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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
EJE GEOPOLÍTICO GENERAL “CIPRIANO CASTRO”
EJE MUNICIPAL TAMÁ - SEDE TÁCHIRA
ESTUDIOS JURÍDICOS
.

AUTORIDAD Y PODER
ANÁLISIS

Participante

Urbina Yohany V-18.880.912

Docente: Lcda. Erika Pérez


U.C.: Liderazgo Productivo II

San Cristóbal, Junio del 2023


El Poder

El poder comprende atributos personales y de posición en jerarquía que se


constituyen en la base de la capacidad para influir en las demás personas.
Analizando el poder y la autoridad, se observa que el poder abarca atributos
personales y de posición, mientras que la autoridad implica el poder con base en la
posición.
Weber (1997) lo señala como la habilidad de los grupos o individuos "para
cumplir su voluntad en una acción común aun contra la resistencia de otros que
están participando en esa acción" (p. 180).
Por lo tanto, una sociedad con larga distancia jerárquica y de poder acepta
una amplia autoridad y poder dentro de las organizaciones, de esta manera los
funcionarios con conductas formales muestran respeto para con las personas que
tienen algún grado de autoridad, es decir, se tiende a ampliar las desigualdades de
poder en la organización, generando en algunas personas temor al relacionarse con
personas que tienen autoridad superior. En contraste, en una sociedad con corta
distancia jerárquica y de poder, se tiende a reducir las desigualdades como sea
posible, observándose que los superiores mantienen la autoridad y sus
colaboradores no sienten temor al relacionarse con ellos-

En este mismo orden de ideas, el politólogo Dahl (1957), citado por Hall
(1996), dice que el poder se define como: A tiene poder sobre B en el grado en que
hace que B realice algo que B no haría de otra manera. De igual manera, Robbins
(1996) define el poder como la capacidad que se tiene de influir en el
comportamiento de las demás personas, de manera que éstas hagan cosas que no
harían de otra manera (Citados por Zapata, 2007).
Es así que, Si la tendencia del poder es a concentrarse en pocas manos,
originando grados de desigualdad en la distribución del mismo, en las
organizaciones este fenómeno se expresa en la relación que existe entre el poder y
la jerarquía, donde ambos están relacionados con el puesto o cargo que una
persona ocupa y sus relaciones con los demás. En este sentido, la distancia
jerárquica debe ser vista como una variable de análisis en las relaciones jefe-
subordinado, en los fenómenos y acciones de liderazgo y en la mentalidad que en
un momento dado asuman los miembros de la organización frente a determinada
situación.

Por ende, Se pueden considerar las relaciones interpersonales entre los


miembros de un grupo como el punto de partida para abordar el ejercicio del poder
en las organizaciones, pues éstas pueden ser consideradas como agrupaciones de
seres humanos que buscan un objetivo común que se logra mediante las
interacciones personales.

En este mismo orden de ideas, desde un punto de vista conductista, Simón


(citado por Ibarra y Montaño, 1984) profundiza el estudio del poder en la toma de
decisiones en el contexto organizacional en términos de su estructura y propiedades
internas, debido a que se requiere una concepción operativa. Simón sostiene que
el proceso decisorio se guía a través de la racionalidad limitada que caracteriza todo
comportamiento humano, incorporando los mecanismos de influencia a través de
los cuales la organización controla el comportamiento de sus miembros. Luego el
individuo es controlado por la organización por medio de la autoridad, el consejo, la
información y el entrenamiento como mecanismos externos, y a través del criterio
de eficiencia y lealtad e identidad organizacional. En conclusión, Simon crea una
teoría organizacional que proporciona medios de dominación para asegurar el
mantenimiento de la organización, del capital sobre el trabajo (Ibarra y Montaño,
1984). Las relaciones de subordinación son una constante dentro del contexto
organizacional.

En tal sentido, el conflicto es la forma de interacción por la que dos o más


personas tratan de excluirse mutuamente, bien sea aniquilando una parte a la otra
o bien sea reduciéndola a la inacción. La atención y acción en el proceso de conflicto
lo conforman las partes empeñadas en esa acción. En muchas ocasiones el conflicto
se considera como medio (llegar al poder) para un fin (obtener la gloria). Como
proceso social, el conflicto no es jamás relación unilateral, más bien es una relación
humana recíproca en la que participan las dos partes. El conflicto surge de la
competencia y de la oposición y sigue necesariamente una forma de acomodación.

En consecuencia, en los orígenes de conflictos se manifiestan diversas


formas de conducta inconforme que se expresan con palabras, ademanes, acciones
como la injuria, indiferencias, rivalidad, discriminación y ataques personales y
físicos. Los conflictos representan una constante en la organización debido a que
se manifiestan de manera frecuente en la percepción que tienen las personas de
ser afectadas directa o indirectamente por otra persona. En este sentido, los
conflictos generados afectan los intereses de las personas consideradas colectiva
o individualmente. Cuando los conflictos afectan los intereses de personas
colectivas, se asimila al tipo de conflicto de interés general, y cuando afectan los
intereses de personas individualmente consideradas, se refiere al tipo de conflicto
de interés particular.

Autoridad
La autoridad supone las relaciones de subordinación y jerarquía capital-
trabajo que fundan a la administración en un contexto organizacional. Sin embargo,
en los textos básicos sobre autoridad, el significado del término no se desarrolla
debido a su carácter prescriptivo y generalista. En este artículo se pretenden
establecer los conceptos de autoridad de las teorías más emblemáticas de la
administración y del management contemporáneo a partir de una revisión
hermenéutica crítica de bibliografía primaria y secundaria.
Es necesario superar las concepciones reduccionistas de la administración,
partiendo de las reflexiones de las ciencias sociales y humanas, que asumen la
autoridad como estructura social condicionada por las transformaciones del
capitalismo. Igualmente, la autoridad es entendida a partir de la pluralidad de
sentidos derivada de las complejas y múltiples interacciones y relaciones de poder.

La noción de autoridad en las Ciencias Sociales y Humanas se refiere a las


relaciones que encuadran al sujeto en el orden social y se relaciona con conceptos
como poder, soberanía y liderazgo (Adorno, 1965; Arendt, 2016; Weber, 2002;
Mendel, 2011; Milgram, 2016; Sennett, 1982; Preterossi, 2002). Es una
manifestación del poder sustentada en la legitimidad y el prestigio de quien la ejerce
mediante relaciones de subordinación y jerarquía (Mendel, 2011).
En relación con el concepto de autoridad, dirigir o mandar es parte del
proceso administrativo para hacer funcionar el cuerpo social, y se reparte en los
niveles jerárquicos de la empresa a la que reconoce nueve órganos en referencia a
la hullera/metalúrgica de su experiencia: desde los accionistas y la dirección
general, hasta los jefes de talleres y obreros. La función de mando depende de los
atributos que diferencian a cada agente en la jerarquía en relación con la dosis de
capacidades administrativas y técnicas, definida por el tipo–nivel de su cargo
(Dávila, 2001).
El arte de dirigir significa hacer funcionar el cuerpo social mediante el mando
y lograr el máximo provecho de cada agente; en función de ello está los principios
dirigidos al “cuerpo social”. Su mayoría están relacionados con el poder (autoridad,
disciplina, unidad de mando, unidad de dirección, centralización, jerarquía y orden),
otros con el personal y algunos con el trabajo (Dávila, 2001).
En este mismo orden de ideas, Fayol (1994) es explícito en plantear y definir
el principio de autoridad y su correlato, la responsabilidad: “La autoridad consiste en
el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecer”, mientras que la
responsabilidad es su “contrapeso indispensable” con las sanciones que tienen por
fuente la justicia de modo que haya acciones útiles al “interés general” y que se
castiguen las que no. No obstante que su concepción de autoridad es similar a la
de Taylor, Fayol amplía su campo semántico al distinguir la autoridad legal,
inherente a la función y al cargo, y la autoridad personal, devenida de los atributos
personales, ambas complementarias. Al respecto, decía: “La mejor garantía contra
los abusos de autoridad y las debilidades de un gran jefe es el valor personal y
principalmente su alto valor moral”, y agrega que la autoridad del directivo no tiene
los mismos fundamentos del viejo empresario: “Es sabido que ni la elección [por
parte de una junta de accionistas] ni la propiedad confieren este valor” (pp. 25-26),
con ello, instituye de forma inédita los fundamentos de la autoridad gerencial.
Por lo tanto, Es claro que el Fayolismo tiene una concepción formal de la
autoridad procedente del orden jerárquico que domina los cargos y procedimientos:
la estructura organizacional es “una jerarquía de relaciones de autoridad”
(McGregor, 1972, p. 30) con normas establecidas que la regulan; es investida a las
funciones, y los individuos la ejercen en tanto las ocupan, concepción coherente con
la despersonalización de los cargos de tal estructura, pues el empleado es
finalmente un “instrumento inerte” que realiza la función asignada, sin agregarle
mayor valor el hecho de desempeñar las funciones el elemento humano, con lo que
la autoridad por edad y experiencia de los viejos empresarios desaparece en aras
de la especialidad profesional.
Es así que, como eco de los manuales militares, Fayol (1994), a diferencia
de Taylor, afinca la autoridad en las cualidades de los “grandes jefes”: salud y vigor
físico, inteligencia y vigor intelectual, cualidades morales (reflexión, perseverancia,
audacia, responsabilidad, sentido del deber y del interés general), capacidad
administrativa, nociones generales sobre las funciones esenciales a la organización
y competencia relativa a la característica distintiva de la empresa. Sin embargo,
estos atributos que configuran una coherencia de la imagen capaz de proyectar
fuera de sí un sujeto, se subordinan a una autoridad cuya fuente es la estructura
formal en la que no hay interacciones psicosociológicas sino mecanicismo.
Por lo tanto, la autoridad está comprometida en una contradicción medular
que define a la administración, consistente en lograr que el trabajador dé lo mejor
de sí, pero sin que cuestione las relaciones jerárquicas, y se comprometa con
asuntos sobre las que no tiene dominio, y por ello la permanente tensión que la
permea. Cada vez que un sujeto realiza una acción.
BIBLIOGRAFÍA

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