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LA ACTIVACIÓN CONDUCTUAL (AC) Y LA TERAPIA DE ACTIVACIÓN CONDUCTUAL PARA LA

DEPRESIÓN (TACD).

Dos Protocolos De Tratamiento Desde El Modelo De La Activación Conductual

Como precedente; Ferster y Lewinsohn, coinciden en una intervención para la depresión con
base en el análisis funcional contemplando así la depresión como resultado por la ausencia de
reforzadores positivos que se originan a partir de la emisión de conductas adaptativas que
permitan en el sujeto la sensación de logro, satisfacción o gratificación. Proponiendo desde
este aspecto el desarrollo de actividades placenteras programadas y el entrenamiento en
habilidades sociales sentando tres puntos básicos para la intervención: el incremento de
actividades reforzantes, el bloqueo de la evitación y la recuperación de interacciones sociales.

Está comprobado que en la terapia cognitivo conductual para la depresión acompañado de un


tratamiento farmacológico está tiene excelentes resultados basados en la evidencia, pero
existe cierta controversia para la depresión severa ya que consideran que para estos casos la
terapia de activación conductual es más eficaz y presenta mejores resultados.

Ambas teorías, tanto la Activación Conductual cómo la Terapia de Activación Conductual para
la Depresión trabajan en base a el tratamiento de la Depresión, estás refieren su teoría en que
uno se enfoca en el refuerzo negativo y el otro le da importancia al refuerzo positivo. Ambas
teorías consideran que las respuestas depresivas son consideradas lógicas en la cual sacan
como conclusión que quizás la única manera de que la persona es que tiene que enfrentarse a
las circunstancias que vive. Por lo tanto, ambas teorías nos brindan aportaciones importantes
para el tratamiento también de otros trastornos.

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