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Presencia Teológica Sal Terrae Barbour

¿Por qué se produjo el big-bang?


¿Pone en entredicho la física cuántica nuestros supuestos acerca de la ncuentro
- -
e c1enc1a
realidad?
¿Es la evolución el modo que Dios eligió para crear?
¿Estamos determinados por nuestros genes?
¿Puede actuar Dios en un mundo sometido a leyes?

Durante siglos, los científicos, los teólogos y el público en general han


compartido numerosas preguntas en torno a las consecuencias de los
descubrimientos científicos para la fe religiosa. Y eso sigue sucediendo
hoy, en los comienzos de este nuevo milenio. El físico nuclear y teólo­
go lan Barbour, galardonado en 1999 con el Templeton Prize for Pro­
ligión
gress in Relígíon por su pionera contribución al estudio de las relacio­
nes entre la ciencia y la religión, ofrece una introducción clara y actual
a los problemas, ideas y respuestas esenciales al respecto. En un len­ es, desconocidas
guaje sencillo y directo, Barbour analiza fascinantes temas que arrojan
luz sobre el encuentro crítico de la dimensión espiritual y la dimensión pañeras de viaje?
cuantitativa de la vida.

Sal Terrae
IAN BARBOUR, profesor emérito de física y religión en el Carleton College
(Northfield, Minnesota) y una de las figuras más destacadas en el estu­
dio de las relaciones entre la ciencia y la religión, es autor, entre otros,
de Problemas de religión y ciencia (Sal Terrae, 1966), Religion and
Science (1997) y Ethics in an Age of Technology (1993).

ISBN: 84-293-1547-0

resenc1a4
www.salterrae.es 9 "788429"315479
teológicft
Colección «PRESENCIA TEOLÓGICA» Ian G. Barbour
133

El encuentro
entre ciencia y religión
¿Rivales, desconocidas
o compañeras de viaje?

Editorial SAL TERRAE


Santander
Esta traducción de When Science Mee/,1· Religion se publica en virtud de
un acuerdo con Harper San Francisco, a division of Harper Collins
Publishers Inc., y la mediación de la Agencia Carmen Balcells (Barce­
lona). Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publica­
ción puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcial­
mente, por cualquier medio o procedimiento técnico sin permiso ex­
preso del editor.

Para mis nietos

Graham Ojala-Barbour
Alexandra Albers
Traducción: Reed Ojala-Barbour
José Manuel Lozano Gotor
a quienes la ciencia y la religión
seguirán planteando decisivos interrogantes
a lo largo de este nuevo milenio
Título del original en inglés:
When Science Meets Religion.
Enemies, Strangers, or Partners?
© 2000 by lan G. Barbour
Publicado por
Harper Collins Publishers Inc.
NewYork

Para la edición española:


© 2004 by Editorial Sal Terrae
Polígono de Raos, Parcela 14-1
39600 Maliaño (Cantabria)
Fax: 942 369 201
E-mail: salterrae@salterrae.es
www.salterrae.es

Con las debidas licencias


Impreso en España. Printed in Spain
ISBN: 84-293-1547-0
Dep. Legal: BI-984-04

Fotocomposición:
Sal Terrae - Santander
Impresión y encuadernación:
Grafo, S.A. - Bilbao
Índice

l'n:fáóo .................................... 11
l11/roducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

1. < 'uatro formas de relacionar la ciencia y la religión 25


( .()Nl'LICTO
Materialismo científico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
/,iteralismo bíblico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
1 N l ll •:l'ENDENCTA
/)ominios separados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
/,enguajes y funciones diferentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
DIÁLOGO
Presupuestos y cuestiones límite . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Paralelismos metodológicos y conceptuales . . . . . . . . . 49
INTEGRACIÓN
Teología natural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Teología de la naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Síntesis sistemática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

2. Astronomía y creación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
CONFLICTO
Un universo surgido por azar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
La armonización del Génesis y el big-bang . . . . . . . . . 76
INDEPENDENCIA
El significado religioso de la creación . . . . . . . . . . . . . 80
La función de los relatos de creación . . . . . . . . . . . . . . 83
DIÁLOGO
La inteligibilidad del Universo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
La contingencia del Universo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
INTEGRACIÓN
Diseño: el principio antrópico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Modelos de Dios Creador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
El significado de la humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
8 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ÍNDICE 9

3. Las implicaciones de la física cuántica 102 1 liAIO< ;o


CONFLICTO / ,a ,wurociencia y el yo corporeizado .......... , . , . 195
Dios en un mundo determinista .................. 109 /.11 011/mpología y el yo social .................... 197
Dios y el azar ................................ 111 FI rmlenador y el cerebro .................. , .... 200
INDEPENDENCIA INTL<iRACIÓN
Interpretaciones instrumentalista.\· de la teoría cuántica 113 < hganismo biológico y yo responsable ............ 205
¡; La lección de la complementariedad .............. l 16 Mente y cerebro: dos aspectos de un único proceso .. 208
I ,r, .filosofía del proceso ........................ 210
DIÁLOGO
El papel del observador ........................ 119
Holismo en el mundo cuántico ................... 123 "· Dios y la naturaleza 215
CONFLICTO
INTEGRACIÓN
( 'ríticas naturalistas al teísmo .... , .............. 219
Mística oriental y holismo cuántico 127
Naturalismo religioso .......................... 224
Dios y la indeterminación cuántica 131
INDEPENDENCIA
4. Evolución y creación continua 135 Causalidad primaria y secundaria ................ 228
CONFLICTO /,cnguajes complementarios ..................... 231
Materialismo evolucionista ...................... 139 l)1f..LOGO
Críticas teístas al neodarwinismo ................. 142 Dios como diseñador de un proceso auto-organizativo 234
INDEPENDENCIA Dios como comunicador de información ... . ....... 236
Dominios y métodos diferentes ................... 147 La auto/imitación de Dios ............... ........ 238
Causalidad primaria y secundaria ................ 151 INTEGRACIÓN
DIÁLOGO Dios como determinador de indeterminaciones ...... 241
Complejidad y auto-organización ................. 154 Dios como causa que actúa «de arriba abajo» ...... 244
El concepto de información ..................... 156 La teología del proceso ......................... 247
Una jerarquía de niveles ........................ 159
Índice onomástico ....... . ....... . ....... ........ 255
INTEGRACIÓN
Índice analítico ................................. 260
Diseño evolutivo 163
Dios y la creación continua ..................... 167
Filosofía del proceso ........................... 169

S. Genética, neurociencia y naturaleza humana 173


CONFLICTO
Materialismo reduccionista ...................... 176
La sociobiología y la moral humana ............. . 179
Determinismo genético y libertad humana . . ....... . 182
INDEPENDENCIA
El dualismo cuerpo-alma ....................... 187
Cuerpo y alma: per.\pectivas complementarias ...... 191
Pecado y redención ............................ 192
Prefacio

1 1 p11111n encuentro de la religión con la ciencia moderna en el


·.q•l11 xv11 fue muy cordial. La mayoría de quienes pusieron los
, 11111t·11tos de la revolución científica eran piadosos cristianos
, 1111vc11cidos de que, en su quehacer científico, no hacían sino es-
111d1;11 la ohra del Creador. En el siglo xvm, muchos científicos
·.,·,•111a11 creyendo en un Dios que había diseñado el Universo, pe-
1" y;1 110 tenían fe en un Dios personal activamente involucrado

, 11 l'I 1111111do y en la vida humana. En el siglo XIX, algunos cien-


11 llrns nan hostiles a la religión, si bien Darwin sostenía que el
p1t wt·so de la evolución (aunque no los detalles particulares de
, .ida especie) había sido diseñado por Dios.
l •:11 el siglo xx, la interacción de la religión y la ciencia ad­
q111riú numerosas formas hasta entonces inéditas. Nuevos descu­
l,11111icntos científicos vinieron a poner en cuestión muchas de las
1dt·as religiosas clásicas. Ante semejante reto, hubo quien optó
pm defender las doctrinas tradicionales; otros abandonaron la
11 ;Hlición, y unos terceros decidieron reformular, a la luz de la
, 1l'11cia. algunos inveterados conceptos. Conforme nos vamos
;ulcntrando en el nuevo milenio, se acumulan indicios de la exis­
tl'l1cia de un renovado interés por estos asuntos en científicos,
tt·lilogos, medios de comunicación y público en general. En los
s11t·l·sivos capítulos de este libro se abordan seis de las preguntas
111;Ís ampliamente debatidas.

< 'it'llcia y religión:


,. 1'Í\'<1/t's, desconocidas o compañeras de viaje?

1 .a ciencia y la religión son consideradas con frecuencia empre­


sas enemigas enzarzadas en un combate a vida o muerte. En am­
lios campos hay personas que prolongan con actitud agresiva la
12 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN PREFACIO 13

guerra, sobre todo por lo que respecta al tema de la evolución. pl;111cta menor parezca insignificante. La interpretación de la his-
Pero el conflicto puede ser evitado si la ciencia y la religión son 11 ,ria del Universo constituye un lugar de encuentro para la reli-
tenidas por mutuas desconocidas que, guardando una prudencial 1•.i<Ín y la ciencia.
distancia, se ocupan de ámbitos separados. La ciencia, afirman
quienes así piensan, inquiere en las relaciones causales entre su­
cesos, mientras que la religión se pregunta por el sentido y la fi­ 1:úia1 cuántica: ¿un cuestionamiento
nalidad de nuestras vidas. Estos dos tipos de indagación brindan ti,, nuestros presupuestos sobre la realidad?
perspectivas complementarias sobre el mundo, perspectivas se­ l .a física clásica es determinista y reduccionista, en tanto en
paradas e independientes una de otra y que, por tanto, no entran manto asume que el comportamiento de todos los objetos puede
en conflicto. Hoy, sin embargo, mucha gente desea una relación ser predicho con exactitud a partir del conocimiento preciso de
más constructiva entre ambas disciplinas. Sostienen que la cien­ sus más pequeños componentes. La física cuántica, por el con-
cia suscita preguntas a las que ella, por sí sola, no puede dar res­ 1 rario, reconoce una insalvable incertidumbre en la predicción de
puesta. ¿Por qué existe el Universo? ¿Por qué manifiesta preci­ los sucesos que tienen lugar en los niveles atómicos y subatómi­
samente la clase de orden que vemos? ¿Es producto de un dise­ rns. Además, es holística en la medida en que muestra que el
ño inteligente? Muchos de quienes participan en el diálogo son comportamiento de los todos abarcadores no se reduce a la suma
conscientes de las limitaciones de sus respectivos campos y no del comportamiento de sus partes, sino que implica leyes sisté­
pretenden conocer todas las respuestas. Están convencidos de micas distintivas. Por otra parte, el mundo cuántico no puede ser
que pueden aprender unos de otros. Algunos teólogos se esfuer­ conocido tal y como es en sí mismo, sino sólo en la forma en que
zan por reformular las ideas tradicionales sobre Dios y la natura­ se muestra en su interacción con el observador en un sistema ex­
leza humana a la luz de los descubrimientos de la ciencia, pero perimental concreto. Así pues, la física cuántica insinúa la índo­
sin renunciar a la fidelidad al mensaje central de su herencia le abierta del futuro, el entrelazamiento de los sucesos y las li­
religiosa. mitaciones del conocimiento humano. Algunos intérpretes teístas
proponen que es Dios quien determina las indeterminaciones que
dejan abiertas las leyes de la física cuántica. Los valedores de la
En el principio: ¿por qué se produjo el «big-bang»? mística oriental afirman que el holismo cuántico respalda su cre­
encia en la fundamental unidad de todas las cosas. La nueva físi­
Los astrónomos han ofrecido pruebas convincentes de que, hace ca ha inducido a científicos, filósofos y teólogos a apasionantes
quince mil millones de años, el universo primitivo comenzó a discusiones sobre el tiempo, la idea de causalidad y la naturale­
expandirse con enorme rapidez a partir de una diminuta e incre­ za de la realidad.
íblemente caliente bola de fuego. Pero ¿cómo es posible explicar
el comienzo mismo del Universo si en ese instante las leyes de la
física dejan de tener validez? El teísta lo interpreta como el mo­ /Jarwin y el Génesis:
mento de la creación y como el inicio del tiempo. Pero el ateo t:es la evolución el modo que Dios ha elegido para crear?
puede replicar que también cabe pensar en un intervalo infinito Todos hemos oído hablar de los debates entre científicos ateos y
de tiempo en el curso del cual una miríada de universos habría literalistas bíblicos sobre la teoría de la evolución de Darwin.
ido brotando a la existencia de forma espontánea, por puro azar. Pero, entre ambos extremos, hay muchos científicos y teólogos
Otra posible alternativa es un universo oscilante en el que la ac­ que creen tanto en la evolución como en Dios. Por lo que res­
tual fase de expansión habría estado precedida de una fase de pecta a la ciencia, los nuevos conceptos de complejidad y auto­
'i contracción. En cualquier caso, el inmenso tamaño y duración organización son utilizados para describir la aparición de una je­
del Universo hace que la breve existencia de la humanidad en un rarquía de niveles superiores. Algunos científicos acentúan el pa-
14 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN PREFACIO 15

pel de la información en la biología molecular, la historia evolu­ !)íos y la naturaleza:


tiva y el desan-ollo embrionario, y sugieren que la forma de las ,: ¡,uede actuar Dios en un mundo sujeto a leyes?
relaciones es más importante que la materia en la que se expre­
l Jn Dios que se limita a diseñar el Universo y luego lo deja fun­
sa. Por lo que hace a la teología, muchos autores rechazan la con­
cionar a su aire resulta demasiado distante de la vida humana pa­
cepción medieval de un universo estático en el que todas las ere­
ra ser religiosamente significativo. Pero ¿puede desempeñar Dios
aturas fueron creadas en la forma que actualmente presentan. En
un papel continuado en un mundo determinado por leyes cientí­
su lugar, exploran la idea de un universo dinámico creado a lo
fü.:as? Una de las respuestas tradicionales es que Dios sostiene el
largo de un dilatado periodo de tiempo por un Dios que, sin per­
mundo y se sirve de las relaciones legaliformes para alcanzar ob­
juicio de su trascendencia, es inmanente a la naturaleza. Sostie­
jetivos predeterminados. Ahora bien, ¿es la predestinación com­
nen que el modelo de creación continua que así se perfila con­
patible con la libertad humana y con la existencia de mal y sufri­
viene con la idea bíblica de la actuación del Espíritu Santo en la
miento en el mundo? Algunos teólogos sugieren que no hay más
naturaleza y en la vida humana.
remedio que abandonar la idea clásica de omnipotencia divina.
Por eso hablan de que Dios se autolimita al crear un mundo en el
4ue hay cabida para la libertad humana y las regularidades lega-
La naturaleza humano: 1 iformes. Otros autores utilizan conceptos de la ciencia contem­
¿ estamos determinados por los ie11es? poránea para describir formas en las que Dios podría actuar sin
violar las leyes científicas, por ejemplo, como determinador de
Estudios comparativos sobre gemelos univitelinos (poseen idén­
indeterminaciones o como comunicador de información. Buena
tico genoma) y hermanos no gemelos (comparten la mitad de sus
parte del trabajo más creativo que se lleva a cabo en la actualidad
genes) muestran que muchas formas de comportamiento se ha­
implica la colaboración entre científicos y teólogos con el objeto
llan fuertemente condicionadas por la herencia genética. Otras
de tener presente la experiencia en curso de una comunidad reli­
investigaciones han puesto de manifiesto que los daños padeci­
giosa y tomar a la vez en serio los descubrimientos de la ciencia
dos en determinadas áreas del cerebro, así como las alteraciones moderna. Estas decisivas preguntas son exploradas en los capítu­
en el equilibrio de los elementos químicos en él presentes, afec­
los que siguen.
tan de manera espectacular a detemlinadas capacidades menta­
les. Algunos científicos extraen de estos hechos la conclusión de
que la libertad humana es una ilusión. Otros arguyen que, si bien
nuestras decisiones se hallan seriamente constreñidas por nues­
tros genes y nuestras neuronas, todavía somos capaces de esco­
ger entre un limitado espectro de posibilidades. La dependencia
de la vida mental y espiritual respecto de los procesos biológicos
pone en cuestión los tradicionales dualismos de cuerpo-alma y
materia-mente. Tantos entre los científicos como entre los teólo­
gos hay autores que se esfuerzan por elaborar concepciones del
yo encamado y social que resulten compatibles con los hallazgos
de la neurociencia y la antropología -y con la concepción bíbli­
ca de la persona como actividad unificada de pensamiento, sen­
timiento, voluntad y acción-. En este campo, el reto consiste en
mostrar que el ser humano puede ser un yo responsable, a la vez
que un organismo biológico.

l.
Introducción

• El cuarenta y cinco por ciento de los estadounidenses creen


que «Dios creó al ser humano hace, como mucho, diez mil
años, en una forma más o menos parecida a la que presenta
en la actualidad». El cuarenta por ciento creen que «el ser
humano ha ido evolucionando durante millones de años a
partir de formas menos avanzadas de vida, pero Dios ha di­
rigido el proceso». El diez por ciento creen que Dios no ha
intervenido en absoluto en tal proceso. En otras sociedades
industriales avanzadas, el porcentaje de ciudadanos que to­
man la Biblia al pie de la letra y rechazan toda evolución es
bastante ''fás bajo: en Inglaterra, por ejemplo, sólo el siete
por ciento .
• Según una encuesta realizada en 1997, el treinta y nueve por
ciento de los científicos estadounidenses creen en un «Dios a
quien se puede rezar con la esperanza de recibir respuesta».
Otra encuesta llevada a cabo en 1916 con idéntico método
de muestreo había arrojado, para esa misma pregunta, un
cuarenta y dos por ciento de respuestas positivas. Estos re­
sultados ponen en cuestión la ampliamente aceptada suposi­
ción de que, en el curso del siglo xx, las creencias religio­
sas han experimentado un espectacular descenso entre los
científicos2•

1. Los datos para Estados Unidos están tomados de la Gallup Poli de no­
viembre de 1991; cf. U.S. News & World Report 23 (diciembre 1991 ), p.
59. Para los datos comparativos, tomados de la encuesta del Roper
Center, véase G. 81SHOP, «The Religious Worldview and American
Beliefs about Human Origins»: The Public Perspective 9 (agosto/sep­
tiembre 1998), pp. 39-44.
2. Datos de la encuesta de muestreo aleatorio de American Men and
Women of Science; cf. EJ. LARS0N - L. WITHAM, «Scientists Are Slill
Keeping the Faith»: Nature 386 (3 de abril de 1997), pp. 435-436.

. 'I
IX EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN INTRODUCCIÓN 19

• Fn los últimos años se ha producido un incremento del nú­ )


Independencia. Una visión alternativa es la que sostiene que
mero de obras dedicadas a estudiar las relaciones entre la la ciencia y la religión son mutuas desconocidas que pueden
ciencia y la religión. Según el catálogo de la Biblioteca del coexistir siempre y cuando mantengan entre sí una prudente
Congreso, el número medio de libros publicados anualmente distancia. Según este planteamiento, no debería existir con­
en los Estados Unidos bajo la rúbrica «Religion and flicto alguno, pues la ciencia y la religión se hallan referidas
Science» se triplicó desde la década de mil novecientos cin­ a ámbitos vitales diferentes, a distintos aspectos de la reali­
cuenta a la de mil novecientos noventa, pasando de setenta y dad. Además, las afirmaciones científicas y las afirmaciones
uno a doscientos once,. religiosas ponen en juego dos clases de lenguaje que no com­
piten entre sí, porque desempeñan funciones completamente
En 1990, en el primer capítulo de mi libro Religion in an A.i:e cf diferentes en la vida humana. Responden a preguntas dispa­
Science I La religión en una era marcada por la ciencia], propuse res. La ciencia pregunta cómo funcionan las cosas y trata con
una tipología cuatripartita como ayuda para organizar la gran va­ hechos objetivos; la religión se preocupa por los valores y
riedad de formas de relacionar la ciencia y la religión que se han por el sentido último. Otra versión de la tesis de la indepen­
dado a lo largo de la historia4 • Conservé la misma clasificación, dencia afirma que estas dos clases de indagación brindan
salvo ligeras modificaciones, en la edición ampliada y revisada perspectivas complementarias sobre el mundo y, por tanto,
del libro que se publicó en 1997 5. En la presente obra, uso esa ti­ no se excluyen mutuamente. El conflicto sólo surge cuando
pología como estructura organizadora de todos y cada uno de los la gente ignora estas distinciones, esto es, cuando los creyen­
capítulos. tes hacen afirmaciones científicas o cuando los científicos se
aventuran más allá de los límites de su especialidad para fo­
l. Conflicto. Los literalistas bíblicos piensan que la teoría de la
mentar filosofías naturalistas. Es posible aceptar al mismo
evolución se halla reñida con la fe religiosa. Los científicos
tiempo la ciencia y la religión siempre que las mantengamos
ateos afirman que las pruebas científicas a favor de la evolu­
separadas en compartimentos estancos de nuestras vidas. La
ción son incompatibles con el teísmo en cualquiera de sus
compartimentación evita el conflicto, pero al precio de im­
formas. Ambos grupos coinciden en sostener que una perso­
posibilitar toda interacción constructiva.
na no puede creer a la vez en Dios y en la evolución, aunque
discrepan a la hora de decidirse por aquél o por ésta. Tanto
l. Diálogo. Una de las formas de diálogo es la comparación de
los literalistas bíblicos como los científicos ateos ven la cien­
los métodos que se emplean en cada uno de los campos, lo
cia y la religión como rivales. Estos dos grupos contrapues­
cual ayuda a poner de manifiesto ciertas semejanzas, sin per­
tos son los que mayor atención reciben de los medios de co­
juicio de reconocer las diferencias. Por ejemplo, tanto en uno
municación, pues un supuesto confliclo es. en cuanto noticia,
como en otro campo se emplean modelos y analogías con­
más jugoso que las distinciones que trazan personas ubicadas
ceptuales para imaginar lo que no puede ser directamente ob­
en posiciones intermedias entre ambos extremos y que acep­
servado (ya sea Dios o una partícula subatómica, pongamos
tan tanto la evolución como una u otra forma de teísmo.
por caso). Por otra parte, el diálogo también surge cuando la
ciencia suscita en sus fronteras cuestiones límite que ella
]. Según consulta realizada en el catálogo m1-li11c de la Biblioteca del misma no es capaz de responder (verbigracia: ¿por qué es el
Congreso el 15 de noviembre de 1998 (los datos para la década de mil Universo un todo ordenado e inteligible?). Una tercera forma
novecientos noventa sólo llegan hasta 1997 ). de diálogo se produce cuando algunos conceptos científicos
4. I.G. BARllOUR. Rcli[<ion in a11 Agc ol Scicnce, CiilTord Lectures, vol. 1.
HarpcrSanFrancisco, San Francisco 1990, cap. 1.
son usados como analogías para hablar de la relación de Dios
5. I.G. BARllOUR, Religion anJ Science: Historica/ and Contem¡wrary con el mundo. La comunicación de información es un con­
ls.rncs, HarperSanFrancisco, San Francisco 1997. cap. 4. cepto importante en numerosas ciencias; el patrón de sucesos
20 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN INTRODUCCIÓN 21

irrepetibles que manifiesta la historia cósmica puede ser in­ términos empiezan con la misma letra6 • Las dos primeras catego­
terpretado como vehículo de la comunicación de información rías que propone, a saber, conflicto y contraste, son idénticas a
por parte de Dios. O también cabe concebir a éste como el las de mi falsilla. Su tercera categoría, contacto, combina la ma­
determinador -sin violación alguna de las leyes de la física­ yor parte de los temas que yo incluyo bajo diálogo e integración.
de las indeterminaciones que deja abierta la física cuántica. l laught introduce un cuarto epígrafe, confirmación, que no alu­
El hecho de que científicos y teólogos se hallen inmersos en de, como podría pensarse, a la corroboración de determinadas
una reflexión crítica conjunta y dialogada sobre tales temas doctrinas teológicas, sino a la adveración por parte de la ciencia
no obsta para que unos y otros respeten la integridad del de presupuestos de fondo que originariamente derivan de la
campo contrario. teología, como, por ejemplo, la creencia en la racionalidad e
inteligibilidad del mundo, algo que yo considero una forma de
4. Integración. Un tipo más sistemático y profundo de colabo­
diálogo.
ración entre la ciencia y la religión se da entre quienes abo­
Ted Peters propone una clasificación octipartita, más elabo­
gan por una más estrecha integración de ambas disciplinas.
rada7. Así, por ejemplo, divide el conflicto en tres categorías se­
La inveterada tradición de teología natural busca en la natu­
paradas: cientifismo, creacionismo científico y autoritarismo
raleza pruebas (o, al menos, indicios sugerentes) de la exis­
eclesiástico. También añade la categoría de entrelazamiento éti­
tencia de Dios. Recientemente, algunos astrónomos han ar­
rn, la cual, por supuesto, resulta decisiva en el análisis de la cien­
güido que, en el universo primitivo, las constantes físicas es­
cia aplicada y la tecnología. Mi tipología fue desarrollada pen­
tán tan finamente ajustadas que parecen resultado de un di­
sando en la ciencia fundamental como forma de conocimiento, y
seño intencionado. Si la velocidad de expansión un segundo
no en la ciencia aplicada y sus repercusiones sobre la sociedad y
después del big-bang hubiese sido ligeramente inferior, el
la naturaleza. De las cuestiones éticas (sobre todo la conserva­
Universo se habría colapsado antes de producir los elemen­
ción del medio ambiente y la justicia social) me he ocupado en
tos químicos necesarios para la vida; si hubiese sido apenas
el segundo volumen de mis «Gifford Lectores», Ethics in an Age
superior, la evolución de la vida habría sido imposible. Otros
of" Technology [La ética en una era marcada por la tecnología] 8.
autores toman como punto de partida una determinada tradi­
En la presente obra señalaré algunas conexiones entre nuestra
ción religiosa y defienden que algunas de las creencias que
concepción de la naturaleza y la forma en que tratamos a otras
ésta sostiene (las ideas de omnipotencia divina o de pecado
creaturas (ética medioambiental), pero no me ocuparé en absolu­
original, por ejemplo) deberían ser reformuladas a la luz de
to de la ética de la tecnología.
la ciencia. A tal planteamiento prefiero llamarle teología de
La ventaja de usar un número mayor de categorías es que
la naturaleza (dentro de una tradición religiosa) antes que te­
permite una mayor diferenciación. Willem Orees emplea nueve,
ología natural (la ciencia como única base de argumenta­
dispuestas en tres columnas y tres filas para resaltar las diferen­
ción). Por otra parte, también se puede usar un sistema filo­
tes interpretaciones de la religión: experiencia!, culturalista y
sófico como, por ejemplo, la filosofía del proceso, para in­
cognitiva9 • La desventaja de trabajar con un mayor número de di-
terpretar tanto el pensamiento científico como el religioso
dentro de un marco conceptual común. Como se echará de
ver, mis simpatías se decantan por el diálogo y la integración <i. J.F. HAUGHT, Science and Religion: From Confl.ict to Conversation,
(sobre todo, una teología de la naturaleza y un uso prudente Paulist Press, Mahwah (NJ) 1995.
7. T. PETERS, «Theology and Natural Science», en [D. Ford (ed.)] The
del pensamiento del proceso), pero espero haber descrito de Modern T heologians, Blackwell, Oxford 1997 2 •
manera precisa las cuatro posiciones. 8. I.G. BARB0UR, Ethics in an Age of Technology, Gifford Lectures, vol. 2,
HarperSanFrancisco, San Francisco 1993.
En 1995, John Haught sugirió una tipología ligeramente di­ '>. W. DREES, Religion, Science and Naturalism, Cambridge University
ferente, que tal vez sea más fácil de recordar, porque todos los Press, Cambridge 1996, pp. 43-49.
))
lóL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN INTRODUCCIÓN 23

visiones es que la falsilla se hace más y más complicada, sobre ejemplos de mis cuatro tipos básicos en todos y cada uno de los
lodo cuando se utiliza para analizar varios campos de la ciencia. siglos transcurridos desde el surgimiento de la ciencia moderna,
Cuanto más se restringe el dominio de las distintas categorías, así como en todas y cada una de las ciencias. Espero que esta ti­
tanto mayor es la precisión que se obtiene. pero tanto más pro­ pología sea útil a los lectores que se adentran por primera vez en
bable se hace encontrar posturas que no encajen en ninguna este campo interdisciplinar. Las guías para un territorio, cual­
de ellas. Las categorías amplias tienen la ventaja de incluir una quiera que fuere, no pretenden servir como sucedáneos de la ex­
mayor diversidad de casos, pero al precio de una pérdida de ploración directa, sino que más bien intentan ayudar a la gente a
precisión. orientarse y a encontrar su camino. Las guías pueden estar orga­
nizadas de maneras muy diversas, pero no tienen más remedio
Algunos autores críticos con estas propuestas sugieren que que ser selectivas, y tal vez simplifiquen en exceso las compleji­
las relaciones entre la ciencia y la religión son demasiado com­ dades del mundo real. Cada una de las categorías que uso reúne
plejas y dependientes del contexto como para ser agrupadas bajo propuestas muy diversas, entre las cuales las diferencias pueden
un esquema clasificatorio. Sostienen que las variaciones que ta­ ser tan significativas como las semejanzas. Es posible reconocer
les interacciones experimentan de unos periodos históricos a patrones comunes a las distintas ciencias y a los distintos perio­
otros y de unas disciplinas científicas a otras son demasiado dos históricos sin ignorar la especificidad de cada disciplina
grandes como para intentar establecer unas pautas generales. científica y de cada contexto histórico.
Wentzel van Huyssteen escribe: Me centraré principalmente en la tradición cristiana, en la
«La única manera realmente adecuada de aproximarse a esta que la reflexión sobre la ciencia está mucho más presente que en
compleja pero importante relación sería prestando atención a otras tradiciones, tanto a lo largo de la historia como en la actua­
cómo se desarrolla y concreta en distintos contextos. Ésa es la lidad. Es importante, sin duda, reconocer la particularidad de ca­
razón de que, hoy, la famosa y útil taxonomía cuatripartita pro­ da tradición religiosa, como también lo es evitar el riesgo de que­
puesta por Jan Barbour para vincular la religión y la ciencia a darse en generalidades superficiales por intentar incluir demasia­
través del conflicto, el diálogo, la independencia o la integra­ das cosas en un breve texto. Creo que es posible encontrar ejem­
ción pueda resultar demasiado genérica, demasiado universal,
plos de cada una de las cuatro categorías en las principales reli­
en cuanto conjunto de categorías que intentan captar la com­
plejidad del continuo intercambio entre estas dos fuerzas do­ giones, sobre todo en las monoteístas (cristianismo, judaísmo e
minantes de nuestra cultura»"'. islamismo), pero también en el hinduismo y el budismo 11 • Sin
embargo, aquí sólo se incluyen unos cuantos ejemplos. No niego
Otros autores defienden que, lejos de tratarse de descripcio­ que mi intento de categorización pueda reflejar un cierto sesgo
nes objetivas de la realidad, tanto las ideas científicas como las occidentalista. Tal vez los autores pertenecientes a las tradiciones
religiosas no son más que construcciones sociales que reflejan orientales preferirían intentar combinar diversos puntos de vista
valores culturales locales, de suerte que no es posible relacionar­ y buscar un terreno común a todos ellos.
las de modo general o abstracto. Muchos autores «postmoder­ El presente volumen pretende ser una introducción al estudio
nos» opinan que buscar conocimiento o verdad más allá de las de las relaciones entre la ciencia y la religión, más breve y ase­
construcciones sociales de culturas y periodos históricos deter­ quible que mis anteriores escritos. En alguno lugares he incluido,
minados es un esfuerzo vano. con el permiso de los editores, pasajes revisados de Religion and
Las relaciones entre la ciencia y la religión son, qué duda ca­ Science ( 1997), pero aquí los capítulos están organizados de una
be, complejas; pero estoy convencido de que se pueden encontrar manera nueva, siguiendo la tipología cuatripartita. En el primer

10. J.W. VAN HUYSSTEEN, Duet or Duel? Theology and Science in a Post­ 1 1. J?ara comentarios sobre cada una de estas grandes religiones, véase el
modern World, Trinity Press Tnternational. Harrisburg (PA), p. 3. Indice de Temas Escogidos en l.G. BARBOUR, Religion and Science.

1
24 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

capítulo establezco los tipos básicos, ilustrándolos con ejemplos


históricos y con planteamientos de autores actuales. Luego, en
los capítulos subsiguientes, dedicados respectivamente a la as­
tronomía, la física cuántica, la biología evolutiva y algunas de las
ciencias del ser humano (sobre todo, la genética y la neurocien­
cia), uso estos cuatro tipos como marco de referencia organizati­
vo. Cada uno de los capítulos comienza con una presentación 1
sintética de las teorías científicas cuyas implicaciones teológicas
se desea explorar. El último capítulo está dedicado al problema Cuatro formas de relacionar
más general de la acción de Dios en el mundo. El objetivo de es­ la ciencia y la religión
te libro se verá cumplido si anima al lector a desarrollar sus pro­
pias reflexiones y a continuar estudiando algunos de los temas y
autores aquí tratados. Este capítulo describe cuatro modos de relacionar la ciencia y la
religión: confUcto, independencia, diálogo e integración. Cada
uno de estos tipos conoce diversas variantes que, a pesar de dife­
rir significativamente entre sí, poseen rasgos comunes que per­
miten agruparlas bajo una misma rúbrica. En los capítulos subsi­
guientes se examina la aplicabilidad de esta tipología cuatriparti­
ta a las distintas disciplinas científicas.
Permítaseme describir primero dos episodios históricos que
con frecuencia se citan como ejemplos de conflicto. Los docu­
mentos históricos revelan en ambos casos una relación más com­
pleja. El primero es el juicio a Galileo de 1633. En lugar de la te­
oría de Ptolomeo, según la cual el Sol y los planetas orbitan al­
rededor de la Tierra, Galileo defendía la nueva teoría copernica­
na, según la cual son la Tierra y los planetas los que orbitan al­
rededor del Sol. Uno de los factores que contribuyeron a la con­
dena de Galileo fue la autoridad de Aristóteles, cuyos escritos
científicos, entre ellos algunos que venían a respaldar la astrono­
mía ptolemaica, gozaban desde el siglo XII de gran aceptación en
Europa. Otro factor fue la autoridad de la Escritura, especial­
mente la de aquellos pasajes que implican que la Tierra se halla
en el centro del Universo. Pero lo realmente decisivo fue el he­
cho de que Galileo ponía en cuestión la autoridad de la Iglesia.
En los siglos anteriores a Galileo eran comunes diversas con­
cepciones de la Escritura. En el siglo rv, Agustín (a quien Galileo
se remitía) había dicho que, en caso de aparente conflicto entre
conocimientos bien corroborados y la lectura literal de la Biblia,
ésta tenía que ser interpretada metafóricamente. Comentando el
capítulo primero del Génesis, Agustín había escrito que el Espí-
2(1 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 27

rilu Santo no se interesa por «la forma y figura de los cielos» y de uno y otro grupo que no compartían esa opinión. En juego es­
que «no pretendió enseñar a los seres humanos asuntos irrelevan­ taban los siguientes tres puntos2 :
tes para su salvación». Los autores medievales afirmaban la exis­
1. Un desqfío al literalismo bíblico. Un periodo largo de cam­
tencia de diversos géneros literarios y niveles de verdad en la
bio evolutivo no se aviene fácilmente con los siete días de la
Escritura y ofrecían interpretaciones simbólicas o alegóricas de
creación de que habla el Génesis. Algunos teólogos contem­
muchos pasajes problemáticos. El propio Galileo citaba a un car­
poráneos de Darwin defendían la inerrancia bíblica y recha­
denal de su época: «Lo que pretende el Espíritu Santo es ense­
zaban toda forma de evolución, pero eran los menos. La ma­
ñarnos cómo se va al cielo, no cómo va el ciclo». Este aspecto del
yoría de los teólogos conservadores aceptaban una interpre­
pensamiento de Galileo podría ser entendido como un ejemplo de
tación más simbólica que literal de estos pasajes bíblicos y
la tesis de la independencia, que deslinda las afirmaciones cientí­
reconocían a regañadientes la existencia de evolución, si bien
ficas de las teológicas. En lo concerniente a las cuestiones astro­
insistían con frecuencia en la creación especial del alma hu­
nómicas, decía Galileo, los autores bíblicos no tuvieron más re­
mana. Los liberales, por otro lado, saludaban con agrado el
medio que «adaptarse a la capacidad del común de las gentes»,
avance de la ciencia y decían que la teoría de la evolución era
usando para ello «la forma de hablar habitual» en la época. En su
compatible con su concepción optimista del progreso históri­
opinión, existen dos fuentes de las que nos es dado aprender: el
co. No tardaron en empezar a hablar de la evolución como
Libro de la naturaleza y el Libro de la Escritura, pues ambos pro­
del modo elegido por Dios para crear, lo que puede ser con­
ceden de Dios y, por tanto, no pueden contradecirse mutuamente.
siderado una versión de lo que yo llamo integración. Tam­
Pero Galileo añadía una salvedad que abría la puerta al con­
bién simpatizaban con el trabajo de los exegetas que por
flicto. Afirmaba que hay que optar por la interpretación literal de
aquel entonces estudiaban los indicios de la influencia de los
la Escritura, a menos que esté reñida con una teoría científica
presupuestos culturales y cosmológicos de Oriente Próximo
susceptible de ser irrc/i11u"1e111en1e demostrada. Galileo exageró
en los escritos de los autores bíblicos.
el grado de certeza cientírica que se estaba en condiciones de al­
canzar en una época en la que entre los astrónomos se daba un 2. Un desqfío a la dignidad humana. En el pensamiento cristia­
considerable desacuerdo. Ademüs, la jerarquía católica, que se no clásico, los seres humanos eran segregados del resto de las
sentía amenazada por la Reforma protestante, estaba deseosa de criaturas: la inmortalidad del alma y su singular capacidad
reafirmar su autoridad. Algunos de los cardenales simpatizaban racional y moral garantizaban el status especial de que dis­
con los planteamientos de Galileo; no así, sin embargo, el papa y frutaban. En la teoría de la evolución, sin embargo, la huma­
varios cardinales políticamente influyentes. De modo que, al fi­ nidad pasaba a ser tratada como parte de la naturaleza. Nin­
nal, Galileo fue condenado tanto por desobedecer a la Iglesia co­ guna línea nítida separaba ya la vida humana de la vida ani­
mo por cuestionar el literalismo bíblico'. mal, ni en lo relacionado con el desarrollo histórico ni en lo
El segundo caso que se cita con frecuencia como ejemplo de referente a las características que, a la sazón, una y otra pre­
conflicto es el debate sobre la teoría de la evolución formulada sentaban. Darwin y muchos de sus sucesores acentuaron las
por Darwin en el siglo XIX. Algunos científicos y responsables semejanzas entre el comportamiento humano y el comporta­
eclesiásticos sostenían ciertamente que esta teoría era incompa­ miento animal, aunque había otros biólogos que insistían en
tible con las creencias religiosas, pero eran muchos los miembros la peculiaridad del lenguaje y la cultura humanos. Si la as­
tronomía copernicana había depuesto al ser humano del cen-
1. Cf. J.J. LANGFORD, Galileo, Science, and the Church, University of
Michigan Press, Ann Arbor 1971 (ed. revisada); W. SHEA, «Galileo and 1
Cf. J.R. MooRE, The Post-Darwinian Controversies: A Study of the
the Church», en [D.C. Lindberg - R.L. Numbers (eds.)] God and Protestant Struggle to Come to Terms with Darwin in Crear Britain a11d
Nature, University of California Press, Berkeley/ Los Angeles 1986. America, 1870-1900, Cambridge University Press, Cambridge 1979.
28 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 29

tro del Universo, la biología darwinista amenazaba su singu­ realidad última, y que la teoría de la evolución ofrece una expli­
laridad dentro del orden de la naturaleza. En la Inglaterra vic­ cación omnímoda: «Con este único razonamiento, queda expli­
toriana, mucha gente veía en la afirmación de que somos cado el misterio del Universo, eliminada toda deidad e inaugura­
«descendientes de los simios» una negación del valor de las da una nueva era de conocimiento infinito»4 . En estas diversas
personas. La «supervivencia de los más aptos» parecía minar respuestas a Darwin es posible encontrar ejemplos de la mayoría
la moral, sobre todo cuando se extrapolaba al orden social de los modos de relacionar la ciencia y la religión que han sido
con el fin de justificar tanto la despiadada competitividad propuestos a lo largo del siglo xx.
económica como el colonialismo.
3. Un desafío a la idea de diseño. En un universo estático, el
CONFLICTO
complejo funcionamiento de los organismos y su armoniosa
adaptación al medio ambiente ofrecía un persuasivo argu­ La tesis del conflicto fue auspiciada a finales del siglo XIX por
mento en favor de la existencia de un Diseñador inteligente. dos influyentes libros: Historia de los conflictos entre la religión
Pero Darwin mostró que la adaptación podía ser explicada y la ciencia, de J.W. Draper, y A History of the Wa,fare of
como resultado de un proceso impersonal de variación y se­ Science with Theology in Christendom [Una historia de la guerra
lección natural. El propio Darwin creía que Dios había dise­ de la ciencia contra la religión en la cristiandad], de A.O. White5 •
ñado el proceso evolutivo en su conjunto, aunque no las es­ Otros historiadores más cercanos a nosotros en el tiempo seña­
tructuras específicas de los organismos singulares: «Me in­ lan, por una parte, que las pruebas aducidas por estos autores son
clino a considerar todas las cosas como resultado de leyes de­ en extremo parciales y, por otra, que, en los siglos que describen,
liberadas en las que se deja que los detalles, buenos o malos, había visiones alternativas de la relación entre la ciencia y la re­
los determine lo que podríamos llamar el azar... No puedo ligión que también gozaban de amplio predicamento6 • La imagen
concebir que el mundo que vemos sea resultado del azar; sin popular de la «guerra entre la ciencia y la religión» es perpetua­
embargo, tampoco me resulta posible ver en cada cosa por da hoy por los medios de comunicación, para los que una con­
separado la huella de un diseño»'. En sus últimos años, troversia resulta más jugosa que los sutiles y ponderados posi­
Darwin se volvió, según parece, más agnóstico, pero durante cionamientos entre los extremos del materialismo científico y el
la mayor parte de su vida aceptó una versión reformulada del literalismo bíblico.
argumento del diseño -un ejemplo de teología natural del Podríamos imaginar el siguiente espectro teológico: natura­
que me ocuparé en el apartado dedicado a la integración. lismo (incluido el materialismo), panteísmo, liberalismo, neo-or­
Pero algunos científicos fueron más allá y rechazaron inclu- todoxia, tradicionalismo, conservadurismo y literalismo (o fun­
so este concepto amplio de diseño. T.H. Huxley afirmó que la hu­ damentalismo) bíblico. He agrupado los dos extremos bajo la ca­
manidad es producto de unas fuerzas impersonales y carentes de tegoría de conflicto, un emparejamiento que a primera vista pue­
propósito. La filosofía materialista encontró nuevos partidarios de parecer extraño. Procedo así porque tanto el materialismo
entre los científicos de Inglaterra y de Alemania. El zoólogo
Ernst Haeckel sostuvo que la materia y la fuerza constituyen la ,l. E. HACKEL, citado en L. EISELEY, Darwin's Century, Doubleday, New
York 1958, p. 346.
')_ Véase J.W. DRAPER, History of the Conflict hetween Religion and
3. Ch. DARWIN, cartas a Asa Gray rnn fecha de 22 de mayo y 26 de no­ Science, Appleton, New York 1874 [trad. casi.: Historia de los conflic­
viembre de 1860, recogidas en Lije arul Lelfers of' Charles Darwin, vol. tos entre la religión y la ciencia, Alta Fulla, Barcelona I 987]; A.D.
2, John Murray, London 1887, pp. 312 y 378 (edición de F. Darwin) WHITE, A History of che Warfare <if Science with Theology in
[existe trad. casi. de una selección de esta obra realizada por el propio Christendom, 2 vols., Appleton, New York 1896.
Francis Darwin: Ch. DARWIN, Autobiografía y cartas escogidas, <>. Cf. J.H. BROOKE, Science and Religion: Sorne Historical Perspectives,
Alianza, Madrid 1997]. Cambridge University Press, Cambridge 1991.
EL ENCUENTRO F.NTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 31

científico como el literalismo híhlico presuponen que la ciencia a la formulación de teorías, cuyas implicaciones son contrastadas
y la religión realizan afirmaciones I iterales sobre el mismo do­ con las observaciones experimentales. Criterios adicionales de
minio de realidad (la historia de la naturaleza), afirmaciones que coherencia, alcance y fecundidad a la hora de sugerir nuevos ca­
rivalizan entre sí hasta el punto de que se hace necesario elegir minos de investigación y nuevas aplicaciones influyen también
entre ellas. Ambos coinciden en que una persona no puede creer en la elección entre teorías rivales. Para el materialismo científi­
a la vez en la evolución y en Dios. Cada uno de los bandos gana co, las creencias religiosas resultan inaceptables, porque en la re­
partidarios, en parte, por su oposición al otro, y ninguno de los ligión no existen datos públicos y criterios ele evaluación seme­
dos duda en servirse de la retórica de la guerra. jantes a los de la ciencia, ni la posibilidad de contrastación por
medio de experimentos. Sólo la ciencia es objetiva, imparcial,
Materialismo cientifzco universal, acumulativa y progresiva. A las tradiciones religiosas
se las considera, por el contrario, subjetivas, parciales, particula­
El materialismo consiste en la aseveración de que la materia es la ristas, acríticas y resistentes al cambio. Veremos más adelante
realidad fundamental del Universo. Se trata, pues, de una forma cómo los historiadores y filósofos de la ciencia han cuestionado
de metqf'ísica (un conjunto de afirmaciones sobre las caracterís­ este retrato idealizado de la actividad científica, pero aún son
ticas y los componentes más generales de la realidad). El mate­ muchos los científicos que lo suscriben y están convencidos de
rialismo científico formula una segunda tesis: el método científi­ que menoscaba la credibilidad de las creencias religiosas.
co es la única senda fiable hacia el conocimiento. Lo cual es una El libro Cosmos (y la serie de televisión homónima) de Carl
forma de epistemología (un conjunto de afirmaciones sobre la Sagan está dedicado en su mayor parte a una fascinante presen­
indagación de la realidad y la adquisición de conocimiento). tación de los descubrimientos ele la astronomía moderna, pero,
Estos dos asertos se hallan vinculados entre sí: dado que las úni­ de vez en cuando, Sagan intercala sus propios comentarios filo­
cas entidades reales son aquellas de las que se ocupa la ciencia, sóficos. Afirma que o bien el Universo es eterno, o bien su ori­
no cabe duda de que la ciencia es la 1111ica senda válida hacia el gen es simplemente indescifrable. Ataca por diversos flancos la
conocimiento. idea cristiana de Dios, arguyendo que las pretensiones místicas y
autoritarias son una amenaza para la ultimiclad del método cien­
Muchas formas de materialismo incurren además en reduc­
tífico, del cual afirma que es «universalmente aplicable». La Na­
cionismo. El reduccionismo epistemológico considera las leyes y
turaleza (con mayúscula en el libro) reemplaza a Dios como ob­
teorías de todas las ciencias reducibles en principio a las leyes de
jeto ele reverencia. Sagan expresa una gran admiración por la be­
la física y la química. El reduccionismo metafísico defiende que
lleza, la inmensidad y el carácter interrelacionado del cosmos1 .
la realidad fundamental de cualquier sistema viene dada por sus
1 in la serie de televisión aparece sentado frente al panel ele ins­
partes constituyentes. Los materialistas creen que todos los fenó­
trumentos desde el que nos muestra las maravillas del Universo.
menos terminarán siendo explicados por medio de acciones vin­
1 is una especie de nuevo sumo sacerdote, que no sólo nos revela
culadas a elementos materiales, que son las únicas causas efi­
lus misterios de la Naturaleza, sino que nos dice cómo hemos de
cientes que existen en nuestro mundo. Indudablemente, el análi­
vivir. Podemos estar agradecidos por la pericia pedagógica de
sis de las partes de los sistemas ha sido siempre una estrategia fe­
Sagan a la hora de transmitir al gran público los descubrimientos
cunda para la ciencia, pero me atrevo a sugerir que, en los siste­
de la astronomía, así como por su gran sensibilidad ética y su
mas que lo permiten, el estudio de los niveles de mayor comple­
honda preocupación por la paz mundial y la conservación del
jidad organizativa es también esencial.
111cdio ambiente. Pero quizá deberíamos cuestionar su ilimitada
Consideremos ahora la afirmación ele que el método científi­
co es la única fonna fiable de conocimiento. La ciencia toma co­ I_ Véase C. SAGAN, Co.1·mos, Random House. Ncw York 1980 l trad. casi.:
mo punto de partida elatos públicamente reproducibles que llevan Cosmos. Planeta. Barcelona 20001.
32 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 33

confianza en el método científico, del que nos invita a esperar in­ Es evidente que Sagan ve la ciencia y la religión como rivales, y
cluso la consecución de una era de paz y justicia. que es en la primera donde pone su fe y su esperanza.
En la novela de Sagan Contacto (y en la película rodada en A modo de ejemplo adicional, vamos a considerar la defensa
1997 a partir de ella), la heroína, una científica, detecta señales explícita que del materialismo científico hace el sociobiólogo
de radio procedentes del espacio exterior y consigue descifrar las Edward O. Wilson. Sus escritos tratan de rastrear el origen gené­
instrucciones para construir una enorme máquina que permite tico y evolutivo del comportamiento social de insectos, animales
viajar por el espacio. Se construye la máquina, y la protagonista, y seres humanos. Wilson se pregunta cómo pudo aparecer -y lue­
con ayuda de los cambios espacio-temporales ocasionados por go perpetuarse- el comportamiento autosacrificial en algunos in­
los agujeros negros, realiza un breve viaje al centro de la galaxia. sectos sociales, como las hormigas, dado que ello significa in­
Tanto en la novela como en la película sentimos palpitar la ad­ molar también su capacidad reproductora. Wilson muestra que
miración de Sagan por la belleza y el misterio del Universo, así este comportamiento «altruista» acrecienta el índice de supervi­
como su fe en la ciencia y sus descubrimientos. En la novela, un vencia de parientes cercanos con genes semejantes (en un hor­
científico al que se le pregunta si alguna vez ha vivido una expe­ miguero, por ejemplo); la presión selectiva favorecerá en deter­
riencia de transformación religiosa responde que la tuvo cuando minadas circunstancias este tipo de conducta. Wilson cree que
comprendió por primera vez, entre otras, la teoría de la gravedad todo el comportamiento humano puede ser explicado en función
y la teoría de la relatividad, pero «nunca al margen de la cien­ de los orígenes biológicos y de la actual estructura genética de la
cia»8. La religión institucional es representada, por el contrario, humanidad, con lo que quedaría reducido a ellos. «Quizá no sea
por personajes tan sesgados como un grupo de manifestantes muy aventurado decir que la sociología y otras ciencias sociales,
fundamentalistas, que piensan que los viajes espaciales son obra además de las humanidades, son las últimas ramas de la biolo­
del demonio, y un apuesto telepredicador, más abierto y recepti­ gía» que aún han de ser incluidas en la teoría de la evolución 1º.
vo a la ciencia, pero carente de toda formación académica salvo La mente llegará a ser explicada algún día como «un epifenóme­
el graduado escolar. no de la maquinaria neuronal del cerebro».
Wilson sostiene que las prácticas religiosas fueron un útil
El reciente libro de Sagan El mundo y sus demonios se ocupa mecanismo de supervivencia en los albores de la historia huma­
principalmente de refutar opiniones pseudocientíficas, sobre todo na, pues contribuyeron a fomentar la cohesión de grupo. Pero
las relacionadas con la astrología y con las supuestas visitas de se­ afirma que el poder de la religión desaparecerá para siempre
res extraterrestres y objetos voladores no identificados (ovnis). cuando haya sido explicada como producto de la evolución; en­
Pero muchos capítulos contienen ataques contra la religión, por lo tonces será reemplazada por «una filosofía del materialismo
general contra sus formas más populares, rayanas en la supersti­ científico»11 • Yo replicaría que, para ser del todo coherente,
ción. Sagan ofrece extensas consideraciones sobre la fe de siglos Wilson tendría que aclarar que el poder de la ciencia quedará
pasados en demonios y brujas, así como sobre la confianza de igualmente debilitado cuando ésta haya sido explicada como pro­
nuestros días en curanderos y «mediums». Pero, a excepción de ducto de la evolución. ¿Qué tiene que ver en realidad la legitimi­
un breve comentario, no tiene en cuenta los escritos de teólogos de dad de cualquiera de estos dos campos del saber con sus oríge­
sólida formación y vinculación universitaria, que vendrían a ser nes evolutivos? Reconociendo su importante contribución a la
los homólogos intelectuales de los científicos que tanto admira9 •
1 O. E.O. WILS0N, Sociobiology. The New Synthesis, Harvard University
8. C. SAGAN, Contact: A Novel, Simon & Schuster, New York 1985, p. 315 Press, Cambridge (MA) 1975, p. 4 [trad. cast.: Sociobiología: La nueva
[trad. cast.: Contacto, Plaza & Janés, Barcelona 1991]. síntesis, Omega, Barcelona 1980].
Cf. C. SAGAN, A Demon-Haunted World: Science as a Cande! in the 11. Cf. E.O. WILS0N, On Human Nature, Harvard University Press,
Dark, Ballantine, New York 1996 [trad. cast.: El mundo y sus demonios, Cambridge (MA) 1978, caps. 8 y 9 [trad. cast.: Sobre la naturaleza hu­
Planeta, Barcelona 1999]. mana, Círculo de Lectores, Barcelona 1997].
34 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 35

comprensión de las constricciones genéticas a que está sujeto el todos de pesca, nos está diciendo Eddington, condicionan qué es
comportamiento humano, creo, no obstante, que Wilson ha ele­ lo que podemos capturar: puesto que la ciencia tiene carácter se­
vado la sociobiología al rango de explicación omnímoda que im­ lectivo, no se puede pretender que su imagen de la realidad sea
pide atribuir papel alguno a otras facetas de la vida y la expe­ completa 12•
riencia humanas. En los capítulos 5 y 6 tendremos ocasión de En el terreno de la metafísica, los autores de los que estamos
analizar con más profundidad sus planteamientos. Otros ejem­ tratando dilatan ciertos conceptos científicos más allá de su uso
plos de materialismo científico podemos encontrarlos en los es­ científico, con el fin de justificar filosofías materialistas omní­
critos de Steven Weinberg (capítulo 2), Daniel Dennett (capítu­ modas. La identificación de lo real con propiedades mensurables
los 4 y 5), Richard Dawkins (capítulos 4 y 6), Francis Crick (ca­ que pueden ser relacionadas entre sí con ayuda de expresiones
pítulo 5) y Peter Atkins (capítulo 6). matemáticas exactas comenzó en las ciencias físicas, aunque lue­
En mi opinión, estos autores se olvidan de distinguir entre go influyó -y continúa haciéndolo-en científicos de otros cam­
cuestiones cient(ficas y cuestiones .filo.wí/icas. En sus escritos de pos. Pero yo objetaría que estas propiedades de la materia no son
divulgación, los científicos tienden a invocar la autoridad de la sino resultado de una abstracción con respecto al mundo real,
ciencia para presentar ideas que, en sí mismas, no forman parte una abstracción en la que se hace caso omiso de la particularidad
de la ciencia. El teísmo y el materialismo son, para ellos, siste­ de los sucesos, así como de los aspectos no cuantificables de la
mas de creencias contrapuestos que comparten la pretensión de experiencia humana. No hay nada que nos fuerce a concluir que
explicar la realidad toda. En el terreno epistemológico, estos au­ sólo la materia es real, o que la mente, la finalidad y el amor hu­
tores asumen que el método científico es la única fuente fiable de mano no son más que productos secundarios de la materia en
conocimiento -un supuesto al que sus críticos se refieren algunas movimiento. El teísmo, en definitiva, no se halla en conflicto in­
veces como cientifismo-. Puesto que la ciencia es la única forma trínseco con la ciencia, pero sí que es incompatible con una me­
de conocimiento aceptable, las elucidaciones basadas en la his­ tafísica materialista.
toria evolutiva, los mecanismos bioquímicos y demás teorías
científicas excluyen cualquier otra forma de explicación. Yo su­
Literalismo bfblico
geriría que la idea de Dios no es una hipótesis formulada para ri­
valizar con hipótesis científicas en la explicación de fenómenos La interpretación literal de la Escritura suscita una clase muy di­
intramundanos. La fe en Dios significa, ante todo, un compromi­ ferente de conflicto. Durante el siglo xx, la Iglesia católica de
so con una forma de vida que se asume como respuesta a tipos Roma y la mayoría de las principales confesiones protestantes
específicos de experiencia religiosa en comunidades vertebradas defendieron que la Escritura es el testimonio humano de la reve­
por tradiciones históricas; no se trata de ningún sucedáneo de la lación acontecida de manera primordial en la vida de los profe­
investigación científica. Las creencias religiosas brindan un mar­ tas y en la vida y la persona de Cristo. Muchos cristianos tradi­
co más amplio de sentido en el que contextualizar los sucesos cionalistas y evangélicos subrayan la centralidad de Cristo sin
singulares. aferrarse a la infalibilidad de la interpretación literal de la Biblia.
Toda disciplina es selectiva y tiene sus limitaciones: abstrae Pero las Iglesias fundamentalistas y una buena parte de algunas
de la totalidad de la experiencia los aspectos que le interesan. El denominaciones mayoritarias en los Estados Unidos (la genera-
astrónomo Arthur Eddington contó en cierta ocasión una delicio­ 1 idad, en el caso de la Iglesia baptista del Sur) defienden a ul­
sa parábola sobre un hombre que intentaba estudiar la vida en las tranza la inerrancia literal de la Escritura. En la década de mil no-
profundidades marinas usando una red con un ancho de malla de
unos nueve centímetros. Tras haberla arrojado y sacado del agua
12. A. EDDTNGTON, The Nature of the Physical World, Cambridge University
en varias ocasiones, concluyó que en las aguas abisales no exis­ Press, Cambridge 1928, p. 16 [trad. cast.: La naturaleza del mundo físi­
tían peces de longitud menor a nueve centímetros. Nuestros mé- co, Sudamericana, Buenos Aires 1952].
36 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 37

vecientos ochenta se produjo un incremento de la afiliación a los cado en ellas). Los científicos que testificaron demostraron que
movimientos fundamentalistas y, con ello, de su poder político. en casi todos los campos de la ciencia -incluidas la astronomía,
Para muchos miembros de la «Nueva Derecha», la Biblia no só­ la geología, la paleontología y la bioquímica, así como la mayo­
lo supone una referencia cierta en tiempos de cambio acelerado, ría de las ramas de la biología- la descripción de la larga histo­
sino también una base para la defensa de los valores tradiciona­ ria evolutiva desempeña un papel central. Igualmente, rebatieron
les en una época de desintegración moral (permisividad sexual, las supuestas pruebas científicas presentadas por los creacionis­
uso generalizado de drogas, crecientes índices de criminalidad, tas, mostrando la debilidad tanto de los pretendidos indicios ge­
etc.). Los literalistas bíblicos afirman que la teoría de la evolu­ ológicos en favor de un diluvio universal como de la tesis que
ción presupone una filosofía materialista y socava la fe en los niega la existencia de fósiles pertenecientes a las formas de tran­
preceptos morales divinos. sición de unas especies a otras. De manera análoga, el Tribunal
En el juicio de Scopes, celebrado en 1925, se solicitó que Supremo de los Estados Unidos revocó en 1987 otra ley favore­
fuera prohibida la enseñanza de la teoría de la evolución en las cedora del creacionismo que había sido aprobada por el legisla­
escuelas, porque contradice la visión de la Escritura. Más re­ tivo de Louisiana; el argumento utilizado fue que dicha ley res­
cientemente, una nueva propuesta llamada ciencia de la creación tringía la libertad académica y apoyaba sesgadamente una deter­
afirma que existen pruebas científicas de que la creación del minada perspectiva religiosa 14 • En 1999, el Consejo Escolar de
mundo tuvo lugar hace unos cuantos miles de años. El legislati­ Kansas estipuló que, en las pruebas estatales de evaluación, no se
vo de Arkansas aprobó en 1981 una ley que establecía que la «te­ plantearan a los estudiantes preguntas relacionadas con la teoría
oría creacionista» debía recibir en los textos y en las clases de de la evolución. Aunque no la prohíbe de hecho, esta decisión di­
biología de enseñanza secundaria un tratamiento equiparable al ficulta claramente la enseñanza de la biología evolutiva, por lo
de la teoría de la evolución. La ley cspccilicaba que el creacio­ que es probable que sea revocada por los tribunales.
nismo tenía que ser presentado corno una mera teoría científica,
Estoy convencido de que la ciencia de la creación es una
evitando toda referencia a Dios o a la Biblia. Un año después, el
amenaza para la libertad religiosa y científica. Es comprensible
Tribunal de Distrito de los Estados Unidos (U.S. District Court)
que la búsqueda de certezas en una época de confusión moral y
revocó la ley de Arkansas, con el argumento que dicha ley favo­
de cambio acelerado haya favorecido el auge del literalismo bí­
recía una determinada visión religiosa y violaba la separación en­
blico. Algunas de estas mismas fuerzas han contribuido también
tre Iglesia y Estado sancionada por la Constitución. Aunque no
al resurgimiento del fundamentalismo islámico y a la imposición
hacía referencias explícitas a la Biblia, la ley usaba muchas fra­
violenta de la ortodoxia en Irán y en tantos otros sitios. Puede
ses e ideas sacadas del libro del Génesis. Los escritos de los lí­
percibirse aquí el daño que se hace a la ciencia cuando los de­
deres del movimiento creadonistas respondían, sin lugar a du­
lensores de determinadas posiciones ideológicas intentan usar el
das, a una motivación religiosa".
poder de los consejos escolares locales o estatales para reformu­
El tribunal dictaminó también que la ciencia de la creación
lar las ideas científicas. La comunidad científica nunca es por
no es ciencia legítima. Su conclusión fue que no es competencia
completo independiente de su contexto social, nunca se halla
de las cámaras legislativas ni de los tribunales, sino de la misma
herméticamente aislada de él; no obstante, es necesario que esté
comunidad científica, decidir sobre el status de las teorías cien­
protegida frente a presiones políticas que pretendan dictar qué
tíficas. En el juicio se puso de manifiesto que los representantes
conclusiones han de extraerse de los trabajos científicos en cur­
de la «ciencia de la creación» ni siquiera habían enviado artícu­
so. Los profesores de ciencias deben sentirse libres para utilizar
los a las revistas científicas (y, por tanto, tampoco habían publi-

13. Cf. H. MORRIS (ed.), Scienti/ic Crearionism, Master Books, El Cajun 14. Cf. G. WEBB, The Evolution Controversy in America, University of
(CA) 1985'; R.L. NUMBERS, The Creationists, Knopf, New York 1992. Kentucky Press, Lexington 1994, cap. JO.
38 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 39

en sus clases los resultados que les brinda la gran comunidad preguntas que plantean, en los dominios a los que son aplicables
científica 15. y en los métodos que emplean. Son formas distintas de diferen­
El abogado Phillip Johnson ha planteado algunas objeciones ciación que, sin embargo, tomadas en su conjunto, fundan la in­
válidas contra los materialistas científicos que promueven filoso­ dependencia y autonomía de ambos campos. Si se trata de juris­
fías ateas presentándolas como si formaran parte de la ciencia, dicciones separadas, cada una de ellas debería ocuparse de sus
pero también dirige sus ataques contra la propia teoría de la evo­ asuntos sin inmiscuirse en los de la otra. Los dos modos de in­
lución, a la que considera intrínsecamente atea 16• El bioquímico dagación son selectivos y poseen, por consiguiente, sus limita­
Michael Behe ha formulado una detallada argumentación con la ciones específicas. Esta separación en compartimentos estancos
que intenta demostrar que los sistemas complejos entrelazados no está motivada simplemente por el deseo de evitar conflictos
(como, por ejemplo, las largas secuencias de interacciones bio­ innecesarios, sino también por la voluntad de respetar el carácter
químicas en las células) no han evolucionado por selección natu­ distintivo de las diversas áreas de la vida y del pensamiento. En
ral de variaciones aleatorias y no pueden ser, por tanto, sino el primer lugar, nos ocuparemos de la ciencia y la religión como
producto de un «diseño inteligente»' 7• Sus propuestas serán dis­ dominios separados, para, a renglón seguido, considerar las dife­
cutidas en el capítulo 4. Allí sugeriré que estos autores, aunque rencias de lenguaje y de función existentes entre ellas.
no son literalistas bíblicos, se equivocan al asumir que la teoría
de la evolución y el teísmo son incompatibles. También ellos per­
Dominios separados
petúan el falso dilema de optar por la ciencia o por la religión.
Como dice el papa Juan Pablo 11, «la ciencia está capacitada pa­ Muchos cristianos evangélicos y conservadores otorgan hoy a la
ra purificar a la religión del e1TOr y la superstición; la religión, Escritura un papel central, aunque sin llegar a los extremos del li­
por su parte, está capacitada para purificar a la ciencia de la ido­ teralismo bíblico ni defender «ciencia de la creación» alguna.
latría y de los falsos absolutos. Cada una de ellas puede introdu­ Estos cristianos acentúan el carácter reparador de la muerte de
cir a la otra en un mundo más amplio, en un mundo en el que sea Cristo, así como la conversión repentina que experimenta el cre­
posible el florecimiento conjunto de ambas»' 8• yente al aceptar a Cristo como salvador personal. Se fijan en el
poder transformador del Evangelio, para el que la ciencia mo­
derna no supone ni una amenaza ni una confirmación. Para ellos,
INDEPENDENCIA la ciencia y la religión son aspectos de la vida humana totalmen­
te independientes' 9•
Una manera de evitar los conflictos entre la ciencia y la religión
La neo-ortodoxia protestante defendió una separación entre
consiste en mantener aisladas ambas disciplinas en comparti­
la ciencia y la religión aún más explícita, intentado recobrar el
mentos estancos. Para deslindar una de otra, cabe fijarse en las
énfasis de la Reforma en la centralidad de Cristo y en la prima­
cía de la revelación, pero aceptando plenamente a la vez los re­
15. Véase Ph. KITCHER, Ahusing Science: The Case against Creationism, sultados tanto de la moderna exégesis bíblica como de la investi­
M1T Press, Cambridge (MA) 1982. gación científica. Según Karl Barth y sus seguidores, Dios sólo
16. Véase Ph. J0HNS0N, Darwinism on Tria/, InterVarsity Press, Downers puede ser conocido en la medida en que se ha revelado en Cristo
Grove (IL) 1993.
17. Cf. M. BEHE, Darwin 's Black Box: The Biochemical Challenge to Evo­ y es confesado en la fe. Dios es el Trascendente, el totalmente
lution, Free Press, New York 1998 [trad. cast.: La, caja negra de Darwin: < )tro, el Inefable, del que nada sabríamos si no fuera por su auto-
el reto de la bioquímica a la evolución, Andrés Bello, Barcelona 2000].
18. JUAN PABLO 11, «Message of His Holiness John Paul 11», en [R.J. Russell
- W.R. Stoeger, SJ - G.V. Coyne, SJ (eds.)] John Paul II on Science ami 1 •>. Véase R.H. BUBE, Putting lt Ali Together: Seven Patterns for Relating
Religion: Reflections on the New Viewfrom Rome, Vatican Observatory. Science and the Christian Faith, University Press of America, Lanham
Citta del Vaticano 1990. p. M 13. (NY) 1995.
40 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 41

revelación. La fe religiosa se asienta por completo en la iniciati­ plantea preguntas personales acerca del sentido y la finalidad,
va divina, no en descubrimientos humanos como los que tienen acerca de nuestro origen y de nuestro destino último. 13 j En la
lugar en la ciencia. La esfera primordial de la acción divina no es ciencia, la base de la autoridad es la coherencia lógica y la ade­
la naturaleza, sino la historia. Los científicos tienen libertad para cuación experimental; en la religión, la autoridad última no es
desarrollar su trabajo sin interferencias de la teología, y vicever­ otra que la revelación de Dios, desentrañada por personas a las
sa, puesto que los métodos y la materia de la ciencia son total­ que se ha concedido iluminación y discernimiento y corroborada
mente distintos de los de la teología. La ciencia se basa en la ob­ en nuestra propia experiencia. [4] La ciencia realiza predicciones
servación y en la razón del ser humano, mientras que la teología cuantitativas que pueden ser comprobadas experimentalmente; la
depende de la revelación divina'". religión, a causa de la trascendencia de Dios, se ve obligada a
Según esta visión, la Biblia ha de ser tomada con toda serie­ usar un lenguaje simbólico y analógico21 •
dad, pero no a la letra. La Escritura no es en sí misma revela­ En el contexto del juicio de Arkansas, insistir en el hecho de
ción: es un protocolo humano -y, por tanto, falible- que da fe de que la ciencia y la religión no sólo no se plantean las mismas pre­
acontecimientos revelatorios. El lugar de la acción divina no es guntas, sino que además se caracterizan por el uso de métodos
propiamente el texto, sino las vidas de personas y comunidades bastante diferentes, era una estrategia eficaz. Se establecía así
(el antiguo Israel, los profetas, la persona de Cristo y todos aque­ una base metodológica para criticar los esfuerzos de los literalis­
llos que en la primitiva Iglesia respondieron a su llamada). Los tas bíblicos por extraer de la Escritura conclusiones de carácter
escritos bíblicos contienen interpretaciones diversas de estos científico. De manera más específica, Gilkey argumentó que la
acontecimientos; debemos reconocer las limitaciones humanas doctrina de la creación no pretende ser un enunciado literal sobre
de sus autores y las influencias culturales que condicionan su la historia de la naturaleza, sino más bien una formulación sim­
pensamiento. Sus opiniones sobre cuestiones científicas también bólica de la bondad y el carácter ordenado del mundo, así como
reflejan las especulaciones precientíficas de los tiempos anti­ de su continua dependencia de Dios -o sea, una formulación re­
guos. Los capítulos iniciales del Génesis han de ser leídos como ligiosa esencialmente independiente tanto de la cosmología bí­
representación simbólica de la esencial relación de la humanidad blica precientífica como de la moderna cosmología científica-.
y el mundo con Dios, como un mensaje acerca de la condición l ,os planteamientos de la neo-ortodoxia sobre la creación se es­
creada del ser humano y la bondad inherente al orden natural. tudian en el apartado «El significado religioso de la idea de cre­
Estos contenidos religiosos pueden ser desgajados de la cosmo­ ación» del capítulo 2.
logía antigua en la que originariamente encontraron expresión. Otra forma de separar las afirmaciones teológicas de las cien­
Tanto en sus primeros escritos como en su testimonio en el tíficas es la distinción, común al pensamiento católico y a la neo­
juicio de Arkansas, Langdon Gilkey abordó muchos de estos te­ ortodoxia, entre causa primera y causas segundas. De Dios se
mas, estableciendo las siguientes distinciones: [ll La ciencia afirma que, en cuanto Causa Primera, opera a través de las cau­
busca explicar datos objetivos, públicos, repetibles; la religión se sas segundas del mundo natural, de las que se ocupa la ciencia.
interesa por la razón del orden y la belleza del mundo y por las Dios es omnipotente y se sirve de las leyes naturales para alcan­
experiencias de nuestra vida interior (como la culpa, la ansiedad zar objetivos concretos. La causalidad primaria y las interaccio­
y la falta de sentido, por una parte, y el perdón, la confianza y la nes entre las entidades del mundo se desarrollan en niveles total­
plenitud, por otra). [2] La ciencia pregunta de manera objetiva mente diferentes. Esta distinción será analizada en el contexto de
por el «cómo»; a la religión le interesa el «porqué», es decir, la evolución (capítulo 4), así como al hilo de los escritos teológi-

20. Puede encontrase una buena introducción en K. BARTH, Dogmatics in 21. Véase L. GILKEY, Maker of'Heaven and Earth, Doubleday, Garden City
Outline, Harper & Row, New York 1949 [trad. cast. del original alemán: (NY) 1959; Creationism on Tria/, Winston Press, Minneapolis 1985,
Esbozo de dogmática, Sal Terrae, Santander 2000]. pp. 108-116.
42 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 43

cos de Wilson, Barth y Farrer (capítulo 6). Entre los científicos, Según el análisis lingüístico, la función distintiva del lengua­
Stephen Jay Gould defiende de manera sistemática que la cien­ je religioso consiste en recomendar un estilo de vida, despertar
cia y la religión son dominios separados. El principio básico de un conjunto de actitudes y propiciar la adhesión a unos determi­
su argumentación son los magisterios no traslapados (NOMA: del nados principios morales. El lenguaje religioso surge de los ritos
inglés non-overlapping magesteria), donde un magisterio es un y la praxis de la comunidad orante. Este tipo de lenguaje se uti­
dominio de autoridad docente (véase el capítulo 4). liza asimismo para expresar y catalizar la experiencia religiosa
personal. Uno de los principales aciertos del análisis lingüístico
es que no trata las creencias religiosas como si fueran un sistema
Lenguajes y funciones diferentes
abstracto de pensamiento, sino que se interesa por el uso que, de
Una manera alternativa de mantener separadas la ciencia y la re­ hecho, se le da al lenguaje religioso en la vida de los individuos
ligión consiste en interpretarlas como lenguajes que cumplen fun­ y las comunidades. Los representantes de esta corriente se apo­
ciones totalmente diferentes y que, por ende, no guardan entre sí yan en los estudios empíricos sobre la religión realizados por so­
relación alguna. Entre los filósofos de la década de mil novecien­ ciólogos, antropólogos y psicólogos, pero también en los escritos
tos cincuenta, los positivistas lógicos vieron en los enunciados de las propias tradiciones religiosas23.
científicos la norma de toda afirmación cognitiva y descartaron Los investigadores han estudiado el papel de los relatos de
como carente de sentido cualquier enunciado no susceptible de i-reación en diversas culturas. En todas las épocas, la gente ha in­
verificación empírica. En respuesta a ellos, los analistas del len­ tentado enmarcar sus vidas dentro de un orden cósmico. El inte­
guaje subrayaron que los diferentes tipos de lenguaje desempe­ rés humano por los orígenes puede ser en parte especulativo o ex­
ñan funciones diversas e irreducibles entre sí. Cada «juego lin­ plicativo, pero su principal motivación es la necesidad de com­
güístico» (para emplear la terminología de Wittgenstein y sus se­ prender, en un marco de sentido y significado más profundo,
guidores) se distingue por el modo en que es usado en un deter­ quiénes somos. Las narraciones que así surgen brindan patrones
minado contexto social. La ciencia y la religión cumplen tareas para el comportamiento humano, modelos arquetípicos de una
totalmente diferentes, por lo que ninguna de ellas debería ser juz­ vida humana auténtica. Las comunidades religiosas hacen suyos
gada según los criterios de la otra. El lenguaje científico se utili­ l'stos relatos y toman parte en ellos simbolizándolos y represen­
za primordialmente para la predicción y el control. Una teoría es t;índolos en los ritos. Los patrones ejemplares del tiempo pri-
una herramienta útil para sintetizar datos, establecer correlacio­ 111ordial son actualizados y celebrados en la liturgia. La función
nes entre las regularidades observadas en distintos fenómenos y que desempeñan en la vida humana es muy diferente de la que
desarrollar aplicaciones tecnológicas. La ciencia propone pregun­ satisface la investigación científica (véase en el capítulo 2 el
tas cuidadosamente delimitadas acerca de los fenómenos natura­ apartado «La función de los relatos de creación»).
les. No debemos esperar de ella que realice tareas para las que no Tras analizar diversas culturas, algunos estudiosos han llega­
ha sido pensada, como la de ofrecer una visión global del mundo, do a la conclusión de que las tradiciones religiosas son, ante to­
una filosofía de la vida o un conjunto de normas éticas. Los cien­ do, propuestas de estilos de vida y tienen, por tanto, un carácter
tíficos no tienen por qué ser más sabios que cualquier otra perso­ principalmente práctico y normativo. Los relatos, los ritos y las
na cuando salen de su laboratorio y se dedican a especular más pr.ícticas religiosas vinculan a los individuos en comunidades en
allá de los límites de su trabajo estrictamente científico22 • las que se comparten recuerdos, presupuestos y estrategias de vi­
da. Otros autores insisten en que el objetivo primordial de la re­
ligión es, más bien, la transformación de la persona. En la litera-
22. Un útil resumen crítico del análisis lingüístico y de la visión de las rela­
ciones entre la ciencia y la religión desde el punto de vista de la con­
cepción de los dos lenguajes puede encontrarse en W.H. AusnN, The '\ Cf. G. LJNDBECK, The Nature of Doctrine: Religion and Theology in a
Relevance of Natural Science to Theology, McMillan, London 1976. l'ostliberal Age, Westminster Press, Philadelphia 1982.
44 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 45

tura religiosa se narran numerosas experiencias de liberación del modelo introspectivo en psicología, o la justicia divina y el amor
sentimiento de culpabilidad por medio del perdón, así como de divino en teología. Más adelante veremos cómo algunos autores,
sustitución de la angustia por confianza, y de transición desde el por ejemplo, los psicólogos Malcolm Jeeves y Fraser Watts, han
desgarramiento interior hasta la plena integración personal. Las estirado aún más esta idea y hablan de la complementariedad de
tradiciones orientales hablan de la liberación de las ataduras del mente y cerebro (capítulo 5), al tiempo que sostienen la comple­
sufrimiento y el egocentrismo por medio de experiencias de paz, mentariedad de la concepción científica y la concepción religio­
unidad e iluminación24 . Se trata, obviamente, de actividades y ex­ sa del mundo (capítulo 6), aunque reconocen formas limitadas de
periencias que tienen poco que ver con la ciencia. diálogo que van más allá de la estricta independencia.
El enfoque de los dos lenguajes también cuenta con el apoyo Estoy convencido de que la tesis de la independencia consti­
filosófico del instrumentalismo. Según los instrumentalistas, las tuye un buen punto de partida, una primera aproximación ade­
teorías científicas no son representaciones de la realidad, sino úti­ cuada. Con ella se protege el carácter distintivo de cada una de
les herramientas de carácter tanto intelectual como práctico. Se las dos empresas intelectuales que estamos considerando; es
trata, pues, de fecundas construcciones humanas, procedimientos también una estrategia acertada para responder a quienes afirman
de cálculo para correlacionar unas observaciones con otras y rea­ que el conflicto es inevitable. Indudablemente, la religión tiene
lizar predicciones. Los modelos de la ciencia no son imágenes sus métodos, preguntas y funciones característicos, que son dis­
fieles del mundo, sino ficciones provechosas descartables des­ tintos de los de la ciencia; pero las formas de entender la inde­
pués de haber sido usadas para construir teorías que permiten pre­ /}('ndencia entre la ciencia y la religión que acabamos de esbozar
decir observaciones. Los instrumentalistas suelen suscribir el presentan serias dificultades. En mi opinión, la neo-ortodoxia
pragmatismo, según el cual la validez de un enunciado se deter­ acierta al acentuar la centralidad de Cristo y la preeminencia de
mina por su utilidad en la vida humana, no por su corresponden­ la Escritura en la tradición cristiana. Sus pretensiones en este
cia con la realidad. Un ejemplo de esta concepción se presenta en sentido son más modestas que las del literalismo bíblico, puesto
el apartado «Interpretaciones instrumentalistas de la teoría cuán­ que reconoce el papel de la interpretación humana en la configu­
tica» del capítulo 3. Cuando esta visión de la ciencia concurre ración de toda escritura y doctrina sagrada. Pero en casi todas sus
con una visión instrumentalista o funcionalista de la religión, am­ vnsiones sostiene que la revelación y la salvación acontecen só­
bos campos quedan realmente separados el uno del otro. lo a través de Cristo, lo que me parece difícil de aceptar en un
Finalmente, algunos autores, invocando una analogía con la 11111ndo tan plural como éste en el que vivimos. La mayoría de los
complementariedad de la física cuántica, presentan la ciencia y autores neo-ortodoxos acentúan la trascendencia de Dios y ape­
la religión como perspectivas complementarias. En el próximo nas prestan atención a su inmanencia en el mundo. El abismo en-
capítulo veremos que las entidades subatómicas (v.gr., los elec­ 1 rL· Dios y el mundo sólo se salva de manera concluyente en la
trones o los fotones de luz) a veces se comportan como partícu­ rncarnación. Aunque, de hecho, Barth y sus discípulos elaboran
las y a veces como ondas. No pueden ser representadas por me­ 1111a doctrina de la creación, su interés se centra principalmente
dio de ningún modelo unificado o especificación espacial, sino 1·11 la doctrina de la redención. Muestran cierta tendencia a con­
tan sólo a través de un conjunto de ecuaciones que predicen la ·,Hkrar la naturaleza como el escenario irredento de la salvación
probabilidad, pero no el valor exacto de las observaciones que se l111111ana, si bien dejan abierta la posibilidad de que también ella
desea realizar. Niels Bohr generalizó su principio de comple­ ¡,articipe de la consumación escatológica de los últimos tiempos.
mentariedad, aplicándolo a formas excluyentes de análisis de un El enfoque de los dos lenguajes puede ayudarnos, en efecto,
mismo conjunto de sucesos, como el modelo behaviorista y el .i 1"L·conocer la diversidad de funciones del lenguaje religioso. La

1l'ligión es un estilo de vida, y no sólo un conjunto de ideas y cre-


24. Cf. F. STRENG, Understanding Religious Lije, Wadsworth, Belmont (CA) 1·1H·ias. Pero la práctica religiosa de una comunidad, tanto en su
1985'. d1111cnsión orante y celebrativa como en su proyección ética, pre-
46 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 47

supone una serie de creencias bien definidas. Frente al instru­ independencia acentúa las diferencias, mientras que la opción
mentalismo, que considera las teorías científicas y las doctrinas del diálogo resalta las semejanzas en lo concerniente a presu­
religiosas meras construcciones humanas útiles para determina­ puestos, métodos y conceptos.
dos propósitos, en el capítulo 3 abogaré por el realismo crítico,
que sostiene que tanto las comunidades científicas como las reli­ Presupuestos y cuestiones límite
giosas albergan pretensiones cognitivas acerca de realidades que
Los historiadores se preguntan por qué fue en el Occidente jude­
no se circunscriben a la vida humana. Si es cierto que la ciencia
ocristiano, de entre todas las culturas del mundo, donde surgió la
y la religión se hallan referidas a un único y mismo mundo, no
ciencia moderna. Se puede sostener con buenas razones que la
podemos contentarnos con caracterizarlas como lenguajes que
doctrina de la creación contribuyó a preparar el escenario para la
no guardan ninguna relación entre sí. Supuesto que buscamos
actividad científica. Tanto el pensamiento griego como el bíblico
una interpretación coherente de la totalidad de la experiencia, no
subrayan que el mundo está ordenado y es inteligible. Pero los
podemos renunciar a la posibilidad de elaborar una cosmovisión
griegos pensaban que este orden es necesario y que, por consi­
unificada.
guiente, su estructura puede ser deducida de los primeros princi­
Si la ciencia y la religión fueran totalmente independientes,
pios. Sólo el pensamiento bíblico afirma que tanto la materia co­
se evitaría todo riesgo de conflicto, pero con ello se diluiría tam­
mo la forma han sido creadas por Dios, con lo cual viene a decir
bién la posibilidad de un diálogo constructivo y un enriqueci­
que el mundo no tiene por qué ser como es, y que los detalles del
miento mutuo. La experiencia que tenemos de la vida no es la de
orden en él inscrito únicamente pueden ser conocidos por medio
que esté dividida en compartimentos estancos; al desarrollo de
de la observación. Además, en la concepción bíblica, y a dife­
disciplinas específicas para estudiar los diferentes aspectos de la
rencia de otras muchas culturas de la antigüedad, la naturaleza,
vida le precede siempre la experiencia del carácter global e inte­
por más que es vista como real y buena, no es considerada divi­
rrelacionado de ésta. Existen también importantes razones bíbli­
na en sí misma; de ahí que se considere legítimo experimentar
cas para defender la convicción de que Dios es el Señor de nues­
con ella25.
tras vidas y de la naturaleza toda, no sólo el Señor de una esfera
Debemos tener cuidado de no sobrestimar el papel del pen­
«religiosa» segregada y autónoma. La elaboración de una teolo­
samiento cristiano en el surgimiento de la ciencia. La ciencia ára­
gía de la naturaleza que promueva la preocupación por el medio
hc consiguió significativos avances en la Edad Media, en una
ambiente es hoy una tarea urgente. Más adelante intentaré mos­
época en que, en Occidente, la ciencia se veía con frecuencia
trar que ninguna de las opciones que acabamos de considerar es­
obstaculizada por el énfasis en lo sobrenatural (aunque se desa­
tá capacitada para afrontarla.
rrollaron importantes tecnologías prácticas, especialmente en al­
gunas de las órdenes monásticas). Cuando logró desarrollarse en
DIÁLOGO Europa, la ciencia contó con la ayuda de los intereses humanísti­
cos del Renacimiento y de la expansión de la artesanía, los ofi­
La alternativa del diálogo describe unas relaciones entre la cien­
cios y el comercio, así como de las nuevas formas de ocio y edu­
cia y la religión más constructivas que las que admiten las op­
cación. No obstante, todo indica que la idea de creación brindó
ciones del confUcto o la independencia, pero no alcanza el grado
legitimidad religiosa a la indagación científica. Muchos de los
de unidad conceptual que reclaman los defensores de la integra­
primeros científicos estaban convencidos de que en su trabajo no
ción. El diálogo puede surgir de la consideración de los presu­
hacían sino «pensar los pensamientos de Dios siguiendo sus pa­
puestos de la empresa científica, del estudio de las semejanzas
sos». Además, parece que la ética calvinista del trabajo alentó de
existentes entre los métodos de la ciencia y los de la religión, o
del análisis de las analogías entre determinados conceptos de uno 25. Véase Ch. KAISER, Creation and the History of Science, Eerdmans,
y otro campos. Al comparar la ciencia y la religión, la tesis de la Grand Rapids 199 1 .
48 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELJGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 49

manera particular la ciencia. En la Royal Society de Inglaterra, la tes que permiten al cristiano reconocer ese fundamento son los
primera institución surgida para promover el desarrollo de la textos religiosos clásicos y las estructuras de la experiencia hu­
ciencia, siete de cada diez miembros eran puritanos, muchos de mana. Todas nuestras formulaciones teológicas son, sin embargo,
ellos clérigos26 • limitadas e históricamente condicionadas28•
En la escena contemporánea, las cuestiones límite son susci­ En concreto, las teorías acerca del big-bang y el origen del
tadas por la ciencia, que no está capacitada para responderlas por Universo suscitan cuestiones referentes a las fronteras tempora­
sí misma. A veces se denominan también «cuestiones fronteri­ ks, espaciales y conceptuales. ¿Por qué existe el Universo? La
zas», en referencia tanto a las fronteras metodológicas y concep­ astronomía plantea también interrogantes relacionados con la in­
tuales como a las espaciales y temporales. El teólogo escocés teligibilidad y la contingencia del Universo, que serán considera­
Thomas Torrance sostiene que la ciencia suscita interrogantes dos en el próximo capítulo.
fundamentales que ella misma no puede responder. La ciencia
nos desvela un orden racional y a la vez contingente; sus leyes y l'aralelismos metodológicos y conceptuales
condiciones iniciales no son necesarias. Lo que nos empuja a l lemos visto cómo los representantes del materialismo científico
buscar nuevas e inesperadas manifestaciones de orden racional es alirman que la ciencia es objetiva. Sus teorías son adveradas se­
la combinación de contingencia e inteligibilidad. Los teólogos gún criterios perfectamente definidos y evaluadas por su acuerdo
afirman que Dios es el fundamento creador del orden contingen­ o desacuerdo con datos incontrovertibles, libres de toda carga
te, pero racional, del cosmos: «Que en Dios exista una cierta co­ leórica. Los datos de la ciencia son, siempre según estos autores,
rrespondencia con esa racionalidad no sólo hace más fácil dar ra­ independientes del sujeto individual e inmunes a toda influencia
zón de la naturaleza misteriosa y desconcertante de la inteligibi­ cultural. A la religión la consideran, por el contrario, como emi­
lidad intrínseca al Universo, sino que también explica el profun­ nentemente subjetiva y expuesta en gran medida a la influencia
do y sobrecogedor sentimiento religioso que provoca en noso­ de presupuestos personales y culturales. Mientras que de la cien­
tros. Y ése es, según insistía Einstein, el principal hontanar de la cia se afirma que requiere observación distanciada y razona­
ciencia» 21 •
miento lógico, a la religión se la asocia con el compromiso per­
El teólogo católico David Tracy percibe igualmente la exis­
sonal con una tradición concreta y un conjunto de prácticas.
tencia de una dimensión religiosa en la ciencia. Sostiene que los
Estos contrastes tan agudos han sido cuestionados, sin em­
interrogantes religiosos se plantean en los confines o situaciones bargo, por numerosos historiadores, filósofos de la ciencia y teó­
límite de la experiencia humana. En la vida diaria, estos límites logos, con el argumento de que la ciencia no es tan objetiva, ni la
se presentan con ocasión de las experiencias de ansiedad y con­ religión tan subjetiva, como suele darse por supuesto. Es cierto
frontación con la muerte, pero también se experimentan en los que cada una de las dos disciplinas acentúa aspectos diferentes,
sentimientos de gozo y confianza básica en la vida. Describe dos pero la distinción no es absoluta. Los datos de la ciencia están
tipos de situaciones límite que pueden aparecer en la ciencia: las L·argados de teoría, nunca se hallan libres de presupuestos teóri­
cuestiones éticas relacionadas con la utilización de la ciencia y cos. Éstos influyen en la selección, registro e interpretación de lo
los presupuestos o condiciones de posibilidad de la propia inves­ que se toma como datos. Además, las teorías no se originan en el
tigación científica. Tracy defiende la idea de que la inteligibili­ análisis lógico de los datos, sino en el ejercicio de la imaginación
dad del mundo exige un fundamento racional último. Las fuen- creativa, en el que con frecuencia desempeñan un papel impor­
tante las analogías y los modelos. Los modelos conceptuales nos
26. Cf. 1.8. CüHEN, Puritanism and the Rise ofModern Science: The Merton
Thesis, Rutgers University Press, New Brunswick (N.1) 1990. ayudan a imaginar lo que no es directamente observable, sobre
27. Th. TORRANCE, «God and the Conlingent World»: Zygo11 14 (1979), p.
347. Véase también su obra Divine ami Contingent Order. Oxford
University Press, Oxford 1981. �X. Cf. D. TRACY, 8/essed Ragefor Order. Seabury, New York 1975.
50 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 51

todo en el ámbito de lo muy grande (astronomía) y de lo muy pe­ dades que comparten un paradigma común. La interpretación de
queño (física cuántica). los datos (la experiencia religiosa y los acontecimientos históri­
Muchas de estas mismas características están presentes en la cos, por ejemplo) depende -¡y en mucha mayor medida que en
religión. El conjunto de los datos que se utilizan en la religión in­ el caso de la ciencia!- del paradigma desde el que se realice.
cluye las experiencias religiosas, los ritos y los textos sagrados. También se recurre con mayor frecuencia a supuestos ad hoc pa­
Estos datos están mucho más cargados de interpretaciones con­ ra resolver las aparentes anomalías, de suerte que los paradigmas
ceptuales que los de la ciencia. También en el lenguaje religioso religiosos son todavía más resistentes a la falsación que los de la
desempeñan un papel de primer orden las metáforas y los mode­ ciencia; no obstante, ello no significa que sean inmunes a todo
los, como se arguye en mis escritos y en los de Sallie McFague cuestionamiento' 1

y Janet Soskice29 • Hay que afirmar sin ambages que, si bien no Diversos autores han invocado recientemente la existencia de
son susceptibles de estricta corroboración empírica, las creencias paralelismos metodológicos similares. El físico y teólogo John
religiosas pueden ser estudiadas y evaluadas con un talante pare­ Polkinghorne ofrece diversos ejemplos de la presencia de juicios
cido a aquel con el que se aborda la investigación científica. A los personales y de la influencia de las teorías sobre los datos tanto
criterios de coherencia, alcance y fecundidad que se utilizan en en la ciencia como en la religión. Para una comunidad religiosa,
la ciencia corresponden aquí otros análogos, específicos del pen­ los datos son sus escrituras sagradas y su historia de experiencia
samiento religioso. religiosa. Entre los dos campos existen semejanzas, en la medi­
El influyente libro de Thomas Kuhn, La estructura de las re­ da en que «tanto uno como otro, al tener que poner en relación
voluciones científicas, propone la tesis de que, en la ciencia, tan­ teoría y experiencia, están sujetos a enmienda; además, ambos se
to las teorías como los datos dependen en gran medida del para­ ocupan principalmente de entidades cuya realidad, no represen­
digma dominante en la comunidad científica. Kuhn define para­ table, es mucho más sutil de lo que concede un objetivismo in­
digma como el conjunto de presupuestos conceptuales, metafísi­ genuo» 12 . El filósofo Holmes Rolston sostiene que las creencias
cos y metodológicos asumidos por una tradición de trabajo cien­ religiosas interpretan y establecen correlaciones entre experien­
tífico. La entrada en escena de un nuevo paradigma supone la re­ cias, del mismo modo que las teorías científicas interpretan y es­
consideración y reinterpretación de los datos anterio1mente exis­ tablecen correlaciones entre datos experimentales. Las creencias
tentes, así como la búsqueda de nuevas clases de datos. No exis­ pueden ser contrastadas con ayuda de los criterios de consisten­
ten reglas o criterios determinantes para la elección entre para­ cia y acuerdo con la experiencia. Rolston reconoce, no obstante,
digmas rivales. Ésta acontece por medio de un juicio de la co­ que la implicación personal es mucho más profunda en el caso de
munidad científica. Los paradigmas ya establecidos se muestran la religión, puesto que su objetivo principal es la renovación de
resistentes a la falsación, puesto que las discrepancias entre la te­ la persona. Existen además otras diferencias significativas: la
oría y los datos pueden ser relativizadas considerándolas meras ciencia se interesa por las causas, mientras que a la religión le
anomalías, o cabe incluso que sean resueltas por medio de la in­ preocupan más los significados personalesn.
troducción de hipótesis ad hoc m . En otros lugares he sugerido Otro punto que ha sido replanteado es el status del observa­
que es posible entender las tradiciones religiosas como comuni- dor en la ciencia. Durante mucho tiempo, la objetividad se ideo-

2 9.Véase I.G. BARB0UR, Myths, Models, and Paradigms, Harper & Ruw, ., 1. Véase LG. BARBOLIR, Religion and Science: Historical and
New York 1974; S. McFAGUE, Melaplwrical Theology: Mode/s l!f" God Co11lemporary /ssues, HarperSanFrancisco, San Francisco 1997. cap. 5.
in Religious Language. Fortress Press, Philadelphia 1982 ; J. SOSKICE, .\2. J. P0LKINGH0RNE, One World: The J,ueraction of Science and Theologv,
Metaphor and Religiou.1· Language, Clarendon Press, Oxford 1985. Princeton University Press, Princcton 1987, p.64; véase también su obra
30. Cf. Th.S. KUHN, The Structure <d" Scientific Revolurions, University of Science and Creation. SPCK, Lon<lon 1988.
Chicago Press, Chicago 19702 [trad. casi.: La estructura de las revolu­ 1.1. Cf. H. ROLSTON, Science and Religion: A Critica/ Stm'e\', Random
ciones científicas, Fondo de Cultura Económica, Madrid 2000"]. House. New York 1987.
'.12 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 53

tificó con el distanciamiento del observador respecto del objeto rá en el capítulo 4 (véase el apartado «El concepto de informa­
de observación. Pero la influencia del proceso de observación so­ ción»), un concepto importante en varios campos de la ciencia:
bre el sistema observado resulta decisiva en la física cuántica. En el ADN en los organismos, los programas en los ordenadores, las
la teoría de la relatividad, por su parte, la medida de las magni­ estructuras neurales en el cerebro... Polkinghorne propone que la
tudes más básicas, como la masa, la velocidad y la longitud de un acción de Dios en el mundo sea concebida como comunicación
objeto, depende asimismo del sistema de referencia del observa­ de información (véase, en el capítulo 6, «Dios como comunica­
dor. Stephen Toulmin reconstruye el proceso que ha conducido dor de información»). La auto-organización de los sistemas
del supuesto de un observador separado al reconocimiento del complejos (sobre todo, la que acontece en sistemas no lineales
carácter participativo de la observación, y al hilo de ello discute alejados del equilibrio), que se describe en el capítulo 4, es rela­
algunos ejemplos tomados de la física cuántica, la ecología y las cionada con el modelo de Dios como diseñador de un proceso
ciencias sociales. Todo experimento es una acción en la que to­ auto-organizativo (capítulo 6). En suma, los paralelismos meto­
mamos parte no sólo como observadores, sino como agentes. En dológicos y conceptuales ofrecen, al igual que los presupuestos
cuanto sujeto, el observador es un participante inseparable del y cuestiones límite, la posibilidad de un enriquecedor diálogo en­
objeto de observación34 • En el capítulo 3 se ofrecen ejemplos de tre la ciencia y la religión en el que la integridad de ambas que­
la física cuántica relativos al papel del observador. da salvaguardada.
Todos estos autores admiten que entre la ciencia y la religión
existen diferencias metodológicas. La ciencia es, sin lugar a du­
das, más objetiva que la religión en todos y cada uno de los sen­ INTEGRACIÓN
tidos especificados más arriba. La naturaleza de los datos de que
Algunos autores reclaman una reformulación de las ideas teoló­
se sirve la religión es radicalmente diferente de la de aquellos en
gicas tradicionales más sistemática y de mayor alcance que la
que se basa la ciencia, y las posibilidades de contrastar las cre­
que se plantean los defensores del diálogo que acabamos de pre­
encias religiosas son mucho más limitadas. La religión es algo
sentar. Existen tres versiones distintas de la integración. En la te­
más que un sistema intelectual, por cuanto su objetivo es la trans­
ología natural, se insiste en que la existencia de Dios puede ser
formación de la persona y el encarecimiento de un camino de vi­
inferida a partir de (o resulta respaldada por) los indicios de di­
da. Pero todos estos autores insisten en que también hay impor­
seño que manifiesta la naturaleza y de los que la ciencia nos ayu­
tantes paralelismos entre los métodos de uno y otro campo, co­
da a tomar conciencia. En la teología de la naturaleza, las fuen­
mo, por ejemplo, el uso de los criterios de consistencia y acuer­
tes principales de la teología no se encuentran en la ciencia, pe­
do con la experiencia. Además, sostienen que la teología, en sus
ro las teorías científicas pueden influir de manera considerable
manifestaciones más logradas, es una empresa autocrítica y re­
en la reformulación de determinadas doctrinas, muy especial­
flexiva que puede estar abierta a nuevas perspectivas, incluidas
mente la doctrina de la creación y la antropología teológica. En
las que se originan en las ciencias.
la síntesis sistemática, tanto la ciencia como la religión contribu­
Junto a estos paralelismos metodológicos, numerosos autores
yen al desarrollo de una metafísica inclusiva, como la que ofrece
actuales estudian los paralelismos conceptuales entre la ciencia y
la filosofía del proceso.
la religión. Así, por ejemplo, la idea de comunicación de infor­
mación, tal como se emplea en la ciencia, ofrece algunos intere­
Teología natural
santes paralelismos con la concepción bíblica de la Palabra divi­
na presente en la creación. La información es, como se describí- Los ejemplos de teología natural en siglos anteriores son nume­
rosos. Así, por ejemplo, Tomás de Aquino sostuvo que, mientras
34. Cf. S. ToULMIN, The Relurn to Cosmology. University of California que algunos de los atributos divinos sólo pueden ser conocidos
Press, Berkeley / Los Angeles 1982, 1 ª parte. por medio de la revelación contenida en la Escritura, la existen-
54 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 55

cia de Dios es accesible a la sola razón. Una de las versiones de ordinadas para el solo propósito de la visión, la única conclusión
este argumento cosmológico asevera que todo suceso ha de tener posible es que se trata del producto de un diseño inteligente.
una causa, de modo que, si no queremos incurrir en un regreso Paley citaba otros numerosos ejemplos de coordinación de es­
ad infinitum, hemos de postular la existencia de una Causa tructuras que desempeñan funciones útiles en los seres vivos11 •
Primera. Otra versión dice que la cadena de causas naturales Fue Darwin, por supuesto, quien propinó el golpe más contun­
(tanto finitas como infinitas) es, en conjunto, contingente, por lo dente a esta forma de argumentar, por cuanto mostró que la adap­
que podría no haberse dado en absoluto; depende de un ser que tación podía ser explicada por medio de variaciones aleatorias y
existe de manera necesaria. El argumento teleológico (de telos, selección natural. No obstante, el propio Darwin defendió (al
término griego que significa.fin o meta) del Aquinate toma como menos hasta unos cuantos años antes de su muerte) una versión
punto de partida el orden y la inteligibilidad en cuanto caracte­ reformulada del polémico argumento: como ya hemos señalado,
rísticas generales de la naturaleza, pero luego pasa a señalar in­ sostenía que Dios no diseña los detalles particulares de cada es­
dicios específicos de que ésta responde a un diseño15. pecie, sino las leyes de los procesos evolutivos a través de los
Los fundadores de la ciencia moderna manifestaron con fre­ cuales se forman las especies, quedando los detalles a la acción
cuencia su admiración ante la armoniosa coordinación de la na­ del azar.
turaleza, que ellos consideraban obra de Dios. Newton decía que Entre los filósofos contemporáneos, Richard Swinburne
el ojo no podría haber sido ingeniado sin conocimientos de ópti­ ofrece una extensa y detallada defensa de la teología natural.
ca, y Robert Boyle encomió los indicios de la existencia de un di­ Comienza recurriendo a la filosofía de la ciencia para estudiar la
seño benéfico por debajo del orden natural. En el siglo xvm, el teoría de la confirmación. En el desarrollo de la ciencia, ningún
mundo era considerado un mecanismo de relojería que tenía co­ dato nuevo, por sí solo, hace verdadera una teoría. Lo que ocurre
mo diseñador al Dios del deísmo. Pero el filósofo David Hume es, más bien, que toda teoría tiene una verosimilitud inicial, y
formuló una minuciosa crítica del argumento del diseño. Señaló la probabilidad de que sea verdadera aumenta o decrece según
que el principio organizador responsable de los patrones inscri­ las pruebas adicionales que la respalden (teorema de Bayes).
tos en la naturaleza podía residir en los propios organismos, en Swinburne sugiere que la idea de la existencia de Dios, debido
lugar de ser exterior a ellos. En el mejor de los casos, decía, el tanto a su simplicidad como al hecho de que ofrece una explica­
argumento apuntaría a la existencia de un dios finito o de múlti­ ción del mundo en categorías personales vinculadas a la inten­
ples dioses, no al Creador omnipotente del monoteísmo. Tam­ cionalidad de un agente, goza de verosimilitud inicial. Luego ar­
bién afirmaba que la existencia de mal y sufrimiento en el mun­ guye que los indicios de orden que manifiesta el mundo incre­
do ponía en entredicho esta tradicional prueba de la existencia de mentan la probabilidad de la hipótesis teísta. También afirma que
Dios16• la ciencia no puede dar razón de la existencia en el mundo de se­
A pesar de las críticas de Hume, el argumento del diseño si­ res conscientes: para explicar el surgimiento de la conciencia se
guió siendo muy popular. William Paley decía que una persona necesita recurrir a «algo que se encuentra más allá del entrama­
que encuentra un reloj en un brezal puede suponer con toda legi­ do de las leyes físicas». Por último, la experiencia religiosa apor­
timidad que el artefacto ha sido diseñado por un ser inteligente. la «pruebas adicionales». Swinburne concluye que, «si se tiene
De manera análoga, argüía, cuando se considera el ojo humano y en cuenta el conjunto de los datos, el teísmo se decanta como la
se observa cómo sus múltiples y complejas partes se hallan co- opción más probable»18 •

35. Véase A.J.P. KENNY, The Five Ways of St. Thomas Aquinas' Proofs of
God's Existence, Schocken Books, New York 196 9. 17. Véase W. PALEY, Natural Theology, Gould, Kendall and Lincoln, Boston
36. Cf . D. HUME, Dialogues Concerning Natural Religion [ 1779), Social 1850
Science Publishers, New York 1948 [trad. cast .: Diálogos sobre la reli­ 18. R. SWINBURNE, The Existence of God, Clarendon Press, Oxford 1979,
gión natural, Alianza, Madrid 1999J. p. 291.
56 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 57

El uso del principio antrópico en cosmología representa la arbitrarias podrían venir exigidas por una teoría unificada de ca­
versión más reciente del argumento del diseño. Los astrofísicos rácter más fundamental, que en la actualidad ocupa a muchos fí­
han descubierto que la aparición de vida en el Universo habría si­ sicos42. El principio antrópico y las críticas de que es objeto se es­
do imposible si algunas de las constantes físicas y otras condi­ tudiarán detalladamente en el capítulo 2. El concepto de «diseño
ciones iniciales del cosmos hubiesen diferido, ya fuera ligera­ evolutivo» lo consideraremos en el capítulo 4. Y en el capítulo 6
mente, de los valores que de hecho tuvieron. El Universo parece serán presentadas otras versiones de teología natural.
estar perfectamente ajustado para hacer posible la vida. Stephen La teología natural goza de gran atractivo en un mundo ca­
Hawking, por ejemplo, afirma que si la velocidad de expansión racterizado por la pluralidad religiosa, pues parte de datos cien­
un segundo después del hig-bang hubiese sido menor, incluso en tíficos sobre los que cabe esperar que, más allá de las diferencias
una parte en cien mil billones, el Universo se habría colapsado de religiosas y culturales, exista acuerdo. Además, sintoniza con los
nuevo antes de que hubiera podido surgir la vida19 • El físico sentimientos personales de reverencia y admiración que a mu­
Freeman Dyson extrae de todos estos hallazgos la siguiente chos científicos les despierta su trabajo. Los actuales valedores
conclusión: del argumento del diseño son conscientes de que no puede ofre­
«De la existencia de estos accidentes de la física y la astrono­ cer pruebas concluyentes en favor del teísmo; se contentan con la
mía, yo concluyo que el Universo es un lugar inesperadamen­ más modesta afirmación de que la fe en un Diseñador es más ve­
te acogedor, que permite a los seres vivos hacer de él su hogar. rosímil (o, al menos, igual de verosímil) que otras interpretacio­
Puesto que soy científico y he sido formado en los hábitos de nes alternativas. Lo cual puede ayudar a superar escollos en el
pensamiento y lenguaje del siglo xx, y no en los del xvm, no camino hacia la fe y llevar a una mayor apertura frente a otras
pretendo que la configuración del Universo sea una prueba de formas de experiencia religiosa, así como a la participación en
la existencia de Dios. Sólo defiendo que ese rasgo suyo deja una comunidad de creyentes. Por otra parte, es necesario recono­
abierta la posibilidad de sostener la hipótesis de que la inteli­ cer las limitaciones del argumento. Por sí solo, a lo más a que
gencia desempeña un papel esencial en su funcionamiento»40 • puede conducir es al Dios del deísmo, esto es, al Diseñador inte­
ligente alejado del mundo. No obstante, es posible combinarlo
John Barrow y Frank Tipler citan muchos otros casos en los con creencias teístas basadas en la experiencia religiosa personal
que las distintas fuerzas presentan valores extremadamente críti­ y en una u otra tradición histórica. Los cultivadores de la teolo­
cos en los momentos iniciales del Universo41 • El filósofo John gía de la naturaleza a veces hacen uso de él, pero no suelen con­
Leslie formula el principio antrópico en forma de argumento del cederle un lugar central ni en sus vidas ni en su pensamiento.
diseño, pero señala que cabe una interpretación alternativa: aque­
lla que asume la existencia de múltiples mundos (ya como ciclos Teología de la naturaleza
sucesivos de un universo oscilante, ya como regiones separadas
que existen simultáneamente). Estos mundos serían tal vez dife­ A diferencia de lo que hoy es habitual en teología natural, la te­
rentes unos de otros; nosotros viviríamos justamente en aquél ología de la naturaleza no tiene su punto de partida en la ciencia,
que posee las variables adecuadas para permitir la aparición de la sino más bien en una determinada tradición religiosa con raíces
vida. Además, algunas de estas condiciones aparentemente tan tanto en la experiencia creyente como en la revelación histórica.
No obstante, quienes desarrollan este tipo de reflexión piensan
que algunas doctrinas tradicionales necesitan ser reformuladas a
39. S.W. HAWKING, A BriefHistory ofTime, Bantam Books, New York 1988, la luz de los conocimientos científicos actuales. La ciencia y la
p. 291 [trad. cast.: Historia del tiempo: del Big Bang a los agi(jeros ne­
gros, Crítica, Barcelona 1989'º]. religión son vistas aquí como dos fuentes de ideas relativamente
40. Cf. F. DYS0N, Disturbing the Universe, Harper & Row, New York 1979.
41. Cf. J. BARROW - F. TIPLER, The Anthropic Cosmological Principie,
Oxford University Press, Oxford / New York 1986. -l2. Véase J. LESLIE, Universes, Routledge, London / New York 1989.
IA Y LA RELIGIÓN 59
58 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENC

las potencia­
independientes, pero con intereses y preocupaciones que se tras­ papel positivo en la exploración y manifestación de
lapan en ciertas áreas. En concreto, los hallazgos de las ciencias lidades existentes en todos los nivel e s. Dios crea a través de un
l y y azar, no por medio de
afectan a las doctrinas de la creación, la providencia divina y la proceso global en el que concurren e
as de ese proc so. Dios crea
naturaleza humana. Si se desea que las creencias religiosas se ha­ intervenciones puntuales en las lagun e
mund o natur al que la ci ncia
,,en y a través de » los procesos del
e
llen en armonía con el saber científico, se requieren reajustes o
modificaciones más profundos que los que introducen los defen­ nos descubre.
recorre
sores de la tesis del diálogo. El teólogo, se afirma, debería valer­ Peacocke habla del azar como del radar de Dios que
spier ta las dive sas po­
d amplio abanico de posibilidades y d
r
se de aspectos generales y ampliamente aceptados de la ciencia e
ién s sirve , n ot ras
tencialidades de los sistemas natur ales. Tamb e e
antes que arriesgarse a dialogar con teorías menos reconocidas o
analo gía del desig nio
más especulativas, que tienen mayores probabilidades de ser imágenes, de la creatividad artística como
iarán en
abandonadas en un futuro. Aunque no vengan directamente im­ impredecible43• Las ideas teológicas de Peacocke se estud
l conc pto de cau­
el capítulo 4, en el que también se presentará e
e
plicadas por ellas, las doctrinas teológicas han de ser compatibles
en los o rganis­
con las actuales teorías científicas. .mlidad «de arriba abajo» (top-down causality)
d estas
mos. El capítulo 6 evaluará la elaboración, a parti
r e
La visión que tengamos de las características generales de la
arriba aba­
naturaleza afectará necesariamente a nuestros modelos de la rela­ ideas, del modelo de «Dios como causa que actúa de
ton.
ción de Dios con ella. Hoy la naturaleza es concebida como un jo», sugerido, entre otros, por Peacocke y Philip Clay
de par­
proceso evolutivo y dinámico que, además de caracterizarse por la Una propuesta teológica alternativa toma como punto
teo cuán­
ía
tida el análisis de la indeterminación que aflora en la
r
interacción de azar y ley, posee una dilatada historia, a lo largo de
de las pre­
la cual nunca ha dejado de emerger novedad. El orden natural se tica. En el capítulo 3 defenderé que la incertidumbre
ómicas cons­
define como ecológico, interdependiente y multiestratificado. dicciones relativas al mundo de las partículas subat
, y no una
Estas características influyen en nuestra forma de entender la re­ tituye una auténtica indeterminación de la naturaleza
os naturales
lación de Dios y la humanidad con la naturaleza no humana. A su mera limitación del conocimiento humano de suces
a sección del
vez, la imagen que nos hagamos de esa doble relación afectará a que, en sí mismos, se hallan de terminados. La últim
la tesis d que Dios es l determina­
mismo capítulo 3 expondrá
e
nuestras actitudes hacia la naturaleza y tendrá también sus impli­ e
cione s d l niv l cuán tico -sin vio­
caciones prácticas para la ética medioambiental. Por otr a parte, el dor último de las indetermina e e
aleza , que, más que valor es exac­
problema del mal habrá de ser planteado de manera diferente en lar, eso sí, las leyes de la natur
es d nt o d un esp ctro de va­
tos, sólo especifican probabilidad e e
un mundo que ya no se considera estático, sino evolutivo. e r
d termi nado r de ind t rmin a­
lores-. El modelo de «Dios como
e e
El punto de partida de la reflexión teológica es, según el bio­ e
6, al hilo de las aport acio­
químico y biólogo Arthur Peacocke, la experiencia religiosa pa­ ciones» se desarrollará en el capítulo
hy y Tom
sada y presente de una comunidad religiosa con continuidad en nes de Robert Russell, George Ellis, Nancey Murp
íficas en la t ología va
Tracy. Un uso tan directo de ideas cient
e
el tiempo. Las creencias r eligiosas han de superar la prueba del
ptos paral los que pro­
consenso comunitario y satisfacer además los criterios de cohe­ más allá de la comparación entre conce e
nec , pues , al epígrafe
rencia, alcance y fecundidad. Pero Peacocke está abierto a refor­ pugnan los defensores del diálogo y pert e e
argum ntar a favor de
mular las creencias tradicionales como consecuencia del diálogo de la integración. Dado que no pretenden e
ntífic os, los autores
con la ciencia actual. Reflexiona extensamente sobre la acción la existencia de Dios a partir de los datos ci e
al za ant s que de
citados son ejemplo de teología de la natur e e
conjunta del azar y la ley en la cosmología, la física cuántica, la
termodinámica de los sistemas alejados del equilibrio y la evolu­ teología natural.
ción biológica. Describe la emergencia de formas distintivas de
actividad en los niveles superiores de la multiestratificada jerar ­ 43. Véase A. PEACOCKE, Theology for a Scientific Age, Fortress Press,
quía de la vida orgánica y la mente. Peacocke concede al azar un Minneapolis 1993 (edición ampliada).
(1() EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 61

Otras versiones recientes de teología de la naturaleza pueden las creencias religiosas pueden influir de forma significativa en
encontrarse en autoras feministas, quienes ponen de relieve las nuestras actitudes hacia la naturaleza y en nuestra motivación pa­
correlaciones existentes entre los distintos dualismos que embe­ ra la acción. Los medioambientalistas critican con razón al cris-
ben el pensamiento occidental: mente-cuerpo, razón-emoción. 1 ianismo clásico por haber trazado una línea divisoria demasiado
objetividad-subjetividad, dominación-sumisión, poder-amor. En nítida entre la naturaleza humana y la no humana, así como por
todos y cada uno de estos casos, el primer término del par (men­ acentuar la trascendencia de Dios en detrimento de su inmanen­
te, razón, objetividad, dominación, poder) se tiene en nuestra cia en el mundo. En el capítulo 5 se presentarán nuevas interpre­
cultura por masculino, mientras que el segundo (cuerpo, emo­ taciones de la naturaleza humana que toman en consideración la
ción, subjetividad, sumisión, amor) se considera femenino. La rnntinuidad evolutiva y la interdependencia ecológica de la vida
cultura tradicionalmente patriarcal, en la que los varones ocupan humana y no humana. Y en el capítulo 6 se estudiarán nuevas for­
la mayoría de las posiciones de poder, ha perpetuado una imagen mas de representar la trascendencia y la inmanencia divinas en el
predominantemente masculina de Dios. Además, el primer tér­ contexto de la ciencia actual.
mino de cada par es considerado característico de la ciencia, so­ La idea de dominio sobre la naturaleza que propone Gn 1,28
bre todo por lo que respecta a su afán de dominio y control de la ha sido usada en ocasiones para justificar una irrestricta domina­
naturaleza. Muchas feministas sostienen que la explotación de ción por parte del ser humano, de suerte que éste pudiera servir­
las mujeres y la explotación de la naturaleza tienen, en Occiden­ se de las demás criaturas como meros medios para la consecu­
te, raíces ideológicas comunes. Las ecofeministas radicales acu­ ción de sus fines. En los últimos tiempos son muchos, sin em­
den a las culturas indígenas en busca de símbolos femeninos de bargo, los autores que demandan la recuperación de determina­
lo divino y con la esperanza de que dichas culturas les ayudan a dos motivos bíblicos que suponen un fuerte respaldo para el me­
recuperar la sensibilidad necesaria para descubrir la presencia de dioambientalismo46. La mayordomía de la naturaleza viene exi­
lo sagrado en la naturaleza44 . Las feministas reformistas, por su gida por el hecho de que la Tierra pertenece, en último término,
parte, creen que es posible purgar el cristianismo histórico de sus al Dios que la ha creado. Nosotros no somos más que fideicomi­
rasgos patriarcales sin necesidad de repudiar por completo esta sarios o administradores responsables de su bienestar, y algún día
tradición. Yo, en concreto, me siento en deuda con feministas re­ trndremos que rendir cuentas de la forma en que la hayamos tra­
formistas como Sallie McFague y Rosemary Radford Ruether4'. lado. El sábado es un día de descanso no sólo para las personas,
Por lo que respecta a la tarea de formular una ética medio­ sino para todos los demás seres vivos. La celebración de la na­
ambiental relevante para el mundo actual, la teología de la natu­ t11raleza va más allá de la mayordomía, porque implica que la na­
raleza debe inspirarse, en mi opinión, tanto en la ciencia como en turaleza es valiosa en sí misma, y no sólo por su utilidad para el
la religión. Sólo la ciencia está capacitada para suministrar los ser humano. El primer capítulo del Génesis termina con una afir­
datos necesarios para evaluar las amenazas al medio ambiente mación de la bondad del orden creado que engloba todas las for­
procedentes de las tecnologías y el estilo de vida actuales, pero mas de vida, y muchos salmos cantan la rica diversidad que exis­
ll' en el mundo natural, incluidas algunas criaturas extrañas que
44. Cf. l. DIAMOND � G.F. ÜRENSTEIN, Reweaving the World: The rnrecen de utilidad para nosotros.
Emergence of Ecc�feminism, Sierra Club Books, San Francisco 1990; J. Las concepciones sacramentales de la naturaleza atribuyen
PLANT (ed.), Healing the Wounds: The Promise of Ecoferninism, New
1111 valor aún mayor al mundo natural, pues afirman que lo sagra­
Society Publishers. Philadelphia 1989; C. ADAMS (ed.), Ecofeminis111
and the Sacred, Continuum. New York 1993. do se hace presente en él y bajo él. La Iglesia ortodoxa oriental,
45. Cf. S. McFAGUE, Models of' Cod: Theology fór an Ecological, Nuclear 1·1 cristianismo celta y algunos autores anglicanos sostienen que
Age, Fortrcss Prcss, Phila<lelphia 1987 [trad. cast: Modelos de Dios:
Teología para una era ecológica y nuclew; Sal Ten-ac, Santander 19941:
R. RADFORD RUETHER, Caia and Cod: An Ecofeminist Theology o/ -1<,. Véase, por ejemplo, J.A. NASH, Loving Nature: Ecological lntegrity and
Earth Healing, HarpcrSanFrancisco, San Francisco 1992. Christian Responsihility, Ahingdon Press, Nashville 199 l.
<,.' l:L ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 63

loda la naturaleza -no sólo el pan, el vino y el agua de los sacra­ La filosofía del proceso es una prometedora candidata a de­
rncntos- puede servir como vehículo de la gracia de Dios. En la sempeñar en la actualidad tal tarea mediadora, porque fue for­
naturaleza podemos encontrarnos con el mismo Dios con quien mulada bajo la influencia conjunta del pensamiento científico y
nos encontramos en Cristo y en la Iglesia. Si bien son menciona­ el pensamiento religioso. Alfred North Whitehead estaba fami­
dos en diferentes pasajes de este libro, de estos temas y de su im­ liarizado con la física cuántica y con su descripción de la reali­
portancia para una ética medioambiental relevante para la actua­ dad, no como conjunto de partículas separadas, sino como serie
lidad me he ocupado con más detalle en otros escritos47 • de sucesos momentáneos y campos entrelazados. En el pensa­
miento de Whitehead, los procesos de cambio y las relaciones
Síntesis sistemática entre sucesos son más importantes que los objetos duraderos y
autosuficientes. Para él, como para los pensadores que suscriben
Un tipo de integración más sistemática surge cuando la ciencia y
la idea de evolución, la naturaleza es una red dinámica de suce­
la religión contribuyen conjuntamente a hacer posible una visión
sos interrelacionados que se caracteriza tanto por la novedad co­
coherente del mundo elaborada en el contexto de una metafísica
mo por el orden. Whitehead y sus seguidores son críticos frente
global. La metafísica es la búsqueda de un conjunto de catego­
al reduccionismo y se inclinan por categorías orgánicas aplica­
rías generales que puedan ser utilizadas para interpretar los di­
bles a las actividades que se desarrollan en cualquier nivel de
versos aspectos de la realidad. Lo que se pretende es conseguir
organización4".
un patrón conceptual inclusivo capaz de dar razón de las carac­
El pensamiento del proceso sostiene que los constituyentes
terísticas de cualquier tipo de sucesos. El territorio de la metafí­
básicos de la realidad no son dos clases de entidades perdurables
sica pertenece al filósofo, más que al científico o al teólogo, pe­
(dualismo mente-materia), ni tampoco una única clase de entida­
ro puede servir también como foro de reflexión común.
En el siglo xrn, Tomás de Aquino elaboró una impresionante des perdurables (materialismo), sino una sola clase de sucesos
con dos a.spectos o fases. Esta filosofía es monista por cuanto su­
metafísica que durante mucho tiempo ha ejercido una gran in­
braya el carácter común de todos los sucesos, pero reconoce que
fluencia en el pensamiento católico. Sus voluminosos escritos in­
tales sucesos pueden estar organizados de maneras diversas, lo
tegran de manera sistemática las ideas de anteriores pensadores
que lleva a un pluralismo organizativo de múltiples niveles.
cristianos con la mejor filosofía y ciencia de su época, derivada en
Todas las entidades integradas -los organismos, por ejemplo­
gran parte de las obras de Aristóteles, que habían sido descubier­
tienen, a diferencia de los agregados no integrados -como es el
tas de nuevo en Occidente merced a las traducciones árabes4".
caso de las piedras- una realidad interna y otra externa, las cua­
Pero yo señalaría como reparo que el pensamiento del Aquinate
les, sin embargo, adoptan formas muy diferentes en los distintos
refleja dualismos de materia-espíritu, cuerpo-alma, temporalidad­
niveles. La interioridad varía en un rango considerable, desde la
eternidad y naturaleza-humanidad que el pensamiento tomista
memoria, la sensibilidad, la receptividad y la anticipación rudi­
más reciente sólo parcialmente ha superado (véase el capítulo 5).
mentarias de los organismos simples, hasta la conciencia, que re­
quiere un sistema nervioso central. Vista desde dentro, la interio­
47. Véase T.G. BARl-!0UR (ed.), Earth Might Be Fair: Refiections on Ethics, ridad puede ser interpretada como un momento de experiencia, si
Religion, and Ecology. Prentice-HalL Englewood Cliffs (NJ) 1972; Jo., bien la experiencia consciente sólo se da en los niveles superio­
Et/úes in an Age of 7<'chnology, HarperSanFrancisco, San Francisco
1993, cap. 3; lo., «Scientific and Rcligious Perspectives on Sustainabi­ res de organización, y la autoconciencia reflexiva es específica
lity,,, en [D.T. Hessel - R. Radford Ruether (eds.)] Christianitv ami
Ecology: W holeness, Respect, .lustice, Sustainability, Hárvard
University Ccnter for the Study of World Religions, Cambridge (MA) 49. Cf. A.N. W111TEHEAD, Science and the Modern World, Macmillan, New
1999. York 1925 [trad. cast.: La ciencia y el mundo moderno, Losada, Buenos
48. Cf. B. DAVIES, The Thought of Thomas Aquinas, Oxford Univcrsity Aires 1949]; Ch. B1RCH - J.B. C0BB, Jr., The Liheration of' Lije,
Press, Oxford 1992. Cambridge University Press, Cambridge 1981.
(1-� F.L ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 65

de los seres humanos. Aunque en la historia evolutiva surgen fe­ El pensamiento del proceso también puede hacer una contri­
rHímcnos auténticamente nuevos, las categorías metafísicas bási­ bución distintiva a la ética medioambiental. Entre la vida huma­
cas son aplicables a todos los sucesos

50
na y la no humana no existe ninguna línea divisoria absoluta. En
Para los pensadores del proceso, Dios es fuente de novedad, la medida en que son centros de experiencia, las criaturas no hu­
pero también de orden. La creación es un proceso largo y toda­ manas también tienen valor intrínseco, no sólo un valor instru­
vía incompleto. Dios despierta la capacidad de autocreación de mental para la humanidad. Otro tema propio del pensamiento del
las entidades individuales, haciendo posible así tanto la libertad proceso cargado de implicaciones medioambientales es el énfa­
y la novedad como el orden y la estructura. Dios no es ya el sis en la interdependencia. Mientras que la teología tradicional
Soberano trascendente del cristianismo clásico, sino que más acentúa la trascendencia divina (sin ignorar la inmanencia), el
bien interactúa de manera recíproca con el mundo: la suya es una pensamiento del proceso lleva a subrayar la inmanencia de Dios
influencia que se deja sentir sobre todos los sucesos, pero nunca en la naturaleza (sin ignorar su trascendencia), lo que puede fo­
como causa única. Para la metafísica del proceso, cualquier nue­ mentar un mayor respeto a la naturaleza. Diversos aspectos de la
vo suceso es el resultado conjunto del pasado de la entidad, de la filosofía y la teología del proceso serán desarrollados en las sec­
acción de ésta y de la acción de Dios. De ahí que Dios trascien­ ciones finales de los capítulos 4, 5 y 6.
da el mundo, pero a la vez sea inmanente a él y, por cie1to, de ma­
nera específica según la estructura de cada suceso. Aquí no se re­ ***
curre a la imagen de una sucesión de acontecimientos puramen­
te naturales, interrumpida de vez en cuando por huecos en los
Después de haber pasado revista a un amplio espectro de posi­
que sólo Dios actúa.
ciones y temas, concluyo este capítulo resumiendo mi propia opi­
Charles Hartshorne elaboró una nueva versión del pensa­
nión con respecto a cada una de las cuatro posiciones descritas:
miento del proceso en la que destaca un concepto «bipolar» de
Dios: inalterable en lo que respecta a la intención y al carácter, 1. CONFLICTO. He argüido que tanto los materialistas científicos
cambiante en lo que hace a la experiencia y a la relación5 '. Los como los literalistas bíblicos pasan por alto las importantes
pensadores del proceso rechazan la idea de la omnipotencia divi­ diferencias que existen entre los asertos científicos y los reli­
na: creen en un Dios persuasivo, en absoluto coaccionador. A giosos. Los materialistas científicos esgrimen una concreta
ellos se deben algunos estudios muy característicos acerca del opción filosófica como si se tratara de una conclusión cientí­
papel que desempeñan en el mundo el azar, la libertad humana. fica, y los literalistas bíblicos se aferran a una cosmología
el mal y el sufrimiento. Los teólogos cristianos del proceso (por precientífica como si se tratara de un componente esencial de
ejemplo, John Cobb y David Griffin) señalan que el poder del la fe religiosa.
amor, tal como es ejemplificado en la cruz, consiste precisamen­
te en la capacidad de suscitar una respuesta respetando al tiempo INDEPENDENCIA. La neo-ortodoxia afirma con razón que es la
la integridad de los demás seres. Estos autores sostienen también respuesta personal a Cristo lo que puede cambiar las vidas de
que la inmutabilidad no es una característica del Dios bíblico, quienes formamos parte de la comunidad cristiana. Tal como
quien, al contrario, se implica profundamente en la historia52 • yo lo veo, el centro de la vida cristiana radica en una expe­
riencia de reorientación, en la curación de nuestro desgarra­
50. Véase D.R. GRIFFIN, Religion ami Scienlific Naruralisrn, Oxford miento interior como presupuesto de una nueva totalidad y en
University Press, Oxford / New York 1999. la expresión de una nueva relación con Dios y con el próji­
51. Cf. Ch. HARTSHORNE, The Divine Relativiry, Yale University Press, New
Haven 1948.
mo. Pero la centralidad de la redención no tiene por qué lle­
52. Véase J.B. CoBB - D.R. GRIFFIN, P,vce.u Theology: An lntroduction. varnos a ignorar la creación, pues nuestras vidas, tanto en su
Westminster Press, Philadelphia 1976. dimensión personal como en su dimensión social, están es-
(¡(¡ EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN CUATRO FORMAS DE RELACIONAR LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN 67

1rechamente vinculadas con el resto del orden creado. La na­ mo tendrían que ser reformuladas sus creencias en el contex­
turaleza no es sólo el impersonal escenario en que se desa­ to de la ciencia moderna. Las ideas contemporáneas sobre
rrolla el drama de la redención personal. Intervenimos en una historia evolutiva, azar y ley, así como el carácter multiestra­
representación teatral en la que también participa el resto de tificado de los organismos biológicos, no sólo resultan rele­
las criaturas. El análisis lingüístico resalta con razón las fun­ vantes para la ética medioambiental, sino también para las
ciones distintivas del relato, el rito y la praxis en la vida de doctrinas sobre la creación, la providencia y la naturaleza
toda comunidad religiosa. Una tradición religiosa es, cierta­ humana.
mente, una forma de vida, no un conjunto abstracto de ideas. En el intento de elaborar una teología de la naturaleza, el
Pero cualquier forma de vida presupone ciertas creencias contar con una metafísica sistemática como la de la filosofía
sobre la naturaleza de la realidad; por eso, cuando tales cre­ del proceso puede ayudarnos a obtener una visión coherente.
encias pierden su credibilidad, esa forma de vida queda en Pero ni la ciencia ni la religión deben ser identificadas con un
entredicho. sistema metafísico. Resulta peligroso distorsionar las ideas
científicas o religiosas para hacerlas encajar en una síntesis
3. DIÁLOGO. Los presupuestos de la ciencia y las cuestiones lí­ preconcebida que aspira a englobar toda la realidad. Nunca
mite que ésta plantea (como las que suscitan la contingencia debemos perder de vista la rica diversidad de nuestra expe­
y la inteligibilidad del Universo) han tenido importancia a lo riencia. No sólo la distorsionamos cuando la seccionamos en
largo de la historia y la siguen teniendo en la actualidad, pe­ ámbitos separados o en compartimentos estancos, sino tam­
ro tales asuntos, dado su carácter fundamental, pueden pare­ bién cuando la hacemos encajar a la fuerza en un impecable
cer más bien abstractos a la mayoría de nuestros contempo­ sistema intelectual. Una visión coherente de la realidad debe
ráneos. Más significativos son, en mi opinión, los paralelis­ permitir que aflore la especificidad de los diferentes tipos de
mos metodológicos, porque influyen en nuestra manera de experiencia.
entender la indagación científica y teológica y, por ende, la
relación entre ambos campos. Los paralelismos conceptuales En cada uno de los siguientes capítulos indicaré, al hilo del
entre teorías científicas y creencias teológicas están aún más análisis de las distintas ciencias, las razones de mi desacuerdo
estrechamente relacionados con el trabajo cotidiano de cien­ con la tesis del conflicto. Señalaré lo que, en mi opinión, son
tíficos y teólogos y desempeñan un papel destacado en algu­ planteamientos válidos de la tesis de la independencia, aun cuan­
nas de las más creativas formas actuales de interacción entre do no acepte las conclusiones a las que llegan sus representantes.
ambas disciplinas. Describiré algunas importantes propuestas de diálogo, sobre to­
do aquellas que sugieren paralelismos conceptuales y metodoló­
4. INTEGRACIÓN. Aunque sean una forma de teología natural, los gicos. Finalmente, seguiré a los valedores de la integración en la
actuales argumentos del diseño no pretenden ofrecer una reformulación de la doctrina de la creación y de la antropología
prueba de la existencia de Dios, sino más bien sugerir que el teológica, así como (más brevemente) de la ética medioambien­
teísmo es tan verosímil o más que cualquier otra interpreta­ lal, permitiéndome incluso un cauteloso uso de algunas ideas de
ción de las pautas de la historia cósmica. Esto tal vez puede la filosofía del proceso.
servir para salir al paso de las afirmaciones del materialismo
filosófico, pero deja a un lado los aspectos centrales de la ex­
periencia religiosa personal tal como se vive en el seno de
una tradición religiosa. Más prometedora me parece la teolo­
gía de la naturaleza, porque, tomando como punto de partida
la vida de una comunidad religiosa concreta, se pregunta có-
ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 69

mac,on indirecta sobre los instantes iniciales del «big-bang».


Existen cuatro fuerzas físicas fundamentales: ( 1) la fuerza elec­
tromagnética, responsable de la luz y del comportamiento de las
partículas eléctricamente cargadas; (2) la fuerza nuclear débil,
causante de la desintegración radiactiva; (3) la fuerza nuclear
fuerte, que mantiene unidos a los protones y neutrones en los nú­
2 cleos atómicos; (4) la fuerza de la gravedad, que se manifiesta en
la atracción entre masas a larga distancia. En 1967, Steven
Astronomía y creación Weinberg y Abdus Salam mostraron que las fuerzas electromag­
nética y nuclear débil podían ser unificadas con ayuda de la teo­
ría electrodébil. Esta teoría predecía la existencia de dos partícu­
La mayoría de los astrónomos desde los tiempos de Ptolomeo las masivas, los bosones W y Z, supuestos mediadores entre am­
hasta el siglo XVIII, pasando por Copérnico y Galileo, daban por bas fuerzas. En 1983, Cario Rubbia y sus colaboradores encon­
supuesto que el Universo era de tamaño relativamente pequeño y traron, entre los productos de colisiones realizadas a altas ener­
de edad relativamente corta. En el siglo x1x, algunas teorías es­ gías en el acelerador del CERN (Centro Europeo de Investigación
peculativas abogaron por un universo mayor y más longevo. En Nuclear) en Ginebra, unas partículas que poseían las propiedades
el siglo xx se acumularon pruebas del inmenso tamaño y la dila­ predichas para los bosones W'.
tadísima edad del cosmos, y las nuevas teorías cosmológicas También se han logrado algunos avances en el intento de uni­
plantearon importantes preguntas en relación con las creencias ficar la fuerza nuclear fuerte con la fuerte electrodébil en el mar­
religiosas. co de una teoría de la gran unificación (GUT, del inglés Grand
En 1917, Willem de Sitter, trabajando sobre las ecuaciones Unified Theory). Tal unificación se produciría gracias a la me­
de la teoría de la relatividad general de Einstein, encontró una so­ diación de las partículas X, muy masivas, cuya existencia sólo es
lución que predecía el carácter expansivo del Universo. En 1929, verificable a energías mucho más altas que las que pueden pro­
al estudiar el «desplazamiento al rojo» de la luz procedente de porcionar los aceleradores existentes en la actualidad. Agavillar
nebulosas muy lejanas, Edwin Huhble formuló la ley que lleva su la gravedad y las otras tres fuerzas en una teoría supersimétrica
nombre: la velocidad de recesión de una nebulosa es proporcio­ (a veces también denominada «teoría de todo») está resultando
nal a la distancia que la separa de nosotros. El espacio mismo -y más difícil. Una posible candidata es la teoría de supercuerdas,
no sólo los objetos que en él se encuentran- se expande. Si ex­ que postula la existencia de minúsculas e increíblemente pesadas
trapolamos hacia atrás en el tiempo, todo parece indicar que el cuerdas unidimensionales que pueden partirse o rizarse sobre sí
Universo entero está expandiéndose, desde hace unos quince mil mismas. La unificación de la teoría cuántica y la teoría de la gra-
millones de años, a partir de un origen común. En 1965, Amo
Penzias y Robert Wilson descubrieron un tenue fondo de micro­
l. Entre las más amenas y fiables presentaciones introductorias a las ac­
ondas procedente de todas las direcciones del espacio. El espec­ tuales teorías físico-cosmológicas, se cuentan: T. FERRIS, The Whole
tro de tales ondas se correspondía de manera suficientemente Shebang: A State-of-theUniverse(s) Report, Simon & Schuster, New
precisa con la radiación residual de 3ºK predicha por la teoría de York 1997 [trad. cast.: Informe sobre el universo, Crítica, Barcelona
la relatividad. Esta radiación es el resplandor crepuscular de la 1998); M. REES, Befare the Beginning: Our Universe and Others,
Addison-Wesley, Reading (MA) 1997 [trad. cast.: Antes del principio: el
bola de fuego cósmica, que se ha ido enfriando a medida que se cosmos y otros universos, Tusquets, Barcelona 1999]; G. Et.LIS, Before
expandía. the Beginning: Cosmology Explained, Boyars/Bower<lean, London
También los trabajos teóricos y experimentales llevados a ca­ 1993; J.R. GRIBBIN, In the Beginning: After COBE and before the Big­
bang, Little, Brown, Boston 1993 [trad. cast.: En el principio: el naci­
bo en el campo de la física de altas energías han ofrecido infor- miento del universo viviente, Alianza, Madrid 1994].
/() 1-:1. ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 71

wdad requiere un marco de referencia decadimensional, pero la do la fuerza nuclear fuerte se separó de las otras fuerzas2 • Hasta
lcoría de supercuerdas sugiere que seis de esas dimensiones se ese instante, la temperatura era tan elevada que todas las fuerzas,
contrajeron de inmediato a un tamaño despreciable, dejando só­ salvo la gravedad, tenían una intensidad comparable. Éste es el
lo las cuatro dimensiones espacio-temporales con las que esta­ período al que se podría aplicar una teoría de gran unificación.
mos familiarizados. No existe ninguna prueba experimental di­ Apenas tenemos idea de lo que ocurrió antes de los 10-43 segun­
recta de la existencia de cuerdas: la energía que se requiere para dos, cuando la temperatura era de 1032 grados centígrados. El
su aparición es mucho mayor que la que puede obtenerse en los Universo entero tenía entonces el tamaño de un átomo y una den­
laboratorios, pero se supone que es la que caracterizó los instan­ sidad 1096 veces mayor que la del agua3 •
tes iniciales del «big-bang». La fascinación que los físicos sien­
ten por la simplicidad, la unidad y la simetría les motiva a buscar ¿Qué sucedió en t = O? En la teoría estándar del «big-bang»,
una teoría unificada, aun cuando la experimentación directa re­ t = O representa una singularidad en la que las leyes de la física
sulta imposible. no son aplicables. Debió de tratarse de un punto adimensional de
radiación pura, infinitamente densa. Algunos teólogos ven en la
Combinando la información que nos brindan la astronomía y
la física de altas energías, cabe reconstruir de manera verosímil idea de que el Universo tuvo un comienzo un terreno común con
la historia del Universo. al menos por lo que respecta a los suce­ los cosmólogos (astrónomos y físicos interesados en los comien­
sos acaecidos una vez que ya habían transcurrido tres minutos zos de la historia del Universo). El papa Pío XII aseguró que la ci­
desde el «big-bang», cuando los protones y neutrones comenza­ tada teoría venía a confirmar la idea de creación4. El astrofísico
ron a unirse para formar núcleos. Los primeros átomos aparecie­ Robert Jastrow arguye que «los conocimientos astronómicos lle­
ron quinientos mil años más tarde. Las galaxias y las estrellas se van a la visión bíblica del origen del mundo». Su libro God and
the Astronomers [Dios y los astrónomos] concluye con este sor­
formaron unos mil millones de años después del «big-bang»; los
prendente pasaje:
planetas, más tarde, al alcanzar el Universo la edad de diez mil
millones de años. Todavía hubieron de pasar otros dos mil millo­ «En la actualidad parece que la ciencia nunca será capaz de le­
nes de años antes de que en nuestro planeta surgieran formas mi­ vantar el velo que cubre el misterio de la creación. Para el cien­
croscópicas de vida: la evolución biológica se había puesto en tífico que durante toda su vida se ha guiado por la fe en el po­
marcha. der de la razón, esta historia termina como una pesadilla. Ha
Conforme retrocedemos en el tiempo más allá de los tres mi­ escalado las montañas de la ignorancia y está a punto de llegar
a la más alta cúspide; cuando consigue alcanzar la última roca,
nutos, más y más provisionales se van haciendo nuestras teorías,
pues han de ocuparse de estados de materia y energía muy dis­
tintos de los que podemos reproducir en los laboratorios. Los 2. Véase A. GUTH - P. STEINHARD, «The lnflationary Universe»: Scientific
protones y neutrones comenzaron a formarse a partir de sus American 250 (Mayo 1984), pp. 116-28 ftrad. casi: «El universo infla­
cionario»: Investigación y Ciencia 94 (julio 1984), pp. 66-79]; A. GUTH,
quarks constituyentes probablemente a los 10-4 segundos (esto The lnjlationary Universe, Addison-Wesley, Reading (MA) 1997 [trad.
es, una diezmilésima de segundo) después del comienzo, cuando casi.: El universo inflacionario: en busca de una nueva teoría sobre los
la temperatura había descendido a 10 12 (un billón de) grados cen­ orígenes del cosmos, Debate, Barcelona 1999]; A. LINDE, «The Self­
Reproducing lnflationary Universe»: Scientijic American 271 (noviem­
tígrados. A su vez, este hirviente y extraordinariamente denso bre 1994), pp. 48-55 [trad. casi.: «El universo inflacionario auto-regene­
mar de quarks surgió, se supone, l 0- 10 segundos después de la ex­ rante»: Investigación y Ciencia 220 (enero 1995), pp. 16-23].
plosión, a partir de una bola de fuego aún más pequeña y calien­ .1. Cf. S. WF.INBF.RG, The First Three Minutes, Basic Books, New York 1977
te. Las teorías inflacionarias propuestas por Alan Guth y Andrei [trad. casi.: Los tres primeros minuros, Alianza, Madrid 1986]; J. TREFIL,
The Moment of Creation, Collier Books, New York 1983 [trad. casi.: El
Linde sugieren que a los 10- 35 segundos el Universo experimen­ momento de la creación, Salvat, Barcelona 1986].
tó una rapidísima expansión originada por la enorme cantidad de 4. Cf. Pío XII, «Las pruebas de la existencia de Dios, a la luz de la ciencia
energía liberada por la ruptura de simetría que se produjo cuan- natural moderna»: Ecclesia 11 (1951 ), pp. 601-604 .
/2 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 73

es recibido por un grupo de teólogos que llevan siglos allí Uno de los hechos notables relacionados con nuestro univer­
sentados»'. so es que sus constantes físicas son precisamente las adecuadas
para permitir la aparición de vida e inteligencia. Si la fuerza nu­
Pero otros autores -entre los que se cuentan tanto científicos
clear fuerte o la velocidad de expansión, por ejemplo, hubieran
como teólogos- no ven con buenos ojos que la doctrina de la
sido ligeramente mayores o menores, la vida orgánica no habría
creación sea identificada con una determinada teoría científica.
sido posible. Más adelante analizaremos la tesis de que estos «fe­
En este capítulo analizaremos de qué modo responden a las re­
nómenos de ajuste fino» ofrecen un nuevo argumento del diseño.
cientes teorías cosmológicas distintos representantes de cada una
Pero algunos cosmólogos sugieren que es posible imaginar la
de las cuatro maneras básicas de entender la relación entre la
existencia de múltiples universos con parámetros diferentes; no­
ciencia y la religión.
sotros viviríamos, por causalidad, justamente en uno de aquellos
en los que las condiciones resultan ser favorables para la vida in­
teligente. Una combinación de parámetros cuya probabilidad de
CONFLICTO
ocurrencia en un solo universo fuera inimaginablemente peque­
ña no sería, sin embargo, tan improbable, dado un conjunto sufi­
Una forma de conflicto entre la ciencia y la religión es la preco­
cientemente grande de universos. La combinación adecuada ter­
nizada por aquellos ateos que afirman que el hecho de que el
minaría apareciendo por puro azar, al igual que ocurre con la
equilibrio de fuerzas en el universo primigenio produjera condi­
combinación ganadora de una máquina tragaperras en Las Vegas.
ciones favorables a la vida se debió a la mera casualidad. En el
Algunos cosmólogos favorecen tales teorías, debido en parte a
extremo contrario, los defensores de la inerrancia bíblica sostie­
que carecen de las asociaciones teístas de un único «big-bang».
nen que la teoría de la relatividad permite conciliar el relato del
Se han propuesto varias de tales «teorías de mundos múltiples»7 •
Génesis con la hipótesis del «big-bang».
1. Ciclos sucesivos en un universo oscilante. Antes de la actual
Un universo surgido por azar fase de expansión, podría haber existido una era de contrac­
Hace algo más de cuarenta años, algunos cosmólogos pensaban ción: al «big-bang» le habría precedido un «big-crunch».
que podrían sortear la idea de un momento de creación postulan­ Todo indicio de ciclos anteriores sería indirecto, ya que su es­
do un intervalo infinito de tiempo. La teoría del estado estacio­ tructura se habría disipado totalmente en la bola de fuego. La
nario proponía un proceso lento y continuo de generación de áto­ velocidad de expansión está muy cerca del umbral crítico que
mos de hidrógeno en un tiempo y un espacio infinitos. Frederick separa la expansión ilimitada (un universo abierto) de una
Hoyle, en concreto, continuó defendiendo esta teoría mucho des­ expansión muy prolongada que, sin embargo, terminaría dan­
pués de que fuera abandonada por la mayoría de sus colegas6 • do lugar a una nueva fase de contracción (un universo cerra­
Sus escritos evidencian que su preferencia por la teoría del esta­ do); no obstante, los datos más recientes favorecen la hipóte­
do continuo no respondía sólo a razones científicas, sino tam­ sis de un universo abierto sin ciclos futuros.
bién, al menos en parte, a que estaba convencido de que la idea J Múltiples dominios aislados. Una alternativa a la existencia
de un tiempo infinito encajaba mejor con sus creencias ateas. de múltiples explosiones que dan inicio a ciclos sucesivos es
Pero en la actualidad las teorías del «big-bang» dominan clara­ la idea de que un único «big-ban�» podría haber producido
mente la escena. múltiples dominios coexistentes. Estos serían como burbujas

5. R. JASTROW, God and the Astronomers, Norton, New York 1978, p. 116. l. J. LESLIE (ed.), Physical Cosmology and Philosophy, Macmillan, New
6. Véase F. HOYLE, Ten Faces of the Universe, W.H. Freeman, San York 1990, recoge una selección de textos de cosmólogos y filósofos
Francisco 1977. que defienden diversas interpretaciones del principio antrópico .
74 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 75

en expansión, aisladas unas de otras debido a que la veloci­ El azar tendría reservado un papel en cualquiera de estos es­
dad a la que se separan impide toda comunicación -incluso cenarios de mundos múltiples. Todos ellos dan por sentado que
la que se produce a la velocidad de la luz- entre ellas. Esta­ nuestro universo fue en algún momento más pequeño que cual­
rían, pues, más allá de nuestro horizonte de observación. La quiera de los átomos que hoy conocemos. Más adelante, en el ca­
teoría de los dominios aislados parece, en principio, incon­ pítulo 3, veremos que las leyes cuánticas aplicables en esas di­
trastable; de momento, el respaldo de que disfruta se debe mensiones subatómicas no permiten realizar predicciones preci­
más a presupuestos filosóficos que a pruebas científicas. sas, sino sólo especificar un espectro de valores probables para
cualquier medición. Cuál sea el valor exacto dentro de una distri­
3. La teoría cuántica de los mundos múltiples. En el próximo
hución de probabilidad dada parece ser una cuestión de azar. Los
capítulo consideraremos la propuesta de Hugh Everett de
valores de las constantes fundamentales podrían ser diferentes en
que, cada vez que en un átomo se da una indeterminación
los distintos universos. Da la casualidad de que vivimos precisa­
cuántica, el Universo se escinde en múltiples ramas, en cada
mente en uno en el que la vida y la inteligencia son posibles.
una de las cuales se actualiza uno de los posibles resultados.
Desde luego, algunos de los parámetros que hoy nos parecen
Esta interpretación de la teoría cuántica implica una marean­
arbitrarios podrían terminar revelándose como consecuencias ne­
te multiplicidad de universos, puesto que cada mundo se vol­
cesarias de leyes más fundamentales. En la historia de la ciencia,
vería a dividir, a su vez, en numerosas ramas en cada uno de
muchas aparentes coincidencias han logrado ser explicadas teó­
los innumerables sucesos atómicos y subatómicos que tienen
ricamente. Quizá las constantes no puedan tener otros valores
lugar en el tiempo y el espacio. Esta teoría, que también es
que los que presentan; quizá sea la ley, más que el azar, lo que las
altamente especulativa, no puede ser verificada de forma di­
determina. Hasta hace pocos años, los cosmólogos no podían ex­
recta, puesto que entre los mundos que se van separando no
plicar el ligero desequilibrio entre partículas y antipartículas
es posible comunicación alguna.
existente en el universo primitivo, desequilibrio que condujo a la
4. Fluctuaciones del vacío cuántico. La teoría cuántica permite formación de la materia tal como la conocemos; en la actualidad,
fugaces violaciones de la ley de conservación de la energía, sin embargo, están convencidos de que tal desproporción se de­
siempre y cuando el desequilibrio se compense de inmedia­ bió a una ligera asimetría en los procesos de desintegración de
to. En el laboratorio, el vacío es, en realidad, un mar de acti­ las partículas X y anti-X. Del mismo modo, otras <(asombrosas
vidad desde el que pares de partículas virtuales irrumpen a la coincidencias» podrían quedar explicadas en el futuro.
existencia y, casi en seguida, se aniquilan mutuamente. Po­ Según los materialistas científicos, la cosmología nos permi­
dría pensarse que la energía necesaria para generar un uni­ te hablar de azar y necesidad, pero no de diseño o finalidad.
verso ha de ser enorme; no obstante, la energía gravitatoria es Peter Atkins defiende la teoría de las fluctuaciones cuánticas y
negativa, lo cual reduce la cantidad total de energía requeri­ arguye que es incompatible con el teísmo8 • También Alan Guth
da. Algunos autores presentan la teoría de las fluctuaciones suscribe esta teoría y sostiene que la existencia en nuestro uni­
cuánticas como una versión profana de la creatio ex nihilo (a verso de «constantes finamente ajustadas» no es sino un suceso
partir de nada), dado que el punto de partida es un vacío. És­ aleatorio entre la miríada de universos9 • Algunos cosmólogos se
te, sin embargo, no es lo mismo que «nada», ya que la teoría ven abocados al pesimismo cósmico. Así, Steven Weinberg es­
presupone tanto la existencia de un campo cuántico como la nihió en 1977 que la humanidad está sola en «un universo so-
de las leyes de la física cuántica. ¿Cómo se explica, si no, el
hecho de que se llegue a una situación en la que pueda pro­
X Cf. P. ATKINS, Creation Revisited, Freeman, Oxford / New York 1992,
ducirse una gigantesca fluctuación cuántica? El ateo afirma cap. 6 [trad. cast.: Cómo crear el mundo, Crítica, Barcelona, 1995 J. P ara
que tenemos que asumir sin más esa situación, que se trata de la discusión de las ideas de Atkins, véase infra, capítulo 6.
un hecho dado. •1 Cf. A. GuTH, op. cit.
76 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 77

hrecogedoramente hostil» y condenado al olvido. La actividad literalistas bíblicos de que el Universo no tiene más que unos
científica, afirma, es la única fuente de consuelo en un mundo ca­ cuantos miles de años de edad chocaba con los conocimientos
rente de sentido: derivados de la geología, la teoría de la evolución y la paleonto­
logía (estudio de fósiles), pero no con la astronomía. En el siglo
«Cuanto más comprensible parece el Universo, tanto más sin
sentido parece también. Pero si no hay alivio en los frutos de xx, también la astronomía ofreció pruebas de lo dilatada que es
nuestra investigación, hay al menos algún consuelo en la in­ la historia cósmica.
vestigación misma ... El esfuerzo por comprender el Universo Gerald Schroeder, un físico que profesa el judaísmo ortodo­
es una de las cosas que elevan la vida humana sobre el nivel de xo, arguye que los seis días de tiempo divino de los que habla el
la farsa y le imprimen algo del atractivo de la tragedia»'". Génesis equivalen, en nuestra escala temporal, a quince mil mi­
llones de años, porque, según la teoría de la relatividad, las me­
En un libro reciente, Weinberg intenta aquilatar su afirma­ didas temporales varían según el sistema de referencia del obser­
ción de antaño: «Yo no quería decir que la ciencia nos enseña que vador. La dilatación del tiempo predicha por Einstein ha sido
el Universo no tiene sentido, sino más bien que el propio Uni­ confirmada experimentalmente. Así, por ejemplo, la vida media
verso no sugiere ningún sentido»''. El teísta podría replicar que, de un mesón (una partícula subatómica inestable), que se despla-
si la ciencia no descarta que exista finalidad, la historia cósmica 1.a a una velocidad cercana a la de la luz por el anillo de un ace­
tal vez podría ser coherentemente interpretada como expresión lerador de partículas, se alarga de forma considerable, de suerte
de los propósitos divinos. Supuesta la existencia de un Dios inte­ que puede completar muchas más vueltas alrededor del acelera­
ligente y personal, un proceso cósmico encaminado a producir dor de lo que sería de esperar si no existiera dilatación temporal.
personas inteligentes es precisamente lo que cabría esperar. Así Schroeder afirma que, en un universo que se expande rápida­
pues, el conflicto no se da realmente entre la ciencia y la religión, mente, un día de tiempo divino (un tiempo que se identifica con
sino entre creencias básicas alternativas: entre el materialismo y la totalidad del cosmos) equivaldría a varios miles de millones de
el teísmo. Más adelante examinaremos la posibilidad de entender años para los procesos que transcurren en la Tierra. Con la crea­
el azar y la necesidad dentro de un marco de referencia teísta. ción de Adán en el sexto día cósmico, Dios se vinculó íntima­
mente con nuestro planeta por primera vez. Tras este aconteci­
La armonización del Génesis y el «big-bang» miento, nuestra escala de tiempo quedó identificada con la suya,
Aunque el cuestionamiento de la interpretación literal de la de modo que la cronología de los sucesos que la Biblia narra pos­
Escritura también contribuyó a ello, Galileo fue condenado prin­ leriormente (incluyendo los protagonizados por los descendien­
cipalmente a causa del desafío que para la autoridad de la Iglesia les de Adán) fue registrada con precisión en una escala universal
suponía su afirmación de que el centro del sistema planetario no de tiempo 12 •
es la Tierra, sino el Sol. Pero a lo largo del siglo xvn la astrono­ Schroeder sostiene que en los escritos rabínicos posteriores
mía copernicana pasó a ser aceptada de manera generalizada. Las se pueden encontrar otros datos científicos. Así, por ejemplo,
pruebas científicas resultaban ya incuestionables, y en casi todos describe con detalle el comentario del Génesis escrito por
los círculos católicos y protestantes se admitía la interpretación Nahmánides, un cabalista [N. del T.: gerundense] del siglo XIII
metafórica de aquellos pasajes de la Escritura que parecían estar que afirma que la creación tuvo su origen en una minúscula sus­
reñidos con la nueva cosmología. En el siglo XIX, la tesis de los lancia imponderable, «no mayor que un grano de mostaza», a

10. S. WEINBERG, op. cit., p. 144. 12. Véase GL SCHROEDER, Genesis and the Big-bang: The Discovery of
11. S. WEINBERG, Dreams of a Final Theory, Pantheon, New York 1992, p. Harmonv between Modern Science and the Bible, Bantam Books, New
255 [trad. cast.: El sueño de una teoría final. La búsqueda de las leyes York 1990 [trad. cast.: El Génesis y el Big-bang, Ediciones B, Barcelona
jimdamentales de la naturaleza, Crítica, Barcelona 1994]. 1992]; ID., The Science of God, Free Press, New York 1997, caps. 3 y 4 .
7X EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 79

partir de la cual el Universo se expandió dando lugar a la mate­ nuestro propio marco de referencia temporal, pero todas ellas son
ria. Nahmánides también asegura que la realidad tiene diez prin­ integradas conjuntamente en el conocimiento y la acción unifi­
cipios o dimensiones, cada uno de los cuales corresponde a cada cados de Dios. El cual habita en múltiples dimensiones tempora­
una de las diez veces que la frase «y Dios dijo» se repite en el les y nos faculta de modos inesperados para que tengamos expe­
Génesis. Schroeder subraya que esta idea se ha visto confirmada riencia de ellas: «Estos descubrimientos relacionados con la ex­
de manera sorprendente por la reciente teoría de supercuerdas, tra-dimensionalidad poseen el potencial de fomentar de manera
que (como ya vimos) postula la existencia de diez dimensiones significativa la conciencia que los cristianos tenemos de la canti­
iniciales. dad de poder que Dios ha puesto a nuestra disposición» 14 •
Hugh Ross es un cristiano evangélico doctorado en astrono­ En mi opinión, tales argumentos se apoyan en una interpre­
mía. Uno de sus libros está dedicado a las diez dimensiones de la tación literalista de la Escritura que suscita más problemas de los
teoría de supercuerdas y a lo que él denomina la extra-dimensio­ que resuelve. Buscar huellas de teorías científicas contemporá­
nalidad de Dios. Cita numerosos pasajes bíblicos en los que Dios neas en los pasajes bíblicos no hace sino desviar la atención de
aparece haciendo cosas antes de la creación del mundo: Cristo, su mensaje religioso fundamental. Además, el uso de la teoría de
por ejemplo, fue elegido «antes de la creación del mundo» ( 1 Pe supercuerdas me parece particularmente cuestionable, porque se
1,20). Ross arguye que Dios ha de operar desde una dimensión trata de una construcción muy abstracta y especulativa que no
temporal adicional, lo cual requeriría la existencia de once di­ puede ser contrastada de forma experimental a las energías que
mensiones, no diez. Nuestra experiencia cotidiana muestra que se alcanzan en los aceleradores de partículas existentes en la ac­
en tres dimensiones son posibles cosas que no podrían ocurrir en tualidad, o a las que alcanzarán en aquellos que está proyectado
dos dimensiones. En un trozo bidimensional de papel, la punta construir. Por supuesto, podemos concebir las dimensiones como
del bolígrafo, situada en un punto A, sólo puede alcanzar el pun­ formas distintas de ordenar un conjunto de sucesos desde dife­
to arbitrario B pasando por una serie de puntos intermedios; pe­ rentes perspectivas o en diferentes marcos de referencia, y es po­
ro, dada la existencia de una tercera dimensión, el bolígrafo pue­ sible incluso que la teología pueda encontrar ahí sugerentes ana­
de alejarse del papel en el punto A y reaparecer repentinamente logías. Pero, en física teórica, las dimensiones adicionales no se
en B. De manera análoga, dice Ross, gracias a estas dimensiones asocian a fuerzas sobrenaturales situadas más allá del mundo es­
adicionales, a Dios le es dado hacer cosas que, de otro modo, re­ pacio-temporal.
sultarían imposibles. Jesús, por ejemplo, podía andar sobre las
aguas desafiando la ley de la gravedad, y después de la resurrec­
ción fue capaz de atravesar una puerta cerrada para hablar con 1 NDEPENDENCIA
sus discípulos• 13
Si la ciencia y la religión son dos empresas independientes y au­
Según Ross, los sucesos de nuestra vida acontecen en el or­
tónomas, cada una de las cuales formula un tipo distintivo de
den temporal normal («horizontal»), en el que las causas prece­
pregunta, utiliza un método propio y desempeña unas funciones
den a sus efectos. Pero la dimensión temporal de Dios es per­
específicas en la vida humana, entonces queda descartada la po­
pendicular a la nuestra (y, por tanto, «vertical») y corta de mane­
sibilidad de que entren en conflicto. Aquí consideraremos la te­
ra simultánea todas las series de sucesos temporales de nuestro
sis de que el significado religioso de la creación y la función de
eje. Ross está convencido de que esta forma de plantear las cosas
los relatos de creación en la vida humana no guardan ninguna re­
da solución a la antigua paradoja de la libertad y la predestina­
lación con las teorías científicas sobre sucesos físicos ocurridos
ción. Nosotros tomamos nuestras decisiones con libertad en
en un pasado ya lejano.
13. Véase H. Ross, Beyond the Cosmos, Navpress, Colorado Springs 1999':
lo., The Creator and the Cosmos, Navpress, Colorado Springs 1995. 14. H. Ross, Beyond the Cosmos, p. 233.
80 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 81
El significado religioso de la creación luraleza entera. En el futuro, Dios liberará de nuevo a un pueblo
En el apartado «Dominios separados» del capitulo 1, he presen­ esclavizado y traerá una nueva armonía a todas las naciones, así
tado resumidamente la convicción neo-ortodoxa de que la Biblia como al conjunto de la naturaleza (Is 40; 45; 49). También en el
debe ser tomada con toda seriedad, pero no a la letra. Muchos Nuevo Testamento aparece la creación inextricablemente vincu­
teólogos y exegetas comparten esta visión y afirman que el lada a la redención. Por ejemplo, en el versículo inicial del evan­
Génesis atestigua la existencia de una relación fundamental y gelio de Juan se oye resonar el Génesis: «En el principio era la
permanente entre Dios y el mundo. Y esto lo hace, siguen di­ Palabra, y la Palabra estaba en Dios... Todas las cosas fueron he­
ciendo tales autores, contando un relato simbólico y poético que chas por Él». Aquí, el término palabra (lagos) funde el principio
da por supuesta la cosmología pre-científica de la época. La cual griego de racionalidad con la idea hebrea de la Palabra de Dios
incluía una historia breve de la Tierra, una astronomía geocéntri­ activa en el mundo. Pero Juan vincula entonces creación y reve­
ca y un universo de tres estratos (en el que el cielo está encima lación: «Y la Palabra se hizo carne». Según la primitiva Iglesia,
de nuestro mundo, y el infierno debajo), nociones todas ellas in­ Dios ha dado a conocer el fin de la creación en la vida y muerte
compatibles con la ciencia moderna. Pero la Escritura transmite de Cristo.
ideas religiosas que todavía son aceptables, al margen de toda La idea de creación ex nihilo (a partir de nada) no se en­
cosmología, tanto antigua como moderna. El Génesis hace tres cuentra en el Génesis. Los versículos inaugurales comienzan con
afirmaciones teológicas: ( 1) el mundo es esencialmente bueno, un caos acuático: «La tierra era un caos informe; sobre la faz del
ordenado y coherente; (2) el mundo depende de Dios; y (3) Dios. abismo, la tiniebla. Y el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de
que es soberano, libre y trascendente, se caracteriza por estar do­ las aguas». Pero, hacia el siglo 1v, la comunidad cristiana se vio
tado de voluntad y por actuar con una finalidad concreta. Nótese enfrentada a filosofías rivales y, en respuesta a ellas, formuló la
que se trata de aseveraciones sobre el mundo y sobre Dios vá­ doctrina del ex nihilo. Frente a la enseñanza gnóstica de la mal­
lidas para todo momento, no de enunciados sobre sucesos del dad de la materia -ya que no es obra del Dios que nos salva, si­
pasado 15. no de un ser inferior-, insistió en que el Creador y el Redentor
En la Biblia, la idea de creación no se refiere sólo a los ini­ son uno y el mismo; frente a la tesis de que la materia preexis­
cios, pues siempre se halla vinculada a la idea de redención. Los tente pone límites a la actividad de Dios, aseveró que Dios es el
sucesos constitutivos de Israel fueron la liberación de la opresión origen tanto de la materia como de la forma; frente al panteísmo,
en Egipto y la alianza del Sinaí. La mayoría de los exegetas opi­ recordó que el mundo no es divino ni forma parte de Dios, sino
nan que el primer capítulo del Génesis es un escrito relativamen­ que es una realidad distinta de su Creador; finalmente, frente a la
te tardío, probablemente del siglo v antes de Cristo, en el que la idea de que el mundo es una emanación de Dios -o sea, que es
fe en la alianza es situada en un contexto universal y Dios es ado­ de sustancia divina y manifiesta, por tanto, las características de
rado como Señor de la naturaleza y de la historia 16 • lsaías entre­ ésta-, subrayó que Dios es trascendente y esencialmente distinto
laza el pasado, el presente y el futuro. Dios es, sin duda, el Crea­ del mundo. Son estos posicionamientos teológicos, y no la refe­
dor de Israel, pero también el de toda la humanidad y el de la na- rencia específica a un comienzo temporal, los que resultan deter­
minantes en la definición elaborada por la primitiva Iglesia.
En el siglo IV, Agustín no tuvo inconveniente en aceptar al­
15. Véase L. GILKEY, Maker of Heaven and Earth, Doubleday, Garden City gunas interpretaciones metaf<5ricas o figurativas del Génesis; in­
(NY) 1959. duso afirmó que la intención de la Escritura no es instruirnos so­
16. Cf. G. VON RAD, The Prohlems of Hexateuch, McGraw-Hill, New York bre asuntos tales como la forma y el aspecto de los cielos: «Dios
1966, pp. 131-143 [trad. cast. del original alemán, incluida en Estudios
sobre el Anti!(UO Testamento, Sígueme, Salamanca l 976]; C. no quiso enseñar a los seres humanos, sino aquello que resulta
WESTERMANN, Creation, Fortress Press, Philadelphia 1974; B. ANDER­ relevante para su salvación». Defendió que la creación no es un
SON (ed.), Creation in the O/d Testament, Fortress, Philadelphia 1984. acontecimiento en el tiempo: el tiempo mismo comenzó a existir
X.! l'I. ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 83

junto con el mundo. La creación es el acto intemporal por medio Pero aunque no interpretemos literalmente los seis días del
del cual el tiempo comenzó a existir, pero también la acción con­ Génesis, ¿debemos tomar al pie de la letra la idea de un comien­
tinuada por medio de la cual Dios conserva el mundo. Puesto que zo del tiempo? Los teólogos discrepan en este punto. No se pue­
sin el mundo creado no existe el tiempo, carece de sentido, dice de negar que el concepto bíblico de tiempo lineal y finito ha con­
Agustín, preguntarse qué hacía Dios antes de crear el mundo 11 • tribuido a configurar la visión occidental de la historia.
Ya en el siglo XIII, Tomás de Aquino aceptó la existencia de Occidente no ha seguido el mismo camino que las culturas anti­
un comienzo del tiempo como enseñanza revelada en la Escritura guas y las religiones orientales, que optaron por una sucesión in­
y recogida por la tradición, y aseguró que la creación en el tiem­ definida de ciclos; por lo general, estas culturas muestran menos
po contribuye a hacer más evidente el poder de Dios. Pero argu­ interés por el desarrollo histórico. Pero algunos teólogos sugie­
yó que un universo que hubiera existido desde siempre requeri­ ren que la idea de un comienzo del tiempo ni siquiera es decisi­
ría igualmente la intervención de Dios como Creador y Conser­ va para la noción teológica de creación. David Kelsey, por ejem­
vador. Lo esencial desde el punto de vista teológico puede ser plo, dice que la experiencia básica de gratitud por el don de la vi­
afirmado, aseguraba, sin referencia alguna a un comienzo o a un da no guarda ninguna conexión esencial con las especulaciones
suceso singular. A decir verdad, una de las versiones de su argu­ sobre sucesos singulares acontecidos en el principio. En su opi­
mento cosmológico asume la existencia de un comienzo tempo­ nión, la ciencia y la religión se ocupan de preguntas diferentes,
ral: todo efecto tiene su causa, la cual, a su vez, es efecto de otra que no deben ser mezcladas' 9• Lo que él defiende es una versión
causa anterior, y así hasta remontarnos a la Causa Primera que fuerte de la tesis de la independencia.
puso en marcha toda esta cadena de causas. Pero, en otra versión
de este argumento, el Aquinate se pregunta: ¿por qué existe algo La, función de los relatos de creación
y no más bien la nada? Su respuesta es que la cadena de causas En el capítulo J (véase el apartado «Lenguajes y funciones dife­
en su totalidad, con independencia de que sea finita o infinita, de­ rentes») hicimos notar que los analistas del lenguaje afirman que
pende de Dios. Así pues, la prioridad de Dios no es tanto tempo­ las funciones que los relatos de creación desempeñan en la vida
ral cuanto metafísica. humana son muy diferentes de las que cumplen las teorías cien­
Desde los tiempos bíblicos hasta el presente ha existido tam­ tíficas. Antropólogos e historiadores de las grandes religiones
bién un motivo temático subordinado: el de la creación continua. han puesto de relieve que gentes de todas las culturas han inten­
Edmund Jacob dice que, si bien numerosos pasajes bíblicos se tado y siguen intentando ubicar sus vidas en el orden cósmico.
refieren a una creación primordial en el comienzo, «otros textos, Aunque sea en parte teórico o especulativo, el interés humano
por lo general más antiguos, distinguen mucho menos entre cre­ por los orígenes se halla animado principalmente por la necesi­
ación y conservación del mundo y nos autorizan a hablar de cre­ dad de comprender quiénes somos, dentro de un marco de senti­
atio continua» 18• Dios sigue creando a través de los procesos na­ do y significado más amplio. Los relatos de creación brindan pa­
turales: «Haces brotar hierba para los ganados y forraje para las trones para el comportamiento humano, modelos arquetípicos de
bestias de labor; ...envías tu aliento y los creas, y repueblas la faz una vida humana auténtica conforme al orden del Universo; plas­
de la tierra» (Sal l 04, 14.30). man las relaciones básicas entre la vida humana y el mundo de la
naturaleza; y, con frecuencia, descubren las estructuras de inte­
gración y creatividad que se oponen a los poderes de la desinte­
17. Cf. E. McMuLUN, «How Should Cosmology Relate to Theology?», en gración y el caos.
[A. Peacocke (ed.)I The Sciences and Theology in the Twentieth
Century, University of Notre Dame Press, Notre Dame 1981, pp. 19-21.
18. E. JACOR, Theology (J the Old Testament, Harper & Brothers, New York
1958 , p. 130 [trad. cast del original francés: Teología del Antiguo 19. Véase D. KELSEY, «Creatio Ex Nihilo», en [E. McMullin (ccl.)I
Testamenlo, Marova, Madrid 19691. Evolution and Creation, University of Notre Dame, Notre Dame 1985.
ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 85
SI l'.L l•:NCllENTR0 ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

LI 1'1'11110 hahilónico de la creación, anterior al Génesis, tam­ «Alabado seas, Señor Dios nuestro, Rey del Universo,
h1L;11 loma como punto de partida un caos acuático primigenio. que fijas la sucesión de la luz y la oscuridad
11110 de sus rasgos característicos es la presencia del monstruo y regulas el orden de la creación entera...
111ari110 Rahab, que aparece mencionado asimismo en varios pa­ Gracias a tu bondad, la obra de la creación
.\ajcs híblicos. Muchos textos de las Escrituras Hebreas asumen se renueva continuamente día tras día» 23.
la existencia de una continua batalla entre el orden y el caos y re­
conocen tanto la persistencia del mal como la fragilidad de la La idea de creación también puede ser entendida como ex­
crcación2º. Pero el relato bíblico se diferencia claramente de otros presión de perennes experiencias humanas, tales como: ( 1) un
sentimiento de dependencia, finitud y contingencia; (2) una res­
antiguos relatos de la creación por su afirmación de la soberanía
y trascendencia de Dios, por un lado, y de la dignidad del ser hu­ puesta de admiración, confianza, gratitud por la vida y afirma­
ción del mundo; y (3) un reconocimiento de la interdependencia,
mano, por otro. Dios es presentado como un ser poderoso que ac­
llÍa con una finalidad determinada, capaz de crear por medio de el orden y la belleza del cosmos. La idea religiosa de creación
tiene su origen en la admiración y gratitud por el don de la vida.
la sola palabra. La creación es una acción ordenada y deliberada, Las doctrinas teológicas son un intento de interpretar tales expe­
que responde a un plan global y da lugar a un todo annonioso e riencias dentro del contexto de una determinada tradición histó­
interdependiente. En el relato babilónico, los seres humanos fue­ rica. El significado teológico de la creación puede ser combina­
ron creados para servir como esclavos a los dioses; el Génesis, en do con diversas cosmologías físicas, tanto antiguas como moder­
cambio, atribuye a la humanidad un lugar especial, superior al nas, y no depende de ninguna de ellas en concreto.
del resto de las criaturas, en el plan de Dios

21
La nan-ación del Los defensores de la tesis de la independencia sostienen,
Génesis difiere del relato babilónico por las creencias a las que pues, que las preguntas que plantea el astrónomo son muy dis­
sirve de cauce, pero desempeña las mismas funciones y respon­ tintas de las que se formula el teólogo. Ambos modos de indaga­
de a las mismas necesidades humanas. ción son selectivos y tienen sus limitaciones. El lenguaje de la
Toda comunidad religiosa tiene diversos modos de apropiar­ ciencia y el lenguaje de la religión cumplen funciones d(ferentes
se de sus relatos sagrados y de participar en ellos. Los relatos se en la vida humana, como han puesto de relieve los analistas del
suelen simbolizar y actualizar en los ritos. Frederick Streng des­ lenguaje y los antropólogos. El objetivo de la ciencia es com­
cribe cómo cada generación transmite a la siguiente relatos que prender las relaciones legaliformes existentes entre los fenóme­
«revelan la estructura esencial de la realidad». Mircea Eliade nos naturales, mientras que el objetivo de la religión es seguir un
afirma que los patrones ejemplares del tiempo primordial se ha­ camino de vida dentro de un marco de sentido más amplio.
cen presentes a través del rito y la liturgian. Varios salmos anti­ Los argumentos que se pueden ofrecer a favor del modelo de
guos dan a entender la existencia de una ceremonia en la que la independencia son sólidos: puesto que ve los dos campos co­
Israel festejaba su vida en referencia a Dios como Creador (sal­ mo empresas separadas e independientes, previene toda posibili­
mos 93 y 99). La tradicional oración matutina judía utiliza el dad de conflicto entre ellos. Pero, como he señalado, el precio
tiempo presente: que se ha de pagar por esta separación en compartimentos estan­
cos es la inviabilidad de toda relación positiva y de toda síntesis
20. Véase J.D. LbVINSON, Creation and the Persistence of Evil, Harpcr & coherente.
Row, San Francisco 1988.
21. Cf. J. O'BRIEN - W. MAJOR, In the Beginning: Crearion Myths from
Ancient Mesopotamia, Israel and Greece, Scholars Press, Chico (CA)
1982.
22. Véase F. STRENG, Understanding Religiou.1· Life, Wadsworth, Belmont
(CA), 1985'; M. ELIADE, Myth and Reality, Harper & Row, New York
1963 [trad. cast. del original francés: Mito y realidad, Kairós, Barcelona 23. Weekday Prayer Book, Rabbinical Assembly, New York 1962 , p. 42.
1999].
8n EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 87

DIÁLOGO unas formas eternas preexistentes, había creado voluntariamente


y ex nihilo tanto la forma como la materia del mundo24 •
Los defensores del diálogo sostienen que la ciencia, además de
tener determinados presupuestos, suscita cuestiones límite que T homas Torrance ha escrito extensamente sobre el tema del
ella, por sí misma, no está en condiciones de responder. Las tra­ «orden contingente». Para acentuar la libertad con que Dios crea,
habla de un acto de decisión voluntaria. Sólo Dios es infinita­
diciones religiosas, aseguran estos pensadores, pueden sugerir
respuestas a tales preguntas sin violar la integridad de la ciencia. mente libre, y tanto la existencia como la estructura del mundo
La distinción entre disciplinas se mantiene, pero la puerta ya no son contingentes, en el sentido de que podrían no haberse dado.
está cerrada al diálogo serio. Dos temas de diálogo que surgen en Nada habría impedido tampoco que el mundo tuviera un orden
torno a la cosmología son la inteligibilidad y la contingencia del diferente. Sólo la observación nos permite conocer cuál es su
Universo. verdadero orden. Además, el mundo puede ser estudiado por sí
mismo, ya que, en cuanto realidad creada, posee su propia e in­
La inteligibilidad del Universo dependiente realidad, distinta de la del Dios trascendente. La
ciencia está legitimada para adoptar en su trabajo un «secularis­
Los físicos y los astrónomos se afanan por encontrar una teoría mo metodológico», lo cual no impide al teólogo seguir afirman­
unificada, a la que se alude como si fuera el «Santo Grial» de la do que el mundo, en último término, depende de Dios25 •
investigación en curso. La búsqueda de tal teoría está motivada
Albert Einstein, por el contrario, veía en cualquier contin­
en parte por la convicción de que el Universo es ordenado, sim­
gencia una amenaza contra la fe en la racionalidad del mundo,
ple y racionalmente inteligible. Los científicos deben, por su­
que, según él, era fundamental para la ciencia: «Detrás de todo
puesto, contrastar sus teorías con los datos experimentales; no
trabajo científico de elevado nivel subyace una convicción -cer­
obstante, están convencidos de que una teoría general válida ha
cana al sentimiento religioso- de la racionalidad o inteligibilidad
de ser conceptualmente simple y estéticamente bella. Einstein di­
del mundo»26 • Hablaba de un «sentido de religiosidad cósmica»
jo que lo único que resulta incomprensible acerca del mundo es
y de una «profunda fe en la racionalidad del mundo». Rechazaba
justamente el hecho de que sea comprensible.
la idea de un Dios personal cuyas acciones pudieran interferir ar­
Históricamente, la convicción de que el cosmos está unifica­
bitrariamente en el curso de los acontecimientos; por eso suscri­
do y resulta inteligible tiene raíces tanto griegas como bíblicas.
bía una forma de panteísmo e identificaba a Dios con la propia
Los griegos, al igual que más tarde, en el imperio romano, los es­
estructura de orden. Cuando alguien le preguntó si creía en Dios,
toicos, veían el Universo entero como un único sistema. Los fi­
su respuesta fue: «Creo en el Dios de Spinoza, que se manifiesta
lósofos griegos tenían gran confianza en el poder de la razón, y
en la ordenada armonía de cuanto existe»27 • Einstein, quien equi-
no es nada sorprendente que hicieran importantes progresos en
matemática y en geometría. En el capítulo 1 hemos mencionado
que algunos historiadores sostienen que la doctrina bíblica de la
24. Véase M. FüSTER, «The Christian Doctrine of Creation and the Rise of
creación contribuyó decisivamente al nacimiento de la ciencia Modern Science», en [D. O'Connor - F. Oakley (eds.)] Creation: The
experimental, gracias a que combinaba las ideas de racionalidad lmpact of an Idea, Charles Scribner's Sons, New York 1969; S.L. JAKI,
y contingencia. Puesto que Dios es racional, el mundo está orde­ The Road to Science and the Ways of God, University of Chicago Press,
Chicago 1978.
nado; pero, dado que además es libre, el mundo podría haber te­ 25. Th.F. T0RRANCE, Divine and Contingent Order, Oxford University
nido un orden distinto del que, de hecho, presenta. El mundo só­ Press, Oxford 1981.
lo puede ser conocido a través de la observación; intentar dedu­ 26. A. EINSTEIN, Ideas and Opinions, Souvenir Press, London 1973, p. 262
cir su orden a partir de unos primeros principios necesarios, co­ [trad. cast: Mis ideas y opiniones, Antoni Bosch, Barcelona 1980].
27. A. EINSTEIN, citado en R. JASTR0W, op. cit., p. 28. Véase F. FERRÉ,
mo pretendieron hacer los griegos, no conduce a nada. Los Pa­ «Einstein on Religion and Science»: American Journal of Theology and
dres de la Iglesia decían que Dios, más que imponer a la materia Philosophy 1 (1980), pp. 21-28.
88 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 89

paraba racionalidad con orden y determinismo, nunca abjuró de /,a contingencia del Universo
su convicción de que las incertidumbres de la teoría cuántica só­ El universo que describe la cosmología moderna se caracteriza
lo reflejaban una provisional ignorancia humana, que sería supe­ por cuatro tipos de contingencia'º:
rada tan pronto como se descubrieran los mecanismos determi­
nistas subyacentes. Aunque lo que más le interesaba era mostrar 1. Existencia contingente. ¿Por qué existen las cosas? Ésta es la
la necesidad a la que obedece todo suceso, también pensaba que cuestión de mayor interés para los teólogos y se corresponde
las leyes de la física son lógicamente necesarias. con el significado religioso de la creación ex nihilo tal como
ha sido explicada más arriba. Independientemente de que sea
En su libro El momento de la creación, el físico James Trefil finito o infinito en el tiempo, el Universo como un todo no
narra la búsqueda de leyes unificadas en cosmología; en el epí­ tiene en sí mismo la razón de su existencia. En la actualidad,
logo, escribe: parece probable que el «big-bang» represente un comienzo
absoluto, que sea un suceso singular; pero si los científicos
«Pero ¿quién creó esas leyes? ... ¿Quién creó las leyes de la ló­
descubrieran nuevas pruebas que vinieran a sancionar la idea
gica?... Por mucho que hagamos retroceder estos límites, siem­
pre habrá espacio para la fe religiosa y para una interpretación
de un universo cíclico o la de la infinitud del tiempo, ello no
religiosa del mundo físico. En cuanto a mí, me siento mucho tendría consecuencias para este tipo de contingencia. Los de­
más cómodo con el concepto de un Dios lo bastante listo para talles de las distintas cosmologías científicas son irrelevantes
idear las leyes de la física, que hacen inevitable la existencia de para la contingencia global del mundo. Aun cuando alguna
nuestro maravilloso universo, que con el Dios pasado de moda teoría llegara a demostrar que sólo hay un mundo posible, és­
que tuvo que fabricarlo todo, pieza a pieza»'". te no dejaría de ser meramente posible: la teoría no podría
garantizar su existencia fáctica ni, en general, la de casos en
John Polkinghorne examina la cuestión de la inteligibilidad los que ella misma se cumpla. Stephen Hawking escribe:
del mundo en un marco teísta. La clave para comprender el mun­ «Incluso si hay sólo una teoría unificada posible, se trata
do físico, afirma, no es otra que la matemática, una invención de únicamente de un conjunto de reglas y de ecuaciones. ¿Qué
la mente humana. Si el mundo es obra de una Mente, la corres­ es lo que insufla fuego en las ecuaciones y crea un univer­
pondencia entre la razón de nuestras mentes y la razón del mun­ so que puede ser descrito por ellas? El método usual de la
do no tiene nada de extraño. Dios es el fundamento común de la ciencia de construir un modelo matemático no puede res­
racionalidad ínsita a nuestras mentes y al mundo. El orden pue­ ponder a las preguntas de por qué debe haber un universo
de ser entendido como expresión de la fidelidad de Dios, lo cual que sea descrito por el modelo» 11 •
no impide que el azar desempeñe un papel importante.
Polkinghorne invoca el primitivo concepto cristiano de logos, 2. Condiciones de contorno contingentes. Si resultara que el
que, como hemos visto, combina la idea griega de un principio tiempo pasado es finito, entonces estaría fuera de toda duda
racional ordenador con la idea hebrea de la Palabra de Dios acti­ la existencia de una singularidad inicial, inaccesible para la
va en el mundo. Polkinghorne sostiene que el teísta está en con­ ciencia. Un comienzo de estas características fue el que pos­
diciones de explicar la inteligibilidad que el científico no tiene tularon los padres de la Iglesia en la clásica doctrina del ex
más remedio que dar por supuesta�9• nihilo, aun cuando la cuestión del comienzo no era su princi-

.m. Véase R.J. RussELL, «Contingency in Physics and Cosmology: A


Critique of the Theology of Wolfhart Pannenberg»: Zygon 23 (1988),
28. J. TREFIL, op. cil., p. 223. pp. 23-43.
29. Cf. J. POLKINGHORNE, One World: The lnteraction of"Science and Theo­ .1 1. S. HAWKING, A Brief Hislory of Time, Bantam Books, New York 1988,
logy, Princeton lJniversity Press, Princeton (NJ), 1987, pp. 45, 63 y 98. p. 174 [trad. cast.: Historia del tiempo, Crítica, Barcelona 1989"'] .
90 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 91

pal preocupación. Como dijo Tomás de Aquino, semejante yes que rigen los niveles superiores de vida no son derivables
comienzo brindaría un soberbio ejemplo de la dependencia de las leyes físicas. En capítulos posteriores sugeriré que la
del mundo respecto de Dios. Por otra parte, si resultara que el vida y la conciencia, aunque no violan las leyes de la física,
tiempo es infinito, todavía tendríamos condiciones de contor­ no pueden ser explicadas por medio de ellas. Es equívoco re­
no contingentes: por mucho que nos remontáramos en el pa­ ferirse a una posible teoría unificada en la física como «teo­
sado, siempre encontraríamos una situación o un estado que ría de todo», ya que su supuesta unidad sólo se conseguiría a
tendríamos que tratar como un hecho «dado», inexplicable. costa de un grado muy elevado de abstracción, con el consi­
Stephen Hawking ha elaborado una teoría de la gravedad guiente olvido tanto de toda la diversidad y particularidad de
cuántica que no necesita de un tiempo infinito, ni tampoco de los sucesos del mundo como de la emergencia de niveles
un comienzo del tiempo. En lugar de ello, el tiempo es, pa­ complejos a partir de otros más sencillos. Difícilmente cabe
radójicamente, finito, pero ilimitado. Las ecuaciones que esperar de una teoría unificada que sea capaz de decirnos
propone para el universo primigenio hacen uso de un tiempo grandes cosas acerca de una ameba, y mucho menos acerca
imaginario, indistinguible de las tres dimensiones espaciales. de Shakespeare, Beethoven o Newton.
Igual que ocurre con la superficie bidimensional de la Tierra
o el espacio tridimensional relativista («curvo»), las dimen­ 4. Sucesos contingentes. En el próximo capítulo defenderé que
siones espaciales y el tiempo imaginario de Hawking son fi­ las incertidumbres de la física cuántica son reflejo de la in­
nitos, pero ilimitados. En ese marco de tiempo imaginario, el determinación del mundo, y no sólo de las limitaciones de
tiempo real emerge gradualmente'2• Hawking reconoce que nuestro conocimiento. El Universo es una secuencia única e
no está claro cómo han de interpretarse los sucesos que tie­ irreversible de acontecimientos en la que ha surgido y sigue
nen lugar en el tiempo imaginario, y algunos críticos afirman surgiendo genuina novedad. Nuestros intentos de explicarlo
que es incoherente hablar del tiempo como de algo que emer­ no pueden basarse sólo en leyes generales, sino que deben
ge, pues la idea de emergencia hace referencia a cambios que adoptar una forma histórica. En las mutaciones, en la recom­
acontecen en el tiempo real. Yo sugeriría que, aunque el binación génica y en las condiciones ambientales que han in­
tiempo en sus primeras fases fuera «borroso» y no tuviera fluido en la historia evolutiva encontramos un tipo similar de
ningún borde definido al que poder dar el nombre de «co­ contingencia.
mienzo», la teoría postula la existencia de una estructura da­
da de relaciones físicas a paitir de las cuales se desarrollaron Por supuesto que hoy muchos científicos intentan circunscri­
el espacio y el tiempo. birse a preguntas estrictamente científicas; eso, cuando no adop­
tan una filosofía explícitamente materialista. No obstante, la re­
3. Leyes contingentes. Muchas de las leyes de la cosmología pa­ flexión más amplia sobre cosmología parece ser una importante
recen ser arbitrarias, pero algunas de ellas podrían revelarse vía para suscitar lo que he denominado «cuestiones límite». En
como implicaciones necesarias de otras teorías más funda­ el plano personal, los astrónomos manifiestan a menudo un sen­
mentales. Sin embargo, si se encontrara una teoría unificada, tido de admiración y reverencia ante el poder desencadenado en
también ella sería contingente, lo que no haría sino llevar la el «big-bang», así como ante los fenómenos que acontecen en los
argumentación un paso más atrás. Además, algunas de las le- límites de nuestra experiencia, pensamiento y lenguaje. La cos­
mología nos anima a reexaminar nuestros presupuestos acerca
del tiempo y el espacio, la ley y el azar, la necesidad y la contin­
32. Véase C.J. ISHAM, «Quantum Theories of the Creation of the Universe», gencia. Sobre todo, la inteligibilidad del Universo plantea cues­
en [R.J. Russell - N. Murphy - C.J. Isham (eds.)] Quantum Cosmology
and the Laws <l Nature, Vatican Observatory/Center for Theology and tiones que tienen su origen en la ciencia, pero no pueden ser re­
the Natural Sciences. Citta del Vaticano/ Berkeley 1993, 49-89. sueltas por ella misma.
92 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 93

INTEGRACIÓN dicha velocidad hubiese sido mayor en una parte en un mi­


llón, el Universo se habría expandido demasiado deprisa pa­
Los defensores de la tesis de la integración se esfuerzan por es­
ra permitir la formación de estrellas y planetas. La velocidad
tablecer entre las creencias religiosas y las teorías científicas una
de expansión depende, a su vez, de múltiples factores, tales
relación más estrecha que la que tienen en mente los represen­
como la energía inicial de la explosión, la masa total del
tantes del diálogo. El principio antrópico puede ser interpretado
Universo y la intensidad de la fuerza gravitatoria. El Univer­
como una nueva versión de la teología natural que toma como
so parece estar en equilibrio sobre la punta de un cuchillo.
punto de partida la cosmología. La teología de la naturaleza vie­
ne representada en este caso por aquellos modelos de Dios Crea­ 2. La formación de los elementos. Si la intensidad de la fuerza
dor que, sin dejar de expresar las creencias centrales de la comu­ nuclear fuerte fuera ligeramente inferior a la que, de hecho,
nidad religiosa, incorporan reformulaciones teológicas inspira­ posee, el Universo contendría tan sólo hidrógeno. Si fuera li­
das por la cosmología contemporánea. Por último, examinare­ geramente superior, todo el hidrógeno se habría convertido
mos el significado teológico de la humanidad a la luz de las re­ en helio. En ninguno de los dos casos habrían podido for­
cientes teorías cosmológicas. marse las estrellas y los compuestos estables como el agua.
Otro ejemplo: la fuerza nuclear apenas tiene la intensidad su­
Diseño: el principio antrópico ficiente para permitir la formación de carbono; sin embargo,
si fuera ligeramente más intensa, todo el carbono se habría
Un dato sorprendente que se desprende de las nuevas teorías cos­ convertido en oxígeno. El elemento carbono posee muchas
mológicas es que habría bastado un pequeño cambio en el valm propiedades que resultan decisivas para el posterior desarro­
de las constantes físicas para hacer de nuestro universo un lugar llo de la vida orgánica en la forma en que la conocemos.
inhóspito. Entre los múltiples universos compatibles con la,
ecuaciones de Einstein, el nuestro es uno de los pocos en que los 3. La razón partículaslantipartículas. En el universo primige­
parámetros arbitrarios tienen justamente aquellos valores que nio, por cada mil millones de antiprotones había mil millones
permiten la existencia de algo semejante a la vida orgánica. Mu­ de protones más uno. Los mil millones de pares se aniquila­
chos cosmólogos han señalado que la posibilidad de la vida, tal ron entre sí, generando radiación, y sólo quedó un protón. Un
como la conocemos, depende de los valores de unas cuantas número mayor o menor de protones supervivientes -o la au­
constantes básicas y resulta extremadamente sensible a cualquier sencia de supervivientes, si hubiese habido tantos protones
variación de las mismas33 • Entre estos fenómenos de ajuste fino. como antiprotones- habría hecho inviable el mundo material
podemos destacar los siguientes: que conocemos. Si las leyes de la física son simétricas con
respecto a partículas y antipartículas, ¿por qué se produjo
1. La velocidad de expansión. Stephen Hawking escribe: «Si J;i aquí esta minúscula asimetría?
velocidad de expansión un segundo después del "big-bang··
hubiese sido menor, incluso en una parte en cien mil billones. La concurrencia de numerosos rasgos improbables indepen­
el Universo se habría colapsado de nuevo antes de que hu­ dientes entre sí resulta enormemente improbable. La reflexión
biese alcanzado nunca su tamaño actuah>14 • Por otro lado, si acerca de cómo el Universo parece estar finamente ajustado para
la vida inteligente llevó a algunos cosmólogos a formular el prin-
1 ·i¡Jio antrópico: lo que es de esperar que observemos ha de estar
33. Cf. J. GRIBBIN - M. REES, Cosmic Coincidence: Dark Mat1er, Mankind
and Anthropic Cosmology, Bantam Books, New York 1989 [trad. casi.
limitado por las condiciones necesarias para nuestra propia pre­
Coincidencias cósmicas, Pirámide, Madrid 19911; J. BARR0W - �­ sl'.ncia como observadores35 • Este principio subraya la importan-
TIPLER, The Anthropic Cosmofogical Principie, Oxford University
Press, Oxford / New York 1986. \'í. Véase B.J. CARR - M.J. REES, «The Anthropic Principie and the
34. S. HAWKING, op. cit., p. 121. Structure of the Physical World»: Nature 278 ( 1979), pp. 605-612.
1). 1 1:1. ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 95

l·ia del observador en la ciencia, pero, en sí mismo, no ofrece una hlema para ver aquí un indicio de diseño divino. Cualquier teo­
l'xrlicación causal de la presencia de observadores. Sin embargo, ría que tome como punto de partida una única ecuación siempre
este ajuste fino podría ser interpretado como un argumento en fa­ dejará sin respuesta al menos una pregunta: ¿y por qué precisa­
vor de la existencia de un diseñador, quizá un Dios interesado en mente esa ecuación?38
la aparición de vida consciente. En resumen, si el azar y la necesidad son posibles alternati­
Algunos físicos creen ver en el universo inicial pruebas de fu vas al diseño, el principio antrópico no ofrece un argumento a fa­
existencia de un diseño. Así, por ejemplo, Stephen Hawking es­ vor de la existencia de Dios tan concluyente como los que, en su
cribe: «Existen enormes posibilidades de que un universo como día, buscaba la teología natural. Sin embargo, el principio resul­
el nuestro no haya surgido nunca de un "big-bang". Creo que ta perfectamente coherente con una teología de la naturaleza en
siempre tienen que aparecer implicaciones religiosas cuando SL' la que la fe en Dios se apoya fundamentalmente en otras razones.
empieza a discutir sobre el origen del Universo»36• Y Freeman El ajuste fino de las constantes físicas es justamente lo que sería
Dyson, en un capítulo titulado «Los argumentos del diseño». de esperar si la vida y la conciencia se contaran entre los fines
ofrece diversos ejemplos de «accidentes numéricos que parecen de un Dios racional que actúa con vistas a lograr unos objetivos
haberse puesto de acuerdo para hacer habitable el Universo». Y determinados.
concluye diciendo: «Cuanto más analizo el Universo y los deta­
lles de su estructura, tanto más evidente me parece que, en cier­ Modelos de Dios Creador
to sentido, él, el Universo, sabía que íbamos a venir»37 . En la comunidad cristiana, la fe en Dios se basa principalmente
Más arriba hemos visto cómo los autores críticos con el prin­ en los testimonios históricos de la obra de redención acontecida
cipio antrópico aducen que, dada una miríada de universos (en la en la alianza con Israel y en la persona de Cristo, así como en la
mayoría de los cuales habría resultado imposible la vida), la con­ experiencia personal de perdón y renovación. La doctrina de la
currencia de la adecuada combinación de constantes podría ha­ creación constituye la extensión de estas ideas de redención al
ber sido una mera cuestión de azar. Otros críticos especulan con mundo de la naturaleza. Ya hemos dicho más arriba que esta doc­
la posibilidad de que todas estas constantes aparentemente arbi­ trina también expresa la experiencia de asombro, la dependencia
trarias sean derivables de una ecuación omnímoda todavía des­ de Dios, la gratitud por el don de la vida y el reconocimiento del
conocida para la ciencia. Esa ecuación quizá nos mostrará algún orden y la novedad existentes en el mundo. Como afirman los de­
día que el único universo posible es justamente el que tiene la\ fensores de la independencia, estas creencias no dependen de
mismas constantes que el nuestro. Lo cual significaría que, si dL' ninguna teoría cosmológica concreta, ni antigua ni moderna. No
hecho existe un universo, sus constantes son necesarias, y no pro­ obstante, igual que hay puntos de coincidencia, también existen
ducto de la casualidad. El teísta puede replicar diciendo que un,1 :íreas de conflicto potencial en que las creencias tradicionales tal
teoría de esas características no haría más que llevar la discusión vez tendrían que ser reformuladas.
un paso más atrás. Porque tanto más sorprendente sería que un,1 Más arriba he afirmado que para hablar de entidades no ob­
teoría física altamente abstracta, la cual, en sí misma, no tiene c11 servables, tanto en la ciencia como en la religión es menester re­
absoluto nada que decir sobre la vida, pudiera describir estructu­ currir a modelos imaginativos. Algunas veces resulta necesario
ras dotadas del potencial para generarla. El teísta no tendría pro- emplear más de un modelo -los modelos de onda y partícula pa­
ra el electrón, por ejemplo, o modelos personales e impersonales
para Dios-. Los modelos son desarrollados conceptualmente en
36. Esta cita está tomada de J. BOSLOUGH, Stephen Hawking 's Univer.,,·. las teorías científicas y en las doctrinas teológicas, que luego han
Morrow, New York 1985, p. 121 f trad. cast.: El universo de Stephrn
Hawking, Salvat, Barcelona 1986].
37. F. DYSON, Disturbing the Universe, Harper & Row, New York 197l>. 18. Cf. M. WORTHING, God. Creation, and Contemporarv Phvsics. Forlress
p. 250. Press, Minneapolis 1996.
ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 97
1)(1 El. ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

de sn contrastadas con la experiencia de una comunidad (cientí­ En la Biblia, el modelo de padre se aplica a la relación de
fica o religiosa, según corresponda). El procedimiento de con­ Dios con las personas. A veces también se presenta a Dios corno
lrastación es más riguroso en el caso de la ciencia, pero no cabe madre (v.gr., Is 49, 15 y 66, 13), aunque se trata de una imagen po­
duda de que, con el paso del tiempo, también las creencias teo- co habitual en una sociedad patriarcal. La analogía parental sue­
16gicas son revisables. Tanto en uno como en otro campo, los le estar inspirada, más que en la procreación y el nacimiento, en
modelos surgen a partir de metáforas o analogías tomadas de si­ la preocupación del padre o la madre por procurar alimentos al
tuaciones más familiares39• hijo en edad de crecer. Por eso mismo, parece ser una imagen
La Biblia brinda en muchos lugares modelos de Dios Crea­ particularmente apropiada para ilustrar la relación de Dios con el
dor. En el Génesis, Dios aparece como un diseñador que, con vis­ mundo: el progenitor sabio concede al hijo una creciente inde­
tas al fin que se ha propuesto, impone orden al caos. Los manda­ pendencia, al tiempo que le ofrece aliento y amor. A diferencia
tos de Dios son poderosos, y su Palabra efectiva. Otras imágenes del modelo monárquico de la omnipotencia y la soberanía, mar­
bíblicas presentan a Dios como un alfarero que modela un objeto cadamente masculino, esta imagen logra mantener el equilibrio
(Jer 1 8, 6 ; Is 64, 8 ) o como un arquitecto que echa los cimientos de entre las cualidades que nuestra cultura considera masculinas y
un edificio (Job 3 8 ,4). Dios, que es Señor y Rey, gobierna el las que tiene por femeninas.
Universo de forma tal que terminen cumpliéndose sus objetivos. El modelo bíblico de Dios como espíritu me parece particu­
El mundo es manifestación de la Palabra de Dios y expresión de larmente fecundo. En los versículos iniciales del Génesis, el
la Sabiduría divina, la cual transmite un sentido. Según el Nuevo Espíritu de Dios se cierne sobre las aguas. El Espíritu interviene
Testamento, Dios crea a través de la Palabra (Jn 1), un término activamente en la creación continua de plantas y animales, que se
que, como hemos visto, combina el concepto hebreo de la Palabra expresa en tiempo presente: «Envías tu espíritu y los recreas»
divina activa en el mundo y el concepto griego de Palabra (Lagos) (Sal 104,30). El Espíritu simboliza también la presencia de Dios
como principio racional. El propósito de la creación se hace ma­ en la comunidad orante y en la inspiración de los profetas; asi­
nifiesto en Cristo, la Palabra encarnada. Aquí hay una rica diver­ mismo, es él quien desciende sobre Cristo con ocasión de su bau­
sidad de modelos, cada uno de ellos inspirado en una analogía tismo, y más tarde, en Pentecostés, sobre sus sucesores. La refe­
parcial y limitada que resalta de manera imaginativa una forma rencia al Espíritu constituye, pues, un vínculo entre la acción cre­
determinada de considerar la relación de Dios con el mundo. adora y la acción redentora de Dios.
Las analogías del alfarero y el artesano tienen como trasfon­
do la producción de un objeto estático y terminado. No parecen El concepto bíblico de Palabra (logos) divina sugiere el em­
ser las más adecuadas para pensar un proceso en marcha, diná­ pleo de una analogía tomada de la ciencia contemporánea. La co­
mico, evolutivo. La imagen de Dios como jardinero (por ejem­ municación de información es un concepto importante tanto en
plo, en Gn 2, 8) resulta más prometedora, aunque no es muy fre­ la teoría de la comunicación como en el funcionamiento de las
cuente en la Biblia, tal vez porque los israelitas querían distan­ redes informáticas, por una parte, y del ADN en los organismos,
ciarse de los dioses de la naturaleza de las culturas circundantes. por otra. La comunicación requiere, en todos los casos, una res­
Las analogías de Dios como rey y gobernante fueron acentuadas puesta selectiva (decodificación), así como la interpretación de
tanto en el pensamiento medieval como en el calvinismo. Pero un mensaje en un contexto más amplio. Diversos autores, entre
las doctrinas de la omnipotencia y la predestinación a las que es­ ellos John Polkinghome, han propuesto un modelo de Dios co­
tas imágenes conducen son, como luego veremos, difíciles de mo comunicador de información que no implica violación algu­
conciliar con la actual visión científica del mundo. na de las leyes científicas. Si el mundo se interpreta en un con­
texto más amplio, la idea bíblica de la Palabra divina puede ser
vista como comunicación de una estructura y un sentido racio­
39. Véase I.G. BARBOUR, Myths, Models, and Paradigms, Harper & Row,
New York 1974.
nales. Estos autores no usan la ciencia como prueba de la exis-
l)l{
EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 99
tcncia de Dios, sino como fuente de nuevas analogías para hablar somos los únicos que nos esforzamos por desentrañar la in­
sobre Él. En los capítulos 4 y 6 analizaremos estos modelos y al­ mensidad del Universo.
gunos otros.
2. Interdependencia. La cosmología se suma a la biología evo­
El significado de la humanidad lutiva y molecular y a la ecología en la tarea de mostrar la in­
terdependencia de todas las cosas. Somos parte de una viva
Gran parte de la resistencia que encontraron Copérnico y Galileo comunidad de ser: estamos emparentados con todas las cria­
se debió a que, en sus respectivas cosmologías, la Tierra no era turas, pasadas y presentes. La astrofísica nos ha ayudado a
ya el centro, sino uno más de los planetas que giran en torno al tomar conciencia de que debemos nuestra existencia a un le­
Sol. Darwin dio un paso más en la remoción del ser humano del gado común de sucesos físicos. Los elementos químicos de
centro de la estructura cósmica y cuestionó el significado que la nuestras manos y nuestros cerebros se formaron en los hor­
Biblia otorga a la existencia humana. ¿Cuáles son las implica­ nos estelares. Todo el Universo fue hecho a partir de una so­
ciones de la cosmología contemporánea para nuestra autocom­ la pieza. Está organizado en multitud de niveles: cada nuevo
prensión? ¿Pueden ser conciliadas con la visión bíblica del ser nivel se construye sobre niveles inferiores existentes con an­
humano? terioridad. La humanidad constituye la forma de vida más
1. w inmensidad del espacio y del tiempo. En comparación con avanzada que conocemos, pero también es parte de un pro­
las vastas extensiones de tiempo y espacio, la humanidad pa­ ceso mucho más amplio que se desarrolla en el espacio y en
rece insignificante. Pero hoy esas inmensidades no nos re­ el tiempo. Aunque este nuevo enfoque tal vez relativice las
sultan desproporcionadas. Ahora sabemos que se requieren pretensiones antropocéntricas de deslindar a la humanidad
aproximadamente quince mil millones de años para que los del resto de la naturaleza, en absoluto hace de la vida huma­
elementos pesados se «cuezan» en el interior de las estrellas, na algo insignificante.
sean esparcidos, formen estrellas de segunda generación con 3. Vida en otros planetas. El número de planetas es tan grande
planetas, y en uno de ellos, por lo menos, se produzca la evo­ que bastaría que una pequeña fracción de ellos fuera habita­
lución de la vida y la conciencia. Un universo en expansión ble para que en numerosos sistemas estelares existiera vida.
y de edad avanzada no puede ser sino inmenso, del orden de Durante unas observaciones realizadas con el telescopio
quince mil millones de años luz. Además, como señaló Hubble en 1999, se encontraron pruebas de la existencia de
Teilhard de Chardin, la importancia del Universo no debe ca­ otra estrella (aparte del Sol) acompañada por más de un pla­
librarse por su tamaño y duración, sino por otros criterios co­ neta. La inteligencia extraterrestre ha inspirado numerosas
mo la complejidad y la conciencia40 • El mayor grado de com­ películas de ciencia ficción, desde E. T. y Star Trek hasta Con­
plejidad no se ha alcanzado en las dimensiones atómicas o tact. Ya la mera posibilidad de que existan seres superiores a
galácticas, sino en la franja de tamaño intermedio. El cerebro nosotros, miembros de civilizaciones más avanzadas, es una
humano tiene cien billones de sinapsis; el número de posibles nueva advertencia frente al orgullo de la especie humana.
conexiones entre ellas es mayor que el número de átomos También cuestiona cualquier pretensión de exclusividad en
que hay en el Universo. Un solo ser humano posee un grado relación con la revelación de Dios en Jesucristo. A este res­
de organización -¡y una riqueza de experiencia!- superior al pecto, podríamos recordar que la obra del lagos, la Palabra
de mil galaxias sin vida. Después de todo, los seres humanos Eterna, no se ha circunscrito, ni siquiera en nuestro planeta, a
su automanifestación en Cristo. Si esa Palabra se encuentra
40. Cf. P. TEILHARD DE CHARDIN, The Phenomenon of Man, Harper & Row, activa, en forma de creación continua, a lo largo y ancho del
New York 1959, pp. 226-228 [trad. cast. del original francés: El fenó­ Universo, nada impide suponer que también se habrá revela­
meno humano, Taurus, Madrid 1971]. do como poder de salvación en otros puntos del espacio y del
1 ()() EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN ASTRONOMÍA Y CREACIÓN 101

tiempo, siempre de la manera más apropiada a las formas de el momento, la teoría más verosímil parece ser la que postula un
vida allí existentes. Nuestras imágenes de Dios deben ajus­ único «big-bang»; el teísta puede interpretar ese acontecimiento
tarse a la escala cósmica de la creación y la redención. como un comienzo instantáneo debido a Dios. Con todo, no de­
beríamos vincular de manera irrevocable nuestras creencias reli­
4. Azar y finalidad. Tradicionalmente, la finalidad creadora de giosas a ninguna teoría.
Dios se solía identificar con la aparición de orden. El énfasis Contemplando las fotos de la Tierra tomadas por los astro­
en la soberanía de Dios llevó a un determinismo según el cual nautas desde la Luna, podemos celebrar la belleza de nuestro
todo acontecía de acuerdo con un detallado plan divino; cual­ asombroso planeta y dar gracias por el don de la vida. De noche,
quier atisbo de azar se consideraba una amenaza para el con­ bajo el cielo estrellado, todavía es posible sentir asombro y ad­
trol absoluto de Dios. No es nada sorprendente, pues, que al­ miración. Ahora sabemos que el Universo abarca extensiones es­
gunos científicos y filósofos, impresionados por el papel del paciales y periodos temporales difícilmente imaginables. ¿Qué
azar, hayan terminado rechazando el teísmo. Consideran la clase de mundo es éste en el que aquellos extraños estados ini­
vida resultado accidental del azar y piensan que azar y teís­ ciales de materia y energía han dado lugar a la vida inteligente?
mo son incompatibles entre sí. La respuesta apropiada ante la Para un enfoque teísta no resulta nada raro que exista vida inte­
existencia de un diseño en el Universo es la gratitud y la ac­ ligente en la Tierra: ahí puede verse la obra de un Creador que
ción de gracias; el puro azar, por el contrario, despierta un actúa deliberadamente. El teísmo, aunque no esté en condiciones
sentimiento de futilidad y alienación cósmica. de aportar pruebas concluyentes, confiere sentido a este hecho,
Una posible alternativa sería decir que, en realidad, Dios así como a otras clases de experiencia humana. Todavía hoy nos
controla todos los sucesos que a nosotros nos parecen resul­ seguimos preguntando: ¿por qué existen las cosas y por qué son
tado del azar -ya sean las incertidumbres cuánticas, las muta­ como son? Y con el salmista de antaño nos atrevemos a procla­
ciones de la evolución o los accidentes de la historia huma­ mar: «¡Qué maravillosas son tus obras, Señor! ¡Todas las hiciste
na-. Esto permite conservar el determinismo divino de una con sabiduría!... Envías tu aliento y los recreas» (Sal 104, 24.30).
manera tan sutil que lo hace indetectable para la ciencia. En
el capítulo 4 intentaré demostrar, no obstante, que la presen­
cia de auténtico azar no es incompatible con el teísmo. Cual­
quiera que sea la combinación de aspectos probabilísticos y
deterministas que caractericen el proceso global que dio ori­
gen a la vida, siempre será posible descubrir en él un diseño
subyacente. Tanto las leyes de la naturaleza como el azar pue­
den ser instrumentos de la voluntad divina. Para que haya fi­
nalidad no es necesario que exista un plan predeterminado.
¡1 Así pues, los defensores de la teología de la naturaleza se de-
! jan inspirar en gran medida por una tradición histórica y una co­
munidad orante concreta, pero no tienen inconveniente en modi­
ficar ciertos enunciados tradicionales en respuesta a los hallazgos
de la ciencia. Por lo que respecta a la cosmología, tal empresa ha
de llevarse a cabo con precaución, puesto que muchas de las te­
orías actuales son altamente especulativas y sólo se encuentran
respaldadas, en el mejor de los casos, por pruebas indirectas. Por
LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 103

go, sólo la mencionaré brevemente. Al final del capítulo sinteti­


zaré mis propias conclusiones sobre la teoría cuántica.
Newton sostuvo que el mundo está compuesto de partículas
en movimiento, y esta concepción fue adoptada de manera gene­
ralizada en el siglo xv111. Con el auge de la química en el siglo
XIX, tales partículas fueron identificadas con los átomos de la te­
3 oría de Dalton, pero la mayoría de los científicos siguieron sus­
Las implicaciones cribiendo los presupuestos de la física newtoniana. El enfoque de
Newton era determinista, por cuanto sostenía que, en principio,
de la física cuántica es posible predecir el futuro de cualquier sistema a partir del co­
nocimiento exacto del estado en que se halla en el momento en
que es observado; reduccionista en la medida en que asumía que
La física investiga las estructuras elementales y los procesos de el comportamiento de un sistema viene determinado por el com­
cambio de la materia y la energía. Dado que se ocupa -¡y con la portamiento de sus partes más pequeñas; y realista en cuanto que
ayuda de las más abstractas ecuaciones!- de los niveles organi­ daba por supuesto que las teorías describen el mundo tal como es
zativos inferiores, parece ser, de entre todas las ciencias, la más en sí mismo, al margen del observador. Estos tres presupuestos
alejada del interés religioso por la vida humana. Pero la física tie­ fueron cuestionados en el siglo xx por la física cuántica.
ne, tanto a lo largo de la historia como en nuestros días, una gran A comienzos del siglo pasado, varios experimentos sugirie­
importancia, pues fue la primera ciencia sistemática y exacta, y ron que la luz se desplaza en paquetes independientes llamados
muchos de sus presupuestos pasaron a serlo también de otras cuantos. En el primer modelo atómico propuesto por Bohr, los
ciencias. Y tampoco debemos olvidar que ha ejercido una gran electrones recorrían, como si de un sistema solar en miniatura se
influencia en la filosofía y la teología. tratara, ciertas órbitas en torno al núcleo atómico (tal es la ima­
Además, a pesar de que no estudian más que la materia ina­ gen que aún prevalece en las representaciones populares del áto­
nimada, hoy los físicos se ocupan de entidades pertenecientes a mo). Este modelo no era capaz de explicar la existencia de nive­
dominios muy diversos, desde los quarks y los átomos hasta los les discretos de energía para los electrones orbitales, pero sí po­
cristales del estado sólido, los planetas y las galaxias, sin olvidar día dar razón de las frecuencias luminosas emitidas cuando un
las bases físicas de los organismos vivos. Sin las fuerzas que es­ electrón retorna a una de las órbitas interiores después de haber­
tudia la física cuántica no existirían los elementos químicos, ni la se desplazado a una órbita exterior a causa de una excitación
tabla periódica, ni los transistores, ni la energía nuclear, ni si­ energética. La luz emitida se comportaba de manera muy seme­
quiera la propia vida. Las ideas de la física cuántica no son fáci­ jante a la de un haz de partículas con energía y momento defini­
les de comprender, pero merece la pena estudiarlas detenida­ dos. En otros experimentos, sin embargo, los haces de electrones
mente, porque suscitan cuestiones básicas que atañen a las rela­ -que siempre habían sido considerados partículas localizadas­
ciones entre la ley y el azar, entre las partes y el todo, entre el ob­ manifestaban el difuso patrón de interferencia característico de
servador y lo observado. La idea de indeterminación que aflora las ondas .
en la teoría cuántica ha desempeñado un papel especialmente re­ Durante la década de mil novecientos veinte, Erwin
levante en los recientes debates sobre la relación entre ciencia y Schrodinger formuló la ecuación de ondas de la teoría cuántica,
religión. La otra gran revolución de la física del siglo xx, la teo­ que determina con exactitud los niveles discretos de energía que
ría de la relatividad de Einstein, tiene importantes implicaciones los electrones pueden ocupar en los átomos. Pero esta ecuación
para nuestra comprensión del espacio, el tiempo, la energía y la no predice la posición ni la trayectoria de los electrones. Sólo
materia; pero, para evitar que este capítulo resulte demasiado lar- permite calcular la probabilidad de que un electrón aparezca en
104 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 105

un punto dado en el momento en que se realiza la observación. una generalización de la teoría cuántica compatible con la teoría
l ,a ecuación describe un complejo patrón de ondas de probabili­ de la relatividad espacial. Ha sido aplicada con gran éxito a la te­
dad que se halla en precisa correlación con un amplio conjunto oría electrodébil y a las interacciones subnucleares (cromodiná­
de observaciones, pero no con una observación concreta. El mo­ mica cuántica, o teoría de los quarks).
delo de Bohr permite visualizar con facilidad los electrones, al­ De estas incertidumbres cuánticas los físicos dan tres inter­
go que no puede afirmarse de la teoría cuántica, en la que los pretaciones divergentes, cada una de las cuales tiene importantes
electrones no son en absoluto representables. Podríamos intentar implicaciones teológicas que serán estudiadas a lo largo de este
imaginarlos como patrones de ondas de probabilidad que llenan capítulo:
el espacio alrededor del núcleo asemejándose a vibraciones de I. La incertidumbre como ignorancia humana. Una minoría de
una sinfonía tridimensional formada por tonos musicales de in­ físicos, entre ellos Einstein y Max Planck, pensaban que las
creíble complejidad, pero la analogía no nos serviría de mucho. incertidumbres de la mecánica cuántica podían ser atribuidas
El átomo no puede ser observado directamente, y tampoco es po­ a nuestra provisional ignorancia. Estaban convencidos de que
sible imaginarlo utilizando cualidades sensibles; ni siquiera cabe los mecanismos subatómicos son rígidamente deterministas
describirlo coherentemente con ayuda de conceptos clásicos co­ y obedecen sin excepción alguna al principio de causalidad;
mo espacio, tiempo y causalidad 1 •
algún día, pensaban, se descubrirán las leyes que los gobier­
La teoría cuántica no asigna valores exactos a propiedades nan, y entonces será posible realizar predicciones exactas.
como la posición y el momento de los pobladores del mundo Einstein escribió: «El gran éxito inicial de la teoría cuántica
cuántico en el periodo que transcmTe entre dos observaciones. no es razón suficiente para que me convierta y crea que la
Sólo especifica un espectro de valores y la probabilidad asociada realidad es, en último término, un juego de dados... Estoy ab­
a cada uno de ellos. El principio de incertidumbre (o de indeter­ solutamente convencido de que con el tiempo daremos con
minación) de Heisenberg afirma que cuanto mayor sea la preci­ una teoría en la que las leyes no serán relaciones entre pro­
sión con que determinemos la posición de un electrón, tanto me­ babilidades, sino entre hechos percibidos»2 • Einstein expresó
nor será la precisión con que podamos establecer su momento, y su propia fe en el carácter ordenado y predecible del Uni-ver­
viceversa. Una relación de incertidumbre análoga rige entre otros so, que quedaría deslucido, pensaba él, por el más mínimo
pares de variables conjugadas, como la energía y el tiempo. Así, elemento de azar. «Dios no juega a los dados», decía.
por ejemplo, podemos predecir cuánto tardará en desintegrarse la Más recientemente, David Bohm ha intentado conservar el
mitad de un conjunto grande de átomos radiactivos, pero no determinismo y el realismo construyendo un nuevo formalis­
cuándo se desintegrará un átomo determinado. Sólo estamos en mo con variables ocultas en un nivel inferior. La aparente ale­
condiciones de predecir la probabilidad de que se desintegre den­ atoriedad que observamos en el nivel atómico se debería, se­
tro de un intervalo de tiempo dado: tal vez se desintegre dentro gún él, a variaciones en la concurrencia de fuerzas exactas en­
de un segundo, tal vez dentro de mil años... La ampliación de la tre las variables ocultas3• Hasta el momento, sus cálculos no
teoría cuántica a los dominios nuclear y subnuclear que se ha
producido en los últimos años conserva el carácter probabilístico
de la teoría originaria. La teoría cuántica de campos no es sino 2. De una carta de Albert Einstein citada en M. B0RN, Natural Philosophy
of Cause and Chance, Oxford University Press, Oxford, 1949, p. 122.
Véase también A. PAIS, Subtle Is the Lord, Oxford University Press,
1. Presentaciones asequibles de la teoría cuántica pueden encontrase en N. Oxford 1982 [trad. cast.: El Señor es sutil: la ciencia y la vida de Albert
HERBERT, Quantum Reality: Beyond the New Physics, Doubleday, New Einstein, Ariel, Barcelona 1984].
York 1985; J.C. POLKINGH0RNE, The Quantum World, Penguin Books, 1. Cf. D. BoHM, Causality and Chance in Modern Physics, Van Nostrand,
London 1986. Para una exposición más técnica, véase B. D'ESPAGNAT, Princeton (NJ) 1957 (trad. cast: Causalidad y azar en la física moderna,
Veiled Reality: An Analysis of Present-Day Quantum Mechanical Universidad Autónoma de México, México 1959]; D. B0HM - B.J.
Concepts, Addison-Wesley, NewYork 1995. HILEY, The Undivided Universe, Routledge, London 1993.
106 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 107

arrojan conclusiones empíricas distintas de las que resultan de a la vez resulta imposible. Esta interpretación suspende el
la mecánica cuántica. La mayoría de los científicos se mues­ juicio en lo referente a si el átomo -que nunca podemos co­
tran recelosos ante tales propuestas. A menos que alguien de­ nocer- es una entidad determinista o indeterminista.
sarrolle una teoría alternativa que pueda ser contrastada, lo 3. La incertidumbre como indeterminación inherente a la natu­
mejor será, dicen, aceptar las teorías probabilísticas que tene­ raleza. En sus últimos escritos, Werner Heisenberg defendió
mos y dejar a un lado la nostalgia de las certezas del pasado. que la indeterminación es un rasgo objetivo de la naturaleza,
2. La incertidumbre como conjunto de limitaciones experimen­ no una simple limitación del conocimiento humano5. En vez
tales o conceptuales. Muchos físicos afirman que la incerti­ de asumir que todo electrón tiene, por más que permanezcan
dumbre no es producto de una ignorancia provisional, sino desconocidas para nosotros, una posición y una velocidad
una limitación fundamental que nos impide irremediable­ precisas, la conclusión que deberíamos sacar de los hechos
mente el conocimiento exacto del mundo atómico. La prime­ comentados es que el electrón no es el tipo de entidad que
ra versión de esta posición, que se encuentra en los escritos siempre posee dichas propiedades. Observar consiste en ex­
iniciales de Niels Bohr, asegura que se trata de una dificultad traer de la distribución de probabilidad existente una de las
experimental: la incertidumbre es ocasionada por el proceso muchas posibilidades que encierra. Según este enfoque, la
de observación. Supongamos que queremos observar un influencia del observador no se concreta en modificar el va­
electrón. Para ello hemos de bombardearlo con un cuanto de lor ya definido, si bien ignorado, de una magnitud, sino en
luz, lo cual modifica la situación que estamos intentando es­ causar la actualización de una de las numerosas potenciali­
tudiar". Aunque se ajuste a lo que, de hecho, ocurre en nu­ dades existentes.
merosos experimentos, esta interpretación no parece capaz Si esta interpretación es correcta, la indeterminación es un
de explicar por qué existen incertidumbres aun cuando no se rasgo característico del mundo. Heisenberg alude a este hecho
haga nada para alterar el sistema en cuestión -por ejemplo, l;i como «la rehabilitación del concepto de potencia». En la
imposibilidad de predecir el momento exacto en que un áto­ Edad Media, la idea de potencia se refería a la tendencia de
mo radiactivo se desintegrará espontáneamente. una entidad a desarrollarse en una determinada dirección.
La segunda versión de este argumento atribuye la incerti­ Heisenberg no está de acuerdo con la descripción aristotélica
dumbre a nuestras insuperables limitaciones conceptuales. de la potencia como un esfuerzo por alcanzar un objetivo fu­
Ya la mera elección de las disposiciones experimentales que turo; en lugar de ello, sugiere que las probabilidades que em­
deseamos estudiar determina bajo qué patrón conceptual (on­ plea la física moderna se refieren a tendencias de la naturale­
dulatorio o corpuscular, determinación precisa de la posición za que incluyen un abanico de posibilidades. No se trata sólo
o determinación precisa del momento) se nos manifestará el de que desconozcamos el futuro; lo que ocurre es que éste, en
electrón. Nos vemos forzados a elegir entre descripciones realidad, ni siquiera está «decidido». Siempre hay abierto más
causales (en las que se utilizan funciones de probabilidad de un camino, y es posible la emergencia de novedad impre­
que evolucionan de manera determinista) y descripciones es­ decible. El tiempo implica historicidad única, irrepetibilidad;
pacio-temporales (que se sirven de variables locales entre las si fuera devuelto a un estado anterior de su evolución, el mun­
que existe una relación simplemente estadística); usar ambas do no seguiría otra vez el mismo curso, ya que en cada punto
podría actualizarse, de entre las potencialidades existentes, un
suceso diferente del que ocurrió en su momento.
4. Véase N. BOHR, Atomic Theory and the Description of Nature.
Cambridge University Press, Cambridge 1934, pp. 96-101 [trad. cast.:
«La teoría atómica y la descripción de la naturaleza», en (W. Heisenberg. 5. Véase W. HEISENBERG, Physics and Philosophy, Harper & Row, New
- N. Bohr - E. Schrodinger) Física Cuántica, trad. de M. Ferrero York 1958; Physics and Beyond, Harper & Row, New York 1971 [trad.
Melgar, Círculo de Lectores, Barcelona1996, pp. 371-479]. cast. del original alemán: Más allá de la física, BAC, Madrid 1974].
108 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 109

Una versión más exótica de la indeterminación objetiva pel del azar en los fenómenos cuánticos ha puesto en tela de jui­
es la interpretación de los mundos múltiples propuesta por cio las ideas de finalidad y soberanía divinas.
Hugh Everett. Como señalamos en el capítulo anterior, lo que Los conflictos con la religión que se han suscitado a lo largo
Everett defiende es que, cada vez que un sistema cuántico de la historia de la física tal vez no han sido tan virulentos como
tiene ante sí más de un camino, el Universo se divide en nu­ los causados por la astronomía o por la teoría de la evolución, pe­
merosos universos segregados, en cada uno de los cuales só­ ro han sido importantes, porque la física era considerada la más
lo se concreta una de las posibilidades existentes6 • Nosotros fundamental de las ciencias. El conflicto de mayor relieve es el
habitamos precisamente el universo en el que las cosas acon­ que afecta a la relación entre el control divino de los aconteci­
tecen tal como las observamos; además, no nos es posible co­ mientos, su detern1inación por leyes naturales y la presencia de
municarnos con ninguno de los restantes universos, en los azar en el nivel cuántico.
que duplicados nuestros observan la actualización de otras
alternativas. No parece que esta teoría sea, en principio, con­ Dios en un mundo determinista
trastable, ya que no tenemos acceso a los universos en los Al principio, la física newtoniana no parecía constituir ningún de­
que se realizan las potencialidades que han quedado sin ac­ safío para las creencias religiosas. Casi todos los científicos del
tualizar en el nuestro. Sería mucho más sencillo asumir que siglo xv111 eran piadosos cristianos. El propio Newton creía que
esas potencialidades no actualizadas en nuestro universo Dios preservaba a las estrellas del colapso a causa de la atracción
tampoco lo son en ningún otro. Tendríamos entonces un úni­ gravitatoria, y que intervenía periódicamente para corregir las
co universo objetivamente indeterminado. perturbaciones planetarias en el sistema solar (las cuales, como
más tarde mostraría Pierre Laplace, en realidad se cancelan mu­
De este análisis podemos sacar como conclusión que los de­ tuamente). Pero Newton y sus contemporáneos veían la mano de
fensores de la segunda y la tercera de estas posiciones funda­ Dios, sobre todo, en el armonioso diseño del Universo. Para ellos
mentales -en conjunto, la inmensa mayoría de los físicos con­ d mundo era una intrincada máquina que obedecía a leyes inmu­
temporáneos- coinciden en abandonar el determinismo de la fí­ tables, pero reflejaba la sabiduría de un creador inteligente7.
sica newtoniana. ¿ Cuál es el significado teológico de esta con­ Además, a Dios se le atribuía un papel permanente en ese
clusión? Consideremos cada uno de nuestros enfoques básicos. mundo sujeto a leyes. Dios no se limita a establecer las leyes -se
decía-, sino que las sustenta de manera ininterrumpida. Las le­
yes son una manifestación perdurable de los propósitos y la so­
CONFLICTO
beranía divinos. Dios predetermina y prevé todos los aconteci­
mientos: todo cuanto sucede, ocurre conforme a la voluntad di­
Con la física newtoniana, el literalismo bíblico no ocasionó con­
vina. Los científicos newtonianos estaban convencidos de que la
flictos como los que estallaron con la astronomía copernicana o
pasividad que caracterizaba a la materia en su ciencia era cohe­
la teoría darwinista de la evolución. Pero en los siglos posterio­
rente con las ideas tradicionales sobre la soberanía y la transcen­
res a Newton la idea de un universo rígidamente determinado por
dencia divinas, e incompatible con el panteísmo, la astrología, el
leyes naturales parecía incompatible con las ideas tradicionales
vitalismo y la alquimia, que presuponían un concepto de materia
sobre la acción de Dios en el mundo. Más recientemente, el pa-
111ás activo. Newton coincidía con los filósofos medievales en
que Dios, en cuanto «Causa Primera», se sirve de las «causas se­
6. Cf. P. DAVIES, God and the New Physics, Simon & Schuster, New York gundas» que describe la ciencia como instrumentos con los que
1983, caps. 8 y 12 [trad. cast.: Dios y la nueva física, Salvat, Barcelon;1
1986]; lo., Other Worlds. Abacus, London 1982, cap. 7 [trad. cast.: lograr fines predeterminados.
Otros mundos. El espacio y el universo cuántico, Salvat, Barcelona
1986]. /. Véase I.G. BARBOUR, Reliiion and Science. pp. 18-23.
110 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 111

Pero durante el siglo xvm el teísmo tradicional cedió paso Dios y el azar
con frecuencia al deísmo, esto es, a la creencia de que Dios puso De las tres interpretaciones de las incertidumbres de la teoría
el Universo en marcha y lo dejó funcionar a su aire. En un mun­ cuántica que hemos esbozado más arriba en este mismo capítu­
do semejante a un reloj, el papel de Dios quedaba circunscrito al lo, la primera sostiene que, en realidad, el mundo está por com­
del relojero. Inicialmente, el argumento del diseño (teología na­ pleto determinado, si bien todavía no conocemos sus leyes ver­
tural) respondía al deseo de respaldar la teología revelada, pero daderas. Einstein, el más famoso defensor de esta visión, creía
pronto se convirtió en un sucedáneo de ésta. Lo que comenzú que existen variables ocultas que aún esperan a ser descubiertas.
siendo una reinterpretación dentro de una comunidad cristiana La segunda interpretación atribuye la incertidumbre a insalvables
arraigada en la Escritura y en la experiencia religiosa personaL limitaciones experimentales o conceptuales y suspende el juicio
terminó desembocando con frecuencia en un Dios distante e im­ sobre lo que acontece en el mundo al margen de nosotros. Con
personal. Sobre todo entre los filósofos ilustrados franceses, sur­ esta visión se suele asociar a Bohr. La tercera interpretación, que
gió una marcada hostilidad contra la Iglesia y contra toda forma es la que asumía Heisenberg, defiende el carácter indeterminado
de religión. En nombre de la ciencia tomó vuelo un ateísmo mi­ de la naturaleza. El mundo atómico contiene un espectro de po­
litante que se presentaba acompañado por una gran confianza en tencialidades. El que, dada una distribución de probabilidad, se
el poder de la razón y en el progreso de la humanidad. realice tal o cual observación o acaezca tal o cual suceso es ab­
Las leyes newtonianas del movimiento y de la gravedad pa­ solutamente cuestión de azar.
recían regir todos los objetos, desde la más pequeña partícula En sí mismo, el azar es aleatorio, mientras que la acción di­
hasta el más distante planeta. Los conceptos de la física newto vina se tiene comúnmente por deliberada y dirigida a la consecu­
niana se revelaron espectacularmente exitosos en la explicación ción de unos fines concretos. Algunos autores sostienen que la
de un amplio espectro de fenómenos, y es comprensible que se presencia del azar socava las creencias teístas y da alas a la filo­
pensara que podían dar razón de todos los sucesos. Fueron esti­ sofía materialista. A mediados del siglo xx, Bertrand Russell es­
rados hasta constituirse en una metafísica materialista omnímo­ cribió: «El hombre es el producto de unas causas que no preveían
da, que fue defendida por algunos de los filósofos de la Ilus el fin que preparaban; su origen, su crecimiento, sus esperanzas y
tración. Quien más explícitamente abogó por el determinismo temores, sus amores y sus creencias no son sino producto de ac­
fue Laplace, quien afirmaba que, si conociéramos la posición y cidentales combinaciones de átomos»9 • En el capítulo anterior, vi­
la velocidad de todas las partículas del Universo, podríamos cal­ mos que algunos cosmólogos han propuesto teorías en las que se
cular los sucesos futuros sin excepción. Esta tesis es reduccio postula la existencia de una miríada de universos (ya sea en for­
nista, en tanto en cuanto asume que el comportamiento de cual ma de sucesivos ciclos de expansión y contracción, de dominios
quier entidad viene determinado por el comportamiento de sus aislados, de los «mundos múltiples» de Everett o de repetidas
componentes más pequeños. Cuando Napoleón se dirigió a él di fluctuaciones del vacío cuántico). Las constantes fundamentales
ciéndole: «Señor Laplace, me comentan que ha escrito usted un serían distintas en cada uno de estos universos, y nosotros vivirí­
extenso libro sobre el sistema del Universo y que no ha mencio amos por puro azar justamente en aquel que reúne los valores
nado ni una sola vez al Creador», Laplace dio una respues adecuados para permitir la aparición de la vida y la conciencia.
ta que se ha hecho célebre: «No tengo necesidad de semejanh' 1 \sos cosmólogos están convencidos de que nuestra existencia es
hipótesis»8• producto del azar y no responde a ninguna finalidad.

8. P.S. LAPLACE, A Philosophical Essay on Probabilities, Dover, New York 'l. B. RussELL, Mysticism and Logic, Doubleday, New York 1975, p. 45
19616, p. 4 [trad. cast. del original francés: Ensayo filosófico sobre /u., [trad. cast.: Misticismo y lógica, y otros ensayos, Paidós, Buenos Aires
probabilidades, Alianza, Madrid 1985]. 1975].
112 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 113

En su libro El azar y la necesidad, Jacques Monod arguye neral del cambio evolutivo, pero no la exacta secuencia de acon­
que la existencia del azar en la naturaleza respalda el materialis­ tecimientos. Esta propuesta será analizada en el próximo capítu­
mo y obliga a descartar toda interpretación teísta. La obra trata. lo ( véase «Dios y la creación continua»). En el capítulo 6 ten­
sobre todo, de biología evolutiva -en la que el azar y la necesi­ dremos ocasión de presentar a otros autores que sugieren que el
dad se hallan representados, respectivamente, por las mutaciones reconocimiento de la concurrencia de ley y azar (además de de­
aleatorias y la selección natural-, pero ofrece ejemplos tomados rroche, mal y sufrimiento) en la naturaleza debería llevarnos a
de otros campos de la ciencia. En ella se afirma que la prepon­ modificar o rechazar las ideas clásicas de omnipotencia divina
derancia del azar muestra que vivimos en un universo sin senti­ ( véase «La autolimitación de Dios» y «La teología del proceso»).
do: «El hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad indi­
ferente del Universo de donde ha emergido por azar»1 º. El azar es
INDEPENDENCIA
«la fuente de toda novedad y creación». Monod sostiene que to­
dos los fenómenos son reducibles a las leyes de la física y la quí­ Dos ideas tomadas de las interpretaciones de la física cuántica
mica y a la acción del azar: «Todo puede ser reducido a simples han sido empleadas para abogar por la independencia mutua de
y obvias interacciones mecánicas. Las células son máquinas. Los la ciencia y la religión. En primer lugar, es posible combinar una
animales son máquinas. Los seres humanos son máquinas» 11 • visión instrumentalista de las teorías cuánticas con una visión
Existen dos posibles respuestas teológicas a la indetermina­ instrumentalista de las creencias religiosas para argüir que la
ción que aflora en el nivel cuántico. La primera consiste en afir­ ciencia y la religión son dos lenguajes diferentes que se hallan al
mar que la actualización de una posibilidad concreta de entre el servicio de funciones de la vida humana sin ninguna relación en­
espectro que deja abierto la teoría cuántica no es una cuestión de tre sí. En segundo lugar, se ha extrapolado la complementariedad
azar, sino una decisión divina que ni viola las leyes de la natura­ de los modelos de onda y partícula de la física cuántica para su­
leza ni es científicamente detectable. Las leyes de la naturaleza gerir que la ciencia y la religión proveen modelos complementa­
se limitan a especificar un espectro de potencialidades, pero es rios de la realidad que, al ser independientes uno de otro, no tie­
Dios quien determina cuál de ellas se realiza. La «variable ocul­ nen por qué entrar en conflicto. Los defensores de la tesis de la
ta» no se halla en un nivel más profundo, todavía por descubrir. independencia afirman que las lecciones que pueden extraerse de
de las leyes deterministas, sino que es el propio Dios. Esta posi­ la física cuántica son epistemológicas antes que metafísicas, es­
ción será estudiada en la última sección de este capítulo. lo es, no nos informan tanto del carácter de la realidad cuanto de
La segunda respuesta teológica se concreta en la tesis de que las limitaciones del conocimiento humano.
tanto la ley como el azar forman parte del diseño divino. El bio­
químico y teólogo Arthur Peacocke atribuye al azar un papel po­ Interpretaciones instrumentalistas de la teoría cuántica
sitivo en la exploración de las potencialidades inherentes al or­
Del status de las teorías en la física cuántica se han propuesto
den creado. Este planteamiento es compatible con la idea de fi­
tres interpretaciones alternativas. Cada una de ellas ha sido utili­
nalidad divina, aunque no con la de un plan predeterminado con
zada para respaldar una visión similar del status de las creencias
precisión. A través de las potencialidades intrínsecas a los nive­
religiosas
les superiores de organización, Dios pudo prever la dirección ge-
1. Realismo clásico. Newton y la mayoría de los físicos del siglo
XIX sostenían que las teorías constituyen descripciones de la
10. J. MüNOD, Chance and Necessity, Yintage, New York 1972 [trad. casi naturaleza tal como es en sí, independientemente del observa­
del original francés: El azar y la necesidad, Tusquets, Barcelona 19811 dor. El espacio, el tiempo y la masa eran, según ellos, propie­
11. J. MüNOD, «Conferencia en la BBC», citada en [J. Lewis (ed.)] Beymtil
Chance and Necessity, Gamstone Press, London 1974, p. ix. Este libro dades esenciales de todos los sucesos y objetos. Para el rea­
incluye una serie de interesantes críticas a Monod. lista clásico, los modelos conceptuales son réplicas del mun-
LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA l 15
114 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

do que permiten al científico visualizar la verdadera estructu pruebas que r atifican nuestros con ocimientos, pero la predic­
ra del mismo. Einstein continuó esta tradición en tanto e11 ción no es, en sí misma, un objetivo de la ciencia. En otros
cuanto insistió en que la descripción completa de un sistema lugares, también y o he abogado por el re alismo crítico12•
atómico requiere especificar las variables espacio-tempor ales
que definen su estado de manera objetiva e inequívoca. En su C on frecuencia se da por supuesto que Bohr debió de ser ins-
opinión, l a teoría cuántica, puesto que no cumplía con este re­ trumentalista, porque, en su prolong ado debate con Einstein, ne­
quisito, estaba todavía incompleta y terminaría siendo supera­ gó el realismo clásico. Pero en realidad p arece h aber estado más
da por una teoría que satisfaría l as expectativas clásicas. cercano al realismo crítico que al instrumentalismo. Afirmó que
los conceptos clásicos no p ueden ser empleados de manera ine­
2. lnstrumentalismo. Esta visión afirma que las teorías no son q uívoca para representar sistemas atómicos con existencia inde­
sino convenientes construcciones humanas, expedientes de pendiente, sin o sólo para describir fenómenos observables en de­
cálculo que ayudan a correlacionar distintas observaciones y ;i terminadas situaciones experimentales. Resulta imposible visua­
realizar predicciones. Se trata igualmente de instrumentos ade­ lizar el mundo tal como es en sí, al margen de su interacción con
cuados para adquirir control técnico sobre la realidad. L as te­ nosotros. El estudio que Henry Folse dedica a Bohr concluye con
orías han de ser evaluadas por su capacidad par a satisfacer es­ la siguiente frase: «Renu nció al marco clásico, pero m antuvo una
tos objetivos, más que por su correspondencia con la realidad visión realista de la descripción científica de la naturaleza. L o q ue
(que a nosotros nos resulta inaccesible). L os modelos consti­ rechazaba no era el realismo, sino su versión clásica»". Bohr in­
tuyen ficciones imaginativas a las que se recurre provisional­ sistió en que era preciso abandonar la estricta separación que pre­
mente para elaborar teorías, tras de lo cual pueden ser dese­ supone la físic a clásica entre el observador y l o observado. Las
chadas; no son, pues, representaciones literales del mundo. limitaciones de nuestro conocimiento son tanto experimentales
Nada puede decirse acerca del átomo en el intervalo que me­ como conceptuales. Con todo, Bohr daba por supuesta la realidad
dia entre dos observaciones, aunque sí es p osible usar las ecua­ del sistema atómico que interactúa con el sistema de observación.
ciones cuánticas para calcular la probabilidad de que un deter­ Aun cuando se pueda discutir si Bohr debería ser calificado
minado valor sea observado en un experimento concreto. Las o no de instrumentalista (en sus escritos se pueden encontrar pa­
teorías y los modelos son útiles herramientas, tanto intelectua­ sajes par a ap oy ar cualquiera de las dos opiniones), lo cierto es
les como prácticas, pero no nos dicen nada sobre el mundo en que las interpretaciones p osteriores de la mecánica cuántica con
sí mismo. Esta visión se conoce como «interpretación de Co­ frecuencia han sido instrumentalistas. El hecho de que no se pue­
penhague», porque suele asociarse con el danés Bohr. dan usar varia bles clásicas para describir el mundo atómico se
3. Realismo crítico. Los realistas críticos se sitúan a medio ca­ considera una limitación fundamental del conocimiento human o.
mino entre l os realistas clásicos y l os instrumentalistas. Algunos teólogos insisten en que al h ablar de Dios resulta impo­
C onsideran l as teorí as como representaciones parciales de al­ sible eludir parecidas limitaciones conceptuales. Ni la ciencia ni
gunos aspectos concretos del mundo tal como se muestra en la religión pueden decir mucho sobre la re alidad en sí misma, so­
su interacción con nosotros. Las teorías, dicen, nos permiten bre cómo es, al margen de nuestro trato con ella. Los instrumen­
relacionar entre sí distintos rasgos del mundo que se mani­ talistas cuentan con el apoy o de los analistas del lenguaje, que in­
fiestan en diferentes situaciones experimentales. Para el rea­ sisten en que los diferentes tipos de lenguaje cumplen funciones
lista crítico, los modelos son intentos -abstractos y selecti­ muy distintas en la vida humana. L a ciencia y la religión -afir-
vos, pero indispensables- de imaginar las estructuras del
mundo que dan lugar a estas interacciones. Según este plan­ 12. Véase l.G. BARBOUR, Relif.iÍOn and Science, pp. 117-120 y 168
teamient o, el objetivo primordial de l a ciencia es el saber, no 13. H. FOLSE, The Philosophy of" Niels Bohr: The Fru111ework o(
el control. L a corroboración de las predicciones es una de las Complementarity, North Holland, Ncw York 1985, p. 237.
116 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 117

man estos autores- son empresas independientes sin ninguna re­ El propio Bohr sugirió que la idea de complementariedad po­
lación mutua; aunque ninguna de las dos brinda conocimiento\ día ser extendida a otros fenómenos también susceptibles de ser
sobre la realidad en sí, las funciones que desempeñan, diferente� analizados con ayuda de dos clases de modelos: mecanicistas y
en cada caso, resultan útiles. orgánicos en biología, conductistas e introspectivos en psicolo­
La lección de la complementariedad gía, deterministas y de libre arbitrio en filosofía, de justicia divi­
na y amor divino en teología. Algunos autores van incluso más
El principio de complementariedad propuesto por Bohr en el allá y hablan de la complementariedad entre la ciencia y la re/i­
marco de la física cuántica ha sido ampliado y extrapolado a la Kión. Así, por ejemplo, tras comentar la dualidad onda-partícula
relación entre la ciencia y la religión. Más arriba hemos visto que y la generalización que Bohr hizo de ella, C.A. Coulson se refie­
en algunos experimentos los electrones o los cuantos de luz se re a la ciencia y a la religión como «explicaciones complementa­
comportan como partículas, mientras que en otros lo hacen co­ rias de una misma realidad». Lo cual permitiría a ambas disci­
mo ondas. De los sistemas atómicos, insiste Bohr, siempre hay plinas ser relativamente independientes (aunque, si se trata de ex­
que hablar en relación con un dispositivo experimental: no pode­ plicaciones de «una misma realidad», no pueden serlo por com­
mos segregarlos del resto de la realidad, no podemos estudiarlos pleto)'5. Estas ideas serán retomadas en el apartado «Cuerpo y al­
en sí mismos. No es posible trazar ninguna línea que separe níti­ ma como perspectivas complementarias» (véase capítulo 5). La
damente el proceso de observación de aquello que es observado. tesis de que la ciencia y la religión son lenguajes complementa­
Somos actores, no meros espectadores; y es a nosotros a quienes rios será valorada más detenidamente en el capítulo 6.
corresponde decidir qué herramientas experimentales se han de En mi opinión, el término complementariedad puede ser ex­
emplear. Bohr sostiene que es el proceso interactivo de observa­ trapolado de la física a otros campos, pero con cierta cautela"'. En
ción, y no la mente o la conciencia del observador, lo que ha de primer lugar, dos modelos sólo deberían ser considerados com­
ser considerado. plementarios cuando hagan referencia a la misma entidad y po­
Pero Bohr también puso de relieve las limitaciones concep­ sean la misma estructura lógica. Los modelos de onda y partícu­
tuales del entendimiento humano, pues compartía el escepticis­ la se aplican a la misma entidad (por ejemplo, un electrón), per­
mo de Kant acerca de la posibilidad de conocer el mundo en sí. tenecen al mismo nivel lógico y han sido utilizados con anteriori­
Cuando intentamos forzar a la naturaleza dentro de unos deter­ dad en la misma disciplina. Estas condiciones no se dan en el ca­
minados moldes conceptuales, hacemos imposible la utilización so de la ciencia y la religión, que son actividades que responden
plena de otros conceptos. Así, nos vemos obligados a elegir en­ a situaciones diferentes y cumplen funciones distintas en la vida
tre descripciones exclusivamente causales y descripciones exclu­ humana. Por estas razones, yo prefiero hablar de la ciencia y la re­
sivamente espacio-temporales, entre modelos de ondas y mode­ ligión como lenguajes alternativos, reservando la etiqueta com­
los de partículas, entre la determinación precisa de la posición y plementarios para caracterizar a aquellos modelos del mismo ti­
la determinación precisa del momento. Cuanto más se emplea un po lógico que coexisten en un mismo ámbito de lenguaje (como
conjunto de conceptos, tantas menos posibilidades hay de utili­ es el caso de los modelos personales y no personales de Dios).
zar simultáneamente sus complementarios. Esta limitación recí­
proca se debe a que el mundo atómico no puede ser descrito con
15. Cf. C.A. COULSON, Science and Christian Belief, University of North
los conceptos de la física clásica, que se utilizan para explicar los Carolina Press, Chapel Hill 1955, cap. 3. Véase igualmente D.M.
fenómenos macroscópicos' 4• MACKAY, «Complementarity in Scientific and Theological Thinking»:
Zygon 9 (1974 ), pp. 225-44, así como las contribuciones de E.
McKINNON, J. LODER/J. NEIDHARDT y Ch. KAISER en [W.M. Richardson
14. Cf. N. BOHR, Atomic Physics and Human Knowledge, Wiley, New York - W.J. Wildman (eds.)l Religion and Science: History, Method,
1958, pp. 39-41 y 59-61 [trad. cast.: Física atómica y conocimiento hu­ Dialogue, Routledge, New York 1996.
mano, Aguilar, Madrid 1964]. 16. Cf. l.G. BARBOUR, Myths, Models, and Paradigms, pp. 77-78.
I IX EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 119

En segundo lugar, debería quedar claro que, fuera de la físi­ DIÁLOGO


ca, el término complementariedad no se emplea en sentido infe­
rencia[, sino analógico. Es necesario contar con pruebas directas Algunas interpretaciones de la teoría cuántica van más allá del
de la pertinencia en el otro campo de los dos modelos o conjun­ instrumentalismo, en la medida en que realizan afirmaciones me­
tos alternativos de elaboraciones teóricas. No se puede asumir sin tafísicas sobre el mundo que parecen tener relevancia para la re­
más que los métodos que se han revelado útiles en la física vayan ligión. Aquí se asegura que la física cuántica ofrece paralelismos
a ser fecundos también en otras disciplinas. conceptuales con ciertas ideas religiosas. Examinaremos el papel
En tercer lugar, el principio de complementariedad no justi­ del observador en la física cuántica y el carácter holístico de los
fica la aceptación acrítica de dicotomías. No debe ser usado pa­ sistemas cuánticos.
ra evitar hacer frente a inconsistencias o para obstruir la búsque­
da de unidad. Tampoco conviene cargar las tintas sobre el ele­ El papel del observador
mento paradójico que acompaña a la dualidad onda-partícula. La larga tradición de idealismo filosófico, es decir, la creencia de
Nadie dice que el electrón sea a la vez onda y partícula, sino úni­ que la realidad tiene un carácter esencialmente mental, se originó
camente que se comporta como onda y como partícula; además, mucho antes del nacimiento de la ciencia moderna. En la antigua
disponemos de un formalismo matemático unificado que, al me­ Grecia, los pitagóricos sostenían que las relaciones matemáticas
nos, permite realizar predicciones probabilísticas. Aunque todos constituían la urdimbre más profunda de la naturaleza. Los plató­
los esfuerzos realizados hasta la fecha no han conseguido formu­ nicos consideraban la naturaleza reflejo imperfecto de otro mun­
lar una teoría que se ajuste mejor a los datos que la teoría cuán­ do de perfectas formas eternas. En el siglo XVII, Johannes Kepler
tica, no podemos dar por concluida la búsqueda de nuevos mo­ afirmó que la «perfección geométrica» es la razón de que los pla­
delos unificadores. La coherencia constituye un importante ideal netas sigan órbitas exactamente elípticas, porque «Dios no hace
de toda indagación intelectual, aun cuando haya de ser matizada sino geometría».
por el reconocimiento de las limitaciones propias del lenguaje y Algunas nuevas versiones del idealismo filosófico han recla­
el pensamiento humanos. mado para sí el apoyo de la física moderna. En la década de mil
Como resumen de esta sección, podemos decir que tanto la novecientos treinta, James Jeans escribió: «El Universo comien­
interpretación instrumentalista de la teoría cuántica como el prin­ za a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran má­
cipio de complementariedad ponen de manifiesto que el realismo quina. La mente ya no es vista como una intrusa accidental en el
clásico es insostenible. Algunos autores combinan el instrumen­ reino de la materia» 07 • Arthur Eddington atribuyó a la mente hu­
talismo científico con una visión instrumentalista de la religión, mana la influencia determinante en toda forma de conocimiento.
con el fin de hacer verosímil la tesis de la independencia. He su­ Según él, es como si nos dedicásemos a seguir una hilera de pi­
gerido, sin embargo, que el realismo crítico ofrece una senda in­ sadas en la arena para terminar descubriendo que no son más que
termedia entre el realismo clásico y el instrumentalismo. Reco­ nuestras propias huellas. Al conocer, imponemos nuestros esque­
noce las limitaciones de los conceptos y modelos que se usan mas legaliformes, de modo que «se puede considerar que la men­
tanto en la ciencia como en la religión, pero insiste en que se re­ te no extrae de la naturaleza sino lo que la propia mente ha in­
fieren al mundo real, aunque siempre de manera selectiva e ina­ troducido en ella»' 8•
decuada. Los modelos son representaciones simbólicas de una
realidad que no puede ser directamente observada ni visualizada 17. J. JEA NS, The Mysterious Uni verse, Cambridge University Press,
con ayuda de analogías extraídas de la vida cotidiana. Si la cien­ Cambridge 1930, p. 186 [trad. cast.: El universo misterioso, Poblet,
Madrid 1933].
cia y la religión se refieren a un mundo común, como sostiene el 18. A. EoDtNGTON, The Nature of the Physical World, Cambridge University
realismo crítico, entonces tal vez existan interesantes oportuni­ Press, Cambridge 1928, p. 244 [trad. cast.: La naturaleza del mundo fí­
dades de diálogo. sico, Sudamericana, Buenos Aires 1952].
120 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 121

En la física cuántica, la relación entre teoría y experimento es qmm1cas, pero sólo adquirieron realidad plena cuando hubo
bastante indirecta. Los instrumentalistas acentúan la dimensión quien los observara. Wheeler concede que puede parecer anóma­
experimental arguyendo que las teorías no son más que ficciones lo que el presente tenga capacidad para influir en el pasado, pe­
útiles para relacionar entre sí distintas observaciones. Pero otros ro recuerda que, en el mundo indeterminado y no causal de la
científicos, al resaltar la importancia de los conceptos teóricos. mecánica cuántica, el antes y el después carecen de sentido. El
que son abstractos y matemáticos, encuentran motivos suficien­ pasado no significa nada, a menos que sea registrado en el pre­
tes para suscribir interpretaciones idealistas. sente. Los seres humanos ocupan, pues, un lugar central en un
El acto de medida, en el cual la multiplicidad de potenciali­ universo participativo y dependiente del observador2º.
dades de un sistema atómico se reduce a una única actualidad. En mi opinión, ninguna de estas interpretaciones de la física
constituye uno de los principales problemas. A los físicos les cuántica resulta convincente. Desde luego, no es la mente en
desconcierta la brusca discontinuidad que se produce cuando la cuanto tal la que determina las observaciones, sino más bien el
función de onda (la «superposición de estados» que representa el proceso de interacción entre el aparato de detección y el micro­
abanico de resultados alternativos) se colapsa al valor que es ob­ sistema. Los resultados experimentales podrían ser registrados
servado. ¿En qué punto del camino que lleva del microsistema al automáticamente en una película o impresos por ordenador sin
observador humano se fija el resultado inicialmente indetermina­ que nadie les prestara atención en un año. ¿Cómo podría el me­
do? Eugene Wigner sostiene que los resultados cuánticos sólo ro hecho de mirar una película o un papel impreso alterar un ex­
quedan determinados una vez que han pasado a formar parte de perimento realizado doce meses antes? El planteamiento de
la conciencia de una persona: «No es posible formular las leyes Wheeler resulta muy extraño, ya que los observadores del «big­
de una manera del todo coherente sin recurrir a la conciencia»'''. bang» son ellos mismos un producto de la evolución del Univer­
En su opinión, el aspecto distintivo de la conciencia humana que so, proceso este que transcurrió durante miles de millones de
causa el colapso de la función de onda es la introspección o re­ años antes de que apareciera la conciencia o cualquier otro tipo
flexividad; la conciencia puede dar razón de su propio estado, in­ de observador. Y no hay ninguna duda de que los átomos que han
terrumpiendo así la cadena de correlaciones estadísticas. influido en los sucesos evolutivos posteriores han de ser consi­
John Wheeler afirma que este universo en que vivimos es una derados plenamente reales. En todos estos casos, la lección que
creación de quienes lo observamos. El colapso de la función de se puede extraer es, diría yo, que los fenómenos del mundo son
onda es resultado del acuerdo intersubjetivo, en el que el ele­ interdependientes y están interrelacionados, no que tengan ca­
mento determinante no es la conciencia, sino la comunicación. rácter mental o sean intrínsecamente dependientes de la mente
Defiende que el pasado carece de existencia hasta que es regis­ humana.
trado en el presente. A modo de ejemplo, narra una conversación Además, algunos ingeniosos experimentos realizados en la
entre tres árbitros de béisbol. Uno de ellos dice: «Yo canto las ju­ década de mil novecientos noventa han posibilitado el estudio de
gadas tal como las veo»; el segundo afirma: «Yo las canto tal co­ la pérdida de coherencia de una función de onda cuántica, debi­
mo realmente son»; y el tercero contesta: «En realidad, no son do a su interacción con un entorno más amplio. Un haz de áto­
nada hasta que yo las canto». En cuanto observadores del «big­ mos de sodio o de iones de berilio es analizado a lo largo de su
bang» y del universo primigenio, dice Wheeler, hemos contribui­ trayectoria por medio de pulsos de láser, con el fin de estudiar la
do a crear esos acontecimientos. Antes de que existieran obser­ transición del comportamiento cuántico al comportamiento clá-
vadores, los átomos no estaban más que parcialmente individua­
lizados: poseían suficiente realidad para participar en reacciones
20. Cf. J. WHEELER, «Bohr, Einstein and the Strange Lessons of the
Quantum», en lR. Elvee (ed.)] Mind and Nature, Harper & Row, San
19. E. WIGNER, Symmetries and Rejlections, Indiana Univcrsity Press. Francisco 1982; «The Universe as Home for Man»: American Scientist
Bloomington 1967, p. 172. 62 (1974), pp. 683-691.
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)
EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 123

sico. Un estado cuántico pierde su coherencia cuando es posible Holismo en el mundo cuántico
obtener información sobre él a través de la interacción con pul­
sos de láser, lo cual puede ser considerado una forma de «medi­ Además de cuestionar el determinismo y el realismo, la física
da». La transmisión de información, no la conciencia, es el ras­ cuántica supone un desafío al reduccionismo de la física clásica.
go esencial del «colapso de la función de onda» durante una Lo que se pensaba que eran «partículas elementales» parecen ser
observación21 • manifestaciones temporales de cambiantes trenes de ondas que
Pero la física contemporánea sí que conlleva una lección se combinan en un determinado punto, se separan de nuevo y
epistemológica sobre la participación del observador. En la físi­ vuelven a entremezclarse en algún otro lugar. Las partículas co­
ca cuántica, el observador participa a través del carácter interac­ mienzan a ser vistas como afloramientos locales de un sustrato
tivo de los procesos de observación. En la teoría de la relatividad, continuo de energía vibratoria. La fuerza entre dos partículas
las propiedades temporales y espaciales varían con el marco de (entre dos protones, por ejemplo) puede ser entendida, bien co­
referencia del observador; estas propiedades son consideradas mo efecto de un campo, bien como resultado de un rapidísimo
relaciones antes que rasgos intrínsecos ( «en sí») de objetos con intercambio de partículas de otras clases (en este caso, mesones).
existencia autónoma. De modo análogo, en la religión el conoci­ Los electrones ligados a los átomos han de ser tratados como es­
miento sólo es posible por participación, aunque, por supuesto, tados del átomo en su conjunto, en vez de como entidades aisla­
las formas en que ésta se lleva a cabo difieren de las que se dan das. A medida que se forman sistemas cada vez más complejos,
en la ciencia. Podemos preguntamos qué relación tiene Dios con aparecen nuevas propiedades que no estaban prefiguradas en las
nosotros, pero es poco lo que podemos decir acerca de su natu­ partes constituyentes. Los sistemas emergentes tienen principios
raleza esencial. organizativos distintivos y manifiestan, por tanto, propiedades y
A veces se dice que la física cuántica es menos materialista actividades que no se hallaban en los elementos que los integran.
que la física newtoniana o la física decimonónica. Las ondas de Consideremos el átomo de helio. En el modelo precuántico
probabilidad pueden parecer menos sustanciales que los átomos se representaba como un núcleo en tomo al cual orbitaban dos
que representamos como bolas de billar, y hay quien pensará que electrones individualizables. Las distintas partes del átomo eran
la materia que se convierte en energía radiante se vuelve inmate­ claramente distinguibles, y las leyes que regían su comporta­
rial. Pero el nuevo átomo no es más espiritual o mental que el miento global podían ser deducidas a partir del análisis del com­
viejo; de hecho, sigue siendo detectado por medio de interaccio­ portamiento de sus componentes. Pero en la teoría cuántica el
nes físicas. Si es cierto que la ciencia procede selectivamente, y átomo de helio tiene que ser tratado como un todo en el que no
que sus conceptos son limitados, tan cuestionable resulta el in­ existen partes distinguibles. Su función de onda no es, ni mucho
tento de construir una metafísica idealista a partir de la física mo­ menos, la suma de las funciones de onda de los dos electrones in­
derna como en su día lo fue el desarrollo de una metafísica ma­ dividuales. Éstos han perdido su individualidad, y ya no se pue­
terialista a partir de la física clásica. de hablar del electrón A y el electrón B, sino tan sólo de un pa­
trón de dos electrones en el que la noción de identidad se difu­
mina. (En la estadística de la física clásica, un átomo con un elec­
trón A en un estado de energía excitado y otro electrón B en el
estado fundamental cuenta como una configuración distinta de la
que presenta el mismo átomo con los electrones A y B en posi­
21. Véase Ph. YAM, «Bringing Schrodinger's Cat to Life»: Scientific ciones intercambiadas; en la teoría cuántica no es ése el caso).
American 276 (Junio 1997), pp. 124-129 [trad. cast: «La frontera entre Las configuraciones de átomos de mayor tamaño con elec­
lo cuántico y lo clásico»: Investigación y Ciencia 251 (agosto 1997), pp. trones adicionales obedecen al principio de exclusión de Pauli,
18-24]; S. HAROCHE, «Entanglement, Decoherence, and the Quantum/
Classical Boundary»: Physics Today 51/7 (Julio 1998), pp. 36-42.
una ley que afecta a la totalidad del átomo y que no es en abso­
luto derivable de las leyes que rigen el comportamiento de los
1 -'·' EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 125

electrones individuales. Este principio establece que, en un áto- En un experimento propuesto por Einstein, y más reciente­
1110 cualquiera, dos electrones no pueden hallarse en el mismo es­ mente por John Bell, se evidencia una asombrosa forma de ho­
tado (esto es, no les está permitido tener los mismos números lismo conocida como no-localidad. En una de las versiones de
rn.ínticos de energía, momento angular y espín). A este intere­ tal experimento, una fuente emite dos partículas, A y B, que sa­
sante principio, grávido de consecuencias, cabe atribuir la exis­ len en direcciones opuestas: por ejemplo, una hacia la izquierda
tencia de la tabla periódica, así como las propiedades químicas y otra hacia la derecha. Un detector situado a la izquierda mide
de los distintos elementos. Cuando un átomo capta un nuevo el espín de A. Esta misma medida nos da a conocer automática­
electrón, éste tiene que asumir un estado distinto de aquellos en mente el espín de B: es igual en módulo al de A, pero de signo
que se encuentran los electrones que ya estaban en el átomo. Si contrario, pues el sistema tenía inicialmente espín cero. En un
utilizáramos razonamientos clásicos, habría que suponer que los experimento realizado en 1997, el detector de la izquierda estaba
demás electrones ejercen algún tipo de influencia en el recién in­ situado al final de un cable de fibra óptica de treinta kilómetros
corporado; pero esta «exclusión» no se parece en nada a los ha­ de longitud. La orientación de este detector se fijó mientras la
ces de fuerzas o a los campos que podamos imaginar. El enfoque partícula A se hallaba todavía en movimiento -demasiado tarde
cuántico renuncia a todo intento de describir el comportamiento para que ninguna señal pudiera alcanzar a la partícula B antes de
de los electrones constituyentes: las propiedades que manifiesta que ésta llegara al detector de la derecha, siempre en el supuesto
el átomo como un todo se analizan de acuerdo con nuevas leyes de que, como exige la teoría de la relatividad, ninguna señal pue­
que no tienen ninguna relación con las que rigen el comporta­ de viajar a una velocidad mayor que la de la luz23 •
miento de sus «partes» individuales, que han perdido por com­ La teoría cuántica define cada una de las dos partículas en
pleto su identidad. Un electrón orbital no es ya una entidad autó­ vuelo como una mezcla («superposición») de ondas, que repre­
noma, sino un estado del sistema. sentan todas las posibles orientaciones del espín. Cada conjunto
Los niveles energéticos de un conjunto de átomos en estado de ondas se «colapsa» a un valor concreto sólo cuando se lleva a
sólido (por ejemplo, una red cristalina) son una característica del cabo una medición. ¿Cómo pueden saber las ondas que represen­
sistema en su totalidad, no de sus componentes aislados. Ade­ tan a «B» qué es lo que les ha sucedido a las ondas que represen­
más, algunas de las transiciones de configuraciones desordena­ tan a «A»? La conexión parece ser instantánea y, a diferencia de
das a configuraciones ordenadas no pueden ser explicadas a par­ la mayoría de las fuerzas físicas, no disminuye con la distancia.
tir del comportamiento de las partes; y lo mismo cabe decir de Sin embargo, un sistema de este tipo no puede ser utilizado para
los llamados fenómenos cooperativos, como, por ejemplo, el pro­ enviar mensajes a velocidades superiores a la de la luz (lo que su­
ceder de los electrones en un superconductor. Existen leyes sis­ pondría una violación de la teoría de la relatividad), porque el es­
témicas que no son deducibles de las leyes que rigen los elemen­ pín de A es impredecible: el experimentador puede registrarlo, pe­
tos constituyentes; los niveles de organización superiores requie­ ro no controlarlo. Evidentemente, dos partículas que tienen su ori­
ren conceptos explicativos específicos. Los campos entrelazados gen en un mismo suceso han de ser descritas por una única fun­
y los todos integrados sustituyen a las partículas autosuficientes ción de onda global, prescindiendo de la distancia a que se en­
y extrínsecamente relacionadas entre sí como imagen fundamen­ cuentren. Polkinghorne extrae la siguiente conclusión: «Los esta­
tal de la naturaleza. El ser de cualquier entidad se define por sus dos cuánticos manifiestan un grado inesperado de unión ... El ex­
relaciones y su participación en configuraciones más inclusivas21 • perimento sugiere una visión sorprendentemente integral de la re-

22. Cf. M. KAFAT0S - R. NADEAU, The Conscious Universe: Par! and Whole 23. Cf. M. BUCHANAN, «Why God Plays Dice»: New Scientist 159 (22
in Modern Physical Theory, Springer Verlag, New York / Berlin 1990; Agosto 1998), pp. 27-30. Véase también T. MAUDLIN, Quantum Non­
D. O'MURCHIN, Quantum Theology: Spiritual lmplications of the NeH· Locality and Relativity: Metaphysical lmplications c>f Modern Physics,
Physics, Crossroads, New York 1997. Blackwe!L Oxford 1994; B. D'ESPAGNAT, Veiled Reality.
126 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 127

lación entre sistemas que han interactuado entre sí en alguna oca­ Mística oriental y holismo cuántico
sión, por mucho que luego puedan alejarse uno de otro»24 • Algunos autores proponen una integración sistemática de la físi­
Jean Staune sostiene que este hallazgo científico «demuestra ca contemporánea y la mística orienta1 27. De los libros que se
la existencia de un plano de realidad que, a pesar de que se en­ ocupan de estas cuestiones, el más influyente y ampliamente le­
cuentra más allá del tiempo, el espacio, la energía y la materia. ído es El tao de la física, del físico Fritjof Capra, que comienza
ejerce una influencia causal sobre el plano material de realidad estableciendo algunas semejanzas epistemológicas. Según
con el que estamos familiarizados». Lo cual, afirma, no sólo es Capra, tanto la física como las religiones asiáticas reconocen las
relevante de cara a refutar el materialismo, sino también en tan­ limitaciones del pensamiento y el lenguaje humanos. Algunas
to en cuanto nos brinda un camino para hablar de Dios: «A tra­ paradojas de la física, como por ejemplo la dualidad onda-partí­
vés de la física cuántica, la ciencia reconoce que ella sola no cula, recuerdan la bipolaridad yin/yang del taoísmo chino, que
puede ofrecer una descripción completa de la realidad. Al mismo simboliza la unidad de los supuestos contrarios; el propio Bohr
tiempo, nos ofrece la base para desarrollar una forma creíble de eligió el símbolo del yin/yang como motivo central de su escudo
entender la existencia de Dios, porque ahora sabemos que el de armas. El budismo zen nos invita a meditar los koans, los di­
mundo no se limita al plano de nuestra realidad»25 • chos paradójicos para los que no existe solución racional. Asi­
Las distintas formas de holismo que he presentado son, sin mismo, Capra asegura que la mente desempeña un papel esencial
lugar a dudas, importantes en cuanto crítica del reduccionismo. en la construcción de la realidad: «Las estructuras y los fenóme­
Sin embargo, tengo mis reservas a la hora de conceder demasia­ nos que nosotros observamos en la naturaleza no son sino crea­
do peso a estos experimentos de las dos partículas, porque la re­ ciones de nuestra mente medidora y categorizante»28 • También
lación entre la física cuántica y la teoría de la relatividad es muy cita la afirmación de Wigner de que las variables cuánticas no tie­
compleja y controvertida26 • El tema del holismo será retomado en nen valores definidos hasta que se produce la intervención de la
el próximo capítulo (véanse los apartados «Complejidad y auto­ conciencia humana.
organización» y «Una jerarquía de niveles»). Sus implicaciones Pero Capra va más allá, por cuanto sostiene que la física y la
teológicas se estudiarán en el capítulo 6 (véase «Dios como cau­ mística oriental realizan afirmaciones metafísicas parecidas so­
sa que actúa "de arriba abajo"»). bre el carácter holístico de la realidad. La física cuántica sugie­
re la unidad e interrelación de todos los acontecimientos. Las
INTEGRACIÓN partículas son perturbaciones locales de campos entrelazados. En
la teoría de la relatividad, el espacio y el tiempo constituyen un
Los defensores de la integración abogan por una relación entre todo unificado, y la materia-energía se identifica con la curvatu­
teorías científicas y creencias religiosas más estrecha que la que ra del espacio. El pensamiento oriental resalta, de manera análo­
conceden los valedores del diálogo, aunque entre ambos grupos ga, la unidad de todas las cosas y habla de la experiencia de in-
no cabe trazar una línea divisoria nítida. Aquí nos ocupamos de
dos versiones de la integración, una de las cuales se centra en el
27. Véase G. ZUKAV, The Dancing Wu Li Masters, Morrow, NewYork 1979
holismo cuántico, mientras que la otra tiene como eje la indeter­ [trad. cast.: La danza de los maestros del wu li, Plaza & Janés, Barcelona
minación cuántica. 1991]; K. WILBER (ed.), Mystical W ritings of the World's Greatest
Phvsicists, Shambala, Boulder I 984 [trad. cast.: Cuestiones cuánticas:
esÚitos místicos de los .fúicos más famosos del mundo, Kairós,
24. J. PoLKINGH0RNE, The Quantum World, Penguin Books, London 198(, Barcelona 1988]; D. ZOHAR, The Quantum Sel.f:· Human Nature and
pp. 79-80. Consciousness Defined by the New Physics. Morrow, New York 1991
25. J. STAUNE, «On the Edge of Physics»: Science and Spirit 1 O/ 1 [trad. cast.: La conciencia cuántica, Plaza & Janés. Barcelona 1992 '1.
(Abril/Mayo l 999). p. 15. 28. F. CAPRA, The Tao <if" Physics, Bantam Books, New York 1997. p. 266
26. Cf. l. BAIUlOLIR. Religion and Science, pp. 175-77. [trad. cast.: El tao de la física, Luis Cárcamo Ed., Madrid 1987'. p. 312)
128 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 129

di r1.:rcnciada unidad que se alcanza en la profundidad de la me­ do atómico no existe permanencia, sino más bien un fluir de
ditación. Existe una realidad última -que en la India se denomi­ acontecimientos siempre cambiante. Pero no puedo aceptar que
na «Brahman», y en China «Tao»- con la que el individuo se el espacio-tiempo sea un bloque estático e intemporal. En otro
funde. Según la nueva física, el observador y lo observado son in­ lugar he defendido que la unidad de espacio y tiempo de la que
separables, de modo muy parecido a lo que la tradición mística habla la teoría de la relatividad apunta a la temporalización del
conoce como unión de sujeto y objeto. espacio, no a la espacialización del tiempo29 • Por otro lado, para
A continuación, Capra afirma que tanto la física como el pen­ gran parte de la mística oriental, especialmente para la tradición
samiento oriental ven el mundo como dinámico y sometido u advaita en el hinduismo, el mundo temporal es ilusorio, y la re­
continuo cambio. Las partículas no son sino patrones de vibra­ alidad última intemporal. Aun cuando el mundo exhibe ciertas
ción que se crean y se destruyen incesantemente. La materia se pautas regulares a las que cabe atribuir un matizado carácter de
manifiesta en forma de energía, y viceversa. Por su parte, el hin­ realidad, el centro inmutable -el único que es verdaderamente
duismo y el budismo sostienen que la vida es transitoria: nada de real- se encuentra tras este velo superficial del maya (ilusión).
lo existente permanece, todo se halla en perpetuo movimiento. En el budismo, la intemporalidad hace referencia también a la
La danza de Shiva es una imagen de la danza cósmica de formas realización de nuestra unidad con todas las cosas, que nos libera
y energía. Sin embargo, en ambos campos se reconoce también de la esclavitud del tiempo, así como de la amenaza de la transi­
la existencia de un ámbito intemporal subyacente. Capra sostie­ toriedad y el sufrimiento. Las disciplinas de contemplación brin­
ne que el espacio-tiempo de la teoría de la relatividad es tan in­ dan una cierta experiencia de intemporalidad, si bien ello puede
temporal como el presente eterno de la experiencia mística. ser en parte el resultado de una focalización absorbente de la
En mi opinión, Capra exagera las semejanzas entre ambas atención, que detiene el flujo del pensamiento.
disciplinas e ignora casi por completo las diferencias. Para esta­ Capra apenas dice nada acerca de la diferencia entre los ob­
blecer paralelismos, a menudo se sirve de meras comparaciones jetivos de la física y los de la mística, ni acerca de las funciones
entre términos o conceptos concretos extraídos de sus contextos distintivas de sus respectivos lenguajes. La meditación no busca
más amplios, que son radicalmente diferentes. Por ejemplo, las tanto la elaboración de un nuevo sistema conceptual cuanto la
tradiciones asiáticas hablan de la unidad indiferenciada, mientras transformación de la existencia personal, un nuevo estado de
que la totalidad y unidad de la que trata la física, amén de ser al­ conciencia y de ser, una experiencia de iluminación. La mística
tamente diferenciada y estructurada, se halla sujeta a rígidas es una forma de vida, y sólo derivadamente un conjunto de cre­
constricciones, principios de simetría y leyes de conservación. Es encias metafísicas.
cierto que el espacio, el tiempo, la materia y la energía están uni­
ficados en la teoría de la relatividad, pero existen unas reglas de El físico David Bohm es más prudente a la hora de establecer
transformación muy precisas. La unidad no estructurada de los paralelismos entre la física y la mística oriental. Propone entender
místicos, en la que todas las distinciones quedan borradas, pare­ la mente y la materia como dos proyecciones diferentes de un or­
ce ser también muy diferente de la interacción organizada y el den implicado (implicate order) subyacente, como dos expresio­
comportamiento cooperativo de los todos de nivel superior, que nes -relacionadas entre sí- de una única realidad más profunda.
ya se insinúa en la física, pero que resulta mucho más evidente Bohm ve también en las religiones orientales una clara afirmación
en la biología. Si los reduccionistas sólo ven las partes, Capra de la unidad fundamental de todas las cosas; en la contemplación
presta una atención unilateral a los todos. se accede a una experiencia directa de la indivisa totalidad. La
Pienso que también existen significativas diferencias entre la fragmentación y el egocentrismo pueden ser superados por medio
física y la mística por lo que concierne a la relación entre el tiem
po y la intemporalidad. La física se ocupa del ámbito sujeto al
cambio temporal. Estoy de acuerdo con Capra en que en el mun- 29_ Véase I.G. BARBOUR, Religion §and Science, pp. 177-181.
110 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 131

de la disolución del yo en el todo indiferenciado e intemporaP". Dios y la indeterminación cuántica


l •:stamos ante un monismo radical que contrasta con el pluralismo Algunos autores sugieren que las indeterminaciones atómicas
dL· las religiones occidentales y la teología del proceso. Según constituyen el ámbito a través del cual Dios controla providen­
Bohm, la respuesta a la fragmentación de la vida personal no se cialmente el mundo. En la década de mil novecientos cincuenta,
halla, como defiende el pensamiento cristiano, en la sanación de William Pollard, físico y sacerdote, defendió que una acción di­
esa ruptura a través de la restauración de las relaciones con Dios vina de esas características no violaría las leyes de la naturaleza
y con el prójimo, sino en la disolución del yo aislado. ni sería científicamente detectable. Dios -afirma- es quien deter­
Richard Jones ofrece una detallada comparación de diversos mina cuál de los valores de una distribución de probabilidad ha
motivos de la nueva física, el hinduismo advaita y el budismo de actualizarse. Los científicos no encuentran ninguna causa na­
theravada, en la que acentúa las diferencias existentes entre es­ tural que explique la selección de una determinada alternativa en­
tas tres visiones31 • Su posición coincide básicamente con lo que tre todas las posibles; después de todo, el azar no es una causa.
he llamado tesis de la independencia: la ciencia y la mística son Los creyentes, por su parte, pueden atribuir dicha selección a la
actividades independientes y distintas entre sí, pero ambas con acción de Dios. Éste influye en los acontecimientos, pero no co­
valor cognitivo. La ciencia tiene autoridad en lo que atañe a las mo si se tratara de una causa física más. Puesto que un electrón
estructuras objetivas y a las regularidades existentes en el ámbi­ que se encuentra en una superposición de estados no tiene una
to del devenir y el cambio, mientras que la mística es una expe­ posición bien definida, no es preciso que Dios ejerza fuerza al­
riencia de la realidad no estructurada e inobjetivable que se es­ guna para provocar la actualización de una de las potencialida­
conde tras la aparente multiplicidad. Las afirmaciones de una y des. Por medio de la dirección coordinada de muchos átomos,
otra son, en su mayor parte, inconmensurables; además, puesto Dios puede gobernar providencialmente todos los acontecimien­
que se ocupan de dominios diferentes de la realidad, no es posi­ tos. Es Dios, no la mente humana, quien provoca el colapso de la
ble ninguna integración entre ellas. Mientras que el científico es­ función de onda a un valor concreto32.
tudia de manera objetiva estructuras legaliformes diferenciadas, A primera vista, se diría que la indeterminación del nivel
el místico vive en la experiencia de contemplación un encuentro cuántico es irrelevante para los fenómenos que acontecen en el
con la totalidad indiferenciada de la realidad subyacente. Jones nivel de las células vivas: cada una de ellas está formada por mi­
es crítico con los vagos paralelismos que establece Capra, así co­ llones de átomos, por lo que las fluctuaciones estadísticas tien­
mo con el uso que éste hace de frases extraídas de su contexto. den a cancelarse mutuamente. Las ecuaciones cuánticas ofrecen
Aunque la línea divisoria que traza entre la ciencia y la religión predicciones exactas para colectivos grandes, pero no para suce­
tal vez sea demasiado nítida, las reservas de Jones sirven de re­ sos individuales. Además, los átomos y las moléculas manifies­
cordatorio de los peligros que acechan cuando la integración se tan una estabilidad intrínseca frente a las pequeñas perturbacio­
centra en las semejanzas y descuida las diferencias. nes, puesto que para modificar su estado se requiere al menos un
cuanto de energía. Sin embargo, en muchos sistemas biológicos
los microsucesos individuales tienen a veces consecuencias de
largo alcance. La mutación de un único elemento de una secuen­
cia genética es capaz de alterar la historia evolutiva. En el siste­
ma nervioso y en el cerebro, un microsuceso puede hacer que se
30. Cf. D. BOHM, Wholeness and the lmplicate Order, Routledge and Kegan
Paul, Boston 1980, cap. 7 [trad. cast.: La totalidad y el orden implicado.
dispare una neurona, cuyos efectos serán amplificados por la red
Kairós, Barcelona 1998]; lo., «Religion as W holeness and the Proble111 neural. Así pues, por medio del control de los sucesos cuánticos,
of Fragmentation»: Zygon 20 (1985), pp. 124-133.
31. Véase R. JoNES, Science and Mysticism, Bucknell University Press. 32. Cf. W. POLLARD, Chance and Providence, Charles Scribner's Sons, New
Lewisburg (PA) 1986. York 1958
112 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN LAS IMPLICACIONES DE LA FÍSICA CUÁNTICA 133

Dios estaría en condiciones de influir en el curso de los aconte­ quien ya creemos por otras razones de tal modo que sea compa­
ci rnientos de la historia de la evolución y del ser humano. tible con las teorías científicas33 • En el capítulo 6 examinaremos
La propuesta de Pollard es compatible con algunas teorías fí­ con más detalle esta propuesta (véase el apartado «Dios como
sicas actuales. Dios sería la más profunda «variable oculta» de determinador de indeterminaciones»).
carácter no local. Pero tengo al menos tres graves objeciones que
Permítaseme ahora resumir mis propias conclusiones:
plantear a estas ideas: ( 1) Pollard entiende la soberanía divina co­
mo control total sobre todos los acontecimientos, y defiende la I. Azar y ley. El determinismo que la física clásica atribuye a las
predestinación. Ello me parece incompatible con la libertad hu­ leyes de la naturaleza fue entendido con frecuencia como un
mana y con la existencia del mal. También priva de realidad al desafío a las ideas tradicionales sobre la acción de Dios en el
azar, que pasa a ser un mero reflejo de la ignorancia humana so­ mundo. La aleatoriedad que, dentro de un espectro de valores
bre la verdadera causa divina. (2) Para Pollard, la voluntad de probables, caracteriza a los sucesos observables en la física
Dios se realiza a través de los aspectos de la naturaleza no suje­ cuántica también parece compatible, en principio, con el con­
tos a ley más que a través de los que sí lo están. Lo cual tal ve, cepto de soberanía divina. Pero, como se verá con más detalle
sea un necesario correctivo al acento que el deísmo pone en sen­ en los capítulos 4 y 6, algunos autores han sugerido formas de
tido contrario, pero no por ello me parece menos unilateral. (3) reformular las ideas tradicionales sobre el papel de Dios que
El hecho de circunscribir la acción de Dios al nivel inferior, al permiten tomar en consideración tanto la ley como el azar.
nivel de los componentes atómicos, revela un reduccionismo im­ 2. Realismo crítico. La física cuántica pone de manifiesto las
plícito. ¿No deseamos reconocerle también a Dios la capacidad deficiencias del realismo clásico, pero el realismo crítico nos
de influir en los fenómenos de los niveles superiores, de actuar permite reconocer las limitaciones del conocimiento humano
«de arriba abajo» antes que «de abajo arriba»? ¿No se relaciona sin necesidad de suspender el juicio en lo que respecta al ca­
Dios con la totalidad de la persona humana, por ejemplo, y no só­ rácter de los sucesos que acontecen en el mundo, como hace
lo con los sucesos atómicos que tienen lugar en el cerebro? el instrumentalismo. Los modelos y las teorías no son des­
El físico y teólogo Robert Russell se encuentra entre quienes cripciones literales de la realidad, pero hacen referencia, to­
sostienen que Dios, a la vez que influye sólo sobre ciertos suce­ do lo selectiva e inadecuadamente que se quiera, a aspectos
sos cuánticos, también actúa en niveles superiores como una cau­ limitados de ella.
sa «de arriba abajo» que repercute en niveles inferiores. Con ello 3. Indeterminación. La incertidumbre de la física cuántica es
se eluden las objeciones planteadas al esquema de Pollard y se entendida aquí, en consonancia con el realismo critico, como
deja lugar para el azar, la ley y la acción de Dios en el mundo reflejo de una indeterminación de la propia naturaleza, no co­
cuántico. La concreción final de los sucesos que no se hallan de mo un simple producto de la ignorancia humana con respec­
terminados de todo punto por relaciones legaliformes puede sn to a sucesos que, en sí mismos, se hallan determinados. Se­
realizada en algunos casos directamente por Dios, quien se en gún esta manera de ver las cosas, en el mundo existen poten­
cargaría de actualizar una de las potencialidades del sistema. cialidades alternativas.
Puesto que no viola las leyes estadísticas de la teoría cuántica, tal 4. Complementariedad. La necesidad de usar pares de modelos
intervención divina no sería detectable por los científicos. La hi y conceptos que no pueden ser unificados de manera cohe-
pótesis de que Dios actúa en las indeterminaciones cuánticas tH,
pretende ser un argumento en favor de la existencia de Dios se
gún el uso de la tradición de teología natural, puesto que las in 33. R.J. RusSELL, «Special Providence and Genetic Mutation: A New
certidumbres todavía podrían ser atribuidas a la ignorancia hu Defense of Theistic Evolution», en [R. J. Russell - W. R. Stoeger - F.
Ayala (eds.)] Evolutionary and Molecular Biology: Scientific
mana o al azar. No; más bien se trata de una teología de la nat11 Perspectives on Divine Action, Vatican Observatory / Center for
raleza, esto es, de una manera de concebir la acción del Dios c11 Theology and the Natural Sciences, Citta del Vaticano/Berkeley 1998.
134 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

rente (los de onda y partícula, por ejemplo) refleja las limita­


ciones que el pensamiento humano tiene a la hora de enfren­
tarse con dominios alejados de la experiencia cotidiana. Pero
la complementariedad no hace superflua la búsqueda de uni­
dad ni respalda la tesis de que los enunciados científicos y re­
ligiosos son totalmente independientes e inconexos entre sí.
5. La participación del observador. El observador influye, a tra­ 4
vés de los aparatos experimentales, en la observación de los
sucesos cuánticos. Este hecho no lo interpreto tanto como Evolución y creación continua
prueba de la influencia de la mente del observador o de i:.J
omnipresencia de la conciencia, sino más bien como ejemplo
de holismo (esto es, la necesidad de entender cada sistema fí­ En su calidad de naturalista del HMS Beagle en un viaje de cinco
sico como un todo). años alrededor del mundo, Charles Darwin observó numerosas
variaciones entre individuos de una misma especie que habitaban
6. Holismo. El carácter holístico de la teoría cuántica se evi­
en lugares diferentes. Seis años después, leyendo las reflexiones
dencia en la necesidad de usar una sola función de onda pa­
de T homas Malthus sobre los efectos de la presión y competen­
ra el conjunto de una configuración atómica que no puede ser
cia interna en la población humana, Darwin encontró la clave pa­
analizada como la suma de sus partes individuales. También
ra poner en pie una teoría con la que interpretar los datos recogi­
es evidente en las correlaciones entre sucesos distantes que
dos durante el viaje. Darwin también había tomado nota de los
dan a conocer los experimentos relacionados con el teorema
cambios graduales que se producen en sucesivas generaciones de
de Bell. El holismo que se insinúa en la física y en otros
animales cuando los criadores humanos seleccionan algún rasgo
campos espolea el rechazo del reduccionismo y es compati­
determinado. En toda población existen pequeñas variaciones
ble con una visión multiestratificada de la realidad, así como
aleatorias que pueden ser heredadas. En la lucha por la supervi­
con la emergencia de nuevas clases de sucesos en niveles su­
vencia en la naturaleza, argüía Darwin, algunas variaciones con­
periores de organización.
fieren una ligera ventaja competitiva, lo que hace que al cabo de
7. Mística oriental. El monismo de las tradiciones orientales es, muchas generaciones se produzca una «selección natural» de ca­
en mi opinión, un holismo demasiado extremo, que deprecia racterísticas hereditarias que favorecen la supervivencia. En
la realidad y la relacionalidad de los seres individuales. El 1859, en El origen de las especies, el biólogo inglés desarrolló la
énfasis que pone en la intemporalidad es compatible con al­ tesis de que las nuevas especies han ido surgiendo gracias a la ac­
gunas versiones del pensamiento cristiano, pero no con la vi­ ción conjunta de la variación y la selección a lo largo de un dila­
sión de la relación de Dios con el tiempo que sostiene el pen­ tado periodo de tiempo.
samiento del proceso (sobre la que luego volveremos). Ya en el siglo xx, las investigaciones realizadas en el campo
8. Dios como determinador de indeterminaciones. La idea de de la genética de poblaciones, que pusieron a prueba en plantas,
que Dios es el Determinador de las indeterminaciones del ni insectos y otros animales la vigencia de las leyes mendelianas de
vel cuántico permite mantener la concepción tradicional de la la herencia, hicieron avanzar enormemente nuestros conocimien­
omnipotencia divina sin necesidad de asumir la suspensión tos sobre la transmisión hereditaria de las variaciones. Asimismo,
de las leyes de la naturaleza. Pero más abajo defenderé que se observó que a veces algunos individuos presentaban caracte­
la idea de la autolimitación divina y la teología del procesl, rísticas (por ejemplo, el color de los ojos) marcadamente dife­
se ajustan mejor tanto al estado actual del conocimiento cien rentes de las del resto de la población a la que pertenecían. La
tífico como a las creencias centrales del cristianismo. frecuencia de tales y tan abruptos cambios (mutaciones) podía
1 \(, EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 137

sn i11nc111entada por la exposición a rayos-X y a determinados aminoácidos. Las secuencias equivalentes de los macacos rhesus
prnductos 4uímicos. Las mutaciones y la recombinación de las presentan un único aminoácido diferente; los caballos tienen do­
1111idades hereditarias (genes) recibidas de los dos progenitores se ce que no coinciden, y los peces veintidós, lo que indica un gra­
pnfilaron como principales fuentes de variación: en ambos casos do decreciente de parentesco. La reconstrucción de la historia
se trataba, evidentemente, de procesos aleatorios sin ninguna re­ evolutiva realizada con ayuda de este procedimiento bioquímico
lación directa con las necesidades del organismo. La genética y concuerda satisfactoriamente con los resultados de otras dos dis­
la teoría de la evolución fueron integradas en un marco neodar­ ciplinas por completo diferentes: el estudio de los fósiles por par­
winista sistemático, al que Julian Huxley dio en 1942 el nombre te de los paleontólogos y las comparaciones anatómicas entre es­
Je Síntesis Moderna, y entre sus representantes se cuentan Ernst pecies vivas que llevan a cabo los taxonomistas2 •
Mayr, Theodosius Dobzhansky y Gaylord Simpson 1 • El estudio de las formas fósiles ha suscitado también impor­
En 1953, Watson y Crick descubrieron la estructura de lamo­ tantes cuestiones sobre la historia evolutiva. Desde 1940, el neo­
lécula de ADN e identificaron ésta con el gen, una entidad cuya darwinismo asume como incuestionable la tesis de Darwin de
existencia era postulada en los estudios de genética de poblacio­ que los cambios evolutivos duraderos resultan de la acumulación
nes. A cada secuencia específica de tres bases dentro de un fila­ gradual de numerosas pequeñas modificaciones. Pero en la dé­
mento de ADN le corresponde un determinado aminoácido. El or­ cada de mil novecientos setenta, Stephen Jay Gould y Niles
den de las tripletas de bases en el ADN determina el orden en que Eldredge propusieron la idea de equilibrio puntuado, esto es, la
los aminoácidos serán ensamblados en las cadenas de proteínas teoría de que ha habido largos periodos de estabilidad interrum­
que forman las células de todos los seres vivos. En el ADN, un pidos por breves periodos de rápido cambio. Llamaron la aten­
«alfabeto» de sólo cuatro «letras» (las bases), agrupadas en <<pa­ ción sobre registros fósiles que presentan fases de millones de
labras» de tres letras (tripletas, cada una de las cuales define un años en que apenas se han producido cambios, separadas unas de
deternúnado anúnoácido), genera un conjunto de «frases» (que otras por estallidos de rápida evolución en intervalos de tiempo
especifican la composición de las distintas proteínas). Con las relativamente breves. Este fenómeno se da, sobre todo, en los es­
veinte palabras básicas se pueden construir miles de frases de tratos pertenecientes al Cámbrico anterior, periodo en el que en
longitud variable y con distinto orden de palabras, de modo que un lapso muy corto aparecieron todos los grupos evolutivos (phy­
también hay miles de posibles proteínas diferentes. Los genes de la) y las estructuras corporales que hoy se conocen. Los dos au­
cualquier organismo, desde los microbios hasta los seres huma­ tores citados postulan que las alteraciones experimentadas por
nos, están constituidos por largas hélices dobles, formadas por las secuencias de desarrollo originaron importantes cambios es­
secuencias variables de exactamente las mismas cuatro bases. El tructurales. Su visión es holística, por cuanto asume que los ras­
hecho de que todos los organismos conocidos utilicen el mismo gos de cualquier ser vivo son, en su mayoría, resultado de la ac­
código para formar las proteínas a partir del ADN parece indicar ción conjunta de numerosos genes. Más que a las mutaciones que
que todos los seres vivos poseen un origen común. acontecen en genes individuales, Gould y Eldredge dirigen su
Las técnicas recientemente introducidas para comparar la es­ atención al genoma en su conjunto y al papel que los programas
tructura molecular de proteínas similares de diversas especies reguladores desempeñan en el desarrollo embrionario. La direc­
nos permiten estimar el tiempo transcurrido desde que se separa­ ción que siguen los cambios, afirman, viene determinada en ca­
ron sus linajes. Por ejemplo, en los seres humanos, la enzima ci­ da caso por las posibilidades de reorganización del desarrollo, así
tocromo «c» está formada por una secuencia de ciento cuatro como por las fuerzas selectivas que actúan sobre los organismos
adultos. Además, a veces la extinción de especies no se debe tan-
l. Véase J. HUXLEY, Evolution: The Modern Synthesis, Allen & Unwin.
London 1942; G.G. S1MPSON, The Meaning of Evolution, Yale University 2. Cf. H. VON DITFURTH, The Origins of lije: Evolution as Creation,
Press, New Haven (CT) 1949. Harper & Row, San Francisco 1982.
138 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 139

to a fuerzas competitivas graduales cuanto a acontecimientos re­ propios organismos. Lo cual no implica que éstos estuvieran in­
pentinos y contingentes, tales como el impacto de un cometa3 • tentando evolucionar, sino tan sólo que el comportamiento deli­
Los defensores del neodarwinismo replicaron que su teoría berado también contribuye, tanto como las mutaciones aleato­
es más variada y flexible de lo que Gould y sus seguidores per­ rias, a fijar la dirección del cambio evolutivo. Los biólogos que
ciben. La escasez de formas de transición, arguyen, podría obe­ favorecen esta visión no suscriben la desacreditada idea lamarc­
decer al hecho de que el registro fósil es por naturaleza incom­ kista de la heredabilidad directa de los cambios fisiológicos ex­
pleto. Los cambios que a escala geológica parecen rápidos (aque­ perimentados por un organismo a lo largo de su vida, pero sí
llos que requieren un periodo de, digamos, cincuenta mil años) coinciden con Lamarck en que las acciones deliberadas pueden
pueden extenderse durante muchas generaciones. Stebbins y acabar conduciendo a alteraciones fisiológicas. El efecto
Ayala, por ejemplo, están convencidos de que muchas de las Baldwin es integrable en un neodarwinismo de amplias miras, a
ideas de Gould podrían ser incorporadas en una versión amplia­ condición, eso sí, de que éste revise sus presupuestos de antaño.
da de la síntesis neodarwinista4 • En este capítulo analizaremos de qué manera interpretan la
El neodarwinismo entiende el cambio evolutivo como pro­ actual teoría de la evolución los defensores de cada una de las
ducto de variaciones aleatorias que luego son seleccionadas por cuatro formas básicas de relacionar la ciencia y la religión.
el entorno. Pero algunos biólogos señalan que los impulsos in­
ternos de los organismos pueden poner en marcha cambios evo­
lutivos. El entorno selecciona individuos, pero los individuos CONFLICTO
también pueden seleccionar entornos: en un nuevo nicho ecoló­ Una de las versiones de la tesis del conflicto es la que proponen
gico, un conjunto diferente de genes puede contribuir a la super­ los defensores del materialismo evolucionista, entre los que se
vivencia. Unos cuantos peces pioneros se aventuraron en tierra cuentan Richard Dawkins y Daniel Dennett. Otra versión muy
firme y se convirtieron en los antepasados de los anfibios y los diferente es la que elaboran ciertos críticos teístas del neodarwi­
mamíferos; algunos mamíferos audaces regresaron posterior­ nismo, tales como Phillip Johnson y Michael Behe. Pero ambas
mente al agua y se convirtieron en los antepasados de los delfi­ versiones coinciden en que existe un conflicto y en que la honra­
nes y las ballenas. En cada uno de estos casos, los propios orga­ dez intelectual impide ser teísta y neodarwinista a la vez.
nismos asumieron nuevas iniciativas; los cambios genéticos, pri­
mero, y los anatómicos, más tarde, se derivaron de sus acciones
Materialismo evolucionista
(es lo que se conoce como «efecto Baldwin»)5 •
En tales casos, la sucesión de los acontecimientos que con­ El relojero ciego, un libro del biólogo Richard Dawkins, lleva co­
dujeron al cambio no fue desencadenada por las mutaciones ale­ mo subtítulo: Por qué la evolución nos muestra que el Universo
atorias de los genes; la función de éstas consistió más bien en no es resultado de un diseño. Gran parte de esta obra está dedi­
perpetuar las modificaciones originadas por las acciones de los cada a una clara y vigorosa presentación de la actual teoría de la
evolución, así como a la defensa del neodarwinismo ortodoxo
frente a quienes lo critican desde un punto de vista religioso.
3. Cf. S.J. Gouw - N. ELDREGDE, «Punctuated Equilibria»: Paleobiology Algunos de estos críticos del neodarwinismo afirman, por ejem­
3 (1977), pp. 115-151; S.J. Gouw, «Darwinism and the Expansion of plo, que las diversas partes del ojo (retina, diafragma, lente, etc.)
Evolutionary Theory»: Science 216 (198 2 ), p. 384.
4. Véase G.L. STEBBINS - F. AYALA, «The Evolution of Darwinism»: no pueden ser resultado de mutaciones aleatorias independientes,
Scientific American 253 (Julio 1985), pp. 72-85 [trad. cast.: «La evolu­ pues cualquiera de las partes resultaría totalmente inútil sin aque­
ción del darwinismo»: Investigación y Ciencia 108 ( septiembrel985). llas otras con las que se encuentra coordinada. Pero Dawkins
pp. 42-53]. muestra que el ojo bien podría haber surgido gracias a la acumu­
5. Véase C.H. WADDINGTON, The Strategy of the Genes, MacMillan, New
York 1957; A. HARDY , The Living Stream, Collins, London 1965, cap. 6. lación de múltiples pequeñas mejoras. La existencia de una célu-
140 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 141
la sensible a la luz o de un ojo muy simple es
mejor que nada. 1 1, rnrse en términos de unidades más pequeñas... que, a su vez, se
los vertebrados existen al menos cuarenta caso
s -independie1 11,· rxplican en términos de unidades aún más pequeñas ... que se ex­
entre sí- de evolución de ojos capaces de fo
rmar imágenes, y , · plican, finalmente, en términos de las partículas fundamentales...
posible identificar nueve estructuras oculares
diferentes (incl 111 Mi tarea es explicar los elefantes y el mundo de las cosas com­
dos orificios, lentes, reflectores curvos y
ojos compuesto.\ 1 plejas en términos de cosas simples que los físicos entienden, o
Además, afirma Dawkins, en la naturaleza exis
ten numerosos s1:. l'stán trabajando en ellas» H. Así, defiende la tesis de que la cien­
temas que distan de tener un diseño perfecto
. El ojo humano l'.\ ria es la única forma aceptable de explicación: si la ciencia no
tá «conectado hacia atrás» (wired backward
s): los nervios arra11 encuentra finalidad alguna, entonces es que en el Universo no
can lateralmente de la retina hacia el cristalino
, lo que obstruye d ,·xiste finalidad. Esto le lleva a un reduccionismo ontológico. o
paso de luz y hace necesaria la existencia de
un agujero en la n· materialismo, según el cual la materia es la realidad fundamcn­
tina para que los nervios puedan salir del
ojo (punto ciegu) lal. Dawkins describe un fascinante programa de ordenador que
Ningún diseñador habría hecho las cosas de
este modo; pero l'I hace aparecer en la pantalla formas geométricas semejantes a in­
cambio evolutivo no tiene más remedio que
tomar como punto dt· sectos (biomorfos), los modifica de acuerdo con variaciones ale­
partida lo que encuentra a mano e intentar mejo
rarlo, aun cuandt, atorias y luego los selecciona según criterios especificados en el
el resultado final diste de ser el diseño más efici
ente6• programa. Para él, se trata de una demostración de que puede
En otro libro más reciente, Dawkins se preg
unta cómo es pt, producirse evolución sin necesidad de que exista una finalidad o
sible que los guepardos (que están bien dota
dos para matar gaCL· un diseño inteligente. Se le podría replicar que lo que este pro­
las) y las gacelas (que están facultadas para
no caer en las garr;1.\ grama demuestra es más bien lo contrario: que el azar y la selec­
de los guepardos) hayan sido diseñados por
el mismo Dios. Pero ción son compatibles con el diseño inteligente realizado por un
si la cantidad que se maximiza en los procesos
naturales es la s11 agente intencional, a saber, el programador.
pervivencia del ADN, entonces las característica
s de guepardos y El filósofo Daniel Dennett, valiéndose de la teoría de proba­
gacelas resultan explicables. A modo de
argumento adicional hilidades, de la ciencia cognitiva y de las simulaciones por orde­
contra el diseño, Dawkins alude a la extendid
a presencia de su nador, defiende una posición decididamente neodarwinista. La
frimiento, dolor y miedo en la naturaleza,
así como a las trage evolución, asegura, es el producto de un proceso sin sentido ni
dias sin sentido que jalonan la vida humana:
propósito. Dennett rechaza con vehemencia toda forma de dise­
«En un universo de ciegas fuerzas físicas y redu ño, incluida la creencia de Darwin en que lo que ha de ser consi­
plica
nética, hay personas que van a sufrir y otras que ción ge­ derado producto de un diseño no son las especies individuales,
suerte, y ello sin ton ni son, sin el más mínimo van a tener
atisbo de justi­ sino las leyes de la evolución. En una minuciosa crítica a Gould,
cia. El universo que observamos tiene justamen
te aquellas pro­ insiste en que las mutaciones y la selección natural son los úni­
piedades que serían de esperar si no existiera diseñ
dad alguna, ni mal ni bien; nada, salvo ciega e o ni finali­ cos factores que rigen el cambio evolutivo. Gracias a las muta­
indiferencia ... El ADN no sabe ni se preocupa; inmisericorde ciones aleatorias, los genes de una población exploran las áreas
es. Y nosotros bailamos al son que nos toca» 7• sencillamente, vecinas del «espacio de diseño» (el conjunto de todas las posi­
bles configuraciones génicas). Luego, a través de la selección na­
Dawkins suscribe un reduccionismo epistemo tural, aquellos genes que confieren ventajas adaptativas son
lógico: «El re­
duccionista jerárquico cree que los carburad
ores pueden expli- transmitidos con una frecuencia mayor. Así pues, la evolución es
6.
un proceso impersonal y automático que se rige por un algoritmo
Cf. R. DAWKINS, The Blind Watchmaker. Why
Reveals a Universe without Design, Norto the Evidence of Evolutio11 (una regla formal con pasos sencillos)9 .
n, New York 1987 [trad. cast.:
El relojero ciego, Labor, Barcelona 1989J.
7. R. DAWKINS, River out of Eden, Basic Book
[trad. cast.: El río del Edén, Debate, Barc
s, New York 1995, p. 133 8. R. DAWKINS, The 8/ind Watchmake1; pp. 13 y 15.
elona 2000]. 9. Cf. D. DENNETT, Darwin 's Dangerous Idea: Evolution ollll the
142 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 143

No está del todo claro qué status corresponde al espacio il, cribían una interpretación literal del Génesis. En la década de mil
diseño en el pensamiento de Dennett. En algunos pasajes, l i , novecientos ochenta, el movimiento de la «ciencia de la crea­
compara al orden platónico de las formas eternas (aunque para t'I ción» presionó a los parlamentos de los distintos estados y a los
las formas no son, por supuesto, ideas en la mente de Dios, et 1 consejos escolares municipales (en los Estados Unidos, se en­
mo se asume en el pensamiento clásico). En otros pasajes, el es tiende) para que exigieran a los profesores de biología un «trata­
pacio de diseño se perfila como el conjunto abstracto -y, en s1 miento ecuánime» de la teoría de la evolución y de la «teoría de
mismo, apenas estructurado- de todas las posibilidades génicas la aparición repentina» en cuanto hipótesis científicas alternati­
En cualquier caso, la exploración del espacio de diseño se lleva vas, dando por supuesto que la última puede ser sostenida por ra­
a cabo de manera completamente aleatoria. La ulterior retenci6 11 zones estrictamente científicas. Los tribunales estatales y federa­
de nuevas configuraciones es producto de las contingentes con les anularon algunas leyes que requerían la inclusión de la «cien­
diciones del entorno y de la utilidad de ciertas capacidades ge cia de la creación» en los currículos académicos, sirviéndose pa­
nerales, tales como la visión, la locomoción y la inteligencia ra ello del doble argumento de que no se trata de una ciencia en
Dennett ofrece el siguiente resumen: el sentido propio de la palabra y de que su enseñanza viola la se­
«¿En qué consiste el diseño? Es el maravilloso maridaje del paración entre Iglesia y Estado ( véase el capítulo 1 ). Pero varios
azar y la necesidad aconteciendo en un billón de sitios a la vez, autores han ofrecido planteamientos más sofisticados en los que
en un billón de niveles diferentes. ¿Y qué milagro lo causa? se intenta mostrar que el «diseño inteligente» se ajusta mejor a
Ninguno. Ocurre porque sí, en la plenitud de los tiempos. In­ los datos que una combinación de azar y selección natural ca­
cluso se podría decir que el Árbol de la Vida se crea a sí mis­ rente de propósito y de sentido. Tales autores sostienen que el ne­
mo. No en un repentino y milagroso estallido, sino lentamente, odarwinismo es, más que una consecuencia de indubitables
muy lentamente, en el curso de miles de millones de años»ro.
pruebas científicas, un producto de los presupuestos naturalistas
Hasta las leyes de la física, sugiere, «podrían ser el resultado de los biólogos que lo suscriben 12 •
de una ciega y despreocupada travesía por el caos» 1 1 • Phíllip Johnson, un profesor de derecho, acepta la microevo­
Al igual que Dawkins, Dennett funde la ciencia de la evolu­ lución (pequeñas modificaciones en especies ya existentes), pero
ción con una filosofía naturalista. Asegura que quien acepta la te­ no la macroevolución (formación de nuevas especies). Señala
oría de la evolución no puede sino rechazar toda forma de teís­ que la selección artificial que llevan a cabo los criadores de ani­
mo. Más arriba hemos visto cómo, para los materialistas, la pre­ males origina una gran diversidad, pero no nuevas especies. Los
sencia del azar y la necesidad en la astronomía y en la física picos de los pinzones de las incomunicadas Islas Galápagos ex­
cuántica es incompatible con la finalidad y el diseño; aquí nos perimentaron modificaciones cuando cambiaron las condiciones
encontramos con una afirmación similar sobre el azar y la nece­ climáticas; pero no aparecieron nuevas especies. La selección ar­
sidad en el ámbito de la historia evolutiva. tificial de la mosca de la fruta ha producido formas que no se cru­
zan con sus antecesoras, pero no está claro que puedan ser con­
Críticas teístas al neodarwinismo sideradas una nueva especie u.
En 1925, cuando se celebró el juicio de Scopes, los fundamenta­
listas cristianos rechazaban toda posibilidad de evolución y sus- 12. Cf. Teaching Science in a Climate of Controversy: A View fiom the
American Scientific Affiliation, American Scientific Affiliation, lpswich
(MA) 1986; J.P. MORELAND (ed.), The Creation Hypothesis. lnterYarsity
Meanings of Lije, Simon & Schuster, New York 1995 [trad. Press, Downers Grove (IL) 1994.
ligrosa idea de Dmwin. Evolución y significado de cast.: La pe­
la vida, Galaxia 13. Véase Ph. JOHNSON, Darwinism on Tria/; lo., Reason in rhe Bu/anee:
Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona 1999]. The Case against Naturalism in Science. Law, and Education. lnter­
1O. /bid., p. 520. Varsity Press, Downers Grove (IL) 1995, cap. 4; lo., DefeatinR Durwi­
1 l. /bid., p. 185. nism by Opening Minds, InterVarsity Press, Downers Grove (IL) 1997.
EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 145
144 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

A Johnson le llama la atención la escasez de formas de tra11 neurales y cerebrales. Johnson sale también al paso de la espe­
sición presentes en el registro fósil. Afirma que el archaeoptern. culación de Dawkins en el sentido de que la presencia de mem­
algo así como un ave con rasgos de reptil, es uno de los escaso, branas en las extremidades de algunos animales trepadores ha­
candidatos que parecen poder constituir un eslabón entre disti11 bría permitido a éstos planear, dando lugar, con el tiempo. a la
tas especies. Concede que los registros fósiles son inevitabk aparición de alas con las que volar. Según él, hasta llegar a ser ca­
mente fragmentarios, sobre todo por lo que se refiere a parte, paces de sostener el vuelo, tales membranas habrían sido duran­
corporales blandas. Si Gould está en lo cierto cuando afirma qlw te mucho tiempo un obstáculo para el ascenso a los árboles y pa­
la evolución se produjo con rapidez en poblaciones pequeñas y ra la recogida de alimentos. En su opinión, los darwinistas han
aisladas, los fósiles de formas de transición entre especies han de elevado el azar a la categoría de principio último inherentemen­
ser escasos. Pero Johnson asegura que, aun así, sería de esperar te antiteísta.
la existencia de más formas de transición de las que hasta ahor;1 Los críticos cientificos de Johnson piensan que éste exagera
se han encontrado. Además, sostiene que los intentos de recons las deficiencias de la teoría darwinista. Las teorías que se ocupan
truir el árbol genealógico que lleva de los simios a los seres hu de un pasado remoto no pueden ser, por supuesto, probadas con
manos son particularmente especulativos y subjetivos; en ellos. certeza. Pero en la ciencia sí que es posible juzgar parcialmente
las preconcepciones filosóficas pesan tanto como las pruebas las teorías de vasto dominio según su capacidad para explicar un
palmarias. amplio espectro de datos de diferentes clases. Los científicos
La súbita aparición en el Cámbrico anterior (hace aproxima­ comparan teorías alternativas y evalúan su fecundidad a la hora
damente 570 millones de años) de creaturas muy diferentes dl· de sugerir caminos para continuar la investigación; Johnson, sin
las que pueden encontrarse en los estratos precámbricos es parti­ embargo, no ofrece ninguna teoría alternativa que pueda ser so­
cularmente desconcertante. En un periodo de tiempo relativa­ metida a contrastación empírica 1 Los críticos teológicos de
\

mente breve, aparecieron nada menos que cien nuevos phylo Johnson apuntan que éste asume que el teísmo requiere creer que
(grupos de especies semejantes entre sí y dotadas de la misma es­ Dios interviene en los huecos que deja la explicación científica.
tructura corporal), aunque en la actualidad sólo sobreviven trein­ Además, sugieren que no distingue adecuadamente entre las teo­
ta de ellos. Después de lo cual, y a pesar de que las extinciones rías científicas en cuanto tales y las posiciones filosóficas de sus
masivas (por ejemplo, las causadas por el impacto de cometas) intérpretes ateos. Lo cual le lleva a coincidir con los defensores
abrieron nuevos nichos ecológicos, no han aparecido más que del materialismo evolucionista en que no se puede creer a la vez
unos cuantos phyla nuevos; lo que se ha producido, más bien, es en Dios y en el neodarwinismo.
una considerable diversificación de los ya existentes. Además. El bioquímico Michael Behe sostiene que la «irreducible
muchas especies apenas han experimentado cambios en el curso complejidad» de los sistemas bioquímicos pone de manifiesto
de millones de años. Los paleontólogos han ignorado con fre­ que éstos no son, en ningún caso, resultado de una evolución gra­
cuencia tales estasis, porque iban buscando indicios de cambio. dual. Así, por ejemplo, detalla las largas cadenas o cascadas de
Johnson acepta el concepto de «equilibrio puntuado» propuesto reacciones moleculares que ocurren en el ojo y en el sistema in­
por Gould, aunque, a diferencia de éste, cree que la explosión del munitario. Afirma que tales sistemas entrelazados no pueden ha­
Cámbrico fue resultado de la intervención de Dios a través de la ber tenido precursores funcionales más simples, porque, con só­
comunicación de nueva información genética. lo que falte un paso o componente, se tornan ineficientes. Recu­
Johnson arguye también que unfuncionamiento coordinado rre a la analogía de una trampa para ratones compuesta por cin­
de numerosas partes como el que tiene lugar en los organismos co partes fundamentales. Si falta una de las partes -por ejemplo,
complejos no puede haber sido causado por mutaciones aleato­
rias: por ejemplo, el ojo, para ser eficiente, no sólo exige la co­ 14. S.J. GouLD, «lmpeaching a Self-Appointed Judge,,: Scienrijir· America11
ordinación de diferentes partes, sino la presencia de estructuras (Julio 1992), p. 118.
EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA
147
146 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

el muelle-, la trampa no funciona en absoluto. Se trata de un sis de desempeñar más de una función y que a veces, cuando cam­
lema de «todo o nada» que tiene que ser diseñado en su conju11 hian las circunstancias, pueden ser requeridos para asumir una
to de una sola vez, no por etapas. «Puesto que la selección nat11 función distinta de la que venían realizando. Otros críticos lla­
ral no tiene más remedio que contar con los sistemas que ya sl· man la atención sobre lo mucho que se ha avanzado en la com­
hallan en funcionamiento, y dado que los sistemas biológicos Jll, prensión de los sistemas de información retroalimentados y del
pueden ser producidos de forma gradual, sólo cabe la posibilidad papel que desempeñan en el desarrollo biológico y su regula­
de que éstos aparezcan de golpe como unidades integradas, par;1 ción1 7. Los críticos teológicos afirman que Behe, al descartar las
que así la selección natural tenga una materia prima sobre la qul· explicaciones evolutivas, no hace sino ofrecer una nueva versión
actuar» 15 . del Dios tapa-agujeros. Interpreta las lagunas existentes en nues­
Behe sugiere que la información necesaria para originar lo., tro conocimiento como lagunas en los procesos de la naturaleza
sistemas que responden a un diseño podría haber sido introduci y asume que Dios interviene en ellas de manera discontinua.
da en las primigenias células elementales, donde habría perma Edward Davis califica las ideas de Behe como «forma altamente
necido latente durante miles de millones de años, o también po sofisticada de creacionismo especial» y las contrapone a la idea
dría haber sido añadida posteriormente para dar lugar a un corn de Dios como Causa Primera que actúa a través de una íntegra
piejo sistema bioquímico. O, dicho con sus propias palabras: red de causas segundas 18 .
«Se podría llevar a cabo una investigación con el fin de deter­
minar si la información necesaria para originar los sistemas INDEPENDENCIA
que responden a un diseño pudo permanecer latente durante
pletamente indepen­
largos periodos de tiempo o si tuvo que ser añadida en torno al Si la ciencia y la religión son empresas com
dominios de aplica­
momento en que el sistema se volvió operativo. Puesto que el dientes que difieren tanto en sus métodos y
en la vida humana,
ción como en las funciones que desempeñan
escenario más simple posible postula la existencia de una úni­
ca célula -formada hace miles de millones de años- que ya conflicto alguno. En
entonces es imposible que entre ellas estalle
contenía toda la información precisa para generar organismos e de dominios y mé­
primer lugar, consideraremos las dif rencias
descendientes, sería interesante poner en marcha otras investi­ gía. Después ponde­
gaciones para someter a prueba este escenario calculando todos que existen entre la biología y la teolo
tes que llevan a los
raremos la afirmación de que los inter ogan
r
cuánto ADN habría sido necesario para codificar la informa­ era son muy dife­
ción (teniendo en cuenta que tal vez una gran parte de la infor­ teólogos a referirse a Dios como Causa Prim
as segundas del mun­
mación era implícita)» 16 • rentes de las cuestiones relativas a las caus
do natural que estudian los científicos.
Las dos posibilidades que plantea Bethe parecen contar con la
existencia de un plan divino -y predeterminado- de diseño inteli­ Dominios y métodos diferentes
gente, antes que con la de un proceso abierto en el que la interac­ National Academy <l
Como respuesta al reto del creacionismo, la
ción con el entorno cambiante desempeña un papel decisivo. 1984 un folleto que
Sciences de los Estados Unidos publicó en
Las valoraciones de los científicos son, en su mayoría, críti­ os de biología en la
cas con Behe. En ellas se señala que muchos cambios evolutivos pretendía distender el conflicto sobre los curs
pueden ser entendidos como improvisaciones a partir de elemen­ T hace de las ideas de Behe en
17. Véase, por ejemplo, la reseña que R. DORI pp. 474-475; cf. también K.
tos ya existentes, más que como sistemas globales diseñados a American Scientist 85 (sept ./oct. 1997 ),
partir de la nada. Hay componentes, como las enzimas, capaces MtLLER, Finding Darwin 's God:
A Scientist 's Search jár the Co1111111111
Ground belw een God and Evol ution , Cliff Street Books. Ncw York
1999, cap. 5.
Intelligent Design Mow111cn1»:
15. M. BEHE, op. cit., p. 39. 18. Cf. E.B. DAVIS, «Debating Darwin: The 1998), pp. 678-681.
16. ll>id.. p. 23 l. Christian Cent ury 115 ( 15-22 de julio de
1-IX EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 149

csrnda pública resaltando que la religión y la ciencia no tien('// Gould adopta una postura crítica frente a toda teología natu­
1/(/du que ver la una con la otra: «La religión y la ciencia son á111 ral que espere de la ciencia conclusiones teológicas. Descarta el
hilos separados y mutuamente excluyentes del pensamiento hu recurso al «ajuste fino» del universo primigenio (principio antró­
mano; su presentación en un mismo contexto conduce a u11;1 pico), así como los argumentos que toman como punto de parti­
comprensión equivocada tanto de las teorías científicas como tk da el diseño que supuestamente refleja el mundo de la vida.
las creencias religiosas»' 9• Este planteamiento de los «dos ámhi Afirma que la creencia de Darwin en que el diseño no se refiere
los» es útil para proteger a los profesores de ciencias, en ense a las especies individuales, sino a las leyes de la evolución, era
ñanza secundaria, de posibles interferencias de grupos religiosos más una «preferencia personal» que una «fusión improcedente»
En su reciente libro Ciencia versus religión: un falso con de dos dominios no unificables. Sin embargo, en el capítulo final
.flicto, Stephen Jay Gould describe la ciencia y la religión como del libro, cuando desarrolla sus propias opiniones, Gould va más
ámbitos independientes. Confiesa que, a pesar de haber crecido allá de lo que permitiría la estricta observancia del NOMA y hace
en una familia judía, se considera agnóstico, si bien profunda afirmaciones que parecen contar con el respaldo de la ciencia,
mente respetuoso con la religión. Su principio básico es el de los pero que, en mi opinión, deben ser consideradas más bien inter­
magisterios no traslapados (NOMA, del inglés non-overlapping pretaciones filosóficas de corte naturalista. Así, por ejemplo, di­
magesteria). Un magisterio es un dominio de autoridad docente ce que, a la vista de nuestra «insignificancia cósmica» y de la
«El magisterio de la ciencia abarca el ámbito de lo empírico: ck «sublime indiferencia de la naturaleza», sólo podemos encontrar
qué se compone el Universo (hechos) y por qué funciona de la sentido en nuestro interior:
manera en que lo hace (teoría). El magisterio de la religión abar­ «[El ser humano esj un suceso evolutivo altamente improbable,
ca las cuestiones de sentido último y de valoración moral >> :º no el punto de fuga de la finalidad cósmica... Somos un pro­
Cada dominio tiene sus cuestiones, reglas y criterios de juicio es ducto de la historia y tenemos que abrirnos nuestras propias
pecíficos. Gould analiza varios casos históricos en los que líde­ sendas en el universo en que vivimos, el más abigarrado e in­
res religiosos asumieron posiciones dogmáticas en teITenos que teresante de todos los concebibles; un universo que, precisa­
no eran de su competencia, desde la condena de Galileo hasta el mente por ser indiferente a nuestro sufrimiento, nos ofrece la
máxima libertad para prosperar, o para fracasar, por el camino
juicio de Arkansas sobre el creacionismo. Pero igual de crítico se que hayamos elegido» 21 •
muestra con aquellos científicos que intentan extraer de la cien­
cia conclusiones filosóficas, teológicas o éticas. Rechaza los in­ La independencia mutua de la ciencia y la religión puede ser
tentos de los sociobiólogos de fundar los juicios morales en el defendida asimismo desde un punto de vista teológico. La neo­
valor adaptativo del comportamiento moral dentro de la historia ortodoxia no tiene dificultades para aceptar los descubrimientos
de la evolución. Recuerda que las ideas de Darwin han sido ter­ de la biología evolutiva, porque sostiene que Dios actúa en la his­
giversadas para legitimar la guerra, el colonialismo, la inmiseri­ toria humana, principalmente en la persona de Cristo, más que en
corde competencia económica y la eugenesia. el mundo natural. El argumento del diseño y todas las formas de
teología natural son puestos bajo sospecha, porque reflejan ma­
yor confianza en la razón humana que en la revelación divina.
19. Resolución tomada en 1981 por el Consejo Rector de la «National Según la neo-ortodoxia, la doctrina de la creación no es una teo­
Academy of Sciences», según se cita en Science and Creationism: /\ ría sobre el comienzo del mundo o sobre los subsecuentes pro­
View From the National Academy of Sciences, National Academy Press.
Washington, D.C. 1984, p. 6. cesos naturales; antes bien, se trata de una afirmación de la de­
20. S.J. Gouw, Rocks ofAge: Science and Religion and the Fullness of U/'e, pendencia del mundo respecto de Dios, así como de un recono­
Ballantine, New York 1999, p. 6 [trad. cast.: Ciencia versus reli¡;ión: un cimiento de la bondad y el orden que lo caracterizan esencial-
falso conflicto, Crítica, Barcelona 2000]; véase también ID.,
«Nonoverlapping Magesteria»: Natural History 106 (marzo 1997), pp.
16-22 y 60-62. 21. S.J. GouLD, Rocks <l Age, pp. 206-207.
l '.iO EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 151

mente. Ya he señalado mis simpatías por algunos aspectos de L1 Causalidad primaria y secundaria
neo-ortodoxia, sobre todo su convicción de que l a Escri tura dehl' Desde los tiempos de Tomás de Aquino, muchos autores católi­
ser tomada en serio, aunque no a la letra , así como su tesi s de qul' cos han defendido que Dios, en cuanto Causa Prim era , opera a
l a doctrina de la creatío ex nihilo tiene más de enunciado acerca través de las causas segundas de las que se ocupa la ciencia.
de la permanente relación entre Dios y el mundo que de descri p Dado que estas dos clases de causas actúan en niveles completa­
ción de sucesos acontecidos en un pasado remoto. Sin embargo. m ente diferentes, los análisis científicos pueden ser llevados a
su fuerte acentuación de la transcendencia abre un abismo entrl' cabo en sus propios términos sin referencia alguna a l a teología,
Dios y la naturale za y lleva a olvidar la inmanencia de Dios en el como propugnan los defensores de la independencia. En el nivel
mundo. L a neo-ortodoxia tampoco hace justicia al motivo de la que le corresponde, la explicación científica es completa y no
creación continua. Además, la absoluta dicotomía entre el ser presenta lagunas e n l as que Dios haya de intervenir; el teólogo,
humano y la naturaleza no humana despierta hoy muchas duda s. por su parte, puede afirmar que Dios sustenta y emplea la se­
igual que el duali smo cuerpo-alma que se emplea a menudo pa­ cuencia natural en su conjunto. La causalidad primaria constitu­
ra respaldarla. ye un orden diferente de explicación, pues busca responder a
Más arriba hemos visto que la tesis de la independencia tam­ cuestiones muy distintas de aquellas que el científico se plantea
bién es defendida por los representantes del análisis lingüístico. en tomo a las rel aciones existe ntes dentro del mundo natural.
quienes afirman que cada uno de los distintos sistemas lingüísti­ El científico jesuita William Stoeger sostiene que Dios actúa
cos autosuficientes de los que h acemos uso las personas posee a través de las leyes de la naturaleza, de l as que se sirve como
unas reglas y unas funciones específicas. A través de los ri tos, re­ instrumentos con cuya ayuda lograr los fines deseados: «Si si­
latos y prácticas de una comuni dad creyente, el lenguaje reli gio­ tuamos todo ello en un contexto evolucionista... cabe pensar que
so da expresión a una forma de vida. Los rel atos de creación, en l a cont inuada acción crea dora de Dios se realiza a través del des­
concreto, ofrecen un marco cósmico de sentido, así como orien­ pliegue natural de las potencialidades de la naturaleza y de l a in­
tación práctica para la vida. La cienci a, por su parte, se plantea cesante emergencia de novedad, auto-organización, vida, mente
preguntas estrictamente delimitadas en aras de l a predi cción y el y espíritu» 23• Aunque los fines divinos se hallan inscritos en las
control. Stephen Toulmin sugiere que extrapolar l a teoría de la potencialidades de l a natural eza, Dios continúa conservando el
e volución para a valar ya sea el ateísmo, ya el teísmo, constituye
sistema en su total idad y sustentándolo en el ser. Sin Dios, el
una mezcla ilegítima de lenguajes22 • Los analistas del l enguaje mundo cesa ría de existir.
aceptan una visión instrumental ista tanto de l a ciencia como de Tras la postura de Stoeger subyacen tres convicci ones. La
la reli gión; entre ambas no puede surgir conflicto alguno, porque primera es que de bemos respetar tanto la integridad del orden
ninguna de las dos ele va pretensiones de verdad. Como realista creado como la de la propia ciencia. En el orden natural no exis­
crítico que soy, sostengo que ambas disci plinas h acen afirmaci o­ ten lagunas, por lo que la aparición de la vida y de la conciencia
nes sobre la realidad, si bien de carácter sel ectivo y siempre re­ no requiere ninguna intervención especial. Las indeterminacio­
visables. Antes que contentarnos con una diversidad de leng ua­ nes cuánticas no son agujeros que Dios deba tapar; las l eyes de
jes inconexos entre sí, deberíamos buscar una i nterpretación co­ la naturaleza constituyen pa trones de regularidad, pero no impli­
herente del conjunto de nuestra experiencia. Más adelante suge­ can un determinismo estricto. La segunda convicción es q ue no
riré que la concepción evolutiva de la naturaleza ti ene profundas
implicaci ones para nuestra comprensión d e la natural eza huma­
na y de la relación de Dios con el mundo natural. 23. W. STüEGER, «Describing God's Action in th e World in Light of
Scientific Knowledge», en [RJ. Russell - N. Murph y - A.R. Peacm:ke
(eds.)] Chaos and Complexity: Scientific Perspectives on Divinl' Ac1io11.
22. Cf. S. ToULMIN, «Metaph ysical Beliefs», en [A. Macintyre (ed.)] Vatican Observatory/Center for Th eology and the Natural Sciences.
Metaphysical Beliefs, ScM Press, London 1957. Citta del Vaticano/Berkeley 1995, p. 249.
l.'i2 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 153

podemos sino reconocer la transcendencia y la radical otreid11d explicaciones científicas, que sólo entienden de relaciones entre
de Dios, el cual no es una causa como las demás, sino un ser etn miembros del mundo creado. El naturalismo metodológico, a di­
no que habita en un ámbito muy diferente y constituye un misil' ferencia del filosófico, reconoce las limitaciones de la ciencia.
rio para nosotros. La tercera y última convicción es que la crc1 1 Van Till asegura que Dios provee un variado espectro de posibi­
ción de personas ocupa un lugar central entre los fines divino.\. lidades para estructuras viables y establece las sendas entre con­
por lo que Dios a veces se sirve de medios especiales, sobre I<, liguraciones génicas que dichas estructuras habrán de recorrer en
do la persona de Cristo y las experiencias de perdón y reconci el curso de su desarrollo, pero los científicos no tienen más re­
liación, para revelarse a los seres humanos. Stoeger deja abierL1 medio que limitarse a investigar tales estructuras y sendas en su
la posibilidad de que Dios comunique directamente informaciú 11 materialidad. La existencia de un patrón deliberado sólo puede
de especial relevancia para la vida de las personas. ser reconocida en un contexto más amplio que la ciencia. Pero la
El físico Howard Van Till, perteneciente a la tradición refm ausencia de lagunas o agujeros no implica que el mundo sea im­
mada, adopta una posición parecida. En respuesta a Phillip penneable a la acción divina, como asume el deísmo. En el mar­
Johnson, insiste en que la ciencia de la evolución ha de ser cui co que traza Van Till, también es concebible que Dios lleve a ca­
dadosamente distinguida tanto del naturalismo .filosófico conH, bo especiales actos reveladores o redentores.
del teísmo cristiano. En su opinión, Johnson se equivoca cuando Es ésta una postura atrayente, porque, al tiempo que muestra
afinna que la teoría de la evolución implica ateísmo. Van Till ci un gran respeto por la ciencia, conserva muchas de las doctrinas
ta a los antiguos padres de la Iglesia Basilio y Agustín, quienes del teísmo clásico. Van Till intenta eludir el deísmo afirmando
sostenían que Dios no había creado todas las cosas en el estad( , 4ue Dios tiene un papel incesante en el mantenimiento del orden
que a la sazón presentaban, sino que más bien había conferido al natural. Pero me atrevería a sugerir que no hace plena justicia a
mundo el poder de actualizar, con el paso del tiempo, toda un;1 la idea bfblica de que Dios desempeña en la naturaleza y en la
serie de formas específicas de vida. No habían quedado lagunas historia un papel más activo, pero a la vez más sensible a cuanto
o deficiencias que tuvieran que ser remediadas por medio de in acontece en el mundo. Además, si todos los sucesos están prede­
tervenciones posteriores. Por supuesto, estos autores antiguos no terminados en el plan divino, el azar y la libertad humana son, en
tenían una concepción plenamente evolucionista, pero sí daba11 último término, meras ilusiones, aunque a nosotros, desde nues­
por sentado que Dios había conferido a los propios seres creados tra limitada perspectiva, nos parezcan reales. Por el contrario, si
la capacidad de dar lugar por sí mismos a formas diversas. el futuro no está determinado, ni siquiera desde el punto de vis­
Agustín sostenía que las creaturas estaban dotadas de «principios ta de Dios, entonces no hay más remedio que aceptar que no to­
seminales» a partir de los cuales podían desarrollar las formas das las causas segundas son instrumentos de la voluntad divina.
concebidas para ellas en la mente de Dios!4 _ En tal caso, la creación supone una autolimitación del poder y
Van Till desarrolla estas ideas clásicas en defensa de la inte­ del conocimiento de Dios mayor de la que el teísmo clásico está
gridad del orden creado. Está convencido de que Dios ha creado dispuesto a reconocer (véase el capítulo 6).
un mundo grávido de potencialidades que serán actualizadas a su
debido tiempo, sin necesidad de ninguna nueva intervención di­
vina. La naturaleza fue creada según una economía de desarro­ DIÁLOGO
llo, sin lagunas o deficiencias que tuvieran que ser remediada.�
con posterioridad. Además, no hay por qué invocar a Dios en las La tesis del diálogo va más allá de la independencia, por cuanto
explora ciertos paralelismos conceptuales entre la teoría de la
evolución y las doctrinas teológicas. Aquí examinaremos tres
24. Cf. H. VAN TILL, «When Faith and Reason Cooperate»: Christü111
Scholar's Review 21 (1991), pp. 31-45; lo., «ls Special Creationism ;1 conceptos científicos para los que se ha intentado establecer ana­
Heresy?»: Christian Scholar's Review 22 ( 1993), pp. 380-395. logías en el campo de la teología: primero, complejidad y auto-
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organización; segundo, la comunicación de información; y tercc nado nivel conduce a la aparición de orden en un nivel superior
ro. la causalidad «de abajo aJTiba» entre niveles. Estos conceptos -y, con él, de nuevas leyes que rigen el comportamiento de es­
deben ser considerados en su contexto científico originario antes tructuras caracterizadas por formas inéditas de complejidad-. La
de poder pensar siquiera en paralelismos teológicos. aleatoriedad presente en un nivel origina configuraciones diná­
Complejidad y auto-organización micas en otro nivel superior. En algunos casos, el nuevo orden
puede ser predicho considerando el comportamiento medio o es­
Una de las cuestiones científicas más desconcertantes es cónw tadístico de la miríada de elementos componentes. Pero en otros
pudieron surgir las complejas moléculas orgánicas necesarias pa­ casos son posibles, como demuestra Prigogine, diversos resulta­
ra la vida antes de que existieran los procesos reproductivos a tra dos, y no cabe realizar una predicción unívoca. Estas inestabili­
vés de los cuales se lleva a cabo la evolución darwinista por va dades no lineales dan lugar a numerosas soluciones divergentes.
riación y selección natural. Aunque no se ocupan más que del La formación de sistemas auto-organizativos y auto-reproducto­
mundo inanimado, las teorías de la complejidad sugieren que la res de este tipo en el nivel molecular fue quizá el primer paso ha­
acción de sistemas auto-organizativos puede contribuir a la apa­ cia la aparición de la vida. Al igual que en la teoría cuántica, tam­
rición de niveles superiores de orden. Estas teorías desarrollan bién aquí parece existir una compleja interacción entre ley y azar,
los motivos del holismo y la indeterminación que ya hemos en­ lo que nos obliga a prestar atención no sólo a las partes, sino tam­
contrado en la física cuántica. bién a los todos más abarcadores y a los niveles superiores de or­
Cuando son apartados de su estado de equilibrio, que es el ganización. Una vez más, el determinismo y el reduccionismo
que mayor probabilidad y mayor grado de desorden tiene, los sis­ son puestos en tela de juicio.
temas físicos regresan, por lo general, a él. Pero, en el caso de sis­ Conclusiones semejantes son sugeridas también por la auto­
temas inestables y alejados del estado de equilibrio, a veces sur­ organización de otras clases de sistemas complejos. Stuart
ge un nuevo nivel de orden colectivo y se alcanza una forma es­ Kauffman descubre pautas comunes en el comportamiento inte­
table. Ilya Prigogine ganó el premio Nobel por su trabajo sobre la grado de sistemas aparentemente muy diversos, como moléculas,
termodinámica de esta clase de sistemas. Uno de los ejemplos que células, redes neurales, ecosistemas y sistemas tecnológicos y
propone es la aparición de un vórtice en una turbulencia de un río. económicos. En todos estos casos se dan mecanismos de retroa­
De modo análogo, en la circulación de un fluido calentado por su limentación e interacciones no lineales que hacen posible la ac­
parte inferior se forman complejos patrones de celdas de convec­ tividad cooperativa en totalidades más abarcantes. Los distintos
ción. En todos estos casos, es una pequeña fluctuación la que, al sistemas manifiestan similares propiedades sistémico-emergen­
ser amplificada, origina la aparición de un patrón de orden nuevo tes, es decir, propiedades que sus componentes no poseen.
y más complejo, que resiste fluctuaciones adicionales y sobrevi­ Kauffman presta especial atención al comportamiento de las re­
ve gracias al aporte de energía desde su entorno. A veces se pro­ des. Por ejemplo, un dispositivo de 100.000 bombillas, cada una
ducen «bifurcaciones» (por ejemplo, las celdas de convección de las cuales se enciende o se apaga según una función ajustable
pueden rotar tanto en el sentido de las agujas del reloj como en de los estados en que se encuentran las cuatro bombillas más cer­
sentido contrario). La elección de cuál será el camino a seguir pa­ canas, pasará cíclicamente por sólo 357 del astronómico número
rece depender de pequeñísimas fluctuaciones aleatorias25 • de configuraciones posibles. También los genes, las células, las
Prigogine ha estudiado numerosos sistemas auto-organizati­ enzimas y las neuronas se disponen en redes26 • Muchas de las
vos inanimados en los que el desorden existente en un determi- ideas de Kauffman son especulativas y de índole exploratoria,
25. Véase I. PRIGOGINE - l. STENGERS, Out of Order, Bantam Books, New 26. Cf. S. KAUFFMAN, The Origins of Order: Sel-01;r;ani::atio11
f wul
York 1984 [este libro, escrito en inglés, está basado en la versión fran­ Selection in Evolution. Oxford Univcrsity Press, Oxford 199:1: lll., At
cesa de La nueva alianza: metamorfosis de la ciencia, Alianza, Madrid Home in the Universe. The Search for Law.1· (1 SelfOrga11i::a1im1 wul
2002]. Complexity, Oxford University Press, New York 1995 .
156 EL ENCUENTRO ENTRE ClENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 157

pero conducen a una nueva manera de entender la evolución mu la molécula de ADN genera una cadena lineal de proteínas; pero,
lecular prebiótica y los orígenes de la vida. Él piensa que l'i dado que en ésta existen pliegues y ángulos de unión caracterís-
orden emerge espontáneamente en los sistemas complejos, sll 1icos, el resultado es una distintiva estructura proteínica tridi­
bre todo si éstos se encuentran en la frontera entre el orden y l'i mensional, con garfios para grupos laterales. El mensaje lleva a
caos. Demasiado orden hace imposible el cambio; demasiad ( , la estructura, y ésta a la función. Un conjunto muy complejo de
caos hace imposible la continuidad. La complejidad existente c11 programas genéticos reguladores provistos de disparadores e in­
un nivel deja paso a la simplicidad en el nivel contiguo. El dl' hibidores conecta y desconecta la actividad de otros genes, de
sorden es, con frecuencia, condición previa para la emergenci:1 suerte que, en el desarrollo embrionario y en el posterior funcio­
de una nueva forma de orden. namiento del organismo, cada tipo de célula surge en el lugar y
el momento adecuados. A través de señales químicas de retroali­
El concepto de in/ormación mentación y de demoras temporales, la información es iterada
La información se ha convertido en un concepto importante c11 con el fin de controlar las secuencias génicas. Cada gen contiene
numerosos campos de la ciencia. Con el surgimiento de los or un número inmenso de posibilidades de desarrollo, de las cuales
denadores, se pueden codificar instrucciones de manera precis:1 sólo unas pocas se verán realizadas. En su libro The Ontogeny of
con ayuda de una representación binaria o digital (O/ 1, onlof/) Información [La ontogenia de la información!, Susan Oyama de­
cuantificada en forma de «bits» de información. El ordenado, fiende que el significado y la transcendencia informativa de las
responde a las instrucciones contenidas en el programa que es instrucciones genéticas dependen de qué células y tejidos se en­
pecifica las conexiones que han de ser establecidas en sus circuí cuentren ya presentes en el sistema en desarrollo, así como del
tos eléctricos: manipula las representaciones eléctricas de los funcionamiento fáctico de éste. En vez de un flujo unidireccional
símbolos que le son suministrados ( «procesamiento de la infor de información, deberíamos imaginar una construcción interacti­
mación») y genera algún tipo de resultado21 • va en un contexto concreto28 •
La información es un patrón ordenado, una de las muchas El ADN constituye un programa de desarrollo y funciona­
secuencias o estados posibles de un sistema (de letras del alfabc miento sólo en conjunción con las moléculas del citoplasma, que
to, sonidos audibles, dígitos binarios, bases de ADN u otros ele le ofrecen un medio y una estructura de apoyo. El programa ge­
mentos distinguibles cualesquiera). Existe comunicación de in nético se ha conservado desde el pasado -y funciona en la actua­
formación cuando otro sistema (un oyente, un lector, un ordena lidad- gracias al comportamiento de unidades más abarcantes,
dor, una célula viva, etc.) responde de manera selectiva; o se,1. incluida, en último término, la totalidad interdependiente del
cuando la información es codificada, transmitida y decodificada ecosistema, con sus ciclos e intercambios de energía, materiales
El significado del mensaje depende de un contexto de interpreto e información. Las unidades logran estabilidad en el seno de to­
ción más amplio; por eso ha de ser considerado desde una pers talidades más abarcadoras, a cuya estabilidad y dinamismo ellas
pectiva dinámica y relacional antes que puramente estática, co­ también contribuyen. Como dice Jeffrey Wicken, «la naturaleza
mo si el mensaje estuviera contenido sin más en el correspon se genera a sí misma jerárquicamente: cada nivel tiende la base
diente patrón. de su propia estabilidad utilizando los mecanismos que le brin­
En los organismos, la información fluye en ambos sentidos: dan los niveles inferiores y buscándose contextos funcionales en
desde los genes y hacia los genes. Por lo que respecta a la exprc los niveles superiores» 29 .
sión del ADN en el embrión en crecimiento, el mensaje lineal de
28. Cf. S. ÜYAMA, The Ontogeny of lnjormalion: Development/1/ Svstems
and Evolution, Cambridge University Press, Cambridge 198'.i.
27. Véase J. CAMPBELL, Grammatical Man: lnformation, Entropr. 29. J. WJCKEN, Evolution, Thermodynamics, and lnfórmatim,. Oxford
Language, ami Lije, Penguin Books, London 1982. University Press, New York 1987, p. 177 .
158 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 159

A los genes también se les transmite, a través de la selecci l >11 Los primates superiores son capaces de comunicar simbóli­
natural, información sobre el medio. Los genes son un registro tk camente información, y los seres humanos pueden emplear pala­
información -históricamente adquirida- acerca de lo que ha re hras para expresar conceptos abstractos. En los seres humanos, la
sultado viable, así como sobre las posibilidades que el organisnll, información se transmite de generación en generación no sólo
tiene para salir adelante en el mundo, incluidas también pautas por medio de los genes y el ejemplo de los padres, sino también
codificadas de comportamiento instintivo. Así, por ejemplo, u11 con ayuda del lenguaje, la literatura, el arte, la música y otras for­
pájaro u otro animal cualquiera se sirve de ciertas claves visua mas culturales. El almacenamiento y la comunicación de infor­
les o auditivas para reconocer como tal a un peligroso depreda mación son, pues, aspectos importantes de los procesos biológi­
dor al que nunca antes había visto, y reaccionar ante él. Los in cos de cualquier nivel; además, han de ser entendidos desde un
dividuos de algunas especies están programados para comunica1 punto de vista dinámico y relacional, más que estático y mera­
señales de alarma a sus congéneres. La capacidad de almacena mente formal. La información sólo es comunicada con éxito
miento informativo del ADN permite llevar a cabo un prolongado cuando suscita algún tipo de respuesta, lo que hace que siempre
proceso de ensayo y error con ayuda de una serie de experime11 dependa del contexto.
tos destinados a recoger información, en los que se ven implica Algunos teólogos han manifestado interés en el concepto de
das otras unidades mayores: organismos, poblaciones y ecosistc «información». En el capítulo 2 vimos que la idea de Palabra di­
mas. El ADN forma parte de un sistema cibernético o de retroali vina (logos) implica la comunicación de un significado y una es­
mentación más amplio, idóneo para adquirir, almacenar, recupc tructura. Al igual que en el mundo biológico, el significado del
rar y utilizar información. mensaje ha de ser descodificado e interpretado en un contexto
más amplio. John Polkinghorne, entre otros, sostiene que Dios
La percepción es la transmisión selectiva de información so­ influye en la historia evolutiva comunicando información de for­
bre el medio. Hasta los órganos sensoriales más elementales so11 ma tal que no se viole la ley de conservación de la energía ni nin­
capaces de detectar rasgos del entorno que resultan relevante., guna otra ley científica. Esta propuesta será considerada en el ca­
para la vida del organismo. La percepción es un proceso activ<, pítulo 6 (véase «Dios como comunicador de info1mación» ).
en el que se seleccionan y organizan pautas significativas de ca­
ra a la supervivencia. El paramecio unicelular posee un tosco sis Una jerarquía de niveles
tema nervioso y un tipo rudimentario de memoria. Si no encuen Una de las características de los sistemas biológicos que han Jla­
tra alimento en un determinado lugar, no sigue buscando aJlí; ha mado la atención de los teólogos es la acción causal «de arriba
ce uso de sus filamentos en forma de remos para trasladarse a abajo» de unos niveles sobre otros. Los organismos vivos pre­
otro punto. La memoria a corto plazo requiere una forma nueva sentan una jerarquía multiestratificada de sistemas y subsiste­
de registro y recuperación de la información, diferente de la que mas. Cada nivel especifica una unidad relativamente integrada,
se utiliza para su almacenamiento en los genes. Un paso más estable y autorregulada, aun cuando interactúe con otras unida­
a1Tiba en la escala, la sensibilidad parece implicar una dimensión des tanto en el mismo nivel como en niveles superiores e infe­
interna, formas elementales de percepción, sentimiento y capaci­ riores. Una jerarquía de niveles de estas características viene de­
dad de dolor y placer. Estas capacidades fueron seleccionadas. finida por un criterio estructural: quark, núcleo, átomo, molécu­
probablemente, debido a su valor de supervivencia. El dolor sir la, macromolécula, orgánulo, célula, órgano, organismo y eco­
ve como dispositivo de alarma para evitar daños. La aparición del sistema. Otras jerarquías responden a un criterio funcional: la je­
sistema nervioso central estuvo precedida por la creación de un:1 rarquía reproductiva (gen, genoma, organismo y población) y la
red de coordinación y por la emergencia de un nuevo nivel de in­ jerarquía neural (molécula, sinapsis, neurona, red neural, cerebro
tegración de la experiencia, que con el tiempo dio lugar a la con y cuerpo). Los seres humanos intervienen también en todas las
ciencia y, finalmente, a la autoconciencia. interacciones sociales y culturales que estudian las ciencias so-
160 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREAClÓN CONTINUA 161

ciales y humanas. Cada disciplina o campo de estudio concenli;, formas de orden que no sólo no podrían haber sido predichas
su atención en un nivel concreto y en sus relaciones con los ní a partir de las leyes y teorías que regían las formas a la sa1.ón
veles adyacentes. existentes, sino que manifiestan comportamientos y activida­
des verdaderamente inéditos en la naturaleza. Hoy es posible
Pueden distinguirse tres clases de reducción de unos niveln reconocer que los seres vivos poseen características distinti­
a otros: vas sin necesidad de asumir, como en su día postularon los
1. Reducción metodológica. Se trata de una estrategia de inw, vitalistas, que la vida es una sustancia impar o una «fuerza
tigación: estudiar los niveles inferiores para comprender nw vital» agregada a la materia30 •
jor las relaciones que se dan en los superiores. El análisis (k La existencia de niveles jerárquicos ha desempeñado un im­
las estructuras e interacciones moleculares ha demostrado sn portante papel en la historia evolutiva. Cada nivel constituye una
un procedimiento espectacularmente exitoso en biología, ¡w unidad relativamente estable que preserva su identidad aun cuan­
ro no es incompatible con el análisis multiestratificado ni co11 do interactúe con otras unidades semejantes. La construcción
el estudio de sistemas más abarcadores. modular facilita el ensamblaje de diversas configuraciones de ni­
2. Reducción epistemológica. Consiste en una relación entre lt· vel superior sin necesidad de empezar una y otra vez por los
orías: es la tesis de que las leyes y teorías de cada uno de h. componentes más elementales. Los avances en complejidad ob­
niveles analíticos son derivables de las leyes y teorías de 11 >'­ tenidos en el pasado pueden ser conservados y empleados de for­
niveles inferiores. Por el contrario, yo defiendo que los co11 ma innovadora. Un sistema de estas características posee estados
ceptos biológicos tienen un carácter distintivo y no puedrn metaestables, corno los de una pelota en una colina con pequeñas
ser definidos desde un punto de vista estrictamente físie<, terrazas, en las que puede detenerse cuando es perturbada sin te­
químico. Cada nivel requiere un tipo distintivo de explic:1 ner que regresar siempre al pie de la loma''.
ción. Pero las teorías intermedias (interlevel theories) puedc11 El holismo es otro de los rasgos que caracterizan el rechazo
establecer relaciones entre niveles adyacentes, si bien no e:, del reduccionismo ontológico. La atención se dirige a un todo
posible derivarlas de las teorías aplicables a uno solo 1k concreto, aunque éste, a su vez, sea parte de otro todo más abar­
ellos. Los conceptos que se utilizan en los niveles involucr;i cante. La distinción todo-partes es de carácter tanto estructural
dos pueden experimentar cambios a medida que las teorí;1\ como espacial (por ejemplo, un todo más abarcante). El concep­
intermedias se van desarrollando. La existencia de una serí,· to de causalidad «de arriba abajo» es muy semejante, pero aquí
de teorías y modelos que se traslapan unifica las distinl;,,. el interés se centra en una jerarquía de múltiples niveles que se
ciencias, de tal forma que no es necesario suponer que uno d,· caracterizan por diferencias cualitativas de organización y activi­
los niveles sea más fundamental o más real que los demás. dad (por ejemplo, un nivel superior). Los niveles no se definen
por el tamaño, sino por relaciones funcionales y dinámicas. Los
3. Reducción ontológica. Se concreta en una afinnación sohn patrones temporales cobran un especial relieve, aunque. por su­
las clases de realidad y causalidad que existen en el mund1, puesto, son inseparables de los patrones espaciales.
A veces se dice que los organismos no son «sino molécul;i,,
organizadas» o que «sólo las fuerzas físicas son causalmenl<'
efectivas». Por mi parte, yo defiendo un pluralismo ontoló,r.;1 .m. Véase F. AYALA - T. DoBZHANSKY (eds.), The Prohlem of' Reducti,111.
University of California Press, Berkeley/ Los Angeles 1974: F. AYAl.t\.
co, es decir, una visión multiestratificada de la realidad en L, «Reduction in Biology: A Recent Challenge», en [D. Depew - B. Weber
que, como sostiene el realismo crítico, los diferentes nivek, (eds.)J Evolution at the Crossroads, Mrr Press, Cambridge (Mi\) 1985:
(epistemológicos) de análisis se consideran asociados a dik I.G. BARB0UR, Religion ami Science, pp. 230-235.
31. Cf. N. ELDREDGE - S. SALTHE, «Hierarchy and Evolution». en IR.
rentes niveles (ontológicos) de sucesos y procesos en el m1111 Dawkins (ed.)J Surveys of' Evolutionary Biology 1984. Ox lord
do. En el curso de la historia evolutiva han aparecido nueva·. University Press, Oxford 1985.
162 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 163

La acción causal «de abajo arriba» se da cuando much1 ,c. les11• Niles Eldredge y Stanley Salthe hablan de <<influencia as­
subsistemas influyen en un sistema. La acción causal «de arrih11 cendente» cuando muchos subsistemas de un nivel inferior ope­
ahajo» es la influencia de un sistema en muchos subsistemas. l •:11 ran conjuntamente como condiciones necesarias de un todo más
este caso, los sucesos de nivel superior imponen condiciones dl' abarcador, y de «influencia descendente» cuando muchos sub­
contorno a los procesos físicos y químicos de los niveles inferi1, sistemas se hallan constreñidos por las condiciones de contorno
34 • La causalidad
res, sin violar las leyes que rigen en éstos. El estado del siste1m impuestas por las actividades de nivel superio r
del nivel superior se especifica al margen de toda referencia a la., «de arriba abajo» desempeñará un papel destacado en el estudio
variables de los niveles inferiores. Las propiedades tipo red puc de la naturaleza humana y del problema mente-cuerpo que lleva­
den verse realizadas a través de una gran variedad de conexione, remos a cabo en el capítulo 5.
concretas. La correlación de comportamientos en un nivel no exi La idea de causalidad «de arriba abajo» ha sido ampliada por
ge el conocimiento detallado de todos sus componentes. En l·I algunos teólogos que sugieren que Dios actúa como una caus(I
ajedrez, las reglas del juego limitan el número de movimientos «de arriba abajo» desde un nivel superior a todos los de la natu­
posibles, pero dejan abierto un inmenso espectro de posibilida raleza, sin violar, no obstante, las leyes que rigen los sucesos de
des compatibles con dichas reglas, si bien no determinadas poi esos niveles inferiores. En tal caso, Dios sería la suprema condi­
ellas. De manera análoga, las leyes de la química restringen l'I ción de contorno, la que establece las constricciones a que han de
número de combinaciones atómicas que pueden formar parte dl'I obedecer los sucesos que acontecen en el mundo. En el capítulo
ADN, pero no determinan cuáles lo hacen en realidad. El signifi 6 ponderaremos esta propuesta y la compararemos con otras
cado del mensaje que transmite el ADN no viene dado por las k alternativas.
yes de la química.
Michael Polanyi señala que el diseño de una máquina impo
ne ciertas condiciones de contorno a los procesos físicos y qui INTEGRACIÓN
micos. Las leyes de la física y la química no resultan violadas.
Como hemos señalado en el capítulo 1, la última de nuestras ca­
pero sí que son puestas al servicio de unas funciones organiza­
tegorías, la integración, conoce tres versiones diferentes. En este
das. Polanyi sugiere que la morfología y la estructura de un or
caso, la teología natural se concreta como afirmación de la exis­
ganismo constituyen, igualmente, condiciones de contorno que
tencia de diseño evolutivo. La teología de la naturaleza viene re­
resultan compatibles con las leyes bioquímicas, aunque no se de­
presentada por diversas maneras de concebir la evolución como
ducen de ellas32 • Donald Campbell ofrece un minucioso análisis
medio de la creación continua de Dios. La síntesis sistemática de
de la causalidad «de arriba ahajo», en virtud de la cual las reta
la filosofía del proceso hace un extenso uso de ideas evolutivas.
ciones existentes en los niveles superiores imponen constriccio
nes a los procesos de los niveles inferiores. Por ejemplo, las in
mensas mandíbulas de las termitas soldado son un producto de su Diseño evolutivo
ADN, pero éste, a su vez, es resultado de la selección ejercida so­ ¿Es la evolución un proceso orientado en una determinada di­
bre el conjunto del organismo en cuanto dependiente del resto de rección? Considerada localmente y para cortos periodos de tiem­
la colonia (las mandíbulas son, de hecho, tan grandes que las ter­ po, se diría que, más que avanzar en una dirección concreta, si-
mitas soldado no se pueden alimentar a sí mismas, por lo que su
manutención depende de las obreras). En el mundo de los orga­ 33. Véase D. CAMPBELL, «"Downward Causation" in Hierarchically
nismos existe una compleja interacción entre los distintos nive- Organized Biological Systems», en [F. Ayala - T. Dobzhansky (eds.)I
op. cit.
34. Cf. N. ELDREDGE - S. SALTHE, «Hierarchy and Evolution»: S. SAITIII',
32. Cf. M. P0LANYI, «Life's Irreductible Structures»: Science 160 ( 1968). Evolving Hierarchical Structures, Columbia University Press, New York
pp. 1.308-1.312. 1985
11,1 EL l·NCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 165

oáci­
p_lll'111t'iltiples direcciones de cambi o. Un oportunismo de corll• P ero este argumento es equívoco, porque entre los amin
cífic s q h c n q e las
plaw llena provisi onalmente nichos ecológicos vacíos qtll'. dos existen fuerzas de atracción espe a ue a e u
obabl s ni t ng n la mis­
rnando las condiciones se ven modificadas, pueden converti1v distintas combinaciones no sean equipr e e a
o r ct r s d may ta­
L'll callej ones sin salida. G ould ofrece ejemplos de cómo estrul' ma estabilidad. A medida q ue se f rman est u u a e or

cion s abl q e se
turas que originalmente desempeñaban una cierta función fuero11 maño, en diversos niveles h abrá combina es e t es u
ci ndo n tap j e­
adaptadas de manera improvisada para desempeñar otra distinta. mantendrán unidas. La complejidad va apar e e e e as

macroloterí . Un v z q y
Por ejemplo, el pulgar del panda se desarrolló a partir de un h uc rárquicas, no en u na especi e de
a a e ue a
n contr a d l za ,
so y de varios músculos de la muñeca, un diseño no precisamen existe r eproducción, la selección natural actúa e e a r
comb inacio n
te perfecto". En algunos casos, como cuando un organismo anll's conservando, a través de sucesivas generaciones,
es

a utón omo se convierte en parásito de otro, vemos que tambié11 altamen te improbables. L a evolu
ción manifiesta una sutil inte-
exi sten regresion es. Y, por supuesto, la inmensa mayoría de las racción de azar y ley.
con-
especies han terminado ex tinguiénd ose. El patrón de la evolució11 D esde luego, el teí sta podrí a decir que, en realidad, Dios
c n al o­
no se parece tanto a un ár bol que crece unifo rmeme nte c uanto ;1 trola los sucesos biológicos que a nosotros nos pare
e eat
ontrol los
un ar busto despar ramado cuyas enmar añadas r amas br otan e11 rios (una afirmación semejante a la tesis de que Dios c
a

múltiples direcci ones y con frecuencia acaban secándose. N() ind te min dos q e h mos discu tido en el ca­
sucesos cuánticos e r a u e
evolución,
obstante, la his tori a evolutiv a manifi esta una tendencia glob al ;il pítulo anteri or). El azar está presente por doquier en la
as. El im­
increm en to de la complejidad, la r eceptividad (responsiveness) y incluidas las mutaciones y las recombinaciones génic
de los di­
la conciencia . La capacidad de los organismos para recoger, al pacto del cometa que , según se cree, causó la extinción
la historia
macenar y procesar información ha aumentado sin cesar. ¿Q uién nosaurios nunca podría haber sido predicho a partir de
puede poner en duda que un ser humano supon e un sorprenden bl i pe ibl . Sin mb rg o, a dife­
evolutiva. Ésta es irreversi e e rre t e e a

p sible q m ch s d stos suc esos


te avance c on respecto a una ameba o un g usano? ¿Pue de tod1, rencia del caso cuántico, es o ue u o e e

c ns c ncia d la in sección
esto ser pr oducto del azar ? evolutivos h ayan ocurrido como
o e ue e ter

sal s -l g lifo m y d mina­


Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe sostienen q ue la for accidental de varias cadenas cau e e a r es eter

más, l m yorí d l mut a­


mación accidental de la m olécula de una proteína cualqui era n.: das- independientes entre sí. Ad e a a a e as

Dios r spons bl mbié n d


s ulta inconcebiblemente improbable. Imagínate que estás ensam ciones es nociva, incluso letal. ¿E s e a e ta e

blando aminoácidos para formar una caden a de cien eslabones. on s sin salida , d masia d s
ellas? Parece haber demasiados callej
e e a

n o y d r och d vid , co­


Existen veinte aminoácidos diferentes entre los que puedes ele­ especies ex tintas, demasiado sufrimi
e t e r e e a
special de
gir cada vez que añ ades un eslabón a la cadena. Si ensamblaras mo para poder a tribuir todos los sucesos a la acción e
al az ar mil millones de c adenas por segund o, rec orrer tod as las Dios.
la exis-
combinaciones posibles te lle varía un tiempo equivalente a mu Tradicionalmente, la idea de diseño se asimilaba a
la ment d Dios. Los Padres
chas veces la historia del Univ erso . Estos autores sugieren qul· tencia de un pr oyecto detallado en
e e
s b n infl idos por
esperar q ue, por m ero az ar, se for me u n conju nto p articular de de la Iglesia y muchos teólogos posteriores e ta a u
s i u do más llá
proteínas interactivas sería como confiar en que, removiendo un;1 la visión platónica de un orden eterno de idea s t a a
n pl n p ­
pila de piezas metálicas en un verteder o de chatarra, se consc del mundo material. Se p ensaba que Dios tení a u a reesta
s marc o, l
guirá m ontar un avión-'". blecido que fue llevado a cabo en la creación. En e te e
voluc ión s ­
azar es la antítesis del diseño. Pero la teoría de la e u
eas ge nera­
gier e otra noción de diseño, según la cual existen lín
tarí a de una
les de desarrollo, pero no un plan detallado. Se tra
35. Véase SJ. GouLD, The Panda ·.1· Thumh, Penguin Books, New York
1980, cap. 1 [trad. cast.: El pulgar del panda, Crítica. Barcelona 2001 1 opo r tunis­
36. Cf. F. HOYLE - Ch. WICKRAMASINGHE, Evolulion from Space, Dcnt. combinación de una estrategia de largo alcance y un
el aj uste.
mo de corto plazo, fruto de la retroalimentación y
re
London 198 1.
lhh EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 167

Según esta forma de ver las cosas, existe incremento de orden 1· Estas ideas son semejantes a las que Stoeger y Van Till de­
información, pero no un estado final predecible'7• fienden en relación con la causalidad primaria y secundaria, pe­
D.J. Bartholomew señala que los seres humanos pueden Sl'I ro atribuyen al azar un papel más importante y dejan mayor es­
virse del azar para hacer avanzar sus propósitos. Para garantizar pacio para la modificación de las doctrinas religiosas tradiciona­
la equidad lanzamos una moneda al aire; y cuando queremos rL' les a la luz de la ciencia. Un aspecto atrayente de esta opción es
alizar encuestas representativas, buscamos muestreos aleatorio.� que ofrece respuestas al menos parciales a los problemas de la
Muchos juegos combinan habilidad y azar; al barajar las cartas. muerte y el sufrimiento, que tantas dificultades plantean al clási­
generamos variedad, sorpresa y expectación. En la evolución. co argumento del diseño. La competencia y la muerte son inhe­
afirma Bartholomew, la variedad es una fuente de flexibilidad y rentes al proceso evolutivo. El dolor es un fenómeno que acom­
adaptabilidad. Las poblaciones heterogéneas pueden responder ;1 paña ineludiblemente al incremento de sensibilidad y a la mayor
las alteraciones del medio mejor que otras más homogéneas, y l;r capacidad de percepción; al fin y al cabo, brinda un importante
variación genética es esencial para el cambio evolutivo. Azar y ley sistema de alarma frente a peligros externos.
son aspectos complementarios, más que contrapuestos, de la na En la discusión sobre el principio antrópico en astronomía,
turaleza. Los sucesos aleatorios que tienen lugar en un nivel dad<) he defendido que los argumentos del diseño no son concluyentes
pueden originar regularidades estadísticas en un nivel superior de por sí solos (como pretende la tradición de teología natural); no
agregación. En los sistemas integrados, las redundancias y los obstante, integrados en una teología de la naturaleza, sí que pue­
umbrales críticos pueden limitar los efectos de los sucesos alea den desempeñar un papel auxiliar. Diseño es precisamente lo que
torios. Según esta interpretación, la existencia de azar no sería in­ uno esperaría de un Dios inteligente y que actúa conforme a fi­
compatible con el diseño; al contrario, formaría parte de éP8• nes, aunque yo sugeriría que la existencia del azar, del mal y de
Hoy podemos concebir a Dios como diseñador de un sistema la libertad humana debería inducirnos a modificar las ideas clá­
auto-organizativo. La naturaleza es un proceso creativo multies­ sicas de omnipotencia. Mi principal objeción a tales argumentos
tratificado que combina ley, azar y emergencia de novedad. Más del diseño es que no nos llevan más que hasta el Dios lejano e
arriba hemos llamado la atención sobre los trabajos de Prigoginc inactivo del deísmo, el cual dista enormemente del Dios activo de
y de Kauffman sobre la auto-organización y la aparición de nue­ la Biblia que continúa implicándose profundamente en el mundo
vos niveles de orden en sistemas complejos. Es posible percibir y en la vida humana.
un diseño intrínseco en las constricciones que limitan las posibi­
lidades de estructuras moleculares estables y patrones de desa­ Dios y la creación continua
rrollo viables en la historia evolutiva. Un mundo estructurado en La teología de la naturaleza se basa primordialmente en la ex­
niveles jerárquicos parece poseer una tendencia innata a propi­ periencia religiosa y en la vida de una comunidad religiosa con­
ciar la emergencia de complejidad, vida y conciencia. Un Dios creta. Las doctrinas teológicas surgen como interpretaciones hu­
paciente podría haber dotado a la materia con diversas potencia­ manas de la experiencia individual y comunitaria, por lo que se
lidades, cediéndole la iniciativa de crear por sí misma formas hallan sujetas a revisión. Cualquier concepción de la ininterrum­
más complejas. Según esta interpretación, Dios respeta la inte­ pida relación de Dios con la naturaleza refleja una determinada
gridad del mundo y le deja ser lo que es. visión de la naturaleza. La actual reelaboración del motivo de la
creación continua no puede menos de tomar en consideración la
nueva visión de la naturaleza como un proceso dinámico, inter­
37. Cf. J. BOWKER, «Did God Create this Universe?», en [A. Peacocke (ed.)I dependiente y evolutivo.
The Sciences and Theology in the Twentieth Century, University ol Arthur Peacocke ha escrito extensamente sobre los modelos
Notre Dame Press. Notre Dame (IN) 1981; H. MONTEFIORE, Th,·
Probability of" God, ScM Press, London 1985, cap. 10. de Dios en un mundo evolutivo. De entre todos los modelos clá­
38. Véase D.J. BARTHOLOMEW, God and Chance, ScM Press, London 1984. sicos, los de Espíritu y lagos son, en su opinión, los más adecua-
l(l8 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 169

dos para expresar la inmanente creatividad divina. Dios es 1·1 En otros escritos. Peacocke recun-e a la idea de cou.mlidad
Comunicador que nos transmite sentido a través tanto de los p;1 «de arriba abajo» dentro de la jerarquía de niveles de un orga­
!rones de la naturaleza como de la persona de Cristo. Peacod1· nismo, y sugiere que Dios actúa desde un nivel superior a todos
propone numerosas imágenes nuevas y sorprendentes. Suhr;1 ellos. Dios sería una causa que actúa sobre el mundo «de arriba
yando el carácter impredecible de la historia evolutiva, Peacod1· abajo», a modo de constricción o condición de contorno y sin
dice que Dios es como el coreógrafo que está montando un b;1 violar las relaciones legaliformes de los niveles inferiores.
llet o como el compositor de una sinfonía aún inacabada: expcn Peacocke también extiende la idea de las relaciones todo-partes
menta, improvisa, juega con un tema y sus variaciones. Peacod1· considerando a Dios el todo omnímodo cuyas partes son los or­
utiliza otras analogías que atribuyen una función positiva al a1.;11 ganismos naturales. Además, se sirve de la relación mente-cuer­
Así, por ejemplo, el azar es el radar de Dios que recorre las di po como analogía para la relación de Dios con el mundo. El mun­
versas posibilidades latentes en cada configuración del mund,) do podría ser concebido como el cuerpo de Dios, sugiere, y Dios
es un modo de explorar el espectro de formas potenciales de Li como la mente del mundo. También cabe entender la historia cós­
materia. mica como la acción de un agente que manifiesta sus intenciones.
Dios ha dotado a las cosas del mundo con potencialidadl'', Estas propuestas las analizaremos con más detalle en el apartado
creadoras que se van revelando sucesivamente, aunque sólo s1· «Dios como causa "de arriba abajo"», en el capítulo 6.
actualizan cuando se dan las condiciones adecuadas. Los suces1)-.
no acontecen según un plan predeterminado, sino con impretk Pilosofía del proceso
cible novedad. Dios experimenta e improvisa, en un proccs11 Algunos autores utilizan los conceptos de la filosofía del proce­
siempre abierto de creación continua. Peacocke rechaza la idl';1 so como vía de integración de ideas científicas y religiosas. En el
de omnipotencia y habla de la autolimitación de un Dios que s11 propio Whitehead, concretamente en su descripción de la reali­
fre con el mundo19 • dad como serie de sucesos momentáneos y campos entrelazados
Peacocke escribe que «la acción creadora de Dios no es sino y no como conjunto de fragmentos autónomos y perdurables de
el propio nexo causal y creador que existe de forma natural en1n· materia, puede apreciarse la influencia de 1afísica cuántica. La
los sucesos», y sostiene que los procesos de la naturaleza son in temporalidad y el holismo que afloran en el mundo cuántico se
trínsecamente creativos. Esto podría ser interpretado como 011;1 consideran característicos de toda entidad. El pensamiento del
versión de la idea de que Dios diseñó al principio el proceso de In proceso rechaza el determinismo, cuenta con la existencia de po­
y azar a través del cual, paso a paso, han ido apareciendo las for tencialidades alternativas y acepta que las relaciones entre suce­
mas superiores de vida. Estaríamos entonces ante un sofisticad11 sos reflejan la influencia tanto de la ley como del azar. Con la te­
tipo de deísmo. Pero Peacocke también dice que «Dios está co11 oría de la evolución comparte el doble convencimiento de que
tinuamente manos a la obra, creando a través de los seres intr;, los procesos de cambio son más fundamentales que las sustan­
mundanos, a los que ha dotado de todas esas potencialidades»'" cias perdurables, y que entre la vida humana y la vida no huma­
Las imágenes del coreógrafo o el compositor que improvisa i111 na no existe ninguna línea divisoria absoluta: ni la ha habido
plican una relación activa y continuada con el mundo. Peacod1· nunca en la historia, ni la hay en la actualidad. Cualquier orga­
defiende de forma explícita la idea de creación continua. nismo, sea del tipo que sea, constituye un patrón dinámico y al­
tamente integrado de sucesos interdependientes. Sus partes con­
tribuyen a la actividad unificada del todo, pero también se ven
39. Véase A. PEACOCKE, Creation. and the World of Scien.ce, Clarend1111 modificadas por ésta. Todo suceso acontece en un contexto que
Press, Oxford 1979, pp. 131-138; lo., Theology for a Scien.tific A.�'. influye sobre él. Esta visión es ecológica en tanto en cuanto con­
Fortress Press, Minneapolis 1993, ed. rev., cap. 9.
40. A. PEACOCKE, ln.timations uf Reality, University of Notre Dame P,n,. cibe el mundo como una red de interacciones en las que cada en­
Notre Dame (IN) 1984, p. 66. tidad se halla constituida por las relaciones que mantiene.
170 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN EVOLUCIÓN Y CREACIÓN CONTINUA 171

El pensamiento del proceso distingue dos aspectos en todo, un cierto espectro de percepciones y sentimientos. Igualmente,
los sucesos, según sean contemplados desde dentro o desde fue he señalado que el cambio evolutivo puede ser iniciado por la ac­
ra. La evolución de la interioridad se caracteriza, al igual que l;1 tividad de los organismos, que seleccionan sus propios entornos
de las estructuras físicas, por una mezcla de continuidad y carn (efecto Baldwin). Sus acciones pueden abrir nuevas posibilida­
bio. La interioridad o subjetividad adquiere un amplio espectn, des evolutivas. Los organismos participan de manera activa en la
de formas, desde la memoria, sensibilidad, receptividad y antici historia evolutiva, o sea, que no son simples productos pasivos de
pación rudimentarias de los organismos simples hasta la con las fuerzas genéticas y medioambientales.
ciencia y la autoconciencia de los más complejos. La interioridad En los vertebrados aparecen nuevas formas de memoria,
puede ser interpretada como una dimensión asociada a la expc aprendizaje, previsión y determinación (purposiveness). El com­
riencia, si bien la experiencia consciente sólo se da en los nivc portamiento de los animales trasluce su capacidad de sufrir in­
les superiores de organización41 • tensamente. La conciencia, al igual que la sensibilidad, fue se­
Más arriba hemos visto que incluso el átomo ha de ser consi leccionada e intensificada debido a que su forma de dirigir la
derado como un todo, y no como la mera suma de sus partes. Pen, conducta contribuye a la supervivencia. En los seres humanos, el
el átomo repite una y otra vez el mismo patrón, con apenas espa yo representa el nivel supremo, en el que todos los demás son in­
cio para la emergencia de novedad, salvo la asociada a la indc tegrados. Los hombres nos planteamos objetivos conscientes y
terminación de los eventos cuánticos. Los objetos inanimados. aspiramos a metas distantes. El lenguaje simbólico, la delibera­
como las piedras, no poseen ningún nivel superior de integración. ción racional, la imaginación creativa y la interacción social des­
la indeterminación de sus átomos individuales se cancela en la es bordan todo lo que era posible en la historia evolutiva antes de
tadística de los grandes números. Una célula, por el contrario. nuestra aparición. Los seres humanos somos capaces de una ma­
manifiesta un considerable grado de integración en un nuevo ni yor intensidad y riqueza de experiencia que cualquier otra forma
vel: puede actuar como una unidad con, al menos, una rudimen de vida. El pensamiento del proceso atribuye ciertas formas de
taria receptividad. En las plantas existe cierta coordinación entn· interioridad (experiencia, pero no conciencia) incluso a las enti­
las células, pero relativamente poca organización global. dades integradas de los niveles inferiores, pero afirma que la in­
También he sugerido más arriba que las reacciones de apro terioridad adquiere formas muy diferentes en los distintos nive­
ximación y alejamiento del paramecio pueden ser entendidas co les de complejidad organizativa. Retomaremos este tema en la
mo formas elementales de percepción y respuesta. La ameh;1 sección final del próximo capítulo.
aprende a buscar azúcar, lo que indica la posesión de una memo En el pensamiento del proceso, Dios es a la vez.fuente de or­
ria y una intencionalidad (intentionality) rudimentarias. Los in den y de novedad. Dios propone nuevas posibilidades a las enti­
vertebrados tienen cierta sensibilidad y capacidad de dolor y pla dades del mundo y suscita la respuesta de éstas, pero siempre de­
cer. En estado de tensión, liberan endorfinas y otros productm ja abiertas varias alternativas. En cuanto fuente de novedad, Dios
químicos inhibidores del dolor semejantes a los del ser humano está presente en la interioridad de cada suceso y en su desplie­
En los vertebrados inferiores se puede apreciar, sin duda, deter gue, pero nunca determina de manera exclusiva el resultado. Se
minación (purposiveness) y previsión. El desarrollo de un sistc trata de un Dios persuasivo, en absoluto coactivo42 • Como vere­
ma nervioso posibilita un grado más elevado de unificación de Lt mos en el capítulo 6, para los teólogos cristianos del proceso, que
experiencia. Algunos mamíferos manifiestan una considerabk huscan inspiración tanto en la teología bíblica como en la filoso­
capacidad de resolución de problemas y de previsión, así como fía del proceso, Dios no es un gobernante omnipotente, sino el lí­
der e inspirador de una comunidad de seres interdependientcs.
41 . Para una presentación más extensa del pensamiento del proceso, con r,·
***
ferencias a otros autores en notas a pie de página, véase I.G. BARBOlll< 42. Cf. J.B. COBB - D.R. GRIFFJN, Proce.�s Theology: An lntmductíon,
Religion and Science, cap. 1 1. Westminster Press, Philadclphia 1976.
172 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

Los temas tratados en este capítulo pueden ser resumidos de la


siguiente manera:
1. Conflicto. La tesis del confUcto es defendida, desde extremos
opuestos, por los naturalistas evolutivos y por los críticos teís­
tas del neodarwinismo. Aunque sus visiones son contrapues­
tas, ambas posturas afirman que no se puede acept ar el neo­ 5
darwinismo y creer al mismo tiempo en el Dios del teísmo.
Genética, neurociencia
2. Interdependencia. Los ejemplos de la tesis de la independen­
cia que hemos ofrecido han sido, por un a parte, la separ ación y naturaleza humana
de los dominios y funciones de la ciencia y la religión preco­
nizada en sus escritos por algunos biólogos, teólogos neo-or­
o un
todoxos y analistas del lenguaje y, por otr a, la nítida distin­ En época de Darwin, la teoría de la evolución no sólo supus
p r el rgum ento del dise­
ción que otros autores establecen entre l a acción de la caus a desafío para el literalismo bíblico y a a a
ces,
primera y la de las caus as segundas en el curso de l a historia ño, sino también p ar a el status de l a humanidad. Desde enton
lin s cientí ficas, se han
evolutiva. y gracias al trabajo de diferentes discip a
no descie nde de an­
3. Diálogo. La tesis del diálogo se concreta en l a propuest a de multiplicado l as prueb as de que el ser hum a
ul r sabem os que,
ciertos p ar alelismos conceptuales entre l a teoría de l a evolu­ tepasados no humanos. Por l a biología molec a
noven­
ción y las doctrinas teológicas: primero en torno a l a com­ en la actualidad, el ser humano comparte con el gorila el
por ciento en el
plejidad y l a auto-organización; después, por lo que respecta ta y nueve por ciento de su ADN, si bien ese uno
Los ntrop ólogo s
a l a comunicación de informaci6n; y, finalmente, al hilo de la que divergen result a, por supuesto, decisivo. a
edi s en­
h an encontr ado en África diversas formas fósiles interm
a
idea de causalidad «de arriba abajo» entre niveles. Todos es­ años, el
tos conceptos sugieren posibles formas de h ablar sobre l a re­ tre el gorila y el ser humano. H ace cuatro millones de
c min ab a y a
l aci6n de Dios con el mundo. australopithecus afarensis, una criatura simiesca, a
s de una
sobre dos piernas. En Etiopía se descubrieron los hueso
de largos
4. Integración. L a tesis de l a integración conoce tres formas pequeña hembra a l a que se apodó Lucy, bípeda, pero
es si­
distintas: argumentos evolutivos a favor de la existencia de brazos y con un cerebro de tamaño parecido al de los grand
r a. El
diseño (teología natural), modelos evolutivos de Dios (teolo­ mios; además, sus dientes delatan su condición de carnívo
un cere­
gía de l a n aturaleza) y empleo de ideas evolutivas en l a filo­ homo erectus, que vivió h ace un millón de años, poseí a
sofí a del proceso. L a argumentación toma como punto de bit b empl z mien tos grup les estab les,
bro mucho mayor, h a a a a a a
se servía
p artida, respectivamente, l a ciencia (en cuanto revela indicios t allab a herramientas más complej as y, probablemente,
de la existencia de diseño), la teología (enraizada en la vida del fuego.
unos
de una comunidad religiosa) y l a metafísica (búsqueda de las L as formas arcaicas de hamo sapiens ap arecieron h ace
categorías filosóficas más generales para interpretar diversas ne ndert h les h bit ron Europ a hace
quinientos mil años, y los a a a a
clases de experiencia). Al igual que en capítulos anteriores, mil ños ( unqu e proba blem ente
aproximadamente doscientos a a
simpatizo ante todo con l a postura del diálogo y con l a forma it ri que dio lugar a los actua les
no pertenecen a l a línea hered a a
de integración que se intenta llevar a cabo en la teología de Cro-M gnon pintab a en las p ­
seres humanos). El hombre de a are

la naturaleza y en la filosofía del proceso. ritos funer rios hace treint a lllil
des de l as cuevas y celebrab a a
a, l a sumeria, tiene unos se is
años. L a primer a escritur a conocid
s me-
mil años. La invención de técnic as de fundición de las mena
17.¡ EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 175

l:ílicas hizo posible Ja Edad del Bronce y, más tarde, no haces, jo del nivel de un niño de dos años. Pero sugieren que la capaci­
quiera tres mil años, la Edad del Hierro. He aquí, al menos, J;1-, dad lingüística bien pudo evolucionar gradualmente.
líneas generales de la evolución fisiológica y conductual que 1 1 : 1 Los animales superiores parecen poseer una forma rudimen­
llevado de las formas no humanas a los seres humanos y a los ;il taria de autopercepción. Si un chimpancé observa en un espejo
bores de la cultura humana 1 • una marca previamente colocada en su frente, intentará quitárse­
Muchas especies de insectos y mamíferos viven en compk la. Pero la autoconciencia que caracteriza a los seres humanos
jas organizaciones sociales en las que existe una serie de rok, parece no tener parangón alguno. Nuestra mayor capacidad de
definidos y patrones de comportamiento cooperativo. En los i 11 recordar el pasado, anticipar el futuro y usar símbolos abstractos
sectos, estos patrones están, en su mayor parte, genéticamenll' nos libera del espacio y el tiempo inmediatos. Podemos imaginar
determinados; los animales superiores tienen una mayor capaci posibilidades que apenas guardan relación con nuestra experien­
dad de aprendizaje y disponen de mayor terreno para el desarw cia presente, y estamos capacitados para plantearnos objetivos
llo de la individualidad. Los monos poseen unas estructuras so que van mucho más allá de nuestras necesidades inmediatas.
ciales muy elaboradas y disponen de pautas de dominación y su Somos conscientes de nuestra finitud, así como de la inevitabili­
misión. Los delfines traban estrecha amistad entre sí y juegan dad de la muerte, y nos preguntamos por el sentido de nuestras
unos con otros. En estas especies, la información relevante par:1 vidas. Con la ayuda del lenguaje y de las artes, construimos mun­
la supervivencia no se transmite a través de los genes, sino so dos simbólicos2•
cialmente: los individuos jóvenes la reciben a través del ejemplo Darwin, llevado por el deseo de evidenciar el origen evoluti­
de sus padres. Pero los seres humanos disponemos de otras mu vo de los seres humanos, acentuó las similitudes de éstos con las
chas maneras de transmitir información de una generación a otr;1, formas de vida no humana. Investigaciones más recientes en­
entre ellas el lenguaje oral, la escritura, los medios de comunica cuentran tanto semejanzas como diferencias, de suerte que la as­
ción, la educación y las instituciones sociales. cendencia evolutiva ya no parece ser en sí misma una amenaza
Sólo los seres humanos estamos en condiciones de hacer u,, para la singularidad del ser humano. A lo largo de la historia evo­
uso pleno del lenguaje, pero a los chimpancés es posible ense lutiva, los cambios en las líneas genealógicas fueron graduales y
ñarles formas limitadas de comunicación simbólica. Aunque ca­ continuos, pero terminaron reforzándose unos a otros para dar lu­
recen de los órganos vocales (sobre todo, la laringe) necesarios gar a marcadas diferencias de aptitudes y conducta. Nada impi­
para el habla articulada, pueden aprender a comunicarse con u11 de afirmar la originalidad de la autoconciencia, el lenguaje y la
lenguaje de signos o utilizando símbolos geométricos dispuestos cultura humanos, por ejemplo. Los seres humanos poseemos cre­
en el teclado de un ordenador. Saben combinar estos símbolos atividad intelectual y artística, y las relaciones personales van
para formar frases sencillas. A partir de unos pocos ejemplos, los mucho más allá de lo que se conoce entre las demás creaturas.
chimpancés son capaces de formular conceptos generales, como Indudablemente, somos un caso aparte en la naturaleza, pero no
alimento o herramienta, y de asignar luego cada nuevo objeto ;1 en el sentido absoluto que suponía el cristianismo clásico.
la categoría adecuada. Se las ingenian para expresar intenciones. Existen, sin embargo, varias disciplinas científicas nuevas
manifestar deseos y comunicar información a otros chimpancés. que plantean importantes retos a las tradicionales creencias reli­
Estos resultados son impresionantes, aun cuando están por deba- giosas en torno a la naturaleza humana. La sociobiología (el es­
tudio del origen evolutivo del comportamiento social) ofrece ex­
plicaciones evolutivas del comportamiento humano, incluida la
l. Para una buena visión general del registro fósil de la evolución humana.
véase I. TATTERSALL, The Human Odyssey: Four Million Years of Human
Evolution, Prentice-Hall, New York 1993; lo., The Fossil Trail: How W,· 2. Cf. E.S. SAVAGE-RUMBAUGH, Kanzi: The Ape at the Brink of tlli' Human
Know W hat We Think We Know about Human Evolution, Oxfonl Mind, Wiley, New York 1994; T. DEACON, The Symbolic Specics: Tl,c
University Press, New York 1995. Co-Evolution of Language and the B rain, Norton. New York 1997 .
17(1 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 177

moral. La genética conductual (el estudio del papel de los genes dualismo, identifica a éste con la religión, frente a la que no aho­
en la conducta de los seres humanos en la actualidad) es inter rra críticas. El citado libro comienza con la siguiente afirmación:
pretada por algunos autores como prueba de que estamos deter «La hipótesis revolucionaria consiste en que "tú" -tus alegrías
minados por nuestros genes, lo que sería incompatible con L1 y tus penas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentimiento de
comprensión habitual de la libertad humana. La neurociencia (el identidad personal y tu libre arbitrio- no eres en realidad sino
estudio de la estructura y actividad neural del cerebro) ha lleva el comportamiento de un vasto conjunto de células nerviosas y
do a algunos científicos a afirmar que los sucesos mentales que moléculas asociadas. O, como habría dicho la Alicia de Lewis
darán explicados de forma exhaustiva cuando comprendamos ci'i Carroll: "No eres más que un puñado de neuronas"»\
mo interactúan las neuronas. La cibernética (el estudio de cómll
se procesa la información en los ordenadores, incluida la investí En el terreno científico, Crick se muestra crítico con los teó­
gación sobre inteligencia artificial) ha dado pie a la tesis de qul· ricos del conocimiento, a los que reprocha haber descuidado la in­
el cerebro es un sistema de procesamiento de información qul· vestigación neural en aras de modelos inspirados en ordenadores.
funciona como un ordenador. La tipología cuatripartita que veni El libro se ocupa, en su mayor parte, de las investigaciones sobre
mos empleando durante todo el libro nos ayudará a considera, el procesamiento de datos visuales y sobre la percepción visual.
los recientes avances en estos campos. Crick propone que la conciencia no es sino el resultado de la co­
rrelación de diversos sistemas cognitivos por medio de oscilacio­
nes eléctricas de unos cuarenta ciclos por segundo. Sugiere que
CONFLICTO las actividades de las diversas regiones cerebrales se coordinan
cuando tales oscilaciones hacen que los disparos locales de las
Aquí nos ocuparemos de tres retos a las concepciones religiosa\ neuronas se produzcan de forma sincronizada. No rechaza por
de la naturaleza humana. En primer lugar, el materialismo n· completo el carácter subjetivo de la conciencia, pero tampoco
duccionista defiende la tesis de que todos los aspectos de la co11 cree que pueda ser estudiado por la ciencia: «Lo que puede resul­
ducta humana pueden ser, en principio, explicados recurriendo ;1 tar difícil o imposible de establecer en detalle es la naturaleza
las leyes que gobiernan el comportamiento de la materia. En sl' subjetiva de la conciencia, pues es posible que ésta dependa del
gundo lugar, la sociobiología sugiere que la moral humana se li;i simbolismo exacto que emplea cada organismo consciente»4 •
desarrollado a partir de comportamientos concretos de nuestn )\ En el capítulo anterior hemos considerado las opiniones de
ancestros que contribuyeron a la supervivencia de sus genes. Po, Daniel Dennett sobre la evolución. En otros escritos, el mismo
último, de las investigaciones que se llevan a cabo en el camp,, autor afirma que «la conciencia es el último bastión de las pro­
de la genética conductual hay quien saca la conclusión de que es piedades ocultas y los estados subjetivos no mensurables».
tamos controlados por nuestros genes y que la libertad huma11;1 Sostiene que los qualia (los fenómenos en cuanto experimenta­
es una ilusión. También señalaremos algunas respuestas teolóf 1 dos) son vagos e inefables. El yo es una ficción lingüística in­
cas a estos retos. ventada por el cerebro para establecer retrospectivamente cohe­
rencia entre sus diversas narraciones. Dennett afirma que el ce­
Materialismo reduccionista rebro elabora interpretaciones tentativas de los acontecimientos,
En La búsqueda cient(fica del alma, Francis Crick, co-descuh11 múltiples escenarios provisionales de los que no somos cons-
dor del ADN, combina la presentación de datos de las neurocic11
cias con una filosofía explícitamente materialista. Según él. slll" 3. F. CRlCK, The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search fúr the
existen dos alternativas filosóficas: el dualismo cuerpo-alma. d, Soul, Scribner, New York 1994, p. 3 [trad. cast.: La búsqueda cienlí/irn
del alma. Una revolucionaria hipótesis para el siglo xx,. Dchate,
corte sobrenaturalista, y el materialismo reduccionista. Obviand,, Madrid 1994].
el hecho de que numerosos teólogos contemporáneos rechazan , 1 .i_ /bid., p. 52.
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 179
178 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

cie ntes y que compiten entre sí por la hegemonía. El yo es 1·1 lo los robots como las redes neurales están capacitados para de­
«centro de gravedad narrativa» de las perspectivas dominanll'., sarrollar el tipo de comportamiento que denominamos «int e ncio­
Es una ficción útil que creamos para poner orden en nuestras v 1 nal». Dennett cree que el método científico pued e ser ide ntitica­
das. En otras palabras, la unidad y la continuidad de la concic11 do con la racionalidad, y sostiene que la fe religiosa es irracional,
cia son meras ilusiones. Dennett nos insta a rechazar el concq1 aun cuando en ocasiones cumpla funciones de utilidad social. La
to cartesiano de mente perdurable, según el cual la mente es u11;1 filosofía del materialismo reduccionista que defienden Crick y
especie de observador que unifica nuestras diversas percepcio Dennett está reñida, sin lugar a dudas, con las creencias religio­
nes. Éstas no son más que procesos inconscientes unificados 1k sas occidentales sobre la naturaleza humana.
forma intermitente por una representación del yo que el cerehn,
recrea repetidamente a partir de los recuerdos del pasado y de Li, La, sociobiología y la moral humana
nuevas circunstancias del presente5. Otro desafío al pensamiento religioso tradicional procede de la
Dennett describe la postura intencional como la estrategia 1k sociobiología. Si «evolución» equivale a supervivencia de los
actuar como si las demás personas tuvieran intenciones. Afirn1;1 más aptos, ¿cómo se explica la conducta aparentemente altruis­
que la adscripción de intenciones resulta útil, porque favorece L1 ta con que algunos organismos ponen en peligro su propia su­
capacidad de predicción; pero no cree que sea necesario asumi1 pervivencia? Los insectos sociales, tales como las hormigas, se
que los estados intencionales existen de hecho. Dennett recorn1 sacrifican a sí mismos para proteger su colonia. Edward O.
ce que es un instrumentalista o funcionalista que evalúa los co11 Wilson y otros autores han demostrado que tal comportamiento,
ceptos ateniéndose exclusivamente a su utilidad en la descripci1'i11 aunque reduce el número de descendientes que un individuo pue­
de la conducta, sin preguntarse acerca de su status en la realidad de tener, favorece la supervivencia de parientes cercanos porta­
Sin embargo, cuando asevera que la neurociencia llegará a expli dores de muchos genes idénticos a los suyos. Puesto que la mi­
car plenamente la acción intencional, suscribe una metafísic1 tad de mis genes también se hallan presentes en mi hermano o en
materialista. Asegura que no es un «reduccionista voraz», de lo:-. mi hermana, la voluntad de proteger a su progenie, aun a riesgo
que confían en explicar los fenómenos de los niveles superiorL·, de mi propia vida, contribuirá a perpetuar mis genes. Ayudar a
apelando directamente a las leyes del estrato más bajo, sino rn;í, individuos con los que no guardo parentesco aumenta la proba­
bien un «buen reduccionista», convencido de poder explic;11 bilidad de que ellos, en el futuro, se muestren dispuestos a ayu­
cualquier nivel en función del nivel inmediatamente inferior''. darme a mí, lo que indirectamente también contribuirá a la su­
Dennett prevé que podrá darse una explicación física a tod11, pervivencia de mis genes8 •
los sucesos mentales: «Según los materialistas, podemos explica, Wilson confía en que la biología evolutiva dará razón de to­
(¡en principio!) cualquier fenómeno mental con los mismos pri11 dos los aspectos de la vida humana. Tanto la religión como la éti­
cipios, leyes y materias primas que nos sirven para explicar la ra ca terminarán siendo explicadas y reemplazadas por el conoci­
dioactividad, la deriva continental, la fotosíntesis, la reproduL· miento biológico: «Si llegara a ser analizada sistemáticamente
ción, la nutrición y el crecimiento»7 • También nos dice: «Est;fo como producto de la evolución del cerebro, la religión -y con
hechos de robots o, lo que viene a ser lo mismo, de un conjunlli ella las ideologías seculares dogmáticas- perdería para siempre
de billones de máquinas macromoleculares». En su opinión, ta11 su poder como fuente externa de moral»9 • En el pasado, afirma,

5. Véase D. DENNETT, Consciousness Explained, Little, Brown, Bosto11 8. Cf. E.O. W1LSON, Sociobiology: The New Synthesis. Harvard Univcrsity
1991 [trad. cast.: La conciencia explicada: una teoría interdiscipli11111. Press, Cambridge (MA) 1976 [trad. cast.: Sociobiología: la nueva sí111e­
Paidós, Barcelona 1995 j. sis, Omega, Barcelona 1980].
6. Cf. D. ÜENNETT, Darwin's Dangerous Idea, Simon & Schuster, Ne'\\ 9. E.O.) WILSON, On Human Nature. Harvard University Press, Cambridge
York 1995, pp. 81-83. (MA 1978, p. 201 [trad. cast.: Sobre la naturaleza humana, Círculo de
7. D. ÜENNETT, Consciousness Explained, p. 33. Lectores, Barcelona, 1997] .
180 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGJÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 181

la moral no era más que una forma de expresar las emociones co proclives a la promiscuidad, porque pueden hacer proliferar sus
dificadas en los genes: «La única función de la moral que ha po genes con un esfuerzo relativamente pequeño en el alumbra­
dido ser comprobada es su contribución a la conservación de lo.\ miento y cuidado de la prole. Las mujeres, por su parte. tienden
genes». Pero ahora la ciencia puede «preguntarse por los ci a buscar varones con poder y posición social que sean un buen
mientas de la ética, esto es, por la base material de la ley natu apoyo para sus hijos. Wright también afirma que existe una base
ral», de modo que «el conocimiento empírico de nuestra natura­ genética para la criminalidad, pero sostiene que la creencia en el
leza biológica ... nos permitirá elegir las mejores opciones entrL· libre arbitrio es una ficción útil, porque nos permite asignar res­
los diferentes criterios de progreso»10 • ponsabilidades e imponer castigos, elementos ambos que disua­
El filósofo de la evolución Michael Ruse arguye que todos den de incunir en comportamientos criminales1 2•
los valores son subjetivos y afirma que la sociobiología puede ex­ El filósofo Holmes Rolston propone una visión alternativa
plicar por qué tendemos a creer que son objetivos. Aunque en re­ que discrepa de estas interpretaciones. Ofrece numerosos ejem­
alidad, dice, los valores no son sino construcciones humanas qlll· plos de la importancia de los genes en la historia evolutiva y en la
proyectamos en el mundo, para poder tomárnoslos en serio he­ vida humana actual, pero mantiene que la evolución cultural di­
mos de creer que son objetivos. La selección evolutiva ha favo­ fiere significativamente de la evolución biológica. En primer lu­
recido el mito cultural de la objetividad de los valores: «La teo­ gar, la innovación cultural reemplaza a la mutación y a la recom­
ría darwinista muestra que la moral es, de hecho, una función de binación génica como fuente de variabilidad. Hasta cierto punto,
los sentimientos (subjetivos), pero pone de manifiesto que tene­ esa innovación es deliberada y se orienta en una determinada di­
mos (y no podemos menos de tener) la ilusión de que se trata de rección; ciertamente, no es aleatoria. A menudo, las nuevas ide­
algo objetivo. Así pues, en cierto sentido, la moral es un mero as, instituciones y formas de conducta son respuestas creativas e
conjunto de ilusiones que nos han sido impuestas por nuestros imaginativas a problemas y crisis sociales. Luego, en la competi­
genes» 11 • Ruse asegura que la creencia en que Dios es la fuente ción entre ideas, la selección se produce a través de la experien­
de los preceptos morales, al dar a éstas mayor eficacia social. cia social: las ideas más útiles son conservadas en un proceso de
cumple una útil función biológica. Se diría, sin embargo, que la ensayo y error, pero en la evaluación social del éxito de las ideas
postura de Michael Ruse es contraproducente, porque, una ve1 intervienen muchos factores. Aquí la selección es menos cruel
que se ha desvelado el secreto de que las normas éticas son una que en el ámbito biológico, porque el rechazo de una idea no con­
ilusión colectiva, difícilmente cabe esperar que su eficacia social lleva la muerte de los individuos que la defienden.
siga siendo la misma. Finalmente, siempre según Rolston, la transmisión de infor­
Algunos autores del nuevo campo de la psicología evolutivo mación cultural se lleva a cabo con ayuda del lenguaje, la tradi­
comparten muchos de los presupuestos de la sociobiología. En ción, la educación y las instituciones sociales, más que a través
un número de la revista Time, el reportaje de portada, escrito por de los genes. El cambio es más rápido, deliberado y acumulativo
Robert Wright, llevaba por título: «¿Está inscrita la infidelidad en que en el caso de la evolución biológica. Los principales cambios
los genes?». Wright sostiene que el adulterio es un fenómeno na­ acontecen en el transcurso de unas pocas generaciones (o inclu­
tural, porque en la sociedad de la Edad de Piedra se seleccionó so de una sola). Por otra parte, las viejas ideas pueden aflorar de
una conducta que permitía tener un mayor número de descen­ nuevo y revivir, de suerte que no se pierden para siempre, al con­
dientes genéticos. Asegura que los varones son especialmente trario de lo que acune con los genes de las especies extintas. A
causa de estas diferencias, las creencias culturales son capaces de
10. !bid., p. 176.
11. M. RusE, Taking Darwin Seriously, Blackwell, Oxford 1986, p. 253 12. Véase R. WRIUHT, «Our Cheating Hearts»: Time 144 ( 15 de agosto de
[trad. cast.: Tomándose a Darwin en serio: implicaciones filosóficas del 1994), pp. 45-52; cf. también su libro The Moral Animo/: f:'i,of111io1111n·
darwinismo, Salvat, Barcelona 19941. Psychology and Everyday Life, Pantheon, New York 1994 .
182 EL ENCUENTRO EN TRE CIENCIA Y RELIGIÓN
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 183

compensar o reve1tir las tendencias genéticas heredadas de nues­ «sus genes no le permiten actuar de otro modo». Investigaciones
tros antepasados prehumanos y de la Edad de Piedra' 3• realizadas con gemelos univitelinos sugieren que, por lo que res­
Para Rolston, que concede una especial atención a la evolu­ pecta a numerosos rasgos, aproximadamente la mitad de las di­
ción de la moral, hablar de genes egoístas o de altruismo en re ferencias son atribuibles a factores genéticos. En un estudio so­
)ación con formas inferiores de vida da pie a metáforas deluso­ bre los hermanos de 161 varones homosexuales, el 52 por ciento
rias, porque en esos niveles no existen agentes morales con ca­ de los gemelos univitelinos (esto es, los que tenían exactamente
pacidad de elección. Afirma que la capacidad moral del ser hu­ los mismos genes que el hermano) también eran homosexuales,
mano es un producto de la selección natural, pero no así los jui­ mientras que esta cifra se reducía a un 22 por ciento en el caso
cios morales concretos -igual que existe una base genética para de mellizos, y a un 11 por ciento en el caso de quienes eran adop­
la capacidad lingüística, pero no para los lenguajes concretos; o tados 04. En un estudio sobre niños adoptados, se llegó a la con­
para la capacidad racional, pero no para los argumentos raciona­ clusión de que el 2,9 por ciento de los niños tenía antecedentes
les concretos-. Considera insostenible la tesis de que, en cual­ penales, aunque no los tuvieran ni sus padres biológicos ni sus
quiera de sus manifestaciones, el altruismo humano no es, en re­ padres adoptivos. El porcentaje era del 6,7 para aquellos niños
alidad, más que interés propio encubierto o mera expectativa de cuyos padres biológicos, y sólo ellos, habían tenido problemas
futura reciprocidad o aprobación social. Tales explicaciones no con la justicia; del 12, l por ciento en los casos en que única­
hacen justicia al buen samaritano del relato bíblico, a la vida de mente los padres adoptivos se encontraban en esa situación; y del
la Madre Teresa o a la persona que salva la vida a un desconoci­ 40 por ciento cuando tanto unos padres como otros tenían un his­
do que estaba a punto de ahogarse. torial delictivo'5•
Rolston señala que los propios sociobiólogos suscriben valo­ Otros estudios revelan que el porcentaje de afronorteameri­
res que no pueden ser justificados por sus teorías. Así, por ejem­ canos presos es nueve veces mayor que el de blancos; algunos de
plo, parece inverosímil que el profundo interés de Wilson por las los autores que han comentado estos datos sacan la conclusión de
especies en peligro de extinción no sea sino una manera incons­ que las d(ferencias genéticas son responsables de tales conductas
ciente e indirecta de maximizar su propia eficacia génica. criminales. Pero esta interpretación es muy cuestionable. La ma­
Rolston acepta que la capacidad de juicio moral es un producto yoría, por no decir la totalidad, de las diferencias raciales rela­
de la historia evolutiva, pero insiste en que, por lo que respecta a cionadas con las diferencias en las tasas de encarcelamiento de­
la base de los juicios morales, no tenemos más remedio que re­ ben ser atribuidas a factores no tanto genéticos cuanto sociales,
currir a la filosofía y a la teología. La visión de la evolución de tales como el fuerte paro existente entre la población afronortea­
la moral que propone Rolston es compatible, a diferencia de la mericana y la discriminación que ésta padece en la política de
de Wilson, con la antropología cristiana. arresto y reclusión (para delitos semejantes, la tasa de encarcela­
Determinismo genético y libertad hum miento de afronorteamericanos es seis veces superior a la de
ana otros grupos étnicos)'6• Los medios de comunicación suelen ha-
La genética conductual estudia la correlac
ión existente entre ge­
nes y conducta, pero no bajo una perspect
iva histórico-evolutiva,
sino en el presente. A veces se dice que
nuestro destino está de­ 14 . Cf. J.M. BAILEY - R. PILLARD, «A Genetic Study of Male Sexual
terminado por nuestros genes, o que a una Orientation»: Archives of General Psychiatry 48 (1991), pp. 1.089-
cierta persona no se le
pueden exigir responsabilidades por un 1.096. Véase también D. HAMMER - P. CüPELAND, The Science 11(
acto de violencia porque Desire, Simon & Schuster, New York 1994.
15. Estudio sueco citado en L. WRIGHT, «Double Mystery»: New Yorker 7
(agosto 1995), pp. 45-62.
13. Cf. H. ROLSTON, Genes, Genesis, and God: Values and Their Origins in
16. Véase T. DusTER, «Persistence and Continuity in Human Gcnctics anJ
Natural and Human Hisrory, Cambridge University Press, Cambridge
Social Stratification», en [T. Peters (ed.)] Genetics: l.uue.v o( Social
1999.
Justice, Pilgrim Press, Cleveland 1998.
IX4 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 185

cer públicas controvertidas investigaciones genéticas sin mencio­ leza humana, equivale a «ponerse en el lugar de Dios» y a so­
nar las reservas y salvedades que aparecen en los informes origi­ brepasar nuestros límites. Si intentamos hacernos con poderes
narios; por otra parte, rara vez publican estudios posteriores que cuasi-divinos para rediseñar la vida, dicen, terminaremos per­
pongan en duda o, simplemente, no confirmen las conclusiones diendo todo respeto por ella 17 • La manipulación de genes es con­
obtenidas con anterioridad. Los estudios sobre alcoholismo son siderada una forma más de esa arrogancia tecnocrática que ha si­
especialmente problemáticos, porque el alcoholismo parece pre­ do plasmada en el mito de Prometeo, en el relato de la torre de
sentarse bajo diversas formas, cada una de las cuales se halla Babel o en la novela sobre el doctor Frankenstein. Yo sugeriría,
condicionada por numerosos genes, así como por la historia per­ no obstante, que las diferentes opiniones sobre la intervención
sonal y el entorno cultural de cada cual. Los factores genéticos genética no reflejan tanto un conflicto entre sistemas de creen­
no pueden ser aislados sin más de los factores culturales, pues in­ cias, como son la ciencia y la religión, cuanto un conflicto entre
cluso hermanos mellizos se decantan a veces por entornos, sub­ juicios éticos divergentes sobre las aplicaciones de la ciencia.
culturas y experiencias diferentes, los cuales, a su vez, influyen Más que rechazar la intervención genética en todas sus formas,
en sus vidas. La naturaleza y la educación siempre se presentan lo que necesitamos es discriminar entre ellas.
juntas; ninguna de las dos puede ser considerada por sí sola. Muchos autores sostienen que habría que distinguir entre la
Pero, aunque junto a la influencia de los genes reconozcamos modificación de células somáticas (células corporales que no son
la del ambiente, aún no hemos tomado en consideración la liber­ transmitidas a las generaciones futuras) y la de células germina­
tad humana. La naturaleza y la educación imponen, sin lugar a les (células reproductivas que sí son transmitidas). Esta última
duda, rígidas constricciones. Los genes establecen un espectro dL' tiene efectos más duraderos, pero conlleva también un mayor
potenciales y predisposiciones. Los padres y las instituciones so­ riesgo de consecuencias inciertas y tal vez irreversibles. Además,
ciales nos proponen pautas aceptables de conducta. La libertad también debería distinguirse entre la intervención que tiene co­
no significa que nuestras acciones carezcan de causa o estén in­ mo fin prevenir defectos genéticos (sobre todo los que originan
determinadas, sino, más bien, que son el resultado de las propias enfermedades debilitantes o letales, como el mal de Huntington
motivaciones, intenciones y elecciones, no el fruto de una coac o la fibrosis cística) y la intervención que tiene como fin.favore­
ción externa. La libertad es autodeterminación en el nivel de l;1 cer determinados rasgos (como la inteligencia, la altura o la for­
persona. Los seres humanos no somos pasivos mecanismos de taleza física). Esta última es más discutible, tanto desde el punto
estímulo-respuesta, sino yoes capaces de concebir posibilidades de vista científico (puesto que la mayoría de los rasgos no de­
nuevas y de decidir de forma deliberada y responsable entre ac­ pende de un único gen, sino de la interacción de muchos de ellos)
ciones alternativas. En el caso de hábitos bien arraigados, los como ético (puesto que no hará otra cosa que perpetuar los pre­
cambios no se producen con facilidad, pero son posibles si la juicios culturales y las preferencias personales de determinados
persona busca un contexto social en el que se sienta arropada, co­ padres o sociedades). La línea que separa la prevención de la me­
mo demuestran los programas de desintoxicación de alcohólicos jora no es, por supuesto, nítida, pero los motivos que alientan la
en doce etapas. No nos es dado decidir qué cartas nos han de ser intervención son, probablemente, bastante diferentes en uno y
repartidas, pero sí que podemos elegir hasta cierto punto qué ha­ otro caso 18 •
cer con ellas. Por último, también hay que diferenciar entre la vida huma­
Aunque sólo estemos parcialmente determinados por el pa­ na y la vida no humana. La clonación de Dolly, la oveja escoce-
sado que representan nuestros genes, sabemos que la genétic1 -·---
nos brindará en el futuro nuevos poderes sobre la vida humana. 17. Cf. J. RIFKIN, Algeny, Yiking, New York 1983; R. STONE, «Rcligious
Algunos líderes religiosos se oponen a todo tipo de intervenció11 Leaders Oppose Patenting Genes and Animals»: Science 268 (26 <.lema­
yo de 1995), p. 1.126.
en los genes (o ingeniería genética) y afirman que «hurgar en el 18. Cf. T. PETERS, Playing God? Genetic Determinism al1ll H1111w11
ADN», sobre todo cuando lo que se pretende es alterar la natura- Freedom, Routledge, New York - London 1997.
1 X<i EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 187

sa cuyos genes eran idénticos a los de su madre, estuvo motiva El dualismo cuerpo-alma
da por la esperanza de obtener proteínas para el tratamiento dl'
enfermedades humanas. Se trata de algo muy diferente de la., El dualismo cuerpo/alma defendido por el cristianismo tardío no
propuestas de emplear lo que todavía son tecnologías de alto se encuentra en la Biblia. En las Escrituras hebreas, el yo es un
riesgo para clonar a personas. El donante de genes y el clon di centro unificado de pensamiento, sentimiento, voluntad y acción.
ferirían entre sí, por supuesto, más que dos gemelos univitelinos. H. Wheeler Robinson escribe: «En el Antiguo Testamento, la
porque crecerían en generaciones y entornos distintos. Pero clo idea de la naturaleza humana implica, de manera característica,
nar seres humanos -y lo mismo puede decirse de la modificación una visión unitaria y no un dualismo. Entre el cuerpo y el alma
eugenésica- supone tratar a las personas como objetos manipu no existe una contraposición que se asemeje a la que estos tér­
lables o como productos que pueden ser rediseñados. Tales me­ minos instintivamente sugieren en nosotros»211 • Osear Cullmann
didas impondrían al recién nacido una pesada carga de expecta­ se muestra de acuerdo y señala que «la concepción judía y cris­
tivas ajenas. La búsqueda del niño «perfecto» podría alterar tam­ tiana de la creación excluye todo dualismo griego de cuerpo y al­
bién nuestras actitudes hacia las personas con discapacidade., ma»21 . En concreto, el cuerpo no es fuente del mal, ni es algo de
genéticas. La tradición cristiana sostiene que el amor de Dios a lo que se deba renegar o escapar, aunque es cierto que cabe ha­
cada persona y la consiguiente aceptación de ésta por parte dl· cer mal uso de él. Lejos de todo juicio negativo, encontramos una
aquél son incondicionales, y que igual deberíamos actuar noso­ afirmación sin ambages de la bondad de la corporalidad y una
tros1 9. En cualquier caso, el debate sobre las decisiones éticas en aceptación positiva del orden material. Lynn de Silva escribe al
relación con el uso de los nuevos conocimientos genéticos es ex respecto:
presión de nuestra humana libertad, la cual exige el rechazo de «Los estudios bíblicos han establecido de manera bastante con­
todo determinismo genético, ya sea evolucionista o conductual. cluyente que en la Biblia, en contra de lo que ocurre en el pen­
samiento griego e hindú, no existe ningún concepto dicotómi­
co de ser humano. La imagen bíblica del ser humano no es dua­
INDEPENDENCIA lista, sino holística. La noción de alma como entidad inmortal
que entra en el cuerpo en el momento de nacer y lo abandona
Si son independientes unas de otras y no están relacionadas entre al llegar la hora de la muerte es totalmente ajena a la mentali­
sí, las afirmaciones científicas y las afirmaciones religiosas sobre dad bíblica. Para ésta, el ser humano es una unidad: unidad de
alma, cuerpo, carne, mente, etc. La fusión de todos estos as­
la naturaleza humana no pueden entrar en conflicto. En el dualis­
pectos es lo que constituye al ser humano en cuanto tal» 22.
mo clásico cuerpo/alma, el alma se supone inmaterial e inaccesi­
ble por naturaleza a la investigación científica. Otra versión de la Según el Interpreter's Dictionary of the Bible, la palabra he­
tesis de la independencia puede encontrarse en algunos autores brea nephesh (que suele traducirse por alma o por yo) «nunca de­
actuales que sostienen que cuerpo y alma son términos corres­ signa el alma inmortal, sino que se refiere esencialmente al prin­
pondientes a dos formas diferentes de discurso, que cumplen fun­ cipio vital o al yo en cuanto sujeto de apetitos y de emoción, en
ciones dispares y brindan perspectivas complementarias sobre la ocasiones también de volición». La palabra que se corresponde
vida humana. Finalmente, y si bien no son rebatidos por las prue­
bas científicas, los conceptos bíblicos de pecado y redención no 20. H.W. ROBINSON, Religious Ideas of the Old Testament. Gerald
parecen tener ninguna relación directa con la ciencia. Duckworth, London 1913, p. 83.
21. O. CuLLMANN, /mmortality of the Soul or Resurrection of the /)e1//n.
Macmillan, New York I 958, p. 30 [trad. cast. del original alem(in: ¡ Lll
19. Véase R. COLE-TURNER, The New Genesis: Theology and the Genetic inmortalidad del alma o la resurrección de los cuerpos? El testi111011io
Revolution, Westminster y John Knox, Louisville I 993; ID. ( ed. ). del Nuevo Testamento, Studiurn, Madrid 1970].
Human Cloning: Religious Responses, Westminster y John Knox. 22. L. DE SILVA, The Problem of Self in Buddhism and Christia11ity.
Louisville 1993. Macmillan, London 1979, p. 75.
IXX EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA IX9

con ella en el Nuevo Testamento es psyche, «que tiene el mis11111 concepción. El Aquinate atribuye a los animales «alma sensible»,
uso que en griego antiguo, donde significa vida» 21 • Cuando s,· pero reserva el «alma racional» para los seres humanos. Brinda
abrió paso en la época neotestamentaria la creencia en una vid;1 además un complejo análisis de la naturaleza humana y de la ac­
futura, fue formulada como resun-ección de toda la persona mn ción moral, en el que a las emociones («pasiones») se les asigna
ced a una acción de Dios, no como inmortalidad inherente al al un importante papel en la realización del bien, que es conocido
ma. Cullmann muestra que la vida futura no era entendida co1111, merced tanto a la razón como a la revelación25 • Los teólogos me­
un atributo innato de la humanidad, sino más bien como un drn1 dievales dieron expresión a la experiencia de la unidad orgánica
de Dios que habría de llegar «en los últimos días». Pablo afirm1 de un mundo diseñado según los propósitos divinos. No obstante,
que los muertos reposarán hasta el día del juicio, momento rn el concepto de alma inmortal, al marcar una distinción absoluta
que serán devueltos a la vida -no como cuerpos físicos ni co1111, entre los seres humanos y el resto de las creaturas, alentó una vi­
almas desencarnadas, sino en lo que él llama «cuerpo espiritual .. sión antropocéntrica (centrada en el ser humano) de nuestra posi­
(1 Co 15,44)-. Estas formas de visualizar la vida futura no es1:í 11 ción en el mundo, aun cuando el esquema cósmico global era te­
exentas de problemas, pero en ellas se hace patente que el pn, océntrico (centrado en Dios). Salvo algunas excepciones, en el
pósito salvífica de Dios abarca la totalidad de nuestro ser. Medievo y en la Reforma al mundo no humano sólo se le asigna­
Sin embargo, en la Iglesia primitiva cobró forma una concep ba un papel secundario en el drama humano de la redención.
ción dualista, debido en gran parte a la influencia del pensamie11 El dualismo de mente y materia defendido por Descartes su­
to griego. Platón había sostenido que un alma inmortal preexis puso un paso más en el alejamiento de la concepción bíblica. El
tente entra en el cuerpo, a cuya muerte sobrevive. En el mund 1 , concepto de alma concedía al menos un papel a las emociones,
helenístico tardío, el gnosticismo y el maniqueísmo defendieron igual que la Biblia. Pero en el esquema cartesiano la mente es de­
que la materia es mala y que la muerte libera al alma de la prisiú 11 finida como inmaterial, no espacial, como «sustancia pensante»
que para ella representa el cuerpo. Los padres de la Iglesia rech;1 caracterizada más por la razón que por la emoción. La materia,
zaron el gnosticismo, pero asumieron, a través del neoplatonis,m ,. por su parte, es considerada de naturaleza espacial y sujeta ex­
el dualismo de alma y cuerpo, así como, aunque en menor medi clusivamente a fuerzas físicas. Resulta difícil imaginar que dos
da, el dualismo moral de bien y mal a él asociado. Otros facton·s substancias tan disímiles puedan siquiera interactuar. Descartes
de la ya decadente cultura grecorromana facilitaron la expansi<Í 11 afirma que los animales carecen de racionalidad y no son sino
del ascetismo, el monaquismo, la negación del mundo y la bú.\ máquinas sin inteligencia ni sentimientos ni conciencia.
queda de la salvación individual. Algunas de estas actitudes nl' Muchos teólogos continúan sosteniendo un dualismo de
gativas hacia el cuerpo pueden percibirse en los escritos d,· cuetpo y alma. La postura oficial de la Iglesia católica es que el
Agustín y en el cristianismo de la Edad Media, pero suponen u11;1 cuerpo humano evolucionó a partir del cuerpo de los primates y
desviación con respecto a la insistencia de la Biblia en la bondad de los homínidos protohumanos, mientras que el alma fue intro­
inherente al mundo material en cuanto creación de Dios24• ducida en un cuerpo capaz de recibirla en un momento determi­
En el siglo Xlll, Tomás de Aquino aceptó la tesis aristotélic:1 nado de la historia evolutiva. En una declaración publicada en
de que el alma es la forma del cuerpo, lo cual implica una valo 1996, Juan Pablo II afirmó que la evolución es «más que una hi­
ración más positiva de éste. Según él, el alma no preexiste al cucr pótesis», puesto que cuenta con el respaldo de numerosas líneas
po, sino que es creada por Dios algunas semanas después de l:1 de investigación independientes, y reiteró que cada alma huma­
na es «creada inmediatamente por Dios»26. Otros comentaristas
23. lnterpreter's Dic/Íonary of the Bible, vol. 4, Abingdon, Nashville 1 %2.
p. 428. 25. Cf. J. KEENAN, Goodness and Rightness in Sr. Thomas' Su11111w 7'/1colo­
24. Véase D. KELSEY, «Human Being», en [P. Hodgson - R. King (eds.JI giae, Georgetown University Press, Washington, DC, 1992.
Christian Theology, Fortress Press, Philadelphia l 985'. 26. JUAN PABLO 11, «Mensaje a la Academia Pontificia de las Ciencias sohrc
J l)() EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 191

insisten en que el alma es inmaterial y, por tanto, no puede se, Cuerpo y alma: perspectivas complementarias
dcleetada por las investigaciones científicas, ni por las que \<'
Algunos autores mantienen que el cuerpo y el alma no son dos
ocupan de los fósiles antiguos, ni por las que estudian el actu;il
entidades distintas, sino términos correspondientes a dos .f<mna.1·
cerebro humano. Así pues, mantienen que los enunciados teolll
distintas de discurso sobre el ser humano. En la tradición británi­
gicos sobre el alma no se derivan de la indagación científica \
ca de filosofía del lenguaje (véase capítulo l ) se nos pide que
son por completo independientes de toda teoría científica.
examinemos los usos distintivos de los diversos tipos de lengua­
Son varios los científicos de prestigio que defienden el du;1
je en las funciones que desempeñan en la vida humana. Para el te­
lismo de mente y cerebro. W ilder Penfield señala que un pacie11
ólogo Keith Ward, la referencia al alma es una forma de afirmar
te cuyo cerebro se estimula mediante pulsos eléctricos es com
la apertura del ser humano a Dios, así como el valor y la singula­
ciente de que no es él quien está levantando el brazo. Penfield
ridad de cada individuo. Las personas son agentes corporeizados,
postula la existencia de un centro de decisión totalmente distinl"
a la vez que espirituales. Sus acciones pueden ser descritas en tér­
de la red neural, «un telefonista que controla la centralita»21 • En
minos tanto de mecanismos fisiológicos como de decisiones mo­
El yo y su cerebro, el fisiólogo John Eccles y el filósofo Karl
rales, y ambas formas de explicación no son mutuamente exclu­
Popper sostienen que la mente examina los distintos módulos ce
yentes. Según Ward, el discurso centrado en los procesos cere­
rebrales, selecciona entre ellos, los interpreta e integra, para luc
brales y el discurso centrado en las decisiones mentales cons­
go modificar otros circuitos cerebrales: «La mente autoconscie11
cientes derivan de dos perspectivas diferentes sobre una misma y
te es una entidad independiente que se halla activamente entre
única realidad. Considerados desde la primera perspectiva, somos
gada a interpretar la multitud de centros activos existentes en lm
meros organismos biológicos; considerados desde la segunda, so­
módulos de las áreas de relación del hemisferio cerebral domi
mos agentes responsables creados para conocer y amar a Dios.
nante»28 • Señalan que en el área motora suplementaria aparece11
En un marco de referencia religioso es posible defender, junto a
impulsos antes de que lo hagan en el área motora propiamente di
la dignidad y el carácter sagrado de la vida humana, la obligación
cha, sólo en aquellos casos en los que la acción se ha iniciado dt·
de tratar a otras personas como fines en sí mismas y no sólo co­
manera deliberada y voluntaria. Además, defienden la existenci;1
mo medios para alcanzar nuestros propios fines2�.
de una interacción entre la conciencia y el cerebro, y afirman quL·
El enfoque de los dos lenguajes lo adoptan también varios
los fenómenos mentales ejercen una influencia causal. Pero en 1;1
respetados psicólogos con profundos intereses teológicos.
actualidad la mayoría de los científicos no suscriben ningún tipo
Malcolm Jeeves afirma que los términos «mente» y «cerebro»
de dualismo, ni el de cuerpo/alma ni el de cerebro/mente; con to
son dos formas de hablar de los mismos sucesos. Cita la tesis de
do, hay quien defiende estas ideas más por razones teológicas ()
Donald MacKay de que el relato de sucesos mentales en prime­
filosóficas que científicas.
ra persona y desde el punto de vista del agente implicado es com­
plementario del (y no contrapuesto al) relato de sucesos neurales
en tercera persona y desde el punto de vista de un observador.
Jeeves defiende que la ciencia y la religión también constituyen
perspectivas -o formas de percibir el mundo- complementarias.
la evolución» (22-10-1996): Ecclesia 2.815 (16 de noviembre de 1996). En otros pasajes sugiere que existen en el cerebro diferentes ni­
p. 1.718. veles de actividad, a los que cabe aplicar conceptos distintos.
27. Véase W. PENFIELD, The Mistery of Mind, Princeton University Press.
Princeton (NJ) 1975 [trad. cast.: El misterio de la mente. Estudio crítico Estos pasajes van más allá de la tesis de las dos perspectivas
de la conciencia y el cerebro, Pirámide, Madrid 1977]. (epistemológicas) e insinúan que, más que dos conjuntos dispa-
28. K POPPER - J. ECCLES, The Self' and lts Brain. Springer Jnternational.
New York - Berlín 1977, p. 355 [trad. cast.: El yo y su cerebro, Labor.
Cerdanyola 19932]. 29. Cf. K. WARD, Defending the S<ml, Hodder & Stoughton. London 1 'J92 .
191 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA llllM/\N/\ 193

res de sucesos, lo que existen son dos aspectos (ontológicos) dis mo expresión de la creatividad divina )2. Si la imago Dei tiene que
tintos de un conjunto común de sucesos'º. ver con la relación con Dios, no cabe esperar que sea ohjelo de
Fraser Watts sostiene que «la ciencia y la religión han de sv1 indagación científica.
entendidas como dos perspectivas potencialmente complement;1 Pero la tradición bíblica también habla de que todos dejarnos
rías». Y alude a la figura del sacerdote Lewis Hall, de las noVl' de realizar muchas de nuestras potencialidades creativas. A la lu1.
las de Susan Howatch, como ejemplo de persona que emplea d de la historia evolutiva, la caída de Adán no puede ser lomada al
enfoque de la complementariedad en la medida en que «elabor;1 pie de la letra. No había ningún edén, ningún estado originario de
relatos tanto psicológicos como religiosos» sobre el mismo co11 inocencia, libre de muerte y sufrimiento, del que la humanidad
junto de sucesos en la vida de una persona. Watts sugiere que ha pudiera «caer>>. La caída puede ser entendida como un elocuen­
blando del alma se logra expresar lo que se pretende decir acer te símbolo de la pecaminosidad humana, en el que el pecado se
ca de la singularidad de cada persona, así como.de su capacidad interpreta como egocentrismo y alejamiento de Dios y de las per­
de unión con Dios y su potencial inmortalidad. Pero tambiC-11 sonas -así como de la naturaleza, podríamos añadir-. El pecado.
confía en que en el futuro pueda producirse una fructífera intc en todas sus formas, supone una ruptura de relaciones''. El peca­
racción entre la teología y las ciencias humanas. Se pregunta si do original no es, pues, una herencia recibida de Adán, sino el re­
la ciencia y la teología serán capaces de ayudarse mutuamente. conocimiento de que nacemos a unas estructuras sociales peca­
bien guiando la elaboración de teorías, bien influyendo en b minosas, tales como las que perpetúan el racismo, la opresión y
elección entre teorías cuando los datos no sean determinantes". la violencia. Todos los grupos humanos, ciegos ante la racionali­
Esta propuesta nos llevaría más allá de la tesis de la independe11 zación del interés propio, tienden a absolutizarse a sí mismos. La
cia, en dirección a un diálogo más activo. injusticia social, al igual que la codicia personal, atenta contra la
voluntad de Dios 14 •
Pecado y redención Tal vez sea posible verificar empíricamente al menos algunos
La afirmación bíblica de que la humanidad ha sido creada «;1 aspectos del pecado. El carácter trágico de la historia se mani­
imagen de Dios» (Gn 1,27) se entiende a veces como referida ;1 fiesta en sus ciclos de violencia y contraviolencia. La masacre de
determinados rasgos del ser humano -por ejemplo, la racionali seis millones de judíos en el Holocausto fue, sin lugar a dudas,
dad, el libre arbitrio, la espiritualidad o la responsabilidad mo un mal sin paliativos. Los psicólogos también pueden estudiar
ral- que nos distinguen de las demás creaturas. Una visión alter empíricamente el fenómeno de la culpa en la vida personal, tan­
nativa, también presente en la historia del judaísmo y del cristia to en sus formas saludables como patológicas. La psicoterapia
nismo, es que la imago Dei alude a la relación de los seres hu ofrece algunos indicios de que una visión demasiado negativa de
manos con Dios y a su capacidad de hacer realidad en el mundo la naturaleza humana y la falta de autoestima pueden ser perju­
los propósitos divinos. La creatividad humana puede ser vista co- diciales. La culpa sin perdón o el odio contra uno mismo sin au­
toaceptación parecen dificultar el amor a los demás, en lugar de
propiciarlo. Algunos teólogos se suman a los psicólogos en el en­
30. Véase M. JEEVES, Mind Fields: Re/lecJions on the Science of Mind w1,I carecimiento del respeto a uno mismo, siempre y cuando no se
Brain, Baker, Grand Rapids 1993; ID., Human Nature al he Mille1111i11111.
Baker, Grand Rapids 1997; D.M. MACKAY, Behind Jhe Eye. Blackwcll,
Oxford l 991. 32. Véase Ph. HEFNER, «The Evolution of the Created Co-Crcatnr». en IT.
31. Véase F. WATTS, «Brain, Mind, and Soul», en [Id. (ed.)1 Science Mee1., Peters (ed.)] Cosmos as Crea/ion, Abingdon, Nashville 19�9.
Faith: Theology and Science in Conversation, SPCK, London 1998: l1> .. 33. Cf. M.H. SuCHOCKI, The Fa// Jo Violence: Original Sin i11 /fr/111im11il
«Science and Theology as Complementary P erspectivcs», en IN Theology, Continuum, NewYork 1995; R. WILLIAMS, «Sin ami Evil». en
Gregersen - J.W. van Huyssteen (eds.)] Rethinking Theo/ogy a11,I [P. Hodgson - R. King (eds.)j op. cit.
Science: Six Modelsfor the Current Dialogue, Eerdmans, Grand Rapid., 34. Véase R. NIEBUHR, The Nature and Destiny 'i/' Man. vol. 1. Scrilrner.
1998. New York 1943. caps. 7 y 8.
11)4 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HllMANA 195
convierta en egotismo . El objetivo quizá tendría que ser llegar ;1 poreizado ; (2) la antrop ol ogía y el yo social; y (3) la compara­
conocernos a nosotros mismos y adquirir una conciencia realist;1 ción entre el ordenador y el cerebro .
Je nuestras potencialidades, tanto de las creativas como de b\
destructivas. La neurociencia y el yo corporeizado
La redención es identificada en ocasiones con la vida de.\ Mucho s teólogos intentan hoy recuperar la visión bíblica Lkl yo
pués de la muerte, pero también tiene una dimensión presenll'. como actividad unificada de pensamiento, sentimiento. volición
que es resaltada por muchos aut ores contemporáneos. La reden y acción. La Biblia atribuye a la emoción tanta importancia co­
ción consiste en la restauración de relaciones -con Dios, co11 mo a la razón: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
otras personas, con otras creaturas- y acontece cuando el desga
con toda tu alma, con toda tu mente» (Mt 22,37). Según los exe­
rramiento interior y la alienación son reemplazadas por la intc getas bíblicos, estos tres términos -corazón, alma y mente- no
gridad, la curación y la reconciliación. La tradición cristiana sos describen facultades o partes bien diferenciadas de la persona, si­
tiene que esta posibilidad de redención se manifiesta con toJ;1 no, más bien, características y actividades del ser humano, dis­
evidencia en la vida de Cristo y en nuestra respuesta al amor dl' tintas pero entrelazadas: «La distinción, generalmente aceptada,
Dios que en él se nos da a conocer. La doctrina de la encarnación entre la mente com o sede del pensamiento y el corazón como se­
afirma la plena corporeización de Cristo, con l o que se subraya de del sentimiento es ajena al significado que estos términos tie­
una vez más la importancia del cuerpo ; además, recuerda la sin­ nen en la Biblia... El corazón no sólo es sede de las emociones,
gularidad de la relación de Cristo con Di os, así com o su plena sino también centro de la razón y la volición»35 •
identificación con la voluntad de éste. C onsiguientemente, la.\ Pablo escribe: «Aunque p osea el don de profecía y conozca
ideas de imago Dei, pecado, redención y encamación pueden ser los misterios todos y la ciencia entera, aunque tenga una fe como
entendidas desde un punto de vista relacional, y no com o atribu­ para mo ver montañas, si no tengo amor, no soy nada» ( 1 Co
tos o estados de individuos aislados. 13,2). Por supuesto, el amor no sólo es asunto de la emoción, si­
Yo no acepto el clásico dualismo cuerpo/alma, ni la propues no que implica intencionalidad y acción. Pero , indudablemente,
ta de que cuerpo y alma son términos correspondientes a len no se trata ante todo de un producto de la razón. Algunas partes
guajes complementarios. Defiendo más bien una visión integral de la Biblia, com o es el caso de la literatura sapiencial, reflejan
de la persona como unidad psicosomática, l o cual, en mi opinión. la mirada del sabio que reflexiona sobre la experiencia humana.
es más acorde con la concepción bíblica y con l os resultados de Pero en la mayoría de l os textos bíblicos se nos insta a conducir­
la ciencia contemporánea. Más adelante sugeriré que incluso los nos como agentes responsables y no como simples pensadores
conceptos bíblicos de pecad o y redención, que tan ajenos pare­ racionales. El pecado es visto como un defecto de la voluntad, no
cen a todo dato científico, deberían ser reinterpretados ho y en el de la razón. Mientras que para una gran parte del pensamiento
contexto que proporcionan la historia evolutiva y las ciencias so­ griego el principal problema humano es la ignorancia (cuyo re­
ciales y conductuales. medio es el conocimiento), en el pensamiento bíblico son nues­
tras actitudes y mo tivaciones las que nos hacen descarriarnos.
Muchas teólogas feministas actuales censuran el dualismo
DIÁLOGO
mente/cuerpo. En el capítulo 1 he referido su crítica a las corre­
laciones existentes en nuestra cultura entre las dicotomías men­
El dualismo cuerpo/alma ha sido criticado por teólogos y por te/cuerpo, razón/emoción, o bjetividad/subjetividad, domina­
científicos, y se han propuesto varias alternativas que permiten. ción/solicitud y masculino/femenino. Lo masculino es asociado
más allá del conflicto o la independencia, una interacción cons­
tructiva entre la ciencia y la religión. Los tres temas de diálogo
35. E.C. 8LACKMAN, en [A. Richardson (ed.)] A Theological Wrml 1/(1(1/- of'
que vamo s a considerar aquí son: ( 1) la neurociencia y el yo cor- the Bible, Macmillan, New York 1950, p. 145.
GENÉTICA. NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HllMANA 197
l l)(¡ EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

con la mente, la razón, la objetividad y la dominación, térmi110·. nombre de «serotonina»), conclu ye que la psicoterapia rniís efec­
a los qu e se concede un status más elevado qu e al cu erpo, a L, tiva es la que combina la me dicación con la conversaciún sobre
emoción, a la su bjetividad y a la solicitu d. Las feministas cond1· experiencias trau máticas y factores psicosocialcs qu e han influi­
nan el menosprecio de que ha sido objeto el cu erpo durante g.r:111 do en la historia personal del paciente3R_
parte de la historia del cristianismo y reivindican no sólo u na v:1 La mayoría de los neurocientíficos reconoce el papel tlé las
!oración más positiva de la corporalidad, sino también u na visi()11 emociones en los procesos cognitivos. Antonio Damasio ha so­
más integral de la persona. Los teólogos medioambientalis111, metido a estudio a personas con daños en el córtex prcfrontal.
critican el dualismo cuerpo/alma porque traza u na línea diviso11:1 Phineas Gage, un caso clásico, se recuperó de u na grave lesión
absoluta entre la vida humana y la no humana, lo cual fome11L1 conservando intactas sus facu ltades intelectuales, pero experi­
actitudes ecológicamente destructivas hacia otras formas de vid:1 mentó un cambio de personalidad qu e le incapacitó para tornar
La importancia del cuerpo en los fenóme nos mentales resul decisiones o respetar las convenciones sociales. Otro paciente
ta evide nte en diversos campos de investigación científica. l .;i con un tumor en el cerebro pre frontal perdió toda sensibilidad en
percepción misma es u n producto evolutivo de la acción corp() el terre no de las emociones. Cuando veía películas con escenas de
ral. Humberto Matu rana y Francisco Yarela mu estran qu e los sis violencia, podía describir las reacciones emocionales apropiadas,
temas perceptores de los organismos no brindan re presentaciom·s pero asegu raba que él mismo no sentía nada; además, era incapaz
exactas del mu ndo, sino que elaboran la información qu e resul1:1 de tomar decisiones en la vida cotidiana. Damasio arguye qu e los
relevante para las necesidades y acciones del correspondiente or daños en la razón y en la capacidad emotiva no son separables.
ganismo. En el sistema visu al de las ranas hay neuronas qu e s1í Su giere que tanto Descartes como los modernos cultivadores de
lo reaccionan ante la presencia de pequ eñas manchas negras, h, las ciencias cognitivas han desatendido e l papel de las emociones
qu e sin duda constitu ye u na ventaja a la hora de cazar moscas en el conocimiento. También asegu ra que la conciencia y la per­

De manera análoga, la neurofisiología humana se ha ido des;i sistencia de la identidad se apoyan en la representación que u no
rrollando en consonancia con objetivos e intereses distintiva se hace de sí mismo, así como en la elaboración de un relato que
mente humanos"'. Michael Arbib sostiene que la percepción rn, incluye recuerdos e intenciones personales. Describe el yo como
es u na mera recepción pasiva de datos. Las representaciones una unidad mu ltiestratificada: «La mente verdaderamente encar­
mentales («esquemas») del mundo facilitan información signi ti nada no pierde sus niveles operativos más elevados, es decir,
cativa de cara a posibles acciones qu e se llevan a cabo a través de aquellos que constituyen el alma y el espíritu »w.
programas motrices. Las acciones corporales son gu iadas por En suma, los conocimientos que nos ofrece la neurociencia,
percepciones, expectativas y metas 17 • lejos de respaldar el dualismo cuerpo-alma, parecen ser concilia­
La influencia de los procesos bioquímicos en los estados bles con las afirmaciones teológicas sobre la corporalidad y la
mentales se manifiesta en los efectos de las hormonas, las «dro importancia de las emociones.
gas psicotrópicas» y los fármacos que se emplean en psiquiatría.
Así, por ejemplo, Paul Kramer estudia el uso de Prozac e n el tra­ La antropología y el yo social
tamiento de la depresión. Aunque reconoce la eficacia de eslL' Según la tradición bíblica, las personas somos, por natu raleza,
medicamento en la corrección de los desequ ilibrios químicos seres sociales. Dios estableció su alianza con u n pu eblo, no con
(sobre todo los qu e afectan al neurotransmisor conocido con el u na su cesión de individu os. Au nqu e ciertos salmos y ciertos tcx-

in, New York 191>3


36. Véase H. MATURANA - F. VARELA, The Tree of Knowledge: TI,,· 38. Cf. P. KRAMER, Listening to Prozac, Viking Pengu ona 19941.
[trad. cast.: Escuchando al Proza c, Seix Barral , Barcel
Biological Roots of Human Understanding, Science Library, Bosto11 n, and the 1111111,111 /frui11,
1987 [trad. cast.: El árbol del conocimiento, Debate, Barcelona l996J. 39. A. DAMASlO, Descartes' Error: Emotion, Reaso
Putnam, New York 1994, p. 252 [trad. cast.: El ermr de OC's((lr/c•s: lo
37. Cf. M. ARBIB, The Metaphorical Brain. 2: Neural Networks allil o, Crítica , Barcel ona 20031.
emoción, la razón y el cerebro human
Beyond, Wiley, New York 1989, cap. 2.
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 199
11)X EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

los de los profetas posteriores se centran en lo individual ten principalmente a través de doctrinas abstractas, sino más bien
(Jeremías, por ejemplo, habla de una nueva alianza escrita en L'I a través de las narraciones que conforman el marco más amplio
corazón de cada cual), los individuos son considerados siempre de nuestros propios relatos biográficos43 •
personas-en-comunidad. Mientras que el judaísmo ha conserva La investigación que se lleva a cabo en los terrenos de la an­
do este énfasis en la comunidad, el cristianismo protestante tien tropología y la psicología ofrece indicios del carácter social de
de a ser más individualista. Según la Biblia, no somos individum la personalidad. Los relatos que contamos acerca de nosotros
autosuficientes; antes bien, son nuestras relaciones las que nos mismos en cuanto agentes y sujetos de experiencia forman parte
constituyen. Somos quienes somos en cuanto hijos e hijas, mari de nuestra identidad personal. Los niños aprenden el vocabulario
dos y esposas, padres y madres, ciudadanos y ciudadanas, miem referido a la mente y el lenguaje autorreferencial, conforme sus
bros de un pueblo agraciado con la alianza. Dios se preocupa tan­ padres les atribuyen intenciones, deseos y sentimientos. En cuan­
to por el tono de la vida de comunidad como por los motivos y to sujetos, nuestra identidad tiene cierta constancia, pero el re­
acciones de cada individuo•º. Toda comunidad religiosa compar­ cuerdo no se limita a ser recuperación de información, pues
te un conjunto común de relatos y ritos sagrados. Incluso la ora­ siempre implica una reconstrucción activa. Nos esforzamos por
ción y la meditación de los individuos se llevan a cabo dentro de dar coherencia y verosimilitud a nuestros relatos; las narraciones
un marco de referencia formado por recuerdos históricos y pre­ son revisadas y vinculadas a metas y planes futuros. La tragedia
supuestos compartidos. de la enfermedad de Alzheimer radica en la pérdida de la memo­
El tema del yo social ocupa un lugar destacado en la teologL 1 ria a largo plazo, sin la cual no es posible tener conciencia de uno
contemporánea. H. Richard Niebuhr insiste en el carácter social mismo. Oliver Sachs cuenta el caso del «marinero perdido» con
de la personalidad: «La pertenencia a un grupo interpersonal in­ una lesión cerebral y aquejado de amnesia: el arte y la música le
fluye en todos y cada uno de los aspectos de la existencia de un ayudaron a construirse una nueva identidad44•
yo»41 • Niebuhr se apoya en George Herbert Mead y en algunos Tanto en los animales como en el ser humano, las emociones
psicólogos sociales que afirman que la personalidad sólo se cons­ son producto de la historia evolutiva. La ira, por ejemplo, fue pro­
tituye en diálogo con otras personas en una comunidad de agen­ bablemente seleccionada por su contribución a la supervivencia
tes. No somos espectadores imparciales, sino miembros de una (ya que activa sistemas fisiológicos de autodefensa y advierte a
comunidad de intérpretes. La importancia del contexto social los oponentes acerca de la disponibilidad a actuar). Las emocio­
también se hace patente en la idea del yo narrativo. Alisdair nes no son, sin embargo, meras respuestas instintivas, pues a me­
Maclntyre y otros autores sostienen que nuestras identidades nudo requieren una evaluación racional de la situación y un juicio
personales se configuran por medio de los relatos que contamos sobre el peligro potencial que ésta entraña. En la vida humana, la
y de las narraciones de las que somos protagonistas. En estos re­ cultura interviene en la construcción social de las emociones"'.
latos siempre intervienen otras personas•2• Los defensores de la Los sentimientos están configurados por significados culturales
«teología narrativa» insisten en que nuestros relatos personales aprendidos en la infancia y a lo largo de toda la vida. Cuando los
están inmersos en el contexto de los relatos de una determinada niños aprenden palabras que designan emociones -y, con ellas,
comunidad. Sostienen que las creencias religiosas no se transmi- los comportamientos culturalmente sancionados para manifestar­
las-, la propia experiencia emocional se ve afectada. Los histo­
riadores y los psicólogos sociales han descrito el papel de las
40. Véase B. CHJLDS, Bíblica/ Theology of the Old and New Testament.,.
Fortress Press, Minneapolis 1993. cap. 7.
41. Cf. H.R. NIEBUHR, The Responsib/e Se(f. Harper & Row, New York 43. Véase M. GoLDBERG, Theology as Narrative: A Critica/ Introduc1io11,
1963. Abingdon, Nashville 1982.
42. Véase A. MAC1NTYRE, After Virtue: A Study i'3_ Moral Theory, University 44. Cf. O. SACHS, The Man Who Mistook His Wifefor a Ha1, HarpcrCollins.
of Notre Dame Press, Notre Dame (IN) 1984 . cap. 15 [trad. cast.: Tm., New York 1985 [trad. cast.: El hombre que confundió a su esposa 1·011
la virtud, Crítica, Barcelona 2001]. un sombrero, Anagrama, Barcelona 2003].
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 201
200 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

emociones como medio de control social (por medio de la culp;1 ligencia artificial formalista» o, según otras versiones, «inteli­
y la vergüenza en la Nueva Inglaterra puritana, por ejemplo)4'·. gencia artificial fuerte»), que incluye cuatro asertos":
Los seres humanos nos formamos representaciones simbá/i 1) La tesis formalista. La inteligencia consiste en la manipula­
cas, siempre parciales y selectivas, del yo y del mundo. lntenla ción de símbolos abstractos con ayuda de reglas formales.
mos encontrar sentido y orden situando nuestras vidas en un con 2) El test de Turing. Un ordenador es inteligente si en la n.'.ali­
texto más amplio -en última instancia, en un contexto cósmico- zación de ciertas tareas (como, por ejemplo, resolución de
Nos identificamos con fines y objetivos que desbordan nuestra:--. problemas, juego del ajedrez o contestación de preguntas)
vidas tanto temporal como espacialmente. Las tradiciones reli manifiesta un comportamiento que no dudaríamos en califi­
giosas ofrecen muchos de los símbolos a través de los cuales los car de inteligente si lo observáramos en seres humanos.
individuos reconcilian los deseos enfrentados que laten en su in­
3) Indiferencia con re!>pecto al sustrato (o realizabilidad n11í/1i­
terior y dan sentido a sus vidas en un contexto más abarcador. A
ple). La información puede ser procesada en diferentes siste­
través de los relatos y los ritos, la gente participa en comunida­
mas físicos (basados bien en transistores, bien en neuronas)
des religiosas y comparte sus recuerdos históricos y sus expe­
con idénticos resultados.
riencias de transformación personal. Estas estructuras simbólicas
de orden y sentido más amplias son, sin duda, creaciones huma­ 4) El cerebro computacional. El cerebro humano funciona co­
nas. Pero, como he defendido en otros lugares, creo que se trala mo un ordenador. El cerebro y el ordenador son dos ejemplos
de respuestas a patrones que realmente se dan en el mundo y en de máquinas que, por medio de la manipulación de símbo­
la experiencia humana, por lo que pueden ser evaluadas y revisa­ los, generan comportamientos inteligentes. Dicho llanamen­
das con talante crítico·11• Aquí, las tradiciones religiosas y las te, la mente es al cerebro lo que el software al hardware del
ciencias de la conducta se unen para afirmar la índole social de ordenador.
la personalidad.
Los críticos del formalismo señalan que el lenguaje y la per­
El ordenador y el cerebro cepción humanos dependen siempre del contexto. Hubert y
Stuart Dreyfus han puesto de relieve la importancia que las su­
Muchos expertos en informática sostienen que el cerebro huma­ posiciones de sentido común, los conocimientos de fondo y la
no es esencialmente un sistema de procesamiento de información experiencia no lingüística tienen en la interpretación del lengua­
que funciona como un ordenador. Esta concepción podría haber je humano. E insisten en que la comprensión lingüística y la per­
sido discutida en el epígrafe dedicado al conflicto, pero la con­ cepción sensorial son procesos activos y condicionados en gran
frontación crítica con ella nos conducirá a otras visiones más medida por nuestras expectativas, propósitos e intereses.
abiertas al diálogo. La investigación en el campo de la inteligen­ También acentúan el papel del cuerpo en el aprendizaje humano.
cia artificial responde al doble objetivo de diseñar máquinas in­ Gran parte de nuestros conocimientos los adquirimos activamen­
teligentes y desentrañar las facultades cognitivas del ser humano. te a través de la interacción con nuestro entorno físico y con olras
La postura dominante entre los investigadores es la que se cono­ personas. A montar en bicicleta no se aprende estudiando física
ce como inteligencia artificial simbólica (también llamada «inte- o memorizando un conjunto de reglas, sino con la práctica, po­
niendo en juego las habilidades del «saber cómo», más que las
45. Cf. L. BROTHERS, Friday's Footprint: How Society Shapes the Human
proposiciones del «saber que». Tal «conocimiento tácito» no
Mine/, Oxford University Press, New York - London 1997.
46. Véase R. HARRÉ (ed.), The Social Construction of Emotions, Blackwell.
48. Cf. A. NEWELL - H. S1M0N, «Computer Science as Empirical Enquiry:
Oxford 1986; K.J. GERGEN - K.E. DAVIS (eds.), The Social Constructio11 Symbols and Search», en [M. Boden (ed.)] Philosophv o( /\rtifi,·ial
of the Person, Springer-Verlag, New York 1985. lntelligence, Oxford University Press, Oxford 1990.
47. Cf. I.G. BARBOUR, Myths, Models, and Paradigms.
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 203
202 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

acción con el
puede ser formalizado de manera exhaustiva. En el desarrollo dd y «manos» capaces de movimiento y de inter
niño, el perfeccionamiento de la percepción está vinculado a l;i entorno.
les de los motore s
acción y al movimiento corporal. Los autores citados descubren
2) Funciones distributivas. Los controles loca
en la concepción formalista el legado de un racionalismo que sc son activados por pequeñas unidades de proc esamiento inde­
remonta a Platón: el supuesto de que el conocimiento consiste en pendientes. En comparación con los gran des programas cen­
relaciones racionales formales subsistentes al margen del cuerpo tralizados, el uso de unidades modulares con conexiones po­
y del mundo material. Afirman que el materialismo es una nueva co rígidas entre sí tiene la ventaja de que perm ite una mayor
la adqu isición de
clase de dualismo, según el cual la mente y el cuerpo, al igual flexibilidad en la coordinación y facilita
que el software y el hardware, pueden ser considerados por nuevas habilidades.
separado49 • recién nacido
Más recientemente, a partir de un conjunto de presupuestos 3) Aprendizaje progresivo. Al igual que un niño
dina ción entre la información
distintos de los de la inteligencia artificial simbólica, se han di­ que está desarrollando la coor
imie nto de sus manos, Cog
señado robots computerizados que tienen cuerpo y son interacti­ que le brindan sus ojos y el mov
os. Muc has de sus capa­
vos. Los robots del laboratorio de Rodney Brooks en el Mil aprende, con la práctica, a asir objet
s, sino adqu irida s de ma-
(Massachusetts Institute of Technology) pueden moverse de un cidades no han sido preprogramada
lado para otro e interactuar con el mundo a través de la percep­ nera paulatina.
Cog sabe «mi­
ción (sensores visuales, auditivos y táctiles) y la acción (movi­ 4) Interacción social. Salvando las diferencias,
r en con­
miento de articulaciones flexibles); además, están ubicados en rar a los ojos>>; además, está programado para toma
producen
entornos específicos. Tales robots no aprenden por medio de la sideración algunos de los efectos que sus acciones
manipulación de símbolos abstractos, sino con la práctica. Sus s sociales se encu entra n en un estado
en la gente. Estos rasgo
tivos de la in-
cuerpos mecánicos son, por supuesto, muy diferentes de nuestros aún elemental, pero constituyen uno de los obje
cuerpos biológicos; lo que aprenden de sus acciones es distinto vestigación en curso.
de lo que nosotros aprendemos de las nuestras50 • Anne Foerst. nas de las
que ha completado estudios tanto de teología como de informá­ Los más recientes trabajos en robótica rebaten algu
ia artifi cial sim­
tica, trabaja con un grupo en el diseño de un robot humanoidc objeciones planteadas al programa de inteligenc
la com paración
llamado Cog. Ella describe de la siguiente manera cuatro de sus bólica, pero otras cuestiones relacionadas con
humana siguen
características51 : entre la inteligencia artificial y la inteligencia
lización dura
abiertas. En los seres humanos, el proceso de socia
iento de la infor­
1) Corporalidad. El grupo sostiene que la inteligencia humana muchos años; en los ordenadores, el procesam
entorno requie­
no puede ser entendida al margen de la acción corporal, ni re­ mación es muy rápido, pero la interacción con el
ser socializados
ducida a capacidades computacionales. Cog tiene «cabeza» re un tiempo considerable. Los robots podrían
ón; pero si los
introduciéndoles una gran cantidad de informaci
ión en la cultu­
críticos del formalismo llevan razón, la participac
una interacción
49. Véase H. DREYFUS - S. DREfFUS, What Computers Still Can't Do, M11 ra humana y en sus patrones vitales precisaría de
. Los Drcyfus afir­
Press, Cambridge (MA) 1993-; S. FRANKLIN, Artificial Minds, Mn Press.
activa durante un periodo de tiempo más largo
Cambridge (MA) 1995. os prác ticam ente idénticos al
50. Cf RA. BROOKS - L. STEELS (eds.), The Artificial Lije Route to man que sólo sistemas cibernétic
moti vacio nes, meta s culturales y
Artificial lntelligence: Building Embodied, Situated Agents, Erlbaum. cerebro humano y provistos de
servi r com o mod elo adecuado
Hillsdale (MI) 1995; A. CLARK, Being There: Putting Brain, Body ami forma corporal humanas podrían
World Together Again, MIT Press, Cambridge (MA) 1997. aunq ue tal vez s ea una exi­
de la inteligencia humana. Lo cual,
51. Véase A. FOERST, «Coa: A Humanoid Robot, and the Question of !mago
ve la impo t ncia de la cul-
gencia demasiado alta, pone de relie
r a
Dei»: Zygon 33 (1998), pp. 91-111.
GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA Hl/Mi\Ni\ 205
204 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

tura y del cuerpo en el conocimiento humano, así como en cual Entre el ordenador y el cerebro se dan otras enormes dilc­
quier intento de reproducirlo en máquinas. rencias. Un cerebro tiene billones de neuronas, cada una de las
La mayoría de quienes investigan en el campo de la intcl 1 cuales se halla conectada hasta con diez mil neuronas vecinas: el
gencia artificial aspiran a simular tan sólo los procesos cognitivo, número de interconexiones posibles es mayor que el número de
y sostienen que la cognición es por completo independiente de l:1, átomos que hay en el Universo. Las señales entre neuronas 110
emociones. Roger Shank escribe: «Se diría que preguntas como son digitales, sino que están codificadas según propiedades que
"¿puede un ordenador sentir amor?" no tienen demasiada tras varían de modo continuo, tales como potenciales eléctricos o fre­
cendencia. Ciertamente, sea cual sea la respuesta, no por ello sa cuencias de disparo de neuronas. Los nuevos conocimientos que
bremos menos sobre el conocimiento humano. Y lo que es m:í., brinda la neurociencia influirán sin duda en el futuro diseño de
importante: la capacidad de sentir amor no afecta a la capacidad ordenadores, pero no deberíamos infravalorar las diferencias ni
cognitiva del ordenador»52 • Algunos autores proponen que se ana las dificultades55 •
lice la función que un determinado tipo de emoción ha desempe
ñado en Ja historia evolutiva y que luego se intente construir u11 INTEGRACIÓN
programa de inteligencia artificial que ejecute esa misma función
Por ejemplo, la principal función conductual del miedo radica e11 Mientras que los defensores del diálogo pueden en ocasiones re­
que ayuda a evitar el peligro, algo que podría ser programado di­ formular a la luz de la ciencia ideas religiosas tradicionales sobre
rectamente. Otros autores sostienen que los ordenadores, aun temas concretos, los valedores de la integración recurren de ma­
cuando no sean capaces de experimentar sentimientos, sí podr{i 11 nera más exhaustiva y sistemática a las ciencias y se muestran
representar algún día los componentes cognitivos de las emocio­ dispuestos a aceptar una profunda reconstrucción teológica. Aquí
nes (tales como las causas externas del miedo y su relación con presentamos tres ejemplos: las visiones teológicas de la persona
las creencias del individuo y sus acciones subsiguientes)'\ como organismo biológico a la vez que yo responsable; los aná­
La investigación de Rosalind Piccard se encamina directa lisis filosóficos de la mente y el cerebro como dos aspectos de un
mente a construir ordenadores capaces de reconocer y expresa, solo proceso; y la comprensión de la personalidad en la filosofía
emociones con vistas a facilitar su comunicación con los seres hu­ del proceso.
manos. Así, por ejemplo, un programa de ordenador podría ralen­
Organismo biológico y yo responsable
tizarse u ofrecer explicaciones más detalladas al percibir en el ros­
tro del usuario expresiones de frustración o enfado (o intuir tales El teólogo Philip Hefner afirma que los seres humanos somos co­
estados por el ritmo de los latidos del corazón). También sería po­ creadores creados, en un proceso ininterrumpido de creación
sible que un sintetizador de voz diera el tono emocional pertinen­ continua. La evolución es el medio del que Dios se sirve para
te a los mensajes que transmite. Pero Piccard no deja de ser es­ crear creaturas libres y, por ende, para abrir nuevas posibilidades
céptica acerca de la posibilidad de que, en el futuro, los ordena­ creativas. Somos al mismo tiempo creaturas de la naturaleza y de
dores puedan realmente experimentar emociones. Si se consi­ la cultura, condicionadas por los genes y por la historia. Pero, en
guiera tal cosa, sus sentimientos serían muy diferentes de los cuanto co-creadores, gozarnos de libertad y estamos capacitados
nuestros, pues éstos se dan en un organismo biológico complejo'". para buscar nuevos caminos, para realizar posibilidades inéditas
que, sin embargo, se encuentran dentro de los límites impuestos
52. R. SHANK, «Natural Language, Philosophy, and Artificial Intelligence». por nuestra herencia genética y social. Hefner dice que la natu­
en [M. R ingle (ed.)] Philosophical Perspectives on Art(ficial raleza, cuando da origen a la nueva zona de libertad, es «estira-
Intelligence, Harvester Press, Brighton (u.K.) 1979, p. 222.
53. Cf. A. SLOMAN, «Motives, Mechanisrns, and Emotions», en [M. Boden
(ed.)] op. cit. 55. Véase J. PuDDEFOOT, God and the Mind Machine: Cm11¡mter.1. /\nifici{I/
54. Véase R. PJCCARD, Affective Computing, MIT Press, Cambridge (MA) 1997. lntelligence, and the Human Soul, SrcK, London 1996.
206 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA lfllMANA 207

da» (stretched) y «habilitada» (enabled): «El hamo sapiens es l'I te análisis es que tiende a hacer de los genes la fuente del mal. y
co-creador creado de Dios, y su tarea consiste en estirar y hahi de la cultura la fuente del bien. Yo señalaría que la injusticia so­
litar los sistemas de la naturaleza, de suerte que éstos puedan par cial, la violencia, el racismo y el militarismo son producto tanto
ticipar de los propósitos de Dios bajo el modo de la libertad » .,. de los genes heredados como de la cultura, las instituciones so­
Dios está presente en la creatividad y autotranscendencia qul· ciales y las decisiones individuales.
manifiesta y seguirá manifestando la historia evolutiva. Ronald Cole-Tumer se pregunta cómo influyen las distintas
Hefner sostiene que podemos participar en la continua oh ru concepciones de la naturaleza humana en las decisiones sobre la
creadora de Dios: «Nosotros, los seres humanos, creados a ima intervención genética. La ingeniería genética, dice, no es una
gen de Dios, somos partícipes de la obra incesante de su activi «injerencia en la creación divina» (como si la naturaleza fuera un
dad creadora y, por tanto, co-creadores. Lo cual nos empuja ha orden estático y cerrado), sino una forma de participar en la con­
cia un destino compartido, que es lo que, en última instancia, dl' tinua actividad creadora de Dios. Igual que opera a través de los
terminará qué significa ser verdaderamente humano»57 • Hefne, procesos naturales, también puede servirse de nosotros si opta­
asegura que Cristo es el prototipo de la verdadera humanidad y mos por ser fieles a sus propósitos. Cole-Turner es consciente de
que constituye una fase radicalmente nueva en la evolución cul la tentación de abusar de nuestros poderes, que es lo que se re­
tura!. En Cristo, la voluntad de Dios se nos revela como amo1 fleja en la idea tradicional de pecado. Afirma que debemos esta­
universal. La esperanza escatológica es la confianza en el propú blecer medidas que limiten la concentración de poder en las in­
sito divino de perfeccionar y consumar la creación. Aunque po dustrias biotecnológicas, como la que se produce cuando se des­
demos ser agentes conscientes en un nuevo nivel de creación, lo:-. cubren y patentan genes que se dan en la naturaleza. Pero la in­
seres humanos, dice Hefner, nos encontramos asimismo en un tervención genética puede ser una importante vía para aliviar el
estadio de gran precariedad y vulnerabilidad. La tecnología nos sufrimiento y para realizar los propósitos divinos. Cole-Turner
brinda un inmenso poder sobre la naturaleza, y nuestras decisio­ asegura que el ministerio curativo de Cristo legitima la tesis más
nes afectarán a todas las formas de vida que hay sobre la Tierra. general de que no todo lo que existe en la naturaleza se ajusta a
Somos responsables no sólo de nuestro propio futuro, sino tam­ la intención de Dios59 •
bién de las otras creaturas que habitan el planeta. Cole-Turner sostiene que estamos llamados a participar en
Igualmente, Hefner sugiere que es posible interpretar el con­ la obra creadora y redentora de Dios. Cuando cooperamos unos
cepto de pecado desde un punto de vista evolutivo. Según él. con otros al servicio de los deseos divinos, podemos ser tan fa­
«pecado» es el conflicto entre la información almacenada en los vorecedores y transformadores de la creación como el propio
genes y la que nos es transmitida en forma de cultura. El egoís­ Dios. Aunque es consciente de las constricciones genéticas a que
mo de base genética está reñido con las fuentes culturales de co­ se hallan sujetas nuestras vidas (incluida nuestra capacidad de
operación y altruismo. El pecado original consiste en disposicio­ experiencia religiosa y amor humano), Cole-Turner defiende
nes de base biológica heredadas del pasado que han dejado de te­ nuestra libertad para intervenir con objeto de corregir defectos
ner valor adaptativo en el mundo moderno58 • El problema con es- genéticos y aminorar el sufrimiento humano, así como para usar
nuestros poderes tecnológicos en orden a fomentar la justicia so­
56. Ph. HEFNER, «Theology's Truth and Scientific Formulation»: Zygon 2.'\ cial y la realización del ser humano. Acentúa las posibilidades
(1988), p. 270. positivas de la ingeniería genética, si bien reconoce los peligros
57. Ph. HEFNER, «The Evolution of the Created Co-Creator», en [T. Peters
(ed.)] Cosmos as Creation, p. 232. de la intervención en las líneas germinales, sobre todo cuando se
58. Véase Ph. HEFNER, The Human Factor: Evolution, Culture, ami trata de la mejora de rasgos del ser humano. Al igual que Hefner,
Religion, Fortress Press, Minneapolis 1993, cap. 8. Cf. también L Cole-Turner combina el reconocimiento de las pruebas cicntíli-
EAVES - L. GRoss, «Exploring the Concept of Spirit as a Model for th l'
God-World Relationship in the Age of Genetics»: Zygon 27 (1992).
pp. 261-285. 59. Cf. R. COLE-TURNER, The New Genesi.�.
208 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA lll.lM/\Ni\ 209

cas de la influencia de los genes en la conducta humana con u11:1 que venir dada, ha de ser construida; las actividades que se desa­
reformulada visión religiosa de la pecaminosidad, la libertad y Li rrollan en los distintos niveles, aunque gozan de cierta autono­
responsabilidad humanas. mía, están relacionadas entre sí.
David Chalmers sostiene que la conciencia es un fe11ú111e110
Mente y cerebro: dos aspectos de un único proceso irreducible, pero arguye que todos los demás estados biolúgicos
El materialismo reduccionista de Crick y Dennett y el dualis111,, y psicológicos están determinados por estados físicos, por lo que,
cartesiano mente-cuerpo ya han sido descritos más arriba, pcn, en principio, son explicables por medio de teorías físicas. Afirma
éstas no son las únicas alternativas filosóficas. Owen Flanag,111 que las ciencias cognitivas pueden ofrecer detalladas descripcio­
sostiene que algunos aspectos de relatos fenoménicos en prinw nes funcionales de la memoria, el aprendizaje y el procesamien­
ra persona pueden ser relacionados con los datos que ofrecen L 1 to de información, pero son incapaces de explicar por qué estos
psicología cognitiva y la neurociencia. Flanagan se toma en seri,, procesos se presentan acompañados de experiencia consciente, la
nuestra experiencia consciente, es decir, nuestra conciencia (l t ­ cual no se define por sus roles causales. De la experiencia feno­
sensaciones, percepciones, emociones, creencias, pensamiento, ménica subjetiva tenemos noticia de primera mano en la percep­
y expectativas. Así, describe correlatos neurales de la experie11 ción sensorial, el dolor, las emociones, las imágenes mentales y
cía visual (tales como las neuronas sensibles a los bordes, for el pensamiento consciente.
mas, colores y movimientos) y pasa revista a las actividades ce Chalmers rechaza tanto el materialismo como el funcionalis­
rebrales asociadas a las emociones de miedo e ira. No obstank. mo y defiende una teoría b(facética, a la que también denomina
afirma que los elevados conceptos del yo no son expresables L'11 «dualismo atributivo» o «versión del panpsiquismo». Sugiere
términos neurales. Las acciones humanas, por ejemplo, deben Sl'I que los estados de información son los constituyentes básicos de
identificadas atendiendo a las intenciones que las originan('º. la realidad y que siempre se realizan tanto subjetiva como física­
Flanagan arguye que el yo es una construcción, y no algo qul· mente: «Podría decirse que los aspectos internos de estos estados
nos es dado a modo de entidad singular o ego trascendental. Co11 son fenoménicos, y los aspectos externos físicos. O a modo de
ayuda de los padres y de otras personas, el recién nacido va, pll eslogan: la experiencia es la información procedente del interior;
co a poco, construyéndose un yo integrado. Con la maduración \ la física es la información procedente del exterior»6 '. Por ejem­
la socialización, se configura una identidad distintiva, formulad:, plo, los perros disponen de una vasta información sensorial, por
sobre todo en forma narrativa en los relatos que contamos acer lo que puede suponerse que tienen una rica experiencia visual.
ca de nosotros mismos. El yo cambia a causa de su activa impli­ Las moscas tienen una capacidad bastante limitada de discrimi­
cación con el entorno y con otras personas. Las imágenes qu,· nación sensorial y, por consiguiente, un grado inferior de expe­
nos hacemos de nosotros mismos ponen orden en nuestros rl' riencia, con menos distinciones fenoménicas. Los estados sim­
cuerdos de acontecimientos pasados y en nuestros planes y aspi ples de información se realizarían, según Chalmers, en estructu­
raciones para el futuro. Los modelos del yo no emplean concep ras físicas y experiencias fenoménicas simples: «Es probable que
tos aplicables a las neuronas, porque lo que pretenden es reflejar sólo un grupo muy restringido de sujetos de experiencia tenga (;1
objetivos y valores, así como pautas de acción y de relación S() estructura psicológica necesaria para poder ser calificados en
cial. En cuanto compleja y siempre cambiante representación ck verdad como agentes o personas» 62• Estas concepciones bifacéti-
uno mismo, el yo narrativo tiene eficacia causal: mueve a la gen
te a decir y hacer cosas, y por eso posee entidad ontológica y 11( 1
sólo lingüística. El yo es una realidad multiestratificada que, rn,ís 61. D. CHALMERS, The Conscious Mind: In Search 1¡/' ll F1111t!11111,·111,il
Theory. Oxford University Press, New York- Oxford 19%, p ..10."i l trad.
cast.: La mente consciente: en busca de una teoría/i1111/w111'/ll11!. ( 1l'disa,
60. Véase O. FLANAGAN, Consciousness Reconsidered, MIT Pres, Barcelona 1999].
Cambridge (MA) l 992. 62. !bid.. p. 300.
2IO EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 211

cas de la persona ofrecen una alternativa a los dualismos mc11 Más arriba hemos mencionado que, analizando diversos ti­
te/cuerpo y cuerpo/alma. pos de sistemas, Whitehead atribuye experiencia .rnhietil'o en
forma progresivamente atenuada a personas, animales. organis­
La filosofía, del proceso
mos inferio res y células (e incluso, en principi o . a los (1101110s.
Whitehead y sus seguidores sostienen que los comp aunque en ese nivel la experiencia subjetiva es de hecho desde­
onentes bási
cos de la realidad no son dos clases de sustancias ñable), pero no a las piedras, a las plantas o a otros agre gados ca­
perdurablL-�
(mente y materia), ni tampoco u na sólo clase de susta rentes de integración. David Griffin propone que esta postura
ncia (mate
ria), sino una sola clase de sucesos con dos aspe tendría que ser denominada panexperiencialismo, antes que
ctos o fases
Mientras que las sustancias no varían según el conte panpsiquismo, p orque, según Whitehead, la mente y la eoncirn­
xto, los su
cesas están constituidos por sus relaciones y sus conte cia sólo aparecen en los niveles superiores. La conciencia sól o se
xtos en el
espacio y en el tiempo. Esta filosofía resalta el carác da en formas superiores dotadas de un sistema nervioso central.
ter bipolar
de todos los sucesos unificados, pero reconoce que Toda entidad es su jeto para sí misma y objeto para las demás; pe ­
estos sucesos
o eventos pueden estar organizados de distintas mane ro sólo en las formas superi ores de vida se produce la integración
ras, l o que
conduce a un pluralismo organizativo de múltiples de los datos ofrecidos por las células cerebrales en la corriente de
niveles. Todo�
los eventos integrados de cualquier nivel organizativ experiencia de nivel superior que denominamos mente. Así pues,
o tienen u n;1
realidad interna y otra externa, que adquieren form la conciencia y la mente son fenómenos emergentes y radical­
as muy difc
rentes según el nivel de que se trate. Tanto la inter mente nuevos en la historia cósmica.
ioridad con1<,
la complejidad organizativa de los sistemas psicofísico El sistema conceptual de la filosofía del proceso recoge y da
s han evo
lucionado históricamente. expresión a varios de l os temas desarrollados a lo largo de este
Los pensadores del proceso coinciden con los duali capítulo:
stas e11
que existe una interacción entre la mente y las célul 1) Corporalidad. En el pensamiento del proceso, todos los
as del cerc
bro, pero rechazan la tesis dualista de qu e se trata eventos son concebidos como una síntesis de eventos corpo ­
de una intc
racción entre dos entidades totalmente disímiles. Entre rales pasado s y presentes. N o existe suceso alguno que tenga
la mente
y las células del cerebro existen, por lo que a sus aspecto subjetivo sin su correspondiente aspecto objetivo.
característica�
se refiere, enormes diferencias, pero no la absoluta Las personas experimentamos la eficacia causal de nuestros
desemejanza
que tan difícil hace para el dualismo concebir cualq propios cuerpos. Los sentidos (la vista, por ejemplo) no se li­
uier tipo de
interacción entre ellas. El enfoque del pensamie mitan a transmitir información sobre el mundo, sino que
nto del proceso
tiene mucho en común con la teoría de los dos lengu siempre incluyen una referencia corporal.
ajes o con la
teoría qu e establece un paralelismo entre los fenóm
enos menta 2) Emociones. El pensamiento del proceso reconoce la impor­
les y neurales considerándolos dos aspectos de los
mismos suce­ tancia de la experiencia n o sensorial y de la percepción del
sos. Pero, a diferencia de las teorías bifacéticas, defie
nde la exis­ sentimiento en nuestros propios cuerpos. La conciencia y el
tencia de interacción, de acción causal descenden
te y de cons ­ pensamiento cognitivo acontecen sobre un trasfondo de sen­
tricciones impuestas por los eventos de los nivel
es superiores ;1 timientos. Whitehead escribe: «La base de la experiencia e s
los de los niveles inferiores. En los niveles supe
riores existc11 emocional... El hecho básico es la aparición de un tono a kc­
nuevos sucesos y entidades, y no sólo nuevas relac
iones entre su­ tivo que se origina en las cosas cuya relevancia nos virnc
cesos y entidades de niveles inferiores"\
dada» 64 •

63. Véase D.R. GRIFFIN, Unsnarling the World Knol: Consciou.1·1w.1s. 64. A.N. WHITEHEAD, Adventure of Ideas, Macmillan, New York l 1)1 J.,. p.
Freedom, and the Mind-Body Problem, University of California Pres,. 226 Ltrad. cast.: Aventura de las ideas, Compañía (io.:m:ral 1:ahril.
Berkeley - Los Angeles 1998. Buenos Aires l 961 J.
212 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN GENÉTICA, NEUROCIENCIA Y NATURALEZA HUMANA 213

J) Una jerarquía de niveles. Entre los pensadores del proccs< ,. pensamiento transcurre sin necesidad de un pensador, ni si­
es Charles Hartshorne quien más ha desarrollado la idea de quiera de una sucesión de pensadores conscientes de un mis­
una secuencia de niveles intermedios entre el átomo y el yo. mo pasado. Lo único que garantiza la continuidad de la iden­
Este autor hace hincapié en las diferencias entre las células v tidad, decía James, es la persistencia de la memoria.
los meros agregados, como, por ejemplo, las piedras. 1 .;1 Whitehead también mantiene que el yo es una construcción
perspectiva holística dirige su atención a las propiedades sis momentánea, pero afirma que se trata de un proceso unirica­
témicas que no se manifiestan en las partes por separad() do y complejo. La unidad del yo es una unidad funcional, 110
Pero la filosofía del proceso concede que la integración dl ' la unidad de un pensador cartesiano. Esta visión de que la
diversos niveles puede responder, según el caso, a principios personalidad es una construcción es acorde con los resulta­
de organización muy diferentes, de suerte que también sus dos más recientes de la neurociencia. Los teólogos del pro­
características pueden variar considerablemente de una situa ceso aseguran que también es coherente con una concepción
ción a otra. En un organismo complejo se da o puede darse religiosa de la naturaleza humana.
acción causal descendente de los niveles superiores sobre los
inferiores, porque toda entidad es lo que es en virtud de sus Según el pensamiento del proceso, los atributos de Dios in­
relaciones. Toda entidad se halla influida por su participación cluyen formas específicas de corporalidad, emoción, conciencia
en un todo más abarcante. La emergencia se produce con l;i e interacción social (véase el capítulo 6). Dios se hace presente
inserción de los componentes de nivel inferior en un nuevo en la totalidad del tiempo y el espacio, pero también los trans­
contexto"'. ciende. Dios es eterno e inmutable por lo que respecta a su ca­
4) Procesos conscientes y no conscientes. Whitehead afirma rácter y a sus objetivos, pero temporal en tanto en cuanto es afec­
que la conciencia apareció primero, como fenómeno emer­ tado por su interacción con el mundo. La visión que el pensa­
gente radicalmente nuevo, en los animales con sistema ner­ miento del proceso tiene de la inmortalidad humana -y lo mismo
vioso central. En los seres humanos, la mayor parte de la ac­ puede decirse del pecado, la redención y la encarnación- es rela­
tividad mental acontece de manera inconsciente. La concien­ cional; es decir, la inmortalidad es una relación de las personas
cia sólo entra en escena en la última fase de las más comple­ con Dios y con otros seres, no una propiedad de los individuos
jas ocasiones de experiencia, como producto secundario y en cuanto tales. Algunos teólogos del proceso defienden única­
derivado de la experiencia no consciente. Implica la unifica­ mente la inmortalidad objetiva -el efecto que tenemos sobre
ción de la información procedente del pasado y del cuerpo Dios, así como nuestra participación en su vida eterna-, la cual
con un nuevo elemento: la contraposición entre pasado y fu­ implica que el mal es transformado, y el bien conservado e in­
turo, la ponderación de distintas posibilidades, la compara­ sertado en la armonía del todo más abarcante. Otros autores de­
ción de alternativas. La identidad personal consiste en la con­ fienden la inmortalidad subjetiva, la cual implica que el yo hu­
tinuidad de los procesos, la mayoría de los cuales se halla por mano continúa existiendo como centro de experiencia en un en­
debajo del umbral de percepción. torno radicalmente diferente, inmerso en un incesante proceso de
cambio, más que en una inmutable eternidad, y con la posibili­
5) La construcción del yo. Sobre Whitehead ejerció una impor­ dad de estar en continua comunión con Dios66• John Cobb pien­
tante influencia William James, quien sostenía que no existe sa que no deberíamos imaginarnos la vida futura como un ser ah­
un yo perdurable, sino sólo una corriente de experiencia. El sorbidos en Dios, ni como la supervivencia de individuos aulú-

65. Cf Ch. HARTSHORNE, Reality as Social Proces,1·. Free Press, Glencoe (IL) 66. Véase M.H. SuCHOCKI, The End of Evil: Process f'.1·1/llltolog_,· in
1953, cap 1; ID., The Logic <!f'Perfection, Open Court, LaSalle (IL) 1962. Historiccil Context, State University of New York Press. Alha11y 1988.
cap. 7. cap. 5; lB. CoBB - D.R. GRIFFIN, op. cit., cap. 7.
214 EL ENCUENTRO ENTRE CIENClA Y RELIGIÓN

nomos, sino como una nueva clase de comunidad que trascie11


de la individualidad67 • Esta versión de la inmortalidad se acerc;i
más a la de la tradi ción clásica, pero, en vez de postular un al
ma intrínsecamente inmortal, recoge el tema procesual de la
relacionalidad.
*** 6
Dios y la naturaleza
A modo de resumen de este capítulo, diré que, en mi opinión,
tanto la teología como la ciencia favorecen en la actualidad u11;1
visión de la persona como unidad psicosomática multi estratifica­ derado algunas de las im­
En los capítulos anteriores hemos consi
da que es organi smo biológico y yo responsable al mismo tiem­ cias, desde la astrono­
plicaciones teológicas de las distintas cien
po. Hemos consi derado las siguientes ciencias: la biología evo­ a y la neurociencia. En
mía y la física hasta la bi ología, la genétic
luti va, la genéti ca, la neuroci encia, la antropología y la informá­ una pregunta más amp lia
este capítulo conclusivo nos hacemos
tica. La vida humana tiene algunos niveles en común con toda la raleza: ¿de qué forma ac­
acerca de la relaci ón de Dios con la natu
materia, otros con todos los seres vivos, unos terceros con todos rales sujetos a ley?
túa Dios en un mundo de procesos natu
los animales y, por último, también hay niveles que parecen ser rsos modelos teoló­
Hemos visto que la Biblia propone dive
distintivamente humanos. La moral humana es un producto de b señador que actúa delibe­
gicos. Dios es representado como un di
cultura; los seres humanos podemos optar por oponer resistencia o un alfarero o artesa­
radamente e impone orden en el caos, com
a algunas de las tendencias heredadas de nuestro pasado evoluti­ to que echa los cimien­
no que hace una vasija, como un arquitec
vo, Nuestra conducta actual se halla constreñida (pero no com­ íritu dador de vida que
tos de un edificio. Dios es, además, un Esp
pletamente determinada) por los genes. La corporalidad, las un Comunicador que, a
actúa a lo largo y ancho de la naturaleza,
emociones y las relaciones sociales forman parte constitutiva de enidos dotados de sen­
través de la Palabra divina, transmite cont
la personalidad tal como es entendi da tanto por la Bi blia como or y Rey que gobierna
tido y estructura raci onal. Dios es el Señ
por la ciencia actual. La actividad mental incluye procesos cons­ En su relación con Israel,
sobre la historia y sobre la naturaleza.
cientes e inconscientes. El cerebro es, sin duda, un procesador dl' uni dad de la esclavitud,
Dios es el Liberador que rescata a la com
infom1ación, pero posee otras características ajenas a los ordena­ la justi cia. En su relación
el Juez comprometi do con el derecho y
dores. Las teorías bifacéticas y el pluralismo bipolar del pensa­ or aten to, el Padre que perdo­
con los individuos, Dios es el Past
mi ento del proceso eluden tanto el materialismo reduccionista a y alimenta a sus hijos.
na y (más rara vez) la Madre que cuid
como el duali smo de mente y materia (o de cuerpo y alma). Así una nueva plenitud a las
Dios es, asimismo, el Redentor que trae
pues, el yo no debe ser concebido como una entidad separada y con sumación final, inclu-
autónoma, sino como la persona en la actividad unificada de pen­ comunidades, a los indivi duos y, en la
so a la naturaleza.
sar, sentir y actuar. escritos de Tomás de
En la Edad Media, sobre todo en los
la teología católica pos­
Aquino, que tanta influencia tendrían en
nad con las de Aristúte­
as
terior, las ideas bíblicas fueron combi
y soberano se desarro­
les. El modelo bíblico de Dios como rey
as de la omnipotencia y
lló formalmente en las doctrinas teológic
én se utilizaban otros mo­
la omni sciencia divinas. Aunque tambi
del monarca absoluto que
delos, el dominante era, sin duda, el
67. Cf. J.B. COBB, «What is the Future? A Process Perspective», en !E.
Cousins (ed.)] Hope and the Future, Fortress Press, Philadelphia 1972.
21 (¡ DIOS Y LA NATURALEZA 217
EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

gobierna su reino. Una parecida idea de Dios desempeñó un pa­ poder del amor. Dante concluye la Divina Comedia con una vi­
pel destacado en la Reforma, como se pone especialmente lk sión de Dios como «el Amor que mueve el Sol y las demás es­
manifiesto en el énfasis de Calvino en la soberanía divina y en la trellas» 2. Es cierto que el teísmo clásico acentuó la trascendencia
predestinación. divina y afirmó que Dios actúa, ocasionalmente y por medio de
Según la doctrina clásica de la omnipotencia divina, Dios go­ intervenciones sobrenaturales, desde fuera de la naturaleza. Pero
bierna y dirige el mundo con sabiduría providencial. Todos los también afirmó la inmanencia divina: Dios, decían sus represen­
acontecimientos están totalmente subordinados a la voluntad y al tantes, se hace presente de manera primordial en la encarnaciún,
poder de Dios. La preordenación incluye, se decía entonces, no los sacramentos y la vida de la Iglesia, si bien el Espíritu Santo
sólo la presciencia, sino también la predeterminación de todo vivifica la vida humana y la naturaleza toda.
acontecimiento. Tanto el tomismo medieval como el protestan­ A este modelo monárquico de Dios como soberano omnipo­
tismo reformado sostuvieron que Dios, sobre su actuación ordi­ tente se le han planteado seis clases de objeciones:
naria a través de las causas segundas naturales, interviene mila­ 1) Un mundo en evolución. Durante los siglos en los que el mo­
grosamente como causa directa de algunos acontecimientos. La delo monárquico era hegemónico, se daba por supuesta una
relación era considerada, pues, estrictamente unidireccional: visión estática y jerárquica de la realidad. Se asumía que el
Dios influye en el mundo, pero éste no influye en Dios, que es mundo constituye un orden fijo cuyas formas básicas, dadas
eterno e inmutable 1 •
de una vez para siempre, son inalterables. Lo cual contribu­
La exclusión de toda temporalidad de la naturaleza divina en yó a reforzar la idea de la creación ex nihilo en un comienzo
la filosofía y la teología medievales parece deberse principal­ absoluto; la idea bíblica de creación continua fue práctica­
mente al pensamiento griego. Platón describió un ámbito de for­ mente ignorada. En la jerarquía Dios-varón-mujer-animal­
mas eternas y verdad intemporal imperfectamente reflejado en el planta, las formas inferiores estaban al servicio de las supe­
mundo: lo perfecto era lo inmutable. El Aquinate arguyó que riores. Este orden fijo encontraba su unidad en el poder so­
Dios es impasible, esto es, que no se ve afectado por el mundo. berano de Dios y en su plan omnisciente. Todos estos presu­
Dios ama únicamente en el sentido de que procura nuestro bien, puestos han sido cuestionados, naturalmente, por la visión
pero sin pasión o emoción. El ser de Dios es completamente au­ evolucionista del mundo.
tosuficiente e independiente del mundo, del que nada recibe_
Puesto que Dios conoce por anticipado todos los acontecimien­ 2) Ley y azar en la naturaleza. Con el surgimiento de la ciencia
tos y controla hasta el más mínimo detalle, el conocimiento divi­ moderna, la idea de una intervención sobrenatural en la na­
no es inalterable; en Dios no hay elemento alguno de reacción. turaleza comenzó a parecer cada vez más problemática.
En último término, el flujo temporal no es real para Dios, ya que Hacia el siglo XVIII, la sabiduría y el poder de Dios sólo se
la totalidad del tiempo está simultáneamente desplegada ante ÉL descubrían en el diseño inicial del Universo, pero no en su
Todo esto parece contradecir la imagen bíblica de un Dios diná­ posterior e incesante gobierno. El deísmo se tomó en serio la
mico que se implica a fondo en la historia de Israel y que res­ regularidad de la naturaleza, pero al precio de relegar la ac­
ponde apasionadamente a sus cambiantes situaciones. ción de Dios al pasado más remoto. Ya hemos visto cón111,
A decir verdad, otros motivos contribuyeron a matizar esta más recientemente, el papel del azar ha cuestionado tanto d
imagen medieval y reformada de la soberanía divina. El control determinismo de la predeterminación como el determinismo
de Dios nunca se entendió como un poder sin más, sino como el de las leyes naturales.

2. DANTE ALIGHIERI, The Paradiso, New American Library, Ncw Ymk, ,·:111-
1. E. GILSON, The Christian Philosophy <i/' Thomas Aquinas, Random
House, New York 1956 [trad. cast. del original francés: Samo Tomás <k to 33 [trad. casi. del original italiano: DiFina co111l'dia: ,·/ ¡11nwsn.
Aquino, Aguilar, Madrid 1964]. Espasa-Calpe, Madrid 1979].
DIOS Y LA NATURALEZA
219
218 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

arti ta q ue h emos
1) La libertad humana. L a omnipotencia divina y la predesti11;1 Sirviéndonos de la misma tipología cuatrip unas de
anteriores, examinaremos alg
ción parecen ser incompatibles con la existencia de verda(k empl eado en los capítulos
emporánea plan tea al
ras alternativas para la decisión h umana. Sutilezas como Li las respuestas a los retos que l a ciencia cont
en diversas formas de
de distinguir entre presciencia y preordenación no permitl'11. teísmo clásico. El conflicto se hace p atente
personal. Los va­
en principio, resolver esta contradicción fundamental. La to naturalismo que rechazan toda idea de un Dios
no p uede existir con­
tal dependencia de la humanidad respecto de un Dios autori l edores de la independencia mantienen que
s pertenecen a un
tario y la consigui ente sumisión a Él tampoco son fáciles dl' flicto alguno, porque los enunciados teológico
ados científicos; la te­
conciliar con la responsabilidad y la madurez humanas. Si 11, nivel totalmente distinto del de los enunci
plem entarios más que riva­
do el poder pertenece a Dios, ¿qué poderes pueden ser atri ología y la ciencia son l enguajes com
por el uso de determinados
buidos entonces al ser humano? les. El diálogo viene ejemplificado
rg niz ción o información)
conceptos científicos (como auto-o a a
4) El mal y el sufrimiento. ¿ Cómo es posible que un Dios bue s sobr la relación de Dios
para reformular l as ideas tradicionale
e
no y omnipotente permita el mal y el sufrimiento? Si acepta tor s s e esfuerzan por lo­
mos la ciencia evolucionista, ni el mal ni el sufrimiento pul' con el mundo. Finalmente, algunos au e
y l a t eología, conci­
den ser considerados consecuencia del pecado de Adán. Si sl' grar una cierta integración entre la ciencia
t rmin aciones o como
biendo a Dios como determinador de ind
e e
defiende la omnipotencia y se afirma que todo cuanto suced,· ndo a l as categorías
causa que actúa «de arriba abajo», o recurri
e
es voluntad de Dios, entonces Dios p arece ser responsable
del mal. M uchos teólogos actuales sugieren que el mal y filosóficas de la teología del proceso.
el sufrimiento (así como la libertad humana) apuntan más a
la vol untaria a utolimitación de Dios que al ejercicio de su
omnipotencia. CONFLICTO
nas críticas al concepto
5) Patriarcalismo. Los rasgos del Dios monárquico se asemejan En primer lugar, vamos a considerar alg u
ralis t as. Luego examina­
más a los que nuestra cultura tiene por virtudes «masculin as » de Dios planteadas por científicos nat u
eligi os o, el c ual, aunque
(poder, control, independencia, racionalidad e impasibilidad) remos algunas formas de naturalismo r
, fr ece resp ue sta s a di­
que a los que se califican como virtudes «femeninas» (des­ rechaza las ideas tradicionales sobre Dio s o
de emp eñar en la vida
velo por el otro, reciprocidad, interdependencia y sensibili­ mensiones del orden natural que p ueden
s

dad emocional). La identificación de Dios con cualidades humana funciones parecidas a las de ésta s.
«masculinas» parece ser reflejo de los prejuicios de una c u l­
tura patriarcal, y este modelo de Dios ha sido usado, a su ve1,. Críticas naturalistas al teísmo
para j ustificar la dominación de los varones en la sociedad. religiosas no son sino
Sigmund Freud opinaba que las creencias
(wishful thinkini). Se
6) Intolerancia religiosa. L a exaltación del poder de Dios pro­ un producto del pensamiento desiderativo
regresión a la i nfancia
pició una concepción exclusivista de la revelación . trata de una evasión de l a realidad, de una
d, en med io de un mundo hos til.
Combinada con una comprensión jerárquica de la a utoridad en búsqueda de segurida
pend n d sus progenitores ;
Mientras son p equeños, los niños d
e e
de la Iglesia, fue utilizada para respaldar pretensiones abso- e
c n las limi taciones de sus
1 utistas respecto de la verdad religiosa. Asociada al poder po­ conforme crecen, sin embargo, recono e
la p roy ección
seg rid d n
padres h umanos y buscan una nueva u a e
lítico y militar, condujo a persecuciones religiosas, a cruza­
id liz d . Freud com­
a escala cósmica de una imagen paterna
ea a a
das y guerras santas, al imperialismo colonial... ¡ y todo ello
d l xp eriencia in­
binó sus convicciones sobre la importanci
a e a e
en nombre de Dios! En un m undo marcado por la pluralidad
s gún él, en la cien c ia.
fantil con una filosofía n aturalista basada,
e
religiosa y por las armas de destr ucción masiva, tales plant e­
nsci nte y de las fuer-
A pesar de sus ideas sobre el poder del inco
e
amientos constituy en un peligro permanente.
220 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 221

zas irracionales en la vida de los hombres, siempre mantuvo 1111;1 ciencia: «El conocimiento total se halla al alcance de nuestra ma­
gran confianza en la razón humana3• no. El saber recorre la faz de la Tierra de modo semejante al
El teísta puede replicar que, si bien la búsqueda de seguridad Sol»6• Escribe:
y la elusión de responsabilidad son fenómenos habituales, dema «La ciencia reduccionista es competente para todo. La cicnci;1
siado habituales en la historia de las religiones, muchos profetas. nunca ha encontrado una barrera que no haya superado o fren­
santos y personas normales han encontrado en sus creencias re te a la cual no quepa esperar razonablemente que tendrá podn
ligiosas una fuente de coraje para asumir riesgos y para trabaja, para superarla y que, a su debido tiempo, estará en condiciones
por el bienestar de los demás. Algunos de nuestros deseos son re de hacerlo ... La religión ha fracasado, y sus fracasos pueden
alistas; otros no. Si todas las creencias pudieran ser desechadas ser relatados. Es la ciencia la que debería ser reconocida como
como pensamiento desiderativo, el propio naturalismo se vería reina. gracias al éxito actual de su pretensión de universal com­
petencia a través de la identificación de lo mínimo, el supremo
en entredicho. El teísta puede argüir que, si Dios es personal, l'I
deleite del intelecto» 7•
amor de un padre o de una madre ofrece, en su lado más lumi
noso, una analogía adecuada del amor divino. También ha sido En el capítulo 4 hemos discutido la afirmación de Richard
cuestionada la base científica de las afirmaciones de Freud: sus Dawkins de que la existencia del azar muestra que estamos en un
pacientes no fueron más que un grupo limitado de personas den­ universo sin sentido ni propósito. La selección natural, asegura, es
tro de una sociedad concreta, y muchos de ellos padecían senti­ un mecanismo que, por medio de la acumulación de un gran nú­
mientos neuróticos de culpabilidad ocasionados por una cultur;1 mero de pequeñas mejoras adaptativas, hace probables combina­
moralista. El naturalismo de Freud no debe ser considerado un;, ciones moleculares altamente improbables". «Somos máquinas al
conclusión científica, sino un supuesto filosófico. servicio de la propagación del ADN, y la propagación del ADN es
Entre los autores contemporáneos, uno de los que con más un proceso que se sustenta a sí mismo. Es la única razón para vi­
vehemencia rechaza el teísmo es el cosmólogo Peter Atkins4, el vir que tienen los objetos vivos»9 • Dawkins ve en el teísmo una te­
cual sostiene que el Universo se originó gracias a las fluctuacio­ oría rival que compite con la ciencia en la explicación del mundo.
nes aleatorias del vacío. En el subsiguiente colapso termodiná­ Al teísta le lanza un reto: «O admites que Dios es una hipótesis
mico al desorden, y debido a procesos físicos arbitrarios, emer­ científica y permites que sea sometida al mismo tipo de evalua­
gieron ocasionales islas de orden. La religión es una «forma sen­ ción que otras hipótesis científicas, o concedes que su status no es
timental de pensamiento desiderativo» y una «emoción intelec­ en nada superior al de las hadas y duendecillos de los ríos»'º.
tualmente deshonesta». «Toda la historia de la Iglesia está basa­ En otro lugar escribe: «Estoy convencido de que se puede
da en un ingenioso, pero perceptible, autoengaño (y sospecho afirmar con buenas razones que la fe es uno de los grandes ma­
que, en algunos casos, en una mentira consciente y premedita­ les mundiales, comparable al virus de la viruela, sólo que más di­
da)» 5. En cambio, Atkins ofrece una descripción triunfalista de la fícil de erradicar. La fe, en cuanto creencia que no se basa en evi­
dencia alguna, es el principal vicio de la religión... Que nadie se
3. Véase S. FREUD, The Future ofan /llusion, Doubleday, New York 1957
deje engañar por el argumento de que la religión y la ciencia opc-
[trad. cast. del original alemán: «El porvenir de una ilusión», en
Psicología de las masas. Más allá del principio del sabe,: El porvenir 6. P. ATKINS, Creation Revisited, Freeman, Oxford - New York l 'N'.?..
de una ilusión, Alianza, Madrid 1997]. p. 157
4. En realidad, Peter Atkins no es cosmólogo, sino «catedrático de 7. P. ATKINS, «The Limitless Power of Science», pp. 129 y 132.
Química y miembro del Lincoln College de la Universidad de Oxford», 8. R. DAWKINS, Climbing Mount Improbable, Norton, New York l')'J<,
como reza la solapa de su último libro traducido al castellano, El dedo [trad. cast.: Escalando el monte improbable, Tusquets, Barcelona l 'NX 1-
de Galileo. Las diez grandes ideas de la ciencia, Espasa Calpe, Madrid 9. R. DAWKINS, en Growing Up in the Universe: BBc S1w/_1· (;11idl' 10 11,,·
2003 fN. del Traductor]. Christma.\' Lectures, BBC Education. London 1991. p. 21.
5. P. ATKJNS, «The Limitless Power of Science», en [J. Cornwell (ed.)I 10. R. DAWKINS, «A Reply to Poole»: Science and Christion Ul'li,:f 7 < l 'NI),
Nature 's Imaxination, Oxford University Press, Oxford 1995, p. 127. p. 62.
222 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 223

ran en dimensiones separadas o se ocupan de tipos muy distintos nas, sino en una apropiación hostil de las humanidades y las
de preguntas. Históricamente, las religiones siempre han intenta ciencias sociales por parte de las ciencias naturales» 11 •
do dar respuesta a preguntas que, en realidad, eran competencia Wilson ofrece una explicación evolucionista de las creencias
de la ciencia» 11• religiosas, semejante a la que, como hemos visto sumariamente
En su reciente libro Consilience, E.O. Wilson retoma y desa en el capítulo anterior, ofrece de la ética. Describe las jerarquías
rrolla la visión ilustrada de la unidad del conocimiento. Sostie1w de dominación y sumisión que han contribuido a la superviven­
que los avances científicos comienzan a hacer posible la consi cia de las especies animales. En toda manada de lobos o colonia
lience 12 (unificación) de las ciencias naturales con las ciencias so de monos hay un macho dominante, y la sumisión a él de otros
ciales y las humanidades. La búsqueda de conexiones interdisci miembros del grupo se manifiesta en la expresión facial, en la
plinares es, sin duda, una tarea importante, y Wilson pasa revis posición del rabo y en el comportamiento deferente. Wilson su­
ta con detalle y elocuencia a numerosas disciplinas. Pero, tal co giere que la deferencia humana hacia los líderes carismáticos y
mo él ve las cosas, la unidad ha de ser alcanzada en las candi las autoridades religiosas -y, en último término, hacia una figura
ciones que dicte la ciencia: dominante en grado máximo, que por lo general es un Dios mas­
«He defendido que, en verdad, sólo existe una clase de expli­ culino- refleja una conducta sumisa análoga. La sumisión se re­
cación. Y que atraviesa las escalas de espacio, tiempo y com­ presenta y refuerza en el rito y la oración: «Si vinieran a la Tierra
plejidad para unir los hechos dispersos de las disciplinas por científicos conductuales de otro planeta, enseguida se darían
medio de la consilience, o sea, por medio de la percepción de cuenta del parecido semiótico entre el comportamiento sumiso
una perfecta red de causas y efectos ... La idea central de la vi­ de los animales, por una parte, y el tributo que los seres humanos
sión del mundo que se deriva de la consilience es que todos los rinden a las autoridades religiosas y civiles, por otra. Señalarían
fenómenos tangibles, desde el nacimiento de las estrellas has­ que las más elaboradas ceremonias de homenaje son las que se
ta el funcionamiento de las instituciones sociales, están basa­
dos en procesos materiales reducibles, en último término, a las
ofrecen a los dioses, los miembros hiper-dominantes, aunque in­
leyes de la física, por largo y tortuoso que sea el camino que a visibles, del grupo humano»' 5•
ello conduzca ... Nadie ha ofrecido una razón convincente para Wilson sostiene que la religión ha desempeñado en el pasa­
pensar que la misma estrategia no vaya a ser eficaz de cara a do funciones útiles, y que la gente necesita relatos sagrados a tra­
unificar las ciencias naturales con las ciencias sociales y las vés de los cuales sus vidas puedan ser relacionadas con una fina­
humanidades. Las diferencias entre ambos dominios radican lidad más abarcante. En la actualidad, lo que mejor puede cum­
en la magnitud del problema, no en los principios que se re­ plir esas funciones es una interpretación poética de la épica de la
quieren para su solución>> 13• evolución: «Puesto que no puede tener la forma de una cosmolo­
Un comentarista escribe: «El modelo de unidad que propone gía religiosa, el relato sagrado habrá de ser tomado de la historia
Wilson no se basa en la colaboración entre las distintas discipli- material del Universo y de la especie humana. Esa tendencia no
es en absoluto denigrante. La verdadera épica de la evolución, re­
11. R. DAWKINS, «Is Science a Religion?»: The Humanist 56 (enero-febrero creada en forma de poesía, es, en sí misma, tan ennoblecedora
1997), pp. 26-27. como cualquier épica religiosa. La realidad material descubierta
12. La palabra inglesa consilience -un neologismo relativamente reciente.
construido por analogía con resilience (elasticidad, resistencia)- es difí por la ciencia posee ya mayor contenido y grandeza que todas las
cil de traducir, aunque su significado se aproxima a «consonancia». cosmologías religiosas juntas»' 6•
«concordancia», etc. Puesto que la versión española del libro de Wilson
conserva el título originario, también nosotros optamos aquí por mantc
ner consilience como marbete caracterizador de la concepción propues 14. D. JAMIESON, «Cheerleading for Science»: Jssues in Scicncc t1/I(/
ta por el naturalista estadounidense [N. del Traductor]. Technology 15 (otoño 1988), p. 90.
13. E.O. WILSON., Consilience: T he Unity of Knowledge, Knopf, New Yor� 15. E.O. WlLSON, Consilience, p. 259.
1998, pp. 266-267 [trad. cast.: Consilience: la unidad del conocimiento. 16. Jbid., p. 265.
Círculo de Lectores - Galaxia Gutenberg, Barcelona 1999].
224 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 22:i

Naturalismo religioso tará valores globalmente compartidos, sin los que resulta difícil
sobrevivir en una era nuclear 17 •
En algunos de los capítulos anteriores, en el epígrafe dedicado al Burhoe propugna el naturalismo evolucionisto como la rilo­
conflicto he incluido, junto a los naturalistas antirreligiosos, a re­ sofía religiosa más congruente con una cultura marcada por la
presentantes del extremo más conservador del espectro teológico ciencia. Según él, la naturaleza posee muchas de las caral'lcrísti­
que no aceptan la evolución u otras teorías científicas. En este ca cas del Dios tradicional -sobre todo, la omnipotencia- y dchnía
pítulo voy a ocuparme, sin embargo, de los defensores de un na ser objeto de adoración y obediencia. Nuestra existencia. susten­
turalismo religioso que es menos reduccionista y más compren tación y destino dependen por completo del proceso evolutivo.
sivo con la religión que el naturalismo que suscriben los autores La naturaleza es el poder soberano del que dependemos. nuestra
que acabamos de considerar. Tales versiones del naturalismo creadora y nuestra juez. «Poco importa que le llamemos Dios o
conservan al menos algunos conceptos de la tradición religios;, selección natural», dice Burhoe 1 �. Debemos adaptarnos a las exi­
occidental, si bien radicalmente reformulados para adaptarlos a gencias del «sistema de realidad que todo lo determina... La sal­
la ciencia contemporánea. Estos autores quizá preferirían ser in­ vación del ser humano consiste en reconocer este hecho y actuar
cluidos en la cuarta categoría, la de la integración, porque, de he­ en consecuencia o, dicho de otra manera, inclinarse reverencial­
cho, integran la ciencia con una visión minimalista de la religión. mente ante la majestad y la gloria del magnífico plan de evolu­
Pero rechazan tantas creencias religiosas tradicionales que, a m1 ción de la vida en el que vivimos, nos movemos y existimos» 1 ''.
juicio, deben ser considerados ejemplos de conflicto -a pesar del Al identificar a Dios con la naturaleza, Burhoe parece aban­
serio esfuerzo de reinterpretación que llevan a cabo y de la cier donar el teísmo. En sus últimos escritos, a veces expresa ante el
ta continuidad que reclaman entre sus concepciones y el cris­ misterio una actitud que podría sugerir que la ciencia tiene sus lí­
tianismo clásico, entreverada, eso sí, con una aún más patente mites; pero también afirma que la naturaleza tiene un carácter úl­
discontinuidad. timo y sagrado y que más allá de ella no existe nada. Si el siste­
Ralph Burhoe, fundador y durante muchos años editor de la ma natural es omnipotente y todo lo determina, igual que el Dios
revista Zygon: Journal of Religion and Science, sostiene (a difc monárquico, ¿puede afirmarse la existencia de verdadera libertad
rencia de Wilson) que el altruismo con individuos que no son pa humana? Para Burhoe, el pecado no es sino la imperfecta adap­
rientes cercanos no puede ser explicado por medio de la selec­ tación de la cultura a los genes, y la redención del pecado con­
ción genética. Arguye que la religión ha sido el factor que más ha siste en lograr una mejor adaptación. Pero ¿no podría darse el ca­
contribuido a fomentar el altruismo, extendiéndolo más allá de la so de que las decisiones éticas requieran de nosotros resistencia
afinidad genética. El conjunto de valores transmitidos por los mi­ frente a las predisposiciones genéticas, en lugar de adaptación a
tos y ritos religiosos favorece la cohesión de la sociedad. La re­ las mismas? La visión de la naturaleza como sistema impersonal
ligión alentó con frecuencia tanto la fidelidad al propio grupo que propone Burhoe parece estar reñida con la concepción cris­
como la hostilidad hacia otros grupos que podían suponer una tiana de un Dios personal que trasciende la naturaleza2º.
amenaza, lo que contribuyó a la supervivencia grupal. Pero, a
medida que las religiones tribales dejaron paso a otras religiones 17. R.W. BURHOE, «War, Peace, and Religion's Biocultural Evolu1irn1»:
más universales, el círculo de la fidelidad fue haciéndose cada Zygon 21 (1986), pp. 439-472.
vez más amplio. Durante muchos siglos, cada una de las grandes 18. R.W. BURH0E, Towards a Scientific Theology, Christian .lournals.
Belfast 1981, p. 21.
religiones ha constituido una «sabiduría bien discernida», expre­ 19. R.W. BuRH0E. «The Human Prospect and "The Lord of 1-li,1my"'»:
sada en las categorías de las concepciones más logradas de las Zygon 10 (1975), p. 367. Véase también su artículo «Natural SckL"tio11
distintas épocas. Pero para ser creíbles en la actualidad, opina and God»: Zygon 7 (1972), pp. 30-63.
20. Véanse las críticas a Burhoe de J. HAUGEN y H. MEISIN< ;i:R rn /rg o1 1 30
Burhoe, las creencias religiosas han de estar firmemente basadas (l 995), pp. 553-572 y 573-590, respectivamente, así conH> las de K.
en conocimientos científicos. Tal fundamento científico fornen- PETERS y W OREES en Zygon 33 ( 1998). pp. 313-321 y 4X9-4 <)5
226 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZJ\ 227

Willem Orees, al igual que Burhoe, combina la filosofía na­ bre las cuestiones límite, afirma, no puede inspirar dcvm:iún o
turalista con el reconocimiento de las.funciones de la religión en adoración religiosa. Orees llega a la conclusión de quL· las dis­
la vida humana, y afirma que «el mundo natural constituye toda tintas tradiciones religiosas todavía son importanlL'S, pero se
la realidad que conocernos y con la que interactuarnos»21 • Reco­ muestra escéptico respecto de sus pretensiones: «El naturalisnio
noce que esta tesis es una posición metafísica y no una conclu­ religioso puede desarrollar la herencia de las tradiciones rl'I igio­
sión científica, pero afirma que se trata de una metafísica mini­ sas y estar abierto a la idea de un fundamento no natural di' /u U'­
malista que permanece próxima a la ciencia. Sostiene que las re­ alidad sin necesidad de definirse al respecto»24.
ligiones han desempeñado un papel adaptativo a lo largo de la El naturalismo religioso de Orees no es incompatible con la
historia evolutiva, porque han fomentado la lealtad a grupos más ciencia (de hecho, está estrechamente integrado con ella), pero sí
amplios que los definidos por el parentesco genético. Hoy, sin que choca con (o se muestra escéptico respecto de) la mayor par­
embargo, asevera, «la concepción evolucionista plantea un reto a te de «la herencia de las tradiciones religiosas», que, según dice,
las religiones, no sólo porque ofrece una explicación de sus orí­ desea prolongar. David Griffin dice que «las creencias religiosas
genes, sino también en la medida en que socava la credibilidad de Orees son tan minimalistas que prácticamente no existen» º '.
de sus referencias a una realidad que trasciende los contextos en Me merece respeto el detallado análisis que hace Orees de la re­
que cada una de ellas ha surgido» 22 • Las tradiciones religiosas ciente bibliografía sobre ciencia y religión, que los naturalistas
son adaptaciones a contextos históricos locales y, en cuanto tales, antirreligiosos como Atkins, Dawkins o Wilson desechan sin un
no brindan una base suficiente para realizar afirmaciones de ca­ cuidadoso examen. Pero Orees no es nada escéptico ante el na­
rácter universal acerca de la realidad. Orees sintetiza su posición turalismo, al que defiende como posición metafísica y no sim­
como sigue: plemente como filosofía que podría resultar funcional en la vida
«Este enfoque se diferencia del realismo en que no pretende humana. Así pues, y aunque hasta cierto punto me pese, no ten­
proteger (reinterpretando o por cualquier otro medio) las pre­ go más remedio que incluirlo, junto con Burhoe, en el grupo de
tensiones de verdad de las metáforas y modelos religiosos de quienes preconizan el conflicto.
antaño -porque las metáforas y modelos no son entendidos
aquí como afirmaciones con pretensión de verdad, sino como
un lenguaje que resultó funcional en tanto en cuanto ayudó, INDEPENDENCIA
por una parte, al individuo a arreglárselas con su vida y, por
otra, a la comunidad a través de la creación y mantenimiento Algunos autores afirman que las explicaciones teológicas y cien­
de una cultura» 23. tíficas no pueden entrar en conflicto, porque la causalidad pri­
Sin embargo, Orees no descarta toda idea de trascendencia. mera de Dios se ejerce en un nivel por completo diferente del de
Concede que las cuestiones límite sobre el mundo como un todo las causas segundas de la esfera natural. Otros sostienen que la
no pueden ser respondidas por la ciencia: ¿por qué existe el mun­ ciencia y la teología son lenguajes complementarios que dan ex­
do y no más bien la nada?; ¿por qué tiene el mundo el orden que presión a perspectivas diferentes, aunque no enfrentadas, sobre la
presenta? Es legítimo manifestar admiración y gratitud hacia la realidad.
realidad que nos ha dado el ser. No obstante, la especulación so-

21. W. DREES, Religion, Science, and Naturalism, Camhridge University


Press, Cambridge 1996, p. 12.
22. !bid., p. 251. 24. W. DREES, «Should Religious Naturalists Promote a Na1uralistie
23. W. OREES, «The Significance of Scientific lmages: A Naturalisti,· Religion?»: Zygon 33 (1998), p. 617.
Stance», en [N. Gregersen - J.W. van Huyssteen (eds.)] Rethinking 25. D.R. GRIFFIN, «A Richer or Poorer Naturalism? A Critique ol Wilk-111
Theology and Science, Eerdmans, Grand Rapids 1998, p. 1 12. Drees's Religion, Science, and Naturalism»: Zygon 32 ( 19'!7 ). p. .'i'l."i _
22X EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALE/.A 229

Causalidad primaria y secundaria acaecer. Al estar por encima del tiempo y poseer una ciencia in­
En las versiones actuales del tomismo se afirma que Dios, en mutable, Dios no conoce el futuro como el resultado indc1n111i­
cuanto Causa Primera, actúa a través de las causas segundas que na<lo de causas intramundanas, sino en la forma en que ap,11\'l-c
estudia la ciencia. Las dos clases de causas son inseparables, pe­ especificado en el eterno decreto divino. En el n1t11Hlo. rnalquin
ro pertenecen a niveles tan diferentes que las explicaciones teo­ acto permanece incierto hasta que se produce. Pero para Dios ,u)
lógicas y las explicaciones científicas de los sucesos son por existe ningún «hasta», porque para él ese acto ya ha aco111ccido.
completo independientes entre sí. Los neotomistas defienden la También los autores neo-ortodoxos se han servido de l.1 dis
visión clásica de la omnipotencia y arguyen que no es incompa­ tinción entre causa primera y causas segundas para ddendn la
tible con la existencia de un mundo sujeto a leyes ni con la li­ soberanía divina sobre la naturaleza. Karl Barth afirma que Dios
bertad humana. «gobierna incondicional e inexorablemente todo acontecer». l ,a
El erudito católico Étienne Gilson recurre a la imagen de un naturaleza no es sino la «sierva» de Dios, el «instrumento de sus
obrero y su herramienta. En manos de Dios, afirma, «las creatu­ propósitos». Dios controla, ordena y determina, pues «nada pue­
ras somos como una herramienta en manos de un obrero». Lo de ser realizado salvo la voluntad de Dios». Dios conoce por ade­
mismo se puede decir que el hacha corta la leña como que el lantado lo que va a ocurrir, y lo predetermina y preordena. «La
hombre, usando el hacha, corta la leña; el efecto es el mismo en forma de operar de este Dios», escribe Barth, «es tan soberana
ambos casos. Gilson subraya la realidad de las causas segundas como aparece descrita en la enseñanza de Cal vino. Es, en el sen­
y arguye que es equívoco decir que las causas naturales no son tido más estricto de la palabra, predestinadora»27 • Barth afirma
más que la ocasión para que Dios obre los efectos deseados. Dios tanto la soberanía divina como la autonomía de las creaturas.
delega eficacia causal en las creaturas; éstas son verdaderos cen­ Dios es quien controla, y toda determinación creada se halla «to­
tros de actividad, relacionados entre sí y dependientes unos de tal e íntegramente a disposición de su poder». La creatura «sigue
otros, así como todos de Dios. La legaliformidad prevalece, por­ su propio camino, pero, de hecho, siempre se encuentra en el ca­
que cada ser tiene su esencia, su manera natural de comportarse. mino de Dios». Todas las causas intramundanas están completa­
y por eso siempre produce el mismo efecto26 • ¿Cómo puede ser mente subordinadas a Dios. Cuando la mano humana escribe con
atribuido entonces el mismo efecto a la causa divina y a las cau­ una pluma, la acción es realizada en su totalidad por ambas, por
sas naturales? Gilson afirma que el efecto es producido en su to­ la pluma y por la mano, no en parte por una y en parte por otra;
talidad tanto por la una como por las otras, pero bajo aspectos Barth asegura que, al igual que la pluma, las causas creadas son
completamente distintos. En cuanto Causa Primera, Dios se reales, pero «no desempeñan otro papel que la sumisión» a la
halla en un orden diferente del de todas las causas segundas mano divina que las guía28 •
instrumentales A modo de ejemplo adicional, consideremos el análisis que
Semejante control divino, ¿no excluye el azar y la libertad el teólogo anglicano Austin Farrer hace de la doble acción (dou­
humana? Los sucesos aleatorios y las decisiones humanas no es­ ble agency): «La acción de Dios debe ser tal que obre de mane­
tán determinados de manera singular por causas legaliformes. ra omnipotente sobre, en y a través de la acción de las creaturas,
Gilson arguye que Dios no podría conocer el futuro si estuviera sin forzarlas ni rivalizar con ellas». Dios actúa a través de la ma­
obligado a calcularlo a partir del presente, como nos ocurre a no­ triz de causas segundas, y su intervención sólo se hace manifies­
sotros. Sin embargo, puesto que es eterno, tiene el futuro presen­ ta en el patrón general resultante: «Él no impone un orden con­
te ante Él tal como, de hecho, ocurrirá: un único y bien definido tra la naturaleza de las cosas, sino que les hace seguir su propia

26. Cf. E. GILSON, «The Corporeal World and the Efficacy of a Second 27. K. BARTH, Church Dogrnatics, vol. 3, parte 3, Clark, Edinburgh 19:iX,
Cause», en [O. Thomas (ed.)J God's Activity in the \.V<Jr[d, Scholars p. 148.
Press, Chico (CA) 1983. 28. Cf. ibid., pp. 42, 94, 106 y 133.
DIOS Y LA NATURJ\LEZ/1 231
230 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

inclinación y les permite configurar el mundo siendo ellas mis­ Lenguajes complementarios
mas» 2'). No podemos decir nada sobre cómo actúa Dios: no hay La tradición del análisis lingüístico en la filosofía a11gloa111erica­
«vínculos causales» entre la acción infinita y la acción finita, ni na sostiene que los diversos tipos de lenguaje se hallan al snvi­
tampoco existen lagunas en la explicación científica. De manera cio de funciones radicalmente diferentes. Algunas obras tk- l'ilo­
análoga, la acción libre de una persona puede ser atribuida si­ sofía de la acción afirman que la explicación de las acciones a
multáneamente a la propia persona y a la gracia de Dios que ac­ través de las intenciones que las motivan es muy distinta de la ex­
túa en la vida humana. plicación de los efectos por sus causas. Una acción de un ag L·n­
Con vistas a rebatir a Farrer, Thomas Tracy se pregunta có­ te humano es una sucesión de actividades encaminadas hacia 1111
mo pueden contribuir conjuntamente a un mismo acontecimien­ fin. Su unidad radica en la intención de alcanzar un objetivo. l l11a
to dos agentes humanos. Podrían combinar sus poderes causales acción no es lo mismo que un movimiento corporal. Un movi­
(por ejemplo, tirando de la misma cuerda), o podría uno actuar miento corporal dado (por ejemplo, extender el brazo hacia de­
en nombre del otro (como el heraldo con respecto al rey), o bien, lante de una manera determinada) puede ir asociado a diversas
utilizando su poder de persuasión, inducir al otro a actuar. Pero acciones (tales como echar una carta al buzón, sembrar semillas
una acción básica (basic action), es decir, aquella que no está al o saludar a alguien). Inversamente, una acción dada puede ser
servicio de ningún otro fin, sólo puede ser iniciada por un único llevada a cabo a través de diversas secuencias de movimientos
agente, y Tracy sostiene que esto también es aplicable a Dios. corporales. Así pues, las acciones no pueden ser especificadas
Los poderes activos de los agentes humanos limitan ineludible­ por una serie concreta de movimientos corporales, sino tan sólo
mente la libertad divina. Si los agentes naturales llevan a cabo por su propósito o intención32 •
una parte del trabajo, entonces no todo puede ser hecho por Dios. El análisis de intenciones no excluye la explicación por me­
Un mismo suceso no puede tener dos causas suficientes1º. Tracy dio de leyes científicas. Para aclarar el movimiento de mi brazo,
afirma que Dios actúa junto con otras causas para configurar las un fisiólogo no necesita hacer referencia a mis propósitos.
posibilidades y el contexto dentro del cual se produce la autode­ Además, las intenciones nunca pueden ser observadas directa­
terminación humana. Analizando el problema del mal, Tracy ar­ mente. Calificar un movimiento como acción implica interpretar
guye que algunas decisiones humanas son contrarias a la volun­ su significado, lo cual con frecuencia requiere una observación
tad de Dios, por lo que no pueden ser atribuidas a la determina­ prolongada; por supuesto, cualquier acción puede ser interpreta­
ción divina11 • Mantiene que los conceptos de causalidad primaria da e identificada erróneamente. Los agentes de las acciones son
y secundaria no ofrecen una solución coherente al problema de sujetos encarnados que actúan a través de sus cuerpos. Un agen­
la acción de Dios en un mundo caracterizado por la existencia de te es un cuerpo vivo en acción, no una mente invisible que inte­
leyes científicas y de libertad humana, y yo me inclino a pensar ractúa con un cuerpo visible. Sin embargo, el agente es transcen­
como él. dente con respecto a cualquiera de sus acciones concretas, y nin­
guna serie de acciones puede expresarlo exhaustivamente.
De igual manera, puede decirse que la historia cósmica es
una acción que tiene a Dios como agente. La referencia a inten­
29. A. FARRER, A Science of God?, Geoffrey Bles, London, 1966, pp. ciones divinas no excluye la explicación científica de secuencias
76 y 90.
30. Véase Th. TRACY, «Narrative Theology and the Acts of God», en [B. causales. John Compton escribe:
Hebblethwaite - E. Henderson (eds.)] Divine Action: Studies lnspired h_,·
the Philosophical Theology of Austin Farrer, Clark, Edinburgh 1990.
31. Cf. Th. TRACY, «Divine Action, Created Causes, and Human Freedom»,
32. Cf. A. WHITE (ed.), The Phi/osophy of Action, Oxford Univcrsily l'rL"ss.
en [B. Hebblethwaite - E. Henderson (eds.)J The God Who Acr.,·.
Oxford 1968 [trad. casi.: La jilosc>fía de la acción, Fondo dl' Cul1ura
Philosophical and Theological Explorations, Pennsylvania StatL'
Económica, Madrid 1976].
University Press, University Park 1994.
232 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA N/\TURAI .l•:Z/\ 2:n

«Podemos distinguir el desan-ollo causal de los acontecimien- tes de discurso, aunque cabe la posibilidad de ponerlos rn rela­
tos del significado que poseen cuando son interpretados como ción. Por ejemplo, el paso de la vigilia al sueño puede ser des­
acción de Dios. El análisis científico de la naturaleza física y la crito, bien en función de los cambios que se producen rn el rit­
historia humana tiene la misma necesidad de Dios como factor mo de las ondas eléctricas cerebrales, bien por medio dl' rl'latos
explicativo que el fisiólogo de recurrir a intenciones conscien- en primera persona en los que se subraye la crecienll' frat!1m·11ta­
tes para explicar mis movimientos corporales. Por su parte, ción y desorientación espacio-temporal. Del mismo modo. l'ntre
Dios tampoco necesita "agujeros" en la naturaleza para actuar, la ciencia y la teología también existe complementaricdad:
de la misma manera que ni tú ni yo necesitamos un intersticio
semejante en la química de nuestros cuerpos. Cada uno de los «Podemos hablar de lo que sucede en el mundo en catqioría.�
dos relatos tiene un elenco completo de protagonistas y puede puramente naturales, sin referencia alguna a Dios, igual que
prescindir de toda relación con el otro relato, aun cuando am- podemos hablar sobre el cerebro en términos puramente mate­
bos son perfectamente compatibles. Ahora bien, en la vida re- riales, sin referencia alguna a la mente. Otra posibilidad es ha­
1 igiosa -de modo análogo a lo que ocun-e en la vida cotidiana blar de lo que sucede en el mundo desde el punto de vista de la
con el movimiento de mi brazo-, la evolución de las cosas, so- actividad de Dios o del movimiento del Espíritu. Yo detiendo
bre ser vista como un proceso natural, es interpretada como que ambas maneras de considerar el mundo, una naturalista y
parte de una acción, como expresión de un propósito divino» 33 • otra teológica o espiritual, son perspectivas complementarias
sobre una misma realidad. Describen desde diferentes puntos
Las intenciones de los agentes nunca resultan directamenll' de vista cosas intrínsecamente relacionadas entre sí, de mane­
observables y pueden ser difíciles de reconocer a partir de acon­ ra análoga a como nuestros relatos mentales y cerebrales sobre
tecimientos que se suceden en un breve lapso de tiempo. En el el paso de la vigilia al sueño describen un mismo y único pro­
caso de las intenciones divinas, la tradición religiosa brinda un;1 ceso desde diferentes puntos de vista»3�.
visión, un marco más amplio en el que interpretar el patrón per­ Sin embargo, Watts rechaza la rígida compartimentación de
cibido. La Biblia ha sentado, por supuesto, un importante prece­ teología y ciencia que preconizan algunas versiones de la tesis de
dente para atribuir a Dios propósitos que cobran realidad en la la independencia, incluida la distinción entre causalidad prima­
historia. En la actualidad, el enfoque lingüístico nos invita a tra­ ria y secundaria. A pesar del énfasis con que presenta las dife­
tar el lenguaje de la acción divina como una alternativa al len rencias entre las perspectivas y tipos de discurso que adoptan uno
guaje científico, no como una palabra rival. El drama cósmicu y otro campo, su posición permite una considerable interacción
puede ser interpretado como expresión de los propósitos divinos: entre ambas disciplinas. Watts sostiene que la ciencia impone
de Dios se afirma que actúa en y a través tanto de la estructura constricciones a las creencias religiosas y puede llegar a ser in­
como del movimiento de la naturaleza y la historia. compatible con ciertas afirmaciones teológicas, lo que abriría
Como ya mencionamos en el capítulo anterior, el psicólogP cierto espacio para el diálogo.
Fraser Watts considera la ciencia y la teología perspectivas com­
plementarias. Subraya que se trata de dos tipos muy diferente;.
de discurso, cada cual con un perfil muy característico, pero tam DIÁLOGO

bién insiste en que no se puede decir que no guarden relación al­ Algunos teólogos y científicos se sirven de conceptos científicos
guna entre sí, porque se refieren al mismo mundo (según el rea actuales para describir la relación de Dios con el mundo. Dios
lismo crítico por el que él aboga). Watts sugiere, en primer lugar. puede ser entendido, afirman, como el diseñador de un proceso
que el lenguaje de la mente y el del cerebro son formas diferen

33. J.J. COMPTON, «Science and God's Action in Nature». en [1.G. Barho111 34. F. WATTS, «Brain, Mind, and Soul», en [Fraser Watts (cd.)I Sci,•11ff
(ed.)] Earth Might Be Fai,: Prentice-Hall, Englewood Cliffs (NJ) 197.J. Meets Faith: Theology and Science in Conversati011, Si'CK. London
p. 39. 1998, p. 66.
DIOS Y LA NATURALEZA 215
234 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

representan­
auto-organizativo o como un comunicador de información. Otn >� el azar y la ley. El físico Paul Davies es uno de los
tes de dicha postura •
35
autores sugieren que la idea de autolimitación divina es concili;1
nte dotú a
ble con el conocimiento científico, así como con algunas corricn Según esta escuela de pensamiento, un Dios pacie
dejó que el nwnd o luc­
tes de la tradición cristiana. Todos los defensores de estos modl' la materia de diversas potencialidades y
ridad del 1m11H lo y
los de Dios rechazan formas de intervención divina que violen la� ra creándose a sí mismo. Dios respeta la integ
funci onam irnto . dl·
leyes de la naturaleza. En estos modelos no se invoca a Dios pa le permite ser lo que es, sin interferir en su
ad huma na y
modo análogo a como Dios respeta la libert
110,
ra rellenar lagunas concretas de la explicación científica; al con
requi ere q l'I
permite ser nosotros mismos. La libertad humana
ue
trario, el papel de Dios es definido por contraste con el de las cau
reta como a:1.ar
sas naturales. En cada uno de estos tres casos, una teoría cientíti mundo tenga una cierta apertura, la cual se conc
ión en el ni­
ca contemporánea brinda un paralelismo conceptual para concc en los niveles inferiores y como capacidad de elecc
das con
bir teológicamente la relación de Dios con la naturaleza. vel humano. Pero si nuestras decisiones han de ser toma
iform idad
responsabilidad, es menester que exista suficiente legal
cuenc ias
como para que podamos hacernos una idea de las conse
Dios como diseñador de un proceso auto-organizativo
que probablemente se seguirán de ellas.
e res­
Hasta el siglo XIX, la intrincada organización y el eficaz funcio­ Un aspecto atrayente de este planteamiento es que ofrec
iento y la
namiento de los seres vivos eran considerados como pruebas de puesta, al menos parcial, a los problemas del sufrim
clásica del
la existencia de un Diseñador inteligente. Después de Darwin, el muerte, que tantos aprietos suponen para la versión
comp etenc ia y la muer te son intrínse­
argumento fue reformulado: Dios no había creado las cosas en argumento del diseño. La
dolor , inelu dible conse cuenc ia del
su estado actual, sino que diseñó un proceso evolutivo a través cas al proceso evolutivo. El a
pción , brind a un valio so sistem
del cual han ido surgiendo todas las formas de vida. En el capí­ aumento de sensibilidad y perce
La princ ipal objec ión que yo
tulo 4 he señalado que la auto-organización molecular que con­ de alarma ante peligros externos.
con un Dios
dujo a la vida sugiere la existencia de un considerable grado de plantearía a este deísmo reformulado es que nos deja
Dios activ o de la Biblia, que
diseño intrínseco en las afinidades bioquímicas y en las estruc­ lejano e inactivo, muy distinto del
ente con el mund o y con la
turas moleculares, así como la de un potencial de complejidad y no cesa de comprometerse profundam
orden jerárquico. El mundo de las moléculas posee una tenden­ vida humana.
a través
cia intrínseca a moverse hacia la aparición de complejidad, vida Con su sugerencia de que Dios crea continuamente
Greg ersen va más allá
y conciencia. de los sistemas auto-organizativos, Niels
gine y Kauf fman sobre
Si por «diseño» se entiende un detallado plan preexistente en del deísmo. Describe los trabajos de Prigo
d en los sis­
la mente de Dios, entonces el azar es la antítesis del diseño. Pero la aparición de nuevas formas de orden y complejida
gue entre causas es­
si el diseño se identifica con la orientación general del desairnllo temas no lineales y, a renglón seguido, distin
tas en un contex­
hacia la complejidad, la vida y la conciencia, entonces tanto la tructurantes, que limitan las posibilidades abier
n suces os con­
ley como el azar pueden formar parte de él. El desorden es a ve­ to dado, y causas desencadenantes, que determina
no actúa deter­
ces una condición para la emergencia de nuevas formas de orden, cretos en ese contexto; luego propone que Dios
sino a modo de
como en el caso de los sistemas termodinámicos alejados del minando de manera unilateral sucesos concretos, ks
posib ilidal
equilibrio o las mutaciones que jalonan la historia evolutiva. No causa estructurante que influye en el espectro de
uras:
podemos seguir aceptando la imagen de un Dios relojero que hu­ sobre el que se ejerce la acción creadora de las creat
biera diseñado al principio hasta el más mínimo detalle de un
mecanismo determinista. Pero una opción defendible en la ac­ 35. Véase P. OAVIES, The Mind <1{ God: The Scientific Nasis Jiir 11 l<otimwl
tualidad es un deísmo revisado, según el cual Dios diseñó el World, Simon & Schuster, NewYork 1992 [trad. casi.: Lo 111,·111,· ti,· l>ios.
mundo como un proceso creador multiestratificado que combina McGraw-Hill - lnteramericana de España, Aravaca 1 <)<)l 1-
23<1 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 2:n
«En mi opinión, hablar de que Dios estructura o reconfigura el de información entre dos puntos requiere un aporll' y 1111 gaslo fí­
espacio de posibilidades de los sistemas autopoiéticos, cada
sico de energía. Pero si Dios es omnipresente (lo qul' incluy e su
cual con sus peculiaridades, sólo tiene sentido en referencia a
presencia en todos los rincones del microcosmos). 110 ser:í n e cL'­
aquellos sistemas que, de hecho, manifiestan cambios en su pa­
trón global de probabilidad. Esto es, sin embargo, lo que ocurre saria energía alguna para que se produzca comunicación de in­
en los sistemas evolutivos... Desde una perspectiva teológica, formación. Además, la realización de cualquiera de las posibili­
tal proceso autónomo será al mismo tiempo un proceso teóno- dades alternativas ya existentes en el mundo cuántico 1ra11s111ill'
mo siempre y cuando Dios sea el poder estimulante de inspira­ información sin ningún aporte o gasto físico de energía.
ción que abre los más fecundos espacios de posibilidad para John Polkinghorne propone entender la acción de Dios rn1110
que las creaturas recorran sus propias sendas, pero también «puro aporte de información». En la teoría del caos, un aportL' in­
quien constriñe otros espacios de posibilidad alternativos» 36• finitesimal de energía origina un cambio muy grande en el sisll'­
Gregersen sugiere que esta visión es compatible con los man- ma. Polkinghorne sugiere que, para hacernos una idea de có1110
datos divinos que aparecen en el Génesis: «Bullan las aguas con actúa Dios, extrapolemos la teoría del caos hasta el caso límite de
un bullir de vivientes ... Produzca la tierra vivientes según sus es­ energía cero. (La teoría cuántica es diferente a este respecto, pm­
pecies ... Creced, multiplicaos». Los autores del Génesis no co­ que en ella la diferencia de energía entre potencialidades alterna­
nocían, por supuesto, la existencia de una historia evolutiva; aun tivas es, de hecho, cero, y por eso no hace falta ninguna extrapo­
así, asignaron a las creaturas un papel activo en el proceso crea­ lación.) Polkinghorne sostiene que la acción de Dios consiste en
dor. Gregersen señala que un Dios que reconfigura posibilidades un aporte no energético de información que comunique patrones
no es el soberano omnipotente de la tradición clásica. Pero está holísticos. La selección por parte de Dios de una de las posibili­
convencido de que la idea de autolimitación divina, que más aba­ dades presentes en los procesos caóticos puede originar la apari­
jo ponderaremos, cuenta con el respaldo bíblico. El Espíritu re­ ción de estructuras inéditas y tipos de orden que revelen princi­
presenta a Dios operando en el interior de la creación, partici­ pios sistémico-organizativos de nivel superior17 •
pando de los gozos y sufrimientos del mundo, respondiendo a Como hemos señalado anteriormente, la idea bíblica de
ellos. Tal concepción difiere tanto del Dios monárquico de la tra­ Palabra divina, o logos, guarda una cierta semejanza con el con­
cepto de «información». En el pensamiento griego, el lagos era
dición como del Dios del deísmo.
un principio racional de carácter universal, pero el uso bíblico
Dios como comunicador de i,�formacián deja traslucir la concepción hebrea de la Palabra como poder cre­
ativo. Tanto en la creación como en la redención, la Palabra pue­
En el capítulo 4 hacíamos notar que la información es un patrón de ser entendida, sin duda, como información comunicada por
ordenado que se cuenta entre las muchas secuencias o estados Dios al mundo. Al igual que en el caso de la información genéti­
posibles de un sistema (de bases del ADN, letras del alfabeto, so­ ca o el lenguaje humano, el significado del mensaje ha de ser dis­
nidos audibles, dígitos binarios u otros elementos combinables cernido en un contexto de interpretación más amplio. La Palahra
cualesquiera). Existe comunicación de información cuando al­ de Dios que se dirige a los seres humanos respeta la libertad de
gún sistema (una célula viva, un lector, un oyente o un ordena­ éstos, por cuanto suscita, sin imponerla, una respuesta". Yo su­
dor, por ejemplo) responde de manera selectiva, es decir, cuando geriría, sin embargo, que el logos divino no es simplemente la
la información es codificada, transmitida y descodificada en un
contexto de interpretación. En las transmisiones de radio, en las
37. Véase J. P0LKINGHORNE, Reaso11 and Reality, Trinity lntcrnational l'rL'ss.
redes informáticas y en los sistemas biológicos, la comunicación Philadelphia 1991; ID., The Faith of a Physicist, Princcton llnivnsity
Press, Princeton (NJ) 1994, pp. 77-78.
38. Cf. J. PuooEF0Or, «Infonnation, Theory, Biology, ami Christolog.y". L'II
36. N.H. GREGERSEN, «The Idea of Crealion and the Theory of Autopoietic [W.M. Richardson - W.J. Wildman (eds.)1 Rl'ligio11 ,1111I S, i1•11ff:
Processes»: Zygo11 33 ( 1998), pp. 359-360. History, Method, and Dialogue, Routledge, New York 199(i.
2.\X EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 239

comunicación de un mensaje impersonal, sino que va insepara­ Keith Ward niega la omnipotencia y la autosuficiencia divi­
hlcmente unido a una continua relación personal. El logos no es nas y atribuye a Dios reciprocidad y temporalidad. La creal ivi­
una estructura de ideas abstractas como las formas eternas de dad es intrínsecamente temporal, responsiva y contingente. El
Platón o como un programa informático que existe al margen de poder y el conocimiento de Dios están limitados por el podn y
su corporeización en un medio concreto o en un sistema de la libertad de las criaturas. Según Ward, se trata de una a111oli111i­
hardware. Puesto que creemos que uno de los objetivos de Dios tación voluntaria, porque Dios podría destruir o modific,r l'I
es la creación de personas responsables y capaces de amar, no de mundo en cualquier instante. El azar, las leyes y la pluralidad del
simples procesadores inteligentes de información, las analogías mundo generan la posibilidad de conflicto y de mal; la sensihili­
para la comunicación de información no deben ser tomadas tan­ dad abre la puerta al dolor y al sufrimiento, pero también al pla­
to del código genético o de los programas informáticos cuanto, cer y al gozo. Dios quiere el bien, y sólo acepta el mal como 111a­
más bien, de la vida humana. nifestación concomitante. Ward dice que Dios ni es omni¡wl<'III<'
La auto/imitación de Dios ni está desvalido, sino que dirige un proceso evolutivo que in­
cluye ley, azar y emergencia de novedad. Mientras que la natura­
Examinemos ahora algunas de las críticas al modelo clásico de la leza y los fines de Dios son eternos e inmutables, su conoci­
omnipotencia divina, primero las planteadas por teólogos, y lue­ miento y su creatividad experimentan cambios40 •
go por filósofos y científicos. W.H. Vanstone afirma que el ver­ En su libro The Creative Suffering of God [El sufrimiento
dadero amor siempre se presenta acompañado de vulnerabilida creador de Dios], Paul Fiddes se muestra afín al pensamiento del
d.
En la vida humana, el amor inauténtico busca el control sobre la proceso, del que se sirve copiosamente, aunque acaba distan­
otra persona, como cuando un padre posesivo ( o una madre po­ ciándose de él. Hace una detallada crítica de las ideas de inmu­
sesiva) se aferra a su hijo o hija. El amor auténtico es precario tabilidad, autosuficiencia e intemporalidad divinas y acepta el
y
conlleva el riesgo del rechazo. Requiere compromiso, en vez de enfoque del pensamiento del proceso en lo que concierne a la re­
indiferencia, y esto también hace vulnerables a las personas. Al lacionalidad y la temporalidad de Dios, el cual nos acompaña en
Dios bíblico le afectan las vicisitudes de la creación: se deleita
nuestro sufrimiento, pero no se ve superado ni derrotado por él.
con su belleza y se aflige con sus aspectos trágicos. Vanstone
Fiddes no está de acuerdo, sin embargo, con el pensamiento del
sostiene que no existe un plan predeterminado ni un programa
proceso en cuanto al carácter necesario de la implicación de Dios
seguro. Lo que hay es, más bien, «un ideal que se descubre en
la con el mundo ni en el sentido de que Dios dependa del mundo
medida en que comienza a ser realizado». Vanstone piensa que es
para actualizarse plenamente. Sostiene que Dios ha elegido y
inevitable que en el largo proceso de la creación termine apare­
aceptado libremente la autolimitación en aras de la libertad hu­
ciendo el mal. Dios debe esperar a la respuesta de la naturaleza
mana. Fiddes afirma que la relacionalidad, la camaradería y la
y del ser humano. La naturaleza no se limita a ser el escenario del
comunidad están presentes ya en la vida del Dios trinitario y no
drama humano; es el resultado de una obra de amor y, en cuanto
necesitan del mundo para actualizarse.
tal, merece que la que celebremos y cuidemos. Vanstone desa­
Fiddes se pregunta cómo repercute sobre nosotros el sufri­
rrolla el antiguo motivo de la kénosis (autolimitación divina). En
miento de Dios. En la muerte de Cristo somos sometidos a juicio.
la encarnación, Dios dejó a un lado su omnipotencia, «tomó la
pero también experimentamos una aceptación que nos capacila
condición de esclavo... Se humilló, se hizo obediente hasta
la para asumir la verdad acerca de nosotros mismos. El oneroso
muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,7-8). Vanstone sostiene que
la vida y la muerte de Jesús nos revelan a un Dios de amor que perdón puede tener un efecto transformador. Pero Fiddes sostic-
hace suyos los sufrimientos del mundo'".
40. Cf. K. WARD, Rational Theology and the Creativi(Y of' Gotl. Basil
39. Véase W.H. VANSTONE, Love's Endeavor, Love's Ei:pens Blackwell, Oxford 1982; lo., Cod, Chance, and Necessitv. Om: World
e, Dartman. Publications, Oxford 1996.
Longman, & Todd, London 1977.
-'-JO EL ENCUENTRO ENTRE CIEN DIOS Y LA NATURALEZA 241
CJA Y RELIGIÓN

llL' que todo esto se pue


de expresar mejor con la ayuda de han surgido agentes morales dotados de libertatl. El llHllklo kc­
trinitarias: «Así pues, el pensamien ideas nótico parece ajustarse mejor que el modelo monárquico 110 súlo
to del proceso llama la aten­
ci<Ín de forma interesante sobre el a la explicación científica de la historia evolutiva, sino 1a111hit>11 al
profundo efecto que puede te­
ner en nosotros el intercambio de mensaje bíblico de la cruz.
sentimientos con un Dios su­
friente, pero creo que la mejor ma
nera de desarrollar esta intui­
ción consiste en recurrir a la ana
logía de índole más profunda­ INTEGRACIÓN
mente personal que la doctrina de
la Trinidad nos brinda para ha­
blar de Dios»4 '.
Nancey Murphy, que cultiva la teo Aunque no existe una línea divisoria nítida entre el diálogo y la
logía filosófica, y el físico integración, los autores que tratamos a continuación pcrsigul'n
teórico George Bilis han escrito con
juntamente un libro en el que una síntesis entre la ciencia y la teología más sistemática que la
proponen una teología de la kénosis
que acepta la autolimitación que ocupa a los defensores del diálogo, y para hacerla posible se
tanto divina como humana. Mantie
nen que el amor abnegado que muestran dispuestos a aceptar una más profunda reformulación
se manifiesta en la vida y muerte
de Jesús, a la vez que revela la de las doctrinas teológicas clásicas. Proponen los modelos tic
naturaleza de Dios, ofrece al cristian
o de hoy una norma ética de Dios como determinador de indeterminaciones y como causa «Je
no-violencia: «La respuesta apropi
ada a un Dios kenótico es una a1Tiba abajo». Finalmente, ponderaremos la afirmación de que la
relación kenótica con Él y con tod
a su creación»42. En cuanto filosofía del proceso ofrece una metafísica coherente de cara a la
agentes morales que somos, Dios
desea de nosotros una respues­ integración del pensamiento científico y religioso.
ta libre, por lo que nunca fuerza
nuestra obediencia. De modo
análogo, Dios respeta la integridad
del orden creado y no inter­ Dios como determinador de indeterminaciones
viene en él de manera coercitiva.
Murphy y Ellis señalan que el
proceso evolutivo es lento y doloro En el capítulo 3 he defendido que la incertidumbre que caracte­
so:
riza a las predicciones realizadas por la teoría cuántica no es re­
«El amor no coercitivo, persuas
ivo. minucioso, debe reflejarse
también en el proceso desde el prin
flejo tanto de las insuficiencias de nuestros conocimientos actua­
cipio hasta el final, desde la les cuanto de una indeterminación de la propia naturaleza. Según
más insignificante de las creatura
s de Dios hasta la más es­ esta interpretación, en el mundo existe un espectro de posibili­
pléndida. Al igual que el pecado
es un inevitable subproducto dades. Los sucesos cuánticos tienen causas físicas necesarias,
de la creación de seres humano
s libres e inteligentes, el sufri­
miento y el desorden son inevitab pero no suficientes. Si no están completamente determinados por
les subproductos de un pro­
ceso creador no coercitivo que tien
e como fin el desarrol)o de
las relaciones que describen las leyes de la física, su determina­
seres libres e inteligentes»43 • ción final puede ser realizada directamente por Dios. Lo que pa­
rece puro azar -y los ateos consideran un argumento contra el te­
Murphy y Ellis sugieren que la exis ísmo- bien pudiera ser justamente el punto en el que Dios actúa.
frimiento, que tantos p roblemas
tencia del mal y del su­
plantea a la visión clásica de la Estos autores que se sirven de la teoría cuántica para propó­
omnipotencia divina, es más fácil sitos teológicos no están sugiriendo una nueva versión de l<'olo­
de entender si Dios limita por
propia iniciativa su poder. El dolor, gía natural, en la que se emplean ciertos conocimientos científi­
el derroche de vida y la muer­
te son aspectos ineludibles del pro cos como argumento en favor del teísmo. Lo que proponen, en
ceso evolutivo a través del cual
realidad, son formas de reformular la acción en la naturaloa lk
41. Cf. P. FmoEs, The Creative Suff un Dios en el que ya se cree por otras razones (v.gr., la cxpnirn­
ering of God, Clarendon Press,
1988. Oxford cia religiosa en una comunidad interpretativa de carácter hist<Íri­
42. N. MURPHY - G. ELus, On the
Mor co). En mi opinión, tal planteamiento no es teología na111ral, sino
Cosmology, and Ethics, Fortress al Nature of the Universe: Theology,
43. !bid., p. 247 Press, Minneapolis 1996, p. 196. más bien teología de la naturaleza.
DIOS Y LA NATURALEZA 243
242 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

nes
Quienes favorecen este enfoque piensan que se puede seguir pía investigación científica; además, garantiza que las accio
s prevís ihks. lo cual,
afirmando la soberanía divina, puesto que Dios controla provi­ humanas tengan consecuencias más o meno
,as rela­
dencialmente los sucesos que a nosotros nos parecen aleatorios. a su vez, permite la existencia de decisiones moraks. l
fo m n p arte de
No sería necesario ningún aporte de energía, porque todas las po­ ciones ordenadas no constriñen a Dios, ya que r a
las crea turas.
tencialidades alternativas de un estado cuántico poseen idéntica sus propósitos. Dios concede poder causal a
tan o rn el
Murphy sostiene que, en la vida humana, Dios actúa
t
energía. Dios no tiene que intervenir al modo de una fuerza físi­
dad men­
ca, moviendo los electrones de un lado para otro, sino que se li­ nivel cuántico como en los niveles superiores de activi
n:sult L·
mita a actualizar una de las numerosas potencialidades presentes tal, pero lo hace de tal modo que la libertad humana nunca
-determinando, por ejemplo, el instante preciso en que habrá de violada45 •
su-
desintegrarse un átomo radiactivo44 • Otra posibilidad consistiría en afirmar que la mayoría de
e sohre
Bajo determinadas condiciones, los efectos de pequeñísimas cesos cuánticos acontecen por azar, pero que Dios influy
cuán­
diferencias existentes en el nivel microscópico son amplificados algunos de ellos sin violar las leyes estadísticas de la física
del capítulo 3 he analiz ado la versió n que
enormemente y se convierten en fenómenos de gran escala. En tica. En la sección final
rt Russe ll; conce pcion es parec idas de­
la termodinámica no lineal y en la teoría del caos, una variación de esta idea ofrece Robe
parte, Georg e Ellis y Thom as Tracy 4º
.Y
infinitesimal de las condiciones iniciales puede originar cambios fienden, cada uno por su
propu estas estén reñida s con los co­
espectaculares en el conjunto del sistema. Efectos cascada seme­ no puede decirse que tales
puede
jantes pueden ocurrir también en las mutaciones evolutivas y en nocimientos científicos. Una objeción que, sin embargo,
asum e que en la natura leza, una
los sistemas genéticos y neurales. La investigación científica só­ hacérsele a este modelo es que
divina , rige una causa lidad «de
lo percibe ley y azar, pero tal vez Dios, en su presciencia, ha pre­ vez que ha tenido lugar la acción
e dar por buena la tesis reduc ­
visto y predeterminado todos los sucesos a través de una combi­ ahajo arriba» y, por tanto, parec
de todas las entida des está de­
nación de ley y de acción divina especial. Puesto que esa acción cionista de que el comportamiento
La
de Dios no sería detectable por medios científicos, la ciencia no terminado por sus partes más pequeñas (o niveles inferiores).
», aun cuand o se supon ga
podría confirmar ni refutar su presencia. Lo cual haría imposible acción sería siempre de «abajo arriba
ver con los todos más
cualquier prueba de la intervención de Dios del tipo que persigue que las intenciones de Dios tienen que
sucesos
la teología natural, aunque no excluiría la posibilidad de afir­ abarcadores (o niveles superiores) afectados por los
ría de estos autores
marla con otros argumentos en el contexto más amplio de una te­ cuánticos en cuestión. Sin embargo, la mayo
sobre los nivele s su­
ología de la naturaleza. reconocen que Dios también puede actuar
arriba abajo )) sobre
La tesis de que Dios controla todas las indeterminaciones periores, lo que da lugar a una influencia «de
efectos
permite mantener la tradicional idea de la predeterminación. Se los niveles inferiores que se suma a la transmisión de
trataría de un determinismo más teológico que físico, aunque na­ cuánticos «de abajo arriba».
da, ni en un caso ni en el otro, sucede por azar. Los problemas
del derroche de vida, el sufrimiento y la libertad humana man­
tendrían, sin embargo, toda su punzante gravedad. Nancey l Order: Buridan's /\ss
Murphy sugiere que Dios determina todas las indeterminaciones 45. Véase N. MURPHY, «Divine Action in the Natura
-A.R. Peacockc
and Schrodinger's Cat», en [R.J. Russell - N. Murphy
cuánticas, pero dispone las cosas de tal manera que, por lo gene­ ancl Comp lexity, Vatica n Obser vatory - Centt:r lor
(eds.)] Chaos ey 1 <J<J'i_
ral, se originan regularidades legaliformes. Ello no sólo hace po­ es, Citta del Vatica no - Bcrkd
Theology and the Natural Scienc
sible la emergencia de estructuras estables, sino también la pro- pp. 325-357.
the God or 1hc ( iaps -<
46. Véase Th.F. TRACY, «Particular Providence and
G.F.R. ELLIS, «Ordinary and Extrao rdinar y Divine Action: Thl· NL'x11s ol
tion». ambos en [R.J_ Russe ll et al. (eds.)I op. cit.. pp. '2X'l- l2-I y
Interac
44. Cf. W. P0LLARD, Chance al1{f Providence, Scribner, New York 1958. 359-395, respectivame nte.
244 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN
DIOS Y LA NATURALEZA 245

Dios como causa que actúa «de arriba abajo» vel más bajo de todos, algo para lo que no existe analogía dentro
En el capítulo 4 hemos evaluado la tesis de que, en el mundo de del orden natural.
la vida, las actividades que se desarrollan en los niveles superio­ Peacocke sugiere que Dios comunica sus propósitos a través
res ejercen una influencia causal «de arriba abajm, en los nive­ de los patrones de acontecimientos que se producen en el 111u11~
les inferiores sin violar las leyes que rigen en éstos. En el capí­ do. La historia evolutiva puede ser entendida como la co111unica­
tulo 5 he defendido una visión multiestratificada de la persona. ción de un agente que expresa sus intenciones sin seguir un plan
según la cual los eventos mentales son inseparables de los pro­ predeterminado con exactitud. Además, afirma Peacocke, 1 )ios
cesos neurales, aunque influyen causalmente en ellos. La idea de influye en nuestros recuerdos, imágenes y conceptos de 111a11na
la existencia de niveles de realidad puede ser ampliada si se con­ análoga a como nuestros pensamientos influyen en la actividad
sidera que Dios actúa desde un nivel superior al de las interac­ de las neuronas. El teólogo anglicano sostiene que Cristo fue una
ciones intramundanas. persona profundamente informada por Dios (Gocl-informed), que
Arthur Peacocke sostiene que Dios ejerce sobre el mundo actuó como vehículo singularmente efectivo de la automanifcs­
una causalidad «de arriba abajo». En su opinión, la acción de tación de Dios; en Cristo, los propósitos de Dios se han revelado
Dios sería una condición de contorno o una constricción para las con mayor claridad que en la naturaleza o que en cualquier otro
relaciones en los niveles inferiores, cuyas leyes no resultarían momento de la historia4".
violadas en ningún instante. En general, las condiciones de con­ Philip Clayton defiende la existencia de causalidad «de arriba
torno no tienen por qué ser introducidas sólo en las fronteras es­ abajo» en los efectos de los sucesos mentales sobre los patrones
paciales o temporales del sistema considerado; también pueden neuronales y señala que las ideas pueden originar cambios en el
ser introducidas en su interior por medio de especificaciones adi­ cerebro y en nuestra conducta. No obstante, reconoce sin ambages
cionales permitidas por las leyes de los niveles inferiores. Por lo la dependencia de los sucesos mentales respecto de los sucesos fí­
que respecta a los seres humanos, Dios podría influir en su nivel sicos que describe la neurociencia, ofreciendo un minucioso aná­
evolutivo supe1ior, el de la actividad mental, lo que afectaría a las lisis de la emergencia de fenómenos de nivel superior a partir de
redes neurales y a las neuronas del cerebro47 • Peacocke mantiene los constituyentes físicos. Y denomina esta forma de ver las cosas
que en los seres humanos la acción de Dios se ejerce, de manera como monismo emergentista. Por otra parte, se sirve de la relación
descendente, por la jerarquía de los niveles naturales, de cuyas mente-cuerpo como analogía para la relación de Dios con el mun­
relaciones mutuas tenemos al menos cierta idea, sobre todo do, una analogía que él denomina panenteísmo. Mientras que el
cuando se trata de niveles adyacentes. Peacocke propone, en un panteísmo identifica a Dios con el mundo, y el teísmo acentúa la
gráfico, una posible jerarquía de disciplinas académicas, desde trascendencia y separación de Dios respecto del mundo, el panen­
las ciencias físicas hasta las humanidades, que estudian niveles teísmo sostiene que el mundo está en Dios, pero también que Dios
sucesivamente superiores, y a las que se añaden otras disciplinas es más que el mundo. Dios incluye al mundo en sí, pero no se ago­
que se ocupan de cuestiones en las que se ven involucrados va­ ta en él. Esta concepción instaura un equilibrio entre inmanencia
rios niveles48 • Más problemática me parece la idea de causalidad y trascendencia: «Según el panenteísmo que defiendo, Dios pue­
«de arriba abajo» en el caso de la acción divina sobre la materia de actuar en cualquier parte del mundo de manera análoga a co­
inanimada. Dada la ausencia de niveles intermedios, tendríamos mo nosotros actuamos en nuestros cuerpos. Al mismo tiempo,
que admitir una influencia directa del nivel supremo sobre el ni- Dios también trasciende el mundo y seguirá existiendo una VL'I
que el universo físico haya desaparecido»50 • El panenteísmo utili
47. Véase A. PEACOCKE, Theology for a Scientific Age, cap. 3; ID., za metáforas espaciales para distinguir a Dios del mundo, pero
«God"s
Interaction with the World». en [R.J. Russell et al. (eds.)l op.
ci1.,
pp. 263-287. 49. /bid., cap. 9.
48. A. PEACOCKE, Theologyfor a Scientific Age, p. 217. 50. Ph. CLAYTON, God and Conlemporary Scienl'I', Ecrdmans. ( ira11d
Rapids 1997, p. 264.
24(¡ EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 247

Clayton insiste en que lo importante no son las distinciones espa­ Aunque Dios está libre de muchas de las li111ilacio11cs que
ciales, sino la contraposición entre existencia necesaria y existen­ impone el cuerpo humano, la presencia de un cuerpo. sea de la
cia contingente, así como entre ser perfecto y ser imperfecto. clase que sea, conlleva ciertas constricciones. Pero Ja1111.c11 sos­
La analogía del mundo como cuerpo de Dios está estrecha­ tiene que, en el caso de Dios, se trata de autolimitocimu,.,. volun­
mente relacionada con el panenteísmo. Grace Jantzen comienza tarias. Dios siempre tiene cuerpo, pero puede decidir los dctalks
abogando por una comprensión holística de la persona humana de su encarnación, cosa que no está a nuestro alcance. Sie1111m·
como unidad psicosomática, para lo que aduce en su apoyo citas ha existido un universo, pero su forma actual es una voluntaria
del Antiguo Testamento y de escritos recientes de psicología y fi­ autoexpresión divina. Dios podría aniquilar el universo actual y
losofía. Rechaza el dualismo clásico mente-cuerpo, con la deva­ crear algo distinto: Dios podría existir sin este mundo, pero 110
Juación que conlleva de la materia y del cuerpo. Jantzen piensa sin ningún mundo. Por iniciativa propia, Dios ha concedido a las
que ]a concepción clásica de Dios como Espíritu desencarnado es creaturas una independencia y una autonomía muy considera­
un producto del platonismo cristiano, que oponía las formas eter­ bles. En este punto, Jantzen coincide con los defensores de la au­
nas a un ámbito inferior de materia temporal y, a partir de ello, tolimitación de Dios, a los que nos hemos referido más arriba.
concluía que Dios es inmutable y, por tanto, inmaterial. Pero al­ aunque se distancia de ellos cuando afirma que Dios y el mundo
gunos Padres de la Iglesia, entre ellos Tertuliano, aceptaron la son «una sola realidad». Pero mantiene que Dios es trascenden­
afirmación estoica de que Dios es corporal, rechazando no obs­ te con respecto al mundo, por la misma razón por la que, siem­
tante el determinismo y el panteísmo connaturales al estoicismo. pre y cuando se rechace el reduccionismo mecanicista, puede de­
Jantzen reconoce que entre Dios y la persona humana existen cirse que la persona trasciende los procesos corporales. También
diferencias significativas, pero sugiere que éstas pueden ser des­ sugiere que la idea del mundo como cuerpo de Dios propicia el
critas más adecuadamente desde la perspectiva de la perfecta respeto por la naturaleza y la responsabilidad ecológica. Al igual
corporeidad de Dios que desde la de su incorporeidad. Los seres que Peacocke y Clayton, Jantzen recurre tanto a la tradición cris­
humanos tenemos noticia directa de nuestros pensamientos y tiana como a la ciencia contemporánea (sobre todo a la biología
sentimientos, así como de buena parte de lo que ocurre en nues­ y la psicología) para reformular la concepción clásica de la rela­
tros cuerpos; pero también hay mucho de lo que no somos cons­ ción de Dios con el mundo.
cientes (por ejemplo, los procesos que tienen lugar en nuestros
órganos internos). Dios, por el contrario, tiene conocimiento di­ La teología del proceso
recto e inmediato de todos los sucesos del Universo. Dada su om­ La visión que el pensamiento del proceso tiene de todas las enti­
nipresencia, Dios percibe las cosas desde todos los puntos de vis­ dades como momentos al menos rudimentarios de experiencia
ta, y no bajo una perspectiva limitada, como nosotros. Gracias a fue presentada en los capítulos 4 y 5. El punto de partida de este
esa inmediatez, Dios no necesita nada parecido a un sistema ner­ análisis es la experiencia humana tal como se percibe desde den­
vioso. Por otra parte, nosotros podemos influir directa e inten­ tro. Una interioridad semejante, pero en una forma mucho más
cionalmente en un espectro limitado de las acciones de nuestro simple, se postula de las entidades unificadas de los niveles infe­
cuerpo: mucho de lo que en él ocurre, como, por ejemplo, los la­ riores (aunque no de los objetos inanimados, tales como las pie­
tidos del corazón, es indeliberado. Dios, sin embargo, es el agen­ dras, ni de los agregados, tales como las plantas, que carecen de
te universal para quien todos los sucesos son acciones básicas, lo tal unidad). Toda entidad unificada, cualquiera que sea el nivel al
cual no obsta para que algunos acontecimientos puedan ser más que pertenezca, contribuye con algo de su cosecha a la forma en
significativos y reveladores que otros5 1• que se apropia de su pasado, mantiene abiertas para sí posihili­
dades varias y genera una síntesis nueva que no se deduce estric­
51. Véase G. JANTZEN, God's World, God's Body, Westminster Press, tamente de sus antecedentes. El pensamiento del proceso reco­
Philadelphia 1984. noce diversas clases de causalidad, ninguna de las cuales es co-
248 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN DIOS Y LA NATURALEZA 249

crcitiva o totalmente determinante. Todo nuevo acontecimiento Cobb y Griffin expresan el carácter bipolar del teísmo del proce­
puede ser considerado una respuesta presente (causa propia) a so definiendo a Dios como amor receptivo y creador. En cuanto
sucesos pasados (causa eficiente) en términos de potencialidades amor creador, Dios es la fuente primordial de orden y novedad,
aprehendidas (causa final). que puede ser identificada con el concepto bíblico de logo.,· co­
Whitehead atribuye a Dios la ordenación de las potencialida­ mo principio racional y Palabra divina. En cuanto amor rffe¡>ti­
des. En cuanto fundamento primordial del orden, Dios estructu­ vo, Dios es temporal y se ve afectado por lo que ocurre en el
ra las formas potenciales de relación antes de que sean actuali­ mundo. El enfoque del proceso deja espacio para iniciativas di­
zadas. En el marco de esta función, Dios parece ser un principio vinas específicas. Si Dios propone posibilidades distintivas a ca­
abstracto e impersonal. Pero Dios es también el fundamento pri­ da nueva entidad, ningún suceso es en su totalidad acción de
mordial de la novedad, que ofrece a las entidades del mundo Dios, pero todo suceso es en alguna medida acción de Dios.
nuevas posibilidades entre las que éstas pueden elegir libremen­ Entre las acciones de Dios en la vida humana y en la vida no hu­
te. Dios propicia la autocreación de las entidades individuales y, mana existe, pues, cierta semejanza estructural, pero también se
de esta manera, deja espacio tanto para la creatividad como para dan importantes diferencias. El modus operandi básico de Dios
la estructura. Ponderando las potencialidades concretas a las que es siempre el mismo, pero las consecuencias varían considera­
las creaturas pueden responder, Dios influye en el mundo, pero blemente de un nivel de ser a otro53 •
no lo determina. Dios actúa dejándose experimentar por el mun­ Por lo que respecta a la esfera humana, Dios se apoya, según
do, afectando al desarrollo de los sucesivos momentos, pero nun­ Cobb y Griffin, en el pasado, incluidas las tradiciones culturales
ca determina el desenlace de los sucesos ni interfiere en la auto­ existentes, y siempre depende de las respuestas libres de los in­
creación de ningún ser. Toda entidad es el producto conjunto de dividuos y las comunidades. Dios ama a todos por igual; sin em­
causas del pasado, de fines divinos y de la actividad propia de la bargo, ese amor puede ser revelado más explícitamente en una
nueva entidad'2• tradición o en una persona que en otras. Dios llama a todos, pe­
Según Whitehead. Dios es ir¡fluido por los sucesos que tienen ro las personas responden de manera diversa. Algunas experien­
lugar en el mundo. Las categorías centrales de la filosofía del cias de la gracia de Dios pueden ser vividas con una intensidad
proceso (temporalidad, interacción, relacionalidad mutua) tam­ excepcional, y algunas personas pueden entregarse de forma inu­
bién son aplicables a Dios, el cual es temporal en el sentido de sual al cumplimiento de la voluntad de Dios. Los teólogos del
que, en el proceso de ser afectado por el mundo y de contribuir a proceso agavillan la acción de Dios en la naturaleza, en la expe­
él, su experiencia se modifica. Los propósitos y el carácter de riencia religiosa y en Cristo abordándolas con el mismo conjun­
Dios son eternos, pero el conocimiento que tiene de los sucesos to de conceptos, sin dejar de reconocer, no obstante, los aspectos
cambia a medida que éstos ocurren. Dios influye en las creaturas distintivos de cada uno de esos ámbitos. La creación continua y
en tanto en cuanto forma parte de los datos a los que éstas han de la redención son presentadas en un único marco conceptual.
dar respuesta. Dios es absolutamente sensible al mundo y com­ Esto permite a Cobb y Griffin hablar de Cristo como de la
pleta los logros de éste poniéndolos en relación con los infinitos acción suprema de Dios. Ya en Israel había una tradición de ini­
recursos de formas potenciales y reflejando sobre el mundo una ciativa divina y respuesta humana que pedía ser desarrollada. El
influencia específica y relevante. mensaje y la vida de Cristo estaban enraizados en este pasado,
Whitehead era, antes que nada, un filósofo, si bien de am­ así como en los nuevos fines que Dios tenía para él, gracias a lo
plios intereses. Diversos teólogos han empleado categorías del cual consiguió expresar con intensidad los propósitos y el amor
pensamiento del proceso para reformular específicamente las divinos. Cristo puede ser entendido como la encarnación del /o­
creencias cristianas en el contexto del mundo contemporáneo. gos, la fuente universal de orden, novedad y transformación ere-
52. Cf. I.G. BARBOUR, Religion and Science, cap. 11. 53. Cf. J.B. Cerna - D.R. GRIFFIN, op. cit., cap. 3.
250 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN OJOS Y LA NATURALEZA 251

ativa, dondequiera que éstos acontezcan. En Cristo se nos ofrece verso inconcluso que todavía está fo1:jándose. 1 .a evoluciún
un ej emplo fundamental y específico de una acción divina más es un proceso creativo de resultado imp redeci hk. 1 -:1 hecho
general. Pero la libre decisión y la fiel respuesta de Cristo eran de que la realidad está multiestratificada, es decir. es tructura­
necesarias para que se actualizaran los fines que Dios tení a para da en niveles complejos que se apoyan en otros mús simples ,
él; de ahí que su plena humanidad no peligrara en n in gún mo­ ayuda a enten der por qué el proceso tenía que ser tan largo y
mento. Cristo estuvo sujeto a las mismas condiciones y limita­ lento, si lo que Dios pretendía no era tanto controlar rna11t11
ciones que las demás person as, pero su singularidad se manifes­ suscitar una respuesta. Igualmente fundamental p ara el pen­
tó en el contenido de los fines que Dios tenía para él y en la for­ samiento del proceso es el reconocimiento de la i ntenkprn­
ma en que él los actualizó. No se trata de una discontinua y co­ dencia ecológica de toda s l as entidades. Aquí no exish'. nin­
ercitiva in tromisión desd e fuera, sin o d el ej emplo antonomástico gún du alismo de cuerpo y alma, n i tampoco una sep araciún
de la presencia creadora de Dios a lo largo y ancho del mundo. rígida entre lo human o y lo no humano. Se evita el antropo­
Cristo es, pues, la clave de que disponemos para percibir esa pre­ centrismo, pues el ser humano es considerado parte de la co­
sencia más generalizada. Si entendemos l a vida de Cristo y su vi­ munidad de vida, semeja nte a otras entidades a pesar de s us
sión de Dios como revelación de la naturaleza de la real idad, po­ características distintivas. Todas l as creaturas son in trínseca­
dremos abrir nuestras propias vidas al poder de la transformación mente valiosas, porque cada una de ellas es un centro de ex­
creadora54 • periencia, si bien las diferencias en el grado de complejidad
En mi opinión, es en la idea bíblica de Espíritu donde en­ e intensidad de ésta son en ormes. Además, al establ ecer un
contramos el más estrecho paral elismo con la visión que el pen­ equ ilibrio entre l a inmanencia y la transcendencia, el p ensa­
samiento del proceso tiene de la presencia de Dios en el mundo. miento del proceso favorece el respeto por la n aturaleza.
Hemos visto que, en la Biblia, el Espíritu se asocia con la crea­ 2) Azar y ley. En el modelo monárquico, cualqu ier elemento de
ción en el principio y con la creación continua de las creaturas: verdadero azar supone una amenaza para el control divino; lo
«Envías tu Espíritu, y los creas» (Sal 104,30). El Espíritu inspi­ que a nosotros nos parece aleatorio se halla, en realidad, de­
ró a los profetas y se hace presente en el cul to y la oración: «No terminado por Dios. El p ensamiento del proceso se distingue
me quites tu santo Espíritu» (Sal 51, 13). Cristo r ecibió el Espíritu por afirmar, como uno de sus postulados básicos, el carácter
con ocasión de su bautismo (Me 1 ,10), y la primitiva comunidad indeterminado de la real idad. Sostiene que en la n aturaleza no
cristiana lo recibió en Pentecostés (Hch 2). Podemos reconocer sólo existe orden, sino también apertura. A la voluntad divina
la acción particular de Dios en la vida de Cristo y en la expe­ se le atribuyen aqu í fines inalterables, no un plan detallado y
riencia r eligiosa en el contexto de la acción de Dios en la natura­ eterno: Dios r espon de a lo impredecible. El pensamiento del
leza. Del mismo modo, nada impide creer que Dios, en cuanto proceso reconoce la existencia de posibilidades alternativas,
Espíritu, se halla activo en otras tradiciones religiosas. potencialidades que pueden ser realizadas o no. Son muchas
Así pues, el pensamiento del proceso ofrece respuestas dis­ las influencias que afectan al desenlace de un suceso, pero
tintivas a cada uno de los seis problemas que, como vimos ante­ ninguna de ellas lo determina de manera absoluta.
riormente, afectan al modelo monárquico clásico:
3) La libertad humana. El p ensamiento del proceso gcnerali1a
l) Un mundo evolutivo. El pensamiento del proceso sintoniza y extrapola la experiencia humana con el fin de desarrollar 1111
con la concepción contemporánea de la naturaleza como un conj unto de categoría s metafísicas aplicables a la totalidad lk
proceso din ámico de devenir, si empre cambian te y en desa­ los entes. La autocreación es parte del presente mo11Knt;í11L·o
rrollo, de índole radical mente temporal. Vivimos en un uni- de toda entidad. No es nada sorprendente, pues. que el pen­
samiento del proceso no tenga problema s para concebir la IL'­
54. Véase ibid., cap. 6. lación de l a libertad h uma na con Dios y con l as causas p ro -
253
DIOS Y LA NATlJRALYZA
252 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN
es
de control y autnsuli ci cncia
La típica imagen m asculina p . duc a­
venien tes del pasado. Esto significa, en concreto, que la om­ ágenes de part ici aci ún e
rechazada en benefic io de im de q e
nipotencia y la predestinación son r epudiadas y r eemplaza­ puede dar la imp rcs iún u
ción y cooperac ión. A veces t a L'I trnH .lcl o
das por la i dea de un Dios persuasivo, cu y os logros en el su reacciún c on
l os pensadores del proccsn. en
r
im p ­
mundo siempre dep enden de la respuesta de otras entidades. , hacen de Dios un ser ote n
monárquico del poder divino rna iva s de
El teísmo del pr oceso, al tiempo que r econ oce la debili dad ntando a formas alte
t
te, pero en realidad están apu
hum ana y las constricciones impuestas por las estructur as n la vida humana. l •:nt e tl(lido co­
p oder, tanto en Dios como e
biológicas y sociales heredadas del pasado, subray a con fuer­ go de suma cero: cuanto mj
s
mo control, el poder es un jue pa r l o ra.
za la responsabilidad que tenemos de contribuir creativam en­ partes, tanto menos queda
a a t
tiene un a de las r es un jueg o
te a impulsar los propósitos de Dios. S omos partícipes de la tr s, l p
Entendido como h abilitación
de o o e ode
hcndicia­
configuración de un universo todavía inconcluso, colabora­
de suma positiva, e
n el que ambas partes resultan
y divinas. d
dores del inc esante obrar de Dios, quien n os llama a la liber­
das. En su descripc
ión de las virtudes humanas
tad, a la j usticia y al am or. El tiempo, la h istoria y la na tura­ gra de una manera nueva lo
s

leza tienen que ser aceptados como algo p ositivo, y a que es pensamiento del proceso inte
atribu t os masculino
s y femeninos.
ahí don de pueden concretarse l os propósitos de Dios.
retensiones ex­
dif erencia de l as p
6) Diálogo interreligioso. A
4) El mal y el sufrimiento. El pecado del ser humano puede ser revelación en el marco del te­
clusivistas que se asocian a la uda a reco­
enten dido como resultado de su liber tad e inseguridad . El su ­ del proceso nos ay
frimiento en el mundo humano y no human o dej a de ser vis­ ísmo clásico , el pensamiento se deja entir en to­
s
a creadora de Dios
nocer que la presenci historia.
t o ent onces como ca stigo del pecado o co mo anom alía i nex­
dos l os mo mentos y
lugares de l a naturaleza y de la s
plicable . La posibilidad de experimentar dolor se convierte blar de l a particul ari d de la d a
en algo que acompa ña inel udi blemente al incremento de con­
Pero también nos permite h a cíficas y en l s vi da s y
en tradiciones espe
a
inici ativas divinas
ciencia e intensidad experienc ia !; y la may or capacidad para cr ta . Al contrario que el deís­
experiencias de personas con
e s
­
hacer sufrir a otros, en cont rapartida a las nuevas formas de ón continua de Dios en el mun
mo, defien de la i dea de l a acci ci s s­
inter dependencia que surg en en los niveles superiores de vi ­ realizadas en circunstan a e
do, incluidas ciertas acciones
da . E n un mun do evolu tivo , el con flicto y la existencia de ob­ pcional profundi dad y clarida
d
peciales que revelan con exce s p ­
j etivos contrapuestos son inherentes a la realización de bie­ rco de estas característica ro
los propósitos divinos. Un m a o alternat iva
nes may ores. Aceptan do la li mitaci ón del p oder divino, evi­ des r eligiones com
tamos tener que hacer r esponsable a Dios de manifestaciones picia el diálogo entr e las gran c m a la ambig üedad
del absolutism o o
tanto a l a militancia
o
concretas del mal y el sufrimiento. En vez del Dios Juez que dem os aceptar nues
tro enraizamiento en
del relativismo . Po s al mismo
impone castigos retributivos, nos encontramos aquí con un
una tradici ón p arti
cul ar sin dejar de estar abierto
Dios Amigo que comparte nue stro su frimiento y colabora s comunidades.
con nosotros para superarlo . tiempo a l a experienci a de otra

5) Atributos «masculinos» y «femeninos». La visión clásica de


***
Dios estaba marcadamente decantada hacia lo que n uestra
n to
cultura considera virtudes «masculinas»: poder, racionalidad, o y la integración son. e n cua
independencia e impasibili dad. Los pensadores del proceso, En resu men, creo que el diálog ntíficas y relig iosas, má s prn ­
s cie
f ormas de rel acionar l as i dea re s­
p or el contrario, también adscriben a Dios lo que nuestra cul­ l a independencio. Po r lo q ue
metedoras que el conflicto o l mo ­
tura tiene por virtudes «femeninas»: desvelo por el otr o, sen­ blemas que susc ita el mod e o
p ecta a la respuesta a l os pro en el
sibilidad , inter dependencia y receptividad. Estos autores ha­ s e inter esantes posihilídades
blan de la ternura, la paciencia y el amor r esponsivo de Dios. nárquico de Dios, veo nueva
254 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

uso de ciertas ideas de la ciencia actual para concebir a Dios co­


mo diseñador y sustentador de un proceso auto-organizativo y
como comunicador de información. Simpatizo con el tema de la
autolimitación de Dios. También aprecio los desarrollos más sis­
temáticos de las ideas de Dios como determinador de las inde­
Indice onomástico
/

terminaciones cuánticas y como causa «de arriba abajo». Final­


mente, los conceptos de la filosofía del proceso me parecen es­
pecialmente útiles, pero soy consciente de que un único conjun­
to coherente de categorías filosóficas difícilmente puede hacer
justicia a la rica diversidad de la experiencia humana. Adams,Caro!,60 Boyle, Rohcrt, 54
Brooke, John Hedlcy, 29
Todos los modelos son limitados y parciales, y ninguno brin­ Adán,77,193,21 8
Brooks, Rodney, 202
da una imagen completa o adecuada de la realidad. El mundo es Agustín de Hipona, 25, 81, 82,
Brothers, Leslie, 200
variado, y puede ocurrir que, según qué aspectos de él se consi­ 152,188
Bube, Richard H., 39
deren, un modelo lo represente más adecuadamente que otros. La Anderson, Bernhard, 80 Buchanan,Mark,125
relación de Dios con los seres humanos será diferente de la que Arbib,Michael,196 Burhoe,Ralph,224-227
Aristóteles,25,62,215
tiene con objetos impersonales como estrellas y rocas. La bús­
Atkins, Peter, 34, 7 5, 220, 221, Calvino, Juan, 216,229
queda de coherencia no debe hacernos ignorar tales diferencias. 227
Además, el uso simultáneo de varios modelos bien podría pre­ Campbell,Donald,162, 163
Austin,William H.,42 Campbell,Jeremy,156
servarnos de la idolatría en que incurrimos cuando tomamos de­ Ayala, Francisco, 133, 138, 161, Capra,Fritjof,127-130
masiado literalmente un modelo cualquiera de Dios. Sólo en el 1 63
Carr,B.J.,93
culto es posible reconocer el misterio de Dios y desenmascarar la Carroll,Lewis, 177
presunción de cualquier sistema de pensamiento que pretenda Bailey,J. Michael,183
haber desentrañado sus caminos. Barbour, Ian G., 18, 21, 22, 23, Chalmers,David,209
50,51,62,96,109,115,117, Childs,Brevard, l 98
126, 129,1 61, 170,200,232, Clark,Andy,202
248 Clayton, Philip,59,245-247
Barrow,John,56,92 Cobb, John, 63, 64, 171, 213,
214,249
Barth,Karl,39,40,42,45,229 Cohen, I. Bernard, 48
Bartholomew,D.J., 166 Cole-Turner,Ronald,1 86, 207
Basilio,152 Compton, John, 231,232
Behe,Michael,38,139,145-147 Copeland,Peter,183
Bel!,John,125,134 Copérnico,Nicolás,68,98
Birch,Charles,63
Corintios (1 Co ),188,1 95
Bishop,George,17
Cornwell, John, 220
Blackman,E.C.,1 95
Boden,Margaret,201, 204 Coulson, C.A., 117
Bohm,David, 105,129, 130 Cousins, Ewart, 214
Bohr, Niels, 44, 103, !04, 106, Coyne, George Y., 38
Crick,Francis,34, 136, 176, 177,
11 1,114-117, I 2, I 27
179,208
Born,M., 105
Cristo,35,39, 40, 45, 62, 65, 78,
Boslough, John, 94
80, 81, 95, 96, 97, 99, 149,
Bowker, John,1 66
2.'i(¡ EL ENCUENTRO ENTRE CIE
NCIA Y RELIGIÓN
ÍNDICE ONOMÁSTICO 257
152, 1 68,194,206,207,238-
Elvee,Richard,121
240,245,249,250 Hebblethwaite, Brian,230 Keenan, James, 189
Cullmann,Osear, J 87, l 88 Everett, Hugh, 74,108, 111
Hechos (Hch),250 Kelsey, David, 83, 1XX
Hefner,Philip,193,205-207 Kenny,Anthony J.P., 54
D' Espagnat, Bernard,104, l 25 Farrer,Austin,42,229,230
Heisenberg, Werner, 104, 106, Kepler,Johannes, 1 11)
Damasio,Antonio, 1 97 Ferré,Frederick,87
107,111 King, Robert, 188, 193
Dante Alighieri,217 Ferris,Timothy,69
Henderson,Edward,230 Kitcher, Philip, 38
Darwin, Charles, 11, 13, 26- Fiddes,Paul,239, 240
29, Herbert,Nick, !04 Kramer,Paul,196, 197
Flanagan, Owen,208
55, 98, 135, 137, 141, 148, Hessel,Dieter T.,62 Kuhn,Thomas,50
Foerst,Anne, 202
149,173,175,234 Hiley,B.J.,105
Davies, Brian,62 Folse, Henry, l l 5
Hodgson,Peter,188,193 Lamarck, Jean de,139
Davies,Paul, l 08, 235 Foster,Michael,87
Howatch, Susan,192 Langford, Jerome J.,26
Davis,Edward,147 Franklin,Stan,202
Hoyle, Fred,72, 164 Laplace,Pierre, !09, 11O
Davis,K.E.,200 Freud, Sigmund,219,220
Hubble, Edwin,68 Larson,Edward,17
Da wkins, Richard, 34, 1 39- Hume,David,54 Leslie,John,56,57,73
142, Gage,Phineas,197
145, 1 61,221,222,227 Huxley,Julian, 136 Levinson, Jon D.,84
De Silva, Lynn, 187 Galileo,25,26,68,76,98,148
Huxley,T.H.,28 Lewis, John,112
De Sitter, Willem,68 Génesis (Gn),13,25,27,36,
40, Lindbeck,George,43
Deacon,Terrence,175 61, 72, 76-78, 80,81, 83,84, Lindberg, David C.,26
96,97,143,192,236 Isaías,80
Dennett, Daniel, 34, 139, 141 lsaías (Is),81,96,9 7 Linde,Andrei,70, 71
, Gergen,K.J.,200
]42, 1 77- 1 79,208 Isham,C.J., 90 Loder, James,117
Depew,David,161 Gilkey,Langdon,40,41,80
Descartes, René, 1 89,197 Gilson,Étienne,216,228
Jacob,Edmund,82 Maclntyre,Alisdair,198
Diamond, Irene,60 Goldberg, Michael,199
Jaki,Stanley L.,87 MacKay,Donald,117,191, 192
Dobzhansky, Theodosius, 136 Gould,Stephen Jay,42, 137, 138
, , James, William,212,213 Major,Wilfred,84
16],163 141,144,145,148,149,164 Malthus,Thomas, 135
Gregersen, Niels, 1 92, 226, 235 Jamieson,Dale,223
Dorit, Robert, 1 47 , Jantzen,Grace,246,247 Marcos (Me),250
Draper,John W.,29 236
Jastrow,Robert,71, 82,87 Mateo (Mt),195
Orees,Willem,21,225-227 Gribbin, John R.,65,92
Jeans,James,119 Maturana, Humberto, 196
Dreyfus, Hubert,201-203 Gritfin, David Ray, 64, l 71,21
O, Jeeves, Malcolm, 45,191,192 Maudlin,Tim,125
Dreyfus,Stuart,201-203 2 1 1,213,227,249
Jeremías,198 Mayr,Ernst, 136
Duster,Troy, 183 Gross, Laura, 206
Jeremías (Jer),96 McFague,Sallie,50,60
Dyson,Freeman,56,94 Guth,Alan, 70,71,75
Jesús (véase: Cristo) McKinnon,Edward,117
Job, 96 McMullin,Ernan,82,83
Eaves,Lindon,206 Haeckel, Ernst, 28
Johnson, Phillip, 38, l 39, 143- Mead,George Herbert, 198
Eccles,John,71,190 Hall,Lewis,192
145,152 Meisinger, Hubert,225
Eddington,Arthur,34,35,119 Hammer,Dean,183
Jones, Richard,130 Mendel, Gregor Johann, 1 Y:i
Einstein, Albert, 48, 68, 77, Hardy,Alister,138
86, Juan Pablo 11,38,189 Miller,Kenneth,147
Haroche, Serge,122
87, 92, 102, 105, 111, 114, Juan,81 Monod,Jacques,112
Harré, Ron,200
J 15, 121,125 Juan (Jn),96 Montefiore,Hugh, 166
Eiseley,Loren,29 Hartshorne, Charles, 64,212
Moore, James R.,27
Eldredge, Niles,137, 161, 163 Haugen,Joel,225
Kafatos, Menas,124 Moreland, J.P.,143
Eliade, Mircea,84 Haught,John,20,21
Kaiser,Christopher,47, 117 Morris, Henry,36
Ellis, George,59, 69,240,243 Hawking, Stephen, 56, 89,
90, Kant, lmmanuel, I 16 Murphy, Nancey, 5'), 1)0. 151,
92,94
Kauffman,Stuart, 155,166,235 240,242,243
258 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA
Y RELIGIÓN ÍNDICE ONOMÁSTICO 259
Nadeau,Robert,124
Rahab,84 Tattersall,lan,174 Weinberg, S1cve11, 14, <,1 1, 71, 75,
Nahmánides,77,78
Rees,Martin,69,92,93 Teilhard de Chardin, Pierre,98 76
Napoleón,11O
Richardson,A.,195 Tertuliano,246 Westermann, Claus, XO
Nash,James A.,61
Richardson,W. Mark,117,237 Thomas, Owen,228 Wheeler,John, 120, 1 21, 1X7
Neidhardt, Jim,117
Rifkin,Jeremy,185 Tipler,Frank,56,92 White,Alan, 231
Newell,Allen, 20 I
Ringle,M.,204 Tomás de Aquino,53,62,82,90, White, Andrew l)ickson, 2'1
Newton, Isaac, 54, 91, 103, 108,
Robinson,H. Wheeler,187 151,188,215 Whitehead, Alfrco Norlh, <d.
109, l l 3 Rolston, Holmes,51, 18 l, 182
Niebuhr,H. Richard,193,198 Torrance,Thomas,48,87 169,210-213,248
Ross,Hugh,78,79 Toulmin,Stephen,52,150 Wicken,Jeffrey,157
Numbers,Ronald L.,26,36
Rubbia,Cario,69 Tracy,David, 48,49 Wickramasinghe,Chandra, 1 <,4
O'Brien,loan,84 Ruether, Rosemary Radford, 60, Tracy,Thomas,59,230,243 Wigner,Eugene,120,127
O'Connor,Daniel,87 62 Trefil,James,7 l ,88 Wilber,Ken,127
O'Murchin,Diarmuid,124 Ruse,Michael,180 Wildman,Wesley J.,117,237
Oakley,Francis,87 Russell,Bertrand,11 I Van Huyssteen, J. Wentzel, 22, Williams,Robert,193
Orenstein,Gloria Feman,60 Russell, Robert, 38, 59, 89, 90, 192,226 Wilson, Edward O., 33, 34. 42,
Oyama,Susan,157 132,133,151,243,244 Van Till,Howard,152,153,167 179,182,222-224,227
Pablo, 188,195 Vanstone,W.H.,238 Wilson,Robert,68
Sachs,Oliver,199 Varela, Francisco, 196 Witham,Larry,17
País,A., 105
Sagan Car!,31-33 Von Ditfurth,Hoimar,137 Wittgenstein,Ludwig,42
Paley,William,54,55
Salam,Abdus,69 Von Rad,Gerhard,80 Worthing,Mark,95
Peacocke, Arthur, 58, 59, 82,
Salmos (Sal), 82,97,10 I,250 Wright,Lawrence,183
112, 151, 166-169, 243-245, Salt
he,Stanley, 161,163 Waddington,C.H., 138 Wright,Robert, I 80, I 81
247 Savage-Rumbaugh,E.S.,175
Pedro ( l Pe),78 Ward,Keith,191,239
Schrodinger,Erwin, 103,106 Watson,James,136 Yam,Philip,122
Penfield,Wilder,190
Schroeder,Gerald,77,78 Watts,Fraser,45,192,232,233
Penzias,Amo,68
Shank,Roger,204 Webb,George,37 Zohar,Danah,127
Peters,Karl,225
Shea,William,26 Weber,Bruce,161 Zukav,Gary,127
Peters, Ted, 21, 183, 185, 193,
Shiva,128
206
Simon,Herbert,201
Piccard,Rosalind,204
Simpson,Gaylord,136
Pillard,Richard,183
Sloman,Aaron,204
Pío XII, 71
Soskice,Janet,50
Planck,Max, 105
Staune,lean,126
Plant,Judith,60
Stebbins,Ledyard,138
Platón,188,202,216,238
Steels,L.,202
Polanyi,Michael,162
Steinhard,Paul,7 J
Polkinghorne, John, 51, 53, 88,
Stengers, Isabelle,154
97,104,125,126,159,237 Stoeger, William, 38, 133, 151,
Pollard,William,131,132,242
152,167
Popper,Karl,190
Stone,Richard,185
Prigogine, Ilya, 154, 155, 166,
Streng,Frederick,44,84
235 Suchocki, Marjorie Hewitt, 193,
Ptolomeo,25,68
Puddefoot,John,205,237 213
Swinburne,Richard,55

'
ÍNDICE ANALÍTICO
261

201, 205-207, 217, 221-225,


Cristo, 35,39,45, 65,78,81,95-
96, 99, 149, 152, 194, 206, 250-251
249-250 Experiencia religiosa. 41-44. 51.
65-66,85, 96
Cuestiones límite, 19, 47-49, 86-
91,94-95,227 Filosofía del proceso, 20. (12-(15.
Índice analítico 169-171,210-214, 247-25.\
Deísmo, 54,57,110,217,236 Física clásica,102 -101, 109-110,
Determinismo, 75, 87-88, 103, 113-114
109-11O,182-186, 217,225 Física cuántica
Diálogo, tesis del, 19-20, 46-53, (véase teoría cuántica)
ADN (véase biología molecular) Catolicismo de Roma 66, 86-91, 119-126, 153-163, Funcionalismo
Alma, 187-192,196,212-214 194-205,233-241
(véase catolicismo) (véase instrumentalismo)
Análisis lingüístico (enfoque de Causalidad «de arriba abajo» Dios,modelos de (véase también
los dos lenguaje, dominios se­ (véase también niveles), 59, deísmo, mística, panteísmo, Genética, 33, 135-136, 156-158,
parados), 19, 4 2-46, 83-85, 132,162-163,169, 244-247 Espíritu, mundo),95-98,167- 179-181, l 82-186, 207-208
147-150,191-192,209-2 !0 Causalidad primaria y secunda­ 169,215-254
Antropología, 43-44, 55, 83-85, ria,41, 151-153, 228-230 Diseño inteligente (véase diseño) Hinduismo,23,44,127-130
173-175,197-200 Cerebro (véase neurociencia) Diseño, 28, 54-57, 92-95, 100, Holismo (véase todos y partes)
Argumento teleológico «Ciencia de la creación» 112-113, 139-147, 163-167, Humana, naturaleza, 27-28, 98-
(véase diseño) (véase literalismo bíblico) 234-236 100, 136-137, 144, 159, 173-
Astronomía, 25, 31-32, 49, 68- Complejidad Dominios separados 214
76,89-95,98- IOO,220-221 (véase auto-organización) (véase análisis lingüístico),
Autolimitación de Dios (kéno­ Complementariedad, 19, 44-45, Dualismo (alma-cuerpo, mente­ Idealismo filosófico, 119-122
sis), 238- 241,247,248-249 116-118, 133-134, 191-192, materia), 60, 15 0, 187-190, Independencia,tesis de la, 19, 26,
Auto-organización (complejidad), 231-233, 196,210 38-46,65-66, 79-85, 113-118,
53,154-156,234-236 Conciencia, 63, 98-99, 120-121, 147-153,186-194, 227-233
Azar, 58-59,72-76,94, IOO, 105- 159-160, 170-171, 174-175, Ecología,58,99,251 Indeterminación, 20, 59, 75, 9L
!06, 111-113, 133, 141-142 , 177-179, 190, 208-210, 212 Emergencia (véase niveles) 1 03-108,130-134, 241-243
154-156, 164-167, 217, 228- Conflicto, tesis del, 18, 25-26, Emociones, 60, 195-197 , 2 04, Información, 20, 52-53, 97-98,
229,234-235, 251 29-38, 65, 72-79, 108-113, 211,213 122, 146 , 156-159, 182-183.
2 00,209,236-238
Big bang (véase astronomía), 139-147,176-186,219-227 Epistemología (véase instrumen­
Contingencia, 48,66, 86-91, 163- talismo, análisis lingüísti co, lnstrumentalismo, 44, 113-116,
Biología
164,167-168 realismo, método cien tífic o) 150 , 178, 226
(véase evolución,
Corporalidad (también corporei­ Espacio, 32,73-7 4, 90, 113 Integ ración, tesis de la, 20, 27,
genética, biología molecular,
zación), 187-190, 202-203, Espíritu (Espíritu Santo), 97, 53-65, 92-1O1, 126-133, l (1.1 -
neurociencia)
211,231,246-247 101,167-1 68,217,236,250 172,205-214, 2 41-253
Biología molecular (ADN), 136,
Cosmología (véase astronomía), Ética (véase también étic a me­ inte ligencia artificial,200-205
140, 1 56-158, 176, 179-180,
Creación (véase también crea­ dioambienta l),18-1 9, 21, 179 - Inte ligibilidad, 48, 54. (1(1. 8(1-X8
185-186
Budismo,23, 44, 127-130 ción continua), 43, 47, 80-85, 182,184-186, 207-208 Interpretación bíblica. 25-2'1. \'i-
86, 95-98, 205 -208 Ética medioambiental,2 l,60- 62 , 36,39-40, 76-77. X0-82
Catolicismo Creación continua, 82, 167-169, 65,196,251
(véase también tomismo), 26, 20 5-208,235-236 Evolución,18, 26-29, 33-34, 36- Judaísmo, 23. 61. 77-7X. 1XO. X2-
35, 41, 48-49, 76, 1 51-152, Cristianos evangélicos, 35, 39, 38, 55, 58, 135-149, 154
-159, 84, 96-97, 187-188, 1 )2-19.1,
I 89-190, 215-216, 228-2 29 77-79 163-176 , 179-182, 190, 20 0- 197-198
INDICE ANALÍTICO
263
2<i2 EL ENCUENTRO ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN

Relato, 43,83-85,198-200, 223 Teología natural, 20, '.'i1-'.'i7, 86-


Kénosis Palabra divina (lagos), 81, 88, 95, l 49-150, l <J.1 -1<17, 2.1 4-
(véase autolimitación de Dios) 96-97, 99, 167-168, 237-238, Revelación,39-40,99,149,153
Rito,43,84,200, 223 235
Leyes sistémicas 250 Teoría cuántica, '.'i2, 5 <J, <,<J-70,
Panteísmo, 29,81,87,245 74, 91, 103-114. 1,11>. 2n,
(véase todos y partes) Selección natural
Pecado (véase también mal), 241-243
Libertad humana, 180-181, 182- (véase evolución)
186, 218, 228-230, 235, 242, 192-194, 206-207, Teoría de la relatividad, '.'i2, <,X,
Pensamiento feminista, 60, 97, Siglo XIX, 26-29, 54-55, 68, 76-
251-252 77, 98,103,135, 234 77, l 02-103, l 28- l 2<J
195-196,218,252-253
Literalismo bíblico, 17, 18, 27,
Pensamiento griego, 47, 62, 86, Siglo XVII, 25-26, 47-48, 54, 67, Tesis de los dos lenguajes
29-30, 35-38,77-79,108,142- 76,98, 109,1 l 9 (véase análisis lingüístico)
143 107, 119,188,195,216 Tiempo, 70-71, 77-78,83, 89-91,
Pensamiento medieval, 25-26, Siglo XVIII, 68,103,110
Logos (véase Palabra divina) Sociobiología, 33-34, 148, 179- 98-99, 113, 128-129, 169,
47, 53-54, 62, 77-78, 81-82, 228-229,239,248-249
Mal (véase también pecado), 58, 107, 152, 188-189, 215-217, 182
Todos y partes (véase también ni­
167, 218, 230, 235, 240-241, 246 Sufrimiento (véase mal)
veles), 123-130,134,155,161
252 Predestinación (también predeter­ Tomismo (neotomismo), 53-54,
Materialismo, 29, 30-35, 75-76, minación), 131-132, 152-153, Teología de la naturaleza, 20, 57-
62, 95-98, 131-133, 167-169, 62, 82, 151-152, 188-189,
110-112, 139-142,176-179, 165,216,229-230,242-243 228-230
219-223 Principio antrópico, 56-57, 73, 241-247
Mente, 60, 119-122, 129, 190, 92-95,149, 167
201,208-211, 232-233 Principio de incertidumbre
Metafísica (véase dualismo, idea­ (véase indeterminación)
lismo, materialismo, filoso fía Protestantismo, 26, 35, 47-48,
del proceso, tomismo), 76,198,216
Método científico, 30-31, 34-35, Psicología, 129-130, 175, 180-
49-53, 95-96, 113-116, 119- 181, 183-184, 190-194, 196-
122 200, 204-205, 208-209, 212-
Mística,127-130,134 213,219,232-233
Modelos, 19, 44, 49-50, 95-98,
114, 215-254 Realismo clásico, 103, 113-114,
Moral (véase ética) 118,133
Mutaciones (véase evolución) Realismo crítico, 46, 114-115,
118,133,150,226
Neo-ortodoxia, 39-41, 45, 80,
Redención, 65-66, 80-81, 192-
149-150,229
Neotomismo (véase tomismo) 194, 213-214
Reduccionismo, 30, 94-95, 103,
Neurociencia, 176-177, 190,
195-197, 200-201 l 10, 123-126, 140-141, 160-
161, 178,222-223
Niveles (de organización),58-59,
155, 159-163, 212, 214, 234- Referencias bíblicas, 25, 61, 78,
235,244-245 80-81,82-84,96-97,101, 187-
188,195,215,236,250
Observador, papel del, 44, 106, Referencias históricas
113-115,119-122 (véase pensamiento griego,bí­
Ordenadores blico, medieval, del siglo xv111,
( véase inteligencia artificial) del siglo XVIII y del siglo xrx)

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