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MONOGRAFÍA SARS-COV-2
CURSO: MICROBIOLOGÍA
MESA: 1
AUTORES:
o ALBA SALCEDO, VANESSA
o ARROYO ANGELES, HECTOR
o BARBA ESPINOZA, AMADEO
o BAUTISTA CORDERO, GIANELA
o CARBAJAL RODRIGUEZ, CAMILA
o CHÁVEZ YUPA, JEANPIERRE
o CHUQUIMANGO RODRIGUEZ, MARTHA
o CÓRDOVA NÚÑEZ, CARLOS MANUEL
o ESQUIVEL SAAVEDRA KEVIN EFRAIN
o GARCÍA HURTADO IRENE MELISSA
o GARCÍA LIÑAN DICKMAR
o GÓMEZ DÍAZ ALFREDO SEBASTIAN
PERIODO 2020-10
INTRODUCCIÓN
Los intereses del equipo productor de este proyecto son comunes los cuales son
adquirir información y a la vez informar, procurando otorgar seguridad al lector
acerca de lo investigado hasta ahora sobre el SARS-COV-2, ya que se han
notificado varios casos en los que se cometen delitos o errores de la gente por
una falsa información, provocando la desesperación y el pánico de la población.
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pág. 3
INDICE
INTRODUCCIÓN.................................................................................................................2
MARCO TEÓRICO...............................................................................................................4
1. HISTORIA..............................................................................................................4
2. EPIDEMIOLOGÍA..................................................................................................6
1. FAMILIA CORONAVIRIDAE..................................................................................9
2. SARS-COV-2.........................................................................................................9
3. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS................................................................................19
1. SISTEMA CARDIOVASCULAR...........................................................................23
2. SISTEMA NERVIOSO.........................................................................................25
3. SISTEMA RESPIRATORIO.................................................................................26
4. SISTEMA URINARIO...........................................................................................27
5. SISTEMA DIGESTIVO.........................................................................................28
6. SISTEMA ENDOCRINO......................................................................................29
7. SISTEMA OSTEOMUSCULAR...........................................................................31
CONCLUSIONES...............................................................................................................33
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................................34
ANEXOS............................................................................................................................39
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MARCO TEÓRICO
1. HISTORIA
En los últimos treinta años han aparecido nuevas enfermedades, a las que se
le han denominado “enfermedades emergentes”, ejemplo de ellas son: la
enfermedad de los Legionarios, el SIDA, las enfermedades hemorrágicas
severas como el Ébola, Guanarito, Sabia, Hantavirus, entre otras.¹
El género coronavirus fue descrito por primera vez en 1965 por Tyrrell y Bynoe,
como semejante al virus de la bronquitis de los pollos.²
Se estableció el término coronavirus (por el prefijo corona, que denota dicha
apariencia en las proyecciones estructurales de su superficie) para dar
significado a este nuevo género viral.³
En este siglo se ha descrito por primera vez una nueva enfermedad infecciosa
de origen viral, la que se ha denominado Síndrome Respiratorio Agudo Severo
(SRAS). En noviembre del 2002, un hombre de negocios falleció de una
misteriosa enfermedad respiratoria aguda en la provincia de Guangdong (China
Popular), la cual cuenta con 75 millones de habitantes.
Posteriormente aparecen cientos de casos similares en esta misma provincia,
que fueron causa de numerosas muertes, pero lamentablemente
permanecieron sin notificación científica. Es recién, en febrero del 2003,
cuando los médicos de Hong Kong difunden a la comunidad científica la
existencia de una enfermedad respiratoria desconocida de comportamiento
epidémico en el continente asiático. Un médico procedente de Guangdong, que
presentó este proceso respiratorio febril agudo severo, había estado
hospedado en el noveno piso de un hotel de Hong Kong y doce de otros
huéspedes del mismo piso enfermaron días después. Todos ellos se
convirtieron posteriormente en los casos índices al regresar a Vietnam,
Singapur y Canadá.⁴
El SRAS fue reconocido por primera vez el 26 de febrero de 2003 en Hanoi,
Vietnam. La posterior aparición de casos a Europa y América del Norte
produjeron nuevos brotes en estos países, por ello el 12 de marzo del 2003, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la alerta mundial y bautizó a
pág. 5
esta nueva enfermedad con el nombre de Síndrome Respiratorio Agudo Severo
(“SRAS”), y definió los casos sospechosos y probables.
Se considera que la principal forma de transmisión es la vía aérea. Se ha
detectado más de 100 millones de copias de ARN viral en el esputo de
pacientes en la fase aguda.⁵
Por otro lado, se conoce que el virus puede permanecer en el medio ambiente
alrededor de 3 horas. Se han encontrado también partículas vírales en las
heces de pacientes convalecientes.⁵
En diciembre de 2019 se identificaron en Wuhan (China) una serie de casos de
neumonía originados por un nuevo coronavirus. Este nuevo coronavirus tiene
distintas denominaciones: 2019-nCoV según la OMS y SARS-CoV-2 según el
Comité Internacional de Taxonomía de Virus. La enfermedad que lo causa se
ha denominado 2019-nCoV1. El 7 de enero de 2020, el nuevo coronavirus fue
anunciado oficialmente por las autoridades chinas como el agente causal de
dichas infecciones.⁶
Una incógnita que continúa siendo investigada es el reconocimiento del origen
zoonótico de dicho virus, pero debido a su estrecha similitud con los
coronavirus de murciélago, es probable que estos sean el reservorio primario
del virus, pues con la reaparición de esta nueva clase de coronavirus se
realizaron diversos estudios y se descubrió que el 2019-nCoV es un 96%
idéntico a nivel del genoma a un coronavirus de murciélago; el mismo estudio
reveló que dicho virus pertenece a la especie de SARS-CoV ⁷ es así como se
especula que el SARS-CoV se transmitió a los humanos de animales exóticos
en mercados en el brote de hace 18 años, mientras que el MERS-CoV se
transmitió de los camellos a los humanos.⁸
Los informes documentaron que muchos de los primeros pacientes
identificados tenían como factor común el contacto con un mercado de
mariscos y animales, sin embargo, otros no establecieron contacto con dicho
lugar en ningún momento, lo que evidencia la infección limitada de persona a
persona después de identificar grupos de casos entre familias, así como la
transmisión de pacientes a trabajadores de la salud. ⁹ A su vez, un estudio
publicado recientemente estimó que un 95% de los casos de infecciones por
2019-nCoV en Wuhan presentaron síntomas antes del 12 de enero de
2020¹⁰⁻¹¹, dato que asociado a su período de incubación sugiere una alta
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posibilidad de riesgos de propagación de la enfermedad relacionada con los
viajes.¹²
2. EPIDEMIOLOGÍA
Los principales síntomas asociados a esta virosis son fiebre (83-98%), tos (76-
82%), disnea (31-55%) y dificultad respiratoria (17-29%), entre otros que aún
están en estudio como hallazgos radiográficos en aquellos pacientes quienes
presentaron compromiso grave, presentando alta similitud con la
sintomatología causada por los coronavirus respiratorios del Síndrome
Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV) y del Coronavirus del Síndrome
Respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV). Entre dichos hallazgos se ha
descrito en tomografías de pulmón opacidades en vidrio esmerilado, mixtas con
imágenes de consolidación, agrandamiento vascular en la lesión y
bronquiectasias de tracción. 13
Durante las primeras semanas del año 2020, el mundo evidenció el surgimiento
del COVID-19, cuya letalidad estimada durante los primeros dos meses de su
aparición, oscila entre 2-3%, con un 10% de la población afectada presentando
manifestaciones clínicas graves, estando detrás del SARS-CoV, el cual causó
epidemias en China durante el periodo de 2002-2003 y el MERS-CoV, que
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afectó a Arabia Saudita y países vecinos en el periodo entre 2012-2013, y
continúa hasta la actualidad generando casos en humanos. Dichos síndromes
alcanzaron mortalidades cercanas al 10% y 37% respectivamente. 13
pág. 8
infecciosas, quienes revisan cada reporte, para posteriormente actualizar la
plataforma. 13
Es importante recalcar que el mayor número de casos para una ciudad persiste
en la provincia de Hubei (casi 68 mil casos), sin embargo, con el pasar de las
semanas, hemos visto como la extensión de la enfermedad ha superado
fronteras geográficas y se empiezan a notificar casos en distintas regiones del
mundo, por lo cual, la proporción de casos en China, incluso, comienza a
disminuir. 13
pág. 9
CAPÍTULO 2: MICROBIOLOGÍA DE LOS CORONAVIRUS
1. FAMILIA CORONAVIRIDAE
2. SARS-COV-2
El coronavirus ha recibido el nombre de SARSCoV-2 por parecerse, en su
información genética, al virus que causó la epidemia del Síndrome
Respiratorio Agudo Grave (SARS de su definición en inglés) en 2003. El
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SARS-CoV-2 es un beta coronavirus, de la familia Orthocoronaviridae
caracterizado por tener una cubierta lipídica en la que sobresalen unas
proteínas que le dan la apariencia de tener una corona.16
Al igual que el virus de la gripe, que pertenece a la familia
Orthomyxoviridae, el SARS-CoV-2 es un virus de ARN. Es decir, el
genoma de ambos virus está formado por una cadena de ARN. La
diferencia entre ambos está en que el SARS-CoV-2 presenta un genoma
de ARN positivo mientras que el de la gripe es de ARN negativo. Eso que
puede parecer algo testimonial, hace que el SARSCoV-2 pueda comenzar
a producir proteínas víricas rápidamente una vez entra en las células
mientras que el de la gripe necesita copiar su genoma para poder hacer
esa función. Hay un paso más que hace al virus de la gripe diferente, tal
vez menos peligrosa.16-17
La estructura del SARS-CoV-2 es muy simple, una cubierta en forma de
bicapa lipíca igual a la que presenta cualquier célula en la que se
concentran esencialmente dos proteínas, la proteína S que utiliza el virus
para entrar en las células humanas uniéndose a una proteína muy
abundante en el epitelio respiratorio, digestivo y el endotelio vascular o
cardiaco como es la ACE-2. La ACE-2 es una proteína esencial para el
funcionamiento de órganos como el respiratorio o el corazón ya que
procesa un factor esencial para mantener el control de la presión arterial y
el funcionamiento de los vasos sanguíneos, por lo que la capacidad de
infección del virus es muy alta. La otra proteína de la cubierta es la proteína
E, una proteína anclada a la membrana que interviene en múltiples
actividades para la formación del virus como son el ensamblaje, la
formación de la envuelta y en la infección de otras células.16-17
Como en todos los coronavirus, en el interior de la envuelta se encuentra el
genoma que consiste en una única hebra de ARN en secuencia positiva, es
decir, listo para ser leído por los ribosomas de las células para la
fabricación de proteínas. Además, este ARN está unido a una proteína
llamada Proteína N que formará la nucleocápsida que protege al ARN de
su identificación por el sistema inmunitario y a una proteína que controla su
replicación llamada nsps.16-17
pág. 11
Como todos los virus, el SARS-CoV-2 introduce su material genético dentro
de la célula y utiliza la maquinaria celular para generar sus propias
proteínas y posteriormente replicar su material genético generando
decenas a centenares de nuevos virus que acaban matando la célula y
saliendo al exterior.17
Dos tercios del ARN viral, ubicados principalmente en el marco de lectura
abierto 1a/1b (ORF 1a/1b, por sus siglas en inglés), codifican 16 proteínas
no estructuradas, que interfieren con la respuesta inmune innata del
hospedero. La parte restante del genoma del virus codifica cuatro proteínas
estructurales esenciales, incluida la glicoproteína espiga (S, de su término
original en inglés Spike), responsable de la unión y fusión del virus con las
membranas celulares; la proteína de membrana (M), responsable del
transporte transmembrana de nutrientes, liberación de la partícula viral y
eventual formación de su envoltura; las proteínas de nucleocápside (N) y
las proteínas de envoltura (E).16-17
La enzima convertidora de angiotensina 2 pertenece a la familia de ACE de
dipeptidil carboxidipeptidasas, ACE1 y ACE2 tienen actividades tróficas
diferentes. Existen dos formas de ACE2, una transmembrana y otra
soluble, la primera de ellas es una proteína transmembrana con un dominio
extracelular que sirve como receptor para la proteína S. Estudios en
modelos murinos y humanos tratados con inhibidores de la enzima
convertidora de angiotensina (iECAS) y ARA 2 (antagonistas de receptor
de angiotensina 2) han demostrado la sobreexpresión de ACE2
transmembrana y soluble, que pueden hacerlos más susceptibles a la
infección por coronavirus, esto debido a que la unión de SARSCoV-2 a la
ACE2 atenúa la actividad residual (antiinflamatoria, vasodilatadora y
antioxidante) y permite la sobreexpresión de ACE1 y angiotensina 2 con
acciones finales sobre su receptor, principalmente proinflamatorias,
vasoconstrictoras y oxidantes, mecanismos que explican parte de la lesión
pulmonar observada en los individuos afectados.16-17
pág. 12
PROTEÍNAS VIRALES:
1. Proteína S:
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dominios, ambos capaces de reconocer el RNA viral. Además, se ha
reportado que N se une a nsp3 (proteína no estructural 3) para dirigir
el genoma al complejo de replicación y transcripción así como el
empaquetado de la nucelocápside. También funciona como
antagonista del interferón y un represor de RNA de interferencia
codificado por el virus. Otra importante función es su asociación con
otra proteína estructural: M. 17 (FIGURA 2)
3. Proteína de envoltura, E.
4. Proteína de membrana, M
pág. 14
5. Proteínas no estructurales y accesorias.
Los coronavirus entran a la célula blanco por medio del contacto con
receptores celulares específicos. La interacción entre la proteína S y un
receptor ubicado en la membrana celular dispara el proceso de entrada
al citoplasma celular. El receptor para el virus SARS-CoV es la proteína
ACE2. Esta molécula es una proteína ubicada en la membrana celular
con actividad carboxipeptidasa e involucrada en la regulación de la
presión sanguínea y la función cardíaca. La ACE2 cliva la angiotensina
1 en angiotensina 2, molécula que produce vasoconstricción y aumento
de la presión arterial. La angiotensina 2 estimula en las glándulas
suprarrenales la secreción de aldosterona, cuya función es la
reabsorción del sodio y el agua y la eliminación del potasio, a nivel
renal, produciendo el aumento de la presión arterial. En humanos se
expresa en células epiteliales de pulmón e intestino delgado los cuales
son los blancos primarios de SARS-CoV. Estudios estructurales han
demostrado que la mutación de solo 2 residuos aminoacídicos en una
proteína permitió el salto de especie (de la civeta asiática al humano).
Recientemente se ha demostrado que esta proteína también funciona
pág. 15
como receptor para el nuevo SARS-CoV-2. Un estudio sugiere que
variantes genéticas de la proteína ACE2 en las distintas etnias
poblacionales podrían presentar distintos niveles de afinidad y
reconocimiento con SARSCoV-2; y así explicar la severidad de la
enfermedad en los distintos continentes.16-17 (FIGURA 3)
Luego del reconocimiento del receptor, los coronavirus ingresan al
citoplasma por endocitosis y fusión con vesículas ácidas que permiten
la liberación de la nucleocápside. Alternativamente estos virus pueden
fusionarse directamente con la membrana plasmática por un
mecanismo dependiente de una proteasa celular quien cliva a la
proteína S del virus y permite exponer su péptido fusión.17
Una vez liberada la nucleocápside al citoplasma comienza la traducción
y expresión del gen de replicasa viral. Por un mecanismo intrincado de
desplazamiento de ribosomas celulares se traducen dos polipéptidos
definidos pp1a (440–500 kDa) y pp1ab (740– 810 kDa) de diferente
longitud. A partir de estos, y por un proceso autoproteolítico, se
expresan las proteínas no estructurales (designadas nsp1 a nsp16)
necesarias para formar el complejo replicasa-transcriptasa (RTC) y
completar un ciclo de infección exitoso.17 (FIGURA 3)
Río abajo del gen de la replicasa se encuentran los genes estructurales
S, M, E y N; que serán expresados a partir de mRNA subgenómico una
vez que el RTC esté conformado y activo. Las factorías replicativas de
los coronavirus provocan remodelamientos estructurales membranosos
muy complejos en las células infectadas. Extensivas y
morfológicamente diversas redes de vesículas, conectadas con el RE
permiten la compartimentalización del proceso de síntesis viral
protegiéndolo de ribonucleasas y evitando el reconocimiento de la
respuesta inmune innata. 17
Las proteínas estructurales M, S y E son expresadas asociadas al RE
desde donde serán transportadas hacia el sitio de ensamblado y junto
con las nucleocápsides formarán las nuevas partículas virales. Los
coronavirus se ensamblan a través del sistema ERGIC y luego las
partículas maduras son exportadas hacia la membrana plasmática en
el interior de vesículas son secretadas por exocitosis.17
pág. 16
PATOGENIA:
pág. 17
La unión de SARS-CoV-2 a los receptores ECA2 ubicados en la
superficie de las AT2 reviste especial importancia, ya que desencadena
una cascada de inflamación en las vías respiratorias inferiores,
ocasionando un síndrome de dificultad respiratoria aguda. La lesión
característica de este síndrome, el daño alveolar difuso, ha sido
encontrada en la mayoría de pacientes fallecidos por neumonía grave
por COVID-19.
El SARS-CoV-2 no solo obtiene la entrada a las células pulmonares a
través de ECA2. Posteriormente, regula de forma negativa su
expresión en la superficie de estas células, a tal grado que la enzima
se torna incapaz de ejercer efectos protectores sobre los órganos
corporales. La regulación negativa de la expresión de ECA2 en las
células pulmonares, conlleva a la acumulación sin oposición de
angiotensina II y a la activación local del sistema renina-angiotensina-
aldosterona (SRAA). Se ha postulado, pero no probado, que esta
actividad no controlada de angiotensina II puede ser en parte
responsable de la lesión orgánica en COVID-19, conllevando a lesión
pulmonar aguda, remodelación desfavorable del miocardio,
vasoconstricción periférica y permeabilidad vascular aumentada.
Mientras que la activación local del SRAA puede modular las lesiones
pulmonares provocadas por la agresión viral. Recientemente, un
estudio realizado en 2020, reportó manifestaciones neurológicas como
dolor de cabeza, mareos, alteración del conocimiento, ataxia,
enfermedad cerebrovascular aguda, epilepsia, hipogeusia, hiposmia,
hipoxia y neuralgia, en 78 (36.4 %) de 214 pacientes con COVID-19.
Como la pandemia aún está en curso, una descripción detallada de las
manifestaciones neurológicas por COVID-19 surgirá a medida que se
publiquen más estudios. Los mecanismos patogénicos subyacentes a
la invasión del sistema nervioso central aún se desconocen. La ruta
hematógena parece ser la vía más probable para que el SARSCoV-2
llegue al cerebro, pero hay otras rutas hacia el sistema nervioso
central, como a través de la placa cribiforme del hueso etmoides cerca
del bulbo olfatorio. Esta puerta de entrada debe tomarse en cuenta,
sobre todo, en pacientes con COVID-19 que en fase temprana
pág. 18
presenten pérdida del olfato y/o el gusto. No hay que perder de vista
que varios de los signos y síntomas neurológicos, observados en casos
de COVID-19, podrían ser una manifestación de hipoxia, acidosis
respiratoria y/o metabólica, en una etapa avanzada de la enfermedad.
COVID-19 a lo largo de la pandemia se ha caracterizado por presentar
complicaciones como la miocarditis, la enfermedad tromboembólica, la
coagulación intravascular diseminada, la hipercitoquinemia y las
complicaciones renales, además de la enfermedad respiratoria. Los
mecanismos subyacentes de estas comorbilidades aún no se
comprenden completamente 33. Sin embargo, es de hacer notar que
los receptores ACE2 también son expresados ampliamente te en las
células endoteliales de múltiples lechos vasculares y de muchos
órganos. Hallazgos sugieren que la infección por SARS-CoV-2 facilita
la inducción de endotelitis en varios órganos, como consecuencia
directa de la infección viral y/o de la respuesta inflamatoria del
hospedero. La endotelitis por COVID-19 podría explicar la disfunción
microcirculatoria sistémica y sus secuelas clínicas, al cambiar el
equilibrio vascular hacia una mayor vasoconstricción, con una isquemia
orgánica subsecuente, edema tisular y un estado proclive a la
hipercoagulación.17-18 (FIGURA 4)
Hasta el momento se sabe que el virus puede causar síntomas leves
parecidos a la gripe, como fiebre, tos, dificultad para respirar, dolor en
los músculos y fatiga. Los casos más graves desarrollan neumonía
grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y shock séptico
que pueden conducir a la muerte. Las personas con afecciones
crónicas parecen ser más vulnerables a las formas graves de la
enfermedad. Sin embargo, en comparación con el SARS-CoV (10% de
mortalidad) y el MERS-CoV (35% de mortalidad), el SARS-CoV-2
parece ser menos virulento en este punto, con la excepción de los
ancianos y aquellos con afecciones de salud subyacentes. 18
pág. 19
3. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
pág. 20
endobronquial. Particularmente, se han encontrado hallazgos del ARN
viral en muestras de orina y heces. 20
pág. 21
Los genes más comúnmente usados para el diagnóstico de Covid-10
son: GEN E (recomendado por la OMS como screening de primera
línea), GEN RdRp y GEN N (para estudio de confirmación). 21
pág. 22
Estas pruebas diagnósticas no están por completo aceptadas por la
misma baja sensibilidad, pues se pueden obtener resultados positivos
los cuales pueden indicar una infección de SARS-COV-2 pero también
pueden reaccionar contra ciertos antígenos no pertenecientes al
coronavirus dando falsos positivos. El caso es el mismo con resultados
negativos, ya que este no indica necesariamente la ausencia del agente
en el organismo.21
pág. 23
diferentes maneras. Se presenta el cuadro de interpretación según los
resultados obtenidos. 21 (TABLA 1)
1. SISTEMA CARDIOVASCULAR
pág. 24
antihipertensivas, a pesar que estos estudios no fueron restringidos a solo
pacientes con diabetes.
Una interpretación razonable es que no hay evidencia que apoye las
especulaciones que los inhibidores del SRAA incrementen los riesgos del
SARS-COV-2. Tampoco hay evidencia que sugiera que, una vez
infectado, el riesgo de hospitalización por COVID-19, progresión a
complicaciones más severas, o muerte, se incremente con estos
inhibidores del SRAA a comparación de otras drogas antihipertensivas,
22
incluso estudios sugieren que podrían reducir el riesgo de estas.
pág. 25
normalmente provoca resultados de condición crítica y muerte. 23 (TABLA
2)
2. SISTEMA NERVIOSO
3. SISTEMA RESPIRATORIO
El COVID-19 forma parte de la familia de los virus conocida como
Coronaviridae. El nuevo patógeno β-coronavirus del subgénero
Sarbecovirus se denominó inicialmente como el nuevo coronavirus (2019-
nCoV); fue identificado en un brote de neumonía en Wuhan. Los
pacientes desarrollan alteraciones en el sistema respiratorio, pudiendo
llegar a padecer neumonía severa, edema pulmonar o síndrome de
dificultad respiratoria aguda.El SARS-CoV2 entra en las células de los
alveolos (los neumocitos) y utiliza el contenido que hay dentro de ellas
pág. 27
para multiplicarse de forma masiva, hasta matar a la célula en la que se
encuentra. Según los datos disponibles hasta la fecha, cuando entra en
una célula, puede infectarla y liberar entre 10.000 y 100.000 partículas
virales nuevas. Y el procedimiento se repite: entran en las células
cercanas, ampliando la infección. Al multiplicarse, el virus acaba con
estos neumocitos y por eso se dificulta mucho el trabajo que deben
realizar en cada inspiración para que el oxígeno llegue a la sangre y se
reparta a todos los órganos del cuerpo.27
Estos neumocitos tienen gran cantidad de una proteína llamada ACE2,
que es por donde el virus se une para entrar a la célula, lo que facilita su
entrada. Esto se complica en el caso de las personas con hipertensión
arterial, ya que se sabe que estos pacientes tienen en su cuerpo grandes
cantidades de esta proteína, lo que puede aumentar las opciones de que
el virus entre; de ahí que estas personas sean un grupo de riesgo.
La destrucción de los alveolos genera una respuesta de nuestro sistema
de defensa en forma de inflamación. Este proceso natural eficiente nos
permite defendernos de los virus, bacterias y agentes externos. Pero
provoca irritación y aparece la fiebre, uno de los principales síntomas de
la COVID-19. En los casos más leves, puede pasar desapercibida o no
darse síntomas, pero al tener el virus en nuestro organismo, podemos
contagiar a otros; por ello es fundamental quedarse en casa. Y si la
infección se expande en los pulmones, es entonces cuando se origina la
neumonía.
Una vez que el virus entra a los pulmones, se deposita en los alvéolos
dónde nuestras defensas producen una exacerbación inflamatoria rápida,
nivel intersticio y parénquima pulmonar, causando una neumonía aguda
severa que conduce a insuficiencia respiratoria Las áreas afectadas (del
pulmón) no van poder cumplir su función. Si el porcentaje de afectación
es mayor, el paciente va a requerir soporte respiratorio asistido, a través
de un equipo de ventilación mecánica”, dijo por su parte.28
4. SISTEMA URINARIO
La marcada expresión de la enzima convertidora de la angiotensina 2
(ACE2), que actúa como receptor funcional para la entrada del virus a la
pág. 28
célula, en los podocitos y los túbulos proximales renales, sugiere que el
riñón puede ser un importante órgano blanco del Covid-19 y constituye un
factor de riesgo para el desarrollo de la lesión renal. El compromiso del
riñón en la infección del virus Covid-19 es común en los pacientes
hospitalizados y se caracteriza por proteinuria (63%), en ocasiones en el
rango nefrótico (34%), hematuria (20%), y el incremento de los productos
nitrogenados (NU) (27%) y la creatinina (19%), los cuales son unos
hallazgos relativamente frecuentes en la mayoría de los casos de la
infección viral y se han considerado como un factor de riesgo en la
mortalidad.29
En la lesión renal aguda, que se acompaña de severa acidosis metabólica
se origina por el proceso inflamatorio relacionado con la sobreproducción
de citocinas, rabdomiolisis, sepsis y el daño directo del virus sobre las
células de los túbulos renales.29
Los pacientes renales crónicos, en estudios con virus similares al Covid-
19, muestran que son más susceptibles a desarrollar complicaciones
graves por la infección viral tales como neumonías con cuadro de
insuficiencia respiratoria aguda y lesiones renales agudas que pueden
terminar en reemplazo renal permanente en algunos casos. Sin embargo,
un estudio reciente no mostró deterioro en la función renal en pacientes
renales con la infección del virus SARS-CoV-2.30
5. SISTEMA DIGESTIVO
Una parte de los pacientes con COVID-19 sufre manifestaciones
digestivas, como anorexia, diarrea (en un 2-14 %), náuseas (en un 1-5
%)y dolor abdominal. También se han descrito vómitos (predominante en
población pediátrica, se presenta en el 66,7 %) y dolor abdominal.
Aunque no está del todo claro el porqué del tropismo de COVID-19
por el tracto gastrointestinal, se ha demostrado que la enzima
convertidora de angiotensina 2 (ECA2), la cual tiene una alta
expresión en el sistema gastrointestinal, es empleada como receptor
de entrada del virus al enterocito, lo que favorece su replicación a este
nivel. Esto ocasiona mal absorción, desequilibrio en la secreción
intestinal y activación del sistema nervioso entérico, dando como
pág. 29
resultado la presencia de diarrea , parece presentar menos
manifestaciones gastrointestinales en comparación con los otros
coronavirus humanos.31
Respecto a la lesión hepática en pacientes con infección por SARS-
CoV-2, es limitada y su mecanismo no es claro; sin embargo, se han
documentado diferentes grados de alteración del perfil bioquímico
hepático y su asociación con una tasa mayor de mortalidad.
Como se mencionó anteriormente, existe un tropismo de las
glicoproteínas de membrana del SARS-CoV-2 por los receptores de
ECA2, los cuales también se encuentran presentes a nivel de los
conductos biliares; esto podría explicar el patrón colestásico
evidenciado en algunos pacientes.
En la mayoría de los casos de COVID-19, las manifestaciones digestivas
precedían la aparición de las manifestaciones respiratorias o aparecían
conjuntamente con ellas, aunque se han reportado casos de pacientes
cuyos síntomas únicos de la infección fueron los síntomas por parte del
aparato digestivo.32
6. SISTEMA ENDOCRINO
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) parece ser un factor de riesgo para
contraer COVID-19. De hecho, la DM2 y la hipertensión arterial se han
identificado como las comorbilidades más comunes para otras infecciones
por coronavirus, como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y el
síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV). 33
Una vez adquirido COVID-19, la diabetes ha demostrado de forma
consistente ser un factor de riesgo de mal pronóstico. La probabilidad de
desarrollar un cuadro severo e ingresar en las unidades de cuidados
intensivos (UCI) es de más del doble en las personas con diabetes y la
mortalidad descrita es hasta tres veces superior. 34
La existencia de un estado de inflamación crónica en la diabetes, el
deterioro de la respuesta inmunológica y la alteración de la coagulación,
podrían estar entre los mecanismos fisiopatológicos subyacentes que
contribuyen al aumento de la morbimortalidad de la COVID-19 en las
personas con diabetes. Se ha descrito además un posible daño directo al
pág. 30
páncreas por el SARS-CoV-2, que podría empeorar la hiperglucemia, o
incluso inducir la aparición de diabetes transitoria. 34
La hiperglucemia crónica afecta negativamente la función inmune, se
asocia con mayor riesgo de diferentes tipos de infección y mayor
morbimortalidad en pacientes con síndrome respiratorio agudo grave
(SRAS) y la optimización del control glucémico reduce las complicaciones,
incluidas las infecciones.34-35
Pacientes con DM2 e hiperglucemia tienen un estado de inflamación
metabólica que los predispone a una liberación aumentada de citocinas.
Para COVID-19, una tormenta de citoquinas (es decir, niveles muy
elevados de citocinas inflamatorias) se ha implicado con la falla
multiorgánica en pacientes con enfermedad grave. 33
Entonces, la inflamación metabólica comprometerá el sistema inmunitario,
desencadenará una respuesta inmunitaria desregulada, reduciendo la
capacidad del cuerpo para combatir la infección, perjudicando el proceso
de curación y prolongando la recuperación, lo cual resulta en una
patología pulmonar más agravada y prolongada. 33
Por otro lado, el coronavirus SARS-CoV-2 ingresa a las células humanas
a través de la glicoproteína de la punta de la envoltura, que también es
responsable de la transmisión de huésped a huésped. Esta glicoproteína,
que se encuentra en la superficie del virus, se une a la enzima
convertidora de angiotensina 2 (ACE2; ubicada en las células humanas)
para ingresar a la célula. Además, se requiere la serina proteasa celular
TMPRSS2 para cebar la entrada viral a través de ACE24. 33
ACE2 tiene la función de degradar la angiotensina II en angiotensina 1–7
y actúa como un punto regulador clave para el sistema de angiotensina en
el sistema respiratorio. Cuando aumenta la actividad de ACE1 y se inhibe
la ACE2, la angiotensina II intacta actúa a través del receptor de
angiotensina 1 (AT1R) o AT2R para ejercer respuestas proinflamatorias y
estimular la secreción de aldosterona; estos efectos no solo aumentan la
presión arterial y potencialmente causan hipocalemia, sino que también
aumentan la permeabilidad vascular localmente, aumentando el riesgo de
síndrome de dificultad respiratoria. 33
pág. 31
Respecto a la obesidad, existe una falta general de datos sobre el
impacto en COVID -19 pero se asocia al síndrome de apnea del sueño,
así como a la disfunción del surfactante, que puede contribuir a un
escenario peor en el caso de la infección por COVID-19. 35
7. SISTEMA OSTEOMUSCULAR
pág. 32
disfunción mitocondrial y del número de fibras oxidativas que reduce la
capacidad de ejercicio por atrofia muscular. Aún está por investigar si la
expresión de ECAII por el COVID-19 contribuye a la miopatía del musculo
esquelético. 36-37
pág. 33
CONCLUSIONES
pág. 34
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
pág. 35
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pág. 39
ANEXOS
pág. 41
convertidora de angiotensina 2 (ECA-2) en la superficie de la célula diana; (B) La
serina proteasa transmembrana de tipo II (TMPRSS2) se une y escinde el
receptor ECA-2. En el proceso, la proteína espiga S se activa; (C) La proteína
ECA-2 escindida y la proteína espiga S activada facilitan la entrada viral. La
expresión de TMPRSS2 aumenta la captación celular del coronavirus. Modificado
de: Rabi A. SARS-CoV-2 and Coronavirus Disease 2019: What We Know So Far.
Pathogens. 2020; 9(3): 231. DOI: 10.3390/ pathogens9030231.
pág. 42
IgM IgG INTERPRETACIÓN
+ - Infección aguda
pág. 43
TABLA 3. Manifestaciones neurológicas relacionadas a la infección por SARS-
CoV-2.36
pág. 44