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La penitencia actos del penitente, a los cuales se concede gran importancia en todas las reflexiones sobre la

La fe católica considera que se trata de un sacramento de curación instituido por Jesucristo, y que penitencia.
quienes se acerquen a él con las debidas disposiciones de conversión, arrepentimiento y reparación En la patrística, el elemento principal era la satisfacción, que borra el pecado. Esta idea se mantuvo
reciben el perdón de Dios por sus pecados cometidos después del bautismo así como también la en el período de la penitencia tarifada: la función del sacerdote consistía precisamente en la
reconciliación con la Iglesia. imposición de la satisfacción, y la confesión era el presupuesto necesario para determinarla
Nombres que recibe el sacramento adecuadamente. En el siglo XI se inicia una fase (por influjo del tratado pseudoagustiniano De vera et
El Catecismo de la Iglesia católica menciona diversos nombres que ha tomado el sacramento de la falsa poenitentia) en la que se atribuye a la confesión como tal la virtud de borrar los pecados.
penitencia. Son los siguientes: Entonces se subrayó la importancia de la contrición. En el intento de distinguir la materia y la forma
Sacramento de conversión, ya que es un signo de la conversión a la que el mismo Jesucristo ha de la penitencia, Hugo de San Caro habla ya de quasi materia, la cual consistiría en la confesión y la
llamado (cf. Lc 15, 18). satisfacción, mientras que la forma sería la absolución y la imposición de una satisfacción.
Sacramento de la confesión, pues una de sus partes principales es la confesión de los pecados Así también lo afirmará Tomás de Aquino, para quien ambas constituyen una unidad moral, el unum
cometidos por el penitente. sacramentum. En cambio, Duns Escoto considera que los actos del penitente son solo un
Sacramento del perdón, pues a través de la absolución sacramental el penitente recibe el perdón de presupuesto indispensable del signo sacramental: no forman parte de él, ni son considerados como
Dios. materia. El sacramento, independientemente de la materia, consiste solo en la sentencia del
Sacramento de la reconciliación, pues junto al perdón de Dios se otorga la reconciliación con Dios sacerdote. Esta concepción fue defendida por la teología franciscana todavía después del Trento,
(cf. 2 Cor 5, 20) y con la Iglesia. que en el canon 4 (DS 1704) designa los tres actos del penitente como quasi materia y como las tres
Sacramento de la alegría. De este modo llamaba san Josemaría a este sacramento ya que, a través partes del sacramento de la penitencia.
de él, se recupera la paz y el gozo que lleva consigo la amistad con Dios. Ministro
Toma también el nombre de penitencia porque esta es la última parte del camino de conversión El obispo solía presidir únicamente la penitencia pública, pues desde que se generalizó la penitencia
que, según la teología del sacramento, realiza el penitente para recibir el perdón de sus pecados. privada y reiterable el ministro fue el sacerdote. En caso de necesidad incluso el diácono escuchaba
Base teológica confesiones; más aún, las recibían los laicos, lo cual fue un gesto altamente considerado entre los
a tradición de la Iglesia toma normalmente la afirmación de los apóstoles de Jesús, según la cual este siglos VIII y XIV. Esto se explica porque para los primeros escolásticos el sacramento se concentraba
les había dado poder para perdonar los pecados en nombre de Dios. Los sucesores de los apóstoles en los actos del penitente, sobre todo en la confesión; de ahí que, a falta de sacerdote, los cristianos
escribieron que estos les habían transmitido dicha facultad —entre otras—. Como mayor referencia, eran estimulados por los mismos pastores y teólogos a confesarse con un amigo, con un compañero
se lee en el Evangelio de Juan: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan de viaje o un vecino; muchos teólogos concedieron a esta práctica cierto valor sacramental.
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Juan 20, 23 El mismo Tomás de Aquino lo ve necesario en peligro de muerte y en ausencia del ministro. Fue
Asimismo, reafirma este mandato con un pasaje del Evangelio de Mateo: Pues para que sepáis que Duns Scoto el primero que se opuso a esta tradición, negando a la confesión de los laicos todo valor
el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados dice entonces al paralítico: sacramental y rechazando su obligatoriedad.
«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente La práctica de reservar la absolución de algunos pecados al obispo aparece reflejada ya en un sínodo
temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres. Mateo 9, 6-7 de Londres (1102), tratando un caso de sodomía; luego en el Concilio de Clermont (1130)
La confesión misma también está indicada en la Epístola de Santiago: Confesaos, pues, mutuamente y Lateranense II (1139) se habla de los malos tratos a un clérigo o a un monje como pecados que
vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo requieren la absolución papal.
tiene mucho poder. Santiago 5, 16. Solo Dios perdona los pecados
Además es sabido, por el libro de los Hechos de los Apóstoles, que la confesión de los pecados era De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica solo Dios perdona los pecados a través de
una práctica habitual en la Iglesia primitiva, por lo menos en su forma pública. aquellos (apóstoles y sucesores) a quien les confirió el poder de perdonar pecados. En el párrafo
Según la segunda epístola a los corintios, fue Dios mismo entregó el ministerio de reconciliación: y 1441 del Catecismo se lee: "Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de
todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo, y nos encomendó el ministerio de Dios, dice de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc
la reconciliación. Nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Somos pues embajadores 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados" (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en
de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. Os suplicamos en nombre de Cristo virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo
¡Reconcíliense con Dios! 2 Cor 5:18-20. ejerzan en su nombre".
Materia y forma del sacramento de la penitencia La penitencia consta de cinco etapas:
La escolástica, fundándose en algunas distinciones patrísticas, (como la agustiniana 1- Examen de conciencia
entre elementum y verbum), concibe en sentido aristotélico (cosa que aparece por primera vez en 2- Acto de Contrición
Hugo de San Caro) los “elementos constitutivos” de un sacramento, como materia y forma, como lo 3- Propósito de la enmienda
determinado y lo predominante. Desde el comienzo de la reflexión teológica acerca de la penitencia 4- Confesión auricular al sacerdote
resultó difícil determinar la materia de este sacramento. Se tendía a concretarla también en los 4-bis- La Absolución
5- Cumplir la Penitencia (Acto de Satisfacción)
Examen de conciencia: El examen de conciencia es recordar los pecados que hemos cometido desde
la última confesión bien hecha, para poderlos decir al sacerdote que nos confiesa.
Arrepentimiento o propósito de enmienda: Es tener la intención de no volver a cometer los pecados
que se van a confesar (es decir, tener el propósito de enmienda), en atención a la justicia y
la misericordia de Dios. El arrepentimiento busca sentir interiormente la culpa por los pecados
cometidos, aunque el sentimiento —que es involuntario— en sí no es necesario para hacer una
buena confesión; nada más la voluntad —que es libre— es requerida. El arrepentimiento conlleva el
deseo de reparar el daño hecho por los pecados cometidos.
Contrición: Se llama contrición al arrepentimiento nacido del puro amor a Dios; cuando el
arrepentimiento proviene más bien del miedo a la condenación eterna, se llama atrición. Ambos
tipos de arrepentimiento son válidos para recibir este sacramento.

La confesión: La fase de la confesión consiste en la enumeración verbal de todos los pecados


mortales y veniales a un sacerdote con facultad de absolver. Esta enumeración deberá
ser clara, concisa, concreta y completa.6 Los sacerdotes están obligados a guardar en secreto los
pecados confesados durante esta fase, lo que se conoce como sigilo sacramental o secreto de
arcano. Un sacerdote jamás, bajo ninguna circunstancia, puede romper este secreto. El Código de
Derecho Canónico indica que de ser violado, el sacerdote queda automáticamente excomulgado:
Absolución: El sacerdote con facultad de absolver, después de haber indicado la penitencia, y haber
dado consejos apropiados si le pareciera oportuno o si el penitente mismo lo pide, da la absolución
con esta fórmula:
La satisfacción, también llamada penitencia, es una acción indicada por el sacerdote y llevada a cabo
por el penitente como reparación por sus pecados.
El penitente responde «Amén».

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