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Secuencia Didáctica V

Comparativa entre el G7 y el BRICS

Asignatura: Geografía Económica

Docente: Vazquez Leonel

Introducción: ¿Qué es el G7 y el BRICS?


El Grupo de los Siete (G7) es un foro político intergubernamental conformado
por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Además,
la Unión Europea cuenta con
representación política.1 Sus miembros
son un grupo de países del mundo cuyo
peso político, económico y militar es
considerado relevante a escala global.
Representa a siete de los principales
poderes económicos avanzados.

A partir del año 2018, el G7 representa alrededor del 58 % de la riqueza neta mundial (317
billones de dólares USD) y más del 46 % del producto interno bruto (PIB) mundial basado
en valores nominales.
En economía internacional, se emplea la sigla BRICS para referirse conjuntamente
a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, aunque en este artículo se hará más referencia al
BRIC, que excluye este último país, el que se unió al grupo en 2011. En términos generales,
BRICS es el acrónimo de una
asociación económica-comercial
de las cinco economías nacionales
emergentes que en la década de
los 2000 eran las más
prometedoras del mundo. Los BRICS fueron considerados el paradigma de la cooperación
Sur-Sur, aunque esta interpretación fue puesta en cuestión dadas las contradicciones entre
los intereses de China y los demás miembros y la pérdida de proyección económica.

Todas estas naciones tienen en común una gran población (China e India por encima de los
mil cien millones, Brasil y Rusia por encima de los ciento cuarenta millones), un
enorme territorio (casi 38,5 millones km²), lo que les proporciona dimensiones estratégicas
continentales, una gigantesca cantidad de recursos naturales y, lo más importante, las
enormes cifras que han presentado de crecimiento de su producto interno bruto (PIB) y de
participación en el comercio mundial en los últimos años, lo que los hace atractivos como
destino de inversiones
El G7 y la pérdida de poder relativo

El ‘Grupo de las Siete Potencias Industriales’ o G7 se creó en 1975 como parte de un


reordenamiento de la hegemonía estadounidense o anglo-estadounidense luego de la crisis
de 1967-1973. Expresó una nueva
correlación de fuerzas económicas dentro
del centro capitalista a partir del
fortalecimiento de Europa occidental
(particularmente del núcleo Alemania-
Francia-Italia) y de Japón en Asia Pacífico
—los dos ‘protectorados’ militares de Estados Unidos, pero a la vez centros económicos. El
G7 como nuevo espacio de gobernabilidad del capitalismo mundial es un producto del
desarrollo de la Comisión Trilateral, que fue fundada por David Rockefeller en 1973,
acompañado por su asesor estrella Zbigniew Brzezinski (más tarde Asesor de Seguridad
Nacional del presidente Jimmy Carter 1977-1981), reuniendo a los representantes de las
principales corporaciones de Japón, América del Norte (Estados Unidos y Canadá) y Europa
Occidental. Como en la Santísima Trinidad, Dios es único (en este caso el gran Capital
Financiero) pero existe bajo tres personificaciones.

En otras palabras, la Comisión Trilateral y el G7 son parte de un mismo proceso que consiste
en que los Estados Unidos y sus grupos de poder dominantes con Rockefeller al mando,
amplían la mesa de conducción del capitalismo mundial, desde la cual se impulsó y
comandó la globalización neoliberal a partir de 1980, y el orden unipolar luego de la caída
de la URSS —que en un principio es uno y tres en su núcleo geopolítico y geoeconómico.

En 1982 los países del G7 representaban el 50% de la economía mundial medida a paridad
de poder adquisitivo (PPA) o el 70% en términos nominales. En contraste, los países que
hoy conforman los BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— en 1982 representaban
en conjunto sólo el 10% de la economía mundial a PPA o poder de compra real, y mucho
menos del 10% si la medición es en términos nominales. Es decir, la diferencia de magnitud
era notoria, porque además sus empresas transnacionales controlaban el resto de los
mercados.

Sin embargo, como se observa en el gráfico esos números que expresan poder económico
se han modificado notoriamente: el G-7 ha disminuido su tamaño relativo y ha sido
superado por los BRICS desde el año 2020 en el porcentaje del PIB en la economía mundial
a paridad de poder adquisitivo, 31% a 32% respectivamente en 2021. Y si bien la brecha
todavía es importante en términos de PBI nominal a favor del G7 —44% a 27%
respectivamente— esta se va achicando de forma acelerada, a la vez que muestra una
pérdida de más de una cuarta parte del PBI mundial por parte del viejo núcleo de la
economía mundial. Además, ya no son las mayores potencias industriales: el producto bruto
industrial de China, el gran taller manufacturero del mundo, es igual a la suma del productor
bruto industrial de EE.UU., Alemania y Japón; a lo que se puede agregar que más de la mitad
del producto industrial está en Asia.
Pero lo que es clave, es la pérdida de poder relativo en las actividades de comando por parte
del viejo núcleo. El capitalismo transnacional funcionaba a partir del monopolio del Norte
Global de las finanzas globales, el comercio mundial, la tecnología de punta y el
conocimiento para el comando estratégico-organizacional. A su vez, como resalta el egipcio
Samir Amin, resulta clave el control global de los recursos naturales, el poder militar y las
armas de destrucción masiva (probablemente por estas dos razones intentaron incluir a
Rusia a través del G8, aunque a cambio debía debilitarse estructuralmente y abandonar su
lugar de jugador geoestratégico autónomo), y los medios masivos de comunicación y las
plataformas de información. Ello se vuelve operativo a través de las redes financieras
globales y sus trasnacionales, los Estados de los países centrales (especialmente Estados
Unidos) y los organismos multilaterales construidos por estos poderes para la gobernanza
global como el FMI, el Banco Mundial o la OMC.

En este sentido, no había


problema mientras China
producía los teléfonos y las
computadoras diseñados y
comercializados a nivel global
por Apple —empresa
apalancada por fondos
financieros de inversión
global de Wall Street y
Londres, y que traslada al uso
civil los avances del Complejo
Militar-Industrial del
Pentágono. O si Rusia se
convertía en un gran
exportador mundial de gas,
petróleo y otras materias
primas bajo el comando de las transnacionales occidentales asociadas a los oligarcas
locales. El conjunto de los BRICS y otros países, se ubicaban como ‘mercados emergentes’,
territorios en donde avanzaba hacia fines de los años noventa el capitalismo financiero
transnacionalizado comandado por el Norte Global —quien se apropiaba de los beneficios,
bajo una nueva dinámica del desarrollo desigual y combinado. Pero el problema es que los
mercados emergentes, se volvieron poderes emergentes.

Los BRICS y el nuevo mapa del poder mundial

En 2006 fueron creados los BRIC pero su lanzamiento a la escena mundial fue en 2009,
justamente un año después del estallido de la crisis financiera y económica de 2008 con
epicentro en el Norte Global, que constituyó un parteaguas histórico-espacial. Este espacio,
al que en 2011 se sumó Sudáfrica, articuló en un bloque a las potencias industriales y
regionales de la semiperiferia con la búsqueda de democratizar la riqueza y el poder
mundial, es decir, poner en crisis las jerarquías del sistema interestatal reflejadas en el
orden mundial unipolar y las asimetrías propias de la división internacional del trabajo. Lo
que desde allí comienza a ponerse en discusión son las actividades de comando de la política
y la economía mundial. No es casualidad que desde 2008 el PIB de China se haya
cuadruplicado nominalmente, ya que la acumulación económica y la fuerza política van de
la mano, manifestándose ambas en la capacidad de romper los mecanismos de
dependencia y subordinación geopolítica.

A partir de allí se pone de manifiesto una contradicción estructural del sistema mundial
entre el polo de poder dominante y sus aliados, y los polos de poder emergentes, con lo
cual comienza a abrirse una dinámica geopolítica relativamente multipolar que subyace y
se articula con un conjunto de fenómenos, aunque no de forma lineal:

– La dualidad de la economía mundial entre el estancamiento del Norte Global frente al


extraordinario crecimiento de China y gran parte de la región Indo-Pacífica.

– La contradicción entre un capitalismo neoliberal en crisis y que profundiza su proceso de


financiarización, frente a la dinámica de desarrollo productivo del modelo denominado
“socialismo de mercado” en China y otros proyectos nacionales-continentales
“desarrollistas” de los poderes emergentes.

Entre el monopolio del Norte global y especialmente el polo angloestadounidense sobre la


tecnología avanzada, el comercio mundial y las finanzas globales, el conocimiento
estratégico, el poderío militar, los medios masivos de comunicación, las plataformas de
información y el control global de los recursos naturales y, por otro lado, la ruptura de estos
monopolios por parte de China y, en menor medida, de otros polos emergentes de la
semiperiferia. A ello se le agrega las posibles tensiones en tal sentido del propio Norte
Global. No por casualidad el presidente francés, Emmanuel Macrón, resaltó en su visita a
China que “La autonomía estratégica es el combate de Europa y sin ella el Continente
arriesga salir de la Historia”.

A partir de la Pandemia el proceso se ha acelerado y la escalada en la guerra en Ucrania un


nuevo catalizador. En 2022 el BRICS tomó un nuevo impulso y ya hay 19 países en la lista de
los que quieren la membresía del club —entre ellos Argentina, Argelia, Arabia Saudita, Irán
e Indonesia— bajo la mirada atónita del Occidente geopolítico conducido por las fuerzas
globalistas que creyó que la guerra en Ucrania, el conflicto en Taiwán y la escalada en la
Guerra Mundial Híbrida iban a debilitar el desafío de los emergentes. Todo lo contrario.
Incluso en la próxima cumbre de Sudáfrica a principios de junio se prevé tratar algunas
incorporaciones y también avanzar en una moneda de los BRICS, que junto con el Nuevo
Banco de Desarrollo (ahora presidido por la brasileña Dilma Rousseff) y otras instituciones
financieras multilaterales emergentes, están construyendo una nueva arquitectura
financiera mundial.

Ello no quiere decir que los BRICS ya hayan superado en poder político y económico al G7,
como algunos se apresuran en afirmar. Pero si muestra una tendencia estructural de la
actual transición histórico-espacial del sistema mundial y una crisis total del viejo orden
conducido por el Norte Global. Tampoco quiere decir que la contradicción G7-BRICS deba
ser abordada desde una visión de antagonismo maniqueo o como parte lineal de una nueva
bipolaridad. La presencia de Brasil e India en Hiroshima o las fracturas del propio G7 así lo
demuestran. Es lo propio de la nueva dinámica multipolar. Pero sin dudas no fue en Japón
y será en Ciudad del Cabo donde se exprese lo nuevo en el sistema mundial.

Pero hay quienes ponen paños más fríos en la cuestión de la superioridad del BRICS sobre
el G7, es así como la BBC de Londres describe en su diario
BBC Mundo (Diario de Inglaterra)

"El BRIC superará al G7 en dos décadas"


El bloque integrado por Brasil, Rusia, India y China, conocido por sus siglas BRIC, va a rebasar
en dos décadas a las economías más ricas del planeta, señala el analista británico que
inventó el concepto del nuevo bloque en 2001.

De acuerdo con las proyecciones revisadas del economista Jim O'Neill, director del área de
investigación económica de Goldman Sachs, la economía de China va a superar a la de
Estados Unidos en el año 2027, poniendo al BRIC por encima del G7.

"Se llegará a eso 10 años antes de lo que se pensaba cuando empezamos a analizar el tema",
escribió O'Neill en un comentario reciente en el sitio de internet del banco de inversiones.

El cambio en las proyecciones del economista británico podría ocurrir incluso más pronto,
principalmente, debido al crecimiento de China, que durante los últimos dos años ha sido
muy superior a lo esperado por O'Neill cuando trazó los primeros escenarios.

En la nueva proyección, China e India crecerán en una media de 5,2% y 6,3%,


respectivamente, entre 2011 y 2050.

En 2027, el supuesto año del viraje, la economía de China se colocaría en el primer lugar de
las economías del planeta, por encima de Estados Unidos.

"Sólo Brasil va a necesitar crecer con más fuerza", destacó, al referirse a la proyección de
un crecimiento medio de 4,3% entre 2011 y 2050.

La expectativa para Rusia es más modesta: 2,8% en el mismo lapso.

En el escenario se prevé que el G7, por otro lado, tendrá un crecimiento medio de sólo 1,6%
entre 2011 y 2050.
El nivel de vida

Con todo, los trillones de dólares extra en las economías de los países emergentes no van a
significar que esos países alcancen los patrones de vida considerados de Primer Mundo.

A pesar de que juntos, por el volumen combinado del PIB, tienen el potencial de superar al
G7, el único país que podría llegar cerca de los niveles de riqueza de los países desarrollados
es Rusia, advirtió el analista.

Las proyecciones trazadas por O'Neill en sus estudio de 2001 continúan recibiendo críticas
de varios lados. Muchos cuestionan el caracter artificial de un concepto que aglutina a
países tan distintos en el campo político y social y hasta en el mismo modelo económico.
Otros cuestionan la exclusión de hecho de otras naciones emergentes como Sudáfrica,
México y Turquía.

Hay quienes destacan que los países del BRIC sólo se están beneficiando del verdadero
fenómeno de este siglo: la emergencia de China como potencia económica.

La economía china tiene el mismo tamaño de los otros tres países del BRIC, y la brecha
tiende a aumentar.

Nuevo poder

El hecho es que el concepto ganó fuerza y el BRIC está por convertirse en una cúpula de
jefes de Estado con posibilidad de transformar la estructura de poder mundial.

Esa es la opinión de Riordan Roett, director del programa de las Américas de la Universidad
de Hopkins, en Washington, quien habló con la BBC.

"Lo que estamos viendo es el ascenso de un grupo de actores que, en conjunto, tendrán un
papel protagónico en diversos momentos, como lo hicieron en Londres, en la reunión del
G20", comentó Roett.
"Este grupo apunta a una transferencia de poder y de dinero de los viejos países
desarrollados hacia las nuevas naciones emergentes".

Según Roett, los viejos acuerdos intenacionales establecidos por las grandes potencias,
como el de Bretton Woods, que dio origen al FMI y al Banco Mundial, en 1944, "están
muertos".

Actividad:
1- Realiza un cuadro comparativo entre el G7 y el BRICS
2- ¿Qué se pone en juego con el crecimiento de poder del BRICS con respecto al monopolio
del poder mundial?
3- ¿Por qué fue un problema para el Poder del norte Global que los Mercados Emergentes se
convirtieron en Poderes Emergentes?
4- Realiza un breve informe entre la pérdida de poder del G7 y el respectivo aumento de
importancia que viene teniendo el BRICS. ¿Cómo es la pequeña critica que se le hace?
5- Redacta una breve reflexión personal de lo que has podido analizar del texto, ¿que opinión
te dejo?

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