Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD REGIONAL.

SEDE: TACANÁ, SAN MARCOS.

ESTUDIANTE: Florencio Santizo Pérez.


CARNÉ: 2107001.
CARRERA: Ciencias Jurídicas y Sociales (Derecho).
SEMESTRE: IV.

SEDE: Tacaná .

Tema:
«Control de convencionalidad»

Curso: Derecho Constitucional II.


Catedrático: Lic. Oslando Ramirez.
Fecha de Entrega: agosto, 2022.

Tacaná, San Marcos.


Introducción

En materia de control de convencionalidad, es necesario tener presente que


cuando se hace referencia a este término, se puede hablar de dos cosas que,
aunque se conectan en cuanto al contenido y procedimiento del control, son
diferentes en cuanto a los órganos que los llevan a cabo.

Así, el control de convencionalidad se parte en dos tipos distintos, que son


llevados a cabo por dos órganos distintos: el primero es el control concentrado de
convencionalidad, que realiza únicamente la Corte Interamericana; el segundo es
el control difuso de convencionalidad, que realizan los Estados, en el ámbito de
sus competencias a través de todas sus autoridades.

La Corte Interamericana hace el control de convencionalidad cuando en sus


veredictos descarta normas locales, incluso constitucionales, opuestas a la
Convención. (Sagúes 120, 2010), incluso a las normas constitucionales las
descarta en sus veredictos.
Control de convencionalidad

La doctrina del control de convencionalidad emergió de la jurisprudencia de


la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Concretamente la primera
referencia a su denominación obedece a la labor del entonces juez Sergio García
Ramírez, quien en su voto razonado en el caso Myrna Mack Chang vs Guatemala,
hizo referencia a un “régimen convencional” que obligaba a todos los órganos del
Estado, haciendo especial mención al “control de convencionalidad” que efectúa la
Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En realidad, el Tribunal regional desde sus primeras sentencias, analizó la


compatibilidad de las normas y acciones estatales con lo establecido por la
Convención Americana de los Derechos Humanos, solo que ahora, a dicho test de
comprobación le puso nombre propio de identificación, circunstancia que permitió
avanzar en sus alcances y resaltar su consideración en los Estados partes de la
Convención. No obstante, el antecedente señalado, la mayoría de la doctrina
alude al Caso “Almonacid Arellano vs Chile”, del año 2006, como el utilizado por la
Corte IDH para definitivamente instalar la doctrina del control de convencionalidad.

En aquella oportunidad, sostuvo el Tribunal que “cuando un Estado ha


ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces,
como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les
obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean
mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un
inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe
ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas
internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la
Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.
La Corte Interamericana de los Derechos Humanos señala los dos aspectos
más importantes que engloba el control de convencionalidad:

 Por un lado, cotejar las normas internas para ver si resulta compatible con
la Convención Americana de Derechos Humanos. (Los jueces
guatemaltecos ya velan por el mismo en sus resoluciones judiciales).
 Por otro lado, tomar especialmente en cuenta al decidir la aplicación de la
norma local, si la misma también resulta compatible con la interpretación
efectuada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La eficaz aplicación de las normas convencionales de derechos humanos


“obliga a los jueces nacionales a asegurar a las personas sometidas a su
jurisdicción el libre y pleno ejercicio de los derechos consagrados, y a analizar las
disposiciones de derecho interno a la luz de los citados instrumentos y de la
exégesis que de los mismos realice la Corte Interamericana de los Derechos
Humanos, como intérprete final de las convenciones”.

El alcance de la investigación se da hacia la evolución conceptual y


jurisprudencial del llamado control de convencionalidad, dentro del marco de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la importante labor que dicho
órgano jurisdiccional supranacional debe desempeñar para lograr el fomento y
protección de los derechos fundamentales contemplados en la Convención
Americana de Derechos Humanos, protocolos afines y los demás tratados
internacionales en materia de derechos humanos.

Igualmente, la presente tesis tiene como objeto elaborar un detallado análisis


de la labor que los jueces y órganos jurisdiccionales deben de ejercer en relación
a los instrumentos internacionales ya citados, y la importante obligación de velar
por los derechos que ellos consagran y protegen. Para el efecto, se incluye un
análisis comparativo entre el control de constitucionalidad de las normas dentro
del sistema jurisdiccional guatemalteco y el control de convencionalidad, a fin de
obtener un análisis comparativo entre ambos sistemas de control de normas.
Finalmente, la presente tesis incluye un análisis de casos relevantes de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en los cuales el Control de
Convencionalidad ejerció un papel fundamental.

Es una herramienta para el respeto, la garantía y la efectivización de los


derechos descritos en la Convención Americana de Derechos Humanos, asimismo
es de utilidad para la práctica e inmediata elaboración de un ius commune en la
región. (Sagües 118-119, 2010) En otras palabras, es la revisión que debe
hacerse para constatar que la conducta de los órganos que son revisados está de
acuerdo con el tratado internacional y demás disposiciones aplicables en el caso
en cuestión. Así, el “control de convencionalidad” (García Ramírez y Morales
Sánchez 2011: 208): “…implica valorar los actos de la autoridad interna a la luz del
Derecho Internacional de los derechos humanos, expresados en tratados o
convenciones e interpretado, en su caso, por los órganos supranacionales que
poseen esta atribución. Equivale, en su propio ámbito, al control de
constitucionalidad que ejercen los tribunales de esta especialidad (o bien, todos
los tribunales en supuestos de control difuso) cuando aprecian un acto desde la
perspectiva de su conformidad o incompatibilidad con las normas constitucionales
internas.” El desarrollo de esta doctrina comenzó en los años 2003 y 2004, aun no
dentro del razonamiento y parte decisoria de la sentencia, sino de distintos votos
particulares que la explicaban. Lo siguiente muestra de manera clara en qué
consiste esta obligación, al decir que:

. […] la tarea de la Corte se asemeja a la que realizan los tribunales


constitucionales. Estos examinan los actos impugnados --disposiciones de alcance
general-- a la luz de las normas, los principios y los valores de las leyes
fundamentales. La Corte Interamericana, por su parte, analiza los actos que llegan
a su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los tratados en
los que funda su competencia contenciosa. Dicho de otra manera, si los tribunales
constitucionales controlan la “constitucionalidad”, el tribunal internacional de
derechos humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de esos actos.” El
desarrollo posterior de este concepto se dio ya en el cuerpo de las sentencias de
la Corte Interamericana, por primera vez en el año de 2006. En un caso resuelto
en contra de Chile, en el que se determinó que ante las obligaciones
internacionales derivadas de la ratificación de un tratado internacional como la
Convención Interamericana, los Estados, al estar sometidos a ella, debían “velar
porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas
por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio
carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una
especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que
aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos”. Una vez resuelto el significado del control de convencionalidad, es
importante indagar en sus particularidades, en primera instancia en cuanto a los
tipos de “control de convencionalidad” que existen y a los órganos que lo realizan,
para después poder explicar el resto de éstas de manera más sencilla.

También podría gustarte