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Esquema Gadamer
Comprensión: facultad humana que caracteriza su convivencia con los demás y actúa sobre
todo vía lenguaje y diálogo (así: pretensión universal de la hermenéutica).
Individuum est inefabile: barrera infranqueable con la que la lingüisticidad del proceso de
entendimiento entre personas choca misterio último e indescifrable de la persona
individual, autonomía de la expresión lingüística.
Después del romanticismo + influencia del modelo de las ciencias naturales la reflexión
filosófica reduce la generalidad de la experiencia a su forma científica.
Ningún lenguaje conceptual significa un hechizo irremediable para el pensamiento con tal que
el pensador se confíe al lenguaje, entre en diálogo con otros pensantes y con los que piensan
de otro modo: intenta detectar en el diálogo el fenómeno originario del lenguaje
reorientación hermenéutica de la dialéctica (idealismo alemán) hacia el arte del diálogo vivo
(movimiento socrático-platónico). Indaga la estructura hermenéutica en la experiencia del arte
y de la historia.
Obra de arte: producto histórico pero también dice algo por sí misma, su lenguaje nunca se
puede agotar en el concepto // Historia: el ideal de objetividad en su investigación es una
vertiente secundaria, lo propio de la experiencia histórica es un proceso y sólo en la reflexión
nos percatamos de lo que ha sucedido: la historia debe escribirse de nuevo desde cada
presente + la misma experiencia fundamental es válida para la filosofía y su historia (diálogos
en Platón, lo especulativo en filosofía de Hegel, etc) Gadamer intenta establecer el carácter
inconcluso de toda experiencia de sentido y extraer conclusiones en orden a la hermenéutica
partiendo de la idea heideggeriana de la relevancia central de la finitud.
“El ser que puede ser comprendido es lenguaje”: lo que es nunca se puede comprender del
todo: lo mentado en un lenguaje rebasa siempre aquello que expresa; lo que viene al lenguaje
permanece como aquello que debe ser comprendido, aunque es captado o verificado como
algo dimensión hermenéutica en la que el ser “se muestra”.
Ante la amplitud de la comprensión, la circularidad que media entre el sujeto que comprende y
el objeto comprendido debe reclamar para sí una verdadera universalidad: el carácter dialogal
del lenguaje deja atrás el punto de partida de la subjetividad del sujeto lo que se manifiesta
en el lenguaje no es mera fijación de un sentido pretendido, sino un intento en constante
cambio, una tentación reiterada de sumergirse en algo con alguien.
- El lenguaje expone nuestros prejuicios a la duda y al contraste del otro (la mera
presencia del otro ayuda a descubrir y abandonar la propia clausura): en la experiencia
dialogal hay un potencial de alteridad que está más allá de todo consenso en lo común,
no se limita a la esfera de las razones de una y otra parte, cuyo intercambio y
coincidencia pudiera constituir el sentido de todo diálogo.
Le interesa el lenguaje como lenguaje y su esquematización del acceso al mundo como tal:
filosofía del lenguaje como relación entre el pensar y el hablar por un lado hay la semiótica
y la lingüística, y de otro la teoría del conocimiento: ambas corrientes actúan conjuntamente
en la búsqueda de una justificación filosófica del acceso científico al mundo.
Cuando el lenguaje se explicita como tal, aparece como la mediación primaria para el acceso al
mundo: el mito de la autocerteza y el ideal de fundamentación última pierde su credibilidad
ante la prioridad e ineludibilidad del sistema del lenguaje que articula toda conciencia y todo
saber el mundo intermedio del lenguaje aparece frente a las ilusiones de la autoconciencia y
frente a la ingenuidad de un concepto positivista de los hechos como la verdadera dimensión
de la realidad.
Auge del concepto de interpretación: originalmente aparece para la función del traductor, y
después desciframiento de textos de difícil comprensión. La interpretación es lo que ofrece la
mediación nunca perfecta entre hombre y mundo: la única inmediatez y el único dato real es
que comprendeos algo como “algo”. La fundamentación del conocimiento no puede eviar en el
ámbito de las ciencias naturales la consecuencia hermenéutica de que la realidad “dada” es
inseparable de la interpretación.
Sólo interpretando algo se convierte en “hecho” y una observación posee carácter informativo:
la interpretación no es un recurso complementario del conocimiento, sino que constituye la
estructura originaria del “ser-en-el-mundo”.
- En la remisión a lo que hay en el texto, éste aparece como el punto de referencia frente
a la cuestionabilidad, arbitrariedad o pluralidad de posibilidades interpretativas que
apuntan a él.
término cuando algo no encaja bien en la experiencia y siempre que el recurso a la presunta
realidad dada puede orientar para la comprensión // siempre que nos acercamos con una
presunción primaria de sentido a una realidad dada que se resiste a entrar en una expectativa
de sentido, encontramos la referencia al concepto de texto.
Óptica hermenéutica: la comprensión de lo que el texto dice es lo único que interesa (el
funcionamiento del lenguaje es una simple condición previa): el primer presupuesto es que el
texto debe ser legible, la comprensión (tanto de lo dicho como de lo escrito) debe ser posible
[se sobreentiende que se necesita un mínimo calidad “estructural” o “lingüística” para
presuponer la posibilidad de comprensión].
El diálogo tiende más a la recta comprensión que la palabra escrita, pues el primero ofrece la
posibilidad de aclarar o defender en la confrontación lo que se piensa: así se ve afectada la
intención del escritor, éste tendrá en cuenta al destinatario para que le pueda entender
correctamente como el diálogo vivo persigue el acuerdo mediante la afirmación y la réplica
(busca palabras justas y las acompaa de énfasis/gestos), la escritura (que no permite comunicar
al lector la búsqueda y hallazgo de las palabras) debe abrir en el texto mismo un horizonte de
interpretación y comprensión que el lector ha de llenar de contenido.
- La fijación escrita remite siempre a lo dicho originariamente pero debe mirar también
hacia delante.
El texto debe fijar la información originaria de tal manera que su sentido sea comprensible
unívocamente+ la “noticia” debe ser comprendida: a la tarea del escritor corresponde aquí la
tarea del lector, destinatario o intérprete de lograr esa comprensión, de hacer hablar de nuevo
al texto fijado leer y comprender significan restituir la información a su autenticidad
original // La información no es lo que el hablante o el escribiente dijo originariamente, sino lo
que habría querido decir si yo hubiera sido su interlocutor originario (el texto no es un objeto
dado, sino una fase en la realización de un proceso de entendimiento).
Pero en literatura: los textos no desaparecen, sino que se ofrecen a la comprensión con una
pretensión normativa y preceden a toda posible lectura nueva del texto están presentes
únicamente en el acto de regresión a ellos: palabras que realizan el verdadero sentido de
textos desde sí mismas // Un texto literario no es tan sólo la fijación de un discurso hablado, la
interpretación no es un mero recurso para la retransmisión de un enunciado original no
remite a un acto lingüístico originario, sino que prescribe por su parte todas las repeticiones y
actos lingüísticos; ningún lenguaje hablado puede cumplir totalmente la norma que un texto
representa.
Es propio de la calidad de un texto literario respetar este primado del contenido que las
palabras transmiten por sí mismas, pero el “cómo” de lo dicho no se puede imponer (sino es
artificialidad y no “arte” de la palabra), la autenticidad y estilo son relevantes // No basta con
leerlo, es preciso oírlo, siquiera con el oído interior la palabra adquiere autopresencia plena
en el texto literario, pues no se limita a hacer presente lo dicho, sino que se presenta a sí
misma en su realidad sonora (así como el estilo es un factor eficaz para constituir el texto de
calidad sin imponerse como mero estilismo, así también la realidad sonora de las palabras y el
discurso está unida con la comunicación de sentido), y ello es también relevante para el
contenido: tensión entre el sentido del discurso y la autopresentación de su figura.
- Cada palabra que se inserta en la unidad de la frase representa una unidad de sentido
al evocar algo con su significación: al moverse dentro de su propia unidad y no como
mero medio para el presunto sentido discursivo, puede desplegarse la plurivocidad de
su virtualidad expresiva (se habla así de connotaciones que resuenan cuando una
palabra aparece con su significado en un texto literario) // palabra individual como
portadora de su significado y co-portadora del sentido discursivo.
- Tales relaciones sólo se dan porque el conjunto del discurso no se mantiene en pie por
sí solo, sino que el lector/oyente se hace cada vez más oyente, es decir, se trata de un
oír algo que entiende lo oído como sentido de un discurso.
Metáfora: su área propia es la retórica, donde se disfruta la metáfora como metáfora (en la
poesía está ligada al juego de resonancias, sentidos verbales y sentido del discurso; es tan
secundaria como el juego de palabras).
A diferencia de otros textos, el texto literario no se interrumpe con el discurso mediador del
intérprete, sino que se acompaña con su participación constante (presencia – también cuando
se habla de la autopresencia de la palabra – no es sentido metafísico de actualización de “lo
que está ahí dado” o desde el concepto de objetivabilidad; el lenguaje y la escritura no son,
sino que significan, incluso cuando lo significado sólo existe en la palabra manifestada). El
discurso poético sólo se hace efectivo en el acto de hablar o de leer; no existe si no es
comprendido.
- Recitar bien significa transmitir a otro el juego entre significado y sonido, para que el
otro lo renueve y recree para sí y en sí: se recita para el otro, el recitador se dirige al
otro y está relacionado con él dictar y recitar son actos “dialogales” (incluso leer en
voz alta para uno mismo lo es). El experto o artista del recitado hará presente una
figura lingüística global, como el actor debe crear las palabras de su personaje como si
las encontrara en el acto (el recitado debe ser un todo compuesto de sentido y sonido
que “se tiene a pie”): el hablante ideal no puede hacerse presente directamente a sí
mismo, sino únicamente al texto.
Dithley: deja atrás la relación causa-efecto y habla de relación de efectos (sin perjuicio de que
todos ellos tengan sus causas) “estructura”. La comprensión de estructuras presenta una
forma circular.