La civilización griega se originó en el extremo noreste del mar Mediterráneo, en territorios de
la actual Grecia y el oeste de Turquía, junto a los mares Egeo y jónico. Llegó a abarcar también a varias islas, como Creta, Chipre, Rodas, y Sicilia, en Italia. Cronológicamente corresponde a lo que suele llamarse antigua Grecia, que se divide en las siguientes etapas: la Edad Oscura (1100-750 a. C.), la Grecia arcaica (750-480 a. C.), la Grecia clásica (480-323 a. C.) y el período helenístico (323-30 a. C.). El comienzo de la civilización griega coincide con el final de la civilización micénica, que habían construido grandes palacios en la Grecia continental y en islas como Creta, pero dejó repentinamente de existir en torno al 1100 a. C. La civilización griega termino cuando los romanos conquistaron Grecia en el siglo II a. C. y agregaron Egipto (último reino independiente gobernado por una dinastía de origen griego) en el año 30 a. C. La cultura griega empezó por pequeñas aldeas que, a partir de la época arcaica, formaron ciudades y Estado llamadas polis. Entre las polis más importantes se destacaron Atenas y Esparta. Cada polis tenía su propio gobierno y reglas internas. Además, las polis hacían competencias deportiva llamada Juegos Olímpicos, que es un antecedente de las olimpíadas que se hacen en la actualidad. Los griegos se caracterizaron por su arte en cuanto a escultura, arquitectura, cerámica, teatro, literatura, creadores del emblemático caballo de Troya y también por un importante legado filosófico, con pensadores como Sócrates, Platón y Aristóteles, personas muy importantes. Sus aportes ejercieron influencia sobre el Imperio romano y, posteriormente, sobre los artistas e intelectuales del Renacimiento. Habitualmente se la considera como la base de la cultura occidental, que entre otras cosas adoptó la democracia.