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Integrantes:
- Sergio Ramón Castilla Vivanco
- Jade Romina Jara Mamani
- Rubí Estrella Gavancho Lujan
- Fernanda Pinto
Capítulo 9
PSICOPATOLOGÍA DEL LENGUAJE
Francisco Ramos Campos, Israel Contador
Castillo y José A. Adrián Torres
I. Introducción
En los últimos años, ha habido un notable avance en el estudio de la psicopatología del
lenguaje, que se aborda desde un enfoque multidisciplinario. Se busca comprender tanto el
lenguaje normal como sus posibles alteraciones, considerando aspectos cognitivos y
conductuales. Se comienza por identificar los principales trastornos del lenguaje y la
comunicación, como afasia, disfasia evolutiva, trastorno específico del lenguaje, dislalia,
disartria y tartamudez. Posteriormente, se exploran los trastornos del lenguaje en contextos
de discapacidad intelectual, así como en cuadros psicopatológicos como TEA, mutismo
selectivo, esquizofrenia, depresión y demencia.
c. Déficits psicolingüísticos
Se destaca que los niños con disfasia evolutiva o trastorno específico del
lenguaje (TEL) muestran un desarrollo fonológico más lento que los niños sin
este trastorno. A pesar de que sus procesos fonológicos son similares a los
de niños normales, los errores fonológicos en niños con TEL persisten por
más tiempo. Se menciona la investigación de Leonard (1998) que sugiere
que los errores fonológicos tienen funciones similares en niños normales y
aquellos con problemas de desarrollo fonológico, pero con una persistencia
mayor en el segundo grupo. En cuanto al desarrollo sintáctico, estudios de
Menyuk (1978) indican que los niños con TEL pueden tener dificultades para
repetir ciertos tipos de frases que utilizan en su habla espontánea. Sin
embargo, en la dimensión pragmática del lenguaje, no se observan
incompetencias especiales en niños con TEL en comparación con otros
aspectos del lenguaje. Carroll (1986) sugiere que algunos niños con
problemas de lenguaje pueden padecer un trastorno específico del mismo
(TEL) con posibles bases biológicas, afectando principalmente la fonología y
la sintaxis en lugar de la semántica y la pragmática. Se resalta que los niños
con TEL muestran déficits específicos en áreas cognitivas y psicolingüísticas
en comparación con niños con desarrollo normal del lenguaje.
d. Trastorno especifico del lenguaje (TEL) frente a retraso del lenguaje
El retraso de lenguaje (RL) se refiere a una demora en el desarrollo de todos
los componentes del lenguaje, principalmente en la expresión y en menor
medida en la comprensión, en comparación con niños neurotípicos. Aunque
las palabras suelen aparecer más tarde en estos niños, tienden a compensar
rápidamente esta desventaja con un entorno estimulador y adecuadas
capacidades cognitivas. Es importante controlar estos retrasos para
distinguirlos del trastorno específico del lenguaje (TEL). Aguado (1999)
menciona que aproximadamente un tercio de los niños con RL puede
desarrollar finalmente un TEL, que requiere una evaluación e intervención
más exhaustiva. En el caso del TEL, los niños tienen dificultades severas
tanto en la expresión como en la comprensión del lenguaje oral. Es esencial
proporcionar atención y tratamiento temprano, con la colaboración de la
familia y la escuela. Los problemas asociados al TEL pueden persistir en la
adolescencia y en la vida adulta. En el RL, el perfil del lenguaje es
homogéneo y la respuesta a la intervención suele ser buena y rápida. En
cambio, en el TEL, el perfil lingüístico es muy variado, su evolución es lenta y
las dificultades de comunicación pueden persistir a pesar de la intervención,
incluso en etapas posteriores de la vida.
e. Clasificación
La disfasia expresiva se refiere a dificultades en la emisión del habla en niños
disfásicos, variando desde casos en los que se hacen entender hasta
situaciones más graves con un entendimiento muy limitado. A diferencia de la
disfasia receptiva, estos niños muestran menos problemas emocionales y de
conducta, y expresan deseos de comunicarse a través de vocalizaciones,
gestos y contacto ocular. Se trata de un problema perceptivo, no sensorial,
por lo que es importante distinguirlo de la sordera. La clasificación del
DSM-IV-TR sugiere similitudes con la división de la disfasia evolutiva
(expresiva y receptiva) y los subtipos de TEL definidos por Rapin y Alien
(1983). Bishop (2004) diferencia cuatro subtipos de TEL: problemas de
producción, predominancia gramatical, graves problemas de comprensión del
lenguaje y problemas principalmente pragmáticos. También se sugiere la
existencia de dos subtipos básicos de TEL basados en dificultades
fonológicas y léxico-semánticas, con una relación directa entre el daño
cerebral específico y el subtipo clínico correspondiente.
f. Modelos explicativos
Vamos a exponer los modelos principales que se utilizan para explicar la
disfasia evolutiva o TEL: modelo biológico, modelo lingüístico y modelo de
procesamiento psicolingüístico.
Modelo biológico
Los niños con Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) a menudo tienen
antecedentes familiares de dificultades y retrasos en el lenguaje. Existe un
interés en determinar si el TEL está vinculado a daño cerebral o si es un
resultado de un retraso madurativo normal en el desarrollo del lenguaje.
Algunos autores se centran en la naturaleza del lenguaje alterado, sin dar
tanta importancia a la relación entre el cerebro y la conducta. Según la teoría
del retraso madurativo, los niños con TEL pueden seguir un patrón de
desarrollo del lenguaje esencialmente normal, pero con una tasa de
adquisición más lenta que puede compensarse con el tiempo, lo que resulta
en un pronóstico más favorable en comparación con aquellos con daño
cerebral. Aunque no hay marcadores biológicos claros para el TEL, estudios
de neuroimagen, como la resonancia magnética (RM), han mostrado
alteraciones en áreas cerebrales responsables del lenguaje, como la pérdida
de asimetría en el planum temporal. También se han observado diferencias
en regiones como el giro supramarginal y el frontal inferior izquierdo entre
niños con TEL, niños control y sus familiares, aunque con muestras
pequeñas, lo que sugiere la presencia de alteraciones en el desarrollo del
lenguaje.
Modelo lingüístico y modelo de procesamiento psicolingüístico
El desarrollo del lenguaje implica la interacción en cinco áreas: lingüística,
procesamiento psicolingüístico, perceptiva, conceptual y social. Según
Petersen y Gardner (2011), existen dos modelos principales para explicar el
Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) fuera del ámbito médico: el
lingüístico y el de procesamiento psicolingüístico.
El modelo lingüístico se enfoca en las deficiencias lingüísticas y sugiere un
déficit selectivo en los módulos especializados para el aprendizaje del
lenguaje. Postula la existencia de un módulo específico en el cerebro
encargado de la adquisición gramatical.
Por otro lado, el modelo de procesamiento psicolingüístico se centra en cómo
los humanos procesan la información sensorial (auditiva y visual) para
acceder al léxico y utilizar representaciones mentales que codifican la
información a diferentes niveles. En el caso del TEL, este modelo sugiere un
déficit en la habilidad cerebral para interpretar el input lingüístico y/o acceder
al conocimiento lingüístico almacenado en la memoria. Las explicaciones
desde este modelo apuntan a un déficit en la memoria de trabajo fonológica o
en la velocidad de procesamiento de la información verbal.
E. Depresión y manía
Las investigaciones sobre el habla en personas con depresión indican que tienden a
hablar con pausas más largas, a un ritmo más lento y en voz baja. Se relaciona esta
lentitud con dificultades en la asociación de ideas. Sin embargo, los resultados sobre
la fluidez verbal, intensidad de la voz y otras variables son inconsistentes debido a
dificultades metodológicas. En contraste, en la manía se observa un habla alterada,
conocida como logorrea, que lleva a un discurso abigarrado y saltigrado, con
cambios impulsivos de tema. Se caracteriza por juegos de palabras y una tendencia
a lo concreto y florido. Aunque se describen patrones lingüísticos distintivos, las
variaciones individuales son notables y no existe un patrón "típicamente depresivo" o
"típicamente maníaco".
F. Ansiedad
El lenguaje popular está lleno de expresiones y refranes que destacan cómo las
emociones negativas como el miedo, ansiedad e ira influyen en nuestra capacidad
de comunicación. Estas expresiones muestran cómo el miedo puede afectar nuestra
habilidad para hablar, incluso sin tener un trastorno mental significativo. El miedo a
hablar en público y la sensación de "mente en blanco" son fenómenos comunes. Las
emociones también se reflejan en nuestra voz, actuando como un indicador de
nuestro estado emocional. La pérdida de la voz, conocida como afonía, puede ser
causada por factores orgánicos o emocionales, como el estrés y la ansiedad,
especialmente en profesiones que requieren un uso extensivo de la voz.
G. Demencias y enfermedad de Alzheimer
Los trastornos del lenguaje son comunes en pacientes con demencia, especialmente
en la enfermedad de Alzheimer y la afasia progresiva primaria (APP), una forma de
demencia frontotemporal que se caracteriza por un deterioro progresivo del lenguaje.
La evaluación neuropsicológica, incluyendo pruebas como la batería Neurobel,
puede ser útil para el diagnóstico diferencial. En la enfermedad de Alzheimer, se
observan dificultades léxicas y de comprensión semántica, así como problemas de
comprensión sintáctica en etapas avanzadas. En la APP, la alteración del lenguaje
es la principal manifestación clínica durante los primeros dos años, pudiendo
presentarse en tres variantes: semántica, logopénica y agramatical. Estos trastornos
del lenguaje son un componente esencial en el diagnóstico y manejo de las
demencias.
VI. Recomendaciones para la evaluación y el tratamiento
En el caso de niños con trastornos del neurodesarrollo, es crucial realizar evaluaciones y
tratamientos tempranos para aprovechar su rápido desarrollo neuronal, que impacta en
áreas como motricidad, cognición, lenguaje, emociones y habilidades sociales. Dado que
algunas categorías diagnósticas en el DSM-5 pueden ser generales, es preferible utilizar
procedimientos de evaluación relacionados con el propósito específico. Si la evaluación está
ligada al tratamiento, se puede adoptar un enfoque individualizado. En cuanto a las técnicas
de tratamiento, se deben elegir aquellas con evidencia demostrada de eficacia, y es
esencial contar con la colaboración de los padres, que actúan como coterapeutas. Además,
es importante que el profesional sea un buen comunicador y tenga habilidades para trabajar
en equipo, dado que varios profesionales pueden colaborar en el proceso.
Capítulo 10
PSICOPATOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO Y LA CONDUCTA
MOTORA
I. INTRODUCCIÓN
El comportamiento humano y las habilidades motoras, incluidos los movimientos,
gestos y expresiones faciales, están estrechamente relacionados con sus
experiencias emocionales y cognitivas, por lo que pueden brindarnos mucha
información sobre sus emociones, sentimientos, nivel de conciencia, energía, actitud
o más. Estás pensando ahora. Cuando nos encontramos con un amigo o cuando un
paciente acude a consulta, obtenemos información sobre sus sentimientos y
percepciones en función de su apariencia, movimiento, forma de andar, expresión
cuando habla, el tono de su voz o la postura que adopta. Ante esta relación y la
imposibilidad de aislar los elementos motores de otros parámetros como la emoción
o la razón, hablamos de psicomotricidad (con actividad motora o muscular).
Las hipomimias las amimias baja indica una expresión mimética reducida o ausente
tanto en gestos como en movimientos. La mirada permanece fijada en un objeto o
en el aire. Pueden producirse episodios depresivos, trastornos neurocognitivos,
discapacidad intelectual y casos leves de esquizofrenia.
Capítulo 11
REGULACIÓN EMOCIONAL
Rosa María Baños, María José Galdón y Azucena García-Palacios
Introducción:
Las emociones surgen con un propósito, sirven para promover conductas (dirigidas a
nuestra supervivencia), pero también para ayudarnos a tomar decisiones sobre acciones o
planes concretos. En general, aparecen cuando interpretamos que la situación es
fundamental para nuestros objetivos, ya sean personales, sociales, o culturales. Se han
señalado una serie de etapas o fases a través de las cuales se produciría la «generación»
de las respuestas emocionales, y que comienzan con nuestra atención hacia la situación, a
la que le otorgamos un significado con valencia, y posteriormente se produce un conjunto
más o menos acoplado de cambios internos, que incluyen cambios fisiológicos,
conductuales y subjetivos-experienciales.
Bonifacio Sandín
I. ¿Qué es el estrés?
Se ha indicado que el término estrés ya fue empleado a partir del siglo xiv para
referirse a experiencias negativas, tales como adversidades, dificultades,
sufrimiento, aflicción, etc. Sin embargo, en el siglo xvn, por influencia del prestigioso
biólogo y físico R. Hooke, el concepto de estrés se asocia a fenómenos físicos como
presión, fuerza, distorsión, etc.