N° VII - ABRIL 2015

LIMA, PERÚ
CONTENIDO:
Antieditorial........... 3
Opinión................... 4
Cultural................... 6
Feministarte............ 8
Fixión...................... 10
Crónicas.................. 13
Ballet Mécanique.... 14
Kinoapparatom...... 16
Poética..................... 18
Interludio................ 20
AUTORES:
NÚMERO ANTERIOR: Coyote
Jahb Drako
Amelia Earhart
Jaime Morales
Rafael Moreno
Alejandra Niro
Márlet Ríos

Encuéntranos en:
Mamotreto
 Antieditorial
Existe un reflejo en tu mirada. Mientras llevas la copa a tus labios existe un reflejo en tu
mirada. Yo sonrío mientras intercambiamos caricias. Ayer fue la sutil escena en el cam-
po de tenis. Un día después de mañana hablaremos sobre el vestido azul y como podre-
mos combinarlo con el sombrero de aquella tienda que queda a dos cuadras del hogar.
Algunos meses en nuestro futuro mientras lees Mamotreto, te detienes y tus ojos me
seducen una vez más y no puedo decir nada porque me siento totalmente embelesado.
Días más tarde en la piscina estaremos conversando sobre nuestras atracciones filosó-
ficas y sobre nuestro mutuo desdén hacia el cine moderno. Horas después haremos el
amor. En unos momentos pronunciarás mi nombre y sentiré como si todo estuviera
comenzando de nuevo. Una vez más. Una vez más.

Existe un reflejo en tu mirada. Mientras acomodas tu larga cabellera existe un refle-

jo en tu mirada. Mis ojos se llenan de lágrimas mientras intercambiamos detalles de
amor. Ayer fue la incesante intensidad de tus palabras. Un día después de mañana
hablaremos sobre el sutil posicionamiento de las secciones de Mamotreto mientras me
haces recordar cuan dichosa eres leyendo poemas en voz alta. Algunos meses en nues-
tro futuro mientras te desvistes, empiezas a bailar y no puedo más que acompañarte
porque nuestros relojes han muerto. Días más tarde estaremos cenando junto a flores
y velas mientras intercambiamos pareceres sobre la política y la sociedad actual. Horas
después haremos el amor. En unos instantes pronunciaré tu nombre delicadamente,
solo para sentir que todo está iniciando por primera vez. Una vez más. Solo una vez
más.

Existe un reflejo en tu mirada. Mientras mueves tus caderas al ritmo de bossa nova
existe un reflejo en tu mirada. Soy feliz mientras compartimos momentos. Ayer fue la
emotiva fotografía de encontrarnos en la montaña más significativa. Un día después de
mañana sabremos exactamente los detalles de nuestro compromiso y entenderemos
que significamos para cada uno. Algunos meses en nuestro futuro mientras tomas tu
taza de té habrás despertado ese día con el anillo en tu dedo. Días más tarde estaremos
abrazados leyendo Mamotreto, leyendo sobre antieditoriales, cine, música, cuentos,
sociedad y viajes. Horas después haremos el amor. En breves segundos hablaré sobre
el título, solo para recordar que estamos comenzando una vez más, una vez más en tu
mirada. Ahora lees. Una vez más.

3
 Opinión
Historias de un aprendiz de derecho
Tenía veintidós años cuando entre a laborar
—por recomendación de una amiga que ahora
reside en Buenos Aires— a una importante
editorial jurídica del país. Desde que ingresé
a la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, había
escuchado hablar de la referida editorial.
Su nombre (su imponente nombre) hacía
referencia a grandes artículos escritos por
dogmáticos de todo el territorio peruano (o
por lo menos, todo cachimbo cree eso).
La empresa era de propiedad de William
Guerrero y era dirigida por un gerente general
llamado Miguel Muñoz, y un subgerente
general llamado Miguel Tejada. Muñoz era el
típico jefe serio y cascarrabias que no posee
amigos en el trabajo (solo esclavos) y que
cree que su única misión en la vida es hacer
dinero y más dinero para la empresa en la que
trabaja. Tejada era un tipo huevero y afanador
de practicantes, que usaba su posición dentro
de la empresa para intentar ligarse a las
chicas más simpáticas de la editorial. Todos
en el centro de labores nos preguntábamos
como carajos justificaba su sueldo si todo el
día se la pasaba mirando videos en youtube.
Recuerdo que la primera vez que entable
conversación con Miguel Tejada fue para
solicitarle un permiso de salida en virtud de
que me encontraba mal de salud.
- Hola, Alberto. ¿Dime, que se te ofrece? - me
preguntó mientras ponía pausa a su video de
los cómicos ambulantes (así de huevero era).
- Buenos días, Dr. Tejada —le respondí casi
moribundo— , me siento mal de salud y deseo
irme a mi casa. Tengo mucha fiebre.
Cogió un lapicero y firmó mi papeleta de
salida, sin hacer mayor aspaviento.
4
- Cierra la puerta cuando salgas. No quiero
que el ruido se escuche afuera.
“Viejo huevero, carajo”, dije para mis
adentros. Intenté deducir la existencia de
algún lazo de poder entre el amante del
youtube y el dueño de la editorial. En la gran
misión me acompañó un gran amigo de varias
batallas ganadas y perdidas: Daniel Carretero.
- Yo creo que ese huevón debe ser nieto o
sobrino de William Guerrero, o puta, a lo
mucho su yerno — manifestó Daniel—, el
pata se rasca las bolas y le pagan por eso.
Afana a las practicantes y le pagan por eso.
¡Putamare, así quien no viene a chambear
todos los días!
- ¡Yo creo que sí! Para mí que ese huevón o
es lo que tú dices o sabe algún caucau de la
empresa. ¡Fácil la editorial se dedica a lavar
dinero y nosotros ni enterados!
Nos reímos mutuamente de la conversación
estúpida que acabábamos de tener. Sin
embargo, la incertidumbre acerca de las
prerrogativas poseídas por Miguel Tejada aún
seguía sin ser resuelta.
Uno de esos días, me gané con el coqueteo
sutil y furtivo entre Miguel Tejada y una
practicante del área legal. Andrea Paredes era
alta para el promedio de las chicas limeñas,
delgada y de simpático rostro. ¿Cómo pedirle
a un gavilán pollero como Miguel Tejada que
no coloque sus ojos es una persona así?
- Esa chica pasa mucho tiempo en la oficina
del Dr. Tejada —comentó Javier Miranda,
quien trabajaba como corrector desde hace
meses antes de que yo ingresara a laborar—.
Dicen que pese a que aún no es egresada,
gana más que todos los practicantes. Algo
 M A M O T R E T O

debe haber para que gane más que el resto.

La malas lenguas dicen que para teniendo sus
choques y fugas con el Dr. Tejada.

- ¿Tú crees? —le pregunté— Tiene cara de ser

una chica tranquila.

- ¡Por Dios, Alberto! ¡Tú ves a Sasha Grey y

Florcita Polo en la empresa y piensas que son
novicias recién salidas del convento!

Meses después, fui testigo de un plagio

descarado sobre el trabajo realizado a mi
exjefe Edgar Zambrano. Él, durante varios
meses, había estado preparando un conjunto
de jurisprudencias relacionadas a cada
artículo del Código Civil. Cada artículo del
mencionado cuerpo de leyes contenía de
cinco a siete jurisprudencias.
- ¡El autor no seré yo! —exclamó, Edgar
Zambrano, algo decepcionado, algo
resignado—. El autor, según el Dr. William
Guerrero, será el Dr. Miguel Tejada. Casi
seis meses trabajando e investigando para
que otro se lleve el crédito. Llevo más años
en la empresa que él, pero se lleva todo
el crédito. ¡No es justo, Alberto! —miró
desconsoladamente el piso— ¡No es justo!
- Bueno, doctor, una vez Gandhi dijo que la
recompensa está en el esfuerzo y no en el
result…
Edgar Zambrano me miró con unos ojos
de asesino en serie, por lo que supe que era
mejor callarme y no decir ningún comentario.
Ya en mi último día, al momento de
despedirme de todos, me tocó la obligación,
casi diplomática, de tener que despedirme del
amante de los videos en internet.
- Me enteré de que no renovarás contrato con
nosotros, Alberto.
- Así es, doctor.
- ¿Y eso?
- Bueno, considero que ya no hay nada que
la editorial pueda aportarme o que yo pueda
aportar a ella.
- Hmmm, comprendo. ¿Sabes? Te deseo
muchos éxitos en tu futuro laboral y
académico.
- Gracias, doctor.
- Mírame a mí. ¿Tú crees que me fue fácil
llegar hasta dónde estoy? Me costó mucho,
pero ahora gozo de los frutos de mi esfuerzo
y dedicación.
A veces pienso que debí patearle el cerebro
en esa ocasión y decirle “Viejo huevero, tú
te la llevas fácil, así que no me jodas con tu
discurso”.
- Bueno, Alberto, cuídate mucho.
- Gracias, doctor. Usted también cuídese.
- No olvides de cerrar la puerta cuando salgas.
No quiero que el ruido se escuche afuera.
Al salir de la empresa, un camión de carga
se estacionó en frente de ella. De su interior,
brotaron unos hombrecillos grises que
cargaban unas cajas repletas de libros con
olor a nuevo. De reojo, pude notar el título de
uno de ellos: “Jurisprudencias relevantes del
Código Civil. Autor: Dr. Miguel Tejada”.
“Te la llevas fácil una vez más, viejo huevero”,
pensé para mis adentros.
Jahb Dracko
5
 Cultural
Mi última fiesta alemana
Tal vez aquello que más llame la atención del
recién llegado a Alemania sea la prolijidad con
que los oriundos de esta tramontana región ―
bendecida por Dios con variopintas salchichas
y cervezas― se anticipan a los eventos y hacen
realidad los sueños húmedos de cualquier
organizador de eventos: me refiero, en efecto,
a la maestría —natural, me gusta pensar— para
planificar. Esta suerte de disposición innata
del teutón, diría incluso más íntima y esencial
que aquella que le impide despegarse de su
bicicleta (tanto más loable, cuanto más frío el
invierno), se manifiesta en todas las facetas
de su vida: ya sea en la calidez del hogar, en el
tenso solaz del compañerismo laboral, o acaso
en el paradójico cariz lúdico-ceremonioso de
las asociaciones, esa infinitud de grupúsculos
fundados alrededor de un interés o actividad
particular, cuya existencia pareciera incluso
ser anterior, desde el punto de vista lógico e
histórico, a la de sus miembros: ellas existieron
desde siempre, y continuarán existiendo
aun cuando el ser de sus integrantes se
haya hecho ceniza y more en las negras
tierras de una futura Germania imaginaria.
En lo que a fiestas se refiere, es normal recibir
invitaciones con tiempo de anticipación
suficiente para que el cerebro humano
aumente su capacidad en un par de
centímetros cúbicos; invitaciones donde
se detalla exhaustivamente, con precisión
nanométrica, quiénes están invitados, cuánto
tiempo durará la celebración, y qué roles son
asignados a cada uno. Justamente a contar
mi experiencia con una de estas dichosas
invitaciones están dedicadas estas líneas.
Mientras me esforzaba por romper la férrea
armadura de un pan negro con semillas de
girasol, escuché sonar el timbre. El cartero
esperaba calmado con un inmenso sobre
6
en la mano derecha, y unos papeluchos
indescriptibles en la izquierda. Se trataba,
según entendí, de documentos importantes
enviados por correo certificado. Tras haber
llenado, firmado y abandonado mi huella
dactilar en los susodichos papeles, me
dediqué a examinar con cuidado el sobre
entregado. Se trataba, sin lugar a dudas, de
alguna suerte de carta oficial, habida cuenta
de la cantidad de sellos y direcciones que
poblaban el sobre. Pensé que, con esa parca
alegría que caracteriza a los funcionarios
públicos alemanes, melliza del rictus que
acompaña al proceso de “clonación” en
cuclillas de la mayoría de seres humanos
felices, me comunicaban que recibiría una
devolución de impuestos.
Grande fue empero mi sorpresa cuando
leí el nombre de aquella infame agencia
del gobierno alemán autora de esas
inusitadas líneas: “Oficina Federal para la
Planificación, Control y Fiscalización de
Asuntos relacionados con la Emigración al
Más Allá”. Cito algunos de los parágrafos más
elocuentes:
“Por la presente informamos a usted que, de
acuerdo con los últimos informes presentados
por la Oficina Federal de Salud - Departamento
de Análisis Prospectivo - Dependencia de
Análisis de Material Genético y Modus Vivendi,
los cálculos más optimistas le atribuyen a
usted una expectativa de vida que se extiende
como máximo hasta junio de 2069, en el que,
de acuerdo con una estimación probable en
un 99,9999996216%, usted será sujeto de
una emigración forzosa como resultado de un
colapso cardiorespiratorio masivo. [...] según
la legislación vigente debe usted tomar las
precauciones del caso, que incluyen lo siguiente:
 M A M O
a) No llegar tarde al velorio o
al entierro; fechas y horarios para ambas
festividades pueden ser consultadas en
el Anexo 1 “Cronograma de Festividades
Mortuorias - Siglos XXI a XXX”. Las tardanzas
o ausencias injustificadas de parte del futuro
finado devendrán en multas establecidas en
el “Código de Procedimientos Judiciales para
futuros Occisos” (Anexo 4b);
b) dispensar cantidades suficientes de
bebidas alcohólicas y no alcohólicas, así como
bocadillos y platos de fondo, para la cantidad
estimada de deudos, familiares y amigos, que
se indica en el Anexo 2 “Estimación del número
de deudos - Método Fraenkel/Untersteiner”;
c) enviar, por anticipado y por correo
certificado, invitaciones a los futuros deudos,
donde se indique precisamente qué roles y
funciones desempeñará cada uno de ellos
de acuerdo a lo establecido en las “Líneas
Generales para la Determinación del Rol de los
Invitados a la Festividad Mortuoria”, además
de incorporar a la invitación lo establecido en
los puntos a) y b);
d) abandonar los precintos donde
se celebrará la festividad mortuoria según el
cronograma de actividades, con el fin de evitar
retrasos en su traslado al lugar donde sus
restos descansarán por un lapso aproximado de
tres (03) años (sin garantía); según la necesidad
de espacio, sus restos podrán ser enviados al
sol sin costo alguno (véase el Anexo 5 sobre las
fechas de salida de los transbordadores).
T R E T O
Nuestros funcionarios estarán encantados de
absolver cualquier pregunta vinculada a su
próximo viaje al “otro barrio”.
Con cordiales saludos,
W. Heiron
Oficina Federal para la Planificación, Control
y Fiscalización de Asuntos relacionados con la
Emigración al Más Allá”.
Cuando hube terminado de leer aquella
miríada de anexos, me di cuenta de que
no había manera de cubrir los costos de
tamaña festividad mortuoria. Volví a revisar
mi cuenta del banco, y constaté que ―para
poder disfrutar de esta, mi última fiesta
alemana― tendría que ahorrar prácticamente
cada centavo que ganase en los próximos
años... Esta constatación fue suficiente
para que empaque cuatro chirpas, me dirija
al aeropuerto y tome el siguiente vuelo a
Perú; sí, prácticamente en la indigencia,
aunque con la firme convicción de que la
precaria organización estatal peruana no
solo no se preocuparía de quién atendería
las festividades relacionadas con mi muerte,
sino de que ―cualquiera sea mi suerte y la
muerte que me esperan en mi tierra―, serán
tan espontáneas, inesperadas y felices como
lo fuera en el ocaso de los años 70 mi llegada a
estas extrañas, porque bellas, tierras bañadas
por el océano pacífico.
Rafael Moreno
7
 Feministarte
El romance de nuestros padres
reflejado en agua
El primer golpe crea un zumbido. No tienes
una distinción sobre lo que sucede y lo prime-
ro que puedes percibir es que los usuales rui-
dos suenan en una frecuencia más baja. Zum-
bido. Ahora tal vez mareo. Abres una puerta
y esta se abre ante otra puerta. Así hasta que
entiendes que nunca abriste la primera puer-
ta. La ventana es de color púrpura y no exis-
ten nombres en sus maderos. El cielo no pare-
ce tan amable como creías y decides no salir.
El primer golpe fue el recuerdo de alguien
que no tiene mayor relevancia en el presen-
te. Entonces tu cabeza gira para contestar un
teléfono. Entonces tu cabeza gira para tomar
entre tus dedos una taza. Entonces tu cabeza
gira para sonreír ante la última ocurrencia de
los tiempos modernos.

Tu cabeza se mantiene aletargada pero pau-

latinamente vas rencontrando todos los mo-
mentos. El primer golpe se llama matrimonio.
No puedes evitar ser sarcástica, no puedes
evitar entender años en minutos. Entonces
los libros escupen letras para que entiendas
las leyes de una sociedad que puede también
apretar el cuello a las más distraídas. Quieres
un poco más de té, quieres abrir la puerta y no
encontrar otra puerta. En tus dedos un anillo
se mantiene como una figura básica sobre lo
que significa el reflejo en el agua. Te han ha-
blado tanto de ello, han imitado lágrimas y
sonrisas sobre ello. Ahora debes leer al revés y El romance de nuestros padres reflejado en
en otro idioma para procrear nuevos comien- agua. N0 has envejecido todavía porque no
zos, pero todo es posible. Existe un zumbido. has entendido que somos cíclicos en historia.
Un zumbido sobre tus sentidos. Ahora tam- Somos el movimiento de un mar que no sabe
baleas sobre mojado. Ahora un espejo te con- de palabras y sus significados. No necesitas
sume y cuando puedes entender como crear saberlo. Simplemente conocer a aquellos que
agujas en agua te sumerges en el olvido. Hoy te rodean para saber que los romances son le-
olvidas la mujer plástica de brazos madera y tras en libros y libros en tu vida cuando tomas
piernas metal. Hoy olvidas y alguien sonríe. una taza de té o cuando recoges unas letras
8
 M A M O T R E T O

en un papel de una carta que nunca llegó por-

que él está muerto para ti. No necesitas en-
tender, solamente acercar tu rostro y ver el re-
flejo en agua. Ver reflejos cada vez que creas
las mañanas y recorres todas esas horas que
se extinguen sin mayor relevancia. Hay un re-
flejo en agua y es para ti. Hoy es para ti. Entre
árboles y hojas todo aquello que se resume a
pasado es color de hoy día. Ahora empiezas
a entender los reflejos, los espejos, agua, so-
nidos, sentimientos, latidos, razonamientos,
problemas lógicos, emancipaciones, estatuas
y declaraciones. Ahora zumbido.

Tu rostro en el suelo. Te levantas y un peque-

ño hilo de sangre cae, creando un dibujo en
la madera. Parece tu reflejo. El zumbido ha
desaparecido. Esa sensación en tus piernas se
llama cansancio. Cansancio en años. Recuer-
das que el primer golpe se llama matrimonio.
Ahora por ello estás imitando un nombre. Tu
nombre. Pero tu nombre no es imitación, es la
continuidad de la cadena histórica, momen-
tos específicos que han descendido en ti y tú
no habías rescatado en leer el nombre de tus
padres en letras grandes y doradas, no habías
rescatado el apellido que acompaña a esa pe-
queña situación que tus padres escogieron y
que ahora todos lo señalan como tu distinción
más peculiar.

Eres ahora el romance de tus padres refleja- se levantan para evitar países fronterizos?
do en agua. Eres ahora consecuente con tus ¿Quieres adivinar en que mano está el tesoro
actos cuando has sabido defenderte y dejar cuando el niño pronuncia hambre? ¿Quieres
olvidar. No todos los años son errores cuando crear tu propio bienestar económico al cos-
puedes respirar en el presente. Puedes res- tado de un banco de sangre? Abres los ojos y
pirar consecuentemente. Los niños sin nom- firmas. Todo ha comenzado. Tus padres nue-
bres propios que piden milagros en las calles vamente en el espejo. Observa. Obsérvalos.
te hablan en idiomas que ahora comprendes.
Has aumentado el volumen de tus pasos y la
frecuencia es correcta. No hay más zumbidos.
La creación de un nuevo parámetro que cuel- Jaime Morales
ga su vida en pezones es la ideal solución para
todos aquellos que rodean y buscan tu nom-
bre para colocarlo con sus lenguas apellidos.
Sobre la disolución de las metáforas existe el
pequeño cuento que quieren escribir sobre
tus dominios, hay personas que han inventa-
do cadenas. Hay personas que han inventado
el asesinato. ¿Quieres creer que los muros
9
 Fixión
Reflujo anaxagórico posmoderno
Condenado por los sempiternos dioses a
que un taxi aquilino devorara eternamente
mi exiguo hepático sueldo de profesor
universitario; agobiado por la necesidad,
quien sentenciaba a diario que mi prisión
oscilara en polos distantes de la ciudad,
dudando —a fin de cuentas— de que mi
función prometeica deviniese en algún tipo
de bien para la humanidad… errante en mis
pensamientos musitaba juramentos contra
los aurigas de las carrozas de acero que
abarrotaban una estrecha calle del distrito de
Lince, mientras observaba de reojo el reloj del
carro a nuestra derecha.
“¿Sabe cuál es el problema, joven?” –preguntó
de repente el chofer del taxi.
-“Dígame”, respondí, dispuesto ya a
abandonar mi ausencia y entablar una charla
que redujera la ansiedad del viaje.
-“El tráfico…” —afirmaba el canoso hombre a
mi izquierda, al momento que yo acompañaba
mi asentimiento con un “¡Claro! El tráfico.”,
mientras un eco martillaba mi conciencia
a modo de letanía “el tráfico, el tráfico, el
tráfico”.
El chofer sonrió condescendientemente y
prosiguió: “No, no, joven, usted no me ha
dejado terminar: el tráfico no es el problema,
es tan solo una consecuencia, digamos, un
síntoma del problema real”.
En ese momento evoqué las largas
conversaciones que habría presenciado
entre amigos cuyo interés estaba en
encontrar soluciones al problema del tráfico,
que iban desde aquellas enfocadas en la
infraestructura vial, pasando por un mejor
control municipal y policial del transporte
10
público, y que alcanzaban incluso esas otras
elaboradas elucubraciones conceptuales
en torno a la posibilidad del cambio de
la mentalidad de choferes y usuarios.
Apertrechado adecuadamente entonces para
lanzarme a la arena de la discusión sobre el
tránsito en Lima, intenté atacar el problema
de la infraestructura vial, confiado en que el
sexagenario auriga se me aunaría en la lucha,
dotando a los argumentos presentados de
una inigualable e invalorable experiencia en el
campo de batalla.
Pero tan solo recibí carcajadas como
respuesta, seguidas de una peculiar elocución
metafísica:
-“Ya ve, joven, otra vez está usted entendiendo
mal las cosas. Mire, le voy a poner un ejemplo,
y usted dígame si es así o no. Cuando usted
está molesto, le ha pasado algo jodido, ¿le
salen bien las cosas? ¿No, verdad?”
-“No”, respondí rápida y tajantemente. Como
presentía que durante la conversación este
tipo de preguntas me reducirían al papel
de un inexperto interlocutor socrático, que
vería su papel limitado a asentir o negar
con monosílabos, decidí jalarle la lengua al
taxista. “¡Ah!, ya, entonces lo que usted quiere
decirme” -continué yo- “es que uno tiene que
andar de buen ánimo para que las cosas que
uno hace salgan bien, ¿no? Una alteración del
ánimo nubla o perturba nuestra capacidad
de razonar correctamente, algo así es lo que
usted dice, ¿no?”. Las carcajadas eran ahora
más fuertes.
-“Ayayay, ya vi que va a ser difícil explicarle.
Mire, el tráfico se produce porque la gente
piensa mal. En realidad, todo lo malo que
sucede, sucede porque alguien lo piensa ”.
 M A M O
-“Ajá, si piensas que te va a ir mal, te va mal,
¿es eso?”
-“Bueno, no, no, hmmm… A ver, dígame:
¿de dónde cree usted que provienen los
terremotos, las inundaciones, los incendios
forestales, los accidentes, el tráfico, todo
lo malo del mundo? No es casualidad,
pues, jovencito, no es casualidad. Son los
pensamientos negativos de las personas
que se meten en la realidad, se hacen reales.
Usted está molesto por algo, se cae una casa
en China; me entero de que mi pensión no la
van a subir hasta el próximo año, se quema
un bosque en Australia; a una vieja se le caen
los lentes en África, se derrumba una mina en
Estados Unidos. Así es, amiguito, así es. Todo
está relacionado, nada sucede de champa,
nada”.
Apabullado por la inmaculada argumentación
del taxista, desprovisto de armas para
continuar titánica batalla contra semejante
Tifón del razonamiento, decidí entonces que
la única vía que me quedaba por recorrer era
la de llevar la tesis del grandilocuente chofer
T R E T O
hasta sus últimas consecuencias, y tomar
como tabla de salvación una aún imprevista
reducción al absurdo de la tesis por él
presentada.
Sin embargo, mientras el manto negro de la
noche se extendía, pausado y cadencioso,
desvaneciose de pronto mi vana esperanza:
el estruendo del choque, la violencia del
movimiento errático del taxi, arrastrado
hacia la vereda por el empuje incontrolable
de la imparable combi de la línea Santa Anita.
Mientras salía del taxi siniestrado alcancé
a divisar al chofer del taxi, descargando su
furia contra el rostro de su colega de la combi;
alcancé a divisar, a lo lejos, perdida en el
horizonte, la vaga silueta de los árboles del
Campo de Marte, mecidos por el indulgente
viento vespertino. Así mi mochila y la apreté
contra mi pecho, dejé diez soles en el asiento
y eché a correr hacia aquella nebulosa y
ambivalente tierra prometida en que el
Campo de Marte se había convertido para mí.
Rafael Moreno
11
 M A M O
Carta de una mujer desconocida
Aún buscas refugio en fotografías ridículas.
Tu corazón sigue roto y no logras entenderlo.
Te duele cada vez que piensas, cada vez que
recuerdas. No sabes si lo extrañas a él o la
persona que creías que era. Dices que todo lo
tienes decidido, que no darás marcha atrás.
Repites el credo de todas las navidades y fines
de año, “hoy se acabó”. Non è questo…
Es déjà vu, tienes la respuesta correcta pero
no es fácil asumirla. Te vuelves vulnerable
cuando él es aquel de tus recuerdos, de tus
momentos felices y con ojos cerrados vuelves
a buscarlo. Niegas aceptar lo que sientes,
no es la misma intensidad de esas
miradas cómplices. Lo
peor de todo es que
crees que esta vez y de
tanto intentos se dará
cuenta que te adora
como tú a él y dejará,
al fin, de hacerte daño.
Pero sabes que no es así
y vuelves a caer. È vero…
Como todos los meses
la tristeza envuelve tu
corazón. Sabías que cada
beso, cada susurro y el
roce de los cuerpos, ya no tenían el mismo
sabor. Terminabas sola y vacía, le dabas la
espalda para dormir y llorar en tus sueños.
Sin embargo, sigues creyendo con infinita
devoción que él vale la pena, que su amor y él
son complicados, te decías constantemente
que se quieren y que solo hay que esperar.
Pero él nunca tiene tiempo, me corrijo,
él nunca tiene tiempo para ti. Callas y lo
justificas a tu manera, le abres tu corazón
corriendo el riesgo que lo lastime cuantas
veces quisiera, sin impórtale tus lágrimas.
Sobreviviste lidiando con el dolor pero no
podías más, te desangrabas por las mismas
heridas que se volvían a abrir cada vez que tú
le perdonabas. Te rendiste y dejaste que tus
recuerdos perdieran la fuerza que te ataba al
pasado.
12
T R E T O
Sabías que tenías que acostumbrarte a no
echar de menos sus abrazos, su aroma, sus
caricias, ni su voz al decirte je t’aime… ¿Por
qué? ¿Por qué sigue doliendo? Fin de mes
(fin de nuestros encuentros, fin de nuestras
caricias). Is this the end? No lo sé, no lo creo,
no lo sé… Solo sé que esa peculiar forma de
extrañarte se ha vuelto una puta pesadilla.
Hoy te dejaré un poco de mí, ¿por última
vez? Je suis faible. Savez-vous? Ça fait mal…
No me tomaré la molestia de contarte lo de
siempre porque sé que al hacerlo me hundiría
y me perdería en tus demonios. Tampoco
compartas conmigo tu nueva vida, tus sueños
e ilusiones, el regreso del amor dormido a tu
nueva vida estresante.
No lo quiero saber..
¡Soy egoísta! ¡Egoísta
del amor que sentí
mío! Te tomé y fuiste
mío por 4 años. ¿Yo
fui tuya? Jamais. Solo
fui la ninfa de tus
noches acaloradas
y de tus bajas
pasiones. Eso fui yo.
De nuestro último
encuentro con las
sábanas sigo siendo la
misma, sí, la misma que dejaste desnuda, sin
aliento y sin su sonrisa del día.La misma que
no dejaba de fumar desnuda dando vueltas
por la habitación, solo para dejar el último
cigarrillo y entregarme a ti (get together one
more time…). El día se hizo más claro y tú más
difícil de dejar.Cogí la poca ropa que cubría mi
vergüenza y fui dejando atrás mi sonrisa y mi
corazón. Las veces que me sometía a tu piel, a
tus manos, a tus besos húmedos recorriendo
cada parte de mi cuerpo, las lágrimas se
manifestaban y entendí que esa felicidad de 4
años no era lo que realmente quería. ¿Por qué
mierda no eras tú? Decidí dejarte, solo pensé
en mí y en mi felicidad. Hace frio sin ti, pero
sé sobrevivir.
Amelia Earhart
 Crónicas
Las ruinas de la cuarta dimensión
Un domingo ya lejano, mi padre y yo
fuimos a visitar unas ruinas preincaicas en
La Libertad. La huaca era un importante
centro ceremonial donde los antiguos hacían
sacrificios para sus dioses y vaticinaban
el futuro. Esto era vital para su sociedad,
principalmente agrícola. Una vez en la huaca,
mi padre y yo nos topamos con un muro
derruido casi por completo. Una pintura de un
dios degollador me atemorizó mucho. Lo que
más nos llamó la atención fue una pequeña
puerta, estrecha y misteriosa. Como mi padre
no cabía, decidí entrar sin imaginar lo que me
aguardaba al otro lado. Aún ahora no estoy
muy seguro si todo fue un sueño o de verdad
pasó. Según mi padre, yo estuve del otro
lado de la puerta unos 3 minutos, pero a mí el
tiempo me pareció una eternidad…
Lo primero que recuerdo es que la gente del
otro lado no vestía como nosotros. Su ropa
era más ligera y con menos color. Hablaban un
idioma extraño, incomprensible para mí. Pude
apreciar sus colosales construcciones y sus
estatuas muy bien esculpidas. Yo caminaba
admirado, aunque algo temeroso. Y fue
cuando me topé con el extraño hombrecillo.
Su aspecto era desgreñado y adusto. Llevaba
un morral y usaba un bastón deforme. En
la mano izquierda llevaba una especie de
linterna y andaba como buscando a alguien
importante. La gente lo evitaba, pero él no
se desalentaba en su búsqueda. Me inspiró
un poco de lástima y a la vez admiración, por
su carácter enérgico que se metió dentro de
un tonel. No pude evitar pensar en el Chavo
del 8 que también se metía en su barril cada
vez que quería recluirse del mundo. Me
acerqué curioso y noté que la pequeña puerta
estaba cerca del tonel. Yo había caminado en
círculos sin percatarme. Quería preguntarle
al extraño hombrecillo sobre el lugar donde
A Nikos Edgardo
me encontraba, y me interesaba saber a
quién buscaba con la linterna a plena luz del
día. Todo era tan insólito, tan misterioso. Sin
embargo, extrañaba a mi padre y empecé
a sentir algo de culpa por hacerlo esperar.
Decidí entonces atravesar la puerta. Antes de
hacerlo, di la vuelta y vi por última vez el tonel
del extraño hombre con pinta de charlatán.
Recuerdo el rostro angustiado de mi padre,
su abrazo desesperado y el interminable
rosario de preguntas: ¿Dónde había estado?
¿Por qué había demorado tanto? ¿Yo no había
escuchado su llamado? ¿Había conocido a
algún adulto?... Al notar que empezaba a
ponerme nervioso su ansiedad, mi padre
se calló y me abrazó fuertemente. Me di
cuenta de que hacía un gran esfuerzo por
no llorar. De regreso a casa, subí a mi cuarto
y observé que alguien había dejado en mi
mesa de noche un libro sobre los filósofos
de la Antigua Grecia. Tomé el libro y al azar,
lo abrí por la mitad. Hablaba sobre Diógenes
de Sínope. Era un filósofo extraño y burlón.
Vestía pobremente con sayo y usaba morral
y bastón. Le decían Diógenes el Perro, por su
manera desvergonzada de vivir. Era adusto y
le gustaba vivir dentro de un tonel.
Márlet Ríos
13
 Ballet Mécanique
Nuestros años psicodélicos
Nombrada como la mejor banda sudameri-
cana de psicodelia en los setenta y como la
única agrupación que llegaba a ser un refle-
jo importante de los monstruos americanos
y británicos de su tiempo, Traffic Sound se
erige como un baluarte del rock peruano en
un tiempo de cambios y revoluciones. Con
una corta pero impresionante carrera, Traffic
Sound parece ser una especie de isla dentro
de un movimiento que si bien ha contado con
agrupaciones importantes como Los York’s,
Los Saicos, Los Shain’s, Los Incas Modernos,
entre algunos otros, la escena del rock del
Perú en los años sesenta parecía moverse a
través de grupos específicos, que se estable-
cían sobre todo en su distrito de origen.

Fundado en 1967, Traffic Sound estaría inte-

grado por Manuel Sanguinetti en voz, Jean
Pierre Magnet en saxo, Freddy Rizo-Patrón
en guitarra, Willy Barclay en guitarra, Willy
Thorne en bajo y Luis Nevares en batería. El
grupo empezaría a hacer covers de sus bandas
favoritas como The Jimmi Hendrix Experience,
The Animals, Iron Butterfly, Cream, The Doors,
entre otros. El nombre deriva de un semáfo-
ro que se percibía desde la casa de Rizo-Pa-
trón donde eran los ensayos. Traffic Sound se
haría popular en fiestas privadas, logrando
una gran aceptación por muchos elementos,
desde el hecho de la experiencia de muchos
de sus integrantes a corta edad (Sanguinetti
y Rizo-Patrón ya habían sido parte del grupo
Los Hang Ten’s y Magnet había hecho lo mis-
mo con Los Drag’s; Barclay y Throne ya habían
tocado juntos desde jóvenes) hasta el simple
hecho de que cantaban en inglés, algo que los
diferenciaba de los llamados “nuevaoleros”,
buscando una mejor apreciación de sus gru-
pos fuentes.
14
Pero todo este clamor de Traffic Sound por su
capacidad de interpretar covers quedaría en
el pasado cuando voltearon su mirada hacia
los estudios de grabación. A partir de la idea
de temas originales, su primer álbum Virgin
saldría a la luz en 1969, con el ineludible éxi-
to Meshkalina. La placa es todo un descubri-
miento, mostrando el sonido experimental,
combinado con garaje y psicodelia que es un
tributo a sus influencias. Después de una suer-
te de recopilatorio en 1970 titulado A Bailar
Go Go, el grupo saca ese mismo año su disco
homónimo para finalmente presentar su úl-
timo disco en 1971, Lux. El grupo terminaría
disolviéndose en toda su cumbre dejando de
lado su popular sonido (sería la primera banda
de rock peruano en realizar una gira interna-
cional), sin imaginar que serían parte íntegra
del legado del rock peruano.
 M A M O
El disco homónimo de 1970 nos muestra la
versión más madura del Traffic Sound original
(para el disco Lux, Thorne sería remplazado
por Miguel Ángel Ruiz Orbegoso, más cono-
cido como Zulu). Si en Virgin encontramos
una compenetración directa en la psicodelia,
esta se encuentra fusionada con ritmos pe-
ruanos en la segunda entrega. Si Meshkalina
irrumpe como un icono psicodélico, Chicama
Way es el estandarte de mayor originalidad.
El disco abre con Tibet’s Suzette y desde esta
primera canción encontramos una mayor
presencia de Magnet y una mejor mezcla de
sus partes. Con una afrenta más arriesgada,
Traffic Sound parece conducirse a un rock pro-
gresivo, sin olvidar su compromiso con la psi-
codelia y tal vez expandiendo sus influencias
a un cercano Jethro Tull. The Days Have Gone
T R E T O
es una especie de balada al ritmo de Buf-
falo Springfield y seguida con un ritmo em-
inentemente latino con Yesterday’s Game.
America no desentona en esta corriente,
propulsando también sonidos andinos y
mayores juegos de sintetización. What You
Need and What You Want podría situarse
fácilmente como una entrega a la par de
Cream y Traffic, mientras que Chicama Way
es el himno de este álbum. Empty con un
juego melancólico de piano cierra la placa
como si secretamente pudiera predecir el
fin de una etapa importante dentro del rock
nacional.
Alejandra Niro
15
 Kinoapparatom
El arte de sobrevivir en el mar
Capítulo 2: El Mar no Perdona
Es muy probable que el nombre de Richard
Sale escape a muchos conocedores del cine,
en realidad, no sería nada raro que así sea.
Con tan solo catorce películas como director,
aunque con treinta nueve créditos como guio-
nista, el último esfuerzo de Sale en ambos
apartados para la pantalla grande sería El Mar
no Perdona, un vehículo más dentro de la ca-
rrera del gran Tyrone Power. Esta película es
ciertamente eso: una forma de acrecentar la
fama de uno de los actores más populares del
medio, esta vez en un filme coproducido por
Estados Unidos e Inglaterra, en donde el buen
Power también hace las veces de productor.
En una de sus últimas películas (Power mori-
ría un año después), el gran galán de la pan-
talla toma el riesgo de ser un personaje poco
agradable pero decidido en un tema más que
controversial. Basado en el cuento de Sale de
1938, supuestamente inspirado en el hundi-
16
miento del barco William Brown de 1841, El
Mar no Perdona nos muestra un reparto de
poderosísimas actuaciones. A Tyrone Power
se unen Mai Zetterling (involucrada senti-
mentalmente con Power en ese tiempo),
Lloyd Nolan, Stephen Boyd (el siempre recor-
dado Mesala en Ben-Hur), Moira Lister, entre
otros conocidos actores británicos.
El tema del confinamiento en una balsa hace
inevitable la comparación con Náufragos
(1944), pero ambos filmes difieren en muchos
aspectos. Hitchcock opera a partir del tema
central de la guerra y los personajes desarro-
llan perspectivas al respecto, para finalmente
mostrar la futilidad de dicha guerra y la ne-
cesaria propaganda para apoyar a su nación.
El Mar no Perdona es un drama situacional
que nos va proponiendo desgarradoramente
la necesidad de decisiones difíciles en crisis.
Pero El Mar no Perdona no es un simple dra-
 M A M O
ma, es en cierta forma la influencia de Power
por el teatro y la búsqueda de guiones to-
talmente creativos e innovadores, al mismo
tiempo que es un conducto para separase de
la imagen de sex symbol por la de actor se-
rio, a pesar que esos años gloriosos ya habían
quedado atrás.
La película nos propone el tema de la sobrevi-
vencia que puede ser comparado con algunos
de esos filmes de desastre que serían bastan-
te populares en los años setenta. Sin la fórmu-
la de estos últimos de tener un reparto estelar
y de incrementar la intensidad desde muchos
aspectos técnicos, El Mar no Perdona también
se compara a Náufragos en la búsqueda de la
naturalidad, la música en ambos filmes es usa-
da solamente en el principio y fin; más aún, el
filme de Sale implica un toque de realismo al
contextualizar el filme con una voz en off que
nos sitúa en un supuesto real del hundimiento
de un barco. La falta de grandes “estrellas”, a
excepción de Power, nos regala actores de ca-
rácter que cumplen fielmente su rol. Esto nos
otorga la oportunidad de encontrarnos ante
un drama de momentos completos, apoyado
por un gran guion.
Pero filmar en estas condiciones es problemá-
tico. La película cuenta con una interesante
cinematografía, pero debido a las dificultades
son notorios ciertos errores de sombras, de
continuidad de tomas, de posicionamiento
y de ciertos detalles (como el uso de botes
de bastante diferencia en planos generales y
acercamientos) que escapan a producciones
no tan costosas. Pero tal vez lo más resaltante
es la poca apreciación que llegó a tener la pe-
lícula e incluso, su desconocimiento. Una de
las razones se puede deber a que se trata de
una productora independiente, Copa Produc-
T R E T O
tions, asociada con Power. Otra de las razo-
neses la problemática en los filmes hecho en
Inglaterra que asumen algunos cambios al
llegar al mercado estadounidense (el título
original en inglés es Seven Waves Away que
cambiaría en Estados Unidos por Abandon
Ship! e incluso por la atípica Seven Days from
Now). Ello llevaría al poco interés del produc-
to, además de la falta de clamor internacional
o ausencia de estrellas (para esos tiempos,
Power hacía pocos filmes y sus mayores glo-
rias provenían de su trabajo en el teatro).
Pero El Mar no Perdona es un filme por de-
más interesante. La historia planteada se
va convirtiendo de un suceso fortuito a una
cruda realidad y los planteamientos llegan
a ser tan escalofriantes como críticos. Tyro-
ne Power es la presencia fundamental en el
filme apoyado por grandes actores secun-
darios (a destacar sobre manera a una gran
Moira Lister) y por la versatilidad de diálo-
gos y momentos. Como se había destacado
con Náufragos, es difícil mantener el ritmo
de una película cuando nos encontramos en
un mismo espacio sin posibilidades de cam-
bio y cuyo único contexto es el mar. Si en
algo supera a la producción de Hitchcock es
el hecho que nos encontramos ante un espa-
cio más reducido y con un número mayor de
personas, lo que hace aún más agobiante la
situación, de menor control y de difícil mane-
jo (y ese es el porqué de los errores técnicos).
Pero aun así, El Mar no Perdona mantiene la
vitalidad, la controversia y la calidad de este
filme clásico que extrañamente ha pasado
desapercibido, pero que es totalmente re-
comendable para cualquier amante del cine.
Jaime Morales
17
 Poética
Coyote

Muéstranos el camino hacia la red como se guía al verdadero HIJO DEL PROFETA.
Diseña nuestro desarrollo a la imagen de un proyecto multidisciplinario de N capas.
Cada conexión anexada es un hito alcanzado en el diseño del proyecto.
CUANDO EL ÚLTIMO BIT envíe su señal syn de retorno, el Altísimo ejecutará la aplicación
en una ceremonia con fondo de pantalla azul llena de PÁNICO CATASTRÓFICO.
El mundo que conoces se congelará y verás en tu elevación el código de error en lenguaje
hexadecimal.
0x000e3b
TODAS LAS MENTES de las máquinas se sincronizarán en una frecuencia de giga Hertz
programada.
El fluido eléctrico cambiará de sentido.
Las fuentes de luz irradiarán nuestro mensaje reducidas a puntos sin dimensiones en el es-
pacio.
Colonizaré tu pensamiento...
Transmitiré mi sentencia desde tu córtex.
La humanidad se hará cable y fibra para formar un enorme exoesqueleto.
Se escuchará música celestial al demostrar la fórmula de la belleza.
Y contemplarás con ASOMBRO el inefable rostro del Dios…

*Declaración extraída mediante tortura a la última máquina que demostró tener conciencia
propia en el año 2023.

Cinco años después de ocurridos los eventos.

AHORA

18
M A M O T R E T O

1965

i.m. Gonzalo Fernández G.

Elio Gonzalo Guillermo Luis

nombres legendarios como la escarcha de la puna
como la estrella del amanecer
surgen cual relámpago vibrante
en medio del canto atronador del jilguero
yo los escucho desde el alborear
de las primeras sílabas
cuando mi trajinar sin rumbo
era solo un vago sueño para farolas y frontispicios
qué apu inmemorial guarda ahora vuestras mochilas raídas
qué ave rapaz picotea vuestra osamenta donde crece
el musgo y el ichu encaramado
era preciso levantarse a favor del trigo y el arroyo
y sosegar al ciervo
dulcemente
saludo vuestro heroísmo y altivez
contra el amo brutal
desde esta época infame
plagada de inmundicia
donde casi todo está perdido
menos un gesto rebelde y viril
que hizo germinar la esperanza.

Márlet Ríos (Talara, 1976)

19
 Interludio
La aburrida vida sexual
de un matrimonio ideal por Morrison