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Bienvenido al segundo módulo de Huellas digitales.

En este módulo
intentaremos comprender cómo fue que empezamos a dejar huellas tan
grandes.

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Les presento a Daniel, un ávido usuario de Internet. Daniel usa Internet
para casi todo. Le gusta pagar sus cuentas en línea. También comparte
actualizaciones frecuentemente a través de Facebook, Twitter y otras
redes sociales.

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¿Es posible que alguien siga a Daniel por el mundo virtual de Internet,
que siga sus huellas digitales, que rastree las impresiones que va
dejando en su camino?

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La respuesta es “sí”.

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Las huellas digitales son los registros y rastros que dejamos al utilizar
Internet.

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Cada visita a un proveedor de servicios genera datos sobre nuestra
persona que se acumulan en cada sitio. Los proveedores de servicios y
otros terceros intercambian información de los perfiles de sus clientes y
estadísticas sobre sus transacciones. Esta industria es un enorme
motor económico que mueve (y financia) gran parte de Internet...

Con el tiempo, la tecnología para crear perfiles de los usuarios de


Internet se ha vuelto cada vez más sofisticada. Pocos usuarios se dan
cuenta de la verdadera magnitud de sus huellas digitales, ni de la
cantidad de terceros que forman parte del complejo ecosistema donde
se comparten y monetizan sus datos.

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Los usuarios de Internet deberían estar preocupados por los problemas
de privacidad relacionados con sus huellas digitales: estas huellas se
pueden usar para rastrear sus acciones y sirven de base para que
proveedores de servicios en línea y otros interesados puedan crear
"perfiles" de usuarios.

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Si prestamos atención, las huellas explícitas que dejamos cada vez que
participamos en una conversación en Internet saltan a la vista.

Por ejemplo, si tuiteamos que acabamos de llegar a Sídney y que la


puesta de sol es espectacular, ambas afirmaciones revelan de forma
bastante explícita dónde estamos y qué hora es (suponiendo que los
tuits digan la verdad). Pero, ¿qué pasa con las huellas implícitas?

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Cada vez que visitamos un sitio web, revelamos información personal al
dueño del sitio: nuestra dirección IP, que puede incluir nuestra
información geográfica; el tipo de navegador y el sistema operativo que
utilizamos; y, muchas veces, el último sitio que hemos visitado. Estos
datos parecen relativamente inocuos, incluso bastante anónimos. Estas
huellas son bastante superficiales.

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De hecho, para algunos proveedores de servicios en línea, estas
huellas son “demasiado” superficiales.

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Muchos servicios en línea como el comercio electrónico, las redes
sociales y el webmail necesitan que un sitio web pueda vincular
múltiples interacciones, como por ejemplo colocar un libro en un carrito
de compras y luego hacer clic en “Pagar”.

Necesitan saber si la persona que está haciendo algo en este momento


es la misma persona que hizo algo anteriormente – muchas veces, esto
también beneficia directamente al cliente.

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Las direcciones IP no resuelven el problema, ya que muchas personas
podrían estar utilizando simultáneamente la misma dirección IP. Se
necesita algo más.

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Una solución consiste en utilizar cookies. Bueno, ¡no exactamente este
tipo de cookies!

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Una cookie es una forma de vincular múltiples acciones realizadas por
un mismo usuario y convertirlas en un hilo conectado.

Una cookie es una cadena arbitraria de letras y números, sin ningún


significado intrínseco, que un sitio web envía a su navegador web.

Las huellas digitales en forma de cookie se utilizan para aumentar la


usabilidad de Internet. También pueden ayudar a que las transacciones
individuales sean más seguras.

Las decisiones de seguridad de una transacción dependen de una


combinación de factores, entre ellos las cookies. Los desarrolladores
web utilizan cookies como una de las formas más convenientes de
agregar persistencia y seguridad a la experiencia web del usuario. Este
es el motivo por el cual hay cookies por todas partes.

Haga clic en la flecha para ver un ejemplo de una cookie.

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Esta es una típica cookie. Como se ve, no parece significar demasiado.
Sin embargo, al igual que cualquier cookie, para alguien que sabe cómo
interpretarla contiene información útil y valiosa.

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En general, los sitios web colocan una cookie en su navegador apenas
visitamos el sitio por primera vez. En esta cookie, el sitio puede
almacenar información de perfil y preferencias del usuario.

16
Nuestro navegador web guarda la cookie cuando se le pide que lo haga
y, cada vez que volvemos a visitar el sitio, el navegador envía la cookie
al servidor web nuevamente. El navegador guarda la cookie
internamente y luego la envía otra vez al servidor cada vez que
hacemos clic.

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Una consecuencia es que el sitio web puede relacionar todas nuestras
acciones para mejorar nuestra experiencia de usuario –sin importar si
estas acciones ocurren con una diferencia de días, semanas o meses.
La mayoría de los usuarios no piensan en ello, pero por defecto los
navegadores web contienen miles de cookies que han sido colocadas
allí por cada sitio web visitado. Sin embargo, esto también significa que
las huellas que dejamos son cada vez más grandes. Las cookies no
solo vinculan transacciones, sino que también permiten que los sitios
web lleven un registro de cada una de nuestras visitas.

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Si un proveedor de servicio guarda la información de nuestra cuenta,...

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... como por ejemplo nuestra dirección de correo electrónico, nuestros
detalles de pago, nuestro historial de compras u otros datos personales,
la cookie se puede usar para relacionar esta información con cualquier
otra cosa que hagamos luego en el sitio de este proveedor.

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El concepto de enlazabilidad –lo que en inglés se llama linkability–es
fundamental para cualquier análisis de la privacidad en Internet, ya que
contribuye más que casi cualquier otra cosa a erosionar la capacidad
de los usuarios de mantener sus datos personales dentro de un único
contexto y, por consiguiente, de gestionar su propia privacidad.

Por cierto, puede aprender más acerca de la enlazabilidad, los


contextos y la privacidad a través de nuestros tutoriales sobre Identidad
y Privacidad.

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Individualmente, cada huella es pequeña, pero juntas pueden formar un
perfil sorprendentemente completo. Cuando varios sitios web deciden
compartir entre sí esta información, surge la posibilidad de crear el perfil
del usuario, utilizando datos como los sitios que ha visitado, los
productos que ha comprado o buscado, su dirección y cualquier otro
dato que haya proporcionado a cualquiera de los sitios: su edad, sexo,
salud, estado civil, empleo, información financiera… la lista incluye todo
lo que alguna vez se haya compartido en Internet.

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De hecho, es más larga todavía, ya que, a partir de los datos sin
procesar, las empresas de profiling hacen inferencias….

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... sobre sus hábitos, preferencias, valores, aspiraciones e incluso sus
intenciones y comportamiento futuro.

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¡Felicitaciones! Ha completado el segundo módulo de Huellas digitales,
¿Por qué empezamos a dejar huellas tan grandes?

Recuerde que siempre puede buscar más información, documentos


técnicos y otros módulos de capacitación en las páginas sobre
Identidad y Privacidad de la Internet Society.

http://www.internetsociety.org/what-we-do/internet-
technology-matters/privacy-identity

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