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La jerarquía eclesiástica descrita en la Didaché no indica claramente la existencia de un episcopado monárquico. Se mencionan obispos y diáconos para dirigir las comunidades locales, pero no se hace referencia a los presbíteros. Los profetas también jugaban un papel importante, pudiendo celebrar la Eucaristía y recibiendo las primicias de los diezmos. Se les tenía en alta estima y no podían ser juzgados. La Didaché también enfatiza la caridad y asistencia
La jerarquía eclesiástica descrita en la Didaché no indica claramente la existencia de un episcopado monárquico. Se mencionan obispos y diáconos para dirigir las comunidades locales, pero no se hace referencia a los presbíteros. Los profetas también jugaban un papel importante, pudiendo celebrar la Eucaristía y recibiendo las primicias de los diezmos. Se les tenía en alta estima y no podían ser juzgados. La Didaché también enfatiza la caridad y asistencia
La jerarquía eclesiástica descrita en la Didaché no indica claramente la existencia de un episcopado monárquico. Se mencionan obispos y diáconos para dirigir las comunidades locales, pero no se hace referencia a los presbíteros. Los profetas también jugaban un papel importante, pudiendo celebrar la Eucaristía y recibiendo las primicias de los diezmos. Se les tenía en alta estima y no podían ser juzgados. La Didaché también enfatiza la caridad y asistencia
menos interesante es la insistencia sobre la confesión
antes de recibir la Eucaristía. La confesión de los pecados, de
la que nos ocupamos ahora, es probablemente una confesión litúrgica muy parecida a nuestro Confiteor. De modo parecido, el capítulo 4,14 exige la confesión de los pecados antes de la oración en la iglesia: "En la reunión de los fieles confesarás tus pecados y no te acercarás a la oración con mala conciencia." Jerarquía En la Didaché no hay indicación alguna que permita afirmar la existencia de un episcopado monárquico. Los jefes de las comunidades se llaman episkopoi y diakonoi; pero no aparece claro si estos episkopoi eran simples sacerdotes u obispos. En ninguna parte se hace mención de los presbíteros: Elegíos, pues, inspectores y ministros dignos del Señor, que sean hombres mansos, desinteresados, verdaderos y probados, porque también ellos administran el ministerio de 24 los profetas y maestros. No los despreciéis, pues, porque ellos son los honrados entre vosotros, juntamente con los profetas y los doctores (15,1-2: BAC 65,92). Este pasaje nos da pie para concluir que, además de la jerarquía local, jugaban un papel importante los llamados profetas. En el capítulo 13,3 leemos acerca de ellos: "Ellos son vuestros sumos sacerdotes." Podían celebrar la Eucaristía: "A los profetas, permitidles que den gracias (ευχαριστεΐν) todo el tiempo que quieran” (10,7). Tenνan derecho a las décimas de todos los ingresos: "Así, pues, de todos los productos del lugar y de la era, de los bueyes y de las ovejas, tomarás las primicias y se las darás como primicias a los profetas... Igualmente, cuando abrieres un cántaro de vino o de aceite, toma las primicias y dalas a los profetas. De tu dinero y de tus vestidos y de todo cuanto poseas tomarás las primicias, según te pareciere, y las darás conforme al mandato" (13,3-7). El rango que ocupaban los profetas era tenido en mucha estima, pues se decía de ellos que no podían ser juzgados: "El (el profeta) no será juzgado por vosotros, pues su juicio corresponde a Dios" (11,11). Sería, en efecto, un pecado contra el Espíritu Santo el criticarle: "No tentéis ni pongáis a prueba a ningún profeta que hable en espíritu, porque todo pecado será perdonado, mas este pecado no se perdonará" (11,7). Caridad y asistencia social Son muy interesantes los principios de caridad y de asistencia social expresados en la Didaché. Se recomienda con encarecimiento el dar limosna, pero al mismo tiempo se insiste también en la obligación de ganarse la vida con su trabajo. El deber de socorrer las necesidades