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LAS PULSIONES
En psicoanálisis se considera la pulsión como la parte más esencial del funcionamiento psíquico,
sobre la cual descansa todo lo demás.
que cuando actúa produce un estado de excitación psíquica o tensión, la cual impele al individuo a
una actividad que busca la descarga o gratificación
Al resultado de la colocación o carga de un objeto por parte de una pulsión se le llama investidura6 y
significa “la cantidad de energía psíquica que está orientada hacia o unida a la representación
mental de una persona o cosa”
el estudio de diversos fenómenos psíquicos y en particular los del sadismo y masoquismo, lo llevaron
eventualmente a revisar una vez más sus teorías y, en Más allá del principio del placer
planteó la existencia de dos pulsiones: las de vida (que se asimilan a las pulsiones sexuales) y las de
muerte (a las cuales asimila el concepto de pulsión agresiva, hasta entonces poco definido).
Para Freud, todas las manifestaciones que podemos observar —normales o patológicas—, participan
de las pulsiones sexual y agresiva, por lo que, habitualmente, ambas se hallan fusionadas, aunque no
necesariamente en cantidades iguales
1. Aquellas que están asociadas con la pulsión sexual -- un nombre especial -libido.
2. Las que están relacionadas con la de agresión. --- le menciona como energía de agresión o
simplemente agresión.
Freud definió primero la pulsión como un estímulo de la mente proveniente del organismo
El primer sistema metapsicológico teórico con que Freud trabajó representa una topografía
hipotética del aparato psíquico dividida en tres planos delimitados con mayor o menor rigurosidad:
inconsciente, preconsciente y consciente
En el inconsciente pueden considerarse, en forma hipotética, a) una parte compuesta por elementos
que se hallan temporalmente en él y están, por consiguiente, sometidos a sus leyes, pero que en
cualquier momento pueden hacerse conscientes (preconsciente), y por otra, b) elementos que no
pueden aflorar al consciente, pero que, aun así, llegan a producir determinados efectos por vías
indirectas, alcanzando la conciencia en forma de síntomas o sueños.
El preconsciente se relaciona con la realidad externa y con el inconsciente, y ésta es la razón por la
cual durante el trabajo onírico se usan sucesos reales, una idea concebida en estado de vigilia.
De acuerdo con esta nueva conceptualización, la personalidad total está integrada por tres sistemas
principales: el ello, el yo y el superyó.
1. El ello. El ello tiene como función la descarga de cantidades de excitación (energía o tensión)
que se originan en el organismo a partir de estímulos internos o externos. Esa función del
ello cumple con el llamado principio del placer (evitar el dolor y lograr el placer).
2. El yo. Los dos procesos con los cuales el ello descarga la tensión —a saber, la actividad
motriz impulsiva y la formación de imágenes (realización de deseos)—, no son suficientes
para alcanzar los grandes fines evolutivos de la supervivencia y la reproducción.
El yo no está gobernado por el principio del placer, sino por el principio de la realidad.
La finalidad del principio de la realidad es demorar la descarga de energía hasta que haya sido
descubierto o presentado el objeto real que satisfará tal necesidad.
El principio de realidad tiene a su servicio un proceso que Freud llamó proceso secundario. que
consiste en descubrir o producir la realidad con un plan de acción que se ha desarrollado por el
pensamiento y la razón (cognición).
El superyó está compuesto por dos subsistemas: el ideal del yo y la conciencia moral.
LOS SUEÑOS
Los sueños son el camino regio hacia el inconsciente, en particular a aquellos contenidos mentales
reprimidos o excluidos en alguna forma de la conciencia y de su descarga debido a las actividades
defensivas del yo.
El soñar es sólo el resultado final de una actividad mental inconsciente que amenaza con interferir el
acto mismo de dormir.
La teoría psicoanalítica de los sueños puede formularse de la siguiente manera: los pensamientos e
ideas conectadas con las actividades y preocupaciones del durmiente en su vida habitual de vigilia
permanecen activas en su mente en forma inconsciente mientras duerme, a la vez que el aparato
perceptual continúa recibiendo cierto grado de información por parte de los órganos de los sentidos.
La fase final del sueño consiste en la elaboración secundaria, que es el intento del yo por dar al
sueño manifiesto una apariencia lógica y coherente.
El sueño manifiesto puede considerarse una formación de compromiso, ya que consigue resolver la
oposición entre las fuerzas del contenido latente y las defensas del yo.