Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(abril, 2018)
Uno de los objetivos esenciales que explican la existencia misma del Estado es la
necesidad de garantizar por parte del poder público, dentro del territorio o fuera de
él en casos específicos, la integridad física, familiar y patrimonial de la población.
Como parte de este fin primordial del Estado, el reconocimiento, protección y
promoción de los derechos fundamentales mediante instrumentos e instituciones
que los garanticen, conforma uno de los principales pilares en los que se sustenta
todo sistema constitucional contemporáneo.
Superada la etapa crítica del conflicto político y social y teniendo por supuesto que
los móviles que indujeron en su caso a la comisión de actos delictuosos pudieron
tener un móvil altruista, aunque fuesen en su caso equivocados los medios
puestos en práctica para modificar las injusticias reales o supuestas que dieron pie
a la alteración del orden, es deber del poder público del Estado resarcir las heridas
y encauzar la vida pública hacia una plena normalidad, propiciando el olvido de las
diferencias surgidas, haciendo posible que las personas que pudieron haber
cometido actos presuntamente constitutivos de delitos, se reintegren a la vida
cotidiana en beneficio de su comunidad, su entidad y el país, sin detrimento del
derecho a la reparación del daño de quienes pudiesen haber sido afectados por
tales actos y el compromiso legal de no reincidencia de sus comisores.
Es así que la amnistía concilia partes en pugna para recuperar la armonía social.
El proceso construcción de una paz duradera, a nivel local o nacional, exige la
creación de condiciones que generen confianza en la sociedad, entre las que por
supuesto se encuentra la creación y aplicación de disposiciones jurídicas de
cumplimiento inmediato que hagan propicia la reconciliación y reunificación de los
intereses en pugna y la reivindicación de los derechos de los afectados por ellos,
en un marco de armonía, concordia y respeto compartidos.
En todo caso, la amnistía como acto del poder público del Estado –uno de los
muchos mecanismos que deben intervenir para una paz duradera y constructiva-,
debe contener ciertos elementos indispensables, ente ellos, los más importantes:
a) Ser decretada por razones de orden público para extinguir las acciones
penales y las sanciones impuestas respecto de delitos comunes e infracciones
contravencionales o disciplinarias que se hubiesen cometido con anterioridad;
esto es, delitos no tipificados como graves por el derecho penal vigente; b)
Produce la extinción de todas sus consecuencias represivas, sin individualizar a
los destinatarios del beneficio, quienes no pueden renunciarlo; y, c) una vez
reconocido por una resolución judicial como cosa juzgada, es irrevocable,
pero d) Subsiste la reparación de daños y perjuicios y la responsabilidad
civil, quedando a salvo los derechos de quienes puedan exigirla por haber sido
víctimas de daños a su integridad física o patrimonial, e incluye e) el compromiso
de no reincidencia, esto es, de quienes realizaron tales daños para no volver a
actuar de esa manera.
Ahora bien, en cuanto al Indulto, se trata de una figura jurídica que se ha llegado a
confundir o tomar como sinónimo de la Amnistía, cuando no es así.
Por lo tanto, el indulto tampoco podría ser aplicado para los narcotraficantes, sus
cómplices, coautores o copartícipes, en los términos propuestos, pues tanto en el
indulto como en la amnistía, los delitos de crimen organizado están excluidos del
beneficio del olvido o del perdón.