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CONTEMPLANDO LA OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD HISTÓRICA1

Por David Clicerio Sánchez Bautista

Las motivaciones de los historiadores en algún modo siempre se ven reflejadas en


sus letras, en algunos otros en sus labores o acciones, además de otras cosas como
su contexto o sus posturas. De este modo es posible inferir o deducir el porqué de la
escritura del historiador. Este elemento extra, proporciona en ocasiones más
información de la que el producto (el texto) del historiador nos puede reflejar en un
primer plano. Al investigarlo podemos obtener una historia completa. Los motivos son
pues los factores que influyen en el sujeto para escribir, así nos podemos encontrar,
por ejemplo, con un historiador alemán, que en su educación no le fue posible
contemplar elementos constitutivos de la historia alemana, dejando lagunas en sus
descripciones y especializándose en los temas de su interés, éste es un caso de
subjetivad histórica, pero existen muchos otros agregando su contra-postura, me
refiero al plano de la objetividad.

Se considerará como objetivo, aquello que este más apegado a la verdad histórica,
con un método, además del desarrollo de las ideas que serán de carácter fuerte en el
plano histórico, además de un marcado desprendimiento de las pasiones que pudieran
quedar plasmadas en el cuerpo del texto. Lo subjetivo será, la que es considerada
como síntoma de un mal trabajo, débil en método, y con ideas cuestionables,
empapado de la perspectiva del historiador.

Considerando lo visto en clase de Teoría de la historia, como temas de subjetividad y


objetividad, este ensayo estará enfocado en solucionar y prolongar algunos de estos
temas siempre en relación con el título del ensayo. Me basaré en distintos autores
(ideas vagas), pero por la manera de escribir (considerándola como poética) tomare
como principal a Marc Bloch que, si bien no aborda el tema, si me sirvió como
detonador de lo que estoy por realizar, además de considerar este como un tema que
requiere de especial atención, por su sentido amplio de trascendental.

El tema me parece como una de las grandes ambigüedades que más se han tratado,
pero como toda una ambigüedad de las que no se ha logrado conciliar como algo
concreto, este sería el motivo de mi interés. Me parece que en esencia el tema sugiere
pasiones desde el momento de escucharlo, tema digno de ser debatido una y otra
vez, o las veces que sea necesario. Que además hay que denotar que será imposible
llegara a un acuerdo en este, porque las mentalidades siempre estarán, al igual que
la historia, cambiantes. Tengo la opinión de que nadie que difunda algo está exento
de aplicar en lo que difunde sus paciones.

Es pues importante decir que a lo largo del trabajo mi posición quedara ampliamente
y claramente marcada, tomando la objetividad como un elemento de complemento,
pero no como algo que se vea evidente en las obras de los historiadores. Es decir,
siempre somos subjetivos, o por lo menos cada que se nos permite serlo, es algo que
nos gusta ser y de lo que no nos podemos ocultar. Emitir juicios, posiciones, opiniones,
realizar crítica (constructiva o destructiva) es el alimento de muchas almas.

1
Teoría de la historia. Para pensar el pasado. La historia como autorrealización. Sobre algunos métodos y
fuentes para la investigación histórica
1
Encontraremos inconformidades y desacuerdos por estas opiniones, que finalmente
es uno de los propósitos, el ser criticado.

Nos encontramos con situaciones subjetivas, que son constitutivas y formativas de los
hombres. Encuentro un ejemplo peculiar y bien identificado por los que nos dedicamos
al estudio de lo histórico, me refiero a los que se pelean el título de Padre de la Historia,
ya sea que estemos a favor de Herodoto o Tusídides, el primero identificado como
subjetivo, y el ultimo como el precursor del prototipo de objetividad, mimo que después
sería mejorado por otros tantos, tanto en forma de escribir como en el método, sólo
por mencionar alguno, está Polibio o el oriental Ibn Jaldún.

Refiriendo mi experiencia, puedo decir que Herodoto se nos presenta como el Padre
de la Historia por haber introducido el nombre a nuestra disciplina. Muchos
comentarios he escuchado a cerca de que Tusídides es mejor; vale la pena decir que
confrontando a estos dos grandes personajes; pero no se trata de buscar buenos o
malos, sino de promover el dialogo con el objetivo de buscar la mejora de la disciplina,
que considerando a los que nos interesamos por estas temáticas, me atrevo a decir
que es la finalidad.

Retomando el tema de buscar buenos o malos, es necesario clarificar, primero que


nada, que ya de por sí es un tema inclinado a la subjetividad, es decir, que tomamos
postura emitimos juicios (esta palabra cobra fuerza en la subjetividad). Lo que trato de
decir es que tenemos la posibilidad de desobedecer lo establecido, o como lo decía
un profesor (Francisco Almaguer) ser actores de la desobediencia constructiva y
reordenar nuestro mundo, esta es una de las posibilidades que la subjetividad nos
oferta, en ocasiones a un precio muy alto, pero también proporciona grandes
satisfacciones, como ejemplos de esta desobediencia tenemos a Jesús de Nazaret,
Cristóbal Colon, Lutero, Miguel Hidalgo, Porfirio Díaz, entre una muy amplia lista, en
realidad creo que aquí se encontraría la mayoría de los hoy considerados héroes.

Es ya conocida la frase de: la historia nos juzgara, los historiadores en estos casos
asumirán entonces el papel de jueces de los tiempos, y sobre estos cae la inevitable
responsabilidad de emitir coherentemente esto juicios, de lo contario ellos mismos
serán juzgados, por jueces mayormente feroces, sus colegas, como ya se vio en clase
los juicios emitidos a los trabajos de los historiadores no son algo nuevo, de hecho el
historiador debe estar siempre en disposición de recibir, emitir, digerir, y comprender
estos juicios, así estará preparándose siempre para realizar lo que le ha de
representar un reto mayor, el juicio de su propio trabajo y de sí mismo.

Ejemplos de carácter subjetivo sobre personajes subjetivos considerados como


objetivos. Definitivamente este tipo de ejemplos es muy recurrente. Trataré de ser
ordenado en lo que a continuación presentare como pruebas de lo que digo.
Consideremos primero a los políticos griegos que legislaban o discutían para el bien
de la democracia, y por ende de la polis, esta actividad es considerada como objetiva,
pero su esencia es de carácter subjetivo, ya que se parte de la individualidad de
algunos para marcar pautas en la vida de la gran mayoría. También están los reyes y
los emperadores encargados de emitir y llevar a cabo los mandatos divinos. Hasta los
mismos profesores, son selectivos con sus temáticas, personalidades y formas de
proceder en las aulas con la finalidad de enseñar, elementos que por más nobles o
enfermizos que sean no siempre cumplen su objetivo. Los políticos actuales creen ser
objetivos, pero han sido desmitificados, ellos también son seres humanos mismos que
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como seres subjetivos también pueden equivocarse. Pero hay muchos otros ejemplos
no tratados, como los clérigos, los empresarios, los DT de las selecciones de Fut bol,
los presidentes, aunque todos comparten una característica, ser juzgados como
buenos o malos (y yo lo relaciono como objetividad y subjetividad respectivamente,
vasado lo tratado con anterioridad).

Del mismo modo nos encontramos con malos juicios, mismos que son excluyentes,
ya que si la labor de algún personaje histórico no conviene a los fines de los intereses
del poder es olvidado o solo mencionado en relación con la vida de aquel que si fue
contemplado como Digno de Mencionar.

En ocasiones pareciera que la labor de un historiador que fue, es o será subjetivo, en


los límites de su trabajo, siempre estará enfocado en hipnotizar a sus lectores, ya sea
deificando o destrozando su objeto o sujeto de estudio, existirá definitivamente a quien
no le guste que le hablen así. Es aquí donde entra lo preparados que podemos estar
para confrontarnos con la verdad, en ocasiones una historia subjetiva proporciona más
elementos neutrales a la sociedad (que finalmente es el primero y último juez del
producto del historiador) que una historia objetiva. Tratando de clarificar más este
punto diré que los mitos, cuentos, leyendas, son esa hermosa parte o porción de
mentira que toda sociedad necesita, el problema radica en la magnitud aplicada. Los
grandes problemas se presentan en las magnitudes desproporcionadas que la mentira
lleve en sí. Que haríamos sin dioses, héroes perfectos, amantes idolatrados o
imposibles, el mundo existe como tal una vez que el orden impero en éste, parte de
este orden son las explicaciones o interpretaciones de lo desconocido, sofisticados
mecanismos mueven este tipo de ideas metafísicas, tema que por el monto no será
tratado.

Otro elemento es el morbo que se tiene para con las historias subjetivas, la sociedad
exige estos factores, es de alguna medida el aderezo o catalizador de la sustancia
histórica. Cada vez se venden más revistas de chismes y periódicos amarillista,
dejando de lado el conocimiento de lo real, así el historiador se sitúa entre la
subsistencia de su ser o la mediocridad (a los ojos de la sociedad). Se ha presentado
una especie de divorcio entre algunos historiadores y las clases dirigentes de
naciones, (económica y política) de este modo los lazos comunicativos entre estos
elementos complementarios se ven frustrados afectando directamente el cómo se
dirijan las ideologías, tal vez por no poder conciliar a los ideólogos con la sociedad es
porque no se han logrado las revoluciones tan socorridas con anterioridad para
solucionar problemas, esto es cuestión de enfoques y decisiones.

Tal vez si estas partes lograran conciliar sus diferencias podría existir la posibilidad de
incrementar los modos de producir historia y también las formas de adquisición,
proponiendo formas para el nuevo mercado, así los historiadores se convertirían en
una especia de empresarios.

La moralidad lo subjetivo y lo objetivo. Los doctores realizan el juramento de


Hipócrates. En el caso de los historiadores no es posible realizar un juramento de tal
tipo primero habría que encontrar el nombre que llevaría el juramento (a Herodoto o a
Tusídides), después el contenido de este, tema igualmente difícil, además de que
quien falte a éste podría ser considerado como destructor o negligente, sino es que
hasta asesino. En todo caso el contenido podría reflejar el interés por la búsqueda de
los hechos verdaderos y su divulgación, así pues siendo objetivo o subjetivo la
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comunión seria compartida. También sería necesario establecer una especie de
recinto o recintos inquisitorios donde se analicen los casos de aquellos que fallen a tal
juramento, que en mi caso sería más adecuado que llevara el nombre de Tusídides.

Destrozar los argumentos objetivos es igual de difícil que tratar de hacerlo en algunos
casos, con los subjetivos. Al parecer llevan en si una fuerza implícita por un lado nos
encontramos con que por más que sea ilógico, tonto o erróneo, que sean los ideales
subjetivos, es la postura de alguien, así se dificulta acabar con ellos, tal vez lo único
que se puede hacer en estos casos, es ignorar. Por el otro lado están las ideologías
objetivas, estas se sostienen solas, deben estar preparadas para soportar las
embestidas de cualquier tipo de crítica.

Una coincidencia con la disciplina hermana (la filosofía) es la búsqueda de la verdad,


pero solo en esencia, ellos lo hacen en el plano metafísico, nosotros en el de lo real,
la coincidencia es lo trascendental. Una verdad subjetiva es considerada como
incompleta o en su defecto como complementaria, una verdad objetiva siempre se
acercará más a la verdad que se pretende, esta es una desventaja para la
subjetividad. Pero este tema quedara más claro algunas señales que se desarrollaran
después en el texto.

Otro tema es el de la libertar para escribir, la objetividad marca patrones, reglas,


métodos, principios que deben de seguirse, la subjetividad también, pero de manera
moderada, esto trastoca una área que desde mi punto de vista a ningún historiador
debe dejar conforme, el historiador siempre debe de contar con la libertad para
expresarse, aunque sería ingenuo decir que esto se da o se dio, por lo regular siempre
nos encontramos al servicio de algún, políticos, instituciones, culturas, editores, y un
largo etc, que marca las direcciones de los dos tipos de historiadores contemplados
en este pequeño trabajo. La debilidad de la subjetividad radica en que, en tanto más
libre de métodos, su trabajo será más flexible y fácilmente atacado, por tal vez repetir
lo antes pensado, aunque también seria ambiguo, ya que de su pensar constante
alejado de factores que contaminen su meditación la producción del individuo pudiera
ser la novedad o reinvención.

Dentro de todos los avatares que un historiador se puede encontrar en su andar, nos
encontramos con el tema de las interpretaciones, ya de por sí es complicado caminar
sobre tinieblas, como para complicarnos más con la falta de preparación propia o de
nuestros maestros (todos los historiadores), al existir esto las interpretaciones que
hagamos o re-hagamos serán erróneas, o perdurarán en el error.

Un enfoque a modo de ejemplo de subjetividad, es mi posición de que hay y hubo (en


exceso) historiadores inconscientes de serlo, consideremos a los que solo relatan o
escriben su vida a modo de memoria o diario, finalmente dejan la huella de un tiempo,
o los que, cumpliendo otra función, como militares, exploradores, políticos, filósofos,
así los testimonios y los modos de historiar también se modifican. Alguien podría
argumentar en contra de esto, pero también sería subjetivo, lo interesante de esto es
averiguar cómo comparar y obtener un resultado objetivo.

Decidir, es importante, todos los días tomamos decisiones que por más pequeñas que
sean afectaran nuestras vidas, o aún después de que nuestros cuerpos queden
inanimados. Decidir, pues, es una labor de carácter subjetivo. Por ejemplo, he
decidido tratar este tema, y tendré que acatar lo que de esta decisión traiga consigo,
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así pues, el decidir conlleva consecuencias, mismas que deben de ser consideradas
con responsabilidad. Esto muestra que el subjetivismo implica también
responsabilidades, por lo cual también produce efectos positivos en los
comportamientos y acciones humanas convirtiéndonos en seres más experimentados.

El tratar este tema me sitúa necesariamente dentro de la objetividad, ya que la manera


de proceder tiene objetivo noble y la forma es ordenada, hasta cierto punto. Esto
despierta en mí un conflicto existencial, pues vendrá a comprobar lo que será mi
conclusión. El hecho de tener las dos facultades dentro de cualquier persona y
considerar solo una a lo largo de la vida es vivir en un error. Jugar con los elementos
constitutivos de los métodos establecidos además de retador y divertido es
reconstructivo.

Los motivos del historiador se han desarrollado al igual que su método. En ocasiones
podemos contar con relatar los sucesos que hacen grande a una nación, los que el
historiador considere como dignos de mención, para evitar los errores que se
cometieron en tiempos venideros, para exaltar la grandeza de la particularidad de un
héroe que engloba una generalidad en contar su historia, y así se han presentado
muchas, hoy en día la tendencia a modo de rebeldía es porque me gusta
hacerlo, esto no siempre se presenta de manera clara, pero se puede inferir en los
modos de escribir. Definitivamente es una respuesta hostil para justificar por qué se
escribe historia o porque se estudia la misma, esto se debe a que es una disciplina
muy atacada últimamente, el hecho es que dentro de las sociedades en las que nos
desarrollamos el individualismo es muy recurrido, siempre se escribe para ser leído,
pero ahora importa tanto quienes lo lean aunque en sí el texto lleve la marca de para
quien es, (nunca está de más especificarlo), nos encontramos pues en un momento
de subjetividad. Al parecer con las últimas propuestas legislativas para los programas
curriculares la respuesta a estas preguntas será porque no tenía nada mejor que
hacer.

La historia nos ha dado ejemplos claros de los comportamientos y cambios, Plutarco


escribió para exaltar la moralidad, ejemplificando lo bueno y lo malo, lo primero como
ejemplo de vida, lo segundo como suceso de experiencia en otros para no sufrir las
consecuencias de los comportamientos, pero siempre en descripción de las vidas de
personajes importante para su tiempo.

Una vertiente importante para el entendimiento de los tiempos y sus formas de


entretenerse son las novelas históricas nacidas de lo real pero modificadas, considero
yo, con la finalidad de ser un producto maleable, para públicos diversos. Aquí se
despierta el sentido de la creatividad que todo historiador tiene, pero en mayor
proporción, ya que darle vida al texto por sí solo y por fuerza de quien escribe, requiere
de mayor dedicación en la creatividad. La extensión, modificación o evolución histórica
se ve reflejada en estas expresiones.

Es subjetivo decir que lo escrito con anterioridad es subjetivo, por lo cual se le restaría
a lo escrito objetividad, gran contradicción, ya que no sería mentir, sería la descripción
de una realidad, así es como puedo representar lo referente a la verdad subjetiva, o
por lo menos una porción de esta, no todo lo dicho subjetivamente debe ser depurado,
al considerarlo más nos daremos cuenta de los grados de verdad que este tipo de
trabajos contienen.

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Interpretación subjetiva y objetiva. Las primeras están consideradas como erróneas,
llenas de lagunas, con descripciones de carácter sentimental o pasional, ciertamente
en el momento de tener que tratar con este tipo de información hay que tratar con
pinzas su contenido, ya que es información cambiante. Ya mencionaba que, de lo
escrito con anterioridad, pueden resultar mutaciones informativas o refinamiento de la
información.

En ocasiones las ambiciones de los historiadores se enfocan en lograr dentro del


infinito alguna fuga de eternidad para sí, ¿qué sería más satisfactorio que la
trascendencia?, los medios de cómo hacerlo no importarían en un estado
inconsciente, pero en el moral si, más allá de esto es bueno saber encontrar la
neutralidad o combinación ideal para obtener productos satisfactorios. Hará falta
caminar demasiado, evitando los campos de rosales, cuidarse de las espinas de estos
y no enloquecer con la hermosura de los pétalos de colores vivos o los olores
deliciosos, estar conscientes de que en ocasiones solo será posible contemplar y en
ocasiones ni eso. Pero aún así será necesario y pertinente trabajar.

Bibliografía consultada.

Enciclopedia universal ilustrada europeo americana. Tomo 39, ESPASA-CALEPE,


Madrid, 1964.

Bloch Marc. Apologia para la historia o el oficio de historiar, F.C.E. México, 1996.

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