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El origen del Día de Muertos

Una de las tradiciones más importantes de México y que nos da identidad en el mundo es el Día de Muertos.
Cada 1 y 2 de noviembre recordamos a todos nuestros seres amados que ya no están con nosotros de forma
física.

Pero ¿sabes cuál es el origen de esta celebración?

La celebración de los fieles difuntos en México tiene su origen en la época prehispánica. De acuerdo con
los historiadores, los mexicas tenían varios periodos a lo largo del año para celebrar a sus muertos, los más
importantes se realizaban al terminar las cosechas, entre los meses de septiembre y noviembre. La
sociedad azteca creía que la vida continuaba aun en el más allá, por eso consideraba la existencia de cuatro
“destinos” para las personas, según la forma de morir. El arqueólogo Eduardo López Moctezuma les detalla
de la siguiente manera

• El Tonatiuhichan o “casa del sal” era el sitio al que iban los guerreros muertos en batalla, los
capturados para el sacrificio y las mujeres embarazadas.
• El Tlalocan, un tipo de paraíso al que llegaban todos los que morían por el agua.
• El Chichihualcuauhco, un espacio destinado para los bebés muertos, ahí eran amamantados por un
enorme árbol nodriza hasta que “volvieran a nacer”.
• El Mictlan, el reino de les muertos y destino de los personas que fallecían por causas no relacionadas
al agua, la guerra a el parto

Se pensaba que, para llegar a este último sitio, los muertos debían de realizar un largo proceso en el que
eran ayudados por un perro.

Este era el lugar al que iban la mayoría de los muertos. Para arribar al Mictión, el difunto debía esperar
cuatro años, tiempo en el que era devorado por Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra. Completado lo anterior,
se iniciaba un viaje por los nueve niveles del inframundo mexica, explicados en varios códices y por fray
Bernardino de Sahagún de esto forma:

1. Cruzar el rio Apanaayan.


2. Pasar desnudo en el Tepéti Monanamicyon, un lugar
en el que constantemente chocan dos cerros.
3. Enfrentar a una culebra que resguardo un comino.
4. Atravesar el Iztepeti o cerro de navajas
5. Recorrer ocho cimas en las que cae nieve
constantemente llamadas Cehuecayan.
6. Transitar otros ocho caminos en Itzehecayon,
lugar donde el viento corta como navajas.
7. Caminar sobre el Aparhulayo, un canal de aguas
negras en el que habita una temida lagartija llamada
Xochitonal
8. Atravesar otro río, el Chiconchuapan, con la ayuda
de un perro xoloitzcuintle
9. Y finalmente, llegar al Itzmitlanapechcalecon, el
recinto donde moran los dioses de la muerte.

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