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EL SOMBRERO
Un anciano de 78 años está sentado en un banco de una
plaza con un sombrero negro al lado. Una anciana de
edad similar se acerca.
ANGUSTIAS
Perdone, ¿está ocupado?
JULIO
No, siéntese; el sombrero es de un amigo
ANGUSTIAS
¿Y dónde está?
JULIO
No creo que venga
ANGUSTIAS
Se lo ha olvidado…
JULIO
¿Cómo?
ANGUSTIAS
El sombrero…
JULIO
Sí. Se lo dejó hace una semana; se lo traigo todos
los días pero no viene. A lo mejor se ha muerto.
ANGUSTIAS
¿Sí?
JULIO
Está enfermo y es bastante viejo
ANGUSTIAS
Ah
JULIO
Me da pena. Creo que está solo.
ANGUSTIAS
Ah. (Pausa) Qué pena
JULIO
Sí.
ANGUSTIAS
¿No tiene familia?
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JULIO
Sí, tiene dos hijos, pero es como si no los tuviera
ANGUSTIAS
Qué lástima. Uno a esta edad tiene que tener alguien
que le cuide
JULIO
Sí, pero no todos tienen esa suerte
ANGUSTIAS
¿Y usted, no sabe dónde vive?
JULIO
¿Él?
ANGUSTIAS
Claro, así podría llevarle el sombrero y de paso
averiguar si necesita algo
JULIO
Sí es cierto, pero no sé dónde vive
ANGUSTIAS
¿Nunca se lo dijo?
JULIO
No
ANGUSTIAS
Menos mal que yo vivo en mi pueblo, porque aquí, en
la ciudad, los viejos como nosotros están más solos
que la una.
JULIO
Dígamelo a mí
ANGUSTIAS
Me levanto al alba y el día se me queda corto. Tengo
conejos y gallinas, y además tengo que ocuparme del
huerto que en realidad tiene mas oficio que
beneficio; pero bueno, yo me entretengo. La casa es
enorme. Era de mi padre. Antes tenía mucha ayuda, y
hasta servidumbre, pero ahora los tiempos han
cambiado y casi todo lo hago sola. Primero hago las
faenas y luego salgo a la calle y discuto con las
vecinas que van al mercado. Luego, vienen los nietos
y me ensucian y me desordenan todo; yo les rabio pero
en el fondo me gusta. Son seis, uno más malo que el
otro. Si no los tuviera no sé qué haría. ¿Y usted,
qué edad tiene?
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JULIO
Setenta y ocho
ANGUSTIAS
Dos años más que yo, pero usted no es viejo
JULIO
Ni usted tampoco
ANGUSTIAS
Me da pena por su amigo
JULIO
Sí, a mí también. Por eso vengo todos los días a la
misma hora, para traerle el sombrero
ANGUSTIAS
¿Y qué hacen?
JULIO
¿Qué?
ANGUSTIAS
Porque si él no tiene familia y usted apenas ve a sus
nietos, tendrán que entretenerse en algo.¿Juegan a la
petanca?
JULIO
Aquí no hay dónde
ANGUSTIAS
¿Y al dominó?
JULIO
No. Tampoco
ANGUSTIAS
¿Y qué hacen?
JULIO
Eh… bueno, hablamos
ANGUSTIAS
Ah.
JULIO
Vamos al supermercado, damos un paseo, vemos a la
gente, hablamos de eso.
ANGUSTIAS
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JULIO
Claro
ANGUSTIAS
Yo también hablo de la gente, con las del pueblo.
Bueno con las que quieren hablar conmigo, porque como
vivo en la casa grande me algunas me tienen por
señorona. Hablamos de los jóvenes; es más entretenido
que los culebrones de la tele. Y es que los jóvenes
ahora no se aguantan. A la primera de cambio se van
con otro o con otra. En la ciudad será igual digo yo
JULIO
Peor
ANGUSTIAS
¿Ah, sí? ¿Y ustedes qué dicen?
JULIO
¿De qué?
ANGUSTIAS
Con su amigo, ¿no dice que hablan ustedes de eso?
JULIO
Ah, bueno, alguna vez; pero como aquí, no se conoce a
nadie, tampoco hay mucho que decir. Lo que hacemos es
imaginar cómo son sus vidas
ANGUSTIAS
¿Ah sí?
JULIO
Sí, por ejemplo ése hombre, ¿Lo ve?
ANGUSTIAS
¿El que está con el niño?
JULIO
Sí. Ése
ANGUSTIAS
¿Qué pasa?
JULIO
Viene un domingo cada quince días y se pasa toda la
tarde jugando con el niño
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ANGUSTIAS
¿Él?
JULIO
Sí
ANGUSTIAS
¿Y por qué?
JULIO
¿Cómo?
ANGUSTIAS
¿No tiene nada que hacer?
JULIO
No lo sé
ANGUSTIAS
¿Y el niño, no tiene otros niños para jugar?
JULIO
No. Tampoco tiene hermanos y siempre juega con el
padre
ANGUSTIAS
Pobre, va a salir medio tonto. ¿Hay más hombres así?
JULIO
Creo que está lleno, mire
ANGUSTIAS
Es verdad. ¿Y niños?
JULIO
También
ANGUSTIAS
Pobres. ¿Y dónde están las mujeres?
JULIO
(Señala) Allí
ANGUSTIAS
¿En los bares?
JULIO
Sí
ANGUSTIAS
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JULIO
Sí. Cada vez más.
ANGUSTIAS
¿Y qué hacen allí?
JULIO
Toman café con las amigas y hablan de los hombres
ANGUSTIAS
¿De éstos?
JULIO
O de los otros, de los que son sus nuevas parejas
ANGUSTIAS
Ah, son divorciadas
JULIO
Claro, igual que los hombres del parque.
ANGUSTIAS
¿Usted los oye?
JULIO
Todo el tiempo
ANGUSTIAS
¿Y de dónde sacan dinero para estar siempre en los
bares?
JULIO
Ese es el caso, que siempre se quejan, pero siempre
tienen dinero
ANGUSTIAS
A lo mejor por eso se aburren. Nosotros no teníamos
tiempo. Ni dinero. Y usted, ¿tiene nietos?
JULIO
Sí, pero no los veo casi nunca
ANGUSTIAS
Entonces, está como su amigo
JULIO
Sí
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ANGUSTIAS
Qué pena, porque si a esta edad uno ya no tiene a su
marido o a su esposa, lo mejor es tener unos nietos a
quien malcriar
JULIO
Sí, pero no tengo esa suerte
ANGUSTIAS
Menos mal
JULIO
¿Qué?
ANGUSTIAS
Menos mal que tiene a su amigo, y que su amigo le
tiene a usted
JULIO
Sí
ANGUSTIAS
Le debe echar de menos ahora que no sabe dónde está
JULIO
Sí, por eso he venido
ANGUSTIAS
Yo tengo seis nietos, dos de mi hijo el mayor, tres
de la que se casó con el frutero y uno de la mas
pequeña. (Le muestra una foto familiar que saca de un
monedero) Mire, ésta es la más pequeña
JULIA
¿Todos viven en el pueblo?
ANGUSTIAS
Todos. La más pequeña ha puesto un hotel rural con el
novio.
JULIO
Ah
ANGUSTIAS
Y no quieren casarse; eso me trae por la calle de la
amargura, porque digo yo, si una pareja no se casa es
porque no está seguros de que se quieren o porque
creen que se van a separar, como todos estos de la
ciudad…
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JULIO
Se le ha caído esta foto
ANGUSTIAS
Es de mi marido
JULIO
¿Éste es su marido?
ANGUSTIAS
Antonio el panadero. Yo quería a otro, pero mi padre
lo echo de la casa a tiros, por cosas de la política.
A pesar de todo, Antonio era un buen hombre. En la
época del hambre le dio de comer a medio pueblo. Su
familia era de los que ganaron la guerra, aunque él
nunca ha sido un señorito. Traía harina de estraperlo
cuando se prohibía hacer mas pan de la cuenta, porque
ya sabe usted, todo iba para los alemanes. Pero en el
pueblo había mucha hambre, y eso mi marido no lo
aguantaba, así que hacía pan para la gente que lo
estaba pasando mal y lo repartíamos en el corralón de
la casa. Se formaban unas colas. A mí me tocaba
lavarles las manos porque venían negros de mierda,
sobre todo los más pequeños. Bueno, el caso es que la
gente no se olvidó nunca de eso y cuando se murió la
iglesia se nos llenó de gente. Había cola, y hasta
vino gente que había emigrado… ¿Le pasa algo?
JULIO
Perdone… (Se pone el sombrero y se pone de pié para
irse)
ANGUSTIAS
¿Se va?
JULIO
Verá, es que… a lo mejor tendría que ir en busca de
mi amigo
ANGUSTIAS
El sombrero le va perfectamente
ANGUSTIAS
Ese sombrero es suyo. Su amigo no existe…
JULIO
No. Es algo que me invento para no sentirme tan solo
ANGUSTIAS
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Lo siento mucho
JULIO
Es mejor que me vaya
ANGUSTIAS
¿Por qué se va a ir? Siéntese
ANGUSTIAS
¿Le pasa algo?
JULIO
Angustias, soy Julio
ANGUSTIAS
¿Cómo?
JULIO
Soy Julio, ¿no me reconoces?
ANGUSTIAS
Dios mío…
JULIO
Al ver la foto de Antonio me dí cuenta de que eras tú
ANGUSTIAS
Ay Dios mío… (La mujer saca un pañuelo y se tapa la
cara con visible emoción) ¿Y qué haces aquí?
JULIO
Llegué de Barcelona hace dos años.
ANGUSTIAS
Cuanto tiempo
JULIO
Cincuenta y siete años. Cuando tu padre me sacó de tu
casa a tiros decidí irme a Barcelona
ANGUSTIAS
Lo sabía por tus tías, pero creí que te habías ido a
Francia
JULIO
Y es cierto. Estuve tres años trabajando allí, pero
luego me volví para Barcelona
ANGUSTIAS
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¿Y tu esposa?
JULIO
Se murió hace dos años. Me quedé solo y me vine para
estar cerca de mis hijos.
ANGUSTIAS
Antonio se murió hace dieciocho. ¿Y la herida de la
pierna?
JULIO
Se me curó al poco tiempo; por suerte tu padre no me
apuntó a la cabeza.
ANGUSTIAS
Siempre te quiso, pero eras el hijo del gañán. Tu
padre era fuerte como un toro y era el mejor labrador
que había en el pueblo, pero era pobre y era rojo;
todos sabían que había estado quemando iglesias.
Después de dispararte, mi padre se encerró un día
entero a llorar; salió diciendo que lo había hecho
por el bien de los dos, que si no nos separaba él, lo
haría la política. Yo estuve sin salir durante un
año. Después apareció Antonio.
JULIO
¿Has sido feliz?
ANGUSTIAS
En el fondo sí. Pero no tanto como lo hubiera sido
contigo. Antonio siempre lo supo, pero nunca decía
nada. ¿Y tú?
JULIO
Sí. Bueno, con muchas penurias. Perdimos un hijo con
veinte años y eso nos mató por dentro.
ANGUSTIAS
Lo siento.
JULIO
Bueno, ya sabes cómo vivo.
ANGUSTIAS
Y tú.
JULIA
¡Mamá!
ANGUSTIAS
Ésta es mi hija Julia
JULIO
¿Julia?
ANGUSTIAS
Si hubiera sido un varón se hubiera llamado como tú.
JULIA
Estoy en doble fila…
ANGUSTIAS
Ahora voy. (La muchacha se queda esperando a unos
pasos de distancia) ¿Vas a cenar con alguien en
nochebuena?
JULIO
No lo sé
ANGUSTIAS
Me gustaría que cenaras en mi casa
JULIO
¿Quieres sentar un pobre en la mesa?
ANGUSTIAS
No es eso. Los tiempos han cambiado y me gustaría que
fuera la primera vez, pero no la última. ¿Irás?
JULIO
Claro
ANGUSTIAS
Ya sabes dónde vivo
JULIO
Sí
ANGUSTIAS
Dile a tu amigo que ya no tiene motivos para sentirse
solo.
FIN