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Sinopsis

Es el Día de San Valentín y las mujeres D'Artigo


se preparan para la boda de su amiga Iris. Pero
cuando Delilah y sus hermanas se enteran de la
noticia de que la Comunidad Super ha sido
bombardeada, las cosas realmente se ponen feas,
los malvados cambiaformas coyote; los Koyami,
están de vuelta, y Newkirk, su nuevo líder, ha
unido fuerzas con un grupo de hechiceros
rebeldes.
Entonces, sólo cuando creen que las cosas no pueden empeorar, el señor demonio Shadow Wing
envía a un nuevo testaferro, y la vida realmente se va al infierno...
Índice
Dedicatoria
Agradecimientos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Personajes Principales
Glosario
Sobre la Autora
Próximo Libro
Dedicado a

Meerclar, mi propia pequeña “pantera” negra.


Agradecimientos

Gracias a mi amado Samwise; mi más grande,


más fuerte y más guapo admirador.
Y mi agradecimiento a mi agente, Meredith
Bernstein, y a mi editora, Kate Seaver, gracias a las
dos por ayudarme a estirar mis alas y volar.
Un saludo a Tony Mauro, extraordinario artista
de portadas.
A mi ayudante, Andria, quien me ayuda en
muchas formas.
A mi pequeño y peludo "Galenorn Gurlz," una
mezcla de gato alocado en su propio derecho.
Mi más reverente devoción a Ukko, Rauni
Mollberg, Mielikki y Tapio, mis guardianes
espirituales.
Y el mayor agradecimiento a todos ustedes, mis
lectores, tanto los viejos como los nuevos. Su
apoyo ayuda a mantener la serie.
La Pantera Pintada
Yasmine Galenorn
Julio de 2011
Un amigo dudoso es peor que un enemigo innegable. Deja a un hombre ser una cosa o la otra, y
entonces sabemos cómo conocerlo.
―ESOPO

El campo de batalla es una escena de caos constante. El ganador será el que controla ese caos,
tanto el suyo propio como el de los enemigos.
―NAPOLEÓN BONAPARTE
Capítulo 1
―¡Voy a vomitar! ¡Muévete! ―Iris me empujó al pasarme y corrió al baño. Podía escuchar sus
arcadas y luego, después de un momento, la cadena del inodoro y el sonido del agua corriendo en el
lavamanos.
Haciendo una mueca, decidí que podría arreglárselas por su cuenta y me ocupé de los últimos
retoques a mi atuendo. No era una experta en moda, y todo lo que podía pensar era, por favor, oh, por
favor, que esté bien arreglada para esta noche.
Mis pantalones eran nuevos, para variar, sin rasgones, y negro oscuro, y llevaba una camisa de
tirantes fucsia brillante con un gatito de diamantes de imitación al frente. Había cambiado mi práctico
cinturón de cuero marrón por uno de piel blanca con una hebilla de plata, y cambié a regañadientes
mis botas patea culos por un par de botines de gamuza con tacones de siete centímetros, lo que me
llevo incluso a un metro noventa y cinco.
Mi peinado en punta estaba de vuelta a la sombra dorada que normalmente era desde el horrible
lío multicolor en que había terminado, aunque había dado rodeos, finalmente pedí a Iris que agregara
algunos reflejos gruesos de platino y unos finos negros, y ahora tenía picos atigrados. Los tatuajes de
hojas de enredadera de mis brazos se habían oscurecido un poco; con cada semana que pasa, parecían
complementarse un poco más. Camille me había ayudado con mi maquillaje, y lucía razonablemente
lista para ir a bailar, incluso aunque mi típica noche era pasarla delante de la televisión con Shade,
acurrucada comiendo comida chatarra e intercambiando besos. Eso es, cuando no salíamos a patear
culos de demonios.
Me puse mi chaqueta negra de cuero y pacientemente me senté en el borde de la cama, jugando
con uno de mis juguetes de gatito. El ratón chillón se había convertido en uno de mis favoritos e,
incluso en forma humana, me hacía sonreír. Lo sacudí hasta que dejó escapar una serie de chirridos
fuertes.
Iris asomó la cabeza desde el baño.
―¿Dejarás ese maldito ruido? Has estado obsesionada con ese juguete noche y día por las
últimas dos semanas. Si no lo dejas, voy a tirarlo a la basura.
―¡No mi ratón chillón! ―Rápidamente lo dejé caer al suelo. Adoraba mi ratón chillón, y nadie
iba a quitármelo.
Iris había arreglado su maquillaje, y, con una mirada que me dijo que no estaba del todo segura
acerca de nuestros planes para la noche, salió lentamente de la sala de azulejos y asumió una sonrisa.
―¿Me veo bien?
Pese a lo gruñona, podría decir que estaba ansiosa. De seis semanas de embarazada, aunque
todavía no se le notaba; sus hormonas estaban alborotándose rápido y furiosas; como Jimi Hendrix
tocando su guitarra. Añadiendo que mañana se iba a casar, y nuestra elfa Talon-haltija estaba tan
nerviosa como un gato en una tormenta eléctrica.
―Te ves hermosa ―le dije.
Iris estaba radiante, por todo lo que estaba pasando. Su cabello, que le llegaba hasta los tobillos,
brillaba como hebras de oro, y su piel era suave y perfecta; el embarazo le sentaba bien en ese
sentido, por lo menos. Sus ojos estaban luminosos, redondos y azules como la madrugada. Y todavía
tenía su figura; era curvilínea y voluptuosa y, de poco más de un metro, me ponía en vergüenza en el
departamento femenino. Pero la actitud femenina era engañosa; Iris podría dar un infernal puñetazo,
tanto con magia como físicamente.
Se me quedó mirando por un momento. Mientras cautelosamente secaba sus lágrimas, tratando
de no echar a perder su máscara de pestañas, me dio una sonrisa de felicidad.
―Eres tan dulce. ¿Puedes trenzar mi cabello por mí? Seguro que deseo tener la capacidad que
Ahumado dispone para arreglarse.
―Creo que mucha gente quiere una probadita de los talentos de Ahumado. Entre otros atributos
suyos. ―La senté y dividí el cabello en tres secciones―. Sé que a mí me encantaría salir luciendo
magníficamente limpia cada vez que peleamos una batalla.
Después tejí una sección sobre la otra y terminé con una banda elástica recubierta, Iris la enrolló
alrededor de su cabeza en un intrincado patrón, dejando el extremo de la cola colgando a mitad de su
espalda como una pulcra cola de caballo. Añadimos un brillante lazo amarillo. Me recordó mucho al
peinado de Barbara Eden en Mi Bella genio.
―Yo también desearía que pudieras. Entonces no tendría tanta ropa que lavar.
Ella se rió y se alisó la falda; un magnífico ejemplar azul cobalto que había combinado con una
camisa de botones de color gris pálido y un par de bombas que hacían juego con el color del lazo en
su cabello. La elfa doméstica finlandesa parecía una linda secretaria en lugar de la suma sacerdotisa
que era. Los Talon-haltijas eran buenos en mezclarse. Incluso cuando podían azotar tu trasero en una
batalla.
―¿No crees que Menolly este molesta por postergar su ceremonia de compromiso con Nerissa?
Lo habían decidido para el dos de febrero y ahora… han cambiado sus planes por mi causa.
―¿Estás bromeando? Ambas están muy bien al respecto. Y les da más tiempo para prepararse.
―Sabía que Iris sentía que las había eclipsado, pero ni mi hermana ni su amada estaban molestas en
lo más mínimo.
―Mientras estés segura de que no les invado el territorio.
―Estoy segura. Ahora, ¿estás lista? ―Me levanté, estirándome para tomar mi bolso.
Ella cerró los ojos y presionó una mano contra su estómago.
―Mi estómago se siente como que nunca va a estar listo para cualquier cosa de nuevo, pero
sigamos adelante. ―Al salir de mi habitación, levantó la mirada hacia mí―. Mañana a esta hora, seré
Iris O'Shea. La esposa de Bruce. ¿Qué diablos estoy haciendo?
Me reí ante su expresión de pánico.
―Te vas a casar con el duende que amas, Iris. Y vas a tener a su bebé, por lo que también podrías
acostumbrarte a eso. La vida está cambiando. ―Inclinando mi cabeza, añadí―: Así que, ¿estás
tomando su apellido?
Ella asintió.
―Si Kuusi fuera mi apellido familiar, lo uniría con un guion. Pero… por mucho que adore a los
Kuusi, no eran exactamente familia. Trabajé para ellos, cuidé de ellos, pero a fin de cuentas, eran mis
empleadores. Así que me imagino, ya que estoy empezando de nuevo otra vez, que entonces bien
podría comenzar con otro nombre nuevo. Sólo que esta vez, alguien a quien amo está adherido a ello.
Tienes razón. La vida está cambiando. Y estoy abrazándola.
A medida que nos dirigimos escaleras abajo, me di cuenta que eso era tan cierto para todos
nosotros. La vida estaba cambiando a nuestro alrededor. Algunas cosas para mejor, algunas no. Y no
había forma de detener el viaje ahora que todos habíamos logrado abordar.

Los chicos estaban sentados en torno a la sala de estar luciendo culpables. No estoy segura de lo
que estaban haciendo, les di una mirada de reojo al pasar al vestíbulo y luego a la cocina, donde mis
dos hermanas, Camille y Menolly, estaban esperando con la amada de Menolly, Nerissa. Un rastro de
silbidos siguió, e Iris me miró y sacudió la cabeza.
―Estarán fuera de combate para cuando lleguemos a casa, ¿quieres hacer una apuesta?
―Como que lo espero. ―Realmente no quería pensar qué clase de problemas podrían desatar
ellos sin nosotras aquí para supervisar.
Las trenzas cobrizas de Menolly brillaban bajo las luces, y estaba vestida con ajustados vaqueros
azules y una chaqueta de mezclilla sobre un cuello alto de color óxido. Incluso sus botas estaban
hechas de mezclilla, y tenían finos tacones, casi tan altos como los de Camille.
Camille, por otro lado, estaba totalmente engalanada en su habitual fetiche de negro. Falda de
gasa, con un corpiño verde de bajo pecho ajustado en la cintura con varillas de ballena negras y
ganchos de plata, debajo del cual llevaba un brillante top de tirantes negro que no dejaba nada a la
imaginación en cuanto a sus pechos DD. Ella se balanceaba en un par de tacones de aguja altísimos
que yo no podía ni imaginarme llevándolos y traía un abrigo negro brillante.
Nerissa, quien estaba comiendo un palo de pan que había encontrado en el armario, llevaba una
coqueta falda escalonada rosa que apenas cubría su trasero, y una camiseta sin mangas deslumbrante.
Fuerte, delgada y musculosa, era una amazona de mujer, una werepuma que no tenía miedo a afrontar
la vida con mi hermana la vampiro, y ella siempre estaba lista para la fiesta.
Camille se iluminó cuando entramos en la habitación.
―Las dos se ven estupendas. Sharah se va a reunir con nosotras en el club. Vamos, pongamos
esto en marcha de una buena vez y dejemos la casa para los chicos. Trillian me dijo que tienen un bar
bien surtido, pero no dijo nada acerca de una estríper… Me sorprendería si no terminan jugando en
ese maldito Xbox toda la noche.
Supes o no, algunos de nuestros amantes y compañeros habían desarrollado una adicción a los
videojuegos. Parecía extraño ver a dos demonios crecidos batallando con Súper Mario o lo que fuera
la última moda en Xbox, pero lo tomaban en serio.
―¿Y Maggie? ¿Quién está cuidando de ella?
―No te preocupes por nuestra gárgola bebé. Hanna la va a vigilar. A Maggie realmente le ha
caído muy bien. ―Iris recogió su bolso―. Estoy lista.
―Entonces estamos listas. ―Camille se arregló el chal―. Bruce nos dio su limusina y chofer.
Damas, nuestra carroza nos aguarda.
―Al menos no estamos saliendo a que nos pateen el trasero.
Me asomé de nuevo en la sala de estar donde estaban los chicos. Parecían bastante inocente, pero
la cantidad de problemas en que podían meterse un íncubo, un demonio, un duende, un dragón, un
FBH (humanos de sangre pura), un fae oscuro, y un caminante medio dragón, medio sombra, me
dejaban helada. Sin nosotras manteniendo un ojo en las cosas, estaba totalmente convencida de volver
a casa y encontrarla destrozada.
Iris debió de leer mi mente, porque a medida que bajábamos las escaleras del porche, murmuró:
―Rezo para que Hanna pueda mantener a raya a esos hombres.
―Hanna es una mujer fuerte, pero no sé si es tan fuerte. ―Camille hizo un gesto hacia la
limusina―. El conductor de Bruce se llama Tony; hay que darle una gran propina esta noche. Está
bien, vamos, señoras. Iris, esta es tu última noche como una mujer libre; vamos a vivir la vida.
―Con tal de que mi cena se quede donde se supone ―contrarrestó Iris.
A medida que caminábamos entre la nieve fundiéndose, la primavera finalmente estaba en
camino y aunque todavía hacía frío, la mayoría de la nieve del crudo invierno eran charcos
permanentes de lodo y barro ahora, Tony salió del auto para abrirnos las puertas.
La limusina era exuberante; suficiente para seis en el espacioso asiento trasero. Empujé mis
preocupaciones a un lado por la noche. Nada podría ir mal. Era la noche antes del Día de San Valentín
y la noche antes de la boda de Iris. Los dioses tenían que ser amable con nosotros al menos una vez,
¿no?

El Zombi Demente estuvo a la altura de todo el bombo a excepción de su nombre. Aunque no es
un club de clase alta, la discoteca seriamente se sacudía. Dirigido por una pareja Faes del Otro
Mundo; el club fue nombrado como un cóctel que servían. Yo estaba decidida a averiguar si la bebida
era tan buena como los rumores contaban.
Nos deslizamos entre la multitud.
―¿Crees que seremos capaces de encontrar una mesa? ―Miré hacia la multitud en la pista de
baile. La mayoría de ellos eran mujeres, y tuve una repentina sospecha de que Menolly y Nerissa nos
habían traído a un bar de lesbianas―. Oigan, ¿este es un bar gay? No es que importe, pero…
―No tanto. Y tenemos reservas para la mesa grande de atrás que guardan para las fiestas, así que
relájense. ―Menolly caminó por delante, y después de un momento, vislumbramos la barra. Ella le
dio un guiño al camarero, quien parecía un chico fornido en la medida media, excepto que podría
decir que era cambiaformas. Él nos hizo una seña hacia la gran mesa que tenía globos rodeándola.
Cintas colgando. Me quedé mirándolas por un momento. Mi gato atigrado se agitó, queriendo salir y
jugar, pero contuve los instintos el tiempo suficiente para volverme hacia Camille.
―¿Globos, y cintas? ¿Crees que es tan buena idea conmigo alrededor?
Ella resopló.
―¿No puedes controlarte por una noche? Algunas veces pienso que utilizas el hecho de que eres
un weregato como una excusa para el mal comportamiento. Ahora, sé una buena gatita, Dalila, y no
desbarates el local.
A medida que nos deslizamos en el reservado en torno a la mesa, una voz familiar hizo eco a
través de la multitud y Sharah surgió a empujones, llevando una caja de plata pálida grande envuelta
en una cinta de color rosa. Su cabello rubio atrapado en una coleta elegante, la elfa parecía muy de
los sesenta. Delgaducha en su vestido gogó y altas botas blancas, hizo el trabajo retro.
Sharah era la novia de Chase, y Chase solía ser mi novio, pero sabíamos que no podíamos hacer
que funcionara, así que rompimos. Ahora éramos buenos amigos. Sharah se había deslizado para
llenar el vacío, y parecían estar pasándoselo bien juntos. En cualquier caso, yo sabía lo suficiente
para mantener la nariz fuera de eso.
Me entregó su regalo para Iris, y lo puse con los otros en una mesa al lado cuando la camarera
llegó a tomar nuestros pedidos. Rápidamente rodeamos la mesa. Iris no podía beber, por supuesto,
por lo que pidió un vaso de jugo de naranja. Camille ordenó un ron con Coca-Cola, Nerissa pidió un
mai tai, Sharah y yo pedimos Zombis Dementes, y Menolly pidió un Bloody Vamp, lo que en realidad
era sólo sangre, pero sonaba mejor con un nombre genial.
―Aquí, tú tienes que usar esto esta noche. ―Camille sacó una tiara de diamantes falsos con un
velo en miniatura adherido y lo colocó en la parte superior de la cabeza de Iris.
―Sólo si ustedes están usando sombreros de fiesta, también. ―Iris sacudió su dedo hacia
nosotros, ante lo cual Nerissa sacó un paquete de brillantes coronas princesa. Todas nos pusimos los
sombreros de cartón mientras Iris sonreía y ajustaba su tiara.
La música empezó, Lady Gaga "Born This Way", y Menolly y Nerissa se excusaron para ir a la
pista de baile. Un par impresionante, su baile se puso más subido de tono y empezaron a arrastrar las
miradas desde ambos lados de la valla. Ahogué un bufido, algunas de las mujeres parecían celosas,
mientras que otras miraban hacia ellas como si fueran la mejor cosa desde el pan rebanado. No es un
bar gay, mi culo. La mayoría de los hombres por ahí no parecían interesados en nadie más que los
unos en los otros.
Un motociclista bastante alto golpeteó a Camille en el brazo.
―¿Bailas?
Camille parpadeó pero luego sonrió y se excusó para trabajar el suelo mientras la música
cambiaba a "Weapon of Choice". Después de unos segundos, Chicuelo Motorista estaba luciendo
sumamente impresionante; Camille se había perdido a sí misma en la música y se fueron dando
vueltas por la pista, el brazo de Chicuelo Motorista estaba enganchado en la cintura de Camille.
―Me alegra ver su sonrisa ―me susurró Iris.
―Sí, después del ataque de Hyto, no estaba segura de cómo lo superaría. ―Me incliné hacia
abajo de manera que Iris pudiera escucharme. El ruido en el lugar era ensordecedor.
―Le tomará un rato seguir adelante completamente, pero creo que va a estar bien, con el tiempo.
Sus hombres ayudan mucho, especialmente Ahumado, aunque no puede ser fácil para ellos ya que se
parece tanto a su padre.
Sharah se inclinó sobre la mesa.
―Los consejos de Nerissa están ayudando. Al menos Hyto no la infectó con cualquier
enfermedad.
―Mi hermana es una roca, aunque Hyto casi la rompió en pedazos. Pero ella siempre se
recupera.
Yo no podía perdonar a nuestro padre, sin embargo, por no defenderla después de que él supo lo
que había pasado. Que se hubiese sentado en nuestra sala de estar, escuchar mientras ella le contaba lo
horrores que el dragón enloquecido le había hecho pasar, y luego elegido irse, había endurecido mi
corazón hacia él. Su propia hija, secuestrada y violada, y él se alejó. Nuestro primo Shamas había
amenazado con ir a casa y enfrentarse a él por ello. Lo convencimos para que se mantuviera a raya,
pero tuve la sensación de que estaba tan enojado que podría hacerlo sin nuestro consentimiento.
Iris dio unos golpecitos con los dedos sobre la mesa al ritmo de la música mientras las otras
regresaban de la pista de baile.
―¿Quieres bailar? ―preguntó Menolly.
Ella negó con la cabeza.
―No es la mejor idea. Estómago revuelto.
Sharah le entregó un paquete de galletas saladas.
―Aquí, estas te ayudarán.
Iris las masticó.
―Veo los regalos, y están sin abrir. ―Sus ojos brillaron cuando hizo un gesto a la pila de cajas
en la mesita de al lado. Nos habíamos traído los regalos de los chicos, también.
―Todavía no ―le dije, mirando a Camille y a Menolly. Yo había estado a cargo de la fiesta,
muy a su pesar, y una de las primeras cosas que había decidido era que íbamos a entretener a Iris al
máximo―. Arriba, ustedes dos.
Camille hizo una mueca.
―Oh, por favor, ¿tenemos que hacerlo?
―Sí, tan insoportable como el alarido de Delilah puede ser. Tenemos que hacerlo. ―Los ojos de
Menolly eran pálidos como la escarcha, pero lanzó una amplia sonrisa―. Vamos.
Un camino se abrió delante de nuestra mesa para revelar el escenario y una máquina de karaoke.
Me reí disimuladamente.
―Sólo espera. Me las cobraré por esto. ―Camille sacudió su cabeza, saltando ligeramente en el
escenario.
―Oye, Menolly no se está quejando.
―¡Ella puede cantar! Tú y yo somos patéticas… bueno… en su mayor parte.
Trepamos al escenario y Menolly se dio la vuelta enfrente de nosotros, adoptando una pose con
las piernas abiertas y las manos rodeando el micrófono. Camille y yo tomamos nuestros puestos
como sus coristas. La música se extendió, y, con una respiración profunda, nos sumergimos en
nuestra versión de "We Are Family".
Activamos el glamour, dejando caer nuestras máscaras para que nuestro encanto brillara a
través, y la multitud se volvió loca, riendo con nosotros y aplaudiendo. Hicimos rodar la música,
volcando nuestros corazones en ella. A pesar de que Camille y yo no éramos tan geniales en el
departamento vocal, cantamos desde lejos mientras Menolly llevó la canción. Habíamos estado
practicando en secreto durante más de una semana, y aunque no estábamos pulidas, estábamos
haciendo un muy buen trabajo manteniendo el ritmo de la música.
Menolly saltó fuera del escenario, llevando el micrófono con ella, y caminó bailando hacia Iris.
Levantando suavemente a la elfa en su hombro, con otro salto caminó de regreso al escenario, donde
estableció a Iris y la rodeamos, cantando mientras ella aplaudía y se balanceaba con la música.
La gente empezó a lanzar dólares en el escenario "para la novia", y para cuando terminamos,
manos extendidas al estilo danza del jazz y todo, habíamos recolectado setenta y cinco dólares y un
par de rondas de bebidas gratis, lo que puso fin a Camille y a mí de ser capaces de cantar cualquier
cosa.
―Ustedes son geniales ―dijo Iris mientras nos dirigimos de vuelta a la mesa―. Y gracias.
¿Ahora los regalos?
Me eché a reír, demasiado ruidosa, y eructé. ¿Cuántas bebidas me las había arreglado para
atiborrarme? Conté, sólo había cuatro copas enfrente de mí, pero el Zombi Demente era una infernal
bebida y armada con ponche. No estaba segura de lo que había en ella, pero era mejor que la hierba
gatera.
Miré a mi alrededor. Yo había organizado un poco de entretenimiento especial para la noche y,
y… allí estaba él. El chico estaba bien, magnífico, con el cabello oscuro hasta los hombros. Incluso
por debajo de su traje de policía, era obvio que era musculoso. Le hice señas y él se acercó a la mesa.
La música se atenuó y todos a nuestro alrededor se volvieron para observar.
―¿Eres Iris Kuusi? ―Su voz era suave, tan suave que me dieron ganas de estrujarme contra él.
Ella se puso roja como un tomate y sus ojos brillaron.
―¿Sí…?
―Iris Kuusi, tienes derecho a gritar tan fuerte como quieras. Tienes derecho a dejarme
excitarte… ―Y con eso, le hizo una seña a alguien en el mostrador, y Amanda Blank sonó por los
altavoces mientras sus caderas comenzaron a moverse.
Era un gran bailarín, manteniendo el ritmo en perfecta sincronía con el cantante de rap cuando,
¡woo-hoo! Allí se fue la chaqueta, lanzada al suelo cerca de él. Mientras deslizaba sus manos a los
puños de la camisa, se sacudió y la camisa aterrizó en el regazo de Iris. Relucientes músculos se
flexionaron mientras estrechaba las manos detrás de la cabeza y giró sus caderas en un movimiento
que puso la pelvis de Elvis en vergüenza.
―Vaya ―dijo Sharah, respirando suavemente―. Simplemente… vaya…
―Vaya es correcto. ―Me sentí un poco con la mirada pérdida yo también. Se veía mucho mejor
de lo que pensé que lo haría, y su danza era sólo… bueno… la forma en que movía sus caderas me
hizo pensar en un tipo diferente de empuje y restregarse. Oh sí.
Camille lo miraba con desconfianza, y Menolly parecía aburrida, mirando a la multitud, pero
Nerissa, Sharah, e Iris estaban con la mirada fija en el bailarín. Deslizó sus caderas de lado a lado y
me llamó la atención una vez más, cuando se agarró la pretina y, así nada más, los pantalones
salieron volando hacia un lado.
Ahora en una estrecha tanga sin dejar nada a la imaginación, con flecos brillantes a los lados y al
frente, empezó a girar hacia Iris, cuyos ojos se habían ampliado inmensamente mientras miraba lo
que venía hacia ella.
Yo también me quedé mirando fijamente, pero de repente comprendí que mi atención ya no está
en el estríper, sino en sus flecos. Chico, parecía que sería divertido jugar con esos flecos, golpear por
ahí, darle un tirón, masticar… para…
Antes de que pudiera detenerme, me estaba desplazando a la derecha en la mesa. Unos gritos
hicieron eco a mi alrededor, pero sobre todo, escuché un montón de risas. Nada de eso importaba
cuando me abalancé sobre el objeto de mi deseo. Esos cordeles, esos gloriosos cordeles, todo
colgando y revoloteando, llamándome por mi nombre, y lo único que quería hacer era extender la
mano y agarrar uno y salirme con la mía.
―¡Delilah! ¡No! ―La voz de Camille hizo eco desde el otro lado de la mesa, pero la cuerda era
demasiado bonita y colgante también. Lo siguiente que supe es que había golpeado de refilón el
muslo de Chico Estríper y colgaba de su tanga, varias de las piezas de los flequillos en la boca,
tirando de ellos.
―¿Qué carajo? ¿De dónde ha salido ese gato? ―El chico de repente no sonaba tan emocionado
como yo. Cuando trató de apartarse, di un tirón más fuerte.
Menolly puso sus brazos alrededor de mi abdomen y trató de alejarme haciendo palanca.
Determinada a que la cuerda iba a venirse conmigo, era mi juguete, maldita sea, me aferré a ella
como si mi vida dependiera de ello.
Riiiippppppp… y la tanga cedió. Triunfante, agarré la hamaca del plátano con flecos en la boca y
la sacudí, ronroneando. Miré a Menolly, esperando mi alabanza. Lo menos que podía hacer era
decirme lo buena chica que era.
El estríper, tratando de escapar de mis garras, cayó hacia Iris en el proceso, pero se las arregló
para frenarse a sí mismo en el borde de la mesa. Iris miraba fijamente el pene colgando que ahora
quedó libre como un pájaro, revoloteando a centímetros de su cara. Parecía fascinada al principio, o
eso pensé desde mi cerebro difuso de gato, pero luego cuando abrió la boca para hablar, empezó a
toser y, al momento siguiente, vomitó todo sobre las golosinas del estríper.

A partir de ahí, todo fue cuesta abajo. No había manera de salvar la noche después de eso.
Mientras el estríper disgustadamente se limpiaba con una toalla que el camarero le dio, me las
arreglé para ganar suficiente control para volver a cambiar. Aún achispada, y con la tanga con el
sabor del sudor empapada en mi boca, me aclaré la garganta, tratando de mantenerme firme sobre
mis pies.
Iris se limpiaba la boca, totalmente avergonzada. Sharah y Menolly estaban cuidando del estríper,
yo vi unas veinte pasadas de manos de más. Camille se había acercado a su lado.
―Amigo, tienes una especie de glamour en marcha. No lo niegues, puedo sentirlo a más de un
kilómetro de distancia. Eres un FBH, humano de sangre pura. Entonces, ¿qué pasa? ―Su voz era baja,
pero lo suficientemente alta para yo captarla.
Él levantó la cabeza y la miró fijamente.
―Bebé, no sé lo que estás hablando.
―Ni siquiera intentes jugar conmigo, amigo. No tienes ni idea de con quién estás tratando. Sólo
quiero saber dónde conseguiste la poción. Habrá un extra de cincuenta si me dices la verdad. Y voy a
saber si mientes. ―Sacó su cartera y agitó un billete de cincuenta dólares bajo su nariz.
Él hizo una pausa y se aclaró la garganta. Traté de concentrarme en lo que estaba diciendo, pero
era difícil porque las bebidas, el cambio y la promesa de esas piezas colgando habían nublado todo
en mi mente.
Después de un momento, el estríper se encogió de hombros.
―Qué demonios. ¿Por qué no? La conseguí en una pequeña tienda en el sur de Seattle. El
nombre es Alquimia para los Amantes, y me dijeron que si me ponía tres gotas en el pene antes de
una actuación, aumentaría mis ganancias. Chico, estaban en lo correcto. ―Él dio una mirada de reojo
hacia Iris, luego a mí―. Bueno, hasta esta noche, es decir. La maldita cosa arde un poco, pero bueno,
también hace el sexo mejor.
Sonaba vagamente esperanzador, pero Camille hizo un gesto para que se fuera.
El camarero nos estaba dando miradas asesinas, así que Menolly recogió los regalos. Con
Nerissa llevando el pastel y Camille ayudando a guiarme, nos fuimos dando tumbos hasta la limusina.
Tony estaba esperándonos justo donde había estacionado. Abrió las puertas y nos arrastramos al
interior.
Nerissa se sentó al frente con él, sosteniendo el pastel; Camille e Iris se sentaron a un lado,
mientras que Menolly, Sharah, y yo nos sentamos en el otro lado del asiento trasero, y nos pusimos
en marcha hacia el hogar para terminar la fiesta donde no tendríamos oportunidad de arruinar la
noche de nadie más.

Nos detuvimos en el camino de entrada y nos deslizamos fuera de la limusina, justo a tiempo
para ver a Vanzir y a Roz lanzándose el uno al otro por el patio. Ambos estaban desnudos de sus
cinturas aceitadas para abajo, y participaban en lo que parecía una especie de combate de lucha
grecorromana.
―¿Qué demonios…? ―Camille los miró fijamente, luego sacudió la cabeza.
―Yo ni siquiera voy a preguntar. ―La cabeza me latía con fuerza. Al parecer, los Zombis
Dementes no estaban sentándome bien. Cuando miré, vi a Bruce dando tumbos, persiguiendo a un
perro que se parecía sospechosamente a Speedo, el perro de caza basset del vecino. Llevaba un par de
orejas de conejo. Es decir, Bruce. No Speedo.
―Oh mierda, ¿cuánto habrán bebido?
―Ni idea, pero tenemos un par de dragones en el techo. ―Señaló hacia donde Ahumado y Shade
estaban sentados en la parte superior del techo, colgando sus piernas por un lado. Tampoco parecía
demasiado íntimo, pero estaban hablando y no discutiendo por una vez. Una pila de rocas cerca de los
autos nos dijo que habían estado disparando. Al menos no habían roto ningún parabrisas.
A medida que nos tambaleábamos hacia la casa, encontramos al primo Shamas, Morio, y Chase
en la sala de estar, jugando al póquer. La mesa estaba cubierta con billetes de cambio y dólares, y
parecía que Chase estaba barriendo el suelo con los dos. Botellas vacías de brandy Nebelvuourian y
de vino de Elqaneve estaban esparcidas por ahí, junto con un par de botellas vacías de whisky
irlandés. El olor de los puros me dio ganas de vomitar, y eché un vistazo hacia Camille, quien
también estaba arrugando la nariz. Abrió la ventana para ventilar el lugar.
―¡Cariño, estás en casa! ―Morio alzó la mirada hacia Camille. Cuando se puso de pie, se
tropezó y cayó de bruces a sus pies, donde se quedó abajo, estirando el brazo para jugar con las tiras
de sus zapatos.
―Estás borracho. ―Movió sus pies fuera de su alcance.
―¿Tú crees? ―Morio eructó y rápidamente se arrastró a sus pies, donde lanzó un brazo sobre
sus hombros y el otro sobre los de Menolly. Camille miró a Menolly, quien rápidamente se hizo a un
lado del abrazo de Morio. Él todavía no había roto el vínculo que se había desarrollado cuando parte
de la sangre de ella fue inyectada en sus venas, pero Menolly parecía habérselo sacudido… o al
menos actuaba de esa forma.
―Todos están borrachos. ―Miré a mi alrededor cuando Shade y Ahumado nos siguieron,
agarrando a Bruce entre ellos―. Bueno, tal vez no esos dos, pero Jesús…
La pareja parecía relativamente sobria, pero por otra parte, eran dragones y probablemente
requería todo un barril de licor fuerte para siquiera empezar a poner como una cuba a un dragón.
Ahumado tomó el pastel de Sharah y lo llevó a la cocina y volvió con Trillian, quien tenía la
nariz metida en un libro. Una mirada al rostro adolorido de Iris y Trillian dejó el libro y se metió de
nuevo en la cocina, volviendo un momento después con un paquete de galletas saladas y un poco de
ginger ale. Ella sonrió y tomó un sorbo de la bebida suave.
Cuando los chicos se desperdigaron en la sala de estar y nos unimos a ellos, Iris cometió el
error de decirles acerca de la estríper.
Ahumado se inclinó hacia delante, sus ojos girando en un remolino.
―¿Viste a otro hombre quitarse la ropa por entretenimiento? ―Él lanzó una mirada asesina
hacia Camille.
―Relájate, Iris vomitó sobre él y eso mató el ánimo.
Trillian resopló.
―Tienes suerte de que vivimos en Earthside y no allá en Otro Mundo. Estarías golpeando tipos a
diestro y siniestro por la forma en que miran a Camille allí. Hay que acostumbrarse a ello. Tu esposa
es súper sexy y la gente lo nota.
―Ahumado, déjalo ya. Trillian tiene razón. Sólo tienes que aceptarlo y seguir adelante ―se
quejó Iris―. ¡Y no es mi culpa que tenga la enfermedad de la mañana todo el maldito día! ―Ella
parecía herida y Camille se movió para darle un abrazo, luego se acomodó en el regazo de
Ahumado. Su cabello se estiró para acariciarle los hombros y se entrelazó en torno a su cintura.
―Apuesto a que el caballero no esperaba esa respuesta. ―Shade se rió.
―Yo no estoy tan segura de que él fuera en gran parte un caballero. ―Camille repitió lo que el
bailarín le había contado de la poción y la tienda―. Suena como hechicería para mí. No me gusta.
Yo estaba a punto de decir algo cuando sonó el teléfono. La voz de Yugi se hizo eco a través de
la línea.
―¿Delilah? ―Yugi era el segundo al mando de Chase en la unidad FH-CSI; unidad de
Investigaciones de Escenas del Crimen Faerie-Humano. Y su voz sonaba tan frenética que apenas lo
podía entender―. Por favor, te necesitamos aquí ahora. A Sharah y a Chase especialmente. Es una
emergencia.
―¿Qué pasa? ―Un hormigueo en mi instinto me dijo que fuera lo que fuera, no estábamos en
forma para tratar con ello.
―Ha habido un atentado en el Consejo de la Comunidad Supe. Cuatro muertes confirmadas hasta
ahora, y dos personas están en cuidados intensivos. No sabemos cuántos otros estaban en el edificio.
Los equipos de rescate se dirigen hacia allá tan pronto como el escuadrón de bombas confirme que
no hay más peligro. Vengan aquí. Ahora.
Al colgar, mirando fijamente sin poder hacer nada hacia el teléfono y preguntándome si alguno
de mis amigos estaba entre los muertos, me di cuenta de que a pesar de las celebraciones en nuestra
vida privada, siempre estábamos de guardia. Nunca habría otro momento en que nos pudiéramos
relajar, no del todo hasta que hubiésemos hecho retroceder a los demonios y detuviéramos a Shadow
Wing y sus compinches. Y aun así… había otros horrores en el mundo esperando por nosotros para
detenerlos.
―Recobren la sobriedad de cualquier forma que puedan ―dije, poniendo de nuevo el receptor
en la base―. Tenemos mucho trabajo que hacer. Y no puede esperar hasta mañana.
Capítulo 2
La sala quedó en silencio. Respiré profundamente y grité órdenes.
―Ahumado, Shade… ustedes están sobrios, pero que me aspen si dejo que Ahumado toque un
auto.
―Puedo conducir ―protestó él, pero negué con la cabeza.
―Cierto, y yo puedo exhalar humo y fuego de mi boca. Buen intento. ―Arrojé mis llaves a
Shade―. Tú conduce mi jeep y llévanos a Vanzir, a Roz y a mí. Menolly, tú estás sobria. Puedes
conducir el auto de Camille y llevarla a ella y a sus hombres.
Iris elevó la voz.
―El conductor de Bruce puede llevar a Chase y a Sharah. Pero alguien tiene que quedarse aquí.
Alguien que no esté borracho.
―Bien… está bien. Ahumado, te quedas con Iris y los otros. Puedes manejar cualquier problema
si es que surge alguno.
―Listo. ―Él parpadeó y la sonrisa se esfumó de su rostro. Desde que su padre había capturado a
Camille, el dragón se había ocupado de elevar la seguridad de los alrededores hasta un nivel
completamente nuevo. Ahora, vivíamos prácticamente en una fortaleza.
―Mierda, ¿hay alguna manera de que podamos sacar un poco de esta bebida de nuestros
cuerpos? ―No quería ir en estado de ebriedad. Y tenía la sensación de que, desde ahora, no
estaríamos de fiesta y tragos. Por lo menos, no todos al mismo tiempo.
Iris parpadeó.
―Yo puedo ayudar… conseguí una hierba que hace maravillas, pero los efectos no serán
agradables por la mañana.
―No tenemos opción. ¿Podemos usarla todos? ―No me importaba que todos tuviéramos
arcadas al día siguiente. Esta noche, teníamos que estar en nuestros cabales.
―No todo el mundo. Pero tú, Camille, Shamas, Trillian, Sharah… es posible que también le
ayude a Rozurial ya que era Fae antes de convertirse en un íncubo. Sin embargo, estaría dudosa en
probarla en Morio o Vanzir. No estoy segura en cuanto a Nerissa.
―Entonces, tráela. Shade está bien. Nerissa se queda aquí, así que continúa y trata de que
recupere la sobriedad después de que nos hayamos ido. Eso nos deja a Vanzir y a Chase.
―Yo no la necesito. ―Trillian tendió la mano. Estaba firme―. Tomé dos brandis hace unas
horas. Estoy sobrio.
Iris asintió.
―Bien. Aunque podría considerar en dársela a Chase… demonios… ¡esperen un minuto! ―Se
dio la vuelta y corrió hacia el baño.
Mientras tanto, Ahumado levantó en brazos a Camille, la tiró sobre su hombro y se dirigió hacia
las escaleras.
―Voy a vestirla para la acción ―exclamó por encima del hombro. Trillian y Morio los
siguieron.
Me quité las botas y le pedí a Shade que me trajera un par de botas de barro y una chaqueta
gruesa de mezclilla. El resto de mi equipo iba a servirme. Él asintió y subió corriendo por las
escaleras.
Mientras tanto, Iris volvió a aparecer y le pidió a Menolly que la ayudara. Las seguí hasta la
cocina, donde Iris sacó un paquete de unas hierbas malolientes, pero en lugar de remojarla en el té,
como pensé que iba a hacer, comenzó meterlas en unas cápsulas de gelatina. Luego murmuró algún
tipo de encantamiento sobre las cápsulas y me entregó una de las píldoras gigantes para caballos
junto con una botella de agua.
Me quedé mirándola, finalmente la deslicé en mi boca. Luché para tragarla con un gran trago de
agua. Comenzó a pasar y eructé, un sabor terroso y picante inundó mi boca. Mientras me estremecía,
Iris puso un trozo de pan untado con mantequilla en mis manos.
―Come. Te ayudará a amortiguar el impacto de la raíz damishanya.
―¿Damishanya? Oh, mierda, ¡estamos jodidos! Pero sí, esto ayudará.
Damishanya era una hierba del Otro Mundo que era tan dura como eficaz. Me había olvidado de
ella hasta que Iris mencionó el nombre, pero ahora los recuerdos de la raíz regresaban. La primera
vez que Camille, Menolly y yo nos habíamos emborrachado; antes de que nuestro padre nos diera
permiso para beber, habíamos utilizado a escondidas algo de hierba para evitar que nuestro padre se
enterara. Pero él podía oler el alcohol y la hierba a kilómetros de distancia y todas sufrimos su ira.
Tuvimos que hacer tareas de limpieza durante una semana. Él había culpado más a Camille, ya que
ella era la mayor y por ello la hizo responsable. Ella permaneció bajo arresto domiciliario durante
dos semanas.
Mientras Camille y los demás entraban en la cocina, Iris repartió cápsulas y comida, luego nos
dirigimos hacia los autos. Roz se rehusó a tomar la droga; nos enteramos que él apenas se había
emborrachado y simplemente se había desahogado. Aunque se lavó el aceite y se cambió la
vestimenta. Vanzir se quedó en casa, estaba demasiado agotado para ser de alguna utilidad en el
campo.
Así que Shade y yo llevamos a Chase y a Sharah con nosotros en el Jeep, mientras que Menolly
condujo el Lexus de Camille, llevándola a ella, a Morio, Trillian y Shamas.
A medida que avanzábamos por el camino mi mente comenzó a despejarse. La raíz trabajaba
rápido. Dejando escapar un lamento conmovedor, me di cuenta de lo mucho que había disfrutado al
cerrar mi mente por un rato. Por un momento, habíamos podido liberarnos y olvidarnos de todo lo
que habíamos estado enfrentando. Pero ahora, me daba cuenta de cuánto vapor quedaba detrás de la
barrera.
Cuando nos detuvimos en el estacionamiento del Consejo Comunitario Supe, me di cuenta que
estaba completamente sobria. El sitio, un pequeño edificio asentado en un terreno infestado de hierbas
y un estacionamiento con el pavimento agrietado, estaba ardiendo. El olor a humo saturaba el aire y
era difícil respirar. Abrí la puerta y salí lentamente del auto.
A primera vista, pensé que tal vez habían tenido mucha suerte y el edificio no había sido
golpeado muy fuerte. Pero a medida que los otros se nos unieron; con todo el mundo luciendo
relativamente bien menos Morio, y avanzamos, me di cuenta que el lugar había sido destruido por el
fuego y la explosión.
Me quedé mirando el edificio agrietado y mi corazón perdió el ritmo. Yo era parte integrante del
Consejo de la Comunidad Supe, fácilmente podría haber estado aquí. Se suponía que el comité de
planificación del próximo baile se reunía esta noche. ¿Y si esto hubiera ocurrido durante una de
nuestras reuniones mensuales, cuando teníamos hasta un centenar de miembros reunidos con
nosotros?
Los pensamientos de lo que podría haber ocurrido comenzaron a correr por mi cabeza como
una corriente interminable de imágenes sangrientas, hasta que me di cuenta que un bulto del tamaño
de una pelota de golf se había formado en mi garganta. Camille tomó mi mano mientras
inspeccionamos el daño. Los bomberos seguían vertiendo agua sobre partes del edificio, pero para
ese momento, la mayoría de las llamas se habían extinguido por sí mismas. No quedaba mucho de
qué alimentarse.
―Esto es malo ―Yugi nos vio y corrió. El segundo al mando de Chase, el enorme detective
sueco, se había convertido en un amigo; siempre había resultado útil para nosotros. Era un FBH, pero
también era un empático, y cuando me miró a los ojos, vi que temblaba. Se volvió hacia Chase, que se
acercó.
―Lo siento, no estaba aquí ―empezó a decir Chase con voz llena de remordimiento.
―No puedes estar en servicio veinticuatro por siete, jefe. Nadie sabía que esto iba a suceder. No
tuvimos ninguna advertencia. Es cierto que han estado ocurriendo crímenes raciales, pero nadie
esperaba algo como esto. ―Yugi le entregó un archivo―. Aquí están los detalles de lo que tenemos
hasta ahora.
―Cuéntanos lo que dice, por favor. ―Chase, hojeó el archivo pero ya estaba demasiado oscuro
para leer, incluso bajo la farola.
Yugi asintió.
―Seguro. Recibimos una llamada a las diez y cuarenta y cinco p.m. de que había habido una
explosión, pero no estábamos seguros de cuán grande o mala era. Los camiones de bomberos estaban
en camino, el equipo se alistó y salimos. Llegamos aquí para encontrarnos con que el edificio estaba
siendo engullido por las llamas y los bomberos no podían abrir una brecha en el fuego. Noté un olor
extraño, y todavía no puedo precisarlo; puede que haya desaparecido, pero no puedo asegurarlo. En
este momento mi nariz está llena de humo.
Camille y yo nos adelantamos y comenzamos a husmear. Shamas hizo lo mismo. Después de un
momento Shamas dejó escapar un grito y nos miró.
Se volvió hacia Chase.
―Ciertamente es un explosivo, pero no de Earthside. Es canya, una mezcla mágica volátil. Es
líquido, pero se suele mezclar en pequeñas cantidades en una bomba más grande. Aunque se vende en
los callejones de Otro Mundo, es ilegal en la mayoría de las ciudades de allá.
―¿Canya? ¿Estás seguro?
―Confía en mí. Conozco ese olor.
Camille dejó escapar un largo suspiro.
―El único lugar en Otro Mundo donde se podría encontrar en grandes cantidades sería en las
Tierras Baldías del Sur. ―Ella frunció el ceño―. Y las Baldías del Sur están controladas por los
brujos, los duendes y los Fae Goldunsan, quienes merodean por algunas de las montañas del norte.
Los Goldunsan no son como nosotros. Son alienígenas, un poco como los videntes de Aladril.
―Es la segunda vez que se menciona a los hechiceros esta noche. ¿Crees que Van o Jaycee
tuvieron algo que ver con esto? ―La miré fijamente.
Dos hechiceros que habían escapado de nuestra red hacia unos meses después de destruir a un
grupo de hombres lobo local y habían lastimado gravemente a Camille en el proceso. Habíamos
hecho nuestro mejor esfuerzo para capturarlos, pero se las arreglaron para desaparecer. No pudimos
derrotarlos del todo, pero pudimos acabar con su operación ilegal de drogas y salvamos a varios
hombres lobo de una muerte horrible. Así que, nos considerábamos afortunados.
Ella respiró hondo y atrapó mi mirada.
―No quiero llegar a esa conclusión. Realmente no lo sé, pero será mejor dejar eso como una
posibilidad. ¿Tal vez por venganza, por cerrarles sus negocios de la Zarza Lobo?
La Zarza Lobo era una droga desagradable utilizada para someter a los hombres lobo. Y la
producción de la misma requiere la tortura y la disección de los hombres lobo. Nosotros acabamos
con una línea de producción subterránea, pero los principales actores habían logrado escapar y
todavía estaban por allí.
―Es una buena posibilidad. Ellos son Tregarts, por lo que tendrían acceso a los explosivos.
―Me froté la cabeza. Los Tregarts, demonios humanoides que podían pasar fácilmente
desapercibidos en la sociedad, se estaban convirtiendo en un tema constante. No estábamos seguros
de la manera en la que estaban llegando desde los Reinos Subterráneos, pero ya que Shadow Wing
tenía uno de los Sellos Espíritu, lo más probable era que había descubierto una manera de hacerlo
funcionar para él.
―Hay otra posibilidad que no podemos pasar por alto: Telazhar. ―Ella apretó los labios.
Nos habíamos sabido nada de Telazhar, el nigromante que había entrenado a Stacia
Quebrantahuesos; una general demonio renegada a quien trabajosamente habíamos logrado matar,
que se había escapado de los Reinos Subterráneos. Había sido deportado allí cuando fue expulsado de
Otro Mundo. Teníamos razones para creer que ahora podría estar en Earthside.
―¿Qué pasaría si de alguna manera él se conectó con Van y Jaycee? ―No quería ni imaginarme
la idea, pero tenía que hacerlo.
Camille sacudió la cabeza.
―Si lo hace, estamos jodidos. ¿Hechiceros y nigromantes juntos? Serían unos aliados tan
poderosos que podrían rivalizar con un general demonio. Pero ya que Van y Jaycee estaban
conectados con Stacia, esa no es una apuesta improbable. Será mejor que lo comprobemos.
Chase, se aclaró la garganta.
―Mantén eso en mente, pero no comenzaremos con ese supuesto. Una cosa he aprendido: Nunca
asumas nada. Ve con los hechos y conjetura todo lo que quieras, pero recuerda que es sólo
especulación hasta que se demuestre. ―Él dejó escapar un largo suspiro―. ¿Dices que murieron
cuatro?
La mandíbula de Yugi se tensó.
―Cinco. Encontramos otro cuerpo después de que te llamé. Dos están a punto… Mallen se está
ocupando de llevarlos a la central. Sharah, tienes que ir allí. Mallen necesita tu ayuda.
Mientras él se movía para llamar a un oficial que la llevara a la central, lo detuve.
―¿Podemos ir a mirar por el edificio?
Yugi negó con la cabeza.
―No hasta mañana. Todavía es demasiado peligroso para que vayan. El resto de la azotea podría
fácilmente derrumbarse, y entonces, ¿dónde estarían ustedes? Las llamas todavía ni siquiera han sido
rociadas con agua. Y tenemos que recorrerlo con un peine de dientes finos para buscar evidencias, y
también para buscar…
―Más cuerpos. ―Apreté los dientes. Yo tenía muchos amigos en la Comunidad Supe. Existía la
posibilidad de que al menos conociera a una de las víctimas―. Llevaremos a Sharah al cuartel
general. Necesito ver a las víctimas, para ver si alguno de ellos es… ―No pude terminar la frase. En
lugar de eso, le pregunté―: ¿Ha llamado alguien preguntando si las víctimas se encuentran bien? Me
imagino que algo sobre la explosión ya salió en las noticias.
Él asintió.
―Sí, un montón de familiares están esperando en la estación. Tenía la esperanza de que vinieras
de voluntaria para colaborar. La noticia podría recibirse mejor si proviene de… ―Yugi se detuvo y
agachó la cabeza.
―¿De uno de los suyos? ―Mi voz fue suave; sabía lo que él quiso decir y no había falta de
respeto allí. Mientras hablaba, sentí un brazo enroscándose alrededor de mi cintura y Shade se apretó
contra mí mientras sus labios rozaban el costado de mi cabeza.
Me apoyé en su abrazo. Incluso sin palabras, pude leer su intención. Él me cubría la espalda,
durante los buenos tiempos y los malos. Mi corazón se hinchó mientras el almizcle ligeramente
exótico que lo señalaba como parte dragón se expandió a mi alrededor, su apoyo me elevaba y me
fortalecía.
Camille captó mi atención y le sonreí. Ella lo comprendía. Sabía lo que yo estaba sintiendo
porque también tenía esa seguridad. Teniendo un dragón como amante, incluso un amante mitad
dragón, te da un sentido especial de seguridad. Esa seguridad puede ser quebrantada, pero se tarda
mucho para romper esa seguridad.
Como si leyera mi mente, Trillian puso las manos sobre los hombros de Camille. Desde el
ataque de Hyto, mi hermana había mantenido a sus hombres cerca para ayudarla a fortalecer sus
vínculos, y ellos habían estado más que dispuestos a ayudarla, en todo lo que podían. Morio y ella
habían comenzado de nuevo con sus rituales de magia de muerte tan pronto como él estuvo fuera de
la silla de ruedas, Trillian había estado enseñándole las técnicas de lucha callejera y Ahumado había
asegurado nuestra tierra con su propia y enloquecida vigilancia.
Miré a Shade, intensamente agradecida por su apoyo.
―Gracias. Vamos ―les dije a los otros―. No podemos hacer nada más aquí por esta noche. ―Y
con eso, nos dimos la vuelta y nos alejamos, a pesar de que era una tortura pensar que podía haber
más de mis amigos bajo los escombros y nos dirigimos hacia nuestros vehículos.

¿Entonces, quién soy yo? Tomando un momento para presentarme, quisiera decir en primer
lugar que algunos días no estoy exactamente segura de quién soy. Ah, ya sé que soy Delilah D'Artigo,
una cambiaformas de dos caras, lo que significa que una forma cambia a una de gatita de pelo largo y
dorado a la que le encanta meterse en problemas, y la otra es mi pantera negra regida por el Señor
del Otoño. No tengo ningún problema de memoria… pero he estado cambiando tan rápidamente en el
último año, que es difícil recuperar el aliento y a veces me miro en el espejo, preguntándome quién
está devolviéndome la mirada.
Uno de esos cambios incluye el hecho de que también me he convertido en una Doncella de la
Muerte, la única Doncella de la Muerte viva hasta este momento. La mayoría de los siervos del Señor
del Otoño están muertos, sus almas están congregadas en Haseofon trabajando para él, pero yo estoy
viva. Y algún día, él ha prometido que llevaré a su hijo por intermedio de Shade, mi amante. ¿Cómo y
cuándo va a ocurrir?, no tengo ni idea, pero eso está destinado a suceder y yo creo en el destino.
Al principio, el proceso de transformarme en una sierva del Señor del Otoño fue difícil para mí.
Cuando mis hermanas y yo vinimos a Earthside hace unos años, yo todavía era bastante ingenua.
Creía en la bondad de la gente. Ahora, bueno, sigo siendo una optimista, pero he perdido mis gafas
de color rosado en el camino. Y ya no asumo automáticamente lo mejor de todos los que conozco.
Ahora estoy abrazando mis deberes y me siento honrada de tener el título.
Junto con mis hermanas, Camille, una bruja traviesa y buena, quien también es una sacerdotisa
de la Madre Luna, y Menolly, una acróbata jian-tu y espía, convertida en vampiro, fuimos enviadas
aquí desde Otro Mundo. Éramos miembros de la AIO, la Agencia de Inteligencia de Otro Mundo, y
después de que los portales que dividen los mundos se abrieron, nos asignaron a Earthside.
Al principio, las personas de aquí abrieron sus brazos a sus hermanos mágicos. Hubo un tiempo
que los dos mundos se unieron y el reencuentro captó el corazón de la mayoría de Earthside. Pero
ahora los crímenes por odio iban en aumento ya que la interacción entre los Supes; sobrenaturales, y
los FBHs, aumentaba y la novedad desapareció.
Nuestra madre era humana, murió hace mucho tiempo, y nuestro padre es Fae. Cerca del final de
la 2ª Guerra Mundial, cuando Sephreh había venido a Earthside en una misión secreta, se conocieron
y se enamoraron. Como un verdadero romance, un torbellino de la naturaleza, él la levantó en vilo y
la llevó a Otro Mundo. La pérdida de nuestra madre fue difícil para nuestra familia. La pérdida del
apoyo de nuestro padre era aún más duro. Pero él dio la espalda a Camille, y al hacerlo, le dimos la
espalda a él.
Hemos renunciado a la Agencia de Inteligencia de Otro Mundo y le dijimos a nuestro padre que
nos gustaría volver al deber cuando él acepte el compromiso de Camille con la Corte de la Reina Fae
de Earthside. Ahora estamos por nuestra cuenta, todavía enfrentando al Señor de los demonios,
Shadow Wing, quien tiene la intención de arrasar la Tierra y Otro Mundo para su propia diversión.
Él está tras los Sellos Espíritu y nosotras también. Originalmente era un solo sello, el artefacto
se formó después de la Gran División, en el momento en que los grandes señores Fae separaron los
mundos. Ellos crearon el sello para mantener separados a Otro Mundo, Earthside y los Reinos
Subterráneos, y luego los partieron en nueve piezas, dispersándolos entre los Señores Elementales
para mantenerlos ocultos. Separados, los nueve sellos han mantenido los reinos a salvo. Si se les
junta de nuevo, podrían rasgar todos los portales.
Pero a veces las cosas funcionan como lo harán, y no como queremos. Los sellos comenzaron a
aparecer. Llamaron la atención de Shadow Wing. Y ahí es donde entramos nosotras. Nos sumergimos
en una carrera para encontrarlos, con suerte antes de que se manifestaran y que el Señor de los
Demonios se apoderara de ellos. Él se las arregló para robar uno, antes de que pudiéramos ponerlo a
salvo. Hemos encontrado cinco. Hasta el momento las probabilidades están a nuestro favor, pero el
hecho de que él posea incluso uno de ellos, nos pone a todos en peligro.
Técnicamente, ahora trabajamos para la reina Asteria, la reina de los Elfos en Otro Mundo, que
esconde los Sellos Espíritu a medida que se los llevamos. Pero, en realidad, trabajamos por nuestra
cuenta, tratando de asegurarnos de que el futuro de aquí se mantenga en una sola pieza y sin
demasiado daño o interferencia demoníaca. Algunos días son más fáciles que otros…
―¿Qué estás pensando? ―Shade me echó un vistazo cuando me recosté en el asiento del
acompañante, haciendo una mueca. Tenía el comienzo de un dolor de cabeza y me pregunté cuánto
tiempo iba a pasar antes de que los efectos secundarios de la damishanya me golpearan.
―Me pregunto a quién conozco entre los muertos. A cuáles familias voy a tener que destrozar
con la noticia. ―Me froté las sienes, echando un vistazo al asiento trasero donde estaban Chase y
Sharah―. Ustedes la tienen peor… lo sé. No me estoy quejando. Es sólo que nunca…
―Nunca es fácil ―dijo Chase, terminando mi pensamiento―. Confía en mí, lo entiendo y si no
pensara que serías una buena influencia, nunca te hubiera pedido que vinieras conmigo para hacer
esto. Me hubiera gustado haber traído también a Nerissa. Esto es parte de su trabajo. Ella es una
consejera de duelo maravillosa.
Saqué mi teléfono.
―Déjame llamarla para ver cómo se encuentra. ―El teléfono sonó tres veces antes de que Iris lo
tomara. Le conté lo que sabíamos y adónde íbamos―. ¿Nerissa está en forma como para arrastrarse
fuera de la casa y venir a la central?
―Espera. ―Iris dejó el teléfono, y mientras esperaba, pensé en cuán enredadas habíamos
llegado a estar en las vidas de los demás. Después de un momento, Iris volvió―. Está sobria. Le diré
al conductor de Bruce que la lleve hasta la sede en la limusina. Te pido que te ocupes de que ella
regrese a casa cuando sea necesario…
―No hay problema. Dios te bendiga y a Bruce. Dile que vamos a encontrarnos con ella cuando
llegue allí. ―Marqué el botón de finalización de llamada―. Nerissa viene.
Chase gruñó un agradecimiento.
―Es extraño… como todo esto salió bien. ―Él no dijo nada más, pero yo sabía que lo había
captado en mi estado de ánimo, yo había estado el suficiente tiempo a su alrededor como para
decirlo.
Habíamos estado involucrados, después de que lo intentó con Camille, y nosotros habíamos
tenido una buena relación, pero las rocas en ese océano simplemente eran demasiado filosas como
para navegarlo. Ahora él estaba involucrado con Sharah, la duende doctora y parecían ser una pareja
más compatible. Él había contratado a Nerissa como consejera de crisis, y ella y Menolly se habían
comprometido. Uno por uno, nuestra familia extendida seguía creciendo e involucrándose en formas
que nunca habríamos podido predecir. En cierto modo, eso compensaba el aislamiento que había
sentido cuando llegamos a Earthside.
Para el momento en que llegamos a la sede del FH-CSI, Morio estaba totalmente sobrio. Al
parecer el alcohol se eliminaba rápidamente de su organismo. Camille parecía vagamente enferma, al
igual que Shamas, y yo estaba empezando a sentirme tan mal como ellos lucían. Pero todos
estábamos lúcidos mientras seguíamos a Chase y Sharah por el edificio.
El edificio de Investigación de Escenas de Crimen Fae-Humanas, tenía al menos cuatro plantas,
aunque había un rumor de un nivel oculto. La planta superior alberga el cuartel de la policía y la
unidad médica. En la primera planta del subsuelo había un arsenal de alta seguridad. En la segunda
planta inferior, las cárceles de los delincuentes de Otro Mundo. Y en la planta más subterránea
estaban los laboratorios, la morgue y los archivos. Esta noche, nos dirigimos a la morgue, un lugar
donde habíamos estado muy a menudo.
Mientras el ascensor descendía rápidamente en silencio, un ambiente sombrío cayó sobre el
grupo, mientras yo miraba mis pies y la mano de Shade estaba en mi hombro. Yo no quería entrar…
no quería mirar los rostros de mis amigos caídos. La Comunidad Supe era muy unida; todo el mundo
conocía a todos los demás.
Las puertas se abrieron con un chasquido y salimos al piso duro de baldosas, nuestras botas
dejaban una serie de resonantes estacatos a nuestro paso. Las paredes de aquí habían sido pintadas
recientemente de un blanco estéril. Si pensaban que el color hacía que el ambiente luciera más
brillante que el azul pálido que antes tenía, no lo sabía, pero ahora el complejo se sentía frío y vacío.
Cuando Chase empujó las puertas, Sharah estaba justo detrás de él y los observé entrar.
Ellos encajaban… realmente encajaban. Ambos tenían que lidiar con las sobras de la sociedad,
las secuelas de la batalla. Aunque yo estaba en la primera línea, Chase era más adecuado para recoger
los pedazos y darle sentido a todo, organizando las líneas traseras. Nosotros nunca habíamos
encontrado nuestro sitio juntos. Y sin embargo, los dos teníamos nuestro lugar en las batallas que
enfrentábamos. Y nos habíamos convertido en hermanos de sangre. No importa lo que suceda, nos
cuidábamos la espalda el uno al otro.
Chase echó un vistazo hacia mí sobre su hombro, sus ojos brillando, y parpadeó, luego sonrió
lentamente e inclinó la cabeza, como si me hubiera escuchado hablar. Estaba cambiando,
evolucionando, y ninguno de nosotros sabía en lo que se estaba convirtiendo. Ni siquiera él.
Él retrocedió un paso y mantuvo las puertas de la morgue abiertas para nosotros. Sharah se
dirigió a examinar los cuerpos y hablar con Mallen, su mano derecha, que también era un elfo. Él le
entregó una serie de gráficas y se puso a examinarlas.
Me acerqué lentamente a las mesas… cinco de ellos, cada uno cubierto con una sábana blanca
como la nieve. O lo que había comenzado siendo blanco como la nieve. Repartidas sobre ellas había
capullos de sangre, sus pétalos manchaban las sábanas, y mientras miraba, los patrones parecían
formar siluetas de flores. O tal vez era mi imaginación, como un test de Rorschach horripilante.
Los cuerpos estaban rígidos, sin respiración, sin movimiento. No había peligro de que se
convirtieran en vampiros, como cuando Menolly había venido aquí para identificar a las víctimas.
Simplemente… muertos. Fríos, se habían ido para siempre. Respiré hondo y miré a Mallen.
―¿Qué tan mal están? ―Tragando mi miedo, traté de recordarme que yo era una Doncella de la
Muerte. Acompañaba… o pronto acompañaría… almas a través del velo, como parte de mis
funciones. Estaría dejando los cuerpos vacíos no sólo de mis enemigos, sino de todo a quien el Señor
del Otoño me ordenara tomar.
Él respiró hondo y soltó el aire lentamente.
―Su aspecto no es bueno. No es… es sangriento. Pero los rostros están bastante intactos. Creo
que están lo suficientemente reconocibles. Los cuerpos están bastante destrozados y quemados.
Cuatro de ellos estaban muy cerca de la explosión. El quinto… él murió en el trayecto al hospital.
Menolly y Camille se unieron a mí. Estiré el brazo para agarrar la mano de Camille cuando
Mallen retiró la primera sábana. Me estremecí. Conocía el rostro.
―Tom. Thomas Creia. Él es un miembro del Clan Canino Verde. Eran un grupo de hombres
lobo que trabajaban en las causas ambientales. Está casado. Dos niños.
Sharah anotó la información y nos trasladamos a la segunda camilla. Una vez más, la sábana
cayó. Una vez más, una cara familiar.
―Mierda. Trixie Jones. Una de las hermanas de Marion. Cambiaformas coyote. Soltera. Creo
que está comprometida, pero no estoy segura. ―El fuego en mi vientre comenzó a arder más
intensamente. Quienquiera que haya hecho esto, quería encontrarlos. Ahora.
La tercera sábana. Otro hombre. A éste lo conocía por su nombre, pero no para llamarlo amigo.
Pero su muerte no había sido agradable y la mueca en su rostro me dijo que había muerto con dolor.
―Salvatore Tienes. Cambiaformas lobo. Recientemente se mudó desde Arizona. No sé con cuál
manada estaba, pero ha estado viviendo con una familia de cambiaformas lobo en Shoreline. ―Me
mordí el labio, con ganas de parar. No pude evitar la sensación de que no quería ver el restante, un
miedo irracional se apoderó de mí, de que sería alguien aún más cercano. Mallen apartó la cuarta
sábana.
Yo me quedé mirándolo fijamente. Menolly y Camille apretaron mis manos, y Camille dejó
escapar un grito ahogado. Incluso Chase se acercó más, bajando la cabeza.
―Exo Reed ―dijo él en voz baja.
Todo el mundo en la comunidad Supe conocía a Exo. Él regenteaba el Hotel Halcyon, que
atiende a los Supes. Nos había llamado para diversos trabajos y era un miembro honorable de la RNA
y miembro de la cámara de comercio de la zona metropolitana de Seattle. Y ahora, no era más que
forraje para los gusanos. Maldición… se había ido a donde sea que se van los cambiaformas lobo
cuando mueren.
Las lágrimas pugnaban por salir, pero las contuve, manteniéndome rígida. Camille estaba
haciendo lo mismo y Menolly tenía una de esas miradas horribles en el rostro que me indicaba que
no quería hacer otra cosa que perseguir a la escoria que hizo esto y rasgarlo en pedazos.
―Muéstranos al último, Mallen. Luego deberíamos hablar con los sobrevivientes. ―Chase, echó
un vistazo al elfo, pero se detuvo cuando Mallen levantó la mano.
Mallen apenas parecía lo bastante mayor como para estar en la escuela secundaria, pero él era
mucho más antiguo que la mayoría de nosotros.
―Ellos no están en condiciones de hablar. Puede que no lo estén por un largo tiempo. Pero voy a
hacer mi mejor esfuerzo para tenerlos conscientes para mañana.
―Mierda. Tenemos que saber todo lo que podamos sobre esta explosión. ―Chase lucía
desconcertado, pero luego se encogió de hombros―. Lo que sea… vamos a lidiar con eso a medida
que avancemos. Así que, ¿quién es nuestra última víctima?
Todos estábamos temerosos de que fuera a ser otra persona conocida, pero esta vez no fue un
cambiaformas, era un elfo desconocido para todos nosotros. Tampoco Mallen y Sharah lo
reconocieron.
―Vamos a tener que buscar en los registros de los que llegaron a Otro Mundo recientemente…
localizar a cualquier persona que pudiera haberlo visto llegar a través de los portales. ―Yo estaba
conmovida, y odiaba admitirlo, pero nos habíamos sentido aliviados de que nuestra última víctima
llevara el rostro de un extraño. En algún lugar, él debía tener familiares o amigos que iban a
extrañarlo. Pero para nosotros, era más fácil manejar una estadística fría en lo que se había tornado
un crimen terrible y personal.
―¿Los mató el fuego o la explosión? Sé que es una pregunta obvia, pero, ¿hay algo que
pasamos por alto? ¿Algo que no sabemos? ―dijo Camille, mirando a Mallen en busca de respuestas.
―Buena pregunta ―dijo Chase.
Mallen consultó sus gráficas.
―Los resultados de toxicología todavía no están listos, pero la causa más obvia es el trauma
masivo a causa de lo que sea que era el artefacto explosivo, y quemaduras de tercer grado en la
mayor parte de sus cuerpos. Aunque… ―Hizo una pausa.
―¿Aunque qué? ―Saqué mi cuaderno y comencé a escribir mis propias anotaciones.
―La cosa rara… cuando una bomba detona… una bomba casera, como las utilizadas
habitualmente en los crímenes realizados por grupos racistas, suelen asegurarse que esté cargada con
metralla. Ahora, aquí hay lesiones por metralla, pero no eran de la bomba. Los fragmentos
obviamente venían de los alrededores. La madera de las vigas, el metal de las mesas que explotaron.
No parece que, independientemente de lo que volara, haya dejado mucho residuo.
―Eso es porque el factor explosivo era canya. ―Vi que la expresión de Mallen cambió de
perpleja a horrorizada―. Sí, estamos pensando en hechiceros. La pregunta es: ¿Quién lo hizo y cómo
se apoderaron de esta mierda?
―Entonces los resultados de toxicidad no van a mostrar nada. ―Cerró la carpeta y la dejó sobre
la mesa―. El hecho es que la cantidad de canya necesaria para volar un edificio del tamaño del
Consejo de la Comunidad Supe indica algunos enemigos muy poderosos. Si tienen suficiente canya
para eso, no me extrañaría que tengan otros trucos como éste bajo la manga. Tienes que encontrarlos
o pronostico que tendremos una cantidad de cuerpos como el que no hemos visto en mucho tiempo.
Chase, dejó escapar un largo suspiro.
―Nosotros no necesitamos esa información. Bueno, vamos a ir a hablar con las familias. Sé que
algunos de ellos están esperando arriba. ―Él negó con la cabeza, luciendo resignado―. Estoy
acostumbrado a comunicar malas noticias a la gente, pero la punzada nunca se va.
Capítulo 3
Chase le dijo a todo el mundo, menos a Shade y mí, que se fueran a casa. Había muchos
familiares allí afuera y era mejor evitar abrumarlos con demasiados rostros y demasiadas preguntas.
Después de que Camille y los otros se fueron, seguimos a Chase a través de los cubículos,
saludando al personal de la noche, hasta que llegamos a la oficina de Chase. Nerissa se apresuró a
entrar detrás de nosotros, luciendo un poco peor por la resaca, pero estaba vestida con vaqueros y
una blusa bonita, sobria y lista para trabajar.
Tan pronto como se cerró la puerta, Chase se volvió hacia mí.
―Odio esta parte del trabajo. Sé que tú también. Pero tenemos que manejar esto cuidadosamente.
Sabemos que esto no fue un accidente. Así que, tenemos asesinatos a plena luz e incendio provocado.
―¿Qué les decimos? ―Era mejor seguir a Chase en este caso, era quien tenía que lidiar con las
consecuencias, sobre todo si nos llevaba un tiempo encontrar a los asesinos.
Se quedó mirando un pedazo de papel en su escritorio, tamborileando los dedos sobre la madera.
Después de un momento, miró hacia arriba.
―Vámonos. Sólo tienen que seguir mi ejemplo. ―Con un gesto decidido, nos hizo una seña
para que lo siguiéramos.
Nos dirigimos a la sala de espera donde un grupo de ansiosos cambiaformas lobo estaba sentado
por la habitación. Vi a Marion Vespa, propietaria del Café Supe-Urban, y desvié la mirada
rápidamente antes de que pudiera captar mi mirada. Temía ser testigo de cuando le dijéramos que su
hermana había muerto.
Claudia, la esposa de Exo Reed, estaba allí. Ella había dejado a los niños en casa. Y los otros…
probablemente eran familiares de los muertos y los heridos. Examiné los rostros ansiosos y me
dieron ganas de llorar. Tanta muerte y destrucción innecesaria sucedía en mi mundo. Los muertos
generalmente estaban bien; haciendo otras cosas, pero aquí estaba la secuela real de la tragedia.
Cuando nos acercamos, Claudia nos miró ansiosamente, escudriñando nuestras caras. Debe
haber leído nuestra energía, o tal vez era simplemente el lenguaje corporal, pero en cualquier caso,
su expresión se contrajo y comenzó a llorar. Marion me miró fijamente, luego bajó la cabeza y unas
lágrimas silenciosas corrieron por su rostro.
Chase los miró.
―Las familias de Trixie Jones, Thomas Creia, Exo Reed y Salvatore Tienes, vengan con
nosotros, por favor. ―Se volvió hacia Sharah―. ¿Hablarás con los demás?
Ella asintió y guió en silencio a tres personas hacia un costado. Deben haber sido familiares de
los heridos. La observé mientras guiaba a los otros al interior de una sala de conferencias tranquila.
Nerissa conducía suavemente a Claudia, que parecía estar a punto de colapsar.
Cuando cerré la puerta, Chase les hizo señas a las personas para que se sentaran.
―Me temo que tengo malas noticias. ―Él dejó escapar un largo suspiro, haciendo una pausa.
―Están muertos, ¿no es así? Mi Exo está muerto. ―Claudia se esforzó por hablar, su voz apenas
era audible.
Él asintió.
―Lamento tener que decirles esto… y de esta manera. Hubo una explosión en el Consejo de la
Comunidad Supe esta noche y siete personas quedaron atrapadas en la explosión, por lo que sabemos
hasta ahora son siete. Dos están en cuidados intensivos luchando por sus vidas. Los otros… lo siento
pero no lo lograron.
Vi como él bordeaba la línea delicada entre ser muy cuidadoso y sonar demasiado cruel. No se
permitía el dejarse atrapar por su dolor, pero tampoco podía permanecer totalmente separado.
Marion respiró hondo y levantó la cabeza, dejando escapar un largo grito, casi un aullido. Los
otros, uno por uno se le unieron. Coyotes, caninos, lobos… eran todos parte del cuadro y todos eran
cambiaformas bajo sus diferencias superficiales.
Chase esperó hasta que terminaron, respetando la tradición, y luego les pasó delicadamente las
imágenes del elfo.
―Siento pedirles esto, pero, ¿alguno de ustedes tiene alguna idea de quién era este hombre?
También quedó atrapado en la explosión, pero todavía no hemos podido identificarlo.
Uno por uno estudiaron la imagen, las lágrimas brotaron y sacudieron la cabeza. Marion la
sostuvo en último lugar y la miró detenidamente.
―Creo que pudo haber entrado en el café el otro día, pero no estoy segura. Fue un día lento y
creo recordar… sí, Trixie estaba allí, ella estuvo hablando con él. Pero yo no sé cómo se llama. ―Le
devolvió la fotografía―. ¿Quién hizo esto?
―Todavía no lo sabemos. ―Chase, dejó escapar un largo suspiro―. Lo siento, pero cuanto
antes hagamos algunas preguntas, más pronto vamos a poder atrapar a quien sea que hizo esto.
―Miró los rostros silenciosos a su alrededor que estaban manchados de lágrimas.
Después de un momento, Claudia Reed habló.
―Haga sus preguntas, detective. Haremos todo lo que podamos para ayudar. ―Miró a los otros
y ellos asintieron. Al parecer, la esposa de Exo era más dura de lo que había pensado antes.
―Gracias. Sé que este es un momento terrible para preguntar, pero eso podría ayudar. ―Chase
movió unos papeles y abrió su cuaderno con la pluma suspendida sobre el papel―. ¿Alguno de sus
seres queridos mencionó algo fuera de lo normal… algún enemigo? ¿Alguna persona que pudo
haberlos amenazado? ¿Alguien que no estuviera contenta con ellos?
Él se recostó en su silla mientras Nerissa discretamente les pasaba pañuelos de papel, les daba
unas palmaditas en los hombros y trajo una manta para Marion, que estaba temblando. Yo quería ir
con ella, poner mis brazos alrededor de sus hombros, murmurarle que todo estaba bien, que era un
error y que su hermana aún estaba viva y se encontraba bien.
Claudia se encogió de hombros.
―Exo ha… ha… ha hecho varios enemigos, sin duda. Cualquiera que él haya echado del hotel
pudo haberlo buscado para vengarse. Y hay algunos miembros en las manadas de cambiaformas lobo
a los que no les gusta el hecho de que él se ha hecho un nombre público por sí mismo.
Eché un vistazo a Chase, que me hizo un guiño en forma imperceptible.
―¿Sabes si algunos hechiceros han sido vistos por el hotel? ―Si Van y Jaycee fueron parte de
esto, lo más probable era que habían traído a más individuos de su especie desde los Sub-Reinos.
La cambiaformas lobo se estremeció, sus ojos brillaron en la habitación oscura.
―¿Brujos? Mierda… no sabía que la brujería estaba involucrada. ―A la mayoría de los
cambiaformas lobo no les importaba la magia pura y simple.
Marion se aclaró la garganta.
―Delilah, ¿puedo hablar contigo en privado?
La llevé fuera de la habitación hasta una vacía que estaba al lado.
―¿Sí?
―¿Podría esto tener algo que ver con los Koyanni? Tú has acabado con un montón de ellos,
pero algunos se escaparon. Sabes que te lo habría dicho si hubiera sabido dónde estaban, pero es bien
sabido entre los cambiaformas coyote que estás conectada con el Consejo Comunitario Supe. Y un
golpe a la organización a la que ayudas a dirigir sería un golpe para ti.
Me aclaré la garganta.
―Puede que tengas razón. Ya hemos hablado de esto. Lo que significa que voy a tener que hablar
abiertamente sobre los Koyanni. Sé que tu gente los ha mantenido en secreto durante todos estos años,
pero seamos sinceros, la puerta del granero quedó abierta de par en par y los caballos se han ido.
Ella cerró los ojos y se apoyó contra la pared.
―Supongo que es así.
―Cuando ellos atacaron a la hermana de Luke, perdieron su secreto. Con el tiempo, todo va a
salir a la luz. No podemos mantener una tapa sobre las viejas leyendas cuando ellas misma
demuestran ser verdaderas y todavía mortales. Y si los Koyanni están involucrados en esto, tenemos
un gran problema en nuestras manos. ¿Quieres que le diga a los demás, o quieres hacerlo tú misma?
Tú conoces mejor su historia.
Marion se mordió el labio.
―Quebranté el voto de secreto cuando lo conté a ti y a tus hermanas la primera vez. Supongo…
que ahora es discutible. Y si los ancianos no pueden entender la razón por la que estoy hablando,
entonces ese es su problema. No podemos mantenerlo en secreto si es que ellos pueden estar
aterrorizando a toda la Comunidad Supe. Especialmente si tuvieron algo que ver con la muerte de mi
hermana. Y si así fue, entonces voy a atrapar hasta el último de ellos y a cortarles las gargantas.
―¿No crees que su objetivo fue Trixie porque sabían que fuiste quien originalmente nos había
contado acerca de ellos?
―No lo sé. ―Ella se encogió de hombros, y luego se tapó los ojos con la mano mientras las
lágrimas rodaban lentamente por su rostro. Con su voz ronca por las lágrimas, agregó―: Quien sea
que lo haya hecho, lo quiero muerto.
Empujé a la mujer delgada y demacrada entre mis brazos y la abracé. Ella era tan creativa y
chispeante en su restaurante; fue una sorpresa oírla hablar con tanta dureza. Sin embargo, el duelo era
así. Podía convertir en asesinos a hombres y mujeres comunes y corrientes. Volvimos a la otra
habitación y le di a Marion un momento para que recobrara la compostura. Hice un gesto para que
todos me prestaran atención y miré a Chase, quien asintió para que continuara. Él confiaba en
nosotras, haríamos nuestro mejor esfuerzo para no abusar de esa confianza.
―Tenemos una situación que comenzó en octubre. Si se relaciona o no con el atentado de esta
noche, aún no estamos seguros. Pero creo que es mejor si les contamos sobre eso en caso de que los
acontecimientos desencadenen cualquier conexión… cualquier cosa que pueda ayudarnos a localizar
a quien mató a sus familiares. De nuevo, como dijo el jefe Johnson, lamentamos tener que hacerlos
pasar por esto esta noche, entendemos lo difícil que es. Pero cuanto antes podamos reunir pistas, más
pronto podremos empezar a buscar a los autores.
La palabra autor se sentía extraña en mi lengua. A mi juicio, eran asesinos, pero el tono
inflamatorio de esa palabra podría empujar aún más a los miembros de la familia que ya estaban
tambaleándose.
Marion se unió de nuevo a nosotros en silencio y se deslizó en su asiento. La miré y me dio una
mirada de resignación. Le sonreí y seguí.
―En octubre pasado algunos de ustedes recordará que hubo varios asesinatos en la comunidad
de cambiaformas lobo. Estábamos investigando el caso de varios cambiaformas lobo que estaban
siendo asesinados…
―Me acuerdo de eso ―dijo el cambiaformas perro―. Soy Shane Creia. Thomas era mi
hermano pequeño. Hace sólo un par de años que terminó la escuela secundaria. Él tiene una esposa y
dos niños gemelos. ―Se pellizcó la nariz y las lágrimas brillaban en sus ojos―. ¿Qué clase de gente
hace esto?
El otro hombre, un cambiaformas lobo, se aclaró la garganta. Me di cuenta que sus nervios
estaban en carne viva. Los cambiaformas eran legibles; éramos como libros abiertos gracias a
nuestro lenguaje corporal elevado.
―Geraldo Tienes… el tío de Salvatore. Las noticias sobre los asesinatos se filtraron en Arizona,
aunque no se difundió mucha información. ¿Creen que los asesinatos están relacionados con la
explosión de esta noche? ―Él se enderezó crispando su nariz.
Asentí.
―Es cierto, no difundimos una gran cantidad de información y por una buena razón. Estamos
caminando en un terreno traicionero aquí. Hay cosas que suceden de las que no podemos hablar en
este momento. Cuando esos asesinatos ocurrieron, atrapamos un buen número de los delincuentes…
pero algunos se escaparon. Creemos que pueden estar de vuelta, no necesariamente por su razón
original, sino para vengarse de la Comunidad Supe. Tal vez de Marion, o de mí o… quién sabe. Los
asesinatos estaban relacionados con Zarza Lobo…
―¡Zarza Lobo! ¿La Zarza Lobo está suelta en la comunidad? ―Los ojos de Geraldo brillaban de
miedo.
―Sí, eso es. Creemos que destruimos la mayor parte de ella, pero no podemos estar seguros, así
que tengan cuidado. Y sabemos que es un hecho que estaba siendo elaborada por un par de brujos y
un grupo de Koyannis.
Hice todo lo posible para esquivar todo lo relativo a los Sellos Espíritu y el tema de la invasión
demoníaca, mantuve lo de "brujos" y dejé de lado la parte de los Tregart, y luego reuní el resto de la
información de una manera que tuviera sentido.
―¿Koyannis? ―Salvatore levantó la vista―. ¿Quiénes son?
Estaba a punto de cederle la palabra a Marion, pero Geraldo habló.
―Escoria coyote, eso es lo que son. ―Él apretó los labios, el puente de su nariz se tornó de un
color blanco poco natural.
―Oh, maldición. ―Claudia se movió en su asiento―. Exo mencionó que él pensaba que los
Koyanni se encontraban en la zona. Tuvo problemas con ellos cuando estaba con su unidad de
operaciones especiales en una misión en América del Sur. Me dijo que eran una raza viciosa de
cambiaformas coyote… ―Ella se volvió para estudiar a Marion por un momento―. ¿Ella sabe algo
de esto? ―Sacudiendo un dedo acusador en dirección a la dueña de la cafetería, la cambiaformas
lobo golpeó el respaldo de la silla.
Marion se levantó lentamente, encontrando la mirada airada de Claudia.
―No me confundas con los Perdidos. Ellos caminan con su propia visión y cualquier cambiante
coyote que sigue el verdadero camino del Gran Embaucador no tendrá nada que ver con ellos. Los
Koyanni son peligrosos y son una tribu en sí mismos. Dejaron atrás las viejas costumbres hace eones
y son considerados parias.
Antes de que pudieran volar puños, o pieles, intervine.
―Deténganse y siéntense, las dos. Marion no tiene nada que ver con los Koyanni. Veo que
ustedes están familiarizados con ellos, así que por ahora vamos a dejar la discusión sobre su pasado.
Marion es sólo una víctima como el resto de ustedes. Su hermana quedó atrapada en la explosión.
Claudia murmuró una disculpa y volvió a su asiento. Marion se encogió de hombros y
encorvada se sentó de nuevo en su silla.
Traté de ignorar el olor de las feromonas en el aire, la energía era densa y volátil y rápidamente
expuse una versión muy editada de lo que había sucedido el pasado otoño.
―Lo que hay que saber es esto: Varios Koyanni se unieron a un par de hechiceros para producir
Zarza Lobo. Ellos capturaban a los cambiaformas lobo de la zona, los machos beta, y los estimularon
con esteroides con el fin de matarlos para cosechar sus glándulas pituitarias y las glándulas
suprarrenales. Logramos acabar con la operación y capturamos a varios de los jugadores
principales, pero los hechiceros, llamados Van y Jaycee, escaparon. Al igual que algunos de los
Koyanni.
―¿Y piensas que ellos son los que hicieron estallar el Consejo de la Comunidad? ―Claudia se
mordió el labio.
―La explosión fue causada por un hechicero con materiales de Otro Mundo, por lo que
podemos decir hasta ahora. ―Chase, se aclaró la garganta―. Lo que significa que va a ser difícil de
rastrear. Lo que necesitamos de ustedes, y sé que esto es pedir mucho, es que examinen todos los
recuerdos que tengan. Necesitamos alguna pista… cualquier cosa que pueda ser de ayuda. Cualquier
extraño que sus seres queridos hayan mencionado, cualquier cosa que parecía fuera de lugar, no
importa si eso les toma varios minutos, podría ser una pista importante.
Claudia frunció el ceño.
―Es tan difícil pensar…
Podía sentir el cansancio que fluía de ella. De ella y de los otros, todos estaban cerca de
derrumbarse. Y cuando cambiaformas lobo se quebraban, nunca era bonito. Le hice señas a Chase
para que me siguiera. Mientras tanto, Nerissa repartió café y galletas, hablando en voz baja y
calmante mientras salíamos de la habitación.
Me apoyé en la pared.
―Chase, no podemos presionarlos. Confía en mí, si no quieres allí un par de lobos, un coyote y
un perro, probablemente en las gargantas de unos contra los otros, ya que las emociones están
elevándose, entonces te aconsejo que los dejes irse por esta noche. No vamos a enterarnos de nada en
este momento.
Él se cruzó de brazos.
―Me gustaría disentir contigo en este caso, pero sé que tienes razón. Muy bien, vamos a
concederles esta noche, aunque lo que realmente quiero es llegar a la cima de esto. Pero de todos
modos, el informe del jefe de bomberos probablemente no estará listo hasta mañana, y como
sabemos que había un rastro mágico, no vamos a encontrar mucho por el lado de las evidencias
típicas. Incluso si lo hacemos, no creo que vaya a ser útil.
Asentí.
―Dales la noche y por la mañana, serán capaces de concentrarse más. En este momento la
conmoción está haciendo estragos en sus emociones.
―Lo sé, lo sé. ―Él negó con la cabeza y raspó el suelo con el pie―. Simplemente no quiero
lidiar con las consecuencias si la investigación nos lleva un tiempo. La presión va a venir de todos
lados en la Comunidad Supe para que averigüemos quién hizo esto. ¿Y si nos equivocamos y nos
enteramos de que algún loco grupo racista ejecutó todo este plan podrido? Vamos a estar mirando
otra lata entera de gusanos.
Me mordí el labio. Las tensiones han ido aumentando entre una minoría de la sociedad y la
Comunidad Supe.
―¿De verdad crees que un grupo racista llegaría a estos extremos?
Chase me dedicó una sonrisa triste.
―Ellos van mucho más lejos. Mira mi historia, la historia de los mortales. Mira lo que nos
hemos hecho los unos a los otros en nombre de la religión, en nombre de la superioridad moral, en
la búsqueda de dinero. Creo firmemente que algún grupo chiflado como los Ángeles de la Libertad o
la iglesia de los Hermanos Nacidos en la Tierra arrojarían una bomba en la mezcla.
―Has cambiado mucho desde que te conocí. ―Lo estudié―. Has pasado de ser… bueno… un
detective arrogante con un palo en el trasero que seguía completamente el manual, hasta ser alguien
que hurga en profundidad. Que no tiene miedo de meter sus manos en el barro.
―He cambiado. ―Bajó su mirada―. He cambiado mucho. Sobre todo desde que Karvanak se
apoderó de mí. Nunca le conté a nadie lo sucedido. Es probable que nunca lo haga. Pero me hizo
darme cuenta de lo que estamos enfrentando, de que tú y tus hermanas tienen razón. A veces hay que
sortear las reglas. ―Hizo una pausa, y luego añadió―: Todo cambió de nuevo cuando me diste el
Néctar de la Vida. A veces siento que hay tantas cosas que pasan dentro de mí que estoy atrapado en
un remolino. O como si estuviera en el centro de un tornado, fuera de control, y no tengo ni idea de
adónde voy a aterrizar.
Él me miró largamente y pude ver la oleada de emociones que luchaban en su interior. Extendí la
mano, la puse sobre su hombro y le di un beso en la mejilla.
―Lo siento. Realmente no hemos tenido mucha oportunidad de sentarnos y hablar sobre tu
transformación, pero necesitamos hacerlo. Chase, Camille, Menolly y yo realmente queremos
discutir sobre los cambios que estás atravesando. Sharah puede ayudarte a aprender a enfrentar los
cambios a los que estás siendo sometido, pero…
―Sí, lo sé. No tienes que decirlo. Ahora que ella y yo estamos saliendo, ella podría no ser lo
suficientemente imparcial para captar los problemas potenciales. Confía en mí, he estado
reflexionando sobre esto durante mucho tiempo y el incidente con el Fae Antiguo, la araña
espeluznante, selló el trato. Sé que me están sucediendo cosas que no puedo entender. Demonios,
apenas puedo explicarlas. Por eso le pedí a Camille que me concertara una cita con la Triple
Amenaza. Tomé sus pruebas y estoy esperando a que me contacten con algunas respuestas.
―Ella mencionó que tú la buscarías. ―Alguna conexión mágica extraña había surgido entre
Chase y Camille. Ella había notado que se desarrollaba un vínculo y nos lo mencionó. Si era sólo
energía mágica o algo más profundo, no estábamos seguras.
―¿Así que realmente piensas que ustedes podrían ayudarme? ¿Una vez que sepa más?
―Haremos todo lo posible por intentarlo. ―Hice una pausa, sin saber si decirle algo que había
estado acechando mis pensamientos. Chase y yo tampoco habíamos hablado realmente sobre nuestra
ruptura. Era casi como si, una vez que eso pasó, habíamos fingido que estaba terminado y finiquitado,
como un punto en el mapa. Y aunque yo ahora era feliz y había tomado la decisión correcta, quería
ser capaz de hablar de nuestro tiempo juntos, sin recriminaciones, sin remordimientos.
―Chase…
Él me miró de una forma que decía que sabía adónde iba y no estaba dispuesto a ir a ese lugar.
―¿Sí?
Me detuve de nuevo y luego sacudí la cabeza.
―Nada. Volvamos adentro.
Regresamos y me deslicé de nuevo en mi silla mientras Chase aparentaba acomodar sus papeles.
Cruzó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia delante.
―Sabemos que es un momento difícil para todos ustedes, por lo que estaremos en contacto. Por
favor, piensen en lo que les pedimos. Delilah y yo vamos a ir a sus hogares mañana para ver si han
recordado algo que nos pudiera ayudar. Mientras tanto, si quieren, vamos a pedirle a un oficial que
los acompañe a sus casas.
Marion y Claudia se quedaron, pero Geraldo y Shane se pusieron de pie y salieron por la puerta
antes de que Chase pudiera decir otra palabra.
Claudia se miró las manos y las extendió sobre la mesa.
―Antes de irme… acabo de recordar que Exo me dijo que tuvo una reunión con un cliente
nuevo que estaba interesado en reservar el hotel para una convención, pero que él lo había rechazado.
Dijo que sentía que algo no estaba bien con ese hombre.
―¿Cuándo sucedió eso? ―Me incliné hacia delante mientras Chase anotaba la información.
―Una semana… ¿hace cinco días? En algún momento de la semana pasada. Lo sé porque
cuando Exo me dijo que había rechazado la convención, tuvimos una discusión. Le dije que era una
tontería rechazar esa cantidad de dinero. Me dijo que no eran buenas personas. Yo… yo… ―Tragó
trabajosamente la saliva y nos miró como un ciervo encandilado por los faros demasiado brillantes y
cegadores―. Le dije que no amaba a su familia, que estaba poniendo siempre su ética por delante de
nuestro bienestar. Exo trató de aclarar las cosas, pero lo empujé y lo hice dormir en el sofá. Ayer me
trajo rosas antes de ir a trabajar y me dijo que me amaba. Yo todavía no me había calmado, ¡y no le
respondí nada! Y ahora… y ahora nunca tendré la oportunidad de hacerlo. Murió pensando que dejé
de amarlo.
Cuando Claudia se desmoronó ante nuestros ojos, Nerissa corrió a su lado y puso los brazos
alrededor de los hombros de la mujer, susurrándole algo al oído.
Miré a Chase. Esto era demasiado íntimo; estábamos siendo testigos de una crisis privada, un
momento de dolor y pena que nadie debía presenciar. Mientras Nerissa acunaba a la frágil mujer,
salimos en silencio de la habitación junto con Marion, que cargaba sobre sus hombros su propio
dolor.
―Por lo menos Trixie y yo nos separamos en buenos términos. La última vez que la vi,
estábamos discutiendo los planes para su próximo viaje a Europa. Ahora ella nunca lo hará.
―Marion se encogió de hombros con esa especie de resignación que te muestra que está dándose
esperanzas―. Cuando me enteré de la explosión por la radio… lo supe. Ella iba a colaborar para
planear el baile de primavera y había ido al consejo para encontrarse con algunos de los
organizadores.
El baile de la primavera “Viva la Primavera” estaba programado para realizarse el fin de semana
justo después del equinoccio, pero esos planes se habían evaporado en el cielo. Envolví mi brazo en
torno a los hombros de Marion.
―¿Qué hay de ti? ¿Necesitas que te lleven a casa? ―La detuve y aparté el cabello de los ojos.
Los cambiaformas coyote lucían demacrados; eran delgados y siempre tenía una mirada hambrienta
en sus ojos, incluso cuando están bien alimentados. Pero ahora, Marion parecía simplemente estar
cansada.
Ella sacudió su cabeza.
―Mi marido está en camino. Voy a ir a revisar entre las cosas de Trixie esta noche, para ver si
puedo encontrar algo que pudiera indicar que los Koyanni o Van y Jaycee andan por los alrededores.
De todos modos, no creo que vaya a ser capaz de dormir muy bien. Mañana, te llamaré si es que no
llegas tú primero.
Y luego, caminó a través de los cubículos. Mientras observábamos su salida apresurada de la
sede en dirección a las puertas principales, tuve la incómoda sensación de que ella podría
desvanecerse en la noche, como una víctima del fantasma al que nos enfrentábamos.
Exhausta, seguí a Chase hasta la sala de visitas donde Shade estaba esperándome. Le había dado
las llaves de mi Jeep a Camille para que pudieran irse a casa con comodidad, en lugar de que todo el
mundo se metiera en su auto. Ahora me dejé caer en una silla, preguntándome cómo diablos íbamos a
regresar a casa, pero luego vi al conductor de Bruce de pie junto a la puerta. Nos hizo una pequeña
reverencia.
―Gracias, Tony ―le dije―.No tenías que esperarnos. Tú también debes estar agotado.
―La Srta. Nerissa me pidió que lo hiciera. Dijo que se iría con la Srta. Menolly. ―Era oh-tan-
formal y parecía tan joven, pero tenía la sensación de que no era tan joven como parecía.
Le mostré una sonrisa cansada.
―Oh, Tony, omite los títulos. Es sólo Delilah, Nerissa y Menolly. Iremos en un minuto.
―Sí, señorita. ―Tocó su sombrero y salió del edificio. Me volví hacia Chase.
―Entonces, ¿puedes venir mañana por la mañana? Me gustaría mucho que estuvieras cuando los
interrogue. ―Él me dio un ligero golpe en la cabeza con la carpeta de archivos, sonriendo
ligeramente―. ¿Por favor?
―No puedo ir contigo mañana. Es la boda de Iris. Tengo que ayudar con los preparativos.
―Sabía que hablar con las familias era importante, pero a veces tienes que decir que no―. Y será
mejor que vayas a la boda. Iris ha hecho mucho por ti.
Él cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro.
―Estaré allí, no hay problema. De todos modos es por la tarde. ¿Pero no puedes venir por unas
horas durante la mañana? Necesito tu ayuda, Delilah. No te lo pediría, pero…
―Pero puedes confiar en mí. ― Fue mi turno de suspirar, y mientras lo hacía, me soplé el
flequillo de la frente. Él sabía que diría que sí; me di cuenta por su postura esperanzadora.
Shade envolvió sus brazos en torno a mi cintura.
―Puedes venir por la mañana. A Iris no le importará.
―Está bien. Voy a estar aquí alrededor de las diez, pero tengo que irme a la una. Quizás Iris
estará demasiado emocionada para notarlo. ―¿Es que nunca íbamos a poder estar libres sin que
algún problema estropee nuestra diversión? ¿Nunca íbamos a tener otro descanso?
Chase, me abrazó, luego estrechó la mano de Shade y nos dirigimos a la limusina de Bruce. Mi
mente estaba aturdida porque sólo un par de horas antes habíamos estado en el escenario, cantando y
bebiendo, y ahora enfrentábamos otro round con los demonios. Me deslicé en el auto y me estiré, y
sin decir una palabra, nos encaminamos hacia la oscuridad.
Capítulo 4
El sonido de la alarma atravesó mis sueños, y parpadeé, fulminando con la mirada la luz que se
filtraba por las cortinas. Mi cabeza estaba plagada con un caso de rayos del infierno, y me di cuenta
que era el efecto secundario de la damishanya. El golpeteo era peor que cualquier resaca que pudiera
imaginar.
Había algo más… algo acerca de hoy que necesitaba recordar…
―¡Ponte en movimiento, mujer! ―La voz de Shade penetró en mi mente confusa mientras me
quitaba las mantas de encima, exponiendo mi cuerpo demasiado desnudo al aire frío―. A la ducha
contigo. No puedes ir a ayudar a Chase, o asistir a la boda de Iris, oliendo como un gato mojado.
¡La boda de Iris! Es cierto, esta noche se iba a casar y teníamos que poner todas las decoraciones
y tener todo listo. Traté de forzar los ojos a abrirse mientras Shade me agarraba del brazo, me
levantó no muy gentilmente, y con suavidad me empujó hacia el cuarto de baño, donde escuchaba
correr el agua.
Haciendo una mueca, bizqueé, tratando de ver a través de mis párpados, que estaban pegados por
la suciedad. No me había quitado el maquillaje la noche anterior. Una mirada en el espejo me dijo que
parecía un engendro.
El choque del agua caliente en mi piel me golpeó como un rayo. Odiaba mojarme, pero no podía
soportar la idea de estar sucia por mucho tiempo. A veces desearía poder darme simplemente un baño
en forma de gato y regresar agradable y elegantemente limpia, para no necesitar nunca una ducha.
Incluso rechazaba los baños de burbujas; la idea de sumergirme en una tina me ponía los pelos de
punta. No, las duchas eran definitivamente el menor de dos males. Escupiendo, agaché la cabeza más
bajo y la enjaboné, lavando rápidamente cualquier suciedad persistente, sudor y rímel. Tan pronto
como me sentí limpia, salté fuera de la ducha y presioné una toalla suave contra mi cara, limpiando el
agua de mis ojos.
―¿Te sientes mejor?
Miré por encima de la parte superior de la toalla. Shade estaba apoyado en la puerta, luciendo
muy sexy y ordenado. Con un metro noventa, él era dos centímetros y medio más alto que yo, y su
largo cabello color miel brillaba con reflejos ámbar y le caía por la espalda en una maraña de rizos,
atrapados en una cola ordenada larga hasta la cintura. Su piel era de un bronce claro amarronado, y
parecía una mezcla de negro-asiático, pero no era la etnia humana lo que le daba el aspecto exótico.
Era parte dragón sombra, parte Stradolan; un caminante de sombras. No tenía claro exactamente qué
significaba ese lado de su herencia, pero estaba aprendiendo poco a poco de él a medida que los días
y las semanas pasaban.
Vestía unos pantalones cargo de color marrón, y un cuello de tortuga ribeteado verde aceituna.
Sus abdominales; ondulados, musculosos, con cicatrices aquí y allá del pasado, marcaban un pecho
que lucía lo bastante fuerte como para doblar barras. Probablemente podría, al ser en parte dragón.
Miré a la cama donde sus botas de senderismo estaban dispuestas en el suelo. Me lamí los labios,
mirando fijamente sus pies. Eran pies magníficos… y en forma de gato me había aferrado a esos
tobillos muchas veces. Él simplemente se había reído, me agarraba y frotaba mi vientre mientras
ronroneaba, y luego lanzaba en mi dirección mis ratones de piel.
La visión de él parado, con una suave, y ligeramente astuta sonrisa en su rostro, hizo que mi
corazón se detuviera. Tal vez era el hecho de que Iris se iba a casar. Tal vez era comprender que
habíamos perdido a cinco miembros de la Comunidad de Supe debido a cierto bombardero loco.
Pero ahora mismo, aquí, todo lo que podía pensar era en lo feliz que estaba que Shade estuviera
conmigo. Él estaba aquí, vivo, y yo lo amaba.
Me deslicé hacia él, dejé caer mi toalla, y extendí las manos. Él tomó mis manos entre las suyas,
guiándome de vuelta a la cama, donde se sentó y me senté a horcajadas sobre su regazo, mirándolo
fijamente a los ojos.
―Gracias ―le susurré.
―¿Por qué? ―Su mirada era intensa, entrecerrada, sensual. Recorrí con un dedo su nariz, luego
lo enganché suavemente en la comisura de sus labios.
―Por estar aquí. Por estar conmigo. Por convertirte en mi ancla. En mi roca. ―Y luego,
inclinándome hacia adelante, presioné mis labios contra los suyos, sintiendo la suavidad de
terciopelo de sus manos aferrarme por la cintura y acercarme a él. Sus dedos crepitaron contra mi
piel, subiendo y bajando perezosamente a lo largo de mi columna vertebral.
Mientras se ponía de pie, envolví mis piernas alrededor de su cintura y se volvió para tumbarme
en la cama. Solté su cuello y forcejeé con su cinturón, desenganchándolo y abriendo sus pantalones.
Se los deslizó hacia abajo y los tiro, aún de pie entre mis piernas, mirándome fijamente con una
sonrisa gentil mientras su erección crecía.
Inhalé hondo y con brusquedad, mirándolo fijamente, sintiendo crecer las palpitaciones en mi
estómago a medida que mis pezones se ponían rígidos. Me mordí el labio inferior, esperando
mientras recorría mi cuerpo con su mirada, sus ojos iluminándose cuando se arrodilló entre mis
piernas, con los brazos a ambos lados de mi cintura.
―¿Estás de humor para esto hoy? ―Shade siempre esperaba, siempre me dejaba tomar la
iniciativa. No había estado acostumbrada a ello al principio, pero ahora daba la bienvenida a la
pregunta. Me estaba volviendo más fuerte, y él parecía reconocer que tenía que aprender a estar a
cargo.
Asentí.
―Oh, sí. La damishanya me revolvió el estómago, pero la ducha me hizo sentir mejor. Te
necesito.
Y lo hacía. La pérdida de mis amigos, el ataque a la sala, la constatación de que Iris estaba
distanciándose de nosotros, de que no estaba aquí solo para hacer nuestra vida más completa sino que
tenía una vida propia, todo conspiró para traer las lágrimas a la vanguardia. Traté de parpadear para
alejarlas, pero eran tercas, y antes de que pudiera evitarlo, se derramaron, arrastrándose por mis
mejillas.
―¿Qué pasa, nena? ¿Qué sucede? ―Shade me miró por un momento, y luego, rápido como un
gato, estuvo a mi lado en lugar de cernirse sobre mí, tomándome en sus brazos y abrazándome.
―Yo… han sucedido tantas cosas. La explosión… Iris está embarazada… el ataque de Camille, y
a nuestro padre ni siquiera le importa un bledo. ―La presión en mi pecho me estaba golpeando duro
y agaché la cabeza mientras lloraba, apoyándome en sus brazos, temblando.
Shade se movió colocándose contra la cabecera de la cama, tirando de mí con él hasta que ambos
estuvimos recostados contra esta. Subió las mantas sobre nosotros y me acomodó contra su hombro.
―Camille va a estar bien. Tu padre volverá en sí, o no lo hará.
―No entiendes. Durante toda nuestra vida, Camille fue la fuerte. Si ella puede ser herida tanto,
entonces cualquier cosa puede suceder. ¿Sabes cómo siempre confías en alguien para que esté allí?
¿En que sea la columna vertebral? Eso se ha ido. Ella va a estar bien, pero hubo un momento en
que… realmente pensé que estaba muerta. Y todo cambió.
―Pero no ves, mi amor, que eso significa que tienes que dar un paso adelante y ser la fuerte. Por
ti misma, no por nadie más, sino solamente por ti. Y has hecho eso sin darte cuenta. ¿Sabes lo fuerte
que eres? ¿Cuán increíblemente orgulloso estoy de ti?
Lo miré a la cara. Sus ojos eran antiguos; y podía oler las pistas suaves de humo de hoguera en
su aura, un olor reconfortante que se había convertido, para mí, en una colonia.
―Gracias. ―Dejé escapar un suspiro―. Sé que soy más fuerte. Sé que estoy creciendo y estoy
realmente feliz por eso. Pero… es que…
―¿Qué?
Respirando hondo, finalmente negué con la cabeza.
―Nada. Simplemente no lidio bien con los cambios. ―Me encogí de hombros, tosiendo la flema
que se había reunido gracias a mis lagrimones―. Soy un gato. Sabes que tenemos problemas cuando
se interrumpen nuestras rutinas. ―Mientras trataba de espantar mis lágrimas, él agarró mi mano y la
llevó a sus labios, besándola suavemente.
―Shhh… no, no, no hagas desaparecer esto tan rápido. No escatimes tus emociones. Cuéntamelo
todo.
Cerré los ojos por un momento. No había forma de evadir esto; tanto así había descubierto sobre
Shade. Una vez que quería saber algo, él se aseguraba de averiguarlo. Le daba a la persistencia un
nuevo significado.
Buscando en mi interior las palabras; por el verdadero significado, finalmente dejé escapar un
largo suspiro.
―Bueno. Ayer por la noche, en el bar, estábamos en el escenario cantándole a Iris. Fue muy
divertido, pero la canción; “We are Family” activó algo. Ahora me doy cuenta, que estaba empezando
a caer en una depresión, pero entonces Iris vomitó y el desnudista se enojó y los del bar nos
quisieron echar. Así que me contuve. Para el momento en que llegamos a casa y Chase llamó, estaba
preparada para quebrarme.
―¿Por qué te deprimió la canción? No eres tan mal cantante. ―Incluso mientras lo decía, sabía
que estaba bromeando, tratando de provocarme una sonrisa.
Me encogí de hombros otra vez, sin querer admitir la verdad, incluso a mí misma. Pero las
palabras adquirieron vida propia y salieron escupidas de mi boca.
―¿Somos realmente aún una familia? Oh, nos amamos y estamos ahí los unos para los otros, y
no estoy descontenta de que cada uno encontráramos nuestro sitio, pero maldita sea, solíamos ser tan
cercanas. Tan cercanas. Y ahora, ahora tenemos la suerte de comer juntas. Casi nunca tenemos tiempo
para sentarnos y hablar. Planeamos salidas de cine y de compras cuando solíamos simplemente ir
cuando queríamos. Odio que las cosas estén cambiando tan rápido.
Incluso mientras hablaba en voz alta, me sonrojé.
―No quiero sonar como una niña pequeña que se cuelga de los faldones de sus hermanas. Ya no
lo soy, pero maldita sea, extraño los días cuando empezamos en la Agencia de Inteligencia
Y'Elestrial, cuando padre aún nos amaba a todas, antes de que Menolly se convirtiera en un vampiro.
Antes… antes…
―¿Antes de venir a Earthside? ―Shade no se inmutó, no se apartó.
Sintiéndome avergonzada, sintiéndome egoísta, asentí.
―Sí. Antes de venir a Earthside. Es como si, fuimos enviadas aquí y todo cambió. Los Sellos
Espíritu comenzaron a aparecer. Los demonios están golpeando a la puerta. Camille se casó; tres
veces. Menolly encontró una novia y al parecer, una fuente constante de abundantes invitaciones de
vampiros. Conocimos a Iris y ahora ella se va a casar. Sé que suena mezquino, pero, ¿quién
demonios me va a recordar limpiar mi caja de gato? Necesito esas cosas. Necesito… una madre. Y
hasta ahora, Camille llenó ese lugar y Menolly fue la que me empujó a probar cosas nuevas.
Shade se echó a reír, una risa profunda, añeja que hizo eco a través de mi cuerpo.
―Cariño, no necesitas una madre para recordar esas cosas. Necesitas un asistente personal. Yo
lo haré. Te recordaré limpiar tu caja del gato y recoger tu ropa. Por un lado, si no lo hago voy a estar
condenado a sentarme a oler y mirar caca de gato. En cuanto a tus hermanas, sé feliz por ellas. Y
antes de que lo digas, sí, ya sé que lo eres. Pero, también sé que quieres lo imposible. Quieres que la
vida sea tan sencilla como lo era antes de venir a Earthside. Sin embargo, también deseas lo bueno
que has encontrado aquí. No puede suceder, amor. Simplemente no se puede.
Limpié las lágrimas.
―¿Sueno terriblemente egoísta?
Él negó con la cabeza.
―No, no, cariño. Simplemente estás confundida y considerando tus opciones y buscando un
escondite en el que gatear. Pero, Delilah, mi amor, la vida sigue adelante. Tiene que evolucionar.
Mírate. Mira lo lejos que has llegado.
Me mordí el labio, no pudiendo evitar más que estar de acuerdo.
―Supongo que quiero mis propios cambios, pero no que ellas tengan los suyos. Quiero que
estén allí para mí cuando esté lista, no al revés. Y tienes razón, no puede ser así. Todos crecemos o no
lo hacemos. Pero es difícil de enfrentar…
―Y va a ser más difícil enfrentarlo en los próximos meses. Pero voy a estar aquí, para ayudarte.
No voy a ninguna parte. No tengo miedo del desafío que presentas. De hecho, más bien lo disfruto
―susurró, mordisqueando mi cuello.
―¿Realmente te gusto? ―Mi voz salió más baja de lo que esperaba, y me di cuenta que
necesitaba oírselo decir. Necesitaba el refuerzo.
―¿Si realmente me gustas? No, mi dulce. Te amo de verdad. Ahora bésame, hazme el amor, y
luego consigue vestir tu culo para que podamos ir a ayudar a una de tus mejores amigas en el día más
feliz de su vida.
Rodó encima de mí, erecto de nuevo, y abrí mis piernas. Mientras acariciaba mi cuerpo, bajó sus
labios a mis pezones y me quedé sin aliento, ronroneando mientras los lamía y pellizcaba.
Encajábamos juntos, como las piezas de un rompecabezas, y se deslizó en mi interior, empujando de
lado a lado para encontrar el ritmo adecuado. Nos instalamos en un ritmo, meciéndonos suavemente,
y luego aceleró, embistiendo profundamente en mi interior, derritiendo mi centro, su pene palpitando
dentro de mí. Jadeé mientras sus caderas bombeaban en mi contra, el fuego de Shade avivando el
mío.
Le pasé las manos por su espalda, clavando mis uñas allí, y él me dio la vuelta, rodando
conmigo hasta que estuvo por debajo de mí y yo montándole a horcajadas. Sonriendo ahora, deslicé
mis manos hasta mis pechos para ahuecarlos mientras él sostenía mi cintura, con los ojos brillando
de satisfacción. Me froté los pezones, mi cabeza cayendo hacia atrás de nuevo, sintiéndome más libre
de lo que nunca he hecho con Chase o Zach.
―Ah, sí, así es ―susurró―. Vamos, nena, dámelo. ―Sus manos se deslizaron alrededor para
sostener mi trasero, y gemí, de repente fuera de mi bajón emocional y plenamente en el momento. Me
incliné y presioné mis senos contra su pecho, deleitándome en la sensación de su piel contra la mía.
Las cicatrices en un lado de su cara y frente le daban un aspecto desenfadado. Movió los brazos hacia
arriba para enrollarlos en mi cintura, abrazándome fuerte encima de él, y luego envolvió sus piernas
en las mías y una vez más, nos dio la vuelta.
Por desgracia, habíamos estado al parecer en el borde de la cama y rodamos directamente sobre
al suelo con un golpe poco ceremonioso.
―¡Auch! ―Me golpeé el codo en la esquina de la mesita de noche mientras nos separábamos en
la caída. Mientras me frotaba la parte del cuerpo ofendida, Shade se echó a reír.
―No conseguirás alejarte así de fácil. A menos que te rompieras el codo, trae tu culo aquí. ―Él
comenzó a arrastrarse hacia mí, con las manos y las rodillas, y feliz, me di la vuelta así podría entrar
en mí desde atrás. La entrada trasera era mi posición favorita, aunque no estaba demasiado interesada
en el sexo anal. Sabía que a Camille le gustaba, pero para mí, era algo de vez en cuando… como la
comida sofisticada. Bueno de vez en cuando pero demasiado sólo arruinaba el efecto para mí.
Mientras se frotaba contra mí, su pene deslizándose nuevamente en mi interior, le espié por
encima de mi hombro.
―Oh dioses, eso se siente tan bien. Puedes introducirte mucho más profundo de esta manera.
―Con Shade, hablar durante el sexo parecía natural.
Dejó escapar una risita.
―Profundo es bueno, nena. Definitivamente bueno. Y voy tan profundo como puedo, amor.
Hasta la empuñadura. ―A medida que empezaba a embestir con más fuerza, me olvidé de hablar y,
preparándome en el suelo con las manos, cerré los ojos mientras el fuego crecía y sus caderas
giraban contra las mías, ahuecando mi trasero mientras se deslizaba dentro y fuera de mi vagina.
Conteniendo el aliento, dejé escapar un gemido.
―Ah, sí, así es, dulzura. Más profundo… más hondo… No puedo creer cuán delicioso te sientes
dentro de mí. Nunca me dejes… nunca te detengas.
―Estoy aquí para quedarme, nena. Soy tuyo… y no voy a ninguna parte. ―Y luego aceleró el
ritmo, y todo se alejó en el calor crudo de nuestra pasión mientras me venía, una y otra vez.
Para el momento en que nos vestimos y nos dirigimos abajo, era cerca de las ocho. Iris y los
otros estaban levantados y en pleno apogeo. Camille parecía que tenía un dolor de cabeza del
infierno, y estaba zampándose gofres y tocino como si no hubiera comido en una semana. Menolly
estaba, por supuesto, en la cama durante el día, pero al mirar por la ventana, pude ver a Ahumado,
Roz, y Vanzir erigiendo postes para las largas carpas que estaríamos armando para la ceremonia.
Una vez que las carpas estuvieran levantadas, con toldos y paredes celestes, los cubriríamos con
guirnaldas y adornos plateados.
Iris no había querido celebrar su boda en un salón de lujo. Ella quería estar aquí, en su casa, con
todos sus amigos y familia. La madre y el padre de Bruce estarían llegando a través de los túmulos de
Irlanda y estaba nerviosa. Era hora de conocer a los suegros. Ahora, sin embargo, sostenía a Maggie,
meciéndose hacia adelante y hacia atrás con una taza de té.
Hanna y Trillian estaban preparando el desayuno. En el último par de meses, Hanna se había
adaptado rápidamente, aprendiendo a usar la mayor parte de los aparatos del hogar sin miedo.
Trillian le estaba enseñando a leer, y había aprendido lo suficiente de inglés que su charla
entrecortada era pasable en las tiendas. Ella misma se había lanzado a la tarea, agradecida de estar
lejos de la locura de Hyto, lejos de la interminable oscuridad fría que había acompañado a su forzosa
servidumbre.
Me senté a la mesa, Shade se sentó a mi lado, y agarré un plato limpio de la pila. Pinché dos
gofres y ocho rebanadas de tocino. Shade se surtió también, y parpadeé, pensando repentinamente en
nuestras facturas mensuales de alimentos.
Incluso con los jardines que Iris había armado, y la vaca ocasional que Ahumado traía a casa
para llenar el congelador, estábamos viviendo con poco dinero. También sabía que Ahumado
complementaba el presupuesto de su tesoro. Nadie sabía lo mucho que había escondido, pero él era
un dragón, y durante siglos había acumulado un agradable botín.
Shamas también colaboraba, ayudándonos con su salario, y Menolly con el del Caminante. No
estaba segura de dónde sacaban los fondos, pero Trillian y Morio también contribuían. Como todo el
mundo vivía en nuestra tierra excepto Nerissa, no había renta extra para que se preocuparan. Pero aun
así, teníamos que estar gastando unos buenos mil quinientos a dos mil al mes en alimentos.
Shade me tocó la mano, rozando ligeramente sus dedos sobre mis nudillos.
―¿En qué estás pensando?
Sobresaltada, levanté la mirada, apartándome de mis pensamientos.
―En la factura de la comida, de hecho.
Camille dejó escapar un sonido ahogado.
―Sí, es el momento de ir de compras otra vez. Iris estará lejos en su luna de miel, así que
alguien tendrá que ir con Hanna para ayudar. Estoy ofreciéndome de voluntaria, y a ti, Delilah,
Morio, y Shade. Este próximo fin de semana.
―Oh, en ese caso, tengo algo para ti. ―Shade puso la mano en el bolsillo y sacó un sobre y se
lo entregó.
Dejó el tenedor y lo abrió, sus ojos abriéndose como platos, su brillante tonalidad violeta
vidriándose repentinamente ante la luz del sol que entraba a través de la ventana de la cocina.
―¡Oh! ¿Estás seguro? Esto es… muy generoso. ―Camille sacó un fajo de billetes, y vi que eran
de cincuenta.
―Me voy a quedar aquí ahora, así que me estoy añadiendo a los gastos del hogar. Nunca te
preocupes; traigo mi dinero de manera honesta. ―Shade le sonrió, luego hacia mí―. Quiero ayudar.
―¡Hay cinco mil dólares aquí! ―Ella lo miró de nuevo―. Esto es…
―Suficiente para dos meses y medio aproximadamente de alimentos. Tómalo. Yo como igual
que un caballo. ―Shade señaló a su plato, con pilas altas de gofres y tocino.
Sonriendo suavemente, Camille asintió y metió el dinero en la caja fuerte de la cocina, a saber, el
tarro de las galletas de Bob Esponja.
―Gracias. Nos las arreglamos, pero esto nos ayudará mucho.
Trillian enarcó una ceja, luego sacó su billetera.
―Si vas a ir de nuevo al supermercado, eso significa que es momento de escupir la plata, mi
gente. Vamos a ver la moneda sobre la mesa. Den lo que puedan. ―Le entregó cinco de veinte.
Ahumado extrajo otro fajo de billetes, Morio entregó lo que parecía unos ochenta dólares,
Shamas, que estaba perdiendo el tiempo durante el desayuno le entregó una vez un cheque de
trescientos, y Vanzir, que acababa de entrar en la habitación, sorprendió a todos sacando un par de
cincuenta de su bolsillo.
―Tuve suerte anoche en el póquer. Aquí, toma. ―Se veía tan orgulloso que quise abrazarlo.
Vanzir era el menos probable entre nosotros que tuviera dinero de sobra.
―Podemos abastecer la despensa y pagar los servicios públicos por un tiempo con todo esto. No
tenemos ninguna hipoteca. La herencia de Henry me permitió pagar el Café Media Luna Índigo. La
Oficina de Auditoría Interna prácticamente compró el edificio de la librería y el Caminante… así que
lo estamos haciendo bien. Todavía tenemos que llegar con el dinero para construir la casa de Iris y de
Bruce, sin embargo. ―Ella se mordió el labio entre sus dientes.
―No se preocupen por eso ―dijo Iris desde la mecedora donde estaba jugando con Maggie, que
parecía disfrutar del bullicio de la rutina del desayuno de la mañana―. Bruce va a pagar por eso. Él
es un duende, ya sabes, tienen algo especial con convertir la nada en oro. Y acumularlo en una pila de
dinero en efectivo que desafía incluso las fluctuaciones del mercado.
Riendo, Camille asintió.
―Bueno, entonces. Tan pronto como el tiempo mejore un poco más, los chicos pueden ocuparse
con la construcción, por lo que elaboren planes y obtengan los permisos que necesitamos. Ahora,
vamos a terminar de comer y conseguir engalanar el lugar para tu boda.
Empujé mi silla hacia atrás, terminando mi desayuno con prisa.
―No me gusta ser una aguafiestas, pero prometí a Chase que le dedicaría tres horas esta mañana.
Tenemos que ir a hablar con las familias de los Supes que fueron asesinados anoche en la explosión.
También quiero investigar los restos del consejo mientras la energía está bastante contaminada.
¿Supongo que no puedes ir conmigo? ―Me volví a Camille.
Ella frunció el ceño, pero Iris habló.
―Llévala. Simplemente estén de vuelta esta tarde para ayudarme a alistarme.
Trillian asintió.
―Vayan, ustedes dos. Nosotros los hombres podemos no tener exactamente las mismas
sensibilidades que las mujeres pero Iris nos dirá qué hacer y lo haremos. Shamas, ¿estás trabajando
hoy?
Él negó con la cabeza.
―Sí, voy un poco tarde.
Ahumado, Trillian, Morio y Shamas comenzaron a charlar con Iris sobre los planes mientras
ella entregaba a Maggie a Vanzir, quien comenzó a jugar un juego entusiasta de cosquillas en el
vientre con ella. Shade se dirigió a unirse a ellos. Camille y yo nos miramos la una a la otra.
―¿Tienes la sensación de que no somos necesarias por aquí? ―Ella estaba bromeando, pero
sentí un poco de dolor debajo de la superficie. Camille siempre había sido a la que todos recurrían, y
aunque sabía que le pesaba, después del trauma con Hyto, todos nos conteníamos un poco, tratando de
ser un poco más independientes, así ella tendría el tiempo para recuperarse.
Me encogí de hombros y sonreí.
―Eh, nos necesitarán muy pronto. Pero en este momento, Chase nos necesita, así que
pongámonos en movimiento. Yo conduciré.
Ella asintió, y, recogiendo nuestros abrigos y carteras, salimos por la puerta rumbo a mi Jeep.
Primera parada: el Consejo de la Comunidad Supe, para averiguar todo lo que pudiéramos sobre los
monstruos que habían destruido cinco vidas.
Capítulo 5
En la molesta luz de la mañana, bajo el deprimente diluvio, las ruinas carbonizadas del Consejo
de la Comunidad Supe parecían una cáscara quemada. Parte del edificio aún estaba en pie, pero
parecía peligroso, y el jefe de incendios lo había acordonado con brillantes cintas amarillas de
precaución. El olor del humo colgaba pesado en el aire, a madera quemada y carne; acre y picante en
los pulmones. La lluvia formaba riachuelos de agua negra, espesa con la ceniza y el hollín del fuego,
los canales derramándose a lo largo de la calle hacia las rejillas que cubrían los drenajes. Observé
que pequeños copos de lo que una vez había sido un bello edificio planeaban silenciosamente en el
sistema de alcantarillado.
Frotsling, una oficial Fae de pura sangre de Earthside, estaba de pies vigilando. Se había unido
recientemente al FH-CSI y estaba probando ser una fantástica incorporación. La saludé y ella me
devolvió el saludo.
―Delilah, Camille, hola. Chase dijo que podría presentarse esta mañana.
―¿Alguien intentó entrar aquí? ―Miré alrededor―. ¿Alguien merodeando por ahí? ―Los
arbustos cercanos al consejo se habían quemado en el fuego junto con el edificio, pero había
suficientes árboles en el terreno para que alguien posiblemente pudiera esconderse y seguir
observando.
Ella sacudió su cabeza.
―No hasta ahora. He hecho las rondas varias veces. Oh, estuvo lleno de mirones deambulando,
pero nada fuera de lo ordinario. Muchos de ellos eran humanos, aunque unos pocos Supes llegaron
por la mañana que no habían oído lo del fuego. Estaban aquí para preparar el baile. Tuve que darles
las malas noticias. ―Su cara cayó, y pude decir que no había terminado bien.
Supes; especialmente cambiaformas, no eran los más amables cuando se les sorprendía o
golpeaba con noticias tristes. Podían ponerse malhumorados realmente rápido, y un cambiaformas
malhumorado estaba a cinco segundos de un peligroso cambiante. Incluso esos de la variedad aviar
eran así de salvajes como los de cuatro patas y los de aleta.
―¿Estás bien? ―La miré, buscando un posible daño, pero ella solamente sonrió y ondeó su
mano.
―Nadie me amenazó. No te preocupes por eso. Pero Delilah, si quieres mi opinión, necesitas
realizar una reunión comunitaria tan pronto como sea posible para discutir esto y calmar a todos.
Huelo mucho miedo levantándose del grupo. ―Abrió la cinta para dejarnos pasar―. Pueden entrar,
pero tengan cuidado. El edificio no es seguro, y realmente no deberían quedarse mucho tiempo.
―Gracias. Necesitamos examinar el área, pero tendremos cuidado. ―Liderando el camino, me
moví para que Camille me siguiera cuando cautelosamente rodeamos un montón de escombros
carbonizados―. Camille, por qué no miras por ahí, no estás vestida exactamente para escalar sobre
maderas rotas.
―Está bien, pero ten cuidado ahí ―dijo, comenzando a bordear alrededor del exterior del
edificio, abriendo un paraguas que había traído con ella. Su chaqueta de seda de araña mantendría
lejos al frío, pero no la lluvia.
Me ceñí la chaqueta vaquera más tensa y soplé mis manos. Hacía frío, aún más frío incluso que si
hubiera nieve, en su mayor parte, desaparecida con el aguacero torrencial. Cuando caminé hacia el
edificio, el alcance de la destrucción comenzó a causar impacto. Parecía como si una boca gigantesca
de fuego hubiera caído encima y dado un gran bocado al salón, nivelado con el suelo. Trozos
destrozados de madera y cristal yacían por todas partes, la mayoría de ellos quemados. Donde habían
estado las puertas, una herida abierta dolorosa de ver.
A la derecha de la brecha, el edificio era un montón de cenizas y maderas, y la mayor parte del
techo se había derrumbado. A la izquierda, las paredes aún estaban en pie; inclinado precariamente,
pero aún en pie. Las maderas se habían fastidiado, sin embargo, y en cualquier momento, el resto del
edificio podía derrumbarse. Contuve el aliento cuando una punzada aguda me apuñaló en las costillas.
Habían curado bien del ataque de Stacia Quebrantahuesos en octubre, pero ahora, cuando hacía
demasiado frío y estaba demasiado tensa, recibía una punzada en mi costado de vez en cuando,
profundo en los huesos. No estaba segura de si era estrés o algo físico. Había querido preguntarle a
Sharah pero seguía olvidándome.
Cuando precavidamente puse una mano contra una viga aún en pie y respiré a través del
espasmo, eché un vistazo alrededor. Los escombros estaban esparcidos por todas partes. El fuego
había sido bastante malo, pero la explosión fue peor. El auditorio había sido demolido. Todo tendría
que ser tirado abajo. Nada de apuntalar o renovar podría hacer seguro otra vez el auditorio.
El espasmo se alivió y avancé, poniendo mi pie en un espacio claro entre los montones dispersos
de madera y cristales rotos. Un trozo de cristal de la ventana que no había notado crujió bajo mi bota,
y sacudí la cabeza. Tanta destrucción.
―¿Buscando algo? ―Una voz familiar e inoportuna se hizo eco detrás de mí, y me di la vuelta.
Andy Gambit estaba allí de pie, apoyado contra la viga peligrosa que acababa de pasar, una
sonrisa en su cara parecida a la de una comadreja. El reportero estrella del Seattle Tattler; un trapo
tan amarillo como un narciso, Andy había hecho su misión hostigar a cada Supe en la ciudad y
estimular la antipatía hacia los Fae y los vampiros. Era xenófobo al extremo, y sin embrago, sabía
que tenía un fetiche hacia las mujeres Supe y probablemente batiría sus pantalones si tuviera la
oportunidad de copular con una. Si no hubiera forzado su camino ya… seguramente ninguna mujer
cuerda le tocaría.
―¿Qué mierda estás haciendo aquí? ―Le miré, poniendo mi mano en la empuñadura de mi
daga. Mi cuchilla estaba atada en mi pierna. No confiaba en el pequeño pervertido, especialmente
desde que le había derrumbado por acosar a Nerissa en nuestra casa, sin invitación y no siendo
bienvenido―. Gambit, ¿por qué no retrocedes por esa puerta y me dejas en paz?
―¿Estás de broma? Esta es la historia del mes, y un evento bienvenido, si quieres saber lo que
pienso. ―Curvó la esquina de uno de sus labios en una sonrisa molesta y me guiñó un ojo.
―Me importa una mierda lo que pienses. ―Paré, luego le di otra larga y medida mirada―. Así
que dime, ¿dónde estabas la pasada noche?
―Primero, no eres policía así que no necesito responderte. Pero para poner tu mente a
descansar, Rubia, estaba en una reunión de la Asamblea de los Hermanos Nacidos en la Tierra.
Estábamos discutiendo los males de permitir que los demonios como tú estén sueltos por nuestra
sociedad. ―Sus labios podrían haber dicho “demonios”, pero pude ver la lujuria en sus ojos. Mi
puño aún no había sacado sus fuegos.
Di un paso hacia él.
―Te colaste aquí, pequeño pervertido. Te las arreglaste para pasar al guardia porque si te
hubiera visto, te habría dado una patada en el culo que te enviaría a casa. Si no sales de aquí,
arrastraré tu culo fuera y te entregaré a ella por entrar sin autorización. Sin embargo, otro cargo en
tu hoja de antecedentes penales.
Él enderezó sus hombros, mirándome con recelo.
―Te lo advierto, tócame otra vez y te pondré una orden de restricción. Mi nariz aún duele por el
golpe que me diste.
―Sal de aquí o te daré un rodillazo tan fuerte que desearías estar muerto. Y te garantizo, que si
voy a esa parte de tu cuerpo, tu mano derecha tendrá un trabajo menos que hacer. ―Había tenido
suficiente. No me importaba si me metía en problemas por asalto. Andy Gambit había agotado su
bienvenida, y lo único en lo que podía pensar en hacer era romper su cara repetidamente contra el
tronco de un árbol o romperle las bolas. O ambos.
Tropezando con los escombros, él comenzó a retroceder.
―¡Eres una amenaza y un monstruo! Juro que uno de estos días te bajaré los humos. Tú y tus
hermanas han jugado a las reinas de Seattle durante suficiente tiempo, y haré que lo lamenten, ¡no lo
dudes! Las haré estar tan molestas aquí que suplicarán por irse.
Soltando un bajo gruñido, empecé a transformarme en pantera, y en el minuto que vio el aire
resplandeciendo a mi alrededor, dio media vuelta y corrió. Afortunadamente estaba medio
transformada, porque si me las hubiera arreglado para cambiar completamente a la forma de pantera
antes de que se fuera, su huida sólo habría disparado mis instintos para seguirle y destruirle. Como
fuera, en el momento que me tomó cambiar, él desapareció de mi vista.
Una vez me transformé en pantera, decidí que podría muy bien olfatear alrededor. Algunas veces
las cosas eran más claras para mí en esta forma, y mis sentidos del olfato estaban más agudizados.
Comencé a explorar los alrededores, buscando algo que pudiera darme una pista que pudiéramos
usar. Mi collar de diamantes; tanto una señal de mi unión con el Señor del Otoño como también mis
ropas para cuando me volviera a transformar; tintineó, y de repente sentí una presencia. Era él.
Hi’ran, el Señor del Otoño. Me volví a transformar a mi forma de dos piernas.
No le había visto desde que Shade y yo nos habíamos juntado, y ahora un cosquilleo corrió a
través de mi cuerpo cuando llegó en el viento del norte, un torbellino de llama y fuego y hojas
quemadas y noches de otoño frías. Su larga capa negra revoloteó, y su cabello; tan negro como su
capa pasaba sus hombros, brilló con chispas de hielo que habían aterrizado y se quedaron congeladas
en los mechones.
Una corona de arce rodeaba su cabeza, y alrededor de su cuello, llevaba un cordón dorado del
cual colgaba un cráneo pequeño y de apariencia humana. Sus botas; cuero oscuro con tacones
cuadrados, dejaban un rastro de hielo en su estela con cada paso que daba. Hi’ran era de más de dos
metros diez de alto, y los ojos del Señor Elemental brillaban, un remolino de estrellas contra la
negrura.
Contuve mi aliento ante su belleza y entré en su abrazo. Me acercó más y descansé mi cabeza
contra su pecho. Mientras estaba allí parada, segura en el refugio de sus brazos, él murmuró susurros
bajos que apenas pude captar. Busqué en su rostro, y él descendió sus labios hacia los míos y
entonces, mi respiración salió silbando de mi cuerpo y entró en el suyo cuando me echó hacia atrás,
succionándome la vida, y luego con un suave siseo, le devolvió la respiración a mi cuerpo otra vez.
Me sujetaba tenso, la energía de su aura crujía como un pulso a través de mí, vibrando cada cuerda,
cada músculo, y comencé a elevarme cuando rozó mi pecho con una mano.
―Mi Delilah. ―Un bajo gruñido salió de su garganta y presionó sus labios firmemente contra
los míos otra vez, su lengua encontrando la mía, forzándome a reconocer su poder. Gemí bajo
cuando las llamas explotaron a través de mi cuerpo y anhelé tenerlo, sentirlo en mí, saber que era
como abrazar el poder del Harvest. Como si leyera mis pensamientos, descendió una mano, frotando
mis muslos, y me vine fuerte y rápido, gritando cuando un remolino de chispas se hizo eco a través
de mí, golpeado por el calor de su tacto.
―Mi señor ―susurré, cuando pude pensar otra vez―. ¿Qué es lo que me pides? ―Cada vez que
estaba a su alrededor, en todo lo que podía pensar era en hacerle orgulloso de mí, hacerme digna a
sus ojos. Él era mi señor oscuro quien había tendido la mano y me tiró para siempre a su mundo.
Sacaba mi lado pantera, y por eso siempre estaría agradecida.
―Te enfrentarás a un juicio con Greta pronto. Se pondrá a prueba tu corazón, pero sigue
adelante, sabiendo que eso es lo que debía ser.
Greta era otra de las Doncellas de la Muerte, y era mi entrenadora, enseñándome a aprovechar
los poderes que el Señor del Otoño me había dado. Ella, junto con el resto de su harén, vivían en
Haseofon, el templo que existía en su reino. Y me había enamorado de Harvestman tan seguramente
como amaba a su emisario; Shade. Aunque seres separados y distintos, estaban conectados. Y mi
amor les abarcaba a ambos.
Asentí.
―No te decepcionaré, Hi’ran.
―Crees que no lo harás, pero cuando llegue el momento, te garantizo que cuestionarás si es lo
correcto para hacer. Cuando eso ocurra, busca en tu corazón, busca en tu alma, y lo sabrás.
Y entonces, con otro rápido beso, desapareció de mi lado y otra vez estuve de pie entre los
escombros. Cuando sacudí mi cabeza, parpadeando, miré hacia abajo y vi algo brillando entre las
cenizas.
Cuando me incliné y recogí el artículo, sacudiendo las cenizas y el hollín, oí un grito desde fuera
y corrí de vuelta a través de la puerta para encontrar a Camille y a Andy Gambit. La huella de fuego
de su mano marcaba su cara.
Empecé a correr pero luego paré, esperando. Camille necesitaba pedir mi ayuda. Tenía que
enfrentar sus batallas por sí misma; lo había dejado bastante claro en el pasado mes. Hyto había
dañado su autoestima, su confianza en su habilidad para devolver la lucha. Incluso si ponían un buen
espectáculo, sabía que estaba preocupada constantemente por ser más débil que Menolly o yo.
Se inclinó hacia Andy, las manos en sus caderas, su voz baja.
―Si te atreves a tocarme otra vez de alguna manera pasaré mi daga por tu pene y reclamaré que
fue un accidente. Y luego, dejaré que mis maridos vayan tras de ti. Los tres. ¿Lo comprendes?
Él frotó su cara, los ojos brillando.
―Bruja. Puta. ¿Te acuestas con tres hombres y te atreves a llamarte casada? ¡Eres una ramera! El
matrimonio es un contrato entre un hombre y una mujer…
Antes de que él pudiera continuar, ella le dio un revés otra vez, lanzándolo hacia atrás en la
hierba cubierta de escombros. Oí el sonido nítido y claro del relámpago por encima cuando su mano
conectó con su mejilla. Quizás su autoestima estaba volviendo más rápido de lo que creía.
―No me hables. No me mires. Y nunca, nunca me toques otra vez. Si lo haces, te mataré.
Inclinándose sobre él, le agarró por el cuello y le arrastró hacia arriba. Todas éramos fuertes,
pero Camille no era tan atlética como Menolly o yo. Estaba sorprendida de ver que había estado
trabajando en ello. Cuando él protestó, ella gritó a Frostling, quien llegó corriendo alrededor de la
esquina. Cuando la oficial vio a Andy Gambit, sus ojos se iluminaron, se adelantó a zancadas y se lo
llevó a rastras de Camille.
―Te dije la pasada noche que si no te alejabas de este maldito lugar, te echaría por entrar sin
autorización. ¡Gracias por hacer mi día, Gambit! ―Cuando habló a su radio que estaba enganchada
en su cuello, pidió un auto, Andy soltó un suspiro y se rindió en la pelea. Frostling era mucho más
fuerte que incluso yo, y debía haber puesto la presión en él―. Tienes derecho a permanecer en
silencio. Tienes derecho a un abogado…
Mientras le leía sus derechos, Camille y yo nos escapamos, haciéndole un gesto de despedida
con la mano. En el momento que volvimos al Jeep, otro auto patrulla del FH-CSI había llegado.
Observamos en silencio como arrastraron a Gambit esposado.
―Lo odio. ―Camille abrió la puerta y se metió―. Lo odio y desearía que desapareciera de la
faz de la Tierra.
―Dejaste clara la huella en su cara. ―La miré―. ¿Qué ocurrió?
―Su mano decidió que necesitaba apretar mi teta. Debería decírselo a Ahumado y luego
habríamos terminado con esto. ―Se aclaró la garganta―. ¿Así que encontraste algo?
―No tuve mucho tiempo para mirar, para ser honesta. Tenemos que llegar a la oficina de Chase.
Pero mira, recogí esto cerca de la puerta. ―Le entregué lo que había encontrado. Era un colgante,
con extrañas marcas a ambos lados, hecho de oro, o una aleación de oro, y me dio escalofríos.
Ella lo tomó.
―Esto tensa las cosas. Tiene el hedor del Demonkin en él. Pero más que eso, esta escritura, es
lenguaje de las Runas.
―¿Lenguaje de las Runas? ¿Qué demonios es eso? ―Eso por si solo sonaba sospechoso, pero
incluso más preocupante era el hecho de que oliera a Demonkin.
―Lengua de los hechiceros. ―Lo miró durante un momento, luego soltó un pequeño gritito―.
¡Sé que es esto! Un talismán disparador. Es un detonador mágico. Esta es la prueba de que los brujos
están detrás de esto, o alguien traficando con hechiceros. ―Dándole la vuelta, hizo una pausa―.
Entonces, tenemos el hedor del Demonkin, el Lenguaje de las Runas… y… ―Lo levantó a su nariz e
inhaló profundamente, haciendo una mueca cuando hizo eso―. Puedo oler la canya aquí. Sé que
Chase no quiere saltar a conclusiones, pero tenemos razón. Esto se hace a mano en el Otro Mundo.
Las alarmas están sonando a un kilómetro de ancho.
Miré el colgante en su mano.
―¿Crees que realmente podemos enfrentar a Telazhar? ―El pensamiento de enfrentar a un
nigromante tan poderoso como él se había convertido en los eones en los Sub-Reinos, me dejó
temblando. Enfrentar demonios era bastante malo, pero sus poderes normalmente eran casuales. Un
nigromante tan anciano y tan fuerte sería como la magia encarnada―. La idea de ir contra él…
Entrenó a Stacia Quebrantahuesos.
―Lo sé. No hay ninguna posibilidad de que Morio y yo podamos derrotar a alguien tan
poderoso, incluso con nuestra magia de muerte. Incluso la magia que Telazhar enseñó a Stacia era
más fuerte que lo que sabemos. Pero tuvimos suerte con ella. Cuando estaba en su forma natural, no
podía usarlo. ―Camille envolvió su mano en el círculo de metal y lo metió en su bolso.
―Será mejor que vayamos a reunirnos con Chase. Seguramente espero que este día mejore.
Ella sonrió entonces, amplia y radiante haciéndome sentir como si un rayo de sol me hubiera
atravesado.
―Eso espero. Esta noche es la boda de Iris, ¿recuerdas?
―Cierto. ―Solté un largo suspiro. La boda de Iris, y luego ella y Bruce estarían partiendo hacia
Irlanda en su luna de miel a través de los túmulos. Hanna tomaría el relevo por ella hasta que
volvieran. Y tanto como me gustaba Hanna, no era Iris.
Cuando entramos en el cuartel general, Yugi nos hico señas para que esperáramos.
―El jefe me pidió que le dejara saber cuando llegaran aquí. Saldrá en un momento. ―El
detective parecía preocupado cuando golpeó el intercomunicador.
―¿Algo está mal, Yugi? ―Temía tener más malas noticias.
Él frunció el ceño, luego nos entregó un periódico. El Seattle Tattler. No habíamos tenido la
oportunidad de verlo esta mañana, y cuando Camille y yo lo abrimos, la primera página tenía una
enorme variedad sobre el bombardeo. La inclinación del artículo era de felicitación a quién fuera que
lo hubiera instigado.
―Ya hemos tenido tres llamadas esta mañana desde que este trozo de basura golpeó las calles.
Un cambiaformas fue golpeado en un callejón del Pike Street por un par de matones. Lo patearon
bastante. Y una visitante del Otro Mundo, Fae, fue acosada. Está bien porque sabía cómo devolver la
pelea, pero el tipo buscaba violarla. Acabo de enviar a dos hombres para hablar con el otro
cambiaformas. Su casa fue etiquetada con grafiti la pasada noche. Los pervertidos escribieron Vuelve
a la caseta de perro, sucio maldito cambiaformas en él.
Me mordí el labio, pensando en cuánto odio había en el mundo; en nuestro dos mundos. La gente
estaba molesta, y estaba averiguando demasiado rápido cuánto. Una mirada a Camille me dijo que
estaba pensando lo mismo que yo.
Justo entonces, Chase llegó corriendo, encogiéndose de hombros en un abrigo sobre su
chaqueta.
―Me alegro que estén aquí a tiempo. Salgamos.
Subimos al coche patrulla con él cuando Camille contó lo que había descubierto del colgante que
encontramos.
―Mierda. ―Él paró para abrochar su cinturón de seguridad y nos hizo señas para que
hiciéramos lo mismo―. Adivino que fui tonto por esperar que esto pudiera ser un simple crimen de
odio, si hay semejante cosa como esa. Así que, ¿qué estamos buscando realmente aquí que sea
información que nos guiará a los hechiceros detrás de esto? Porque mientras pueda respaldarlas, son
las únicas quienes saben los pros y los contras de estos desgraciados.
―Desgraciados es una buena palabra para ellos… pero ni de cerca lo bastante poderosa.
Hablando de… ¿adivino que oíste lo de Andy Gambit? ―Miré mis manos. Ya habíamos tenido un
número de encontronazos con él, y Chase había intentado hacer que le ignorásemos, pero cuando el
pequeño monstruo se acercaba a nuestras caras, ninguna de nosotras era capaz de mantener su
temperamento.
―Sí, ya está en libertad bajo fianza y no dudo que escribirá una demanda protestando sobre la
brutalidad policial. Camille, ¿quieres presentar cargos por acoso contra él?
Ella se inclinó desde el asiento trasero, riéndose.
―¿Qué crees? ¿Debería? ¿Especialmente desde que Ahumado averiguará lo que ocurrió?
Porque francamente, estoy tentada a solo decírselo a mis maridos y luego Gambit nunca nos
molestará otra vez.
―¡No digas cosas como esas delante de mí! ¡Se supone que evito que la gente sea asesinada, no
lo fomento! ―Chase tragó saliva―. No. Definitivamente no. Aunque podría resolver el problema a
corto plazo, a largo plazo alguien peor tomaría su lugar. No, dale a Gambit cuerda suficiente y se
colgará él solo. Espera y verás. Su raza siempre lo hace.
Cuando paramos en el estacionamiento, él me indicó que abriera su libreta.
―¿Adónde nos dirigimos primero? Tú llamas.
Miré sobre los nombres.
―Déjame hablar con Claudia. Mencionó que Exo recientemente volvió de la conferencia con
alguien que sintió que era “raro”… además, la culpa se la está comiendo. Creo que podría necesitar
una visita.
En privado, estaba preocupada por la cambiante de lobo. Cuando los cambiaformas pierden a sus
compañeros, era como cualquier otra pareja excepto que el lado animal salía demasiado fácilmente
bajo el estrés de la pena. Y entonces la pérdida se convertía en peligrosa para otros. Si Claudia perdía
el control, podía terminar vagabundeando por la ciudad en forma de lobo, atacando por el frenesí de
su pena.
La casa de Claudia y Exo estaba en el vecindario de Queen Anne. Tranquilo, elegante, discreto.
Nos detuvimos en el camino de entrada cerca de la valla de cadenas que prevenía que sus hijos
salieran corriendo a la carretera. Los niños estaban en el patio, de casa a la escuela, y su hermano
mayor les estaba vigilando. Lo volví a ver. Él podría haber sido una copia a carbón de Exo, sólo que
años más joven.
Cuando salimos del auto patrulla y nos dirigimos al camino, metí mis manos en mis bolsillos y
sacudí mi cabeza. Al menos la parte más dura había terminado; notificar la pérdida. Pero ahora
estábamos molestando en su pena y dolor. Odiaba lo que estábamos por hacer.
Cuando entramos en el patio cerrado, los niños nos dieron una breve mirada, luego volvieron a
sus juegos. El adolescente que les observaba asintió pero siguió tranquilo. Sus ojos estaban hinchados
y rojos, y podía decir que había estado llorando.
Chase llamó a la puerta y Claudia la abrió, se quedó de pie en silencio cuando entramos en la
casa. Se movió hacia el salón, y con cautela nos sentamos en el sofá cuando ella tranquilamente
descendió a una mecedora de madera y puso una manta afgana sobre sus piernas. Un hombre más
viejo salió; también se parecía mucho a Exo, y nos echó un vistazo.
―Orick, este es el jefe Johnson del equipo de Investigación de la Escena del Crimen de Faerie-
Humanos. Y Delilah y Camille D’Artigo. Orick es… era… él es el hermano de Exo. ―dijo lo último
en un borrón de palabras infundidas con dolor. Cuando dijo el nombre de Exo, se encogió, luego
agachó su cabeza―. ¿Por favor, algo de té?
―Por supuesto, Claudia. ―Orick nos dio un saludo de dos dedos y se retiró a lo que
probablemente era la cocina.
―Perdónanos por entrometernos, pero, ¿la pasada noche dijiste que Exo se había negado a
reservar una convención? ―Chase tranquilamente sacó el bolígrafo y la libreta y la abrió. Mantuvo
un gentil contacto visual con Claudia, pero una no amenazante, dejándola saber a través de su
lenguaje corporal que el liderazgo era de ella. Movimiento inteligente. Movimiento muy inteligente.
Chase había aprendido mucho desde que le conocimos por primera vez.
Claudia paró, luego hizo señas hacia un libro de apuntes en la mesa de café.
―Como dije la pasada noche, tuvimos una pelea por el hecho de que los rechazara, pero
mayormente estaba preocupada por el dinero que rechazó. ―Tosió, limpiando su nariz con un
pañuelo―. Eso suena horrible, ¿verdad? Estaba preocupada por el dinero… no confiaba en su juicio
y ahora mira lo que ocurrió.
―No es culpa tuya, Claudia. No hiciste nada para causar esto. ―Chase comenzó a darle
golpecitos en su mano, luego paró, solamente mostrándole una gentil sonrisa fugaz.
―Sí, cierto. ―Soltó un estremecimiento, luego dijo―: Podría encontrar algo en su libreta. Esto
ocurrió hace una semana. Fue un miércoles, recuerdo. El jueves es día de la basura y estaba
preocupada de que Exo se hubiera olvidado sacarla a los cubos. Él dejó el hotel después de la pelea, y
recuerdo pedirle a mi hijo que lo hiciera en su lugar. ―Fue apagando sus palabras, como si los
simples recuerdos de la vida cotidiana pudieran borrar el dolor.
―Supongo que queremos buscar algo que parezca fuera de lo ordinario en ese momento.
―Recogí la libreta cuando Chase continuó interrogando gentilmente a Claudia. Cuando pasé a través
de las páginas, su voz hizo eco suavemente a través de la habitación. Camille se acercó más a mí,
mirando sobre mi hombro.
Retrocedí a una semana y media, comenzando por el lunes. Nada parecía extraño ahí. Ni el
martes. Pero el miércoles había un encuentro en lápiz entre las dos y las tres p.m. La anotación leía:
V&J / El intercambio de Energía.
―¿V&J? ¿Van y Jaycee? ―Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas
cuando levanté de golpe mi cabeza, mirando a Camille.
Camille palideció, lentamente sacudiendo su cabeza.
―El Intercambio de Energía. Mierda. Deberíamos haber comprobado ese lugar antes. Sabía que
era un problema desde la primera vez que vimos la señal. Y apostaré… sospechamos que ellos tenían
algo que ver con eso. ―Levantó la mirada cuando Claudia se inclinó hacia delante.
Claudia comenzó:
―Sí, ese era el lugar que mencionó. Lo recuerdo ahora, dijo que era una convención para un
grupo de… ¿vampiros? No… vampiros no, pero… no lo sé. No puedo recordarlo.
Cuando reunimos nuestras cosas para irnos, llevándonos la libreta con nosotros, me pregunté a
qué estábamos enfrentando. Habíamos sospechado que Van y Jaycee estaban involucrados con el club,
pero habíamos conseguido desviarnos después de encerrar al Koyanni la primera vez.
Sospechábamos que el Intercambio de Energía era un lugar para el conjunto mágico, conocidos
como hechiceros. No me sorprendería si también atraían a los nigromantes. Los dos grupos no eran
tan diferentes. Lo cual podría señalar una conexión entre el par y Telazhar.
Dándole las gracias a Claudia, salimos hacia el auto patrulla. Todo en lo que podía pensar era
que quería que esto terminara pronto. Pero una espeluznante sensación en la parte de atrás de mi
cuello me dejó pensando que teníamos un viaje lleno de baches por delante de nosotros.
Capítulo 6
De vuelta en el aire fresco, que olía a lluvia, a cedros, nos detuvimos para mirar a los niños, que
jugaban en los columpios.
―Ellos ahora no tienen padre ―dijo Camille, mordiéndose el labio―. Pero al menos sabían que
los amaba.
Sabía que ella estaba pensando en nuestro propio padre.
―Es cierto… pero no todos los padres pueden mostrar sus sentimientos de manera correcta.
Estarán bien. ―Le toqué el brazo despacio―. Tienen una madre fuerte. Claudia continuará
encargándose del hotel. No va a dejar morir el sueño de Exo.
Mi teléfono sonó cuando me deslicé en el asiento del pasajero. Era un mensaje de texto de Tim
Winthrop. Tim, alias Cleo Blanco, travesti, era un genio con las computadoras y dirigía el sitio web
para el Consejo de la Comunidad Supe. Leí su texto y suspiré.
―La gente ha llenado el sitio con correos electrónicos, preguntando qué hacer ahora. Y algunas
de las más superficiales han ido quejándose del baile y preguntan dónde se va a celebrarse ahora.
―Idiotas insensibles, preocupados por un baile después de lo ocurrido. ―Camille se inclinó
hacia delante entre los asientos delanteros, lo que el cristal a prueba de balas permitiría―. Frostling
tenía razón. Tenemos que convocar una reunión de emergencia, pero será mejor que no lo
anunciemos. Lo podemos hacer con llamadas en cadena. No queremos que esos monstruos pongan
una bomba en la zona de la gran reunión.
―No sé por qué no esperaron hasta el baile real. ―Medité la idea y cuanto más lo pensaba, más
me molestaba―. ¿Por qué no?
―¿Por qué no, qué? ―preguntó Chase, dirigiéndose al carril de la derecha. Nos dirigimos a la
cafetería de Marion.
―¿Por qué no esperar hasta el baile? ¿Por qué estallar una bomba si sólo va a haber un puñado
de víctimas en el interior? Esperar un par de semanas y podrían haber tenido mucho más bajas. No
tiene sentido.
―Tal vez, tal vez no. Si iban tras un grupo grande, tienes razón. Pero tal vez, ¿estaban buscando
infundir miedo en su lugar? ―Chase, se detuvo en el estacionamiento, al lado del Café Supe-
Urban―. Vamos a seguir con la idea que no sólo estaban buscando matar Supes… ¿qué más podían
querer?
―¿Avivar los disturbios? ―dijo Camille.
―Tal vez. ―Pensé en ello por un momento―. ¿Y si lograran lanzar sospechas sobre alguien
más? ¿Para iniciar una guerra de odio entre los FBHs y los Supes?
―Pero no había evidencia clara de qué lo creó, no se tomaron la molestia de ocultar el canya
¿como si estuvieran tratando de buscar problemas entre los humanos de sangre pura y nosotros?
―Camille sacudió la cabeza―. Tiene que haber algo más que eso.
―No si ellos no pensaron que habríamos reconocido el olor. Después de todo, no somos brujos.
Fue Shamas que reconoció el olor. Y ese talismán, era cuestión de suerte que lo encontráramos. Por
cierto, el metal debería haberse derretido en el fuego.
―Esa es la idea. Entonces tal vez estaban tratando de realizar un cisma aún más profundo entre
los FBHs y los Supes. Pero, ¿por qué? ―Camille se mordió el labio―. Sea cual sea la respuesta,
tenemos que encontrarlos y pronto. No podemos permitir que esto vuelva a suceder.
Chase, se aclaró la garganta.
―Sí. Dímelo a mí. ―Se quedó en silencio y luego dejó escapar un largo suspiro―. Tengo algo
que decirles. Tengo los resultados de mis pruebas de la Triple Amenaza. Aeval me citó para ir a su
túmulo a las cinco de esta mañana.
―¿Y? ―Fuimos toda oídos. Desde que se le había dado el Néctar de la vida a Chase, había
estado cambiando. Los poderes que habían estado latentes en su interior estaban saliendo a la
superficie, y habíamos visto algunos destellos interesantes de lo que podría llegar a ser, pero nadie
estaba muy seguro de lo que la poción le había hecho. Así que Camille había hablado con Titania y
Aeval, habían acordado a regañadientes ponerlo a prueba para determinar exactamente lo que estaba
pasando debajo de la superficie.
Cuando detuvo el auto y apagó el motor, su mano pareció temblar por un momento.
―Ellas dijeron que nunca habían visto nada parecido. La mayoría de los seres humanos, cuando
beben el Néctar de la Vida, prácticamente sólo mejoran la forma y en que son solamente… un poco
estirados cuando pasan los años. Miraron en mi pasado, no sé cómo, así que no preguntes, Aeval me
dijo que no tengo Fae en mi historial, pero sí parece que he tenido algún tatara-tatara-tatara-etcétera
abuelo o abuela que era parte elfo. No es mucho, sólo una gota en el balde, pero lo suficiente para
hacer florecer mis poderes.
Camille chasqueó los dedos.
―Sabía que tenía que ser algo. Siempre has tenido un atisbo de que tenías más energía que un
humano normal, pero no sabía que era Fae. Pero eso significa…
Hizo una mueca.
―Lo que significa, al parecer, según Aeval, es que estoy relacionado con su novia. Y con la
reina Asteria. Ellas son capaces de rastrearlo.
Cuando farfulló Camille, ahogué una risa. Me pareció tan ridículo… nuestro detective, que era
muy humano, estaba relacionado con la reina de los Elfos.
―Es por eso que has estado teniendo estos estallidos de poder. Vienen de la herencia de elfo
enterrada. ―Camille asintió como si acabara de hacer un descubrimiento―. Por supuesto… pero vas
a estar fastidiado debido al hecho de que eres sobre todo humano. Vas a estar en la misma posición,
relativamente, a mis hermanas y yo, con los poderes fuera de control debido a la mezcla de sangre.
―Eso es más o menos lo que dijo Aeval. Como ya te he dicho, mi herencia élfica se diluye tanto
que no se me ha ocurrido pensar alguna vez en decir que soy un elfo. Pero es al parecer suficiente
para que el Néctar de la Vida establezca las cosas. Ella no podía decirme exactamente qué eran esos
poderes, excepto que voy a tener mis mejores intentos si aprendo a lidiar con la magia en el plano
astral o con la voz. El lenguaje, las órdenes, las comunicaciones y los viajes astrales son
aparentemente mis áreas fuertes.
Se quedó mirando hacia el cielo. Las nubes eran negras, prometiendo una lluvia copiosa y
aunque el frío de la nieve del invierno se había ido, ahora estábamos en medio de los días de lluvia
helada. Todo parecía inundado: el suelo esponjoso, el aire cargado por la humedad.
―No tengo ni idea de qué hacer o dónde ir ahora ―dijo en voz baja.
―Tomate un día a la vez. ―Puse mi mano sobre su hombro―. Y por estar relacionado con
Sharah… como que estás distanciando las relaciones, ese no es un problema.
―No ―susurró―. Supongo que no.
Luego se dirigió a la puerta y siguió en silencio.

Marion estaba en su oficina. Los olores fuertes de galletas y pastel de carne a la antigua cubierto
de salsa, llenaban el comedor, que estaba lleno como de costumbre. El Café Supe-Urban servía a
Supes de todas las partes de la ciudad y también a un buen número de humanos de sangre pura, venían
por la calidad de la comida.
Mi boca empezó a salivar cuando entramos en la habitación, y decidí que no me marcharía sin
uno de sus bollos de canela. Pero por ahora, seguimos a la camarera por el laberinto de mesas a la
parte de atrás, donde encontramos a Marion encorvada sobre su escritorio, repasando pacientemente
una columna de números.
Tenía la cara plácida, tranquila, y me pregunté cómo los cambiaformas coyotes tratan con la
muerte. Seguían al Gran Embaucador, y donde fuera que iban, el peligro siempre les seguía.
Tan pronto como entramos en la habitación, levantó la cabeza, nos sonrió, y se levantó para
saludarnos. Ella hizo un gesto para que nos sentáramos, Camille y yo lo hicimos en las sillas frente a
su escritorio, Chase se sentó a un lado mientras sacaba su cuaderno.
―Escribí todo lo que se me ocurrió, pero me temo que no tengo mucho para ti. Excepto… tal
vez una cosa y no sé si te va a ayudar o no.
Marion no era de los que se paraba en ceremonias.
―¿Qué es eso? ―preguntó Chase, siguiendo el ejemplo de ella.
―Trixie tiene un nuevo novio. Es un vampiro. A Trixie siempre le han gustado los
chupasangres. Lo desapruebo y nuestros padres también, pero es una mujer adulta y no puedo hacer
nada al respecto.
―Es duro ―dijo Camille, y yo sabía que estaba pensando en Trillian y nuestra reacción antes de
que empezara a salir con él.
―Sí, causa mucho estrés y sabíamos que si no decíamos nada, acabaría por ocultar la relación.
Así que… lo toleré. De todos modos, salieron a los clubes no hace mucho y Trixie llego al día
siguiente, molesta. Me contó que por la noche, un grupo de amigos de Bryan, Bryan es el nombre su
novio, la incordiaron sobre información de los cambiaformas coyote en la zona. Tanto es así que se
sintió incómoda y se fue.
Respire profundamente.
―Déjame adivinar, ¿el nombre del club es Intercambio de Energía?
Marion se removió en su asiento, una línea de preocupación arrugo su frente.
― Sí, ¿cómo lo sabes?
―Exo Reed fue contactado por un grupo de allí. Ellos estaban tratando de programar una
convención o conferencia o algo en el Halcyon. Y creemos que el grupo estaba dirigido por Van y
Jaycee, los hechiceros que estaban trabajando con el Koyanni para producir la Zarza Lobo.
Un golpe. Dos… y luego Marion dijo:
―Está bien, pero, ¿por qué diablos los Koyanni se mezclaron con los vampiros, entonces?
―Creemos que los Koyanni están involucrados con un nigromante muy potente, que también
está conectado con los hechiceros, por lo menos con Van y Jaycee. Ahora, algunos vampiros pasan el
rato con nigromantes, al menos allá en el Otro Mundo lo hacen. Podría ser que Bryan estaba tratando
de sacar información de Trixie para dársela a ellos. Están probablemente pagándole algo. Mi apuesta
es que es uno de sus aduladores, un renegado, que no está conectado con los grupos locales.
Probablemente él tiene alguna conexión, ya sea por dinero o por medio de chantaje. ¿Cuánto tiempo
dices que Trixie lleva con él?
―Algunas semanas. Estaba tan emocionada. Como ya he dicho, se siente atraída por los
vampiros. ―Marion puso el rifle en el escritorio.
―¿Cuántas personas sabían que le gustaba los vampiros? ―Se me ocurrió que si era de
conocimiento común el que a Trixie le gustaran los vampiros, sería fácil de organizar una cita entre
ella y Bryan.
―Demasiados. Ella frecuentó varios chat, pero sobre todo el llamado Aspirantes a Chica
Colmillo. ―Marion negó con la cabeza―. Trixie siempre ha sido muy sociable. Nunca se enteró que
era peligroso llegar demasiado lejos. Incluso usó su propio nombre en línea. Pero, ¿por qué iban a
matarla? ¿Ella estaba marcada?
―No sabemos eso todavía. Pero tiene que haber alguna conexión, si la estaban acosando para
sacarle información. ―Miré a Camille―. Vamos a tener que cavar profundamente en ese maldito
club.
Marion encontró lo que estaba buscando en su escritorio y lo arrojó encima.
―Trixie dejó esto en la sala de descanso la semana pasada.
Agarré la caja de cerillas. La cubierta tenía un logotipo de una rueda en llamas verde con una X
en el centro, sobre un fondo negro. En letras blancas, se leía Intercambio de Energía. Le di la vuelta y
decía la dirección, pero ya sabía dónde estaba. Lo habíamos visto antes.
―Bueno. Así que tenemos un antiguo nigromante, hechiceros, Koyanni, y este club. Y de alguna
manera todos están unidos entre sí. No creo que los vampiros en su conjunto estén involucrados,
Bryan no sé.
Tiré la caja de cerillas a Camille, quien la sostuvo en sus manos y cerró los ojos.
Después de un momento los abrió y rápidamente lo puso sobre la mesa.
―Sí… tendremos una charla sobre esto en un tiempo. No me gustan los lugares que me toman.
―Ella me miró y pronunció Demonkin. Marion estaba demasiado preocupada para darse cuenta.
―¿Ella hablaba mucho de Bryan?
Pensé que Menolly podría rastrearlo, y Roman respaldarla, podrían ser capaces de hacerle
preguntas.
―Ella no dijo mucho. Como ya he dicho, nuestros padres tuvieron un disgusto cuando se
enteraron. Y yo sabía que él significaba problemas. No es que no me gusten los vampiros… pero este
chico… se sentía como un depredador, todos los vampiros lo son, pero él se sentía en el borde,
constantemente. Me preocupaba la seguridad de ella.
Marion apartó un mechón de su cabello que se había escapado de la cola de caballo y dejó
escapar un profundo suspiro.
―La verdad es que, Trixie era la rebelde de la familia. Ella no encajaba. Por un lado, no quería
niños y era un gran problema. Las personas quieren casarse y tener un montón de niños. Y ellos
querían que se estableciera, que construyera una vida como la que tengo. Pero saltó de trabajo en
trabajo. Hizo autostop a California hace un par de años para vivir con el baterista de Dead End Boys,
era una adoradora de colmillos a toda regla. Pero eso no funcionó, por lo que regresó y se puso a
trabajar para mí. ―Me miró, sus ojos brillaban con lágrimas contenidas―. Averigua quién la mató,
por favor. Trixie no era la más brillante en el lugar, pero eso la hacía especial. Y… era mi hermana.
Cuando se puso a ordenar su escritorio repentinamente, tomamos eso como nuestra salida.
Recogí la caja de cerillas y la puse en mi bolsillo y salimos. En el momento en que llegamos a la
puerta principal, me había olvidado de comprarme uno de sus bollos de canela. El dolor en el rostro
de Marion había matado mi apetito.
*
De vuelta en el auto, Camille tendió su mano para que le diera la caja de cerillas. Se estremeció
cuando la dejé en su palma.
―Esto es desagradable. Energía Demonkin, y estoy empezando a reconocer la energía Tregart
en particular, nos hemos encontrado con muchos de ellos.
Chase, hizo un pequeño sonido. Eché un vistazo hacia él. Había sido un Tregart, que casi lo había
matado, quien había cambiado su vida para siempre. Había estado aterrorizado por ello desde el año
pasado, pero ahora la mirada en sus ojos era casi peligrosa. No parecía asustado, más bien enojado.
―Así que tenemos a Van y Jaycee, creo que podemos decir con seguridad que están metidos en
esto. Los dos son hechiceros y Tregarts. Tenemos un club mágico que parece estar conectado con
todo. Es muy probable que esté involucrado Telazhar… ¿qué más nos estamos perdiendo?
―¿El fregadero de la cocina? ―Rió Camille, pero luego apretó los labios―. Lo que estén
haciendo, puedes apostar que no es bueno. Pregunta: ¿Por qué Trixie? ¿Por qué utilizarla de esa
manera?
―Porque ella sabe de los cambiantes coyote. Porque los Koyanni están fuera incluso de igualar
el marcador y odian a sus hermanos menos volátiles. Porque… ―Un sudor frío se apoderó de mí―.
Porque Marion nos habló de los Koyanni y se enteraron, de alguna manera, que ella es la que les
había delatado.
Camille chasqueó los dedos.
―Y Trixie podría habérselos dicho. O… matando a Trixie… asesinar es una buena venganza
contra alguien a quien odias; ¿matar a miembros de su familia?
―Creo que tienes razón, pero no se sabe a ciencia cierta si ellos volaron el Centro Comunitario
Supe. Y, ¿por qué no matar a Trixie sola?, ¿por qué destruir a los demás? ―Chase, se aclaró la
garganta―. Todavía tengo la sensación de que están tratando de crear una ruptura entre los FBHs y
los Supes. Atrapar a Trixie fue una ventaja.
Pensé en ello durante un rato.
―Puede que tengas razón. También podrían estar tratando de hacer una ventaja psicológica.
Ellos saben que tenemos un pequeño ejército, así que o bien tienen que estar seguros de que nos
superan en número o están haciendo todo lo posible para ponernos nerviosos antes de que los
encontremos. Ponernos en guardia. Hacernos saltar.
Camille se reclinó contra el asiento de nuevo.
―Entonces, ¿qué sigue?
―Debemos comprobar a las otras dos familias y ver si hay algún vínculo con Intercambio de
Energía, ya que parece ser nuestra primera conexión hasta el momento. ―Chase, puso en marcha el
auto y se dirigió a la casa de nuestra próxima víctima.

Cuando terminamos, no habíamos encontrado ninguna conexión entre Thomas, Salvatore e
Intercambio de Energía.
Chase, nos dejó en el estacionamiento.
―Sharah y yo las veremos esta noche a las siete. ―Hizo una pausa―. Entonces, ¿no crees que es
raro que esté saliendo con un pariente?
Me reí.
―Sharah es tan lejana tuya que no deberías preocuparte en realidad. Y piensa en ello, amigo…
estás emparentado con la realeza.
Él negó con la cabeza, pareciendo un poco aturdido.
―Todavía no puedo creer que soy parte elfo. Una parte muy pequeña, pero…
―Bienvenido a nuestro mundo. ―Camille sacudió la cabeza―. Adivina qué, ahora eres parte
minoritaria. Cuando Andy Gambit escribe su columna sórdida, está escribiendo sobre ti, también.
Piensa en eso la próxima vez que me des lecciones por darle en la cara a ese pervertido. Sigo
pensando que debería decirle a Ahumado lo que hizo.
―¡No! Quiero decir… déjalo por ahora. Veré si puedo conseguirle unas largas vacaciones fuera
de Seattle, podría ser una buena idea. ―Chase se dirigió de nuevo al interior del edificio mientras
nos subíamos a mi Jeep.
Camille se abrochó el cinturón de seguridad.
―Entonces, ¿qué hacemos con Intercambio de Energía?
―Haremos lo que hacemos siempre. Investigar, ver lo que podemos desenterrar. ―Saque el Jeep
de la zona de estacionar y nos dirigimos hacia la casa―. Y le pedimos a Menolly que convenza a
Roman para hablar con Bryan. De hecho, no me importaría echarle un vistazo a ese sitio web. Tal vez
podamos encontrar las publicaciones de Trixie en línea.
―¿Crees que Roman nos daría información sobre este tipo? ―Camille se encogió de
hombros―. Todavía no sabemos mucho de Roman, o lo que quiere con Menolly a la larga. Está
convencida de que está bien y confío en ella, pero seamos sinceros, es un vampiro antiguo, más
poderoso incluso que Dredge, y es el hijo de Blood Wyne, la reina del Velo Carmesí. A lo mejor no
quiere delatar a un compañero vampiro.
Había tenido mis dudas sobre Roman, porque era reacio a hablar de ellos. Y a pesar de que
Menolly sospechaba de casi todo el mundo, por alguna razón, había bajado la guardia con él. Tenía la
sensación de que la razón tenía que ver con la sexualidad que no podía expresar con Nerissa. No sin
poner a su amante en peligro. La sed de sangre puede ser una fuerza poderosa y persuasiva.
―Sí, tenemos que comprobar estas cosas, pero esta noche es la boda de Iris y no hay forma de
que nos escabullamos para ir a cazar a un club. Pero mañana, comenzaremos a indagar. Menolly
puede ir con nosotros. Derrick puede encargarse del bar. ―Puse el auto en marcha―. Iris se
sorprenderá porque llegamos a casa antes de tiempo.
El teléfono de Camille sonó. Ella gruñó mientras contestaba.
―¿Sí? ¿Y ahora qué?... ¡Oh, por el amor de los dioses! ¿No puedes conducir?, no… no… bien,
vamos a estar allí en diez minutos.
Cuando colgó y me miró, tuve una sensación de hundimiento en el estómago que seguía cayendo
y cayendo.
―¿Quiénes se están peleando esta vez?
―Ese era Chase. Un grupo considerable de moteros; Shamas dice que son Tregarts, pero para
todo el mundo lucen como un montón de matones, están destrozando el mini centro comercial
Davinaka. Toma el Boulevard Aurora y dobla a la izquierda en los Alpes. Y vamos a llegar allí tan
pronto como podamos, los propietarios están atrapados en su interior. Chase llegará tan pronto como
pueda.
Maldiciendo todo el camino, puse el Jeep en marcha, mientras Camille llamaba a casa para
informar de lo que pasaba. Si los demonios ponen en peligro la boda de Iris, los ensartaré y los
pondré al fuego como brochetas.

El Davinaka era un almacén grande rodeado de otros más pequeños, a cargo de Supes, sobre
todo para Supes. Las tiendas contenían elementos que no podías encontrar en Target. Mientras que los
puestos más pequeños eran arrendados por particulares, el propio Davinaka era propiedad de Jade
Thompson, una cambiaformas de origen desconocido. Incluso ella no sabía su pasado o cómo llegó a
ser lo que era, pero podía cambiar en varias formas y se había unido a la Comunidad Supe hace unos
meses.
En el momento en que llegamos allí, Ahumado, Morio y Shade estaban atravesando el Mar
Ionyc. Estaban trayendo nuestras armas. Salíamos del Jeep justo cuando ellos aparecieron en el
estacionamiento, en una de las islas medianas cerca de un madroño que solo tenía ramas. Se había
construido un banco alrededor del tronco.
Nos acercamos a ellos, Shade me entregó a Lysanthra, mi daga de plata de hoja larga con quien
tenía una relación simbiótica. Morio le entregó a Camille otra daga.
―¿Qué tenemos? ―preguntó Ahumado―. ¿Dijiste Tregarts?
―Un grupo de ellos. Ahí está la patrulla. Shamas y su socio están ahí. ―Señale con la cabeza
hacia la patrulla de la policía más cerca de la puerta. El auto llevaba la marca del FH-CSI en las
puertas.
A medida que nos dirigimos hacia ellos, otro auto se detuvo, las luces azules y rojas
intermitentes en la parte superior con la sirena apagada. Chase había llegado. Los neumáticos
chillando en el estacionamiento y salió disparado del asiento del conductor.
Los únicos hablando eran Morio y Camille. Sus cabezas estaban juntas mientras susurraban.
Podía sentir el brillo oscuro de la magia que los envolvía. Planificando sus hechizos, sin duda. Desde
que Morio había sanado, tenía un aire decididamente salvaje; parecía un poco más feroz de lo
habitual. Y además solía adoptar una postura más posesiva cuando tenía cerca a Camille.
Cuando nos acercamos a la puerta, miré hacia Chase.
―¿Sabes cuántos?
Chase, frunció el ceño.
―En la radio, Shamas dijo que había unos diez. Están rompiendo todo, él y Thayus están
luchando como pueden, pero no pueden con todos. Ni pueden llegar a los rehenes.
―Thayus es nuevo, ¿no? ―Camille le lanzó una rápida mirada.
―Sí. Es Svartan. No sé si Trillian lo conoce o no. ―Chase, le dirigió una rápida sonrisa―. Y sí,
sé que no todos se conocen entre sí, tampoco todos los habitantes de Seattle se conocen entre sí.
―Está bien, entonces. Así que vamos, y los sacamos. ―Me adelanté―. Déjame ir adelante. Estoy
con ganas de una buena pelea. Ha pasado mucho tiempo.
Mi pulso se aceleró cuando los demás me miraron y se movieron a un lado. Había estado fuera
de servicio, curándome, y mientras había ayudado tanto como pude durante el secuestro de Camille,
eso no había sido suficiente. Necesitaba sentir como si estuviera haciendo una diferencia, que no iba a
dejar a mi familia y amigos allí abajo.
Las puertas del Davinaka habían sido arrancadas de sus goznes y echadas a un lado, el metal
torcido e inclinado. Los Tregarts eran demonios anormalmente fuertes que imitaban a los humanos.
Algunos de ellos habían sido humanos en un momento, entregándose a los demonios para la
transformación. Parecían un grupo de Ángeles del Infierno, no era algo malo, pero en comparación,
los motoristas eran un escuadrón de Boy Scouts. La mayoría de los humanos de sangre pura
sentirían algo antinatural en ellos, pero probablemente los dejarían pelear.
Nos acercamos desde un lado y con cautela me asomé por la esquina. Podía escuchar muchos
gritos desde el fondo de la tienda, en el lado derecho. No parecía haber ningún guardia, los Tregarts
eran un grupo arrogante.
―Psst. Por aquí. ―Shamas estaba escondido cerca del final de un pasillo, y silenciosamente nos
reunimos con él. Se asomó al final de la unidad de la estantería y se volvió de nuevo hacia
nosotros―. Es malo. Ellos vieron a Thayus y comenzaron a perseguirlo, no sé si él lo logró o no,
pero no había nada que pudiera hacer para ayudarlo. Están en medio de una pelea. Los propietarios y
la mayoría de los clientes lograron llegar a la parte trasera de la tienda. Jade es una chica lista. Se ha
instalado una puerta de acero sólida con una cerradura resistente en la sala de descanso. No sé por lo
que ha pasado para hacerla tan paranoica, pero sea lo que sea, la paranoia le va a salvar la vida a ella
y a sus clientes. Por lo que yo pude ver, los demonios están todavía tratando de abrirla.
Había sangre salpicada en el suelo cerca de Shamas. Camille extendió la mano y la tocó con el
brazo.
―¿Eso es tuyo? ¿Estás herido?
Sacudió la cabeza.
―No, se las arreglaron para atrapar a algunos de los clientes y… digamos que hay víctimas. Me
escondí aquí. Ellos o se olvidaron de mí o están más interesados en abrir esa puerta.
La imagen de alguien tratando de extraer la tapa de una lata de sardinas pasó por mi cabeza y
traté de olvidarlo.
―¿Hay algo más que deberíamos saber antes de entrar? ―Estaba pensando en cómo estaban
armados o si él había identificado quién era su líder, pero cuando habló, Shamas me aparto de mi
guardia. De todos en realidad.
Él inclinó la cabeza hacia un lado y dejó escapar un largo suspiro.
―Sí, lo hay. Tenía la esperanza de evitar esto, pero tienes que saberlo. Reconocí a uno de ellos.
―¿Cómo? ¿Dónde lo viste antes?
Camille dejó escapar un sonido que podría haber sido un chillido, y dio un paso atrás.
―No… oh Shamas, no…
Su voz era ronca cuando la miró a los ojos.
―Sabes lo que voy a decir, ¿verdad? Lo has adivinado hace algún tiempo, pero nunca quisiste
confrontarme por ello.
Ella asintió, la tensión entre ellos era crepitante.
―He estado esperando que lo confesaras. Que no me obligaras a decírtelo.
Los mire a los dos, luego fruncí el ceño.
― ¿Qué diablos está pasando? ¿Shamas? ¿De qué está hablando Camille?
Después de una pausa incómoda, Shamas enderezó los hombros.
―Sabía que te darías cuenta en algún momento. Sobre todo porque estás casada con ese. ―Él
señalo con la cabeza hacia Morio.
Morio dejó escapar un pequeño gruñido.
―Siempre y cuando no molestes a las chicas, yo estoy dispuesto a dejarlo pasar. Pero lo
necesitan saber, especialmente ahora.
―¿Vas a decirnos de una maldita vez lo que está pasando? ―Todo el mundo me miró. Yo no
maldigo tanto como Menolly o Camille.
―Está bien. ―Shamas contuvo el aliento, luego lo dejó escapar lentamente―. Uno de los
Tregarts es de Otro Mundo. Él es uno de los hechiceros que entrené. Así es como aprendí la magia
que usé para escapar de Lethesanar. Él era un demonio entonces y ahora es aún más potente. ―Sus
ojos oscuros brillaron peligrosamente mientras sacaba una daga de plata y preparaba el arma de
aspecto letal―. Y déjenme decirles esto: Es peligroso, y odia mis tripas.
Capítulo 7
―¿De qué mierda estás hablando? ―Yo estaba confundida. Ahumado y Shade parecían
confundidos, también. Camille parecía saber lo que estaba pasando, pero fuera lo que fuera, me
eludía.
―Soy un hechicero. ―Shamas agachó su mirada, con el rostro pálido y contraído―. Así es
como me escapé de Lethesanar. Estudié con Feris, un Tregart hechicero que había logrado traspasar
la puerta en las Tierras Baldías del Sur. Había logrado llegar hasta Ceredream cuando lo conocí. Él
me tomó como aprendiz. Nadie más en la familia sabe lo que estaba haciendo allí. Aprendí rápido.
Pero Feris se puso furioso cuando no me entregué a él para transformarme en demonio. Podría haber
dejado pasar esa, pero luego…
Cuando malhumorado arrastró los pies, me di cuenta de lo que estaba diciendo. Él había buscado
deliberadamente a un hechicero. Si bien no en su totalidad absolutamente proscrito, los hechiceros
fueron condenados al ostracismo rutinariamente en toda la zona norte de Otro Mundo por sus partes
en las grandes guerras. Su magia había establecido la ruina a una gran región, creando las Tierras
Baldías del Sur, y algunas de las ciudades; como Elqaneve, les prohibió la entrada. Los hechiceros
tendían a ser arrogantes y caóticos, a diferencia de las brujas y magos. Trabajaban principalmente
con los elementales de fuego y la magia de control mental.
Y nuestro primo había optado por tomar ese camino. Shamas había entrenado en secreto y lo
había ocultado de la familia.
Camille parecía que iba a llorar.
―Pensé que podía ser verdad, pero no quería creerlo. Éramos tan buenos amigos durante la
infancia, Shamas. ¿Qué pasó?
Sólo podía imaginar la traición que sentía. Los hechiceros y brujas se peleaban. La Madre Luna
estaba constantemente en desacuerdo con Chimaras, Señor del Sol. Los hechiceros a menudo le
adoraban, y las batallas entre Chimaras y la Madre Luna habían sido un factor importante en las
Guerras Abrasadoras que habían marcado las Tierras Baldías del Sur.
Shamas negó con la cabeza.
―No tenemos tiempo para hablar ahora. Pero te prometo, que te lo diré todo ―dijo,
acariciándole la mejilla con la mano. Ante el ceño fruncido de Ahumado, la apartó―. Después de que
nos ocupemos de los Tregarts, te diré lo que quieras saber.
Se me ocurrió que Shamas podría haber ayudado a ganar mucho más en algunas de las otras
batallas si hubiera confesado antes que trabajaba con la hechicería. Le pinché en las costillas.
―Escucha, lo que tengas que nos pueda ayudar, más te vale que lo uses. Si vas a incursionar en
la hechicería, vas a usar esos poderes para ayudarnos en lugar de esconderlos bajo una roca. ―Mi
voz era más brusca de lo que pretendía, y se encogió. Pero no iba a disculparme. Ahora que estaba
marginado, Shamas era un hombre y debía usar lo que tenía para ayudar.
Salté frente a él y me asomé por la esquina hacia el lugar desde donde los gritos sonaban.
―Vamos, vamos a atraparlos.
Nos mantuvimos cerca de la pared, arrastrándonos. La tienda era una mezcla de elementos
dispares. Todo, desde los bozales para hombres lobo renegados a los remedios herbarios para Supes
que no podían usar los medicamentos estándar de venta libre, elección de ropa para adaptarse a cada
cuerpo desde un duendecillo hasta un medio gigante. Hablando de eso; mi mente empezó a
deambular, no habíamos notado ningún medio gigante últimamente. Estaba Peder, por supuesto, el
gigante que rebotó en el Caminante durante el día. Pero todavía perdimos a Jocko, el camarero que
originalmente manejaba el Caminante. Diablos, extrañaba los días antes de que mataran a Jocko…
antes de que los demonios se dieran a conocer.
Bordeé un estante que sobresalía que lleva arneses especiales para los hombres lobo que no
confiaban en sí mismos bajo la luna llena y quieren una restricción firme. A pesar de que cambiaban
en forma de lobo estándar, eran mucho más fuertes que el lobo ordinario, como un número de los
depredadores más grandes. De hecho, si la pantera fuera mi forma primaria y me convirtiera
automáticamente en lugar de mi gato atigrado durante la luna llena, habría una buena posibilidad de
que tuviésemos una jaula para mí, teniendo en cuenta mi habilidad de Doncella de la Muerte.
Nos deslizamos pasando los contenedores llenos con lo equivalente para los cambiaformas
como los Huesos de Leche, casi todos nosotros teníamos algún diente parecido a colmillos (y los
míos eran pequeños, pero no retráctiles) necesitaba algo para impedir que crezcan muy largos.
Utilizábamos galletas duras sabrosas para masticar, mayormente en forma de cambiante, con el fin de
mantener los dientes fuertes y sanos. Arrugué la nariz ante el olor. El olor de la carne de vacuno se
fijó a mi estómago, y ahora deseaba haber comprado el bollo de canela en Marion después de todo.
Sacudiendo la cabeza, volví mi atención a la cuestión que nos ocupaba.
A mitad de camino por el pasillo, la pared a mi derecha terminó cuando llegamos a una
intersección. Los gritos venían de la derecha, y para mí no sonaban humanos. Tampoco sonaban de
dolor. Me hubiera gustado que las luces estuvieran apagadas. Deberíamos haber pensado en
apagarlas, pero por otra parte, los controles estaban probablemente en algún lugar cerca de la parte
trasera de la tienda.
Miré a escondidas alrededor de la esquina, vi el grupo de Tregarts. Dos estaban tratando de
reventar una puerta de metal, pero no estaban teniendo mucha suerte. Los clientes deben haberse
refugiado en ese lugar. Tres de los Tregarts estaban reunidos en torno a un par de cuerpos tendidos
cerca, en un charco de sangre, y se dedicaban afanosamente en arrancar y comer los corazones.
Encogiéndome, logré mantenerme tranquila. El resto de los Tregarts no estaba por ningún lado.
Rápidamente me aparté. Mierda. En este rango, podían oír si hablamos, aunque el golpear contra
la puerta de metal no les ayudaría. Pero si yo trataba de decir a los demás lo que vi, seguro alguien
podría oírnos. Eché un vistazo a Chase y le hice un gesto para que me entregue su cuaderno y un
bolígrafo. Garabateé abajo: Grupo de cinco. Dos tratando de derribar la puerta. Tres comiendo dos
Supes muertos, y se la pase de nuevo. Tan pronto como todo el mundo lo había visto, estábamos
listos.
Aspiré una respiración profunda, preparándome. Siempre había un par de segundos antes de
cada batalla en la que me preguntaba si todos nosotros saldríamos con vida.
Gente moría. Amigos morían. Los Tregarts eran demonios, viciosos y más que dispuestos a
matar a cualquier cosa en su camino. No teníamos garantías. Infierno, en cualquier batalla, demonios
o no, siempre había la posibilidad de que sufriríamos una fatalidad. Morio casi había muerto. Chase,
casi había muerto. Camille había sido violada y golpeada. Zachary había estado paralizado de forma
permanente. Trillian había sido tratado brutalmente. Todos nosotros habíamos sufrido.
A medida que dejé escapar el aliento, sentí un cosquilleo mientras sostenía a Lysanthra en mi
mano. El zumbido familiar de su magia corrió a través de mí como un viejo amigo reconfortante.
Ella era sensitiva, mi daga, y compartimos un vínculo especial.
¿Estás lista? Su voz era lírica, melódica.
Estoy lista. Quédate conmigo. Una pequeña chispa se lanzó a través de mí, sólo lo suficiente para
recordarme que tenía poderes ocultos y los liberaría sólo cuando lo viera conveniente. Después de un
segundo de duración indeterminada, di la vuelta a la esquina, seguida por los otros, y estábamos en la
batalla.
Estábamos frente a sólo cinco de ellos, pero los Tregarts eran fuertes. Cuando le di la vuelta a la
esquina, lista para luchar, los que estaban en el suelo con los cuerpos se pusieron de pie. Los dos
intentando derribar la puerta dejaron de golpear y volvieron las hachas hacia nosotros. Las luces
fluorescentes destellaron en las hojas.
Cuando vi el tamaño de nuestros adversarios, me di cuenta que parecían más grandes y más
desagradables que cualquier otro Tregart que hubiésemos encontrado hasta ahora. ¿Tal vez una
subespecie? En cualquier caso, no había tiempo para examinarlo ahora.
Corrí hacia uno que no tenía un hacha en la mano, mejor tener armas largas cuando se ataca a
alguien con una gran cuchilla como esa. En cambio, le apunté a uno que estaba cerca de los cuerpos.
Era corpulento y peludo y apestaba como un pez muerto. Como un cañón sobre él, con la daga lista
para atacar, dejó escapar un gruñido fuerte, sacando un trozo de cadena.
Oh, mierda… estos chicos eran buenos con las cadenas. Podrían envolver la cadena en torno a
un arma y quitártela de la mano.
Viré hacia la derecha, y la cadena pasó silbando a apenas unos centímetros de mi lado. Cuando
escuché a los otros luchando, me centré en mi propia batalla. Eso es algo que había aprendido: No
dejes que vacile tu atención. Nunca. Podría ser mortal.
Esquivé la cadena y me deslicé desde el lado, moviendo a Lysanthra silbando hacia abajo. Su
punta logró marcar el cuero, pero no estaba lo suficientemente cerca para romperlo. Lo esquivé
hábilmente cuando azotó la cadena alrededor de su cabeza, dejando escapar un alarido. Cuando me
lancé hacia atrás, me siguió, con la cadena girando como una hélice, más rápido y más rápido.
Y entonces, antes de que comprendiera lo que estaba haciendo, él soltó la cadena en vez de sólo
sostenerla, y la cadena se alargó otra vez por la mitad cuando atravesó cortando el aire en mi
dirección.
Me lancé al suelo, una fracción de segundo antes de que hubiera roto mi cuello, o bien me
hubiera decapitado o roto el cráneo en pedazos. Aterrizando duro, sacudí la cabeza, tratando de salir
del aturdimiento repentino.
Cuando me volví para levantarme, él estaba encima de mí, levantando un puño por encima de mi
cabeza. Mi mano pensó por mí, y empujé a Lysanthra en sus bolas desde mi posición medio sentada.
La punta de la daga cortó limpiamente a través del material de sus pantalones y gritó. Lysanthra
saboreó la sangre y, ávida de más, me impulsó. Sentí su oleada salvaje de alegría a través de mi mano
y torcí la hoja, la conduje más profundo para alimentar su sed.
Mi oponente dejó caer su puño; la hoja que había estado empuñando con su otra mano resbaló
por el suelo mientras él furiosamente sostenía mi daga, intentando sacarla de su escroto.
Lysanthra chilló en mi cabeza, todavía con sed, y la arranqué de nuevo fuera de su carne.
Mientras el sostenía sus pelotas, tratando de detener el flujo de sangre, la empujé hacia arriba,
furtiva, la punta directamente debajo de la barbilla. Cuanto la hoja se deslizó cuidadosamente a través
de la piel, dejé escapar un suspiro tembloroso. Lysanthra cantó mientras la sangre saciaba su
necesidad.
Yo estaba sobre mis pies antes de que cayera al suelo, buscando el siguiente objetivo. Ahumado
estaba acabando con uno de los demonios, rastrillando sus largas garras a través de su cintura, y
Shade estaba haciéndole algo a otro. Camille y Morio estaban tomados de la mano mientras una
enfermiza neblina color ciruela se apoderó del cuarto Tregart, y, asfixiándolo, cayó al suelo,
arañando su garganta.
Shamas enfrentaba al quinto. Tenía un ojo negro; el Tregart había caído con el primer golpe. Las
manos de Shamas estaban llenas de lo que parecía sangre, pero luego me di cuenta que era una
especie de ectoplasma y, mientras empujaba sus palmas hacia adelante, la sustancia salpicó sobre el
demonio. El Tregart gritó mientras le untaba, quemándolo cuando una nube de ceniza y hollín
explotó. El demonio palmeó su cara, sin darse cuenta de que la mitad de ella se había ido, y luego se
lanzó hacia Shamas.
Nuestro primo estaba en buena forma física, eso era seguro. Él ágilmente esquivó el ataque, y
luego se dio la vuelta, con el pie conectando con el músculo con ampollas que había debajo de la
carne de su oponente. El Tregart gritó cuando Shamas le hizo caer.
Chase, sacó un par de nunchakus mientras el demonio caía delante de él. Soltó un golpe silbante,
y el palo de madera golpeó al demonio tan fuerte que todos escuchamos crujir el cráneo. Otro golpe
y lo que quedaba de su rostro se desvaneció en una piscina de sangre. Un tercero y oímos costillas
fracturándose.
Una mirada a la expresión de Chase me dijo que estaba recuperando el tiempo perdido. Corrí
hacia él antes de que pulverizara el cuerpo y, con una mano en el hombro, en voz baja dije:
―Está muerto, Chase. Él está muerto.
Chase, levantó la cabeza con una expresión de furia pura en su rostro. Entonces su cólera
disminuyó y bajó el brazo mientras miraba el cuerpo del demonio. Empezó a decir algo, pero yo
negué con la cabeza. No había necesidad. Todos teníamos demonios en nuestra cuenta para exorcizar.
―¿Dónde están los demás? ―Camille mantuvo su voz baja.
―No estoy segura, pero apuesto a que todavía están en alguna parte. ―Llamé a la puerta y dije,
tan fuerte como pude sin llamar la atención no deseada―. Es seguro. Estamos aquí para rescatarlos.
Poco a poco, un chasquido sonó, y la puerta metálica se abrió. Un grupo de Supes se asomó, y vi
que varios habían cambiado de forma, probablemente por miedo. Había dos perros, un búho, y tres
seguían en forma humana escondidos en la habitación. Estábamos cerca de una salida, probablemente
donde habían estado yendo cuando habían sido emboscados. Shamas echó una ojeada afuera.
―¿Saben cuántos de los… moteros… hay? ―le pregunté al grupo.
―Nueve, creo ―dijo Jade, la dueña del Davinaka―. Eso es todo lo que vi.
Shamas regresó.
―Es suficientemente seguro.
―Llévalos afuera y asegúrate de que lleguen a la seguridad. ―Me volví hacia los rehenes―.
Nos estamos haciendo cargo de la situación. Todavía hay cuatro de los… motociclistas… en el centro
comercial. Así que por favor, sigan al oficial Olanda tan rápido como puedan y hagan lo que dice.
La lechuza voló hasta posarse en el hombro de uno de los hombres, y los perros los siguieron
obedientemente mientras Shamas los llevaba a un lugar seguro. Tan pronto como los vimos cerca de
las patrullas, cerré la puerta y me volví hacia los otros, llevándolos a la sala de descanso. Si los
demás Tregarts regresaban, podríamos cerrar la puerta si lo necesitábamos, sabíamos que ya había
resistido en su contra.
El salón de descanso estaba repleto con una mesa, sillas, un lavamanos, un microondas y un
refrigerador, puertas abiertas a un pequeño baño, y a un closet limpio. Un poster motivacional
colgado en uno de las paredes, un cambiaformas puma en medio del cambio. La foto decía, Se Todo
Lo Que Eres.
―Está bien, tenemos que encontrar a los otros y despacharlos lo más rápido posible. Si ella está
en lo cierto, deben quedar cuatro. Sólo espero que no hayan salido a meterse en el resto del mini
centro comercial o vamos a tardar infernalmente en sacarlos. ―Limpié mi daga en una toalla de
papel, haciendo una mueca por los trozos de cerebro y sangre que manchaban la hoja. Tiré el papel a
la basura y me lavé las manos, usando el jabón para lavar platos para quitar las manchas de sangre.
―¿A dónde irías si fueras un Tregart? ―Morio miró a su alrededor.
―¿Qué tan grande es esta tienda?
―No es tan grande. ―Fruncí el ceño―. Supongo que será mejor si miramos en el resto del mini
centro comercial. Vamos a esperar a Shamas, sin embargo. Quiero saber si alguno de los cinco que
matamos era, ¿qué nombre te dijo? Feris, el Tregart con quien entrenó.
Camille dejó escapar un pequeño gemido ahogado.
―Simplemente no puedo creer que en realidad se entrenó con esa escoria. No Shamas. Él era el
único de nuestros primos que nos trataba con algo de respecto… ―Negué con la cabeza y levanté mi
mano.
―Él te trataba con respeto, Camille. Shamas nunca tuvo mucho que decirnos ni a Menolly o mí.
Creo que o él estaba enamorado de ti o le gustaba que trabajaras con la magia.
Ella se estremeció.
―No. Me rehusó a creerlo. Él no era así… ―Su voz se apagó cuando Shamas entró en la
habitación―. ¿Cómo están?
―A salvo. Asustados. Encontré a Thayus… se las arregló para salir a la calle poco después de
que dirigí a los demás afuera. Dijo que se escondió de los otros, pero mantiene un ojo sobre ellos. Al
parecer, se dieron cuenta que estábamos apaleando a sus amigos porque se desvanecieron. No está
seguro de cómo, pero simplemente… levantaron las manos y desaparecieron.
―Excelente. Teletransportación. Esa es la última habilidad que necesitamos que puedan tener.
Por cierto, ¿estaba Feris entre los que matamos? ―Lo miré fijamente, desafiándolo. Por alguna
razón me sentía súper territorial. Camille sonó tan dolorida que yo no quería que la lastimara. Por
decepcionarla como nuestro padre había hecho.
―No. Él se escapó. De hecho, apuesto a que es el único que logró teletransportarse. ―Shamas
acercó una silla y pasó una pierna por encima, acomodándose en el asiento. Llevaba el cabello
recogido en una trenza apretada, y sus ojos brillaron, el mismo color violeta de Camille pero sin las
manchas de plata. Era un hombre de buen aspecto y no había sufrido por falta de compañía del sexo
femenino, Shamas tenía citas como yo escupía bolas de pelo.
―Cuéntanos acerca de él. ¿Qué puede hacer? ―Camille le golpeó suavemente en la parte
posterior de la cabeza―. No puedo creer que hayas hecho esto, Shamas. No puedo creer que
estudiaras con los enemigos de mi orden.
Él dejó escapar un largo suspiro mientras Ahumado lo fulminaba con la mirada y Morio le dio
una mirada fría.
―Lo siento. Realmente lo siento. No quise hacerte daño, Camille. Yo… yo siempre te envidiaba.
Estabas estudiando magia. Eras una medio humana, pero todavía te dejaban estudiar con la Madre
Luna. Y yo… no pude conseguir que ninguno de los gremios me aceptara para estudiar.
―¿Qué pasa con la tía Rythwar y el tío Foss?
―Si mi madre adoptiva me hubiera apoyado, tal vez podría haber conseguido estudiar en alguna
parte, pero el marido de Rythwar, el tío Foss, se empeñó en que me uniera a la Corte y a la Corona.
Yo era el hijo de un noble. Él quería que viviera al margen de la corte de Lethesanar, nunca haciendo
nada importante, siempre siendo un adulador. Y la tía Rythwar no quería agitar las aguas.
Camille y yo asentimos. Lo habíamos visto con la familia de nuestro padre. Todos ellos, excepto
la tía Rythwar y nuestro propio padre habían sido íntimamente relacionados con la corte la ex reina.
La comedora de opio, la reina Lethesanar, había sido depuesta por su hermana Tanaquar, que ahora
estaba involucrada con nuestro padre.
―¿Tú no querías eso? ―Tal vez lo había evaluado equivocadamente.
Shamas apoyó la barbilla en sus brazos, las que se cruzaban en el respaldo de la silla.
―No. Quería trabajar con la magia. Me sentí llamado a ella, toda mi vida. Pero no se me
permitía seguir a mi corazón. No sabes lo mucho que las envidiaba a ustedes tres, tu padre siempre te
dejaba hacer lo que querías. Tu madre te amaba sin medida. Hubiera dado cualquier cosa para vivir
con su familia. ―Lanzó una mirada a Camille, una mirada que apenas disimulaba el anhelo, lo que
confirmó mi sospecha. Shamas había estado enamorado de ella.
Camille bajó la cabeza, luego se inclinó hacia abajo y apretó los labios en su mejilla. Ahumado
se puso rígido, y ella le lanzó una mirada que le hizo dar un paso atrás.
―Querido Shamas, tú eres parte de nuestra familia. Y lo siento… pero la hechicería, es
simplemente algo equivocado. Deberías haber hecho lo que querías.
Él le acarició la mano y soltó una risa áspera.
―¿Así como lo hiciste? Eso se esperaba de ti, que seas dura y diferente. Eres mestiza. La mayor
parte de la familia te ignoraba de todos modos. Odiaba la forma en que te trataron, pero no me atreví
a traicionarlos. Pero yo era el premio de mi madre, y ella se aseguró de que el tío Foss lo supiera. Se
esperaba que me casara con una de las nobles, una pariente cercana de la reina. Lo intenté… pero no
quería a ninguna de ellas. Quería…
―Lo entendemos. ―Lo detuve, para callar una admisión potencialmente peligrosa.
Ser una vaca premiada era algo común en Otro Mundo. Los matrimonios se hacían generalmente
por razones económicas y políticas, no tanto por amor. Padre había ignorado totalmente la presión,
pero por otra parte, era un guardia en la Des'Estar, no tan altamente colocado. Aun así, su decisión de
casarse con madre había dejado nuestra familia condenada al ostracismo.
―Entendemos ―añadió Camille―. Por favor continua.
Shamas captó su mirada, y los dos se quedaron mirando el uno al otro por un momento. Luego,
poco a poco, dijo:
―Cuando tuve la oportunidad, hui. Fui al sur, a Ceredream. Allí conocí a Feris, y estuvo de
acuerdo en enseñarme por un precio. Le pagué bien, y me tomó como aprendiz.
―¿Qué pasó?
―Nosotros discutimos. Él estaba en una venganza. Me negué a participar, y amenazó con
matarme. Volví corriendo a Y'Elestrial, donde Lethesanar estaba envuelta en una guerra civil. Feris le
envió un mensaje a la reina que de yo era un espía, lo cual no era cierto.
―Así que Lethesanar te capturó y…
―Como dijiste, el resto es historia. La tríada de Jakaris trató de liberar mi alma antes de haber
sido torturado. Yo había aprendido lo suficiente para tomar su energía y utilizarla para
teletransportarme a mí mismo a un lugar seguro. Es un hechizo exhaustivo que debilita el cuerpo
durante meses. Los brujos utilizan la teletransportación sólo en circunstancias extremas o si están
muy cerca de obtener lo que quieren.
―Así que por eso te fuiste lejos. ―Pensé por un momento―. Pero si Feris utiliza la
teletransportación para arrastrar a los demás Tregarts, su energía va a ser drenada.
―No necesariamente. Si viajaron a poca distancia no va a ser tan debilitante como el efecto del
hechizo sobre mí. Y recuerda, él es un demonio. Yo soy Fae. Ellos tienen constituciones más fuertes.
―Shamas soltó otro largo suspiro―. No sé por qué está aquí, pero ahora que él sabe que estoy a su
alrededor, va tratar de vengarse de lo que ve como mi traición.
Jugué con una servilleta, con ganas de estar activa e ir tras el resto de los demonios, pero eso era
un fracaso.
―¿Cuál era su vendetta? ¿Qué podría haber querido hacer que te hizo desafiarlo? Negarse a un
demonio es más o menos el equivalente a una sentencia de muerte, especialmente si has sido
reclutado para ayudar.
No podía conectar los puntos. Shamas no era estúpido. Tenía que haber sabido que negarse a
Feris causaría una reacción violenta. Y si él estaba tan desesperado por hacer magia, entonces ¿no
habría hecho cualquier tarea?
―No quiero decirlo. ―Shamas apretó sus labios. Recordé el mohín que hacía en la infancia.
Shamas se había salido con la suya más de una vez al hacer un mohín.
―Dinos, Shamas. Necesitamos saber. Podría tener algo que ver con que los Tregarts estén aquí.
―Está bien. Estoy cansado de esconderlo. Pero me odiarán. ―Su mirada se apartó, se sonrojó y
bajó la cabeza―. Feris estaba planeando llevar un grupo de hechiceros hasta Y'Elestrial, donde iban a
atacar la arboleda de la Madre Luna.
Camille se quedó sin aliento, con los ojos llenos de ira.
―Shamas, ¿cómo pudiste?
―Yo no podía. Antes de huir, envié un mensaje a tu orden, Camille, y les advertí. Me aseguré de
que Feris supiera que lo había delatado, como dices. Quería que él supiera que el ataque sería inútil.
Para cuando él y su equipo llegaran, Derisa habría movilizado un ejército. Así que nunca se molestó
en prepararlo. Me dirigí a casa para pasar desapercibido por un tiempo. Pero Feris se vengó. Le dijo
a Lethesanar que yo era un espía. Ella le creyó, y casi me cuesta la vida.
Eché un vistazo hacia Camille, le miraba con frialdad. Esto sería muy difícil para ella perdonar.
Incluso si en última instancia, él había elegido hacer las cosas bien, el hecho de que había estudiado
con un enemigo mortal de su diosa podría ser suficiente para marcarlo para siempre en su corazón.
―Gracias por decirnos. ―Miré el reloj. Casi la una y media―. Mierda… ¡tenemos que llegar a
casa! Iris se va a volver loca de atar a menos que lleguemos para ayudarla. ―Por una vez, los
demonios tendrían que esperar. Sobre todo porque no teníamos ni idea de dónde habían ido.
Camille se movió lentamente pasando a Shamas. Alzó la mano la mano al pasar, pero Ahumado
le agarró sus dedos con los suyos y apretó. Shamas hizo una mueca, retirando y moviendo la mano.
Tuvo suerte de que todavía estaba apegada a su muñeca. Morio le golpeó en la cabeza, suavemente, o
por lo menos en lo que a nosotros concernía, mientras iba detrás de ellos. Shamas se quedó mirando a
los tres al salir de la habitación.
Chase deslizó una mirada hacia mí, pero le di un ligero movimiento de cabeza que decía: Deja
que los asuntos sean. Lo captó, volviendo su atención a Shamas.
―Vamos, amigo… tenemos que volver a la sede después de asegurarnos de que nadie más
resultó herido. ―Él puso una mano en el hombro de Shamas, llevando afuera a mi primo. Cuando se
acercaron a la puerta, se volvió hacia mí―. Gracias, Dalila. Dales también las gracias a Camille y a
sus hombres por mí. Necesitábamos su ayuda hoy. Nos vemos esta noche, en la boda de Iris.
Al salir, me dejé caer junto a Shade. Extendió un brazo y me apoyó en él, apoyando mi cabeza en
su hombro. Me dio un beso en la frente, y me fundí en el lujo de saber que él estaba allí para mí.
Incluso en los momentos más difíciles, Shade estaría conmigo.
―¿Supongo que tu hermana va a estar bastante molesta por un tiempo?
Asentí, con mi rostro todavía apretado contra su hombro.
―Um-jumm. Cuando éramos niños, Shamas y Camille estaban muy unidos. Durante un tiempo,
Menolly y yo pensamos que podrían crecer y casarse, pero luego nos dimos cuenta que no había
manera de que fuera posible, no con la sangre media humana de Camille. Creo… creo que ella estaba
un poco enamorada de él. Y sé que él lo estaba de ella. Pero se distanciaron y luego desaparecieron
en la Corte y de la vida de la Corona, y ella se unió a la YIA.
―¿Amantes desventurados?
Me encogí de hombros y me impulsé para levantarme y dejé escapar un largo suspiro.
―No, en realidad no. Puede ser. Ella nunca habla de él de esa manera. Pero sé que le dolió
cuando nos cambió a favor de la nobleza. De todos modos, vámonos. Camille y yo tenemos que parar
y recoger el regalo de boda de Iris y su pastel. Vete a casa y ayuda por ahí.
―¿Qué pasa con los demonios?
―Basta por esta noche, los demonios pueden comer mi puto polvo. Hoy es la boda de Iris, y
nada va a detenerla. Ella ha esperado mucho tiempo por este día… No voy a dejar que nada interfiera
―Vamos, bebé. Te acompaño hasta el auto. ―Shade pasó el brazo por mis hombros y mientras
nos dirigíamos hacia la puerta, lo único que podía pensar era que realmente, realmente quería unas
vacaciones.
Capítulo 8
Ahumado llevó a Morio a casa a través de los Mares Ionyc y Shade viajó por su cuenta. Camille
y yo nos detuvimos en el baño de las mujeres a la salida para limpiarnos lo mejor que pudimos, y
luego nos dirigimos hacia nuestra primera parada: La Ramera Escarlata.
La tienda fue originalmente propiedad de Erin Mathews, una humana de sangre pura. Pero
cuando ella había sido el blanco del creador de Menolly, Menolly logró convertirla antes de morir y
ahora Erin era esencialmente la hija de mediana edad de Menolly. Tim Winthrop se la había
comprado a Erin, y él manejaba la tienda de lencería ahora.
En el camino, esperé para ver si ella quería hablar de Shamas, pero sólo miraba por la ventana.
Después de unos minutos, se aclaró la garganta.
―Espero que a Iris le encante su regalo. Y más les vale a esos malditos demonios no aparecerse
esta noche. Nadie se entrometerá con la boda de Iris.
―No… probablemente no lo harán. Los Tregarts no pueden romper nuestras barreras.
―Asheré podía, él era un poderoso hechicero. ―Una vez más, un borde de miedo tiñó su voz,
pero luego se detuvo y respiró hondo―. Tienes razón. Serían tontos si aparecen cuando todos los
Supes van a estar allí. Iris invitó al menos a un centenar de personas. ―Camille bajó la cabeza, con
los dedos intranquilos agarrando la tela de su falda―. ¿Por qué él lo haría, gatita? ¿Por qué tenía que
hacer esto?
Apreté los labios. No hubo respuesta. Ninguna que Shamas no nos haya dado ya. Después de un
momento, dejé escapar un breve resoplido.
―Fue estúpido. Impulsivo. Probablemente no pensó. No creo que tuviera la intención de hacerte
daño. Dudo que alguna vez pasara por su cabeza.
Ella se encogió de hombros.
―No importa, supongo. Por lo menos nos dice algo acerca de uno de los Tregarts que estamos
enfrentando.
No quería preguntar, pero tenía que hacerlo.
―¿Amas a Shamas?
―¿Qué? ―Ella se dio la vuelta, mirándome como si me hubiera crecido otra cabeza―. No.
Quiero decir… no ahora. ―Nerviosa, tropezó con sus palabras―. Permítanme comenzar de nuevo.
Bueno, sí, lo hice. Hace muchos años, cuando éramos más jóvenes, antes de que me diera cuenta que
la sangre de nuestra madre significaba que nunca sería capaz de casarme con él. Y mientras que estoy
más cómoda con una relación poli, cuando se trata de la Corte y la Corona, las amantes pasan a
segundo plano. Y nunca me conformaría con eso. ¿Pero ahora? ―Negó con la cabeza―. Me
preocupo por él. Lo quiero… como a un primo. ¿Pero estoy enamorada de él? No, ese barco zarpó y
se hundió hace mucho tiempo.
Ella me dio una sonrisa lenta.
―Chase está preocupado por una conexión familiar que es tan larga, que apenas es inexistente.
Él enloquecería por las conexiones hechas allá en casa. Por lo tanto, vamos a hablar de otra cosa.
―Buena idea. Estoy cansada de sangre y lucha. Quiero una noche en la que podemos
simplemente divertirnos, dejarnos ir, y no preocuparnos. ―Llegamos a la Ramera Escarlata, a una
manzana o así de la librería de Camille, y viré a un espacio de estacionamiento libre. Cada vez que
ella estaba en el auto, Camille era capaz de evocar un lugar de estacionamiento. Siempre la consideré
un amuleto de la buena suerte a la hora de ir de compras.
Salimos del Jeep y cerramos las puertas, dirigiéndonos a la tienda. Tim estaba detrás del
mostrador. No habíamos tenido la oportunidad de charlar con él de verdad en mucho tiempo, y se
veía bien. Tim se había dejado crecer el cabello hasta sus hombros. Era rizado y le daba una
apariencia de niño bonito. Llevaba una camiseta negra, pantalones de cuero negro y un cinturón de
plata. Cuando nos vio, puso una mano en el mostrador y se balanceó sobre la parte superior.
―Has estado ejercitándote, amigo. Mira esos abdominales. Puedo verlos debajo de la camiseta.
―Camille presionó su mano en el pecho y le dio un rápido beso en los labios. Me acerqué para un
beso, también.
―He estado pasando mi tiempo libre en el gimnasio como un entrenador personal, así como
también haciendo el trabajo en el sitio web. La tienda de Jason no ha estado haciendo muchos
negocios últimamente, así que podemos emplear el dinero extra. ―Él me alborotó el cabello―.
Todavía me encanta tu cabello, chica.
Guiñándole un ojo, me subí sobre el mostrador para sentarme mientras Camille merodeaba por
la tienda. Ella gastaba una fortuna aquí, en corsés y lencería. Me había comprado un par de
sujetadores y bragas de ellos, pero me sentía fuera de lugar en encaje y satén. Pero esta vez un
sujetador de leopardo me llamó la atención. Era de microfibra, lo que sería cómodo, con un toque de
encaje negro.
Tim lo agarró de mis manos y desplegó una cinta métrica.
―Necesitas un sujetador apropiado, mi niña. Dudo que alguna vez hayas sido adecuadamente
equipada.
Me quedé mirándolo.
―¿Qué puede servir? Encuentras uno que aguante tus tetas y bingo…
―No bingo. Ahora levanta los brazos, hacia un lado. ―ÉMme midió alrededor de la banda del
sujetador y luego alrededor de los pechos―. ¿De qué tamaño es lo que sueles comprar?
Con el ceño fruncido, traté de recordar.
―Creo que un treinta y seis B.
―Lleva uno treinta y cuatro C. ―Revisó los sujetadores con estampado de leopardo y sacó
uno―. Ve a probarte este. Mientras tanto, voy a buscar el regalo de Iris de la parte trasera para
ustedes.
Me dirigí de nuevo a los vestuarios y me probé el sujetador. Maldición si Tim no estaba en lo
cierto. De repente mis pechos parecían más rectos y curvos. Y el sujetador encajaba mucho mejor. De
regreso a la sala principal, vi a Camille sosteniendo una bata preciosa azul aciano. Era perfecta para
Iris.
―Eso es magnífico ―susurré. El encaje fue cosido a mano, y estaba hecha de seda pura―. A Iris
le va a encantar. Al igual que a Bruce, para el caso.
Tim asintió.
―Voy a envolverlo como regalo para ella. ¿Ese sujetador te quedó?
―Sí. De hecho, me llevaré algunos más en este tamaño. ―Mientras que él llevó la ropa interior
a la parte trasera para envolverla para la boda, Camille me mostró el corpiño granate y negro que
había encontrado para ella. Lo añadió a mi pila, junto con cuatro pares de ropa interior de algodón de
color negro. Para el momento en el que Tim regresó, había encontrado cuatro sostenes más y una
camisa verde selva. No usaba normalmente para dormir cualquier cosa, menos camisas de dormir,
pero era demasiado bonita como para dejarla pasar.
―¿Tú y Jason vienen a la boda?
Tim se echó a reír cuando Camille sacó su billetera para pagar por todo.
―No me lo perdería por nada del mundo. Estaremos allí cuando suenen las campanas. O algo
igualmente apropiado.
―Durante la recepción, vamos a tratar de tomarnos unos minutos para hablar de cuándo llevar a
cabo la reunión de la Comunidad Supe. Supongo que será mejor que lo hagamos lo antes posible.
―¿Estaba pensando en la tarde del diecisiete? Y Vampiros Anónimos ha ofrecido su sala de
reuniones, con la protección incluida. Podemos emplear llamadas en cadena para que la gente sepa.
¿Qué dices de las ocho de la noche? Puedo comenzar a rodar las cosas esta tarde.
Camille me dio una larga mirada. Incliné mi cabeza.
―Los vampiros al rescate. Suena bien. Adelante. Mientras tanto, tenemos un par de paradas más
que hacer, así que será mejor que nos vayamos.
Al salir de la tienda, Tim ya estaba sumido llamando a los líderes de nuestra cadena telefónica.
Habría un montón de líneas zumbando esta tarde.
Segunda parada: Una pequeña boutique poco conocida que vende el cristal más hermoso que
jamás había visto. Habíamos pedido una vajilla de cristal de corte de cobalto, para cuando Bruce e
Iris tuvieran su propia casa. Una vez que estuvimos seguras que estaba todo intacto, esperamos
mientras el vendedor envolvió las cajas en un papel de lino magnífico con una cinta elegante.
Después de que lo llevaron a nuestro auto, nos fuimos a recoger el pastel de bodas de Iris.
Cuando nos detuvimos en un lugar en la esquina a tres tiendas más abajo de la Panadería
Ambrosia, tuve un presentimiento, una sensación de intranquilidad. Hice una pausa, salí del auto, para
mirar alrededor.
Di una mirada hacia arriba y abajo de la calle y no vi nada fuera de lo común. Grupos de
transeúntes de compras, acurrucados contra el frío de la lluvia y la humedad mientras se apresuraban.
Un grupo de chicos en jeans ajustados y chaquetas gruesas se entretenía en la esquina contra uno de
los postes que se extendían sobre el camino, apoyados en las farolas. Pero las miradas que nos dieron
eran las mismas que recibíamos donde sea que llegábamos. Habíamos dejado de enmascarar nuestro
glamour la mayor parte del tiempo, ahora que la gente estaba acostumbrada a nosotros, y los trajes
de Camille y mi altura siempre atraían miradas.
Camille me miró, interrogante. Negué con la cabeza.
―Deben ser sólo mis nervios. ―Hice un gesto hacia ella y atravesamos por el restaurante
tailandés en la esquina, luego, más allá de una pequeña tienda de envío a la panadería de al lado.
Cuando atravesamos la puerta, una campana sonó y el dependiente saludó. Habíamos venido con
Iris cuando hizo la orden, después de que ella y Bruce habían discutido lo que querían.
Habían optado por una maravilla de tres niveles de blanco, con elegantes rosas de color azul y
plata en cascada por los lados. Las capas superiores y del fondo eran de chocolate, con la media capa
de vainilla. El merengue era de un fondant suave sobre crema de mantequilla de vainilla, y el relleno
entre las capas era de ganache de frambuesa con chocolate. El olor que llenaba la panadería tenía
retumbando mi estómago.
―Estamos estacionadas tres puestos más abajo; no estoy segura de confiar en mí misma para
llevarlo hasta el auto ―le dije.
―No hay problema, ―dijo Mariah―. Déjame ir a buscar a Jorge para que las ayude, tenemos
un carrito y puede asegurarse de llevarlo a su auto intacto.
Jorge salió. Tenía como veinte, musculoso y fornido, se veía totalmente adorable en su delantal
de la Panadería Ambrosia. Nos sonrió mientras Mariah cargaba el pastel en el carrito.
―Espera ―dije―. Danos seis de esas magdalenas, por favor. ―Miré a Camille―. ¿Chocolate?
―Sí, con abundante glaseado. ―Su mirada estaba pegada a la ventana de la caja―. Nos debe
hacer aguantar hasta que lleguemos a casa.
Mientras Mariah guardaba en una caja los pasteles, cada uno con un grueso baño de glaseado y
rocío multicolores, Camille le entregó la tarjeta de crédito. Una vez que firmó el recibo, Jorge nos
siguió por la puerta, de vuelta hacia el auto, con cautela empujando el carrito con la caja del pastel.
A medida que nos acercábamos a mi Jeep, reduje el paso. Los chicos en la esquina de la calle
estaban mirándonos, como si estuvieran esperando. No hicieron ningún movimiento, aunque sí que
traté de quitarme de encima la sensación de que algo estaba a punto de suceder. Pero a medida que
nos acercábamos al lado del auto, me detuve, un sentido enfermo de vergüenza me recorrió. Camille
dejó escapar un grito ahogado.
Al otro lado de la puerta del acompañante, pintado de color rojo brillante decía ¡Vuelvan A Casa,
Zorras Hadas! Una oleada de vergüenza se apoderó de mí, la misma vergüenza que había sentido
cuando era una niña y habíamos sido atormentadas a causa de nuestra herencia medio humana, pero
luego lo estrellé hacia abajo. Ya no era más esa niña. Y no iba a quedarme sin protestar.
El olor de la pintura estaba fresca. Eché un vistazo a los hombres en la esquina de nuevo. Uno de
ellos me dio una sonrisa sarcástica, y sabía, lo sabía tan segura como conozco mi propio nombre,
que él y su pandilla eran los responsables.
Camille siguió mi mirada.
―¿Qué debemos hacer? ¿Golpearles un poco el trasero? ―Ella estaba dispuesta a tomar mi
iniciativa.
―No, pero voy a llamar a Chase. No voy a esperar aquí, sin embargo. No quiero una
confrontación. Hoy no. Simplemente evita rozar la pintura. Jorge, ¿puedes por favor colocar el pastel
en la parte de atrás de mi Jeep?
―¿Esos hijos de puta le hicieron esto a tu auto? ―farfulló Jorge, con expresión de enojo
mientras que cargaba el pastel y las magdalenas en la parte trasera del auto.
―Déjalo, Jorge. No quiero que salgas herido. ―No quería que se involucrara, no quería que
Repostería Ambrosia pasara a ser un objetivo, por lo que mantuve un ojo en el hombre, saqué mi
teléfono y marqué el número de Chase.
―No está bien, señorita. No es justo en absoluto.
―No, no lo es, pero en este momento, lo más importante para mí es llevar el pastel de Iris a casa
sana y salva. Así que, por favor Jorge, vuelve a la panadería. Los policías pueden venir a hablar
contigo, pero no te quiero aquí. ¿Por favor?
―No quiero dejarlas a ustedes dos aquí solas. ―Él raspó el suelo con el pie―. ¿Van a estar
bien?
―Estaremos bien. Voy a llamar a la policía. Ahora vete. ―Mientras se dirigía de vuelta a la
tienda, carrito en mano, Chase respondió el teléfono―. Chase, ¿puedes enviar una patrulla aquí a la
esquina de la Vine y Wilder? Alguien acaba de marcar nuestro auto con pintura en aerosol de color
rojo brillante con un discurso de odio. Voy a enviarte un par de fotos del que creo que lo hizo. Y del
Jeep.
―Quédate allí… no se involucren. Tengo un auto de camino. ―La voz de Chase adquirió una
preocupación que no había oído en mucho tiempo.
―No lo haremos, pero tenemos que llegar a casa para la boda de Iris, de todos modos. Estamos
llegando tarde. Y me temo que si nos quedamos, en realidad podríamos meternos en una escaramuza,
francamente, si tengo que quedarme aquí un minuto más, le voy a partir el trasero a estos hijos de
puta.
Presioné el botón de finalizar llamada y levanté el teléfono, tomé una foto clara de los bromistas
en la esquina. Se movieron en cuanto me vieron tomándoles fotos y comenzaron a dirigirse hacia
otro lado. Como todos los fanáticos, en su interior eran unos cobardes. Eso, y nuestra reputación nos
precedieron, al parecer.
Entonces tomé fotos de Jeep y las envié todas al teléfono de Chase. Después, le hice señas a
Camille.
―Entra. Nos marchamos.
Pero antes de que pudiéramos irnos, Shamas llegó retumbando al lugar enfrente de nosotras.
Saltó fuera del auto. A estas alturas se había formado una pequeña multitud cuando varias personas
salieron del restaurante y estaban parados por ahí mirando.
Shamas echó un vistazo al auto, y sus mejillas pálidas generalmente se encendieron con color.
Señalé hacia las figuras que se alejaban, quienes estaban ahora a una cuadra.
―Váyanse, nos ocuparemos de ellos ―dijo, señalando a la patrulla, donde su compañero,
Thayus, un hombre con la piel tan oscura como la de Trillian, y el cabello del mismo modo plateado-
azul, estaba sentado―. Vayan. Y conduzcan con cuidado. ―Sostuvo la puerta abierta para Camille, así
ella no conseguiría mancharse con la pintura fresca. Ella le dio una leve sonrisa.
Me puse al volante, casi había olvidado los pastelitos, y arranqué el auto.
―No vamos a decirle a nadie en casa todavía. No voy a lanzar una sombra sobre el día de Iris.
Simplemente estacionaré de forma que no se vea la puerta del Jeep y mientras todo el mundo esté
ocupado arreglándose para la boda, vendré y lavaré la pintura. Si puedo.
Camille asintió.
―Sí, creo que es lo mejor.
Salimos del lugar y nos dirigimos a casa.
De camino a casa, Camille se desabrochó el cinturón de seguridad y, justo cuando estaba a punto
de gritarle por eso, se volvió para buscar a tientas en el asiento trasero. Después de un momento,
volvió de golpe a su asiento, con la caja de magdalenas en la mano, volvió a ponerse el cinturón de
seguridad, y me dio una sonrisa triste.
―No quiero compartir estas en casa. Lo siento, pero hemos tenido una infernal mañana, y
quiero mis magdalenas, maldita sea.
Me reí.
―Yo también. Pásame una, ¿sí?
―Párate a un lado allá arriba, en el estacionamiento. ―Señaló hacia un pequeño parque en el
camino. El parque Brentmeyer. Era una de esas pequeñas zonas verdes del vecindario, donde había
unos columpios, un juego de barras, mesas de picnic dispersas, y un par de puestos para parrillas. El
parque no era muy grande, pero tenía hierba, árboles y le daba a los niños del barrio un lugar para
jugar.
Cuando paré el auto en el lugar y apagué el motor, Camille abrió la puerta. Saltó al suelo, y
agarró la caja de magdalenas, haciéndome un gesto para que la siguiera.
―Necesitamos un descanso. ―Lideró el camino a una de las mesas de picnic más cercanas,
sacudió las gotas de lluvia de la banca, y se sentó. Yo hice lo mismo, respirando el aroma vigorizante
de la lluvia inminente. El cielo estaba oscuro, el suelo húmedo, y esperaba que las tiendas de Iris
mantuviesen a raya el aguacero. Cuando nos sentamos a la mesa y abrió la caja de magdalenas, mi
mirada vagó hacia el lado de mi Jeep. Las letras rojas se habían secado, y ahora sólo se veía feo y
chillón.
―Déjalo ―dijo ella.
―¿Que deje qué? ―Quería llorar. Adoraba mi Jeep y había creado un vínculo con él de la
misma forma que con mi portátil.
―De sentir lástima por ti misma. Los cretinos que hicieron esto son escoria. Pero es pintura.
Podemos limpiarlo o podemos pintar tu Jeep de nuevo. Lo que hicieron fue estúpido y grosero, pero
es corregible. ―Frunció el ceño―. No como el Complejo de la Comunidad Supe, no hay nada que
pueda traer de vuelta a las víctimas.
―Lo sé… pero… es la energía detrás de eso. Seattle fue muy agradable para nosotros cuando
llegamos por primera vez aquí. Ahora, ¿qué está pasando?
―Los enemigos están saliendo de la nada. No obstante, siempre estuvieron allí. Primero odias a
los negros, los judíos, musulmanes, los gays, y las mujeres. Cuando ya no se vuelve aceptable para
odiarlos, encuentras un nuevo objetivo. Cualquier persona diferente, alguien que hace que te des
cuenta que no eres el centro del universo. Incluso Otro Mundo no es inmune. Mire a padre y cómo
reaccionó con Trillian. Mira a los duendes, que odian casi a todo el mundo.
―Ellos son duendes. ¿Qué esperas? ―Sacudí la cabeza―. Tenemos que contrarrestar esto de
alguna manera. Necesitamos algo para mostrarle a la gente que no somos el enemigo. Tal vez…
―¿Tal vez es el momento de empezar a centrarse en un grupo interactivo? Los vampiros, los
lobos, y los Faes, todos tienen sus propios grupos de apoyo ahora, y eso es algo bueno. Pero, ¿tal vez
es tiempo de unirnos? ¿De formar un club que sea abierto? ¿Eso va a abrir a la gente de la ciudad?
―Parpadeó y mordió uno de los bizcochos, cerrando los ojos con deleite.
Hice lo mismo, pensando en lo que dijo. Mientras el rico chocolate de mantequilla se derretía en
mi boca, me hundí en la comodidad azucarada. Acabé una y agarré otra, retirando el papel viejo de la
magdalena.
Mientras le daba una larga lamida al glaseado, se me ocurrió que Camille verdaderamente había
golpeado un buen punto.
―¿Qué piensas acerca de un picnic de la comunidad? Hace demasiado frío para tenerlo al aire
libre, pero en un edificio de vecindario del tipo velada, solamente para eventos de toda la ciudad.
¿Venga a mostrar su apoyo a todos los ciudadanos de Seattle?
―Creo que es una gran idea. Podríamos juntar a la gente. Y debemos ser quienes lo inicien. ―Se
lamió los dedos después de terminar su tercera magdalena―. Mañana, después de que Iris esté segura
en su luna de miel, vamos a encargarnos de eso. La iglesia Mundos Unidos sería un buen aliado para
pedir ayuda. De hecho… ―Sacó su teléfono y marcó un número―. ¿Tim? Es Camille. ¿Puedes
invitar a los representantes de la iglesia Mundos Unidos a la reunión de la Comunidad Supe? … Sí,
eso es lo que digo… Bien, ¡gracias! ―Colgó y balanceó la pierna sobre el banco, quitando las migas
de su falda.
Yo hice lo mismo y nos dirigimos de nuevo a mi Jeep. Cuando llegamos a la zona de
estacionamiento, decidí que el color del grafiti era tan bonito como las palabras eran feas, y que me
gustaría pintar todo el auto de cereza brillante.

Cuando llegamos al patio, me puse a buscar la mejor manera de parar el vehículo para que nadie
viera las letras en el costado.
―¿Por qué no te estacionas al lado de mi Lexus? Déjame salir primero y luego estaciona de
manera que no quede mucho espacio entre los dos. Entonces nadie debería ser capaz de caminar entre
ellos y notarlo. ―Saltó del Jeep y me acerqué a su auto, luego me uní a ella. Me quedé mirando el
pastel, preguntándome si debería tratar de cargarlo, pero luego Trillian estuvo a nuestro lado y me
hizo señas para que me apartara.
―Yo lo llevaré. ―Miró a Camille, luego a mí―. ¿Están bien las dos?
―Sí, ¿por qué no lo estaríamos? ―Plasmé una sonrisa en mi rostro.
―Porque Shamas llamó y me dijo lo que pasó. Dalila, arreglaremos tu auto. Y encontraremos a
quienes lo hicieron, y nunca levantaran una lata de pintura de nuevo.
Antes de que yo, o Camille, pudiéramos decir una palabra, Trillian estaba fuera de nuevo, el
pastel en su mano, dirigiéndose a una de las tiendas. Ay caramba. Si los chicos sabían, entonces
tendríamos una situación que apaciguar. Pero también sabían que era mejor no tomar cartas en el
asunto hoy.
―Vamos. ―Camille me hizo señas―. Vamos a ver lo que hay que hacer.
Eran casi las cuatro para cuando encontramos algo que hacer. Nadie mencionó mi Jeep, y por
tanto esperaba que Trillian hubiese mantenido la boca cerrada. Nos apresuramos a la cocina, que
había sido bautizada como el área de ensayo, y vimos la gran canasta de flores que había sido unida a
los postes en la parte frontal de cada tienda.
En realidad, era más como cinco tiendas de campaña unidas para formar una gigantesca con
cuatro alas y el escenario central. Pero cada ala tenía su propia entrada a través de la cual los
invitados podían entrar y salir, y las mesas fueron situadas para albergar el buffet que estaríamos
poniendo. Bruce había pagado por los servicios de comida, gracias a Dios, porque la factura final
para la comida y la bebida había llegado a más de dos mil dólares. Los Supes comían más que la
mayoría de los humanos de sangre pura.
Llevamos las cestas al patio y comenzamos a envolver los postes de las tiendas con ramos
idénticos al de Iris: Cuerdas de lirios blancos, rosas hermosas en las más paradisíacas sombras de
lavanda y púrpura, y zarcillos largos drapeado de hiedra. Delicados prismas con forma de
carámbanos asomaban por los arreglos florales, capturando la luz plateada que se reflejaba en las
nubes.
Con la incorporación de las flores, las tiendas de marfil se volvieron repentinamente elegantes,
llamativas y clásicas, en vez de austeras. Globos en tonos de azul, púrpura, plata y blanco, con largas
cintas de serpentina que flotaban cerca de la parte superior de las tiendas, el helio los mantenía en lo
alto. Largas mesas estaban cubiertas con manteles de lino almidonado y pilas ordenadas de platos y
cubiertos. Dentro de las próximas horas, las mesas estarían llenas de los hornillos de calentar la
comida, ensaladas, platos de carnes frías, quesos, y por supuesto, el pastel.
Camille y yo nos quedamos atrás, mirando la decoración. Ella estalló en una enorme sonrisa y
una palmada.
―Es tan hermoso. Iris se merece esto y mucho más. Ha pasado por tanto y por mucho tiempo.
Dejé escapar un largo suspiro desgarrado. Iris todavía estaría con nosotros. Pero ella pertenecía
a Bruce ahora. Y estaría teniendo un bebé pronto. La pequeña niña en mí quería extender los brazos,
agarrar sus manos, para decir: "Vamos a escabullirnos y jugar".
Pero las carpas estaban preciosas, y en unas pocas horas, Iris tendrían la boda por la que siempre
había esperado. Y todos sus amigos estarían aquí. Mientras estaba allí parada, mirando el pabellón de
espera, mi corazón se elevó y la pequeña niña que había anhelado buenos amigos creció, delante de
mis ojos. Tenía buenos amigos. Tenía amigos que se habían convertido en familia. Esta noche, una de
mis mejores amigas lograría el deseo de su corazón. Y teníamos el privilegio de estar de pie a su
lado, para presenciar y participar en su alegría.
―Han sido unos largos dos años desde que Iris llegó a trabajar para mí en la Media Luna
Índigo. Y mira donde estamos. ―Camille cruzó sus manos―. Estoy casada con tres hombres.
Menolly está en una relación seria, tú estás en una relación seria… la vida ha continuado.
―Lo ha hecho ―dije con una sonrisa, pensando en Shade―. Lo ha hecho.
Aunque no habíamos hablado de ello, sin embargo, Shade y yo estábamos en exclusiva, y
probablemente lo siga siendo, a excepción de mi relación con Hi'ran. En el poco tiempo que
habíamos estado juntos, había llegado a depender de que mi amante mitad dragón estuviera ahí para
mí. Él entendía todos mis lados, desde el atigrado en el interior, la pantera, a la mujer mestiza. Amaba
todos los aspectos de mí, y yo lo sentí así desde la cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies.
―Vamos. ―Camille metió un brazo alrededor de mi cintura mientras nos dábamos vuelta para
salir de las tiendas―. Vamos a ver qué más hay que hacer.
Y por primera vez en mucho tiempo, me relajé y empecé a disfrutar del día.

Las velas brillaban alrededor de las tiendas, protegidas del viento por faroles de cristal cortado.
Dando una última mirada alrededor mientras los hombres sentaban al centenar, o así, de personas que
habían aparecido, me apresuré a entrar en la habitación de Iris. Yo llevaba un vestido de marfil de
seda y satén, que fluía hacia abajo hasta mis tobillos, con un chal bordado en azul pálido, y las botas
de marfil de satén atadas al frente. Menolly estaba allí, vestida igual que yo, su chal abrochado en la
parte delantera por un broche de topacio azul. Mi broche era una perla.
Camille llevaba la túnica transparente de sacerdotisa fluyendo con plumas de pavo real. Debajo
de ella, el sujetador y las bragas bordadas se veían. El manto del Unicornio Negro estaba plegado en
torno a sus hombros, y estaba descalza, como era la tradición de su orden, con una diadema de plata
alrededor de su cabeza.
Hanna estaba ayudando a Iris a vestirse. El vestido de novia me atrapó con la guardia baja. Era
espectacular. Con un corsé sin tirante que abrazaba las curvas de su cintura, en tonos de azul pálido y
ciruela, con cuentas con cristales facetados de Otro Mundo que brillaban a la luz. La falda del vestido
caía con fluidez, un sueño de satén azul pálido, sobre el cual las partes de ciruela y tul cobalto
florecían, salpicadas con más cristales brillantes.
Un velo del mismo tul drapeado sobre su cabello, el cual caía en cascada hasta el suelo para
formar una capa brillante de hebras de oro líquido. Su velo era sujetado en su lugar por una tiara de
cristal, delicada y pequeña pero suficientemente brillante para captar la luz y enviar el prisma del
arcoíris.
Iris tendió las manos y Hanna deslizó los guantes hasta el codo azul turquesa. Nos quedamos allí,
viendo a nuestra amiga vestirse para su boda, y todo lo que podía pensar era lo increíblemente
hermosa que se veía. Tenía los ojos radiantes, delineados con kohl, sus mejillas de color rosa, y el
brillo de labios de melocotón pálido a juego a la perfección con su coloración. Los tatuajes en su
rostro brillaban, relucían con una luz interna.
―Eres una visión ―susurré.
―Dalila tiene razón. ―La mano de Menolly revoloteó hasta su corazón―. Estás tan hermosa.
Estoy tan feliz por ti.
Iris agachó la cabeza, pero su sonrisa llenó la habitación de luz.
―Gracias, por estar conmigo. Por pararse a mi lado. Bruce…
―Bruce es un hombre afortunado. Y más le vale ser todo un hombre y te trate bien. ―Quería
sonar severa, pero mis amenazas eran huecas. Sabíamos lo mucho que él la amaba. Lo vimos todos
los días. Bruce podría nunca ser un guerrero, pero había luchado por la mujer que amaba, la mujer
que lleva a su hijo.
Miré el reloj. Era la hora.
―¿Estás lista, Iris?
Camille se inclinó y la besó suavemente en la mejilla.
―Me reuniré contigo afuera, nena. Tengo que ir a prepararme para la ceremonia. ―Ella salió
calladamente por la puerta.
Hanna aplaudió.
―Iris, te ves tan hermosa. Eres feliz, ¿correcto? ―Su inglés podría ser rebuscado, pero su
corazón estaba en el lugar correcto.
Iris asintió, sonrojándose de nuevo.
―Soy feliz, y por una vez mi enfermedad mañanera está tomando un descanso. Probablemente
estoy demasiado nerviosa para vomitar.
―Entonces, si estás lista, creo que es la hora.
Después de algunos ajustes de última hora a la cola del vestido y el velo, apreté el ramo de rosas,
lirios de tigre blanco, y la hiedra drapeada en sus manos.
―Vamos, pequeña mamá. Vamos a tu boda.
Salimos de su habitación, y eché un vistazo atrás. Ella y Bruce seguirían utilizándola después de
que regresaran de su luna de miel, hasta que su casa fuera construida, pero pronto se convertiría en la
habitación de Hanna. Y Maggie tendría que acostumbrarse a que Iris no fuera su cuidadora principal.
Sí, los cambios eran una maravilla, pero no sin su angustia.
Con una última sonrisa al pasado, me di la vuelta para seguir a Menolly, Hanna e Iris por la
puerta, hacia el futuro de Iris.
Capítulo 9
La gente estaba conversando sin cesar cuando nos acercamos a la carpa principal. Hanna llevaba
un paraguas en una mano y lo sostenía sobre la cabeza de Iris para evitar cualquier gota de lluvia
descarriada, y con la otra, llevaba la cola de Iris, extendida sobre su brazo. Hanna se había deslizado
en un papel discreto, de apoyo a la familia, tomando a Maggie con tanto amor como el resto de
nosotros. Y Maggie la adoraba.
Trenyth, el asistente de la reina Asteria, la reina Elfin, había traído suficientes soldados con él
que no tuvimos que preocuparnos por la guardia y todos podríamos disfrutar de la boda. Estaban
dispersos a lo largo de nuestra tierra, manteniéndose alerta por enemigos.
Mientras Iris sostenía cautelosamente el dobladillo de su vestido, caminando a través de la hierba
mojada, Menolly y yo tomamos nuestros lugares dentro de la carpa central, en la lona que conduce a
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la plataforma central donde se llevaría a cabo el ritual de handfasting . Allí, Camille esperaba, sentada
en un banco acolchado que estaba cubierto con una tela plateada. Cada silla en la carpa estaba
ocupada.
Miré a mi alrededor. A la izquierda, vi la Triple Amenaza. Titania, Aeval, y Morgana estaban
sentadas en la primera fila, junto con varios otros de su corte. Trenyth se sentó con ellas, como
representante oficial de la corte de la reina Asteria. Junto a ellos se sentaba nuestra familia, a
excepción de mis hermanas y Ahumado.
Detrás de ellos estaban Tim y Jason, junto con Chase y Sarah, y varios de los otros agentes de la
FH-CSI. Y detrás de ellos había al menos cincuenta miembros de la Comunidad Supe, junto con
varios FBHs. Iris era muy querida.
Por otro lado estaba el enorme contingente de Bruce, un vistazo de sus amigos tanto del bar
donde había pasado el rato a lo largo de los años como de la universidad en la que estaba a punto de
comenzar un puesto de profesor de tiempo completo. Había hecho suplencias de vez en cuando por
varios años y finalmente se le ofreció una cátedra completa. Este verano, empezaría como encargado
de estudios irlandeses en la Universidad de Washington.
En la primera fila, frente a los amigos de Bruce, estaba su familia. Los duendes O'Shea eran una
familia hermosa. Los veinte. El padre de Bruce parecía tener unos cincuenta años, lo que significaba
que era muy viejo en años Fae. Su madre todavía parecía joven, por lo que probablemente se había
casado por prestigio. Pero la pareja agarrada de la mano y en sus trajes verdes brillantes parecían
pavos reales rebosantes de orgullo. Tres chicas estaban sentadas al lado de ellos, todas bastante
jóvenes, pero obviamente relacionadas. El resto era una serie variada de primos, tías y tíos.
Me quedé sin aliento cuando la música empezó. Cuatro duendes que habían venido con Trenyth
estaban tocando "La Voz", de Celtic Woman, dos en los violines, uno en la batería, y una mujer,
sosteniendo un micrófono. Habían pasado las últimas semanas aprendiendo la canción. La música
vaciló y se elevó cuando la mujer comenzó a cantar, su voz haciendo eco a través de las carpas.
Ahumado dio un paso adelante y se volvió, esperando. Iris le había pedido que la entregara, y esto
sólo pareció apropiado.
Cuando Iris entró en la carpa y Hanna apartó el paraguas, la multitud dio un jadeo colectivo
cuando la vieron. Brillaba en su radiante vestido de princesa. El hada madrina de Cenicienta no
podría haber hecho un trabajo tan exquisito en la elección de un vestido de novia. Cada movimiento
que Iris hizo trajo un rayo a su cuerpo de las perlas que brillaban mientras caminaba. Su cabello caía
hasta los tobillos, flotando en el satén abombado, balanceándose contra las enaguas que daban
volumen al vestido.
A medida que se acercaba a Ahumado, un mechón de su cabello se levantó y la tomó del brazo,
envolviéndose firmemente alrededor de su codo. Ella me dio una mirada, tanto asustada como
anhelante, y comprendí que para ella, esta era la realización de una larga espera.
Hanna, vestida con un vestido de tubo plateado pálido, recogió a Maggie en un brazo, y con el
otro sostenía una cesta llena de pétalos de rosa. Me miró, y yo asentí. Balanceándose sobre la lona,
Hanna y Maggie caminaron lentamente por el pasillo, con Maggie lanzando pétalos de rosa en todas
direcciones. Una niña de las flores inverosímil, sin duda, pero Iris había insistido.
Cuando se acercaron a la mitad del recorrido, Menolly y yo tomamos nuestros lugares frente a
Iris y Ahumado. Shade tomó mi brazo, y Trillian tomó el de Menolly. La música creció cuando
comenzamos nuestra marcha por el pasillo hacia el estrado donde Camille se situaba, esperando,
luciendo todo el aspecto de una sacerdotisa.
Detrás de nosotros, Iris y Ahumado esperaban. Cuando Menolly y yo nos acercamos a la
plataforma elevada, dimos un paso ligeramente adelante. Hanna y Maggie se habían desviado para
tomar su lugar en la audiencia. Menolly y yo nos movimos a la derecha de Camille mientras Shade y
Trillian tomaban su lugar al lado de Bruce, junto con otro duende, uno de los mejores amigos de
Bruce. Su nombre era Grayson, si recordaba correctamente.
Todos se giraron a mirar a Iris y Ahumado mientras estaban en la parte trasera de la carpa. Iris
era una visión, su belleza emanando de ella como sus trenzas doradas. Ahumado se mantuvo alto y
regio, con el cabello proporcionando el cojín perfecto para apoyar su codo.
La música bajó, luego cambió a un ritmo lento, sinuoso mientras Ahumado e Iris comenzaron el
viaje hacia el altar. El cantante comenzó un canto bajo que tejió un ritmo hipnótico a través de la
carpa cuando Camille levantó los brazos, una mano sosteniendo una daga, la otra una varita. Se puso
de pie, con las piernas ligeramente separadas, los brazos extendidos hacia el cielo, esperando a que
ellos se acercasen.
El único sonido más allá de la música era el roce del vestido de Iris y pasos suaves en la lona.
Cuando Ahumado e Iris pasaron por cada fila de sillas, la audiencia se puso de pie, una creciente ola
con su paso. Miré a Bruce. Sus ojos estaban muy abiertos, como si sólo ahora se diera cuenta que iba
a casarse con una poderosa sacerdotisa y no sólo el amor de su vida. Captó mi mirada y sonreí, lo
que pareció tranquilizarlo.
Ahumado e Iris estaban en la tarima ahora, y en lugar de distraerse con su vestido, Ahumado
suavemente se agachó y la levantó en un movimiento rápido hacia la plataforma, luego dio un paso
atrás, moviéndose para sentarse entre la audiencia junto a Shamas, Vanzir, Nerissa, Hanna y Morio.
Iris dio un paso adelante, la cola del vestido detrás de ella, y se detuvo junto a Bruce. Se giraron
para enfrentar a Camille. Ella les sonrió, su expresión repentinamente de sabiduría y comprensión.
Había visto su magia trabajar antes, pero esta noche llevaba el manto de una sacerdotisa, y su aura
crepitaba como un relámpago.
Menolly discretamente dio un paso adelante y tomó el ramo de Iris, y luego regresó a su lugar.
Camille agitó la varita en un círculo sobre sus cabezas.
―Estamos aquí, amigos míos, para presenciar los ritos handfasting de Iris Kuusi, Sacerdotisa de
Undutar, y lord Bruce O'Shea, de los O'Sheas de Irlanda. El matrimonio entre los duendes es un
compromiso de por vida, impugnado solamente en caso de abuso o de infidelidad… o de separación
mutua de la forma donde no hay curación para el corazón. Los juramentos son vinculantes, rotos
sólo por el deshonor o acuerdo mutuo. Estos ritos son recordatorio de los rituales de hace mucho
tiempo y deben ser respetados y honrados.
Iris y Bruce murmuraron:
―Estamos ante ti.
―¿Me reconocen como su sacerdotisa, como la persona que los sostenga en su juramento, los
votos sagrados hechos, para no ser rotos?
Una vez más, la respuesta llegó al unísono.
―Te aceptamos como nuestra sacerdotisa.
―Para todos los testigos, las partes vienen libremente, por su propia voluntad, para unirse en
sagrado matrimonio.
Guiados por un ensayo antes de comenzar, la audiencia, aún en pie, entonó:
―Actuamos como testigos. ―Y luego se sentaron.
Camille esperó, entonces, tomando una larga inspiración, dijo:
―Iris Kuusi, sacerdotisa de Undutar, hija de los témpanos de hielo, por la niebla y la nieve, te
bendigo. Por el fuego y las llamas, te bendigo. Por el vendaval y el viento boreal, llamo a los
espíritus para tomar tu juramento.
Se giró a Bruce.
―Bruce O'Shea, lord de Irlanda, hijo del Arcoíris, por el prado y la hierba dulce, te bendigo.
Por el mar salvaje y la corriente, te bendigo. Por el vendaval y el viento boreal, llamo a los espíritus
para tomar tu juramento.
Se arrodillaron ante ella mientras recogía la daga.
―Por la sangre, estos juramentos serán sellados, por sus corazones se mantendrán. Por los
dioses serán escuchados.
Iris tendió la palma izquierda, tomando la mano derecha de Bruce en la suya. Levantaron sus
manos, ofreciéndolas a Camille.
Camille hizo un gesto hacia mí y me moví al altar, donde recogí un cordón trenzado fino de
color azul, plata y blanco. Lo envolví en sus manos y muñecas, entrelazándolas, sin apretar
anudándolo, luego regresé a pararme junto a Menolly.
―Sus manos están atadas, al igual que el camino, y todos los juramentos que tomen, están
unidos dentro de esta cuerda. Sus votos serán sagrados, e ignorarlos es traer deshonor y vergüenza a
su familia.
Se giró hacia Bruce.
―Bruce, ¿aceptas a Iris en tu vida como tu legítima esposa, como tu cónyuge y tu amor, para
apreciar y honrar, respetar y servir? ¿Le mantendrás y protegerás a ella y a los hijos que vengan de
esta unión hasta tu partida a las Tierras del Verano? ¿Vas a tomar el manto del marido y señor
guardián? ¿Honrarás a su diosa, incluso cuando ella hace honor a la tuya?
Bruce inclinó la cabeza.
―Hago mi voto ante los dioses, con todo mi corazón.
Camille se giró hacia Iris.
―Iris, ¿aceptas a Bruce en tu vida como tu legítimo esposo, como tu cónyuge y tu amor, para
apreciar y honrar, respetar y servir? ¿Mantendrás el hogar, y lo alimentarás a él y a los hijos que
vengan de esta unión hasta tu partida al Inframundo? ¿Vas a tomar el manto de la esposa y guardiana
de las llaves? ¿Honrarás a su diosa, incluso cuando él hace honor a la tuya?
Iris parecía casi mareada. Miró a Bruce, con los ojos brillantes. Por un momento pensé que no
iba a contestar, pero luego su voz sonó clara y firme.
―Hago mi voto ante los dioses, con todo mi corazón.
― Entonces sellen el pacto en sangre y con un beso. ―Camille se agachó y cortó
cuidadosamente una fina herida en la palma de la mano derecha de Iris, y en la izquierda de Bruce.
Ellos estiraron el brazo, juntando las manos, uniendo sus heridas para que la sangre se mezclara
libremente, mientras Bruce unía los labios de Iris con los suyos, besándola largo y profundo.
Cuando se separaron, yo envolví discretamente la mano de Iris con un vendaje para evitar que la
sangre entrara en contacto con su vestido de novia. El amigo de Bruce hizo lo mismo para él. Camille
levantó sus manos hacia el cielo otra vez.
―A los ojos de los dioses, a los ojos de esta concurrencia, bajo la atenta mirada de la Madre
Luna, los declaro marido y mujer. Que sus vidas sean largas y alegres, y fructíferas con una buena
familia.
Y con eso, Camille se echó a llorar, sonriendo mientras se inclinaba para abrazar a la novia y al
novio. Desenrolló el cordón del handfasting y se los dio para su tronco familiar, y luego ellos se
giraron, y todo el mundo se puso de pie y aplaudió, animados. Iris tomó su ramo y, como era la
tradición de no separar a las mujeres de los hombres, lo lanzó a la audiencia.
Las flores envueltas firmemente tomaron un giro sorprendente en mitad del aire, Iris estaba
riendo y agitando su mano y aterrizaron justo en el regazo de Nerissa. Cuando Nerissa las apretó a su
nariz, sonriente, Iris le lanzó un beso.
Y luego fue hora de la fiesta. Cuando Nerissa y Hanna llevaron a Iris fuera para posar para las
fotos, miré a Camille, pensando que todo había terminado. Iris estaba casada. Todavía estaría aquí,
con nosotros, pero estaría teniendo a su bebé y criando su propia familia.
Camille envolvió su brazo a través de mi codo.
―Tenemos una cita con el fotógrafo, también, así que vamos a ponernos en movimiento. ¿Estás
bien, gatita?
Cuando Menolly se nos unió, desafortunadamente ella no aparecería en las fotografías, cerré los
ojos por un momento. Todo lo que podía ver era la radiante sonrisa de Iris y el aspecto de ciervo-
atrapado-ante-los-faros de Bruce.
―Sí, lo estoy. Estoy bien. ―Y quise decir cada palabra que dije.
Las carpas estuvieron armadas para cuando todos nos habíamos puesto ropa más adecuada para
bailar y festejar. Cuando Shade y yo nos despojamos de nuestras mejores galas y me puse vaqueros,
una camiseta sin mangas con lentejuelas, un cinturón brillante, y un par de botas de tacón para mi
traje de fiesta, él estaba meditando.
―Iris ciertamente parecía feliz, aunque pensé que podría echarse para atrás. Ella se detuvo por
un momento. ―Sonrió, guiñándome un ojo cuando le mostré mis tetas―. Bien, basta de hablar sobre
Iris. Ven aquí, minina lasciva.
Fui danzando hacia él.
―¿Vas a sacudir el trasero conmigo esta noche? ―Chase no había sido mucho de bailar, pero a
mí me encantaba. Me encantaba sentir mi cuerpo moverse. A nosotras tres, Menolly, Camille, y yo.
Todas teníamos nuestros propios estilos y preferencias musicales, pero podríamos sacudir la pista de
baile.
―Por supuesto, sabes que me encanta moverme contigo. ―Envolvió un brazo perezoso por mi
cintura y deslizó una rodilla entre mis piernas, bailando sucio, bajo y excitante. Mientras me
acomodaba en sus brazos, estrujándome suavemente contra su pierna, él susurró―: Amo moverme
dentro de ti también, nena. Eres mi dulce gatita, mi gata salvaje.
Me quedé sin aliento cuando el fuego de su presencia se extendió sobre mí. Al igual que Hi'ran,
Shade manejaba la misma intensidad apasionada, tirando de mí profundamente en su mundo,
arrastrándome entre las sombras donde mi pantera se agitaba. Mi piel estalló cuando él me tocó y
pude sentir lo mucho que me deseaba. Todo lo que podía pensar era en desnudarme y dar un buen
revolcón hasta quedar inconsciente. Pero ellos estaban esperando por nosotros.
Una mirada al reloj selló mi decisión.
― Tenemos tiempo para un polvo rápido.
―¿Estás segura de que no lo quieres largo y pausado? ―Sus labios se presionaron detrás de mi
oreja y jadeé, un escalofrío ondulante bajo por mi cuerpo. Mis pezones se endurecieron con el toque
de su lengua en mi cuello.
―No tenemos tiempo. Sólo tómame. Ahora. ―De repente tan ardiente que no pude pensar en
nada más que en su dulce y grueso pene llenándome, busqué a tientas su cremallera mientras él me
apoyó contra la puerta.
Shade llevaba pantalones de camuflaje y una camiseta sin mangas de malla, y la ondulación de
sus músculos a través de la malla me encendió toda otra vez. Cuando bajé su cremallera, me di cuenta
que iba sin ropa interior. Lo agarré por el cuello de su camiseta y tiré de él hacia mí.
―Oh dioses, eres sexy. Tan. Malditamente. Caliente. Ven aquí y tómame. Ahora. ―Cuando me
recosté contra la pared, estiró los brazos para acunarme el trasero. Envolví mis brazos en su cuello y
levanté un pie para apoyarme contra el escritorio.
―Como desee, mi dulzura. ―Shade presionó hacia mí, deslizando su pene profundamente en mi
interior mientras yo dejaba escapar un pequeño gemido. Y entonces se estaba moviendo, meciendo
mi trasero contra la pared con cada embestida. Cuando la sensación se extendió a través de mí como
la sensación cálida de la miel, tiré de su coleta y su cabello se soltó, se extendió sobre sus hombros.
Sus ojos brillaron, rico y oscuro, y enterró su cara en mi cuello, mordiendo suavemente sobre la
piel.
Cada nervio de mi cuerpo comenzó a cantar, desde los dedos de los pies, los pezones hasta la
cabeza, y la sensación de tenerlo buscando colocarse mejor me hizo tambalear. Deslicé mis manos
debajo de su camisa, pasando los dedos sobre los ondulantes músculos, sobre las cicatrices, sobre la
carne suave, luego rodeando su cintura, atrayéndolo más profundo dentro de mí.
Sus caderas giraron contra las mías, la fricción aumentó a medida que su mirada adquirió una
expresión determinada. Cuando aumentó el ritmo, sus labios trazaron su camino en mi cuello y, con
una mano, deslizándola hacia abajo, empezó a acariciarme, agitando una cadena de pequeñas
explosiones que me llevaron hacia el borde.
Mi respiración se entrecortó, solté un grito mientras mis pezones se frotaban contra el material
de su camisa en la sensación más irritante. Y sin embargo, me gustó, de una manera perversa. La
molestia me puso al borde, aumentando la tensión.
Un aleteo comenzó en mi estómago cuando Shade se volvió más agresivo. Con un empuje
profundo, me sostuvo contra la pared. Su voz áspera, agarró mis manos y las sujetó por encima de
mi cabeza.
―Eres mía. Eres mi mujer. Eres mi amor. Eres mi pasión. ¿Me escuchas?
Contuve la respiración. Algo estaba pasando, y no estaba segura de lo que era. Y entonces él me
agarró y me tiró sobre la cama, saltando entre mis piernas. Y mientras se hundía de nuevo dentro de
mí, hubo un cambio, esa es la única manera en que puedo describirlo, y me encontré elevada, pero no
estaba sola.
¿Puedes escucharme? ¿Puedes sentirme? El susurro de pensamientos llenó mi mente. Comencé a
ir a la deriva sobre la corriente… mi cuerpo balanceándose, cada nervio hormigueando, y luego me
di cuenta que no estaba sintiendo solamente mi propia respuesta, sino también la de Shade. Y
entonces, alguien más estaba allí con nosotros.
Hi'ran. Hi'ran estaba allí, atrapado en la pasión, sus fuegos de otoño nos envolvían con el olor
del humo, el hollín y la oscuridad, el acre olor del otoño. Me giré para verlo inclinado sobre
nosotros en la cama, y él se acercó a delinear mi mejilla con su mano. Shade miró hacia él y una
sonrisa salvaje se deslizó en sus labios mientras besaba el dedo índice de Hi’ran cuando llegó cerca
de su rostro.
―Mi señor. ―Shade lo reconoció, incluso mientras se mantenía penetrándome.
Hi'ran se inclinó y presionó sus labios con los míos. Y una vez más, succionó el aliento de mi
cuerpo y salí en una espiral de mi cuerpo, encontrándome de pie entre los espíritus de Shade y el
Señor del Otoño. Shade me tomó en sus brazos y empezó a recorrer sus manos sobre mí como un
lento redoble de tambor sonando de fondo. Hi'ran vino detrás de mí y envolvió sus brazos por mi
cintura, sus dedos tropezando con mi cuerpo. Todos estábamos desnudos y entrelazados, y yo no
estaba segura quién me estaba tocando donde, pero era tan delicioso, tan caliente, que no me
importaba. Y luego, alguien estaba en mí, ¿o eran ambos? El calor era tan espeso que apenas podía
respirar, pero sabía que nunca quería que se detuviera, nunca quería que este delicioso dolor
terminara.
Y entonces la energía de mi caminante de sombra y mi señor cayó sobre mí y ya no pude
contenerme por más tiempo. Cuando Shade gritó, fui en espiral en el orgasmo, mi cuerpo un canto de
acorde largo en la noche cuando estaba entre el cielo y el infierno.
Cuando abrí los ojos, Shade estaba sentado a mi lado, dándome palmaditas en la mano.
―Dalila, ¿estás bien?
Parpadeé, sentándome.
―Joder, ¿qué hora es? ¿Qué pasó? ¿Me desmayé? ―Agarré mi ropa y empecé a vestirme.
Él asintió.
―Brevemente. Creo que la energía fue casi demasiado para ti. Nuestro maestro es un poderoso
señor, y él puede olvidar lo frágil que son los mortales. Pero… tú… estás…
Agarré su mano en la mía y la froté contra mi mejilla, mi corazón todavía a la carrera por el
orgasmo.
―Me encantó. Más de lo que puedes saber. ―Y entonces un pensamiento me golpeó―. Oh, no,
no estoy… no lo hizo… ―La idea de que podría estar embarazada en este punto del juego de repente
me dio un susto de muerte.
―No, aún no. Pero fue una prueba, para ver qué tan bien puedes manejar la energía del Señor
del Otoño utilizándome como un conducto. Creo que has pasado. ―Él sonrió y se inclinó para
besarme. Saboreé sus labios.
Después de un momento, salí de la cama y empecé a vestirme de nuevo.
―Nunca pensé en disfrutar de dos hombres a la vez… pero esto fue… esto fue diferente.
―Nunca se sabe lo que te puede gustar hasta que lo pruebas. ―Shade cerró la cremallera de sus
pantalones y se giró hacia mí―. Él no va a estar con nosotros todo el tiempo, pero sabemos ahora
que eso puede funcionar, él puede conducirme, y tocarte en el proceso. No se me permitió decirte
porque temía que pudieras ponerte nerviosa si supieras. Si mostrabas signos de ser dominada, él
estaba listo para desalojar al instante. Él nunca te haría daño. Por favor, entiende eso.
Asentí.
―Entiendo. Lo hago. Soy… no soy la niña que era hace un año. He crecido. Y me gusta la mujer
en que me estoy convirtiendo. Me siento más fuerte. Estoy lista para asumir mi parte de
responsabilidad.
―Amo a la mujer en la que te estás convirtiendo. ¿Lo sabed, verdad, que él tenía su ojo en ti
desde el momento en que naciste? Esto, tú perteneciendo al Señor del Otoño, estaba en las manos del
destino todo el tiempo. Naciste para ser una Doncella de la Muerte. ―Shade pasó un brazo a mi
alrededor, y me apoyé en su abrazo.
Un escalofrío de reconocimiento corrió a través de mí.
―Creo que lo sabía. Cuando vi a Arial en el templo de Haseofon, sabía que ambas fuimos
elegidas. Todavía no sé porqué está ella allí, pero…
―Tal vez lo averiguarás pronto. Ahora ven, están esperando por nosotros. ―Se puso de pie y
tendió la mano, tirando de mí hacia arriba―. Y ponte los zapatos de baile porque tengo la intención
de cansarte en la pista de baile.
Le di una palmada en el trasero.
―De ninguna manera. Tú caerás antes que yo. ―Y luego, de repente, me detuve―. Dime algo.
¿Cómo es tu lado de caminante de sombra? ¿Cómo es el Stradolans? ―Nunca había preguntado
antes, pero ahora parecía un buen momento.
Pero Shade me miró y negó con la cabeza.
―Te lo mostraré, pronto. Pero no esta noche. Esta noche es para bailar. Para celebrar. Para la
familia. ―Y, tomando mi mano, me llevó hacia la puerta.

La pista de baile se balanceaba. Al menos dos tercios de los invitados estaban sacudiendo una
pierna, una lista de reproducción muy mixta de rock. Todo, desde Tempest; una banda Celta, Lady
Gaga, hasta Aerosmith.
Iris y Bruce estaban en el centro, sobre el escenario donde se habían casado, bailando el twist de
Suzanne Vega "Blood Makes Noise". Iris llevaba vaqueros de color azul pálido, alpargatas azules, y
un brillante top plateado, y se veía muy elegante. Su cabello estaba trenzado en un patrón de
intrincados lazos que lo mantenían fuera del suelo. Bruce llevaba unos vaqueros y una camiseta sin
mangas, y me sorprendió ver cuán musculoso era.
Cuando Shade y yo encontramos un espacio y empezamos a bailar, Camille lanzó una sonrisa
traviesa en mi dirección y le guiñé un ojo. La música cambió a una nueva canción, y otra más, antes
de que Menolly saltara al escenario y lo apagará.
―¿Podría tener su atención por favor? ¡Es hora de cortar el pastel y comer! Y luego, vamos a
bailar el resto de la noche. ―Hizo un gesto a Ahumado y Trillian, que llevaron el pastel al escenario.
Fueron cuidadosos, y sobrevivió intacto. Me quedé mirando la maravilla escalonada, recordando de
repente el grafiti atravesando mi Jeep. Una ola de ira me atravesó, pero la aparté. Me ocuparé de mis
sentimientos mañana, cuando Iris esté segura en su luna de miel.
Bruce e Iris se acercaron al pastel, y ella sacó una daga de plata. Mientras ella y Bruce se
preparan para cortar el pastel, hubo un ruido repentino y Maggie venía dando tumbos a la plataforma,
desde el fondo del escenario.
―¡Maggie! ¡Maggie! ―La voz de Hannah hizo eco desde la parte delantera de la carpa mientras
se abría paso a codazos entre la multitud―. ¡Maggie se me escapó! ¡Deténganla!
Iris se giró para ver a la pequeña gárgola tambalearse hacia ella con paso inestable.
―Maggie, ¿qué haces, pequeño diablillo?
―¿I'is? ¿I'is? ―Maggie tendió los brazos y se tambaleó hacia Iris. Pero al momento siguiente
vio el pastel, y sus ojos se abrieron como platos. Ella agarró el mantel sobre la mesa plegable y tiró.
Al parecer, el que instaló la mesa no hizo un muy buen trabajo, porque una pata comenzó a doblarse
cuando la tela se deslizó, llevando el pastel con ella.
―¡No! ―Iris se lanzó hacia él y lo mismo hizo Bruce, y en la excitación, tropezó con ella,
empujando a los dos sobre la mesa, directamente a través del pastel.
Un rumor colectivo invadió la multitud mientras veíamos a Iris, Bruce, y Maggie caer con el
pastel y mesa en una gran pila, azucarada. Por suerte, cayó a un lado de Maggie, y ella sólo se rió,
felizmente lamiéndose los dedos. Iris y Bruce, cubiertos de pastel, se esforzaron hasta una posición
sentada. Yo contuve la respiración, esperando a Iris lanzar un ataque, pero sólo recogió un puñado
del pastel, se giró hacia Bruce, y lo aplastó en su cara.
Bruce la miró durante un momento y luego se echó a reír.
―Mujer, ¡vas a caer! ―La agarró, empujándola hacia abajo sobre del pastel. Y luego, se inclinó
sobre ella y se estaban besando, apasionadamente, ajenos al hecho de que todo el mundo los estaba
observando. Unos flashes de los invitados me dijeron que las imágenes estarían publicadas
próximamente.
Maggie se rió y se comió otro puñado de pastel antes de que Menolly saltara al escenario para
recuperarla. Ella bajó la mirada hacia la pareja y negó con la cabeza, luego se dirigió a los invitados.
―La cena, junto con más postres, está colocada en la carpa a su izquierda. Estilo bufé, así que
por favor, formen una fila ordenada. Las mesas están en las otras dos carpas. ―Y luego, tomando a
Maggie con ella, se dirigió a la casa para limpiar a nuestra bebé.
Cuando Shade y yo nos dirigimos hacia la comida, me volví a mirar a Iris. Ella y Bruce estaban
sentados, tomados de la mano. Se veían felices. Verdaderamente felices.
Horas más tarde, al final de la noche, pero todavía no de madrugada, Bruce e Iris estaban
limpios y en sus ropas de viaje. Su familia estaba esperándolos afuera. Ellos viajaban juntos a Irlanda
para su luna de miel y estarían de vuelta en dos semanas.
Tragué el nudo en mi garganta mientras estaba allí con Molly y Camille. Forzando una sonrisa
en mi cara, me incliné y besé a la feliz pareja en la frente.
―Cuida de ti misma y regresa a casa pronto. Te echaremos de menos.
Iris asintió.
―Lo sé, yo también te extrañaré. Pero he esperado mucho tiempo para esto y quiero ver la tierra
donde nació Bruce.
Menolly presionó su mano en los labios, sus ojos brillantes de lágrimas rojas.
―Tienes que estar de vuelta para el equinoccio, que es cuando Nerissa y yo estaremos
celebrando nuestra ceremonia de promesa.
―Lo estaré. No te preocupes, no me lo perdería por nada del mundo. ―Iris se volvió hacia
Camille―. Y tú… ¿vas a estar bien?
Camille asintió.
―Vamos a estar bien… todos nosotros. Hanna sabe qué hacer, y estamos seguros aquí. Pero, por
favor, ten cuidado. Bruce, protégela y vela por ella. Iris es nuestra hermana. No dejes que nada le
pase.
Enderezó los hombros.
―Lo haré, mi señora. Confía en mí, Iris es mi alegría y mi vida. Y ella lleva mi hijo. Voy a
protegerlos a ambos con mi vida. Pero ahora, tenemos que irnos. Mi familia espera afuera.
Mientras se dirigían hacia la puerta, Camille comenzó a seguirlos, pero se detuvo. Habíamos ido
tan lejos como pudimos. Las siguientes dos semanas serán para Iris vivir, sin nosotros allí, en alegría
con su nueva familia. Aunque sabía que regresaría, me puse a llorar, silenciosamente. La vida estaba
cambiando. Sólo rezaba para que el futuro no pueda separarnos. Porque aunque ahora sabía que
podía resistir el cambio… no podía resistir estar sola.
Capítulo 10
Una niebla se levantaba de la calle, al mirar alrededor, me confundí por un momento. Luego me
di cuenta de que era de noche y estaba lloviendo, las gotas de lluvia golpeaban contra el pavimento de
la ciudad con un toque en staccato de tambor, duro y rápido. Los charcos brillaban bajo las farolas,
ondulando con cada nueva gota que destrozaba la superficie.
Mientras miraba mi entorno, conseguí orientarme, me di cuenta de que esto no era exactamente
un sueño; yo estaba en el astral, en espíritu, y sabía quién me había convocado.
―¿Greta? ¿Estás aquí? ―grité el nombre de mi entrenadora; la líder de las Doncellas de la
Muerte.
Después de un momento, la pequeña pelirroja se deslizó desde las sombras y fluyó hacia mí, en
una túnica del color del crepúsculo. Su frente llevaba el mismo tatuaje de media luna que yo,
ardiendo brillantemente con una llama en el centro, y sus brazos estaban tatuados como el mío,
solamente más intrincado y vibrante. El mío sería algún día tan brillante.
―Bien, comienzas a reconocer la firma de mi energía. Pero vamos a viajar. Tengo un trabajo
para ti esta noche, y no va a ser fácil. ―Se volvió hacia mí, mirándome de arriba abajo―. Tienes que
usar una túnica para esto. Viva o no, cuando tomas formalmente parte en las ceremonias, tendrás que
llevar el uniforme.
―No tengo una. ―No tenía ni idea de cómo cambiar la ropa en el astral, pero ella tendió la
mano y una larga prenda apareció, cubriendo su antebrazo. Me la ofreció.
―Te enseñaré cómo cambiarte de ropa en el astral. Es una simple cuestión de enfocar tus
pensamientos. Estás desnuda en tu cama justo ahora, ¿verdad? ―Sonrió―. Pero aquí estás vestida
con vaqueros y camiseta.
Bajé la mirada. Tenía un buen punto. De alguna manera, me las había arreglado para vestirme
cuando fui arrastrada por su llamada, así que debería ser capaz de cambiar de ropa. Acepté la túnica y
la levanté. Podía simplemente ponérmela, pero quería aprender su truco.
―¿Qué debo hacer si quiero cambiar mentalmente la ropa?
―Enfócate en tu cuerpo y "velo" en un traje diferente. Cierra los ojos y siente el cambio de la
imagen. ―Sonrió―. Nos ayuda a pensar en ello no como magia, sobre todo porque no trabajas con
magia, sino como un cambio mental. Una transformación perceptual. Piensa en ello como cuando
cambias a tu forma animal.
Cerré los ojos y bajé la cabeza, sintiendo la pesada túnica en mis manos. Imaginándome allí de
pie, cambié mentalmente la túnica en mis manos para cubrir mis jeans y camiseta. No pasó nada. Lo
intenté de nuevo, esta vez imaginando la túnica revoloteando a mi alrededor y arrastrándose sobre mi
cuerpo. Una vez más, nada. Por último, irritada, silenciosamente le ordené a la maldita túnica que se
pusiera en mi espalda. Y esta vez, el material se movió, desapareció, y de repente sentí el peso de la
misma colgando de mis hombros.
Al abrir los ojos, baje la mirada. Tenía la túnica puesta. Greta me entregó un cinturón con borlas
y miré fijamente a la franja por un momento, pero controlé mis ganas de jugar con ella. De alguna
manera, no creí que ella fuera tan indulgente como mis hermanas por la tanga.
La envolví en mi cintura y la ceñí con fuerza.
―Bien, creo que lo tengo dominado. ¿Qué hay en la agenda de esta noche?
En los últimos meses, había estado entrenando bajo la luna nueva con Greta, pero acabábamos de
pasar la luna nueva más o menos hace una semana atrás, y tuve la sensación de que esto era una
situación especial. Había aprendido mucho en las sesiones de entrenamiento que habíamos tenido
hasta ahora, pero algo se removió en mi estómago y podía sentir una gran lección en el horizonte.
―Esta noche no será fácil para ti. Vamos… has estado pidiendo poner en acción todo lo que has
aprendido. ―Ella me miró, con el rostro impasible. Greta era pequeña, mucho más baja que yo, y sin
embargo se conducía con un poder y gracia que yo sólo podía imaginar poseer.
Cuando me reuní con su mirada, me di cuenta de lo que quería decir. Esta noche, tomaría mi
primer alma, sería el conducto para guiar a alguien fuera de lo físico.
―Quieres que mate a alguien…
―No… debes dejar de llamarlo así. Sus destinos están establecidos, pero tú les ayudarás con la
transición. Esta es una gran responsabilidad. Has aprendido a controlarte a ti misma cuando te
encuentras en forma de pantera. Ya no temes derribar oponentes con tus poderes de Doncella de la
Muerte sin permiso. Ahora, para ser exactos debes utilizarlos voluntariamente.
Tomó mi mano y comenzamos a viajar. Atravesamos velozmente las calles, más rápido de lo
que podía siquiera aspirar a moverme cuando no estoy en el astral, mientras la constante lluvia se
vertía en torno a nosotras. A nuestra velocidad, las gotas se convirtieron en balas de granizo contra el
suelo cuando golpeaban el pavimento. Corrimos a través de la noche, sombras oscuras, heraldos de
la muerte.
El mundo cayó y salimos de la ciudad propiamente dicha, hacia el Sonido. Estaba tan oscuro, no
estaba segura de dónde estábamos, pero el barrio me parecía familiar, incluso en la oscuridad.
Pasamos por un gran parque y mi estómago comenzó a revolotear. Conocía varios Weres que vivían
en esta área, y realmente no quería pensar a lo que podría estar dirigiéndome. Katrina, y Siobhan,
ambas a la altura en esta dirección.
Por favor, susurré para mis adentros mientras corríamos, por favor, no permitas que estemos
dirigiéndonos hacia una de ellas. No podía soportar si tuviese que tomar parte en la transición de una
de mis buenas amigas al otro lado del velo. No quería que mi rostro fuera lo último que vieran.
Pero dimos vuelta antes de llegar a la calle que lleva a la de Katrina, y todavía estábamos lejos de
la casa de Siobhan. Inhalé profundamente, aunque aquí en el astral no necesitaba respirar, y vi que
Greta aceleró por delante hacia una pequeña casa en la esquina de un estacionamiento. El espacio
estaba rodeado por una valla de tela metálica. Un diván y una mesa pequeña, estaban situadas al
frente, ambos empapados. Greta se detuvo junto a la puerta y se volvió hacia mí.
―¿Reconoces este lugar? ―Esperó a que tomara una larga mirada. Fruncí el ceño, observando
detenidamente. No recuerdo haber venido aquí. Después de un momento negué con la cabeza.
―No lo creo, y, sin embargo, hay algo familiar.
―Eso es porque conoces al propietario y puedes sentir su energía incluso aquí afuera. Y aquí, en
el astral, esta casa, este patio, todo tiene la firma de él incrustado en lo que ves. ―Hizo un gesto para
que la siguiera y me fui detrás de ella mientras nos deslizamos a través de la verja y nos dirigimos
hacia la casa. Al momento siguiente, estábamos de pie en el interior ante un hombre que estaba
viendo una sesión nocturna de película de ciencia ficción. Y entonces lo supe.
―Wylie. ―Trague con fuerza. La madre de Wylie tuvo sentido del humor cuando le puso el
nombre. Ella era una cambiante de coyote. Así como Wylie. Se había convertido en un habitual en las
reuniones de la Comunidad Supe. Fuerte, delgado, y un poco áspero alrededor de los bordes, aun así
se lanzaba a ayudar en los comités de planificación y todo lo que podríamos necesitar. Él era un
solitario. Tanto como sabía, no tenía novia, pero nunca le hablaba bruscamente a nadie, al menos que
yo hubiera visto.
―¿Realmente es su hora? ―No quería creerlo. Wylie aún era joven, tanto como un cambiante lo
era.
Greta se volvió hacia mí.
―Hay mucho más ―dijo en voz baja, sus ojos oscuros como el océano―. Tienes que tomar su
alma a través de la tuya. Éste, no puedes simplemente enviarlo a la otra vida. Él no se dirige a un final
fácil, Delilah.
Yo empecé a decir:
―¿Qué? Quieres que… ―Haciendo una pausa, me esforcé por recordar lo que me había
enseñado. Nosotros recogíamos algunas almas para los dioses cuando ellos no podían, por una razón
u otra. A otros, les ayudábamos en la transición a la otra vida, porque se lo merecían. Y sin embargo
a otros, los condenábamos y enviábamos al olvido. Todo esto lo hacíamos, cuando el Señor del
Otoño enviaba las órdenes.
―Wylie Smith ha roto el equilibrio, llevando demasiado caos a una situación. Las Brujas del
Destino han decretado que su alma se enviará a los fuegos de purificación. ―Dio un paso atrás,
cruzando los brazos―. Debes recoger su alma, Dalila. Hay cosas que necesitas saber. La abuela
Coyote habló con el Señor del Otoño, y él ha ordenado que se haga.
¿La abuela Coyote e Hi'ran? Esto debe ser grande. La miré fijamente, con nerviosismo tirando
de mi bata. No quería hacer esto.
―¿Cómo va a morir?
―Él tiene un corazón débil. Mientras mira su película, el ritmo comenzará a titubear, luego a
trabarse. Él está previsto a un paro cardíaco y no tendrá tiempo para llegar al teléfono. Estarás
esperando para recoger su alma cuando muera. Examinarás las imágenes y luego consignaras su
alma al abismo. ―Sus palabras salieron, un flujo de información neutral. Esto era sombrero viejo
para ella.
―Has hecho esto muchas veces… ¿se vuelve más fácil? ―Miré a Wylie, quien no parecía tener
ni idea que dentro de unos minutos, estaría muerto y su alma echada en el olvido para ser limpiada y
devuelta a la piscina primordial. Una parte de mí quería advertirle, darle la oportunidad de corregir
algunos errores que había hecho, pero eso no era una opción.
―No. Pero cada vez, entiendo mi lugar en el mundo un poco más. Y así, con el tiempo, tú lo
harás. ¿Recuerdas los ritos que te enseñé? ―Esperó pacientemente, sin presionarme.
Asentí lentamente. Los recordaba, pero no había registrado por completo que realmente tendría
que usarlos. Ahora, no había forma de evadir la realidad: yo era una Doncella de la Muerte, y aunque
todavía estaba entrenando, mis días de pausa en calidad de observadora habían terminado. No podía
muy bien llevar el título sin ganarlo.
―Sí, lo hago. ¿Dijiste que tengo que llevar su alma a través de la mía? ―Había hecho esto
accidentalmente un par de veces, pero nunca deliberadamente.
Ella asintió.
―La abuela Coyote decretó que necesitabas hacer esto.
Cuando las Brujas del Destino hacían una sugerencia, era una orden. Incluso si tú eras un Dios. O
una Doncella de la Muerte. Me tranquilicé, pasando por los pasos, hasta que estuve segura de
acordarme de su orden. Mientras miraba a Wylie, traté de verlo como algo más que un conocido en
buenos términos. Si él realmente tenía secretos y había roto el equilibrio, tal vez había algo que yo no
sabía que lo haría más fácil. Pero la única manera de que lo averiguara sería seguir adelante con el
rito.
Eché un vistazo hacia Greta, que me observaba con atención.
―Esta es una prueba, ¿no es así?
Ella negó con la cabeza.
―No. Si tuviera que probarte, lo haría con un amigo, alguien querido para ti. Para ver si puedes
llegar hasta el final.
―¿Alguna vez has tenido que… recoger el alma de un amigo? ―Nuestros ojos se encontraron y
sostuve la suya rápidamente. Quería ver su reacción.
Ella se me quedo mirando fijamente, y luego parpadeó lentamente.
―Sí. ―Su voz era un susurro en el viento, el ruido de las hojas de maíz secas―. Mi propia
madre.
Bajé la cabeza. No me podía imaginar haciendo eso.
―Lo siento. Yo… eso sería difícil de soportar.
―Fue difícil. Aprendí mucho sobre ella. Cosas que no quería saber. Pero ella pasó a la otra vida,
y fui capaz de dejarle ir después de un tiempo. Ayudó que ella era amada por muchos, y que sus
secretos no eran la clase para hacerme lamentar que me diera a luz. ―Greta puso su mano en mi
brazo―. No te arrepentirás de hacer esto. Y en verdad, no tienes otra opción. Eres sierva del Maestro.
Él ha designado esta tarea para ti, y la Abuela Coyote pidió que tú lo hicieras.
Enderecé mis hombros. Ya era hora de ajustarse los pantalones.
Haciéndole señas a Greta, le dije:
―Estoy lista. ¿Cuándo…?
Tenía que esperar hasta que él estuviese al borde de la muerte antes de que succionara su alma.
Podría hacerlo de varias maneras. Con el valiente y aquellos que merecían la muerte de un héroe,
sería con un beso. Con Wylie, sería diferente.
Ella cerró los ojos un instante.
―Tienes que… cuando su reloj marque las tres y doce, su corazón fallará, y recogerás su alma.
―Hizo un gesto a la repisa de la chimenea, donde estaba un reloj de carillón. Daba las tres y diez.
Me preparé, parándome a su lado, esperando. Él no tenía ni idea de que yo estaba aquí,
esperando. No tenía el conocimiento de que estaba a punto de morir. Mientras miraba hacia él,
tratando de acorralar mis emociones, sentí una llamarada de chispa desde lo profundo. Allí estaba, el
detonante que Greta me había enseñado a buscar.
Comenzó como una pequeña llama, pero la abaniqué para traerla a la vida, nutriéndola,
alentándola, y rápidamente, las llamas se encendieron en una hoguera. Cuando miré de nuevo a mi
objetivo, Wylie ya no se parecía al hombre que conocía, sino un faro, a punto de explotar. La
urgencia de recogerlo, de tirar de él hacia mí era tan fuerte que tuve que contenerme mientras me
cernía en el límite del tiempo, esperando la cuenta regresiva del reloj de sus últimos segundos.
Y entonces, repentinamente él aferró su brazo izquierdo, y con una mirada asustada, miró
directamente hacia mí.
―Delilah… ―Su súplica susurrada fue la última, mientras comenzaba a salir de su cuerpo.
Antes de que pudiera huir, extendí la mano y le toque, absorbiendo sus recuerdos profundamente en
los míos propios. Nos desvanecimos a un campo de niebla y sombra, donde la luna miraba desde lo
alto sobre nuestras cabezas, una astilla de la primera luz.
Y luego…
Destellos. Wylie sentado en una sala, reunido con otros cambiantes de coyote, solamente sentí
que no eran de la comunidad local. Estaban sentados alrededor de una mesa que parecía extrañamente
familiar. La había visto antes en alguna parte. Me devané los sesos, pero no pude ubicarla, aunque
había visto antes los patrones tallados en el borde.
Luego, la puerta se abrió y Van y Jaycee entraron, con otro hombre, grande, calvo y de aspecto
peligroso. De aspecto similar a Vin Diesel pero con una mueca hosca en vez de una sonrisa sexy.
Llevaba un colgante con un zafiro impresionante en el centro. Uno de los Sellos Espíritu. Lo tocó y
pude sentir el estruendo de la energía liberándose cuando llamó a un espíritu oscuro a través de él…
Destello. Un hombre viejo, levantando sus manos mientras una explosión de fuego salió
disparado de sus dedos para destruir un pueblo entero. Mientras el humo se agitaba de los edificios en
llamas, los gritos de las mujeres y los niños se hicieron eco a través del cielo lleno de ceniza. Las
llamas saltaban de tejado en tejado, capturando la paja mientras el pueblo ardía hasta los cimientos. El
hechicero se echó a reír mientras la gente corría a las calles, ardiendo como antorchas. Una niña lo
miró y extendió sus manos antes de que él la envolviera en una nueva ola de llama.
Destello. Wylie, entregando un grueso fajo de dinero en efectivo a Van y Jaycee junto con un
trozo de papel. Me acerqué y vi el calendario para el Consejo de la Comunidad Supe impreso en ella.
Una sonrisa enferma se deslizó por su rostro cuando dijo:
―Los idiotas estúpidos averiguaran por qué con los Koyanni no se juega.
Destello. Wylie, reuniéndose con un hombre que parecía tan viejo como el tiempo, y como
enloquecido. Lucía astuto, y el olor de la muerte y la decadencia colgaban pesados sobre sus
hombros.
Destello. Wylie, con una mujer, golpeándola despiadadamente mientras ella se encogía, tratando
de defenderse de sus golpes. Cuando la arrastró hacia la puerta, le dio una patada.
―¡Fuera de aquí, perra! Y llévate a tu jodido renacuajo contigo. ―Y entonces vi al niño de pie
en la esquina, con el pulgar en la boca, llorando mientras miraba, sus ojos muy abiertos.
Destello. Wylie, con Van y Jaycee otra vez, hablando con alguien que estaba tan pálido que
parecía enfermo. Y luego el hombre se echó a reír, y un destello de colmillos me dijo que era un
vampiro. Empujó una fotografía de Trixie a Wylie, quien asintió.
Asqueada, cerré la puerta a sus recuerdos de un portazo. Ya había visto suficiente. Wylie se
volvió hacia mí, cuando le sujeté por cuello y lo levanté del suelo.
―¿Qué me estás haciendo? ¿Qué está pasando? ―El miedo brilló en sus ojos, pero no me
importó.
―Fuegos del vacío, acudan a mi llamado. Limpien esta alma y pásenlo a través de su centro.
―Mientras luchaba, un rugido desde los cielos se hizo eco a través de la niebla, y una ola, montando
en el viento de la noche, bajó rápidamente para clamar contra nosotros. Lo sostuve a él rápido contra
el vendaval furioso.
Wylie gritó, sus gritos resonando en la noche, pero una sed repentina por la justicia rodó a
través de mí y solté una carcajada que resonó a través de la noche.
―Grita tan fuerte como quieras. Nadie puede ayudarte. Wylie Smith, las Brujas del Destino han
sellado tu destino. Prepárate para el olvido.
La ola de fuego se precipitó sobre él, una llama púrpura quemó a través de su esencia, limpiando
la energía y neutralizándola. Cuando la comprensión invadió sus ojos, dejó escapar un último grito y
luego, con un rugido final, las llamas redujeron su alma a cenizas, barriéndolas, y llevándoselas.
―Yo soy el instrumento de juicio ―dije en voz baja, levantando las manos hacia el cielo
mientras Wylie Smith desaparecía para siempre del eterno ciclo, su conciencia acabada para siempre.
Su alma era energía inofensiva flotando para siempre en la gran piscina desde donde surgía toda
vida.
Cuando bajé mis manos, parpadeé y estuve parada de vuelta junto a Greta. Me volví hacia ella y
sonrió suavemente.
―Bien hecho, querida.
Había tantas preguntas que quería hacer, y sin embargo no podía verbalizarlas. Ni siquiera sabía
si realmente entendía lo que eran.
―¿Por qué no terminamos en el jardín de formación… donde tomaste a la sobrina de Ronald
Wyndham para entregar su alma al Valhalla? ―Miré a mi alrededor. Todavía estábamos paradas en la
casa de Wylie, aunque en el nivel astral. La primera vez que Greta había llegado a mí habíamos
estado en un bosque silvestre con una arboleda y un círculo de bronce, cubierto de símbolos mágicos.
―Porque ese lugar está reservado para aquellos que merecen una hermosa transición. El que se
merece el adiós de un héroe. Hay un lugar más oscuro en el que podemos tomar lo peor de lo peor,
pero ya que era tu primer trabajo oficial sola, decidí a hacerlo más fácil para ti. La próxima sesión de
entrenamiento, te llevaré por todos los lugares donde recogemos nuestras almas y te enseñaré cómo
llegar allí. ―Dio un paso atrás―. ¿Entiendes por qué él te fue asignado?
Cerré los ojos, el caleidoscopio de imágenes de la mente de Wylie corriendo por mi cabeza.
Había pensado que era una persona agradable, amable, y lo juzgué totalmente mal. Él había sido un
traidor, un espía… y había ayudado a matar a Exo y a los otros. Puede que no haya plantado el
explosivo, pero había sido tan responsable de sus muertes como si hubiera arrojado el canya él
mismo.
No olvides el Sello Espíritu… una pequeña voz susurró en mi interior, y me centré en la imagen
del hombre que llevaba el zafiro. El séptimo Sello Espíritu. Traté de hacer un acercamiento en su
cara, recordar cada detalle para poder contárselos a los demás. El Sello Espíritu estaba por ahí y en
posesión de alguien peligroso. Y sabía cómo usarlo.
―Tengo que volver. ―Me volví hacia Greta―. ¿He terminado aquí?
Ella asintió.
―Camina despacio Dalila. Estás llegando a una encrucijada. Por mucho que disfrute de tu
compañía, preferiría seguir viéndote en el lado vivo del velo que del mío. Prepárate, porque el tren
está rodando por los rieles.
Inhalé profundamente, sintiendo un gran peso descender sobre mis hombros.
―Lo sé. Puedo sentirlo dirigirse en mi dirección. ―Hice una pausa―. ¿Arial está por allí? ―A
pesar de que quería volver a mi cuerpo para poder despertar y contarles a los demás acerca del Sello
Espíritu, extrañaba a mi gemela. Había pasado un tiempo desde que la había visto, al menos en una
forma en la que pudiéramos hablar.
―Arial está rondando por ahí en su forma de leopardo. Le gusta salir a correr en el reino
espiritual, por los jardines de Haseofon. ―Greta hizo una pausa y luego me tocó el hombro
ligeramente―. Tu hermana esta tan contenta como tú de ser capaz de reunirse y hablar. En algún
momento, le gustaría hablar con Camille y Menolly. Pero no funcionaría con tu hermana Menolly.
Para llegar al Haseofon, uno debe ir en espíritu; y los vampiros no pueden viajar fuera de sus
cuerpos en espíritu sin ser arrancados, y entonces sólo se les da un tiempo para caminar libre, o hace
el viaje en cuerpo, y no podemos tener un vampiro en los pasillos. Está prohibido.
Fruncí el ceño.
―Eso no parece…
―¿Justo? No todo en la vida es justo, ni equivocado, ni comprensible. El Maestro lo prohíbe;
Por lo tanto, nosotros obedecemos. No hay discusión sobre el tema.
―¿Y Arial no puede tomar forma humana fuera del Haseofon? ―Ya sabía la respuesta, pero
pregunté de todos modos.
Greta negó con la cabeza.
―Lo siento pero no. Ahora, vuelve a tu cuerpo, querida, y atiende tus obligaciones.
Ella desapareció y me encontré corriendo por las calles, de vuelta a donde empecé. Cuando el
horizonte de la ciudad comenzó a clarear, vi una sombra velada adelante y por instinto me zambullí
en ella. Cuando entré en el humo, caí en mi cuerpo y me incorporé de un salto, mirando a mi
alrededor.
Shade dormía a mi lado, pero se agitó. Cuando me apoyé contra las almohadas y cabecero, pensé
en lo que acababa de hacer. Wylie estaba muerto. Veredicto: Ataque al corazón. Pero su alma se había
ido, para siempre. Yo le había enviado a la muerte final, y no habría vuelta atrás.
Un feroz sentido de orgullo surgió. Había hecho mi deber sin pestañear. Y Greta había estado
orgullosa de mí. También me había dado información valiosa. Ahora sabía a ciencia cierta que Van y
Jaycee estaban detrás de esto. El hombre calvo no era Telazhar, eso podría decirlo al ver al hechicero
destruir la aldea. Pero él estaba en posesión de un Sello Espíritu, lo que lo hacía terriblemente
peligroso.
Cuando salí de la cama y me deslicé en pantalones de chándal y una camiseta sin mangas, Shade
se despertó. Parpadeó, sentándose.
―¿Está todo bien?
―No. Tenemos que despertar a los demás. Tengo información y tenemos que tomar medidas tan
pronto como sea posible. ―Hice un gesto hacia la puerta―. Voy bajando. Vístete y sígueme. Si
puedes, despierta a Camille y sus hombres, voy a ver si Menolly todavía está despierta. Y alguien
tiene que salir al estudio. Esto es una reunión de todos-los-marineros-en-cubierta.
Shade salió de debajo de las sábanas y en silencio comenzó a vestirse cuando salí de la
habitación. Me apresuré a bajar las escaleras, mirando por la ventana. El amanecer llegaría en un
rato, pero Menolly seguiría despierta por un par de horas. Ella no estaba en la sala de estar o el salón,
lo que significaba que Nerissa había vuelto a su apartamento para pasar la noche en lugar de
quedarse, así que abrí la estantería en la cocina y corrí por las escaleras hasta la guarida de Menolly.
―¿Menolly? ¿Estás aquí?
―¿Qué pasa, gatita? ¿Está todo bien? ―Menolly estaba sentada en su cama, con una bata de seda,
leyendo un libro. Miré el título. Una historia de la Mitología Vampírica. Lo cerró, doblando una de
las esquinas cuando me asomé por la división que separaba su dormitorio de la sala de estar.
―Sí. No. Solamente ven arriba, ¿sí? Conseguí información importante sobre el bombardeo.
Dejó el libro en su mesita de noche y cruzó la habitación hasta mi lado, enganchando su brazo
con mi codo.
―¿Atacaron de nuevo?
―No, aún no. Pero con lo que sé, creo que van a continuar hasta que los atrapemos. Están en
busca de venganza.
Nos dirigimos escaleras arriba y volvimos a la cocina. Shade estaba allí de pie. Habíamos dado
la ubicación de la entrada oculta a la guarida de Menolly a los miembros de la familia, todo el mundo
lo había adivinado a estas alturas. Pero habíamos insistido en el secreto y se había instalado una
cerradura de alta resistencia a la puerta, la cual Ahumado había reemplazado por una de acero
reforzado. Ahora, cuando Menolly dormía, solamente Camille, Iris y yo podríamos abrir la puerta a
su mundo.
Oh, un dragón podría atravesarla, o tal vez un fuerte demonio, pero tendría que encontrarla
primero, detrás de la estantería. Pero Tregarts, los bloatworgles y la mayoría de los otros vampiros,
no podían llegar a ella.
―Camille y los chicos están en camino. Llamé a Rozurial a su teléfono y lo desperté. Él,
Shamas, y Vanzir estará aquí en unos pocos minutos. ¿Quieres a Hanna?
―Hanna ya está despierta. ―Su voz se hizo eco a través de la cocina, y nos volvimos para verla
allí parada―. ¿Qué está pasando? ¿Iris está bien?
―Iris está bien, Hanna. Solamente tenemos información importante para repasar. ¿Podrías por
favor preparar una tetera, y tal vez encontrar algo de comer para nosotros? ―Me volví hacia los
otros―. Voy a esperar a que todo el mundo esté aquí. Y entonces tenemos que tomar algunas
decisiones. Y una mesa que encontrar.
―¿Mesa? ―Camille, con los ojos nublados, entró en la habitación, seguida de Ahumado, Morio
y Trillian.
―Sí… porque estamos atrapados en las vías y hay un tren disparado hacia nosotros. Y Van y
Jaycee están justo sobre los controles.
Mis nervios estaban saltando. De alguna manera, sabía que incluso Van y Jaycee no eran los que
tenían la última palabra sobre las cosas. La imagen del hombre calvo seguía parpadeando a través de
mi mente. Las más grandes y malvadas fuerzas estaban trabajando, y temía realmente averiguar
quiénes eran y lo que podían hacer.
Capítulo 11
Una vez que todos estaban reunidos alrededor de la mesa, resumí todo lo que había sucedido.
Todavía estaba eufórica por la captura y sentía como si hubiera tenido una dosis triple de expreso. Y
no era adicta a la cafeína como Camille.
―Tenemos que encontrar esa mesa. Si encontramos la mesa, tenemos un punto de partida.
Recuerdo verla, recuerdo claramente haberla visto, pero no puedo precisar dónde. ―Se la describí en
detalle, con la esperanza de que pudiera provocar algunos recuerdos. Después de todo, la mayoría de
ellos habían estado en un lugar u otro conmigo durante los últimos dos años.
―El hombre calvo, ¿tienes alguna idea de quién podría ser? ¿Tenía aspecto de un Tregart?
―Camille frunció el ceño, jugando con una galleta. Parecía cansada y un poco desmejorada. Todos
lo estábamos.
―No, pero él estaba invocando algo con el Sello Espíritu. Una fuerza, un hechizo, un fantasma,
una entidad, no estoy segura qué. ―Tomé un largo trago de té y suspiré. Estaba demasiado fuerte.
Hanna no había dominado bastante el arte de elaborar la tetera perfecta aún―. Llevaba el Sello
Espíritu, y me da la sensación de que era mucho más fuerte que Van o Jaycee. Y estoy bastante segura
de que el vampiro con el que estaban él, Van y Jaycee, era Bryan.
―Creo que podemos asumir con seguridad que tienes razón sobre el vampiro. Vamos a ver…
tuviste varias visiones. Una, con Wylie, Van, Jaycee, y el hombre desconocido. La segunda…
¿Telazhar destruyendo un poblado?
―No, pero creo que él era el hombre de más edad en el siguiente destello que tuve. Creo que la
persona destruyendo la aldea era el calvo, hace mucho tiempo. Juraría que estaba en Otro Mundo,
probablemente durante las Guerras Abrasadoras, por lo que tuvo que ser una visión del pasado.
―Está bien, tenemos un mago calvo tanto en el presente como en el pasado. Y Telazhar. Wylie
pagando a Van y Jaycee y entregándoles algo del Consejo de la Comunidad Supe. Wylie golpeando a
una mujer. ¿La reconociste? ―Camille estaba tomando notas en un cuaderno de taquigrafía mientras
Morio había incautado mi laptop y empezaba a buscar en Internet algo.
―No. Ella no parecía estar conectada… probablemente sólo un recuerdo más que se destacó en
su mente. Me pregunto si ese era su hijo. Pero él se refirió al niño como “tu” renacuajo, así que
probablemente no. ―El recuerdo me enfureció―. Si pudiéramos averiguar su nombre, tal vez
podríamos averiguar más acerca de él.
―¿Crees que estaban en una relación? ―preguntó Morio―. Podría buscar a Wylie en línea y
ver si hay alguna mención de él en la red. ¿Tal vez estaban casados? ―Sus dedos preparados sobre el
teclado.
―Sí, por qué no intentarlo. ―Adoro el Internet. Nos ha provisto de una increíble cantidad de
información a través de los años―. Googlea Wylie Smith, y pon el nombre entre comillas.
Mario golpeó sobre las teclas.
―Está bien, tenemos un montón de aciertos. ¿Algo con lo que podamos limitar la búsqueda?
―Prueba… Seattle. Y cambiaformas coyote, de nuevo entre comillas. ―Fruncí el ceño. Me había
convertido en una detective experta en Internet.
De nuevo Morio rápidamente escribió la consulta de la búsqueda refinada. Era rápido en las
teclas, mucho más rápido de lo que yo era.
―¿Cómo aprendiste a escribir tan bien?
―Tenía un trabajo en Japón como un operador de captura de datos por cerca de diez años. Eso
fue antes de que la Abuela Coyote me llamara para venir aquí. ―Alzó la mirada. Camille le dio una
larga mirada, sonriendo. Ella obviamente conocía esto.
―¿De verdad? Pensé… ―Hice una pausa―. No sé lo que pensaba. ―Se me ocurrió que
nosotros teníamos realmente muy poca idea sobre los precedentes de algunos de nuestros amores y
aliados―. ¿Qué tipo de información introducías? ¿Fue con una empresa privada o un gobierno?
Él me dio una sonrisa salvaje.
―Trabajé para un hospital. Estaba introduciendo información de los seguros para los pacientes.
Era un trabajo aburrido, pero me permitió vivir en la ciudad sin ser sospechoso. Me mudaba por ahí
cada diez a quince años para que la gente no sospechara algo extraño cuando no parecía envejecer.
Camille estaba sentada junto a él. Apoyó la cabeza en su brazo, y él se inclinó y besó la parte
superior de su cabeza.
―Estoy tan contenta de que estés sanado. Estaba muy preocupada por ti.
Él empujó la computadora portátil hacia mí.
―Aquí tienes, echa un vistazo. ―Y luego pasó su brazo por los hombros de Camille y comenzó
a besarla, largo y profundo. Miré a Menolly, quién los miraba, una expresión indescriptible en su
cara. No parecía enfadada, pero su mirada era hambrienta, casi depredadora. Decidí poner fin a
cualquier altercado potencial.
―Nada de besuqueo en la mesa, por favor. Por lo menos no en este momento. ―Busqué a través
de los resultados de búsqueda. Wylie había sido parte de varios foros. Los foros de la Comunidad
Supe, para empezar, pero eso no me serviría, teniendo en cuenta que había estado escondiendo
muchos secretos. Pero entonces, dos referencias me llamaron la atención.
La primera fue ChicaAspiranteVampiro.com.
―Bueno, bueno, bueno… parece que la hermana de Marion no era la única merodeando este
sitio. ―Recorrí los foros hasta que encontré la función de búsqueda. Primero escribí Wylie. Encontré
su perfil, pero reveló que no tenía publicaciones en el sitio, sólo se había registrado para los foros.
Se registró en octubre.
Después de eso, escribí el nombre de Trixie, se había registrado en septiembre y tenía diez
páginas de publicaciones. Varias eran simples publicaciones de fanática a otra adoradora de
colmillos, pero luego encontré una serie de publicaciones entre Trixie y un vampiro con el nombre
de usuario Luv-Bites. Empezaron coqueteando y creció progresivamente a más sexual. Y entonces, en
uno de ellos, la publicación para Trixie fue firmada Luv U-Bryan. Otra búsqueda rápida y el perfil de
Luv-Bites mostró que él se había registrado en octubre, el mismo día que Wylie.
―Bingo. Tenemos a Trixie, Bryan y Wylie en este sitio. Wylie no realizaba ninguna publicación
pública, pero ¿y si él y Bryan estaban teniendo mensajes privados? Se registraron en el mismo día, un
mes después que Trixie se unió a la página web, un par de días después de que tomamos el almacén
Koyannis.
―Bueno. Entonces los Koyannis habían estado planeando la venganza desde entonces. Eso les da
varios meses para aumentar el caos del que no éramos conscientes. ¿Quién sabe qué otras cosas han
estado haciendo desde entonces? Por lo tanto, ¿algo más sobre Wylie? ―Camille apuntó algunas
notas en un cuaderno de taquigrafía.
―Buscando… buscando… aquí. ―Otro foro, éste llamado, Fuego Consúmeme. Pero el sistema
de tablón de anuncios del foro estaba bloqueado. Una extraña sensación me recorrió el cuerpo
mientras miraba el logo―. Camille, mira esto. ¿Reconoces este símbolo? ―Le hice un gesto para
que viniera a mirar.
Se inclinó hacia abajo, mirando por encima de mi hombro.
―Eso parece… sí, eso es la Lengua del hechicero. Hablante de fuego. Mierda, Shamas, ven aquí.
Estudiaste hechicería. Míralo. ―Se movió para darle espacio.
Shamas le dio una larga mirada mientras se dirigía hacia aquí, sosteniendo su mirada.
―Vamos a sacar esto a la luz. Estás enojada conmigo por lo que hice. Lo acepto. Pero yo era
estúpido y cuando me di cuenta de que Faris planeó un ataque contra el bosque de la Madre Luna, hice
lo que pude para detenerlo. No hice esto para lastimarte, Camille.
Camille se giró hacia él, furiosa.
―¡Deberías haberlo sabido! Todo el mundo sabía que las Guerras Abrasadoras fueron una
batalla entre la luna y el sol, en el corazón. Crecimos oyendo las historias de los hechiceros y el mal
que trajeron con ellos. Hiciste la elección, le diste la espalda a tu raza, a tu familia… ¡a mí!
Shamas arremetió contra ella.
―¡Cometí un error! La cagué. Casi muero por hacerlo. Nada puede cambiar el pasado, pero no
soy el idiota que era. No soy el mismo hombre. Y te puedo ayudar con lo que he aprendido. ―La
agarró por los hombros y la sacudió―. Por favor perdóname. No soporto que me odies tanto.
―No te odio, ¡solo odio lo que hiciste! Suéltame.
Ahumado estuvo a su lado al instante, y Shamas se encontró colgando de las garras del dragón.
La expresión del rostro de Ahumado era aterradora y cruel.
―¿Te atreves a sacudir a mi esposa?
Shamas le dio una patada, lívido.
―¡Ella es mi prima y la amaba antes de que conocieras que existía!
―¿Realmente eliges decirme eso? ―Ahumado giró hacia la puerta, Shamas luchando contra su
agarre―. Te voy a mostrar lo que le hago a…
―Alto. ―La voz de Camille era afilada―. No me lastimó. Ahumado, tienes que dejarme luchar
mis propias batallas. Necesito tu ayuda cuando se trata de los demonios y dragones del mundo, pero
no mis parientes.
Ahumado lentamente bajó a Shamas.
―Estoy tratando, esposa mía. Pero recuerda: Soy un dragón. Esto no es fácil para mí.
―Lo sé. ―Envolvió sus brazos en su cintura y se inclinó para besarlo―. No tienes nada de qué
preocuparte. Shamas y yo somos primos. Nada más. Lo que sentimos hace años ha cambiado hace
mucho.
Miré a Shamas. Estaba segura que él no se sentía de la misma manera. Se frotó el cuello, donde
el cuello de su camisa le había irritado. Después de un momento, se aclaró la garganta y giró a
Ahumado y Camille.
―Lo siento. Camille, nunca me he perdonado por no rebelarme ante mi familia acerca de
nosotros. Me derrumbé. Y me escapé por la presión. ―Bajó la cabeza―. ¿Perdóname? ¿Por favor?
Ahumado, nunca me entrometeré en su relación. Es obvio que Camille está locamente enamorada de
ustedes tres. Yo sólo… sólo quiero que seamos amigos. Primos, de nuevo. Sin ella odiándome.
El silencio en la habitación era ensordecedor. Shamas se veía con el corazón roto, su arrogancia
desapareció bajo una ola de desesperación y soledad que era tangible, palpable. Camille cerró los
ojos, respirando profundamente. Ahumado esperaba su movimiento. Después de un momento, ella
extendió la mano, tomando la de Shaman en la suya.
―Te creo. Te perdono. Estás con nosotros ahora. Nos estás ayudando. Hiciste una elección
difícil. Todos cometemos errores. Yo debería saber sobre eso. ―Echó un vistazo a Ahumado, quien
le dio una inclinación de cabeza y se sentó de nuevo.
Shamas tendió los brazos y Camille lo abrazó, besando su mejilla.
―Gracias. Lo prometo, te sentirás orgullosa de mí. ―Él le dio una leve sonrisa.
―Si han terminado con el sentirse felices, ¿qué hay de echar un vistazo a este símbolo ya? ―No
estaba segura de porqué la escena me molestó. Tal vez fue que Shamas nunca había tenido mucha
necesidad por Menolly o para mí, pero era obvio que fue tras Camille. O tal vez fue que pensé que
Camille era demasiado rápida para perdonar, y que probablemente provenía de su miedo de que
Ahumado pudiera destrozar a nuestro primo en lugar de ella estar realmente bien con lo que estaba
pasando. O tal vez… tal vez yo sólo estaba en el borde últimamente y desquitándome con todo el
mundo a mi alrededor. Todos habíamos estado tan estresados, me sorprendió que no consiguiéramos
más argumentos de los que teníamos.
Shamas parpadeó, luego se encogió de hombros y miró el símbolo.
―La lengua del hechicero seguro, Hablante de fuego. Y ese… es el símbolo de los Reinos
Subterráneos.
―Los Sub-Reinos. ―Me mordí el labio, mirando el sitio web―. ¿Qué diablos está haciendo la
información de los Sub-Reinos en Internet?
―Hay una forma de averiguarlo. ―Shamas señaló un enlace―. Regístrate bajo un nombre falso
y averígualo.
Me estremecí. La última cosa que quería hacer era pasar el rato en la sala de chat de un
hechicero.
―No conozco la jerga. ¿Qué hay de ti?
―¿Yo? ―Shamas ladeó la cabeza―. Podría hacerlo. Pero tenemos que crear una dirección de
correo electrónico falsa en uno de los servidores de correo web.
―Aprendes rápido. Todavía podían ver nuestra dirección IP, pero no sé si llamar a Tim y
preguntarle si podemos usar su servidor proxy. Él puede re-dirigirnos para evitarlo de modo que
quien posee Fuego Consúmeme nunca nos encontrará. O encontrara a Tim. ―Esa era una obligación
absoluta. Necesitamos asegurarnos de que Tim no quede atrapado en el fuego cruzado. Apunté una
nota para llamarlo a primera hora de la mañana―. Por ahora, vamos a crear tu dirección de e-mail,
¿Qué les parece usar webbeemail.com? ¿Qué quieres tú?
Shamas pensó por un momento.
―Ixsornosum en webbeemail.com. ― Él lo explicó para mí―. Es el término de un hechicero
que significa “Mi deseo es mi Voluntad”. Es un credo especializado que será reconocido por
cualquiera que haya estudiado seriamente la hechicería. Ellos sabrán que soy experto. Nadie podría
utilizar ese nombre sin la formación que lo respalde. Estarían preparándose para represalias si fueran
descubiertos.
La expresión de su cara me asustó. Él notó mi reacción y se encogió de hombros.
―¿Qué puedo decir? Hay penas severas en el mundo de la hechicería para los que se meten
donde no los llaman. Y pretenden ser un hechicero cuando no lo son trae consigo repercusiones
severas. Como hacer saber los secretos de los dialectos Hablantes de fuego si no se le ha dado el
entrenamiento. Espías han muerto antes de tratar de infiltrarse en las sociedades internas.
Camille dejó escapar un resoplido áspero.
―Aquellas siluetas ―dijo, pero luego se mordió el labio―. Lo siento. Es una reacción
instintiva.
―Una vez que estés en el chat y foros, podemos clasificar y ver si podemos encontrar alguna
información que ayude. ―Empujé la portátil de vuelta después de la creación del correo electrónico
nuevo de Shamas―. ¿Qué sigue? No podemos registrarlo hasta llegar al servidor proxy yendo con
Tim, y no creo que él apreciaría ser despertado a… ―Miré el reloj―. Ay caramba, a las cuatro y
media de la mañana.
Menolly repentinamente saltó de su silla.
―¡Sé donde vimos esa mesa! Recorcholis. ―Sus ojos se volvieron rojo sangre y sus colmillos
descendieron―. Si estoy en lo correcto, y si es lo que creo que es, voy a darme un festín en la sangre
de Wilbur esta noche.
―¿Wilbur? ―Fruncí el ceño, tratando de recordar. Habíamos estado dentro de su casa un par de
veces, Menolly un par más que el resto de nosotros, ya que generalmente era ella la que se presentaba
en su puerta cuando necesitamos su ayuda.
Un recuerdo borroso de estar parada en su comedor se filtró en mi cabeza. La estrecha
habitación tenía un grande y antiguo gabinete chino que estaba lleno de libros en lugar de platos, y
había varias plantas polvorientas, y… una mesa de comedor. La mesa que yo había descrito.
―¡Tienes razón! ¡Wilbur! Esa es su mesa.
―¡Lo sabía! ―Menolly comenzó a golpear la pared, pero Morio agarró su muñeca. Ella lo miró
por un momento, luego se detuvo―. Lo siento.
―Podrías haber hacho un agujero a través de ella. ―Él se aferró a su muñeca por un tiempo
más largo de lo necesario, luego se detuvo, la miró, luego a Camille, y la dejó ir. Menolly retiró su
mano.
―Tenemos que hacerle una pequeña visita a Wilbur ―dijo―. Podemos hacer eso ahora. No me
importa despertarlo demasiado temprano.
Suspiré.
―Bien podríamos. Camille, ¿vienes?
Ella asintió.
―Por supuesto. Pero quiero a Ahumado y a Shade con nosotros. Eso debería ser suficiente. Si
nos presentamos en masa y estamos equivocadas, vamos a condenar al ostracismo a alguien que ha
sido, hasta ahora, un aliado valioso si cuestionable. Morio y Roz, ustedes dos esperan cerca de su
porche. El resto de ustedes se queda aquí y mantengan un ojo en la casa.
Ella se levantó.
―Creo que es mejor vestirnos. Desde luego, espero infernalmente que estemos equivocadas.
Odiaría pensar que ha estado conspirando contra nosotros. ―Bostezó―. Lo que yo quiero saber es,
¿por qué estas cosas no pueden suceder cuando hemos dormido más? Una hora simplemente no va a
ser suficiente durante el día.
La idea de ser traicionados por Wilbur picó. No era un amigo cercano. De hecho, era un
libertino que parecía sacado de un video musical de ZZ Top. Un nigromante bastante poderoso, era
grosero y lascivo y tenía un ghoul mascota llamado Martin que había sido un contador. Pero nos
había ayudado más de una vez, y la posibilidad de que estuviese trabajando con nuestros enemigos
sería un duro golpe.
―Si él les está ayudando… ―Eché un vistazo a Menolly.
―Entonces lo sacamos. ―Ella sacudió la cabeza―. Si él está en el otro lado, está muerto. No
hay excusas. Me voy a cambiar. Nos encontraremos aquí en diez minutos. ―Volviéndose hacia la
estantería, enderezó los hombros y se dirigió hacia su guarida.
Camille me dio una mirada que reflejaba mis propios sentimientos. Si descubríamos que Wilbur
nos había apuñalado por la espalda, no tendríamos que preocuparnos por sus represalias. Menolly le
desangraría antes de que incluso nosotros pudiéramos tocarlo.
Le di una leve sonrisa y se encogió de hombros.
―Supongo… que será mejor vestirnos.

La casa de Wilbur era conocida en el barrio como "la vieja casa de Londres", a pesar de que no
teníamos idea porqué había sido llamada así. Otra construcción victoriana en un diseño similar a la
nuestra, era de tres pisos de altura, pero allí terminaba el parecido entre ella y la nuestra. Wilbur se
hacía ilusiones acerca de mantener su propiedad ordenada. A pesar de que no era problema de la
chatarra y los refrigeradores viejos en el césped, el camino de entrada a su casa estaba cubierto de
zarzas y de arce enredadera.
Wilbur tenía una vieja camioneta, una de esas camionetas con una parte superior redondeada y
un estribo. También tenía un destartalado Chevy 1957 con las aletas de cola, en un brillante rojo
cereza y blanco. Él corría conduciendo con regularidad, y me pregunté si la policía nunca le había
parado por exceso de velocidad.
Caminamos por el camino de entrada y al otro lado de la carretera a su casa, la tensión tan
palpable que podía sentirla. Menolly llevaba un par de botas de tacón de aguja, las que utilizaba para
hacer agujeros a través de sus enemigos. Camille, Ahumado, y Shade estaban vestidos para una pelea.
Y yo llevaba vaqueros, un jersey de cuello alto, y un par de Doc Martens. Morio y Roz se quedaron
atrás, bostezando y susurrando juntos.
Miré al cielo. La salida del sol no vendría por dos horas más y todavía estaba oscuro, pero un
bajo, banco de nubes sobresaliente se había movido, iluminando el suelo con un débil brillo. Aunque
la lluvia había amainado por la tarde, ahora se cernía pesada, la humedad saturando el aire. Los
aromas de cedro y abeto quedando ligeramente por detrás y cerré los ojos, inhalando profundamente.
La fragancia de los árboles me rodeaba con un reconfortante abrazo, y deseé que esto pudiera ser
sólo un agradable paseo por el camino.
Camille deslizó su mano en la mía.
―Lo sé. Lo sé.
―¿Sabes qué? ―Le di una mirada suave.
―No me gusta esto, tampoco. No me gusta no ser capaz de confiar en alguien que hemos
llegado a confiar. No me gusta pensar que él podría habernos engañado. Deberíamos estar
durmiendo, en casa, en lugar de dirigirnos como una banda de matones para irrumpir en su casa y
echa un vistazo a su mesa. ―Se detuvo en seco―. Grandes dioses, eso suena ridículo.
―Sí, me gustaría que simplemente fuera ridículo. Pero no lo es. ―Caminamos pesadamente
hacia su camino de entrada, evitando los baches. Rodeé una zona de ortiga que llegó fuera del lado de
la carretera. La sensación de que la tierra era extraña, pero en lugar de sentirse mal, me hizo temblar,
como si estuviera siendo observada.
Cuando llegamos al porche, me moví al frente con Menolly.
―Deja que yo hable ―dije―. Es probable que tú sólo arranques su garganta.
Ella levantó las cejas.
―Me conoces demasiado bien, gatita. Está bien, pero no trates de detenerme si descubrimos…
―Si está delatándonos, puedes hacer lo que quieras. ―Hicimos ruido subiendo las escaleras,
Camille, Ahumado, y Shade en la retaguardia. Morio y Roz esperaban en la parte inferior de la
escalera. Me armé de valor, peguntándome cómo demonios íbamos a abordar esto, y finalmente me
obligué a extender la mano y pulse el timbre de la puerta.
Sin respuesta.
Pulsé de nuevo. Esta vez, oí ruido desde detrás de la puerta y después de un momento, se abrió
para mostrar a Martin, en toda su gloria no-muerto, de pie allí. En un traje que olía a unos cinco días
maloliente, él ladeó la cabeza, la abrazadera metálica alrededor de su cuello le hizo difícil girarlo
demasiado lejos, y refunfuñó. Después de un momento retrocedió, abriendo la puerta.
Preguntándome qué demonios estaba pasando, entré con cautela, seguida por Menolly. El olor a
azufre flotaba en el aire, mezclado con un olorcillo de moho, un matiz de tapicería húmeda y… algo
más. ¿Carne quemada? No, no exactamente.
Martin extendió la mano y por un momento, tuve miedo que me fuera a atacar. Menolly le había
roto el cuello el año pasado cuando Wilbur se mudó al vecindario. Pero en cambio, me tocó la
manga, y luego cerró la mano alrededor de mi muñeca. La sensación fría y húmeda de su piel me
daba escalofríos, no era el mismo frío de la carne de Menolly, pero él simplemente dio a Menolly
una mirada rápida y me jaló detrás de él.
Lo seguí, con Menolly y los otros detrás de mí, mientras me llevaba a través de un pasillo
estrecho, las paredes cubiertas con tapices polvorientos, hasta la cocina. Una estufa de leña situada a
un lado, y una tetera y un sartén de hierro fundido estaban situados en la estufa. Justo ahí, vi lo que el
otro olor que yo había estado oliendo era. Parecía como si alguien hubiera estado tratando de
cocinar, pero los huevos estaban todavía crudos y untados sobre la placa de la cocina, y un pedazo de
carne cruda situada en el aparador, cubierta de gusanos.
Con ganas de vomitar, me di la vuelta y miré alrededor del resto de la cocina. Allí estaba la
mesa, el diseño exactamente de la forma en que lo había visto en la visión. Poco a poco me acerqué a
ella, frotando mi mano sobre la madera. La superficie pulida era suave. La madera había sido bien
aceitada, cuidada de una manera que contradecía la naturaleza áspera de Wilbur.
Martin volvió a gruñir, y giró para encontrarse apuntando a una puerta al lado de una estantería
incorporada. Le eché un vistazo. Si no fuera por el hecho de que él era un ghoul, podría jurar que
estaba viendo una mirada de preocupación en su ojo.
―Será mejor que echemos un vistazo. ―Le hice un gesto a Camille―. Tú y Shade mantengan un
ojo en Martin, por favor. Ahumado, Menolly, síganme. ―Suavemente toque a Martin en el brazo―.
Ve y permanece allí. ―Después de repetirme varias veces, finalmente se acercó arrastrando los pies
al lado de Shade y lo miró, con los ojos brillantes. Si percibió o no la energía del Inframundo que
salía del caminante de sombras, no estoy segura, pero parecía encontrar a Shade terriblemente
fascinante.
Con cautela puse la mano en el pomo de la puerta y en silencio di vuelta, abriendo la puerta para
revelar una escalera en dirección hacia abajo. Un sótano, lo más probable. Con una mirada a
Menolly, empecé a bajar las escaleras, haciendo todo lo posible para no hacer ruido.
A medio camino, oí un débil gemido. Sonaba como alguien con dolor. Preocupada, apresuré el
paso. En el momento en que llegué a la parte inferior de la escalera, los vellos en la parte trasera de
mi cuello se pararon.
El sótano estaba en penumbra, con una sola bombilla que ilumina la habitación. La habitación era
larga y ancha, con unidades de estanterías construidas de piso a techo con divisiones en varias
secciones. Los estantes estaban llenos de latas, frascos y cajas, pero en general, el espacio estaba
organizado y mucho mejor de lo que pensaba que el sótano de Wilbur estaría.
―¿Hay alguien aquí abajo?
No hubo respuesta. Cerré los ojos, tratando de investigar la energía, pero ese era el departamento
de Camille. Me giré a Menolly y le di una mirada interrogativa. Ella sacudió la cabeza, y echó un
vistazo a Ahumado. Tenía el ceño fruncido, olfateando el aire.
Después de un momento, me apartó y se dirigió alrededor de una de las unidades de estantería,
con nosotros siguiéndolo. Nos encontramos sumergidos en la oscuridad, la luz no podía penetrar a
través de las estanterías repletas. Saqué una linterna y la encendí, brillando en el piso. Allí, en la
penumbra, se extendía Wilbur.
―¡Wilbur! ―Antes de pensar lo que estaba haciendo, me arrodillé junto a él, sintiendo el pulso.
Todavía estaba vivo, y él dejó escapar un débil jadeo, girando la cabeza para proteger sus ojos de la
linterna mientras miraba hacia mí.
Menolly se arrodilló a su otro lado.
―Wilbur, ¿puedes hablar? ¿Wilbur? ¿Me entiendes?
Hizo una mueca, logrando levantar una mano para frotar su cabeza. Sus labios estaban cortados
y agrietados, y me preguntaba cuánto tiempo había estado aquí abajo. Se veía demacrado, y Wilbur
no era una persona demacrada. Era un tipo corpulento que nunca se perdía una comida. Por el aspecto
de las cosas, Martin había tratado de traerle comida, ahí estaban esparcidos los platos con salchichas
y huevos crudos y otras mezclas encantadoras en ellos.
―Wilbur, ¿puedes hablar con nosotros? ―Menolly frunció el ceño―. No quiero levantarlo
porque no sabemos lo que pasó, si algo está roto. Llama a Sharah o a Mallén. Necesitamos un médico
aquí.
―Por favor pide a Camille que llame. ―Hice un gesto a Ahumado y se retiró por las escaleras.
Cuando se fue, tomé la linterna y la dirigí arriba y abajo al cuerpo de Wilbur, buscando signos de
sangre o huesos rotos. Se había orinado los pantalones y, por el olor, probablemente defecó, pero si
había estado aquí durante algún tiempo, no habría sido capaz de evitarlo. Cuando puse la luz por sus
piernas, me di cuenta que una de ellas estaba torcida en una dirección que ninguna pierna debería
estar torcida.
―Santa mierda, mira eso. ―Hice un gesto para que Menolly echara un vistazo.
―Quebrada, posiblemente aplastada. ―Tomó la linterna y examinó su cabeza. Él murmuró algo,
pero no podíamos entender lo que estaba diciendo―. Creo que hay sangre seca en su cabeza,
¿fractura de cráneo, tal vez? ―Otro vistazo, viendo a sus brazos y encontramos que una manga de la
chaqueta de mezclilla estaba cubierta de sangre seca, el material pegado a su piel.
Al levantarme, preparándome para ir a buscar un poco de agua para que pudiéramos humedecer
sus labios, un ruido, como el crepitar de un rayo, sonó desde el otro lado del sótano. Tomando la
linterna, caminé hacia el zumbido. Cuando me asomé por el pasillo junto a los estantes, un brillo me
llamó la atención desde el final.
Me acerqué lentamente, preguntándome qué demonios era, cuando un fuerte destello me envió
tambaleándome contra la pared. La siguiente cosa que supe fue, que estaba sobre mi espalda, y la
linterna había rodado lejos de mí. A medida que empecé a sentarme, me encontré frente a lo que
parecía ser un Tregart. Frente a él había dos zombis. Y se dirigían hacia mí.
Capítulo 12
―¡Mierda! ―A medida que los zombis me alcanzaban, dos cosas se volvieron muy claras. Una;
que estos zombis se movían más rápido que los normales. Lo que no es una buena cosa. Y dos; que tal
vez, solo tal vez, Wilbur no era el que nos traicionaba. El jurado estaba todavía debatiéndolo, pero no
había tiempo para pensar en ello. Mientras rodaba hacia un lado y me agachaba alejándome de un
puño que fue balanceado con fuerza hacia abajo para golpear el suelo, me estaba volviendo más
dispuesta a otorgarle el beneficio de la duda. Ese golpe podría haber partido mi cráneo. Como
alguien había partido el de Wilbur.
Me erguí, balanceando mi daga. Cuando Lysanthra hizo contacto con el brazo del zombi, él dejó
escapar un rugido silencioso y se echó hacia atrás. A una gran cantidad de muertos vivientes no les
gustaba la plata. Y ella se llevaba bien con el metal.
―¡Menolly, ven aquí ahora! ―Cuando grité, los zombis se lanzaron hacia delante de nuevo.
Salté hacia un lado, tratando de esquivarlos a los dos. Los zombis eran descerebrados, no eran mejor
que los autómatas. Pelearían hasta ser destruidos.
El Tregart se situó detrás de ellos, con los brazos cruzados, mirando con una sonrisa perpleja en
su rostro. Al parecer, él no pensaba mucho de mis posibilidades. Y esa evaluación no me sentó nada
bien.
Percatándome de que me estaban acorralando en una esquina, decidí que era hora de salir de allí
hacia un espacio abierto. El techo del sótano era bastante alto; una ventaja para mí, y había estado
ejercitándome mucho en las últimas semanas. Deslicé mi daga en su vaina mientras calibraba hasta
qué punto tendría que saltar para salir de su camino, luego me agaché y salté. Usando la pared como
un trampolín, me catapulté sobre las cabezas de los zombis. Solo que calculé mal y terminé justo
enfrente del demonio.
Mierda. Saqué mi puñal de nuevo mientras él sostenía una cadena pesada. En ese momento,
apareció Menolly. Asimiló la situación e inmediatamente atacó al demonio, derribándolo al tiempo
que aterrizaba sobre su espalda. No perdí tiempo volviendo mi atención nuevamente a los zombis y
golpeé al más cercano desde atrás, subiendo la daga por debajo de su brazo izquierdo.
La única manera de matar a un zombi era descuartizarlo y luego destruir las partes. Si lo
cortabas en bastantes partes, estarías listo; no podían volver a armarse, pero las manos podrían andar
por su cuenta y agarrar cosas. Por lo tanto: Dedos cortados de las manos, dedos de los pies… manos
cortadas de brazos… la teoría básica de rebanar-y-rebanar.
El zombi se volvió y, con su velocidad demasiado rápida para ser normal, me golpeó con su
brazo derecho, haciéndome caer de espaldas.
―Los malditos muertos vivientes son demasiado fuertes para su propio bien ―murmuré,
levantándome antes de que pudiera aterrizar sobre mí. Sacudí la cabeza y anduve en círculos, tratando
de crear una abertura. Si tan solo luchara con una espada, podría hacer más daño. Pero estaba
decidida a derribar a unos de esos malditos.
Apreté los dientes y me dirigí directamente a mi oponente. Los zombis son demasiado estúpidos
para lanzarse fuera del camino, así que chocamos y mi peso lo derribó. Sujeté con prontitud los
brazos a sus costados con las rodillas y empecé a tratar de rebanarle el cuello para cortar la cabeza.
No era bonito. Si hubiera sido una momia, envuelto en harapos, no sería tan difícil. Pero mirar
fijamente el rostro de alguien que una vez había estado vivo y deliberadamente aserrarle la cabeza
con una daga; era horripilante.
Estabilicé mis pensamientos. La vida se ha ido de su cuerpo. No hay alma aquí, es carne
simplemente reanimada. No seas aprensiva. Puedes hacer esto. Tienes que hacer esto.
El otro zombi se estaba girando en mi dirección, pero no había mucho que pudiera hacer al
respecto ahora. Quería al menos a uno de ellos fuera del camino. Menolly estaba enredada con el
Tregart y no podía decir quién estaba haciendo qué, pero vi sangre y no era la de ella.
Mientras luchaba por mantener al zombi abajo, un ruido sonó a mi lado cuando el otro zombi
estampó un puñetazo en mi espalda.
Me tambaleé hacia adelante mientras él aferraba mi cabello y me tiraba hacia atrás. Mientras mi
cuero cabelludo gritaba, dejé escapar un grito. Me levantó y lo siguiente que supe es que estaba
volando por la habitación como un trompo. Giré en posición fetal en el aire, apenas capaz de
comprender lo que estaba sucediendo antes de aterrizar con un golpe contra uno de los estantes.
Gimiendo, sacudí mi cabeza y miré hacia arriba a tiempo para ver a Menolly alejándose del
ensangrentado Tregart. Él tenía en la mano un pedazo afilado de madera; no era una estaca, sino una
astilla que había roto de una pieza de cajón astillado.
―¡Menolly, aléjate de él! ―Salté, un poco mareada, y luego me detuve cuando el Tregart sacó lo
que parecía una cereza grande. Reconocí eso, o al menos la forma básica―. ¡Bomba incendiaria!
¡Tenemos que sacar a Wilbur de aquí! ―Me volví para correr, tratando de evadir a los zombis que
ahora se dirigían en mi dirección.
Menolly giró sobre sus talones y se dirigió al lado opuesto del demonio. En ese momento,
apareció Ahumado. Se quedó mirando la escena mientras yo frenéticamente señalaba a Wilbur.
―¡Sácalo de aquí! ¡Ahora! ¡Bomba incendiaria! ¡Bomba incendiaria!
Ahumado entró en acción, dejando escapar un rugido que hizo que Shade y Camille bajaran la
mitad de la escalera.
―¡No! Vuelvan. ¡Corran! ―Eludí el agarre de los zombis, esquivando a la derecha y la
izquierda a medida que se acercaban por detrás. Hubo un ruido sordo y miré por encima de mi
hombro. Menolly había agarrado a uno de ellos y arrojado contra la pared detrás de ella.
Camille vio al demonio y lo que sostenía y chilló. Dio media vuelta y se dirigió hacia las
escaleras. Shade estaba a mi lado al segundo siguiente y me agarró la muñeca y arrastró hacia
adelante, lejos del zombi restante.
Menolly nos alcanzó y, al ver que Ahumado encabezaba las escaleras con Wilbur en sus brazos,
corrió a través del sótano.
En ese momento, el Tregart soltó una carcajada y hubo un destello, tan brillante que trajo un
grito de dolor de Menolly a pesar de que no estaba frente a él. Las maderas temblaron y gimieron,
crujiendo, mientras las llamas irrumpían contra una pared, engullendo la madera.
Esto no era una simple antorcha o llama; las bombas incendiarias mágicas se hacían para que se
prendieran y quemaran. El agua no siempre apagaba las llamas. Y cuando lamían contra la piel, se
pegaban, carcomiendo la carne.
Una nube de humo caliente se elevó alrededor de nosotros, tan espesa que era difícil ver. Empecé
a toser mientras la neblina nos rodeaba. Shade apretó su agarre cuando tropecé, tirando de mí para
volverme a poner de pie. No podía ver nada. Ni las vueltas, ni los estantes, ni las cajas esparcidas por
el suelo. Me tropecé con algo y caí de nuevo, mis rodillas aterrizando duro en una caja de metal. Se
sentía como un contenedor militar. Pero Shade nunca me soltó; me ayudó a ponerme de pie otra vez,
y rodeé el contenedor.
Las llamas lamían las paredes del sótano ahora, crepitantes mientras iban ganando fuerza. En
algún lugar del desastre, una botella explotó y una ráfaga de fuego llegó y el calor aumentó, junto
con el olor a amoníaco. ¡Infiernos! Wilbur probablemente guardaba sus componentes de hechizos
aquí abajo, y sin duda un gran número de ellos eran inflamables.
Mis ojos estaban ardiendo y no podía dejar de toser mientras Shade decía roncamente:
―Escaleras. Cuidado con los pies.
Suavemente di un paso hacia adelante y los dedos de mi pie encontraron el primer escalón.
Tantee con mi pie y me afirmé. Luego, con una mano en la barandilla y Shade todavía firmemente
agarrándome la otra, me esforcé en subir las escaleras.
Cuando salimos a trompicones a la cocina, vi que la puerta trasera estaba abierta y me dirigí a
ella, con el humo extendiéndose desde la escalera del sótano detrás de mí. Desde la cocina, pude ver
que Camille estaba parada afuera, junto con Martin, a quien había logrado persuadir para que viniera
con ella. Wilbur estaba tendido en el césped. Morio y Rozurial estaban rodeando la esquina corriendo
desde la parte del frente.
Ahumado pasó junto a mí, dirigiéndose de nuevo hacia el sótano.
―Vuelvo en un momento. Podría ser capaz de sofocar las llamas. ―Pasó a Menolly en las
escaleras mientras se acercaba corriendo hacia ellos. Estaba cubierta de hollín, pero sostenía algo en
sus manos.
―¿Qué es eso? ―Me dirigí hacia los escalones de atrás, con ella siguiéndome.
―No lo sé, pero estaba caído cerca de Wilbur y en cierta manera, él lo señalaba. Pensé en
traerlo, por si acaso es importante. ―Nos detuvimos junto a Camille, que estaba cerrando su
teléfono.
―Sharah casi está aquí. Y llamé a los bomberos. Si Ahumado puede sofocar lo peor de las
llamas, los bomberos podrían ser capaces de encargarse del resto cuando lleguen aquí. ―Frunció el
ceño―. Wilbur está inconsciente, pero todavía respira. Ha sido muy lastimado. ―Se arrodilló junto a
él en el barro y la hierba húmeda y le secó la frente―. Necesito una manta para cubrirlo.
Shade asintió.
―Enseguida regreso. ―Se dirigió hacia la casa, y mi primera reacción fue decir: "No, no te
vayas", pero luego me di cuenta que tenía la mejor oportunidad de entrar y salir de allí sin ninguna
repercusión.
Mientras esperábamos, hubo otra explosión y todas las ventanas en el lado izquierdo de la casa
explotaron mientras las llamas se elevaban hacia afuera, envolviéndose a lo largo de las paredes.
Camille dio un pequeño grito y se movió hacia adelante, pero la detuve.
―Van a estar bien. Sabes que van a estar bien. ―Tenía miedo, también, pero no nos atrevimos a
entrar en la maraña de maderas quemadas y vidrios rotos.
Se mordió el labio, asintiendo.
―Espero que sí. Ya no confío en nada, nunca más.
―¿Ni siquiera en la Madre Luna? ―Traté de sacarle una sonrisa mientras esperábamos a que
nuestros hombres surgieran de las llamas.
Me dio una mirada pensativa.
―Confío en ella para hacer lo que puede. Pero aprendí de la manera dura que incluso ella no
puede controlar el mundo, y no siempre puede detener el mal cuando se levanta. Pero puede consolar.
Los dioses no son omnipotentes ni omniscientes.
Esperamos; observando, con esperanza, hasta que un movimiento en la puerta de la cocina
resultó ser la respuesta a nuestras oraciones. Ahumado y Shade emergieron, ambos luciendo un poco
exhaustos. Camille se levantó de un salto y corrió hacia el lado de Ahumado y yo me quedé con
Wilbur. Ella envolvió sus brazos en su cintura mientras caminaban de vuelta a nosotros. Shade se
agachó a mi lado, mirando al nigromante.
―¿Cómo está?
―No muy bien, pero Sharah debería llegar en cualquier momento. ¿La casa está perdida?
Ahumado dejó escapar un suspiro.
―No lo sé, pero incluso cuando soplé una tormenta de hielo en ella, las llamas simplemente
oscilaron. Creo que la casa de Wilbur está condenada.
Justo en ese momento, la unidad médica se detuvo, la sirena chillando, y Sharah abrió de golpe
la puerta, dirigiéndose hacia nosotros a la carrera. Echó un vistazo a la casa.
―¿Llamaron a los bomberos?
―Sí, pero lo que necesitamos es alguien que puede contrarrestar brujería. ¡Shamas! ¡Él podría
ser capaz de detener las llamas! ―Camille se volvió a Menolly―. Corre a casa, lo más rápido que
pueda, y tráelo.
Menolly salió disparada sin decir una palabra.
Mientras tanto, Sharah estaba examinando a Wilbur. Ella hizo un gesto a sus asistentes.
―Necesitamos una camilla aquí. Consigue su tipo de sangre; ha perdido bastante y está en estado
de shock. Su brazo y la pierna están destrozados; sospecho que su pierna está aplastada, y su brazo
roto en varios lugares. Puede tener una fractura de cráneo por el aspecto de las cosas. Está
deshidratado y dudo si ha comido en varios días. Me sorprende que no esté muerto.
―Martin estaba tratando de darle de comer, creo. Encontramos platos de comida allí. ¿Cuánto
tiempo crees que ha estado herido?
Me miró mientras comenzaba a pasarle un goteo intravenoso de un líquido claro en su brazo
ileso.
―Varios días por lo menos. Perdió mucho peso debido a la deshidratación. Bien, una vez que se
haya estabilizado vamos a llevarlo al hospital. ―Recogió sus cosas―. Debe tener la resistencia de un
elefante, para sobrevivir a la paliza que recibió. ¿Qué le ha pasado?
Negué con la cabeza cuando Menolly volvió, con Shamas sobre sus talones. Él se dirigió hacia el
edificio, deteniéndose justo por debajo de los escalones del porche de atrás. Camille y Morio le
siguieron.
―No lo sé. Vinimos aquí, esperando tener que salir con él, pero Martin nos arrastró hasta el
sótano, donde encontramos a Wilbur. Mientras estábamos allí, un Tregart y dos zombis aparecieron a
través de una especie de portal. Los zombis me atacaron mientras el Tregart soltó una bomba
incendiaria.
Sharah apretó los labios. Me dio una débil sonrisa y se dirigió hacia la ambulancia. Crucé los
brazos en la noche fría mientras un banco de nubes ardientes se movía a nuestro alrededor.
Antinatural y volviéndose más oscuro, hervía de energía y eché un vistazo para ver a Shamas, con los
brazos levantados hacia el cielo, con Camille y Morio junto a él, las manos enlazadas, las cabeza
inclinadas hacia atrás. No estaba segura de cómo o de qué manera, pero estaban todos trabajando
juntos.
Un tremendo crujido rompió a través de la noche y la lluvia cayó con fuerza, con tanta fuerza
que dolía contra mi piel. El granizo le siguió rápidamente, tan grueso como la nieve, y esquivé las
bolitas, poniéndome a cubierto debajo de un árbol cercano con Shade y Ahumado. Menolly velaba
por Martin, y a pesar de que parecía tener miedo de ella, él obedeció cuando le hizo moverse bajo las
ramas colgantes.
¿Así que Shamas podía trabajar con el clima? Camille podría llamar el relámpago, e Iris y
Ahumado eran adeptos a la magia helada, pero trabajar con sistemas meteorológicos activos era
peligroso. Incluso yo lo sabía.
Pero a los brujos les gusta controlar todo lo que pueden del mundo. No tenían reparos en
convocar a seres para cumplir con sus órdenes. Pero ahora mismo, no me importaba, porque la
lluvia y el granizo de Shamas estaban empapando las llamas. El agua debía haber sido encantada para
ello, para poder sofocar los fuegos mágicos tan rápidamente.
Cualquiera fuera el caso, mientras observábamos, las llamas se apagaron, y en cinco minutos
estaban extintas y la casa se asentaba, humeante, un tercio de ella en ruinas. Pero por lo menos no se
había quemado hasta los cimientos.
Miré a Martin.
―¿Qué diablos vamos a hacer con él? No podemos llevarlo a casa como a un cachorrito.
Menolly gimió.
―Oh mierda. ¿Tal vez podríamos decirle a Wilbur que se quemó en el incendio y sacar al chico
de la miseria?
Camille se aclaró la garganta.
―Por mucho que me gustaría que Martin ya no sea vivificado, no podemos hacer eso. No sería
justo. No, a menos que Wilbur muera. Si eso sucede, entonces sí, seguimos adelante y ponemos a
Martin a descansar. Pero por ahora, hasta que sepamos la verdad, le debemos a Wilbur mantener a
su… mascota… viva.
Me quedé mirando la casa con tristeza.
―¿Entonces qué sugieres que hagamos con él? No es como si lo pudiéramos encadenar afuera
con una correa. ¿O sí? ―Una nota de esperanza se deslizó en mi voz. Después de todo, yo era la
optimista del grupo.
Ahumado soltó un bufido.
―Mujeres, no puedo creer que estén debatiendo qué hacer con la criatura. Creo que debería ser
destruida, pero te puedo decir que no van a permitir eso. Por lo tanto, es lógico pensar que tenemos
que encerrarlo en algún lugar. Sugiero que lo almacenemos en el cuarto seguro bajo el Caminante.
―Se volvió hacia Menolly―. ¿Qué dices?
Ella gimió y se llevó la mano a la cara.
―Oh, por Dios, ¿tenemos que hacerlo? Quiero decir, Erina ahora está viviendo en Vampiros
Anónimos, así que está vacío, pero realmente no quiero a un ghoul en mi bar.
―No va a ser capaz de salir ―le dije, con ganas de tenerlo en cualquier lugar, excepto en
nuestra casa―. Él no necesita comida o ir al baño.
―¿Él no necesita comida? Por supuesto que sí. Los ghouls necesitan carne para alimentarse. Si
piensas que le cocinaré un filete para evitar que ande mordiendo a mis clientes… ―Menolly se
detuvo, haciendo una mueca. Miró desde Ahumado hasta a mí, luego a Camille―. Veo que se han
decidido. Bien. Pero no lo llevaré en mi Jag. Alguien más tiene que llevarlo.
Morio se echó a reír.
―Podríamos poner a Rodney allí con él. Tal vez se maten entre sí. ―Rodney era un golem de
hueso de treinta centímetros de altura que podría crecer a un tamaño natural. Podría haber sido el
niño amado de Rodney Dangerfield y Howard Stern… solo que peor.
―Oh dioses, no puedo imaginar eso. Desearía que la Abuela Coyote se lo llevara de vuelta.
Supongo que deberíamos hacer más uso de él, pero odio sacarlo de la caja, el pequeño fenómeno. Me
gustaría que simplemente pudiéramos enterrarlo y dejarlo allí. ―Camille se estremeció. Odiaba a
Rodney. Al igual que yo. También Menolly.
―Se supone que debe obedecerme, pero a veces me preocupa que esté a punto de ser capaz de
atravesar mi control. ―Morio se puso de pie y le hizo una seña a Martin―. Vamos, fenómeno de
circo. Vamos a llevarte a un lugar seguro hasta que tu papá esté fuera del hospital.
Me quedé mirándolo, ahogando una risa. Camille puso los ojos en blanco, y Menolly resopló.
Ahumado le echó un vistazo a Martin, frunciendo el ceño.
―Sugiero que Shade lo lleve hasta el Caminante. Menolly, puedo llevarte.
Shade giró sobre sus talones.
―¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Por qué no tú?
Smoky se encogió de hombros, una media sonrisa en su rostro.
―Tú vienes del Inframundo. Los ghouls son muertos vivientes. Tiene sentido. ―Se mantuvo
atrás, empujó hacia atrás su gabardina y deslizó sus manos en los bolsillos. Su cabello se balanceó,
casi bailando.
―Ya veo. ―El labio de Shade se estremeció, y los dos dragones entrelazaron miradas. Shade era
mayor que Ahumado, pero era solo mitad dragón, y eso marcaba la diferencia. Después de un
momento, soltó un pequeño resoplido, luego se rió―. Está bien, entonces. Llevaré el ghoul.
―Bien con quien sea que tome al ghoul, pero si voy a ir allí, tenemos que empezar a movernos.
Tengo que volver antes de la salida del sol. ―Menolly se acercó a Ahumado. Él abrió su gabardina y
ella deslizó su brazo alrededor de su cintura.
Shade puso los ojos en blanco. Se acercó a Martin y, sin ceremonia, se colocó a Martin bajo el
brazo. Martin se puso rígido, lo miró fijamente, lo olfateó, y luego se relajó. ¿Qué demonios? Los
ghouls no podían estar en estado de coma. Podían apagarse y quedarse quietos durante horas hasta
recibir la orden de hacer algo, pero todavía habría una luz sobrenatural en sus ojos. Pero Martin; él
parecía que se hubiera desmayado.
Con una risa ante nuestra incredulidad, Shade dijo:
―Soy parte Stradolan. Tengo muchos talentos ocultos. ―Y luego, sin decir una palabra,
desapareció. Ahumado fue a continuación, tomando a Menolly con él.
Morio agarró a Camille en su contra y le dio un beso ruidoso.
―Vamos a casa, esposa. Este clima es abominable.
En la caminata por la calle hasta nuestro camino de entrada, Camille alcanzó a Shamas, que
caminaba unos metros por delante de nosotros. Deslizó su brazo en el de él y apoyó la cabeza en su
hombro.
―Gracias ―le oí decir.
―¿Por qué? ―Shamas inclinó la cabeza, y su brazo se deslizó alrededor de su cintura. Pero su
mano permaneció fuera de su trasero, que era una buena cosa por la expresión del rostro de Morio
mientras observaba.
―Por ayudarnos. Por apagar el fuego en la casa de Wilbur. Wilbur es un dolor en el culo, pero
nos ha ayudado en el pasado. No creo que nos traicionara. Al menos… espero que no lo hiciera.
―Bajó la cabeza.
Shamas se agachó y besó su cabello. Luego, con una mirada por encima del hombro a Morio y a
mí, se desenredó suavemente apartándose de ella, retrocediendo.
―Está bien. Entiendo por qué estabas enojada conmigo. Solo espero… que en algún momento
me puedas perdonar y aceptar que solo quiero ayudarte. Y… a Delilah y Menolly, también. Tengo
mucho que aprender todavía, pero lo estoy intentando. ―Le tocó la mano, y luego se dio la vuelta y
caminó hacia mí.
Me quedé mirándolo, todavía no particularmente impresionada.
―¿Sí?
―Quiero pedir disculpas. Quiero decirte que estoy apenado contigo y Menolly por no tratarlas
mejor cuando éramos niños. Por no… tratarlas adecuadamente. Voy a tratar de hacerlo mejor. ―Él
tendió la mano.
Lo miré a los ojos y, por primera vez, vi una calidez genuina chispeando allí; por alguien que no
era Camille. Mordisqueé mi labio; que dolió porque uno de mis colmillos no retráctiles atravesó la
carne.
―Está bien. Te creo. Fuiste un verdadero mocoso idiota, pero… realmente creo que has
cambiado. Acepto tus disculpas. ―Cuando tomé su mano, tiré de él hacia mí y torpemente me dio un
abrazo. Mientras envolvía mis brazos a su alrededor, le susurré, lo suficientemente bajo como para
que Camille no pudiera oír―: Gracias.
―¿Gracias por qué? Solo estoy haciendo lo correcto. Lo que debería haber hecho años atrás.
―Inclinó la cabeza hacia atrás, sonriéndome. Se parecía tanto a mi hermana. Y a nuestro padre.
―Por cuidar de Camille. Perder el apoyo de padre le ha hecho daño de muchas maneras. Tú…
creo que puedes ayudar a refutar algunos de esos sentimientos. Así que gracias por cuidar de ella.
Pero, Shamas, sé que todavía tienes sentimientos por ella. Y confía en mí, no es seguro. No con sus
maridos.
Pude ver la protesta en sus ojos y sacudí la cabeza.
―Ni siquiera lo digas. Sé lo que veo. Confía en mí, es mejor que encuentres a alguien más. Deja
ir cualquier esperanza persistente que puedas tener, y serás mucho más feliz. Considéralo una
advertencia amistosa, a diferencia de la paliza que recibirías de sus hombres. Ellos perdonaron a
Vanzir debido a las circunstancias. Tú no tienes cualquier excusa.
Antes de que pudiera decir otra palabra, lo solté y alcancé a Camille y Morio. Indicándole a
Shamas que se uniera a nosotros, corrimos el resto del camino por la calle hasta casa.
En el momento en que llegamos, Sharah había llamado, y Ahumado y Shade estaba allí. Shade
estaba en la ducha. Sonreí. De alguna manera, no creía que abrazarse a Martin le hubiera sentado bien.
Menolly estaba esperando en la cocina.
―Sharah dice que llegaron al hospital sin incidentes. Wilbur está aguantando. Está en estado
grave, pero dice que lo conseguirá, aunque aún no ha despertado. Tiene una fractura de cráneo y es
desagradable pero sanará. Su pierna todavía puede tener que ser amputada, pero aún no están seguros.
Y su brazo fue roto en tres lugares. También sufrió de tres costillas rotas, un dedo del pie roto y
múltiples quemaduras que parecen que fueron causadas por descargas eléctricas. Probablemente
pequeños relámpagos.
La expresión de su rostro era desalentadora. Menolly había sobrevivido a través de la tortura,
mucho más de lo que cualquiera de nosotros había experimentado, y ella odiaba cuando amigos y
familiares eran lastimados. A pesar de que Wilbur la irritaba, tenía la sensación de que se había
encariñado con el gran bruto.
―Tú tampoco crees que él nos traicionó, ¿verdad? ―La desafié a contestar―. Camille no lo
cree, eso lo sé.
Menolly frunció el ceño, jugando con el dobladillo de su camiseta.
―¿Honestamente? No, no lo creo. Tiene que haber alguna otra explicación. Hoy, una vez que
hayas tenido un poco de sueño, te sugiero que vayas a lo que queda de la casa de Wilbur y la revises,
en busca de cualquier cosa que puedas encontrar que pudiera ser una pista. El Tregart volvió a
destruir su casa, tiene que haber una razón. Solo espero que no termine el trabajo antes de que
podamos llegar a ella.
―¿Quieres que vaya ahora? ―No quería hacerlo; estaba agotada y olía a humo. Pero si Menolly
pensaba que era lo mejor, me arrastraría de nuevo hasta allí y revisaría las ruinas humeantes.
Ella frunció el ceño, pensando.
―No. Espera hasta la mañana. Duerme un poco. Todos. Ve cuando sea de día, cuando puedas ver
lo que podría estar al acecho en las sombras. Para entonces, tal vez Wilbur se habrá despertado y
tenga alguna información para nosotros.
Una mirada al reloj señaló su necesidad de regresar a su guarida. Bostezó, y luego desapareció
detrás de la librería. Me estiré e hice señas a los demás.
―Es hora de dormir. Tenemos un día lleno. Tenemos que averiguar dónde están Van y Jaycee.
Tenemos que averiguar quién es el hombre con el Sello Espíritu y qué relación tiene con los demás.
Tenemos que… ―Me detuve cuando Shade apareció en la puerta.
―Vamos, mujer. Tenemos que dormir. Déjame que te lleve a la cama. ―Shade me levantó y
dimos las buenas noches a Camille y sus hombres. Ellos se fueron después de nosotros por las
escaleras mientras los primeros rayos del amanecer irrumpían a través de la ventana de la sala de
estar, salpicando la habitación con un débil rayo de esperanza.
Capítulo 13
El olor de tocino y huevos me despertó. Parpadeé, estirando mis brazos mientras me sentaba. El
reloj marcaba las once y diez. Cinco horas de sueño tendrían que ser suficientes para el día. Shade ya
se había levantado; su lado de la cama estaba vacío.
Mientras empujaba hacia atrás el edredón, se me ocurrió que ya estaba acostumbrada a dormir
junto a alguien cada noche. Tanto que cuando Shade no venía a dormir a la misma vez que yo,
dormitaba, manteniendo un oído atento a sus pisadas en la escalera. Me encantaba su olor, el tacto de
su piel bajo mis dedos, el buen tono perezoso de su voz, la manera que me sentía segura a su
alrededor, como si me pudiera proteger de todo mal en el mundo, a pesar de que sabía que no podía.
Lo amo. Realmente lo amo. Giré el pesado anillo de cuarzo ahumado alrededor de mi dedo
anular derecho. No había salido desde la primera vez que lo puse, el día que conocí a Shade. Sí,
parecía como en casa. Dejándolo, me di una ducha rápida y luego me vestí con jeans y un suéter.
Mientras me dirigía a bajar las escaleras, mi corazón se sentía un poco más ligero, aunque sabía que
estábamos frente a un largo día.

Camille, Morio, Shade, y yo nos dirigimos a revisar la casa de Wilbur, mientras Ahumado
atendía algunos negocios propios. Siempre dejábamos a alguien en casa para vigilar a Hanna,
Maggie, y la casa, y eso era especialmente importante ahora que Iris se había ido a su luna de miel.
Iris podría esgrimir un golpe mágico que fácilmente rivalizaba con cualquiera de nuestros poderes,
pero Hanna era mortal. Uno de los Habitantes Del Norte, sí, pero mortal, independientemente.
Vanzir y Roz estaban de guardia hoy. Shamas había ido a trabajar. Y Trillian se había ofrecido
para hacer frente a la compra de comestibles por su cuenta, una tarea de enormes proporciones para
tres personas, ni que decir para uno.
El departamento de bomberos había sacado todas las brasas, y ahora la casa tenía vapor
ligeramente, pero ya no estaba en peligro de quemarse. Cinta de precaución amarilla estaba alrededor
de la estructura, pero Chase había hablado con el jefe de bomberos y había dejado que la
investigación dependiera de nosotros. Mientras buscamos entre los escombros en busca de cualquier
signo de, bueno, nada importante, mi teléfono sonó. Era Tim.
―El Consejo Supe estuvo de acuerdo con que necesitamos una reunión de emergencia. Es esta
noche a las ocho en el salón de Vampiros Anónimos. ¿Pueden estar allí? ―Él estaba moviendo
papeles y le oí tomar un trago de algo. Tim era adicto a la Coca Cola de dieta y bebía la cosa por
galones.
―Sí, estaremos ahí. Muy amables los del VA por dejarnos usar su salón. ―Los vampiros y los
hombres lobo no siempre se llevaban bien, y muchos de los miembros de la Comunidad Supe eran
cambiantes de un tipo u otro.
―Más que sólo dejarles utilizarlo. Roman aparentemente envió órdenes que se abriera, y habrá
embajadores de la Nación Vampiro en asistencia desde la Corte del Velo Carmesí. ―Sonaba
impresionado, y debería.
Parpadeé. Menolly debe haber llamado a Roman antes de irse a la cama. Roman era uno de los
hijos de Blood Wyne la reina de los Vampiros. Ella había salido recientemente de su estado recluido,
para situarse al mando de la Nación Vampiro de nuevo, y en un corto período, tres semanas, cada
cónclave vampiro en todo el mundo se había arrodillado ante ella. Los que optaron por ignorar su re-
ascenso ya no estaban sobre el suelo. Todos ellos habían sido estacados por sus sirvientes, o habían
pasado a la clandestinidad. Como Roman era consorte oficial, Menolly estaba al tanto de una gran
cantidad de información secreta.
―A las ocho entonces. Tim… ten cuidado. Y tenemos que hablar…
―¿Acerca del servidor proxy? Shamas me llamó y me explicó lo mejor que pudo, lo que
ustedes estaban haciendo. Estoy en ello. Voy a tener la información para ti esta noche sobre la forma
de como tenerla. Sólo dame un poco de tiempo para configurarlo para ustedes. ―Con eso, lanzó un
beso a través del teléfono y colgó.
―Tim vale diez veces más de lo que está recibiendo de pago. Me gustaría que pudiéramos
ofrecerle más dinero, pero la Comunidad Supe no es rica. ―Agarré un pedazo carbonizado de
madera que parecía ser de la mesa de comedor, y lo arroje a un lado―. Y hasta ahí llego la mesa. Si
Menolly no hubiese recordado verla, Wilbur probablemente habría muerto. En cierto sentido, ver los
pensamientos de Wylie inadvertidamente salvaron la vida de Wilbur.
―Tienes razón. Las Brujas del Destino tienen una manera de tejer sus redes, ¿no? ―Camille se
dirigió a la sala de estar, que tenía daño de humo pero todavía estaba bastante intacta―. Voy a
comprobar en el escritorio de Wilbur.
Mientras ella rebuscó en el escritorio, Shade y yo bajamos hacia el agujero apestoso que había
sido el sótano. Las escaleras habían desaparecido, y la caída parecía precaria. El techo del sótano
estaba en la cuerda floja. No confiaba en que no cediera. Y luego, una imagen cruzó por mis
pensamientos. Menolly, sosteniendo algo, mientras nos arrodillamos junto a Wilbur en la lluvia
torrencial.
―¡Vamos! ―Me dirigí hacia la escalera de atrás, que habían logrado sobrevivir a la explosión,
donde nos habíamos encontrado a Wilbur la noche anterior.
Shade siguió, mientras que Morio se quedó dentro con Camille.
―¿En qué piensas?
―Ayer por la noche, Menolly encontró algo que Wilbur había estado apuntando. En toda la
emoción, ella lo dejó a un lado y nunca nos molestamos en recogerlo. Quiero ver lo que es. ―Me
apresuré hacia donde Wilbur se había tendido en el suelo. Después de un momento de exploración, lo
vi: Un pequeño bolso negro, muy cerca de donde Menolly había estado sentada―. ¡Ahí!
Shade con cautela lo recogió y le dio la vuelta en sus manos.
―Se siente muy pesado para una bolsa tan pequeña.
―Ábrelo.
―Creo que será mejor que Morio revise en busca de trampas o hechizos mágicos. Él tiene esa
capacidad. ―Shade hizo un gesto hacia la casa, y nos dirigimos de nuevo hacia allá. Cuando
llegamos allí, Camille estaba sentada en el escritorio, absorta en un diario escrito a mano.
―¿Qué has encontrado? ―dijo Morio. Él estaba viendo un aparador.
―No lo sé, pero quería que le echaras un vistazo primero. ¿Tienes la capacidad de descifrar
trampas mágicas? ―Shade levantó la bolsa.
Morio frunció el ceño.
―Algunas. Dámela. ―Él la puso sobre la mesa de café y se sentó en el sofá lleno de bultos. Una
ráfaga de polvo se levantó y tosí, espantando los aromas ligeramente rancio de cerveza, fruta
podrida, y el humo del cigarro.
Camille levantó la vista.
―Wilbur es un extraño cachorro. Registraba todo, lo que sólo nos puede ayudar. Parece haber
tenido una necesidad patológica de escribir cada aspecto de su día. Y créeme, no quieres saber todos
sus secretos. Nunca habrá suficiente lejía de cerebro para limpiar algunas de las imágenes con las que
me ha dejado. ―Ella se estremeció.
―¿Cómo qué? ―Yo era una adicta para el mal chisme, pero más que eso, entre más supiéramos
acerca de Wilbur, mejor.
―Como que Wilbur esperaba compañía hace cuatro noches. Al parecer, pensó que unos viejos
amigos aparecerían, de su tiempo en las operaciones especiales. Pero los llama Mango y Trent y se
refiere a ellos dos tanto como "él"… no Van y Jaycee. Aquí dice que lo contactaron a través de una
llamada telefónica para hacerle saber que estaban en la ciudad y les gustaría reunirse.
―Lo estafaron. Van y Jaycee… ¿quieren hacer una apuesta?
―No tires el dinero en eso. Por supuesto que fueron ellos. Pero él pensaba que eran viejos
amigos de sus días militares. Deben de haber hecho algunas investigaciones sobre sus antecedentes.
―Hizo una pausa, y luego añadió―: Él escribió que estaban buscando un favor, pero no podía hablar
de ello por teléfono. Pensó que probablemente necesitaban un lugar donde dormir.
―Aparentemente no. ¿Me pregunto qué querían?
―Les puedo decir lo que buscaban. ―Shade levantó la vista de la bolsa. Morio había examinado,
y luego negado con la cabeza y se la devolvió.
―¿Qué?
―Esto. ―Sacó un pequeño diario y lo hojeó―. Información básica sobre ustedes tres, de
Ahumado, Morio, Trillian. De Iris, Nerissa… ―Mientras Shade hojeó las páginas, su ceño se
profundizó―. Carter. Él sabe de Carter y Vanzir… que son demonios. Y… joder. Una página de la
historia de los Sellos Espíritus. Wilbur conoce todos sus secretos, incluyendo que ustedes han estado
llevando los Sellos Espíritu a la reina Asteria.
―¿Cómo demonios consiguió todo eso? ―Me levanté de un salto, entré en pánico―. Él sabe
sobre Shadow Wing, ¿no?
Shade asintió.
―Sí, parece que sí.
―Mierda Santa. Me acabo de enterar cuál es la conexión entre Martin y Wilbur. ―Camille
levantó la mirada, una expresión de dolor en su rostro―. Wilbur… Martin era su hermano.
―¿Qué? ―Incliné mi cabeza, frunciendo el ceño―. ¿Qué quieres decir?
―Martin era el hermano menor de Wilbur. Era contador, y murió hace unos años de cáncer.
Hace tres semanas fue el aniversario de la muerte de Martin y Wilbur escribió sobre él. Acerca de
cómo seguía sin entender por qué alguien tan cariñoso… tenía que morir de esa manera. ―Apartó el
diario, pareciendo vagamente enferma―. Supongo que Wilbur decidió hacer lo único que sabía.
Trajo a Martin de vuelta, para estar con él. Martin no es su esclavo. Martin es su familia.
Sus palabras resonaron en la habitación mientras estábamos en silencio. Que Wilbur incluso
tuviera una familia parecía extraordinario. Pero por otra parte… todo el mundo tenía una familia.
Incluso si ya no estuvieran aquí.
―Está bien. ―Crucé la habitación y dejé caer mi brazo alrededor de su hombro―. Tenemos que
leer su diario. Tenemos que saber lo que está planeando. Él sabe todo sobre nosotros. Sabe de la
guerra demoníaca. Eso puede cambiar el rumbo de los acontecimientos.
―Escondió la información de Van y Jaycee ―dijo Camille. Me miró, una expresión de dolor en
su rostro―. Se calló y escondió la información. Es por eso que lo golpearon. Deben de haber vuelto
para ver si podían saquear el lugar y encontrar lo que estaban buscando. Pero ya estábamos aquí, por
lo que el Tregart hizo lo único que podía pensar y volarlo todo. Pero no se esforzó lo suficiente.
Me senté a su lado, de repente entendiendo exactamente lo que Wilbur había hecho. Había puesto
su vida en peligro para protegernos a nosotros y nuestros secretos.
―De alguna manera, se enteraron de que estaba vigilándonos, por lo que se hicieron pasar por
amigos para ganar acceso a la casa. ¿Te das cuenta de que, con la información en este diario, podrían
montar un ataque a la reina Asteria por los Sellos Espíritu que le hemos llevado? No podemos dejar
esto así.
Pasé las páginas, notando que Wilbur había recogido la información de antecedentes que incluso
mis hermanas y yo no sabíamos. Como, por ejemplo, el hecho de que el coeficiente intelectual de
Chase fue considerado en el rango de genio. Hice una pausa, pensando que podríamos aprender
mucho leyendo el resto de esto. Pero Camille lo sacó de mis manos.
―O confiamos en nuestros aliados, o no lo hacemos. No podemos tener las dos cosas. ―Su voz
era suave, pero su significado estaba claro―. Wilbur no nos traiciono. Casi murió tratando de
proteger esto de los demonios.
―Tienes razón. ―Tomé el diario y se lo entregué a Shade―. Quémalo hasta las cenizas. Ahora.
―No ―dijo Morio―. Me parece que queremos saber exactamente lo que él tiene sobre
nosotros.
Hice una pausa, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua.
―Morio tiene un buen punto.
Ella palideció, pero se encogió de hombros.
―Dos contra uno. Shade, ¿qué te parece?
―Lady Camille, creo que te preocupas demasiado acerca de lo que tu familia y amigos pensarán.
Si nadie tiene nada que ocultar, no les importaría que leamos esto. Si lo hacen, entonces mejor
averiguarlo ahora y no más tarde. ―Shade tomó el libro y me lo entregó―. Dalilah, quédate esto por
ahora. Y cuando lleguemos a casa, ponlo en un lugar seguro donde nadie pueda encontrarlo.
Debemos asegurarnos que no hay rastreadores mágicos en el…
―No hay. ―Morio se levantó, desempolvando sus vaqueros―. Lo comprobé. Supongo que
deberíamos tomar el diario de Wilbur, también. Y aparte de eso… ¿hemos terminado aquí?
El teléfono de Camille sonó y ella lo sacó.
―¿Hola? ―Escuchó un momento y luego dijo―: Estaremos allí. Correcto. Gracias, Sharah.
―Colgó y se volvió hacia nosotros―. Wilbur está despierto y coherente. Es hora de ir a hacerle
algunas preguntas.
―Eso debe de ser bastante entretenido. ―Metí el expediente en mi mochila, y nos dirigimos al
exterior. La vida de Wilbur había adquirido un aire extrañamente familiar. Y yo no estaba segura de
querer conocerlo tan bien como lo hacía ahora.

Al entrar en la sala de UCI en el FH-CSI, el olor a desinfectante era abrumador. Máquinas hacían
clic y sonaban, y el blanco estéril de la ropa de cama y las paredes desmentían las lesiones que
estaban por aquí. Mientras Wilbur era un FBH, el hecho era que todavía era considerado un miembro
de la Comunidad Supe y Sharah había decidido tratarlo aquí en vez de llevarlo al hospital regular.
Estaba envuelto en vendas. Su pierna estaba en una férula, con el brazo en otra. Tenía vendas
envueltas alrededor de la cabeza y cubierto de contusiones lo que pudimos ver de su cuerpo. Sharah
le había afeitado, y me sorprendió ver que en realidad era un hombre de aspecto decente bajo la
brocha que había sido su barba y bigote. Parecía aturdido, pero despierto.
―Hola, Wilbur. ―Me acerqué a la barandilla de la cama y puse mis manos sobre ella, mirando
hacia abajo a su cuerpo tendido.
―Bueno, si no es más que la gatita. ―Su voz era áspera, dura, como si hubiera estado fumando
demasiado tiempo, y tosió―. Entiendo que tengo que darles las gracias a ti y a los tuyos por estar
vivo.
Me encogí de hombros.
―Sí, supongo. En realidad, Martin nos llevó al sótano.
―Tú estabas merodeando en mi casa en medio de la noche. ―Una declaración, en lugar de una
pregunta―. ¿Encontraste esos sacos de basura que me hicieron esto? ¿Van y Jaycee? Pensé que
ustedes los habían matado.
Sacudiendo la cabeza, miré a Camille. Ella se encogió de hombros. Él sabía mucho más de lo
que pensábamos, por lo que bien podría ser directa sobre esto. Pero, obviamente, algo de su
información fue desviada.
―Ellos se hicieron pasar por amigos del servicio, ¿no?
Su nariz adquirió una expresión arrugada.
―Has estado leyendo mi diario.
―Has estado guardando notas sobre nosotros. Lo encontramos. Lo justo es justo.
Con un suspiro exagerado, que se reunió con un ataque de tos y luego un gemido cuando sus
costillas fracturadas se llevaron la peor parte, dejó escapar una breve carcajada.
―Supongo, nena. Supongo. Sí, ellos se hicieron pasar por amigos del ejército. Me llamaron de
la nada. Establecieron una hora para venir y tomar una cerveza. No tenía ninguna razón para
sospechar de ellos. Por lo que yo sabía, Trent y Mango todavía estaban vivos. Abrí la puerta y
entraron fuertemente armados. Tenían un grupo de aquellos malditos demonios con ellos. Exigieron
saber todo lo que sabía acerca de ustedes. Querían mi cuaderno…
Una mirada asustada cruzó los ojos, la única vez que había visto a Wilbur realmente luciendo
asustado, y él luchó para sentarse. Sharah le obligó a volver a la almohada.
―Mi diario… ¿lo consiguieron?
―¿El que guardaba todas tus notas sobre nosotros? No. No lo hicieron. Lo tenemos. Me gustaría
saber por qué demonios estás manteniendo un control sobre nosotros, sin embargo. Pero, ¿cómo
sabían ellos que lo tenías en primer lugar? ―Yo estaba tratando de juntar el rompecabezas, pero iba a
tener que darnos una idea en algunas cosas. Wilbur podría ser un bicho raro, pero nunca había sido
estúpido.
Cerró los ojos.
―Hablamos por teléfono varias veces. Pensé que era Trent. Él sabía de nuestras misiones,
conocía secretos que sólo Trent, Mango y yo habíamos conocido. Le hablé de ustedes, y sobre el
hecho de que yo había estado guardando información. No mencioné a los demonios, sin embargo.
Él… sacó un montón de mierda sobre mis ojos.
Haciendo una mueca con la imagen, pensé en ello.
―¿Cuál era Trent? ¿Qué hizo? ¿Era un nigromante, también?
Wilbur cerró los ojos.
―No, no que yo sepa. Estaba en otras cosas raras, sin embargo. No estoy seguro de qué, pero
nunca pareció peligroso, por lo que quería volver a verlo. Todo estaba bien la última vez que nos
vimos. Nos separamos en buenos términos, el a su vida, yo a la mía.
En el tono de su voz, de repente entendí. No sólo Martin era la familia de Wilbur, también sus
amigos habían sido su familia. Y como la mayoría de los viejos amigos, Wilbur pensó que los
estarían recogiendo donde los había dejado. Sólo que no había sido Trent. Había sido Van en el otro
extremo de la línea.
―Estoy por la apuesta de que Van había rastreado a Trent y consiguió información sobre ti hace
algún tiempo. Tal vez incluso la primera vez que entraste en la tienda de magia de Van y Jaycee.
―¿La que su dragón cabeza de trasero consiguió echar abajo por completo? ―Wilbur forzó una
mueca de dolor hacia Camille.
Ella se inclinó sobre la barandilla, asegurándose que sus tetas estaban en plena vista.
―Amigo, no son estúpidos. Apuesto a que reconocieron tus habilidades y decidieron desenterrar
la suciedad en caso de que alguna vez necesitaran usarte.
―¿Y cómo sabes eso? ―Sus ojos se iluminaron, pero ella se quedó fuera del alcance de su
mano buena.
―Porque eso es algo que se me habría ocurrido. Y si nosotros pudimos haberlo pensado, ya
sabes que los chicos malos son lo suficientemente inteligentes como para ello.
―¡Martin! ―Wilbur de repente entró en pánico, luchando de nuevo para sentarse―. Martin…
¿está bien? Ellos…
―Él está bien. Lo vamos a cuidar hasta que estés de vuelta en pie ―le aseguré y, calmado
nuevamente, descansó su cabeza sobre las almohadas.
―Lo siento ―dijo después de un momento―. Lo siento, no pensé. Siento haberlos puesto en
peligro. Sé lo que están haciendo, pero ahora ya lo saben. Sé contra lo que están luchando. Quería
asegurarme que no estaban en búsqueda de tomar el país, pero… sólo… lo siento. ―Cerró los ojos,
respirando suavemente, y me di cuenta que se había quedado dormido.
Acaricié su mano y le hice señas a Sharah cuando salimos.
―Mantén un guardia con él. Está en peligro hasta que detengamos esos brujos.
Ella asintió mientras caminábamos hacia la parte delantera de la sala.
―Él no está fuera de peligro de sus lesiones tampoco, aunque creo que va a salir adelante. Pero
probablemente va a perder esa pierna. Estaba tan aplastada a pesar del remiendo de Mallen, no
pudimos conectar la mayoría de los vasos sanguíneos. Vamos a saber en veinticuatro horas si
tenemos que amputar.
―Ojalá supiéramos qué tanto le dijo a Van y a Jaycee sobre nosotros. ―Levanté mi mano
cuando Camille comenzó a hablar―. Sé que él no quería, no nos traicionaría intencionalmente, pero
el hecho es que habló. Y ahora no tenemos ni idea si saben a dónde llevamos los Sellos Espíritu o no.
Camille dejó escapar un largo suspiro.
―Tienes razón, por supuesto. Ese es nuestro mayor peligro aquí, ¿no? Si se enteran que la reina
Asteria tiene los Sellos Espíritu, Elqaneve estará en el extremo puntiagudo del palo. Ellos van a
organizar a los duendes desde Guilyotin y marcharan a la ciudad de Elfin. Incluso si no pueden tener
suficientes demonios por medio, van a utilizar duendes, ogros y cualquier otro que se pueda agregar
a su pequeña guerra sucia. ¿Entonces, a dónde vamos desde aquí?
―Nos aseguraremos de que Martin esté bien, y luego visitamos a Carter. Y después, nos
dirigimos a la reunión de la Comunidad Supe. ―Me deslicé en el asiento del pasajero.
Camille subió al asiento del conductor, metiendo sus pies y cerrando la puerta antes de ponerse
el cinturón de seguridad. Morio y Shade subieron en la parte trasera; tomé la escopeta. Tan pronto
como todos estábamos situados, salimos del estacionamiento, y nos dirigimos a visitar a Carter.

Carter, el hijo de un demonio y un Titán, era mucho más de lo que parecía ser. Caminaba con una
cojera y un aparato ortopédico en una pierna, y su cabello rojo hirsuto se mantenía meticulosamente
a la moda. Dos cuernos se elevaban en espiral de su cabeza, para desmentir su herencia demoníaca.
Carter mantenía vigilada las visitas demoníacas de Seattle, y tenía registros que se remontaban a
varios cientos de años. Él era también un miembro de la sociedad Demoníaca Vacana, una sociedad
secreta que observaba; y en ocasiones, interferían en las idas y venidas de los demonios en la
sociedad humana.
Vivía en un modesto apartamento en el sótano en el distrito de Broadway, un refugio para
drogadictos y prostitutas. Pero él no estaba en peligro, y una zona mágica que indicaba "lárgate"
rodeaba la acera fuera de los escalones que conducen a su apartamento, desalentando maleantes y
delincuentes de acercarse.
Llamé a la puerta y, después de un momento, se abrió. Carter se asomó, mirándonos, se hizo a un
lado para permitirnos pasar. No habíamos estado mucho alrededor por el último par de meses y no
estábamos seguros qué tan ansioso estaba de vernos.
―¿Qué puedo hacer por ustedes? ―Era tan amable como siempre, pero parecía un poco más
distante. Carter había sido el padre adoptivo de una hermosa hija muda llamada Kim, hasta hace poco.
―Tenemos algo que decirte, y queremos tu opinión sobre el tema. ―Hizo un gesto para que nos
sentáramos en la sala de estar suave pero desgastada. El sofá de terciopelo estaba impecable; así
como las gruesas alfombras que cubrían el suelo de cemento. Todo parecía como siempre lo había
estado, pero el apartamento se sentía un poco más vacío.
Entonces las cortinas a su cocina se abrieron, y un hombre salió, probablemente, de unos treinta
años, con una bandeja con té y galletas en ella. Parecía humano, pero no era garantía que lo fuera.
Pero Carter le sonrió, y le indicó al hombre a sentarse con nosotros.
―Quiero presentarles a mi nuevo ayudante. Él es Tobias. Toby, conoce a Dalilah y Camille
D'Artigo, Morio y Shade. ―Él le dio al otro hombre una sonrisa socarrona, y fue devuelta igual. En
ese momento lo supe. Carter tenía un novio. Nada acerca de nuestras interacciones anteriores nos
había dicho nada sobre la vida amorosa de Carter, y nunca había preguntado.
Nos murmuró un hola, y Carter miró a Toby.
―Necesitamos un poco de privacidad. ¿Si no te importa?
―¿Qué te gustaría que hiciera? ―Tobias comenzó a ponerse de pie. Carter extendió la mano y
le acarició la mano. Toby agachó la cabeza.
―Si pudieras ir a organizar las nuevas fotografías que conseguimos, te lo agradecería. ―Carter
observó cómo el hombre ágil se excusó y se dirigió a la trastienda. Después de que Toby estaba fuera
de la habitación, nos miró y se sonrojó. Ver un semidiós ruborizarse me encantó, por alguna razón.
Eso significaba que, tan poderoso como Carter era, todavía tenía una chispa de humanidad en él, a
pesar de que nunca había sido algo que pareciera remotamente humano.
―¿Cuándo empezó Toby a trabajar contigo? ―Estaba decidida a sacar de él un poco al respecto.
Después de todo, eso era lo que los amigos hacían. Y Carter era nuestro amigo.
Él me miró, y una pequeña sonrisa cruzó su rostro.
―Hace aproximadamente dos meses. Él estaba trabajando para un cliente mío. Nosotros… la
atracción fue inmediata. Así que vino a trabajar para mí. No va a durar. Él es un djinn, y ellos no son
buenos amantes a largo plazo. Pero va a ser divertido lo que dure. Y necesitaba la compañía. Y la
ayuda.
―¿Puedes confiar en un djinn? ―Camille frunció el ceño. Conocía esa mirada. Decía que no
confiaba en Toby más de lo que confiaba en un zorrillo en celo.
―No, pero eso es por lo que no se le permite el acceso a la información privada, y por lo que
no tiene una llave de mi casa. No te agobies, joven bruja, no voy a poner en peligro la integridad de
mis operaciones con un velo de la neblina del sexo. Pero ha sido un largo tiempo desde que he
encontrado a alguien a mi gusto, y tengo la intención de disfrutar por mi cuenta mientras tanto. Y
antes de que preguntes, no pregunto qué equipo tienen mis amantes, simplemente si quieren jugar.
Esa fue la única vez que había visto a Carter alguna vez con una mirada lasciva en lo más
mínimo, pero la expresión de su rostro me dijo que su forma suave y maneras refinadas enmascaran
una naturaleza profundamente apasionada, y me encontré a mí misma recuperando el aliento, con un
poco de miedo. Buena cosa que sus gustos no corren a nuestra dirección. Demonios como Vanzir y
Rozurial eran más fáciles de identificar que con alguien que era hijo de un titán.
―Cualquiera que sea el caso. Tenemos que decirte lo que está pasando y ver si tienes alguna
sugerencia. ―Le contamos todo lo que había pasado. El estado de ánimo de Carter cambio de
coqueto a sombrío.
―¿Tiene Wilbur información sobre mí en ese libro suyo?
Asentí. Le había echado una hojeada antes de esconderlo en la casa cuando nos dirigimos a
entrevistar a Wilbur.
―Sí. Él sabe quién eres, conoce tus antecedentes, y sabe de la Sociedad. No tengo idea de cuánto
tiempo le tomó a Wilbur acumular esta información, o de dónde sacó todo eso, pero parece saber
demasiados secretos sobre demasiada gente.
―Entonces tendremos que tomarlo bajo nuestra ala. Si se resiste, vamos a tener que tomar
medidas adicionales. Mientras tanto, voy a buscar información sobre el hombre con el Sello Espíritu.
Si está conectado con la Koyanni, no debería ser difícil para mí descubrir sus antecedentes. Te
llamaré en cuanto sepa algo. Mientras tanto, vayan con cuidado y mantengan los ojos abiertos.
A medida que nos dirigimos hacia la puerta, Carter nos detuvo.
―Una última cosa. Deberían ir con la reina Elfica y decirle del peligro. Tiene que estar
preparada, podría suceder lo impensable.
Y con esa nota, nos dirigimos a casa para una siesta rápida y la cena antes de la reunión de la
Comunidad Supe. Había tantas cosas en mi mente que me sentía a un millón de kilómetros de
distancia.
Capítulo 14
Vampiros Anónimos se iniciaba para cuando tomamos una siesta, cenamos, y nos dirigimos al
salón, en lo que había sido la casa de Sassy Branson, una vampiro de la alta sociedad que había estado
a nuestro lado hasta que su carácter depredador la sobrepasó.
Ella había dejado su mansión al grupo, y ahora se utilizaba como centro de reinserción social
para ayudar a los vampiros nuevos a la vida y como sede para la Regencia del Pacifico Noroeste de
la rama Americana de la Nación Vampiro. Ese era el título largo para la posición de Frederick
Corvax. Pero todo el mundo simplemente lo llamaba el regente, según Menolly.
La mansión estaba rodeada por una cerca eléctrica y patrullada por guardias contratados durante
el día, y por guardias vampiros en la noche. Había tomado el aspecto de una fortaleza, pero teniendo
en cuenta el miedo por los vampiros entre la población en general, eso no era de extrañar. Ellos eran
lentamente asimilados en la mentalidad del público, pero mientras que los cambiantes no la habían
tenido tan duro para ser aceptados, o los faes, los vampiros eran el último bastión de la
discriminación.
Esta noche, los guardias estaban en alerta máxima. Reconocí a varios vampiros del grupo VA de
Wade, incluyendo a Brett, un fanático de los cómics que había tomado un alter ego superhéroe de
Bat-Vamp, una vez que fue convertido. Pero lucía más endurecido y con experiencia. Roman debía
haber movido un nuevo grupo de soldados a la zona cuando oficialmente se hizo cargo por su madre.
Menolly había ido por delante, tanto por ser consorte oficial de Roman como por ser miembro
fundador de la Comunidad Supe. A pesar de que Roman no estaría allí, se esperaba que ella hiciera
acto de presencia.
Ahumado había llegado, junto con Trillian, Vanzir y Rozurial. Shade y Morio se quedaron en
casa para vigilar a Hanna y a Maggie. Vi un brillo en los árboles y un grupo de Faes atravesaban un
portal, representantes de la Triple Amenaza, sin duda. Esto se perfilaba para ser uno de los mayores
encuentros que hemos tenido.
Mientras pasamos a través de las puertas, me armé de valor. Enfrentar a la comunidad no iba a
ser fácil, teniendo en cuenta el tirón que Exo Reed había exudado. El contragolpe podía apartar a la
Comunidad Supe además, si nuestros enemigos habían generado suficiente miedo.
Entramos al vestíbulo. En el tiempo transcurrido desde que Sassy había muerto la muerte final y
Wade se había hecho cargo, la mansión había ido de casa señorial a amplias oficinas oficiales. Los
toques personales habían desaparecido, mientras que la elegancia se mantuvo.
―Hola, la señora está esperando en la sala de reuniones. ―Erin Marshal, la hija adulta de
Menolly, saltó, un sobresalto en su paso que no le había visto desde antes de que ella cambiara. Erin
había pasado por muchas cosas, pero ahora era la secretaria oficial de VA, y estaba haciendo un
excelente trabajo. Wade estaba ayudándola a hacer todos los ajustes que necesitaba saber para su
nueva vida y estaba aprendiendo mucho más rápido de lo que estuvo con Sassy. Vivía aquí, en el
lugar.
―Hola, Erin. Me alegro de verte. ―Camille levantó la mano, tímidamente sonriendo. Ella y Erin
había sido buenas amigas antes del cambio de Erin. Ahora, rara vez tenían la oportunidad de hablar.
Erin todavía necesitaba aprender cómo reaccionar en torno a la vida sin supervisión, y Camille nunca
supo qué decir.
Erin le dio una sonrisa con colmillos y saludó, antes de agarrar su portapapeles contra su pecho
y despegar de nuevo.
Llegamos a lo que había sido la sala. Ahora, una sala de reuniones, y la oficina más pequeña al
lado de ella, había sido abierta para formar una gran sala. Desprovista de los muebles pesados que
Sassy había amado, tenía un montón de espacio para que un grupo grande se congregara.
Camille y yo nos movimos a la parte delantera de la habitación, junto con Morio, mientras que
los otros se sentaron en la primera fila. Menolly nos estaba esperando, hablando con un hombre de
aspecto europeo que llevaba un traje muy caro. Frederick Corvax. Me dio escalofríos, casi más que
Roman. Frederick tenía esa misma sensación europea suave que Roman tenía, pero no había tenido
tiempo de asimilar la cultura estadounidense. Roman tenía cierta apariencia de familiaridad, a pesar
de que era un vampiro. Frederick era frío y distante.
Mientras tomamos nuestros asientos adelante, miré sobre el mar de caras. Eran sombrías,
algunas lágrimas. Cinco muertes en la Comunidad Supe tuvieron un efecto de largo alcance. Todo el
mundo había sido tocado de una manera u otra. Desde la pérdida de familiares y amigos hasta el
miedo de ser el próximo objetivo al azar, la preocupación era evidente en todos los rostros en la
habitación.
Después de unos minutos, Menolly y yo nos pusimos de pie y nos acercamos al micrófono.
Probablemente podríamos ser escuchadas sin él, pero teniendo en cuenta que éramos más de cien
personas llenando la sala, decidimos seguir adelante.
―Bienvenidos a la reunión de febrero del Consejo de la Comunidad Supe. ―Tomé una
respiración larga, entonces asentí. Haríamos esto por el libro; de esa manera calmaríamos el pánico.
Empecé con la lectura de las actas de la última reunión, luego agradecí a Federick, y a Roman por
defecto, por el uso de la sala de reuniones.
Después de un momento, miré por encima del mar de rostros. ¿Cómo profundizar? ¿Cómo
advertir a un grupo de personas que todos podrían ser objetivos debido al resentimiento de algunos
locos?
―Tenemos un problema. A estas alturas, estoy segura que todos ustedes han oído hablar de la
explosión que ocurrió en el salón de la Comunidad Supe. Esto es el esqueleto del caso. ―Puse los
hechos de lo que había pasado, dejando de lado las connotaciones demoníacas. También me aseguré
de incluir a Andy Gambit alrededor de las ruinas de la mañana siguiente―. No quiero que molesten a
Gambit, pero tenemos que hacer algo para contrarrestar. Tenemos que hablar de esto como una
comunidad. Antes de abordar eso, tenemos un problema mayor. Pero primero, ¿alguna pregunta?
Al mirar alrededor, uno de los were-osos de la tribu Blue Road levantó la mano. Lo señalé.
―¿Jonas?
―¿Fue la explosión un crimen de odio? ―Se puso de pie, un gran oso de hombre, corpulento y
de aspecto de jugador de fútbol americano en un traje de tres piezas. Con el cabello negro rizado y
una barba de chivo ordenada, parecía que podía arrancarme la cabeza en un pestañeo.
Negué con la cabeza.
―Tu pregunta me lleva a la cuestión más importante que he mencionado. Esto no fue un crimen
de odio en el sentido que estás pensando. No fue la Iglesia de los Hermanos Nacidos en la Tierra o
Los Ángeles de la Libertad los que hicieron esto. ¿Recuerdan que unos hombres lobo murieron hace
unos meses? Estamos ante el mismo problema de nuevo. Koyanni se ha trasladado a la zona.
Antes, incluso de que pudiera ocurrir el pensamiento de una reacción violenta, anule la semilla.
―Esto no es culpa de los honorables cambiantes coyote que viven aquí, la familia de Marion y
los demás. Ella perdió a su hermana por ellos. No, nosotros sabemos que los Koyannis llegaron y
apuntaron a ella tanto como a nosotros. Han traído hechiceros con ellos. La explosión fue causada,
por lo que podemos decir, un encanto de fuego. Y antes de la explosión, atacaron a Wilbur Folkes, un
amigo y vecino nuestro. Lo encontramos esta mañana, aún con vida, pero gravemente herido.
También han aterrorizaron el centro comercial Davinaka y mataron a dos personas allí.
Jonas asintió.
―¿Qué podemos hacer? ¿A quién van a atacar después?
Eché un vistazo a Menolly. Ella asintió como respuesta.
―No lo sabemos ―dije, volviendo a contestarle a él―. El hecho es que no tenemos idea quién
será el siguiente objetivo. Estamos siguiendo pistas para encontrarlos lo más rápido posible. Pero
hasta entonces, tenemos que unirnos. Consulten con sus amigos y vecinos. Asegúrense de no salir
solos, vayan en manada.
―¿Cómo es que eso va a detenerlos de volar algún otro lugar? Sólo significa que más personas
podrían salir lastimadas está vez. ―Otro hombre se puso de pie. Lo ubiqué de la Manada de Lobos
del Olympic, pero no recordaba su nombre.
Quería tranquilizarlo. Quería ofrecer algún tipo de garantía, pero los hechos eran que no
podíamos asegurar a nadie nada.
―No lo impide. Pero puede evitar que estos mismos hechiceros arrastren a los licántropos de
nuevo para hacer Lobos Bestias, lo cual estaban haciendo antes.
Un murmullo descendió sobre la reunión, y entonces, después de un momento, una mujer joven
se levantó. Era del Grupo de la Bahía de las Focas de Puget Sound.
―Esta es la primera vez que hemos oído sobre Lobos Bestias. ¿Por qué no fue este
conocimiento entregado a la comunidad antes, como cuando sucedió?
Mientras luchaba para tranquilizar a la gente que no habíamos intentado deliberadamente
engañarlos, un movimiento llamó mi atención y lo siguiente que supe, era que Frederick estaba de pie
a mi lado.
Hizo un gesto para que me alejara.
―Tranquilo pueblo. Los vampiros se mantendrán con ustedes. A pesar de que tenemos una larga
historia de desconfianza con nuestros hermanos cambiaformas, el hecho es que todos somos parte de
la Comunidad Supe, y la Corte del Velo Carmesí compromete su apoyo en este asunto.
Mientras el murmullo en la sala se calmó, una mujer alta y delgada se acercó al frente. La
reconocí como una de las mujeres mano derecha de Aeval.
―Soy Natassia, de la Corte de la Sombra y la Oscuridad. Estoy autorizada a prometer el apoyo
de la Corte de las Tres Reinas. Los Faes están con los lobos y vampiros. ―Inclinó cortésmente la
cabeza y dio un paso al lado de Frederick.
Con un suspiro de alivio, me di la vuelta a la habitación.
―Puede que no tengamos la información que realmente necesitamos en este momento, pero
tenemos aliados. Cuantos más seamos en la búsqueda, mejor.
Menolly montó un par de fotografías grandes, o la segunda mejor opción. Habíamos conseguido
llegar a componerlas que eran casi tan precisas como fotos reales.
―Estos dos son… los hechiceros. Ellos van con los nombres de Van y Jaycee. Van con un grupo
rudo, podrían parecer motociclistas, pero no hay que subestimarlos. Son fuertes y son mortales.
Vamos a pasar fotos más pequeñas para que las lleven con ustedes. Enséñenselas a sus amigos y
familiares. Mantengan sus ojos abiertos y llámenos de día o de noche, si los ven. No los enfrenten
ustedes mismos; estos imbéciles pueden y van a matarte.
Después de que pasamos los volantes, no había mucho más que pudiéramos hacer. Hubo una
serie de preguntas acerca de la hechicería, pasándole las preguntas más técnicas a Camille. Menolly
reiteró la información que el encanto de fuego podría perjudicar seriamente a los vampiros, también.
Mientras yo estaba tratando de pensar en alguna manera de cerrar el encuentro con una nota
positiva, la puerta del vestíbulo se abrió y tres FBHs la atravesaron. Dos mujeres y un hombre. Se
detuvieron.
Me volví hacia ellos.
―¿Podemos ayudarles?
―Espero que sí… Esta es la reunión de Consejo de la Comunidad Supe, ¿no es así? ―La mujer
más alta se adelantó. Llevaba una gabardina de cuero sobre pantalones grises y un jersey de cuello
blanco.
―Lo es. ―Hice una pausa, esperando. Sabía que los guardias los habían revisado, por lo que no
debería de haber ningún peligro, pero teniendo en cuenta los acontecimientos de los últimos días,
estaba preocupada.
―Mi nombre es Amanda Flandes, y esta es Neely Reed y Carlos Rodrigues. Somos de la iglesia
Mundos Unidos. Lo siento llegamos tarde, pero tuvimos otra reunión a la cual asistir. Tenemos una
propuesta para sus miembros. ―Se quitó los guantes y se los metió en el bolsillo.
Todo el mundo estaba inclinado hacia delante, escuchando. Los FBHs generalmente no eran
invitados a nuestras reuniones, pero le hice una seña para que se acercaran al micrófono. Menolly
ladeó la cabeza, dándome una mirada de duda, pero yo sólo hice un gesto para que esperara.
Amanda se acercó al micrófono y se aclaró la garganta.
―Hola. Somos miembros de la Iglesia Mundos Unidos, y nos gustaría cerrar la brecha entre los
Supes y los FBH, formando una organización anti-odio llamada Todos los Mundos Unidos en la Paz.
Sería un grupo secular centrado en trabajar juntos para promover el entendimiento entre las razas.
Muchos de nosotros venimos de familias que han sufrido la intolerancia y los prejuicios. Es hora de
dar vuelta a Seattle de nuevo en lo que una vez fue, una de las ciudades más amistosas de la nación.
Ella me pasó uno de sus panfletos, y le eché un vistazo. La premisa se veía bien, y parecía
sincera. Asentí para que pudieran repartir sus folletos a la audiencia.
Mientras la gente pasaba las páginas, eché un vistazo a su declaración de misión.
El objetivo de TMUP es promover la armonía entre las razas que comparten este mundo, ya
sea humano, cambiaformas, vampiro, fae, o alguna desconocida. Buscamos crear e implementar
una visión para el futuro que sea incluyente, no excluyente. Buscamos cabildear por los derechos
de toda la Comunidad Supe, y actuar en conjunto. Cuando un miembro de TMUP es dañado,
todos los miembros los son.
Cuando levanté la mirada hacia la audiencia, vi gente asintiendo, y luego, lentamente, susurros
excitados empezaron a llenar la sala. Mientras la gente se movió hacia adelante para conversar con
nuestros invitados, me moví de nuevo al lado de Menolly.
―¿Crees que están haciéndolo bien? ―Me sorprendió que la idea de la duplicidad ni siquiera se
me hubiera ocurrido. Yo era la optimista del grupo. Pero había visto demasiado últimamente y me di
cuenta que nunca sería ingenua de nuevo.
Menolly, la que por lo general era la más rápida para llegar a conclusiones, hizo una pausa,
observando la interacción en la planta principal de la reunión. Después de un momento, ladeó la
cabeza.
―Sabes, creo que lo están haciendo bien. Tengo un buen presentimiento sobre esto. Hemos
estado necesitando algo para juntarlos a todos, y el hecho de que los FBHs estén extendiendo una
ofrenda de paz puede significar empujar algunas personas fuera de la valla. Nosotros no estamos
fuera de ganarles a los que odian. Tenemos que centrarnos en aquellos que no se han decidido, los
que no toman parte en los crímenes de odio, pero no hacen nada al respecto.
―Un buen análisis. ―Hice una pausa cuando Neely me tocó en el brazo. Ella era una mujer
negra hermosa, pequeña y con curvas, con el cabello corto y rizado.
―Disculpe, pero el regente me dijo que podría querer hablar con usted.
―¿Qué puedo hacer por ti?
―¿Podemos hablar en privado? ―Miró a su alrededor, un poco nerviosa.
Le hice señas para que me siguiera fuera de la sala. Una vez que estuvimos fuera del bullicio, se
sentó en la escalera que conduce al segundo piso. Los escalones estaban pulidos, la barandilla recién
terminada. Los vampiros habían actualizado la casa de Sassy y la hicieron brillar. Siempre había sido
bonita, pero ahora era exquisita.
―Así que, Neely, ¿de qué quieres hablar? ―Me senté a su lado, inclinándome hacia atrás,
apoyando el codo en el escalón detrás de mí.
Ella se sonrojó, sonriendo.
―Yo quería saber… Estoy estudiando estudios Inter-Mundo en la Universidad de Washington.
Quiero escribir mi tesis de maestría sobre cómo es el Otro Mundo. Me gustaría organizar un viaje,
escoltado, por supuesto, al Otro Mundo por una semana para que pueda tener una idea de lo que es en
realidad. Espero escribir finalmente un libro del Otro Mundo desde el punto de vista de los FBHs.
Parpadeé. Mucha gente había expresado su deseo de ir a OM, pero la Oficina de Auditoría
Interna había puesto un obstáculo con cualquier viaje no oficial. Sin embargo, ya no estábamos
empleados por la OAI.
―Realmente no puedo ayudarte en este momento, pero voy a ver qué puedo averiguar sobre la
posibilidad de una gira. Mientras tanto, no es lo mismo, pero mis hermanas y yo podemos hablar
contigo… responder algunas de tus preguntas. ―La iglesia de Mundos Unidos había hecho un
esfuerzo para llegar a nosotros; lo menos que podíamos hacer era devolver el favor.
―Me gustaría eso. ―Me tendió la mano, y la tome. Su piel era cálida y su apretón amistoso―.
¿Te gusta el pescado y patatas fritas? ―preguntó.
Asentí, sonriendo.
―Todo lo que implica papas fritas o papas es bueno para mí. ¿Por qué?
―Porque trabajo en Abby’s Fish House tiempo parcial para ayudarme a pagar mi matrícula. Ven
alguna tarde y voy a freírte el mejor lote de pescado y patatas fritas que hayas probado.
Mientras nos programábamos un almuerzo para la próxima semana, mi teléfono sonó. Levanté
un dedo, murmuré una disculpa, y abrí el teléfono. Hubo un profundo silencio, y luego oí un débil
susurro en el otro extremo.
―Dalila, necesito tu ayuda. Es Marion. Estoy en la biblioteca. Creo que alguien me está
siguiendo, y tengo miedo de ir a mi auto sola. No quiero pedirle a alguien que camine conmigo en
caso de que sean Koyanni. No pensarían dos veces antes de matar a una persona inocente, tratando de
ayudar.
Había asumido que Marion estaba en la reunión, pero cuando me acordé de la multitud dentro,
me di cuenta que no la había visto en toda la noche.
―¿Dónde estás?
―Estoy en la Biblioteca Pública de Seattle en la espiral del libro. La biblioteca está a punto de
cerrar en diez minutos y voy a tener que salir de aquí.
Miré el reloj. No estábamos muy lejos.
―Baja a la recepción y quédate allí. Voy a llamar a Chase. Si no llegamos a tiempo, él y sus
hombres lo harán.
Presionando el botón de finalizar llamada, inmediatamente me apresure a marcarle a Chase y le
pedí que enviara un auto con dos de sus oficiales Supes a la biblioteca para encontrar a Marion.
―Estamos en camino.
Despidiéndome de Neely y la promesa de verla en una semana, me apresuré a la sala de
reuniones y arrastré a Menolly y Camille fuera.
―Tenemos que ir a la biblioteca. Ahora. Dale a Trillian tus llaves y puede seguirnos con los
chicos por si los necesitamos. Por ahora, vamos a ver con lo que nos enfrentamos.
Nos amontonamos en mi Jeep. Menolly nos siguió en su Jaguar. Estábamos cerca de la
biblioteca, y el tráfico era escaso. Las luces estaban a mi favor y aceleré por las calles sin tener que
parar. Un plazo de nueve minutos, y estábamos en la biblioteca. Vi un auto patrulla parado enfrente.
A medida que nos dirigimos a la acera, encontramos a Shamas y a Yugi de pie junto a Marion
por las puertas delanteras. La biblioteca acababa de cerrar y pudimos ver a los bibliotecarios que
trabajaban en el interior, limpiando para salir.
―¿Qué está pasando, Marion? ―Miré a mi alrededor. El último de los clientes estaba saliendo
del edificio, y nadie parecía estar prestándonos mucha atención.
―Estaba arriba en la Espiral del libro, caminando por los estantes. No me sentía de humor para
ver a un montón de gente esta noche, así que no fui a la reunión. No trato bien con todo el asunto de
las condolencias. ―Se mordió el labio―. Conozco gente que estaría solícita sobre Trixie, y no estoy
en el campo de la simpatía esta noche. ¿Sabes?
Asentí. A veces el dolor era bastante difícil de soportar sin toda la efusión de la empatía.
―Así que viniste a la biblioteca para conseguir algo de paz.
―Correcto. Estaba buscando un par de libros de viajes, he estado pensando en tomar unas
vacaciones en la costa este. Maine, tal vez los Hamptons, aunque no estoy tan emocionada por estar en
el set de clase alta. Ir a caminar por la playa… quedarme en cama y desayunar, pasar las noches
leyendo, los días viendo antigüedades en los pueblos pequeños.
Se mordió el labio y bajó la cabeza.
―Le dije a Douglas que quiero el divorcio. Hemos crecido por caminos separados. Los niños
están fuera de la casa; no nos necesitan más. Necesito un poco de tiempo para mí, para sólo pensar en
lo que quiero hacer el resto de mi vida.
Habíamos sabido de Marion desde que la conocimos mientras ayudábamos a nuestra amiga
Siobhan, pero no sabíamos mucho acerca de su vida del hogar. No estaba segura de qué decir. Ella
parecía resignada, pero no terriblemente infeliz.
―Bueno, ¿y qué pasó?
―Estaba en las estanterías. Empecé a sentir que estaba siendo vigilada. Empecé a mantenerme
vigilante, había un par de chicos detrás de mí. Uno me llamó la atención, había algo familiar en él.
―Me miró―. ¿Sabes cómo puedes sentir cuando estás cerca de otro cambiaformas de tu propia
especie?
Asentí. Había una sensación inexplicable de reconocimiento cuando estaba alrededor de
cambiantes-gato grandes o pequeños. Un sentido de conexión felina.
―Fue así. Te juro que era un coyote, y él se sentía sucio. No estoy segura sobre el otro. De todos
modos, me puse nerviosa, tomé mis libros, y me trasladé más lejos a lo largo de la espiral. Después
de un rato, miré hacia atrás y los vi de nuevo. Esta vez, se apoyaba contra la pared, y el melenudo
todavía me estaba mirando. En ese momento, sentí peligro, parecía un coyote viendo un conejo. ―Se
estremeció―. Ahí es cuando te llamé.
―¿Qué pasó cuando te fuiste al primer nivel? ¿Te siguieron? ―Si hubieran estado entre los que
salían del edificio, les habíamos perdido.
―No lo sé. Después de que te llamé, me di cuenta que el ascensor estaba listo para abrir a una
mujer mayor y otros dos hombres que esperaban. Entonces, me apresuré a entrar con ellos y presioné
el botón de cerrar la puerta. En el momento en que llegué a la primera planta, ya no podía verlos en
ningún lugar. ―Se cruzó de brazos, frotando sus hombros―. Algo no se sentía bien acerca de ellos.
Me asusté. No me asusto fácil.
Camille se apoyó contra la pared.
―¿Sabes por qué podrían estar siguiéndote?
―No sé… excepto… que fui yo la que originalmente te ha hablado de los Koyannis. Si lo
descubrieron, entonces podrían buscar venganza.
―Todo está probablemente bien, pero te acompañaremos a casa sólo para asegurarnos. Vamos.
―Hice un gesto a Shamas y Yugi para seguirnos, dándoles la dirección de Marion en la salida.
Marion subió conmigo, mientras Camille se fue con Menolly. Dejamos el auto de Camille para que
los chicos lo llevaran a casa.
Estábamos a dos cuadras cuando oímos las sirenas. Aceleré mientras Marion agarró su bolso. Se
inclinó hacia delante hasta donde el cinturón de seguridad lo permitía, tratando de conseguir una
buena vista por la ventana, pero estaba tan oscura que todo lo que podíamos ver eran unas cuantas
chispas que volaban hacia el cielo por encima de la línea del techo.
Mientras llegamos a su casa, camiones de bomberos llegaron rugiendo, sirenas sonando, y me
desvié hacia un lado dejándolos pasar. Marion lucho con el cinturón de seguridad, desatándose y
saltando fuera del auto antes de que pudiera detenerla. Corrió por la calle hacia su casa.
Menolly y Camille estaban estacionadas detrás de mí; ellas habían girado justo detrás de
nosotros. Mientras me desabroché el cinturón de seguridad, Menolly pasó en los talones de Marion.
Camille llegó corriendo y yo golpeé el pavimento y las seguí. Pasamos dos casas y luego patiné hasta
detenerme. La siguiente casa, la casa de Marion, estaba ardiendo, las llamas disparando al aire. Los
camiones de bomberos estaban allí pero estaban teniendo dificultades para controlar el incendio.
Eché un vistazo a Camille.
―¿Estás pensando lo que estoy pensando?
―¿Hechicería? Sí. Shamas sabrá. Él puede decirlo mejor que yo. ―Ella le hizo señas mientras él
y Yugi corrían por la calle hacia nosotros―. Shamas, ¿puedes saber si esas llamas son mágicas? De
ser así, necesitaremos que ayudes a calmarlas para que los bomberos puedan apagarlas.
―¡Douglas! ¡Douglas! ¿Estás ahí? ―Marion estaba histérica, luchando por correr hacia la casa,
pero Menolly estaba sosteniendo por su espalda, con los brazos apretados alrededor de la cintura de
Marion.
Mientras Shamas se dirigió hacia el fuego, me apresuré a ayudar a Menolly con Marion. Ella
estaba luchando, tratando de liberarse.
―Mi esposo está ahí, tomó una pastilla para dormir. ¡Siempre toma una pastilla para dormir!
―Trató de liberarse de nuevo, pero Menolly la agarró con fuerza.
La sacudí por los hombros.
―¿Dónde está tu habitación?
―En la planta baja, hacia la parte de atrás.
Tomé una larga mirada a la construcción. El fuego estaba en un lado hasta el momento, las
llamas salían de la planta superior. Corrí hacia Shamas y lo agarré.
―Ven conmigo. Vamos a ver si podemos rescatar a su marido. ―Haciendo caso omiso de los
bomberos que nos gritaban, fuimos a través de la puerta principal que estaba abierta.
Shamas se volvió hacia mí.
―Déjame ir primero, puedo contener las llamas en un grado y esperar, si son mágicas,
calmarlas. ―Se trasladó a la parte delantera mientras fui por la parte de atrás.
La casa de Marion era encantadoras, paredes de un tono dorado pálido, con delineado de color
marrón oscuro. La decoración era una mezcla de noroeste y suroeste nativo americano, con urnas de
terracota llenas de hierba de pampas, arte noroeste, madera quemada de cuervos y salmón, del Gran
Coyote Embaucador.
El olor a humo era espeso y comenzando a pasar por las escaleras. Shamas indicó que me
moviera más allá de él, hacia la parte posterior del edificio. Levantó las manos y empezó a subir las
escaleras.
Corrí por el pasillo, escuchando el rugido de las llamas del piso de arriba. Las maderas gemían
y crujían, y yo miré el techo. Podía ver las marcas de hollín. Sólo unos pocos minutos y las llamas lo
comerían y sería demasiado tarde para intentar un rescate.
Abrí la puerta de un golpe cuando entré y me detuve. Un dormitorio, y Douglas estaba dormido
en la cama. Lo había visto una vez, en el restaurante con Marion. Estaba roncando. Y un gato estaba
acurrucado en su estómago. Cerré la puerta detrás de mí para que el gato no pudiera escapar y eché
un vistazo alrededor de la habitación. Había un cesto de la ropa cerca de mí, con fundas de almohadas
y sábanas en el mismo. Agarré una de las fundas de almohada y luego, mientras la gata se despertó, le
agarré y la metí en la bolsa improvisada antes de que la princesa siquiera supiera lo que la golpeó.
Até la bolsa con un nudo flojo, poniéndola en el suelo, mientras arrastré a Douglas de la cama y le
arrojé sobre un hombro.
Como la mayoría de cambiantes coyote, él era delgado. Para mí, el peso era algo, pero no
inmanejable. Usando la mano derecha para mantener el equilibrio del hombre dormido en mi
hombro, abrí la puerta, agarré la bolsa en la mano izquierda, y me tambaleé hacia fuera.
―¡Shamas! ¡Shamas! Ven, ayúdame. ―El gato estaba luchando, por lo que era difícil aferrar
tanto al hombre como a la bolsa.
Mientras me tambaleaba hacia adelante, Shamas venía por las escaleras. Me echó un vistazo,
agarró a Douglas de mi hombro, y lo llevó hasta la puerta. Lo seguí, con el saco-de-gato en mis
brazos. Mientras salía de la casa, una explosión resonó por las escaleras; la onda expansiva me envió
hacia adelante.
Aterricé de barbilla pero me las arreglé para no caer sobre el gato. Levantándome, corrí como
el infierno. Las llamas envolvían al piso de abajo ahora, rugiendo por el hueco de la escalera.
Shamas puso a Douglas al lado de Marion. La cambiaformas coyote cayó de rodillas, sollozando en
sus manos.
―Douglas… Douglas… ―Comenzó a llorar cuando él abrió sus ojos, borrosamente
sacudiendo la cabeza―. Despierta, Doug.
Mientras él se sentó, tosiendo, me acerqué a su lado.
―Marion, rescaté a tu gato. ―Tendí al felino luchando en la bolsa.
Con lágrimas corriendo por su rostro, agarró el saco en sus brazos, llorando aún más fuerte.
Levantó la mirada hacia la casa, y luego a su marido.
―Maldito seas… maldita sea… no sé lo que habría hecho si hubieras muerto. ―Y antes de que
pudiera decir otra palabra, atontado, la envolvió en sus brazos, gato y todo, y la besó.
En el fondo, las llamas iluminaron la noche, absorbiendo lo que había sido el hogar y la vida de
Marion.
Capítulo 15
Marion se agachó, con sus brazos alrededor de su marido, mientras veíamos a los bomberos
tratar de hacer retroceder las llamas. Shamas había conseguido eliminar la energía mágica del fuego,
pero no pudo apagarlo. Los incendiarios también habían utilizado gasolina. El olor era espeso en el
aire.
Corrí hacia mi Jeep. Siempre manteníamos un portador de gatos en cada uno de nuestros
vehículos, por si acaso me convertía en mi gatita en alguna parte y tenía que ser contenida hasta que
estuviera lista para volver a cambiar. Lo saqué y tomé la funda de almohada de Marion, sacando
suavemente su gato de la bolsa y colocándolo en el soporte y luego cerrándolo firmemente. Lo puse
a su lado y ella sonrió, cansada y preocupada, pero luciendo agradecida.
―¿Tienen algún lugar donde quedarse? ¿Con uno de sus hijos, tal vez?
Ella negó con la cabeza.
―No, están en la universidad. Al menos dos de ellos. El tercero está crecido, casado y vive en
Canadá. ―Bajó la cabeza―. Podemos quedarnos en un hotel…
―Te quedarás en nuestra casa. Está llena de gente, pero estarás a salvo allí por ahora. ―La
ayudé a levantarse. Douglas estaba bastante fuera de sí todavía, así que Shamas lo guio hacia la
patrulla y yo me llevé a Marion, junto con su gato.
Después de que fueron metidos, Shamas se volvió hacia mí.
―Voy a conducir de vuelta a la casa. Tienes razón, el único lugar en que estarán a salvo por
ahora es con nosotros. Está empezando a parecer como que algo de esta basura está dirigida a
Marion; venganza. Matan a su hermana, queman su casa, tratan de matar a su marido…
―Sí, y hasta que no sepamos algo a ciencia cierta, los quiero a salvo.
Mientras la casa se derrumbaba sobre sí misma, y las llamas comenzaban a volverse más
pequeñas, apreté los puños. Marion y Douglas acababan de perder todos sus recuerdos, su refugio.
Shamas me entregó un libro. Lo miré. Un álbum de fotos. Le eché un vistazo a él, con una pregunta
en mis ojos.
―Lo vi en el camino y lo agarré.
Una mirada a través de él me dijo que era su álbum de boda y que tenía fotos de la infancia de
sus hijos. Una suave sonrisa brotó de mis labios, me incliné y le di un beso en la mejilla.
―Eres un buen hombre, Shamas. Y estoy orgullosa de tenerte como mi primo. ―Se sonrojó y se
volvió a su auto, llevando el álbum―. Gracias, primo. Gracias.
Menolly se dirigió al Caminante para asegurarse de que todo estaba bien mientras Camille y yo
íbamos a casa.
―Me siento tan impotente, nuestros amigos sufren lesiones y son asesinados por estos
monstruos y vamos tres pasos detrás, recogiendo los pedazos. ―Apreté el volante, mis nudillos
blancos de ira―. Necesitamos una pista sólida y la necesitamos ahora.
―Bueno, tenemos a Intercambio de Energía, que podríamos haber comprobado esta noche si no
hubiéramos estado extinguiendo incendios durante todo el día. Y… maldita sea. ¡Maldición! ¡No
puedo creer que me olvidé de él! ―Camille se volvió bruscamente, con los ojos muy abiertos
mientras se pegaba en la cabeza.
―¿Qué?
―El desnudista; él obtuvo esa poción en una tienda. Alquimia para Amantes. Cuando hablé con
él estuve segura que el lugar es una tienda de magia y lo olvidé por completo. Eso nos puede dar otra
pista. ―Se estrelló en su asiento, echando humo―. Soy tan estúpida. Puede ser que pudiéramos haber
sido capaces de detener esto si hubiéramos ido allí esta mañana.
―Detente. No te castigues a ti misma. ―Estacioné a un lado―. Tuvimos una siesta rápida;
seguimos estando bien para continuar a pesar de toda la mierda que hemos hecho hoy. No quiero
probar suerte yendo solas a Intercambio de Energía, pero ¿qué tal si hacemos un viaje rápido a esta
tienda y la comprobamos? Al menos podemos echar un vistazo a ver qué tipo de tienda es.
Ella me sonrió.
―Diez a uno a que es una tienda de sexo, pero sí, vamos. Y gracias. No creo que pueda dormir
de todos modos. Pero llamaré a Morio para que se reúna allí con nosotros. Mientras tanto, Hanna y
los chicos pueden ayudar a Marion y Douglas a acomodarse en el salón por ahora.
―Misty va a amar al compañero de juegos. ―La gatita fantasma de Camille que yo le había
dado para Navidad era tan amable como lo eran con ella, y probablemente correría alrededor del
gato de Marion.
―Ella se va a volver loca. Espero que al gato de Hanna no le importe.
Me reí.
―¡Ja! Me gustaría estar allí para ver ese encuentro. Has la llamada mientras subo las direcciones
para ir a la tienda en el GPS. ―Todos poníamos y comprábamos aplicaciones en nuestros teléfonos
para el servicio de GPS. Camille abrió el teléfono y discó llamar a Hanna, dirigiendo a Morio para
que se reuniera con nosotras en la tienda de sexo. O lo que resultara ser. Habló en voz baja, y luego
apartó el teléfono de su boca.
―Morio dijo que él y los demás llegaron a casa. Se preguntaban qué nos había pasado.
Mientras ella volvía a hablar con él, navegué por la web en busca de la dirección en mi nuevo
teléfono inteligente y luego lo conecté a la aplicación GPS. Había recogido una piel de leopardo para
mi teléfono en honor de mi gemela, Arial.
Cuando descifré las direcciones, salimos hacia allí. Mientras conducíamos por las calles, la
lluvia caía con fuerza. En el noroeste del Pacífico, lo gris y sombrío era una forma de vida. Nos
habíamos acostumbrado al clima, y, de hecho, me gustaba. Ninguno de nosotros era fan del clima
caliente. Allá en Y'Elestrial, hubiéramos tenido temperaturas moderadas durante el verano;
primavera, días frescos de otoño; y fríos inviernos nevados. Aquí, había una menor variación.
Los limpiaparabrisas se movían de un lado al otro, barriendo la lluvia en el cristal. Camille
miraba por la ventana lateral mientras nos movíamos. La ciudad era bastante vistosa a través de la
noche lluviosa. Las luces parpadearon cuando doblamos en James Street y bajamos la colina
empinada. Seattle no era conocido como la miniatura de San Francisco por nada, toda la ciudad, así
como una buena parte de la zona este, había sido construida sobre una serie de colinas causadas, en
parte, por un importante sistema de fallas sísmicas subyacentes que corrían a través de toda el área.
―¿Qué pasa si Van y Jaycee están en la tienda cuando lleguemos allí? ―Realmente no quería
pensar en la posibilidad, pero si estaban allí, era mejor estar listas.
Camille tiró de su cinturón de seguridad, ajustándolo por encima de sus tetas.
―Sabes, tal vez será mejor que le pida a Ahumado que también aparezca.
―Tal vez esa sea una buena idea.
Cuando sacó su teléfono y llamó a casa de nuevo, cambié de carril con el fin de hacer un giro a
la derecha.
―Qué casualidad. ―Camille guardó el teléfono―. Ahumado insistió en ir con Morio, por lo
que ya está en camino.
Me reí.
―Nunca vas a salir de debajo de su ala protectora ahora. Acéptalo, es tu guardaespaldas
permanente.
Ella resopló.
―Sí… pero hay que admitir que es un buen guardaespaldas.
Había muy poco tráfico y estábamos teniendo todas las luces en verde. Otros cinco minutos y
nos detuvimos en el estacionamiento del centro comercial. Alquimia para Amantes era la tienda de la
esquina. Y era la única que tenía luces encendidas.
―Me sorprende que todavía esté abierta. A pesar de que Seattle es grande, la ciudad cierra
bastante temprano en la mayor parte. ―A veces nos sentíamos como si estuviéramos viviendo en una
ciudad más pequeña, no en una gran ciudad.
―A mí no. Piensa en ello. Desnudistas, probablemente prostitutas vienen aquí por esa poción y
otros suministros. Trabajan principalmente por las noches. Y si esto es un paraíso para los brujos,
bueno, es mucho más fácil escapar sin ser notados en el manto de la oscuridad.
Di una vuelta y me detuve algunos lugares más allá de la tienda.
―Bien podríamos mantenernos fuera de la vista hasta que Morio y Ahumado lleguen aquí.
Observamos a cualquiera que entrara o saliera de la tienda, pero parecía ser una noche lenta.
Cinco minutos más tarde, un auto entró en el estacionamiento y se detuvo al lado de mi Jeep. La
camioneta de Morio, con él y Ahumado. Nos bajamos del auto y, uniéndonos a ellos, nos dirigimos a
la puerta.
Cuando abrí la puerta, las campanas sonaron, y me encontré frente a una gran variedad de
juguetes sexuales de colores brillantes. Una fila de vibradores se asentaba en una mesa, desde neón
rosa al negro básico. Levanté las cejas. Tenían una forma tan real que no podía dejar de preguntarme
quién habría posado para ellos, sobre todo un par que parecía más grande que un pene promedio.
Sabía que algunos hombres venían en ese tamaño; yo había visto un equipo así de grande antes;
cuando Morio cambiaba a forma demoníaca y estaba desnudo. La vista sin duda echaba leña a las
fantasías, aunque todavía sostenía que Camille era una mujer valiente.
Una de las paredes estaba cubierta con varios arneses, correas, collares de perro, puños, y otras
restricciones de bondage. El olor del cuero permanecía denso en el aire. En otra pared había estantes
de piso a techo llenas de libros y DVDs. Una gran mesa sostenía una selección de varias lociones,
cremas y una gran cesta de preservativos, pero no había botellas de pociones a la vista.
Las vendedoras, tres mujeres, eran todas musculosas, y se veían capaces de manejar a clientes
difíciles que puedan aparecer. Una de ellas, que llevaba una etiqueta con su nombre que decía Mandy,
se sentaba en un taburete alto detrás del mostrador. Las otras dos; Dona y Marrow, lucían como si
estuvieran a la espera de problemas para entrar en erupción. Nos dieron una repasada minuciosa una
vez más. Era obvio que no éramos FBHs, pero eso no quería decir que ellas lo fueran, tampoco. Los
Tregarts eran musculosos y duros, tanto los demonios machos como las hembras.
Camille hojeó una estantería con trajes subidos de tono, entonces serpenteó hasta el mostrador.
Apoyó las manos en la parte superior de cristal y le sonrió a Mandy, detrás del mostrador.
―Estoy buscando un determinado aceite para mi marido.
La vendedora miró las tetas de Camille, a continuación, su cara.
―¿De qué tipo de aceite estás hablando? ¿Y sería para tu cuerpo o el suyo?
―Es un aceite especial; para el que no están aptas mantener en la entrada frontal. Una mezcla
especial. Un amigo me habló de ella; un desnudista. Dijo que lo consiguió aquí. ―Le hizo un guiño a
la mujer. Ahumado se puso rígido, pero mantuvo la boca cerrada.
Mandy le lanzó una mirada a la más alta de las mujeres; Dona, más allá del piso principal, y
luego se volvió a Camille.
―¿Estás segura de que puedes manejar algo como eso? Es muy poderoso.
―Oh confía en mí, puedo manejar más de lo que crees. ―Camille bateó sus pestañas y encendió
el glamour. Observé a la mujer con cuidado. Los tregarts podrían ser inmunes a nuestros encantos. Y
esta chica no estaba cayendo en ello. Pero le dio otra repasada a Camille y se lamió los labios, sus
ojos encendiéndose con una intensidad feroz.
―Marrow; tráele a la dama una botella de Gotas de Oro. ―La cajera me miró―. ¿Quieres algo?
¿Tal vez un collar… de… perro?
No dije nada, pero las campanas de alarma comenzaron a sonar en mi cabeza cuando Marrow se
volvió y movió un par de cortinas acordonando la parte trasera. Me tensé y di a Morio un sutil
movimiento de cabeza mientras me movía para estar al lado de Camille, dándole un toque ligero en
su brazo. Ella se puso rígida.
La tensión en el aire comenzó a subir mientras esperábamos. La cajera hojeó un paquete de
recibos mientras Dona se acercaba a la pared donde los arneses y látigos colgaban.
En ese momento, las cortinas se abrieron y un grupo de Tregarts irrumpieron por ellas. Dona
agarró uno de los látigos mientras Mandy sacaba un bate de béisbol de debajo del mostrador.
No me había traído mi daga conmigo, pero tenía mi cuchillo de bota, y lo saqué de la vaina.
Morio comenzó a cambiar a su forma demoníaca; dos metros y medio aterrador youkai, y Ahumado
hizo crujir sus nudillos, sus uñas creciendo a garras. Camille saltó lejos del mostrador cuando la
cajera bajó el bate con fuerza hacia ella, a través del mostrador. El sonido de cristales rotos resonó en
el aire y luego comenzó el juego; era tiempo de golpear algunas cabezas.
Camille comenzó a convocar energía, alejándose de la refriega. Ahumado se giró a uno de los
moteros con barba tupida y arañó su vientre, no lo suficientemente profundo para destriparlo, pero se
las arregló para cortar a través de la prenda de cuero del tipo.
Morio se enfrentó a Dona mientras ella apuntaba el látigo a su espalda, el golpe rompiendo el
aire con su fuerte chasquido. Rugió y se lanzó hacia ella, derribándola. Lucharon; la perra era fuerte,
y un destello de su pelaje captó mi atención cuando balanceó un puño directamente hacia la frente de
ella.
En lugar de romper su cuello, como sucedería con cualquier humano normal, solo pareció
aturdirla, y ella chasqueó el látigo hasta enrollarlo alrededor del cuello de él. Mientras él tiraba en
contra de este, ella se deslizó de debajo de él y dio un tirón, con fuerza, tratando de estrangularlo.
Las garras de Ahumado llegaron silbando para cortar el látigo, y Morio cayó hacia atrás cuando
el cuero se partió perfectamente en dos. Ahumado se volvió hacia Dona y hundió las garras en su
parte media. No llevaba cuero y le cortó a través de la carne, desgarrando sus entrañas directamente
de su cuerpo, las cuales salpicaron por el suelo. Ella cayó.
Camille se volvió hacia Mandy, quien le apuntaba el bate a ella. Soltó un rayo de energía que se
había formado entre sus manos, y, con un destello brillante, golpeó a Mandy en la cara. La Tregart
gritó, agarrándose la cabeza, y Camille sacó un cuchillo de entre los pliegues de su falda y aterrizó
un golpe profundo entre los ojos de la mujer.
Parpadeé. Sabía que Camille había estado entrenando, pero no esperaba esa maniobra. Pero yo
tenía mi propia batalla que atender. Me volví y envié mi cuchillo a toda velocidad en el pecho de uno
de los moteros que se dirigía directamente a mí. Él gritó, agarrando la empuñadura y arrancándola de
su carne. Echándolo a un lado, marchó hacia mí. Apunté una patada giratoria a su cara y le di
directamente en la nariz. Gruñendo, se tambaleó hacia atrás debido a la fuerza del golpe y aproveché
la oportunidad para agredirlo, tirándolo al suelo. No tenía una daga en la mano, así que agarré su
cuello y comencé a apretar. Pero sus manos envolvieron mi cintura, tan fuertes que tenía problemas
para respirar.
Todo el mundo estaba ocupado, así que tendría que salir de esto por mí misma. Y la única forma
en la que pude pensar fue en cambiar. Lo obligué a que sucediera rápido; me dolería de esa manera,
pero qué mierda, salvaría mi vida. Mientras me transformaba en pantera, el Tregart chilló,
obviamente sin esperar encontrarse a sí mismo abrazando cincuenta y cinco kilos de músculo, garras
y dientes.
Me agaché y le mordí con el mordisco mortal, rompiendo su cuello con un gruñido victorioso.
Tan pronto como olí su muerte, lo solté y corrí hacia Marrow, que estaba dando marcha atrás,
tratando de salir del camino. Ahumado y Morio estaban luchando cada uno con un par de demonios, y
Camille estaba preparando otro hechizo. Salté al otro lado de la habitación. Marrow me vio llegar y,
con los ojos muy abiertos, comenzó a tropezar hacia atrás contra la pared. La tiré al suelo, sin
molestarme en jugar con ella. Un buen mordisco en su cara y ella estuvo terminada.
Me volví para saltar sobre uno de los atacantes de Morio. Él estaba golpeando la cabeza del otro
contra la pared. Mordí el tobillo del mío y tiré, haciéndole perder el equilibrio. Mientras caía, le
sujeté abajo mientras Camille aterrizó sobre él desde el otro lado, arrastrando un cuchillo en su
garganta. Morio y Ahumado remataron a sus oponentes y permanecimos abajo, Morio y yo
cambiando de nuevo en nuestras formas regulares. Mientras nos estábamos transformando, Camille y
Ahumado apagaron las luces y cerraron la puerta con llave.
Después de que la tienda estuvo segura, Camille llamó a Chase. Morio esperó en la parte
delantera, mientras que Ahumado, Camille, y yo nos dirigimos a la parte trasera de la tienda. El
espacio era más grande de lo que uno podría pensar, de hecho parecía que habían alquilado la tienda
de al lado y abierto una entrada a ella.
Las oficinas de la parte de atrás eran tan grandes, si no más, como las del escaparate principal.
Allí estaban los suministros habituales, todo lo que esperas tener para abastecer una tienda de sexo,
pero cuando empezamos a abrir armarios y cajones, encontramos evidencia de que los Tregarts
definitivamente habían estado vendiendo brujería a través de la tienda.
Botellas de pociones desconocidas; Camille las identificó como mágicas, llenaban un cajón.
Otro cajón contenía un puñado de bombas incendiarias. Y encontramos tres cajones llenos de bolsas
con componentes de aspecto extraño. Camille metió todo en una bolsa. Cuando continuó en el
escritorio, registrando el papeleo, mi teléfono sonó. Lo abrí y presioné Hablar.
―Delilah, es Chase. Estamos en el camino de entrada. Déjanos entrar pero no enciendas las luces
todavía.
Me asomé a la parte delantera.
―Morio, deja que los policías entren. Chase está aquí.
Mientras Ahumado y yo nos dirigíamos a la parte delantera, Morio abrió la puerta a Chase y
Yugi. Chase encendió su linterna alrededor e hizo una mueca.
―Hicieron un espectáculo aquí. ¿Cuál es la historia?
―Tregarts. Demonios. Empezaron la lucha. Esta tienda es una fachada para la brujería. Diez a
uno, a que Van y Jaycee lo financian. ¿Qué hacemos?
―¿Estás segura de que son demonios? ¿Nadie va a venir a la estación echándoles en falta? ―Él
frunció el ceño, mirando el lío a su alrededor.
―Nadie. Ellos no son humanos. No son Fae. Y dudo que Van y Jaycee vayan a ir a llamar a tu
puerta para presentar un informe de demonios desaparecidos.
―Entonces tenemos que traer el equipo de limpieza aquí, para hacerse cargo de esto. Los
cuerpos… ¿necesitas llevarlos a la reina Asteria?
―No… pero sí tenemos que deshacernos de ellos. También tenemos que hacer un viaje al Otro
Mundo para advertirle sobre el hecho de que Wilbur puede inadvertidamente haber filtrado que los
Sellos Espíritu están con ella. ―Miré a Ahumado―. Mañana, nos dirigimos a OM.
Camille entró en la habitación, hojeando un libro de citas.
―Creo que he encontrado algo. La mayoría de las notas son en realidad negocios; pero una cosa
voy a decir sobre Van y Jaycee, son conocedores. De hecho, ya estaban con saldo a favor, de acuerdo
a los libros. Tomando más de lo que estaban gastando todas las semanas. Pero eso es incidental.
―¿Qué encontraste?
Señaló una de las páginas.
―El trece de febrero hay una anotación para las diez p.m. que dice CCS. Eso podría significar
Consejo de la Comunidad Supe. Y aquí está uno para hoy. Ocho p.m.: Vespa. Vamos a ver si… ―Pasó
a una semana más o menos atrás―. Sí… aquí está. Dos p.m.: Paisanos. Los tenemos en los tres
incidentes.
―Pero este grupo… son solo la fachada. Sabes que Van y Jaycee organizaron los golpes. ¿Hay
algo que nos diga dónde podemos encontrarlos? ¿Números de teléfono? Si no encontramos la forma
de llegar a ellos, van a saber que algo pasó aquí y van a tomar represalias aún peores. ―Yo estaba
ahora adivinando nuestras acciones. Pero no teníamos otra opción. Nos habían identificado y una vez
que aparecieran, no podríamos volver atrás. Incluso si nos hubiéramos ido en el momento en que
percibimos la tensión creciente, habrían sabido que estuvimos en este lugar.
―Números de teléfono, comprobado. Recogí su guía telefónica. Pero va a tomar un poco de
tiempo averiguar a quién pertenecen. Direcciones; no. Pero sugiero que agarres la computadora
portátil que está en el escritorio en la parte de atrás. No estaba segura de cuáles cables necesitábamos
llevar con ella. ―Guardó el planificador diario y la libreta de direcciones.
Fui a la parte de atrás y recuperé la computadora, haciendo una búsqueda rápida de cualquier CD
o DVD que pudiera haber alrededor. ¿Quién sabía si mantienen sus registros en el disco duro o en un
disco? Cuando regresé, Chase estaba hablando con un par de sus compañeros. Los cuerpos de los
demonios se habían ido. Fruncí el ceño, mirando alrededor.
―¿A dónde se han ido? ¿Los Tregarts?
―Ahumado, Shade, y Roz se los llevaron.
―¿Shade? ¿Roz? ―Miré a Camille y ella sonrió.
―Los llamé mientras estabas juntando la computadora. Estamos cerrando la tienda y podrían
averiguar que tuvimos algo que ver, pero no van a ser capaces de descifrar lo que pasó con certeza.
―Ella hizo un gesto para que la siguiera fuera.
Morio y Chase fueron detrás de nosotros. Shamas estaba esperando allí, junto con un equipo de
materiales peligrosos especialmente capacitado de la FH-CSI y un número de guardias armados Fae.
Los reconocí de la milicia de la Triple Amenaza. Habían organizado un pacto de ayuda mutua con el
FH-CSI hacía varios meses.
Tan pronto como todo el mundo estuvo fuera y lejos del edificio, el equipo se dirigió al interior
del edificio.
―¿Qué están haciendo?
―Limpiando. Los guardias se quedarán para protegerlos. No les llevará mucho tiempo;
aparentemente tienen una serie de técnicas mágicas que los equipos de materiales peligrosos estándar
no poseen.
Asentí. Sonaba tan bien como cualquier plan. Hubo un destello desde el interior del edificio, y la
niebla flotó hacia fuera. Olía vagamente como la lejía, pero con algo subyacente.
Camille me dio una palmada en la espalda.
―Vamos, vamos a salir de aquí antes de que Van y Jaycee aparezcan. No estamos preparados
para luchar contra ellos esta noche.
―Entonces, ¿qué vamos a hacer esta noche?―Estaba cansada, dolorida en realidad; hoy había
estado lleno de mucho estrés, y las luchas de los últimos dos días estaban cansándonos a todos
nosotros.
―Vamos a revisar el portátil, el planificador diario, y la guía telefónica a ver qué podemos
averiguar. ―Se deslizó en el asiento del copiloto de mi Jeep, bostezando―. Y que me aspen si vamos
a poner un pie fuera de casa hasta la mañana.
―Ten cuidado. No nos eches mal de ojo. ―Mientras les hacíamos un gesto con la mano a los
demás en despedida y nos retirábamos del puesto de estacionamiento, el teléfono de Camille sonó.
Ella lo abrió.
―¿Hola? ―Un segundo después articuló Vanzir hacia mí y siguió escuchando. Después de un
momento, respiró hondo―. ¿Estás seguro? … ¿Cuándo llamó? … ¿Y él está seguro? … ¿Quiere
vernos esta noche? ¿No? ¿Mañana? Está bien, estamos de camino a casa. ―Metió el teléfono con
brusquedad en el bolso―. Jodido infierno de mierda, parafraseando a Menolly.
La miré rápidamente, luego volví mi mirada de nuevo a la carretera.
―¿Qué está pasando? Por favor, dime que no tenemos que asistir a otra explosión o incendio.
―Ojalá. Esto es mucho peor. ―Golpeó su mano contra el salpicadero.
―Oye, cuidado. A Snowdrop no le gusta que lo traten con dureza.
―¿Snowdrop? ¿Le pusiste Snowdrop a tu Jeep? ―Me dio una mirada de incredulidad, pero
luego negó con la cabeza―. No importa en este momento. Ese era Vanzir. Carter lo llamó. Tenemos
un nuevo general demonio en la ciudad.
Mierda. Quería golpear algo, pero íbamos a toda velocidad por la autopista, a cien kilómetros
por hora, y quitar mis manos del volante no era la mejor idea.
―Está bien, infórmame. No quiero esperar.
―Vanzir lo hará en casa. Todo lo que sé es que su nombre es Gulakah y es conocido como el
Señor de los Fantasmas. Y acaba de llegar a Seattle.
Me desvié hacia el lado de la carretera y estacioné, encendiendo las luces de emergencia. No se
suponía que debíamos hacerlo a menos que nos encontráramos en un choque de autos o tuviéramos
una rueda pinchada, pero no me importaba un comino ahora. Si un policía quería multarme, que así
fuera. Abrí la ventana para que la lluvia entrara. Normalmente odiaba mojarme, pero esta noche solo
necesitaba un golpe de frío en la cara.
―¿No podemos tomar un descanso? ¿No podemos hacer frente a un solo monstruo a la vez?
Finalmente he descubierto que los lentes de color de rosa no son de ninguna manera para ver el
mundo. He aprendido a ser dura. He aprendido a aceptar mi destino. Pero maldita sea, solo por una
vez, ¿no podemos dejar que alguien más maneje a los malos?
Quería llorar, pero mientras permanecía sentada allí, con la mano de Camille en mi hombro, me
di cuenta de que, por ahora, no había nadie más. Teníamos aliados. Cuando Shadow Wing fuera a
aparecer, si lo hacía, los dragones vendrían a ayudarnos. Y la reina Asteria enviaría ayuda. Y la
Triple Amenaza estaba juntando su propio ejército. Pero por ahora, para las escaramuzas en el
medio, esas eran solamente para nosotros. Porque habíamos aterrizado, ya sea por el destino o el
azar, en la primera línea de esta guerra. Y estábamos aquí para encargarnos de la vanguardia.
Camille acarició mi brazo, y luego dejó escapar un largo suspiro.
―Sabes, cuando Hyto me secuestró, lo único que podía pensar era en destrozar su lamentable
trasero. Delilah, luchamos con un dragón y ganamos. Un viejo, astuto, poderoso dragón. Y hemos
matado a tres generales demonios hasta el momento. Ahora, nos enfrentamos a otro. ¿Y qué? Vamos
a patear su culo de vuelta a los Sub-Reinos. Porque eso es lo que hacemos. Luchamos. Y ganamos. E
incluso cuando fallamos, todavía salimos a pelear de nuevo. Somos sobrevivientes.
Secándome las lágrimas, subí la ventana.
―Sí… supongo que tienes razón.
―Malditamente correcto. Ahora, vamos a casa así podemos pasar por toda esta basura, comer
Cheetos hasta enfermarnos, y averiguar lo que Vanzir tiene que decir acerca de este nuevo monstruo.
―Suena bien. ―Y con eso, nos hice adentrarnos de nuevo en la carretera, y nos dirigimos a
casa.
Capítulo 16
Cuando traspasamos las puertas, todo el mundo estaba ya en un frenesí. Vanzir tenía el portátil de
la casa abierta. Desde que yo usaba mucho el mío, habíamos comprado uno general para la casa,
entonces todo el mundo no tenía que seguir apropiándose del mío. Él estaba escribiendo mientras
Morio, aún con su abrigo puesto, estaba mirando por encima de su hombro.
Cuando entramos, Hanna tomó nuestros abrigos y bolsos y nos dio tazas de sopa caliente. Nos
instalamos con cansancio en la mesa de la cocina, donde una bandeja de sándwiches esperaba. Agarré
uno y lo mordí, demasiado cansada incluso para darme cuenta de lo que era hasta que una explosión
de carne y queso golpeó mi boca, junto con algo picante propagándose que no pude identificar. Pero
despertó mis papilas gustativas, de seguro.
―Bueno, vamos a escucharlo. ¿Qué o quién coño es Gulakah? ―No tenía energía para pararme
en sutilezas.
Vanzir echó hacia atrás el equipo.
―Carter no tiene mucha información sobre él, pero suena mal. No estamos seguros de cómo o
cuando llegó aquí, pero no hay duda de que él está en el bolsillo de Shadow Wing. Este no es otro
caso como Stacia, donde el sirviente está tratando de ser más listo que el maestro.
―Bien, entonces él va en serio y ni siquiera nos va a pedir que juguemos en su caja de arena.
―Golpeteé mi dedo sobre la mesa. Stacia había tratado de negociar con nosotros. Ella había estado
tras la posición de Shadow Wing y había tratado de ganarnos para ayudarla. El enemigo de mi
enemigo y toda esa mierda―. ¿Mencionaste algo sobre fantasmas?
Vanzir asintió y señaló hacia la dirección de correo que Carter había enviado después de su
llamada.
―Gulakah es conocido como el Señor de los Fantasmas. Era originalmente un dios del
Inframundo, donde abusó de su poder con los muertos inocentes cuyas almas no habían sido puestas a
descansar. Su hermano, Shekah, lo echó a los Reinos Subterráneos y tomó su lugar. Maldijo a
Gulakah para encargarse de dirigir a los fantasmas enojados que existen entre los mundos, a esos que
optan por no seguir adelante porque están muy enojados. La maldición es por diez mil años, y luego
Gulakah se enfrentará a un jurado de dioses para ver si es apto para el restablecimiento.
―Así que tenemos un demonio enojado, degradado de estatus divino, merodeando Seattle.
¿Cuánto tiempo ha estado aquí? ―Estaba pensando en la ola de actividad fantasmal que había estado
ocurriendo en los últimos meses. Fantasmas enojados casi habían matado a Morio.
―Carter dice que no sabe cuándo Gulakah llegó aquí, pero no puede haber sido más de dos
semanas por lo que él pudo juntar. He mirado todo lo que puedo encontrar en este demonio, pero las
menciones son escasas. Algunas páginas web de investigadores paranormales que han dejado caer el
nombre en sesiones de espiritismo o a través de médiums, pero nada concreto. ―Hizo un circulo en
una nota en el bloc―. Tengo una idea, pero no les va a gustar.
―Cuéntanos. En este momento tenemos que escuchar todas las posibilidades. ―Las cosas se
estaban poniendo cada vez peor, y no podíamos darnos el lujo de perder más víctimas inocentes.
Vanzir se enderezó. Sus ojos brillaban. Inclinó la cabeza hacia un lado.
―Pedirle ayuda a Trytian. Lo buscamos y le decimos que tenemos información que querrá, pero
a cambio primero tiene que decirnos dónde encontrar a Van y a Jaycee. Luego le entregamos la
información sobre Gulakah.
―Trytian… ¿quieres que nosotros tratemos con alga de estanque? ―Camille golpeó su taza
sobre la mesa con tanta fuerza que la sopa se derramó. Hanna se movió a limpiarlo, pero Camille le
indicó que lo dejara y agarró una servilleta para limpiar.
Trytian era el hijo de un poderoso demonio que estaba construyendo un ejército en los Reinos
Subterráneos contra Shadow Wing. El demonio había enviado a su hijo a Earthside, ninguno de
nosotros sabía cómo, y Trytian no estaba derramando secretos, para reunir a los demonios del
Inframundo para ayudarlos. Trytian había amenazado a Camille, intentó hacernos volar a todos
nosotros, y luego se dio la vuelta y ofreció construir una tregua con nosotros. Él era tan confiable
como el aceite de serpiente.
―Sé que no te gusta, pero mira los hechos. Él vino a nosotros para advertirte sobre Hyto.
Extendió la mano primero. Está luchando contra Shadow Wing, también…
―Eso puede que sea así, ¡pero tampoco tiene ningún reparo en destruir gente inocente que
considere que están en su camino! ―Camille se estaba paseando. Se detuvo y se volvió hacia mí―.
¿Qué piensas?
Miré la información que Carter nos había enviado. Gulakah sonaba como un rudo hijo de puta, y
ya estábamos al límite de nuestras fuerzas con respecto a Van y Jaycee. La idea de tratar con Trytian
era repugnante, pero la idea de dejar que el par de brujos causaran más estragos era mucho peor.
―Estoy con Vanzir en este caso. Si Trytian sabe alguna cosa en absoluto que nos ayudará a
atraparlos, entonces tenemos que tomar ventaja de ello.
―¿Y qué con la computadora en la tienda? ¿La guía telefónica? ¿No podemos revisarlos
primero para ver si podemos encontrar algo que no nos tenga que poner en contacto con él? Si
salimos con las manos vacías, bien entonces… Vanzir se pone en contacto y hacemos un trato con el
diablo… o demonio, más bien. Pero tal vez, si tenemos suerte, no vamos a necesitarlo. ―Camille
apretó los puños.
―Me parece bien. ―Miré hacia los otros―. ¿Todo el mundo está dispuesto a una noche en vela?
Si nos dividimos, podemos echarle un vistazo a todo eso mucho más rápido y dormir un poco en el
proceso.
Todos asintieron, incluyendo Hanna.
―Me mantendré surtiendo el té y el café ―dijo ella.
―Entonces, supongo que vamos a tomar una ducha y un descanso rápido para lavar el hollín y el
humo, y ponernos las pilas con toda esta mierda.

Después de asegurarnos que Marion y Douglas estuvieran cómodos en la sala, Shade y yo
caminamos hasta el dormitorio. Me desnudé y me lancé en la ducha primero, enjabonándome y, por
primera vez en mucho tiempo, disfruté la sensación del jabón y el agua en mi piel. Salí de la ducha,
me sequé y me metí en un camisón limpio y un chándal.
Shade estaba sentado en la cama, esperando su turno en la ducha. Me detuvo para presionar
suavemente sus labios contra los míos. Me hundí en sus brazos, disfrutando de la seguridad de su
abrazo, sintiéndome cansada, con sueño y queriendo solamente meterme en la cama para una buena
siesta larga. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo, estaba en mi forma de gatita,
mirándolo desde el suelo.
Volvió a sentarse en la cama y extendió los brazos, llamándome con un silbido. Me subí de un
salto en la cama, arrastrándome sobre su rodilla. Me rascó detrás de las orejas.
―Un poco estresada, ¿verdad, muchacha? ―Cuando frotó la piel debajo de mi barbilla, empecé
a ronronear y estiré mi cabeza para que llegara a los lados de la cara. Era un alivio estar en mi forma
de gatita. A pesar de que todavía estaba enfrentando los mismos factores de estrés, cuando estaba en
forma de gato todo parecía silenciado, como si estuviese llevando orejeras en medio de una
cacofonía.
Después de un momento, comencé a relajarme. Salté del regazo de Shade y vi mi ratón chillón
favorito. Lo golpeó, y sentí la sangre de mi raza ante el sonido de chirrido. Lo levanté por la cola y
salí corriendo de la habitación, bajé las escaleras hasta el segundo piso donde Camille estaba saliendo
de su habitación. Dejé caer el ratón a sus pies y levanté la mirada, crispando mi cola.
Camille se rió suavemente y se inclinó a recogerme.
―¿Te sientes un poco malhumorada, gatita? Gracias, muchas gracias por el juguete. Y gracias
por hacerme sonreír. ―Enterró su cara en mi piel y me dio un beso largo―. Pero, Dalila, tenemos
una gran cantidad de terreno que cubrir esta noche. Te necesitamos, como mujer. Tus habilidades de
lectura no están desarrolladas del todo cuando estás en forma de gata.
Dejé escapar un pequeño miau y luego, lamiéndola rápidamente en la cara, salté y me moví a un
lado. Ella tenía razón. No tenía tiempo para jugar con el ratón, o para pasearme entre sus piernas
pidiendo hierba gatera. Resignada y un poco triste, me volví a transformar.
Cuando sacudí la cabeza, saliendo del cambio, Camille me ayudó a ponerme de pie. Me di cuenta
que llevaba puesto un largo albornoz holgado sobre un negligé. Ahumado, Trillian y Morio ya
estaban abajo.
Tomé la mano de Camille en la mía.
―Gracias. A veces, todavía necesito a mi hermana mayor… aunque creo que finalmente estoy
creciendo.
Camille apretó mis dedos.
―Gatita, todos tenemos que crecer. Pero siempre serás gatita, y siempre tendrás al gatito
juguetón en tu interior. Necesitamos esa parte de ti, nos mantiene a todos esperanzados. Al igual que
Maggie nos mantiene inocentes. Menolly no puede tener más esa inocencia. Yo nunca seré capaz de
confiar en nadie completamente de nuevo. Pero tú… nosotros necesitamos tu alegría. Por favor, no la
pierdas nunca.
Mis ojos se empañaron.
―Estoy tratando de no hacerlo. No creo que yo misma me guste si lo hiciera.

Tomé el portátil de la tienda mientras Camille comenzó a hojear el planificador diario y los
chicos se dividieron la libreta de direcciones. Instalándome en el sofá, con un plato de Cheetos a mi
derecha y un gran vaso de leche a mi izquierda, abrí la laptop. Antes de irnos, me había asegurado de
que la batería tuviese suficiente vida para llegar a casa donde pude conectarla. Había tenido cuidado
de no cerrar la tapa para que no se fuera a hibernar. Todavía estaba en funcionamiento, por lo que no
necesité la contraseña.
Antes de empezar a hacer cualquier cosa, conecté un disco duro externo y empecé a descargar
todo en el portátil. De esta forma, si algo le sucediera, tendríamos una copia de seguridad de todos
los archivos. Examiné los programas. El equipo tenía sólo un puñado de programas en él. Supongo
que los Tregarts no eran propensos a jugar juegos o escribir documentos largos. Abrí el correo y
esperé a que se cargara.
Cinco mensajes de correo electrónico entrantes. Abrí el primero y pidió un acuse de recibo
cuando se abrió, pero cerré la solicitud sin responder. No necesitábamos dejar que Van y Jaycee
supieran que teníamos el equipo. Aún.
Era un mensaje simple de dos líneas pidiendo el informe diario, y advirtiendo que "MV" no
había muerto aún, con una severa advertencia de que más les valía que se ocuparan de la cuestión de
una vez por todas.
―¿Crees que este grupo incendió la casa de Marion? ―Metí un puñado de Cheetos en mi boca y
tomé un trago de leche.
―No tienen que estar todos ellos. Había un montón allí para jugar en el incendio mientras los
demás esperaban en la tienda. ―Morio estaba hojeando su parte de la guía telefónica. Él y Vanzir
estaban usando el portátil de la casa, así como el mío para hacer una búsqueda inversa en los
números de teléfono. No queríamos llamarlos en este punto. Colgar el teléfono nos daría distancia.
―¿Alguna suerte en encontrar a quién pertenecen esos números?
―Algunos son de cotización de la bolsa, empresas, servicios… todo lo que esperas para una
empresa de juguetes sexuales. Pero hay tres que he sido incapaz de remontar hasta el momento, y dos
que conseguí con nombres. Uno se conecta a la tienda de una pitonisa en el Distrito Industrial.
Vislumbres de Futuro. La busqué en la red y venden componentes para hechizos, promocionan
conjuros, y leen las cartas. Pero dice que está cerrada al público hasta el primer día del mes.
―Bingo. Suena como la última tienda de Van y Jaycee. ―Camille levantó la vista desde el otro
lado de la sala, donde estaba meticulosamente revisando el planificador diario, tomando notas―. ¿A
quién le pertenece el otro número?
Morio se recostó.
―Esto nos lleva de vuelta al club de Intercambio de Energía.
Me detuve.
―Correcto. Sabía que estaban involucrados y esto lo demuestra. Lo que significa que
probablemente están tanto en el negocio de la Zarza Lobo como en armamento mágico.
Durante nuestra última interacción con los Koyannis, habíamos encontrado un arma que
habíamos estado bastante seguros fue confeccionada en Intercambio de Energía. Era como un arma
de aturdimiento mágico. Aunque Camille y Morio eran capaces de recargarlos, en cierta medida, el
hechizo exacto para darles poder con más cargas todavía se les escapaba.
―Tenemos que atacar ese lugar. Te apuesto cualquier cosa a que Van y Jaycee se esconden allí.
Vamos. ―Puse el portátil a un lado y me levanté de un salto, pero una ola de vértigo se apoderó de
mí y me hundí de vuelta al sofá―. O tal vez no esta noche. Estoy agotada.
Camille asintió.
―Yo también. No estamos lo suficientemente fuerte esta noche. No me importa cuánta cafeína y
azúcar nos traguemos. Vanzir, toma uno de los portátiles y comienza a buscar cualquier información
que puedas encontrar del club. Mientras tanto, vamos a terminar de repasar toda esta mierda. No
queremos pasar por alto algo que podría estar escondido justo a la vista de todos.
―Necesito una siesta, sin embargo, incluso por una hora o dos. ―Bostecé, estirándome.
Camille se frotó la cabeza.
―Sí, hemos estado quemándonos las pestañas mucho últimamente. Bueno chicos, ustedes sigan
con lo que están haciendo. Encárguense de las notas. Morio, ¿estás bien para seguir un poco más?
Él asintió.
―Sí, y Trillian puede hacerse cargo de la agenda. Dalila y tú consigan un par de horas de
descanso. De hecho, Ahumado, Shade, dense un respiro también. Nosotros seguiremos buscando y
los despertaremos en un par de horas si es necesario. Cuando Menolly vuelva del bar nos puede
ayudar.
Agotada, me levanté a duras penas y, junto con Camille y nuestros dos dragones, subí las
escaleras. Apenas dije una palabra antes de meterme en la cama y caer en un sueño profundo, y sin
sueños.

―Dalila, ¿cariño? Despierta. ―La voz de Shade se hizo eco a través de la habitación.
Parpadeé, confusa. Todavía no había luz, pero Shade insistía en que me despertara y no quería
hacerlo. Gruñí, empujando su mano.
―Vete. Tengo sueño.
―¿Cariño? Te necesitan en la planta baja. ―Shade me quitó la manta, y el frío en la habitación
descendió despertándome de golpe.
Me quejé y me obligué a salir de la cama. Eché un vistazo al reloj. Apenas tres horas y media
después de habernos acostado.
―Agrrr, en verdad quiero una noche completa de sueño. No he tenido una durante una semana.
―Mientras me tambaleaba al cuarto de baño, escuché maldecir a Shade―. ¿Qué pasa? ―Oriné, y
luego me lavé las manos y los dientes.
―Encontré una de tus bolas de pelo. Por las malas. ―Sonó de mal humor.
Hice una mueca mientras enjuagaba mi boca y luego escupí. Cuando volví a la habitación, él
estaba sentado en el borde de la cama, frotando uno de sus pies.
―Lo siento. ―Traté de mantener una cara seria, pero no pude evitarlo. Dejé escapar una risita.
―¿De qué te estás riendo? Dalila, cariño, ¿puedes por favor, limpiar lo que ensucias? Esta es la
cuarta bola de pelo que has dejado en el suelo después de volver a transformarte. Te ayudaré a
limpiar tu caja de arena, pero maldita sea, asume un poco de responsabilidad. ―Él no se estaba
riendo. De hecho, se veía francamente de mal humor.
―Es sólo un montón de pelaje y saliva. ―Me quité las bragas y me puse unas limpias, luego me
puse mis vaqueros en un contoneo. Mientras me ponía mi sujetador y un jersey de cuello alto, Shade
terminó de limpiar su pie.
―Ese no es el punto. El punto es que necesitas desarrollar mejores hábitos. Te amo. Puedo vivir
con la ropa en el suelo, y puedo manejar las botellas vacías de agua por todas partes, pero tienes que
empezar a limpiar tus propios desastres. Las bolas de pelo, la caja de arena sucia y la basura
desbordante son demasiado. ¿Es difícil pasar diez minutos al día recogiendo todo? Pensé que los
gatos eran limpios.
Me quedé mirándolo, tanto avergonzada como sintiéndome un poco culpable. Había prometido
arreglar mis cosas una docena de veces; tanto a Iris, como a mis hermanas, y ahora a Shade, pero
seguía olvidándolo. Me parecía más fácil dejarlo para más tarde.
―No me di cuenta que mis costumbres desordenadas te molestaban tanto. ―Comencé a sentir mi
rostro caliente y apreté los labios.
―Tenemos que ser capaces de hablar de estas cosas, los hábitos que nos molestan, las cosas que
nos irritan. Si no mantenemos fluyendo la comunicación, entonces nos encontraremos la posibilidad
de embotellar emociones y eso no es algo bueno. Sobre todo porque soy parte dragón.
Puso sus manos sobre mis hombros, pero me aparté.
―Bueno, discúlpame. Lo siento, soy tan repugnante. ―Mis ojos se llenaron de lágrimas y las
aparté. Estaba tan cansada y tan frustrada, que cada cosa que él decía parecía estar matizado con
disgusto.
―No te llamé tal cosa. Creo que podría haber dicho eso mejor, pero la propia Iris deshace tu
caja de arena en tu cama. Yo vivo aquí también, ahora. ¿Quieres que me vaya? ¿Esta es tu manera de
alejarme? Lo haré si eso es lo que quieres, pero te amo. Sólo quiero tener un nido agradable, y
acogedor donde podemos acurrucarnos cómodamente juntos. ¿Por qué te enojas tanto conmigo?
―Parecía tan confundido que sentí un temblor en el estómago.
Chase había vivido en su propio apartamento. Se había quedado, pero nunca habíamos
compartido una casa o apartamento. Shade y yo habíamos estado en la fase de adaptación por el
último par de meses, tratando de llegar a comprender nuestra rutina, aprendiendo los hábitos del otro.
Chase había sido un maniático del orden. No esperaba que Shade fuese uno también, pero a pesar de
que había tratado de ignorar las señales, parece como si hubiera sido emparejada una vez más con un
amante ordenado y organizado.
Suspiré, y luego me dejé caer en la cama, la realidad estrellándose contra mí. Ya no era sólo yo.
No estaba sola.
―Mierda. Y tú sabes que no digo eso a menudo. Lo siento. Les prometí a Iris y a mis hermanas
que trataría de esforzarme más. La verdad es que, eludo las tareas. Odio el trabajo de casa. Y sí, doy
excusas para no hacerlo. ―Tendiendo la mano, tomé la suya y lo arrastré a mi lado.
―El cambio es duro. Sé que no estás acostumbrada a compartir tu espacio. ―Él envolvió su
brazo a mi alrededor y me besó en la frente.
Acurrucándome en su brazo, miré alrededor de la habitación. Cuando realmente me obligué a
mirarla, lo que vi fue una pocilga gigante. Mi ropa estaba esparcida por todas partes. Dos bolas de
pelo se habían secado en el suelo, y la tercera que Shade había pisado todavía estaba mojada.
Envoltorios de caramelos esparcidos por el suelo de mi lado de la cama, junto con latas de refrescos
vacías y una bolsa a medio terminar de Cheetos. Mi armario era un torbellino.
Por otra parte, el armario de Shade estaba ordenado, con la ropa prolijamente alineada en
perchas. Su mesa de noche estaba despejada a excepción de lo que necesitaba. No estaba
obsesivamente limpio, pero definitivamente ordenado. Cuando lo miré, ante la calidez de sus ojos, de
repente entendí. Yo estaba en una relación adulta. Estaba compartiendo mi vida y mi habitación con un
hombre al que amaba. La casa podría estar a nombres de mis hermanas y mía, pero también era el
hogar de Shade. Y él estaba aquí a largo plazo.
―Está bien. ―Enderecé mis hombros―. Que tal esto: Limpiamos juntos. Cada noche,
recogemos un poco. Limpiaré mis bolas de pelo y mantendré limpia la caja de arena. Tú sacas la
basura. Juntos lavaremos la ropa. Supongo que es justo. Hanna va a tener las manos llenas con tanta
gente aquí, e Iris no va a estar de ánimos o en forma para manejar el trabajo después de un par de
meses.
Shade resplandeció.
―¿Harías eso, por mí?
―Si haces algo para mí. ―Una idea se me ocurrió, algo que sabía que probablemente no podría
hacer que él haga sin forzarlo.
Él pareció sentir que yo estaba en algo.
―¿Y qué es eso?
Sonriendo, me lamí los labios.
―¿Sabes esa fantasía de la que te hablé? ¿La de Jerry Springer?
Cerró los ojos y empezó a sacudir la cabeza.
―No, oh no, te dije que no sería capaz de mantener la cara seria.
Puse mis dedos en sus labios.
―Oh sí. Sí lo harás. Se llama compromiso. Compromiso de parejas. Aprendí eso de Camille y
sus hombres. ―Riendo ahora, me levante y me senté a horcajadas sobre su regazo, empujándolo
hacia atrás en la cama―. Y tú, mi amor, te vas a comprometer conmigo.
―¿Tengo que hacerlo, ahora? ¿Estás muy segura de que estoy listo para… el compromiso? ―Él
puso sus manos en mi cintura mientras su respiración se hacía más profunda. Me incliné y presioné
mis labios contra los suyos, sintiendo el calor de su aliento llenando mi boca. Mordisqueé su cuello,
pasando mis dedos por su pecho, deslizando mis manos bajo su camisa.
―Ah, estás listo. Confía en mí. ―Pero cuando me incliné para otro beso, alguien golpeó la
puerta.
―¡Delilah! ¡Shade! Los necesitamos en la planta baja, ahora. ―Cuando Menolly hablaba en ese
tono de voz, todo el mundo saltaba―. ¡Muevan el culo y apúrense!
Caray. No la había oído así de molesta en mucho tiempo.
Nos levantamos y ajustamos nuestra ropa, luego nos apresuramos escaleras abajo. Menolly ya
estaba de vuelta en la cocina cuando llegamos corriendo. Camille estaba allí, junto con Ahumado,
Trillian y Vanzir.
―¿Qué pasa? Por favor, dime que no es otra explosión. ―Shade y yo aceptamos las tazas de té
de Trillian.
―Recibimos una llamada de Chase. Ha habido un feo incidente. Tenemos que ir al FH-CSI.
―Camille saltó y bostezó, agarrando las llaves.
―¿Qué está pasando? ―Una voz desde la puerta de la cocina me sobresaltó. Me di la vuelta para
ver a Marion allí de pie, agarrando la bata fuertemente a su alrededor. La había tomado prestada de
Menolly.
―Otro incidente. Tenemos que movernos. Tu y Douglas quédense aquí. Sólo vuelve a la cama y
descansa más. ―Le palmeé el hombro. Se mordió el labio y asintió. Se veía tan cansada y tan perdida.
Cuando Marion desapareció de nuevo en la sala, Camille dejó escapar un largo suspiro.
―Ha pasado por mucho. La pérdida de su hermana. La pérdida de su casa.
―Sí, es por eso que estamos haciendo esto. Por gente como Marion. Para impedir que los
Tregarts, y su jefe, conviertan este mundo en un infierno mucho peor de lo que ya es. ―Me tragué mi
autocompasión. Así que sólo había tenido tres horas y media de sueño. Al menos todavía teníamos
nuestra casa para volver.
Camille les hizo una seña a Trillian y Ahumado.
―Dejaremos a Morio en casa. Todavía se cansa con más facilidad de lo habitual. Lo voy a hacer
que se quede en casa a dormir.
Vanzir, que estaba comiendo un bocadillo de pan tostado y mantequilla de maní, bostezó.
―Yo me quedaré aquí, también. Shamas sigue durmiendo. Él tiene que levantarse en una hora
para ir a trabajar y tiene que estar en óptimas condiciones mientras está en servicio. Caray, dos horas
de sueño no es suficiente, incluso para mí.
―Rozurial todavía está fuera de combate. ―Menolly se encogió de hombros―. Se veía tan
tranquilo cuando fui al estudio a despertarlos a él y a Vanzir, que decidí dejarlo dormir. De esa
manera Roz y Morio estarán frescos más tarde por si necesitamos un respiro. Podríamos querer
dormir por turnos a partir de ahora hasta que atrapemos a Van y a Jaycee, y así siempre tenemos
sangre fresca. Y hablando de sangre… ―Menolly miró el reloj. Eran casi las cinco y media.
―Tal vez es mejor que te quedes en casa, también. No sabemos cuánto tiempo estaremos fuera y
ya casi amanece.
Ella asintió.
―Bien. Yo me quedaré aquí y terminaré de revisar las últimas páginas de la agenda y la guía
telefónica. No quiero quedar atrapada en la luz del día y, sabiendo lo que ha sucedido últimamente, si
nos vemos atrapados en algo grande, podría freírme.
Asentí, agarrando mis llaves y el bolso. Shade y yo nos dirigimos a mi auto, mientras que
Camille, Ahumado, y Trillian se dirigieron al de ella. A medida que las nubes se abrían dejando pasar
la luz en la oscuridad, respiré el aire fresco. Febrero era un mes agotador en el área de Seattle.
Lluvioso, frío, a veces una tormenta de nieve, viento y tristeza… las calles de la ciudad nunca
parecieron tan ásperas como lo hicieron en una noche fría de febrero.
Shade miró por la ventana mientras pasábamos apresurados. Después de unos minutos, se volvió
hacia mí.
―Te amo. Lo sabes, ¿no? Te he amado desde hace mucho tiempo, mucho antes de que me
conocieras.
Sonreí, manteniendo mis ojos en la carretera.
―Lo sé. Y te amo.
―¿Cuánto me amas? ―El tono de su voz repentinamente dio un giro solemne. Lancé una mirada
en su dirección. Parecía desconcertado, mirando fijamente a los limpiaparabrisas mientras iban de un
lado a otro.
Indecisa de a qué se estaba refiriendo, dudé.
―Dije que te amo. Um… ¿quieres que estire mis brazos y diga asíííí? ―Cuando él se mantuvo
en silencio, me mordí el interior de mi labio, y luego dije―: ¿A dónde va esto?
―A donde va, es al tema de ese anillo que te di cuando nos conocimos. ¿El que pones en tu dedo
para convocarme a tu lado? ―Señaló el cuarzo ahumado grueso que no me había quitado desde que
lo deslicé en mi dedo anular de la mano derecha.
Una extraña sensación sacudió mi estómago.
―¿Sí?
―Te lo dije entonces, estarías haciendo una elección. Y lo hiciste. ¿Te arrepientes? ¿Incluso un
poco?
Repentinamente sintiendo que me faltaba la respiración, sacudí la cabeza, rezando para que no
fuera a romper conmigo. A veces el amor no era suficiente para vencer las diferencias. A veces…
―No, nunca lo he lamentado. Tú me ayudas a hacerme sentir completa. Si esto es por la
habitación, lo prometo, voy a ser menos holgazana.
Otra pausa mientras me inquietaba.
Luego:
―En cierto modo, es por la habitación, sí. Pero no es lo que piensas.
―¿Qué es?
―Simplemente… esto. Me imagino, ya que estamos compartiendo una habitación, las tareas y la
cama… y ya que nuestro maestro nos ha escogido el uno para el otro y resultó que somos el uno para
el otro… entonces ¿por qué no hacerlo oficial? Prométeme que, cuando estés lista, ¿serás mi esposa?
Las lágrimas me nublaron la vista, me retiré a un lado de la carretera y me detuve. Cuando me
volví hacia Shade, mi corazón comenzó a hincharse. Aquí estaba este hombre que quería compartir la
vida conmigo. Quien me aceptaba por todas mis faltas y defectos. Me volví hacia él.
―Tú y el Señor del Otoño son los dos amores de mi vida. ―Eran las dos mitades de un mismo
todo. Uno era eterno, otro estaba en mi reino. Mis labios temblaron, me estiré hacia él, luchando
contra el cinturón de seguridad, y lo besé largo y tendido. Después de un momento, me aparté y tomó
sus manos entre las mías―. No quiero decepcionarte. Te quiero en mi vida siempre. Sí, me casaré
contigo. Voy a ser tu esposa.
―¿Cuando quieres casarte? En cualquier momento que desees, ya sea mañana o dentro de diez
años. Sólo di la fecha.
Eso, no podía contestárselo. Sabía que, tanto como estaba feliz de decir "sí" a comprometerme,
no estaba preparada para realmente casarme todavía. Negué con la cabeza.
―No lo sé. Todavía no, sé que aún no estoy lista. Pero estoy dispuesta a prometerte mi futuro.
¿Eso es suficiente por ahora?
―Oh, Dalila, la caja de gato sucio, las bolas de pelo en la almohada, las fantasías de Jerry
Springer… todo es parte de ti. Y tú, mi amor, eres mejor de lo que merezco. ―Presionó mi mano en
sus labios y la besó suavemente―. Te dejo a ti poner la fecha. Puedo esperar, he esperado mucho
tiempo para estar contigo. Soy un dragón paciente.
Y, así como así, nos comprometimos.
Puse el Jeep en marcha de nuevo, volví a la carretera, y en silencio nos dirigimos al FH-CSI.
Capítulo 17
Cuando llegamos a las oficinas, Chase estaba esperando. Hizo un gesto para que lo siguiéramos.
―Ahumado, ¿tú y los chicos esperarían en la sala de conferencias A? ¿Camille y Delilah?
Síganme, por favor. ―Nos llevó por la puerta hacia la unidad médica.
―¿Alguien está lastimado? ¿Ha habido otra explosión? ―Camille y yo estábamos realmente en
apuros para mantenernos al día con él.
Se detuvo bruscamente y se volvió, su expresión tensa.
―Tenemos una situación y no es una que podamos, o debamos, encubrir. Una mujer fue violada
hace una hora por un grupo de motociclistas de los Ángeles de la Libertad. La maltratados y
utilizaron un cuchillo para tallar las palabras Puta Hada en su brazo. Tengo una búsqueda en toda la
ciudad en marcha, pero tenemos que ver si puede identificar cualquiera de las fotos policiales.
―Esto ha ido demasiado lejos. ―Camille golpeó su mano contra la pared―. Algo tiene que
hacerse sobre estos fenómenos.
Puse mi mano en su hombro, pero ella se encogió.
―¿Qué podemos hacer, Chase? Tú conoces el clima de la ciudad mejor que nosotros. ¿Qué va a
ayudar?
Él sonrió por primera vez, una tensa, sonrisa blanca.
―En primer lugar, puedes hablar con ella, ver si te dice más de lo que nos está contando.
Segundo… la forma en que describe a un par de los hombres, suena como Tregarts. Cuanto más lo
pienso, más creo que los demonios están infiltrándose en los Ángeles De La Libertad para dividir y
conquistar. Mira lo que pasó en el centro comercial Davinaka. Misma situación. ¿Qué pasa si
despiertan suficiente ira entre los Supes y los FBHs? Va a ser más fácil de entrar y hacerse cargo.
―¿Pero por qué?, si es que están trabajando para Trytian, y estaban trabajando para Stacia
Bonecrusher… espera. ―Un pensamiento se me ocurrió que realmente no quería pensar―. Hemos
estado asumiendo que todos los Tregarts estaban trabajando con Stacia, contra Shadow Wing, y que
todos están trabajando ahora para Trytian. Pero ¿y si Shadow Wing utiliza esa suposición a su
beneficio? ¿Y si han estado a su lado todo el tiempo?, ¿y con Van y Jaycee? ¿Sabemos si estaban de
verdad en el bolsillo de Stacia? ¿Y si ellos estaban espiándola e informando a Shadow Wing?
Jadeante, me dejé caer en un banco en el pasillo y apoyé mi cabeza entre las rodillas, tratando de
calmar el torbellino de pensamientos que corrían por mi cabeza. Quería cambiar, pero este no era el
momento. Necesitaba mantener el control.
Camille se sentó a mi lado y me agarró la mano, luciendo tan pálida como me sentía yo. Después
de un momento, dejé escapar el aliento en una corriente lenta y me enderecé.
―¿Crees que podrían ser agentes dobles?
―Tiene mucho sentido. Supongamos que Shadow Wing sabía del intento de golpe de Stacia
Quebrantahuesos. Y supongamos que la envió aquí, sabiendo que podría traicionarlo, ya sea para
probarla, o refutar su lealtad. Y al mismo tiempo, también envió a Van y a Jaycee para conectar con
ella y ponerla a prueba. Nosotros simplemente aceptamos que estaban totalmente en sincronía con
Stacia. ―Negué con la cabeza―. Podríamos haber estado totalmente equivocados en todo aquí.
Camille se frotó la frente, haciendo una mueca.
―Si eso es así, entonces hay la posibilidad de que Telazhar entrenara a Stacia a petición de
Shadow Wing. ¿Que ella se volvió hacia él, también? Si Telazhar baila al son del Señor Demonio,
entonces él está aquí buscando la manera de, ya sea, abrir un nuevo portal o una puerta a más
demonios. ―Camille hizo un gesto de impotencia―. Si estamos en lo correcto, hemos perdido
mucho tiempo asumiendo que Shadow Wing no ha estado activo por aquí durante unos meses.
Chace exhaló con fuerza.
―Esto embarra todo el trabajo, de seguro. Pero necesito que hablen con esta víctima, por favor.
Entonces podemos averiguar dónde ir desde aquí.
Asentimos. Si estábamos en lo cierto, entonces la guerra había tomado un giro más oscuro. Y, si
estábamos en lo cierto, entonces Trytian estaba cayendo directamente en las garras de Shadow Wing
y todo el Inframundo Demoniaco estaba en peligro.
Estaba a punto de mencionarle esto a Camille cuando nos detuvimos frente a la sala de
emergencias. Chase, nos llevó al interior, después de golpear suavemente. Sharah estaba de pie junto
a la mesa de examen. Los estribos estaban todavía en posición, pero la víctima estaba sentada
mientras Sharah cosía las cuchilladas en su brazo. La mujer era Fae, con reluciente cabello rubio y
brillantes ojos azules. Su glamour brillaba a través de la sombra de la vergüenza y la ira. Tenía un
ojo negro, un labio roto y hematomas en ambas muñecas y los tobillos.
Sharah nos hizo un gesto de alusión. Chase se quedó atrás. Nos acercamos lentamente a la mesa y
pude ver las palabras talladas en el brazo de la víctima. Puta Hada. Haciendo una mueca, miré a
Sharah, esperando su acuerdo.
Terminó de dar los puntos en el último de los cortes.
―Camille, Dalila, ella es Alfina. Es de Otro Mundo y vino a visitar a Talamh Lonrach Oll.
Alfina dejó escapar un suspiro tembloroso y nos dio una breve inclinación de cabeza.
Camille arrastró uno de los taburetes giratorios de Sharah y se sentó, Sharah me señaló otra silla
en el escritorio de su computadora donde hacía sus informes de todas las heridas y tratamientos que
llegaban a la sala de urgencias del FH-CSI. Estar sentado era mucho menos intimidante que de pie, y
sin importar si ella era Fae o humana, una víctima de violación no necesitaba más intimidación de lo
que ya había sufrido.
―Hola, Alfina… mi hermana y yo somos de Otro Mundo, también. De Y'Elestrial.
Ella levantó la vista, luciendo asustada.
―Pero son…
―¿Medio humanas? Sí. Nuestra madre era humana, nuestro padre es Fae. ¿De dónde eres, allá en
OM?
―Willowyrd Glen. ―Su voz era un susurro, pero un rayo de esperanza brilló en sus ojos―.
Vivo en las orillas del Lago Dahnsberry, y antes de mudarme a Dahnsburg para empezar a trabajar,
mi madre me dio un regalo, un viaje a Earthside, para aprender de la cultura. ¿Han estado alguna vez
en Dahnsberry Lake? Es tan hermoso. Pacífica. Tenemos nuestros problemas, pero todo es… es tan
diferente de las ciudades más grandes, tanto allá, como aquí en Earthside.
Camille asintió.
―He visto el lago, brevemente. Y he estado en Dahnsburg. Es una ciudad increíble, y el rey
Uppala-Dahns es un líder justo y equitativo.
Eso provocó una reacción.
―¿Conoces al rey de los Unicornios Dahns? ―Por primera vez, su voz mostró una chispa de la
vida.
―Sí ―dijo Camille suavemente―. He conocido al rey y conozco a su hijo, Feddrah-Dahns.
Dime, ¿qué estarás haciendo en Dahnsburg? ―Ella mantuvo sus ojos en Alfina, sosteniendo su
mirada.
Alfina encogió de hombros.
―Voy a ser empleada en la corte del rey. ―Se llenaron los ojos de lágrimas entonces, y tendió
el brazo―. ¿Qué voy a decir sobre esto? ¿Cómo voy a pasar el resto de mi vida con esto en mi
brazo? Está en inglés, pero sabré siempre lo que dice. Lo que hicieron. Ojalá me hubiera quedado en
casa, que nunca hubiese venido aquí.
Cuando Alfina se echó a llorar, Sharah sacó un bálsamo.
―Escucha ―dijo, su voz suave―. Voy a poner un bálsamo especial en esto. He hecho un trabajo
realmente bueno con los puntos. Habrá una cicatriz mínima. En un año o así, debe desaparecer.
Alfina sacudió la cabeza, tratando de ocultar los ojos para impedirnos ver sus lágrimas.
―Tú no lo entiendes… es un recordatorio.
Tomé suavemente sus manos y no la solté. Ella apretó, sostenido el agarre.
―Sabes que esto también ocurre allá en Otro Mundo. No es sólo aquí. La violación es una
constante… no está confinado a una raza o mundo, todo trata sobre el poder y los que tratan de
utilizar sus cuerpos como armas. No hiciste nada malo. Tu decisión de venir aquí no causó que esto
sucediera.
Ella dejó escapar otro suspiro y me miró con esos brillantes ojos azules.
―¿Qué necesitan que haga?
―Necesitamos que mires algunas fotos y veas si reconoces a cualquiera de los hombres. Y…
¿alguna vez has encontrado a un Tregart? ―Examiné su rostro, en busca de cualquier pista sobre lo
que estaba pensando.
Sostuvo mi mirada. Lenta, y deliberadamente, dijo:
―Miraré tus fotos. Y sí, sé lo son los Tregarts. Y por lo menos dos de los hombres eran
demonios. Eran más grandes, más duros, mucho más rudos. Pero el hombre del traje era el peor.
Quería matarme, pero los demonios, dijeron que no, que me dejaban con vida como un ejemplo. No
creo… no creo que el hombre del traje se diera cuenta de que no eran humanos por la forma en que
estaba actuando.
―¿El hombre del traje? ―Camille se enderezó, luciendo confundida―. ¿Cuál hombre del traje?
―El hombre malicioso que estaba con los moteros. Vestía un traje. Él era… uno de los
violadores. ―Se volvió hacia Sharah―. ¿Puedo vestirme ahora? Me siento demasiado expuesta. Y
tengo miedo. Quiero irme a casa.
―Después de que mires las fotos, te llevaremos de regreso a tu hotel. ―Le hice señas a
Camille―. Esperaremos afuera mientras te vistes.
Cuando Sharah le entregó unos pantalones y una larga túnica, salimos de la habitación. Chase,
estaba en la sala de espera. Levantó la mirada expectante.
―¿Fue capaz de decirles algo?
―Sí, y tengo un mal presentimiento sobre esto. ―Le contamos lo que nos había dicho―. Así
que los demonios están infiltrados en los Ángeles de la Libertad, revolviendo las cosas. Tenías razón
con esa suposición. Pero hay algo más. ¿Te dijo sobre el hombre del traje?
Él sacó su cuaderno.
―No fui yo quien tomó su declaración. Déjame ver… Thayus tomó la llamada. Él dijo… sí, allí
está la mención de un hombre en un traje. No tuve la oportunidad de leer todo antes de llamarlas. ¿En
qué estás pensando?
Enganché mis pulgares en las trabillas de mis pantalones vaqueros.
―Muéstrale una imagen de Andy Gambit. Diez a uno… a que era él.
―Ese maldito pervertido. ―Chase golpeteó su cuaderno―. Si se trata de Gambit, entonces
finalmente lo hemos atrapado. Pero un arresto hará que aquellos que lo siguen se vuelvan locos.
Tenemos que estar preparados. ¿Hay alguna manera de que puedas reunir una contra protesta en caso
de que los frootloops lleguen de la nada? No para confrontarlos, sino para equilibrar la cobertura y
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hacer que Seattle se vea menos como un enclave virgen del KKK . Una vez que esto golpee en las
noticias…
―Sí… lo tengo. ―Y sabía exactamente qué hacer―. Déjame hacer una llamada a Tim y a Neely.
―Primero, veamos si Andy es nuestro hombre.
Diez minutos más tarde, Alfina estaba mirando un álbum abierto en una página con doce fotos
policiales, Andy Gambito de entre ellos. Ninguno de nosotros lo señaló a él, nadie dijo una palabra…
simplemente esperamos.
Alfina se quedó mirando la página por un momento, y luego, sin dudarlo, señaló la foto de
Gambit.
―Ese es él. Ese es el hombre del traje. ―También identificó a uno de los miembros más
notorios de los Ángeles de la Libertad.
Chase, asintió, haciéndole señas a Yugi.
―Consigue órdenes para sus arrestos y para registrar sus casas. No hagas nada hasta que me
consultes. Si fueran Supes de OM, tendríamos que extraditarlos a Otro Mundo. Pero son nuestros, y
sus culos son míos. ―Se volvió hacia mí―. Haz tus llamadas y oremos que tengamos una gran
concurrencia.

Camille y yo nos dirigimos a VA con Alfina. Ella no se sentía segura de vuelta en su hotel, así
que la llevamos allí. Ocultarla entre la gente de Wade sería más seguro que cualquier casa de
seguridad a la que podríamos llevarla. Los hombres nos siguieron en mi Jeep.
La asistente de Wade, Mari, una Fae de Earthside, nos acompañó hasta una oficina privada. Desde
allí, le di a Tim una llamada y le pedí que diera un estado de alerta con llamadas en cadena, de que
podríamos necesitarlos. Luego llamé a Neely y le pregunté si podríamos contar con que la Iglesia
Mundos Unidos cumpliera sus promesas de estar al lado de la Comunidad Supe. Ella me dio su
palabra.
Justo estaba colgando cuando sonó el teléfono de Camille. Ella contestó y se sentó recta. Después
de murmurar algunas palabras, contestó un abrupto "sí" y colgó el teléfono.
―¿De qué iba esa llamada?
―Ese… era Trytian. Me llamaba porque quiere una reunión. Tiene información de Gulakah y
quiere hablarnos sobre él. ―Dio una patada a la pata de la mesa―. No quiero tratar con él, pero…
―Pero teniendo en cuenta lo que ya sabemos, deberíamos encontrarnos con él. Nos guste o no,
Trytian esta de nuestra parte contra el Señor Demonio, y necesitamos toda la ayuda que podamos
obtener de él. Sobre todo si Van y Jaycee han estado jugando con nosotros todo este tiempo.
―Sí, lo sé. Le dije que nos encontramos con él en treinta minutos en Salsa Ria.
Salsa Ria era un popular buffet libre las veinticuatro horas de comida Tex-Mex. Eso me animó.
Habíamos pasado demasiado tiempo con el estómago vacío y con pocas horas de sueño.
Alimentarnos estaría bien, aunque no estuviéramos esperando a nadie, un buen desayuno siempre era
genial.

Shade, Trillian y Ahumado no estuvieron contentos cuando les dijimos que nos dirigimos a
encontrarnos con Trytian, pero lo aceptaron como de costumbre. Ellos sabían que no íbamos a ceder.
Lo primero que hice fue llamar a Chase. Tenía a sus hombres fuera buscando a Andy Gambito, y
prometió llamarme cuando lo encontraran.
Mientras entrabamos por la puerta de Salsa Ria, los olores golpearon mi estómago como un
mazo y empecé a salivar. Miré alrededor y allí estaba, sentado a una mesa redonda cerca de la parte
trasera: Trytian.
No nos habíamos visto desde la noche en la casa segura de Stacia Quebrantahuesos donde ella
había escapado y Trytian casi nos había hecho volar por los aires. Se parecía un poco a Keanu Reeves
con una sonrisa insolente, presumida y satisfecha de sí mismo. Ahora, su cabello estaba peinado de
punta, un oscuro reflejo a Vanzir, y parecía más fuerte que antes.
Nos observaba y sus ojos se iluminaron mientras nos acercábamos. Tomé una profunda
respiración. Más le valía que tuviera cuidado sobretodo con Ahumado y Shade tan cerca. No iban a
tolerar cualquier mierda de él.
Nos sentamos y una camarera se acercó. Trytian esperó pacientemente. Yo pedí unas fajitas de
carne y una ensalada. Camille ordenó un wrap de pollo, y Trillian pidió un plato de su sopa de maíz y
pimiento rojo.
Cuando la camarera se fue, Trytian se inclinó hacia adelante y mirando directamente a Camille,
dijo:
―Gracias por reunirse conmigo. Sé que no querían, pero es por un tema que nos interesa a
ambos.
―Aclaremos algo Trytian. ―Ella dobló los brazos sobre la mesa y se apoyó en los codos―. No
me gustas. No nos gustas. Pero se han producido acontecimientos de los cuales todos debemos ser
conscientes, tú incluido. Tu inclusión, es porque podrías joder la situación si no entiendes las
ramificaciones de lo que ha pasado.
Ignorando al resto de nosotros, Trytian se inclinó sobre la mesa y mirándole las tetas en vez de a
su rostro, dijo:
―Dime todo lo que sepas, nena.
Aparentemente Ahumado no estaba muy contento en la dirección de la mirada de Trytian porque
se inclinó entre ellos y apoyó un dedo en el pecho del demonio.
―Dejar de mirar los pechos de mi esposa o te enseñaré lo que significa enfurecer a un dragón.
Trytian suspiró y se inclinó hacia atrás en su silla.
―Al igual que tu viejo, ¿no? ¿Cómo estás con Hyto, por cierto? Oí que tuvo un final prematuro
después de tener un encuentro contigo. ―Volvió a sonreír y sus ojos brillaban con un silencioso
desafió a Ahumado.
Trillian agarró el brazo de Ahumado.
―No dejes que te provoque. Tenemos peces más grandes de los que preocuparnos. Espera hasta
que terminemos con Shadow Wing. ―Girándose se dirigió a Trytian―. Puedes mirar todo lo que
quieras hasta que Camille decida escupirte a la cara. Pero ni se te ocurra poner un dedo en lo que no
te pertenece o perderás tu pene. ¿Lo has entendido?
―¡Basta! ―Estaba cansada de escenas. Y de Trytian―. Vamos a centrarnos en los negocios y
dejar la testosterona para más adelante.
Trytian se echó hacia atrás en su asiento y se encogió de hombros. Trillian me guiñó un ojo.
Esperé un momento y luego me volví hacia el demonio.
―Habla conmigo, no con mi hermana.
―Me parece bien minina.
―Su nombre es Dalila. Trátala con respeto o tendrás dos dragones tras tu cola. ―Shade habló en
un tono calmado, pero la amenaza estaba implícita.
Trytian resopló y su actitud fue de repente todo negocios. El juego aparentemente había perdido
su interés.
―Lo que sea. Vamos a seguir adelante con esto. Entonces, ¿sabes acerca de Gulakah?
―Lo hacemos, lo más probable es que esté por aquí, y que Shadow Wing lo tiene metido en el
bolsillo y está gobernando a unos fantasmas muy enojados. Creemos que Jaycee, Telazhar y Van
también están al servicio de Shadow Wing. Estamos casi seguros que Shadow Wing sabía que Stacia
pretendía formar parte de todo y quiso probar su lealtad antes yendo tras nosotros.
Trytian cambio de postura en su asiento, su sonrisa había desapareciendo de su cara.
―¿Eso es una especulación o un hecho?
―No estamos completamente seguros, pero tenemos suficientes indicios para pensarlo.
Pensamos que Shadow Wing ha enviado a los Tregarts, que ahora se están infiltrando en los
Ángeles de la Libertad. Sabemos que han estado intentando provocar una crisis entre los FBHs y los
Supes. De hecho, ¿quieres apostar a que quien comenzó la Iglesia de los Nacidos en la Tierra es un
esbirro de Shadow Wing? Y los Tregarts, ¿por qué no usarlos para espiar al hijo del demonio que
está liderando la oposición en los Reinos Subterráneos? ¿Tu trajiste a Van y a Jaycee a tu lado porque
iban con Stacia? Piénsalo bien.
Apretó los labios. Podía ver las ruedas girando en su cabeza. Después de unos minutos, él
parpadeó lentamente y dijo:
―Está bien. Me has echado una mano, pero ya que no vas a trabaja conmigo en mis términos, yo
cuidaré de mi propio patio trasero. Confía en mí, los Tregarts bajo mi mando se habrán ido por la
mañana. Y no estarán en un vuelo a casa. Ahora, puesto que me has hecho un favor, voy a darte algo a
cambio. ¿Has escuchado de Intercambio de Energía?
Camille despejó su garganta.
―El bar mágico. Pensamos que es de Jaycee y Van. En el último par de días todas nuestras
investigaciones han estado relacionadas con él. También sabemos que el arma eléctrica mágica muy
probablemente vino de allí durante la última reunión con el Koyanni.
―Tienes razón. Aunque no encontraras a ese par en el certificado de propietario. Uno de los
Tregarts ha estado informándome mientras bebíamos y me hacia el borracho. Él no contaba con que
mi tolerancia al alcohol fuera mucho más fuerte que el alcohol de Earthside. ―Se rió, su voz
gruesa―. La mayoría de la gente, ya sea demonio o de otra especie, subestiman mis habilidades.
Una vez más, su mirada cambió centrándose en Camille. Realmente estás caminando en la cuerda
floja, amigo, pensé. Chasqueé los dedos para llamar su atención y él giró la cabeza hacia mí y se
encogió de hombros.
―Sí… bueno, eso aparte, ¿qué estabas diciendo sobre el bar?
―El Tregart me dijo que sus jefes habían abierto el bar para atraer a reclutas. Me contó que los
que frecuentaban ese tipo de lugares es la clase de personas que ellos buscaban. ―Trytian recogió un
paquete de azúcar y dándole unos golpes sobre la mesa, arrancó la parte superior y lo vertió en su
café.
―¿Quiénes eran ellos?
―Eso fue lo que le pregunté. Estaba lo suficientemente borracho como para darme varios
nombres, por lo que sin duda, cualquiera de ellos podría matarle. Dijo que dos hechiceros de Tregart
llamados Van y Jaycee al parecer poseían una tienda mágica que fue destruida por una explosión hace
unos meses. Me dijo que ellos captaron olor a dragón en el aire. ―Trytian le dirigió una larga
mirada a Ahumado, y soltó una risa lenta―. Diez a uno a que sé quién fue. ―Ahumado, sólo
gruñó―. Sí lo hiciste. Porque ellos hicieron daño a tu mujer ¿correcto? ―Él miró a Camille, ella
tuvo un pequeño escalofrió al recordarlo, pero al parecer a Trytian le interesaron los detalles―.
¿Qué te hicieron? ¿Te golpearon? ¿Te prendieron fuego?
Ella dejó escapar un largo suspiro.
―Me atacaron con vidrio roto durante una pelea. Sobreviví, aunque me sentí como un alfiletero.
―Eso suena como ellos. Ya conocía sus métodos, son unos sádicos. Pero lo admito: Realmente
pensé que trabajaban para Stacia. Estaba equivocado. No trabajaban para ella. O más bien, para mí. No
tenía ninguna pista de sus intenciones de venganza que implicaba a tus cambiantes Koyannis. No suelo
inmiscuirme en los asuntos de la mayoría de los Supes. En este momento sólo estoy interesado en la
construcción de una alianza para ir contra Shadow Wing.
En el último comentario, sus ojos destellaron y vi un brillo en ellos que hizo a mi estómago
encogerse. Los Daemons eran a menudo más poderosos que los demonios y todavía no sabíamos
cuáles eran las habilidades que poseía Trytian. Y estaba totalmente segura que tampoco quería
averiguarlo.
―En este caso estamos juntos.
―Al parecer así es. Espera un minuto. ―Trytian se levantó, se alejó y sacó su teléfono. El ruido
en el restaurante era tan fuerte que era difícil pensar. Mientras esperábamos, la camarera sirvió
nuestras comidas en la mesa. Camille y Trillian excavaron en sus platos.
Después de un momento Trytian volvió. Se sentó detrás, se inclinó hacia adelante y ladeó su
cabeza hacia un lado. Entrelazó sus dedos, tronando sus nudillos.
―Escucha, gati… ―Shade cambió de postura en la silla―. Dalilah. Nadie me toca y sobrevive.
¿Esa llamada de teléfono que acabo de hacer? Cada Tregart que esté en mi casa estará muerto dentro
de los próximos cinco minutos. Antes de que hayan terminado la comida, cada Tregart en mi campo
de entrenamiento estará muerto. No sabrán de dónde ha venido hasta que se acabe.
Yo parpadeé.
―¿Cuántos?
―Cuarenta y cinco… cincuenta, no estoy seguro. Mi segundo lo sabe a ciencia cierta. Pero no
eliminará a Van y a Jaycee, sólo he tratado con ellos en un arreglo comercial. No están en mi campo
y no saben los entresijos de mis planes. ―Su tono fue frío como un pingüino en el hielo. Ni siquiera
parpadeó.
―¿Y te sientes a gusto al matarlos a todos, sabiendo que tal vez algunos de ellos pueden ser
verdaderamente leales a ti? ―Una vez más, la diferencia entre los métodos de Trytian y los nuestros
estaban claros.
―Oh, no trates de razonar conmigo, gatita. ―Sostuvo la mano hacia Shade―. Supéralo,
Stradolan. Sí, sé lo que eres ―añadió, dejando a mi amante totalmente sorprendido, le dio una fría
sonrisa―. El hecho es, que tú matas a todos los Tregart con los que te cruzas, ¿no?
Tartamudeé.
―Bueno… sí… pero…
―No sabes si fueron enviados por Shadow Wing, si son mis soldados, o si están, posiblemente,
solo tal vez, tratando de escapar de su pasado y vivir una vida relativamente normal. El único Tregart
bueno es un Tregart muerto. ¿No es así? ―Dio un golpe duro en la mesa.
―Tiene razón. ―Camille se sentó recta mientras limpiaba la comisura de sus labios con su
servilleta.
Giré la cabeza y empecé a decir algo, pero ella meneó la cabeza.
―Nosotros lo hacemos de esa manera. Los Tregarts son nuestros enemigos Luchamos contra
ellos, los matamos. Trytian tiene razón. ―Ignoró su resoplido―. Él nos hizo un favor, porque sin
duda por lo menos una buena parte de ellos estaban trabajando para Shadow Wing. ¿Cuarenta y
cinco? ¿Cincuenta? Menos demonios de los que preocuparnos.
Me tragué mi protesta.
―Sí, supongo que tienes razón.
―¿Cuál es nuestro siguiente movimiento? ―preguntó Trytian.
No me gustó la implicación de esa afirmación
―¿Nuestro siguiente movimiento? ¿Qué te hace pensar que estamos trabajando juntos?
―Creo que juntos tenemos más opciones en esto. Ambos estábamos engañados. ―Se encogió de
hombros.
Trytian se había ofrecido varias veces para trabajar con nosotros pero siempre en sus términos.
Todavía no confiábamos en él. Sin duda podríamos añadir a su ejército, nosotros ya habíamos
derribado a tres generales demonios. Pero él sabía que nunca nos someteríamos a sus órdenes, por
tanto, ¿qué estaba esperando? Había amenazado a Camille la última vez, era obvio que la deseaba.
Pero no, Trytian no tenía ninguna posibilidad y aunque la tuviera, no se involucraría en esto solo por
sexo. Era un oportunista, pero no estaba obsesionado. Así que tenía que ser algo más.
Y entonces, lo supe. Había algo que podría estar esperando ganar, y obviamente, él lo sabía a
pesar de que lo habíamos dejado convenientemente sin mencionar cuando le dijimos todo lo que
sabíamos.
―Por qué no nos dices quién es el hombre calvo que iba con Van y Jaycee. Él no es uno de los
Tregarts, pero sí es un Koyanni, y tú sabes de él, ¿no es verdad? Sabes lo que tiene y es por eso que
quieres trabajar con nosotros. ―Quiere el Sello Espíritu, y cree que podríamos llevarle hasta él.
Trytian lamió sus labios, pero luego se inclinó hacia atrás en su silla, fijando su mirada en mí.
―Supongamos que tienes razón. Nosotros por separado tenemos las piezas del rompecabezas.
Sin el otro, estamos a oscuras… pero por lo menos hemos puesto las cartas sobre la mesa. Por
separado, somos fuertes. Juntos, somos más fuertes.
Trillian resopló.
―Qué te va a impedir volverte contra nosotros cuando lo encontremos… ¿Qué es lo que
buscamos? ―Estaba jugando con su cuchillo y ahora apuntaba directamente a Trytian.
―Depón la hoja, Svartan. Eres un desertor de los Reinos Subterráneos como el resto de
nosotros. No eres mejor que yo. ―Él dejó escapar un uff―. Estoy empezando a aburrirme. Bien, les
diré quién es el calvo Koyanni, y me dejaran luchar cuando encuentren dónde está. Más vale que sea
rápido. Mi oferta expira en los próximos cinco minutos. Les daré algo de intimidad para discutirlo
mientras que hago un viaje al sanitario.
Cuando se alejó de la mesa, dejé escapar un largo suspiro.
―Quiere el Sello Espíritu. Él sabe quién es este tipo, y sabe que tiene uno de los Sellos Espíritu.
―¿Te crees lo que ha dicho sobre su orden de matar a los Tregarts? ―Shade me miró escéptico,
pero tanto Camille como yo cabeceamos.
―Oh infierno, sí. Trytian sacrificaría a su propia madre si pensara que ganaría otro peldaño en
la jerarquía. Él está en una misión para su padre, y nada va a detenerlo de su meta. Y ese objetivo es
levantar un ejército para luchar contra Shadow Wing. Uno de los Sellos Espíritu sería una gran
ayudar a su causa. ―Golpeé la mesa―. Maldita sea, odio tratar con él, pero necesitamos saber quién
es ese gusano.
El teléfono de Camille sonó y ella respondió. Un minuto después, colgó.
―Haremos trato con él.
―¿Por qué? ¿Quién era?
―Chase. Hay una manifestación masiva entre los monstruos de odio y la Iglesia Mundos Unidos.
Esto se descontrola. Tenemos que ir a la sede y conseguir que se dispersen.
Trillian se levantó y silenciosamente fue a los servicios de caballeros. Después de unos
segundos, volvió con Trytian detrás de él. El demonio me miró, expectante.
―Bien. Hagámoslo. Ahora dinos lo que sabes sobre el Koyanni calvo.
Saqué mi libreta.
Trytian se echó a reír y alcanzó un paquete de documentos del bolsillo del abrigo y los arrojó
sobre la mesa.
―Aquí está toda la información que he reunido de Gulakah, del Koyanni, y del hombre Calvo. Y
éste es el trato: Tienes mi número de teléfono. Cuando estés lista para la acción, llámame. Quien lo
atrape primero obtiene el premio y no pelearemos por él después. Tienes mi palabra. Ahora mantén
la tuya.
―La palabra de un demonio. ―El humor de Ahumado se había cocido a fuego lento y le miró
airadamente―. ¿Cómo sabemos que honraras tu palabra?
Con otra risa, el demonio se encogió de hombros.
―No lo sabes. Pero no tienes otra opción que creerme, ¿no? ―Y con eso, se dio media vuelta y
salió del restaurante.
Capítulo 18
―Estoy empezando a sentir que vivimos aquí ―dije mientras me acomodaba en el
estacionamiento. A medida que nos acercábamos al edificio, empecé a ver una multitud. Los letreros
que llevaban eran feos, y había miembros dispersos de los Ángeles de la Libertad entre el gentío,
junto con un buen número de FBHs. La mayoría llevaban pancartas en apoyo a Andy Gambit. Andy
Gambit el violador y agitador.
―No creía que realmente fueran a reunirse aquí. ―Miré a Shade mientras maniobraba para
detenerme en un sitio lejos de la multitud. Lo último que quería era que una roca atravesara mi
parabrisas.
―Tiene sentido. Aquí es donde están reteniendo a Gambit. ―Shade negó con la cabeza―. La
multitud parece bastante suave en este momento, pero esos Tregarts en la mezcla no van a ayudar en
nada. Van a hacer todo lo posible para crear problemas y probablemente agitar a la gente que
normalmente no haría más que pararse por ahí gritando lemas estereotipados.
Me encogí de hombros en mi chaqueta cuando Camille se coló entre nosotros.
―No entiendo cómo le pueden apoyar. Cómo pueden defender a alguien que violó; y ayudó a
descuartizar a una mujer. Ella podría haber sido uno de ellos.
―Pero no lo era. La ven como el enemigo porque Gambit y ese periodicucho de mala calidad
que escribe basura la pinta como el enemigo. Gambit no es mejor que un segundo Hitler. Dale
suficiente poder y declarará abierta la veda contra la Comunidad Supe. ―Shade se apoyó en el auto,
cruzando los brazos.
―Ya lo ha hecho. ―Marqué el número de Tim, y cuando contestó, le dije―: Pon las llamadas en
cadena en acción. Necesitamos gente en la FH-CSI como contra protesta de los partidarios de Gambit.
Pero elígeles con cuidado. Necesitamos gente que no vaya a perder los estribos y causar un
escándalo. Sensatos… esa es la clave.
―Lo haré. Y, Delilah… tengan cuidado. Por favor. ―Hizo una pausa, no colgó―. Escucha,
3
¿quieres apoyo de la comunidad LGTB ?
Me tomó un momento descifrar las siglas, pero cuando lo hice, mi corazón dio un pequeño salto.
―Por supuesto que daríamos la bienvenida al apoyo de tus amigos. ¿Por qué crees que no lo
haríamos?
Se echó a reír.
―Por nada. Ninguna razón en absoluto. Voy a llamar a nuestro grupo local y decirles que
también estén alertas.
Me despedí y luego llamé a Neely. Sonaba medio dormida, al parecer la había despertado. Miré
el reloj. Las siete y diez. El sol saldría en unos minutos. Menolly estaba ya profundamente en su
guarida, en ese sueño oscuro que la convocaba cada mañana.
Después de explicarle lo que estaba pasando, prometió que conseguiría que la Iglesia Mundos
Unidos entrara en acción. Una vez colgué, me dirigí al interior. Shade y los otros me siguieron.
Mientras atravesábamos la multitud, comenzaron a cantar epítetos, Putas Faes y Sacos de Pulgas,
muy poco imaginativos. Ahumado se volvió hacia ellos y dejó escapar un bajo estallido que resonó a
través del estacionamiento y ellos se detuvieron, mirándole fijamente. Camille tiró de su brazo y se
apresuró a entrar en el edificio. Tan pronto como Chase nos vio, hizo una seña para que le
siguiéramos a una de las salas de conferencias, donde nos reunimos alrededor de la mesa, todos
luciendo igual de cansados.
―No les tomó mucho tiempo, ¿verdad? ¿Qué dijo Gambit cuando metiste su culo en prisión?
Ojalá pudiera haber sido una mosca en la pared. O mejor aún, haber estado allí para ver su rostro y
reírme en su cara cuando le pusiste las esposas. ―El nivel de mi odio por Gambit se había disparado
desde que conocimos a Alfina.
―No se van a creer lo que ha pasado. Las noticias sobre Gambit salieron a primera hora de la
mañana, además de su foto. Ya han venido cinco mujeres, alegando también que las violó. Tres FBHs,
otra Fae, una elfa.
―Ese pedazo de mierda de…
―Sí, estoy de acuerdo. Por supuesto, Gambit protestó diciendo que era inocente y actúo como
un mártir. Utilizó su llamada telefónica para comunicarse con el director de su periodicucho
amarillista, que fue quien organizó las protestas y luego llamó a un abogado para Gambit. Y el tipo
que contrató al parecer está en la nómina con la misma actitud que Gambit tiene. Esto va a ser
pegajoso, porque dos de las víctimas de Gambit son de Otro Mundo. Técnicamente, podía
extraditarlo, pero la gente por ahí iba a volverse loca.
―Si pudiéramos conseguir que confesara, lo haría mucho más fácil. ―No me gustaba la idea de
Gambit en un juicio. Había demasiadas cosas que podrían salir mal en un juicio por violación.
Incluso con un violador en serie. Alfina era una mujer hermosa; la mentalidad de que una mujer se
merecía lo que le habían hecho estaba todavía demasiado arraigada en la sociedad, tanto en Earthside
como en partes de Otro Mundo.
―No es probable que eso suceda. A menos que… ―Chase se levantó de un salto―. Esperen
aquí.
Al salir de la habitación, abrí el paquete de información que Trytian me había dado. La primera
página era una foto del hombre medio calvo, o al menos, un hombre calvo, pero estaba demacrado y
delgado, y de aspecto duro, por lo que probablemente era nuestro Koyanni. Llevaba un colgante
alrededor del cuello. Uno de los Sellos Espíritu.
―Ese es nuestro hombre ―Trillian recogió el dossier y comenzó a leer―. Su nombre es
Newkirk. Sin dirección, pero aquí dice que ha sido visto en Intercambio de Energía. De hecho… aquí
dice que es uno de los habituales.
Camille se inclinó sobre su hombro.
―Parece que vamos a ir de discotecas esta noche. ¿Qué más hay?
Pasé las páginas; no había información sobre Gulakah, la mayor parte ya lo conocíamos. Seguro
que parecía un saco de risas. En la última página había un esquema de barras. Al examinar la
disposición, se hizo evidente que había varias áreas ocultas, incluyendo… un túnel.
―¿Quieres hacer una apuesta a que hay una entrada desde el Subsuelo de Seattle?
―¿Qué mejor lugar para ocultar lo que no quieres que los policías descubran? ¿O para
esconderte cuando los enemigos te están buscando? ―Shade tamborileó con los dedos sobre la mesa.
―Creo que la verdadera pregunta es, ¿saben ellos qué es el pendiente? ¿Entienden su
significado? El Koyanni que buscaba el Sello Espíritu de Amber no lo hacía. Todo lo que sabían era
que tenía un gran valor religioso para ellos, y que le daba poderes a su líder. ―Camille sacudió la
cabeza―. No me imagino al Koyanni sabiendo la verdadera naturaleza de la gema, pero apostaría a
que Van y Jaycee sí y que están esperando el momento oportuno para tratar de recuperarlo para
Shadow Wing.
Pasé las páginas hasta que encontré lo que estaba buscando.
―No es ninguna coincidencia que Gulakah apareciera aquí en este momento. ―Señalé a uno de
los párrafos―. Aquí; dice que Newkirk apareció en escena hace un par de semanas. Van y Jaycee
centraron su atención en él inmediatamente.
―¿Reconocieron el Sello Espíritu? ―Trillian tamborileó los dedos sobre la mesa.
―Sí. Supongo que se dieron cuenta que Newkirk tenía realmente uno de los Sellos Espíritu y
pidieron refuerzos a Shadow Wing. Lo más probable es que no saben lo poderoso que es Newkirk,
todavía. Si tratan de robar el Sello ellos mismos y fallan, harán quedar muy mal a papito allá en los
Sub-Reinos.
―Entonces, piden ayuda y de esa manera, eliminan la responsabilidad de Van y Jaycee si algo
sale mal ―dijo Ahumado―. Lo que significa que el general demonio sabe exactamente quién tiene el
Sello Espíritu.
―Lo que significa que no somos los únicos que persiguen a Newkirk. Una carrera de tres contra
alguien decidido a mantener su posesión. Nosotros, Trytian, y los demonios. ―Los resultados
potenciales de esa carrera no me hacía sentir totalmente cómoda. De hecho, dos de los tres posibles
escenarios finales no estaban a nuestro favor.
Chase abrió la puerta y se deslizó de vuelta al interior. Le miramos, esperando. Él inclinó la
cabeza hacia un lado, una débil sonrisa vacilante en sus labios.
―Sólo fui a comprobar algo y es posible que tengamos mucha suerte. Resulta que una de
nuestras víctimas humanas de violación reportó el ataque cuando ocurrió hace un año y medio.
Consiguieron su ADN de ella, pero no hizo saltar ninguna alarma, y aunque ella describió a su
atacante con el dibujante, nunca hubo ninguna pista. Ya pedimos una muestra de ADN de Andy
Gambit en el caso de Alfina. Lo sabremos en un par de días. Lo he mandado hacer de forma urgente.
―Va a ser positivo. Lo sabemos, y luego freiremos a ese pervertido. Ahora, hemos dado con
algo de información para ti acerca de uno de los Sellos Espíritu. Tenemos un nuevo general demonio
en la ciudad. ―Mi teléfono sonó y me detuve para responder. El identificador de llamadas decía
Trytian. Mierda, ¿y ahora qué?
Lo abrí, escuché lo que Trytian tenía que decir y me volví hacia los otros.
―¿Nunca vamos a tener un descanso? Van y Jaycee han sido vistos en uno de los cementerios.
Están con Telazhar, resucitando a los muertos, ¿quién sabe con qué propósito? Parece que están
decididos a causar tantos estragos como sea posible. ―Me volví a Chase―. ¿Podemos pedir prestado
armas? No de fuego, por supuesto, pero mi daga está en casa y también la espada de Trillian y el
cuchillo de Camille.
Chase asintió. Le pidió a Shamas que se hiciera con un par de dagas largas de la armería y
agarramos nuestras chaquetas.
―Me gustaría poder ir con ustedes, pero necesito a mis hombres aquí, por si las cosas se ponen
feas. Gambit está aquí encarcelado, y no quiero que huya de la estación.
―No hay problema. Podemos hacernos cargo de esto ―le dije con más confianza de la que
sentía. En ese momento, Shamas entró a toda prisa y nos entregó a Trillian, a Camille y a mí una daga
de buen tamaño. No eran de plata, pero estaban afiladas, con empuñadura de acero frio. Según nos
dirigíamos a la puerta, les fui dando las direcciones.
―Nos dirigimos al cementerio Freeburg, un cementerio aislado en la zona oeste de Seattle. ―El
oeste de Seattle no estaba tan lejos del Distrito Industrial, donde estaba el bar Intercambio de Energía.
En cuanto nos acercamos a las puertas, vimos que la protesta había aumentado dramáticamente.
Había tres veces más manifestantes de los que habíamos visto al entrar, pero la mayoría de los nuevos
llevaban pancartas de contra protesta. Los medios de comunicación estaban teniendo un día de campo,
equipos de noticias, fotógrafos y cámaras eran un grupo relativamente pacífico. Vi a Tim, de pie con
un megáfono. Estaba al lado de Neely, quien tenía otro megáfono. Saludándoles, me apresuré a mi
Jeep y puse el auto en marcha mientras Shade se unía a mí.
―Ojalá hubiera traído a Lysanthra ―murmuré―. Es de plata y funciona muy bien contra los
muertos vivientes.
―Sí, pero por lo menos tenemos espadas. ―Shade asintió―. Tendremos que arreglárnosla con
lo que tenemos. No hay tiempo para ir a casa.
―Sí, lo sé. Pero de ahora en adelante, iremos armados a todas partes. Me han agarrado dos
veces en los últimos días en las que me las arreglé con lo que tenía a la mano. No más.
Mientras salíamos del estacionamiento, siguiendo el Lexus de Camille, la vida aparentaba ser un
laberinto caótico. Echaba de menos los días en que éramos un pequeño grupo que luchaba contra lo
que ahora lucía como un enemigo relativamente mansos.
El cementerio Freeburg era el hogar de los muertos no reclamados, el lugar de descanso final
para los que no tenían dinero para funerales de lujo o familiares que les reconocieran. Un grupo de
iglesias; incluyendo la Iglesia de Mundos Unidos, contribuían a su conservación, así como al entierro
de los indigentes, los sin techo y los sin nombre.
Casi tan grande como un barrio pequeño de la ciudad, el cementerio estaba rodeado por una
valla de hierro que había sido derrumbada en varios tramos. Aparentemente el presupuesto para el
mantenimiento no se extendía lo suficiente para cubrir lo no esencial. Pero la hierba estaba
prolijamente cortada, y había varios rosales esparcidos aquí y allá entre los arces, cedros y abetos.
Tres estatuas de ángeles vigilaban a los muertos desde el centro del parque.
Observé el lugar. Los tupidos árboles daban sombra a los visitantes, pero a pesar de que era
media mañana, no había muchos dolientes a la vista. De hecho, dudaba que en el cementerio Freeburg
viniera nadie a dejar flores o decir una oración por los muertos, al menos después del entierro
inicial.
―Ahí… detrás de eso que está delante de los cedros. ―Camille señaló a la derecha. Entrecerré
los ojos y seguí su mirada. Unas figuras estaban rodeando lo que parecía ser un grupo de tumbas.
―Tienen que ser ellos. A menos que algún familiar haya descubierto de repente que uno de sus
miembros desaparecidos ha sido enterrado aquí. Venga, vamos. Cúbranse con los árboles. ―Nos
deslizamos entre los árboles, en cuclillas. Con suerte, no nos habían visto.
―Que me aspen ―susurró Camille. Estaba de rodillas detrás de un gran helecho que llenaba el
espacio entre dos altos abetos Douglas. El helecho tenía que haber estado creciendo allí durante años,
ya que mediría al menos más de un metros de altura y se extendía entre los troncos con facilidad.
Camille separó las ramas y se asomó entre ellas.
―¿Qué ves?
―Es Jaycee. Van y Jaycee están aquí. Y hay alguien con ellos. ―Se volvió hacia mí, con el
rostro pálido―. Creo que es Telazhar.
―¿Telazhar? ¿Cómo lo manejamos? ―Pensé por un momento―. ¿Ves alguna señal de
Newkirk? ―Para lo último que estábamos preparados en ese momento era un Koyanni con un Sello
Espíritu. Especialmente uno que sabía cómo usarlo.
Negó con la cabeza.
―No, y sólo veo a otros dos Tregarts allí. Pero hay otras figuras por ahí tambaleándose.
―¿Tambaleándose? Eso no suena prometedor. ―Los balanceos indicaban fallos en el
departamento de las habilidades motoras. Y esa falta de coordinación era implícita en la mayoría de
los muertos vivientes. O eso, o Van y Jaycee estaban pasando el rato con un grupo de chicos
universitarios borrachos, y eso no era muy probable.
―Espera, Telazhar acaba de… desaparecer. ―Sacudió la cabeza―. Él es capaz de
teletransportarse.
―Eso o ha utilizado un portal hechizado. Recuerda, nuestra teoría es que fue él quien trajo a
Stacia aquí. Al menos con él fuera de la foto, tenemos más probabilidades de atrapar a Van y a Jaycee.
¿Están listos para la pelea? ―Desenvainé la daga que Shamas me había dado. Aunque no era de plata,
tenía una malvada hoja de sierra―. Bueno, entonces, esto hará un poco de daño.
Camille sonrió, luego inhaló lentamente, el crepitar de la magia creciendo a su alrededor.
Extendiendo las manos, comenzó a convocar la energía, a estas alturas yo podía detectar a más de un
kilómetro de distancia cuando se preparaba para un hechizo.
―Sí. Le debo a Van un puto rollo desagradable envuelto en cristal.
Miré a los hombres.
―¿Ustedes están preparados?
Ellos asintieron.
―Entonces… vamos. Y esta vez, vamos a tratar de no dejarlos escapar. ―Tomé la posición más
adelantada, y le indiqué a Shade y a Ahumado que fueran detrás de mí. Camille y Trillian se
repartieron los laterales. Sin decir una palabra, fuimos corriendo, ocultándonos bajo los árboles.
Van y Jaycee lucían justo como les recordábamos: peligrosos, mentirosos, escoria. Vestían
vaqueros, polos, y botas de combate con desagradables puntas de acero. Giraron al oírnos y gritaron
una orden.
Dos Tregarts más, lacayos, saltaron hacia nosotros. Pero entre los cuatro demonios y nosotros
aún quedaba una media docena de ghouls. O zombis. No sabía muy bien lo que eran. Los zombis eran
más fáciles de matar que los ghouls, así que tendríamos que descubrirlo por las malas.
Camille se hizo a un lado e inmediatamente dejó salir disparado un rayo de energía que fue
directo a Van. Ella tenía una cuenta pendiente con él, y parecía que no iba a perder la ocasión de
devolvérsela. Me moví para ayudarla, pero uno de los zombis se puso en mi camino, impidiéndome
ver qué era lo que le ocurría a Van. Intenté esquivar al demonio, pero a pesar de que era lento, era lo
suficientemente rápido como para cortarme el paso. No podía evadirle. Tendría que luchar.
Los zombis lucharían hasta ser destrozados. No eran más que cuerpos reanimados. No tenían
alma, no sentían dolor. Los ghouls tenían algo parecido a la inteligencia, ya que era algo bastante
retorcido, pero los zombis eran mera carne de cañón. Los ghouls se alimentaban de carne y energía,
mientras que los zombis sólo comían carne y destruían cualquier cosa viva con la que se cruzaban.
Mientras la criatura se balanceaba hacia mí, barajé mis opciones. Shamas nos había dado buenas
cuchillas sólidas, y no tardaría mucho en desmembrar a la criatura si planeaba mi ataque. Yo era más
rápida y ágil que el zombi. Ellos eran peligrosos en el sentido de que eran fuertes y difíciles de parar,
pero normalmente no eran rápidos.
Una patada giratoria noqueó a la criatura. Cuando se alejó tambaleándose, aproveché la
oportunidad para atravesarle los intestinos y vi como le abandonaban los órganos embalsamados.
¡Maldita sea, Shamas me había dado una hoja afilada!
El cadáver gruñó pero ignoró la lluvia de órganos que se vertían desde su estómago. Me
alcanzó, pero me las arreglé para mantener el ritmo con la daga. Al mirar a mi izquierda, vi a
Ahumado hacer jirones a uno de los zombis. Shade también se había encargado de uno de ellos. Eso
dejaba cuatro.
Un grito resonó detrás de los zombis y un destello iluminó el aire. Al momento siguiente, mi
oponente comenzó a moverse más rápido, con los ojos brillantes. ¡Infierno! ¿Qué hechizo había
lanzado Van ahora?
No tuve tiempo de pensar en qué estaba pasando, porque el bulto de carne podrida se había
convertido en un tren de carga, y yo era su objetivo. El zombi logró esquivar mi cuchillo al mismo
tiempo que un puño me acertaba en el costado. Tropecé por el golpe, era como si me hubiera
golpeado una bola de hormigón. Mientras luchaba por recuperar el aliento otro relámpago iluminó
el cielo al tiempo que una mujer chillaba.
―¡Camille! ―Intenté pasar más allá del zombi, pero seguía en medio.
―¡No fui yo! Sigue luchando.
Sonaba bien, así que regresé mi atención hacia el cadáver que se acercaba rápidamente con otro
golpe, pero esta vez logré esquivar el ataque y apuñalarle de nuevo, esta vez en su hombro. En vez de
tirar de la hoja, la empujé hacia arriba con fuerza y le corté el brazo. El zombi me gruñó.
Antes de que pudiera volverse, logré deslizarme detrás de la criatura e insertar la daga en su
cuello, cortándole las vértebras. Cuando su cabeza se desplomó hacia adelante, cortada a excepción
de una línea delgada de carne, la gravedad se hizo cargo: La piel se desgarró y la cabeza cayó al
suelo. Aun gruñendo, la boca se abrió y se cerró bruscamente, incapaz de hacer algo más. El cuerpo
se sacudió a ciegas, y fue fácil hacerlo pedazos.
Una rebanada aquí, una rebanada allá, y el otro brazo cayó. Corté los dedos y pulgares, que
cayeron tan inútiles como larvas de grasa, incapaces de moverse sobre la hierba. En menos de un
minuto, el zombi era un surtido de partes del cuerpo. Hasta ahí la carne muerta. La carne se
estremecía y se sacudía, intentando moverse, pero el hechizo desaparecería y esta vez, el cadáver se
quedaría muerto en el suelo y lo quemaríamos.
Otro grito, esta vez fue Camille. Corrí a ayudarla, pero esta vez uno de los matones Tregart se
interpuso en mi camino.
―Ah, mierda. ―Me coloqué en posición de combate mientras el demonio se reía, acercándose.
Tenía la cadena habitual que los Tregarts adoraban utilizar, girándola y observándome con los ojos
hambrientos.
―Vamos, Rubiecita. ¿Te gusta rudo? ―Él cargó, su cadena silbó hacia mí. Me agaché a un lado,
con el cuchillo preparado en la mano, con el cuerpo girado para protegerme mejor. Mientras la
cadena siguiera en movimiento, él podía seguirme el ritmo a no ser que pudiera acercarme lo
suficiente para usar el cuchillo.
Buscando una abertura, di un paso a la derecha. Me siguió, y rápidamente regresé a la izquierda
antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo y mi cuchillo atacó su costado, moviéndose lo
suficientemente cerca para que la cadena fuera inofensiva. Él la soltó y gritó mientras buscaba el
cuchillo de su cinturón. Empujé contra él, haciendo palanca con la empuñadura.
Dejó caer el cuchillo, agitándose para mantener el equilibrio, y los dos caímos al suelo. Tiré de
mi daga y él fue por mi garganta. La sangre brotó de su costado y forcejeó para alcanzar mi cuello
mientras yo dirigía la empuñadura de la hoja hacia abajo sobre su frente. Un golpe en el cráneo y
dejó de lado el cuchillo. Otro buen golpe y su cabeza cayó hacia un lado.
Salté, buscando a su compañero, pero el otro matón Tregart ya estaba muerto, y por el aspecto
de las marcas rastrilladas en su estómago, Ahumado se había encargado de él. Intentando
frenéticamente evaluar la situación, volvía a oír a Camille gritar. Me di la vuelta y la vi abrazándose
las costillas y doblada por la cintura. Un extraño humo flotaba fuera de ella y del suelo a su
alrededor.
Me puse a buscar frenéticamente a Jaycee y un cuerpo en el suelo me llamó la atención. ¡Jaycee!
Camille había conseguido derribarla o… Shade emergió de una sombra proyectada por el árbol y me
di cuenta de que él había sido quien había noqueado a Jaycee. Ahumado y él se dirigían a Van, cuya
mueca desapareció rápidamente.
―¡Dragones! ―Dejó escapar un grito y huyó. Cuando Ahumado y Shade le persiguieron, hubo
un destello, y Van desapareció. Camille se arrastró hacia Jaycee, todavía abrazándose las costillas.
Trillian intentaba mantenerla quieta. En tres pasos rápidos, estaba al lado de Jaycee. Todavía estaba
viva, pero aturdida. Algo había conseguido dejarla inconsciente, pero se estaba despertando y en
cuanto recobrara la consciencia, sería un peligro.
Le arranqué la blusa y se la lancé a Trillian.
―¡Hazla tiras! ¡Ahora! ―Él la atrapó y utilizó su daga para hacerlo.
―¿Qu-quién…? ¿Dónde…? ―Jaycee sacudió la cabeza.
Trillian me entregó las tiras de tela y metí una en la boca de Jaycee, atándola alrededor de la
cabeza para formar una mordaza apretada. Cuando se resistió, Trillian le sujetó las manos. Envolví
una tira de tela a su alrededor y las até con fuerza mientras ella luchaba. Él usó otra tira para atar los
tobillos, y me aparté de ella. No podría hacer mucho atada y amordazada.
Van había abandonado efectivamente el área. Los Tregarts y los zombis estaban muertos.
Telazhar todavía estaba por allí. Pero… ahora teníamos un as en la manga. Estudié el lugar. Era fácil
ver de dónde habían sacado los cuerpos de los zombis… podía contar las seis tumbas abiertas y había
fragmentos rotos de ataúdes esparcidos a su alrededor.
―Auch. ―Camille luchó para ponerse de pie. Ahumado estaba examinando sus costillas.
―Estás herida. ¿Puedes levantarte? ―La sujetó del codo mientras ella se esforzaba por
erguirse―. Tenemos que conseguirte ayuda médica.
―No. Hanna puede manejarlo. El rayo sólo me rozó. Llevaremos a Jaycee a algún lugar donde
podamos interrogarla. La habitación segura del Caminante. Allí no podrá usar ningún tipo de magia.
―Hizo una mueca, pero se obligó a regresar a los autos andando.
―Te llevaré… ―Ahumado se adelantó con los brazos extendidos pero ella rechazó su ayuda
con un gesto.
―¿Trillian y tú volverían a enterrar los cuerpos? No tienen ninguna lápida, en realidad no; no
tenían familia, y luego Van y Jaycee vinieron y les desenterraron y no tenemos ni idea de porqué. Al
menos podemos decir una oración por los muertos sobre sus tumbas.
Me volví a Shade.
―¿Puedes llevar a Jaycee al Jeep y esperarnos?
Mientras izaba a Jaycee, quien luchó como un pez en una red todo el camino, y la llevaba hasta el
auto, Ahumado y Trillian comenzaron a reunir los restos de los zombis y Tregarts y los devolvieron
a los sepulcros.
Tomé el brazo de Camille y la ayudé a cruzar el césped.
―Cuéntame qué ha ocurrido.
―¿Qué hay que contar? Van es malditamente bueno con los rayos. Me disparó uno al mismo
tiempo en que yo le disparaba a él. ―Hizo una mueca de nuevo.
―¿Te golpeó con un rayo? ¿Cómo es que respiras? ¡Es demasiado poderoso! ―La miré
fijamente. ¿Había Van fallado de alguna manera? Si era así, entonces tal vez tendríamos una
oportunidad.
Ella me miró.
―No te hagas ilusiones. Se desvió y falló. Él no me tocó.
Confundida, incliné la cabeza.
―Entonces, ¿por qué estás herida?
―Oh mierda, vas a hacer que te lo diga, ¿verdad? ―Se sonrojó―. Me salió el hechizo por la
culata y explotó antes de que saliera de mis manos. De alguna manera me las arreglé para evitar
llenarme las manos de ampollas, pero los rayos golpearon mis costillas y me dieron. Como que…
me lastimé a mí misma.
Me detuve, volviéndome hacia ella.
―¿Te has tostado tú sola?
Ella sonrió sarcásticamente.
―Sí. ¿Tienes mantequilla?
―No, pero podemos parar por el camino. ―Me reí y, envolviendo cuidadosamente mi brazo
por su cintura, nos apresuramos hacia el estacionamiento.

Nos dirigimos directamente al Caminante, Trillian conducía el auto de Camille mientras Shade
vigilaba a Jaycee en la parte trasera del Jeep. Tiré por el callejón y bajé, entrando por la puerta de
atrás. Las tres teníamos copias de las llaves de todas nuestras propiedades.
Shade me siguió, llevando a Jaycee. Era muy mala idea ir por la calle principal en pleno día con
una mujer atada y amordazada. Chase lo entendería, pero era poco probable que fuera él el que
tomara esa llamada.
La metimos en el sótano. Kendra saltó cuando entramos. Un elfo, ella era uno de los guardias
que vigilaban el portal. Estaba de servicio y hoy estaba cubriendo al guardia habitual.
―¿Necesitas ayuda?
―¿Puedes contener a Martin fuera de la habitación segura? Vamos a tener que encontrar otro
sitio donde ponerlo, un lugar seguro, por ahora. Jaycee debe estar bajo llave. Es una bruja y una
peligrosa. ―Desbloqueé la puerta de la caja fuerte y la abrí―. Oh, qué asco. Aquí apesta.
Martin estaba sentado en una silla, mirando a la pared. Los ghouls no solían entretenerse. Estudié
el interior de la sala. Era evidente que había sido alimentado recientemente y que había hecho sus
necesidades en el suelo en vez de en el inodoro.
―Oh, Martin, ¿es que no estás domesticado? ―Encogiéndome, hice una seña para que Shade
esperara fuera―. Kendra, ¿me puedes conseguir unos guantes de goma, un cubo de agua con jabón,
una bolsa de basura y algunas toallas de papel?
Ella asintió y corrió escaleras arriba. Cerré la puerta, manteniendo a Martin dentro hasta que
estuviéramos listos para moverle. Shade y yo nos sentamos cerca del portal, esperando a Kendra, y
oímos un largo y bajo zumbido y un cristal de la mesa se iluminó. Salté. El portal se había activado,
lo supe porque era el mismo portal por el que mis hermanas y yo habíamos llegado hacía dos años.
Shade se aseguró de que Jaycee estuviera cómoda en el sofá y regresó a mi lado. Mientras
esperábamos, tomé una respiración profunda. Probablemente no era nada. Probablemente sólo un
visitante desde OM.
Cuando una forma brillaba a la vista, bizqueé, esperando a ver quién era. Y luego, una pierna
entró, y luego otra, y nos encontramos frente a alguien a quien no creía que iba a volver a ver.
Un hombre mayor de cabello leonado recogida en una cola de caballo y salvajes ojos. Esos ojos
se iluminaron cuando me vio. Era Venus el Niño Luna, el chamán del Orgullo Puma Rainier, hasta
que fue llevado a Otro Mundo para unirse a los Caballeros Keraastar a las órdenes de la reina
Asteria.
―¡Venus! ¿Qué estás haciendo aquí? No llevarás el Sello Espíritu contigo, ¿verdad?
―No, no te preocupes por eso. No lo hubiera traído aquí. ―Sonrió con tristeza―. He venido
por Zachary. Se viene a casa conmigo. Para siempre. Podrá correr libremente en Otro Mundo mucho
más a salvo de lo que puede aquí. Y podré vigilarle. Se puso en contacto conmigo y me pidió que
viniera a buscarle.
Me quedé mirándolo, leyendo entre líneas.
―¿Está haciendo la transformación final? ―Zach era un Cambiante, y solo podía correr o
caminar cuando estaba en forma de puma.
Venus, el Niño Luna puso la mano en mi brazo.
―Sí, querida. Ha decidido que es lo que quiere hacer. Yo le ayudaré.
Había rituales que podían volver a un Cambiante permanentemente en su forma natural animal.
Mi respiración se aceleró y me mordí el labio para que no se derramaran las lágrimas. Esto era real.
Zach se iba para siempre. Iba a volver a Otro Mundo con Venus, y una vez que se llevara a cabo el
ritual, sería un puma. Para siempre.
Me hubiera gustado amar a Zach porque él se había enamorado de mí, pero no pude. Me había
sentido atraída por él y el sexo había sido bueno, pero se había vuelto evidente para mí que aunque yo
le quería como un amigo, no me enamoraría de él.
Durante una batalla contra Karvanak, uno de los generales demonios contra los que habíamos
luchado, Zachary quedó paralizado al salvar la vida de Chase. Lo había perdido todo. Su Orgullo le
había rechazado por salvar a un FBH. Había perdido su trabajo y vivía a regañadientes de la caridad
del resto del clan puma.
Venus vio mi expresión y me abrazó.
―No es tu culpa. Zach me pidió que te buscara y te diera una carta.
Me quedé sin aliento. Zach había rechazado mi amistad. Me apartó cuando le trasladaron al
centro de rehabilitación.
―Él no quiso hablar conmigo las últimas tres veces que intenté verle. No quería verme.
―Zachary tuvo que llegar a un acuerdo con los cambios en su vida. ―Venus me entregó la carta.
La tomé y desdoblé el papel. La letra era de Zach.

Querida Dalila:
Le pedí a Venus que hablara contigo, que te diera esta carta antes de venir a llevarme a mi nueva
casa. Por favor, no te culpes por esto. Yo no lo hago. Crees que estaba enfadado contigo, y entiendo el
porqué. Pero necesitaba tiempo a solas, sin distracciones ni influencias, para decidir qué era lo mejor
para mí.
Y lo mejor que puedo hacer es vivir libre en Otro Mundo. No es la discapacidad lo que me retiene,
sino mis propios recuerdos, mi propio miedo y el hecho de que mi familia se ha apartado de mí.
El Orgullo me ha dado la espalda por ayudar a Chase, por ponerme en peligro por alguien que no
es del clan. No me arrepiento de lo que hice, pero su rechazo es más de lo que puedo manejar. Nunca
podría vivir en la ciudad, y no puedo vivir en un centro de estas características en el que nunca voy a
sentirme como en casa. Siempre he estado más cómodo en mi forma de puma. Mi naturaleza cambiante
anhela ser libre. Correr salvaje y no sentirme enjaulado. Por lo tanto, he decidido irme con Venus.
Nunca esperé que mi vida fuera a ser así, pero el destino tiene una curiosa manera de guiarnos
por viajes inesperados. Me gustaría pensar que, incluso si no hubiera sido herido, habría tomado la
misma decisión. De hecho, creo que siempre supe que estaba destinado a merodear por las sierras y
correr por las alturas entre los peñascos. Voy a hacerlo en Otro Mundo, no en las Cascadas.
Por favor, no me compadezcas. Yo no lo hago. Ya no. Estoy deseando que llegue la siguiente fase
de mi vida. Y deseo para ti; y todos tus seres queridos, las mejores vidas que puedan tener. Ruego
porque sean capaces de ganar la batalla contra los demonios. Y espero que tú, en especial, encuentre
ese amor que tanto mereces. Yo te amaba, Delilah, pero ahora tengo que amarme a mí mismo. Así que
voy a dejar ir tu recuerdo, y seguir adelante.
Capítulo 19
Me quedé mirando fijamente la carta en la mano, y luego eché un vistazo a Venus, el Niño Luna.
―Oh, Venus… ¿él está seguro acerca de esto? ―No quería pensar en Zach desesperado. O
sintiéndose atrapado.
Venus me envolvió en sus brazos, tirando de mí más cerca. Me acarició la espalda.
―Sí, pequeña pantera. Lo está. Hemos hablado largo y tendido. La reina Asteria me dio permiso
para volver a casa cada vez que Zach me necesite. Yo ya no pertenezco al Orgullo, tampoco. Están
buscando un nuevo chamán. ―Me tomó la barbilla y me miró a los ojos―. Sabes, en el fondo de tu
corazón, que él no está tomando una decisión precipitada. Zach tendrá una vida mejor allí conmigo
de la que tendría quedándose con el Orgullo.
Exhale lentamente. Confiaba en Venus. Me decía la verdad. No era mentiroso.
―¿Necesitas una escolta? ―le pregunté, anotando su nombre en el libro y el propósito de su
visita.
Él negó con la cabeza.
―No, recuerdo el camino. Y Zach está esperándome. Volveremos a través del portal de la
Abuela Coyote. Solamente quería entregar su carta primero. Iba a dejarla aquí en el bar para ti; no
esperaba que realmente estuvieras aquí.
Quería derramarle mis problemas, hablarle de lo que estábamos enfrentando ahora. Venus, el
Niño Luna parecía invitar a decirle confidencias, pero ese ya no era su trabajo.
―Gracias. Me alegro de haber tenido la oportunidad de hablar contigo. ―No podía dejar las
cosas así. Busqué algo más que decir, con ganas de aferrarme a Venus. Me recordaba la vida antes de
que se hubiera ido totalmente al infierno―. Dile a la reina Asteria que estamos en el rastro de otro
Sello Espíritu, ¿lo harás?
Él asintió.
―Lo haré. Te veré… bueno… en algún momento en el futuro, me imagino. ―Y subió las
escaleras, pasando a Kendra en el camino hacia abajo.
Ella me dio una mirada inquisitiva, pero negué con la cabeza.
―Lo conozco. Es seguro. ―Acepté los productos de limpieza y; mientras ella cuidaba a Martin
y Shade observaba a Jaycee, yo limpié el desastre repugnante que Martin había hecho del cuarto
seguro. Eso era lo que obteníamos por mantener un ghoul alrededor. La casa de Wilbur había estado
abarrotada y polvorienta, pero no había olido mal. Me pregunté cómo lo mantenía limpio todo con
Martin. Parecía una buena pregunta que hacerle una vez que estuviera fuera de cuidados intensivos.
Cuando terminé, Camille, Trillian, y Ahumado aparecieron. Ella caminaba mejor.
―¿A dónde fueron, chicos?
―Nos detuvimos en Tenzos por una pomada para mi quemadura.
Tenzos era una nueva cadena de tienda que había surgido, se orientaba a Supes, conteniendo una
variedad de remedios a base de hierbas comunes para cambiaformas y Faes por igual. Varias
sucursales se habían ido abriendo a lo largo de los Estados Unidos en la mayoría de las grandes
ciudades.
―Bien. No querrás que se infecte. Vamos a poner este espectáculo en movimiento. Tenemos que
interrogar a Jaycee. ―Yo tenía mis dudas acerca de cuánto hablaría la hechicera, pero siempre
podíamos dejar que Menolly se encargara de ella si era necesario. Menolly no tenía reparos en usar
su brazo fuerte sobre alguien cuando necesitábamos información.
Shade llevó a Jaycee al cuarto seguro, donde la esposamos a la pata de la cama. Incluso si ella se
soltaba, podría ser capaz de destrozar la habitación, pero nunca sería capaz de escapar. Mientras le
quitaba la mordaza de la boca, dejó escapar lo que sonaba como palabras de una maldición mágica,
con los ojos brillantes. Cuando nada pasó, lució confundida.
―No va a suceder, Jaycee. Tu magia no funcionará aquí. Acéptalo, te tenemos, eres nuestra, y
bien podrías responder a algunas preguntas. ―Me senté a horcajadas sobre una silla, apoyando los
codos en la parte posterior―. Ahora, dinos dónde se están refugiando en esta ocasión.
Ella soltó una risa ahogada.
―¿De verdad crees que voy a hablar? ¿Qué eres, una imbécil, además de ser uno de los
cambiaformas apestosos? ―Arrugó la nariz ante mí―. Huelo mierda de gato.
Incliné la cabeza.
―Sabes, nuestra hermana Menolly es un vampiro. Esta noche, ella estaría más que feliz de venir
a interrogarte, y no es siempre una persona muy agradable. ―Intimidación, eso se me daba bien. O
por lo menos, lo imitaba bien.
―¿De verdad crees que voy a entregar a mi pareja? Eres más tonta de lo que pensaba. Soy una
Tregart. Sabemos el significado de la lealtad.
Camille se unió a mí.
―¿Lealtad? Eres tan leal que espías a Stacia Quebrantahuesos para Shadow Wing, ¿no es cierto?
Eres tan leal que le tendiste una trampa porque tu jefe; el Sr. Grande y Poderoso, pensó que era un
peligro para él.
Ante la mención de Shadow Wing, Jaycee parpadeó. Ajá, teníamos razón.
―Sabemos que estás trabajando con Shadow Wing; bien podrías decirnos la verdad. ―Me puse
de pie y le indiqué a Camille que aguardara.
―Si estoy trabajando con Shadow Wing, ¿qué les hace pensar que tengo la intención de hablar
con ustedes? No voy a salir de aquí con vida. Sería una imbécil para pensar así. Puedes hacer lo que
quieras, pero no hablaré.
Su bravuconería era real. Podía verlo en sus ojos. Ella estaba esperando que la matáramos. Cosa
qué tendríamos que hacer. Nunca se pasaría a nuestro lado. Incluso si nos las arreglábamos para
asegurar su cooperación, no seríamos capaces de confiar en que ella si estuviera diciendo la verdad.
La empujé sobre la cama.
―Shade, sujétala mientras busco en sus bolsillos.
Jaycee luchó, pero Shade era demasiado fuerte para ella y revisé todos los bolsillos, en busca de
cualquier cosa que pudiera ayudar. Encontré su cartera y teléfono, y retrocedí.
―No, esas cosas son mías… ¡devuélvemelas!
―No lo creo. ―Me senté a la mesa con Camille y empezamos a revisar la cartera―. Nuestro
demonio aquí tiene una licencia de conducir, y su dirección impresa en ella. Y no es la casa de
seguridad que utilizaron la última vez. ―Anoté la dirección.
―Encuentra su teléfono inteligente. Vamos a ver que tenemos aquí… ―Camille frunció el
ceño―. No va a funcionar.
―¿Recuerdas? La mayoría de la electrónica no funcionará en esta habitación. Ve afuera y
comprueba que funciona. ―Yo todavía estaba pasando por los diferentes ingresos y tarjetas en la
billetera de Jaycee. Camille salió de la habitación―. Jaycee, veo que pasas mucho tiempo en
Intercambio de Energía. ¿Te importaría contarme más sobre el club?
―Chúpame esta, gatita. ―Ella simplemente me fulminó con la mirada.
―Estoy interesada en los hombres, gracias. Pero voy a pasar la invitación a mi hermana, la
vampiro. ―Eleve mi mirada para encontrar la de Jaycee, y vi el más mínimo de los
estremecimientos. Así que tenía miedo de los vampiros.
Después de un par de minutos de intercambiar insultos inútiles, Ahumado frunció el ceño y se
deslizó fuera. Me pregunté a dónde iba, pero al minuto siguiente abrió la puerta otra vez con
brusquedad.
―Ven aquí ahora, ¡necesitamos tu ayuda!
Guardando la cartera y la información de Jaycee en mi bolsillo, le di una mirada oscura y luego
lo seguí fuera de la habitación, junto con Trillian y Shade.
Había una pelea importante pasando cerca del portal. Tres Tregarts estaban destrozando el lugar,
mientras que Kendra y Camille estaban haciendo todo lo posible para mantenerlos a raya. Camille
tenía la daga que Shamas le había dado, y vi heridas en uno de los brazos de los demonios. Kendra
estaba entrenada en artes marciales y se veía involucrada en una pelea con el más bajo; acababa de
golpearlo contra una pared con un gancho al mentón, pero simplemente lo aturdió por un segundo y
enseguida volvió a cargar contra ella.
Desenvainé mi daga y marché, ayudando a Camille con su oponente. Ahumado y Shade se
dividieron los otros dos, Ahumado apuntó al que Kendra luchaba, mientras que Shade y Trillian
tomaron el tercero.
Logré conseguir dar un golpe en la cabeza calva del Tregart, abriendo una larga herida en su
cráneo. Él gimió, tambaleándose. Camille se precipitó, su daga dirigida a su corazón. Su hoja mordió
profundamente y él se tropezó, gruñendo. Pero luego ignoró el dolor y le dio un fuerte empujón,
arrojándola al otro lado de la habitación.
Un destello llamó mi atención, pero no tuve tiempo para mirar. Ataqué al Tregart, golpeándolo
contra la pared, y pasé mi daga por su garganta mientras luchaba. Una fuente de sangre salpicó mi
cara y la camisa mientras el demonio se deslizaba hasta el suelo.
―¡No!―El grito de Camille se hizo eco y salió disparada en la carrera hacia el cuarto seguro.
Me di la vuelta para ver a Trillian y Shade siguiéndola. Insegura de lo que estaba pasando, pero
confiando en que se trataba de algo que no nos iba a gustar, los seguí mientras Ahumado remataba a
su demonio, sus garras eviscerándolo como a un pez.
Cuando me deslicé en el cuarto seguro, vi a Shade y Camille lidiando con otro Tregart. Jaycee
yacía muerta en la cama, con la garganta cortada de oreja a oreja. Shade atrapó al demonio en un
estrangulamiento y, con un rápido movimiento, le rompió el cuello. Camille se arrodilló junto a
Jaycee, luego levantó la vista y sacudió la cabeza.
―Ella está muerta. Llegó a ella antes de que pudiéramos detenerlo.
―¿Van envió a un asesino para matar a su propia esposa? ¿O pareja? ¿O lo que diablos sean?
―Para evitar que hable, apuesta a que lo hizo.
―La pregunta es, ¿cómo demonios sabían del cuarto de seguridad? ¿Que estaríamos
manteniéndola aquí?
―Oh grandes dioses, ¡sé cómo lo sabían! ―Ella palideció―. ¿Recuerdas cuando Trytian envió
al demonio para avisarme que Hyto estaba alrededor? Lo trajimos aquí abajo. Y lo dejamos ir
después. Debe de haber hablado de ello delante de los Tregarts. Y puesto que los Tregarts están
trabajando a ambos lados de la valla, le dijeron a Van y Jaycee al respecto. Eso hace de El Caminante
un objetivo eficaz. Puede que no sean capaces de destruir el cuarto seguro, pero pueden destruir este
edificio y ponernos fuera de servicio. Y ahora los demonios saben que hay un portal aquí abajo,
también.
Mierda, ella tenía razón. Me hundí en la silla más cercana.
―Pero, ¿por qué no han mostrado su mano hasta ahora, sin embargo? Me sorprende que no
hayan venido a destruir el lugar y apoderarse del portal. Pueden llegar al Otro Mundo a través de él.
Ahumado frunció el ceño, luego sacudió la cabeza.
―Pueden saber de él, pero no pueden utilizarlo para ir a los Reinos Subterráneos. Y ahí es donde
radica su enfoque. Quieren empezar a abrir portales a la fuerza para traer una serie de demonios a
Earthside. No quieren tomar una excursión de vacaciones a Otro Mundo. No todavía.
Shade asintió con la cabeza.
―Probablemente tienes razón. Una vez que tengan un portal libre entre Earthside y los Sub-
Reinos, entonces van a estar buscando un camino a Otro Mundo. Y entonces, este portal; junto con el
de la Abuela Coyote y todos los demás, van a ser blancos.
Empecé a transportar el cuerpo de Jaycee fuera de la habitación.
―No voy a dejarla ahí para que Martin se la coma, independientemente de lo mucho que la
despreciemos.
Con una mirada mareada en su cara, Camille asintió.
―Voy a ir a ver a Kendra y asegurarme que está bien. Supongo que… nos dirigimos de nuevo al
FH-CSI para ver lo que está pasando con la protesta. Luego, hacemos planes para esta noche. Todos
los caminos conducen a Intercambio de Energía.
―Cierto… pero vamos a entrar por la parte de atrás. A través de la entrada en el Subsuelo de
Seattle. Y si tenemos mucha suerte, tal vez nos encontremos con algunos fantasmas allí abajo. ―Hice
una mueca.
Camille se acercó y golpeó en una de las paredes.
―No nos eches el mal de ojo, nena. No nos des mala suerte.
Kendra estaba bien. Le dije que solicitara ayuda extra, por si acaso los Tregarts regresaban.
Mientras nos dirigíamos hacia la puerta, le pedí que llamara a Peder, el gorila diurno; que era un
gigante y que él llevara el cuerpo de Jaycee y a los Tregarts muertos a través del portal y los arrojara
en OM, lejos de la ciudad.
Una vez más, estábamos en camino. El tráfico había aumentado, y los peatones estaban en pleno
apogeo a pesar del viento y el frío. Hombres y mujeres en trajes de tres piezas se apresuraban hacia
sus puestos de trabajo en los rascacielos, los compradores en Prada y Armani recorrían las
boutiques, los estudiantes esperaban el autobús en su camino hacia las universidades, sus mochilas y
Starbucks firmemente en sus manos. Autos y autobuses de acordeón del metro llenaban las calles a
medida que enfilábamos nuestro camino a través del bullicio de la mañana. El cielo estaba nublado,
pero la lluvia había amainado por un rato.
Finalmente, estábamos fuera del centro de Seattle y acercándonos a la sede FH-CSI. Cuando nos
detuvimos en el estacionamiento, pude ver que la multitud había aumentado aún más. Los seguidores
de Andy Gambit estaban respaldados en una pequeña área del espacio por ahora, y la multitud que
protestaba en contra de los grupos de odio era de unas buenas cuatro veces su tamaño. Alguien estaba
repartiendo papeles, y agarré uno mientras nos dirigíamos al edificio.
El titular decía: La Gente de Seattle se Niega a Aceptar Crímenes de Odio o Violadores. Eso era
prometedor. Escaneé el edificio mientras pasábamos a través de las puertas.
Al parecer, la ciudad había estado buscando una buena causa, ya que las frases apoyando a la
Comunidad Supe venían de amas de casa, estudiantes, policías y empresarios por igual. Las
estadísticas mostraban lo que había pensado: Los miembros de la Iglesia de la Hermandad Nacidos en
la Tierra no era tan grande como habían dejado ver, y la mayoría de las personas encuestadas querían
verlos salir de la ciudad en un carril. No eran más que una minoría terriblemente vocal.
“El odio solo puede existir donde las personas se niegan a hablar en contra de él”. Chase había
sido citado, y la imagen de él de pie junto a Sharah decía mucho.
Mientras Camille, Ahumado, y Trillian se quedaban fuera para hablar con Tim y Neely y obtener
la verdad sobre lo que estaba sucediendo, Shade y yo fuimos por las puertas. Yugi nos saludó con la
mano. Había encendido la televisión que estaba montada en la pared. La noticia estaba en marcha.
La periodista era nueva; nunca la había visto antes, pero se veía brillante y alegre. Me pregunté si
había una escuela para los reporteros de noticias de televisión y programas de entrevistas donde eran
entrenados en el arte de lucir como si estuvieran con un constante subidón.
Se aclaró la garganta y dijo:
―Y en otras noticias, hoy, en la sede de Investigación de Escenas del Crimen Faerie-Humanos,
una protesta involucrando a una cincuentena de personas se organizó en apoyo de Andy Gambit,
reportero del Seattle Tattler, que fue detenido bajo cargos de violación esta mañana. Acusado de
violar a varias mujeres, entre ellas una mujer de Otro Mundo, Gambit permanece bajo custodia sin
derecho a fianza.
»Sus seguidores; principalmente miembros de la Iglesia de la Hermandad Nacidos en la Tierra,
estaban repartiendo literatura anti-Supe. Una contra protesta sobrevino, patrocinada por un esfuerzo
combinado de la Iglesia de los Mundos Unidos, el Centro de Acción Comunitaria Arco Iris, la
Coalición de Recuperación de Mujeres de la Noche, y el Consejo de la Comunidad Supe, y
rápidamente creció hasta abarcar más de cuatrocientas personas.
La escena iba a un reportero entrevistando a la gente en el lugar. Mostraron un montaje de
comentarios, yendo de una persona a otra.
―Seattle no tiene lugar para los crímenes de odio. Si él lo hizo, Gambit debe ser encerrado de
por vida…
―Los violadores merecen ser castrados…
―La Iglesia de la Hermandad de los Nacidos en la Tierra han estado provocando problemas por
un tiempo… queremos que la gente sepa que la mayoría de Seattle no se siente de esta manera…
―Si los Supes no quieren ser objetivos, deberían salir de la ciudad…
―Los grupos de odio no tienen lugar en este ámbito. Es hora de que Seattle despierte y se haga
cargo de ellos antes de que se conviertan en un problema grave. No hay lugar para los supremacistas
aquí…
Y entonces Neely apareció en la pantalla. Sonrió y levantó un nuevo folleto que parecía recién
salido de las prensas.
―Invitamos a cualquier persona que no quiere que Seattle sea visto como un fango de odio e
intolerancia a unirse a nuestra nueva organización. Patrocinada por la Iglesia de los Mundos Unidos,
el Consejo de la Comunidad Supe, Vampiros Anónimos, y la Nación Soberana de Talamh Lonrach
Oll, hemos formado una organización: Todos los Mundos Unidos en la Paz. TMUP. Por favor, no
duden en tomar algunas de nuestras publicaciones si están interesados.
Y los comentarios siguieron. Después de un momento, Yugi bajó el sonido.
―Por difícil que sea decirlo, teniendo en cuenta las lesiones de Alfina, el ataque puede ser una
bendición disfrazada. Esto parece haber despertado a la ciudad. La gente no quiere que su hogar sea
conocido por crímenes de odio.
Me quedé mirándolo fijamente. Yugi era generalmente tan sensible como nadie.
―¿Estás diciendo que te alegras de que Gambit la violara? No dejes que Camille escuche esa
basura cuando venga aquí.
―¡No! No estoy diciendo eso. Pero seamos sinceros, como hemos visto, este no parece ser su
primer ataque. Todavía tenemos que conseguir el ADN de nuevo, pero no hay duda en mi mente que
él atacó a todas esas otras mujeres primero. Y puede haber más. Y puede ser un asesino. Después de
todo, según lo que dice Alfina, él iba a matarla después, pero los Tregarts querían dejarla con vida.
Querían hacer que la ciudad creyera que los FBHs estaban lastimando a los Supes y tal vez iniciar un
fuego. ―Se sentó en su escritorio―. Apuesto a que Gambit estaba temblando en sus botas cuando se
dio cuenta que ella sería capaz de decirnos acerca de él. Los Tregarts le vendieron junto con la
Hermandad de los Nacidos en la Tierra. Será mejor que revisemos nuestros casos no resueltos y si
podemos ver si alguno de ellos coincide con él.
Mientras hojeaba unos papeles sobre su escritorio, buscando algo, Chase salió caminando de su
oficina.
―Buen trabajo en las protestas. Agradécele a Tim por mí, ¿quieres? Esa cobertura de noticias
nos hizo mucho bien. Ya he recibido cinco solicitudes para hablar con las asociaciones vecinales de
vigilancia que no quieren este tipo de basura en su parte de la ciudad. ¿Viste el informe justo antes de
eso sobre el aumento de los crímenes de odio últimamente? Hicieron la transición muy bien al entrar
en el artículo sobre las protestas.
Nos dirigimos de nuevo a su oficina.
―Chase, ¿vas a estar disponible esta noche? Estamos planeando una incursión a Intercambio de
Energía, y sería útil contar con un miembro del FH-CSI para cerrarlo oficialmente si podemos
capturar a Van. Sabemos que él ordenó los bombardeos…
El teléfono del escritorio de Chase sonó y él levantó una mano.
―¿Sí?… ¿dónde? Oh mierda, está bien, vamos a tener una unidad justo ahí. ¿Cuántos heridos?…
claro. ―Mientras colgaba, se levantó de su silla―. Vamos. El Café Supe-Urban acaba de arder en
llamas. Cinco heridos hasta el momento, no se conocen muertos por ahora.
―Maldito jodido hijo de puta. Van va a causar estragos en la ciudad porque atrapamos a Jaycee y
tuvo que matarla para asegurarse de que ella no hablara. ―Lo seguí, con Shade siguiéndonos.
―¿Qué? ¿Atraparon a uno de ellos?
―Sí, pero Van envió Tregarts a matarla. Voy a explicar cómo nos encontraron más tarde. En este
momento, nos vemos en el café.
A la salida, nos encontramos con Camille y los otros que venían de hablar con los manifestantes.
Le salí al paso.
―Al café de Marion, ahora. Fue incendiado.
Camille gimió.
―Déjame adivinar; ¿Van está en modo destrucción?
―Eso parece. Tiene la intención de asustar esta ciudad al máximo, ¿y qué vamos a decirle a la
prensa de todo esto? ¿¡Demonios aterrorizando la ciudad!? Estoy preocupada por el negocio de Tim y
el resto de empresas y hogares Supe. ¿Y qué decir de Vampiros Anónimos? Tenemos que detenerlo o
va a incendiar la ciudad. ―Saqué mis llaves―. ¿Cómo está tu costado?
―Voy a vivir. Nos vemos allá. ―Corrió a su Lexus, con Ahumado y Trillian justo detrás de ella.
Me quedé mirando el Jeep. Estaba tan cansada de correr alrededor de la ciudad, tratando de
apagar incendios; en este caso literalmente, que podría gritar. Pero no había otra opción. Pero antes
de subirme, saqué mi teléfono y puse la llamada que realmente no quería hacer.
―¿Hanna? Pon a Marion, por favor. ―Mientras esperaba para decirle a mi amiga que había
perdido no solo su casa, sino también su negocio, miré hacia arriba en el cielo. Las nubes se estaban
concentrando de nuevo. Un trueno partió el cielo y relámpagos destellaron mientras la lluvia
comenzaba a caer, golpeando contra el pavimento. Al menos eso ayudaría a los bomberos a apagar el
incendio en lo de Marion; las gotas eran tan gordas como arañas globo tejedoras, rompiéndose al
caer al suelo.
Marion se puso al teléfono.
―¿Delilah? ¿Hanna dijo que querías hablar conmigo?
―Tu café se ha incendiado. Hay heridos. Nos dirigimos allí ahora.
―Oh, Gran Maestro Coyote… iremos allí enseguida…
―¡No! ―Yo estaba demasiado excitada y le grité―. No, Marion. Permanezcan allí. No podemos
correr el riesgo de que estés a la vista. Capturamos a Jaycee, y los Tregarts la mataron antes de que
pudiéramos sacar nada de ella. Pon a Roz, por favor.
Marion protestó, pero la convencí de que tenía que dejarnos el trabajo a nosotros. Roz apareció.
―Escucha, tú y Vanzir díganle a los guardias alrededor de la casa que refuercen la seguridad
hasta que atrapemos a Van. Las cosas están llegando a un nivel explosivo. Una vez que lleguen más
guardias, tengan todas nuestras armas preparadas para esta noche. Y si no estamos en casa para
cuando Menolly despierte, dile que vamos de caza esta noche.
―Así de mal está todo, ¿eh?
―Sí, creo que lo será. Nosotros vamos a tener una fiesta en Intercambio de Energía y es
probable que se ponga sangrienta. Pide a Morio que preparare cualquier hechizo que él y Camille
puedan llegar a necesitar. Y asegúrate de que no se olvide de agarrar mi daga. No sé si vamos a tener
la oportunidad de llegar a casa primero.
―Lo tengo. De acuerdo, vamos a conseguir todo y repondré mi arsenal. ―Por su arsenal, Roz
quería decir la capa completa de las armas que llevaba habitualmente. Desafiaba a Neo en Matrix por
el atuendo más peligroso del año―. Entonces, ¿están esperando que esto sea grande?
―Sí, lo esperamos. Van, Telazhar, Newkirk…
―¿Quién es Newkirk?
―Nuestro hombre calvo. Es un Koyanni con un Sello Espíritu. Van y Jaycee han estado
haciéndose pasar por los lacayos de Trytian mientras han estado apuntando doble, primero a Stacia y
después a él. Trabajan para Shadow Wing. Las cosas acaban de ponerse increíblemente caóticas, y
tenemos que acabar con ellos antes de que se vayan de matanza. Ahora mismo están dirigidos a
organizaciones específicas y personas, pero eso podría cambiar en cualquier momento.
A los asesinos de matanza no les importaba a qué o a quién hacían daño, a largo plazo, esa era
esencialmente la naturaleza de los demonios, ahora mismo nuestro único enfoque impedía una
masacre más amplia.
―Vamos a juntar todo y te encontramos… ¿dónde quieres que nos reunamos contigo? ―Podía
escuchar a Roz hacer garabatos en un bloc.
―Nos vemos en Intercambio de Energía. Te llamaré en su momento. ―Cerrando mi teléfono,
me metí en el auto. Camille y los chicos ya habían salido.
Shade me dio una larga mirada e incliné mi cabeza hacia atrás contra el asiento.
―Esto es una mierda. Hace solo un par de días nos estábamos divirtiendo, preparándonos para
la boda de Iris. Ahora estamos corriendo como locos tratando de detener a un grupo de Tregarts de
gatillo fácil. Al menos Iris y Bruce están teniendo un mejor momento que nosotros.
―Sí, pero míralo de esta manera: No estamos aburridos. ―Y con eso, me acercó para besarme,
luego colocó su cinturón de seguridad. Encendí el auto, me retiré de la zona de estacionamiento, y me
dirigí hacia el Café Supe-Urban.
Capítulo 20
La cafetería de Marion estaba humeando. Las ventanas de la fachada explotaron, pero el edificio
estaba todavía en una sola pieza. Las llamas lamían las maderas, pero los bomberos habían logrado
detenerlas antes de que envolvieran todo el lugar, y el fuego parecía ser normal, no mágico. Tal vez
se quedaron sin canya. Sólo podíamos esperar.
Dos camiones de bomberos estaban allí, con bomberos vertiendo agua sobre la estructura. Tres
ambulancias estaban paradas junto a la acera, tratando a los clientes que habían sido agobiados por el
humo y quemaduras ligeras.
Chase y Shamas estaban allí, dirigiendo las operaciones. Camille estaba buscando en el teléfono
de Jaycee mientras Ahumado, Shade, y Trillian hablaban con los clientes dando vueltas en la acera.
Crucé mis brazos contra la lluvia. Los cielos torrenciales estaban ayudando a apagar las llamas.
Mientras el olor de la ceniza y de madera ardiendo llenaban la tarde sombría, sentí rabia subir hacia
arriba. Marion no merecía perder su casa y su negocio. Alfina no se merecía ser violada. Los Supes
no se merecían perder cinco miembros y su sala de reuniones. Los demonios estaban corriendo en
círculos alrededor de nosotros.
Camille enfiló hacia mí.
―He encontrado varios mensajes de texto en el teléfono de Jaycee. Y tiene un calendario. Esta
noche se suponía que debía encontrarse con “N” en intercambio de Energía y la notificación dice:
Llevar el pago.
―¿Pago? ¿Para qué? ―Repasé todo lo que sabíamos acerca de los Koyami―. ¿Recuerdas lo
que Van y Jaycee estaban haciendo para los Koyami?
Comprensión iluminó el rostro de ella.
―Zarza Lobo. Si ellos están dando remuneración… entonces tal vez los Koyami están de vuelta
tomando hombres lobo. O tal vez estaban a punto de pagar por la droga. ¿Ha habido más casos de
desapariciones de licántropos beta masculinos?
―No lo sé. No seguí la pista después de que los detuvimos la primera vez. ¡Maldición!
La Zarza Lobo era una droga peligrosa, hecha de varias glándulas de machos beta hombres lobo
que habían sido criados en jaulas e intoxicados con esteroides. Los hombres lobo eran aterrorizados,
enfurecidos, y en el apogeo de su rabia, eran desollados vivos y disecados. Cuando se mezcla con
varias hierbas, esto creaba una droga que sometería a la mayoría de los hombres lobo cuando se
inhalaba. También hacía estragos en algunas brujas. Camille había quedado inconsciente cuando
desencadenó una trampa. Otra exposición, posiblemente, podría matarla.
―Están de vuelta en ello. Lo sé. ¡Están de vuelta haciendo la maldita droga! ―Golpeé mi mano
contra un poste de teléfono.
―Tiene que ser eso. Es por eso que Newkirk y los Koyami han apuntado a Marion. Ella nos dio
información sobre ellos. Los Koyanni lo descubrieron, y la consideran una traidora. Ella es amiga de
los cambiaformas, hombres lobo también. Así que están destruyendo sistemáticamente su vida.
Mataron a su hermana. Quemaron su casa y trataron de matar a su marido. ―Camille presionó la
mano sobre su estómago―. ¿Qué pasa si ya han ido detrás de sus hijos? Tiene tres.
―No me atrevo a decirle que los llame, si hay un problema, no hay manera en el infierno que
seamos capaces de evitar que vaya a ayudarlos, y eso podría conseguir su muerte. No podemos ir
para protegerla. ―Estábamos demasiado agobiadas como estábamos.
Camille apretó los labios.
―No tenemos otra opción. Estos son sus hijos. Ella tiene que saber que están en peligro, y mejor
que llame para asegurarse que todo el mundo está bien. Y tiene que advertirles de ser cautos.
Por mucho que no quería, llamé a Marion de nuevo y le dije que revisara a sus hijos, que se
asegurara que estaban a salvo, que les diga que tengan cuidado, y luego que me llame de regreso.
Mientras el humo se derramaba del restaurante ahora humeante pero ya no en llamas, me paseé,
preguntándome cuánto se necesitaría para renovar la cafetería.
―No estamos haciendo ningún bien aquí. ¿Y ahora qué? ―Camille se apoyó en su Lexus, viendo
la multitud que se había reunido. Se puso rígida, señalando a un grupo que acababan de llegar―. Oh,
demonios… mira el lodo que salió sigilosamente de debajo de una roca.
Eché un vistazo hacia ellos. Manifestantes, llevando carteles que decían, Adiós y Hasta Nunca, Y
Ardan, Supes, Ardan, y otras consignas de odio. Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y
estaba a punto de dirigirme hacia ellos para advertirles que se fueran cuando otra multitud, alrededor
de dos veces más grande que la primera, arribó dispuesta. Llevaban pancartas, también, sólo que eran
en apoyo a Marion y la Comunidad Supe. En el momento que la multitud de odio comenzó a cantar,
los otros se deslizaron entre ellos y la cinta amarilla de precaución acordonando el café y sofocaron
los arrebatos de ellos con uno más fuerte.
―Parece que Neely y Tim han conseguido coordinar las cosas. Están justo encima de ello.
―Camille me dio una breve sonrisa―. Esa es una de las primeras piezas de buenas noticias que
hemos tenido.
―¿Piensas que somos necesarias aquí?
―Creo que ellos pueden manejar la situación. Esperemos que nada se vaya de las manos.
―Señaló y llamó a los chicos, que comenzaron a caminar de nuevo hacia nosotras.
―No podemos golpear Intercambio de Energía aún, quiero ir por la noche, cuando tenemos una
mejor oportunidad de dar con los Koyami y Van. Incluso cuando tenemos a Menolly, y tal vez a
Roman, de nuestro lado. ―Reflexioné sobre lo que podíamos hacer mientras tanto. Quería una siesta,
acurrucarme en una de mis camas de gato parecía que era lo ideal para hacer por un par de horas,
pero no teníamos ese lujo.
Entonces me di cuenta.
―Íbamos a ir a hablar con la reina Asteria. Tenemos unas buenas cinco o seis horas hasta que
podamos siquiera pensar en ir al club. ¿Qué dicen si tomamos un viaje rápido al Otro Mundo y
visitamos a la reina? ¿O al menos hablarle a Trenyth?
Eso trajo la primera sonrisa real de Camille que había visto desde la boda de Iris.
―¿Qué digo? Yo digo infiernos, sí. Ya sabes, Chase siempre ha querido ver Otro Mundo. ¿Por
qué no lo llevamos? Puede dejar a Yugi a cargo por una tarde. Él puede utilizar un descanso.
Y así, en menos de media hora, estábamos de pie en el borde del bosque de la Abuela Coyote,
dispuestos a saltar un portal a la Ciudad Elfin.

Ya que no estábamos planeando permanecer mucho tiempo, decidimos saltarnos vestirnos para
el viaje. El portal en el bosque de la Abuela Coyote nos llevaría directamente a Elqaneve y la ciudad
no estaba llena de baches, o caminos difíciles, así que no teníamos que preocuparnos por equipo de
senderismo. Chase parecía nervioso. A pesar de que había sido arrastrado a un reino diferente no
hace mucho tiempo por uno de los Faes Antiguos, nunca había estado en Otro Mundo. Y nunca había
pasado por uno de los portales regulares.
Paramos primero en casa, para recoger armas y asegurarnos de que todo estaba bien, y
decidimos dejar a Trillian y a Shade detrás. No los necesitamos para actualizar a la reina de la
situación, y ellos podrían pasar la tarde averiguando todo lo posible sobre Intercambio de Energía y
preparándose para la noche.
Chase se quedó mirando el portal que brillaba entre dos árboles grandes en el medio del bosque.
La Abuela Coyote no estaba por ningún lado, pero teníamos licencia para usar el portal en cualquier
momento que necesitábamos. La energía azul brillante crujía y chasqueaba.
―¿Es como por el que me arrastró esa monstruo de feria mujer-araña Fae? ―Él lo miró con
recelo.
―No sufras. El principio es similar, pero no se sentirá tan raro. Bueno, yo no lo siento tan raro.
―Le di unas palmaditas en la espalda, y él forzó una sonrisa―. ¿Creía que querías ver Elqaneve?
―Lo hago… solamente… ―Hizo una pausa, y luego se encogió de hombros―. Qué diablos,
voy a tener una larga vida a menos que sea asesinado o haga algo estúpido. Podría también aprender
a ser aventurero. ―Respirando profundo, nos siguió a los tres al portal. Camille fue primero, luego
Ahumado, a continuación, Chase, y luego entré yo.

Viajar a través de un portal es como entrar entre imanes gigantes, con tu cuerpo extendiéndose
en piezas hasta átomos, rompiéndose en energía primaria que conforma tanto al espíritu y la forma.
Entonces, cada átomo, cada célula, cantará a través del tiempo y el espacio. En cuestión de segundos,
el cuerpo se reagrupa de nuevo, en un torbellino vertiginoso, y te encuentras a ti mismo de pie en un
mundo lejos de donde empezaste.
Estábamos cerca de Barrow Mounds. Hace siglos, ellos habían sido el hogar de la Elfa Oráculo,
Sarasena. Ella había sido asesinada por bandidos, y después de eso, ninguna planta nunca volvió a
crecer en los montículos. Los fantasmas de los elfos, muertos hace tiempo, caminaban entre los
montículos, susurrándose entre sí, pensando cualquier pensamiento distante que pensaban. Ellos
quedaban, las víctimas de batallas antiguas, recuerdos que no descansarían.
Había un ambiente encantado en los túmulos, y cada vez que los pasábamos, me daba escalofríos.
Camille podía ver los espíritus, así como Shade y Morio podían. Estaba empezando a sentirlos más,
cuanto más entrenaba con Greta. Con el tiempo, ella me dijo que sería capaz de ver fantasmas y
espíritus con facilidad.
Miré alrededor. Por ahora, Morio debería haber utilizado el Espejo Susurro para ponerse en
contacto con Trenyth, el asesor de la reina. Y… allí estaba él, bueno como el mecanismo de un reloj.
Trenyth, como todos los elfos, se veía mucho más joven que su edad. Era leal al corazón, y
aunque no parecía darse cuenta de ello, estaba enamorado de la reina Asteria. En secreto, esperaba
que un día se diera cuenta de sus sentimientos, pero la diferencia de edad era probablemente
demasiado grande para ella permitirse que una cita tome lugar. Por no hablar de la diferencia de
castas.
Trenyth estalló en una amplia sonrisa.
―¡Camille…! ¡Delilah! Bienvenidas. Morio me contactó y me dijo que vendrían. ¿Se van a
quedar por un tiempo? ―Reparó en Chase e inclinó su cabeza. Se habían conocido antes―. Chase,
que sorpresa inesperada.
Chase tendió su mano y Trenyth, acostumbrado a los saludos ahora, la tomó.
―Espero que no le importe que me colara con las chicas.
―No, en absoluto. ―Trenyth hizo un gesto hacia un carruaje cerrado tirado por dos caballos.
Noblas stedas: Una variante de los Clydesdales en Earthside, eran preciosos, anchos de hombros, y
regios.
―No podemos permanecer mucho, un par de horas como máximo, pero debo hablar contigo y
la reina. Es imperativo. Tenemos algunas malas noticias. ―Seguí a Trenyth, seguida por Camille,
Ahumado, y Chase. Chase, con sus ojos muy abiertos, lanzaba miradas en todas direcciones mientras
nos dirigíamos al carruaje.
―Esto es increíble. ―Chase me alcanzó ―. El aire es tan limpio aquí. No puedo creer cuán
agradable es para mis pulmones. Me siento como lo hice cuando deje de fumar. Casi mareado.
―Chase había dejado de fumar cuando estuvimos saliendo, y había logrado permanecer lejos de los
cigarrillos después de que nos separamos. Ladeó la cabeza―. Hay algo más… siento… que
hormiguea…
―Magia. ―Camille aceptó la mano del conductor mientras él la ayudaba a impulsarse en el
carruaje―. Estás sintiendo la magia que impregna el aire y la tierra. Otro Mundo es mágico hasta el
núcleo de cada átomo. Con la naturaleza cambiante de tus capacidades, estás cada vez más sensible a
estas cosas.
Con un movimiento de cabeza, él se metió en el carruaje después de ella. El resto de nosotros se
unió a él, junto con Trenyth. La cabeza de Ahumado rozaba el techo. A medida que nos dirigíamos a
través de las calles adoquinadas, los cascos de los caballos golpeaban elegantemente contra los
adoquines. Chase miraba por la ventana, una expresión en su rostro que nunca había visto antes.
―Sabes, a pesar de que he visto cosas que, hace cinco años, ni siquiera creía que existieran…
siento como si estuviera en el País de las Maravillas. Me siento como Alicia, bajando el agujero del
conejo. ―Se veía tan excitado y su cara estaba tan radiante, que no pude evitarlo. Extendí mi mano y
le dio un beso en la mejilla. Él presionó su mano en su cara, sonriéndome, luego se volvió a la
ventana.
―¡Las casas! Son tan diferentes.
Trenyth sonrió suavemente, luego se volvió a Camille.
―Sin plantear un tema delicado, pero, ¿ha estado tu padre en contacto contigo en absoluto?
Ella bajó su cabeza, sacudiéndola en silencio.
―¿Por qué? ¿Tanaquar decidió que necesitaba un nuevo amante? ―Aspiré―. Trenyth, a menos
que sepas algo que nosotras deberíamos saber, nuestro padre es un tema delicado. Especialmente para
Camille.
―Lo sé, pero… ―Se frotó su barbilla y dejó escapar un suspiro de exasperación―. Hay
rumores… No sé qué tan ciertos son, pero hay rumores de que el embajador ha tenido un
enfrentamiento con la reina Tanaquar y ella se ha cansado de sus atenciones. Ella no lo ha marcado
oficialmente paria, pero fuentes confiables me han dicho que tu padre ya no controla el oído de la
reina.
Así que papá estaba enemistado con su amante, y su trabajo podría estar en la cuerda. Quería ser
empática, pero después a lo que él había sometido a Camille, a Menolly y a mí, era difícil. No podía
evitar nada más que tener una pequeña alegría por el mal ajeno.
Camille, sin embargo, no dijo nada. Pero una triste sonrisa se le escapó y cruzó sus manos sobre
su regazo mientras Ahumado apoyaba su brazo alrededor de ella.
Mientras viajábamos a través de las calles, la quietud de la ciudad comenzó a instalarse a través
de mí y me eché hacia atrás y cerré los ojos, un sentimiento de anhelo resonando a través de mí como
ondas en un estanque. Echaba de menos Otro Mundo. Extrañaba mi casa… pero, ¿dónde era casa, en
realidad?
―Realmente somos caminantes del viento, ¿verdad? Sin hogar verdadero.
Camille ladeó la cabeza.
―Oh, cariño, no. Los caminantes del viento no tienen lugar para llamar casa. Pero nosotras, no
tenemos una sola casa. Tenemos dos. Somos mucho más afortunadas que algunas personas. ―Se
inclinó a través del espacio entre los asientos y tomó mi mano―. Todo está en la perspectiva.
En silencio, meditando en lo que había dicho, clavé mi mirada en la ventana mientras
traqueteábamos en la carretera principal que llevaba al palacio. Reluciente con alabastro, el palacio
era elegante en su simplicidad. Rodeado de jardines, las cortes reales eran tan limpias y claras como
el aire. La carretera conduciendo al palacio era amplia, pavimentada con ladrillos marrones.
Terminaba en una calle sin salida, con una isla de hierba al final, donde un roble creció tan alto que
era difícil ver la parte superior. Un círculo de las primeras flores de Jaspa floreciendo, eran muy
parecidas al azafrán de la Tierra, rodeaban la isla, sus fragantes flores blancas sobrias contra el verde
pálido de la hierba.
El carruaje rodó en la calle sin salida, deteniéndose frente a la entrada. El conductor abrió la
puerta y ayudó a Camille y a mí a salir al aire frío. Todavía era principios de primavera en Otro
Mundo, también. Los hombres siguieron. El conductor se inclinó ante Trenyth cuando un guardia se
acercó a conducirnos al palacio.
Seguimos a Trenyth por los pasillos expansivos, a la sala del trono. Chase se volvía hacia uno y
otro lado, estirando el cuello para captar todos los lugares de interés. Se detuvo en una talla de
madera que corría a lo largo de una pared. El bajo relieve estaba grabado en madera de roble y
mostraba una procesión de elfos en el medio del bosque, al norte del lago Arvanal, donde los elfos
llevan a cabo sus rituales sagrados. Los bordes elevados estaban besados con plata líquida, y el metal
brillaba en la tenue luz entrando a través de las vidrieras de colores de la sala.
Chase, extendió la mano, deteniéndose a la longitud de un dedo antes de tocar la talla.
―Esto… hay tanta magia aquí. Tanta historia.
Camille se unió a él.
―Sí, la hay… pero no lo toques. Eso sería considerado de mala educación. ―Entonces, se
detuvo―. Así es… casi lo olvido con todo el frenesí sobre los Tregarts. Tienes un antepasado lejano
que era un elfo. Lo suficiente, tal vez, para que tu sangre reconozca este lugar.
Él asintió, presionando sus labios, entonces se volvió a nosotros. Trenyth hizo señas para que
nos apuráramos. Lo seguimos a la sala del trono. Allí, en un trono de roble y acebo, se sentaba la
reina Elfica, tan antigua como el mundo, tan joven como la primavera. Llevaba un vestido plateado y
azul, y su cabello estaba atado en trenzas como Iris a menudo lo llevaba.
A pesar de que la reina Asteria era tan vieja como las colinas, su cabello todavía era pálido y
rubio, aunque su cara estaba llena de arrugas. Los elfos envejecían tan lentamente que no podía
imaginar cuando la reina había sido joven, tenía que ser hace miles y miles de años atrás. Ella
encarnaba sabiduría, a pesar de que cuestionábamos algunas de sus decisiones, y cuando se puso de
pie, todos los elfos en la habitación se arrodillaron a sus pies. Camille se arrodilló en una profunda
reverencia mientras los hombres y yo nos inclinábamos.
Ella hizo un gesto para que nos pusiéramos de pie.
―Arriba, amigos míos, y descansen en mi sala. Coman, beban, por favor.
A medida que nos sentamos en los bancos de terciopelo a los lados de su trono, sirvientas
mujeres nos ofrecieron copas del néctar más claro jamás juntado y pasteles delicados que se
derretían en la boca. La reina Asteria hizo lentamente las rondas, deteniéndose ante cada uno de
nosotros. Hizo un gesto para que nos quedáramos sentados. Sonrió suavemente a Ahumado.
―Joven bestia, nos encontramos de nuevo. Has pasado por momentos difíciles recientemente.
Las palabras viajan incluso hasta aquí. Pero has demostrado ser valiente y leal, y los Confines del
Dragonson muy afortunados de tenerte como uno de sus señores. Saluda a tu madre la próxima vez
que la veas.
Ahumado tomó la mano ofrecida y presionó sus labios, luego su frente, en la parte superior de
la palma de ella.
―Su alteza, voy a transmitir su mensaje. Gracias.
La reina se trasladó a Camille. Se inclinó y tomó la cara de Camille.
―Mi querida… no hay nada que pueda decir excepto… estoy orgullosa de ti.
Los ojos de Camille parpadearon, y se veía como si fuera a llorar, pero entonces simplemente
asintió y sonrió suavemente.
Mi turno era el siguiente. Estos rituales se remontaban a miles de años. Aunque habíamos
presionado asuntos para tratar, el protocolo tenía que ser seguido. La tradición era la base de los
elfos, incluso más que para los Fae. Innumerables años iban en la formación de los ritos, y cada
generación aprendía del pasado. Los elfos eran la columna vertebral de Otro Mundo, proporcionaban
continuidad.
―Y tenemos a Dalilah. Ella, que nació ansiando la luz del sol y ahora debe caminar entre las
estrellas. Los Inmortales no siempre son amables, pero creo que… si tienes que servirle a uno de
ellos, tienes suerte con el que te eligió. Y tienes suerte con el hombre que has elegido. ―Me levantó
la mano y miró el anillo de cuarzo ahumado―. Él es constante. Es amoroso. Y nunca te traicionará.
Presioné mis labios en sus dedos.
―Gracias. Lo sabía, pero me alegra que usted lo dijese. ―De repente dándose cuenta de que
Chase estaba sentado a mi lado, lo miró, pero él me estaba sonriendo a mí y articuló estoy feliz por ti,
cuando la reina se trasladó a él.
La reina Asteria se detuvo delante de Chase. Lo miró, y luego extendió la mano y lo tocó en la
cabeza. Ella cerró los ojos y se quedó allí, y Chase dejó escapar un pequeño gemido. Después de un
momento, lo dejó ir y él alzó la mirada hacia ella, con los ojos brillantes.
―A pesar de que el comienzo de tu línea fue hace tanto tiempo que está envuelta por los siglos
pasados, lo semejante reconoce a lo semejante, y la sangre reconoce a la sangre. Chase Garden
Johnson, tú has sido nuestro mayor aliado en Earthside. Ahora, te ofrezco algo que nunca supiste que
querías. ―Hizo un gesto a Trenyth y él se deslizó a su lado. Le susurró en el oído y él asintió, y
luego salió de la habitación a través de una cortina a la izquierda―. Chase, no conoces nada sobre tu
herencia elfica. Pero te puedo dar la historia. Te puedo dar nombres.
―Y…yo… ¿puede? ―Él respiró hondo y me miró con un brillo de esperanza en sus ojos que
no había visto nunca.
―Sí, te ofrezco una visión de tu pasado. Tan distante como pueda ser.
Trenyth regresó con un pequeño cofre, tallado en un trozo de madera de cedro con sólo unas
pocas runas grabadas en la tapa. Lo colocó al lado de la reina, y ella hizo un gesto hacia él para
abrirlo. Él levantó la tapa y sacó un diario que parecía que estaba a punto de desmoronarse, luego, se
lo entregó a la reina Asteria, que lo abrió en una página en algún lugar del centro del volumen.
Sin pensar, espeté:
―¡Sabía! Usted sabía sobre Chase todo este tiempo y nunca ha dicho nada.
La reina Asteria sonrió, riendo ligeramente. Su voz sonó con el sonido de campanas de viento.
―Lo he sabido desde que este joven entró la primera vez en la Agencia de Inteligencia del Otro
Mundo, pero no era el momento para decirle. Teníamos que esperar y ver cómo su destino jugaba. Y
ahora, tenemos una ligera visión de su futuro.
Chase tosió.
―¿Usted sabe mi destino? ―Él parecía aterrado.
―No, Chase. Nadie puede predecir el destino a excepción de las Brujas del Destino. Pero hemos
visto posibilidades… y queremos que estés preparado, así cuando llegues a una encrucijada, puedas
tomar una decisión informada.
Ella levantó la mano.
―De regreso en las líneas de tu línea de sangre materna, hace mil años, uno de los nuestros
conoció a una mujer llamada Rosalia. Ella era una mujer de hierbas, viviendo sola en lo que hoy es
Italia, cerca de la costa a lo largo del mar Jónico. Ella nunca se casó, pero un elfo llamado Tristan se
enamoró de ella. Ella quedó embarazada, pero estaba demasiado asustada de venir a Otro Mundo.
Chase estaba escuchando embelesado. Era como si el resto de la habitación hubiera desaparecido
y la voz de ella era el único sonido en el mundo.
―Rosalia dio a luz gemelos: Io y Cris, y ambos prosperaron. Eran medio elfos, y Tristan
interactuó con ellos. Io optó por regresar a Otro Mundo con su padre cuando era un hombre joven,
mientras que Cris se quedó en Earthside. Cris ocultó su herencia, pero se casó y tuvo hijos, y creció
fuerte. Les dijo a sus hijos acerca de su linaje, pero cayó de una cornisa cuando todavía era joven,
tanto para estándares humanos como elfo, y murió. Pero sus hijos se acordaron de su historia, y la
pasaron mientras crecieron y tuvieron hijos. Los elfos y los que tienen sangre de elfo son de vida
larga, pero los accidentes eran comunes en aquellos días, y muchos de ellos murieron jóvenes.
―Nunca oí ninguna de esas historias. Nada de parientes de vida larga o citas románticas con
seres de Otro Mundo. ―Chase exhaló lentamente, moviéndose en su asiento. Con aire ausente tomó
otro pastel.
―No me sorprende. A medida que las generaciones se desarrollaban, la línea de sangre se
diluía, especialmente con ninguna nueva infusión de sangre de elfo, y las historias de Rosalia y
Tristan desaparecieron en leyenda, y, finalmente, a historia. Pero Tristan siempre vigiló a sus hijos y
nietos y los nietos de ellos desde la distancia. ―Hizo una pausa―. ¿Quieres conocerlo? ¿A Tristan, el
padre de tu línea?
Camille levantó la cabeza. Ahumado se quedó mirando a la reina Asteria como si acabara de
crecerle una segunda cabeza. Y yo… escupí, arrojando migas de pastel de mi boca.
Chase, me agarró la mano y la apretó con tanta fuerza que casi me estremecí.
―Puede… ¿es posible?
La reina Asteria echó un vistazo a Trenyth.
―Mientras hablo con Dalilah y su hermana, ¿por favor escoltas a Chase para encontrarse con el
elfo que es el padre de su línea de sangre? ―Y antes de que pudiéramos decir una palabra, Trenyth
había pasado rápidamente a Chase a través de una de las puertas, para encontrarse con su pasado.

Mientras Chase estaba fuera aprendiendo sobre su pasado lejano, pusimos a la reina Asteria al
corriente de lo que había ocurrido en la reciente actualidad, con Van, Jaycee, y los Tregarts. De mala
gana, revelé el hecho de que Wilbur había estado espiándonos, llevando un diario, y que, a pesar de
que no era un traidor, nuestra información, incluyendo el hecho de que la reina Asteria tenía los
Sellos Espíritu, podrían haber encontrado su camino a Shadow Wing.
La reina suspiró.
―Esto es una noticia penosa. Si Shadow Wing se abre paso a Otro Mundo, seremos la primera
parada de su viaje. E incluso si no lo hace, sin duda enlistará a los goblins o a los ogros o tal vez a
los magos en Southern Wastes para hacer el trabajo sucio por él.
―Ese era nuestro miedo. Jaycee está muerta. Vamos tras Van y Newkirk esta noche. Si ganamos,
tendremos otro Sello Espíritu para traerle. Si no es así… entonces, ¿quién sabe qué demonios pasará?
―Le di una patada al suelo―. ¿Qué hay de los caballeros Keraastar? ¿Usted no dijo que iban a ser
capaces de ayudar a reparar los portales?
―No hasta que tengamos a todos los siete caballeros. Nueve, con nueve sellos, sería mejor. Pero
por ahora, sólo tenemos cinco. Encontré un compañero para uno de los Sellos Espíritu no poseído
por Ben, Venus, y Amber. De hecho, el hermano de Amber, Luke, posee la chispa… por lo que se ha
convertido en uno de nuestros caballeros junto con su hermana. Pero el quinto sello, está esperando
por la persona correcta, por el caballero adecuado por venir. Por cierto, Amber tuvo su bebé y tiene
una feliz niña saludable. En cuanto a si los poderes del Sello Espíritu pueden haberla alterado en el
útero, no estamos seguros. No vamos a saber qué esperar hasta que crezca y tenga su primera
transformación en tiempo de luna a hombre lobo.
Los caballeros Keraastar eran una sociedad que había formado la reina Asteria, compuesto por
algunos de los que habían poseído los Sellos Espíritu. Ella los había convocado a Elqaneve y
alojados para entrenar con sus magos. Con qué propósito, no lo teníamos claro, y ella no estaba
tomando preguntas. Mis hermanas y yo no pensábamos que era una buena idea, pero hasta ahora, no
habíamos puesto en duda su plan.
―¿De verdad piensa que esto es prudente? ―A pesar de que se trataba de una violación grave
del protocolo expresar duda, no podía evitarlo―. Reina Asteria, estamos preocupadas. Los Sellos
Espíritu corrompidos, no son malos, pero hay corruptos y retorcidos mortales que tratan de
manejarlos.
Camille me dio una mirada frenética pero luego salió en mi defensa antes de que la reina pudiera
hablar.
―Por favor, no se enfade. Pero Dalilah está en lo cierto. Estamos preocupadas. Usted, usted
misma, nos dijo que los Sellos Espíritu no son bagatelas o adornos, y deben ser ocultados bajo llave.
Hemos visto lo que pueden hacer…
―Alto. ―Asteria levantó su mano―. No más dudas. Confíen en mí, mis niñas. Confíen en mí y
tengan fe. Y… por si sirve de algo, descansen tranquilas. La verdadera naturaleza de mi plan… está
oculta de todos, independientemente de lo que creen saber. No hay nadie que me va a traicionar
porque nadie excepto las Brujas del Destino saben la verdad de la cuestión.
Eso significaba que el rey Uppala-Dahns y la reina Tanaquar no sabían tanto como lo que creían
saber.
Camille sacudió suavemente la cabeza hacia mí. Habíamos expresado nuestras preocupaciones. Y
eso era todo lo que podíamos hacer.
―Tenemos que irnos pronto. Sólo necesitábamos advertirle. Vigile las tierras Goblin, y de los
otros Cryptos. ¿Quién sabe lo que los Tregarts han estado haciendo? ―Me puse de pie, en busca de
Chase.
―Tu detective estará saliendo en breve. No teman. Mantendremos las torres de vigilancia,
encendidas y activas. Y la vid corre a mi favor. Ahora vayan a casa y hagan lo mejor para acorralar a
esta nueva amenaza. Enviaré más guardias para vigilar la casa de ustedes.
Cuando Chase volvió a aparecer, con una expresión divertida y tranquila en su rostro, nos
pusimos de pie. Después de hacer una salida cortés, Trenyth nos escoltó afuera y de regreso a los
portales. Pero no podía evitar sentir que darles los Sellos Espíritu a los caballeros en lugar de
guardarlos bajo llave era un gran error, y sabía que Camille pensaba así.
Mientras abrazábamos a Trenyth para despedirnos y dábamos un paso a través del portal,
esperaba como el infierno que la reina no estuviera cometiendo un error que podría provocar la
caída de nuestros dos mundos.
Capítulo 21
Chase no estaba hablando sobre su experiencia aún. Tenía curiosidad, pero Camille y yo
habíamos estado de acuerdo en no presionarle. Había mucho para que aceptara. Primero con el
Néctar de la Vida, y ahora esto. Nunca había conocido a su padre biológico, pero ahora había
conocido al padre de su línea familiar, la línea a través de la cual su madre nació. Y eso tuvo que ser
enorme.
Para cuando llegamos a casa, con Chase acompañándonos, era casi el atardecer. Tuvimos tiempo
para comer y descansar durante una hora o así antes de partir.
Hanna estaba cocinando la cena y Marion la estaba ayudando. Marion confirmó que todos sus
hijos estaban bien, lo cual fue un alivio, y que ella y Douglas habían hablado sobre ello y decidieron
volver a construir después de haber limpiado todo el caos. Ella me miró, y vi en sus ojos que todos
los pensamientos de divorcio habían desaparecido. De alguna manera, la amenaza a sus vidas había
reavivado fuera lo que fuera que creían perdido.
―No dejaremos que los Koyanni nos echen. ―Me dio una fría sonrisa, y sus dientes de repente
parecían afilados y viciosos―. No soy un pelele. Ellos mataron a Trixie, y tomaron mi casa,
quemaron mi café. Eso termina aquí.
Le palmeé el brazo.
―Lo comprendo. Afortunadamente, terminará esta noche. Mientras tanto eres bienvenida a
quedarte aquí tanto como necesites hacerlo.
―Tengo todas tus herramientas listas. Ve a darte una ducha y vístete. ―Roz había dejado todas
nuestras armas en el salón.
Después de ducharnos, Hanna puso la cena en la mesa. Su cocina no era tan buena como la de
Iris, pero hacía una gran sopa de guisantes, espesa y caliente, con humeantes salchichas que habían
sido fritas con cebollas y ajo.
Nos reunimos alrededor de la mesa. Morio comenzó a instalar el ordenador, pero Hanna sacudió
su cabeza.
―Primero la comida. Tienes tiempo después de tu cena para seguir con los planes. Ahora,
siéntate. Come.
Me reí. Hanna se estaba acomodando más en su lugar con la familia, y ahora que Iris estaba en su
luna de miel, parecía estar floreciendo. Cuando Iris estaba alrededor, Hanna tenía cuidado de nunca
invadir su territorio, respetaba el lugar de Iris en la jerarquía. Pero ahora, parecía estar adaptándose
en su lugar en nuestra casa.
Trillian rió.
―La cocinera pone las reglas. ―Él le guiñó un ojo a Hanna y ella se sonrojó. Su cabello era del
color del hijo del trigo, apartado en una trenza que alcanzaba sus hombros. Aunque mostraba su
edad; y quizás un poco más, de los años sirviendo a Hyto, aún era una mujer atractiva. Habría estado
cerca de los cuarenta si hubiera sido humana, y sus ojos eran de un cálido castaño.
Hanna alcanzó la cesta del pan, pero Roz saltó y la tomó por ella.
―Déjame ayudarte. ―Él tocó su brazo, ligeramente, cuando tomó la cesta del pan de ella y la
dejó en la mesa. Ella le dio una sonrisa tímida, y él se la devolvió. Era casi como si… no… no podían
estar durmiendo juntos. ¿Verdad?
Roz era un íncubus; no era capaz de estar con una sola mujer. Pero por otra parte, Hanna no
parecía interesada en asentarse, tampoco. De hecho, estaba aprendiendo nuevas tradiciones,
intentando adaptarse a un mundo diferente a cualquier que hubiera visto antes.
Le di a Camille una larga mirada y moví mi mirada a Hanna y luego a Roz. Ella frunció sus
cejas, echó una rápida mirada a ambos, luego ligeramente sacudió su cabeza hacia mí. Pero estaba
sonriendo.
Cuando terminamos de cenar, Menolly entró en la cocina. La pusimos al día sobre todo lo que
había ocurrido durante el día mientras ayudábamos a Hanna a limpiar la mesa. Después, mientras
Hanna y Marion lavaban los platos, Morio sacó el portátil y puso el esquema.
Mientras él estaba jugueteando con ellos, Menolly flotó hacia el techo, le gustaba vivir encima
del mundo.
―¿Asteria ni siquiera pensó en discutir los Sellos Espíritu?
Sacudí mi cabeza.
―Esperábamos que la reina Asteria disipara nuestras preocupaciones. Ella hará lo que quiera.
Incluso si fastidia más los portales, no hay mucho que podamos hacer sobre eso. Y realmente, ¿qué
podemos hacer? Volver a robar los Sellos Espíritu y esconderlos… ¿dónde? Probablemente están
más seguros donde están ahora mismo.
Camille paseó una y otra vez, gesticulando hacia Menolly.
―El problema es, que no están siendo protegidos, no de la manera que ella prometió. Cuando le
llevamos el primero, la reina Asteria prometió esconderlos, mantenerlos bajo candado y llave. Si
están fuera podrían ser objetivos.
―Y otra vez, ¿qué podemos hacer? ―Yo paré, sin esperar a sacar el tema de un doloroso tema,
pero teníamos que abordarlo―. ¿Y qué pasa con padre?
Menolly se aclaró la garganta.
―¿Así que dices que nuestro querido papi no está en buenos términos con Tanaquar? Ella debe
haber encontrado a otro lacayo que es más útil. Pero estoy sorprendida de que no añadiera un amante.
No es como si normalmente fuéramos monógamos.
Camille la ignoró, girándose hacia mí cuando se encogió de hombros.
―¿Qué pasa con él?
―¿Tú... querías hablar con él?
―¿Solamente porque él ya no está remojando su mecha en la cosita de Tanaquar? ¿Crees que
porque ella no le echa, seré toda íntima? ¿Qué perdonaré lo que él hizo? Hasta que venga
suplicándome para perdonarle, hasta el día que admita que la fastidió y que lo lamenta, puedes
apostar que nuestro padre no conseguirá un paso libre hacia mí. ―Removió la taza y sacó una caja de
galletas, mordiendo una antes de tirarme el paquete. Obviamente esta era la vía equivocada de
discusión para enfocarlo.
―Cierto. ―Atrapé las Oreos y saqué un puñado, pasándolas―. Enfoquémonos en esta noche.
Morio tiene el portátil listo. Planeemos nuestro asalto.
Nos reunimos alrededor de la computadora.
―Bien, alguien tiene que quedarse en casa. Necesitamos a Morio y a Camille juntos, por su
magia de muerte. Y a Ahumado y a Shade. Yo voy, y Menolly. ―Miré alrededor―. Eso deja a Chase,
Trillian, Vanzir, y Rozurial.
Menolly se encogió de hombros.
―Con los guardias extra, diría que podemos irnos con solo Trillian y Chase aquí. Chase, ¿te
importaría quedarte fuera esta noche?
Chase soltó un suspiro.
―Siempre la niñera. Ah bueno, no he visto a Maggie durante un tiempo. Y si una llamada llega,
si alguien vuela algo más, necesitaré salir a alguna parte, eso seguro. Trillian, ¿te apetece una partida
al ajedrez?
Trillian giró sus ojos.
―Puedo ganarte con una mano atada en mi espalda, Johnson.
―Inténtalo. ―Chase levantó a Maggie fuera del corralito y la acunó cuando Trillian comenzó a
situar el tablero de ajedrez en una esquina de la mesa. Maggie apretó la nariz de Chase y lamió su
cara. Él rió y le hizo cosquillas en el vientre y luego se sentó con ella en la mecedora al lado de la
estufa y comenzó a cantar una nana para ella.
El resto de nosotros fuimos sobre los planos. Intercambio de Energía había escondido varias
habitaciones en la parte de atrás, tan bien como las conexiones al Subsuelo de Seattle. Era difícil decir
por los esquemas si habían acordonado una parte de los túneles del subsuelo para su uso privado,
pero parecía probable.
Morio señaló la ruta para llegar allí, la cual corría a través de partes del Subsuelo de Seattle. En
los finales de 1880, un tarro de pegamento prendido fuego y el fuego resultante destruyó veinticinco
manzanas. Cuando fueron a reconstruirlos, decidieron: A) construir por fuera piedra y ladrillo más
que madera y, B) cambiar las calles de uno a dos pisos más altos de lo que habían estado. El lío
resultante creó un laberinto de edificios; algunos de los que habían escapado del fuego estaban ahora
a dos pisos bajo el suelo, alcanzable solo por escaleras. Así que las nuevas carreteras fueron
construidas, los negocios recolocados en el nuevo nivel de la calle y lo que habían sido los
escaparates y las calles ahora existían escondidas, debajo de la ciudad principal. Parte del laberinto
aún era alcanzable por un tour subterráneo, pero un gran tramo del Subsuelo de Seattle había sido
olvidado, dejado a los Supes quienes lo hicieron su casa.
―Así que, ¿vamos por el frente o llegamos desde abajo? ―preguntó Morio.
―Si vamos a la puerta delantera, tendrán tiempo para escapar. ―Miré los planos―. Lo único
es… los fantasmas. Podríamos tener que enfrentar fantasmas ahí abajo otra vez. Ivana Krask no pudo
conseguirlos a todos. ¿Verdad? ―Me giré hacia Menolly.
―No. Ella consiguió a los que estaban alrededor del área dónde estábamos persiguiendo al
asesino en serie, pero eso fue todo. Dudo que haya vuelto allí por su cuenta. ―Miró a Morio―. ¿Tú
estás bien con volver allí?
Morio tembló.
―Lo admito, no estoy emocionado con la idea, pero no lo evitaré. No entraré en pánico.
Vanzir estaba apoyado contra la jamba de la puerta.
―Deberíamos llevar a Shamas. Él es hechicero.
―Bien pensado. Debería estar en casa pronto, pero le llamaré. ―Camille cruzó a la esquina
dónde podía telefonearle sin nuestra charla interfiriendo.
―Así que, vamos por abajo. Nos escabullimos a través de los túneles, volvemos al camino. Lo
cual significa que tendremos una oportunidad para ver sus sucios secretos primero. Pero tenemos que
estar preparados para los guardias. ―Sujeté a Lysanthra. Mi hoja tembló y cantó para mí. Ella era
centinela, viva, y ardía en mi mano. Cuanto más tiempo había sido una Doncella de la Muerte, más
fuerte se hacía mi conexión con la espada.
Menolly miró el reloj.
―Deberíamos salir. ¿Algo sobre Shamas?
―Estará aquí para cuando salgamos a los autos. Acababa de entrar al camino de entrada cuando
llamé. ―Camille apartó su cabello en una cola de caballo. Llevaba una malla de Emma Peel, con un
corsé de cuerpo sobre una camisa y una falda corta que no le impediría su movimiento. Sus botines
eran viejos, acordonados, con tacones bajitos.
Yo me había cambiado a pantalones desgastados que se movían fácilmente con mis movimientos,
y una camiseta con cuello en forma de V, sobre la cual me puse una chaqueta vaquera. Mis botas de
elección eran unas de senderismo con la punta de acero. Menolly llevaba sus habituales pantalones
negros y camisa de manga larga con el cuello de tortuga, y Doc Martens.
Los chicos iban ataviados en su habitual menú; Roz nos mostró rápidamente su largo abrigo
abastecido recientemente, y parecía como si tuviera un montón de nuevos juguetes allí dentro.
―Lo juro, eres una bomba de tiempo andante. Algún día, alguien te enfadará y te pondrás
violento con ellos. ―Recogí los impresos de Intercambio de Energía―. Adivino que estamos listos.
Vamos.
Camille, Menolly, y yo paramos para darle un beso de despedida a Maggie.
―Ten cuidado de ella, Johnson ―susurré mientras alborotaba el pelaje en su cabeza.
―Vuelve, Delilah… todos ustedes. ―Chase me dio un solemne asentimiento.
Cuando salimos por la puerta, miré al cielo oscurecido. La lluvia había aflojado, pero estaba
amenazando con volver. Una abertura se abrió entre las nubes y una simple estrella brilló a través de
ella. Sostuve la visión como una cuerda de salvamento. Una promesa que esta vez, todos saldríamos
de esta ilesos. ¿Superstición? Quizás. Pero algunas veces pedirle un deseo a una estrella era toda la
esperanza que teníamos.

El viaje hacia Intercambio de Energía fue tranquilo. Tomamos la camioneta de Morio y el Lexus
de Camille. Morio condujo con Shade, Vanzir, Menolly, y yo. Camille llevó a Ahumado, Roz, y
Shamas. Habíamos decidido ir desde una manzana de distancia. Había una entrada al Subsuelo de
Seattle allí cerca. Parecía como una vieja rejilla de alcantarilla, pero actualmente guiaba a los túneles.
Habíamos venido preparadas esta vez con guantes. Los peldaños eran de hierro y nos harían
daño a Camille y a mí. El hierro quemaba a Menolly, también, pero curaría de ello más rápido que
nosotras. Pero con gruesos guantes de lana, éramos capaces de bajar por la escalera hacia los túneles
sin ningún problema.
El Subsuelo de Seattle era un lugar espeluznante, lleno de telarañas y recuerdos de tiempos
pasados. Los túneles eran fríos y húmedos, y olían como a una vieja tumba, mohosa con un olor
fuerte a moho. El suelo y las paredes, a diferencia de las alcantarillas, eran de ladrillo y madera, con
rincones que una vez habían sido los sótanos de las tiendas. Descendimos dos pisos en esta área, unos
buenos cuatro o seis metros.
Encendí la luz que estaba enganchada en mi cinturón. Habíamos descubierto una encantadora
tienda de montañismo con todo tipo de artefactos maravillosos, incluyendo cinturones ligeros,
cuerda tan fuerte como la cuerda hecha de seda de araña, y otras golosinas. Roz había gastado un
montón de dinero allí abajo y se volvió salvaje un par de meses atrás, y ahora teníamos equipos
saliéndonos hasta del trasero.
Los pasillos eran estrechos en esta área. Tomé la delantera con Shamas y Menolly, detrás de
nosotros venían Camille y Morio, luego Ahumado y Roz. Shade y Vanzir iban en la parte trasera.
Descendimos el pasillo, con precaución de no tocar los lados de las paredes. Había limo viro-mortis
aquí, y mientras la variedad de verde era molesta, el morado podía matar. El problema era, que
tampoco era fácil de ver y se aferraba a las paredes solo esperando a que las víctimas pusieran sus
manos, o cualquier otra parte del cuerpo, contra los ladrillos.
Nerviosamente miré de un lado al otro, manteniéndome alerta por algún fantasma. Las sombras
que colgaban en el Subsuelo de Seattle eran peligrosas y normalmente estaban enfadadas. Mirando
sobre mi hombro, dije:
―Camille, ¿pueden tú o Morio sentir alguna actividad sobrenatural aquí?
Paramos mientras ella, Morio, y Shade entraban en trance. Después de un momento, los ojos de
Shade se abrieron.
―¡Llegando detrás de nosotros! Algo, aunque no estoy seguro de qué. Es del Mundo de los
Espíritus, seguro.
Nos giramos justo a tiempo para ver a una mujer venir corriendo hacia nosotros. Era traslúcida,
una mirada de horror salpicaba a través de su cara. Parecía como si estuviera gritando, pero ningún
sonido salió de su boca y corrió a través de nosotros, una fría brisa traqueteó cuando corrió por
delante. De repente, paró, se giró, y se sacudió. Parecía como si algo la hubiera agarrado por la
cintura y la tirara sobre su hombro, aunque no podíamos ver lo que la estaba llevando. La chica
levantó los brazos, un cuchillo en su mano, y se cortó su propia garganta. Cuando la sangre comenzó
a verterse, desapareció de la vista.
―¿Qué demonios fue eso? ―Yo aún tenía frío de cuando nos atravesó.
―No lo sé ―dijo Shamas―. Pero vayamos a mirar dónde desapareció.
Paramos dónde había desaparecido, y me arrodillé, apuntando la luz hacia el suelo. Allí, en los
ladrillos, estaba la mancha de sangre seca. No parecía muy vieja, tampoco. Miré alrededor. A un lado,
algo llamó mi atención. Un cuchillo, se parecía al que la chica había estado sujetando.
―Bueno, sabemos que fue real. Y que su espíritu no ha descansado. ―Había un rincón cerca de
mí, y algo sobresalía de él. Miré dentro, con precaución, por si acaso era un bloatworgle o algo
igualmente nocivo. Pero era un cuerpo, probablemente muerto durante casi tres semanas. Y era
nuestra chica.
Me incliné para examinarla.
―Desearía que tuviéramos un cadáver que hablara con nosotros. Ella no ha avanzado, aún está
aquí.
Shade miró sobre mi hombro.
―Ella era un Cambiante. Puedo ver su forma astral aún alrededor de su cuerpo. Una cambiante
lobo.
―Mierda. Pero no capturan lobos hembras para la Zarza Lobo. ―Sacudí mi cabeza―. No tengo
ni idea de qué estaban haciendo con ella, pero apostaré cualquier cosa a que fue secuestrada por Van y
Jaycee por alguna razón. Quizás prostitución, quizás solo para tener un poco… de diversión…
―No podemos hacer nada por ella. Mira si tenía alguna identificación, de esa manera podemos
hacer que su familia lo sepa, y sigamos. ―Morio se giró hacia Camille―. Prepara un hechizo de
protección para el grupo.
Mientras ellos preparaban su hechizo, cautelosamente rebusqué en sus bolsillos y encontré una
billetera, era un bolso pequeño, con una chequera dentro. Lo saqué del bolsillo de su falda, haciendo
una mueca cuando intenté evitar la carne en descomposición. Abriendo el bolso, miré el nombre en la
cuenta del cheque. Clarah Rollings. Miré a través del contenido de la billetera.
Treinta y dos dólares en billetes pequeños. Cincuenta y siete centavos. Una foto de Clarah, creía
que tenía que ser Clarah por el espíritu que habíamos visto, abrazando a otra chica quién se parecía
mucho a ella. Quizás una hermana pequeña. Parecían tan felices que hizo que mi estómago doliera. Y,
una licencia de conducir. Clarah Rollings, seguro. Metí la licencia, el dinero, y la foto en mi bolsillo.
Los dioses estaban de acuerdo, que al menos teníamos esas cosas para devolvérselas a su familia. Y
podíamos volver a recoger su cuerpo cuando hubiéramos terminado con el bar.
―Eso es todo lo que podemos hacer. Sigamos.
Reformando las filas, nos dirigimos por el pasillo. Cuando nos acercamos al área que guiaba a
los túneles directamente debajo del club, llegamos a una pared extendiéndose a través del pasillo.
―Parece que alguien decidió que querían algo de espacio privado. ―Shamas avanzó, mirando
la pared, pero sin tocarla. Le hizo señas a Morio, quién se unió a él―. ¿Puedes encontrar algunas
trampas, o quizás, la entrada?
Morio examinó los ladrillos.
―El gatillo para abrir la entrada secreta está aquí abajo, pero creo que hay algo… que se
mantiene alejado. ―Se movió al lado y levantó sus manos. Con un suave susurro, flexionó sus dedos
cuando una luz azul pálido comenzó a emanar de ellos. Esta se colgó a la pared, trepando a través de
los ladrillos como una nube de niebla. Cuando alcanzó el punto central en la pared, un crujido de
chispas corrió a través de la niebla, y el olor a sulfuro llenó el aire.
Después de que la luz se aclarara, Morio examinó la pared otra vez.
―Está limpio ahora. ―Levantó la mano y un suave clic sonó. Una entrada apareció cuando una
puerta secreta se abrió―. Estamos dentro ―dijo, retrocediendo a su lugar al lado de Camille.
Shamas y yo tomamos los lados de las puertas. Miramos alrededor de la esquina, y,
sorprendentemente, vimos una cuerda de tenues luces corriendo a lo largo del techo artificialmente
descendido. El pasillo estaba vacío, y con precaución entramos. Le hice señas a Vanzir para que
cerrara la puerta detrás de él.
―Podrían haber construido un nivel entre el sótano del club y dónde estamos. ―Mantuve mi voz
baja, por si acaso el lugar tenía micrófonos ocultos, o por si acaso alguien bajaba.
―¿Quieres apostar a que no es un palacio de placer? ―murmuró Camille―. Bien, nos
dirigimos a la escalera. Mientras estamos subiendo, Morio y yo no seremos capaces de lanzar un
hechizo, pero tenemos un encantamiento de protección preparado y podemos lanzarlo ahora. Debería
darnos protección a menos que alguien interfiera. Si somos atacados, se romperá desde que no
podemos concentrarnos en ello mientras estamos en la escalera, pero habrá unos pocos segundos de
tiempo. ―Se encogió de hombros, sonriendo gravemente―. Algo de protección es mejor que nada.
Todos asentimos.
―¿Qué necesitas que hagamos?
Camille nos hizo señas para quedarnos separados a la longitud de un brazo.
―Es simple, solo cierra tus ojos hasta que te digamos que los abras.
Cuando Morio se movió detrás de nosotros, Camille tomó la parte delantera. Se movieron como
una pareja, los brazos fuera, bajando la línea, la energía corriendo a nuestro alrededor, de las manos
de Morio a las de Camille, y de vuelta otra vez, creando un círculo. Cerré mis ojos, pero el crujido de
la magia era perturbador. Podía sentirlo hormigueando cuando se deslizó sobre mi cuerpo, a mis
pulmones.
Comenzaron a cantar una y otra vez en un contrapunto, un cántico bajo sobre las corrientes de
aire, pero lo bastante poderoso para hacer que mi piel se erizara.
―Espíritus del agua, espíritus de la tierra… ―La voz de Camille era rica, como pacharán,
gutural y cálida.
―A nuestro hechizo hazlo surgir, dale nacimiento... ―Morio se hizo eco detrás de ella, hablando
suave y delicado.
―Espíritus del fuego, espíritus del aire…
―A todo inesperado, tener cuidado, tener cuidado…
―Espíritus del Inframundo presten atención…
―Escúchenos en nuestra hora de necesidad…
―Círculo alrededor, protección, defensa…
―Hasta que este hechizo se rompa y termine…
El pasillo pareció tomar una profunda respiración, y luego Camille nos pidió abrir nuestros
ojos. No podíamos ver ninguna diferencia, pero la sensación de la magia estaba ahí, saturando el aire.
Los ojos de Shamas eran brillantes, chisporroteando, y él los miró, su expresión vacilante entre la
envidia y la admiración.
―Estamos listos. Vamos. ―Camille retrocedió a su lugar, cuando le hice señas a Menolly para
tomar la delantera, seguida por mí, luego Shamas, y luego los otros en orden. Menolly la menos
vulnerable si alguien estaba esperando arriba.
Los escalones guiaban a un estrecho pasillo vertical. Cuando lo subimos, vi que había,
ciertamente, un segundo nivel antes de alcanzar la calle. Cuando caminé al descansillo que guiaba a
una puerta de metal al lado de los escalones que seguían subiendo, Menolly tenía su oído presionado
contra el acero, intentando captar algún sonido viniendo del interior.
―Todo lo que puedo oír es un arrastre detrás de la puerta.
Una vez estuvimos todos en el descansillo, comprobé la cerradura mientras Shamas sujetaba una
luz en ella. Fácil de forzar, obviamente no creían que alguien vendría a través de su barricada de
abajo. Saqué el conjunto de ganzúas que llevaba a todas partes a las que iba, y en segundos había
movido los alfileres. Con un suave clic, la puerta se abrió. Conteniendo mi respiración, la abrí y
Shamas y yo la atravesamos.
La sala era larga y ancha, con jaulas alineadas a ambos lados. Tres contenían prisioneros,
hombres, esposados a las paredes. Estaban doloridos, y dos estaban echando espuma por la boca. No
había duda en mi mente que eran hombres lobo. Cuando nos vieron, agitaron sus cadenas e intentaron
arremeter hacia delante, pero las esposas solo les daban una distancia de unos pocos centímetros de la
pared.
―Mierda. Tenemos que hacerles callar para que nadie los oiga. ―Cuando escaneé el resto de la
sala, estuve aliviada de no ver a nadie más. Shade se aseguró que la puerta estuviera cerrada detrás de
nosotros y se apoyó contra ella, por si acaso alguien intentaba entrar.
―Déjame a mí. ―Roz sacó tres bolas negras del tamaño de un cuarto con una mecha al final, y
un encendedor. Encendió la mecha de la primera y la envió patinando hacia el primer hombre lobo.
Una pequeña nube de humo se alzó de la bomba llameante y luego un pop cuando una ducha de
chispas activó el hechizo. El hombre soltó un grito afilado, luego se desplomó, inconsciente. Roz se
movió a la siguiente celda, y luego a la tercera―. Eso es todo lo que tengo, son caros, pero podemos
mirar alrededor en paz ahora.
Cuando rebuscamos en la sala, Camille soltó un pequeño grito. Ella estaba muy en la parte de
atrás, y nos hizo señas.
―Encontré su mesa de disección. ―Una expresión descompuesta cruzó su cara, y aunque no
quería verlo, miré.
Habíamos visto esto antes, cuando estábamos tratando con Van y Jaycee por primera vez. La
mesa era más como una larga batea, poco más de dos metros de largo, puesta en una encimera de
acero inoxidable. Era de unos buenos veinticinco centímetros de profundidad, y drenaba en cada
punta guiando a tuberías bajo la fuente. Un grifo con una ducha anexa estaba fijado en el centro de la
tabla de drenaje. La batea era de porcelana, y pesadas manchas marrón rojizas lo manchaban a lo
largo.
―Zarza Lobo. Esta es su instalación. Pero, ¿cómo disponen de los cuerpos? ―Miré alrededor.
Había una sección oculta a la derecha. Esperaba como el infierno que no encontráramos una sorpresa
especial como un Tregart o dos escondidos detrás de las cortinas. Pero cuando las aparté, lo que
vimos fue incluso más alarmante. Había un portal allí. Estaba entre dos obeliscos de obsidiana que
eran casi de metro y medio de alto, y crujía con luz naranja.
―¿Adónde demonios guía eso? No creo que quiera meter mi cabeza para averiguarlo.
―Cuando me acerqué al vórtice, chisporroteó y explotó.
Shamas se acercó, moviéndome hacia atrás cuando se arrodilló cerca de él.
―Creo que lo sé. ―Levantó sus manos, cerró sus ojos, y susurró algo que no pude captar.
Después de un momento se apartó y se giró―. Tenía razón. Este portal guía al plano elemental de
fuego. Diez a uno, empujan los cuerpos por ahí y se encargan de ellos de esa manera. Ellos solo
arden en el calor.
―Su versión de un crematorio. ―Miré al portal―. ¿Hay alguna manera de cerrarlo? Parece
algo demasiado peligroso para dejarlo abierto.
Shamas asintió.
―Tienes razón. Es peligroso. No necesitamos fuegos elementales rebeldes corriendo por aquí, y
créeme, ellos pueden atravesarlo. Puedo cerrarlo, pero quien lo haya abierto lo sabrá tarde o
temprano. Si no están enfocados en algo más, sentirán que el hechizo se ha roto, porque esto no es un
vórtice que ocurriera naturalmente.
―Hazlo. En el minuto que hayas terminado, nos dirigiremos arriba y terminaremos con el club.
Y… mierda… ¿qué pasa con los hombres lobo? No podemos dejarlos. Alguien podría decidir bajar y
cortarles la garganta para evitar que hablen, o tomen represalias.
Ahumado se encogió de hombros.
―Rozurial y yo podemos llevarlos a través del Mar Ionyc. Les llevaremos al FH-CSI, la unidad
médica puede encargarse de ellos.
―Bien pensado. Shamas, mientras cierras eso, nosotros sacaremos a los chicos de aquí.
Comencé a forzar las cerraduras de las celdas, pero Menolly me movió a un lado y simplemente
rompió el candado para abrir la puerta. Torció la unión de la cadena, desgarrando las esposas de la
pared. Ahumado recogió dos de los hombres. Roz tomó al tercero, y desaparecieron de la vista.
―Uno de estos días, espero que uno de ellos pase de largo y termine en medio del Estrecho de
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Puget ―dijo Camille, intentando una sonrisa―. ¿Cómo le va a Shamas con el vórtice? Ganas no me
faltan para ir a comprobarle.
―Yo no lo haría. ―Morio agarró su brazo―. Si aún está trabajando en cerrar la cosa, y lo
perturbas, podría ponerse feo. Eso es pura llama, el núcleo esencia del fuego. Y lo último que
necesitamos es acelerar la energía para que atraviese volando e incendie todo.
Ella asintió.
―Tienes un punto… oh, aquí viene.
Shamas salió corriendo.
―Cerrado, pero quien lo construyó era un hechicero condenadamente poderoso. ¿Telazhar?
―Telazhar es un nigromante, no hechicero. ―Me rasqué la cabeza―. Jaycee… no lo creo. Pero
Van… apuesto a que Van lo abrió. Tenía la sensación de que él era el más poderoso de la pareja.
―Bueno, quien fuera hizo un condenado buen trabajo protegiéndolo, y puedes garantizar que
sabe que ha sido cerrado. Así que será mejor que subamos al club ahora. ―Shamas agarró mi mano
y comenzó a guiarme de vuelta a la puerta. Justo entonces Ahumado y Roz reaparecieron.
―¿Consiguieron acomodarles?
―Sí. ―Roz frunció el ceño―. Estaban en una forma bastante lamentable.
―Bueno, tendremos que preocuparnos por eso después. Vamos, tenemos que movernos. ―Me
balanceé en la escalera, seguida por Shamas―. Terminemos con ellos, chicos. ―Y así subimos los
escalones, en camino a lo que sentía en mis huesos que sería una de las batallas más duras que
hubiéramos enfrentado ya.
Capítulo 22
Cuando nos acercamos al rellano que conducía a la parte posterior del club, empecé a ponerme
nerviosa. Pero Menolly iba primero, así que no podía ver si ella estaba a punto de encontrarse con
alguien. Mientras ella bajaba la escalera, se oyó un grito y sonidos de un forcejeo. Mierda, había
alguien allí.
Me levanté sobre el borde, sacando a Lysanthra mientras lo hacía, y vi a Menolly luchar con un
Tregart. Él parecía ser el único, y mientras me apresuraba a ayudarla, ella mordió su cuello y él dejó
de luchar. Mientras lo desangraba, él se relajó en sus brazos.
Cuando cayó al suelo, ella se dio la vuelta y vi una estaca sobresaliendo de su suéter de cuello
alto. Fui a gritar, pero ella me indicó que me callara y se la sacó. La sangre manó lentamente de su
costado.
―Otros seis centímetros y me habría convertido en polvo. Pero le erró a mi corazón. Esto va a
sanar. ―Parecía sacudida; solo apenas, y arrojó la estaca sobre el borde del rellano―. El maldito se
escondía en las sombras. Por el aspecto de su alijo de armas, es un clon de Roz; preparado para
cualquier cosa.
Examiné su cuerpo.
―Oye, él tiene otra de esas pistolas paralizantes mágicas, y se ve completamente cargada. ―Se
la entregué a Vanzir―. Ten, puedes usar esto.
Él lo tomó, asintiendo.
―Entremos allí. Quién sabe si tuvo tiempo para dar la alarma. ¿Qué más tiene?
―Varias dagas; ten cuidado, parece que tuvieran veneno en ellas. Huele a duende. Las cadenas
habituales que a estos cabrones les gusta usar, una segunda estaca, y… mmm… ¡un manojo de llaves!
―Las sostuve en alto, luego las metí en el bolsillo―. ¿Quieres apostar a que una de ellas abre esas
celdas abajo?
Menolly examinó la puerta que había estado vigilando.
―Esta puerta no está cerrada. ―La abrió de golpe, casi sacándola de las bisagras. Mientras se
abría balanceándose hacia atrás, ella irrumpió al interior. Shamas y yo la seguimos, y luego el resto.
Entramos en un cuarto trasero. Música golpeaba desde algún lugar dentro del club. El que estaba
en el frente no nos iba a escuchar hasta que empezáramos a tirar muebles. La habitación era
obviamente una sala de empleados, con mesas largas, un mostrador con un microondas y una
cafetera en él, un refrigerador, y una serie de casilleros. Camille se detuvo y sacó su teléfono.
La miré fijamente.
―¿A quién diablos estás llamando?
―Prometimos a Trytian un pedazo de la acción. Si no nos atenemos al acuerdo, haremos otro
enemigo desagradable. ―Hizo una pausa, levantando un dedo―. Trytian, trae tu culo a Intercambio
de Energía. Estamos infiltrándonos por la parte de atrás. Si haces daño a cualquiera de nosotros,
derribaré tu culo tan duro que no vas a estar sentándote durante semanas. ¿Lo tienes?… ¿Tú qué?…
Cierto… piensa de nuevo, pez gordo. De acuerdo, te veo en la refriega. No te estaremos esperando.
Colgó y comenzó a abrir los casilleros, tirando el contenido. Estaba a punto de preguntarle qué
le había dicho, pero, con una mirada a Ahumado, me decidí por la discreción. Trytian era crudo, y
sus modales por teléfono no eran nada mejor de lo que eran en persona.
Camille hurgó entre las taquillas.
―No hay mucho aquí, unos pocos trajes diminutos, en su mayoría ropa interior. Apuesto a que
encontraremos unas cuantas habitaciones de prostíbulos. Éste está bloqueado. ¿Ahumado?
Ahumado rompió el cerrojo y Camille lo abrió.
―Hola… Creo que encontré el casillero de Van. ―Hizo un gesto a Shamas―. ¿Sabes qué es esta
mierda?
Él echó un vistazo dentro.
―Componentes de hechizos. Un par de bombas incendiarias. Una botella de… Zarza Lobo. Está
etiquetado. Otra botella que tiene polvo de duendecillos en ella. Apuesto a que los duendes lo odian.
―Tomando las dos botellas, las metió en su mochila―. No vamos a dejar esto aquí para que
cualquier otra persona lo encuentre.
Roz tomó las bombas incendiarias, y Camille agarró una botella de jabón para lavar platos de la
encimera junto al fregadero y lo derramó generosamente sobre el resto de las cosas en el armario.
―Los componentes de hechizos deben estar inmaculados. Esto los arruinará para que nadie los
use. Incluso si los enjuagas, los productos químicos en el detergente habrán alterado su energía y van
a ser inútiles. ―Tiró la botella en la parte superior de los componentes, sonriendo―. Cualquier cosa
para joderlo.
―Muy bien, ¿estamos preparados? Cruzamos esa puerta, y eso es todo. Vamos a estar
caminando en un nido de víboras. ―Los miré a todos―. Recuerden, hay un Sello Espíritu por ahí y
no tenemos idea de lo que Newkirk puede hacer con él.
Fui primero, con Menolly y Shamas justo detrás de mí. Cuando abrí un poco la puerta, pude ver
un pasillo a la derecha y a la izquierda. Directamente más adelante, una cortina de cuentas conducía a
lo que supuse era el club principal. Había risas viniendo desde el pasillo, y gemidos, integrados en la
música palpitante de enfrente. Van probablemente no estaba con las putas, pero era imposible saber si
ellas estaban aquí voluntariamente. Por todo lo que sabíamos, Clarah Rollings estaba destinada a este
antro. Si las prostitutas eran prisioneras, entonces sus clientes no se pensarían dos veces antes de
cortar las gargantas de las chicas si pensaban que estaban siendo allanados.
Hice señas a Vanzir y Shade para que revisaran las habitaciones, y luego, con un gesto a los
demás, fui a través de las cortinas principales.
Intercambio de Energía estaba lleno. La tenue luz verde daba un resplandor de neón espeluznante
a la habitación. Un profundo ritmo fuerte latía debajo de la música quejumbrosa; la reverberación
tenía que ser algún tipo de magia. La barra estaba llena de clientes, consumiendo de todo, desde
cerveza hasta vasos altos espumantes con vapor subiendo en espiral, enviando un olor acre en el aire.
Los bailarines se retorcían en el suelo, y las cabinas estaban llenas. Camille y yo examinamos el
espacio en busca de Van. Camille señaló una mesa cerca del bar. Van estaba sentado allí con el
hombre calvo; Newkirk. Parecía que estaban esperando a alguien.
Mientras nos metíamos entre los bailarines, me pregunté cómo diablos íbamos a salir de allí sin
herir a nadie que no participara en este lío. Van no dudaría en poner a personas inocentes en riesgo, y
en el momento en que nos viera, iba a atacar.
―Hacia la barra. Ahora. Todo el mundo ―susurró Camille lo suficientemente fuerte para que
todos escucháramos, entonces a medida que avanzábamos para obedecerla, ella y Morio se retiraron,
y enlazaron sus brazos. Estaban mirando hacia la multitud. Joder, estaban haciendo algo y se sentía
grande.
Mientras murmuraban en voz baja, ahogados por la música y la multitud, una sombra comenzó a
emanar de sus manos, y se hizo más grande, entonces se elevó hacia arriba, una nube de humo que
rodó sobre la pista de baile. La gente comenzó a gritar mientras la nube tomaba la forma de una gran
criatura alada. Sea lo que fuera me asustó endiabladamente, pero me las arreglé para mantenerme
firme.
Varios bailarines parecían confundidos, pero no asustados, y se mantuvieron firmes, pero una
estampida hacia la puerta empezó a medida que la sombra se zambullía en la multitud, chillando por
encima de la música. Miré a Van para verlo saltar sobre sus pies, mirando a su alrededor
salvajemente. Newkirk se quedó quieto a su lado, inmóvil, mirando directamente a Camille y a
Morio. Mierda. Nos habían descubierto.
Mientras la multitud se empujaba hacia la puerta, dejando a diez bailarines detrás, todos
pareciendo sospechosamente Tregarts, un hombre mayor se acurrucó en una cabina en la esquina.
Tenía el cabello canoso y un desaliñado crecimiento de barba. Shade y Vanzir aparecieron a través de
las cortinas justo entonces y me dio un asentimiento.
―Van, acabo de arruinar tu alijo en la parte de atrás. ―Camille dio un paso adelante.
―Perra. Voy a destriparte. ―Hizo un gesto hacia Newkirk―. Las tres chicas son mías. El resto,
lidia tú con ellos.
Miré al hombre mayor en la cabina, pero él solo permanecía sentado, observando, con una
sonrisa en su rostro. Y entonces, supe quién era. Telazhar. Joder, iba a jugar al gato y al ratón con
nosotros, y probablemente con Van. Fui de nuevo a donde Ahumado y Shade estaban de pie.
―Ese es Telazhar…
Pero apenas había conseguido pronunciar las palabras cuando él lentamente se levantó y
flexionó los dedos, entonces me señaló y grité cuando una explosión ardiente me cogió del brazo.
Estrellándome contra el suelo, me di la vuelta para detener las llamas que ardían brillantes.
Van se giró, mirando Telazhar.
―¿Qué demonios estás haciendo?
―Cállate. ―El nigromante levantó la otra mano y un anfitrión fantasmal apareció detrás de él.
Cinco figuras etéreas, todas aterradoras y cubierto de niebla, se dirigieron en nuestra dirección.
―¡Creo que tenemos compañía! ―Saqué mi puñal.
En ese momento, Morio arrancó un ataúd en miniatura, lo abrió y tiró a Rodney al suelo.
―Crece, lucha contra ellos, y mantén la boca cerrada. ―Rodney creció a su tamaño completo,
un espectáculo aterrador teniendo en cuenta que era un esqueleto con actitud, y se dirigió
directamente hacia Telazhar.
Sentí algo rozarse a mi lado. Arial estaba aquí; podía sentirla. Ella corrió pasando junto a mí,
dirigiéndose a Telazhar.
Los Tregarts en la pista de baile iban juntándose, junto con los fantasmas. Esto no iba a terminar
bien. Shade se desvaneció en las sombras. No me molesté en buscarlo; no tenía tiempo que perder
viendo lo que iba a hacer.
Ahumado marchó hacia los Tregarts. Se precipitó, con las garras afiladas, un borrón de color
blanco en contra de su negro sombrío. Un zumbido de cadenas pasó por el aire en su contra, que
terminó en gritos confusos mientras tomaba a dos de los demonios, golpeando sus cabezas juntas con
un enorme crujido. La sangre brotó de sus cráneos fracturados, mientras los arrojaba a un lado, con
una sonrisa amplia.
Menolly y Roz se unieron a Ahumado en la pista de baile, mientras Vanzir corría junto a ellos,
alcanzando a Rodney, y eran un borrón de demonio y huesos en su camino a enfrentar al nigromante.
Joder; ¡Vanzir ya no tenía sus poderes demoníacos! Podía hacer que lo mataran. No me importaba un
carajo si Rodney conseguía ser tostado, aunque era útil cuando mantenía la boca cerrada, pero me
gustaba Vanzir y quería verlo salir de esto con vida.
Justo en ese momento, me di la vuelta para ver a Newkirk centrándose en Camille y Morio
mientras Van se centraba en mí. Los vellos de la nuca se me erizaron cuando él soltó una ráfaga.
Antes de que pudiera moverme, el rayo de energía me golpeó y me caí, haciéndome retroceder tres
metros de un golpe. Aterricé sobre mi trasero, patinando incluso más atrás hasta que golpeé la pared.
Sacudiendo la cabeza para despejar el zumbido en mis oídos, me levanté de un salto y sin querer
esperar a su siguiente ataque, corrí hacia adelante, con Lysanthra deseando apuñalar a través de
cualquier carne que pudiera encontrar. Para ser un hombre tan pálido, y blando, Van era
increíblemente poderoso. Las apariencias pueden mentir, y mentir a lo grande.
Él estaba listo para mí, riéndose mientras levantaba su otra mano y una ola de llamas surgió.
Logré agacharme a la izquierda, lejos de la explosión, y mientras lo hacía, giré y me lancé hacia él.
Lysanthra cantaba mientras cortaba a Van en el costado, rasgando su chaqueta y cortando la piel por
debajo.
Van entrecerró los ojos, su nariz se arrugó y se puso pálido.
―Zorra. ―Soltó otro hechizo, y esta vez me golpeó justo en el pecho, derribándome hacia atrás.
Y esta vez, era fuego y yo estaba de repente en llamas de nuevo. Grité cuando una lluvia de bolas de
hielo y niebla me golpeó, extinguiendo las llamas. Ahumado estaba allí. Me hizo poner de pie, me dio
una repasada, y, viendo que estaba todavía en una sola pieza, se dio la vuelta para enfrentar a Van, sus
garras largas y brillantemente filosas.
Me impulsé desde el piso. Mi camisa estaba carbonizada y yo estaba quemada ligeramente, pero
las llamas no habían tenido tiempo de hacer ningún daño real. Gracias a los dioses que había
mantenido corto mi cabello.
Un grito a la izquierda, más cerca de la mesa donde estaban sentados Van y Newkirk, llamó mi
atención. El hombre calvo estaba jugando con el Sello Espíritu y Morio estaba en el suelo, teniendo
espasmos. Camille estaba gritando, sosteniendo su cabeza mientras lentamente caía de rodillas.
Empecé a avanzar en su dirección, pero en el momento siguiente, Shade apareció y le dio un revés al
hombre con tal fuerza que lo tiró sobre la mesa. Cuando se puso de pie, Shade estaba sobre él,
golpeando su rostro. Sea cual fuera el hechizo que estaba diciendo se rompió, pero Camille y Morio
se quedaron abajo. Ahumado miró a Camille y el pánico se apoderó de sus ojos, pero se obligó a
poner su atención de nuevo en Van y agarró al hechicero por el cuello con ambas manos.
En ese momento, hubo una conmoción desde el frente de la pista de baile y una risa áspera
estalló en la sala. Trytian entró, seguido de dos demonios menores; con cuernos en la cabeza y todo.
Se enfrentaron a los Tregarts junto con Roz y Menolly.
Hubo un fuerte grito y un destello iluminó la habitación sobre las cabinas junto a la pared donde
Telazhar había estado sentado. Él se puso de pie, y estaba tratando de hacerle algo a Vanzir y Rodney,
pero sea lo que fuera no parecía estar funcionando. De hecho, Vanzir estaba allí de pie, con la cabeza
echada hacia atrás, absorbiendo la energía. Buenos dioses, ¿había recuperado su capacidad de
alimentarse de la fuerza vital?
Antes de que pudiera entender lo que estaba sucediendo, Telazhar interrumpió su ataque y dio un
paso atrás, haciendo un gesto con las manos. Magia fluyó entre ellos, y luego otro destello y hubo un
vórtice girando en la habitación, y algo estaba saliendo de ella. Oh mierda, ¿qué demonios estaba
pasando ahora?
Todo el mundo se detuvo para volverse y mirar, incluyendo a Newkirk y Shade. Ahumado
mantuvo sus manos fuertemente apretadas alrededor del cuello de Van, y oí un chasquido cuando
algo en la garganta del demonio se rompió. Su cabeza cayó hacia un lado y se desplomó. Ahumado
arrojó su cuerpo a un lado.
Me apresuré a Camille y Morio, que estaban luchando lentamente para ponerse de pie. Agarré el
brazo de Camille y la ayudé a levantarse, y luego me volví para ver a qué demonios nos
enfrentábamos ahora. El portal estaba girando y las runas se iluminaban a los lados, colgando en el
aire como una trampa de ojos.
Camille se quedó sin aliento y se movió hacia adelante, mirando a Telazhar.
―¡No… no puedes! ¡Estás jodidamente loco! ―Cuando fue a correr hacia adelante, Newkirk se
abalanzó y la agarró por la cintura. Él la golpeó sobre la mesa, contra la pared, y luego Ahumado
estuvo sobre él, arrancando su cara con una larga extensión de sus garras. Morio logró sacudirse
fuera del letargo mientras corría hacia Camille. Menolly aprovechó la oportunidad para romper el
cuello de un Tregart cercanos, y ahora ella y Trytian estaban atacando a otro.
Vanzir y Rodney comenzaron a retroceder mientras un ruido venía a través del portal, era el
sonido de trompetas resonando, del crepitar de fuego y los gritos de los condenados.
―Una Puerta Demoníaca. ¡Telazhar creó una Puerta Demoníaca! ―Morio parecía petrificado―.
Qué mierda…
Camille estaba aferrando su muñeca mientras se tambaleaba sobre sus pies. Un bulto
desagradable en su frente iba a doler infernalmente más adelante. Oyó a Morio y, antes de que
pudiera detenerla, fue corriendo de cabeza hacia Telazhar.
Morio se tambaleó tras ella, y yo fui tras él.
Vanzir los miró, luego se movió de nuevo al otro lado del nigromante, mientras que Rodney
abordaba al último Tregart. El golem de hueso agarró las bolas del demonio y las retorció, lo
bastante fuerte para arrancárselas. Un grito agudo resonó en la habitación y el demonio cayó al suelo,
la sangre saturando sus pantalones.
Alcancé a Morio y lo empujé a un lado, luego extendí la mano y tiré de Camille hacia atrás.
Mientras ella luchaba, la empujé hacia Morio.
―Si aún les queda algo de magia, ¡ahora es el momento para utilizarla!
Un trueno, y la sala se llenó de niebla, derramándose desde la Puerta Demoníaca. Trytian estuvo
de repente a mi lado. Me agarró del brazo y tiró.
―Lárgate lejos, no quieres estar en el camino cuando el invitado de honor lo atraviese. ―Me
arrastró fuera del camino cuando un pie con cascos salió de la puerta. Contuve el aliento. Que no sea
Shadow Wing; por favor, ¡no dejes que sea Shadow Wing!
Newkirk se lanzó hacia adelante, la sangre corría por su cabeza. Un ojo estaba aguantando por el
nervio óptico, colgando a un lado de su cara. Él se aferraba a su pecho; reteniendo el Sello Espíritu.
Un destello de luz brilló de este mientras comenzaba a reverberar y Newkirk dejó caer su cabeza
hacia atrás y soltó una risa loca.
La figura emergente de la Puerta Demoníaca era una criatura reptil; tenía tres metros de altura y
se parecía un poco a uno de los Sleestaks de Tierra de los Perdidos, pero su cabeza lucía un adorable
par de tentáculos que cubrían su espalda como rastas locas. Sus ojos eran planos y negro, si es que
era un él. Era bastante difícil de decir. Me pareció ver un pene, pero no estaba mirando con tanto
detalle. Mi atención se centraba en los dientes afilados y las garras que pasaban por las uñas. Él era de
un color verde oliva oscuro, y su mirada se precipitaba de un lado a otro.
Cuatro sombras lo siguieron fuera de la puerta, y yo gemí cuando cuadros comenzaron a volar
en las paredes y girar por el aire. Morio gritó y se agachó cuando una silla pasó por encima de su
cabeza por sí misma.
A mi lado, Trytian dejó escapar un jadeo agudo.
―¡Gulakah! Maldito jodido hijo de puta, ese es Gulakah, ¡el Señor de los Fantasmas! Lárgate de
aquí o estamos muertos. ―Hizo un gesto hacia sus lacayos bloatworgle―. ¡Consigue el Sello!
¡Ahora!
¡Oh, demonios! Trytian estaba haciendo un intento de conseguir el Sello Espíritu. Yo fui hacia
Newkirk, esquivando las criaturas. Era más rápida que ellos, y cuando me detuve frente al Koyanni,
una luz salió disparada del Sello Espíritu, golpeándome como un puño en el estómago. Me tambaleé,
cayendo encima de la mesa más cercana. Los demonios estuvieron enseguida sobre mis talones, pero
ellos también terminaron despatarrados en el suelo. Ahumado y Shade venían desde dos ángulos
diferentes, pero luego Gulakah estuvo de repente delante del Koyanni, moviéndose en un borrón.
Cuando los fantasmas que lo seguían se enredaron con los dragones, Gulakah destripó a Newkirk con
una mano mientras con la otra le arrancaba el Sello Espíritu de su cuello.
―¡No! ―Menolly corrió hacia adelante, pero Trytian la hizo tropezar cuando pasaba, girándose
hacia el Señor de los Fantasmas Enojados en su lugar. Él trató de arrebatar el Sello Espíritu de las
manos de Gulakah, pero uno de los fantasmas se precipitó a través de él y el demonio salió volando a
través del club, aterrizando en un montón contra la pared.
Camille dejó escapar una bola de energía y esta aterrizó en el general demonio, pero rebotó y se
las arregló para derribar a uno de los fantasmas. Gulakah movió su cuello alrededor para mirarla y,
con un gemido, ella gateó hacia atrás, volviéndose para correr en busca de cobertura. En el momento
siguiente, una negra energía se deslizó desde uno de los tentáculos en movimiento que él llamaba
cabello y la golpeó en la espalda, haciendo que cayera despatarrada. Ella gritó, tan fuerte que pensé
que se estaba muriendo, y Ahumado y Morio volaron a su lado.
Menolly y Roz estaban lado a lado, y ambos lanzaron bombas de hielo contra el general
demonio al mismo tiempo, pero simplemente explotaron y destrozaron a otro de sus fantasmas.
Telazhar se dirigía hacia la Puerta Demoníaca, y Gulakah, con el Sello Espíritu en la mano, le
siguió.
―No; ¡no puedes tomar eso! ―Salté hacia adelante, pero en el momento siguiente, los dos
desaparecieron por la puerta, y esta desapareció. Se habían ido, al igual que el Sello Espíritu.
―Mierda. Teníamos razón. Telazhar estuvo trabajando con Shadow Wing todo el tiempo, y
ahora está ayudando a Gulakah. Se llevaron el Sello Espíritu. Shadow Wing tiene dos ahora… no…
―Sólo podía susurrar mientras las ruinas que nos rodeaban comenzaron a entrar en foco.
―¡Camille necesita ayuda! Delilah, ven aquí. ―Ahumado sonaba frenético.
Me arrastré a su lado. Algo negro y parecido a una sanguijuela estaba fijada en su espalda. Había
carcomido a través de la tela.
―Jodida mierda… ¿qué es eso?
Trytian se acercó pisoteando.
―Buen trabajo. Ahora ninguno de nosotros tiene el Sello.
―Vete a la mierda tú y el caballo en el que entraste. ¿Sabes qué mierda está pegada a Camille?
―Lo empujé frente a mí―. Porque si lo sabes, arréglalo.
Él me dio una mirada larga y fría, pero se volvió hacia ella.
―Una sanguijuela maligna. Es necesario congelarlo para sacársela. Y lo haría muy pronto, o va
a excavar a través de su carne y apoderarse de su corazón, y luego ella va a pertenecer al enemigo.
―Y con eso, le hizo una seña a sus secuaces y salieron del club.
Nos sentamos allí, en medio de la carnicería absoluta, mientras Ahumado enviaba una ráfaga de
frío glacial sobre la espalda de Camille. La sanguijuela se soltó y cayó, y Camille gimió. Se dio la
vuelta y se incorporó lentamente, luciendo tan magullada como me sentía. A todos nos habían
golpeado, incluyendo a Menolly.
―Bueno… ―El repentino silencio era ensordecedor y sentí como si alguien tuviera que decir
algo―. ¿Qué hacemos ahora?
―No estoy seguro ―dijo Shade―, pero sea lo que sea, no quiero tomar la decisión aquí, en este
club. Al menos Newkirk está muerto, al igual que Van y Jaycee.
―Sí ―le susurré―. Pero ¿a qué precio?
Camille se levantó, inestable en sus pies.
―Si esa… cosa… que estaba en mi espalda es una indicación de los poderes de Gulakah,
entonces me caga del susto. Porque podía sentirlo comiéndome hasta mi corazón… como si estuviera
plantando semillas del mal dentro de mí. Cuando murió, ellas murieron, pero si hubiera estado
mucho más tiempo, yo habría estado luchando para Shadow Wing.
―Eso es peor que el demonio Karsetii. En lugar de drenar tus poderes, te convierte. Y salió de
una de esas cosas tentáculos en forma de serpiente en su cabeza. ―Me volví a Shade―. ¿Crees que se
ha ido de nuevo a los Sub-Reinos?
―Probablemente para entregar el Sello Espíritu, pero va a regresar. Te lo garantizo. Hemos
perdido esta ronda. Shadow Wing no va dejar que eso pase desapercibido.
Ahumado negó con la cabeza.
―No, no lo hará. Y Shade tiene razón. Puedes estar seguro que Gulakah volverá. Y Telazhar con
él. Están trabajando conjuntamente, eso se ha hecho evidente. ―Miró a su alrededor―. ¿A dónde fue
ese sinvergüenza de Trytian?
―De regreso al Inframundo Demoníaco, probablemente a informarle lo que sucedió a su padre.
Creo que… por mucho que me duela decir esto… vamos a tener que ponernos en contacto con él y
llegar a algún tipo de alianza a largo plazo. Su ejército ha sido diezmado desde que mató a la
mayoría de los Tregarts que lo seguían, pero no podemos dejar a Trytian fuera. ―Camille se estiró,
haciendo una mueca―. ¿Qué pasa con las mujeres en la parte de atrás?
―Les dijimos que se quedaran… hay un montón de cambiaformas que habían sido secuestradas.
Creo que es hora de que destruyamos este lugar. Tenemos que encontrar su arsenal y confiscar todo
lo que podamos. Entonces tenemos que nivelar la pared abajo y cerrar este lugar para siempre.
―¿Volarlo? El edificio está vacío, excepto por el bar. Ha habido una serie de explosiones aquí
esta noche. Podemos endilgarle todo a Van, y Chase puede anunciar que el bombardero loco fue
capturado y asesinado. ―Miré a mi alrededor, preguntándome qué había pasado en este club en los
últimos meses.
―Me parece bien. ―Menolly miró a Ahumado―. ¿Tú y Shade están dispuestos a romper las
vigas?
―Oh, déjame a mí ―dijo Vanzir, con una sonrisa socarrona.
―¿Tú? ¿Tienes dinamita o algo así? ―Lo miré a los ojos. Giraban como era de costumbre, un
grupo de colores innombrables, pero había algo detrás de ellos, algo nuevo.
Él negó con la cabeza.
―No lo necesito. Confía en mí.
Sacamos a las mujeres, llamamos a Sharah para que fuera a recogerlas y revisarlas. También se
llevó el cuerpo de los túneles y le di la cartera y las pertenencias de la chica. Sharah prometió
informar a la familia de Clarah.
Después de explotar varias paredes, encontramos un alijo de armas, incluyendo un número de
pistolas paralizantes mágicas. Limpiamos la barra, entre ellos algunos de los licores de mejor
calidad, y salimos. Vanzir estaba en el arco de la entrada. Levantó las manos al cielo y dejó caer la
cabeza hacia atrás, mirando al techo. Hubo un crujido, luego un gemido, y luego un cambio. Después
de un momento, las paredes de cemento comenzaron a ceder. El techo se movió, y con un chillido,
los puntales de metal cedieron y se inclinaron, rompiendo a través del cemento.
Vanzir sudaba, su cara con una expresión atormentado por el horrible dolor. Tomó una última
respiración profunda y luego, mientras exhalaba, el club comenzó a desmoronarse, implosionando
sobre sí mismo, con vigas crujiendo y todo. A medida que el sonido atronador de la caída de
concreto inundaba el aire, Vanzir se tambaleó hacia atrás y Ahumado lo atrapó antes de que cayera.
Vimos que el club se desintegraba lentamente ante nuestros ojos, y luego… se había ido en una nube
de polvo turbulento.
Capítulo 23
Llamamos a Chase, pidiéndole que se encontrara con nosotros en la sede de FH-CSI. Todo el
mundo necesita ser visto otra vez. Cuando entramos uno detrás del otro, desaliñados y con
moretones, a excepción de Ahumado, quien estaba limpio como la nieve fresca, por supuesto, Chase
se puso de pie, con la boca abierta.
―¿Qué demonios ha pasado?
―No preguntes. Pero las explosiones se acabaron, al menos todas ellas por los últimos tiempos.
Menolly casi fue estacada, Camille tiene más contusiones que un boxeador profesional, y creo que
podría haberme fisurado las costillas de nuevo. También creo que me lastimé el coxis cuando me
estrellé contra la pared. ―Miré a los otros. Todavía no le habíamos preguntado a Vanzir sobre qué
infiernos había sido capaz de hacer. Obviamente, tenía algún nuevo tipo de poder, ¿pero cómo y de
quién?
Morio se frotó el cuello.
―Échame un vistazo también, revisa mi lesión. Creo que estoy bien, pero me golpeé bastante.
Sharah asintió.
―¿Y el resto de ustedes? Dudo si tengo que preguntarle a Ahumado y a Shade. ¿Y tú, Roz?
¿Vanzir? ¿Shamas?
Ellos negaron, en su mayoría simplemente sucios y ensangrentados.
―Esperaremos en la sala de espera ―dijo Shade. Sharah nos llevó a Camille, Morio, y a mí de
regreso a las salas de examen. Ninguno de nosotros estaba en necesidad de hospitalización, pero
Sharah esparció ungüentos y lociones donde lo necesitábamos, y se aseguró de que no hubiese
ninguna secuela residual de la sanguijuela maligna. Después de veinte minutos, fuimos proclamados
en condiciones de ir a casa.
Chase estaba esperando con los chicos. Roz no estaba. Se había ido a casa para asegurarse que
hubiera suficientes personas que custodiaran la casa. Nos reunimos en la sala de conferencias y
examinamos todo lo que había pasado.
―Jaycee y Van están fuera de la foto. Muertos y olvidados. La mayoría de los Tregarts han
desaparecido, también. Newkirk, muerto. Los Koyannis estarán huyendo, ahora que su nuevo líder
está muerto. Ellos no son muy eficaces sin un buen líder, y tengo la sensación, de que después de
haber perdido sus contactos para la Zarza Lobo, no van a estar mostrando mucho sus cabezas por la
zona. Por supuesto, eso es lo que dije la última vez. ―dije mientras escribía notas en un bloc.
―Intercambio de Energía ha desaparecido, y Vanzir destrozó el lugar. ―Camille se volvió hacia
él―. ¿Y cómo diablos hiciste eso? Fuiste despojado de tus poderes.
Agachó la cabeza.
―La Triple Amenaza… cuando Camille estaba en las Tierras del Norte con Iris, ellas
comenzaron a guiarme por una serie de rituales. No sabía por qué, pero la Abuela Coyote me dijo
que tenía que cooperar. Cuando una de las Brujas del Destino te da una orden directa… ―Se detuvo.
Nadie cuestionó ese pedacito de información. Todos saltábamos cuando la Abuela Coyote decía
salten.
―¿Qué hicieron durante los rituales? ―comencé a preguntar, pero Camille me detuvo.
―Él no puede decirte. ―Ella le dio a Vanzir una larga mirada―. Los rituales son asuntos
privados, al igual que mi iniciación. Sabía que estabas estudiando con la Triple Amenaza, pero no
estaba segura de porqué. No le preguntaremos cómo ni por qué, no ahora… pero si tienes otros
poderes, es mejor que nos digas si puedes. Si lo sabes.
Ellos trabaron sus miradas, y luego, con una mirada a Ahumado, Vanzir dio un medio
encogimiento de hombros.
―Siento que algunos de mis poderes anteriores están regresando, pero se sienten… diferentes.
No me siento presionado por alimentarme de nadie ahora, pero me siento como si pudiera extender
la mano y… no sé todavía. Como esta noche, sabía que podía echar abajo el club. Todavía no
entiendo cómo lo hice, pero me sentí como si pudiese estirar las manos, apoderarme de los átomos
que componen las paredes, y sacudirlos para desmoronarse.
―Muy bien ―dijo Ahumado―. Pero mantennos informados. ―Él y Vanzir estaban en
condiciones de volver a hablar, pero tuve la sensación de que Ahumado todavía no confiaba en él.
Vanzir asintió.
―Guarda tu resoplido. Lo prometo. Te lo diré cuando sienta algo nuevo. ―Se deslizó hacia
atrás en su silla, examinando sus uñas.
―Y ahora, para el elefante en la habitación. ―Arrojé el lápiz sobre la mesa―. Tenemos un
nuevo general demonio con quien tratar. Se las arregló para robar uno de los Sellos Espíritu. Todos
sabemos que no se va a quedar en los Sub-Reinos. Él dio un golpe para Shadow Wing aquí, y va a ser
enviado de vuelta para causar más estragos. Y Gulakah… no hay manera de que podamos acabarlo de
forma fácil, sobre todo cuando combina sus poderes con Telazhar.
Menolly descendió flotando desde el techo.
―Él es el Señor de los Fantasmas. Vamos a tener un largo recorrido para deshacernos de él. Por
no hablar del desfile de espíritus fenómenos que lleva con él. Esos fantasmas de mierda que sacó esta
noche eran probablemente los simples matones de la fiesta. No puedo esperar para verlo llamar a los
chicos grandes.
Me froté las sienes. Tenía un endiablado dolor de cabeza.
―No hay nada que podamos hacer sobre eso ahora mismo. Tenemos que estar satisfechos con el
hecho de que derribamos a Van y sus compinches.
Yugi llamó a la puerta, luego se asomó.
Chase, le indicó que entrara.
―¿Qué pasa, Yugi?
―Gambit está muerto. ―Yugi nos miró, con aspecto sombrío.
―¿Qué mierda pasó? ―Chase se levantó de un salto―. Lo teníamos en custodia, iba a ser
sometido a juicio y lo íbamos a encerrar.
Yugi colocó una serie de fotos sobre la mesa.
―Aquí… estas son las impresiones captadas por la cámara de seguridad. Este hombre
simplemente… apareció en el bloque de celdas. Tenemos salvaguardas ahí abajo para evitar la magia,
pero de alguna manera logró entrar. La siguiente captura lo muestra en la celda de Gambit, con ella
aún cerrada, y luego, un borrón, después, Gambit está muerto, y el hombre se había ido.
Miramos las fotos. Trytian.
―Maldición… ¿cómo pudo lograr pasar tus salvaguardas? ―Golpeé mi mano sobre la mesa―.
No lamento la muerte de Gambit, pero, ¿qué va a hacerle esto a los grupos de odio? Ellos lo
martirizarán.
―No, no creo que lo hagan ―dijo Chase. Me entregó la edición vespertina del Seattle News. El
titular de primera página decía: Tres mujeres más informan que Gambit las violó.
―Entonces, ¿realmente era un violador en serie? ―Abrí el periódico. Efectivamente, al parecer
otras tres mujeres habían llegado a la sede durante la noche acusándolo, y afirmando que Gambit las
había violado también. El Seattle Tattler había retirado su apoyo hacia él, básicamente, arrojándolo a
los lobos.
Y Trytian… había aparecido y lo mató.
―No hay manera de atraparlo ―le dije a Chase―. No podemos arrestar a un demonio… estaría
fuera de aquí tan rápido que…
―Sí, lo sé. Procesaré una orden de arresto sobre John Doe, pero este es un caso que
permanecerá sin resolver. Una vez que el ADN llegue, demostrando que era él, el público no va a
llorar la muerte de Gambit. Que se pudra, aunque no puedo decir eso en público. Al menos no hasta
que tenga la prueba de ADN en mis manos. ―Hizo una pausa―. ¿Entonces, dónde nos deja eso?
Sólo quería irme a casa a dormir. Los últimos días habían sido brutales, y habíamos perdido
mucho. Pero también habíamos ganado aliados y apoyo. Y habíamos tomado un vistazo a algunos de
los chicos malos. Y tal vez, sólo tal vez, habíamos empezado un movimiento para sofocar los
crímenes de odio que habían estado construyéndose en la ciudad.
Camille se rió.
―Nos deja… bueno… nos prepararemos para el retorno de Gulakah y Telazhar. Con Gulakah
siendo el Señor de los Fantasmas, y Telazhar un antiguo nigromante, son muy adecuados para
trabajar juntos. Así que… ¿qué sigue?
Me sacudí el cansancio de hueso que se había instalado en mi cuerpo.
―Supuse… le decimos a la reina Asteria que perdimos otro Sello Espíritu. Vamos a encargarnos
de Wilbur cuando salga del hospital para poder devolverle a Martin. Haremos una alianza con
Trytian. Vamos a derribar la pared de abajo que queda en Intercambio de Energía. Ayudaremos a
Marion a reconstruir su cafetería y a que ella y Douglas encuentren una nueva casa. Un simple trabajo
para la mañana.
Resoplando, me puse de pie.
―Al menos tenemos a Van y Jaycee fuera de las calles, fuera de escena. No más de la Zarza
Lobo, al menos por ahora. Y Zach… ―Les conté de Zachary, tan duro como lo fue―. Se ha ido de
nuestras vidas para bien, creo. Pero es su camino. Es lo que necesita hacer. Está corriendo por las
colinas de Otro Mundo ahora, libre y sanado.
Después de una pausa, donde todos nos quedamos mirando a la mesa, Shade agarró mi mano.
―Antes de que nos retiremos, hay una cosa más que tenemos que abordar.
Lo miré, incapaz de pensar con claridad.
―Si hay algo más, he perdido la cuenta de eso.
―Dalila ha olvidado convenientemente que yo le pedí que se casara conmigo. Y ella dijo que sí.
Bueno, dijo que sí a algún día ser mi esposa. ―Él sonrió, y cuando Camille y Menolly aplaudieron,
yo me sonrojé. Mientras todo el mundo estaba hablando a la vez, me acerqué a la ventana, mirando
hacia fuera de la sala de la sede. Chase, se unió a mí.
―Dalila ―dijo en voz baja―. Quiero que sepas… que me alegro por ti. En verdad. ―Me
ofreció su mano y la tomé, apretando los dedos.
―Gracias. Me alegra. Es lo correcto. Shade y yo… nosotros encajamos. Somos una pareja, de
un modo que nunca supe que podía tener.
―Sé que lo son. Puedo verlo. Tengo noticias mías.
―¿De tu árbol genealógico?
Sacudió la cabeza.
―Todavía no estoy listo para hablar de eso. Todo es tan nuevo. No, esto es algo más grande que
eso. Le pregunté a Sharah si podía decírtelo. ―Rozó el suelo con su pies―. Por favor, no les digas a
los demás todavía. No teníamos planeado que sucediera esto. Pero a veces, las cosas…
Lo miré, esperando.
Él se encogió de hombros.
―Sharah está embarazada. Soy el padre. Va a tener al bebé. Más allá de eso, no tengo idea de lo
que el futuro tiene reservado para nosotros. Pero les diremos a tus hermanas en un día más o menos.
Y entonces, antes de que pudiera decir una palabra, Camille y Menolly estaban abrazándome y
discutiendo planes de boda. De repente me encontré llorando. El estrés de los últimos días había
cobrado su precio. Pero eran lágrimas de alegría, así como de tristeza. Tanto había cambiado en tan
poco tiempo. Y tanto siguió cambiando.
Enganchando los brazos con mis hermanas, salimos de la habitación, hacia el estacionamiento,
con los hombres detrás. Chase, levantó la mano cuando nos fuimos, y nuestros ojos se encontraron.
Me sonreía, y yo devolví la sonrisa. Se dirigía hacia la paternidad. Y, aunque siempre sería nuestro
detective, tuve la sensación de que su camino lo estaba guiando a mucho más que eso.
¿Y yo? Yo… yo estaba en camino… ¿quién sabía hacia dónde? Pero Shade estaría a mi lado
donde quiera que fuera. Y un día, cuando yo estuviese lista, me convertiría en su esposa. Ya no creo
en el felices para siempre. Siempre había un "después". Mis anteojos color de rosa habían sido
destrozados, un daño colateral en esta guerra que estábamos luchando. Pero podía creer en feliz por
ahora. Y en general, teniendo en cuenta a lo que nos enfrentábamos, eso era suficiente. Estaba lista
para enfrentar mi futuro. Y nuestras vidas eran condenadamente buenas.

Continuará…
Personajes Principales
La familia D'Artigo
Sephreh ob Tanu: Padre de las hermanas D'Artigo. Fae puro.
Maria D'Artigo: Madre de las hermanas D'Artigo. Humana.
Camille Sepharial te Maria, también conocida como Camille D'Artigo: La hermana mayor; una
Bruja de la Luna. Mitad Fae, mitad humana.
Delilah Maria te Maria, también conocida como Delilah D'Artigo: La hermana del medio; una
weregato.
Arial Lianan te Maria: Gemela de Delilah, quien murió al nacer. Mitad Fae, mitad humana.
Menolly Rosabelle te Maria: También conocida como Menolly D'Artigo: La hermana más
joven; una vampiro y jian-tu: extraordinaria acróbata. Mitad Fae, mitad humana.
Shamas ob Olanda: Primo de las chicas D'Artigo. Fae puro.

Amantes y Amigos Cercanos de las Hermanas D'Artigo

Bruce O'Shea: Esposo de Iris. Leprechaun.


Carter: Líder de la Sociedad Demoníaca Vacana, un grupo que observa y registra las
interacciones de los Demonkin y los humanos a través de las épocas. Carter es mitad demonio y
mitad Titán; su padre era Hyperion, uno de los Titanes Griegos.
Chase Garden Johnson: Detective, director del equipo de Investigación de Escenas del Crimen
Faerie-Humano (FH-CSI). Humano con una pizca de elfo en su pasado lejano, quien ha tomado el
Néctar de la Vida, lo cual extiende su vida útil más allá que cualquier mortal común y ha abierto sus
habilidades psíquicas.
Chrysandra: Camarera del Caminante Bar & Grill. Humana.
Derrick Means: Camarero del Caminante Bar & Grill. Weretejón.
Erin Mathews: Ex presidenta del Club de Observadores de Faes y ex dueña de la Boutique la
Zorra Escarlata. Convertida en una vampiro por Menolly, su creadora, momentos antes de su
muerte. Humana.
Greta: Líder de las Doncellas de la Muerte; tutora de Delilah.
Hanna: Una del pueblo de Los Hombres del Norte. Estuvo cautiva por Hyto durante cinco años y
ayudó a Camille a escapar, volviendo a Earthside con ella.
Iris (Kuusi) O’Shea: Amiga y compañera de las chicas. Sacerdotisa de Undutar. Talon haltija
(Elfa domestica finlandesa).
Lindsey Katharine Cartridge: Directora del Refugio de las Mujeres de la Diosa Verde. Pagana
y bruja. Humana.
Luke: Excamarero del Caminante Bar & Grill. Cambiaformas lobo. Uno de los Caballeros
Keraastar.
Marion Vespa: Cambiaformas coyote; propietaria del Café Supe-Urban.
Morio Kuroyama: Uno de los amantes y maridos de Camille. En esencia, el nieto de la
Abuela Coyote. Youkai-kitsune (traducido rudamente: Zorro demonio japonés).
Neely Reed: Miembro fundadora del TMUP; Todos los Mundos Unidos en la Paz. FBH.
Nerissa Shale: Amante de Menolly. Trabajó para el Departamento de Servicios Sociales y Salud,
(DSSS). Ahora trabaja para Chase Johnson como consejera de los derechos de las víctimas para el
FH-CSI. Werepuma y miembro del Orgullo Puma Rainier.
Roman: Vampiro antiguo; hijo de Blood Wyne, Reina del Velo Carmesí. Consorte oficial de
Menolly en la Nación Vampiro
Rozurial: También conocido como Roz: Mercenario. Amante secundario de Menolly. Incubus,
quien solía ser Fae antes de que Zeus y Hera destruyeran su matrimonio.
Shade: Prometido de Delilah. Parte Stradolan, parte dragón negro (sombra).
Sharah: Doctora elfa; novia de Chase.
Siobhan Morgan: Una de las amigas de las chicas. Selkie (Werefoca); miembro de la Manada de
Focas de la Bahía Puget Sound.
Ahumado: Uno de los amantes y maridos de Camille. Dragón mitad-blanco, mitad-plateado.
Tavah: Guardián del portal en el Caminante Bar & Grill. Vampiro (Fae Puro).
Tim Winthrop: También conocido como Cleo Blanco: Estudiante de computación, genio,
travesti. Humano. Ahora dueño de la Zorra Escarlata.
Trillian: Mercenario. Amante alfa de Camille. Svartan (uno de los Fae Cautivadores).
Trytian: Hijo de un poderoso daemon, enviado a Earthside desde el Inframundo por un grupo
de descontentos demonios, diablos, y daemons que están contra Shadow Wing. Fuera de su propia
agenda del día, no de confianza, pero luchando últimamente contra el mismo enemigo que las
hermanas de D'Artigo.
Vanzir: Esclavo de las hermanas por contrato, por su propia elección. Demonio perseguidor de
sueños que perdió sus poderes y ahora está recuperando nuevos.
Venus, el Niño de la Luna: Ex chaman del Orgullo Puma Rainier. Werepuma. Uno de los
Caballeros Keraastar.
Wade Stevens: Presidente de Vampiros Anónimos. Vampiro (humano).
Zachary Lyonnesse: Ex miembro del Consejo de Ancianos del Orgullo Puma de Rainier.
Werepuma.
Glosario
Unicornio Negro/Bestia Negra: Padre de los unicornios Dahns, un unicornio mágico que
renace como el ave fénix y vive en lo profundo de Darkynwyrd y Thistlewyd. La Madre Cuervo es su
consorte, y él es más una fuerza de la naturaleza que un unicornio.
Calouk: El dialecto común y burdo utilizado por un número de habitantes de Otro Mundo.
La Corte y la Corona: "La Corona" se refiere a la reina de Y'Elestrial. "La Corte" se refiere a la
nobleza y al personal militar que rodean a la reina. "La Corte y La Corona" juntos se refieren a todo
el gobierno de Y'Elestrial.
La Corte de las Tres reinas: La Corte recién aparecida de las tres reinas Faes de Earthside:
Titania, la reina Fae de la Luz y la Mañana; Morgana, la reina mitad-Fae de la Oscuridad y el
Crepúsculo; y Aeval, la reina Fae de las Sombras y la Noche.
Crypto: Una de las razas Cryptozoides. Los Cryptos incluye criaturas de leyenda que no son
técnicamente de las razas Fae: Gárgolas, unicornios, grifos, quimeras, y así sucesivamente. La
mayoría habitan principalmente en Otro Mundo, pero algunos tienen primos en Earthside.
Puerta Demoníaca: Una puerta por la que los demonios pueden ser convocados por un
poderoso hechicero o nigromante.
Dreyerie: La guarida de un dragón.
Earthside: Todo lo que existe del lado de la Tierra de los portales.
Señores Elementales: Los seres elementales; tanto hombres como mujeres; que, junto con las
Brujas del Destino y el Segador, son los únicos verdaderos Inmortales. Son los avatares de diversos
elementos y energías, y habitan en todos los reinos. Ellos hacen su voluntad y no se ocupan de la
humanidad o de los Faes a menos que sean convocados. Si se les pide ayuda, a menudo solicitan
precios altos como recompensa. Los Señores Elementales no tienen que ver con el equilibrio como
las Brujas del Destino.
Elqaneve: La tierra de los Elfos en Otro Mundo.
FBH: Humanos Pura Sangre (por lo general se refiere a los seres humanos de Earthside).
FH-CSI: El equipo de Investigación de Escenas del Crimen Faerie-Humano. La idea original del
detective Chase Johnson, se formó por primera vez como una colaboración entre la Oficina de
Auditoría Interna y el Departamento de Policía de Seattle. Otras unidades FH-CSI se han creado en
todo el país, basado en el prototipo de Seattle. El FH-CSI se encarga tanto de emergencias médicas y
criminales relativas a visitantes de Otro Mundo.
Gran División: Un tiempo de gran agitación cuando los Señores Elementales y algunos
pertenecientes a la Alta Corte de los Faes decidieron escindir o desgarrar los mundos. Hasta entonces,
los Faes existían principalmente en la Tierra, sus vidas y sus mundos se mezclaban con los de los
humanos. La Gran División desgarró todo en dos, ramificando otra dimensión, que se convirtió en
Otro Mundo. En aquel momento, las Cortes Gemelas de los Faes fueron disueltas y sus reinas
despojadas del poder. Esa fue una época durante la cual se formó el Sello Espíritu y se rompió con el
fin de sellar los reinos entre sí. Algunos Faes eligieron quedarse en Earthside, otros se trasladaron al
reino de Otro Mundo, y los demonios fueron; en su mayor parte, sellados en los Reinos
Subterráneos.
Guardia Des'Estar: La milicia de Y'Elestrial.
Brujas del Destino: Las mujeres del destino que mantienen el balance equilibrado. Ni buenas ni
malas, observan el flujo del destino. Cuando los eventos se alejan demasiado del equilibrio,
intervienen y toman medidas, por lo general usando humanos, Faes, Supes y otras criaturas como
peones para encaminar el destino de nuevo en la línea.
Segadores: Los Señores de la muerte; algunos cambiaron de lado y también son Señores
Elementales. Los Segadores, junto con sus seguidores (las Valquirias y las Doncellas de la Muerte,
por ejemplo) cosechan las almas de los muertos.
Haseofon: La morada de las Doncellas de la Muerte, donde se quedan y entrenan.
Tierras Ionyc: Los reinos astrales, etéreos y espirituales, junto con varias otras dimensiones
incorpóreas menos conocidas, forman las Tierras Ionyc. Estos reinos están separados por los Mares
Ionyc, una corriente de energía que evita que las Tierras Ionyc choquen, provocando con ello una
explosión de proporciones universales.
Mares Ionyc: La corriente de energía que separa las Tierras Ionyc. Ciertas criaturas,
especialmente las relacionadas con las energías elementales del hielo, la nieve y el viento, pueden
viajar a través de los Mares Ionyc sin protección.
Koyanni: Los cambiaformas coyotes que eligieron el mal camino, alejándose del Gran Coyote;
seguidores de Nukpana.
Melosealfôr: Un raro dialecto Crypto aprendido por Cryptos poderosos y todas las Brujas de la
Luna.
El Néctar de la Vida: Un elixir que puede extender la vida de los seres humanos casi hasta la
duración de la vida de un Fae. Muy apreciada y utilizada con cautela. Puede enloquecer a alguien si él
o ella, no tiene la capacidad emocional para manejar los cambios efectuados.
AIO: La Agencia de Inteligencia de Otro Mundo; el "cerebro" detrás de la Guardia Des'Estar.
Otro Mundo/OM: El término humano de "Naciones Unidas" de la Tierra Faerie. Una dimensión
aparte de la nuestra, que contiene criaturas de leyenda y sabiduría tradicional, las vías a los dioses y
varios otros lugares, como el Olympus. El nombre real de Otro Mundo varía entre los diferentes
dialectos de las muchas razas de Cryptos y Faes.
Portal, Portales: Las puertas interdimensionales que conectan los diferentes reinos. Algunos
fueron creados durante la Gran División; otros se abren al azar.
Corte de los Seelie: La Corte Fae de Earthside de la Luz y el Verano, disuelta durante la Gran
División. Titania fue la reina Seelie.
Estatuas del Alma: En Otro Mundo, pequeñas estatuillas creadas para los Faes de ciertas razas y
mágicamente vinculadas con el bebé. Estas figuras residen en capillas de la familia y cuando uno de
los Fae muere, su estatua del alma se destroza. En el caso de Menolly, cuando volvió a nacer como un
vampiro, su estatua del alma se volvió a formar, aunque retorcida. Si un miembro de la familia
desaparece, su familia siempre puede saber si su ser querido está vivo o muerto si tienen acceso a la
estatua del alma.
Sellos Espíritu: Un artefacto de cristal mágico, el Sello Espíritu fue creado durante la Gran
División. Cuando se sellaron los portales, el Sello Espíritu se dividió en nueve gemas y cada pieza se
le dio a un Señor o Señora Elemental. Cada una de estas gemas tiene diferentes poderes. Incluso
poseer uno de los Sellos Espíritu puede permitir que el portador debilite los portales que dividen a
Otro Mundo, Earthside y los Reinos Subterráneos. Si todos los sellos vuelven a unificarse de nuevo,
entonces todos los portales se abrirán.
Stradolan: Un ser que puede caminar entre los mundos, que puede caminar a través de las
sombras, usándolas como método de transporte.
Supe/Supes: Abreviatura de Sobrenaturales. Se refiere a los seres sobrenaturales de Earthside
que no son de naturaleza Fae. Se refiere a los cambiantes, especialmente.
Talamh Lonrach Oll: El nombre para la Nación Fae Soberana de Earthside.
Triple Amenaza: El apodo de Camille para las recién ascendidas tres reinas Faes de Earthside.
Corte Unseelie: La Corte Fae de Earthside de las Sombras y el Invierno, se disolvió durante la
Gran División. Aeval era la reina Oscura.
VA/Vampiros Anónimos: El grupo de Earthside iniciado por Wade Stevens, un vampiro que era
un psiquiatra cuando vivía. El grupo se centra en ayudar a los vampiros recién nacidos a adaptarse a
su nuevo estado de existencia, y para alentar a los vampiros a que eviten lastimar a los inocentes tanto
como sea posible. El VA está compitiendo por el control. Su objetivo es gobernar a los vampiros de
los Estados Unidos y crear una agencia de vigilancia interna.
Espejo Susurro: Un dispositivo mágico de comunicación que une Otro Mundo y la Tierra.
Piensen en un videoteléfono mágico.
Y'Eírialiastar: El nombre Sidhe/Fae de Otro Mundo.
Y'Elestrial: La ciudad-estado en Otro Mundo donde nacieron y se criaron las chicas D'Artigo.
Una ciudad Fae, recientemente envuelta en una guerra civil entre la tiránica y enloquecida reina
drogadicta llamada Lethesanar y su hermana más sensata Tanaquar, quien logró reclamar el trono
para sí misma. La guerra civil ha terminado y Tanaquar está restaurando el orden en su tierra.
Youkai: Libremente (muy libremente) traducido como espíritu demoníaco/o de naturaleza
demoníaca japonés. A los efectos de estas series, los youkai tienen tres formas: La de los animales, la
forma humana y la forma verdadera del demonio. A diferencia de los demonios de los Reinos
Subterráneos, los youkai no son necesariamente malvados por naturaleza.
Sobre la Autora

Yasmine Galenorn es una novelista estadounidense. Escribe ficción urbana de


fantasía/paranormal. Anteriormente, ha escrito bajo el seudónimo India Ink para su serie Bath and
Body.
Es conocida por su serie Otro Mundo con las Hermanas D'Artigo. También ha escrito dos series
de misterio y ocho libros sobre el paganismo moderno, de los cuales el más popular es Abraza a la
Luna. También ha comenzado una nueva serie, La Corte Índigo, que fue publicada en 2010 y que no
se encuentra en el mismo universo que Otro Mundo.
Continuará escribiendo su serie actual, además de la nueva.
Es una bruja chamánica y ha participado activamente en el Arte desde 1980.
Próximo Libro

Somos las hermanas D'Artigo: Mitad humanas, mitad Faes, ex agentes de la Agencia de
Inteligencia de Otro Mundo. Mi hermana Camille es una bruja buena, que tiene tres esposos sexys. Mi
hermana Delilah es una weregato y una Doncella de la Muerte. ¿Y yo? Soy Menolly, una jian-tu
convertida en vampiro enamorada de una werepuma rematadamente sexy. Por desgracia, la vida se va
a poner muy, muy desagradable...
Nerissa y yo no podemos decidir lo que queremos hacer para nuestra ceremonia de juramento y
discutimos como una vieja pareja casada. Mis hermanas y yo nos dirigimos a Otro Mundo para una
reunión con la reina Asteria. Una vez allí, descubrimos que Shadow Wing ha enviado a Telazhar; un
malvado nigromante, para reiniciar las Guerras Abrasadoras. Y tan pronto como volvemos a casa,
nos encontramos a Gulakah, el Señor de los Fantasmas, emprendiendo una batalla por controlar a los
seres mágicos de Earthside. Atrapados entre dos enemigos terribles en una batalla que abarca los dos
mundos, solamente podemos esperar que estemos a tiempo para detener la aniquilación total.

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http://lasilladellector1.forovenezuela.net
Notas

[←1]
Handfasting : es un término usado para una ceremonia de boda. Los votos matrimoniales pueden ser tomadas por "un año y un
día", "toda la vida", "por toda la eternidad" o "durante el tiempo que dure el amor".
[←2]
KKK: Siglas del Ku Klux Klan.
[←3]
LGBT: Siglas de Lesbiana, Gay, Bisexual, y Transgénero.
[←4]
El estrecho de Pug et (o Puget Sound) es un profundo entrante del océano Pacífico localizado en la costa noroccidental de los
Estados Unidos. Administrativamente, sus aguas y costas pertenecen al estado de Washington.

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