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Trastornos sexuales
Fisiología masculina y femenina
El funcionamiento sexual humano requiere la compleja interacción de los sistemas
nervioso, vascular y endocrino para conseguir la excitación y el orgasmo. La excitación
sexual en el hombre puede ocurrir en presencia de estímulos visuales (p. ej., ver a su
compañera desnuda), imaginando fantasías o por la estimulación física de los genitales u
otras zonas del cuerpo (p. ej., los pezones). Esto se acompaña de una descarga
involuntaria de los nervios parasimpáticos que controlan el diámetro y las válvulas de los
vasos sanguíneos del pene. En consecuencia, aumenta el flujo sanguíneo en los cuerpos
cavernosos, dos canales de tejido especializado que se dilatan con la acumulación de
sangre, lográndose la erección. La estimulación continuada desencadena la emisión de
semen y la eyaculación, que se hallan bajo el control de las fibras simpáticas y del nervio
pudendo.
Los sistemas dopaminérgicos del sistema nervioso central facilitan la excitación y la
eyaculación, mientras que los serotoninérgicos inhiben estas funciones. Además, debe
existir un determinado nivel de andrógenos para que se produzca la excitación sexual y,
hasta cierto punto, la erección y eyaculación.
En la mujer, al igual que en el hombre, la excitación depende de las fantasías, de los
estímulos visuales y de la estimulación física. En general, esta última es más importante
para las mujeres, mientras que los estímulos visuales lo son más para los hombres. En
este caso, también se produce una descarga de los nervios parasimpáticos y, en
consecuencia, aumenta el flujo sanguíneo en los genitales femeninos, dando lugar a una
lubrificación de la vagina y a un aumento del tamaño del clítoris. La estimulación
continuada del clítoris, ya sea de forma directa o bien a través del coito, desencadena el
orgasmo. Los estrógenos y los progestágenos intervienen en el funcionamiento sexual
femenino, aunque, en la mujer, los andrógenos son importantes para el mantenimiento de
la excitación sexual. Como en los hombres, los sistemas dopaminérgicos centrales
facilitan la excitación sexual y el orgasmo en la mujer, mientras que los serotoninérgicos
inhiben estas funciones.
Es evidente que este proceso requiere que las conexiones vasculares y nerviosas estén
intactas en todo el aparato genital y un funcionamiento endocrino normal. Cualquier
alteración que interfiera estos sistemas puede producir disfunciones sexuales: trastornos
neurológicos (p. ej., la esclerosis múltiple, los traumatismos de la región sacra o lumbar
de la médula espinal, las hernias discales), trombosis de las arterias o venas del pene,
diabetes mellitus (que produce lesiones vasculares y neurológicas), trastornos endocrinos
(p. ej., la hiperprolactinemia), enfermedades hepáticas (que se acompañan de un
incremento en la concentración de estrógenos), etc.
De forma similar, los fármacos que actúan sobre alguna vía de este sistema también
pueden empeorar el funcionamiento sexual. Así pues, los antihipertensivos, debido a sus
efectos anti adrenérgicos, puede afectar la erección del pene y la lubricación de la vagina.
Los antipsicóticos, los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de la monoamino-
oxidasa pueden inhibir estas mismas funciones debido a sus efectos anticolinérgicos. Los
antipsicóticos pueden alterar la excitación y el orgasmo debido a sus efectos bloque-antes
de la dopamina, mientras que los inhibidores de la recaptación de serotonina (p. ej., la
fluoxetina, la sertralina y la paroxetina) pueden inhibir la excitación y el orgasmo debido
a sus efectos serotoninérgicos. La espironolactona, los esteroides y los estrógenos pueden
disminuir el deseo sexual por sus efectos anti androgénicos.
El ciclo de la respuesta sexual en el hombre y la mujer comprende cuatro estadios: deseo,
excitación, orgasmo y resolución. El estadio de deseo se caracteriza por la imaginación
de fantasías sexuales o por las ganas de tener relaciones sexuales. El estadio de excitación,
en hombres y mujeres, se caracteriza por las sensaciones eróticas que ocasionarán la
lubricación de la vagina y la erección del pene; en este momento también se produce un
aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial. Durante la fase orgásmica
masculina, se eyacula el semen en salvas; en la mujer, el orgasmo consiste en
contracciones rítmicas reflejas de la musculatura vaginal. Durante la resolución, el último
estadío, las respuestas fisiológicas específicas de cada sexo revierten al estado de reposo.
En el hombre existe un período refractario, posterior al orgasmo, en el que no es posible
tener otra erección (la duración de este período varía entre individuos y aumenta con la
edad). En las mujeres hay diferencias individuales: algunas tienen períodos refractarios
después del orgasmo, mientras que otras no los tienen y pueden tener múltiples orgasmos
seguidos.
FÁRMACOS QUE PUEDEN INTERFERIR CON EL FUNCIONAMIENTO
SEXUAL
Drogas de abuso
• Alcohol
• Opiáceos
• Cocaína
Antihipertensivos
• Diuréticos (tiazidas, espironolactona)
• Metildopa
• Clonidina
• Beta-bloqueantes
• Reserpina
• Guanetidina
Antipsicóticos
• Tioridazina (eyaculación retardada)
• Clorpromazina
• Flufenazina
Antidepresivos
• Cimetidina
• Esteroides
• Estrógenos
TRASTORNOS SEXUALES
Los trastornos sexuales aparecen cuando se producen alteraciones en alguno de los cuatro
estadios de la respuesta sexual, ya sea por factores anatómicos, fisiológicos o
psicológicos. La orientación sexual no es un factor determinante; en consecuencia, tanto
los individuos heterosexuales, homosexuales como bisexuales pueden experimentar una
disfunción sexual en algún momento de su vida. Los trastornos sexuales pueden ser de
toda la vida o desarrollarse después de un período de funcionamiento sexual normal. Por
ejemplo, una mujer que nunca ha conseguido un orgasmo podría clasificarse como afecta
de un trastorno orgásmico femenino primario (de toda la vida), mientras que una mujer
que ha sido orgásmica en algún momento de su vida, pero que en la actualidad no es capaz
de obtener un orgasmo, diríamos que padece un trastorno orgásmico secundario
(adquirido). Además, las disfunciones sexuales pueden catalogarse de generalizadas,
cuando se presentan con cualquier actividad sexual, o de situacionales si sólo ocurren en
determinados contextos. Por ejemplo, un hombre que tiene una erección durante la
masturbación, pero no durante la interacción sexual con su pareja, presenta un trastorno
de la erección situacional.
TRASTORNOS SEXUALES
ANALISIS DE LA FUENTE:
Los trastornos sexuales son problemas que pueden afectar la vida sexual de las personas,
tanto hombres como mujeres, sin importar su orientación sexual. Estos problemas pueden
ser de larga duración o aparecer repentinamente y pueden ser generales o limitados a
ciertas situaciones.
Deseo sexual hipoactivo (DSH):
El DSH se refiere a cuando alguien tiene poco o ningún interés en tener relaciones
sexuales de manera persistente. Esto puede deberse a problemas emocionales, como
estrés o depresión, o incluso a problemas médicos.
Aversión al sexo:
Aquí la persona siente un fuerte rechazo hacia el sexo, a menudo debido a traumas
previos, creencias negativas sobre el sexo o problemas emocionales.
Trastorno de la excitación sexual:
Este problema ocurre cuando alguien tiene dificultades para excitarse sexualmente, como
falta de lubricación en las mujeres o problemas para mantener una erección en los
hombres.
Trastorno de la erección:
Es la incapacidad de mantener una erección lo suficientemente firme para tener relaciones
sexuales satisfactorias. Puede deberse a razones físicas (como problemas de circulación)
o emocionales.
Trastorno orgásmico:
Esto se da cuando alguien tiene problemas para alcanzar el orgasmo a pesar de estar
excitado. Puede tener causas psicológicas o físicas.
Eyaculación precoz:
Es cuando un hombre eyacula antes de lo deseado, a menudo antes o poco después de la
penetración. Puede ser causado por la ansiedad u otros problemas.
Dispareunia:
La dispareunia es cuando el coito causa dolor persistente. Esto puede ser causado por
problemas médicos o emocionales.
Vaginismo:
El vaginismo se refiere a la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico,
lo que dificulta o impide la penetración vaginal. A menudo está relacionado con el miedo
al dolor durante el coito.
Trastorno sexual debido a una enfermedad médica:
Algunas enfermedades médicas, como la diabetes o problemas neurológicos, pueden
afectar la función sexual y causar trastornos sexuales.
Trastorno sexual inducido por sustancias:
El uso de sustancias como el alcohol, las drogas o ciertos medicamentos puede interferir
en la función sexual, causando trastornos sexuales.
Es importante recordar que los trastornos sexuales pueden tratarse con terapia sexual,
asesoramiento psicológico, cambios en el estilo de vida, medicamentos o una
combinación de estas opciones.