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Cod: 20043166
Introducción
En ese sentido, el presente trabajo busca desarrollar las aristas de esta problemática,
de manera que se tenga claridad sobre cuál es el rol de los jueces ante las exigencias
del control de convencionalidad establecido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH); teniendo en cuenta las sentencias emitidas por las cortes
nacionales en atención al “control de convencionalidad”, suelen construirse sobre la
base del activismo, en mayor o menor nivel. Por lo cual, siguiendo las categorías de la
profesora Renata Bregaglio Lazarte y juez Ferrer Mac-Gregor, se identificarán y
desarrollarán algunos aspectos relevantes con relación a la aplicación de control de
convencionalidad en el Perú.
El control de convencionalidad
1
García Belaúnde, D. “El control de convencionalidad y sus problemas”. Pág. 136
[…] que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello,
están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero
cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a
ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención
no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que
desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe
ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas
internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.2
Sin embargo, es importante precisar que quien acuñó por primera vez la expresión
“control de convencionalidad” fue el juez y ex presidente de la Corte IDH, Sergio
García Ramírez; quien a través de su voto concurrente expuesto en la sentencia sobre
el caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala indicó el deber de todos los órganos del
Estado de regularse bajo el régimen del control de convencionalidad. Señalando que:
En el nivel nacional, por su parte, la tarea de verificar que las normas de los estados
sean compatibles con lo dispuesto por la CADH y otros instrumentos internacionales
en casos concretos, corresponde a los jueces locales. Por lo que, para la realización
correcta de dicha tarea, el juez local deberá de seguir los estándares interpretativos
impuestos por la Corte IDH a través de su jurisprudencia. De esta manera, el control
de convencionalidad puede servir para la resolución de controversias mediante la
aplicación del derecho vigente de cada estado a la luz de la jurisprudencia
internacional, de manera que se logre un sistema jurídico armónico con lo dispuesto
por los tratados en materia de derechos humanos.
Ahora bien, siguiendo lo dicho por García Belaúnde, «es obvio que el “control de
convencionalidad” tiene cierto parentesco de familia con el clásico “control de
constitucionalidad”, por lo menos en sus grandes lineamientos».5 Tal es así que, en
esa misma línea, Bregaglio dice lo siguiente:
5
García Belaúnde, D. “El control de convencionalidad y sus problemas.” Pág. 136.
6
Bregaglio Lazarte, R. “Problemas prácticos del control de convencionalidad en los procesos de
argumentación jurídica de los tribunales nacionales”. En: Hendu – Revista Latino-Americana de Direitos
Humanos, pág. 17.
El “control difuso de convencionalidad” consiste en el deber de los jueces nacionales en
realizar un examen de compatibilidad entre los actos y normas nacionales, y la CADH,
sus protocolos adicionales, y la jurisprudencia de la Corte IDH que interpreta ese
corpus iuris interamericano. Lo anterior implica reconocer la fuerza normativa de tipo
convencional, que se extiende a los criterios jurisprudenciales emitidos por el órgano
internacional que los interpreta. Este nuevo tipo de control tiene sustento, como
veremos más adelante, en la propia CADH, en la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados y ha sido expresamente desarrollado por la jurisprudencia de
la Corte IDH dentro de su competencia, como único órgano jurisdiccional del Sistema
Interamericano e intérprete “último” y “definitivo” del Pacto de San José.7
En resumen, podemos señalar que lo novedoso con relación a la propuesta teórica del
control de convencionalidad, sería la aparición del “control de convencionalidad difuso”
exigido por la Corte IDH a los jueces y órganos nacionales, y materializado en la
paradigmática sentencia Arellano y otros vs. Chile. Así pues, dicha exigencia para la
aplicación de un estándar interpretativo impuesta por la Corte IDH, al involucrar las
relaciones jerárquicas entre Derecho internacional y Derecho interno, podría resultar
algo confusa y problemática en cuanto a su aplicación; así como también, aterrizar en
terreno del antedicho “activismo judicial”.
7
Ferrer Mac-Gregor, E. “Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo
paradigma para el juez mexicano.” En: Estudios Constitucionales. Pág. 562.
de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, los jueces y órganos
judiciales vinculados a la administración de justicia deben tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.8
[…] es el principal garante de los derechos humanos de las personas, de manera que,
si se produce un acto violatorio de dichos derechos, es el propio Estado quien tiene el
deber de resolver el asunto a nivel interno y, [en su caso,] reparar, antes de tener que
responder ante instancias internacionales como el Sistema Interamericano, lo cual
deriva del carácter subsidiario que reviste el proceso internacional frente a los sistemas
nacionales de garantías de los derechos humanos.10
8
Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Sentencia del 26 de noviembre de 2010.
Serie C No. 220, párrafo 225.
9
Corte IDH. “Cuadernillo de jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos N.º 7:
Control de convencionalidad.” Pág. 36-37.
10
Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 157,
párrafo 66.
Se trata de un estándar “mínimo” creado por dicho Tribunal internacional para que en
todo caso sea aplicado el corpus iuris interamericano y su jurisprudencia en los
Estados nacionales que han suscrito o se han adherido a la CADH y con mayor
intensidad a los que han reconocido la competencia contenciosa de la Corte IDH;
estándar que, como veremos más adelante, las propias constituciones o la
jurisprudencia nacional pueden válidamente ampliar, para que también forme parte del
“bloque de constitucionalidad/convencionalidad” otros tratados, declaraciones e
instrumentos internacionales, así como informes, recomendaciones, observaciones
generales y demás resoluciones de los organismos y tribunales internacionales.11
Por otro lado, la profesora Elizabeth Salmón presenta una propuesta más moderada a
la que nos adscribimos cabalmente. De acuerdo con su teoría, el paradigma del
control de convencionalidad puede incluir instrumentos no vinculantes, siempre que
estos hubieran sido incorporados previamente a la jurisprudencia emitida por la Corte.
En ese sentido, opiniones consultivas, así como pronunciamientos generales del
sistema de Naciones Unidas y otros; conformarían un corpus iuris internacional o
bloque de convencionalidad para ser utilizado por los operadores jurídicos nacionales.
De tal manera que sería la función contenciosa de la Corte la que abriría paso a la
incorporación de instrumentos, sobre los que existe aún cierta controversia, al marco
de convencionalidad utilizado en la aplicación del control difuso de convencionalidad.16
Así pues, siguiendo lo propuesto por Salmón, Bregaglio Lazarte indica que la
interpretación correcta del corpus iuris sería:
i) la CADH, ii) los tratados de derechos humanos respecto de los cuales la Corte IDH
tenga competencia [quedaría bajo esta premisa excluida la Convención Interamericana
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con
Discapacidad y el Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
14
Bregaglio Lazarte, R. “Problemas prácticos del control de convencionalidad en los procesos de
argumentación jurídica de los tribunales nacionales”. En: Hendu – Revista Latino-Americana de Direitos
Humanos, pág. 21.
15
Ferrer Mac-Gregor, E. “Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo
paradigma para el juez mexicano.” Estudios Constitucionales. Pág. 584
16
Salmón, E. “El control de convencionalidad y su impacto en el diálogo entre los tribunales nacionales y
la Corte Interamericana de Derechos Humanos.” En: Novakovic, M. Basic concepts of Public
International Law - Monism & Dualism, Universidad de Belgrado, p. 524 - 546. Citado en: Bregaglio
Lazarte, R. “Problemas prácticos del control de convencionalidad en los procesos de argumentación
jurídica de los tribunales nacionales”. En: Hendu – Revista Latino-Americana de Direitos Humanos, pág.
21.
relativo a la Abolición de la Pena de Muerte] y iii) los estándares que la Corte haya
planteado en su jurisprudencia [entendida como el pronunciamiento resultante de una
litis] y que puede recoger pronunciamientos o instrumentos no vinculantes, como es el
caso de las opiniones consultivas.17
En ese sentido, los jueces constitucionales deberán de enfrentar los casos sometidos
a control difuso de la convencionalidad, teniendo en cuenta los presupuestos teóricos
desarrollados por Manuel Atienza, cuando concibe al Derecho como una práctica
social que incorpora una pretensión de corrección, en la que participan los jueces a
través del empleo de la argumentación jurídica.18
Así pues, se puede concluir en que los jueces constitucionales juegan un rol
preponderante en el cumplimiento de la exigencia de aplicación del control difuso de
17
Bregaglio Lazarte, R. “Problemas prácticos del control de convencionalidad en los procesos de
argumentación jurídica de los tribunales nacionales”. En: Hendu – Revista Latino-Americana de Direitos
Humanos, pág. 22.
18
Atienza, M. “Constitucionalismo, globalización y Derecho.” Año 2010. Citado en: Carbonell, M. y García
Jaramillo, L. “El canon neoconstitucionalista.” Madrid, Trotta, p. 264-284.
19
Ferrer Mac-Gregor, E. “Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo
paradigma para el juez mexicano.” Estudios Constitucionales. Pág. 571.
convencionalidad, eligiendo el estándar más adecuado para la protección de los
derechos humanos, justificando su elección a través de la argumentación jurídica y
configurando el bloque constitucionalidad/convencionalidad más apropiado para la
vigencia del orden constitucional y la convivencia pacífica de los individuos.
El activismo judicial
En el caso nuestro, para efectos del presente trabajo, se considera que el “activismo
judicial”, aplicado moderadamente y de forma dialógica con los otros poderes
estatales, es una práctica favorable para la protección de derechos humanos; con
particular énfasis en el alto grado de protección que se pueda lograr en el caso de los
derechos económicos, sociales y culturales.
En esa misma línea, juristas como Aharon Barack lo entienden de forma positiva,
categorizando al activismo judicial como «la tendencia judicial de lograr el equilibrio de
un conflicto social a través de un cambio en la legislación vigente, mediante la
creación de una nueva disposición normativa que no existía previamente, gracias a la
interpretación que hace el juez de la constitución o de la ley»21
Sin embargo, esta novedosa facultad “creadora” de derecho por parte de los jueces no
está exenta de críticas. Al respecto, de manera poco condescendiente con la práctica
del activismo judicial, Fix Fierro señala que los juzgadores no se circunscriben «a la
interpretación limitada y razonable de ley o la Constitución, sino que pretenden “crear
20
Carrillo Salcedo, J. “Soberanía de los estados y derechos humanos en derecho internacional”
contemporáneo. Madrid, 1995, Editorial Tecnos, pág. 174.
21
Barack, A. “The judge in a democracy. New Jersey: Princeton University.” Citado en: Toro Vera, B. “El
juez activista y el juez del Estado constitucional de derecho a la luz del actual proceso constituyente en
Chile. En: Anuario de Derecho Humanos, vol 17, núm. 1, año 2021, pág. 98.
derecho nuevo”».22 Por lo que se comete un quebrantamiento de la división clásica de
los poderes estatales, dándole al juzgador atribuciones que no le corresponden.
Esa idea propia de los inicios de Estado liberal, en el que el juez era concebido como
operador autómata de ley o “boca del legislador”, citando a Montesquieu; 23 han sido
superadas con el paso de los años y la evolución de la justicia constitucional y la
creación de los tribunales constitucionales. Circunstancias que habrían impulsado una
serie de cambios en el razonamiento judicial que dieron origen a un proceso conocido
como la “constitucionalización del ordenamiento jurídico”.
Por los motivos señalados, en la actualidad, la comprensión que existe acerca de los
órganos encargados de administrar justicia ha cambiado considerablemente;
reemplazándose la concepción clásica del juez autómata, por la del Juez racional que,
citando al maestro Dworking, «toma los derechos fundamentales en serio», domina el
imperio del Derecho y se consagra en toda ocasión, particularmente en los casos
difíciles, a encontrar la “respuesta correcta” que se impone. 25 A criterio de Toro Vera,
son tres factores los determinantes de este camio de paradigma:
22
Fix Fierro, H. «Activismo judicial». En Eduardo Ferrer Mac-Gregor, Fabiola Martínez Ramírez, Giovanni
A. Figueroa Mejía y Rogelio Flores Pantoja (coordinadores), Diccionario de derecho procesal
constitucional y convencional: 1001 voces in memoriam Dr. Héctor Fix-Zamudio. Tomo 1. Año 2021,
Ciudad de México: UNAM, pág. 54-56. Citado en: Toro Vera, B. “El juez activista y el juez del Estado
constitucional de derecho a la luz del actual proceso constituyente en Chile. En: Anuario de Derecho
Humanos, vol. 17, núm. 1, año 2021, pág. 99.
23
Montesquieu. “El espíritu de las leyes.” Ciudad de México: Porrúa, año 2010.
24
Guastini, R. (2009). La «constitucionalización» del ordenamiento jurídico: el caso italiano. En: M.
Carbonell (coord.), Neoconstitucionalismo(s) (pág. 49). Madrid: Trotta
25
Dworkin, R. “Los derechos en serio.” Editorial: Ariel, año 2012.
democrático de derecho; una mayor de la simbiosis entre el derecho constitucional y el
derecho internacional de los derechos humanos y el surgimiento del control de
convencionalidad en el sistema regional americano; así como una mayor participación
de los abogados en la formulación de litigios estratégicos.26
En otras palabras, nos referimos a un juez activista en sentido positivo, quien entiende
que el límite a la soberanía de los estados, se encuentra en el concepto de dignidad
humana y el respeto irrestricto a los derechos fundamentales. En ese sentido, el juez
activista en sentido positivo, entiende al derecho como una práctica social y es capaz
de armonizar el derecho convencional con el derecho interno, dando buenas razones
que justifiquen su elección, identificando el núcleo duro de los derechos que deben de
ser garantizados y resolviendo con una pretensión de corrección.
Ahora bien, parte de la doctrina suele asociar al activismo judicial con aquellos casos
relativos a la interpretación constitucional; concluyendo que el activismo supone un
conflicto entre cortes y poderes políticos, en cuestiones principalmente relativas a la
política constitucional y en las que se pueden identificar determinadas características.
26
Toro Vera, B. “El juez activista y el juez del Estado constitucional de derecho a la luz del actual proceso
constituyente en Chile.” En: Anuario de Derecho Humanos, vol. 17, núm. 1, año 2021, pág. 99.
27
García, J. y Verdugo, S. “Activismo judicial.” En: Análisis Jurídico, tomo 153, noviembre, año 2013, pág.
69.
28
García, J. y Verdugo, S. “Activismo judicial”. En: Análisis Jurídico, tomo 153, noviembre, año 2013, pág.
82
1) Se reducen los obstáculos procesales y se amplían los poderes de las cortes.
Por ejemplo, mediante la interpretación expansiva, invocando razones amplias
como la justicia o la dignidad humana.
2) Se incrementan los estándares de escrutinio a las acciones a controlar
mediante el uso de técnicas como, por ejemplo, la proporcionalidad.
3) Se desconocen las ataduras interpretativas y los jueces se apartan del texto, la
estructura y la historia de la norma que interpretan.
4) Se da flexibilidad a los jueces en el manejo del derecho objetivo y elección de
fuentes para la resolución del caso. En estos casos se suelen ordenar
conductas intrusivas a otros actores políticos.
5) Se tomarán decisiones con amplios resultados, como el maximalismo,
anunciando nuevas reglas y principios más amplios de los que el caso
requiere.
Existe razones de peso que justifican la práctica del activismo judicial. Una de ellas
estaría en el control constitucional de políticas públicas; la cual es empleada como una
herramienta de los jueces constitucionales en la protección de los derechos sociales,
económicos y culturales (DESC). Los DESC, a los que también se conoce como
derechos prestacionales, se materializan a través de la exigencia de acciones
estatales relativas a la implementación de programas y políticas públicas. Dichas
prestaciones, como es obvio, requieren de un incremento del gasto público para su
satisfacción progresiva; por lo que normalmente lo gobiernos suelen oponer muchas
resistencias para su cumplimiento.
Ahora bien, como se mencionó anteriormente, este tipo de sentencias pueden ser
catalogadas como una intromisión por parte de los jueces constitucionales en las
competencias y funciones de los demás poderes públicos, contraviniendo la idea
tripartita de división del poder propia de las democracias modernas. Así pues, cuando
los jueces a través de sus fallos se adjudican la potestad para realizar el diseño de
políticas y ordenan a los otros poderes cumplir con sus disposiciones, la idea de
democracia podría, en opinión de algunos, verse “amenazada”.29
29
Langford, M. “Justiciabilidad en el ámbito nacional y los derechos económicos, sociales y culturales: un
análisis socio-jurídico.” año 2009, p. 106
globo donde se han realizado los más importantes avances en cuanto a la
justiciabilidad de los DESC. Como ejemplo de lo anterior, la Corte Constitucional
Colombiana nos ha brindado sentencias innovadoras con relación a casos
estructurales y protección de DESC, llegando a desarrollar la popular doctrina del
“estado de cosas inconstitucional”.30
Para una mejor comprensión de los elementos que contienen este tipo de sentencias
que pueden ser calificadas, también, como “estructurales”; utilizaré la caracterización
presentada por el profesor Rodríguez Garavito. Quien propone tres características no
necesariamente concurrentes de las sentencias estructurales: 31
Conclusiones