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Aborigen, en su acepción corriente de pnmlt1vo y originario de

un territorio y establecido allí desde tiempo inmemorial.


Es en tal sentido como han sido utilizados estos términos a lo
largo de esta exposición.
En cuanto a la práctica científica, se propone:
UNIFICACION NACIONAL Y EDUCACION
Adelantar estudios de campo tendientes a analizar los problemas
del conflicto ínter-étnico, efectos diferenciales del impacto de la
EN TERRITORIOS NACIONALES:
civilización y posibles respuestas adaptivas, de acuerdo con las mo- EL CASO DEL VAUPES
dalidades culturales aborígenes.
Myriam ]imeno S.
Elaboración de un esquema conceptual para comprender los pro- Departamento de Antro.pología
cesos socioculturales aborígenes, tanto en el nivel descriptivo Universidad Nacional de Colombia
que posibilita la comparación como en el de la explicación y gene-
ralización teórica.
La observación e investigación objetiva y la participación activa,
por parte de los antropólogos, en los p!iocesos sociales objeto de . Introducción.
estudio.
Producción de conocimientos sobre estas sociedades que esté al La conformación del territorio nacional como estado nacional
servicio de ellas mismas. unitario ha sido un lento proceso marcado por la diversidad étnico-
cultural y geográfica de su interior. La vastedad de las llanuras
Diseñar y favorecer políticas y mecanismos que promuevan la
orientales, con sus formaciones de selva y sabana tropical, fue cam-
autonomía de estas culturas y consagren su libre participación
po largamente marginal del estado colombiano. Por ello, anclaron y
como miembros de una nación más amplia y compleja.
prosperaron peculiares mecanismos de control ideo-político.
Consagrar en la ley ("Estatuto Indígena") la autonomía de que
deben gozar estas sociedades para abordar, en forma raCionali- La independencia de Colombia del estado español colonial, im-
zada, 'Cl contacto e intercambio con la cultura occidental, así como plicó la ruptura de la organización político-administra.tiva que uni-
para desarrollar sus propias formas culturales y sociales en annonía ficaba las disparidades territoriales, bajo el centralismo colonial. Los
con sus patrónes y la nación. cambios administrativos y políticos republicanos acabaron con las an-
tiguas modalidades de integración y se hicieron patentes no s6lo "La
La legislación deberá diseñarse de tal forma que contemple la insularidad geográfica", sino las diferencias culturales y la carencia
diversidad cultural y la participación real, activa y decisoria de
las sociedades aborígenes en el diseño y formulación tanto como la
aplicación de las leyes que han de afectarla&.
Consagrar e incorporar dentro de la legislación nacional los de- NOTA: Este artkulo forma parte de un trabajo de investigación realizado para el pro-
litos de etnocidio y genecidio así como sus correspondientes con- grama de formulación de un modelo educaüvo prura Ter·ritorios Nacionales aus-
piciado por el Ministerio de Edumción Nacional y Holanda, dumnte el 2~
ceptos y sanción jurídica.
semestre de 1979.
Educar a la población en general acerca de la realidad objeti- Importames correociones se debe.Jl a las observacione6 de los ¡¡;ntropólogos Iván
va y valor de las culturas y sociedades aborígenes. Pineda P. y Roberto Pineda C.

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de nexos económicos interregionales (Leal, 1979) (l). El país se ase- tadas al margen de las áreas de expansión del comple}o económico so-
meja más a una serie de archipiélagos socio-económicos que a una cial del capitalismo incipiente. Es sabido que las relaciones capita-
nación homogénea. (Leal, 1979). El proceso de conformación de una listas tienden a expandirse y se erigen en dominantes a través de un
unidad política, administrativa, económica y cultural, bajo la for- proceso desigual y quebrado, mediante el cual se intenta el predomi-
ma de up. estado central uní-nacional, se prolonga desde mediados nio de sus relaciones sociales de producción, que implican la impo-
del siglo pasado. Este proceso, lejos de ser uniforme y pacífico, ha si- sición de un complejo ideo-cultural que se presenta como universal
do moldeado por las guerras civiles del siglo pasado y la del pre- y único. Aquellas estructuras con mecanismos diferentes de reproduc-
sente, denominada ilustrativamente "la violencia". ción deben someterse en un transcurso prolongado, tenso y violento.
Los sectores republicanos dominantes en el centro del país en La consolidación de la unidad nacional ha pasado por sinnúmero de
el siglo XIX, disputaron ,distintas vías y modelos políticos. Desarro- opresiones, silencios, destrucciones y negaciones de la "multiplicidad
llaron "un vasto juego de competencia política entre una tendencia es- de diferencias" (En Clastres, 1978: 6) cobijada por las fronteras te-
tructural centralizadora y otra de mantenimiento de una autonomía rritoriales.
y dinámica políticas en cada una de las regiones" (Leal, 1979:2). Los llamados "Territorios Nacionales" no participaron de la in-
Finalmente, se impuso un proyecto político globalizador, tendiente a tegración económica y cultural en el mismo momento que el norte y
la unificación territorial, política, ·económica. El núcleo político de- el centn¿ occidente de'l país. Como tales, han recibido tratamientos
cisorio se centralizó en ciertas y restringi,das zonas geo-económicas del políticos e ideológicos específicos, con miras a su incorporación. To-
país y a partir de ellas se estructuró el conjunto político. do un conjunto, a menudo contradictorio de políticas y diseños admi-
Pero ello obedeció a la inexistencia de, formas alternativas nistrativos, han sido implantados desde el centro del país con este
políticas, económicas y culturales de las sociedades disímiles, llama- propósito, que se muestra aún difuso. La prolongada debilidad del
macias indígenas o negras, que cubrían un extenso territorio. Estas aparato de estado, su imposibilidad de dominar estos territorios ale-
sociedades en el siglo XIX y hasta entrado el XX, representaban di- jados, desembocaron en una alternativa po'lítica inicial: encomendar
námicas diferentes, proyectos sociales alternos; eran innegablemente el man:ej•o, la subordinación de esas zonas a un cuerpo disciplinado
importantes en términos demográficos y de ocupación territorial. Es- y eficiente: las órdenes misioneras católicas. Esta fue la opción ante
ta importancia no puede olvidarse o negarse en aras del actual resul- la necesidad de proseguir la unificación nacional sobre una enorme
tado, o por una subyacente concepción evolucionista para la cual la variedad regional, cultural, étnica y una compleja y frágil unidad de
historia sólo pasa del esc1avismo al feudalismo y de allí al capitalis- las clases dominantes.
mo.
Sería preciso, en otro momento, profundizar en la vía de unifi-
cación nacional que cruzó por la negación de la historia de pueblos
La iglesia como poder y oornstrucción TWJcional y ¡el papel de ¡lJa
educdoión.
diferentes para convertir en la historia nacional lo ocurrido en una
porción de su territorio, ignorando y sometiendo las sociedades asen-
A partir de la república, la igiesia y algunos sectores que pug-
l. El Centralismo republicano prosigue y aún acenrúa un tS~sgo peculiar de la admi-
naban por dominar el naciente aparato estatal se trenzaron en cru-
nistración colonial española. Esta se basaba en el poder absoluto de la mona•rquía, dos enfrentamientos. En esta lucha la Iglesia Católica perdió gran
instmmentado .por una burocracia relativamente especializada, jera~quízd 1 controlada parte de su "poderío económico, pero cons·ervó intacto el político y
. desde el cen~ro imperial, cuya cúspide era el rey. P.ero se .dió un vas·to juego entre la el ideológico" (Víllegas, 1977 :3).
concentración de poderes y necesarios ajustes para su ejercicio (Jaramillo, 1978).
Desde ·entonces los núcleos políticos y admin~Wltvos se concentraban en una variedad La guerra de 1887 marcó el fin ,del radicalismo como vía polí-
jerarquizada de ciud&des, villas, pueblos de indios, parroquias (Colmenares, 1978), ubi- tica. Debilitadas y divididas, las fuerzas radicales habían fracasado
cados en su mayoría sobre el esqueleto andino y centros costeros.
en las medidas económicas y sociales y finalmente fueron militar-
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mente derrotadas. (Vi'llegas, 1977). Con ellos se derrotó la oposición
indígena que rompieran su autonomía como estructuras sociales dife-
al poder de la iglesia.
rentes.
El concordato de 1887 fue la expresión más acabada de los nue-
Posteriormente, en fecha tan reciente como la déc:ada del 50,
v?: secto_res en el poder, que propendían por un modelo de integra-
se impuso en los Territorios Nacionales el pé.nsum educativo oficial.
c_w? naciO~.L Se reforzó así la participación de la organización re-
Ya se cosechaban los frutos de la labor catequística, lo que dio paso a
ligiOsa catohca en el bloque de poder dominante, continua,n.do el hi-
la implantación de secuencias escolares más prolongadas, similares al
lo histórico iniciado por España (2 ) En especial, se le otorgó suficien-
resto del país. Se implementó .toda la primaria y comenzaron ensa-
~e a,utonomía para su acción sobre las áreas marginales, de población
yos de enseñanza normal y agropecuaria. Só'lo desde entonces se pre-
md1gen~, con el encargo expreso de reducir y quebrantar por distin-
tos mediOs las sociedades allí existentes. A esto se le denominó cons- tendió imponer un único mo.delo educativo nacional, arguyendo la
necesidad de una cierta capacitación nivelada cbn el resto del país.
trucción de fronteras patrias, aporte a la civilización.
Pero las tácticas misioneras y la utilización de la escuela como
De hecho, contribuyeron a la expansión de las f,ormas ideo-cul- eje de las mismas, no siguieron un esquema preconcebido y c'laro,
turales y económicas e.n áreas marginales, con verdaderas avanzadas. aplicado sin tropiezos. Más bien encontramos un oonstante forcejeo
~l cel? misionero y todos sus atributos de au.dacia, tenacidad, per- con las sociedades indígenas: resistencia ejercida por sus propios pa-
Sistencia, fueron imprescindibles para su penetración en territorios trones culturales, agresión deliberada, huída, capacitación de ciertos
remotos, a menudo hostiles. elementos, rechazo de otros. Ello llevó a reformular, abandonar,
. La ~ducaión (institución, medios, oontenidos, edificios, regula- avanzar, tácticas misionales en u.na ardua búsqueda de medios expe-
ndad, disciplina) se fue convirtiendo en un medio privilegiado de ditos cuya resultante es producto de múltiples confrontaciones con las
desarticulación cu'ltural y desarrollo de nuevas pautas sociales. Los sociedades indígenas.
misioneros entendieron la escuela no simplemente como lugar de
transmisión de ciertos contenidos formales. Percibier.on su entrecruce
complejo de élementos y las enormes posibilidades que ofrecía: la La consagración normaJtiva
fijación de_ ~obla?s dependie.ntes del centro misionero-escolar y el
control y vigilancia sobre las actividades cotidianas del mismo; cap- Poco tiempo después de la firma del Concordato de 1887 se su-
tura de la fuerza de continuidad de la estructura social en procura de cedieron disposiciones para ponerlo en marcha. En 1893 se consoli-
amoldarla según ciertas pautas, separándola en años decisivos de su dó el regimen jurídico especial de los Territorios de Misiones y se
propia dinámica. La escuela misional se convirtió en centro económi- estipuló el gobierno de 'las áreas alejadas y para el dominio de las
co Y¡ de relaciones diversas: sanitarias, aprovisionamiento y circula- "Tribus Bárbaras". Ya la ley 89 de 1890 consagraba disposiciones
ción de mercancías, compra de fuerza de trabajo, comunicaciones. que ampliaban el poder misionero católico s•obre las áreas periféricas
y las sociedades indígenas. Los convenios de Misiones de 1902 y
Este complejo permitió afianzar mo,delos espacio-temporales, 1928 le confirieron a éstas la dirección de las escuelas púbiicas pri-
pautas cognoscitivas, valoraciones y prohibiciones. No fue ajeno tam- marias para varones, réorzaron su poder sobre los territorios de mi-
poco al establecimiento de determinadas relaciones de producción. sión y sobre la otganización educativa en general. En 1953, se firmó
Inicialmente no se intentaba lograr un tipo alto de calificación de la un nuevo convenio de Misiones que estipulaba l l Vicariatos y 7 Pre-
fuerza de trabajo. Tan sólo abrir brechas só'lidas en la organizació,n fecturas Apostólicas. Todos los territorios orientales de la Orinoquía-
Amazonía quedaban allí incluídos. En este convenio, además de re-
2. Esta vía no era ninguna novedad. Toda la conqui~Sta española se realizó •con base saltar la protección de las fronteras, el gobierno confió a "los prela-
en la unidad guerrero-dérigo y fue la 1deología cristiruna la legitimadora de la dos jefes de Misiones" las atribuciones de dirección y vigilancia de la
misma. Ya en las p-rimeras disposiciones republi·canas se la revive y prolonga.
educación en las áreas de Misión: para ello tenían la facultad de
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crear y trasladar escuelas primarias, &ecundarias, vocacionales, ha- de sus antiguos colaboradores. Por ejemp'lo, para 1?79 mientras ~
cer los nombramientos, promociones y remociones de maestros y se- total del presupuesto de los Fondos Educativos Regwnales ascen,dw
ñalar sus sueldos, autorizar la creación de oentro& privados de ense- a $ 1.173.310.000 en los Territorio& Nacionales ( excluído San An-
ñanza y velar e inspeccionar que 'la enseñanza se rigiera por la ética drés y Providencia) a la educación contratada le correspondieron tan
y las normas católicas. (Ver Friede, 1979 y Triana, 1979). sólo $ 297.578.000.
Adicionalmente, para redondear el total dominio misional, el Sin embargo, dadas las características de estos territorios, donde
artículo duodécimo acordó que: "el nombramiento .de funcionarios di criterio que rige para su manejo es la subordinación al aparato
civiles J?ara los territorios misionales recaerá en personas de todo pun- político central, ('3 ) ee dan aparatos polític-ad~nsr _locales
to de ~zta rec~mndabls y !rleconoc1idamenrte ,a Zas misiones y ·religo~ Jébiles con baja tecnifica.ción, pero muy apetecidos en termmos de
sos mzswneros '. oferta de empleo y como canal de ascenso social e instrumento de
ejercicio político-partidista. Esta de~ia, impl~ca un posi_b~e juego
. ( ... ) "Será causa suficiente de remoción de los empleados del
más 0 menos amplio con el poder misiOnero, segun las condiciOnes de
gobierno una queja del jefe de la misión, siempre que se funde en
hechos comprobados". Para facilitarles su labor el gobierno se com- cada una de las :wnas.
prometiÓ< a conceder "La cantidad de tierras baldías requeridas pa- Una de las áreas cuyo relativo aislamiento del centro ha p~rmi­
ra el servicio de las misiones" y a sufragar los gastos del manejo tido un largo y peculiar manejo políti?o-misional ha sid~ e1 Vau-
educativo y misional. pés. La educación ha sido en ella oel pilar _de una _co~pleJa red de
intervención y condicionamiento de las socredades md1gena&, proce-
Tanto éste como los anteriores convenios de misiones y el Con-
so que aún no se ha cerrado con victorias definidas.
cordato "fueron reiteradamente tachados como inconstitucionales por
contener artículos violatorios referentes a la libertad de enseñanza y
cultos, pero sobre todo por el poder abso1uto de la Iglesia en vastas
zonas del territorio nacional" (Triana, 1979:14). Vaupés y el proceso de integración \al Estado Nacional.
Profundas modificaciones debieron recorrer el conjunto nacio-
nal y la misma, Iglesia Católica, para que desde mediados de los El Vaupés ha sido desde tiempos prehispánicoe asiento d~ so-
años 60 se abrieran por u,n lado, postura.s disidentes y se comenzara ciedades silvícolas que a través de un largo proceso aprehendieron
a escuchar la v;oz indígena y por otro, el poder estata'l alargara su las características del "delicado equilibrio" ecológico de la se'lva hú-
brazo hasta los remotos territorios nacionales, comenzando a recor- meda tropical. Mediante diferentes méto~,s de ,:'ap~o_vehmi·nt del
tar y condicionar el movimiento misionero y su influencia. En 1975 medio", se logró- y mantuvo esa adaptacwn en eqmhbno con el am-
siguiendo el espíritu de Concordato de 1973, se modificaron las nor- biente". (Maggers, 1976:25).
mas sobre educación en zonas de misión, ha jo la forma de educación Estas sociedades sin duda mucho más numerosas en términos
bajo contrato (Decreto 2768 del l7 de diciembre de 1975). Es cla- demográficos que en 'la actua1idad, conformaron sistemas sociocultu-
ro en esta legislación cómo e1 Estado restringe el poder misionero, se
rales con algunos ras@OS comunes y una re,d de relac_iones míticas, de
reserva por ejemplo, el derecho de inspección y vigilancia de los
intercambios matrimoniales, que aún hoy día permite hablar de un
centros educativos, así como la' ratificación de los cargos docentes y
administrativos de los mismos; los contenidos de la educación que
imparta la Iglesia CatóJica estarán supeditados a los definidos por el ). El artículo 6~ de la Constitución Nacional señala: "Las inteudencias Y comisarias
gobierno nacional y la misma figura de contrato a término indica quedan bajo la inmediata admin~strcó del .gobierno y cmresponde prove~ su
una nueva política estatal. El 'Estado tiende a recoger en su propio organizrución administrati·va, electoral, judicial, .contencioso rudministrativa Y el regtmen
aparato los hilos de la educación en zonas periféricas, en desmedro de mUJ;icipios \que las integran.

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complejo cultural relativamente uniforme (4 ) aunqu no constituye anzuelos, cuchillos, agujas e hilo, etc. Probablemente sus actividades
una unidad socio-política. ' e crearon condiciones para la ambiciosa arremetida de los franciscanos
d El Vaupés ha soportado desde 1as expediciones de Hernán Pérez desde el Brasil hacia 1880; éstos recorrieron el Vaupés, concentrando
e Quesada ( ~?38) y P~ilp Von Hutten ( 1541) una progresiva y los indígenas en aldeas que llegaron a tener hasta 2.000 habitantes (5 )
l~nta penetracwn provemente de distintos ángulos. Sucesivas incur- controlados me,diante fuerza policial, y un duro régimen disciplinario.
swnes Y perma.nencias, brasileras y colombianas, muchas fracasa- Sin ·embargo, su ataque y ridiculización del culto del Yuruparí desen-
~s_, algup.as exltos~, fu~ron sentando las bases y creando las con- cadenÓ> una rebelión indígena que dio al traste con la actividad mi-
Icwnes par~ un afmc~Iento estable y continuo no indígena, en fe- ¡;ion.era hasta la déca,da del lO del presente siglo. ( Hugh- Jones, 1979).
c~a tan tard1a como el fmal del siglo pasado. La dominación c0 },0 m- Esta historia, enmarcada profundamente por las luchas desata-
biana de est~ t~rio precisó un dilatado lapso de conquistas, das para someter las sociedades indígenas, tiene un hito decisivo en
r~toes, atra?cwnes y repulsas; el empuje inicial provino del Bra- el movimiento cauchero de finales del sigLo pasa,do. Sólo hasta enton-
sil por comerciantes esclavistas y misioneros que ascendían el río ces se logró "una historia ininterrumpida de contacto" (Goldman,
NI egro, creando Y apoyándose en los poh'lados de Manaos y Barce- 1968), se at~nzro en el cuerpo social indígena condiciones para su
l os. (Hugh-Jones S. 1979).
ejecución. Y sólo a partir de entonces se desarrollaron vínculos con
-~a primera actividad ~ioner p~olngad en la parte superior la nación colombiana y se cambió el eje de orientación de la zona.
del no. Negro 9-ata ,de las miSiones Jesmtas de 1657, seguidas por las Sin embargo simultáneamente, el Vaupés ha permanecido como terri-
c~ rmehtas
1
Sl •
de 1695 (Hugh-Jones, 1979), provenientes ambas del Bra- torio económico-social marginal del estado colombiano.

. ~n 1750 e~ descubrimiento del Canal Casiquiare comunicó el


Guamia Y el On~oc
Los \canales de la incorporación: Los caucheros
trayendo un amplio movimiento mercantil tan-
to desde el Brasil como del Nor-oriente español. Numerosos pobla-
La actividad misionera no puede entenderse a cabalidad sin una
~os se fundaron en el curso a!to del río Negro, junto con puestos gu-
comprensión del fenómeno cauchero que hasta cierto punto estableció
erna~tls portug~se. Sm embargo, muchos desaparecieron a1
condiciones para la primera.
poco tiempo; las actividades misioneras, por su lado sufrieron ci-
clos de .auge Y ~bando casi total de la zona. ( Hugh~ J ones, 1979). Como se ha menciona,do, hasta avanzado el siglo XIX, los intere-
Las sociedades mdígenas s~ enfrentaron con la coLonialista, princi- ses ·económicos y políticos del naciente estado oolombiano se concen-
palmente portuguesa; ascendieron el curso de los ríos principales (río traron en el cordón andino del país. A mediados del siglo XIX, con
Negro) remontándose a los menores, alcanzan,do zonas de refugio la necesidad creciente de abastecimiento agropecuario se dio una
como e~ !sana Y el Vaupés; desan:;ollaron vastas revueltas mesiáni- apertura progresiva hacia los llanos; sin embargo, las zonas selváticas
cas anhblancas ( 1850-1875-1878-188.0 J violentamente reprimidas y eran poco propicias y queparon aún excluídas. Sólo la demanda cre-
atacaron o abandonaron las aldeas misiOneras y comerciantes. ciente de la industria automotriz por el caucho natural despertó in-
terés por esas regiones desde mediados del siglo pasado. ( Camacho,
. .1!- mediados_ del siglo XIX, Wallace ( 1854) mencionó continuas
1972).
mvaswnes e~clav1st Y un movimiento comercial hacia Brasil, de nue-
~es del B_rasil, pescado seco, zarzaparrilla, fibras, pieles cueros fari- En la época del primer auge de las caucherías ( 1890-1920) to-
na, camb1a,dos por distintas manufacturas: vestidos hachas, madhetes, da la región amazónica "se encontraba completamente desconectada
del interior de Colombia. Su única vía de acceso era fluvial y ésta era
4. ~ los trabajos 1~e .dirversos antropólogos: Hugh-Jones Stephen: 1977, 1978, 1979; muy penosa en las épocas en que se podía navegar. A tal punto que
e ' ~h Jones, Chnstmes: 1977, 1979; Jackson, ]. 1972, 1973, 1976· Silverwood
1972; Btdou, 1973, entfe otros. ' '
5. En la actualidad Mitú cuenta con 1.500 habitantes.
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resultaba más sencillo el acceso l A
Perú ... " (Villegas 1979) Elloa. T-a~ons por el Brasil o por el Un segundo ascenso se produjo durante la segunda guerra mun-
na aledaña brasileñ~ . Imp Ico. mayor contacto con la zo- dial, bajo la organización directa norteamericana. La Rubher Deve-
o brasileñas ( J ckson ~ t7o;)o ~n la~ reg~ns centrales colombianas lopment Corporation organizó la extracción de goma entre 1940-45,
dos l . d h ' . s:ta situacwn se prolongó, aminorán- reviviendo la explotación indígena con sus secuelas sociales y demo-
ed clon entltu . asta momento tan reciente como la década del 50-
60 e presente siglo. <6 l. gráficas. Los empleados no indígenas de la Rubber y algunos blan-
. cos llegados a la zjOna como empleados oficiales o policías, continua-
Por ello, no es extraño que durante el . b ron el trabajo del caucho después de la salida de la compañía nor-
el proceso pr~ductivo estuvie d . . pnmer oom cauchero
teamericana al finalizar la guerra <7l. Sin embargo, éste ha sufrido
y brasileros y J'erarquizado :na u'loti_mnado polr lfos caucheros peruanos
1 Imas por a amosa
o~ grandes exportadores de Manaos Iquitos y Bel,
A
l asab rana y
e acelerada y franca decadencia, en relación con la creciente oposición
indígena y las condiciones generales del mercado del caucho.
fie~'o; '
{;iro~l_j.des Y
yDNu~:
ag ey en
Yo~-
ommguez) .
(~;e Alrededor de 1969-70, la resistencia indígena, alentada por los
misioneros católicos, consiguió dar duros golpes a los remanentes
jo. s~o:iau!m1 c~tr:.
forzada de la fuerza de. traba-
caucheros, que por entonces enganchaban unos 3.000 indígenas en to-
da la región; la Caja Agraria, quien desde 1953 monopolizaba los
mdígenas reducidos mediante ca~ríiv d~, eng~ch ~e trabaJadores créditos y la comercialización del producto, registraba 300 patronos< 8l.
y atados a través del sistema del end:ud: comlSlones dde caucheros
sistía en el cambi d , ' que muy cru amente con- Los misioneros, largo tiempo testigos semi-mudos de la cau-
1979) .L d d o e merc~ntas caras por caucho barato (Villegas chería, parte aliada, parte competidora, optaron por propiciar el mo-
· a eu a se converha p 1 · d, '
terminable con el patrón callch ara e ~n Igena ben una obligación in- vimiento contra la misma, que obtuvo a través de numerosas denun-
ción de capataces, aplicaba castfr~ 6~leonta a c~n una or~aniz­ cias públicas la atención gubernamental; se logró recortar los crédi-
ra quien tratara de b 1 ~ y organizaba razzias pa- tos para la producción, excepto para cooperativas indígenas, lo que
d 7 . . que rar e sistema. El patrón cauchero dependía debilitó el sistema, del cual sólo quedan reducidos vestigios.
e un comerciante proveedor de 1 ,
vez estaba controlado as n:.,erca~is necesarias y éste a su
ras (W 1 D . , por las compamas Importadoras y exportado- El eje, de la incorporación de la zona a la nación colombiana,
ag ey en ommguez, 1977). ha sido en síntesis, la integración brutal pero limitada. La estructura
Los indígenas por u t · indígena' no se podría vincular "espontáneamente" al proceso pro-
e 1 ., h s par e, mtentaron enfrentar o eludir la ductivo cauchero. Por sus peculiaridades económicas y sociales preci-
ompu swn cauc era acudiendo a la huida . 1
a d 1 b · · masiva, a os ataques saban capturar, conquistar su fuerza laboral y someterla a los barra-
rma ?s o a sa ~taJe_ ,en la producción; la cauchería ad uirió así
cones siringaleros, bajo el control estricto de capataces.
~ c~rafte dle domm:acwn sangrienta, de combate feroz, donde la vio-
ncia ue e meca.msmo predilecto. La cauchería encontró la comunidad, no el individuo libre de
El apogeo de la primer 1 h . , medios de producción. Y es precisamente sobre la ruptura de los vín-
1910-12. En 1911 dice e Doa ,o a cauc era se. Situa alrededor de culos comunitarios y la separación del productor de sus condiciones
ción de. caucho d, 1 . mgu,e~ se p_roduJo la mayor exporta- productivas, como se instituye la abstracción del uso inmediato de la
. e a ?uenca amazomca: Cien mil toneladas. Lue o fuerza física del proceso de explotación (holloway, 1977).
~na:lpfeci.so epodr dlive~sa causas, principalmente la competenc1a
s e onente. Innegable población esclavizada, los indígenas, requerían un mí-
nimo de calificación. Las ataduras peculiares del endeude fetichizaron
6. La Rubber ConpOimtion, que organizó 1 , .. h • d
gunda Guer M d' • a cauc ena urante el período de la Se- 7. 'Para una descripción del sistema de •endeude reciente, ver Silver-Woodcope, p. 1972).
ra un !al, cons-truyo el aeropuerto d M' fl . .
en Mitú. e ua Ol'es Y una pnmera plsta 8. Entl'evista con el doctor Alejandro Reyes Posada, entonces representante del Miii!is-
~erio .de Gobierno ante el c~nfliot.
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bía y de hecho jugó un papel en la. confro_ntación y en el pwoeso .de
luego la ooercwn de la violencia física, pero conservando una rela-
dominación. Esto llevó a una reflexiÓn obhgada de las sociedades m-
ción de sometimiento forzoso. No se da pues, una relación del traba-
dígenas sobre su propia tecnología y sobre ellas mismas. ( Bidou,
jador "libre", que vende al inejor postor su mercancía peculiar; más
1978).
bien una especie de trampa, en la cual determinado objeto-mercancía
opera como señuelo mediante el cual se obliga al trabajador para oo.n El impacto cauchero repercutió también a nivel político-ideoló-
su endeudar. El pago de la deuda se garantizaba por la utilización gico. La cauchería inci,di6 en la ~sción comunitar~ Y. fundamentó,
eventual de la violencia física, bien de las cuadrillas del patrón o de inició la creación del individuo-cmdadano, el ente subd1to del estado
las autoridades oficiales, a menudo socios del primero. La forma de y suj;to de explotación. Se abrió el camino hacia la constitución-im-
reclutar y organizar la fuerza de trabajo indígena se enoontró así posición de objetos del dominio estatal, cult~van,do ~ c.ampo a la pos- .
transformada por ataduras semi-esclavistas y no por la disgregación terior implantación de un aparato productivo capitalista (productor
del capital. Pero esto permitió que ella se reorganizara, a pesar de de plusvalía) y al afincamiento del aparato p~olí.tc ~el, ~stado. Apa:
las tremendas reducciones demográficas con profundos desplazamien- rato que en razón de sus medios ,de conshtucwn h1stonca, des_ta.co
tos y cambi,os, una vez pasado el auge extractivo. al cuerpo misional como táctica inicial para implantar su dommw.

Lo decisivo de las caucherías fue la introducción masiva de nue- La presencia difusa del Estado Colombiano en el Vaupés se
vos elementos tecnológicos en las sociedades indígenas y la incorpo- ejemplifica en la tardía definición real de los límites con otros es-
ración de nuevos valores de uso 'en ellas <9 >. Uno y otros se han vuel- tados nacionales. Toda el área mantuvo incursiones de caucheros, co-
to requerimientos esenciales, para cuyo suministro dependen de pe- merciantes y misioneros provenientes del Perú y Brasil, durante mu-
queños comerciantes, caucheros y misioneros. cho tiempo; las sociedades nativas mantenían vínculos cultural.es con
sociedades de .toda d área. La constitución de la unidad polítwo-ad-
Los indígenas precisan de un circuito comercial simple, vender ministrativa comisaria! en 1910 .no conllevó un real dominio polí-
para comprar, cuya característica es la escasa circulación monetaria tico. Hemos ya m_encionado las características ,d~ incomunicaci?n Y
como medio de pago. Las manufacturas se obtienen a cambio de tra- la particular articulación de la producción reducida a exporta:wnes
bajo y otros productos indígenas. Sin embargo, con el despunte del de caucho, y balata que faltan sin tomar en cuenta la existencia del
tercer auge productivo (lO) y ciertos pagos en dinero por trabajos es- Vaupés para dejar su p:mducto en las compañías de banqueros de
porádicos para sectores oficiales o para los lingüistas del I.L.V. co- Manaos, Iquitos, Nueva York o Londres.
mienza a ampliarse la circulación del dinero.
El aparato de Estado no ~uo durante muc~o. tiempo. o.tra P.r~­
La cauchería básicamente aprovechó la fuerza de trabajo indí- sencia que escasos cuerpos pohc1vos y una raqmhca adm1mstracwn
gena forzada o semif<Drzada limitando así su propia repercusión dis- que debía sancionar las concesiones caucheras y los oontratos de tra-
gregadora. Sin embargo, la irrupción ya mencionada de cierta tec- bajo, y garantizar el endeude indígena.
nología, externa al universo indígena, "constituye un replanteamien- Los caucheros (con su infraestructura y organización) fueron los
to radical de la relación que una sociedad (los individuos que la reales conquistadores y administradores de esas sociedades. Ellos lle-
constituyen) mantienen con el universo y es finalmente, una puesta varon a cabo el sometimiento ,del indígena para que a partir de fe-
en entredicho radical de la relación que los indivi,duos guardan en- chas recientes, el estado colombiano pudiera afianzar sus bases y se di-
tre ellos" (Bidou, 1978). Esta invasión tecnológica se dio dentro de rigiera a las sociedades allí vivientes como a súbditos natural-es y és-
un marco específico que condicionó- su influencia. La sociedad indíge- estos a su vez, se reconocieran sujetos a él. Frente a los movimientos
na se encontró bruscamente en contacto ,de dominio aplastante por del poder político-económico en expansión, las socieda~ vaupenses
otra sociedad que presentaba tal abismo tecnológico, que éste se perci- perdieron su autonomía, se transformaron, pero se orgamzan y cap-
tan nuevos elementos, en un proceso sobresaltado por rebeliones de
9. Vestidos, rela:s, fósforos, herramientas, pilas. ·sal, etc., ~on indispensables hoy en día.
10. "La Hoja Verde" auto afirmación mesiánica y ataque& individuales.

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La guía de la m1s10n vaupense, tal vez hasta bien entrados los
años 60 fue el arraigado desprecio por los indígenas, la convicción de neda etc. Para enseñar aritmética, nos cuenta un articulista (Revista
su inferioridad y natural condición de subordinados y el imperativo Almas, 1944 b: 2005), idearon una tienda en la que se cambiaban
de reprimir toda manifestación propia: "Cuán dignos de lástima son muñecas .de trapo, frutas, etc., por monedas de cartón, con el fin de
los pobres salvajes; lejos de la fe y careciendo en absoluto de la ci- que las operaciones aritméticas y la moneda "pudieran desarrollar
vilización cristiana, pereoen víctimas de tan ridícula& costumbres" aquellas oscurecidas mentes". Conscientes o no de ello, los misione-
(Revista Almas, 1945 b:2019). La norma corriente fue la agresión ros se han pasa,do dando puntadas hacia la circulación de mercan-
física e ~deológica: quemaron malocas y o:r:namentos sagrados, ce re- cías, de la mercancía-dinero, puesto que "la circulación de mercan-
' moniales, obligaron a los niños a vivir en la misión y a sus padres a cías es (en cierto sentido) un punto de partida del capitalismo".
seguirlos (Silverwood-Cope, 1972). T,oda la vida indígena en los (Marx, 1973, 155).
centros de misión soportaba la imposición de las estrictas reglas mi-
sioneras, que incluso regulaban el manejo corporal y del lenguaje. El tiempo se contabiliza estrictamente y se imponía como con-
Por ejemplo, los monfortianos prohibieron a los niños del Papurí ha- dicionante del individuo - niño en formación, enclaustra,do en un ·es-
blar lenguas distintas del español y tukano, idioma este último que pacio rígido. Desarrollaron una ofensiva entre niños y adultos para
estudiaron. "Los reverendos padres Monfortianos aunaron un poco desterrar esas "grandes y rídiculas supersticiones", para liquidar los
las cosas (de la inmesa variedad de idi10ma), con la prohibición pa- payé o sham·anes que "obran por medios supersticiosos", pue&
ra los niños del río Papurí, de hablar lengua fuera del Tukano, lo "nunca anda el paganismo sin la superstición ... " (Revista Almas
que se pudo lograr casi absolutamente". (Revista Seminario de Mi- 1944 b: 2007). Todas las creencias fueron denominadas "costum-
siones, 1954:60). bres aterradoras" o "ridícu:las", que "los precipitaban más y más
en la ignorancia y el error" (Revista Almas 1944b: 2008). Era oo-
Silverwood-Cope (1972) anota que en las primeras épocas, la rri:ente la burla a la relación no autoritaria padres-hijos y se comba-
enseñanza de la cultura y escritura se hacía en la lengua natal del tían las pautas matrimoniales que proscribían el matrimonio dentro
misionero y sólo ante protestas del g10bierno se pasó al español. Apar- del mismo sib. En fin, trabajaron mucho "los R. P. Monfortianos
te de conocimientos ·elementales en aritmética y geografía, se instruía ( ... ) por destruir la costumbre de malokas sustituyéndolas por la
en carpintería y modistería y trataban de formar catequistas indíge- de casitas con el fin de evitar los desórdenes que cometen cuando en
nas. "Se pretendió imponer a los niños esquemas escolares que re- ellas se reúnen, (pero) unos poco& han convenido en edificarl,as en
cuerdan su original similitud con la organización militar". "Ta:n pron- forma moderna y de acuer;do con la civilización y la moral" (Revista
to como llegan, se les viste el uniforme y se les instala con mayor Almas, 1943: 1012).
cariño ( ... ) para que así poco a poco vayan entrando en la vida
disciplina,da del establecimiento" (Revista Almas, 1944 a:l012). "La Como gua:r;dianes de moral, persiguieron implacablemente a
vida de los Tukatinos ( ... ) internos se desliza alegremente y es de quien diera "mal ejemplo". Tal es el caso de una mujer tuka,na, lla-
maravillarse verlos tan ·disciplina\dos atendiendo puntualmente al gol- mada Karí ,de gran prestigio en el Papurí, quien tuvo que huir al
pe de campatna y atendiendo a todo cuanto se les indica" (Revista Al- Brasil, pues los misioneros lograron una expedición policiva coman-
mas, 1944 a:1012). A pesar de la mencionada "alegría" los mismos dada por el Alcalde de Mitú para encarcelada, con el fin de "reme-
documentos registran la frecuencia d:e fugas infantiles y se asombran diar la situación moral de los indios" (Revista Almas, 1945:1025).
de las artimañas e ingenios utilizados para huir; pequeños de 6 años
Podríamos caracterizar este período inicial (1918-1950) como
se atrevían a pilotear un potrillo, o adentrarse en la selva para es-
los pasos e,n la penetración al interior de la organización comunita-
capar al confinamiento ,del internado. Uno de los afanes de la ense-
ria, donde el complejo escolar jugó un papel destacado, no tanto en
ñanza consistía ·en hacer llegar a esta lejana selva las relaciones so-
desarrollar una calificación técnica, sino en abrir las puertas a la im-
cio-económicas, los hábitos, los conceptos metropolitanos. Procura-
ron mostrarles el tipo de vivienda, los automóviles, el manejo de mo- posición ideo-cultural.
El poder misionero vino a reforzarse por entonces con el Decre-
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12
to N°· 614 < l "S obre go b'1erno y proteccwn ·' .de m· d'1genas no c1v1
· ·1·Iza-
Km2 • La ori·entación pastoral, no sufrió mayores modificaciones con
dos en la región del Vaupés". En él se decía textualmente: "Los in- este cambio. En la primera carta pastoral del nuevo Pr,~fect? M. Ge-
dios salvajes de la región del Vaupés, no civilizados aún, pero sí redu- rardo Valencia Cano, se lee que todo su programa se smtetlzaba con
cid<Os a misiones, no están sujetos a las leyes oomunes de la repúbli- la frase: "Jesucristo, luz del mundo, el fundamento de to.da verdad,
ca, y serán gobrernadios en forma extnaordirnwria por los misioneros la verdad por esencia" (Revista Seminario de Misiones, 1949b: 50).
encarga.dos de su redención, de acuerdo con las facultades que para En un artículo" titulado "Al otro día de la llegada", Monseñor Va-
el ejercicio de la autoridad civil, ju,dicial y penal se 1es otorga por este lencia. Cano se preguntaba observando un indígena vestido con "gua-
decreto". Como atribuciones se estipulaba "traer a Los indígenas pa- yuco ... pobres gentes, ¿por qué serán así? "¿Cuándo aprenderán a
ra formar centros de población", "demarcar los sitios", "tdesignar en- vivir como los civilizados cristianos?" (Correa, 1959:40).
tre los mismos indígenas los oapitanes y agentes de policía que debe
regirlos", castigar con "trabajo correccional suave" los indígenas por Por esta época, el comisario del Vaupés dictó la Resolución
distintas infracciones y cuidar la asistenoia ·de los niños a /¡as escue.las; NQ 24 de 1950 con la cual se reguló- la relación entre caucheros e
otorgaban así mismo la atribución de "pmteger a los indígenas con- indígenas (pre~io del producto, precio del salario) mediante la in-
tra el _abuso de los civilizados", impedir llevarlos a caucherías ale- tervención del protectorado indígena y a través de contra.tos. de .tra~­
jadas de la jurisdicción misional y dirimir querellas entre civiliza- jo. Estas normas :¡;aramente se aplicaron por la d~recta ~ mdi~ecta vm-
dos e indígenas. Esta última atribución delegaba en las misiones el culación entl'e autoridades y caucheros y una cierta distancia frente
manejo ,de los conflictos entre indígenas y caucheros y otorgaba al a .ellas de los misioneros. Como se mencionó, sólo a finales ~e los
misionero un poder decisivo de mediación, que ha sido el núcleo per- 60 los misioneros jugaron un papel decisivo •en la decadencia del
mament•e de la adividad religiosa y su principal asidero. Las autori- sistema cauchero.
dades civiles, por su parte, debían "prestar su concurso a los misio- En los años 50 cobró aún mayor énfasis la educación como medio
neros en la labor de reducir y civilizar" a los indígenas (13 ). de catequización. Miguel Angel Builes, respondía así al ~fán .de pene-
Con la creación de Mitú en 1936 como capital administrativa, los tración: "Cuál será el mejor medio para que los padres Javenanos lo-
Mo.nfortianos nombraron el primer párroco allí y ampliaron este nue- gren algún _fruto de estos 10.000 indios d~,. la Pref~t_ua de los cuales
vo frente de trabajo. Sin embargo, la atención de los Monfortianos se sólo 1.200 están bautizados" Cojan los mnos, les diJe: forme~ escue-
concentró en el Papurí-Paca y hasta la actualidad es la zona misional las einternados; procuren en seguida congregar en pueb1ec,Itos las
catolica más importante. familias indígenas y busquen la manera para que .todos tengan traba-
jo para ganarse el pan" (Builes, 1951:45).
Aconsejaba Builes amphar. 1as re duccwnes
. . t ent es (14 ) a ~ t ra S
•ex1s
Las misiones CIOtlombi(JJnas
9, fortaleciendo Mi tú y fundando de norte a suroeste, S~n J ~s del
Guaviare, las Plamas y Amanaven, Santa Rosa del _Y ~u pes: T1pac~,
A partir de. 1949 algunas misiones extranjeras fueron suplan- Yaburú, Sejal y Amanaven en Guainía (para . hmltar mfluencia
tadas por colombianas. En ese año se creó la Prefectura Apostólica de protestante), y una reducción sobre el ría Apapons, en las bocas del
Mitú, segregándola del Antiguo Vicariato de los Llanos .de San Mar- Cananarí. r

tín. Se encomendó su manejo a los padres del Seminario de Misiones


En 1953, cambió la dirección <15 l de la Prefectura y por entonces
de Y arumal, Antioquia ( Javerianos) fundado por Miguel Angel Bui-
se firmó el teroer Convenio de Misiones, entre la Santa Sede y d Go-
les. Los Monfortianos quedaron encargados de los territorios corres.-
rresprondientes al Meta y Vichada. La nueva Prefectura cubría 149.850 bierno oolombiano. Mediante este co,nvenio la iglesia se comprome-

14. Acaricuara. Monfort, Piracuara, Te•resita, Villa Fátima, Waracapurí, Waracú, Carurú,
12. 13 de abril de 1918
13. Subrayo. Mitú.
15. Valencia Cano -es nombmdo en Buenaventura y entra Heriberto Correa Yepes.
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tió a establecer centros misionales en los principales puntos limítrofes y la Iglesia Católica misma se vio sacudida y contradicha interna-
de la República, a crear escuelas públicas, primaria secundaria vo- mente en sus tradicionales concepciones. Todo ello, llevó a reformula-
cacionales, ~dminstrao completamente esta educa~ión e inspe~co­ ciones y ajustes en la política misional de la Prefectura. Apostó.Jica.
nando la pnvada en los territorios de misión. A,demás debía "estimu-
lar ~ J?s i~dígea a reunirse en familias y grupos "y" promover
la CIVlhzacwn cnstlana y el fomento de la prosperidad material ,del Nuevas realidades, nuevas orien~cs
territorio Y de los indígenas en él establecidos". . . (Revista Semina-
rio Misiones, 1973 :41). "El año 1969 marca un hito en la renovación pastoral de la Pre-
El convenio, que no pr•ecisaba ratificación del Congreso, susci- fectura Apostólica" (Vaupés al día, 1979:3). Los Congresos Misione-
tó debates enconados entre otros en la misma Cámara de Represen- ros de Melgar e !quitos, siguiendo pautas de la II Conferencia del
16
tantes < ). Los argumentos básicos apuntaban a su inconstitucionali- CELAM, propiciaron realineamientos en la aoción misionera cató-
dad por no haber sido sometido al Congreso.. Así mismo, se destacaba lica. En el Congreso de Melgar se expresó un criterio novedoso, por
cómo los po,deres de intervención que ratificaba, pugnaban con la con oposición a las políticas basadas en el menosprecio indígena: "Re_s-
dición independiente de la nación y atribuían autoridad civil a sa- peto y promoción de las diversas culturas entl:e las cuales la Igl,esia
oerdotes colombianos y extranjeros. El convenio, adujeron quienes se realiza su labor" (Vaupés al día 1970:6). Sm embargo, esta lmea
pronunciaron contra él, cubría tres cuartas partes del país y una po- encerraba contra,diceiones profundas, puesto que simultáneamente se
blación cercana al millón de habitantes; <17 ) atentaba así mismo con- reafirmó la universidad de la "salvación en Cristo" y el "discerni-
tra la libertad de cultos y enseñanza. La Iglesia Católica respon,día miento de los valores y contra-valores indígenas a la luz del mensa-
que estaba constitucionalmente consagrada la libertad: "Los religio- je salvifíco" (Vaupés al día, 1970:6).
narios protestantes (pueden abrir escuelas) en las regiones, pero no Esta ambigüedad ha hecho oscilar la política misional y la edu-
pueden abrir escuelas para catequizar al pueblo indígena que es pa- cativa en particular, sin llegar a replantear los términos en que se de-
gano, y a quien sólo pueden catequizar los misioneros católicos, de senvuelve, moviéndose entre el paternalismo reformista y la radicali-
acuerdo con el Concordato o con la Convención de Misiones. (Uribe, dad verbal. Una vez más se reafirmÓ< en los 60-70 la prioridad otor-
1956:35).
gada a la e,ducación-catequización. Sin embargo, se pretendió que
Sin ·embargo, las misiones protestantes se habían instalado des- ésta no fuera un medio de opre&ión, pero sin decidirse a trans-
de 1943 en el Vaupés, <18 ) aunque sólo se evi.denció su ·alcance a par- formarla en la medida necesaria para ello. De todas formas el inten-
tir de los 60; a mediados de esta década la presencia aproxima,da de to de basar las misiones en maestros indígenas, el impulso a la "pr.o-
5.000 "conversos" de Sofía MüUer y de las bases ,del I.L.V., rompie- moción" ,de las comunidades, a la formación de líderes nativos, fue
ron la exclusividad católica y crearon una tensa situación de compe- de hecho, una posición novedosa. Esta política se ha complementado
tencia (Sil ver Woo,d..:Cope, 1972). E,ste factor se unió a las desercio- a través de equipos de pastoral, conformados por misioneros jave-
nes y migradones de los poblados misioneros católicos del Papurí por rianos, Lauras, Teresitas y Capuchinas, repartidas en 7 parroquias y
la crisis de alimentos debido al agotamiento de los recursos en sus un equipo de catequistas, ·en buena parte indígenas <19 ).
cercanías; por su lado, las caucherías profundizaron su deca.dencia
Simultáneamente, los misioneros cuentan con una infraestructura
consolida,da y modernizada, estl,'ucturalmente ligada al aparato edu-
16. Debates propidados por Gerardo Molina y f.ranósco Zu~eta Holguín (Uribe Mi- cativo (ZO).
sas, 1956).
17. En 1957 el P. Guillermo Vásquez se maravillaba de la grandeza del panorama
de las misiones colombianas: 861.000 J<m2 que abarcaban la periJieria del territo- 19. Dos de estas pertenecen al Guaviare y dos al Guainía.
rio colombiano.
20. Parte .de dos aviones DC-3, una lancha de varias toneladas, un floreciente almacén
l8. A través de Sofía Müller del New Túbes Missicn.
comunal central, 18 pistas de aterrizaje para ruvioneta.
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545
Como parte misma de las escuelas e internados de la educación se han hecho parte de la misma, pero reciben legitimidad externa:
contratada, se impulsa el proyecto de formación de almacenes tien- los maestros, las escuelas, las juntas y cooperativas comunales. A
das com~nales, ?ooperativas y promoción de la gana,deria. Pe~o las través de una extensa trama se condicionan e impulsan innovaciones
c~operatiVs y tiendas comun~les ha tropezado con dificultades pro- juzgadas benéficas en aras de una integración que se acepta como
pia~, de estas cult~ras para qmenes el ahorro monetario y la maximi- inevitable. La· ereación de una "capa" de maestros indígenf!.s, forma-
zacwn de ganancias carecen de sentido <21 ). El programa ganadero se da completamente en los centros de internados misionales, ha permi-
co~entra ·en el Papurí y se maneja a través de las juntas comunales; tido que en la actualidad sean ellos qui·enes impulsen las nuevas
existen ~a ?SO cabezas, pero su a,dministración aún no es controlada orientaciones misionales. El maestro indígena bilingüe, se ha con-
por los md1genas. S~ estrechan así, el proyecto económico y el esco- vertido en un nuevo foco de poder en la vida indígena, condicio-
lar, donde uno funciOna s~obre las premisas que el otro construye. nando las fuentes tradicionales a su perspectiva. Su amplitud numé-
La organización escolar actual es la osamenta del poder misio- rica ha dado piso a movimientos políticos locales que le han propor-
nero. Las escu~la de la ·educación contratada se ordenan jerárquica- cionado acceso a la burocracia local (Consejo Comisarial, Consejo
~ent ahededor de los internados, encabezados por el María de Mi- Municipal, Secretarías de la Comisaría, Caja de Previsión) y entre
tu, do~e se ~lcanz el máximo punto en la educación regional. Es- ellas al control de la débil Secretaría ,de Educación. Sin embargo, no
tas mud~ps mternado-escuelas satélite, cuentan con eficaces canales han tenido vida propia como para plantear nuevos caminos a la edu-
de aprovisiOnamiento que les permiten, además de nutrir los interna- cación indígena; son de cierta manera externos a su misma sociedad
dos Y e~culas, surtir la población indígena vecina de determinadas y se limitan a p11ofundizar las transformaciones que afectan al Vau-
mercanc1as. ~a ganadería incipiente, las juntas y cooperativas comu- pés. Las misiones católicas han ampliado sus dominios desde sus ba-
nales, co~shdn la estru,c~a económica del aparato escolar y la pro- ses iniciales en el Papurí; consolidándose en él han venido extindién-
yectan mas alla de sus hmltes. De allí, que el traspaso de las escue- dose a lo largo del río Vaupés y sus afluentes Cuduyari y Querarí pa-
las de ~a. ·~ucaión contratada a la administración oficial (F. E. R.) ra alcanzar recientemente las zonas más remotas del Tiquié y Pira-
que. se I~?O desde 1978, apunta a largo plazo a paralizar la maqui- Paraná. Tal vez su crecimiento haya llegado al tope a partir del cual
nana misionera o a redefinida sobre otras bases mucho más estre- el aparato de esta,do prosigue por sus medios la incursión colonizado-
chas. La. importancia ,de la r~d escolar actual en ~anos de los religio- ra. La activida.d misionera ha jugado un papel de primer orden en el
sos se -~Islumbra en los 13 mternados y 50 escuelas, 22 centros de sometimiento de esas sociedades; la educación institucional ha logra-
educ.acwn de adultos que cubren una población de 2. 702 alumnos, do infiltrarse en el seno de la vida indíg·ena como mecanismo expan-
~diane.15 maestros, 53 de ellos indígenas. Por su lado, la educa- sivo de la nueva dominación. Pero el aparato central del estado, a
cwn. oficial ha. tenido un rá p~do a·scenso, pues en dos años se ha ex- través del Fondo Educativo Regional F. E. R., ,toma cada vez más
tendi~o. a cubnr la mayor parte de la primaria. Por política expresa, la educación en sus manos, apoyado por recursos que en términos de
los misiOneros han tratado desde 1970 de formar su magisterio indí- asignaciones presupuestales triplican los de la educación misional, de-
gena: lo que es ya una realidad. Estos maestros son fundamentales pa- nominada contratada. Mi•entras el F. E. R. del Vaupés recibió para
:a .vmcular la escuela a la comuni,dad, a través de miembros de la 1979 un presupuesto de $ 112.276.200 para atender 940 alumnos, la
u~m, ~ue actúan a su vez en las juntas comunales y en la organiza- educación contratada recibió $ 36.000.000 para 2.072 alumnos. En
cion md1gena CRIVA, y aún en la burocracia oficial local. este año, (1980) comenzó el traspaso ,de las escuelas de primaria a
menos del F. E. R. Es predecible entonces, un lento pero seguro de-
. Así, lo_s misioneros a pesar de innegables aperturas, proend~ clinar de la educación como medio de poder misionero.
en la practica por el control de la comunidad a través de formas que
La educación, . convertida en sitio privilegiado de las prácticas
de cristanz~ó ha desempeñado un papel decisivo en la imposición
21. Hace aLgún tiempo fundaron 18 tiendas comunales de las cuales en 1979 quedabap ,de relaciones, compartimentos y unidades político-económicas a las
6 en funcionamiento.
sociedades vaupenses. Ha sido instrumento de domesticación en la
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INTERNADO A CARGO DE LA PREFECTURA APOSTOLICA, VAUPES, 1979.

N9 Inremado Grupo IndÍ·gena Lugar N9 alumnos Total N9 educad. Total Cursos


Principal Int. Ext. Nat. fuera

l. María Reina Mixto: Río Cuduyarí Mi tú 340 28 368 4 18 22 2. Prim.


y Paupurí 3. Normal
2. Atanasio Wanano Villa
Girardot Fátima 90 31 121 4 4 8 5. Prim.
3. Yuruparí Cubeo-Karapana Yuruparí 66 29 95 2 3 5 4. Prim.
4. Carurú Cubeo Carurú 119 - 119 - 7 7 5. Prim.
5. Arru:a Cubeo Arará 92 - 92 2 2 4 5. Prim.
6. Girigirimo Barasana-Kabillary Paco a 76 - 76 l 41 5 5. Prim.
7. Acaricuara Siriano Tukano Acaricuara 127 45 172 3 5 8 5. Prim.
8. Monfort Desano-Tukano Monfort 39 30 69 2 6 8 5. Prim.
9. Semin. Piracuara Tukano Piracuara - 64 64 4 2 6 5. Prim.
10. Teresita- Piratapuyo- Teresita 53 40 93 3 4 7 5. Prim.
Piramirí Des ano
11. Tiquié Tu yuca Tiquié 54 - 54 3 - 3 3. Prim.
12. Piraparaná Tatuyo-Barasana Piraparaná 75 - 75 1 l 2 2. Prim.
13. Puerto Asís Des ano Pto. As:ís 28 - 28 2 - - 2. Prim.
TOTAL 1.159 267 1.426 31 56 87
FUENTE: Prefectura Apóstolica Mitú. Los internados corresponden sólo al territorio
de la Comisaría del Vaupés y no al Conjunto de la Prefectura que incluye
Guainía y Guaviare.
ESCUELAS A CARGO DE LA PREFECTURA APOSTOLICA 1979

Lugar Internado G!1upo


N? Escuela N? Educadores
Vereda Apoyo Indigena N? Alumnos Nativos Fuera Total Grupo
1 S. Luis Puerto V aupés Mi tú
2 El Tuí R Cubeo 16
Yuruparí y 1 1 19 Prim.
3 El Tí Tu yuca 8 1
Yuruparí y Tayuca 1 19 Prim.
4 Mandí .Mitú 11 1 1
R Cubeo 29 Prim.
5 Yacayacá Mi tú 13 1 1
R Cuheo 29
, Prim.
6 Cubiyú Mi tú 16 2 2
7 Bocas del Yí
R Cubeo 13 2 "
Mi tú 2
8 Pato (Querarí Mirí) Querarí-Mirí
R Yurutí 42 2 2
," ,"
9 Yaburú R Cubeo 30
Río Querarí V 2 2 39 Prim.
lO Sta. Lucía Cubeo 22 2
Río Querarí V Cubeo 2 19 Prim.
11 Waracuruba Cuduyari 18 1 1
12 Arará Cuduyari
V Cubeo 22 2 2
, Prim.
29
13 Camutí Cuduyari
V Cubeo 37 2 2 "
,"
14 V Cubeo 18
Sta. María Querarí 2 2 19 Prim.
15 El Viña V Cubeo 15
Pirá 1 2
16 S. Gerardo
TR Siriano 73 1
" "
Acaricuara A Siriano 1 39 Prim.
17 Yapú 35 1 1
Acaricuara A 29 Prim.
18 Tayasú * Acaricuara
Tatuyo 42 2 2 39 Prim.
19 Bellavista V Wanano 15
Tiquié 1 19 Prim.
TR Tatuyo 12 1 l'~ Prim.
TOTAL 458 26 2 28
FUENTE: PrefectJura Apostólica Mitú, 1979

Convenciones internados de apoyo a las escuelas: A: Acaricuara - C: Carurú. R: María Reina, Mitú. P: Pira;ouara. T: Teresita.
M: Monfort. V: Villafátima. TR: Trinidad. Y: Yu!1uparí.

CENTRO DE EDUCACION DE ADULTOS A CARGO DE LA PREFECTURA APOSTOLICA, 1979

N? Alumnos lnter. de
N? Cent-ro Lugar Grupo Indígena Niños Adultos Total N? Educad. Apoyo

1 Olinda Teresita Piratapuyo - 11 11 l T


2 Villafátima V illafátima Wanano - Sd Sd l V
3 Caño Fariña Mitú Yurutí - Sd Sd 1 R
4 Girigirimo Pacoa Barasana-
Kabillary - 4 4 l pa
5 Virarí Monfort Des ano 7 7 14 1 M
6 Timbó Mi tú Tukano l R
7 Bellavista Ti qué Tuyuca 12 - 12 l M
8 San Pablo Acaricuara Siriano 7 16 23 l A
9 Belén Acaricuara Siriano 9 8 17 l A
10 San Antonio Acaricuara Siriano 15 8 23 1 A
11 Puerto Limón AcaricUara Tukano 8 11 19 1 A
12 Guadalajara Acaricuara Tukano lO 8 18 1 A
13 San José del V. Acaricuara Siriano 16 24 40 1 A
14 Arará Acaricuara Tukano 10 8 18 1 A
15 Los Angeles Acaricuara Tatuyo 13 10 23 1 ·A
16 Waracapuri Acaricuara Tatuyo - sd sd 1 A
17 Santa María Acaricuara Tukano 18 8 26 1 A
18 Santa Rita Acaricuara Tatuyo 8 8 16 1 A
19 Yaburú Querarí Cubeo 12 7 19 1 V
20 Bocas Querarí Bocas Querarí Cubeo - sd sd 1 V
21 Tamacuarí Acaricuara Siriano 5 8 13 1 A
TOTAL 150 156 306 21
FUENTE: Prefectura Apostólica Mitú, 1979
ConV"enciones de los Inrt:ernados de Apoyo: A - Acaricuara. R - Mitú. P - Piracuará. T - Teresita. M - Monfort. V - Villafátima
C · Cararú. Pa. Pacoa.
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