco y favorece que puedan asentir a lo que hay y desarrollar lo
que falta. También puede escuchar lo que los otros dicen y, teniendo en
cuenta todo esto, reflexionar sobre lo mejor que puede hacer en cada
caso particular y para la totalidad, para el presente y también para el
futuro.

En este extremo de la matriz sana, el que acata es aquel que se deja


guiar sin perder la noción de que quien lo guía también es un ser hu-
mano, como él, al cual le reconoce la capacidad de liderar hacia el bien
común. Sabe que forma parte de la comunidad y que la comunidad son
todos y que todos son valiosos. También es el que sigue las normas es-
tablecidas porque siente que se compromete con la totalidad del grupo
y que el objetivo es el bien común.

Un Transgresor, en este extremo de la matriz, puede permitirse


discrepar sin sentir que su vida corre peligro o que su pertenencia está
en juego. Que su mirada puede ser un aporte para que las cosas puedan
mejorar. Que lo diferente pueda ser incluido o por lo menos tenido en
cuenta. En este sentido, aporta aquello que considera valioso y critica
aquello que considera que está mal hecho.

Podemos darnos cuenta de que existe un condicionamiento relacio-


nal, según el cual favorecerá relaciones complementarias con los otros
según el lugar en que se encuentre el individuo en la escala.

Tenemos que tener en cuenta que pocas personas viven los extremos
de la matriz. Que según en qué nivel de consciencia se encuentre quien
ejerce ese poder y en que ámbito (familia, escuela, gobierno, etc.) va a
influir con su modo y sus decisiones a muchos seres.

Hay una dirección saludable y es ese delicado equilibrio, esa con-


fluencia que permite la realización de lo propio a la vez que tiene en
cuenta al otro o a los otros.

72
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Veamos cómo se presenta esta matriz en la vida cotidiana:

Juan está casado con Marta y tienen dos hijos, Sebastián de 12 y


Natalia de 9. Él es el jefe de la familia. Salvo algunas cosas menores
que decide Marta, Juan se encarga de lo importante: decide adónde ir
en las vacaciones, determina los gastos extras que se hacen en el mes,
si cambian o no el auto, etc. En general esto es aceptado por Marta.
Ella siente que en esos temas Juan es muy organizado. Lo que ella la-
menta es que Juan no le consulta en estas cosas sino que le dice lo que
van hacer y a partir de allí lo arman juntos. A Juan le gusta el orden
en el dinero y lo administra limitando lo que considera superfluo.

Marta trabaja de ama de casa por lo cual depende del dinero que
entra a través de Juan y como él es “un poco agarrado” y no le gusta
que se gaste plata en “pavadas”, ella guarda los “vueltos” para luego
poderse comprar aquello que a ella le gusta.

Si observamos esta situación, veremos que el lugar que ocupa Juan


es el de Soberano: quien decide qué hacer y cuándo. En este sentido
Marta acata lo que él indica, por lo cual está ocupando el lugar de Súb-
dito. A la vez, ella no le hace caso totalmente, ya que se guarda dinero
sin decírselo a Juan, para disponer de él y comprar lo que quiere. Con
esta actitud Marta ocupa el lugar de Transgresora.

Al afinar nuestra escucha podemos detectar la MR, simplemente, a


través del relato.

También comprendemos el carácter relacional de las matrices. Para


que haya un soberano tiene que haber un súbdito, no hay soberano
si no hay súbdito y viceversa. A la vez no siempre se puede estar como
súbdito todo el tiempo por lo cual, al no obedecer en algún área, pasa a
ocupar el lugar de transgresor.

Si seguimos con el ejemplo veremos cómo se presenta la matriz en


otra área de su vida:

73
Dr. Eduardo Fain

Juan tiene un puesto de trabajo muy importante, es jefe de área de


una empresa multinacional. El problema que tiene allí es que al ge-
rente general le gusta que las cosas se hagan como él dice. Juan sigue
las indicaciones del gerente tal como se las da porque sabe que si hace
algo diferente, se molesta y por un tiempo lo maltrata.

Sin embargo, en ocasiones, Juan hace el trabajo a su manera por-


que sabe que es más efectivo que como su jefe se lo indicó.

Aquí sigue actuando la misma matriz pero Juan ocupa un lugar dife-
rente: Aquí el gerente es quien dirige y Juan quien acata y en ocasiones
ocupa el lugar del Transgresor. Estos tres lugares nos habitan a todos.

Al entender las relaciones podemos darnos cuenta de que la vida


es aún más compleja y que en distintas circunstancias podemos ocu-
par, aún en el mismo día, los tres lugares de la matriz. En el trabajo
podemos acatar, en el hogar ser líderes y, en ciertas circunstancias o
ámbitos, transgresores.

AUTORIDAD, JERARQUÍA Y PODER

En ocasiones autoridad, jerarquía y poder se conjugan en una mis-


ma persona. Sin embargo, ante situaciones donde dos personas pueden
tener la misma jerarquía o autoridad o donde una aparentemente es la
autoridad, es importante detectar quien ejerce el poder.

Entendemos el Poder como la facultad o potencia para hacer algo.

Cuando hablamos de Autoridad podemos referirnos a ella de dos


maneras: una, como el poder que gobierna o ejerce el mando, que es el
modo como utilizamos el término en esta matriz. La otra, como presti-
gio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legiti-
midad o por su calidad y competencia en alguna competencia o ámbito
determinados. Es decir, que tenga prestigio y crédito no significa que
ejerza el poder sino que es reconocido.

74
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

LA JERARQUÍA

Cuando nos referimos a Jerarquía lo hacemos como un ordenamien-


to que se realiza teniendo en cuenta diferentes parámetros:

1. Jerarquía en el tiempo: cuando se reconoce a los anteriores que


formaron parte dándoles su lugar.

Como ejemplo: En EEUU existe un orden cronológico explícito de


los presidentes del país. El número 1 es George Washington y el número
45 es Donald Trump.

Esto muestra un ordenamiento que da la jerarquía en el tiempo, per-


mite el reconocimiento de cada uno y de sus lugares y evita exclusiones
y ubicaciones erróneas en relación a los anteriores y siguientes.

2. Jerarquía según la función que tenga una persona en el sistema.

Como ejemplo: en una familia, quien provee su subsistencia es la


persona jerárquicamente más importante. Ya sea la mujer o el hom-
bre quien sostiene el hogar económicamente, según esta función, la
persona que lo haga es la que ocupa jerárquicamente el primer lugar.
Si esta función está repartida, como sucede actualmente en gran nú-
mero de hogares, esa jerarquía se comparte. Aun así, como la pareja
se constituye a la vez, desde la jerarquía en el tiempo siguen siendo
pares.

Si volvemos al ejemplo de los presidentes, según la cronología, jerár-


quicamente, G. Washington es el primer presidente y según la función
todos tienen la misma jerarquía. Si los relacionamos con el poder pode-
mos decir que el actual es quien lo ejerce.

Otro ejemplo en la política es cuando en el poder legislativo el gru-


po gobernante no tiene mayoría en el congreso, por lo cual necesita
hacer alianzas con grupos políticos minoritarios para obtener esa ma-

75
Dr. Eduardo Fain

yoría. Esto hace que estos grupos pequeños adquieran mucho poder
y logran negociar objetivos que de otra manera les sería imposible al-
canzar.

Cuando trabajamos con Constelaciones Individuales observamos en


relación a esta matriz: quién ejerce el poder, en que área lo hace, cómo
lo hace y qué efectos tiene en los que lo rodean.

Por ejemplo: En ocasiones una abuela o abuelo pueden ejercer el


poder sobre la familia de sus hijos o un hijo ocupar un lugar de poder
en la familia que no le corresponde.

En ocasiones, en las parejas uno de los miembros puede tener mayor


poder en relación a decidir sobre la compra de un auto o de la casa y el
otro tener más poder de decisión sobre la crianza de los hijos.

A través de las constelaciones podemos ver, también, cuando una


persona no puede apropiarse de su poder y descubrir la trama relacio-
nal que lo sostiene.

Cada individuo guarda experiencias e imágenes, tanto personales,


familiares como ancestrales, que emergen a través de las constelaciones
y que condicionan el propio liderazgo como la capacidad de acatar y de
transgredir cuando corresponde hacerlo. El desafío es descubrirnos y
transformarnos dentro de la matriz.

76
Matriz Agresión
“Como te quiero, te aporreo”
Dicho popular

S
i en la escala animal consideramos al león como el rey de la selva
podemos decir que el hombre es el rey del mundo. El significado
del término Homo Sapiens es hombre sabio. El humano tiene la
capacidad de generar, aprender y transmitir conceptos totalmente abs-
tractos. El desarrollo logrado pone a la humanidad en un compromiso
ante el planeta y quienes lo habitan.

Los humanos somos una especie de animal social y, a la vez, agre-


siva. Muchos de los actos agresivos están al servicio de la protección
y bienestar del individuo o del grupo del cual forma parte. Podemos
considerar otros actos agresivos como violencia. ¿Cuál es la diferencia?

Un consultante me relata una situación al respecto:

Había ido a pasar un fin de semana a Mar de las Pampas (balnea-


rio que queda a 370 kms. de la Capital). Me desperté muy temprano,
alrededor de las 6hs. El día estaba despejado y como estaba a tres
cuadras del mar decidí ir a ver el amanecer. Ya estaba clareando,
iba caminando por el medio del bosque de pinos, la mañana estaba
hermosa. De repente, de la nada, surgen a 40 mts. dos perros, tipo
Doberman, ladrando, gruñendo y con actitud de atacar. Instintiva-
mente me quedé quieto y comencé a mirar a un lado y al otro para ver
si encontraba algún palo u otro objeto contundente para defenderme,
todo esto en segundos. No encontré ninguno. Sentí que si me atacaban

77
Dr. Eduardo Fain

me iba a defender a muerte. Vi a los perros detenerse a esa distancia


y muy lentamente y de frente a ellos me fui retirando, volviendo hacia
la cabaña. En esa situación sentí brotar en mí un nivel de agresión
inhabitual. En un instante sentí que estaba entre la vida y la muerte y
que me la iba a jugar.

Desconozco si los perros reaccionaron así porque el hombre pasó


cerca del lugar que ellos consideraban su territorio y sintieron que los
estaba invadiendo. Lo cierto es que en el hombre se puso en marcha su
instinto de agresión para encarar la situación. En este caso, para salvar
su vida o su pellejo. Pero el relato continúa:

Sentí un gran enojo porque quería ir a ver el amanecer y estos pe-


rros se habían transformado en un obstáculo y una amenaza para
mí. Por lo cual decidí volver a la cabaña y tomar mi auto para ir a la
playa. Manejando, sentí un impulso asesino: si estos perros aparecían
y me ladraban, como hacen muchos de estos animales cuando pasa
un auto, estaba dispuesto a pisarlos, a matarlos en ese momento, sin
sentir ningún tipo de remordimiento.

Los perros no aparecieron y pude ver y disfrutar del amanecer. Me


alegré de que no aparecieran porque si los hubiese matado o dañado,
luego me hubiese sentido muy culpable.

En esta segunda parte del relato podemos distinguir la violencia, en


este caso como pensamiento, como un tipo de agresión en el cual existe
una conciencia para transgredir, dañar, amedrentar física o emocional-
mente a otro. Y esto es frecuente en los seres humanos.

Entonces podemos encontrarnos con diferentes formas de agresión:


muchas de ellas al servicio de la vida, de la protección, del bienestar,
de poder desarrollar la potencialidad, de la alimentación, de la territo-
rialidad, de la jerarquía, y otras que, a conciencia y muchas veces, con
buena conciencia, dañan, lesionan, matan.

78
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Hay una canción de Litto Nebbia que dice:

Si la historia la escriben los que ganan,


eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oír que oiga.
Nos queman las palabras, nos silencian,
y la voz de la gente se oirá siempre.
Inútil es matar,
la muerte prueba
que la vida existe...

Personalmente no creo que haya solo una verdadera historia. Lo que


sí está claro es que la agresión se ejerce y como dice Hellinger: “Los
actos más crueles de la humanidad se ejercieron con buena conciencia”.

Cuando fui detectando esta matriz, las imágenes que primero iden-
tifiqué en las constelaciones eran de guerras, matanzas, por lo cual des-
cribí, inicialmente, los roles de esta matriz como:

- Perpetrador
- Víctima
- Salvador

Al darme cuenta de que la agresión abarca un campo mayor que la


perpetración que la incluye, lo amplié a:

- Agresor
- Agredido
- Protector

Socialmente no necesitamos recurrir a ejemplos de siglos pasados


para hablar de invasiones, de guerras, de atentados, de bloqueos econó-
micos y de los efectos que estas acciones tienen en los seres que las pa-
decen. En este mundo globalizado, no hace tanto que nos vamos dando

79
Dr. Eduardo Fain

cuenta de que todos formamos parte y que lo que ocurre en Siria o a la


vuelta de nuestra casa, termina afectándonos a todos.

La agresión se vive cotidianamente en las relaciones:

- Cuando un padre con muy buena intención le impone a un hijo


cual es la carrera que le conviene seguir, quiera o no quiera.

- Cuando un amigo le dice a otro que es sincero cuando en realidad


en su decir ejerce una cuota de crueldad con el otro.

- Cuando en un trabajo un jefe o superior maltrata a sus empleados.

Veamos un ejemplo de la vida cotidiana:

Martín siempre fue irritable, desde chiquito. Los familiares comen-


taban cómo se parecía a su padre en esto. Un padre rígido y autorita-
rio que decía: “la letra con sangre entra” y era literal en este sentido.
Lo cierto es que Martín, ya de chico, empujaba y golpeaba a sus com-
pañeros si no le daban lo que él quería. Aunque en secreto odiaba a su
padre por el maltrato que ejerció sobre él, en las relaciones de pareja
no podía evitar ejercer ese mismo autoritarismo que tanto repudiaba
en su padre.

Descalificación, insultos y golpes eran su respuesta si su mujer no


le obedecía. Para María, su mujer, la vida se había tornado difícil,
penosa. Se sentía atrapada por esta relación, sintiendo que la vida
era así y que, cuando pensaba en dejarlo sentía que no tenía forma de
escapar de él. Que nunca la iba a dejar libre, fuera adonde fuera.

Aquí vemos una situación en la que se muestran en la vida cotidiana


dos roles de esta matriz: agresor-agredido.

El lugar del protector, en ocasiones, puede estar encarnado por un


padre o una amiga, a veces, un hermano o un hijo. En lo social, el estado

80
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

ocupa este lugar cuando ofrece los medios para poder denunciar y tiene
una estructura para ayudar a las víctimas. Por ejemplo, en Argentina,
está la posibilidad de llamar a la línea 144 por violencia de género o la
posibilidad de recurrir a la comisaría de la mujer y la familia, donde
están especializados en el tema y hacer la denuncia. También las cam-
pañas que se realizan a través de diferentes medios de difusión alertan
y aumentan la conciencia de aquellos que son víctimas de violencia, y
en terceros, para que pueda emerger su rol salvador y recurrir a las ins-
tituciones que las puedan ayudar.

En el caso anterior, podemos observar cómo la matriz de agresión


se activa junto con la de Autoridad. Sabemos que nuestra sociedad es,
en origen, patriarcal y que vamos avanzando hacia la igualdad y respe-
to de todos los seres. Aún así hay hombres que consideran inferior a
la mujer, como si fuera un objeto o un ser que les debe obediencia. Al
mismo tiempo, la mujer tiene cada vez una conciencia mayor de par y
va considerando que tiene los mismos derechos que el hombre, lo cual
incrementa la tensión.

La activación de ambas matrices, Autoridad y Agresión, en una es-


calada ascendente puede ir de la descalificación y el maltrato a golpear
o matar. Es decir, que puede manifestarse como agresión psicológica y
también física.

Quiero agregar otra modalidad de agresión que es la económica.


Esto sucede, por ejemplo, cuando en una familia la pareja se separa y
el hombre, teniéndolo, no le pasa a la mujer el dinero suficiente para la
crianza de los hijos. Esta situación genera limitaciones y sufrimiento y
pone en juego la matriz de agresión junto a la matriz de responsabili-
dad, que ya veremos más adelante.

Nuestro lenguaje cotidiano está repleto de frases que reflejan esta


matriz: “no hay mejor defensa que un buen ataque”; “cinco por uno, no
quedará ninguno”; “ojo por ojo, diente por diente”; “te golpeo para que te
hagas hombre”; “las mujeres son todas unas putas”; “si no quería que la

81
Dr. Eduardo Fain

violaran…por qué salió con esa minifalda”; “algo habrá hecho para que le
hayan dado esa golpiza”; “se queda con él porque en el fondo le gusta que
la maltraten”; “ te callas o te hago callar”; “la maté porque era mía”; “o
mía o de nadie”; “antes vas a tener que pasar por encima de mi cadáver”;
“¿por qué no te metés conmigo antes que con ella?”; “Vivimos en una
jungla de cemento”; “el pez grande se come al pez chico”, etc. Podríamos
hacer un listado interminable de frases que reflejan esta matriz.

Quiero aclarar que, aunque se va avanzando mucho en la conciencia


y prevención de la violencia de género, la perpetración no es una cues-
tión exclusiva de un género, que existen también mujeres perpetrado-
ras, descalificadoras, maltratadoras y golpeadoras.

Hace unos años vi un aviso en un poste de luz que me dejó helado.

Decía: “Matamos por encargo”.

Al principio no podía creer lo que leía, quedé confuso hasta que pude
completar la lectura. Era de una empresa de fumigaciones. Se dedicaba
a erradicar ratas y cucarachas. Más allá del humor en este juego lingüís-
tico de categorías, la pregunta es: ¿Qué sucede cuando a los otros se los
deshumaniza? Cuando entran en la categoría de ratas o cucarachas o
“los otros sin rostro”. Todos aquellos que son diferentes, ya sea por na-
cionalidad, identidad sexual, color de la piel, religión, enfermedad, etc.
simplemente por serlo pueden ser víctimas de exclusión, descalificación
y maltrato. En ello las matrices de Agresión y Pertenencia están activas.

Niveles sanos e insanos de la matriz

¿Cómo podemos interpretar si una agresión es sana o insana? ¿Des-


de el punto de vista de quién?

Partamos de una evaluación desde el punto de vista humano porque


llegaríamos a conclusiones muy diferentes si evaluáramos a un asado

82
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

desde el punto de vista de la vaca. No intento con esto realizar un juicio


moral sino una toma de consciencia de que el acto en sí mismo conlleva
una cuota necesaria de agresión, aunque no se note. Sin embargo en
la medida en que nuestra conciencia se amplía podemos entender que
muchos actos agresivos para lograr la supervivencia implican el sacrifi-
cio de la vida de otros seres.

También quiero mencionar que una persona que se inmola y mata a


muchos otros seres, según a la cultura o bando al que pertenezca, puede
catalogarse como un terrorista asesino o un héroe nacional. Es decir,
que ciertos actos agresivos de humanos contra humanos pueden estar
bien vistos o justificados cuando son realizados hacia los otros pero mal
vistos si son contra el propio grupo.

En la mafia, el padrino, la “familia” cuida, protege a los que for-


man parte. Si alguien de afuera se mete con uno de los miembros o con
los intereses de la “la familia” eso se paga caro. En general, lo que pide
el padrino o necesite la familia debe hacerse porque quien traiciona lo
paga con la vida.

¿Cómo se presentan los niveles sanos e insanos de esta matriz en la


vida cotidiana?

Dentro de los niveles de insanía podemos decir que un Agresor es


aquel que:

- tortura, realiza actos de crueldad,

- pega, lastima física y verbalmente o manda a hacerlo,

- descalifica abierta o secretamente lo que el otro dice o hace,

- maltrata verbal, física o económicamente,

- castiga a aquellos que no coinciden con él,

83
Dr. Eduardo Fain

- difama, abusa, viola, roba, mata,

- considera lo diferente o lo no alineado con él mismo como peligro-


so o inaceptable,

- transforma en enemigos a quienes encarnan esas diferencias y bus-


ca destruirlos o excluirlos.

En este nivel, un Agredido es aquel que siente que no puede hacer


nada ante cualquiera de estas agresiones. Se siente impotente, someti-
do, con miedo, a merced del otro. Trata de conformarlo o hacer lo que
sabe que el otro espera para no ser castigado. Se queda y vive como
víctima o se victimiza por lo que sucede o sucedió.

IDENTIFICANDO LA MATRIZ AGRESIÓN

A través de los ejemplos pudimos ver como se presenta esta matriz


en lo social y familiar. Un modo más sutil para identificar las matrices
que se nos activan diariamente es prestar atención a pensamientos o
a reacciones que tenemos ante situaciones cotidianas. Existe una idea
generalizada de que hay que tratar de eliminar o bloquear nuestros pen-
samientos. Desde esta perspectiva son una guía para descubrir las ma-
trices que se nos activan diariamente y poder trabajar con ellas.

Quiero mencionar como ejemplo dos situaciones en las cuales pode-


mos detectar la matriz:

- Una persona puede tener pensamientos reiterados de que lo van


a agredir o a robar, o que debe cuidarse al salir o al entrar en la propia
casa, u otros pensamientos amenazadores similares.
Aclaro que, si nos referimos específicamente a Buenos Aires, es una
ciudad que tiene ciertos niveles de violencia y que no percatarse de ello
puede consistir en un pecado de ingenuidad ya que existe un nivel de
violencia naturalizada.

84
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

- También de manera sutil podemos ver al agredido, al agresor y al


protector actuando a la vez cuando, por ejemplo, alguien siente que es-
tando al borde del andén, de tren o de subte, saltaría a las vías o se sien-
te atraído por ese vacio y por ello da un paso atrás. Sutil pero existe. No
es tan sutil cuando una persona se suicida, ya que en ese caso, perpe-
trador y víctima se encuentran en ese acto reunidos en el mismo sujeto.

LAS LÍNEAS DELGADAS

El lugar del Protector insano tiene que ver con aquellas personas
que todo el tiempo están buscando situaciones (o “las situaciones los
buscan a ellos”) para defender a terceros, como si fuera un defensor
universal. Hay una frase que recuerdo de chico: “defensor de pobres y
ausentes” y se refería a aquella persona que salía en defensa de “todos”,
aunque no se lo pidieran. Sabemos que la defensoría de pobres y ausen-
tes está institucionalizada. Por eso se decía y se dice así, porque existe
ese rol social en el estado. En este caso la persona no puede dejar de
cumplir esa función en toda situación.

Cuando un Salvador está en este nivel no duda en inmolarse por el


otro, transformándose en víctima o, también, al defender al agredido
se transforma en perpetrador y lesiona al que antes era el perpetrador.

Esta matriz forma parte del segundo Orden del Amor de Bert Hellin-
ger – el Equilibrio entre el Dar y el Tomar – en la agresión siempre hay
una acción hacia un otro.

En el nivel sano, el Agresor puede ver al otro como un otro válido.


Puede disentir, discutir, tener puntos de vista diferentes y, a la vez,
respetar al otro sin que se transforme en un enemigo. Puede ser un
protector de su punto de vista de manera cabal sin ofenderse si otros
disienten. Puede poner límites de manera firme y apropiada. Puede
evaluar lo que le dicen y tomar lo válido. Su intención no es ganarle al
otro sino ampliar su entendimiento. Entiende que ser cuestionado o

85
Dr. Eduardo Fain

reconocer un error no ponen en juego su autoridad. Considera que es


bueno encontrar los puntos de encuentro con el otro y reconoce cuál
es el bien mayor para todos los involucrados. Siente que, aún teniendo
capacidad agresiva, hay límites que no está dispuesto, fácilmente, a
transgredir.

En la vida cotidiana usamos la agresión de manera constructiva en


infinidad de circunstancias. Por ejemplo: en la educación de los hijos.
Cuando una madre le dice a su hijo de dos años y medio, de manera
firme y concluyente, que no escupa a la gente o que no revolee todos los
objetos que tiene a mano cuando es contrariado. Así, se pueden ejercer
las Matrices de Autoridad y Agresión con Amor.

Desde lo más tosco a lo más sutil se puede ver el accionar de esta


matriz en la vida cotidiana:

- Cuando se demuele una propiedad para construir otra,

- Cuando practicamos un deporte,

- Cuando un cirujano opera o un dentista extrae una muela,

- Cuando un psicoterapeuta hace una intervención dura pero justa,

En estos casos y otros similares esta energía agresiva está en acción,


al servicio de un bienestar mayor.

Es interesante descubrir que en el mismo acto en que, por ejemplo,


un cirujano actúa con esa energía agresiva también está siendo protec-
tor de su paciente.

En este nivel podemos ver al Agredido de la situación como un ser


consciente y entregado a lo que va a suceder. Aceptando la situación y
los riesgos que de ella se desprenden.

86
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Es importante distinguir a quienes en nombre de un bienestar ma-


yor encubren fanatismos o ideas mesiánicas. Una guía para ello es tener
en cuenta si quien, en su accionar, puede ver al otro, respetarlo, acep-
tarlo como un otro diferente y válido. Si puede permitir el disenso y el
desarrollo de cada quien, en la dirección de sus deseos o metas para
que pueda ser un mejor ser humano. Podemos darnos cuenta de cómo
la matriz agresión nunca se presenta sola; en este caso está junto a la
de autoridad.

Los roles de la matriz Agresión son variables, es decir, que en un


ámbito la persona puede ser Agresora, por ejemplo, en su casa y en otro,
puede ser Agredida por un jefe maltratador, por ejemplo, en el trabajo.

Recuerdo que hace unos años se veía por televisión un progra-


ma llamado Mujeres Asesinas. En los diferentes unitarios se veía el
enorme nivel de maltrato que recibían las mujeres por parte de los
hombres. Hasta que en un momento, para poder salvarse, la mujer
se transformaba en perpetradora y mataba a su maltratador. Es in-
teresante ver desde las matrices cómo una persona puede ocupar en
una situación uno de los roles y en otra, ejercer el complementario. En
muchos de estos casos se podía ver cómo, en un instante, la víctima se
transformaba en salvadora de sí misma ocupando inmediatamente el
rol de perpetradora, asesinando a su perpetrador que en ese momento
se transformaba en su víctima. Allí se mostraban los tres lugares.

Una vez que identificamos la matriz Agresión podemos ver quién,


cuándo, dónde y cómo se presenta en las relaciones. Descubrimos como
el tercer Orden del Amor de Hellinger, -las Reglas de Convivencia -,
regulan, condicionan y establecen lo que está bien o está mal en cada
sociedad, en cada tiempo, en cada familia y, a la vez, cómo se ejerce la
agresión para regular el comportamiento.

87
MATRIZ ELECCIÓN
Espejito, espejito, ¿quién es la más linda del reino?
Blancanieves, Hermanos Grimm

L
os humanos tenemos hábitos, rutinas, que seguimos día a día,
semana a semana, mes a mes. Lo que ellos encubren es la elec-
ción que hemos tomado en algún momento de nuestra vida para
realizar determinadas actividades o de qué manera hacerlas. Desde la
práctica más simple hasta la más comprometida requiere de la decisión
de llevarla a cabo o de cómo hacerlo.

“¿Qué comemos hoy? ¿Me ducho a la mañana o a la noche? ¿Qué pro-


grama tengo ganas de hacer?o ¿Qué programa tengo ganas de ver?”

Aunque argumentáramos que dejamos que otros elijan por nosotros,


aun así, es una elección. Si dijéramos que tal práctica se viene llevando
a cabo desde hace muchas generaciones, seguramente que alguien en
algún momento eligió su realización y nosotros seguimos con ella.

Por supuesto que existen diferentes tipos de elecciones.No es lo mis-


mo elegir qué sándwich comer al mediodía a qué carrera universitaria o
trabajo elegir. Ciertas elecciones son más decisivas que otras en la vida
de las personas y cada elección deja un sinnúmero de opciones fuera,
que pasan a ocupar el lugar de las “no elegidas”.

En las relaciones también se establecen elecciones y en ocasiones


nos encontramos ocupando lugares que producen incomodidad. Como
ejemplo:

89
Dr. Eduardo Fain

Mariana es una mujer de 61 años, casada con Jorge, un gerente de


ventas de una empresa de servicios. Durante toda su vida Jorge prio-
rizó su trabajo a la relación familiar. No era que no estaba presente,
sino que los fines de semana o a veces durante la semana, se dedicaba
a través de su computadora a seguir con su actividad laboral más allá
de sus horarios habituales.

Cuando Mariana le reclamaba que estuviese más disponible con


ella el fin de semana, él le respondía que era su trabajo y que de eso
vivían. A ella esto no le hacía gracia pero reconocía que en parte tenía
razón. A esta altura de la vida ella esperaba la jubilación de Jorge
para que pudiera estar más libre.

Cuando ese momento llegó, a Jorge, por su habilidad y buen des-


empeño en la empresa, le ofrecieron mantener y atender algunos
clientes, que él ya tenía, de manera independiente. Situación que acep-
tó con mucho agrado.

El primer fin de semana de jubilado Jorge seguía, como siempre,


con su computadora y su trabajo en casa. En ese momento Mariana
enloqueció. Le sacó la computadora y se puso a saltar sobre ella hasta
destrozarla. Luego del enojo comenzó a darse cuenta de que lo suyo
había sido una ilusión.Él solo atinó a decirle que siempre se había ocu-
pado del trabajo de esta manera.

Jorge siempre eligió y priorizó su trabajo. La ilusión de Mariana era


que el tiempo iba a cambiar esa situación.

Para que haya alguien “elegido” tiene que haber “quien elija”. Esto
da un tercer lugar a la matriz y es el del “no elegido”. Por lo cual la Ma-
triz de Elección va a quedar conformada de la siguiente manera:

- El que elige
- El elegido
- El no elegido

90
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

El pueblo elegido

Cuando pensamos en el lugar del elegido tenemos que tener en


cuenta que hay un motivo por el cual el que elige, elige. Como ejemplo:
en la biblia, Dios elige al pueblo de Israel:

Dios, al dirigirse a los israelitas, les dice: “Porque tú eres pueblo


santo para el Eterno tu Dios; el Eterno tu Dios te ha escogido para
hacerte un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre
la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido
el Eterno y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de
todos los pueblos; sino, os ha sacado el Eterno con mano poderosa, y
os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto”
(Deuteronomio 7:6-8).

Por lo tanto lo hizo “….por cuanto el Eterno os amó, y quiso guar-


dar el juramento que juró a vuestros padres”. Si seguimos la lectura en
distintos capítulos y parágrafos vemos cuál era el propósito de Dios al
escogerlos:

“…que ellos fueran una nación modelo a las otras naciones y que
a través de ellos “todas las familias de la tierra” serían bendecidas
(Génesis 12:3). Él quiso que Israel fuera “un reino de sacerdotes y una
nación santa” (Éxodo 19:6).

Ser elegido tiene sus privilegios pero también sus condiciones.

Otras naciones verían que cuando los israelitas obedecían a Dios,


eran bendecidos (v. 5), y cuando desobedecían a Dios, eran castigados
(Deuteronomio 28).

Por lo cual los elegidos tenían que ser un modelo de nación y cum-
plir con todo aquello que estaba estipulado para mantener ese lugar.
Aquí vemos en acción a la matriz de Elección junto con la de Autoridad
y Agresión.

91
Dr. Eduardo Fain

Estructuras sociales y elección

La matriz elección facilita la convivencia. Permite establecer cómo


y quiénes realizan elecciones en diferentes estratos. Desde las autori-
dades del grupo hasta los puestos menores para los cuales siempre hay
criterios de selección. Como ejemplo:

En los países democráticos se realizan periódicamente elecciones


presidenciales. Diferentes candidatos, elegidos por sus partidos polí-
ticos, hacen sus propuestas para que el pueblo en un acto eleccionario
decida por mayoría quien será el nuevo presidente de la república.

Aunque esta modalidad de elección pueda variar en algunos países,


la estructura de la matriz de elección sigue siendo la misma. Está el que
elige, quien es elegido y el que no es elegido.

En esta situación podemos distinguir entre las matrices de elección


y de pertenencia. Por más que el candidato de un partido no sea elegido
esto no quiere decir que quede excluido. Al ser de otro partido puede
que ocupe luego una banca en diputados o algún otro cargo que desde
la oposición le permita impulsar, negociar, denunciar políticas o situa-
ciones para el bien del país. Es decir fue el No elegido pero no queda
excluido de la arena política.

Los límites en las elecciones

Dentro de cualquier sistema hay opciones de elección pero tienen


un límite. Este límite está establecido por la supervivencia del propio
sistema. Si alguien intenta transponerlo, él mismo reaccionará ante esa
situación. Como ejemplo: Dentro del capitalismo se permite la expre-
sión de diferentes ideologías que van de derecha a izquierda. Mientras
se mantengan dentro del sistema, no hay inconveniente. Lo que no es
aceptado es cambiar esta forma por otra, llámese comunismo u otro
modelo económico diferente que se intente imponer.

92
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Las categorías o niveles en las elecciones

En ocasiones las elecciones en el mismo nivel en que se producen


se presentan como un callejón sin salida, lo cual no permite resolver la
disfunción. Para ello hay que recurrir a un nivel o instancia superior,
más abarcativa, para poder sortear la situación.

Ejemplo en lo cotidiano: Una persona se está cuidando para no en-


gordar y llega a una fiesta. En ella está ante un dilema: para comer solo
hay empanadas y sanguchitos de miga. Elija lo que elija sabe que le va
a jugar en contra. En ese momento pasa a decidir en una categoría más
abarcativa que incluye a las otras dos opciones y termina decidiendo
entre comer o no comer en esa reunión.

Ejemplo en una constelación: En una visualización una consultan-


te estaba viendo la imagen de una mujer en un barco en alta mar, del
lado exterior de la baranda, decidiendo entre tirarse al mar o volver a
cubierta y ser abusada por la tripulación. En ese nivel no había sanación
posible. La frase fue: “de esta manera no tengo solución”. Lo cual impli-
caba, también, que podría haber alguna otra manera o nivel más amplio
que permitiera resolver la imagen. Así fue, en la medida que avanzó en
la constelación se produjo una “humanización” de la tripulación en la
imagen que la habitaba. No está demás comentar que ella en su vida
cotidiana vivía una “crisis crónica de pareja” y no podía decidir entre
separarse o quedarse con él.

Elección de pareja

En la vida cotidiana, cuando una pareja deja el período de enamo-


ramiento, se empieza a descorrer el telón donde se proyectaba e idea-
lizaba al otro. Esto hace que empiece a “encontrarse con un otro” con
virtudes y defectos. Allí se pasa a la fase de elección: ¿seguimos con ese
otro u otra cuando notamos que ha cambiado nuestra mirada?

93
Dr. Eduardo Fain

Si se atraviesa la etapa de elección, se pasa a la de compromiso. En


esa instancia la pareja decide establecerse y realizar un proyecto en co-
mún. En esta fase, ya sea por las etapas evolutivas, por situaciones que
ocurren o por modos de relacionarse, aparecen momentos críticos en
los cuales, también se elige si seguir o no con el otro.

Amigos son los amigos

Entre los amigos las relaciones de tres, en ocasiones, son complejas


ya que pueden provocar disfunción y sufrimiento. Recuerdo un caso:

Martina tiene 38 años, está soltera y tiene un grupo de amigas.


Ella es la que en general llama a sus amigas para arreglar las salidas.
En la consulta estaba muy enojada porque sus dos mejores amigas
habían arreglado una salida entre ellas y no le habían avisado. Ella se
enteró por casualidad y estaba tan enojada que no sabía si seguir la
relación con ellas.

En este caso no solo no fue elegida sino que había sido excluida (ma-
triz pertenencia).

Triángulos amorosos

En las relaciones de pareja en ocasiones uno de los miembros esta-


blece una relación paralela con otra persona. Más allá de las explicacio-
nes de si es para estabilizar o compensar algo de la pareja, lo que sucede
es que está activa la matriz de elección.

Esta situación es dinámica, es decir, que quien es elegido al rato puede


convertirse en el no elegido. Cuando una mujer casada tiene un amante,
a primera vista el amante es el elegido. Luego, en la relación cotidiana,
cuando la mujer, por ejemplo, sale con su marido de vacaciones o sale a
cenar, en estas situaciones es el amante el que queda como el no elegido.

94
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Recuerdo el caso de una mujer de 42 años, separada, con dos hijos,


que comenzó a salir con un hombre casado del cual se había enamora-
do. Ellos se llevaban muy bien. Con el tiempo ella comenzó a tener la
necesidad de que él definiera su situación con la esposa. Él daba vuel-
tas y vueltas, le decía que era la mujer de su vida pero que no podía
terminar su relación marital porque dejaría de estar cotidianamente
con sus hijos. Aunque ella se sentía la elegida, no quería mantener una
relación de tres. Después de muchas idas y vueltas le puso fecha a su
pareja para que definiese la situación. Él buscó otra amante. Aquí los
elegidos eran los hijos de él.

Mi querido nieto

Entre las generaciones en una misma familia se dan situaciones de


elección. Recuerdo el caso de una abuela que tenía predilección por sus
nietos varones y el sufrimiento que generaba en sus nietas mujeres. El
relato de una de ellas era que se sentía poco valorada por ser mujer.

La elección al servicio de otra función

La matriz elección tanto como las otras matrices, difícilmente se acti-


ven individualmente. Habitualmente se activan junto a otras. Por ejem-
plo: En algunas familias un hijo es el elegido pero ¿para qué? Puede que
sea para dirigir a la familia o la empresa (junto con matriz autoridad) o
para hacerse cargo de una función que otro no hace (matriz responsabili-
dad) o para mantener la unión de todos los miembros del sistema (matriz
pertenencia) o para defender al sistema de lo externo (matriz agresión).

La matriz elección en las constelaciones

En las constelaciones individuales podemos ver diferentes situaciones


relacionales que muestran la matriz de elección activa. Como ejemplo:

95
Dr. Eduardo Fain

Andrea tiene 42 años, es psicopedagoga, hacía un par de meses que


no la veía. Al llegar me cuenta que en el último mes había engordado
3kg. y que había tenido una conjuntivitis intensa por lo cual no había
podido ir al colegio donde trabaja y había tenido que suspender la
atención de pacientes que habitualmente hacía por la tarde.

Ella lo cuenta de manera tragicómica. Dice que como en la canción


de Charly García: “yendo de la cama al living” ella se la pasó “yendo
de la cama a la cocina, más precisamente a la heladera” y que no po-
día parar de comer.

Como estábamos a mediados de diciembre le pregunté si había su-


cedido algo para estar con tanta ansiedad. Ella me comenta que en la
escuela privada en la que trabaja por la mañana tiene el cargo de se-
cretaria desde hace más de 15 años. En esta escuela no estaba creado
el puesto de vicedirectora y aunque ella se lo había pedido de manera
reiterada a la dueña, comprobó que no tenía la disposición de estable-
cerlo, por lo menos, por ahora. Después de la directora, la que seguía
en la jerarquía era ella.

Sucedió que la directora pidió una semana de licencia por un tema


personal y la dueña designó para cubrir ese puesto a una directora
anterior. Ella se sintió, una vez más, la no elegida. Me cuenta que aun
siendo psicopedagoga, cuando había una beca en el colegio para ir
a alguna formación de psicopedagogía a ella nunca se la otorgaban.
Siempre era para otra. Se sentía no reconocida y dejada de lado.

Hicimos una constelación individual. Desde las emociones que es-


taba sintiendo, al cerrar sus ojos, le vino la imagen de ella en 4to. gra-
do. En un acto patrio a su hermana gemela la designan como primera
escolta y a ella como segunda escolta de la bandera, a ambas por el
puntaje que tenían. El día del acto la directora decide que, como am-
bas eran del turno mañana, a ella la sacan como escolta y ponen a una
alumna del turno tarde.

96
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Al finalizar este relato me comenta que le vino otro recuerdo y este


era de 6to. grado. La maestra llama a su hermana para que represen-
te un personaje en el acto de fin de año y la que se levanta y va hacia
el escritorio es ella. La maestra le dice que no era a ella a la que había
llamado sino a su hermana gemela. Po lo cual la hermana representó
al hada madrina.

A partir de esto le pido que coloque un lugar para ella, otro para la
maestra y otro para la hermana. Su lugar estaba más retirado y el de
la maestra estaba cerca al de la hermana. Ella va relatando el sentir
desde cada lugar. Que la hermana se siente bien al lado de la maestra,
que la maestra se siente bien al lado de la hermana, y ella se siente
apartada y no vista.

En medio de la constelación le viene a la mente y me cuenta un re-


cuerdo de cuando tenía 3 años. Su papá había enfermado gravemente
de fiebre reumática y como eran del interior, la mamá lo acompañó
a Buenos Aires para que lo trataran médicamente y por seis meses se
quedaron allá. A las gemelas las dejaron en la casa de una tía. Desde
allí la constelación se transformó: el lugar de la maestra era el de la
madre, el lugar de la hermana era el del padre y ella ocupaba el mis-
mo lugar, un poco más apartada y sintiéndose no elegida. Y esta fue
la imagen que trabajó.

Tenemos que entender que en esta situación había una circunstan-


cia vital y era que el padre estaba gravemente enfermo. Cada vez que
ella entraba en el rol del padre tomaba de la mano a su mujer y le
decía: ¡no me dejes! La mujer lo miraba y él era su centro. Desde el
lugar de ella sentía mucha angustia y se sentía afuera, no vista, no
reconocida.

Por el modo en que se mostraba el material, trabajé desde el lugar


del padre; y cuando desde ese lugar miró a sus anteriores, la mamá
de él estaba lejos y el padre no aparecía. Cuando le pregunté por el
abuelo paterno me dijo que había muerto cuando su padre tenía nueve

97
Dr. Eduardo Fain

años. Desde allí fue trabajando la constelación hasta que ella pudo ser
vista por ambos padres. En esta constelación se encuentra activa no
solo la matriz de elección sino también la de pertenencia.

Las matrices de elección y pertenencia son diferentes, ya que alguien


puede ser no elegido y seguir perteneciendo. Si una persona tiene acti-
vas ambas matrices a la vez, puede suceder que al encontrarse en el lu-
gar del No elegido de la matriz de elección, viva esa situación, también,
como una exclusión. Esta situación produce mucho sufrimiento.

Durante el capítulo pudimos ver situaciones cotidianas, sociales y


religiosas donde la matriz elección se encontraba activa. Esto fue mos-
trando, a la vez, modos sanos e insanos de relación.

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MATRIZ PERTENENCIA
De tal palo, tal astilla.
Dicho popular

Dime con quién andas y te diré quién eres.


Dicho popular

E
n los albores de la humanidad quedar fuera del clan marcaba la
diferencia entre la vida y la muerte. Era crucial la protección y
contención que daba el grupo y para ello había que seguir perte-
neciendo.

Formar parte de una familia, de un lugar, de un tiempo o de un gru-


po nos identifica con una comunidad, con creencias y funciones dentro
de ella. Formar parte da un sentido a nuestro existir. No importa del
grupo que se trate, el querer seguir formando parte puede hacer que no
cuestionemos o que justifiquemos hasta lo injustificable. Porque cues-
tionar conlleva el riesgo de sentirnos culpables o de quedar afuera. Y
quedarse afuera es el destierro, es el exilio, es perder al grupo con el
cual estábamos identificados. En la antigua Grecia el destierro era con-
siderado el peor de los castigos.

Podemos ver en la naturaleza cómo infinidad de especies animales


forman manadas, cardúmenes, rebaños, hormigueros, colmenas, for-
mas de vida sociales que les permiten perdurar. En estos grupos hay
una clara identificación de quiénes forman parte y quiénes no. Lo cual
marca un límite entre lo propio y lo extraño.

99
Dr. Eduardo Fain

Pertenencia, biología y sociedad

El organismo humano está formado por células, tejidos, órganos y


sistemas con funciones diferentes y complementarias al servicio de la
totalidad. Esta totalidad tiene una identidad.

Desde hace años, en biología se conoce el Complejo de Histocom-


patibilidad (CMH). Consiste en una parte del código genético que le
enseña a los glóbulos blancos de cada organismo a distinguir entre los
elementos propios de aquellos que no lo son. Esto plantea, por lo me-
nos, tres situaciones relacionadas con la pertenencia:

- Ante la presencia de virus y bacterias el organismo tiene un sistema


de detección, presentación y acción a través de células y/o anticuer-
pos para poder reconocer lo No propio y, según el enfoque tradicional,
combatirlo o según otras miradas aprender a reconocer lo extraño o
diferente para poderlo integrar. Más allá de las diferentes interpretacio-
nes el fenómeno primero es que reconoce a un “material” que no forma
parte, ante el cual reacciona.

Socialmente, cuando surgen creencias nuevas o diferentes de las ya


establecidas, la primera reacción es la de rechazo y ataque: “eso no per-
tenece”. La segunda etapa es de tolerancia a las mismas para que en una
tercera etapa se las integre como si siempre hubieran existido.

- El segundo fenómeno se produce cuando se realiza un trasplante de


órgano. Si se realiza entre personas genéticamente dispares, los glóbulos
blancos del receptor reaccionan contra el nuevo tejido ya que ese mate-
rial es reconocido como NO perteneciente y por lo tanto es rechazado.

¿Cómo se puede integrar como propio aquello que inicialmente no


fue reconocido como tal? En medicina se lo hace: primero, encontran-
do un tejido que aunque no sea idéntico sea lo más compatible posible;
y segundo, intentando inhibir la respuesta inmunológica contra el teji-
do nuevo para que pueda existir la posibilidad de integrarlo.

100
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

En los procesos migratorios se observa que cuanto más diferente es


la cultura o los rasgos de los inmigrantes más difícil es su integración.
Tenemos que reconocer que también esa comunidad, en general, se
cierra sobre sí misma para poder mantener su identidad y sobrevivir.
Quienes gobiernan pueden hacer mucho para que esos seres puedan ser
reconocidos e integrados aún con sus diferencias.

- La tercera situación está relacionada con las llamadas enferme-


dades autoinmunes, por ejemplo: Lupus eritematoso sistémico, artritis
reumatoidea, esclerodermia, psoriasis, etc. En ellas el sistema inmuno-
lógico, por algún motivo, NO reconoce como propio aquel tejido que le
pertenece. Por lo cual lo ataca para destruirlo.

Cuando en una familia el matrimonio se separa y la separación es


conflictiva, es posible que un hijo, al llevar los rasgos de uno de sus pa-
dres, sea el blanco de agresiones o exclusiones. Las frases comunes son:
“sos como tu padre” o “sos como tu madre”, que resultan excluyentes y
descalificadoras.

En lo social podemos ver cómo en un mismo grupo, llámese familia,


escuela, trabajo, etc., se ejerce agresión intragrupal. En esas situaciones
está naturalizado el maltrato, los insultos, los golpes hasta llegar al ase-
sinato de algunos de los miembros. En todo ello vemos la activación de
las matrices de pertenencia y agresión.

La Matriz Pertenencia tiene tres lugares:

- Un Todo
- Quien forma parte
- Quien no forma parte

En las relaciones sociales son diversas las maneras en que esta ma-
triz se presenta. Primero entre nosotros y los otros. Entendiendo a los
otros como aquellos que, per se, no pertenecen: otra religión, etnia,
país, provincia, barrio, condición social, económica, etc. La otra mane-

101
Dr. Eduardo Fain

ra es cuando dentro del mismo grupo hay quienes no son reconocidos


o son excluidos.

Nosotros y los otros

Australia es unos de los países más igualitarios del mundo. El bien-


estar de la clase media es motivo de orgullo.

En el año 2014, en la reunión entre el primer ministro australiano


Tony Abbott y su homólogo británico David Cameron, el primero decla-
ró: “Al contemplar esta ciudad gloriosa, al ver este desarrollo extraor-
dinario, es difícil pensar que en 1788 no había nada más que maleza.
Los soldados, los convictos y los marinos que desembarcaron de esos
12 barcos debieron pensar que habían llegado a la luna”.

Lo cierto es que ellos no llegaron a un lugar virgen y despoblado sino


a un territorio donde se encontraban viviendo 600 tribus aborígenes,
con más de 170 lenguas, que vivían allí desde el principio de la huma-
nidad.

La Carta Magna de Australia, aprobada en 1901, no reconoce la exis-


tencia de los pueblos indígenas antes de la colonización y permite al
Parlamento aprobar leyes en función de la raza. Hasta 1967 no se re-
conocía a los aborígenes como ciudadanos. Gran parte de su población
fue diezmada por masacres, epidemias y también por los efectos del
alcohol.

Desde esta matriz podemos ver cómo se juega la exclusión de aquellos


que forman parte aunque se intente borrar su rastro. Nosotros tenemos
los nuestros: wichis, qom, mapuches y muchas otras etnias que habita-
ron y habitan nuestro territorio. Resulta dramática la situación de estos
seres sin rostro, sin nombre, sin voz. Actualmente siguen exigiendo a las
autoridades ser reconocidos como los que habitaron y quieren seguir ha-
bitando nuestro territorio, desde sus tradiciones, con dignidad.

102
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Las constelaciones individuales y familiares nos muestran que para


sanar esta relación es necesario reconocer sentidamente: querer repa-
rar el daño cometido, facilitarles lo necesario para que puedan desarro-
llarse en su cultura. Naturalizar la integración y el respeto por el otro
diferente, y no promover su aniquilación o exclusión.

Cuando la pertenencia se juega con otros grupos es fácil ver los lími-
tes y diferencias. Quiénes pertenecen aquí y quiénes allá. Aquellos que
están tras la frontera y también aquellos que estando entre nosotros no
forman parte. Cuál es la actitud que se tiene con los otros diferentes o
con los seres sin rostro, los “notros”(aclaro que uso este término como
integración de las palabras “no otros”). Los que estando, ni siquiera
existen.

Imágenes ancestrales entre los unos y los otros

En las constelaciones individuales hay imágenes que emergen con


frecuencia cuando trabajamos con material ancestral: perpetradores y
víctimas, la tierra que no da frutos, las migraciones, quiénes tienen el
poder y oprimen o, también, ser el elegido ya sea para el sacrificio o
para estar por encima de los otros.

En estas situaciones, conectar con el origen o el destino o con la tie-


rra más grande o con el universo despierta una conciencia que transfor-
ma la imagen. La vivencia de aquello más grande de lo cual formamos
parte produce una reconexión, un reencuentro entre los seres, como
iguales. Las imágenes muestran como unos y otros se ven como pares.
Aquí pasamos de los “notros” al “nosotros”, incluyendo a todos.

Estas vivencias se dan en infinidad de consultantes, no importa eda-


des o creencias: es una experiencia humana. Este nivel de pertenencia
une todo y a todos y tiene que ver con la conciencia de totalidad.

103
Dr. Eduardo Fain

Los que se fueron, los que quedaron

Si hay una situación donde aparece jugada la pertenencia es en las


migraciones. Si miramos dos o tres generaciones atrás podemos ver
cómo nuestros anteriores vinieron de algún otro lugar. La gran mayoría
lo hicieron para sobrevivir, escapando de persecuciones, hambrunas y
guerras. Aunque hayan quedado bajo un manto que suaviza lo vivido,
fueron situaciones difíciles, traumáticas.

En las constelaciones individuales las imágenes en los consultantes


son de mirar más allá de un mar o un barco o gente a los lejos. Los de
allá a veces miran con tristeza, a veces no miran, están en lo suyo. Lo
cierto es que las imágenes de quienes migraron se presentan con una
pena enorme o no sintiendo, lo cual era el modo que encontraron para
poder seguir adelante.

El trauma de tener que migrar. Como dice la canción La Añera, de


Don Atahualpa Yupanqui:

“….Cuando se abandona el pago


y se empieza a repechar,
tira el caballo adelante       
y el alma tira pa’ trás….”

Estos versos nos muestran el dolor humano de quienes dejan el


pago, el terruño, no importa si es Europa, Asia, un país limítrofe o una
provincia, un barrio o una casa. No importa si fue elegido o no. Trágico
si fue un exilio. Recuerdos, sonidos, olores. “….el alma tira pa´tras….”
Algo de lo propio queda allí.

Para aquellos que se quedaron y miran al que se fue les queda la es-
peranza de que le vaya mejor y la pena manifiesta o disimulada porque
ya no está.

104
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

El ciclo de la vida y sus circunstancias

Recuerdo que cuando era chico, con mis padres y hermanos sacába-
mos de arriba del placard una caja enorme, llena de fotos y unos álbu-
mes marrones viejos que tenían hojas de calcar, con una trama de tela
de araña, como separadores entre página y página y que, a esa altura, se
rompían por viejas y teníamos que ponerle ojalillos. En esas tardes se
abría un mundo entre conocido y desconocido de historias familiares:
de cuando mis padres se casaron jóvenes y se fueron a vivir a Colombia
dejando a sus familias de origen. De la pelea entre mi padre y su mejor
amigo y socio y cuáles fueron esas circunstancias. Eran fotos de perso-
nas que no conocíamos y que habían sido amigos de nuestros padres en
alguna etapa de sus vidas.

Me viene a la memoria la foto de mi abuelo paterno, de joven, en su


carro tirado por Susanita, su querida yegua. Recuerdo la expresión de
la cara de mi tío Lázaro cuando, ya muy mayor, vio esa foto. Me llamó
la atención con cuánto amor habló de la yegua. Historias del ciclo de
la vida familiar. También recuerdo la foto faltante, la que no aparecía
mucho: la de mi abuela materna. De ella se hablaba poco. Esto escondía
un dolor en la familia.

Ahora que tengo canas y miro hacia atrás veo también mi historia:
cuando era chico y me cambiaron de colegio, cuando me fui de casa, de
mi casamiento, de la separación, del siguiente matrimonio, de los hijos,
del casamiento de mi hija, de los nietos. Los cambios y virajes en la pro-
fesión, el dejar especializaciones por nuevos abordajes.

Soy de la generación intermedia entre las fotos de papel y las digitales,


que rara vez veo. La última vez que nos reunimos alrededor de una caja
de fotos fue cuando mi hija se casó y necesitaba imágenes para la presen-
tación de las distintas etapas de su vida. Ahora, cuando veo la historia a
través de tres generaciones puedo comprender todos los cierres, exilios
y comienzos que traen las etapas de la vida. Puedo valorar lo importante
que es poder asentir a lo sucedido para poder fluir hacia lo nuevo.

105
Dr. Eduardo Fain

Para pertenecer hay que hacerlo de la misma manera

Cuando un integrante rompe con las condiciones establecidas en las


familias se viven situaciones dramáticas para pertenecer. Por ejemplo:
¿Qué sucede en una familia religiosa ortodoxa si un hijo se enamora de
una mujer de otra religión? Seguramente ese hijo va a ser excluido. Aquí
vemos el accionar de la Matriz Pertenencia junto con la de Autoridad.

En las constelaciones se muestra como el Amor es más grande. Aun-


que la matriz condiciona, un impulso transgrede los límites, trae lo nue-
vo, trasciende fronteras.

Cuando los que forman parte son excluidos

Hay una idea simplista por la cual se cree que si un bebé no nació, ya
sea por un aborto provocado o espontáneo o porque se detuvo su desa-
rrollo, que ese ser no existe, ni existió. En realidad no importa el tiempo
de vida intrauterina que haya tenido, él forma parte.

Las constelaciones muestran el efecto que tiene un aborto en la fa-


milia cuando ese ser no es tenido en cuenta por sus padres:

En principio hay un lugar que ocupa como hijo, ya que fue el prime-
ro o el segundo o el tercero de los hijos en gestarse. Al ser excluido trae
un trastorno en el orden que ocupa cada hijo.

Lo segundo que sucede es que otro, un hermano, puede ocupar el


lugar del excluido o no reconocido.

En otras ocasiones, generalmente, un hermano lo mira en lugar de


los padres, haciéndose cargo de algo de él, lo cual le dificulta desarrollar
su vida.

106
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

Secretos de identidad

Hablar de pertenencia es hablar de identidad, de quiénes somos y de


dónde venimos. En las familias se dan situaciones particulares, secretos
que se llevan durante toda una vida.

Cuando Ana vino a hacer una CI me comentó lo mal que le había


ido al hacer una constelación familiar. Me contó que en la constelación
su representante no quería acercarse al representante del padre. La
facilitadora la tomó a ella y la puso en la constelación y la trató de lle-
var, a presión, cerca del padre. Ella no sentía el impulso de acercarse,
es más, sentía rechazo por el padre. La facilitadora la increpó dicién-
dole que: “- si no tomaba a su padre su vida no iba a progresar”. Por lo
cual ella se fue muy enojada (y con razón) de ese encuentro.

Me cuenta que, días después, se encontró con Lidia, su prima, a


quien le contó lo mal que le había ido en esa experiencia y lo que ha-
bía pasado entre ella, la facilitadora y el representante del padre. Al
hacerlo nota una mueca en el rostro de la prima. Entonces ella le pre-
gunta: - ¿Qué pasa?

Lidia le cuenta que ella, Ana, no era hija de su padre sino de otro
hombre. Que era un secreto que sus madres habían guardado por
años. Y que finalmentese lo había revelado su mamá hacía tres meses,
antes de morir.

A partir de allí, un revuelo. La madre de Ana había fallecido hacía


4 años. El padre, ya mayor, que siempre las había tratado con despre-
cio tanto a ella como a su madre, le negaba todo. Por último, obtiene
el dato de que su supuesto padre biológico había sido el médico de la
familia durante su infancia y que había fallecido relativamente joven,
en un accidente automovilístico.

Ana empezó a buscar fotos de reuniones de familia de aquella épo-


ca y vio que ese hombre participaba de las reuniones familiares y que
en muchas fotos aparecía detrás de ella.
107
Dr. Eduardo Fain

Se animó y habló con los hijos de su supuesto padre, ya mayores,


quienes le reconocieron que sabían de su existencia, que sí, que efecti-
vamente Ana era su media hermana.

La primera reflexión que tuve, fue: “Cómo de una constelación que,


para mí, fue mala por el accionar de la facilitadora pudo salir algo tan
profundo. Por lo cual digo: - La vida es un misterio y algunas “malas”
experiencias pueden dar frutos reveladores.

La segunda es que un secreto en sí mismo, sea del contenido que


sea, es una exclusión. En una generación es algo que no se dice, en la
siguiente es algo que no se piensa y en la siguiente es algo inimaginable.
Aún así, la experiencia muestra que, en muchos casos, el secreto sigue
teniendo efectos en el sistema familiar o grupal.

En este caso, el material del secreto tiene que ver con la pertenencia.
Su padre biológico había sido excluido y a Ana se le negó su origen.
Su madre guardó la información toda su vida y aquí no juzgamos su
actitud, simplemente lo describimos. Nosotros no sabemos si el padre
de crianza sabía que ella no era su hija biológica. Lo cierto es que en la
constelación individual ella pudo darle un lugar a cada uno de ellos.

En un encuentro posterior Ana me contó que con respecto a sus tres


medios hermanos, pudo establecer relación con uno de ellos y que los
otros dos no tenían interés en hacerlo. Aún así, ella amplió su familia,
pudo saber quién era su padre y ahora podía reconocer de dónde venía.

Lo insano de la matriz pertenencia

Pertenecer tiene sus privilegios pero también tiene sus condiciones.


A veces el precio es alto pero más costoso puede ser quedar atrapado
en la matriz. En general, pertenecer implica hacer las cosas como las
hace el grupo o pensar de la misma manera para seguir perteneciendo.
En ocasiones, la persona sacrifica algo valioso de sí. Por ejemplo: una

108
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

relación o el desarrollarse en alguna actividad. Esto condiciona y limita


la expresión del ser que somos. Por lo tanto, a veces, la exclusión puede
ser una bendición y la pertenencia una limitación.

Es importante detectar cuándo la Matriz Pertenencia está activa:

- Cada vez que alguien está invisibilizado, negado o excluido.

- Cada vez que alguien siente que no forma parte de su familia, de su


grupo, de la sociedad, etc.

- Cada vez que se guarda un secreto, ese material es una exclusión.

- Cuando un hombre o una mujer, al separarse de su pareja, también


deja de relacionarse con sus hijos.

- Cuando los hijos de un matrimonio que se separa se alían con uno


de los padres y excluyen al otro.

- Cuando el grupo deja afuera a alguno de sus integrantes.

- Cuando alguien se autoexcluye.

- Cuando los otros son “notros”.

Y cientos de otras situaciones cotidianas que al no mencionarlas


quedan excluidas pero que forman parte.

109
MATRIZ RESPONSABILIDAD
“Yo no fui.”
Un político

“Yo no fui.”
Jack, el destripador

“Yo no fui.”
Yo

E
l ser humano al nacer se encuentra indefenso. Si en ese momento
fuera abandonado a su suerte, moriría indefectiblemente. Son
muchos los años que va a necesitar la cría humana para poder
desenvolverse en su medio. Para que esto sea posible, ya desde el co-
mienzo, alguien, llámese: madre, padre, abuelos, familia, padrinos,
padres adoptivos, tutores, encargados u otros, se harán cargo de la
crianza. Tendrán la responsabilidad de cubrir lo necesario para que la
supervivencia de ese ser sea posible.

Con el tiempo el niño va adquiriendo habilidades que le permiten


asumir diferentes niveles de responsabilidades hasta llegar a su adul-
tez. Es decir, aparece un proceso de “hacerse cargo de lo propio”. En
esta situación, quienes son responsables de su crianza van dejando
ese rol y el joven o adulto joven va haciéndose cargo de lo que le toca
en su vida. Cuando, por el motivo que fuere, el individuo no puede
hacerse cargo de lo propio es posible que exista un otro que asuma
esa responsabilidad.

111
Dr. Eduardo Fain

Si miramos la naturaleza vemos como este mismo proceso es natural


en la crianza de muchas especies. En algunas, por ejemplo las aves, tan-
to el macho como la hembra se encargan de empollar y luego de alimen-
tar a su cría hasta el momento de incitarlo a volar o a salir del nido. En
otras, la hembra los amamanta y los alimenta hasta que la cría aprende
las destrezas necesarias para valerse por sí misma y salir al mundo.

Al observar la Matriz Responsabilidad esquemáticamente, podemos


situar en un extremo “el hacerse cargo de lo propio” y en el otro “el que
no se hace cargo de lo propio”. El tercer lugar de la matriz lo ocupa “el
que se hace cargo de las cosas que el otro no puede o no quiere hacerse
cargo”.

Entonces los tres lugares de esta matriz son:

- El que se hace cargo de lo propio.


- El que no se hace cargo de lo propio.
- El que se hace cargo de lo que el otro no se hace cargo.

Esta matriz se encuentra dentro del Orden del Amor que Hellinger
llama “Equilibrio entre el Dar y el Tomar”. Como seres sociales, todo el
tiempo estamos estableciendo relaciones de este tipo. Comento un caso
a modo de ejemplo:

Marta, una mujer de 50 años, es muy activa. Me cuenta que estaba


saliendo para su clase de inglés cuando la llama su hija, Lucila, para
pedirle si se podía quedar por un rato con su nieta, Antonia, ya que
ella tiene que ir a hacer un trámite y como hace mucho calor, no quie-
re llevar a la bebé. Marta en unos segundos siente un tironeo interno
y termina decidiendo dejar su clase de inglés e ir a cuidar a su nieta.

Otro ejemplo:

A Camil le faltan 3 materias para terminar su carrera universita-


ria. Él siempre trabajó y estudió a la vez para mantenerse. En esta si-

112
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

tuación particular les pide a sus padres si lo pueden ayudar económi-


camente para que pueda dejar de trabajar unos meses y así dedicarse
de lleno al estudio y terminar su carrera. Ellos acceden.

Para comprender el funcionamiento de la matriz podemos notar


que por un momento una persona deja de hacer “algo” que está bajo su
responsabilidad y “un otro” se hace cargo momentáneamente de aque-
llo que le corresponde a esa persona y que, en ese instante, no se está
haciendo cargo. A la vez esa persona que “se hace cargo de lo del otro”
está “dejando de hacer algo de lo propio”, está dando algo o su tiempo
o su dinero.

En lo social hay infinidad de situaciones donde quienes tienen que


hacerse cargo no lo hacen y un tercero asume esa responsabilidad:

Actualmente en el mundo hay muchas personas que no pueden cu-


brir sus necesidades básicas: alimento, ropa, techo, etc. En general es
el Estado el que se tiene que hacer cargo de esta situación. Lo cierto es
que ante la ausencia del mismo, hay individuos u organismos no gu-
bernamentales que se encargan, día a día, de cubrir estas carencias a
través de comedores, guarderías, centros de salud, centro de día para
los abuelos, etc.

Cuando decimos que es el estado quien tiene la responsabilidad de


esta función estamos señalando el lugar de “hacerse cargo de lo pro-
pio”. Al no poderlo cumplir completamente, ya sea porque no pueden
o no quieren, otros se hacen cargo de esa labor. Es interesante obser-
var que estas organizaciones no gubernamentales sí se encargan de
hacer lo propio ya que fueron creadas para poder intervenir en estas
circunstancias.

En la vida cotidiana vemos situaciones donde esta matriz está activa


de manera tal que las personas repiten, de manera disfuncional, el mis-
mo rol u ocupan un lugar que no le corresponde.

113
Dr. Eduardo Fain

Luisa, una mujer de 65 años, me cuenta que su madre era una


mujer muy sumisa. Le costaba plantear lo que le sucedía y no tenía
la autoridad suficiente para con ella y su hermana y mucho menos
con su marido. Él llegaba tarde casi todas las noches y ella no reac-
cionaba ante esta situación. Una vez, Luisa, siendo adolescente, se
quedó despierta a esperarlo y recuerda que cuando llegó su padre
le dijo muy enojada: “si le parecía bien llegar a esa hora” y “que él
tendría que llegar temprano a su casa y hacerse cargo de su mujer
y sus hijas”.

Yo le pregunté por la reacción de él ante esta situación y me dijo


que, gritando, le dijo a ella que no se metiera, que era una mocosa
maleducada y se fuera a su cuarto.

Más allá de que el reclamo era justo, quien lo debería haber hecho
era su madre. Al no hacerlo, su hija “se hizo cargo”. Este tipo de situa-
ciones muchas veces son fomentadas por aquellas personas que no se
hacen cargo de lo propio y que, al mantenerse en ese rol provocan que
otros se hagan cargo.

Lorena, vicedirectora de una escuela, tomó una suplencia de direc-


tora en otro colegio y al volver, la directora y la secretaria le hicieron
un vacío total, le sacaron su despacho y su computadora, las cuales
pasaron a ser usadas por la secretaria. Ella no reaccionó ante esto, su
excusa era que ya faltaba poco para terminar las clases y que se iría a
otra escuela. Esto generó un gran revuelo en la institución: casi todos
los docentes se pusieron de su lado, instándola a que presentara una
demanda contra la directora y la secretaria.

En esta situación están activas, a la vez, las matrices Autoridad,


Agresión y Responsabilidad. El accionar de la directora corresponde a
los roles de líder y agresora. Podríamos decir que hubo un abuso de au-
toridad. Lorena actuó desde los roles de sumisa y agredida. Ante esto,
ella tenía la posibilidad de recurrir a las autoridades correspondientes
para realizar una queja ante esta situación. Al no hacerlo hizo que gran

114
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

parte de los docentes encarnaran con enojo la protesta. Por un lado,


ellos, actuaron desde la Matriz de Agresión como protectores y, a la vez,
asumieron el lugar de hacerse cargo de lo que ella no quiso: Matriz Res-
ponsabilidad. Lo interesante del caso es que Lorena “padece” de estas
mismas matrices en otras áreas de su vida.

El “no hacerse cargo de lo propio” también está en relación con no


asumir la responsabilidad de lo hecho. Hay una canción de Pedro Fer-
nández donde en parte de su letra dice:

YO NO FUI

“Si te vienen a contar


Cositas malas de mi
Manda todos a volar
y diles que
Yo no fui
Yo te aseguro que yo no fui
Son puros cuentos de por ahí
Tú me tienes que creer a mí
Yo te lo juro que yo no fui…..”

Cuando quien agrede, abusa, lesiona o mata y no lo reconoce o lo


justifica produce una disfunción relacional que implica a los miembros
del propio sistema y a los de aquel que fue afectado, lo cual impide la re-
conciliación. Para que la pacificación sea posible es necesario que cada
quien se haga cargo de lo suyo y poder expresarle al damnificado de
manera sincera un: “Lo siento”.

Esto que sucede en la vida cotidiana se muestra también a través de


las constelaciones tanto familiares como individuales:

Romina consulta para hacer una constelación individual. Es una


mujer de 29 años, que está en pareja con Matías de 30 y tienen una
hija, Martina de año y medio. Ellos viven en la casa de la madre de

115
Dr. Eduardo Fain

Romina, quien les ayuda económicamente y en la crianza de la bebé.


La pareja de Romina se desentiende de ello.

Romina tiene un puesto como secretaria ejecutiva y tiene un muy


buen sueldo, mejor que el del marido que, actualmente, hace changas.
Ella refiere que no es el trabajo que más le gusta pero hay que sostener
a la familia.

El año pasado ella sacó un crédito para comprar un auto para que
su pareja pudiese trabajar como remisero. A los 3 meses lo chocó y,
aunque ella le insistió, él no quiso recurrir al seguro para pagar el
choque porque decía que era mucha burocracia. En definitiva, no re-
novaron el seguro y se les venció. Actualmente arreglaron pagarle al
damnificado del otro auto una cifra mensual para que no les haga jui-
cio con dinero que aporta Romina.

Ella refiere que, aunque le es pesado, no puede dejar de sostener a


su pareja.

En la Constelación Individual le hago posicionar su lugar y el de su


pareja. Ella mira a su pareja con angustia. Cuando entra en el lugar
de la pareja, se pone de rodillas y dice que siente un peso enorme en la
espalda que no lo deja parar ni tampoco ir al suelo.

Cuando le pregunto por esta forma de relación en su propia fami-


lia, refiere que cuando tenía 9 años sus padres se separaron. La madre
se fue a vivir con otro hombre y ella se quedó a vivir con su papá. El
padre no tenía trabajo fijo por lo cual la mandaba a ella a pedirle di-
nero a la madre para sostenerlo.

Cuando trabajamos la constelación desde esta imagen familiar, el


padre ocupaba el lugar de su pareja, con sensaciones similares. Cuan-
do ella entra en su lugar fija la mirada en un punto en el piso. Lugar
que el padre evitaba mirar. Le hice decir a ella: “yo lo miro por vos,
papá”.

116
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

La constelación continuó, no supimos que o a quién estaba miran-


do ella en el piso, aún así se pudo desarrollar el trabajo. Lo cierto es
que en esta constelación se estaba mostrando todo el tiempo activa la
Matriz Responsabilidad. Ella haciéndose cargo de lo que la pareja no
se hacía. La madre haciéndose cargo, en parte, de ella, la pareja y la
hija. Imagen similar a la de la familia de origen.

Las constelaciones muestran las matrices que están activas en el


consultante y que se están jugando en su vida cotidiana. A la vez per-
miten, al emerger el material, hacer las intervenciones posibles para su
transformación.

Niveles sanos e insanos de la matriz

Dijimos que la Matriz Responsabilidad forma parte del 2do. Orden


del Amor de Hellinger: el Equilibrio entre el Dar y el Tomar. En ese dar
se está ofreciendo: tiempo, dinero, cuidado, etc., a un otro.

Por parte del beneficiario, el hecho de haber tomado genera el im-


pulso de compensar lo recibido. Cuando esto no se puede realizar trae
tal desequilibrio que en ocasiones termina rompiendo la relación.

Cuando alguien ayuda en demasía a un otro que no lo puede com-


pensar puede ocurrir que quien recibió el beneficio termine “mordiendo
la mano del que le dio de comer” o se enoje con su benefactor. Aunque
esto puede generar perplejidad, si analizamos la situación vemos que
quien tomó el beneficio, en muchas ocasiones, no podía compensarlo.
Más allá de la sorpresa o decepción de quien era el dador es difícil sos-
tener el desequilibrio de no poder compensar.

Los humanos pasamos mucho tiempo realizando este tipo de inter-


cambios. El tema es si son equilibrados o no. En este sentido cuando
ocupamos un rol de manera fija o lo actuamos con déficits o excesos,
esto puede ir en la dirección de lo no sano.

117
Dr. Eduardo Fain

Los hijos recibimos la vida a través de nuestros padres. Esto es tan


grande que es imposible compensarlo con ellos. El modo de hacerlo es
cuando damos vida a otros o darles a otros “algo” que ayude en sus vi-
das. Esto no quiere decir que cuando los padres llegan a la ancianidad
y no tienen medios para sostenerse, en el área que fuere, sus hijos se
desentiendan. Al contrario, ellos tienen la responsabilidad de hacerse
cargo.

En la actualidad esta situación está contemplada socialmente. En


Argentina existe una legislación por la cual los hijos adultos están obli-
gados a prestar a sus padres asistencia cuando ellos mismos no se la
puedan procurar. Cuando un hijo se niega o desentiende de esta res-
ponsabilidad puede ser legalmente obligado o sancionado. Vemos aquí
como la matriz puede estar activa en lo social tanto como en las relacio-
nes cotidianas.

EL NIVEL SANO DE “QUIEN NO SE HACE CARGO DE LO PROPIO”

Existen infinidad de situaciones en las que un individuo no puede


hacerse cargo de lo propio, algunas pasajeras, por ejemplo por una en-
fermedad aguda, por una intervención quirúrgica y otras más graves o
prolongadas en el tiempo, por ejemplo una discapacidad que limita o
inhabilita a un individuo a realizar ciertas tareas.

En el diario vivir hay un sinnúmero de situaciones en las cuales ne-


cesitamos y pedimos la ayuda de terceros para que nos “cubran” en algo
que, aunque nos corresponde, no podemos o queremos hacer.

El problema se suscita cuando quien tiene una responsabilidad no


la cumple de manera sistemática. En este sentido la persona no asume
alguna de las responsabilidades en las diferentes áreas en las que in-
terviene, por ej.: familia, trabajo, amigos, social y todo otro espacio en
el que participe. Esto trae un trastorno y modos de compensación por
parte del sistema en cuestión.

118
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

CUANDO LO PROPIO ES HACERSE CARGO DE LOS OTROS

¿Qué significa hacerse cargo de lo propio? ¿Dónde ponemos el lími-


te? Cada individuo tiene responsabilidades en los ámbitos en los que
actúa. ¿Las cumple? ¿Se excede? ¿Se desentiende?

Hacerse cargo de lo propio implica no solo ser responsable de la


propia supervivencia sino de lo que a uno le corresponde en relación a
la convivencia. Quien haciéndose cargo “exclusivamente” de la propia
persona no tiene en cuenta a los otros disminuye notablemente la po-
sibilidad de intercambio. Hay una frase que se pone en boca de estas
personas: “primero yo, segundo yo, tercero yo”.

Si alguien no se hace cargo de lo que le toca es posible que un tercero


lo haga en su lugar. En esa situación ese tercero está dejando de hacer
algo de lo propio. Hay quienes lo hacen porque sienten que no tienen
otra alternativa o porque sienten que mejor que ellos nadie lo puede
hacer. Hay otros a los que llamo, de manera jocosa: “0 Rh+”: son los
dadores universales que ocupan ese lugar y viven desde este rol.

CONSTELACIONES, MATRICES E IMPLICACIONES

Las constelaciones muestran otras maneras de expresión de esta


matriz.

Como ejemplo: En ocasiones de un aborto. Cuando se muestra en la


constelación que la madre del bebé no lo mira y otro hijo de ella lo hace
en su lugar. En general, ese hijo que mira al bebé no puede desarrollar
su vida. Recién cuando la madre puede mirar al bebé abortado y decirle:
“Te veo” y “de lo mío me hago cargo”, el otro hijo puede dejar con su
madre lo de ella y hacer lo propio.

En otras constelaciones, cuando se muestra que un padre tiene un


impulso de ir hacia la muerte, en ocasiones, aparece un hijo que se in-

119
Dr. Eduardo Fain

terpone y quiere hacerlo en su lugar. La frase que muestra esto es: “Yo
lo hago en tu lugar”. Aunque es una frase fuerte, muestra de manera
clara la matriz en funcionamiento. Muchas veces dentro de una familia,
cuando sucede una desgracia, muy conscientemente hay quienes excla-
man: “Por qué no me sucedió a mí y no a él o a ella”.

Quienes constelan saben de los embrollos relacionales que se mues-


tran en las constelaciones y que llamamos: “implicaciones”. Al conocer
las matrices podemos ver cómo - entre la gran variedad de implica-
ciones que aparecen en las constelaciones - cada una entra dentro de
su matriz correspondiente. Identificarlas no solo ordena el trabajo del
facilitador sino que permite traer a la luz las matrices cotidianamente
activas en el consultante.

120
Los sonidos primarios
en las constelaciones

N
o puedo dejar de mencionar un elemento que utilizo en las
constelaciones y que si no fuera por él muchas de ellas no po-
drían continuar o llegar a su fin.

Me refiero al sonido, una herramienta muy valiosa que cuando es


utilizada adecuadamente produce transformaciones profundas.

En todas las culturas se realizan prácticas sociales que ayudan a in-


tegrar a sus miembros. En muchas de ellas, la música, el sonido, están
presentes. Una de las más generalizadas es el canto de los himnos na-
cionales que por un lado diferencian unas naciones de otras y, a su vez,
unen en ese acto a todos los seres que forman parte de esa nación. En
ese momento, pareciera que se borraran las diferencias entre los miem-
bros de esa comunidad. En ese acto ellos se hermanan.

Sabemos que la música, el sonido, producen diferentes efectos en las


personas que los escuchan y si esto está marcado dentro de un contexto
particular, su efecto se puede potenciar.

Como ejemplo: En mi caso, cuando escucho el himno nacional can-


tado por la selección argentina de fútbol y el público, en los mundiales,
me produce una gran emoción, al punto de llegar a las lágrimas. Ese
es uno de los momentos en que tengo la sensación de formar parte de
un inmenso y hermoso país, con todo el potencial.

De lo que estamos hablando es de música y pertenencia. Aún dentro

121
Dr. Eduardo Fain

de un mismo país cada región tiene su folclore. Y cada uno de noso-


tros tenemos músicas favoritas y otras que activan representaciones de
diferentes momentos de nuestras vidas, algunos hermosos y otros, no
tanto. Pero lo cierto es que si escuchamos “esa canción” seguro nos lleva
hacia aquel recuerdo, hacia aquella emoción, a la que está asociado.

Sonido y constelaciones

Durante la práctica de las constelaciones me fui dando cuenta de


que, en ocasiones, la palabra, las frases, no alcanzaban para sanar lo
que el material mostraba. Fue a partir de allí que comencé a utilizar el
sonido, en algunas situaciones específicas, dentro de ellas. Aclaro que
no estoy hablando de música, ni de canciones sino la utilización de so-
nidos primarios.

Al sonido lo considero de manera dual. Por un lado: preverbal.

Como ejemplo: un bebé que se está gestando siente los latidos del
corazón de su madre desde dentro de la panza desde mucho antes de
entender alguna palabra.

A su vez lo considero como paraverbal. Es decir que ocupa un lugar


en sí mismo como lenguaje sin texto, que despierta en los oyentes sen-
tires particulares.

Como ejemplo: el efecto que produce en los oyentes el canto armó-


nico, canto gregoriano, sonidos armónicos producidos por cuencos de
metal o cuarzo, etc.

Lo que fui observando es que el sonido dentro de las constelaciones


facilita:

- La transformación de imágenes.
- Abrir un material que no se mostraba hasta ese momento.

122
Constelaciones Individuales y sus Matrices Relacionales

- Acceder a estados de conciencia más amplios.


- Profundizar estados de conexión.

En las ocasiones en que aparecen imágenes de guerras, de inunda-


ciones, de epidemias, etc., es tanto el dolor que se muestra allí, que las
frases no lo pueden abarcar. La experiencia muestra que cuando usa-
mos sonidos primarios en esas circunstancias las imágenes se transfor-
man, comienzan a sanarse.

Es asombroso ver cómo los sonidos primarios pueden producir una


modificación en la imagen y que ese cambio no vaya en cualquier senti-
do sino en el de humanizar, sanar, reconectar, a aceptar a aquellos que
antes no formaban parte.

Recuerdo cuando, en una de mis primeras experiencias, a un con-


sultante le emergió una imagen de una guerra, de dos ejércitos pe-
leando.

En ese momento hice un sonido y le pregunto: - ¿Qué está sucedien-


do?

Y él me responde: - Dejaron de pelear….. soltaron las armas…… se


miran…… se ven….. es como si se hubieran despertado de un sueño……
y aunque parezca loco, se están abrazando.

Mi experiencia es que en estas ocasiones el sonido produce un salto,


una conexión con una conciencia más amplia.

También ocurre que cuando una parte del material de la constela-


ción no se muestra, la utilización del sonido permite que emerja la ima-
gen que de otro modo difícilmente se hubiera mostrado. Esto permite
desplegar parte de las representaciones que habitan al consultante.

En otras ocasiones el sonido tiene como efecto profundizar estados,


sentires.

123
Dr. Eduardo Fain

Recuerdo una constelación en la cual el consultante, al girarse ha-


cia sus anteriores, en el lugar del padre le apareció una piedra. Me
llamó la atención la imagen por lo que le pregunté qué había sucedido
con su papá. A lo que me respondió que su padre había muerto cuando
él estaba en la panza de su madre. En el transcurso de la constelación
él termina abrazado a su papá estableciendo una profunda conexión.
Al hacer un sonido, en ese momento, se profundizó aún más su sentir
sellando este reencuentro en lo profundo de su ser.

En otras ocasiones, cuando quienes están en la imagen miran hacia


el origen o hacia el destino o hacia la totalidad, el sonido facilita que
emerja su representación. Esto permite, luego, poder trabajar con ese
material.

Los sonidos primarios son un instrumento muy importante en este


abordaje. Su uso en las constelaciones permite mostrar, reforzar, am-
pliar, transformar aquello adonde la palabra no llega.

124
Palabras finales
Lo humano expuesto al misterio.
Sonido, arena y sal.

N
o se trata solo de constelaciones, se trata de la vida. Podernos
descubrir desde una mirada humanista. La que puede recono-
cer al Ser inserto en un medio familiar, social, cultural, que lo
condiciona hasta que pueda comenzar a descubrirse.

Al principio es repetición y sufrimiento. Luego, al entendernos como


seres sociales, se nos revela dónde estamos implicados, las formas rela-
cionales que establecemos, los roles que ocupamos y cómo lo hacemos.

Este darse cuenta no es solo cognitivo. Las constelaciones individua-


les le dan la posibilidad al consultante, desde las representaciones que
lo habitan, que pueda descubrir, transformar, recuperar su lugar, su
poder para desarrollar su vida.

En lo profundo, de lo que se trata es de ser vistos y de una manera


amorosa. Mirados y reconocidos, aceptados incondicionalmente. Ama-
dos, no por lo que hagamos o el lugar que ocupemos sino simplemente
como seres que somos. Cuando desde lo profundo de nuestro ser somos
vistos, queridos, por nuestros padres, por nuestros ancestros, acepta-
dos, abrazados por la vida misma, este amor que nos ve nos permite ver.

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Curriculum vitae

El Dr. Eduardo Andrés Fain es médico, recibido en la UBA. Se formó


en Homeopatía Unicista y Acupuntura Médica, que practicó por más de
30 años.

Es master y trainer en Programación Neurolinguística. Fue docente


en el Primer Instituto Sudamericano de PNL durante15 años. Es Post-
grado en Hipnosis Ericksoniana.

Se ha formado en Constelaciones Familiares con Bert Hellinger


y Tiiu Bolzman. Docente del Centro Bert Hellinger de Argentina desde
el 2002 al 2009 y director del área Medicina Sistémica desde el 2002
al 2008.

Ha coordinado y supervisado grupos de Constelaciones Familia-


res en Argentina, Uruguay, Ecuador, Perú, España, México y Chile.

Integrando diversos enfoques ha desarrollado las Constelaciones


Individuales®, un abordaje social y vivencial que le permite al con-
sultante transformar aquellas dificultades que lo limitan en su vida co-
tidiana.

Actualmente dirige la Formación en Constelaciones Individuales e


imparte, junto a la Lic. Graciela Borsalino, tres cursos online:

1. Convivencia Consciente: Los Órdenes del Amor de Bert Hellinger

2. Matrices Relacionales: Las formas relacionales que establecemos


los humanos cotidianamente.

3. Constelaciones Individuales – Estructura y proceso: La constela-


ción individual paso a paso.
Datos de contacto
www.eduardofain.com.ar
doctorfain@gmail.com
54-11-4825-4934
Facebook: Dr. Eduardo Fain

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