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La moderna

Criminología
científica y los
distintos modelos
teóricos
Biología criminal, Psicología criminal y
Sociología criminal

Antonio García-Pablos de Molina


PID_00164034
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Índice

Introducción............................................................................................... 7

Objetivos....................................................................................................... 9

1. La moderna Criminología científica: modelos teóricos


explicativos del comportamiento criminal................................ 11

2. El modelo clásico liberoarbitrista (libre albedrío) de


la opción racional y las teorías situacionales de la
criminalidad........................................................................................ 12
2.1. Teoría de la opción racional como opción económica: los
modelos de orientación economicista neoclásicos ..................... 13
2.2. Teoría de las actividades rutinarias (teoría de la oportunidad) ... 13
2.3. Teorías del medio o entorno físico ............................................. 13

3. Modelos científico-positivistas y neopositivistas:


orientaciones biologicistas, psicologicistas y sociológicas...... 15

4. Modelos biologicistas........................................................................ 16
4.1. El componente biológico de la conducta humana y la crisis
del dogma de la equipotencialidad ............................................ 16
4.2. Análisis de las principales investigaciones criminológicas
llevadas a cabo en los diferentes ámbitos ................................... 17
4.2.1. Antropometría. La obra de Bertillon ............................. 17
4.2.2. Antropología. La aportación de Goring, Hooton, Di
Tullio y otros ................................................................. 17
4.2.3. Biotipología. Referencia especial a las tipologías de
Kretschmer, Sheldon, Glueck y Cortés .......................... 19
4.2.4. Neurofisiología. Anomalías electroencefalográficas
y patologías cerebrales: posible relación con el
comportamiento delictivo. Las investigaciones de
Monroe y otros .............................................................. 24
4.2.5. Sistema nervioso autónomo. Sistema nervioso
neurovegetatitivo, condicionamiento y proceso de
socialización. Los estudios de Eysenck. Psicopatía y
criminalidad ................................................................... 25
4.2.6. Endocrinología. Disfunciones hormonales y
comportamiento criminal. Estudios sobre
testosterona y delincuencia masculina (sexual o
violenta). Endocrinología y criminalidad femenina ...... 27
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4.2.7. Sociobiología y bioquímica. El sustrato bioquímico


de la conducta humana, equipotencialidad y
aprendizaje: la sociobiología y la bioquímica. El
déficit vitamínico, la hipoglucemia, las alergias, los
contaminantes ambientales y el comportamiento
criminal. La teoría biosocial de Jeffery .......................... 28
4.2.8. Genética criminal: herencia y delito. Genealogías
criminales y estadística familiar. Estudios sobre
gemelos y adopción. Malformaciones cromosómicas
y comportamiento criminal .......................................... 31

5. Modelos psicologicistas: explicaciones psicologicistas del


comportamiento criminal............................................................... 37
5.1. Psicoanálisis, Psicopatología y Psiquiatría (criminal): los
presupuestos, los métodos y los postulados teóricos .................. 37
5.2. Exposición y crítica de los distintos modelos ............................. 38
5.2.1. Modelos psicodinámicos (Psicoanálisis criminal) .......... 38
5.2.2. Teorías psiquiátricas de la criminalidad
(Psicopatología) .............................................................. 42
5.2.3. Modelos psicologicistas (Psicología empírica) ............... 44

6. Modelos sociológicos (Sociología criminal)................................. 49


6.1. El doble origen de los modelos sociológicos: la Escuela de
Chicago y la teoría de la anomia ............................................... 49
6.2. El crimen como fenómeno social: la aportación de los
modelos sociológicos. Análisis particularizado: exposición y
crítica ........................................................................................... 49
6.2.1. Teorías plurifactoriales (Glueck, Healy, Merril, Elliot
y otros) ........................................................................... 51
6.2.2. La Escuela de Chicago: teoría ecológica y sociología
criminal urbana (Park, Burgess, Mckenzie, Shaw,
Mckay). Otros modelos espaciales y ambientalistas:
estudios de áreas (sociales) y teoría del defensible
space (Newman) ............................................................. 53
6.2.3. Teorías estructural-funcionalistas: la teoría de
la anomia de Durkheim; otras formulaciones
estructural-funcionalistas (Merton, Cloward, Ohlin).
Una referencia particular a las teorías sistémicas .......... 58
6.2.4. Teorías del conflicto. Los principales representantes
(Taft, Sellin, Dahrendorf, Coser, etc.). Formulaciones
posteriores: de inspiración no marxista (Chambliss,
Seidman, Quinney, Turk, etc.) y de orientación
marxista .......................................................................... 62
6.2.5. Teorías subculturales. El modelo clásico de Cohen y
la delincuencia juvenil. La teoría de la oportunidad
diferencial de Cloward y Ohlin. El factor clase social
y los modelos subculturales .......................................... 68
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6.2.6. Teorías del proceso social. Teorías del aprendizaje


social (social learning) y las formulaciones principales
(Sutherland, Cloward y Ohlin, Glaser, etc.). Teorías
del control social (Hirschi, Briar y Piliavin, Reckless,
Reiss, etc.). El labelling approach (interaccionismo
simbólico y constructivismo social) .............................. 75
6.2.7. La Criminología en los antiguos países socialistas ........ 90
6.2.8. Modelos integrados.......................................................... 92

7. Enfoques dinámicos.......................................................................... 94
7.1. Criminología etiológica tradicional frente a modernos
enfoques dinámicos .................................................................... 94
7.2. Tipologías frente a carreras criminales ....................................... 95
7.3. La denominada Criminología del desarrollo................................... 96

8. Teorías (no etiológicas) de la criminalización o


paradigma de control (labelling approach)................................ 97

Resumen....................................................................................................... 98

Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 99

Solucionario................................................................................................ 101

Glosario........................................................................................................ 102

Bibliografía................................................................................................. 103
© FUOC • PID_00164034 7 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Introducción

Una vez el método empírico se ha establecido definitivamente como instru-


mento de trabajo –y se ha consolidado también su carácter científico autóno-
mo–, la moderna�Criminología�científica se debate, fruto de la denominada
lucha de escuelas, entre orientaciones de cariz biológico, psicológico y socioló-
gico. Este módulo didáctico se dedica, esencialmente, a sistematizarlas y a es-
tudiarlas, mediante la exposición de los postulados defendidos por las tenden-
cias más relevantes dentro de cada uno de los grandes modelos mencionados.

De aquí la especial atención del módulo a los modelos�biologicistas, los mo-


delos�psicologicistas y los modelos�sociológicos. De ellos se ofrece una vi-
sión abierta y dinámica, y se exponen desde las tesis más radicales a las que
adoptan opiniones más moderadas o que, incluso, muestran algún parentesco
con otra orientación opuesta. La exposición pretende, además de ser objetiva,
ofrecer una óptica realista de los estudios llevados a cabo en las diferentes dis-
ciplinas, poniendo de manifiesto el nivel de validez científica, así como las
críticas más relevantes que les han sido formuladas.

Si bien es cierto que ha quedado demostrado que muchas de las propuestas de


los autores que estudiaremos son inoperantes o no tienen cientificidad –o, in-
cluso, desde la óptica actual, pueden ser ingenuas– y han caído gradualmente
en el olvido, también lo es que los nuevos avances tecnológicos, médicos, so-
ciológicos o genéticos, reavivan o mantienen otras propuestas en el punto de
mira del investigador y, con toda probabilidad, ofrecerán resultados eficaces
en un periodo de tiempo no muy largo.

Quizá la conclusión que más llama la atención de la lectura de este módulo


se refiere a la ineludible necesidad�de�cooperación entre las diferentes disci-
plinas y orientaciones que se dedican al estudio del fenómeno criminal, ya
que todas se muestran al final insuficientes para ofrecer una visión completa
de todas las líneas de debate abiertas. La amplitud de ramificaciones del fe-
nómeno�criminal impide, sin duda, una visión reducida e impone, también,
una actitud abierta y comunicativa capaz de ofrecer soluciones operativas al
problema criminal.

El módulo da cuenta también de los principales postulados del modelo clásico


libero-arbitrista y las teorías situacionales de la criminalidad.
© FUOC • PID_00164034 8 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

En este módulo informaremos, pues, de los modelos�biologicistas, herederos


en cierta medida del ya conocido sistema lombrosiano, en el que se integran
especialidades de distintas índoles: antropometría, neurofisiología, genética
criminal, por mencionar algunas, y que parten del principio positivista de la
diversidad, para explicar la génesis y el desarrollo del problema criminal.

Nos ocuparemos, también, en segundo lugar, de las escuelas y los autores cu-
yos esfuerzos se centraron en ofrecer un punto�de�vista�psicologicista que
explicara el fenómeno delictivo, y a quienes, por otra parte, debemos grandes
avances en la delimitación del concepto de enfermedad mental (Psiquiatría),
en la comprensión de la génesis y el desarrollo del comportamiento criminal
(Psicología) o en lo que respecta a la formación y la estructura de la persona-
lidad (Psicoanálisis).

Finalmente, nos centraremos en la denominada Sociología�criminal, que es


el modelo dominante hoy día –seguramente porque facilita una panorámica
realista de la criminalidad–, bajo cuyas premisas se desarrollan escuelas tan
conocidas como la de Chicago o teorías de gran huella como las funcionalistas,
subculturales, plurifactoriales, etc., que se estudiarán detalladamente a lo largo
del cuarto apartado de este módulo.

El módulo se cierra con el análisis de los llamados enfoques dinámicos, cuyo


punto de conexión es una orientación cambiante y evolutiva del fenómeno
criminal, en el que no se buscan las genuinas causas del crimen, sino los múl-
tiples factores que inciden en las carreras y trayectorias criminales.
© FUOC • PID_00164034 9 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Objetivos

En los materiales didácticos de este módulo, encontraréis los contenidos y las


herramientas básicas para alcanzar los objetivos siguientes:

1. Distinguir las líneas maestras de las orientaciones biologicistas, psicolo-


giscistas y sociológicas, como principales modelos explicativos adscritos
a la moderna Criminología.

2. Recordar que el método empírico se confirma como el único instrumento


válido para cualquiera de las teorías o modelos integrados en la moderna
Criminología.

3. Comprender las tesis que ofrecen los modelos biologicistas, teniendo en


cuenta el momento concreto en el que surgen, y recordar las principales
críticas que han tenido.

4. Estudiar el ámbito propio de cada una de las especialidades encuadradas


dentro de los modelos psicologicistas: Psiquiatría, Psicología y Psicoaná-
lisis.

5. Observar el rol esencial que cumplen el instinto sexual y el complejo de


Edipo en el psicoanálisis ortodoxo.

6. Explicar el método particular utilizado por el psicoanálisis en el curso de


sus investigaciones.

7. Detectar las diferencias básicas entre el denominado psicoanálisis ortodo-


xo, el heterodoxo y las orientaciones psicoanalíticas modernas.

8. Recordar el concepto de delito que tiene la sociología criminal y las posi-


bles diferencias con los modelos estudiados anteriormente. Explicar por
qué para estos modelos el crimen es un fenómeno selectivo.

9. Analizar las razones por las cuales el modelo sociológico ha alcanzado en


la actualidad una expansión mayor que el resto de las tendencias men-
cionadas.

10. Recordar el ámbito de investigación preferido por los autores englobados


en las denominadas teorías multifactoriales y los postulados que más lla-
man la atención.
© FUOC • PID_00164034 10 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

11. Estudiar los postulados genéricos de la Escuela de Chicago y profundizar


en los particulares de cada una de las tendencias o teorías que se integran
en la misma.

12. Explicar el papel que tiene el diseño arquitectónico, en especial y, en ge-


neral, el ambiental para las teorías mencionadas antes y las conclusiones
que extraen con vistas al estudio y la prevención del fenómeno criminal.

13. Recordar el significado de los conceptos de normalidad y funcionalidad


del crimen para las posturas estructural-funcionalistas y las importantes
consecuencias que extraen sus autores desde el punto de vista explicativo
y preventivo de la criminalidad.

14. Exponer las claves diferenciadoras entre la idea de sociedad que tiene el
estructural-funcionalismo, y la visión que proponen, por su parte, las teo-
rías del conflicto. Determinar las posibles consecuencias prácticas deriva-
das de la diferente conceptuación social.

15. Determinar el fundamento del orden social desde el punto de vista de las
teorías del conflicto y qué parámetros son los que, según estas teorías, ga-
rantizan el mantenimiento del sistema, así como los beneficios que pue-
de obtener la sociedad como consecuencia de la diversidad natural de su
estructura.

16. Examinar el nuevo punto de vista que ofrecen las teorías subculturales
respecto de los diferentes grupos que integran la sociedad, cómo se orga-
nizan en torno a un conjunto de valores privativos de cada uno de los
mismos y cuál es la explicación del fenómeno criminal que ofrecen, de
acuerdo con la nueva visión que aportan del orden social.

17. Recordar los postulados esenciales de la teoría del etiquetamiento o labe-


lling approach y su singular concepción de la Criminología y de la crimi-
nalidad.

18. Atender las diferencias básicas metodológicas, ideológicas y politicocri-


minales entre la denominada Criminología de los países socialistas y la
Criminología burguesa.
© FUOC • PID_00164034 11 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

1. La moderna Criminología científica: modelos


teóricos explicativos del comportamiento criminal

Tradicionalmente se ha asignado a la Criminología la tarea de explicar cientí-


ficamente el crimen, elaborando modelos teóricos que aclaren la etiología y la
génesis del problema. Y la Criminología lo ha intentado ensayando distintos
caminos:

a) La Criminología clásica y neoclásica partía del dogma del libre albedrío, y


atribuía el crimen a una decisión racional y libre del infractor, basada en cri-
terios de utilidad y oportunidad.

b) La Criminología positivista, que se inicia con la Scuola Positiva, busca las


causas concretas del delito en ciertos factores biológicos, psicológicos o socia-
les.

c) La Sociología criminal marca un nuevo camino al sustituir las teorías clá-


sicas de la criminalidad por teorías de la criminalización. Básicamente no le in-
teresan las causas del delito, sino los factores que deciden el curso selectivo y
discriminatorio de los procesos de criminalización (labelling approach).

d) Finalmente, distintas corrientes de la Criminología moderna (carreras y tra-


yectorias criminales, teorías del curso de la vida, Criminología del desarrollo, etc.)
tratan de explicar el delito siguiendo un enfoque dinámico y con métodos pre-
ferentemente longitudinales, más adecuados a la naturaleza del proceso de
consolidación de los patrones de conducta del individuo y a la misma génesis
del comportamiento criminal.
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2. El modelo clásico liberoarbitrista (libre albedrío) de


la opción racional y las teorías situacionales de la
criminalidad

El modelo de la opción racional, a diferencia de las teorías etiológicas de la cri-


minalidad del modelo científico-positivista, que estudiaremos más abajo, no
se remonta al pasado para buscar las causas últimas del delito, sino que pone el
acento en el presente del autor; en su autonomía para decidir, libre de procesos
causales que determinen su conducta, y en el utilitarismo de sus actos, guiado
por el reclamo de la situación y la oportunidad.

El crimen es, por lo tanto, para este modelo, una elección libre y racional
del autor.

Se considera habitualmente exponente de esta corriente de análisis la obra de


Wilson y Herrnstein, la de Clarke y Cornish y la de Becker, entre otros.

Lecturas complementarias

J.�Q.�Wilson;�R.�J.�Herrnstein (1985). Crime and Humain Nature. The Definitive Study on


the Causes of Crime. Nueva York: Simon & Schuster.

R.�V.�Clarke;�D.�B.�Cornish (1985). "Modeling Offenders' Decisions. A Framework for


Research and Policy". En: N. Morris (ed.). "Crime and Justice". An Annual Review of Research
(vol. 6). Chicago: University of Chicago Press.

G.�S.�Becker (1968). "Crime and Punishment. An Economic Approach". Journal of Political


Economy.

El punto de partida de estas tesis es que el ser humano se comporta de una


manera o de otra dependiendo de las expectativas que asocia en términos de
beneficios y costes (no sólo económicos) a su conducta, lo que serviría también
para la delictiva.

Lógicamente el hombre delincuente no es, desde esta perspectiva, un ser ator-


mentado, sino alguien que escoge la opción infractora desde la racionalidad.

Tres suborientaciones criminológicas responden fundamentalmente a las pre-


misas del modelo de la opción racional:
© FUOC • PID_00164034 13 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

2.1. Teoría de la opción racional como opción económica: los


modelos de orientación economicista neoclásicos

La influencia devastadora de la economía en las ciencias sociales y humanas ha


generalizado el uso de técnicas de investigación cuantitativas en otros ámbitos,
entre ellos, al fenómeno del crimen, hecho que ha favorecido el éxito de un
modelo que trata de explicarlo desde un análisis exclusivamente económico
(economic choice).

Este modelo neoclasicista se desarrolla en un momento en el que los resulta-


dos de los grandes programas resocializadores puestos en funcionamiento en
Estados Unidos no responden a las expectativas generadas, lo cual favorece de
alguna manera el retorno al clasicismo.

Para Becker, nada distingue al hombre delincuente del no delincuente desde


el punto de vista de la racionalidad del comportamiento, de la estructura mo-
tivacional. Lo que varía son las consecuencias que en cada caso se desprenden
de un análisis de los costes y beneficios derivados de la decisión criminal, que
el infractor potencial pondera anticipadamente. Sin embargo, también es una
decisión racional. El infractor valora, según sus fuentes de información, las
opciones existentes y escoge aquella alternativa que le ofrece más ventajas con
menos costes y riesgos.

2.2. Teoría de las actividades rutinarias (teoría de la


oportunidad)

Vincula la racionalidad de la opción delictiva con el factor oportunidad, con el Lectura recomendada
contexto situacional del autor. De acuerdo con esta formulación, el incremento
L.�Cohen;�M.�Felson (1979).
de la criminalidad producido durante la época de bonanza económica tendría "Social Change and Crime
una relación directa con la forma concreta de organización espaciotemporal Rate Trends: A Routine Acti-
vity Approach". American So-
de las actividades sociales de la vida moderna, ya que ésta ofrece más oportu- ciological Review (vol. 44, pág.
588-608).
nidades –y mejores– para delinquir.

La estructura temporal y espacial, por lo tanto, de las actividades rutinarias


legales, el estilo y la organización de la sociedad moderna determinan las tasas
de criminalidad, cuándo y dónde se concentran éstas e, incluso, la idoneidad
de las víctimas.

2.3. Teorías del medio o entorno físico

El conjunto de análisis que aquí se estudian comparten con las teorías anterio-
res la idea de que el crimen es una opción racional y libre. En conjunto, estas
teorías remarcan la relevancia decisiva del espacio físico, medio o entorno en
la génesis del comportamiento delictivo.
© FUOC • PID_00164034 14 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Por ejemplo, a partir de la Escuela de Chicago, parece que distintas investiga-


ciones han demostrado que la concentración elevada del crimen en ciertas
áreas de la ciudad no se debe a las características individuales de las personas
que habitan en las mismas, sino a las propias de estas zonas y espacios. Las
orientaciones espaciales actuales han sustituido el enfoque clásico por áreas,
propio de la Escuela de Chicago, por el análisis de lugares concretos y puntos
negros de la gran ciudad, microenfoque que tiene un marcado cariz prevencio-
nista que prevalece sobre el etiológico o explicativo.

Dentro de las tesis espaciales, tiene una relevancia especial la conocida como Lectura recomendada
defendible space, propugnada por Newman, que se orienta hacia la prevención
O.�Newman (1973). Defen-
del delito mediante el diseño arquitectónico. Hay, para este autor, un modelo dible Space. Crime Prevention
para ambientes residenciales que inhibe el delito, creando la expresión física de una through Urban Design. Nueva
York: Mc-Millan.
fábrica social que se defiende a sí misma.
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3. Modelos científico-positivistas y neopositivistas:


orientaciones biologicistas, psicologicistas y
sociológicas

Bajo este epígrafe, se engloban un conjunto amplio de teorías heterogéneas


que tienen en común sus pretensiones etiológicas. Participan, pues, del cono-
cido análisis causalexplicativo del positivismo criminológico, aunque actual-
mente éste se ha flexibilizado y el enfoque de estudio ha devenido más com-
plejo, de la mano, básicamente, del complemento estadístico de análisis.

La clasificación de estas tesis según la naturaleza predominantemente bioló-


gica, psicológica o sociológica tiene un valor pedagógico indudable, y por este
motivo se seguirá, aunque no siempre sea compartida.
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4. Modelos biologicistas

4.1. El componente biológico de la conducta humana y la crisis


del dogma de la equipotencialidad

Las orientaciones�biológicas que se exponen a continuación presentan un


muy elevado nivel de empirismo, que es un déficit inevitable de muchas cons-
trucciones sociológicas y psicologicistas. Sin embargo, el potencial de abstrac-
ción de estas orientaciones es más reducido que en las segundas. Las orienta-
ciones biologicistas tienen una incuestionable vocación clínica y terapéutica,
que prevalece por encima de otras proyecciones del saber científico. No obs-
tante, el aprovechamiento politicocriminal del núcleo de conocimientos que
suministran no siempre se ve libre de grandes dificultadas prácticas y de sos-
pechas de todo tipo.

Las orientaciones biologicistas constituyen el contrapunto de las teorías am-


bientalistas, la otra cara de la moneda. La gran tentación a la que se encuentran
sometidas –y a la cual, con frecuencia, sucumben los sectores más radicales– es
la de generalizar indebidamente y suponer que hay relaciones de causa-efecto,
de leyes universales, allí donde, como mucho, sólo hay una correlación válida
exclusivamente para el caso concreto examinado.

Sin embargo, a pesar de las limitaciones y los condicionamientos, el enfoque


biologicistas tiene su lugar y su función en el seno de la Criminología científica
interdisciplinaria.

Y esto, porque el sustrato�biológico�del�individuo representa un po-


tencial valioso y relevante: sin ningún tipo de duda, el código biológi-
co y genético es uno de los componentes del proceso de interacción
continuo y fecundo, proceso abierto y dinámico en el que se inserta la
conducta del hombre.

Una vez desmentido el dogma clásico de la equipotencialidad, corresponde a


los modelos biologicistas explicar científicamente la relevancia�criminógena
de�ciertas�variables, ya que la existencia de un dato biológico diferencial, se-
gún parece, es una realidad incuestionable; y las concepciones ambientalistas
no son capaces de fundamentar, por definición, por qué el crimen se distri-
buye de manera no homogénea y se concentra en torno a grupos humanos
muy reducidos, cuyos individuos acaparan significativamente la comisión de
la mayoría de los delitos.
© FUOC • PID_00164034 17 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

4.2. Análisis de las principales investigaciones criminológicas


llevadas a cabo en los diferentes ámbitos

Aquí es suficiente con una breve exposición de las áreas donde se han lleva-
do a cabo las principales investigaciones biologicistas, con la síntesis de sus
postulados.

4.2.1. Antropometría. La obra de Bertillon

La Criminología, en sus orígenes históricos, se encuentra estrechamente unida


a la Antropología. Ésta se identificó inicialmente con la Antropometría, ya
que todos sus esfuerzos se orientaron a fundamentar una supuesta correlación
entre determinadas características o medidas corporales y la delincuencia.

Los principales progresos en el campo de la Antropometría los debemos


a A.�Bertillon (1857-1914). Bertillon ideó un complejo sistema�de�me-
didas�corporales (once) que, unidas a la fotografía de los delincuentes,
pretendía servir como instrumento para identificarlos. Según su crea-
dor, midiendo la altura, la longitud de la cabeza, la del dedo corazón,
la máxima de los brazos, etc. pudieron ser identificados muchos delin-
cuentes que, de otra manera, hubieran escapado a la justicia (Bertillon,
1976).

Ciertamente, el bertillonaje despertó numerosas críticas y rechazos, pero la


policía y los presidios de todo el mundo lo adoptaron. No hay que advertir que
el bertillonaje sólo puede ser entendido como un método de identificación del
delincuente, unido a otras técnicas más modernas, y siempre en el marco de la
criminalística. Sin embargo, de ninguna manera aporta una teoría explicativa
del hecho criminal (Criminología).

4.2.2. Antropología. La aportación de Goring, Hooton, Di Tullio


Técnica de
y otros la toma de
medidas
siguiendo
el método
antropométrico
creado por
Bertillon
Las investigaciones antropológicas son tributarias particularmente de (Instructions
Signalétiques,
1893)
la herencia lombrosiana, ya que la hipótesis fundamental de la Antro-
pología criminal es la existencia�de�un�tipo�humano�inferior, dege-
nerado, hipoevolutivo (el tipo criminal), con características singulares,
diferentes de las del resto de los individuos no delincuentes, y con una
poderosa carga hereditaria.

Las dos figuras más señaladas de la Antropología criminal son:


© FUOC • PID_00164034 18 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

1) El médico de prisiones inglés C.�Goring (1870-1919), quien, aunque pro-


pugnaba la tesis de la inferioridad del delincuente, de base hereditaria, negó
la existencia de un tipo físico de criminal.

2) El antropólogo de Harvard E.�A.�Hooton (1887-1954). Éste, por el contrario,


se aproximó considerablemente a la doctrina lombrosiana, y admitió no sólo
haber identificado estigmas en la población criminal, sino, incluso, la posibi-
lidad de describir características degenerativas diferenciales para los respecti-
vos subgrupos de delincuentes.

Las conclusiones�de�Goring (1913) fueron dos:

a) Que no tenía fundamento científico la tesis lombrosiana del delincuente


como tipo físico, sui generis, en sentido antropológico. Goring no encontró
estigmas degenerativos ni diferenciales sensibles entre el grupo criminal y el
no criminal.

b) Que sí que había base empírica para mantener la inferioridad del criminal
Una página
y su carácter hereditario. Ahora bien, según Goring, la inferioridad mencio- de la obra The
English Convict.
nada –y el déficit psíquico de inteligencia en el que se concreta– no se debía A Statistical
Study, de
Charles Goring.
interpretar en sentido patológico, como expresión de anormalidad en el de-
lincuente.

El equipo�de�Goring lo integraban distintos profesionales, como por ejemplo


el prestigioso estadístico K. Person. Examinaron a 3.000 criminales convictos y
reincidentes. El grupo de control lo componían estudiantes de Oxford y Cam-
bridge, pacientes de hospitales, militares, etc., y analizaban comparativamen-
te treinta y siete características físicas y seis rasgos psíquicos.

Goring no detectó en el grupo criminal más anomalías que en el grupo


integrado por oficiales del Royal Engineers. En cualquier caso, no había
más rasgos diferenciales que los que se derivaban del efecto selectivo
del factor ambiental. No hay –fue su conclusión– un tipo físico de de-
lincuente (Goring, 1913).
© FUOC • PID_00164034 19 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

E. A. Hooton, antropólogo, publicó en 1939 su obra The American Criminal. An


Anthropological Study, en la que rebate las tesis de Goring. La obra pasa revista a
un total de 17.000 individuos, 14.000 reclusos y 3.000 pertenecientes al grupo
de control, y computa treinta y tres medidas, comparativamente, en los dos
grupos.

Según Hooton, el criminal es un ser orgánicamente inferior, y el delito


es el producto o resultante del impacto del medio en un organismo hu-
mano de casta o rango inferior; de manera que el crimen sólo puede ser
suprimido extirpando el sustrato físico, psíquico o moral de la inferio-
ridad mencionada, o segregándolo totalmente en un medio socialmen-
te aséptico. Según él, hay diferencias significativas entre delincuentes y
Portada de
no delincuentes y, al mismo tiempo, entre los diferentes subgrupos cri- The American
Criminal. An
Anthropological
minales. La inferioridad física es relevante, sobre todo, porque aparece Study, de
Earnest Albert
asociada a la inferioridad mental, y es su causa la herencia, y no factores Hooton

circunstanciales o situacionales.

Finalmente, para B.� Di� Tullio la herencia, a pesar de todo, no transmite la


criminalidad sino sólo la predisposición criminal o el proceso mórbido, que
requiere, además, la concurrencia de otros factores criminógenos.

(1)
Di Tullio1 (1954) definió la mencionada predisposición�biológica como "la A Di Tullio se debe, también,
una conocida tipología criminal de
expresión de un conjunto de condiciones orgánicas y psíquicas, hereditarias, base endocrinológica.
congénitas o adquiridas, que disminuyen la resistencia habitual a las instiga-
ciones criminógenas, llevando con mayor facilidad al individuo al comporta-
miento delincuente".

4.2.3. Biotipología. Referencia especial a las tipologías de


Kretschmer, Sheldon, Glueck y Cortés

La biotipología es una disciplina científica que trata sobre el tipo hu-


mano según el predominio�de�un�órgano�o�función. La premisa de las
investigaciones biotipológicas es la existencia de una correlación entre
las características físicas del individuo y los rasgos psicológicos, entre
tipo somático o corporal y tipo mental, carácter y temperamento.

Hay numerosas tipologías, según las distintas escuelas y los criterios clasifica-
dores utilizados, entre las cuales destacan, esencialmente, las elaboradas por
las escuelas alemana y norteamericana:
© FUOC • PID_00164034 20 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La Escuela alemana

El representante más conocido de la Escuela alemana es Kretschmer


(1888-1964) y su obra Körperbau und Charakter, publicada en 1921. Kretschmer
elaboró una tipología�doble y trazó las correlaciones e interdependencias co-
rrespondientes entre los tipos de cada una:

1) La tipología�constitucional comporta las características corporales siguien-


tes.

(2)
a) El tipo�leptosomático2: cuerpo alargado y delgado, cabeza pequeña, nariz Su representación geométrica es
una línea vertical.
puntiaguda.
(3)
La representación geométrica es
3 una pirámide invertida.
b) El tipo� atlético : gran desarrollo del esqueleto y la musculatura, tórax y
cabeza grandes.

(4)
c) El tipo�pícnico4: gran desarrollo de las cavidades viscerales, abdomen pro- La representación gráfica es cir-
cular.
minente, cabeza redonda y ancha, extremidades cortas y tendencia a la obe-
sidad.

• El tipo�displásico tiene características muy exageradas de individuos que


no encajan en los tipos anteriores, con tres variantes o subtipos:
• Gigantismo.
• Obesidad.
• Infantilismo eunucoide.

(5)
e) El tipo�mixto5 procede de una combinación de los anteriores por vía here- El tipo mixto es el más frecuen-
te.
ditaria.

2) Relacionando los tipos constitucionales anteriores con las características


psicológicas correspondientes, Kretschmer formula la tipología�caracteroló-
gica y distingue los tipos siguientes:

a) Al tipo�esquizotímico pertenecen individuos de constitución leptosomáti-


ca y de temperamento introvertido. Es posible, al mismo tiempo, la subdivi-
sión siguiente.

• El subtipo�hiperestésico: personas nerviosas, irritables, idealistas.


• El subtipo�intermedio: personas frías, enérgicas, serenas.
• El subtipo�anestésico: personas apáticas, solitarias, indolentes.

Cuando el tipo se agrava, surge una modalidad�esquizoide: la enfermedad


mental correspondiente es la esquizofrenia.
© FUOC • PID_00164034 21 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

b) El tipo�ciclotímico corresponde a personas extrovertidas, de constitución


pícnica; aunque puedan oscilar de un extremo a otro, de la alegría a la tristeza.
Hay tres subcategorías.

• Los individuos�hipomaníacos: continua alegría, en continuo movimien-


to.
• Los individuos�sintónicos: realistas, prácticos, humoristas.
• Los individuos�flemáticos: tranquilos, silenciosos, tristes.

Cuando el tipo se exacerba aparece la modalidad�cicloide, y la enfermedad


mental correlativa es la ciclofenia (maniacodepresiva).

(6)
c) Finalmente, al tipo�viscoso pertenecen individuos de constitución atlética, Personas tranquilas, generalmen-
6 te pasivas, etc.
que oscilan entre el tipo leptosomático y el pícnico .

Con respecto a las relaciones�entre�tipo�y�criminalidad, Kretschmer


llega a la conclusión de que los pícnicos presentan los índices más bajos
de delincuencia, y no son habituales; los leptosomáticos son de trata-
miento difícil y proclives a la reincidencia, seguidos en porcentajes de
criminalidad de los atléticos. Entre los leptosomáticos abundan los la-
drones y los estafadores; los atléticos, según Kretschmer, son violentos
y representan los cocientes más altos de delincuencia.

A Kretschmer le corresponde el mérito histórico de haber iniciado las


teorías�somatotípicas. Su tesis, moderada, se limita a resaltar la afini-
dad estadísticamente comprobada entre constitución somática o cor-
poral (constitución corporal) y rasgos caracterologicotemperamentales
(carácter), sin pretensiones causales o etiológicas. Es más, Kretschmer
rechazó la hipótesis de un tipo somático de delincuente.

No obstante, se le suele reprochar, en el ámbito metodológico, un cierto dé-


ficit empiricoestadístico; a lo que se añade la escasa información aportada so-
bre la manera en la que se distribuyen los distintos tipos constitucionales en
la población general, y la ausencia de grupo de control, cosa que hace muy
problemática cualquier generalización sobre el valor o rango etiológico de un
determinado tipo de comportamiento criminal.

La Escuela norteamericana

De la Escuela norteamericana destacan los autores siguientes:

1)�W.�Sheldon publica en 1949 Varieties of Delinquent Youth, obra que mejora


considerablemente el apoyo metodológico de las teorías constitucionales. El
enfoque de Sheldon tiene connotaciones embriológicas claras, ya que parte
© FUOC • PID_00164034 22 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

del blastodermo, unidad celular de donde procede todo individuo, y distingue


tres capas concéntricas que, de dentro a fuera, reciben, respectivamente, el
nombre de endodermo, mesodermo y ectodermo.

De acuerdo con los datos que suministran la embriología y la fisiología del


desarrollo, elabora dos tipologías: la tipología� física y la tipología� mental
(rasgos corporales y características temperamentales correspondientes), según
el predominio del estrato en cuestión, de los órganos o funciones que repre-
sente: las vísceras digestivas (endodermo); los huesos, los músculos, los ten-
dones, el sistema motor, etc. (mesodermo); el tejido nervioso, la piel, etc. (ec-
todermo).

Según Sheldon, las características�somáticas�o�estáticas dan lugar a tres tipos.

a) El tipo� endomorfo, que se caracteriza por: vísceras digestivas pesadas y


muy desarrolladas, con estructuras somáticas relativamente débiles; bajo peso
específico, tendencia a engordar, formas redondeadas, miembros cortos, piel
suave y con vello.

(7)
b) El tipo�mesomorfo, que muestra gran desarrollo de las estructuras somáti- Huesos, músculos, tejido conjun-
7 tivo.
cas , alto peso específico, duro, erecto, fuerte y resistente; tronco grande, pe-
cho consistente, manos grandes.

c) El tipo�ectomorfo, finalmente: cuerpo frágil, alargado, delicado; extremi-


dades largas y delgadas, músculos pobres, tórax plano, huesos finos y poco
consistentes, hombros caídos, cara pequeña, nariz afilada y cabello fino.

A cada tipo físico o corporal, le corresponden unos rasgos caracterológicos y


temperamentales propios, es decir, tres tipos.

a) El tipo� viscerotónico es el endomorfo: cómodo, lento, glotón, sociable,


cortés, tolerante, casero y extrovertido.

b) El tipo�somatotónico es el mesomorfo: firme, aventurero, enérgico, atléti-


co, ambicioso, atrevido, agresivo, inestable y dinámico.

c) El tipo�cerebrotónico es el ectomorfo: rígido, rápido, aprensivo, controla-


do, asocial, hipersensible, solitario, lleno de problemas de carácter funcional,
alergias, insomnios, sensible al ruido, introvertido, etc.

La conclusión de Sheldon fue clara: hay un fuerte predominio�del�com-


ponente�mesomorfo en el grupo de criminales, en comparación con
el grupo de control. Los jóvenes delincuentes eran pronunciadamente
mesomorfos y escasamente ectomorfos.
© FUOC • PID_00164034 23 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

A pesar de las críticas formuladas contra esta tesis, el equipo de Sheldon ha


llevado a cabo un seguimiento (análisis longitudinal) del grupo de 200 indivi-
duos mediante sucesivas evaluaciones y a lo largo de los últimos treinta años,
y ha confirmado la tesis inicial: la muestra de sujetos delincuentes tiende al
componente mesomórfico, mientras que el grupo de control, integrado por
unos 4.000 estudiantes de un college americano, es menos mesomórfico y más
ectomórfico. Sheldon, finalmente, comparte las conclusiones más espectacu-
lares de Hooton, con respecto a la inferioridad estructural y orgánica del de-
lincuente.

2) El matrimonio�Glueck llegó también a la conclusión de que la mayor parte


de los delincuentes eran predominantemente mesomórficos y, sin duda, en
proporción muy superior a la detectada en el grupo de control. Los autores
detectaron sólo el 30% de mesomórficos en el grupo de control.

Obra del matrimonio Glueck

La obra del matrimonio Glueck llevada a cabo entre 1950 y 1956, compara dos grupos de
500 jóvenes –el grupo criminal y el grupo de control–, manteniendo constantes de edad,
nivel intelectual, factor racial, área de residencia, etc. El análisis de los autores incluye
67 rasgos de la personalidad y 42 factores socioculturales, con el objetivo de comprobar
cuál se encuentra más asociado al delito.

El matrimonio Glueck constató que los individuos�mesomórficos tie-


nen unos rasgos especialmente idóneos para la comisión de actos vio-
lentos: fortaleza física, energía, insensibilidad, tendencia a expresar por
la acción sus tensiones y frustraciones; así como para liberarse de cier-
tos frenos que inhiben las conductas antisociales, como sentimientos
de inadecuación, pronunciada sumisión a la autoridad, inestabilidad
emocional, etc. También comprobaron otro dato significativo: que los
individuos mesomórficos que llegaban a criminales tenían unos rasgos
de personalidad que no se encontraban en todos los mesomórficos, por
ejemplo, susceptibilidad al contagio de enfermedades propias de la in-
fancia, destructividad, conflictos emocionales, etc.

No obstante, el matrimonio Glueck tampoco se escapó de numerosas críticas


y reservas, fundamentalmente por las características de la muestra del grupo
de control (delincuentes institucionalizados y residentes), cuya singularidad
impide generalizaciones válidas para el total de la población criminal.

3) Merece una mención especial el enfoque biosocial de J.�Cortés, psicólogo de


la Universidad de Georgetown, a quien debemos una de las más interesantes
aportaciones a la teoría�constitucionalista�moderna (Cortés, 1972).

Desde un punto de vista metodológico, Cortés no limitó su estudio al de de-


lincuentes institucionalizados, por lo cual la investigación es más fiable y sus-
ceptible de generalizarse. El autor llegó también a la conclusión de que el gru-
po criminal es predominantemente mesomórfico. En efecto, comparando dos
© FUOC • PID_00164034 24 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

grupos de 100 individuos –100 delincuentes y otros 100 no delincuentes, co-


mo grupo de control– encontró una asociación estadísticamente significativa
entre delincuencia y grupo corporal: el 57% de los delincuentes era prioritaria-
mente y pronunciadamente mesomórfico, y sólo el 19% del grupo de control
pertenecía al tipo mencionado, según los respectivos somatotipos medios. Al
mismo tiempo, Cortés examinó la correlación�entre�tipo�físico�o�constitu-
cional�y�temperamento, y encontró que la mesomorfia se encuentra asocia-
da a la necesidad de éxito y poder, la agresividad, la extraversión y la impul-
sividad; datos a los cuales se unía otro de carácter sociofamiliar: cuanto más
mesomórfico es un individuo delincuente, menos disciplina y control recibe,
según parece, del ámbito familiar.

En conclusión, para Cortés, criminales y no criminales difieren en el


físico, ya que los delincuentes son más mesomórficos, tienen más ener-
gía; son potencialmente más agresivos desde un punto de vista tempe-
ramental; y motivacionalmente, exigen una necesidad más elevada de
éxito y poder que los no delincuentes.

4.2.4. Neurofisiología. Anomalías electroencefalográficas


y patologías cerebrales: posible relación con el
comportamiento delictivo. Las investigaciones de Monroe
y otros

El descubrimiento� del� electroencefalógrafo (EEG), aparato que permite el


registro gráfico de la actividad eléctrica del cerebro, ha potenciado una serie de
investigaciones científicas que permiten demostrar una correlación clara entre
determinadas irregularidades o disfunciones cerebrales y la conducta humana
y, concretamente, la criminal.

(8)
Un trabajo muy conocido es el publicado en 1970 por R.� R.� Monroe8, que Ampliado en 1975.

examinó casi un centenar de delincuentes cuyas sentencias fueron conmuta-


das por un tratamiento de duración indeterminada.

Monroe llegó a dos conclusiones:

1) En primer lugar, evidenció disfunciones�neurológicas en sujetos que an-


teriormente no se había considerado que estaban afectados por éstas.

2) En segundo lugar, que sólo una parte mínima de los analizados acusaron
estas anormalidades�en�el�lóbulo�temporal, lugar que se considera conven-
cionalmente el centro de la agresividad.
© FUOC • PID_00164034 25 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Según Monroe, el grupo que manifestaba anomalías en el EEG era el


más agresivo, antisocial y conflictivo de la institución, y presentaba más
cicatrices y marcas de nacimiento que el grupo con un EEG regular.

Algún autor, en concreto I.�J.�Silverman, ha reprochado a la tesis de Mon-


roe que estas anomalías tenían que ser producto de la prisión –consecuencia,
por lo tanto, y no causa–, ya que se detectaron irregularidades o disfunciones
electroencefalográficas parecidas en enfermos esquizofrénicos hospitalizados
durante mucho tiempo.

Otros estudios electroencefalográficos han pretendido verificar dos hi-


pótesis:

a) En primer lugar, que muchos de los denominados crímenes violentos


sin motivo aparente responden a anomalías cerebrales graves que de-
tecta sólo el EEG, pero que pasan desapercibidas en un examen clínico.

b) En segundo lugar, que hay una determinada conexión entre hechos


concretos delictivos cometidos por jóvenes, producto de personalidades
inmaduras, y disfunciones cerebrales singulares.

(9)
Varios estudios clínicos, por ejemplo, parece que han demostrado que incluso Por ejemplo, accidentes de tráfi-
co.
personas�pacíficas afectadas por procesos tumorales en el cerebro se vuelven
violentas y causan daños graves a familiares y seres amados por los cambios
profundos de personalidad y problemas psicológicos que comportan: episo-
dios psicóticos, alucinaciones, irritabilidad, depresión e, incluso, ataques ho-
micidas. Esto pasa, también, con otros choques traumáticos9, que pueden al-
terar la personalidad y ocasionar graves trastornos de conducta.

4.2.5. Sistema nervioso autónomo. Sistema nervioso


neurovegetatitivo, condicionamiento y proceso de
socialización. Los estudios de Eysenck. Psicopatía y
criminalidad

Según una hipótesis muy reciente, que parte de Eysenck (1964), el fun-
cionamiento�del�sistema�nervioso�autónomo puede predisponer a la
persona a un comportamiento antisocial y, si procede, delictivo, por la
importancia que tiene en el proceso de socialización.

(10)
Las psicopatías10 son el ámbito preferido de los estudios llevados a cabo para Para ser más exactos, las socio-
patías.
verificar esta hipótesis.
© FUOC • PID_00164034 26 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El sistema nervioso autónomo o sistema vegetativo tiene un papel primordial,


porque del mismo dependen determinadas reacciones del cuerpo humano que
escapan al control de la voluntariedad. Eysenck puso énfasis en la gran im-
portancia del sistema nervioso autónomo, y lo relacionó con los conceptos de
introversión y extraversión.

Según Eysenck, la amenaza�intimidatoria�del�castigo es mucho más eficaz


potencialmente con el introvertido, que muestra en estos casos elevados nive-
les de ansiedad. La persona extrovertida, al contrario, experimenta menos an-
siedad, tanto porque es menos sensible al dolor, como porque, en la búsqueda
de la estimulación que le hace falta, recurrirá a comportamientos o actividades
prohibidas.

Eysenck concluye que el psicópata –caso extremo de extraversión– no


desarrolla una conciencia adecuada precisamente por la manera de fun-
cionar de su sistema nervioso autónomo.

Ciertamente, no se puede considerar demostrado que haya una correlación


inequívoca entre el sistema nervioso autónomo y la conducta delictiva.

1) Por una parte, las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, cir-
cunscritas siempre en el ámbito de las psicopatías, han tratado, de manera
exclusiva, de la población reclusa, y esto es una limitación metodológica que
tiene sensibles implicaciones.

(11)
2) Por otra parte, se puede sugerir, como ha hecho algún autor, la posibilidad A pesar de todo, hay una biblio-
grafía considerable sobre este te-
de que el mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo sea la conse-
ma.
cuencia de determinados tipos de personalidad, y no el indicador o la causa11:

a) Todo parece indicar, por ejemplo, que el psicópata tiene menos sensibilidad
fisiológica y emocional, lo cual avala la hipótesis de que el psicópata tiene
hipoactividad emocional ante la estimulación.

b) Consta, también, la incapacidad de la personalidad psicopática para antici-


par las consecuencias negativas derivadas de sus actos, tanto con relación a su
propia persona como a la de la víctima.

c) Más aún, diferentes investigaciones insinúan, según parece, la incapacidad


del psicópata para aprender del castigo, de manera que un determinado sus-
trato biológico le impide formar una conciencia social. Quizá su bajo nivel
de activación (arousal), quizá cierta dificultad para verbalizar la contingencia
implícita en el condicionamiento aversivo, determinan el reducido condicio-
namiento autónomo del psicópata para aprender (para ser condicionado) me-
diante un estímulo doloroso o aversivo (castigo).
© FUOC • PID_00164034 27 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

4.2.6. Endocrinología. Disfunciones hormonales y


comportamiento criminal. Estudios sobre testosterona
y delincuencia masculina (sexual o violenta).
Endocrinología y criminalidad femenina

Desde el siglo pasado, diferentes investigaciones han tratado de asociar el com-


portamiento humano en general, y en particular el criminal, a procesos�hor-
monales�o�endocrinos patológicos, a determinadas disfunciones (hiperfun-
ciones o hipofunciones) de las glándulas de secreción interna (hormonas), por
la conexión de éstas con el sistema neurovegetativo, y del sistema neurovege-
tativo, al mismo tiempo, con la vida instintoafectiva.

Se abre paso, de esta manera, la idea�del�hombre�como�ser�químico,


con todas sus consecuencias: un desajuste o desequilibrio significativo
en la balanza química u hormonal del individuo puede explicar trastor-
nos en su conducta y en su personalidad.

Las obras de M.�Schlapp (1928) y L.�Berman (1921; 1938) marcan el inicio


de la endocrinología criminal:

1) Schlapp puso de relieve que el crimen no es sino una consecuencia de una


perturbación emocional, derivada de un desajuste hormonal.

2) Berman aportó datos valiosos sobre la interrelación que hay entre la activi-
dad glandular, la personalidad y los problemas de comportamiento, y resaltó
los éxitos clínicos espectaculares obtenidos mediante tratamientos hormona-
les.

En los últimos años, y a propósito de la delincuencia agresiva y sexual, han


proliferado investigaciones que tienden a demostrar algún tipo de relación en-
tre los niveles de testosterona y la conducta criminal masculina; asimismo, el
éxito de los tratamientos hormonales en delincuentes sexuales ha sido objeto
de debate. Los tratamientos�clínicos�de�hombres�delincuentes�sexuales por
medio del suministro de drogas que reducen los niveles de testosterona parece
que han dado resultados positivos a corto plazo, pero se ignora los efectos a
medio y largo plazo. Salida del
comedor de
las reclusas de
la prisión de
mujeres de
La criminalidad�femenina es otra prueba de la endocrinología, ya que nu- Saint-Lazare,
en París, según
un grabado de
merosos estudios han puesto de relieve la conexión que hay entre comporta- 1902.

mientos delictivos de la mujer y determinados desajustes hormonales propios


de la menstruación.
© FUOC • PID_00164034 28 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Sin embargo, no hay evidencia científica de que una alteración de los niveles
hormonales sea, en sí misma, causa o factor determinante de estos comporta-
mientos en la mujer; más bien parece que las mencionadas disfunciones no
son sino un factor más que contribuye, en unión con otros, a la explicación
de los comportamientos.

(12)
La endocrinología ha subrayado, sin duda, la influencia de la actividad hor- De la misma manera que mu-
chos criminales no las sufren.
monal en el temperamento y el carácter del individuo. No obstante, una teoría
de la criminalidad de base exclusivamente endocrinológica está condenada al
fracaso, porque son muchos los individuos no delincuentes que sufren, sin
embargo, disfunciones hormonales12.

4.2.7. Sociobiología y bioquímica. El sustrato bioquímico de la


conducta humana, equipotencialidad y aprendizaje: la
sociobiología y la bioquímica. El déficit vitamínico, la
hipoglucemia, las alergias, los contaminantes ambientales
y el comportamiento criminal. La teoría biosocial de
Jeffery

Para la moderna sociobiología –que recibe el nombre de la famosa obra de E.�O.


Wilson, publicada en 1976, que marcó un hito en la evolución de la biología–,
el factor�biológico, el factor�ambiental y el proceso�de�aprendizaje forman
parte de un proceso de interacción continuo y dinámico (contrariamente a lo
que habían mantenido, desde los puntos de vista respectivos, tanto biólogos
como sociólogos radicales).

El hombre no es sólo naturaleza, biología o experiencia (historia), sino


un complejo organismo biosocial, en el que influyen decisivamente la
interacción de factores físicos y ambientales.

La sociobiología rompe con el principio tradicional o la teoría de la equipo-


tencialidad (suposición de que todas las personas nacen con un potencial de
aprendizaje y relaciones idéntico) y traza un nuevo�concepto�de�aprendizaje,
producto de la combinación del código genético y el medio o entorno.

Para la sociobiología –que, como ya hemos dicho, rechaza el dogma clásico


de la equipotencialidad– no hay dos personas idénticas. El aprendizaje, por
otra parte, tiene una importancia primordial en la conducta humana –en la
criminal también–, ya que todo comportamiento social es comportamiento
aprendido: ahora bien, el aprendizaje mencionado no se controla mediante
procesos sociales de interacción, sino por otros de naturaleza bioquímica y ce-
lular, en los que el cerebro y el sistema nervioso central tienen una interven-
ción básica.
© FUOC • PID_00164034 29 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

C.� Jeffery (1978) se ha referido gráficamente a la trascendencia� del


sustrato�bioquímico mencionado: "Código genético y código cerebral
son de naturaleza bioquímica, y comprenden la estructura bioquímica
de genes de transmisión nerviosa al cerebro. El tipo de comportamien-
to (respuesta) que muestra un organismo depende de la naturaleza del
medio (estímulo) y de la manera en la que el cerebro y el sistema ner-
vioso cifran, transmiten y descifran este estímulo [...]. No heredamos el
comportamiento tal y como se hereda la altura o la inteligencia. Here-
damos una capacidad de interaccionar con el entorno".

(13)
Una vez se han examinado en las páginas anteriores distintos componentes Neurofisiológicos, endocrinoló-
13 gicos, etc
biológicos de la conducta , es necesario que, ahora, hagamos una referencia a
los componentes�estrictamente�bioquímicos y que informemos de las prin- (14)
Vitaminas, testosterona, conta-
cipales investigaciones llevadas a cabo para verificar la influencia de ciertas minantes, etc.

sustancias14 en la conducta humana.

1) El déficit�de�minerales�y�vitaminas: un déficit o una dependencia de cier-


tas vitaminas (especialmente la B) y minerales que se requieren para el desa-
rrollo cerebral puede provocar en la persona (sobre todo en el joven) graves
problemas físicos y psíquicos que se traducen en trastornos de conducta. Por
este motivo, la sociobiología ha tratado de verificar las conexiones posibles
entre determinadas vitaminas y minerales, por un lado, y comportamientos
delictivos y comportamientos irregulares, por el otro.

Una insuficiencia� de� vitamina� B (B3 y B6), según Hippchen (1978), es la


causa de la peligrosa hiperactividad de muchos jóvenes, porque el menciona-
do déficit o la dependencia producen intranquilidad y desasosiego. Según el
autor, la mayoría de los niños esquizofrénicos con trastornos de conducta y
de aprendizaje sufren una dependencia clara de la vitamina B.

La relación�entre�conflictividad�de�la�población�penitenciaria�y�la�dieta
de�los�reclusos ha sido otro de los temas de investigación, que parece haber
presentado conclusiones positivas. Según algunos autores, un déficit nutriti-
vo o bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia) podrían explicar la
hiperactividad y la agresividad de muchos jóvenes.

(15)
2)�Hipoglucemia: numerosas investigaciones relacionan la hipoglucemia con Bolton, Hill y Sargent, Schmidt,
15 Asch, etc.
comportamientos agresivos . El cerebro es el único órgano que obtiene la
energía exclusivamente de la combustión de hidratos de carbono. Por este
motivo, un déficit significativo de glucosa en la sangre –bajos niveles de glu-
cosa o descenso repentino de los niveles– puede deteriorar el funcionamiento
del cerebro y afectar al metabolismo. Irritabilidad, ansiedad, depresión, atur-
dimiento y confusión suelen ser algunos de los síntomas de hipoglucemia con
mayor relevancia (potencial) criminológica.
© FUOC • PID_00164034 30 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Algunas investigaciones relacionan crisis�hipoglucémicas con la comisión de


asesinatos múltiples y sucesivos (Hill y Sargent), con agresiones sexuales (Po-
dolsky); o creen haber detectado un índice muy significativo de hipoglucémi-
cos en la población juvenil reclusa (Schmidt, Asch y otros).

(16)
3)�Alergias: otros sociobiólogos relacionan los cuadros alérgicos con compor- Por ejemplo, el síndrome de
16 tensión y fatiga alérgicas que des-
tamientos delictivos o irregulares . Las alergias nerviosas –y también las cere- cribió Speer.
brales– pueden influir negativamente en la conducta humana, porque impli-
can una respuesta desmesurada e inusual del organismo a ciertas sustancias
que le son extrañas.

Ahora bien, la hiperemotividad, la hiperemocionabilidad o la hostilidad que


algunos cuadros alérgicos desencadenan no permite establecer una relación
causal inequívoca, estadísticamente comprobada, entre las alergias y el com-
portamiento criminal.

4)�Contaminantes�ambientales: no faltan trabajos científicos en los últimos


años que relacionan determinados contaminantes ambientales con trastornos
de conducta, entre otros, el plomo, el cadmio, el mercurio y algunos gases
inorgánicos como la clorina y el dióxido de nitrógeno.

Recordemos, sólo, las investigaciones que asocian el consumo o la ingestión de


determinados aditivos alimenticios con el comportamiento hostil y agresivo
de jóvenes (Hawley y Buckley). O las llevadas a cabo por Oliver David, que
demostró los elevados índices de hiperactividad de jóvenes con ciertas tasas
de plomo en el flujo sanguíneo.

5)�Otras�investigaciones�ambientalistas: se trata del contrapunto de las teo-


rías constitucionales clásicas, ya que ponen el acento en la relevancia etiológi-
ca de los factores: térmico, acústico, luminoso, espacial, urbanístico, natural,
etc.

Sin embargo, la aportación más brillante en el campo de la sociobiología la


debemos a Jeffery. El modelo�sociobiológico�de�Jeffery se basa tanto en la
psicología ambiental, como en la psicología del aprendizaje y la psicofisiolo-
gía. Se fundamenta en el conductismo skinneriano (aprendizaje mediante el
denominado mecanismo operante) y en las condiciones biológicas (código ge-
nético y estructura bioquímica y celular del cerebro).
© FUOC • PID_00164034 31 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Según Jeffery, la conducta humana responde tanto a variantes ambien-


tales como genéticas. El aprendizaje es un proceso psicobiológico que
incluye cambios en la estructura bioquímica y celular del cerebro. Se
trata de un sistema de información que fluye del ambiente al organis-
mo, de acuerdo con la fórmula siguiente:

Código genético + ambiente = código cerebral + ambiente = conducta.

En el modelo biosocial de Jeffery, tres ideas tienen un papel decisivo:

a) La orientación�prevencionista.

b) La potenciación�del�ambiente�físico (de relevancia etiológica).

c) El enfoque�conductista�singular.

Con respecto al prevencionismo, el espacio físico tiene un papel estelar. Si el


crimen es muy selectivo y busca determinados espacios físicos, una política
criminal científica tiene que partir de esta constatación e incidir en el diseño
arquitectónico y urbanístico, en el marco, el hábitat y los espacios que condi-
cionan la vida del hombre moderno.

En lo que respecta al tratamiento�del�infractor, Jeffery se muestra partidario


de una intervención agresiva y eficaz, y propugna el control ambiental (físico)
y la modificación simultánea de las condiciones biológicas relevantes en los
procesos de aprendizaje del individuo: la ingeniería genética y la intervención
en el equilibrio bioquímico cerebral mediante la dieta, la estimulación y los
psicofármacos.

Jeffery afirma lo siguiente:

"Debemos proporcionar a los jóvenes oportunidades legítimas, pero en un contexto ge-


neral de bloqueo de las oportunidades ilegítimas."

4.2.8. Genética criminal: herencia y delito. Genealogías


criminales y estadística familiar. Estudios sobre
gemelos y adopción. Malformaciones cromosómicas y
comportamiento criminal

Los progresos�de�la�Genética suscitaron pronto los problemas inevitables de


la herencia criminal. Si en rigor procede hablar de esto, ¿cuáles son, si los hay,
los factores hereditarios y cómo influyen en la conducta delictiva?
© FUOC • PID_00164034 32 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

(17)
Aunque no todos los componentes biológicos se pueden imputar a la heren- Hay fenómenos conocidos de
17 mutaciones genéticas y de rebelio-
cia , los estudios que se mencionan a continuación subrayan la importancia nes contra la identidad.
de�la�carga�hereditaria.

Los ámbitos preferentes de la genética criminal son los estudios sobre familias
criminales, sobre gemelos y adopción, y las investigaciones sobre anomalías
cromosómicas.

a)�Familias�criminales:�genealogías�de�delincuentes

Se trata más bien de tablas�de�descendencia que de árboles genealógicos com-


pletos, ya que estas investigaciones suelen hacer el seguimiento de la descen-
dencia de una sola línea, y no consideran el influjo hereditario del resto de
los descendientes.

En numerosos trabajos se creyeron confirmadas las teorías� heredita-


rias, ya que no era fácil explicar de otra manera la elevada tasa de crimi-
nalidad de los descendientes de una misma familia, un índice suficien-
temente significativo como para imputarlo, sólo, a factores externos o
ambientales.

No obstante, estas investigaciones no demuestran que la degeneración, trans-


mitida por la vía hereditaria, sea la causa de la criminalidad:

• Los altos índices de criminalidad que se aprecian en algunos grupos fami-


liares o clanes se explican claramente por diferentes razones.

(18)
• Por otra parte, el hecho de que familias socialmente "cualificadas" pro- Entre otros, el aprendizaje y la
influencia del entorno.
duzcan delincuentes, mientras que miembros de familias "indeseables" se
adaptan a las exigencias comunitarias, parece que desmiente la hipótesis
comentada. Se ha objetado, también, a las genealogías de delincuentes –y
con razón–, que la muestra que utilizan no tiene representatividad y que
es imposible generalizar los resultados. También se les ha objetado el he-
cho de imputar exclusivamente a la herencia lo que es producto de una
compleja interacción de factores18.

La estadística�familiar�moderna usa otras técnicas de control y comparación


metodológicamente más adecuadas para asegurar la fiabilidad de las investi-
gaciones.

De las investigaciones más conocidas destacan las siguientes:

• La de Lund, que observó que la proporción de delincuentes condenados


por delitos graves es mayor entre aquéllos cuyos padres también fueron
delincuentes, que entre los que tienen sólo uno de los dos condenado; y
© FUOC • PID_00164034 33 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

estos últimos, al mismo tiempo, son más que los delincuentes sin padres
condenados.

• También destaca la de Bernhardt, que dividió a los criminales examinados


en dos grupos:
– Aquéllos cuyos padres no eran criminales, pero sí lo eran sus abuelos
u otros ascendientes.

– Aquéllos que no tenían ascendientes criminales.

Observó que, en el primer grupo, la proporción de hermanos delincuentes era


el doble de la del segundo.

b)�Estudios�sobre�gemelos

Utilizan dos datos fundamentales:

• La semejanza,�mayor�o�menor, de la carga genética (gemelos univitelinos


o gemelos bivitelinos).

• Los índices�de�coincidencia�criminal apreciados en los casos respectivos.

Los estudios en esta materia se multiplicaron a raíz de la obra de� J.� Lange
(1929), El delito como destino, y los más conocidos son los de F.�Stumpfl (1936),
F.�Exner (1946), K.�O.�Christiansen (1974) y H.�J.�Eysenck (1970).

Lange, en 1929, intentó comprobar, cuando uno de los dos hermanos


ha demostrado la predisposición delictiva, qué pasa con el otro cuya
carga hereditaria era idéntica. Un punto de partida parecido adoptan
otras investigaciones que, como la de Lange, obtuvieron los mismos
resultados: llama la atención la coincidencia en la trayectoria de los
gemelos, los dos serían delincuentes. Ahora bien, con la particularidad
siguiente: los índices de concordancia son muy inferiores en los gemelos
bivitelinos o dicigóticos.

Desde la tesis fatalista, inicial, de Lange a la más reciente y matizada de Chris-


tiansen, la Genética�criminal ha experimentado una evolución sensible y ha
asumido, poco a poco, la tesis de que la herencia de la disposición delictiva es
un problema más complejo. De hecho, los trabajos posteriores presentan ín-
dices de concordancia cada vez menos optimistas y reclaman la ponderación
de otras muchas variables (especialmente ambientales). Más aún, todo pare-
ce indicar que hay que discriminar la incidencia del factor genético según la
© FUOC • PID_00164034 34 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

modalidad de la infracción delictiva: se han apreciado, por ejemplo, índices


mucho más superiores de concordancia criminal en delitos sexuales que en
delitos contra el patrimonio.

Una exacerbación de la relevancia del factor genético simplifica el problema


y olvida que, como bien dice García Andrade (1984), el hombre no es sólo
herencia sino también historia.

c)�Estudios�de�adopción

Otra de las técnicas usadas para ponderar la influencia genética consiste en el


seguimiento�de�la�conducta�de�adoptados�criminales�y�no�criminales, en
su relación con los padres biológicos y los adoptivos, según sean estos últimos
delincuentes o no delincuentes.

(19)
Desde la primera llevada a cabo
19
El resultado que más llama la atención de estas investigaciones es que en 1938 por Kuttner.

los hijos�biológicos�de�criminales delinquen con más frecuencia que


los hijos adoptados.

El estudio de adopción más valioso es de Hutchings y Mednick. Han anali-


zado a 1.145 hombres adoptados en Dinamarca entre 1924 y 1947 y, puesto
que localizaron a 143 padres biológicos, seleccionaron un grupo de control de
143 no criminales (manteniendo, como es lógico, las mismas variables en un
grupo y en otro).

Sus conclusiones fundamentales son dos:

1) Es más verosímil que se produzca el comportamiento delictivo en el


adoptado que tiene un padre biológico con antecedentes penales.

2) Los índices de criminalidad en los jóvenes adoptados aumentan se-


lectivamente en función de los antecedentes criminales de los padres,
más de los naturales que de los adoptivos.

d)�Malformaciones�cromosómicas

A la vista de las primeras investigaciones sobre reclusos y enfermos mentales,


surgió la hipótesis de que ciertas malformaciones cariotípicas o cromosómicas
podían determinar el comportamiento humano y también, por lo tanto, el
criminal. El impacto que los medios de comunicación produjeron al divulgar
anomalías singulares detectadas en alguna célebre carrera criminal impulsó
definitivamente estos estudios. Mencionamos sólo los estudios de Casey, Ja-
cobs, Welch, Hunter, Sarbin, Sebba, etc.
© FUOC • PID_00164034 35 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El criterio� básico� para� diagnosticar estas disfunciones es el número


de cromosomas, es decir, un exceso o un defecto en la composición de
los denominados gonosomas (cromosomas que fijan las características
sexuales primarias y secundarias del individuo).

Cada célula contiene 23 pares de cromosomas (uno de los cuales son los go-
nosomas). En la mujer, los dos cromosomas son similares de tamaño y de for-
ma si se miran en el microscopio (XX). En el hombre, difieren y uno es más
pequeño (XY).

Las malformaciones principales observadas fueron las siguientes.

• Por defecto: el síndrome�de�Turner (XO), que, según parece, afecta sólo


a 1 de cada 5.000 mujeres, da lugar a ciertos síntomas (baja altura, cuello
corto, pecho ancho, útero pequeño, etc.).

• Por exceso:
– En la mujer, las anomalías cariotípicas que responden a las fórmulas
XXX, XXXX y XXXXX.

– En el hombre, el síndrome� de� Klinefelter (XXY, XXXY, XXXXY o


XXXYY). Según apreciaciones, incide en el 2% de la población reclusa
y el cuadro sintomatológico difiere (circunferencia torácica disminui-
da, caderas anchas, piernas largas, poco vello en el cuerpo). Se suele
asociar a coeficientes intelectuales bajos, alcoholismo, homosexuali-
dad y esterilidad.

– La conocida trisomía (XYY), que según distintos estudios es más fre-


cuente en la población reclusa que en la general –más, también, en
la masculina que en la femenina y ausente en la raza negra–, no tie-
ne una sintomatología específica, si bien se supone que los portadores
son de altura elevada, corpulentos, con perturbaciones hormonales y
defectos de conducta y adaptación al medio, con un déficit intelectual
significativo, escasa afectividad y agresividad desmesurada.

La sintomatología y las consecuencias de los síndromes respectivos, así como


los resultados de las distintas investigaciones, no tienen el consenso científico
necesario.

(20)
Trabajos más recientes sobre el cariotipo�XYY relativizan –cuando no la des- En este sentido se pronuncian
20 Price y Whatmore, Sarbin y Miller,
mienten– su incidencia en el comportamiento criminal . Cabe advertir que Hunter, etc.
esta composición cromosómica no es hereditaria, no se transmite. Y que los
© FUOC • PID_00164034 36 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

estudios llevados a cabo hasta el momento, de hecho circunscritos a la pobla-


ción reclusa, sólo permiten establecer algunas correlaciones con la criminali-
dad agresiva y sexual.
© FUOC • PID_00164034 37 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

5. Modelos psicologicistas: explicaciones


psicologicistas del comportamiento criminal

5.1. Psicoanálisis, Psicopatología y Psiquiatría (criminal): los


presupuestos, los métodos y los postulados teóricos

A continuación, se examinan un conjunto de modelos�teóricos que explican


el comportamiento delictivo en función de determinados procesos psíquicos
normales o patológicos. Es necesario, por este motivo, delimitar los conceptos
previamente y distinguir los ámbitos respectivos de la psicología, la psicopa-
tología y el psicoanálisis:

• La Psiquiatría es una rama de la medicina que se ocupa del hecho psíquico


morboso, del hombre psíquicamente enfermo. Tiende, pues, a adoptar una
perspectiva clínica y a considerar la conducta delictiva como la expresión
de un trastorno de la personalidad, patológico.

(21)
A la psiquiatría, o mejor a la psicopatología, le corresponde delimitar el Psicopatología, neurosis, esqui-
zofrenia, etc.
concepto�de�enfermedad�o�trastorno�mental y sus manifestaciones y,
después de una verificación previa, formular la correlación que pueda ha-
ber entre determinadas categorías patológicas21 y las manifestaciones de-
lictivas concretas.

• La Psicología, al contrario, estudia el comportamiento humano, la con-


ducta. Le interesa el comportamiento criminal como cualquier otro com-
portamiento. La psicología empírica moderna trata de explicar el proceso
de adquisición de ciertos modelos de conducta, identificando los factores
y las variables que la refuerzan, tanto si es un comportamiento conformis-
ta como en el caso contrario. Sus cultivadores son más partidarios del la-
boratorio y el experimento que de la observación y la clínica.

(22)
A la Psicología le corresponde el estudio�de�la�estructura,�la�génesis�y�el Por ejemplo, el aprendizaje de
22 los modelos criminales.
desarrollo�de�la�conducta�criminal y el estudio�de�los�factores�o�las
variables�diferenciales de esta conducta.

• El Psicoanálisis concibe el crimen como un comportamiento funcional


simbólico, expresión de conflictos psíquicos profundos, pretéritos, de des-
equilibrios de la personalidad que sólo se pueden desvelar de manera in-
trospectiva, adentrándose en el inconsciente del individuo. En sus oríge-
nes estaba unido al estudio de ciertas patologías (neurosis e histeria) y ha
creado un entramado conceptual complejo, capaz de explicar el compor-
tamiento delictivo en términos muy parecidos a las enfermedades menta-
© FUOC • PID_00164034 38 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

les. Por este motivo, ha servido de puente entre la psiquiatría moderna y


la psicología.

Al Psicoanálisis le corresponde el examen�de�la�estructura�psicodinámi-


ca�de�la�personalidad, sus conflictos y frustraciones, el proceso de mo-
tivación del criminal y la misma interpretación de la conducta delictiva
teniendo en cuenta el inconsciente del autor y el análisis introspectivo.

5.2. Exposición y crítica de los distintos modelos

5.2.1. Modelos psicodinámicos (Psicoanálisis criminal)

Postulados de la teoría psicoanalítica ortodoxa sobre la génesis


del comportamiento delictivo. Implicaciones metodológicas

(23)
Es un método radicalmente
La teoría�psicoanalítica tiene una relevancia criminológica particular y opuesto al que sigue la psicología
conductista.
propugna un análisis introspectivo para suscitar las motivaciones ocul-
tas del delincuente23.

El modelo psicoanalítico se caracteriza frente a otros modelos (el modelo bio-


físico, el conductista, etc.) por algunos rasgos.

a) Se trata de un modelo� psicodinámico, que responde a un poderoso de-


terminismo biológico. Concede una importancia particular al instinto sexual,
sustrato, motor y referencia obligada del comportamiento de todo individuo.

b) Su teoría�psicosexual distingue diferentes etapas en el desarrollo de la libi-


do, que determinan el psiquismo y la personalidad del individuo: oral, anal,
fálica, de latencia y genital.

c) La división� topográfica� del� psiquismo (consciente, preconsciente e in-


consciente) resalta la trascendencia etiológica e interpretativa del inconscien-
te, y atribuye a la conducta humana consciente un significado simbólico, co-
mo simple reflejo del inconsciente.

(24)
d) El modelo psicoanalítico distingue, también, tres instancias�mentales que Por ejemplo, la neurosis.
integran el aparato intrapsíquico: ello, yo y superyó, cuyo equilibrio garanti-
za la estabilidad mental del individuo y, sus disfunciones, las distintas pato-
logías24.

e) El marco�psicopatológico se encuadra en conflictos infantiles, que se ma-


nifiestan durante la vida adulta mediante procesos inconscientes, por lo cual
el único método que permite captar la dinámica y el significado simbólico del
comportamiento humano es el introspectivo.
© FUOC • PID_00164034 39 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

(25)
El conflicto�mental, la represión (neurosis) y el delito como respuesta sim- El conflicto mental se produce
entre la estructura primaria del in-
bólica o comportamiento sustitutivo son para el psicoanálisis los tres peldaños
dividuo –libido– y los requerimien-
de un proceso dinámico: el conflicto mental25 reprime en el inconsciente los tos de conformidad con la comuni-
dad o entre los tres niveles del apa-
impulsos y los complejos del individuo, los cuales tratan de aflorar en el mun- rato intrapsíquico del individuo: el
yo, el ello y el superyó.
do consciente y vencer el obstáculo del censor que los retiene allí, de manera
que todos los actos humanos, incluidos los delictivos, son respuestas sustitu-
tivas o simbólicas que directamente o indirectamente expresan la realidad del
inconsciente.

f) El complejo�de�Edipo tiene un poderoso efecto criminógeno según la teoría


psicoanalítica, ya que, cuando no se supera, genera un complejo de culpa en
el sujeto cuyo componente autopunitivo lo lleva al delito: precede y motiva
el crimen, en lugar de sucederlo.

El pensamiento de Freud

S.�Freud (1856-1939), neurólogo y psiquiatra vienés, representa el pensamien- Lectura complementaria


to�psicoanalítico�ortodoxo. El autor parte de la contraposición radical de dos
Ved la reseña bibliográfica so-
instintos básicos en el hombre: bre S. Freud en:
A.�García-Pablos (1988). Ma-
nual de Criminología (pág. 402
a) El instinto�de�la�vida�o�Eros, fuertemente matizado en su acepción sexual. y sig.). Madrid: Espasa Calpe.

b) El instinto�de�la�muerte�o�destrucción, o�Thanatos. Éste permite asociar


las raíces últimas del comportamiento delictivo y la mencionada fuerza des-
tructora innata.

El complejo� de� Edipo tiene un interés particular en la teoría freudiana, ya


que muchos actos criminales, según el autor, tienen su explicación en este
complejo que, lejos de suceder a la comisión del delito, la precede y la impulsa,
y tiene su origen en una vivencia inconsciente del niño.

(26)
Freud conecta la evolución�del�instinto�sexual con determinadas etapas de Por ejemplo, los individuos fija-
dos en la fase oral cometen delitos
la evolución de la personalidad y, al mismo tiempo, éstas con las distintas
de expresión verbal y son propen-
manifestaciones delictivas, de manera que el sujeto que ha sufrido el trauma sos a hábitos como el alcoholismo.

(el cual detiene la evolución personal normal) manifiesta los estigmas propios
de de las fases en las que el trauma se ha fijado y, en consecuencia, es proclive
a la comisión, en cada caso, de determinados hechos criminales26.
© FUOC • PID_00164034 40 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Para acabar, la potenciación del mundo subconsciente y la división�di-


námica�de�la�personalidad en tres esferas (yo, ello y superyó) subrayan
uno de los postulados del psicoanálisis ortodoxo: todos los actos del
hombre tienen una explicación oculta que sólo la introspección puede
revelar y, en concreto, el delito se arraiga en desequilibrios y conflictos
íntimos en la estructura de la personalidad (con frecuencia, ausencia y
debilidad del superyó, instancia que vela por la interiorización correcta
de normas y valores).

La aportación de Adler, Jung y Fromm (el psicoanálisis heterodo-


xo)

Entre los psicoanalistas posfreudianos heterodoxos destacan Adler, Jung y


Fromm.

A. Adler (1870-1937)
La psicología�individual de Adler rechaza el pansexualismo freudiano,
adopta un método finalista (frente al determinismo de Freud) y otorga Médico vienés y prestigioso
colaborador de Freud durante
una gran relevancia al ambiente social en el desarrollo del psiquismo diez años, es autor de Estudios
sobre las inferioridades orgáni-
del individuo. El complejo de inferioridad ocupa un lugar central en cas, El sentido de la vida, Teoría
la teoría de Adler: para el autor, el delincuente es un acomplejado y la y práctica de la psicología del in-
dividuo, etc.
inferioridad es fuente de reacciones neuróticas que generan crimen me-
diante conocidos mecanismos compensadores. Se cumple de esta mane-
ra la fórmula: inferioridad-complejo-tendencia al poder-supracompen-
sación-delito.

Para Adler, hay tres principios que determinan la conducta del hombre:

a) El sentimiento�de�inferioridad, con base orgánica o meramente situacio-


nal.

b) La ambición�de�poder, que trata de compensar el complejo de inferioridad. C. G. Jung (1870-1961)

Representa la denominada psi-


c) El sentimiento�de�comunidad, sucedáneo del superyó freudiano que mo- cología analítica. Entre otras
dera los dos anteriores. obras, es autor de Psicología y
psicopatología de los fenómenos
ocultos, Teoría del psicoanálisis
y Los tipos psicológicos, contri-
buciones a una psicología ana-
La aportación fundamental de Jung se encuentra en la idea�del�incons- lítica. En esta última traza una
conocida distinción entre indi-
ciente�colectivo o conjunto de vivencias de la humanidad, acumuladas viduos introvertidos y extrover-
a lo largo de la historia como legado cultural, que cada hombre revive tidos, que ha tenido un gran
éxito en la psicología general.
y que se transmiten por la herencia. Según el autor, este depósito de
experiencia ancestral acumula imágenes generales y arquetipos (mode-
los culturales) inconscientes pero decisivos en la explicación del delito.
Como Adler, Jung se aleja de las tesis ortodoxas freudianas.
© FUOC • PID_00164034 41 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Finalmente, Erich�Fromm es uno de los principales teóricos sociales del psi-


coanálisis (orientación sociológica).

La crisis�de�la�civilización�occidental�–y sus causas– y la salud�men-


tal�de�la�sociedad�contemporánea (patología de la normalidad) son
algunos de los problemas tratados por el autor, el cual, alejándose de
las tesis freudianas, sugirió la necesidad de un psicoanálisis humanista
sobre nuevas bases.

Las orientaciones psicoanalíticas modernas

Las orientaciones psicoanalíticas modernas amplían su temática convencio-


nal al estudio de actitudes colectivas (psicología del castigo, psicología de la
sociedad sancionadora, etc.) y prefieren explicar el crimen no como producto
de desequilibrios o conflictos intrapsíquicos, sino como consecuencia de una
interiorización defectuosa de las normas sociales por parte del individuo, lo
cual sugiere prestar atención especialmente a los procesos de socialización y
a los denominados estados deficitarios criminógenos (falta de identificación del
hijo con los padres, falta de afecto, presión social sobre las familias, etc.).

Valoración crítica de la teoría psicoanalítica

Las orientaciones�psicoanalíticas�modernas amplían su temática con-


vencional al estudio de actitudes colectivas (psicología del castigo, psi-
cología de la sociedad sancionadora, etc.) y prefieren explicar el crimen
no como un producto de desequilibrios o conflictos intrapsíquicos, sino
como consecuencia de que el individuo ha interiorizado las normas so-
ciales de manera defectuosa.

E. Fromm (1900-1980)

Algunas de sus obras más conocidas son El miedo a la libertad (1984), en las que mantiene
que el miedo a la libertad explica los mecanismos de huida y evasión característicos de
la actitud existencial del hombre moderno, El arte de amar y El psicoanálisis de la sociedad
contemporánea, en la que analiza las causas y los síntomas de la salud mental social: lo
que denomina patología de la normalidad.
Erich Fromm

El Psicoanálisis criminal ha sido objeto de numerosas críticas:

a) Desde un punto de vista metodológico se ha cuestionado su cientificidad.


Sus contradictores le reprochan que confunde inferencia y observación, es de-
cir, la interpretación de unos hechos objetivos que se hace a partir de la ob-
servación con la observación misma.
© FUOC • PID_00164034 42 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

b) Las tesis psicoanalíticas ortodoxas son tildadas, también, de timocéntricas


porque atribuyen una desmesurada función reguladora de toda la actividad
mental del individuo a las pulsiones instintivas y a los afectos, sin conceder
ninguna relevancia a ciertas operaciones intelectuales y cognitivas del yo.

c) Filosóficamente, el psicoanálisis conduce a un determinismo biológico, con


todas sus consecuencias, vistos la primacía y el significado que otorga a las
fuerzas del inconsciente.

d) Desde una perspectiva politicocriminal reclama una no intervención poco


realista, difícil de insertar en cualquier programa eficaz de prevención.

e) Políticamente, refleja el marco liberal individualista de la sociedad que lo


vio nacer, y su enfoque individualmentalista no tiene consenso científico.

En el ámbito terapéutico no se puede negar la aportación de los modelos psico-


dinámicos y su eficacia con respecto a ciertas enfermedades, pero en el ámbito
etiológico y explicativo parece difícil generalizar con éxito sus construcciones.

5.2.2. Teorías psiquiátricas de la criminalidad (Psicopatología)

Hoy no se puede mantener que el delincuente sea un loco, ni que la locura


genere necesariamente criminalidad, de la misma manera que no todo delin-
cuente es un psicópata ni, por descontado, todo psicópata delinque. Sin em-
bargo, tradicionalmente a lo largo de la historia han sido otras las ideas sobre
el delincuente e, incluso, sobre el concepto de salud y enfermedad mental.

Evolución de la Psiquiatría

La Psiquiatría�moderna, en cualquier caso, ha experimentado una evolución


sensible.

a) A pesar de que la Psiquiatría somática y poskraepeliniana, por ejemplo, pue-


de seguir vigente en la praxis terapéutica, su marco teórico ha sufrido cambios
significativos, y el centro de gravedad se ha desplazado de la psiquiatría "pe-
sada" (psicosis) a la "ligera" (neurosis).

b) La clasificación convencional de las enfermedades y los trastornos mentales


se diversifica progresivamente.

c) Pasa a un primer plano la funcionalidad y la objetividad de unas y otros, es


decir, la determinación del aspecto concreto del comportamiento o la facultad
afectada y el impacto en la personalidad del individuo.
© FUOC • PID_00164034 43 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

d) El modelo clínico, orgánico o biofísico, de enfermedad mental, es sólo uno


de los posibles modelos de la psiquiatría actual (coexisten el conductista, el
psicodinámico, el sociológico, etc.).

Problemática de los conceptos de salud y enfermedad mental

Delimitar los conceptos de salud y de enfermedad mental no es un trabajo


fácil –como tampoco lo es definir la noción de salud y la de normalidad men-
tal. Si en el campo de la medicina somática estas nociones son conflictivas,
todavía suscitan más problemas para la psiquiatría, ya que las fronteras entre
salud y enfermedad, normalidad y anormalidad, parecen, en buena medida,
circunstanciales, relativas y cambiantes.

La personalidad psicopática. Noción de psicopatía. La posible co-


rrelación orgánica o fisiológica. Psicopatía y delito

(27)
Desde que en 1896 Kraepelin definió la personalidad�psicopática, la doctrina Se ha dicho con razón que no
existe "el psicópata", ni dos psicó-
psiquiátrica ha polarizado todo el debate científico en torno a esta categoría.
patas iguales.
En el momento de verificar las posibles conexiones entre anomalías o trastor-
nos psíquicos y crimen, el concepto de psicopatía ha ocupado un papel este-
lar, aunque su delimitación no comporte precisamente ningún consenso27: el
número y la heterogeneidad de las personalidades psicopáticas (tipologías), la
etiología muy distinta que se atribuye a estos cuadros clínicos y los rasgos de la
personalidad descritos en cada caso demuestran la complejidad del problema.

Psicopatía, sociopatía y personalidad�antisocial se suelen utilizar co-


mo sinónimos, y merece un amplio reconocimiento la definición que
ofrece la Asociación Americana de Psiquiatría:

"El término (psicópata) se reserva a individuos que están básicamente


sin socializar y cuyos patrones de conducta los llevan a conflictos con-
tinuados con la sociedad. Son incapaces de mantener una lealtad rele-
vante hacia individuos, grupos y valores sociales. Son egoístas de mane-
ra extrema, insensibles, irresponsables, impulsivos e incapaces de sen-
tirse culpables y de aprender de la experiencia del castigo. Tienen un
nivel bajo de tolerancia de frustraciones. Tienden a culpar a los otros o
a racionalizar de manera plausible la propia conducta."

Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (1968, Washington


DC)

La definición de psicopatía

A mediados de este siglo, se utilizan más de doscientos términos diferentes, e incluso


contrapuestos, como sinónimos de psicopatía; se atribuyen casi setenta características
distintas a la personalidad psicopática y se han llegado a asociar más de una treintena de
comportamientos a esta anormalidad.
© FUOC • PID_00164034 44 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La personalidad psicopática, finalmente, plantea hoy dos problemas�funda-


mentales:

a) Su supuesta correlación�orgánica o fisiológica, cuya verificación han in- Lectura recomendada


tentado numerosos autores. Parece que las investigaciones neurofisiológicas
Podéis ver una información
y biosociales han comprobado la existencia de un condicionamiento�bioló- sobre las investigaciones que
gico o sustrato orgánico de la psicopatía. Ciertas anomalías cerebrales (ritmo creen haber encontrado la
correlación orgánica mencio-
delta, ritmo lento, etc.) y del sistema nervioso autónomo (nivel de activación nada en el sistema nervioso
autónomo o vegetativo, en
cortical) lo demostrarían, según Eysenck, Mednick, etc.
el nivel de activación corti-
cal del individuo (arousal) o
en las disfunciones neuro-
b) Su relevancia�criminógena. Con respecto a las investigaciones�empíricas, fisiológicas (estudios de Ey-
con grupo de control o sin el mismo (población reclusa), dirigidas a comprobar senck, Mednick, Trasler, Ra-
bin, Siddler, Volavca, etc.),
la relación entre psicopatía y criminalidad, sus resultados –equívocos, descon- en:
certantes e, incluso, contradictorios– dan pie a todo tipo de interpretaciones. A.�García-Pablos (1988). Ma-
nual de Criminología (pág. 384
La discusión científica sobre el problema sigue, pues, abierta. y sig.). Madrid: Espasa Calpe.

Valoración crítica de las teorías psiquiátricas de la criminalidad

Psicopatología y Psiquiatría circunscriben sus competencias a los procesos


patológicos, al delincuente enfermo. Éste, según la opinión mayoritaria, se
tiene que considerar, desde un punto de vista numérico, estadísticamente po-
co significativo, si se pondera el total de la población criminal. La sociedad
teme, y mucho, al enfermo mental (de hecho, más por la imprevisibilidad de
todo individuo psicótico, que disminuye las posibilidades de una prevención
efectiva, que por el peligro objetivo que representa).

No obstante, el delincuente�psicótico representa un porcentaje muy


reducido en el total de la población criminal, muy inferior a lo que se
podría pensar, ya que la experiencia demuestra que la mayoría de los
infractores de la ley son sorprendentemente normales desde el punto
de vista psíquico: el problema consiste, con frecuencia, no en el hecho
de que determinadas personalidades se encuentren mal estructuradas o
inadaptadas, sino que se encuentren bien dispuestas y adaptadas a la
vida y a los valores criminales.

5.2.3. Modelos psicologicistas (Psicología empírica)

Hay que hacer una referencia breve a la evolución de la Psicología, al debate


correspondiente sobre el método y a los principales modelos teóricos elabora-
dos en su seno.
© FUOC • PID_00164034 45 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Modelos psicodinámicos (introspectivos), conductistas, cognitivos


y socioconductuales: implicaciones metodológicas y postulados
respectivos

La Psicología, bajo la influencia del positivismo, se ocupó del estudio de la


personalidad criminal, si bien sus investigaciones no adquirieron la relevancia
teórica y científica deseable, porque se circunscribían, fundamentalmente, al
ámbito clinicoforense y a finalidades terapéuticas.

Desde un punto de vista metodológico, es necesario hacer la contraposición


siguiente.

a) Por una parte, el conductismo y el psicoanálisis: para el modelo psicodi-


námico, los últimos determinantes del comportamiento criminal son fuerzas
motivacionales, tendencias e impulsos que actúan por debajo del umbral de
la conciencia. Las raíces del delito se encuentran, pues, en el interior del indi-
viduo: el único método de investigación es, en consecuencia, el introspectivo.

El conductismo, al contrario, supone un desplazamiento rotundo del análisis


causal de las respuestas humanas del ámbito de las motivaciones internas al
de las influencias externas: estímulos y refuerzos. El conductismo busca las
claves del comportamiento, con rigor científico y experimental notorio, en las
fuerzas del medio, y a los rasgos de la personalidad, a los motivos del infractor
y a los determinantes internos de la conducta les toma su soberanía tradicio-
nal: la conducta se analiza en función de los estímulos que la provocan y los
refuerzos que la mantienen.

b) Por otra, el conductismo, la teoría�cognitiva y el aprendizaje�social: para


la teoría del aprendizaje social, el individuo no comete el delito por impulso
de fuerzas internas (explicación psicoanalítica) ni de estímulos externos (hi-
pótesis conductista), sino de una compleja y continua interacción de determi-
nantes personales y ambientales, en los que ciertos procesos simbólicos tienen
un papel predominante.

Exposición y valoración crítica de los distintos modelos teóricos


de la psicología empírica

La psicología moderna ha elaborado cuatro modelos�fundamentales.

a)�Modelos�biologicoconductuales�o�de�condicionamiento�del�proceso�de
socialización: se trata de un conjunto de construcciones teóricas que explican
no cómo se aprende el comportamiento criminal, sino por qué ciertas personas
(los delincuentes) fracasan en la inhibición eficaz de las conductas prohibidas
socialmente que el resto de los ciudadanos han aprendido a evitar.
© FUOC • PID_00164034 46 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Las teorías�de�Eysenck�y�Jeffery tienen un interés especial. Según Eysenck Ved también


(1976), los problemas�de�la�personalidad tienen su origen en factores here-
Podéis ver el subapartado
ditarios y producen ciertos atributos característicos asociados a la criminali- 4.2.7, donde se explica el mo-
dad. El niño, afirma Eysenck, asocia el castigo (estímulo incondicionado) a delo biosocial de Jeffery.

las conductas prohibidas (estímulo condicionado) y de esta manera desarrolla


poco a poco una conciencia o reacción condicionada de miedo y ansiedad
ante comportamientos parecidos en el futuro. Es decir, una instancia de con-
trol interno, autónoma, que actuará en lo sucesivo como un poderoso factor
disuasivo. Más eficaz, de hecho, que el mismo castigo, porque antecede la po-
sible comisión del delito y es inevitable.

Partiendo de la hipótesis de que la conciencia humana es sólo un reflejo con-


dicionado, Eysenck considera que se convierte en criminal la persona que no
alcanza desarrollar (condicionar) las reacciones morales y sociales oportunas,
es decir, quien sufre un defecto�psicológico que consiste en la falta de con-
ciencia o en la escasa capacidad de provocar ciertos tipos de reacciones. Este
defecto o vicio, afirma Eysenck, suele ir acompañado, según su experiencia
clínica, de temperamentos extrovertidos, frecuentes en neuróticos y psicópa-
tas criminales.

Para resumir, según Eysenck, el crimen es el producto de una inclina-


ción heredada o de un reflejo condicionado y la criminalidad es una
característica continua de la misma clase que la inteligencia, la altura o
el peso, en frase del mismo autor.

En el marco de la política criminal, la teoría de Eysenck da énfasis especial a la


eficacia preventiva de un adecuado sistema pedagógico y educativo, aunque
las denominadas técnicas�de�modificación�de�conducta inspiradas en esta
orientación psicológica (conductista) pueden comportar un serio peligro para
los Derechos fundamentales de la persona, como han puesto de relieve distin-
tos organismos internacionales.

b)�Modelos�socioconductuales�del�aprendizaje�social. Las tesis�de�Bandu-


ra,�Feldman�y�Glaser intentan explicar cómo se aprende el comportamiento
criminal. Se trata de la variante�del�conductismo más próxima a las teorías
sociológicas del aprendizaje por transmisión cultural o asociación diferencial.

El principal valedor de este modelo, especialmente aplicado a la criminalidad Lectura complementaria


violenta, es A.�Bandura. También lo son P.�Feldman y D.�Glaser. Según este
A.�Bandura (1984). Teoría del
enfoque, el crimen se aprende y representa una respuesta normal a situaciones aprendizaje social. Madrid: Es-
y experiencias vitales del individuo. pasa Calpe.
© FUOC • PID_00164034 47 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El ser humano, pues, no nace delincuente, sino que aprende a serlo,


a actuar como tal, mediante vivencias diarias y la interacción con los
otros. Los factores biológicos y psicológicos pueden predisponer, pero
la activación definitiva de las tendencias criminales se debe al entorno
social�y�ambiental.

c)�Teorías�del�desarrollo�moral�y�del�proceso�cognitivo: atribuyen el com-


portamiento criminal no al condicionamiento defectuoso del proceso de so-
cialización del autor –ni al hecho de que aprenda pautas delictivas–, sino a
ciertos procesos�cognitivos, a su manera de percibir el mundo, al contexto
subjetivo del criminal, a su grado de desarrollo y evolución moral, a sus nor-
mas y valores, y a otras variables cognoscitivas de la personalidad. Estos pro-
cesos cognoscitivos son valiosos determinantes internos de la conducta, no
simples vivencias del pasado ni simples rasgos de la personalidad.

El delito� –afirman– no es una simple respuesta a un estímulo (al contrario


de lo que mantiene el conductismo) ni un conglomerado cuyos componentes
se pueden disecar analíticamente (como sugiere la teoría factorialista de los
rasgos de la personalidad).

J.� Piaget� (1896-1980) es el iniciador de la teoría cognitiva y del desarrollo


moral, pero no aplicó sus tesis al comportamiento criminal.

Siguiendo a Piaget, L.�Kohlbert considera que la manera en la que un


individuo organiza sus razonamientos en torno a las leyes y las normas
genera patrones de conducta eventualmente delictivos.

Desde una perspectiva evolutiva, el autor aprecia tres grandes estadios en el


proceso de formación del razonamiento moral del individuo (subdivididos, al
mismo tiempo, en distintas fases), que determinan si es más o menos maduro:

• La etapa� premoral, en la que se buscan gratificaciones inmediatas y el


sujeto sólo trata de evitar el castigo.

• La etapa�convencional, en la que el individuo se conforma con el simple


acatamiento formal de las reglas y el respeto a la autoridad.

• La etapa�de�moralidad�autónoma, caracterizada por el profundo respeto


a las opiniones y a los Derechos de los iguales y a los principios morales
universales.
© FUOC • PID_00164034 48 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Programas terapéuticos
Clasificando a delincuentes y no delincuentes según el grado�de�evolu-
ción�moral, Kohlbert (1969) y sus colaboradores encontraron diferen- Los modelos cognitivos han
impulsado en los últimos años
cias significativas entre los dos grupos: mientras que la mayoría de los una variada gama de progra-
mas terapéuticos.
no criminales (grupo de control) pertenecían a los estadios más avan-
zados, los delincuentes pertenecían a un nivel notablemente más bajo
de razonamiento moral en comparación con los no delincuentes de su
mismo medio social y background, y se encuadran, generalmente, en los
estadios de menor dignidad evolutiva.

d)�Modelos�factorialistas:�teorías�de�los�rasgos�y�las�variables�de�la�perso-
nalidad. Abandonada la teoría de la personalidad criminal, los modelos fac-
torialistas tratan de identificar rasgos� de� la� personalidad relacionados con
el comportamiento criminal, es decir, dimensiones de la personalidad del in-
fractor de validez transituacional, independientes de otras variables y dotadas
de poder predictivo y, por este motivo, se sirven de instrumentos objetivos de
medición (tests y cuestionarios).

Se trata, pues, de identificar con una metodología diferencial factoria-


lista rasgos de la personalidad que expliquen la consistencia�de�ciertas
conductas. Entre los rasgos de la personalidad de una relevancia etio-
lógica mayor se mencionan la extraversión, el neurotismo, el autocon-
trol, la impulsividad, la ansiedad, la inteligencia, el locus de control, la
autoestima, el umbral de tolerancia a la frustración, etc.
© FUOC • PID_00164034 49 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

6. Modelos sociológicos (Sociología criminal)

6.1. El doble origen de los modelos sociológicos: la Escuela de


Chicago y la teoría de la anomia

La Sociología�criminal�moderna no se limita, a diferencia de las concepcio-


nes sociológicas que se han examinado hasta ahora, a resaltar la importancia
del medio o del entorno en la génesis de la criminalidad, sino que considera
el hecho delictivo como un fenómeno social y pretende explicarlo en función
de un determinado marco teórico.

(28)
Teoría de la anomia.
La Sociología criminal contemporánea tiene un doble entroncamiento:
(29)
Teorías ecológicas, subcultura-
1) El europeo, que se debe a Durkheim y es de cariz academicista28. les, del aprendizaje, de la reacción
social o del etiquetamiento, etc.
2) El norteamericano, que se identifica con una escuela célebre: la Es-
cuela�de�Chicago, de la cual surgirán, progresivamente, los distintos
esquemas teóricos29. La denominada Escuela de Chicago se caracteri-
zó, desde un principio, por un empirismo particular y por su finalidad
pragmática, y concentró las investigaciones en los problemas sociales
del momento.

6.2. El crimen como fenómeno social: la aportación de los


modelos sociológicos. Análisis particularizado: exposición y
crítica

Las teorías�de�la�criminalidad han convergido progresivamente en la socio-


logía, con independencia de las grandes diferencias de presupuestos filosófi-
cos y metodológicos (de hecho, en el seno de la sociología criminal concurren
diferentes paradigmas: el funcionalista, el subcultural, el conflictual, el inter-
accionista, etc.).

En lo que respecta a los modelos�explicativos�del�fenómeno�criminal, mues-


tran niveles de abstracción elevados y, según los casos, diferentes cuotas de
empirismo (altas, en algunas teorías ambientalistas; mínimas, en determina-
das formulaciones del estructural-funcionalismo).
© FUOC • PID_00164034 50 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Buena parte del éxito�de�los�modelos�sociológicos consiste en la utili-


dad práctica de la información que suministran con finalidades politi-
cocriminales. Sólo estas teorías parten de la premisa de que el crimen es
un fenómeno social muy selectivo, unido estrechamente a ciertos pro-
cesos, estructuras y conflictos sociales, y tratan de aislar sus variables.

(30)
Está claro que algunas formulaciones macrosociológicas llegan a prescindir Por ejemplo, la teoría sistémica.
completamente del hombre y desindividualizan –despersonalizan– la explica-
ción del hecho criminal, que pierde así la cara humana30.

(31)
También es cierto que otras formulaciones confunden las realidades estadísti- Por ejemplo, el relativismo y la
neutralidad axiológica de la teoría
cas con las axiológicas, el mundo empírico y el de los valores, y confían a la
de la desviación.
aritmética de las mayorías sociales la distinción entre lo normal y lo patoló-
gico31. (32)
Por ejemplo, las teorías subcul-
turales.

Otras, en otro sentido, corren el riesgo de identificar el discurso sociológico y


el político, y de equiparar la autenticidad y la legitimidad.32 Algunas teorías
exacerban la relevancia de ciertos conflictos sociales en la génesis de la crimi-
nalidad (versiones radicales del modelo conflictual) o asignan a la reacción y a
los mecanismos del control social (procesos de criminalización) una función
constitutiva desmesurada, creadora de delincuencia (naturaleza definidora del
delito según el labelling approach), y se desentienden del análisis de la desvia-
ción primaria.

Sin embargo, si prescindimos de estos excesos, los modelos sociológicos cons-


tituyen hoy el paradigma dominante y han contribuido decisivamente a un
conocimiento�realista�del�problema�criminal, mostrando lo siguiente:

• La naturaleza social y la pluralidad de factores que interactúan en la mis-


ma.

• La conexión con fenómenos normales y ordinarios de la vida cotidiana.

• La especial incidencia de variables espaciales y ambientales en su dinámi-


ca y distribución, las cuales otorgan, por ejemplo, un perfil propio a la
criminalidad urbana.

• El impacto de las contradicciones estructurales y del conflicto y el cambio


social en la dinámica delictiva.

• El funcionamiento de los procesos de socialización en relación con el


aprendizaje y la identificación del individuo con modelos y técnicas cri-
minales, y la transmisión y la vivencia de las pautas de conducta mencio-
nadas en el seno de las subculturas respectivas.
© FUOC • PID_00164034 51 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

• El componente definidor del delito, y la acción selectiva, discriminatoria,


del control social en el reclutamiento de la población reclusa, etc.

A continuación se expondrá una síntesis de las formulaciones teóricas princi-


pales.

6.2.1. Teorías plurifactoriales (Glueck, Healy, Merril, Elliot y


otros)

Entre otros, siguen estos planteamientos el matrimonio Glueck, Burt y Tappan.

El ámbito�de�investigación preferido es el de la delincuencia juvenil,


por lo cual no siempre es posible extrapolar sus análisis al resto de las
manifestaciones de la criminalidad. Utilizan un método�empiricoin-
ductivo, es decir, parten de la observación de determinados hechos y
datos (y no de criterios apriorísticos o de simples razonamientos y es-
peculaciones) para inferir las tesis oportunas.

En estos enfoques falta el rigor que otorga un marco teórico definido, cuestión
de la que no se preocupan mucho estos autores, que son partidarios de tomar
los datos como vienen, sin condicionar ni mediatizar su elaboración y su pro-
cesamiento con esquemas preconcebidos. Etiológicamente, son teorías�mul-
tifactoriales�y�eclécticas, porque consideran que la criminalidad nunca es el
resultado de un único factor o causa, sino de la acción combinada de muchos
datos, factores, circunstancias, etc.

No obstante, son concepciones sociológicas porque hacen prevalecer esta óp-


tica, aunque en muchos investigadores que siguen estos esquemas subsistan
vestigios biológicos claros y no prescindan nunca de ponderar la incidencia
de factores individuales en el crimen.

El prototipo�de�investigación�plurifactorial es la llevada a cabo por el ma-


trimonio�Glueck en 1950. Durante diez años examinaron, mediante equipos
interdisciplinarios (asistentes sociales, psicólogos, antropólogos y psiquiatras),
a quinientas parejas de jóvenes delincuentes y no delincuentes, y buscaron
los factores diferenciales entre los dos grupos, con el objetivo de aportar un
diagnóstico sobre las causas de la delincuencia y de elaborar tablas de pronós-
tico. Tomaron como datos de referencia la familia, la escuela, el municipio, la
estructura de la personalidad, y, partiendo de la consideración de unos cuatro-
cientos factores parecidos en los dos grupos, seleccionaron progresivamente
los que parecían de más interés.
© FUOC • PID_00164034 52 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Los Glueck concluyeron que, a efectos de pronóstico, los datos más re-
levantes eran: la vigilancia del joven por su madre, que ésta le educara
con más o menos severidad y el clima de armonía o las desavenencias
familiares.

Healy fue, probablemente, quien utilizó por primera vez el principio multifac-
torial en la Clínica de Psiquiatría de Chicago, en colaboración con el Tribunal
de Menores, y recurrió a enfoques psiquiátricos y de psicología profunda.

Burton (1944) advirtió de la existencia de ciento sesenta condiciones o facto-


res que, según él, desencadenaban en el niño el comportamiento no deseable.

Son particularmente representativas las opiniones de Mabel�A.�Elliot y


Francis�E.�Merril (1941), los cuales, también mediante un método em-
piricoinductivo, infieren como explicación�de�la�conducta�desviada
del�niño la acumulación o el concurso de una pluralidad heterogénea
de hechos que, quizá solos, aisladamente, no la habrían podido motivar.

Según afirman Elliot y Merril, el niño es capaz de superar quizá uno o dos
handicaps: la muerte de uno de los padres, la pobreza o la mala salud, por
ejemplo. Sin embargo, si a éstos se les añade el desempleo y el alcoholismo
del cabeza de familia, la inestabilidad de una madre que no sabe estar en su
lugar, el desarrollo anímico del mismo niño que deja pronto la escuela para
trabajar, las condiciones pésimas de la vivienda familiar y las malas compañías,
entonces, parece que todos los factores en un contexto como éste se alzan
contra el niño. Si éste se vuelve criminal, concluyen Elliot y Merril, no suele
ser por una única razón, sino por la acumulación de siete o más circunstancias
que lo colocan en desventaja.

Los enfoques�plurifactoriales han demostrado el simplismo con el que


actuaron las viejas teorías monocausales de la criminalidad, ya que re-
saltan que la criminalidad no se puede atribuir a un único factor o cau-
sa, sino a la acumulación o concurso de una pluralidad de condiciones.

Han aportado, además, una valiosa información realista y completa so-


bre ciertos fenómenos criminales como la delincuencia juvenil, la cual
es fácilmente asumible por programas politicocriminales, por terapias
y tratamientos de rehabilitación.

Sin embargo, no tienen rigor teórico ni propósitos generalizadores. El empi-


rismo de las teorías plurifactoriales es un craso empirismo. Se relacionan los
factores que intervienen en el crimen pero sin jerarquizarlos, y se equipara la
© FUOC • PID_00164034 53 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

relevancia etiológica de unos y otros. Tampoco se explica ni se fundamenta


de qué manera –y por qué– influyen en el comportamiento criminal, ni cómo
interactúan entre sí.

El diagnóstico que ofrecen de la criminalidad ya se encuentra condicionado


por la selección previa de factores que sirven de base a la investigación. Ade-
más, es un diagnóstico poco clarificador, que suele coincidir notablemente
con creencias muy arraigadas en las convicciones populares.

(33)
Si es inadmisible atribuir el crimen a un único factor, no parece satisfactorio Como hace, por ejemplo, Bur-
33 ton.
destacar la relevancia de ciento setenta factores criminógenos, o de más de
cuatrocientos, en el punto de partida del matrimonio Glueck, por otra parte
muy heterogéneos.

Los enfoques plurifactoriales han tenido un éxito particular en la clínica cri-


minológica, en la praxis y en la ejecución penal, pero no han adquirido el mis-
mo prestigio en el campo teórico, donde se ve el abandono progresivo desde
los años cincuenta por las razones mencionadas.

6.2.2. La Escuela de Chicago: teoría ecológica y sociología


criminal urbana (Park, Burgess, Mckenzie, Shaw, Mckay).
Otros modelos espaciales y ambientalistas: estudios de
áreas (sociales) y teoría del defensible space (Newman)

Representantes iniciales
La Escuela de Chicago es la cuna de la sociología americana moderna. de la escuela de Chicago
Aquí nacieron las teorías que se examinan a continuación. Se caracteri-
Los representantes iniciales
zó por el empirismo y el pragmatismo, es decir, por el uso de la obser- no eran sociólogos, ni juristas,
sino periodistas y, en cualquier
vación directa en todas las investigaciones (de la observación de los he- caso, predominaba como sec-
chos se inducen, después, las tesis oportunas) y por la finalidad�prác- tor de procedencia el amplio
espectro de las ciencias del es-
tica a la cual se orientaban las tesis: un diagnóstico fiable sobre los pro- píritu.
blemas sociales urgentes de la realidad norteamericana del momento.

La temática preferida por la Escuela de Chicago fue la que podemos denomi-


nar la sociología�de�la�gran�ciudad, el análisis del desarrollo urbano, de la
civilización industrial, y, correlativamente, la morfología de la criminalidad
en este nuevo medio. Atendió el impacto del cambio social, especialmente
pronunciado en las grandes ciudades norteamericanas (industrialización, in-
migración, conflictos culturales, etc.); se interesó por los grupos y las culturas
minoritarios, conflictivos; se supo sumergir en el corazón de la gran urbe; co-
noció y comprendió desde dentro del mundo de los "desviados" sus formas de
vida y cosmovisiones, y analizó los mecanismos de aprendizaje y transmisión
de las culturas "asociales" mencionadas.
© FUOC • PID_00164034 54 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El examen inicial fue un poco primitivo, naif, desprovisto, además, de esque-


mas teóricos claros. Pero posteriormente éstos se perfilaron (teoría ecológica,
subcultural, anomia, conflictual, del aprendizaje, definitorial, etc.) y produje-
ron un impacto insospechado en el viejo continente y en su Criminología.

La primera de las teorías que surgen en el ámbito de la Escuela de Chicago es la


teoría�ecológica. Entre sus representantes se pueden mencionar Park, Burgess,
Mckenzie, Thrasher, Shaw, Mckay, etc.

El marco de atención de estos autores es la gran ciudad, como unidad


ecológica, y su reflexión, su tesis, es que hay un paralelismo claro entre
el proceso de creación de los nuevos centros urbanos y la criminalidad
urbana (claramente diferenciada, desde todos los puntos de vista, de
la que se produce fuera de estos núcleos urbanos). La ciudad produce
delincuencia. En el seno de la gran urbe, incluso, se puede distinguir la
existencia de zonas o áreas muy definidas (el gangland, las delinquency
areas) donde se concentra.

El deterioro de los grupos primarios (familia, etc.), la modificación cualitativa


de las relaciones interpersonales, que se vuelven superficiales, la alta movili-
dad y la consiguiente pérdida de arraigo en el lugar de residencia, la crisis de
los valores tradicionales y familiares, la superpoblación, la tentadora proximi-
dad a las áreas comerciales e industriales, donde se acumula riqueza, y el men-
cionado debilitamiento del control social, crean un medio�desorganizado�y
criminógeno.

Los movimientos�de�población en núcleos urbanos como Chicago explican el El crecimiento de Chicago


interés de la Escuela examinada y sus planteamientos. La explosión demográ-
Sólo hay que recordar, por
fica implicaba, además, movimientos migratorios pronunciados, graves pro- ejemplo, que esta ciudad tenía
blemas laborales, familiares, morales, culturales, etc. en 1860 unos 110.000 habi-
tantes (todos sus alrededores);
en 1870, cerca de 300.000;
entre 1880 y 1890, entre me-
La primera obra que asume el esquema ecológico se debe a R.�E.�Park,�E.�W. dio millón y un millón, y hacia
1910, más de dos millones.
Burgess y Mckenzie (1928), los cuales mantienen que el crimen es producto
de la desorganización propia de la gran ciudad, en la que se debilita el control
social, se deterioran las relaciones humanas y se propaga un clima de vicio y
corrupción contagioso.

La investigación más conocida es, quizá, la de Thrasher (1927), titulada The


Gang, el cual examinó 1.313 bandas que actuaban en Chicago, integradas por
un total de unos 25.000 miembros. Llegó a la conclusión de que en la men-
cionada urbe había una zona o terreno de bandas (gangland), espacio que de-
finió geográficamente y socialmente y al cual pertenecían la zona de fábricas,
© FUOC • PID_00164034 55 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

el ferrocarril, las oficinas, los almacenes de la city, etc. De esta constatación


dedujo que la criminalidad surge en los confines de la civilización y en zonas
que muestran insuficiencias en las condiciones elementales de vida.

Son muy parecidos los planteamientos de C.�Shaw (1929) y H.�Mckay, que


demuestran que las tasas de criminalidad descienden en función directa del
distanciamiento del centro de la ciudad con respecto a su zona industrializa-
da, y se incrementan cuanto más nos aproximamos. Los autores mencionados
mantienen, también, que la criminalidad potencial o predelincuencia se con-
creta igualmente en estas áreas (delinquency areas), en las proximidades de los
grandes almacenes y establecimientos comerciales (city), por la ausencia o el
debilitamiento del control social, fenómeno que no se produce en los alrede-
dores y las zonas residenciales de los núcleos urbanos.

Las teorías ecológicas tuvieron el mérito de llamar la atención sobre el impac-


to�criminógeno�del�desarrollo�urbano en la manera en que se produjo en los
grandes núcleos norteamericanos a principios de este siglo. A pesar de todo,
la contraposición clásica entre criminalidad urbana y criminalidad rural hoy
ya no interesa como entonces, porque lo que realmente preocupa es la civi-
lización técnica moderna y sus implicaciones criminógenas, y este problema
trasciende el ámbito de las grandes ciudades.

La teoría ecológica, por otra parte, simplifica el análisis etiológico de la de-


lincuencia, ya que no está en condiciones de explicar la criminalidad que se
produce fuera de las áreas delincuenciales, ni las conductas no delictivas que
tienen lugar aquí. Con razón, se ha objetado a estas teorías que no se debe
exacerbar la fuerza atractiva que tienen ciertas zonas y atribuirles un papel
causal impropio. Es decir, las áreas delincuenciales atraen la criminalidad, que
se concentra en las mismas, pero no la producen.

La evolución�posterior�de�las�teorías�espaciales, a partir de los años


cuarenta, se caracteriza por un distanciamiento progresivo respecto del
modelo ecológico primitivo de la Escuela de Chicago. Desde los años
cincuenta se tiende a sustituir el análisis estrictamente ecológico por los
modelos siguientes:

a) El análisis�del�área�social, que pretende relacionar la estructura in-


terna de las ciudades con los cambios que ocurrieron en el seno global
de la sociedad, actúa con tres postulados: el rango social, la urbaniza-
ción y la segregación.

b) Los métodos�estadísticos�multivariados, que investigan la inciden-


cia de una serie de variables independientes en las tasas de criminali-
dad (variable dependiente), aplican el análisis factorial para constatar
las correlaciones entre las variables mencionadas.
© FUOC • PID_00164034 56 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Estos dos diseños de investigación han permitido llevar a cabo análisis sobre
distribución�espacial�del�delito: modelos de distancia espacial víctima-delin-
cuente en relación con el lugar del crimen, métodos de diferenciación y facto-
rialización de áreas de alta-baja tasa delictiva, etc. Según parece, el factor clase
social de área ha probado su validez en numerosas investigaciones.

En cualquier caso, el factor�espacial interesa ya no sólo para explicar el delito


(la génesis o la distribución), sino como pieza fundamental de los planes de
prevención, para prevenirlo, de acuerdo con una nueva política arquitectóni-
ca y urbanística. Los enfoques macrosociológicos, de áreas, dan paso así a es-
tudios microsociológicos que tratan de verificar la correlación que hay entre
determinados espacios y ciertas manifestaciones de la criminalidad urbana,
teniendo en cuenta un análisis más preciso y situacional.

Apuntan a esta nueva orientación, con planteamientos diferentes, C.�R.�Jef-


fery (que potenció la importancia del factor físico ambiental y sugirió la pre-
vención de la criminalidad mediante el diseño arquitectónico y urbanístico),
D.�Newman (autor de la famosa obra Defensible Space) y la psicología�comu-
nitaria�actual.

Desde la importante obra de Newman (1973), las investigaciones eco-


lógicas parece que se orientan a la prevención del delito mediante el
diseño arquitectónico del espacio urbano y buscan, además, una corre-
lación específica entre determinados lugares de la ciudad y las manifes-
taciones delictivas correspondientes.

(34)
Este nuevo enfoque lo sugirieron incluso autores como Jeffery, el cual se ma- La mayoría de las áreas urbanas
no son propicias.
nifestó partidario de sustituir el conocido paradigma del conflicto cultural por
un análisis más atento del entorno fisicoambiental, porque constató que el
crimen es muy selectivo con respecto al lugar de la comisión34. Por esto, se-
gún Jeffery, no tienen sentido los mapas de áreas tradicionales, que pretendían
delimitar las zonas criminógenas. Lo más correcto sería una búsqueda de la
relación�espacio�específico-tipo�de�delito.

Los principales estudios ecológicos orientados a la prevención�del�delito�me- Lectura complementaria


diante�el�diseño�arquitectónico urbano son los de Kube, Cherry, O'Donell y
Sobre los estudios ecológicos
Lydgate, Newman, Booth, Gillis y Hagan, Roncek y Royner. A éstos hay que mencionados, ved:
añadir la valiosa aportación de geógrafos del delito, como Georges Abegie, que A.�García-Pablos (1988). Ma-
nual de Criminología (pág. 494
lo analizan desde un enfoque espacial, Angel o el mismo Repetto. y nota 122). Madrid: Espasa
Calpe.

Newman entiende por defensible�space lo siguiente:

"Un modelo para ambientes residenciales que inhiba el delito, y que cree la expresión
física de una fábrica social que se defiende a sí misma."

D. Newman (1973)
© FUOC • PID_00164034 57 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

(35)
Por ejemplo, las múltiples en-
Según Newman, el diseño�urbano�y�arquitectónico favorece el crimen, tradas a las viviendas o aparca-
mientos, los centros que atraen vi-
bien porque permite el acceso fácil de extraños35, bien porque los mis- sitantes al vecindario, etc.
mos residentes o la policía tienen limitadas posibilidades de vigilancia
(36)
y observación de las áreas públicas adyacentes36 por distintos factores, Por ejemplo, calles, parques,
aparcamientos, etc.
como la extensión de la zona, la situación de balcones y ventanas, etc.
En cambio, ciertos elementos físicos en torno a las áreas públicas pue-
den infundir en los residentes un sentimiento de comunidad, de terri-
torialidad, que los autorresponsabiliza progresivamente en la defensa
de su hábitat ante el delito.

Por este motivo, Newman propone cuatro medidas muy concretas:

a) Subdividir las áreas públicas en zonas más pequeñas, para que los vecinos
adopten actitudes de propiedad.

b) Ubicar adecuadamente las ventanas, para potenciar al máximo la capacidad


de observación de estas áreas.

c) Situar zonas concurridas junto con actividades públicas que no sean fuente
de peligros (como pequeños parques, zonas de recreo infantil).

d) Construir áreas públicas de manera que sus visitantes eventuales se sientan


observados.

La denominada psicología�comunitaria es un enfoque ambientalista,


con claras connotaciones ecológicas, que surge en la década de los se-
tenta como reacción a los modelos psicologicoclínicos y, al mismo tiem-
po, como expresión de un cambio sociopolítico que reclama un papel
más activo de las comunidades pequeñas (una reorganización de la vida
urbana) y estimula la acción de las instituciones mediadoras entre la
vida privada del individuo y la esfera pública.

Próxima a la psicología ambiental y de obvia inclinación conductual, la


psicología comunitaria propugna un nuevo concepto�de�intervención,
de su objeto, de las técnicas y de sus destinatarios.

Algunos de los postulados�de�la�psicología�comunitaria son:

a) Que la intervención debe tener un impacto preventivo, y debe incidir en


aquellos lugares donde se presenta el problema.
© FUOC • PID_00164034 58 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

b) Que no se conforma con la reforma personal del individuo, sino que pre-
tende producir cambios�institucionales, porque considera que una reorgani-
zación ambiental incide significativamente en la conducta de los miembros o
individuos de la institución.

c) Que los programas�de�intervención tienen que considerar variables de tipo


legal, sociológico, político, económico y de organización.

6.2.3. Teorías estructural-funcionalistas: la teoría de la


anomia de Durkheim; otras formulaciones estructural-
funcionalistas (Merton, Cloward, Ohlin). Una referencia
particular a las teorías sistémicas

Estas teorías, cuyos principales representantes son Durkheim, Merton, Clo-


ward y Ohlin, surgen en el contexto de unas economías vertiginosamente in-
dustrializadas y de profundos cambios sociales, con el consiguiente debilita-
miento y la crisis de los modelos, las normas y las pautas de conducta de las
sociedades mencionadas.

Los postulados�estructural-funcionalistas de más trascendencia criminoló-


gica son dos:

a) La normalidad�del�crimen. Normalidad, porque el crimen no tiene su ori-


gen en ninguna patología individual ni social, sino en el funcionamiento nor-
mal y regular de todo orden social. Aparece inevitablemente unido al desarro-
llo del sistema social y a fenómenos normales de la vida cotidiana.

b) La funcionalidad�del�crimen. Funcionalidad en el sentido de que tampoco


es un hecho necesariamente nocivo, perjudicial para la sociedad, sino todo lo
contrario, funcional con respecto a la estabilidad y al cambio social.

Durkheim parte de la observación de un dato sobre el cual ya habían llamado


la atención los "estadísticos morales": el volumen�constante�de�la�criminali-
dad. Es decir, que existe inevitablemente, en cualquier tipo de sociedad y en
Émile Durkheim
cualquier momento histórico, una tasa constante de delincuencia (Durkheim,
1978). De este hecho infirió dos consecuencias: É. Durkheim (1858-1917)

Es autor de tres obras clave de


a) Por una parte, que la conducta irregular es inextirpable, desde el momento la sociología moderna: Las re-
glas del método sociológico, El
en que la conducta social se concibe como conducta reglada (regulada por suicidio y De la división del tra-
normas). bajo social, estudio sobre la or-
ganización de las sociedades su-
periores.
b) Por otra, que las formas de la conducta anómica mencionada se encontrarán
determinadas, en cada caso, por el tipo social dominante y por su estado de
desarrollo.
© FUOC • PID_00164034 59 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Frente a las concepciones tradicionales, la tesis de Durkheim significa, en de-


finitiva, admitir que el delito es un comportamiento normal (no patológico),
ubicuo (se produce en cualquier estrato de la pirámide social y en cualquier
modelo de sociedad) y derivado no de anomalías del individuo ni de la des-
organización social, sino de las estructuras y los fenómenos cotidianos en el
seno de un orden social intacto. Según Durkheim (1978), "una determinada
cantidad de crímenes forma parte integrante de toda sociedad sana", y una
sociedad sin conductas irregulares sería una sociedad poco desarrollada, mo-
nolítica, inmóvil y primitiva.

El crimen, pues, cumple una función integradora e innovadora y se tie-


ne que considerar producto del funcionamiento normal de toda socie-
dad. Pasa lo mismo con el criminal: para Durkheim no es un individuo
patológico o antisocial, sino "factor del funcionamiento regular de la
vida social" (Durkheim, 1978).

La misma pena, según el autor, no cumple las finalidades metafísicas que se


le asignan tradicionalmente, sino que surge como cualquier otra institución
social de las relaciones estructurales y funcionales. El delito lesiona los senti-
mientos colectivos, porque el delincuente rompe con lo que socialmente se
tiene por bueno y correcto. La pena es, pues, la reacción social necesaria, ac-
tualiza los sentimientos colectivos que corren el riesgo de entumecerse, clari-
fica, recuerda la vigencia de ciertos valores y normas y refuerza ejemplarmente
la convicción colectiva sobre su significado.

Tiene un interés particular en el pensamiento de Durkheim el concep-


to�de�anomia, concepto que pretende expresar la crisis, la pérdida de
efectividad y el derrumbe de las normas y los valores vigentes en una
sociedad, precisamente como consecuencia del desarrollo económico
rápido y acelerado y de los profundos cambios sociales que debilitan la
conciencia colectiva (Durkheim, 1982).

(37)
La teoría de la anomia de Durkheim37 será asumida y reelaborada por la socio- Concretada en la obra El suici-
dio, especialmente.
logía norteamericana. En primer lugar, por R.�Merton, quien la convierte en
teoría�de�la�criminalidad, en explicación general del comportamiento des-
viado.

Para Merton, anomia no es sólo un derrumbe o una crisis de unos valores o


normas en razón de determinadas circunstancias sociales (el desarrollo eco-
nómico aniquilador, el proceso industrializador con todas sus implicaciones),
sino, antes que nada, el síntoma o la expresión del vacío que se produce cuan-
do los medios socioestructurales existentes no sirven para satisfacer las expec-
tativas culturales de una sociedad.
© FUOC • PID_00164034 60 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Según el mismo Merton:

"La conducta irregular puede considerarse sociológicamente como el síntoma de la dis-


cordancia entre las expectativas culturales preexistentes y los caminos o vías ofrecidos
por la estructura social para satisfacer aquéllas."

R. K. Merton (1972)

La teoría de la anomia, lógicamente, tiene una estrecha relación con la filoso-


fía del sueño americano (sociedad del bienestar, basada en la igualdad real de
oportunidades) y pone de relieve que aquéllos a quienes la sociedad no ofrece
caminos legales (oportunidades) para acceder a los niveles de bienestar desea-
dos se verán presionados mucho más y mucho antes que el resto a la comisión
de conductas irregulares para la consecución del objetivo codiciado.

Según Merton, la tensión�entre�estructura�cultural�y�estructura�social


fuerza al individuo a optar por cinco de las vías existentes: conformidad,
innovación, ritualismo, huida del mundo o rebelión. Todas, excepto la
primera, son constitutivas de comportamientos desviados o irregulares.
Según él, para acabar, la elección estará condicionada, en cada caso, por
el diferente grado de socialización del individuo y por la manera en la
que interiorizó los valores y las normas correspondientes.

Finalmente, R.�A.�Cloward (1959 y 1960) y V.�Ohlin (1960) profundizaron


en las explicaciones anómicas y resaltaron la dirección y las connotaciones
de esta presión social, de acuerdo con el plano de la pirámide social en el
que se encuentre el afectado. Según ellos, el grado de intensidad con el que el
individuo experimenta aquella tensión entre estructura cultural y estructura
social no es uniforme, sino que se reparte de manera desigual según el lugar
que se ocupe en la pirámide social. La presión es especialmente intensa en el
caso de la juventud y las clases sociales menos privilegiadas.

El pensamiento�estructural-funcionalista inspira, sin ningún tipo de duda,


un conjunto de teorías que aparecen en el seno de la sociología jurídica ale-
mana moderna (teoría�sistémica�de�la�prevención�integradora), entre cuyos
representantes destacan Amelung, Otto, Jakobs, Luhmann, etc.

Lectura recomendada
Todas estas teorías tienen en común que trasladan el centro de atención
al sistema social, y subordinan a su buen funcionamiento –a la produc- Sobre la teoría sistémica y es-
tructural-funcionalista, po-
ción de un consenso eficaz, por lo tanto, y a sus equivalentes funciona- déis ver:
les– cualquier valoración eticopolítica, individual o colectiva. A.�García-Pablos (1987). "Ex-
plicaciones estructural-fun-
cionalistas del delito". Delin-
cuencia. Teoría e investigación
(pág. 165, 192 y sig.). Ma-
drid: Alpe.
© FUOC • PID_00164034 61 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El análisis�sistémico aporta, también, un marco teórico nuevo a la legitima-


ción del castigo. La pena no se examina desde un enfoque valorativo (finalida-
des ideales), sino funcional, dinámico, como cualquier otra institución social
(funciones reales que tiene la pena en relación con el buen funcionamiento
del sistema).

La pena, según la teoría sistémica, cumple una función�de�prevención�inte-


gradora (diferente de los objetivos retributivos, de prevención general y es-
pecial que le atribuyó la dogmática tradicional). Si el delito lesiona los senti-
mientos colectivos de la comunidad, lo que se tiene por bueno y correcto, la
pena simboliza la reacción social necesaria: aclara y actualiza ejemplarmente
la vigencia efectiva de los valores violados por el criminal e impide que se en-
tumezcan, refuerza la convicción colectiva en torno a la trascendencia de los
valores, fomenta y emprende los mecanismos de integración y de solidaridad
social frente al infractor, y devuelve la confianza en el sistema al ciudadano
honesto.

La idea de prevención integradora sustituye el ideal utópico y emanci-


pador de la resocialización del delincuente. La crisis indudable del de-
lincuente no sugiere ninguna reflexión a la teoría sistémica sobre posi-
bles alternativas al actual modelo penitenciario –ni, aún menos, al ac-
tual modelo de sociedad–, sino el refuerzo�eficaz�del�sistema�penal,
de acuerdo con el modelo tecnocrático que propugna a propósito de las
relaciones entre ciencias sociales y ciencias jurídicas.

Las teorías de la anomia son teorías macrosociológicas y presentan, en conse-


cuencia, niveles�de�abstracción�elevados. Algunas de sus formulaciones pe-
can, incluso, de un notable déficit empírico encubierto y de una desmesurada
carga especulativa.

Aciertan, sin duda, cuando relacionan el crimen con estructuras sociales, con
fenómenos ordinarios de la vida cotidiana. Es un mérito del estructural-fun-
cionalismo haber subrayado la normalidad�del�delito, su inextirpabilidad, sin
necesidad de invocar interesadas patologías individuales o conflictos sociales
complejos. No obstante, tiende a confundir lo fáctico y lo normativo, el ser y
el debe ser, y da prevalencia a las pretensiones funcionales, pragmáticas, sobre
las axiológicas y las valorativas, como sucede con todo modelo tecnocrático
poco inclinado a la crítica desde fuera del sistema. Todo esto repercute en el
diagnóstico funcionalista del problema criminal y tiene importantes implica-
ciones de cariz politicocriminal.
© FUOC • PID_00164034 62 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El estructural-funcionalismo revisa y cuestiona las categorías fundamentales


de la dogmática liberal tradicional (bien jurídico, culpabilidad, etc.). Propugna
una concepción�meramente�simbólica�del�delito�y�la�pena, y acaba negando
la naturaleza subsidiaria asignada al Derecho Penal.

Centra todo su interés en el examen�del�crimen�convencional�de�las�clases


sociales�bajas, y hace gala de un enfoque más sintomatológico que etiológico:
es decir, considera el delito donde se manifiesta y cuando se exterioriza el
conflicto, no cuando y donde se genera, por lo cual presenta una vocación
conservadora que tiende a legitimar sistemáticamente el statu quo.

Como otras teorías sociológicas, el funcionalismo prescinde completamente


del componente biopsicológico individual en el diagnóstico del problema cri-
minal, aunque el factor mencionado condiciona, como mínimo, la transmi-
sión de cualquier sistema de conducta. Y, como teoría macrosociológica, rela-
ciona el crimen con las estructuras sociales, pero no es capaz de precisar mucho
más: no puede fundamentar, por ejemplo, qué correlación hay entre sectores
o subsectores concretos de las estructuras sociales y determinadas manifesta-
ciones delictivas, actúa siempre con magnitudes unitarias e indiscriminadas
(la criminalidad, la estructura social, etc.). Tampoco se aventura a establecer
límites concretos y operativos, fronteras, que sirvan de divisoria entre lo nor-
mal (funcional) y lo anómico.

6.2.4. Teorías del conflicto. Los principales representantes (Taft,


Sellin, Dahrendorf, Coser, etc.). Formulaciones posteriores:
de inspiración no marxista (Chambliss, Seidman, Quinney,
Turk, etc.) y de orientación marxista

Tienen una gran tradición en la Sociología criminal norteamericana, que se


preocupó, desde los inicios, por la problemática específica de la emigración
(sobre todo, de la denominada segunda generación, cuya cultura originaria
puede entrar en conflicto con la adoptiva) y, en general, por la incidencia
del cambio social y las diferentes pautas de conducta –oficiales y reales– que
frecuentemente coexisten en una misma sociedad.

A diferencia de las teorías estructural-funcionalistas, anómicas y de cariz libe-


ral, que parten, como presupuesto lógico, de una sociedad monolítica cuyos
valores son producto de un consenso amplio, las teorías�del�conflicto pre-
suponen que en la sociedad hay una pluralidad de grupos y subgrupos que,
eventualmente, discrepan en sus pautas valorativas.

La Criminología�positivista parte de cuatro proposiciones:

a) El orden�social se fundamenta en el consenso.

b) El Derecho representa y tutela los valores básicos del sistema.


© FUOC • PID_00164034 63 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

c) El Estado garantiza en la sociedad pluralista una aplicación neutral de las


leyes y antepone los intereses generales de la sociedad a los particulares de los
distintos grupos.

d) La Criminología examina las causas del comportamiento criminal que ale-


jan a ciertas personas del consenso mencionado.

Para las teorías conflictuales, por el contrario, es el conflicto�–y no el


consenso o la integración normativa– lo que garantiza el mantenimien-
to del sistema y promueve los cambios necesarios para el desarrollo di-
námico y la estabilidad.

El crimen, en consecuencia, se considera expresión de los conflictos


que hay en la sociedad. Los conflictos, de hecho, no le deben ser nece-
sariamente nocivos.

Los postulados de una Criminología de esta orientación son cuatro:

a) El orden�social de la sociedad industrializada moderna no descansa en el


consenso sino en la disensión.

b) El conflicto no expresa una realidad patológica, sino la estructura y la diná-


mica propias del cambio social, y es funcional cuando contribuye a un cambio
social positivo.

c) El Derecho representa los valores y los intereses de las clases o sectores so-
ciales dominantes, no los generales de la sociedad, y la justicia penal gestiona
la aplicación de las leyes de acuerdo con los intereses mencionados.

d) El comportamiento�delictivo es una reacción contra el reparto desigual e


injusto del poder y la riqueza en la sociedad.

Las formulaciones�clásicas�del�conflicto son, entre otras, las de Taft y Sellin,


White y Cohen.

Para D.�R.�Taft (1956), la criminalidad es producto del cambio social. La cul-


tura, con sus numerosas contradicciones internas, es el factor criminógeno por
excelencia. Y cuando el autor habla de la cultura se refiere al marco cultural
en su totalidad, a la escasa credibilidad de ciertos valores tradicionales obli-
gatorios, a la crisis de instituciones heredadas, al impacto antipedagógico de
determinados ejemplos notables, a la doble moral social. En definitiva, pues,
a la crisis moral derivada de las contradicciones internas de la cultura vigente.
© FUOC • PID_00164034 64 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

De hecho, Taft explica así las elevadas tasas de criminalidad masculina en Es-
tados Unidos (acentuación del principio de competitividad, doble moral, di-
solución de instituciones tradicionales, etc.).

Es diferente la formulación de T.�Sellin (1938), para quien los conflictos no se


producen entre modelos culturales en bloque, sino entre las pautas normativas
de los distintos grupos y subgrupos sociales, cuyas valoraciones discrepan.

Sellin pone como ejemplo de conflictos de esta clase los que pueden provo-
car los medios de comunicación de masas, cuando proponen unos valores y
unos modos de conducta en contradicción eventual con los que profesan los
miembros de unos y otros grupos sociales.

Sin embargo, en realidad, el supuesto que interesó a Sellin fue el de la segunda


generación�de�emigrantes, cuyas creencias y convicciones familiares entran
frecuentemente en conflicto con las del nuevo hábitat adoptivo.

No obstante, no parece demostrado que las sociedades con índices mínimos de


conflictos culturales no tengan criminalidad (como sería obligado de acuerdo
con la tesis de Sellin). Este autor tampoco explica por qué el conflicto entre
dos reglas de conducta no específicamente criminales provoca un comporta-
miento criminal.

(38)
A partir de los años cincuenta, la hipótesis del conflicto fue reactivada por el Por ejemplo, Dahrendorf,
38 Simmel, Vold, Turk, R. Quinney,
pensamiento marxista y no marxista, con distinto éxito . Chambliss, etc.

La situación de ciertas minorías étnicas, la rebelión juvenil y determinadas


actitudes muy generalizadas (pacifistas, drogas, etc.), que fueron contestadas
con la ley penal en Estados Unidos y en Europa, obligaron a replantear, sobre
nuevas bases, la vieja tesis conflictual.

El supuesto monolitismo�del�orden�social, basado en un consenso hipotéti-


co, entró en crisis, ante la evidencia de que la sociedad democrática moderna
es una sociedad plural, antagónica y estratificada, donde coexisten numerosos
grupos y subgrupos, con los códigos de valores respectivos, que tratan de con-
quistar un espacio social y, si pueden, el poder político que permita definir, de
acuerdo con sus intereses particulares, la jerarquía oficial de valores.

De esta manera, R.�Dahrendorf (1959) manifestó que las organizaciones so-


ciales existen, se consolidan y evolucionan no gracias al consenso o acuerdo
universal, sino a causa de la coacción y la presión de unas sobre otras, y que
el cambio, el conflicto y la dominación son los tres pilares de todo modelo
sociológico.
© FUOC • PID_00164034 65 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

L.� Coser (1956, 1962) llega a afirmar que el conflicto es funcional, porque
asegura el cambio social y contribuye a la integración y la conservación del
orden, del sistema.

El modelo�de�conflicto�de�base�no�marxista inspira formulaciones conocidas


y numerosos estudios empíricos. Entre las primeras, destacan las siguientes:

a)�W.�Chambliss y R.�Seidman (1971) mantienen que la justicia penal no es


un mecanismo neutro, capaz de resolver pacíficamente los conflictos sociales,
sino una simple expresión de la estructura conflictual de una sociedad cuyas
agencias oficiales actúan de acuerdo con las estructuras de poder y siguiendo
el dictado de los intereses de los grupos que lo detentan, tanto cuando crean
el Derecho como cuando lo aplican.

b)�R.�Quinney (1970) parte de la normalidad, de la funcionalidad y de la inevi- R. Quinney


tabilidad del conflicto. Según el autor, la distribución diferente del poder pro-
La obra de Quinney The So-
duce los conflictos entre los distintos grupos de la sociedad que pretenden cial Reality of Crime (1970) es
monopolizarlo. La naturaleza puramente definitorial del delito, la relevancia su trabajo fundamental hasta
que se convirtió oficialmente al
decisiva de los intereses del poder en la génesis de las definiciones legales, en el marxismo.

proceso de aplicarlas y en la transmisión de los modelos de comportamiento,


y el denominado constructivismo social son tres postulados esenciales en la
teoría de Quinney.

c)�A.�Turk, alejándose también de las tesis marxistas oficiales, propugna un


modelo conflictual radical, basado en las relaciones de poder que, según él,
explican de manera neutral, libre de valores, el fenómeno de la conducta des-
viada y el de la criminalización.

La teoría�de�la�criminalización�de�Turk (el autor asume el enfoque del la-


belling approach) aclara bajo qué condiciones las discrepancias culturales y so-
ciales entre autoridad e individuos conducen al conflicto, bajo cuáles otras se
produce la criminalización en su seno y en qué medida influye el estatus de
un individuo para que se le etiquete como criminal. Porque, para Turk, la con-
ducta delictiva no se tiene que examinar en sí misma, como objeto de análisis,
sino que se convierte en una de las variables existentes vinculadas a la proba-
bilidad de la criminalización.

Distintas investigaciones empíricas han intentado verificar los postulados del


modelo conflictual, especialmente, tres de sus proposiciones más significati-
vas: el comportamiento discriminatorio de la justicia penal, la evolución his-
tórica de esta justicia, de acuerdo con los intereses de las clases dominantes, y
el proceso de criminalización de las clases sociales explotadas. Sus resultados
no se pueden considerar concluyentes.
© FUOC • PID_00164034 66 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

A diferencia de las teorías conflictuales de orientación no marxista, las


teorías del conflicto que siguen el marxismo ortodoxo consideran el
crimen como función de las relaciones de producción de la sociedad
capitalista.

Bajo distintas denominaciones (Criminología crítica, Criminología radical,


nueva Criminología, etc.), todas estas teorías se arraigan en el pensamiento
de Marx y Engels, y han recibido un valioso impulso renovador con la obra
de Taylor, Walton y Young (1973) y con la National Deviancy Conference,
organización constituida en 1968 por un grupo de sociólogos británicos que
asumieron el modelo conflictual del labelling approach con todas sus implica-
ciones.

Entre los representantes�principales cabe mencionar a Platt, Takagi, Herman


y Julia Schwendinger, Quinney (en la segunda etapa), Chambliss, Krisberg, etc.

Las teorías�marxistas�del�conflicto recurren a la estructura clásica de la socie-


dad capitalista –el conflicto social es, pues, un conflicto de clase– y conciben
el sistema legal como simple instrumento al servicio de la clase dominante
para oprimir a la clase trabajadora.

Los agentes y las instancias�de�la�justicia�penal son definidos como admi-


nistradores de la criminalidad, porque no se organizan para luchar contra el
delito, sino para reclutar a la población desviada de las filas de las clases tra-
bajadoras, que son el plantel natural.

La criminalidad misma, según el pensamiento marxista, no es más que


el subproducto final de un proceso de creación y aplicación de leyes que
se dirige siempre hacia clases sometidas.

En consecuencia, la Criminología�radical denuncia sistemáticamente


la función legitimadora, conservadora del statu quo, que no habría cum-
plido, según la misma, la Criminología tradicional, porque no cuestio-
na ni critica los procesos de definición (creación de la ley penal en inte-
rés de la clase dominante) ni los procesos de selección discriminatorios
(aplicación de la ley en perjuicio de las clases oprimidas).

(39)
Desde un punto de vista metodológico, los criminólogos marxistas se apartan Por ejemplo, cómo afecta el
proceso de acumulación de rique-
de los estándares y las técnicas de las ciencias sociales. Rechazan las investiga-
za a las tasas de criminalidad.
ciones puramente empíricas y optan por un método�historicoanalítico. És-
te permite un análisis macrosociológico39 y microsociológico40 del fenómeno (40)
La incidencia de las interaccio-
nes criminales en los individuos
criminal. que viven en la sociedad capitalis-
ta.
© FUOC • PID_00164034 67 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El análisis�del�desarrollo�histórico�de�las�instituciones�y�las�agencias�del
control�social de la sociedad capitalista (policía, justicia penal, etc.) es uno de
los enfoques más característicos de la metodología marxista, ya que le interesa
sobremanera demostrar que los cambios de la legislación y de los portadores
del control social responden a la evolución del capitalismo económico. Por
este motivo, las investigaciones son más analíticas, descriptivas y situacionales
que metódicas y estadísticas.

Las teorías�del�conflicto han desmitificado, con realismo notorio, el paradig-


ma consensual idílico de la Criminología positivista.

Hay que reconocer que algunas de sus formulaciones más radicales tratan de
encubrir el déficit empírico que sufren, con una desmesurada carga especula-
tiva y con pretensiones generalizadoras sin ningún fundamento. Que un de-
terminado conflicto social genere crimen o explique ciertas manifestaciones
delictivas parece obvio. Ahora bien, que todo hecho criminal se tenga que re-
conducir a un conflicto no lo es tanto.

Sin embargo, los teóricos del conflicto frecuentemente renuncian a establecer


la relación difícil pero lógica, desde un punto de vista científico, entre un de-
terminado conflicto, cuya naturaleza y perfiles habría que precisar más, y las
formas concretas de la criminalidad. En lugar de esto, optan por vaciar el con-
cepto de conflicto de todo contenido, para trasladarlo a un ámbito filosofico-
político abstracto, que no es susceptible de verificación empírica, o, incluso,
fingen la existencia de un sustrato conflictual allí donde no consta que haya.

En términos politicocriminales, para acabar, las tesis conflictuales bordean la


utopía –no siempre fructífera– cuando sugieren como solución suprema del
problema criminal una sustitución radical del sistema social.

Con respecto a las tesis de inspiración marxista, todavía hay que reiterar las
limitaciones�propias�del�método�historicoanalítico: la rigidez dogmática de
algunos de los conceptos fundamentales (clase social, propiedad, medios de
producción, etc.), no siempre adecuados hoy para analizar el complejo pro-
blema criminal de la sociedad capitalista avanzada; la pronunciada tenden-
cia moralizadora, utópica y maximalista de la política criminal que propugna
el pensamiento ortodoxo; e incluso, la paradoja de que sus investigaciones,
siempre fragmentarias y sectoriales, traten más sobre delitos contra la salud o
la moral que contra el orden económico.
© FUOC • PID_00164034 68 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

6.2.5. Teorías subculturales. El modelo clásico de Cohen y


la delincuencia juvenil. La teoría de la oportunidad
diferencial de Cloward y Ohlin. El factor clase social y los
modelos subculturales

Las teorías subculturales surgen, en la década de los años cincuenta, como res-
puesta, quizá, a la problemática que planteaban, sobre todo en Estados Uni-
dos, determinadas minorías marginales, especialmente activas: minorías étni-
cas, políticas, raciales, culturales, etc. Aunque estas teorías pretenden circuns-
cribirse a esta temática (y, de manera muy particular, a la delincuencia juvenil),
con la obra de Cohen (1955, 1958) se convierten en una explicación genera-
lizadora de la conducta desviada y llegan a adquirir un papel predominante
en las teorías de la criminalidad de la Sociología criminal norteamericana.

Las teorías�subculturales aportan tres ideas fundamentales:

a) El carácter pluralista y atomizado del orden social.

b) La cobertura normativa de la conducta desviada.

c) La semejanza estructural, en su génesis, del comportamiento regular


y del irregular.

Antes que nada, pues, la premisa de estas teorías subculturales es contraria a la


imagen monolítica del orden social que ofrecía la Criminología clásica. Éste,
más bien, es un mosaico de grupos y subgrupos, fragmentado y conflictivo.
Cada grupo o subgrupo tiene su propio código de valores, que no siempre
coincide con los mayoritarios y oficiales, y trata de hacerlos valer frente a los
restantes y de ocupar el espacio social correspondiente.

La conducta�delictiva –frente a lo que sostenían las tesis ecológicas–


no es producto de la desorganización o de la ausencia de valores, sino
reflejo y expresión de otros sistemas de normas y valores diferentes: los
subculturales. Tiene, por lo tanto, un apoyo normativo.

Para acabar, tanto la conducta normal, regular y conforme a Derecho, como


la desviada, la irregular o la delictiva, se definen en relación con los sistemas
de�normas�y�valores�oficiales�o�subculturales respectivos, es decir, tienen
una estructura y una significación muy parecida, ya que el autor, en definitiva
(delincuente o no delincuente), lo que hace es reflejar con su conducta el grado
de aceptación y asunción de los valores de la cultura o subcultura a la cual
pertenece (y no por decisión propia), valores que se interiorizan –refuerzan y
© FUOC • PID_00164034 69 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

transmiten– mediante mecanismos de aprendizaje y socialización idénticos,


tanto en el caso de la conducta normal o regular como en el de la irregular
o desviada.

No obstante, las teorías subculturales se alejan sensiblemente de los postulados


estructural-funcionalistas esgrimidos por las teorías de la anomia y discrepan,
también, del análisis ecológico de la Escuela de Chicago.

En efecto, el concepto�de�subcultura presupone la existencia de una


sociedad plural, con distintos sistemas de valores divergentes en torno
a los cuales se organizan otros grupos desviados. Obliga, además, a exa-
minar las minorías mencionadas y sus códigos axiológicos desde dentro,
desde la óptica de los mismos subgrupos. Y lo que es más importante, a
comprender el crimen como opción colectiva, como opción de grupo,
con un simbolismo o significado particular.

Por ejemplo, en el caso concreto de la delincuencia�juvenil, entendida como


decisión de rebeldía hacia los valores oficiales de las clases medias por oposi-
ción a la actitud racional y utilitaria propia del mundo de los adultos.

Todas estas premisas, lógicamente, son inadmisibles para las teorías de la


anomia.

Por otra parte, a las teorías subculturales no les interesa tanto la estructura Fotograma
de la película
West Side Story,
interna de las bandas y las organizaciones (objetivo prioritario de las teorías que refleja los
enfrentamientos
ecológicas), como su origen, cuestión estrechamente vinculada al problema de entre bandas
juveniles rivales.
la estratificación social. No en vano representan un enfoque�de�clase�social,
que supera y matiza el análisis puramente ecológico o ambiental.

Para los modelos subculturales no son ciertas áreas deterioradas (desor-


ganización social) las que generan la criminalidad de las clases sociales
bajas que viven allí, sino al contrario: las subculturas�criminales son
un producto del acceso limitado de las clases sociales deprimidas a los
objetivos y a las metas culturales de las clases medias y que actúa como
instrumento para que estas subculturas obtengan sus formas de éxito
alternativas o sucedáneos gratificantes en guetos restringidos.

Dicho de otra manera, el delito no es consecuencia de la desorganización so-


cial, de la carencia o el vacío normativo, sino de una organización social dife-
rente, de unos códigos de valores propios o ambivalentes respecto de los de la
sociedad oficial: de los valores de cada subcultura.
© FUOC • PID_00164034 70 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Ahora bien, el concepto�de�subcultura dista mucho de ser pacífico. Algunos


autores lo utilizan como sinónimo de subsociedad, pero otros lo utilizan para
designar la simple diferenciación de roles o, incluso, en la acepción muy dis-
tinta de contracultura.

Los autores�más�representativos de estas nuevas concepciones fueron Cohen


y Whyte, aunque son importantes también las investigaciones posteriores de
Matza, Bloch, Cloward, Ohlin, Wolfang y Ferracuti, etc.

A.�K.�Cohen (1955) y W.�F.�Whyte (1943) son los promotores de las tesis sub-
culturales. El primero centró su obra en el análisis�de�la�delincuencia�juvenil
de�las�clases�bajas, y los dos concluyeron, según se dijo, que las delinquency
areas, o zonas donde se concentra la criminalidad, no son ámbitos desorgani-
zados, sin normas y controles sociales, sino zonas o terrenos en los que están
vigentes unas normas distintas de las oficiales, otros valores en buen estado
de funcionamiento.

Cohen trató de verificar por qué las estadísticas oficiales presentan tasas de
criminalidad tan elevadas entre las clases sociales bajas de los barrios pobres
(slum), y concluyó que el comportamiento�delictivo refleja una protesta con-
tra las normas de las clases medias de la cultura norteamericana. Puesto que
la estructura social impide al joven de las clases bajas el acceso al bienestar
por vías legales, experimenta un conflicto cultural o estado de frustración que
determina que se integre en una subcultura separada de la sociedad o cultura
oficial. Esta subcultura es maliciosa, negativa y no utilitaria, y se encuentra
provista de un sistema de valores propio enfrentado al de la otra.

(41)
Como mantenían las teorías
El delito, según esto, no es consecuencia del contagio social, de la desor- ecológicas.

ganización41, sino que es expresión de otros sistemas normativos (sub-


culturas) cuyos valores difieren de los mayoritarios o, incluso, se con-
traponen deliberadamente a los mismos.

La subcultura actúa como evasión de la cultura general o como reacción nega-


tiva. Es una especie de cultura de recambio que ciertas minorías marginadas,
que pertenecen a las clases menos favorecidas, crean dentro de la cultura ofi-
cial para dar salida a la ansiedad y la frustración que sufren, ya que no pue-
den participar, por medios legítimos, de las expectativas que teóricamente la
sociedad ofrece a todo el mundo.
© FUOC • PID_00164034 71 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La vía�criminal es, si se considera así, un mecanismo sustitutivo de la


ausencia real de vías legítimas para hacer valer los objetivos culturales
ideales que, de hecho, la misma sociedad niega a las clases menos privi-
legiadas. Una vía para que las clases proletarias participen, aunque sea
por medios ilegítimos, en los valores de las clases medias (éxitos, respe-
tabilidad, poder e influencia, etc.).

Según Cohen, sus investigaciones demuestran que estas subculturas criminales


(de jóvenes) se caracterizan por ciertas notas:

a) Son subculturas�no�utilitarias, porque en sus comportamientos predomina


el significado simbólico sobre el material o pecuniario. Cohen (1955) afirma
que un hurto, por ejemplo, cuando es cometido en un contexto subcultural:

"Está lejos de reflexiones de provecho y lucro, es más bien una actividad valorada que
está muy relacionada con la fama, el valor y la satisfacción íntima."

b) Tienen una intencionalidad clara. La intencionalidad que Cohen advierte


en los grupos subculturales se aproxima a la malicia y consiste en una auto-
complacencia particular hacia la provocación y el desafío de los tabúes socia-
les de la cultura oficial.

c) Tienen un espíritu�de�grupo.

d) Pretenden manifestar�la�negación�de�los�valores�correlativos�de�la�socie-
dad�oficial. La subcultura, según Cohen (1955), se caracteriza por una actitud
valorativa ambivalente –al menos de polaridad negativa– respecto de las nor-
mas de la cultura oficial:

"La subcultura criminal toma las normas de la cultura circundante, pero las invierte. La
conducta del delincuente es justa según los principios estándares que rigen su subcultura,
precisamente porque es injusta según las normas de la cultura circundante."

Esta característica presenta las subculturas como rechazo deliberado de los va-
lores correlativos de la clase media, ya que no en vano la misma subcultura
se autodefine como alternativa, como recambio, como mecanismo de sustitu-
ción. En cualquier caso, la subcultura criminal es una cultura de grupo, colec-
tiva, y no una opción individual o privada en el sentido mertoniano.

De esta manera, según Cohen, una de las notas de la subcultura criminal es


el hedonismo� inmediato, que conduce a sus miembros a una satisfacción
urgente (ahora mismo) de sus pretensiones, ante la postergación del placer
característica de la actitud de las clases medias.
© FUOC • PID_00164034 72 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La tesis de Cohen es inequívocamente sociológica, aunque admita que hay una


pluralidad�de�tipos�de�delincuentes�juveniles, algunosde los cuales estarían
determinados no por factores subculturales sino psicogenéticos.

Según él, lo decisivo es por qué hay subculturas –y su génesis: cómo y


por qué surgen, qué relación mantienen con la sociedad oficial, etc.– y
no por qué un joven pasa de una subcultura a otra. La estratificación
social, el dualismo�normativo (valores de las clases medias frente a va-
lores de las clases bajas), el conflicto y la actitud�ambivalente del joven
de las clases sociales bajas y la frustración son los conceptos básicos de
la teoría subcultural de Cohen.

El conflicto, en opinión de Cohen, admite tres opciones.

a) La adaptación: la respuesta del college boy.

b) La transacción o pacto: la respuesta del corner boy.

c) La rebelión frente a los valores de las clases medias: la respuesta del de-
linquent boy. Éste resuelve su frustración de estatus enfrentándose de manera
abierta a los estándares de la sociedad oficial, porque la subcultura criminal
no pacta ni tolera ambigüedades, y precisamente la rebeldía mencionada le
proporciona prestigio.

Por otra parte, en la génesis de la subcultura criminal, Cohen otorga gran rele-
vancia a cierto proceso psicológico –psicoanalítico– de formación reactiva que
explicaría, además, algunas características de la delincuencia subcultural. En
definitiva, se trata de un mecanismo�de�neutralización dirigido a compensar
la angustia del joven de las clases sociales bajas que para conseguir la estima
social de su grupo se alza contra los valores y los estilos de vida –que ya ha
interiorizado– de las clases medias.

La violencia�desmesurada�e�innecesaria de ciertas manifestaciones de la de-


lincuencia juvenil y la ejecución�colectiva, por bandas, de delitos patrimo-
niales son la consecuencia de este mecanismo psicológico cuyo distintivo es la
desproporción notoria de la respuesta conductual al estímulo y el valor sim-
bólico de esta conducta (Cohen, 1955).

La teoría�de�la�oportunidad�diferencial de R.�Cloward�y�L.�Ohlin (1960)


tiene particularidades interesantes respecto del modelo subcultural de Cohen
y aporta una descripción más realista y compleja de la delincuencia juvenil
urbana.
© FUOC • PID_00164034 73 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Para Cloward y Ohlin, no todas las áreas de clases sociales bajas tie-
nen una organización y una estabilidad idénticas, ni ofrecen las mismas
oportunidades a sus miembros. También hay en el mismo slum un re-
parto desigual de oportunidades para acceder por vías ilícitas a las metas
culturales.

Por este motivo, ante el concepto unitario de subcultura de Cohen, Clo-


ward y Ohlin distinguen tres tipos de subcultura: la subcultura�crimi-
nal (criminal gangs), la subcultura�conflictiva (conflict gang) y la sub-
cultura�evasiva (retreatist gangs).

La estructura y la organización de cada subcultura –y su clientela– varían. No


varían las funciones básicas, que son las mismas: hacer posible el aprendizaje
del joven, preparando su carrera delictiva futura; crear un marco de oportuni-
dades para que obtenga el éxito por vías alternativas, y articular los mecanis-
mos de control adecuados para limitar la ocupación de medios ilegales que
pudieran poner en peligro el éxito.

La relevancia�del�factor�clase�social en los modelos subculturales es otro de


los temas polémicos de la sociología criminal moderna. Se pueden apreciar
dos orientaciones contrapuestas:

a) La de W.�B.�Miller (1958), para quien hay una cultura de las clases sociales
bajas, autónomas e independientes.

b) La de muchos�otros�autores que matizan la correlación subcultura-clase


social o, incluso, la niegan y conceden prevalencia, por ejemplo, a conflictos
generacionales o de otro tipo.

Revisiones actuales de las teorías clásicas de la "frustración". La


formulación de Agnew

Mientras que las teorías clásicas de la frustración relacionan ésta con el blo- Lectura recomendada
queo de las pretensiones monetarias y de estatus de clase media, Agnew la
R.�Agnew (1985). "A Revi-
vincula también a otras metas diferentes y advierte que un ambiente adverso, sed Strain Theory of Delin-
del que no pueda escapar el joven lícitamente, incrementa la probabilidad de quency". Social Forces (núm.
64, pág. 151-167).
su conducta delictiva.

Para Agnew, cuando no se consigue lo que se desea, o lo que se considera justo


obtener, el delito puede favorecer su consecución. Por ejemplo, con el tráfico
de drogas se puede obtener dinero o estatus social. O se utiliza el delito para
escapar de situaciones negativas, o como revancha o refugio.
© FUOC • PID_00164034 74 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

En todo caso, reconoce este autor, la opción delictiva, de entre las posibles res-
puestas a la frustración, es sólo una. La vía criminal tendrá más posibilidades
de ser escogida si el sujeto tiene limitadas sus otras salidas o estrategias.

El enfoque subcultural en el futuro

En lo que respecta a las perspectivas de futuro del enfoque subcultural, hay diversidad
de opiniones:

• Un sector doctrinal considera ya agotada su aportación, y es partidario de compensar


su inevitable ambigüedad con una apertura a planteamientos psicosociales enrique-
cedores.

• Otros consideran que la realidad histórica actual ha modificado sustancialmente el


cuadro interpretativo tradicional que circunscribía la delincuencia juvenil subcultu-
ral a un sector concreto de la población, las clases sociales bajas. En consecuencia, el
estudio de las subculturas –y de las contraculturas– trascendería el ámbito de la lower
class y permitiría la comprensión unitaria de numerosos movimientos de protesta de
amplia extracción social y sólo aparentemente heterogéneos.

Las teorías subculturales surgen en el marco de una sociología liberal, acadé-


mica. Sin embargo, el epíteto subcultural pronto se convierte en peyorativo y
se aplica a todos los fenómenos minoritarios y marginales. Lógicamente, han
sido objeto de numerosas críticas, sobre todo cuando pretendieron ofrecer una
explicación generalizadora de la criminalidad, extrapolando unas conclusio-
nes válidas, en principio, sólo para determinadas manifestaciones de la delin-
cuencia juvenil en los grandes centros urbanos.

Se les ha objetado, por ejemplo:

a) Que no justifican ni la delincuencia que se produce al margen de las sub-


culturas correspondientes ni los comportamientos regulares que también tie-
nen lugar aquí.

b) Que no siempre es posible apreciar en los grupos subculturales la cohesión


y el consenso en torno a determinados valores, réplica de los oficiales, al con-
trario de lo que opina Cohen.

(42)
c) Que, con frecuencia, no tienen autonomía normativa42 y que, en realidad, De valores propios, diferencia-
dos de los mayoritarios.
es la cultura general la que suministra a las subculturas las pautas de conducta.

d) Incluso, que es más importante examinar los problemas derivados del es-
tatus del individuo en su subcultura que la significación de ésta respecto de
la cultura general.

(43)
No obstante, las teorías subculturales han contribuido decisivamente al enri- Teorías del aprendizaje, etc.
quecimiento del análisis del fenómeno criminal desde un punto de vista so-
ciológico, y han sido complementadas después, como veremos, con esquemas
psicológicos43.
© FUOC • PID_00164034 75 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

El riesgo de estas teorías deriva de la tendencia a conferir en el terreno valora-


tivo legitimidad idéntica a toda conducta subcultural, ya que es reflejo de unos
valores y normas tan válidos como los oficiales y que se interiorizan mediante
los mismos mecanismos de socialización. De esta manera, las teorías subcultu-
rales no resaltarían el significado evidente (subcultural) profundo que tienen
ciertas conductas, sino que legitimarían cualquier comportamiento (subcultu-
ral) desviado, y privarían de legitimidad la reacción punitiva estatal.

6.2.6. Teorías del proceso social. Teorías del aprendizaje


social (social learning) y las formulaciones principales
(Sutherland, Cloward y Ohlin, Glaser, etc.). Teorías del
control social (Hirschi, Briar y Piliavin, Reckless, Reiss,
etc.). El labelling approach (interaccionismo simbólico y
constructivismo social)

Se trata de un grupo de teorías�Psicosociológicas para las cuales el cri-


men es una función de las interacciones psicosociales del individuo y
de los distintos procesos de la sociedad.

Adquieren una importancia particular en la década de los sesenta, en cierta


manera por las limitaciones de las teorías estructuralistas, que ponían el acen-
to en la criminalidad de la lower class y no eran capaces de explicar satisfacto-
riamente tres hechos:

a) Que hay, también, una criminalidad significativa de las clases medias y pri-
vilegiadas, como demuestran los self reporter studies.

b) Que muchos jóvenes delincuentes de las clases bajas abandonan el com-


portamiento criminal cuando han alcanzado la madurez.

c) Para acabar, que no todo individuo de la lower class rechaza los medios y los
procedimientos legítimos de acceso a los bienes culturales y se integra en una
subcultura criminal (de la misma manera que, en sentido contrario, muchos
jóvenes de clase media y alta rechazan los valores y los objetivos convencio-
nales y delinquen).

Para los teóricos del denominado social�process, toda persona tiene el


potencial necesario para volverse criminal en algún momento de su vi-
da, aunque las oportunidades son mayores en el caso del miembro de las
clases sociales bajas por una serie de carencias que concurren (pobreza,
estatus social, etc.). No obstante, los individuos de la clase media y alta
también pueden convertirse en criminales si sus procesos de interacción
con las instituciones resultan pobres o destructivos.
© FUOC • PID_00164034 76 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Las teorías�del�proceso�social aportan distintas respuestas al fenómeno de la


criminalidad y su génesis, y hay que distinguir tres suborientaciones:

a) Las teorías�del�aprendizaje�social o social learning, para las cuales el com- Lectura complementaria
portamiento criminal se aprende, de la misma manera que el individuo apren-
Sobre el social learning o teo-
de también otras conductas y actividades lícitas, en la interacción con perso- ría del aprendizaje social,
nas y grupos y mediante un complejo proceso de comunicación. De esta ma- ved:
A.�García-Pablos (1988). Ma-
nera, el individuo aprende no sólo la conducta delictiva, sino también los va- nual de Criminología (pág. 554
lores criminales, las técnicas de comisión y los mecanismos subjetivos de ra- y sig. y referencia bibliográ-
fica, nota 6). Madrid: Espasa
cionalización o autojustificación del comportamiento desviado. Calpe.

b) Las teorías�del�control�social, según las cuales todo individuo podría actuar


criminalmente, aunque el potencial delictivo mencionado se neutraliza por
vínculos sociales sutiles que le reclaman una conducta conformista. Cuando
fracasan los mecanismos de control, se rompe el sometimiento lógico al orden
social y se produce el crimen.

c) Finalmente, la teoría�del�labelling�approach considera el crimen un simple


subproducto del control social. El individuo se convierte en delincuente, se-
gún estas teorías, no porque haya llevado a cabo una conducta negativa, sino
porque determinadas instituciones sociales lo han etiquetado como tal, y ha
asumido el mencionado estatus criminal que las agencias del control social
distribuyen de manera selectiva y discriminatoria. Por este motivo, la teoría
del labelling approach no es una teoría de la criminalidad sino de la criminali-
zación, que se aleja del paradigma etiológico convencional y potencia al má-
ximo el significado de las mencionadas desviaciones secundarias o carreras
criminales.

Ahora se explicará de manera somera cada uno de estos modelos teóricos con
las formulaciones principales.

Teorías del aprendizaje social (social learning)

Las teorías del aprendizaje social parten de la hipótesis de que las claves
de la conducta humana se tienen que buscar en el aprendizaje que la
experiencia�vital�diaria proporciona al individuo.

El hombre, según esta explicación, actúa de acuerdo con las reacciones


que la conducta propia recibe de los otros, de manera que el comporta-
miento�individual se encuentra permanentemente modelado por las
experiencias de la vida cotidiana.

El crimen no es nada anormal, ni signo de una personalidad inmadura,


sino un comportamiento o hábito adquirido, una respuesta a situacio-
nes reales que el sujeto aprende.
© FUOC • PID_00164034 77 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Las formulaciones�más�conocidas de la teoría del aprendizaje social son las


siguientes:

a) La teoría�de�la�asociación�diferencial la propugna E.�H.�Sutherland en los


años treinta, y posteriormente lo hace su colaborador�D.�Cressey. Investigan
la criminalidad refinada, la delincuencia económica y profesional y los niveles
de inteligencia del infractor.

Sutherland (1939, 1940) llegó a la conclusión de que la conducta desviada


no se puede imputar a disfunciones o inadaptación de los individuos de la
lower class, sino al aprendizaje�efectivo�de�los�valores�criminales, hecho que
puede ocurrir en cualquier cultura.

(44)
Sutherland entiende por aprendizaje, como es lógico, no el aprendizaje en su Acción de enseñar y aprender.
44
acepción pedagógica estricta , sino la génesis profunda propia del comporta-
miento humano, en tanto que proceso complejo y global del desarrollo psico-
lógico y conductual de la persona.

El crimen, según Sutherland, no se hereda ni se imita ni se inventa:


no es algo fortuito o irracional, el crimen se aprende. La capacidad o
destreza y la motivación necesarias para el delito se aprenden mediante
el contacto con valores, actitudes, definiciones y pautas de conductas
criminales en el curso de procesos de comunicación normales y de la
interacción del individuo con sus semejantes.

Sutherland (1939) desarrolla su conocida teoría�del�comportamiento�delicti-


vo como comportamiento aprendido mediante procesos de interacción y co-
municación con nueve proposiciones:

• La conducta criminal se aprende. Se aprende como también se aprende el


comportamiento virtuoso o como el hombre aprende cualquier otra acti-
vidad: mediante idénticos mecanismos.

• La conducta criminal se aprende en interacción con otras personas, me-


diante un proceso de comunicación. Se requiere, pues, un aprendizaje ac-
tivo por parte del individuo. No basta con vivir en un medio criminógeno
ni, sin duda, manifestar determinados rasgos de la personalidad o situacio-
nes frecuentemente asociadas al delito. No obstante, en el proceso men-
cionado también participan activamente los otros.

• La parte decisiva del proceso de aprendizaje mencionado tiene lugar en


el seno de las relaciones más íntimas del individuo con sus familiares y
parientes próximos. La influencia criminógena depende del grado de inti-
midad del contacto interpersonal.
© FUOC • PID_00164034 78 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

• El aprendizaje del comportamiento criminal incluye el de las técnicas de


comisión del delito, así como el de la orientación específica de los corres-
pondientes móviles, impulsos, actitudes y la propia racionalización de la
conducta delictiva.

• La dirección específica de motivos e impulsos se aprende de las definicio-


nes más variadas de los preceptos legales, favorables o desfavorables. La
respuesta a los mandatos legales no es uniforme en todo el cuerpo social,
por lo que el individuo se encuentra en contacto permanente con otras
personas que tienen puntos de vista diferentes con respecto a la conve-
niencia de acatarlos. En las sociedades pluralistas, el mencionado conflic-
to de valoraciones es inherente al mismo sistema y constituye la base y el
fundamento de la teoría sutherlaniana de la asociación diferencial.

• Una persona se convierte en delincuente cuando las definiciones favora-


bles a la violación de la ley superan las desfavorables. Es decir, cuando por
sus contactos diferenciales ha aprendido más modelos criminales que mo-
delos respetuosos del Derecho.

• Las asociaciones y los contactos diferenciales del individuo pueden ser di-
ferentes según la frecuencia, la duración, la prioridad y la intensidad. Lógi-
camente, unos contactos duraderos y frecuentes deben tener una influen-
cia pedagógica mayor que otros fugaces u ocasionales, de la misma mane-
ra que el impacto que ejerce cualquier modelo en los primeros años de la
vida del hombre suele ser más significativo que el que tiene lugar en eta-
pas posteriores. También el modelo es más convincente para el individuo
cuanto mayor sea el prestigio que atribuye a la persona o grupos cuyas
definiciones y ejemplos aprende.

• Precisamente porque el crimen se aprende, no se imita, el proceso de


aprendizaje del comportamiento criminal mediante el contacto diferen-
cial del individuo con modelos delictivos y no delictivos implica todos los
mecanismos inherentes a cualquier proceso de aprendizaje.

• Si bien la conducta delictiva es una expresión de necesidades y de valores


generales, no se puede explicar como su concreción, ya que la conducta de
acuerdo con el Derecho también responde a necesidades y valores idénti-
cos.

La teoría de la asociación diferencial aporta un modelo�teórico�generaliza-


dor, capaz de explicar también la criminalidad de las clases medias y privile-
giadas. Ha contribuido a dar sentido a conceptos, y a fundamentarlos científi-
camente, que, desde entonces, tienen en la idea genérica del aprendizaje una
referencia obligada: los conceptos de reeducación, modificación de conducta,
aprendizaje compensador, etc. Las mismas teorías� subculturales tienen un
reforzamiento valioso en la concepción de Sutherland, que las complementa e
© FUOC • PID_00164034 79 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

incorpora, además, un significativo matiz diferencial: la idea de que el crimen


no procede de la desorganización social, sino de la organización diferenciada
y del aprendizaje.

Sin embargo, se le han hecho numerosas objeciones, por su vaguedad, por el


déficit empírico y por los excesivos niveles de abstracción, lo cual explica la
precisión de Cressey (1960), discípulo de Sutherland, y las numerosas refor-
mulaciones de las que ha sido objeto.

Para el autor, lo decisivo en la teoría de Sutherland no es la cantidad de con-


tactos con modelos criminales, sino la calidad�de�los�contactos (prioridad),
que los hace prevalecer sobre los respetuosos de la ley. Cressey reconoció, no
obstante, que sólo por la asociación diferencial no se explica por qué en idén-
ticas condiciones una persona sucumbe a la influencia de los modelos crimi-
nales y otra no.

(45)
No en vano, la tesis de Sutherland coincide con estructuras� subculturales Como la explicación del gangs-
45 terismo norteamericano de princi-
simples y no con otras situaciones subculturales mucho más complejas, pro- pios de este siglo.
ducto de la evolución social. El mismo Sutherland tuvo que reconocer en el
último trabajo la necesidad de tener en cuenta la incidencia de factores indi-
viduales en la asociación y otros procesos psicosociales complejos.

b) Otra de las formulaciones más conocidas de la teoría del aprendizaje social


es la denominada teoría�de�la�ocasión�diferencial de Cloward y Ohlin (1960),
para los cuales el aprendizaje del comportamiento delictivo no se lleva a cabo
de manera uniforme y homogénea, sino según las respectivas circunstancias,
ocasiones y oportunidades del individuo y las subculturas a las cuales perte-
nece (differential opportunies).

La tesis de Ohlin y Cloward depura y enriquece el concepto de aprendi-


zaje muy simplista que utilizó Sutherland, que pierde así su base unita-
ria y la supuesta uniformidad, y le aporta un valioso componente psi-
cológico explicativo.

En efecto, los autores distinguen tres tipos de subculturas, cada uno con ca-
racterísticas criminológicas particulares y una singular génesis del proceso de
aprendizaje:

(46)
• La subcultura�conflictual46, integrada básicamente por emigrantes y por Conflict subcultur.

personas que se encuentran aisladas de todo sistema institucionalizado.


Esta situación los conduciría a la violencia como manera de expresar y
aligerar al mismo tiempo la incomunicación y la frustración.
© FUOC • PID_00164034 80 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

(47)
• La subcultura�de�la�huida�o�de�la�evasión47, de la que forman parte aque- Retreatist subcultur.

llos que, una vez han renunciado a la investigación y la obtención de ob-


jetivos deseables, recurren al alcohol y a las drogas.

(48)
• Para acabar, la subcultura� criminal48, en sentido estricto, caracterizada Criminal subcultur.

por la apertura y la heterogeneidad de los colectivos que la forman, entre


cuyos elementos criminales y no criminales hay un intenso contacto e
intercambio de experiencias e, incluso, una relación orgánica que favorece
la recepción y el aprendizaje de pautas delictivas.

c) La teoría�de�la�identificación�diferencial de D.�Glaser (1956) constituye


otra variante o submodelo de la teoría del aprendizaje social. Glaser tiene el
mérito de haber incorporado en el concepto de aprendizaje la teoría�de�los
roles. También de haber subrayado la importancia que los medios de comuni-
cación de masas tienen en la conducta del individuo, cuestión muy minimi-
zada por Sutherland.

(49)
Por ejemplo, la identificación
Según el autor, el aprendizaje de la conducta criminal no tiene lugar por con criminales en los medios de
comunicación.
la comunicación o interacción personal, sino por la identificación. Una
persona sigue el camino del crimen en la medida en que se identifica
con otras personas, reales o ficticias, desde cuya perspectiva su conducta
criminal parece aceptable.

Glaser resalta la posibilidad de una identificación del individuo con de-


lincuentes, ya sea mediante una relación positiva con los roles crimina-
les49, ya sea como reacción negativa ante las fuerzas que se enfrentan
a la criminalidad.

De este modo, en la elección�del�comportamiento habría dos datos básicos:

• Por una parte, el grupo de referencia cuya pauta o modelo de conducta


se toma.

• Por otra, un mecanismo de racionalización que pone en marcha el indivi-


duo para justificar su decisión.

El punto más débil de la teoría de Glaser es la notoria carga especulativa, la


suposición, no siempre coincidente con la realidad, de que la conducta crimi-
nal es, en cualquier caso, el producto de una decisión previa aprobada de an-
temano: un modelo previamente analizado, desde un punto de vista intelec-
tual, y valorado de manera positiva por el infractor.
© FUOC • PID_00164034 81 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

d) La teoría�del�reforzamiento�diferencial, de Jeffery, y la teoría�del�condi-


cionamiento�operante, de Burgess, Akers y otros, son reformulaciones de la
teoría del aprendizaje social desde una óptica conductista.

Para la teoría�del�reforzamiento�individual, el crimen es un compor-


tamiento aprendido, pero el mecanismo de adquisición se ajusta más al
modelo denominado del condicionamiento operante (aprendizaje por
medio de las consecuencias de la acción), ya sea mediante situaciones
no sociales, que refuercen o impliquen una discriminación a favor de la
conducta delictiva, ya sea en el marco de la interacción social, cuando
la conducta de los otros produce un impacto parecido.

Jeffery, que acentúa la importancia de las variables no sociales en el comporta-


miento humano, contrapone a la teoría de la asociación diferencial la que de-
nomina teoría del reforzamiento diferencial. Para el autor, el comportamien-
to criminal es comportamiento operante, en proceso continuo de interacción
con el medio.

Jeffery incorpora los factores biológicos y bioquímicos a su modelo particular Ved también
de aprendizaje, por lo cual su teoría se ha analizado en páginas anteriores.
Podéis ver el subapartado
4.2.7, donde se expone la teo-
Para la teoría�del�condicionamiento�operante�de�Akers (1977), una serie de ría biosocial de Jeffery.

estímulos controlan la conducta criminal, la cual los sigue. La conducta men-


cionada se refuerza cuando obtiene gratificaciones positivas o evita castigos
(reforzamiento negativo). El mismo comportamiento se enerva o se debilita
mediante estímulos negativos (castigos) o pérdida de gratificaciones (sanción
positiva).

Que un comportamiento delictivo surja o persista dependerá, según


Akers, del grado de ventajas o desventajas que se asocien al comporta-
miento mencionado y a otros alternativos (teoría del reforzamiento di-
ferencial).

Las limitaciones de este enfoque derivan de la propia esencia del conductismo,


ajeno al problema de las causas (últimas) de la desviación y de su marco general
de referencia.

e) Finalmente, hay que mencionar la teoría�de�la�neutralización, manteni-


da por Sykes� y� Matza (1957). Según esta teoría, el proceso por el cual una
persona se convierte en delincuente responde a un aprendizaje basado en la
experiencia.
© FUOC • PID_00164034 82 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Ahora bien, mientras que las teorías que se han analizado antes consi-
deran que el aprendizaje mencionado aporta al individuo los valores,
las actitudes y las técnicas necesarios para la actividad criminal (mode-
los, pues, intrínsecamente delictivos), Sykes y Matza, al contrario, con-
sideran que la mayoría de los delincuentes comparten los valores con-
vencionales de la sociedad, de manera que lo que aprenden son ciertas
técnicas capaces de neutralizarlos y, así, racionalizan y autojustifican la
conducta desviada de los patrones de las clases medias.

Las principales técnicas� de� neutralización� o� autojustificación son, según


Matza y Sykes:

• La exclusión de la responsabilidad propia.


• La negación de la ilicitud y la nocividad del comportamiento.
• La descalificación de quien lo persigue y lo condena.
• La apelación a la supuesta inexistencia de víctima de este comportamiento.
• La invocación a instancias y móviles superiores.

Teorías del control social

Bajo esta denominación equívoca se agrupan una serie de modelos teóricos


que explican el problema de la desviación criminal en otros términos: si todo
individuo tiene el potencial necesario para violar las leyes, y la sociedad le
ofrece numerosas oportunidades para hacerlo: ¿por qué, pues, muchos indivi-
duos las obedecen?

Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el mie-


do al castigo. Por el contrario, los teóricos del control, apelando a un
análisis sociológico, consideran que no es el miedo al castigo el factor
fundamental en el momento de explicar el comportamiento del infrac-
tor, sino muchos otros vínculos que tiene con el orden social.

El individuo evita el delito –aseguran– porque es el primer interesado en


mantener un comportamiento conforme a las pautas y las expectativas
de la sociedad y porque tiene una razón actual, efectiva y lógica para
obedecer sus leyes: la comisión del delito le proporcionaría más incon-
venientes que ventajas.

Entre las teorías del control, hay que destacar las formulaciones de Hirschi,
Briar y Piliavin, Reckless, Reiss y Glaser:

a)�La�teoría�del�arraigo�social
© FUOC • PID_00164034 83 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

(50)
Para la teoría del arraigo social de T.� Hirschi (1969), todo individuo es un Relaciones con padres, amigos,
vecinos, etc.
infractor potencial y sólo lo frena el miedo al daño irreparable que le puede
ocasionar el delito en las relaciones interpersonales50 e institucionales51. (51)
Relaciones con escuela, trabajo,
etc.

La causa�de�la�criminalidad, en consecuencia, no es otra que el miedo


al hecho de que se debiliten en el joven los lazos o los vínculos que lo
unen con la sociedad.

Cuando el individuo no tiene el arraigo social necesario o el interés y


la sensibilidad hacia los otros, tampoco tiene el control disuasivo in-
dispensable y encuentra expedido el camino del crimen, lo cual puede
ocurrir con independencia del estrato social al que pertenezca.

El mencionado arraigo o la vinculación�del�individuo�a�la�sociedad depen-


den, según Hirschi, de cuatro factores:

• La afección y la consideración hacia las personas (especialmente hacia


aquellas que integran los grupos primarios).

• El grado de identificación y compromiso con los valores convencionales.

• La mayor o menor participación en actividades sociales.

• Las creencias propias del individuo, ya que el desarraigo, la insolidaridad


y el vacío moral impiden el desarrollo de valores que actúan como freno
decisivo de la conducta desviada.

b)�La�teoría�de�la�conformidad�diferencial

Según S.�Briar y Y.�Piliavin, hay un grado variable de compromiso y acep-


tación de los valores convencionales que se extiende desde el simple miedo
al castigo hasta la representación de las consecuencias del delito en la propia
imagen, en las relaciones interpersonales que se aprecian, en el estatus y en
las actividades presentes y futuras.

Esto significa que, en situaciones equiparables, una persona con un gra-


do elevado de compromiso o conformidad hacia los valores convencio-
nales es menos probable que se involucre en comportamientos delicti-
vos que otra con un nivel inferior de conformidad. Y al revés.

c)�La�teoría�de�la�contención
© FUOC • PID_00164034 84 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Para esta teoría, propugnada por W.�Reckless (1970), la sociedad produce una
serie de estímulos, de presiones, que impelen al individuo hacia la conduc-
ta desviada. Sin embargo, los mencionados impulsos son contrarrestados por
ciertos mecanismos, internos y externos, de contención que lo aíslan positi-
vamente.

(52)
El autor concede una relevancia
Según Reckless, hay una serie�de�impulsos�internos, y de presiones�e prioritaria al autoconcepto o con-
cepto que tiene el individuo de sí
influencias�externas, que actúan con respecto al individuo como me- mismo.
canismos de presión criminógena. Sin embargo, el individuo, según el
autor, tiene también otros dispositivos� internos� y� externos� de� con-
tención:

• Mecanismos internos como la solidez de la personalidad individual,


un buen autoconcepto, un ego pronunciado, un alto grado de to-
lerancia a la frustración, unos objetivos y unos proyectos bien defi-
nidos, etc.52

• Mecanismos externos procedentes de la coacción normativa que


ejercen la sociedad y los distintos grupos sociales para controlar a
los miembros, y que promueven el sentimiento indispensable de
pertenencia a la comunidad.

Otros vínculos o mecanismos de contención del crimen especialmente impor-


tantes son un código moral consistente, el reforzamiento de los valores, las
normas y los objetivos convencionales, la supervisión efectiva y la disciplina,
unos roles sociales llenos de sentido, etc.

El comportamiento�criminal se produce, según Reckless, cuando fa-


llan, por debilidad o inexistencia, los mecanismos internos o externos
de contención mencionados, que aíslan al individuo de las fuerzas cri-
minógenas y permiten que neutralice las presiones, los impulsos o las
influencias.

d)�La�teoría�del�control�interior

Reiss es el autor que mantiene esta teoría, que tiene inequívocas conexiones
con el psicoanálisis y la cibernética.

Para el autor, la delincuencia es el resultado de una relativa falta de


normas y reglas internas, de un derrumbe de controles erigidos con an-
terioridad o de un conflicto entre reglas y técnicas sociales (Reiss, 1951).
© FUOC • PID_00164034 85 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La desviación social se entiende como la consecuencia funcional de controles


personales y sociales débiles (fundamentalmente por el fracaso de los grupos
primarios).

e)�La�teoría�de�la�anticipación�diferencial

Según D.�Glaser (1978), la decisión�de�cometer�o�no�cometer�un�delito se


encuentra determinada por las consecuencias que el autor anticipe, por las
expectativas que se deriven si se ejecuta o no.

El individuo se inclinaría por el comportamiento� criminal cuando,


considerando sus vínculos con el orden social, las relaciones con otras
personas y las experiencias precedentes, si lo comete se derivan más
ventajas que desventajas.

Ahora bien, estas expectativas, al mismo tiempo, dependen del mayor o


menor contacto de cada individuo con los modelos delictivos, es decir,
del aprendizaje o la asociación diferencial.

f)�Revisiones�actuales�de�las�teorías�clásicas�del�control

• La teoría del self control de Gottfredson y Hirschi relaciona la criminalidad


con el bajo autocontrol de ciertas personas (como consecuencia de una edu-
cación incorrecta, el fracaso escolar, la falta de disciplina, etc.), favorecido
por el factor oportunidad. Esta teoría parte de la idea de que el delito, en ge-
neral, es un comportamiento que requiere poca elaboración y esfuerzo, y
suele ser producto del aprovechamiento de una oportunidad. El crimen or-
ganizado, desde esta perspectiva, sería un fenómeno excepcional y sobre-
dimensionado. El infractor es un individuo impulsivo, con un autocontrol
bajo, desconfiado y muy reacio a integrarse en un grupo u organización.

El autocontrol, según estos autores, se fija en una edad muy temprana


(los ocho o diez años) y se mantiene relativamente constante desde en-
tonces.

• La teoría dinámica del control (enfoque del curso de la vida).

Los propulsores de este enfoque insisten en el hecho de que el individuo no


delinque a causa de los vínculos que lo unen con la sociedad y sus institucio-
nes de control. Ahora bien, esta teoría es partidaria del análisis dinámico de la
trayectoria del individuo en el curso de su vida, atendiendo, por lo tanto, al
paso del tiempo y a los cambios que la edad y otros factores producen en él.
© FUOC • PID_00164034 86 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La eficacia de los vínculos y del control social no depende tanto del


autocontrol como de la trayectoria y el curso de vida de la persona, y de
los cambios que ésta experimenta en el transcurso del tiempo.

Las diferentes�teorías�del�control que acabamos de estudiar explican por qué


el individuo se abstiene de cometer el delito, qué vínculos sociales y qué me-
canismos lo aíslan y lo protegen positivamente ante el comportamiento cri-
minal. No explican, sin embargo, con la misma convicción el hecho positivo,
es decir, por qué entonces hay otras personas que delinquen. Dejan, además,
numerosas cuestiones�sin�respuesta. En efecto, la doctrina se formula cues-
tiones como las siguientes:

• Si hay o no, y si hay cuáles son, relaciones funcionales entre la medida de


control social exterior e interior.

• Por qué en una misma familia, de dos personas, que han crecido en el
mismo ambiente y con educación idéntica, una se inclina por el crimen
mientras que la otra lo hace por la conducta conforme a Derecho.

• Por qué una de estas personas desarrolla un concepto de sí misma favora-


ble, mientras que la otra adquiere un autoconcepto desfavorable.

• Por qué jóvenes sin afección a los valores convencionales se abstienen,


sin embargo, de delinquir o por qué delinquen jóvenes con un grado de
compromiso e identificación considerable con los del orden social men-
cionado.

La teoría del control social no parece haber aclarado, en definitiva, có-


mo surgen o cómo se fortalecen o debilitan los mecanismos de adhe-
sión y compromiso con el orden social; ni qué es lo que determina el
concepto de uno mismo.

Teorías del etiquetamiento (labelling approach)

Hacia los años setenta adquiere gran vigor una explicación�interaccionista


del�hecho�delictivo, que parte de los conceptos de conducta desviada y reac-
ción social. Es genuinamente norteamericana y surge con la modesta preten-
sión de aportar una explicación científica a los procesos de criminalización,
a las carreras criminales y a la denominada desviación secundaria. Sin embar-
go, con el tiempo adquiere el rango de un modelo teórico más explicativo del
comportamiento criminal.
© FUOC • PID_00164034 87 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Lectura complementaria
Según esta perspectiva interaccionista, no se puede comprender el cri-
men si se prescinde de la propia reacción social, del proceso social de Podéis leer la referencia bi-
bliográfica sobre el labelling
definición o selección de ciertas personas y conductas etiquetadas como approach en:
criminales. Delito y reacción social son términos interdependientes, re- A.�García-Pablos (1988). Ma-
nual de Criminología (pág.
cíprocos e inseparables. 581, nota 1). Madrid: Espasa
Calpe.
La desviación no es una cualidad intrínseca de la conducta, sino una
cualidad que se le atribuye mediante procesos de interacción social com-
plejos, procesos altamente selectivos y discriminatorios.

El labelling approach relativiza y problematiza el concepto de delito, cuando


cuestiona no ya las causas sino su naturaleza. Según W.�Rühter (1979), el la-
belling supera el paradigma etiológico y pone en duda la misma variable de-
pendiente.

Ésta –se dice– no es como un trozo de hierro, como un objeto físico, sino el
resultado de un proceso social de interacción (definición y selección): sólo la
encontramos en los presupuestos normativos y valorativos, siempre circuns-
tanciales, de los miembros de una sociedad.

A la teoría del labelling approach no le interesan las causas de la desvia-


ción (primaria), sino los procesos�de�criminalización, y mantiene que
es el control social lo que crea la criminalidad. Por este motivo, el inte-
rés de la investigación se desplaza desde el desviado y su medio hacia
los que lo definen como desviado, y se analizan fundamentalmente los
mecanismos y el funcionamiento del control social o la génesis de la
norma, y no los déficits y las carencias del individuo.

El desviado no es sino la víctima de los procesos de definición y selec-


ción, de acuerdo con los postulados del denominado paradigma de con-
trol.

En síntesis, los principales�postulados del labelling approach son los siguientes.

a)�Interaccionismo�simbólico�y�constructivismo�social: la realidad social se Ejemplo


construye sobre la base de ciertas definiciones y del significado que se les atri-
El labelling approach asume el
buye mediante procesos sociales de interacción complejos. Por este motivo, constructivismo social y hace
el comportamiento humano es inseparable de la interacción social y su inter- suyo el conocido teorema de
Thomas (1923): "If men define
pretación no puede prescindir de la mediación simbólica mencionada. situations as real, they are real
in their consequences".

El concepto que tiene el individuo de sí mismo, de la sociedad y de la situación


que tiene son las claves importantes del significado genuino de la conducta
criminal.
© FUOC • PID_00164034 88 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

b)� Introspección� simpatética como técnica de aproximación a la realidad


criminal para comprenderla desde el mundo del desviado y captar el verdadero
sentido que éste atribuye a su conducta.

c)�Naturaleza�definidora�del�delito: el delito no tiene sustrato material u on-


tológico. Una conducta no es delictiva in se o per se (calidad negativa inheren-
te), ni el autor es criminal por merecimientos objetivos (nocividad del hecho,
patología de la personalidad). El carácter delictivo de una conducta y del au-
tor dependen de ciertos procesos sociales de definición, que le atribuyen este
carácter, y de selección, que etiquetan al autor como delincuente.

d)�Carácter�constitutivo�del�control�social: en consecuencia, el control so-


cial crea la criminalidad. Las instancias o agencias del control social (policía,
judicatura, etc.) no detectan o declaran el carácter delictivo de un comporta-
miento, sino que lo generan o lo producen cuando lo etiquetan.

e)�Selectividad�y�discriminación�del�control�social: el control social es al- Lectura complementaria


tamente discriminatorio y selectivo. Mientras que los estudios empíricos de-
A.�Baratta (1980). "Crimi-
muestran el carácter mayoritario y ubicuo del comportamiento criminal, la nología y dogmática penal".
etiqueta de criminal se manifiesta, sin embargo, como un bien negativo que Papers, Revista de Sociología
(núm. 13, pág. 29 y nota 30).
los mecanismos de control social reparten con el mismo criterio de distribu-
ción de otros bienes positivos (fama, riqueza, poder, etc.): el estatus y los roles
de las personas.

De este modo, las oportunidades y los riesgos de ser etiquetado como delin- Lectura recomendada
cuente no dependen tanto de la conducta ejecutada (delito) como de la posi-
Sobre este problema, podéis
ción del individuo en la pirámide social (estatus). Los procesos de criminali- ver:
zación, además, responden al estímulo de la visibilidad diferencial de la con- A.�García-Pablos (1986). "La
normalidad del delito y del
ducta desviada en una sociedad concreta, es decir, se guían más por la sinto- delincuente". RFDUC (núm.
matología del conflicto que por su etiología (visibilidad frente a latencia). 11, pág. 325- 346).

f)�Efecto�criminógeno�de�la�pena: la reacción social no sólo es injusta, sino


intrínsecamente irracional y criminógena. Lejos de hacer justicia, de prevenir
la criminalidad y reinsertar al desviado, el impacto real de la pena la convierte
en una respuesta intrínsecamente irracional y criminógena: exacerba el con-
flicto social en lugar de resolverlo, potencia y perpetúa la desviación, consolida
al desviado en su estatus de criminal y genera los estereotipos y las etiologías
que se supone que pretende evitar, y se cierra, de esta manera, un lamentable
círculo vicioso (self-fullfilling prophecy).

La pena, pues, culmina una escalada dramática y ritual de ceremonias de de-


gradación del condenado, y lo estigmatiza con el sello de un estatus irreversi-
ble. El penado asume, así, una nueva imagen de sí mismo y redefine su perso-
nalidad en torno al rol de desviado, y se desencadena de esta manera la deno-
minada desviación�secundaria.
© FUOC • PID_00164034 89 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

g)�Paradigma�de�control: la naturaleza definidora de la criminalidad impo-


ne la sustitución del paradigma etiológico por el paradigma de control. Los
factores que puedan explicar la desviación primaria del individuo no tienen
interés, como ocurre con el enfoque etiológico tradicional. El hecho decisivo
será el estudio de los procesos de criminalización que atribuyen la etiqueta de
criminal al individuo, los procesos de definición y los procesos de selección.

En el seno del labelling approach coexisten, sin embargo, dos tendencias.

a) La tendencia�radical, que exacerba la función constitutiva o creadora de


criminalidad que los teóricos de este enfoque atribuyen al control social: se-
gún estos autores, el crimen no es sino una etiqueta que la policía, los fiscales
y los jueces (instancias del control social formal) colocan al desviado, con in-
dependencia de su conducta o de que lo merezca.

b) La dirección�moderada, no obstante, sólo afirma que la justicia penal se


integra en la mecánica del control social general de la conducta desviada.

Entre los principales�representantes del enfoque labelling approach, es nece-


sario mencionar a Garfinkel, Goffman, Erikson, Cicourel, Becker, Schur, Sack,
etc.

Antecedentes del labelling approach

Aunque el enfoque labelling se consolida como modelo teórico en la década de los sesen-
ta, se tiene que considerar antecedente la obra de Mead (1917 y 1918), Thomas (1923),
Tannenbaum (1938) y Lemert (1951). Algunas investigaciones empíricas también han
seguido los postulados interaccionistas: así, las de Opp, Peters y Peukert, en Alemania;
y las de Lemert (1976), Netter (1978), Tittle (1975), Wellford (1975), Paternoster-Iovani
(1984), etc.

Al labelling approach le corresponde el mérito indiscutible de haber am-


pliado el objeto de la investigación criminológica, porque resalta la im-
portancia que tiene la acción muy selectiva y discriminatoria de las ins-
tancias y los mecanismos de selección del control social. Como conse-
cuencia del éxito de este enfoque interaccionista hoy ya no se puede
estudiar ni comprender el problema criminal prescindiendo de la reac-
ción social, del proceso social de definición y de selección de ciertas
personas y conductas etiquetadas como delictivas.

También se debe al labelling approach una interpretación mucho más realista Lectura complementaria
del dogma tradicional de la igualdad ante la ley y una preocupación encomia-
Para otras objeciones al labe-
ble por el problema de la desviación secundaria y de las carreras criminales. lling approach, ved:
No obstante, una sustitución radical, como pretende un sector del labelling A.�García-Pablos (1988). Ma-
nual de Criminología (pág. 604
approach, de las teorías de la criminalidad por las de la criminalización no es y sig.). Madrid: Espasa Calpe.
compartida por la opinión criminológica mayoritaria, ya que, sin duda, em-
pobrece la discusión científica. La naturaleza puramente definidora del delito,
el carácter constitutivo del control social y la opción a favor del paradigma de
control son postulados que tampoco tienen el apoyo unánime de la comuni-
© FUOC • PID_00164034 90 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

dad científica, porque conducen a una desatención del problema de la desvia-


ción primaria (renuncia al análisis etiológico) y dejan sin respuesta problemas
capitales de la Criminología y de la política criminal de nuestro tiempo: la
prevención del delito, la resocialización del delincuente, etc.

6.2.7. La Criminología en los antiguos países socialistas

El cambio acelerado y drástico que se produjo en el marco político por donde Lectura complementaria
discurren la teoría y la praxis criminológica en los países socialistas sugiere
Ved una reseña bibliográfica
unas breves reflexiones sobre los postulados convencionales del pensamiento sobre la criminología en paí-
marxista oficial y las investigaciones criminológicas llevadas a cabo durante ses socialistas en:
A.�García-Pablos (1988). Ma-
los últimos años. nual de Criminología (pág. 654
y sig., nota*). Madrid: Espasa
Calpe.
La nueva situación política e histórica les quita en buena parte actualidad –que
no interés–, aunque –y esto es positivo– resalta la historicidad y la contingen-
cia del mismo saber científico, un saber que siempre es relativo, dinámico e
inacabado, abierto al futuro y muy condicionado por el marco historicosocial.
Es, pues, un momento especialmente idóneo para hacer balance y extraer las
consecuencias oportunas de la confrontación de los modelos respectivos.

El origen�del�pensamiento�criminológico marxista se encuentra en la obra


de Engels La situación de la clase trabajadora en Inglaterra, publicada en 1845.
Marx, Turatti y Colajanni continuaron las directrices básicas del pensamiento
ortodoxo mencionado.

Es interesante poner de relieve las características�de�la�Criminología�con-


temporánea�en�los�países�socialistas, ya que representaban un modelo ra-
dicalmente opuesto al de los países occidentales (burgueses) que se han exa-
minado anteriormente. Simplificando al máximo el panorama criminológico
que ofrecen los países socialistas, se puede afirmar lo siguiente:

a) Desde un punto�de�vista�ideológico, el materialismo histórico y dialéctico


del marxismo otorga una preeminencia radical a la infraestructura�económi-
ca como factor determinante de cualquier cambio o fenómeno social, y, sin
duda, de la criminalidad. Esto implica una teoría exógena de la delincuencia,
que ve en factores ajenos al delincuente la causa del comportamiento criminal.

b) Desde un punto�de�vista�politicocriminal, el pensamiento marxista man-


tiene un maximalismo radical y utópico en cuya virtud se propugna la erra-
dicación�total�del�crimen, el exterminio absoluto, como objetivo que es ne-
cesario y se puede conseguir. Presume de no quedarse a medio camino (crítica
que formula a la Criminología burguesa, que –se dice desde posturas oficiales–
explica el crimen pero no lucha en contra del mismo).
© FUOC • PID_00164034 91 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

c)�Metodológicamente, la Criminología marxista destaca por su absoluto mo-


nolitismo; se mantiene fiel al estrecho marco que el método marxista-leninis-
ta ofrece a las investigaciones: monolitismo férreo que contrasta con la plura-
lidad casi errática de enfoques utilizados en la Criminología burguesa.

d) Desde un punto�de�vista�orgánico�y�funcional, la Criminología, en los


países socialistas, ha adquirido cuotas de autonomía muy inferiores a las con-
quistadas por nuestra disciplina en los países occidentales, y se ha caracteriza-
do como simple instrumento�y�disciplina�de�la�jurisprudencia. La produc-
ción científica es escasa, en comparación con la de los países occidentales. En
cualquier caso, predominan las obras colectivas, con escaso apoyo empírico.
La Criminología se autodefine más como ciencia práctica y aplicada y se preo-
cupa de manera prioritaria por el perfeccionamiento del control social y la
articulación científica de programas de prevención.

Con respecto a la teoría�de�la�criminalidad, se parte de la historicidad y


la accidentalidad del crimen. El crimen es un hecho histórico, acciden-
tal, perfectamente independiente de la condición humana. Un hecho,
además, que se puede y se tiene que superar, ya que no es más que un
producto de determinadas estructuras (capitalistas) criminógenas, que
morirá de muerte natural cuando se imponga la sociedad socialista. Es
un hecho extraño y ajeno al sistema socialista, con el que es incompa-
tible.

Obras sobre teorías socialistas

Entre las obras de carácter general, hay que destacar el Manual soviético de Criminología, de
Gertsenzon (1965); la Criminología soviética, obra colectiva de dieciséis autores, publicada
un año después, y la Criminología Socialista, de Buchholz y Hartmann, primer manual de
Criminología publicado en la entonces República Democrática Alemana (1966), etc.

¿Cómo se explica, entonces, la existencia de comportamientos criminales en


las sociedades que disfrutan, desde hace ya algún tiempo, de sistemas socialis-
tas? Las tesis marxistas oficiales dan una doble respuesta a este fenómeno:

a) Puede ocurrir que todavía haya, que sobrevivan, reminiscencias históricas


de las estructuras capitalistas, que aún no hayan sido erradicadas (teoría�de
los�rudimentos).

b) O bien que, por mimetismo, se produzca un efecto de contagio, criminó-


geno, procedente de modelos imperialistas (capitalistas). Esta segunda inter-
pretación se denomina teoría�de�la�desviación�ideológica.

Las principales objeciones que se le han formulado son las siguientes:


© FUOC • PID_00164034 92 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

a) La Criminología socialista sufre, sin duda, en sus fundamentos teóricos de


un excesivo dogmatismo, como lo demuestran las explicaciones que hace so-
bre la génesis de la criminalidad.

b) Metodológicamente, la afección al marxismo-leninismo da una coherencia


interna rigurosa a todas sus concepciones, pero resta amplitud, riqueza y ca-
pacidad crítica a la misma investigación.

(53)
c) La pronunciada finalidad práctica53 le ha permitido elaborar y perfeccionar, Lucha y prevención eficaces del
delito.
mucho mejor que a la Criminología occidental, la teoría y la praxis del control
social, aunque los objetivos politicocriminales ambiciosos y utópicos54 son (54)
Superación del delito en la so-
proclives a fórmulas concretas que disminuyen el riesgo de la desviación a ciedad socialista.

costa de disminuir, también, las cuotas de libertad individual.

Indudablemente, ha contribuido de manera decisiva a la disminución de la


criminalidad en los países socialistas, pagando, sin embargo, para esto un pre-
cio alto y servidumbres severas.

No obstante, en los últimos años se pronuncia una aproximación clara y recí-


proca de los dos modelos criminológicos:

1) El pensamiento� marxista� oficial empieza a asumir la imposibilidad de


acabar con el crimen, incluso en la misma sociedad socialista, y son ya algunas
las investigaciones practicadas en estos países que demuestran que hay factores
criminógenos ajenos al sistema (cualquier sistema) y, también, datos paralelos
en la evolución y la distribución de la criminalidad en uno y otro modelo
social.

(55)
2) Con respecto a la temática, tanto la Criminología�socialista�como�la�oc- Por ejemplo, la delincuencia ju-
55 venil.
cidental, de hecho, se interesan por unos mismos problemas .

3) En la Criminología�burguesa hay un movimiento indiscutible que llama


la atención sobre la importancia del control social y de la prevención, y sobre
la aplicación práctica del saber criminológico teórico.

Los acontecimientos políticos recientes impulsarán, sin ningún tipo de duda,


el proceso mencionado de aproximación recíproca de dos modelos antagóni-
cos, tradicionalmente enfrentados.

6.2.8. Modelos integrados

a)�Teorías�eclécticas�y�modelos�integrados
© FUOC • PID_00164034 93 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La moderna Criminología científica ha renunciado a la ingenua pretensión


inicial de explicar un fenómeno tan complejo como el crimen con esquemas
monocausales simplistas y lineales. Hay, pues, una tendencia lógica a integrar
en un mismo marco teórico los enfoques, variables, o incluso teorías, proce-
dentes de distintos modelos.

Partiendo de un concepto estricto de modelos integrados, englobamos en es-


ta categoría aquellas teorías que no se limitan a yuxtaponer o combinar ele-
mentos de distintas procedencias, sino que hacen una integración verdadera
y crean un nuevo modelo –autónomo– de explicación del comportamiento
criminal.

Entre las teorías integradoras, la doctrina remarca:

• Las teorías multifactoriales, que consideran relevantes para la etiología del


delito un conjunto de factores procedentes de distintas teorías: de la des-
organización, de la tensión social, del control, del aprendizaje, del conflic-
to, de la elección racional o de los rasgos de la personalidad.

• Las teorías de los rasgos latentes, que integran elementos de las teorías de
la predisposición, de aquéllas de las diferencias individuales, de las de la
elección racional o de las de la oportunidad.

• Las teorías del curso de la vida, que consideran influyentes en el iter vital
variables estructurales, factores psicológicos y biológicos y, sin duda, las
tesis de la oportunidad.

Entre los modelos integrados en sentido estricto, hay que destacar la formula- Lectura recomendada
ción de Elliot, que combina tres teorías clásicas fundamentales: la del control
D.�Elliot (1985). "The Assum-
social, la de la frustración y la del aprendizaje, en su versión de asociación ption that Theories Can Be
diferencial. Combined with Increased
Explanatory Power. Theoreti-
cal Integrations". En: Robert
F. Meier (ed.). Theoretical Met-
En la explicación del comportamiento criminal, este autor parte de la existen-
hods in Criminology. Beverly
cia de unos controles sociales del individuo débiles en razón de su socializa- Hills, California: Sage.
ción inadecuada, y también por la frustración. Esta última favorece la delin-
cuencia de dos maneras: de manera indirecta porque, al debilitarse los víncu-
los sociales, el individuo tiende a frecuentar grupos de iguales favorables a la
comisión de hechos delictivos o antisociales. Y además, Elliot no descarta que
el influjo del debilitamiento del control social pueda influir de manera directa
en la delincuencia.
© FUOC • PID_00164034 94 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

7. Enfoques dinámicos

7.1. Criminología etiológica tradicional frente a modernos


enfoques dinámicos

La Criminología etiológica tradicional ha intentado identificar las causas del


comportamiento delictivo (enfoque causalexplicativo) de una manera estáti-
ca, haciendo abstracción del cambio que experimenta todo ser humano con
el transcurso de la edad y lo que implica ésta. Además, suele aislar estas causas
en etapas tempranas del desarrollo del individuo, que no se ven modificadas
por las vivencias y experiencias vitales de la persona.

En la moderna Criminología, sin embargo, se tiende a revalorizar la importan-


cia del factor edad y de la denominada curva de la edad. Hilo conductor de las
nuevas tendencias (carreras criminales, trayectoria, Criminología del desarrollo,
modelos evolutivos, etc.) es la orientación marcadamente dinámica de todas
ellas. Parten de la necesidad de insertar la conducta delictiva en un contexto
individual complejo, histórico y cambiante, según las distintas etapas del ser
humano y la evolución que éste experimenta a lo largo de su vida. No intere-
sa, por lo tanto, identificar las causas del crimen, sino los múltiples factores
heterogéneos que influyen en las carreras y trayectorias criminales, conceptos
dinámicos que expresan la naturaleza procesual y evolutiva del nuevo análisis
del delito.

Su método es marcadamente empírico, proclive a los estudios longitudinales


fente al recurso a los elementos transversales que utiliza la Criminología etio-
lógica tradicional.

Estas teorías, atentas al examen de la variación de los patrones de conducta


por el transcurso del tiempo, están en mejores condiciones para explicar el
fenómeno estadístico de la curva de la edad.
© FUOC • PID_00164034 95 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

La curva de la edad
Lectura recomendada
La edad es, sin duda, uno de los factores más sólidamente correlacionados con la comisión
de hechos delictivos. La Criminología ha podido constatar, con todo tipo de técnicas de L.�N.�Robins (1966). Deviant
investigación, que el joven se implica en un número de delitos muy elevado –aunque no Children Grown Up. A Sociolo-
especialmente graves–, hasta el punto de que se habla de la normalidad –estadística– del gical and Psychiatric Study of
crimen. La curva agregada de la edad sigue un recorrido ascendente muy marcado desde Sociopathic Personality. Balti-
more: Williams & Wilkins.
edades tempranas del individuo y después asciende vertiginosamente a partir de una
edad que oscila entre los veinte y los veinticinco años. Posteriormente es poco probable
que el individuo se implique en hechos violentos.

En este sentido, tiene un interés especial la conocida como máxima o paradoja de Robins,
cuyo estudio sobre la influencia del factor transcurso del tiempo ofrece dos parámetros
antagónicos: uno de continuidad y el otro de cambio o desistimiento. La indagación de
Robins muestra una cierta continuidad en el comportamiento antisocial desde la infancia
hasta la edad adulta: un análisis retrospectivo muestra que las personas con problemas
de comportamiento antisocial los tuvieron ya durante la infancia y la adolescencia.

Paradójicamente, este autor también pudo observar el fenómeno contrario, de cambio: un


porcentaje relevante de niños que habían llevado a cabo comportamientos antisociales,
al llegar a cierta edad, es decir, con el transcurso del tiempo, los abandonaban espontá-
neamente, sin llegar a consolidar una carrera criminal ni delinquir en la edad adulta.

7.2. Tipologías frente a carreras criminales

El paradigma de las carreras criminales tiene un carácter marcadamente empí-


rico. Se trata de un análisis dinámico marcadamente ateórico, que se sirve de
técnicas longitudinales y que no pretende ofrecer una explicación de las causas
del delito, sino describir la génesis y el desarrollo de los patrones de conducta
delictivos, su evolución en el tiempo, las formas de manifestación, etc.

Al concepto de carrera interesa, pues, investigar cuándo se inicia el compor-


tamiento criminal, el número y la frecuencia de delitos cometidos, la grave-
dad, las modalidades y las formas de comisión o la duración de la actividad
criminal.

La proyección práctica más interesante y útil del paradigma de las carreras cri-
minales aparece en el ámbito del tratamiento o la intervención, como alterna-
tiva a las ineficaces tipologías clásicas.

La crisis de las tipologías clásicas

La psicología y las ciencias de la educación investigan qué tipo de tratamiento es el más


adecuado para cada individuo concreto. Con este objetivo, ha operado tradicionalmen-
te con tipologías o clasificaciones de delincuentes, que se han perfeccionado progresiva-
mente con la ayuda de técnicas de investigación modernas.

Sin embargo, actualmente las tipologías están en crisis y no faltan los que han anunciado
directamente su fracaso. Su capacidad de diagnóstico, indicadora de la intervención pre-
ventiva más idónea, ha sido, en general, decepcionante. Seguramente porque no captan
el aspecto dinámico y situacional de la conducta delictiva, sino sólo rasgos concretos de
la personalidad del infractor y determinadas características fenomenológicas del hecho
delictivo que no permiten elaborar previsiones futuras ni señalar los factores que podrían
influir en el momento de abandonar la prisión. Además, tampoco desde el punto de vista
etiológico ofrecen una explicación suficiente de las causas del fenómeno delictivo.
© FUOC • PID_00164034 96 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

7.3. La denominada Criminología del desarrollo

Esta orientación de la Criminología remarca la relevancia del factor edad y de Lecturas


la curva de la edad, ya que propone un análisis dinámico y longitudinal del complementarias

comportamiento delictivo, que inserta en el curso vital del individuo y en sus Sus patrocinadores principa-
distintas etapas, y describe su génesis, su curso y su desarrollo. les son Patterson, Loeber y
Moffitt:
G.�R.�Patterson;�K.�Yoerger
La Criminología del desarrollo no analiza las causas de la criminalidad porque (1993). "Developmental Mo-
dels for Delinquent Beha-
rechaza la posibilidad de elaborar una teoría general y mantiene que los fac- vior". En: S. Hodgins (ed.).
tores relevantes varían con las personas, la etapa vital de éstas y el abanico de Mental Disorder and Crime.
Londres: Sage.
diferencias individuales. En su lugar, propone estudiar las trayectorias o itine- R.�Loeber (1996). "Develop-
rarios de las carreras criminales y formula tipos y subtipos a partir de criterios mental Continuity, Change,
and Pathways in Male Juve-
como la etapa de la vida en la que se encuentra el infractor, el momento de nile Problem Behaviors and
Delinquency". En: J. D. Haw-
iniciación de las conductas delictivas, los patrones de agravamiento, etc.
kins. Delinquency and Crime.
Current Theories. Nueva York:
Cambridge University Press.
Este enfoque dinámico acostumbra a distinguir tres etapas en el curso de las
T.�E.�Moffitt (1993). "Adoles-
actividades criminales: la de la activación, la del agravamiento y la del desisti- cence Limited and Life-cour-
se-persistent Antisocial Beha-
miento. vior. A Developmental Taxo-
nomy". Psychological Review
(núm. 100, pág. 676 y sig.).
En la fase de activación, que empieza cuando se inicia el proceso delictivo, éste
se puede estabilizar (el comportamiento delictivo se prolonga en el tiempo);
acelerar (se produce un aumento de la frecuencia delictiva), o diversificar (se
enriquece el espectro de comportamientos criminales). En la etapa de agrava-
miento, hay una escalada cualitativa de la relevancia criminal de los hechos
delictivos, que, con el paso del tiempo, son cada vez más serios. Finalmente,
en el periodo de desistimiento, se puede producir un fenómeno de desacelera-
ción, y se reduce la frecuencia de la actividad; de especialización, y disminuye la
gama de delitos; de pérdida progresiva de la gravedad de éstos (de-escalation),
o incluso de conclusión definitiva de la carrera criminal.

De cualquier manera, para esta teoría, los factores que inciden en la etiología
y desarrollo de cada uno de estos procesos difieren en cada caso, porque los
factores relevantes para activar una carrera lo pueden dejar de ser o bien para
agravarla o bien para que concluya; o los mismos factores pueden tener efectos
distintos dependiendo de las variables personales y de la edad del sujeto o de
otros condicionantes biológicos o genéticos.

La Criminología del desarrollo se interesa también por prevenir el delito e in-


tervenir en el infractor. Sin embargo, si bien no rechaza su tratamiento, propo-
ne una actuación preventiva avanzada que incida lo antes posible en la vida
del individuo y neutralice los factores de riesgo.
© FUOC • PID_00164034 97 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

8. Teorías (no etiológicas) de la criminalización o


paradigma de control (labelling approach)

El contenido de estas posiciones, por su cariz marcadamente sociológico, ha


sido examinado en el apartado 6 de este módulo, lugar al que os remitimos.
© FUOC • PID_00164034 98 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Resumen

En este módulo hemos podido comprobar cómo la Criminología, después de


la primera etapa precientífica, se ha consolidado en el panorama científico y
ha encontrado un espacio propio y autónomo desde el cual contribuir decisi-
vamente a la explicación y la prevención del problema criminal.

El esfuerzo doctrinal continuado, dirigido al estudio�del�fenómeno�delictivo,


se ha materializado en un conjunto de modelos�teóricos, de las índoles más
variadas, cuyas aportaciones, todas, han sido decisivas para la evolución de la
Criminología moderna. Es cierto que en las formulaciones estudiadas hemos
encontrado deficiencias, objeciones, a veces cierta vaguedad argumental, pero
no por este motivo han perdido su situación y aportación global a la Crimi-
nología científica.

El repaso teórico que se ha llevado a cabo ofrece una panorámica general del
estado de la cuestión y se ha pretendido no obviar ninguno de los modelos
básicos:

a) El modelo�clásico�liberoarbitrista de la opción racional y las teorías situa-


cionales de la criminalidad consideran que el crimen es una elección libre y
racional del autor, producto de su autonomía.

b) Los modelos�biologicistas aportan una información valiosa sobre el sustra-


to biológico del individuo, con formulaciones de gran proyección práctica en
su momento, y ensayan, con distinto éxito, la aplicación de disciplinas como
la genética o la neurofisiología al análisis criminológico.

c) Desde otra perspectiva, las teorías� psicologicistas dirigen su preocupa-


ción al estudio de determinados procesos psíquicos normales o patológicos,
y apuestan por una explicación del fenómeno criminal desde la óptica de la
psique del individuo.

d) La sociología�criminal parte de considerar el crimen como fenómeno so-


cial, y resalta la importancia del entorno en la génesis criminal. Estas premi-
sas la llevan a postular que el crimen es un fenómeno normal, selectivo, fun-
cional, conectado con las circunstancias ordinarias de la vida cotidiana y que
depende de una pluralidad de factores que interactúan.

e) Los enfoques�dinámicos, para terminar, propugnan una orientación de es-


tudio dinámica, evolutiva y procesal, y centran su interés en los factores hete-
rogéneos que influyen en las trayectorias criminales sin mostrar especial inte-
rés por las causas últimas del fenómeno.
© FUOC • PID_00164034 99 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Ejercicios de autoevaluación
De�selección

1. Los modelos biologicistas representan la síntesis de las teorías...

a)�psicologicistas.
b)�ambientales.
c)�clínicas.

2. Para la doctrina psicoanalítica ortodoxa, el complejo de culpa generado por la no supera-


ción del complejo de Edipo...

a)�es causa del comportamiento criminal.


b)�es efecto o consecuencia del delito.
c)�no tiene ninguna relación con la conducta delictiva.

3. El pensamiento psicoanalítico posfreudiano...

a)�da más importancia al instinto sexual que el mismo Freud.


b)�quita importancia al instinto sexual en la explicación de la conducta humana.
c)�no se preocupa de explicar el crimen.

4. La primera teoría que surge en el ámbito de la Escuela de Chicago es...

a)�la teoría de la anomia.


b)�la teoría ecológica.
c)�la teoría conflictual.

5. La idea del orden pluralista y atomizado del orden social pertenece a...

a)�la teoría del conflicto.


b)�la teoría de la anomia.
c)�las teorías subculturales.

6. La creación de barreras físicas o simbólicas en torno a las áreas públicas que provoquen
en los residentes un sentimiento de comunidad y territorialidad, que los autorresponsabilice
para la defensa de su hábitat ante el delito, es uno de los postulados de...

a)�la psicología comunitaria.


b)�la teoría del espacio defendible.
c)�la Escuela Ecológica de Chicago.

7. De acuerdo con las orientaciones ecológicas iniciales de la Escuela de Chicago, los índices
máximos de criminalidad se concentran en la zona de...

a)�la city.
b)�la zona de transición.
c)�el área de viviendas.

8. La teoría sistémica de la prevención integradora, que examina la pena desde el enfoque


funcional, como otra institución social, tiene su origen en...

a)�las teorías preventivas espaciales.


b)�las teorías del conflicto.
c)�el pensamiento estructural-funcionalista.

9. En las investigaciones del matrimonio Glueck (1956), el grupo criminal exhibía, priorita-
riamente, las características del tipo...

a)�mesomorfo.
b)�endomorfo.
c)�ectomorfo.
© FUOC • PID_00164034 100 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

10. El carácter constitutivo del control social y la incidencia selectiva (discriminatoria) son
dos postulados de...

a)�las teorías subculturales.


b)�las interaccionistas del labelling approach.
c)�las ecológicas.
© FUOC • PID_00164034 101 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Solucionario
Ejercicios de autoevaluación

1.�c

2.�a

3.�b

4.�b

5.�c

6.�b

7.�b

8.�c

9.�a

10.�b
© FUOC • PID_00164034 102 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

Glosario
anomia f Término forjado por Durkheim y que expresa la crisis, la pérdida de efectividad
y el derrumbamiento de las normas y los valores vigentes en una sociedad, precisamente
como consecuencia del desarrollo económico rápido y acelerado y de los cambios sociales
profundos que debilitan la conciencia colectiva.

aprendizaje social m Teoría que busca las razones de la criminalidad en una compleja y
continua interacción de determinantes personales y ambientales, en la que ciertos procesos
simbólicos tienen un papel predominante

conductismo m Teoría que busca las claves del comportamiento delictivo teniendo en
cuenta las influencias externas y las fuerzas del medio, y desprovee los rasgos de la persona-
lidad de su tradicional soberanía.

delinquency areas f pl Áreas concretas de la ciudad en las que, según la teoría ecológica,
se concentra la criminalidad por diferentes razones.

EEG m electroencefalógrafo.

enfoque ecológico (postulados) m La imagen de la ciudad como un macroorganismo,


parecido a cualquier ser vivo; la referencia continua a conceptos biológicos y procesos orgá-
nicos (áreas naturales, equilibrio biótico, etc.); la aceptación de un modelo de crecimiento
radial de las grandes ciudades, divididas en zonas concéntricas que irradian su actividad des-
de un centro neurálgico hacia la periferia.

etiquetamiento m Término forjado por la teoría del labelling approach para señalar la ac-
tividad selectiva y discriminatoria que, según esta teoría, desarrollan determinadas institu-
ciones sociales con respecto a la calificación del individuo delincuente.

funcionalidad (del crimen) f El crimen no es un hecho necesariamente nocivo, perju-


dicial a la sociedad, sino, todo lo contrario, es funcional, con respecto a la estabilidad y al
cambio social, según las teorías mencionadas anteriormente.

inconsciente m Es, en palabras de Freud, "la parte sumergida invisible del iceberg que
configura el sector más vasto y en muchos sentidos más poderoso de nuestra mente".

inconsciente colectivo m Conjunto de vivencias de la humanidad, acumuladas a lo largo


de la historia como legado cultural, que cada hombre revive y que se transmiten por herencia.

normalidad (del crimen) f El crimen no tiene el origen, según las teorías estructural-
funcionalistas, en ninguna patología individual ni social, sino en el funcionamiento normal
y regular de todo orden social.

orientaciones biológicas f pl Orientaciones que tratan de localizar e identificar en al-


gún lugar del cuerpo, en su funcionamiento, el factor diferencial que explique la conducta
delictiva.

orientaciones psicológicas f pl Orientaciones que buscan la explicación del comporta-


miento delictivo en el mundo anímico de la persona, en los procesos psíquicos anormales
(psicopatología) o en las vivencias subconscientes que tienen su origen en el pasado remoto
del individuo y que sólo pueden ser captadas mediante la introspección (psicoanálisis).

orientaciones sociológicas f pl Orientaciones que consideran el hecho delictivo como


fenómeno social, y en su análisis aplican distintos marcos teóricos concretos (ecológico, es-
tructural-funcionalista, subcultural, conflictual, interaccionista, etc.).

personalidad criminal f Teoría forjada por el positivismo criminológico y que suponía


la existencia de un conjunto de rasgos, un entramado o una estructura psicológica delictiva
in se.

psicópatas m pl Individuos que están básicamente sin socializar y cuyos patrones de con-
ducta les lleva a conflictos continuos con la sociedad. Son egoístas, impulsivos, irresponsa-
bles e incapaces de extraer ninguna enseñanza del castigo.

subcultura f Término que se suele utilizar como sinónimo de subsociedad o de contracul-


tura, dependiendo del autor o corriente teórica que lo utilice.
© FUOC • PID_00164034 103 La moderna Criminología científica y los distintos modelos teóricos

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