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CRÓNICAS DE CONQUISTA

La crónica es una narración en la que se refieren una serie de hechos ordenados en


el tiempo, con alguna relevancia, y que revisten algún interés, bien sea de tipo periodístico,
histórico o literario.
Las primeras crónicas de las que se tiene noticia fueron, precisamente, relaciones de
hechos ordenados según el momento histórico en que ocurrieron.
Actualmente, se considera la crónica como un género narrativo híbrido o
bicéfalo, a medias entre lo literario y lo periodístico, ya que carece de las libertades
imaginativas de la ficción literaria, pero utiliza los recursos formales propios de la literatura.
Existen diferentes tipos de crónicas: informativas, interpretativas, policial, deportiva, social,
de viajes, históricas, entre otras.
Un claro ejemplo de crónica histórica son las que escribieron los españoles a raíz
de su llegada a América. Tenían un objetivo informativo, para poner al tanto a la Corona de
lo que había sido descubierto, de las novedades del llamado “Nuevo Mundo”, y de las
características de sus habitantes.
La crónica histórica, además, puede ser escrita por una persona que presenció,
ella misma, los hechos (un testigo), o por un cronista, que recopila informaciones (cartas,
documentos, testimonios, otras crónicas) para escribir la crónica.
Los llamados cronistas eran aquellos individuos encargados de redactar los
acontecimientos para dar cuenta a las autoridades de las novedades sobre las nuevas
tierras.
Podemos caracterizar a tres tipos de cronistas:
 De los propios descubridores y conquistadores (Cristóbal Colón y Hernán
Cortés)
 Cronistas civiles (Bernardo Díaz del Castillo, Francisco López de Gomara y
Antonio de Solís y Rivadeneyra)
 Cronistas religiosos (Fray Bartolomé de Las Casas y Bernardino de Sahagún)
Jueves 11 de octubre

“En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que
era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las
mujeres, aunque no vi más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que
ninguno vi de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy
buenas caras: los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballo, y cortos: los cabellos traen
por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos se
pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de
blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que hallan, y de ellos se pintan las caras, y de ellos
todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos sólo el nariz. Ellos no traen armas ni las conocen,
porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia. No tienen algún
hierro: sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pez, y
otras de otras cosas. Ellos todos a una mano Son de buena estatura de grandeza y buenos gestos,
bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hice señas qué era
aquello, y ellos me mostraron cómo allí venían gente de otras islas que estaban cerca y les querían
tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos
deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía,
y creo que ligeramente se harían cristianos; que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo
a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestras Altezas para que aprendan a
hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos, en esta isla.» Todas son palabras del
Almirante.”

Domingo, 14 de octubre

(…) “Y después junto con la dicha isleta están huertas de árboles las más hermosas que yo
vi, y tan verdes y con sus hojas como las de Castilla en el mes de abril y de mayo, y mucha agua. Yo
miré todo aquel puerto y después me volví a la nao y di a la vela, y vi tantas islas que yo no sabía
determinarme a cuál iría primero. Y aquellos hombres que yo tenía tomado me decían por señas que
eran tantas y tantas que no había número, y nombraron por su nombre más de ciento. Por ende yo
miré por la más grande, y a aquélla determiné andar, y así hago, y será lejos de ésta de San
Salvador cinco leguas; y las otras de ellas más, de ellas menos. Todas son muy llanas, sin montañas
y muy fértiles y todas pobladas, y se hacen la guerra la una a la otra (…)”.

Extractos del “Diario de a bordo” de Cristóbal Colon


“Pero antes que pasemos adelante, será bien que digamos quién era Hernán Cortés, y por
cuántos rodeos vino a ser de su valor y de su entendimiento aquella grande obra de la conquista de
Nueva España, que puso en sus manos la felicidad de su destino: llamamos destino, hablando
cristianamente, aquella soberana y altísima disposición de la primera causa que deja obrar a las
segundas, como dependientes suyas y medianeras de la naturaleza, en orden a que suceda con la
elección del hombre, lo que permite o lo que ordena Dios”.
Historia de la Conquista de México. Cap. IX

“Aunque Hernán Cortés era hombre de gran corazón, no pudo dejar de sobresaltarse con
esta noticia, que traía de más sensible todo aquello que tuvo de menos esperada; porque estaba
creyendo que Diego Velázquez se habría dado por satisfecho con lo que le escribieron y aseguraron
todos en respuesta de la primera orden que llegó a la villa de la Trinidad. Pero viendo que esta nueva
orden venía ya con señales de obstinación irremediable, empezó a discurrir con menos templanza en
el modo de volver por sí. Considerábase por una parte aplaudido y aclamado de todos los que le
seguían, y por otra abatido y condenado a una prisión como delincuente. Reconocía que Diego
Velázquez tenía empleado algún dinero en la primera formación de aquella armada, pero que
también era suya y de sus amigos la mayor parte del gasto, y todo el nervio de la gente. Revolvía en
su imaginación todas las circunstancias de su agravio, y poniendo los ojos en los desaires que había
sufrido hasta entonces, se volvía contra sí, llegando a enojarse con su paciencia, y no sin alguna
causa, porque esta virtud se deja irritar y afligir dentro de los límites de la razón, pero en pasando de
ellos, declina en bajeza de ánimo y en falta de sentido. Congojábale también el mal logro de aquella
empresa, que se perdería enteramente si él volviese las espaldas, y sobre todo le apretaba en lo más
vivo del corazón el ver aventurada su honra, cuyos riesgos, en quien sabe lo que vale, tienen el
primer lugar en la defensa natural.”
Historia de la Conquista de México. Cap. XIII
“En el año de mil y quinientos y diez y siete se descubrió la Nueva España y en el
descubrimiento se hicieron grandes escándalos en los indios y algunas muertes por los que la
descubrieron. En el año de mil y quinientos y diez y ocho la fueron a robar y a matar los que se
llaman cristianos, aunque ellos dicen que van a poblar. Y desde este año de diez y ocho hasta el día
de hoy, que estamos en el año de mil y quinientos y cuarenta y dos, ha rebosado y llegado a su
colmo toda la iniquidad, toda la injusticia, toda la violencia y tiranía que los cristianos han hecho en
las Indias, porque del todo han perdido todo temor a Dios y al Rey, y se han olvidado de sí mesmos,
porque son tantos y tales los estragos y crueldades, matanzas y destruiciones, despoblaciones,
robos, violencias y tiranías, y en tantos y tales reinos de la gran tierra firme que todas las cosas que
hemos dicho son nada en comparación de las que se hicieron (…)”
Brevísima relación de la destrucción de las Indias - “De la Nueva España”
Consignas:
* ¿Cuál les parece que es el objetivo de las crónicas leídas? Justificar.
* ¿De qué forma creen que debería denominarse el proceso: conquista o colonización?
Argumente.

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