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Hay aún otro sentido en el que la privatización de la religión está

intrínsecamente relacionada con el nacimiento del orden social moderno.


2 La afirmación de que en el mundo moderno «la religión se vuelve un
asunto privado» se refiere también al mismo proceso de diferenciación
RELIGIONES PRIVADAS Y PÚBLICAS institucional que es constitutivo de la modernidad, es decir, al proceso
histórico moderno por medio del cual las esferas seculares se emancipa-
Las distinciones binarias son un procedimiento analítico, pero ron del control eclesial y de las normas religiosas. La religión se encontró
su uso no garantiza que la realidad se divida de esta manera. De- forzada progresivamente a retirarse del Estado secular moderno y de la
beríamos mirar con recelo a quien declara que hay dos clases de economía capitalista moderna para buscar refugio en la recién hallada
personas o dos clases de realidad o proceso. —Mary Douglas1 esfera privada. Como la ciencia moderna, los mercados capitalistas y las
De todos los fenómenos sociales ninguno es quizá un proteico y, por burocracias estatales modernas son capaces de funcionar «como si» Dios
consiguiente, tan difícil de encajar en una clasificación binaria como la no existiera. Esto constituye el núcleo inexpugnable de las teorías de la
religión. De todos los pares dicotómicos de términos relacionales pocos secularización modernas, núcleo que permanece inalterado a pesar de las
son tan ambiguos, multisonoros y disputables como la distinción entre frecuentes afirmaciones de los críticos que señalan acertadamente que la
lo privado y lo público. Sin embargo, la distinción privado-público es mayoría de las personas del mundo moderno todavía, o de nuevo, creen
crucial para todas las concepciones del orden social moderno y la misma en Dios y que todas las religiones, antiguas y nuevas, prosperan en el
religión está intrínsecamente relacionada con la diferenciación histórica mundo moderno.
moderna de las esferas pública y privada. Por muy impreciso que sea Sin embargo, las teorías de la secularización tienen mayores dificul-
empíricamente declarar que «la religión es un asunto privado», no obs- tades para responder a las críticas que señalan que en los muros de la
tante, tal declaración es constitutiva de la modernidad occidental en un separación moderna entre la Iglesia y el Estado siguen apareciendo grie-
sentido doble. Primero, señala el hecho de que la libertad religiosa, en el tas que permiten que se penetren mutuamente; que las instituciones re-
sentido de libertad de conciencia, es cronológicamente «la primera liber- ligiosas a menudo rehúsan aceptar el lugar marginal en la esfera privada
tad» y la condición previa de todas las libertades modernas 2. Dado que que se les ha asignado, logrando asumir papeles públicos destacados; que
la libertad de conciencia está intrínsecamente relacionada con el «derecho la religión y la política siguen formando todo tipo de relaciones simbió-
a la privacidad» —a la institucionalización moderna de una esfera privada ticas, hasta el punto de que no es fácil saber si se trata de movimientos
libre tanto de la intrusión gubernamental como del control eclesial—, y políticos que visten hábitos religiosos o movimientos religiosos que revis-
dado que el «derecho a la privacidad» sirve como el mismo fundamento ten forma política.
del liberalismo moderno y del individualismo moderno, entonces efecti- Así, mientras la religión en el mundo moderno continúa haciéndose
vamente, la privatización de la religión es esencial para la modernidad 3. aún más privada, se asiste simultáneamente a lo que parece ser un pro-
ceso de «desprivatización» de la religión. Para tratar esta paradoja es ne-
1 cesario examinar de nuevo los diversos significados de la distinción entre
Mary Douglas, «Judgements on James Frazer», Daedalus (Otoño, 1978). p. 161.
2
Cf. Thomas .J. Curry, The First Freedoms: Church and Suit in America lo the Passage of the religiones privadas y públicas. Sin pretender elaborar un esquema clasi-
First Amendment. Nueva York. Oxford University Press, 1986: William Lee Miller, The First ficatorio exhaustivo de validez universal, la aclaración conceptual siguien-
liberty: Religion and the American Republic, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1985; Georg Jellinek, te tiene un triple propósito: 1) servir como herramienta conceptual en la
Orígenes de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, Madrid, Editora Nacional, interpretación de lo que podría llamarse «variedades de religión pública»
1984.
3
H. J. McCloskey, «Privacy and the Right Way to Privacy». Philosophy 55 (1980); Edward
en el mundo moderno; 2) revelar la medida en que las teorías de la
Shils, «Privacy: Its Constitutions and Vicissitudes», Law and Contemporary Problems 31 (1966); secularización sirven al mismo tiempo empíricamente, como teorías des-
Harrington Moore, Jr., Privacy: Studies in Social and Cultural History, Armonk, N.Y., M. E. criptivas d elos procesos sociales, y normativamente, como teorías pres-
Sharpe. 1984.

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criptivas de las sociedades modernas, y sirven así para legitimar ideólo- la ciudad en la Antigüedad entre oikos y polis. La novedad de la moder-
gicamente una forma histórica particular de institucionalización de la nidad deriva precisamente de la aparición de una esfera amorfa compleja,
modernidad; y 3) examinar si las religiones públicas podrían quizá de- pero autónoma, la «sociedad civil» o «lo social», que está «entre lo público
sempeñar un papel en el nuevo trazado de los disputados límites entre y lo privado» propiamente hablando, pero que presenta unas tendencias
la esfera pública y la privada en el mundo moderno. expansionistas encaminadas a penetrar y a absorber a ambas. Las fron-
teras empíricas reales entre las tres esferas, por otra parte, son muy po-
rosas y cambian constantemente, por lo que se producen interpenetracio-
Sobre la distinción entre lo privado y lo público nes entre las tres. Efectivamente, puede decirse que cada una de las tres
esferas tiene dimensiones tanto privadas como públicas.
Jeff Weintraub, en «La teoría y la política de la distinción entre lo Dado que la realidad social no es dicótoma, el uso de categorías bi-
privado y lo público», reconstruye cuatro maneras principales en las que narias conduce necesariamente, bien a una clara delimitación de uno de
las distinciones entre «público» y «privado» se emplean normalmente en los polos, dejando el resto de la realidad como una categoría residual
los análisis sociales: amorfa, o bien a la clara delimitación de los dos polos extremos, dejando
una esfera residual no menos amorfa entre lo público y lo privado. Aque-
1) El modelo liberal-economista... que contempla la distinción llas concepciones, por ejemplo, que comienzan con una clara delimitación
privado/público principalmente en términos de la distinción entre de la esfera privada, entendida como la esfera del ser individual o como
administración del Estado y economía de mercado. la esfera íntima de las relaciones domésticas y personales, tienden a co-
2) El enfoque republicano (y clásico) de la virtud, que contem- locar todo lo demás en una categoría no diferenciada de «lo público». La
pla el ámbito «público» en términos de ciudadanía y comunidad sociología de Erving Goffman puede servir como ejemplo extremo. Lo que
políticas, analíticamente distintos tanto del mercado como del Es- Goffman denomina «el campo de la vida pública» comprende todo el
tado administrativo. ámbito de «la interacción frente a frente», incluyendo aquella que se da
3) El enfoque, ejemplificado por los trabajos de Aries (y otras en «lugares domésticos privados» 5. La esfera privada propiamente dicha
figuras de la historia social y de la antropología), que contempla el queda restringida a la zona de «bastidores», donde el individuo puede
ámbito «público» como la esfera de una sociabilidad fluida y poli- relajarse sin ser visto antes de ponerse la máscara de personaje teatral
morfa. que el ser público interpretará en la representación estratégica de los
4) Una tendencia... en algunos tipos de historia económica y «rituales de interacción» en los lugares públicos. Por el contrario, aquellas
de análisis feminista, a concebir la distinción entre «privado» y «pú- concepciones liberales que comienzan con la delimitación de la esfera
blico» en términos de la distinción entre familia y economía de pública como sector público gubernamental, tienden a agrupar todas las
mercado (con la última convirtiéndose en el ámbito «público») 4. demás esferas en un sector privado no diferenciado «no gubernamental».
Pero algunas de las diferencias conceptuales entre las diversas posi-
Algunas de las desavenencias terminológicas pueden deberse a las ciones no son únicamente terminológicas, ni tampoco se deben simple-
dificultades que entraña el ajustar la realidad de la modernidad, que al mente a diferentes percepciones respecto a dónde están las fronteras em-
menos desde Hegel se considera tripartita —familia, sociedad civil/bur- píricas verdaderas en la realidad. Como señala Weintraub, reflejan, en
guesa y Estado—, en las categorías binarias y dicotómicas de «público» y
«privado», que en gran medida derivan de la diferenciación dualista de

5
Cf. Erving Goffman, Relations in Public: Microstudies of the Public Order. Nueva York, Basic
4 Books, 1971, p. ix; The Presentation of Self in Everyday life. Garden City, N.Y., Doubleday, 1959;
Jeff Weintraub, «The Theory and Politics of the Publi/Private Distinction», en Jeff
Weintraub y Krisnan Kumar (eds.), The Public/Private Distinction. Chicago, University of Chi- Behavior in Public Places, Nueva York, Free Press, 1963; Interaction Ritual. Nueva York, Anchor
cago Press. Books, 1967.

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gran medida, «diferencias más profundas, en compromisos teóricos (e ligión para imponer su programa a la sociedad o sus exigencias norma-
ideológicos)»6. En otras palabras, son críticas normativas contrarias a la tivas globales sobre las esferas autónomas. En las sociedades modernas,
diferenciación histórica real entre las esferas pública y privada en el mun- diferenciadas es a la vez improbable e indeseable que la religión vuelva
do moderno, y son también críticas ideológicas de las materializaciones a desempeñar una función de integración normativa sistemática. Pero
conceptuales que sirven para legitimar las tendencias históricas moder- traspasando límites, suscitando preguntas públicamente acerca de las pre-
nas. Entre las críticas recientes se podrían mencionar: (a) las críticas tensiones autónomas de las esferas diferenciadas de funcionar sin con-
republicanas clásicas a la tendencia moderna a reducir lo político a la siderar las normas morales o las consideraciones humanas. Las religiones
esfera gubernamental del Estado administrativo, tendencia que contri- públicas pueden ayudar a movilizar a las personas contra tales pretensio-
buye a la disolución de la «esfera pública» propiamente dicha7. (b) las nes, pueden contribuir al nuevo trazado de las fronteras o, como mínimo,
críticas de la virtud republicana al individualismo utilitarista moderno pueden forzar o contribuir a un debate público sobre tales cuestiones.
con su tendencia a reducir el interés público a la suma de los intereses Independientemente del resultado o del impacto histórico de tal debate,
individuales privados, o a privatizar la moralidad, reduciéndola a un emo- las religiones habrán desempeñado un papel público importante. Como
tivismo subjetivo o a un decisionismo de valores solipsista8; y (c) las las criticas feministas o como las críticas de la virtud republicana a los
críticas feministas a la dicotomía entre un ámbito masculino, público, desarrollos modernos, habrán actuado como críticas normativas contraob-
político e inmoral y un ámbito femenino, privado, apolítico y moral9. jetivas. Además, no hace falta aceptar las premisas normativas de tales
En contra de estas teorías evolutivas, que prefieren interpretar lo que críticas religiosas para reconocer que pueden ayudar a revelar el carácter
yo llamo la «desprivatización» de la religión moderna como una reacción histórico particular y contingente de los procesos modernos y a cuestionar
fundamentalista antimoderna a los procesos Inevitables de diferenciación la normatividad de la realidad moderna.
modernos, yo sostengo que al menos algunas formas de «religión pública»
pueden entenderse como críticas normativas contraobjetivas a las ten-
dencias históricas dominantes, similares en muchos aspectos a las críticas Las religiones públicas y privadas desde la perspectiva de la
clásica, republicana y feminista. El impacto público de esas críticas reli- diferenciación religiosa
giosas no debería medirse únicamente por la capacidad de cualquier re-
Ciertos aspectos de la diferenciación moderna entre religiones públicas
y privadas aparecen ya en el estudio sociológico de la religión como la
6
Weintraub, «Public/Private». distinción entre religiosidad «individual» y «de grupo» a nivel analítico de
7
Cf. Hannah Arendt, The Human Condition. Chicago, University of Chicago Press, 1958, la interacción; como la distinción entre «comunidad religiosa» y «culto de
y On Revolution. Nueva York, Viking, 1963; Jürgen Habermas. Historia y crítica de la opinión comunidad» a nivel analítico de la organización; y como la distinción
pública, la transformación estructural de la vida pública. Barcelona, Gustavo Gili, 1981, y «The
entre la «religión» y el «mundo» a nivel analítico de la sociedad 10.
Public Sphere», New German Critique I, n,” 3 (Otoño, 1974); Seyla Benhabib, «Models of
Public Space: Hannah Arendt, The Liberal Tradition and Jürgen Habermas», en Craig Cal-
houn (cd.), Habermas and the Public Sphere, Cambridge, Mass., MIT Press, 1991.
8
Cf, Albert O. Hirschmann, Shifting Involvements: Private Interest and Public Action. Prin- «Religiosidad individual y de grupo»
ceton, Princeton University Press, 1982; Alasdair MacIntyre. After Virtue. Noire Dame, Ind.,
University of Noire Dame Press. 1981; Robert N. Bellah et al„ Habits of the Earth: Individua- La religión... significará para nosotros los sentimientos, los actos y
lism and Commitment in American life. Berkeley, University of California Press. 1985. las experiencias del hombre individual en tanto en cuanto se perciba a sí
9
Cf. Jean Bethke Elshtain, Public Man, Private Woman. Princeton, Princeton University
Press, 1981 y «Moral Woman and Inmoral Man: A Consideration of the Public/Private Split
and Its Political Ramifications», Politics and Society 4, n.º 4 (1974); Carole Pateman, «Feminist
Critiques of the Public/Private Dichotomy» en Benn and Gaus (eds.). Public and Private, 10
Sigo a Luhmann en esta división triple del análisis. Véase su «Interaction, Organiza-
pp. 281-303; Seyla Benhabib y Drucilla Cornell (eds.). Feminism as Critique, Minneapolis, tion and Society» en The Differentiation of Society, Nueva York, Columbia University Press.
University of Minnesota Press, 1987. 1982, pp. 69-89.

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mismo en relación con lo que quiera que considere divino.-— William Ja- apenas hay una sociedad sin «las religiones privadas que el individuo
mes “ establece para sí mismo y celebra él solo», pero insiste en que «estos
La religión no es una relación arbitraria del hombre individual cultos individuales no son sistemas religiosos distintos y autónomos», en
con un poder sobrenatural; es una relación de todos los miembros que la religión individual o bien deriva simplemente de la religión de
de una comunidad con el poder que mira por el bien de la comu- grupo o no es religión en absoluto, sino magia. Efectivamente, la presen-
nidad.— Robertson Smith 12 cia o ausencia de una iglesia es, según Durkheim, lo que ayuda a definir
tanto a la religión como a la magia: no hay religión sin iglesia; no hay
Difícilmente se podrían encontrar dos posturas más incompatibles. iglesia de magia 15.
William James y la escuela individualista insisten en que la «religión Todos los esfuerzos encaminados a reducir la religión a uno de estos
personal» es primordial, mientras que todos los aspectos institucionales dos polos, excluyendo o explicando el otro como derivación del anterior,
de la religión —«la alabanza y el sacrificio, los procedimientos para actuar han resultado insatisfactorios. El intento de solucionar el problema or-
según las disposiciones de la deidad, la teología y la organización cere- denando ambas formas de religión en una secuencia evolutiva, que nor-
monial y eclesiástica»—son secundarios 13. Forzando algo su individua- malmente discurre desde la religión primitiva y colectiva hasta la religión
lismo metodológico, quizá se podría situar a Weber en este campo, pues individual moderna, también ha resultado problemático, a pesar de que
Weber también considera el carisma individual, «el don personal de la se pueden mostrar claras tendencias históricas en esta dirección. Mali-
gracia», como la forma elemental y esencial de la vida religiosa, mientras nowski mostró concluyentemente que «incluso en las sociedades primi-
considera los papeles y las instituciones religiosas como el resultado de tivas la intensificación de las emociones y la elevación del individuo fuera
la «rutinización del carisma» 14. Sin embargo, la propia teoría del carisma de sí mismo no se encuentran restringidos a fenómenos de multitudes
de Weber implica que el poder personal del carisma puede ser confirmado ni de reuniones» 16. Mientras que Durkheim puede haber acertado al
y mantenido sólo por el reconocimiento de los demás. El carisma, en este acentuar la naturaleza pública de los cultos primitivos, no llegó a reco-
sentido, es una categoría eminentemente intersubjetiva —social—. Ex- nocer que «gran parte de la revelación religiosa se produce en la soledad».
presa una relación entre los. dirigentes., y los seguidores, que es el fun- En contra de Durkheim, Malinowski muestra que lo religioso y lo colectivo
damento para la transformación del carisma en una religión institucional. no son necesariamente coextensivos; que en la religión hay un alto com-
Sin su institucionalización en algún tipo de comunidad carismática ele- ponente individual y privado, mientras que la efervescencia colectiva y
mental, el carisma personal permanece como una experiencia autista, sin muchas ceremonias públicas no tienen significado religioso.
relevancia desde el puntó de vista social e histórico.
Por el contrario, la escuela de pensamiento colectivista, cuyos máxi-
mos exponentes son W. Robertson Smith y Émile Durkheim, insiste en «Cultos de la comunidad frente a las comunidades religiosas»
que la religión siempre es un asunto de grupo, colectivo; que no hay
religión sin «un sistema unificado dé creencias y prácticas... que unifique El culto primitivo y, sobre todo, el culto de la asociación política
a sus miembros en una sola comunidad moral». Durkheim reconoce que han omitido toda consideración acerca de los intereses individuales
... Así, en el culto de la comunidad, la comunidad como tal se
volvió hacia su dios. El individuo, para evitar o eliminar los males
que le atañían —la enfermedad, principalmente—, no se dirigió al
11
William James, The Varieties of Religious Experience. Nueva York, Penguin, 1982, p. 31.
La cursiva pertenece al texto original.
12
W. Robertson Smith, Lectures on the Religion of the Semites. Nueva York, Macmillan,
15
1927, p. 55. Émile Durkheim, The Elementary Forms of the Religious Life. Nueva York, Free Press,
13
James, Varieties of Religious Experience, pp. 28-31. 1965, pp. 59-63.
14 16
Max Weber. Economy and Society, 2 vols., Berkeley, University of California Press, 1978, Bronislaw Malinowski, Magic, Science and Religion. Garden City, N.Y., Doubleday, 1954,
vol. 1, cap. 6; vol. 2, caps. 14-15. p. 57.

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culto de la comunidad, sino que como individuo se dirigió al brujo, «alma enferma» necesitada de redención, de un «ser dividido» necesitado
el «consejero espiritual» viejo... Bajo condiciones favorables esto ha de «unificación»19. Por liberar al individuo de las ataduras particularistas
llevado a la formación de una «comunidad» religiosa, independiente y adscriptivas, las religiones de la salvación son potencialmente condu-
de las asociaciones étnicas. Algunos «misterios» que no todos, han centes a la formación de comunidades religiosas universalistas a través
seguido este curso. Han prometido a los individuos la salvación de procesos crecientes de fraternización (y sororización).
como individuos de la enfermedad, de la pobreza y de todo tipo de En sentido estricto, éstos son tipos ideales analíticos. Aunque ambos
desgracias y peligros. Max Weber 17 tipos pueden coexistir en algunas sociedades, normalmente la mayoría
Robertson Smith establece una distinción similar entre los «cultos de de las religiones serán tipos mixtos que combinan elementos de ambas.
la comunidad» públicos y las «comunidades religiosas» privadas cuando Normalmente las religiones cumplen unas funciones tanto sociales como
escribe que «la religión no existía para la salvación de las almas, sino psicológicas y responden a necesidades tanto individuales como colecti-
para la conservación y bienestar de la sociedad» y que «solo en los mo- vas. Pero en cienos períodos o etapas históricas del desarrollo, como en
mentos de desintegración social... la superstición mágica... invade la es- algunas culturas y tradiciones religiosas particulares, una forma puede
fera de la religión tribal o nacional»18. predominar claramente sobre otra. Ni las variaciones tipológicas ni la
Los dos tipos de religión corresponden a dos tipos diferentes de co- dinámica de la transformación podrían discutirse adecuadamente, em-
munidad con distintas reglas de acceso. En el caso de los cultos de co- pero, sin entrar en el nivel sistemático del análisis para tener en cuenta
munidad, las comunidades política y religiosa son coextensivas. Conse- el proceso de diferenciación de las esferas religiosa y política y también
cuentemente, se nace en los cultos de comunidad y la filiación a ambas el proceso Interno de racionalización de la esfera religiosa. No es nece-
comunidades sociopolítica y religiosa coincide. Durkheim, siguiendo a Ro- sario reconstruir aquí el terreno tan esmeradamente explorado por Max
bertson Smith y a Fustel de Coulanges, consideró correctamente al dios Weber en está área. Sólo algunas observaciones críticas:
del culto de la comunidad como la representación y sacralización sim- Debería ser obvio que la forma de culto de la comunidad vendrá de-
bólicas de la comunidad. Sin embargo, presentó erróneamente como teo- terminada principalmente, dejando de lado otras variables, por el tipo de
ría general y universal de la religión lo que resultó ser, en realidad, una comunidad política: clan, tribu, confederación, reino, imperio, república,
teoría particular de una de sus formas. nación-estado, etc. Pero nos perderíamos si tratáramos de cubrir todas
Las comunidades religiosas, por el contrario, se constituyen en y a las variaciones y combinaciones posibles. Con posterioridad a la obra de
través de la asociación y congregación de individuos como respuesta a Weber, es aún más obvio que la forma de la comunidad religiosa viene
mi mensaje religioso. Originariamente, en sus comienzos, la comunidad determinada principalmente, de nuevo sin tener en cuenta otras varia-
religiosa está separada de la comunidad política y no es coextensiva con bles, por el contenido y la estructura del propio mensaje religioso y por
ella, aunque pueda asumir pronto una forma política. La forma de co- la dinámica de los intereses ideales y materiales de esos grupos y estratos
munidades religiosas más desarrollada, «las religiones de la salvación», a los que se dirige el mensaje religioso originariamente. Pero la dinámica
representa una forma de religión individualizada y normalmente priva- de verdad importante surge históricamente cuando las dos formas —la
tizada, que se constituye primariamente a través de la relación personal dinámica de la formación del culto de la comunidad y la dinámica de la
con el salvador, el Dios personal, el profeta o el consejero espiritual. Son formación de la comunidad religiosa se encuentran, se fusionan, se
religiones de «nacimiento doble» que presuponen la experiencia de un interpenetran y se repelen mutuamente en todo tipo de combinaciones.
La «iglesia» cristiana es únicamente un tipo histórico particular de
combinación de comunidad religiosa y comunidad política, que surge del
17
complejo encuentro entre la comunidad religiosa cristiana y la estructura
Max Weber, «The Social Psychology of the World Religions», en from Max Weber.
p. 272.
18
W. Robertson Smith. Religion of the Semites, pp. 29 y 55. 19
Véase W. James. Varieties of Religious Experience, pp. 127-258.

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estatal imperial romana. Hay que resaltar este punto, dado que los so- es comprensible, atrapadas como están entre el Estado secular, que ya
ciólogos siguen usando las tipologías elaboradas por Weber y Troeltsch no las necesita como comunidades de culto, y las personas, que prefieren
como tipos generales ideales, aplicables a otros lugares y momentos, afiliarse con comunidades religiosas, si y cuando quieren satisfacer sus
cuando «iglesia» y «secta» son, en sentido estricto, tipos «históricos» idea- necesidades religiosas individuales.
les, que resultan engañosos cuando se aplican acríticamente a contextos El islam es el único caso histórico de una religión que nació simul-
distintos al occidental, y son también engañosos cuando se aplican a los táneamente como comunidad carismática religiosa de salvación y como
tiempos modernos tras la aparición de una forma de comunidad política comunidad política. Esto se reflejaba en el doble carisma religioso y po-
totalmente diferente y radicalmente nueva, el Estado moderno. La Iglesia lítico de su fundador, Mahoma, de enviado de Dios y de dirigente político
cristiana primitiva era una forma particular, casi «típica», de «comunidad y militar. Se expresa aún más literalmente por el hecho de que la era
religiosa» o «religión de salvación» congregacional, organizada en torno islámica comienza no con el nacimiento o la muerte de un fundador, o
al culto soteriológico y escatológico de Cristo, que tras un período de clara con la fecha de la revelación, sino con la hégira (hijra) o migración, que
separación de la comunidad política romana y de enfrentamiento con la marca la fundación de la comunidad política islámica en Medina («la
estructura imperial romana, el Imperio Romano adoptó como su «culto Ciudad»). La umma, la comunidad islámica, siempre se ha considerado a
de la comunidad». Posteriormente, con la desintegración del Imperio Ro- sí misma como comunidad religiosa y como comunidad política simul-
mano de Occidente, la misma comunidad religiosa cristiana adoptó la táneamente, la comunidad de creyentes y la nación del islam. Pero es
maquinaria política y la estructura administrativa y legal del Estado im- totalmente incorrecto sostener que el islam no conoce la diferenciación
perial, transformándose en el proceso en una religión de salvación con la de las esferas religiosas y otras políticas. Efectivamente, la historia del
estructura política de un Estado imperial. islam podría considerarse como la historia de las diversas institucionali-
Este tipo de «iglesia», esta combinación especial de religión de sal- zaciones del doble carisma, religioso y político, de Mahoma en institu-
vación y comunidad política, es improbable que surja en otro lugar, aun ciones religiosas y políticas duales diferenciadas 20.
cuando el islam y el budismo, las otras dos grandes religiones universa- Comprensiblemente, el mito fundacional de cualquier comunidad ca-
listas de salvación, han desarrollado sus propias combinaciones de co- rismática tiene un especial poder paradigmático en la transmisión his-
munidades políticas y religiosas. Todas las Iglesias territoriales nacionales tórica de las tradiciones, especialmente cuando el mito fundacional puede
modernas dejan de ser, sociológicamente hablando, una «iglesia» en el avalarse con la fuerza de la revelación de Dios. Rebeliones, reformas,
momento en que dejan de ser obligatorias, coercitivas, e «instituciones revoluciones y todo tipo de cambios históricos pueden introducirse en
monopolizadoras de la gracia sacramental». Esto sucede bien cuando la nombre del mito fundacional, mientras se afirma que se está volviendo
iglesia pierde sus propios medios de coacción, o bien cuando el Estado a la prístina pureza de los orígenes, a un tiempo anterior a que hubiera
ya no quiere o no puede usar sus medios de coacción para mantener la acaecido cualquier adaptación al mundo. Como otras religiones, el cris-
posición monopolizadora y obligatoria de la Iglesia. Efectivamente, en el tianismo también tuvo que adaptarse a la modernidad y a la diferencia-
momento en que las «sectas» heréticas y la «apostasía» son toleradas ofi- ción de las esferas seculares. Pero el cristianismo, y especialmente el pro-
cialmente dentro de la misma comunidad política, o cuando el principio testantismo sectario, pudo, abrazar finalmente a la modernidad y a la
de libertad religiosa se institucionaliza, incluso la iglesia estatal aún es- secularización como un retorno a la iglesia primitiva, cuando se organizó
tablecida deja de ser, en sentido estricto, una «iglesia». La diferenciación una comunidad religiosa de salvación exclusiva separada de la comunidad
entre comunidad religiosa y comunidad de culto resurge una vez más, política. De forma similar, la «reforma» católica del siglo XX ha revestido
pero ahora junto a un Estado secular moderno separado que ya no ne- la forma de un rechazo consciente a la «cristiandad constantiniana».
cesita un culto de comunidad religiosa para integrar y conservar la co-
munidad política. La precariedad de las Iglesias nacionales «estatales» (lu- 20
Véase Edward Mortimer, Faith and Power: The Politics of Islam. Nueva York, Vintage,
terana, anglicana, católica y ortodoxa por igual) en el mundo moderno 1982; y Harnid Dabashi, «Symbiosis of Religious and Political Authorities in Islam», en
Robbins and Robertson, Church-State, pp. 183-203.

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La religión y «el mundo» estas tres opciones, sin embargo, puede resolver de una forma definitiva
la tensión entre la «religión» y el «mundo».
Sábete que puedes tener tres clases de relaciones con los prín- Una vista elevada de la historia mundial, aún siendo conscientes de
cipes, gobernantes y opresores. La primera, y la peor, es que los que tal perspectiva allana todas las «diferencias», puede distinguir clara-
visites; la segunda, y la mejor, es que te visiten ellos a tí, y la mente dos grandes cambios «axiales» en la relación entre la religión y el
tercera, y la más segura, es que te mantengas lejos de ellos, de mundo. El primer cambio axial, que observó lúcidamente Karl Jaspers y
forma que ni tú los veas ni ellos te vean a tí. Abu Hamid Mu- utilizó Máx Weber como fundamento de su sociología histórica y mundial
hammad al-Ghazzali. de la religión, vino marcado por la oleada de renuncia al mundo, que
iniciada aproximadamente en el siglo VI a.C., sacudió una civilización tras
Estas palabras de este teólogo musulmán del siglo XII recogen de for- otra, desde la India a china y desde el Próximo Oriente hasta Grecia21.
ma sucinta las opciones básicas, y también la actitud típica y tradicional La nueva actitud de rechazo del mundo caló primeramente en los
de todas las religiones de la salvación, respecto al mundo de la política, círculos de intelectuales y en las minorías selectas, en los filósofos y en
y respecto al «mundo» en general. Los budistas, los cristianos y los mu- los profetas. Pero posteriormente esta actitud de desprecio del mundo por
sulmanes leerán el pasaje de manera muy distinta, dado que las actitudes el bien de una vida superior se democratizó y se hizo popular merced a
paradigmáticas originales y las experiencias históricas que estas religiones las nuevas religiones de la salvación, que surgieron como consecuencia
han ido acumulando en el transcurso de los siglos pueden variar signi- histórico-mundial del cambio axial. Al menos en el caso de la cuenca
ficativamente. No obstante, las tres opciones básicas se mantienen y, si mediterránea, este cambio, ampliamente difundido, de la religión pública
hay que elegir, estas tres grandes religiones «mundiales» concederían esta a la privada, del cubo de comunidad a las religiones de misterio y sal-
misma jerarquía a las tres opciones. Quizá porque saben cuántas veces vación, desde el hombre cívico al hombre interior, desde la filosofía ob-
han sido incapaces de resistirlo, incluso en la era moderna, temen sobre jetivista a la subjetivista, ha sido ampliamente documentado por los his
todo cualquier forma de cesaropapismo, es decir, el control y el uso de toriadores de las ideas y por los historiadores sociales. Peter Brown ha
la religión por parte del «mundo» para sus propios fines, la mayoría de explicado el triunfo paradójico y revolucionario del cristianismo en el
las veces para legitimar el poder político y para bendecir la opresión eco- mundo pagano de la Antigüedad como «la sorprendentemente veloz de-
nómica y el sistema de estratificación dado. mocratización de la contracultura de clase alta de los filósofos por los
La segunda opción, la teocracia, el poder de influir y modelar el mun- dirigentes de la iglesia cristiana» 22.
do según los designios de Dios, es siempre preferible. Es también una Pero el giro intráneo de la religión hacia el individuo privado por el
opción tentadora, que incluso las religiones más extramundanas han en- bien de la salvación está repleto de contradicciones públicas y de con
contrado difícil resistir. La voluntad de poder de la religión ascética y su secuencias exteriores en el mundo. Precisamente cuando la religión que-
poder para modelar y transformar el mundo a la par que intenta tras- ría dejar el mundo a solas, los poderes del mundo no podían permitirse,
cenderlo puede encontrarse en los lugares más inesperados, desde las según parece, dejar sola a la religión. El mensaje de Jesucristo, que ins-
montañas del Tibet hasta los desiertos de Utah. Pero al final todos los taba a olvidar las esperanzas de un reino mesiánico en este mundo y a
intentos teocráticos tienden a rendirse a la paradoja de las consecuencias buscar el «Reino de Dios» dentro del «corazón de cada hombre», supuso
no buscadas. Cuanto más se esfuerza la religión por transformar el mun- una amenaza para el núcleo del judaísmo como una religión pública pac-
do en un sentido religioso, más se enzarza en los asuntos «mundanos» y
21
queda transformada por el mundo. La tercera opción, la distancia, el ale- Karl Jaspers, Origen y meta de la historia. Madrid, Revista de Occidente, 1950; Max
jamiento y la separación, de la que tiende a triunfar finalmente y que Weber. The Sociology of Religion. Boston. Beacon Press 1965.
22
Peter Brown, «Late Antiquity» en Philippe Ariès y Georges Duby (eds.), A History of
tanto las personas mundanas como las religiosas suelen preferir, pues Private Life. vol. I, Front Pagan Rome to Byzantium, Cambridge, Mass.. Belknap Press of Har-
protege al mundo de la religión y a la religión del mundo. Ninguna de vard University Press, 1987, pp. 251-60.

76 77
tada por medio de la Alianza. El «escándalo de la cruz» fue el castigo ción entre la religión y el mundo. Al final, el mundo obligó a la religión
para semejante ofensa pública. El Estado imperial romano, que había a retirarse a una esfera privada, recién creada y, por vez primera en la
abandonado su antigua religión civil republicana, que había incorporado historia, «institucionalizada». Las nuevas Iglesias nacionales territoriales,
todos los dioses extranjeros a su panteón, que había permitido a sus una tras otra, se vieron sometidas al control del absolutismo real y, des-
súbditos profesar privadamente cualquier religión o culto, por exóticos pojadas de sus grandes posesiones por las leyes secularizantes, tuvieron
que fueran, no podía permitir que el cristianismo, de entre todas las que congraciarse cada vez más con las ascendientes clases burguesas. El
religiones la más privada y humilde y también la más indiferente al mun- mismo proceso doble se hará evidente en toda la Europa del siglo XVIII:
do, rehusara tomar parte en el único culto que quedaba, la alabanza del erastianismo, regalismo, el control cesaropapista desde el poder, que
emperador. Por esta razón, los cristianos tuvieron que padecer la perse- transformó todas las ramas del cristianismo en unos cultos de comunidad
cución oficial. «estatales», pero impotentes, de las nuevas naciones-estados, y un nuevo
El giro cristiano intráneo hacia el «individualismo alejado del mundo» giro intráneo del pietismo, que liberó al individuo moderno del control
tuvo otras consecuencias exteriores inesperadas en el mundo. El ascetis- externo, ritual y sacramental de la Iglesia y transformó cada vez más a
mo ajeno al mundo mostró su rostro bifronte en la combinación de re- las diversas denominaciones en «comunidades religiosas» privadas.
nuncia al mundo y de dominio del mundo. Los sociólogos históricos, El protestantismo, utilizado aquí como modelo analítico sin entrar en
arrancando de premisas muy distintas, desde Max Weber a Louis Du- las significativas variaciones internas operadas en su interior, fue el pio-
mont, desde Norbert Elias a Michel Foucault, han demostrado amplia- nero de este proceso y ayudó a modelar la forma particular que el proceso
mente que la disciplina interior tiene un efecto «civilizador» superior al de diferenciación institucionalizada de las esferas ha tomado hasta el
de cualquier recompensa de este mundo o al de cualquier disciplina ex- momento. A este respecto, el protestantismo sentó un precedente histó-
terna o castigo propinado por los poderes de este mundo. Ciertamente, rico influyente al que las otras religiones tuvieron, y todavía tienen, que
el establecimiento peculiar de una «Civitas Dei» en este mundo, de una responder a su propia manera. Durante siglos, la Iglesia católica luchó
Iglesia romana con un poder real e importante en este mundo, que pre- quijotescamente contra el giro intráneo moderno y contra la diferencia-
tendió gobernar el mundo directa o indirectamente, fue de crucial im- ción moderna de las esferas, sus molinos de viento heréticos. Finalmente,
portancia. Algunos críticos han señalado que el carácter único, desde el con el Vaticano llegó el reconocimiento oficial, tardío, de la legitimidad
punto de vista histórico, del Estado moderno no puede entenderse a me- del mundo moderno. Por todo el mundo, el catolicismo se ha ido vol-
nos que se considere como una «iglesia transformada», secularizada. En viendo intramundano vehementemente. Pero la Iglesia católica, mientras
cualquier caso, la historia terminó paradójicamente con un compromiso acepta el principio de «libertad religiosa» moderno, por lo que deja de
sin precedente del individuo cristiano con el mundo, con una transfor- ser, a efectos prácticos, una Iglesia en el sentido de Weber, sigue man-
mación nueva del individuo extramundano en individuo intramundano, teniendo, no obstante, el principio «eclesial» de comunidad ética. El ca-
con el ascenso del individuo moderno 23. tolicismo moderno quiere ser a la vez una religión intramundana y pú-
Tanto si se considera que el nacimiento conjunto del Estado moderno blica. Pero, ¿puede haber una forma de religión pública moderna que no
y del capitalismo moderno fueron determinados a la vez por esta nueva aspire a ser una iglesia «oficial»?
actitud cristiana, como si se considera que la nueva actitud protestante
intramundana vino determinada por la emergencia del sistema mundial
moderno, no hay duda de que marca un nuevo cambio axial en la rela- Las religiones privadas y públicas en el mundo moderno

Utilizando como marco analítico los cuatro diferentes modos de con-


23
ceptualización de la distinción «privado/público» examinados por Jeff
Además de Weber y Troeltsch, he seguido en esta parte el análisis de Louis Dumont
en sus Essays on Individualism: Modern Ideology in Anthropological Perspective, Chicago, University Weintraub, se podrían deducir, en principio, cuatro combinaciones bi-
of Chicago Press, 1986. narias distintas entre las religiones «privadas» y «públicas». Sin ánimo de

78 79
presentar una tipología exhaustiva, los tipos resultantes monopolizan la dis- la diferenciación funcional sistemática. En cualquier caso no es esta la
tinción tripartita entre religiosidad individual y de grupo, entre comuni- verdadera fuente del politeismo moderno. Si el Panteón era el templo del
dad religiosa y política, y entre las esferas religiosa y secular/mundana, politeísmo de la Antigüedad, un lugar en el que se podía adorar simul-
a la par que iluminan las opciones básicas que tienen las religiones bajo táneamente a todos los dioses conocidos, e incluso a los desconocidos, el
las condiciones de la diferenciación moderna, es decir, en el mundo se- templo del politeísmo moderno es la mente del ser individual. Efectiva-
cular diferenciado moderno. mente, los individuos modernos no se sienten inclinados a creer en la
existencia de varios dioses. Por el contrario, se sienten inclinados a creer
que todas las religiones y todas las personas adoran al misino dios bajo
El misticismo individualista frente al denominacionismo diferentes nombres y en distintas lenguas, con la salvedad de que cada
uno de ellos se reserva el derecho a desigual a este dios y a adorarlo (sea
Tomando como punto de partida la distinción más sociológica que masculino, femenino o neutro) con su propio lenguaje. La «religión del
política de Goffman entre la esfera privada «de entre bastidores» del ser hombre... sin templos, ni altares, ni rituales» de la que hablaba Rousseau,
y el campo de la «vida pública», en el que se da la interacción cara a la declaración de Thomas Paine: «Mi mente es mi iglesia» y la afirmación
cara —distinción ésta más clara que la que elaboró Weintraub a partir de Thomas Jefferson: «Yo misino soy una secta», son expresiones para-
de la historia social de Ph. Ariès—, podría distinguirse una religiosidad digmáticas de «cultura alta» de la forma moderna de la religiosidad in-
privada de otra pública, la religión individual privada y todas las formas dividual26. El deísmo, la fusión entre el misticismo individual y el racio-
de religión asociacional. Esta distinción se corresponde grosso modo con nalismo ilustrado, se reconoce en estas tres expresiones. «Shcilaísmo» es
la que realizó Thomas Luckmann entre la religión invisible y la religión el nombre que Robert Bellah y otros han dado a la expresión contem-
de iglesia y también con la distinción tipológica entre lo que Ernst poránea más corriente, después de que una de las personas a las que
Troeltsch denominó el «misticismo individual» o la «religión espiritual», habían entrevistado denominara en serio su propia «fe» con su nombre
lista y pluralista, «la denominación». Aunque no tiene cabida en la ti- propio, «mi propio sheilaísmo»: «Creo en Dios. No soy una fanática reli
pología tripartita de Troelstch, la denominación moderna está llamada a giosa. No recuerdo cuándo fue la última vez que fui a la iglesia. Mi fe
difundir y absorber, cuando no a reemplazar, lo que en su opinión eran me ha llevado lejos. Es el sheilaísmo. Simplemente mi vocecita». Los en
las dos formas tradicionales de religión organizada, la «iglesia» y la trevisiadores añaden: «Esto sugiere la posibilidad lógica de 220 millones
«secta»24. de religiones en Estados Unidos, una por cada uno de los habitantes»27.
Es un tópico de los análisis sociológicos el que la diferenciación mo- La forma cúbica del politeísmo moderno no es idolatría sino narcisismo
derna de las esferas autónomas conduce irremediablemente a un plura- humano. En este sentido particular, el culto del individuo se ha conver-
lismo de normas, valores y cosmovisiones. Max Weber atribuyó «el po- tido, como previo Durkheim, en la religión de la modernidad.
liteísmo de los valores modernos» a esta diferenciación 25. Indudablemen- Aunque Trocltsch percibía que el misticismo individualista era la re-
te, la diferenciación de las esferas lleva a conflictos entre los diversos ligión del futuro, no pudo imaginar su forma de organización: «Dado que
dioses (Eros, Logos, Nomos, Marte, Leviatán, Mammón, las Musas, etc.). surgió del fracaso del espíritu celestial real, es difícil para el misticismo
Pero este conflicto puede ser institucionalizado y contenido por medio de individualista establecer relaciones satisfactorias con las iglesias y con las
condiciones de una organización estable y permanente» 28. En América,

24
Ernst Troeltsch, The Social Teaching of the Christian Churches, 2 vols., Chicago, University 26
of Chicago Press, I960. Véase el análisis de Robert Bellah sobre la «religión moderna» en «Religious Evolu-
25
Max Weber. Religious Rejections of the World and Their Directions», «Science as a tion», en Beyond Belief, Nueva York, Harper 6- Row, 1970, pp. 39-44.
27
Vocation» y «Politics as a Vocation», en H. H. Gerth y C. W. Mills (eds.). From Max Weber. Bellah et al., Habits of the Earth, p. 221.
28
Nueva York, Oxford University Press, 1958. Troeltsch. Social Teachings, p. 997.

80 81
sin embargo, el misticismo individualista encontró un suelo fértil. El pie- se como una indicación adicional de la lógica del denominacionismo 29.
tismo evangélico, «la religión del corazón», fue el vehículo que sirvió para Desde su inicio en el Primer Gran Despertar, el denominacionismo nunca
difundir el misticismo individual, democratizándolo y popularizándolo, ha significado una lealtad exclusiva absoluta a la denominación particular
por así decir, a través del protestantismo americano, mientras que el de- de uno. Aquellas almas «nacidas dos veces» que han experimentado in-
nominacionismo, la gran invención religiosa americana, se convirtió en dividualmente el poder redentor de la «Luz Nueva», tienden siempre a
su forma de organización. Efectivamente, el pietismo ocupa en la trans- sentir una amistad más íntima con espíritus afines de otras denomina-
formación moderna de la religión el mismo lugar que MacIntyre atribuye ciones que con las «Luces Viejas» pertenecientes a su misma denomina-
al emotivismo en la transformación —disolución— de la filosofía moral ción 30. Una vez que las denominaciones se han convertido en vehículos
tradicional. particulares para la experiencia religiosa individual, la forma de organi-
La base doctrinal del denominacionismo ya había aparecido tiempo zación externa y el contenido doctrinal de la denominación particular, se
atrás con el Primer Gran Despertar. Pero como en Europa, la estructura hacen secundarios. Las personas ya no necesitan cambiar de denomina-
institucional de las iglesias estatales y la disidencia sectaria, incluso aun- ción para encontrar su propia fe, o para unirse a sus compañeros de fe
que ya eran altamente pluralistas, no permitieron que cristalizara. Pri- en movimientos sociales interdenominacionales. Aunque esta evolución
mero, la separación de la Iglesia y el Estado constitucional y, después, el puede indicar el significado decadente de las iglesias denominacionales,
Segundo Gran Despertar transformaron por igual las iglesias y sectas pro- también puede interpretarse como el triunfo del principio denominacio-
testantes en denominaciones. Hacia 1830, el protestantismo evangélico, nal.
organizado en denominaciones, se había ya establecido como la religión Incluso, las sectas tipológicamente clásicas como el fundamentalismo
civil oficial americana desde el punto de vista cultural, aunque no polí- protestante o la Iglesia Una, Sancta, Catholica et Apostólica romana clásica
tico. Tras la Segunda Guerra Mundial, el catolicismo y el judaismo se son forzadas desde el exterior y, más importante, inducidas desde el in-
añadieron al sistema. «Protestante-católico-judío» pasaron a ser las tres terior a funcionar como denominaciones. Las innumerables iglesias y pre-
formas respetables de denominación de la religión americana. La gran dicadores fundamentalistas «independientes», todos y cada uno de ellos
experimentación religiosa de los años siguientes a 1960 dejó las puertas más santo y más fundamentalista que el otro, defendiendo «su propia»
denominacionales abiertas: hacia 1970, con la resolución Welsh, el Tri- interpretación literal de los fundamentos de la misma fe cristiana, con-
bunal Supremo, que siempre había regulado las reglas de entrada al mer- tenida en el mismo texto, la Sagrada Biblia, dan testimonio del poder del
cado religioso, libre y competitivo, de las denominaciones, permitió en la individualismo moderno. La lectura privada, individual, de cualquier tex-
práctica la entrada a cualquier fe dispuesta a aceptar las reglas. Esta to constituye un terreno movedizo para el fundamentalismo doctrinal.
estructura denominacional del subsistema religioso es la que transforma Cuando estos innumerables átomos fundamentalistas abandonan su se-
todas las religiones en América, independientemente de su origen, sus clusion voluntaria sectaria privada para organizarse públicamente como
doctrinas, sus identidades eclesiásticas, en denominaciones. una «mayoría moral» o, lo que viene a ser igual, cuando unos empresarios
Robert Wuthnow, en su estudio general sobre «la sociedad y la fe políticos movilizan hábilmente esos recursos individuales hacia la acción
desde la Segunda Guerra Mundial», que lleva por título The Restructuring colectiva, el fundamentalismo se convierte en otra denominación.
of American Religion, documenta minuciosamente el aflojamiento de los La Iglesia católica está expuesta a similares presiones internas y ex-
vínculos denominacionales, la disminución de los conflictos y prejuicios ternas. Las visitas recientes del Papa a los Estados Unidos demuestran
interdenominacionales y la creciente organización y movilización de los
29
recursos religiosos entre las denominaciones más que por medio de ellas. Robert Wuthnow, The Restructuring of American Religion. Princeton, Princeton University
Press, 1988, cap. 5.
Wuthnow interpreta estos datos, sin embargo, como «la pérdida de im- 30
Alan Heimert, Religion and the American Mind: From the Great Awakening to the Revolution.
portancia del denominacionismo», cuando en realidad podría interpretar- Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1966.

82 83
concluyentemente que los católicos americanos están más que deseosos la religión se entiende y se prescribe como un proceso simultáneo de
de expresar pública y efusivamente su unión con el «vicario de Cristo» y privatización y despolitización. En la concepción liberal la religión es y
su fidelidad a la Santa Sede. Pero como los demás individuos modernos, debe permanecer como, un asunto privado. El temor liberal a la políti-
los católicos americanos parecen reservar para sus propias conciencias el zación de la religión es, a la vez el temor a una estatalidad que podría
derecho supremo inalienable para decidir qué doctrinas del depósito tra- poner en peligro la libertad de conciencia individual y también el temor
dicional de la fe son verdaderamente esenciales. Incluso cuando los ca- a la desprivatización ética de la religión, que podría traer concepciones
tólicos aceptan voluntariamente la autoridad de ciertas enseñanzas como foráneas de la justicia, del interés público, del bien común y de solida-
dogma o como doctrina autoritaria, el problema, o margen interpretativo, ridad a las deliberaciones «neutras» de la esfera pública liberal.
permanece. El significado e importancia de cualquier texto verbal o es- La incongruencia de la concepción liberal se hace rápidamente evi-
crito para cualquier contexto dado requiere interpretación. Además, cada dente en el paradójico contraste entre la religión totalmente, despolitizada
vez más los individuos son los que hacen la interpretación. Así, una simple y privatizada de la Iglesia oficial de Inglaterra (o de cualquier otra iglesia
Roma dixit, o el hecho de que Dios ha hablado alto y claro, de ninguna estatal oficial que acepte los principios erastistas) y la postura política y
manera sienta la cuestión. La historia de las grandes religiones del Libro, pública de las sectas libres, congregacionalistas, «igualadoras», sectas in-
judaísmo, cristianismo e islam, tengan o no instituciones eclesiásticas conformistas o de cualquier religión no estatal dispuesta a chocar con un
jerarquizadas o escuelas autorizadas de interpretación, indica que todas Estado injusto y pecaminoso. Aún más contradictoria, desde la perspec
están atrapadas en el mismo cenagal interpretativo doctrinal. Siempre tiva política liberal, es la afirmación perspicaz, y, al menos para su época,
que se introducen la diferenciación estructural moderna y el individua- bastante precisa de Alexis de Tocqueville según la cual «la religión en
lismo religioso, la lógica del denominacionismo puede estar activa. En América no toma parte directa en el gobierno de la sociedad, pero debe
cualquier caso, en los Estados Unidos todas las organizaciones religiosas considerarse como la primera de sus instituciones políticas»31.
las iglesias protestantes, las sectas protestantes, el catolicismo, el cris- La justificación para la separación es tan válida e irrecusable actual-
tianismo oriental, el judaísmo, las religiones orientales y, últimamente, mente como lo ha sido siempre. Las presiones históricas para la separa-
el islam— se han convertido una tras otra en denominaciones, tanto ción de Iglesia y Estado surgieron de la dinámica doble de la racionali-
internamente como en relación una con otra. La cuestión que debe con- zación religiosa interna y de la emancipación del Estado secular de la
siderarse, sin embargo, es si la denominación, como forma moderna y religión. De la misma religión procedía la exigencia de «libertad religiosa».
voluntaria de asociación religiosa basada en la libertad religiosa y en el Como demostró concluyentemente Georg Jellinek, el principio moderno
pluralismo religioso, puede asumir también un tipo diferente de «publi- de los derechos humanos inalienables tuvo su origen en las sectas reli-
cidad», la política, en las sociedades diferenciadas modernas. giosas radicales y se institucionalizó constitucionalmente por vez primera
en las Declaraciones de Derechos de los diversos estados americanos 32.
Sin esta aportación sectaria religiosa puede llegarse al principio de la
Las religiones estatales frente a las religiones separadas del Estado «tolerancia» religiosa, pero no necesariamente al principio de «libertad”
religiosa. En efecto, antes de convertirse en el principio liberal ilustrado
Dentro de la tradición política liberal la distinción entre privado y de «libertad de pensamiento», la presión por la tolerancia tuvo, la mayoría
público se ha trazado siempre claramente de acuerdo a la separación de las veces, su fuente histórica en la raison d'etat, en la exigencia del
constitucional de la Iglesia y el Estado. En consonancia con la tendencia Estado moderno para liberarse de la religión.
liberal a limitar la esfera pública al sector público gubernamental, agru-
pando todos los demás en un gran sector «privado», las iglesias estatales
oficiales se designan como religiones «públicas», mientras todas las demás 31
Alexis de Tocqueville La democracia en América, Madrid, Sarpe, 1984.
religiones se consideran «privadas». Dado que la concepción liberal tiende 32
Jellinek, Orígenes de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, Madrid.
a mezclar y confundir el Estado, lo público y lo político, la separación de Editora Nacional. 1984.

84 85
La doble cláusula de la «no estatalidad» y del «libre ejercicio» de la rarlo «incompatible» con el principio de la «Iglesia». En efecto, dada esta
Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos incorporó esta «incompatibilidad», el reconocimiento final católico de la legitimidad re-
doble razón fundamental histórica para la separación. Esta dualidad ha ligiosa del principio moderno de libertad de conciencia, principio que la
seguido siendo hasta hoy motivo de controversia dado que, como ha mos- doctrina católica considera ahora fundado en la «dignidad sagrada de la
trado Thomas Robbins, puede llevar a diferentes interpretaciones del persona humana», tuvo que ir acompañado del abandono de su identidad
principio de separación 33. Una interpretación de «separatismo estricto», como institución obligatoria. La Iglesia católica en el concilio Vaticano II,
basada en principios sectarios radicales, libertarios o de «neutralidad» li- adoptando el principio de «libertad religiosa» dejó de ser una «iglesia» en
berales, consecuentemente rechaza no sólo cualquier apoyo gubernamen- el sentido sociológico del término. Sin embargo, la Iglesia católica aún se
tal sino incluso cualquier regulación de la religión por parte del gobierno. niega a aceptar el principio liberal relacionado de privatización absoluta
La interpretación del «separatismo benevolente», por el contrario, basada de la religión y la moralidad.
bien en el principio de la tradición histórica y la «intención original» o Hay un sentido en el que el principio liberal de privatización es tam-
bien en el argumento positivista de las funciones sociales positivas de la bién irrecusable. En la medida en que el principio legal de separación no
religión, rechaza la regulación del gobierno pero exige el apoyo guber- se basa exclusivamente en principios de la raison d'état o en principios
namental a la religión. En el polo opuesto se encuentra la interpretación liberales de tolerancia como condiciones necesarias para un orden social
«secularista», que, recelando de las funciones negativas de la religión, diferenciado y pluralista, sino en el mismo principio moderno de libertad
defiende la regulación de la religión por parte del gobierno, pero excluye de conciencia, que es el fundamento del derecho inviolable a la «priva-
cualquier apoyo del gobierno a la religión. Por último, incluso cuando cidad» —sin el cual no puede haber ni un Estado democrático moderno
acepta una separación formal, la interpretación «estatista» es también ni una sociedad civil moderna—, entonces la «desprivatización» de la re-
consecuente con los principios cesaropapistas y favorece tanto el apoyo ligión presupone la privacidad de la religión y sólo puede justificarse si
del gobierno como el control absoluto del gobierno sobre la religión. el derecho a la privacidad y a la libertad de conciencia están también
Los límites de la concepción liberal derivan de su tendencia a concebir protegidos legalmente de la religión. En otras palabras, desde la perspec-
todas las relaciones políticas, incluidas las religiosas, con excesiva estre- tiva normativa de la modernidad, la religión puede entrar en la esfera
chez según las líneas de separación jurídico-constitucionales. Pero el pro- pública y asumir un papel público solamente si acepta el derecho invio-
blema de la relación entre religión y política no puede reducirse sencilla- lable a la privacidad y la inviolabilidad del principio de la libertad de
mente a la cuestión claramente definida de la separación constitucional conciencia.
entre Iglesia y Estado. Aun cuando la no estatalidad y la separación son Esta condición se da y entonces la desprivatización de la religión pue-
necesarias para garantizar la libertad religiosa respecto al Estado, la li- de justificarse en tres casos al menos:
bertad del Estado respecto a la religión y la libertad de la conciencia a) Cuando la religión entra en la esfera pública para proteger no
individual respecto a ambos, el Estado y la religión, no se sigue que se sólo su propia libertad de religión sino todas las libertades y derechos
deba privatizar la religión para que estas libertades queden garantizadas. modernos, y el mismo derecho de una sociedad civil democrática a existir
Una vez más es necesario hacer una clara distinción entre el principio contra un Estado absolutista, autoritario. El papel activo de la Iglesia
legal de separación y la prescripción normativa liberal de privatización. católica en los procesos de democratización en España, Polonia y Brasil
La validez del principio liberal de «separación» encuentra quizá su mejor pueden servir para ilustrar este caso.
confirmación indirecta en el hecho de que la Iglesia católica haya acabado b) Cuando la religión entra en la esfera pública para cuestionar y
aceptándolo después de haberlo rechazado obstinadamente por conside- rebatir la autonomía legal absoluta de las esferas seculares y sus exigen-
cias de organizarse según los principios de la diferenciación funcional sin
33
Thomas Robbins, «Church-State Tension in the United States», en Robbins and Ro- tener en cuenta consideraciones éticas o morales foráneas. Las cartas pas-
bertson, Church-Stale Relations, pp. 67-75. torales de los obispos católicos americanos en las que se pone en tela de

86 87
juicio la «moralidad» de la carrera de armamentos y la política nuclear entre, por una parte, las religiones civiles públicas que funcionan como
del estado como también la «justicia» y las consecuencias inhumanas del el culto de la comunidad política y, por otra parte, los cultos domésticos
sistema económico capitalista, que tiende a hacer del derecho a la pro- privados, los cultos de comunidades asociacionales y las religiones de la
piedad privada un valor absoluto y exige la autorregulación por medio salvación individual privadas. La tensión se manifestaría aquí entre el
de leyes mercantiles exentas de control, ejemplifican este segundo caso. particularismo de una comunidad ética que integra a todos los ciudada-
c) Cuando la religión entra en la esfera pública para proteger la for- nos en un culto político coextensivo con la comunidad política y las leal-
ma de vida tradicional de la injerencia administrativa o jurídica, y du- tades competitivas con formas de comunidad o más primordiales o más
rante el proceso expone cuestiones relativas a la creación de normas y universalistas. Destructores al máximo de las religiones republicanas ci-
formación de la voluntad a la reflexión colectiva y pública de la ética viles son aquellos principios religiosos que eximen al individuo de la leal
discursiva moderna. La movilización pública de la llamada «mayoría mo- tad absoluta a la comunidad política, dando la libertad al ser para que
ral» y la postura pública católica respecto al aborto en apoyo del «derecho elija vías individuales, intramundanas o extramundanas, de salvación o
a la vida» son ejemplos de este tercer caso. para que se una a otros individuos para formar comunidades religiosas
En el primer caso, la religión serviría en la misma constitución de mi más amplias, universalizables, que trasciendan el particularismo de la
orden político y social liberal. En los casos segundo y tercero la religión comunidad política, sea ésta una ciudad estado o una nación estado.
serviría para mostrar, cuestionar y discutir los mismos «límites» del orden Efectivamente, el problema para la tradición republicana es cómo politizar
social y político liberal. Como mínimo, la desprivatización de la religión la religión, cómo aprovechar el poder integrador de la religión sin expo-
serviría para cuestionar la validez empírica de la tesis de la privatización nerse a sí misma a la amenaza de la reocracia, que, si triunfara, elimi-
de la religión moderna y, lo que es más importante, obligaría a la teoría naría la autonomía de la esfera política. Incluso cuando tiene éxito, sin
de la privatización a cuestionarse sus propios fundamentos normativos embargo, el cristianismo y todos los intentos semejantes por ejercer un
en el modelo liberal de la esfera pública y en la separación jurídica ri- control secular sobre las instituciones religiosas conducirán al deterioro
gurosa de las esferas pública y privada. de la religión. El campo quedará abierto o bien para las críticas proféticas
iconoclastas de la idolatría política o bien para la retirada soteriológica
privatista.
Las religiones públicas civiles frente a las comunidades religiosas privadas La discusión de Rousseau «Sobre la religión civil» ejemplifica vivida-
mente todos estos dilemas. Rousseau comienza reconociendo que la anti-
El concepto moderno de «religión civil», desde su origen en las obras gua fusión indiferenciada de los «dioses» y las «leyes» del listado fue
de Rousseau hasta su elaboración a cargo de Robert Bellah, está ínti- destruida, sin posibilidad de reconstrucción finura, por la introducción
mamente unido a la tradición clásica republicana de la virtud y a su cristiana de un «reino de otro mundo», la estructura política dual de la
desconfianza hacia la tradición política liberal moderna. En la teoría de cristiandad medieval que reemplazó el sistema político de la Antigüedad
Bellah sobre la religión civil americana, esta tradición republicana se fu- introdujo no sólo «el despotismo más violento» sino también un «poder
sionó con la tradición calvinista de la comunidad religiosa y política de doble», un principio de soberanía doble que derivó en «un conflicto per-
la alianza y con la tradición funcionalista normativa de Durkheim y su manente para la jurisdicción que ha hecho imposible cualquier sistema
concepción de un individualismo funcional y moral contrapuesto a otro de buen gobierno en los estados cristianos». En la formulación de sus
disfuncional, egoísta y utilitario 34. propuestas para un sistema político moderno, Rousseau comienza con la
En el tema de la religión, la tradición republicana clásica distinguiría premisa de que «no se ha establecido ningún listado que no tuviera la
religión como base». Pero para él, ninguna de las tres formas existentes
34
Cf. Roben Bellah. «Civil Religion in America». Daedalus 96. nº 1, (1967); The Broken de religión satisface las condiciones de un «buen gobierno». La «religión
Covenant: Civil Religión in Time of Trial. Nueva York, Seabury Press, 1975; Robert Bellah y del sacerdote», el catolicismo, es inútil y perjudicial desde el punto de
Phillip Hammond, Varieties of Civil Religion. Nueva York, Harper & Row, 1980.

88 89
vista político. Internamente, el catolicismo «da al género humano dos tir de una combinación especial de principios bíblico-puritanos, republi-
códigos legislativos..., dos jefes..., exige a los hombres deberes contra- cano-ilustrados, liberal-utilitarios y religioso-morales, era ya evidente en
puestos y les impide ser personas devotas y ciudadanos al mismo tiem- el momento de la formulación de la teoría de Bellah que quedara lo que
po». Externamente, además, las instituciones eclesiásticas transnacionales quedara de esta religión civil se iba tornando progresivamente irrelevante.
trascienden los límites territoriales, la comunidad política de ciudadanía El mismo Bellah llegó pronto a reconocer que la «alianza» nacional se
y la soberanía normativa de la nación-estado moderna. Por todo esto, no había roto y que ninguna lamentación podría reparar la alianza otra vez.
pueden producir súbditos leales. Además, la misma tríada de principios, que unidos constituyen la religión
Por el contrario, la «religión del ciudadano» podría producir induda- civil americana, y que en algunos aspectos no difieren de las tres religio-
blemente buenos súbditos a través de la sacralización del Estado y de la nes de Rousseau, vuelve a plantear los mismos dilemas. ¿Pueden com-
nación. Pero esto «es también perjudicial», porque se funda «en el error binarse las tradiciones republicana, bíblica e individualista modernas sin
y en la falsedad» y conduce al chauvinismo nacional intolerante y al destruirse recíprocamente? ¿Puede la religión civil americana ser algo más
patrioterismo sanguinario. Por último, la «religión del hombre» es «sagra- que el culto patriótico del destino imperial manifiesto de la nación ame-
da, sublime y verdadera», pues convierte a todo el género humano en ricana o el culto de una nación formada por individuos que buscan sus
«hermanos». Pero políticamente es inútil, pues, «al carecer de conexión propias formas utilitarias y privadas de religión? Ambos socavarían la
con el organismo político», no añade nada ni a la legitimidad de las leyes virtud republicana. Un republicanismo más comprometido preferiría des-
ni a los «vínculos importantes de las sociedades particulares». Además, terrar la religión a la esfera privada y seguir la religión secular de la
destruye la virtud republicana al reemplazar en «el corazón de los ciu- política.
dadanos» su apego al Estado por sus propias preocupaciones mundanas Mientras la religión civil se conceptúe bien políticamente, en el plano
o supramundanas. Al final, Rousseau resuelve el dilema afirmando si- estatal como una fuerza integradora normativa de la comunidad política,
multánea e inconsecuentemente, los derechos modernos a la libertad re- o bien sociológicamente, en el plano social, como una fuerza integradora
ligiosa y a la libertad de pensamiento, que ninguna soberanía puede pri- normativa de la comunidad social, es improbable que tal religión civil
varlo controlar, y la necesidad de «una profesión de fe civil pura, cuyos reaparezca en las sociedades modernas. Además, si y cuando existe algo
artículos corresponde al Soberano establecer, no precisamente como dog- parecido a una religión civil, será probablemente la adaptación de una
mas religiosos, sino como sentimientos de sociabilidad sin los cuales es tradición viva a las condiciones modernas. En cualquier caso, postular la
imposible ser buen ciudadano y buen súbdito»35. existencia de tal religión civil sobre el fundamento funcionalista de que
El esfuerzo de Durkheim por resolver el problema planteado por Hob- las sociedades modernas «necesitan» tal religión civil es, teóricamente,
bes y los dilemas políticos de Rousseau por medio de la teoría sociológica insostenible e indeseable desde el punto de vista normativo. Lo que hace
de una integración social normativa basada en una moralidad secular falta examinar son las diferentes maneras en que las religiones, antiguas
científica que serviría como la religión civil en las sociedades modernas, y nuevas, tradicionales y modernas, pueden desempeñar papeles públicos,
sólo reprodujo las mismas tensiones antiguas aún no resueltas, utilizando eufuncionales y disfuncionales, en la esfera pública de la sociedad civil.
un lenguaje nuevo. La teoría de la religión civil americana de Robert Por consiguiente, el concepto de «religión civil» debería ser reformulado
Bellah tiene la ventaja de estar fundada empíricamente, pues comienza de nuevo del plan estatal o de la sociedad como comunidad al plan de
con la premisa de que históricamente el sistema político americano parece la sociedad civil.
haber tenido algo similar a una religión civil. Sin embargo, incluso si se Siguiendo a Alfred Stepan, se puede considerar que el «sistema poli:
acepta la premisa de que efectivamente hubo una época en la que el tico» moderno presenta tres escenarios políticos: el Estado, la sociedad
gobierno americano quedó integrado por una religión civil formada a par- política y la sociedad civil36. Siguiendo el modelo «discursivo» del «es-

36
Alfred Stepan, Rethinking Military Politics, Princeton, Princeton University Press, 1988,
35
Jean Jacques Rousseau, El contrato social, Madrid, Tecnos, 1995. pp. 3-12.

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pacio público» se puede considerar la «esfera pública» como una dimen- Ha tenido lugar una dinámica de reconocimiento y de acercamiento
sión constitutiva de cada uno de estos tres escenarios del gobierno. En mutuo entre la religión y la modernidad que ha puesto fin a los ciclos
principio, la religión podría ubicarse, por así decir, en cada uno de estos conflictivos que inauguró la crítica de la Ilustración a la religión. Por una
tres espacios públicos. Puede haber religiones «públicas» en el plano es- parte, el reconocimiento crítico de la dialéctica de la Ilustración y la au-
tatal, siendo la «iglesia» el ejemplo paradigmático. Puede haber religiones tolimitación postmoderna impuesta al proyecto racionalista de redención
«públicas» en el plano de la sociedad política, como en todos los casos secular han llevado a un nuevo descubrimiento de la validez de la religión
en los que la religión acaba movilizada políticamente contra otros mo- y a un reconocimiento del papel positivo de la Iglesia católica para poner
vimientos religiosos o seculares, o institucionalizada como partido político límites a las tendencias absolutitstas del Estado moderno, ya sea en su
en competencia con otros partidos políticos o seculares. La gama completa variante comunista polaca o en su variante de la «seguridad nacional»
de los movimientos contrarrevolucionarios católicos desde la época de la iberoamericana. Por otra parle, el aggiornamento católico, es decir, el giro
Revolución Francesa hasta la Guerra Civil española, que David Martin ha intráneo de la Iglesia, la reconsideración religiosa de la realidad secular,
descrito acertadamente como «organicismo reactivo»; la movilización po- su compromiso profético con los principios de libertad, justicia y solida
lítica de las minorías religiosas en reacción o contraataque a los diferentes ridad en el orden político y social han hecho superfluos precisamente
tipos de Kulturkampf procedentes del Estado o de otros partidos o movi- aquellos espacios de la crítica de la Ilustración a la religión que sí eran
mientos religiosos o seculares; los sistemas estructurales de «pilarización» relevantes no hace mucho en lugares como España o Brasil.
religioso-política, como los desarrollados típicamente en Bélgica y Holan- Sobre todo, la Iglesia católica ha renunciado en gran medida a su
da; la movilización eclesial del laicado por medio de la «Acción Católica» propia identidad institucional como «iglesia», es decir, como comunidad
para proteger o hacer progresar los intereses y privilegios de la Iglesia; el religiosa organizada territorialmente y obligatoria coextensiva con la co
sistema de los partidos demócrata-cristianos que cristalizó tras la Segun- munidad política o el Estado. Este cambio de su propia identidad, pro-
da Guerra Mundial en los países católicos y, en menor grado, en los piciado por la adicional secularización de un Estado moderno que ya no
luteranos; y la reciente movilización electoral de la Nueva Derecha Cris- requiere legitimización religiosa, ha llevado a un cambio fundamental en
tiana: todos estos casos podrían contemplarse como diferentes tipos de la. localización y orientación de la Iglesia católica desde una Iglesia cen-
religión «pública» ubicada en el plano de la sociedad política. trada y anclada en el Estado a otra Iglesia centrada en la sociedad civil.
Una de las tesis centrales de esta obra es que, al menos en Europa Fue esta «separación» voluntaria del Catolicismo, este cambio de identi-
Occidental, esta época histórica, la «edad» del organicismo reactivo, de la dad propia, lo que permitió a la Iglesia católica desempeñar un papel
guerra política y cultural entre lo secular y lo religioso y entre lo clerical activo en los procesos de democratización desde España a Polonia, desde
y lo anticlerical, de la Acción Católica, de la «pilarización» religiosa y de Brasil a las Filipinas.
la Democracia Cristiana ha llegado a su fin. El organicismo reactivo fue El desarrollo más significativo que ha surgido de las recientes tran-
la respuesta de la Iglesia a la Revolución Francesa, y la Democracia Cris- siciones a la democracia en los países católicos es el hecho de que, a
tiana fue la respuesta de la Iglesia a la aparición de los partidos de masas pesar de encontrarse en una posición mayoritaria con un prestigio y una
secularistas y laicistas, especialmente socialistas, en el cambio de siglo. influencia sin precedentes en el seno de la sociedad civil, la Iglesia ca-
Ambas eran reacciones defensivas a lo que se percibía correctamente tólica de todos los países, no sólo ha .aceptado la separación constitucional
como un ambiente hostil, secular, moderno. Si, la Iglesia de hoy ya no de la Iglesia y el Estado y el principio constitucional de libertad religiosa,
pretende reingresar en el listado por medio de la movilización del laicado sino que también ha abandonado sus esfuerzos tradicionales por fundar
con el fin de conseguir el control de la sociedad, se debe en gran medida o patrocinar partidos católicos oficiales, que podrían utilizarse para de-
al hecho de que la Iglesia ya no se siente amenazada por un listado fender o hacer progresar políticamente los privilegios eclesiásticos y las
secular hostil o por movimientos sociales hostiles. La desaparición del demandas de la Iglesia. La Iglesia parece haber aceptado no sólo la se-
anticlericalismo de la política actual en las naciones católicas es quizá el paración del Estado, sino también su retirada de la sociedad política pro-
dato más expresivo de esta transformación histórica.
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piamente dicha. Pero esto no significa que el Catolicismo se haga nece- cado. En ella, las instituciones religiosas se convierten en agencias de
sariamente privado o que la Iglesia haya perdido la posibilidad de desem- comercialización y las tradiciones religiosas se convierten en artículos de
peñar algún papel público. Únicamente significa que el lugar público de consumo» 37. Efectivamente, en los Estados Unidos, el departamento «de
1a Iglesia ya no es ni el Estado ni la sociedad política sino la sociedad, salvación» puede ser uno de los sectores más diversificados y lucrativos
civil. de toda la industria de cultura de masas. Sin embargo, es sintomático
del lugar incierto de la religión en el mundo moderno el hecho de que
las teorías de la cultura moderna y el área recién establecida de la socio-
«Hogar» frente a «trabajo»: la esfera femenina privada de la religión y la logía de la cultura tiendan a ignorar a la religión completamente. Se
moralidad frente a la esfera masculina pública del trabajo y la legalidad entiende, al menos tácitamente, que por cultura se hace referencia a la
cultura «secular» exclusivamente.
Quizá sea la crítica feminista a la separación entre lo público-mas-
Por último, podría aplicarse también al campo religioso la distinción culino y lo privado-femenino lo que mejor ilustra el hondo significado de
establecida por la crítica feminista y algunos modos de análisis econó- la privatización moderna de la religión. Decir que «la religión es un asun-
micos entre la esfera pública del «trabajo» y la esfera doméstica privada. to privado» no sólo describe un proceso histórico de diferenciación es-
Semánticamente, naturalmente, el antónimo de «trabajo» no es «hogar», tructural, sino que en realidad fija el lugar adecuado para la religión en
sino «ocio». No obstante, la distinción describe el proceso histórico mo- la vida social. El lugar que la modernidad asigna a la religión es el «ho-
derno real de separación del lugar de trabajo de la casa. Además, desem- gar», entendido no como el espacio físico de la casa, sino como «el lugar
peña una función crítica al llamar la atención sobre un proceso dual permanente de los afectos de la persona» (Diccionario Webster's). El ho-
constitutivo de la modernidad. Muestra, en primer lugar, que bajo las gar es la esfera del amor, de la expresión, de la intimidad, subjetividad,
modernas condiciones de producción capitalista sólo se considera «tra- sentimentalismo, emociones, irracionalidad, moralidad, espiritualidad y
bajo» la esfera del empleo remunerado, por lo que queda excluida de la religión. Esta esfera doméstica, además, es la esfera femenina por exce-
consideración y recompensa (poder, prestigio, riqueza) toda la esfera de lencia. Efectivamente, Ann Douglas ha descrito acertadamente el proceso
la reproducción humana y social, desde el «trabajo» de dar a luz a la histórico de la privatización de la religión que tuvo lugar en Estados
crianza de los niños hasta la gama entera de actividades domésticas re- Unidos en la primera mitad del siglo XIX como un proceso de «femini-
lacionadas con la reproducción de la fuerza del trabajo, todas ellas acti- zación» 38.
vidades en las que el esfuerzo y el trabajo femeninos son preponderantes. Como han señalado los críticos feministas y los moralistas, la femi-
Pero además, apunta al hecho de que bajo las condiciones capitalistas nización de la religión y de la moralidad tuvo efectos empobrecedores
modernas la esfera del ocio ha sido adaptada y transformada en la esfera sobre los ámbitos privado y público. La religión, como la virtud moral, se
autónoma de la «cultura de masas» industrializada, la esfera en la que tornó tan sentimental, tan subjetiva y privatizada que perdió no sólo po-
se producen, distribuyen y consumen los objetos culturales. der público sino también importancia pública intersubjetiva. La religión,
Cuando se aplica al campo religioso, la distinción entre trabajo «pú- exenta de la racionalidad y responsabilidad discursivas públicas, y tam-
blico» y hogar «privado» en seguida muestra el puesto ambiguo de la bién la moralidad se convirtieron sencillamente en materias de gusto in-
religión en el mundo moderno. Por una parte, se podría decir casi cate- dividual, privado. Mientras las sociedades premodernas tendían a hacer
góricamente que la religión pertenece a la esfera de la cultura. A lo largo
de la historia, como testimonian por igual los análisis antropológicos,
histórico-culturales y de las civilizaciones, la religión ha sido «el núcleo»
de la cultura. Algunos de los mejores análisis sociológicos de la religión 37
Peter Berger, The Sacred Canopy. Garden City, N.Y., Anchor Books, 1969, p. 138.
han demostrado que la religión en el mundo moderno, como el resto de 38
Ann Douglas, The Feminization of American Culture. Nueva York, Alfred A. Knopf, 1977;
la cultura, está expuesta a las fuerzas de la comercialización. «La situa- Nancy Cott, The Bonds of Womanhood: Woman's Sphere in New England. 1780-1815, New Haven,
ción pluralista», escribe Peter Berger, «es, sobre todo, una situación de mer- Yale University Press, 1977.

94 95
obligatorias las expresiones, públicas de religión, desde los actos de fe modelo discursivo» de Habermas ha heredado nuevamente algunas
colectivos en las plazas públicas a las penitencias comunitarias públicas, «distinciones dudosas del contrato social liberal» que parece estar en con-
las sociedades modernas, por el contrario, tienden a evitar cualquier ma- tradicción con una interpretación procedimental más radical de la teoría.
nifestación religiosa pública. en realidad, la privatización de la religión En el caso del liberalismo, la necesidad crucial de mantener una clara
llega al punto de considerar «irrespetuoso» y «de mal gusto» exponer pú- diferenciación entre las esferas de la legalidad y de la moralidad, a fin
blicamente la religiosidad personal. Al igual que la exhibición desinhibida de proteger precisamente todas las libertades individuales y el derecho a
de las partes íntimas del cuerpo y de las emociones, las manifestaciones la privacidad, condujo a una concepción exageradamente jurídica de la
religiosas fuera de la esfera estrictamente delimitada de lo religioso se división entre lo público y lo privado.
consideran no sólo una degradación de la privacidad personal sino tam- La misma inquietud justificable, arguye Benhabib, lleva a Habermas
bién una violación del derecho a la privacidad de otros. a establecer unas fronteras extremadamente rígidas entre «cuestiones pú-
Las consecuencias para la esfera pública del «trabajo» fueron igual- blicas de justicia» y las «necesidades privadas» y «las cuestiones públicas
mente significativas. La política y la economía se convirtieron, literal- normativas y las cuestiones privadas de valores»41. No se trata, natural-
mente, en esferas «amorales», ámbitos de los que debían excluirse las mente, de eliminar los límites que son necesarios para proteger las li-
consideraciones morales y religiosas. En el proceso, la propia «esfera pú- bertades modernas y para estructurar las sociedades diferenciadas mo-
blica» se empobreció. Seyla Benhabib ha demostrado que el modelo li- dernas. Lo que está en discusión es la necesidad de reconocer que los
beral de «diálogo público» y su regla de «neutralidad» imponen ciertas mismos límites están y deben estar abiertos a la controversia, la redefi-
«restricciones conversacionales», que tienden a funcionar como una «regla nición, la renegociación y la legitimación discursiva. Según Benhabib: «Si
mordaza», excluyendo de la deliberación pública toda la gama de mate- el orden del día de la discusión queda abierto de verdad, si los partici-
rias declaradas «privadas» desde la economía privada a la esfera do- pantes pueden introducir cualquier cuestión sin excepción para someter-
méstica privada hasta la formación de normas privadas—. Pero, como las a un examen crítico y a una discusión reflexiva, entonces no hay por
señala Benhabib, «el modelo de diálogo público basado en la restricción qué predefinir, antes de la conversación, la naturaleza de las cuestiones
de las conversaciones no es neutral en cuanto presupone una epistemo- debatidas como unas de justicia o de la buena vida»41. En cuestión están
logía moral y política; esto a su vez justifica una separación implícita todas las fronteras: la privada y la pública, la moral y la legal la justicia
entre lo público y lo privado de tal tipo que lleva a silenciar las preocu- y la buena vida, la religiosa y la secular. Abiertas a la discusión estarían
paciones de ciertos grupos excluidos» 39. Además, el principio de la «neu- también las fronteras entre todas las esferas diferenciadas funcionalmen-
tralidad del diálogo» tiende a ignorar la dimensión «agonística» de la te: el listado, la economía, la sociedad civil, la familia, la religión, etc.
política y fracasa al no reconocer que «todas las luchas en contra de la Lo que yo llamo «desprivatización» de la religión imoderna es el pro-
opresión en el mundo moderno comienzan por la redefinición de lo que ceso por el cual la religión abandona su lugar asignado en la esfera pri-
previamente se consideraban cuestiones “privadas”, no públicas y no po- vada y entra en la esfera pública indiferenciada de la sociedad civil para
líticas, como cuestiones de interés público, como cuestiones de justicia, tomar parte en el proceso en curso de debate: la legitimación discursiva
como situaciones de poder que necesitaban legitimación discursiva» 40. y el nuevo trazado de las fronteras. En los años ochenta, por todo el
Por medio de la incorporación reflexiva de la experiencia práctica de mundo, la religión estuvo en primera línea en diversas formas de acción
los movimientos femeninos y de las preocupaciones teóricas feministas a colectiva pública, agonística o discursiva, a menudo a ambos lados de la
su teoría política, Benhabib es capaz de mostrar no sólo los límites del disputa, siendo ella misma a la vez objeto y sujeto de la controversia y
modelo liberal del «espacio público» sino también la medida en que el

41
39
Benhabib. «Models of Public Space», p. 82. Ibíd., pp. 88-89.
42
40
Ibíd, p. 22. Ibíd.

96 97
debate. La cuestión, por tanto, no puede ser si la religión es esencial-
mente buena o mala para la política, funcional o disfuncional para el
sistema social, históricamente progresiva o regresiva. Los sociólogos, tanto
como actores prácticos como teóricos ocupados también en hacer «distin-
ciones» y trazar fronteras, tendrían que desarrollar criterios analíticos y
normativos para diferenciar las diversas formas de religión pública y sus
posibles consecuencias sociohistóricas. Pero, por encima de todo, los so-
ciólogos necesitan reconocer que, a pesar de todas las fuerzas estructu-
rales, las presiones legítimas y las numerosas razones válidas que em-
pujan a la religión a la esfera privada en el mundo moderno secularizado,
la religión sigue teniendo, y muy probablemente continuará teniendo,
una dimensión pública. Las teorías de la modernidad, las teorías de la
política moderna y las teorías de la acción colectiva que ignoran siste-
máticamente esta dimensión pública de la religión moderna son nece-
sariamente teorías incompletas.

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