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Estereotipos, etiquetas y prejuicios

1.1. Estereotipos

Los estereotipos tienen que ver con las características que atribuimos a un grupo determinado
y suelen basarse en creencias transmitidas culturalmente y no en vivencias personales.

Tienen base de realidad, pero son incompletos y suelen ser compartidos culturalmente por
grupos amplios que suelen formar la mayoría dominante.

Los sesgos reproducen los estereotipos, que son en muchos casos inconscientes, no
intencionados y reflejados en comportamientos cotidianos. Por ejemplo, preguntar por aspectos
personales a las mujeres que trabajan y no a los hombres: “¿Tú cómo te organizas con los
niños?”

1.2. Etiquetas

Las etiquetas son formas de describir a un grupo determinado de personas y son problemáticas
cuando son excluyentes y llevan a difundir prejuicios en lugar de afirmaciones positivas. Por
ejemplo: “las personas mayores de 50 años no entienden la tecnología”.

1.3. Prejuicios

Los prejuicios son juicios de valor que llevan a actitudes negativas ante lo diferente. No se
basan en la observación de la realidad ni en experiencias y suelen incorporar conductas
discriminatorias hacia otras personas que consideramos “los otros”.
2. ¿Cómo se conectan entre sí los estereotipos,
etiquetas y prejuicios?

Esta conexión se explica a través de nuestra tendencia natural a procesar la información que
recibimos, siguiendo el siguiente proceso:

Creamos percepciones sesgadas a partir de estereotipos o etiquetas que se


corresponden con pensamientos.
A partir de dichas percepciones desarrollamos una predisposición emocional o prejuicio
que se corresponde con adoptar una determinada actitud.
Estos prejuicios nos pueden conducir a actuar, por ejemplo, de forma discrimatoria. Así, las
actitudes se convierten en conductas.

“Las personas con poca experiencia no aportan ideas válidas para la organización”
(Estereotipo asociado a las nuevas generaciones). En la reunión, cuando una persona con un
perfil junior hace una aportación pienso que lo que dice no va a aportar (Prejuicio). Por ello, no
le presto toda la atención necesaria y solo finjo escucharle (Conducta).

Con este ejemplo, podemos reflexionar acerca de que personas con menos experiencia
pueden aportarnos ideas valiosas que ni siquiera valoramos por los sesgos que tenemos.

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