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coleccion descubre

BDSM
desde cero

René Guevara

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Contents

coleccion descubre
INTRODUCCIÓN
primera parte:
ARGOT, CONCEPTOS Y TERMINOLOGÍA
¿POR QUÉ ME GUSTA TANTO EL BDSM?
EL ARTE DE SOMETERSE
CONCEPTOS QUE TODA PERSONA DOM DEBE TENER
CLAROS
CONCEPTOS QUE TODA PERSONA SUMISA DEBE TENER
CLAROS
ALGUNAS OTRAS CUESTIONES
CONTROVERSIAS
ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA
segunda parte:
LA BÚSQUEDA
LA NEGOCIACIÓN
LA PRÁCTICA
LA PRIMERA SESIÓN
ELEMENTOS DE UNA PRIMERA SESIÓN
LOS CASTIGOS (VERDADEROS)
HUMILLACIÓN
SECUENCIAS DE UNA RELACIÓN D/s
ABANDONAR EL CONTRATO
DIFERENCIAS ENTRE PERSONA SUMISA Y PERSONA
ESCLAVA
tercera parte:
MÁS CONCEPTOS CON LOS QUE FAMILIARIZARSE
SEXO ANAL EN EL BDSM
SEXO ORAL
OTROS ELEMENTOS
RESTRICCIONES
BONDAGE Y SHIBARI
PRÁCTICAS ERÓTICAS DEL BDSM
ENTRENAMIENTOSEXUAL

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JUGUETES HABITUALES
PRÁCTICAS DURAS
CONSIDERACIONES FINALES
OTROS TÍTULOS
PRÓXIMAMENTE

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INTRODUCCIÓN
¿Qué es la identidad?
¿Quién llega alguna vez a conocerse del todo?
¿Cuánta gente llega a transitar por los rincones inexplorados de sí
misma?
Todos somos menos especiales de lo que creemos.
Todos los que, desde la adolescencia, desarrollábamos fantasías de
dominación/sumisión no tardaríamos en averiguar no mucho más tarde,
que ahí fuera, decenas de millones de personas tenían las mismas
pulsiones, les pasaban más o menos las mismas cosas por la cabeza.
Resultó que no éramos tan del todo raros, que ya estaba todo
inventado.
Durante los últimos años han proliferado profusamente las novelas
eróticas, pornografía y hasta cine mainstream de temática sadomasoquista.
Los sex shops no especializados se han llenado de aparatos y prendas
relacionadas con el fetichismo. Los talleres de bondage, spanking o
dominación mental se han multiplicado en las grandes capitales.

Podría decirse que el BDSM, o al menos las cosas que a él se asocian,


está de moda.
Sin embargo, no abundan tanto los textos que pretendan acercarlo al
gran público: tanto para aquellos a los que ese mundillo siempre les
pareció una ajena y absurda marcianada, como para quienes aún no han
decidido si alguna vez llevarán a la práctica sus fantasías.
En este texto intentaré explicar cada uno de los aspectos que considero
imprescindibles para obtener una perspectiva suficiente respecto al tema
que nos ocupa.
Pese a que está principalmente enfocado para un público no experto,
tampoco rehúso entrar a considerar algunas controversias, polémicas y
debates que le atañen.
Espero de veras que aporte algo de luz y resuelva posibles dudas de sus
lectores.
Si sirve además para ayudar a romper posibles prejuicios y miedos
existentes al respecto, habrá cumplido su misión.

Conviene recordar en todo caso, que vivir libremente implica


decisiones, renuncias, errores. A veces incomprensión.

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Vivir de veras implica una inequívoca actitud, una determinación.
Pagar quizás un cierto precio.

(…)”las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombre de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
“déjame ser tu puta”, son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado

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en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida (…)”

Fragmento del poema Piedra de Sol (Octavio Paz)

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primera parte:

ACERCA DEL QUÉ

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ARGOT, CONCEPTOS Y TERMINOLOGÍA
“Todo es sexo, menos el sexo, que es poder”
(Oscar Wilde)

¿Qué es y qué no es BDSM?

bdsm es un término globalizador que empezó a recoger desde que se


utilizó por primera vez en el año 1991, bajo un mismo paraguas, elementos
pertenecientes a sexualidad no convencional como Bondage, Disciplina
(Dominación/Sumisión), Sadismo y Masoquismo.
Engloba hasta seis denominaciones y representa tres subculturas que
hasta entonces habían sido percibidas (unas más popularmente que otras)
por separado.

El bdsm es una cesión/intercambio erótico de poder.


También puede ser considerado, entre algunas otras cosas, un variado y
complejo conjunto de artes eróticas.

El bdsm es más mental que sexual.


Pese a la imagen bizarra de muchas de sus prácticas, es eminentemente
situacional.
Hay muchos practicantes de bdsm a quienes en una situación tan
directa como puede ser una orgía en un club swinger (me encantan los
clubes swinger), les faltaría algo de contexto.

La experiencia bdsm es totalmente personalizable.


Que te gusten, o incluso que te apasionen algunos de los elementos y
prácticas del bdsm no significa que te gusten o identifiques con todos
ellos.
Existen gradaciones y matices casi infinitos a la hora de vivir este tipo
de experiencia.

Para algunas personas, el bdsm puede ser un estilo de vida y regir no


pocos aspectos de su existencia cotidiana.
Para otras, simplemente se trata de un conjunto de prácticas eróticas:
una forma puntual de llevar a cabo algunas fantasías y de pasar, sin más,
un buen rato.

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EL bdsm no es maltrato.
Implica, necesariamente, consenso, comunicación bidireccional,
conocimiento mutuo, perspectiva de disfrute.

El bdsm no es políticamente correcto.


Es vertical, jerárquico, asimétrico.
Ofende a determinadas personas que aman lo políticamente correcto.
Eso es algo que hay que asumir.

BDSMK
Hay quien se refiere también al bdsm bajo las siglas bdsmk para incluir
así el término kink o kinky (pervertido), que implica cualquier juego
sexual con prácticas características del universo bdsm.
Personalmente, no considero necesaria esta inclusión de siglas porque
entiendo que el kink (luego hablaré un poco más de ello) es ya de por sí
BDSM. Es decir: a diferencia de los demás componentes bajo esas siglas,
el kink no aporta al conjunto un elemento o práctica específica propia, sino
que lo toma de este.

Los roles en una relación BDSM

Rol Dominante
Aquella persona que, de un modo consensuado, establecerá las reglas
del juego y dirigirá las interacciones.
Se suele referir a la figura del rol Dominante con abreviaturas como
Dom, Top, Señor, Señora, Master (si se trata de una figura masculina),
Mistress (en el caso de las dóminas), y cuando se referencia una relación
D/s la inicial que evoca a la persona dominante siempre se tiende a escribir
en mayúsculas para resaltar el carácter asimétrico de la relación.
Es usual que cuando un/a Dom se comunica a través de redes sociales,
mensajes de whatsapp o correos electrónicos, la primera inicial de su
nombre vaya (tal y como nos han ensañado a todos en el cole) siempre en
mayúscula.

Rol sumiso
Aquella persona que se somete a un dominante, una vez pactadas las
líneas maestras de las que serán sus interacciones.
Se suele referenciar al rol sumiso con vocablos como sumi, sub o
bottom (siempre en minúsculas). Todos ellos aplicables a ambos sexos.
Algunas personas sumisas, cuando tienen una relación D/s estable,
prefieren autodenominarse esclavos/as, pero eso es algo sobre lo que

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hablaré un poco más adelante.

Rol SwiTch
Aquella persona que puede ejercer ambos roles casi indistintamente y
sin excesiva diferencia.
Cuando se comunica en redes sociales, mensajes de whatsapp… mail,
la persona SwiTch tenderá a escribir su nombre o nick combinando
mayúsculas y minúsculas.

Prácticas dentro del marco ssc

SSC es la abreviatura de:


Seguro.
Sano.
Consensuado.

En una relación SSC la figura Dominante asume una gran


responsabilidad, como iré desgranando en casi todo lo que resta de libro.
Las líneas maestras deben estar anticipadamente pactadas y no se hará
nada que, teóricamente, pueda suponer un verdadero daño físico o
psicológico para cualquiera de las partes.

Prácticas dentro del marco racsa

Pronto empezarás a darte cuenta de la extraña querencia que tenemos


los practicantes de bdsm (quizás sea la parafilia más extraña de todas) por
los protocolos, las siglas y hasta por una cierta burocracia.
Por ello, es posible que quizás en algún momento, alguien del mundillo
te pregunte si practicas ssc o racsa.
En ese momento igual agradecerás saber que el término racsa (rack en
el mundo angloparlante: es decir, en la mayoría de los escritos que existen
sobre esto), más que una modalidad, es un tipo concreto de consentimiento
que permite ciertas prácticas y contextos prohibidos bajo el ssc.
Nació a raíz de una profunda autocrítica respecto a cierto exceso de
énfasis que el movimiento bdsm hacía en sus comunicados respecto a las
expresiones “seguro” y “sensato”, considerando un tanto utópicos, o hasta
incluso algo hipócritas esos vocablos.
Básicamente, quienes dicen practicar la modalidad racsa (riesgo
asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa), o rack en
el mundo angloparlante (Risk Aware Consensual Kink) asumen de
antemano que ambos roles realizarán a veces prácticas que no son 100%

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seguras o sensatas, y son conocedores de la existencia de cierto grado de
riesgo.
Esto no implica que los que dicen ser practicantes racsa (normalmente
gente ya iniciada y experimentada) sean unos kamikazes insensatos, ya
que sus prácticas apenas difieren levemente del enfoque ssc y la figura del
consenso y la ética del no abuso sigue estando presente; sino más bien que
son ciertamente conscientes y autocríticos respecto a la seguridad de sus
prácticas.

¿A qué me estoy refiriendo exactamente?


Pues…
A ver: puede que por mucho consenso y complicidad que hay entre las
partes, hacer un fist fucking (introducir una mano entera, hasta la muñeca
o mitad del antebrazo, dentro del ano) tenga como consecuencia que (por
muy bien que se haga; no hablemos ya de si se hace mal), la parte pasiva
no recupere la forma (y la función) de su esfínter hasta como mínimo un
par de horas después.

Por lo tanto, sin ser esencialmente tan peligrosa como otras


ocurrencias, su sensatez puede tener un punto quizás algo discutible.

A este tipo de circunstancias (y otras incluso más evidentes) se refiere


el planteamiento racsa.
En todo caso, el enfoque del resto de este libro será ssc, dado que es el
planteamiento que mayoritariamente rige en la comunidad bdsm.

Algunos símbolos identitarios

Como toda subcultura, aquí hay unos símbolos que la referencian.


Aunque las modas pueden llevar a que cualquier persona ajena por
completo al mundillo las utilice, incluso sin saber con qué están
relacionadas, cuando estés en un club o en una fiesta bedesemera, puede
que veas alguno de estos elementos:

Collares, anillos, tobilleras con un aro en forma de “O”


Es bastante posible que si conoces a gente que lleve alguno de estos
complementos, estén inmersos en una relación D/s.
-El collar se asocia al rol sumiso y rara será la ocasión (salvo cuando forme parte de un
disfraz u otro complemento) que veas a un/a Dom llevando uno.
Existen diversos tipos de collares (iniciación, adiestramiento, propiedad) que simbolizan
distintas fases en una relación.
-La tobillera es una joya discreta y una buena forma de simbolizar lo

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que se simboliza un “collar de iniciación”: es decir, una relación D/s
incipiente, o en fase de prueba.
Respecto a los anillos, pueden ser llevados por ambos roles como una
señal de compromiso.
Normalmente, la parte sumisa acostumbrará a llevarlo en un dedo de su
mano derecha, mientras que la parte dominante, en caso de llevarlo (es
infrecuente) , lo portará en su mano izquierda.

Símbolo del Trisquel

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En tiempos (bastante recientes) en los que era aún un elemento
bastante desconocido, servía de “contraseña” entre no pocos practicantes.
Según la cultura celta, el triskelion representa la evolución y el
crecimiento, el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
El símbolo moderno fue rediseñado por Su diseñador, Quagmyr,
inspirándose en un pasaje de la novela Historia de O.

Utilización del color negro


El color negro siempre ha sido un elemento popular en el BDSM.
Eso no significa que a quienes nos gusta esto vayamos siempre de rollo
gótico (me encanta la gente gótica) o vistamos de negro al para ir al trabajo
o para tomar una caña en el bar de la esquina; pero sí es posible que si
acudes a un local BDSM encuentres mayoritariamente esa tonalidad entre

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los asistentes.
Eso, más la utilización de ropa elegante, fetichista (corsés, tacones
altos) o bien militar, o bien de ninguna ropa (nude), es lo que se conoce
como “dress code, y cada reunión o cada fiesta temática especificará cuál
toca llevar esa velada para cada uno de los roles.

Bandera del “orgullo del cuero” (leather pride)

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Es obra del activista norteamericano Tony de Blase.
Si bien está cayendo en desuso, aún se puede ver en algún que otro
desfile del 24 de julio (día del Orgullo BDSM).

Nueva Bandera del Orgullo

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Obra del activista conocido como Tanos. En algunos lugares y
comunidades está sustituyendo a la anterior.

Palabra de seguridad

Todos chocamos con límites inesperados, tenemos miedos repentinos,


indisposiciones y días mejores y peores.
Por ello, y por muy pactados que estén los márgenes y límites en un
contrato, se hace necesario que la persona sumisa pueda disponer de una
herramienta con la que avisar a su Dom de que algo va mal o que
simplemente, no puede más.
En ese caso, la práctica que estén realizando debe detenerse
inmediatamente.
Dada la intensidad de muchas sesiones bdsm, puede ser para no poca
gente casi un acto reflejo musitar la palabra “no”.
Como la parte Dominante necesita saber, de un modo claro y no sujeto
a confusiones, matices o interpretaciones cuando se debe parar, sí o sí, es
recomendable pactar una “palabra de seguridad” (es decir: una que no sea
“no”), sencilla de pronunciar y breve (normalmente dos sílabas).
Ejemplos en castellano, muy recurrentes, podrían ser “rojo”, “cactus”,
“tango”, “barro”.
Irónicamente, “racsa” sería también una palabra perfecta.

Y ¿qué pasa con la palabra de seguridad cuando se lleva mordaza?


Pues mira; esa es una buena pregunta.
Normalmente además, esta situación estará agravada por el hecho de
que (me juego lo que quieras) la persona sumisa también estará atada en
casi todos los supuestos en los que esté amordazada.
Y ¿qué hacer entonces?
Dos cosas: no “jugar” especialmente duro cuando la parte bottom lleve
mordaza, y extremar la atención y la empatía (cualidades que debe tener, a
raudales, una persona dominante).

Tipos de intercambio de poder

A día de hoy, no hay un consenso al respecto, pero bajo mi humilde


prisma, distingo entre tres tipos diferentes de relaciones, basadas en este
caso en la intensidad de la entrega y no tanto en la extensión de la
convivencia:

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-La cesión erótica de poder. Equivalente al modo “sólo juego” o kink.
-El intercambio pautado de poder. Equivalente a una relación Dominante/sumiso/a.
-Intercambio total de poder. Equivalente a una relación Amo/a/esclavo/a.
Sobre el significado y matices de cada uno iremos hablando más
adelante.

Tipos de relaciones

Relaciones vainilla
El término “vainilla” fue presuntamente acuñado por un activista bdsm
cuyo nombre nadie tiene la deferencia de citar en ninguna puñetera parte
de la red.
En lo que sí coinciden todas las definiciones que puedes encontrar es
que este individuo tuvo la brillante idea de retratar la convencionalidad
sexual mediante una metáfora gastronómica.
Imagina entrar en una heladería gigante, repleta de infinitas
posibilidades en forma de suculentos helados…para acabar pidiendo
siempre el mismo sabor: vainilla (me encantan los helados de vainilla),
dado que es lo que ya conocemos y lo que ya sabemos que nos gusta.

Afortunadamente, la sexualidad ha evolucionado (las heladerías


también, por cierto), el sentido de lo que hoy llamamos convencional ya no
se refiere a lo mismo de antaño y, el significado de la expresión también se
ha transformado, perdiendo cierto carácter peyorativo (asociado a lo
aburrido, a lo conservador) que entonces tenía.
Hacer sexo vainilla equivalía a la práctica de la postura del
misionero…y poco más.

Hoy en día se suele llamar “vainilla” sencillamente a lo que no es


bdsm: aquella relación que nunca implica una cesión ni intercambio de
poder.
Si decimos vainilla y no “normal” es porque no hace falta evaluar si
obedece o no en cualquier otro aspecto a aquello que se considera
normativo.
Cosas tan potencialmente excitantes como el sexo tántrico (pronto
escribiré un libro sobre sexo tántrico), los tríos, el mundo swinger,
¿pueden ser también sexo vainilla?
Pues…si aceptamos lo anterior, sí.
No parece tan necesariamente del todo aburrido, ¿verdad?

Relaciones Kink

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Las relaciones kinky (“pervertido”) se enmarcan (aunque existe un
debate permanente al respecto) dentro del marco BDSM.
Una relación kinkster o con toques kink es aquella que, ocasionalmente
y como juego sexual, implica dinámicas de sesiones relativas al mundillo
BDSM y en ella se juega, al menos en cierto grado, a dominar o a ser
dominado/a.
Es decir: hablamos ya de una cesión erótica de poder.

Lo que diferencia a la opción kink de una relación D/S es que los roles
se desvanecen en cuanto terminan las sesiones y el componente de
dominación psicológica no está presente más allá del tiempo dedicado a
esos “juegos”.
El comportamiento kink no implica una relación desigual o asimétrica,
sino que, fuera de las “sesiones” debería ser absolutamente igualitaria y
horizontal.
Hoy en día, casi todo el mundo ha realizado alguna vez ciertas
prácticas kink. Más que nada porque su espectro comprende desde
cualquier sencillo elemento improvisado de bondage (vendas en los ojos,
atar las muñecas de la otra persona como en la peli Instinto Básico) hasta
las dinámicas más duras que puedan existir en el mundillo bedesemero.
Las relaciones kink, también se basan en el consenso (normalmente se
adscriben al término ssc, del que hablaré más adelante), pero no precisan
de mayores reglas específicas, contratos, normas escritas, rituales, ni de
una base formal mayor que las sustente.

No entraré en los debates estériles que existen por ahí acerca de si es


más o es menos sana o más o menos auténtica una relación Kink o una
relación D/s.
Ambas responden a necesidades específicas de sus practicantes, y
ambos enfoques pueden ser perfectamente sanos si se asumen con
honestidad.

Algunos textos kinksters que he encontrado por la red sosteniendo que


una persona que quiere dominar, o bien ser dominada por otra más allá de
los límites de la alcoba está mal de la cabeza me parecen una pueril
ignorancia hacia toda la sutileza del universo D/s, donde el componente
psicológico es toda una delicatesen erótica y vivencial de primera
magnitud.
Por otra parte, es también genial y perfectamente válido el modo
kinkster de disfrutar de las prácticas BDSM únicamente en las sesiones y

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no necesitar nada más; detenerse ahí.

Mucha gente empieza una relación D/s tras descubrir o despertar


aspectos y anhelos inesperados de su personalidad jugando con las
prácticas kink y decide llevarlo a un modo más mental.

Mucha gente regresa al modo “solo juego” tras comprobar lo


desgastante que puede ser a veces para ellos mantener los roles en una
relación D/s.

Mucha gente mantiene o bien relaciones kink o bien relaciones D/s


dependiendo de la naturaleza de sus parejas y de hasta dónde puedan llegar
estas.

En todo caso, siempre reconfortará saber que aún hay muchos para los
que, tanto unos como otros estamos igualmente mal de la cabeza.
Que cada cual se asuma, experimente, se reasuma…y disfrute.
Relación D/s
Por lo demás, una relación D/s (Dom/Sub) implica una relación
asimétrica: eufemismo que significa (para qué andarse con rodeos)
“desigual”.

A diferencia de una relación kink (o solo juego), una relación D/s


supone siempre, por muy claras que se tengan claras las fronteras entre lo
real y lo figurado, un cierto grado de entrega mental.

Es bastante cierto eso que se dice a menudo acerca de que la persona


sumisa es la estrella de la relación. Es cierto que puede además frenar,
mediante el uso de la palabra de seguridad, cualquier dinámica en
cualquier momento; marchándose de cualquier lugar sin que nadie se lo
impida. También lo es que puede abandonar, puede romper con su
dominante en cualquier instante. Pero esto no significa que estemos
hablando de una relación igualitaria.
Aquí la igualdad es algo de lo que se prescinde deliberadamente.
Así está asumido.
Independientemente de que se trate de encuentros más o menos
esporádicos o se conviva bajo un mismo techo existe un cierto grado de
sometimiento psicológico que enmarcará desde el principio cualquier
mensaje, cualquier encuentro.
Es un proceso en el que una persona inicia a otra en una serie de
normas, protocolos, reglas, que esta deberá cumplir, ya sea a ratos o

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siempre; ya sea a distancia o presencialmente, aunque no se trate de una
relación 24/7.
Relaciones D/s que no implican convivencia
No vamos a engañarnos. Las relaciones donde los integrantes no viven
necesariamente bajo un mismo techo son seguramente las más fáciles
(aunque no necesariamente las más satisfactorias) de gestionar, para el
común de la gente, dentro de un marco bdsm.
En ellas, la energía puede canalizarse en encuentros muy concretos de
alto voltaje erótico y emocional.
Normalmente, esos momentos se corresponderán (en su mayoría) con
lo que llamamos “sesiones”: una parte muy potente del adiestramiento y
crecimiento dentro de los roles asignados.
A pesar de que por unos u otros motivos la vida para el común de los
mortales no suele ser fácil y el mundo no está especialmente diseñado para
que seamos realmente felices, resulta relativamente sencillo encontrar
momentos para evadirnos de todo utilizando nuestros roles de sumisos/as o
Amos/as.
Las sesiones esporádicas suponen un punto de ruptura potentísimo
respecto a la rutina y gozar del privilegio de poder planificarlas con tiempo
y reservando a ello una ilusión y una energía concreta, ayuda bastante.
También le dan cierta “vidilla” a la relación elementos como tener que
dar ciertos reportes, enviar ciertos mensajes de texto, o ciertas fotos, llevar
algunos complementos (anillos, collares) al trabajo, o vestir
cotidianamente determinadas prendas de ropa.
El encuentro con la otra parte siempre conllevará un cierto ritual
excitante de preparación.
Luego, en un marco muy diferente, podremos digerir y reposar lo
vivido en esas escenas.
Parecerá un tanto irreal. Casi mágico.
La relación, como todas, podrá prosperar o no (faltaría más), pero si no
hay convivencia, sino un rol ejercido en la distancia, con encuentros
puntuales, será relativamente fácil hacer hueco en la agenda para encontrar
la energía que requiere sentirse sumiso/a o Dominante.

Relaciones D/s de convivencia que no son 24/7


Como en cualquier otro tipo de planteamiento, hay quien necesita algo
más.
Hay quien quiere compartir su día a día con la otra persona, pero…sin
renunciar a los roles de sumiso/a y Dominante.

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¿Qué hacer? ¿Existe algo intermedio entre el “solo juego” y el 24/7
para dos (o más) personas que viven juntas?
Buena pregunta. Sin duda, una de las claves cruciales de todo esto.
Si no estáis seguros de querer aventuraros en una relación 24/7, pero os
sabe a poco lo de tener que dejarlo para momentos puntuales, la sugerencia
que puedo hacer es utilizar como aliado a uno de nuestros,
tradicionalmente, grandes enemigos: el calendario.

En el calendario no solamente pueden programarse sesiones. También


sirve para dividir las semanas en “franjas de intensidad”.
¿Qué es una franja de intensidad?
Básicamente, lo que os dé la gana. Unos días se marcan de azul, rojo,
amarillo…y en esas jornadas rigen protocolos diferentes: desde la laxitud
(o la exención) de los roles a intensidad total, pasando por cualquier tipo
de situación que intermedia que queráis inventar.
Siempre bajo un mismo rol, de manera constante; pero con
intensidades radicalmente distintas que permiten relajarlo al máximo sin
tener que abandonarlo del todo.
A su vez, cada uno de esos días puede ser dividido en varias franjas
horarias; con lo cual, las posibilidades de fabricar una convivencia “a la
carta” se multiplican.
La imaginación al poder.
Relaciones 24/7
Lo primero que quiero decirte si has optado, o vas a hacerlo, por una
relación 24/7 es que no creo que estés loco/a.
O al menos, no por ello.
Esto es importante, porque habrás leído, o vas a hacerlo, en muchas
partes, que solamente los/as chalados/as mantienen relaciones 24/7.

La realidad es que una 24/7 es solamente un tipo de planteamiento y,


como tantas otras cosas en la vida, el qué se hace nunca es más importante
que el cómo se hace.

A mi modo de ver (no es necesariamente el de otros), una relación


24/7 puede abordarse desde dos perspectivas distintas:
-El intercambio pautado de poder.
-El intercambio total de poder.

Una 24/7, con roles D/s activos en todo momento…¿puede seguir


siendo un intercambio pautado de poder?
Pues sí.

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Una 24/7 puede ser una relación de sumisión a tiempo completo: no
implica necesariamente “esclavitud” (de la que hablaré algo más adelante).
Puede seguir habiendo límites, derechos, negociaciones…
Me explico: una relación 24/7 se diferencia de otra que no lo es en que
los roles nunca se difuminan. No en que sean o no precisamente más
intensos.

Independientemente de en qué marco se produzca, quizás es algo más


difícil mantener intacta la llama y la intensidad que requiere este tipo de
propuesta, pero ni mucho menos es imposible, ni creo que sea, de por sí,
necesariamente menos sana que cualquiera de las opciones anteriores.
Si existe la suficiente inteligencia emocional, se crearán espacios de diálogo para ir
redefiniendo y comunicando la evolución de la relación.
También es importante que las personalidades mantendrán sus rasgos
distintivos, aunque estén ejerciendo siempre sus respectivos roles.
Como ya dije antes, no creo que en ninguna relación D/s se deban
perder elementos como el sentido del humor, los momentos de ternura, o
poder comentar cosas que forman parte de la complicidad cotidiana.

Si de veras te apetece vivir este tipo de experiencia, más que hacer de


ella el elemento vertebral de tu estilo de vida te recomiendo que
simplemente sea una cosa más de aquellas que forman parte de este.

Es importante mantener un entorno social, no encerrarse en casa, ni


dejar de hacer otras actividades, ni perder el contacto con familia y
amigos.
Mantener roles Amo/a y sumiso/a en una relación 24/7 no debe ser
algo incompatible con disfrutar del teatro, recomendarse libros, discutir
sobre política o filosofía, reírse de cosas; o comentar juntos una buena
película.
Una relación D/s, en cualquiera de sus modalidades, debe ser
compatible con seguir siendo, a grandes rasgos, la persona que todo el
mundo conocía antes de que la empezaras.

BDSM...¿sin sexo?

El bdsm es altamente erótico (y eminentemente sexual), pero no


necesariamente genital.
Puede consensuarse sin que concurra lo que entendemos como sexo, o
al menos “sexo físico”.
Hay quien pacta sesiones con elementos como ataduras, dolor,

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latigazos, humillación, especificando que no habrá besos ni penetración.

Así ocurre en el mundillo de la Dominación Profesional, donde Doms


y Dominatrix especifican que no ofrecen ningún tipo de coito en sus
servicios, sin que ello no implique dejar de vivenciar una experiencia de
Dominación/sumisión muy completa.

También hay gente inmersa en una relación sentimental estable a cuyas


parejas no les interesa el bdsm y que pacta vivir esa parte de sus anhelos
con otras personas (ya sean profesionales o no) fuera de su relación
habitual, pero sin que esta incluya penetración o intercambio de fluidos.

Aparte de ello, hay quienes obtienen un gran placer dejándose atar, sin
más; desarrollando una gran comunicación entre persona atadora y atada
(incluso más allá de su género y tendencia sexual), sin que ello signifique
que se meterán luego juntos en una cama.
Por lo tanto, aunque no es una opción mayoritaria dentro del bdsm, sí
hay quien puede (y esa es, de hecho, una de sus ventajas) vivirlo muy
intensamente sin que esté presente lo que solemos denominar “sexo
físico”. E incluso así se pacta a veces en algunos contratos D/s.

Cualidades necesarias en la persona Dominante

El/la Dominante propone un marco cognitivo, genera códigos y


símbolos.

Después de pasar por las manos (y la mente) de un buen ser


Dominante, la persona sumisa deberá haber experimentado momentos
inolvidables de total complicidad y de una altísima intensidad sexual y
emocional.
Deberá haberse enfrentado a sus tabúes, miedos, bloqueos y haber
superado su pudor, su vergüenza, su hipocresía.
La figura dominante tiene el deber de ser selectiva. No puede aceptar
en una relación D/s con cualquier persona aparentemente dispuesta a ser
bottom si no detecta vocación y ciertas cualidades.
Debe lograr que la parte sumisa explore hasta los últimos resquicios de
su propia sexualidad.
Nadie será ya nunca del todo la misma persona después de haberse
entregado a un buen Dominante.

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Para hacer bien este papel se necesita, imaginación, empatía, tener las
ideas claras, así como una gran convicción en lo que se está haciendo.
Un conjunto de cualidades para cualquier persona dominante podría
ser, más o menos, este:
- No fliparse.
Hay que tener claro qué cosas son fantasías escenificadas y cuáles
pertenecen al resto de los muchos ámbitos que tiene la realidad.
Por muy maravillosa intensa y sincera que sea la entrega una relación
D/s, como ya he dicho antes: nadie pertenece realmente a nadie.
-Humildad.
Rebaja las expectativas. No vayas pregonando por ahí lo buen Dom
que eres.
Muéstrate predispuesto/a a aprender de la persona sumisa, así como de
otros dominantes.
Asume tus líneas rojas, tus carencias, inexperiencias y debilidades.
Esfuérzate en mejorar, del mismo modo que se lo pides a la otra parte
-Honestidad.
Habla con claridad y frontalmente. Nunca esperes que la otra persona
adivine tus deseos. No hay que dar nada por hecho.
-Exigencia.
Del mismo modo que es posible para casi cualquiera aprender a ser
buen Dom, también es cierto que no ocurre lo mismo respecto a la parte
sumisa. O al menos, no del mismo modo. Si se desea mantener una
relación D/s deberá saber detectar esto y no aceptar a cualquiera.
-Paciencia.
No esperes la perfección el primer día. Hay un camino que ir
recorriendo.
-Sensibilidad.
Valora el regalo que es contar con la sumisión de esa persona tan
valiosa a quien has elegido.
-Firmeza y dirección.
Debes imponer castigos cuando lo creas necesario. No seas cómodo/a.
Has escogido el rol dominante.
-Humor.
Si cosas como hacer reír frecuentemente a la otra parte son importantes
en cualquier relación, aquí no va a ser diferente.
-Salud física y mental.
Hay que cuidarse, porque no estaremos exentos/as de
responsabilidades al respecto.
-Creatividad.

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El BDSM es para disfrutarlo y hacerlo disfrutar. Tendrás que usar toda
tu imaginación y hacer que sea divertido; que merezca la pena.

Asimismo, existen determinados aspectos de la vida personal de la


persona sumisa en los que es preferible que la persona que ejerce el rol
Dominante se mantenga absolutamente al margen como cualquier
deliberación relacionada con su salud, vida profesional, relaciones
familiares, y sociales, ideología política, o creencias religiosas.

Cualidades necesarias en la persona sumisa

No cualquiera vale para ejercer bien el rol sumiso.


Es difícil que una persona que una vez llegada a su edad adulta no hay
tenido fantasías recurrentes de sometimiento pueda vivirlo de veras.
Después de tener el privilegio de pasar por una relación con un/a gran
sum, la persona Dominante habrá experimentado el vértigo que supone
que alguien valioso se le entregue en cuerpo y alma, cumpliendo (casi)
todos sus deseos y cediéndole el poder, la confianza y el control de la
situación en todo momento.
El rol sumiso es, en realidad, el eje central de la relación. Solamente
puede ser ejercido por alguien valiente, exigente, honesto, sensual, y con
una importante capacidad para enfrentarse a lo desconocido.
También es necesario saber comunicar y expresar emociones, física
verbalmente; así como saber leer cada momento.
La sumisión es un gran viaje vertical, en toda regla.

Un compendio de cualidades para cualquier persona dominante podría


ser, más o menos, el siguiente:
-Autoestima.
Eres libre. Tanto que, puedes jugar a ceder esa libertad, como te dé la
gana y hasta que tú decidas (cuánto y cómo).
-Madurez.
Te asumes y actúas en consecuencia de qué es aquello que te apetece.
Por mucho que te entregues o te enamores, sigues siendo el centro de
tu propia vida y de tu propia identidad.
-Apertura mental.
Vas a reinventarte, en gran medida. Vas a experimentar cosas nuevas,
situaciones que sacarán aspectos de ti que incluso no habías imaginado.
-Coraje.
Todo lo anterior requiere de cierto valor. Ponerse en manos de otra
persona y ceder el control también.

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-Sensualidad.
Esto solamente vale para gente lúbrica, sensual y erotizada. Es así.
-Disfrute.
Más allá de los sacrificios, las restricciones y la exposición emocional
que todo esto te suponga, si no te hace feliz, no sirve de nada.
Si lo has probado y no es lo que te gusta, no te sientas mal en abandonar.

-Bonus track:
No manipules.
No sería honesto al escribir este texto si te escondiera que una de las armas más recurrentes
de las que dispone quien ejerce el rol sumiso es la manipulación y el chantaje emocional.
Suele ser una de las maneras más usuales de poner a prueba a quien ejerce el rol Dominante.
El problema es que, independientemente de la pasta de la que esté hecha tu Dom, con ello, se
envenena bastante la relación.

Diferencias entre persona sumisa y persona sadomasoquista

No veo necesario hacer una diferenciación categórica, pero lo cierto es


que casi todo el mundo tira más hacia un lado del espectro que hacia el
otro.
Digamos que hay quien llega a ese umbral mágico que llamamos subespacio más
fácilmente a través de experimentar dolor físico, hay quien lo consigue con más eficacia a
través de sentirse dominado/a, entregado/a y humillado/a; así como hay quien directamente
no conecta con lo que implica ese término.
Existe gente para quien el masoquismo no implica sumisión, del
mismo modo que existe gente para quien la sumisión no implica
masoquismo.
Algunas personas, aunque son minoría, están orilladas hacia alguno de los extremos,
hasta tal punto que no les interesa otra cosa que aquello que de por sí esté directamente
relacionado con su inclinación natural (personas tan masoquistas que solamente quieren
experimentar dolor o personas sumisas que no quieren experimentarlo en absoluto porque
únicamente les interesa el aspecto más mental de ceder el control y someterse).

Lo que diferencia entonces una relación D/s de una relación SM es el elemento al que
llamamos “sumisión mental”, presente siempre en la primera y no necesariamente
imprescindible en la segunda opción, en la que predomina el ámbito físico sobre el
psicológico.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIA ENTONCES UNA RELACIÓN KINK DE UNA RELACIÓN SM?

La respuesta corta es: en su relación con la realidad.


Una relación kink puede contener todos y cada uno de los aspectos del BDSM, pero en
“modo juego” y como una escenificación erótica, mientras que las sesiones que se dan entre
sádicos y masoquistas (que no necesariamente sumisos/as) en un marco SM son tan
“verdaderas” como puedan serlo las escenas que suceden en cualquier planteamiento D/s,
aunque se prescinda de la doblegación mental.
En todo caso y como ya dije antes, las fronteras entre el enfoque kink y el BDSM son a veces
difusas y tener un contrato pautado ayuda bastante a definir desde dónde se parte y hasta

29
dónde se pretende llegar.

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¿POR QUÉ ME GUSTA TANTO EL BDSM?
El BDSM es enormemente meritocrático.
Bienvenidos a un escenario donde las cosas hay que currárselas.
¿Nacisteis para tener una cara bonita y un físico privilegiado?
Pues enhorabuena; pero eso aquí y por sí solo, no os hará nunca más
atractivos que una persona que domine perfectamente cualquiera de ambos
roles.
Aquí, el erotismo no depende de la mera apariencia, sino que es algo
que se trabaja.
Consiste en poseer un tipo muy poderoso de energía cuyo dominio
requiere de mucha determinación y actitud.
No se nace siendo, de por sí, bueno en ello (aunque haya quien tenga
cualidades innatas). Se llega a ser un perfecto sumiso o un gran Dominante
con el paso del tiempo.
Aquí estaréis exigidos y, seas como seas, juegues el papel que juegues,
vas a tener que demostrar ciertas cosas.
No es este un mundillo para gente cómoda, cobarde, o hipócrita.

El BDSM exige una honestidad brutal.


Socialmente, todos acostumbramos a guardar cartas en la manga.
Aprendemos, desde muy pronto, a ocultar nuestros deseos, no desvelar
nuestras verdaderas intenciones.
Todo esto tiene bastante sentido, por muchas cosas; pero también
presenta contrapartidas.
Y no pocas.
Sin embargo, aquí no hay demasiada opción a esconder nada.
Independientemente de qué tipo de prácticas realices, esencial,
vivencialmente, esto no es para puritanos.
El nivel de complicidad es necesaria, obligatoriamente muy alto, y la
verdadera naturaleza de la sexualidad aflora, hasta puntos que uno/a
mismo/a desconoce.
Como experiencia, en conjunto, debería resultar bastante liberadora.

La magia: subespacio, aftercare y otras sensaciones fascinantes.


A la intensa sensación de entrega, vulnerabilidad y complicidad que
puede (debería) producirse hacia el pico final del transcurso de una buena

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sesión se le denomina “subespacio” (también “espacio sumiso”).
Este término se refiere a esos momentos especiales (una especie de
“globo emocional”) que se genera en momentos álgidos de la interacción
entre Dom y persona sumisa y que va acompañada de una trascendencia y
superación de factores como el dolor o la vergüenza.
A su vez, la parte postrera conocida como “aftercare”, o cuidados que la parte
Dominante realiza hacia la parte sumisa después de una intensa jornada en la que se haya
explorado algún tipo de límites (físicos, sexuales, emocionales) coincide con un estado
mental muy concreto y especial, en el que la adrenalina se derrumba, las endorfinas trabajan a
tope y la parte sumisa se abandona a los cuidados de la parte dominante mientras empieza a
ordenas y a digerir en su mente la secuencia de sensaciones experimentadas.

La riqueza erótica, la desgenitalización, la capacidad de


trascender.
El nivel de elaboración y creatividad en las situaciones eróticas
relativas al bdsm puede ser muy alto.
Si estableciera un símil culinario, te diría que se trata de “alta cocina”,
con recetas que precisan de muchos pasos, técnicas e ingredientes.
Una relación de este tipo se cocina a fuego lento, está llena de
símbolos, más o menos camuflados, que por lo general hacen referencia a
conceptos bastante bizarros y potentes, asociados a la entrega y a la total
disponibilidad sexual de la persona sumisa.
Así, en determinados momentos, cosas tan inofensivas como llevar en
público cierta prenda de ropa, un anillo o tobillera, un tipo de collar, un
determinado tipo de calzado, o los pies descalzos, o no llevar ropa interior,
o tener secretamente insertado un plug durante una reunión social o una
cena con amigos, puede simbolizar conceptos que a los que practicamos
este tipo de relaciones nos ponen como una moto.
El erotismo (aunque con intensidades diversas) se convierte en algo
más constante, sale de la habitación, se aleja de la casa, del terreno de lo
doméstico, e invade cualquier escenario, sin que (casi) nadie más se dé
cuenta.
Paradójicamente, aunque todo puede ser inusualmente hipererotizado,
esa simbología conlleva una desgenitalización. Es obvio que en el bdsm se
folla (y mucho); pero el sexo es algo que sucede de muchas maneras, más
presentes en la mente que en lo meramente físico.

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EL ARTE DE SOMETERSE
Existen infinitas formas de enfocar una relación D/s, pero está claro
que para cualquier persona que asuma el rol sumiso, el hecho de someterse
será algo ciertamente bastante especial y debería tomarse bastante en serio.
¿Existen diferencias entre someterse y entregarse?
Todas las que uno quiera. Los matices entre ambas cosas pueden ser
infinitos.
Pero lo cierto es que, si bien es posible ejercer el rol sumiso sin
renunciar en absoluto a la independencia física y emocional de cada cual,
sí resulta realmente importante que los encuentros estén marcados por una
clara voluntad de “rendirse” (rendirse es un arte del sobre el que se podrían
llenar muchas páginas), de doblegarse, independientemente de que la parte
sumisa pueda ser, en cualquier otro aspecto, la persona más libre del
mundo.
Si no se conecta con ese concepto, esa especie de anhelo de sumisión,
si no se interioriza y se vivencia esa idea, será complicado que un
planteamiento D/s prospere.

Dominación mental

La dominación mental es y supone, ni más menos que ampliar el


espacio de los respectivos roles a un sentimiento.
Lo importante en una relación D/s no es que una persona sumisa se
entregue a un Dom, sino que “se muera por entregarse”.
Es fascinante cuando se produce esa especie de comunión en la fase que llamamos “la
doma”.
¿Puede la dominación mental darse en un modo kink o “solo juego”?
Lo cierto es que sí. Perfectamente. Es algo que puede acotarse a las
meras sesiones y el aftercare; aunque ocurrirá siempre en grados mucho
más leves que en una relación D/s.
La diferencia es similar a la que pueda haber entre “meterse en el
papel” o llevarlo a un cierto plano de realidad cotidiana.
La dominación mental implica algunas circunstancias.

La primera de ellas: la experiencia tendrá, como hemos dicho antes,


una cierta base de realidad.
¿Qué quiero decir con “realidad”?
Que habrá un verdadero sentimiento de sometimiento, por muy puntual

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o acotado que sea.

La segunda: que se asuma un cierto grado de compromiso y


responsabilidad mutua por ambos roles, dado que existirá un nivel
determinado de entrega.

La tercera: No hay engaños. No hay mentiras. Nada de ocultar, ni


manipular respecto a lo que sentimos o perseguimos.

Cuarta: nunca se buscará el “dolor psíquico”.


Se debe hacer espacial énfasis en no dañar jamás la autoestima de la
otra persona, dado que esta experimentará situaciones en las que
precisamente debe aflorar su propia vulnerabilidad.
Por ello, aparte de buenas intenciones, un empleo de la dominación
mental exige un gran grado de empatía y atención por la parte Dominante.

Como sucede en cualquier otro tipo de relación, se generan ciertos


anclajes.
Del mismo modo que en otras relaciones se expresan mediante cosas
como canción favorita o bromas en común que solamente entiende la
pareja, aquí se tenderá a construir, de un modo natural e inevitable,
símbolos que autorreferencia la relación.

Respecto a la dominación mental hay ciertos debates abiertos.


Algunas voces afirman que no pueden experimentarse “los placeres de
la entrega” en una relación kink.
Hay quien afirma que no pueden vivirse realmente en otro entorno que
no sea una 24/7.
Hay quien dice que nunca se saborean de veras en un marco de
sumisión, sino únicamente en una relación de “esclavitud”…
Solamente diré (y voy a repetirme a propósito) que la dominación
mental es una delicatesen erótica y que lo sublime se manifiesta a la vez
tanto en lo mínimo como en lo inabarcable.

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CONCEPTOS QUE TODA PERSONA DOM DEBE
TENER CLAROS
Dominar no es poseer.
Si todo va bien, durante la parte más emocional o más álgida de
algunas sesiones, habrás escuchado decir a la persona sumisa que es tuya,
que te pertenece, que es tu posesión.
Evidentemente, esto no es así.
Que no sea mentira no significa que sea cierto.
La realidad es que, más allá de lo meramente emocional, eres su
Dominante, no su dueño/a.
Por muchas imágenes impactantes que produzca, una relación D/s es
como cualquier otra relación: si se cansa de ti, se marchará. Y punto.
Pensar que no vas a ser constantemente evaluado/a como Dominante
sería pueril y ridículo.
No seas (demasiado) complaciente con tu sumiso/a
Un buen amante es aquel que suele lograr, en casi todo momento, la mayor satisfacción
sexual posible para sus parejas.
Algo que sin duda es fabuloso y (literalmente) deseable.
Pues bien: un buen Dom no funciona exactamente así.
La aptitud y eficacia de la persona Dominante se miden de otra forma.
Tendrás que llegar a conocer bien a la persona sumisa, saber realmente de qué va (si es
especialmente sexual o especialmente masoquista) y dosificar sus catarsis no permitiendo que
se sacie siempre al 100% (excepto cuando de veras quieras premiarla), dejándola muy a
menudo con ganas de más, posponiendo la culminación de su placer.
Y no me refiero solamente a los orgasmos, sino a las ganas que la parte bottom muestre por
llevar la sesión hasta cierto punto culminante.
Tendrás que dirigir, medir, acotar, sin dejarte manipular ni caer en la lógica y los códigos que
rigen las expectativas en las relaciones vainilla.

Es posible que aquí, alguien ajeno a este mundillo se pregunte ahora: ¿y qué carajo gana
con todo esto la persona sumisa?
¿Por qué iba alguien a pretender no acabar siempre, cada vez, cada encuentro, sexualmente
satisfecho al 100%?
¿Acaso hay en esto, también, un determinado masoquismo emocional?
Más bien, un cierto y no necesariamente insano, masoquismo mental (luego hablaré un poco
más sobre ello).

Las relaciones dentro del marco BDSM son progresivas (en sentido literal: se progresa),
y se juega mucho con los roles y los tempos.
No tiene por qué ocurrir exactamente así en el modo “sólo juego” de las relaciones kink, pero
en cualquier tipo de planteamiento D/s, si la parte sumisa obtiene de la parte Dominante
aquello que quiere, como lo quiere y cuando lo quiere, te aseguro que la cosa no irá del todo

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bien.

No cometas el error de creértelo.


Del mismo modo que ocurre respecto a la persona sumisa, la
autoestima de un Dominante no debe basarse en su rol.
Es lícito que puedas sentirte orgulloso/a de cómo se entregan tus
sumiso/as, pero saca tu ego de la ecuación.

No necesitas ser superior a tu sumiso/a.


Cuanto más valiosa, inteligente, fuerte e independiente sea la persona a
quien vas a dominar: mejor.
Eso es algo fantástico.
Te ha concedido un regalo valiosísimo, y más te vale que intentes estar
a la altura.
El mal cine y la (a menudo pésima) literatura presentan a menudo a la
parte sumisa como una especie de ameba sin voluntad propia.
Entrenar en la sumisión nada tiene que ver con perder la capacidad de
ser, definirse y defenderse ante el mundo.

Cuidado con el sentido de los insultos.


Humillar eróticamente, excitar al máximo la libido, crear un escenario
en el que no cabe la vergüenza y sacar a la luz toda la lascivia y la
sexualidad animal de la persona a quien estás dominando, es algo que
(parezca lo que parezca desde fuera) no tiene absolutamente nada que ver
con mermar su autoestima.
No es lo mismo llamar, en un momento álgido, “perra/o cachonda/o” a
tu sumi que imbécil, inútil o inepto/a; así que habrá que hilar muy fino a la
hora de conocer cómo vive y qué requiere de estas situaciones la persona
sumisa.

No adoptes un rol artificial.


Hay quien presupone que un rol dominante requiere necesariamente de
una personalidad seca, áspera despectiva en todo momento; y eso es un
error.
Se puede ser un Dom sin prescindir del humor o de un carácter
animoso.

Un rol sobreactuado, artificialmente serio, no dejaría aflorar muchos de


los buenos momentos que puede ofrecer la relación.
Simplemente necesitas tener las ideas claras, ser coherente con lo que
exiges, e implacable (recuerda que es lo que se te exigirá) en los momentos

36
puntuales en los que debes serlo (la progresión de las sesiones y la
aplicación de los castigos).

¿Cuál es entonces el secreto para que funcione una relación D/s?


Que ambos quieran hacer bien sus roles y se entreguen a ello. Ni más
ni menos.
El resto de cosas, pertenecen al orden de lo intangible.

37
CONCEPTOS QUE TODA PERSONA SUMISA DEBE
TENER CLAROS
No te estigmatices.
Ser sumiso/a en el marco de una relación erótica BDSM no tiene nada
que ver con la falta de carácter o personalidad para desenvolverse en el
mundo y en la vida.

No fuerces en exceso el rol si no lo sientes.


“Jugar” es una cosa y empezar una relación D/s, es otra.
Del mismo modo en que resulta más factible “fabricar” un/a Dom, el
rol sumiso exige un tipo de vocación algo más intenso.
Si no la sientes, no tienes por qué forzarla para contentar a nadie.

Ningún/a Dom lo es antes de que lo elijas.


Huye de quien te trate de un modo autoritario o sin ningún tipo de
respeto o de un modo soez, ya desde el primer instante y sin que la
relación se haya pactado y empezado.
Una verdadera persona Dominante sabe que el tema no va de eso.

Huye de quienes te provoquen emociones negativas.


Por muy exigente que sea en muchos otros aspectos y aunque el final
de una sesión te provoque sollozos, emociones desbocadas, o incluso
algunos lloros, la sensación que te quede después debe ser positiva y tu
autoestima general no se debe ver alterada.
Debes buscar tu felicidad. Esto es para pasarlo bien.
Si no, no sirve.

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ALGUNAS OTRAS CUESTIONES
En una relación D/s, ¿puede la persona dom tener menos
experiencia que la persona sumisa?

Este es un mundillo de relaciones iniciáticas que reproduce de forma


constante las dinámicas maestro-discípulo.
La figura Top es una especie de Pigmalión que prepara yincanas
sensoriales constantemente para la parte bottom.
Por ello, en el bdsm se valora bastante la experiencia; especialmente en
los/as Dominantes.
Ahora bien: como en tantas y tantas otras cosas, la experiencia nunca
sustituye, ni supera a otras cualidades como el talento, la madurez o la
humildad.
Por ello, cuando una persona Dominante se encuentre ante una persona
sumisa mucho más experimentada que ella, lo último que debe hacer es
intentar simular una experiencia que no tiene.
Hay que hacerlo lo mejor posible, y dejarse enseñar: esforzarse y
relajarse a la vez.

¿Qué son los mentores/as?

La figura de un/a mentor es simplemente la de alguien que aconseja.


No tiene por qué ser de nuestro mismo género, ni rol, ni
necesariamente compartir nuestros mismos gustos.
Nunca se realizan sesiones con un mentor o mentora. Y tampoco se
trata de una figura de autoridad ni, mucho menos es imprescindible, pero
puede ayudar a quienes quieren iniciarse y están un poco perdidos entre el
mar de informaciones, a menudo contradictorias, que figuran en la red.
Podemos encontrar ese asesoramiento, que debe ser desinteresado, en
las tertulias que algunas organizaciones y locales organizan en las grandes
ciudades.

¿Puede ser el BDSM una simple etapa?

Perfectamente.
Para mucha gente una vivencia así obedece a momentos concretos de
su existencia, o a la confluencia natural de su energía erótica con la de otro
tipo de persona.

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Del mismo modo que hay quien lo siente, permanentemente,
como un modo de vida, también hay quien entra y sale de este marco
según el tipo de relaciones que su existencia le depare, sin que eso
implique que se tenga que desvirtuar en absoluto la autenticidad con la que
se experimenta.

¿Qué es, realmente, la "vieja Guardia"”?


Existe una cierta confusión respecto al término, ya que los kinksters llaman a los
bedesemeros que consideran más puristas “sadosaurios”.
Sin embargo, hay quien interpreta, erróneamente, que ser un sadosaurio implica ser “Old
Guard”.
Es posible que en un momento dado escuches a alguien decir “yo es que soy de la vieja
guardia”, reivindicándose a sí mismo/a como alguien esencialmente purista.
Mal.
La Vieja Guardia es anterior a la unificación de conceptos que hasta hoy conocemos como
BDSM, y se remonta a una época (mediados de los setenta y los primeros ochenta) en la que
la escena S/M de San Francisco estaba enteramente dominada por la cultura leather, y
solamente se dejaba entrar a sus locales a hombres pertenecientes a la comunidad gay.
De forma que si alguien que no es fan acérrimo del espíritu Tom de Finlandia te afirma tal
cosa, valora que es bastante probable que se esté equivocando.

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CONTROVERSIAS
BDSM y su relación con el feminismo

Tanto hablar de BDSM como hablar sobre feminismo significa usar


abstracciones.
Dentro de cada movimiento hay siempre discordancias permanentes,
debates abiertos, corrientes casi antagónicas.
Dado que el bdsm no es sexista ni homófobo (los roles no pertenecen a
ningún género ni tendencia sexual concretos), algunas voces dentro del
feminismo lo han valorado positivamente, como elemento empoderador,
independientemente del rol que cada mujer asuma.
Por otra parte, hay voces, también desde el feminismo (o los
feminismos), que critican que esté basado en la recreación de ancestrales
estructuras de poder heteropatriarcales, independientemente también del
rol que se ejerza.

Desde que el eslogan “lo político es personal, lo personal es político”


ha calado en diversos estamentos de la sociedad, la realidad es que no
pocas mujeres (especialmente, mujeres de rol sumiso) que siempre
vivieron sin mayor problema el hecho de ser también feministas, han
abandonado el mundillo bdsm.
Asimismo, también me consta el abandono de algunos hombres Dom
cisheteroxesuales que hasta la fecha jamás habían tenido mayor problema
en considerarse también aliados feministas.

Igualmente que es un hecho irrefutable que el bdsm no es sexista


(independientemente de que pueda o no serlo cualquier individuo que lo
practique), también lo es que supone una relación jerárquica y vertical,
basada deliberadamente en un rol desigual.
Y también, claro está, que esta es consensuada.
En mi más que humilde opinión, el bdsm es un arte erótico cuya
representación se practica de un modo físico, y que como cualquier otro
arte, juega con símbolos que no rinden tributo a lo moral.
Es decir: necesita y obedece a una ética (de ahí el consenso), pero no
una moralidad.
La igualdad es un fin moral, y aquí se elimina deliberadamente.
Por otra parte, y desde la ética, la libertad de renunciar es también
libertad.

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La moral tiene como fin la corrección (por cierto: también basada en
un consenso social) de actitudes viscerales naturales.
Pero aquí hablamos de sexo, de pulsiones, de anhelos.
Para hacer política en la alcoba, política con la sexualidad de cada cual
tenemos, desde hace mucho, agentes tan eficaces como (por ejemplo) la
iglesia.
A mi modo de ver, no creo que tener fantasías de sometimiento o de
dominación haga a nadie peor feminista.
Para resumir todo esto: digamos que si eres una persona que necesita
de un código moral, también en el terreno de las fantasías, es decir: si las
divides entre apropiadas o no, el bdsm puede efectivamente no ser un
territorio para ti.

En cambio, si tus valores están más vinculados con lo ético, ese


apartado está más que cubierto.
Si ese es tu caso, tu felicidad será único el termómetro con el que
medir si te gusta o no probar con el bdsm.

BDSM y amor romántico

Otra controversia de nuevo cuño es si el bdsm se vincula o no


necesariamente al amor romántico (y a todo lo negativo que últimamente
se asocia a ello).
La respuesta es muy sencilla: depende de para quién.
Efectivamente, hay quien lo vive como el más extremo de todos los
amores románticos, pero no hay una única sensibilidad al respecto, al no
haber pasos concretos que obligatoriamente guíen la relación.
Respecto a la monogamia y su tradicional papel en el bdsm, es cierto
que por lo especial de la vinculación, existió siempre una tendencia
natural mayoritaria a establecerse nuclearmente en parejas; pero las nuevas
generaciones que se incorporan a este mundillo apuestan cada vez más por
opciones como la poligamia, el poliamor o incluso la anarquía relacional
(pronto escribiré otro libro acerca de todo esto).
Empieza a no ser tan extraño que una misma persona sumisa se
entregue, de un modo no jerárquico, a varios amos/as como parejas
estables con conocimiento de todas las partes.
Cada cual plasma en su contrato el guion de lo que quiere.

BDSM y humillación

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La palabra “humillación” está en la lista negra de vocablos que
manejan casi todas las sociedades del planeta.
Una de las peores, de las más execrables cosas que un ser humano
puede hacer respecto a otro es humillarle.
Entonces, ¿en el bdsm se humilla?

Sí. Y es un requisito casi imprescindible que además nos encanta.


¿Mande?
Se hace de formas muy determinadas, jugando con algunas partes de la
identidad; pero jamás con el “todo”.
El proceso de humillación va asociado a lo que se conoce como
“reducción del ego”: un recurso psicoterapéutico que aquí se emplea para
liberar la mente de restricciones asociadas a las normas.
Porque si quitarnos la ropa y dejarnos atar es exponer nuestro cuerpo,
obedecer órdenes que tienen un factor humillante es exponer nuestra
mente.
Humillar (no de cualquier manera, como ya he comentado un poco
antes) significa transgredir unos cuantos límites: hacerse extremadamente
vulnerable para poder rearmarse y encontrar y sacar aflorar nuestra
verdadera sexualidad.
Jugar con la vergüenza, doblegarse, se rendirse…
Es liberador.
Y muy erótico.

BDSM y violencia

¿Es violento el BDSM?


Buena pregunta.
Resulta que si de un modo literal y de forma que solamente pueda responderse con
monosílabos, se le pregunta a cualquier persona Dom algo tan drástico como si pega a sus
parejas…
Técnicamente, resulta que casi todos/as tendríamos que contestar “sí”.
“Pegamos” (azotamos) a nuestras parejas. Y de forma habitual. Utilizando diversos
utensilios, a veces devastadores. Dejando marcas relativamente duraderas. Disfrutando
además a tope con ello...ambas partes.

El BDSM no es, en realidad, violento, dado que lo que en él se produce no es violencia


propiamente dicha sino, tal y como refería Focault, una ritualización (en ocasiones muy
bizarra) de esta, con una finalidad erótica y lúdica.
Por eso, dado que se mueve en márgenes aparentemente peliagudos, el BDSM, como ya dije
antes, requiere un fuerte y constante ejercicio de la ética.
Espero que, si tienes dudas al respecto, el conjunto de este texto te ayude a resolverlas.

43
BDSM y sectarismo

Del mismo modo que el bdsm no es sexista, sin que ello te asegure que
no vas a encontrarte con algunos de sus practicantes que sí lo sean, lo
mismo ocurre respecto a un posible sectarismo.
Si hay quien elige a sus amistades en base a elementos como gustos
musicales, tendencia sexual, filiación ideológica, o status social, no
resultará sorprendente que encontremos a gente de este mundillo (cuyo
origen es una subcultura a fin de cuentas) que tenderá a que su entorno sea,
principalmente, bedesemero.
Los motivos son los mismos que en cualquiera de los casos anteriores:
comodidad, ”zona de confort”, tribalismo…y un largo etcétera que daría
para escribir un libro específico sobre ello.
Pero sí te recomiendo que, independientemente del grado de pasión con el que vivas tu
afinidad por el bdsm, no dejes que desdibuje cualquier otro aspecto importante de tu vida, ni
descuides (mucha gente tiene, por desgracia, demasiada facilidad para hacerlo) a las
amistades valiosas que puedas haber cultivado hasta la fecha, compartan o no esa parte de tus
inquietudes.
El peligro de hacer del BDSM el pilar principal de tu vida no es otro que acabar
relacionándose casi exclusivamente con gente de este mundillo.
Integrar lo nuevo sin necesidad de sustituir ni desplazar lo antiguo es
todo un arte.
No todo el mundo sabe hacerlo, ni le otorga la debida importancia,
pero te lo recomiendo muy vivamente si quieres tener una existencia
razonablemente feliz.
BDSM y conducta destructiva

¿Supone la sumisión algún tipo conducta autodestructiva?


La respuesta rápida es: no necesariamente.
Al menos no de un modo vinculante, ni generalizado.

La práctica meramente erótica del sadomasoquismo ha pasado en un tiempo muy breve,


de considerarse un trastorno mental a ser algo recomendado en no pocas terapias sexuales.
Yo diferencio entre el masoquismo mental, importante en el “sentimiento sumiso” (sumisión
mental), donde prima el aspecto lúdico-sexual, del masoquismo emocional caracterizado por
la presencia de un cierto elemento destructivo y autodestructivo, totalmente prescindible, pero
hay que reconocer que no por ello inédito.
Porque por muy saludable y ventajosa que (potencialmente) pueda parecerme la práctica del

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BDSM, sería deshonesto no reconocer la obviedad de que en un elevado número de personas
profesantes está presente, mejor o peor gestionado, el segundo tipo de impulso (que puede
darse también en cualquier entorno vainilla, pero que encentra aquí un marco muy propicio).

Desde una perspectiva psicoanalítica existen interesantes artículos académicos que


intentan responder intrincadas preguntas acerca de la erotización del poder y la naturaleza
masoquista, procurando ahondar tanto en sus aspectos más constructivos como en su lado
más destructivo:
¿Tiene el masoquismo algo que ver con una respuesta basada no solamente en el dolor físico,
sino también emocional, ante la angustia primaria de sentirse inexistentes?
¿Esconde la pulsión masoquista una necesidad de percibirse, de alguna forma, pequeños e
indefensos de nuevo y recrear sensaciones ancestrales características de la infancia a través
del instinto de asociar el castigo a la sensación de seguridad?
Es evidente que el SM es enormemente complejo, pero por muy fascinante que pudiera
resultar divagar sobre esto, supondría entrar ya en el territorio de lo especulativo, excediendo
el marco de este libro.

BDSM y culto al cuerpo

Existe una cierta percepción generalizada de que los practicantes de


bdsm tenemos una cierta querencia por el gimnasio.
Evidentemente, esto es para todo aquel que quiera practicarlo,
independientemente de su edad o estado de forma y no es en absoluto
ningún requisito establecido por nadie que se deba practicar ejercicio físico
o tener un cuerpo atlético.
Ahora bien: hay que reconocer que existe en el colectivo una cierta
tendencia generalizada a “cuidarse”, y también es cierto que algunas
prácticas (sesiones sexuales, ataduras y suspensiones de bondage) pueden
tener un cierto grado de exigencia física; especialmente para la persona
sumisa.
Esto, unido a una cierta cultura de la exposición o desnudez pública en
las fiestas temáticas, puede ser uno de los motivos por los que los
aficionados al bdsm tenemos cierta tendencia a pisar el gimnasio y a
vigilar un poco la alimentación.

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ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA
Espacios de exención

Por muy entusiasta, asumida y seria que pretenda ser, toda relación
D/S que se quiera realizar dentro de un marco ssc incluso aquellas que son
24/7 (vaya atracón de siglas, eh), necesita de ciertos espacios de reposo y
de respiro, donde ambos roles puedan relajarse un poco y comentar ciertos
aspectos en un plano de mayor igualdad, similar a lo que fue la fase de
negociación.
Hay que buscar huecos para el diálogo y el análisis. Poder contarse con
sinceridad cómo está yendo todo para ambas partes.

Respecto a las relaciones tóxicas

¡Cuidado con los maltratadores!


Si cualquier ámbito no está ya de por sí a salvo de gurús,
manipuladores y chantajistas morales, no digamos ya el peligro que puede
suponer un tipo de relación dentro del caldo de cultivo que potencialmente
les ofrece este marco.

Por ello, las asociaciones locales y comunidades bdsm hacen todos los
esfuerzos posibles para filtrar a este tipo de personajes.
-Pasa de los supuestos Doms que dicen no querer saber nada de
límites.
-También de personas que son agresivas y te hacen sentir mal. Los
Doms suelen ser gente educada y respetuosa, conscientes de que las cosas
no empiezan hasta que se han pactado y dejado bien claras.
-Mejor ir conociendo a gente tranquilamente en tertulias y locales
específicos, donde se aplica un cierto filtro, que ponerse sin más en manos
de cualquiera a quien se ha contactado por internet.
No es aconsejable planificar una sesión con alguien a quien aún no se
ha tratado en persona y con quien no se ha conversado largamente, y
consensuado en un plano de igualdad.
La primera cita nunca es para hacer una sesión. Y menos aún en casa
de una persona desconocida.
-Se debe huir de aquellos/as presuntos/as Doms que devalúan tu
autoestima.
-Se debe huir de aquellos/as presuntos/as Doms cuyo enfoque te hará

46
alejarte de tu entorno: familia, amigos, compañeros del trabajo.
-Se debe huir de aquellas personas, dominantes o sumisas, que te
manipulen o empleen chantaje emocional.
-Se debe huir de presuntos/as mentores/as y tutores/as que pretendan
aportar un tipo de asesoramiento no desinteresado, o excesivamente
dirigista.
-Cuidado con la “dominación financiera”. Ese tipo de práctica
solamente debería poder darse (ya lo trataremos más adelante) en
relaciones muy asentadas, y bajo unas garantías muy claras y específicas
en caso de ruptura.

Monogamia, cesiones, poliarmonía, poligamia, poliamor...

El enfoque mayoritario dentro del marco del BDSM casi siempre


contempló la pareja como elemento base, ya que cada negociación,
acuerdos, expectativas y límites se producen siempre entre dos personas
(Dom/sub), independientemente de cuánta gente haya implicada o
intervenga en esa relación, y son intransferibles.
Es habitual también que en muchos contratos, la persona sumisa se
comprometa a que su sexualidad sea dirigida por la parte dominante, de tal
forma que este sí pueda mantener relaciones con otras personas sumisas,
así como ordenarles a tener sexo entre ellas, o bien cederlas para satisfacer
a otras personas Dominantes.
La idea de “cesión” viene dada para recalcar la entrega de la persona
sumisa hacia la figura Dominante: se comparte lo que (figurativamente)
nos pertenece.
Toda situación en la que una figura Dominante se relaciona con dos o
más figuras sumisas, con conocimiento de todas las partes implicadas,se
encuentra dentro del marco que llamamos poliarmonía.
No obstante, especialmente dentro de las prácticas kink, más
igualitarias, pero también incluso dentro del propio marco D/s, hay quien
pacta otro tipos de relación, en la que puede plantearse cualquier otra
posibilidad, sin que la intensidad que supone la entrega D/s se modifique.
Es cierto que no poder reservar para tres o para cuatro en la mayoría de
habitaciones de hotel no es algo que facilite las cosas, pero en el bdsm
existen las mismas opciones relacionales que fuera del bdsm.
En ese aspecto, un contrato de sumisión es una tabula rasa en la que se
puede hacer casi cualquier cosa: desde plasmar opciones que van desde la
monogamia de ambos, la de persona sumisa (la opción tradicionalmente
más mayoritaria), hasta variantes como actuar a veces ambos en un marco

47
de poligamia swinger (ya sea dirigido o no por la parte dominante) o
incluso el poliamor. Hasta el no jerárquico, con varias personas de ambos
roles implicadas.
Y todo ello sin renunciar a tener una verdadera relación D/s.

Grupos de polifidelidad

Esta situación puede darse cuando un determinado grupo de personas


que acuerdan tener sexo solo entre los miembros de dicho grupo (no
necesariamente todos con todos).
Normalmente, si son propuestas nuevas incorporaciones al grupo, estas
deberán contar con el consenso unánime de los miembros existentes.
En este tipo de circunstancias, cada uno de los integrantes debe
realizarse unas analíticas periódicamente y, si mantuvieran relaciones
sexuales con alguien ajeno a ese círculo, comunicarlo inmediatamente a
los demás.

48
segunda parte:

LO REAL

49
LA BÚSQUEDA
Autoasunción

¿Qué es lo que te gusta realmente? ¿Qué es lo que “te pone”?


¿Cuál es tu rol?
¿Hasta qué punto te importa poder experimentarlo o no? ¿Prefieres que
se quede en el ámbito de las fantasías?
¿Romperías una relación vainilla si no pudieras incorporar a ella
elementos kink potentes?
¿Necesitas experimentar dominar o ser dominado/a en una relación
bdsm?
¿Hacia dónde se dirigen tus anhelo, tus expectativas?

Si aún no sabes si eres sumi o Dominante, no pasa nada.


Experimenta. Igual depende de la fase en la que te halles, de las
circunstancias, o de la energía de la persona o personas que tengas delante.

Encontrar personas afines

¿Cómo salir del “armario de cuero”?


Encontrar compañía en este viaje va a significar contarle a alguien
quién eres y qué quieres.
Y tendrás, tarde o temprano, que hacerlo con tu identidad. No con un
Nick o un alias.

La ruta para conocer a alguien pasa por:


-Informarse. Leer publicaciones, como por ejemplo esta.
Es un comienzo.
-Contactar con asociaciones en tu propia ciudad y perder el miedo a
conocer personas afines, con nombres, apellidos, rostro, identidades.
Muchas de estas asociaciones, sin ningún ánimo de lucro y por puro y
desinteresado activismo, organizan tertulias y encuentros (cafés, charlas)
para principiantes y curiosos.
-Asistir a clubes. El mítico e icónico Rosas 5, en Barcelona, La
Pastelería BDSM, en Madrid, o El Jardín Secreto, en Valencia, son
posibles opciones.

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-Redes sociales. Si no vives en una gran ciudad, o bien para
complementar los pasos anteriores, una vez dados, puede ser una opción.
Pero cuidado con perder tiempo y energía con gente que lleva una especie
de “vida secreta” y que jamás dará los pasos necesarios para que sus
fantasías abandonen el terreno de lo figurado.
-Ligar. Sí: ligar. Eso que hacía la gente para relacionarse humana,
vivencial y sexualmente cuando estaba de moda conocerse cara a cara.
La verdad es que nunca he practicado juegos intensos que tuvieran que
ver con el bdsm en una primera noche, pero sí he conocido por ahí a gente
que…resultó tener prácticamente los mismos gustos.
Y es que todos somos más parecidos de lo que a veces suponemos.
Lo importante es mostrarse tal cuál uno es.
Si te fijas en alguien excitante, abierto/a de mente…seguro que algo de
esto sí que podrás compartir o conocer juntos/as.

¿Puedo convertir una “relación vainilla”, ya estable, en relación


bdsm?

¿Cómo plantearle (a estas alturas de curso) a una pareja estable que


quieres dominarla, o que te domine?
Añadir toques kink a una relación vainilla puede (debería) ser
relativamente sencillo. A casi nadie le importa incorporar algunos
elementos que de vez en cuando le aporten vidilla extra y un poco de
picante al asunto.
Hay poca gente a quien no le ponga (un poco más adelante hablaremos
sobre ello) un algo de bondage, usar un poco la fusta, probar algunos
juguetes…
Ahora bien. ¿Y qué pasa si aun así sientes que no basta con jugar a dar
o recibir unos cachetes?
¿Y si necesitas algo más? ¿Algo como una especie de sensación?
¿Algo como sentir que de veras te estás entregando o bien alguien se está
poniendo en tus manos, está abandonando, cediendo, el control?

Pero, ¿y si resulta que eres una de esas personas que necesitan una
relación D/S?
Rotar hasta ese punto cualquier otro tipo de relación es ya algo
bastante más complicado. Al menos si esa pulsión no ha existido
previamente, aunque sea en fantasías, para ambas partes.
¿Cómo redirigir la energía?
Quizás la única opción es probar con tu pareja a introducir en vuestros

51
juegos cada vez más prácticas kink y ver si, además encajan en ellas los
roles que te gustarían para ambos.
¿Y si eso funciona?

Si hay una evolución natural positiva en la situación, puede existir la


posibilidad de probar, a modo de experimento, con una relación D/S
quizás con un contrato de un mes, a modo de tanteo o de prueba.
Y entonces ver qué pasa.

Pero si no prospera…no insistas.


No presiones. No funcionará.
Una cosa es que tu pareja acceda a complacerte y otra que sea quien no
es.
En ese bodrio infumable que es 50 sombras de Grey, en realidad la
prota, que tiene la personalidad de una medusa con gripe, no conecta con
el rollo bdsm más que para “salvar” al amigo Grey, que aparte de ser
multimillonario y tener todo aquello que cualquier persona pueda desear,
no está exento de algunos problemillas mentales y de (por cierto) una
personalidad tóxica de manual.
De eso no va, precisamente esto del bdsm.
Así que, no arrastres a nadie hacia un terreno que no sea el suyo.

Primero: ten el valor y la honestidad de mostrarte, tal y como eres, ante


tu pareja. Sea cual sea tu rol. Aunque ello pueda hacerte sentir
incomprendido/a.
Segundo: proponle un acercamiento (razonable y gradual) a tu
propuesta.
Tercero: concede un poco de tiempo y paciencia para ver si funciona.
Cuarto: toma una decisión.
¿Qué es tomar una decisión?
Si funciona: seguir avanzando.
Si no funciona:
O abandonas la idea porque no necesitas una verdadera relación bdsm
más que a tu pareja.
O pactas con tu pareja buscar otro espacio donde saciar esa parte de ti
y conocer por tu cuenta a otras personas con sexualidad más afín: lo que
equivale, prácticamente, a una relación poliamorosa, al menos por tu parte.
O si ninguna de ambas cosas es posible, abandonas la relación.
Es la misma secuencia que tendría cualquier otro tipo de dicotomía
sentimental que pudiera darse en la vida.

52
Decisiones…

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LA NEGOCIACIÓN
“Hay dos clases de personas en el mundo:
los que creen que en el mundo hay dos clases de personas, y los que
no”.
(Baltasar Gracian)

Ya hemos encontrado alguien que está en disposición de


acompañarnos en esta experiencia.
Esa persona parece honesta y ha demostrado (en la medida de lo
posible) ser íntegra y fiable.
Hay, como mínimo cierta química y el feeling necesario entre nosotros,
más allá del mero hecho de compartir las mismas afinidades.
Vamos: que nos pone. Que la cosa parece ilusionante. Que igual puede
salir hasta bien.
Ok.
Entonces, quizás podamos empezar.
Autoconocimiento
(líneas rojas, líneas ámbar y líneas verdes)

Un modo (uno de tantos) de afrontar la negociación previa a un contrato es tomarse la


molestia de especificar cuáles son, tanto nuestros “límites duros” (aquellas experiencias que
no vamos a probar mientras sea vigente el pacto que estamos configurando), como los a
menudo llamados “límites blandos” (aquellas vivencias que llegado el caso, podríamos
llegar a experimentar, pero que en principio, no nos agradan, ni nos resultan cómodas), así
como las “líneas verdes” (aquello que mucha gente llama su “playlist”), que no es otra cosa
que nuestras exigencias: todas aquellas cosas que deseamos experimentar y que configuran
las expectativas que tenemos puestas en la relación.
¿Cómo enfocarlo?

Como cada cual quiera (esto es solamente una posibilidad más), pero hay quien
aprovecha el provechoso y recurrente símil del semáforo, que resulta ser un tipo de código
bastante ambivalente y también utilizan muchas parejas para comunicar en qué estado se
encuentra la persona sumisa durante el transcurso de una sesión.
Siguiendo este ejemplo, una posibilidad es hacer un ejercicio de autoanálisis y enumerar en
un papel lo siguiente:

-Un mínimo de dos y un máximo de seis líneas rojas (límites que deberán ser respetados
sí o sí, como mínimo hasta que se dé por terminado el acuerdo, bien para trascenderlo (de la
etapa de “dejar atrás el contrato” hablaré más adelante) o bien porque se sustituya por uno
nuevo y más actualizado respecto al presente de la relación.

-Un mínimo de dos y un máximo de seis líneas ámbar: elementos o prácticas que no son

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límites en sí, pero que deben explorarse, si es que se exploran, paulatinamente y de un modo
gradual.
Las líneas ámbar son más significativas para la parte sumisa, por lo que en muchos contratos,
la parte Dominante se limita a incluir líneas rojas y verdes.
No obstante, creo que nunca está de más tampoco que la persona Dom refleje al menos un par
de ellas.
Pueden estar compuestas, tanto por aquellos elementos que no forman parte natural de
nuestra sexualidad, nuestras fantasías o nuestras apetencias, como por aquellos que sí lo
forman, pero nos dan miedo o reparo, y no queremos una exposición demasiado frontal o
radical a ello.
Lo que en todo caso hay que tener en cuenta es que la persona Dominante podrá someter a la
persona sumisa a estas situaciones, siempre a su criterio; ya que no estamos hablando de
límites infranqueables. Si bien deberá tener cuidado y empatía al hacerlo, ya que un mal uso
de todo esto podría forzar a que la persona sumisa empleara su palabra de seguridad y
detuviera cualquier interacción.

-Un mínimo de dos y un máximo de seis líneas verdes.


Cada línea verde se corresponde con un elemento que esperas experimentar en esa relación:
desde prácticas sexuales concretas hasta emociones o vivencias específicas.

Ok. Hasta aquí, parece fácil, pero…¿y qué ocurre cuando una línea roja de uno coincide
con una línea verde de otro?

Pongamos que una persona dominante tiene entre sus líneas rojas los “juegos de sangre”
(luego explicaré un poco más qué es esto), bien porque sencillamente no le gustan o porque
no quiere tener que asumir ese grado de responsabilidad (por cierto: no hace falta justificar
ninguna de nuestras líneas, sino simplemente mostrarlas), mientras que ese tipo de práctica se
corresponde a su vez con una línea verde de la parte sumisa, que está loca por probarlo y lo
considera una de sus exigencias.

A su vez, la persona sumisa tiene claro que un límite infranqueable que forma parte de
sus líneas rojas es no ser “cedida”, ni para que preste servicios sexuales, ni para ser humillada
o castigada por terceras personas, ya que desea ceñirse al ámbito estrictamente privado en esa
relación.
Y resulta (se masca la tragedia, ¡MUAH, AH, AH ,AH!) que ese escenario es un requisito, un
elemento indispensable en la forma de entender el BDSM y la entrega en una relación D/s
según la persona Dominante.
Que sepas que, por lo demás, esta última situación es todo un clásico cuando se prepara un
primer contrato.
Bien ¿Qué hacemos aquí?

Obviamente, deberá existir toda una negociación, pero si las posturas no se mueven y
aún así, la cosa sigue adelante, lo ético es que las líneas rojas de cada una de las partes se
impongan a las verdes, de forma que se respeten esos límites.

Aparte de ello, no nos engañemos: aunque el respeto de todas y cada una de las líneas
que se consensuen debe ser intachable, a su vez la tarea de todo/a gran Dom es ir empujando,
de manera natural, los límites de la persona sumisa, de modo que el deseo de esta sea ir
dejándolos atrás paulatinamente, mientras que a su vez, la parte Dom revisa también sus
propias limitaciones de forma que se vaya produciendo un acople natural entre ambas partes.
Lo importante no será tanto cómo se empieza en ese primer contrato, sino más bien cómo

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discurre una relación que va a requerir ir adoptando siempre nuevos acuerdos sucesivos.

LAS TRES FASES DE LA NEGOCIACIÓN:

1) Café de límites.
Un café de límites no es otra cosa que sentarse frente a frente, charlar
en un marco que ofrezca la mayor tranquilidad posible (una tetería o
cafetería tranquila) y definir las expectativas mutuas (iniciales) respecto a
la relación.
Como todo lo que vendrá después, el café de límites debe practicarse
en un marco de “honestidad brutal”, en el que todo está permitido, excepto
ocultarse.

Mi sugerencia es que durante el transcurso de la charla, el dominante


exprese verbalmente cuáles son sus propias líneas rojas y le entregue a la
parte sumisa un sobre en cuyo interior habrá dos cosas.
La primera es un folio con cuatro apartados que preguntarán lo
siguiente:

-Las tres vivencias o emociones principales que esperas que te aporte


esta relación.

-Entre dos y seis situaciones, o prácticas sexuales o emocionales, que


quieres experimentar (líneas verdes).

-Entre dos y seis prácticas o situaciones que creas que no te gustan, o


no te apetezca experimentar, pero podrías llegar a probar (líneas ámbar).

-Entre dos y seis cosas que esté terminantemente prohibido llevar a la


práctica (líneas rojas).

Estos cuatro apartados deben ser contestados con calma y tras


meditarlo tranquilamente en casa, por lo que el sobre con las
contestaciones será devuelto en otro momento, previo a la redacción del
contrato.
Deben, como todo lo demás a partir de ahora, ser gestionados bajo el
marco de lo que llamo “honestidad brutal”.

Como todo lo que estoy escribiendo, se trata de una propuesta.


Según el nivel de “juego”, la experiencia y personalidades de los

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integrantes, se pueden ampliar o reducir el número de elementos del café
de límites.

2) Test de sumisión.
La segunda cosa que contendrá el sobre, podría ser algo como esto:
Orientación sexual (señalar con una X).
-Heterosexual absoluto.
-Heterocurioso/a.
-Heteroflexible.
-Bisexual.
-Homoflexible.
-Homocurioso/a.
-Homosexual absoluto.
Nivel de experiencia previa (señalar con una X):
-Ninguna.
-Poca.
-Intermedia.
-Bastante.

Rol:
-Sumiso.
-Dominante.
-Switch.

Lesiones, fobias, alergias, enfermedades, contracturas, hernias,


cardiopatías…

¿Quién más conoce tu interés por el bdsm?


(Amigos, familiares, compis de trabajo…)

Puntúa del 1 al 5 (de menos a más) tu grado de placer ante:


-La sumisión como sensación psicológica:
-El dolor como placer físico:
-El sexo como elemento mental de entrega a mi Dominante:
-El sexo como placer propio:
-Ser dominado/a o humillado/a en privado:
-Ser dominado/a o humillado/a ante terceras personas, en un ambiente
controlado:
-Tener durante algunas horas o días marcas en mi cuerpo después de

57
una sesión:
-Llevar, durante mi vida cotidiana un adorno o prenda que simbolice la
relación:
-Exhibicionismo (a demanda de mi dominante) en privado:
-Exhibicionismo (lencería, desnudez…) ante terceros, en ambiente
controlado:
-Voyerismo (observar acciones con otros sumisos y sus amos):
-Cuerdas (bondage elaborado o artístico):
-Esposas y grilletes:
-Sexo violento/simulación de agresión:

Dos cosas que te producen miedo:

Dos cosas que te ponen como una moto:

Un deseo o fantasía que aún hoy te dé vergüenza reconocer:

Puntúa del 1 al 5 (de menos a más) tu grado de


curiosidad/excitación ante probar cosas como:
-Bondage general:
-Bondage shibari:
-Suspensiones:
-Azotes:
-Spanking:
-Velas (cera caliente):
-Pinzas:
-Electricidad:
-Privación sensorial (antifaces, auriculares, máscara):
-Sexo genital. Hacer: Recibir:
-Sexo anal. Hacer: Recibir:
-Sexo oral. Hacer: Recibir:

3) Contrato de sumisión
Una vez le sean devueltos esos papeles, a la parte Dominante le toca
redactar el borrador del contrato.
Existen infinidad de formas de hacer esto, pero aconsejo que sea claro
y conciso.

Un contrato tipo, podría reflejar lo siguiente:

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Componentes de la presente relación:
Roles y tratamiento: Ama/o y sumiso/a, o cualquier otro.

Compromiso adoptado por la persona sumisa:


Se reflejará, con unas u otras palabras, que se somete y entrega
totalmente a su Dominante, prometiendo complacerle.

Compromiso adoptado por la persona Dominante:


Se comprometerá a cuidar, proteger y aceptar como un tesoro la
sumisión de la otra parte.

Tipo de relación:
Encuentros puntuales, encuentros frecuentes, convivencia, relación
24/7.

Fecha de inicio/fin del contrato.


Posibilidad de acotarlo (si es un “experimento”) y ponerle fecha de
finalización, o de que sea sustituido por algún otro posterior.
Posibilidad, si no existe convivencia, de reflejar frecuencia de
encuentros y/o sesiones.

Grado de exclusividad:
Relación monógama, polígama, o poliamorosa (para ambas o para una
de las partes).
Si hubiera convivencia, se reflejará si más personas, bien sumisas o
bien Dominantes, pueden o no pernoctar, pasar temporadas, o incluso
llegar a vivir en la casa.

Líneas verdes (exigencias principales) del dominante:


Relato breve de las principales exigencias de la persona Dominante.
No hace falta explayarse en detalles, puesto que luego, a la parte
sumisa se le entregarán, como anexo, las normas y los específicos que
regirán la relación.

Líneas rojas de la persona dominante:


Aquellas prácticas que la persona sumisa no podrá esperar de su Dom.

Líneas rojas de la persona sumisa:


Aquellos límites que este contrato garantice que no se superarán.

Especificar el resto de líneas ámbar y verdes de ambas partes

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(opcional)

Palabra de seguridad:
Cualquier sesión o dinámica deberá detenerse inmediatamente si la
parte sumisa pronuncia dicha palabra.

Castigos:
La parte sumisa puede ser castigada si la parte dominante lo considera
necesario, sin que esa decisión sea cuestionable o revocable.
Conviene recordar que justos o injustos, los castigos se cumplen
siempre.
Salvo que un asunto de extrema gravedad justifique lo contrario (en
ese caso se pospondría, repitiendo desde el principio), no obedecer el
cumplimento de un castigo implica finalizar la relación.

Nivel de privacidad de la relación:


Un aspecto muy importante y que aconsejo que quede bastante claro, al
menos en las fases iniciales.
¿Quién puede saber la naturaleza de dicha relación?
¿Quién puede estar presente en la intimidad de ciertos momentos?

Respecto a las marcas de azotes o latigazos.


Como complemento al asunto de la privacidad, no resulta ninguna
tontería pensar en ese tema.
Las sesiones suelen contar con azotes o latigazos, y estos dejan marcas
visibles en el cuerpo, a veces durante varios días.
Dependiendo de si la parte sumisa va mucho a la playa, la piscina, o si
se cambia de ropa en las taquillas del gimnasio, puede tocar dar algunas
explicaciones al respecto.

Hay que tener en cuenta esto (si para la parte sumisa tienen algún tipo
de importancia) a la hora de poner una sesión en el calendario.

Cesión sexual o no (a terceros) de la persona sumisa:


Aconsejo que exista una cláusula específica a este respecto, bien
permitiéndolo o bien negándolo, y que en ella se especifique si un uso de
los servicios sexuales de la persona sumisa está o no exento en el contrato,
así como:
Si la parte Dominante debe estar presente o la parte sumisa podría ser
cedida a otros sin la presencia de su Dom.
Si la persona sumisa estará expuesta al contacto sexual directo, o a los

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fluidos corporales de otras personas.
Si existen líneas rojas específicas que afecten sólo a la interacción con
terceros.

Acuerdo de fluidos.
En relación a lo anterior, qué métodos concretos de seguridad sanitaria
adoptar para que la persona sumisa esté protegida ante los posibles riesgos
que entrañen los fluidos corporales de las personas a quienes pueda ser
cedida por su Dominante.
Se especificará cuándo usar preservativo para coitos, o preservativos
especiales para sexo oral; o bien si el resto de los participantes en esos
actos deberá o no haber superado recientemente alguna analítica puntual.

Garantías médicas y métodos anticonceptivos:


Seguridad sanitaria, periodicidad de revisiones médicas, frecuencia de
analíticas, anticoncepción.
Métodos para asegurarse del estado de salud de terceras personas (si
las hubiere).

Garantías generales para ambas partes:


Breve declaración de intenciones que recuerda que ambas partes son
libres, acuerdan firmar esto voluntariamente y no perseguirán ningún mal
ni daño real, físico, moral o psicológico, para la otra parte.
Asimismo, el contrato, así como la misma relación, podrá dejar de
tener efecto inmediatamente si cualquiera de ambos decide rescindirlo.

Firma y fecha:

Contratos BDSM que no son propiamente D/s

¿Como “dibujar” una relación donde los roles D/s solamente están
presentes en las sesiones, pero que también debe contemplar límites y
reglas?
Pues la solución es…aún más burocracia.
Porque tanto un contrato SM como un contrato kink serían algo casi idéntico a lo
anterior, pero al que habría que añadir un “Consenso Relacional”.

O dicho de otra forma: el Consenso Relacional contempla qué es lo


que quieren los miembros de la relación, y en él el contrato D/s es
solamente un mero capítulo.
Por lo tanto, el escrito que puede regir (también es lícito no escribir

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nada, pero recomiendo hacerlo) los parámetros de una relación kink debe
recoger cómo se comportará la pareja cuando los roles no son jerárquicos y
puedan darse fuera de ese marco otras interacciones sexuales, entre ellos o
con terceros (como, por ejemplo, visitando un club swinger).
También, al no estar regido esto por la parte Dominante, reflejará el
grado de exclusividad sexual de la pareja (monógama, liberal, polígama,
poliamorosa), así como las medidas anticonceptivas, profilácticas y
sanitarias que ambos, en igualdad de condiciones, decidan implementar.

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LA PRÁCTICA

Entrega de normas y protocolos

Las normas son una serie básica de instrucciones breves que el


dominante debería entregar a la parte sumisa no mucho después de la firma
del contrato.
Pueden ser un anexo al propio contrato o entregarse más tarde, durante
el transcurso de la primera o primeras sesiones.
Por supuesto, no deben transgredir sus líneas rojas y aunque no es lo
usual, en caso de no existir excesiva confianza entre vosotros, también
podrían consensuarse antes.

La redacción de esas normas debe ser escueta y tener muy en cuenta si


ambas personas convivirán o no en una misma casa, así como la frecuencia
con la que se verán y los escenarios donde sucederán la mayoría de sus
encuentros y sesiones.
Es erótico escribir esos protocolos y que la parte sumisa los lea en voz
alta y los firme, pero conviene ser realista. La vida no es una novela, y no
es lo mismo que tu sumi no te mire nunca directamente a los ojos ni cierre
del todo la boca o las piernas en tu presencia si os veréis, durante un rato
dos veces al mes, que en una relación 24/7.
Todo tiene sus pros y sus contras.

Sin embargo, esas normas sí pueden ayudar a crear bastante ambiente


en vuestros encuentros sí dejan claras aspectos como este:
Si en un entorno controlado, la persona sumisa debe llevar cierto tipo
de lencería, o no llevar ropa en presencia de la parte Dom.
Si la persona sumisa debe obedecer de determinada manera
(descalzarse, desnudarse, sentarse en el suelo sobre sus tobillos, abrir sus
piernas) ante ciertas señales.
Si debe llevar algún collar, pulsera, tobillera o prenda específica de
ropa que simbolice para vosotros vuestra relación, aun cuando estéis en
público.
Si debe esperar el inicio de las sesiones, o bien el de los castigos, en
alguna postura determinada.
Si debe o no estar depilada o rasurada, y en qué zonas, cuando se
produzcan vuestros encuentros o se programen vuestras sesiones.

63
Si debe guardar silencio si realizas un gesto concreto.
El grado de desnudez de la persona sumisa en playas y piscinas (¿tiene
derecho a llevar top o traje de baño?).
¿Qué hacer cuando haya amistades presentes, o gente de vuestro
entorno cercano?

Collar de iniciación, anillos, tobilleras, accesorios...


Puede ser que, si todo va bien, tras haber hecho ya vuestras primeras
sesiones, a la parte Dominante le apetezca que la parte sumisa lleve,
también en público, algún tipo de elemento (puede ser “secreto” y no es
necesario que sea, tan pronto, un collar) que simbolice el nuevo status.

64
LA PRIMERA SESIÓN
Ya os dije que el bdsm tendía inevitablemente a la burocracia.
El caso es que ya nos hemos conocido, nos hemos gustado, nos hemos
dado el visto bueno, sabemos lo que todos queremos, hemos negociado,
hemos acordado, consensuado y firmado.
¿Y ahora qué?

Pues ahora…llega el momento delicado de poner todo esto en marcha.


Y habrá que currárselo bastante, a la vez que rebajar un poco las posibles
expectativas.
Las primeras sesiones son delicadas, y son muchas las relaciones que
no pasan de ahí.
Lo mejor es acordar una toma progresiva de contacto con este
contexto, tanto si nunca os habéis acostado juntos como si lleváis años
haciéndolo, pero en el marco de una relación vainilla.
Querer probarlo todo desde el principio puede ser extenuante y
frustrante.

El “cuarto de juegos”.
Lo primero en para planear cualquier sesión es contar con un
escenario. Lo que significa que, normalmente, tunearemos un poco una
habitación de la casa.

-Insonorización.
Sería genial poder contar con la posibilidad de insonorizar aquello todo
lo posible. Especialmente si tenemos vecinos.
Agregar a los tabiques unas láminas de Pladur, junto con algunas capas
de material aislante, es algo que podría ayudar a la hora de atenuar un poco
la gama (variada y contradictoria) de sonidos que saldrán de nuestra
alcoba.
-Alfombras, moquetas.
Recomiendo poder extenderse hasta bastante más allá de los límites de
una cama.
Si nadie es alérgico a los ácaros, recomiendo contar con una alfombra
cómoda (limpia, obviamente: hay gente muy guarra en esto de mantener en

65
condiciones las alfombras) y muy tupida y mullida.
Hay que hacerse con una grande y excelente alfombra pues, y
anexionarla a la cama para lograr que sea cómodo pisar descalzos (o
retozar desnudos) en prácticamente toda la habitación.
Disponer de ese elemento te permitirá practicar lo que llamamos
“bondages de suelo”.
Si no compartes piso y tienes casa propia, tampoco está de más poner
otra cómoda alfombra anexa a la zona del sofá para poder ampliar los
límites de este del mismo modo.
Además, esas son cosas que “crean hogar”, así que ya estabais
tardando en hacerlas.
-Soportes de techo.
No sé qué tal se os da esto del bricolaje, pero yo lo odiaba, y he tenido
que aprender bastante por culpa de que me guste esto del bdsm.
Deberíais ir pensando en la posibilidad de poder contar con una base,
algo parecido a un gancho resistente (de probada fiabilidad) que poder
colgar en el techo (mejor si es en las viguetas de soporte, que suelen
colocarse a unos 40cm de separación entre unas y otras).
Puedes encontrar las viguetas del techo o vigas de soporte con un
detector de clavos.
Coloca trasversalmente en el techo un tablero de madera, abarcando al
menos tres de esas vigas de soporte.
La base debe ser capaz de poder soportar cosas como, por ejemplo, el
peso de una persona adulta. No sé si me entiendes…
-Soportes de pared.
Si hay un techo de chichinabo y tenéis miedo de que caiga en la
habitación en cualquier momento el vecino de arriba, se puede también
fijar dos argollas (como las que venden para instalar hamacas) en la parte
alta (como a dos metros de altura o así) de dos tabiques (asegúrate de que
sean lo suficientemente gruesos) del que será el cuarto de juegos y unirlas
con cadena gruesa.
De este modo, se podrán instalar mosquetones, candados o ganchos a
la cadena y os aportará una versatilidad tremenda a la hora de jugar con
elementos para practicar bondage o restricciones.
-Primeras adquisiciones.
Para jugar a estas cosas, la parte dominante necesitará: o bien tener
cierta idea de manejar cuerdas (luego escribiré un capítulo específico sobre
esto), o bien disponer de unas muñequeras y grilletes de cuero o, en su
defecto (aunque cambia un tanto la dinámica) unas esposas metálicas.
Tampoco estaría de más si te rascas un poco el bolsillo e inviertes en

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una buena fusta, una pala de spanking, o incluso un látigo decente.
Oye: estoy en el sex shop. ¿Compro algo más?
Pues igual sí: mira a ver si encuentras (o si no preguntas en el
mostrador) un par de plugs hinchables (son unos que tienen una especie de
“perilla” para ir llenándolos de aire) y pillas (quizás) dos: uno más grande
que el otro. Son para ano y vagina.

También mira a ver si puedes encontrar un kit de “entrenamiento anal”


(una serie de tres o cuatro plugs de grosor sucesivo).
Ya…Oye…no te dije que esto sea del todo barato.

Ejemplo (para dominantes):

Secuencia de una primera sesión.


A modo de ejemplo/inspiración: una sesión puede comenzar cierto
tiempo antes de que se entre en el “cuarto de juegos”.
Puedes quedar con la persona sumisa en un pub, una tetería tranquila
(quizás el mismo lugar donde sucedió vuestro café de límites) o bien un
restaurante.
Le habrás dado a la persona sumisa una serie de instrucciones antes de
la cita (recomiendo que sea una especie de “cita”, incluso si vivís juntos).
Por ejemplo, le habrás dicho que acuda sin ropa interior.
También (opcionalmente) puedes haberle ordenado que se haga un
lavado rectal, y que no coma nada desde tres horas antes de vuestro
encuentro.
Acudirás antes de la hora. Cuando la otra persona llegue, pueden pasar
dos cosas:
Que sea estrictamente puntual.
Que llegue algo tarde.
Si finalmente sucede lo segundo, le comunicas, sin ninguna
sobreactuación cuántos minutos llega tarde y le dices que luego tendrá un
pequeño castigo por ello.
Charláis distendidamente, con total naturalidad y, llegado cierto
momento, le ordenas relajadamente que vaya al baño del local, encuentre
una cabina vacía y cierre la puerta tras de sí.
“Quiero que te coloques esto”. Y le facilitas una cajita que llevará
dentro uno de los plugs anales (el pequeño o el mediano, como mucho)
que antes has comprado en el sex shop.
Sería también todo un detalle que esa cajita tuviera, aunque fuera una
de esas pequeñas bolsitas de lubricante que venden para viajes y demás.

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Otra opción, si has descartado sexo anal es que le dentro de esa
pequeña caja haya algo así como un vibrador vaginal o bien un
estimulador prostático, o lo que proceda (solamente estoy dando ideas),
pero a control remoto, de forma que lo puedas manejar con un mando a
distancia.
Una vez salga del baño, preguntas si ha cumplido la orden y felicitas
por haberlo hecho.
Si estáis en un restaurante y vas a usarla analmente, serás únicamente
tú quien cene o coma. La otra persona solamente podrá ingerir líquidos.

Dependiendo del entorno en el que os encontréis y del tipo de relación


que hayáis acordado (recuerda que esto es solo un ejemplo generalista),
estaría bien parar en algún lugar antes de ir a casa y hacer algo tan sencillo
(y tan necesario) como besar a fondo a la otra persona.
Besar a fondo es volver a besar (aunque se supone que mejor) como
cuando tenías unos 17 años y en eso consistía casi todo, y lo hacías como
si no hubiera un mañana. Invades bien su boca y le metes la lengua hasta el
último resquicio, todo el tiempo que te dé la gana.

Para ello:
Es mejor si esto sucede en un lugar relativamente público (sentados en
un sillón, sofá o bancada, ya sea en un local o en la calle) que en un
espacio poco frecuentado.

La persona sumisa está sobre ti (sean cuales sean vuestros respectivos


géneros), y la manoseas comprobando que efectivamente, no lleva ropa
interior y se ha puesto el plug anal, sin importar absolutamente nada lo que
la gente circundante pueda pensar al respecto.

Después, llegando a casa, nada más pasar la puerta, le ordenarás que se


quite los zapatos y los deje allí. También las medias o calcetines.
En tu casa, durante las sesiones, siempre deberá descalzarse nada más
pasar la entrada.
Ofrecerás algo de beber, pero tampoco puede (esa es otra regla más)
sentarse en el sofá, sino en la alfombra o, (como en este caso) encima de
tus piernas.
Volverás a practicar la técnica de besar a fondo, invadiendo su boca.
Si tienes más de una habitación en la casa, es el momento de que la
persona sumisa vaya al “vestidor”.
Del mismo modo que debe dejar zapatos y medias o calcetines en la
entrada, también deberá, cuando tú se lo indiques, ir (sin ti) al vestidor,

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dejar allí su ropa, y ponerse lo que hayas previsto (lo que sea que has
pensado dejar sobre la cama de invitados, o encima de una butaca, o donde
sea).
Oye: ¿y qué pongo?
Pues…puede ser cualquier prenda sexy, o bien una bata fina, o un
kimono, un arnés bdsm, o sencillamente, las muñequeras y grilletes de
cuero negro (aún sin cadenas) que, por cierto…te van a costar una pasta.
Y a lo mejor nada más.
Tampoco la otra persona va a durar mucho tiempo vestida. Así que, lo
que veas.

Permanecerás sentado/a en el sofá de tu salón.


Cuando salga de la “habitación-vestidor” le ordenarás que adopte lo
que suele llamarse “posición de espera “: se arrodilla ante ti, piernas
ligeramente abiertas, mirada baja, manos sobre los muslos, con las palmas
hacia arriba.
Si quieres, es el momento de ajustar los detalles (juguetes, mobiliario,
posible música, iluminación, aromas) que quieras en la segunda habitación
(el cuarto de juegos, la mazmorra, o como quieras llamarlo) mientras la
persona sumisa te espera así.
Cuando regreses (si es que te habías ido), o bien cuando te levantes,
observas a la persona sumisa y le interrogas retóricamente acerca de si se
va a entregar a ti y si está dispuesta a obedecer.
Puedes acariciar sus labios (y meter algún dedo dentro de su boca),
cuello o su pelo mientras se lo preguntas.
Debe repetir que tú eres su Dominante, que va a ser obediente.

Le ordenas que se levante y, si no lo está ya, que se desnude del todo.


De igual manera que deberá dejar el calzado a la entrada de la casa,
tampoco podrá entrar con ropa en el cuarto de juegos (O sí. Yo qué sé:
solamente te estoy dando ideas).
Observarás su cuerpo (elogia lo que consideres oportuno), ordenarás
que mantenga sus tobillos levemente separados y lleve sus brazos hacia
atrás y los cruce, agarrando sus respectivos codos con las manos.
Después debe inclinarse hacia adelante, como si hiciera (y mantuviera)
una larga reverencia, dejando la columna vertebral bastante recta.
Se le llama “postura de inspección”.
No te empeñes en que la mantenga mucho más de lo necesario, porque
te aviso que no es una posición especialmente cómoda y puede abusar de
ella echar un poco a perder el climax que ya deberías empezar a estar

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generando.
Palparás su cuerpo e inspeccionarás sus genitales.
Si la persona sumisa se está excitando (se empalma/su vagina está
húmeda) lo verbalizas: mira qué cachondo/a está. Pero…si aún no habéis
empezado.
Si no, no digas nada y no te impacientes. Te quedan muchas bazas por
jugar.
Acto seguido, elogiarás lo bien que le queda el plug, metido así en el
ano.

Si piensas a utilizar analmente a la persona sumisa, pide que abra


ligeramente un poco más las piernas y extráelo con cuidado.
Es posible que caiga algo de líquido sobre la alfombra.
Si dispones de un baño con bidé, o si has adaptado uno portátil, le
pedirás que te acompañe, sentarás en él (piernas bastante abiertas) a la
persona sumisa, le ordenarás que se lleve las dos manos a la nuca, llenarás
el bidé de agua, te lubricarás (mejor si usas un gel con base de silicona)
uno y luego dos dedos, y le limpiarás (por favor, suavemente) tú mismo/a
el interior de la cavidad anal mientras le dices que ahora su intimidad es
tuya y que ya no tiene derecho a la vergüenza.

Ya estáis listos para pasar al interior del cuarto de juegos.


Lo que ocurra allí dentro tiene ya más que ver con tus habilidades para
el bondage, vuestros gustos específicos y los límites que hayáis pactado
que con mi capacidad para escribir relatos eróticos.

En todo caso, sí te recomiendo que, en vez de ir directos al sexo,


empieces pronto con las restricciones (vamos: que ates, de algún modo, a
la otra persona) y que emplees una tensión sensorial “in crescendo”.
Como ayuda puntual, unos juguetes espectaculares pueden ser los plugs hinchables
(cuidadín al usarlos, eso sí) y un cacharro demoledor (un arma sexual de destrucción masiva)
llamado Magic Wand.
Si la pareja sumisa es una mujer cisgénero puedes introducirle, mejor
una vez atada, un plug hinchable por el ano y otro por la vagina (los hay
específicos para ello), e ir jugando a hinchar y deshinchar a placer uno y
otro (no seas demasiado bestia tampoco, eh).
El efecto es demoledor y muy extenuante.

Respecto al Magic Wand: no es, ni tiene forma de dildo. Se trata de un


cacharro inicialmente concebido para masajear la espalda…pero al que
mucha gente empezó a darle pronto otro uso.

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Aplicado en la parte exterior de la vagina (mejor no apretar demasiado,
ni tocar directamente, al menos al principio, la zona del clítoris), emite
unas vibraciones tan fuertes y profundas que casi mata (literalmente) de
placer.
Eso sí: mucho cuidado. Son muchos los casos de mujeres que afirman
haber perdido sensibilidad en la zona a base de usarlo con demasiada
frecuencia.
Tenlo muy en cuenta y ve poco a poco.

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ELEMENTOS DE UNA PRIMERA SESIÓN
Conceptos

Como regla general, los conceptos mínimos a experimentar en las


sesiones deberían ser los siguientes:

Restricción de movimientos
Hacer que experimente su vulnerabilidad, al estar a merced de otra
persona.

La sumisión psicológica
Repetir palabras que le ordenas pronunciar, adoptar determinadas
posturas que, además simbolizan sometimiento.
Dar las gracias cuando se le castiga o corrige.
Experimentar la sensación de entrega y de abandono del control.
Rituales de “adoración” de la persona Dominante.

La invasión de los orificios


Besar “a fondo”, invadiendo, haciendo tuya su boca, introducir dedos
en su boca, llenar su boca con tu sexo, inspeccionar la depilación de su
sexo, la limpieza de su ano, introducir objetos que invaden sus cavidades y
las desbordan (es un decir).

Descentralizar el sexo
La persona sumisa ya no está en el centro de su propia sexualidad.
Su placer y hasta el control de sus orgasmos viene determinado y
dirigido por otro.

Trascender todo pudor y toda verguenza


Poco más que añadir al respecto.

Catarsis sensorial
Someter cuerpo y los sentidos a un stress de dolor/placer.
A veces, como en muchas cosas de la vida, es bueno disponer un
esquema que admita variables que nos ayudan a improvisar elementos de
caos incorporados sobre un orden fijo.

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Por si te ayuda, un esquema mental para desgranar la secuencia de
vuestras primeras sesiones podría ser algo más o menos así:

-Instrucciones previas
sínocuáles
-Escenario previo (fuera de casa)
sínocuál
-Elemento sorpresa
sínocuáles
-Otras personas
sínoquiénes haciendo qué
-Escenario principal
música (sí/no)velas (sí/no)
-Ordenas posturas
sínocuáles
-Humillación psicológica
sínocómo
-Azotes/spanking
sínocómo
-Bondage/restricciones
sínocómo
-Dolor (pinzas, velas)/extenuación física (calor, frío, momificación,
posturas imposibles de mantener mucho tiempo)
sínocómo
-Intensidad psicológica/humillación
sínocómo
-Sexo/entrenamiento sexual
sínocuálcómo
-Restricción del orgasmo
síno
-Aftercare

Aftercare

siempre aftercare, por favor.


Es el “efecto rebote” tras una sesión intensa.
La parte sumisa empieza a digerir las sensaciones experimentadas.
Muchas veces “se derrumba” y hay sollozos o hasta lloros, pero como
una catarsis. Normalmente no desde una perspectiva emocionalmente
negativa.

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La parte Dominante debe desatar (si lo está) cuidadosamente a la
persona sumisa, traerle un vaso de agua, e interesarse por sus emociones,
especialmente en esos momentos.
Si hubo escenas de flagelación dura, la parte Dom debería aplicar
alguna pomada de uso tópico sobre las marcas corporales.

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LOS CASTIGOS (VERDADEROS)

Ante todo, debes conocer cuáles son los puntos débiles de tu bottom.
Como regla general, te recomiendo no castigar de la siguiente manera:
-No utilices dinámicas sexuales. El sexo, incluso las cosas del sexo que
quizás no le gustan, no debería ser asociado con ningún “verdadero”
castigo.
-Respeta sus líneas rojas. El castigo no es una exención del resto de
derechos pactados en el contrato.
-Hay quien opta por castigar utilizando sesiones extra de spanking,
más largas o más dolorosas de lo habitual.
Es cierto que a veces puede ser una opción, pero meramente lúdica; ten
en cuenta que si la persona sumi es más masoquista que sumisa y disfruta
de veras con el dolor…pues como que ya no es un castigo.
En todo caso, si vas a optar por esto último: nunca azotes o castigues
físicamente si te sientes furioso/a en ese momento.
Posponlo. No hay prisa.

En mi caso, diferencio, claramente entre dos tipos de falta:


En este primer grupo están las distracciones, negligencias o errores
puntuales (incumplimientos por falta de atención, desganas, descuidos o
despistes), pero que no deberías pasar por alto.

Para este caso:


-Le comunicarás que está castigado/a, así como el motivo que lo
provoca.
-Le encargarás que realice a la perfección una tarea (cualquier tontería,
como fregar de rodillas el suelo de toda la casa, o limpiar a fondo los
cuartos de baño, o sacar toda la ropa del armario, plancharla y volverla a
guardar).
-Si pasas ese día entero con tu sumi, no ingerirá comida, sino
solamente agua. Puedes hacer además, que te sirva de mesa mientras
comes o cenas, o de apoya pies mientras ves la tele o lees un libro.
-Escribirá 200 veces, de su puño y letra que no volverá a repetirlo.
-Pasará al menos una hora desnudo/a, de rodillas, con los brazos en
cruz y mirando a la pared.
-Agradecerá el castigo, besará tus pies y pedirá perdón verbalmente

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(esté de acuerdo o no).

No hace falta más. Con eso debería ser más que suficiente.

Ante un tema de mala actitud, desafío, desacreditación en público,


insolencia o reincidencia…estamos ya hablando de otro asunto.
Ante esto siempre hay que tener en cuenta estas premisas previas:
Un o una Dom que se precie debe mantener un cierto poder de
intimidación. Es decir: inspirar cierto respeto en la otra parte.
Niégale tu atención mientras dure el castigo. Hasta entonces, no
volverás a tratarle de la misma manera. Mostrarás decepción y (a
diferencia de en las sesiones) despreocupación hacia cómo se siente.
El castigo solamente terminará del todo (obviamente, después de que
tú lo decidas) cuando pida perdón (esté o no de acuerdo), prometa no
volver a hacerlo y compense su culpa.

-Como en el caso anterior, le comunicarás que está castigado/a, así


como el motivo.

-Un castigo muy duro es pasar una noche entera (mientras tú duermes)
de pie encadenado/a al techo por las manos, o bien atado/a a una Cruz de
San Andrés, así como tenerle (si convives con esa persona) el resto de la
semana, o varios días al menos, durmiendo en el suelo, sobre una
alfombra, encadenado/a por su collar a la pared y con un orinal al lado.
Puedes combinar todo ello con eliminar sus premios, restringir sus
orgasmos, ponerle un dispositivo de castidad, recrudecer las normas,
hacerle copiar 2.000 veces que no repetirá su falta, traer otras personas a
cenar o a ver una película en tu casa mientras tu sub está en un rincón,
desnudo/a, de cara a la pared (con o sin privación sensorial) y con los
brazos en cruz, etc.

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HUMILLACIÓN
A cualquier Dom que acepte internarse en los vericuetos de una
relación D/s le tocará, de vez en cuando, castigar.
Y muy frecuentemente…humillar.
Porque la humillación es uno de los aspectos más importantes en una
relación de BDSM. Una puerta para entrar directamente en lo que
llamamos “subespacio” o “espacio sumiso”.
El acto de humillar debe ser:
Erótico: una forma de reforzar y asumir hasta qué punto la parte sumisa es una persona
sexual.
Adaptado: la parte Dominante conocerá lo suficiente a la persona sumisa para evitar
dinámicas que por traumas vividos o complejos instalados en su autoestima, puedan producir
un daño emocional.

Por si sirve de ayuda o inspiración, una breve lista de técnicas


generales para favorecer o subrayar la sensación de humillación, aplicables
a la mayoría de personas sumisas podría ser:
-Adoptar las posturas de sumisión, a las que me referiré algo más
extensamente un poco más adelante.
-“Ayudar” cuando se le azota, contando los golpes en voz alta.
-Repetir, personalizando, las frases que le dictas.
-Copiar frases en un papel.
-Besar los pies del Amo/a y dar las gracias después de cada castigo o
cada sesión.
-Estar de rodillas, de cara a la pared, con los brazos en cruz.
-Ser escupidos/as en la boca, por parte de su dominante.
-Ser (suavemente) abofeteados/as (es un gesto más psicológico que
físico).
-Si se excitan al ser azotados/as o castigados/as, que su Dominante
evidencie lo putitos/as que son.
-Cierto grado de exhibicionismo o exposición en público; ya sea
mediante la ropa o mediante símbolos de pertenencia.
-Silencios impuestos, a una señal, por parte de la persona dominante.

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SECUENCIAS DE UNA RELACIÓN D/s
Si en los capítulos anteriores habíamos hablado del significado y
controversias del bdsm, para luego ver dónde encontrar a gente afín y
cómo negociar las líneas maestras de lo que se hará, toca hacer una breve
radiografía de lo que podría ser uno de los posibles (solamente uno de los
posibles) recorridos de una relación englobada dentro de los parámetros
que habitan en el bdsm.

1) La entrega
Se ha firmado el contrato (la verdad es que a mí lo de firmar el
contrato me gusta, y además lo aconsejo, pero también comprendo que
haya a quienes les parezca una frikada).
Una de las posibilidades que viene ahora sería que la parte Dominante hiciera lo que se
llama la entrega de normas.
La persona dominante comunicará los protocolos y normas que deben
mantenerse independientemente del tipo de relación, ya sea en encuentros
casuales, sesiones puntuales o durante la convivencia de la pareja en una
misma casa.

Conviene que la persona sumisa lea en voz alta cada una de esas reglas
y se comprometa a obedecerlas.
Con ello (más el contrato), se considera formalmente realizada la
entrega de la persona sumisa.
Ya está todo listo para poder realizar una primera sesión.

Primeras sesiones
Las primeras sesiones marcarán la forma de relacionarse entre ambas
partes desde ese momento en adelante.
Es aconsejable que vayan ganando intensidad de un modo gradual y
cada nueva sesión gane en audacia y vaya un poco más lejos que la
anterior.
También lo es que se centren en aspectos más o menos concretos y no
se pretenda abarcar todo cada vez.
Muchas veces se simboliza la superación exitosa de las primeras tres o
cuatro sesiones con un primer collar, llamado “de iniciación”.
Puede hacerse con algo como llevar un adorno, prenda de ropa, anillo
sencillo, tobillera, gargantilla, etc.

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2) La doma

Suele referirse como “la doma” al conjunto de vivencias novedosas


que el dominante conducirá, a modo de viaje iniciático, componiendo una
especie de “adiestramiento” desde el mismo inicio hasta que se asienta una
relación D/s.
Puede decirse que “la doma” termina cuando la persona sumisa toma
consciencia de que ha asumido plenamente su rol y deduce que está
llegando a un nivel muy alto de entrega y comunicación emocional y la
superación de esta etapa suele simbolizarse (es algo totalmente opcional)
con la entrega a la parte sumisa de un bonito y fino (y caro) collar que
simboliza un compromiso creciente entre ambas partes.

Los elementos que están presentes en esta fase son más o menos estos:
Disciplina.
Sesiones programadas, en las que se escenifica en toda su amplitud el
intercambio de poder entre personas sumisa y Dominante.
A su vez, la disciplina puede contar con otros protocolos auxiliares,
como:
-Posturas de sumisión: la persona Dominante empieza a adiestrar a la parte sumisa en la
ejecución de las posturas físicas que quiere que esta adopte en relación a cada una de las
interacciones (inspecciones físicas, disponibilidad sexual, premios castigos...) que se generen.
-Posición “de espera”: la persona sumisa permanece arrodilada, piernas ligeramente
abiertas, mirada baja, manos sobre los muslos, con las palmas hacia arriba.
-Posición “de atadura”: misma postura corporal que la anterior, solo que con las manos
juntas, a la espalda.
-Posición “de entrega”: de nuevo la misma postura, pero con los brazos en aspa,
sujetando el cuello por la nuca.
-Posición “de sumisión”: de rodillas, dejando caer todo el cuerpo hacia adelante, brazos
extendidos y apoyados en el suelo. La frente debe tocar también la superficie del suelo.
En realidad, se parece mucho a los estiramientos que se emplean en
pilates.
-Posición “de inspección”: en pie, pero agachado/a hacia delante como haciendo una
reverencia, tobillos levemente separados, brazos atrás detrás del cuerpo, agarrando sus
respectivos codos con las manos.
-Posición “de conducción”: Parecida a la anterior, pero aún más agachado/a, intentando
que la espalda forme un ángulo recto. La persona Dominante podrá agarrar su pelo o su nuca
y conducirla hacia la “sala de juegos”.

-Normas y protocolos: el conjunto de actitudes que rigen la comunicación entre las


partes.

Entrenamiento sexual: aparte de las técnicas sexuales que el/la Dominante quiera que
la persona sumisa controle, también la dilatación de orificios, resistencia física o tonificación
del cuerpo.
Rol sumiso: entrenamiento en bondage y entrenamiento en dolor.

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Humillación erótica: profundizar en la psicología del rol sumiso y la sensación de
sometimiento. Superación del pudor y la vergüenza. Afloramiento y asunción de las fantasías
más inconfesables.
Prueba (o pruebas) de sumisión.
Hacia la parte final de la doma, una vez que ya existe una vivencia y
conocimiento mutuo, es posible que la persona Dominante ha detectado
miedos o bloqueos específicos en la parte sumisa y decida introducir (no
necesariamente por última vez) un elemento nuevo que, en cierta medida,
obligue a esta a confrontarlos.
Una “prueba” no es un castigo, ni tampoco algo tan holístico y general
como una sesión, sino más bien un reto de superación exigido por la parte
Dom tras analizar las fortalezas y carencias de la otra parte.
Puede consistir en enfrentarse a situaciones potencialmente
vergonzantes en caso de ser sorprendidos por cualquier improvisado
erspectador, o bien periodos más o menos largos de castidad genital (y que
la parte bottom sea utilizada sólo anal y oralmente) o a cualquier práctica
que suponga una escalada en la entrega, el dolor o la humillación y que,
por supuesto, no figure entre las líneas rojas que se han pactado.

3) la consagración

La consagración no sería otra cosa que la simple continuidad de todo lo


anterior.
Es meramente, la etapa en la que se debería conseguir un gran dominio
del elemento que llamamos disciplina y en la que se consagra y se termina
de asumir (con las pequeñas modificaciones que ambas partes quieran ir
incorporando) la naturaleza de la relación.
Normalmente, el único ritual que marcará esta etapa será (si se quiere
hacer y no parece otra frikada) aceptar un collar, de modo permanente.
Aunque se lleve (suele ser así) en privado o para las grandes ocasiones.
Y ya está.
Podemos parar aquí esta radiografía. No tiene por qué haber más.
Salvo…que se quieran dar otros pasos.

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ABANDONAR EL CONTRATO
Hay quienes, normalmente tras pasar por las fases de las que he
hablado anteriormente, necesitan ir un poco más allá y prescindir de los
límites que fijaron en su día.
Llegar o no a esta fase es algo bastante subjetivo y depende de cómo
cada cual sienta la relación, no siendo, ni mucho menos, algo necesario
para todo el mundo.
Aunque hay también quien llega hasta aquí muy rápido, ya que
entiende que su vocación tira más hacia ser esclavo/a que sumiso/a.

Se trata de un acto más bien simbólico que algunas personas


escenifican a veces con una ceremonia no muy diferente a una especie de
boda.
Se realiza entonces una especie de liturgia, bien con algunos testigos
(normalmente dos por cada parte) o bien en la intimidad de la pareja, en la
que la persona sumisa acepta (si no lo hizo ya anteriormente) un collar
“definitivo”.
Después, se rompe, quema, o se guarda cariñosamente dentro de un
pequeño arcón cerrado bajo llave el contrato.

Luego, cada uno comunica y acepta su nuevo status en voz alta.


Y lo suyo es que alguien hubiera preparado algún tipo de catering.
Con ello se simboliza la supresión de cualquier tipo de limitación en el
desempeño de la parte dominante, que pasará, desde ese momento en
adelante, a denominarse Amo/a (sí, con la primera inicial en mayúscula;
cosas de los simbolismos).

Normalmente, aunque esto es algo subjetivo y depende de cada pareja


que quiera dar o escenificar ese paso, la parte sumisa pasará a llamarse
esclava/o.
Es frecuente (no obligatorio, porque tal y como dije, depende de cada
cual) que, además del collar, la persona esclava sea también:
-Tatuada (con algún símbolo alegórico a la pareja o directamente con
el nombre de su Amo/a).
-Marcada (por profesionales del asunto) con algún tipo de
escarificación o abrasión.
O bien (una opción más habitual) anillada a través de un piercing
permanente.

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DIFERENCIAS ENTRE PERSONA SUMISA Y
PERSONA ESCLAVA
¿Cuáles son?
Legalmente: ninguna. Obvio.
Igual que sucede con una persona sumisa, una persona esclava puede
marcharse y abandonar la relación cuando le dé la gana.
También tiene derecho a que no se la dañe y a que no se le obligue a
dar órdenes que atenten contra la ley (lo siento, pero ser esclavo/a no te
exime de responsabilidad en un delito u asesinato).
Pero emocionalmente sí entiende que hay una cierta diferencia.
Si una relación kink supone una cesión erótica de poder, una relación D/s supone además
un intercambio pautado de poder; una relación de esclavitud se entiende como un
intercambio total de poder.

Es un compromiso meramente mental, que atañe a cómo siente cada


cual esa fase o momento vital y cómo quiere enfocar su relación desde ese
punto de inflexión.

A veces, y para escenificar lo anterior (no tiene por qué ocurrir


siempre) también se abandona el uso (o la “presencia mental”) de las
líneas rojas, así como de la palabra de seguridad.
De igual modo que ocurre al casarse, se supone que es un acto que
podríamos englobar dentro del “amor romántico” y que se supone que
durará para toda la vida.
De igual modo que ocurre al casarse, muchas veces no será realmente
así.

¿Puede una relación amo(a)/esclavo(a) no ser 24/7?

Efectivamente. Pudiera ser.


Del mismo modo que una relación 24/7 puede no ser Amo(a)/esclavo/a, sino Dom/sumi.
¿Y entonces?
La diferencia no estriba en qué franja de tiempo se extiende la
situación, sino en la intensidad de esta, así como en el hecho de que la
persona esclava sienta que su entrega va a alcanzar el máximo de lo que
puede dar, ya sea durante sesiones o en una convivencia constante, ocurra
de un modo presencial, o no.

82
¿Cómo terminar una relación que no es simétrica?

Pues sí. Evidentemente, la gente del mundillo BDSM también rompe.


Finalizar una relación D/s no difiere mucho de terminar con cualquier
otro tipo de relación sentimental; si bien es cierto que las dinámicas que
requieren los roles pueden agudizar aún un poco más la sensación de
desamparo que se siente en la ruptura.
Por los demás: es lo mismo, incluso en el supuesto de lo que acabamos
de definir como “relación de esclavitud”.
Se supone que debe hacerse con sumo respeto (como debería ser
siempre) y sin excesiva precipitación.
En casos concretos en los que está presente aquello que se denomina
“dominación financiera”, suele establecerse un periodo de entre dos y tres
meses para que la persona sumisa, en caso de vivir junto a su Dominante,
encuentre otro domicilio y/o trabajo para no quedar desamparada.
Eso es algo que deben negociar antes ambas partes, y que debería
mantenerse, independientemente de cuál sea el detonante de la ruptura.

83
tercera parte:

ELEMENTOS,TÉCNICAS,JUGUETES…

84
MÁS CONCEPTOS CON LOS QUE
FAMILIARIZARSE

Metaconsenso
Bastante en desuso, excepto en las relaciones Amo/a/esclavo/a, el
concepto metaconsenso implica que la parte sumisa manifiesta
explícitamente su renuncia a la palabra de seguridad y con ello a la
posibilidad de interrumpir ella la sesión, siendo la parte Dominante la que
asuma siempre esa responsabilidad y decida en todo momento al respecto.

Fetichismo
Un concepto amplio, que incluye cualquier tipo de fijación erótica o
adoración hacia cualquier parte del cuerpo de la persona amada, o bien
hacia cualquier prenda usada por esa persona.

Dominación financiera
Hablando de fetiches, uno sobre la representación del poder a través
del dinero.
La dominación financiera es una polémica modalidad (está entre las
líneas rojas de la mayoría) en la que la parte sumisa cede el control,
normalmente total, de sus cuentas bancarias.

Se deben crear protocolos para no dejar a la persona sumisa


materialmente desamparada en caso de ruptura.

Animalismo (pet play)


Se trata de un role play en el que la parte sumisa adopta el papel de
alguna mascota que deba ser adiestrada, educada o reprendida.

Feminización
Un tipo de técnica practicada por algunas Dominatrix, preferiblemente
con hombres sumisos heterosexuales es obligarles a sacar su lado
femenino, vestirse, pintarse, maquillarse y actuar ante ella o ante otros bajo
el rol de mujer.

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SEXO ANAL EN EL BDSM
Limpieza
Desde una perspectiva jungiana, hay quien sostiene que la sexualidad anal es un reflejo
arquetípico de la Personalidad Sombra (el aspecto inconsciente de la psique que el yo
consciente no reconoce como propio).
También hay quien, al hilo de lo anterior, apunta la relación cultural universal, no del todo
fáctica, entre rendición y sodomía.
Sea como fuere, el sexo anal tiene un evidente poder evocador en el mundillo bdsm.

Navegando en internet podrás encontrar multitud de artículos que


hablan de toda la simbología asociada al respecto (vulnerabilidad,
vergüenza infantil, postura natural de dominación, subcultura,
anticonvencionalismo, desgenitalización, etc).
Ahora bien: no sé si es por un tipo de pudor raro o por no querer
enturbiar el glamour del asunto, pero resulta sorprendente que casi nadie
cuente nada acerca de lo que supone la preparación para el sexo anal.
Es como si se diera por hecho que el recto es una zona limpia y
disponible para cualquier tipo de práctica, en todo momento.
Y digamos…que no es no es exactamente así. No está de más decirlo.
Antes de abrir nuevos horizontes, hay que tener en cuente que existen
dos modos principales de enfocar el sexo anal: la manera higiénica y la no
tan higiénica.

Si te interesa más el segundo supuesto, puedes saltarte algunos


párrafos, pero en el caso de que las prácticas scat no sean lo tuyo (o te
parezcan un marrón), la primera palabra mágica que debe venir a tu mente
cuando piensas en sexo anal es “enema”.
Enema (o la expresión “ducha anal”)…y también será necesario que la
parte bottom no acabe de darse un banquete.
Por lo tanto, este tipo el sexo anal requiere una evidente planificación
previa, sin que deje excesivo lugar a la improvisación.
Existen varios dispositivos que pueden ayudar a conseguir una
adecuada limpieza de la zona.
Uno de ellos, muy eficiente, es la bolsa de enemas de toda la vida que,
por misteriosas razones que desconozco, es ya casi inencontrable en las
farmacias.
No conviene pasarse a la hora de utilizar este sistema, ya que no es lo
mismo introducir pequeñas cantidades de agua mineral para ir ayudando a

86
limpiar la cavidad rectal que realizar toda una purga intestinal completa.
Lo cual supone someter al organismo a un estrés innecesario.
Tiene la pega de que es imprescindible tumbarse y poner el cacharro
clavado en la pared, o bien sobre un perchero o cualquier soporte que lo
coloque en un plano de altura mayor que donde se encuentre el cuerpo de
la persona bottom.
Tampoco conviene que el baño quede muy lejos, puesto que habrá que
hacer unos cuantos viajes para echar inmediatamente el agua que hay
dentro.
Además, si se cae o se desborda, todo se pone perdido de agua.
Otro, muy parecido, es una simple boquilla fabricada en acero
quirúrgico que se acopla en la manguera de la ducha tras desenroscar la
“alcachofa” de esta y se introduce por el ano.
Hay que tener, aún más que en el caso anterior, cuidado en no inundar
en exceso (la presión del agua será mucho mayor), así como en seleccionar
previamente y con mucho cuidado la temperatura a la que saldrá el agua
para no escaldar, ni congelar, los interiores de nuestro/a pobre sumi.
Además, aquí no se podrá utilizar agua mineral, sino la que
proporciona cada ayuntamiento.
Se supone que siempre está garantizada la potabilidad, pero hay
lugares y lugares: cañerías y cañerías.
Como ventaja, se supone que el wc no debería quedar muy lejos de la
ducha.

Otra posibilidad es la perilla de “ducha anal”.


Se llena de agua y puede utilizarse, si el usuario es hábil, estando
sentado sobre la misma taza de wc.
El caudal de agua es más controlable, y dos o tres tandas deberían ser
suficientes, especialmente si el baño dispone de bidé para rematar la faena.

Para la limpieza del recto, no se debe utilizar jabón, ni cualquier otra


cosa que no sea, sencillamente agua; las paredes interiores del recto
llevarían esos elementos químicos al torrente sanguíneo.

Dilatación

Esta es una zona que se “entrena”.Es importante tener especial cuidado


y evitar posibles desgarros lubricando y dilatando adecuadamente.
Nuestro ano cuenta en realidad con dos esfínteres: uno exterior, más
fácil de relajar a voluntad, y otro interior, que va más a su marcha pero irá
dilatándose con un progresivo contacto suave con los dedos o el plug.

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Los lubricantes a base de silicona son más duraderos que los que están
compuestos a base de agua, pero hay que tener en cuenta que interactúan
peor con el látex de los posibles juguetes que podamos usar.

Plugs anales

Llevar plugs anales, de tamaño más o menos intermedio, puestos un


rato antes de una sesión de sexo anal facilitará mucho las cosas.
Existe un tipo de plug que una vez introducidos en el recto, se
expanden delicadamente, acostumbrando la cavidad a mayores exigencias.
Son seguros, cómodos…y relativamente caros.

Espéculos

Fabricados en acero quirúrgico, los espéculos anales son un modo


morbosísimo de conseguir la dilatación deseada.
No olvides ir abriéndolo gradualmente, ni usar un poco de lubricante al
introducirlo.

Precauciones de higiene

Aunque lo hayas dejado todo más limpio que una patena, lo que ha
estado metido en el ano, ya sea el pene o algún dildo, no va a la vagina, ni
a la boca, sin al menos un buen lavado anterior.

El fisting o fist fucking

Meter una mano entera o un puño en el ano es una práctica dura.


Requiere de, entre otras cosas, un gran y progresivo entrenamiento
previo de la zona (espéculos y plugs) y, por muy bien que se haga (aunque
no produzcan desgarros) puede dejar el esfínter dolorido durante un par de
días, y tardar algunas horas en recuperar su forma y sus funciones.

Por lo demás, hay a quien le flipa, y es lógico, porque el placer y la


sensación que producen tener una mano entera moviéndose ahí dentro
pueden ser indescriptibles.
Pero…precaución.

Figging (“tortura” del jengibre)

El figging puede ser toda una inesperada sorpresa para la parte sumisa

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y resulta un as en la manga bastante interesante.
Requiere de cierto arte con el cuchillo, ya que hay que pelar y tallar
una raíz de jengibre como si fuera una especie de tampón o pequeño dildo
e introducirlo con cuidado en el ano de la persona sumisa.
Los aceites del jengibre irán haciendo el resto: una sensación de
calor/picor/placer bastante especial y curiosa.
Para algunas personas es algo prácticamente inaguantable y a otras les
encanta; pero desconcierta mucho las primeras veces.
La sensación desaparece al poco de extraerlo.
Respecto al peligro de la práctica: aparte del mencionado (no dejar que
“se pierda” por el cuerpo), hay que asegurarse de que la persona sumisa no
es alérgica al jengibre.

Pegging

Penetración anal por medio de un arnés de correa al que se le pueden


acoplar dildos de diversos tamaños; por lo que se puede realizar un
“entrenamiento” anal progresivo.
Una técnica muy utilizada por las Dóminas hace décadas y que durante
los últimos años se está extendiendo también al contexto de las relaciones
heterosexuales vainilla debido a la necesidad de experimentación de las
nuevas generaciones y al cuestionamiento de los enfoques
heteropatriarcales.

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SEXO ORAL
El sexo oral es (o debería ser) un cierto quebradero de cabeza respecto
a la responsabilidad para una persona de rol Dominante si esta tiene
relación con varias personas sumisas.
Debido al tipo de energía que se genera entre subs y Doms y a la
simbología que supone, es casi impensable que en el sexo oral la parte
sumisa no reciba en su boca y no ingiera los fluidos (flujo vaginal,
orgasmos squirt, semen) de la parte dominante.
En una pareja monógama y que no practique cesión sexual de la parte
sumisa, esto puede no representar mayor problema, pero cuando una figura
Dominante tiene varios subs a su cargo, tomar ciertas precauciones al
respecto, así como hacerse frecuentes analíticas debería ser imprescindible.
Existen, en todo caso, una serie de dispositivos que minimizan los
riesgos de contraer algunas de las ETS que se pueden transmitir mediante
la práctica del sexo oral fuera de un entorno monógamo y aunque restan
algo de placer y de morbo, tanto las barreras bucales para realizar
cunnilungus (una especie de fina tira rectangular de latex) como los
preservativos especiales

para felaciones (más finos que los que habitualmente se emplean para
coitos) son opciones que, sin ser infalibles, pueden tenerse en cuenta.

Facessiting

Si eres una Dómina cisgénero, la técnica del “facessiting” (cunnulingus


con cierto grado de asfixia) debería ser una de tus especialidades.
Es realmente muy potente si previamente has inmovilizado a la
persona sumisa, restringiendo totalmente su capacidad de movimientos y
esta permanece tumbada boca arriba.
Después te colocarás sentada directamente sobre su boca y le ordenarás
que te practique un cunnilingus, dirigiendo su velocidad y corrigiendo su
técnica en todo momento.
Tu coño tapará prácticamente toda la boca de la persona sumisa (que
estará debajo de ti, totalmente indefensa), la mezcla de tus fluidos con su

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propia saliva la inundará y, además, según el grado de dificultad que
quieras otorgarle a la escena, podrás taponar (con cuidado) su nariz por
momentos, a la vez que exiges que su destreza no decaiga.
Una variante, según tu facilidad o dificultad para correrte es acrecentar
esto provocándote, aunque tengas que ayudarte con algún juguete (el
Magic Wand es perfecto para esto) o con los dedos, un orgasmo squirt y
hacer que la persona que hay debajo de ti se beba tu corrida vaginal.
Además, esta misma posición te permite, si no está dentro de los
límites de ambos, exigir a tu sub (a modo de bonus track) que te haga un
beso negro.

Deep Throat (garganta profunda) y “follarse la boca”

Si eres un hombre Dominante cisgénero, el equivalente directo para ti


es la técnica de “follarse la boca” de tu sub.
Se trata de un tipo de felación en la que la boca de la persona sumisa
recibe un papel mucho más pasivo que en una mamada al uso.
Puedes someter a la persona sumisa, de rodillas sobre una alfombra, a
un bondage en el que sus codos queden en paralelo (ya hablaremos un
poco más adelante sobre bondage y restricciones) y sus manos atadas a la
espalda (eso acrecentará enormemente su sensación de indefensión) y
ordenar que prepare su boca (abrir labios, bajar lengua, hidratar cavidad)
para que la penetres.
Mientras esto sucede, al igual que ocurre cuando le pones a alguien
una mordaza, su boca se irá llenando de baba.

Puedes gestionar la cantidad de baba que quieres dentro de su boca


sacando, de vez en cuando, su exceso con los dedos y distribuyéndola por
el cuerpo de tu sub (lo cual resulta, además bastante erótico).

Del mismo modo que sucede con la práctica anterior (y también


midiendo con cuidado) puedes tapar, por momentos breves su nariz
mientras tienes todo tu miembro dentro de su boca.

Un apunte que tienes que tener en cuenta y del que no hay por ahí
fuera demasiada literatura informando al respecto es que, si vas a eyacular
y la otra persona lo va a ingerir, no es lo mismo hacerlo en su boca, que
directamente en su garganta; ya que no todo el mundo está familiarizado a

91
“tragar de garganta” (algo que es relativamente parecido a beber de un
porrón), con el añadido de que la velocidad a la que sale disparado el
semen en una primera eyaculación es de aproximadamente, unos 50 km
por hora.

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OTROS ELEMENTOS

El bukake

El bukake es una ancestral técnica japonesa muy relaciona con


sofisticados rituales de humillación y que hoy en día ha adoptado un rango
algo más “mainstream”.
Suele utilizarse en exposiciones públicas como la guinda del pastel de
una sesión de en la que una o más personas acaban eyaculando sobre la
cara de la persona sumisa.
Dependiendo de lo que se haya pactado en el contrato, así como del
grado de seguridad que implique el hacerlo, la persona sumisa ingerirá o
no, a posteriori el esperma que está sobre su rostro o su cuerpo.

La lluvia dorada

Podría decirse que la lluvia dorada es otro tipo de bukake, al alcance de


cualquier género, en el que sustituimos semen por orina.

Como elemento de humillación, tiene bastante fuerza si se hace en


público, con varias personas orinando sobre una única persona sumisa, en
una de esas pequeñas piscinas negras que venden en algunos sex shops
para ello y que puede situarse en el centro de cualquier salón o estancia.

Otro clásico es situar a la persona sumisa en la ducha o la bañera.

Ingerir orina

Aunque la orina tiene cierto olor peculiar, que varía, como ocurre en el
caso del semen, considerablemente de una persona a otra, en un fluido casi
inerte, con una muy escasa concentración bacteriana (bastante menor que
la saliva).
Ingerir en cantidades o frecuencias “razonables” orina de una persona
sana no representa riesgos para la salud.
No obstante, hay que matizar que en el caso de personas con ciertas
enfermedades, sí puede existir presencia de sangre en la orina, con lo que
en ese caso, su ingesta sí conllevaría determinados problemas y sería
absolutamente desaconsejable.

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Acerca de la disciplina

Es el elemento iniciático que está presente en las llamadas “sesiones”.


Las sesiones suelen tener una fuerte connotación erótica y emocional.
Por regla general, se perseguirá que la persona sumisa experimente una
sensación de entregas total, cesión absoluta del control, anulación de la
intimidad personal, restricción de movimientos, superación de la
vergüenza y el pudor, exposición a diversos grados de dolor/placer y en
avanzar firmemente en la voluntad de complacer a la parte dominante, así
como en sus habilidades para lograrlo.
Para el dominante supone el placer de tener a su compañera/o
completamente a su merced y poder sexualizarla hasta niveles increíbles.
Los azotes y las dinámicas empleadas en la discipliana a través de las
sesiones no son castigos, sino un tipo de entrenamiento y, por lo tanto, no
dependen tan directamente del comportamiento de la parte sumisa.
Lo que ocurra en ellas debería ser parte de un placer complejo y difuso,
normalmente muy intenso.

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RESTRICCIONES
La restricción de movimientos suele ser un factor clave en una sesión
bdsm.
Sin sentirse atada, la sensación de estar a merced de la otra parte no
sería tan intensa.
Para ello, los elementos más popularmente usados son:

Esposas de cuero

Un icono dentro del universo bedesemero: las esposas (o muñequeras)


de cuero, generalmente negras.
Es habitual que la persona sumisa las lleve puestas desde el principio
de las sesiones, y luego enganchar los aros a las cadenas, utilizando
candados o mosquetones.
Es fácil encontrar en sex shops o en la red (tienden a ser caras) esposas
y grilletes de cuero de buena calidad, pero además es, como ocurre con la
barra separadora o las cuerdas, uno de los elementos que puedes
confeccionar de manera artesanal si dispones de un retal gruso de cuero
negro, un cutter afilado, correas oscuras (preferiblemente de cuero), y una
remachadora.

Hay en la red numerosos tutoriales acerca de cómo fabricarlo.

Esposas de metal

Lo malo de las esposas de metal es que las que suelen vender en los
sex shops son muy cutres.
En internet, pagando cierto dinero, pueden conseguirse modelos mucho
más interesantes.
Otra opción, si eres un hábil carterista, es sustraérselas a algún agente
de policía, pero eso es ya un nivel de Amo muy Amo.
Otra desventaja es que, según cómo las uses, dejan marcas demasiado
profundas en muñecas o tobillos.
Por lo demás, es una opción genial, siempre que la persona dominante

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no sea una de esas personas distraídas que van por ahí perdiendo llaves.

Cuerdas

Las cuerdas son, en sí mismas, un mundo tan fascinante que hablaré de


ellas de un modo mucho más específico un poco más adelante.
CADENAS

Las cadenas y sus aliados los candados también tienen su público.


Sobre todo si no vives en una zona fría o si la climatización de tu casa
funciona perfectamente.

Bridas

Ideal para una inmovilización rápida o sorpresiva, o para dar cambios


drásticos a una situación en la que pareciera que no estaba previsto el
elemento del bondage.
Eso sí: luego habrá que cortarlas con unas tijeras sin punta.
Cuidado también con el rozamiento. Estamos hablando de plástico.

Barra separadora

Consiste en una barra metálica o de madera o bambú, parcialmente


hueca pero firme y no excesivamente pesada, a cuyos extremos habrá dos
esposas de cuero.
De este modo, mantendremos separadas las piernas de la persona
sumisa.
Otra variante para su utilización es utilizar otra barra para los brazos,
atando sus manos a cada extremo.
En este caso, la barra puede, además fijarse a una base del techo, o a
una cadena, de forma que si utilizamos dos de estos elementos a la vez,
tendríamos totalmente encadenada, inmovilizada con las piernas abiertas y
los brazos en alto a nuestra bottom.
Como ocurre con las esposas de cuero, una barra separadora es un
elemento que podemos fabricar en casa, siempre que dispongamos de una
barra metálica hueca pero sólida, o bien de una buena caña de bambú.
Hay en la red algunos tutoriales sobre “bricosado” interesantes al
respecto.

Cruz de San Andrés

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Una de las imágenes más icónicas en cualquier mazmorra.
Cruz en forma de aspa que se puede anclar a la pared. Tiene argollas
con cuatro esposas (normalmente de cuero) ajustables para muñecas y
tobillos.
Si tenemos cerca de casa una tienda de tablones, no resulta demasiado
difícil fabricar una.
Eso sí: no resulta nada discreta cuando vienen las visitas.

Bondage postural

El llamado bondage postural suele practicarse con personas sumisas ya


experimentadas.
En vez de atar a la parte bottom, se le ordena que permanezca en una
postura idéntica a las empleadas con restricciones, confiando (bajo
amenaza de castigo) en que no se moverá, del mismo modo que si
estuviera marrada.
Aunque se pierde el encanto de las cuerdas y cadenas, la sensación de
sumisión puede ser muy intensa en esta práctica.

Fundas y manoplas inmovilizadoras

Suelen fijarse mediante correas exteriores y normalmente se trata de


fundas de cuero que, o bien sirven para que la persona sumisa no pueda
despegar sus brazos de la espalda o bien facilitan que sea encadenada con
las manos en alto.

Momificación

Se trata de una práctica intensa de por sí, que requiere que la parte
dominante esté especialmente atenta y presente, ya que respiramos
también en cierta medida por la piel y, en este caso, lo que haremos será
tapar el cuerpo desnudo, de la persona sumisa, enrollándolo por completo
con papel film del que se usa en hostelería.
Esto, aparte de una inmovilización total, provocará una intensa
sudoración que la empapará por completo en un lapso muy breve de
tiempo.
Si se envuelve la cabeza (algo que no siempre es necesario), habrá que
dejar siempre un espacio para que la persona sumisa pueda respirar por la
nariz.
Como experiencia está bastante bien, especialmente para cerrar una
sesión como paso previo al aftercare.

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Tiene fuerza psicológica y refuerza el aspecto de la confianza, pero,
una vez cubierto todo el cuerpo, la práctica no debe prolongarse más de
unos 40-45 minutos y debemos tener a mano unas tijeras sin punta (de las
redondeadas) para deshacer ágilmente el asunto, así como algo para secar
el cuerpo de la persona sumisa, pues estará empapado en su propio sudor.
E caso de que se amplíe algo más el tiempo de duración, no se tapará
nunca la cabeza y se le irá suministrando agua a la persona momificada
para que no se deshidrate.

Jaulas

Las jaulas son ya otro nivel de mobiliario.


Ofrecen un morbazo tremendo, pero ocupan bastante espacio, son
difícilmente disimulables para las visitas, y cuesta bastante dinero
encargarlas para que, o bien las traigan desde Alemania (no menos de
800€), o bien la materialice, a medida, un herrero profesional.
Hay quienes provistos/as de soldador industrial y tubos de hierro se
lanzan a la aventura de fabricarse una, y eso es algo maravilloso, pero está
claro que eso no es algo que esté al alcance de la habilidad de cualquiera.
Existe también una modalidad fascinante de jaula que no es sino la
parte baja de una cama (como si se tratara de un canapé de madera, pero de
más altura y con barrotes de acero).
Este armatoste maravilloso cuesta unos 1400€ actualmente.

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BONDAGE Y SHIBARI
Tanto el bondage como el shibari, no son BDSM.

Tienen su propia razón de ser, y no todos los practicantes de ataduras


de cuerdas (ni mucho menos) tienen por qué ser aficionados a cualquiera
de las cosas que he ido enumerando en el resto del libro.
Ahora bien: si ni el bondage ni el shibari necesitan al bdsm, cuesta
imaginar hoy en día al segundo sin el arte de las cuerdas.
En breve escribiré un título específicamente dedicado al arte del
shibari, pero sirva esto como un pequeño anticipo.

Diferencias entre bondage y shibari/kimbaku.

Llamamos bondage a cualquier tipo de restricción; incluidas las


esposas o cadenas, cuyo objetivo principal sea inmovilizar, parcial o
totalmente, a la parte bottom.

El bondage, por supuesto, puede tener también fines estéticos, como


conseguir ataduras armoniosas o hacer buenas fotos, pero como disciplina
resulta bastante Freestyle y no se ciñe a unas normas o filosofía concretas.

El shibari es algo bastante más específico.


El significado literal de la palabra shibari en japonés es “atadura”.
El de kimbaku: “atadura fuerte”.
Ambos términos son usados indistintamente para referirse a una
disciplina japonesa inspirada parcialmente en el arte marcial del Hojōjutsu,
en cuyas técnicas se incluía la atadura de prisioneros y que hoy en día se
entiende como todo un acto de comunicación entre atador y atado en el
que el canal no es otro que la propia cuerda.

La evolución del shibari ha hecho que, a diferencia de lo que ocurre


con el bondage occidental, algunas veces ni tan siquiera se persigue la
inmovilización, sino tan solo una atadura estética que abrace el cuerpo, así
como cobran un especial y delicioso simbolismo las “nawa ato” (marcas
que dejan las cuerdas en la piel).
Mientras que en el BDSM se ata como un paso para añadir elementos a

99
la situación, en el Shibari, el acto de atar es una meta en sí mismo.
Eso no quiere decir que no se pueda utilizar (y además es fantástico
para ello) el shibari como integrante de los juegos más perversos; pero eso
es ya otra historia.
El shibari es una práctica bastante emocional, en la que las cuerdas
conectan, como dijo el maestro de cuerdas Haruki Yukimura “las
emociones de atador y atado/a” y suele practicarse en estricto silencio o,
como mucho, con música suave de fondo.

A diferencia de cualquier otro tipo de bondage, solamente se emplean


cuerdas de fibras naturales, y la ataduras serán (salvo alguna concretísima
excepción) a doble cuerda.

Debido a su complejidad, resulta prácticamente imposible aprender


bien shibari de un modo autodidacta, por lo que la mejor opción es acudir
a un “dojo de cuerdas” o algún local donde periódicamente se programen
“nawakais”( encuentros en grupo para el estudio conjunto del arte de
cuerdas) que existen en varias grandes ciudades.

¿Qué cualidades debe transmitir una persona atadora?

Como ya te he comentado, se trata de un verdadero diálogo entre dos


personas, transmitido (normalmente) en silencio a través del abrazo de una
cuerda.
Por lo tanto y ante todo, un buen atador debe transmitir concentración,
fuerza (espiritual) y serenidad a sus acciones.
Ese tipo de determinación es lo que debe percibir, a través de los nudos
que paulatina van oprimiendo el cuerpo y haciendo despegar la mente de la
parte bottom.

¿Y la persona atada?

Las cualidades que debe poseer la persona bottom no son distintas.


Es cierto (hay que tenerlo en cuenta) que la práctica de niveles
avanzados de shibari puede exigir cualidades físicas como flexibilidad,
fuerza y tonificación física (sobre todo en la zona abdominal) y cierta
capacidad de resistencia.

100
También una considerable serenidad mental, así como confianza en la
persona atadora.
Un pequeño ejercicio fascinante para las primeras sesiones es
concentrarse en recorrer mentalmente cada nudo que te va oprimiendo el
cuerpo y recrearte en las sensaciones que ello te provoca; puesto que,
dependiendo de la intensidad de la presión y de la zona del cuerpo, las
percepciones pueden ser variadas si se perciben por separado.

Tipos de cuerda para realizar shibari

Cuerdas de cáñamo, o bien de yute.


En Europa es más fácil encontrar cuerdas de calidad hechas con el
primer material que con el segundo, más característico de Asia, pero
internet ha hecho posible que puedas importar buen yute, siempre que
estés en disposición de invertir más dinero en ello. Puesto que es bastante
más caro.
Actualmente, las mías son de cáñamo.
El resultado es parecido, pero cuando vayas a realizar suspensiones,
debes tener en cuenta que este material cede más que el anterior y se
produce una pequeña elongación de la cuerda al cargar con el peso de la
persona bottom.

Otra diferencia es que se supone que las cuerdas de yute no deben


mojarse, nunca, bajo ningún concepto (lo cual no es del todo cierto, como
te contaré mejor en el libro sobre shibari de esta misma colección), lo que
implica que no podrás darles el hervido inicial al comprarlas y que a la
hora de mantenerlas, deberán limpiarse (las cuerdas tocan suelo y se
manchan a veces de fluidos) con toallitas específicas.

Para ataduras en suelo:


Hay que tener en cuenta que las ataduras en shibari serán, salvo en
muy contadas excepciones, a doble cuerda.
Para iniciarte en el arte del shibari atando en suelo firme, ten en cuenta que necesitarás
no menos de seis tramos (mejor si son siete) de cuerda de entre ocho y nueve metros de
longitud cada uno (no más, ya que eso disminuiría la agilidad y velocidad en las ataduras) y
cinco milímetros de grosor.
Hay quien prefiere contar con un par de cuerdas algo más cortas (unos
seis metros) para atar específicamente manos y brazos; pero no lo
considero necesario.
Con esto, tenemos ya herramientas para amarrar bien a cualquiera.

Para suspensiones:

101
No menos de 6 mm de grosor y unos 9 metros de longitud (para que
podamos fabricar una polea de cuerda) en aquellas cuerdas que soportarán
peso directo.
La cuerda denominada “línea de vida” (aquella que a menudo
aguantará, en vertical, el grueso de la carga) es aconsejable que posea,
unos ocho mm de grosor y no esté muy desgastada.

Dojos y talleres donde aprender shibari

Apuntarse a un “dojo” o a un buen taller de cuerdas donde un maestro


de cuerdas (“nawashi”) con demostrada experiencia imparta
conocimientos de shibari es siempre una buena idea.
Aún así conviene recordar algo que es importante: un taller de cuerdas
no es una mazmorra BDSM y sus protocolos son bien diferentes.
Aunque seguramente coincidirás en ellos con gente que conozcas de
ese mundillo, no tendría mucho sentido acudir con juguetes eróticos, o con
una actitud marcadamente bedesemera.
Abstente de ir a un dojo con cualquier otro propósito que no sea el de
“atar”.
Algunos de los principales dojos de cuerdas o bien lugares donde se
impartan cursillos que hay actualmente (tengo la impresión de que van a
proliferar más) en España son:
En Madrid:
Madrid Shibari
En Barcelona:
Barcelona Shibari Dojo
En Valencia:
Sessantanove Club, así como también, Jardín Secreto (los jueves por la
tarde)

Comprar una cuerda

La mejor opción (y la más barata) es buscar una cordelería, de esas de


toda la vida, porque los centros comerciales no sueles tener opciones
satisfactorias y, además es bueno apostar por el pequeño comercio.
Eso sí: cuenta con que te calarán enseguida (en cuanto les digas grosor
y medidas). Se está poniendo muy de moda esto de atar a la gente.
Si no encuentras una cordelería en tu ciudad, podrás comprar cuerdas
en los mismos dojos en los que se imparten los talleres, o bien en páginas
especializadas de internet.
Algunas de estas cuerdas tienen la ventaja de que ya están preparadas

102
(poca broma, como verás a continuación), pero cuenta con que tanto en
dojos como en internet te costarán, como mínimo, el cuádruple de dinero.

Preparar una cuerda

Igual lo de pagar el cuádruple de dinero por una cuerda ya terminada


no era tan mala idea.

Por otra parte, preparar uno mismo una cuerda tiene el encanto de
cierta ritualización que reconozco que me encanta.
En primer lugar hemos de hervir las cuerdas (hemos quedado en que
serían de cáñamo) durante unos 45 minutos (yo suelo hervirlas en dos
tandas seguidas de aproximadamente unos 25 minutos cada una,
sustituyendo por completo el agua de la olla).
Si tu cuerda es de yute, prescinde de este paso.

Luego habrá que estirarla (quedará bastante rígida) y tenderla, de un


modo que se muestre lo más tensa posible a la hora de secarse.
Notarás un olor como a establo, que inundará toda la casa cuando la
cuerda esté aún mojada.
Nada que deba preocuparte.
Es posible también que encoja algunos centímetros.
No deberían ser demasiados.

Cuando por fin se le haya ido (de un día para otro) la humedad, habrá
que hacer lo más complicado: desgastarla. Bastante.
Hay quien para este paso, la va rozando, en toda su superficie con una
silla de cantos afilados, o bien la esquina de una pared.
Empecé preparando mis primeras cuerdas del siguiente modo: las
colocaba sobre una tabla de corte e iba mermándolas superficial y
cuidadosamente con un cuchillo profesional, muy afilado.
Hay que ir con mucho cuidado ya que, por un lado, se debe producir
ese cierto desgaste y por otro, la cuerda no debe perder resistencia ni,
evidentemente, romperse.
Después de muuucha práctica, tardaba unos 20 minutos en pulir bien
un metro de cuerda (afilados de cuchillo incluidos).

Pero como en todo, llegó la revolución industrial.


Ahora, hoy en día, lo que hago es fijar, mediante bridas, el mango de
una lima de carpintería a una banqueta de listones, de manera que toda la
superficie del utensilio sobresalga.

103
Después, sentado encima de la banqueta, voy desgastando la cuerda
haciéndola rotar, con cuidado de no pasarme.
Este sistema es mucho más rápido y no menos preciso que el anterior,
pero en todo caso, requiere su tiempo. Así que te adelanto que vas a echar
alguna tarde que otra en el asunto.

Una vez que hayamos, pacientemente (¿alguien había pensado que esto
de ser Dom iba a ser fácil?) terminado con la tarea de desgastar la
cuerda…nos habrá quedado hecha una verdadera mierda.

A sí es: estará toda repleta de hilillos antiestéticos y hasta algo


urticantes.
Dont panic. Aún no hemos terminado. Nos queda la terea de quitarle
todo eso.
En casi todos los tutoriales que hay en internet te recomendarán que
directamente quemes esos molestos hilos utilizando un fogón de la cocina
(si es que tu cocina tiene fogones), o bien una vela de té.
Pues…mira, no.
No directamente.
A no ser que quieras que tu cuerda parezca rescatada de un incendio, lo
mejor es utilizar una pequeña tijera (puede ser una de esas para cortarse las
uñas) “pelar” primero esos puñeteros hilillos para después, ya sí, quemar
(con mucho cuidado) la base de esa pelusa.
Un verdadero currazo.
¿Algo más?

Pues sí: ahora tendremos que adquirir un aceite (todos esos tutoriales te
dirán que tiene que ser un carísimo aceite natural de herbolario, pero lo
cierto es que te sirve un aceite Johnson de aloevera del supermercado),
mezclarlo en caliente con una pequeña (muy pequeña) cantidad de cera
natural de abeja para fabricar velas o hacer manualidades (esas sí que las
venden en herbolarios) y untárselo a la cuerda por toda la superficie, en
cantidad tal que quede hidratada sin estar pringosa para el resto de la
eternidad.
Para eso, más que sumergirla directamente en el líquido, te recomiendo
que utilices un paño humedecido en este, aprisiones bien la cuerda y la
vayas haciendo rotar para que se impregne sin inundarse demasiado.

Un truco personal: me gusta mezclar el aceite y la cera con un


aromatizador potente de rosa mosqueta.
Le dará un aroma muy duradero e interesante.

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Por último, habrá que tender la cuerda y esperar pacientemente (un par
de días) a que pierda el exceso de aceite.
Deberías limpiar la cuerda (en realidad, es tradición que lo haga la
persona sumisa) después de cada sesión, ya que tocará bastante suelo.
Rehidratar la cuerda, e incluso desgastarla un poco más, es algo que,
dependiendo del uso que le des, puede tocar hacer cada siete u ocho meses.

¿Qué tal ha quedado?


No te preocupes. Lo normal es que empieces a hacer esto
razonablemente bien a partir de la tercera o cuarta cuerda que prepares.

Enrollar las cuerdas

Dejar preparadas las madejas de cuerda para el siguiente uso es algo


que tiene su propio arte.
Al atar utilizando una doble cuerda, siempre buscaremos el centro
exacto de la misma.
Por ello, cuando la enrollamos para guardarla, debemos buscar dónde
se localiza esa mitad, ya que eso nos permitirá desdoblarla luego más
fácilmente.
Si esto te resulta un tanto abstracto, no te preocupes. Pronto publicaré
un manual específico de bondage que estoy empezando a preparar ahora.

Usos del bondage

Bondage de suelo

Llamaremos bondage de suelo a cualquier ejercicio de ataduras que no


requiera de una suspensión (es decir: una elevación) , total o parcial, de
cuerpo de la persona sumisa.
No te impacientes y no dejes que hagan mella las presiones de la
moda y el postureo. Aunque todo el mundo parece estar obsesionado con
hacer suspensiones, en un bondage de suelo pueden hacerse ataduras muy
elaboradas y se puede lograr la máxima intensidad.
Semisuspensiones

Si equilibramos el conjunto de tal forma que una parte (por ejemplo,


una pierna flexionada) del cuerpo de la persona bottom se eleve, utilizando
un anclaje superior, estaremos haciendo una semisuspensión.
No es siempre más fácil hacer una semisuspensión (requieren un

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equilibrio postural fascinante) que una suspensión, pero sí inicialmente
algo menos peligroso.

Suspensiones

Ea! Ya hemos llegado a las suspensiones: esas que todo el mundo


quiere hacer para demostrar lo bien que se le da esto.
Efectivamente, el conjunto de sensaciones: indefensión, exposición,
entrega y hasta (dicho sin ironía) elevación que puede sentir (incluso fuera
del marco de prácticas BDSM cualquier persona que es atada y pendulada
difícil de contar si uno no lo ha vivido.
Mucha gente conecta con su parte sumisa tras haber probado esto.

Y mucha también, lo vive de otra forma, incluso deserotizada, pero


igualmente intensa; como si se tratara de un tipo peculiar de meditación.
Cuidado máximo con emocionarse con esto de las suspensiones.
Hay que aprender poco a poco, con seguridad.
Pronto escribiré, dentro de esta misma colección, un libro sobre el arte
del shibari.

Autobondage

Hay gente que ha desarrollado unas habilidades admirables para el


autobondage y es capaz de atarse con un grado importante de
elaboración…y luego desatarse.
Incluso existe la posibilidad de practicarse autosuspoensiones. Menos difíciles en
realidad de lo que en principio parecería.

Otra modalidad es esposarse, congelar en un cubito de hielo la llave


que abre las esposas, y dejar ese cubito al alcance, pero de forma que no
habrá nada que hacer hasta que el hielo se derrita.
Hay que decir que aunque el autobandage estimula el ingenio y la
imaginación, es también peligroso, al menos en cierto grado.

Ganchos de bondage

Fabricados normalmente en acero quirúrgico, se trata de un gran


gancho, rematado con una bola de acero, que introducimos sin piedad en
alguna de las cavidades (normalmente el ano) de nuestra persona sumisa.
Son un complemento para las prácticas de bondage, ya que se fijan a
una cuerda o bien a una cadena y se elevan a placer, tensando el cuerpo de
laparte bottom, que normalmente se verá obligada a estirarse todo lo que

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pueda sobre sus talones.

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PRÁCTICAS ERÓTICAS DEL BDSM
Azotes

No todos los azotes son iguales, ni duelen lo mismo, ni dejan las


mismas marcas en el cuerpo.
Es recomendable utilizar siempre una intensidad parecida a la hora de
azotar, de forma que lo que más varíe sea la velocidad y no tanto la
fuerza, y es obligatorio no hacerlo cuando estamos enojados con la otra
persona, ya que el mal humor nunca debe interferir en ese ni en ningún
otro elemento de una sesión BDSM.

Spanking

El spanking tiene…ese algo… ese encanto especial que lo hace tan


popular en el mundillo bedesemero.
Existen dos modalidades principales a la hora de impartir spanking:
golpear con la mano (hay quien tiene una técnica muy depurada, y no es
broma), o bien hacerlo utilizando algún otro objeto (pala de spanking,
regla escolar, cinturón de cuero…).

Aunque suele ser muy usual empezar con la mano y endurecer un poco
la sesión con algún otro elemento.
Asimismo, existen ciertas variantes posturales a la hora de impartir una
sesión de spanking: o bien sobre una superficie plana, normalmente
elevada (una mesa, una cama), o sobre las rodillas de la persona
Dominante (spanker), a cuatro patas, o incluso de pie, con la persona
sumisa (spankee) apoyando levemente su frente en una pared.
Lo recurrente es que en esas escenas, la persona sumisa tenga las
manos atadas a la espalda y los tobillos también atados, pero también es
una postura y una práctica ideal para iniciarse en lo que suele llamarse
“bondage postural”.
Los azotes han de ser secos y sonoros. Es importante el hecho de
golpear en los músculos y nunca más allá de la parte superior de las
nalgas.
Al igual que sucede en otras técnicas que implican azotes, un elemento
que acrecienta la inmersión psicológica en la escena es que la persona
sumisa cuente en voz alta cada uno de los golpes que recibe.
Si pierde o lleva mal la cuenta…pues habrá que volver al principio.

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Aparte de la propia mano (algo que recominedo vivamente, al menos
para empezar a “calentar”), algunos de mis objetos favoritos para esta
especialidad son:
La pala de spank: las hay flexibles y rígidas. Mejor empezar con las primeras. Algunas
tienen dos caras que ofrecen dos intensidades muy diferentes.
El flogger para spank: un flogger específico, algo más corto y de tiras un poco más
anchas de lo habitual.
Guantes para spanking: una especie de manopla, bastante gruesa y sólida, reforzada
con remaches metálicos semipuntiagudos en toda la superficie de la palma. Quizás sea, como
instrumento, es el que más dolor produce.
Hay quien los fabrica en casa, con una remachadora…o incluso
(versión hard) con chinchetas cortas.
La fusta de lengua ancha: un instrumento muy versátil que, sin ser de los más
dolorosos, en cambio deja unas marcas espectaculares y, a la vez, poco duraderas.
Esos son mis favoritos, pero por supuesto, puedes utilizar cinturones
(cuidadín), palas de ping pon, reglas escolares, y hasta la suela de una
chancla.

Latigazos

Los latigazos son una parte algo más delicada dentro del BDSM, ya
que, sin necesariamente formar parte de las prácticas “duras”, algunos de
estos instrumentos pueden ser verdaderamente contundentes.
Demasiado, si no se dispone de un poco de experiencia.
Como regla general diremos que existen dos opciones de látigos: los de
una sola cola y los multicolas.

Látigos unicola:
Los látigos de una sola cola son, contrariamente a lo que podría
parecer en un primer vistazo, los más peligrosos, tanto por las
circunstancias de su manejo como por la posible profundidad de las
marcas que puedan dejar en la piel de la persona sumisa.
Incluso sin utilizar apenas fuerza, un buen látigo unicola de cuero
puede llegar a ser realmente contundente.
Requiere también de más especio disponible que uno multicola; así que
solo lo podremos usar en estancias muy grandes o…al aire libre (para los
más atrevidos).
Normalmente no encontraremos buenos látigos de una sola cola en los
sex shops.
Quien quiera uno, deberá buscar por la red y asegurarse de conseguir
un ejemplar hecho de cuero.
Uno de los modelos de látigo de una cola más poderosos (quizás hasta

109
demasiado) es el bullwhip. Recomendable solo para Doms experimentados
que hayan practicado previamente y sepan bien lo que hacen.
Para los no tan iniciados, otro modelo interesante, menos poderoso
pero también una opción de calidad, es el Signal whip.

Látigos multicola:

Floggers:
Son los látigos más versátiles y “mainstream” dentro del BDSM. No
muy contundentes e ideales para usarse en espacios pequeños.
Se caracterizan por disponer de multitud de colas y pueden estar
hechos de varios tipos distintos de materiales.
Los de baja intensidad (gamuza, cuero de conejo) pueden ser utilizados
incluso en áreas de la zona genital, mientras que los de alta intensidad
(normalmente de tiras anchas de cuero de toro) se recomiendan para
flagelaciones en nalgas y espalda.
Mención aparte merece un flogger temible: el látigo de cadenas (muy
delgadas y ligeras), utilizado a veces para castigos duros y que se debe
emplear con sumo cuidado, debido a las marcas que deja.

“Gatos”:
Son más difíciles de encontrar y tienen menos tiras…pero más duras y
algo más largas que un flogger.
No te dejes engañar por su aspecto: aunque casi las versiones actuales
son algo más leves, los gatos se utilizaban en la armada inglesa para
castigar severamente a la los marineros díscolos.
Poca broma.
El más temido era el llamado “gato de nueve colas”.
Es un látigo relativamente popular entre mucha gente experimentada
del mundillo, debido a que, siendo apenas un poco más doloroso, deja
mucha más marca inicial que cualquier flogger firme (a excepción del de
cadenas), debido a que suele tener nudos (hoy en día más suavizados) en
sus puntas, por lo que (bien utilizado, claro) la aparente contundencia
visual de las marcas que deja es mayor que sus estragos reales.

Bastinado

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Llamamos “bastinado” al acto de azotar las plantas de los pies de la
persona sumisa. Un acto que estéticamente recuerda a la modalidad de
castigo llamada “falaka”, muy utilizada en Oriente Medio, pero que aquí
adquiere una poderosa dimensión erótica.
La peculiaridad de azotar esta zona es que, a diferencia de lo que
ocurre en otras partes del cuerpo, no hay habituación ni “calentamiento”
posible: la sensibilidad en las plantas de los pies no decrece con los golpes.
A diferencia de otras flagelaciones, esta es más dolorosa que
visualmente impactante.
Por un lado, las plantas de los pies son un área muy sensible.
Por otra parte, la planta de los pies tiene una capa de piel mucho más
gruesa que otras partes del cuerpo, de modo que no es habitual (ni deseable
en este caso) que queden marcas.
La persona sumisa debería ser capaz de caminar perfectamente, anque
ello le duela, después de una sesión normal de bastinado.
Para los azotes en los pies, el instrumento más usual es una Vara de
mimbre.

Vara de mimbre

Algo tan sencillo como una simple vara es también uno de los
instrumentos más dolorosos; comparable a los látigos más sofisticados.
Los sex shops venden ahora también una variante hecha de otro tipo de
material: el ratán, mucho más flexible que el propio mimbre, algo menos
doloroso, y
de mucha más resonancia.
Aunque la he dejado para el apartado del bastinado, las varas pueden
utilizarse para casi cualquier otro tipo de flagelación.

Además, son baratas; así que recomiendo vivamente tener una.


Y también usarla con cuidado.

Bofetadas

Aunque al principio estuvieron entre mis líneas rojas como dominante


(debido a que quería alejarme radicalmente de cualquier escena que
aludiera o remitiera a violencia o maltrato físico), hoy en día soy un firme
defensor de los tortazos en la cara.
Esto, que sacado de su contexto sería un titular demoledor, ha ocurrido
gracias a la experiencia y al ejercicio de la práctica.
Los dominantes aprendemos mucho de las personas sumisas.

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Por supuesto, el tipo de tortazo (cachete, o como quieras llamarlo) al
que me refiero es leve, no brusco o agresivo, y no debe dejar ni hinchazón
ni marcas.
Es decir: no debe ser tanto un elemento físico como sí un resorte
psicológico.
Dependiendo de las experiencias que cada cual pueda haber tenido en
su pasado, es posible que en algunos casos sea una práctica totalmente
desaconsejable, por los recuerdos que ello pudiera invocar.
En cambio, es una herramienta radicalmente poderosa para que algunas
personas sumisas entren en situación en la escalada que supone una sesión,
y una de las que más invocan el “erotismo animal” en no poca gente.
Ello es algo que deberá especificarse en el Test de Sumisión

Velas

Los juegos con cera o was play son otro clásico entre los clásicos.
Especialmente si se combinan (como casi todo lo demás) con un bondage
severo.
Estar atado/as, indefensos/as, expectantes respecto a dónde caerá la
próxima gota de cera es una de las sensaciones favoritas de muchas
personas sumisas.
En esto los sex shops sí que pueden ayudarte, ya que en casi todos
podrás encontrar velas de baja temperatura, especialmente diseñadas para
no llegar a quemar, más allá de producir un leve enrojecimiento, no muy
duradero.
De no ser así: cuidado al utilizar velas de cera.
No aconsejo en absoluto las de parafina.

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ENTRENAMIENTOSEXUAL

Restricción del orgasmo

Desde el momento en el que una relación D/s comienza a rodar, la


sexualidad de la persona sumisa estará (total o parcialmente) dirigida por
la parte Dominante.
Eso significa que esta controlará no solamente las prácticas, sino
también los tempos.
En la mayoría de contextos que se dan en el BDSM, el orgasmo es un
premio. Correrse sin el permiso expreso de un/a Amo/a es una falta que
implica algún tipo de castigo.
Por ello, se suele realizar un entrenamiento específico para el control
de los orgasmos.
Lo cual supone una especie de tortura sensorial muy contradictoria: tan
deliciosa como insufrible.

Squirting

Como complemento a lo anterior, es frecuente entrenar este tipo de


orgasmo femenino, bien con el objetivo de premiar a una sumisa, o bien
para complacer a una Dómina.

Dilatación

La dilatación progresiva de todos los orificios para su uso sexual por


parte de la persona Dominante es otro de los ritos clásicos de un
adiestramiento sexual en el contexto BDSM.
Es normal emplear plugs, espéculos de acero quirúrgico, enemas,
dildos, técnicas de fisting…

Enemas

En la sexualidad no convencional, los enemas no solamente son un

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medio para limpiar el recto antes del juego anal.
También son un objetivo en sí mismo.
Adiestrar a la persona sumisa en la capacidad de retener dentro de sí
ciertas cantidades de agua (u orina del Dominante) administrada por este
medio es otro de los posibles entrenamientos eróticos.

Blowjob

El blowjob es una de las muchas cosas en las que el tamaño sí importa.


Introducir el pene del Dom (o bien un dildo) hasta el fondo de la
garganta de la persona sumisa puede producir unas arcadas-reflejo
inmediatas, y hasta el vómito, de un modo meramente mecánico.
Por ello, es una de esas técnicas que merecen entrenarse a conciencia.

Privación sensorial

Cuando se combina cualquier otro elemento de los que estoy hablando


con el hecho de no poder usar todos nuestros sentidos…las sensaciones se
amplifican.
A veces mucho.
Algo tan aparentemente inofensivo como usar un antifaz, unos
auriculares de insonorización, o una máscara de privación sensorial, puede
propiciar, en alianza con todo lo demás que el conjunto sea demoledor.
Tanto que no son pocas las personas sumisas que lo ponen entre sus
líneas rojas.

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JUGUETES HABITUALES
Maletín negro

Hazte con un maletín, como esos que se usan para guardar


documentos, o bien ordenadores portátiles grandes.
Allí irás guardando (y podrás transportar de un lugar a otro) tu
creciente colección de juguetes.
Es bueno que puedas cerrarlo con un candado.
Lo ideal sería tener uno para los juguetes y un macuto o mochila para
guardar las cuerdas y esposas.
En todo caso, te advierto que, como nos ha pasado a muchos, con el
tiempo tendrás que comprar una gran bolsa negra de viaje.
Así que puedes ir mirando modelos.

Cuerdas, esposas, grilletes

Debes tener recursos para variar cuando quieras el tipo de bondage y


jugar con el elemento sorpresa.
Por ello, te recomiendo que tengas un poco de todo: al menos un kit
mínimo con unas cuatro cuerdas de unos tres metros cada una (para
manos, antebrazos, tobillos…) y al menos tres cuerdas más, de entre siete
y ocho metros.
Cuando te atrevas con las suspensiones, necesitarás otro para de
cuerdas, de igual longitud, pero un grosor de unos 8mm.
Respecto a las esposas (de cuero o de metal, como prefieras…si es que
quieres elegir), recomiendo dos pares de esposas (sí cuatro: para las manos
y otras, de cadena un poco más larga, para los codos) y unos grilletes.
Un par de barras separadoras también me parecen una adquisición
imprescindible.

Mordazas

-Mordaza de bola (Ball Gag).


Emplea una bola, de tamaño considerable, que suele ocupar toda la
boca.
Con ella, la persona sumisa no puede vocalizar en absoluto y sus
palabras serán sonidos ininteligibles.
Una peculiaridad, muy morbosa y apreciada en las sesiones, es que

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indefectiblemente la boca de la persona sumisa se llenará de baba, y esta
resbalará sobre su cuerpo.
-Mordazas de anillo (Ring Gag).
Un gran anillo, normalmente fabricado en acero (”un anillo para
dominarlos a todos”. Lo siento: no he podido evitarlo), impide cerrar la
boca.
Suele tratarse de un anillo con el diámetro suficiente para permitir
follarse la boca de la persona sumisa.

-Mordazas con dildo.


Un tipo de mordaza que implica además llevar un dildo metido dentro
de la boca.
Los hay también hinchables.

Máscaras y capuchas

Es posible que si acudes a una fiesta fetichista en cualquier local del


entorno bedesemero, te encuentres a gente que esconde su identidad tras
una máscara.
Las hay de muchos tipos: desde las más sencillas (una especie de
pasamontañas, normalmente de color negro), a complejas máscaras de
sumisión o castigo, con elementos para la privación sensorial y aberturas
de cremallera en la boca; o bien con forma de cabezas de animales (gatos,
perros, cerdos…).

Rueda de Wartenberg

Es una pijada, pero tiene su aquel.


Aunque su aspecto (una ruega giratoria de acero inoxidable con
pinchos, aparentemente afilados) impone un poco, se trata de un cacharro
relativamente seguro.
Puede estar bien cuando se usa en un bondage con privación sensorial
de la vista.
Produce sensaciones interesantes al principio; aunque ten en cuenta
que luego la gente se acostumbra a todo y ese elemento sorpresa se pierde.

Pinzas para pezones

-Pinzas regulables
Se trata de unas pinzas básicas, bastante ligeras y discretas, que se
pueden regular a través de una ruedecilla y que suelen estar recubiertas con

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una leve fundita de goma.

A veces, con el objetivo de aumentar el juego, se les añaden


cascabeles.
Si el cascabel suena durante algún momento de la sesión, la persona
sumisa recibe su castigo.
-Pinzas japonesas
Mis favoritas, sin duda.
Incrementan la presión a medida que se tira de ellas. Por lo que suelen
venir acompañadas de una cadenita y, a veces, de unas pesas como
complemento.
Hay que tener cuidado, ya que pueden causar niveles de dolor bastante
álgidos.
Es recomendable comprar un modelo que cuente con una goma
protectora para la piel.

Succionadores de pezones y clitorix

Un producto que me encanta, ya que proporciona muchísimo juego


psicológico.
Suele consistir en unos tubitos en cuyo extremo hay una rosca que, al
ser girada, produce un vacío y su el consiguiente e inapelable “efecto
succión”.
Es bueno no excederse en el tiempo de aplicación, e ir
“acostumbrando” el cuerpo de un modo gradual.
Aún así, hay quien no puede soportarlo.
Otra cosa que me importante es que no resulta difícil fabricarse uno
artesanal comprando dos grandes jeringas (de esas que se usan para
rellenar pasteles en repostería) y cortando y limando las puntas.

Columpio sexual y diván tantra

No pertenece exclusivamente al entorno b, pero tanto el columpio


como el diván tantra…son lo puto máximo.

Dos adquisiciones que cualquier persona que quiera disfrutar (incluso


en el ámbito vainilla) de una vida sexual potente, debería tener muy en
cuenta.
-El columpio sexual es algo así como una especie de sistema de correas acolchadas que
forman un asiento que quedará amarrado a ellas.
Se cuelga en el techo, en una viga o en algún saliente que hayas

117
instalado en la pared (haz antes una buena prueba de carga).
Tiene la gracia de permitir suspensiones sencillas (sin necesidad de
tener ni idea de bondage avanzado) y seguras, de forma que se consiguen
posturas y ángulos de penetración bastante intensos e inverosímiles.
El inconveniente es que necesitas un techo o un anclaje firme y
resistente para anclar el cacharro.
Existen también versiones del columpio especialmente diseñadas para
utilizar una puerta como soporte.
El resultado sería lo más parecido a tener sexo de pie, pero sin
esfuerzo.
No están mal del todo, pero se pierde la gracia de girar, rotar…estar
suspendido en el aire.
Mejor hacer un esfuerzo de bricolaje/arquitectura y disfrutar de la
primera posibilidad.
-En cuanto al diván tantra: una especie de diván curvo y “jorobado” es un gran clásico
en los locales swinger y ciertos hoteles para parejas.
También me encanta. Aunque no todos los modelos son igual de
recomendables y se debe buscar uno con una buena curvatura.
En este caso, perdemos esa sensación que proporciona la ingravidez,
pero la agilidad al cambiar de posturas es total y el repertorio que permite
no es nada despreciable.
Asimismo, es perfecto también para hacer cunnilingus muy
prolongados.

El inconveniente, aparte de su precio, podría ser el hecho de que ocupa


un espacio considerable dentro de la habitación.

Sex machines

Dispositivos “incansables”, de tamaños y formas diversas que cuentan


con un motor percutor de velocidad ajustable.
Puede ser una excelente adquisición, pero teniendo en cuenta que sus
precios oscilan entre los 350 y los 700€ para modelos de calidad aceptable.

Dispositivos de castidad

Utilizados como elementos de control sexual y restricción del orgasmo


en muchas relaciones D/s.
-Masculinos:
Jaulas para pene, fabricadas en acero quirúrgico, o bien en silicona o policarbonato.

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Suele consistir en un dispositivo ergonómico que enjaula el pene y
atrapa los testículos.
Su cierre se controla con un candado.
Permiten a un hombre de rol sumiso ir a orinar, con la peculiaridad de
que hay que hacerlo sentado, ya que no resulta posible dirigir el pene
estando erguido.
Algunos modelos (casi todos) resultan un tanto molestos si se tiene un
pene grande, aún cuando no está en erección y una auténtica tortura erótica
en caso de que esta se produzca.
-Femeninos:
Cinturones, que tienen forma de braguitas rígidas, normalmente fabricadas en acero,
con una abertura para poder ir al baño.
Algunos modelos cuentan con plugs, tanto anales como vaginales.

Se cierran con dos candados.


-Anales.
También existen, fabricados en acero quirúrgico, plugs de castidad
anales, sumamente morbosos.
Se introduce el plug dentro del ano, y una vez dentro se presiona sobre
el centro y se tira de las palancas laterales, de forma que el plug se
expande (sin hacer daño ni ser especialmente incómodo) dentro del recto,
tapando totalmente la cavidad anal.
Al abrirse deja al descubierto un pasador para introducir un candado
que, hasta que no sea retirado, no permitirá a la persona sumisa las
relaciones sexuales anales…ni ir al baño para nada que implique a su ano.
Es un aparato bastante interesante, pero mucho, mucho cuidado con
perder la llave del candado, o habrá que darle algo de propina al cerrajero.

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PRÁCTICAS DURAS
Sexo violento

Llamo sexo violento a la simulación de aquellas fantasías de


dominación que impliquen conductas tan execrables en la vida real como
son las agresiones sexuales, el secuestro, o la agresividad física contra la
persona más débil.
Como ya dije casi al inicio, el BDSM precisa de una profunda ética,
pero las fantasías más profundas e inconfesables de la gente no siempre
están regidas por una moral.
Alguien a quien, como fantasía “le pone” la idea de que le insulten,
escupan, sometan violentamente y le obliguen a tener sexo a la fuerza,
jamás querrá que le suceda un abuso semejante en la vida real, pero puede
querer aprovechar un marco como el BDSM para escenificarlo en un
entorno seguro.
Si se tiene claro que no existe riesgo de peligro psicológico para
ninguna de las partes, me parece absolutamente lícito y honesto.

No veo mayor problema; siempre y cuando no esté entre las líneas


rojas de la persona (o personas) dominante (s), ni acaben involucradas
terceras personas (vecinos, etc) que pasaban por ahí y llamaron a la policía
porque creyeron que realmente alguien estaba en verdaderos apuros.
Evidentemente, cuidado también si se utilizan armas punzantes o
armas de fuego.
Los malos actores tienden a sobreactuar.

Descargas eléctricas

He dudado si incluirlo en el “grupo duro” de prácticas debido a que los


nuevos juguetes electrosex han suavizado bastante el panorama y hay en el
mercado gatgets que no suponen más que una pequeña estimulación
eléctrica extra y que sin embargo también dan “descargas eléctricas”.
No me refiero a esos juguetes.
Está claro que del mismo modo que puede haber azotes duros, también
hay “descargas blandas”, pero en todo caso, pese a que el abanico de
intensidades es amplio, hay personas sumisas a las que la electricidad les
provoca unos niveles de ansiedad considerables y existen por ahí algunos
cacharros que no deben usarse si la persona sumisa anda algo delicada del

120
corazón.

Agujas (needle play)

Una práctica que inspira cierto respeto (aún a día de hoy sigue
figurando, junto a la escatología, entre mis líneas rojas como dominante)
que no obstante, tiene su mercado de entusiastas practicantes
(normalmente, gente bastante experimentada).
Suelen utilizarse agujas muy finas, del calibre 27 o 25.
Debe hacerse tras el esterilizado de la piel a perforar, por gente
preparada para ello y en un ambiente lo más aséptico posible; usando
guantes de latex por parte de la persona dominante.
Es casi seguro que habrá cierto grado de sangrado por parte de la
persona sumisa.
Las agujas nunca deben ser reutilizadas. Habrá que desechar todas las
que se utilicen

Juegos con sangre

Los juegos con sangre pueden ser muchas cosas: desde arañazos
profundos hasta extracciones en vena y vampirismo, pasando por un
amplio abanico de posibilidades; algunas más visualmente escandalosas
que otras.
No soy ningún experto en juegos con sangre, la verdad.
Poco más puedo decir al respecto sin citar lugares comunes; salvo la
importancia de desinfectar las zonas de la piel que se vayan a someter a
esta práctica.

Asfixia

La asfixia erótica hipoxifilia está considerada entre las prácticas duras


(y relativamente peligrosas) del BDSM.
¿Es para tanto?
Pues…depende. De cómo, de quién y de cuánto.
Es cierto que no es una modalidad con la que desfasar desde el primer
instante, más que nada porque suma muchísima intensidad a momentos
con umbrales ya de por sí muy altos de exigencia sensorial.
La asfixia erótica implica unas dinámicas de poder llevadas a su
máxima expresión, con una confianza total de la parte sumisa hacia la
persona Dominante.
Aporta bastante magia, pero es mejor iniciarse poco a poco y muy

121
gradualmente en ella.

Coprofilia…y coprofagia

La coprofilia indica un gusto muy específico por que a uno le defequen


encima.
No hay mucho más que decir, pero ¿y la coprofagia?
Pues eso…una práctica extrema donde las haya.
Aparte de poco apetecible…ingerir excrementos humanos es ¿nocivo
para la salud?
Pues al parecer, dependerá en gran medida del estado de salud de la
persona emisora.

Branding o modificación corporal

El branding no es una práctica sexual, pero sí forma parte del


denominado “lado duro” del BDSM.
Cuando existe un grado de compromiso total entre Dom y persona
sumisa, a veces se decide representarlo hacer una marca de fuego, o bien
una escarificación, sobre el cuerpo de la segunda.

Un modo alternativo al branding tradicional es un piercing o un


tatuaje.

Prácticas duras de castidad

Piercings de castidad y tortura genital masculina


-Príncipe Alberto.
Entra a través de la uretra y sale por una perforación transversa,l en la
parte superior del glande.
-Sondas uretrales.
Utilizado para el control/tortura de pene. Están ganando popularidad.
Suele tratarse de delgados tubitos de acero quirúrgico, de entre 6 y 9
cm de largo.
Antes de ser usadas deben hervirse y tratarse con alcohol-
También se usan a veces cateters, que tienen el aliciente de que
permiten la micción sin necesidad de ser extraídos.
-Barra uretral.
La tapa de rosca, puede ser retirada para que el sumiso pueda orinar a
través del tubo hueco.

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Piercings de castidad femenina

-Aro vaginal.
Un simple aro que cierra los labios mayores, pero permite la suficiente
apertura como para miccionar.
-Cosido de coño.
Solo al alcance de Doms que, aparte de muy severos/as, sean
profesionales sanitarios.

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CONSIDERACIONES FINALES
Este ha sido un breve acercamiento al entorno de sexualidad no convencional que
conocemos bajo las siglas BDSM.
Toda relación que se da en este marco escenifica, de algún modo, una misma cosa: la
rendición.
Doblegarse es una maestría, como lo es también doblegar.
La parte que somete y la parte que se somete experimentan juntas un viaje de confianza ciega
y autoconocimiento a través de impulsos quizás (quién sabe) ancestralmente relacionados con
Eros y Tánatos (la pulsión de muerte, señalada por Freud como un deseo de abandonar la
lucha de la vida).
Una transformación conjunta en la que ambas son jueces mutuos y se ponen a prueba
constantemente, haciendo crecer sus respectivos roles.

Existen casi infinitas formas de enfocar una experiencia así.


Para algunos será algo puntual y para otros, toda una forma de vida, pero lo cierto es que ya
se trate de algo que sucede durante apenas un rato, una vez al mes, o bien durante todo el
tiempo, 24 horas al día, los siete días de la semana, el hecho requerirá de algo que es
innegociable: realidad y verdad. Incluso en los casos en los que se aborda como un “juego”,
hablamos de un juego que “se vive”.

Si dije al principio del libro que se trataba de algo muy meritocrático es porque exige un
aprendizaje consciente y un avance constante.
Ni la parte que se somete lo hace ante cualquiera ni la parte que somete acepta a cualquiera.
Si dije que se trataba de un arte erótico (quizás el único que nos es más o menos propio,
aunque no exclusivo, en occidente) es porque sin duda, lo es: el sexo aquí se sublima. Y creo
que ya dije páginas antes que a menudo incluso se trasciende.

He procurado ser sincero (seguramente, más sincero que objetivo) en este texto y no
ahorrarme incomodidades, ni saltar charcos.
Sin duda, he dejado por explicar no pocas cosas, mientras que otras apenas las habré
esbozado, sin hacer honor a su interés o a su potencial, pero espero que sirva de acercamiento
eficaz a cualquiera que, o bien no conocía este arte, o tenía una visión quizás algo sesgada de
los entresijos y complejidades que presenta.

Para los ya iniciados en esto, solamente diré que lo que he relatado está filtrado por mi
particular punto de vista y experiencia (mucho menor que la de la gente más veterana), de
forma que en absoluto pretendo sentar cátedra, ni imponer mi visión a nadie.
Quién sabe cómo podré pensar acerca de las mismas cosas dentro de veinte años.
Como en todo, cada cual debe encontrar su camino, y nunca estará exento de adversidades.
Te invito a que, seas como seas, busques tu propia ruta y la recorras.
La vida, por desgracia o quién sabe si quizás por suerte, es demasiado
corta como para andarse con miedos.

Como dijo Kavafis:

124
“Si vas a emprender el camino a Ítaca,
ruega que el viaje sea largo…”

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OTROS TÍTULOS

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PRÓXIMAMENTE

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135
[ss1]

136
Índice
coleccion descubre 4
INTRODUCCIÓN 7
primera parte: 10
ARGOT, CONCEPTOS Y TERMINOLOGÍA 11
¿POR QUÉ ME GUSTA TANTO EL BDSM? 31
EL ARTE DE SOMETERSE 33
CONCEPTOS QUE TODA PERSONA DOM DEBE
35
TENER CLAROS
CONCEPTOS QUE TODA PERSONA SUMISA DEBE
38
TENER CLAROS
ALGUNAS OTRAS CUESTIONES 39
CONTROVERSIAS 41
ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA 46
segunda parte: 49
LA BÚSQUEDA 50
LA NEGOCIACIÓN 54
LA PRÁCTICA 63
LA PRIMERA SESIÓN 65
ELEMENTOS DE UNA PRIMERA SESIÓN 72
LOS CASTIGOS (VERDADEROS) 75
HUMILLACIÓN 77
SECUENCIAS DE UNA RELACIÓN D/s 78
ABANDONAR EL CONTRATO 81
DIFERENCIAS ENTRE PERSONA SUMISA Y
82
PERSONA ESCLAVA
tercera parte: 84
MÁS CONCEPTOS CON LOS QUE

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FAMILIARIZARSE
SEXO ANAL EN EL BDSM 86
SEXO ORAL 90
OTROS ELEMENTOS 93
RESTRICCIONES 95
BONDAGE Y SHIBARI 99
PRÁCTICAS ERÓTICAS DEL BDSM 108
ENTRENAMIENTOSEXUAL 113
JUGUETES HABITUALES 115
PRÁCTICAS DURAS 120
CONSIDERACIONES FINALES 124
OTROS TÍTULOS 126
PRÓXIMAMENTE 132

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