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ESTUDIOS GENERALES
Asignatura:
Identidad social, cultura general y
disciplinas participativas
Lectura 5:
La salud como fenómeno social
Autor: edición de textos
Identidad social, cultura general y disciplinas participativas
"LOS ESTADOS Partes en la presente
Constitución declaran, de conformidad con la
Carta de las Naciones Unidas, que los
siguientes principios son básicos para la “THE STATES Parties to this Constitution declare, in conformity with the
felicidad, las relaciones armoniosas y la Charter of the United Nations, that the following principles are basic to the
seguridad de todos los pueblos:
La salud es un estado de completo bienestar happiness, harmonious relations and security of all peoples:
físico, mental y social y
y no solamente la ausencia de afecciones o Health is a state of complete physical, mental and social well-being and
enfermedades. not merely the absence of disease or infirmity.
El goce del grado máximo de salud que se
pueda lograr es uno de los derechos
derechos fundamentales de todo ser humano The enjoyment of the highest attainable standard of health is one of the
sin distinción de raza, fundamental rights of every human being without distinction of race,
religión, ideología política o condición
económica o social.
religion, political belief, economic or social condition.
... …
El desarrollo desigual en los distintos países en Unequal development in different countries in the promotion of health and
materia de promoción de la salud y control of disease, especially communicable disease, is a common danger.
control de las enfermedades, especialmente las
transmisibles, es un peligro común. …
... Governments have a responsibility for the health of their peoples which
Los gobiernos tienen una responsabilidad con la can be fulfilled only by the provision of adequate health and social
salud de sus pueblos que measures.”
que sólo pueden cumplir adoptando medidas
sanitarias y sociales adecuadas. WHO Constitution, 1948 1
¿Qué es la salud?
Resulta difícil definir la salud, al igual que los procedimientos para mantener o recuperar una
buena salud, los cuales están determinados por la propia definición. El hecho de que todas las
personas tengan un cierto grado de salud y que esta adquiera numerosas formas, cambiando
en cada persona y en ciertos momentos de su vida, indica también que todas esas formas
podrían parecer aproximaciones parciales a un concepto único. Sin embargo, la cuestión de si
la salud es un concepto único o no lo es permanece.
Pero también se puede pensar en una definición de salud positiva, donde caben dimensiones,
tales como la salud social, física, intelectual, espiritual y emocional, propiciándose la
interacción entre sus componentes. También pueden existir indicadores del estado de
bienestar y de percepción de los individuos sobre su vida, caracterizándose la salud como una
propiedad del nivel de la persona, pero no de niveles inferiores, como los órganos. Si añadimos
a esto, que la salud puede consistir en el hecho mismo de tener salud, de estar saludable,
entonces la definición de esta se multiplica infinitamente, ya que la vivencia de estar sano es
diferente en cada persona.
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Fragmento del preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, 1948
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Identidad social, cultura general y disciplinas participativas
La medicina La elaboración del concepto de salud tiene como referencia fundamental en su génesis la
ayurvédica es visión ayurvédica. El Ayurveda es probablemente el sistema curativo más antiguo del mundo
holística, lo que
significa que tiene conocido, se le considera la “ciencia de la vida.” Sus raíces proceden de la era Védica,
una visión integral probablemente hace más de 5.000 años. No es sorprendente que haya sido llamada “la Madre
del cuerpo y la
mente de todas las curaciones.” Ayurveda es uno de los sistemas curativos, que trata el cuerpo, la
mente y el espíritu. Está relacionado con una visión profunda de la vida y la conciencia. Dada
esta antigüedad se puede decir que es un sistema original, del cual todos los sistemas médicos
modernos se han derivado. El Ayurveda ha tenido una fuerte influencia a través de la historia
en muchos sistemas de medicina, desde la antigua Grecia en el occidente hasta la medicina
china en el oriente.
Más adelante en la milenaria China se encuentran los primeros elementos filosóficos que
caracterizan y asimilan distintas corrientes. Se considera que la salud, como todo lo que existe
en el universo, está vinculada a un ente inmutable y eterno conocido como Tao. En el siglo VI
a.C., prevalecía la idea que la naturaleza estaba constituida por cinco elementos (madera,
agua, fuego, tierra y metal) y era común la creencia que todo en la naturaleza dependía de la
interacción de dos fuerzas bipolares, del yin y del yang.
En la cultura grecolatina, un siglo antes de surgir el taoísmo; este mismo concepto de armonía
se encontraba vigente en la cultura helénica. Pitágoras (582-497 a.C.) pensaba que todo es
número, todo es armonía: los hombres, los órganos y los miembros corporales. La armonía del
todo y de sus partes es lo que genera en el hombre vida y salud; la desarmonía lleva a la
enfermedad y a la muerte. En el último tercio del siglo VI a.C., Alcmeón de Crotona, estaba
convencido también que la salud del cuerpo y del espíritu dependía de la isonomía, entendida
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esta palabra como equilibrio, equidad, armonía o, en cierto sentido, la expresión de las fuerzas
húmedo-seca, frío-caliente, amargo-dulce, entre otras. La preeminencia de una sola fuerza
sobre la otra es causa de enfermedad. Adicional al concepto de Alcmeón, en que la salud es
producto de la mezcla armoniosa de cualidades asimétricas, y al de Empédocles, con respecto
a la isonomía de los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego), Hipócrates (460-370 a.C.)
incorporó la vieja creencia de la participación de los humores corporales en el proceso de
salud-enfermedad; este protomédico pensaba que el cuerpo humano contiene sangre, flema,
bilis amarilla y bilis negra; éstos son los elementos que entran en su constitución y explican sus
dolores y su salud. La salud es, primariamente, el estado en el cual estas sustancias se
encuentran, cada una, en su correcta proporción, en intensidad y cantidad, bien mezcladas. La
enfermedad aparece cuando la cantidad de alguna se excede o hay deficiencia en la
proporción de ella, o no se encuentra mezclada con las otras por estar separada del cuerpo.
Las grandes civilizaciones del mundo americano, Maya, Azteca e Inca, contribuyeron al
desarrollo del concepto de salud. Los mayas, pertenecían a una civilización completamente
autóctona, que existió desde alrededor de 3.000 años a.C., coetánea de las grandes
civilizaciones Mesopotámica, Egipcia y China. Sus hombres eran fuertes y robustos y rara vez
estaban enfermos. En la civilización Maya, cuando un hombre caía enfermo se llamaba al
sacerdote, al curandero o a un hechicero y, muchas veces, estas condiciones estaban reunidas
en un solo hombre. Para los incas, las dolencias, enfermedades y en especial la muerte, eran
atribuidas a la voluntad de las deidades enfurecidas por algún pecado, descuido en el culto o
por algún contacto accidental con los espíritus malévolos que existían en los vientos y las
fuentes. Cuando se trataba de una calamidad pública (epidemias) se creía que se había
cometido un pecado colectivo y por ello el castigo era también colectivo. Al tener todas las
enfermedades causas sobrenaturales, debían ser curadas por la magia o la religión. Incluso
cuando se empleaban las hierbas y otras medicinas de auténtico valor terapéutico, se suponía
que su efecto era mágico.
Entre 1453 y 1789, lapso en el que convencionalmente los historiadores identifican la Edad
Moderna, el saber y el ejercicio de la medicina continuaron sustentados en las ideas de
Hipócrates y Galeno. Sin embargo, en el umbral del Renacimiento, contagiado por los
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Hoy en día, aún tienen vigencia los principios de salud heredados del Renacimiento. Han
transcurrido siglos, pero numerosos autores aluden al considerable peso del modelo
cartesiano en el pensamiento de cultura actual, que en forma genérica se suele llamar
“occidental”. Dentro de este paradigma se resalta el razonamiento basado en la evidencia y la
separación sujeto-objeto, el método deductivo acerca al conocimiento sobre la base de la
observación lógica y razonada.
Hasta aquí, las definiciones de salud habían ubicado su interés en el hombre individual
olvidándose de la salud colectiva, la de las poblaciones humanas, por eso es interesante
rescatar que un destacado fisiólogo, preocupado por explicar los fenómenos vitales del
hombre, haya tratado de entender las circunstancias que actúan en la salud de las
colectividades. En la década de los treinta del siglo XX, el fisiólogo Walter Cannon (1871-1945),
usando el término descrito por Bernard, extrapoló este concepto a la población
denominándolo homeostasis social; pensaba que en ella la salud depende del equilibrio
armónico de todos los elementos que dan cohesión a la sociedad. Para algunos, la opinión de
Bernard fue una simplificación poco afortunada ya que omite la importancia que tiene la
estructura política en la salud de la población, pues en ella recae la responsabilidad de
procurar el bienestar de la sociedad, tal como Rudolf Virchow (1821-1902) anatomopatólogo
alemán, lo señala al afirmar que el Estado debe ayudar a todos a vivir una vida sana.
2Andrija Stampar (1888-1958), científico croata y profesor de la Universidad de Zagreb, pionero de la medicina
preventiva escribió en 1946 la definición de salud, que luego se incorporó en la declaración introductoria de los
estatutos de la OMS de 1948.
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Esta actitud contrasta con la realidad actual, en la que se ha evidenciado que el proceso salud-
enfermedad es un problema no sólo médico, que las comunidades y las personas son sujetos y
como tales tienen derechos y deberes que ejercer, tienen opiniones y sentimientos y tienen
capacidad para elegir y tomar decisiones. Las políticas de salud sólo pueden ser exitosas
cuando cuentan con la participación popular, y para ello las personas y las poblaciones tienen
que estar educadas en problemas de salud. El concepto de salud responde también a ese
marco sociocultural en el cual está inmerso el hombre y la comunidad a la que pertenece, de
modo que tiene también el derecho de opinar y participar en la decisión. Aceptar la diversidad,
no implica solamente el respeto a las ideas y opiniones, sino también, la variabilidad biológica
que involucra una adaptación psicosocial, donde la salud es relativa. La relatividad del
concepto “salud”, llama a reflexionar sobre lo extemporáneo que resulta, seguir aferrados al
concepto biologicista, que enmarca la praxis médica en un modelo mecánico.
3Alma Ata (actual Almaty) fue la ciudad del actual país de Kazajstán, entonces integrante de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas URSS, donde se celebró la Conferencia Internacional de Atención Primaria de la Salud.
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Este derecho es nuevamente destacado en la Carta de Ottawa (1986), además se plantea que
la promoción y protección de la salud del pueblo es indispensable para un desarrollo
económico y social sostenido y contribuye a mejorar la calidad de la vida y a alcanzar la paz
mundial. El pueblo tiene el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la
planificación y aplicación de su atención de salud. La Carta está dirigida a la consecución del
objetivo "Salud para Todos en el año 2000"; fue una respuesta a la creciente demanda de una
nueva concepción de la salud pública en el mundo.
Como consecuencia de estas críticas, se pueden proponer otras definiciones que aportan
nuevos aspectos al concepto de salud. Estas definiciones deben considerar su carácter
dinámico; la salud es un proceso en el que pueden darse diversos grados o niveles, desde el
óptimo (nivel más elevado posible de bienestar físico, mental, social y espiritual) hasta la
muerte prematura, es decir, la muerte que hubiera podido evitarse. También se debe
considerar el carácter objetivo y subjetivo: el primero corresponde a la capacidad de
funcionamiento o autonomía, y se refiere a que el nivel de salud está relacionado con la
posibilidad de vivir con el mínimo posible de limitaciones y de dependencia de los demás.
Pero, también, debe considerarse una dimensión subjetiva en relación con el bien estar, el
bien ser y el bien sentir en relación consigo mismo y con el entorno.
Por otro lado, el concepto de salud debe estar teñido de una visión holística del mundo, de
ecología profunda, basada en “una nueva comprensión científica de la vida en todos los niveles
de los sistemas vivientes” (Capra, 1998). Esta visión sistémica de la vida adquiere especial
importancia debido a que se considera que la salud es el resultado de la interacción y
adaptación entre los individuos y el medio ambiente físico y social. En consecuencia, de lo
anterior se derivó el concepto de calidad de vida, de origen reciente que incluye un conjunto
de factores psicológicos, afectivos, físicos, sociales, cognitivos y espirituales.
4Declaración de la Primera Conferencia Internacional para la Promoción de la Salud, que fue realizada en Otawa,
Canadá, en 1986. Toma como referencia la Declaración de Alma Ata de 1978.
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5 En 1970, Brian MacMahon propone la “Red de causalidad” y posteriormente una versión más acabada de ésta, el
de la ‘caja negra’, que hace alusión a que “las relaciones establecidas entre las condiciones participantes en el
proceso (denominadas causas, o efectos, según su lugar en la red) son tan complejas, que forman una unidad
imposible de conocer completamente”
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embargo, el modelo multicausal tampoco logra dar una respuesta satisfactoria. La limitación
más inmediata del modelo multicausal, sin embargo, reside en su reducción de la realidad
compleja a una serie de factores, que no se distinguen en calidad e importancia en la
generación de la enfermedad. Así conceptuada la causalidad, lo social y lo biológico no se
plantean como instancias distintas, ya que ambos son reducidos a “factores de riesgo” que
actúan de una manera igual.
Se podría decir, sin embargo, que lo social no actúa como un agente bio-químico-físico en la
Parte de la medicina
generación de la enfermedad y, por tanto, no tiene especificidad etiológica ni obedece a la
que estudia el origen dinámica de dosis-respuesta. De allí la necesidad de investigar los aspectos sociales del
o las causas de las complejo casual en función de un conjunto de patologías y no una enfermedad particular, ya
enfermedades.
que la expresión específica de ellos puede asumir varias distintas formas. Asumiendo la no
especificidad etiológica de lo social en sí mismo respecto al proceso salud-enfermedad se
puede dar dos distintas explicaciones a cómo se articula con éste. Una primera seria postular
que los procesos sociales originan una determinada constelación de factores de riesgo, que a
su vez explica la conformación de un determinado perfil de morbi-mortalidad tanto de los
grupos como de las sociedades. Esta concepción ubica lo social como un determinante de alta
jerarquía respecto a lo biológico, pero lo deja como algo externo que solamente establece un
determinado juego de probabilidades. Tiene indudables ventajas frente a una multicausalidad
que reduce lo social a unos factores más en la red causal, pero no logra dar cuenta del carácter
social del propio proceso biológico. Es decir, ubica a los procesos sociales como una
articulación externa del proceso salud-enfermedad mientras que su articulación interna sigue
pensada en términos biológicos naturales. Esto obviamente da pie a no problematizar el
concepto de “factores de riesgo” y usarlo de manera tradicional. Lo que plantean, pues, es que
esta interrelación no puede ser reducida a constelaciones particulares de “factores de riesgo”
sino que tiene que ser pensada en función del contenido de los procesos sociales que
transforma los procesos biológicos de un modo más complejo que el simple cambio en las
probabilidades de estar expuesto a tal o cual factor de riesgo.
Una segunda vía de teorizar las articulaciones internas y externas del proceso salud-
enfermedad enfatiza que no sólo está socialmente determinado, sino que tiene carácter social
en sí mismo. Es decir, no se restringen a enunciar que los procesos sociales determinan una
constelación de factores de riesgo, sino que intentan comprender la interrelación dinámica
entre lo social y lo biológico postulando, sin embargo, la subsunción de éste en aquél.
Los estudios de las clases sociales y de sus transformaciones no sólo permiten captar con más
precisión las diferenciales de morbi-mortalidad en la sociedad, sino que también las ubican
más claramente en su dinámica histórica. Sin embargo, a menos de que se vaya más allá del
simple análisis del comportamiento del proceso salud-enfermedad en su relación con la clase
social y se profundice en las características de la reproducción social de cada una de las clases,
este tipo de estudios no ofrece elementos explicativos específicos para entender cómo se
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El fundamento teórico para usar como categoría central, el “proceso de trabajo” en el análisis
de la producción social del proceso biológico humano es que permite dar cuenta de las formas
sociales específicas bajo las cuales se da la relación entre el hombre y la naturaleza. Es decir,
ubica la clave del entendimiento del carácter social del proceso biológico humano en el
proceso a través del cual el hombre entra en contacto con la naturaleza transformándola y
transformándose a sí mismo, o sea, en el proceso de trabajo. Postula, pues, que la subsunción
de lo biológico humano en lo social ocurre en el metabolismo entre el hombre y la naturaleza;
entre lo social y lo biológico.
Como se puede apreciar existen varias vías de aproximación a una comprensión cabal de los
mecanismos por los cuales lo social determina o condiciona el proceso de salud-enfermedad
colectiva, pero la evidencia de una conexión entre las condiciones sociales y la enfermedad ha
sido corroborada de modo consistente en la realidad, y seguirá ocurriendo.
En septiembre del 2020, Richard Horton, editor en jefe de The Lancet publicó una editorial
titulada COVID-19 is not a pandemic. En ese texto, argumenta que la crisis sanitaria que está
enfrentando el mundo es conceptualizada estrechamente como la expansión de una
enfermedad infecciosa y por tanto, las principales intervenciones han estado dirigidas a evitar
los contagios y a controlar la propagación del virus; es decir, se ha encarado la emergencia -–
como se ha hecho durante siglos–, como una plaga. Sin embargo, afirma Horton, como arroja
la evidencia de muy diferentes contextos, se están produciendo fenómenos que no pueden
caracterizarse adecuadamente como una pandemia. Tampoco como la interacción de esta con
enfermedades no transmisibles. Dice Horton:
El antropólogo Merril Singer propuso el término sindemia después de trabajar con poblaciones
afectadas por la epidemia de VIH en Estados Unidos precisamente para explicar cómo es que la
agregación de enfermedades en contextos de inequidad social exacerba sus efectos adversos.
Singer constató el VIH tiene mayor incidencia y consecuencias más graves en poblaciones que
enfrentan, además de mala salud preexistente, condiciones sociales excluyentes. La teoría
sindémica integra dos conceptos: la concentración de las enfermedades y su interacción. La
primera se refiere a la ocurrencia simultánea de múltiples epidemias como resultado de
condiciones políticas, económicas y sociales. La interacción refiere a las maneras en que la
superposición de diversas epidemias exacerba malos resultados en salud atribuibles a las
condiciones sociales inequitativas.
A diferencia de los discursos y acciones relacionados con el mayor riesgo que enfrentan
poblaciones con co-morbilidades –a los que subyace la concepción biomédica dominante– los
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Así, por ejemplo, al reflexionar sobre la interacción sindémica entre la epidemia de diabetes y
la de COVID- 19 en México, Singer introduce consideraciones políticas, sociales y culturales
como la urbanización, la gobernanza neoliberal y el sistema alimentario global que crearon las
condiciones para la transición nutricional. Esta es causa de la epidemia de diabetes en el país
que afecta mayoritariamente a grupos vulnerables que a su vez, están más expuestos -también
debido a condiciones sociales- a infectarse de SARS-COV-2 y a que las consecuencias para su
salud y sus condiciones de vida sean mayormente perjudicadas. De manera que la sindemia
produce circuitos en los que la acción sinérgica de ambas epidemias conduce a peores
resultados en las poblaciones más desvalidas.
Las vías a través de las que se producen estos fenómenos son múltiples; implican distintas
temporalidades e interacciones biosociales. En el caso particular de la interacción entre la
diabetes y la COVID-19, se trata de la interacción de una enfermedad no transmisible (ENT) y
una infecciosa; es decir, de padecimientos que se generan y actúan en marcos temporales
distintos y requieren atención también muy distinta -vigilancia médica periódica, educación,
cambios en la vida cotidiana en el caso de la diabetes- prevención y atención puntuales en el
caso de la COVID-19. Siendo así, un acercamiento adecuado requiere un enfoque teórico que
permita vincular los diferentes procesos involucrados. Esta posibilidad la ofrece la teoría de las
causas fundamentales.
La teoría de las causas fundamentales fue propuesta por Bruce Link y Jo Pehlan en 1995. Parte
del hecho de que el efecto de las inequidades socioeconómicas en la morbilidad y la
mortalidad son “ingentes, muy robustas y muy bien documentadas”. La evidencia sobre esta
relación se ha acumulado desde el siglo XIX hasta nuestros días; abarca distintos momentos
históricos y lugares, y se mantiene a pesar de los cambios epidemiológicos y del dramático
aumento en la capacidad de intervenir médicamente las enfermedades. Sin embargo, la
constatación empírica de este hecho no constituye en sí misma respaldo de la teoría
propuesta. Por el contrario, “es precisamente (esta)… ubicua asociación… lo que la teoría
intenta explicar”.
El supuesto ontológico del que parte la teoría de las causas fundamentales es que la
generalidad de la relación positiva entre condiciones sociales adversas y la enfermedad –a
pesar de las transformaciones tanto de los riesgos para la salud como de los patrones de
morbilidad/mortalidad–, se debe a que a ella subyace un proceso sociológico más profundo.
Una característica central de estas causas es que se relacionan con múltiples resultados de
salud de manera dinámica. Es decir, no se postula una relación unívoca entre una causa social
y un resultado de salud específico en un momento determinado, sino que sus efectos son
perdurables y trasladables a diferentes procesos. En ese sentido, por ejemplo, el nivel
educativo no es causa de una dolencia particular: es una causa fundamental que afecta
diversos resultados en salud de individuos y/o poblaciones de manera dinámica.
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Una de las características esenciales de las causas fundamentales es que involucran el acceso y
la utilización flexible de recursos materiales, de poder, de conocimiento y relaciones sociales
en la protección de la salud o en la minimización de la enfermedad cuando esta ocurre. Las
personas toman decisiones respecto de su salud, pero lo hacen con acceso a recursos que se
encuentran diferencialmente distribuidos. Como afirman Link y Phelan, enfocarse en los
recursos y su utilización no niega la importancia de las causas antecedentes a su distribución,
que se encuentran en las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales de la
sociedad. Las causas fundamentales muestran cuatro características relevantes:
Hay un largo camino de investigación por recorrer, para comprender mejor los fenómenos
respecto al proceso salud-enfermedad que estamos experimentando, y de manera igualmente
importante, con el fin de diseñar políticas efectivas que permitan enfrentar sus consecuencias
negativas, el análisis de los recursos a los que tienen acceso los individuos y grupos y las
formas en que los movilizan para proteger/restaurar su salud considerando la sinergia de
procesos biosociales, se convierte en una vía que permite superar las limitaciones de los
marcos individualistas y biologicistas dominantes, y en este empeño las ciencias sociales
juegan un papel central.
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