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L a Historia del Credo tiene cuatro vertientes, pero sólo dos de ellas son reconocidas por toda la
iglesia debido a que se refieren al fundamento central del cristianismo que es la Santísima
Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los tres primeros siglos en la historia de la iglesia se caracterizaron por las persecuciones de las
autoridades romanas para desaparecer y destruir el mensaje cristiano y a sus seguidores.
192.- A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, han sido numerosas
las profesiones o símbolos de la fe: los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas (cf. DS 1-
64), el Símbolo "Quicumque", llamado de S. Atanasio (cf. DS 75-76), las profesiones de fe de ciertos
Concilios (Toledo: DS 525-541; Letrán: DS 800-802; Lyon: DS 851-861; Trento: DS 1862-1870) o de
ciertos Papas, como la "fides Damasi" (cf. DS 71-72) o el "Credo del Pueblo de Dios" (SPF) de Pablo VI
(1968).
193.- Ninguno de los símbolos de las diferentes etapas de la vida de la Iglesia puede ser considerado
como superado e inútil. Nos ayudan a captar y profundizar hoy la fe de siempre a través de los diversos
resúmenes que de ella se han hecho.
Entre todos los símbolos de la fe, dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia:
194.- El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como el resumen fiel
de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le
viene de este hecho: "Es el símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero
de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común" (S. Ambrosio, symb. 7).
195.- El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de
los dos primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas
las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.
Muerto y sepultado. "Jesús gritó con fuerza y dijo: -¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al
decir esto, murió (Lucas 23,46). Después de bajarlo de la cruz, lo envolvieron en una sábana de lino y lo
pusieron en un sepulcro abierto en una peña, donde todavía no habían sepultado a nadie (Lucas 23,53).
Descendió a los infiernos. "Como hombre, murió; pero como ser espiritual que era, volvió a la vida. Y
como ser espiritual, fue y predicó a los espíritus que estaban presos" (1Pedro 3,18-19).
Al tercer día resucito de entre los muertos. "Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las
Escrituras, que lo sepultaron y que resucitó al tercer día" (1Corintios 15, 3-4).
Subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso. "El Señor Jesús fue llevado al
cielo y se sentó a la derecha de Dios" (Marcos 16,19).
Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. "Él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha
puesto como juez de los vivos y de los muertos" (Hechos 10,42).
Creo en el Espíritu Santo. "Porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu
Santo que nos ha dado" (Romanos 5,5).
Creo en la iglesia que es una. "Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". (Jn 17,21; Jn 10,14; Ef
4,4-5)
Santa. "La fe confiesa que la Iglesia... no puede dejar de ser santa (Ef 1,1). En efecto, Cristo, el Hijo de
Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo', amó a su Iglesia como a su esposa
(Ef 5,25). Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del
don del Espíritu Santo para gloria de Dios" (Ef 5,26-27). La Iglesia es, pues, "el Pueblo santo de Dios" (1
Pe 2,9), y sus miembros son llamados "santos" (Hch 9, 13; 1 Co 6, 1; 16, 1).
Católica. "Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el
poder de la muerte podrá vencerla" (Mateo 16,18). Posee la plenitud que Cristo le da (Ef 1,22-23). Es
católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf Mt 28, 19)
Y Apostólica. El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena
consumación del Reino. Ante todo, está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-
15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos
de la nueva Jerusalén (cf. Ap 21, 12-14). Los Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc 10,1-2)
participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt 10, 25; Jn 15, 20). Con
todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.2 Tim 2,2
Creo en la comunión de los Santos. "Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones,
razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que
nadie podía contarlos" (Apocalipsis 7,9).
El perdón de los pecados. "A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados" (Juan
20,23).
La resurrección. "Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales" (Romanos 8,11).
Y la vida eterna. "Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lampara ni luz del sol,
porque Dios el Señor les dará su luz, y ellos reinarán por todos los siglos" (Apocalipsis 22,5).
Amen. "Así sea. ¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22,20)
¿Por qué hay dos 'credos' en la Iglesia?
Durante la Santa Misa podemos encontrarnos con el rezo de dos credos diferentes: el apostólico y el
niceno
Después de escuchar la Palabra de Dios, vienen las palabras del sacerdote. Y tras él, vienen nuestras
palabras. Cuando la homilía del domingo toca a su fin, la Iglesia se levanta al unísono para 'proclamar
nuestra Fe'. Es el momento en el que rezamos el 'credo' y puede que te hayas dado cuenta, que
dependiendo del templo o del sacerdote a veces adopta una forma y otras, la oración es algo distinta.
Y es porque en la Iglesia tenemos dos maneras de rezar el credo, que no significa que sean credos
distintos, sino más bien, que existen dos formatos. Por un lado, tenemos el 'Credo Apostólico' que es el
más común y también más corto, y además está el 'Credo Niceno' que es algo más largo. Vienen a ser los
mismo y a expresar lo mismo, aunque el credo niceno es más detallista y hace más hincapié en alguna
cuestión.
EL CREDO APOSTOLICO
El credo apostólico se llama de esta manera porque quiere resumir la esencia de lo que los apóstoles
transmitieron al mundo. Es lo más importante y el resumen de lo que emana del evangelio y las cartas
de la Sagrada Biblia. No encontrarás el texto de forma literal entre sus páginas, pero vienen a ser el
'himno' de la fe católica. Eso en lo que creemos.
“Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre
Todopoderoso, y desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa
Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén”.
EL CREDO NICENO
El credo niceno nació en el siglo IV, como respuesta a la herejía arriana. Se formuló durante los concilios
de Niceno y de Constantinopla, y quisieron remarcar la fe en la Santísima trinidad, que Arrio había
puesto en cuestión. Este hombre puso en duda la divinidad de Cristo y es por ello que se explaya más en
la parte de Jesucristo y del Espíritu Santo.
El credo niceno dice así:
“Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los
siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que, por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer
día según las Escrituras, y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y
que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa católica y apostólica. Confieso que hay
un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro. Amén”.