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Introducción.
Las organizaciones.
Clasificación:
La estructura empresaria.
La estructura vertical.
La pirámide organizacional está constituida básicamente por diversos niveles que se sustentan y
condicionan mutuamente y le dan unicidad y homogeneidad al conjunto.
Cada nivel tiene funciones distintas y particulares que les generan necesidades de información para su
manejo, por lo general las responsabilidades son específicas de cada estrato y complementarias entre
sí, constituyendo la unión de todas ellas la esencia del trabajo grupal.
La base de la pirámide está constituida por el estrato operacional, en el que se reconocen diversos
componentes en función de las múltiples opciones organizativas ya comentadas.
Este sector es el de menor jerarquía, y a su vez el que más cerca está de la respectiva operación.
Su misión fundamental es operar, cumpliendo órdenes, y su nivel de planeamiento y toma de
decisiones es relativamente escaso, si no nulo.
El segundo nivel, lo podemos llamar de supervisión intermedia. Está formado por un nivel de
supervisión, pero también por sectores de análisis y de control.
Con la incorporación de tareas de análisis y fundamentalmente de supervisión primaria, aparece la
necesidad de manejar herramientas y procesos de planificación y control.
El nivel de planeamiento mencionado es de carácter táctico y de corto plazo, las tareas son aquí
también la resultante órdenes emanadas del nivel inmediato superior.
Este tercer sector es el nivel gerencial. Se hace necesaria la existencia de condiciones específica
de manejo de información y conducción de personal, además de los conocimientos técnicos
particulares que cada especialidad exige.
Es éste el nivel en el que se procesa la síntesis informativa que proviene del análisis minucioso
realizado en el nivel inferior, y en el que se da el pie para una madura toma de decisiones, que es una
actividad propia del nivel superior.
Las proyecciones globales hacen referencia tanto a las estrategias como a las tácticas.
El nivel más alto de la pirámide es la dirección superior. Este retrato directivo representa el
máximo nivel de conducción en cualquier organización, y su función básica está dirigida al
planeamiento estratégico y a la toma de decisiones.
Sus tareas y responsabilidades apuntan a manejar el largo plazo, diseñando políticas y acciones en
función a la formulación de diagnósticos situacionales y al establecimiento de escenarios de futuro,
para que también intervengan circunstancialmente en la toma de decisiones de corto plazo.
La estructura horizontal.
Los objetivos de planeamiento y control propios de la dirección superior involucran a todos los
sectores que componen la organización en los estamentos operativos, y a los que por lo general se
añaden las funciones relativas a Relaciones institucionales, Auditoría y Sistemas.
Cuando descendemos nos introducimos de lleno en el tema de las especificidades sectoriales. Existen
las áreas Administrativo – Financiera, Comercial, Productiva, de Recursos Humanos y de Servicios.
Cada una de ellas atiende a un diferente foco de atención que determina las características
particulares de las respectivas acciones y la organización sectorial consecuente con aquel.
La dirección superior.
Trazado geométrico: las mayores responsabilidades están en los estratos superiores y de allí se
desplazan hacia abajo, con lo que bastaría una simple línea para dibujar esta relación, porque
considera la cantidad de gente existente en cada posición.
Debido a ello el dibujo se engrosa en la base, que es donde se concentra la mayor cantidad de
persona, y se va afinando hacia arriba hasta terminar en punta.
Existen diferentes trazados, según sea la tipología estructural de cada organización.
Las responsabilidades se encuentran tanto más concentradas cuanto más “sentido de dueño” posee la
respectiva dirección superior, y tanto más delegadas cuanto más “sentido de funcionario” tiene ésta.
El sentido de dueño hace que quien lo posee tienda a cubrir el mayor espectro empresario
posible, a veces incluso sin sopesa la importancia relativa de cada cuestión.
El sentido de funcionario presenta las características antípodas de las recién mencionadas: hacer de la
asignación de responsabilidades y de la delegación un “modus vivendi” particular, que lleve a que cada
cual se preocupe sólo por un aspecto parcial y perfectamente definido de la gestión.
De este modo, en sus extremos, la delegación puede derivar en una excesiva especialización que lleve
a definir con suma precisión las responsabilidades individuales y a delimitar con firmeza los
campos de actuación, para evitar de ese modo superposiciones y conflictos, pero que puede motivar
actitudes de desinterés por lo que pasa fuera del propio control.
Cualquiera que sea la conformación interna de cada tipo de dirección superior, existen algunas
responsabilidades comunes a todas ellas, y ligadas a éstas una serie de necesidades a satisfacer para
lograr darles cabal cumplimiento.
Las responsabilidades.
Las necesidades se expresan en forma de recursos; esto es, que toda necesidad puede ser cubierta
mediante la aplicación de algún recurso.
Los recursos presentan una amplia gama de diferentes contenidos que sirven para cumplimentar
necesidades de diversos tipos (recursos materiales, humanos, intelectuales, etc.).
Los recursos pueden estar disponibles o requerir ser generados.
La información forma parte de un recurso que satisface necesidades derivada de la asunción y
cumplimiento de responsabilidades.
La introducción del recurso informático, sobre todo en sus etapas computarizadas, trae aparejados
algunos inconvenientes entre el personal, entre los que se destaca la resistencia al cambio.
La función del profesional que intente la tarea de informatizar una organización no acaba con la
instalación de un sistema, sino que abarca también la incorporación de quienes deban llevarlo adelante
a la “compra” de la idea, lo que requiere por parte de aquel la posesión de algunas características
propias del área de recursos humanos o de manejo políticas de situaciones conflictivas.
Una vez vencida la resistencia al cambio, el proceso informático puede ser desarrollado en toda
su plenitud.
Otros puntos cruciales a tener en cuenta en la introducción de información sistematizada son los
referidos a la adecuada comunicación de sus contenidos, y al uso de los mismos en función a las
decisiones a ser tomadas.
La posesión de información no asegura la buena comunicación, ni la adecuada resolución de problemas o
toma de decisiones, pero sienta las bases para estos procesos.
Conocer es adquirir para sí los aspectos parciales de los distintos acontecimientos y situaciones que se
presentan cotidianamente, internalizándolos a nivel racional o emocional.
La adquisición de conocimiento se produce a través del aprendizaje, y su instrumento eficaz es la
información.
La información es el canal por el que de un modo más o menos sistemático se desliza el conocimiento.
Desde un punto de vista estructural, la información es el flujo de retazos de la realidad que,
expresados de un modo entendible para nuestro cerebro, motivan en el mismo la aparición de ciertas
representaciones gráficas que tienden a coincidir en mayor o menor medida con aquellas situaciones
que les dieron origen.
La realidad hace sentido para nosotros no sólo a partir del momento que la conocemos, sino desde el
preciso instante que es capaz de producir en nosotros la evocación de imágenes inteligibles. Es éste el
punto de fusión de los dos aspectos del proceso cognoscitivo que son la aprehensión y la comprensión.
La aprehensión se refiere al acto exterior de adquisición de conocimiento y su inmediata
internalización. La comprensión apunta a la identificación de dicho conocimiento con imágenes propias
que permitan su contraste y aceptación.
Un elemento esencial que debe estar presente para que el proceso antes mencionado tenga lugar es el
lenguaje, que es el medio de expresión que da forma a la información, poniendo en signos externos
entendibles los conceptos teóricos que se desean transmitir.
En la medida que la información tienda a socializarse, el lenguaje deberá consecuentemente tender a
universalizarse, a fin de que la interpretación que todos los destinatarios de los mensajes le den a
los contenidos de estos últimos sea única y uniforme, evitando de este modo las confusiones, los
errores de interpretación, la “misinformación” y la desinformación.
La información es el canal por el que se desliza el conocimiento. Existen cuatro elementos que
constituyen las características básicas de la información eficaz:
1. La oportunidad en su procesamiento y emisión.
2. El adecuado reflejo de la realidad que describe.
3. La confiabilidad de los sistemas y procesos de formulación que le dan vida.
4. La coherencia de los contenidos que transmite.
La oportunidad.
La información es el conocimiento en su momento óptimo. Para que una información sea eficaz,
en función de los propósitos perseguidos con su utilización, debe ser oportuna, lo que significa que
debe estar disponible en el momento que se la necesita; esto es, cuando puede producir algún tipo de
efecto sobre una determinada situación.
Por el contrario, una información no exacta pero con el suficiente grado de aproximación a la realidad,
proporcionada en el momento adecuado, permite a quien debe tomar decisiones hacerlo con una
razonable dosis de seguridad.
La imagen que la información transmite debe ser lo más fidedigna posible respecto de la realidad a la
que intenta describir.
La calidad de la información.
Todo proceso que considere y respete las cuatro características básicas aquí señaladas producirá
información de alta calidad. La información es buena, o no es información.
La utilidad de la información.
El proceso informático.
El proceso informático está conformado por los siguientes aspectos:
1. La recopilación de los datos a ser procesados.
2. Su procesamiento.
3. La emisión de información en base a los datos procesados.
4. El análisis crítico y la evaluación de la información emitida.
5. La distribución de la información.
6. La retroalimentación (“feedback”).
7. La modificación de los parámetros para posteriores controles.
8. La toma de decisiones implícita en cada paso anterior.
La recopilación de datos.
En la práctica, la recopilación de datos tiene una importancia decisiva puesto que la calidad de los
datos relevados convalida la calidad de la información emitida. Normalmente quienes recogen los
datos no tienen responsabilidad sobre la corrección de los pasos posteriores del proceso, pero su por
la validación que hagan de los datos recogidos que, como ya hemos dicho, deben responder del modo
más exacto posible a la realidad que describen. Es por ello que la experiencia práctica de los
“tomadores” de datos se constituye muchas veces en un elemento decisivo para asegurar su
confiabilidad.
La calidad del proceso de recolección de datos se asienta en la existencia de probados sistemas y
procedimientos que, a través de precisas instrucciones escritas, fijación de responsabilidades,
establecimiento de controles cruzados de consistencia, y otras consideraciones que la buena teoría
indiquen como necesarias de tener en cuenta, permitan aseverar que la tarea se desarrollará con
eficacia.
La emisión de información.
Todos los participantes del proceso informático tienen un lenguaje que es preciso considerar y
respetar.
No es menos cierto que el lenguaje accesible para cada uno es aquel que le permite aprehender y
comprender lo que se le está transmitiendo.
La distribución de la información.
La distribución tiene por objeto dar lugar a su conocimiento y manejo. Este proceso de difusión
plantea una serie e nuevas cuestiones a tener en cuenta, como son las referidas al grado de detalle que
deben contener los informes en función al nivel de las personas a quienes van dirigidos, al modo de
llevar a cabo la distribución para que la información llegue a quien deba llegar en el momento en que
debe hacerlo, y esencialmente, al nivel de confidencialidad que es necesario preservar.
Los emisores de la información deben ejercer el control de su distribución a efectos de asegurar
que el informe y su destinatario lleguen a “juntarse” en algún momento, pero no en cualquier momento,
sino en el momento en que se supone deben hacerlo.
Es muy importante tener en claro en todo momento el “who’s who” empresarial para que la información
en su forma, en su contenido y en su distribución responda con eficacia a los requerimientos
particulares de cada uno.
La toma de decisiones.
Las decisiones no pueden esperar, para ser tomadas, a que se llegue al término del proceso
informático, puesto que con ello se corre el riesgo de que se transformen en anacrónicas o
extemporáneas y, por ende, no produzcan los efectos perseguidos.
Por el contrario, cada decisión arribada en su momento, contribuye al éxito de la gestión empresaria.
Algunos aspectos negativos, que pueden ser expresados como los errores que con mayor frecuencia se
presentan cuando del manejo de información se trata:
1. El exceso de información.
2. La generalización extrema.
3. El “exactismo”.
El exceso de información.
Este primer defecto se refiere tanto a la existencia de muy grandes cantidades de informaciones
diferentes y de todo tipo, muchas veces redundantes y muchas otras no utilizadas, como así también al
exceso de detalle y la minuciosidad extrema en la formulación y presentación de información
necesaria.
Es así como muchas veces algún nivel jerárquico solicita una información de única vez que a posteriori
se sigue procesando en forma permanente, aún cuando ya no sea necesaria su preparación y emisión.
En empresas comerciales, por ejemplo, suelen hallarse exhaustivos detalles de ventas, márgenes e
inventarios de productos no representativos, en lugar de indicadores generales que demuestren de
dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos.
Una buena política de información debe responder a las características de claridad, competitividad y
concisión que, entre otras, determinan la calidad de las comunicaciones.
La generalización extrema.
El “exactismo”.
La información debe brindar una razonable visión de la realidad que intenta describir, y no
necesariamente una exacta descripción de la misma, si los objetivos perseguidos con su uso no
ameritan tal grado de precisión. La aproximación es mejor que nada.
La información contable.
Durante mucho tiempo las organizaciones se movieron con el uso simultáneo de información contable
y extracontable, y muchas veces dando preeminencia a la segunda por sobre la primera.
Este fenómeno se debió básicamente al hecho de que la contabilidad no siempre respondió con
la prontitud necesaria a los crecientes requerimientos de las empresas, lo que motivó la existencia de
esa información paralela.
Las causas motivantes de tal actitud han sido varias y variadas, y se fundan tanto en fallas humanas
como de sistemas. Algunas de las causales más habituales son:
1. Fallas en la oportunidad: hemos dado prioridad a los aspectos de exactitud por sobre los de
prontitud, con lo que el resultado conseguido ha sido, pro lo general que la información contable
“siempre llegaba tarde”, y por ende debía ser reemplazada por datos extraoficiales no tan
exactos, pero emitidos con el tiempo suficiente para ser utilizados convenientemente. Con la
ayuda de los velos y exactos procesadores hoy disponibles, es posible asegurar tanto la una como
la otra.
2. Problemas con la uniformidad del lenguaje: los sucesos de la realidad económica de nuestro país
a lo largo de los últimos 40 años, con la alta inflación desatada y rara vez eficazmente
controlada, han tomado las cifras oficiales en números sin sentido y dificultado enormemente
las comparaciones. Si a ello le agregamos la demora en reaccionar ante estos
acontecimientos por parte de los profesionales en la materia para adecuar la información contable
a la velocidad de los cambios de la realidad, tendremos una causal adicional del abandono que las
empresas hicieran de la información contable como herramienta de manejo empresarial.
3. Problemas con la especificidad en el lenguaje: los profesionales contables hemos durante mucho
tiempo presentado la información atendiendo a la pureza de la concepción técnica más que a la
utilidad que le presta al receptor. Esto ha motivado que muchos estados contables “químicamente
puros” carecieran de la simplicidad y practicidad que permitieran que “el gran público” accediera a
ellos con facilidad. Ni qué hablar cuando el destinatario era la dirección superior, que además
de hacer el esfuerzo de comprender las cifras que se le presentaban, debía tomar decisiones en
base a las mismas, lo que le exigía una doble tarea de desentrañar sus contenidos para
posteriormente poder utilizarla en función a sus necesidades. Hoy día creemos que a partir de
su incorporación a los estratos directivos de muchas organizaciones, han aprendido a mirar la
información como un auxiliar valioso para la toma de decisiones más que como una “obra de arte”
de la profesión, y en función de ello han podido adaptar las formulaciones técnicas al idioma que la
realidad empresaria exige para su mejor comprensión y manejo.
Clasificación:
1. Desde una perspectiva situacional de la empresa dentro del entorno en que actúa, podemos
identificar dos tipos básicos de información: la información interna y la información del
contexto.
2. Desde una perspectiva temporal es posible clasificarla como reflejando el pasado, el presente y el
futuro de la operación.
3. Desde una perspectiva operacional, encontramos información patrimonial, económica y financiera.
4. Desde una perspectiva funcional, tenemos información para el planeamiento, para el control y para
la toma de decisiones.
En el cuadrante señalado como (1), la fuente de información será siempre, en primera instancia,
la propia empresa, quien proporcionará tanto interna como externamente la información sobe las
condiciones interiores de la misma.
En el cuadrante (2) aparece aquella información que la empresa conoce y que quiere reservar para sí,
sin darla a publicidad. Entra en este cuadrante toda información de carácter estratégico y de
manejo de la organización (información confidencial).
En el cuadrante (3) se muestra la información interna a que el contexto tiene acceso, y que por
diversos motivos la empresa desconoce. Suele presentarse este caso en los análisis y proyecciones
que la competencia lleva a cabo sobre nuestra organización, y que por falta de una adecuada
metodología de trabajo nosotros no estamos en condiciones de percibir.
En el cuadrante (4) se ubica la información a la que ni la propia empresa ni el contexto pueden
acceder.
En el nombrado como (a) aparece aquella información del contexto que afecta a la empresa y
que todos conocemos porque esta última no encuentra restricciones para su divulgación.
El propósito de trabajar sobre la perspectiva situacional de la información, es resaltar que existen
situaciones de la realidad, algunas de ellas interiores y otras exteriores al accionar empresario, sobre
las que puede existir un distinto grado de conocimiento en proporciones variables.
El mayor o menor grado de conocimiento puede afectar profundamente el rumbo de las actividades
empresariales, y la eficacia de los ajustes al “derrotero” estaría estrechamente ligada a la
absorción de incertidumbre que sea posible obtener a través de dicho conocimiento.
La información contable debe tender a proporcionar a la empresa los datos internos y externos
disponibles, y procurar incorporar aquellos que, siendo conocidos por los demás, no son manejados
por la propia organización.
El segundo foco es llamado temporal en función del momento de la realidad sobre el que se informa.
Sobre esta base, la información contable debe atender a situaciones del pasado, del presente y del
futuro.
Del pasado, porque sirven de base para las comparaciones que permiten determinar los vaivenes
empresarios y la situación de la organización en épocas distintas, y también porque son un elemento
referencial clave para el planeamiento y la presupuestación.
Del presente, porque va indicando la calidad y la dirección del desarrollo de los acontecimientos, y
marca la “realidad real” a la fecha.
Del futuro, por último, porque sin descuidar lo que pasa hoy, permite poner un ojo en el maña y
gerenciar por anticipación.
Los aspectos funcionales de la información contable nos presenta los planos del planeamiento, del
control y de la toma de decisiones.
La información para el planeamiento debe sus orígenes tanto al interior como al exterior de la
empresa; al pasado como al presente; al patrimonio, a los aspectos económicos y a las finanzas de la
empresa; todo ello en una interrelación ordenada de factores que presente una clara visión de la
realidad posible.
Y lo mismo sucede con la información para el control y para la toma de decisiones, que con sus
peculiaridades participan de similar confluencia de factores situacionales, temporales y operacionales.
El planeamiento.
El primer paso del proceso informático es el Planeamiento. Un esquema básico de planeamiento consta
de cuatro etapas:
1. El diagnóstico situacional.
2. La formulación de los escenarios de futuro.
3. El establecimiento de estrategias que, en función al diagnóstico, den respuesta a los
escenarios probables.
4. La conformación de los planes de acción.
En una empresa en marcha, con continuidad operacional, la información contable interviene
fundamentalmente en la etapa de diagnóstico situacional.
El planeamiento se completa con diversas técnicas de gestión, entre las que podemos destacar la
dirección por objetivos, la teoría de la calidad total, la programación lineal y la gerencia cíclica, la
que apoyada en datos históricos del entorno brinda información de utilidad para la planificación y
el manejo estratégico de la organización.
El presupuesto.
La contabilidad de costos.
Basada en la determinación del grado de identificación de los desembolsos con las unidades de
producto fabricadas y vendidas, y de la naturaleza intrínseca de aquellos, la contabilidad de costos
reconoce la existencia de distintas clasificaciones y formas de contabilizar los egresos, entre las
que podemos mencionar:
1. Costos variables y costos fijos.
2. Costos directos y costos indirectos.
3. Costeo directo y costeo por absorción.
4. Gastos de estructura y gastos de operación.
En base a las anteriores clasificaciones, todo desembolso registrable tendrá una apropiación que,
cuando “se cierran las cuentas”, permitirá analizar el comportamiento de los distintos componentes
del costo e la operación.
La contabilidad matricial.
Esta herramienta contable consiste básicamente en una tabla de doble entrada, en la que cada
intersección representa una imputación que tiene un doble destino: hacia el eje de las ordenadas
apunta a la identificación de los desembolsos diversos asignables a un mismo negocio, y por el lado de
las abscisas determina la sumatoria de cada tipo de desembolso independientemente de la asignación
al negocio que corresponda.
La “Sunshine accounting”.
El control.
En este paso, casi el último si dejamos de lado el proceso de toma de decisiones, la contabilidad cobra
toda su real dimensión, ya que es a través de la misma como se efectiviza el control.
Si consideramos a la contabilidad como la gran base de datos que recoge los sucesos internos y
externos de la gestión empresaria, y los registra en función a un código predeterminado y entendible,
a la que todos los interesados pueden recurrir para “saber lo que está pasando”, podemos entender
que el ejercicio del control se formaliza por y a través de los datos contables.
Existen dos tipos de enfoques complementarios:
1. El control de gestión.
2. El control presupuestario.
El primero de ellos se basa en la asignación de responsabilidades por la ejecución de tareas, la toma
de decisiones y el cumplimiento de objetivos.
En segundo, basado en los parámetros definidos en el presupuesto, y su contraste con los datos de la
realidad, da vida a la información numérica comparativa que hace efectivo el control,
“monitoreando” la operación.
En la medida que la empresa consiga introducir ambos tipos de control a través de la contabilidad, el
contralor a efectuar sobre la operación se verá facilitado por la disposición en tiempo y forma de
datos confiables.
La perspectiva operacional.
Entre dirección superior e información contable existe una relación sujeto/objeto, en la que lo más
importante es el reconocimiento de las necesidades del sujeto que puedan ser satisfechas con
las cualidades del objeto.
Esta es una relación no reversible. Importa sobre todo priorizar los requerimientos de la dirección
superior por sobre cualquier tipo de condicionamiento impuesto por algún otro factor interviniente
en el proceso informático.
La contabilidad puede y debe ser considerada como la base de datos empresarial, que recogiendo y
registrando los datos útiles para la empresa, tanto internos como externos (perspectiva
situacional), del pasado, del presente y sus proyecciones al futuro (perspectiva temporal), de la
situación y movimientos patrimoniales, económicos y financieros de la organización (perspectiva
operacional), los procese y emita y ponga a disposición de quien deba utilizarla (la dirección superior),
la información que le permita llevar a cabo eficazmente su gestión.
La información forma parte de un recurso que satisface necesidades derivadas de la asunción y
cumplimiento de responsabilidades.
El tipo de información útil para la dirección de la empresa debiera establecerse a partir de los
requisitos que esta área fije como necesarios para cumplir su misión y llevar a cabo sus funciones.
En la práctica, y asumiendo como probable que las necesidades de la dirección superior puedan
exceder las posibilidades de respuesta de esta técnica de registración, por más desarrollada que la
misma esté, la tarea de coordinar la relación requerimientos/recursos informáticos destinados a
satisfacerlos se nos presentará como un camino de aproximaciones sucesivas.
Será necesario entender a la contabilidad en un sentido amplio; asumirla en la capacidad que presente
no sólo para cumplir con los requisitos legales habituales de registración, sino también para obtener y
disponer de los datos de todo tipo que puedan constituir información de utilidad para la organización,
sea interna de la empresa, sea del contexto en el que la misma se desempeña.
La homogeneidad en el tiempo.
Toda información debe servir para ubicar a su usuario en el entorno espacio/temporal en que se
desarrolla su operación. La información contable “descolgada” no ayuda a la aprehensión del
verdadero contenido de los mensajes emitidos.
Es muy importante contar permanentemente con la presencia del algún patrón de comparación que
sirva como punto de referencia, sea éste el que fuera.
Los responsables de preparación y emisión de información deben impulsar su uso habitual en las
organizaciones preparadas para ello.
Es conveniente reconocer que existe una importante cantidad de datos cuya expresión numérica
puede ser hecha ventajosamente en forma de índices, porcentajes, ratios, etc., no sólo sin perder
significatividad, sino, por el contrario, objetivando de un modo más claro y fácil de percibir dichos
contenidos.
La lógica estaría indicando que las cifras en cuestión debieran ser expresadas en valores
relativos antes bien que en absolutos, o en todo caso, acompañando a estos últimos como un
complemento informático conveniente.
También en el uso de valores relativos es importante tener en cuenta que no siempre “lo que abunda
no daña”, y por ello conviene tender a mantener una posición prudente.
La asignación de responsabilidades.
1. A nivel Objetivos:
1) Asegurar la supervivencia de la empresa, objetivo que desde una perspectiva temporal está
muy unido a la consideración de su presente.
2) Proveer a su desarrollo armónico, que se entronca con la perspectiva temporal de tender
a asegurar su futuro.
2. A nivel Acciones:
3) Planeamiento, cuyo foco de atención apunta al futuro empresario.
4) Administración, Coordinación y Control, unidos al presente de la organización.
5) Toma de decisiones, que abarca ambas perspectivas temporales.
Existen diversos focos de atención según la perspectiva desde la que se realice el análisis:
1. Foco de atención situacional: desde este punto de vista la información contable debe registrar
datos internos de la empresa y datos del contexto.
2. Foco de atención temporal: la información debe atender al pasado, al presente y al futuro de la
organización.
3. Foco de atención operacional: la contabilidad asentó su formulación original y también su
desarrollo posterior sobre él.
4. Foco de atención funcional: la información para el planeamiento, para el control y para la toma de
decisiones, que conjuntamente con las referidas a la administración de los recursos y a la
coordinación de las acciones, que también se nutren de la información contable, son precisamente
las responsabilidades del máximo nivel de conducción de la organización.
La información debe ser la misma, con la única diferencia que en esta etapa posterior a la de
planeamiento los datos del presente serán los que en el momento de planificar aún no existían como
tales, ya que entonces se trataba de acciones futuras.
La única diferencia entre ambas es de orden temporal, y la misma información hoy considerada útil
para las tareas de administrar, coordinar y controlar, mañana lo será para efectuar una nueva
planificación.
Dentro del diagrama del informe, debemos referirnos a los aspectos formales generales que
conforman el cuadro integral del mismo.
Los supuestos que hemos de considerar son los siguientes:
1. La expresión formal del informe será escrita.
2. Utilizaremos los tres tipos de expresiones de datos: informes, cuadros y gráficos, procurando que
su uso alternativo o conjunto sea realizado cuando las peculiaridades de la información justifiquen
la recurrencia a unos u otros, o a todos ellos a la vez.
3. Pondremos especial énfasis en resguardar, en la medida de lo posible, el uso de información
por excepción, y en evitar los que hemos señalado como algunos de los errores más comunes en
el manejo de información: la superabundancia o la insuficiencia de datos, y el “exactismo”.
4. La información siempre estará referida al presente de la operación, pero cuando sea posible o
conveniente será comparada con datos del pasado, o con las cifras presupuestadas para el período
considerado.
5. Estableceremos formatos estándar, procurando guardar la homogeneidad entre los distintos
formularios.
6. Usaremos indistintamente valores absolutos y relativos, según convenga a los efectos prácticos de
exposición de las cifras; usando cifras enteras, sin decimales.
7. La frecuencia del informe aquí expuesto será mensual.
Desde el punto de vista del contenido de globales, el informe estará compuesto por información
agrupada según la siguiente clasificación:
1. Información sobre el contexto general en el que la organización está inserta.
2. Información sobre el contexto particular e inmediato que rodea a la empresa.
3. Información general sobre la empresa y su desenvolvimiento.
4. Información sobre el desarrollo de cada uno de los negocios que conforman su operación.
5. Información sobre los planes y proyectos específicos que están en ejecución.
6. Información sobre los centros de costos y tipos de gastos que constituyen el andamiaje de la
contabilidad de resultados.
7. Información sobre los sectores de apoyo a la operación principal.
Los contenidos a detallar son los mismos que los referidos a nivel empresa, con un grado de detalle
mayor.
Por un lado comprende aquellos programas que corresponden al campo de los negocios de la empresa
(información comercial); por la otra se refiere a las obras en ejecución que, una vez terminadas,
formarán parte de las cuentas finales de bienes de uso.
Es decir, por una parte se trata de información de tipo económico, y por la otra de tipo patrimonial.