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La Historia del Credo

L a Historia del Credo tiene cuatro vertientes, pero sólo dos de ellas son reconocidas por toda la
iglesia debido a que se refieren al fundamento central del cristianismo que es la Santísima
Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los tres primeros siglos en la historia de la iglesia se caracterizaron por las persecuciones de las
autoridades romanas para desaparecer y destruir el mensaje cristiano y a sus seguidores.

¿Cómo se desarrolla la Historia del Credo?


En el año 325 surge el Credo de los Apóstoles, que contiene las doce declaraciones de fe de los
apóstoles, y aunque no tiene un sentido Trinitario completo, se fundamenta en las doctrinas cristianas
de la iglesia como ente universal, que permanecía bajo el ataque de grupos que estaban dividiendo la
institución.
Constantino que luchaba por hacerse del poder imperial, en vísperas de una batalla en el año 312, tuvo
la revelación de la cruz, a partir de ese momento, ordenó colocar en los escudos de sus
soldados el símbolo cristiano, obteniendo finalmente la victoria, lo que da pie a que al año siguiente
emita el Edicto de Milán, decretando el cese a la persecución de los cristianos y la devolución de todos
los bienes confiscados.
Durante el año 324, cuando Constantino se convierte en el emperador absoluto de todo el Imperio
Romano es que la iglesia comienza a manifestarse abiertamente, iniciando la construcción de
esplendidas basílicas a lo largo del territorio.
Con la propagación del cristianismo, surge la herejía en toda Europa, liderada por un presbítero llamado
Arrio, y como forma de contrarrestar esta avanzada la iglesia declara el Credo Niceno, que es la
manifestación de la Santísima Trinidad con una noción más extensa, de acuerdo a los concilios
ecuménicos de Nicea en el 325 y Constantinopla en el 381.

Origen del Credo


El credo es un breve compendio de las creencias fundamentales que todo cristiano, en toda época y
lugar, cree. Básicamente, se trata de un esfuerzo realizado por la Iglesia cristiana en sus primeros
tiempos para unificar criterios, debido a la preocupación existente, sobre todo durante el siglo III, de
que creencias provenientes de tradiciones orales sin fundamento en la ortodoxia[cita requerida]
estaban permeando la naciente fe cristiana, aparte de que el progresivo ascendiente sociopolítico de
algunos obispos empezaba a dar lugar a pugnas de influencia política perniciosas para la unidad de la
iglesia.
Durante los concilios ecuménicos de Nicea, en el 325 y Constantinopla, celebrado el 381, se enuncia el
llamado Credo de los Apóstoles, ya que se considera como el compendio más fiel con respecto a las
enseñanzas de los apóstoles. Hay una versión extendida, unión de los credos anteriores, por lo cual es
llamado Credo de Nicea-Constantinopla.
Es a estos dos credos a los cuales adhieren las tres principales vertientes del cristianismo: los católicos
romanos, los protestantes y los ortodoxos. Los distintos movimientos, denominaciones y grupos
autodenominados cristianos que no observen, enseñen, guarden o crean alguna de las proposiciones
contenidas en estos credos, son considerados como Sectas.

El Credo en la Iglesia Católica


Las principales verdades en las cuales cree la Iglesia Católica están contenidas en este credo. El Credo de
los Apóstoles, conocido también como Símbolo de los Apóstoles, es considerado el resumen fiel de la fe
de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Católica Romana. Su gran autoridad
proviene del hecho de que es el símbolo que guarda la Iglesia Católica Romana, la que fue sede del
Apóstol Pedro, uno de los apóstoles, y a la cual él llevó a la doctrina común, según los católicos.

El actual Catecismo de la Iglesia Católica afirma:

192.- A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, han sido numerosas
las profesiones o símbolos de la fe: los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas (cf. DS 1-
64), el Símbolo "Quicumque", llamado de S. Atanasio (cf. DS 75-76), las profesiones de fe de ciertos
Concilios (Toledo: DS 525-541; Letrán: DS 800-802; Lyon: DS 851-861; Trento: DS 1862-1870) o de
ciertos Papas, como la "fides Damasi" (cf. DS 71-72) o el "Credo del Pueblo de Dios" (SPF) de Pablo VI
(1968).

193.- Ninguno de los símbolos de las diferentes etapas de la vida de la Iglesia puede ser considerado
como superado e inútil. Nos ayudan a captar y profundizar hoy la fe de siempre a través de los diversos
resúmenes que de ella se han hecho.

Entre todos los símbolos de la fe, dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia:

194.- El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como el resumen fiel
de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le
viene de este hecho: "Es el símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero
de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común" (S. Ambrosio, symb. 7).

195.- El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de
los dos primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas
las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.

Símbolo de los Apóstoles:


Su contenido dogmático es el siguiente:

Creo en Dios. "Nuestro Dios es el único Señor" (Deuteronomio 6,4; Mc 12,29)


Padre Todo Poderoso. "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios" (Lucas 18,27).
Creador del Cielo y la Tierra. "En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra"(Génesis 1,1).
Creo en Jesucristo. "Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es" (Hebreos
1,3).
Su único Hijo. "Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a su Hijo Único, para que todo aquel que crea en
él no muera, sino que tenga vida eterna" (Juan 3,16).
Nuestro Señor. "Dios lo ha hecho Señor y Mesías" (Hechos 2,36).
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del
Dios altísimo descansará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e
Hijo de Dios" (Lucas 1,35).
Nació de Santa María Virgen. "Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por
medio del profeta: ‘la Virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel'
(que significa "Dios con nosotros")" (Mateo 1,22-23).
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. "Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados
trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús, y lo vistieron con una capa de color
rojo oscuro" (Juan 19,1-2).
Fue crucificado. "Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado ‘lugar de la Calavera' (o que en hebreo
se llama Gólgota). Allí lo Crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la
cruz un letrero, que decía: ‘Jesús de Nazaret, Rey de los judíos" (Juan 19,17-19).

Muerto y sepultado. "Jesús gritó con fuerza y dijo: -¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al
decir esto, murió (Lucas 23,46). Después de bajarlo de la cruz, lo envolvieron en una sábana de lino y lo
pusieron en un sepulcro abierto en una peña, donde todavía no habían sepultado a nadie (Lucas 23,53).
Descendió a los infiernos. "Como hombre, murió; pero como ser espiritual que era, volvió a la vida. Y
como ser espiritual, fue y predicó a los espíritus que estaban presos" (1Pedro 3,18-19).
Al tercer día resucito de entre los muertos. "Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las
Escrituras, que lo sepultaron y que resucitó al tercer día" (1Corintios 15, 3-4).
Subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso. "El Señor Jesús fue llevado al
cielo y se sentó a la derecha de Dios" (Marcos 16,19).
Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. "Él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha
puesto como juez de los vivos y de los muertos" (Hechos 10,42).
Creo en el Espíritu Santo. "Porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu
Santo que nos ha dado" (Romanos 5,5).
Creo en la iglesia que es una. "Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". (Jn 17,21; Jn 10,14; Ef
4,4-5)
Santa. "La fe confiesa que la Iglesia... no puede dejar de ser santa (Ef 1,1). En efecto, Cristo, el Hijo de
Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo', amó a su Iglesia como a su esposa
(Ef 5,25). Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del
don del Espíritu Santo para gloria de Dios" (Ef 5,26-27). La Iglesia es, pues, "el Pueblo santo de Dios" (1
Pe 2,9), y sus miembros son llamados "santos" (Hch 9, 13; 1 Co 6, 1; 16, 1).
Católica. "Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el
poder de la muerte podrá vencerla" (Mateo 16,18). Posee la plenitud que Cristo le da (Ef 1,22-23). Es
católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf Mt 28, 19)
Y Apostólica. El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena
consumación del Reino. Ante todo, está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-
15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos
de la nueva Jerusalén (cf. Ap 21, 12-14). Los Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc 10,1-2)
participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt 10, 25; Jn 15, 20). Con
todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.2 Tim 2,2
Creo en la comunión de los Santos. "Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones,
razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que
nadie podía contarlos" (Apocalipsis 7,9).
El perdón de los pecados. "A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados" (Juan
20,23).
La resurrección. "Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales" (Romanos 8,11).
Y la vida eterna. "Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lampara ni luz del sol,
porque Dios el Señor les dará su luz, y ellos reinarán por todos los siglos" (Apocalipsis 22,5).
Amen. "Así sea. ¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22,20)
¿Por qué hay dos 'credos' en la Iglesia?
Durante la Santa Misa podemos encontrarnos con el rezo de dos credos diferentes: el apostólico y el
niceno

Después de escuchar la Palabra de Dios, vienen las palabras del sacerdote. Y tras él, vienen nuestras
palabras. Cuando la homilía del domingo toca a su fin, la Iglesia se levanta al unísono para 'proclamar
nuestra Fe'. Es el momento en el que rezamos el 'credo' y puede que te hayas dado cuenta, que
dependiendo del templo o del sacerdote a veces adopta una forma y otras, la oración es algo distinta.
Y es porque en la Iglesia tenemos dos maneras de rezar el credo, que no significa que sean credos
distintos, sino más bien, que existen dos formatos. Por un lado, tenemos el 'Credo Apostólico' que es el
más común y también más corto, y además está el 'Credo Niceno' que es algo más largo. Vienen a ser los
mismo y a expresar lo mismo, aunque el credo niceno es más detallista y hace más hincapié en alguna
cuestión.

EL CREDO APOSTOLICO

El credo apostólico se llama de esta manera porque quiere resumir la esencia de lo que los apóstoles
transmitieron al mundo. Es lo más importante y el resumen de lo que emana del evangelio y las cartas
de la Sagrada Biblia. No encontrarás el texto de forma literal entre sus páginas, pero vienen a ser el
'himno' de la fe católica. Eso en lo que creemos.

El credo apostólico dice así:

Claves a tener en cuenta antes de casarse por la Iglesia

“Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre
Todopoderoso, y desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa
Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén”.

EL CREDO NICENO

El credo niceno nació en el siglo IV, como respuesta a la herejía arriana. Se formuló durante los concilios
de Niceno y de Constantinopla, y quisieron remarcar la fe en la Santísima trinidad, que Arrio había
puesto en cuestión. Este hombre puso en duda la divinidad de Cristo y es por ello que se explaya más en
la parte de Jesucristo y del Espíritu Santo.
El credo niceno dice así:

“Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los
siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que, por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer
día según las Escrituras, y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y
que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa católica y apostólica. Confieso que hay
un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro. Amén”.

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