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El Imperio Inca fue el imperio más grande de América precolombina.

El Inca
surgió en el altiplano de Perú a principios del siglo 13 y los últimos días de la
resistencia a la conquista española se produjo en 1572. El centro de la cultura Inca fue
la ciudad de Cusco, desde donde los incas habían gobernado más de 40 000
kilómetros de caminos y cientos de pueblos conquistados.

Según la leyenda, los Incas emergieron como un poderoso clan después de la


migración de los fundadores de la región de Tiahuanaco. Específicamente, Manco
Cápac y Mama Ocllo habrían salido del lago Titicaca para fundar la capital de su
civilización, a petición de su Dios, el Sol. Varios de sus gobernadores Incas que se
sucedieron hicieron del Imperio uno de los más grandes a nivel mundial.

Este vasto imperio era una teocracia, organizada en líneas socialistas y gobernado
por un inca que fue adorado como una divinidad. Los historiadores dividen los Incas
que gobernaron en dos dinastías: el legendario o mítico Imperio (1 200-1 410) y el
Imperio Histórico (1 438-1 532). En 1 533, mientras que los dos últimos Incas, estaban
disputándose el trono del imperio, los conquistadores españoles llegaron de América
Central, y se abrieron paso desde Tumbes hasta Cusco.

El Imperio Inca fue de corta duración. En 1 430, el reino de los incas consistió en
poco más que el valle del río alrededor de Cusco. Menos de un siglo después, a través
de la conquista y de una política inteligente de la incorporación de las mejores
características de las sociedades que habían subyugado. La capital de los Incas,
Cusco (Qosqo), fue la ciudad más rica de todo el continente americano, con templos,
literalmente cubiertos de oro. En 1 500, el Imperio Inca se extendía desde el Océano
Pacífico, al este con las fuentes de los ríos Paraguay y Amazonas, y desde la región
de lo que hoy es Quito, Ecuador, al sur hasta el río Maule en Chile.

En 1532, en el apogeo de su poder, el Imperio Inca fue impulsado por una guerra de
sucesión entre los dos hermanos: Huascar y Atahualpa. En una de las grandes
tragedias de la historia, fue precisamente en este momento en el que Francisco
Pizarro y sus conquistadores españoles llegaron a Perú. Pizarro utilizó el engaño y la
astucia para ganar un encuentro personal con Atahualpa, a quien luego asesinó
fríamente, después de haber acumulado un enorme rescate de oro y plata. A pesar de
una tenaz resistencia por parte de los nativos, Pizarro y sus hombres fueron capaces
de conquistar el Cuzco y saquearon la ciudad. Aunque los incas continuaron
luchando durante los próximos años, su imperio había terminado y el gobierno español
había comenzado.

Como los españoles provienen de un nación marítima, Lima fue fundada en la costa
peruana en 1 535, pese a que algunas otras comunidades nativas se opusieron a la
ocupación española, estos armados con caballos y armas de fuego tomaron por
completo el imperio.

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