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Auto 930/22

COMPETENCIA DE LA JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA-


Conocimiento de procesos que vinculen a miembros de la fuerza
pública por delitos cometidos en servicio activo sin relación con el
servicio

JUSTICIA PENAL MILITAR-Carácter limitado, excepcional y


restringido

Referencia: Expediente CJU-1969.

Conflicto de jurisdicción suscitado entre la


Fiscalía 114 Especializada contra
Violaciones a los Derechos Humanos de
Neiva y el Juzgado 51 de Instrucción
Penal Militar.

Magistrada Sustanciadora:
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO.

Bogotá, D.C., treinta (30) de junio de dos mil veintidós (2022).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus competencias


constitucionales y legales, en especial la prevista en el numeral 11 del artículo
241 de la Constitución Política, profiere el siguiente

AUTO

I. ANTECEDENTES

1. El 21 de mayo de 2003, el Comando de la Brigada Móvil No. 6 emitió la


orden de operación ‘Dignidad’1, dirigida a las Brigadas Móviles
Contraguerrilla 50 y 60. El objetivo de la operación consistió en neutralizar el
accionar delictivo de la columna Móvil Jacobo Arenas y la Cuadrilla VI de las
FARC-EP, que extorsionaban “ganaderos, asesinando campesinos y
efectuando retenciones ilegales de vehículos en el área general de Silvia y
Totoró, Cauca, creando terror y confusión en la población civil”. Las
operaciones iniciaron ese mismo día, desde las instalaciones del Batallón José
Hilario López, con el Batallón de Contraguerrilla No. 60 desde el municipio
de Totoró hasta llegar a la parte norte-alta de Silvia, para continuar al norte en
dirección de Jambaló, Cauca.
1 Folios 96 a 10 del Primer Cuaderno del expediente digital CJU-1969.
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

2. Según el informe del 2 de junio de 20032, que presentó el Comandante de


Patrulla del Batallón de Contraguerrillas No. 60 de la Brigada Móvil No. 6 del
Ejército Nacional, en esa misma fecha miembros de ese grupo militar tuvieron
contacto armado con integrantes de la Columna Móvil Jacobo Arenas de las
FARC-EP, en el sitio Alto Trincheras, en la jurisdicción de Jambaló, Cauca.

3. De acuerdo con el informe3 que emitió el Suboficial de Enlace de


Organismos de Seguridad de la Brigada Móvil No. 6, en la fecha anotada en el
párrafo anterior, sobre la 1:10 p.m. el referido batallón recibió fuego enemigo
al llegar a un cruce de caminos ubicado en la parte más alta del cerro conocido
como Alto Trincheras, zona cubierta de bosque. En consecuencia, tuvo lugar
un combate que duró aproximadamente 10 minutos. Al realizar el registro
posterior, se constató que fue dado de baja un sujeto ‘N.N’ vestido de civil con
pasamontañas “a quien se le encontró el siguiente materia (sic): 01 un fusil
FALL de las Fuerzas Armadas Venezolanas calibre 7.62mm fabricación Velga,
01 proveedor, en el momento de contar la munición no fueron 65 sino 83
cartuchos calibre 7.62mm los que llegaron a las instalaciones del Batallón
José Hilario López 01 un chaleco, 01 pasamontañas”4.

4. En el informe emitido por el Suboficial de Enlace de Organismos de


Seguridad de la Brigada Móvil No. 6 también se indicó que en la operación
descrita participaron las siguientes personas: el capitán Óscar Díaz Montiel, el
sargento viceprimero Óscar Mejía Mayorga, el soldado voluntario Gildardo
Jiménez Tuerquía y el cabo tercero Juan Peralta Prada.

5. El Juzgado 54 de Instrucción Penal Militar ante la Tercera Brigada, en


providencia del 4 de junio de 20035, dispuso la práctica de pruebas con el
objetivo de determinar si había lugar o no al ejercicio de la acción penal y con
el fin de identificar e individualizar a los autores o partícipes del hecho (de
conformidad con el artículo 451 del Código Penal Militar). Específicamente,
ordenó: (i) escuchar en diligencia de ampliación y ratificación al capitán Oscar
Díaz Montiel; (ii) solicitar al Comando de la Brigada Móvil No. 6 la orden de
operaciones y el informe de patrullaje para la fecha de los hechos; (iii)
solicitar el acta de levantamiento y el protocolo de necropsia del sujeto ‘N.N’
abatido en Jambaló, Cauca; (iv) requerir a la Registraduría de ese municipio el
registro civil de defunción del sujeto abatido; (v) escuchar en versión libre a
los imputados, si los hubiere; (vi) oír en diligencia de declaración a todas
aquellas personas que tengan conocimiento sobre este hecho, y (vii) las demás

2 Informe contenido en folios 2 y 3 del Primer Cuaderno del expediente digital CJU-1969.

3 Informe contenido en el folio 4 del primer cuaderno del expediente digital CJU-1969.

4 Ibídem.

5 Folio 7 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

diligencias que se desprendan de las órdenes anteriores y que sean


conducentes a esclarecer este hecho.

6. El 10 de junio de 2003, el señor Marco Fidel Pito Campo solicitó ante el


Juzgado 54 de Instrucción Penal Militar ante la Tercera Brigada la entrega del
cadáver de su hermano, Guillermo Pito Campo, tras conocer de su deceso el 2
de junio de ese mismo año en el Alto de Trinchera de Jambaló y a quien
reconoció ante Medicina Legal con el número 130-036.

7. El Juzgado 54 de Instrucción Penal Militar ante la Tercera Brigada,


mediante providencia del 10 de junio de 20037, inició indagación preliminar
No. 014 en contra del capitán Oscar Díaz Montiel, el sargento viceprimero
Oscar Mejía Mayorga, el soldado voluntario Gildardo Jiménez Tuerquía y el
cabo tercero Juan Peralta Prada 8. A su vez, ordenó escuchar la declaración del
señor Marco Fidel Pito Campo con el fin de que le manifestara a ese despacho
lo que le constaba respecto de la identidad del sujeto ‘N.N’ abatido el 2 de
junio de 2003. Practicado lo anterior, dispuso enviar en misión de trabajo al
jefe de turno del CTI, URI o SIJIN con el fin de acompañar el señor Marco
Fidel Pito Campo hasta las instalaciones de la clínica forense donde reposaba
el sujeto abatido para reconocerlo y hacer entrega del cuerpo al señor Pito
Campo.

8. El 10 de junio de 2003, el señor Marco Fidel Pito Campo rindió


declaración9 ante el Juzgado 54 de Instrucción Penal Militar ante la Tercera
Brigada, en la que manifestó: (i) que residía en el Resguardo de Pitayó en el
municipio de Silvia, Cauca, tenía 26 años y trabajaba como jornalero en unos
sembradíos de papa; (ii) compareció para reconocer el cadáver de su hermano
Guillermo Pito Campo, cuyo cuerpo ya había visitado e identificado en las
instalaciones de Medicina Legal; (iii) describió físicamente a su hermano y
manifestó que no lo había visto desde hacía más de cinco años; y (iv) señaló
que no sabía si su hermano pertenecía o no a un grupo al margen de la ley y se
enteró de su fallecimiento a través de una prima.

9. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Seccional


Cauca, elaboró el protocolo No. 130-03 10 de tanatología forense sobre el
cuerpo del señor Guillermo Pito Campo. De este protocolo se destaca la
siguiente información:

6 Folio 27 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

7 Folio 28 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

8 Folio 10 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

9Folios 32 y 33 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

10 Folios 38 a 54 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

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(i) La causa de muerte fue un homicidio por arma de fuego y el posible


móvil fue un enfrentamiento armado. No hubo más heridos ni muertos
en el lugar de los hechos.
(ii) El cuerpo es el de un hombre adulto, de apariencia cuidada, con
desarrollo y nutrición adecuada y con heridas por proyectil de arma de
fuego en cabeza abdomen y extremidades.
(iii) El cadáver está vestido adecuadamente con botas negras pantaneras,
pantalón jean, marca Levi Strauss y Co., con un desgarro de 6*5 cm a la
altura de la cadera derecha. Se encontró un espejo pequeño en el
bolsillo derecho. Correa riata color verde. Camiseta color habano, con
estampados pequeños, con desgarros a nivel anterior y posterior
izquierdo. Medias de color verde oscuro con agujeros en ambos talones.
(iv) No se presentan residuos visibles de pólvora, manchas, ni otras
evidencias.
(v) Presenta signos de deshidratación evidenciado por resequedad en ojos y
mucosa labial y con mancha verde abdominal.
(vi) Talla 1.60 cm, peso aproximado entre 55 y 60 kilogramos, contextura
mediana y aspecto racial indígena.
(vii) En el análisis del caso se indica que el cuerpo analizado fue herido por
proyectil de arma de fuego de alta velocidad en tórax y extremidades
que causan heridas de pulmón y músculos. Las heridas de proyectil de
arma de fuego indican disparos hechos a larga distancia de adelante
hacia atrás, de atrás hacia adelante, de derecha a izquierda y superior
inferior. La hipótesis de la autoridad (muerte en combate) es compatible
y consistente con los hallazgos encontrados en la necropsia.

10. Por medio de auto del 28 de agosto de 2003 11, el Juzgado 54 de Instrucción
Penal Militar ante la Tercera Brigada remitió el expediente correspondiente a
la investigación preliminar No. 014003, al Juzgado 51 de Instrucción Penal
Militar.

11. Por medio de auto del 29 de agosto de 2003, el Juzgado 51 de Instrucción


Penal Militar ordenó continuar con la investigación preliminar y ordenó la
recepción de las siguientes pruebas: (i) escuchar la declaración del personal
relacionado con los hechos; (ii) solicitar el registro civil de defunción del
occiso; (iii) solicitar a la Brigada Móvil No. 6 la orden de operaciones y el
informe de patrullaje para la fecha de los hechos; (iv) realizar inspección
judicial de armas; (v) todas las demás pruebas conducentes a esclarecer los
hechos y sus autores, y (vi) dar aviso de la investigación al Ministerio Público.

12. El 7 de noviembre de 2003, el capitán Oscar Díaz Montiel rindió


declaración12.

11 Folio 56 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

12 Folio 63 a 67 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

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13. El 13 de febrero de 2004, el suboficial Juan Carlos Peralta Prado rindió


declaración13.

14. El 22 de diciembre de 2003, el soldado profesional Gildardo Jiménez


Tuerquía rindió declaración14. Manifestó que el día de los hechos se ordenó un
registro en la zona de combate por parte del sargento primero Mejía en
desarrollo del cual se encontró un fusil AK47, un chaleco y un pasamontañas.
Posteriormente se efectuó un ‘envolvimiento’ por la carretera, por un grupo al
mando del sargento Misal, durante el cual se encontró un guerrillero muerto.
En esa misma fecha, el sargento viceprimero Oscar Mejía Mayorga rindió su
declaración15.

15. El 29 de noviembre de 2010, el capitán John Dilber Bravo González rindió


su declaración16.

16. El Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar, mediante auto del 8 de abril de


201117, abrió proceso penal en contra de Oscar Mejía Mayorga, Juan Carlos
Prada Peralta y Gildardo Jiménez Tuberquía, por el delito de homicidio de
Guillermo Pito Campo, por los hechos ocurridos el 2 de junio de 2003 en Alto
Trincheras, jurisdicción de Jambaló, Cauca y dispuso la práctica de pruebas,
de conformidad los artículos 460 y 467 del Código Penal Militar. En
particular, los acusados fueron llamados a rendir indagatoria18.

17. Mediante providencia del 11 de mayo de 2012 19, el Juzgado 51 Penal de


Instrucción Militar ordenó: (i) abstenerse de imponer medida de
aseguramiento alguna sobre los señores Oscar Mejía Mayorga, Juan Carlos
Peralta Prada y Gildardo Tuberquía; (ii) escuchar al señor Jorge Tulio Morán
Medina, quien se desempeñaba como comandante del batallón para el
momento de los hechos objeto de investigación, y (iii) vincular formalmente
mediante indagatoria al señor Ramón Ortega Mejía, quien fue señalado como
otro suboficial que reaccionó con arma de fuego el día de los hechos.

18. El 4 de febrero de 2013, el señor Ramón Mejía Ortega rindió indagatoria 20.
Posteriormente, mediante providencia del 26 de julio de 2013 21, el Juzgado 51
13 Folios 84 a 85 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

14 Folios 72 a 73 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

15 Folios 74 a 76 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

16 Folios 255 a 257 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

17 Folios 267 y 268 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

18 Folios 29 a 114 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

19 Folios 124 a 143 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

20 Folios 187 a 189 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

21 Folios 200 a 216 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

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Penal de Instrucción Militar se abstuvo de imponer medida de aseguramiento


al señor Mejía Ortega.

19. El 24 de septiembre de 202122, la Fiscalía 13 ante el Juzgado Sexto de


Brigada, adscrita a la Dirección Ejecutiva de Justicia Penal Militar, solicitó la
práctica de una serie de pruebas, con el fin de darle celeridad a la
investigación abierta hace 18 años, por los hechos acaecidos el 2 de junio de
2003. Esa Fiscalía calificó como excesivo el tiempo transcurrido y llamó la
atención sobre la falta persistente de material probatorio suficiente para
continuar con el proceso.

20. El 11 de octubre de 202123, la Fiscal 114 Especializada contra las


Violaciones a los Derechos Humanos solicitó al Juzgado 51 de Instrucción
Penal Militar copia del presente expediente.

21. Mediante oficio del 1º de octubre de 2021 24, el Procurador 323 Judicial I
Penal solicitó al Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar que de manera
inmediata remitiese el presente expediente, por competencia, a la Fiscalía
General de la Nación. Esta petición se motivó en la presunta mora judicial (el
proceso ha estado en trámite por más de 18 años), el vencimiento del término
de instrucción (artículo 465 de la Ley 522 de 1999) y la existencia de
circunstancias que sugieren que se trató de una ejecución extrajudicial.

22. Mediante providencia del 21 de octubre de 2021 25, el Juzgado 51 de


Instrucción Penal Militar decidió no acceder a la solicitud de remisión de la
investigación penal a la jurisdicción ordinaria. Consideró que no podía
desatenderse el principio del juez natural en aras de lograr una decisión de
fondo. En su lugar, dispuso que continuaría con la instrucción del proceso y
ordenó la práctica de una prueba adicional, consistente en consultar al Instituto
Geográfico Agustín Codazzi sobre la ubicación precisa de los municipios de
Jambaló, Silvia y Tocoró, Cauca, para determinar dónde ocurrió realmente el
hecho objeto de investigación.

23. El 22 de octubre de 202126, la Procuraduría General de la Nación interpuso


recurso de reposición y en subsidio apelación en contra de la providencia del
21 de octubre de 2021, mediante la cual el Juzgado 51 de Instrucción Penal
Militar no accedió a la solicitud de remisión de la investigación penal, a la
jurisdicción ordinaria.

22 Folios 211 a 214 del Tercer Cuaderno del expediente CJU-1969.

23 Folio 230 del Tercero Cuaderno del Expediente CJU-1969.

24 Folios 220 a 228 del Tercer Cuaderno del expediente CJU-1969.

25 Folios 231 a 232 del Tercer Cuaderno del expediente CJU-1969.

26 Folios 18 a 21 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

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24. El 26 de octubre de 2021, el mayor John Dilber Bravo González amplió su


declaración27 respecto de la investigación penal.

25. Mediante providencia del 27 de octubre de 2021 28, el Juzgado 51 de


Instrucción Penal Militar no concedió el recurso de reposición ni el de
apelación, que fue interpuesto por la Procuraduría General de la Nación en
subsidio. Tampoco revocó su decisión del 21 de octubre del mismo año, en la
cual se abstuvo de remitir este proceso a la jurisdicción ordinaria. Este
juzgado insistió en que se trata de un hecho que guarda total relación con la
función militar y que de las pruebas que ha recaudado hasta ahora no se
observa “ni siquiera indiciariamente”29 una posible violación al Derecho
Internacional Humanitario.

26. En el mes de octubre de 2021, el Procurador 323 Judicial Penal interpuso


acción de tutela en contra del Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar, ante el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Florencia, Caquetá. En su solicitud
de amparo, el Procurador pidió al juez de tutela que declarara la vulneración
de su derecho fundamental al debido proceso y, en consecuencia, le ordenara
al Juzgado 51 dar trámite a la solicitud de colisión de competencias y que
remitiera el expediente a la Fiscalía General de la Nación para que se
pronunciara respecto de su eventual competencia para conocer del presente
asunto. Este Tribunal dispuso vincular a esa entidad al trámite de tutela. La
Fiscalía manifestó que el expediente del asunto estaba bajo su estudio 30.

27. El 29 de octubre de 202131, la Sala Cuarta de Decisión del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Florencia, admitió la acción de tutela
interpuesta por el Procurador 323 Judicial Penal en contra del Juzgado 51 de
Instrucción Penal Militar.

28. El 9 de noviembre de 2021, el sargento mayor Oscar Mejía Mayorga


participó en ampliación de indagatoria, ante el Juzgado 51 de Instrucción
Penal Militar32.

29. El 10 de noviembre de 2021, el coronel Jorge Tulio Moran Medina rindió


declaración sobre los hechos que rodean el presente asunto, ante el Juzgado 51
de Instrucción Penal Militar33.

27 Folios 27 a 29 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

28 Folios 31 a 36 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

29 Ibídem.

30 Folios 84 y 85 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

31 Folios 41 a 54 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

32 Folios 99 a 103 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

33 Folios 104 a 107 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

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30. El 11 de noviembre de 2021, el señor Oscar Díaz Montiel amplió su


declaración, ante el Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar34.

31. El 17 de noviembre de 2021, el sargento viceprimero Juan Carlos Peralta


Prada amplió su declaración, ante el Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar 35.

32. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Florencia, Caquetá, mediante


sentencia del 12 de noviembre de 202136, declaró improcedente la acción de
tutela instaurada por el Procurador 323 Judicial Penal. El Tribunal consideró
que no se cumplió con el requisito de subsidiariedad, pues el señor Procurador
podía intervenir ante el proceso que adelanta el Juzgado 51 de Instrucción
Penal Militar y, al mismo tiempo, la Fiscalía General estudiaba el expediente
referido. El Procurador 323 Judicial Penal impugnó esta decisión y el aludido
Tribunal concedió el recurso, mediante providencia del 24 de noviembre de
202137.

33. Mediante Oficio DS 20150-DECVDH-N.1024 del 25 de noviembre de


2021, la Fiscal 114 Especializada contra Violaciones a los Derechos Humanos
solicitó al Juez 51 de Instrucción Penal Militar el envío del expediente del
asunto38. Esta Fiscalía sostuvo que era competente para adelantar la
investigación penal objeto de este expediente. De manera subsidiaria, la
Fiscalía reiteró su petición de proponer el conflicto positivo de jurisdicción si
el Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar considerase que el expediente no
debía trasladarse a la jurisdicción ordinaria. La Fiscal 114 fundó su
competencia en los siguientes hechos:

(i) Ningún delito de lesa humanidad podrá ser de conocimiento de la


justicia penal militar, por la contradicción entre su comisión y la función
que la Carta Política le asignó a la Fuerza Pública.

(ii) Existen elementos probatorios que sugieren que la muerte del ciudadano
Guillermo Pito Campo no se dio como consecuencia del servicio a
cargo de las Fuerzas Militares, es decir, su fallecimiento no responde a
una acción propia de las funciones del Ejército.

(iii) Entre el 7 de noviembre de 2003 y el 29 de noviembre de 2010, se


recibieron los testimonios del Capitán Óscar del Cristo Días Montiel,
del soldado profesional Gildardo Jiménez Tuberquia, del sargento

34 Folios 115 a 117 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

35 Folios 123 a 126 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

36 Folios 129 a 138 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

37 Folios 145 y 146 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

38 Folios 179 a 183 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

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viceprimero Oscar Mejía Mayorga, del cabo tercero Juan Carlos Peralta
Prado y del cabo tercero John Dilber Bravo González, quienes
describieron las circunstancias que presuntamente rodearon la muerte
del ciudadano Pito Campo.

(iv) De acuerdo con el protocolo de necropsia practicado al cuerpo del señor


Pito Campo, este presentaba 9 impactos por proyectil de arma de fuego,
7 de los cuales fueron posterior anterior, uno sin orificio de salida y un
“antero posterior”. La Fiscalía explicó que:

“(…) de acuerdo con lo manifestado por los militares, si éstos se


encontraban en la parte alta y los presuntos subversivos
emprendieron la huida por la falda, las trayectorias de los
disparos, por lo menos de los causados por espalda -aun
aceptándose que fueron ocasionados en la huida- tendría que
haber sido superiores inferiores y no lo contrario, dado que según
el dicho de la tropa, el combate se presentó en la parte alta, en un
sitio con muy poca visibilidad, y pese a ello, certeramente
lograron impactar a su presunto contenedor en nueve
oportunidades.”39 (Negrillas fuera del texto)

(v) Que las trayectorias de los disparos y el número de veces (nueve) que
fue impactado el cuerpo del señor Pito Campo sugiere que pudo haber
sido ultimado en condiciones de indefensión y/o estando herido. Lo
anterior se ve reforzado por el hecho de que, luego del contacto inicial
ocurrido en la parte alta del lugar de los hechos, hubo otros disparos y
que el Batallón de Contraguerrillas No. 60 gastó en la operación
‘Dignidad’ más de mil cartuchos.

(vi) El médico legista que practicó la necropsia del cuerpo del ciudadano
Pito Campo no dejó constancia que indicara que su cuerpo presentaba
huellas de arrastre. Esto contradice lo dicho por los militares en sus
descripciones. El funcionario señaló que el cadáver venía vestido
adecuadamente y sus ropas “no presentan residuos visibles de pólvora,
manchas ni otras evidencias”40. De acuerdo con la Fiscalía, esta
inconsistencia, sumada a las trayectorias y el número de impactos de
bala recibido por el ciudadano Pito Campo pone en duda las
circunstancias reales que rodearon su muerte y el momento en el cual
ocurrió su deceso.

La Fiscalía indicó que, si el occiso hubiese sido herido mortalmente en


el primer contacto con el Batallón de Contraguerrillas No. 60 que se
encontraba en el cerro (Compañía Búfalo 5), sus prendas debían
39 Ibid.

40 Ibid.

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presentar manchas de sangre y además tendrían tierra o huella alguna


que sugiriera que fue arrastrado por sus compañeros, tal y como lo
sugirió el sargento viceprimero Oscar Mejía Mayorga en su declaración.
Además, resultaba poco razonable considerar que alguien con nueve
impactos de bala pudiera desplazarse por sí solo 4 o 5 kilómetros desde
el lugar en el que fue herido hasta el lugar donde fue encontrado.

(vii) La Fiscalía resaltó que también había inconsistencias respecto del


material bélico que supuestamente fue hallado en el lugar de los hechos.
En sus declaraciones, algunos militares adujeron que el fusil AK 47 fue
encontrado en poder del occiso, mientras que otros aseguraron que fue
hallado al lado de una cerca y que el cuerpo del señor Pito Campo fue
encontrado a 4 o 5 kilómetros de allí, o luego de una hora. Además de la
evidente contradicción, en caso de que hubiesen encontrado el fusil
lejos del cuerpo del occiso, éste ya no hubiese tenido un arma en su
poder en el momento en el que fue abatido, lo cual demostraría su
estado de indefensión al momento de su muerte.

(viii) No existe prueba alguna que acredite que el señor Pito Campo
pertenecía a las FARC. No tenía antecedentes penales y no era
requerido por ninguna autoridad, por delito alguno.

En consecuencia, la Fiscal 114 concluyó que las circunstancias e


inconsistencias descritas generan serias dudas respecto de la forma como tuvo
lugar la muerte de Guillermo Pito Campo. Existen factores que sugieren que
su muerte no fue producto de una reacción de miembros de la Fuerza Pública a
un peligro inminente, sino que pudo presentarse cuando él se encontraba en
estado de indefensión. De acuerdo con la jurisprudencia constitucional,
(contenida en Sentencias C-358 de 199741 y T-806 de 200042), y
pronunciamientos del Consejo Superior de la Judicatura 43, cuando existan
dudas respecto de la relación entre un delito y el ejercicio del servicio por
parte de miembros de las Fuerzas Militares, la facultad de investigar y juzgar
tal actuación corresponde a la jurisdicción ordinaria. Por lo tanto, la Fiscal 114
reclamó su competencia para conocer del asunto.

34. El Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar, mediante auto del 6 de


diciembre de 2021, aceptó el “incidente de colisión positiva de competencia,
propuesto por la Fiscalía 114 Especializada” 44. En consecuencia, dispuso
remitir el presente expediente a la Corte Constitucional, con el fin de que este
Tribunal resuelva el anotado conflicto.
41 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.

42 M.P. Alfredo Beltrán Sierra.

43 Pronunciamientos emitidos dentro de los expedientes con radicados No. 20050117200/604C, M.P. Guillermo Bueno
Mirado y 20050132100/29, M.P. Temístocles Ortega Narváez.

44 Folio 186 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

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En su auto, ese Juzgado consignó las razones por las cuales discierne de la
valoración hecha por la Fiscalía 114 Especializada, respecto de las pruebas
que obran en el proceso. Señaló que era equivocada la conclusión a la que
llegó respecto de la trayectoria de los impactos de bala que le causaron la
muerte al señor Guillermo Pito Campo. Consideró que tales trayectorias
corresponden a heridas percibidas por alguien que huye de un combate, colina
abajo. Además, explicó que el hecho de que las trayectorias no sean
consistentes se debe a las condiciones propias de un enfrentamiento en la
selva, el cual acaece de manera diferente a un contacto urbano, pues los
enemigos no se encuentran en posiciones fijas o inamovibles. También se
refirió al repliegue táctico, maniobra de combate en la que uno de los actores
se ve obligado a abandonar la confrontación sin dar la espalda.

Respecto de las supuestas contradicciones cometidas por los declarantes e


involucrados en el proceso, ese Juzgado considera que se trata de
“contrariedades mínimas y corrientes a partir de percepciones que en
situaciones de guerra varían de protagonista a protagonista, tales como la
duración del combate, las distancias… las que al ser rememoradas
compresiblemente pueden disonar, sin que pueda interpretarse como prueba
indiciaria para sustentar un cambio en la competencia de la jurisdicción”45.

Aunado a lo anterior, insistió en que el señor Pito Campo sí era un


combatiente al margen de la ley, por lo que su muerte guardaba relación
inseparable con el servicio militar, de conformidad con las operaciones que
adelantaba la Fuerza Pública. Ese juzgado considera probado este hecho, pues
al señor Pito Campo se le encontró “un fusil de las Fuerzas Armadas de la
República de Venezuela hecho incontrovertible para acreditar
probatoriamente su condición de combatiente, pues no cualquier simple
delincuente tiene la posibilidad de acceder a un arma de este calibre y de tal
procedencia, sumado a que también cubría su rosto con pasamontañas y no
era un labriego civil habitante del sector”46.

El juzgado también recalcó que la operación en la que falleció el señor


Guillermo Pito Campo se dio en desarrollo de una orden denominada
‘Dignidad’, que fue legítima y conforme a las formalidades legales exigibles.
En concreto, se trató de un ejercicio emprendido en contra de un enemigo
plenamente determinado e identificado, a saber, la Cuadrilla VI y la Columna
Jacobo Arenas de las FARC-EP.

35. El 3 de marzo de 2022, la Corte Constitucional recibió el oficio


0059/133/MD-DEJMPDGDJ-J51IPM del 14 de enero del mismo año,
remitido por el Juez 51 de Instrucción Penal Militar, mediante el cual solicita a
45Ibídem.

46Ibídem.

11
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

este Tribunal resolver el conflicto de jurisdicción correspondiente al presente


expediente47.

36. El 9 de mayo de 2022, el expediente fue repartido por sorteo a la


Magistrada sustanciadora.

37. El 11 de mayo de 202148, la Secretaría General de la Corporación envió el


expediente al despacho.

II. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

Competencia

1. La Corte Constitucional es competente para dirimir todos 49 los conflictos de


competencia entre jurisdicciones, de conformidad con el numeral 11 del
artículo 241 de la Carta Política50.

Presupuestos para la configuración de un conflicto de jurisdicciones51

2. Esta Corporación ha señalado que los conflictos de jurisdicción son


controversias de tipo procesal en las que varios jueces de distintas
jurisdicciones (i) se rehúsan a asumir el conocimiento de un mismo asunto
por falta de competencia (conflicto negativo de jurisdicción) o (ii) pretenden
resolver la controversia al considerar que tienen plena competencia (conflicto
positivo de jurisdicción)52 .

47 Folio 210 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

48 Archivo “Constancia de Reparto” contenido en el expediente digital CJU-1969.

49En el diseño original de la Constitución, la función de resolver los conflictos entre distintas jurisdicciones se
encontraba a cargo del Consejo Superior de la Judicatura. Sin embargo, en virtud del artículo 14 del Acto Legislativo 02
de 2015, la referida atribución fue asignada a la Corte. En su momento, este Tribunal determinó que asumiría esta
competencia únicamente cuando “(…) la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura haya
cesado de manera definitiva en el ejercicio de sus funciones” (Auto 278 de 2015, M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez).
Con todo, la Corte consideró que era competente para resolver las controversias entre la Jurisdicción Especial para la Paz
(JEP) y las demás autoridades que administran justicia. Lo anterior, porque la atribución del Consejo Superior de la
Judicatura se limitaba a los asuntos que, en algún momento, fueron de su competencia. La entrada en funcionamiento de la
Comisión Nacional de Disciplina Judicial ocurrió el 13 de enero de 2021. Por lo tanto, a partir de ese momento,
corresponde a esta Corporación decidir la totalidad de los conflictos de jurisdicción.

50“Artículo 241. A la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, en


los estrictos y precisos términos de este artículo. Con tal fin, cumplirá las siguientes funciones: (…) 11. Numeral
adicionado por el artículo 14 del Acto Legislativo 2 de 2015: Dirimir los conflictos de competencia que ocurran entre las
distintas jurisdicciones”.

51 Las consideraciones contenidas en el presente capítulo fueron parcialmente retomadas de los Autos 332 y 130 de
2020 y 328 de 2019, con ponencia de la Magistrada Sustanciadora.

52 Autos 345 de 2018, M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez; 328 de 2019, M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado y 452 de
2019, M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado.

12
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

3. En este sentido, el Auto 155 de 201953 precisó que se requieren tres


presupuestos para que se configure un conflicto de jurisdicción, a saber:

(i) Presupuesto subjetivo: exige que la controversia sea suscitada por, al


menos, dos autoridades que administren justicia y pertenezcan a diferentes
jurisdicciones54.

(ii) Presupuesto objetivo: requiere la existencia una causa judicial sobre la


cual se suscite la controversia. En otras palabras, debe estar acreditado el
desarrollo de un proceso, un incidente o cualquier otro trámite de naturaleza
jurisdiccional55.

(iii) Presupuesto normativo: las autoridades judiciales en colisión deben


manifestar expresamente las razones de índole constitucional o legal por las
cuales se consideran o no competentes para conocer la controversia56.

4. En relación con el presupuesto subjetivo, esta Corte ha sostenido que,


cuando no se presenta esa contradicción, es impropio concluir la
configuración de un conflicto de jurisdicción o de competencia. Entonces, un
conflicto de esta naturaleza solo puede trabarse en el entendido de que, en
un caso en concreto, dos autoridades judiciales de jurisdicciones diferentes
reclamen para sí o nieguen ser competentes para tramitar el asunto
correspondiente57.

Así las cosas, la Corte ha reiterado que “el conflicto de jurisdicción no puede
provocarse autónomamente por las partes del respectivo proceso, sino que
necesariamente debe comprobarse que dos autoridades judiciales de
jurisdicciones diferentes reclaman para sí o niegan ser competentes para
asumir el conocimiento del asunto correspondiente” (Negrillas fuera del texto
original)58.

5. Por otra parte, como en el presente caso el conflicto de competencia lo


promueve la Fiscalía General de la Nación, la Corte reiterará los presupuestos

53 M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.

54 En consecuencia, no habrá conflicto cuando: (a) solo sea parte una autoridad; o (b) una de las partes en colisión no
ejerza funciones jurisdiccionales.

55 En este sentido, no existirá conflicto cuando: (a) se evidencie que el litigio no está en trámite o no existe, porque, por
ejemplo, ya finalizó; o (b) el debate procesal se centra sobre una causa de carácter administrativo o político, pero no
jurisdiccional (Cfr. Artículo 116 de la Constitución).

56 Así pues, no existirá conflicto cuando: (a) se evidencie que, a pesar de concurrir formalmente dos autoridades
judiciales, alguna de ellas no ha rechazado su competencia o manifestado su intención de asumirla; o (b) la exposición
sobre la competencia que presentan las autoridades en conflicto no tiene, al menos aparentemente, fundamento normativo
alguno, sino que se sustenta únicamente en argumentos de mera conveniencia.

57 Autos 556 de 2018 y 328 de 2019.

58 Autos 155 de 2019, 452 de 2019 y 166 de 2021.

13
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

que admiten esa circunstancia, en el marco de los procesos penales que


todavía se surten conforme a la Ley 600 de 2000, para así determinar si se
configura o no un conflicto entre jurisdicciones.

Facultad de la Fiscalía General de la Nación para promover conflictos de


jurisdicción en el marco de la Ley 600 de 200059

6. Previo la entrada en plena vigencia del Acto Legislativo 03 de 2002 60, el


cual transformó la estructura básica del proceso penal en Colombia, la Fiscalía
General de la Nación tenía asignadas diferentes funciones jurisdiccionales. La
versión anterior del artículo 25061 de la Constitución Política preveía que la
Fiscalía General de la Nación –sin necesidad de contar con la anuencia de los
jueces penales– contaba con la facultad para investigar delitos y acusar
directamente a los presuntos infractores, calificar y declarar precluidas
investigaciones, tomar las medidas necesarias para garantizar el
restablecimiento de los derechos y dirigir, entre otras, las funciones de Policía
Judicial.

7. Este mandato constitucional fue desarrollado en la Ley 600 de 2000


(antiguo Código de Procedimiento Penal) que fijó en cabeza de la Fiscalía
General de la Nación la dirección, coordinación y ejecución de la etapa de
investigación e instrucción penal62. Los artículos 112 al 121 de la normativa en
cita definieron sus atribuciones y competencias más generales. Por ejemplo, el
artículo 114 fijó las facultades de investigación, calificación, declaración,
dirección y coordinación durante el trámite del proceso penal. A su turno, el
artículo 117 estableció que dentro de la Fiscalía existirían funcionarios
judiciales con la potestad para tramitar consultas, recursos de apelación y
queja contra las providencias interlocutorias proferidas por el fiscal encargado
de la investigación. Además, los artículos 118 y 119, designaron en los fiscales
delegados la potestad de resolver y asignar investigaciones penales cuando se

59 Las consideraciones se realizan a partir de las reglas previstas en el del Auto 636 de 2021, M.P. José Fernando Reyes
Cuartas. Ver también: Auto 102 de 2022, M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado.

60 El artículo 5° del Acto Legislativo 02 de 2003 establece que el sistema penal acusatorio previsto en la reforma entraría
en plena vigencia el 31 de diciembre de 2008.

61 Expresamente la norma señalaba que: “Corresponde a la Fiscalía General de la Nación, de oficio o mediante
denuncia o querella, investigar los delitos y acusar a los presuntos infractores ante los juzgados y tribunales competentes.
Se exceptúan los delitos cometidos por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo
servicio.
Para tal efecto la Fiscalía General de la Nación deberá:
1. Asegurar la comparecencia de los presuntos infractores de la ley penal, adoptando las medidas de aseguramiento.
Además, y si fuere del caso, tomar las necesarias para hacer efectivos el restablecimiento del derecho y la indemnización
de los perjuicios ocasionados por el delito.
2. Calificar y declarar precluidas las investigaciones realizadas.
3. Dirigir y coordinar las funciones de policía judicial que en forma permanente cumplen la Policía Nacional y los demás
organismos que señale la ley.
4. Velar por la protección de las víctimas, testigos e intervinientes en el proceso.
5. Cumplir las demás funciones que establezca la ley.
El Fiscal General de la Nación y sus delegados tienen competencia en todo el territorio nacional.
La Fiscalía General de la Nación está obligada a investigar tanto lo favorable como lo desfavorable al imputado, y a
respetar sus derechos fundamentales y las garantías procesales que le asisten”.

62 Artículo 74 de la Ley 600 de 2000.

14
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

presentaran conflictos entre diferentes distritos o colisión de competencias


ante otras autoridades judiciales.

8. Por lo anterior, durante la vigencia de la Ley 600 de 2000, la Corte


Constitucional sostuvo que el Constituyente no solo le asignó a la Fiscalía
General de la Nación la misión de investigar delitos y acusar a sus
responsables ante autoridades competentes. También le otorgó el monopolio
de la acción penal en la etapa de investigación e instrucción y, con ello, les
atribuyó a los fiscales el ejercicio ciertas funciones jurisdiccionales 63.

En concreto, la jurisprudencia constitucional expresó que: “(…) en la etapa de


investigación los fiscales cumplen una verdadera labor judicial, asegurando
para ello la comparecencia de los presuntos infractores de la ley penal,
imponiendo, si lo consideran pertinente, medida de aseguramiento y, además,
investigando tanto lo favorable como lo desfavorable al sindicado para
garantizar la imparcialidad y transparencia que requiere toda investigación
judicial. (…) Es por ello que esta Corte ha sostenido que el sistema
colombiano es mixto, pues si bien existe una diferencia de funciones entre los
fiscales y los jueces, ambos poseen, dentro de la órbita de sus competencias,
facultades judiciales (…)”64 (Negrillas fuera del texto).

Sobre la base de esas consideraciones, el Consejo Superior de la Judicatura 65 y


ahora la Corte Constitucional66 han estimado que es admisible que la Fiscalía
General de la Nación promueva conflictos de competencia respecto de los
casos que continúan su trámite según las reglas y procedimientos previstos en
la Ley 600 de 2000, cuando se trata de investigar delitos de lesa humanidad o
graves violaciones de Derechos Humanos. Lo anterior, pues ese cuerpo
normativo le asignó a la Fiscalía facultades en el proceso penal que van más
allá de una fase preparatoria al juicio y que tienen una connotación
verdaderamente judicial. Como se enunció anteriormente, la Ley 600 de 2000
le otorgaba a la Fiscalía una clara autonomía en el desarrollo de la etapa de
investigación e instrucción penal y, por esta razón, se concluye que una de sus
facultades es la de proponer conflictos de competencia en relación con hechos
que, en su criterio, son materia de investigación de la jurisdicción penal
ordinaria.

9. Ahora bien, de acuerdo con las disposiciones de la Ley 906 de 2004 (nuevo
Código de Procedimiento Penal), las normas de la Ley 600 de 2000 rigen para
aquellos asuntos que cumplen con alguno de los siguientes límites de vigencia:
(i) un límite temporal, según el cual el nuevo Código de Procedimiento Penal
63 Sentencias C-620 de 2001 M.P. Jaime Araujo Rentería y C-558 de 1994 M.P. Carlos Gaviria Díaz.

64 Ibidem.

65 Consejo Superior de la Judicatura. Sentencia del 6 de noviembre de 2019. M.P. Magda Victoria Acosta Walteros y
Sentencia del 15 de enero de 2020. M.P. Carlos Mario Caño Diosa.

66Auto 636 de 2021. M.P. José Fernando Reyes Cuartas.

15
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

rige solo para los delitos cometidos con posterioridad al 1° de enero de 2005 67;
(ii) un límite subjetivo, ya que mantiene las reglas de la Ley 600 de 2000 para
los aforados cuya investigación y juzgamiento adelanta la Corte Suprema de
Justicia68; y (iii) un límite territorial, dado que el sistema penal acusatorio
inició su aplicación, de forma progresiva, en los diferentes distritos judiciales
del país.

En relación con el límite territorial, el artículo 530 de la Ley 906 de 2004,


detalló las fechas y lugares en que entraría a regir el sistema penal acusatorio,
a saber: (i) desde el 1º de enero de 2005 en los distritos judiciales de Armenia,
Bogotá, Manizales y Pereira; (ii) desde el 1° de enero de 2006 en
Bucaramanga, Buga, Cali, Medellín, San Gil, Santa Rosa de Viterbo, Tunja y
Yopal; (iii) desde el 1° de enero de 2007 en Antioquia, Cundinamarca,
Florencia, Ibagué, Neiva, Pasto, Popayán y Villavicencio; y (iv) a partir del 1°
enero de 2008 en los distritos de Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Montería,
Quibdó, Pamplona, Riohacha, Santa Marta, Sincelejo y Valledupar, y aquellos
que abran con posterioridad.

10. Aunado a lo anterior, y aún bajo la vigencia de la Ley 906 de 2004, la


Corte Constitucional sostuvo en el Auto 704 de 202169, que la Fiscalía
General de la Nación puede suscitar conflictos entre la jurisdicción ordinaria y
la jurisdicción penal militar cuando “involucren hechos en los que pueden
existir graves violaciones de Derechos Humanos, tales como masacres o
ejecuciones extrajudiciales”70.

11. En síntesis, la Sala Plena de la Corte Constitucional ha establecido que, en


virtud de la Ley 600 de 2000 y las facultades jurisdiccionales que esa ley le
otorga a la Fiscalía General de la Nación en la etapa de investigación e
instrucción penal, tal entidad puede promover conflictos entre jurisdicciones
por los hechos que continúen su trámite bajo el anterior Código de
Procedimiento Penal. Esto, siempre que las circunstancias que configuran un
hecho delictivo se enmarquen dentro de los factores que determinan su límite
de vigencia. Asimismo, la Fiscalía General de la Nación está facultada para
promover conflictos de competencia cuando involucran a la Justicia Penal
Militar y se indagan hechos relacionados con graves violaciones a los
derechos humanos, tales como ejecuciones extrajudiciales.

Estudio de los presupuestos para la configuración de un conflicto de


jurisdicciones en el presente asunto.

67“Artículo 533. Derogatoria y vigencia. El presente código regirá para los delitos cometidos con posterioridad al 1º de
enero del año 2005 (…)”.

68 El artículo 533 de la Ley 906 de 2004 también dispone que “Los casos de que trata el numeral 3 del artículo 235 de la
Constitución Política continuarán su trámite por la Ley 600 de 2000”.

69Expediente CJU-295, M.P. Cristina Pardo Schlesinger.

70 Ibidem.

16
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

12. A partir de las reglas expuestas, la Sala encuentra que en el asunto de la


referencia se satisfacen los presupuestos para la configuración de un conflicto
de jurisdicción, así:

(i) Existe una controversia suscitada entre una autoridad de la jurisdicción


penal ordinaria y otra de la jurisdicción penal militar. En particular, entre la
Fiscalía 114 Especializada contra la Violación a los Derechos Humanos y el
Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar. De acuerdo con la jurisprudencia
relevante para el análisis del asunto (fundamentos jurídicos 6 al 11), en el
presente caso la Fiscalía General de la Nación está facultada para proponer el
conflicto de jurisdicción porque se trata de una investigación penal que se
aduce sigue su trámite por las normas previstas en la Ley 600 de 2000.

Para la Sala, la Fiscalía 114 Especializada contra la Violación a los Derechos


Humanos formuló conflicto de jurisdicción en ejercicio de las facultades que
le otorga la Ley 600 de 2000, porque la conducta punible acaeció previamente
al límite temporal y territorial establecido en la Ley 906 de 2004. Esto, debido
a que la circunstancia objeto de investigación tuvo lugar el 2 de junio de 2003.
A su vez, este hecho, presuntamente, aconteció en la Vereda Alto Trincheras,
jurisdicción del municipio de Jambaló, Cauca, la cual pertenece al Distrito
Judicial de Popayán. En ese lugar, el sistema penal acusatorio empezó a regir
con posterioridad al 1º de enero de 2007, es decir, después de que tuvo lugar el
acontecimiento objeto de investigación.

Por las razones anteriores, la Sala considera que el asunto bajo examen
cumple con el presupuesto subjetivo, debido a que hay dos autoridades de
diferentes jurisdicciones que reclaman la competencia para asumir el
conocimiento del asunto.

(ii) Desde el 8 de abril de 2011, está en curso un proceso penal en contra de


Oscar Mejía Mayorga, Juan Carlos Prada Peralta y Gildardo Jiménez
Tuberquía, por el delito de homicidio de Guillermo Pito Campo, ocurrido el 2
de junio de 2003 de Jambaló, Cauca. Este proceso penal también se sigue en
contra de Ramón Mejía Ortega, quien fue vinculado por el Juzgado 51 de
Instrucción Penal Militar, mediante providencia del 26 de julio de 201371.

En efecto, el Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar, mediante las


providencias anteriormente referidas, profirió auto formal de iniciación de
investigación, en los términos previstos en el artículo 467 72 de la Ley 522 de
71 Folios 200 a 216 del Segundo Cuaderno del expediente digital CJU-1969.

72 Ley 522 de 1999. Art. 467. “Auto de formal iniciación de investigación. Para iniciar el sumario el funcionario dictará
un auto en el que con fundamento en el conocimiento que ha tenido del hecho y de los elementos probatorios que puedan
haberse aportado, precise las diligencias, pruebas, actuaciones, comunicaciones, que habrán de producirse para cumplir
con los fines del proceso. En este auto se ordenará siempre que se establezca la calidad de miembro activo de la Fuerza
Pública del imputado al tiempo de los hechos y la relación de éstos con el servicio. También ordenará la práctica de todas
las pruebas que sean indispensables para que se hagan viables los subrogados, beneficios y demás garantías a que tiene

17
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

1999. Esto, luego de culminada la indagación preliminar de que trata el


artículo 45173 y siguientes de esta misma ley.

En consecuencia, la Sala considera que el asunto bajo examen cumple con el


presupuesto objetivo, al existir una causa judicial en contra del personal
militar enunciado en el párrafo anterior.

(iii) Ambas autoridades enunciaron razones de índole constitucional y legal


para reclamar su competencia. De una parte, la Fiscalía 114 Especializada
contra Violaciones a los Derechos Humanos fundamentó su posición en los
artículos 217, 218 y 221 de la Constitución, así como en la interpretación
constitucional respecto al fuero penal militar fijada por la Corte Constitucional
en las Sentencias C-358 de 199774, T-806 de 200075 y en los
pronunciamientos del Consejo Superior de la Judicatura en los radicados No.
20050117200/604C76 y 20050132100/2977. La Fiscalía indicó que la
jurisdicción penal militar solo tiene competencia para conocer de los delitos
que cometan los miembros de la Fuerza Pública cuando tengan relación
directa con las actividades asignadas en la Constitución. Por lo tanto “la
competencia radicará en la justicia ordinaria (…) cuando estemos frente a
una situación fáctica donde no existan pruebas claras que permitan
determinar con certeza la relación entre el delito y el servicio” 78.

Por otra parte, el Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar justificó su postura


en los artículos 29, 116, 221 y 230 y 250 de la Carta Política, en la Ley 522 de
1999 y los pronunciamientos de la Corte Constitucional respecto del fuero
militar, contenidos en las Sentencias C-928 de 200779 y C-084 de 201680. En
suma, el Juzgado 51 consideró81 que –como a su juicio ocurre en este caso–
los delitos cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo

derecho el procesado. Así mismo, debe ordenarse que de manera inmediata se establezcan los antecedentes judiciales que
pueda tener el procesado.”

73Ley 522 de 1999. Art. 451. “Finalidades de la Indagación preliminar. En caso de duda sobre la procedencia de la
apertura de la investigación, la indagación preliminar tendrá como finalidad la de determinar si hay lugar o no al
ejercicio de la acción penal. Pretenderá adelantar las medidas necesarias tendientes a determinar si ha tenido ocurrencia
el hecho que por cualquier medio haya llegado a conocimiento de las autoridades; si está descrito en la ley penal como
punible; la procedibilidad de la acción penal y practicar y recaudar las pruebas indispensables con relación a la
identidad o la individualización de los autores o partícipes del hecho.”

74 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.

75 M.P. Alfredo Beltrán Sierra.

76M.P. Guillermo Bueno Mirado

77M.P. Temístocles Ortega Narváez.

78 Folio 183 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

79 M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.

80 M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.

81 Folios 196 a 198 del Cuarto Cuaderno del expediente CJU-1969.

18
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

deben ser investigados y juzgados por los tribunales militares siempre que las
conductas punibles tengan relación con el cumplimiento de este servicio.

El juez indicó que a partir de “(…) la prueba recaudada en el presente caso,


el resultado muerte en cabeza de quien en vida respondiera al nombre de
Guillermo Pito Campo, surge a nuestros ojos y análisis de la función
constitucional al miembro de la fuerza pública en desarrollo de la actividad
encomendada por el comando superior, en virtud de la cual los miembros de
las fuerzas militares en servicio activo no son investigados y juzgados por los
fiscales y jueces a los cuales están sometidos la generalidad de los
ciudadanos, sino por jueces y tribunales militares (…)”82.

Por lo tanto, la Corte considera que el presente asunto cumple con el


presupuesto normativo, pues ambas autoridades enunciaron razones de
índole constitucional y legal para reclamar su competencia.

Asunto objeto de decisión y metodología

13. Advertida la configuración del conflicto entre jurisdicciones, la Corte


Constitucional dirimirá la controversia suscitada entre la Fiscalía 114
Especializada contra Violaciones a los Derechos Humanos y el Juzgado 51 de
Instrucción Penal Militar. Para este fin: (i) reiterará la jurisprudencia sobre la
competencia de la justicia penal militar y el alcance del fuero penal militar y,
posteriormente, (ii) resolverá el caso concreto.

El fuero penal militar y la competencia de la Justicia Penal Militar y


Policial. Reiteración de la jurisprudencia83

14. La Constitución Política establece como regla general que el juez natural
para sancionar a quienes cometen una conducta punible son las autoridades
judiciales que conforman la jurisdicción ordinaria penal. Sin embargo, el
artículo 221 de la Constitución dispuso una excepción a la regla para conocer
y sancionar delitos, por lo cual estableció que las cortes marciales o los
tribunales militares investigarán y juzgarán las conductas punibles que
cometan los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo, siempre y
cuando estas tengan relación con el mismo.

15. El fuero penal militar puede definirse como una excepción a la regla
general de competencia atribuida a la jurisdicción ordinaria para conocer de la
comisión de injustos penales, en virtud de la cual, los delitos cometidos por
miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, en ejercicio de sus
funciones legales y constitucionales, y relacionadas con las mismas, serán

82 Ibídem.

83 Las consideraciones de esta sección se soportan en lo expuesto en los Autos 496 y 747 de 2021 M.P. Gloria Stella
Ortiz Delgado.

19
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

conocidos por un sistema especial de juzgamiento en el que se aplicarán las


leyes penales militares84.

16. Al respecto, en reiteradas ocasiones, la Corte Constitucional ha establecido


que esta excepción al régimen general de juzgamiento se justifica en el
sometimiento de los miembros de la Fuerza Pública a reglas especiales de
conducta derivadas de sus funciones, como el uso legítimo de la fuerza y de su
sistema de organización y formación castrense85 que, en principio, requieren
un estudio diferente del que aplica la justicia ordinaria respecto de las
conductas que cometen otros miembros de la sociedad86.

Asimismo, se sustenta en la necesidad de sancionar, desde una perspectiva


institucional y especializada, aquellos comportamientos que, de manera
particular, afectan la buena marcha de la Fuerza Pública, y los bienes jurídicos
que a ella interesan, de tal modo que se reconozca la especialidad de la
institución castrense y la de sus miembros, a partir de las funciones
constitucionales que le son propias87.

17. Así, el artículo 221 de la Constitución estableció que las cortes marciales o
los tribunales militares investigarán y juzgarán las conductas punibles que
cometan los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo, siempre y

84 Sentencia C-084 de 2016 M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.

85 Sentencia C-084 de 2016 M.P. Luis Ernesto Vargas Silva: “Este trato particularizado se ha justificado en las
diferencias existentes entre los deberes y responsabilidades que tienen los ciudadanos y los que están llamados a asumir
los miembros de la fuerza pública, pues a estos últimos la Constitución les asigna una función especial, exclusiva y
excluyente: el monopolio del ejercicio coactivo del Estado, que implica el uso y disposición de la fuerza legítima y el
sometimiento a una reglas especiales propias de la actividad militar, opuestas por naturaleza a las que son aplicables en
la vida civil . El fuero reclamaría, así, justificación en la necesidad de proporcionar un régimen jurídico especial que se
ajuste a la especificidad de las funciones que el ordenamiento jurídico les ha asignado a las Fuerzas Militares y a la
Policía Nacional, y que resulte coherente y armónico con su particular sistema de organización y de formación
castrense”.

86 Sentencias C-457 de 2002 M.P. Jaime Córdoba Triviño y C-372 de 2016 M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez. “Sobre
esa base, lo ha expresado esta Corporación, el fuero penal militar encuentra pleno respaldo institucional en la necesidad
de establecer un régimen jurídico especial, materializado en la denominada Justicia Penal Militar, que resulte compatible
con la especificidad de las funciones que la Constitución y la ley le han asignado a la fuerza pública, y que a su vez
resulte coherente y armónico con su particular sistema de organización y de formación castrense. A este respecto, en la
Sentencia C-457 de 2002, la Corte destacó que la razón de ser de la Justicia Penal Militar radica, “de una parte, en las
reglas de conducta particulares a que se encuentran subordinados los miembros de la fuerza pública y, de otra, en la
estrecha relación que existe entre esas reglas particulares de comportamiento, el uso de la fuerza y la especial índole de
las conductas que les son imputables”, las cuales son en esencia incompatibles con las reglas generales y comunes que el
orden jurídico existente ha establecido para la jurisdicción ordinaria”.

87 Sentencia C-326 de 2016 M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo. El carácter especializado de las actividades de la
Fuerza Pública como fundamento del fuero penal militar también se expuso en los debates de la Asamblea Nacional
Constituyente. Al respecto el Delegatario de la Alianza Democrática M-19, Álvaro Echeverry Uruburu expresó: “la razón
por la cual se confiere fuero de los militares no es por su carácter deliberante, sino por la especificidad de su función; es
decir, no puede un civil juzgar las acciones propias de los militares por razón de la complejidad de la actividad.
Entonces, por eso deben ser sus pares quienes los juzguen en acto de guerra, en actos militares; esa es la razón”. El
Ministro de Gobierno respaldó esta postura: “no es solo un problema de quien juzga como lo señala correctamente el
doctor Echeverri Uruburo sino también de la naturaleza de los delitos que pueden cometerse en ejercicio de la actividad
militar y de policía, esa es la razón por la cual la presencia de ciertos delitos que no pueden cometer los civiles: la
deserción, la cobardía, etc., ha aconsejado en todos los ordenamientos constitucionales o en casi todos al menos la
presencia de tribunales especiales compuestos por sus pares que juzguen la actividad de los militares y de los miembros
de la policía, (…)”. Asamblea Nacional Constituyente (1991). Informe de la Sesión de la Comisión Tercera del día 24 de
abril de 1991. Bogotá: Presidencia de la República, Centro de Información y Sistemas para la preparación de la Asamblea
Nacional Constituyente, pp. 27-29.

20
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

cuando estas tengan relación con el mismo. Al interpretar, en sede de


constitucionalidad, el mandato enunciado, esta Corporación expuso que la
justicia penal militar tiene un campo de acción limitado, excepcional y
restringido, en tanto solo actúa respecto de delitos relacionados con
actividades propias del servicio militar o de policía88.

18. En consecuencia, este Tribunal ha establecido que la competencia de la


justicia penal militar “(…) alude a las actividades concretas que se orienten a
cumplir o realizar las finalidades propias de las fuerzas militares - defensa de
la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del
orden constitucional - y de la policía nacional - mantenimiento de las
condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas
y la convivencia pacífica”89. Es decir que la competencia de la Justicia Penal
Militar, esto es, de los tribunales militares o cortes marciales, solo se activa
cuando concurran dos elementos básicos: (i) que el agente pertenezca a la
Fuerza Pública y sea miembro activo de ella al momento de cometer el delito
(elemento subjetivo), y (ii) que el proceso verse sobre un delito que tenga
relación directa con el servicio (elemento funcional). En consecuencia, el
fuero penal militar se extiende a los miembros de la Fuerza Pública en servicio
activo que cometan delitos relacionados con el servicio, y a los miembros de
la fuerza pública en retiro que hayan cometido delitos cuando se encontraban
en servicio activo y el delito tenga relación directa con el servicio 90.

19. Para que un delito sea de competencia de la justicia penal militar, esto es,
para que exista un vínculo claro entre la conducta desviada y el servicio, “el
hecho punible debe surgir como una extralimitación o un abuso de poder
ocurrido en el marco de una actividad ligada directamente a una función
propia del cuerpo armado”91. Entonces, existe un vínculo con el servicio
cuando el agente de la fuerza pública desvirtúe el uso legítimo de la fuerza
porque con su actuación cometa excesos o defectos de acción que generen una
desviación de poder92. Por el contrario, tal vínculo se disolverá en el evento en
que el agente tenga marcados propósitos criminales, pues en ese caso “el
ejercicio de funciones militares constituye un mero disfraz o fachada para la
actividad delictiva”93.

88 Sentencias C-457 de 2002 M.P. Jaime Córdoba Triviño y C-372 de 2016 M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.

89 Sentencia C-358 de 1997, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.

90 Sentencia C-372 de 2016, M.P. Luis Guillermo Guerrero.

91 Sentencia SU-1184 de 2001 M.P. Eduardo Montealegre Lynett.

92 Sentencia C-358 de 1997 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.

93Ibídem.

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

20. Respecto del elemento funcional, al reiterar pronunciamientos previos 94, la


Sentencia C-084 de 201695 señaló que, para determinar si una investigación
reúne dicho presupuesto, es necesario analizar las pruebas recaudadas en el
proceso para establecer las condiciones en las que se cometió el presunto
delito96. Si al realizar el análisis correspondiente se determina claramente que
la conducta tiene una relación directa, próxima y evidente con la función
militar o policial, es decir, que el sujeto investigado actuó en desarrollo de una
orden proferida con sujeción a los fines superiores asignados a las Fuerzas
Militares y a la Policía Nacional y, en algún punto, la actuación generó una
consecuencia antijurídica, entonces la competencia del caso deberá ser
atribuida a la Justicia Penal Militar. De manera tal que la relación entre el
delito y el servicio no puede ser meramente abstracta e hipotética. El delito
debe surgir como una extralimitación o abuso de poder ocurrido en ejercicio
de una función propia del cuerpo armado97.

Por el contrario, cuando los miembros de la Fuerza Pública se apartan o


generan una ruptura con el servicio que les corresponde prestar, es decir,
cuando adoptan un tipo de comportamiento distinto de aquel que les imponen
la ley y la Constitución y, en esa actuación, cometen un delito, será la justicia
ordinaria la que deba conocer del proceso. De ahí que esta Corporación haya
sido enfática en señalar que la jurisdicción penal militar no tiene competencia
para conocer de delitos que, en general, son identificados como contrarios a la
misión constitucional de la Fuerza Pública, tales como “las violaciones a los
derechos humanos, los delitos de lesa humanidad y las infracciones al
derecho internacional humanitario, pues tal conjunto de delitos, por su
extrema gravedad, son considerados en todos los casos ajenos al servicio” 98,
en la medida en que jamás podrían implicar la persecución de un fin
constitucionalmente válido.

21. En este punto es importante señalar que, de conformidad con la


jurisprudencia constitucional, la justicia penal militar solo conocerá de
aquellos casos en los que se determine claramente que el delito cometido
tiene relación con el servicio militar o policivo. En caso de duda, deberá
aplicarse la regla general de competencia, motivo por el cual la
investigación deberá adelantarla la justicia ordinaria. Lo anterior, en
consideración a que, si la jurisdicción penal militar conoce de delitos que no
fueron cometidos por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en
relación con dicho servicio, es decir, como aquellos en los que el agente se
94 Sentencias C-358 de 1997 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, C-878 de 2000 M.P. Alfredo Beltrán Sierra, C-932 de 2002
M.P. Jaime Araujo Rentería, C-533 de 2008 M.P. Clara Inés Vargas Hernández y T-590A de 2014 M.P. Martha Victoria
Sáchica Méndez.

95 M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.

96 Sentencia C-084 de 2016 M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.

97 Ibid.

98 Sentencia C-372 de 2016 M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.

22
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

separa de su misión y se extralimita en sus funciones, ello generaría una


diferencia de trato en cuanto al órgano llamado a conocer del caso, respecto de
conductas delictivas que no requieren de un sujeto activo cualificado. Esta
atribución vulneraría los principios de igualdad, juez natural y autonomía e
independencia judicial99.

22. Ahora bien, la Corte Suprema de Justicia, en concordancia con lo


establecido por esta Corporación, ha reiterado que, para esclarecer si en un
asunto procede o no aplicar el fuero penal militar, deben considerarse los
siguientes criterios:

“(i) La justicia penal militar constituye una excepción a la regla


ordinaria y se aplica exclusivamente cuando en el agente activo
concurren dos elementos: (1) el subjetivo, (cuando se incurre en el delito
se pertenece a la institución castrense y se es miembro activo de ella), y,
(2) de carácter funcional (el delito debe tener relación con el servicio);
este representa el eje central para la competencia militar.

(ii) El ámbito del fuero penal militar debe ser interpretado de manera
restrictiva, en el entendido de que el delito cometido “en relación con el
servicio” es aquel realizado en cumplimiento de la labor (del servicio).

(iii) Debe existir un vínculo claro en el origen del delito y la actividad de


servicio. Se impone que esa relación sea directa, un nexo estrecho.

(iv) La conducta punible debe surgir como una extralimitación, desvío o


abuso de poder en desarrollo de una actividad vinculada directamente a
una función propia. Si se está dentro de una sana y recta aplicación de la
función, y en cumplimiento de ella se origina y desarrolla el delito, este
tiene un vínculo sustancial con aquella y resulta de buen recibo el fuero.

(v) El nexo entre el delito y la actividad propia del servicio debe ser
próximo y directo, no hipotético y abstracto, de donde deriva que el
exceso o la extralimitación deben darse dentro de la realización de una
tarea propia de las funciones de las fuerzas armadas y de la Policía
Nacional.

(vi) Si desde el inicio el agente activo tiene propósitos delictivos y utiliza


su investidura para delinquir, no lo ampara el fuero. Si se llega a la
función con el propósito de ejercerla con fines delictivos y en desarrollo
de estos se cumple aquella, se está frente a una actividad criminal que no
puede cobijar el fuero.

99 Ibid.

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

(vii) El nexo se rompe cuando el delito es de una gravedad inusitada,


como en aquellos de lesa humanidad, por la plena contrariedad entre la
conducta punible y los cometidos de la fuerza pública, como que se trata
de ilícitos manifiestamente contrarios a la dignidad humana y a los
derechos de la persona.

(viii) Un acto del servicio nunca puede ser delictivo, por ende, aquel no
será castigado, como sí el que tenga “relación con el servicio”.

(ix) La relación con el servicio debe surgir con claridad de las pruebas.
Si existe duda, se descarta el fuero y la competencia es del juez común,
pues la del extraordinario (el militar) debe estar demostrada plenamente.

(x) Si el delito comporta la violación grave de un derecho fundamental o


del derecho internacional humanitario, siempre debe tenerse como ajeno
al servicio”100.

23. Por último, la jurisprudencia de la Sala Jurisdiccional del Consejo


Superior de la Judicatura también consideró indispensable constatar que las
conductas delictivas cometidas por los miembros de la fuerza pública tuviesen
relación estrecha y próxima con el servicio101. Por lo tanto, el análisis de
competencia se debe centrar en “las tareas, objetivos, menesteres y acciones
que resulta necesario emprender con miras a cumplir la función
constitucional y legal que justifica la existencia de la fuerza pública”102.

24. En síntesis, la justicia penal militar solo tiene competencia para conocer de
investigaciones adelantadas: (i) en contra de miembros de la Fuerza Pública,
es decir, de integrantes de la Policía Nacional, Ejército Nacional, Fuerza Aérea
Colombiana o de la Armada Nacional, (ii) con ocasión de conductas punibles
(a) cometidas en desarrollo de las competencias asignadas por la Constitución
y la ley a las fuerzas militares o policiales, esto es, vinculadas directamente
con la función propia o la misión y (b) que tengan una relación directa,
próxima y evidentemente con el servicio activo. Asimismo, cuando la conducta
que se investigue no tiene una clara correspondencia con la misión
institucional de la Fuerza Pública y persistan dudas sobre su relación estricta
con el servicio, el asunto sigue la regla general de competencia que fija su
conocimiento en la jurisdicción penal ordinaria.

III. CASO CONCRETO

100 Corte Suprema de Justicia – Sala de Casación Penal, Decisión del 2 de mayo de 2018, SP1424-2018, Radicado No.
52095. M.P. Luis Guillermo Salazar Otero.

101 Consejo Superior de la Judicatura, Sala Disciplinaria. Providencia del 1 de julio de 2016 (Rad. 11001-01-02- 000-
2016-00923-00).

102 Consejo Superior de la Judicatura, Sala Disciplinaria. Providencia del 30 de septiembre de 2015 (Rad. 11001- 01-02-
000-2015-02355-00).

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

25. Con fundamento en las consideraciones previas, la Sala procede a resolver


el conflicto positivo de jurisdicciones suscitado entre la Fiscalía 114
Especializada contra Violaciones a los Derechos Humanos de Neiva y el
Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar. En el presente caso, esta Corporación
constató lo siguiente:

(i) Se generó un conflicto entre una autoridad de la jurisdicción ordinaria


en su especialidad penal (Fiscalía 114 Especializada contra Violaciones
a los Derechos Humanos de Neiva) y otra de la jurisdicción penal
militar (Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar), de acuerdo con los
presupuestos subjetivo, objetivo y normativo, analizados en los
fundamentos jurídicos 2 a 12 de esta providencia.

Tal y como se estableció en los fundamentos jurídicos 18 a 20 de este


auto, la Sala analizará si concurren los elementos subjetivo y funcional,
requeridos para que el conocimiento del caso le corresponda a la justicia
penal militar. La Sala reitera que, para determinar si se acredita o no el
elemento funcional, es indispensable analizar los elementos materiales
probatorios disponibles en el expediente y lo señalado por la Fiscalía.
Esta valoración no constituye un pronunciamiento de fondo sobre el
caso objeto de controversia. Por el contrario, responde a una
evaluación de los hechos investigados para establecer si están o no
relacionados con la prestación del servicio de los miembros de la Fuerza
Pública, únicamente para efectos de determinar la jurisdicción
competente.

(ii) En primer lugar, en el expediente obran elementos materiales


probatorios103 que certifican que, para el momento de los hechos objeto
de investigación, Óscar Mejía Mayorga104, Juan Carlos Prada Peralta105,
Gildardo Jiménez Tuberquía106 y Ramón Ortega Mejía107 eran miembros
activos del Ejército Nacional. Por lo tanto, se acredita el elemento
subjetivo.

(iii) En segundo lugar, los hechos sucedieron cuando cumplían una función
militar. Particularmente, la orden de operación ‘Dignidad’ emitida por el
Comando de la Brigada Móvil No. 6, dirigida a las Brigadas
Contraguerrilla 50 y 60, el 21 de mayo de 2003108.

103 Folios 187 a 201 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

104 Constancia emitida por la Brigada Móvil No 6, folio 23 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

105 Constancia emitida por la Brigada Móvil No 6, folio 24 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

106 Constancia por la Brigada Móvil No 6, folio 25 del Segundo Cuaderno del expediente CJU-1969.

107 Constancia emitida por el Batallón de Combate Terrestre No. 60 ‘GR. Sergio Camargo Pinzón’, folio 12 del Tercer
Cuaderno del expediente CJU-1969.

108 Folios 96 a 10 del Primer Cuaderno del expediente CJU-1969.

25
Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

(iv) Sin perjuicio de lo anterior, la Fiscalía 114 Especializada contra


Violaciones a los Derechos Humanos de Neiva sostiene que, a su juicio,
hay dudas respecto de si la muerte del señor Pito Campo se dio como
consecuencia de un accionar legítimo de las Fuerzas Militares, por lo
siguiente:

Primero. Hay contradicciones entre el informe de necropsia del cuerpo


y los testimonios e indagatorias rendidos durante el curso del proceso
respecto de las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que
falleció el ciudadano Pito Campo. En el aludido informe no hay
constancia de que el cuerpo del ciudadano Pito Campo presentase
huellas de arrastre. Esto contradice lo dicho por los militares
involucrados en la operación, en sus declaraciones. En el informe se
indica que el cadáver vestía adecuadamente y que no se encontraron
“residuos visibles de pólvora, manchas ni otras evidencias” 109. De
acuerdo con la Fiscalía, esta inconsistencia, sumada a las trayectorias y
el número de impactos de bala recibidos por el ciudadano Pito Campo,
pone en duda las circunstancias reales que rodearon su muerte.

Segundo. La Fiscalía también considera que, si el occiso hubiese sido


herido mortalmente en el primer contacto con el Batallón de
Contraguerrillas No. 60 que se encontraba en el cerro (Compañía
Búfalo 5), sus prendas debían presentar manchas de sangre y además
tendrían tierra o alguna huella que indicara que fue arrastrado por sus
compañeros de combate, tal y como lo sugirió el sargento viceprimero
Oscar Mejía Mayorga en su declaración. Ese ente investigador también
puso en duda que alguien con nueve impactos de bala pudiera
desplazarse por sí solo 4 o 5 kilómetros desde el lugar en el que fue
herido hasta donde fue encontrado por el Ejército Nacional.

Tercero. La trayectoria de los disparos no es congruente con la supuesta


trayectoria de huida señor Guillermo Pito Campo. De acuerdo con el
protocolo de necropsia, el cuerpo del señor Pito Campo fue impactado
en nueve ocasiones. Siete de manera posterior-anterior, una sin orificio
de salida y una antero-posterior. Ahora bien, los militares involucrados
manifestaron que estaban ubicados en la parte alta de la colina y los
presuntos subversivos emprendieron la huida por la falda. Bajo esta
premisa, la trayectoria de los impactos de bala que recibió el señor Pito
Campo por la espalda debían tener una trayectoria o impacto supero-
inferiores, y no al contrario. También causa duda el número de impactos
que recibió el occiso (nueve), aun cuando los militares en sus
declaraciones afirmaron que se trataba de un sitio con muy baja
visibilidad.

109 Ibid.

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

Este número de impactos y la trayectoria de los proyectiles, ponen en


duda si el señor Pito Campo fue verdaderamente dado de baja en
ejercicio de la operación o fue ultimado en condiciones de indefensión o
estando herido. Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que,
tiempo después del contacto inicial ocurrido en Alto Trincheras, hubo
otros disparos y el Batallón de Contraguerrillas No. 60 gastó en la
operación ‘Dignidad’ más de mil cartuchos.

Cuarto. Hay dudas respecto del lugar preciso donde se encontró el fusil
AK 47 que supuestamente acompañaba el cadáver del señor Pito
Campo. La Fiscalía advirtió que también hay inconsistencias respecto
del lugar en el que se encontró el material bélico que se dice fue hallado
en el lugar de los hechos. En sus declaraciones, algunos militares
adujeron que el fusil AK 47 fue encontrado en poder del occiso,
mientras que otros aseguran que fue hallado al lado de una cerca y que
el cuerpo del señor Pito Campo fue encontrado a 4 o 5 kilómetros de
allí, o luego de una hora. Ocurre que si el fusil fue encontrado lejos del
cuerpo del occiso, esto sugiere que éste ya no tenía un arma en su poder
en el momento en el que fue abatido, lo cual sugiere su estado de
indefensión al momento de ser ultimado.

Quinto. No existe prueba alguna que acredite que el señor Pito Campo
pertenecía a las FARC pues no tenía antecedentes penales y no era
requerido por ninguna autoridad, por delito alguno.

(v) La Sala encuentra que, a pesar de que los militares investigados


sostienen que la muerte del ciudadano Guillermo Pito Campo ocurrió en
combate, debe investigarse si su deceso pudo haber ocurrido en estado
de indefensión o herido, luego de ocurrido el primer contacto del
batallón al que pertenecen estos militares. En consecuencia, se generan
dudas sobre si los hechos acaecidos el 2 de junio de 2003 se dieron en
cumplimiento de la misión encomendada o si el ciudadano Pito Campo
fue ultimado, luego del combate inicial. El hecho de que puedan existir
incongruencias entre el informe forense, la trayectoria de los impactos
de proyectil encontrados en el cadáver del señor Pito Campo, la forma
en la que, según los militares este ciudadano fue abatido (bajando la
ladera de una montaña) y la incertidumbre respecto del lugar donde
supuestamente fue encontrado el fusil AK47 que presuntamente lo
acompañaba, constituyen elementos que, en conjunto, generan dudas
respecto de las circunstancias en las que falleció el señor Pito Campo.

Aunado a lo anterior, la Corte encuentra que pueden existir


incongruencias en las declaraciones de quienes participaron en el
combate que derivó en la muerte del señor Pito Campo, y que el mismo

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar reconoce, sugieren dudas


respecto de las circunstancias en las que falleció Guillermo Pito Campo.
En suma, la Sala considera que los distintos materiales probatorios
(testimonios, el informe forense, la trayectoria de las balas, la ropa del
ciudadano fallecido y la ausencia de residuos visibles de pólvora)
podrían generar dudas sobre la existencia de una relación directa,
próxima y evidente entre la conducta investigada y el servicio.

(vi) En virtud de lo anotado, y de conformidad con la jurisprudencia


aplicable en casos como este en los que no son claras las circunstancias
en las que tuvo lugar el hecho delictivo, la competencia debe
asignársele a la jurisdicción ordinaria. Es así, pues existe duda sobre si
se cumple con el factor funcional del fuero penal militar que exige la
demostración de un vínculo directo entre el delito y el servicio. Así, no
está acreditado un vínculo estrecho entre las funciones de la fuerza
pública y el homicidio del señor Guillermo Puto Campo. Por ende, no
hay lugar a aplicar el fuero penal militar y resulta imperativo remitirse a
la regla general que asigna la competencia a la jurisdicción ordinaria. La
Sala Plena recuerda que el fuero penal es excepcional y está sujeto a la
seguridad sobre la configuración de los elementos subjetivo y funcional.

(vii) A partir de todo lo anterior, la Sala dirime este conflicto de jurisdicción


en el sentido de determinar que es la jurisdicción ordinaria y, en
concreto, la Fiscalía 114 Especializada contra Violaciones a los
Derechos Humanos, la autoridad competente para conocer del proceso
penal que se adelanta contra Óscar Mejía Mayorga, Juan Carlos Prada
Peralta, Gildardo Jiménez Tuberquía y Ramón Mejía Ortega, por el
delito de homicidio.

Regla de decisión. Ante la duda respecto del vínculo directo entre el hecho
delictivo y el servicio, como elemento funcional del fuero penal militar, le
corresponde a la jurisdicción penal ordinaria el conocimiento de una
investigación adelantada contra miembros de las Fuerzas Militares.

IV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional,

RESUELVE

PRIMERO.- DIRIMIR el conflicto de jurisdicciones suscitado entre el


Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar y la Fiscalía 114 Especializada contra
Violaciones a los Derechos Humanos, en el sentido de DECLARAR que la
Fiscalía 114 Especializada contra Violaciones a los Derechos Humanos de

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Expediente CJU-1969
M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

Neiva es la autoridad competente para conocer del proceso penal que se


adelanta por el homicidio del señor Guillermo Pito Campo.

SEGUNDO.- Por intermedio de la Secretaría General, REMITIR el


expediente CJU-1969 a la Fiscalía 114 Especializada contra Violaciones a los
Derechos Humanos de Neiva, para que comunique la presente decisión al
Juzgado 51 de Instrucción Penal Militar y a los sujetos procesales interesados
en este trámite.

Notifíquese, comuníquese y cúmplase.

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Presidenta

NATALIA ÁNGEL CABO


Magistrada

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada

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M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO


Magistrada

JOSE FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

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