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El Hada Madrina

Había una vez una niña llamada Mariam que vivía en un pequeño pueblo

rodeado de bosques encantados. Mariam era una niña dulce y amable, pero

había pasado por muchas dificultades en su corta vida. Era la mayor de sus

dos hermanas y vivía con su madre. Como eran muy pobres Mariam salía

todas las mañanas a vender bombones.

Un día, fue a un restaurante muy fino a ofrecerle un Bombón a una señora

millonaria, Mariam le dijo:

- Señora cómpreme un bombón solo cuestan $2000 pesos.

Pero la señora muy amargada le dijo:

- Llévate tus bombones a otra parte

Mariam siguió insistiendo, pero solo logró que la señora le tirara un vaso de

jugo, Mariam quedó toda mojada. El mesero que lo vio todo, intentó comprarle

todo lo que llevaba, al ver que no le alcanzaba, solo le dio una ayuda y la niña

se fue.

La señora millonaria, se llamaba Ana, se preocupaba sólo de obtener dinero y

darse una buena vida, esto la había vuelto indolente; al marcharse del

restaurante su chófer se desvió por un problema en la vía, pasando por un área

de la ciudad que Ana no conocía, así que miro por la ventana un montón de

casa muy juntas, sin los jardines tan hermosos de su barrio y al fondo en una

casucha a punto de caerse vio a Mariam, todavía con la mancha del jugo que le

había tirado. Ana no supo por qué, pero de sus ojos estaban saliendo lo que

creía eran lágrimas, ella no estaba acostumbrada a llorar porque su vida estaba
llena de dicha y prosperidad, pero ver las condiciones en que se encontraba

Mariam, tan sucia y sin zapatos hicieron que algo dentro de ella cambiara.

Al llegar a casa, Ana sentía algo en su pecho y unos fuertes deseos de ayudar

a Mariam. Volvió a salir y fue a un centro comercial, esta vez no a comprar para

ella; esperó que fuera muy de noche y por la rota ventana de casa de Mariam,

metió una bella canasta, con ropa, alimentos, zapatos, lápices de muchos

colores y una nota que solo decía: “De tu Hada”. Desde ese momento, Ana

ayudaba a escondidas a Mariam, empezó a tratar a todos bien y a ser muy

generosa.

Una noche, Ana tuvo un hermoso sueño, rodeada de un jardín maravilloso, de

repente vio una hermosa niña, con espléndidas alas, bellos vestidos y una

varita en su mano, Ana se llevó una sorpresa y dijo:

- ¡¡Mariam!! que hermosa te ves, ¿qué haces vestida así?

Perdóname por haberte arrojado jugo y humillarte.

Mariam respondió:

- No te preocupes, en realidad soy tu hada madrina, tu madre

cuando naciste, me pidió dos deseos, que fueras muy rica y con

un gran corazón, solo pude cumplir el primero y pensé que serías

buena, al ver en lo que te convertiste, decidí volverme niña y con

mi situación tocar tu corazón y cambiarlo. Mi misión ha terminado

que seas muy feliz.

Ana al despertar lloró, esta vez de alegría y agradecimiento con su hada

madrina.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado…

Natasha Castillo

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