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¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y las capacidades

para aplicar dichas conductas que nos ayudan a resolver una situación social de manera

efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está.

Permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo

adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las

conductas de los otros. Así, nos hacen mejorar nuestras relaciones interpersonales,

sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr

nuestros objetivos.

Estos comportamientos son necesarios para interactuar y relacionarse con los demás de

forma efectiva y mutuamente satisfactoria

La comunicación asertiva como habilidad social de relación es una forma de expresión


consciente, mediante la cual se manifiestan las ideas, deseos, opiniones, sentimientos o
derechos de forma congruente, clara, directa, equilibrada, honesta y respetuosa, sin la
intención de herir o perjudicar, y actuando desde una perspectiva de autoconfianza.

Otros estilos de comunicación, como el estilo pasivo, el estilo agresivo, e incluso el


estilo pasivo-agresivo, se fundamentan en ideas erróneas, no aceptan sus limitaciones y
no respetan a los demás o a sí mismos. Además de ser muy poco eficaces.

Así, las personas con un estilo pasivo en su comunicación e interrelaciones sociales se


caracterizan por la sumisión, la pasividad, el acomodamiento, relegando sus propios
intereses, sentimientos, derechos, opiniones y deseos. El estilo agresivo, por el
contrario, se caracteriza por no respetar los derechos, sentimientos e intereses de los
demás, e incluso puede ser ofensivo, provocador o humillante.
La asertividad parte de la premisa de que todos tenemos unos derechos asertivos,
veamos algunos de ellos:

– Derecho a cometer errores y a equivocarnos

– Derecho a aceptar los sentimientos propios o ajenos

– Derecho a tener nuestras propias opiniones, creencias y convencimientos

– Derecho a criticar y protestar por un trato injusto

– Derecho a reprochar el comportamiento de otros

– Derecho a interrumpir y pedir una aclaración

– Derecho a intentar un cambio

– Derecho a pedir ayuda

– Derecho a ignorar a los demás

– Derecho a decir “no”

– Derecho a no responsabilizarnos de los problemas de otros

– Derecho a cambiar lo que no nos resulta satisfactorio

– Derecho a responder, o no hacerlo

– Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta

– Derecho a no justificarnos ante los demás

– Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.

– Derecho a pedir lo que se quiere


A modo ilustrativo veamos un par de Técnicas de comunicación asertiva:
 Técnica del DISCO RAYADO. Muy eficaz para resistir la manipulación y defender
nuestro punto de vista o decisión. Consiste en la repetición tranquila pero constante de
una frase o idea que exprese claramente nuestros objetivos. Nos permite insistir en
nuestros legítimos deseos sin caer en trampas verbales o artimañas manipuladoras del
interlocutor y sin dejarnos desviar del tema que nos importa.
 Técnica del BANCO DE NIEBLA. Consiste en encontrar algún punto de acuerdo con
lo que tu interlocutor está diciendo o demandando, pero sin ceder en nuestro
argumento, puesto que también tenemos motivos para mantenerlo. Se dará un
apariencia de ceder terreno, respetando al otro, pero sin cederlo realmente, ya que en el
fondo se deja claro que no se va a cambiar de postura.

¿Qué son las relaciones interpersonales?


Cuando hablamos de relaciones interpersonales, nos referimos al modo de
vincularse que existe entre dos o más personas, basándose en
emociones, sentimientos, intereses, actividades sociales, etc.

Este tipo de relaciones son la base de la vida en sociedad y se dan de


distinto modo en numerosos contextos cotidianos, como la familia, los amigos,
el entorno laboral, clubes deportivos, matrimonios, y muchas más, siempre y
cuando existe en ellos la posibilidad de que dos o más personas se comuniquen
de manera sostenida.

 Relaciones íntimas o afectivas. Aquellas que persiguen una conexión profunda con
otros individuos, y que básicamente comprenden los distintos grados del afecto. Se trata
de vínculos de enorme confianza y que buscan perdurar en el tiempo, asociados a
sensaciones placenteras y de protección, solidaridad y pertenencia. Tal es el caso del
amor y la amistad, por ejemplo.

 Relaciones superficiales. Aquellas que se manejan en una capa inicial del


conocimiento de los individuos, o sea, en las etapas formales y no muy profundas, ya
sean placenteras o no. Se trata de vínculos pasajeros, no demasiado importantes ni
centrales en la vida emocional del individuo (a diferencia de los íntimos). Es el tipo de
relaciones que forjamos con desconocidos, con personas que sabemos efímeras o con el
compañero de asiento de un avión, a quien nunca volveremos a ver.
 Relaciones circunstanciales. Aquellas relaciones que ahondan en el espectro
intermedio entre lo íntimo y lo superficial, ya que involucran a personas con las que
compartimos a menudo, pero por las cuales no sentimos un apego demasiado profundo.
Este tipo de vínculos puede siempre trascender y hacerse profundos, o mermar hasta
hacerse superficiales. Es lo que ocurre con nuestros compañeros de trabajo, por
ejemplo.
 Relaciones de rivalidad. Aquellas que parten, justamente, de la enemistad, de
la competencia o de emociones más profundas, como el odio. Se trata de vínculos en
general negativos, que movilizan nuestras emociones en mayor o en menor medida,
pero que no valoramos como con nuestras relaciones íntimas, aunque siempre pueden
cambiar de categoría, dependiendo de las circunstancias. En esta categoría están
nuestros rivales y enemigos.

 Relaciones familiares. En esta categoría se encuentran las personas junto a las

cuales nacimos y con las que nos vincula un árbol familiar o genealógico, es decir,

con las que compartimos un vínculo consanguíneo. En muchas de ellas hay también

cierto principio de autoridad, y por ellas podemos llegar a sentir amor o antipatía.

Además, en general podrían ser más o menos profundas o superficiales, pero a

diferencia de las demás, suelen persistir enormemente en el tiempo. Obviamente en

esta categoría el ejemplo ideal son nuestros padres.

Ejemplos de relaciones interpersonales


No es difícil dar ejemplos de relaciones interpersonales: el amor, en su enorme
y variada gama de vínculos, desde los filiales hasta los eróticos, es un tipo
común de relación interpersonal.

También son buenos ejemplos la amistad y el compañerismo, o las


relaciones laborales y sus leyes jerárquicas. Allí donde haya dos personas
interactuando, habrá algún margen de vínculo interpersonal.

Comunicación y relaciones interpersonales


La comunicación es la capacidad para el intercambio efectivo de información.
Por lo tanto, es la base de todo tipo de relación interpersonal. De hecho, para
que surja una relación entre dos o más personas, éstas deben poder
comunicarse, incluso si es para expresarse desagrado.

En ese sentido, la comunicación es una capacidad crucial y determinante en


nuestro modo de establecernos en la sociedad. Es capaz incluso de convertir
vínculos superficiales o conflictivos en amistades profundas, o bien de disolver
nexos que se pensaba permanentes.

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