Está en la página 1de 2

Para nosotras, no existen obstáculos insuperables

Versículo bíblico:

"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis


caminos, dijo Jehová".

Isaías 55.8

En la vida, todos tenemos sueños que anhelamos cumplir en algún momento. Estos
sueños pueden incluir terminar una carrera, formar una familia, tener un
matrimonio exitoso, o establecer una próspera empresa. Estos ideales nos motivan
a levantarnos cada día y mantener la constancia y la disciplina en nuestras vidas.

Cuando somos jóvenes, a menudo no consideramos los obstáculos que puedan


surgir en el camino para alcanzar nuestros sueños. Nos esforzamos al máximo,
establecemos metas y luchamos con determinación para lograrlos. Sin embargo,
¿qué sucede cuando esos sueños se desmoronan? ¿Qué pasa por nuestra mente y
corazón en ese momento? Tal vez hayas experimentado esta situación en algún
momento o la estés enfrentando en este mismo instante.

La realidad es que no es una situación sencilla. Como seres humanos, podemos


sentir que todo el esfuerzo que pusimos fue en vano, que fue una inversión
malograda, y que lo mejor sería abandonar nuestros sueños y buscar un nuevo
rumbo. El desánimo, la frustración y la depresión pueden apoderarse de nosotros, y
podemos sentir que todas las puertas están cerradas y que no hay salida.

Sin embargo, antes de permitir que estos pensamientos nos dominen, es


fundamental que nos hagamos una pregunta crucial: ¿Qué está ocurriendo en el
plano espiritual? ¿Realmente se ha cerrado una puerta?

Permíteme compartir algo de gran importancia: en el plan que Dios tiene para tu
vida, es posible que lo que anhelas no sea lo que Dios desea para ti. Este es un
concepto difícil de asimilar. A veces estamos tan comprometidos con nuestros
sueños que olvidamos que no somos los dueños de nuestro destino; estamos
sujetos a un Ser superior que nos conoce mejor que nosotros mismos.

Es posible que la universidad a la que no pudiste ingresar no hubiera traído la


felicidad que buscabas. Quizás, en el futuro, agradecerás por una relación que
terminó. Incluso en los momentos de dolor intenso, aunque no lo percibas de
inmediato, Jehová te brinda la oportunidad de fortalecerte.

Dios, en su infinita sabiduría, busca lo que es bueno, perfecto y agradable para sus
hijas. Si meditamos profundamente en estas palabras, veremos que solo desea lo
mejor para nosotros. Él está actuando en silencio, y debemos aprender a recibir lo
que es bueno (que no causa dolor), perfecto (el disfrute de un estado ideal), y
agradable (que llena nuestra alma y corazón de paz y felicidad).

Entonces, ¿qué debemos hacer con nuestros sueños? Esta enseñanza no nos insta a
abandonar nuestros sueños ni a perder la ilusión debido a los conflictos. En
cambio, nos indica que debemos buscar la dirección de Dios y caminar junto a Él
con sabiduría.

En resumen, si sientes que se te ha cerrado una puerta, recuerda que para nosotras,
las mujeres de fe, no existen puertas cerradas; solo hay oportunidades para
experimentar la dirección del Padre. Es hora de aceptar su camino, sabiendo que es
mucho mejor de lo que podemos imaginar.

Oremos en gratitud por las lecciones y por la dirección de Dios:

Gracias, Dios, por enseñarnos a mantener la esperanza incluso cuando vemos


puertas cerradas. Ahora entendemos que estás abriendo caminos mejores para
nuestras vidas. Te pedimos dirección, sabiduría y amor para recibir estas
enseñanzas. En el nombre del Señor Jesús, amén.

También podría gustarte