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Una Mirada Periférica

Daniela Duque Álvarez


Escuela de formación bíblica
Cuarto Semestre
Una mirada periférica

El conocimiento sobre qué sucederá después de lo que conocemos como vida en la tierra; la
solución a los interrogantes como, ¿aquel aspecto inmaterial, al cual denomínanos “alma”,
tendrá un trascender?, si es así, ¿hacia dónde se dirigirá?; ¿qué sucederá con nuestro cuerpo?;
¿existe vida más allá de lo que conocemos?; ¿existe realmente un salvador, que vendrá para
acabar con el sufrimiento de la humanidad?; ¿volveremos a ver a aquellos que se marcharon
ya?; ¿y nuestras obras?; ¿es posible que seamos evaluados diariamente en nuestras acciones
y al final de nuestro días, recibir un veredicto?...
Todo lo anterior, se muestra apenas como un segmento mínimo de los interrogantes que, un
individuo en su naturaleza humana con capacidad lógica e intelectual, se ha hecho al menos
una vez en su vida.
De tal modo, ignorar la importancia, evitar la búsqueda de posibles respuestas, abstenerse a
indagar al respecto, sentir indiferencia por buscar información inherente y cualquier acto que
evidencie la baja interesa en ahondar en las cuestiones mencionadas, sólo nos llevaría a
socavar y con el tiempo, a adoptar una actitud nefasta y directamente inclinada hacía la
ignorancia y la abulia por la búsqueda de un verdadero propósito que se encargue de
¡inyectarnos la vida!; de agregarle el valor que impulsa las acciones cotidianas, rutinarias y
convencionales.
¿Y si no es así, cómo podría un ser humano adulto y con capacidad de raciocinio, vivir
sabiamente, si no conoce el propósito de su existencia, y el conocimiento de su finalidad?;
ahora bien, si la respuesta a lo anterior, es concebir un pensamiento netamente holístico en
el tiempo, en donde sólo nos conmueve el presente, y evitamos pensar a toda costa en el
futuro, como principio “pomposo” de salud mental y emocional, es un acto que podría
considerarse aparte de ingenuidad, una ausencia de autorresponsabilidad que encaja
perfectamente en una mente cándida y desventurada.

Si ignoráramos la búsqueda de conocimiento, desatenderíamos y desestimaríamos, la


importancia del crecimiento que como humanos nos está impuesto procurar, tal como lo
menciona Pedro en su segunda carta a los creyentes, instándoles a una búsqueda de
conocimiento y, por consiguiente, motivándoles a evitar una vida sin fruto, sin propósito,
permisiva al ocio y sin sentido vocacional. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida
y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que
nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la
virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas
cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al
conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.” (2 Carta de Pedro. Capítulo 1. Versículos 3 al
8).
Desde una mirada periférica, podremos analizar diferentes aspectos que intenten dar
respuesta a los interrogantes iniciales, desde un enfoque de forma y no de fondo;
respondiendo al cómo, y no al por qué o para qué. Por consiguiente, resaltamos que aquellos
aspectos de forma que analizan la trascendencia del hombre, tendremos que verlos a luz de
un sentido Cristo céntrico y de las escrituras.
Ahora bien, dentro de los aspectos que llamamos centrales o de fondo, tenemos los diferentes
temas que han generado mayor inquietud en la raza humana; en este caso, la resurrección de
los muertos, el juicio de los muertos, el estado eterno y por último y del cual, partiremos con
diferentes observaciones, es la segunda venida de Cristo.
Por lo anterior, abriendo un escenario de análisis apologético, describiremos diferentes
inquietudes y dudas que han surgido a partir de la verdad central: “Cristo vendrá por segunda
vez”. ¿Cómo lo hará?, ¿cuándo lo hará?; ¿sabremos identificar ese momento?; ¿qué datos
verosímiles hay al respecto?; ¿hay información que detalle este suceso?...
Pero antes, veamos algunos pasajes que representan algunas señales y detalles de las verdades
centrales anteriormente mencionadas: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la
noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán
deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (2 carta de Pedro,
capítulo 3, versículo 10). “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está
tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando
veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.” (Mateo capítulo 34, versículo
32).
Por lo anterior, comprender desde una mirada, aunque periférica pero medianamente
aceptable, del como sucederán los hechos, nos otorga entonces una perspectiva que puede
ser optimista o no, muy objetiva o no, muy congruente o sencillamente no. Por lo cual, será
necesario definir el primer interrogante expuesto anteriormente…
¿Cómo lo hará? Para este cuestionamiento sólo bastará exponer un argumento congruente en
cuanto a diferentes hechos de su desarrollo, más el momento exacto en el cual se ejecutará la
venida, nadie lo sabe y a decir verdad, no nos incumbe saberlo, pues escrito en la biblia está:
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.”
(Mateo capítulo 24, versículo 36)
Por ende, si podremos analizar los diferentes tipos de vista, que se desarrollan alrededor del
análisis de los hechos de este tiempo, y aferrándonos exclusiva y únicamente a la luz de las
escrituras. No obstante, será más sencillo resumir lo siguiente… Dentro de la variación de
posturas que defienden una explicación de cómo sucederán los hechos del tiempo venidero,
todas ellas, tienen diferentes variaciones resurgidas con el tiempo. Divididos en dos grupos,
están los “amilenialistas”, los cuales defienden que el tiempo de la segunda venida del Señor
se desarrollará antes del tiempo escatológico señalando en el pasaje de Mateo capítulo 34 y
serán mil años. Y están los “premilenialistas”, como el grupo adversativo, es decir, los que
afirman lo contrario, pues defienden que será después del milenio. (Ver ilustración)
Segunda venida del Señor

Antes del tiempo Después del tiempo


escatológico (mil años) escatológico (mil años)

premilenialistas Amilenialistas

Puestas todas las verdades centrales sobre la mesa, sería ideal entonces continuar
respondiendo aquellos interrogantes que surgen cuando analizamos “el cómo se llevará a
cabo”. Por consiguiente, tomaremos de lo anterior, una mirada periférica para sustraer de
ella, un análisis escatológico de acuerdo a lo que dicen las escrituras, y de tal manera,
escudriñaremos su punto de vista frente a los últimos tiempos.
El primer aspecto a analizar será entonces, como es abordada desde la mirada periférica del
amilenialismo el concepto de los “mil años”.
De acuerdo a su postura, consideran a la expresión “el presente siglo y el venidero”, como
una definición que abarca todo el tiempo por completo, pero que así mismo, realiza una
división entre dos periodos, y determina diferentes acciones y cualidades para cada periodo.
Ellos establecen de una manera no literal acerca del tiempo de los mil años, de modo que,
determinan que ese periodo cumple con unas cualidades descritas en los diferentes pasajes
en lo que se determina que sucederá en el presente siglo y en el venido; por otro lado, afirman
que de acuerdo a las escrituras y las señales vistas con la afirmación de “ presente siglo y el
venidero”, la iglesia, está experimentado el tiempo en discusión (los mil años) antes del
cumplimiento de la profecía de la segunda venida, es decir, justo en este momento.
A continuación, veamos un pasaje que afirma la verdad periférica que discute el
amilenialismo respecto a los mil años y como este, se constituye como uno de los periodos,
entre el presente siglo y el venidero.
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que
sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y
sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció
también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor,
¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?Él les dijo: Un
enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la
arranquemos? Él les dijo: No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis también con
ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega
yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla;
pero recoged el trigo en mi granero.” (Mateo capítulo 13, versículo 24 al 30)
De acuerdo al pasaje anterior, podemos ilustrar las figuras metafóricas de la siguiente
manera:
Los mil años, son el tiempo en el cual se desarrolla todo el trabajo de la siembra, por ende,
se toma como explicación de los mil años, el tiempo antes de la segunda venida del hijo del
hombre; pues justo cuando el venga, se cumplirá entonces la segunda parte del tiempo “ el
siglo venidero”, pues allí se desarrolla la segunda parte de la historia, anteriormente descrita
a través de una parábola; donde menciona el tiempo en el cual se desarrolla la siega, donde
se recoge primero la cizaña y es atada para ser quemada y el trigo es recogido y separado en
el granero; refiriéndose de tal modo, al siglo venidero.
Por otro lado, dentro de los diferentes aspectos que defiende el amilenialismo, dentro de su
postura posmilenialista, vemos que dentro del enfoque de “el presente siglo y el venidero”,
hay una separación de los tiempos, y cada uno contiene diferentes características, siendo por
ejemplo, los aspectos del matrimonio y la muerte dos cualidades confrontadoras, pues
determina que en el presente siglo, son características naturales e incluso inherentes del ser
humano; pero no así para el siglo venidero. “Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan
y son dados en matrimonio, pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la
resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio; porque tampoco
pueden ya morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la
resurrección.” (Lucas capítulo 20, versículos 34 al 36)
Ahora bien, ¿qué aspecto será entonces el que determine la finalización de un periodo y el
comienzo del siguiente?, ¿qué factor determina entonces la división entre ambos tiempos?
En el pasaje anterior de Lucas, podemos ver dos términos “alcance de aquel siglo” y
“resurrección” refiriéndose a dos hechos que sucederán en el mismo momento, el “siglo
venidero”; por ende la posición amilenialista, asegura que ambos sucesos se desarrollan a
través de un solo factor que determina tal división de periodos, el juicio, como factor crucial
de terminación del siglo presente e inicio del siglo venidero.
Si retomáramos la parábola citada anteriormente, la cual se menciona en el capítulo 13 del
evangelio de Mateo, donde describe el tiempo de la siega y los segadores; analizamos que la
siega es el tiempo mediante el cual es separado el trigo de la cizaña, por ende, se interpreta
como la alusión del “día del juicio”. Ahora, responder a los interrogantes de cómo sucederá,
lo podremos ver teniendo en cuenta el pasaje del evangelio de Mateo, capítulo 24 en el
versículo 31, donde describe quienes serán esos segadores y reafirma su acción en la siega,
complementado el capítulo 13; No obstante, nos queda un interrogante ¿Cuándo vendrán
estos segadores y comenzarán la siega? Pues bien, Mateo capítulo 25, versículo 31, responde
y además complementa lo antes citado: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y
todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”. De tal modo, el
tiempo en el cual se desarrolla el inicio del siglo venidero y por consiguiente, se desencadena
el factor que determina su comienzo, es en este caso el juicio. Pues será cuando el hijo del
hombre venga por segunda vez, con sus segadores, los ángeles; de tal modo, inferimos que
el juicio sucederá en el mismo momento cuando se dé “La segunda venida de Cristo”.
Continuando con lo anterior, surge otro interrogante ¿A quiénes juzgará en ese momento?,
¿quiénes serán cortados como la cizaña y quienes serán separados como el trigo?, preguntas
que son relevantes, si consideramos que los premilenialistas afirman que el juicio para una
población es diferente en comparación con otro tipo de población. Así es, refiriendose al
pueblo de Israel escogido de Dios, como segmento de población el cual recibirá otro tipo de
juicio y por ende, otras promesas. No obstante, ¿qué sucederá entonces con su iglesia, “la
redimida” ?, para esta, ellos afirman que se dará el juicio, aunque significativas variaciones
en tiempos, de acuerdo a lo expuesto anteriormente.
Por consiguiente, es interesante analizar que en las escrituras se determina que el suceso del
juicio no considera separación ni de tiempos ni de personas, pues establece que se
desarrollará en un mismo momento y así mismo para toda población: “Y serán reunidas
delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las
ovejas de los cabritos.” (Mateo capítulo 25, versículo 32).
Por otro lado, si retomamos las ideas iniciales sobre el presente siglo y el venidero y la venida
de Cristo, podemos destacar otro enfoque amilenialista, que respalda la existencia del reino
en dos fases, y es algo coherente, puesto que ya habíamos abordado que el tiempo establecido
como el presente y el siglo venidero, son un tiempo completo en sí mismo y con
características que se dividen en dos fases, igual que la venida de Cristo.
Los amilenialistas defienden entonces, la relevancia no sólo de la segunda venida como factor
crucial que nos indicará el comienzo del siglo venidero, y el factor determinante de la
eternidad, el cual es el día del juicio; sino que, determina la importancia de analizar la primera
venida como fase inaugurar del siglo en mención, como una antesala de preparación,
refiriéndose a este tiempo, a los mencionados mil años. Ahora, ¿Qué factor es el que da inicio
a los mil años, al presente siglo y al proceso inaugural del venidero? La resurrección. Cuando
Cristo vino por primera vez, abrió paso al inicio de los mil años y dio comienzo el presente
siglo, con el suceso más grande en la existencia humana; la derrota de muerte, la vivificación
y santificación de todos los hombres. “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del
abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el
diablo y Satanás, y lo ató por mil años.” (Apocalipsis capítulo 20, versículos 1 al 2)
“Más ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección
de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados. (Mateo capítulo 15, versículos 20 al 22)
Por lo anterior, podríamos afirmar entonces, que estamos en el presente siglo, y por ende a
causa de la resurrección de Cristo, somos vivificados junto con él; y no solamente esto, sino
que el presente siglo considera en sí mismo un gobierno que también inició, dada la
resurrección: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya
suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que
haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido
es la muerte.” (Mateo capítulo 15, versículos 24 al 26). Consideramos entonces el presente
siglo como el reino actual de Cristo en su proceso de conquista y señorío, pues bien, lo
confirma el pasaje en efesios capítulo 1, versículo 20 “el cual obró en Cristo cuando le
resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales”, de tal modo,
en este proceso inaugural del siglo venidero estamos bajo su reino y potestad. Este tiempo
inicia en la cruz, con su muerte y resurrección; y culmina cuando todos los enemigos estén
puestos bajos sus pies, principalmente la muerte.
De acuerdo a lo expuesto a lo largo de las anteriores líneas, puedo inferir y destacar los
siguientes aspectos:
El enfoque amilenialista al igual que las otras posturas, tienen soportes claros y contundentes
que respaldan su mirada periférica. Sin embargo, el amilenialismo confronta pasajes bíblicos
complejos de entender con otros pasajes sencillos, realizando un trabajo de intertextualidad
y generando un soporte valido frente a un punto de vista.
Por ejemplo, el reinado de conquista de Cristo comenzó cuando obtuvo la victoria a través
de la resurrección de los muertos, y por ende, Satanás fue atado, en el libro de apocalipsis se
expone y en el libro de segunda de tesalonicenses lo confirma:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la
mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil
años.” (Apocalipsis capítulo 20, versículos 1 al 2). Desde otra representación literaria, vemos
que el ministerio de maldad, esta atado: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de
que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad;
solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.” (2
Tesalonicenses capítulo 20, versículos del 6 al 7).
Por otro lado, y lo más glorioso que puedo destacar del enfoque amilenialista, es la mirada
esperanzadora que aborda respecto al reino del siglo presente y Del venidero, pues no
solamente es confortable el hecho de que determine un tiempo escatológico de los hechos,
donde se enmarca un principio o un fin; sino el principio en sí mismo, del reino, del poderío
que ha tenido y tendrá durante todo el tiempo. Pues es glorioso reconocer el actual presente
como el siglo en el cual Cristo ya se encuentra reinando y que aquello que conocíamos como
“venga a nosotros tu reino”, ya está aquí y operando ahora mismo: “…Arrepentíos, porque
el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo capítulo 3, versículos 2 al 3). Por ende, ya no
gemimos por su gobierno, sino más bien por la glorificación de nuestros cuerpos, pues su
reino ya está en marcha y no se detendrá hasta poner todas las cosas sujetas bajo sus pies.
Cabe resaltar que, respecto a la glorificación de nuestros cuerpos y el anhelo de que nos sean
entregados cielos nuevos y tierra nueva, significan aquellas señales de esperanza que
perseguimos, además de las promesas indescriptibles, como de conocerle cara a cara y
alabarle por la eternidad.
Pero es necesario analizar también, que no hay un fragmento de las escrituras, en las que se
exprese claramente y con certeza que, para alcanzar dichas bendiciones de salvación,
estaremos exentos de padecer persecución, hambre, necesidad o turbación, pues la tribulación
es algo en lo cual se ha insistido que debemos estar firmes y preparados: “…a fin de que
nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto
estamos puestos.” (1 Tesalonicenses capítulo 3, versículo 3)
Finalmente, nuestra esperanza radica en la promesa de su santificación a partir de la victoria
ya obtenida de Cristo en su primera venida; el reinado que actualmente está rigiendo, y que
Cristo esta en control de todo. Ahora, ¿dónde estamos nosotros en todo esto? ¿qué papel
representamos? De acuerdo a las escrituras, nosotros hemos sido redimidos y santificados
por su sacrificio, lo que significa que nosotros somos sus santos, por ende “la iglesia amada”
es la definición del vínculo perfecto que tenemos por él, a través de su santificación.
Ser declarados sus santos como se describe en el libro de segunda de tesalonicenses, capítulo
1, versículo 10: “cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser
admirado en todos los que creyeron...” Nos extiende una esperanza y nos confirma todo lo
abordado frente al presente siglo y el venidero para nosotros sus santos: “Y vi las almas de
los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían
adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus
manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”,” Pero los otros muertos no volvieron a
vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y
santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad
sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
(Apocalipsis capítulo 20, versículos 4 al 6)
El anterior pasaje, realmente conforta el alma de cualquiera que cree y está absolutamente
convencido de la salvación, redención y santificación por medio de Cristo; pues en la primera
parte subrayada, hace alusión a la primera resurrección en el Espíritu, cuando entregamos
nuestra vida a Cristo, y particularmente es glorioso saber que, en el presente siglo, es decir,
durante estos mil años, o mejor expresado aún; en nuestra actualidad, estamos siendo
participes de su reinado. Pero no siendo suficiente, nos habla de la segunda resurrección en
el día del juicio, pues nos hace exentos de toda condenación y muerte, además de entregarnos
un galardón de ser llamados sus siervos.
En conclusión, la posición posmilenialista o amilenialista, más allá de haber sido un punto
de análisis y descripción de sus características, se convirtió en un pensamiento revelador y
un mecanismo para acentuar y aclarar diferentes interrogantes e ideas que, a lo largo de la
vida cristiana, pueden rondar en nuestro crecimiento y búsqueda de conocimiento. No
obstante, es claro que todo esto constituye como bien se dijo inicialmente, una mera mirada
periférica frente a todo un panorama global, en donde abundan otras posiciones más;
posiblemente más o menos argumentadas, pero lo que sí está y estará claro es, el tiempo y la
hora nadie lo sabe, más si sabemos dos cosas, de las cuales considero, las más relevantes…
Cristo vendrá, y nos ha hecho saber sus promesas para estar preparados y alertas. Este es el
fondo de todo, conocer una mirada periférica no cambiará lo relevante de nuestra salvación,
pero si hará que haya un entendimiento y una claridad más o menos amplia respecto a nuestra
doctrina cristiana; así como lo hizo la postura amilenialista, en mi caso personal.

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